LA SAGRADA BIBLIA
Traducción directa de los originales por
Mons. Juan Straubinger
Con todas sus notas completas según la fiel versión original
Rev. 4

Índice

PRÓLOGO

ANTIGUO TESTAMENTO

EL PENTATEUCO

Génesis · Éxodo · Levítico · Números · Deutoronomio

LIBROS HISTÓRICOS

Josué · Jueces · Rut · I Reyes (1 Samuel) · II Reyes (2 Samuel) · III Reyes (1 Reyes) · IV Reyes (2 Reyes) · I Paralipómenos (1 Crónicas) · II Paralipómenos (2 Crónicas) · Esdras · Nehemías · Tobías · Judit · Ester · 1 Macabeos · 2 Macabeos

LIBROS POÉTICOS Y SAPIENCIALES

Job · Salmos · Proverbios · Eclesiastés · Cantar de los Cantares · Sabiduría · Eclesiástico

LIBROS PROFÉTICOS

Isaías · Jeremías · Lamentaciones · Baruc · Ezequiel · Daniel · Oseas · Joel · Amós · Abdías · Jonás · Miqueas · Nahúm · Habacuc · Sofonías · Ageo · Zacarías · Malaquías

NUEVO TESTAMENTO

SANTOS EVANGELIOS

Mateo · Marcos · Lucas · Juan

HECHOS DE LOS APÓSTOLES

EPÍSTOLAS PAULINAS

Romanos · 1 Corintios · 2 Corintios · Gálatas · Efesios · Filipenses · Colosenses · 1 Tesalonicenses · 2 Tesalonicenses · 1 Timoteo · 2 Timoteo · Tito · Filemón · Hebreos

EPÍSTOLAS CATÓLICAS

Carta de Santiago · Cartas de San Pedro · 1 Pedro · 2 Pedro · Cartas de San Juan · 1 Juan · 2 Juan · 3 Juan · Judas

APOCALIPSIS

I

No sin cierta inquietud presenta el autor una nueva versión de la Biblia, y en vez de congratularse por ello se siente más bien obligado a justificar el esfuerzo intentado, que muchos consideraban imposible.

Casi al acaso comenzó esta edición. Después de haber publicado los cinco tomos de la Biblia Vulgata, el que esto escribe pensaba descansar de sus tareas de publicista. Fue enton­ces cuando una gran editorial argentina, deseando mostrar su adhesión al IV Congreso Eucarístico Nacional, quiso ofrecer al público una traducción directa de los Evangelios según el texto original griego.

Rechazada la demanda por creerla superior a sus fuerzas, hubo al fin de acceder ante la insistencia de los editores.

En septiembre de 1944, prologada por Su Em. el Cardenal Santiago L. Copello, vio la luz la 1ª traducción argentina de los Evangelios. Víctor Rebuffo iluminó el texto con 186 xilografías.

El Cardenal Primado, en una emotiva ceremonia, bendijo el 4 de octubre del mismo año la edición que se presentaba en tres tipos distintos, a los que se sumaba un ejemplar único impreso en pergamino, destinado a S. S. Pío XII.

Muy pronto la Pía Sociedad de San Pablo, en sano afán de difundir la palabra de Dios, hizo varias ediciones populares del mismo texto, las que pasaron el medio millón de ejempla­res vendidos en toda América. Chile y Venezuela encargaron y obtuvieron una edición propia. El grano de mostaza crecía.

El éxito logrado por la bendición de Dios, impulsaba al autor y a los editores a proseguir la obra emprendida. En el año 1945 se puso en venta una lujosa edición de los Hechos de los Apóstoles. Dos años más tarde le siguieron, en dos tomos, las Cartas de San Pablo. Ambos libros tuvieron también sus ediciones populares.

En el año 1948, la casa editora Desclée, de Brouwer y Cía, publicaba la traducción íntegra del Nuevo Testamento.

Esta edición, aparte de la más favorable acogida, le valió al traductor el título de Doctor honoris causa, conferido por la Facultad Teológica de la Universidad de Munich (Alemania).

Quedaba concluida así, la primera parte de la obra emprendida. Maduraba entretanto la segunda, a saber, la traducción del Antiguo Testamento según el texto hebreo. Fueron primicias de este trabajo, los Salmos publicados en 1949 por la misma casa editora Desclée, de Brouwer y Cía.

Llega ahora el momento de entregar al público esta flamante traducción del Antiguo Tes­tamento. De este modo la nueva versión se presenta en cuatro tomos, a los que se agregará un quinto, conteniendo una Concordancia actualmente en preparación, y un sexto com­prendiendo un Atlas Bíblico.

Tal es, en brevísimos rasgos, el origen y el desarrollo de esta traducción. Siete años de ímproba labor, llenadas todas las horas con persistente trabajo. Siete años son pocos si se considera la magnitud de la obra. Pero son muchos para quien tiene que realizarla.

II
CARACTERÍSTICAS DE LA NUEVA VERSIÓN

1) Si no andamos equivocados, es esta la primera versión católica americana, hecha sobre los textos primitivos. Hasta el presente, dentro del campo católico, América no ha conocido la impresión de una Biblia traducida a base del texto original. Verdad es que los cató­licos de Estados Unidos han comenzado a traducirla y es de esperar que en pocos años poseerán su traducción de la Biblia, mas el caso es que apenas se encuentran en los comienzos.

En Sudamérica el panorama bíblico presenta un aspecto desconocido quizá por los escrituristas europeos y por muchos de los mismos autores americanos. Nos referimos a la Biblia castellana, traducida por el Pbro. Guillermo Jünemann, sacerdote de la Arquidiócesis de Con­cepción (Chile). Jünemann, excelente conocedor de la lengua griega y formado en la escuela de San Crisóstomo, cuyos escritos eran su lectura predilecta, pudo atreverse a traducir toda la Sagrada Escritura del griego, tomando para el Antiguo Testamento el texto de los Setenta. Apareció el Nuevo Testamento en 1928 en Concepción de Chile; la versión del Antiguo Tes­tamento, en cambio, quedó sin publicar. Consérvase en 32 cuadernos y espera a un editor benévolo que la edite para honor de Dios y en memoria de Jünemann (muerto en 1938), que merece tal monumento, siendo como es el primer traductor de la Biblia en la América católica. Sin embargo, siendo su versión la de los Setenta, podemos decir que la presente es la primera completa hecha entre los católicos americanos sobre el texto hebreo del Antiguo Testamento.

2) La segunda característica de esta traducción consiste en haber sido realizada por un solo traductor, el cual es, simultáneamente, su único comentador.

Las versiones modernas españolas, francesas, italianas, alemanas, y también la norteameri­cana que se está preparando, son el resultado de un trabajo realizado en común por varios autores. A nuestro modesto parecer, es conveniente que se trabaje así. Verter toda la Biblia en un idioma moderno, y comentarla al mismo tiempo, significa un esfuerzo tan grande que nos permitimos, habiendo escarmentado en cabeza propia, aconsejar a los demás no seguir nuestro ejemplo.

Los que están al tanto de la vida intelectual de este continente saben perfectamente cuán difícil sería reunir un núcleo de traductores de la Biblia. Con todo, quisiéramos evitar a otros lo que hemos sufrido en estos últimos años, cuando temíamos nos acaeciese lo que a Jünemann. La mano bondadosa de Dios ha bendecido la obra, dándonos las fuerzas físicas e intelectuales necesarias para llevar a buen término la tarea comenzada.

3) La tercera característica consiste en las notas, que, a la vez, revisten el carácter de comentarios o pequeños artículos. No nos toca a nosotros hablar de su valor —juzguen de ellas los críticos—, pero sí del método adoptado en la explicación del texto sagrado.

Atribuyese no sin razón a nuestra época, una fecundísima restauración de los estudios bíbli­cos, que es semejante a una primavera floreciente, a la que ha de seguir una rica cosecha de frutos espirituales.

Presenciamos, en verdad, una primavera bíblica. Los Sumos Pontífices, desde León XIII, no se han cansado de recomendar al pueblo cristiano la lectura de la Biblia.

El Papa Pío X dice al respecto: “Queriendo renovarlo todo en Jesucristo, nada deseamos más que el acostumbrarse nuestros hijos a tener la Sagrada Escritura para la lección cotidiana. Por ella se puede conocer mejor el modo de renovar todas las cosas en Jesucristo.” Bene­dicto XV alaba de modo especial a los que se dedican al apostolado bíblico y dice que “este apostolado ha sido por cierto singularmente fecundo para la Iglesia de Dios, puesto que así un gran número de almas se acercan desde entonces a esta mesa de doctrina celestial que Nuestro Señor ha hecho poner para el universo cristiano, por medio de sus profetas, após­toles y doctores”. La encíclica Divino Afflante Spiritu de Pío XII, es el coronamiento de los esfuerzos pontificios que tienden a hacer de la Biblia la lectura cotidiana de los fieles. “Favorezcan, dice el Papa a los Prelados, y presten su auxilio a todas aquellas pías asocia­ciones que tengan por fin editar y difundir entre los fieles, ejemplares impresos de las Sagradas Escrituras, principalmente de los Evangelios, y procurar con todo empeño que en las fami­lias cristianas se tenga ordenada y santamente cotidiana lectura de ellas.”

Por todo esto se ve que los Sumos Pontífices desean que la Biblia llegue al pueblo, y no solamente a los sacerdotes y laicos cultos. Síguese de esto la inmensa responsabilidad de los comentaristas, sobre quienes pesa la divina misión de explicar al pueblo la palabra que tiene el poder de salvar las almas (Sant., 1, 21; cf. Rom., 1, 16). No negamos la necesidad de la crítica textual, ni tampoco el valor de las notas filológicas, históricas, geográficas, arqueo­lógicas, y gracias a Dios tenemos ese aparato científico en muchas ediciones; mas no olvi­demos que en las publicaciones bíblicas que se dirigen al pueblo, no debe faltar el método patrístico, que ante todo busca en la Escritura las verdades doctrinales y las enseñanzas prác­ticas para llevar una vida de más en más cristiana.

En la revista “Cultura Bíblica” (febrero de 1950, n° 69, págs. 34-35) encontramos algunas observaciones tomadas de un artículo de la revista “Civiltà Cattolica” que enfocan acertada­mente la dificultad que hoy día se presenta al exégeta católico. El articulista cita las palabras de von Dobschütz, quien dice que la Biblia no es una colección de documentos importantes para la historia o la lengua; es un producto de la piedad religiosa, por lo cual solo un hombre piadoso puede explicar bien este libro; “será buena únicamente aquella exégesis que avive la caridad y sentido religioso, que enfervorice la piedad, embebida en el afecto piadoso del autor, que se transfunde a los lectores”. Se sobreentiende la inspiración de la Biblia.

A más de sumamente sencillo, nuestro método no es nada nuevo.

Teniendo en cuenta el ambiente en que vivimos y para el cual escribimos, damos prefe­rencia a la explicación práctica, destacando las ideas fundamentales de la Biblia y mostrando su aplicación en la vida.

Sobre todo hemos procurado mostrar la armonía que existe entre los dos Testamentos y la coincidencia de los pasajes paralelos, a fin de que el lector tenga siempre a la vista la unidad viva de las Escrituras, desde el Génesis hasta el Apocalipsis, pudiendo así deleitarse con las luces que el Nuevo Testamento arroja sobre el Antiguo.

Este método no excluye las notas científicas y técnicas, porque la interpretación práctica solo tiene valor cuando se funda sobre una ciencia exegética precisa.

No fue posible comentar detalladamente todos los libros. Esto hubiese exigido algunos tomos más de los que el editor había proyectado. Por eso nos hemos concentrado especial­mente sobre el Génesis, los Salmos, el Cantar de los Cantares y los Profetas, vale decir, sobre aquellos libros que oponen más problemas o son de especial importancia para la vida religiosa.

III

La versión misma no pretende hacer competencia a ninguna de las que hasta ahora han sido hechas sobre los textos originales. Al contrario, reconocemos los valores tanto de la traducción de Nácar-Colunga, como de la de Bover-Cantera, teniendo ambas sus particula­ridades bien definidas. En muchísimos pasajes los hemos consultado, así como también hemos acudido a otras traducciones en lenguas modernas. Confesamos, agradecidos, que nos han prestado grandes servicios.

En un solo punto esta versión difiere esencialmente de las demás, y es en los libros deutero-canónicos, es decir, en aquellos libros que no están en la Biblia hebrea. Nácar-Colunga y Bover-Cantera los traducen del texto griego actual, que no siempre es el mejor, mientras esta versión los presenta en la versión de la Vulgata, cosa que hemos indicado en la intro­ducción respectiva de cada libro deuterocanónico.

No poca dificultad ofrecen al traductor los nombres propios. Bover-Cantera los transcribe en exacta fonética hebrea y con el acento que tienen en el hebreo, en tanto que Nácar-Colunga y otros se toman la libertad de adaptarlos a la Vulgata o a una ortografía moderna.

Nosotros no hemos seguido estrictamente ninguno de estos dos sistemas. Hemos hecho una distinción entre los nombres propios muy conocidos, usados ya como los modernos, y los otros que no han sido asimilados. Los de la primera categoría van con la forma que reci­bieran en la Vulgata: por ejemplo, Eva, Abel, Sara, Rebeca, Elías, Eliseo. Los de la segunda, en cambio, llevan el acento hebreo, aunque en parte han sido asimilados a la Vulgata.

IV

Mucho más podríamos decir sobre nuestra nueva versión, pero no queremos adelantarnos a la crítica.

Sea cual fuere el juicio que nuestro trabajo merezca, queremos, en todo caso, rogar a los críticos tengan en cuenta las enormes dificultades que se presentan a quien intenta traducir solo la Biblia, con los pocos recursos científicos de que dispone Sudamérica, los cuales, a lo menos en lo que hace a las ciencias bíblicas, son muy inferiores a los que tienen a mano los traductores europeos.

Damos gracias al Padre de las luces (Sant. 1, 17) por habernos concedido la inmensa satisfacción espiritual de terminar en avanzada edad la obra más importante que pensar se pueda.

Que el mensaje celestial de la divina Escritura, inspirada por el Espíritu Santo, ilumine a todos los de buena voluntad. Es antorcha para nuestros pies y luz para nuestra senda (Sal. 118, 105); es palabra viva y eficaz, más penetrante que una espada de dos filos (Hebr. 4, 12); es fuente de sabiduría (Eclo. 1, 5); semilla que, sembrada en buena tierra, da frutos, al ciento por uno (Mat. 13, 23). Pero esta Palabra es, al mismo tiempo, fuego que quema, martillo que tritura la roca (Jer. 23, 29).

De la disposición espiritual del lector depende el fruto de la lectura de la Biblia. ¿Será fruto del Espíritu Santo, luz y vida? ¿O será fuego y martillo? Rogamos a Dios que para todos sea luz y antorcha y que no haya ninguno que no experimente “el consuelo de las Escrituras” (Rom., 15, 4).

Agradecemos a todos los que nos han ayudado directa o indirectamente, en especial a la casa en donde se hizo esta traducción: el Seminario Arquidiocesano San José de La Plata, y al señor Pbro. Juan Carlos Ruta, a cuyo cargo estuvo la corrección de las pruebas.

Sit laus Deo!

J. STRAUBINGER.

ANTIGUO TESTAMENTO

EL PENTATEUCO

INTRODUCCIÓN

El Pentateuco, o, según lo llaman los judíos, el Libro de la Ley (Torah), encabeza los 73 libros de la Biblia, y constituye la magnífica puerta de la Revelación divina. Los nombres de los cinco libros del Pentateuco son: el Génesis, el Éxodo, el Levítico, los Números, el Deuteronomio, y su fin general es: exponer cómo Dios escogió para sí al pueblo de Israel y lo formó para la venida de Jesucristo; de modo que en realidad es Jesucristo quien aparece a través de los misteriosos destinos del pueblo escogido.

Génesis significa “generación” u origen. El nombre nos indica que este primer libro de la Revelación contiene los misterios de la prehistoria y los comienzos del Reino de Dios sobre la tierra. Describe, en particular, la creación del universo y del hombre, la caída de los primeros padres, la corrupción general, la historia de Noé y el diluvio. Luego el autor sagrado narra la confusión de las lenguas en la torre de Babel, la separación de Abrahán de su pueblo y la historia de este patriarca y de sus descendientes: Isaac, Jacob, José, para terminar con la bendición de Jacob, su muerte y la de su hijo José. En esta sucesión de acontecimientos históricos van intercaladas las grandes promesas mesiánicas con que Dios despertaba la esperanza de los patriarcas, depositarios de la Revelación primitiva.

Éxodo, es decir, “salida”, se llama al segundo libro, porque en él se narra la historia de la liberación del pueblo israelita y su salida de Egipto. Entre el Génesis y el Éxodo median varios siglos, es decir, el tiempo durante el cual los hijos de Jacob estuvieron en el país de los Faraones. El autor sagrado describe en este libro la opresión de los israelitas; luego pasa a narrar la historia del nacimiento de Moisés, su salvamento de las aguas del Nilo, su huída al desierto y la aparición de Dios en la zarza. Refiere después, en la segunda parte, la liberación misma, las entrevistas de Moisés con el Faraón, el castigo de las diez plagas, el paso del Mar Rojo, la promulgación de la Ley de Dios en el Sinaí, la construcción del Tabernáculo, la institución del sacerdocio de la Ley Antigua y otros preceptos relacionados con el culto y el sacerdocio.

Levítico es el nombre del tercer libro del Pentateuco. Derivase de Leví, padre de la tribu sacerdotal. Trata primeramente de los sacrificios, luego relata las disposiciones acerca del Sumo Sacerdote y los sacerdotes, el culto y los objetos sagrados. Con el capítulo 11 empiezan los preceptos relativos a las purificaciones, a los cuales se agregan instrucciones sobre el día de la Expiación, otras acerca de los sacrificios, algunas prohibiciones, los impedimentos matrimoniales, los castigos de ciertos pecados y las disposiciones sobre las fiestas. En el último capítulo habla el autor sagrado de los votos y diezmos.

El cuarto libro se llama Números, porque en su primer capítulo refiere el censo llevado a cabo después de concluida la legislación sinaítica y antes de la salida del monte de Dios. A continuación se proclaman algunas leyes, especialmente acerca de los nazareos, y disposiciones sobre la formación del campamento y el orden de las marchas. Casi todos los acontecimientos referidos en los Números sucedieron en el último año del viaje, mientras se pasan por alto casi todos los sucesos de los treinta y ocho años precedentes. Descuellan algunos por su carácter extraordinario; por ejemplo, los vaticinios de Balaam. Al final se añade el catálogo de las estaciones durante la marcha a través del desierto, y se dan a conocer varios preceptos sobre la ocupación de la tierra de promisión.

El Deuteronomio es, como expresa su nombre, “la segunda Ley”, una recapitulación, explicación y ampliación de la Ley de Moisés. El gran profeta, antes de reunirse con sus padres, desarrolla en la campiña de Moab en varios discursos la historia del pueblo escogido inculcándole los divinos mandamientos. En el primero (1-4, 43) echa una mirada retrospectiva sobre los acontecimientos en el desierto, agregando alguna exhortaciones prácticas y las más magníficas enseñanzas. En el segundo discurso (4, 44-11, 32) y en la parte legislativa (caps. 12-26), el legislador del pueblo de Dios repasa las leyes anteriores, haciendo las exhortaciones necesarias para su cumplimiento, y añadiendo numerosos preceptos complementarios. Los dos últimos discursos (cap. 27-30) tienen por objeto renovar la Alianza con Dios, lo que, según las disposiciones de Moisés, ha de realizarse luego de entrar el pueblo en el país de Canaán. Los capítulos 31-34 contienen el nombramiento de Josué como sucesor de Moisés, el cántico profético de este, su bendición, y una breve noticia sobre su muerte. El Deuteronomio es, según dice San Jerónimo, “la prefiguración de la ley evangélica” (Carta a Paulino).

El autor del Pentateuco es Moisés, profeta y organizador del pueblo de Israel, que vivió en el siglo XV o XIII antes de Jesucristo. No solamente la tradición judía sino también la cristiana ha sostenido siempre el origen mosaico del Pentateuco. El mismo Jesús habla del “Libro de Moisés” (Marc. 12, 26), de la “Ley de Moisés” (Lucas, 24, 44), atribuye a Moisés los preceptos del Pentateuco (cf. Mateo, 8, 4; Marc., 1, 44; 7, 10; 10, 5; Lucas, 5, 14; 20, 28; Juan, 7, 19), y dice en Juan, 5, 45: “Vuestro acusador es Moisés, en quien habéis puesto vuestra esperanza. Si creyeseis a Moisés, me creeríais también a Mí, pues de mí escribió él.”

Fundada en estos argumentos, la Pontificia Comisión Bíblica el 27 de junio de 1906 ha determinado, con toda su autoridad, la integridad y genuinidad de los Libros de Moisés, admitiendo, sin embargo, la posibilidad de que Moisés se haya servido de fuentes existentes, y la otra, de que el Pentateuco en el decurso de los siglos haya experimentado ciertas variaciones como, por ejemplo: adiciones accidentales después de la muerte de Moisés, ora hechas por un autor inspirado, ora introducidas en el texto a modo de glosas y comentarios, sustitución de palabras y formas arcaicas; variantes debidas a los copistas, etc.

La misma Pontifica Comisión Bíblica ha inculcado, el 30 de junio de 1909, el carácter histórico de los primeros tres capítulos del Génesis, estableciendo que los sistemas inventados para excluir de estos el sentido literal, no descansan en fundamentos sólidos.

Todos los ataques de la crítica moderna contra la autenticidad y el carácter histórico de los libros de Moisés han fracasado, especialmente los intentos de atribuir el Pentateuco a tres o cuatro autores distintos (Elohista, Jahvista, Código sacerdotal, Deuteronomio) y las teorías de la escuela evolucionista de Wellhausen, que en el Pentateuco no ve más que un reflejo de ideas y mitologías babilónicas, egipcias, etc. Una comparación exacta de los relatos bíblicos con los extrabíblicos demuestra, muy al contrario, la superioridad absoluta de aquellos sobre estos que, en general, no son sino pobres y desfigurados restos de la Revelación primitiva.

Las fechas que los críticos asignan a los diversos autores por ellos inventados se basan únicamente en suposiciones. Según ellos, en la historia del texto del Pentateuco hubo “no solo infinidad de elaboraciones, refundiciones y redacciones, sino también invenciones a sabiendas, retoques, correcciones y adiciones tendenciosas, interpolaciones, falsificaciones literarias y piadosos embustes del género más sospechoso. Los críticos moderados hacen esfuerzos convulsivos para salir del dilema: unos dicen que no hay derecho a aplicar a los tiempos antiguos los conceptos actuales de la propiedad y actividad literaria; otros opinan que el fin santifica los medios, y declaran que la alternativa de obra de Moisés u obra de un “falsario”, carece de sentido, o hablan con énfasis de la profundidad de la sabiduría divina, cuyos caminos no nos es dado conocer sino admirar; mas con estas escapatorias no logran poner en claro cómo una mala compilación, así elaborada por los hombres, pudo llegar a los honores de Libro sagrado” (Schuster-Holzammer).

Han, pues, de rechazarse todas las teorías que niegan el origen mosaico y carácter histórico del Pentateuco, no solo porque están en pugna con las reglas de una sana crítica, sino también porque niegan la inspiración divina de la Escritura.

GÉNESIS

# · 1 · 2 · 3 · 4 · 5 · 6 · 7 · 8 · 9 · 10 · 11 · 12 · 13 · 14 · 15 · 16 · 17 · 18 · 19 · 20 · 21 · 22 · 23 · 24 · 25 · 26 · 27 · 28 · 29 · 30 · 31 · 32 · 33 · 34 · 35 · 36 · 37 · 38 · 39 · 40 · 41 · 42 · 43 · 44 · 45 · 46 · 47 · 48 · 49 · 50

I. DESDE LA CREACIÓN DEL MUNDO HASTA EL DILUVIO

GÉNESIS 1

Creación del cielo y de la tierra.

1[1]Al principio creó Dios el cielo y la tierra. 2[2]La tierra era confusión y caos, y tinieblas cubrían la faz del abismo, mas el Espíritu de Dios se movía sobre las aguas.

3[3]Y dijo Dios: “Haya luz”; y hubo luz. 4[4]Vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas. 5[5]Llamó Dios a la luz día, y a las tinieblas llamó noche. Y hubo tarde y hubo mañana: primer día.

6[6]Después dijo Dios: “Haya un firmamento en medio de las aguas que separe unas aguas de otras”. 7[7]E hizo Dios el firmamento, y separó las aguas que estaban bajo el firmamento de las aguas que estaban sobre el firmamento. Y así fue. 8Llamó Dios al firmamento cielo; y hubo tarde y hubo mañana: día segundo.

9[8]Y dijo Dios: “Júntense en un lugar las aguas que quedan bajo el cielo y aparezca lo seco”. 10Llamó Dios a lo seco tierra, y a la reunión de las aguas llamó mares. Y vio Dios que estaba bien. 11[9]Después dijo Dios: “Brote la tierra hierba verde, plantas que den semilla, árboles frutales que produzcan fruto según su especie y cuya semilla esté en ellos sobre la tierra”. Y así fue. 12Brotó, pues, la tierra hierba verde, plantas que tenían en sí semilla según su especie, y árboles que producían frutos y cuya semilla se hallaba en ellos según su especie. Y vio Dios que estaba bien. 13Y hubo tarde y hubo mañana: día tercero.

14[10]Luego dijo Dios: “Haya lumbreras en el firmamento del cielo, que separen el día de la noche y sirvan de señales y (marquen) las estaciones, días y años. 15Sirvan también de lumbreras en el firmamento del cielo para alumbrar la tierra”. Y así fue. 16Hizo, pues, Dios las dos grandes lumbreras: la lumbrera mayor para presidir el día, y la lumbrera menor para presidir la noche, y las estrellas. 17Púsolas Dios en el firmamento del cielo para alumbrar la tierra, 18para regir el día y la noche y para separar la luz de las tinieblas. Y vio Dios que estaba bien. 19Y hubo tarde y hubo mañana: día cuarto.

20[11]Después dijo Dios: “Pululen las aguas multitud de seres vivientes; y vuelen aves sobre la tierra debajo del firmamento del cielo”. 21Y creó Dios los grandes monstruos marinos, y todos los seres vivientes que marchan arrastrándose, de los cuales hierven las aguas, según su especie; y toda ave alada según su especie. Y vio Dios que estaba bien. 22[12]Y Dios los bendijo, diciendo: “Sed fecundos y multiplicaos y henchid las aguas en los mares; y multiplíquense las aves sobre la tierra”. 23Y hubo tarde y hubo mañana: día quinto.

24[13]Luego Dios dijo: “Produzca la tierra seres vivientes según su especie: animales domésticos, reptiles, bestias salvajes, según su especie”. Y así fue. 25Hizo, pues, Dios las bestias salvajes según su especie, y los animales domésticos según su especie, y todo reptil de la tierra según su especie. Y vio Dios que estaba bien.

La creación del hombre.

26[14]Después dijo Dios: “Hagamos al hombre a imagen nuestra, según nuestra semejanza; y domine sobre los peces del mar y las aves del cielo, sobre las bestias domésticas, y sobre toda la tierra y todo reptil que se mueve sobre la tierra”.

27[15]Y creó Dios al hombre a imagen suya;

a imagen de Dios lo creó;

varón y mujer los creó.

28[16]Los bendijo Dios; y les dijo Dios: “Sed fecundos y multiplicaos, y henchid la tierra y sometedla; y dominad sobre los peces del mar y las aves del cielo, y sobre todos los animales que se mueven sobre la tierra”. 29Después dijo Dios: “He aquí que Yo os doy toda planta portadora de semilla sobre la superficie de toda la tierra, y todo árbol en que hay fruto de árbol con semilla, para que os sirvan de alimento. 30Y a todos los animales de la tierra, y a todas las aves del cielo, y a todo lo que se mueve sobre la tierra, que tiene en sí aliento de vida, les doy para alimento toda hierba verde”. Y así fue. 31[17]Vio Dios todo cuanto había hecho; y he aquí que estaba muy bien. Y hubo tarde y hubo mañana: día sexto.

GÉNESIS 2

Dios santifica el sábado

1[18]Fueron, pues, acabados el cielo y la tierra con todo el ornato de ellos. 2[19]El día séptimo terminó Dios la obra que había hecho; y descansó en el día séptimo de toda la obra que había hecho. 3Y bendijo Dios el séptimo día y lo santificó; porque en él descansó Dios de toda su obra que en la creación había realizado.

El paraíso

4[20]Esta es la historia de la creación del cielo y de la tierra.

El día en que Yahvé Dios creó la tierra y el cielo, 5no había aún en la tierra arbusto campestre alguno; y ninguna planta del campo había germinado todavía, pues Yahvé Dios no había hecho llover sobre la tierra, ni había hombre que labrase el suelo; 6[21]pero brotaba una fuente de la tierra, que regaba toda la superficie de la tierra. 7[22]Y formó Yahvé Dios al hombre (del) polvo de la tierra e insufló en sus narices aliento de vida, de modo que el hombre vino a ser alma viviente.

8[23]Y plantó Yahvé Dios un jardín en Edén, al oriente, donde colocó al hombre que había formado. 9[24]Yahvé Dios hizo brotar de la tierra toda clase de árboles de hermoso aspecto y (de frutos) buenos para comer, y en el medio del jardín el árbol de la vida, y el árbol del conocimiento del bien y del mal.

10De Edén salía un río que regaba el jardín; y desde allí se dividía y se formaban de él cuatro brazos. 11[25]El nombre del primero es Fisón, el cual rodea toda la tierra de Havilá, donde está el oro. 12[26]El oro de aquella tierra es fino. Allí se encuentra también el bedelio y la piedra de ónice. 13[27]El nombre del segundo río es Gihón, que circunda toda la tierra de Cus. 14El tercer río se llama Tigris, el cual corre al oriente de Asir. Y el cuarto río es el Éufrates.

15[28]Tomó, pues, Yahvé Dios al hombre y lo llevó al jardín de Edén, para que lo labrara y lo cuidase. 16[29]Y mandó Yahvé Dios al hombre, diciendo: “De cualquier árbol del jardín puedes comer, 17mas del árbol del conocimiento del bien y del mal, no comerás; porque el día en que comieres de él, morirás sin remedio”.

Creación de la mujer

18[30]Entonces dijo Yahvé Dios: “No es bueno que el hombre esté solo; le haré una ayuda semejante a él”. 19Formados, pues, de la tierra todos los animales del campo y todas las aves del cielo, los hizo Yahvé Dios desfilar ante el hombre para ver cómo los llamaba, y para que el nombre de todos los seres vivientes fuese aquel que les pusiera el hombre. 20Así, pues, el hombre puso nombres a todos los animales domésticos, y a las aves del cielo, y a todas las bestias del campo; mas para el hombre no encontró una ayuda semejante a él. 21[31]Entonces Yahvé Dios hizo caer un profundo sueño sobre el hombre, el cual se durmió; y le quitó una de las costillas y cerró con carne el lugar de la misma. 22[32]De la costilla que Yahvé Dios había tomado del hombre, formó una mujer y la condujo ante el hombre. 23[33]Y dijo el hombre:

“Esta vez sí es hueso de mis huesos

y carne de mi carne;

esta será llamada varona,

porque del varón ha sido tomada”.

24[34]Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se adherirá a su mujer, y vendrán a ser una sola carne. 25[35]Estaban ambos desnudos, Adán y su mujer, más no se avergonzaban.

GÉNESIS 3

Tentación y caída

1[36]La serpiente, que era el más astuto de todos los animales del campo que Yahvé Dios había hecho, dijo a la mujer: “¿Cómo es que Dios ha mandado “No comáis de ningún árbol del jardín”?” 2[37]Respondió la mujer a la Serpiente: “Podemos comer del fruto de los árboles del jardín; 3mas del fruto del árbol que está en medio del jardín, ha dicho Dios: “No comáis de él, ni lo toquéis, no sea que muráis”. 4[38]Replicó la serpiente a la mujer: “De ninguna manera moriréis; 5pues bien sabe Dios que el día en que comiereis de él, se os abrirán los ojos y seréis como Dios, conocedores del bien y del mal”.

6[39]Y como viese la mujer que el árbol era bueno para comida y una delicia para los ojos, y que el árbol era apetecible para alcanzar sabiduría, tomó de su fruto y comió y dio también a su marido (que estaba) con ella, y él comió también. 7[40]Efectivamente se les abrieron a entrambos los ojos, y se dieron cuenta de que estaba desnudos; por lo cual cosieron hojas de higuera y se hicieron delantales.

Castigo del pecado y promesa del Redentor

8Cuando oyeron el rumor de Yahvé Dios que se paseaba en el jardín al tiempo de la brisa del día, Adán y su mujer se ocultaron de la vista de Yahvé Dios por entre los árboles del jardín.

9[41]Yahvé Dios llamó a Adán y le dijo: “¿Dónde estás?” 10[42]Este contestó: “Oí tu paso por el jardín y tuve miedo, porque estoy desnudo; por eso me escondí”. 11[43]Mas Él dijo: “¿Quién te ha dicho que estás desnudo? ¿Has comido acaso del árbol del cual te prohibí comer?” 12Respondió Adán: “La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y comí.” 13Dijo luego Yahvé Dios a la mujer: “¿Qué es lo que has hecho?” Y contestó la mujer: “La serpiente me engañó, y comí.”

14[44]Entonces dijo Yahvé Dios a la serpiente:

“Por haber hecho esto, serás maldita

como ninguna otra bestia doméstica o salvaje.

Sobre tu vientre caminarás,

y polvo comerás todos los días de tu vida.

15[45]Y pondré enemistad entre ti y la mujer,

y entre tu linaje y su linaje:

este te aplastará la cabeza,

y tú le aplastarás el calcañar.”

16[46]Después dijo a la mujer:

“Multiplicaré tus dolores

y tus preñeces;

con dolor darás hijos a luz;

te sentirás atraída por tu marido,

pero él te dominará.”

17A Adán le dijo:

“Por haber escuchado la voz de tu mujer y comido del árbol del que Yo te había prohibido comer,

será maldita la tierra por tu causa;

con doloroso trabajo te alimentarás de ella

todos los días de tu vida;

18te producirá espinas y abrojos,

y comerás de las hierbas del campo.

19[47]Con el sudor de tu rostro comerás el pan,

hasta que vuelvas a la tierra;

pues de ella fuiste tomado.

Polvo eres y al polvo volverás.”

Destierro del paraíso

20[48]Adán puso a su mujer el nombre de Eva, por ser ella la madre de todos los vivientes.

21E hizo Yahvé Dios para Adán y su mujer túnicas de pieles y los vistió. 22[49]Y dijo Yahvé Dios: “He aquí que el hombre ha venido a ser como uno de nosotros, conocedor del bien y del mal; ahora, pues, no vaya a extender su mano para que tome todavía del árbol de la vida, y comiendo (de él) viva para siempre.”

23Después Yahvé Dios lo expulsó del jardín de Edén, para que labrase la tierra de donde había sido tomado. 24[50]Y habiendo expulsado a Adán puso delante del jardín de Edén querubines, y la fulgurante espada que se agitaba, a fin de guardar el camino del árbol de la vida.

GÉNESIS 4

El sacrificio de Caín y Abel

1[51]Conoció Adán a Eva, su mujer, la cual concibió y dio a luz a Caín, y dijo: “He adquirido un varón con el favor de Yahvé.” 2Otra vez dio a luz (y tuvo) a Abel, su hermano. Fue Abel pastor de ovejas y Caín labrador. 3[52]Pasado algún tiempo, presentó Caín a Yahvé una ofrenda de los frutos de la tierra. 4Y también Abel ofreció de los primogénitos de su rebaño, y de la grasa de los mismos. Yahvé miró a Abel y su ofrenda; 5pero no miró a Caín y su ofrenda, por lo cual se irritó Caín en gran manera, y decayó su semblante.

6Entonces dijo Yahvé a Caín: “¿Por qué andas irritado, y por qué ha decaído tu semblante? 7[53]¿No es cierto que si obras bien, podrás alzarlo? Mas si no obras bien, está asechando a la puerta el pecado que desea dominarte; pero tú debes dominarle a él.” 8[54]Dijo después Caín a su hermano Abel: “Vamos al campo.” Y cuando estuvieron en el campo, se levantó Caín contra su hermano Abel y lo mató.

Castigo de Caín

9[55]Preguntó Yahvé a Caín: “¿Dónde está Abel, tu hermano?” Contestó: “No sé. ¿Soy acaso el guarda de mi hermano?” 10[56]Y dijo (Yahvé): “¿Qué has hecho? La voz de la sangre de tu hermano está clamando a Mí desde la tierra. 11[57]Por eso andarás maldito, lejos de esta tierra que abrió su boca para recibir de tu mano la sangre de tu hermano. 12Cuando labres la tierra, ella no te dará más su fruto; fugitivo y errante vivirás sobre la tierra.” 13[58]Entonces dijo Caín a Yahvé: “Mi culpa es demasiado grande para soportarla. 14He aquí que hoy me echas de esta tierra y he de esconderme de tu presencia; andaré fugitivo y errante por la tierra, y cualquiera que me encuentre me matará.” 15[59]Yahvé le respondió: “Pues por eso, cualquiera que matare a Caín, lo pagará siete veces.” Y puso Yahvé una señal a Caín para que no lo matara quien lo hallase. 16[60]Salió entonces Caín de la presencia de Yahvé y habitó en el país de Nod, al oriente de Edén.

Descendientes de Caín

17[61]Conoció Caín a su mujer, la cual concibió y dio a luz a Enoc. Y edificando por entonces una ciudad, le dio el nombre de su hijo, Enoc. 18A Enoc le nació Irad, e Irad engendró a Mehuyael. Mehuyael engendró a Metusael, y Metusael engendró a Lamec. 19Lamec tomó para sí dos mujeres; el nombre de la una era Adá, y el nombre de la otra Sillá. 20Adá dio a luz a Jabal, el cual vino a ser padre de los que habitan en tiendas y crían ganado. 21El nombre de su hermano era Jubal, el cual vino a ser padre de todos los que tocan la cítara y la flauta. 22También Sillá dio a luz; a Tubalcaín, forjador de toda herramienta de cobre y hierro. Hermana de Tubalcaín fue Naamá.

23[62]Y dijo Lamec a sus mujeres:

“Adá y Sillá, escuchad mi voz;

yo maté a un hombre que me hirió,

y a un joven por una contusión que recibí.

24Caín será vengado siete veces,

mas Lamec lo será setenta veces siete.”

Set y Enós

25[63]Conoció Adán de nuevo a su mujer; y ella dio a luz un hijo, al cual puso por nombre Set; porque (dijo ella) “Dios me ha dado otro hijo en lugar de Abel, a quien mató Caín”. 26[64]También a Set le nació un hijo, a quien llamó Enós. En aquel tiempo se comenzó a invocar el nombre de Yahvé.

GÉNESIS 5

El linaje de Set

1[65]Este es el libro de los descendientes de Adán. El día en que Dios creó a Adán, lo hizo a imagen de Dios. 2Los creó varón y mujer y los bendijo: y los llamó “hombre” en el día de su creación. 3Tenía Adán ciento treinta años cuando engendró un hijo a su semejanza, según su imagen, al cual puso por nombre Set. 4Fueron los días de Adán, después de engendrar a Set, ochocientos años, y engendró hijos e hijas. 5[66]Y fueron todos los días que vivió Adán novecientos treinta años, y murió.

6Set tenía ciento cinco años cuando engendró a Enós. 7Y vivió Set, después de engendrar a Enós, ochocientos siete años, y engendró hijos e hijas. 8Y fueron todos los días de Set novecientos doce años, y murió.

9Enós tenía noventa años cuando engendró a Cainán. 10Vivió Enós, después de engendrar a Cainán, ochocientos quince años, y engendró hijos e hijas. 11Y fueron todos los días de Enós novecientos cinco años, y murió.

12Cainán tenía setenta años cuando engendró a Mahalalel. 13Vivió Cainán, después de haber engendrado a Mahalalel, ochocientos cuarenta años, y engendró hijos e hijas. 14Y fueron todos los días de Cainán novecientos diez años, y murió.

15Mahalalel tenía sesenta y cinco años, cuando engendró a Yared. 16Vivió Mahalalel, después de engendrar a Yared, ochocientos treinta años, y engendró hijos e hijas. 17Y fueron todos los días de Mahalalel ochocientos noventa y cinco años, y murió.

18Yared tenía ciento sesenta y dos años cuando engendró a Enoc. 19Vivió Yared, después de engendrar a Enoc, ochocientos años y engendró hijos e hijas. 20Y fueron todos los días de Yared novecientos sesenta y dos años, y murió.

21Enoc tenía sesenta y cinco años cuando engendró a Matusalén. 22Anduvo Enoc con Dios, (viviendo) después de engendrar a Matusalén, trescientos años, y engendró hijos e hijas. 23Y fueron todos los días de Enoc trescientos sesenta y cinco años. 24[67]Enoc anduvo con Dios, y desapareció porque Dios se lo llevó.

25Matusalén tenía ciento ochenta y siete años cuando engendró a Lamec. 26Vivió Matusalén, después de engendrar a Lamec, setecientos ochenta y dos años, y engendró hijos e hijas. 27Y fueron todos los días de Matusalén novecientos sesenta y nueve años, y murió.

28Lamec tenía ciento ochenta y dos años, cuando engendró un hijo, 29[68]al cual puso por nombre Noé, diciendo: Este nos consolará de nuestras fatigas y del trabajo de nuestras manos, causado por la tierra que maldijo Yahvé. 30Vivió Lamec, después de engendrar a Noé, quinientos noventa y cinco años, y engendró hijos e hijas. 31Y fueron todos los días de Lamec setecientos setenta y siete años, y murió.

32Noé tenía quinientos años, cuando engendró a Sem, Cam y Jafet.

II. DESDE EL DILUVIO HASTA ABRAHAM

GÉNESIS 6

Corrupción del género humano

1Cuando los hombres comenzaron a multiplicarse sobre la tierra y les nacieron hijas, 2[69]y vieron los hijos de Dios que las hijas de los hombres eran hermosas, tomaron de entre todas ellas por mujeres las que les agradaron. 3Entonces dijo Yahvé: “No permanecerá para siempre mi espíritu en el hombre, a causa de su delito; no es más que carne, y serán sus días ciento veinte años.” 4[70]En aquellos días había gigantes en la tierra, y también después, cuando los hijos de Dios se llegaron a las hijas de los hombres y ellas les dieron hijos. Estos son los héroes, los varones famosos de la antigüedad.

5Viendo, pues, Yahvé que era grande la maldad del hombre sobre la tierra, y que todos los pensamientos de su corazón se dirigían únicamente al mal, todos los días, 6[71]Yahvé se arrepintió de haber hecho al hombre en la tierra, y se dolió en su corazón. 7Y dijo Yahvé: “Exterminaré de sobre la faz de la tierra al hombre que he creado, desde el hombre hasta las bestias, hasta los reptiles, y hasta las aves del cielo, porque me arrepiento de haberlo hecho.” 8Mas Noé halló gracia a los ojos de Yahvé.

El patriarca Noé

9[72]He aquí la historia de Noé. Noé fue varón justo y perfecto entre los hombres de su tiempo, pues anduvo con Dios. 10Y engendró Noé tres hijos: Sem, Cam y Jafet. 11La tierra estaba entonces corrompida delante de Dios, y llena de violencia. 12Miró, pues, Dios la tierra, y he aquí que estaba depravada, porque toda carne había corrompido su camino sobre la tierra.

Construcción del arca

13Dijo entonces Dios a Noé: “He decidido el fin de toda carne; porque la tierra está colmada de violencia por culpa de ellos; por eso he aquí que voy a exterminarlos juntamente con la tierra. 14Hazte un arca de maderas resinosas, la cual dividirás en compartimientos y calafatearás por dentro y por fuera con betún. 15[73]La fabricarás de esta manera: trescientos codos será la longitud del arca, cincuenta codos su anchura, y treinta codos su altura. 16[74]Harás en el arca una abertura para la luz, la cual dispondrás arriba, a un codo del techo. La puerta del arca pondrás en uno de sus costados, y harás un piso primero, un segundo y un tercero.

17Pues he aquí que voy a traer un diluvio de aguas sobre la tierra, para exterminar toda carne que tiene en sí aliento de vida bajo el cielo. Todo lo que existe en la tierra, perecerá. 18[75]Pero contigo estableceré mi pacto: Entrarás en el arca tú, y tus hijos, y tu mujer, y las mujeres de tus hijos contigo. 19Y de todos los animales de toda carne, de toda clase (de ellos), introducirás parejas en el arca para que tengan vida contigo; serán macho y hembra; 20[76]de las aves según su especie, de las bestias según su especie, de todos los reptiles de la tierra según su especie. Dos de cada clase vendrán a ti, para que les conserves la vida. 21Provéete de todo alimento que se come, acópiate provisiones para que os sirvan de comida a ti y a ellos.” 22Noé hizo conforme a cuanto Dios le había mandado. Así se hizo.

GÉNESIS 7

Noé entra en el arca

1Y dijo Yahvé a Noé: “Entra en el arca, tú y toda tu casa, porque a ti te he visto justo delante de Mí en medio de esta generación. 2De todos los animales puros te elegirás siete parejas, machos con sus hembras; y de todos los animales que no son puros, dos parejas, machos con sus hembras. 3Asimismo de las aves del cielo siete parejas, machos y hembras para que se conserve su descendencia sobre la faz de toda la tierra. 4Porque de aquí a siete días haré llover sobre la tierra cuarenta días y cuarenta noches y exterminaré de la tierra todo ser viviente que he hecho.” 5[77]E hizo Noé conforme a cuanto Yahvé le había mandado.

El diluvio

6[78]Tenía Noé seiscientos años cuando el diluvio de aguas vino sobre la tierra.

7Entró Noé en el arca, y con él sus hijos, y su mujer, y las mujeres de sus hijos, para salvarse de las aguas del diluvio. 8De los animales puros, y de las aves, y de todo lo que se arrastra sobe la tierra, 9llegaron a Noé al arca, parejas, machos y hembras, como Dios había ordenado a Noé. 10Y al cabo de siete días las aguas del diluvio vinieron sobre la tierra.

11[79]El año seiscientos de la vida de Noé, el mes segundo, el día diez y siete del mes, en ese día prorrumpieron todas las fuentes del grande abismo, y se abrieron las cataratas del cielo. 12Y estuvo lloviendo sobre la tierra cuarenta días y cuarenta noches. 13En aquel mismo día entró Noé en el arca, con Sem, Cam y Jafet, hijos de Noé, y con ellos la mujer de Noé, y las tres mujeres de sus hijos; 14ellos, con todos los animales, según su especie, y todas las bestias domésticas según su especie, y todos los reptiles que se arrastran sobre la tierra, según su especie, y todas las aves según su especie, todo pájaro, todo volátil. 15Se llegaron a Noé, al arca, de dos en dos, de toda carne en que hay aliento de vida 16Y los que habían venido, machos y hembras de toda carne, entraron como Dios había mandado. Y tras él cerró Yahvé la puerta.

Los efectos del diluvio

17El diluvio duró cuarenta días sobre la tierra. Y crecieron las aguas y levantaron el arca, la cual se alzó sobre la tierra. 18Y se aumentaron las aguas y crecieron muchísimo sobre la tierra, mientras el arca flotaba sobre las aguas. 19Tan desmesuradamente crecieron las aguas sobre la tierra, que quedaron cubiertos todos los montes más altos que había bajo el cielo entero. 20Quince codos se alzaron sobre ellos las aguas y fueron así cubiertos los montes.

21[80]Entonces murió toda carne que se movía sobre la tierra; aves y ganados y fieras y todo reptil que se arrastraba sobre la tierra, y todos los hombres. 22Todos los seres que en sus narices tenían soplo de vida, de cuantos hay en la tierra firme, perecieron. 23[81]Así fue exterminado todo ser viviente que había sobre la faz de la tierra, desde el hombre hasta la bestia, hasta los reptiles y hasta las aves del cielo. Fueron exterminados de la tierra, y quedaron solamente Noé y los que con él estaban en el arca. 24Por espacio de ciento cincuenta días se alzaron las aguas sobre la tierra.

GÉNESIS 8

Retroceden las aguas

1Acordose Dios de Noé y de todas las fieras y de todas las bestias que con él estaban en el arca; e hizo Dios pasar un viento sobre la tierra, y bajaron las aguas. 2Entonces se cerraron las fuentes del abismo y las cataratas del cielo, y se detuvo la lluvia del cielo. 3Poco a poco retrocedieron las aguas de sobre la tierra; y cuando al cabo de ciento cincuenta días las aguas empezaron a menguar, 4[82]reposó el arca sobre los montes de Ararat, en el mes séptimo, el día diecisiete del mes. 5Las aguas siguieron decreciendo paulatinamente hasta el mes décimo, y el día primero del décimo mes aparecieron las cumbres de los montes.

6Pasados cuarenta días, abrió Noé la ventana que había hecho en el arca, 7[83]y soltó un cuervo, el cual yendo salía y retornaba hasta que se secaron las aguas sobre la tierra. 8Después soltó Noé una paloma, para ver si se habían retirado ya las aguas de la superficie terrestre. 9Mas como la paloma no hallase donde poner la planta de su pie, tornó hacia él, al arca, porque había todavía agua sobre toda la tierra; y alargando él su mano, la asió y la metió consigo en el arca. 10Esperó otros siete días y soltó de nuevo la paloma fuera del arca. 11[84]La paloma volvió a él al atardecer, y he aquí que traía en su pico hoja verde de olivo, por donde conoció Noé que las aguas se habían retirado de la tierra. 12Esperó todavía otros siete días y soltó la paloma, la cual no volvió más a él.

Noé sale del arca

13El año seiscientos uno, el día primero del primer mes, ya no había aguas sobre la tierra, y abriendo Noé la cubierta del arca miró y vio que estaba seca la superficie del suelo. 14En el mes segundo, a los veintisiete días del mes, quedó seca la tierra. 15Habló entonces Dios a Noé, y dijo: 16“Sal del arca, tú, y contigo tu mujer, tus hijos y las mujeres de tus hijos. 17Y sacarás contigo todos los animales de toda carne que te acompaña, aves, bestias y todos los reptiles que se arrastran en el suelo; pululen sobre la tierra y sean fecundos y se multipliquen sobre la tierra.” 18Salió, pues, Noé, y con él sus hijos, su mujer y las mujeres de sus hijos. 19Salieron también del arca, según sus especies, todos los animales, todos los reptiles y todas las aves, todo cuanto se mueve sobre la tierra.

Sacrificio de Noé

20Después erigió Noé un altar a Yahvé, y tomando de todos los animales puros, y de todas las aves puras, ofreció holocaustos en el altar. 21[85]Al aspirar Yahvé el agradable olor dijo en su corazón: “No volveré a maldecir la tierra por causa del hombre, porque los deseos del corazón humano son malos desde su niñez, ni volveré a exterminar a todos los seres vivientes, como he hecho. 22Mientras dure la tierra, no cesarán (de sucederse) sementera y siega, frío y calor, verano e invierno, día y noche.

GÉNESIS 9

Dios bendice a Noé

1Y bendijo Dios a Noé y a sus hijos, y les dijo: “Creced y multiplicaos y llenad la tierra. 2Tengan miedo y tiemblen ante vosotros todos los animales de la tierra, y todas las aves del cielo y todo lo que se arrastra sobre el suelo, y todos los peces del mar. En vuestra mano están puestos. 3[86]Todo lo que se mueve y tiene vida, os servirá de alimento. Como ya la hierba verde, así os lo entrego todo. 4[87]Pero no comeréis la carne con su vida, es decir, con su sangre. 5[88]Pues, en verdad, Yo pediré cuenta de vuestra sangre, para (protección) de vuestra vida; de mano de todo ser viviente la demandaré. De mano del hombre, de mano de su propio hermano, demandaré la vida del hombre.

6Cualquiera que derramare sangre humana,

por mano de hombre será derramada su sangre;

porque a imagen de Dios

hizo Él al hombre.

7Vosotros, pues, creced y multiplicaos; dilataos sobre la tierra y aumentaos en ella.”

Alianza de Dios con Noé

8Dijo Dios a Noé, y a sus hijos juntamente con él: 9“He aquí que Yo establezco mi pacto con vosotros, y con vuestra descendencia después de vosotros; 10y con todo ser viviente que esté entre vosotros, aves, bestias domésticas y salvajes de la tierra que hay entre vosotros, con todo lo que sale del arca, hasta el último animal de la tierra. 11Hago mi pacto con vosotros: No será exterminada ya toda carne con aguas de diluvio, ni habrá más diluvio para destruir la tierra.” 12Y dijo Dios: “Esta es la señal del pacto que por generaciones perpetuas establezco entre Mí y vosotros y todo ser viviente que se halla entre vosotros: 13[89]Pondré mi arco en las nubes, que servirá de señal del pacto entre Mí y la tierra. 14Cuando Yo cubriere la tierra con nubes y apareciere el arco entre las nubes, 15me acordaré de mi pacto que hay entre Mí y vosotros y todo ser viviente de toda carne; y las aguas no volverán más a formar un diluvio para exterminar toda carne. 16Pues cuando aparezca el arco en las nubes, Yo lo miraré, para acordarme del pacto perpetuo entre Dios y todo ser viviente, de toda carne que existe sobre la tierra.” 17Dijo, pues, Dios a Noé: “Esta es la señal del pacto que he establecido entre Mí y toda carne sobre la tierra.”

Los hijos de Noé

18Los hijos de Noé, que salieron del arca, eran Sem, Cam y Jafet. Cam es el padre de Canaán. 19Estos tres son los hijos de Noé, y por ellos ha sido poblada toda la tierra. 20Noé comenzó a cultivar la tierra y plantó una viña. 21[90]Mas bebiendo del vino se embriagó, y se quedó desnudo en medio de su tienda. 22Vio Cam, padre de Canaán, la desnudez de su padre, y fue a decirlo a sus dos hermanos (que estaban) afuera. 23Entonces Sem y Jafet tomaron entrambos el manto (de Noé), se lo echaron sobre los hombros, y yendo hacia atrás cubrieron la desnudez de su padre. Tenían vuelto el rostro de modo que no vieron la desnudez de su padre. 24Cuando despertó Noé de su vino y supo lo que había hecho con él su hijo menor, 25[91]dijo:

“Maldito sea Canaán;

esclavo de esclavos será para sus hermanos.”

26[92]Y agregó:

“Bendito sea Yahvé, el Dios de Sem;

y sea Canaán su esclavo.

27Dilate Dios a Jafet,

que habitará en las tiendas de Sem;

y sea Canaán su esclavo.”

28Vivió Noé, después del diluvio, trescientos cincuenta años. 29Y fueron todos los días de Noé novecientos cincuenta años, y murió.

GÉNESIS 10

Los pueblos descendientes de Noé

1[93]Estos son los descendientes de los hijos de Noé: Sem, Cam y Jafet, a quienes después del diluvio nacieron estos hijos:

2[94]Hijos de Jafet: Gómer, Magog, Madai, Javán, Tubal, Mósoc y Tirás. 3[95]Hijos de Gómer: Asquenaz, Rifat, Togormá. 4[96]Hijos de Javán: Elisá, Tarsis, Kitim y Dodanim. 5Estos se propagaron sobre las islas de las gentes y en sus tierras, según sus lenguas y sus tribus y sus naciones.

6[97]Hijos de Cam: Cus, Misraim, Put y Canán. 7[98]Hijos de Cus: Sabá, Havilá, Sabtá, Ragmá y Sabtecá. Hijos de Ragmá: Sabá y Dedán. 8Cus engendró Nimrod, el cual fue el primero que se hizo poderoso en la tierra. 9[99]Fue él un gran cazador delante de Yahvé; por lo cual suele decir: “Gran cazador delante de Yahvé, como Nimrod”.10[100]Reinó primero en Babel, Erec, Acad y Calné, en la tierra de Sinear. 11De aquella tierra salió para Asur y edificó Nínive, Rehobot-Ir, Calah, 12[101]y Resen, entre Nínive y Calah; aquella es la gran ciudad. 13[102]Misraim engendró a los de Ludim, los Anamim, los Lahabim, los Naftuhim, 14[103]los Patrusim, los Casluhim, de donde salieron los Filisteos y los Caftoreos. 15[104]Canaán engendró a Sidón, su primogénito, y a Het, 16[105]y también al Jebuseo, al Amorreo, al Gergeseo, 17al Heveo, al Araceo, al Sineo, 18al Arvadeo, al Samareo y al Hamateo. Después se dispersaron las tribus de los cananeos. 19El territorio de los cananeos se extendió desde Sidón, en dirección a Gerar, hasta Gaza; y en dirección a Sodoma, Gomorra, Adamá y Seboím, hasta Lesa. 20Estos son los hijos de Cam, según sus familias y según sus lenguas, en sus territorios y según sus naciones.

21Nacieron hijos también a Sem, padre de todos los hijos de Éber y hermano mayor de Jafet. 22[106]Hijos de Sem: Elam, Asur, Arfaxad, Lud y Aram. 23[107]Hijos de Aram: Us, Hul, Géter y Mas. 24Arfaxad engendró a Sálah, y Sálah engendró a Éber. 25[108]A Éber le nacieron dos hijos: el nombre de uno fue Fáleg, porque en sus días fue dividida la tierra. Su hermano se llamaba Joctán. 26Joctán engendró a Almodad, a Sálef, a Hazarmávet, a Járah, 27a Hadoram, a Uzal, a Diklá, 28a Obal, a Abomael, a Sabá, 29[109]a Ofir, a Havilá y a Jobab. Todos estos fueron hijos de Joctán. 30Su territorio se extendió desde Mesá, en dirección a Sefar, al monte del Oriente.

31Estos son los hijos de Sem, según sus tribus y lenguas, en sus territorios y según sus naciones.

32[110]Estas son las tribus de los hijos de Noé, según su origen y sus naciones; y de ellas se propagaron los pueblos en la tierra después del diluvio.

GÉNESIS 11

La torre de Babel

1Tenía la tierra entera una misma lengua y las mismas palabras. 2[111]Mas cuando (los hombres) emigrando desde el Oriente hallaron una llanura en la tierra de Sinear, donde se establecieron, 3[112]se dijeron unos a otros: “Vamos, fabriquemos ladrillos, y cozámoslos bien.” Y les sirvió el ladrillo en lugar de piedra, y el betún les sirvió de argamasa. 4[113]Y dijeron, pues: “Vamos, edifiquémonos una ciudad y una torre, cuya cumbre llegue hasta el cielo; hagámonos un monumento para que no nos dispersemos sobre la superficie de toda la tierra.”

5[114]Pero Yahvé descendió a ver la ciudad y la torre que estaban construyendo los hijos de los hombres. 6Y dijo Yahvé: “He aquí que son un solo pueblo y tienen todos una misma lengua. ¡Y esto es solo el comienzo de sus obras! Ahora, nada les impedirá realizar sus propósitos. 7[115]Ea, pues, descendamos, y confundamos allí mismo su lengua, de modo que no entienda uno el habla del otro.” 8Así los dispersó Yahvé de allí por la superficie de toda la tierra; y cesaron de edificar la ciudad. 9[116]Por tanto se le dio el nombre de Babel; porque allí confundió Yahvé la lengua de toda la tierra; y de allí los dispersó Yahvé sobre la faz de todo el orbe.

Descendientes de Sem hasta Abraham

10[117]Estos son los descendientes de Sem. Sem tenía cien años cuando engendró a Arfaxad, dos años después del diluvio. 11Vivió Sem, después de haber engendrado a Arfaxad, quinientos años; y engendró hijos e hijas.

12Arfaxad tenía treinta y cinco cuando engendró a Sálah. 13Y vivió Arfaxad, después de haber engendrado a Sálah, cuatrocientos tres años; y engendró hijos e hijas. 14Sálah tenía treinta años cuando engendró a Éber. 15Y vivió Sálah, después de haber engendrado a Éber, cuatrocientos tres años; y engendró hijos e hijas. 16Éber tenía treinta y cuatro años cuando engendró a Fáleg. 17Y vivió Éber, después de engendrar a Fáleg, cuatrocientos treinta años; y engendró hijos e hijas. 18Fáleg tenía treinta años cuando engendró a Reú. 19Y vivió Fáleg, después de haber engendrado a Reú, doscientos nueve años; y engendró hijos e hijas. 20Reú tenía treinta y dos años cuando engendró a Sarug. 21Y vivió Reú, después de haber engendrado a Sarug, doscientos siete años; y engendró hijos e hijas. 22Sarog tenía treinta años cuando engendró a Nacor. 23Y vivió Sarug, después de haber engendrado a Nacor, doscientos años y engendró hijos e hijas. 24Nacor tenía veinte y nueve años cuando engendró a Táreh. 25Y vivió Nacor, después de haber engendrado a Táreh, ciento diez y nueve años; y engendró hijos e hijas. 26Táreh tenía setenta años cuando engendró a Abram, a Nacor y a Aram.

III. HISTORIA DE ABRAHÁN
La familia de Abrahán

27Estos son los descendientes de Táreh. Táreh engendró a Abram, a Nacor y a Aram; Aram engendró a Lot. 28[118]Y murió Aram, antes de su padre Táreh, en el país de su nacimiento, en Ur de los caldeos. 29Abram y Nacor tomaron para sí mujeres. El nombre de la mujer de Abram era Sarai, y el nombre de la mujer de Nacor, Milcá, hija de Aram, padre de Milcá y padre de Jescá. 30Era Sarai estéril y no tenía hijo. 31[119]Y tomó Táreh a Abram su hijo, y a Lot, hijo de su hijo de Aram, su nieto, y a Sarai, su nuera, mujer de su hijo Abram; y salieron juntos de Ur de los caldeos, para dirigirse al país de Canaán. Y llegaron a Harán, donde se quedaron. 32Y fueron los días de Táreh doscientos cinco años; y murió Táreh en Harán.

GÉNESIS 12

Vocación de Abrahán

1[120]Dijo Yahvé a Abram:

“Sal de tu tierra, y de tu parentela,

y de la casa de tu padre,

al país que Yo te mostraré.

2[121]Pues de ti haré una nación grande

y te bendeciré;

haré grande tu nombre,

y serás una bendición.

3Bendeciré a quienes te bendigan

y maldeciré a quienes te maldigan;

y en ti serán benditas

todas las tribus de la tierra.”

4Marchó, pues, Abram, como se lo había mandado Yahvé; y con él partió Lot. Tenía Abram setenta y cinco años cuando salió de Harán. 5[122]Tomó Abran a Sarai su mujer, y a Lot, hijo de su hermano, con toda la hacienda que poseían, y con las familias que habían procreado en Harán. Partieron para dirigirse a la tierra de Canaán y llegaron a la tierra de Canaán.

6[123]Atravesó Abran el país hasta el lugar de Siquem, hasta la encina de Moré. 7[124]Entonces se apareció Yahvé a Abram y dijo: “A tu descendencia daré esta tierra.” Allí erigió un altar a Yahvé que se le había aparecido.

8[125]Pasó de allí a la montaña, al oriente de Betel, donde asentó su tienda, teniendo a Betel al occidente y Hai al oriente. Allí construyó un altar a Yahvé en invocó el nombre de Yahvé. 9[126]Después levantó Abram su tienda y se dirigió en etapas hacia el Négueb.

Abrahán baja con Sara a Egipto.

10Mas hubo hambre en el país, por lo cual Abram bajó a Egipto para morar allí, pues era gran el hambre en el país. 11Estando ya próximo a entrar en Egipto, dijo a Sarai, su mujer: “Mira, yo sé que eres mujer hermosa; 12por eso, cuando te vean los egipcios, dirán: “Esta es su mujer”; y me matarán a mí, y a ti te dejarán la vida.” 13[127]Di, pues, te ruego, que eres mi hermana, a fin de que me vaya bien por causa tuya, y sea salva mi vida por amor de ti.” 14Efectivamente, cuando Abram entró en Egipto, vieron los egipcios que la mujer era muy hermosa. 15Viéronla también los cortesanos del Faraón, los cuales se la alabaron al Faraón, de modo que la mujer fue llevada al palacio del Faraón. 16Este trató a Abram muy bien por causa de ella; y se le dieron ovejas y ganados y asnos y siervos y siervas y asnas y camellos. 17Mas Yahvé hirió al Faraón con grandes plagas, a él y a su casa, por Sarai, la mujer de Abram. 18Entonces llamó el Faraón a Abram, y le dijo: “¿Qué es lo que has hecho conmigo? ¿Por qué no me dijiste que era tu mujer? 19¿Por qué afirmaste: “Es mi hermana”, de manera que yo la tomé por mujer? Ahora, pues, ahí tienes a tu mujer; tómala y anda.” 20Y el Faraón dio orden respecto de él a sus hombres, los cuales despidieron a él y a su mujer, con todo cuanto poseía.

GÉNESIS 13

Abrahán y Lot

1[128]De Egipto subió Abram al Négueb, él su mujer y toda su hacienda, y Lot con él. 2Era Abram muy rico en rebaños, en plata y oro. 3Y se volvió, caminando por etapas, desde el Négueb hasta Betel, donde había acampado al principio, entre Betel y Hai, 4[129]hasta el lugar del altar que alzara allí anteriormente; e invocó allí Abram el nombre de Yahvé.

5También Lot, que iba con Abram, poseía rebaños, vacadas y tiendas. 6Mas el país no les permitía vivir juntos, porque era mucha su hacienda, de modo que no podían habitar juntamente. 7De ahí nacieron contiendas entre los pastores de las greyes de Abram y los pastores de las greyes de Lot. Además, los cananeos y los fereceos habitaban en aquel tiempo en esa región. 8[130]Dijo, pues Abram a Lot: “No haya, te ruego, contienda entre mí y ti, ni entre mis pastores y tus pastores; pues somos hermanos. 9¿No está todo el país delante de ti? Sepárate, por favor, de mí. Si tú vas a la izquierda, yo iré a la derecha; y si tú vas a la derecha, yo iré a la izquierda.”. 10[131]Alzando entonces Lot sus ojos vio toda la vega del Jordán, toda ella de regadío, hasta los límites de Segor. Antes que destruyese Yahvé a Sodoma y Gomorra era esta región como el jardín de Yahvé, como la tierra de Egipto. 11[132]Eligió, pues, Lot para sí toda la vega del Jordán, y se trasladó al oriente; y así se separaron el uno del otro.

12Abram se estableció en la tierra de Canaán, y Lot habitó en las ciudades de la Vega, donde plantó sus tiendas hasta Sodoma. 13Mas los habitantes de Sodoma eran malos y grandes pecadores ante Yahvé.

Nueva bendición de Abrahán

14Dijo Yahvé a Abram, después que Lot se hubo separado de él: “Alza tus ojos y mira desde el lugar donde estás, hacia el norte y hacia el mediodía, hacia el oriente y hacia el occidente; 15[133]pues toda la tierra que ves, te la daré a ti y a tu descendencia para siempre. 16Y haré tu descendencia (tan numerosa) como el polvo de la tierra. Si fuera posible contar el polvo de la tierra, podría contarse también tu descendencia. 17Levántate, recorre el país, a su largo y a su ancho; porque a ti te lo daré.” 18[134]Y levantó Abram las tiendas y vino a establecerse en el encinar de Mamré, cerca de Hebrón, donde edificó un altar a Yahvé.

GÉNESIS 14

Invasión de los reyes de Oriente

1[135]Aconteció que en los días de Amrafel, rey de Sínear; Arioc, rey de Elasar; Codorlaómer, rey de Elam, y Tidal, de Goím, 2hicieron guerra a Bera, rey de Sodoma; a Birsá, rey de Gomorra; a Sinab, rey de Adamá; a Seméber, rey de Seboím, y al rey de Bela, que es Segor. 3[136]Todos estos se juntaron en el valle de Siddim, que (ahora) es el Mar Salado. 4Doce años habían servido a Codorlaómer, mas el año decimotercero se rebelaron.

5[137]Vinieron, pues, en el año decimocuarto Codorlaómer, y los reyes con él coaligados y derrotaron a los refaítas en Astarot-Carnaim, a los susitas en Ham, a los emeos en Savé-Cariataim, 6[138]y a los horreos en sus montes en Seír, hasta El-Farán, que está junto al desierto. 7Y volviéndose vinieron a En-Mispar, que es Cades, y derrotaron todo el campo de los amalecitas, y también a los amorreos que habitaban en Hazazón-Tamar. 8Salieron entonces el rey de Sodoma, y el rey de Gomorra, y el rey de Adamá, y el rey de Seboím, y el rey de Bela, que es Segor, y ordenaron batalla contra ellos en el valle de Siddim; 9esto es, contra Codorlaómer, rey de Elam; Tidal, rey de Gím; Amrafel, rey de Sinear, y Arioc, rey de Elasar; cuatro reyes contra cinco. 10Ahora bien, había en el valle de Siddim muchísimos pozos de betún; cuando huyeron los reyes de Sodoma y Gomorra cayeron en ellos. Los demás huyeron a la montaña. 11(Los invasores) se llevaron toda la hacienda de Sodoma y Gomorra y todos sus víveres y se marcharon. 12Se llevaron también a Lot, hijo del hermano de Abram, y su hacienda, pues él habitaba en Sodoma, y se fueron.

Abram derrota a los invasores

13[139]Mas uno que escapó, fue a avisar a Abram el hebreo, el cual habitaba en el encinar de Mamré, el amorreo, hermano de Escol y hermano de Aner, los cuales eran aliados de Abram. 14[140]Y como oyese Abram que su hermano había sido hecho prisionero, reclutó entre los siervos nacidos en su casa a los más adiestrados, en número de trescientos diez y ocho, y persiguió (a los invasores) hasta Dan. 15Y habiendo dividió su tropa (cayó) sobre ellos durante la noche, él y sus siervos, los derrotó y los persiguió hasta Hobá, que está a la izquierda de Damasco. 16Y recuperó toda la hacienda, y también a su hermano Lot con sus bienes; y asimismo a las mujeres y la gente. 17Cuando regresaba tras la derrota de Codorlaómer y de los reyes que con él estaba, le salió al encuentro el rey de Sodoma en el valle de Savé, que es el valle del Rey.

El sacrificio de Melquisedec

18[141]Entonces Melquisedec, rey de Salem, presentó pan y vino, pues era sacerdote del Dios altísimo. 19Y le bendijo, diciendo

“¡Bendito sea Abram del Dios altísimo,

Señor del cielo y de la tierra!

20[142]¡Y bendito sea el Dios altísimo,

que puso tus enemigos en sus manos!”

Y le dio (Abram) el diezmo de todo. 21[143]Dijo luego el rey de Sodoma a Abram: “Dame la gente, mas la hacienda tómala para ti.” 22Pero Abram dijo al rey de Sodoma: “Levanto mi mano (jurando) por Yahvé, Dios altísimo, Señor del cielo y de la tierra, 23que ni un hilo, ni la correa de un zapato, tomaré de lo que es tuyo, no sea que digas: “Yo he enriquecido a Abram”; 24a excepción de lo que han comido los muchachos, y la porción de esos varones que vinieron conmigo, Aner, Escol y Mamré. Estos tomarán su porción.”

GÉNESIS 15

Fe del santo Patriarca

1[144]Después de estos acontecimientos habló Yahvé a Abram en una visión, diciendo: “No temas, Abram; Yo soy tu escudo, tu recompensa sobremanera grande.” 2[145]Respondió Abram: “Adonai, Yahvé, ¿qué me vas a dar, si me voy sin hijo, y el heredero de mi casa será este damasceno Eliécer?” 3Y repitió Abram: “Aquí me tienes, no me has dado descendencia, y así es que un hombre de mi casa me ha de heredar.” 4Mas he aquí que Yahvé le habló, diciendo: “No te heredará este, sino que uno que saldrá de tus entrañas, ese te ha de heredar.” 5[146]Y le sacó fuera, y dijo: “Mira el cielo, y cuenta las estrellas, si puedes contarlas”, y le agregó: “Así será tu descendencia.” 6[147]Y creyó a Yahvé, el cual se lo reputó por justicia.

Alianza de Dios con Abrahán

7Díjole después: “Yo soy Yahvé que te saqué de Ur de los caldeos, a fin de darte esta tierra por herencia.” 8Preguntó él: “Adonai, Yahvé, ¿en qué conoceré que he de heredarla?” 9Y le respondió: “Escógeme una novilla de tres años, un tórtola y un pichón.” 10Tomó entonces (Abram) todos estos (animales) y partiéndolos por el medio puso cada mitad en frente de la otra, pero sin partir las aves. 11Sobre estos cuerpos muertos bajaron las aves de rapiña, mas Abram las espantaba.

12[148]Y sucedió que estando ya el sol para ponerse, cayó sobre Abram un profundo sueño, y he aquí que le sobrevino un terror, una tiniebla muy grande. 13Entonces dijo (Dios) a Abram: “Ten por cierto que tus descendientes vivirán como extranjeros en una tierra no suya, donde serán reducidos a servidumbre y oprimidos durante cuatrocientos años. 14Mas la nación a la cual han de servir, Yo la juzgaré; y después saldrán con grandes riquezas. 15(entretanto) irás a tus padres en paz, y serás sepultado en buena ancianidad. 16[149]Mas a la cuarta generación volverán aquí; porque hasta el presente la maldad de los amorreos no ha llegado a su colmo.” 17[150]Y sucedió que, puesto ya el sol, apareció, en medio de densas tinieblas, un horno humeante y una antorcha de fuego que pasó por entre aquellos animales divididos. 18[151]En aquel día hizo Yahvé alianza con Abram, diciendo: “A tu descendencia he dado esta tierra, desde el río de Egipto hasta el río grande, el río Éufrates: 19los cineos, los ceneceos, los cadmoneos, 20los heteos, los fereceos, los refaítas, 21los amorreos, los cananeos, los gergeseos y los jebuseos.”

GÉNESIS 16

Nacimiento de Ismael

1Sarai, mujer de Abram, no le daba hijos; pero tenía una sierva egipcia, que se llamaba Agar, 2[152]y dijo Sarai a Abram: “Mira que Yahvé me ha hecho estéril; llégate, pues, te ruego, a mi esclava. Quizás podré tener hijos de ella.” Escuchó Abram la voz de Sarai. 3Y así al cabo de diez años de habitar Abram en el país de Canaán, tomó Sarai, la mujer de Abram, a Agar la egipcia, su esclava, y se la dio por mujer a Abram, su marido. 4Llegose, pues, él a Agar, la cual concibió; mas luego que vio que había concebido, miraba a su señora con desprecio.

5[153]Dijo entonces Sarai a Abram: “El agravio hecho a mí cae sobre ti. Yo puse mi esclava en tu seno, más viéndose ella encinta me mira con desprecio. Juzgue Yahvé entre mí y ti.” 6Respondió Abram a Sarai: Ahí tienes a tu sierva a tu disposición. Haz con ella como bien te parezca.” Luego la maltrató Sarai; y ella huyó de su presencia.

7[154]La encontró el Ángel de Yahvé en el desierto, junto a una fuente de agua, que está en el camino de Sur; 8y dijo: “¿Agar, esclava de Sarai, de dónde vienes y adónde vas?” Contestó ella: “Voy huyendo de la presencia de Sarai, mi señora.” 9“Vuelve a tu señora, le replicó el Ángel de Yahvé, y humíllate bajo su mano.” 10Y agregó el Ángel de Yahvé: “Multiplicaré de tal manera tu descendencia, que por su gran multitud no podrá contarse.” 11[155]Le dijo además el Ángel de Yahvé:

“Mira, has concebido, y darás a luz un hijo,

al que llamarás Ismael;

porque Yahvé ha oído su aflicción.

12Será hombre (fiero) como el asno montés.

Su mano será contra todos,

y la mano de todos contra él;

y frente a todos sus hermanos pondrá su morada.”

13[156]Entonces ella llamó a Yahvé, que con ella hablaba, con el nombre de: “Atta El Roí”, pues dijo: “¿No he visto aquí mismo al que me ve?” 14[157]Por tanto llamó a aquel pozo “Pozo del Viviente que me ve.” Es el que está entre Cades y Barad.

15[158]Y Agar le dio un hijo a Abram, el cual al hijo que Agar había dado a luz, le puso por nombre Ismael. 16Tenía Abram ochenta y seis años cuando Ismael le nació de Agar.

GÉNESIS 17

Dios renueva el pacto con Abrahán

1[159]Cuando Abram tenía noventa y nueve años, se le apareció Yahvé y le dijo: “Yo soy el Dios Todopoderoso; camina en mi presencia y sé perfecto. 2Yo estableceré mi pacto entre Mí y ti, y te multiplicaré sobremanera.” 3Entonces Abram se postró rostro en tierra, y Dios siguió diciéndole: 4“En cuanto a Mí, he aquí mi pacto contigo: tú serás padre de una multitud de pueblos; 5[160]y no te llamarás más Abram, sino que tu nombre será Abrahán, porque te he puesto por padre de muchos pueblos. 6Te haré crecer sobremanera, y te haré padre de pueblos, y reyes saldrán de ti. 7Y estableceré mi pacto en Mí y ti, y tu descendencia después de ti en la serie de sus generaciones, como pacto eterno, para ser Yo el Dios tuyo y el de tu posteridad después de ti. 8Y te daré a ti, y a tu descendencia después de ti, la tierra de tus peregrinaciones, toda la tierra de Canaán, en posesión perpetua; y Yo seré su Dios.”

La circuncisión

9Dijo Dios a Abrahán: “Tú, pues, guarda mi pacto, y tu descendencia después de ti en la serie de sus generaciones. 10[161] Este es mi pacto que habéis de guardar entre Mí y vosotros y tu posteridad después de ti: Todo varón entre vosotros ha de ser circuncidado. 11Os circundaréis la carne de vuestro prepucio; y esto será en señal del pacto entre Mí y vosotros. 12A los ocho días será circuncidado entre vosotros todo varón en el transcurso de vuestras generaciones, tanto el nacido en (tu) casa como el comprado con dinero a cualquier extraño, aunque no sea de su raza, 13Sí, deben ser circuncidados el nacido en tu casa y el adquirido con tu dinero, de modo que mi pacto estará en vuestra carne como alianza eterna. 14El varón incircunciso, que no se circuncidare la carne de su prepucio, será exterminado de entre su pueblo por haber quebrantado mi pacto.”

Anuncio del nacimiento de Isaac

15[162]Dijo Dios a Abrahán: “A Sarai, tu mujer, no la llamarás más Sarai, porque su nombre será Sara. 16Yo la bendeciré, y de ella también te daré un hijo. La bendeciré, y será madre de naciones; reyes de pueblos procederán de ella.” 17[163]Entonces cayo Abrahán sobre su rostro y riéndose dijo en su corazón: “¿A hombre de cien años le ha de nacer hijo, y Sara ya nonagenaria va a dar a luz?” 18[164]Y dijo Abrahán a Dios: “¡Viva al menos delante de Ti Ismael!” 19Respondió Dios: “De cierto que Sara tu mujer te dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Isaac; y Yo estableceré mi pacto con él como pacto eterno, y con su posteridad después de él. 20[165] “En cuanto a Ismael, he otorgado tu petición. He aquí que le he bendecido; le multiplicaré y le haré crecer sobremanera. Doce príncipes engendrará y le haré padre de un gran pueblo. 21Pero mi pacto lo estableceré con Isaac, que Sara te dará a luz por este tiempo el año que viene.” 22Y después de hablar con él, subió Dios dejando a Abrahán.

23Tomó entonces Abrahán a Ismael, su hijo, y a todos los nacidos en su casa, y a todos los comprados con su dinero, a todos los varones de la casa de Abrahán, y en ese mismo día les circuncidó la carne del prepucio, como Dios le había mandado. 24Tenía Abrahán noventa y nueve años cuando circuncidó la carne de su prepucio. 25Ismael, su hijo, era de trece años cuando fue circuncidado en la carne de su prepucio. 26En el mismo día fueron circuncidados Abrahán y su hijo Ismael. 27Y todos los varones de su casa, los nacidos en su casa, y los comprados a extraños por dinero, fueron circuncidados juntamente con él.

GÉNESIS 18

Dios se aparece de nuevo a Abrahán

1Apareciósele Yahvé (a Abrahán) en el encinar de Mamré mientras estaba sentado a la entrada de la tienda, durante el calor del día. 2[166]Alzando los ojos miró, y he aquí que estaban parados delante de él tres varones. Tan pronto como los vio, corrió a su encuentro desde la entrada de su tienda, y postrándose en tierra 3dijo: “Señor mío, si he hallado gracia a tus ojos, te ruego no pases de largo junto a tu siervo. 4[167]Permitid que se traiga un poco de agua; y lavaos los pies, y descansaos debajo del árbol. 5Traeré, entretanto, un bocado de pan, y fortaleceréis vuestros corazones; después pasaréis adelante; pues por eso habéis pasado delante de vuestro siervo.” 6Fue, pues, Abrahán apresuradamente a la tienda, a Sara, y dijo: “¡Pronto, tres medidas de flor de harina; amasa y haz tortas!” 7Corrió Abrahán también a la vacada, tomó un ternero tierno y gordo, y lo dio a un mozo, el cual se apresuró a aderezarlo. 8Después tomó requesón y leche y el ternero que había aderezado, y se lo puso adelante; y mientras comían, él se quedó de pie junto a ellos, bajo el árbol.

Dios renueva la promesa de dar un hijo

9Preguntáronle: “¿Dónde está Sara, tu mujer?” “Ahí, en la tienda”, contestó él. 10Entonces dijo (Dios): “Volveré a ti sin falta, por este mismo tiempo, y he aquí que Sara, tu mujer, tendrá un hijo.” Entretanto Sara estaba escuchando a la entrada de la tienda, detrás de él. 11Porque Abrahán y Sara eran ancianos, de avanzada edad, y había cesado ya en Sara la costumbre de las mujeres. 12[168]Se rió, pues Sara interiormente y dijo: “¿Con que siendo ya consumida he de tener deleite? Y también mi señor es viejo.” 13Entonces dijo Yahvé a Abrahán: “¿Por qué se ha reído Sara, diciendo?: ‘¿Será cierto que voy a dar a luz, siendo, como soy, vieja?’ 14¿Hay acaso para Yahvé cosa imposible? En el plazo señalado por este mismo tiempo, te visitaré otra vez, y Sara tendrá un hijo.” 15Pero Sara negó, diciendo: “No me he reído”; pues tenía miedo. Mas Él dijo: “No, que te has reído”.

Abrahán intercede por Sodoma

16Levantáronse de allí los varones y se dirigieron hacia Sodoma, y Abrahán los acompañó para despedirlos. 17Entonces se dijo Yahvé: “¿He de encubrir a Abrahán lo que voy a hacer? 18Pues Abrahán ha de ser padre de una nación grande y fuerte y serán benditos en él todos los pueblos de la tierra. 19Porque le he constituido para eso: que mande a sus hijos y a su casa después de él, guardar el camino de Yahvé, practicando la justicia y el derecho, a fin de que Yahvé haga venir sobre Abrahán lo que tiene prometido a su favor.” 20[169]Dijo, pues, Yahvé: “El clamor de Sodoma y Gomorra es grande, y sus pecados son extraordinariamente graves. 21Bajaré a comprobar si han hecho realmente según el clamor que ha llegado hasta Mí; y si no, lo sabré.” 22Partieron, pues, de allí los varones, y se encaminaron hacia Sodoma; mas Abrahán permanecía todavía en pie delante de Yahvé. 23Y acercándose dijo Abrahán: “¿Es así que vas a destruir al justo con el impío? 24Quizás habrá cincuenta justos en la ciudad. ¿Los exterminarás acaso, y no perdonarás al lugar por los cincuenta justos que se hallaren allí? 25¡Lejos de Ti obrar de esta manera, que hagas morir al justo con el impío, y que el justo y el malvado sean tratados del mismo modo! ¡Lejos eso de Ti! ¿Acaso el Juez de toda la tierra no ha de hacer justicia?” 26Dijo entonces Yahvé: “Si hallare en Sodoma cincuenta justos en la ciudad, perdonaré a todo el lugar por amor de ellos.” 27Replicó Abrahán diciendo: “Mira, te ruego, me he atrevido a hablar al Señor, aunque soy polvo y ceniza. 28Quizás falten de los cincuenta justos cinco; ¿destruirás por los cinco toda la ciudad?” Respondió: “No la destruiré, si hallare allí cuarenta y cinco.” 29Y de nuevo le preguntó y dijo: “Quizás se encuentren allí cuarenta.” Contestó: “No lo haré por amor de los cuarenta.” 30Dijo entonces: “No se irrite el Señor si sigo hablando. Quizás se hallen allí treinta.” Y respondió: “No lo haré si hallare allí treinta.” 31Prosiguió: “Mira, ya que he osado hablar al Señor: Quizás haya allí veinte.” Respondió: “No la destruiré por amor de los veinte.” 32[170]Te ruego, insistió; no se irrite el Señor si hablare una sola vez más: Quizás se encuentre allí diez.” “No la destruiré por amor de los diez”, contestó Él.

33Y se fue Yahvé, luego que acabó de hablar con Abrahán; y Abrahán volvió a su lugar.

GÉNESIS 19

Los ángeles llegan a Sodoma

1[171]Llegaron los dos ángeles a Sodoma por la tarde cuando Lot estaba sentado en la puerta de Sodoma. Al verlos se levantó Lot a salirles al encuentro; y postrándose rostro en tierra, 2dijo: “Mirad, señores míos, os ruego que os dirijáis hacia la casa de vuestro siervo, para pernoctar y lavaros los pies, y de madrugada os levantaréis para seguir vuestro camino.” Mas ellos dijeron: “No, pues pasaremos la noche en la plaza.” 3Pero les instó de tal manera que se encaminaron y fueron a su casa, donde les preparó un banquete y coció panes ácimos; y comieron.

4Mas antes que fueran a acostarse, los hombres de la ciudad, los sodomitas, que habían cercado la casa, todo el pueblo junto, desde los jóvenes hasta los viejos, 5[172]llamaron a Lot y le dijeron: “¿Dónde están los varones que han venido a ti esta noche? Sácanoslos para que los conozcamos.” 6Lot salió a la entrada donde ellos estaban, y cerrando tras sí la puerta, 7dijo: “Os ruego, hermanos míos, no hagáis esta maldad. 8Mirad, tengo aquí dos hijas que aún no han conocido varón. Os las sacaré fuera; haced con ellas como bien os parezca, pero no hagáis nada a estos varones; pues para eso se han acogido a la sombra de mi techo.” 9Mas ellos respondieron: “¡Quítate allá!” Y añadieron: “¡Este individuo que vino como extranjero, quiere hacerse juez! Ahora te trataremos a ti peor que a ellos.” Y arrojándose sobre el hombre, sobre Lot, con gran violencia se acercaron a forzar la puerta. 10Entonces los (dos) varones alargaron la mano y metieron a Lot dentro de la casa donde estaban, y cerraron la puerta. 11[173]Y a los hombres que estaban a la puerta de la casa los hirieron con ceguera, desde el menor hasta el mayor, de modo que se fatigaron (inútilmente) por hallar la puerta.

Salvación de Lot

12Luego dijeron los varones a Lot: “¿Tienes aquí todavía alguno? Sácalos a todos de aquí: los yernos, tus hijos y tus hijas, y todo cuanto tengas en la ciudad. 13Pues vamos a destruir este lugar, porque se ha hecho grande su clamor delante de Yahvé, y Yahvé nos ha enviado a exterminarla.” 14[174]Salió, pues, Lot y habló con sus yernos, desposados con sus hijas, diciendo: “Levantaos, salid de este lugar; porque Yahvé va a destruir la ciudad.” Mas era a los ojos de sus yernos como quien se burlaba. 15Al rayar el alba, los ángeles apremiaron a Lot, diciendo: “Levántate, toma a tu mujer y a tus dos hijas que se hallan (contigo), no sea que perezcas por la maldad de la ciudad.” 16[175]Y como él tardase, los varones lo asieron de la mano, y, por compasión de Yahvé hacia él, también a su mujer y a sus dos hijas. Lo sacaron, pues, y lo pusieron fuera de la ciudad. 17Y mientras los sacaban fuera, dijo uno: “Ponte a salvo, por tu vida. No mires atrás, ni te pares en ningún lugar de la Vega. Huye a la montaña, no sea que perezcas.” 18Pero Lot les dijo: “No, por favor, Señor mío. 19Veo que tu siervo ha hallado gracia a tus ojos, y le has mostrado tan grande misericordia salvándome la vida; mas no puedo escapar a la montaña, sin riesgo de que me alcance la destrucción y la muerte. 20He ahí cerca esa ciudad donde podría refugiarme. Es tan pequeña. Con tu permiso huiré a ella —¿no es ella tan pequeña?— y vivirá mi alma.” 21Contestole: “Bien, te concedo también esta gracia de no destruir la ciudad de la cual hablas. 22[176]Date prisa, refúgiate allá; pues nada podré hacer hasta que hayas entrado en ella.” Por eso fue llamada aquella ciudad Segor. 23Salía el sol sobre la tierra cuando Lot entraba en Segor.

Destrucción de Sodoma

24[177]Entonces Yahvé hizo llover sobre Sodoma y sobre Gomorra azufre y fuego que venía de Yahvé, desde el cielo. 25Y destruyó aquellas ciudades y toda la Vega, con todos los habitantes de las ciudades, hasta las plantas del suelo. 26[178]Mas la mujer de (Lot) miró atrás y se convirtió en estatua de sal. 27Levantose Abrahán muy de mañana y se fue al lugar donde había estado en pie delante de Yahvé. 28Miró hacia Sodoma y Gomorra, y hacia toda la región de la Vega, y vio que de aquella tierra subía humo, como humo de un horno. 29Así, pues, cuando Dios destruyó las ciudades de la Vega, se acordó de Abrahán y sacó a Lot de en medio de la ruina, al asolar las ciudades donde Lot habitaba.

Las hijas de Lot

30[179]Subió Lot de Segor y habitó con sus hijas en la montaña, porque tuvo miedo de quedarse en Segor. Se estableció, por eso, en una cueva, él y sus dos hijas. 31Y dijo la mayor a la menor: “Nuestro padre es viejo y no hay en el país hombre que se llegue a nosotras, como es costumbre en toda la tierra. 32Vayamos a embriagar a nuestro padre con vino, y nos acostaremos con él, a fin de conseguir de nuestro padre descendencia.” 33Embriagaron, pues, con vino a su padre esa misma noche, y entró la mayor y se acostó con su padre, sin que él se diera cuenta de ello, ni cuando ella se acostó ni cuando se levantó.

34Al día siguiente dijo la mayor a la menor: “Mira, yo me acosté anoche con mi padre; démosle a beber vino también esta noche, y entra tú para acostarte con él, de modo que de nuestro padre consigamos descendencia.” 35Embriagaron, pues, con vino, también aquella noche a su padre y fue la menor a acostarse con él, sin que él se diera cuenta de ello, ni cuando ella se acostó, ni cuando se levantó. 36Y sucedió que las dos hijas de Lot concibieron de su padre. 37La mayor dio a luz un hijo, a quien llamó Moab. Es el padre de los moabitas hasta hoy. 38También la menor dio a luz un hijo, el cual llamó Ben-ammi, Es el padre de los ammonitas hasta hoy.

GÉNESIS 20

Abrahán en Gerar

1[180]De allí se trasladó Abrahán a la región del Négueb, y habitó entre Cades y el Sur, morando temporalmente en Gerar. 2[181]Y dijo Abrahán de Sara, su mujer: “Es mi hermana”; por lo cual Abimelec, rey de Gerar, envió a tomar a Sara. 3Pero vino Dios a Abimelec en el sueño durante la noche, y le dijo: “He aquí que morirás a causa de la mujer que has tomado, porque es mujer casada.” 4Abimelec aún no se había acercado a ella, por lo cual dijo: “Señor, ¿matarás Tú también a gente justa? 5¿No me dijo él mismo: ‘Es mi hermana’, y ella también dijo: ‘Es mi hermano’? Con sencillez de mi corazón, y con manos inocentes he hecho esto.” 6[182]Y le respondió Dios en sueños: “Bien sé que con sencillez de corazón has hecho esto; y Yo soy también quien te he preservado de pecar contra Mí. Por eso no te he permitido que la tocaras. 7Devuélve, pues, la mujer de este hombre, porque es un profeta y rogará por ti, para que vivas; mas si no la devuelves, sabe que morirás indefectiblemente, tú con todos los tuyos.

8Se levantó Abimelec muy de mañana, llamó a todos sus siervos y contó a sus oídos todas estas palabras. Y quedaron muy amedrentados. 9Después llamó Abimelec a Abrahán, y le dijo “¿Qué es lo que has hecho con nosotros? ¿Y en qué te he ofendido, para que hayas traído sobre mí y mi reino un pecado tan grande? Has hecho tú conmigo cosas que no deben hacerse.” 10[183]Y Abimelec siguió diciendo a Abrahán: “¿Qué has visto para que hicieras esto?” 11Respondió Abrahán: “Pensé: Seguramente no hay temor de Dios en este lugar y me van a matar a causa de mi mujer.” 12[184]Y en verdad, ella es también mi hermana, hija de mi padre, aunque no hija de mi madre; y vino a ser mi mujer. 13Mas cuando Dios me hizo errar fuera de la casa de mi padre, le dije a ella: “Este es el favor que me has de hacer. En cualquier lugar a que lleguemos, dirás de mí: ‘Es mi hermano’.”

14Entonces Abimelec tomó ovejas y ganado y siervos y siervas, y se los dio a Abrahán. Le devolvió también a Sara, su mujer, diciéndole: 15“He aquí que mi tierra está a tu disposición; habita en donde mejor te parezca.” 16[185]Y a Sara le dijo: “Mira, he dado mil siclos de plata a tu hermano. Esto te servirá para velar tus ojos ante todos los que están contigo. Así quedas justificada.” 17Y rogó Abrahán a Dios, y sanó Dios a Abimelec, y a su mujer, y a sus siervas, y ellas tuvieron hijos. 18Porque Yahvé había cerrado completamente toda matriz en la casa de Abimelec, a causa de Sara, mujer de Abrahán.

GÉNESIS 21

Nacimiento de Isaac

1Visitó, pues, Yahvé a Sara según había dicho, y cumplió en ella lo prometido. 2Concibió Sara y dio a Abrahán un hijo en su vejez, al tiempo que Dios había predicho. 3Abrahán dio al hijo que le nació y cuya madre era Sara, el nombre de Isaac. 4Y circuncidó Abrahán a Isaac, su hijo, a los ocho días, como Dios le había mandado. 5Abrahán tenía cien años cuando nació su hijo Isaac. 6[186]Y dijo Sara:

“Dios me ha dado motivo para reírme;

todo el que lo sepa se reirá de mí.”

7Y agregó:

“¿Quién hubiera dicho a Abrahán

que Sara amamantaría hijos?;

pues le he dado un hijo

en su vejez.”

8Creció el niño y fue destetado; y el día en que fue destetado Isaac, dio Abrahán un gran convite. 9Mas cuando Sara vio que el hijo que Abrahán había recibido de Agar la egipcia, se burlaba, 10[187]dijo a Abrahán: “Echa fuera a esta esclava y a su hijo; porque el hijo de esta esclava no ha de ser heredero con mi hijo Isaac.”

Expulsión de Agar e Ismael

11Esta palabra parecía muy dura a Abrahán, por cuanto se trataba de su hijo. 12[188]Pero Dios dijo a Abrahán: “No te aflijas por el niño y por tu esclava. En todo lo que dijere Sara, oye su voz; pues por Isaac será llamada tu descendencia. 13Mas también del hijo de la esclava hare una nación, por ser descendiente tuyo.”

14Se levantó, pues, Abrahán muy de mañana, tomó pan y un odre de agua, y se lo dio a Agar, poniéndolo sobre el hombro de esta; (le entregó) también el niño, y la despidió. La cual se fue y anduvo errante por el desierto de Bersabee. 15Cuando se acabó el agua del odre, echó ella al niño bajo uno de los arbustos, 16y fue a sentarse frente a él, a la distancia de un tiro de arco; porque decía “No quiero ver morir al niño.” Sentada, pues en frente, alzó su voz y prorrumpió en lágrimas. 17Mas Dios oyó la voz del niño; y el Ángel de Dios llamó a Agar desde el cielo, y le dijo: “Qué te pasa, Agar? No temas, porque Dios ha oído la voz del niño en el lugar donde está. 18[189]Levántate, alza al niño, y tómalo de la mano, porque haré de él un gran pueblo.” 19[190]Y le abrió Dios los ojos, y ella vio un pozo de agua; fue y llenó el odre de agua, y dio de beber al niño. 20Y Dios asistió al niño, el cual creció y habitó en el desierto, y vino a ser tirador de arco. 21[191]Se estableció en el desierto de Farán, y su madre le dio una mujer de la tierra de Egipto.

Alianza entre Abrahán y Abimelec

22[192]En aquel tiempo Abimelec, acompañado de Picol, capitán de sus tropas, dijo a Abrahán: “Dios está contigo en todo lo que haces. 23Ahora bien, júrame, aquí por Dios que no me engañarás, ni a mí, ni a mis hijos, ni a mis nietos, sino que me tratarás a mí y la tierra que te dio hospedaje con la bondad que yo he usado contigo.” 24Respondió Abrahán: “Lo juraré.” 25[193]Pero se quejó Abrahán ante Abimelec con motivo de un pozo de agua del que se habían apoderado los siervos de Abimelec. 26A lo cual contestó Abimelec: “No sé quien ha hecho esto; ni tú me lo has manifestado, ni yo lo he oído hasta ahora.”

27Tomó entonces Abrahán ovejas y ganado y se los dio a Abimelec; e hicieron los dos un pacto. 28Mas como Abrahán pusiese aparte siete corderas del rebaño, 29le dijo Abimelec: “¿Qué significan estas siete corderas que has puesto aparte?” 30Respondió: “Estas siete corderas has de aceptar de mi mano, para que me sirvan de testimonio de que yo he excavado este pozo.” 31[194]Por eso fue llamado aquel lugar Bersabee, porque allí juraron los dos.

32Hicieron, pues alianza en Bersabee; y se levantó Abimelec, con Picol, capitán de sus tropas, y se volvieron al país de los filisteos. 33Después plantó (Abrahán) un tamarisco en Bersabee e invocó allí el nombre de Yahvé, el Dios eterno. 34Y se detuvo Abrahán mucho tiempo en el país de los filisteos.

GÉNESIS 22

El sacrificio de Isaac

1Después de esto probó Dios a Abrahán, y le dijo “¡Abrahán!” “Heme aquí”, contestó este. 2[195]Le dijo entonces: “Toma a tu hijo único, a quien amas, a Isaac, y ve a la tierra de Moriah, y ofrécele allí en holocausto sobre uno de los montes que Yo te mostraré.”

3Se levantó, pues, Abrahán muy de mañana, aparejó su asno y tomó consigo dos de sus criados y a Isaac, su hijo; después de partir leña para el holocausto se puso en camino para ir al lugar que Dios le había indicado. 4Cuando al tercer día Abrahán alzó los ojos y vio el lugar desde lejos, 5dijo a sus mozos: “Quedaos aquí con el asno; yo y el niño iremos hasta allá para adorar, y después volveremos con vosotros.” 6Tomó, pues, Abrahán la leña para el holocausto, la cargó sobre Isaac, su hijo, y tomó en su mano el fuego y el cuchillo; y caminaron los dos juntos.

7Y se dirigió Isaac a Abrahán, su padre diciendo: “Padre mío”; el cual respondió: “Heme aquí, hijo mío”. Y dijo (Isaac): “He aquí el fuego y la leña, mas ¿dónde está el cordero para el holocausto?” 8[196]Contestó Abrahán: “Dios se proveerá de cordero para el holocausto, hijo mío.” Y siguieron caminando los dos juntos.

9Llegado al lugar que Dios le había indicado, erigió Abrahán allí el altar, y dispuso la leña, después ató a Isaac su hijo, y le puso sobre el altar, encima de la leña. 10Y alargando su mano tomó Abrahán el cuchillo para degollar a su hijo, 11[197]cuando he aquí que el Ángel de Yahvé le llamó desde el cielo, diciendo: “¡Abrahán, Abrahán!” Él respondió: “Heme aquí.” 12[198]Dijo entonces (el Ángel): “No extiendas tu mano contra el niño, ni le hagas nada; pues ahora conozco que eres temeroso de Dios, ya que no has rehusado darme tu hijo, tu único.”

13Y alzó Abrahán los ojos y miró, y vio detrás de él un carnero, enredado por los cuernos en un zarzal. Fue Abrahán y tomó el carnero, y lo ofreció en holocausto en lugar de su hijo. 14Y dio Abrahán a aquel lugar el nombre de “Yahvé ve” por donde se dice hoy día: “En el monte de Yahvé se verá”.

El premio a la obediencia

15El Ángel de Yahvé llamó a Abrahán por segunda vez desde el cielo, 16y dijo: “Por mí mismo he jurado, dice Yahvé: Por cuanto has hecho esto, y no has rehusado darme a tu hijo, tu único, 17[199]te colmaré de bendiciones y multiplicaré grandemente tu descendencia como las estrellas del cielo, y como las arenas de la orilla del mar, y tus descendientes poseerán la puerta de sus enemigos; 18[200]y en tu descendencia serán benditas todas las naciones de la tierra, porque has obedecido mi voz.” 19Luego volvió Abrahán a sus criados y levantándose se dirigieron juntos a Bersabee, y habitó Abrahán en Bersabee.

Descendencia de Nacor.

20Pasadas estas cosas fue dada a Abrahán esta noticia: “También Milcá ha dado a luz hijos a Nacor, tu hermano (cuyos nombres son): 21Us, el cual es su primogénito; Buz, su hermano; Camuel, padre de Aram, 22Cased, Azau, Feldas, Jedlaf y Batuel. 23Batuel engendró a Rebeca. Estos ochos dio Milcá a luz a Nacor, hermano de Abrahán. 24Su concubina, llamada Reumá, le dio también hijos: Tábeh, Gáham, Tahas y Maaca.

GÉNESIS 23

Muerte y sepultura de Sara.

1Sara vivió ciento veinte y siete años; tantos fueron los años de la vida de Sara. 2Murió Sara en Quiriat-Arbá, que es Hebrón, en la tierra de Canaán y vino Abrahán a llorar a Sara y hacer duelo por ella. 3[201]Después se levantó Abrahán de junto a su difunta, y habló con los hijos de Het diciendo: 4[202] “Extranjero y huésped soy en medio de vosotros; dadme una propiedad sepulcral entre vosotros, para que pueda enterrar a mi difunta, sacándola de mi vista.” 5Los hijos de Het respondieron a Abrahán, diciéndole: 6“Óyenos, señor, tú eres un príncipe de Dios en medio de nosotros; entierra a tu difunta en el mejor de nuestros sepulcros; ninguno de nosotros te negará su sepulcro, para que entierres a tu muerta.”

7Entonces se levantó Abrahán, y postrándose ante el pueblo del país, los hijos de Het, 8les habló en estos términos: “Si es vuestra buena voluntad que sepulte yo a mi difunta, sacándola de mi vista, escuchadme, y rogad por mí a Etrón, hijo de Sóhar, 9[203]que me ceda la cueva de Macpelá que es de su propiedad y que está al extremo de su campo; que me la ceda por buena plata, para poseer sepultura entre vosotros.” 10Efrón estaba sentado entre los hijos de Het, y respondió Efrón, el heteo, a Abrahán en presencia de los hijos de Het, de todos los que habían venido a la puerta de la ciudad, diciendo: 11No, señor mío; óyeme; te doy el campo y te cedo la cueva que está en él; en presencia de los hijos de mi pueblo te la cedo; entierra a tu muerta.”

