JUAN XXIII ¿MASÓN? ¿Ángelo Roncalli beato?

7 de febrero de 2021

Extraído de www.catolicosalerta.com.ar

El francmasón Angelo Giuseppe Roncalli (1881-1963).

En 1983 aparecía en Méjico un libro titulado: «Introducción a la Francmasonería». Su autor, Jaime Ayala Ponce no era cualquiera: «Iniciado en el grado 33 del rito escocés, miembro activo del consejo supremo, primer escritor masónico mejicano», se dice en la presentación del libro:

«En 1935, Ángelo Roncalli, arzobispo de Mesembría es delegado apostólico en Turquía. Para él la vida no es fácil. Es la guerra, como otros sacerdotes o religiosos debe llevar las vestimentas de laico. Es precisamente en esta época cuando es invitado a entrar en una sociedad heredera de las enseñanzas rosacruces a la cual Luis Claudio de Saint-Martin, el conde de Saint Germain y el conde de Cagliostro dieron tanta fuerza… Pier Carpi, serio investigador periodístico y detractor de estos tipos de sociedades secretas, paradójicamente debía descubrir durante el curso de sus investigaciones, las pruebas escritas de la afiliación masónica en Turquía de Angelo Roncalli, quien más tarde sería conocido bajo el nombre de Juan XXIII…  Este gran periodista nos relata en su libro el procedimiento de afiliación y describe en detalle el ritual de esta afiliación. Así cuenta que durante una de las sesiones en una logia, Ángelo Roncalli cae en trance místico y es precisamente el momento en que enuncia sus famosas profecías… Todos los que quieran profundizar esta historia y conocer más de estas sociedades, pueden conseguir en cualquier librería la obra «Las profecías de Juan XXIII» de Pier Carpi de ediciones Martínez Roca (España)». (Pier Carpi –él mismo francmasón– «Las profecías del Papa Juan XXIII» –colección «Yo he leído»).

  •    «Franco Bellegrandi (Nichitaroncalli, Editions Eiles, Roma, 1994, p. 176) escribe también que:

«Durante la época del Concilio fue difundida entre los Padres una publicación circunstancial que acusaba de ilegitimidad la elección de Juan XXIII porque había sido querida por la francmasonería e indicaba a Roncalli como perteneciente a esta secta desde los años de su nunciatura en Turquía».

  •    «Oración del papa Juan XXIII publicada en el «Journal de Genève» en su edición del 9 de agosto de 1966, transcrita del italiano al portugués en el «Diario del congreso nacional brasileño», el 4 de marzo de 1971, a pedido del senador Benedito Ferreira:

«Señor y Gran Arquitecto, nos humillamos a tus pies e invocamos tu perdón por nuestro error pasado mientras que estamos en curso de reconocer a nuestros hermanos francmasones como tus fieles de predilección. Hemos luchado siempre contra el libre pensamiento pues no habíamos comprendido que el primer deber de una religión, como lo ha afirmado el Concilio, es el de reconocer incluso el derecho de no creer en Dios. Hemos perseguido a todos aquellos que en tu propia Iglesia, sin por ello alejarse del camino de la Verdad, se inscribieron en las Logias, ignorando todas las injurias y amenazas.

Sin reflexionar, habíamos creído que un signo de la cruz era superior a los tres puntos que forman una pirámide. Por todo ello te pedimos perdón, Señor, y te pedimos nos hagas comprender que un compás sobre un nuevo altar puede significar tanto como nuestros viejos crucifijos. Amén (Revista Medio Día en Punto, marzo-abril 1978)».

(«Sous la Bannière» nº 22, marzo-abril 1989 pp. 23-24).

  •    «En el libro del Padre paulino Rosario Esposito «Las grandes concordancias entre la Iglesia y la masonería» leemos el texto de una entrevista concedida por el barón Yves Marsaudon, grado 33, el más elevado del Rito Escocés Antiguo y Aceptado, en su libro «El ecumenismo visto por un Francmasón de Tradición». Citamos aquí abajo algunos extractos de esta entrevista otorgada a André Faucher y publicada en el periódico «Le Juvénal» del 25-9-1964:

Marsaudon: «Yo estuve muy ligado a Mons. Roncalli, nuncio apostólico en París. Él me recibió varias veces en la Nunciatura y en diversas ocasiones vino a mi domicilio de Bellevue en Seine-et-Oise. Cuando yo fui nombrado ministro de la Orden de Malta, le manifesté al Nuncio mis perplejidades a causa de mi pertenencia a la masonería. Mons. Roncalli me aconsejó formalmente que permaneciera en la masonería«.

-«¿Lo ha recibido a usted luego de su elevación a la tiara?»

Marsaudon: «Sí, me recibió en Castelgandolfo en mi calidad de ministro emérito de la Orden de Malta, y me dio su bendición renovándome su aliento para una obra de acercamiento entre las Iglesias, como también entre la Iglesia y la masonería de Tradición«».

(Doctor Carlo Alberto Agnoli, La francmasonería y el concilio, Congreso Sì Sì No No 1996).

Un cardenal iniciado en una Logia es excomulgado ipso facto por el derecho canónico en vigor (canon 2335). Un prelado francmasón no puede convertirse en jefe de una Iglesia de la cual ya no forma parte. El que el jefe de la iglesia conciliar declare «beato» a un Hermano que ha prestado grandes servicios a la Secta, es totalmente comprensible. La francmasonería en Francia ha sabido también probar su reconocimiento bautizando un bulevar, en muchas grandes ciudades, con el nombre del traidor.

«LE BASTION DE SAINT MAURICE», 35360 Montauban de Bretagne, Francia

nº 6, setiembre 2000, p. 3.

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