¿DE QUÉ HABLARON CAÍN Y ABEL? [1]
DE SI EL MUNDO FUE CREADO POR AMOR O NO…
En (Génesis 4, 7-8), Caín ha sacado a Abel al campo para hablarle a solas y le dice:
– CAÍN – “Veo yo, que el mundo no fue creado por amor ni es gobernado según el fruto de las obras buenas y que hay acepción de personas en el juicio (del Creador). ¿Por qué tu ofrenda ha sido aceptada con beneplácito y mi ofrenda no?»
– ABEL respondió diciendo a Caín: «Yo veo que el mundo ha sido creado por amor y que es dirigido según el fruto de las obras buenas y por cuanto mis obras fueron mejores que las tuyas, mi ofrenda fue aceptada con beneplácito”
– RESPONDIO CAÍN a Abel diciendo: “No existe juicio y no existe juez y no hay otro mundo y no hay recompensa para los justos y no hay castigos de los malvados”.
– ABEL replicó a Caín diciendo: «Hay juicio y hay juez y hay otro mundo y hay concesión de recompensa para los justos y hay castigo de los malvados en el mundo venidero.
Sobre tal tema estaban disputando en campo abierto, cuando se levantó Caín contra su hermano Abel y lo mató” [Tomado de: Targum Neofiti I: Genesis 4,8]
LA ANTIGUA FUENTE DE ESTE DIÁLOGO
El targum Neofiti, es una traducción del texto hebreo De Génesis 4, 8. Es la traducción que se brindaba en las Sinagogas de Galilea tras la lectura del texto hebreo, en atención al pueblo sencillo que ya no entendía hebreo. La pudieron oir la Sagrada familia en Nazaret o los Apóstoles en Betsaida y Cafarnaúm.
Ya no existe el texto hebreo del que se hizo esta traducción. El traductor no se permitiría así no más ser infiel a lo que traducía. El texto hebreo del que disponemos hoy ya no presenta este diálogo que estoy ofreciendo ahora.
REFLEXIONES
1) El Génesis no pretende tanto enseñarnos cómo fué sacado el mundo de la nada, sino que fue hecho por amor y como expresión de Amor. El Creador no es, como dicen los cainitas, El Supremo Arquitecto. Es, como dicen los abelitas, El Padre que hospeda a sus hijos por amor.
2) Abel fue ingenuo y cometió varios errores:
a) Creyó que se podía ser sincero y hablar con un perverso. Sostener la verdad y que eso se podía hacer a solas, sin testigos
c) Desde entonces la humanidad se divide entre Cainitas y Abelitas. Serpientes y palomas.
d) El Señor aconseja ser mansos como las palomas (Mateo.10, 16) pero a la vez sagaces como Él lo es con la serpiente astuta (Salmo 17, 26-27).
e) No puede dar frutos buenos el árbol malo (Mateo 7, 18-20).
f) Misericordia (externa) con el perverso es insensatez. Sólo se le puede ayudar con oración y penitencia en ruego de la gracia de su conversón. Únicamente así. Sólo Dios, y María, pueden concederlo.
BIBLIOGRAFÍA
El «Targum Neophyti I», que contiene todo el Pentateuco fue publicado en cinco tomos por el P. Alejandro Díez Macho en colección del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Madrid-Barcelona 1968-1978. Tomo I. Véase también, del mismo autor: «El Targum. Introducción a las traducciones arameas de la Biblia» en la misma editorial 1972.
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¿POR QUÉ NO FUE GRATA AL SEÑOR LA OFRENDA DE CAÍN? [2]
PORQUE CAÍN NO BUSCABA CON SU OFRENDA SIMPLEMENTE AGRADECER Y GRATIFICAR A DIOS COMO ERA LA INTENCIÓN DE ABEL
Este relato pone de relieve las consecuencias de considerar el mundo como obra del amor, o de negar que tenga que ver con el amor como motivo y razón de ser.
Lo traigo a colación porque, como se verá, tiene relación directa con el misterio del cainismo y del abelismo en la historia humana. La humanidad – nos enseña el pasaje bíblico – se divide en cainitas y abelitas.
«Amor sólo con amor se paga«
Si Caín niega que el mundo sea obra de amor de Dios, no puede amar a Dios. (Véase la entrada [1]). Pero tampoco puede agradar a Dios con ninguna ofrenda ya que no puede ofecer nada grato a Dios que no vaya salado con la sal de la Alianza (Levítico 2,13). La Alianza es un pacto de amor y lo que le da el sabor que agrada es el amor con el que se sella.
Para Caín Dios es el Supremo Arquitecto. No convive con el hombre en la creación ni, menos, puede ser el Padre.
Ni las buenas o malas obras del ser humano le afectan ni para bien ni para mal. Tampoco le afectan la indiferencia, la ingratitud, la tibieza ni siquiera el odio mismo.
En el texto del Génesis que relata el diálogo de Caín y Abel que se lee actualmente, este relato ha desaparecido. Sólo se conserva en la traducción aramea de los tiempos de Jesucristo.
También en (Génesis 1, 2) según el actual texto masorético, ha desaparecido el carácter amoroso que tiene el Espíritu de Dios que inspira la obra creadora y sobrevuela las aguas. En la traducción aramea, por el contrario, se lee que «un Espíritu de amor de delante de YYY soplaba sobre la faz de las aguas» (Génesis 1, 2). Panim significa superficie pero también rostro de las aguas. Esto sugiere una cierta personificación de este elemento.
La expresión evoca el soplo de Dios sobre la faz o el rostro del ser humano recién amasado de la tierra (Génesis 2,7).
Uno puede preguntarse ¿Por qué razón omitir mencionar el amor divino? ¿Acaso existía en los textos hebreos antiguos y fué censurado después?
Ciertamente ya en el Levítico (masorético) encontramos la tradición de la necesidad del amor en la ofrenda (Lev, 2, 13). O en el primer mandamiento del Decálogo como obligación derivada de la Alianza para el miembro del pueblo elegido. Ya sea que se omitiera intencionalmente o por mero descuido con algo tan importante como es el amor… ¿no es algo hiriente en las relaciones de amor?
Pero agreguemos otra consideración
Si Caín hubiese ofrecido su ofrenda con la intención (amorosa) de agradar a Dios, Caín hubiese sido capaz de alegrarse con el agrado de Dios por la ofrenda amorosa de su hermano.
La acedia de Caín denota que su ofrenda no iba dirigida a complacer a Dios. Fue incapaz de alegrarse con la satisfacción divina por la ofrenda de su hermano Abel.
¿Qué otros móviles pudo tener Caín que no agradaron al Señor? ¿Iba acaso su ofrenca dirigida a «forzar» a Dios, o a «coaccionarlo»? Es decir, ¿dirigida a conseguir algo de Dios, en vez de reconocer lo ya recibido como un don del amor divino?
Ese corazón sin amor a Dios se traiciona en el discurso cainita.
Por el contrario, Dios declara explícitamente: «Amor quiero y no sacrificios» dice el Señor (ki jésed jafátsti welô_závaj: Oseas 6, 6 retomado por Mateo 9, 13). Y es lo que reprocha Jesucristo, el Hijo, a los sacrificios en el Templo de Jerusalén, Casa de su Padre.
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