12Entonces Abrahán, postrándose de nuevo ante el pueblo del país, 13dijo a Efrón, oyéndolo el pueblo del país: “¡Ojalá me escucharas! Te doy el precio del campo; recíbelo de mí, y enterraré allí a mi muerta.” 14Respondió Efrón a Abrahán, diciéndole: 15“Señor mío, escúchame: Un terreno de cuatrocientos siclos de plata, entre tú y yo, ¿qué es esto? Sepulta a tu muerta.” 16Oyó Abrahán a Efrón; y Abrahán pesó a Efrón el dinero que este había pedido en presencia de los hijos de Het: cuatrocientos siclos de plata corriente entre mercaderes.

17Con esto el campo de Efrón, que estaba en Macpelá frente a Mamré, el campo y la cueva que estaba en él, con todos los árboles de ese campo, con todos sus contornos, 18[204]vino a ser propiedad de Abrahán, estando presentes los hijos de Het, todos los que habían venido a la puerta de su ciudad. 19[205]Después de esto sepultó Abrahán a Sara, su mujer, en la cueva del campo, en Macpelá, frente a Mamré, que es Hebrón, en la tierra de Canaán. 20Así este campo, y la cueva que había en él, vinieron a ser propiedad de Abrahán como posesión sepulcral, adquirida de los hijos de Het.

GÉNESIS 24

Abrahán elige esposa a Isaac

1[206]Era Abrahán ya viejo, de edad muy avanzada; y Yahvé había bendecido a Abrahán en todo. 2[207]Dijo, pues, Abrahán al siervo más viejo de su casa, el cual administraba todo lo que tenía: “Pon, te ruego, tu mano debajo de mi muslo, 3para que te haga jurar por Yahvé, Dios del cielo y Dios de la tierra, de que no tomarás mujer para mi hijo de las hijas de los cananeos en medio de los cuales habito; 4[208]sino que irás a mi tierra y a mi parentela, a fin de tomar mujer para mi hijo Isaac.”

5Respondiole el siervo: “Tal vez no quiera la mujer venir conmigo a este país. ¿Debo en tal caso llevar a tu hijo a la tierra de donde saliste?” 6Contestole Abrahán: “Guárdate de llevar allá a mi hijo. 7Yahvé, el Dios del cielo, que me sacó de la casa de mi padre y del país de mi nacimiento, y que me habló y me juró, diciendo: ‘A tu descendencia daré esta tierra’; Él enviará su ángel delante de ti, de modo que puedas traer de allí mujer para mi hijo. 8Si la mujer no quisiere venir contigo, estarás libre de este mi juramento, pero no lleves allá a mi hijo.” 9Entonces puso el siervo su mano debajo del muslo de Abrahán, su señor, y le prestó juramento sobre estas cosas.

El siervo de Abrahán llega a Mesopotamia

10Luego tomó el siervo diez camellos de su señor y emprendió el viaje, llevando consigo las cosas más preciosas que tenía su señor, y levantándose se dirigió a Mesopotamia, a la ciudad de Nacor. 11Allí hizo arrodillar los camellos fuera de la ciudad, junto al pozo de agua, al caer la tarde, al tiempo que suelen salir las mujeres a sacar agua; 12y dijo: “Yahvé, Dios de mi señor Abrahán, concede, te ruego, que tenga suerte hoy, y ten misericordia de mi señor Abrahán. 13Heme aquí en pie junto a la fuente de aguas, adonde las hijas de los habitantes de la ciudad están saliendo a sacar agua. 14Ahora bien, la joven a quien yo dijere: ‘Baja, por favor, tu cántaro para que yo beba’, y ella respondiere: ‘Bebe tú, y también a tus camellos daré de beber’, esa sea la que designaste para tu siervo Isaac; y en esto conoceré que has tenido misericordia de mi señor.”

15Aún no había acabado de hablar, cuando he aquí que salía Rebeca, hija de Batuel, el hijo de Milcá, mujer de Nacor, hermano de Abrahán. 16La joven era de muy hermoso aspecto, virgen, que no había conocido varón. Bajó a la fuente, llenó su cántaro y volvió a subir. 17El siervo le salió al encuentro y dijo: “Dame de beber un poco de agua de tu cántaro.” 18“Bebe, señor mío”, respondió ella, y se apresuró a bajar el cántaro de su mano, y le dio de beber. 19Y después de darle de beber, dijo: “También para tus camellos sacaré agua, hasta que acaben de beber.” 20Y vaciando apresuradamente su cántaro en el abrevadero, corrió otra vez al pozo para sacar agua, y sacó para todos sus camellos.

21[209]Entretanto el hombre la contemplaba en silencio por saber si Yahvé había bendecido o no su camino. 22Cuando los camellos acabaron de beber, tomó el hombre un anillo de oro, de medio siclo de peso, y dos brazaletes que pesaban diez siclos de oro para los brazos de ella. 23Y preguntó: “¿De quién eres hija? Dime, te ruego, ¿hay en casa de tu padre lugar para pasar la noche?” 24Ella le contestó: “Soy hija de Batuel, el hijo de Milcá, a quien ella dio a luz a Nacor.” 25Y agregó: “Tenemos paja y forraje en abundancia, y lugar para pernoctar.”

26Entonces se postró el hombre y adoró a Yahvé, 27y dijo: “Bendito sea Yahvé, el Dios de mi señor Abrahán, que no ha dejado de mostrar su benevolencia y su fidelidad para con mi señor, pues me ha guiado Yahvé en el camino a la casa de los hermanos de mi señor.”

28Entretanto, la joven se fue corriendo y contó en casa de su madre todas estas cosas.

El siervo de Abrahán en casa de Nacor

29Tenía Rebeca un hermano que se llamaba Labán. Salió entonces Labán presuroso afuera en busca del hombre que estaba junto a la fuente. 30Había visto el anillo, y los brazaletes en las manos de su hermana, y había oído las palabras de Rebeca, su hermana, que decía: “Así me habló el hombre.” Vino, pues, al hombre cuando este estaba todavía con los camellos junto a la fuente. 31Y dijo: “¡Entra, bendito de Yahvé! ¿Por qué te quedas afuera?, pues tengo preparado la casa, y un lugar para los camellos.” 32Fue el hombre a la casa, y desaparejó los camellos, Entretanto dio (Labán) paja y forraje a los camellos, y agua para que se lavasen los pies al hombre y los que le acompañaban.

33[210]Después le sirvió la comida; mas él dijo: “No comeré hasta que haya dicho mi mensaje.” A lo que respondió (Labán): “Habla.” 34Dijo, pues: “Yo soy siervo de Abrahán. 35Yahvé ha colmado de bendiciones a mi señor, el cual se ha hecho rico, pues le ha dado ovejas y ganado, plata y oro, siervos y siervas, camellos y asnos. 36Y Sara, mujer de mi señor, envejecida ya, dio a luz un hijo a mi señor, quien le ha dado todo cuanto posee. 37Y me hizo jurar mi señor, diciendo: «No tomarás mujer para mi hijo de las hijas de los cananeos en cuya tierra habito, 38sino que irás a casa de mi padre y a mi parentela, y traerás mujer para mi hijo». 39Yo dije a mi señor: «Tal vez no quiera la mujer venir conmigo». 40Mas él respondió: «Yahvé, en cuya presencia ando, enviará su ángel contigo, y prosperará tu camino, y así tomarás mujer para mi hijo de mi parentela y de la casa de mi padre. 41[211]Serás libre de mi maldición cuando llegues a mi parentela; si no te la dieren, libre quedarás entonces de mi maldición». 42Ahora bien, llegué hoy a la fuente y dije: «Yahvé, Dios de mi señor Abrahán, si en verdad Tú bendices el camino por donde yo ando, 43he aquí que me quedo junto a la fuente de agua; si saliere una doncella a sacar agua, y yo le dijere: ‘Dame de beber un poco de agua de tu cántaro’, 44y ella me respondiere: ‘Bebe tú, y también para tus camellos sacaré agua’, esa será la mujer que Yahvé ha designado para el hijo de mi señor. 45Y aún no había acabado de hablar en mi corazón, cuando he aquí que salía Rebeca, con su cántaro al hombro, y ella bajó a la fuente y sacó agua. Yo le dije: «Dame, te ruego, de beber» 46y al mismo instante ella bajó su cántaro de sobre su hombro, y dijo «Bebe, y también a tus camellos daré de beber». Bebí y ella abrevó también a los camellos. 47[212]Entonces le pregunté, diciendo: «¿De quién eres hija?» Me respondió: «Soy hija de Batuel, el hijo de Nacor, para quien Milcá le dio a luz». Luego puse el anillo en su nariz, y los brazaletes en sus manos; 48y postrándome adoré a Yahvé, y bendije a Yahvé, el Dios de mi señor Abrahán, que me ha conducido por camino recto, a fin de traer la hija del hermano de mi señor, para su hijo. 49Por lo cual, si ahora queréis usar de benevolencia y lealtad con mi señor, decídmelo; y si no, decídmelo también, para que yo me dirija a la derecha o a la izquierda.”

50Respondieron Labán y Batuel, diciendo: “De Yahvé viene esto; nosotros no podemos decirte ni mal ni bien. 51Ahí tienes a Rebeca, tómala y vete, y sea ella mujer del hijo de tu señor, como lo ha dispuesto Yahvé.” 52Cuando el siervo de Abrahán oyó lo que decían, se postró en tierra ante Yahvé. 53[213]Y sacó el siervo objetos de plata y objetos de oro y vestidos y los dio a Rebeca; hizo también ricos presentes a su hermano y a su madre.

El siervo vuelve con Rebeca.

54Después comieron y bebieron, él y los hombres que le acompañaban y pasaron la noche. Cuando se levantaron a la mañana, dijo: “Dejadme volver a casa de mi señor.” 55A lo cual respondieron el hermano de ella y su madre: “Quédese la niña con nosotros algunos días, unos diez; después partirá.” 56Mas él les contestó: “No me detengáis, ya que Yahvé ha bendecido mi viaje; despedidme para que vaya a mi señor.” 57Ellos dijeron: “Llamemos a la joven y preguntemos lo que diga ella.” 58Llamaron, pues, a Rebeca, y la preguntaron: “Quieres ir con este hombre.” “Iré”, contestó ella.

59Entonces despidieron a Rebeca, su hermana, y a su nodriza, y al siervo de Abrahán con sus hombres. 60Y bendijeron a Rebeca, diciéndole:

“¡Hermana nuestra,

crezcas en millares y decenas de millares,

y apodérese tu descendencia

de la puerta de sus enemigos!”

61Después se levantó Rebeca con sus doncellas, y montadas sobre los camellos, siguieron al hombre, el cual tomó a Rebeca y partió.

Casamiento de Isaac con Rebeca.

62[214]Entre tanto Isaac había vuelto del pozo del “Viviente que me ve”; pues habitaba en la región del Négueb; 63[215]y por la tarde cuando salió al campo a meditar y alzó los ojos vio que venían unos camellos. 64También Rebeca alzó sus ojos y viendo a Isaac, descendió del camello; 65y preguntó al siervo: “Quién es aquel hombre que viene por el campo a nuestro encuentro” Contestó el siervo: “Es mi señor.” Entonces ella tomó su velo y se cubrió. 66[216]El siervo contó a Isaac todo lo que había hecho; 67[217]y condujo Isaac a Rebeca a la tienda de Sara, su madre; y tomó a Rebeca, la cual pasó a ser su mujer; y la amó; y así se consoló Isaac después de la muerte de su madre.

GÉNESIS 25

Últimos años y muerte de Abrahán

1Abrahán tomó todavía otra mujer, que se llamaba Keturá. 2De esta le nacieron Simrán, Jocsán, Madán, Madián, Jesboc y Sua. 3Jocsan engendró a Sabá y a Dedán. Los hijos de Dedán fueron los Asurim, los Letusim y los Leummim. 4Los hijos de Madián fueron Efá, Efer, Enoc, Abidá y Eldaá. Todos estos son hijos de Keturá.

5[218]Todo cuanto tenía dio Abrahán a Isaac. 6A los hijos de sus concubinas les hizo donaciones; y, viviendo aún él mismo, los separó de Isaac, enviándolos hacia el Oriente, a las regiones orientales.

7Estos fueron los días de los años de la vida de Abrahán: ciento setenta y cinco años. 8[219]Expiró Abrahán y murió en buena vejez, anciano y satisfecho; y fue a reunirse con su pueblo. 9Isaac e Ismael, sus hijos lo enterraron en la cueva de Macpelá, en el campo de Efrón, hijo de Sohar, el heteo, frente a Mamré, 10[220]en el campo que Abrahán había comprado a los hijos de Het. Allí está sepultado Abrahán, con Sara, su mujer.

11[221]Después de la muerte de Abrahán bendijo Dios a Isaac, su hijo, el cual habitaba junto al pozo del “Viviente que me ve”.

Descendientes de Ismael

12[222]Estos son los descendientes de Ismael, hijo de Abrahán, que le nació de Agar la egipcia, esclava de Sara. 13Y estos son los nombres de los hijos de Ismael, según los nombres de sus linajes: El primogénito de Ismael fue Nebayot; después Kedar, Abdeel, Mibsam, 14Mismá, Dumá, Masá. 15Hadad, Temá, Yetur, Nafís y Kedmá. 16Estos son los hijos de Ismael, y estos son sus nombres según sus poblados y sus campamentos; doce príncipes de otros tantos pueblos. 17Y estos fueron los años de la vida de Ismael: ciento treinta y siete años; después expiró y murió, y fue a reunirse con su pueblo. 18[223]Habitó desde Havilá hasta Sur, que está frente a Egipto, cuando uno va a Asiria, y se extendió al este de todos sus hermanos.

IV. DESDE ISAAC HASTA JOSÉ
Nacimiento de Esaú y Jacob

19Esta es la historia de Isaac, hijo de Abrahán: Abrahán engendró a Isaac. 20Isaac tenía cuarenta años cuando tomó por mujer a Rebeca, hija de Batuel, arameo, de Mesopotamia, hermana de Labán, arameo. 21Rogó Isaac a Yahvé por su mujer, porque ella era estéril; y Yahvé le escuchó, y concibió Rebeca, su mujer. 22[224]Pero se chochaban los hijos en su seno, por lo cual dijo “Si es así, ¿qué será de mí?” Y se fue a consultar a Yahvé. 23[225]Le respondió Yahvé:

“Dos pueblos están en tu seno,

dos naciones que se dividirán desde tus entrañas.

Y una nación será más fuerte que la otra;

pues el mayor servirá al menor.”

24Y he aquí, cuando llegó el tiempo de dar a luz, había mellizos en su seno. 25[226]Salió el primero, rubio todo él como un manto de pelo; y le llamaron Esaú. 26Después salió su hermano, que con su mano tenía agarrado el talón de Esaú; por lo cual le llamaron Jacob. Isaac contaba sesenta años cuando nacieron.

Esaú vende la primogenitura

27[227]Crecieron los niños, y fue Esaú diestro en la caza, hombre del campo; Jacob, empero, hombre apacible, que quedaba en casa. 28Isaac amaba a Esaú, porque comía de su caza; Rebeca, por su parte, quería a Jacob. 29Ahora bien, Jacob habíase hecho un guiso; y cuando Esaú, muy fatigado, volvió del campo, 30[228]dijo a Jacob: “Por favor, déjame comer de este guiso rojo, que estoy desfallecido.” Por esto fue llamado Edom. 31[229]Respondió Jacob: “Véndeme ahora mismo tu primogenitura.” 32“Mira, dijo Esaú, yo me muero, ¿de qué me sirve la primogenitura?” 33Replicó Jacob: “Júramelo ahora mismo.” Y él se lo juró, vendiendo a Jacob su primogenitura. 34Entonces Jacob dio a Esaú pan y el guiso de lentejas, y este comió y bebió; después se levantó y se marchó. Así despreció Esaú la primogenitura.

GÉNESIS 26

Dios renueva las bendiciones dadas a Abrahán

1Vino un hambre sobre el país, fuera de la primera hambre que había habido en tiempo de Abrahán. Se fue entonces Isaac a Gerar, a Abimelec, rey de los filisteos. 2Pues se le apareció Yahvé, y le dijo: “No desciendas a Egipto; fija tu residencia en el país que Yo te indicaré. 3Vive como extranjero en este país, y Yo estaré contigo y te bendeciré; porque a ti y a tu descendencia daré todas estas tierras, y cumpliré el juramento que hice a tu padre Abrahán. 4[230]Multiplicaré tu posteridad como las estrellas del cielo, y daré a tu descendencia todas estas tierras; y en tu descendencia serán benditas todas las naciones de la tierra, 5por haber obedecido Abrahán mi voz, y haber cumplido mi servicio, mis mandamientos, mis estatutos y mis leyes.”

Abimelec y Rebeca

6Habitó, pues, Isaac en Gerar. 7[231]Al preguntarle los hombres del lugar acerca de su mujer, dijo: “Es mi hermana”; porque tenía miedo de que al decir: “Es mi mujer”, lo matasen los hombres del lugar a causa de Rebeca; pues ella era de hermoso aspecto. 8[232]Mas como se prolongase allí su estancia, aconteció que Abimelec, rey de los filisteos, mirando por una ventana vio que Isaac acariciaba a su mujer Rebeca. 9Entonces llamó Abimelec a Isaac y le dijo: “Bien veo que ella es tu mujer. ¿Por qué, pues dijiste: ‘Es mi hermana’?” Y le respondió Isaac: “Porque pensé: No vaya yo a morir por causa de ella.” 10Replicó Abimelec: “¿Qué es esto que nos has hecho? Fácilmente alguno del pueblo hubiera podido tomar tu mujer, y hubieras traído sobre nosotros un pecado.” 11Por lo cual dio Abimelec a todo el pueblo una orden que decía: “Quien tocare a este hombre o a su mujer, morirá irremisiblemente.”

Dios bendice a Isaac con bienes

12Sembró Isaac en aquella tierra, y cosechó aquel año el ciento por uno; pues Yahvé le bendijo. 13[233]Y el hombre se hizo rico y fue engrandeciéndose cada día más, de manera que vino a ser muy rico. 14Tenía rebaños de ovejas y de ganados y mucha servidumbre. Por lo cual los filisteos le tuvieron envidia; 15y cegaron todos los pozos que los siervos de su padre habían cavado en tiempo de Abrahán, su padre y los llenaron de tierra.

Isaac se retira del país de los filisteos

16Dijo entonces Abimelec a Isaac: “Retírate de nosotros, porque te has hecho mucho más poderoso que nosotros.” 17Fuése, pues, Isaac de allí, y acampó en el valle de Gerar, donde fijó su residencia. 18Isaac abrió de nuevo los pozos de agua cavados en los días de Abrahán, su padre, que los filisteos habían cegado después de la muerte de Abrahán; y les dio los mismos nombres que les había puesto su padre. 19Después cavaron los siervos de Isaac en el valle, y hallaron allí un pozo de agua viva. 20Pero riñeron los pastores de Gerar con los pastores de Isaac, diciendo: “Nuestra es el agua.” De donde llamó al pozo Esec, porque habían reñido con él. 21Cavaron otro pozo; y también por él se pelearon, por lo cual le puso por nombre Sitná. 22[234]Partió de allí y cavó otro pozo, por el cual no hubo altercado; por tanto lo llamó Rehobot, diciendo: “Porque ahora Yahvé nos ha dado anchura, y podremos prosperar sobre la tierra.”

Isaac en Bersabee

23De allí subió a Bersabee; 24y se le apareció Yahvé aquella noche, y dijo:

“Yo soy el Dios de Abrahán, tu padre.

No temas, porque Yo estoy contigo;

te bendeciré,

y multiplicaré tu descendencia

por amor a Abrahán, mi siervo.”

25Erigió allí un altar, donde invocó el nombre de Yahvé y plantó su tienda; y los siervos de Isaac cavaron allí un pozo.

26[235]Vino entonces a él Abimelec desde Gerar, con Ahuzar, su amigo, y Picol, capitán de sus tropas. 27Isaac les dijo: “¿Cómo es que venís a mí, vosotros que me odiáis y me habéis echado de entre vosotros?” 28Contestaron ellos: “Hemos visto claramente que Yahvé está contigo; por lo cual nos dijimos: Haya un juramento entre nosotros, entre ti y nosotros. Pactaremos alianza contigo, 29de que no nos harás mal alguno, así como nosotros no te hemos tocado, pues no hemos hecho contigo sino bien, y te hemos despedido en paz. Tú eres ahora el bendito de Yahvé.” 30Entonces les dio un convite, y comieron y bebieron; 31y levantándose muy de mañana juraron el uno al otro. Después los despidió Isaac, y se retiraron de él en paz.

32Aquel mismo día vinieron los siervos de Isaac a darle noticia del pozo que habían cavado, diciéndole: “Hemos hallado agua.” 33[236]Y lo llamó Sebá. Por eso el nombre de aquella ciudad es Bersabee hasta el día de hoy.

Esaú se casa con mujeres paganas

34Cuando Esaú tenía cuarenta años, tomó por mujeres a Judit, hija de Beerí, heteo, y a Basemat, hija de Elón, heteo, 35[237]las cuales causaron a Isaac y Rebeca mucha amargura.

GÉNESIS 27

Isaac bendice a su hijo Jacob

1Cuando Isaac era viejo y se le habían debilitado los ojos, de modo que ya no veía, llamó a Esaú, su hijo mayor, y le dijo: “Hijo mío”; el cual le contestó: “Heme aquí.” 2Y dijo: “Mira, yo soy viejo, y no sé el día de mi muerte. 3Toma, pues, ahora tus armas, tu aljaba, y tu arco, y sal al campo, cázame algo, 4y prepárame un buen guiso, según mi gusto, y tráemele para comida, y mi alma te bendecirá antes de morirme.”

5Mas Rebeca estaba escuchando cuando Isaac hablaba a Esaú, su hijo; y cuando Esaú fue al campo a cazar una presa de casa para traérselo, 6habló Rebeca con Jacob, su hijo, diciendo: “Mira, he oído a tu padre cómo hablando con Esaú tu hermano, le decía: 7[238] ‘Tráeme caza, y hazme un buen guiso para comida, y te bendeciré delante de Yahvé antes de morirme’. 8Ahora bien, hijo mío, oye mi voz en lo que te mando. 9Ve al rebaño, y tráeme de allí dos buenos cabritos; y yo haré con ellos para tu padre un sabroso guiso como a él le gusta; 10[239]y se lo presentarás a tu padre, el cual lo comerá y te bendecirá antes de su muerte”. 11Contestó Jacob a Rebeca, su madre: “Mira que Esaú, mi hermano, es hombre velludo, y yo lampiño. 12Quizás me palpe mi padre; seré entonces a sus ojos como quien se burla de él y me acarrearé maldición, en lugar de bendición.” 13Replicole su madre: “Sobre mí tu maldición, hijo mío; oye tan solo mi voz, anda y tráemelos.”

14Fué, pues, a tomarlos, y los trajo a su madre; e hizo su madre un sabroso guiso, como le gustaba a su padre. 15Después tomó Rebeca vestidos de Esaú, su hijo mayor, los mejores que tenía en casa, y los vistió a Jacob, su hijo menor. 16Y con las pieles de los cabritos le cubrió las manos y la parte lisa de su cuello. 17Luego puso el guiso y el pan que había preparado, en manos de Jacob su hijo, 18el cual entró donde estaba su padre, y dijo “Padre mío”, a lo que este respondió: “Heme aquí; ¿quién eres, hijo mío?” 19[240] “Yo soy tu primogénito Esaú”, dijo Jacob a su padre. “He hecho como me dijiste; levántate, te ruego, siéntate, y come de mi caza, para que me bendiga tu alma.” 20Preguntó Isaac a su hijo: “¿Cómo es que has podido encontrarla tan pronto, hijo mío?” El cual respondió: “porque Yahvé, tu Dios me la puso delante.” 21Dijo entonces Isaac a Jacob: “Acércate, y te palparé, a ver si realmente eres o no mi hijo Esaú.”

22Acercose, pues Jacob a su padre Isaac, el cual lo palpó y dijo: “La voz es la voz de Jacob, pero las manos son las manos de Esaú.” 23Y no lo reconoció, porque sus manos estaban velludas, como las manos de su hermano Esaú y así lo bendijo. 24Pero repitió la pregunta: “¿Eres tú realmente mi hijo Esaú?” Y él respondió: “Soy yo.” 25Dijo entonces: “Acércame la caza, y comeré de ella, hijo mío, para que te bendiga mi alma.” Se la acercó, y comió; le sirvió también vino y bebió. 26Después le dijo Isaac, su padre: “Acércate y bésame, hijo mío.” 27[241]Se acercó y lo besó; y cuando (Isaac) sintió la fragancia de sus vestidos, le bendijo diciendo:

“Mira, el olor de mi hijo

es como el olor de un campo

bendecido por Yahvé.

28[242]¡Te de Dios del rocío del cielo,

y de la grosura de la tierra,

y abundancia de trigo y de vino!

29¡Sírvante pueblos,

y póstrense delante de ti naciones;

sé señor de tus hermanos,

e inclínense ante ti los hijos de tu madre!

¡Maldito el que te maldiga,

y bendito quien te bendiga!”

Isaac bendice también a Esaú

30Apenas Isaac había acabado de bendecir a Jacob, y no bien había salido Jacob de la presencia de su padre Isaac, cuando Esaú, su hermano, volvió de su caza. 31Hizo también un sabroso guiso y presentándolo a su padre le dijo: “Levántese mi padre y coma la caza de su hijo, para que me bendiga tu alma.” 32Isaac, su padre, le dijo: “¿Quién eres tú?” Le contestó: “Soy tu hijo, el primogénito tuyo Esaú.” 33Asombrose Isaac sobremanera, hasta el extremo, y dijo: “¿Quién es, pues, aquel que fue a cazar y me trajo caza, y yo he comido de todo antes que tu vinieses, y lo he bendecido de suerte que quedará bendito?”

34Al oír Esaú las palabras de su padre, lanzó un grito fuerte y extremadamente amargo, y dijo a su padre: “¡Bendíceme también a mí, padre mío!” 35Mas él respondió: “Ha venido tu hermano con engaño, y se ha llevado tu bendición.” 36[243]Dijo entonces (Esaú): “Con razón se llama Jacob; pues me ha suplantado ya dos veces: me quitó la primogenitura, y ya ves que ahora me ha quitado la bendición.” Y añadió “¿No has reservado bendición para mí? 37[244]Isaac respondió y dijo a Esaú: “Mira, le he puesto por señor tuyo, le he dado por siervos a todos sus hermanos y le he provisto de trigo y vino. Por ti, pues, ¿qué podré hacer ahora, hijo mío?” 38Dijo Esaú a su padre: “¿No tienes más que un sola bendición, padre mío? ¡Bendíceme también a mí, padre mío!” y levantó Esaú su voz y rompió a llorar.

39Entonces repuso Isaac, su padre, diciendo:

“He aquí que lejos de la grosura

de la tierra será tu morada,

y lejos del rocío que baja del cielo.

40[245]De tu espada vivirás,

y servirás a tu hermano,

pero cuando empieces a dominar,

romperás su yugo de sobre tu cerviz.”

Esaú amenaza a Jacob con la muerte

41Esaú concibió odio contra Jacob a causa de la bendición con que le había bendecido su padre; y dijo Esaú en su corazón: “Se acercan ya los días en que haré duelo por mi padre; después mataré a Jacob, mi hermano.” 42Rebeca tuvo noticia de las palabras de Esaú, su hijo mayor; por lo cual envió a llamar a Jacob, su hijo menor, y le dijo: “Mira, tu hermano Esaú quiere vengarse de ti, matándote. 43Ahora, pues, hijo mío, oye mi voz: levántate y huye a Harán, a casa de mi hermano Labán; 44y estarás con él algún tiempo, hasta que se apacigüe la cólera de tu hermano; 45hasta que la ira de tu hermano se aparte de ti, y él se olvide de lo que le has hecho. Yo entonces enviaré por ti y te traeré de allá. ¿Por qué he de quedar privada de vosotros dos en un mismo día? 46[246]Y dijo Rebeca a Isaac: “Me da fastidio el vivir, a causa de las hijas de Het. Si Jacob toma mujer de las hijas de Het, como estas, de las hijas de este país, ¿para qué seguir viviendo?”

GÉNESIS 28

Isaac envía a Jacob a Mesopotamia

1Llamó, pues, Isaac a Jacob y lo bendijo, y le dio esta orden: “No tomes mujer de las hijas de Canaán. 2Levántate y ve a Mesopotamia, a casa de Batuel, padre de tu madre, y toma de allí mujer, de las hijas de Labán, hermano de tu madre. 3Bendígate el Dios Todopoderoso, y te haga crecer, y te multiplique, para que llegues a ser padre de muchos pueblos. 4Y te conceda la bendición de Abrahán, a ti y a tu descendencia contigo; a fin de que poseas la tierra de tus peregrinaciones, que Dios ha dado a Abrahán.” 5Despidió, pues, Isaac a Jacob, el cual se fue a Mesopotamia, a Labán, hijo de Batuel, arameo, hermano de Rebeca, madre de Jacob y Esaú.

Esaú se casa con una hija de Ismael

6Vio, pues Esaú que Isaac había bendecido a Jacob, y le había enviado a Mesopotamia a fin de que allí se tomase mujer, y que al bendecirlo le había dado la orden: “No tomes mujer de las hijas de Canaán”, 7y que Jacob, obedeciendo a su padre y a su madre, había marchado a Mesopotamia, 8conoció Esaú que las hijas de Canaán eran malas a los ojos de Isaac, su padre, 9[247]por lo cual fue Esaú a Ismael, y se tomó por mujer, sobre las mujeres que ya tenía, a Mahalat, hija de Ismael, el hijo de Abrahán y hermana de Nabayot.

Viaje de Jacob a Harán

10Jacob salió de Bersabee y se dirigió a Harán. 11[248]Llegado a cierto lugar, pasó allí la noche, porque ya se había puesto el sol. Y tomando una de las piedras del lugar, se la puso por cabezal, y se acostó en aquel sitio. 12[249]Y tuvo un sueño: he aquí una escalera que se apoyaba en la tierra, y cuya cima tocaba en el cielo; los ángeles de Dios subían y bajaban por ella. 13Y sobre ella estaba Yahvé, que dijo: “Yo soy Yahvé, el Dios de tu padre Abrahán, y el Dios de Isaac; la tierra en que estás acostado, te la daré a ti y a tu descendencia. 14[250]Tu posteridad será como el polvo de la tierra; y te extenderás hacia el occidente y hacia el oriente, hacia el aquilón y hacia el mediodía; y en ti y en tu descendencia serán benditas todas las tribus de la tierra. 15Y he aquí que Yo estaré contigo, y te guardaré en todos tus caminos y te restituiré a esta tierra; porque no te abandonaré hasta haber cumplido cuanto te he dicho.”

16[251]Cuando Jacob despertó de su sueño, exclamó: “Verdaderamente Yahvé está en este lugar y yo no lo sabía.” 17Y lleno de temor añadió: “¡Cuan venerable es este lugar!, no es sino la casa de Dios y la puerta del cielo.” 18[252]Se levantó Jacob muy de mañana, tomó la piedra que había puesto por cabezal, la erigió en monumento y derramó óleo sobre ella. 19[253]Y llamó a aquel lugar Betel —antiguamente el nombre de la ciudad era Luz—. 20[254]Y Jacob hizo un voto, diciendo: “Si Dios está conmigo, y me guarda en este viaje que hago, y me da pan que comer y ropa con que vestirme, 21y vuelvo yo en paz a la casa de mi padre, entonces será Yahvé mi Dios. 22Esta piedra que he erigido en monumento será casa de Dios; y de todo lo que me dieres, te daré el diezmo sin falta.”

GÉNESIS 29

Jacob en casa de Labán

1[255]Jacob prosiguió su viaje y se fue al país de los hijos de Oriente. 2Mirando vio en el campo un pozo y he aquí tres rebaños de ovejas sesteando junto a él; pues en aquel pozo se abrevaban los rebaños; y había una piedra grande sobre la boca del pozo. 3Allí se reunían todos los rebaños; (los pastores) removían la piedra de sobre la boca del pozo, para abrevar los rebaños, y después volvían aponer la piedra en su lugar sobre la boca del pozo. 4Díjoles Jacob: “Hermanos, ¿de dónde sois?” Contestaron: “Somos de Harán”. 5[256]Les preguntó: “¿Conocéis a Labán, hijo de Nacor?” Respondieron: “Lo conocemos.” 6Les dijo entonces: “¿Está bien?” “Bien está, respondieron ellos, y he aquí a Raquel, su hija, que viene con su rebaño.” 7Entonces dijo: “Todavía es muy de día, no es hora de recoger el ganado; abrevad las ovejas, y volved a apacentarlas.” 8Ellos respondieron: “No podemos, hasta que se reúnan todos los rebaños y se remueva la piedra de sobre la boca del pozo para que abrevemos las ovejas.”

9Aún estaba hablando con ellos, cuando llegó Raquel con las ovejas de su padre, pues ella era pastora. 10Como viese Jacob a Raquel, hija de Labán, hermano de su madre, se acercó y removió la piedra de sobre la boca del pozo y abrevó las ovejas de Labán, hermano de su madre. 11Y besó Jacob a Raquel, y alzó su voz para llorar. 12[257]Luego declaró Jacob a Raquel que era hermano de su padre e hijo de Rebeca. Tras lo cual ella echó a correr y avisó a su padre. 13Cuando Labán oyó lo que le decía de Jacob, hijo de su hermana, corrió a su encuentro, lo abrazó, lo besó y lo condujo a su casa. Y (Jacob) contó a Labán todas estas cosas. 14Díjole entonces Labán: “De veras, eres hueso mío y carne mía.” Y estuvo con él por espacio de un mes.

Jacob se casa con Raquel

15Dijo Labán a Jacob: “¿Acaso por ser mi hermano, has de servirme de balde? Dime cuál será tu salario.” 16Ahora bien, tenía Labán dos hijas; el nombre de la mayor era Lía, y el nombre de la menor, Raquel. 17[258]Lía tenía los ojos enfermos; Raquel, en cambio, era de buena figura y de hermoso aspecto. 18Jacob amaba a Raquel, por lo cual dijo: “te serviré siete años por Raquel, tu hija menor.” 19Labán respondió: “Mejor es dártela ti, que dársela a otro; quédate conmigo.”

20[259]Sirvió, pues, Jacob por Raquel siete años, que le parecieron como unos pocos días, por el amor que le tenía. 21Dijo entonces Jacob a Labán: “Dame mi mujer, que se han cumplido los días, y me llegaré a ella.” 22Reunió, pues, Labán a toda la gente del lugar y dio un banquete. 23Mas por la noche tomó a Lía, su hija, y la llevó a Jacob, y este se llegó a ella. 24[260]Y dio Labán a su hija Lía su sierva Silfá para esclava. 25Llegada la mañana, vio (Jacob) que era Lía. Dijo, pues, a Labán: “¿Qué es lo que has hecho conmigo? ¿No te he servido por Raquel? ¿Por qué me has engañado?” 26Respondió Labán: “No es costumbre en nuestra tierra dar la menor antes que la mayor. 27Cumple la semana con esta, y te daremos también la otra, por el servicio que me prestarás durante otros siete años.” 28Jacob lo hizo así; y habiendo cumplido la semana con ella, le dio por mujer a su hija Raquel. 29Y dio Labán por esclava a su hija Raquel su sierva Bilhá. 30[261]Así se llegó (Jacob) también a Raquel, a la cual amó más que a Lía y sirvió a (Labán) otros siete años.

Hijos de Lía

31Viendo Yahvé que Lía era menospreciada, la hizo fecunda, mientras Raquel era estéril. 32[262]Concibió Lía y dio a luz un hijo, al cual llamó Rubén, pues decía: “Yahvé ha mirado mi aflicción; ahora sí que me amará mi marido.” 33Concibió otra vez y dio a luz un hijo, y dijo: “Yahvé oyó que yo era menospreciada; por eso me ha dado también este.” Y le llamó Simeón. 34Concibió de nuevo y dio a luz un hijo, y dijo: “Ahora, esta vez, mi marido se aficionará a mí, ya que le he dado tres hijos.” Por eso le llamó Leví. 35Volvió a concebir, y dio a luz un hijo, y dijo “Esta vez alabaré a Yahvé.” Por tanto, le puso por nombre Judá; y cesó de tener hijos.

GÉNESIS 30

Los restantes hijos de Jacob

1Viendo Raquel que no daba hijos a Jacob, tuvo envidia de su hermana, y dijo a Jacob: “Dame hijos, de lo contrario me muero.” 2Entonces se airó Jacob contra Raquel, y dijo: “¿Estoy yo acaso en el lugar de Dios, que te ha negado el fruto del seno?” 3[263]A lo cual ella contestó: “Ahí tienes a mi sierva Bilhá: llégate a ella para que dé a luz sobre mis rodillas. Así también yo tendré descendencia, por medio de ella.” 4Diole, pues, a Bilhá, su sierva, por mujer; y Jacob se llegó a ella. 5Concibió Bilhá y dio a Jacob un hijo. 6Y dijo Raquel: “Dios me ha hecho justicia, y también ha oído mi voz, concediéndome un hijo.” Por eso le llamó Dan. 7Concibió otra vez Bilhá, sierva de Raquel, y dio a Jacob un segundo hijo. 8[264]Entonces dijo Raquel: “Luchas de Dios he luchado con mi hermana y he vencido.” Y le llamó Neftalí.

9Ahora bien, cuando Lía vio que había dejado de dar a luz, tomó a Silfá, su sierva, y se la dio a Jacob por mujer. 10Y cuando Silfá, sierva de Lía, dio a Jacob un hijo, 11exclamó Lía: ¡Qué buena suerte!”, y le puso por nombre Gad. 12Silfá, sierva de Lía, dio a Jacob también un segundo hijo, 13y dijo Lía: “¡Por dicha mía!, porque me llamarán dichosa las doncellas.” Y le llamó Aser.

14Un día salió Rubén, en tiempo de la cosecha del trigo, y halló mandrágoras en el campo, que llevó a su madre Lía. Y dijo Raquel a Lía: “Dame, por favor, de las mandrágoras de tu hijo.” 15[265]Mas ella le contestó: “¿Te parece poco haberme quitado mi marido? ¿Quieres también quitarme las mandrágoras de mi hijo?” A lo cual contestó Raquel: “Duerma entonces contigo esta noche, a trueque de las mandrágoras de tu hijo.” 16A la tarde, cuando Jacob volvió del campo, salió Lía a su encuentro y le dijo: “A mí has de venir, pues te he comprado por las mandrágoras de mi hijo”; por lo cual aquella noche durmió con ella. 17Y oyó Dios a Lía, que concibió y dio a Jacob un quinto hijo. 18Y dijo Lía. “Dios ha dado mi recompensa por haber dado mi sierva a mi marido”; y le llamó Isacar. 19Lía concibió otra vez y dio un sexto hijo a Jacob. 20Y dijo Lía: “Dios me ha dado un buen regalo; ahora habitará mi marido conmigo, pues le he dado seis hijos.” Y le puso por nombre Zabulón. 21Después dio a luz una hija, a la que llamó Dina.

22Se acordó Dios también de Raquel, la oyó y la hizo fecunda. 23[266]Concibió y dio a luz un hijo, y dijo: “Ha quitado Dios mi oprobio.” 24Y le puso por nombre José, diciendo: “Añádame Yahvé otro hijo”.

Dios enriquece a Jacob

25Cuando Raquel hubo dado a luz a José, dijo Jacob a Labán: “Déjame marchar, e iré a mi lugar y a mi tierra. 26Dame mis mujeres y mis hijos, por quienes te he servido, y me iré; bien sabes los servicios que te he hecho.” 27Le respondió Labán: “¡Halle yo gracia a tus ojos! He observado que Yahvé me ha bendecido por tu causa.” 28Y agregó: “Fíjame tu salario, y lo daré.” 29Contestó él: “Tú sabes cómo te he servido, y cómo ha crecido tu hacienda conmigo. 30Poco era lo que tenías antes de mi venida, pero se ha aumentado en extremo, pues Yahvé te ha bendecido con mi llegada. Ahora, pues, ¿cuándo podré trabajar también por mi casa?” 31Le preguntó (Labán): “¿Qué es lo que he de darte?” “No me des nada, respondió Jacob, antes bien haz conmigo lo que te voy a decir, y volveré a pastorear y guardar tu rebaño. 32[267]Recorreré hoy toda tu grey, apartando de ella todo animal salpicado y mancho y todo animal negro entre los corderos y todo animal manchado y salpicado entre las cabras, y (esto) será mi recompensa. 33Y responderá por mí mi rectitud el día de mañana, cuando se presente delante de ti mi salario: Todo lo que no fuere salpicado y manchado entre las cabras, y negro entre los corderos, será en mí un robo.” 34“Bien está, dijo Labán, sea como dices.”

35Y aquel mismo día (Labán) separó los chivos listados y manchados y todas las cabras salpicadas y manchadas, todo lo que tenía algo de blanco, y todo lo negro entre los corderos, y lo entregó en manos de sus hijos. 36Además fijó una distancia de tres jornadas entre él y Jacob, el cual siguió apacentando el resto del rebaño de Labán. 37[268]Entonces tomó Jacob unas varas verdes de álamo, de almendro y de plátano, y les quitó parte de la corteza, dejando al descubierto lo blanco de las varas. 38Y colocó las varas así descortezadas en los canales o abrevaderos de agua a donde venían los animales a beber. (Las colocó) a la vista de los animales, para que se encelasen al tiempo de beber. 39Y así se encelaban los animales a la vista de las varas, y parían crías listadas, salpicadas y manchadas. 40[269]Y Jacob separó los corderos, dirigiendo ese ganado hacia las reses listadas y poniendo, en cambio, todo lo negro en el rebaño de Labán; y él colocó sus hatos aparte, sin ponerlos junto al rebaño de Labán. 41Y cada vez que se encelaban las reses robustas, ponía Jacob las varas ante los ojos del ganado en los abrevaderos, para que se encelasen ante las varas. 42Mas cuando el ganado estaba débil, no las ponía, de modo que las crías débiles eran para Labán, y las robustas para Jacob. 43Así el hombre se enriqueció de un modo extraordinario, y tuvo muchos rebaños, siervas y siervos, camellos y asnos.

GÉNESIS 31

Vuelta de Jacob a Canaán

1Oyó Jacob las palabras de los hijos de Labán, que decían: “Jacob se ha apoderado de todo lo que era de nuestro padre, y con la hacienda de nuestro padre ha adquirido toda esta riqueza.” 2Jacob observó también el rostro de Labán y vio que no era para él como antes. 3Dijo, pues, Yahvé a Jacob: “Vuélvete a la tierra de tus padres y a tu parentela, y Yo estaré contigo.” 4Entonces Jacob envió llamar a Raquel y a Lía al campo, donde estaban sus rebaños, 5y le dijo “Veo que el rostro de vuestro padre no es para mí como antes, mas el Dios de mi padre ha estado conmigo. 6Como sabéis he servido a vuestro padre con todas mis fuerzas; 7[270]pero vuestro padre se ha burlado de mí, cambiando diez veces mi salario, aunque Dios no le ha permitido dañarme. 8Si él decía: ‘Las ovejas salpicas serán tu salario’, todas las ovejas parían crías salpicadas. Y se decía: ‘Las listadas serán tu salario’, todas las ovejas parían crías listadas. 9[271]De esta suerte Dios ha quitado la hacienda de vuestro padre y me la ha entregado a mí. 10Al tiempo que las ovejas entraban en calor, alcé mis ojos y vi en sueños que los machos que cubrían el ganado eran listados, salpicados y manchados, 11[272]Y me dijo el Ángel de Dios en sueño: ‘¡Jacob!’, a lo cual yo respondí: ‘Heme aquí.’ 12Y dijo Él: ‘Alza los ojos, y verás que todos los machos que cubren el ganado son listados, salpicados y manchados, porque he visto todo lo que te ha hecho Labán. 13Yo soy el Dios de Betel, donde ungiste un monumento, y donde me hiciste un voto. Ahora, pues, levántate, sal de esta tierra, y vuelve al país de tu nacimiento.”

14Respondieron Raquel y Lía, diciéndole: “¿Tenemos acaso todavía alguna parte y herencia en la casa de nuestro padre? 15¿No nos ha tratado como extranjeras?, pues nos vendió, y se comió por completo nuestro dinero. 16Mas ahora toda la riqueza que Dios ha quitado a nuestro padre, es nuestra y de nuestros hijos. Haz, pues, cuanto te ha dicho Dios.” 17[273]Se levantó entonces Jacob, hizo subir a sus hijos y a sus mujeres sobre los camellos, 18y llevándose todo su ganado, y toda su hacienda que había adquirido, los bienes que había ganado en Mesopotamia, y se fue a Isaac, su padre, al país de Canaán.

Labán da alcance a Jacob

19[274]Labán había ido a esquilar sus ovejas. Entre tanto robó Raquel los terafim que tenía su padre, 20y Jacob engañó a Labán, arameo, no comunicándole su huída. 21[275]Pues huyó con todo lo que era suyo, y levantándose pasó el río, y se encaminó hacia las montañas de Galaad. 22Al tercer día recibió Labán la noticia de que Jacob había escapado. 23Entonces tomó a sus hermanos consigo, y persiguiéndolo durante siete días, le dio alcance en la montaña de Galaad. 24[276]Mas Dios se llegó a Labán, arameo, en sueño durante la noche y le dijo: “Guárdate de decir a Jacob cosa alguna, sea buena, sea mala.” 25Alcanzó, pues Labán a Jacob, cuando este tenía fijadas sus tiendas en el monte, y acampó también Labán, con sus hermanos, en el monte de Galaad.

26Y dijo Labán a Jacob: “¿Qué es lo que has hecho? Me engañaste y te has llevado a mis hijas como cautivas de guerra. 27¿Por qué escapaste secretamente, engañándome, y no me avisaste? Te habría despedido con alegría y cantos, con tamboriles y cítaras. 28Ni siquiera me has dejado besar a mis hijos y a mis hijas. De veras, has obrado neciamente. 29Está en mi mano el haceros mal; pero el Dios de vuestro padre me habló anoche, diciendo: ‘Guárdate de decir a Jacob cosa alguna, sea buena, sea mala.’ 30Mas ya que has partido, porque tanto deseabas ir a la casa de tu padre, ¿por qué has robado mis dioses?” 31Contestó Jacob, y dijo a Labán: “Tuve miedo, pues pensaba que tal vez me quitarías tus hijas. 32En cuanto a tus dioses, aquel en cuyo poder los encuentres, que muera. En presencia de nuestros hermanos haz tus pesquisas, y en caso que tengo yo algo, llévatelo.” Pues Jacob no sabía que Raquel los había robado. 33Entró entonces Labán en la tienda de Jacob, y en la tienda de Lía, y en la tienda de las dos siervas, y no halló nada. Salió de la tienda de Lía, y entró en la tienda de Raquel. 34Mas Raquel había tomado los terafim y los había metido en la albarda del camello, sentándose encima, y a Labán que registró toda la tienda, sin encontrar nada, 35le dijo: “No se irrite mi señor si no puedo levantarme delante de ti; porque estoy con la costumbre de las mujeres.” De manera que él, a pesar de escudriñarlo (todo), no halló los terafim.

36[277]Entonces Jacob, montado en cólera, recriminó a Labán; y tomando Jacob la palabro dijo a Labán: “¿Cuál es mi crimen, y cuál mi pecado, para que tanto te enardezcas en mi persecución? 37Después de registrar todo mi equipaje, ¿qué has hallado de todos los objetos de tu casa? Ponlo aquí delante de mis hermanos y de tus hermanos, y sean ellos jueces entre nosotros dos. 38Hace veinte años que estoy contigo, y tus ovejas y tus cabras no han abortado, y no me he comido los carneros de tu rebaño. 39Lo destrozado no te lo he mostrado, pues yo mismo pagaba el daño; y lo robado de noche y lo robado de día de mi mano lo reclamabas. 40[278]De día me consumía el calor, y de noche el frío, y huía el sueño de mis ojos. 41Esta ha sido mi suerte por veinte años en tu casa. Catorce años te he servido por tus dos hijas, y seis años por tu rebaño; y diez veces has cambiado mi salario. 42[279]Si el Dios de mi padre, el Dios de Abrahán y el Temor de Isaac, no hubiera estado conmigo, me habrías ahora despedido con las manos vacías. Mas Dios ha visto mi aflicción, y el trabajo de mis manos; y Él (te) recriminó la noche pasada.”

Labán hace alianza con Jacob

43Respondiendo dijo Labán a Jacob: “Las hijas, hijas mías son, los hijos son hijos míos y los rebaños, rebaños míos; y todo cuanto ves, mío es. Mas ¿qué puedo hacer hoy a estas mis hijas, o a sus hijos que ellas han dado a luz? 44Ahora, ven, pues, pactemos alianza, yo y tú, que será para testimonio entre los dos.” 45Tomó entonces Jacob una piedra, y la erigió en monumento. 46Y dijo Jacob a sus hermanos: “Recoged piedras.” Y recogieron piedras e hicieron un montón; y comieron allí sobre aquel montón. 47[280]Labán lo llamó “Jegar-Sahaduta”, y Jacob lo llamó “Galaad”. 48Y dijo Labán: “Este majano sea hoy testigo entre mí y entre ti” Por eso se le dio el nombre de Galaad, 49y también de Masfá, porque dijo: “¡Vele Yahvé sobre nosotros dos, cuando nos hallemos separados el uno del otro! 50Si tu maltratas a mis hijas, o si tomas otras mujeres, además de mis hijas, estará entre nosotros no un hombre; mira, es Dios quien estará como testigo entre los dos.” 51Y siguió diciendo Labán a Jacob: “He aquí este majano, y he aquí este monumento que he erigido entre mí y entre ti; 52este majano sea testigo, y testigo sea este monumento de que yo no pasaré este majano yendo contra ti, y de que tú no pasarás este majano y este monumento yendo contra mí para hacerme mal. 53El Dios de Abrahán, el Dios de Nacor y el Dios de sus padres sea juez entre nosotros”. Y Jacob juró por el Temor de su padre Isaac.

54Luego ofreció Jacob un sacrificio en el monte e invitó a sus hermanos a comer. Comieron, pues, y pasaron la noche en el monte. 55A la mañana se levantó Labán muy temprano, besó a sus hijos y a sus hijas y los bendijo; luego se puso en camino para volver a su lugar.

GÉNESIS 32

Temores de Jacob

1Prosiguió Jacob su camino y le salieron al encuentro ángeles de Dios. 2[281]Al verlos, dijo Jacob: “Este es el campamento de Dios”; y llamó a aquel lugar Mahanaim. 3[282]Luego envió Jacob mensajeros delante de sí a su hermano Esaú, al país de Seír, a las campiñas de Edom, 4[283]y les dio esta orden: “Así diréis a mi señor Esaú: Esto dice tu siervo Jacob: He estado con Labán donde me detuve como huésped hasta hoy. 5Tengo bueyes, asnos, ovejas, siervos y siervas; y ahora envío mensaje a mi señor, para hallar gracia a tus ojos.” 6Los mensajeros volvieron a Jacob, diciendo: “Hemos ido a tu hermano Esaú, y él viene a tu encuentro con cuatrocientos hombres.”

7Se atemorizó entonces Jacob en gran manera, y lleno de angustia dividió la gente que tenía, incluso las ovejas, el ganado mayor y los camellos, en dos campamentos; 8pues se decía: “Si viene Esaú a uno de los dos campamentos y lo destroza, se salvará el campamento restante.” 9Y oró Jacob: “Oh Dios de mi padre Abrahán y Dios de mi padre Isaac, Yahvé, que me dijiste: Vuelve a tu tierra y al país de tu nacimiento, que Yo te haré bien, 10¡qué poco merecía yo todas las mercedes y toda la fidelidad de que has hecho objeto a tu siervo! Pues con solo mi cayado pasé este Jordán, y ahora he venido a formar dos campamentos. 11[284]Líbrame, te ruego, de la mano de mi hermano, de la mano de Esaú; porque le temo, no sea que venga y me destruya a mí y a las madres con los hijos. 12[285]Tú mismo dijiste: Yo te colmaré de bienes y haré tu descendencia como las arenas del mar, que a causa de su muchedumbre no pueden contarse.”

Jacob aplaca a su hermano Esaú

13Habiendo pasado allí aquella noche, tomó Jacob de lo que tenía a mano para hacer un presente a Esaú, su hermano: 14doscientas cabras y veinte machos cabríos, doscientas ovejas y veinte carneros, 15treinta camellas criando con sus crías, cuarenta vacas y diez toros, veinte asnas y diez pollinos. 16Los entregó a sus siervos, cada rebaño aparte, y dijo a sus siervos: “Id delante de mí, dejando un espacio entre rebaño y rebaño.” 17Y dio al primero esta orden: “Cuando te encontrare Esaú, mi hermano, y te preguntare: ¿De quién eres, y adónde vas, y de quién es lo (que marcha) delante de ti?, 18dirás: De tu siervo Jacob; es un presente, enviado a mi señor Esaú; y he aquí que él mismo viene detrás de nosotros.” 19Y también al segundo, como asimismo al tercero, y a todos los que iban tras los rebaños, mandó: “En estos términos hablaréis a Esaú cuando lo encontrareis.” 20Y diréis también: “He aquí, tu siervo Jacob viene detrás de nosotros.” Porque se decía: Aplacaré su ira con el presente que va delante de mí; después veré su rostro; quizá me sea propicio. 21Pasó, pues el presente delante de él; mas él se quedó aquella noche en el campamento.

La lucha con el Ángel

22[286]Aquella noche se levantó Jacob, tomó a sus dos mujeres, a sus dos siervas y a sus once hijos, para pasar el vado del Yaboc. 23Los tomó, y los hizo pasar el río, e hizo pasar también todo lo que tenía. 24[287]Así se quedó Jacob solo, y luchó con él un hombre hasta rayar el alba. 25[288]Pero viendo que no le podía, le tocó en la articulación del muslo de Jacob mientras luchaba con él. 26Por lo cual dijo: “Déjame que ya raya el alba.” Mas (Jacob) contestó: “No te dejaré ir si no me bendices.” 27Le preguntó él: “¿Cuál es tu nombre?”, y respondió: “Jacob.” 28[289]Le dijo entonces: “En adelante no te llamarás más Jacob, sino Israel; porque has luchado con Dios y con hombres, y has prevalecido.” 29Preguntole Jacob, diciendo: “Dime, por favor, tu nombre.” Mas él contestó: “¿Por qué preguntas mi nombre?” Y le bendijo allí.

30[290]Jacob dio a aquel lugar el nombre de Fanuel, porque (dijo): “He visto a Dios cara a cara, y ha quedado a salvo mi vida.” 31Apenas había pasado de Fanuel cuando salió el sol; e iba cojeando del muslo. 32[291]Por tanto, los hijos de Israel no comen, hasta el día de hoy, el nervio ciático, que está en la articulación del muslo, por haber sido tocada la articulación del muslo de Jacob en el nervio ciático.

GÉNESIS 33

Reconciliación con Esaú

1Cuando Jacob alzando los ojos vio que venía Esaú, y con él cuatrocientos hombres, repartió los niños entre Lía y Raquel y las dos siervas, 2poniendo delante a las siervas con sus hijos, detrás a Lía con sus hijos, y a Raquel con José los postreros. 3Él mismo se les adelantó y se postró en tierra siete veces, hasta que se hubo acercado a su hermano. 4[292]Entonces Esaú corrió a su encuentro, le abrazó, se echó sobre su cuello y le besó; y lloraron. 5Alzando los ojos, vio (Esaú) a las mujeres y a los niños, y preguntó: “¿Quiénes son estos que tienes contigo?” Respondió: “Son los hijos que Dios ha dado a tu siervo.” 6Y se acercaron las siervas, ellas y sus hijos, y se postraron. 7Acercose también Lía con sus hijos, y se postraron; y después se acercaron José y Raquel, y se postraron. 8Preguntó entonces: “¿Qué significa toda esta caravana que acabo de encontrar?” A lo que respondió (Jacob): “Es para hallar gracia a los ojos de mi señor.” 9“Vivo en abundancia, hermano mío, contestó Esaú; sea para ti lo que es tuyo.” 10[293]Pero Jacob replicó: “De ninguna manera. Si he hallado gracia a tus ojos, acepta mi presente de mi mano, por cuanto he visto tu rostro como quien ve el rostro de Dios, y me has mostrado tu benevolencia. 11[294]Acepta, pues, mi bendición que te he traído; pues Dios me ha favorecido y tengo de todo.” Y le instó tanto que aceptó.

12Luego dijo (Esaú): “Partamos y pongámonos en marcha, y yo iré delante de ti.” 13Mas él respondió: “Mi señor sabe que los niños son tiernos, y que tengo ovejas y vacas preñadas; y si las arrean apresuradamente un solo día, morirá todo el ganado. 14Adelántese, pues, mi señor a su siervo, y yo seguiré lentamente, al paso de los rebaños que llevo delante, y al paso de los niños, hasta que llegue a mi señor, a Seír.” 15Respondió Esaú: “Dejaré entonces para ti parte de la gente que tengo conmigo.” Mas (Jacob) dijo: “¿Para qué esto? ¡Con tal que halle yo gracia a los ojos de mi señor!” 16Se volvió, pues, Esaú ese mismo día rumbo a Seír.

Jacob en Sucot y Siquem

17[295]Jacob marchó a Sucot, donde hizo una casa para sí, y cabañas para su ganado. Por donde se llamó aquel lugar Sucot. 18[296]De vuelta de Mesopotamia llegó Jacob sano y salvo a la ciudad de Siquem, que está en el país de Canaán, y acampó frente a la ciudad. 19[297]Y compró a los hijos de Hemor, padre de Siquem, por cien kesitas, la parte del campo donde había asentado su tienda. 20[298]Allí erigió un altar, y lo llamó El-Elohé-Israel.

GÉNESIS 34

Crimen de los siquemitas

1Diná, la hija que Lía había dado a luz a Jacob, salió para ver a las hijas del país. 2[299]La vio Siquem, hijo de Hemor el heveo, príncipe del país, y la tomó y cohabitó con ella, haciéndole violencia. 3Y se prendó de Dina, hija de Jacob, de tal manera que se enamoró de la joven y le habló al corazón. 4Habló, pues, Siquem a su padre Hemor, diciendo: “Tómame esta joven por mujer.” 5Supo Jacob que (Siquem) había violado a su hija Dina; mas estando sus hijos con el ganado en el campo, se calló Jacob hasta su regreso. 6Entretanto, Hemor, padre de Siquem fue a ver a Jacob para hablar con él.

7Cuando los hijos de Jacob vinieron del campo y lo supieron, se entristecieron y se irritaron mucho, porque con la violación de la hija de Jacob se había cometido un crimen contra Israel, cosa que no se debía hacer. 8Habló Hemor con ellos, y dijo: “Siquem, mi hijo, está enamorado de vuestra hija; os ruego, dádsela por mujer. 9Emparentad con nosotros, dadnos vuestras hijas, y tomad para vosotros nuestras hijas; 10y habitad con nosotros, pues la tierra estará a vuestra disposición. Permaneced en ella, recorredla y tomadla en posesión.”

11También Siquem dijo al padre y a los hermanos de ella: “¡Halle yo gracia a vuestros ojos!, pues daré lo que me pidiereis. 12[300]Exigidme mucha dote y muchos dones; yo daré cuanto me digáis; pero dadme a la joven por mujer.” 13Los hijos de Jacob respondieron a Siquem y a Hemor, su padre, hablando con dolo, por cuanto había violado a Dina su hermana, 14[301]y les dijeron: “No podemos hacer eso de dar nuestra hermana a un hombre incircunciso; porque sería para nosotros una deshonra. 15Solo con esta condición podremos acceder a vuestro deseo: si consentís en ser como nosotros, circuncidando a todo varón de entre vosotros. 16Entonces os daremos nuestras hijas, y nos tomaremos vuestras hijas; y habitaremos con vosotros, formando un solo pueblo. 17Pero, si no queréis escucharnos y no os circuncidáis, tomaremos a nuestra hija y nos iremos.” 18Parecieron bien sus palabras a Hemor y a Siquem, hijo de Hemor; 19y no tardó el joven en hacer aquello, porque estaba prendado de la hija de Jacob; y era él el más distinguido de toda la casa de su padre.

Simón y Leví toman venganza

20[302]Luego fueron Hemor y Siquem, su hijo, a la puerta de su ciudad, y hablaron con los hombres de la ciudad, diciendo: 21“Estos hombres son pacíficos con nosotros; habiten, pues, en el país y lo recorran. He aquí que el país es suficientemente largo y ancho para ellos. Tomaremos a sus hijas por mujeres y les daremos nuestras hijas. 22Pero los hombres solo querrán consentir en habitar con nosotros y formar un mismo pueblo con tal que se circuncide todo varón de entre nosotros, así como ellos son circuncisos. 23Entonces sus ganados y sus riquezas y todas sus bestias, ¿no serán nuestros?, tan solo accedamos a sus deseos; y así habitarán con nosotros.” 24Asintieron a Hemor y a Siquem, su hijo, todos los que venían a la puerta de su ciudad; y se circuncidaron todos los varones que venían a la puerta de su ciudad.

25[303]Mas al tercer día, cuando sintieron los dolores, dos de los hijos de Jacob, Simeón y Leví, hermanos de Dina, tomaron cada uno su espada, y en plena paz entraron en la ciudad, y mataron a todos los varones. 26Mataron también a Hemor y a Siquem, su hijo, al filo de espada; y tomando a Dina de la casa de Siquem se volvieron. 27Después los hijos de Jacob se arrojaron sobre los muertos y saquearon la ciudad, por cuanto habían violado a su hermana. 28Tomaron sus ovejas, sus vacadas y sus asnos; todo lo que había en la ciudad y lo que había en el campo. 29[304]Se llevaron como botín todos sus bienes, a todos sus niños y a sus mujeres, y todo cuanto había en las casas. 30[305]Dijo entonces Jacob a Simeón y Leví: “Me habéis desconcertado, haciéndome odioso a los moradores de esta tierra, a los cananeos y los fereceos; y no tengo sino poca gente; se juntarán contra mí y me matarán; y seré destruido yo y mi casa.” 31Le respondieron: “¿Debió él tratar a nuestra hermana como a una prostituta?”

GÉNESIS 35

Jacob erige un altar en Betel

1Dijo Dios a Jacob: “Levántate, sube a Betel, donde habitarás, y construye allí un altar al Dios que se te apareció cuando ibas huyendo de Esaú, tu hermano. 2[306]Dijo, pues, Jacob a su familia, y a todos los que con él estaban: “Apartad los dioses extraños que hay en medio de vosotros; purificaos y mudad vuestros vestidos. 3Nos levantaremos para subir a Betel, donde construiré un altar al Dios que me oyó en el día de mi angustia y me asistió en el camino por donde he andado.”

4[307]Entonces entregaron a Jacob todos los dioses extraños que tenían, y los pendientes que traían en las orejas; y Jacob los escondió bajo la encina que está cerca de Siquem. 5[308]Luego se pusieron en marcha, y vino el terror de Dios sobre las ciudades circunvecinas, de manera que no persiguieron a los hijos de Jacob. 6Llegó, pues, Jacob a Luz, en tierra de Canaán, que es Betel, él y todo su pueblo con él. 7[309]Allí erigió un altar, y llamó al lugar El-Betel; porque allí se le apareció Dios, cuando huía de su hermano. 8Y murió Débora, nodriza de Rebeca, y fue enterrada al pie de Betel, bajo una encina, la cual fue llamada Encina del Llanto.

El Señor renueva las promesas

9Apareciose Dios otra vez a Jacob después de su vuelta de Mesopotamia, y le bendijo. 10[310]Dios le dijo: “Tu nombre es Jacob; pero ya no te llamarás Jacob; tu nombre será Israel.” Y le puso por nombre Israel. 11Y le dijo Dios: “Yo soy el Dios Omnipotente. Crece y multiplícate; de ti nacerá una nación y una multitud de naciones, y reyes saldrán de tus lomos. 12Y la tierra que di a Abrahán y a Isaac, te la daré a ti; a tu posteridad después de ti daré esta tierra.” 13Y desapareció Dios de su presencia, en el lugar donde había hablado con él. 14[311]En aquel lugar donde había hablado con él levantó Jacob un monumento, un monumento de piedra, sobre el cual ofreció una libación y derramó óleo. 15Y Jacob dio al lugar donde Dios le había hablado, el nombre de Betel.

Muerte de Raquel

16[312]Partieron de Betel, y faltaba aún algún trecho de camino para llegar a Efrata cuando Raquel dio a luz. Tuvo ella un duro parto, 17y cuando peligraba en el parto, le dijo la partera: “No temas, porque también esta vez tienes un hijo.” 18[313]Y al salir su alma —pues estaba ya moribunda— le llamó Benoní; mas su padre le llamó Benjamín. 19Murió, pues, Raquel y fue sepultada en el camino de Efrata, que es Betlehem. 20[314]Erigió Jacob un monumento sobre su tumba, es el monumento de la tumba de Raquel hasta el día de hoy.

Crimen de Rubén

21[315]Partió Israel y asentó sus tiendas más allá de Migdal-Eder. 22[316]Y mientras moraba Israel en aquella región, fue Rubén y cohabitó con Bilhá, concubina de su padre, lo que supo Israel.

Los doce hijos de Jacob

Los hijos de Israel eran doce: 23Hijos de Lía: Rubén, el primogénito de Jacob; Simeón, Leví, Judá, Isacar y Zabulón. 24Hijos de Raquel: José y Benjamín. 25Hijos de Bilhá, sierva de Raquel: Dan y Neftalí. 26Hijos de Silfá, sierva de Lía: Gad y Aser. Estos son los hijos de Jacob que le nacieron en Mesopotamia.

Muerte de Isaac

27Fue Jacob adonde vivía Isaac, su padre, a Mamré, a Quiriat Arbá, que es Hebrón, donde moraron como extranjeros Abrahán e Isaac. 28Fueron los días de Isaac ciento ochenta años. 29[317]Anciano y colmado de días expiró Isaac y murió, y fue reunido con su pueblo; le sepultaron sus hijos Esaú y Jacob.

GÉNESIS 36

Los descendientes de Esaú

1[318]Esta es la historia de Esaú, que es Edom: 2Esaú tomó sus mujeres de entre las hijas de Canaán: a Adá, hija de Elón, heteo; a Oholibamá, hija de Aná, hijo de Sibeón, heveo; 3y a Basemat, hija de Ismael, hermana de Nebayot. 4De Adá nació a Esaú Elifaz, y de Basemat Reuel. 5Oholibamá dio a luz a Jeús, a Jalam y a Core. Estos son los hijos de Esaú, que le nacieron en tierra de Canaán. 6Esaú tomó a sus mujeres, sus hijos y sus hijas, y a todas las almas de su casa, su ganado y todas sus bestias, con todos los bienes que había adquirido en tierra de Canaán, y se dirigió a un país alejado de Jacob, su hermano. 7Porque la hacienda de ellos era tan grande, que no podían habitar juntos; pues la tierra de sus peregrinaciones no era capaz de sostenerlos a causa de sus ganados. 8[319]Se estableció, pues, Esaú en la montaña de Seír. Esaú es lo mismo que Edom.

9Estos son los descendientes de Esaú, padre de los idumeos, en la montaña de Seír, 10y estos son los nombres de sus hijos: Elifaz, hijo de Adá, mujer de Esaú. 11Los hijos de Elifaz fueron: Temán, Omar, Sefó, Gatam y Quenaz. 12Timná fue concubina de Elifaz, hijo de Esaú, y dio a luz a Amalec. Estos son los descendientes de Adá, mujer de Esaú. 13Y estos son los hijos de Reuel: Náhat, Sera, Samá y Misá. Son estos los descendientes de Basemat, mujer de Esaú. 14Los hijos de Oholibamá, hija de Aná, hijo de Sibeón, mujer de Esaú, que ella dio a luz a Esaú, fueron estos: Jeús, Jalam y Core.

15He aquí los príncipes de los hijos de Esaú. De los hijos de Elifaz, primogénito de Esaú: el príncipe Temán, el príncipe Omar, el príncipe Sefó, el príncipe Quenaz, 16el príncipe Core, el príncipe Gatam, el príncipe Amalec. Estos son los príncipes de Elifaz, en el país de Edom, y estos son los descendientes de Adá. 17Los hijos de Reuel, hijo de Esaú, fueron el príncipe Náhat, el príncipe Sera, el príncipe Samá, el príncipe Misá. Estos son los príncipes de Reuel, en el país de Edom; y estos son los descendientes de Basemat, mujer de Esaú. 18Los hijos de Oholibamá, mujer de Esaú, fueron: el príncipe Jeús, el príncipe Jalam, el príncipe Core. Estos son los príncipes de Oholibamá, hija de Aná, mujer de Esaú. 19Estos son los hijos de Esaú, y estos sus príncipes. Este es Edom.

Descendiente de Seír

20[320]He aquí los hijos de Seír, el horreo, que habitaba aquella tierra: Lotá, Sobal, Sibeón, Aná, 21Disón, Eser y Disán. Estos son los príncipes de los horreos, hijos de Seír, en el país de Edom. 22Los hijos de Lotán fueron: Horí y Hemán; y la hermana de Lotán fue Timná. 23Los hijos de Sobal fueron: Alván, Manáhat, Efal, Sefó y Onam; 24[321]y los hijos de Sibeón: Ayá y Aná. Este es el mismo Aná que halló las aguas calientes en el desierto, cuando apacentaba los asnos de su padre Sibeón. 25[322]Los hijos de Aná: Disón y Oholibamá, hija de Aná. 26Los hijos de Disón: Hemdán, Esbán, Itrán y Querán. 27Los hijos de Eser: Bilhán, Saaván y Acán. 28Los hijos de Disán: Us y Arán. 29Estos son los príncipes horreos: el príncipe Lotán, el príncipe Sobal, el príncipe Sibeón, el príncipe Aná, 30el príncipe Disón, el príncipe Eser, el príncipe Disán. Estos son los príncipes horreos, según sus principados en el país de Seír.

Los reyes de Edom

31[323]Estos son los reyes que reinaron en el país de Edom, antes que tuvieran rey los hijos de Israel. 32Reinó en Edom Bela, hijo de Beor; y el nombre de su ciudad era Dinabá. 33Murió Bela, y reinó en su lugar Jobab, hijo de Sera, de Bosra. 34Murió Jobab, y reinó en su lugar Husam, de la tierra de los temanitas. 35Murió Husam, y reinó en su lugar Hadad, hijo de Badad, el que derrotó a Madián en el campo de Moab; y el nombre de su ciudad era Avit. 36Murió Hadad, y reinó en su lugar Samlá, de Masrecá. 37Murió Samlá, y reinó en su lugar Saúl, de Rehobot del Río. 38Murió Saúl, y reinó en su lugar Baalhanán, hijo de Acbor. 39Murió Baalhanán, hijo de Acbor, y reinó en su lugar Hadar; y el nombre de su ciudad era Pau, y el nombre de su mujer Mehetabel, hija de Matred, hija de Mesahab. 40Estos son los nombres de los príncipes de Esaú, según sus familias, según sus territorios, y por sus nombres: el príncipe Timná, el príncipe Alvá, el príncipe Jetet, 41el príncipe Oholibamá, el príncipe Elá, el príncipe Pinón, 42el príncipe Quenaz, el príncipe Temán, el príncipe Mibsar, 43el príncipe Magdiel, el príncipe Iram. Estos son los príncipes de Edom, según sus moradas, en la tierra que ocupa. Este es Esaú, padre de Edom.

V. HISTORIA DE JOSÉ

GÉNESIS 37

Envidia de los hijos de Jacob contra José su hermano

1Habitó Jacob en la tierra de las peregrinaciones de su padre, en la tierra de Canaán. 2[324]He aquí la historia de Jacob.

Cuando José tenía diez y siete años, apacentaba con sus hermanos los rebaños, y por ser todavía joven, estaba con los hijos de Bilhá y los hijos de Silfá, mujeres de su padre; y dio José noticia de la mala fama que ellos tenían. 3[325]Israel amaba a José más que a todos sus hermanos, por ser el hijo de su vejez; y le había hecho un traje talar. 4Viendo, pues, sus hermanos que su padre le amaba más que a todos sus hermanos, cobraron tal odio contra él que no podían hablarle en paz.

5Tuvo José un sueño, que contó a sus hermanos, por lo cual le odiaron más todavía. 6Les dijo: “Escuchad este sueño que he soñado. 7[326]Estábamos atando gavillas en el campo, y vi cómo se levantaba mi gavilla y se mantenía derecha, mientras que vuestras gavillas la rodeaban, y se postraban ante mi gavilla.” 8Le dijeron sus hermanos: “¿Quieres acaso reinar sobre nosotros o dominarnos por completo?” De modo que le odiaron aún más a causa de sus sueños y sus palabras.

9Tuvo, además otro sueño, y lo contó a sus hermanos diciendo: “Mirad, he tenido otro sueño más: el sol y la luna y once estrellas se postraban delante de mí.” 10Lo contó a su padre y a sus hermanos, por lo cual su padre le reprendió, diciendo: “¿Qué sueño es este que has soñado? ¿Debemos acaso venir, yo y tu madre y tus hermanos, y postrarnos en tierra delante de ti?” 11[327]Y sus hermanos le tenían envidia, mas su padre reflexionaba sobre lo sucedido.

José es arrojado en una cisterna.

12Los hermanos de José fueron a apacentar los rebaños de su padre en Siquem, 13y dijo Israel a José: “¿No están tus hermanos pastoreando en Siquem? Ven, que te enviaré a donde ellos están.” Le respondió: “Heme aquí.” 14Y dijo: “Anda, y ve cómo están tus hermanos y cómo se halla el ganado, y tráeme noticias.” Así le envió desde el valle de Hebrón, y (José) se fue a Siquem. 15Y cuando andaba errante por el campo le encontró un hombre, el cual le preguntó: “¿Qué estás buscando?” 16Contestó: “Busco a mis hermanos; dime por favor, dónde están pastoreando.” 17[328]Dijo el hombre; “Se han ido de aquí, pues les oí decir: ‘Vamos a Dotain’.” Con esto se marchó José en busca de sus hermanos, y los halló en Dotain.

18Cuando ellos le vieron desde lejos, ya antes que llegase a ellos, buscaron cómo matarle dolosamente, 19diciéndose uno a otro: “Mirad, ahí viene ese soñador. 20Vamos a matarle y arrojarle en una de estas cisternas; y diremos que una fiera lo ha devorado; entonces veremos qué será de sus sueños.” 21Rubén, que oyó esto, trató de librarlo de sus manos, diciendo: “No le quitemos la vida.” 22[329]Y los exhortó Rubén: “No derraméis sangre; arrojadlo en esta cisterna que está en el desierto, mas no pongáis en él la mano”, (esto decía) para librarlo de su mano, a fin de devolverlo a su padre. 23Con todo, cuando José llegó a sus hermanos, le despojaron de su túnica, el traje talar que traía puesto; 24y tomándolo lo arrojaron en la cisterna. La cisterna estaba vacía, no había agua en ella.

José en Egipto

25[330]Después se sentaron a comer, y levantando los ojos vieron una caravana de ismaelitas que venía de Galaad, y cuyos camellos llevaban especias y bálsamo y resina para transportarlos a Egipto. 26Entonces dijo Judá a sus hermanos: “¿Qué ganaremos con matar a nuestro hermano y ocultar su sangre? 27Vamos, vendámoslo a los ismaelitas y no pongamos en él nuestra mano; pues es nuestro hermano, carne nuestra.” Sus hermanos estaban de acuerdo, 28[331]y cuando pasaron los mercaderes madianitas, sacaron a José, alzándole de la cisterna. Y vendieron a José por veinte piezas de plata a los ismaelitas, que le llevaron a Egipto. 29Cuando Rubén volvió a la cisterna y vio que José no estaba en la cisterna, rasgó sus vestidos, 30y volviéndose a sus hermanos, les dijo: “El niño no aparece; ahora, ¿adónde voy yo?”

31Mas ellos tomaron la túnica de José, degollaron un macho cabrío, empaparon la túnica en la sangre, 32y enviaron el traje talar a su padre, diciendo: “Esto hemos hallado; comprueba, pues, si es o no la túnica de tu hijo.” 33Y él la reconoció y dijo: “Es la túnica de mi hijo; una fiera lo ha devorado. Despedazado, despedazado ha sido José.” 34[332]Y rasgó Jacob sus vestidos, puso un saco sobre sus lomos e hizo duelo por su hijo muchos días. 35[333]Todos sus hijos y todas sus hijas vinieron a consolarle; mas él no quiso ser consolado, sino que dijo: “Por tristeza bajaré adonde está mi hijo, al scheol.” Así lo lloró su padre. 36[334]Los madianitas le vendieron en Egipto a Putifar, eunuco del Faraón, jefe de la guardia.

GÉNESIS 38

Hijos de Judá

1[335]En aquel tiempo se separó Judá de sus hermanos, y bajando llegó a un adullamita que se llamaba Hirá. 2Allí vio Judá a la hija de un cananeo, llamado Súa; la tomó (por mujer) y se llegó a ella; 3la cual concibió y dio a luz un hijo, a quien llamó Er. 4Concibió otra vez, y dio a luz un hijo, al que puso por nombre Onán. 5Volvió a dar a luz un hijo, a quien llamó Selá. Estaba en Quesib cuando dio a luz.

6Ahora bien, tomó Judá para Er, su primogénito, una mujer que se llamaba Tamar. 7Pero Er, el primogénito de Judá, era malo a los ojos de Yahvé, y Yahvé le quitó la vida. 8[336]Entonces dijo Judá a Onán: “Llégate a la mujer de tu hermano, y cumple con ella tu deber de cuñado, suscitando descendencia a tu hermano.” 9[337]Mas Onán, sabiendo que la descendencia no había de ser suya, siempre que se llegaba a la mujer de su hermano, derramaba en tierra, para no dar prole a su hermano. 10Lo que hacía, era malo a los ojos de Yahvé, por lo cual lo mató a él también. 11Dijo entonces Judá a Tamar, su nuera: “Quédate como viuda en casa de tu padre, hasta que sea mayor mi hijo Selá”, porque se decía: “No sea que muera también él, como sus hermanos.” Se fue, pues, Tamar, y habitó en casa de su padre.

Judá y Tamar

12Pasados ya muchos días, murió la hija de Súa, mujer de Judá; y concluido el duelo, subió Judá con su amigo Hirá adullamita a Timná donde estaban los esquiladores de sus ovejas. 13Lo supo Tamar, pues le decían: “Mira, tu suegro sube a Timná, al esquileo de sus ovejas.” 14Entonces ella se quitó los vestidos de su viudez y se cubrió de un velo; y así envuelta se sentó a la entrada de Enaim, en el camino de Timná, porque veía que Selá era ya grande, y ella no le había sido dada por mujer. 15Como la viese Judá, la tuvo por ramera, por tener ella cubierto el rostro; 16y dirigiéndose hacia ella, en el borde del camino dijo: “Déjame, por favor llegarme a ti”, pues no sabía que era su nuera. Ella preguntó: “¿Qué me darás por llegarte a mi?”, 17Respondió: “Enviaré un cabrito del rebaño”, a lo cual ella dijo: “Sí, con tal que me des una prenda, hasta que lo mandes.” 18[338] “¿Qué prenda te he de dar?”, preguntó él, y ella contestó: “Tu sello, tu cordón y el bastón que llevas en la mano.” Se lo dio, y llegose a ella, la cual concibió de él. 19Después se levantó y se fue, se quitó el velo y se vistió los vestidos de su viudez.

20Envió Judá el cabrito por mano de su amigo, el adullamita, para retirar de la mujer los objetos dados en prenda, pero no la halló. 21Por lo cual preguntó a los hombres de aquel lugar, diciendo “¿Dónde está la prostituta de Enaim, la de junto al camino?” Respondieron: “Aquí no ha habido prostituta alguna.” 22Se volvió, pues, a Judá y dijo: “No la he encontrado; y además los hombres de aquel lugar dicen: ‘No ha habido aquí prostituta alguna.’” 23Dijo entonces Judá: “Tómeselo para sí, para que nadie pueda burlarse de nosotros. He aquí, yo he enviado este cabrito, mas tú no la has encontrado.”

24Pasados unos tres meses fue dada a Judá esta noticia: “Tu nuera Tamar se ha prostituido, y también está encinta a consecuencia de sus fornicaciones.” Y mandó Judá: “¡Sacadla, y sea quemada!” 25[339]Fue, pues, sacada, mas envió a decir a su suegro: “Del varón a quien pertenecen estas cosas estoy yo encinta.” Y añadió: “Averigua tú, te ruego, de quien son este sello, este cordón y este bastón.” 26Los reconoció Judá, y dijo: “Más justa es ella que yo, por cuanto no se la he dado a Selá, mi hijo.” Y no volvió más a conocerla.

27[340]Venido el tiempo de su parto, sucedió que había mellizos en su seno. 28Y al dar a luz, uno sacó la mano; la tomó la partera y ató a ella un hijo de escarlata, diciendo: “Este salió primero.” 29Pero retiró él su mano y salió su hermano. Y ella dijo: “¡Cómo te abriste brecha!” Y fue llamado Fares. 30Luego salió su hermano, el que tenía en la mano el hijo de escarlata, y fue llamado Zara.

GÉNESIS 39

José en casa de Putifar

1José fue llevado a Egipto; y Putifar, eunuco del Faraón, capitán de la guardia, egipcio, le compró a los ismaelitas que allá le habían llevado. 2Mas Yahvé estaba con José e hizo prosperar lo que hacía. Habitaba en casa de su señor, el egipcio; 3y su señor vio que Yahvé le asistía y que Yahvé favorecía en sus manos todas sus empresas. 4[341]Así José halló gracia a sus ojos, y le servía de tal manera que le encargó el gobierno de su casa y puso en sus manos todo lo que tenía. 5Y sucedió que desde el tiempo en que le encargara el gobierno de su casa y de todo lo que tenía, Yahvé bendijo la casa del egipcio por amor a José; y la bendición de Yahvé se derramó sobre todo lo que tenía, tanto en la casa como en el campo; 6de manera que dejó todo lo suyo en manos de José, sin tener otra preocupación que la de comer. Era José de bella figura y de hermoso aspecto.

7[342]Acaeció después de estas cosas que la mujer de su señor puso los ojos en José y dijo: “Acuéstate conmigo.” 8Pero él rehusó, diciendo a la mujer de su señor: “Es verdad que mi señor no me pide cuentas acerca de lo que tiene en su casa, y todos sus bienes los ha puesto en mi mano; 9[343]nadie hay en esta casa que sea más grande que yo, y él no se ha reservado nada, a excepción de ti, por cuanto eres su mujer. ¿Cómo, pues, voy a hacer esta gran maldad y pecar contra Dios?” 10[344]Todos los días hablaba ella así, pero él no consintió en acostarse a su lado y estarse con ella. 11Mas cuando cierto día entró en la casa para cumplir su tarea, y no había ninguno de los sirvientes de la casa allí dentro, 12le asió de su vestido y dijo: “Acuéstate conmigo.” Pero él, dejando su vestido en mano de ella, huyó y salió afuera.

13Viendo ella que le había dejado su vestido en la mano y había huido afuera, 14llamó a los sirvientes de su casa y les dijo: “Mirad, nos ha traído un hebreo para que se burle de nosotros; vino a mí para acostarse conmigo, pero yo clamé a grandes voces; 15y él, como oyese que yo alzaba mi voz y clamaba, dejó su vestido junto a mí y escapó huyendo.” 16Y puso ella junto a sí el vestido de él hasta que su señor volviera a la casa. 17A este le habló en los mismos términos, diciendo: “Vino a mí el siervo hebreo que nos trajiste, para burlarse de mí; 18pero cuando yo levanté mi voz y grité, dejó su vestido junto a mí y huyó afuera.”

José en la cárcel

19Al oír el señor las palabras que su mujer le hablaba, diciendo: “Esto me ha hecho su siervo”, montó en cólera, 20[345]y tomando a José lo metió en la cárcel, en el lugar donde se guardaban los presos del rey; y allí quedó en la cárcel. 21Mas Yahvé estaba con José, y le mostró su misericordia, haciéndolo grato a los ojos del jefe de la cárcel, 22de tal manera que el jefe de la cárcel puso todos los presos que había en la cárcel en manos de José, y sin José no se hacía nada allí. 23El jefe de la cárcel no se cuidaba de cosa alguna que estaba en manos (de José), porque Yahvé le asistía, y Yahvé favorecía todas sus acciones.

GÉNESIS 40

José interpreta los sueños de sus compañeros.

1Después de esto sucedió que el copero del rey de Egipto y el panadero faltaron contra su señor, el rey de Egipto. 2Y se encolerizó el Faraón contra sus dos ministros, el jefe de los coperos y el jefe de los panaderos; 3y los metió presos en la casa del capitán de la guardia, en la cárcel donde José estaba preso. 4El capitán de la guardia los puso bajo la custodia de José, y este les atendía. Estando ya algún tiempo en prisión, 5el copero y el panadero del rey de Egipto, que se hallaban presos en la cárcel, soñaron sueños, ambos en la misma noche, cada uno el suyo, cada uno según lo que había de significar su sueño. 6Cuando por la mañana José vino a ellos, vio que estaban tistes; 7por lo cual preguntó a los ministros del Faraón que estaban con él en la cárcel, en la casa de su señor, diciendo: “¿Por qué están hoy vuestros semblantes tan tristes?” 8[346]Le respondieron: “Hemos soñado sueños, y no hay quien los interprete.” Les replicó José: “¿No es Dios el que da interpretación? Contadme (el sueño), os ruego.

9Entonces el jefe de los coperos le contó su sueño, diciendo: “En mi sueño vi una vid delante de mí. 10En la vid había tres sarmientos; estaba brotando, salía su flor, y sus racimos maduraban uvas. 11Yo tenía en mi mano la copa del Faraón, y tomando las uvas las exprimí en la copa del Faraón, y entregué la copa en mano del Faraón.” 12José le dijo: “Esta es su interpretación: Los tres racimos son tres días. 13Al cabo de tres días el Faraón exaltará tu cabeza, y te restituirá en tu cargo, y darás la copa del Faraón en su mano, como tenías costumbre anteriormente, cuando eras su copero. 14Solo te pido que te acuerdes de mí cuando te vaya bien; y que uses de misericordia conmigo, recordándome ante el Faraón, y que me saques de esta casa. 15[347]Pues he sido robado del país de los hebreos; y aun aquí no he hecho nada para que me metieran en el calabozo.”

16Viendo el jefe de los panaderos que era buena la interpretación, dijo a José: “Yo, por mi parte, vi en mi sueño tres canastos de pasta fina sobre mi cabeza. 17En el canasto de encima había toda clase de pastelería para el Faraón, y las aves comían del canasto que llevaba sobre mi cabeza.” 18Respondió José diciendo: “Esta es su interpretación: Los tres canastos son tres días. 19[348]Al cabo de tres días el Faraón te quitará la cabeza, te colgará en un madero y las aves comerán tu carne.” 20[349]Y, efectivamente, al día tercero, día del cumpleaños del Faraón, hizo este un banquete para todos sus siervos; y alzó en medio de sus siervos la cabeza del jefe de los coperos y la del jefe de los panaderos. 21Restituyó al jefe de los coperos a su oficio de copero, el cual volvió a poner la copa en mano del Faraón. 22Mas al jefe de los panaderos le colgó, como les había interpretado José. 23[350]Y no se acordó el jefe de los coperos de José, sino que se olvidó del mismo.

GÉNESIS 41

José interpreta los sueños del Faraón

1[351]Dos años después tuvo el Faraón un sueño: le parecía que estaba junto al río, 2y subían del río siete vacas hermosas de parecer y gordas de carne, y pacían en los lugares lagunosos. 3Y he aquí otras siete vacas que subían del río tras ella, feas de parecer y flacas de carne, que se pusieron junto a aquellas vacas a la orilla del río. 4Y las vacas feas de parecer y flacas de carne devoraron a las siete vacas hermosas de parecer y gordas. Tras esto despertó el Faraón. 5Volvió a dormirse y tuvo un segundo sueño: vio siete espigas que brotaban de una misma caña, gruesas y lozanas. 6Pero detrás de ellas brotaban siete espigas delgadas y abrasadas por el solano; 7y las siete espigas delgadas devoraron a las siete espigas gruesas y llenas. Despertó el Faraón, y he aquí que era un sueño.

8[352]A la mañana, sintiendo perturbado su espíritu, envió a llamar a todos los adivinos de Egipto y a todos sus sabios. Les contó el Faraón su sueño, más no hubo quien se lo interpretase al Faraón. 9Entonces habló el jefe de los coperos al Faraón, diciendo: “Ahora recuerdo mis faltas. 10Cuando el Faraón estuvo enojado con sus siervos y me echó en la cárcel en la casa del capitán de la guardia, a mí y al jefe de los panaderos, 11soñamos sueños en una misma noche, yo y él, soñando cada uno según el significado que correspondía a su sueño. 12Estaba allí con otros un joven hebreo, siervo del capitán de la guardia; le contamos nuestros sueños y él nos dio su interpretación, cada uno la interpretación correspondiente a su sueño. 13Y según nos había interpretado, así ocurrió: a mí me restituyó a mi cargo, y al otro lo hizo colgar.”

14[353]El Faraón envió a llamar a José, al cual sacaron a toda prisa del calabozo. Se afeitó, se mudó de ropa y vino al Faraón. 15Y dijo el Faraón a José: “He tenido un sueño, y no hay quien lo interprete; mas he oído decir de ti que apenas oído un sueño sabes interpretarlo.” 16[354]Contestó José al Faraón: “No depende de mí; Dios es quien dará al Faraón una respuesta favorable.” 17Dijo entonces el Faraón a José: “En mi sueño, me parecía que estaba de pie a la orilla del río, 18y he aquí que subían del río siete vacas gordas de carne y hermosas de aspecto, que pacían en los lugares lagunosos. 19Mas he aquí que otras siete vacas subían detrás de ellas, delgadas, y muy feas de parecer y flacas de carne; nunca las he visto tan feas como ellas, en todo el país de Egipto. 20Y las vacas flacas y feas devoraron a los primeras siete vacas gordas, 21las cuales entraron en su vientre sin que se notase que en él hubieran penetrado, siendo su aspecto tan feo como antes. Y desperté. 22Vi también en mi sueño siete espigas que brotaban de una misma caña, gruesas y lozanas. 23Mas tras ellas brotaban siete espigas secas, delgadas y abrasadas por el solano; 24y las siete espigas delgadas se tragaron a las siete espigas buenas. Se lo he contado a los adivinos mas no hay quien me lo interprete.”

25Dijo entonces José al Faraón: “El sueño del Faraón es uno solo. Dios ha manifestado al Faraón lo que va a hacer. 26Las siete vacas hermosas son siete años, y las siete espigas lozanas son siete años; el sueño es uno mismo. 27Las siete vacas flacas y feas, que subían después de ellas, son también siete años, y serán, (como) las siete espigas vacías que abrasó el solano, siete años de hambre. 28Es lo que he dicho al Faraón: Dios ha manifestado al Faraón lo que va a hacer. 29He aquí que vendrán siete años de grande abundancia en todo el país. 30Después de ellos vendrán siete años de hambre, y se olvidará en la tierra de Egipto toda la abundancia, pues el hambre consumirá el país. 31Y no se conocerá más la abundancia en el país a causa del hambre que la seguirá y que será muy grande. 32La repetición del sueño al Faraón por dos veces significa que es cosa establecida por parte de Dios, y Dios se apresura a ejecutarla.

33[355]Ahora, pues, busque el Faraón un hombre entendido y sabio, y póngale el frente del país de Egipto, 34y procure el Faraón nombrar intendentes sobre el país, que durante los siete años de abundancia recojan la quinta parte (de la cosecha) en la tierra de Egipto, 35y junten así toda la producción (sobrante) de esos años buenos que vienen, y almacenen trigo a disposición del Faraón, para abastecimiento de las ciudades, y lo conserven, 36a fin de que esta producción sea una reserva para el país cuando vengan los siete años de hambre que habrá en la tierra de Egipto. De esta manera el país no será consumido por el hambre”. 37Agradó este consejo al Faraón y a todos sus servidores.

José virrey de Egipto

38[356]Y dijo el Faraón a sus siervos: “¿Podríamos acaso hallar un varón como este, lleno del espíritu de Dios?”

39Dijo, pues, el Faraón a José: “Ya que Dios te ha dado a conocer todo esto, no hay nadie que sea tan inteligente y sabio como tú. 40[357]Tú gobernarás mi casa, y obedecerá a tu voz todo mi pueblo. Tan solo por el trono seré más grande que tú.” 41Y dijo el Faraón a José: “He aquí, te pongo sobre toda la tierra de Egipto.”

42Se quitó luego el Faraón su anillo de la mano y lo puso en la mano de José; lo vistió con vestiduras de lino finísimo, y colgó un collar de oro alrededor de su cuello. 43Lo hizo subir en la segunda carroza que tenía, gritando delante de él un heraldo: “Poneos de rodillas.” Así fue puesto sobre toda la tierra de Egipto. 44También dijo el Faraón a José: “Yo soy el Faraón; mas sin ti nadie levantará mano ni pie en toda la tierra de Egipto.” 45[358]El Faraón puso a José por nombre Safnat Panea, y le dio por mujer a Asenat, hija de Putifar, sacerdote de On. Y recorrió José la tierra de Egipto. 46José tenía treinta años cuando se presentó delante del Faraón, rey de Egipto. Recorrió, pues, José toda la tierra de Egipto, después de haberse retirado de la presencia del Faraón.

José almacena el trigo

47La tierra produjo a montones en los siete años de abundancia; 48y él recogió toda la producción de los siete años que hubo en la tierra de Egipto, y almacenó la producción en las ciudades, depositando en cada ciudad los productos del campo que estaba alrededor de ella. 49Almacenó José tanto trigo como las arenas del mar; en tan gran cantidad que dejó de contarlo, porque no tenía número.

Hijos de José

50Antes que viniese el año del hambre, le nacieron a José dos hijos, que le dio a luz Asenat, hija de Putifar, sacerdote de On. 51Llamó José al primogénito Manasés (diciendo): “Dios me ha hecho olvidar todas mis penas y toda la casa de mi padre.” 52Al segundo puso por nombre Efraím (diciendo): “Dios me ha dado prole en la tierra de mi aflicción.”

Comienzo de la carestía

53Terminados los siete años de abundancia que hubo en el país de Egipto, 54comenzaron a venir los siete años de hambre, como José había anunciado; y hubo hambre en todos los países, pero en toda la tierra de Egipto hubo pan. 55[359]Al sentir el hambre toda la tierra de Egipto clamó el pueblo al Faraón por pan; y dijo el Faraón a todos los egipcios: “Id a José; haced lo que él os dijere.” 56Y habiendo hambre sobre toda la faz de la tierra, abrió José todo lo que tenía en los graneros y vendió (trigo) a los egipcios, pues el hambre arreció en la tierra de Egipto. 57Y de todos los países fueron a Egipto a comprar grano a José; porque era grande el hambre en toda la tierra.

GÉNESIS 42

Primer viaje de los hermanos de José a Egipto

1[360]Viendo Jacob que había grano en Egipto, dijo a sus hijos: “¿Por qué estáis mirándoos el uno al otro?” 2Y añadió: “He aquí, he oído que hay grano en Egipto. Bajad allá a comprárnoslo de allí, a fin de que vivamos y no muramos.” 3Bajaron entonces diez de los hermanos de José a comprar trigo en Egipto. 4Mas a Benjamín, hermano de José, no lo envió Jacob con sus hermanos, pues dijo: “No sea que le suceda alguna desgracia.” 5Así llegaron, entre otros, también los hijos de Israel a comprar trigo, porque había hambre en el país de Canaán. 6[361]José era entonces gobernador del país, el que vendía el trigo a todo el pueblo de la tierra. Por tanto, cuando llegaron los hermanos de José se postraron delante de él rostro a tierra. 7Al ver José a sus hermanos, los reconoció, mas fingiéndose extraño para ellos les habló con dureza, diciéndoles: “¿De dónde venís?” Contestaron: “De la tierra de Canaán, a comprar víveres.” 8Reconoció, pues, José a sus hermanos, pero ellos no le reconocieron a él.

9Se acordó entonces José de los sueños que había soñado acerca de ellos, y les dijo: “Espías sois; habéis venido a observar los lugares indefensos del país.” 10Le contestaron “No, señor mío; tus siervos han venido a comprar víveres. 11Todos somos hijos de un mismo padre; hombres honestos somos; tus siervos no son espías.” 12Pero él les dijo: “No, a observar los puntos indefensos del país habéis venido.” 13Respondieron: “Tus siervos somos doce hermanos, hijos de un mismo padre en la tierra de Canaán; el menor está todavía con nuestro padre, y el otro ya no existe.”

José prueba a sus hermanos

14Les replicó José: “Es como os he dicho: sois espías. 15[362]En esto seréis probados. ¡Por la vida del Faraón! No saldréis de aquí, a menos que venga acá vuestro hermano menor. 16Enviad a uno de vosotros que traiga a vuestro hermano; entretanto, vosotros quedaréis presos. Serán puestas a prueba vuestras palabras (para comprobar) si hay verdad en vosotros. Si no, ¡por la vida del Faraón! que sois espías.” 17Y los puso juntos en la cárcel por espacio de tres días.

José continúa la prueba

18[363]Al tercer día les dijo José: “Haced esto y viviréis; pues yo soy temeroso de Dios. 19Si sois gente honesta, uno de vuestros hermanos quede preso en la casa de vuestras prisión; mas vosotros, id y llevad el grano para el hambre de vuestras casas, 20y traedme a vuestro hermano menor; entonces se verá si vuestras palabras son verdaderas, y no moriréis.” Ellos hicieron así, 21[364]diciendo el uno al otro: “Verdaderamente hemos pecado contra nuestro hermano; porque vimos la angustia de su alma cuando nos pedía compasión y no le escuchamos; por eso nos ha sobrevenido esta tribulación.” 22Respondioles Rubén, diciendo: “¿No os decía yo que no pequéis contra el niño; y no me escuchasteis? Ahora se nos demanda su sangre.” 23No se daban cuenta de que José escuchaba, pues les hablaba por medio de un intérprete. 24[365]Y se retiró de ellos para llorar. Después volvió donde estaban, y les habló; y tomando de entre ellos a Simeón, lo hizo atar ante sus ojos.

Los hermanos regresan a Canaán

25Dio José orden que les llenasen los costales de trigo y devolvieran el dinero de cada uno poniéndolo en su saco, y les diesen provisiones para el viaje; y así hicieron con ellos. 26Cargaron, pues, ellos el trigo sobre sus asnos y se marcharon de allí. 27Mas al abrir uno en la posada su saco para dar pienso a su asno, vio que su dinero se hallaba en la boca de su costal. 28Y dijo a sus hermanos: “Me ha sido devuelto mi dinero; vedlo en mi costal.” Llenos de temor y temblando se dijeron unos a otros: “¿Qué es esto que Dios ha hecho con nosotros?”

29Llegados a Jacob, su padre, a la tierra de Canaán, le contaron todo lo que les había sucedido, diciendo: 30“Ese hombre, señor de aquella tierra, nos habló con dureza, y nos tomó por espías del país. 31Nosotros le dijimos: Somos hombres honestos, no somos espías. 32Somos doce hermanos, hijos de nuestro padre; el uno ya no vive, y el menor está ahora con nuestro padre en la tierra de Canaán. 33Mas aquel hombre, señor del país, nos dijo: “En esto conoceré que sois gente honesta: Dejad conmigo a uno de vuestros hermanos, y tomad (lo necesario) para el hambre de vuestras casas y partid; 34y traedme a vuestro hermano menor; así sabré que no sois espías, sino gente honesta. Os daré entonces a vuestro hermano, y podréis recorrer el país.”

35Y sucedió que al vaciar ellos sus costales estaba en el costal de cada uno el bolsillo con su dinero, y cuando ellos y su padre vieron los bolsillos con su dinero tuvieron temor. 36Y les dijo su padre Jacob: “Vosotros me vais a dejar sin hijos. ¡José ya no está, Simeón tampoco, y (ahora) queréis llevar a Benjamín! ¡Todo eso ha venido sobre mí!” 37Entonces Rubén habló a su padre, diciendo: “Quita la vida de mis dos hijos si yo no te lo devuelvo. Entrégalo en mi mano, y yo te lo devolveré.” 38[366]Mas él respondió: “No bajará mi hijo con vosotros, pues su hermano murió, y él es el único que me ha quedado. Si le sucediera alguna desgracia en el camino por donde vais, tendrías la culpa de que mis canas desciendan de puro dolor al sepulcro.”

GÉNESIS 43

Segundo viaje de los hijos de Jacob a Egipto

1El hambre pesaba sobre la tierra, 2por lo cual cuando acabaron de comer el grano que habían traído de Egipto, su padre les dijo: “Volved y compradnos algo que comer.” 3[367]Le respondió Judá, diciendo: “Aquel hombre nos declaró terminantemente: ‘No veréis mi rostro, si vuestro hermano no viene con vosotros’. 4Bajaremos, pues, con tal que dejes ir con nosotros a nuestro hermano, y te compraremos alimentos; 5pero si no quieres dejarlo ir, no bajaremos; porque aquel hombre nos dijo: “No veréis mi rostro si vuestro hermano no viene con vosotros.” 6A lo cual respondió Israel: “¿Por qué me habéis hecho este mal, de decir a aquel hombre que aún teníais otro hermano?” 7Contestaron: “Aquel hombre nos preguntó detalladamente acerca de nosotros y de nuestra familia, diciendo: ‘Vive todavía vuestro padre? ¿Tenéis otro hermano?’ Y le contestamos conforme a estas preguntas. ¿Podíamos acaso saber que iba a decir: ‘Traed a vuestro hermano?’.”

8Entonces dijo Judá a Israel, su padre: “Envía al joven conmigo, de modo que nos pondremos en marcha e iremos, para que vivamos y no muramos, ni nosotros, ni tú, ni nuestros niños. 9[368]Yo respondo por él; reclámalo de mi mano. Si no te lo devuelvo y lo pongo delante de ti, seré culpable ante ti por siempre. 10Si no fuera por esta demora, estaríamos de vuelta ya por segunda vez.” 11[369]Les dijo, pues, Israel, su padre: “Si así ha de ser, haced esto: tomad de lo mejor del país (y ponedlo) en vuestro equipaje, y haced a aquel hombre un presente: un poco de bálsamo, un poco de miel, especias, resina, pistachos y almendras. 12[370]Y llevad en vuestra mano doble cantidad de dinero para restituir el dinero que os fue devuelto en la boca de vuestros costales. Quizás fue por equivocación. 13Tomad también a vuestro hermano y levantáos para volver hacia aquel hombre. 14El Dios Todopoderoso os haga hallar gracia ante ese hombre, para que deje volver con vosotros al otro hermano vuestro y a Benjamín. En cuanto a mí, si he de ser privado de hijos, séalo.” 15Tomaron, pues, los hombres aquel presente. Tomaron también en sus manos la doble cantidad de dinero y a Benjamín, Luego se pusieron en camino y bajaron a Egipto y se presentaron ante José.

