Sobre la infancia espiritual
Al despertar pasamos a estar en estado de infancia espiritual, y aquellos que no renuncian del mundo y de sus cantos representados en la ciudad infiel, es decir, que no salen de sus tinieblas, llámese Belén o Babilonia, se entra en estado de desierto interior o «tierra», y se termina siendo asaltado y asesinado por Herodes, llámesele Satanás, Kali o tiburón.
«24Así pues, todo el que oye estas palabras mías y las pone en práctica, se asemejará a un varón sensato que ha edificado su casa sobre la roca: 25Las lluvias cayeron, los torrentes vinieron, los vientos soplaron y se arrojaron contra aquella casa, pero ella no cayó, porque estaba fundada sobre la roca. 26Y todo el que oye estas palabras mías y no las pone en práctica, se asemejará a un varón insensato que ha edificado su casa sobre la arena: 27Las lluvias cayeron, los torrentes vinieron, los vientos soplaron y se arrojaron contra aquella casa, y cayó, y su ruina fue grande”.
Analogía con el Tiempo Final
El episodio de la matanza de los niños de Belén, capítulo 2 del Evangelio de San Mateo, entre las varias lecturas que contiene hay dos que nos conciernen de lleno en este Tiempo Final. De la matanza de los Inocentes en el plano físico, en primera instancia, le sigue una segunda lectura en relación a la infancia espiritual de aquellos que quedaron en Belén, ya que el pequeño Jesús abandonó la ciudad a imagen de Noé y Lot, como nos revela de estos dos últimos San Lucas en el capítulo 17 de su Evangelio. La lectura que tiene este episodio de los niños asesinados por Herodes, en el Tiempo Final se traduce en que detrás de una primera instancia que sería la matanza de todos los cristianos en la Gran Tribulación de la Iglesia, le sigue el exterminio (2 Pedro 3, 7) de todos aquellos que estén en estado de infancia espiritual (despiertos en términos espirituales). Es decir, de los que no abandonaron la ciudad, entonces Belén, que traducido al Tiempo presente se trata de Babilonia.
El siguiente villancico es en su interpretación espiritual, el canto por los niños perdidos, los hijos del ángel caído, los que no salieron de la ciudad en tinieblas tras haberla abandonado Jesús.
Incienso porque reconocen que es Dios. Oro, porque reconocen que es Rey de Reyes.
Y mirra, amarga como el odio que trae la muerte.
«Lully, lulla, lullay es un villancico inglés del siglo XVI, conocido como «Coventry Carol» debido a que se interpretaba tradicionalmente en Coventry, Inglaterra, como parte de una obra del misterio de la Natividad, llamada «El desfile de los esquiladores y los sastres». Dentro del desfile, el villancico es cantado por tres mujeres de Belén, que suben al escenario con sus hijos inmediatamente después de que un ángel advierte a José que lleve a su familia a Egipto. La obra sigue la narración del capítulo dos del Evangelio de San Mateo, y hace referencia a la matanza de los Inocentes en la que Herodes ordenó matar a todos los niños varones menores de dos años nacidos en Belén, representando una canción de cuna cantada por las madres de los niños asesinados.
Se desconoce la fecha exacta del texto, aunque hay referencias a la participación de los gremios de Coventry desde 1392 en adelante. El único texto sobreviviente del villancico y el desfile que lo contiene fue editado por Robert Crowe, quien fechó su manuscrito el 14 de marzo de 1534.
Philip Stopford es un compositor inglés, conocido por sus obras a capella para coro. El arreglo para este Coventry Carol fue realizado y estrenado en el año 2008, en la catedral de Belfast. La música compuesta por Stopford transmite con emoción la tragedia del momento que representa (la matanza de los niños ordenada por Herodes), y en este sentido se aleja notablemente del concepto popular tradicional de villancico como canto festivo y alegre.»
LULLY, LULLA, LULLAY
Compositor: PHILIP WJ STOPFORD
Fecha Compositor: 1977
País de origen: Reino Unido
Autor de la letra: Coventry Carol, original del s. XVI
Estilo: Villancicos de Navidad
Época: Contemporánea (s. XX y XXI)
Letra Original:
Lully, lullah, thou little tiny child,
Bye bye, lully, lullay.
Thou little tiny child,
Bye bye, lully, lullay.
O sisters too, how may we do
For to preserve this day
This poor youngling for whom we sing,
«Bye bye, lully, lullay»?
Herod the king, in his raging,
Charged he hath this day
His men of might in his own sight
All young children to slay.
That woe is me, poor child, for thee
And ever mourn and may
For thy parting neither say nor sing,
«Bye bye, lully, lullay.»
Traducción:
Lully, lullah, mi pequeño niño,
Adiós, lully, lullay.
Tú, pequeño niño,
Adiós, lully, lullay.
Oh hermanas, también,
¿cómo podemos hacer para preservar en este día
a este pobre niño para quien cantamos?
Adiós, adiós, ea, ea.
Herodes el Rey, lleno de ira,
ha ordenado en este día
a sus hombres, y bajo su propia mirada,
que maten a todos los niños.
¡Ay de mí!, tú, pobre niño,
Lloraré y lo contaré por siempre,
Pero ahora en la despedida no cantes ni cuentes,
Adiós, adiós,
Ea, ea, ea.