El convite

16[371]Apenas vio José con ellos a Benjamín, dijo al mayordomo de su casa: “Lleva a estos hombres a mi casa, degüella animales y pon la mesa, porque estos hombres comerán conmigo a mediodía”. 17E hizo este como José había mandado y los llevó a casa de José. 18Mientras los hombres eran conducidos a casa de José, sobrecogidos de temor, decían “Por el dinero que la vez pasada nos han devuelto en nuestros costales, somos traídos aquí; es para asaltarnos; van a caer sobre nosotros y prendernos como siervos, juntamente con nuestros asnos.” 19Acercáronse, pues, al mayordomo de la casa de José, y hablando con él a la puerta de la casa, 20dijeron: “Disculpe, señor mío. Nosotros hemos bajado ya una vez a comprar provisiones. 21Mas cuando llegamos a la posada y abrimos nuestros costales, he aquí que el dinero de cada uno estaba en la boca de su costal, nuestro dinero en igual peso; por lo cual lo hemos vuelto a traer con nosotros. 22Hemos traído con nosotros también otro dinero para comprar provisiones. No sabemos quién puso nuestro dinero en nuestros costales.” 23A lo que él respondió: “¡Estad tranquilos! No temáis. Vuestro Dios y el Dios de vuestro padre os puso un tesoro en vuestros costales. Vuestro dinero llegó a mí.” Y condujo a Simeón adonde estaban. 24Después introdujo a los hombres en la casa de José, les dio agua para que se lavaran los pies, y también pienso a sus asnos. 25Prepararon entonces el presente para cuando viniese José al mediodía; pues habían oído que allí tendrían que comer.

26Cuando José llegó a casa, transportaron a su palacio el presente que habían traído consigo; y se postraron en tierra delante de él. 27El cual les preguntó cómo estaban y dijo: “¿Está bien vuestro anciano padre de quien me hablasteis? ¿Vive todavía? 28Contestaron: “Tu siervo nuestro padre está bien y vive todavía”; e inclinándose se postraron. 29Alzando los ojos, vio a Benjamín, su hermano, hijo de su madre, y dijo: “¿Es este vuestro hermano menor, de quien me hablasteis?” Y agregó: “¡Dios te bendiga, hijo mío!”

30[372]Tras esto buscó José precipitadamente un lugar donde llorar, porque se le conmovieron las entrañas a causa de su hermano; entró, pues, en su aposento y allí lloró.

31Después de haberse lavado el rostro, salió; y haciendo esfuerzo por contenerse, dijo: “Servid la comida.” 32[373]Y sirvieron para él aparte, y para ellos aparte, y aparte para los egipcios que comían con él; pues los egipcios no pueden comer con los hebreos, porque esto es cosa abominable para los egipcios. 33(Los hermanos de José) ocupaban los asientos delante de él, el mayor según su primogenitura, y el menor según su menor edad, por lo cual se miraban con asombro unos a otros. 34Les hizo servir de las porciones que tenía delante de sí; mas la porción de Benjamín era cinco veces mayor que la de todos ellos. Y bebieron y se alegraron con él.

GÉNESIS 44

La copa de José

1Después dio José al mayordomo de su casa esta orden: “Llena de provisiones los costales de estos hombres cuanto puedan llevar y pon el dinero de cada uno en la boca de su costal. 2Pon también mi copa, la copa de plata, en la boca del costal del menor, juntamente con el dinero de su trigo.” Y él hizo según la orden que José había dado. 3Al rayar el alba se despidieron los hombres con sus asnos. 4Pero apenas habían salido de la ciudad, hallándose aún a poca distancia de ella, dijo José al mayordomo de su casa: “Levántate y corre tras esas gentes, y cuando los alcances, les dirás: “¿Por qué habéis devuelto mal por bien? 5[374]¿No es esta (la copa) en que bebe mi señor, y por medio de la cual suele adivinar? Habéis obrado mal en lo que hicisteis.” 6Y él, habiéndolos alcanzado, les repitió estas mismas palabras. 7Contestáronle: “¿Por qué dice mi señor tal cosa? Lejos de tus siervos hacer algo semejante. 8He aquí que hemos vuelto a traerte desde el país de Canaán el dinero que hallamos en la boca de nuestros costales; ¿cómo íbamos a robar de la casa de tu señor plata u oro? 9Aquel de tus siervos en cuyo poder fuere hallada, muera, y en cuanto a nosotros seremos siervos de mi señor.” 10Sea así como decís, respondió él. Aquel en cuyo poder fuere hallado será mi siervo; mas vosotros quedaréis sin culpa.”

11Con esto se apresuraron a bajar cada uno su costal a tierra; y abrió cada cual su costal. 12Y él (los) registró, empezando por el mayor, y acabando por el menor, y fue hallada la copa en el costal de Benjamín. 13[375]Rasgaron entonces sus vestidos, y cargando cada uno su asno, volvieron a la ciudad. 14Así llegó Judá con sus hermanos a la casa de José —este se hallaba todavía allí— y se echaron delante de él a tierra. 15Díjoles José: “¿Qué es lo que habéis hecho? ¿No sabíais que un hombre como yo sabe adivinar?” 16[376]A lo cual respondió Judá: “¿Qué podemos decir a mi señor? ¿Qué vamos a hablar, o cómo nos justificaremos? Dios ha descubierto la iniquidad de tus siervos. Henos aquí, siervos somos de mi señor, tanto nosotros como aquel en cuyo poder fue hallada la copa.” 17“Lejos de mí hacer tal cosa, contestó José. El hombre en cuyo poder fue hallada la copa, ese será siervo mío; vosotros, empero, subid en paz a casa de vuestro padre.”

Judá se ofrece en lugar de Benjamín.

18Entonces Judá se acercó a él, y dijo: “Por favor, señor mío, permite que tu siervo diga una palabra a oídos de mi señor, y no se encienda tu ira contra tu siervo; porque tú eres igual al Faraón. 19Mi señor preguntó a sus siervos, diciendo: ‘¿Tenéis padre o hermano?’ 20Respondimos a mi señor: ‘Sí, tenemos un padre anciano, y un niño de su vejez, que es el menor y cuyo hermano murió, de modo que él solo le ha quedado de su madre, y su padre le ama’. 21Tú dijiste entonces a tus siervos: ‘Traédmelo, para que ponga mis ojos sobre él’. 22Mas nosotros respondimos a mi señor: ‘El joven no puede dejar a su padre; porque si lo dejare, su padre morirá’. 23Pero tú dijiste a tus siervos: ‘Si no baja con vosotros vuestro hermano menor, no volveréis a ver mi rostro’. 24Subimos, pues a casa de tu siervo, mi padre, y le contamos las palabras de mi señor. 25Y cuando dijo nuestro padre: ‘Volved a comprarnos algo para comer’, 26contestamos nosotros: ‘No podemos bajar. Pero si nuestro hermano menor va con nosotros, bajaremos; pues no podremos ver el rostro de aquel hombre, a no ser que vaya con nosotros nuestro hermano menor’. 27[377]Entonces nos dijo tu siervo, mi padre: ‘Vosotros sabéis que mi esposa me dio dos hijos. 28El uno desapareció de mi presencia, y yo dije: Sin duda ha sido devorado, y hasta ahora no le he visto más. 29Si lleváis también a este de mi presencia, y le sucede alguna desgracia, haréis descender con dolor mis canas al sepulcro’. 30Ahora, pues, si yo llego a tu siervo mi padre, y no está con nosotros el joven, de cuya vida depende la suya, 31sucederá que al ver que el joven no existe, morirá; y así tus siervos harán descender con dolor al sepulcro las canas de tu siervo, nuestro padre. 32Porque tu siervo se hizo responsable por el joven ante mi padre, diciendo: ‘Si no te lo vuelvo a traer, seré para siempre reo de pecado contra mi padre’. 33Te ruego, pues, que tu siervo quede en lugar del joven por esclavo de mi señor, a fin de que el joven pueda volver con sus hermanos. 34[378]Pues ¿cómo podré yo subir a casa de mi padre, sin que el joven esté conmigo? ¡No vea yo el mal que vendrá sobre mi padre!”

GÉNESIS 45

José se da a conocer

1José, no pudiendo ya contenerse delante de cuantos lo rodeaban, gritó: “¡Haced salir a todos de mi presencia!” De modo que no se quedó nadie con José cuando se dio a conocer a sus hermanos. 2Y se puso a llorar en alta voz, de suerte que lo oyeron los egipcios; lo oyó también la casa del Faraón. 3Entonces dijo José a sus hermanos: “Yo soy José. ¿Vive todavía mi padre?” Pero sus hermanos no pudieron responderle, porque su presencia los había llenado de espanto. 4Dijo, pues, José a sus hermanos: “Acercaos a mí.” Ellos se le acercaron; y les repitió: “Yo soy José, vuestro hermano, a quien vendisteis a Egipto. 5Mas ahora no os aflijáis, y no os pese el haberme vendido aquí, que para salvar vidas me envió Dios delante de vosotros. 6Porque hace dos años ya que hay hambre en la tierra, y aún restan cinco años en que no habrá ni siembra ni siega. 7[379]Dios me ha enviado delante de vosotros para dejaros un resto sobre la tierra, y a fin de conservaros la vida para una gran salvación. 8[380]Así, pues, ya no sois vosotros los que me habéis enviado aquí, sino Dios, quien me ha constituido padre del Faraón y señor de toda su casa y gobernador de todo el país de Egipto. 9Apresuraos a subir donde mi padre, y decidle: Así dice tu hijo José: Dios me ha hecho señor de todo en Egipto; ven a mí sin tardar. 10[381]Habitarás en el país de Gosen, y estarás cerca de mí, tú y tus hijos y los hijos de tus hijos, tus ovejas y tus vacadas y todo cuanto tienes. 11Y yo te sustentaré allí —pues vendrán todavía cinco años de hambre— no sea que perezcas tú y tu casa y todo lo tuyo. 12He aquí que vuestros ojos, y también los ojos de mi hermano Benjamín están ahora viendo que es mi propia boca la que os habla. 13Contad a mi padre toda mi gloria en Egipto y todo lo que habéis visto, y apresuraos a traer a mi padre aquí.” 14Arrojándose sobre el cuello de Benjamín su hermano lloró, llorando también Benjamín sobre el cuello de José. 15Besó también a todos sus hermanos, llorando sobre ellos. Después de esto sus hermanos conversaron con él.

José despide a sus hermanos en paz

16La nueva fue oída también en el palacio del Faraón, al cual dijeron: “Han venido los hermanos de José”, y se holgaron el Faraón y sus servidores. 17Y dijo el Faraón a José: “Di a tus hermanos: Haced esto: Cargad vuestras bestias y encaminaos al país de Canaán, 18y tomad a vuestro padre y vuestras familias, y venid a mí. Yo os daré lo mejor del país de Egipto, y comeréis de la grosura de la tierra. 19[382]Y tú ordénales: Llevaos del país de Egipto carros para vuestros niños y para vuestras mujeres; y tomad a vuestro padre y venid. 20[383]Vuestros ojos no miren por las cosas (que dejáis); pues lo mejor de toda la tierra de Egipto es vuestro.”

21Los hijos de Israel hicieron así; y José les dio carros por mandato del Faraón, entregándoles además provisiones para el viaje. 22[384]Dio también a todos ellos vestidos de fiesta; más a Benjamín le dio trescientas monedas de plata y cinco vestidos de fiesta. 23Y a su padre envió igualmente diez asnos cargados con las cosas más preciosas de Egipto, y diez asnas cargadas de trigo, pan y víveres para el viaje de su padre. 24[385]Luego despidió a sus hermanos, y cuando se fueron, les dijo: “No os peleéis en el camino.”

Alegría de Jacob

25Subieron, pues, de Egipto y llegaron al país de Canaán, a su padre Jacob, 26al cual dieron la nueva, diciendo: “Vive todavía José y es gobernador de todo el país de Egipto.” Mas no se conmovió su corazón, porque no les dio crédito. 27Dijéronle entonces todas las palabras que José les había dicho y cuando vio los carros que José había enviado para transportarle revivió el espíritu de Jacob, su padre. 28[386]Y exclamó Israel: “¡Basta! ¡Vive todavía mi hijo José; iré y lo veré antes de morir!”

GÉNESIS 46

Jacob baja a Egipto

1[387]Israel se puso en marcha con todo lo que tenía, y llegó a Bersabee, donde ofreció sacrificios al Dios de su padre Isaac. 2Y habló Dios a Israel en visión nocturna y le dijo: ¡Jacob, Jacob!” Él respondió: “Heme aquí.” 3[388]Y dijo: “Yo soy Dios, el Dios de tu padre; no temas bajar a Egipto, porque allí te haré padre de una gran nación. 4Yo bajaré contigo a Egipto; y Yo te subiré también; y José pondrá su mano sobre tus ojos.” 5Luego partió Jacob de Bersabee, y los hijos de Israel pusieron a Jacob su padre, y a sus niños y a sus mujeres, en los carros que el Faraón había enviado para transportarlo. 6Lleváronse también sus ganados y la hacienda que habían adquirido en el país de Canaán, y fueron a Egipto: Jacob y con él toda sus descendencia. 7Llevó consigo a Egipto a sus hijos y a los hijos de sus hijos, a sus hijas y a las hijas de sus hijos y a toda su familia.

La familia de Jacob

8Estos son los nombres de los hijos de Israel que llegaron a Egipto: Jacob y sus hijos: el primogénito de Jacob: Rubén. 9Y los hijos de Rubén: Enoc, Falú, Hesrón, Carmí. 10Los hijos de Simeón: Jemuel, Jamín, Ohad, Jaquín, Sóhar y Saúl, hijo de la cananea. 11Los hijos de Leví: Gersón, Caat y Merarí. 12[389]Los hijos de Judá: Er, Onán, Selá, Fares y Zara; pero habían muerto ya Er y Onán en el país de Canaán. Hijos de Fares: Hesrón y Hamul. 13Los hijos de Isacar: Tolá, Fuá, Job y Simrón. 14Los hijos de Zabulón: Séred, Elón y Jahleel. 15Estos son los hijos que Lía dio a Jacob en Mesopotamia, con Diná, su hija. Todas las almas de sus hijos y de sus hijas fueron treinta y tres. 16Los hijos de Gad: Sifión, Haguí, Suní, Esbón, Erí, Arodí y Arelí. 17Los hijos de Aser: Jimná, Isuá, Isuí, Beriá y Sera, hermana de ellos. Hijos de Beriá: Héber y Malquiel. 18Estos son los hijos de Silfá, la cual Labán dio a su hija Lía, y ella dio estos a Jacob: diez y seis almas. 19Los hijos de Raquel, mujer de Jacob: José y Benjamín. 20Nacieron a José en tierra de Egipto Manasés y Efraím, de Asenat, hija de Putifar, sacerdote de On. 21Los hijos de Benjamín: Bela, Béquer, Asbel, Gerá, Naamán, Ehí, Ros, Mupim, Hupim y Ard. 22Estos son los hijos de Raquel, que nacieron de Jacob. En total catorce almas. 23Los hijos de Dan: Husim. 24Los hijos de Neftalí: Jahzeel, Guní, Jéser y Silem. 25Estos son los hijos de Bilhá, la cual Labán dio a su hija Raquel; y de ella nacieron estos a Jacob, en total siete almas. 26Toda la familia de Jacob, que vino a Egipto, descendientes suyos sin contar las mujeres de los hijos de Jacob, todas estas almas eran sesenta y seis. 27[390]Los hijos de José, que le habían nacido en Egipto, eran dos. Todas las almas de la casa de Jacob, que vinieron a Egipto, eran setenta.

Llegada de Jacob a Egipto

28Envió (Jacob) a Judá delante suyo adonde estaba José para que este preparara su llegada a Gosen; y así llegaron a la tierra de Gosen. 29Entretanto, José había enganchado su carroza y subido a recibir a Israel, su padre, en Gosen; y cuando lo vio se arrojó a su cuello y lloró largo tiempo sobre su cuello. 30Y dijo Israel a José: “Ahora puedo morir, ya que he visto tu rostro, pues tú vives todavía.” 31Y dijo José a sus hermanos y a la casa de su padre: “Iré a dar parte al Faraón, diciendo: Han venido a mí mis hermanos y la casa de mi padre, que estaban en el país de Canaán. 32Son pastores de ovejas, pues poseen rebaños, y han traído sus ovejas y sus ganados y todo lo que tienen. 33Y cuando el Faraón os llamare y preguntare: ¿Cuál es vuestra ocupación? 34[391]responderéis: Criadores de ganado han sido tus siervos desde nuestra infancia hasta ahora, tanto nosotros como nuestros padres. Así podréis habitar en la tierra de Gosen; porque los egipcios detestan a todo pastor de ovejas.”

GÉNESIS 47

Jacob y sus hijos ante el Faraón

1Fue, pues, José a dar parte al Faraón, diciendo: “Mi padre y mis hermanos han venido del país de Canaán, con sus ovejas y sus vacadas y todo lo que poseen, y he aquí que están en la tierra de Gosen.” 2Después tomó a cinco de sus hermanos y se los presentó al Faraón. 3Y cuando el Faraón preguntó a sus hermanos: “¿Cuál es vuestra ocupación?”, respondieron al Faraón: “Nosotros, tus siervos, somos pastores de ganado menor, tanto nosotros como nuestros padres.” 4Y dijeron además al Faraón: “Hemos venido para morar en esta tierra; porque no hay pastos para los rebaños que tienen tus siervos, por ser grande el hambre en el país de Canaán. Permite, pues, que habiten tus siervos en la tierra de Gosen.” 5Dijo entonces el Faraón a José: “Tu padre y tus hermanos han venido a ti. 6La tierra de Egipto está a tu disposición. Da a tu padre y a tus hermanos morada en la mejor parte del país; habiten ellos en la tierra de Gosen; y si sabes que hay entre ellos hombres capaces, hazlos mayorales de mis ganados.”

7[392]Luego José hizo venir a su padre Jacob y le presentó al Faraón; y Jacob bendijo al Faraón. 8Cuando preguntó el Faraón a Jacob: “¿Cuántos son los días de los años de tu vida”?, 9[393]contestó Jacob al Faraón: “Los días de los años de mi peregrinación son ciento treinta años; pocos y malos han sido los días de los años de mi vida, y no llegaron a los días de los años de la vida de mis padres en los días de su peregrinación.” 10Después de haber bendecido Jacob al Faraón, salió de su presencia. 11[394]Según había mandado el Faraón, estableció José a su padre y a sus hermanos, asignándoles posesiones en la tierra de Egipto, en la mejor parte del país, en la comarca de Ramesés. 12Y José proveyó de pan a su padre y a sus hermanos y a toda la casa de su padre, según el número de los hijos.

José prudente administrador

13No había pan en todo el país, porque el hambre era muy grande; la tierra de Egipto y también la tierra de Canaán estaban agotadas por el hambre. 14Entonces José recogió toda la plata que se hallaba en el país de Egipto y en el país de Canaán a cambio del trigo que ellos compraron, y llevó ese dinero al palacio del Faraón. 15[395]Acabado el dinero del país de Egipto y del país de Canaán, vinieron todos los egipcios a José, diciendo: “Danos pan. ¿Por qué hemos de morir en tu presencia?, pues el dinero se ha agotado.” 16Contestó José: “Entregad vuestro ganado, y os lo daré por vuestro ganado, si es que se ha acabado el dinero.” 17Trajeron, pues, sus ganados a José, y José les dio pan a cambio de caballos y de rebaños de ovejas y de vacas y de asnos. Aquel año los proveyó de pan a trueque de todos sus ganados. 18Pasado aquel año, vinieron a él el año siguiente y le dijeron: “No ocultaremos a nuestro señor que se ha agotado el dinero, y también los ganados pertenecen ya a nuestro señor; no nos queda nada delante de nuestro señor, salvo nuestros cuerpos y nuestras tierras. 19¿Por qué hemos de perecer ante tus ojos, tanto nosotros como nuestras tierras? Cómpranos a nosotros y nuestras tierras por pan, y nosotros y nuestras tierras serviremos al Faraón, y danos para sembrar; así viviremos y no moriremos, y no quedarán desolados los campos.” 20Adquirió, pues, José todo el suelo de Egipto para el Faraón; todos los egipcios vendieron cada uno su campo porque el hambre prevalecía sobre ellos. Así la tierra vino a ser propiedad del Faraón; 21[396]el cual hizo pasar al pueblo a las ciudades, desde un extremo del territorio de Egipto hasta el otro. 22Mas no adquirió las tierras de los sacerdotes; porque los sacerdotes percibían del Faraón una ración determinada, y comían la ración determinada que les daba el Faraón; por eso no vendieron sus tierras.

23Dijo entonces José al pueblo: “Mirad, hoy os he comprado para el Faraón, a vosotros y vuestras tierras. Ahí tenéis semilla, sembrad la tierra; 24[397]y al tiempo de la siega, daréis la quinta parte al Faraón; las otras cuatro partes serán vuestras, para sembrar los campos, y para sustentar a vosotros y los que están en vuestras casa, y para alimento de vuestros niños.” 25A lo cual ellos dijeron: “Nos ha dado la vida. Con tal que hallemos gracia a los ojos de mi señor, seremos siervos del Faraón.” 26[398]Y José puso esto por ley que vale para las tierras de Egipto hasta el día de hoy y en virtud de la cual la quinta parte es para el Faraón. Tan solo las tierras de los sacerdotes no vinieron a ser propiedad del Faraón.

Últimos años del Jacob

27Habitó Israel en el país de Egipto, en la región de Gosen; allí adquirieron posesiones y crecieron y se multiplicaron mucho. 28Vivió Jacob diez y siete años en la tierra de Egipto, y fueron los días de Jacob, los años de su vida, ciento cuarenta y siete años. 29[399]Cuando los días de Israel tocaron a su fin, llamó a José, y le dijo: “Si he hallado gracia a tus ojos, te ruego pongas tu mano debajo de mi muslo y uses conmigo de misericordia y de fidelidad: No me sepultes en Egipto. 30Cuando yo descansare con mis padres, me llevarás de Egipto y me sepultarás en el sepulcro de ellos.” 31[400] “Júramelo”, dijo Jacob. Y José se lo juró, e Israel se postró sobre la cabecera de su lecho.

GÉNESIS 48

Jacob adopta a los hijos de José

1Después de esto recibió José la noticia: “He aquí, tu padre está enfermo.” Tomó, pues, consigo a sus dos hijos, Manasés y Efraím; 2y se lo anunciaron a Jacob, diciendo: “Mira que viene a ti tu hijo José.” Entonces Israel esforzándose se sentó en su lecho. 3[401]Y dijo Jacob a José: “El Dios Todopoderoso se me apareció en Luz, en la tierra de Canaán, y me bendijo, 4diciéndome: ‘He aquí que Yo te haré crecer y te multiplicaré, y haré de ti una muchedumbre de pueblos y daré esta tierra en posesión perpetua a tu descendencia después de ti’. 5[402]Ahora bien, tus dos hijos que te han nacido en tierra de Egipto antes de mi venida a ti a Egipto, serán míos. Como Rubén y Simeón, así serán míos Efraím y Manasés. 6[403]Mas tus hijos que has engendrado después de ellos, son tuyos, y en cuanto a la herencia llevarán el nombre de sus hermanos. 7Al volver yo de Mesopotamia, se me murió Raquel en la tierra de Canaán, en el camino a poca distancia de Efrata; y la enterré allí en el camino de Efrata, que es Betlehem.”

El patriarca bendice a Efraím y Manasés

8Viendo entonces Israel a los hijos de José, preguntó: “¿Quiénes son estos?” 9Respondió José a su padre: “Son mis hijos, los que Dios me ha dado aquí.” Y él dijo: “Acércamelos, te ruego, para que los bendiga.” 10Pues los ojos de Jacob se habían nublado por la vejez y no podía ya ver. Entonces José se los acercó, y él los besó y los abrazó. 11Después dijo Israel a José: “Yo no pensaba ya ver más tu rostro, y he aquí que Dios me ha concedido ver también a tus hijos.” 12[404]Y sacándolos de entre las rodillas de Jacob se postró José delante de él en tierra. 13Luego tomó José a ambos, a Efraím a su derecha, o sea a la izquierda de Israel, y a Manasés a su izquierda, o sea a la derecha de Israel, y los acercó a este. 14E Israel extendió su mano derecha y la puso sobre la cabeza de Efraím, que era el menor, y su izquierda (la puso) sobre la cabeza de Manasés, cruzando las manos, aunque Manasés era el primogénito. 15[405]Y bendijo a José, diciendo:

“El Dios en cuya presencia caminaron

mis padre Abrahán e Isaac,

el Dios que ha sido mi Pastor

desde que existo hasta el día de hoy,

16el Ángel que me ha librado de todo mal,

bendiga a estos niños;

sean llamados con mi nombre

y con el nombre de mis padres Abrahán e Isaac,

y multiplíquense más y más

sobre la tierra.”

17[406]Cuando José vio que su padre tenía la mano derecha puesta sobre la cabeza de Efraím, no le pareció bien; tomando la mano de su padre para pasarla de la cabeza de Efraím a la cabeza de Manasés, 18dijo a su padre: “No así, padre mío, este es el primogénito; pon tu derecha sobre su cabeza.” 19[407]Pero se negó su padre, diciendo: “Lo sé, hijo mío, lo sé; también él vendrá a ser un pueblo, también él será grande; pero su hermano menor será más grande que él, y su descendencia vendrá a ser una multitud de naciones.” 20[408]Y los bendijo en aquel día, diciendo:

“Por ti se bendecirá en Israel con las palabras:

«¡Dios te haga como a Efraím y como a Manasés!»”

21Después dijo Israel a José: “He aquí que yo me muero; mas Dios estará con vosotros y os hará volver al país de vuestros padres. 22[409]Y a ti te doy una porción más que a tus hermanos, la que tomé al amorreo con mi espada y con mi arco.”

GÉNESIS 49

Jacob bendice a sus hijos

1[410]Llamó Jacob a sus hijos, y dijo “Reuníos, y os haré conocer las cosas que os han de suceder en los días postreros:

2Reuníos y oíd, hijos de Jacob,

escuchad a Israel, vuestro padre.

3Rubén, tú mi primogénito;

mi vigor y el primer fruto de mi fuerza;

el primero en dignidad, el primero en poder;

4[411]tú que hierves como el agua, no tendrás más la primacía;

porque subiste al lecho de tu padre.

Lo manchaste, porque subiste a mi lecho.

5Simeón y Leví, hermanos;

instrumentos inicuos son sus espadas.

6¡En su consejo no entres, oh alma mía;

honra mía, no te reúnas con su asamblea!

porque en su saña mataron hombres,

y por su capricho desjarretaron toros.

7[412]¡Maldita su ira, porque fue violenta,

y su furor, porque fue cruel!

Los dividiré en Jacob,

y los esparciré en Israel.

8A ti, Judá, te alabarán tus hermanos;

tu mano pesará sobre la cerviz de tus enemigos;

te adorarán los hijos de tu padre.

9[413]Cachorro de león es Judá;

—¡cómo te levantas, hijo mío, de la presa!—

se encorva, echándose como un león,

y cual leona, ¿quién le despertará?

10[414]No se apartará de Judá el cetro,

ni el báculo de entre sus pies,

hasta que venga Schiloh:

a Él obedecerán las naciones.

11[415]Él ata a la vid su pollino,

y a la cepa el pollino de su asna,

lava en vino sus vestidos,

y en sangre de uvas su manto.

12Sus ojos brillan por el vino,

y sus dientes son blancos por la leche.

13[416]Zabulón habita en la ribera del mar,

en la ribera donde (aportan) las naves;

y su flanco se extiende hacia Sidón.

14[417]Isacar es un asno huesudo,

que descansa entre los apriscos.

15Viendo que el reposo es bueno,

y la tierra amena;

ofrece su hombro para cargas,

y se somete a pagar tributos.

16[418]Dan juzgará a su pueblo

como cualquier otra tribu de Israel.

17[419]Será Dan una culebra junto al camino,

una víbora en la senda,

que muerde los talones del caballo,

para que caiga hacia atrás su jinete.

18[420]Espero tu salvación, Yahvé.

19[421]A Gad lo atacan salteadores,

mas él asalta su retaguardia.

20[422]Aser tiene pan con aceite,

proporciona bocados dignos de reyes.

21[423]Neftalí es un ciervo suelto;

profiere palabras hermosas.

22[424]Retoño fecundo es José,

retoño de árbol fértil,

al borde de una fuente;

sus vástagos pasan el muro.

23[425]Le causan amarguras, le asaetean,

le hostigan los flecheros,

24[426]más su arco queda fuerte,

y los brazos de sus manos son ágiles,

por la ayuda del Fuerte de Jacob,

por el Nombre del Pastor, la Roca de Israel.

25[427]El Dios de tu padre te ayudará,

y el Todopoderoso te bendecirá

con bendiciones celestiales de lo alto,

bendiciones del abismo que yace abajo,

bendiciones de los pechos y del seno.

26[428]Las bendiciones de tu padre superan

a las bendiciones de los montes eternos,

y los tesoros de los collados perennes.

¡Vengan ellas sobre la cabeza de José,

sobre el vértice del príncipe entre sus hermanos!

27[429]Benjamín es un lobo rapaz;

por la mañana devora la presa,

y a la tarde reparte los despojos.”

28Todas estas son las doce tribus de Israel;

y esto es lo que les dijo su padre cuando los bendijo: a cada una la bendijo con la bendición que le correspondía.

Muerte de Jacob

29Y les dio orden, diciéndoles: “Yo voy a reunirme con mi pueblo; sepultadme con mis padres, en la cueva que está en el campo de Efrón el heteo, 30en la cueva que está en el campo de Macpelá, frente a Mamré, en el país de Canaán; en el campo que compró Abrahán a Efrón, el heteo, para sepultura propia; 31donde sepultaron a Abrahán y a Sara, su mujer, donde sepultaron a Isaac y a Rebeca, su mujer, y donde sepulté yo a Lía; 32[430]en el campo y la cueva que en él hay, que yo he comprado a los hijos de Het.”

33Y cuando acabó Jacob de dar estas órdenes a sus hijos, recogió sus pies en el lecho y expiró, y se reunió con su pueblo.

GÉNESIS 50

Jacob es sepultado en Canaán

1Se echó entonces José sobre el rostro de su padre y llorando sobre él lo besó. 2Y mandó José a los médicos que tenía a su servicio, que embalsamaran a su padre; y embalsamaron los médicos a Israel. 3Emplearon en ello cuarenta días; porque este es el tiempo que se emplea para el embalsamamiento; y Egipto lo lloró por espacio de setenta días. 4[431]Pasado el tiempo de su llanto, habló José a los cortesanos del Faraón, diciendo: “Si he hallado gracia a vuestros ojos, hacedme el favor de hacer llegar a oídos del Faraón esta palabra. 5“Mi padre me ha tomado juramento diciendo: ‘He aquí que yo me muero; en la sepultura que abrí para mí, en la tierra de Canaán, allí me has de sepultar’. Ahora, pues permíteme que suba a sepultar a mi padre; y luego volveré.” 6Respondió el Faraón: “Sube y sepulta a tu padre, como él te hizo jurar.”

7Subió, pues, José a enterrar a su padre; y subieron con él todos los servidores del Faraón, los ancianos de su casa, y todos los ancianos del país de Egipto; 8y toda la casa de José, sus hermanos, y la casa de su padre. Solo a sus pequeñuelos, sus rebaños y sus vacadas dejaron en la tierra de Gosen. 9Subieron también con él carros y gente de a caballo, de manera que el cortejo era muy grande. 10Llegados a la era de Atad, que está al otro lado del Jordán, hicieron allí un duelo grande y muy solemne, y José hizo a su padre un duelo de siete días. 11[432]Cuando los cananeos, habitantes de la tierra, vieron el llanto en la era de Atad, decían: “Llanto muy grande es este de los egipcios.” Por eso se dio el nombre de Abel-Misraim a ese lugar que está allende el Jordán. 12Hicieron, pues, los hijos de Jacob con él según les había mandado: 13Lleváronle sus hijos a la tierra de Canaán, y le sepultaron en la cueva del campo de Macpelá, frente a Mamré; en el campo que Abrahán había comprado a Efrón, el heteo, para sepultura propia. 14Después de haber sepultado a su padre, se volvió José a Egipto, él y sus hermanos, y todos los que habían subido con él a sepultar a su padre.

Temor de los hermanos de José

15Cuando vieron los hermanos de José que había muerto su padre, se dijeron: “A lo mejor José nos guarda rencor y nos devolverá todo el mal que le hemos hecho.” 16Enviaron, pues a decir a José: “Tu padre mandó, antes de su muerte, diciendo: 17Así diréis a José: ‘Perdona, por favor, el crimen de tus hermanos y su pecado, porque ciertamente te han hecho mal. Pero ahora perdona, te rogamos, ese crimen de los siervos del Dios de tu padre’.” José lloró mientras así hablaban con él. 18[433]Fueron entonces sus hermanos personalmente, y postrándose delante de él dijeron: “Henos aquí, somos siervos tuyos.” 19Mas José le dijo: “No temáis. ¿Estoy yo acaso en lugar de Dios? 20[434]Vosotros pensasteis hacerme mal, pero Dios lo dispuso para bien para cumplir lo de hoy, a fin de conservar la vida de mucha gente. 21Así, pues no temáis; yo os sustentaré a vosotros y a vuestros niños.” Y los consoló, hablándoles al corazón.

Muerte de José

22Habitó José en Egipto, él y la casa de su padre. Y vivió José ciento diez años. 23Vio José a los hijos de Efraím hasta la tercera generación. También los hijos de Maquir, hijo de Manasés, nacieron sobre las rodillas de José. 24[435]Y dijo José a sus hermanos: “Voy a morir; mas Dios seguramente os visitará, y os hará subir de este país a la tierra que juró dar a Abrahán, a Isaac y a Jacob.” 25[436]Luego José hizo jurar a los hijos de Israel, diciendo: “De seguro os visitará Dios, y entonces llevaos de aquí mis huesos.” 26[437]Murió José a la edad de ciento diez años. Lo embalsamaron, y lo pusieron en un féretro en Egipto.

ÉXODO

# · 1 · 2 · 3 · 4 · 5 · 6 · 7 · 8 · 9 · 10 · 11 · 12 · 13 · 14 · 15 · 16 · 17 · 18 · 19 · 20 · 21 · 22 · 23 · 24 · 25 · 26 · 27 · 28 · 29 · 30 · 31 · 32 · 33 · 34 · 35 · 36 · 37 · 38 · 39 · 40

I. HASTA LA SALIDA DE EGIPTO

ÉXODO 1

Nombres de los hijos de Jacob

1[438]Estos son los nombres de los hijos de Israel que entraron en Egipto con Jacob, cada uno con su familia: 2Rubén, Simeón, Leví, Judá, 3Isacar, Zabulón, Benjamín, 4Dan, Neftalí, Gad y Aser. 5[439]Todos los descendientes nacidos de Jacob eran setenta almas. José estaba ya en Egipto. 6Luego murió José, y todos sus hermanos, y toda aquella generación. 7Mas los hijos de Israel crecieron y se multiplicaron, y llegaron a ser numerosos y fuertes, y se llenó de ellos el país.

Opresión del pueblo de Israel

8[440]Entretanto se alzó sobre Egipto un nuevo rey, que nada sabía de José; 9el cual dijo a su pueblo: “Mirad, el pueblo de los hijos de Israel es más numeroso y más fuerte que nosotros. 10Tomemos, pues, precauciones contra él, no sea que siga multiplicándose, y en caso de venir sobre nosotros una guerra, se asocie también él a nuestros enemigos para combatirnos, y salga (después) del país.” 11[441]Por lo cual pusieron sobre (Israel), sobrestantes de trabajos a fin de oprimirlos con sus cargas; y así edificaron para el Faraón ciudades almacenes: Pitom y Ramesés. 12Pero cuanto más los oprimían, tanto más crecían y tanto más se multiplicaban, de modo que (los egipcios) tomaron aversión a los hijos de Israel. 13Entonces los egipcios redujeron a cruel servidumbre a los hijos de Israel, 14y les amargaron la vida con duros trabajos de arcilla y ladrillos, toda suerte de labores del campo y toda clase de servidumbre con que los oprimían por fuerza. 15[442]El rey de Egipto dio también orden a las parteras de las hebreas, de las cuales una se llamaba Sifrá, y la otra Puá, 16diciéndoles: “Cuando asistáis a las hebreas en sus partos, averiguad el sexo; si es niño, matadlo; mas si es niña, vivirá.” 17Pero las parteras temían a Dios, y no hicieron como les había mandado el rey de Egipto, sino que dejaban con vida a los niños. 18Por lo cual llamó el rey de Egipto a las parteras y les dijo: “¿Por qué hacéis esto y dejáis con vida a los niños?” 19Respondieron las parteras al Faraón: “Porque las hebreas no son como las egipcias. Son robustas, y antes que a ellas llegue la partera, ya han dado a luz.” 20Recompensó Dios a las parteras; y se multiplicó el pueblo y se hizo muy poderoso. 21[443]Y por haber temido las parteras a Dios, Él les dio numerosa prole. 22Entonces dio el Faraón a todo su pueblo esta orden: “Todo niño que naciere (a los hebreos) lo echaréis al río; mas a toda niña dejaréis con vida.”

ÉXODO 2

Nacimiento de Moisés

1Un varón de la casa de Leví había ido y tomado por mujer a una hija de Leví. 2[444]Concibió la mujer y dio a luz un hijo; y viendo que era hermoso lo tuvo escondido durante tres meses. 3Pero no pudiendo ocultarlo ya por más tiempo, tomó para él una cestilla de juncos, la calafateó con betún y pez, y metió en ella al niño, y la puso entre los juncos, a la ribera del río. 4Entretanto, su hermana se apostó de lejos para saber lo que le ocurría.

Moisés es adoptado por la hija del Faraón

5Bajó la hija del Faraón para bañarse en el río, y mientras sus doncellas se paseaban por la ribera del río, divisó la cestilla en los juncos, y envió una criada suya para que se la trajese. 6Al abrirla vio al niño que era una criatura que lloraba. Tuvo compasión de él, y exclamó: “Este es un niño de los hebreos.” 7Entonces dijo su hermana a la hija del Faraón: “¿Quieres que yo vaya y te llame una nodriza de entre las hebreas que amamante para ti este niño?” 8“Anda”, le contestó la hija del Faraón. Fue pues la joven y llamó a la madre del niño. 9Y le dijo la hija del Faraón: “Toma este niño, y amamántalo para mí, y yo te recompensaré.” Y tomó la mujer al niño y lo amamantó. 10[445]El niño creció, y ella lo llevó entonces a la hija del Faraón. Así vino a ser hijo suyo, y le llamó Moisés, diciendo: “De las aguas lo he sacado.”

Huída de Moisés al desierto

11En aquellos días cuando Moisés ya era grande, visitó a sus hermanos, y vio sus trabajos penosos; vio también cómo un egipcio daba golpes a un hebreo, a uno de sus hermanos. 12[446]Miró a un lado y a otro, y viendo que no había nadie, mató al egipcio y lo escondió en la arena. 13Salió también al día siguiente y vio a dos hebreos que reñían. Dijo al culpable: “¿Por qué pegas a tu hermano?” 14Él respondió: “¿Quién te ha constituido jefe y juez sobre nosotros? ¿Piensas acaso matarme como mataste al egipcio?” Por esto Moisés tuvo miedo y dijo: Seguramente ha trascendido este asunto. 15[447]Lo supo el Faraón y procuraba matar a Moisés; por lo cual Moisés huyó de la presencia del Faraón y se fue a morar en la tierra de Madián donde se sentó junto a un pozo. 16Tenía el sacerdote de Madián siete hijas, las cuales llegaron a sacar agua y llenar los abrevaderos, para abrevar las ovejas de su padre. 17Mas vinieron los pastores y las echaron. Entonces levantándose Moisés salió en su defensa y abrevó sus ovejas. 18[448]Volvieron ellas a Ragüel, su padre, y este preguntó: “¿Cómo es que venís hoy tan temprano?” 19Respondieron: “Un egipcio nos libró de las manos de los pastores, y a más de eso ha sacado agua para nosotras y abrevado las ovejas.” 20Preguntó entonces a sus hijas: “¿Dónde está? ¿Por qué habéis dejado a ese hombre? Llamadle para que coma pan.” 21[449]Consintió Moisés en morar con aquel hombre, el cual dio a Moisés su hija Seforá. 22[450]Esta le dio un hijo, al cual él llamó Gersom; pues dijo: “Extranjero soy en tierra extraña.” 23Durante este largo período murió el rey de Egipto; y los hijos de Israel, gimiendo bajo la servidumbre, clamaron, y desde su dura servidumbre subió su clamor a Dios. 24Oyó Dios sus gemidos, y se acordó Dios de su pacto con Abrahán, con Isaac y con Jacob. 25[451]Y miró Dios a los hijos de Israel y (los) reconoció.

ÉXODO 3

Aparición de Dios en la zarza

1[452]Un día, apacentando las ovejas de Jetró, su suegro, sacerdote de Madián, llevó Moisés las ovejas al interior del desierto y vino al Horeb (que es) el monte de Dios. 2[453]Y se le apareció el Ángel de Yahvé en una llama de fuego, en medio de una zarza. Veía cómo la zarza ardía en el fuego, pero la zarza no se consumía. 3Dijo, pues, Moisés: “Iré a contemplar este gran fenómeno (para saber) por qué no se consume la zarza.” 4Cuando Yahvé vio que se ponía en marcha para mirar, lo llamó de en medio de la zarza, diciendo: “¡Moisés, Moisés!” “Heme aquí”, respondió él. 5[454]Y Dios le dijo: “No te acerques aquí; quita el calzado de tus pies, porque el lugar en que estás, es tierra santa.” 6[455]Y añadió: “Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob.” Se cubrió entonces Moisés el rostro, porque temía mirar a Dios.

Vocación de Moisés

7Y dijo Yahvé: “He visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, y he escuchado el clamor que levanta a causa de sus exactores; pues conozco sus sufrimientos. 8He descendido para librarlo de la mano de los egipcios y para llevarlo de esta tierra a una buena y espaciosa; a una tierra que mana leche y miel, al país del cananeo, heteo, amorreo, fereceo, heveo y jebuseo. 9Ahora el clamor de los hijos de Israel ha llegado hasta Mí y también he visto la opresión con que los egipcios los oprimen. 10Ve, por tanto, y te enviaré al Faraón, para que saques a mi pueblo, los hijos de Israel, de Egipto.” 11[456]Moisés respondió a Dios: “¿Quién soy yo para ir al Faraón y sacar a los hijos de Israel de Egipto?” 12[457]Respondió Él: “Yo estaré contigo y esto te servirá de señal de que Yo te he enviado: cuando hayas sacado al pueblo de Egipto, serviréis a Dios en este monte.” 13Contestó Moisés a Dios: “Iré, pues, a los hijos de Israel y les diré: El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros; pero cuando me pregunten: ¿Cuál es su nombre? ¿Qué les responderé? 14[458]Entonces dijo Dios a Moisés: “Yo soy el que soy.” Y agregó: “Así dirás a los hijos de Israel: «El que es me ha enviado a vosotros.»”

15Prosiguió Dios diciendo a Moisés: “Así dirás a los hijos de Israel: Yahvé, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob, me ha enviado a vosotros. Este es mi nombre para siempre, y este mi memorial de generación en generación. 16Ve, pues, y reúne a los ancianos de Israel, y diles: Yahvé, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob se me apareció y me dijo: Yo os he visitado (para ver) lo que os hacen en Egipto. 17Y queda dicho: Os sacaré de la tribulación de Egipto, al país del cananeo, heteo, amorreo, fereceo, heveo y jebuseo, a una tierra que mana leche y miel. 18Ellos escucharán tu voz, y tú irás con los ancianos de Israel al rey de Egipto; y le diréis: Yahvé, el Dios de los hebreos, se nos ha manifestado. Permite, pues, que vayamos camino de tres días al desierto, para ofrecer sacrificios a Yahvé, nuestro Dios. 19Ya sé que el rey de Egipto no os dejará ir, si no será por mano poderosa. 20Por eso extenderé mi mano y heriré a Egipto con toda suerte de prodigios, que obraré allí; y después de esto os dejará salir. 21Y haré que este pueblo halle gracia a los ojos de los egipcios, de modo que cuando partáis, no saldréis con las manos vacías, 22[459]sino que cada mujer pedirá a su vecina y a la que mora en su casa, objetos de plata y objetos de oro, y vestidos, que pondréis a vuestros hijos y a vuestras hijas, despojando así a los egipcios.”

ÉXODO 4

Milagros por manos de Moisés y Aarón

1Respondió Moisés y dijo: “Mira que no me creerán ni escucharán mi voz; pues dirán: No se te ha aparecido Yahvé.” 2Díjole Yahvé: “¿Qué es eso que tienes en tu mano?” “Una vara”, respondió él. 3Y le replicó: “Arrójala a tierra.” La tiró a tierra, y se convirtió en una serpiente; y huyó Moisés de ella. 4Dijo entonces Yahvé a Moisés: “Extiende tu mano y agárrala por la cola —y él extendiendo la mano, la agarró, y volvió a ser vara en su mano—, 5para que crean que se te ha aparecido Yahvé, el Dios de sus padres, el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob.” 6Le dijo además Yahvé: “Mete tu mano en tu seno.” Metió él la mano en su seno y la volvió a sacar; y he aquí que su mano estaba leprosa (blanca) como la nieve. 7Y le dijo: “Vuelve a meter tu mano en tu seno.” Volvió a meter la mano en su seno, y cuando la sacó era como su carne. 8“Así, pues, si no te creen ni escuchan la voz de la primera señal creerán a la voz de la segunda. 9Y si no creen tampoco a estas dos señales, y no escuchan tu voz, tomarás agua del río, y la derramarás en el suelo; y el agua que sacares del río, se convertirá en sangre sobre el suelo.”

10[460]Dijo entonces Moisés a Yahvé: “¡Ah, Señor! yo no soy hombre elocuente, y esto no desde ayer ni desde anteayer, ni desde que Tú hablas con tu siervo; sino que soy torpe de boca y torpe de lengua.” 11Le respondió Yahvé: “¿Quién ha dado al hombre la boca? ¿Y quién hace al mudo y al sordo, al que ve y al ciego? ¿No soy Yo, Yahvé? 12Ahora, vete, que Yo estaré con tu boca y te enseñaré lo que has de decir.” 13[461]Mas él replicó: “¡Ah, Señor!, te ruego que mandes (tu mensaje) por mano de aquel que has de mandar.” 14Entonces se encendió la ira de Yahvé contra Moisés, y le dijo: “¿No tienes a tu hermano Aarón, el levita? Sé que él habla bien; he aquí que precisamente ahora sale a tu encuentro, y al verte se regocijará en su corazón. 15Hablarás, pues, con él y pondrás estas palabras en su boca, y Yo estaré con tu boca y con la suya, y os enseñaré lo que habéis de hacer. 16[462]Él hablará por ti al pueblo y te servirá de boca, y tú serás para él (representante de) Dios. 17Toma también en tu mano esta vara, porque con ella has de hacer las señales.”

Moisés regresa a Egipto

18Se fue Moisés para volver a casa de Jetró, su suegro, al cual dijo: “Iré con tu permiso, y volveré a ver a mis hermanos que están en Egipto, y veré si viven todavía.” Y dijo Jetró a Moisés: “Vete en paz.” 19Yahvé dijo (de nuevo) a Moisés en Madián: “Anda, vuelve a Egipto; pues han muerto todos los que buscaban tu vida.” 20Tomó, pues, Moisés a su mujer y a sus hijos, y montándolos sobre un asno, volvió a la tierra de Egipto. Tomó Moisés también la vara de Dios en su mano. 21[463]Y dijo Yahvé a Moisés: “Cuando vuelvas a Egipto, mira que hagas delante del Faraón todos los prodigios que he dado en tu mano; Yo, empero, endureceré su corazón, y no dejará ir al pueblo. 22[464]Y dirás al Faraón: “Así dice Yahvé: Israel es mi hijo, mi primogénito. 23Si Yo te digo: Deja ir a mi hijo para que me sirva, y si tú rehúsas dejarle ir, mira que Yo voy a matar a tu hijo, tu primogénito.”

24[465]Y sucedió que en el camino, en la posada, Yahvé le salió al encuentro y quiso darle muerte. 25Tomó entonces Seforá un pedernal y cortando el prepucio de su hijo, tocó las piernas de (Moisés), diciendo: “Tú eres para mí un esposo de sangre.” 26Y (Yahvé) le soltó por haber dicho ella: “esposo de sangre”, con motivo de la circuncisión.

27A Aarón le dijo Yahvé: “Vete al desierto al encuentro de Moisés.” Partió, pues, y le encontró en el monte de Dios y le besó. 28Moisés contó a Aarón todas las cosas para las cuales Yahvé le había enviado y todas las señales que le había mandado hacer. 29Fueron, pues, Moisés y Aarón y reunieron a todos los ancianos de los hijos de Israel. 30Aarón refirió todas las palabras que Yahvé había dicho a Moisés, el cual hizo las señales delante del pueblo. 31El pueblo creyó, y al oír que Yahvé había visitado a los hijos de Israel y mirado su aflicción, inclinaron la cabeza y adoraron.

ÉXODO 5

Moisés y Aarón se entrevistan con el Faraón

1Después se presentaron Moisés y Aarón al Faraón y le dijeron: “Así dice Yahvé, el Dios de Israel: Deja marchar a mi pueblo, para que me celebre una fiesta en el desierto.” 2[466]A lo cual respondió el Faraón: “¿Quién es Yahvé para que yo escuche su voz y deje ir a Israel? No conozco a Yahvé, y no dejaré salir a Israel.” 3[467]Ellos dijeron: “El Dios de los hebreos se nos ha manifestado; permite, pues, que vayamos camino de tres días al desierto para ofrecer sacrificios a Yahvé, nuestro Dios, no sea que nos castigue con peste y espada.” 4EI rey de Egipto les replicó: “¿Por qué vosotros, Moisés y Aarón, distraéis al pueblo de sus trabajos? Idos a vuestras cargas.” 5Y agregó el Faraón: “He aquí que el pueblo de esa región es ahora numeroso y vosotros lo hacéis descansar de sus cargas.”

Aumenta la opresión del pueblo

6Aquel mismo día el Faraón dio a los sobrestantes del pueblo y a los escribas esta orden: 7[468] “No deis ya, como antes, al pueblo paja, para hacer ladrillos; que vayan ellos mismos a recoger paja. 8Pero exigidles la misma cantidad de ladrillos que hacían antes, sin rebajarla; pues son perezosos; por eso claman diciendo: Vamos a ofrecer sacrificios a nuestro Dios. 9Agrávense los trabajos sobre estos hombres, para que estén ocupados y no pierdan el tiempo con palabras mentirosas.” 10Fueron, pues, los sobrestantes del pueblo y los escribas, y hablaron al pueblo diciendo: “Esto dice el Faraón: No os daré más paja; 11id vosotros mismos a juntar la paja donde podáis hallarla; pero vuestro trabajo no se disminuirá en nada.” 12Se esparció el pueblo por todo el país de Egipto a buscar rastrojo para emplearlo en lugar de paja. 13Y los sobrestantes los apremiaban, diciendo: “Terminad vuestro trabajo que os ha sido fijado para cada día, como cuando había paja.” 14Y los escribas de los hijos de Israel, a quienes los sobrestantes del Faraón habían puesto sobre ellos, fueron castigados, diciéndoseles: “¿Por qué no habéis hecho, ni ayer ni hoy, la misma cantidad de ladrillos que antes?”

15Fueron entonces los escribas de los hijos de Israel y clamaron al Faraón, diciendo: “¿Por qué tratas así a tus siervos? 16[469]No se da paja a tus siervos y se nos dice: Haced ladrillos. Y he aquí que tus siervos son castigados, siendo tu propio pueblo el que tiene la culpa.” 17Él respondió: “Haraganes sois, grandes haraganes; por eso decís: Vamos a ofrecer sacrificios a Yahvé. 18Id, pues, y trabajad; no se os dará paja, y habéis de entregar la cantidad fijada de ladrillos.” 19Los escribas de los hijos de Israel se vieron en grandes angustias, puesto que les fue dicho: “No disminuiréis (la cantidad) de vuestros ladrillos; ¡la obra de cada día en su día!” 20Se encontraron con Moisés y Aarón, que les estaban esperando cuando salieron de la presencia del Faraón, 21y les dijeron: “Que Yahvé os vea y que Él juzgue por qué nos habéis hecho odiosos al Faraón y a sus siervos y puesto la espada en sus manos para matarnos.” 22Se volvió entonces Moisés a Yahvé y dijo: “Señor, ¿por qué has hecho mal a este pueblo? ¿Con qué fin me has enviado? 23Pues desde que fui al Faraón para hablarle en tu nombre, está maltratando a este pueblo, y Tú de ninguna manera has librado a tu pueblo.”

ÉXODO 6

Nueva promesa de liberación

1Respondió Yahvé a Moisés: “Ahora verás lo que voy a hacer al Faraón; porque por mano poderosa los dejará salir, y debido a una mano fuerte los arrojará él mismo de su país.” 2[470]Y habló Dios a Moisés y le dijo: “Yo soy Yahvé; 3[471]Me aparecí a Abrahán, a Isaac y a Jacob como Dios Todopoderoso; mas con mi nombre de Yahvé no me di a conocer a ellos. 4Establecí también mi pacto con ellos, para darles la tierra de Canaán, la tierra de sus peregrinaciones, donde moraban como extranjeros. 5He oído el gemido de los hijos de Israel, a quienes los egipcios han reducido a servidumbre, y tengo presente mi pacto. 6Por tanto, di a los hijos de Israel: Yo soy Yahvé; Yo os sacaré de debajo de las cargas de los egipcios, os libertaré de su esclavitud y os salvaré con brazo extendido y con grandes juicios. 7[472]Yo os adoptaré por pueblo mío, y seré vuestro Dios; y conoceréis que Yo soy Yahvé, vuestro Dios, que os sacaré de la esclavitud de Egipto. 8Yo os llevaré a la tierra que he jurado dar a Abrahán, a Isaac y a Jacob, y os la daré en heredad. Yo Yahvé.”

9Habló, pues, Moisés de esta manera a los hijos de Israel; pero ellos no escucharon a Moisés, por cortedad de espíritu, y a causa de la dura servidumbre. 10Habló entonces Yahvé a Moisés, diciendo: 11“Ve a hablar con el Faraón, rey de Egipto, para que deje salir a los hijos de Israel fuera de su territorio.” 12[473] Respondió Moisés en la presencia de Yahvé, y dijo: “Mira, los hijos de Israel no me escuchan; ¿cómo me va a escuchar el Faraón, a mí que soy incircunciso de labios?” 13Entonces habló Yahvé a Moisés y a Aarón, y les dio órdenes para los hijos de Israel y para el Faraón, rey de Egipto, a fin de sacar del país de Egipto a los hijos de Israel.

Genealogías

14[474]Estos son los jefes de sus casas paternas: Hijos de Rubén, primogénito de Israel: Henoc, Falú, Hesrón y Carmí. Estas son las familias de Rubén. 15Hijos de Simeón: Jemuel, Jamín, Ohad, Jaquín, Sóhar y Saúl, hijo de la cananea. Estas son las familias de Simeón. 16Y estos son los nombres de los hijos de Leví por sus linajes: Gersón, Caat y Merarí. Y los años de la vida de Leví fueron ciento treinta y siete años. 17Hijos de Gersón: Lobní y Semeí, según sus familias. 18Hijos de Caat: Amram, Ishar, Hebrón y Uciel. Los años de la vida de Caat fueron ciento treinta y tres años. 19Hijos de Merarí: Mahelí y Musí. Estas son las familias de los levitas, por sus linajes. 20[475]Amram tomó por mujer a Jocábed, su tía, de la cual le nacieron Aarón y Moisés. Y los años de la vida de Amram fueron ciento treinta y siete. 21Hijos de Ishar: Coré, Néfeg y Sicrí. 22Hijos de Uciel: Misael, Elsafán y Sitrí. 23Aarón tomó por mujer a Elisabet, hija de Aminadab, hermana de Naasón; de la cual le nacieron Nadab, Abiú, Eleazar e Itamar. 24Hijos de Coré: Asir, Elcaná y Abiasaf. Estas son las familias de los coreítas. 25Eleazar, hijo de Aarón tomó por mujer a una de las hijas de Futiel, y de ella nació Fineés. Estos son los jefes de las casas de los levitas, según sus familias.

26Estos, pues, son aquel Aarón y aquel Moisés a quienes dijo Yahvé: “Sacad a los hijos de Israel de la tierra de Egipto, según sus escuadras.” 27Estos son los que hablaron al Faraón, rey de Egipto, para sacar de Egipto a los hijos de Israel. Estos son Moisés y Aarón. 28Y sucedió que en el día en que Yahvé habló a Moisés en el país de Egipto, 29le habló en estos términos: “Yo soy Yahvé; di al Faraón, rey de Egipto, todo lo que Yo te digo.” 30Y Moisés respondió ante Yahvé: “Mira, yo soy incircunciso de labios. ¿Cómo me va a escuchar el Faraón?”

ÉXODO 7

Nueva entrevista de Moisés con el Faraón

1[476]Dijo Yahvé a Moisés: “He aquí que te he constituido dios para el Faraón, y Aarón, tu hermano, será tu profeta, 2al cual dirás todo lo que Yo te mandare; y Aarón, tu hermano, se lo dirá al Faraón, a fin de que deje salir de su país a los hijos de Israel. 3[477]Yo, entretanto, endureceré el corazón del Faraón, y multiplicaré mis señales y mis prodigios en el país de Egipto. 4El Faraón no os escuchará, pero Yo pondré mi mano sobre Egipto, y sacaré de la tierra de Egipto a mi ejército, mi pueblo, los hijos de Israel a fuerza de severos juicios. 5Y conocerán los egipcios que Yo soy Yahvé, cuando extienda mi mano sobre Egipto y saque de en medio de ellos a los hijos de Israel.” 6Lo hicieron Moisés y Aarón. Como les había mandado Yahvé, así hicieron. 7Tenía Moisés ochenta años, y Aarón ochenta y tres, cuando hablaron al Faraón.

8Después habló Yahvé a Moisés y a Aarón, y dijo: 9“Cuando el Faraón os dijere: Haced algún milagro en favor vuestro, dirás a Aarón: Toma tu vara y échala delante del Faraón, y se convertirá en serpiente.” 10Se presentaron Moisés y Aarón al Faraón, e hicieron según la orden de Yahvé: Aarón echó su vara delante del Faraón y delante de sus servidores, la cual se convirtió en serpiente. 11[478]Mas el Faraón llamó igualmente a los sabios y a los hechiceros, y también ellos, los magos egipcios, hicieron con sus encantamientos las mismas cosas. 12Echaron ellos cada cual su vara, y se convirtieron en serpientes; pero la vara de Aarón se tragó las varas de ellos. 13Sin embargo, se endureció el corazón del Faraón, de manera que no los escuchó, como había dicho Yahvé.

Primera plaga: río en sangre

14[479]Entonces dijo Yahvé a Moisés: “El corazón del Faraón es duro; se niega a dejar salir al pueblo. 15Preséntate, pues, al Faraón por la mañana, cuando salga a las aguas. Tú lo esperarás a la orilla del río, y tomarás en tu mano la vara que se convirtió en serpiente. 16Le dirás: ‘Yahvé, el Dios de los hebreos, me ha enviado a ti con esta orden: Deja ir a mi pueblo, a fin de que me den culto en el desierto; y he aquí que no has escuchado hasta ahora. 17Por lo tanto, así dice Yahvé: En esto conocerás que Yo soy Yahvé: Mira que voy a golpear con la vara que tengo en la mano las aguas del río, y se convertirán en sangre. 18Los peces que hay en el río morirán, el río hederá, y los egipcios tendrán asco de beber las aguas del río’.”

19Yahvé dijo también a Moisés: “Di a Aarón: Toma tu vara, y extiende tu mano sobre las aguas de Egipto, sobre sus canales, sobre sus ríos, sobre sus lagunas y sobre todos sus depósitos de agua. Y se convertirán en sangre. Habrá sangre en toda la tierra de Egipto, lo mismo en las vasijas de madera que en las de piedra.”

20Hicieron Moisés y Aarón como les había mandado Yahvé: Levantó (Aarón) la vara y golpeó las aguas en presencia del Faraón y de sus servidores, y se convirtieron todas las aguas del río en sangre. 21Los peces que había en el río murieron, quedó apestado el río y los egipcios no podían beber las aguas del río; y hubo sangre en todo el país de Egipto. 22Pero lo mismo hicieron los magos de Egipto con sus encantamientos; por lo cual se endureció el corazón del Faraón y no los escuchó, como había dicho Yahvé. 23Luego se volvió el Faraón y se retiró a su palacio sin hacer caso de estas cosas. 24Y todos los egipcios cavaron en los alrededores del río para hallar agua potable, porque no podían beber las aguas del río.

Segunda plaga: ranas

25[480]Pasaron siete días después que Yahvé había herido el río, 26y dijo Yahvé a Moisés: “Preséntate al Faraón y dile: Así dice Yahvé: Deja ir a mi pueblo para que me sirva. 27Y si rehúsas dejarlo ir, he aquí que voy a castigar todo tu país con ranas. 28El río bullirá de ranas, que subirán y entrarán en tu casa, en tu alcoba y en tu lecho, en las casas de tus servidores y entre tu pueblo, en tus hornos y en tus artesas. 29Subirán las ranas sobre ti, y sobre tu pueblo, y sobre tus siervos.”

ÉXODO 8

1[481]Dijo, pues, Yahvé a Moisés: “Di a Aarón: Extiende tu mano con tu vara sobre los canales, sobre los ríos y sobre las lagunas, y haz subir ranas sobre la tierra de Egipto.” 2Aarón extendió la mano sobre las aguas de Egipto; y subieron las ranas y cubrieron la tierra de Egipto. 3Pero los magos hicieron lo mismo con sus encantamientos, haciendo subir las ranas sobre el país egipcio. 4El Faraón llamó a Moisés y a Aarón y dijo: “Pedid a Yahvé que aparte las ranas de mí y de mi pueblo, y yo dejaré salir al pueblo para que ofrezca sacrificios a Yahvé.” 5Respondió Moisés al Faraón: “Dígnate decirme para cuándo he de rogar por ti, por tus siervos y por tu pueblo, a fin de que (Dios) quite las ranas de ti y de tus casas, y queden solamente en el río.” 6“Para mañana”, contestó él. Replicó Moisés: “Será conforme a tu palabra, para que sepas que no hay como Yahvé, nuestro Dios. 7Las ranas se apartarán de ti, de tus casas, de tus siervos y de tu pueblo, y quedarán solamente en el río.” 8Después salieron Moisés y Aarón de la presencia del Faraón; e invocó Moisés a Yahvé a causa de las ranas que afligían al Faraón. 9E hizo Yahvé conforme a la súplica de Moisés, de manera que murieron las ranas en las casas, en los patios y en los campos. 10[482]Las juntaron en montones y el país estaba lleno de hediondez. 11Pero el Faraón viendo que se le daba respiro, endureció su corazón, y no los escuchó, como había dicho Yahvé.

Tercera plaga: mosquitos

12[483]Después dijo Yahvé a Moisés: “Di a Aarón: Extiende tu vara y golpea el polvo de la tierra, y se convertirá en mosquitos en todo el país de Egipto.” 13Así lo hicieron: Aarón extendió su mano en que tenía la vara, y golpeó el polvo de la tierra; y hubo mosquitos sobre los hombres y sobre las bestias. Todo el polvo de la tierra se convirtió en mosquitos en todo el país de Egipto. 14Los magos tentaron de hacer lo mismo con sus encantamientos, a fin de suscitar mosquitos, mas no pudieron. Hubo, pues, mosquitos sobre hombres y bestias. 15[484]Dijeron entonces los magos al Faraón: “¡Este es el dedo de Dios!” Pero se endureció el corazón del Faraón, y no los escuchó, como había dicho Yahvé.

Cuarta plaga: tábanos

16Yahvé dijo a Moisés: “Levántate muy de mañana, y preséntate al Faraón cuando salga hacia las aguas, y le dirás: Así dice Yahvé: Deja ir a mi pueblo, para que me sirva. 17[485]Si no dejas ir a mi pueblo, he aquí que voy a enviar tábanos contra ti, contra tus siervos, tu pueblo y tus casas, de manera que se llenarán de tábanos las casas de los egipcios y también el suelo sobre el cual están. 18Mas distinguiré en ese día la región de Gosen, donde habita mi pueblo, para que no haya allí tábanos, a fin de que sepas que Yo soy Yahvé en medio de la tierra, 19que hago distinción entre mi pueblo y el tuyo. Mañana será esta señal.” 20Hizo Yahvé así, y un enjambre de tábanos molestísimos vino sobre la casa del Faraón y las casas de sus siervos; y toda la tierra de Egipto fue devastada por los tábanos.

21Entonces llamó el Faraón a Moisés y a Aarón y les dijo: “Id, ofreced sacrificios a vuestro Dios en este país.” 22[486]Moisés respondió: “No conviene hacerlo así, porque lo que hemos de sacrificar a Yahvé, nuestro Dios, es abominación para los egipcios. ¿No nos apedrearían los egipcios si sacrificáramos ante sus ojos lo que para ellos es abominable? 23Iremos tres jornadas de camino por el desierto, y allí ofreceremos sacrificios a Yahvé, nuestro Dios, según Él nos mandare.” 24Contestó el Faraón: “Os dejaré ir, para que ofrezcáis en el desierto sacrificios a Yahvé vuestro Dios, con tal que no vayáis demasiado lejos. Rogad por mí.” 25Moisés respondió: “He aquí que voy a salir de tu presencia y rogaré a Yahvé, y mañana los tábanos se alejarán del Faraón, de sus siervos y de su pueblo; pero que no vuelva el Faraón a obrar con engaño, impidiendo al pueblo que vaya a ofrecer sacrificios a Yahvé.” 26Salió, pues, Moisés de la presencia del Faraón, y rogó a Yahvé. 27E hizo Yahvé conforme a la súplica de Moisés, y quitó los tábanos del Faraón, de sus siervos y de su pueblo, sin que quedase uno solo. 28Pero el Faraón endureció también esta vez su corazón y no dejó partir al pueblo.

ÉXODO 9

Quinta plaga: peste sobre el ganado

1Entonces dijo Yahvé a Moisés: “Preséntate al Faraón y dile: Así dice Yahvé, el Dios de los hebreos: Deja salir a mi pueblo para que me den culto. 2Si te niegas a dejarlos ir y todavía los retienes, 3he aquí que la mano de Yahvé enviará una peste gravísima sobre tu ganado que está en el campo, sobre los caballos, sobre los asnos, sobre los camellos, sobre las vacadas y sobre las ovejas. 4Mas Yahvé hará distinción entre el ganado de Israel y el ganado de los egipcios, de modo que no morirá nada de lo perteneciente a Israel.” 5Y Yahvé fijó el plazo, diciendo: “Mañana hará esto Yahvé en el país.” 6[487]Y lo hizo Yahvé al día siguiente, de modo que murió todo el ganado de los egipcios; mas del ganado de los hijos de Israel no murió ni una sola cabeza. 7El Faraón envió (a averiguarlo); y he aquí que del ganado de Israel no había muerto ni un solo animal. Sin embargo, se endureció el corazón del Faraón y no dejó ir al pueblo.

Sexta plaga: tumores

8Dijo entonces Yahvé a Moisés y a Aarón: “Tomad unos puñados de hollín de horno, y espárzalo Moisés hacia el cielo, a los ojos del Faraón; 9y se convertirá en polvo fino en todo el territorio de Egipto, y formará tumores que producirán úlceras, tanto en los hombres como en las bestias, por toda la tierra de Egipto.” 10Tomaron, pues, hollín de horno, y poniéndose delante del Faraón, lo esparció hacia el cielo; y hubo tumores que producían úlceras, tanto en los hombres como en las bestias. 11Ni los magos pudieron mantenerse delante de Moisés a causa de los tumores; pues los magos tenían los mismos tumores que todos los egipcios. 12[488]Mas Yahvé endureció el corazón del Faraón, de modo que no les escuchó, según Yahvé lo había dicho a Moisés.

Séptima plaga: granizo

13Luego dijo Yahvé a Moisés: “Levántate muy de mañana, preséntate al Faraón, y dile: ‘Así dice Yahvé, el Dios de los hebreos: Deja ir a mi pueblo, para que me den culto. 14Porque esta vez voy a enviar todas mis plagas sobre tu corazón, sobre tus siervos y sobre tu pueblo, para que sepas que no hay como Yo en toda la tierra. 15Si yo hubiera extendido mi mano para herirte a ti y a tu pueblo con peste, ya habrías desaparecido de la tierra; 16[489] pero para esto te he conservado, para mostrarte mi poder, y para que sea celebrado mi nombre en toda la tierra. 17Tú, empero, te ensalzas todavía contra mi pueblo, para no dejarlo salir. 18He aquí que mañana, a esta hora, haré llover una granizada tan fuerte, que nunca ha habido semejante en Egipto, desde el día que fue fundado hasta el presente. 19Ahora, pues, envía y pon a salvo tu ganado y cuanto tienes en el campo; porque sobre todos los hombres y animales que se hallan en el campo sin recogerse bajo techumbre, caerá el granizo y perecerán’.”

20Aquellos de entre los siervos del Faraón que temieron la palabra de Yahvé, recogieron en las casas a sus siervos y a su ganado; 21mas aquellos que no hicieron caso de la palabra de Yahvé, dejaron a sus siervos y a su ganado en el campo.

22[490]Dijo entonces Yahvé a Moisés: “Extiende tu mano hacia el cielo, y caiga granizo en todo el país de Egipto, sobre los hombres, sobre los animales y sobre todas las plantas que hay en la tierra de Egipto.” 23Extendió, pues, Moisés su vara hacia el cielo, y Yahvé envió truenos y granizo; el relámpago discurría sobre la tierra, y Yahvé hizo llover granizo sobre el país de Egipto. 24El granizo, y el fuego mezclado con el granizo cayeron con fuerza tan extraordinaria, que nunca hubo semejante en toda la tierra de Egipto desde que comenzó a ser pueblo. 25El granizo hirió en todo el país de Egipto cuanto había en el campo, desde los hombres hasta las bestias. El granizo destrozó también todas las hierbas del campo, y quebró todos los árboles campestres. 26Solamente en la región de Gosen, donde habitaban los hijos de Israel, no hubo granizo.

27[491]Entonces el Faraón envió a llamar a Moisés y a Aarón y les dijo: “Esta vez he pecado; Yahvé es el justo, y yo y mi pueblo somos los inicuos. 28Rogad a Yahvé, para que no haya más truenos de Dios y granizo; y os dejaré salir y no os quedaréis más aquí.”

29Le respondió Moisés: “Cuando salga de la ciudad extenderé mis manos hacia Yahvé, y cesarán los truenos, y no habrá más granizo, para que sepas que la tierra es de Yahvé. 30Mas ya sé que ni tu ni tus siervos teméis todavía a Yahvé, Dios.” 31Habían sido destrozados ya el lino y la cebada, pues la cebada estaba ya en espiga, y el lino en caña. 32Mas el trigo y la espiga no fueron destrozados, por ser tardíos. 33Dejó, pues, Moisés al Faraón y saliendo de la ciudad extendió las manos hacia Yahvé, con lo cual cesaron los truenos y el granizo, y no cayó más lluvia sobre la tierra. 34Pero en cuanto el Faraón vio que había cesado la lluvia y el granizo y los truenos, volvió a pecar, endureciendo su corazón, tanto él como sus siervos, se endureció, pues, el corazón del Faraón, y no dejó ir a los hijos de Israel como Yahvé había dicho por boca de Moisés.

ÉXODO 10

Octava plaga: langosta

1Después dijo Yahvé a Moisés: “Ve al Faraón, porque Yo he endurecido su corazón y el corazón de sus siervos, para obrar estos mis prodigios en medio de ellos; 2[492]y para que puedas contar a tu hijo, y al hijo de tu hijo, las grandes cosas que Yo hice en Egipto, y los prodigios que obré en él, a fin de que sepáis que Yo soy Yahvé.” 3Fueron, pues, Moisés y Aarón al Faraón y le dijeron: “Así dice Yahvé, el Dios de los hebreos: ¿Hasta cuándo te negarás a humillarte ante Mí? Deja salir a mi pueblo, para que me sirva. 4Si sigues resistiendo y no dejas salir a mi pueblo, he aquí que mañana traeré sobre tu país langostas; 5las cuales cubrirán la superficie del país, de manera que no podrá verse el suelo. Comerán el resto que se salvó, lo que os dejó el granizo; y comerán también todos los árboles que os crecen en el campo. 6Llenarán tus casas, y las casas de todos tus siervos, y las casas de todos los egipcios, lo que nunca vieron tus padres, ni los padres de tus padres, desde el día en que viven sobre la tierra hasta el día de hoy.” Con esto se retiró, y salió de la presencia del Faraón. 7Dijeron entonces al Faraón sus siervos: “¿Hasta cuándo ha de sernos este hombre un lazo? Deja salir a esa gente a fin de que sirvan a Yahvé, su Dios. ¿No sabes aún que Egipto está al borde de la ruina?” 8Llamaron, pues, de nuevo a Moisés y a Aarón a la presencia del Faraón; el cual les dijo: “Id, servid a Yahvé, vuestro Dios. ¿Quiénes son los que han de ir?” 9Respondió Moisés: “Saldremos con nuestros jóvenes y nuestros ancianos, con nuestros hijos y nuestras hijas, con nuestras ovejas y nuestras vacadas; porque hemos de celebrar una fiesta en honor de Yahvé.” 10[493]Les contestó: “¡Así sea Yahvé con vosotros, como yo os dejo salir a vosotros y a vuestros hijos! Pero tened cuidado, pues seguramente procedéis con mala intención. 11Por eso, no será así; salid los varones solos y servid a Yahvé, ya que esta fue vuestra petición.” Con esto fueron echados de la presencia del Faraón. 12Entonces dijo Yahvé a Moisés: “Extiende tu mano sobre la tierra de Egipto para que venga la langosta; suba ella sobre el país de Egipto, y coma toda la hierba del país, todo lo que dejó el granizo.” 13[494]Extendió, pues, Moisés su vara sobre la tierra de Egipto; y Yahvé hizo soplar el viento solano sobre el país, todo aquel día y toda la noche. Y cuando vino la mañana, el viento de oriente había traído las langostas. 14Y subieron las langostas sobre todo el país de Egipto, y se posaron en todo el territorio egipcio, en cantidad tan grande, como nunca hubo anteriormente ni habrá después. 15[495]Cubrieron toda la superficie del país, de modo que se oscureció la tierra; comieron toda la hierba del país, y todos los frutos de los árboles que el granizo había dejado, y no quedó nada verde ni en los árboles ni en las hierbas del campo en todo el territorio de Egipto. 16Entonces el Faraón llamó a toda prisa a Moisés y a Aarón, y dijo: “He pecado contra Yahvé, vuestro Dios, y contra vosotros. 17Perdonad, por favor, mi pecado todavía esta única vez; rogad a Yahvé, vuestro Dios, que aparte de mí al menos esta muerte.” 18Salió (Moisés) de la presencia del Faraón y rogó a Yahvé. 19Y Yahvé hizo soplar un viento de occidente muy recio que se llevó las langostas y las echó al Mar Rojo. No quedó ni una langosta en todo el territorio de Egipto. 20Pero Yahvé endureció el corazón del Faraón, el cual no dejó ir a los hijos de Israel.

Novena plaga: tinieblas

21[496]Después dijo Yahvé a Moisés: “Extiende tu mano hacia el cielo, para que haya sobre la tierra de Egipto tinieblas que puedan palparse.” 22Extendió, pues, Moisés su mano hacia el cielo, y hubo densas tinieblas en toda la tierra de Egipto durante tres días. 23No se veían unos a otros, ni se levantaba nadie de su sitio por espacio de tres días, en tanto que los hijos de Israel tenían luz en sus moradas. 24Entonces llamó el Faraón a Moisés, y dijo: “Id y servid a Yahvé; queden solamente vuestras ovejas y vuestras vacadas. Aun vuestros niños podrán ir con vosotros.” 25Respondió Moisés: “Nos has de conceder también sacrificios y holocaustos, para que los ofrezcamos a Yahvé, nuestro Dios. 26Por lo cual también nuestro ganado ha de ir con nosotros. No quedará ni una pezuña; porque de ellos hemos de tomar para dar culto a Yahvé, nuestro Dios; y no sabemos todavía qué hemos de ofrecer a Yahvé, hasta que lleguemos allá.” 27[497]Mas Yahvé endureció el corazón del Faraón, el cual no quiso dejarles salir. 28Dijo, pues, el Faraón: “¡Retírate de mí! ¡Guárdate de volver a ver mi rostro!, pues el día en que vieres mi rostro, morirás.” 29[498]A lo cual respondió Moisés: “Tú lo has dicho: no volveré a ver tu rostro.”

ÉXODO 11

Anuncio de la décima plaga

1Dijo Yahvé a Moisés: “Solo una plaga más haré venir sobre el Faraón y sobre los egipcios; después de la cual os dejará marchar de aquí; y cuando, por fin, os deje salir, lo hará expulsándoos por completo de aquí. 2[499]Di, pues, al pueblo que cada hombre pida a su vecino, y cada mujer a su vecina, objetos de plata y objetos de oro.” 3[500]Pues Yahvé había hecho que el pueblo hallase gracia a los ojos de los egipcios. Además, Moisés era una persona muy grande en la tierra de Egipto, tanto a los ojos de los siervos del Faraón como a los ojos del pueblo. 4Dijo entonces Moisés: “Así dice Yahvé: A medianoche pasaré Yo a través de Egipto; 5[501]y morirá en el país de Egipto todo primogénito, desde el primogénito del Faraón que se sienta en su trono, hasta el primogénito de la esclava que está detrás de la muela, y todo primogénito del ganado. 6Y se alzará en todo el país de Egipto un alarido grande cual nunca ha habido, y nunca lo habrá. 7[502]Pero contra ninguno de los hijos de Israel, contra ningún hombre y ninguna bestia, ni siquiera ladrará un perro; para que sepáis qué distinción hace Yahvé entre los egipcios e Israel. 8[503]Entonces vendrán a mí todos estos tus siervos, y se postrarán delante de mí, diciendo: Sal tú y todo el pueblo que te sigue. Y después de esto saldré.” Y encendido en cólera se retiró de la presencia del Faraón. 9Y dijo Yahvé a Moisés: “No os escuchará el Faraón, para que se multipliquen mis prodigios en la tierra de Egipto.” 10Moisés y Aarón obraron todos estos prodigios delante del Faraón; pero Yahvé endureció el corazón del Faraón, el cual no dejó salir de su país a los hijos de Israel.

ÉXODO 12

Institución de la Pascua

1[504]Dijo Yahvé a Moisés y a Aarón en el país de Egipto: 2“Este mes será para vosotros el comienzo de los meses; os será el primero de los meses del año. 3Hablad a toda la asamblea de Israel y decid: El día diez de este mes tome cada uno para sí un cordero por familia, un cordero por casa. 4Y si la casa no alcanzare para un cordero, lo tomará junto con el vecino más cercano a su casa, según el número de las personas. Calculad la porción que cada uno puede comer del cordero. 5[505]El cordero será sin defecto, macho y primal. De las ovejas o de las cabras lo tomaréis. 6Lo guardaréis hasta el día catorce de este mes; y toda la multitud de los hijos de Israel lo inmolará entre las dos tardes. 7Luego tomarán de la sangre y rociarán los dos postes (de la puerta) y el dintel de las casas en que han de comer. 8[506]Comerán la carne en aquella misma noche. La comerán asada al fuego, con panes ácimos y con hierbas amargas. 9No comeréis nada de él crudo, ni cocido en agua, sino asado al fuego, con su cabeza, sus piernas y sus entrañas. 10Y no dejaréis nada de él para el día siguiente; lo que sobrare de él hasta la mañana, lo quemaréis al fuego.

11[507]Lo habéis de comer de la siguiente manera: Ceñidos vuestros lomos, calzados vuestros pies, y el bastón en vuestra mano; y lo comeréis de prisa, pues es la Pascua de Yahvé. 12Porque Yo pasaré esta noche por la tierra de Egipto y quitaré la vida a todos los primogénitos en el territorio de Egipto, desde los hombres hasta las bestias, y ejecutaré mis juicios en todos los dioses de Egipto, Yo, Yahvé. 13Será, pues, vuestro distintivo la sangre en las casas de vuestra morada. Viendo la sangre pasaré de largo por vosotros, y no habrá entre vosotros plaga exterminadora cuando Yo hiera el país de Egipto. 14Os será memorable este día, y lo celebraréis como fiesta en honor de Yahvé durante vuestras generaciones. La celebraréis como institución perpetua. 15[508]Por siete días comeréis panes ácimos, por lo cual desde el primer día apartaréis de vuestras casas la levadura. Todo el que desde el día primero hasta el día séptimo comiere pan fermentado será exterminado de en medio de Israel. 16El primer día tendréis asamblea santa; asimismo el día séptimo os reuniréis en asamblea santa. Ninguna obra se haga en esos días, exceptuando la comida para cada uno. Esto es lo único que podréis hacer. 17Guardad (la fiesta de) los Ácimos, porque en ese mismo día habré sacado Yo vuestros ejércitos de la tierra de Egipto. Observad este día durante vuestras generaciones como institución perpetua. 18Comeréis, pues, panes ácimos en el mes primero desde el día catorce del mes por la tarde, hasta la tarde del día veintiuno del mes. 19No se halle levadura en vuestras casas por espacio de siete días, pues todo aquel que comiere cosa fermentada, sea extranjero o natural del país, será exterminado de en medio del pueblo de Israel. 20No comeréis cosa fermentada alguna; en todas vuestras habitaciones comed panes ácimos.”

Moisés convoca a los ancianos

21Entonces llamó Moisés a todos los ancianos de Israel y les dijo: “Buscad y tomaos corderos para vuestras familias, e inmolad la pascua. 22[509]Luego tomad un manojo de hisopo, mojadlo en la sangre que está en el tazón, y rociad el dintel y los dos postes con la sangre del tazón; y nadie de vosotros salga de la puerta de su casa hasta la mañana. 23Pues pasará Yahvé y herirá a los egipcios, mas al ver la sangre en el dintel y en los dos postes, Yahvé pasará de largo por aquella puerta, y no permitirá que el exterminador entre en vuestras casas para herir. 24Guardad este mandato como ley perpetua para vosotros y vuestros hijos. 25Observad este rito también después de vuestra llegada a la tierra que os dará Yahvé según su promesa. 26Y cuando os preguntaren vuestros hijos: ¿Qué significado tiene para vosotros este rito?, 27responderéis: Este es el sacrificio de la Pascua de Yahvé, quien pasó de largo por las casas de los hijos de Israel en Egipto cuando hirió a los egipcios y salvó nuestras casas. Entonces el pueblo se prosternó para adorar, 28 fueron, pues, los hijos de Israel e hicieron así como había mandado Yahvé a Moisés y a Aarón; así lo hicieron.

Muerte de los primogénitos de los egipcios

29[510]Y sucedió que a media noche Yahvé hirió en el país de Egipto a todos los primogénitos, desde el primogénito del Faraón que se sienta sobre su trono, hasta el primogénito del preso en la cárcel, y a todos los primogénitos de las bestias. 30Con lo que se levantó el Faraón de noche, él y todos sus siervos y todos los egipcios; y hubo grande alarido en Egipto, porque no había casa donde no hubiese un muerto. 31Y llamó a Moisés y a Aarón de noche y dijo: “¡Adelante!, salid de en medio de mi pueblo, vosotros y los hijos de Israel. Id y ofreced sacrificios a Yahvé como habéis dicho. 32Tomad también vuestras ovejas y vuestras vacadas, como dijisteis. Marchaos y bendecidme también a mí.” 33Los egipcios por su parte instaban al pueblo para acelerar su salida del país; pues decían: “Pereceremos todos.”

34Tomó, pues, el pueblo la harina amasada, antes que fermentara y envueltas sus artesas en la ropa se las echaron a cuestas. 35Y los hijos de Israel hicieron según la palabra de Moisés, pidiendo a los egipcios objetos de plata y objetos de oro y vestidos. 36[511]Pues Yahvé había hecho que el pueblo hallara gracia a los ojos de los egipcios, los cuales accedieron a sus pedidos. Así despojaron a los egipcios.

II. DESDE LA SALIDA DE EGIPTO HASTA LA LLEGADA AL SINAÍ
La salida de los israelitas

37[512]Partieron, pues, los hijos de Israel de Ramesés para Sucot, unos seiscientos mil hombres de a pie, sin contar los niños. 38[513]Salió con ellos también mucha gente de toda clase, y ganado menor y mayor, muchísimos animales. 39De la masa que habían sacado de Egipto, cocieron tortas ácimas; porque (la masa) no había aún fermentado; pues habían sido echados de Egipto a toda prisa y sin que pudieran prepararse provisiones. 40[514]El tiempo que los hijos de Israel habían habitado en Egipto, fue de cuatrocientos treinta años. 41Al fin de los cuatrocientos treinta años, en ese mismo día, salieron de la tierra de Egipto todas las escuadras de Yahvé. 42Noche de vela fue esta para Yahvé cuando los sacó de la tierra de Egipto. Esa misma noche será noche de vela en honor de Yahvé para todos los hijos de Israel de generación en generación.

La ley de la Pascua

43Dijo Yahvé a Moisés y a Aarón: “Esta es la ley de la Pascua: No coma de ella ningún extranjero. 44Todo siervo, comprado por dinero, después de haber sido circuncidado, comerá de ella. 45Mas el advenedizo y el jornalero no comerán de ella, 46[515]En una misma casa se ha de comer; no sacaréis fuera de la casa nada de la carne, ni le quebraréis ningún hueso. 47La celebrará todo el pueblo de Israel. 48Si un extranjero habita contigo y quiere celebrar la Pascua en honor de Yahvé, sean circuncidados todos sus varones, y entonces podrá acercarse para celebrarla; y será como el indígena, porque ningún incircunciso comerá de ella. 49Una misma ley habrá para el indígena y para el extranjero que habita en medio de vosotros.” 50Así lo hicieron todos los hijos de Israel. Según había mandado Yahvé a Moisés y a Aarón, así lo hicieron. 51Y en aquel mismo día Yahvé sacó del país de Egipto a los hijos de Israel (repartidos) en sus escuadras.

ÉXODO 13

Consagración de los primogénitos de Israel

1Habló Yahvé a Moisés, diciendo: 2[516]“Conságrame todo primogénito. Mío es todo primer nacido entre los hijos de Israel, tanto de hombres como de animales.” 3Dijo pues Moisés al pueblo: “Acordaos de este día en que salisteis de Egipto, de la casa de la servidumbre; pues Yahvé os ha sacado de aquí con mano poderosa; y no comáis pan fermentado. 4[517]Salís hoy, en el mes de Abib. 5Así, pues, cuando Yahvé te haya introducido en la tierra del cananeo, del heteo, del amorreo, del heveo y del jebuseo, que juró a tus padres darte, tierra que mana leche y miel, celebrarás ese rito en este mes. 6Siete días comerás panes ácimos y él día séptimo será fiesta en honor de Yahvé. 7Se comerán panes ácimos durante siete días, y no se verá pan fermentado en tu casa, ni levadura en todo tu territorio. 8En aquel día dirás a tu hijo: “Esto es a causa de lo que hizo conmigo Yahvé cuando salí de Egipto. 9[518]Y esto te será como una señal en tu mano, y como un recuerdo entre tus ojos, para que la ley de Yahvé se halle en tu boca; porque con mano poderosa te sacó Yahvé de Egipto.” 10Guardarás este precepto, año por año, en el tiempo señalado.

11Cuando Yahvé te haya introducido en la tierra del cananeo, como lo tiene jurado a ti y a tus padres, y te la haya dado, 12apartarás para Yahvé a todos los primogénitos. También todos los primerizos de tus animales, si son machos, pertenecen a Yahvé. 13Todo primerizo del asno lo rescatarás con un cordero; y si no lo rescatas, has de quebrarle la cerviz. Rescatarás también todo primogénito humano de entre tus hijos. 14Y cuando el día de mañana te preguntare tu hijo, diciendo: “¿Qué significa esto?”, le dirás: “Con mano poderosa nos sacó Yahvé de Egipto, de la casa de la servidumbre. 15Al obstinarse el Faraón en no dejarnos salir, Yahvé mató a todos los primogénitos en el país de Egipto, desde el primogénito del hombre hasta el primogénito de la bestia. Por eso sacrifico a Yahvé todo primer nacido macho, y rescato todo primogénito de mis hijos.” 16Esto será como una señal en tu mano, y como frontal entre tus ojos; porque con mano poderosa Yahvé nos ha sacado de Egipto.”

Partida de Egipto

17[519]Cuando el Faraón dejó salir al pueblo, Dios no los condujo por el camino de la tierra de los filisteos, aunque estaba cerca; pues dijo Dios: “No sea que al verse atacado se arrepienta el pueblo y se vuelva a Egipto.” 18Dios hizo, pues, rodear al pueblo por el camino del desierto hacia el Mar Rojo. Y los hijos de Israel salieron en buen orden del país de Egipto. 19[520]Moisés llevó también consigo los huesos de José, pues este había hecho jurar a los hijos de Israel, diciendo: “Cuando os visitare Dios, llevad de aquí con vosotros mis huesos.”

20[521]Partieron de Sucot y acamparon en Etam, al borde del desierto. 21[522]E iba Yahvé al frente de ellos, de día en una columna de nube para guiarlos en el camino, y de noche en una columna de fuego para alumbrarlos, a fin de que pudiesen marchar de día y de noche. 22La columna de nube no se retiraba del pueblo de día, ni la columna de fuego de noche.

ÉXODO 14

El Faraón persigue a los israelitas

1Habló Yahvé a Moisés, diciendo: 2[523]“Di a los hijos de Israel que se vuelvan y acampen frente a Fihahirot, entre Migdol y el mar, enfrente de Baalsefón. Delante de ese lugar acamparéis, junto al mar. 3Porque el Faraón dirá respecto de los hijos de Israel: ‘Andan errantes en el país, y el desierto los tiene encerrados.’ 4Y Yo endureceré el corazón del Faraón, y os perseguirá; pero Yo manifestaré mi gloria en el Faraón y en todo su ejército, y sabrán los egipcios que Yo soy Yahvé.” Así lo hicieron.

5Efectivamente, cuando fue dado aviso al rey de Egipto que había huido el pueblo, se mudó el corazón del Faraón y de sus siervos respecto del pueblo, y dijeron: “¿Qué es lo que hemos hecho dejando ir a Israel, privándonos así de su servicio?” 6Hizo, entonces, enganchar sus carros y llevó consigo a su pueblo. 7Tomó seiscientos carros escogidos y todos los carros de Egipto, con capitanes para todos ellos. 8Así endureció Yahvé el corazón del Faraón, rey de Egipto, el cual persiguió a los hijos de Israel; pero los hijos de Israel salieron (guiados) por una mano elevada. 9Los persiguieron, pues, los egipcios, todos los caballos de los carros del Faraón, y su gente de a caballo y su ejército; y les dieron alcance mientras acampaban junto al mar, cerca de Fihahirot, frente a Baalsefón.

10Cuando el Faraón se iba acercando, los hijos de Israel alzaron sus ojos, y he aquí que los egipcios marcharon en pos de ellos. Con lo que se amedrentaron mucho los hijos de Israel y clamaron a Yahvé. 11[524]Y dijeron a Moisés: “¿Acaso no había sepulturas en Egipto para que nos hayas traído a morir en el desierto? ¿Qué has hecho con nosotros sacándonos de Egipto? 12¿No te decíamos en Egipto: Déjanos que sirvamos a los egipcios? Porque mejor nos sería servir a los egipcios que morir en el desierto.” 13Contestó Moisés al pueblo: “No temáis; estad firmes, y veréis el auxilio que Yahvé os otorgará en este día, pues los egipcios que hoy veis, no los volveréis a ver nunca jamás. 14[525]Yahvé peleará por vosotros, y vosotros quedaos tranquilos.”

El paso del mar Rojo

15Y dijo Yahvé a Moisés “¿Por qué sigues clamando a mí? Manda a los hijos de Israel que se pongan en marcha. 16Y tú alza tu vara, y extiende tu mano sobre el mar y divídelo, para que los hijos de Israel entren en medio del mar a pie enjuto. 17Yo, entretanto, endureceré el corazón de los egipcios para que entren tras ellos, y se manifestará mi gloria en el Faraón y en todo su ejército, en sus carros y en su caballería. 18Y conocerán los egipcios que Yo soy Yahvé, cuando haya manifestado mi gloria en el Faraón, en sus carros y en su caballería. 19Se levantó entonces el Ángel de Yahvé que marchaba al frente del ejército de Israel, y se puso detrás de ellos. Se levantó también la columna de nube de delante de ellos, y se colocó a la espalda, 20[526]intercalándose así entre el campamento de los egipcios y el campamento de los israelitas. Era nube y tinieblas (por una parte), y (por la otra) iluminaba la noche, de modo que no pudieron acercarse aquellos a estos en toda la noche.

21Extendió Moisés su mano sobre el mar, y Yahvé hizo soplar un viento del Oriente muy fuerte durante toda la noche, el cual hizo retroceder el mar y lo dejó seco, y se dividieron las aguas. 22[527]Entonces los hijos de Israel entraron en medio del mar a pie enjuto, formando para ellos las aguas una muralla a su derecha y a su izquierda. 23Los egipcios los persiguieron y entraron en pos de ellos, todos los caballos del Faraón, sus carros y su caballería, hasta el medio del mar. 24Llegada la vigilia de la mañana, echó Yahvé una mirada desde la columna de fuego y de humo hacia el ejército de los egipcios, y puso en consternación al ejército egipcio. 25Quitó las ruedas de sus carros, de suerte que no podían avanzar sino con gran dificultad. Dijeron por tanto los egipcios: “Huyamos delante de Israel, porque Yahvé pelea por ellos contra los egipcios.” 26Entonces dijo Yahvé a Moisés: “Extiende tu mano sobre el mar, para que las aguas vuelvan sobre los egipcios, sobre sus carros y sobre su caballería.” 27Extendió Moisés su mano sobre el mar, y al rayar el alba el mar volvió a su sitio; de modo que los egipcios queriendo huir se vieron frente a las (aguas). Así arrojó Yahvé a los egipcios en medio del mar. 28Pues reuniéndose las aguas cubrieron los carros y la gente de a caballo y todo el ejército del Faraón, que había entrado en el mar para seguirlos, y no escapó ni siquiera uno de ellos. 29Mas los hijos de Israel pasaron a pie enjuto por en medio del mar, teniendo las aguas por muralla a su derecha y a su izquierda. 30Aquel día salvó Yahvé a Israel de mano de los egipcios; y vio Israel a los egipcios muertos a orillas del mar. 31[528]Y cuando Israel vio la mano poderosa que Yahvé había extendido contra los egipcios, temió el pueblo a Yahvé, y creyeron en Yahvé y en Moisés, su siervo.

ÉXODO 15

Cántico de Moisés

1[529]Entonces Moisés y los hijos de Israel cantaron este cántico a Yahvé. Dijeron así:

“Cantaré a Yahvé

por su altísima gloria;

arrojó al mar al caballo y a su jinete.

2Yahvé es mi fortaleza

y (el objeto) de mi canción.

El me ha salvado;

El es mi Dios, a quien celebraré,

el Dios de mi padre, a quien he de ensalzar.

3El Señor es un guerrero poderoso;

Yahvé es su nombre.

4Ha precipitado en el mar

los carros del Faraón y su ejército;

la flor de sus capitanes se hundió en el Mar Rojo.

5Los cubrió el abismo;

como una piedra cayeron al fondo.

6Tu diestra, Yahvé, es admirable por su poder;

tu diestra, Yahvé, aplasta al enemigo.

7En tu grandeza sin medida derribas

a los que contra Ti se levantan,

desencadenas tu ira

que los consume como hojarasca.

8[530]Soplaron tus narices

y se apiñaron las aguas;

se pararon las olas como un dique,

los abismos se cuajaron en medio del mar.

9Perseguiré, alcanzaré,

había dicho el enemigo;

repartiré despojos, se saciará mi alma;

desenvainaré mi espada,

los destruirá mi mano.

10Pero con tu viento soplaste

y los cubrió el mar;

se hundieron como plomo

en las temibles aguas.

11[531] ¿Quién como Tú, Yahvé, entre los dioses?

¿Quién, como Tú, glorioso en santidad,

terrible en prodigios, hacedor de maravillas?

12Extendiste tu diestra,

y los engulló la tierra.

13[532]Guiaste en tu misericordia

al pueblo por Ti redimido;

con tu poder lo condujiste

a la morada de tu santidad.

14Lo oyeron los pueblos temblando;

se amedrentó la gente de Filistea;

15los príncipes de Edom se estremecieron;

temblaron los valientes de Moab

y trepidaron todos los moradores de Canaán.

16Cayó sobre ellos pavor y espanto;

por la grandeza de tu brazo

enmudecieron como una piedra,

hasta que pasó tu pueblo, Yahvé,

hasta que pasó el pueblo que Tú adquiriste.

17[533]Tú los condujiste y los plantaste

en el monte de tu herencia;

en el lugar que Tú, oh Yahvé,

preparaste para tu sede;

en el Santuario, Señor,

que fundaron tus manos.

18Yahvé reinará por siempre jamás.”

19Porque cuando los caballos del Faraón y sus carros y su caballería entraron en el mar, Yahvé hizo volver sobre ellos las aguas marinas, en tanto que los hijos de Israel pasaron a pie enjuto por medio del mar.

Cántico de María

20[534]También María, la profetisa, hermana de Aarón, tomó en su mano un tamboril, y todas las mujeres salieron en pos de ella, con tamboriles y danzando. 21[535]Y María les repetía:

“Cantad a Yahvé

por su altísima gloria;

arrojó al mar al caballo y a su jinete.”

Moisés endulza las aguas

22[536]Moisés hizo partir a los hijos de Israel del Mar Rojo, y se dirigieron hacia el desierto de Sur, donde caminaron tres días en el desierto sin encontrar agua. 23[537]Luego llegaron a Mará, mas no pudieron beber el agua, por ser amarga. Por eso llamaron (a ese lugar) Mará. 24Y murmuró el pueblo contra Moisés, diciendo: “¿Qué vamos a beber?”

25Entonces clamó Moisés a Yahvé, y Yahvé le mostró un madero que Moisés echó en el agua, y el agua se volvió dulce. Allí Yahvé le dio (a Israel) leyes y estatutos, y allí lo probó, 26y dijo: “Si de veras escuchas la voz de Yahvé, tu Dios, y haces lo que es recto a sus ojos, dando oídos a sus mandamientos y guardando todos sus preceptos, no traeré sobre ti ninguna de las plagas que envié sobre los egipcios; porque Yo soy Yahvé, el que te sana. 27[538]Después llegaron a Elim, donde había doce fuentes de agua y setenta palmeras, y acamparon allí junto a las aguas.

ÉXODO 16

Las codornices y el maná

1[539]Habiendo partido de Elim llegó todo el pueblo de los hijos de Israel al desierto de Sin, que está entre Elim y el Sinaí, el día quince del segundo mes después de su salida del país de Egipto. 2Y murmuró todo el pueblo de los hijos de Israel contra Moisés y Aarón en el desierto. 3[540]Les decían los hijos de Israel: “¡Ojalá hubiéramos muerto a manos de Yahvé en la tierra de Egipto, cuando nos sentábamos junto a las ollas de carne, cuando comíamos pan en abundancia! Vosotros nos habéis sacado a este desierto para matar de hambre a todo este pueblo.” 4Dijo entonces Yahvé a Moisés: “Mira, Yo haré llover sobre vosotros pan del cielo; y saldrá el pueblo a recoger cada día la porción diaria; de esta manera lo pongo a prueba si quiere andar o no según mi ley. 5Mas al día sexto han de conservar lo que hayan traído, porque será el doble de lo que acostumbran recoger cada día.”

6Dijeron, pues, Moisés y Aarón a todos los hijos de Israel:

“Esta tarde conoceréis

que Yahvé es quien os ha sacado

del país de Egipto;

7y a la mañana veréis

la gloria de Yahvé,

ya que ha oído vuestras murmuraciones que se dirigen contra El; porque nosotros ¿qué somos para que murmuréis contra nosotros?”

8Y añadió Moisés:

“Esto será al daros Yahvé

esta tarde carne para comer,

y a la mañana pan en abundancia;

pues Yahvé ha oído vuestras murmuraciones con que murmuráis contra El; pues ¿qué somos nosotros? No van contra nosotros vuestras murmuraciones, sino contra Yahvé.”

9Dijo entonces Moisés a Aarón: “Di a todo el pueblo de los hijos de Israel: Acercaos a Yahvé, porque El ha oído vuestras murmuraciones.” 10Aún estaba hablando Aarón a todo pueblo de los hijos de Israel, cuando ellos volvieron la cara hacia el desierto, y he aquí que la gloria de Yahvé se apareció en la nube. 11Y habló Yahvé a Moisés, diciendo: 12“He oído las murmuraciones de los hijos de Israel. Diles: Entre las dos tardes comeréis carne y por la mañana os hartaréis de pan; y conoceréis que Yo soy Yahvé, vuestro Dios.” 13[541]Y sucedió que a la tarde vinieron codornices que cubrieron el campamento; y a la mañana había una capa de rocío alrededor del campamento. 14Y al evaporarse la capa de rocío se vio en la superficie del desierto una cosa menuda y granosa, tan menuda como la escarcha sobre la tierra. 15[542]Cuando la vieron los hijos de Israel, se decían unos a otros: “¿Qué es esto?” Pues no sabían lo que era. Les dijo Moisés: “Este es el pan que Yahvé os da por alimento.”

Preceptos relativos al maná

16[543]Esta es la orden prescrita por Yahvé: “Recoged de ello cada uno cuanto necesite para comer, un gomor por cabeza, conforme al número de vuestras personas; cada uno recogerá para la gente que tenga en su tienda.” 17Lo hicieron así los hijos de Israel, y recogieron unos más, otros menos. 18[544]Mas cuando lo midieron con el gomor (encontraron que) quien había recogido mucho, nada tenía de mas, y quien había recogido poco, nada tenía de menos. Cada uno había recogido según lo que podía comer. 19Les dijo también Moisés: “Nadie deje nada de ello hasta el día siguiente.” 20Pero no obedecieron a Moisés, sino que algunos dejaron sobras para el día siguiente, y se produjeron gusanos y hediondez, por lo cual Moisés se airó contra ellos. 21Lo recogían pues todas las mañanas, cada uno según lo que necesitaba para comer; más cuando se dejaba sentir el calor del sol se derretía. 22El día sexto recogieron doble porción de alimento, dos gomor para cada persona. Y fueron todos los príncipes del pueblo a decírselo a Moisés; 23[545]el cual les respondió: “Esto es lo que ha mandado Yahvé: Mañana es sábado, día de reposo, consagrado a Yahvé. Coced lo que hayáis de cocer, y lo que hayáis de hervir, hervidlo; y todo lo que sobre guardadlo como reserva para el día siguiente.” 24Y ellos lo guardaron para el día siguiente, según la orden de Moisés; y no hedió, ni se halló en él gusano alguno. 25Dijo entonces Moisés: “Comedlo hoy, porque hoy es sábado en honor de Yahvé; hoy no lo hallaréis en el campo. 26Seis días lo recogeréis, mas al séptimo día que es sábado, no habrá nada”.

27A pesar de todo al séptimo día salieron algunos del pueblo a recogerlo pero no encontraron nada. 28Dijo entonces Yahvé a Moisés: “¿Hasta cuándo rehusaréis guardar mis mandamientos y mis leyes? 29He aquí que Yahvé os ha dado el sábado; por eso en el día sexto os da pan para dos días. Quédese cada hombre en su sitio; no salga nadie el día séptimo de su lugar”. 30Y descansó el pueblo el día séptimo.

31[546]La casa de Israel dio a ese alimento el nombre de maná. Era como granos de cilantro, blanco, y su sabor como de torta de miel. 32Y dijo Moisés: “Esto es lo que manda Yahvé: Llenad de maná un gomor, a fin de que se guarde para vuestros descendientes y vean ellos el pan con que os he alimentado en el desierto cuando os saqué del país de Egipto.” 33[547]Dijo, pues, Moisés a Aarón: “Toma una vasija y pon en ella un gomor completo de maná, y colócalo delante de Yahvé, a fin de guardarlo para vuestros descendientes”. 34Y de acuerdo con lo que Yahvé había mandado a Moisés, puso Aarón el (maná) ante el Testimonio para guardarlo. 35[548]Los hijos de Israel comieron el maná cuarenta años, hasta que llegaron a tierra habitada. Comieron el maná hasta llegar a los confines del país de Canaán. 36El gomor es la décima parte del efa.

ÉXODO 17

Agua de la roca

1Partió todo el pueblo de los hijos de Israel del desierto de Sin, haciendo sus jornadas según ordenaba Yahvé; y acamparon en Rafidim, donde el pueblo no tenía agua que beber. 2Por lo cual el pueblo se querelló contra Moisés, diciendo: “Danos agua de beber.” Les respondió Moisés: “¿Por qué altercáis conmigo? ¿Por qué tentáis a Yahvé?” 3Pero el pueblo sufriendo allí sed de agua, siguió murmurando contra Moisés, y dijo: “¿Por qué nos has hecho salir de Egipto, para matarnos de sed, a nosotros, a nuestros hijos y a nuestro ganado?” 4CIamó entonces Moisés, a Yahvé y dijo: “¿Qué hago yo con este pueblo? Falta poco que me apedreen.” 5Respondió Yahvé a Moisés: “Pasa delante del pueblo, y lleva contigo algunos de los ancianos de Israel; y toma en tu mano la vara con que heriste el río y anda. 6[549]He aquí que Yo estaré enfrente de ti, allá sobre la peña, en Horeb; golpearás la peña, y saldrá de ella agua para que beba el pueblo.” Moisés lo hizo así a los ojos de los ancianos de Israel. 7[550]Y dio a aquel lugar el nombre de Masá y Meribá, a causa de la querella de los hijos de Israel, y por haber ellos tentado a Yahvé, diciendo: “¿Está Yahvé en medio de nosotros, o no?”

Derrota de los amalecitas

8[551]Vino después Amalec e hizo guerra contra Israel en Rafidim. 9Y dijo Moisés a Josué: “Escógenos hombres, y sal a combatir contra Amalec. Mañana yo me colocaré sobre la cima del monte, con la vara de Dios en mi mano.” 10Hizo Josué como le había dicho Moisés, y peleó contra Amalec. Moisés, empero, y Aarón y Hur subieron a la cima del monte. 11[552]Y sucedió que mientras Moisés tenía alzada su mano, prevalecía Israel; y cuando bajaba su mano, prevalecía Amalec. 12Mas como las manos de Moisés se cansasen, tomaron ellos una piedra, se la pusieron debajo, y se sentó sobre ella, en tanto que Aarón y Hur le sostenían las manos, uno por un lado, y otro por el otro. Así quedaron firmes sus manos hasta ponerse el sol. 13Y Josué derrotó a Amalec y a su pueblo al filo de la espada. 14[553]Entonces dijo Yahvé a Moisés: “Escribe esto para recuerdo en un libro, y notifica a Josué que Yo borraré por completo la memoria de Amalec de debajo del cielo.” 15[554]Después erigió Moisés un altar, al cual puso por nombre Yahvé Nisí, 16[555]diciendo: “Por haber levantado la mano contra el trono de Yahvé, peleará Yahvé con Amalec de generación en generación.”

ÉXODO 18

Jetró visita a Moisés

1Jetró, sacerdote de Madián, suegro de Moisés, supo todo lo que había hecho Dios en favor de Moisés e Israel, su pueblo: que Yahvé había sacado a Israel de Egipto. 2[556]Y tomó Jetró, suegro de Moisés, a Seforá, mujer de Moisés, después de haberla (Moisés) despedido; 3y a los dos hijos de este, de los cuales uno se llamaba Gersom, pues había dicho (Moisés): “Soy un extranjero en tierra extraña.” 4El otro se llamaba Eliéser, porque (Moisés) había dicho: “El Dios de mi padre fue mi protector y me ha librado de la espada del Faraón.” 5[557]Vino, pues, Jetró, suegro de Moisés, con los hijos y la mujer de este, al desierto, donde acampaba junto al monte de Dios. 6Y envió a decir a Moisés: “Yo, Jetró, tu suegro, vengo a ti con tu mujer, y con ella están sus dos hijos.”

7[558]Moisés salió al encuentro de su suegro, se prosternó y le besó. Y después de preguntarse mutuamente por su salud entraron en la tienda. 8Luego contó Moisés a su suegro todo lo que Yahvé había hecho al Faraón y a los egipcios, en favor de Israel; y todos los trabajos sufridos en el camino y cómo Yahvé los había librado. 9Jetró se alegró de todo el bien que Yahvé había hecho a Israel, librándolo de la mano de los egipcios. 10Y dijo Jetró: “¡Bendito sea Yahvé que os ha librado de la mano de los egipcios y de la mano del Faraón y ha salvado al pueblo del poder de los egipcios! 11[559]Ahora acabo de conocer que Yahvé es más grande que todos los dioses; pues en aquello mismo en que ellos se ensoberbecieron los ha castigado.” 12[560]Después tomó Jetró, suegro de Moisés, un holocausto y sacrificios para (ofrecerlos) a Dios; y Aarón y todos los ancianos de Israel fueron a comer con el suegro de Moisés en presencia de Dios.

Institución de jueces y jefes

13Al día siguiente se sentó Moisés para juzgar al pueblo; y el pueblo estaba delante de Moisés desde la mañana hasta la tarde. 14Vió el suegro de Moisés todo lo que hacía para con el pueblo, y dijo: “¿Qué es esto que haces con el pueblo? ¿Por qué te sientas tú solo, y todo el pueblo permanece parado alrededor tuyo desde la mañana hasta la tarde?” 15Contestó Moisés a su suegro: “Porque el pueblo viene a mí para consultar a Dios. 16Cuando tienen un pleito, vienen a mí; y yo juzgo entre unos y otros, dándoles a conocer los preceptos de Dios y sus leyes.”

17Entonces el suegro de Moisés le dijo: “No está bien lo que haces. 18Te cansarás demasiado, tú y este pueblo que contigo está; porque este trabajo es superior a tus fuerzas; no podrás hacerlo tú solo. 19Oye, pues, ahora mi voz; yo te doy un consejo, y Dios sea contigo. Sé tú solamente el representante del pueblo delante de Dios, al cual presentarás los asuntos. 20Enséñales los preceptos y las leyes, y dales a conocer el camino que deben seguir, y las obras que han de practicar. 21[561]Y escoge de entre el pueblo hombres capaces, temerosos de Dios, hombres fieles y enemigos de la avaricia, y constitúyelos sobre ellos como jefes de mil, jefes de cien, jefes de cincuenta y jefes de diez. 22Ellos sean jueces del pueblo en todo tiempo; todo caso importante llévenlo a ti, mas en todos los asuntos de menor importancia decidan ellos. Así se aliviará tu carga, llevándola ellos contigo, 23Si haces esto, y Dios te lo manda, podrás sostenerte, y por su parte todo este pueblo podrá volver en paz a su lugar.”

24Moisés escuchó la voz de su suegro, e hizo todo lo que había dicho. 25[562]Escogió, pues, Moisés hombres capaces de entre todo Israel, y los constituyó jefes del pueblo, jefes de mil, jefes de cien, jefes de cincuenta y jefes de diez. 26Estos juzgaban al pueblo en todo tiempo; los asuntos graves los llevaban a Moisés; mas en todos los asuntos menores decidían ellos mismos. 27Después despidió Moisés a su suegro, el cual se volvió a su tierra.

III. ALIANZA Y LEGISLACIÓN DEL SINAÍ

ÉXODO 19

Preparativos para la alianza

1[563]Al tercer mes después de la salida de la tierra de Egipto, ese mismo día, llegaron los hijos de Israel al desierto de Sinaí. 2Habiendo partido de Rafidim, llegaron al desierto de Sinaí y acamparon en el desierto. Allí acampó Israel frente a la montaña. 3Moisés subió hacia Dios, y le llamó Yahvé desde el monte, diciendo:

“Así dirás a la casa de Jacob

y anunciarás a los hijos de Israel:

4Vosotros habéis visto lo que he hecho a los egipcios,

y cómo os he llevado sobre alas de águila

y os he traído a Mí.

5[564]Ahora, pues, si de veras escuchareis mi voz

y guardareis mi pacto,

seréis entre todos los pueblos mi propiedad particular,

pues mía es toda la tierra.

6y seréis para Mí un reino de sacerdotes

y una nación santa.

Estas son las palabras que has de decir a los hijos de Israel.”

7Fue Moisés y convocó a los ancianos del pueblo, a los cuales expuso todas estas palabras según Yahvé le había mandado. 8Y todo el pueblo respondió a una voz, diciendo: “Haremos todo cuanto ha dicho Yahvé.” Y Moisés llevó a Yahvé la respuesta del pueblo.

9Entonces dijo Yahvé a Moisés: “He aquí que Yo vendré a ti en una densa nube para que el pueblo oiga que hablo contigo, y también te dé crédito para siempre.” Y refirió Moisés a Yahvé las palabras del pueblo. 10Luego dijo Yahvé a Moisés: “Vuélvete al pueblo y santifícalos hoy y mañana. Que se laven sus vestidos, 11y estén preparados para el día tercero; porque al tercer día descenderá Yahvé a la vista de todo el pueblo sobre el monte Sinaí. 12Le señalarás al pueblo un límite en torno (al monte), diciendo: Guardaos de subir al monte y aun de tocar su falda. Todo el que tocare el monte morirá irremisiblemente. 13[565]Nadie lo toque con la mano, pues será apedreado o asaeteado; sea animal, sea hombre, perderá la vida. Cuando suene la trompeta, entonces subirán al monte.” 14Bajó, pues, Moisés del monte, adonde estaba el pueblo, y santificó al pueblo, y ellos lavaron sus vestidos. 15Y dijo al pueblo: “Preparaos para el tercer día, y no toquéis mujer.”

Aparición de Dios en el monte

16Al tercer día, al rayar el alba, hubo truenos y relámpagos y una densa nube sobre el monte, y también un toque penetrante de trompeta; por lo cual todo el pueblo que estaba en el campamento comenzó a temblar. 17Entonces Moisés hizo salir al pueblo del campamento para ir al encuentro de Dios, y se apostaron al pie del monte. 18[566]Todo el monte Sinaí humeaba, porque Yahvé descendía sobre él en medio de fuego. Este humo subía como el humo de un horno, y todo el monte temblaba fuertemente. 19El sonido de la trompeta se sentía cada vez más fuerte; mientras Moisés hablaba y Dios le respondía con voz (de trueno). 20Después, cuando Yahvé había descendido sobre el monte Sinaí, sobre la cumbre del monte, llamó a Moisés a la cumbre del monte y Moisés subió, 21y dijo Yahvé a Moisés: “Desciende y prohíbe terminantemente al pueblo que traspase los límites por ver a Yahvé, no sea que mueran muchos de ellos; 22y que también los sacerdotes que se acercan a Yahvé se santifiquen para que Yahvé no haga estragos entre ellos.” 23Moisés respondió a Yahvé: “El pueblo no podrá subir al monte Sinaí; porque Tú nos lo has prohibido, diciendo: Señala límites alrededor del monte y santifícalo.” 24Yahvé le dijo: “Anda y baja, y después subirás tú y Aarón contigo; pero los sacerdotes y el pueblo no traspasen los límites para subir hacia Yahvé, no sea que haga estragos entre ellos.” 25Bajó, pues, Moisés adonde estaba el pueblo y se lo dijo.

ÉXODO 20

Promulgación del Decálogo

1Entonces habló Dios todas estas palabras, diciendo:

2[567] “Yo soy. Yahvé, tu Dios, que te he sacado del país de Egipto, de la casa de la servidumbre. 3No tendrás otros dioses delante de Mí. 4[568]No te harás escultura ni imagen alguna de lo que hay arriba en el cielo, ni de lo que hay abajo en la tierra, ni de lo que hay en las aguas debajo de la tierra. 5[569]No te postrarás ante ellas ni les darás culto, porque Yo soy Yahvé, tu Dios, un Dios celoso, que castigo la iniquidad de los padres en los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me odian, 6y que uso de misericordia hasta mil generaciones con los que me aman y guardan mis mandamientos.

7[570]No tomarás en vano el nombre de Yahvé, tu Dios; porque Yahvé no dejará sin castigo a quien tomare en vano su nombre.

8[571]Acuérdate del día de sábado para santificarlo. 9Seis días trabajarás y harás todo tu trabajo, 10pero el día séptimo es día de descanso, consagrado a Yahvé, tu Dios. No hagas ningún trabajo, ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu ganado, ni el extranjero que habita dentro de tus puertas. 11Pues en seis días hizo Yahvé el cielo y la tierra, el mar y todo cuanto ellos contienen, y el séptimo descansó; por eso bendijo Yahvé el día de sábado y lo santificó.

12[572]Honra a tu padre y a tu madre, para que se prolongue tu vida sobre la tierra que Yahvé, tu Dios, te va a dar.

13No matarás.

14No cometerás adulterio.

15No hurtarás.

16No levantarás falso testimonio contra tu prójimo.

17[573]No codiciarás la casa de tu prójimo, tampoco codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de las que pertenecen a tu prójimo.”

18Todo el pueblo percibía los truenos, los relámpagos y el sonido de la trompeta, y (veía como) el monte humeaba; y viéndolo el pueblo temblaba y permanecía a distancia. 19[574]Y dijeron a Moisés: “Habla tú con nosotros, y escucharemos, pero no hable Dios con nosotros, no sea que muramos.” 20Respondió Moisés al pueblo: “No temáis, pues para probaros ha venido Dios, y para que su temor esté ante vuestros ojos, a fin de que no pequéis.”

21Así el pueblo se mantuvo a distancia; pero Moisés se acercó a la densa nube en que estaba Dios.

Dios ordena que se erija un altar

22[575]Y dijo Yahvé a Moisés: “Así dirás a los hijos de Israel: Vosotros habéis visto que os he hablado desde el cielo. 23No hagáis junto a Mí dioses de plata, ni os hagáis dioses de oro, 24antes bien me erigirás un altar de tierra para ofrecer sobre él tus holocaustos y tus ofrendas pacíficas, tus ovejas y tus bueyes. En todo lugar donde Yo veo que se hace memoria de mi nombre vendré a ti y te bendeciré. 25[576]Y si me fabricas un altar de piedra no lo edificarás de piedras labradas; porque al levantar tu hierro contra la piedra la habrás profanado. 26Tampoco subirás por gradas a mi altar, para que no se descubra allí tu desnudez.”

ÉXODO 21

Leyes relativas a los esclavos

1Estas son las leyes que les has de dar: 2[577]Cuando comprares un esclavo hebreo, te servirá seis años, más al séptimo saldrá libre sin pagar nada. 3Si entró solo, solo saldrá; si tenía mujer, saldrá con él su mujer. 4Si su amo le dio mujer, y ella le dio (a su marido) hijos o hijas, la mujer y sus hijos serán de su amo, y él saldrá solo. 5Mas si el esclavo dijere: “Amo a mi señor, y a mi mujer y a mis hijos, no quiero salir libre”, 6[578]su amo lo llevará ante Dios, y arrimándolo a la puerta o al poste de ella, su amo le horadará la oreja con una lezna; y así quedará esclavo suyo para siempre. 7[579]Cuando un hombre vendiere a su hija por esclava, ella no saldrá como salen los esclavos. 8Si no agrada a su señor que la había destinado para sí, permita él su rescate; mas no podrá venderla a gente extraña, por haberla engañado. 9Si la destina para su hijo, la ha de tratar según el derecho de las hijas. 10Si toma para sí otra mujer, no le disminuirá la comida, ni el vestido, ni el deber conyugal. 11Y si él no quiere darle estas tres cosas, puede ella salirse, sin pagar nada, sin rescate.

Homicidio, maldiciones y lesiones

12El que hiera mortalmente a otro, muera irremisiblemente. 13Mas si no le hizo asechanzas, sino que Dios le dejó caer en su mano, para este tal Yo te señalaré lugar donde podrá refugiarse. 14[580]Pero al que obrare con malicia contra su prójimo, matándole con alevosía, a ese lo arrancarás hasta de mi altar para matarlo. 15El que pegare a su padre o a su madre, muera irremisiblemente. 16Quien robare un hombre y le vendiere, o si fuere hallado todavía en su poder, muera irremisiblemente. 17El que maldijere a su padre o a su madre, muera sin remedio. 18Cuando riñeren unos hombres y el uno hiriere al otro con piedra o con el puño, sin causarle la muerte, y si este después de hacer cama 19se levantare y anduviere fuera, apoyándose en su bastón, quedará libre aquel que lo hirió. Le pagará solamente el tiempo perdido y los gastos de su curación completa. 20Quien hiriere con un palo a su siervo o a su sierva, de modo que muera bajo su mano, caerá irremisiblemente bajo la ley de venganza. 21Pero si sobreviviere un día o dos, no será castigado, por cuanto es hacienda suya. 22Cuando hombres trabados en riña dieren un golpe a una mujer encinta, de modo que aborte, sin más daño, (el culpable) será multado conforme a lo que imponga el marido de la mujer y según determinen los jueces. 23[581]Pero si resultare daño, darás vida por vida, 24ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie, 25quemadura por quemadura, herida por herida, contusión por contusión. 26Si uno, hiriendo el ojo de su siervo o el ojo de su sierva lo destruyere, le dará libertad en compensación de su ojo. 27Asimismo, si hiciere saltar un diente a su siervo o un diente a su sierva, lo pondrá en libertad en compensación de su diente.

Sobre los daños causados por bueyes

28Si un buey acornea a un hombre o a una mujer, con subsiguiente muerte, aquel buey será apedreado y no se comerá su carne, mas el dueño del buey quedará sin culpa. 29Pero si el buey acorneaba ya desde tiempo atrás, y su dueño, a pesar de ser avisado, no lo tuvo encerrado, de modo que pudo matar a hombre o a mujer, el buey será apedreado, y también su dueño será muerto. 30Si le imponen un precio de rescate, dará en rescate de su vida cuanto se le imponga. 31Si acornea a un hijo o a una hija, hágase con él según esta ley. 32[582]Pero si el buey acorneare a un siervo o a una sierva, el dueño pagará treinta siclos de plata al dueño de ellos, y el buey será apedreado. 33Si uno deja abierto un pozo, o si uno cava un pozo y no lo tapa, y cayere en él un buey o asno, 34el propietario del pozo pagará indemnización en dinero al dueño de ellos, y el animal muerto será suyo. 35Si el buey de uno hiere al buey de otro, y este muere, venderán el buey vivo partiéndose su precio, y también el buey muerto será dividido entre ellos. 36Mas si era notorio que el buey acorneaba desde tiempo atrás y su dueño faltó en custodiarlo, este resarcirá el daño: buey por buey; mas el (buey) muerto será suyo.

ÉXODO 22

Leyes relativas a la propiedad

1Si uno roba un buey o una oveja, y los mata o vende, restituirá cinco reses mayores por el buey, y cuatro ovejas por la oveja, 2Si el ladrón sorprendido al forzar (una casa) es herido de modo que muera, no hay delito de sangre. 3[583]Mas si esto sucede salido ya el sol, es delito de sangre. Debe restituir. Si no tiene con qué hacerlo, sea vendido por su robo. 4Si lo robado fuere hallado vivo en su poder, sea buey o asno u oveja, restituirá el doble. 5Si uno causa daño en un campo o en una viña, dejando suelto su ganado de modo que pazca en campo ajeno, tiene que dar en compensación lo mejor de su propio campo y lo mejor de su propia viña, 6Si se declara un fuego, y encuentra espinos, y se abrasan las cosechas recogidas o en pie, o el campo, debe restituir el daño el que haya encendido el fuego. 7Si uno da a otro dinero o utensilios en custodia, y fueren estos robados de la casa de tal hombre, si fuere hallado el ladrón, restituirá el doble. 8[584]Si el ladrón no es hallado, el dueño de la casa se presentará ante Dios para declarar si no ha puesto su mano sobre los bienes de su prójimo. 9En todo caso de fraude, trátese de buey, o asno, u oveja, o ropa, o cualquier otra cosa desaparecida, si uno dice: Esto es (mío), ante Dios vendrá la causa de ambos; y aquel a quien Dios condenare, restituirá el doble a su prójimo. 10Si uno entrega un asno, o buey, u oveja, o cualquier otro animal en custodia de otro, y estos mueren o sufren daño o llevados por los enemigos sin que nadie los haya visto, 11se interponga entre los dos el juramento de Yahvé (para averiguar) si (el depositario) no ha puesto su mano sobre la hacienda de su prójimo; lo cual el dueño ha de aceptar, y no habrá restitución. 12Pero si la (bestia) le ha sido robada hará restitución al dueño de ella. 13Si ha sido destrozada, traiga lo destrozado en testimonio, y no ha de restituir el daño. 14Si uno pide a otro prestada (una bestia) y esta sufre daño o muere, en ausencia de su dueño, deberá restituirla sin falta. 15Si estaba presente su dueño, no se hará restitución. Si era alquilada, la compensación consistirá en el precio del alquiler.

Leyes relativas a las costumbres

16[585]Si uno seduce a una doncella no desposada, acostándose con ella, le pagará sin falta la dote, y sea ella su mujer. 17Si el padre de ella de ningún modo quiere dársela, (el seductor) pagará la suma correspondiente a la dote de las vírgenes. 18[586]A la hechicera no la dejarás con vida. 19Todo aquel que pecare con bestia, será muerto irremisiblemente. 20[587]Quien ofreciere sacrificios a dioses, y no a Yahvé solo, será exterminado.

Leyes sociales

21[588]No maltratarás al extranjero, ni lo oprimirás, pues extranjeros fuisteis vosotros en el país de Egipto. 22[589]No afligiréis a la viuda ni al huérfano. 23Si los afligiereis, clamarán a Mí, y Yo no dejaré de oír su clamor; 24y se encenderá mi ira, y os mataré a espada; y vuestras mujeres quedarán viudas, y vuestros hijos, huérfanos. 25[590]Si prestas dinero a uno de mi pueblo, al pobre que habita contigo, no serás con él como usurero; no le exigirás interés. 26Si tomas en prenda el manto de tu prójimo, se lo devolverás antes de ponerse el sol; 27[591]porque es su único abrigo; es el vestido de su cuerpo. ¿Sobre qué dormirá? Si clamare a Mí, le prestaré oído, porque soy misericordioso. 28[592]No blasfemarás contra Dios, ni maldecirás al príncipe de tu pueblo.

Sobre las primicias

29No tardarás (en darme) las primicias de tu cosecha y de tu lagar. Me darás el primogénito de tus hijos. 30Lo mismo has de hacer con el de tus vacas y ovejas. Siete días estará con su madre, y al octavo me lo darás. 31Gente santa seréis para Mí. No comáis la carne destrozada (por una fiera) en el campo; echádsela a los perros.

ÉXODO 23

Leyes de justicia y caridad

1No siembres falsos rumores ni te conciertes con el malvado para dar falso testimonio. 2[593]No sigas a la muchedumbre para hacer el mal; ni depongas en una causa inclinándote hacia la mayoría para torcer (la justicia). 3[594]Tampoco favorecerás al pobre en su pleito. 4Cuando encuentres extraviado el buey de tu enemigo, o su asno, devuélveselos sin falta. 5Si ves caído debajo de su carga el asno del que te aborrece, no te niegues a ayudarlo. Ayúdalo juntamente con el (dueño). 6[595]No dobles el derecho de tu pobre en su pleito. 7Aléjate de causas mentirosas, y no quites la vida al inocente y justo; porque Yo no absolveré al malvado. 8No recibas regalos; porque el regalo ciega a los prudentes, y pervierte las causas justas. 9No oprimas al extranjero; porque vosotros sabéis lo que es ser extranjero; pues extranjeros fuisteis en la tierra de Egipto.

El año sabático

10Seis años sembrarás tu tierra y recogerás su producto; 11[596]al séptimo la abandonarás y la dejarás sin cultivo para que coman los pobres de tu pueblo; y lo que quede, lo comerán las bestias del campo; lo mismo harás con tu viña y tu olivar. 12Seis días trabajarás, y al séptimo dejarás de trabajar, para que descansen tu buey y tu asno, y se recree el hijo de tu sierva y el extranjero. 13Atended a todo lo que os he dicho. No mencionaréis el nombre de otros dioses, ni se oiga este de tu boca.

Las fiestas principales

14[597]Tres veces al año me celebraréis fiestas. 15Guardarás la fiesta de los Ácimos. Durante siete días comerás panes sin levadura, como te he mandado, al tiempo señalado, en el mes de Abib; pues en él saliste de Egipto. Nadie se presentará delante de Mí con las manos vacías. 16También la fiesta de la siega, de las primicias de tus labores, de cuanto hayas sembrado en el campo; y la fiesta de la Recolección al final del año al recoger del campo los frutos de tu trabajo. 17[598]Tres veces al año se presentarán todos tus varones delante de Yahvé, el Señor. 18No ofrecerás la sangre de mi sacrificio juntamente con pan fermentado; ni has de guardar la grasa de mi sacrificio hasta el día siguiente. 19[599]Los primeros productos de tu tierra los llevarás a la Casa de Yahvé, tu Dios. No cocerás el cabrito en la leche de su madre.

El Ángel de Yahvé

20[600]He aquí que Yo envío un Ángel delante de ti, para guardarte en el camino, y para conducirte al lugar que te tengo dispuesto. 21Muéstrale reverencia y escucha su voz; no le irrites; porque no perdonará vuestras transgresiones, pues en él está mi Nombre. 22Si escuchas atentamente su voz haciendo todo lo que Yo diga, seré enemigo de tus enemigos y oprimiré a tus opresores. 23[601]Porque mi Ángel caminará delante de ti y te introducirá en el país del amorreo, del heteo, del fereceo, del cananeo, del heveo y del jebuseo; y Yo los destruiré. 24[602]No te postrarás ante sus dioses, ni les darás culto, ni imitarás sus obras; al contrario, los destruirás por completo y quebrarás sus piedras de culto. 25Vosotros serviréis a Yahvé, Vuestro Dios, y Él bendecirá tu pan y tu agua. También las enfermedades las desterraré de ti. 26En tu tierra no habrá mujer que aborte ni que sea estéril; y colmaré el número de tus días. 27Enviaré delante de ti mi terror y llenaré de consternación a todos los pueblos a los que llegues; y haré que todos tus enemigos vuelvan ante ti las espaldas. 28También enviaré tábanos delante de ti que ahuyentarán ante tu presencia al heveo, al cananeo y al heteo. 29No los expulsaré de tu presencia en un solo año, no sea que la tierra quede desierta y se multipliquen contra ti las fieras del campo. 30Poco a poco los haré desaparecer de tu vista, hasta que tú crezcas y te apoderes del país. 31[603]Y fijaré tus confines desde el Mar Rojo hasta el Mar de los filisteos, y desde el desierto hasta el río. Pues entregaré en tus manos a los habitantes del país para que los arrojes de tu presencia. 32No hagas pacto con ellos, ni con sus dioses. 33No habiten ellos en tu país, no sea que te hagan pecar contra Mí. Porque sirviendo a sus dioses caerías en un lazo.

ÉXODO 24

Moisés lee al pueblo las leyes de la Alianza

1Dijo (Dios) a Moisés: “Sube a donde está Yahvé, tú, Aarón, Nadab y Abiú, con setenta de los ancianos de Israel, y adoraréis desde lejos. 2Mas solo Moisés se acercará a Yahvé; ellos, en cambio, no se acercarán; tampoco subirá con él el pueblo.” 3Vino, pues, Moisés y refirió al pueblo todas las palabras de Yahvé y todas sus leyes. Y todo el pueblo respondió a una voz: “Haremos todo cuanto ha dicho Yahvé.” 4[604]Entonces escribió Moisés todas las palabras de Yahvé; y levantándose muy de mañana, erigió al pie del monte un altar y doce piedras según el número de las doce tribus de Israel. 5Y mandó a algunos jóvenes, hijos de Israel, que ofreciesen holocaustos e inmolaran becerros como sacrificios pacíficos para Yahvé. 6[605]Tomó Moisés la mitad de la sangre y la echó en vasijas, y la otra mitad la derramó sobre el altar.

7Después tomó el libro de la Alianza y lo leyó ante el pueblo, el cual respondió: “Obedeceremos y haremos todo cuanto ha dicho Yahvé.” 8Y tomando Moisés la sangre roció con ella al pueblo y dijo: “He aquí la sangre de la Alianza que Yahvé ha hecho con vosotros, a tenor de todas estas palabras.” 9Luego subió Moisés con Aarón, Nadab y Abiú y setenta de los ancianos de Israel. 10[606]Y vieron al Dios de Israel. Bajo sus pies había algo como un pavimento de zafiro tan puro como el mismo cielo. 11[607]Mas no extendió su mano contra los príncipes de Israel; los cuales vieron a Dios, y comieron y bebieron.

Moisés sube al monte

12Después dijo Yahvé a Moisés: “Sube al monte, hacia Mí, y permanece allí, y te daré las tablas de piedra, con la ley y los mandamientos que tengo escritos para instrucción de ellos.” 13Se levantó, pues, Moisés, con Josué, su ministro; y cuando subió al monte de Dios, 14dijo a los ancianos: “Esperadnos aquí hasta que volvamos a dónde estáis vosotros. Tenéis aquí a Aarón y a Hur. Quien tenga alguna cuestión recurra a ellos. 15Subió, pues, Moisés al monte, y la nube cubrió el monte. 16La gloria de Yahvé reposó sobre el monte Sinaí y la nube lo cubrió por seis días. Al séptimo día llamó Él a Moisés de en medio de la nube. 17Y parecía la gloria de Yahvé ante los ojos de los hijos de Israel como un fuego devorador sobre la cumbre del monte. 18[608]Moisés entró en la nube y subió al monte. Y permaneció Moisés en el monte cuarenta días y cuarenta noches.

ÉXODO 25

Ofrendas para la construcción del Tabernáculo

1[609]Habló Yahvé a Moisés, diciendo: 2“Di a los hijos de Israel que me traigan una ofrenda. De todo aquel a quien mueva su corazón aceptarás para Mí ofrendas. 3Estas son las ofrendas que tomaréis de ellos: Oro, plata y bronce; 4jacinto, púrpura escarlata y carmesí, lino fino y pelo de cabra; 5[610]pieles de carnero teñidas de rojo y pieles de tejón, madera de acacia; 6aceite para el candelabro, especias aromáticas para el óleo de la unción y para el incienso de perfumes; 7[611]piedras de ónice y piedras de engaste para el efod y el pectoral. 8Pues me han de hacer un Santuario, y Yo habitaré en medio de ellos. 9Conforme a todo lo que te voy a mostrar, conforme al modelo del Tabernáculo y según el modelo de todos sus utensilios, lo haréis.”

Construcción del Arca

10“Se fabricará un Arca de madera de acacia, de dos codos y medio de largo, codo y medio de ancho, y codo y medio de alto. 11[612]La cubrirás de oro puro; por dentro y por fuera la cubrirás; una guirnalda de oro la rodeará por el borde superior. 12Fundirás para ella cuatro anillos de oro, que pondrás en sus cuatro ángulos, dos anillos a un costado, y dos anillos al otro costado. 13Harás también varas de madera de acacia, las cuales cubrirás de oro; 14y pasarás las varas por los anillos de los costados del Arca, para llevar el Arca con ellas. 15Las varas deben permanecer en los anillos del Arca, y no se sacarán de allí. 16[613]Y dentro del Arca pondrás el Testimonio que Yo te voy a dar.”

El propiciatorio

17[614] “Harás asimismo un propiciatorio de oro puro, de dos codos y medio de largo y codo y medio de ancho. 18[615]Harás, además, dos querubines de oro; los harás de oro labrado a martillo, en los dos extremos del propiciatorio. 19Haz un querubín en un extremo y el otro querubín en el otro extremo. Haréis los querubines de tal manera que formen una sola pieza con el propiciatorio, a sus dos extremos. 20Los querubines estarán con sus alas extendidas hacia arriba, cubriendo con ellas el propiciatorio, uno frente al otro y con las caras vueltas hacia el propiciatorio. 21Pondrás el propiciatorio sobre el Arca, y dentro del Arca el Testimonio que Yo te daré. 22Allí me encontraré contigo, y desde encima del propiciatorio, de en medio de los dos querubines colocados sobre el Arca del Testimonio, te intimaré todas mis órdenes para los hijos, de Israel.”

La mesa de los panes de la proposición

23“Harás también una mesa de madera de acacia, de dos codos de largo, un codo de ancho, y codo y medio de alto. 24La cubrirás de oro puro y le pondrás una guirnalda de oro alrededor. 25Le harás también en torno un listón de un palmo y una guirnalda de oro alrededor del listón. 26Y le harás cuatro anillos de oro, y pondrás los anillos en los cuatro ángulos correspondientes a sus cuatro pies. 27Los anillos estarán cerca del listón, para meter por ellos las varas, a fin de llevar la mesa. 28Fabricarás las varas de madera de acacia, y las cubrirás de oro. Con ellas se llevará la mesa. 29Harás también sus platos, sus cucharones, sus copas y sus tazas con que se han de hacer las libaciones. De oro puro los harás. 30[616]Y sobre la mesa pondrás perpetuamente delante de Mí el pan de la proposición.”

El candelabro de oro

31“Harás también un candelabro de oro puro. El candelabro se haga de oro labrado a martillo. Su pie, su tallo, sus cálices, sus botones y sus flores serán de una sola pieza. 32Seis brazos saldrán de sus lados: de un lado tres brazos del candelabro, y del otro lado otros tres brazos. 33El primer brazo tendrá tres cálices en forma de flor de almendro (cada una), con un botón y una flor; también el segundo brazo tendrá tres cálices en forma de flor de almendro, con un botón y una flor; y así los seis brazos que salen del candelabro. 34En el tallo del candelabro habrá cuatro cálices en forma de flor de almendro, con sus botones y sus flores. 35Habrá en el tallo un botón debajo de los dos brazos (inferiores) que salen de él, y un botón debajo de (otros) dos de los brazos que salen de él, y un botón debajo de los dos brazos (superiores) que salen de él, según el número de los seis brazos que salen del candelabro. 36Sus botones y sus brazos serán de una sola pieza. Todo ello será una sola masa labrada a martillo, de oro puro. 37Harás para él siete lámparas, y colocarás esas lámparas de tal manera que alumbren la parte delante (del candelabro). 38Sus despabiladeras y sus cazoletas serán de oro puro. 39[617]Un talento de oro puro se empleará para hacer el candelabro con todos estos utensilios. 40Y mira que lo hagas según modelo que te ha sido mostrado en el monte.”

ÉXODO 26

El tabernáculo

1[618] “Al hacer la Morada emplearás diez cortinas de tienda, de lino fino torcido, de color de jacinto, púrpura escarlata y carmesí, con querubines; harás de ella una obra maestra. 2La longitud de cada cortina será de veinte y ocho codos, y el ancho de cada cortina será de cuatro codos. Una misma medida tendrán todas las cortinas. 3Cinco cortinas estarán unidas entre sí, y las otras cinco estarán también unidas la una con la otra. 4Pondrás lazos de jacinto en el borde de la primera cortina, en el extremo donde se une con la otra; lo mismo harás en el borde de la cortina que termina el segundo conjunto. 5Cincuenta lazos pondrás en la primera cortina, y otros cincuenta harás en el extremo de la segunda cortina donde termina el segundo conjunto, correspondiéndose los lazos unos a otros. 6[619]Y harás cincuenta broches de oro, y por medio de los broches enlazarás las cortinas entre sí, a fin de que la Morada forme un todo. 7Fabricarás también cortinas de pelo de cabra para un techo encima de la Morada. De estas cortinas harás once. 8La longitud de cada cortina será de treinta codos, y el ancho de cada cortina, de cuatro codos. Una misma medida tendrán las once cortinas. 9Juntarás cinco cortinas aparte y seis cortinas aparte; y doblarás la sexta cortina sobre el frente del Tabernáculo. 10Pondrás cincuenta lazos en el borde de la última cortina del primer conjunto, y cincuenta lazos en el borde del segundo conjunto. 11Y harás cincuenta broches de bronce e introducirás los broches en los lazos, uniendo así el Tabernáculo a fin de que forme un conjunto. 12En cuanto a la parte sobresaliente de las cortinas del Tabernáculo, (tomarás) la mitad de la cortina sobrante para colgarla en la parte posterior de la Morada. 13Lo que sobra del largo de las cortinas del Tabernáculo —un codo por este lado, y uno por el otro— colgará de ambos lados de la Morada, a un lado y a otro, para cubrirla. 14Harás también para el Tabernáculo una cubierta de pieles de carnero teñidas de rojo: y sobre esta, una cubierta de pieles de tejón.”

15“Harás asimismo para la Morada unos tablones de madera de acacia que sirvan de postes. 16La longitud de cada tablón será de diez codos, y la anchura de cada tablón será de codo y medio. 17Cada tablón tendrá dos espigas, para ensamblar el uno con el otro. De la misma manera harás todos los tablones de la Morada. 18[620]De los tablones de la Morada harás veinte para el lado del Négueb, hacia el sur. 19Iguahnente fabricarás cuarenta basas de plata para colocar debajo de los veinte tablones: dos basas bajo cada uno de los tablones, para sus dos espigas. 20Para el segundo lado de la Morada, la parte del norte, harás también veinte tablones, 21con sus cuarenta basas de plata: dos basas bajo cada uno de los tablones. 22Para la parte posterior de la Morada, hacia el occidente, harás seis tablones; 23y dos más para los ángulos de la parte posterior de la Morada; 24[621]los cuales estarán unidos por la parte inferior, formando un conjunto hasta arriba, hasta el primer anillo. Así se harán los dos tablones destinados para los dos ángulos. 25Serán, pues, ocho tablones, con sus basas de plata, (en total) diez y seis basas; dos basas bajo cada uno de los tablones. 26Harás, además, cinco travesaños de madera de acacia para los tablones de un lado de la Morada, 27y cinco travesaños para los tablones del otro lado de la Morada, y cinco travesaños para los tablones de la parte posterior de la Morada, hacia el occidente. 28Y el travesaño intermedio pasará a través de los tablones de un extremo al otro. 29Los tablones los revestirás de oro, y harás anillos de oro, por donde han de pasar los travesaños. Revestirás de oro también los travesaños. 30[622]Erigirás la Morada según el plan que te ha sido mostrado en el monte.”

El velo del Tabernáculo

31“Y harás un velo de jacinto, púrpura escarlata, carmesí y lino fino torcido, con querubines. Ha de ser una obra maestra. 32Y lo colgarás de cuatro columnas de acacia, revestidas de oro, provistas de clavos de oro y (asentadas) sobre cuatro basas de plata. 33[623]Y colgarás el velo de los corchetes; y allí, detrás del velo, pondrás el Arca del Testimonio, y el velo os servirá para separar el Santo del Santísimo. 34El propiciatorio lo pondrás sobre el Arca del Testimonio en el Santísimo. 35Fuera del velo colocarás la mesa, y frente a la mesa, en el lado meridional de la Morada, el candelabro; de manera que pondrás la mesa en el lado norte.”

La cortina del Tabernáculo

36“Harás también para la puerta del Tabernáculo una cortina de jacinto, púrpura escarlata, carmesí y lino fino torcido, obra de recamador. 37Para la cortina fabricarás cinco columnas de acacia, las que cubrirás de oro; sus corchetes serán también de oro, y fundirás para ellas cinco basas de bronce.”

ÉXODO 27

El altar de los holocaustos

1[624]“Harás de madera de acacia también el altar, de cinco codos de largo y de cinco codos de ancho. El altar será, pues, de forma cuadrada y tendrá tres codos de altura, 2En sus cuatro ángulos le pondrás cuernos, procedentes de él mismo, y lo revestirás de bronce. 3Y harás para él recipientes donde recoger sus cenizas, y paletas y tazones y tenedores y braseros. Todos sus utensilios los harás de bronce. 4Fabricarás para él también una rejilla de bronce, en forma de red; y en la red, en sus cuatro extremos, harás cuatro anillos de bronce; 5y la colocarás abajo, en el circuito inferior del altar, de modo que la red llegue hasta la mitad del altar. 6Y harás varas para el altar, varas de madera de acacia, que revestirás de bronce. 7Estas varas se introducirán por los anillos de modo que corran a lo largo de ambos lados del altar para transportarlo, 8[625]Lo harás de tablas y hueco. Conforme a lo que te he mostrado en el monte, así sea hecho.”

El atrio

9[626]También harás el atrio de la Morada. Del lado del Négueb, hacia el sur, habrá para el atrio cortinas de lino fino torcido, en una extensión de cien codos a lo largo de este lado, con sus veinte columnas y sus veinte basas de bronce. 10Los corchetes de las columnas y sus anillos serán de plata. 11A lo largo del lado septentrional habrá igualmente cortinas en una extensión de cien codos de largo, con sus veinte columnas, y veinte basas de bronce para ellas; y los corchetes de las columnas y sus anillos serán de plata. 12A lo ancho del atrio, por el lado occidental, habrá cortinas en una extensión de cincuenta codos; sus columnas serán diez, y las basas para ellas, diez. 13El ancho del atrio por el lado oriental, donde sale el sol, será de cincuenta codos. 14Las cortinas puestas por un lado (de la puerta) tendrán quince codos; sus columnas serán tres, y las basas para ellas, tres 15Y por el otro lado, quince (codos) de cortinas; sus columnas serán tres, y las basas para ellas, tres. 16La puerta del atrio tendrá una cortina de veinte codos, de Jacinto, de púrpura escarlata, carmesí y lino fino torzal, obra de recamador. Sus columnas serán cuatro, y las basas para ellas, cuatro. 17Todas las columnas en torno al atrio tendrán anillos de plata; sus corchetes serán de plata, y sus basas de bronce. 18El atrio tendrá cien codos de largo, cincuenta de ancho por ambos lados y cinco codos de alto; (sus cortinas) serán de lino torzal y sus basas de bronce. 19Todos los utensilios de la Morada para toda clase de servicio, con todas sus estacas y todas las estacas del atrio, serán de bronce.”

El aceite para el candelero

20[627] “Mandarás a los hijos de Israel que te traigan aceite puro de olivas majadas para el candelabro, a fin de alimentar las lámparas continuamente. 21[628]En el Tabernáculo de la Reunión, fuera del velo que pende delante del Testimonio, lo han de preparar Aarón y sus hijos, (para que arda) delante de Yahvé desde la tarde hasta la mañana. Estatuto perpetuo es este para todas las generaciones de los hijos de Israel.”

ÉXODO 28

Las vestiduras del sumo sacerdote

1[629] “Has llegar a ti de en medio de los hijos de Israel a tu hermano Aarón, con sus hijos, para que él sea sacerdote mío: Aarón, con Nadab, Abiú, Eleazar e Itamar, hijos de Aarón. 2Y harás a Aarón, tu hermano, vestiduras sagradas, para gloria y adorno. 3Hablarás con todos los hombres ingeniosos, que Yo he dotado de espíritu de sabiduría, y ellos harán las vestiduras de Aarón, para santificarle, a fin de que sea sacerdote mío. 4Estas son las vestiduras que han de hacer: un pectoral, un efod, una sobretúnica, una túnica bordada, una mitra y un cinturón. Harán, pues, vestiduras sagradas para Aarón, tu hermano, y para sus hijos, a fin de que sean sacerdotes delante de Mí. 5Tomarán para ello oro, jacinto, púrpura escarlata y carmesí y tejido de lino fino.”

El efod

6[630]“El efod lo harán artísticamente de oro, de jacinto, púrpura escarlata, carmesí y lino fino torzal. 7Tendrá dos hombreras unidas entre sí y atadas a sus dos extremos. 8La cinta que está sobre él para ceñirlo, formará una misma pieza con él arrancando del mismo, y será de oro, de jacinto, púrpura escarlata, carmesí y lino fino torzal. 9Y tomarás dos piedras de ónice, sobre las cuales grabarás los nombres de los hijos de Israel: 10seis de sus nombres en una piedra, y los seis nombres restantes en la otra piedra, por orden de su nacimiento. 11Como se tallan las piedras y como se graban los sellos, así harás grabar en esas dos piedras los nombres de los hijos de Israel, engarzándolas en engastes de oro. 12Después pondrás las dos piedras sobre las hombreras del efod, como piedras de recuerdo de los hijos de Israel, y así llevará Aarón sus nombres sobre sus dos hombros para memoria delante de Yahvé. 13Harás, pues, engastes de oro; 14y también dos cadenillas de oro puro, trenzadas a manera de cordones, y fijaras las cadenillas trenzadas en los engastes.”

El pectoral

15[631] “Harás también artísticamente el pectoral del juicio, al estilo de la obra del efod. De oro, púrpura escarlata, carmesí y lino fino torzal lo harás. 16Será cuadrado y doblado, de un palmo de largo y de un palmo de ancho. 17[632]Lo guarnecerás de engastes de pedrería, poniendo las piedras en cuatro filas; en la primera fila un sardio, un topacio y una esmeralda; 18en la segunda fila un rubí, un zafiro y un diamante; 19en la tercera fila un jacinto, un ágata y una amatista; 20en la cuarta fila un crisólito, un ónice y un jaspe; todos engastados en oro. 21Las piedras corresponderán a los nombres de los hijos de Israel: doce, como los nombres de ellos, entalladas como sellos cada una con su nombre, conformé a las doce tribus.”

22“Sobre el pectoral harás cadenillas de oro puro, trenzadas a manera de cordones; 23y sobre el pectoral dos anillos de oro, que fijarás en los dos extremos del pectoral. 24Introducirás los dos cordones de oro por los dos anillos, en los extremos del pectoral; 25y unirás los dos extremos de los dos cordones a los dos engastes, y los fijarás en la parte delantera de las hombreras del efod. 26Harás (otros) dos anillos de oro, que pondrás en los dos extremos (inferiores) del pectoral, en el borde interior que mira hacia el efod. 27Además harás dos anillos de oro y los fijarás en la parte inferior de las dos hombreras del efod, por delante, cerca de su enlace, por encima de la cinta del efod. 28El pectoral se unirá por sus anillos a los anillos del efod, con un cordón de jacinto, para que quede sobre la cinta del efod y no se desprenda el pectoral del efod. 29Así llevará Aarón sobre su corazón los nombres de los hijos de Israel, en el pectoral del juicio, siempre que entre en el Santuario, en memoria perpetua delante de Yahvé. 30[633]En el pectoral del juicio pondrás los Urim y Tummim, para que estén sobre el corazón de Aarón cuando se presente ante Yahvé. Así llevará Aarón constantemente sobre su corazón delante de Yahvé el juicio de los hijos de Israel.”

La sobretúnica

31“La sobretúnica del efod la harás toda de jacinto. 32En su centro habrá una abertura para la cabeza; esta abertura tendrá todo en torno una orla, tejida como el cuello de una cota, para que no se rompa. 33Alrededor de todo su borde inferior pondrás granadas de jacinto, púrpura escarlata y carmesí, y en medio de ellas todo en torno campanillas de oro. 34A una campanilla de oro y una granada siga otra campanilla de oro y otra granada, todo alrededor del borde inferior de la sobretúnica. 35[634]Aarón la llevará en el ejercicio de su ministerio, para que se oiga su sonido cuando entre en el Santuario ante Yahvé y cuando salga; y así no morirá.”

La diadema

36[635]“Harás, además, una lámina de oro puro, y en ella grabarás, como se graban los sellos: Santidad a Yahvé. 37La sujetarás con un cordón de jacinto de tal modo que esté fija sobre la mitra, por delante. 38Estará sobre la frente de Aarón; pues Aarón llevará las faltas cometidas por los hijos de Israel en las cosas sagradas al ofrecer toda suerte de santas ofrendas. Estará constantemente sobre su frente, para que hallen gracia delante de Yahvé.”

La túnica, la mitra y el cinturón

39[636] “La túnica la tejerás de lino fino. Harás también la mitra de lino fino. El cinturón lo harás de labor de recamado.”

Las vestiduras de los hijos de Aarón

40“Para los hijos de Aarón harás túnicas. Les harás también cinturones y turbantes para distinción y adorno. 41[637]Vestirás así a Aarón, tu hermano, y a sus hijos. Y los ungirás, los consagrarás y los santificarás, para que sean sacerdotes míos. 42Hazles también calzoncillos de lino, para cubrir su desnudez desde la cintura hasta los muslos. 43[638]Aarón y sus hijos los llevarán al entrar en el Tabernáculo de Reunión, o al acercarse al altar para servir en el Santuario, a fin de que no se atraigan culpa y así mueran. Estatuto perpetuo será este para él y su descendencia después de él.”

ÉXODO 29

La consagración de los sacerdotes

1“Para consagrar a los sacerdotes míos, has de proceder con ellos de esta manera: Toma un novillo y dos carneros sin tacha, 2y panes ácimos y tortas sin levadura amasadas con aceite, como también galletas sin levadura, untadas con aceite. De flor de harina de trigo los harás. 3Y los pondrás en un canasto, y los presentarás en el canasto junto con el novillo y los dos carneros. 4[639]Luego harás que Aarón y sus hijos se acerquen a la entrada del Tabernáculo de la Reunión, donde los lavarás con agua. 5Tomarás después las vestiduras y vestirás a Aarón con la túnica, el manto del efod, el efod y el pectoral, que ceñirás con la cinta del efod. 6[640]Pondrás la mitra sobre su cabeza, y sobre la mitra colocarás la diadema de santidad. 7[641]Entonces tomarás el óleo de la unción, se lo derramarás sobre la cabeza y así lo ungirás. 8Harás igualmente que se lleguen sus hijos y los vestirás con túnicas; 9[642]y ceñirás a Aarón y a sus hijos los cinturones y les sujetarás las tiaras. A ellos les corresponderá el sacerdocio por ley perpetua. Así consagrarás a Aarón y a sus hijos. 10[643]El novillo lo llevarás ante el Tabernáculo de la Reunión, y Aarón y sus hijos pondrán las manos sobre la cabeza del novillo. 11Luego degollarás el novillo delante de Yahvé, a la entrada del Tabernáculo de la Reunión. 12Y tomando de la sangre del novillo la pondrás con tu dedo sobre los cuernos del altar, y derramarás toda la sangre al pie del altar. 13Saca todo el sebo que cubre las entrañas, la redecilla del hígado, y los dos riñones con el sebo que los envuelve, para quemarlo en el altar. 14Mas la carne del novillo, con su piel y sus excrementos, la quemarás fuera del campamento. Es sacrificio por el pecado.”

15“Después tomarás uno de los carneros, y Aarón y sus hijos pondrán las manos sobre la cabeza del carnero. 16Degollado el carnero tomarás de su sangre y rociarás con ella el altar todo en derredor. 17Luego descuartizarás el carnero, lavarás sus entrañas y sus piernas, las pondrás sobre sus trozos y sobre su cabeza, 18[644]y quemarás todo el carnero en el altar. Es holocausto a Yahvé, olor grato, sacrificio consumido por el fuego en honor de Yahvé. 19Tomarás también el segundo carnero, y Aarón y sus hijos pondrán las manos sobre la cabeza del carnero. 20Y degollado este carnero, tomarás de su sangre y untarás con ella el lóbulo de la oreja derecha de Aarón y el lóbulo de la oreja derecha de sus hijos, el pulgar de su mano derecha y el pulgar de su pie derecho, y derramarás la sangre (restante) alrededor del altar. 21Toma luego de la sangre que habrá sobre el altar, y del óleo de la unción, para rociar a Aarón y sus vestiduras, sus hijos y las vestiduras de sus hijos juntamente con él. Así quedarán consagrados él y sus vestiduras, y con él sus hijos y las vestiduras de sus hijos. 22Toma después de este carnero el sebo: la cola, el sebo que cubre las entrañas, la redecilla del hígado, los dos riñones con el sebo que los envuelve, y la pierna derecha, porque es carnero de consagración. 23Toma también un pan, una torta de pan de aceite y una galleta del canasto de los ácimos que está delante de Yahvé.”

24[645]“Todo eso pondrás sobre las palmas de las manos de Aarón y de sus hijos; y lo mecerás como ofrenda mecida delante de Yahvé. 25Después lo tomarás de sus manos y lo quemarás en el altar encima del holocausto como olor grato a Yahvé. Es un sacrificio a fuego en honor de Yahvé. 26Tomarás también el pecho del carnero degollado en la consagración de Aarón, y lo mecerás como ofrenda mecida delante de Yahvé; esa será tu porción. 27Así santificarás el pecho de la ofrenda mecida y la pierna de la elevación, es decir, aquellas partes del carnero de la consagración que han sido mecidas y elevadas y pertenecen a Aarón y a sus hijos; 28y serán de Aarón y de sus hijos, como porción legal perpetua, de parte de los hijos de Israel; porque es ofrenda de elevación; y esa ofrenda de elevación han de dársela los hijos de Israel en sus sacrificios pacíficos como ofrenda alzada en honor de Yahvé.”

29[646]“Las vestiduras sagradas de Aarón serán después de él para sus hijos. Con ellas serán ungidos y con ellas serán consagrados. 30Por siete días las vestirá aquel de sus hijos que sea sacerdote en su lugar y entre en el Tabernáculo de la Reunión para servir en el Santuario. 31Después tomaras el carnero de la consagración y cocerás su carne en lugar sagrado; 32y Aarón y sus hijos comerán a la entrada del Tabernáculo de la Reunión la carne del carnero y el pan que estará en el canasto. 33[647]Comerán aquello que ha servido para su expiación, al consagrarlos y santificarlos; pero ningún extraño coma de ellas, porque son cosas santas. 34Si sobrare algo de la carne de la consagración o del pan hasta el día siguiente, quemaras el resto; no ha de comerse, porque es cosa santa.”

35“Harás, pues, con Aarón y con sus hijos de esta manera, según todo lo que te he mandado. Durante siete días los consagrarás. 36Cada día ofrecerás un novillo como sacrificio por el pecado, para expiación; y purificarás el altar mediante esta expiación, y lo ungirás para santificarlo. 37Por siete días harás la expiación del altar, y lo santificarás, y será el altar cosa sacratísima; todo cuanto toque el altar quedará santificado.”

El sacrificio perpetuo

38“He aquí lo que has de ofrecer sobre el altar: dos corderos primales cada día perpetuamente. 39Un cordero ofrecerás por la mañana, y el otro cordero lo ofrecerás entre las dos tardes; 40[648]y con el primer cordero la décima parte (de un efa) de flor de harina amasada con un cuarto de hin de aceite de oliva majada, y para libación un cuarto de hin de vino. 41[649]El otro cordero lo ofrecerás entre las dos tardes, con la misma ofrenda como a la mañana y con la misma libación, como olor grato, sacrificio a fuego en honor de Yahvé; 42en holocausto perpetuo, durante vuestras generaciones, ante Yahvé, a la entrada del Tabernáculo de la Reunión, donde me encontraré con vosotros, para hablar allí contigo. 43Allí me reuniré con los hijos de Israel y (el lugar) será consagrado por mi gloria. 44Consagraré el Tabernáculo de la Reunión y el altar, y consagraré también a Aarón y a sus hijos para que sean mis sacerdotes. 45[650]Y habitaré en medio de los hijos de Israel, y seré su Dios. 46Y reconocerán que Yo soy Yahvé, su Dios, que los saqué de la tierra de Egipto para habitar entre ellos, Yo, Yahvé, su Dios.”

ÉXODO 30

El altar del incienso

1[651] “Harás también un Altar para quemar el incienso. De madera de acacia lo harás. 2Será cuadrado: de un codo de largo y de un codo de ancho, y su altura será de dos codos. Sus cuernos formarán un mismo cuerpo con él. 3Lo revestirás de oro puro, tanto su parte superior como sus cuatro lados, y sus cuernos. Le harás en torno una guirnalda de oro, 4y debajo de la guirnalda, a los costados, dos anillos. Hazlos a ambos lados, para pasar por ellas las varas con que transportarlo. 5Fabricarás las varas tomando madera de acacia y las recubrirás de oro. 6[652]Lo colocarás delante del velo que está ante el Arca del Testimonio y ante el propiciatorio que se halla encima del Testimonio, donde Yo me entrevistaré contigo. 7Aarón quemará en él incienso aromático; lo quemará todas las mañanas, al preparar las lámparas, 8y lo quemará Aarón también cuando entre las dos tardes preparare las luces. Será incienso continuo ante Yahvé de generación en generación. 9No ofrezcáis sobre él incienso extraño, ni holocausto ni ofrendas, ni derraméis sobre él libación alguna. 10Una vez al año hará Aarón expiación sobre los cuernos de este altar con la sangre del sacrificio por el pecado. Una vez cada año hará sobre él expiación para vuestros descendientes. Cosa santísima es esta para Yahvé.”

El tributo para el tabernáculo

11Habló Yahvé a Moisés, diciendo: 12[653]“Cuando contares el número de los hijos de Israel, para hacer su censo, cada uno de ellos pagará a Yahvé un rescate por su vida al ser empadronados, para que no haya plaga entre ellos con motivo del empadronamiento. 13Esto es lo que ha de dar cada uno de los empadronados: medio siclo, según el peso del Santuario. Un siclo son veinte gueras. Medio siclo es, pues, el tributo que se ha de dar a Yahvé. 14Todos los empadronados, de veinte años para arriba, pagarán el tributo a Yahvé. 15El rico no dará más, ni el pobre menos del medio siclo, al pagar el tributo a Yahvé como rescate de vuestras vidas. 16Tomarás el dinero del rescate de parte de los hijos de Israel, para emplearlo en el servicio del Tabernáculo de la Reunión; y será para los hijos de Israel un recuerdo ante Yahvé para el rescate de sus vidas.”

La pila de bronce

17[654]Habló Yahvé a Moisés diciendo: 18“Haz una pila de bronce con su base de bronce para las abluciones. Colócala entre el Tabernáculo de la Reunión y el altar y echa agua en ella, 19[655]para que Aarón y sus hijos se laven en ella las manos y los pies. 20Antes de entrar en el Tabernáculo de la Reunión se han de lavar con agua para que no mueran, y también antes de acercarse al altar para el ministerio, para quemar un sacrificio en honor de Yahvé. 21Se lavarán las manos y los pies, para que no mueran. Esta será ley perpetua para ellos, para Aarón y sus descendientes de generación en generación.”

El óleo de la unción

22Habló Yahvé a Moisés, diciendo: 23[656]“Y tú, toma de los mejores aromas de mirra pura quinientos (siclos); de canela aromática la mitad de esto, o sea doscientos cincuenta, de caña aromática doscientos cincuenta, 24de casia quinientos, según el siclo del Santuario, y un hin de aceite de olivas. 25Con ello formarás el óleo para la unción sagrada, perfume oloroso compuesto según el arte de perfumería. Este será el óleo para la unción sagrada. 26Con él ungirás el Tabernáculo de la Reunión y el Arca del Testimonio, 27la mesa con todos sus utensilios, el candelabro con todos sus utensilios, el altar del incienso, 28el altar del holocausto con todos sus utensilios y la pila con su base. 29[657]Así los santificarás y serán cosa santísima. Todo el que los toque quedará santificado. 30Ungirás también a Aarón y a sus hijos y los consagrarás, para que me sirvan de sacerdotes.” 31Y hablarás a los hijos de Israel, diciendo: “Este será para Mí el óleo de la unción sagrada de generación en generación. 32No debe derramarse sobre ningún hombre, y en cuanto a su composición no haréis ninguno parecido a él. Santo es y lo tendréis por cosa sagrada. 33Cualquiera que elabore algo semejante o derrame de él sobre persona extraña será exterminado de en medio de su pueblo.”

El incienso sagrado

34Dijo Yahvé a Moisés: “Toma por cantidades iguales los siguientes aromas: resina, uña odorífera y gálbano, especias aromáticas e incienso puro. 35Con ello harás, según el arte de perfumería, un incienso perfumado, sazonado con sal, puro y santo; 36del cual pulverizarás una parte que pondrás delante del Testimonio en el Tabernáculo de la Reunión, donde Yo me entrevistaré contigo. Será para vosotros cosa santísima. 37Y en cuanto a la composición de este incienso que vas a hacer, no la imitéis para vuestro uso. Lo tendrás por consagrado a Yahvé. 38[658]Cualquiera que prepare otro semejante para aspirar su fragancia, será exterminado de en medio de su pueblo.”

ÉXODO 31

Los artífices del Tabernáculo

1Habló Yahvé a Moisés, diciendo: 2[659] “Mira que he llamado por su nombre a Besalel, hijo de Urí, hijo de Hur, de la tribu de Judá; 3y le he llenado de espíritu divino, de sabiduría, inteligencia y maestría en toda clase de trabajos. 4Para inventar diseños y labrar el oro, la plata y el bronce; 5para grabar piedras de engaste, para tallar la madera y ejecutar cualquier otra obra. 6Y mira que le he dado por compañero a Oholiab, hijo de Ahisamac, de la tribu de Dan; y además he infundido sabiduría en el corazón de todos los hombres hábiles, para que hagan todo lo que te he mandado: 7el Tabernáculo de la Reunión, el Arca del Testimonio, el propiciatorio que la cubre, con todos los utensilios del Tabernáculo; 8la mesa con sus utensilios, el candelabro de oro puro, con todos sus utensilios, el altar del incienso, 9el altar del holocausto, con todos sus utensilios, la pila con su base; 10las vestiduras litúrgicas y las vestiduras sagradas de Aarón el sacerdote y las vestiduras de sus hijos para las funciones sacerdotales; 11el óleo de la unción y el incienso aromático para el Santuario. Ellos lo han de hacer conforme a todo lo que te he ordenado.”

Preceptos acerca del sábado

12[660]Habló Yahvé a Moisés y dijo: 13“Di a los hijos de Israel: Mirad que guardéis mis sábados; porque el sábado es una señal entre Mí y vosotros, de generación en generación, para que sepáis que Yo, Yahvé soy quien os santifico. 14Guardad el sábado, porque es santo para vosotros. El que lo profane morirá irremisiblemente. Todo el que trabajare en él, será exterminado de en medio de su pueblo. 15Seis días se trabajará; mas el día séptimo será día de descanso completo, consagrado a Yahvé. Todo aquel que trabaje en sábado, morirá irremisiblemente. 16Los hijos de Israel observarán el sábado como pacto perpetuo celebrándolo de generación en generación. 17Será entre Mí y los hijos de Israel una señal perpetua; pues en seis días hizo Yahvé el cielo y la tierra, y el día séptimo descansó y reposó.” 18[661]Después de hablar Dios con Moisés en el monte Sinaí, le dio las dos tablas del Testimonio; tablas de piedra, escritas por el dedo de Dios.

ÉXODO 32

El becerro de oro

1[662]Cuando el pueblo vio que Moisés tardaba en bajar del monte, se reunió alrededor de Aarón y le dijeron: “Anda, haznos un dios que vaya delante de nosotros, ya que no sabemos que ha sido de ese Moisés, ese hombre que nos ha sacado de la tierra de Egipto.” 2Les respondió Aarón: “Quitad los pendientes de oro de las orejas de vuestras mujeres y de vuestros hijos y de vuestras hijas, y traédmelos.” 3Y todos se quitaron los pendientes de oro que llevaban en las orejas, y los entregaron a Aarón. 4[663]Y él, tomándolos de sus manos le dio forma con el buril e hizo así un becerro de fundición. Entonces ellos dijeron: “Este es tu Dios, oh Israel, el que te ha sacado de la tierra de Egipto.” 5Viendo esto Aarón, erigió un altar ante el becerro e hizo esta proclamación: “Mañana habrá fiesta en honor de Yahvé.” 6[664]Y levantándose al día siguiente muy temprano, ofrecieron holocaustos y presentaron sacrificios pacíficos. Luego se sentó el pueblo a comer y beber, y después se levantaron a divertirse. 7[665]Entonces habló Yahvé a Moisés, y dijo: “¡Ve, baja! porque ha pecado tu pueblo que sacaste de la tierra de Egipto. 8Muy pronto se han apartado del camino que Yo les había prescrito. Se han hecho un becerro de fundición y se han postrado ante él; le han ofrecido sacrificios y han dicho: “Este es tu Dios, oh Israel, el que te ha sacado de la tierra de Egipto.” 9Y dijo Yahvé a Moisés: “Veo que este pueblo es un pueblo de dura cerviz. 10[666]Déjame ahora para que se encienda mi ira contra ellos y los consuma; de ti, en cambio, haré un gran pueblo.” 11Pero Moisés imploró a Yahvé, su Dios, diciendo: “¿Por qué, oh Yahvé, ha de encenderse tu ira contra tu pueblo, que Tú sacaste de la tierra de Egipto con gran poder y mano fuerte? 12¿Por qué han de decir los egipcios: Para hacerles mal los ha sacado a fin de matarlos en las montañas, y extirparlos de sobre la faz de la tierra? Deja el ardor de tu ira y arrepiéntete del mal contra tu pueblo. 13Acuérdate de Abrahán, de Isaac y de Israel, siervos tuyos, a los cuales por Ti mismo juraste, diciéndoles: Multiplicaré vuestra descendencia como las estrellas del cielo; y toda esta tierra que os tengo prometida, la daré a vuestros descendientes, y ellos la poseerán para siempre.” 14[667]Y se arrepintió Yahvé del mal con que había amenazado a su pueblo.

Moisés baja del monte

15Se volvió Moisés y bajó del monte, con las dos tablas del Testimonio en su mano; tablas escritas por ambos lados; por una y otra cara estaban escritas. 16Las tablas eran obra de Dios, y la escritura era escritura de Dios, grabada sobre las tablas. 17Cuando Josué oyó la voz del pueblo que gritaba, dijo a Moisés: “Gritos de guerra hay en el campamento.” 18Respondió él: “No son gritos de victoria, ni alaridos de derrota. Voz de canto es lo que oigo.” 19[668] Mas cuando Moisés estuvo cerca del campamento y vio el becerro y las danzas, se encendió su ira de tal manera que arrojó de su mano las tablas y las hizo pedazos al pie del monte. 20[669]Luego tomó el becerro que habían hecho, lo quemó y lo molió hasta reducirlo a polvo, el cual esparció en el agua y se lo dio de beber a los hijos de Israel. 21Y dijo Moisés a Aarón: “¿Qué te hizo este pueblo para que le hayas acarreado pecado tan grave?” 22Aarón respondió: “No se encienda la ira de mi señor. Tú mismo sabes que este pueblo es propenso al mal. 23Me dijeron: ‘Haznos un dios que vaya delante de nosotros; ya que no sabemos qué ha sucedido a ese Moisés, ese hombre que nos ha sacado de la tierra de Egipto.’ 24[670]Yo les contesté: ‘Quien tenga oro, quíteselo.’ Me lo dieron y yo lo eché al fuego y salió este becerro.”

25[671]Entonces Moisés viendo al pueblo desenfrenado —pues Aarón les había dado rienda suelta, para que se alegrasen sus enemigos—, 26se puso a la puerta del campamento, y exclamo: “¡A mí los de Yahvé!” Y se reunieron con él todos los hijos de Leví. 27Y les dijo: “Así dice Yahvé, el Dios de Israel: Cíñase cada uno su espada sobre su muslo, y pasad y repasad por el campamento de puerta en puerta, y matad, cada uno a su hermano, a su amigo y a su pariente.” 28[672]Hicieron los hijos de Leví según la orden de Moisés; y perecieron en aquel día unos tres mil hombres del pueblo. 29[673]Y dijo Moisés: “Hoy os habéis consagrado a Yahvé, cada uno contra su hijo y su hermano; para que hoy recibáis bendición.”

Moisés intercede por el pueblo

30Al día siguiente dijo Moisés al pueblo: “Habéis cometido un gran pecado. Subiré ahora a Yahvé; quizás podré obtener la remisión de vuestro pecado.” 31Y se volvió Moisés a Yahvé y dijo: “¡Ay! este pueblo ha cometido un pecado grande, fabricándose un dios de oro. 32[674]Pero ahora, perdona su pecado; y si no, bórrame de tu libro que has escrito.” 33Yahvé respondió a Moisés: “Al que haya pecado contra Mí, a este le borraré de mi libro. 34[675]Por ahora ve y conduce al pueblo adonde te he dicho. He aquí que mi Ángel irá delante de ti, mas en el día de mi visitación los castigaré por su pecado.” 35Así hirió Yahvé al pueblo por haber hecho el becerro por manos de Aarón.

ÉXODO 33

Arrepentimiento del pueblo

1[676]Dijo Yahvé a Moisés: “Anda, sube de aquí, tú y el pueblo que sacaste de Egipto, al país que Yo con juramento prometí a Abrahán, a Isaac y a Jacob, diciendo: A tu posteridad lo daré. 2Enviaré delante de ti un Ángel, y echaré al cananeo, al amorreo, al heteo, al fereceo, al heveo y al jebuseo, 3(para que entres) en la tierra que mana leche y miel; pues Yo no iré en medio de ti, porque eres un pueblo de dura cerviz; no sea que te destruya en el camino.” 4Al oír estas duras palabras el pueblo se puso de luto y nadie se atavió con sus galas. 5Dijo entonces Yahvé a Moisés: “Di a los hijos de Israel: Vosotros sois un pueblo de dura cerviz. Si Yo un solo momento subiera contigo, te consumiría. Ahora, pues, quítate tus atavíos, para que Yo sepa qué he de hacer contigo.” 6Por lo cual los hijos de Israel se despojaron de sus atavíos desde el monte Horeb.

Dios habla con Moisés cara a cara

7[677]Y tomó Moisés el Tabernáculo y lo plantó a cierta distancia fuera del campamento, y lo llamó Tabernáculo de la Reunión. De modo que todo el que buscaba a Yahvé salía hacia el Tabernáculo de la Reunión fuera del campamento. 8Cuando salía Moisés hacia el Tabernáculo se ponía en pie todo el pueblo, y cada cual se estaba a la puerta de su tienda, siguiendo con sus ojos a Moisés hasta entrar este en el Tabernáculo. 9Y cuando Moisés entraba en el Tabernáculo, bajaba la columna de nube y se detenía a la puerta del Tabernáculo, mientras (Yahvé) hablaba con Moisés. 10Todo el pueblo que veía la columna de nube erguida a la puerta del Tabernáculo, se levantaba, y cada cual se postraba junto a la puerta de su tienda. 11[678]Así hablaba Yahvé con Moisés cara a cara, como suele hablar un hombre con su amigo. Luego volvía este al campamento, pero su ministro, el joven Josué, hijo de Nun, no se apartaba del Tabernáculo. 12[679]Y dijo Moisés a Yahvé: “Mira, Tú me dices: Saca este pueblo; mas no me has dado a conocer a quien enviarás conmigo; y sin embargo me has dicho: Te conozco por tu nombre, y también: Has hallado gracia a mis ojos. 13Ahora, pues, si realmente he hallado gracia a tus ojos, te ruego me muestres tu camino, para que yo te conozca y halle gracia a tus ojos, y considera que este pueblo es pueblo tuyo.” 14[680]Respondió Él: “Mi Rostro irá (delante de ti) y te daré descanso.” 15Le contestó: “Si tu Rostro no va (delante nuestro), no nos hagas partir de aquí. 16Pues ¿en qué podrá conocerse que he hallado gracia a tus ojos, yo y tu pueblo, sino en eso en que Tú marches con nosotros, para que nos distingamos, yo y tu pueblo, de todos los pueblos que hay sobre la tierra?” 17Respondió Yahvé a Moisés: “Cumpliré también esto que me acabas de pedir, pues has hallado gracia a mis ojos, y Yo te conozco por tu nombre.”

Moisés quiere ver el rostro de Dios

18[681]Entonces dijo (Moisés): “Muéstrame, te ruego tu gloria.” 19[682]Él le contestó: “Yo haré pasar ante tu vista toda mi bondad y pronunciaré delante de ti el nombre de Yahvé; y haré merced a quien Yo haga merced y usaré de misericordia con quien Yo use de misericordia.” 20[683]Y añadió: “Pero mi Rostro no podrás verlo; porque no puede verme el hombre y vivir.” 21Luego dijo Yahvé: “He aquí un lugar junto a Mí; tú te pondrás sobre la peña; 22y al pasar mi gloria, te pondré en una hendidura de la peña, y te cubriré con mi mano hasta que Yo haya pasado. 23[684]Luego apartaré mi mano, para que veas mis espaldas; pero mi Rostro no se puede ver.”

ÉXODO 34

Dios se manifiesta a Moisés

1Dijo Yahvé a Moisés: “Tállate dos tablas de piedras como las primeras, y Yo escribiré sobre estas tablas las palabras que había en las primeras tablas que quebraste. 2Y prepárate para mañana para subir temprano al monte Sinaí; allí en la cumbre del monte te presentarás delante de Mí. 3No suba nadie contigo, ni aparezca nadie en todo el monte; ni tampoco oveja ni buey pazca frente a este monte.” 4Talló, pues, Moisés dos tablas de piedra como las primeras, y levantándose muy de mañana subió al monte Sinaí, como le había mandado Yahvé, llevando en su mano las dos tablas de piedra.

5[685]Y descendió Yahvé en la nube y poniéndose allí junto a él pronunció el nombre de Yahvé. 6Y mientras Yahvé pasaba por delante de él, exclamó: “Yahvé, Yahvé, Dios misericordioso y clemente, longánimo y rico en bondad y fidelidad; 7que conserva la misericordia hasta mil (generaciones), que perdona la iniquidad, la transgresión y el pecado, pero que de ningún modo los deja impune; que castiga la iniquidad de los padres en los hijos, y en los hijos de los hijos hasta la tercera y cuarta generación.” 8Al instante Moisés se prosternó en tierra y adoró, 9diciendo: “Si en verdad he hallado gracia a tus ojos, oh Señor, dígnese mi Señor andar en medio de nosotros, aunque es un pueblo de dura cerviz; y perdona nuestra iniquidad y nuestro pecado, y tómanos por herencia tuya.”

10[686]Respondió Él: “Mira, Yo hago un pacto: haré maravillas delante de todo tu pueblo, como nunca se han hecho en toda la tierra ni en nación alguna; y todo el pueblo en medio del cual estás verá la obra de Yahvé, porque tremendas son las cosas que he de hacer por medio de ti.”

Instrucciones para Israel

11“Observa bien lo que te mando hoy. He aquí que voy a echar delante de ti al amorreo, al cananeo, al heteo, al fereceo, al heveo y al jebuseo. 12Guárdate de hacer alianza con los habitantes del país en que vas a entrar, para que no sean un lazo en medio de ti; 13[687]antes bien, destruid sus altares, quebrad sus piedras idolátricas y romped sus ascheras. 14[688]No te postrarás ante ningún otro Dios, pues Yahvé, cuyo nombre es Celoso, es un Dios celoso. 15[689]No hagas pacto con los moradores de aquella tierra, porque ellos fornican con sus dioses y les ofrecen sacrificios. Te invitarán y tú comerás de sus sacrificios; 16y tomarás de sus hijas para tus hijos; y fornicando sus hijas con sus dioses harán también fornicar a tus hijos con los dioses de ellas. 17No te harás dioses de fundición. 18Guardarás la fiesta de los Ácimos; siete días comerás panes ácimos como te he mandado, al tiempo fijado, esto es, en el mes de Abib; pues en el mes de Abib saliste de Egipto. 19Todo primogénito es mío, asimismo todo primerizo de tu ganado, que fuere del sexo masculino, sea de vaca o de oveja. 20Mas el primerizo del asno rescatarás con una oveja; y si no lo rescatas le quebrarás la cerviz. A todos los primogénitos de tus hijos los rescatarás, y nadie se presentará ante Mí con las manos vacías. 21Seis días trabajarás, mas en el séptimo descansarás. Descansarás también en el tiempo de la siembra y de la siega. 22[690]Celebrarás la fiesta de las Semanas: la de los primeros frutos de la cosecha del trigo, y también la fiesta de la recolección al fin del año. 23[691]Tres veces al año, comparezcan todos tus varones ante Yahvé, el Señor, el Dios de Israel. 24Porque Yo arrojaré los pueblos delante de ti, y ensancharé tus límites, y nadie codiciará tu tierra mientras subas tres veces al año a presentarte delante de Yahvé, tu Dios. 25No ofrecerás con pan fermentado la sangre de mi sacrificio ni quede hasta el día siguiente la víctima de la fiesta de Pascua. 26[692]Llevarás a la Casa de Yahvé, tu Dios, las primicias de los primeros frutos de tu tierra. No cocerás el cabrito en la leche de su madre.” 27Y dijo Yahvé a Moisés: “Escríbete estas palabras; porque a tenor de ellas hago alianza contigo y con Israel.”

El rostro de Moisés despide rayos

28[693]Moisés estuvo allí con Yahvé cuarenta días y cuarenta noches, sin comer pan ni beber agua. Y Yahvé escribió en las tablas las palabras de la alianza, los diez mandamientos. 29[694]Luego bajó Moisés del monte Sinaí, y al bajar del monte tenía en su mano las dos tablas del Testimonio; mas no sabía Moisés que la piel de su rostro se había hecho radiante por haber hablado con Él. 30Aarón y todos los hijos de Israel miraron a Moisés, y he aquí que la piel de su rostro brillaba, por lo cual tuvieron miedo de acercársele. 31Pero Moisés los llamó y se volvieron a él Aarón y todos los príncipes del pueblo, y Moisés habló con ellos. 32Después se acercaron también todos los hijos de Israel, y él les dio todas las órdenes que Yahvé le había dado en el monte Sinaí. 33[695]Y cuando Moisés acabó de hablar con ellos, se puso un velo sobre el rostro. 34Y siempre cuando Moisés iba a presentarse delante de Yahvé para hablar con Él se quitaba el velo hasta que salía, y cuando salía, refería a los hijos de Israel lo que se le había ordenado. 35Los hijos de Israel veían entonces el rostro de Moisés y la radiante piel de su rostro. Y Moisés cubría de nuevo su rostro hasta que entraba a hablar con Él.

ÉXODO 35

El sábado

1Moisés convocó a toda la congregación de los hijos de Israel y les dijo: “Estas son las cosas que Yahvé ha mandado hacer. 2Seis días trabajarás, mas el día séptimo os será santo, sábado de descanso completo en honor de Yahvé. Cualquiera que en él hiciere obra alguna será muerto, 3En ninguna de vuestras moradas encenderéis fuego en el día de sábado.”

Preparativos para la construcción del Tabernáculo

4[696]Moisés habló a toda la congregación de los hijos de Israel y dijo: “Esta es la orden de Yahvé: 5Tomad de lo que poseéis una ofrenda para Yahvé. Todos den generosamente un tributo para Yahvé: oro, plata y bronce, 6jacinto, purpura escarlata y carmesí, lino fino, pelo de cabra, 7[697]pieles de carnero teñidas de rojo, pieles de tejón, madera de acacia, 8aceite para el candelabro, aromas para el óleo de unción y para el incienso aromático, 9piedras de ónice, y piedras de engaste para el efod y el pectoral. 10Y vengan los artífices hábiles de entre vosotros a fabricar todo cuanto Yahvé ha ordenado: 11la Morada, su Tabernáculo y su cubierta, sus broches, sus tablas, sus travesaños, sus columnas y sus basas; 12[698]el Arca y sus varas, el propiciatorio y la cortina del velo; 13la mesa con sus varas y todos sus utensilios, el pan de la proposición, 14el candelabro para el alumbrado con sus utensilios y sus lámparas y el aceite del alumbrado; 15el altar del incienso con sus varas; el óleo de la unción, el incienso aromático, la cortina de la puerta de entrada a la Morada, 16el altar de los holocaustos con su rejilla de bronce, sus varas y todos sus utensilios; la pila con su base; 17las cortinas del atrio con sus columnas y sus basas; la cortina de la entrada del atrio; 18las estacas de la Morada y las estacas del atrio y sus cuerdas; 19los ornamentos litúrgicos para el servicio en el Santuario; las vestiduras sagradas para Aarón, el sacerdote, y las vestiduras de sus hijos para sus funciones sacerdotales.”

Generosidad del pueblo

20Entonces toda la congregación de los hijos de Israel salió de la presencia de Moisés; 21[699]y cuantos se sentían impulsados por su corazón y cuyo espíritu era generoso, vinieron a ofrecer tributo a Yahvé, para la obra del Tabernáculo de la Reunión, para todo su culto y para las vestiduras sagradas. 22Vinieron, pues, hombres y mujeres, todos los de corazón generoso, trayendo zarcillos, pendientes, anillos, brazaletes y toda clase de objetos de oro, y, además, todos los que presentaban una ofrenda de oro para Yahvé. 23Y cuantos tenían jacinto, púrpura escarlata y carmesí, lino fino, pelo de cabra, pieles de carnero teñidas de rojo y pieles de tejón, lo trajeron. 24Todos los que podían presentar una ofrenda de plata y de bronce, la trajeron como tributo a Yahvé. También los que tenían madera de acacia para cualquier obra del servicio, la trajeron. 25Y todas las mujeres diestras hilaron con sus manos y trajeron lo que habían hilado: jacinto, púrpura escarlata y carmesí y lino fino. 26Y todas las mujeres que se sentían a ello impulsadas y que eran hábiles hilaron pelo de cabra. 27Los príncipes trajeron piedras de ónice y piedras de engaste para el efod y el pectoral; 28aromas y aceite para el alumbrado, para el óleo de la unción y para el incienso aromático. 29Todos los hijos de Israel, hombres y mujeres, cuyo corazón los impulsaba a que trajesen algo para toda la obra que Yahvé por medio de Moisés, había mandado hacer; dieron así sus ofrendas voluntarias a Yahvé.

Besalel y Oholiab

30Dijo entonces Moisés a los hijos de Israel: “Mirad que Yahvé ha llamado por su nombre a Besalel, hijo de Urí, hijo de Hur, de la tribu de Judá, 31[700]y le ha llenado de espíritu divino, de sabiduría, inteligencia y maestría en toda clase de trabajos, 32para idear diseños, labrar el oro, la plata y el bronce, 33grabar piedras de engaste, tallar madera y ejecutar toda obra de arte; 34y le ha puesto en el corazón el don de enseñar, lo mismo que a Oholiab, hijo de Ahisamac, de la tribu de Dan. 35Él les ha llenado de sabiduría el corazón para hacer toda obra de escultor y artista, de recamador en jacinto y púrpura, carmesí y lino fino, y de tejedor, para ejecutar toda suerte de obra y para proyectar obras de arte.”

ÉXODO 36

Fin de la colecta

1[701]Así, pues, Besalel y Oholiab y todos los hombres hábiles en cuyo corazón Yahvé ha infundido sabiduría e inteligencia para saber realizar todas las obras para el servicio del Santuario, las ejecutarán conforme al mandato de Yahvé. 2LIamó, pues, Moisés a Besalel y a Oholiab y a todos los hombres de talento en cuyo corazón Yahvé había infundido sabiduría, a todos los que voluntariamente estaban dispuestos a ponerse a la obra para realizarla. 3Y recibieron de Moisés todas las ofrendas que los hijos de Israel habían traído para la ejecución de las obras del Santuario. Entretanto el pueblo siguió entregando a Moisés ofrendas voluntarias de mañana en mañana. 4Por eso todos los artífices que hacían todas las obras del Santuario dejaron cada cual la obra que estaban haciendo, 5[702]y fueron a hablar con Moisés, diciendo: “El pueblo trae más de lo que se precisa para la realización de las obras que Yahvé ha mandado hacer.” 6Entonces Moisés hizo promulgar por el campamento: “Ni hombre ni mujer traiga ya más ofrendas para el Santuario.” Y se impidió al pueblo traer más; 7pues ya había material suficiente para ejecutar todas las obras y aun sobraba.

La construcción del Tabernáculo

8[703]Entonces todos los sabios de corazón de entre los que hacían la obra, fabricaron la Morada de diez cortinas de fino lino torzal, de color jacinto, púrpura escarlata y carmesí, con querubines. Resultó una obra maestra. 9El largo de cada cortina era de veinte y ocho codos y la anchura de cada cortina de cuatro codos. Todas las cortinas tenían la misma medida. 10(Besalel) unió cinco de las cortinas una con otra, y las otras cinco cortinas también las unió una con otra. 11E hizo lazos de jacinto en el borde de la última cortina del primer conjunto; las hizo también en el borde extremo de las cortinas del segundo conjunto. 12Cincuenta lazos hizo en el primer conjunto, y cincuenta en el extremo del segundo conjunto allá donde se unen, correspondiéndose los lazos unos a otros. 13Hizo también cincuenta broches de oro, y enlazó los conjuntos el uno con el otro, por medio de los broches, de modo que la Morada vino a ser una sola pieza.

14Hizo también cortinas de pelo de cabra para que sirvan de tienda sobre la Morada. Once cortinas hizo para esto. 15La longitud de cada cortina era de treinta codos, y de cuatro codos era la anchura de cada cortina. Una misma medida tenían las once cortinas. 16Enlazó cinco de las cortinas entre sí, y seis de las cortinas entre sí. 17Y puso cincuenta lazos en el borde del (primer) conjunto en el extremo donde se enlazan, y cincuenta lazos en el borde del segundo conjunto, donde se enlazan. 18Hizo asimismo cincuenta broches de bronce a fin de unir el Tabernáculo; para que fuese un solo todo. 19Hizo además para el Tabernáculo una cubierta de pieles de carnero teñidas de rojo, y por encima una cubierta de pieles de tejón.

20Para la Morada hizo tablones de madera de acacia para colocarlos verticalmente. 21Diez codos de largo tenía un tablón, y de codo y medio era el ancho de cada tablón. 22Cada tablón tenía dos espigas unidas una con otra. Así hizo todos los tablones de la Morada. 23Hizo, pues, los tablones para la Morada (de esta manera): veinte tablones para el lado del Négueb, hacia el sur, 24[704]colocando debajo de los veinte tablones cuarenta basas de plata, dos basas debajo de un tablón para sus dos espigas; y dos basas debajo de los otros tablones para sus dos espigas. 25Para el otro flanco de la Morada, para el lado del norte, hizo también veinte tablones, 26con sus cuarenta basas de plata; dos basas debajo de un tablón, y dos asas debajo de los otros tablones. 27[705]Para la parte posterior de la Morada, hacia el occidente, hizo seis tablones; 28y dos tablones hizo para los ángulos de la Morada, en el fondo, 29los cuales eran dobles desde abajo y formaban un conjunto hasta arriba, hasta el primer anillo. Así lo hizo con entrambos, en los dos ángulos. 30Eran, pues, ocho tablones, con sus basas de plata: diez y seis basas, dos basas bajo cada tablón. 31Después hizo travesaños de madera de acacia, cinco para los tablones de un costado de la Morada; 32y cinco travesaños para los tablones del otro costado de la Morada; y cinco travesaños para los tablones de la parte posterior de la Morada hacia el occidente. 33E hizo el travesaño central de tal suerte que pasase en medio de los tablones, de un extremo al otro. 34Los tablones los revistió de oro, y de oro hizo también los anillos correspondientes, por los cuales habían de pasar los travesaños, revestidos igualmente de oro.

35Hizo también el velo de jacinto, púrpura escarlata, carmesí y lino fino torzal. Era una obra artística con motivos de querubines. 36Fabricó para el mismo cuatro columnas de acacia, que revistió de oro; también sus clavos eran de oro, y fundió para ellas cuatro basas de plata. 37Hizo para la entrada del Tabernáculo una cortina de jacinto, púrpura escarlata, carmesí y lino fino torzal, obra de recamador, 38con sus cinco columnas y sus clavos, revistiendo de oro sus capiteles y sus anillos de oro y haciendo de bronce sus cinco basas.

ÉXODO 37

Construcción del Arca

1[706]Besalel hizo el Arca de madera de acacia, de dos codos y medio de largo, de codo y medio de ancho, y de codo y medio de alto. 2La Revistió de oro puro, por dentro y por fuera, e hizo para ella una guirnalda de oro alrededor. 3Fundió para ella cuatro anillos de oro para sus cuatro pies, dos anillos a un lado y dos anillos al otro. 4Hizo también varas de madera de acacia, que revistió de oro; 5y pasó las varas por los anillos a los costados del Arca, para transportarla. 6Después hizo un propiciatorio de oro puro, de dos codos y medio de largo y de codo y medio de ancho. 7Hizo igualmente dos querubines de oro labrados a martillo para los dos extremos del propiciatorio; 8un querubín por un lado, y el otro querubín por el otro, de tal manera que (salieran) del propiciatorio en sus dos extremos. 9Estaban los querubines con las alas extendidas hacia arriba, cubriendo con ellas el propiciatorio. Tenían sus caras vueltas la una a la otra, pues las caras de los querubines se dirigían hacia el propiciatorio.

La mesa de los panes de la proposición

10[707]Hizo, además, la mesa de madera de acacia, de dos codos de largo, de un codo de ancho y de codo y medio de alto. 11La recubrió de oro puro, y puso alrededor de ella una guirnalda de oro, 12haciéndole, además, un borde a la redonda, del ancho de un palmo, y ornándole con una moldura alrededor. 13Fundió para ella cuatro anillos de oro, y colocó los anillos en los cuatro ángulos, o sea en sus cuatro pies. 14Junto al borde se hallaban los anillos por los cuales habían de pasar las varas para el transporte de la mesa. 15Hizo también las varas para llevar la mesa de madera de acacia y las recubrió de oro. 16Asimismo fabricó de oro puro los utensilios que habían de estar sobre la mesa; sus platos, sus cucharas, sus copas y sus tazas, con que se hacían las libaciones.

El candelabro

17[708]Hizo el candelabro de oro puro; labrado a martillo hizo el candelabro. Su pie, su tallo, sus cálices, sus botones y sus flores eran de una sola pieza. 18De sus lados salían seis brazos: tres brazos de un lado del candelabro, y tres brazos del otro lado del candelabro. 19En el primer brazo había tres cálices en forma de flor de almendro, con botón y flor; también en el segundo brazo había tres cálices, en forma de flor de almendro, con botón y flor, y así en los seis brazos que salían del candelabro. 20En el (tallo del) candelabro había cuatro cálices, en forma de flor de almendro, con sus botones y sus flores: 21un botón debajo de los dos (primeros) brazos que salían de él, un botón debajo de los dos brazos (siguientes) que salían de él, y un botón debajo de los dos brazos (restantes) que salían de él, conforme a los seis brazos que salían del mismo. 22Sus botones y sus brazos formaban con él un solo cuerpo; todo ello era una pieza labrada a martillo, de oro puro. 23Hizo también sus siete lámparas, sus despabiladeras y sus platillos, de oro puro, 24[709]empleando un talento de oro puro para el candelabro y todos sus utensilios.

El altar del incienso

25[710]Hizo también de madera de acacia el altar del incienso, de un codo de largo y de un codo de ancho, cuadrado, y de dos codos de alto. Sus cuernos formaban con él una sola pieza. 26Lo revistió de oro puro, por encima y por sus lados alrededor, y también sus cuernos. Le hizo también todo en torno una guirnalda de oro. 27Por debajo de la guirnalda, a sus dos lados, en ambos costados, hizo dos anillos de oro, por los cuales habían de pasar las varas, a fin de transportarlo con ellas. 28Hizo las varas de madera de acacia y las revistió de oro. 29Confeccionó también el óleo santo de la unción, y el incienso puro de especies aromáticas, con arte de perfumería.

ÉXODO 38

El altar de los holocaustos

1[711]Hizo el altar de los holocaustos de madera de acacia, de cinco codos de largo y de cinco codos de ancho, cuadrado; y de tres codos de alto. 2En sus cuatro ángulos le puso cuernos que salían de él, y lo recubrió de bronce. 3Hizo, además, todos los utensilios del altar: los recipientes, las palas, los tazones, los tenedores y los braseros. Todos sus utensilios los hizo de bronce. 4Hizo para el altar una rejilla de bronce, a manera de red, en torno a su base, que llegaba hasta la mitad del mismo. 5Y fundió cuatro anillos para los cuatro extremos de la rejilla de bronce, por donde habían de pasar las varas. 6Hizo las varas de madera de acacia, las recubrió de bronce, 7y pasó las varas por los anillos a los costados del altar, para transportarlo mediante ella. Lo hizo hueco y de tablas.

La pila de bronce

8[712]Hizo la fuente de bronce, y también su base de bronce, de los espejos de las mujeres que servían a la entrada del tabernáculo de la Reunión.

El atrio

9[713]Hizo también el atrio: por el lado meridional, a la derecha, las cortinas del atrio, de lino fino torzal, de cien codos. 10Sus columnas eran veinte, y veinte sus basas de bronce; los corchetes de las columnas y sus anillos eran de plata. 11Por el lado del norte había también (cortinas de) cien codos. Sus columnas eran veinte, y veinte sus basas de bronce; los corchetes de las columnas y sus anillos eran de plata. 12En el lado occidental había (cortinas de) cincuenta codos. Sus columnas eran diez, y diez sus basas; los corchetes de las columnas y sus anillos eran de plata. 13En el lado oriental, donde nace el sol, colgaban también cincuenta codos (de cortinas): 14cortinas de quince codos, con tres columnas y tres basas, por un lado (de la entrada), 15y de igual manera por el otro lado. A ambos lados de la entrada del atrio había cortinas de quince codos. Sus columnas eran tres, y tres sus basas. 16Todas las cortinas en torno al atrio eran de lino fino torzal. 17Las basas de las columnas eran de bronce, los corchetes de las columnas y sus anillos de plata. También sus capiteles estaban revestidos de plata, y todas las columnas del atrio llevaban anillos de plata. 18La cortina de la entrada del atrio era obra de recamador y estaba hecha de jacinto, púrpura escarlata, carmesí y lino fino torzal. Tenía veinte codos de largo; su altura correspondía a su anchura y era de cinco codos, lo mismo que las cortinas del atrio. 19Sus cuatro columnas y sus cuatro basas eran de bronce; sus corchetes de plata, como también el revestimiento de sus capiteles y sus anillos. 20Todas las estacas de la Morada y del atrio que la rodeaba, eran de bronce.

Inventario y cómputo de los gastos

21Este es el inventario de la Morada, de la Morada del Testimonio, hecho por orden de Moisés por los levitas bajo la dirección de Itamar, hijo de Aarón, el sacerdote. 22Besalel, hijo de Urí, hijo de Hur, de la tribu de Judá, hizo todo cuanto Yahvé había mandado a Moisés; 23juntamente con Oholiab, hijo de Ahisamac, de la tribu de Dan, que era artífice, diseñador y recamador en jacinto, púrpura escarlata y carmesí y lino fino. 24El total del oro empleado en la obra, en toda la construcción del Santuario, o sea, el oro de la ofrenda, fue veintinueve talentos y setecientos treinta siclos, según el peso del Santuario. 25Y la plata de los empadronados de entre el pueblo, fue cien talentos y mil setecientos setenta y cinco siclos, según el peso del Santuario: 26[714]un beka por cabeza, o sea medio siclo, según el peso del Santuario, para cada hombre comprendido en el censo, de los seiscientos tres mil quinientos cincuenta hombres de veinte años para arriba. 27Los cien talentos de plata se emplearon para fundir las basas del Santuario y las basas del velo: cien basas correspondientes a los cien talentos, un talento por basa. 28De los mil setecientos setenta y cinco siclos hizo corchetes para las columnas, revistió sus capiteles y las unió mediante aros. 29El bronce de la ofrenda fue setenta talentos y dos mil cuatrocientos siclos. 30De él hizo las basas para la entrada del Tabernáculo de la Reunión, el altar de bronce con su rejilla de bronce y todos los utensilios del altar, 31las basas del atrio alrededor del mismo y las basas de la entrada del atrio, todas las estacas de la Morada y todas las estacas del atrio que la rodeaba.

ÉXODO 39

Las vestiduras de los sacerdotes

1[715]Hicieron para el servicio del Santuario vestiduras litúrgicas de jacinto, púrpura escarlata y carmesí. Hicieron también las vestiduras sagradas de Aarón, como Yahvé había mandado a Moisés. 2Se hizo, pues, el efod, de oro, de jacinto, púrpura escarlata, carmesí y lino torzal. 3Fabricaron láminas delgadas de oro y las cortaron en hilos, para entretejerlos con jacinto, púrpura escarlata y carmesí y con el lino fino, obra de recamador. 4Le pusieron hombreras que se juntaban y se unían en sus dos extremos. 5La faja del cinturón que pasaba sobre él y que servía para ceñir (el efod), formaba con él una sola pieza y era de la misma labor: oro, jacinto, púrpura escarlata, carmesí y lino fino torzal, como Yahvé lo había mandado a Moisés. 6Labraban igualmente las piedras de ónice, engastadas en oro y grabadas como se graban los sellos, (doce) conforme a los nombres de los hijos de Israel; 7y las colocaron sobre las hombreras del efod, como piedras de recuerdo de los hijos de Israel, según Yahvé había ordenado a Moisés.

El pectoral y el efod

8[716]Hizo también el pectoral, obra primorosa, al estilo de la obra del efod, de oro, jacinto, púrpura escarlata, carmesí y lino fino torzal. 9El pectoral era cuadrado y doble; tenía un palmo de largo y un palmo de ancho y era doble. 10Lo guarnecieron de cuatro filas de piedras. En la primera fila había un sardio, un topacio y una esmeralda; 11en la segunda fila: un rubí, un zafiro y un diamante; 12en la tercera fila: un jacinto, un ágata y una amatista; 13y en la cuarta: un crisólito, un ónice y un jaspe. Cada una de ellas tenía su engaste y estaba engarzada y guarnecida de oro. 14Las piedras eran doce, correspondientes a los nombres de los hijos de Israel, según sus nombres propios, grabados como se graban los sellos, cada una con su nombre, conforme a las doce tribus. 15Fijaron sobre el pectoral cadenillas de oro puro, trenzadas a manera de cordones. 16E hicieron dos engastes de oro y dos anillos de oro, y pusieron los dos anillos a los dos extremos (superiores) del pectoral. 17Pasaron después las dos cadenillas de oro por los dos anillos a los extremos del pectoral. 18Y los otros dos extremos de las dos cadenillas los ataron a los dos engastes, que colocaron en la parte delantera de las hombreras del efod. 19Hicieron otros dos anillos de oro y los pusieron en los dos extremos (inferiores) del pectoral, en el borde interior vuelto hacia el efod. 20E hicieron dos anillos de oro, que fijaron a las dos hombreras del efod, por debajo y en su parte delantera, cerca de su juntura, por encima de la cinta del efod. 21Y por medio de sus anillos ataron el pectoral a los anillos del efod, con un cordón de jacinto, para que quedase fijo sobre la cinta del efod y no se desprendiese el pectoral del efod, como Yahvé había mandado a Moisés.

La sobretúnica y demás vestiduras

22[717]Hizo también la sobretúnica del efod, obra de tejedor, todo de jacinto. 23Había una abertura en medio de la sobretúnica, semejante al cuello de una cota, con una orla alrededor de la abertura para que no se rompiese. 24En el borde inferior de la sobretúnica aplicaron granadas de jacinto, púrpura escarlata, carmesí y lino fino torzal. 25Hicieron, además, campanillas de oro puro, colocándolas entre las granadas en el borde inferior de la sobretúnica, en medio de las granadas, todo alrededor suyo. 26Una campanilla y una granada alternaba con otra campanilla y otra granada en el borde inferior de la sobretúnica, todo en derredor. (Así se usaba) para el ministerio, como Yahvé ordenara a Moisés. 27Hicieron también las túnicas de lino fino, obra de tejedor, para Aarón y sus hijos; 28y la mitra de lino fino, las cintas de los turbantes de lino fino, y también los calzoncillos de lino fino torcido, 29lo mismo que el cinturón de lino fino torcido, de jacinto, púrpura escarlata y carmesí, obra de recamador, como Yahvé había ordenado a Moisés. 30E hicieron de oro puro la lámina, la diadema sagrada, en la cual grabaron, como se graban los sellos: Santidad a Yahvé. 31Y fijaron en ella una cinta de jacinto para ponerla sobre la mitra, por la parte de arriba, como Yahvé había mandado a Moisés. 32Así fue acabada toda la obra de la Morada y del Tabernáculo de la Reunión, y los hijos de Israel hicieron todo conforme a lo que había mandado Yahvé a Moisés. Así lo hicieron.

Moisés bendice la obra

33Luego presentaron a Moisés la Morada, el Tabernáculo y todos sus utensilios; sus ganchos, sus tablones, sus travesaños, sus columnas y sus basas; 34la cubierta de pieles de carnero teñidas de rojo, la cubierta de pieles de tejón y la cortina del velo; 35el Arca del Testimonio con sus varas y el propiciatorio; 36la mesa con todos sus utensilios, y el pan de la proposición; 37el candelabro (de oro) puro con sus lámparas —las lámparas que habían de colocarse en él—, todos sus utensilios y el aceite del alumbrado; 38el altar de oro, el óleo de la unción, el incienso aromático y la cortina para la entrada del Tabernáculo; 39el altar de bronce con su rejilla de bronce, sus varas y todos sus utensilios; la pila con su base; 40las cortinas del atrio, sus columnas con sus basas, la cortina para la entrada del atrio, sus cuerdas, sus estacas y todos los utensilios del servicio de la Morada para el Tabernáculo de la Reunión; 41las vestiduras litúrgicas para el servicio en el Santuario, los ornamentos sagrados para el sacerdote Aarón, y las vestiduras de sus hijos para ejercer el sacerdocio. 42Conforme a cuanto Yahvé había ordenado a Moisés, así hicieron los hijos de Israel toda la obra. 43[718]Moisés vio toda la obra y reconoció que la habían llevado a cabo; tal como había mandado Moisés, así la habían hecho; y Moisés los bendijo.

ÉXODO 40

Erección del Tabernáculo

1Habló Yahvé a Moisés y dijo: 2[719] “El día primero del primer mes erigirás la Morada del Tabernáculo de la Reunión. 3Pondrás allí el Arca del Testimonio y cubrirás el Arca con el velo. 4Introducirás la mesa y dispondrás lo que hay que poner sobre ella; colocarás también el candelabro y ubicarás en él las lámparas. 5Erigirás el altar de oro para el incienso delante del Arca del Testimonio y pondrás la cortina a la entrada del Tabernáculo. 6Colocarás el altar de los holocaustos delante de la entrada de la Morada del Tabernáculo de la Reunión. 7Pondrás la pila entre el Tabernáculo de la Reunión y el altar, y echarás agua en ella, 8levantarás el atrio en derredor y tenderás la cortina a la entrada del atrio. 9Y tomarás el óleo de la unción y ungirás la Morada y todo lo que hay en ella. La consagrarás con todos sus utensilios para que sea santa. 10Ungirás también el altar de los holocaustos con todos sus utensilios. Consagrarás el altar, y el altar será cosa santísima. 11Asimismo ungirás la pila y su base, y la consagrarás. 12Después dispondrás que Aarón y sus hijos se presenten a la entrada del Tabernáculo de la Reunión y los lavarás con agua. 13Y vestirás a Aarón con las vestiduras sagradas, le ungirás y le consagrarás para que me sirva de sacerdote. 14Harás también que se presenten sus hijos; los vestirás con túnicas 15[720]y los ungirás, como ungiste a su padre, para que me sirvan de sacerdotes. Su unción les conferirá el sacerdocio sempiterno entre sus descendientes.”

16Hizo Moisés conforme a todo lo que Yahvé le había mandado. Así lo hizo. 17En el primer mes del año segundo, el día primero del mes, fue erigida la Morada. 18Moisés alzó la Morada, asentó sus basas, colocó sus tablones, metió sus travesaños y erigió sus columnas. 19Después extendió el Tabernáculo por encima de la Morada y puso sobre ella, por la parte de arriba, la cubierta del Tabernáculo, como Yahvé había mandado a Moisés. 20[721]Luego tomó el Testimonio y lo depositó dentro del Arca; acomodó las varas al Arca y asentó sobre ella el propiciatorio. 21Metió el Arca en la Morada, colgó la cortina del velo y ocultó el Arca del Testimonio, como Yahvé había mandado a Moisés. 22Colocó también la mesa en el Tabernáculo de la Reunión, al lado septentrional de la Morada, fuera del velo. 23Y dispuso sobre ella los panes delante de Yahvé, así como Yahvé ordenara a Moisés. 24Luego instaló el candelabro en el Tabernáculo de la Reunión, frente a la mesa, en el lado meridional de la Morada, 25y colocó las lámparas delante de Yahvé, como Yahvé había mandado a Moisés. 26Asimismo erigió el altar de oro en el Tabernáculo de la Reunión, delante del velo; 27y quemó sobre él incienso aromático, como Yahvé había mandado a Moisés. 28Tendió la cortina a la entrada de la Morada, 29y colocó también el altar de los holocaustos a la entrada de la Morada del Tabernáculo de la Reunión; y ofreció sobre él el holocausto y la ofrenda, como Yahvé había mandado a Moisés. 30La pila la colocó entre el Tabernáculo de la Reunión y el altar, y echó en ella agua para las abluciones; 31y Moisés y Aarón y los hijos de este se lavaron en ella sus manos y sus pies. 32Siempre que entraban en el Tabernáculo de la Reunión, y siempre que se acercaban al altar, se lavaban, como Yahvé había mandado a Moisés. 33Por fin erigió el atrio alrededor de la Morada y del altar, y puso la cortina a la puerta del atrio. Así acabó Moisés la obra.

La gloria de dios llena el Tabernáculo

34[722]Entonces la nube cubrió el Tabernáculo de la Reunión y la gloria de Yahvé llenó la Morada, 35de modo que Moisés no pudo entrar en el Tabernáculo de la Reunión, pues la nube descansaba sobre este, y la gloria de Yahvé llenaba la Morada.

Las señales de marcha

36En todas sus marchas los hijos de Israel levantaban el campamento cuando la nube se alzaba de encima de la Morada. 37Y si la nube no se levantaba, no marchaban, hasta el día en que se levantaba. 38Porque durante el día estaba sobre la Morada la nube de Yahvé, en la cual durante la noche había fuego, viéndolo toda la casa de Israel en todas sus marchas.

LEVÍTICO

# · 1 · 2 · 3 · 4 · 5 · 6 · 7 · 8 · 9 · 10 · 11 · 12 · 13 · 14 · 15 · 16 · 17 · 18 · 19 · 20 · 21 · 22 · 23 · 24 · 25 · 26 · 27

I. LEYES DE CULTO

LEVÍTICO 1

Los holocaustos

1[723]Llamó Yahvé a Moisés y le habló desde el Tabernáculo de la Reunión, diciendo: 2[724]“Habla a los hijos de Israel y diles: Cuando alguno de vosotros quisiere presentar a Yahvé una ofrenda de animales, ofreceréis una res del ganado mayor o del ganado menor.

3[725]Si su ofrenda es holocausto de ganado mayor, presentará un macho sin tacha. A la entrada del Tabernáculo de la Reunión lo presentará para que sea grato delante de Yahvé. 4Pondrá su mano sobre la cabeza del holocausto, y será acepto para expiación suya. 5Luego degollará el becerro delante de Yahvé; y los hijos de Aarón, los sacerdotes, ofrecerán la sangre, derramándola sobre todos los costados del altar que está a la entrada del Tabernáculo de la Reunión. 6Después será desollado el holocausto y cortado en trozos, 7y los hijos de Aarón, los sacerdotes, pondrán fuego en el altar y dispondrán la leña sobre el fuego. 8Luego los hijos de Aarón, los sacerdotes, dispondrán los trozos, juntamente con la cabeza y el sebo, sobre la leña que hay sobre el fuego encima del altar; 9[726]y después de lavar con agua las entrañas y las patas, el sacerdote lo quemará todo sobre el altar. Es holocausto, sacrificio de combustión, de olor grato a Yahvé.

10Si su ofrenda es de ganado menor, tomada de las ovejas o de las cabras, ofrecerá como holocausto un macho sin tacha. 11Lo degollará al lado septentrional del altar, delante de Yahvé; y los hijos de Aarón, los sacerdotes, derramarán su sangre sobre todos los costados del altar. 12Lo cortarán en trozos, y junto con la cabeza y el sebo lo ordenará el sacerdote sobre la leña dispuesta sobre el fuego encima del altar; 13y luego de lavar con agua las entrañas y las patas, el sacerdote lo ofrecerá todo, y lo quemará sobre el altar. Es holocausto, sacrificio de combustión, de olor grato a Yahvé.

14Cuando ofrezca a Yahvé un holocausto de aves, será su ofrenda de tórtolas o de palominos. 15[727]El sacerdote la llevará al altar y después de retorcerle con las uñas la cabeza la quemará sobre el altar y se hará gotear su sangre sobre el borde del altar. 16Le quitará el buche con sus suciedades y lo tirará junto al altar, al lado oriental, en el lugar de las cenizas. 17Después le quebrantará las alas, pero sin separarlas, y el sacerdote la quemará sobre el altar, encima de la leña dispuesta sobre el fuego. Es un holocausto, sacrificio de combustión, de olor grato a Yahvé.

LEVÍTICO 2

Ofrendas de harina y pan

1[728]Cuando alguno presentare una ofrenda en homenaje a Yahvé, su oblación será de flor de harina, sobre la cual derramará aceite y pondrá incienso. 2[729]La llevará a los sacerdotes, hijos de Aarón, y (el sacerdote) tomará de allí un puñado de la flor de harina con el aceite, y todo el incienso, y lo quemará sobre el altar para recuerdo. Es un sacrificio de combustión, de olor grato a Yahvé. 3Lo restante de la ofrenda será para Aarón y sus hijos. Es cosa santísima entre las ofrendas quemadas en honor de Yahvé.

4Si ofrecieres como oblación una cosa cocida al horno, será de tortas ácimas de flor de harina amasadas con aceite o de galletas ácimas untadas con aceite. 5Y si tu oblación fuere ofrenda hecha en sartén, será de flor de harina, sin levadura, amasada con aceite; 6la desmenuzarás, y derramarás sobre ella aceite; pues es ofrenda. 7Y si tu oblación fuere ofrenda cocida en olla, será de flor de harina con aceite, 8elevarás la ofrenda así preparada a Yahvé y la entregarás al sacerdote, el cual la llevará al altar. 9El sacerdote tomará de la ofrenda la parte destinada para recuerdo y la quemará sobre el altar. Es un sacrificio de combustión, de olor grato a Yahvé. 10Lo restante de la ofrenda será para Aarón y sus hijos; es cosa santísima entre los sacrificios quemados en honor de Yahvé.

11[730]Ninguna ofrenda que presentareis a Yahvé sea hecha con levadura, pues ninguna cosa hecha con levadura, ni que contenga miel, sea quemada como sacrificio ígneo en honor de Yahvé. 12Podréis presentarlas como oblación de primicias a Yahvé; pero no han de ponerse sobre el altar como (sacrificio de) olor grato.

13[731]Sazonarás con sal toda oblación de tus ofrendas. Nunca dejarás que falte en tus ofrendas la sal de la alianza de tu Dios. Con todas tus oblaciones ofrecerás sal.”

Las primicias

14“Si presentares a Yahvé ofrenda de primicias, ofrecerás espigas tostadas al fuego, o granos machacados, como oblación de tus primicias. 15Sobre ellas derramarás aceite y pondrás incienso, porque es ofrenda. 16El sacerdote quemará del grano machacado y del aceite la porción destinada para recuerdo con todo el incienso. Es sacrificio de combustión en honor de Yahvé.”

LEVÍTICO 3

Los sacrificios pacíficos

1[732]“Quien presentare como oblación un sacrificio pacífico, si la ofrece del ganado mayor, sea macho o hembra la presentará sin tacha delante de Yahvé. 2Pondrá su mano sobre la cabeza de la víctima, que degollará a la entrada del Tabernáculo de la Reunión y cuya sangre derramarán los hijos de Aarón, los sacerdotes, sobre todos los costados del altar. 3Del sacrificio pacífico ofrecerá a Yahvé, quemándolo en el fuego, el sebo que cubre las entrañas, todo el sebo que está adherido a las entrañas, 4los dos riñones, con el sebo que los cubre, el que hay sobre los ijares, y la telilla del hígado, que cortará de junto a los riñones. 5Los hijos de Aarón lo quemarán en el altar, encima del holocausto puesto sobre la leña, debajo de la cual arde el fuego. Es sacrificio consumido por el fuego, olor grato a Yahvé.

6Quien ofreciere a Yahvé un sacrificio pacífico del ganado menor, sea macho o hembra, lo presentará sin tacha. 7Si ofrece como sacrificio suyo un cordero lo presentará ante Yahvé, 8pondrá su mano sobre la cabeza de la víctima la degollará delante del Tabernáculo de la reunión, y los hijos de Aarón derramarán la sangre sobre todos los costados del altar. 9[733]De este sacrificio pacífico ofrecerá (el oferente) a Yahvé, como sacrificio de combustión, el sebo y la cola entera, cortándola desde el espinazo, el sebo que cubre las entrañas, todo el sebo que está adherido a las entrañas, 10los dos riñones con el sebo que los cubre, el que hay sobre los ijares, y la telilla del hígado, que cortará de junto a los riñones. 11El sacerdote quemará esto sobre el altar; es alimento del sacrificio de combustión ofrecido a Yahvé.

12Si ofreciere en sacrificio una cabra, la presentará ante Yahvé, 13pondrá su mano sobre la cabeza de la misma y la degollará delante del Tabernáculo de la Reunión; y los hijos de Aarón derramarán la sangre sobre todos los costados del altar: 14De ella ofrecerá a Yahvé, como sacrificio de combustión, el sebo que cubre las entrañas, todo el sebo adherido a las entrañas, 15los dos riñones con el sebo que los cubre, el que hay sobre los ijares, y la telilla del hígado, que cortará de junto a los riñones. 16El sacerdote quemará esto sobre el altar; es alimento del sacrificio de combustión, de olor grato. Toda la grasa pertenece a Yahvé. 17[734]Ley perpetua es esta para vuestros descendientes. En todas vuestras moradas no comeréis ni grasa ni sangre.”

LEVÍTICO 4

El sacrificio por el pecado del sumo sacerdote

1Habló Yahvé a Moisés, diciendo: 2[735]“Habla a los hijos de Israel y diles: Si alguno pecare por ignorancia haciendo algo prohibido por las leyes de Yahvé, y cometiendo alguna de aquellas cosas; 3[736]si el que peca es el sacerdote ungido, que de este modo hace culpable al pueblo, ofrecerá a Yahvé por el pecado cometido un becerro sin tacha, como sacrificio por el pecado. 4Conducirá el becerro a la entrada del Tabernáculo de la Reunión, ante Yahvé, pondrá su mano sobre la cabeza del becerro y lo inmolará delante de Yahvé. 5El sacerdote ungido tomará de la sangre del becerro, y la llevará al Tabernáculo de la Reunión; 6y mojará el sacerdote su dedo en la sangre y hará con ella siete aspersiones ante Yahvé, hacia el velo del Santuario. 7El sacerdote untará también con la sangre los cuernos del altar del incienso aromático, que está delante de Yahvé en el Tabernáculo de la Reunión; y derramará toda la sangre del becerro al pie del altar de los holocaustos, que está a la entrada del Tabernáculo de la Reunión. 8Después tomará todo el sebo del becerro inmolado por el pecado, el sebo que cubre las entrañas, todo el sebo que está adherido a las entrañas, 9los dos riñones, el sebo que los cubre, el que hay sobre los ijares, y la telilla del hígado, que cortará de junto a los riñones; 10es decir, lo mismo que se toma en el becerro del sacrificio pacífico; y el sacerdote lo quemará sobre el altar de los holocaustos. 11Mas el cuero del becerro y toda su carne, junto con su cabeza y sus piernas, con sus entrañas y sus excrementos, 12[737]el becerro entero, lo sacará fuera del campamento a un lugar limpio, donde se echan las cenizas, y lo quemará sobre la leña. Será quemado allí donde se echan las cenizas.

Por el pecado del pueblo

13Si todo el pueblo de Israel pecare por ignorancia, sin que la asamblea se dé cuenta de ello, de modo que hiciera una cosa prohibida por las leyes de Yahvé, haciéndose así culpable, 14cuando se conozca el pecado cometido, ofrecerá la asamblea un becerro en sacrificio por el pecado, que presentarán delante del Tabernáculo de la Reunión. 15[738]Y los ancianos del pueblo pondrán sus manos sobre la cabeza del becerro, ante Yahvé; y será inmolado el becerro delante de Yahvé. 16Después el sacerdote ungido llevará parte de la sangre del becerro al Tabernáculo de la Reunión; 17y mojará el sacerdote su dedo en la sangre y hará siete aspersiones ante Yahvé hacia el velo. 18Untará también con la sangre los cuernos del altar que está delante de Yahvé y que se halla en el Tabernáculo de la Reunión; y después verterá toda la sangre al pie del altar de los holocaustos, que está a la entrada del Tabernáculo de la Reunión. 19Le quitará todo su sebo y lo quemará sobre el altar. 20Hará, pues, con este becerro lo mismo que hizo con el becerro inmolado por el pecado. Así hará con él. De este modo el sacerdote hará expiación por ellos y serán reconciliados. 21Luego sacará el becerro fuera del campamento y lo quemará como quemó el becerro primero. Este es el sacrificio por el pecado de toda la asamblea.

Por el pecado de un príncipe

22[739]Cuando un príncipe pecare por ignorancia, cometiendo algo prohibido por las leyes de Yahvé, haciéndose así culpable, 23tan pronto como se diere cuenta del pecado que cometió, dará como ofrenda suya un macho cabrío sin tacha, 24pondrá su mano sobre la cabeza del macho cabrío y lo degollará en el lugar donde se degüella el holocausto, delante de Yahvé. Es sacrificio por el pecado. 25Después el sacerdote con su dedo tomará de la sangre del sacrificio por el pecado, y la pondrá sobre los cuernos del altar de los holocaustos; la sangre (restante) la derramará al pie del altar de los holocaustos. 26Quemará todo el sebo en el altar, del mismo modo que quemó el sebo de los sacrificios pacíficos. Así el sacerdote hará expiación por el pecado del (príncipe) y le será perdonado.

Por el pecado de un particular

27Si alguno del pueblo pecare por ignorancia, transgrediendo alguna de las prohibiciones de Yahvé, haciéndose así culpable, 28[740]al darse cuenta del pecado cometido, dará como ofrenda por el pecado cometido una cabra, hembra, sin tacha, 29pondrá su mano sobre la cabeza del sacrificio por el pecado y la degollará en el lugar donde se degüellan los holocaustos. 30Después tomará el sacerdote con su dedo de esta sangre, la pondrá sobre los cuernos del altar de los holocaustos y derramará todo (el resto de) la sangre al pie del altar. 31Luego tomará todo el sebo de la víctima, como se hace en los sacrificios pacíficos; y el sacerdote lo quemará en el altar, como olor grato a Yahvé. Así le expiará el sacerdote y le será perdonado.

32Si trajere como ofrenda suya por el pecado un cordero, ha de ser hembra sin tacha; 33pondrá su mano sobre la cabeza de la víctima por el pecado y la degollará, como sacrificio por el pecado en el lugar donde se degüellan los holocaustos. 34Después tomará el sacerdote con su dedo de la sangre de la víctima por el pecado y la pondrá sobre los cuernos del altar de los holocaustos; toda la (demás) sangre la derramará al pie del altar. 35Luego tomará todo el sebo de la víctima, como se hace con el cordero en los sacrificios pacíficos, y el sacerdote lo quemará en el altar, junto con los sacrificios que se queman en honor de Yahvé. Así el sacerdote hará expiación por él, por el pecado cometido, y este le será perdonado.”

LEVÍTICO 5

Expiación de diversas clases de pecados

1[741]“Si alguno pecare porque habiendo oído una imprecación y sido testigo de una cosa, sea porque la vio, o sea porque la supo, y no la denunció, llevará su iniquidad. 2O si alguno sin darse cuenta tocare cosa inmunda, sea el cadáver de una fiera inmunda, o el cadáver de un animal doméstico, o el cadáver de un reptil inmundo, se hace inmundo y culpable él mismo. 3O si tocare, por inadvertencia, cualquier inmundicia de hombre, con la que uno se puede contaminar, tan pronto como llegue a saberlo, será reo de culpa. 4O si alguno con sus labios jurare inconsideradamente hacer mal o hacer bien, en una de esas cosas en que los hombres suelen jurar inconsideradamente, y no se da cuenta, tan pronto como llegue a saberlo, se hará culpable de la cosa respectiva.

5Quienquiera que fuere culpable de una de estas cosas, confesará aquello en que ha pecado; 6y para expiación del pecado cometido ofrecerá a Yahvé una hembra del ganado menor, oveja o cabra, como sacrificio por el pecado; y el sacerdote hará por él expiación de su pecado.

7Cuando sus recursos no alcancen para una oveja, presentará a Yahvé, como sacrificio por su pecado, dos tórtolas o dos palominos, uno como sacrificio por el pecado y otro en holocausto. 8[742]Los llevará al sacerdote, quien ofrecerá primero el que se ofrece por el pecado. Con las uñas le retorcerá la cabeza cerca del cuello sin arrancarla. 9Y derramará parte de la sangre del sacrificio expiatorio contra la pared del altar; y lo restante de la sangre la hará gotear al pie del altar, pues es sacrificio por el pecado. 10Luego ofrecerá el segundo en holocausto, conforme al rito. Así el sacerdote le expiará por el pecado cometido y este le será perdonado.

11Si no tuviere lo suficiente para dos tórtolas o dos palominos, presentará, como ofrenda suya por el pecado, la décima parte de una efa de flor de harina en sacrificio expiatorio. No añadirá aceite, ni echará sobre ella incienso, porque es sacrificio por el pecado. 12La llevará al sacerdote; y el sacerdote tomando de ella un puñado, para recuerdo, la quemará en el altar, encima de los sacrificios consumidos por el fuego en honor de Yahvé. Es sacrificio por el pecado. 13Y el sacerdote hará expiación por él, por el pecado que cometió en alguna de aquellas cosas, y se le perdonará. Y (el resto) pertenecerá al sacerdote, como en oblación.”

El sacrificio por el delito

14Y habló Yahvé a Moisés, diciendo: 15[743]“Si uno comete infidelidad y peca por inadvertencia contra las cosas santas que pertenecen a Yahvé, ofrecerá a Yahvé, como sacrificio por su delito, un carnero del rebaño, sin tacha, estimado según tu valuación en dos siclos, conforme al peso del Santuario. 16Y restituirá lo que defraudó de la cosa santa, añadiéndole una quinta parte, y lo dará al sacerdote, el cual hará por él la expiación con el carnero del sacrificio por el delito y se le perdonará.

17Quien pecare sin darse cuenta, haciendo algo prohibido por los mandamientos de Yahvé; será culpable y llevará su iniquidad. 18Llevará al sacerdote, como sacrificio por el delito, un carnero del rebaño, sin tacha, según tu valuación; y el sacerdote hará expiación por el error que cometió sin saberlo, y se le perdonará. 19[744]Es sacrificio expiatorio, pues pecó indudablemente contra Yahvé.”

LEVÍTICO 6

Otros delitos

1Y habló Yahvé a Moisés, diciendo: 2“Quien pecare y cometiere infidelidad contra Yahvé, negando a su compañero (la devolución de) un depósito, o de una prenda puesta en sus manos, o de una cosa robada, o haciendo violencia a uno de su pueblo, 3o hallare una cosa perdida y mintiere respecto de ella, jurando en falso, en una de las cosas en que los hombres suelen pecar; 4cuando así pecare, haciéndose culpable, devolverá lo robado, o lo apropiado con violencia, o el depósito que se le confió, o la cosa perdida que halló, 5o todo aquello sobre lo cual juró en falso. Lo restituirá íntegramente, con el recargo de una quinta parte, y lo devolverá a su dueño en el día de su sacrificio expiatorio. 6[745]Y entregará al sacerdote para Yahvé, como sacrificio por su culpa, un carnero del rebaño, sin tacha, según tu valuación. 7El sacerdote hará por él la expiación delante de Yahvé; y le será perdonada cualquier culpa en que haya incurrido.”

El sacrificio perpetuo

8Habló Yahvé a Moisés, diciendo: 9[746]“Manda a Aarón y a sus hijos y diles: Esta es la ley del holocausto: El holocausto estará en el altar sobre el fuego encendido toda la noche hasta la mañana, sin que el fuego del altar se apague. 10El sacerdote se vestirá su túnica de lino y puestos sobre su carne los calzoncillos de lino, sacará las cenizas a que el fuego habrá reducido el holocausto sobre el altar, y las depositará al lado del altar. 11Después se quitará los vestidos y se pondrá otros para llevar las cenizas fuera del campamento a un lugar puro. 12El fuego arderá siempre en el altar sin apagarse; el sacerdote lo cebará con leña todas las mañanas, dispondrá encima el holocausto y quemará sobre él el sebo de los sacrificios pacíficos. 13[747]Es un fuego que ha de arder perpetuamente sobre el altar, sin apagarse jamás.”

El rito de la oblación

14“Esta es la ley de la oblación. Los hijos de Aarón la presentarán delante de Yahvé, frente al altar. 15El (sacerdote) tomará de la oblación un puñado de flor de harina con su aceite, y todo el incienso puesto sobre la oblación, y lo quemará en el altar, para recuerdo, como olor grato a Yahvé. 16El resto de ella lo comerán Aarón y sus hijos; debe comerse sin levadura en lugar santo. En el atrio del Tabernáculo de la Reunión han de comerlo. 17[748]No se la cocerá con levadura. Es la porción que Yo les doy de lo que se me ofrece para ser consumido por el fuego. Es cosa sacratísima, como el sacrificio por el pecado y como el sacrificio por el delito. 18[749]Todos los varones de los hijos de Aarón comerán de ello. Es ley perpetua de generación en generación con respecto a las ofrendas hechas a Yahvé por el fuego. Todo el que las tocare quedará santificado.”

La oblación del Sumo Sacerdote

19Y habló Yahvé a Moisés, diciendo: 20“Esta es la oblación que Aarón y sus hijos presentarán a Yahvé el día de su unción: la décima parte de un efa de flor de harina. Es oblación perpetua, la mitad por la mañana, y la mitad por la tarde. 21Será preparada con aceite en la sartén; bien frita la ofrecerás; como oblación partida en trozos la presentarás como olor grato a Yahvé. 22También el Sumo Sacerdote que le suceda de entre sus hijos, la ofrecerá. Y es precepto perpetuo de Yahvé que sea totalmente quemada. 23Toda oblación de sacerdote será totalmente quemada; no se comerá.”

Rito del sacrificio por el pecado

24Habló Yahvé a Moisés, diciendo: 25“Habla a Aarón y a sus hijos y diles: Esta es la ley del sacrificio por el pecado: En el lugar donde se degüella el holocausto, delante de Yahvé, será degollada también la víctima por el pecado. Es cosa santísima. 26El sacerdote que ofrece la víctima por el pecado la comerá. La comerá en lugar santo, en el atrio del Tabernáculo de la Reunión. 27Todo el que tocare esta carne será santificado, y si una gota de su sangre cayere sobre un vestido, lavarás en lugar santo la parte manchada por la sangre. 28La vasija de barro en que haya sido cocida será quebrada; y si fuere cocida en vasija de cobre, se la fregará y lavará con agua. 29Todos los varones de entre los sacerdotes podrán comer de ella. Es cosa santísima. 30Mas no se comerá ninguna víctima ofrecida por el pecado, cuando parte de su sangre haya de llevarse al Tabernáculo de la Reunión para hacer la expiación en el Santuario. Será quemada en el fuego.”

LEVÍTICO 7

Rito del sacrificio por el delito

1[750]Esta es la ley del sacrificio por el delito. Es cosa santísima. 2En el lugar donde se inmola el holocausto, será inmolada la víctima por el delito, y su sangre será derramada sobre el altar todo en derredor. 3Se ofrecerá de ella todo el sebo, la cola, el sebo que cubre las entrañas, 4los dos riñones, el sebo que los cubre, el que está sobre los ijares, y la telilla del hígado, que se cortará de junto a los riñones. 5El sacerdote lo quemará sobre el altar, como sacrificio que se ofrece a Yahvé por el fuego. Este es el sacrificio por el delito. 6Todos los varones de entre los sacerdotes podrán comerlo; en lugar sagrado se lo comerá. Es cosa santísima.

7El sacrificio por el pecado y el sacrificio por el delito se rigen por la misma ley. La víctima pertenece al sacerdote que hace la expiación con ella. 8El sacerdote que ofrece el holocausto de una persona, se quedará con la piel de la víctima que haya ofrecido. 9También toda oblación cocida al horno, y toda preparada en cazuela o en sartén, es del sacerdote que la ofrece. 10Mas toda oblación amasada con aceite, o seca, será de todos los hijos de Aarón, en porciones iguales.”

Rito de los sacrificios pacíficos

11[751] “Esta es la ley del sacrificio pacífico que se ofrece a Yahvé. 12Si se ofrece en acción de gracias, se ofrecerán, juntamente con el sacrificio de acción de gracias, tortas sin levadura amasadas con aceite, galletas ácimas untadas de aceite y tortas de flor de harina amasadas con aceite. 13[752]Además de las tortas podrán ofrecerse como oblación, pan fermentado, juntamente con su sacrificio pacífico de acción de gracias. 14Se presentará a Yahvé una porción de cada una de estas oblaciones, como ofrenda alzada, que corresponderá al sacerdote que derramare la sangre del sacrificio pacífico. 15[753]La carne del sacrificio pacífico en acción de gracias será comida en el día de su oblación, sin dejar nada de ella para el día siguiente.

16Si el sacrificio se ofrece en cumplimiento de un voto, o como oblación voluntaria, se comerá el día mismo en que fuere ofrecido, y lo que de él sobrare podrá comerse al día siguiente. 17Mas lo que de la carne del sacrificio quedare hasta el tercer día, será quemada. 18Si alguno comiere de la carne de su sacrificio pacífico el día tercero; su sacrificio no será acepto; no se le computará al oferente del mismo; antes será abominación; y el que comiere de ella llevará su iniquidad. 19La carne que tocare cualquier cosa inmunda no podrá comerse; será entregada al fuego. Mas la carne (incontaminada) cualquier persona pura podrá comerla. 20[754]Quien, siendo impuro, coma carne del sacrificio pacífico presentado a Yahvé, será exterminado de entre su pueblo. 21Y el que tocare cualquier cosa inmunda, por ejemplo, inmundicia de hombre, o bestia inmunda, o inmundicia de cualquier otra abominación impura, y luego comiere de la carne del sacrificio pacífico ofrecido a Yahvé, será extirpado de entre su pueblo.”

Prohibición de comer sebo y sangre

22Habló Yahvé a Moisés, diciendo: 23“Habla a los hijos de Israel y diles: No comeréis sebo de buey, ni de oveja, ni de cabra. 24El sebo de animal muerto o destrozado (por fieras) podrá servir para cualquier uso, pero en modo alguno lo comeréis. 25Porque todo aquel que coma sebo de animal que suele quemarse en honor de Yahvé, será extirpado de entre su pueblo. 26Tampoco comeréis sangre, ni de ave, ni de cuadrúpedo, en ninguno de los lugares en que habitareis. 27[755]Todo el que comiere cualquier clase de sangre, será extirpado de entre su pueblo.”

La porción de los sacerdotes

28Habló Yahvé a Moisés, diciendo: 29“Habla a los hijos de Israel y diles: Quien ofreciere a Yahvé su sacrificio pacífico, entregue a Yahvé una porción de su sacrificio pacífico. 30[756]Con sus mismas manos ofrecerá lo que se ha de quemar en honor de Yahvé: presentará él mismo el sebo y el pecho; el pecho para mecerlo como ofrenda mecida ante Yahvé. 31El sacerdote quemará el sebo del sacrificio en el altar, el pecho, empero, será para Aarón y sus hijos. 32También daréis al sacerdote, como ofrenda alzada, la pierna derecha de vuestros sacrificios pacíficos. 33Aquel de los hijos de Aarón que ofrezca la sangre de los sacrificios pacíficos y el sebo, tendrá la pierna derecha como porción. 34[757]Pues Yo tomo de los sacrificios pacíficos de los hijos de Israel el pecho mecido y la espaldilla alzada, y se los doy al sacerdote Aarón y a sus hijos como derecho perpetuo de parte de los hijos de Israel. 35Esta es la porción de Aarón y la de sus hijos, que les corresponde de los sacrificios que se queman en honor de Yahvé, desde el día en que los constituyó sacerdotes de Yahvé.” 36Por lo cual mandó Yahvé que los hijos de Israel les dieran esto desde el día en que los ungió, como derecho perpetuo de generación en generación.

Conclusión

37[758]Tal es la ley del holocausto, de la oblación, del sacrificio por el pecado, del sacrificio por el delito, de la consagración y del sacrificio pacífico, 38que Yahvé prescribió a Moisés en el monte Sinaí, el día en que mandó a los hijos de Israel que ofrecieran sus oblaciones a Yahvé en el desierto de Sinaí.

LEVÍTICO 8

Consagración de Aarón y sus hijos

1[759]Habló Yahvé a Moisés, diciendo: 2“Toma a Aarón, y con él a sus hijos, y también las vestiduras, el óleo de la unción, el becerro para el sacrificio por el pecado, los dos carneros, y el canasto de los ácimos; 3[760]y reúne a toda la comunidad a la entrada del Tabernáculo de la Reunión.” 4Moisés hizo como Yahvé le había mandado, y se reunió la comunidad a la entrada del Tabernáculo de la Reunión. 5Y dijo Moisés a la asamblea: “Esto es lo que Yahvé ha ordenado que se haga.”

6Entonces mandó Moisés que se acercaran Aarón y sus hijos y los lavó con agua. 7Puso (sobre Aarón) la túnica, le ciñó con el cinturón y le vistió con el manto, poniéndole encima el efod, que le ciñó con el cinturón del efod para atárselo. 8[761]Luego le puso el pectoral, en el cual depositó los Urim y Tummim. 9[762]Colocó también la mitra sobre su cabeza y puso al frente de ella la lámina de oro, la diadema santa, como Yahvé había mandado a Moisés.

10Después tomó Moisés el óleo de la unción y ungió la Morada, con todas las cosas que había en ella, para consagrarlas. 11Con parte de él roció siete veces el altar y lo ungió con todos sus utensilios, como también la pila con su base, para consagrarlos. 12Y derramando parte del óleo de la unción sobre la cabeza de Aarón, lo ungió para consagrarlo. 13[763]Luego mandó Moisés que se acercaran los hijos de Aarón, a los cuales vistió con las túnicas, les ciñó el cinturón y les ató los turbantes, como Yahvé había mandado a Moisés.

14Después hizo traer el becerro para el sacrificio por el pecado, y Aarón y sus hijos pusieron sus manos sobre la cabeza del becerro del sacrificio por el pecado. 15Moisés lo degolló; y tomando de la sangre la puso con su dedo sobre los cuernos del altar, todo en torno, para purificarlo del pecado. Después derramó la sangre al pie del altar; de esta manera lo consagró haciendo sobre él la expiación. 16Tomó luego todo el sebo que cubre las entrañas, la telilla del hígado y los dos riñones con su sebo; y lo quemó Moisés sobre el altar. 17Mas el becerro con su piel, su carne y sus excrementos, lo quemó fuera del campamento, como Yahvé había ordenado a Moisés.

18Después hizo traer el carnero del holocausto, sobre cuya cabeza Aarón y sus hijos pusieron las manos. 19Moisés lo degolló y roció con la sangre el altar por todos lados. 20El carnero fue descuartizado, y Moisés quemó la cabeza, los trozos y el sebo; 21y después de lavarlas en agua también las entrañas y las patas, de manera que Moisés quemó todo el carnero sobre el altar, como holocausto de olor grato, un sacrificio de combustión en honor de Yahvé, como Yahvé había mandado a Moisés.

22Hizo luego traer el segundo carnero, el carnero de la consagración, y Aarón y sus hijos pusieron sus manos sobre la cabeza del carnero. 23[764]Moisés lo degolló, y tomando de su sangre la puso sobre el lóbulo de la oreja derecha de Aarón, sobre el pulgar de su mano derecha y sobre el dedo gordo de su pie derecho. 24Después hizo Moisés acercar a los hijos de Aarón, les untó con la sangre el lóbulo de la oreja derecha, el pulgar de la mano derecha y el dedo gordo del pie derecho y derramó la sangre sobre el altar todo en derredor. 25Tomó luego el sebo, la cola, todo el sebo que cubre las entrañas, la telilla del hígado, los dos riñones con su sebo y la espaldilla derecha, 26sacó del canasto de los ácimos que estaba ante Yahvé, una torta de pan ácimo, una torta de pan de aceite y una galleta y las puso sobre el sebo y sobre la espaldilla derecha. 27[765]Entregó todo esto en las manos de Aarón y en las manos de sus hijos, haciéndolo mecer como ofrenda ante Yahvé. 28Recibiéndolo otra vez de manos de ellos Moisés lo quemó en el altar, encima del holocausto, como sacrificio de consagración, de olor grato, como sacrificio de combustión en honor de Yahvé.

29Moisés tomó entonces el pecho y lo meció como ofrenda ante Yahvé; era esta la porción del carnero de la consagración que tocaba a Moisés, como Yahvé había mandado a Moisés. 30[766]Después tomó Moisés del óleo de la unción y de la sangre que había encima del altar y roció a Aarón y sus vestiduras, y a la vez a sus hijos y las vestiduras de sus hijos. Así consagró a Aarón y sus vestiduras, y con él a sus hijos y las vestiduras de sus hijos.

31Y dijo Moisés a Aarón y a sus hijos: “Coced la carne a la entrada del Tabernáculo de la Reunión. Comedla allí mismo como también el pan que está en el canasto de la consagración, respecto del cual yo he mandado diciendo: Aarón y sus hijos la comerán. 32Lo restante de la carne y del pan lo quemaréis en el fuego. 33Y no saldréis de la entrada del Tabernáculo de la Reunión por siete días, hasta el día en que se cumplan los días de vuestra consagración; porque siete días durará vuestra consagración. 34Como se ha hecho hoy, así ha mandado Yahvé que se haga (los siete días) a fin de expiaros. 35[767]Durante siete días os quedaréis día y noche a la entrada del Tabernáculo de la Reunión, guardando el mandato de Yahvé para que no muráis, porque así me fue ordenado.”

36Hicieron Aarón y sus hijos todo cuanto Yahvé había mandado a Moisés.

LEVÍTICO 9

Aarón ofrece los primeros sacrificios

1El día octavo llamó Moisés a Aarón y sus hijos, y a los ancianos de Israel, 2y dijo a Aarón: “Tómate un becerro de la vacada para el sacrificio por el pecado y un carnero para holocausto, ambos sin tacha, para ofrecerlos ante Yahvé. 3Y hablarás a los hijos de Israel, diciendo: ‘Tomad un macho cabrío para el sacrificio por el pecado, y un becerro y un cordero, ambos primales y sin tacha, para el holocausto, 4y un toro y un carnero para el sacrificio pacífico, que se inmolen ante Yahvé, y una oblación amasada con aceite; porque hoy se os mostrará Yahvé’.”

5Trajeron, pues, ante el Tabernáculo de la Reunión lo que Moisés había mandado, y se acercó todo el pueblo y se mantuvo en pie delante de Yahvé. 6Dijo entonces Moisés: “He aquí lo que ha mandado Yahvé; hacedlo y se os aparecerá la gloria de Yahvé.” 7[768]Después dijo Moisés a Aarón: “Acércate al altar y ofrece tu sacrificio por el pecado y tu holocausto, y haz la expiación por ti mismo y por el pueblo; ofrece también la oblación del pueblo y haz la expiación por ellos; como Yahvé lo ha prescrito.

8Se acercó, pues, Aarón al altar y degolló el becerro del sacrificio por su propio pecado. 9Los hijos de Aarón le presentaron la sangre; y él, mojando su dedo en la sangre roció con ella los cuernos del altar y derramó la sangre al pie del altar. 10Luego quemó sobre el altar el sebo, los riñones y la telilla del hígado, del sacrificio por el pecado, como Yahvé había mandado a Moisés; 11pero la carne y la piel las quemó fuera del campamento. 12Después degolló el holocausto, y los hijos de Aarón le presentaron la sangre, la cual derramó todo en torno sobre el altar. 13Le presentaron igualmente el holocausto, trozo por trozo, juntamente con la cabeza, y lo quemó sobre el altar. 14Y habiendo lavado las entrañas y las patas las quemó encima del holocausto sobre el altar.

15Después ofreció la oblación del pueblo. Tomó el macho cabrío correspondiente al pueblo para el sacrificio por el pecado, lo inmoló y lo presentó por el pecado del mismo modo que el primero. 16Ofreció así el holocausto, haciéndolo según, el rito. 17Además presentó la oblación. Tomando un puñado de ella lo quemó en el altar, juntamente con el holocausto de la mañana. 18Degolló asimismo el toro y el carnero como sacrificio pacífico por el pueblo. Los hijos de Aarón le entregaron la sangre, la cual él derramó sobre el altar, todo alrededor, 19y las partes grasas del toro y del carnero con la cola, el sebo que cubre las entrañas, los riñones y la telilla del hígado. 20Las partes grasas las pusieron sobre los pechos (de las víctimas) y él las quemó sobre el altar. 21[769]Mas los pechos y la pierna derecha los meció Aarón como ofrenda ante Yahvé, conforme Moisés había mandado.

Aparición de la gloria del Señor

22[770]Entonces Aarón alzando las manos hacia el pueblo lo bendijo, y se retiró después de haber ofrecido el sacrificio por el pecado, el holocausto y la hostia pacífica. 23[771]Luego Moisés y Aarón entraron en el Tabernáculo de la Reunión y cuando salieron bendijeron al pueblo. Entonces la gloria de Yahvé se apareció a todo el pueblo. 24[772]Salió fuego de la presencia de Yahvé que consumió el holocausto puesto en el altar y las partes grasas. Todo el pueblo lo vio, y prorrumpiendo en gritos de júbilo cayeron sobre sus rostros.

LEVÍTICO 10

Castigo de Nadab y Abiú

1[773]Nadab y Abiú, hijos de Aarón, tomaron cada uno su incensario, pusieron fuego en ellos, y después de echar incienso encima, ofrecieron ante Yahvé un fuego extraño que Él no les había mandado. 2Entonces salió fuego de la presencia de Yahvé que los devoró; y murieron delante de Yahvé. 3[774]Por lo cual dijo Moisés a Aarón: “Esto es lo que Yahvé ha declarado diciendo: He de ser santificado por los que se me acercan, y glorificado delante de todo el pueblo.” Aarón enmudeció.

4Entonces llamó Moisés a Misael y a Elsafán, hijos de Usiel, tío de Aarón, y les dijo: “Aproximaos y sacad a vuestros hermanos de delante del Santuario, llevándolos fuera del campamento.” 5Se aproximaron, pues, y los llevaron con sus túnicas fuera del campamento, como Moisés había mandado. 6Y dijo Moisés a Aarón y a sus hijos Eleazar e Itamar: “No descubráis vuestras cabezas ni rasguéis vuestras vestiduras, no sea que muráis y se irrite Yahvé contra todo el pueblo; mas vuestros hermanos y toda la casa de Israel lloren el incendio que Yahvé ha encendido. 7Tampoco salgáis de la entrada del Tabernáculo de la Reunión, no sea que muráis, pues el óleo de la unción de Yahvé está sobre vosotros.” Ellos hicieron conforme a la palabra de Moisés.

Prohibición de bebidas alcohólicas

8Habló Yahvé a Aarón, diciendo: 9[775]“Cuando entréis en el Tabernáculo de la Reunión, no beberéis vino ni bebida que pueda embriagar, ni tú, ni tus hijos contigo, no sea que muráis. Ley perpetua es esta para vuestros descendientes; 10a fin de que podáis distinguir entre lo sagrado y lo profano, y entre lo impuro y lo puro, 11[776]y enseñar a los hijos de Israel todos los preceptos que Yahvé les ha dado por medio de Moisés.”

Derechos de los sacerdotes

12[777]Moisés dijo a Aarón y a Eleazar e Itamar, los hijos que le quedaban (a Aarón): “Tomad la ofrenda que sobra de los sacrificios quemados en honor de Yahvé y comedla sin levadura junto al altar, pues es cosa santísima. 13La comeréis en lugar sagrado, por ser porción tuya, y porción de tus hijos, de los sacrificios quemados en honor de Yahvé, pues así se me ha ordenado. 14[778]Comeréis también en lugar puro, tú y tus hijos y tus hijas contigo, el pecho mecido y la pierna alzada, porque de los sacrificios pacíficos de los hijos de Israel os han sido dados como porción tuya y porción de tus hijos. 15[779]Ellos presentarán la pierna alzada y el pecho mecido, además del sebo destinados para el fuego, a fin de mecerlos como ofrenda delante de Yahvé; y serán porción perpetua para ti y para tus hijos contigo, según ha mandado Yahvé.”

16[780]También acerca del macho cabrío del sacrificio por el pecado hizo Moisés diligente investigación y he aquí que había sido quemado. Entonces irritado contra Eleazar e Itamar, los hijos de Aarón que a este le habían quedado, dijo: 17“¿Por qué no comisteis en lugar sagrado la víctima del sacrificio por el pecado? Pues es cosa santísima, y (Dios) os la ha dado para llevar la iniquidad del pueblo, para hacer expiación por ellos ante Yahvé. 18No habiendo sido llevada su sangre al interior del Santuario, debíais comerla sin falta en lugar sagrado, según os he ordenado.” 19[781]Respondió Aarón a Moisés: “Mira que ellos han presentado hoy su sacrificio por el pecado y su holocausto delante de Yahvé; mas si yo hoy, después de lo que me ha sucedido, hubiera comido la víctima expiatoria, ¿habría esto acaso sido grato a Yahvé?” 20Cuando Moisés oyó esto, se dio por satisfecho.

II. LEYES DE PURIFICACIÓN

LEVÍTICO 11

Animales puros e impuros

1[782]Habló Yahvé a Moisés y a Aarón y les dijo: 2[783]“Hablad a los hijos de Israel y decidles: Estos son los animales que podréis comer, de entre todos los animales que hay sobre la tierra, 3Todo animal biungulado de pezuña hendida que rumia, ese podréis comer. 4Pero no comeréis, a pesar de que rumian y tienen pezuña hendida: el camello, pues aunque rumia, no tiene partida la pezuña; será impuro para vosotros; 5ni el conejo, porque rumia, pero no tiene la pezuña partida; será impuro para vosotros; 6[784]ni liebre, porque rumia, pero no tiene la pezuña partida; será impura para vosotros; 7ni cerdo, pues aunque tiene la pezuña hendida y biungulada, no rumia; será inmundo para vosotros. 8De la carne de estos no comeréis ni tocaréis sus cadáveres; serán impuros para vosotros.

9De entre todos los animales que viven en las aguas, podréis comer a cuantos teniendo aletas y escamas se encuentran en los mares y en los ríos; a estos podréis comer. 10Pero serán cosa abominable para vosotros todos los que carecen de aletas y escamas, de entre todos los que pululan en las aguas, sea en los mares o en los ríos, y de entre todos los demás animales que viven en el agua. 11Serán detestables para vosotros: no comeréis de su carne y tened sus cadáveres por abominación. 12Todo cuanto en las aguas no tiene aletas y escamas os sea abominable.

13De entre las aves os sean abominables las siguientes, que no se comerán y os serán detestables: el águila, el quebrantahuesos, el águila marina, 14el buitre, el halcón en todas sus especies, 15toda clase de cuervos, 16el avestruz, la lechuza, la gaviota, el gavilán en todas sus especies, 17el búho, el somormujo, el ibis, 18el cisne, el pelícano, el calamón, 19la cigüeña, la garza en sus especies todas, la abubilla y el murciélago.

20Todo insecto alado que anda sobre cuatro patas os será abominable. 21Pero de todos los insectos alados que andan sobre cuatro pies, podréis comer aquellos que por encima de sus pies tienen dos patas para brincar con ellas sobre la tierra. 22[785]De ellos podréis comer estos: la langosta en sus diversas especies y toda clase de solam, de hargol y de hagab. 23Todo otro insecto alado de cuatro patas os será abominable.

El contacto con cadáveres

24Estos animales os hacen inmundos. Quien tocare su cadáver quedará impuro hasta la tarde. 25Quien alzare alguno de sus cadáveres, lavará sus vestidos y quedará impuro hasta la tarde. 26Asimismo todos los animales que tienen pezuña pero no partida en dos uñas y que no rumian, serán inmundos para vosotros. Todo aquel que los tocare quedará impuro. 27De entre los cuadrúpedos os serán abominables todos los que andan sobre sus plantas. Quien tocare sus cadáveres quedará impuro hasta la tarde. 28El que sacare el cadáver de uno de ellos lavará sus vestidos, y quedará impuro hasta la tarde; son inmundos para vosotros.

29De entre los animales pequeños que andan arrastrándose sobre la tierra, os serán inmundos: la comadreja, el ratón, el lagarto en sus diversas especies, 30el erizo, el cocodrilo, el camaleón, la salamandra y el topo. 31De entre todos los reptiles estos serán inmundos para vosotros. Cualquiera que tocare su cadáver quedará impuro hasta la tarde. 32Y todo objeto sobre el cual cayere uno de estos cadáveres, quedará inmundo, ya sea un instrumento de madera, o un vestido, una piel, un saco, en fin, cualquier objeto que se usa para algo. Será metido en agua y quedará inmundo hasta la tarde; después será puro. 33Si cayera algo de esto en una vasija de barro, todo lo que hubiere dentro de ella quedará inmundo y tendréis que romperla. 34Toda cosa comestible, si fuere preparada con tal agua, quedará inmunda, y toda bebida que se beba en una de esas vasijas quedará inmunda. 35Y todo objeto sobre el cual caiga algo de esos cuerpos muertos, quedará inmundo; el horno y el fogón serán derribados; son impuros para vosotros y los tendréis por inmundos. 36Solamente las fuentes y cisternas, donde se recogen las aguas, permanecerán limpias, mas el que tocare sus cadáveres quedará inmundo. 37De igual manera cuando cayere algo de esos cadáveres sobre una semilla que ha de sembrarse, quedará pura. 38Mas si cayere algo de esos cuerpos muertos sobre semilla mojada, la tendréis por inmunda. 39Si muere uno de aquellos animales que os es lícito comer, quien tocare su cadáver quedará inmundo hasta la tarde. 40Y quien transportare ese cuerpo muerto lavará sus vestidos y quedará inmundo hasta la tarde.

Sobre los reptiles

41Todo reptil que anda arrastrándose sobre la tierra, es cosa abominable; no servirá de comida. 42De entre todos los reptiles que se arrastran sobre la tierra, no comeréis ninguno de los que andan sobre su vientre o sobre cuatro patas o sobre muchos pies, porque son detestables. 43No os hagáis abominables con ninguna clase de reptil que anda arrastrándose, ni os hagáis inmundos con ellos, para que no os contaminéis por medio de ellos. 44[786]Porque Yo soy Yahvé, vuestro Dios; por eso habéis de santificaros y ser santos, porque Yo soy santo; y no os contaminaréis con ninguno de esos reptiles que se arrastran sobre la tierra. 45Pues Yo soy Yahvé que os ha sacado de la tierra de Egipto, a fin de ser vuestro Dios. Sed, pues, santos, porque Yo soy santo.”

46Esta es la ley acerca de las bestias, y de las aves, y de todos los seres vivientes que se mueven en el agua, y de todos los que andan arrastrándose sobre la tierra; 47para que hagáis distinción entre lo impuro y lo puro, entre el animal que puede comerse y el que no puede ser comido.

LEVÍTICO 12

Purificación de la parturienta

1Habló Yahvé a Moisés y dijo: 2[787]“Habla a los hijos de Israel y diles: Cuando una mujer dé a luz y tenga un hijo varón, quedará impura siete días; quedará impura conforme a los días de la impureza de su menstruación. 3[788]Al octavo día será circuncidado el niño en la carne de su prepucio; 4ella, empero, permanecerá todavía treinta y tres días en la sangre de su purificación. No tocará ninguna cosa santa ni irá al Santuario hasta cumplirse los días de su purificación. 5Mas si da a luz una hija, quedará inmunda dos semanas, como en su menstruación, y permanecerá sesenta y seis días más en la sangre de su purificación.

6[789]Al cumplirse los días de su purificación, por hijo o por hija, presentará al sacerdote, a la entrada del Tabernáculo de la Reunión, un cordero primal para holocausto, y un palomino o una tórtola para sacrificio por el pecado. 7El (sacerdote) los ofrecerá ante Yahvé, haciendo expiación por ella, y quedará purificada del flujo de su sangre. Esta es la ley referente a la mujer que da a luz hijo o hija. 8[790]Mas si ella no tiene lo suficiente como para presentar un cordero, tome dos tórtolas o dos palominos, uno para holocausto y otro para sacrificio por el pecado; y el sacerdote hará expiación por ella, y quedará pura.”

LEVÍTICO 13

Ley acerca de la lepra

1[791]Yahvé habló a Moisés y a Aarón, diciendo: 2“Cuando uno tuviere en la piel de su carne tumor, pústula o mancha reluciente que podría resultar ser llaga de lepra en la piel de su carne, será llevado al sacerdote Aarón o a uno de sus hijos, los sacerdotes. 3El sacerdote examinará la llaga en la piel de la carne; y si el pelo de la llaga se ha vuelto blanco, y la llaga parece más hundida que la piel de su carne, es llaga de lepra, y el sacerdote que le haya examinado le declarará impuro. 4Mas si hay en la piel de su carne una mancha blanca sin que parezca más hundida que la piel, y sin que el pelo se haya vuelto blanco, el sacerdote recluirá al hombre afectado durante siete días. 5Al día séptimo lo revisará el sacerdote, y si a su parecer la llaga no ha cundido y no ha hecho progreso en la piel, lo recluirá otros siete días. 6Pasados estos siete días el sacerdote lo revisará nuevamente, y si la llaga ha palidecido y no se ha extendido en la piel, lo declarará puro; es una erupción. Lavará sus vestidos y quedará puro. 7Mas si la mancha en la piel siguiere cundiendo después de mostrarse el hombre al sacerdote para ser declarado limpio, será revisado otra vez por el sacerdote. 8El sacerdote le revisará y si la mancha se ha extendido por la piel, el sacerdote lo declarará inmundo: es lepra.

9[792]Cuando se mostrare en un hombre la plaga de la lepra, será llevado al sacerdote. 10El sacerdote lo revisará y si observa un tumor blanco en la piel, y mudado en blanco el color del pelo, y carne viva en la hinchazón, 11[793]es lepra inveterada en la piel de su carne; el sacerdote lo declarará impuro y no lo recluirá, pues es impuro. 12Pero si la lepra ha cundido mucho en la piel, hasta cubrir toda la piel del enfermo desde la cabeza a los pies, en cuanto alcanza a verlo el sacerdote, 13este lo examinará, y si la lepra ha cubierto toda su carne, declarará puro al afectado por la plaga: se ha vuelto todo blanco; es puro. 14Mas cuando se ve en él carne viva quedará impuro; 15y cuando el sacerdote observe la carne viva, lo declarará impuro; la carne viva es impura; es lepra; 16Pero si la carne viva cambia volviéndose blanca, ha de presentarse al sacerdote. 17El sacerdote lo examinará, y al ver que la plaga se ha vuelto blanca, declarará puro al afectado por la enfermedad, y este quedará puro.

18Cuando en la piel de la carne de alguno hubiere una úlcera que se ha curado, 19y apareciere en el lugar de la úlcera un tumor blanco, o una mancha de color blanco rojizo, este tal ha de presentarse al sacerdote. 20El sacerdote lo examinará, y si la mancha parece más hundida que la piel, y su pelo se ha vuelto blanco, lo declarará impuro. Es llaga de lepra que se ha producido en la úlcera. 21Mas si el sacerdote ve que no hay en ella pelo blanco, ni está más hundida que la piel, y que ha tomado color pálido, lo recluirá por siete días. 22Si entonces se extendiere por la piel, el sacerdote lo declarará impuro; es lepra. 23Pero si la mancha sigue estacionaria en su lugar, sin extenderse, es cicatriz de la úlcera; y el sacerdote lo declarará puro.

24Cuando uno tiene en la piel de su carne quemadura de fuego, y aparece sobre la quemadura una mancha, de color blanco rojizo o solo blanco, 25la examinará el sacerdote; y si el pelo se ha vuelto blanco en la mancha blanca y ella aparece más hundida que la piel, es lepra que se ha producido en la quemadura. El sacerdote lo declarará impuro. Es llaga de lepra. 26Si, en cambio, el sacerdote observa que en la mancha no aparece pelo blanco y que no está más hundida que la piel y que ha palidecido, lo recluirá siete días. 27Al séptimo día lo examinará, y si (la mancha) se ha extendido por la piel, el sacerdote le declarará impuro; es llaga de lepra. 28Pero si la mancha sigue estacionaria en su lugar, sin cundir en la piel, y ha cobrado color pálido, es hinchazón de quemadura, y el sacerdote lo declarará puro; pues es cicatriz de la quemadura.

29[794]Cuando un hombre o una mujer tuvieren una llaga en la cabeza o en la barba, 30el sacerdote examinará la llaga, y si esta aparece más hundida que la piel, y si hay en ella pelo amarillento y más delgado, el sacerdote lo declarará impuro, es tina, o sea lepra de la cabeza o de la barba. 31[795]Mas si el sacerdote ve que la llaga de la tina no aparece más hundida que la piel, aunque no hay en ella pelo negro, recluirá al enfermo de la tina por siete días. 32Al séptimo lo examinará el sacerdote, y si no ha cundido la tiña, ni hay en ella pelo amarillento, ni aparece la tina más hundida que la piel, 33se afeitará aquella persona, excepto el lugar de la tiña; y el sacerdote recluirá al tiñoso durante otros siete días. 34Al séptimo día lo examinará el sacerdote, y si no ha cundido la tiña por la piel, ni aparece más hundida que la piel, lo declarará puro. Lavará sus vestidos y quedará puro. 35Pero si la tiña, después de la purificación, se extendiere mucho por la piel, 36lo examinará el sacerdote, y si la tiña se ha extendido por la piel, el sacerdote ya no tendrá que buscar el pelo amarillento; aquella persona es impura. 37Mas si según su opinión la tiña no se ha extendido, y ha brotado en ella pelo negro, se ha curado la tifia. Esa persona es pura, y el sacerdote la declarará pura.

38Cuando un hombre o una mujer tuviere en la piel de su carne manchas blancas, 39el sacerdote los examinará y si las manchas lustrosas en la piel de su carne son de color pálido blanco, es una eczema que ha brotado en la piel; esa persona es pura.

40Si a alguno se le caen los pelos, es un calvo, pero queda puro. 41Y si los pelos se le caen de la parte delantera de la cabeza, es calvo de frente, pero queda puro. 42Mas si en la calva, por detrás o por delante, aparece una llaga de color blanco rojizo, es lepra que ha nacido en la calva, sea por detrás o por delante. 43El sacerdote lo examinará, y si la hinchazón de la llaga en la parte calva, sea por detrás o por delante, es de color blanco rojizo teniendo el aspecto de la lepra en la piel de la carne, 44es leproso; es impuro; el sacerdote lo declarará impuro; su lepra está en la cabeza.

45[796]El afectado por la lepra, llevará sus vestidos rasgados, dejará descubierta su cabeza, se tapará la boca y caminará gritando: ¡Impuro, impuro! 46[797]Todo el tiempo que durare la plaga, quedará impuro; impuro es; habitará solo; fuera del campamento será su morada.

La lepra de los vestidos

47[798]Cuando aparezca plaga de lepra en un vestido de lana o en un vestido de lino, 48sea en la urdimbre del lino o de la lana, o sea en la trama, o en una piel, o en cualquier objeto hecho de cuero, 49si la mancha en el vestido o en la piel, o en la urdimbre, o en la trama, o en cualquier objeto hecho de cuero, tiene color verdoso o rojizo, es plaga de lepra y debe ser mostrada al sacerdote. 50El sacerdote examinará la mancha y encerrará el objeto manchado durante siete días. 51Al séptimo el sacerdote examinará la plaga, y si la plaga se ha extendido en el vestido, sea en la urdimbre o en la trama, o en la piel, o en cualquier objeto hecho de cuero, lepra maligna es la tal plaga, y (el objeto) queda impuro. 52Por lo cual se quemará el vestido, esté (la mancha) en la urdimbre o en la trama de lana o de lino, y asimismo cualquier objeto de piel en que se encuentre la mancha; pues es lepra maligna; será entregado al fuego. 53Pero si el sacerdote ve que no ha cundido la mancha por el vestido, ni en la urdimbre, ni en la trama, ni en cualquier objeto de piel, 54el sacerdote hará lavar el objeto manchado y lo encerrará otros siete días. 55Si el sacerdote ve que la mancha después de haber sido lavada no ha mudado de aspecto, aunque la mancha no se haya extendido, (el objeto) es impuro; lo entregará al fuego; es una corrosión en su reverso o en su anverso. 56Mas si el sacerdote ve que la parte manchada, después de lavada, ha tomado color, la rasgará del vestido, de la piel, de la urdimbre o de la trama respectiva. 57Pero si volviere a aparecer en el vestido, sea en la urdimbre o en la trama o en cualquier objeto de cuero, es una erupción (de lepra); entregarás al fuego aquello en que estuviese la lepra. 58Mas si el vestido, la urdimbre o la trama, o cualquier objeto de cuero que después de ser lavados pierden la mancha, serán lavados por segunda vez y quedarán limpios.

59Esta es la ley de la plaga de la lepra que se halla en los vestidos de lana o de lino, sea en la urdimbre o en la trama, o en cualquier objeto hecho de cuero, para declararlos puros o impuros.”

LEVÍTICO 14

La purificación del leproso

1Habló Yahvé a Moisés, diciendo: 2[799] “Esta es la ley del leproso en el día de su purificación: Se lo conducirá al sacerdote, 3y el sacerdote saldrá fuera del campamento; y si ve que el leproso ya está curado de la llaga de la lepra, 4mandará tomar para aquel que ha de ser purificado dos pájaros vivos y puros, madera de cedro, púrpura escarlata e hisopo. 5Después el sacerdote mandará degollar uno de los pájaros sobre una vasija de barro con agua viva. 6Luego tomará el pájaro vivo, la madera de cedro, la púrpura escarlata y el hisopo, los mojará, juntamente con el pájaro vivo, en la sangre del pájaro degollado sobre el agua viva, 7[800]y rociará siete veces al que ha de ser purificado de la lepra. Así lo purificará; luego soltará en el campo al pájaro vivo. 8Aquel que ha de purificarse lavará sus vestidos, se raerá todo su pelo, y se bañará en agua, y quedará limpio. Después podrá entrar en el campamento; pero durante siete días ha de habitar fuera de su tienda. 9El día séptimo se raerá todo su pelo, sus cabellos, su barba, sus cejas; en fin, raerá todo su pelo; lavara también sus vestidos, bañará su cuerpo en agua, y quedará limpio.

10[801]El día octavo tomará dos corderos sin tacha y una oveja primal sin tacha, y como oblación tres décimas de flor de harina amasada con aceite, y un log de aceite. 11El sacerdote que hace la purificación, presentará al hombre que ha de purificarse, juntamente con aquellas cosas, ante Yahvé, a la entrada del Tabernáculo de la Reunión; 12y tomará el sacerdote uno de los corderos para ofrecerlo como sacrificio por la culpa, además del log de aceite, y lo mecerá por ofrenda ante Yahvé. 13Luego inmolará el cordero en el lugar donde se inmola el sacrificio por el pecado y el holocausto, en lugar sagrado; porque así como en el sacrificio por el pecado, así también en el sacrificio por la culpa la víctima es para el sacerdote; es cosa santísima. 14Después tomará el sacerdote de la sangre de la víctima por el delito, y la pondrá sobre el lóbulo de la oreja derecha del que se está purificando, sobre el pulgar de su mano derecha y sobre el dedo gordo de su pie derecho. 15Y tomando el log de aceite echará el sacerdote parte de él sobre la palma de su mano izquierda. 16Después mojará el sacerdote el dedo de su mano derecha en el aceite que tiene en la palma de su mano izquierda, y con su dedo hará siete aspersiones de aceite delante de Yahvé. 17Con el resto del aceite que tiene en la palma de su mano untará el sacerdote el lóbulo de la oreja derecha del que se purifica, el pulgar de su mano derecha y el dedo gordo de su pie derecho, por encima de la sangre de la victima expiatoria. 18El resto del aceite que queda en la mano del sacerdote, se echara sobre la cabeza del que se purifica, y el sacerdote hará expiación por él ante Yahvé. 19Entonces el sacerdote ofrecerá el sacrificio por el pecado, y hará expiación por quien se purifica de su inmundicia, finalmente degollará el holocausto. 20Ese holocausto y la oblación los ofrecerá el sacerdote sobre el altar. De esta manera el sacerdote hará expiación por él; y quedará limpio.

21Si es pobre y no tiene suficientes recursos, tomará un cordero que será ofrecido en sacrificio por la culpa, como ofrenda mecida, para hacer expiación por él, y además, como oblación una décima de flor de harina amasada con aceite, y un log de aceite, 22y dos tórtolas o dos palominos, según sus recursos, el uno como sacrificio por el pecado y el otro para holocausto: 23Al octavo día, los llevará al sacerdote, a la entrada del Tabernáculo de la Reunión, para su purificación delante de Yahvé. 24[802]El sacerdote tomará el cordero del sacrificio por la culpa y el log de aceite, y los mecerá por ofrenda ante Yahvé. 25Y después de haber inmolado el cordero del sacrificio por la culpa, tomará el sacerdote de la sangre de la victima expiatoria y la pondrá sobre el lóbulo de la oreja derecha del que se purifica, sobre el pulgar de su mano derecha, y sobre el dedo gordo de su pie derecho. 26Luego derramará el sacerdote parte del aceite sobre la palma de su mano izquierda; 27y con el dedo de su mano derecha hará ante Yahvé siete aspersiones, con el aceite que tiene en la palma de su mano izquierda, 28y pondrá parte del aceite que tiene en su mano, sobre el lóbulo de la oreja derecha del que se purifica, sobre el pulgar de su mano derecha, y sobre el dedo gordo de su pie derecho, en el lugar donde puso la sangre de la víctima por la culpa. 29El resto del aceite que le queda en la mano lo pondrá el sacerdote sobre la cabeza del que se purifica, haciendo expiación por él ante Yahvé. 30Luego ofrecerá según sus posibilidades una de las tórtolas o de los palominos, 31es decir, en la medida de sus recursos, el uno como sacrificio por el pecado, y el otro para holocausto, además de la oblación. De este modo el sacerdote hará expiación ante Yahvé por aquel que se purifica. 32Esta es la ley de purificación para aquel que tiene plaga de lepra y cuyos recursos son limitados.”

La lepra de las casas

33Yahvé habló a Moisés y Aarón y dijo: 34[803]“Cuando hayáis entrado en la tierra de Canaán que Yo os daré en posesión, y ponga la plaga de la lepra en alguna casa de la tierra de vuestra posesión, 35el propietario de la casa irá a avisar al sacerdote, diciendo: Me parece que hay algo como lepra en mi casa. 36El sacerdote antes de entrar en la casa para examinar la lepra, dispondrá su evacuación, para que no quede contaminado todo lo que hay en ella. Después entrará a registrar la casa. 37Si al examinar la plaga observa que las manchas en las paredes de la casa forman cavidades verdosas y rojizas, que parecen hundidas en la pared, 38el sacerdote se retirará del interior hasta la puerta de la casa y cerrará la casa por siete días. 39Volverá el sacerdote al día séptimo y si viere que la lepra se ha extendido en las paredes de la casa, 40mandará arrancar las piedras manchadas y arrojarlas fuera de la ciudad en un lugar inmundo. 41Hará raspar todo el interior de la casa; y el polvo que quiten raspando, lo echarán fuera de la ciudad en un lugar inmundo. 42Luego tomarán otras piedras y las volverán a poner en lugar de aquellas y también otra argamasa para revocar la casa. 43Si con todo la plaga volviere a difundirse en la casa después de arrancar las piedras, y después de raspar y revocar la casa, 44entrará de nuevo el sacerdote, y si viere que la plaga se ha extendido en la casa, es lepra maligna de la casa y esta es inmunda. 45Se derribará aquella casa; y sus piedras y su maderamen y todo el material de la casa, todo será sacado fuera de la ciudad, a un lugar inmundo. 46Quien entrare en esa casa durante todo el tiempo que estuviere cerrada, quedará inmundo hasta la tarde. 47El que durmiere en aquella casa lavará sus vestidos; y también el que comiere en esa casa lavara sus vestidos.

48Mas si el sacerdote al entrar nota que la plaga, después de revocada la casa, no ha cundido en ella, la declarará limpia, pues se ha curado de la plaga. 49Entonces para purificar la casa, tomará dos pájaros, madera de cedro, lana escarlata e hisopo; 50degollará uno de los pájaros sobre una vasija de barro con agua viva: 51y tomando la madera de cedro, el hisopo y la lana escarlata, con el pájaro vivo, los mojará en la sangre del pájaro degollado y en el agua viva y rociará la casa siete veces. 52Así purificará la casa con la sangre del pájaro, con el agua viva, el pájaro vivo, la madera de cedro, el hisopo y la lana escarlata. 53Luego soltará el pájaro vivo fuera de la ciudad, en el campo. De este modo hará expiación por la casa, la cual quedará limpia.

54Esta es la ley para toda clase de lepra y de tina, 55para la lepra del vestido y de la casa, 56y para los tumores y erupciones y manchas blancas, 57para discernir cuándo una cosa es impura y cuándo es pura. Tal es la ley de la lepra.”

LEVÍTICO 15

Pureza sexual

1[804]Habló Yahvé a Moisés y a Aarón, diciendo: 2“Hablad a los hijos de Israel y decidles: Cualquier hombre que tuviere flujo proveniente de su carne es inmundo por su flujo. 3Y esta impureza causada por su flujo, que él se contrae, tanto al destilar su carne el flujo, cuanto al retenerlo, es impureza para él. 4Toda cama en que durmiere el que padece flujo, quedará inmunda; y todo mueble encima del cual se sentare, será impuro. 5Quien tocare su cama lavará sus vestidos, se bañará en agua y quedará impuro hasta la tarde. 6Quien se sentare sobre un mueble donde se haya sentado el que padece flujo, lavará sus vestidos, se bañará en agua y será impuro hasta la tarde. 7Quien tocare la carne del que padece flujo, lavará sus vestidos, se bañará en agua y será impuro hasta la tarde. 8Si el que tiene el flujo escupiere sobre un hombre puro, este lavará sus vestidos, se bañará en agua y quedará impuro hasta la tarde. 9Toda silla de montar sobre la cual haya cabalgado el que padece flujo, será inmunda. 10Quien tocare un objeto que haya estado debajo del (que padece flujo), quedará impuro hasta la tarde. Y el que lo transportare, lavará sus vestidos, se bañará en agua y será impuro hasta la tarde. 11Todo aquel a quien el que padece flujo tocare sin haberse lavado las manos con agua, lavará sus vestidos, se bañará en agua y quedará impuro hasta la tarde. 12Toda vasija de barro tocada por el que padece flujo, será quebrada, y todo utensilio de madera será lavado con agua. 13Si el que padece flujo sanare de su flujo, contará siete días para su purificación; después lavará sus vestidos, se bañará en agua viva y quedará puro. 14Al día octavo tomará dos tórtolas o dos palominos y se presentará ante Yahvé a la entrada del Tabernáculo de la Reunión, para entregarlos al sacerdote. 15El sacerdote los ofrecerá uno como sacrificio por el pecado, el otro en holocausto, y de esta manera el sacerdote hará expiación por él ante Yahvé, por su flujo.

16El hombre que tuviere derrame de semen, lavará con agua todo su cuerpo y quedará impuro hasta la tarde. 17Toda ropa y toda piel sobre la cual se hubiere derramado el semen, será lavada con agua y quedará impura hasta la tarde. 18[805]Cuando el hombre se acostare con la mujer, produciéndose efusión de semen, se lavarán ambos con agua y quedarán impuros hasta la tarde.

19La mujer que tiene flujo, su flujo de sangre en su cuerpo, permanecerá en su impureza por espacio de siete días y quien la tocare será impuro hasta la tarde. 20Aquello sobre que durmiere durante su impureza, quedará impuro, lo mismo que todo aquello en que se sentare. 21Quien tocare el lecho de ella, lavará sus vestidos, se bañará en agua y permanecerá impuro hasta la tarde. 22Quien tocare un objeto cualquiera sobre el cual ella se haya sentado, lavará sus vestidos, se bañará en agua y será impuro hasta la tarde. 23Quien tocare una cosa puesta sobre el lecho o sobre el mueble donde ella se sienta, quedará impuro hasta la tarde. 24[806]Si uno se acuesta con ella, se acarrea la impureza de ella y queda impuro siete días, y toda cama en que él se acueste será inmunda.

25Cuando una mujer tuviere flujo de su sangre durante algunos días, fuera del tiempo de su impureza o cuando el flujo se prolongare más allá del tiempo de su impureza, quedará impura todo el tiempo del flujo de su inmundicia como en los días de su impureza. 26Toda cama en que se acostare durante todo el tiempo de su flujo, le será como la cama de su impureza, y cualquier objeto sobre el que se sentare quedará inmundo, le será como la inmundicia de su impureza. 27Quien los tocare, quedará impuro y lavará sus vestidos, se bañará en agua y quedará impuro hasta la tarde. 28Cuando ella sanare de su flujo, contará siete días, después quedará pura. 29Al octavo día tomará dos tórtolas o dos palominos y los entregará al sacerdote a la entrada del Tabernáculo de la Reunión. 30El sacerdote los ofrecerá, uno como sacrificio por el pecado, el otro en holocausto; y el sacerdote hará expiación por ella ante Yahvé por el flujo de su impureza.

31Así enseñaréis a los hijos de Israel a purificarse de sus impurezas para que no mueran a causa de su impureza por haber contaminado mi Morada, que está en medio de ellos.”

32Esta es la ley respecto del hombre que padece flujo o se mancha con efusión de semen, 33[807]y respecto de la mujer que se mancha con la impureza mensual, y de aquel que padece flujo, ya varón ya mujer, y de aquel que se acuesta con una mujer impura.

LEVÍTICO 16

El gran día de la expiación

1[808]Habló Yahvé a Moisés después de la muerte de los dos hijos de Aarón, los cuales murieron al acercarse a Yahvé; 2[809]y dijo Yahvé a Moisés: “Di a tu hermano Aarón, que no en todo tiempo entre en el Santuario que está tras el velo, delante del propiciatorio que cubre el Arca, no sea que muera: pues Yo me hago ver en la nube encima del propiciatorio.

3He aquí cómo Aarón ha de entrar en el Santuario: tomará un becerro para sacrificio por el pecado y un carnero para holocausto. 4Se vestirá de la túnica santa de lino, se pondrá sobre su carne los calzoncillos de lino, se ceñirá el cinturón de lino y se cubrirá con la mitra de lino. Estas son las vestiduras sagradas que vestirá después de haberse lavado con agua. 5Luego tomará de la Congregación de los hijos de Israel dos machos cabríos para sacrificio por el pecado y un carnero para holocausto. 6Y después de ofrecer su becerro por el pecado para expiación de sí mismo y de su casa, 7tomará Aarón los dos machos cabríos y los presentará ante Yahvé, a la entrada del Tabernáculo de la Reunión. 8[810]Luego Aarón echará suertes sobre los dos machos cabríos, una suerte para Yahvé, y la otra para Asasel. 9Y presentará Aarón el macho cabrío que haya tocado en suerte a Yahvé, ofreciéndolo como sacrificio por el pecado. 10[811]El macho cabrío que por suerte tocare a Asasel, lo colocará vivo delante de Yahvé, para hacer sobre él la expiación y echarlo al desierto, para Asasel.

11Entonces ofrecerá Aarón su becerro por el pecado, para hacer expiación por sí mismo y por su casa, e inmolará su becerro por el pecado. 12Tomará después un incensario lleno de brasas sacadas de sobre el altar que está ante Yahvé, y dos puñados de incienso aromático pulverizado, y llevándolo detrás del velo, 13pondrá el incienso sobre el fuego, delante de Yahvé, para que la nube del incienso envuelva el propiciatorio que está encima del Testimonio y él no muera. 14Tomando luego de la sangre del becerro la derramará con su dedo sobre el frente oriental del propiciatorio, y con su dedo hará siete aspersiones de sangre delante del propiciatorio. 15Después degollará el macho cabrío por el pecado del pueblo, y llevará su sangre detrás del velo, haciendo con su sangre lo que hizo con la sangre del becerro: la derramará sobre el propiciatorio y delante del mismo.

16[812]Así purificará el Santuario de las impurezas de los hijos de Israel y de sus transgresiones y de todos sus pecados. Lo mismo hará con el Tabernáculo de la Reunión, que está entre ellos en medio de sus impurezas. 17Nadie debe estar en el Tabernáculo de la Reunión cuando él entre para hacer la expiación dentro del Santuario, hasta que salga después de haber hecho la expiación por sí mismo, por su casa y por toda la asamblea de Israel. 18Luego saldrá hacia el altar que está ante Yahvé, y lo expiará, tomando de la sangre del becerro y de la sangre del macho cabrío y poniéndola sobre los cuernos del altar todo en torno. 19Hará sobre él con su dedo siete aspersiones de la sangre, y así lo purificará y lo santificará de las impurezas de los hijos de Israel.

20Acabada la expiación del Santuario, del Tabernáculo de la Reunión y del altar, presentará Aarón el macho cabrío vivo; 21[813]y poniendo ambas manos sobre la cabeza del macho cabrío vivo, confesará sobre él todas las iniquidades de los hijos de Israel, y todas las transgresiones y todos los pecados de ellos, y depositándolos sobre la cabeza del macho cabrío, lo enviará al desierto por mano de un hombre designado para ello. 22Así el macho cabrío llevará sobre sí todas las iniquidades de ellos hacia tierra inhabitada, y el hombre soltará al macho cabrío en el desierto.

23Luego entrará Aarón en el Tabernáculo de la Reunión, y quitándose las vestiduras de lino que se había vestido al entrar en el Santuario, las dejará allí, 24lavará su cuerpo con agua en lugar sagrado y se pondrá sus vestiduras. Después saldrá y ofrecerá su holocausto y el holocausto del pueblo, haciendo la expiación por sí mismo y por el pueblo, 25y quemando sobre el altar el sebo de la víctima por el pecado. 26El hombre encargado de soltar al macho cabrío para Asasel, lavará sus vestidos y bañará su cuerpo en agua; después de esto podrá entrar en el campamento. 27El becerro del sacrificio por el pecado y el macho cabrío inmolado por el pecado, cuya sangre fue introducida en el Santuario para hacer expiación, serán sacados fuera del campamento y quemados sus pieles, su carne y sus excrementos. 28El que los queme lavará sus vestidos y se bañará en agua; después de esto podrá entrar en el campamento.

29[814]Será esta para vosotros una ley perpetua: En el mes séptimo, el día décimo del mes, os mortificaréis y no haréis trabajo alguno, ni el indígena, ni el extranjero que mora en medio de vosotros. 30Porque en ese día se hará expiación por vosotros para purificaros y de todos vuestros pecados quedaréis limpios delante de Yahvé. 31Será para vosotros un sábado solemne, en el cual os habéis de mortificar. Ley perpetua será esta. 32La expiación será hecha por el sacerdote ungido y consagrado como sacerdote en lugar de su padre: se vestirá las vestiduras de lino, las vestiduras sagradas, 33y hará la expiación del Santuario de la santidad; expiará el Tabernáculo de la Reunión y el altar, como asimismo hará la expiación por los sacerdotes y por todo el pueblo de la Congregación.

34[815]Esto lo tendréis por precepto perpetuo, para hacer la expiación por los hijos de Israel, por todos sus pecados, una vez al año.” Y se hizo como Yahvé mandara a Moisés.

III. LEYES DE SANTIDAD

LEVÍTICO 17

Acerca del lugar del sacrificio

1[816]Yahvé habló a Moisés, diciendo: 2“Habla a Aarón y a sus hijos y a todos los hijos de Israel, y diles: Esta es la orden que ha dado Yahvé: 3[817]Cualquier hombre de la casa de Israel que degüelle res vacuna u oveja o cabra dentro del campamento, o fuera del mismo, 4sin llevarlos a la entrada del Tabernáculo de la Reunión, para presentarlo como sacrificio a Yahvé ante la Morada de Yahvé, será considerado reo de sangre. Tal hombre ha derramado sangre y será extirpado de en medio de su pueblo. 5Por lo cual presentarán los hijos de Israel sus víctimas que (hasta ahora) sacrificaban en el campo; los presentarán al sacerdote, para Yahvé, a la entrada del Tabernáculo de la Reunión, y los ofrecerán como sacrificios pacíficos a Yahvé. 6El sacerdote derramará la sangre sobre el altar de Yahvé, a la entrada del Tabernáculo de la Reunión, y quemará el sebo en olor agradable a Yahvé. 7[818]De este modo ellos no ofrecerán más sus sacrificios a los demonios, con los cuales están fornicando. Ley perpetua será esta para ellos, de generación en generación.

8Diles, pues: Cualquier hombre de la casa de Israel, o de los extranjeros que moran en medio de vosotros, que ofrezca holocausto o sacrificio, 9y no lo traiga a la entrada del Tabernáculo de la Reunión para sacrificarlo en honor de Yahvé, será extirpado de entre su pueblo.

Prohibición de comer sangre

10Si algún hombre de la casa de Israel, o de los extranjeros que moran en medio de vosotros, comiere cualquier clase de sangre, Yo volveré mi rostro contra el que comiere sangre y lo extirparé de en medio de su pueblo; 11[819]porque la vida de la carne está en la sangre, y Yo os la doy para hacer expiación en el altar por vuestras almas; pues mediante la sangre se hace la expiación de las almas. 12Por eso mando a los hijos de Israel: Ninguno de vosotros comerá sangre; tampoco coma sangre el extranjero que mora en medio de vosotros.

13Todo hombre de la casa de Israel, o de los extranjeros que habitan en medio de ellos, que cazare un animal o un ave que es lícito comer, derramará su sangre y la cubrirá con tierra. 14Porque la vida de toda carne es su sangre, en esta consiste su vida. Por eso mando a los hijos de Israel: No comeréis la sangre de carne alguna, pues la vida de toda carne es su sangre. Quienquiera la comiere, será exterminado.

15Quien de vuestra gente o de los extranjeros comiere carne mortecina, o presa (de fieras), lavará sus vestidos, se bañará en agua, y quedará impuro hasta la tarde; después será puro. 16Si no los lava ni baña su cuerpo, pagará su iniquidad.”

LEVÍTICO 18

Uniones ilícitas e incestuosas

1[820]Habló Yahvé a Moisés, diciendo: 2“Habla a los hijos de Israel y diles: Yo soy Yahvé vuestro Dios. 3No hagáis lo que se hace en la tierra de Egipto, donde habéis morado; ni hagáis lo que se hace en el país de Canaán adonde Yo os llevo; no sigáis sus costumbres. 4Cumplid mis mandamientos y guardad mis preceptos, caminando por ellos. Yo soy Yahvé, vuestro Dios. 5[821]Guardad mis mandamientos y mis preceptos. El hombre que los cumpliere vivirá por ellos. Yo soy Yahvé.

6Ninguno de vosotros se acerque a una consanguínea suya para descubrir su desnudez. Yo soy Yahvé. 7No descubrirás la desnudez de tu padre, ni la desnudez de tu madre. Es tu madre; no descubrirás la desnudez de ella. 8No descubrirás la desnudez de la mujer de tu padre; es la desnudez de tu padre. 9No descubrirás la desnudez de tu hermana, hija de tu padre o hija de tu madre, nacida en casa o fuera de ella. 10No descubrirás la desnudez de la hija de tu hijo o de la hija de tu hija, pues es tu propia desnudez. 11No descubrirás la desnudez de la hija de la mujer de tu padre, engendrada de tu padre, que es tu hermana. 12No descubrirás la desnudez de la hermana de tu padre; es carne de tu padre. 13No descubrirás la desnudez de la hermana de tu madre, es carne de tu madre. 14No descubrirás la desnudez del hermano de tu padre; no te acercarás a su mujer; es tu tía. 15No descubrirás la desnudez de tu nuera; es la mujer de tu hijo; no descubrirás su desnudez. 16No descubrirás la desnudez de la mujer de tu hermano; es la desnudez de tu hermano. 17No descubrirás la desnudez de una mujer y la de su hija, ni tomarás la hija de su hijo ni la hija de su hija para descubrir su desnudez; son parientas cercanas, sería un crimen. 18No tomarás a una mujer juntamente con su hermana, haciéndola rival de ella y descubriendo su desnudez mientras viva la primera. 19Tampoco te acercarás a una mujer en la impureza de su inmundicia para descubrir su desnudez. 20No te juntes carnalmente con la mujer de tu prójimo, contaminándote con ella.

21[822]No darás ningún hijo tuyo para consagrarlo a Moloc; no profanarás así el nombre de tu Dios. Yo soy Yahvé.

22[823]No te acostarás con varón como con mujer; es abominación. 23No te copularás con bestia, contaminándote con ella. La mujer no se pondrá delante de una bestia para unirse con ella; es cosa perversa. 24[824]No os manchéis con ninguna de estas (abominaciones), pues con ellas se han contaminado las naciones que Yo voy a arrojar de vuestra vista. 25Se ha manchado el país, por lo cual castigaré su maldad, y el país vomitará a sus habitantes. 26Vosotros, pues, guardad mis preceptos y mis leyes, y no cometáis ninguna de estas abominaciones, tanto los de vuestro pueblo, como los extranjeros que moran entre vosotros. 27Porque todas estas abominaciones han cometido los hombres de aquella tierra, anteriores a vosotros, y por eso se ha contaminado el país. 28Mirad, no sea que os vomite la tierra, cuando la contaminéis, como vomitó a las naciones anteriores a vosotros; 29porque todos los que cometan una de estas abominaciones, todos ellos serán exterminados de en medio de su pueblo. 30Guardad, pues, mis preceptos; no practiquéis ninguna de estas costumbres abominables que se practicaban antes de vosotros, ni os contaminéis con ellas. Yo soy Yahvé, vuestro Dios.”

LEVÍTICO 19

Diversas leyes morales

1Habló Yahvé a Moisés, diciendo: 2[825]“Habla a toda la Congregación de los hijos de Israel y diles: Sed santos; porque Yo, Yahvé vuestro Dios, soy santo. 3[826]Respete cada cual a su madre y a su padre, y guardad mis sábados. Yo soy Yahvé, vuestro Dios. 4No os volváis hacia los ídolos, ni os hagáis dioses fundidos. Yo soy Yahvé, vuestro Dios.

5Cuando presentéis un sacrificio pacífico a Yahvé, ofrecedlo voluntariamente. 6La víctima se ha de comer el mismo día en que la inmolareis, y al día siguiente; y lo que sobrare hasta el día tercero, será entregado al fuego. 7Si se comiere algo al tercer día, estando ya en putrefacción, no será acepto. 8El que lo coma pagará su iniquidad; porque está profanando lo consagrado a Yahvé. Tal persona será extirpada de entre su pueblo.

9[827]En la recolección de la mies de vuestra tierra no segarás hasta el límite de tu campo, ni respigaras los restos de tu mies. 10Tampoco harás rebusca en tu viña, ni recogerás en tu viña las uvas caídas; las dejarás para el pobre y para el extranjero. Yo soy Yahvé, vuestro Dios.

11No hurtaréis; no usaréis de engaño o mentira entre vosotros.

12[828]No juraréis en falso por mi nombre, ni profanarás el nombre de Dios. Yo soy Yahvé.

13[829]No oprimirás a tu prójimo, ni le despojarás. No quede el salario del jornalero en tu mano hasta el día siguiente.

14No maldecirás al sordo, ni pondrás tropiezo ante el ciego, sino que temerás a tu Dios. Yo soy Yahvé.

15Siendo juez no hagas injusticia, ni en favor del pobre, ni por respeto al grande. Juzgarás a tu prójimo según justicia.

16[830]No andes sembrando calumnias por entre tu pueblo; no te cruces de brazos cuando esté en peligro la vida de tu prójimo. Yo soy Yahvé.

17[831]No odies en tu corazón a tu hermano, pero reprende a tu prójimo, para que no lleves pecado por él. 18[832]No tomarás venganza, ni guardarás rencor contra los hijos de tu pueblo. Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo soy Yahvé.

19[833]Guardad mis mandamientos. No hagas que tus bestias se mezclen con las de otra especie. No siembres tu campo con dos clases distintas de semillas. No lleves vestido tejido de dos clases de hilo.

20Si un hombre duerme con una mujer, teniendo con ella comercio carnal, y ella es sierva y desposada a otro, sin que haya sido rescatada, ni puesta en libertad, serán castigados (ambos), mas no con la muerte, porque ella no era libre. 21El hombre ofrecerá por su culpa a Yahvé un carnero, como sacrificio por el delito, a la entrada del Tabernáculo de la Reunión. 22Con el carnero ofrecido por el delito el sacerdote hará expiación por él ante Yahvé por el pecado cometido, y se le perdonará este pecado.

23Cuando después de entrar en la tierra plantéis todo género de árboles frutales, consideraréis su fruto como incircunciso; por tres años lo consideraréis como incircunciso; no se comerá. 24[834]Al cuarto año todos sus frutos serán consagrados en loor de Yahvé. 25Y desde el quinto año comeréis de su fruto; rendirán entonces mayor fruto. Yo soy Yahvé, vuestro Dios.

26No comáis nada con sangre. No practiquéis adivinación, ni magia.

27[835]No raeréis en forma redonda las extremidades de vuestra cabellera, ni cortarás los bordes de tu barba. 28No haréis sajaduras en vuestra carne, a causa de un muerto; ni os imprimiréis tatuaje. Yo soy Yahvé.

29No profanarás a tu hija, prostituyéndola; no sea que la tierra se entregue a la fornicación y se llene de maldad.

30Guardad mis sábados y respetad mi Santuario. Yo soy Yahvé,

31[836]No consultéis a los que evocan a los muertos, ni a los adivinos. No andéis en busca de ellos para no contaminaros con ellos. Yo soy Yahvé, vuestro Dios.

32Levántate ante las canas y honra el rostro del anciano. Teme a tu Dios. Yo soy Yahvé.

33Cuando un extranjero morare entre vosotros, en vuestra tierra, no le oprimáis. 34El extranjero que morare entre vosotros, os sea como uno de vuestro pueblo. Le amarás como a ti mismo; pues extranjeros habéis sido vosotros en la tierra de Egipto. Yo soy Yahvé, vuestro Dios.

35No hagáis injusticia en los juicios, ni en las medidas de longitud, ni en el peso, ni en las medidas de capacidad. 36[837]Tened balanza justa, peso justo, efa justo e hin justo. Yo soy Yahvé, vuestro Dios, que os saqué del país de Egipto.

37Guardad todos mis preceptos y todos mis mandamientos, y ponedlos en práctica. Yo soy Yahvé.”

LEVÍTICO 20

Sanciones

1Yahvé habló a Moisés y dijo: 2[838]“Di a los hijos de Israel: Cualquier hombre de entre los hijos de Israel o de los extranjeros que habitan en Israel, si entregare uno de sus hijos a Moloc, será muerto irremisiblemente; el pueblo del país lo apedreará. 3Yo mismo volveré mi rostro contra el tal hombre y lo extirparé de en medio de su pueblo, por haber dado un hijo suyo a Moloc, contaminando mi Santuario y profanando mi santo nombre. 4Si el pueblo del país apartare sus ojos de ese hombre que dio uno de sus hijos a Moloc, y no le diere muerte, 5[839]yo mismo volveré mi rostro contra aquel hombre y contra su familia, y le extirparé de entre su pueblo, a él y a todos los que como él se prostituyan a Moloc.

6Si una persona consultare a los que evocan a los muertos, y a los que adivinan, fornicando en pos de ellos, Yo volveré mi rostro contra ella y la extirparé de en medio de su pueblo. 7[840]Santificaos y sed santos; porque Yo soy Yahvé, vuestro Dios. 8Guardad mis leyes y cumplidlas. Yo soy Yahvé quien os santifico. 9Quien maldiga a su padre o a su madre será muerto sin remedio; ha maldecido a su padre o a su madre; recaiga sobre él su sangre.

10[841]El hombre que cometa adulterio con la mujer de otro, con la mujer de su prójimo, ambos serán muertos irremisiblemente, tanto el adúltero como la adúltera.

11El que se acueste con la mujer de su padre, descubre la desnudez de su padre; ambos serán muertos irremisiblemente; recaiga sobre ellos su sangre. 12El hombre que se acueste con su nuera, mueran ambos; han hecho cosa abominable; su sangre recaiga sobre ellos.

13El que se acueste con varón, como se hace con mujer; ambos han cometido abominación: mueran irremisiblemente; su sangre recaiga sobre ellos.

14Si uno toma por mujeres a la hija y a la madre, es un crimen. Serán entregados a las llamas tanto él como ellas, para que no haya tal crimen en medio de vosotros.

15El que se ayuntare con bestia, muera irremisiblemente. Mataréis también la bestia. 16Si una mujer se acerca a una bestia para ayuntarse con ella, matarás a la mujer y a la bestia. Morirán irremisiblemente; recaiga sobre ellos su sangre.

17El que tomare a su hermana, hija de su padre o hija de su madre, viendo así la desnudez de ella, y ella viendo la desnudez de él, es cosa vergonzosa. Se les dará muerte en presencia de los hijos de su pueblo; ha descubierto la desnudez de su hermana; llevará su iniquidad.

18El que se acostare con mujer que padece la indisposición mensual, descubriendo la desnudez de ella, ha descubierto su flujo y ella también ha descubierto el flujo de su sangre. Ambos serán extirpados de entre su pueblo. 19No descubras la desnudez de la hermana de tu madre, ni de la hermana de tu padre, porque es desnudar su propia carne; por eso llevarán su iniquidad. 20[842]El que se acostare con su tía, descubre la desnudez de su tía. Llevarán su pecado; morirán sin prole. 21Si uno se casa con la mujer de su hermano, hace cosa impura, pues descubre la desnudez de su hermano; quedarán sin hijos.

Exhortaciones

22Guardad, pues, todas mis leyes y todos mis preceptos y cumplidlos, no sea que os vomite el país adonde os llevo para habitarlo. 23No caminéis según las costumbres de los pueblos que Yo voy a expulsar de vuestra vista; pues por haber hecho ellos todas esas cosas les tengo asco. 24Mas a vosotros os he dicho: Poseeréis su tierra, la que Yo os daré en herencia, tierra que mana leche y miel. Yo soy Yahvé, vuestro Dios, que os he separado de los demás pueblos.

25Habéis de hacer distinción entre animales puros e impuros, y entre aves impuras y puras; y no os contaminéis, ni con animales, ni con aves, ni con lo que anda arrastrándose por el suelo. Todas esas cosas os he señalado como impuras. 26Sed, pues, santos para Mí, porque Yo, Yahvé, soy santo; y os he elegido de entre los pueblos, para que seáis míos.

27[843]El hombre o la mujer que evoque a los muertos o que se dedique a la adivinación muera irremisiblemente; serán apedreados; recaiga sobre ellos su sangre.”

LEVÍTICO 21

Leyes para los sacerdotes

1Dijo Yahvé a Moisés: “Habla a los sacerdotes, hijos de Aarón, y diles: Nadie se haga impuro si muere uno de su pueblo, 2a no ser un consanguíneo cercano suyo, como su madre, su padre, su hijo, su hija, su hermano, 3o una hermana suya, virgen, que viva con él y no haya sido desposada aún. Por esa puede contaminarse. 4[844]Pues siendo él un jefe en medio de su pueblo no debe contaminarse, haciéndose profano.

5[845](Los sacerdotes) no se raparán la cabeza, ni se cortarán los bordes de su barba, ni se harán sajaduras en su carne. 6Santos han de ser para su Dios y no profanarán el nombre de su Dios; pues son ellos los que presentan los sacrificios que se queman en honor de Yahvé, el pan de su Dios; han de ser santos.

7No tomarán mujer prostituta ni deshonrada, ni tampoco tomarán mujer repudiada de su marido; porque (el sacerdote) está consagrado a su Dios. 8[846]Lo tendrás por santo, porque él es quien presenta el pan de tu Dios; por tanto será santo para ti; pues santo soy Yo, Yahvé, que os santifico. 9[847]Si la hija de un sacerdote se deshonra, prostituyéndose, a su padre deshonra; será entregada al fuego.

10[848]El Sumo Sacerdote entre sus hermanos, sobre cuya cabeza fue derramado el óleo de la unción y que ha sido consagrado para vestir las vestiduras, no desgreñará sus cabellos ni rasgará sus vestidos. 11Tampoco se acercará a ningún muerto; ni siquiera por su padre o por su madre ha de contaminarse. 12No saldrá del Santuario ni profanará el Santuario de su Dios; pues la consagración del óleo de la unción de su Dios está sobre él. Yo soy Yahvé. 13Tomará por esposa una virgen. 14No se casará con viuda, ni repudiada, ni deshonrada, ni prostituida, sino que tomará por esposa una virgen de entre su pueblo. 15Así no deshonrará su descendencia en medio de su pueblo, pues soy Yo Yahvé quien le santifico.”

Irregularidades

16Y habló Yahvé a Moisés y dijo: 17[849]“Habla a Aarón y dile: Ninguno de tu descendencia, durante (todas) sus generaciones, que tenga un defecto corporal, se acercará a presentar el pan de su Dios; 18porque ningún hombre que tenga defecto corporal, ha de acercarse; ni ciego, ni cojo, ni mutilado, ni desproporcionado, 19ni hombre que tenga quebrado el pie o la mano; 20ni jorobado, ni débil, ni enfermo de los ojos, ni sarnoso, ni tiñoso, ni eunuco. 21Ninguno de la estirpe de Aarón que tenga un defecto corporal puede acercarse para ofrecer los sacrificios que se queman en honor de Yahvé. Tiene un defecto corporal, y por eso no puede acercarse para ofrecer el pan de su Dios. 22[850]Sin embargo podrá comer del pan de su Dios, de las cosas santísimas y de las santas, 23mas no penetrará hasta el velo ni se llegará al altar, porque tiene defecto, no sea que profane mis cosas santas; pues Yo soy Yahvé, que los santifico.”

24Moisés dijo esto a Aarón y a sus hijos, y a todos los hijos de Israel.

LEVÍTICO 22

Las comidas sagradas

1[851]Habló Yahvé a Moisés y dijo: 2“Di a Aarón y a sus hijos que respeten las ofrendas santas que los hijos de Israel me consagran y que no profanen mi santo nombre. Yo soy Yahvé. 3Diles: Cualquiera de todo vuestro linaje de vuestras generaciones que siendo, impuro se acercare a las cosas santas que los hijos de Israel consagran a Yahvé, será extirpado delante de Mí. Yo soy Yahvé. 4Ninguno de la estirpe de Aarón que sea leproso o tenga flujo, comerá de las cosas santas, hasta que se purifique. El que tocare a una persona contaminada por contacto con un cadáver, o el que haya tenido un derrame de semen, 5o haya tocado algún reptil que lo contaminó, o a una persona que le contaminó con cualquier clase de impureza: 6quien tocare estas cosas, quedará impuro hasta la tarde, y no comerá de las cosas santas, sino que lavará su cuerpo con agua; 7y después de la puesta del sol quedará limpio y podrá comer de las cosas santas, pues son su alimento. 8No comerá de bestia muerta o desgarrada (por fieras), para no contaminarse con ella. Yo soy Yahvé. 9[852]Que guarden mis preceptos, no sea que cargados de pecados mueran por ellos, por haber profanado (lo santo). Yo soy Yahvé, que los santifico.

10Ningún extraño comerá de las cosas santas; tampoco ningún huésped del sacerdote ni jornalero suyo coma de las cosas santas. 11Pero el esclavo comprado por el sacerdote con su dinero, este podrá comer de ellas, también los siervos nacidos en su casa podrán comer de su pan. 12La hija de un sacerdote casada con hombre extraño, no podrá comer de lo que ha sido alzado de las cosas santas. 13Mas si la hija del sacerdote quedare viuda o repudiada, sin tener hijo, y volviere a la casa de su padre, podrá comer del pan de su padre, como en su juventud; pero ningún extraño comerá de él. 14Quien por ignorancia comiere de cosa santa, la restituirá al sacerdote, añadiendo una quinta parte. 15[853]No profanen, pues, (los sacerdotes) las cosas santas ofrecidas por los hijos de Israel a Yahvé; 16pues los cargarían con la iniquidad del delito que cometen al comer de sus cosas santas. Yo soy Yahvé, que los santifico.”

Santidad de las víctimas

17Habló Yahvé a Moisés, diciendo: 18“Habla a Aarón y a sus hijos y a todos los hijos de Israel y diles: Si alguno de la casa de Israel, o de los extranjeros residentes en Israel, presenta su oblación, sea en cumplimiento de su voto, o como ofrenda voluntaria suya, si la presenta a Yahvé como holocausto, 19la víctima, a fin de alcanzaros gracia, ha de ser macho sin tacha: buey, oveja o cabra. 20No ofrezcáis nada que tenga defecto, pues no será aceptado de vuestras manos. 21Si alguno ofrece a Yahvé ganado mayor o ganado menor como sacrificio pacífico, sea en cumplimiento de un voto, sea como ofrenda voluntaria, ha de ser sin defecto para que sea acepto. No debe tener defecto alguno. 22Animal ciego, o cojo, o mutilado, o ulcerado, o sarnoso, o roñoso no presentaréis ante Yahvé, ni quemaréis nada de ellos en el altar para Yahvé. 23Buey u oveja que tenga un miembro demasiado largo o demasiado corto, los podrás presentar como ofrenda voluntaria, mas para voto no serán aceptos. 24Animal que tenga los testículos aplastados, majados, arrancados o cortados, no lo habéis de ofrecer a Yahvé. No hagáis esto en vuestra tierra. 25Nada recibiréis de la mano del extranjero como pan de vuestro Dios, porque sus ofrendas son corrompidas; hay defecto en ellos; no serán aceptadas de vuestras manos.”

26Y habló Yahvé a Moisés, diciendo: 27[854]“Cuando nace un ternero, o cordero, o cabrito, quedará siete días con su madre; y desde el día octavo en adelante, será agradable para ser ofrecido a Yahvé en sacrificio por el fuego. 28No inmoléis en el mismo día, vaca u oveja juntamente con su cría. 29Al ofrecer a Yahvé un sacrificio en acción de gracias, lo habéis de ofrecer de tal modo que sea aceptado de vuestras manos. 30Será comido ese mismo día; no dejaréis nada de él hasta la mañana. Yo soy Yahvé.

31Guardad mis mandamientos y cumplidlos. Yo soy Yahvé. 32Y no profanéis mi santo nombre, pues Yo he de ser santificado en medio de los hijos de Israel. Yo soy Yahvé que os santifico, 33y que os he sacado de la tierra de Egipto, para ser vuestro Dios. Yo soy Yahvé.”

LEVÍTICO 23

La celebración del sábado

1[855]Habló Yahvé a Moisés, diciendo: 2“Habla a los hijos de Israel y diles: Las fiestas solemnes de Yahvé, que celebraréis como asambleas santas, son estas: 3Seis días se trabajará, mas el séptimo día será día de descanso solemne, asamblea santa, en que no haréis trabajo alguno. Será sábado consagrado a Yahvé dondequiera que habitéis. 4Estas son las fiestas solemnes de Yahvé, las asambleas santas que habréis de celebrar en las fechas señaladas.

La fiesta de Pascua y de los Ácimos

5[856]El mes primero, el día catorce del mes, entre las dos luces, será la Pascua de Yahvé. 6El quince de ese mes se celebrará la fiesta de los Ácimos en honor de Yahvé. Durante siete días comeréis panes ácimos. 7El día primero tendréis asamblea santa; ningún trabajo servil haréis (en él). 8Ofreceréis a Yahvé por siete días sacrificios de combustión. El séptimo día celebraréis asamblea santa; no haréis ningún trabajo servil.”

Las primicias

9Habló Yahvé a Moisés, diciendo: 10[857] “Habla a los hijos de Israel y diles: Cuando, después de entrar en el país que Yo os daré, segareis allí la mies llevareis una gavilla, como primicias de vuestra siega, al sacerdote, 11[858]el cual mecerá la gavilla; delante de Yahvé, para que os sea favorable. El día siguiente al sábado la mecerá el sacerdote. 12Ese mismo día en que meciereis la gavilla, sacrificaréis un cordero primal, sin tacha, en holocausto a Yahvé, 13juntamente con su oblación consistente en dos décimas de flor de harina amasada con aceite, como ofrenda quemada en olor grato para Yahvé. Su libación será de vino, un cuarto de hin. 14[859]No comeréis pan, ni grano tostado, ni espigas nuevas, antes de este mismo día, antes de traer la ofrenda de vuestro Dios. Ley perpetua será esta de generación en generación dondequiera que habitéis.

Pentecostés

15[860]Contaréis siete semanas enteras desde el día siguiente al sábado, (o sea) desde el día en que habréis ofrecido la gavilla de la ofrenda mecida, 16hasta el día siguiente al séptimo sábado —serán cincuenta días— y entonces ofreceréis a Yahvé una nueva oblación. 17Traeréis de vuestras casas para ofrenda mecida dos panes, hechos con dos décimas de flor de harina, y cocidos con levadura, como primicias a Yahvé. 18Juntamente con el pan ofreceréis en holocausto a Yahvé siete corderos primales sin tacha, un becerro y dos carneros, con su ofrenda y sus libaciones, en sacrificio de combustión, de olor grato a Yahvé. 19Ofreceréis también un macho cabrío como sacrificio por el pecado, y dos corderos primales como sacrificio pacífico. 20El sacerdote los mecerá, como ofrenda mecida ante Yahvé, juntamente con el pan de las primicias y con los dos corderos; serán santos a Yahvé y pertenecerán al sacerdote. 21Ese mismo día celebraréis una asamblea santa, y no haréis ningún trabajo servil. Ley perpetua será esta de generación en generación dondequiera que habitéis. 22[861]Cuando segareis la mies de vuestra tierra, no segarás los límites extremos de tu campo, ni recogerás las espigas de tu mies; las dejarás para el pobre y para el extranjero. Yo soy Yahvé, vuestro Dios.”

Año nuevo

23Habló Yahvé a Moisés, diciendo: 24[862]“Habla a los hijos de Israel y diles: En el mes séptimo, el primero del mes, tendréis un descanso solemne, una fiesta memorable con toque de trompetas, una asamblea santa. 25Ningún trabajo servil haréis, y ofreceréis a Yahvé un sacrificio de combustión.”

El día de la expiación

26Habló Yahvé a Moisés, diciendo: 27[863]“El día décimo de este séptimo mes será el día de la Expiación, en el cual tendréis asamblea santa; os mortificaréis y ofreceréis a Yahvé un sacrificio de combustión. 28No haréis en ese día ningún trabajo, pues es día de expiación, en el cual se ha de hacer la expiación por vosotros delante de Yahvé, vuestro Dios. 29Toda persona que en ese día no se mortifique será extirpada de entre su pueblo. 30Y toda persona que en tal día hiciere un trabajo cualquiera, Yo la extirparé de entre su pueblo. 31No haréis, pues, trabajo alguno. Es ley perpetua durante vuestras generaciones dondequiera que habitéis. 32[864]Os será sábado de descanso absoluto, en el cual mortificaréis vuestras almas. El día nueve del mes, comenzando por la tarde, de una tarde a la otra, guardaréis vuestro descanso.”

Fiesta de los Tabernáculos

33Habló Yahvé a Moisés, diciendo: 34[865]“Habla a los hijos de Israel y diles: El día quince de ese séptimo mes (celebraréis) durante siete días la fiesta de los Tabernáculos en honor de Yahvé. 35El día primero habrá asamblea santa y no haréis ningún trabajo servil. 36Durante siete días ofreceréis a Yahvé sacrificios de combustión. El día octavo tendréis asamblea santa y ofreceréis a Yahvé un sacrificio de combustión. Es asamblea solemne. No haréis ningún trabajo servil. 37[866]Estas son las fiestas de Yahvé en que habéis de convocar para asamblea santa y ofrecer a Yahvé sacrificios de combustión, holocaustos, oblaciones, víctimas y libaciones; cada cosa en el día señalado, 38sin contar los sábados de Yahvé, vuestros dones, todos vuestros votos y todas vuestras oblaciones voluntarias que ofrezcáis a Yahvé.

39[867]Celebraréis, pues, el día quince de este séptimo mes, después de haber recolectado los frutos de la tierra, la fiesta en honor de Yahvé durante siete días. El primer día será sábado solemne e igualmente el octavo. 40El primer día tomaréis frutos de árboles hermosos, gajos de palmeras, ramos de árboles frondosos y sauces del arroyo; y os regocijaréis en la presencia de Yahvé, vuestro Dios, por espacio de siete días. 41Celebraréis esta fiesta en honor de Yahvé siete días cada año. Será ley perpetua de generación en generación. En el séptimo mes la celebraréis. 42Durante siete días habitaréis en tabernáculos. Todos los nativos de Israel habitarán bajo tabernáculos, 43para que sepan vuestros hijos que Yo hice habitar bajo tabernáculos a los hijos de Israel cuando los saqué de la tierra de Egipto. Yo soy Yahvé, vuestro Dios.”

44Moisés promulgó estas fiestas de Yahvé a los hijos de Israel.

LEVÍTICO 24

El aceite para las lámparas

1[868]Habló Yahvé a Moisés, diciendo: 2“Manda a los hijos de Israel que te traigan aceite puro de olivas majadas para el candelabro para alimentar continuamente las lámparas. 3Aarón las aderezará fuera del velo del Testimonio, en el Tabernáculo de la Reunión, (para que ardan) de continuo ante Yahvé desde la tarde hasta la mañana. Es ley perpetua para vuestras generaciones. 4El aderezará siempre las lámparas del candelabro (de oro) puro que está delante de Yahvé.

Los panes de la proposición

5[869]Tomarás flor de harina, y cocerás de ella doce tortas. Dos décimas tomarás para cada torta. 6Las colocarás en dos pilas, seis en cada pila, sobre la mesa pura delante de Yahvé. 7Pondrás sobre cada pila incienso puro, que haga del pan un memorial que se ofrece a Yahvé mediante el fuego. 8Cada sábado se aderezará delante de Yahvé continuamente el pan de parte de los hijos de Israel. Será una alianza perpetua. 9Pertenecerá a Aarón y a sus hijos, que lo comerán en lugar sagrado; porque es para él cosa santísima como las ofrendas hechas a Yahvé mediante el fuego. Es ley perpetua.”

Castigo de un blasfemo

10Se metió entre los hijos de Israel el hijo de una mujer israelita, pero de padre egipcio; y riñeron en el campamento el hijo de la israelita y un hombre de Israel. 11[870]Y blasfemó el hijo de la israelita el nombre (de Dios) y le maldijo, por lo cual le condujeron a Moisés. El nombre de su madre era Selomit, hija de Dibrí, de la tribu de Dan. 12Le guardaron en prisión esperando el juicio por boca de Yahvé. 13Y Yahvé habló a Moisés, y dijo: 14[871]“Saca al blasfemo fuera del campamento, y todos los que le oyeron pongan las manos sobre su cabeza, y apedréele todo el pueblo. 15Y dirás a los hijos de Israel estas palabras: “Cualquier hombre que maldijere a su Dios llevara sobre sí su pecado. 16Quien blasfemare el Nombre de Yahvé muera irremisiblemente; toda la Congregación le apedreará. El extranjero y el indígena cuando blasfemare el Nombre morirá.”

La ley del talión

17Quien hiriere a otro mortalmente, muera irremisiblemente. 18Quien hiriere mortalmente a una bestia restituirá otra por ella. Bestia por bestia. 19[872]Si alguno causare una herida a otro, según hizo él, así se le hará; 20fractura por fractura, ojo por ojo, diente por diente; se le hará la misma lesión que él haya causado a otro. 21Quien matare una bestia hará restitución por ella, mas quien matare a un hombre, morirá. 22Una misma ley tendréis para el extranjero y para los de vuestro pueblo; porque Yo soy Yahvé, vuestro Dios.”

23Habló entonces Moisés a los hijos de Israel, y sacaron al blasfemo fuera del campamento y le apedrearon. Así hicieron los hijos de Israel como Yahvé había mandado a Moisés.

LEVÍTICO 25

El año sabático

1Habló Yahvé a Moisés en el monte Sinaí y dijo: 2[873]“Habla a los hijos de Israel y diles: Después de vuestra entrada en el país que Yo os daré, descansará también la tierra su sábado en honor de Yahvé. 3Seis años sembrarás tu campo, y seis años podarás tu viña y recogerás sus frutos; 4pero el séptimo año será para la tierra un sábado de absoluto descanso, un sábado en honor de Yahvé: No sembrarás tu campo, ni podarás tu viña. 5No segarás lo que de suyo naciere de tu siega (anterior), ni recogerás las uvas de tu viña sin podar. Año de descanso absoluto será para la tierra. 6Lo que la tierra diere durante el descanso os servirá de alimento a ti, a tu siervo, a tu sierva, a tu jornalero y al extranjero que mora contigo. 7También a tus ganados y a los animales de tu tierra, servirán de alimento todos sus frutos.

El año jubilar

8Contarás siete semanas de años, siete veces siete años; de modo que el tiempo de las siete semanas de años vendrá a sumar cuarenta y nueve años. 9Entonces, en el mes séptimo, el diez del mes, harás resonar la trompeta sonora; en el día de la Expiación haréis resonar la trompeta por toda vuestra tierra. 10Santificaréis el año quincuagésimo, y proclamaréis en el país libertad para todos sus habitantes. Será para vosotros un jubileo; cada uno recobrará su propiedad, y cada cual regresará a su familia. 11Un jubileo os será el año quincuagésimo; no sembraréis, ni segaréis lo que de suyo naciere de ella, ni vendimiaréis la viña, que ha quedado sin podar; 12porque es el jubileo, que os será santo. Comeréis el producto espontáneo del campo.

13[874]En este año jubilar volveréis cada cual a vuestra propiedad. 14Si vendiereis algo a vuestro conciudadano o le comprareis alguna cosa, mirad que nadie perjudique a su hermano. 15Conforme al número de los años transcurridos después del jubileo lo comprarás a tu conciudadano, y conforme al número de los años de cosecha él te lo ha de vender. 16Cuanto más numerosos sean los años, tanto más cobrarás; y cuanto menos años queden, tanto más lo bajarás, porque el número de cosechas es lo que él te vende. 17Nadie oprima a su prójimo, antes bien teme a tu Dios; pues Yo soy Yahvé, vuestro Dios.

18Guardad mis mandamientos y observad mis preceptos y cumplidlos; así viviréis seguros en la tierra; 19y la tierra dará su fruto, y comeréis hasta saciaros; y habitaréis tranquilamente en ella. 20Y si preguntáis: ¿Qué comeremos el año séptimo, puesto que no sembraremos ni recogeremos nuestros productos? 21(Sabed que) Yo os mandaré mi bendición en el año sexto, de modo que (la tierra) producirá frutos para tres años; 22sembraréis el año octavo, y seguiréis comiendo de la cosecha añeja hasta el año noveno. Hasta que venga su cosecha seguiréis comiendo de lo añejo.

Restitución de las posesiones

23[875]El suelo no puede venderse a perpetuidad, pues mía es la tierra, puesto que vosotros sois para mí como extranjeros y peregrinos. 24En todo el país de vuestra posesión concederéis derecho de rescatar la tierra. 25[876]Si se empobreceré tu hermano y vendiere algo de su posesión, vendrá su rescatador, el pariente suyo más cercano, y rescatará lo vendido por su hermano. 26Si uno no teniendo rescatador adquiriere él mismo medios y hallare lo suficiente para rescatarlo, 27haga el cómputo de los años transcurridos después de la venta y pague al comprador la suma restante; así recobrará su posesión. 28Pero si no hallare lo suficiente para recobrarla, lo vendido quedará en poder del comprador hasta el año jubilar; y en el jubileo será libre, y (el vendedor) la recobrará de nuevo.

29Si uno vendiere una casa de habitación en ciudad amurallada, durará su derecho de rescatarla hasta cumplirse el año de su venta. Un año entero durará su derecho de rescate. 30En caso de no ser rescatada dentro de un año entero, la casa situada en ciudad amurallada quedará para siempre al comprador y a sus descendientes. No saldrá de su poder en el jubileo. 31Mas las casas de las aldeas no amuralladas serán tratadas como los campos del país: pueden rescatarse, y en el año jubilar quedan libres. 32[877]En cuanto a las ciudades de los levitas, podrán siempre rescatar las casas de las ciudades de su posesión. 33Si uno compra una casa de los levitas, la casa vendida, en la ciudad de su posesión, saldrá libre en el jubileo: porque las casas de las ciudades de los levitas son su posesión en medio de los hijos de Israel. 34Tampoco pueden venderse los campos en torno a las ciudades de ellos, pues son posesión de ellos a perpetuidad.

Leyes en favor de los pobres y esclavos

35[878]Si tu hermano empobreciere y se apoya sobre ti, lo sostendrás, sea extranjero o advenedizo, para que pueda vivir junto a ti. 36No tomarás de él interés ni usura, antes bien teme a tu Dios y deja vivir a tu hermano junto a ti. 37No le cobrarás interés por tu dinero ni le darás tus víveres a usura. 38Yo Soy Yahvé, vuestro Dios, que os saqué de la tierra de Egipto para daros la tierra de Canaán, a fin de ser vuestro Dios.

39Si empobreciere tu hermano a tu lado y se te vendiere, no le impondrás trabajos de esclavo; 40estará contigo como jornalero y como advenedizo, te servirá hasta el año del jubileo. 41Entonces saldrá libre de tu casa, él y sus hijos juntamente con él, y volverá a su familia y a la posesión de sus padres. 42[879]Porque son mis siervos, a quienes Yo saqué de la tierra de Egipto; no han de ser vendidos como esclavos. 43No le dominarás con dureza, sino que tendrás temor a tu Dios. 44Los siervos y las siervas que necesites serán de las naciones que os rodean; de ellos podréis adquirir siervos y siervas. 45También de los hijos de los advenedizos que moran en medio de vosotros podréis comprarlos, y de sus familias residentes entre vosotros, es decir, de los nacidos en vuestra tierra. Esos serán vuestra propiedad. 46Los dejaréis en herencia a vuestros hijos después de vosotros como posesión hereditaria. A los tales podréis tener por siervos a perpetuidad. Pero si se trata de vuestros hermanos, los hijos de Israel, ninguno de vosotros domine a su hermano con dureza.

47Si el extranjero o advenedizo que mora contigo, adquiriere riquezas, y si junto a él tu hermano empobreciere y se vendiere al extranjero que mora contigo, o a algún descendiente de la familia del extranjero; 48después de haberse vendido le quedará el derecho al rescate: uno de sus hermanos podrá rescatarlo. 49Lo rescatará su tío, o el hijo de su tío; o algún pariente cercano suyo dentro de su parentela podrá rescatarlo, o si alcanzare los medios, él mismo podrá rescatarse. 50Hará el cómputo con aquel que le compró, desde el año de su venta hasta el año del jubileo; el precio de su venta será según el número de años, los días (de su trabajo) le serán computados como los de un jornalero. 51Si faltan todavía muchos años, pagará en proporción de ellos el precio de su rescate, descontándolo del precio con que fue comprado. 52Y si faltan pocos años hasta el año del jubileo, hará el mismo cómputo; en proporción de los años pagará el precio de su rescate. 53[880]Como quien trabaja a jornal año por año, así estará con él; no permitas que le trate con dureza ante tus ojos. 54Si no fuere rescatado por otros, quedará libre el año del jubileo, él y sus hijos juntamente con él. 55Porque siervos míos son los hijos de Israel; siervos míos son, a quienes Yo he sacado del país de Egipto. Yo soy Yahvé, vuestro Dios.”

IV. CONCLUSIONES

LEVÍTICO 26

Bendiciones

1[881]“No os hagáis ídolos, ni erijáis imágenes ni estelas de culto; no coloquéis en vuestra tierra piedras esculpidas para postraros ante ellas, porque Yo soy Yahvé, vuestro Dios. 2[882]Observad mis sábados, y respetad mi Santuario. Yo soy Yahvé. 3[883]Si siguiereis mis leyes y guardareis mis mandamientos, poniéndolos en práctica, 4os enviaré las lluvias a su tiempo, para que la tierra de sus productos y el árbol del campo su fruto. 5[884] El tiempo de trillar la mies se prolongará entre vosotros hasta la vendimia, y la vendimia se prolongará hasta la siembra, y comeréis vuestro pan en abundancia, y habitaréis en seguridad en vuestra tierra. 6Yo daré paz al país, y dormiréis sin que nadie os espante; haré desaparecer del país las bestias feroces, y la espada no pasara por vuestra tierra. 7Perseguiréis a vuestros enemigos, que caerán ante vosotros al filo de la espada. 8Cinco de vosotros perseguirán a cien, y cien de vosotros pondrán en fuga a diez mil; y vuestros enemigos caerán ante vosotros al filo de la espada. 9Yo volveré hacia vosotros mi rostro. Yo os haré fecundos y os multiplicaré y mantendré mi alianza con vosotros. 10Comeréis frutos añejos, muy añejos, hasta echar fuera los añejos para dar cabida a los nuevos. 11[885]Estableceré mi morada en medio de vosotros, y no os detestará mi alma. 12En medio de vosotros marcharé, y seré vuestro Dios, y vosotros seréis mi pueblo. 13Yo soy Yahvé, vuestro Dios, que os saqué de la tierra de Egipto, para que no fueseis sus esclavos; rompí las coyundas de vuestro yugo y os hice andar erguida la cabeza.

Amenazas y maldiciones

14[886]Pero si no me escucháis ni cumplís todos estos mandamientos; 15si despreciáis mis leyes y rechazáis mis preceptos, no haciendo caso de todos mis mandamientos y rompiendo mí pacto, 16mirad lo que Yo entonces haré con vosotros: Traeré sobre vosotros el espanto, la consumación y la fiebre, que os abrasen los ojos y os consuman el alma. Sembraréis en vano vuestra semilla, pues se la comerán vuestros enemigos. 17[887]Me volveré contra vosotros, de modo que seréis derrotados ante vuestros enemigos; os tiranizarán los que os aborrecen, y huiréis sin que nadie os persiga.

18Si ni aun con esto me obedeciereis, volveré a castigaros siete veces más por vuestros pecados. 19Quebrantaré vuestra orgullosa fuerza y haré vuestro cielo como hierro y vuestra tierra como bronce. 20Os esforzaréis inútilmente, pues vuestra tierra no dará sus productos, ni el árbol del campo sus frutos. 21Y si siguiereis oponiéndoos a Mí y no quisiereis oírme, volveré a castigaros siete veces más a causa de vuestros pecados. 22Soltaré contra vosotros las fieras del campo, que os privarán de vuestros hijos, destrozarán vuestro ganado y os reducirán a pocos, de modo que vuestros caminos queden desiertos.

23Si aun con esto no os dejareis corregir por Mí sino que siguiereis en oposición conmigo, 24Yo también me opondré a vosotros, y os castigaré también por mi parte siete veces más por vuestros pecados. 25Traeré sobre vosotros la espada de la venganza que vengue mi pacto; y si os refugiareis en vuestras ciudades, enviaré la peste en medio de vosotros y seréis entregados en mano de vuestros enemigos. 26Cuando Yo os quebrantare el sostén del pan, diez mujeres cocerán (todo) vuestro pan en un solo horno, y os lo darán por peso; comeréis y no os saciaréis.

27Si después de esto todavía no obedeciereis y siguiereis oponiéndoos a Mí, 28Yo me opondré a vosotros con saña, y os castigaré Yo también siete veces más por vuestros pecados. 29[888]Comeréis la carne de vuestros hijos, y también la carne de vuestras hijas devoraréis. 30[889]Destruiré vuestros lugares altos, abatiré vuestras estatuas, echaré vuestros cadáveres sobre los cadáveres de vuestros ídolos, y mi alma os detestará. 31Convertiré vuestras ciudades en desiertos y devastaré vuestros santuarios, no aceptaré ya más el olor grato de vuestros sacrificios; 32y asolaré el país a tal extremo, que queden atónitos vuestros mismos enemigos al ocuparlo. 33[890]A vosotros, empero, os esparciré entre las naciones, y desenvainaré la espada en pos de vosotros. Vuestro país será un yermo, y vuestras ciudades un desierto.

34[891]Entonces disfrutará la tierra de sus sábados, todos los días que dure la desolación y vosotros estéis en la tierra de vuestros enemigos; entonces sí que descansará la tierra y gozará de sus sábados. 35Durante todo el tiempo de la desolación descansará, lo que no pudo hacer en vuestros sábados cuando habitabais en ella.

36[892]A los que quedaren de vosotros, les infundiré abatimiento en sus corazones en la tierra de sus enemigos; el ruido de una hoja que se vuela, los pondrá en fuga, huirán como quien huye de la espada, y caerán sin que nadie los persiga. 37Se atropellarán unos a otros, como delante de la espada, aunque nadie los persiga; y no podréis levantaros en presencia de vuestros enemigos. 38Pereceréis entre las naciones, y os devorará la tierra de vuestros enemigos. 39Y quienes de vosotros sobrevivan, serán consumidos por su propia iniquidad en los países de vuestros enemigos; y también por las iniquidades de sus padres serán consumidos como ellos.

Conversión de Israel

40Entonces cuando confesaren sus iniquidades y las iniquidades de sus padres, las que cometieron contra Mí por sus infidelidades; y cuando confesaren cómo me resistieron, 41[893]y cómo Yo por eso mismo resistí a ellos y los llevé al país de sus enemigos; cuando se doblegare su corazón incircunciso, y ellos aceptaren el castigo de su iniquidad, 42Yo entonces me acordaré de mi alianza con Jacob, y también de mi alianza con Isaac, y asimismo de mi alianza con Abrahán; y me acordaré del país. 43Pero antes la tierra será abandonada por ellos y disfrutará de sus sábados, mientras quede desolada en su ausencia. Entretanto aceptarán el castigo de su iniquidad, por cuanto desecharon mis leyes y su alma detestó mis mandamientos. 44Pero aun con todo esto, estando ellos en tierra enemiga, no los desecharé ni los detestaré hasta destruirlos, anulando mi alianza con ellos, porque Yo soy Yahvé, su Dios, 45sino que me acordaré en favor de ellos, de la alianza hecha con sus padres, a quienes saqué de la tierra de Egipto, a vista de las naciones, para ser su Dios. Yo soy Yahvé.”

46Estos son los mandamientos, estatutos y leyes que Yahvé estableció entre Él y los hijos de Israel en el monte Sinaí, por boca de Moisés.

V. APÉNDICE

LEVÍTICO 27

Los votos

1[894]Habló Yahvé a Moisés, diciendo: 2“Habla a los hijos de Israel y diles: Si uno hiciere un voto a Yahvé tocante a personas, estas (serán valoradas) según tu tasación. 3[895]Si el objeto de tu tasación es un varón de veinte a sesenta años, tu valuación será de cincuenta siclos de plata, según el siclo del santuario. 4Mas si se trata de una mujer, tu valuación será de treinta siclos. 5De los cinco a los veinte años, tu valuación será, para varón, veinte siclos; para mujer, diez siclos. 6De un mes hasta la edad de cinco años, será tu valuación para niño cinco siclos de plata; para niña será tu valuación tres siclos de plata. 7De sesenta años para arriba, será tu valuación, para varón, quince siclos; para mujer, diez siclos. 8Si uno es tan pobre que no puede pagar tu valuación, será presentado al sacerdote, el cual le tasará a razón de los recursos que tenga el oferente.

9Si se trata de un animal que se puede ofrecer a Yahvé en oblación, todo lo que de él se diere a Yahvé será santo. 10No se mudará ni se trocará bueno por malo, ni malo por bueno; y si de alguna manera se permutare un animal por otro, tanto el trocado como su sustituto serán cosa santa. 11Mas si es uno de los animales impuros, de los que no se puede ofrecer como oblación a Yahvé, será presentado el animal al sacerdote, 12el cual lo tasará según sea bueno a malo; y se hará conforme a la estimación del sacerdote. 13Si uno quisiere redimirlo, añada un quinto a tu valuación.

14Si alguno consagra su casa, para que sea santa a Yahvé, la tasará el sacerdote, según sea buena o mala. Conforme a la valuación del sacerdote, así será. 15Si el que consagró la casa desea rescatarla, añada la quinta parte al precio de tu valuación, y será suya.

16[896]Si uno consagra parte del campo de su posesión a Yahvé, será tu valuación según la cantidad de semilla necesaria para sembrarlo: a razón de cincuenta siclos por cada hómer de cebada. 17[897]Si él consagró su campo desde el año del jubileo, se atendrá a tu valuación. 18Mas si consagra su campo después del jubileo, el sacerdote hará la valuación del precio a razón de los años que queden hasta el año del jubileo; y según eso será el descuento de tu valuación. 19Si el que consagró el campo desea rescatarlo, añada la quinta parte al precio de tu valuación, y quedará suyo. 20Pero si no rescata el campo, y este se vendiere a otro, el campo no podrá ser rescatado en adelante. 21Ese campo, cuando salga libre en el jubileo, será consagrado a Yahvé como campo de anatema, y pertenecerá al sacerdote.

22Si alguno consagra a Yahvé un campo que compró y que no forma parte de su patrimonio, 23el sacerdote le calculará el importe de la valuación hasta el año del jubileo; y él pagará ese mismo día la suma de la valuación como cosa consagrada a Yahvé. 24El año del jubileo volverá el campo al vendedor, al que pertenece como propietario del campo. 25Todas tus valuaciones se harán según el siclo del Santuario; veinte güeras son un siclo.

26[898]Nadie, empero, podrá consagrar los primogénitos de los animales, que por ser primogénitos son de Yahvé. Sean del ganado mayor o del menor, pertenecen a Yahvé. 27Si se trata de un animal impuro, y uno desea rescatarlo según tu estimación, añada la quinta parte al precio; más si no fuere rescatado, sea vendido conforme a tu valuación.

28[899]Nada de lo que uno de toda su propiedad dedique a Yahvé con anatema, sea hombre o bestia o campo de su posesión, podrá venderse ni rescatarse. Toda cosa dedicada con anatema es sacratísima para Yahvé. 29Ninguna persona consagrada con anatema podrá ser rescatada; muera irremisiblemente.

Los diezmos

30El diezmo entero de la tierra, tanto de las semillas de la tierra como de los frutos de los árboles, es de Yahvé; es cosa consagrada a Yahvé. 31Si alguno quiere rescatar parte de su diezmo, añada la quinta parte a su precio. 32Cada décimo animal del ganado mayor y del ganado menor, de todo lo que pasa bajo el cayado, cada décima cabeza será consagrada a Yahvé. 33No se escogerá entre animal bueno o malo, ni se ha de trocar; y si hiciere trueque, tanto el animal trocado como su sustituto serán cosas santas; no podrán ser rescatados.”

34Estos son los mandamientos que Yahvé dio a Moisés para los hijos de Israel en el monte Sinaí.

NÚMEROS

# · 1 · 2 · 3 · 4 · 5 · 6 · 7 · 8 · 9 · 10 · 11 · 12 · 13 · 14 · 15 · 16 · 17 · 18 · 19 · 20 · 21 · 22 · 23 · 24 · 25 · 26 · 27 · 28 · 29 · 30 · 31 · 32 · 33 · 34 · 35 · 36

I. PREPARATIVOS PARA SALIR DEL DESIERTO

NÚMEROS 1

El censo del pueblo

1[900]El segundo año después de la salida del país de Egipto, el primer día del mes segundo, habló Yahvé a Moisés en el desierto del Sinaí, en el Tabernáculo de la Reunión, diciendo: 2[901]“Haced el censo de toda la Congregación de los hijos de Israel, según sus familias y casas paternas, contando por cabezas los nombres de todos los varones 3de veinte años para arriba de todos los israelitas aptos para la guerra. Tú y Aarón los contaréis según sus escuadrones. 4Os acompañará un hombre de cada tribu, que sea cabeza de su casa paterna.

5Estos son los nombres de los varones que os ayudarán: De Rubén, Elisur, hijo de Sedeur, 6de Simeón, Selumiel, hijo de Surisadai; 7de Judá, Naasón, hijo de Aminadab; 8de Isacar, Natanael, hijo de Suar; 9de Zabulón, Eliab, hijo de Helón; 10de los hijos de José: de Efraím, Elisamá, hijo de Amiud; de Manasés, Gamaliel, hijo de Pedasur: 11de Benjamín, Abidán, hijo de Gedeoní; 12de Dan, Ahiéser, hijo de Amisadai; 13de Aser, Pagiel, hijo de Ocrán; 14de Gad, Eliasaf, hijo de Deuel; 15de Neftalí, Ahirá, hijo de Enan.” 16[902]Estos fueron los designados de entre la Congregación. Eran los príncipes de las tribus de sus padres y cabezas de los millares de Israel.

17Moisés y Aarón tomaron a estos hombres designados nominalmente 18y reunieron a toda la Congregación el día primero del segundo mes. Entonces fueron registrados, cabeza por cabeza, los varones de veinte años para arriba, según sus familias y casas paternas, conforme al número de los nombres. 19Como Yahvé había mandado a Moisés, así los contó este en el desierto del Sinaí.

El resultado del censo

20[903]Hijos de Rubén, primogénito de Israel. Fueron alistados sus descendientes según sus familias y casas paternas, nominalmente y cabeza por cabeza, todos los varones de veinte años para arriba, todos los aptos para la guerra, 21y fueron contados de la tribu de Rubén cuarenta y seis mil quinientos.

22Hijos de Simeón. Fueron alistados sus descendientes, según sus familias y casas paternas, nominalmente y cabeza por cabeza, todos los varones de veinte años para arriba, todos los aptos para la guerra; 23y fueron contados de la tribu de Simeón cincuenta y nueve mil trescientos.

24Hijos de Gad. Fueron alistados nominalmente sus descendientes, según sus familias y casas paternas, los de veinte años para arriba, todos los aptos para la guerra; 25y fueron contados de la tribu de Gad cuarenta y cinco mil seiscientos cincuenta.

26Hijos de Judá. Fueron alistados nominalmente sus descendientes, según sus familias y casas paternas, los de veinte años para arriba, todos los aptos para la guerra; 27y fueron contados de la tribu de Judá setenta y cuatro mil seiscientos.

28Hijos de Isacar. Fueron alistados nominalmente sus descendientes, según sus familias y casas paternas, los de veinte años para arriba, todos los aptos para la guerra; 29y fueron contados de la tribu de Isacar cincuenta y cuatro mil cuatrocientos.

30Hijos de Zabulón. Fueron alistados nominalmente sus descendientes, según sus familias y casas paternas, de veinte años para arriba, todos los aptos para la guerra; 31y fueron contados de la tribu de Zabulón cincuenta y siete mil cuatrocientos.

32Hijos de José, hijos de Efraím. Fueron alistados nominalmente sus descendientes, según sus familias y casas paternas, los de veinte años para arriba, todos los aptos para la guerra; 33y fueron contados de la tribu de Efraím cuarenta mil quinientos.

34Hijos de Manasés. Fueron alistados nominalmente sus descendientes, según sus familias y sus casas paternas, los de veinte años para arriba, todos los aptos para la guerra; 35y fueron contados de la tribu de Manasés treinta y dos mil doscientos.

36Hijos de Benjamín. Fueron alistados nominalmente sus descendientes, según sus familias y sus casas paternas, los de veinte años para arriba, todos los aptos para la guerra; 37y fueron contados de la tribu de Benjamín treinta y cinco mil cuatrocientos.

38Hijos de Dan. Fueron alistados nominalmente sus descendientes, según sus familias y casas paternas, los de veinte años para arriba, todos los aptos para la guerra; 39y fueron contados de la tribu de Dan sesenta y dos mil setecientos.

40Hijos de Aser. Fueron alistados nominalmente sus descendientes, según sus familias y casas paternas, los de veinte años para arriba, todos los aptos para la guerra; 41y fueron contados de la tribu de Aser cuarenta y un mil quinientos.

42Hijos de Neftalí. Fueron alistados nominalmente sus descendientes, según sus familias y casas paternas, los de veinte años para arriba, todos los aptos para la guerra; 43y fueron contados de la tribu de Neftalí cincuenta y tres mil cuatrocientos.

44Estos son los empadronados, a quienes contaron Moisés y Aarón, con los doce príncipes de Israel, uno por cada casa paterna, 45[904]y fue el número de todos los empadronados de los hijos de Israel, según sus casas paternas, de veinte años para arriba, todos aptos para la guerra: 46el número de todos esos empadronados fue de seiscientos tres mil quinientos cincuenta.

Exención de los levitas

47Los levitas no fueron contados como los otros, según la tribu de sus padres; 48porque Yahvé habló a Moisés, diciendo: 49[905]“No contarás la tribu de Leví, y no harás su censo entre los hijos de Israel. 50Encargarás a los levitas el cuidado del Tabernáculo del Testimonio, con todos sus utensilios, y todo cuanto le pertenece: ellos llevarán el Tabernáculo y todos sus utensilios, ejercerán allí su ministerio y acamparán alrededor del Tabernáculo. 51[906]Al ponerse en marcha el Tabernáculo, los levitas lo desarmarán; y al pararse el Tabernáculo, los levitas lo armarán; y el extraño que se acercare morirá. 52Los hijos de Israel fijarán sus tiendas, cada (tribu) en su campamento, y bajo su bandera, según sus escuadrones; 53los levitas, en cambio, acamparán alrededor del Tabernáculo del Testimonio, para que la ira (de Dios) no estalle contra la Congregación de los hijos de Israel. Los levitas estarán encargados de guardar el Tabernáculo del Testimonio.”

NÚMEROS 2

Disposiciones para el campamento y la marcha

1Habló Yahvé a Moisés y a Aarón, diciendo: 2“Los hijos de Israel acamparán cada cual junto a su bandera, bajo las enseñas de sus casas paternas; acamparán frente al Tabernáculo de la Reunión, todo en torno a él. 3[907]Delante, al oriente, se fijará la bandera del campamento de Judá, según sus escuadrones, siendo el príncipe de los hijos de Judá, Naasón, hijo de Aminadab. 4Su ejército es, según el censo, de setenta y cuatro mil seiscientos hombres. 5A su lado acampará la tribu de Isacar, siendo el príncipe de los hijos de Isacar, Natanael, hijo de Suar. 6Su ejército es, según el censo, de cincuenta y cuatro mil cuatrocientos. 7Luego la tribu de Zabulón, siendo el príncipe de los hijos de Zabulón, Eliab, hijo de Helón. 8Su ejército es, según el censo, de cincuenta y siete mil cuatrocientos. 9El total del campamento de Judá es, según el censo, de ciento ochenta y seis mil cuatrocientos, divididos en sus escuadrones. Estos son los primeros en ponerse en marcha.

10Al mediodía se ubicará la bandera del campamento de Rubén, según sus escuadrones, siendo el príncipe de los hijos de Rubén, Elisur, hijo de Sedeur. 11Su ejército es, según el censo, de cuarenta y seis mil quinientos. 12A su lado acampará la tribu de Simeón, siendo el príncipe de los hijos de Simeón, Selumiel, hijo de Surisadai. 13Su ejército es, según el censo, de cincuenta y nueve mil trescientos. 14Luego la tribu de Gad, siendo el príncipe de los hijos de Gad, Eliasaf, hijo de Deuel. 15Su ejército es, según el censo, de cuarenta y cinco mil seiscientos cincuenta. 16El total del campamento de Rubén es, según el censo, de ciento cincuenta y un mil cuatrocientos cincuenta, repartidos en sus escuadrones. Ellos se pondrán en marcha los segundos.

17[908]Después se pondrá en marcha el Tabernáculo de la Reunión, es decir, el campamento de los levitas, en medio de los campamentos. Según el orden en que acampen, así se pondrán en marcha, cada uno en su lugar y bajo su bandera.

18Al occidente estará la bandera del campamento de Efraím, con sus tropas, siendo el príncipe de los hijos de Efraím, Elisamá, hijo de Amiud. 19Su ejército es según el censo, de cuarenta mil quinientos. 20Junto a él estará la tribu de Manasés, siendo el príncipe de los hijos de Manasés, Gamaliel, hijo de Pedasur. 21Su ejército es, según el censo, de treinta y dos mil doscientos. 22Luego la tribu de Benjamín, siendo el príncipe de los hijos de Benjamín, Abidán, hijo de Gedeoní. 23Su ejército es, según el censo, de treinta y cinco mil cuatrocientos. 24El total del campamento de Efraím es, según el censo de ciento ocho mil cien, repartidos en sus escuadrones. Ellos se pondrán en marcha los terceros.

25Al norte estará la bandera del campamento de Dan, según sus ejércitos, siendo el príncipe de los hijos de Dan, Ahiéser, hijo de Amisadai. 26Su ejército es, según el censo, de sesenta y dos mil setecientos. 27Junto a él acampará la tribu de Aser, siendo el príncipe de los hijos de Aser, Pagiel, hijo de Ocrán. 28Su ejército es, según el censo, de cuarenta y un mil quinientos. 29Luego la tribu de Neftalí, siendo el príncipe de los hijos de Neftalí, Ahirá, hijo de Enán. 30Su ejército es, según el censo, de cincuenta y tres mil cuatrocientos. 31El total del campamento de Dan es, según el censo, de ciento cincuenta y siete mil seiscientos. Ellos se pondrán en marcha los postreros, según sus banderas.”

32[909]Estos son los hijos de Israel inscriptos en el censo, según sus casas paternas. El total de los campamentos, según sus ejércitos respectivos, sumaba seiscientos tres mil quinientos cincuenta. 33Los levitas no figuran en este censo de los hijos de Israel; así lo había mandado Yahvé a Moisés. 34E hicieron los hijos de Israel conforme a todo lo que Yahvé había ordenado a Moisés: acampaban bajo sus banderas, y se ponían en marcha cada cual según su familia y su casa paterna.

NÚMEROS 3

Los hijos de Aarón

1[910]He aquí los descendientes de Aarón y de Moisés, el día en que Yahvé habló con Moisés en el monte Sinaí. 2Y he aquí los nombres de los hijos de Aarón: Nadab, el primogénito; Abiú, Eleazar e Itamar. 3Estos son los nombres de los hijos de Aarón, los sacerdotes ungidos y consagrados para el sacerdocio. 4[911]Nadab y Abiú murieron delante de Yahvé cuando en el desierto del Sinaí llevaron a la presencia de Yahvé un fuego extraño, y no tuvieron hijos. Eleazar e Itamar ejercieron el oficio de sacerdotes a las órdenes de su padre Aarón.

Los levitas

5Yahvé habló a Moisés, diciendo: 6“Manda que se acerque la tribu de Leví, y preséntala delante del sacerdote Aarón para que le sirvan. 7Ellos se encargarán de las obligaciones de Aarón y de toda la Congregación respecto del Tabernáculo de la Reunión, ejerciendo el servicio de la Morada. 8Guardarán todos los utensilios del Tabernáculo de la Reunión, y se encargarán de los trabajos de los hijos de Israel en el servicio de la Morada. 9Darás, pues, los levitas a Aarón y a sus hijos; a él le serán enteramente entregados por parte de los hijos de Israel. 10Encargarás a Aarón y a sus hijos que se ocupen (exclusivamente) de su sacerdocio; el extraño que se acercare morirá.”

11Habló Yahvé a Moisés, diciendo: 12[912]“He aquí que Yo he tomado a los levitas de en medio de los hijos de Israel, en lugar de todos los primogénitos que abren el seno de su madre. Los levitas son míos. 13[913]Porque todos los primogénitos son míos; el día en que Yo herí a todo primogénito en la tierra de Egipto, santifiqué para Mí todos los primogénitos de Israel, tanto de hombres como de animales, míos son. Yo, Yahvé.”

14Yahvé habló a Moisés en el desierto del Sinaí, diciendo: 15“Haz el censo de los hijos de Leví según sus casas paternas y según sus familias, contando a todos los varones de un mes para arriba.” 16Moisés los contó según la orden de Yahvé, tal como le fue mandado.

17He aquí los hijos de Leví por sus nombres: Gersón, Caat y Merarí. 18Estos son los nombres de los hijos de Gersón, según sus familias: Libní y Simeí. 19Los hijos de Caat, según sus familias: Amram, Isar, Hebrón y Usiel. 20Los hijos de Merarí, según sus familias: Mahalí y Musí. Estas son las familias de los levitas, según sus casas paternas:

21De Gersón descienden la familia de los libnitas y la de los simeítas. Estas son las familias de los gersonitas. 22Sus empadronados, contando a todos los varones, de un mes para arriba, fueron, según el censo, siete mil quinientos. 23Las familias de los gersonitas acampaban detrás de la Morada, al poniente. 24El príncipe de la casa paterna de los gersonitas era Eliasaf, hijo de Lael. 25Los hijos de Gersón tenían a su cargo en el Tabernáculo de la Reunión el cuidado de la Morada y del Tabernáculo, su cubierta, la cortina de la entrada del Tabernáculo de la Reunión, 26las cortinas del atrio, la cortina de la entrada del atrio que rodea la Morada y el altar, y las cuerdas para todo su servicio.

27De Caat descienden la familia de los amramitas, la familia de los isaritas, la familia de los hebronitas, y la familia de los usielitas. Estas son las familias de los caatitas. 28El número de todos sus varones, de un mes para arriba, fue de ocho mil seiscientos, encargados del servicio del Santuario. 29Las familias de los hijos de Caat acampaban al costado de la Morada, en el flanco meridional. 30El príncipe de la casa paterna de las familias de los caatitas era Elisafán, hijo de Usiel. 31Ellos tenían a su cargo el Arca, la mesa, el candelabro, los altares, los utensilios del Santuario que se usan en el ministerio, el velo y todo lo perteneciente a su servicio. 32El primer príncipe de los levitas era Eleazar, hijo del sacerdote Aarón, que tenía la superintendencia de los encargados del cuidado del Santuario.

33De Merarí descienden la familia de los mahalitas y la de los musitas: estas son las familias de Merarí. 34Sus empadronados, contando a todos los varones, de un mes para arriba, fueron seis mil doscientos. 35El príncipe de la casa paterna de las familias de Merarí era Suriel, hijo de Abihail. Estos acampaban al lado norte de la Morada. 36Los hijos de Merarí tenían a su cargo el cuidado de los tablones de la Morada, de sus travesaños, columnas y basas, y de todos sus utensilios con todo lo perteneciente a su servicio; 37además de las columnas en torno al atrio, de sus basas, estacas y cuerdas.

38Frente a la Morada, al oriente, delante del Tabernáculo de la Reunión, por donde se levanta el sol, tenían sus tiendas Moisés y Aarón y los hijos de este, que custodiaban el Santuario en nombre de los hijos de Israel; el extraño que se acercaba era castigado con la muerte.

39[914]El total de los levitas empadronados según sus familias por Moisés y Aarón, conforme a la orden de Yahvé, todos los varones de un mes para arriba, fue de veinte y dos mil.

Censo de los primogénitos de Israel

40Yahvé dijo a Moisés: “Haz el censo de todos los varones primogénitos de los hijos de Israel, de un mes para arriba, y cuéntalos por sus nombres. 41Y tomarás para Mí a los levitas —Yo soy Yahvé— en lugar de todos los primogénitos de los hijos de Israel, y el ganado de los levitas en lugar de todos los primogénitos del ganado de los hijos de Israel.” 42Contó, pues, Moisés a todos los primogénitos de los hijos de Israel, como Yahvé se lo había mandado. 43Y fueron, según el censo, todos los varones primogénitos de un mes para arriba, contados por nombres, veinte y dos mil doscientos setenta y tres.

44Entonces habló Yahvé a Moisés, diciendo: 45“Toma a los levitas en lugar de todos los primogénitos de los hijos de Israel, y el ganado de los levitas en lugar del ganado de aquellos; y los levitas serán míos. Yo, Yahvé. 46Para el rescate de los doscientos setenta y tres primogénitos de los hijos de Israel que exceden del número de los levitas, 47[915]tomarás cinco siclos por cabeza; los tomaras según el siclo del Santuario, que es de veinte güeras; 48y darás el dinero a Aarón y a sus hijos como rescate de los que sobrepasan el número de los levitas.” 49Y Moisés cobró el dinero del rescate a los que sobrepasaban el número de los rescatados por los levitas. 50Tomó el dinero de parte de los primogénitos de los hijos de Israel: mil trescientos sesenta y cinco siclos, según el siclo del Santuario. 51Moisés dio el dinero del rescate a Aarón y a sus hijos, según la orden de Yahvé, como Yahvé había mandado a Moisés.

NÚMEROS 4

Distribución de los cargos entre los levitas

1[916]Habló Yahvé a Moisés y a Aarón, diciendo: 2“Haced el censo de los hijos de Caat, de entre los hijos de Leví, según sus familias y casas paternas, 3de treinta años para arriba, hasta los cincuenta, todos los que han de prestar servicio o ejercer alguna función en el Tabernáculo de la Reunión.

4He aquí el oficio de los hijos de Caat relativo al Tabernáculo de la Reunión, el Santo de los Santos: 5Siempre que haya de levantarse el campamento, entrará Aarón con sus hijos, para bajar la cortina del velo y cubrir con ella el Arca del Testimonio. 6[917]Pondrán encima una cubierta de pieles de tejón, sobre la cual extenderán un paño todo de jacinto, y colocarán las varas. 7También sobre la mesa de la proposición extenderán un paño de jacinto, sobre el cual pondrán los platos, las cucharas, las tazas y las copas para las libaciones, quedando encima el pan perpetuo. 8Sobre ellos tenderán un paño carmesí, cubriéndolo con una cubierta de pieles de tejón, y colocarán las varas. 9Luego tomarán una tela de jacinto con que cubrirán el candelabro del alumbrado, con sus lámparas, sus despabiladeras, sus platillos, y todos sus vasos para el aceite, todo lo necesario para su servicio. 10Lo envolverán, con todos sus utensilios, en una cubierta de pieles de tejón, y lo pondrán sobre las angarillas. 11[918]También sobre el altar de oro tenderán un paño de jacinto, que cubrirán con una cubierta de pieles de tejón; y colocarán las varas. 12Luego tomarán todos los utensilios que se usan para el servicio del Santuario, los envolverán en un paño de jacinto, cubriéndolos con una cubierta de pieles de tejón, y los pondrán sobre las angarillas. 13[919]Después quitarán las cenizas del altar, sobre el cual extenderán un paño de púrpura; 14pondrán encima todos los utensilios necesarios para su servicio: los braseros, los tenedores, las paletas, los tazones, todos los utensilios del altar, extenderán sobre él una cubierta de pieles de tejón y colocarán sus varas. 15[920]Cuando Aarón y sus hijos hayan acabado de cubrir el Santuario y todos los enseres del Santuario y se levante el campamento, se llegarán los hijos de Caat para alzarlos; mas no tocarán el Santuario, no sea que mueran. Esto es lo que toca a los hijos de Caat (en el transporte) del Tabernáculo de la Reunión.

16Eleazar, hijo de Aarón el sacerdote, tendrá a su cargo el aceite del alumbrado, el incienso aromático, la oblación perpetua, el óleo de la unción, el cuidado de toda la Morada y de todo lo perteneciente a ella, de (todo) el Santuario con sus utensilios.”

17Yahvé habló a Moisés y a Aarón, diciendo: 18[921]“No permitáis que el linaje de las familias de los caatitas sea extirpado de en medio de los levitas. 19Para que vivan y no mueran, cuando se lleguen a las cosas santísimas, haced con ellos de esta manera: Aarón y sus hijos vendrán y señalarán a cada uno su servicio y lo que ha de transportar. 20Pero ellos no deben entrar, ni aun por un solo instante, para ver las cosas santas, no sea que mueran.”

21Yahvé habló a Moisés, diciendo: 22“Haz también el censo de los hijos de Gersón, según sus casas paternas y sus familias. 23Desde treinta años para arriba, hasta los cincuenta los contarás a todos los que han de prestar servicio o ejercer alguna función en el Tabernáculo de la Reunión.

24He aquí el cargo de las familias de los gersonitas, tanto en el servicio como en el transporte. 25Llevarán las cortinas de la Morada y el Tabernáculo de la Reunión, su cubierta, la cubierta de pieles de tejón que está encima de aquella, el velo que se halla en la entrada del Tabernáculo de la Reunión, 26las cortinas del atrio y la cortina de la puerta de la entrada del atrio que rodea la Morada y el altar, con sus cuerdas y todos los utensilios de su servicio; harán todo lo referente a su servicio. 27Todo el servicio de los gersonitas, en todo lo que han de transportar o de ejecutar, estará a las órdenes de Aarón y de sus hijos. Vosotros les señalaréis lo que es de su obligación, todo lo que han de transportar. 28Este es el servicio de las familias de los gersonitas, relativo al Tabernáculo de la Reunión; el servicio de ellos estará bajo la dirección de Itamar, hijo del sacerdote Aarón.

29Haz también el censo de los hijos de Merarí según sus familias y sus casas paternas, 30contándolos desde los treinta años para arriba, hasta los cincuenta, a todos los que han de prestar servicio o ejercer alguna función en el Tabernáculo de la Reunión.

31He aquí los objetos del Tabernáculo de la Reunión, que tienen que llevar en todo su servicio: los tablones de la Morada, sus travesaños, sus columnas y sus basas, 32las columnas que rodean el atrio, sus basas, estacas y cuerdas, todos sus utensilios, y todo lo perteneciente a su servicio. Les señalaréis por nombre los objetos que tienen que transportar. 33Este es el oficio de las familias de los hijos de Merarí, conforme a todo su servicio en el Tabernáculo de la Reunión, bajo la dirección de Itamar, hijo de Aarón el sacerdote.”

Número de los levitas aptos para el servicio sagrado

34Moisés y Aarón y los príncipes de la Congregación contaron a los caatitas, según sus familias y sus casas paternas, 35de treinta años para arriba, hasta los cincuenta, a todos los que habían de prestar servicio o ejercer alguna función en el Tabernáculo de la Reunión. 36[922]Y fueron los empadronados, según sus familias, dos mil setecientos cincuenta. 37Estos fueron los empadronados de las familias de los caatitas, todos aquellos que servían en el Tabernáculo de la Reunión, a quienes contaron Moisés y Aarón, conforme a la orden que Yahvé había dado por boca de Moisés.

38Los empadronados de los hijos de Gersón, contados según sus familias y sus casas paternas, 39de treinta años para arriba, hasta los cincuenta, todos los que habían de prestar servicio o ejercer alguna función en el Tabernáculo de la Reunión; 40esos, empadronados según sus familias y sus casas paternas, fueron dos mil seiscientos treinta. 41Estos son los empadronados de las familias de los hijos de Gersón, todos aquellos que servían en el Tabernáculo de la Reunión, a quienes Moisés y Aarón contaron por orden de Yahvé.

42Los empadronados de las familias de los hijos de Merarí, según sus familias y sus casas paternas, 43de treinta años para arriba, hasta los cincuenta, todos los que habían de prestar algún servicio o ejercer alguna función en el Tabernáculo de la Reunión; 44esos empadronados según sus familias, fueron tres mil doscientos. 45Estos son los empadronados de las familias de los hijos de Merarí, a quienes Moisés y Aarón contaron por orden de Yahvé dada a Moisés.

46El total de los levitas contados por Moisés y Aarón y los príncipes de Israel, según sus familias y sus casas paternas, 47de treinta años para arriba, hasta los cincuenta, todos aquellos que tenían una función en el servicio y en el transporte del Tabernáculo de la Reunión, 48su número fue de ocho mil quinientos ochenta. 49Conforme a la orden de Yahvé dada a Moisés, este asignó a cada uno su ministerio y lo que había de transportar. Y los designados fueron aquellos que Yahvé había señalado a Moisés.

NÚMEROS 5

Disposiciones sobre los impuros

1Habló Yahvé a Moisés, diciendo: 2“Manda a los hijos de Israel que alejen del campamento a todo leproso, y a todo aquel que padece flujo, así como a todo manchado por un muerto. 3Alejad tanto a hombres como a mujeres, echadlos fuera del campamento para que no contaminen los campamentos de aquellos en medio de quienes Yo habito.” 4[923]Así lo hicieron los hijos de Israel, y los echaron fuera del campamento. Según Yahvé había mandado a Moisés, así lo hicieron los hijos de Israel.

Restitución de bienes

5Yahvé habló a Moisés, diciendo: 6[924]“Di a los hijos de Israel: Si un hombre o una mujer cometiere cualquier pecado de los que suelen cometer los hombres, ofendiendo a Yahvé, téngase por culpable, 7confiese el pecado cometido y restituya íntegramente aquello en que haya delinquido, añadiendo un quinto; lo restituirá a aquel contra quien se hizo culpable. 8Si este ya no tiene pariente a quien se podría restituir el objeto de delito, la restitución del mismo ha de hacerse a Yahvé (y será entregado) al sacerdote, además del carnero expiatorio con que se hará la expiación por el culpable.”

La porción de los sacerdotes

9[925]“Toda ofrenda alzada de todas las cosas santificadas que los hijos de Israel presentaren al sacerdote, a este pertenecerá. 10Las (demás) cosas ofrecidas por cualquier persona pertenecen a esta; mas lo que uno da al sacerdote, a este le pertenecerá.”

El sacrificio de los celos

11Habló Yahvé a Moisés, diciendo: 12[926] “Habla a los hijos de Israel y diles: Si la mujer de un hombre fornicare, cometiendo contra él infidelidad, 13y otro hombre se acostare con ella en relación carnal, sin saberlo el marido y quedando el hecho oculto —porque cuando ella se mancilló no hubo testigo contra ella, ni fue sorprendida— 14si viniere sobre el (marido) espíritu de celos, de modo que tenga celos de su mujer, porque ella se ha mancillado, o si viniere espíritu de celos sobre él, de modo que tenga celos de su mujer, sin que ella se hubiese mancillado; 15[927]entonces ese hombre llevará a su mujer al sacerdote, ofreciendo por ella, en oblación, un décimo de efa de harina de cebada, sin derramar aceite encima, ni poner sobre ella incienso; porque es ofrenda de celos, ofrenda de recuerdo, que trae el pecado a la memoria.

16Luego el sacerdote hará que (la mujer) se acerque, y la colocará delante de Yahvé. 17[928]Y tomará el sacerdote agua santa en una vasija de barro, y polvo del suelo de la Morada, y lo echará en el agua. 18[929]El sacerdote, después de mandar que la mujer se ponga de pie delante de Yahvé, soltará la cabellera de la mujer, y pondrá en sus manos la ofrenda de recuerdo, que es la ofrenda de los celos, teniendo él en su mano el agua amarga que acarrea maldición. 19Y conjurará el sacerdote a la mujer diciendo: Si no se ha acostado contigo ninguno, y si no te has descarriado contaminándote con quien no es tu marido, no te hará daño esta agua amarga que acarrea maldición. 20Mas si te has descarriado con quien no es tu marido, y te has contaminado acostándose contigo algún hombre, que no sea tu marido, 21entonces el sacerdote conjurará a la mujer con juramento de maldición, y le dirá: “¡Que te ponga Yahvé por ejemplo de maldición e imprecación en medio de tu pueblo, y haga Yahvé que enflaquezcan tus caderas y se hinche tu vientre! 22[930]¡Entre en tus entrañas esta agua que acarrea maldición, para que se hinche tu vientre y enflaquezcan tus caderas!” Y dirá la mujer: “¡Amén amén!”

23[931]Luego el sacerdote escribirá estas maldiciones en un rollo y las desleirá en las aguas amargas. 24Y hará beber a la mujer el agua amarga que acarrea maldición; y penetrará en ella el agua de maldición para serle amarga. 25Después tomará el sacerdote de mano de la mujer la oblación de celos, la mecerá ante Yahvé, y la presentará delante del altar. 26Y tomando de la oblación un puñado como ofrenda de recuerdo, lo quemará en el altar; después dará de beber a la mujer el agua. 27Dándosele a ella el agua sucederá que si ella se ha deshonrado, siendo infiel a su marido, en tal caso penetrará en ella el agua de maldición para serle amarga; y se le hinchará el vientre y enflaquecerán sus caderas, de modo que aquella mujer será una execración en medio de su pueblo. 28[932]Pero si la mujer no se ha mancillado, siendo pura, quedará ilesa y tendrá hijos.”

29Esta es la ley de los celos, cuando una mujer se ha descarriado contaminándose con quien no es su marido; 30o cuando sobre un hombre viene espíritu de celos, de modo que tenga celos de su mujer: presentará a la mujer ante Yahvé, y el sacerdote hará con ella según toda esta ley. 31[933]El marido quedará así libre de culpa, pero la mujer pagará su iniquidad.”

NÚMEROS 6

El nazareato

1Habló Yahvé a Moisés, diciendo: 2[934]“Habla a los hijos de Israel y diles: Si un hombre o una mujer hace un voto especial, el voto de nazareo, consagrándose a Yahvé, 3se abstendrá de vino y de bebida embriagante, no beberá vinagre de vino ni de (otra) bebida embriagante; no tomará zumo de uvas, ni comerá uvas frescas ni secas. 4En todos los días de su nazareato no comerá producto alguno de la vid, desde los granos hasta el hollejo. 5Durante todo el tiempo de su voto de nazareato, no pasará navaja sobre su cabeza. Hasta cumplirse los días por los que se consagró a Yahvé, quedará santo, y dejará crecer libremente su cabellera. 6En todos los días de su consagración a Yahvé no entrará donde haya un muerto. 7No ha de contaminarse (haciendo luto) por la muerte de su padre, ni de su madre, ni de su hermano, ni de su hermana; porque la consagración de su Dios está sobre su cabeza. 8Durante todo el tiempo de su nazareato está consagrado a Yahvé. 9Si junto a él muriere uno de repente, contaminándose así la cabeza de su nazareato, raerá su cabeza el día de su purificación; el día séptimo la raerá. 10Y al día octavo presentará al sacerdote dos tórtolas o dos palominos a la entrada del Tabernáculo de la Reunión. 11El sacerdote ofrecerá el uno por el pecado, y el otro como holocausto, haciendo por él la expiación a causa del pecado en el caso del muerto; y en ese mismo día consagrará (de nuevo) su cabeza. 12Renovará ante Yahvé los días de su nazareato, y presentará un cordero primal por la culpa. Los días precedentes serán nulos, porque fue contaminado su nazareato.

13Esta es la ley del nazareo. Al cumplirse los días de su nazareato, será conducido a la entrada del Tabernáculo de la Reunión; 14y presentará como oblación suya a Yahvé un cordero primal sin tacha, en holocausto, una cordera primal sin tacha, para el sacrificio por el pecado, y un carnero sin tacha, para el sacrificio pacífico, 15[935]un canasto de panes ácimos, tortas de flor de harina amasadas con aceite, y galletas sin levadura untadas de aceite, juntamente con la oblación y las libaciones respectivas.

16El sacerdote lo presentará delante de Yahvé, y ofrecerá su sacrificio por el pecado y su holocausto. 17Ofrecerá también a Yahvé el carnero como sacrificio pacífico, junto con el canasto de los panes ácimos; después presentará el sacerdote la ofrenda y la libación. 18El nazareo raerá la cabeza de su nazareato a la entrada del Tabernáculo de la Reunión; y tomando su cabellera consagrada, la echara al fuego que arde debajo del sacrificio pacífico. 19El sacerdote tomará entonces la espaldilla, ya cocida, del carnero, una torta ácima del canasto y una galleta sin levadura, y los pondrá en las manos del nazareo, después que este se haya raído la cabeza consagrada. 20Y los mecerá el sacerdote como ofrenda mecida ante Yahvé —es cosa santa que pertenece al sacerdote, a más del pecho mecido y de la espaldilla alzada— y después podrá el nazareo beber vino.

21[936] Esta es la ley del nazareo que ha hecho voto, y de su oblación a Yahvé con motivo de su nazareato, fuera de lo que agregue según sus recursos. Conforme al voto que haya hecho, así ha de hacer, además de lo ordenado por la ley del nazareato.”

La bendición sacerdotal

22Habló Yahvé a Moisés, diciendo: 23“Habla a Aarón y a sus hijos, y diles: De esta manera bendeciréis a los hijos de Israel; les diréis:

24[937]¡Yahvé te bendiga y te guarde!

25¡Haga Yahvé brillar sobre ti su Rostro

y tenga misericordia de ti!

26¡Vuelva Yahvé su Rostro hacia ti

y te conceda la paz!

27Así pondrán mi Nombre sobre los hijos de Israel, y Yo los bendeciré.”

NÚMEROS 7

Las ofrendas de los príncipes

1[938]Después de haber terminado Moisés la erección de la Morada y la unción y santificación de la misma con todos sus utensilios, y la unción y santificación del altar con todos sus utensilios, 2presentaron sus ofrendas los príncipes de Israel, las cabezas de sus casas paternas: ellos eran los príncipes de las tribus, quienes habían presidido el censo. 3Presentaron como ofrenda suya delante de Yahvé, seis carros cubiertos y doce bueyes: un carro por cada dos príncipes, y un buey por cada uno de ellos, y los llevaron ante la Morada.

4Habló entonces Yahvé a Moisés, diciendo: 5“Recibe de ellos estas cosas, para que sean destinadas al servicio del Tabernáculo de la Reunión; las darás a los levitas, a cada cual según su servicio.” 6Recibió, pues, Moisés los carros y los bueyes, y los entregó a los levitas. 7Dio dos carros con cuatro bueyes a los hijos de Gersón, según las necesidades de su servicio. 8Cuatro carros con ocho bueyes dio a los hijos de Merarí, según las necesidades de su servicio (que cumplían) bajo la dirección de Itamar, hijo del sacerdote Aarón. 9[939]Pero no dio nada a los hijos de Caat, porque a su cargo estaba el servicio de aquellos objetos sagrados cuyo transporte se hacía llevándolos a hombros.

10Los príncipes presentaron también ofrendas para la dedicación del altar; el día en que fue ungido presentaron ellos mismos sus ofrendas ante el altar. 11Y Yahvé dijo a Moisés: “Que cada día uno de los príncipes presente su ofrenda para la dedicación del altar.”

12El que presentó su oblación el día primero fue Naasón, hijo de Aminadab, de la tribu de Judá. 13Era su ofrenda una fuente de plata, que pesaba ciento treinta siclos, una taza de plata de setenta siclos, según el siclo del Santuario, ambas llenas de flor de harina amasada con aceite, para la oblación; 14una naveta de oro de diez siclos, llena de incienso; 15un novillo, un carnero y un cordero primal para el holocausto; 16un macho cabrío para el sacrificio por el pecado; 17y para el sacrificio pacífico dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos primales. Esta fue la ofrenda de Naasón, hijo de Aminadab.

18[940]El segundo día presentó su ofrenda Natanael, hijo de Suar, príncipe de Isacar. 19Trajo como ofrenda suya una fuente de plata, que pesaba ciento treinta siclos, una taza de plata de setenta siclos, según él siclo del Santuario, ambas llenas de flor de harina amasada con aceite, para la oblación; 20una naveta de oro de diez siclos, llena de incienso; 21un novillo, un carnero y un cordero primal para el holocausto; 22un macho cabrío para el sacrificio por el pecado; 23y para el sacrificio pacífico dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos primales. Esta fue la ofrenda de Natanael, hijo de Suar.

24El tercer día (llegó) el príncipe de los hijos de Zabulón, Eliab, hijo de Helón. 25Era su ofrenda una fuente de plata, que pesaba ciento treinta siclos, una taza de plata de setenta siclos, según el siclo del Santuario, ambas llenas de flor de harina amasada con aceite, para la oblación; 26una naveta de oro de diez siclos, llena de incienso; 27un novillo, un carnero y un cordero primal para el holocausto; 28un macho cabrío para el sacrificio por el pecado; 29y para el sacrificio pacífico, dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos primales. Esta fue la ofrenda de Eliab, hijo de Helón.

30El cuarto día (se presentó) el príncipe de los hijos de Rubén, Elisur, hijo de Sedeur. 31Era su ofrenda una fuente de plata, que pesaba ciento treinta siclos, una taza de plata de setenta siclos, según el siclo del Santuario, ambas llenas de flor de harina amasada con aceite, para la oblación; 32una naveta de oro de diez siclos, llena de incienso; 33un novillo, un carnero y un cordero primal para el holocausto; 34un macho cabrío para el sacrificio por el pecado; 35y para el sacrificio pacífico dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos primales. Esta fue la ofrenda de Elisur, hijo de Sedeur.

36El quinto día (vino) el príncipe de los hijos de Simeón, Selumiel, hijo de Surisadai. 37Era su ofrenda una fuente de plata, que pesaba ciento treinta siclos, una taza de plata de setenta siclos, según el siclo del Santuario, ambas llenas de flor de harina amasada con aceite, para la oblación; 38una naveta de oro de diez siclos, llena de incienso; 39un novillo, un carnero y un cordero primal para el holocausto; 40un macho cabrío para el sacrificio por el pecado; 41y para el sacrificio pacífico dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos, y cinco corderos primales. Esta fue la ofrenda de Selumiel, hijo de Surisadai.

42EI sexto día (presentó su ofrenda) el príncipe de los hijos de Gad, Eliasaf, hijo de Deuel. 43Era su ofrenda una fuente de plata, que pesaba ciento treinta siclos, una taza de plata de setenta siclos, según el siclo del Santuario, ambas llenas de flor de harina, amasada con aceite, para la oblación; 44una naveta de oro de diez siclos, llena de incienso; 45un novillo, un carnero y un cordero primal, para el holocausto; 46un macho cabrío para el sacrificio por el pecado; 47y para el sacrificio pacífico, dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos primales. Esta fue la ofrenda de Eliasaf, hijo de Deuel.

48El séptimo día (se presentó) el príncipe de los hijos de Efraím, Elisamá, hijo de Amiud. 49Era su ofrenda una fuente de plata, que pesaba ciento treinta siclos, una taza de plata de setenta siclos, según el siclo del Santuario, ambas llenas de flor de harina amasada con aceite, para la oblación; 50una naveta de oro de diez siclos, llena de incienso; 51un novillo, un carnero y un cordero primal para el holocausto; 52un macho cabrío para el sacrificio por el pecado; 53y para el sacrificio pacífico, dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos primales. Esta fue la ofrenda de Elisamá, hijo de Amiud.

54El octavo día (llegó) el príncipe de los hijos de Manasés, Gamaliel, hijo de Pedasur. 55Era su ofrenda una fuente de plata, que pesaba ciento treinta siclos, una taza de plata de setenta siclos, según el siclo del Santuario, ambas llenas de flor de harina amasada con aceite, para la oblación; 56una naveta de oro de diez siclos, llena de incienso; 57un novillo, un carnero y un cordero primal para el holocausto; 58un macho cabrío para el sacrificio por el pecado; 59y para el sacrificio pacífico, dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos primales. Esta fue la ofrenda de Gamaliel, hijo de Pedasur.

60El noveno día (se presentó) el príncipe de los hijos de Benjamín, Abidán, hijo de Gedeoní. 61Era su ofrenda una fuente de plata, que pesaba ciento treinta siclos, una taza de plata de setenta siclos, según el siclo del Santuario, ambas llenas de flor de harina amasada con aceite, para la oblación; 62una naveta de oro de diez siclos, llena de incienso; 63un novillo, un carnero y un cordero primal para el holocausto; 64un macho cabrío para el sacrificio por el pecado; 65y para sacrificio pacífico, dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos primales. Esta fue la ofrenda de Abidán, hijo de Gedeoní.

66El décimo día (vino) el príncipe de los hijos de Dan, Ahiéser, hijo de Amisadai. 67Era su ofrenda una fuente de plata, que pesaba ciento treinta siclos, una taza de plata de setenta siclos, según el siclo del Santuario, ambas llenas de flor de harina amasada con aceite, para la oblación; 68una naveta de oro de diez siclos, llena de incienso; 69un novillo, un carnero y un cordero primal, para el holocausto; 70un macho cabrío para el sacrificio por el pecado; 71y para el sacrificio pacífico, dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos primales. Esta fue la ofrenda de Ahiéser, hijo de Amisadai.

72El undécimo día (llegó) el príncipe de los hijos de Aser, Pagiel, hijo de Ocrán. 73Era su ofrenda una fuente de plata, que pesaba ciento treinta siclos, una taza de plata de setenta siclos, según el siclo del Santuario, ambas llenas de flor de harina amasada con aceite, para la oblación; 74una naveta de oro de diez siclos, llena de incienso; 75un novillo, un carnero y un cordero primal, para el holocausto; 76un macho cabrío para el sacrificio por el pecado; 77y para el sacrificio pacífico, dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos primales. Esta fue la ofrenda de Pagiel, hijo de Ocrán.

78El duodécimo día (se presentó) el príncipe de los hijos de Neftalí, Ahirá, hijo de Enán. 79Era su ofrenda una fuente de plata, que pesaba ciento treinta siclos, una taza de plata de setenta siclos, según el siclo del Santuario, ambas llenas de flor de harina amasada con aceite, para la oblación; 80una naveta de oro de diez siclos, llena de incienso; 81un novillo, un carnero y un cordero primal, para el holocausto; 82un macho cabrío para el sacrificio por el pecado; 83y para el sacrificio pacífico, dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos cinco corderos primales. Esta fue la ofrenda de Ahirá, hijo de Enán.

84Estos fueron los dones ofrecidos por los príncipes de Israel para la dedicación del altar el día en que fue ungido: doce fuentes de plata, doce tazas de plata, doce navetas de oro; 85[941] —cada fuente de plata pesaba ciento treinta siclos, y cada taza setenta, siendo el total de la plata de estos vasos dos mil cuatrocientos siclos, según el siclo del Santuario— 86doce navetas de oro llenas de incienso, cada naveta de diez siclos, según el siclo del Santuario, siendo el total del oro de las navetas ciento veinte siclos.

87El total de los animales ofrecidos en holocausto fue: doce novillos, doce carneros, doce corderos primales con sus ofrendas, y doce machos cabríos para el sacrificio por el pecado. 88El total de los animales ofrecidos como sacrificios pacíficos fue veinticuatro bueyes, sesenta carneros, sesenta machos cabríos, sesenta corderos primales. Estos fueron los dones ofrecidos para la dedicación del altar, después de su unción.

89[942]Cuando Moisés entraba en el Tabernáculo de la Reunión para hablar con el Señor, oía la voz que le hablaba de encima del propiciatorio, que estaba sobre el Arca del Testimonio, entre los dos querubines. Así hablaba con él.

NÚMEROS 8

El candelabro

1Yahvé habló con Moisés, diciendo: 2[943]“Habla a Aarón y dile: Coloca las siete lámparas de tal manera que despidan su luz hacia la parte frontal del candelabro.” 3Así lo hizo Aarón; colocó las lámparas de tal manera que miraban hacia la parte frontal del candelabro, así como Yahvé había ordenado a Moisés. 4El candelabro era hecho de oro labrado a martillo; tanto su pie como sus flores eran labrados a martillo. Moisés lo había hecho conforme al modelo que Yahvé le había mostrado.

Consagración de los levitas

5Habló Yahvé a Moisés, diciendo: 6“Toma a los levitas de en medio de los hijos de Israel y purifícalos. 7Los purificarás de esta manera: Harás sobre ellos una aspersión con agua expiatoria; luego pasen ellos la navaja por todo su cuerpo, laven sus vestidos y purifíquense; 8y tomarán un novillo con su ofrenda de flor de harina amasada con aceite; tú, entretanto, tomarás otro novillo para el sacrificio por el pecado. 9Después mandarás que se presenten los levitas ante el Tabernáculo de la Reunión, donde reunirás a toda la Congregación de los hijos de Israel. 10[944]“Cuando presentes a los levitas ante Yahvé, impondrán los hijos de Israel sus manos sobre los levitas; 11[945]y Aarón ofrecerá a los levitas como ofrenda mecida ante Yahvé de parte de los hijos de Israel, y así serán iniciados en el servicio de Yahvé; 12Luego los levitas pondrán sus manos sobre la cabeza de los novillos, que tú ofrecerás, uno en sacrificio por el pecado, y el otro en holocausto a Yahvé, para hacer expiación por los levitas. 13Harás que los levitas estén en pie delante de Aarón y sus hijos, y los ofrecerás como ofrenda mecida a Yahvé. 14De esta manera separarás a los levitas de en medio de los hijos de Israel, y serán míos. 15Hecho esto, los levitas empezarán a servir en el Tabernáculo de la Reunión. Así los purificarás, y los ofrecerás como ofrenda mecida; 16porque me han sido donados y entregados por los hijos de Israel. Yo los he tomado para Mí en lugar de todos los que abren la matriz, en lugar de todos los primogénitos de los hijos de Israel. 17Pues míos son todos los primogénitos de entre los hijos de Israel, tanto de hombres como de animales. El día en que herí a todo primogénito en la tierra de Egipto, los consagre para Mí. 18He tomado a los levitas como sustitutos de todos los primogénitos de los hijos de Israel. 19[946]Y he donado los levitas enteramente a Aarón y a sus hijos, de en medio de los hijos de Israel, para que hagan el servicio de los hijos de Israel en el Tabernáculo de la Reunión y la expiación de los hijos de Israel, a fin de que los hijos de Israel no sean castigados por acercarse al Santuario.”

20Moisés y Aarón y toda la Congregación de los hijos de Israel hicieron así con los levitas. Todo cuanto Yahvé había mandado a Moisés, respecto de los levitas, así hicieron con ellos los hijos de Israel. 21Se purificaron, pues, los levitas y lavaron sus vestidos; y Aarón los ofreció en ofrenda mecida ante Yahvé e hizo expiación por ellos para purificarlos. 22Después de esto entraron los levitas en el servicio del Tabernáculo de la Reunión, a las órdenes de Aarón y sus hijos. Como Yahvé había mandado a Moisés con respecto a los levitas, así hicieron con ellos.

23Habló Yahvé a Moisés, diciendo: 24[947]“Esto es lo que ha de hacer el levita: Desde los veinte y cinco años para arriba empezará a ejercer su función en el servicio del Tabernáculo de la Reunión; 25y a los cincuenta dejará de ejercer su función, y no prestará más servicio. 26Podrá todavía ayudar a sus hermanos en el Tabernáculo de la Reunión, ejerciendo una u otra función, pero no hará más servicio. Así harás con los levitas en cuanto a sus funciones.”

NÚMEROS 9

La pascua en el Sinaí

1Habló Yahvé a Moisés en el desierto del Sinaí, el primer mes del año segundo después de la salida de la tierra de Egipto, y dijo: 2“Los hijos de Israel han de celebrar la Pascua al tiempo señalado. 3[948]El día catorce de este mes, entre las dos tardes, la celebraréis al tiempo señalado, observando todas las leyes y todos los ritos referentes a ella.” 4Y dijo Moisés a los hijos de Israel que celebrasen la Pascua. 5Celebraron, pues, la Pascua el día catorce del primer mes, entre las dos tardes, en el desierto del Sinaí. Conforme a todo lo que Yahvé había mandado a Moisés, así hicieron los hijos de Israel.

6[949]Mas hubo algunos hombres que estaban inmundos a causa de un muerto, por lo cual no pudieron celebrar la Pascua en aquel día. Por eso presentándose aquel mismo día ante Moisés y Aarón, 7les dijeron: “Nosotros estamos inmundos a causa de un muerto, ¿por qué hemos de ser privados de presentar la oblación de Yahvé al tiempo señalado, en medio de los hijos de Israel?” 8Les respondió Moisés: “Esperad para que yo sepa lo que Yahvé disponga acerca de vosotros.” 9Entonces Yahvé habló a Moisés, diciendo: 10“Habla a los hijos de Israel y diles: Si alguno de vosotros o de vuestros descendientes se hallare inmundo a causa de un muerto o ausente en algún viaje lejano, celebrará sin embargo la Pascua en honor de Yahvé. 11La celebrará en el mes segundo, el día catorce del mes, entre las dos tardes; comiéndola con panes ácimos y con yerbas amargas. 12[950]No dejará nada de ella para el día siguiente, ni le quebrará hueso. Conforme a todos los preceptos de la Pascua la celebrará. 13Si alguno hallándose limpio y no estando de viaje dejare de celebrar la Pascua, ese tal será extirpado de en medio de su pueblo, por no haber presentado la ofrenda de Yahvé al tiempo señalado; ese pagará su pecado. 14Si un extranjero que habita entre vosotros quiere celebrar la Pascua de Yahvé, la celebrará según el reglamento de la Pascua y según el rito de la misma. Un mismo reglamento regirá para vosotros, tanto para el extranjero como para los de vuestro pueblo.”

La columna de fuego

15[951]El día en que se erigió la Morada, la nube cubrió a esta, es decir, el Tabernáculo del Testimonio, apareciendo sobre la Morada como fuego, desde la tarde hasta la mañana. 16Así sucedía siempre: (de día) la cubría la nube, y de noche algo que parecía fuego. 17Y cuando la nube se alzaba de sobre el Tabernáculo, los hijos de Israel se ponían en marcha, y en el sitio donde se paraba la nube, allí acampaban los hijos de Israel. 18A la orden de Yahvé los israelitas se ponían en marcha, y a la orden de Yahvé acampaban, y quedaban acampados todo el tiempo que permanecía la nube sobre la Morada. 19Aun cuando la nube se detenía muchos días sobre la Morada, los hijos de Israel observaban lo dispuesto por Yahvé y no levantaban el campamento. 20Lo mismo hacían cuando la nube permanecía muy pocos días sobre la Morada. A la orden de Yahvé acampaban, y a la orden de Yahvé se ponían en marcha. 21Cuando la nube se paraba solo desde la tarde hasta la mañana, y se alzaba a la mañana, se ponían en marcha. O si se paraba un día y una noche y después se alzaba, también ellos emprendían a marcha. 22Si la nube permanecía dos días, o un mes o un año sobre la Morada, mientras quedaba sobre ella continuaban acampados los hijos de Israel y no se movían; mas al alzarse la nube, se ponían en marcha. 23[952]A la orden de Yahvé acampaban, y a la orden de Yahvé se ponían en marcha; guardando lo dispuesto por Yahvé, según la orden de Yahvé dada por medio de Moisés.

NÚMEROS 10

Las trompetas de plata

1Habló Yahvé a Moisés, diciendo: 2“Hazte dos trompetas de plata; las harás de plata labrada a martillo; te servirán para convocar la Congregación y para levantar el campamento. 3Cuando ellas suenen, se reunirá contigo toda la Congregación a la entrada del Tabernáculo de la Reunión. 4Cuando se toque una sola, se reunirán contigo los príncipes, las cabezas de los millares de Israel. 5[953]Mas cuando tocareis alarma, se pondrán en marcha los acampados al oriente. 6Y al segundo toque de alarma se pondrán en marcha los acampados al mediodía. Para cada levantamiento del campo tocaréis la trompeta de alarma. 7Para convocar la Asamblea, tocaréis (también), pero sin alarma. 8Los hijos de Aarón, los sacerdotes serán los que toquen las trompetas. Esto os será ley perpetua durante vuestras generaciones. 9Cuando en vuestra tierra salgáis a campaña contra el enemigo que os oprime, tocaréis alarma con las trompetas; y Yahvé, vuestro Dios, se acordará de vosotros, y seréis salvados de vuestros enemigos, 10También en vuestros días de alegría, en vuestras fiestas y neomenias tocaréis las trompetas sobre vuestros holocaustos y sobre vuestros sacrificios pacíficos, y ellas os servirán de recuerdo ante vuestro Dios. Yo soy Yahvé, vuestro Dios.”

II. DESDE EL SINAÍ HASTA CADES
Partida del Sinaí

11[954]El año segundo, el día veinte del segundo mes, se alzó la nube de encima del Tabernáculo del Testimonio. 12[955]Y los hijos de Israel partieron del desierto del Sinaí, marchando jornada tras jornada, hasta que la nube se paró en el desierto de Farán. 13Esta fue la primera vez que los hijos de Israel se pusieron en marcha conforme a la orden que Yahvé había dado a Moisés. 14La bandera del campamento de los hijos de Judá con sus escuadrones fue la primera en moverse; al frente de sus tropas estaba Naasón, hijo de Aminadab. 15El ejército de la tribu de los hijos de Isacar estaba al mando de Natanael, hijo de Suar; 16y el ejército de la tribu de los hijos de Zabulón al mando de Eliab, hijo de Helón. 17Después de desarmada la Morada se pusieron en marcha los hijos de Gersón y los hijos de Merarí, llevando la Morada.

18Luego se puso en marcha la bandera del campamento de Rubén, según sus escuadrones. Jefe de sus tropas era Elisur, hijo de Sedeur. 19El ejército de la tribu de los hijos de Simeón estaba al mando de Selumiel, hijo de Surisadai; 20y el ejército de la tribu de los hijos de Gad al mando de Eliasaf, hijo de Deuel.

21Después se pusieron en marcha los caatitas, llevando el Santuario, y cuando ellos llegaron, (los anteriores) habían levantado ya la Morada.

22Luego se puso en marcha la bandera del campamento de los hijos de Efraím, según sus escuadrones. Jefe de sus tropas era Elisamá, hijo de Amiud. 23El ejército de la tribu de los hijos de Manasés estaba al mando de Gamaliel, hijo de Pedasur; 24y el ejército de la tribu de los hijos de Benjamín al mando de Abidán, hijo de Gedeoní.

25Después se puso en marcha, según sus escuadrones, la bandera del campamento de los hijos de Dan, que formaba la retaguardia de todos los campamentos. Jefe de sus tropas era Ahiéser, hijo de Amisadai. 26El ejército de la tribu de los hijos de Aser estaba al mando de Pagiel, hijo de Ocrán; 27y el ejército de la tribu de los hijos de Neftalí al mando de Ahirá, hijo de Enán.

28Este era el orden de la marcha de los hijos de Israel, según sus escuadrones, cuando levantaban el campamento.

Moisés y Hobab

29[956]Dijo Moisés a Hobab, hijo de Ragüel madianita, suegro de Moisés: “Nosotros partimos para llegar al lugar del cual Yahvé ha dicho: Yo os lo daré. Ven con nosotros y te haremos bien; pues Yahvé ha prometido felicidad a Israel.” 30Él le respondió: “No iré, sino que volveré a mi tierra y al lugar donde nací.” 31[957]A lo cual contestó (Moisés): “No quieras abandonarnos, porque conociendo tú los lugares donde podemos acampar en el desierto, podrás servirnos de ojo. 32Si vienes con nosotros, te haremos el mismo bien que Yahvé nos hiciere a nosotros.

33[958]Partieron, pues, del monte de Yahvé, y caminaron tres días. Durante tres días el Arca de la Alianza de Yahvé iba delante de ellos, para buscarles un lugar de descanso. 34La nube de Yahvé estaba sobre ellos de día desde que levantaron el campamento. 35[959]Cuando el Arca se ponía en marcha, decía Moisés:

“¡Levántate, Yahvé,

y sean disipados tus enemigos!

Y huyan de tu presencia

los que te aborrecen.”

36Y cuando ella se posaba, decía:

“¡Vuélvete, Yahvé,

a las miríadas de las tribus de Israel!”

NÚMEROS 11

Murmuraciones del pueblo

1Murmuró el pueblo, quejándose de muy mala manera contra Yahvé. Lo oyó Yahvé, y se inflamó su ira, de modo que se encendió contra ellos un fuego de Yahvé y abrasó una extremidad del campamento. 2Entonces el pueblo clamó a Moisés, y Moisés oró a Yahvé, y el fuego se apagó. 3[960]Por lo cual se dio a aquel lugar el nombre de Taberá, porque el fuego de Yahvé se había encendido contra ellos.

4[961]Mas sucedió que la gente adventicia que iba en medio del pueblo tuvo un vehemente deseo; y también los hijos de Israel volvieron a llorar, diciendo: “¡Quién nos diera carne que comer! 5Se nos vienen a la memoria el pescado que de balde comíamos en Egipto, los cohombros, los melones, los puerros, las cebollas, los ajos. 6¡Mas ahora, seca esta ya nuestra alma, y no vemos sino este maná!” 7[962]Era el maná semejante a la semilla de cilantro, y su color como el color de bedelio. 8El pueblo solía desparramarse para recogerlo; lo molían en molinos, o lo majaban en morteros y lo cocían en ollas, o hacían de él tortas; y era su sabor como el sabor de buñuelos amasados con aceite. 9Cuando de noche descendía el rocío sobre el campamento, descendía el maná juntamente con él.

Moisés implora el auxilio del Señor

10Oyó Moisés al pueblo que se lamentaba en sus familias, cada cual a la entrada de su tienda. Se encendió entonces la ira de Yahvé en gran manera; y también a Moisés le pareció muy mal. 11[963]Y dijo Moisés a Yahvé: “¿Por qué tratas tan mal a tu siervo? ¿Y por qué no he hallado gracia a tus ojos y has echado sobre mí el peso de todo este pueblo? 12¿Acaso soy yo quien he concebido todo este pueblo? ¿Soy yo quien lo ha dado a luz, para que me digas: «llévalo en tu regazo», como lleva la nodriza al niño de pecho, hasta la tierra que juraste dar a sus padres? 13¿Dónde tomo yo carne para dar a toda esta gente que llora delante de mí, diciendo: Danos carne que comer? 14Yo no soy capaz de soportar solo a toda esta gente, pues es demasiado pesado para mí. 15Si me tratas así, quítame más bien la vida, si es que he hallado gracia a tus ojos, para que no vea yo esta mi desdicha.”

Los setenta ancianos

16Entonces dijo Yahvé a Moisés: “Reúneme setenta hombres de los ancianos de Israel, de los que tú sabes que son ancianos del pueblo y jefes del mismo; los conducirás al Tabernáculo de la Reunión, donde se queden contigo. 17[964]Yo descenderé y hablaré allí contigo; y tomaré del Espíritu que está sobre ti, y lo pondré sobre ellos, para que lleven juntamente contigo la carga del pueblo y no la lleves tú solo. 18[965]Y dirás al pueblo: Santificaos para mañana, pues comeréis carne, ya que habéis llorado a oídos de Yahvé, diciendo: ¡Quién nos diera carne que comer! Mejor nos iba en Egipto. Ahora Yahvé os dará carne que comer. 19La comeréis no solo un día, ni dos días, ni cinco, ni diez, ni veinte, 20sino durante todo un mes, hasta que os salga por las narices y os cause repugnancia; por cuanto habéis desechado a Yahvé que está en medio de vosotros, y habéis llorado ante Él, diciendo: ¿Por qué hemos salido de Egipto?” 21Respondió Moisés: “Seiscientos mil hombres de a pie cuenta el pueblo en cuyo medio estoy; y Tú dices: ¡Yo les daré carne para que coman durante todo un mes! 22¿Por ventura se puede degollar para ellos ganado menor y ganado mayor que les baste? ¿O pescar para ellos todos los peces del mar para abastecerlos?” 23Yahvé replicó a Moisés: “¿Acaso se ha acortado la mano de Yahvé? Ya verás si se te cumplirá o no mí palabra.” 24Luego Moisés salió y refirió al pueblo las palabras de Yahvé, y reunió de los ancianos del pueblo setenta hombres, a los cuales colocó en torno al Tabernáculo. 25[966]Y Yahvé bajó en la nube y habló con él; y tomó del Espíritu que estaba sobre él y lo puso sobre los setenta ancianos, los cuales cuando se posó sobre ellos el Espíritu profetizaron, pero no volvieron a hacerlo.

Eldad y Medad

26Mas dos de ellos, uno llamado Eldad, y el otro Medad, se habían quedado en el campamento, y sin embargo se posó sobre ellos el Espíritu —estaban en la lista, pero no habían ido al Tabernáculo— y profetizaron en el campamento. 27Corrió un mozo a dar aviso a Moisés, diciendo: “Eldad y Medad están profetizando en el campamento.” 28Entonces Josué, hijo de Nun, ministro de Moisés desde su juventud, tomó la palabra y dijo: “Señor mío Moisés, hazles callar”; 29[967]Moisés le respondió: “¿Estás celoso por mí? ¡Ojalá que todos del pueblo de Yahvé fuesen profetas y derramara Yahvé su Espíritu sobre ellos!” 30Después Moisés se retiró al campamento, él y los ancianos de Israel.

Dios manda codornices

31Comenzó a soplar un viento de Yahvé, que trajo codornices desde el Mar, y las hizo volar sobre el campamento, a solo dos codos de altura sobre la tierra, en la extensión de una jornada de camino por una parte, y de una jornada de camino por la otra, alrededor del campamento. 32[968]Todo aquel día, y toda aquella noche, y todo el día siguiente, estuvo levantado el pueblo, y recogieron codornices: el que menos, recogió diez gómor; y las extendieron en los alrededores del campamento.

33[969]Todavía tenían la carne entre sus dientes, y no habían aún acabado, cuando la ira de Yahvé se encendió contra el pueblo e hirió Yahvé al pueblo con una plaga muy grande. 34Y fue llamado aquel lugar Kibrot-Hataavá; porque allí enterraron a la gente codiciosa (de carne). 35De Kibrot-Hataavá partieron para Haserot; y se quedaron en Haserot.

NÚMEROS 12

Murmuraciones de María y Aarón

1[970]Hablaron María y Aarón contra Moisés, con motivo de la mujer cusita que este se había tomado; pues estaba casado con una mujer de Cus. 2Decían: “¿Acaso tan solo por boca de Moisés ha hablado Yahvé? ¿No ha hablado también por nosotros?” Y lo oyó Yahvé. 3[971]Es de saber que Moisés era hombre muy manso, más que hombre alguno sobre la tierra.

4Al instante dijo Yahvé a Moisés, a Aarón y a María: “Id los tres al Tabernáculo de la Reunión.” Y salieron los tres. 5Y descendió Yahvé en la columna de nube, y poniéndose a la entrada del Tabernáculo de la Reunión, llamó a Aarón y a María que se presentaran ambos. 6Y Él les dijo:

“Escuchad mis palabras:

Si alguno de vosotros es profeta,

Yo Yahvé me le doy a conocer en visión

o le hablo en sueños.

7[972]No lo hago así con mi siervo Moisés,

el cual es fiel en toda mi casa.

8[973]Con él hablo cara a cara

y claramente, no por medio de enigmas;

pues él ve la imagen de Yahvé.

¿Por qué, pues, os atrevisteis a hablar

contra mi siervo Moisés?”

9Y habiéndose inflamado contra ellos su ira se fue Yahvé. 10Después se retiró la nube que estaba sobre el Tabernáculo y he aquí que María apareció cubierta de lepra como de nieve.

Cuando Aarón volvió el rostro hacia María, la vio cubierta de lepra. 11Entonces Aarón dijo a Moisés: “Oh, señor mío, no nos imputes, te suplico, este pecado; pues hemos obrado neciamente, hemos pecado. 12No sea ella como un abortivo, que al salir del seno de su madre tiene ya medio consumida la carne.” 13Entonces clamó Moisés a Yahvé, diciendo: “Te ruego, oh Dios, que la sanes.” 14Y Yahvé respondió a Moisés: “Si su padre la hubiera escupido en la cara, ¿no se avergonzaría ella por siete días? Sea, por lo tanto, excluida del campamento por siete días, y después será recibida de nuevo.” 15Fue María excluida del campamento por siete días; y el pueblo no se movió del lugar hasta la reincorporación de María. 16Después el pueblo partió de Haserot; y acamparon en el desierto de Farán.

III. EN EL DESIERTO DE CADES

NÚMEROS 13

Los exploradores

1[974]Habló Yahvé a Moisés, diciendo: 2“Envía hombres que exploren el país de Canaán que Yo daré a los hijos de Israel: enviaréis de cada una de las tribus de sus padres un hombre que tenga entre ellos autoridad de príncipe.”

3Y los envió Moisés desde el desierto de Farán, según la orden de Yahvé, todos ellos jefes de los hijos de Israel. 4He aquí sus nombres: De la tribu de Rubén, Samua, hijo de Sacur; 5de la tribu de Simeón, Safat, hijo de Horí; 6de la tribu de Judá, Caleb, hijo de Jefone; 7de la tribu de Isacar, Igal, hijo de José; 8de la tribu de Efraím, Oseas, hijo de Nun; 9de la tribu de Benjamín, Paltí, hijo de Rafú; 10de la tribu de Zabulón, Gadiel, hijo de Sodí; 11de la tribu de José, (es decir) de la tribu de Manasés, Gadí, hijo de Susí; 12de la tribu de Dan, Amiel, hijo de Gemalí; 13de la tribu de Aser, Setur, hijo de Micael; 14de la tribu de Neftalí, Nahabí, hijo de Vafsí; 15de la tribu de Gad, Geuel, hijo de Maquí. 16[975]Estos son los nombres de los varones que envió Moisés a explorar el país. A Oseas, hijo de Nun, dio Moisés el nombre de Josué.

17[976]Moisés los envió para que explorasen la tierra de Canaán, diciéndoles: “Subid por aquí al Négueb, luego subid a la serranía, 18explorad el país cómo es; y el pueblo que habita en ella, si fuerte o débil, si poco o mucho; 19y cómo es la tierra que habita, si buena o mala; y cuáles las ciudades en que moran, si abiertas o amuralladas; 20y qué tal es el suelo, si fértil o estéril; y si hay allí árboles o no. Esforzaos y traednos de los frutos de esa tierra”. Era el tiempo de las primeras uvas.

21[977]Subieron, pues, y exploraron el país desde el desierto de Sin hasta Rehob, por donde se va a Hamat. 22[978]Subiendo por el Négueb llegaron a Hebrón, donde estaban Animán, Sesai y Talmai, hijos de Enac —Hebrón fue edificada siete años antes que Tanis de Egipto— 23[979]Llegaron hasta el valle de Escol, donde cortaron un sarmiento con un racimo de uvas, que trajeron entre dos en un palo, y también granadas e higos. 24Aquel lugar fue llamado Valle de Escol, a causa del racimo que allí cortaron los hijos de Israel.

25Volvieron de la exploración de la tierra al cabo de cuarenta días; 26[980]y se presentaron inmediatamente a Moisés y Aarón y a toda la Congregación de los hijos de Israel, en el desierto de Farán, en Cades, para darles cuenta, a ellos y a toda la Congregación, mostrándoles el fruto de la tierra. 27Contaron a Moisés: “Llegamos a la tierra adonde nos enviaste, la cual en verdad mana leche y miel; y he aquí sus frutos. 28Pero el pueblo que habita en el país, es fuerte; las ciudades están fortificadas y son muy grandes; hemos visto también allí a los hijos de Enac. 29En la región del Négueb habitan los amalecitas, en las montañas el heteo, el jebuseo y el amorreo; el cananeo vive en la costa del Mar y en las riberas del Jordán.”

30Entonces Caleb tranquilizó al pueblo (que resistía) a Moisés, y dijo: “Ea, subamos y tomemos posesión del país; pues muy bien podemos conquistarlo.” 31Pero los que le habían acompañado, decían: “No podremos subir contra esta gente, porque es más fuerte que nosotros.” 32[981]Así desacreditaron entre los hijos de Israel la tierra que habían explorado, diciendo: “El país que hemos recorrido para explorarlo consume a sus moradores, y todo el pueblo que vimos allí son hombres de grande estatura. 33Vimos allí a los gigantes, hijos de Enac, de la raza de los Nefilim; y éramos a nuestros ojos y a los ojos de ellos como langostas.”

NÚMEROS 14

Sedición del pueblo

1Entonces todo el pueblo alzó la voz y dando alaridos se pasó llorando aquella noche. 2Y todos los hijos de Israel murmuraron contra Moisés y contra Aarón, diciéndoles todo el pueblo: “¡Ojalá hubiéramos muerto en la tierra de Egipto o en este desierto! ¡Ojalá hubiéramos muerto! 3¿Por qué quiere llevarnos Yahvé a esta tierra para que perezcamos a espada y nuestras mujeres y nuestros hijos vengan a caer en cautividad? ¿No nos sería mejor volver a Egipto?” 4Y se decían unos a otros: “¡Proclamemos un caudillo y volvámonos a Egipto!”

5[982]Entonces Moisés y Aarón se postraron rostro en tierra delante de toda la Asamblea del pueblo de los hijos de Israel. 6Y Josué, hijo de Nun, y Caleb, hijo de Jefone, que eran de los que habían explorado el país, rasgaron sus vestidos; 7y hablando a todo el pueblo de los hijos de Israel, dijeron: “La tierra que hemos recorrido para explorarla es una tierra muy buena. 8Si Yahvé nos es propicio, nos llevará a esa tierra y nos dará aquel país que mana leche y miel, 9con tal que no os rebeléis contra Yahvé, ni temáis al pueblo de esa tierra, pues son pasto nuestro; se hallan sin amparo. Con nosotros está Yahvé; no los temáis.”

Plegaria de Moisés

10Cuando ya todo el pueblo hablaba de lapidarlos, se mostró la gloria de Yahvé en el Tabernáculo de la Reunión, a vista de todos los hijos de Israel; 11y Yahvé dijo a Moisés: “¿Hasta cuándo me ha de despreciar este pueblo? ¿Y hasta cuándo no creerán en Mí, a pesar de todos los prodigios que he hecho entre ellos? 12Los heriré con peste y les quitaré la herencia, pero de ti haré una nación más grande y más fuerte que ellos.”

13[983]Respondió Moisés a Yahvé: “Pero oirán esto los egipcios, de cuyo poder Tú sacaste con tu potencia a este pueblo; 14y se lo dirán a los habitantes de esta tierra. Pues también estos han oído que Tú, oh Yahvé, estás en medio de este pueblo, y que Tú, oh Yahvé, te dejas ver cara a cara, y que tu nube se posa sobre ellos; y que Tú vas a su frente, de día en la columna de nube, y de noche en la columna de fuego. 15Ahora bien, si Tú destruyes a este pueblo, como si fuera un solo hombre, los pueblos que han oído tu fama hablarán, diciendo: 16Porque Yahvé no ha podido introducir a este pueblo en el país que les había prometido con juramento, por eso los ha destruido en el desierto. 17Ahora, pues, sea grande el poder de mi Señor, como Tú mismo declaraste, diciendo: 18[984]Yahvé tarda en airarse y es rico en misericordia, perdona la iniquidad y el pecado, bien que no lo deja sin castigo, pues castiga la iniquidad de los padres en los hijos hasta la tercera y cuarta generación. 19Perdona, te ruego, la iniquidad de este pueblo según la grandeza de tu misericordia y como lo has soportado desde Egipto hasta aquí.”

El castigo

20Respondió Yahvé: “Yo perdono conforme a tu palabra; 21pero juro por mi vida y por mi gloria que llena toda la tierra, 22[985]que todos aquellos hombres que han visto mi gloria y los prodigios hechos por Mí en Egipto y en el desierto, y que no obstante ello me han tentado ya diez veces y no han escuchado mi voz, 23no verán la tierra que prometí con juramento a sus padres. Ninguno de los que me han despreciado la verá. 24[986]Mas a mi siervo Caleb, que ha mostrado otro espíritu siguiéndome enteramente, Yo le introduciré en el país que recorrió, y su descendencia lo poseerá. 25Y por cuanto los amalecitas y los cananeos habitan en el valle, mudad de rumbo mañana, y partid hacia el desierto, camino del Mar Rojo.”

26Y habló Yahvé a Moisés y Aarón, diciendo: 27“¿Hasta cuándo ha de murmurar contra Mí este pueblo perverso? He oído las murmuraciones que los hijos de Israel profieren contra Mí. 28[987]Diles: ¡Por mi vida —palabra de Yahvé— que exactamente lo que hablasteis a mis oídos, eso haré Yo con vosotros! 29En este desierto caerán vuestros cadáveres. Cuantos fuisteis inscritos en el censo, todos los de veinte años para arriba, que habéis murmurado contra Mí, 30[988]de ninguna manera entraréis en la tierra la cual con juramento prometí daros por habitación, salvo Caleb, hijo de Jefone, y Josué, hijo de Nun. 31Pero a vuestros pequeñuelos, de los cuales dijisteis que vendrían a ser presa de otros, a esos los introduciré, y disfrutarán la tierra que vosotros habéis desdeñado. 32En cuanto a vosotros, en este desierto caerán vuestros cadáveres. 33[989]Vuestros hijos andarán errantes por el desierto cuarenta años, llevando vuestras infidelidades hasta que vuestros cadáveres sean consumidos en el desierto. 34A proporción del número de los días que explorasteis la tierra, o sea, cuarenta días, llevaréis vuestras iniquidades cuarenta años, contando año por día; así conoceréis cual es mi aversión. 35Yo, Yahvé, Yo lo digo: Así haré con este pueblo perverso, que se ha levantado contra Mí. En este desierto se consumirán, ahí morirán.”

36En efecto, los hombres que Moisés había enviado a explorar la tierra y que de vuelta hicieron murmurar contra él a todo el pueblo, desacreditando la tierra, 37[990]aquellos hombres que habían difamado el país, murieron de mala muerte en la presencia de Yahvé. 38De los hombres que habían ido a explorar la tierra quedaron con vida solamente Josué, hijo de Nun, y Caleb, hijo de Jefone.

Derrota de los israelitas

39Moisés refirió estas cosas a todos los hijos de Israel, y el pueblo quedó muy afligido. 40Se levantaron muy de mañana y subieron a la cima de la montaña, diciendo: “Henos aquí, subiremos al lugar de que habló Yahvé; porque hemos pecado.” 41Pero Moisés les dijo: “¿Por qué queréis infringir la orden de Yahvé? Esto no puede salir bien. 42No subáis, pues Yahvé no está en medio de vosotros; no os dejéis derrotar por vuestros enemigos. 43Porque los amalecitas y los cananeos están allá, frente a vosotros, y caeréis a cuchillo. Por cuanto habéis vuelto las espaldas a Yahvé, Él no estará con vosotros.” 44Ellos, empero, se obstinaron en subir a la cima de la montaña; mas ni el Arca de la Alianza de Yahvé ni Moisés salieron del campamento. 45[991]Pero bajaron los amalecitas y los cananeos que habitaban en aquella montaña y derrotándolos los acuchillaron hasta Hormá.

NÚMEROS 15

Leyes rituales

1Yahvé habló a Moisés, diciendo: 2[992]“Habla a los hijos de Israel y diles: Cuando hubiereis entrado en la tierra de vuestra morada, que os voy a dar, 3y ofreciereis a Yahvé sacrificios ígneos, sea holocausto u otro sacrificio, en cumplimiento de un voto, o como ofrenda voluntaria, o en vuestras solemnidades, para presentar a Yahvé un perfume grato con el sacrificio de bueyes y ovejas; 4[993]el que presentare su ofrenda ofrecerá a Yahvé, como oblación, un décimo (de efa) de flor de harina mezclada con un cuarto de hin de aceite. 5Como libación ofrecerás para cada cordero, un cuarto de hin de vino, además del holocausto o del sacrificio. 6Para cada carnero ofrecerás como oblación dos décimas de flor de harina mezclada con un tercio de hin de aceite; 7y para la libación ofrecerás un tercio de hin de vino, en olor grato a Yahvé. 8Cuando ofrecieres a Yahvé un novillo en holocausto o sacrificio, para cumplir un voto, o como sacrificio pacífico, 9ofrecerás, además del novillo, como oblación, tres décimas de flor de harina mezclada con medio hin de aceite; 10y como libación presentarás medio hin de vino. Es esta una ofrenda ígnea de olor grato a Yahvé. 11Así se hará con cada buey, con cada carnero, con cada cordero, con cada cabrito. 12[994]Según el número (de los sacrificios) que vais a ofrecer, así haréis con cada uno. 13Toda persona de vuestro pueblo lo hará así, al ofrecer un sacrificio por el fuego en olor grato a Yahvé. 14Y cuando un extranjero residente entre vosotros o cualquier otro que esté en medio de vosotros, ofreciere en el transcurso de las generaciones un sacrificio por el fuego en olor grato a Yahvé, lo hará del mismo modo que vosotros. 15Una misma será la ley para vosotros los que sois del pueblo, y para el extranjero que morare (entre vosotros). Ley perpetua será esta para vuestros descendientes. El extranjero tendrá ante Yahvé el mismo derecho que vosotros. 16Una misma ley y un mismo estatuto regirá para vosotros y para el extranjero que habitare con vosotros.”

17Y habló Yahvé a Moisés, diciendo: 18“Habla a los hijos de Israel, y diles: Después de haber entrado en la tierra adonde os llevo, 19[995]cuando comáis del pan del país, ofreceréis una ofrenda alzada a Yahvé. 20Como primicias de vuestra harina ofreceréis una torta por ofrenda alzada. Habéis de ofrecerla del mismo modo que la ofrenda alzada de la era. 21De las primicias de vuestra harina presentaréis a Yahvé una ofrenda alzada por todas vuestras generaciones.

22[996]Cuando pecareis por ignorancia, dejando de cumplir alguno de estos preceptos que Yahvé ha dado a Moisés, 23o sea, cuanto Yahvé os ha mandado por boca de Moisés, desde el día en que empezó a daros mandamientos para todas vuestras generaciones en adelante, 24entonces todo el pueblo, por el pecado que se hizo por ignorancia e indeliberadamente, ofrecerá un novillo en holocausto de olor grato a Yahvé, con su oblación y su libación conforme al rito, y un macho cabrío para sacrificio por el pecado. 25El sacerdote hará expiación por todo el pueblo de los hijos de Israel, y les será perdonado, porque fue por ignorancia, y ellos por su error han presentado a Yahvé su ofrenda de combustión y su sacrificio expiatorio. 26Así se le perdonará a todo el pueblo de los hijos de Israel, y al extranjero residente en medio de vosotros, pues la ignorancia fue del pueblo entero.

27Si un particular pecare por ignorancia, traerá una cabra primal en sacrificio por el pecado; 28y el sacerdote hará expiación ante Yahvé por el que pecó por ignorancia, cometiendo un pecado por error. Así hará expiación por él, y le será perdonado. 29En cuanto a los pecados por ignorancia regirá una misma ley para el natural entre los hijos de Israel y para el extranjero que habita en medio de vosotros. 30[997]Pero quien pecare con mano alzada, sea de los de vuestro pueblo, o de los extranjeros, ultraja a Yahvé; ese tal será extirpado de en medio de su pueblo; 31por cuanto ha despreciado la palabra dé Yahvé y quebrantado su mandamiento. Tal hombre será exterminado; recaiga sobre él su iniquidad.”

El profanador del sábado

32Mientras los hijos de Israel estaban en el desierto, hallaron a un hombre recogiendo leña en día de sábado. 33[998]Los que le hallaron recogiendo leña le llevaron ante Moisés y Aarón y todo el pueblo; 34y lo encerraron, porque no había sido determinado aún lo que se había de hacer con él. 35Entonces dijo Yahvé a Moisés: “Ese hombre muera irremisiblemente; todo el pueblo ha de matarlo a pedradas fuera del campamento.” 36[999]Le sacaron, pues, fuera del campamento y le apedrearon; y así murió, como Yahvé había mandado a Moisés.

Distintivos en el vestido

37Yahvé habló a Moisés, diciendo: 38[1000]“Habla a los hijos de Israel y diles que en adelante se hagan flecos en los ángulos de sus vestidos, y que pongan sobre el fleco de cada ángulo un cordón de jacinto. 39El fleco os servirá para este fin: que al mirarlo os acordéis de todos los mandamientos de Yahvé, a fin de cumplirlos, y para que no vayáis tras los deseos de vuestro corazón y de vuestros ojos, por los cuales os dejáis arrastrar a la infidelidad. 40Así os acordaréis, y cumpliréis todos mis mandamientos, y seréis santos para vuestro Dios. 41Yo soy Yahvé, vuestro Dios, que os he sacado de la tierra de Egipto, para ser el Dios vuestro. Yo soy Yahvé, vuestro Dios.”

NÚMEROS 16

Sedición de Coré, Datán y Abirón

1[1001]Coré, hijo de Ishar, hijo de Caat, hijo de Leví, se confabuló con Datan y Abirón, hijos de Eliab, y On, hijo de Félet, de la tribu de Rubén, 2y se levantaron contra Moisés y Aarón, con doscientos cincuenta hombres de los hijos de Israel, príncipes de la Congregación, miembros del Consejo, varones distinguidos, 3se juntaron en torno a Moisés y Aarón, y les dijeron: “Os baste ya; pues todo el pueblo, cada uno de ellos, es santo, y Yahvé está en medio de ellos. ¿Por qué os ensalzáis sobre la Asamblea de Yahvé?”

4Al oírlo Moisés, cayó sobre su rostro; 5después habló a Coré y a todo su bando, diciendo: “Mañana Yahvé dará a conocer quién es suyo, y quién es santo, para acercarse a Él; y al que Él escogiere, a este permitirá que se le acerque. 6Haced esto: Tomad incensarios, Coré y todo su grupo; 7y mañana poned en ellos fuego, y echad encima incienso ante Yahvé; y aquel a quien Yahvé escogiere, ese será el santo. Bástenos esto, hijos de Leví.”

8Y dijo Moisés a Coré: “Oíd, os ruego, hijos de Leví: 9¿Os parece acaso poca cosa que el Dios de Israel os haya escogido de entre la Congregación de Israel, allegándoos a Sí, para hacer el servicio de la Habitación de Yahvé, y para estar delante de la Congregación como ministros suyos? 10¡Y ahora, después de haceros Él allegados suyos a ti, Coré, y a todos tus hermanos, los hijos de Leví contigo, ambicionáis también el sacerdocio! 11Por eso es que tú, y todo tu grupo os habéis juntado contra Yahvé. Pues ¿qué es Aarón, para que murmuréis contra él?”

12Envió Moisés también a llamar a Datan y a Abirón, hijos de Eliab, mas ellos respondieron: “No iremos. 13¿Es acaso poca cosa el que nos haya sacado de una tierra que mana leche y miel, para hacernos morir en el desierto? ¡Y ahora quieres también erigirte en señor nuestro! 14[1002]Tú no nos has traído a una tierra que mana leche y miel; ni nos has dado en posesión campos o viñas. ¿Quieres por ventura sacar a estos hombres los ojos? No iremos.”

15[1003]Moisés se irritó en gran manera, y dijo a Yahvé: “No atiendas a su oblación. Yo no he tomado de ellos ni siquiera un asno, y a nadie de ellos he hecho mal alguno.” 16Y dijo Moisés a Coré: “Presentaos mañana tú y todo tu grupo ante Yahvé, tú y ellos y Aarón. 17Y tomad cada uno su incensario, poned incienso en ellos, y llevad cada uno su incensario ante Yahvé: doscientos cincuenta incensarios; tú también y Aarón, cada uno con su incensario.” 18Tomaron, pues cada uno su incensario, lo llenaron con fuego y pusieron encima incienso, y se presentaron a la entrada del Tabernáculo de la Reunión, juntamente con Moisés y Aarón.

19Entre tanto Coré había congregado contra ellos todo el pueblo a la entrada del Tabernáculo de la Reunión. Entonces apareció la gloria de Yahvé a todo el pueblo; 20y Yahvé habló a Moisés y Aarón, diciendo: 21“Separaos de este pueblo, que Yo los voy a consumir en un momento.” 22[1004]Mas ellos se prosternaron sobre sus rostros, y dijeron: “¡Oh Dios, Dios de los espíritus de todos los vivientes, uno solo ha pecado, y Tú te aíras contra todo el pueblo!” 23A lo cual contestó Yahvé diciendo a Moisés: 24“Habla al pueblo y diles: Retiraos de en derredor de las tiendas de Coré, Datan y Abirón.”

25Luego se levantó Moisés y fue hacia Datan y Abirón, siguiéndole los ancianos de Israel. 26Y habló al pueblo diciendo: Apartaos de las tiendas de estos hombres impíos, y no toquéis cosa alguna de ellos, para que no seáis envueltos en todos sus pecados. 27Y ellos se retiraron de los alrededores de las moradas de Coré, Datan y Abirón, mientras Datan y Abirón salían y se ponían de pie a la entrada de sus tiendas, con sus mujeres, sus hijos y sus pequeñuelos.

28Dijo entonces Moisés: “En esto conoceréis que Yahvé me ha enviado a hacer todas estas obras, y que no las hice de propia iniciativa: 29Si estos mueren del mismo modo que mueren todos los hombres y si a estos les toca la suerte que toca a todos los mortales, no es Yahvé quien me ha enviado. 30[1005]Pero si Yahvé hace algo inaudito, de modo que la tierra abriendo su boca se los trague con todo cuanto es suyo y bajen vivos al scheol, conoceréis que estos hombres han despreciado a Yahvé.”

31Apenas acabó de decir todas estas palabras, cuando el suelo debajo de ellos se hendió, 32y la tierra abrió su boca tragándolos a ellos, sus casas y todos los partidarios de Coré, con todos sus bienes. 33Descendieron vivos al scheol con todo lo que tenían, y los cubrió la tierra. Así perecieron de en medio del pueblo. 34Y todo Israel que estaba en derredor de ellos, huyó al oír sus alaridos; porque decían: “No sea que nos trague la tierra.” 35También contra los doscientos cincuenta hombres que habían ofrecido el incienso, salió un fuego de Yahvé y los devoró.

36Después Yahvé habló a Moisés, diciendo: 37[1006]“Di a Eleazar, hijo del sacerdote Aarón, que recoja los incensarios de en medio del incendio, y esparza a una y otra parte el fuego, porque son santificados. 38De los incensarios de estos que pecaron contra sus propias almas, háganse laminas delgadas, para revestir el altar, pues los han presentado ante Yahvé, por tanto son santificados y servirán de señal para los hijos de Israel.” 39Tomó, pues, el sacerdote Eleazar los incensarios de bronce que habían presentado los abrasados, y se hicieron de ellos láminas para revestir el altar, 40como advertencia para los hijos de Israel, a fin de que ningún extraño, que no sea del linaje de Aarón, se acerque para quemar incienso ante Yahvé y para que no le acontezca lo mismo que a Coré y a su bando, como se lo había anunciado Yahvé por boca de Moisés.

Nuevas murmuraciones del pueblo

41Al día siguiente murmuró todo el pueblo de los hijos de Israel contra Moisés y Aarón, diciendo: “Vosotros habéis exterminado al pueblo de Yahvé.” 42Y como el pueblo se congregase contra Moisés y Aarón, estos volvieron el rostro hacia el Tabernáculo de la Reunión; y, he aquí, que lo cubrió la nube y apareció la gloria de Yahvé. 43Fueron, pues, Moisés y Aarón al Tabernáculo de la Reunión; 44y Yahvé habló a Moisés, diciendo: 45“Retiraos de en medio de este pueblo, que Yo voy a consumirlo en un momento.” Mas ellos se postraron rostro en tierra. 46Y dijo Moisés a Aarón: “Toma el incensario, echa en él fuego de encima del altar, y pon incienso, y corre a toda prisa hacia el pueblo y haz expiación por ellos, porque el furor ha salido de la faz de Yahvé y ha comenzado ya la plaga.” 47Y tomó Aarón (el incensario), como Moisés le había ordenado, y corrió al medio del pueblo, cuando ya comenzaba la plaga en el pueblo; echó incienso e hizo expiación por el pueblo, 48[1007]colocándose entre los muertos y los vivos, y así se detuvo la plaga. 49Murieron por esta plaga catorce mil setecientos, sin contar a los que perecieron en la sedición de Coré. 50Después que cesó la plaga, volvió Aarón adonde estaba Moisés, a la entrada del Tabernáculo de la Reunión.

NÚMEROS 17

La vara de Aarón

1[1008]Habló Yahvé a Moisés, diciendo: 2“Habla a los hijos de Israel, y toma de cada casa paterna, de cada príncipe de su casa paterna una vara, o sea, doce varas, y escribe el nombre de cada uno en su vara. 3Sobre la vara de Leví escribe el nombre de Aarón, pues habrá una sola vara por cada cabeza de las casas paternas. 4[1009]Las depositarás en el Tabernáculo de la Reunión, ante el Testimonio, donde Yo suelo entrevistarme con vosotros. 5Y sucederá que florecerá la vara de aquel a quien Yo escogiere; así me libraré de las murmuraciones de los hijos de Israel que murmuran contra vosotros.

6Habló, pues, Moisés a los hijos de Israel y todos sus príncipes le dieron las varas, cada príncipe una vara, conforme a sus casas paternas, o sea, doce varas, y entre ellas la vara de Aarón. 7Moisés puso las varas delante de Yahvé en el Tabernáculo del Testimonio, 8y he aquí cuando al día siguiente Moisés entró en el Tabernáculo del Testimonio, florecía la vara de Aarón de la casa de Leví; había echado yemas, abierto flores y producido almendras. 9Y sacando Moisés todas las varas de la presencia de Yahvé las mostró a todos los hijos de Israel, los cuales las miraron; y tomó cada uno su vara.

10[1010]Dijo entonces Yahvé a Moisés: “Vuelve la vara de Aarón al Testimonio, para que se conserve como advertencia para los hijos rebeldes y cesen así sus murmuraciones contra Mí, y no mueran.” 11Moisés lo hizo así. Como le había mandado Yahvé, así hizo. 12Y hablaron los hijos de Israel a Moisés, diciendo: “He aquí que perecemos; estamos perdidos, todos perdidos. 13¡Cualquiera que se acerca a la Morada de Yahvé, muere! ¿Acaso hemos de ser aniquilados todos?”

NÚMEROS 18

Deberes de los sacerdotes

1[1011]Dijo Yahvé a Aarón: “Tú y tus hijos, y la casa de tu padre contigo, llevaréis la responsabilidad por las cosas santas; tú y tus hijos contigo llevaréis las culpas de vuestro sacerdocio. 2Contarás también con tus hermanos de la tribu de Leví, la tribu de tu padre; ellos estarán contigo y te servirán cuando tú, y contigo tus hijos, estéis ante el Tabernáculo del Testimonio. 3Ellos estarán a tu servicio y al servicio de todo el Tabernáculo, con tal que no se acerquen a los utensilios sagrados, ni al altar; no sea que mueran ellos y vosotros. 4Estarán, pues, contigo para cumplir el servicio del Tabernáculo de la Reunión, haciendo todos los trabajos en el Tabernáculo. Ningún extraño se acercará a vosotros. 5Vosotros tendréis a vuestro cargo el cuidado del Santuario y del altar, para que no estalle más (mi) ira contra los hijos de Israel. 6He aquí que Yo he tomado a vuestros hermanos, los levitas, de entre los hijos de Israel; donados a Yahvé han sido entregados a vosotros, para hacer el servicio del Tabernáculo de la Reunión. 7Pero tú, y contigo tus hijos, tendréis como función sacerdotal todo lo concerniente al altar y lo que está detrás del velo. Este es vuestro trabajo. Como regalo os doy vuestro sacerdocio; y el extraño que se aproxime morirá.”

Emolumentos de los sacerdotes

8Dijo Yahvé a Aarón: “Mira que te confío la guarda de mis ofrendas alzadas, de todas las cosas consagradas de los hijos de Israel; te las doy a ti por razón de la unción, y a tus hijos, por derecho perpetuo. 9[1012]De las cosas sacratísimas, de los sacrificios, fuera de lo que se entrega al fuego, te pertenecerán a ti: todas sus ofrendas en todas sus oblaciones y en todos sus sacrificios por el pecado y por el delito, que ellos me ofrezcan. Cosas sacratísimas serán estas para ti y para tus hijos. 10En lugar santísimo las comeréis; todo varón podrá comerlas; es algo santo para ti. 11[1013] Esto también será tuyo: las ofrendas alzadas que, ellos presenten en todas las ofrendas mecidas de los hijos de Israel. A ti las doy, y a tus hijos y a tus hijas contigo, por derecho perpetuo. Toda persona pura, perteneciente a tu casa, podrá comer de ellas. 12Todo lo mejor del aceite, y todo lo mejor del mosto y del trigo, las primicias que ellos presenten a Yahvé, a ti las entrego. 13Todos los primeros productos de su tierra que ellos han de ofrecer a Yahvé, tuyos serán. Toda persona pura, que sea de tu casa, podrá comer de ellos. 14[1014]Toda cosa consagrada por anatema en Israel, será tuya. 15Todos los primogénitos de toda carne, así de hombres como de bestias, ofrecidos a Yahvé, para ti serán. Solo harás pagar rescate por los primogénitos de hombres; también harás pagar rescate por los primerizos de los animales impuros. 16A los que han de ser rescatados los rescatarás cuando tengan un mes, conforme a tu estimación, por cinco siclos de plata, según el siclo del Santuario, que es de veinte güeras. 17Mas no harás rescatar los primerizos del ganado vacuno, ni de las ovejas, ni de las cabras; son cosas santas. Derramarás la sangre de ellos sobre el altar, y ofrecerás su sebo en sacrificio que se quema por el fuego como olor grato a Yahvé. 18[1015]Su carne será para ti, como también serán para ti el pecho de la ofrenda mecida y la pierna derecha. 19[1016]Toda ofrenda alzada de las cosas santas que los Hijos de Israel han de ofrecer a Yahvé, te las doy a ti y a tus hijos y a tus hijas contigo, por derecho perpetuo. Pacto de sal es este para siempre delante de Yahvé, para ti y para tus descendientes.”

20[1017]Dijo también Yahvé a Aarón: “Tú no tendrás herencia en la tierra de ellos, ni porción para ti en medio de ellos; Yo soy tu porción y tu herencia en medio de los hijos de Israel.”

El diezmo para los levitas

21[1018]“He aquí que Yo doy por herencia a los hijos de Leví todo el diezmo de Israel, en recompensa de los trabajos que hacen en el servicio del Tabernáculo de la Reunión. 22Los hijos de Israel no deben acercarse al Tabernáculo de la Reunión para que no mueran por su pecado, 23Solo los levitas, harán el servicio del Tabernáculo de la Reunión y ellos llevarán su iniquidad. Estatuto perpetuo es este para todas las generaciones. Y no tendrán ellos herencia en medio de los hijos de Israel. 24Porque Yo doy por herencia a los levitas los diezmos que los hijos de Israel han de ofrecer como ofrenda a Yahvé. Por eso les he dicho: ‘No tendrán herencia en medio de los hijos de Israel’.”

El diezmo del diezmo

25Yahvé habló a Moisés, diciendo: 26“Habla a los levitas, y diles: Cuando recibiereis los diezmos que os he dado por herencia vuestra de parte de los hijos de Israel, ofreceréis de ellos, como ofrenda alzada a Yahvé, el diezmo del diezmo, 27que os será reputado como ofrenda alzada vuestra, como si fuese grano de la era y (vino) de la abundancia del lagar. 28[1019]Así ofreceréis también vosotros a Yahvé una ofrenda alzada de todos vuestros diezmos que recibiereis de los hijos de Israel; y daréis de ellos al sacerdote Aarón la ofrenda alzada que corresponde a Yahvé. 29De todos los dones que recibáis, ofreceréis la ofrenda alzada que corresponde a Yahvé. Siempre lo mejor de ellos será porción consagrada. 30Y les dirás: Cuando ofreciereis lo mejor de ellos, entonces (el diezmo) será reputado a los levitas como el producto de la era y como el producto del lagar. 31Comeréis de ello en cualquier lugar, tanto vosotros como vuestras familias; porque es vuestro sueldo, en recompensa de vuestro servicio en el Tabernáculo de la Reunión. 32Con tal que ofrezcáis lo mejor de estos productos no pecaréis ni profanaréis las cosas santificadas de los hijos de Israel, y no moriréis.”

NÚMEROS 19

El agua expiatoria

1Yahvé habló a Moisés y a Aarón, diciendo: 2[1020]“He aquí una disposición preceptiva que Yahvé ha dado, diciendo: Di a los hijos de Israel que te traigan una vaca roja que no tenga defecto ni tacha, y que todavía no haya llevado el yugo, 3Se la daréis al sacerdote Eleazar, el cual la sacará fuera del campamento y será degollada ante sus ojos. 4[1021]El sacerdote Eleazar tomará de la sangre de ella con el dedo, y hará con la sangre siete aspersiones hacia el frente del Tabernáculo de la Reunión. 5Luego será quemada la vaca ante sus ojos; se quemarán también su piel, su carne y su sangre juntamente con sus excrementos. 6Y el sacerdote tomará madera de cedro e hisopo y grana, y los echará en medio de las llamas que consumen la vaca. 7Después el sacerdote lavará sus vestidos, bañará su cuerpo en el agua, y volverá al campamento, pero quedará impuro hasta la tarde. 8También el que la quemó, lavará sus vestidos en agua, bañará su cuerpo en agua y quedará impuro hasta la tarde. 9[1022]Un hombre limpio recogerá las cenizas de la vaca y las depositará fuera del campamento en un lugar limpio, donde serán guardadas para el pueblo de los hijos de Israel a fin de (preparar) el agua expiatoria. Es un sacrificio por el pecado. 10El que recoge las cenizas de la vaca lavará sus vestidos, y quedará impuro hasta la tarde. Será esta una ley perpetua para los hijos de Israel y para el extranjero que habita en medio de ellos.”

El uso del agua expiatoria

11[1023]“El que tocare un muerto, cualquier cadáver humano, quedará impuro siete días. 12Se purificará con él (agua de estas cenizas) el día tercero y él día séptimo y quedará limpio. Mas si no se purificare el día tercero, no estará limpio el día séptimo. 13Todo aquel que tocare un muerto, un cadáver humano, y no se purificare, profanará la Morada de Yahvé. Ese tal será exterminado de en medio de Israel. Es impuro porque las aguas expiatorias no han sido derramadas sobre él. Queda sobre él su inmundicia.

14Esta es la ley: Cuando alguno muriere en una tienda, todos los que entren en la tienda, y todos los que se hallen en la tienda, serán impuros por siete días. 15Y toda vasija abierta, que no tenga tapa atada, quedará inmunda. 16Quien tocare en el campo algún cuerpo que murió a espada, o un muerto cualquiera, o un hueso humano, o un sepulcro, quedará impuro siete días. 17Para tal persona impura se tomará de la ceniza de aquella (vaca) quemada en sacrificio por el pecado, y se echará sobre ella un vaso de agua viva. 18Un hombre limpio tomará un hisopo, lo mojará en el agua y rociará la tienda, todos sus muebles y todas las personas que allí se hallaren, y al que haya tocado el hueso, o al hombre matado, o al muerto, o a la sepultura. 19Rociará el limpio al inmundo al día tercero, y al día séptimo; y cuando le haya purificado al día séptimo, lavará sus vestidos, y a sí mismo se lavará con agua, y a la tarde quedará puro. 20Quien, estando impuro, no se purificare, será exterminado de en medio del pueblo, por haber contaminado el Santuario de Yahvé. Por no haber sido rociado con el agua lustral, queda inmundo. 21Esto será para ellos ley perpetua. También aquel que haga la aspersión con el agua lustral, lavará sus vestidos; y el que tocare el agua lustral, quedará inmundo hasta la tarde. 22Todo lo que tocare el impuro quedará inmundo; y la persona que lo tocare, quedará inmunda hasta la tarde.”

NÚMEROS 20

Muerte de María

1[1024]El primer mes llegó toda la Congregación de los hijos de Israel al desierto de Sin, y él pueblo estableció su morada en Cades. Allí murió María y allí fue sepultada.

Las aguas de Meribá

2Como no hubiese agua para el pueblo, se amotinaron contra Moisés y Aarón. 3Litigiaba el pueblo con Moisés y decía: “¡Ojalá hubiéramos perecido cuando perecieron nuestros hermanos delante de Yahvé! 4¿Por qué habéis conducido al pueblo de Yahvé a este desierto para que muramos aquí nosotros y nuestros ganados? 5¿Y por qué nos sacasteis de Egipto para traernos a este lugar tan malo, que no es tierra para sembrar y no produce higueras, ni viñas, ni granados y ni siquiera tiene agua para beber?”

6Entonces Moisés y Aarón retirándose del pueblo fueron a la entrada del Tabernáculo de la Reunión, donde se postraron sobre sus rostros; y se les apareció la gloria de Yahvé. 7Y Yahvé habló a Moisés, diciendo: 8“Toma la vara, y reúne al pueblo, tú y Aarón tu hermano; y en presencia de ellos hablad a la peña, y ella dará sus aguas. Así les sacarás agua de la peña, y darás de beber al pueblo y a sus ganados.” 9Tomó Moisés la vara de delante de Yahvé, como Él se lo había mandado. 10Y congregando Moisés y Aarón al pueblo frente a la peña, les dijo (Moisés): “Escuchad, rebeldes. ¿Por ventura podremos sacaros agua de esta peña?” 11[1025]Y alzó Moisés la mano, y después de herir la peña dos veces con su vara salieron aguas abundantes; y bebió el pueblo y su ganado. 12Mas Yahvé dijo a Moisés y a Aarón: “Por cuanto no habéis tenido fe en Mí y no me habéis santificado ante los hijos de Israel, no introduciréis este pueblo en la tierra que Yo les he dado.” 13[1026]Estas son las aguas de Meribá, donde se querellaron los hijos de Israel contra Yahvé; y El les dio una prueba de su santidad.

IV. DESDE CADES HASTA LAS CAMPIÑAS DE MOAB
Edom se opone a los israelitas

14Moisés envió desde Cades mensajeros al rey de Edom, que le dijesen: “Así dice tu hermano Israel: Tú sabes todos los trabajos que nos han sobrevenido; 15cómo nuestros padres bajaron a Egipto y hemos habitado mucho tiempo en Egipto, y los egipcios nos maltrataron, a nosotros como a nuestros padres; 16y clamamos a Yahvé el cual oyó nuestra voz y envió un ángel que nos sacó de Egipto; y henos aquí en Cades, ciudad situada al extremo de tu territorio. 17[1027]Déjanos, por favor, pasar por tu tierra; no pasaremos por los campos ni por las viñas, y no beberemos del agua de los pozos. Marcharemos por el camino real, sin declinar ni a la derecha ni a la izquierda, hasta que hayamos atravesado tu territorio.” 18Pero Edom le contestó: “No pasarás por mi (país), no sea que yo salga armado a tu encuentro.” 19Los hijos de Israel le respondieron: “Subiremos por el camino trillado, y si bebemos de tus aguas, yo y mi ganado, pagaré lo que cueste. No habrá ninguna dificultad; pasare solamente a pie.” 20Pero él dijo: “No pasarás.” Y salió Edom a su encuentro con mucha gente y con mano fuerte. 21Así negó Edom a Israel el paso por su territorio, por lo cual Israel se apartó de él.

Muerte de Aarón

22[1028]Partiendo de Cades vino todo el pueblo de los hijos de Israel al monte Hor. 23Y Yahvé hablo a Moisés y a Aarón en el monte Hor, en la frontera del país de Edom, diciendo: 24[1029]“Aarón va a reunirse con su pueblo, porque no podrá entrar en la tierra que he dado a los hijos de Israel; pues fuisteis rebeldes a mis órdenes en las aguas de Meribá. 25Toma a Aarón y a Eleazar su hijo, y condúcelos al monte Hor; 26[1030]y después de despojar a Aarón de sus vestiduras se las vestirás a Eleazar su hijo; y Aarón será recogido y morirá allí.” 27Moisés hizo como Yahvé había mandado, y a vista de todo el pueblo subieron al monte Hor. 28Y despojó Moisés a Aarón de sus vestiduras y se las vistió a Eleazar su hijo. Murió Aarón allí en la cumbre del monte; luego Moisés y Eleazar descendieron del monte. 29Llegó la noticia de la muerte de Aarón a todo el pueblo, y lo lloró toda la casa de Israel durante treinta días.

NÚMEROS 21

Derrota del rey de Arad

1[1031]Cuando el cananeo, el rey de Arad, que habitaba el Négueb, oyó decir que Israel venía por el camino de Atarim, atacó a Israel y le tomó prisioneros. 2[1032]Entonces Israel hizo voto a Yahvé, diciendo: “Si entregares a este pueblo en mi mano, destruiré completamente sus ciudades.” 3[1033]Oyó Yahvé la voz de Israel y le entregó el cananeo, y destruyeron completamente a ellos y a sus ciudades, por lo cual fue llamado aquel lugar Hormá.

La serpiente de bronce

4Partieron del monte Hor, camino del Mar Rojo para rodear la tierra de Edom. Mas en el camino se impacientó el pueblo, 5[1034]y murmuró contra Dios y contra Moisés: “¿Por qué nos habéis sacado de Egipto para morir en el desierto? Pues no hay pan, y no hay agua; nos provoca ya náusea este pan miserable.” 6Entonces Yahvé envió contra el pueblo serpientes abrasadoras, las cuales mordían al pueblo; y murió mucha gente de Israel. 7Y acudió el pueblo a Moisés, diciendo: “Hemos pecado, porque hemos murmurado contra Yahvé y contra ti. Ruega a Yahvé que quite de nosotros las serpientes.” Y Moisés rogó por el pueblo. 8[1035]Dijo entonces Yahvé a Moisés: “Hazte una serpiente, y ponla en un asta; quienquiera que haya sido mordido y la mirare, vivirá.” 9Hizo, pues, Moisés una serpiente de bronce, y la puso sobre un asta, y quienquiera que mordido por una serpiente dirigía su mirada a la serpiente de bronce se curaba.

Viaje al monte Fasga

10[1036]Levantaron los hijos de Israel el campamento y acamparon en Obot. 11Partidos de Obot, acamparon en Iyé-Abarim, en el desierto frente a Moab, al oriente. 12Marcharon de allí y acamparon en el valle de Sared. 13[1037]De allí partieron para acampar a la otra orilla del Arnón, en el desierto. El Arnón sale del territorio de los amorreos, pues el Arnón es la frontera de Moab, y divide a los moabitas de los amorreos. 14[1038]Por eso se dice en el Libro de las Guerras de Yahvé:

“Vaheb en Sufá,

y los valles del Arnón

15y el declive de los valles

que desciende en la región de Ar,

y se apoya sobre la frontera de Moab.”

16De allí marcharon a Beer. Este es aquel pozo del cual Yahvé dijo a Moisés: “Junta al pueblo y Yo le daré agua.” 17Entonces Israel cantó este cántico:

“¡Brota, pozo, celebradle con canción!

18pozo que cavaron los príncipes;

lo abrieron los nobles del pueblo

con el cetro, con sus cayados.”

Del desierto se dirigieron a Mataná; 19de Mataná, a Nahaliel; de Nahaliel a Bamot; 20[1039]y de Bamot al valle que está en las campiñas de Moab, (al pie de) la cumbre del Fasga que mira hacia el desierto.

Victoria sobre los amorreos

21Israel envió mensajeros a Sehón, rey de los amorreos, diciendo: 22“Quiero pasar por tu tierra. No torceremos hacia los campos y viñas, ni beberemos agua de los pozos; por el camino real iremos hasta pasar tus fronteras.” 23Mas Sehón no permitió que Israel pasase por su territorio; antes bien, reuniendo Sehón a toda su gente, salió al encuentro de Israel en el desierto, y vino hasta Jahas donde atacó a Israel. 24[1040]Pero Israel lo hirió a filo de espada y se apoderó de su tierra desde el Arnón hasta el Yaboc, hasta los hijos de Ammón, cuya frontera era fortificada. 25Tomó Israel todas estas ciudades y habitó en todas las ciudades de los amorreos, en Hesbón y todos sus dominios. 26Porque Hesbón era la ciudad de Sehón, rey de los amorreos, el cual había hecho la guerra contra el anterior rey de Moab, y le había arrancado toda su tierra hasta el Arnón. 27Por eso dicen los poetas:

“Id a Hesbón;

y sea reedificada y fortificada la ciudad de Sehón.

28Porque salió fuego de Hesbón,

llama de la plaza fuerte de Sehón,

que devoró a Ar de Moab,

a los señores de las alturas del Arnón.

29[1041]¡Ay de ti, Moab!

perdido estás, pueblo de Camos.

Entregó él sus hijos a la fuga,

y sus hijas al cautiverio,

en mano de Sehón, rey de los amorreos.

30Los hemos asaeteado:

Hesbón está destruida hasta Dibón;

hemos hecho devastación hasta Nofah,

que está cerca de Medaba.”

31Así vino a habitar Israel en la tierra de los amorreos. 32Entonces Moisés envió exploradores a Jaser; y tomaron sus aldeas, expulsando a los amorreos que allí habitaban.

Derrota del rey Og

33[1042]Dando vuelta subieron por el camino de Basán. Mas Og, rey de Basán, salió a su encuentro con todo su pueblo para darles batalla en Edreí. 34[1043]Yahvé dijo entonces a Moisés: “No le temas, porque le he entregado en tus manos, a él y a todo su pueblo y su tierra. Harás con él como hiciste con Sehón, rey de los amorreos, que habitaba en Hesbón.” 35Y le derrotaron, a él y a sus hijos y a todo su pueblo, sin dejarle un hombre con vida; y tomaron posesión de su tierra.

V. EN LAS CAMPIÑAS DE MOAB

NÚMEROS 22

Balac y Balaam

1Partieron los hijos de Israel y acamparon en las llanuras de Moab, al otro lado del Jordán, frente a Jericó. 2[1044]Balac, hijo de Sefor, supo todo lo que Israel había hecho a los amorreos, 3y se atemorizó Moab grandemente frente al pueblo tan numeroso y perdió el ánimo ante los hijos de Israel. 4Por lo cual dijo Moab a los ancianos de Madián: “Ahora esta multitud devorará todos nuestros contornos a la manera del buey que devora la hierba del campo.” Balac, hijo de Sefor, era a la sazón rey de Moab. 5Envió, pues, mensajeros a Balaam, hijo de Beor, a Petor, que está junto al Río en la tierra de los hijos de su pueblo, para llamarle, diciendo: “He aquí un pueblo que ha salido de Egipto y que cubre la faz de la tierra; está acampado frente a mí. 6Ven, te ruego, y maldíceme a este pueblo, porque es demasiado fuerte para mí; quizás así logre yo derrotarlo y arrojarlo del país: porque sé que es bendito aquel a quien tú bendijeres, y maldito aquel a quien tú maldijeres.”

7[1045]Fueron los ancianos de Moab y los ancianos de Madián, llevando en sus manos el estipendio de mago, y llegados a Balaam, le refirieron las palabras de Balac. 8Él les contestó: “Pasad la noche aquí, y os responderé según me diga Yahvé.” Se quedaron, pues, los príncipes de Moab con Balaam. 9Y vino Dios a Balaam y le dijo: “¿Quiénes son estos hombres que están contigo?” 10Balaam respondió a Dios: “Balac, hijo de Sefor, rey de Moab, ha enviado a decirme: 11He aquí un pueblo que ha salido de Egipto y que cubre la faz de la tierra. Ven, por lo tanto, y maldícemelo; quizás así podré combatirlo y rechazarlo.” 12Y dijo Dios a Balaam: “No vayas con ellos, ni maldigas a ese pueblo, porque es bendito.” 13Se levantó, pues, Balaam por la mañana, y dijo a los príncipes de Balac: “Volveos a vuestra tierra, porque Yahvé no quiere dejarme ir con vosotros”. 14Y se levantaron los príncipes de Moab, y regresados a Balac le dijeron: “Balaam no quiere venir con nosotros.”

15Entonces Balac envió de nuevo otros príncipes a Balaam, en mayor número y más distinguidos que los anteriores; 16los cuales llegados a Balaam le dijeron: “Así dice Balac, hijo de Sefor: Te ruego no dejes apartarte de venir a mí; 17que yo te colmaré de honores, y haré todo lo que me digas, con tal que vengas y me maldigas a esta gente.” 18Mas Balaam respondió y dijo a los siervos de Balac: “Aunque Balac me diese tanta plata y oro como cabe en su casa no puedo desoír la palabra de Yahvé, mi Dios, haciendo (algo contrario), sea cosa chica, sea grande. 19Quedaos pues aquí esta noche, vosotros también, para que yo sepa qué más me diga Yahvé.” 20Y vino Dios de noche a Balaam y le dijo: “Si estos hombres han venido a llamarte, levántate y vete con ellos, pero harás solamente lo que Yo te dijere.” 21Y se levantó Balaam a la mañana, aparejó su asna, y marchó con los príncipes de Moab.

22[1046]Sin embargo se encendió la ira de Dios al emprender Balaam viaje, y el Ángel de Yahvé se puso en el camino para cerrarle el paso. Iba Balaam montado sobre su asna, y le acompañaban dos de sus siervos. 23Cuando la burra vio al Ángel de Yahvé parado en el camino, con su espada desenvainada en la mano, se desvió del camino, andando por el campo; y Balaam le dio golpes para volverla al camino. 24Entonces el Ángel de Yahvé se apostó en una hondonada entre las viñas, con un muro de un lado y un muro del otro. 25Al ver la burra al Ángel de Yahvé se arrimó al muro y apretó el pie de Balaam contra la pared, el cual volvió a pegarla. 26Una vez más se adelantó el Ángel de Yahvé y se puso en un sitio estrecho donde no había espacio para desviarse ni a la derecha ni a la izquierda. 27Entonces al ver la burra al Ángel de Yahvé, se echó en tierra debajo de Balaam, el cual enfurecido la pegó con el bastón. 28[1047]Mas Dios abrió la boca de la burra, la cual dijo a Balaam: “¿Qué te he hecho para que me pegues ya por tercera vez?” 29Balaam respondió a la burra: “Porque haces burla de mí. ¡Ojalá tuviera yo una espada, que ahora mismo te mataría!” 30Replicó la burra a Balaam: “¿No soy yo tu asna, en que has cabalgado siempre desde que yo soy tuya hasta hoy? ¿Por ventura he hecho yo contigo jamás cosa semejante?” Y él respondió: “No”.

31Entonces Yahvé abrió los ojos de Balaam, de modo que vio al Ángel de Yahvé parado en el camino con la espada desenvainada en la mano; e inclinándose se prosternó sobre su rostro. 32Y le dijo el Ángel de Yahvé: “¿Por qué has pegado a tu asna estas tres veces? He aquí que yo he salido para cerrarte el camino, pues tu viaje es perverso delante de mí. 33Me vio la burra y se desvió delante de mí estas tres veces. Si no se hubiera desviado de mi presencia, te habría matado a ti, y a ella la abría dejado con vida.” 34Dijo entonces Balaam al Ángel de Yahvé: “He pecado; porque no sabía que tú te habías apostado contra mí en el camino. Si la cosa te parece mal, ahora mismo me volveré.” 35El Ángel de Yahvé respondió a Balaam: “Ve con estos hombres; pero habla solamente lo que yo te dijere.” Se fue, pues, Balaam con los príncipes de Balac.

36[1048]Cuando Balac supo que venía Balaam, le salió al encuentro hasta Ir-Moab, situada en el límite del Arnón, en el extremo de la frontera. 37Y dijo Balac a Balaam: “¿Acaso no he enviado a llamarte? ¿Por qué no viniste a mí? ¿Crees tal vez que yo no soy capaz de recompensarte?” 38Respondió Balaam a Balac: “Heme aquí, he venido a ti; pero ¿podré yo acaso decir algo? No te diré otra palabra sino la que Dios pusiere en mi boca.” 39[1049]Y se marchó Balaam con Balac, y llegaron a Kiryat-Husot. 40Y sacrificó Balac bueyes y ovejas para hacer presentes a Balaam y a los príncipes que le acompañaban. 41[1050]Al día siguiente tomó Balac a Balaam y le hizo subir a Bamot-Baal, desde donde podía divisar la parte extrema del pueblo.

NÚMEROS 23

Primer oráculo de Balaam

1[1051]Dijo Balaam a Balac: “Edifícame aquí siete altares, y prepárame aquí mismo siete becerros y siete carneros.” 2Hizo Balac según ordenara Balaam, y ofrecieron Balac y Balaam sobre cada altar un becerro y un carnero. 3Después dijo Balaam a Balac: “Ponte junto a tu holocausto, en tanto que yo me voy a ver si Yahvé viene a mi encuentro; y lo que Él me diga, eso te manifestaré.” Y se retiró a una altura desnuda.

4Efectivamente salió Dios al encuentro de Balaam, y este le dijo: “He preparado siete altares y he ofrecido un becerro y un carnero en cada altar.” 5Y Yahvé puso en boca de Balaam una palabra y dijo: “Vuélvete a Balac, y hablarás así.” 6Vuelto a él, lo vio todavía parado junto a su holocausto, con todos los príncipes de Moab. 7[1052]Entonces pronunció su oráculo, y dijo:

“De Aram me hizo venir Balac,

el rey de Moab (me hizo venir)

de los montes de oriente:

¡Ven, maldíceme a Jacob!

¡Ven y execra a Israel!

8[1053]¿Cómo maldeciré yo

a quien no ha maldecido Dios?

¿Cómo voy a execrar

a quien no ha execrado Yahvé?

9Desde la cima de las peñas le veo,

desde lo alto le estoy contemplando:

es un pueblo que habita aparte,

y no se cuenta entre las naciones.

10¿Quién podrá contar a Jacob

numeroso como el polvo,

enumerar siquiera la cuarta parte de Israel?

¡Pueda yo morir la muerte de los justos,

y sea mi fin semejante al suyo!”

Segundo oráculo de Balaam

11Dijo entonces Balac a Balaam: “¿Qué es lo que me has hecho? Te he llamado para maldecir a mis enemigos, y tú los has colmado de bendiciones.” 12Respondió él y dijo: “¿No tengo yo que observar las palabras que Yahvé pone en mi boca?” 13Díjole Balac: “Ven, te ruego, conmigo, a otro lugar, desde donde puedas verle; no verás sino su parte extrema, no le verás todo; y me lo maldices desde allí.” 14[1054]Y le llevó al Campo de los Atalayas, situado en las alturas del Fasga, donde edificó siete altares y ofreció en cada altar un becerro y un carnero. 15Y dijo a Balac: “Ponte aquí junto a tu holocausto, mientras yo voy al encuentro (de Dios).”

16Y salió Dios al encuentro de Balaam, y poniéndole una palabra en la boca, dijo: “Vuelve a donde está Balac, y le dirás así.” 17Se volvió a él, y he aquí que estaba todavía parado junto a su holocausto, y con él los príncipes de Moab. Le preguntó Balac: “¿Qué te ha dicho Yahvé?” 18[1055]Entonces pronunció su oráculo, y dijo:

“Levántate, Balac, y escucha;

préstame atención, hijo de Sefor.

19No es Dios un hombre, para que mienta,

ni hijo de hombre para arrepentirse.

Si Él dice una cosa, ¿no la hará?

Si Él habla, ¿acaso dejará de cumplirlo?

20He aquí, la bendición está dada;

Él ha bendecido, yo no puedo revocarlo.

21Él no ve iniquidad en Jacob,

ni encuentra perversidad en Israel.

Yahvé, su Dios, está entre ellos,

y a Él le aclaman por rey.

22[1056]Es Dios quien le ha sacado de Egipto;

su fuerza es como la del búfalo.

23Pues no hay magia en Jacob,

ni adivinos en Israel.

A su tiempo se le dirá a Jacob y a Israel

lo que Dios va a cumplir.

24He aquí un pueblo que se yergue como leona,

y se alza cual león,

no se acuesta sin que devore la presa,

y beba la sangre de los traspasados.”

25Entonces dijo Balac a Balaam: “Ya que no puedes maldecirle, tampoco le bendigas.” 26Pero Balaam respondió y dijo a Balac: “¿No te he dicho: Todo cuanto hablare Yahvé, eso debo hacer?”

Tercer oráculo de Balaam

27Y dijo Balac a Balaam: “Ven, pues, y te llevaré a otro sitio, por si acaso quiere Dios que desde allí los maldigas.” 28[1057]Y condujo Balac a Balaam a la cumbre del Fegor que domina el desierto. 29Y dijo Balaam a Balac: “Erígeme aquí siete altares y prepárame aquí mismo siete becerros y siete carneros.” 30Hizo Balac como le ordenara Balaam y ofreció un becerro y un carnero sobre cada altar.

NÚMEROS 24

1Viendo Balaam que era del agrado de Yahvé bendecir a Israel, no fue, como las otras veces, en busca de augurio, sino que volvió su rostro hacia el desierto. 2Y cuando alzando los ojos vio a Israel acampado según sus tribus, vino sobre él el Espíritu de Dios, 3y formulando su oráculo dijo:

“Palabra de Balaam, hijo de Beor;

palabra del hombre de ojos cerrados,

4[1058]palabra del que oye los dichos de Dios,

y ve las visiones del Todopoderoso;

recibe visión y se les abren los ojos:

5[1059]¡Cuan hermosas tus tiendas, oh Jacob,

tus moradas, oh Israel!

6Son como valles extendidos,

como jardines a lo largo del río;

como áloes plantados por Yahvé,

como cedros junto a las aguas.

7[1060]Se desbordan de sus cubos las aguas,

abundan las aguas en sus sembrados.

Más poderoso que Agag será su rey,

y se ensalzará su reino.

8El Dios que le sacó de Egipto,

le ha dado fuerzas como de búfalo;

devorará pueblos, sus enemigos,

les desmenuzará los huesos,

y con sus saetas los traspasará.

9Se agazapa, se posa como león,

y cual leona; ¿quién osará despertarle?

¡Bendito el que te bendiga,

y maldito el que te maldiga!”

10Se airó entonces Balac contra Balaam, y dando palmadas dijo a Balaam: “Para maldecir a mis enemigos te he llamado, y he aquí que tú les has echado bendiciones ya tres veces. 11Retírate ahora a tu lugar. Yo pensaba colmarte de honores, mas he aquí que Yahvé te ha negado el honor.” 12Respondió Balaam a Balac: “¿No dije ya a tus mensajeros que tú me enviaste: 13Aun cuando Balac me diera tanta plata y oro como cabe en su casa, no podré transgredir la orden de Yahvé, haciendo por mi cuenta cosa buena o mala, pues repetiré solamente lo que dijere Yahvé? 14[1061]Ahora, pues, al volverme a mi pueblo, ven, que te anunciaré lo que este pueblo hará a tu pueblo en los días postreros.” 15[1062]Y pronunció su oráculo diciendo:

“Palabra de Balaam, hijo de Beor;

palabra del hombre de ojos cerrados,

16palabra del que oye los dichos de Dios,

conoce los pensamientos del Altísimo,

y ve las visiones del Todopoderoso;

recibe visión y se le abren los ojos.

17[1063]Le veo, pero no como presente,

le contemplo, mas no de cerca:

una estrella sale de Jacob,

y de Israel surge un cetro,

que destrozará las sienes de Moab,

y destruirá a todos los hijos de Set.

18Edom será propiedad suya,

Seír será presa de sus enemigos,

e Israel hará proezas.

19[1064]De Jacob saldrá un dominador,

el cual destruirá los restos de la ciudad.”

20[1065]Y mirando a Amalec, dijo este oráculo:

“Amalec es el primero de los pueblos,

mas su fin será eterno exterminio.”

21[1066]Echando su mirada hacia el Cineo, pronunció este oráculo:

“Fuerte es tu morada,

tu nido está colocado en la peña;

con todo será devastado el Cineo.

22Tiempo vendrá, y Asur te llevará cautivo.”

23Prosiguió su oráculo, y dijo:

“¡Ay! ¿quién subsistirá

cuando Dios lo ponga por obra?

24[1067]Vendrán naves de Kitim

que humillarán a Asur,

y oprimirán a Eber,

y él mismo al fin perecerá.”

25Con esto se levantó Balaam y se fue, y volvió a su lugar. También Balac se fue por su camino.

NÚMEROS 25

Idolatría y fornicación de los israelitas

1[1068]Mientras Israel acampaba en Sitim, comenzó el pueblo a fornicar con las hijas de Moab. 2Estas invitaron al pueblo, a los sacrificios de sus dioses; y comió el pueblo y se postró ante los dioses de ellas. 3[1069]Y se allegó Israel a Baalfegor, por lo cual la ira de Yahvé se encendió contra Israel. 4Y dijo Yahvé a Moisés: “Toma a todos los jefes del pueblo, y cuélgalos ante Yahvé cara al sol, para que la ardiente ira de Yahvé se aparte de Israel.” 5Dijo, pues, Moisés a los jueces de Israel: “Mate cada uno de vosotros a los suyos que se han entregado a Baalfegor.”

6En esto he aquí que uno de los hijos de Israel venia trayendo a casa de sus hermanos una mujer madianita, a vista de Moisés y a vista de toda la Congregación de los hijos de Israel, que lloraban a la entrada del Tabernáculo de la Reunión. 7Viéndolo Finés, hijo de Eleazar, hijo del sacerdote Aarón, se levantó de en medio de la Congregación, tomó una lanza en la mano, 8y entró tras el israelita en el interior de la tienda, y atravesó a entrambos, al israelita y a la mujer, por el vientre, con lo cual cesó la plaga de los hijos de Israel. 9[1070]En aquella plaga fueron muertas veinte y cuatro mil personas. 10Entonces habló Yahvé a Moisés, diciendo: 11“Finés, hijo de Eleazar, hijo del sacerdote Aarón, ha apartado mi furor de los hijos de Israel, por cuanto se dejó arrebatar del celo mío en medio de ellos. Por eso Yo en mi celo no acabé con los hijos de Israel. 12[1071]Dile, pues: He aquí que Yo establezco con él mi pacto de paz; 13el cual será para él, y para sus descendientes después de él, pacto de un sacerdocio eterno, porque ha sido celoso de su Dios y ha hecho expiación por los hijos de Israel.”

14El israelita que fue muerto juntamente con la madianita, se llamaba Zamrí, hijo de Salú, príncipe de una familia de los Simeonitas. 15Y el nombre de la mujer madianita que fue muerta, era Cozbí, hija de Sur, jefe de una de las estirpes de Madián. 16Habló después Yahvé a Moisés, y dijo: 17“Tratad a los madianitas como enemigos y matadlos, 18porque como enemigos se han portado contra vosotros, aplicando sus ardides, con los cuales os sedujeron por medio de Fegor y por medio de Cozbí, hija de un príncipe de Madián, su hermana, la cual fue muerta en el día de la plaga a causa de Fegor.”

NÚMEROS 26

Nuevo censo del pueblo

1Pasada esta plaga habló Yahvé a Moisés y a Eleazar, hijo del sacerdote Aarón, y dijo: 2[1072]“Haced el censo de todo el pueblo de los hijos de Israel, según sus casas paternas, de veinte años arriba, contando a todos los que pueden salir a la guerra en Israel.” 3Entonces Moisés y Eleazar, el sacerdote, hablaron con ellos en las campiñas de Moab, cerca del Jordán, frente a Jericó, diciendo: 4(Contad) a los de veinte años arriba, como ha mandado Yahvé a Moisés y a los hijos de Israel cuando salieron del país de Egipto.”

5Rubén, primogénito de Israel: los hijos de Rubén: de Enoc, la familia de los Enoquitas; de Falú, la familia de los Faluítas; 6de Hesrón, la familia de los Hesronitas; de Carmí, la familia de los Carmitas. 7Estas son las familias de los Rubenitas; y el resultado de su censo fue: cuarenta y tres mil setecientos treinta hombres. 8Hijos de Falú: Eliab. 9Hijos de Eliab: Nemuel, Datan y Abirón. Estos fueron aquel Datan y aquel Abirón, delegados del pueblo, que se sublevaron contra Moisés y Aarón, con la facción de Coré que se rebeló contra Yahvé. 10[1073]La tierra abrió su boca, y los tragó a ellos y a Coré, cuando murieron los de aquella facción, y el fuego devoró a doscientos cincuenta hombres, para que sirvieran de escarmiento. 11Mas los hijos de Coré no perecieron.

12Hijos de Simeón, según sus familias: de Nemuel, la familia de los Nemuelitas; de Jamín, la familia de los Jaminitas; de Jaquín, la familia de los Jaquinitas; 13de Zare, la familia de los Zareítas; de Saúl, la familia de los Saulitas. 14[1074]Estas son las familias de los Simeonitas: veinte y dos mil doscientos hombres.

15Hijos de Gad, según sus familias: de Sefón, la familia de los Sefonitas; de Hagí, la familia de los Hagitas; de Suní, la familia de los Sunitas; 16de Osní, la familia de los Osnitas; de Erí, la familia de los Eritas; 17de Arod, la familia de los Aroditas; de Arelí, la familia de los Arelitas. 18Estas son las familias de los hijos de Gad, conforme al resultado de su censo: cuarenta mil quinientos hombres.

19[1075]Hijos de Judá: Er y Onán. Murieron Er y Onán en el país de Canaán. 20Fueron los hijos de Judá, según sus familias: de Selá, la familia de los Selaítas; de Fares, la familia de los Faresitas; de Zara, la familia de los Zaraítas. 21Hijos de Fares fueron: de Hesrón, la familia de los Hesronitas; de Hamul, la familia de los Hamulitas. 22Estas son las familias de Judá, según el resultado de su censo: setenta y seis mil quinientos hombres.

23Hijos de Isacar, según sus familias: de Tolá, la familia de los Tolaítas; de Fuá, la familia de los Fuaítas; 24de Jasub, la familia de los Jasubitas; de Simrón, la familia de los Simronitas. 25Estas son las familias de Isacar, conforme al resultado de su censo: sesenta y cuatro mil trescientos hombres.

26Hijos de Zabulón, según sus familias: de Sared, la familia de los Sareditas; de Elón, la familia de los Elonitas; de Jahleel, la familia de los Jahleelitas. 27Estas son las familias de los Zabulonitas, según el resultado de su censo: sesenta mil quinientos hombres.

28Hijos de José, según sus familias: Manasés y Efraím. 29Hijos de Manasés: de Maquir, la familia de los Maquiritas. Maquir engendró a Galaad. De Galaad, la familia de los Galaaditas. 30Estos son los hijos de Galaad: de Jéser, la familia de los Jeseritas; de Hélec, la familia de los Helecitas; 31de Asriel, la familia de los Asrielitas; de Siquem, la familia de los Siquemitas; 32de Semidá, la familia de los Semidaítas; de Héfer, la familia de los Heferitas. 33[1076]Salfaad, hijo de Héfer, no tuvo hijos, sino solamente hijas. Los nombres de las hijas de Salfaad fueron Maalá, Noá, Hoglá, Milcá y Tirsá. 34Estas son las familias de Manasés; y fue el resultado de su censo: cincuenta y dos mil setecientos hombres.

35Estos son los hijos de Efraím, según sus familias: de Sutela, la familia de los Sutelaítas; de Béquer, la familia de los Bequeritas; de Tahan, la familia de los Tahanitas. 36Hijos de Sutela: de Eran, la familia de los Eranitas. 37Estas son las familias de los hijos de Efraím, conforme al resultado de su censo: treinta y dos mil quinientos hombres. Estos son los hijos de José, según sus familias.

38Hijos de Benjamín, según sus familias: de Bela, la familia de los Belaítas; de Asbel, la familia de los Asbelitas, de Ahiram, la familia de los Ahiramitas; 39de Sufam, la familia de los Sufamitas; de Hufam, la familia de los Hufamitas. 40Hijos de Bela fueron Ard y Naamán. (De Ard) la familia de los Arditas; de Naamán, la familia de los Naamitas. 41Estos son los hijos de Benjamín, según sus familias, y el resultado de su censo fue: cuarenta y cinco mil seiscientos hombres.

42Estos son los hijos de Dan, según sus familias: de Suham, la familia de los Suhamitas. Esta es la descendencia de Dan según sus familias. 43Todas las familias de los Suhamitas fueron, conforme al resultado de su censo: sesenta y cuatro mil cuatrocientos hombres.

44Hijos de Aser, según sus familias: de Jemná, la familia de los Jemnaítas; de Isví, la familia de los Isvitas; de Beriá, la familia de los Beriaítas. 45Hijos de Beriá: de Héber, la familia de los Heberitas; de Malquiel, la familia de los Malquielitas. 46El nombre de la hija de Aser fue Sara. 47Estas son las familias de los hijos de Aser, conforme al resultado de su censo: cincuenta y tres mil cuatrocientos hombres.

48Hijos de Neftalí, según sus familias: de Jahsiel, la familia de los Jahsielitas; de Guní, la familia de los Gunitas; 49de Jéser, la familia de los Jeseritas; de Silem, la familia de los Silemitas. 50Esta es la descendencia de Neftalí, según sus familias. El resultado de su censo fue: cuarenta y cinco mil cuatrocientos hombres.

51[1077]Fue, pues, el resultado del censo de los hijos de Israel: seiscientos un mil setecientos treinta.

Disposiciones para la distribución del país

52Yahvé habló a Moisés, diciendo: 53“Entre estos será repartido el país, para que lo posean, según el número de los individuos. 54[1078]A la (tribu) numerosa darás mayor porción, y a la pequeña darás menos. Se le dará su herencia a proporción de su número; 55pero de manera que el país sea repartido por suertes. Lo han de heredar según los nombres de sus tribus paternas. 56Por la decisión de la suerte será repartido a cada una su porción según sea grande o pequeña.”

Censo de los levitas

57Este es el censo de los levitas según sus familias: de Gersón, la familia de los Gersonitas; de Caat, la familia de los Caatitas; de Merarí, la familia de los Meraritas. 58Estas son las familias de los levitas: La familia de los Libnitas, la familia de los Hebronitas, la familia de los Mahlitas, la familia de los Musitas, la familia de los Coreítas. Caat engendró a Amram. 59La mujer de Amram se llamaba Jocabed, hija de Leví, que le nació a Leví en Egipto. Ella tuvo de Amram los hijos Aarón, Moisés y María, hermana de estos. 60A Aarón le nacieron Nadab, Abiú, Eleazar e Itamar. 61[1079]Murieron Nadab y Abiú al ofrecer ante Yahvé un fuego extraño. 62Y fue el número de los (levitas), de todos los varones de un mes arriba, veinte y tres mil. No fueron contados entre los hijos de Israel, pues no se les había de dar posesión alguna en medio de los hijos de Israel.

63Este es el censo de los hijos de Israel, hecho por Moisés y el sacerdote Eleazar en las campiñas de Moab, cerca del Jordán, frente a Jericó. 64Entre estos no se halló ninguno de los contados por Moisés y el sacerdote Aarón, quienes habían hecho el censo de los hijos de Israel en el desierto del Sinaí; 65[1080]pues de ellos había dicho Yahvé; “Morirán irremisiblemente en el desierto.” Y así no quedó ninguno de ellos, salvo Caleb, hijo de Jefone, y Josué, hijo de Nun.

NÚMEROS 27

Las hijas herederas

1Se acercaron de las familias de Manasés, hijo de José, las hijas de Salfaad, hijo de Héfer, hijo de Galaad, hijo de Maquir, hijo de Manasés. Los nombres de sus hijas eran: Maalá, Noá, Hoglá, Milcá y Tirsá. 2Presentándose a la entrada del Tabernáculo de la Reunión ante Moisés y ante el sacerdote Eleazar, y ante todos los príncipes de todo el pueblo, dijeron: 3[1081]“Nuestro padre murió en el desierto; él no pertenecía al grupo de los que se confabularon contra Yahvé, en la facción de Coré; sino que murió por su propio pecado, sin tener hijos varones. 4¿Y por eso ha de borrarse el nombre de nuestro padre de en medio de su familia, por no haber tenido hijo varón? Danos a nosotras posesión entre los hermanos de nuestro padre.”

5Moisés presentó el caso de ellas ante Yahvé. 6Y Yahvé respondió a Moisés, diciendo: 7“La causa de las hijas de Salfaad es justa. Les darás, pues, posesión hereditaria entre los hermanos de su padre, y les transmitirás la herencia de su padre. 8Y a los hijos de Israel dirás: ‘Cuando un hombre muere sin hijos, pasaréis su herencia a su hija. 9Y si no tiene hija, la daréis a sus hermanos. 10Y si no tiene hermanos, daréis la herencia a los hermanos de su padre. 11Y si su padre no tiene hermanos, pasaréis su herencia al más próximo de la familia, el cual la poseerá. Esto será para los hijos de Israel regla de derecho, como Yahvé lo tiene mandado a Moisés’.”

Josué sucesor de Moisés

12[1082]Dijo Yahvé a Moisés: “Sube a este monte Abarim y mira la tierra que he dado a los hijos de Israel. 13[1083]Después de haberla visto, tú también te reunirás con tu pueblo, como tu hermano Aarón, 14[1084]por cuanto en el desierto de Sin, en aquella rebelión del pueblo, fuisteis rebeldes a mi orden y no quisisteis glorificarme a sus ojos con ocasión de las aguas. Estas son las aguas de Meribá en Cades, en el desierto de Sin.” 15[1085]Entonces Moisés habló a Yahvé, diciendo: 16“Destine Yahvé, el Dios de los espíritus de todos los vivientes, un varón que gobierne este pueblo, 17que salga delante de ellos y entre delante de ellos y que los saque y los introduzca, para que el pueblo de Yahvé no sea como un rebaño sin pastor.” 18[1086]Y dijo Yahvé a Moisés: “Toma a Josué, hijo de Nun, varón de espíritu, y pon tu mano sobre él. 19Le presentarás ante el sacerdote Eleazar y ante todo el pueblo, y le darás tus órdenes delante de ellos. 20Le comunicarás parte de tu autoridad, a fin de que le obedezca todo el pueblo de los hijos de Israel. 21[1087]Se presentará al sacerdote Eleazar, que consulte por él el juicio de los Urim, delante de Yahvé. Según su respuesta saldrá y según su respuesta entrará, él y con él todos los hijos de Israel, y todo el pueblo.”

22Hizo Moisés como Yahvé se lo había mandado. Tomó a Josué y le presentó ante el sacerdote Eleazar y ante todo el pueblo; 23y poniendo sobre él sus manos, le dio sus órdenes, como Yahvé había dispuesto por boca de Moisés.

NÚMEROS 28

Fiestas y sacrificios

1[1088]Yahvé habló a Moisés, diciendo: 2[1089]“Manda a los hijos de Israel, y diles: Cuidad de presentar en el tiempo señalado mi ofrenda, mi manjar, los sacrificios de combustión que se me ofrecen como suave olor. 3Les dirás: Estos son los sacrificios de combustión que presentaréis a Yahvé: dos corderos primales, sin tacha, día por día, como holocausto perpetuo. 4[1090]Un cordero ofrecerás por la mañana, y el otro cordero ofrecerás entre las dos tardes. 5[1091]Y como oblación, un décimo de efa de flor de harina, amasada con un cuarto de hin de aceite de olivas machacadas. 6Este es el holocausto perpetuo que se ofrecía ya en olor grato en el monte Sinaí, sacrificio de combustión en honor de Yahvé. 7Su libación será de un cuarto de hin por cada cordero. En el Santuario derramarás esta libación de vino para Yahvé. 8El otro cordero lo ofrecerás entre las dos tardes, y harás la oblación como a la mañana, y así también la oblación; es sacrificio de combustión de olor grato a Yahvé.

9El día de sábado (ofreceréis) dos corderos primales, sin tacha, dos décimos de flor de harina amasada con aceite, juntamente con su libación. 10Este será el holocausto de cada sábado, además del holocausto perpetuo y su libación.

11[1092]Al principio de vuestros meses ofreceréis como holocausto a Yahvé dos novillos, un carnero y siete corderos primales, sin tacha; 12y como oblación, por cada novillo, tres décimos de harina amasada con aceite; como oblación por el carnero, dos décimos de flor de harina amasada con aceite; 13y como oblación por cada cordero un décimo de flor de harina amasada con aceite. Es holocausto de olor grato, sacrificio de combustión para Yahvé. 14Las libaciones correspondientes serán: medio hin de vino por cada novillo, un tercio de hin por el carnero, y un cuarto de hin por cada cordero. Este será el holocausto de cada novilunio, todos los meses del año. 15Asimismo se ofrecerá a Yahvé un macho cabrío como sacrificio por el pecado, además del holocausto perpetuo y su libación.

16[1093]El día catorce del primer mes será la Pascua de Yahvé. 17El día quince de este mes será día de fiesta. Durante siete días han de comerse panes ácimos. 18El día primero habrá asamblea santa, y no haréis ningún trabajo servil. 19Ofreceréis en sacrificio de combustión un holocausto a Yahvé: dos novillos, un carnero y siete corderos primales, sin tacha; 20y como oblación correspondiente, flor de harina amasada con aceite. Ofreceréis tres décimos por cada novillo, dos décimos por el carnero, 21y un décimo por cada uno de los siete corderos; 22también un macho cabrío en sacrificio por el pecado, para hacer expiación por vosotros. 23Ofreceréis esto, además del holocausto de la mañana, que es el holocausto perpetuo. 24Esto haréis diariamente durante siete días. Es alimento para el sacrificio que se consume por el fuego en olor grato a Yahvé y que ha de ofrecerse además del holocausto perpetuo y su libación. 25El séptimo día celebraréis asamblea santa, y no haréis ningún trabajo servil.

26[1094]El día de las primicias, cuando en vuestra fiesta de las Semanas presentareis a Yahvé una oblación de los nuevos frutos, tendréis asamblea santa; no haréis ningún trabajo servil. 27Ofreceréis en olor grato a Yahvé dos novillos, un carnero y siete corderos primales, 28y como oblación correspondiente: flor de harina amasada con aceite, tres décimos por cada novillo, dos décimos por el carnero, 29y un décimo por cada uno de los siete corderos; 30y también un macho cabrío para hacer expiación por vosotros. 31Ofreceréis esto, además del holocausto perpetuo y su oblación, (con víctimas) sin tacha y acompañadas de las libaciones respectivas.

NÚMEROS 29

Fiestas otoñales

1[1095]El día primero del séptimo mes tendréis asamblea santa; y no haréis ningún trabajo servil. Será para vosotros el día de las trompetas. 2Ofreceréis en holocausto de olor grato a Yahvé: un novillo, un carnero y siete corderos primales, sin tacha, 3y como oblación correspondiente, flor de harina amasada con aceite: tres décimos por el novillo, dos décimos por el carnero, 4y un décimo por cada uno de los siete corderos; 5y también un macho cabrío como sacrificio por el pecado, para hacer expiación por vosotros, 6además del holocausto del novilunio con su oblación, y del holocausto perpetuo con su oblación y sus libaciones, según lo prescrito. Son sacrificios de combustión de olor grato a Yahvé.

7[1096]El día décimo de ese mismo séptimo mes tendréis asamblea santa, y afligiréis vuestras almas, y, no haréis ninguna clase de trabajo. 8Ofreceréis como holocausto, en olor grato a Yahvé, un novillo, un carnero, y siete corderos primales, sin tacha; 9y como oblación correspondiente, flor de harina amasada con aceite: tres décimos por el novillo, dos décimos por el carnero, 10y un décimo por cada uno de los siete corderos; 11y también un macho cabrío en sacrificio por el pecado; además del sacrificio expiatorio, y del holocausto perpetuo con su oblación y sus libaciones.

12[1097]El día quince del séptimo mes tendréis asamblea santa; no haréis trabajo servil alguno, y celebraréis una fiesta a Yahvé durante siete días. 13Ofreceréis en holocausto, como sacrificio de combustión, de olor grato a Yahvé, trece novillos, dos carneros y catorce corderos primales, sin tacha; 14y como oblación correspondiente, flor de harina amasada con aceite: tres décimos por cada uno de los trece novillos, dos décimos por cada uno de los dos carneros, 15y un décimo por cada uno de los catorce corderos; 16y también un macho cabrío en sacrificio por el pecado, además del holocausto perpetuo con su oblación y su libación.

17El segundo día (ofreceréis) doce novillos, dos carneros y catorce corderos primales, sin tacha, 18[1098]con su oblación y sus libaciones, correspondientes a los novillos, a los carneros y a los corderos, según el número de ellos, conforme al rito, 19y un macho cabrío en sacrificio por el pecado además del holocausto perpetuo con su oblación y sus libaciones.

20El día tercero: once novillos, dos carneros y catorce corderos primales, sin tacha, 21con su oblación y sus libaciones, correspondientes a los novillos, a los carneros y a los corderos, según el número de ellos, conforme a lo prescrito, 22y un macho cabrío en sacrificio por el pecado, además del holocausto perpetuo con su oblación y su libación.

23El día cuarto: diez novillos, dos carneros y catorce corderos primales, sin tacha, 24con su oblación y sus libaciones, correspondientes a los novillos, a los carneros y a los corderos, según el número de ellos, conforme a lo prescrito, 25y un macho cabrío en sacrificio por el pecado, además del holocausto perpetuo con su oblación y su libación.

26El día quinto: nueve novillos, dos carneros y catorce corderos primales, sin tacha, 27con su oblación y sus libaciones, correspondientes a los novillos, a los carneros y a los corderos, según el número de ellos, conforme a lo prescrito, 28y un macho cabrío en sacrificio por el pecado, además del holocausto perpetuo con su oblación y su libación.

29El día sexto: ocho novillos, dos carneros y catorce corderos primales, sin tacha, 30con su oblación y sus libaciones, correspondientes a los novillos, a los carneros y a los corderos, según el número de ellos, conforme a lo prescrito, 31y un macho cabrío en sacrificio por el pecado, además del holocausto perpetuo con su oblación y sus libaciones.

32El día séptimo: siete novillos, dos carneros y catorce corderos primales, sin tacha, 33con su oblación y sus libaciones, correspondientes a los novillos, a los carneros y a los corderos, según el número de ellos, conforme a lo prescrito, 34y un macho cabrío en sacrificio por el pecado, además del holocausto perpetuo con su oblación y su libación.

35[1099]El día octavo tendréis asamblea solemne; no haréis trabajo servil alguno. 36Presentaréis como holocausto y sacrificio de combustión, de olor grato a Yahvé, un novillo, un carnero y siete corderos primales, sin tacha, 37con su oblación y sus libaciones, correspondientes al novillo, al carnero y a los corderos, según el número de ellos, conforme a lo prescrito, 38y un macho cabrío en sacrificio por el pecado, además del holocausto perpetuo con su oblación y su libación.

39Estos son los sacrificios que ofreceréis a Yahvé en vuestras fiestas, además de vuestros votos y vuestras ofrendas voluntarias agregadas a vuestros holocaustos, oblaciones, libaciones y sacrificios pacíficos.”

NÚMEROS 30

De los votos

1Moisés refirió a los hijos de Israel todo lo que Yahvé le había mandado. 2Moisés habló también a los jefes de las tribus de los hijos de Israel, diciendo: “He aquí lo que Yahvé ha mandado:

3[1100]Si un hombre hace voto a Yahvé, o bajo juramento se obliga a un compromiso, no quebrantará su palabra, sino que cumplirá todo lo prometido. 4Si una mujer no casada hace un voto a Yahvé, o se obliga a un compromiso, estando todavía en casa de su padre, 5y su padre, al saber el voto de ella y el compromiso contraído no le dice nada, serán válidos todos sus votos y todos los compromisos que ella haya contraído para su alma. 6Mas si su padre al saberlo protesta, serán inválidos todos sus votos y los compromisos con que se haya obligado, y Yahvé se lo perdonará, por cuanto su padre ha protestado. 7Si ella se casa teniendo sobre sí sus votos, o alguna palabra inconsiderada salida de sus labios con que se haya obligado, 8y su marido lo oye y no dice nada el día de oírlo, entonces son válidos sus votos y los compromisos con que se haya obligado. 9Pero si su marido al oírlo protesta, anula él así el voto que ella tiene sobre sí, y la inconsiderada palabra salida de sus labios con que se ha obligado, y Yahvé la perdonará. 10[1101]Mas el voto de una viuda, o de una repudiada, cualquier compromiso con que se hayan obligado, tiene validez. 11Si una mujer, estando ya en casa de su marido, hace un voto o se obliga con juramento a un compromiso, 12y su marido al saberlo guarda silencio, y no protesta, serán válidos todos sus votos, y todos los compromisos con que se haya obligado. 13Pero si su marido al saberlo lo anula terminantemente, será inválido todo cuanto salió de los labios de ella, tanto votos, como obligaciones contraídas para su alma. Su marido los ha anulado y Yahvé la perdonará. 14[1102]Todo voto y todo juramento, por el cual ella se obliga a mortificarse, su marido puede confirmarlos o anularlos. 15[1103]Si su marido durante algunos días guarda silencio, entonces él mismo confirma todos los votos de ella, y todas las obligaciones que pesan sobre ella: los confirma por no haberle dicho nada cuando lo supo. 16Si él, después de enterado los anula más tarde, llevara sobre sí la iniquidad de ella.”

17Estas son las leyes que Yahvé por medio de Moisés ha establecido para las relaciones entre el marido y su mujer, y entre el padre y su hija, siendo esta todavía joven y estando en casa de su padre.

NÚMEROS 31

Guerra contra los madianitas

1Yahvé habló a Moisés, diciendo: 2[1104]“Venga a los hijos de Israel por lo que les han hecho los madianitas; después serás reunido con tu pueblo.” 3Y habló Moisés al pueblo, diciendo: “Armad de entre vosotros gente para la guerra, y salgan contra Madián, para ejecutar la venganza de Yahvé contra Madián. 4Enviaréis a la guerra mil hombres de cada tribu de entre todas las tribus de Israel.”

5Fueron entonces elegidos para la guerra doce mil armados de entre los millares de Israel, mil por cada tribu, 6[1105]los que Moisés envió a la guerra, mil de cada tribu, y con ellos a Finés, hijo del sacerdote Eleazar, que llevaba consigo los objetos sagrados y las trompetas de alarma. 7Marcharon, pues, contra Madián, como Yahvé había mandado a Moisés; y mataron a todos los varones. 8[1106]Además de los hombres matados, dieron muerte a Eví, Requem, Sur, Hur y Reba, cinco reyes de Madián. Pasaron también a cuchillo a Balaam, hijo de Beor. 9Los hijos de Israel tomaron cautivas a las mujeres de Madián con sus niños, y se apoderaron de todo su ganado, de todos sus rebaños y de todos sus bienes; 10y quemaron todas las ciudades que habitaban, y todos sus campamentos. 11Y tomando todo el botín y toda la presa, tanto de personas como de bestias, 12llevaron a los prisioneros, la presa y el botín a donde estaban Moisés, el sacerdote Eleazar y el pueblo de los hijos de Israel, al campamento en los llanos de Moab, cerca del Jordán, frente a Jericó.

13Moisés, el sacerdote Eleazar y todos los príncipes del pueblo salieron a recibirlos fuera del campamento. 14Pero Moisés se airó contra los jefes del ejército, los jefes de los millares y los jefes de los cientos que volvían de la guerra, 15y les dijo: “¿Cómo es que habéis dejado con vida a todas las mujeres, 16[1107]no obstante ser ellas las que, por consejo de Balaam, arrastraron a los hijos de Israel a renegar de Yahvé en el caso de Fegor, y hubo plaga en el pueblo de Yahvé? 17Matad ahora a todo varón entre los niños, matad también a toda mujer que haya conocido varón, 18[1108]pero todas las niñas que no han conocido varón reservadlas para vosotros. 19Y acampad fuera del campamento siete días; todos los que hubiereis matado a un hombre o tocado a un muerto, os purificaréis el día tercero y el día séptimo, así vosotros como vuestros prisioneros. 20Purificaréis también todo vestido, todo objeto de cuero, toda obra hecha de pelo de cabra y todo utensilio de madera.”

21Dijo entonces el sacerdote Eleazar a los hombres del ejército que habían ido a la guerra: “He aquí lo que dispone la Ley que Yahvé ha mandado a Moisés: 22El oro, la plata, el bronce, el hierro, el estaño y el plomo, 23en fin, todo objeto que resiste al fuego, lo pasaréis por el fuego, y así quedará puro, con tal que sea purificado con el agua lustral. Mas todo lo que no resiste al fuego, lo pasaréis por el agua. 24[1109]Y después de haber lavado vuestros vestidos el día séptimo, quedaréis limpios; y luego podréis volver al campamento.”

Reparto del botín

25Yahvé habló a Moisés diciendo: 26“Haz el cómputo de todo el botín que se ha tomado, tanto en hombres como en animales; (hazlo) con el sacerdote Eleazar y las cabezas de las casas paternas del pueblo. 27Y distribuirás el botín por mitad entre los que como soldados salieron a la guerra y el resto del pueblo. 28[1110]Y de parte de los que como soldados salieron a la guerra, tomarás como tributo para Yahvé de cada quinientas cabezas una, tanto de las personas como del ganado mayor, de los asnos y de las ovejas. 29Lo tomarás de la mitad que les toca, y lo darás a Eleazar el sacerdote, como tributo para Yahvé. 30De la otra mitad perteneciente a los hijos de Israel, tomarás, al azar, uno de cada cincuenta, tanto de las personas como del ganado mayor, de los asnos y de las ovejas, en fin, de todos los animales; y lo darás a los levitas, encargados de cuidar la Morada de Yahvé.”

31Moisés y el sacerdote Eleazar hicieron como Yahvé había mandado a Moisés. 32Y era la presa, el resto del botín tomado por la gente del ejército: seiscientas setenta y cinco mil ovejas, 33setenta y dos mil cabezas de ganado bovino, 34sesenta y un mil asnos, 35y personas, es decir, las mujeres que no habían conocido varón, todas ellas fueron treinta y dos mil. 36La mitad que tocaba a los que habían salido a la guerra fue: trescientas treinta y siete mil quinientas ovejas 37y el tributo para Yahvé: seiscientas setenta y cinco ovejas—38treinta y seis mil cabezas de ganado bovino —y el tributo para Yahvé: setenta y dos—; 39treinta mil quinientos asnos —y el tributo para Yahvé: setenta y uno—; 40y diez y seis mil personas —y el tributo para Yahvé: treinta y dos personas—. 41Entregó Moisés el tributo que correspondía como ofrenda a Yahvé, al sacerdote Eleazar, como Yahvé había ordenado a Moisés. 42Y de la mitad perteneciente a los hijos de Israel, la cual Moisés había separado de la de los combatientes, 43esta mitad que correspondía al pueblo fue: trescientas treinta y siete mil quinientas ovejas, 44treinta y seis mil cabezas de ganado bovino, 45treinta mil quinientos asnos, 46y diez y seis mil personas. 47De esta mitad correspondiente a los hijos de Israel tomó Moisés, al azar, uno de cada cincuenta, tanto de las personas como de los animales y los dio a los levitas, encargados de la guardia de la Morada de Yahvé, conforme Yahvé había mandado a Moisés.

Ofrenda de los jefes

48[1111]Llegaron entonces a Moisés los jefes de las unidades del ejército, los jefes de los millares y los jefes de las centenas, 49y dijeron a Moisés: “Tus siervos han hecho el cómputo de los combatientes que han estado a nuestras órdenes, y no falta ni uno de nosotros. 50Por lo cual presentamos como obligación a Yahvé, los objetos de oro que cada uno de nosotros ha encontrado: brazaletes, cadenillas, anillos, pendientes y collares, en expiación por nosotros ante Yahvé. 51Recibieron, pues, Moisés y el sacerdote Eleazar de parte de ellos el oro y todos los objetos de arte. 52[1112]Y todo el oro que presentaron a Yahvé como ofrenda de los jefes de los millares y de los jefes de las centenas pesó diez y seis mil setecientos cincuenta siclos. 53Los combatientes se habían tomado cada cual su botín. 54Tomaron Moisés y el sacerdote Eleazar el oro de los jefes de los millares y de los jefes de las centenas, y lo metieron dentro del Tabernáculo de la Reunión, para recuerdo de los hijos de Israel ante Yahvé.

NÚMEROS 32

Distribución de la tierra transjordánica

1Los hijos de Rubén y los hijos de Gad, que tenían inmensa cantidad de ganado, vieron que la tierra de Jaser y la tierra de Galaad era un lugar muy a propósito para ganado, 2por lo cual vinieron y hablaron con Moisés, con el sacerdote Eleazar y con los príncipes del pueblo, diciendo: 3[1113]“Atarot, Dibón, Jaser, Nimrá, Hesbón, Elealé, Sebam, Nebó y Beón, 4la tierra que Yahvé ha derrotado delante del pueblo de Israel, es tierra propia para ganado, y tus siervos tienen ganado.” 5Y agregaron: “Sí hemos hallado gracia a tus ojos, sea asignada esta tierra a tus siervos como propiedad y no nos hagas pasar el Jordán.”

6Respondió Moisés a los hijos de Gad y a los hijos de Rubén: “Pues que, ¿vuestros hermanos han de ir a la guerra y vosotros os quedaréis aquí? 7¿Por qué desalentáis el corazón de los hijos de Israel para que no pasen a la tierra que Yahvé les ha dado? 8[1114]Es lo mismo que hicieron vuestros padres cuando les envié desde Cadesbarnea para explorar el país. 9Subieron hasta el Valle de Escol explorando el país; y luego desalentaron el corazón de los hijos de Israel para que no entrasen en la tierra que Yahvé les había asignado. 10Aquel día se encendió la ira de Yahvé y juró diciendo: 11Estos hombres que han subido de Egipto, de edad de veinte años arriba, no verán la tierra que con juramento prometí a Abrahán, a Isaac y a Jacob, porque no han querido seguirme fielmente, 12salvo Caleb, hijo de Jefone el ceniceo, y Josué, hijo de Nun, que han seguido a Yahvé con fidelidad. 13Por lo cual se irritó Yahvé contra Israel y los hizo andar errantes por el desierto durante cuarenta años, hasta acabarse aquella generación que había obrado mal a los ojos de Yahvé. 14Y he aquí que ahora os levantáis vosotros en lugar de vuestros padres, como prole de pecadores, para encender todavía más el ardor de la ira de Yahvé contra Israel. 15Pues si no queréis seguirle, Él continuará dejándolos en el desierto, y seréis la ruina de todo este pueblo”.

16Mas ellos acercándosele dijeron: “Edificaremos aquí apriscos para nuestros rebaños y ciudades para nuestros niños; 17pero marcharemos armados y sin demora al frente de los hijos de Israel hasta que los hayamos introducido en su lugar. Entretanto quedarán nuestros niños en las ciudades fortificadas, para no ser molestados por los habitantes del país. 18No nos volveremos a nuestras casas hasta que cada uno de los hijos de Israel posea su herencia. 19[1115]Porque no queremos tener herencia con ellos al otro lado del Jordán, ya que tenemos nuestra herencia en esta ribera del Jordán, al oriente”.

20Entonces les dijo Moisés: “Si hacéis esto, si os armáis para la guerra delante de Yahvé, 21y todos vuestros armados pasan el Jordán a los ojos de Yahvé hasta que Él haya echado a sus enemigos delante de su rostro, 22y no os volvéis antes que Él se haya sometido el país, entonces no tendréis culpa ante Yahvé ni ante Israel; y será esta tierra posesión vuestra delante de Yahvé. 23Pero si no hacéis así, he aquí que pecáis contra Yahvé; y sabed que vuestro pecado recaerá sobre vosotros. 24Edificaos, pues, ciudades para vuestros niños, y apriscos para vuestros rebaños, y haced lo que habéis prometido.”

25[1116]Respondieron los hijos de Gad y los hijos de Rubén a Moisés, diciendo: “Tus siervos obrarán conforme a la orden de mi señor. 26Nuestros niños, nuestras mujeres, nuestro ganado y todas nuestras bestias quedarán aquí en las ciudades de Galaad; 27mas tus siervos, todos los armados para la guerra, marcharán delante de Yahvé para combatir según la orden de mi señor.”

28Con esto Moisés dio orden respecto de ellos al sacerdote Eleazar, a Josué, hijo de Nun, y a los jefes de las casas paternas de las tribus de los hijos de Israel; 29[1117]y les dijo Moisés: “Si los hijos de Gad y los hijos de Rubén, armados todos para la guerra, pasan con vosotros el Jordán delante de Yahvé, dadles, una vez sojuzgada la tierra delante de vosotros, la tierra de Galaad en posesión. 30Pero si no pasan armados con vosotros, será su posesión en medio de vosotros en la tierra de Canaán.” 31Respondieron los hijos de Gad y los hijos de Rubén, diciendo: “Así como ha dicho Yahvé respecto de tus siervos, así haremos. 32Pasaremos armados delante de Yahvé a la tierra de Canaán, y quedará para nosotros la posesión de nuestra herencia en este lado del Jordán”.

33[1118]Moisés dio, pues, a los hijos de Gad, y a los hijos de Rubén, y a la media tribu de Manasés, hijo de José, el reino de Sehón, rey de los amorreos, y el reino de Og, rey de Basan, el país con sus ciudades y territorios, las ciudades del país a la redonda. 34Y los hijos de Gad edificaron a Dibón, Atarot, Aroer, 35Atrot-Sofán, Jaser, Jogbehá, 36Betnimrá y Betharán, ciudades fortificadas y apriscos para los rebaños. 37Los hijos de Rubén edificaron a Hesbón, Elealé, Kiryataim, 38[1119]Nebó y Baalmeón mudándoles los nombres, y Sibmá; y pusieron (nuevos) nombres a las ciudades que reedificaron. 39Los hijos de Maquir, hijo de Manasés, marcharon a la región de Galaad, la tomaron, y arrojaron a los amorreos que habitaban en ella. 40Moisés dio Galaad a Maquir, hijo de Manasés, que allí se estableció. 41[1120]Jaír, hijo de Manasés, fue y tomó sus aldeas que llamó Havot-Jaír. 42Nobá fue y ocupó a Canat con sus aldeas, y la llamó Nobá, según su mismo nombre.

NÚMEROS 33

Lista de los campamentos de los israelitas

1[1121] Estas fueron las estaciones de los hijos de Israel, cuando salieron de Egipto divididos en escuadrones bajo el mando de Moisés y Aarón. 2Moisés apuntó, por orden de Yahvé, los lugares de donde partieron, conforme a sus estaciones. He aquí sus estaciones según sus partidas.

3Partieron de Ramesés, el primer mes el día quince del mes primero. Al día siguiente a la Pascua salieron los hijos de Israel con mano alzada, a la vista de todos los egipcios, 4[1122]mientras los egipcios sepultaban a los que Yahvé había muerto de entre ellos, todos los primogénitos, y Yahvé hacía justicia también contra los dioses de ellos.

5Partieron, pues, los hijos de Israel de Ramesés, y acamparon en Sucot. 6Partieron de Sucot, y acamparon en Etam, que está en la frontera del desierto. 7Partieron de Etam, y dieron una vuelta hacia Fihahirot, que está frente a Baalsefón, y acamparon delante de Migdol. 8Partieron de Fihahirot, y pasaron por medio del mar hacia el desierto, y después de tres días de camino por el desierto de Etam, acamparon en Mará. 9Partieron de Mará, y vinieron a Elim. En Elim había doce fuentes de agua y setenta palmas; allí acamparon. 10Partieron de Elim y acamparon junto al Mar Rojo. 11Partieron del Mar Rojo y acamparon en el desierto de Sin. 12Partieron del desierto de Sin y acamparon en Dafcá. 13Partieron de Dafcá y acamparon en Alus. 14Partieron de Alus y acamparon en Rafidim, donde faltó al pueblo agua para beber. 15Partieron de Rafidim y acamparon en el desierto del Sinaí. 16Partieron del desierto del Sinaí y acamparon en Kibrot-Hataavá. 17Partieron de Kibrot-Hataavá y acamparon en Haserot. 18Partieron de Haserot y acamparon en Ritma. 19Partieron de Ritma y acamparon en Rimonfares. 20Partieron de Rimonfares y acamparon en Libná. 21Partieron de Libná y acamparon en Risa. 22Partieron de Risa y acamparon en Quehelata. 23Partieron de Quehelata y acamparon en el monte Séfer. 24Partieron del monte Séfer y acamparon en Haradá. 25Partieron de Haradá y acamparon en Maquelot. 26Partieron de Maquelot y acamparon en Táhat. 27Partieron de Táhat y acamparon en Tare. 28Partieron de Tare y acamparon en Mitcá. 29Partieron de Mitcá y acamparon en Hasmoná. 30Partieron de Hasmoná y acamparon en Moserot. 31Partieron de Moserot y acamparon en, Bené-Yaacán. 32Partieron de Bené-Yaacán y acamparon en Hor-Hagadgad. 33Partieron de Hor-Hagadgad y acamparon en Jotbata. 34Partieron de Jotbata y acamparon en Abroná. 35Partieron de Abroná y acamparon en Esionguéber. 36[1123]Partieron de Esionguéber y acamparon en el desierto de Sin, que es Cades. 37[1124]Partieron de Cades y acamparon en el monte Hor, en la frontera del país de Edom. 38Y por orden de Yahvé subió el sacerdote Aarón al monte Hor, y allí murió, a los cuarenta años de la salida de los hijos de Israel de la tierra de Egipto, el primer día del quinto mes. 39Tenía Aarón ciento veinte y tres años cuando murió en el monte Hor. 40[1125]Entonces el cananeo, el rey de Arad, que habitaba en el Négueb, en el país de Canaán, supo que venían los hijos de Israel. 41Partieron del monte Hor y acamparon en Salmoná. 42Partieron de Salmoná y acamparon en Punón. 43Partieron de Punón y acamparon en Obot. 44Partieron de Obot y acamparon en Iyé-Abarim, en los confines de Moab. 45Partieron de Iyim y acamparon en Dibón-Gad. 46Partieron de Dibón-Gad y acamparon en Almón-Diblataim. 47Partieron de Almón-Diblataim y acamparon en las montañas de Abarim, frente al Nebo. 48Partieron de las montañas de Abarim, y acamparon en las campiñas de Moab, junto al Jordán, frente a Jericó. 49Acamparon a lo largo del Jordán, desde Bet-Jesimot hasta Abel-Sitim, en los llanos de Moab.

Distribución del país de Canaán

50Yahvé habló a Moisés en las campiñas de Moab, junto al Jordán, frente a Jericó, diciendo: 51“Habla a los hijos de Israel y diles: Cuando después de pasar el Jordán entrareis en el país de Canaán, 52[1126]arrojaréis de delante de vosotros a todos los habitantes del país, y destruiréis todos sus simulacros; destruiréis también todas sus imágenes fundidas y devastaréis todos sus lugares altos. 53Y tomaréis posesión del país, y en él habitaréis, pues a vosotros os he dado esta tierra para que la poseáis. 54Os repartiréis la tierra por suertes con arreglo a vuestras familias; a una grande daréis mayor herencia, y a una pequeña daréis una herencia más pequeña. Cada una tendrá la herencia que le tocare en suerte. Haréis la repartición con arreglo a las tribus de vuestros padres. 55[1127]Pero si no arrojareis de delante vosotros a los habitantes del país sucederá que los que de ellos dejareis os serán como espinas en vuestros ojos, y como aguijones en vuestros flancos, y os tratarán como enemigos en la tierra que vais a habitar. 56Y Yo haré con vosotros eso mismo que tenía resuelto hacer con ellos.”

NÚMEROS 34

Las fronteras del país

1[1128]Yahvé habló a Moisés diciendo: 2“Manda a los hijos de Israel y diles: Entrado que hubiereis en la tierra de Canaán, esa tierra que os tocará en herencia, serán sus fronteras las siguientes:

3[1129]Vuestro lado meridional se extenderá desde el desierto de Sin a lo largo del costado de Edom. Por oriente vuestra frontera meridional arrancará desde el extremo del Mar Salado. 4[1130]Luego vuestra frontera torcerá al sur, por la subida de Acrabim y pasará adelante hacia Sin, hasta llegar al sur de Cadesbarnea. De allí irá a Hasaradar y seguirá hacia Asmón. 5[1131]Desde Asmón la frontera se inclinará hacia el arroyo de Egipto y llegará al Mar.

6[1132]Vuestra frontera occidental será el Mar grande. Este os servirá de frontera occidental. 7[1133]Vuestra frontera septentrional será esta: Desde el Mar grande la trazaréis hasta el monte Hor. 8[1134]Desde el monte Hor la continuaréis hasta la entrada de Hamat, llegando hasta Sedad; 9seguirá hasta Sefrón, y terminará en Hasar-Enán. Esta será vuestra frontera septentrional.

10La frontera oriental os la trazaréis de Hasar-Enán hacia Sefam. 11[1135]De Sefam bajará la frontera a Riblá, al oriente de Ayin, de donde descenderá y flanqueará el costado oriental del Mar de Kinéret. 12Luego la frontera descenderá hasta el Jordán, y llegará hasta el Mar Salado. Esta será vuestra tierra y sus fronteras a la redonda.”

13Moisés dio esta orden a los hijos de Israel: “Esta es la tierra que os repartiréis por suertes y que Yahvé mandó dar a las nueve tribus y a la media tribu (de Manasés); 14porque la tribu de los hijos de Rubén según sus casas paternas, y la tribu de los hijos de Gad, según sus casas paternas, y la media tribu de Manasés han recibido ya su porción. 15Estas dos tribus y la media tribu recibieron su herencia en la otra ribera del Jordán, frente a Jericó, al oriente donde se levanta el sol.”

Los encargados de repartir el país

16Habló Yahvé a Moisés, diciendo: 17[1136]“Estos son los nombres de los varones que os han de repartir la tierra: el sacerdote Eleazar y Josué, hijo de Nun. 18Tomaréis también un príncipe de cada tribu para repartir la tierra. 19He aquí los nombres de los varones: De la tribu de Judá, Caleb, hijo de Jefone; 20de la tribu de los hijos de Simeón, Samuel, hijo de Amiud; 21de la tribu de Benjamín, Eliad, hijo de Caselón; 22de la tribu de los hijos de Dan, el príncipe Buquí, hijo de Joglí; 23de los hijos de José, por la tribu de los hijos de Manasés, el príncipe Haniel, hijo de Efod; 24de la tribu de los hijos de Efraím, el príncipe Camuel, hijo de Siftán; 25de la tribu de los hijos de Zabulón, el príncipe Elisafán, hijo de Farnac; 26de la tribu de los hijos de Isacar, el príncipe Faltiel, hijo de Asan; 27de la tribu de los hijos de Aser, el príncipe Ahiud, hijo de Selomí. 28De la tribu de los hijos de Neftalí, el príncipe Fadael, hijo de Amiud.” 29Estos son aquellos a quienes Yahvé mandó que repartieran la tierra de Canaán entre los hijos de Israel.

NÚMEROS 35

Las ciudades de los levitas

1Habló Yahvé a Moisés en las campiñas de Moab, junto al Jordán, frente a Jericó, diciendo: 2[1137]“Manda a los hijos de Israel que de las posesiones de su propiedad cedan a los levitas ciudades para habitar; también daréis a los levitas lugares de pasto alrededor de esas ciudades. 3Las ciudades servirán para que habiten en ellas, y sus dehesas serán para sus ganados, para sus rebaños y para todos sus animales. 4Las dehesas para las ciudades que daréis a los levitas, abarcarán, a partir del muro de la ciudad, para afuera, el espacio de mil codos a la redonda. 5[1138]Mediréis, fuera de la ciudad, al oriente dos mil codos, al mediodía dos mil codos, al occidente dos mil codos, y al norte dos mil codos, de suerte que la ciudad esté en el centro. Estas serán las dehesas para las ciudades.

6De estas ciudades que daréis a los levitas seis serán las ciudades de refugio, las cuales destinaréis para que se refugie en ellas el que derramare sangre. Además de estas daréis cuarenta y dos ciudades. 7Todas las ciudades con sus dehesas que habéis de dar a los levitas serán cuarenta y ocho. 8[1139]Las ciudades que les daréis de la posesión de los hijos de Israel, las tomaréis en mayor número de los que tienen muchas, y en menor número de los que tienen pocas. Cada (tribu) dará de sus ciudades a los levitas en proporción de la herencia que haya recibido.”

Ciudades de refugio

9Habló Yahvé a Moisés, diciendo: 10“Habla a los hijos de Israel y diles: Después de haber pasado el Jordán (y entrado) en la tierra de Canaán, 11[1140]elegiréis ciudades que sean para vosotros ciudades de refugio, para que pueda refugiarse allá el homicida que por error haya dado muerte a una persona.

12Estas ciudades de refugio os servirán de asilo contra el vengador de la sangre, para que no muera el homicida antes de presentarse delante de la Congregación para ser juzgado. 13De las ciudades que habéis de reservar, seis os servirán de ciudades de refugio. 14[1141]Tres ciudades señalaréis en la otra parte del Jordán, y tres en la tierra de Canaán. Estas serán ciudades de refugio. 15Tanto para los hijos de Israel como para el extranjero y el que mora en medio de ellos, estas seis ciudades servirán de asilo, para que pueda refugiarse allá quien haya matado a alguno por error.”

Homicidio y venganza de sangre

16“Si lo hiere con instrumento de hierro y muere (el herido), homicida es; el homicida será muerto irremisiblemente. 17Si lo hiere teniendo en la mano una piedra que pueda causar la muerte, y (el herido) muere, homicida es; el homicida será muerto irremisiblemente. 18O si lo hirió teniendo en la mano un instrumento de madera que pueda causar la muerte, y (el herido) muere, homicida es; el homicida será muerto irremisiblemente. 19El vengador de la sangre matará él mismo al homicida; dondequiera que le encuentre lo matará. 20Si por odio le da empellones, o arroja algo sobre él con mala intención y (el herido) muere, 21o si por enemistad lo hiere a puñadas y se sigue la muerte, será muerto irremisiblemente aquel que le dio el golpe; homicida es; el vengador de la sangre dará muerte al homicida tan pronto como lo encontrare.

22Mas si por casualidad, sin enemistad, le da un empujón o arroja sobre él cualquier cosa sin intención maligna, 23o si, sin verle, deja caer sobre él una piedra que pueda causar la muerte, y se sigue la muerte, sin que él fuese enemigo suyo y sin procurar su daño; 24entonces la Congregación juzgará entre el homicida y el vengador de la sangre, de acuerdo con estas normas. 25[1142]La Congregación librará al homicida de la mano del vengador de la sangre, y le volverá a su ciudad de asilo, donde se refugió; y habitará en ella hasta la muerte del Sumo Sacerdote ungido con el óleo santo. 26Mas si el homicida sale fuera de los límites de su ciudad de asilo, donde se refugió, 27y el vengador de la sangre le halla fuera de los límites de su ciudad de refugio, y el vengador de la sangre mata al homicida, no tendrá culpa de sangre, 28por cuanto (el homicida) debe permanecer en su ciudad de refugio hasta la muerte del Sumo Sacerdote; solo después de la muerte del Sumo Sacerdote podrá el homicida volver a la tierra de su posesión.

29Estas reglas os servirán de normas de derecho, de generación en generación, en todas vuestras moradas.”

El modo de juzgar al homicida

30“Todo homicida será muerto por el testimonio de testigos; un solo testigo no podrá deponer contra nadie para hacerle morir. 31No aceptaréis rescate por la vida del homicida que es digno de muerte; sino que morirá irremisiblemente. 32Tampoco aceptaréis rescate por aquel que se refugió en su ciudad de asilo, para que vuelva a vivir en su tierra antes de la muerte del Sumo Sacerdote. 33No profanéis el país donde moráis; porque la sangre profana la tierra; y no hay expiación por la tierra para purificarla de la sangre en ella derramada sino con la sangre de aquel que la derramó. 34Por lo cual no contaminéis el país donde moráis, y en cuyo medio habito Yo, pues Yo, Yahvé, tengo mi morada en medio de los hijos de Israel.”

NÚMEROS 36

Las hijas herederas

1[1143]Se acercaron los jefes de las casas paternas de la familia de los hijos de Galaad, hijo de Maquir, hijo de Manasés, de entre las familias de los hijos de José y dirigiéndose a Moisés y a los príncipes, jefes de las casas paternas de los hijos de Israel, 2[1144]dijeron: “Yahvé mandó a mi señor dar por suertes la tierra de herencia a los hijos de Israel; también recibió mi señor orden de Yahvé de dar la herencia de nuestro hermano Salfaad a sus hijas. 3Mas si ellas se casan con uno de los hijos de las (otras) tribus de los israelitas, la herencia de ellas será sustraída a la herencia de nuestros padres, y aumentará la herencia de la tribu de la cual ellas formen parte, disminuyéndose así la herencia que nos tocó en suerte. 4[1145]Y cuando viene el año jubilar para los hijos de Israel, la herencia de ellas será agregada a la herencia de la tribu a la cual pertenezcan, y así su herencia será cortada de la herencia de la tribu de nuestros padres.”

5Entonces Moisés, por mandato de Yahvé, dio esta orden a los hijos de Israel: “Ha dicho bien la tribu de los hijos de José. 6[1146]He aquí lo que manda Yahvé respecto de las hijas de Salfaad: Cásense como mejor les parezca, con tal que sea con una familia de la tribu de su padre, 7para que la herencia de los hijos de Israel no pase de una tribu a la otra; así que los hijos de Israel queden vinculados cada uno con la herencia de la tribu de sus padres. 8Toda hija que tenga herencia en una de las tribus de los hijos de Israel, se casará dentro de la familia de la tribu de su padre; a fin de que los hijos de Israel conserven cada uno la herencia de sus padres. 9Ninguna herencia pasará de una tribu a otra, sino que las tribus de los hijos de Israel conserven cada una su herencia.”

10Como había mandado Yahvé a Moisés, así lo hicieron las hijas de Salfaad; 11de modo que Maalá, Tirsá, Hoglá, Milcá y Noá, las hijas de Salfaad, se casaron con hijos de sus tíos. 12Se casaron en familia de los hijos de Manasés, hijo de José; y quedó su herencia en la tribu de la familia de su padre.

13Estos son los preceptos y las leyes que prescribió Yahvé, por boca de Moisés, a los hijos de Israel, en las campiñas de Moab, junto al Jordán, frente a Jericó.

DEUTERONOMIO

# · 1 · 2 · 3 · 4 · 5 · 6 · 7 · 8 · 9 · 10 · 11 · 12 · 13 · 14 · 15 · 16 · 17 · 18 · 19 · 20 · 21 · 22 · 23 · 24 · 25 · 26 · 27 · 28 · 29 · 30 · 31 · 32 · 33 · 34

I. PRIMER DISCURSO DE MOISÉS

DEUTERONOMIO 1

1[1147]Estas son las palabras que dirigió Moisés a todo Israel al otro lado del Jordán, en el desierto, en el Arabá, frente a Suf, entre Farán, Tófel, Labán, Haserot y Disahab, 2[1148]a once jornadas de marcha del Horeb, por el camino de los montes de Seír hasta Cadesbarnea. 3En el año cuadragésimo, el mes undécimo, el primero del mes, habló Moisés a los hijos de Israel conforme a todo lo que Yahvé le había mandado acerca de ellos, 4después de la derrota de Sehón, rey amorreo, que habitaba en Hesbón, y de Og, rey de Basan, que habitaba en Asterot, en Edreí. 5Allende el Jordán, en la tierra de Moab, comenzó Moisés explicando esta Ley, diciendo:

Salida del Sinaí

6“Yahvé, nuestro Dios, nos habló en el Horeb, diciendo: ‘Bastante tiempo habéis ya permanecido en este monte. 7[1149]Dad, pues, vuelta, levantad el campamento, y marchad hacia la montaña de los amorreos y hacia todos sus vecinos en el Araba, en la montaña, en la Sefelá, en el Négueb y en la ribera del mar, hacia el país de los cananeos y al Líbano, hasta el gran río, el río Éufrates. 8Mirad que pongo delante de vosotros esta tierra; entrad y tomad posesión del país que Yahvé ha jurado dar a vuestros padres, a Abrahán, a Isaac y a Jacob, a ellos y a su descendencia después de ellos.’

Institución de jefes y jueces

9[1150]En aquel tiempo os hablé, diciendo: ‘No puedo yo solo sobrellevaros. 10Yahvé, vuestro Dios, os ha multiplicado, de modo que hoy sois tan numerosos como las estrellas del cielo. 11Que Yahvé, el Dios de vuestros padres, os haga mil veces más numerosos de lo que sois y os bendiga según os ha dicho. 12Pero ¿cómo podré yo solo sobrellevar vuestra carga, vuestro peso y vuestros pleitos? 13Escoged de entre vosotros hombres sabios y entendidos y bien conocidos en vuestras tribus, para que os los ponga por caudillos.’ 14Y me respondisteis: ‘Bueno es lo que propones hacer.’ 15Tomé, pues, los jefes de vuestras tribus, hombres sabios y conocidos, y los constituí caudillos vuestros, jefes de mil, jefes de cien, jefes de cincuenta y jefes de diez y magistrados en vuestras tribus. 16En aquel tiempo mandé también a vuestros jueces, diciendo: ‘Oíd las diferencias entre vuestros hermanos, y haced justicia entre uno y otro y el extranjero que vive con él. 17[1151]En el juicio no hagáis acepción de personas; oiréis al pequeño lo mismo que al grande. No temáis a nadie, porque el juicio es de Dios; mas la causa demasiado difícil para vosotros traedla a mí, y yo la oiré. 18En ese tiempo os mandé todas las cosas que habíais de hacer.

Los exploradores

19[1152]Partimos, pues, del Horeb, y pasamos por todo aquel desierto grande y terrible que visteis, en dirección a las montañas de los amorreos, como nos lo había mandado Yahvé, nuestro Dios; y así llegamos a Cadesbarnea. 20Entonces os dije: ‘Habéis llegado a los montes de los amorreos que Yahvé, nuestro Dios, nos va a dar. 21Mira, que Yahvé, tu Dios, pone este país delante de ti; sube y tómalo en posesión, como te ha dicho Yahvé, el Dios de tus padres; no temas ni te amedrentes.’ 22Y os acercasteis a mí, todos vosotros, y dijisteis: ‘Enviemos delante de nosotros hombres que nos exploren el país y nos informen sobre el camino por el cual hemos de subir, y sobre las ciudades a las cuales hemos de llegar.’ 23Me pareció bien la propuesta y por eso escogí de entre vosotros doce hombres, uno de cada tribu; 24los cuales partieron y subieron a la montaña, y explorando el país llegaron hasta el torrente de Escol. 25Y tomando en sus manos algunos de los frutos del país nos los trajeron, y nos informaron diciendo: ‘Bueno es el país que Yahvé, nuestro Dios, da en nuestro poder.’ 26Pero vosotros no quisisteis subir; antes os rebelasteis contra la orden de Yahvé, vuestro Dios. 27Murmurasteis en vuestras tiendas y dijisteis: ‘Por odiarnos Yahvé nos ha sacado de la tierra de Egipto, para entregarnos en manos de los amorreos y acabar con nosotros. 28[1153]¿A dónde iremos? Nuestros hermanos nos han aterrado al decirnos: Es un pueblo más grande y de mayor estatura que nosotros; sus ciudades son grandes y tienen murallas que llegan hasta el cielo; hasta vimos allí a hijos de Enac.’ 29Yo os dije: ‘No os amedrentéis ni tengáis miedo de ellos. 30Yahvé, vuestro Dios, marcha delante de vosotros; Él peleará por vosotros, a semejanza de cuanto hizo por vosotros ante vuestros mismos ojos en Egipto, 31[1154]y después en el desierto, donde habéis visto cómo Yahvé, vuestro Dios, os llevó, cual lleva un hombre a su propio hijo, por todo el camino que recorristeis hasta llegar a este lugar.’ 32Pero vosotros, con todo esto, no confiasteis en Yahvé, Dios vuestro, 33que iba delante de vosotros en el camino, buscándoos los sitios donde acampar, de noche en un fuego, para mostraros el camino por donde andar, y de día en una nube.

El castigo de Dios

34Oyó Yahvé la voz de vuestras palabras, e indignado juró, diciendo: 35‘Ninguno de estos hombres, de esta mala generación, verá la buena tierra que Yo juré dar a vuestros padres; 36excepto Caleb, hijo de Jefone; él la verá; a él y a sus hijos les daré la tierra que ha pisado, por cuanto ha seguido fielmente a Yahvé.’

37[1155]También contra mí se indignó Yahvé, por culpa vuestra, y dijo: ‘Tampoco tú entrarás en ella. 38Mas Josué, hijo de Nun, ministro tuyo, ese entrará allá. Fortalécele, porque él ha de poner a Israel en posesión (de la tierra). 39Vuestros pequeñuelos, empero, de quienes dijisteis que iban a ser una presa, y vuestros hijitos que hoy todavía no saben distinguir el bien del mal, ellos entrarán allá, porque a ellos se la daré, y ellos la recibirán por herencia. 40Volveos, pues, vosotros, y poneos en marcha hacia el desierto, camino del Mar Rojo.’ 41Entonces me respondisteis diciendo: ‘Hemos pecado contra Yahvé. Subiremos y pelearemos, conforme a cuanto Yahvé, nuestro Dios, nos tiene mandado.’ Y os ceñisteis cada cual su armadura, y os preparasteis inconsideradamente para subir a la montaña. 42Mas Yahvé me dijo: ‘Diles: No subáis ni peleéis, pues Yo no estoy en medio de vosotros; no sea que quedéis derrotados ante vuestros enemigos.’ 43Yo os lo dije, pero no escuchasteis, sino que os rebelasteis contra la orden de Yahvé, e hinchados de soberbia subisteis a la montaña. 44Pero los amorreos que habitan en aquellas montañas, salieron a vuestro encuentro y os persiguieron como suelen perseguir las abejas, y os derrotaron en Seír hasta Horma. 45Entonces os volvisteis y llorasteis ante Yahvé, mas Yahvé no oyó vuestra voz ni os prestó oídos. 46Así que permanecisteis muchos días en Cades, todo el tiempo que estuvisteis allí.

DEUTERONOMIO 2

Salida de Cades

1[1156]Dimos entonces vuelta y partimos hacia el desierto, camino del Mar Rojo, como Yahvé me había mandado, y anduvimos largo tiempo rodeando las montañas de Seír. 2Y Yahvé me dijo: 3‘Bastante tiempo habéis ido rodeando esta montaña; volveos hacia el norte; 4[1157]y darás al pueblo esta orden: Vosotros queréis atravesar el territorio de vuestros hermanos, los hijos de Esaú, que habitan en Seír. Ellos os temerán, pero guardaos bien 5de atacarlos; pues de su tierra no os daré ni siquiera la huella de un pie, porque es posesión de Esaú; a él le he dado las montañas de Seír. 6Les compraréis por dinero los alimentos que comáis; y aun el agua que bebáis les compraréis. 7[1158]Porque Yahvé, tu Dios, te ha bendecido en todas las obras de tus manos; Él conoce tu viaje por este gran desierto. Durante cuarenta años Yahvé, tu Dios, ha estado contigo y no te ha faltado nada.’ 8[1159]Pasamos, pues, de largo a nuestros hermanos, los hijos de Esaú, que habitan en Seír (alejándonos) del camino del Araba, de Elat y de Esionguéber.

Hacia las campiñas de Moab

Luego cambiando de rumbo, avanzamos por el camino del desierto de Moab. 9[1160]Y me dijo Yahvé: ‘No hostiguéis a los moabitas, ni os metáis con ellos en guerra; pues nada te daré de su tierra en posesión, porque he dado Ar en posesión de los hijos de Lot. 10[1161]Antes habitaron allí los emitas, pueblo grande y numeroso, y de estatura alta como los enaceos; 11[1162]por lo cual también ellos pasaban por gigantes, así como los enaceos, pero los moabitas los llamaban emitas. 12[1163]En Seír habitaron antes los horreos, mas los hijos de Esaú los desposeyeron, y después de haberlos exterminado delante de sí, habitaron en su lugar, como lo hiciera Israel con el país de su herencia recibido de Yahvé. 13Ahora pues, levantaos y pasad el torrente Sared.’ Y cruzamos el torrente Sared. 14El tiempo que duraron nuestras marchas desde Cadesbarnea hasta el paso del torrente Sared, fue de treinta y ocho años, hasta desaparecer toda aquella generación de hombres de guerra de en medio del campamento, como Yahvé se lo había jurado. 15En efecto, la mano de Yahvé descargó sobre ellos, para exterminarlos de en medio del campamento, hasta acabar con ellos.

Dios prohíbe atacar a los amonitas

16Cuando la muerte hubo acabado con todos aquellos hombres de guerra de entre el pueblo, 17me llamó Yahvé, y dijo: 18‘Hoy vas a atravesar la frontera de Moab, junto a Ar, 19[1164]y te encontrarás frente a los hijos de Ammón. No los hostigues, ni trabes guerra con ellos; pues nada de la tierra de los hijos de Ammón te daré en posesión, ya que la he dado en posesión a los hijos de Lot. 20Tierra de gigantes fue considerada también esta; pues antes habitaron allí gigantes, que los amonitas llamaban zamzumitas, 21pueblo grande y numeroso, y de alta estatura como los enaceos; pero Yahvé los destruyó delante de ellos, de manera que los desposeyeron y se establecieron en su lugar; 22Lo mismo hizo (Dios) a favor de los hijos de Esaú que habitan en Seír, pues destruyó delante de ellos a los horreos de manera que los desposeyeron y se establecieron en su lugar hasta el día de hoy. 23[1165]Del mismo modo fueron destruidos los heveos que habitaban en aldeas hasta Gaza. Los destruyeron los caftoreos, procedentes de Caftor, que se establecieron en su lugar. 24[1166]Levantaos, pues, partid, y pasad el torrente Arnón. Mira, que he puesto en tu mano a Sehón amorreo, rey de Hesbón, a él y su tierra: comienza a desposeerle y traba con él batalla. 25Hoy comenzaré a infundir el terror y el espanto delante de ti en los pueblos que están debajo de todo el cielo, los cuales al oír hablar de ti temblarán, y se angustiarán a causa de tu presencia.’

Derrota del rey Sehón

26Envié entonces desde el desierto de Quedemot mensajeros a Sehón, rey de Hesbón, con proposiciones de paz, diciendo: 27‘Quiero pasar por tu tierra, yendo tan solo por el camino, sin apartarme ni a la diestra ni a la izquierda. 28Tu me venderás por dinero los alimentos que coma, y me darás por dinero también el agua que beba; quiero pasar solamente a pie, 29— hicieron esto conmigo los hijos de Esaú, que habitan en Seír, y los moabitas que habitan en Ar— hasta que llegue, a través del Jordán, a la tierra que Yahvé, nuestro Dios, nos va a dar.’ 30Mas Sehón, rey de Hesbón, no quiso dejarnos pasar por su territorio, porque Yahvé, tu Dios, endureció su espíritu e hizo obstinado su corazón, para entregarle en tu mano, como hoy se ve. 31Y me dijo Yahvé: ‘Mira que he empezado a entregarte a Sehón y su tierra; comienza pues a ocuparla para ponerte en posesión de su país.’ 32Y efectivamente cuando Sehón salió contra nosotros, él y todo su pueblo, a darnos batalla en Jahas, 33Yahvé, nuestro Dios, lo dio en nuestro poder y le derrotamos a él y a sus hijos y a todo su pueblo, 34[1167]Tomamos entonces todas sus ciudades y consagramos al exterminio toda la ciudad, hombres, mujeres y niños, sin dejar uno solo que escapase. 35Tomamos por botín solamente el ganado juntamente con los despojos de las ciudades que habíamos ocupado. 36[1168]Desde Aroer, situada en la ribera del torrente Arnón, y desde la ciudad que está en medio del valle, hasta Galaad, no hubo ciudad inexpugnable para nosotros; todas nos las entregó Yahvé, Dios nuestro. 37Pero no invadiste la tierra de los hijos de Ammón, ni todo el país de las orillas del torrente Yaboc, ni las ciudades de la montaña, ni lugar alguno que Yahvé, nuestro Dios nos había prohibido.

DEUTERONOMIO 3

Derrota del rey Og

1[1169]Tomando otro rumbo subimos camino de Basan. Mas salió contra nosotros Og, rey de Basan, él y todo su pueblo, a dar batalla en Edreí. 2[1170]Entonces me dijo Yahvé: ‘No le temas, pues le he entregado en tus manos, tanto a él como a su pueblo y su tierra. Harás con él como hiciste con Sehón, rey de los amorreos, que habitaba en Hesbón.’ 3Y Yahvé nuestro Dios entregó en vuestra mano también a Og, rey de Basan, y a todo su pueblo; y lo derrotamos sin que nadie le quedase con vida. 4Conquistarnos entonces todas sus ciudades; no hubo ciudad que no les quitásemos: sesenta ciudades, toda la región de Argob, el reino de Og en Basan. 5Todas estas eran ciudades fortificadas, con muy altas murallas, con puertas y cerrojos; sin contar las ciudades sin muros, que eran muy numerosas. 6Las consagramos al exterminio, como habíamos hecho con Sehón, rey de Hesbón, acabando completamente con cada ciudad, hombres, mujeres y niños. 7Para nosotros tomamos por botín todo el ganado y los despojos de las ciudades. 8[1171]Con lo que tomamos en aquel tiempo a los dos reyes amorreos, el país de la otra parte del Jordán, desde el torrente Arnón hasta el monte Hermón: 9—los sidonios llaman al Hermón Sirión, y los amorreos lo llaman Sanir— 10todas las ciudades de la llanura, todo Galaad y todo Basan hasta Salea y Edreí, ciudades de Og en Basan. 11[1172]Pues solo Og, rey de Basan, había quedado del resto de los gigantes. He aquí su cama, cama de hierro, ¿no está todavía en Rabbat de los amonitas? Su longitud es de nueve codos y su ancho de cuatro codos, según el codo ordinario.

Distribución de la tierra transjordánica

12En aquel tiempo tomamos posesión de este país. A los rubenitas y a los gaditas les di la región desde Aroer, situada sobre el torrente Arnón, y la mitad de la montaña de Galaad y sus ciudades. 13El resto de Galaad, y todo Basan, reino de Og, lo di a la media tribu de Manasés, toda la región de Argob. Todo el Basan se llama país de gigantes. 14Jaír, hijo de Manasés, ocupó toda la región de Argob, hasta la frontera de los gesureos y los maacateos, dando a (esta parte de) Basan su nombre: Havot Jaír, hasta el día de hoy. 15A Maquir le di Galaad. 16A los rubenitas y a los gaditas, ya les había dado el país desde Galaad hasta el torrente Arnón, con la mitad del valle como límite y hasta el torrente Yaboc, frontera de los amonitas; 17[1173]también el Arabá con el Jordán como límite, desde Kinéret hasta el Mar del Arabá, el Mar Salado, al pie de las vertientes del Fasga, al oriente.

18En aquel tiempo os di esta orden: ‘Yahvé, vuestro Dios, os ha dado este país para que sea heredad vuestra. Marchad, pues, armados, todos los hombres de guerra, delante de vuestros hermanos, los hijos de Israel. 19Mas vuestras mujeres y vuestros niños y vuestro ganado —yo sé que tenéis mucho ganado— quedarán en vuestras ciudades que os he dado, 20hasta que Yahvé haya dado descanso a vuestros hermanos, así como a vosotros, y posean también ellos la tierra que Yahvé, vuestro Dios, les va a dar al otro lado del Jordán; entonces volveréis cada uno a la herencia que os he dado.’

21En aquel tiempo di órdenes a Josué, diciendo: ‘Tus ojos han visto todo lo que Yahvé, tu Dios, ha hecho con estos dos reyes; así hará Yahvé con todos los reinos contra los cuales has de marchar. 22No los temáis, porque Yahvé, vuestro Dios, es quien pelea por vosotros.’

Moisés excluido del país prometido

23En aquel tiempo yo supliqué a Yahvé, diciendo: 24‘Señor Yahvé, Tú has comenzado a mostrar a tu siervo tu grandeza y tu poderoso brazo; pues ¿qué Dios hay en el cielo o en la tierra que pueda hacer las obras y las proezas que haces Tú? 25Déjame, te ruego, pasar y ver aquella excelente tierra que está al otro lado del Jordán, aquella hermosa montaña y el Líbano.’ 26[1174]Pero Yahvé enojado contra mí por culpa vuestra, no me escuchó, sino que me dijo: ‘Basta ya; no me hables más de esto. 27Sube a la cumbre del Fasga, y alza tus ojos hacia el occidente, y hacia el aquilón, y hacia el mediodía, y hacia el oriente, y contémplala con tus ojos; pues no pasarás este Jordán. 28Da órdenes a Josué, fortalécele, e inspírale ánimo, pues él es quien ha de pasar al frente de este pueblo, y él les repartirá el país que tú puedes ver solamente.’ 29[1175]Y nos quedamos en el valle, frente a Betfegor.

DEUTERONOMIO 4

Exhortaciones paternales de Moisés

1[1176]Ahora, oh Israel, escucha las leyes y los decretos que os enseño a practicar para que viváis y entréis a poseer la tierra que Yahvé vuestro Dios os ha de dar. 2[1177]No añadáis nada a lo que os prescribo, ni quitéis nada de ello; antes guardad los mandamientos de Yahvé, vuestro Dios, que os ordeno.

3[1178]Vuestros ojos han visto lo que hizo Yahvé contra Baalfegor; pues Yahvé, vuestro Dios, ha extirpado de en medio de vosotros todos los que siguieron a Baalfegor. 4Vosotros, empero, los que permanecisteis fieles a Yahvé, vuestro Dios, estáis al presente todos con vida. 5Mirad: os enseño leyes y decretos, como Yahvé, mi Dios, me ha mandado, para que los practiquéis en el país que vais a poseer. 6[1179]Observadlos y ponedlos en práctica; porque en esto consistirá vuestra sabiduría y vuestra inteligencia a los ojos de las naciones, que al conocer todas estas leyes dirán: En verdad, un pueblo sabio y entendido es esta gran nación. 7Porque ¿qué nación hay tan grande que tenga dioses tan cercanos a sí como Yahvé, Dios nuestro, está cerca de nosotros siempre que lo invocamos? 8[1180]¿Y qué nación hay tan grande que tenga leyes y preceptos tan justos como toda esta Ley que yo hoy os pongo delante?

9Pero ten cuidado y guarda bien tu alma, para que no olvides las cosas que han visto tus ojos, ni se aparten de tu corazón en ningún momento de tu vida; antes bien, enséñalas a tus hijos y a los hijos de tus hijos. 10Ten presente el día que estuviste delante de Yahvé, Dios tuyo, en el Horeb, cuando Yahvé me dijo: Junta al pueblo para que oigan mis palabras y aprendan a temerme todo el tiempo que vivan sobre la tierra y las enseñen a sus hijos. 11[1181]Entonces os acercasteis, y estuvisteis al pie del monte, mientras el monte ardía en fuego que se elevaba hasta lo más alto del cielo, entre oscuridad y nube y densas tinieblas. 12Y Yahvé os habló de en medio del fuego; oísteis el sonido de las palabras, pero no visteis figura alguna; era solo una voz. 13El os promulgó su pacto y os mandó observarlo: los diez Mandamientos, que escribió en dos tablas de piedra. 14En aquel tiempo me mandó que os enseñase leyes y preceptos que debíais practicar en el país adonde vais a pasar para tomarlo en posesión.

15Guardad bien vuestras almas —pues no visteis figura alguna el día que Yahvé habló con vosotros en el Horeb, de en medio del fuego— 16no sea que corrompiéndoos os hagáis estatuas, figuras de ídolos, imágenes de hombre o de mujer, 17representación de alguna de las bestias que viven sobre la tierra, imagen de cualquier ave que vuela debajo del cielo, 18figura de algún animal que se arrastra sobre el suelo, o imagen de peces que viven en las aguas debajo de la tierra; 19[1182]y no sea que alzando los ojos a los cielos, y viendo el sol, la luna y las estrellas con todo el ejército del cielo, te dejes seducir postrándote ante ellos y dando culto a esas creaturas que Yahvé, tu Dios, ha dado en suerte a todas las naciones debajo de todo el cielo. 20A vosotros, en cambio, os ha tomado Yahvé, y os ha sacado de aquel horno de hierro, Egipto, para que seáis el pueblo de su herencia, como al presente lo sois. 21Contra mí, empero, se irritó Yahvé por culpa vuestra, y juró que no pasaría yo el Jordán, ni entraría en aquella excelente tierra que Yahvé, Dios tuyo, te va a dar en posesión. 22Pues voy a morir en esta tierra, y no voy a pasar el Jordán. Vosotros sí lo pasaréis y heredaréis esa excelente tierra. 23Guardaos de olvidaros del pacto que Yahvé, vuestro Dios, ha hecho con vosotros, ni os hagáis estatuas o figuras de cuanto Yahvé, tu Dios, te ha prohibido. 24[1183]Porque Yahvé, tu Dios, es un fuego devorador, un Dios celoso.

Premio y castigo

25Si después de haber engendrado hijos e hijos de hijos y morado largo tiempo en la tierra, os corrompiereis, fabricando estatuas o imágenes de cualquier cosa, haciendo lo que es malo a los ojos de Yahvé, vuestro Dios y provocando su ira, 26invoco hoy por testigo contra vosotros el cielo y la tierra, de que pronto seréis exterminados de la tierra adonde vais, pasando el Jordán para tomarla en posesión. No viviréis mucho tiempo en ella, sino que seréis del todo extirpados. 27[1184]Yahvé os dispersará entre los pueblos, y quedaréis pocos en número entre las naciones adonde Yahvé os ha de llevar. 28Y allí serviréis a dioses, obra de manos de hombres, de leño y de piedra, que no ven ni oyen ni comen ni huelen. 29[1185]Desde allí buscarás a Yahvé, Dios tuyo, y le hallarás, si le buscas con todo tu corazón y con toda tu alma. 30[1186]En tu angustia, cuando vinieren sobre ti todas estas cosas, en los últimos tiempos, te convertirás a Yahvé, tu Dios, y escucharás su voz; 31porque Yahvé, tu Dios, es un Dios misericordioso; no te abandonará, ni te destruirá, ni se olvidará del pacto que juró a tus padres.

32Pregunta, te ruego, a los tiempos antiguos que te han precedido, desde el día en que creó Dios al hombre sobre la tierra, y de un cabo del cielo al otro, si jamás se ha visto cosa tan grande como esta o si se ha oído cosa semejante. 33¿Hay por ventura pueblo alguno que oyese la voz de Dios que le hablaba de en medio del fuego, como tú lo oíste, sin perder la vida? 34¿O hay dios alguno que viniese a escoger para sí un pueblo de entre los otros, con pruebas, señales y maravillas, y con guerra, mano fuerte, brazo extendido y proezas estupendas, como todo lo que Yahvé, vuestro Dios, hizo por vosotros en Egipto ante tus mismos ojos? 35A ti se te ha mostrado esto, para que sepas que Yahvé es Dios y no hay otro fuera de Él. 36Desde el cielo te hizo oír su voz para enseñarte; y sobre la tierra te ha mostrado su gran fuego, y de en medio del fuego has oído sus palabras. 37Por cuanto amó a tus padres, eligió a sus descendientes después de ellos y te sacó de Egipto yendo delante de ti con su gran poder, 38para expulsar a tu paso naciones más grandes y más fuertes que tú, para introducirte y darte en herencia su tierra como se ve al presente. 39Reconócelo en este día y revuélvelo en tu corazón: Yahvé es Dios arriba en el cielo y abajo en la tierra y no hay otro. 40[1187]Guarda sus leyes y sus mandamientos, que hoy te ordeno, para que te vaya bien, a ti y a tus hijos después de ti, y para que sean muchos tus días sobre la tierra que Yahvé, tu Dios, te dará para siempre”.

Ciudades de refugio

41[1188]Entonces Moisés destinó tres ciudades del otro lado del Jordán, al oriente, 42para que allí se refugiara el homicida que sin querer y sin previa enemistad hubiese matado a su prójimo, y para que huyendo a una de dichas ciudades, salve su vida:

43Béser en el desierto, en la llanura, para los rubenitas; Ramot en Galaad para los gaditas; y Golán, en Basan, para los de Manasés.

II. SEGUNDO DISCURSO DE MOISÉS

44Esta es la ley que Moisés puso ante los ojos de los hijos de Israel. 45Estos son los testimonios, las leyes y los preceptos que Moisés dio a los hijos de Israel cuando salieron de Egipto, 46al otro lado del Jordán, en el valle frente a Betfegor, en el país de Sehón, rey de los amorreos, que habitaba en Hesbón y a quien derrotaron Moisés y los hijos de Israel al salir estos de Egipto. 47Pues se posesionaron de su tierra y de la tierra de Og, rey de Basan, dos reyes de los amorreos, que habitaban al otro lado del Jordán, al oriente, 48[1189]desde Aroer, situada en la orilla del río Arnón, hasta el monte Sión, que es el Hermón, 49[1190]con todo el Arabá, de la otra parte del Jordán, al oriente, hasta el Mar del Arabá, al pie de las faldas del Fasga.

DEUTERONOMIO 5

La legislación del Sinaí

1Moisés convocó a todo Israel y le dijo: “Oye, Israel, las leyes y los preceptos que hoy intimo a vuestros oídos, aprendedlos y guardadlos para ponerlos en práctica. 2Yahvé, nuestro Dios, hizo con nosotros alianza en el Horeb. 3[1191]No con nuestros padres hizo Yahvé esta alianza, sino con nosotros, que hoy todos estamos aquí y todavía vivimos. 4[1192]Cara a cara habló Yahvé con vosotros en el monte, desde en medio del fuego, 5—yo estaba entonces entre Yahvé y vosotros, para comunicaros la palabra de Yahvé; porque teníais miedo del fuego y no subisteis al monte— Dijo así:

El Decálogo

6[1193]‘Yo soy Yahvé, tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de la casa de la servidumbre. 7No tendrás otros dioses delante de Mí. 8No te harás estatua o imagen alguna de cuanto hay arriba en el cielo, ni de cuanto hay abajo en la tierra, ni de lo que se halla en las aguas debajo de la tierra; 9[1194]no las adorarás ni les darás culto, porque Yo, Yahvé, tu Dios, soy un Dios celoso, que castigo la iniquidad de los padres en los hijos, hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, 10y que uso de misericordia hasta mil generaciones de los que me aman y guardan mis mandamientos.

11No tomarás en vano el nombre de Yahvé, tu Dios, porque Yahvé no dejará impune al que tomare su nombre en vano.

12[1195]Guarda el día de sábado para santificarlo, como te lo ha mandado Yahvé, tu Dios. 13Seis días trabajarás, y harás todo tu trabajo; 14mas el día séptimo es día de descanso consagrado a Yahvé, tu Dios, no hagas trabajo alguno, ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu buey, ni tu asno, ni ninguna bestia tuya, ni el extranjero que mora dentro de tus puertas para que descanse tu siervo y tu sierva como tú. 15Acuérdate de que fuiste siervo en el país de Egipto y que Yahvé, tu Dios, te sacó de allí con mano fuerte y con brazo extendido; por eso Yahvé, tu Dios, te ha mandado guardar el día de sábado.

16Honra a tu padre y a tu madre, como te ha mandado Yahvé, tu Dios, para que vivas largo tiempo y te vaya bien sobre la tierra que Yahvé, tu Dios, te va a dar.

17No matarás.

18No cometerás adulterio.

19No hurtarás.

20No dirás falso testimonio contra tu prójimo.

21No codiciarás la mujer de tu prójimo, ni desearás la casa de tu prójimo, ni su campo, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna que sea de tu prójimo.’

Moisés mediador entre Dios y el pueblo

22Estas son las palabras que Yahvé, con poderosa voz, dirigió a toda vuestra asamblea en el monte, desde el fuego, la nube y las tinieblas; y no añadió más. Las escribió sobre dos tablas de piedra, las cuales Él me entregó. 23Mas vosotros, cuando oísteis la voz de en medio de las tinieblas, mientras el monte estaba en llamas, os acercasteis a mí, todos los jefes de las tribus y vuestros ancianos, 24[1196]y me dijisteis: ‘Mira, Yahvé, nuestro Dios, nos ha manifestado su gloria y su grandeza, y hemos oído su voz de en medio del fuego. Hoy hemos visto a Dios hablar con el hombre, sin que este haya perdido la vida. 25Ahora, pues, ¿por qué hemos de morir devorados por este gran fuego? Pues si seguimos oyendo la voz de Yahvé, nuestro Dios, moriremos. 26Porque ¿quién de todos los hombres ha oído la voz de Dios vivo hablando de en medio del fuego, como nosotros, y no ha perdido la vida? 27Acércate tú, y oye todo lo que dijere Yahvé, nuestro Dios; y tú nos comunicarás todo cuanto Yahvé, nuestro Dios, te indique, y nosotros lo oiremos y cumpliremos.’

28Oyó Yahvé la voz de vuestras palabras cuando me hablabais, y dijo Yahvé: ‘He oído el son de las palabras que este pueblo te ha dicho; está bien todo lo que dicen. 29[1197]¡Ojalá que siempre tengan este sentir, para que me teman y guarden en todo tiempo todos mis mandamientos, a fin de que sean felices ellos y sus hijos para siempre! 30Anda y diles: Retiraos a vuestras tiendas. 31Pero tú quédate aquí conmigo, y Yo te diré todos los mandamientos, leyes y preceptos que les has de enseñar, para que los pongan por obra en la tierra que les voy a dar en herencia.’ 32Poned, pues, cuidado en cumplir lo que Yahvé, vuestro Dios, os ha mandado. No declinéis ni a la diestra ni a la izquierda. 33Seguid en todo el camino que Yahvé, vuestro Dios, os ha mandado, para que viváis y prosperéis y tengáis larga vida en la tierra que vais a heredar.

DEUTERONOMIO 6

El amor a Dios

1Este es el mandamiento, estas son las leyes y los preceptos que Yahvé, vuestro Dios, mandó que se os enseñase, para que los pongáis por obra en la tierra adonde pasáis para tomarla en posesión, 2a fin de que temas a Yahvé, tu Dios, de modo que observes todas sus leyes y mandamientos que yo te ordeno: tú, y tu hijo, y el hijo de tu hijo, todos los días de tu vida; y para que vivas muchos días. 3Escucha, oh Israel, y pon cuidado en cumplirlos, a fin de que te vaya bien, y crezcáis más y más, según la promesa que te ha hecho Yahvé, el Dios de tus padres, de darte una tierra que mana leche y miel.

4[1198]Oye, Israel: Yahvé, nuestro Dios, Yahvé es uno solo. 5Amarás a Yahvé, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas. 6Y estas palabras que hoy te ordeno estarán sobre tu corazón. 7Las inculcarás a tus hijos, y hablarás de ellas, ora estando en tu casa, ora viajando, cuando te acuestes y cuando te levantes. 8[1199]Las atarás para recuerdo a tu mano y te servirán como frontales entre tus ojos; 9y las escribirás en los postes de tu casa y en tus puertas.

10Cuando Yahvé, tu Dios, te haya introducido en la tierra que juró a tus padres, a Abrahán, a Isaac y a Jacob, que te daría: ciudades grandes y espléndidas que tú no has edificado, 11casas llenas de toda suerte de bienes que tú no acumulaste, cisternas excavadas que tú no excavaste, viñas y olivares que no plantaste; y cuando comieres y te hartares, 12guárdate entonces de olvidarte de Yahvé que te sacó de la tierra de Egipto, de la casa de la servidumbre. 13[1200]A Yahvé, tu Dios, temerás, a Él (solo) servirás, y por su nombre jurarás. 14No os vayáis tras otros dioses, tras ninguno de los dioses de las naciones que os rodean; 15[1201]porque Yahvé, tu Dios, que habita en medio de ti, es un Dios celoso; no sea que la ira de Yahvé se encienda contra ti y te extermine de sobre la faz de la tierra.

16[1202]No tentéis a Yahvé, vuestro Dios, como le tentasteis en Masá. 17Observad fielmente los mandamientos de Yahvé, Dios vuestro, sus testimonios y preceptos que Él te ha prescrito. 18Haz lo que es bueno y recto a los ojos de Yahvé, para que te vaya bien y entres a poseer aquella excelente tierra que Yahvé prometió bajo juramento dar a tus padres, 19[1203]cuando arroje, según su promesa, a todos tus enemigos que se te presenten.

Instrucción de los niños en la Ley

20Cuando el día de mañana te preguntare tu hijo diciendo: ¿Qué son estos testimonios, estas leyes y preceptos que Yahvé, nuestro Dios, os ha mandado? 21Responderás a tu hijo: ‘Éramos esclavos del Faraón en Egipto, y Yahvé nos sacó de Egipto con mano potente. 22Yahvé hizo a nuestra vista señales y prodigios grandes y terribles contra Egipto, contra el Faraón y contra toda su casa; 23mas a nosotros nos sacó de allí, conduciéndonos, a fin de darnos esta tierra que había prometido con juramento a nuestros padres. 24Y nos mandó cumplir todas estas leyes y temer a Yahvé, nuestro Dios, para que seamos felices todos los días, y para que Él nos dé vida, como ha hecho hasta ahora. 25Será nuestro deber cumplir fielmente todos estos mandamientos ante Yahvé, nuestro Dios, como Él nos ha mandado.’

DEUTERONOMIO 7

Orden de destruir a los cananeos

1Cuando Yahvé, tu Dios, te haya introducido en la tierra adónde vas para poseerla, y haya echado de delante de ti a muchos pueblos: a los heteos, gergeseos, amorreos, cananeos, fereceos, heveos y jebuseos, siete pueblos más grandes y más fuertes que tú; 2[1204]y cuando Yahvé, tu Dios, los haya puesto en tu mano y tú los hayas derrotado, los destruirás por completo; no pactarás con ellos, ni les tendrás compasión. 3No contraerás matrimonio con ellos; no darás tu hija a su hijo, ni tomarás su hija para tu hijo; 4[1205]porque ella apartará de Mí a tu hijo, para que sirva a otros dioses, con lo que Yahvé se irritará contra vosotros y acabará contigo muy pronto. 5[1206]Por el contrario, así habéis de hacer con ellos: derribaréis sus altares, quebraréis sus piedras de culto, cortaréis sus ascheras y quemaréis sus imágenes talladas.

6[1207]Porque tú eres un pueblo santo para Yahvé, tu Dios; a ti te escogió Yahvé, tu Dios, para que seas pueblo peculiar suyo entre todos los pueblos que hay sobre la faz de la tierra. 7No por ser vosotros más numerosos que los otros pueblos, se ha prendado dé vosotros Yahvé y os ha escogido —pues sois el más pequeño de todos los pueblos—, 8sino por el amor que Yahvé tenía hacia vosotros, y para guardar el juramento que había hecho a vuestros padres, os ha sacado con mano fuerte, rescatándoos de la casa de la servidumbre, de la mano del Faraón, rey de Egipto. 9Por dónde has de conocer que Yahvé, tu Dios, es el Dios (verdadero), el Dios fiel, que guarda la alianza y la misericordia hasta mil generaciones para con los que le aman y cumplen sus mandamientos; 10pero a quien le odia le da el pago en su misma cara, destruyéndolo. No tardará; a aquel que le odia, le dará su merecido en persona. 11Guarda, pues, los mandamientos, las leyes y los preceptos que Yo te mando hoy, para ponerlos en práctica.

Bendiciones para los que cumplen la Ley

12Si escucháis estos preceptos y los guardáis y ponéis en práctica, también Yahvé, tu Dios, te guardará la alianza y la misericordia que juro a tus padres. 13[1208]Te amará, te bendecirá y te multiplicará; bendecirá el fruto de tu seno y el fruto de tu tierra, tu trigo, tu vino y tu aceite, las crías de tus vacadas y las crías de tus rebaños sobre la tierra que juró a tus padres que te daría. 14Serás bendito más que todos los pueblos; no habrá varón ni mujer estéril en medio de ti, ni tampoco entre tus ganados. 15Desterrará Yahvé de ti toda enfermedad, y no descargará sobre ti ninguna de las enfermedades malignas de Egipto, que tú conoces; no las enviará contra ti, sino que las descargará sobre todos los que te odian. 16Devorarás a todos los pueblos que Yahvé, tu Dios, te va a entregar; no los perdonará tu ojo, ni sirvas a sus dioses; pues esto sería para ti un lazo.

17Acaso dirás en tu corazón: ‘Estos pueblos son más numerosos que yo, ¿cómo podré arrojarlos?’ 18No los temas; acuérdate bien de lo que hizo Yahvé, tu Dios, con el Faraón y con todo Egipto, 19y de las grandes pruebas que vieron tus ojos, de las señales, las maravillas, la mano fuerte y el brazo extendido con que te sacó Yahvé, el Dios tuyo. Del mismo modo hará Yahvé, tu Dios, con todos los pueblos a los cuales tú temes. 20Aun avispones enviará Yahvé, tu Dios, contra ellos, hasta que perezcan los restantes y los que se hayan escondido de tu presencia. 21No los temas, pues en medio de ti está Yahvé, tu Dios, el Dios grande y terrible. 22[1209]Yahvé, tu Dios, expulsará estos pueblos delante de ti poco a poco; no podrás acabar con ellos de golpe, no sea que se multipliquen contra ti las fieras del campo. 23Yahvé, tu Dios, los pondrá en tu poder y los llenará de gran consternación, hasta que sean exterminados. 24Él entregará sus reyes en tu mano, y tú borrarás sus nombres de debajo del cielo. Nadie podrá resistirte, hasta que los hayas destruido. 25Entregarás al fuego las estatuas de sus dioses. No codicies la plata y el oro que hubiere sobre ellas, ni lo tomarás para ti, no sea que te sirva para ruina; porque es abominación para Yahvé, tu Dios. 26[1210]No lleves tal abominación a tu casa, para no ser anatema como lo es ella. Detéstala y abomínala en extremo, por cuanto es anatema.

DEUTERONOMIO 8

La protección divina en el desierto

1Cuidad de poner en práctica todos los mandamientos que hoy os ordeno, a fin de que viváis y os multipliquéis, y entréis en posesión de la tierra que Yahvé juró dar a vuestros padres. 2[1211]Acuérdate de todo el camino por donde Yahvé, tu Dios, te hizo andar estos cuarenta años por el desierto con el fin de humillarte y probarte, para conocer lo que había en tu corazón: si guardas o no sus mandamientos. 3[1212]Te afligió y te hizo padecer hambre; y te dio a comer el maná, que tú no conocías ni habían conocido tus padres, para mostrarte que no de solo pan vive el hombre, sino de todo lo que sale de la boca de Dios. 4[1213]Tu vestido no ha envejecido sobre ti, y tu pie no se ha hinchado durante estos cuarenta años. 5Reconoce, pues, en tu corazón que como un hombre corrige a su hijo, así te está instruyendo Yahvé, tu Dios. 6Guarda, por tanto, los mandamientos de Yahvé, tu Dios, marchando por sus caminos y temiéndole.

Agradecimiento a Dios

7Porque Yahvé, tu Dios, va a introducirte en una tierra buena, tierra de torrentes de agua, de fuentes y manantiales profundos, que brotan en los valles y en las montañas; 8tierra de trigo y cebada, de viñas, higueras y granados, tierra de olivos, aceite y miel; 9[1214]tierra en que sin escasez comerás el pan y no carecerás de nada; tierra cuyas piedras son hierro y de cuyas montañas sacarás el bronce. 10Comerás y te hartarás, y bendecirás a Yahvé, tu Dios, por la buena tierra que te ha dado.

11[1215]Guárdate de olvidarte de Yahvé, tu Dios, dejando de observar sus mandamientos, preceptos y leyes que hoy te prescribo; 12no sea que cuando hayas comido y te hayas hartado, y cuando hayas edificado y habitado hermosas casas, 13y después de multiplicarse tus vacadas y tus rebaños y acrecentarse tu plata y tu oro y todos tus bienes, 14se engría tu corazón, y te olvides de Yahvé, tu Dios, que te sacó de la tierra de Egipto, de la casa de la servidumbre, 15[1216]y te condujo por ese vasto y espantoso desierto, donde había serpientes abrasadoras y escorpiones y tierra árida sin agua, pero Él te hizo salir agua de una roca durísima, 16y en el desierto te dio a comer el maná que no conocieron tus padres, para humillarte y probarte y al fin hacerte bien. 17No digas, pues, en tu corazón: Mi poder y la fuerza de mi mano me han procurado esta prosperidad. 18Antes bien, acuérdate de Yahvé, tu Dios; porque Él es quien te da poder para adquirir riquezas, a fin de cumplir, como se ve hoy, la alianza que juró a tus padres. 19Mas si, olvidado por completo de Yahvé, tu Dios, andas tras otros dioses, rindiéndoles culto y postrándote delante de ellos, os protesto el día de hoy que pereceréis sin remedio. 20Como las naciones que Yahvé va exterminando delante de vosotros, así también vosotros pereceréis por no haber escuchado la voz de Yahvé, vuestro Dios.

DEUTERONOMIO 9

Recuerdo del socorro divino

1Escucha, Israel, tú vas a pasar hoy el Jordán, para conquistar pueblos más grandes y más fuertes que tú, ciudades grandes, cuyas murallas llegan hasta el cielo: 2[1217]un pueblo grande y de alta estatura, los hijos de los enaceos, que tú conoces, y de quienes has oído decir: ¿Quién puede mantenerse firme delante de los hijos de Enac? 3Hoy has de saber que Yahvé, tu Dios, Él mismo irá delante de ti, cual fuego devorador. Él los destruirá y los doblegará delante de ti, y tú los desposeerás y acabarás pronto con ellos, según Yahvé te lo ha dicho. 4[1218]Después de que Yahvé los haya echado de tu presencia, no digas en tu corazón: Por mi justicia Yahvé me ha puesto en posesión de este país, siendo cierto que por la maldad de aquellas naciones Yahvé las expulsa delante de ti. 5No por tu justicia ni por la rectitud de tu corazón vas a entrar en posesión de su país; al contrario, por la maldad de estas naciones Yahvé, tu Dios, las expulsa de tu presencia, y para cumplir la promesa que juró a tus padres, a Abrahán, a Isaac y a Jacob. 6Sabe, pues, que no por tu justicia, Yahvé, tu Dios, te va a dar en posesión esta excelente tierra; pues eres un pueblo de dura cerviz.

Infidelidades de Israel

7[1219]Acuérdate, y no olvides cómo provocaste la ira de Yahvé, tu Dios, en el desierto. Desde el día que saliste de la tierra de Egipto hasta vuestra llegada a este lugar, habéis sido rebeldes a Yahvé. 8Ya en el Horeb irritasteis a Yahvé, y se airó Yahvé contra vosotros y quiso destruiros. 9Cuando yo subí al monte para recibir las tablas de piedra, las tablas de la alianza que Yahvé hizo con vosotros, y estuve en el monte cuarenta días y cuarenta noches, sin comer pan ni beber agua, 10dióme Yahvé las dos tablas de piedra, escritas con el dedo de Dios, que contenían todas las palabras que Yahvé os había hablado en el monte, de en medio del fuego, el día de la asamblea. 11Al fin de los cuarenta días y cuarenta noches, Yahvé me entregó las dos tablas de piedra, las tablas de la alianza. 12Y me dijo Yahvé: ‘Levántate, desciende presto de aquí, pues tu pueblo que sacaste de Egipto ha hecho maldad, se han apartado muy pronto del camino que Yo les prescribí; se han fabricado una imagen fundida.’ 13Y me habló Yahvé, diciendo: ‘He visto este pueblo, y he aquí que es un pueblo de dura cerviz. 14[1220]Déjame que los destruya y borre su nombre de debajo del cielo, y haré de ti una nación más fuerte y más numerosa que ellos.’

15Me volví y descendí del monte, que estaba ardiendo, teniendo en mis manos las dos tablas de la alianza. 16Y miré, y he aquí que habíais pecado contra Yahvé, vuestro Dios; os habíais hecho un becerro fundido; tan pronto os habíais apartado del camino que Yahvé os había ordenado.

17Tomé entonces las dos tablas y las arrojé de mis manos, haciéndolas pedazos ante vuestros ojos. 18[1221]Y me postré delante de Yahvé, como la vez primera, cuarenta días y cuarenta noches, sin comer pan ni beber agua, a causa de todos los pecados que habíais cometido, obrando mal a los ojos de Yahvé y provocando su ira; 19porque estaba sobrecogido de temor al ver la ira y el furor que Yahvé había concebido contra vosotros, hasta querer aniquilaros. Mas me oyó Yahvé también esta vez. 20Y estando Yahvé irritado en gran manera contra Aarón, hasta querer exterminarlo, yo intercedí en aquel tiempo también por Aarón.

21Luego tomé vuestro pecado, el becerro que habíais hecho, lo entregué al fuego, y moliéndolo bien lo hice pedazos hasta reducirlo a polvo fino, el cual eché en el arroyo que baja del monte. 22[1222]También, en Taberá, y en Masá, y en Kibrot-Hataavá, habéis provocado la ira de Yahvé. 23Y cuando Yahvé os hizo partir de Cadesbarnea, diciendo: ‘Subid, tomad posesión de la tierra que os he dado’, os rebelasteis contra la orden de Yahvé, vuestro Dios, y no le creísteis, ni escuchasteis su voz. 24Habéis sido rebeldes a Yahvé desde el día en que os conocí.

Intercesión de Moisés

25Me postré, pues, ante Yahvé y quedé postrado cuarenta días y cuarenta noches, porque Yahvé había dicho que os iba a aniquilar. 26Y orando a Yahvé, dije: ‘Señor, Yahvé, no destruyas a tu pueblo y tu heredad que Tú redimiste con tu grandeza, sacándolo de Egipto con mano poderosa. 27Acuérdate de tus siervos, de Abrahán, de Isaac, y de Jacob. No mires la dureza de este pueblo, su maldad, su pecado: 28[1223]no sea que digan los de la tierra de donde nos sacaste: Por no poder introducirlos Yahvé en la tierra que les había prometido, y por su odio hacia ellos, los ha sacado fuera para hacerlos morir en el desierto. 29Pues son tu pueblo y tu herencia, que Tú has sacado con tu gran poder y con tu brazo extendido.’

DEUTERONOMIO 10

Las nuevas tablas de la Ley

1En aquel tiempo me dijo Yahvé: ‘Lábrate dos tablas de piedra como las primeras, y sube hacia Mí al monte. Hazte también un arca de madera; 2y Yo escribiré en las tablas las palabras que estaban en las tablas primeras que rompiste; y las pondrás en el arca.’ 3Hice, pues, un arca de madera de acacia, labré dos tablas de piedra como las primeras, y subí al monte con las dos tablas en la mano. 4Y Él escribió sobre las tablas conforme a lo que había escrito en las primeras, los diez Mandamientos que Yahvé os había promulgado en el monte de en medio del fuego, el día de la Asamblea; y Yahvé me las entregó. 5Me volví y bajé del monte, y puse las tablas en el arca que había hecho, y allí han quedado, según la orden de Yahvé.

6[1224]Después los hijos de Israel partieron de Beerot-Bené-Jaacán para Moserá. Allí murió Aarón, y allí fue enterrado. En lugar suyo fue constituido sacerdote su hijo Eleazar. 7De allí partieron para Gudgod, y de Gudgod a Jotbá, tierra de torrentes de agua.

8En aquel tiempo Yahvé escogió la tribu de Leví para llevar el arca de la Alianza de Yahvé, para estar delante de Yahvé y para servirle y bendecir en su nombre, hasta el día de hoy. 9Por esto Leví no obtuvo porción ni herencia entre sus hermanos; su herencia es Yahvé como se lo prometió Yahvé, tu Dios.

10Permanecí en el monte como la vez primera, cuarenta días y cuarenta noches; y también esta vez me oyó Yahvé; y Yahvé no quiso más destruirte. 11Y me dijo Yahvé: ‘Levántate, para marchar al frente del pueblo, para que vayan ellos y posean la tierra que Yo con juramento he prometido dar a sus padres.’

Exhortaciones a la observancia de la Ley

12Ahora, oh Israel, ¿qué es lo que Yahvé, tu Dios, te pide, sino que temas a Yahvé, tu Dios, que andes en todos sus caminos, y que le ames, y que sirvas a Yahvé, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma, 13[1225]guardando los mandamientos de Yahvé y sus preceptos que hoy te mando para bien tuyo? 14[1226]Mira, de Yahvé, tu Dios, son los cielos, y los cielos de los cielos, la tierra y cuanto hay en ella. 15Sin embargo, Yahvé se unió íntimamente a tus padres para amarlos, y escogió a su descendencia después de ellos, esto es, a vosotros, de entre todas las naciones, como se ve al presente.

16[1227]Circuncidad, pues, vuestros corazones, y no endurezcáis más vuestra cerviz; 17[1228]porque Yahvé, vuestro Dios, es el Dios de los dioses y el Señor de los señores; el Dios grande, el Fuerte, el Terrible, que no hace acepción de personas ni recibe regalos; 18que hace justicia al huérfano y a la viuda, ama al extranjero y le da pan y vestido. 19Amad, pues, al extranjero, porque extranjeros fuisteis vosotros en el país de Egipto. 20[1229]Temerás a Yahvé, tu Dios, y a Él le servirás; a Él te adherirás y en su nombre jurarás. 21Él sea el objeto de tu alabanza y Él tu Dios, el que ha hecho por ti esas cosas grandes y terribles que han visto tus ojos. 22[1230]En número de setenta almas descendieron tus padres a Egipto, y ahora Yahvé, tu Dios, te ha hecho numeroso como las estrellas del cielo.

DEUTERONOMIO 11

Exhortaciones

1Ama a Yahvé, tu Dios, y guarda en todo tiempo sus prescripciones, sus leyes, sus preceptos y sus mandamientos. 2Considerad hoy —pues no (hablo) a vuestros hijos que no los han conocido ni los han visto— los castigos de Yahvé tu Dios, su grandeza, su mano fuerte y su brazo extendido, 3sus prodigios y las obras que hizo en medio de Egipto contra el Faraón, rey de Egipto, y contra toda su tierra; 4y lo que hizo con el ejército de Egipto, con sus caballos y sus carros; cómo, mientras os perseguían, arrojó sobre ellos las aguas del Mar Rojo, destruyéndolos hasta el día de hoy; 5y lo que hizo con vosotros en el desierto hasta vuestra llegada a este lugar; 6[1231]y lo que hizo con Datan y Abirón, hijos de Eliab, hijo de Rubén, a los cuales la tierra, abriendo su boca, tragó con sus familias, sus tiendas y todo lo que pertenecía a ellos, en medio de todo Israel. 7Así vuestros ojos han visto todas las obras grandiosas que Yahvé ha hecho. 8Guardad, pues, todos los mandamientos que hoy os intimo, para que seáis fuertes y entréis en posesión del país adonde vais a pasar para poseerlo, 9a fin de que viváis largo tiempo sobre la tierra que Yahvé juró dar a vuestros padres, a ellos y a su descendencia, tierra que mana leche y miel. 10[1232]Porque la tierra adónde vas a entrar para poseerla, no es como la tierra de Egipto, de donde salisteis, donde sembrabas tu simiente y la regabas con tu pie, como un huerto de hortalizas. 11La tierra adónde vas a pasar para tomarla en posesión, es tierra de montaña y de valles, que bebe las aguas de la lluvia del cielo; 12tierra que cuida Yahvé, tu Dios, pues Yahvé, tu Dios, tiene siempre puestos sus ojos sobre ella, desde el principio hasta el fin del año. 13Si obedecéis mis mandamientos que hoy os prescribo, y amáis a Yahvé, vuestro Dios, sirviéndole con todo vuestro corazón y con toda vuestra alma, 14yo daré a vuestra tierra la lluvia a su tiempo, la primera y la tardía, de modo que puedas recoger tu trigo, tu vino y tu aceite. 15Haré también crecer hierba en tus campos para tus ganados, y comerás y te saciarás. 16Pero tened cuidado, no sea que se deje seducir vuestro corazón, y apartándoos sirváis a otros dioses y os postréis ante ellos. 17Porque se encendería la ira de Yahvé contra vosotros y se cerrarían los cielos para que no haya lluvia, y la tierra no daría sus frutos y pereceríais pronto de sobre la buena tierra que Yahvé os quiere dar.

18[1233]Poned estas mis palabras sobre vuestro corazón, y sobre vuestra alma, y atadlas para recuerdo a vuestras manos y os servirán como frontales entre vuestros ojos. 19Las enseñaréis a vuestros hijos, hablando de ellas, ora estando en casa, ora andando por el camino, al acostarte y al levantarte; 20y las escribirás en los postes de tu casa y en tus puertas; 21[1234]para que tus días y los días de tus hijos sobre la tierra que Yahvé juró dar a tus padres sean tan numerosos como los días del cielo sobre la tierra. 22Porque, si de veras guardáis todo este mandamiento cuyo cumplimiento os prescribo, amando a Yahvé, vuestro Dios, siguiendo todos sus caminos y adhiriéndoos a Él, 23Yahvé expulsará de delante de vosotros a todos estos pueblos y os enseñorearéis de naciones más grandes y más fuertes que vosotros. 24Todo lugar que pise la planta de vuestro pie, será vuestro. Se extenderán vuestros confines desde el desierto hasta el Líbano, desde el río, el río Éufrates, hasta el Mar Occidental. 25Nadie podrá mantenerse ante vosotros; Yahvé, vuestro Dios, esparcirá, como os lo ha dicho, el terror y espanto de vuestro nombre sobre toda la tierra que pisareis.

Bendición y maldición

26Mirad que hoy os pongo delante bendición y maldición: 27la bendición, si obedecéis los mandamientos de Yahvé, vuestro Dios, que hoy os intimo; 28la maldición, si no obedecéis los mandamientos de Yahvé, vuestro Dios, apartándoos del camino que os prescribo hoy y andando tras otros dioses que no habéis conocido. 29[1235]Y cuando Yahvé, tu Dios, te haya introducido en la tierra adónde vas para poseerla, pondrás la bendición sobre el monte Garizim, y la maldición sobre el monte Ebal. 30[1236]¿No están ellos al otro lado del Jordán detrás del camino del occidente, en el país del cananeo que habita en el Arabá, frente a Gálgala, junto al encinar de Moré? 31Porque estáis a punto de pasar el Jordán a fin de tomar posesión del país que Yahvé, vuestro Dios, os da. Lo poseeréis, y allí habitaréis. 32Mirad, pues, que cumpláis todas las leyes y preceptos que hoy os pongo delante.

DEUTERONOMIO 12

Centralización del culto

1Estos son los mandamientos y preceptos que habéis de guardar y practicar en el país que Yahvé, el Dios de vuestros padres, os ha dado para que la poseáis todos los días que viviereis sobre la tierra: 2[1237]Destruid por completo los lugares en que los pueblos que habéis de desposeer han servido a sus dioses, sobre los altos montes, sobre los collados y bajo todo árbol frondoso. 3Derrumbad sus altares, quebrad sus piedras de culto, quemad sus ascheras, haced pedazos las estatuas de sus dioses y borrad de aquellos lugares hasta los nombres.

4No haréis así con Yahvé, vuestro Dios, 5sino que frecuentaréis el lugar que Yahvé, vuestro Dios, escogiere de entre todas vuestras tribus para poner allí su nombre y su morada. Allí irás; 6[1238]y allí presentaréis vuestros holocaustos y vuestros sacrificios, vuestros diezmos y las ofrendas alzadas de vuestras manos, vuestros votos y vuestras ofrendas voluntarias, y los primerizos de vuestro ganado mayor y menor. 7[1239]Allí comeréis ante Yahvé vuestro Dios, y os regocijaréis, vosotros y vuestras familias, por todas las obras de vuestra mano, en que Yahvé, vuestro Dios, os bendiga. 8No haréis cada cual lo que bien le parezca, como aquí hacemos ahora; 9pues hasta ahora no habéis llegado al descanso y a la heredad que Yahvé, tu Dios, te da. 10Mas pasaréis el Jordán y habitaréis en el país que Yahvé, vuestro Dios, os dará en suerte; y cuando Él os dé descanso de todos vuestros enemigos que os rodean y habitéis en seguridad, 11entonces en el lugar que Yahvé, vuestro Dios, elija para morada de su Nombre, allí presentaréis todo lo que yo os mando, vuestros holocaustos y vuestros sacrificios, vuestros diezmos y las ofrendas alzadas de vuestras manos y todo lo más selecto que con voto hubiereis prometido a Yahvé. 12[1240]Y os regocijaréis ante Yahvé, vuestro Dios, vosotros, vuestros hijos y vuestras hijas, y vuestros siervos y vuestras siervas, y el levita que mora dentro de vuestras puertas, puesto que no tiene parte ni posesión entre vosotros. 13Guárdate de ofrecer tus holocaustos en cualquier lugar se te antoje, 14sino que ofrecerás tus holocaustos en el lugar que eligiere Yahvé en una de tus tribus, y allí harás todo lo que yo te ordeno.

15[1241]Sin embargo, cuando quieras, podrás matar y comer carne en todas tus ciudades, según la bendición que Yahvé, tu Dios, te haya concedido. El impuro y el puro podrá comerla, del mismo modo que se come de la gacela y del ciervo. 16[1242]Pero no comáis sangre, la cual derramarás como agua sobre la tierra.

17No podrás comer dentro de tus puertas el diezmo de tu trigo, de tu vino y de tu aceite, ni los primerizos de tu ganado mayor y menor, ni ninguna, de las ofrendas que hayas prometido con voto, ni tus oblaciones voluntarias, ni las ofrendas alzadas por tu mano; 18sino que ante Yahvé, tu Dios, en el lugar escogido por Yahvé, tu Dios, los comerás, tú, tu hijo y tu hija, tu siervo y tu sierva, y el levita que mora dentro de tus puertas; y te regocijarás ante Yahvé, tu Dios, por todas las obras de tu mano. 19Guárdate de desamparar al levita en todo el tiempo que vivas sobre tu tierra.

20Cuando Yahvé, tu Dios, haya ensanchado tu territorio, según te tiene prometido, y tú digas: Quiero comer carne, porque tu alma tiene gana de comer carne, podrás comer carne según los deseos de tu alma. 21Si el lugar que escogiere Yahvé, tu Dios, para poner allí su nombre, está lejos de ti, podrás matar reses de tu ganado mayor y menor que te dé Yahvé, tu Dios, según lo que te tengo mandado, y podrás comerlas dentro de tus puertas siempre que lo desee tu alma. 22Comerás de ellas del mismo modo que se come la gacela y el ciervo. El impuro y el puro igualmente podrán comerlas. 23[1243]Pero guárdate de comer la sangre, porque la sangre es la vida; no comerás la vida con la carne. 24No la comerás, sino que la verterás como agua sobre la tierra. 25No la comerás, para que te vaya bien a ti y a tus hijos después de ti, haciendo lo que es recto a los ojos de Yahvé.

26Pero las ofrendas sagradas que tienes que ofrecer, y las que hayas prometido con voto, las tomarás e irás al lugar escogido por Yahvé, 27y ofrecerás tus holocaustos, la sangre y la carne, sobre el altar de Yahvé, tu Dios. La sangre de tus sacrificios será derramada sobre el altar de Yahvé, tu Dios; pero la carne es para tu comida. 28Guarda y obedece todo esto que te ordeno, a fin de que te vaya bien a ti y a tus hijos después de ti para siempre, haciendo lo que es bueno y recto a los ojos de Yahvé, tu Dios.

Preexcelencia del culto de Dios

29Cuando Yahvé, tu Dios, haya exterminado a los pueblos contra los cuales marchas para arrojarlos de delante de ti, y cuando los hayas arrojado y habites en su tierra, 30[1244]guárdate de sus seducciones; no los imites después de haberlos destruido delante de ti. Ni hagas indagaciones respecto de sus dioses, diciendo: ‘¿Cómo servían estos pueblos a sus dioses? Así lo haré también yo.’ 31No hagas tal con Yahvé, tu Dios; porque ellos hacen en honor de sus dioses toda suerte de abominaciones que Yahvé aborrece, pues hasta queman en el fuego a sus hijos y sus hijas para honrar a sus dioses. 32[1245]Cuida de practicar cuanto te mando, sin añadir ni quitar nada.

DEUTERONOMIO 13

Contra los falsos profetas

1Si se levantare en medio de ti un profeta, o un soñador de sueños, que te anuncia una señal o un prodigio, 2aunque se cumpliere la señal o prodigio de que te habló, diciendo: ‘Vamos tras otros dioses, que tú no conoces, y sirvámoslos’, 3[1246]no escucharás las palabras de ese profeta, o de ese soñador de sueños porque os prueba Yahvé, vuestro Dios, para saber si amáis a Yahvé, vuestro Dios, con todo vuestro corazón y con toda vuestra alma. 4Id en pos de Yahvé, vuestro Dios; a Él habéis de temer; guardad sus mandamientos; escuchad su voz, servidle y allegaos a Él. 5Ese profeta, o ese soñador de sueños, será muerto, por haber predicado rebelión contra Yahvé, vuestro Dios, que os sacó de Egipto y te rescató de la casa de la servidumbre, para apartarte del camino por donde Yahvé, tu Dios, te ha mandado que andes. Así extirparás el mal de en medio de ti.

6Si tu hermano, hijo de tu madre, o tu hijo, o tu hija, o la mujer de tu corazón, o tu amigo que es como tu propia alma, te incitare en secreto, diciendo: ‘Vamos y sirvamos a otros dioses’, desconocidos de ti y de tus padres, 7dioses de los pueblos que te rodean, vecinos o lejanos, de un cabo de la tierra al otro, 8no condesciendas con él ni le escuches, no le perdone tu ojo, ni le tengas compasión, ni le encubras; 9[1247]al contrario, debes matarle irremisiblemente; tu mano sea la primera que se alce contra él para matarle, y después haga lo mismo la mano de todo el pueblo. 10Le apedrearás hasta que muera, porque procuraba apartarte de Yahvé, tu Dios, que te sacó de la tierra de Egipto, de la casa de la servidumbre. 11Y todo Israel lo oirá; y temerán y no volverán a hacer semejante maldad en medio de ti.

Amenazas contra las ciudades idólatras

12Si de una de las ciudades que Yahvé, tu Dios, te da para habitar allí, te llega esta noticia: 13[1248]Hijos de Belial han salido de en medio de ti y han seducido a los vecinos de su ciudad, diciendo: ‘Vamos y sirvamos a otros dioses’ —que no conocéis vosotros— 14indagarás, examinarás y preguntarás diligentemente, y si resulta ser cierto y seguro que esta abominación ha sido cometida en medio de ti, 15no tardarás en pasar a los habitantes de aquella ciudad a filo de espada, detrayéndola completamente con todo lo que hay en ella. También las bestias pasarás a cuchillo. 16Luego juntarás todo su botín en medio de su plaza, y quemarás totalmente la ciudad juntamente con todo su botín, para Yahvé, tu Dios, y quedará hecho un montón de ruinas para siempre; jamás será reedificada. 17[1249]Que no se pegue a tu mano nada del anatema, para que Yahvé deponga el ardor de su ira y te favorezca con mercedes, y se compadezca de ti, y te multiplique, como se lo juró a tus padres, 18con tal que escuches la voz de Yahvé, tu Dios, guardando todos sus mandamientos que hoy te ordeno, y haciendo lo que es recto a los ojos de Yahvé, tu Dios.

DEUTERONOMIO 14

Prohibición de costumbres paganas

1[1250]Vosotros sois hijos de Yahvé, vuestro Dios; no os hagáis sajaduras ni os cortéis el cabello entre los ojos por un muerto; 2pues eres un pueblo santo para Yahvé, tu Dios; y te ha escogido Yahvé para que seas un pueblo peculiar suyo entre todos los pueblos que hay sobre la tierra.

Animales puros e impuros

3No comerás cosa abominable alguna. 4[1251]Estos son los animales que podréis comer: el buey, la oveja, la cabra, 5el ciervo, la gacela, el corzo, la cabra montés, el antílope, el búfalo, la gamuza. 6Todo animal biungulado de pezuña hendida y que rumia, ese podréis comer. 7Pero no comeréis a pesar de que rumian y tienen la pezuña hendida: el camello, la liebre y el tejón; pues aunque son rumiantes, no tienen la pezuña hendida; serán inmundos para vosotros; 8tampoco el cerdo, pues aunque tiene la pezuña hendida, no rumia; sea inmundo para vosotros; no comeréis su carne ni tocaréis su cadáver.

9De todos los animales que viven en el agua, podréis comer aquellos que tienen aletas y escamas; 10mas cuantos no tienen aletas y escamas, no los comeréis; sean inmundos para vosotros.

11Podréis comer toda clase de aves puras, 12mas he aquí las que no comeréis: el águila, el quebrantahuesos, el águila marina, 13el azor, el halcón, el milano en sus distintas especies; 14toda especie de cuervo; 15sel avestruz, la lechuza, la gaviota, el gavilán con sus especies, 16el búho, el ibis, el cisne, 17el pelícano, el buitre, el somorgujo, 18la cigüeña, la garza con sus especies, la abubilla, el murciélago. 19Todo insecto alado sea inmundo para vosotros; no lo comeréis; 20pero podréis comer todo volátil puro.

21[1252]No comeréis carne mortecina; podrás darla al extranjero que habita dentro de tus puertas y él podrá comerla, o venderla a un extraño; porque tú eres un pueblo consagrado a Yahvé, tu Dios. No cocerás el cabrito en la leche de su madre.

Los diezmos

22[1253]Darás puntualmente el diezmo de todo el producto de tu semilla, de lo que rinde tu campo año por año; 23y comerás en presencia de Yahvé, tu Dios, en el lugar que Él escogiere para morada de su nombre, el diezmo de tu trigo, de tu vino y de tu aceite, y los primerizos de tu ganado mayor y menor, a fin de que aprendas a temer a Yahvé, tu Dios, en todo tiempo. 24Mas si el camino fuere demasiado largo para ti, y tú no pudieres llevarlo por estar demasiado lejos de ti el lugar escogido por Yahvé, tu Dios, para morada de su nombre, entonces cuando Yahvé, tu Dios, te haya bendecido, 25lo venderás por dinero, y encerrando el dinero en tu mano, irás al lugar que Yahvé, tu Dios, haya escogido, 26[1254]y comprarás por ese dinero cuanto apetezca tu alma: bueyes, u ovejas, o vino, o licor fermentado, o cualquier cosa que desee tu alma; y comerás allí delante de Yahvé, tu Dios, y te regocijarás, tú y tu casa. 27Y no te olvides del levita que habita dentro de tus puertas, porque no tiene parte ni heredad contigo.

28[1255]Al cabo de cada tercer año, tomarás todo el diezmo de tus productos de aquel año, y lo depositarás dentro de tus puertas; 29[1256]y si viene el levita, que no tiene parte ni heredad contigo, y el extranjero, el huérfano y la viuda, que habitan dentro de tus muros, podrán comer y saciarse, para que Yahvé, tu Dios, te bendiga en toda obra de tus manos.

DEUTERONOMIO 15

El año de remisión

1[1257]Al cabo de siete años harás remisión. 2He aquí en qué consiste la remisión: Todo acreedor remitirá lo que haya prestado a su prójimo; no lo exigirá a su prójimo, esto es, su hermano, una vez publicada la remisión de Yahvé. 3Podrás exigirlo a un extranjero, pero lo que tu hermano tiene de lo tuyo, se lo remitirás; 4[1258]para que no haya en medio de ti menesteroso alguno, pues Yahvé te bendecirá abundantemente en la tierra que Yahvé, tu Dios, te dará en propiedad hereditaria, 5con tal que oigas cuidadosamente la voz de Yahvé, tu Dios, empeñándote en cumplir todos estos mandamientos que hoy te prescribo. 6[1259]Porque Yahvé, tu Dios, te bendecirá como te ha dicho, tú prestarás a muchas naciones, mas no pedirás prestado; dominarás a muchos pueblos, y ellos no te dominarán a ti.

Obligación de socorrer a los pobres

7Cuando hubiere en medio de ti un pobre de entre tus hermanos, en una de tus ciudades, en la tierra que Yahvé, tu Dios, te dará, no endurezcas tu corazón, ni cierres tu mano contra tu hermano pobre; 8[1260]sino ábrele tu mano y préstale lo suficiente para satisfacer la necesidad que le oprime. 9Ten cuidado, no sea que se levante en tu corazón el perverso pensamiento: ‘Se va acercando el año séptimo, el año de la remisión’; y tu ojo sea malo para con tu hermano indigente, de modo que no le des nada; pues si él clama contra ti a Yahvé, tú te acarreas pecado. 10Dale sin falta, y al darle no debe dolerte el corazón; porque a raíz de esto te bendecirá Yahvé, tu Dios, en todas tus obras y en todo aquello que emprendas. 11[1261]Porque nunca dejará de haber pobres en el país, por lo cual yo te mando diciendo: Abre tu mano a tu hermano, es decir, a tu pobre y a tu necesitado en tu tierra.

Los esclavos

12[1262]Cuando uno de tus hermanos, hebreo o hebrea, te fuere vendido, te sirva seis años, y al séptimo le despedirás libre de tu lado. 13Y al despedirle libre de tu lado no le dejarás ir con las manos vacías; 14antes al contrario le darás liberalmente de tu rebaño, de tu era y de tu lagar; le darás de aquello con que Yahvé, tu Dios, te ha bendecido. 15Acuérdate de que tú fuiste siervo en la tierra de Egipto y que Yahvé, tu Dios, te puso en libertad; por eso te doy ahora este mandato. 16Mas si te dijere: “No quiero salir de tu casa”, por cuanto te ama a ti y a tu casa, porque le va bien contigo, 17tomarás una lezna y horadarás su oreja contra la puerta, y será esclavo tuyo para siempre. Lo mismo harás con tu esclava. 18No te parezca duro a tus ojos darle por libre; pues sirviéndote seis años te ha ahorrado el salario de dos jornaleros, y Yahvé, tu Dios, te bendecirá en cuanto hagas.

Los primerizos

19[1263]Consagrarás a Yahvé, tu Dios, todo primerizo que naciere de tus vacas y de tus ovejas; no trabajarás con el primerizo de tu vaca, ni esquilarás el primer nacido de tus ovejas: 20Los comerás, cada año, tú y tu casa, delante de Yahvé, tu Dios, en el lugar escogido por Yahvé. 21Pero si hay en él alguna tacha, si es cojo o ciego, o tiene otro defecto grave, no se lo ofrecerás en sacrificio a Yahvé, tu Dios; 22sino que lo comerás dentro de tus puertas, sin hacer distinción entre el impuro y el limpio, así como se come la gacela y el ciervo. 23[1264]Pero no comerás su sangre, la cual derramarás sobre la tierra como agua.

DEUTERONOMIO 16

La Pascua

1[1265]Guarda el mes de Abib, y celebra la Pascua en honor de Yahvé, tu Dios, pues en el mes de Abib Yahvé, tu Dios, te sacó de Egipto, durante la noche. 2[1266]Inmolarás como pascua a Yahvé, tu Dios, ganado menor y mayor en el lugar que Yahvé haya elegido para morada de su nombre. 3No comerás con ella pan fermentado: por siete días comerás con ella panes ácimos, el pan de la aflicción —porque de prisa saliste de la tierra de Egipto— para que te acuerdes del día de tu salida del país de Egipto, todos los días de tu vida. 4Durante siete días no se verá levadura contigo en todos tus términos, y de la víctima inmolada a la tarde del día primero, no quedará nada hasta el día siguiente. 5No podrás sacrificar la pascua en cualquiera de las ciudades que Yahvé, tu Dios, te dará; 6solo en el lugar que Yahvé, tu Dios, escogiere para morada de su nombre, allí has de sacrificar la pascua por la tarde, al ponerse el sol, a la hora en que saliste de Egipto. 7La cocerás y la comerás en el lugar escogido por Yahvé, tu Dios, y a la mañana siguiente te volverás para irte a tus tiendas. 8Seis días comerás panes ácimos, y el día séptimo habrá asamblea solemne en honor de Yahvé, tu Dios; no harás en él ningún trabajo.

Pentecostés

9Contarás siete semanas. Desde el día en que empieces a meter la hoz en la mies, comenzarás a contar siete semanas; 10[1267]y después celebrarás la fiesta de las Semanas en honor de Yahvé, tu Dios, con generosas ofrendas voluntarias de tu mano, que ofrecerás conforme Yahvé, tu Dios, te haya bendecido. 11[1268]Y te regocijarás en presencia de Yahvé, tu Dios, tú, tu hijo y tu hija, tu siervo y tu sierva, y el levita que mora dentro de tus puertas, juntamente con el extranjero, el huérfano y la viuda que habitan en medio de ti, en el lugar elegido por Yahvé, tu Dios para morada de su nombre. 12Acuérdate de que fuiste siervo en Egipto; por lo cual observa y pon en práctica estas leyes.

La fiesta de los Tabernáculos

13[1269]Celebrarás la fiesta de los Tabernáculos por siete días, una vez acabada la cosecha de tu era y de tu lagar. 14Y te regocijarás en tu fiesta, tú, tu hijo y tu hija, tu siervo y tu sierva, y también el levita, el extranjero, el huérfano y la viuda, que habitan en tus ciudades. 15[1270]Siete días celebrarás fiesta en honor de Yahvé, tu Dios, en el lugar escogido por Yahvé; porque Yahvé, tu Dios, te bendecirá en todos tus productos y en todas las obras de tus manos. Entrégate, por tanto, a la alegría.

16[1271]Tres veces al año se presentarán todos tus varones ante Yahvé, tu Dios, en el lugar por Él elegido: en la fiesta de los Ácimos, en la fiesta de las Semanas y en la fiesta de los Tabernáculos; y no se presentarán ante Yahvé con las manos vacías. 17Cada uno ofrezca a proporción de lo que pueda dar, según la bendición que Yahvé, tu Dios, te haya otorgado.

Jueces y magistrados

18Constituirás jueces y magistrados en todas tus ciudades que Yahvé, tu Dios, te dará según tus tribus, y juzgarán al pueblo con juicio recto. 19[1272]No tuerzas el derecho, no hagas acepción de personas, no aceptes regalos; pues los regalos ciegan los ojos de los sabios y pervierten las palabras de los justos. 20Sigue la justicia con rectitud para que vivas y poseas la tierra que Yahvé, tu Dios, va a darte.

Contra la idolatría

21[1273]No plantarás ascheras, ningún árbol (sagrado) junto al altar que erigieres para Yahvé, tu Dios, 22ni te levantarás piedras de culto porque Yahvé, tu Dios, aborrece estas cosas.

DEUTERONOMIO 17

Leyes de culto

1No inmolarás a Yahvé, tu Dios, animal vacuno o lanar que tenga tacha o defecto de cualquier clase; porque es abominación ante Yahvé, tu Dios. 2Cuando en medio de ti, en alguna de las ciudades que Yahvé, tu Dios, te diere, se hallare hombre o mujer que obre mal a los ojos de Yahvé, tu Dios, quebrantando su alianza, 3[1274]y que pase a servir a otros dioses, postrándose delante de ellos, delante del sol, o de la luna, o del ejército de los cielos —cosa que yo no he mandado—, 4y eso te fuere denunciado y lo oyeres, harás diligentes investigaciones; y si resulta verdad comprobada el haberse cometido esta abominación en Israel, llevarás a tus puertas al hombre o a la mujer que hubiere hecho esta maldad, 5(digo: sacarás) a tal hombre o mujer, y los apedrearás para que mueran, 6[1275]Por el testimonio de dos testigos, o de tres testigos, será quitada la vida al que es digno de muerte; nadie morirá por el testimonio de un solo testigo. 7[1276]La mano de los testigos será la primera que se alce contra él para hacerle morir, y después se alce la mano de todo el pueblo; así extirparás el mal de en medio de ti.

Los tribunales

8[1277]Cuando te resultare demasiado difícil resolver una causa entre sangre y sangre, entre derecho y derecho, entre herida y herida y (otras) cuestiones litigiosas en tus puertas, te levantarás y subirás al lugar escogido por Yahvé, tu Dios, 9[1278]e irás a los sacerdotes, hijos de Leví, y al juez que hubiere entonces, y los consultarás; y ellos te resolverán el caso conforme al derecho. 10Haz según la sentencia que te anuncien desde aquel lugar que Yahvé haya escogido, y pon cuidado en hacer conforme a todo lo que te enseñaren. 11[1279]Según la ley que ellos te enseñaren, y según la sentencia dada por ellos, así has de hacer. No te apartes de la sentencia que te hayan manifestado, ni a la diestra ni a la izquierda. 12[1280]Quien dejándose llevar por la soberbia, no escuchare al sacerdote establecido allí para servir a Yahvé, tu Dios, ni al juez, a ese tal será quitado la vida. Así extirparás el mal de en medio de Israel. 13Y todo el pueblo al oírlo temerá, y no se dejarán más llevar por la soberbia.

El rey

14[1281]Entrado que hubieres en el país que Yahvé, tu Dios, te va a dar, y si después de haberlo tomado en posesión para habitarlo, dijeres: ‘Yo quiero poner sobre mí un rey, como lo tienen todas las naciones que me rodean’, 15pondrás sobre ti por rey solamente a aquel que Yahvé, tu Dios, elija; establecerás por rey sobre ti a uno de en medio de tus hermanos; no podrás poner sobre ti un extranjero que no sea hermano tuyo. 16Pero no tenga para sí muchos caballos, ni haga volver al pueblo a Egipto para tener más caballos, pues Yahvé os ha dicho: ‘No volváis nunca jamás por este camino’. 17No pretenda tener gran número de mujeres, no sea que se aparte su corazón; ni ha de tener para sí excesiva cantidad de plata y oro. 18[1282]Y cuando haya subido al trono de su reino, escribirá para sí una copia de esta Ley según el ejemplar que poseen los sacerdotes levitas. 19La tendrá consigo y leerá en ella todos los días de su vida, a fin de que aprenda a temer a Yahvé, su Dios, guardando todas las palabras de esta ley y todos estos mandamientos para ponerlos por obra; 20a fin de que no se eleve en su corazón sobre sus hermanos, ni se aparte de lo mandado ni a la derecha ni a la izquierda. Así prolongará los días de su reinado, tanto él como sus hijos en medio de Israel.

DEUTERONOMIO 18

Derechos de los sacerdotes y levitas

1[1283]Los sacerdotes levitas, toda la tribu de Leví, no tendrán parte ni herencia con (el resto de) Israel; se han de sustentar de los sacrificios de combustión ofrecidos a Yahvé y de la herencia de Él. 2No tendrán herencia entre sus hermanos. Su herencia es Yahvé, como Él se lo tiene dicho. 3He aquí lo que los sacerdotes tienen derecho de tomar del pueblo, de parte de los que ofrecen un sacrificio, sea un buey o una oveja: se dará al sacerdote la espaldilla, las dos quijadas y el cuajar. 4Le darás también las primicias de tu trigo, de tu vino y de tu aceite, con las primicias del esquileo de tus ovejas. 5Porque Yahvé, tu Dios, le ha elegido de entre todas tus tribus, para estar delante de Él y prestar servicio en nombre de Yahvé, él y sus hijos para siempre. 6Si un levita llevado por el deseo de su alma sale de alguna de tus ciudades de todo Israel, donde mora, y va al lugar escogido por Yahvé, 7[1284]prestará servicio en nombre de Yahvé, su Dios, como todos sus hermanos levitas que allí están delante de Yahvé. 8Comerá igual porción que los otros, aparte del producto de la venta de sus bienes patrimoniales.

Contra los adivinos y hechiceros

9Cuando hubieres entrado en la tierra que Yahvé tu Dios va a darte, no aprenderás a imitar las abominaciones de esos pueblos. 10[1285]No se halle en medio de ti quien haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego; ni quien practique la adivinación o el sortilegio, ni quien sea agorero, o mago, 11[1286]o encantador; ni quien consulte a espíritus y adivinos, o pregunte a los muertos. 12Porque todo aquel que hace estas cosas es abominable ante Yahvé, tu Dios; y a causa de estas abominaciones Yahvé, tu Dios, los va a arrojar delante de ti. 13[1287]Sé escrupuloso en el cumplimiento de la Ley de Yahvé, tu Dios. 14Porque estos pueblos que tú vas a desposeer escuchan a agoreros y adivinos, pero a ti te lo ha prohibido Yahvé, tu Dios.

Vaticinio mesiánico

15[1288]Yahvé, tu Dios, te suscitará un Profeta de en medio de ti, de entre tus hermanos como yo; a él escucharéis. 16Precisamente como tú pediste a Yahvé, tu Dios, en el Horeb, en el día de la asamblea, diciendo: ‘No oiga yo otra vez la voz de Yahvé, mi Dios, ni vea más este gran fuego, para que no muera.’ 17Entonces me contestó Yahvé: ‘Tienen razón en lo que han dicho. 18Les suscitaré un profeta de en medio de sus hermanos, semejante a ti; y pondré mis palabras en su boca, y él les hablará todo cuanto Yo le mandare. 19Y si alguno no escuchare mis palabras que él dirá en mi nombre, Yo le pediré cuenta de ello. 20[1289]Pero el profeta que en su presunción dijere en mi nombre lo que Yo no le he mandado decir, o en mi nombre hablare de otros dioses, ese profeta morirá.’ 21Y si preguntas en tu corazón: ‘¿Cómo podemos conocer la palabra que no ha hablado Yahvé?’ (Sábete que) 22[1290]si un profeta habla en nombre de Yahvé, y no se cumple la palabra, ni se realiza, es palabra que no ha hablado Yahvé; en su presunción habló el tal profeta; no le temas.

DEUTERONOMIO 19

Ciudades de refugio

1Cuando Yahvé, tu Dios, haya exterminado los pueblos cuya tierra Yahvé, tu Dios, te dará, y los hayas desposeído y habitares en sus ciudades y en sus casas, 2[1291]te separarás tres ciudades en medio de la tierra que Yahvé, tu Dios, te dé en posesión. 3[1292]Prepararás el camino y dividirás en tres partes el territorio de tu país que Yahvé, tu Dios, va a darte como herencia, para que en estas (ciudades) pueda refugiarse todo el que haya cometido homicidio. 4He aquí el caso en que el homicida podrá huirse allí para salvar su vida: si el que mató a su prójimo lo hizo sin querer y sin tenerle odio anteriormente. 5Uno sale, por ejemplo, con su compañero al bosque a cortar leña, y al blandir con su mano el hacha para cortar el árbol se le salta el hierro del mango e hiere a su compañero, y este muere: tal hombre se refugiará en una de aquellas ciudades y vivirá; 6[1293]no sea que el vengador de la sangre persiga en su excesivo furor al homicida y le alcance, por ser largo el camino, y le quite la vida, sin que haya merecido la muerte, pues no le odiaba anteriormente. 7Por eso te mando, diciendo: Te separarás tres ciudades. 8Y cuando Yahvé tu Dios, ensanchare tus términos, como lo ha jurado a tus padres, y te diere toda la tierra que prometió dar a tus padres 9—con tal que guardes todos estos mandamientos que yo te ordeno hoy, para ponerlos en práctica, amando a Yahvé, tu Dios, y andando en sus caminos todos los días agregarás otras tres ciudades a las tres anteriores, 10para que no se derrame sangre inocente en medio de la tierra que Yahvé, tu Dios, te dará por herencia tuya, y no caiga sangre sobre ti.

11Pero si uno por el odio que tiene a su prójimo, le pone asechanzas, y levantándose contra él le hiere mortalmente, y huye después a una de aquellas ciudades; 12entonces, los ancianos de su ciudad enviarán a sacarle de allí, y le entregarán en manos del vengador de la sangre para que muera. 13Tu ojo no tenga compasión de él; pues con eso quitarás de Israel el crimen cometido contra sangre inocente, y te irá bien.

No moverás los lindes

14No moverás los lindes de tu prójimo, que pusieron los antepasados, en la heredad que has de poseer, en la tierra que Yahvé, tu Dios va a darte en posesión.

Los testigos

15[1294]Un solo testigo no vale contra un hombre acusado de cualquier delito o pecado, cualquiera que sea el pecado que haya cometido. Por el testimonio de dos testigos, o por el testimonio de tres testigos, se decide la causa.

16Cuando se levantare un testigo falso contra un hombre para acusarle de un delito, 17entonces los dos hombres que tienen el pleito comparecerán ante Yahvé, ante los sacerdotes y los jueces que hubiere en ese tiempo; 18y si los jueces, después de una diligente investigación, hallaren que el testigo es un testigo falso y ha dicho mentira contra su hermano, 19harás con él lo mismo que él pensaba hacer con su hermano. Así extirparás el mal de en medio de ti; 20[1295]y los demás al oírlo temerán y no cometerán más semejante maldad en medio de ti. 21[1296]Tu ojo no tenga compasión de él: vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie.

DEUTERONOMIO 20

El derecho de guerra

1[1297]Cuando saliendo a la guerra contra tus enemigos vieres caballos y carros y gente más numerosa que tú, no los temas; porque Yahvé, tu Dios, el que te sacó del país de Egipto, está contigo. 2Cuando os dispongáis al combate, se acercará el sacerdote y hablará al pueblo, 3y le dirá: ‘Escucha Israel: os dispondréis hoy para pelear contra vuestros enemigos; no desmaye vuestro corazón; no temáis, no os asustéis, ni os amedrentéis ante ellos; 4[1298]pues Yahvé, vuestro Dios, marcha con vosotros para pelear por vosotros contra vuestros enemigos para salvaros.’

5Los capitanes hablarán al pueblo, diciendo: ‘¿Quién ha edificado una casa nueva y no la ha estrenado? Váyase y vuelva a su casa, no sea que muera en la batalla y otro hombre la estrene. 6[1299]¿Quién ha plantado una viña y no ha comenzado aún a disfrutarla? Váyase y vuelva a su casa, no sea que muera en la batalla y otro hombre goce de ella. 7[1300]¿Quién se ha desposado con una mujer, y aún no la ha tomado? Váyase y vuelva a su casa, no sea que muera en la batalla y otro hombre se case con ella.’ 8Los capitanes se dirigirán de nuevo al pueblo y dirán: ‘¿Quién tiene miedo y es tímido de corazón? Váyase y vuelva a su casa, no sea que el corazón de sus hermanos desfallezca así como el corazón suyo.’ 9Y cuando los capitanes hayan acabado de hablar al pueblo, los jefes de las tropas se pondrán al frente del pueblo.

10En el caso de acercarte a una ciudad para atacarla le ofrecerás la paz. 11Si la acepta, y te abre, toda la gente que se hallare dentro será tributaria tuya y te servirá. 12[1301]Mas si no hace paz contigo, y empieza a hacerte guerra, la sitiarás; 13y cuando Yahvé tu Dios, la entregare en tu mano pasarás a cuchillo a todos sus varones; 14pero las mujeres, los niños y los ganados, con todo lo que se halle dentro de la ciudad, todo su botín lo tomarás para ti, y comerás de los despojos de tus enemigos, que Yahvé, tu Dios, ha entregado en tus manos. 15Así harás con todas las ciudades muy distantes de ti y que no sean de las ciudades de estos pueblos.

16Pero en cuanto a las ciudades de estos pueblos que Yahvé, tu Dios, te da por herencia, no dejarás con vida alma alguna, 17sino que entregarás al anatema a los heteos, amorreos, cananeos, fereceos, heveos y jebuseos, como Yahvé, tu Dios, te lo ha mandado, 18a fin de que no os enseñen a imitar todas las abominaciones que ellos practican con sus dioses, y para que no pequéis contra Yahvé, Dios vuestro.

19Cuando sitiares una ciudad por mucho tiempo, peleando contra ella para conquistarla, no destruirás sus árboles, alzando contra ellos el hacha; porque de ellos podrás comer; no los cortarás. ¿Acaso son hombres los árboles del campo y necesitan ser sitiados? 20Solamente los árboles que tú sabes que no son frutales, podrás destruir cortándolos para construir fortificaciones contra la ciudad que te hace guerra hasta que se rinda.

DEUTERONOMIO 21

Expiación del homicidio

1[1302]Cuando en la tierra que Yahvé tu Dios, te va a dar en posesión, fuere encontrado un hombre asesinado, echado en el campo, sin que se sepa quién lo mató, 2saldrán tus ancianos y tus jueces, y medirán las distancias hasta las ciudades situadas alrededor del muerto; 3y los ancianos de aquella ciudad que esté más cercana al muerto, tomarán una ternera que todavía no haya sido empleada para el trabajo ni haya llevado yugo. 4Los ancianos de aquella ciudad llevarán la ternera al valle de un torrente, que no se cultiva y donde no se siembra, y allí en el valle le quebrarán la cerviz. 5Luego se acercarán los sacerdotes, los hijos de Leví, porque a ellos ha escogido Yahvé, tu Dios, para servirle y para bendecir en el nombre de Yahvé, y por su boca se decide toda controversia y todo caso de lesión corporal. 6Y todos los ancianos de aquella ciudad, es decir, los más cercanos al muerto, se lavarán las manos sobre la ternera a la cual le ha sido quebrada la cerviz en el valle; 7y responderán, diciendo: ‘Nuestras manos no derramaron esta sangre, ni nuestros ojos lo han visto. 8Expía, oh Yahvé, a tu pueblo Israel que Tú rescataste, y no imputes la sangre inocente a Israel tu pueblo.’ Y les será perdonada la sangre. 9Así quitarás la sangre inocente de en medio de ti, haciendo lo que es recto a los ojos de Yahvé.

Las mujeres cautivas

10Cuando saliendo a la guerra contra tus enemigos, Yahvé, tu Dios, los entregare en tu mano y tomares de ellos cautivos, 11[1303]si ves entre los cautivos una mujer hermosa, y enamorado de ella quieres tomarla por esposa, 12[1304]la introducirás en tu casa, y ella se raerá la cabeza y se cortará las uñas. 13Luego se quitará el vestido de su cautividad, y quedándose en tu casa llorará a su padre y a su madre durante un mes; y después de esto podrás llegarte a ella, y serás su marido, y ella será tu mujer. 14Mas si después ella no te agrada más, la dejarás ir según su propia voluntad. No la venderás por dinero, ni la tratarás mal, pues la tuviste por mujer.

Ley acerca de la primogenitura

15Si un hombre tiene dos mujeres, la una amada y la otra desamada, y ambas le dan hijos, así la amada como la odiada, siendo primogénito el hijo de la desamada, 16cuando reparta su herencia entre sus hijos no puede constituir primogénito al hijo de la amada, prefiriéndolo al hijo de la desamada, que en realidad es el primogénito; 17sino que reconocerá por primogénito al hijo de la malquerida, dándole porción doble de todos sus bienes, porque él es el primogénito de su vigor; a él pertenece el derecho de la primogenitura.

Los hijos rebeldes

18Si un hombre tiene un hijo contumaz y rebelde, que no quiere escuchar la voz de su padre ni la voz de su madre, y que aun castigado no les obedece, 19lo tomarán su padre y su madre, y lo llevarán ante los ancianos de su ciudad y a la puerta de su lugar, 20y dirán a los ancianos de su ciudad: ‘Este hijo nuestro es contumaz y rebelde, no quiere obedecer nuestra voz; es un disoluto y bebedor.’ 21[1305]Y todos los hombres de su ciudad le apedrearán para que muera. Así extirparás el mal de en medio de ti; y todo Israel al oírlo temerá.

Los cadáveres de los ahorcados

22Si uno, habiendo cometido un crimen capital, fuere muerto y colgado de un madero, 23[1306]su cadáver no quedará durante la noche en el madero; antes lo enterrarás en ese mismo día; porque un colgado es objeto de la maldición de Dios; no has de contaminar la tierra que Yahvé, tu Dios, te da en heredad.

DEUTERONOMIO 22

Preceptos de diversa índole

1[1307]Cuando veas extraviado el buey de tu hermano, o su oveja, no pasarás de largo, sino que los conducirás a tu hermano. 2Si tu hermano no es vecino tuyo, y tú no lo conoces, recogerás el animal en tu casa y estará contigo hasta que tu hermano lo busque; entonces se lo devolverás. 3Así harás también con su asno, y así harás con su manto, y así harás con toda cosa que tu hermano hubiere perdido y tú encuentres; no podrás sentirte desinteresado. 4Si ves el asno de tu hermano o su buey caído en el camino, no te pases de largo, sino que le ayudarás a levantarlos.

5[1308]La mujer no se vista de hombre, ni lleve el hombre vestido de mujer; porque quien tal hace es objeto de abominación para Yahvé, tu Dios.

6[1309]Si encuentras delante de ti en el camino, en un árbol, o en el suelo, un nido de pájaros con polluelos o huevos, estando la madre echada sobre los polluelos o los huevos, no tomarás la madre juntamente con los polluelos. 7Soltarás a la madre y tomarás para ti solamente los hijos, para que te vaya bien y vivas largo tiempo.

8Al edificar una casa nueva, pondrás un pretil alrededor de tu terrado, para que no traigas culpa de sangre sobre tu casa si alguien se cayera de él.

9[1310]No sembrarás en tu viña dos clases de semillas; por cuanto todo sería inmundo, tanto la semilla que siembras como el producto de la viña. 10No ararás con yunta de buey y asno.

11No vistas ropa tejida de lana mezclada con lino. 12[1311]Te harás borlas en las cuatro puntas del manto con que te cubres.

Leyes de honestidad

13Si un hombre después de tomar mujer y haberse llegado a ella, le tomare aversión, 14e imputándole acciones vergonzosas la difamare, diciendo: ‘Tomé a esta mujer más al acercarme a ella no la he hallado virgen’; 15entonces el padre y la madre de la joven tomarán las señales de la virginidad de la joven y las presentarán delante de los ancianos en la puerta de la ciudad. 16Y dirá el padre de la joven a los ancianos: ‘He dado mi hija a este hombre por mujer, mas él le ha tomado aversión, 17y le ha imputado acciones vergonzosas, diciendo: ‹No la he hallado virgen›; ved aquí las señales de la virginidad de mi hija’; y desplegarán la ropa de ella ante los ancianos de la ciudad. 18Y los ancianos de la ciudad tomarán al hombre y lo castigarán. 19Y lo multarán con cien siclos de plata, que darán al padre de la joven, por haber difamado a una virgen de Israel; y ella quedará mujer suya. Nunca en todos sus días podrá repudiarla. 20Pero si la acusación es verdad, no hallándose en la joven las señales de la virginidad, 21sacarán a la joven a la puerta de la casa de su padre, y los hombres de su ciudad la apedrearán para que muera; porque cometió una infamia en Israel, fornicando en casa de su padre. Así extirparás el mal de en medio de ti.

22[1312]Cuando un hombre fuere hallado acostado con una mujer casada, entrambos morirán; el hombre que se acostó con la mujer, y la mujer. Así extirparás el mal de en medio de Israel.

23[1313]Si un hombre encuentra dentro de la ciudad a una doncella virgen, desposada con un hombre, y se acuesta con ella; 24sacaréis a entrambos a la puerta de aquella ciudad, y los apedrearéis para que mueran, a la joven por no haber gritado, estando como estaba en la ciudad, y al hombre por cuanto deshonró a la mujer de su prójimo. Así extirparás el mal de en medio de ti. 25Pero si el hombre halla a la joven desposada en el campo, y haciéndole fuerza se acuesta con ella, morirá solo el hombre que se acostó con ella. 26A la joven, empero, no le harás nada; no hay en ella pecado digno de muerte; pues así como alguno se levanta contra su prójimo y le mata, así es este caso; 27porque la halló en el campo; la joven desposada dio voces pero no hubo quien la socorriese.

28Si encuentra un hombre a una joven virgen, no desposada, y echándole mano, se acostare con ella, y son sorprendidos, 29aquel que se acostó con ella pagará al padre de la joven cincuenta siclos de plata, y ella será su mujer, por haberla él deshonrado; no podrá despedirla en toda su vida. 30[1314]Ninguno tomará la mujer de su padre, ni levantará la colcha del lecho de su padre.

DEUTERONOMIO 23

Personas excluidas de la comunidad de Israel

1[1315]No entrará en la comunidad de Yahvé el hombre que tenga los testículos majados o cuyo miembro genital haya sido cortado, 2no entrará en la comunidad de Yahvé ningún bastardo; ni siquiera en la décima generación entrará en ella. 3No entrará en la comunidad de Yahvé amonita ni moabita, ni siquiera en la décima generación entrarán en ella; jamás entrarán; 4porque no vinieron a vuestro encuentro con pan y agua en el camino cuando salisteis de Egipto, sino que sobornaron contra ti a Balaam, hijo de Beor, de Petor de Mesopotamia, para que te maldijera. 5Pero Yahvé, tu Dios, no quiso escuchar a Balaam; antes Yahvé tu Dios, te convirtió la maldición en bendición; pues Yahvé, tu Dios, te ama. 6No buscarás jamás su paz ni su bienestar en todos sus días. 7[1316]No abominarás al idumeo, porque es tu hermano. No abominarás al egipcio, porque fuiste peregrino en su tierra. 8Los hijos nacidos de ellos en la tercera generación, podrán entrar en la comunidad de Yahvé.

Limpieza del campamento

9Cuando salgas a campaña contra tus enemigos, guárdate de toda cosa indecente, 10Si hubiere en medio de ti alguno que se (haya) hecho inmundo por algo que le sucedió de noche, salga fuera del campamento y no vuelva al campamento, 11hasta que al caer la tarde se haya lavado con agua, y a la puesta del sol regresará al campamento. 12Además tendrás fuera del campamento un lugar, adonde podrás salir. 13Tendrás también en tu equipo una estaca, con la cual harás un hoyo cuando te sentares fuera, y antes de volverte cubrirás tus excrementos. 14Porque Yahvé, tu Dios, anda en medio de tu campamento para protegerte y entregar tus enemigos delante de ti; por eso tu campamento ha de ser santo, para que Él no vea en ti cosas vergonzosas y no te abandone.

Esclavos y prostitutos

15No entregarás a su amo, esclavo que se haya refugiado contigo, huyendo de su amo. 16Habitará contigo, en medio de ti, en cualquier lugar que eligiere, en algunas de tus ciudades que le gustare; no le oprimirás. 17No haya prostituta entre las hijas de Israel; tampoco haya prostituto entre los hijos de Israel. 18[1317]No lleves a la Casa de Yahvé, tu Dios, las ganancias de la ramera, ni el salario del perro, para cumplir un voto, pues ambos son objeto de abominación ante Yahvé, tu Dios.

No exijas interés por tu dinero

19[1318]No exijas de tu hermano interés alguno por el dinero, ni interés por comestibles, ni interés por ninguna otra cosa, por las cuales se suele tomar interés. 20Del extranjero podrás exigirlo, mas no lo exijas de tu hermano; para que Yahvé, tu Dios, te bendiga en toda empresa de tu mano en la tierra adónde vas para tomarla en posesión.

Acerca de los votos

21[1319]Cuando hagas algún voto a Yahvé, tu Dios, no tardes en cumplirlo, porque Yahvé, tu Dios, sin falta te lo reclamará y te cargarías con un pecado. 22Si te abstienes de hacer voto, no cometas pecado. 23Pero lo que una vez salió de tus labios, lo cumplirás y ejecutarás, conforme al voto libremente hecho a Yahvé, tu Dios, que prometiste con tu boca.

La propiedad ajena

24Cuando entrares en la viña de tu prójimo, podrás comer uvas según tu apetito, hasta saciarte, mas no las pondrás en tu cesta. 25[1320]Cuando entrares en la mies de tu prójimo, podrás arrancar espigas con tu mano; mas no meterás la hoz en la mies de tu prójimo.

DEUTERONOMIO 24

El libelo de repudio

1[1321]Si un hombre toma una mujer, casándose con ella, y resulta que ella luego no le agrada porque ha hallado en ella algo vergonzoso, le escribirá un libelo de repudio, y entregándoselo en la mano la despedirá de su casa. 2Y salida de su casa, podrá casarse con otro marido. 3Si también el segundo marido concibe aversión a ella, y le escribe un libelo de repudio, y poniéndoselo en la mano la despide de su casa, o si muere el segundo marido que la tomó por mujer; 4entonces su primer marido que la había despedido no podrá volver a tomarla por mujer, después de haberse ella manchado; porque esto es abominable ante Yahvé. No cargues de pecado a la tierra que Yahvé, tu Dios, te va a dar por herencia.

Leyes de carácter humanitario

5Un recién casado no saldrá a campaña, ni se le imponga cargo alguno. Quede libre para su casa por un año, para que alegre a la mujer que ha tomado. 6[1322]No se tome en prenda el molino, ni la muela superior; pues sería tomar en prenda la vida. 7[1323]Cuando se descubriere un hombre que secuestrando a uno de sus hermanos de entre los hijos de Israel le haya esclavizado o vendido, el tal ladrón morirá. Así extirparás el mal de en medio de ti. 8En cuanto a la plaga de la lepra, pon cuidado en guardar y hacer escrupulosamente todo lo que te enseñaren los sacerdotes levitas; según yo les he mandado, así cuidarás de hacer. 9[1324]Acuérdate de lo que Yahvé, tu Dios, hizo a María en el camino, cuando salisteis de Egipto.

10[1325]Si prestas a tu prójimo alguna cosa, no entrarás en su casa para tomarte su prenda. 11Te quedarás afuera, y el hombre a quien has prestado te sacará fuera la prenda. 12Y si el hombre es pobre, no te acostarás sobre su prenda; 13[1326]sino que le devolverás la prenda al ponerse el sol, para que pueda dormir sobre su ropa y te bendiga. Esto te será imputado como acto de justicia ante Yahvé, tu Dios.

14No oprimas al jornalero pobre y menesteroso de entre tus hermanos, ni de entre los extranjeros que habitan en tu país dentro de tus ciudades. 15El mismo día le darás su salario, y no se ponga el sol sobre esta deuda, porque es un pobre y lo necesita; no sea que clame contra ti a Yahvé y tú te cargues con culpa.

16[1327]No han de morir los padres por culpa de los hijos, ni los hijos han de morir por culpa de los padres, sino que cada hombre morirá por su propio pecado.

17No tuerzas el derecho del extranjero ni del huérfano; ni tomes en prenda la ropa de la viuda.

18Acuérdate de que fuiste siervo en Egipto, y que Yahvé, tu Dios, te rescató de allí; por eso te mando que hagas esto. 19[1328]Cuando al segar tus mieses en tu campo olvidares alguna gavilla en el campo, no volverás atrás a recogerla; será para el extranjero, para el huérfano y para la viuda, a fin de que te bendiga Yahvé, tu Dios, en todas las obras de tus manos. 20Al varear tus olivos, no revises después las ramas. (El resto) será para el extranjero, para el huérfano y para la viuda. 21Cuando vendimies tu viña, no hagas rebusco detrás de ti. Será para el extranjero, para el huérfano y para la viuda. 22Recuerda que fuiste siervo en el país de Egipto; por eso te mando que hagas esto.

DEUTERONOMIO 25

Los azotes

1Cuando hubiere pleito entre algunos y recurrieren al juez, se les juzgue, y sea absuelto el inocente y condenado el culpable. 2Y si el culpable ha merecido ser azotado, el juez lo mandará tender en el suelo, y en su presencia le hará azotar a medida de su delito, contando los azotes. 3[1329]No le hará dar más de cuarenta azotes, no sea que continúe dándole muchos azotes más y quede tu hermano deshonrado a tus ojos. 4[1330]No pondrás bozal al buey que trilla.

Ley del levirato

5[1331]Si hermanos viven juntos y muriere uno de ellos sin tener hijos, la mujer del difunto no se casará fuera con un extraño, sino que su cuñado se llegará a ella y la tomará por mujer, cumpliendo con ella el deber del levirato. 6El primogénito que ella diere a luz, será sucesor del nombre del hermano difunto, para que su nombre no se borre de Israel. 7Pero si el hombre no deseare tomar a su cuñada, subirá esta a la puerta donde están los ancianos, y dirá: ‘Rehúsa mi cuñado resucitar el nombre de su hermano en Israel; no quiere cumplir conmigo el deber de levirato.’ 8Entonces le llamarán los ancianos de su ciudad y le hablarán; y si él persiste y dice: ‘No quiero tomarla’, 9[1332]su cuñada se acercará a él y en presencia de los ancianos le quitará el calzado del pie, le escupirá en la cara y contestará diciendo: ‘Así se ha de hacer al hombre que no quiere edificar la casa de su hermano.’ 10Y se le dará en Israel este nombre: La casa del descalzado.

Ley de honestidad

11Si entre hombres que riñen, el uno con el otro, y la mujer del uno de ellos se acerca para librar a su marido de la mano del que lo golpea, y alargando la mano (contra este) le agarra por las partes vergonzosas, 12le cortarás a ella la mano; tu ojo no tendrá compasión.

Pesas y medidas

13[1333]No tendrás en tu bolsa dos pesas: una grande y otra chica. 14No tendrás en tu casa dos medidas: una grande y otra chica. 15Tendrás pesa exacta y justa; tendrás medida exacta y justa; para que vivas largo tiempo en la tierra que Yahvé, tu Dios, va a darte. 16Porque abominable ante Yahvé, tu Dios, es todo el que hace tales cosas, todo el que comete iniquidad.

Castigo de Amalec

17Acuérdate de lo que hizo Amalec en el camino, cuando saliste de Egipto, 18[1334]cómo te salió al encuentro en el camino, y asaltó a tus rezagados, todos los débiles que iban atrás, estando tú fatigado y agotado; y cómo no tuvo temor de Dios. 19Ahora bien, cuando Yahvé, tu Dios, te diere descanso de todos tus enemigos a la redonda, en el país que Yahvé, tu Dios, te dará en propiedad hereditaria, borrarás la memoria de Amalec de debajo del cielo. No lo olvides.

DEUTERONOMIO 26

Las primicias

1[1335]Cuando hubieres entrado en el país que Yahvé, tu Dios, te va a dar en herencia, y cuando después de tomarlo en posesión habitares en él, 2tomarás de las primicias de todos los frutos de la tierra que cosechares en el país que Yahvé, tu Dios, te dé, y las pondrás en un canasto, e irás al lugar que Yahvé, tu Dios, haya elegido para morada de su nombre. 3Allí te presentaras al sacerdote que fuere por entonces, y le dirás: ‘Yo confieso hoy a Yahvé, tu Dios, que he entrado en el país que Yahvé juró a nuestros padres que nos daría.’ 4El sacerdote recibirá el canasto de tu mano y lo pondrá delante del altar de Yahvé, tu Dios.

5[1336]Entonces tomarás la palabra y dirás en presencia de Yahvé, tu Dios: ‘Un arameo errante fue mi padre, el cual con muy poca gente bajó a Egipto y vivió allí como extranjero, y allí vino a ser un pueblo grande, fuerte y numeroso. 6Pero los egipcios nos maltrataron y nos oprimieron, imponiéndonos dura servidumbre. 7Y clamamos a Yahvé, el Dios de nuestros padres, y Yahvé oyó nuestra voz, y miró nuestra miseria, nuestro trabajo y nuestra opresión; 8y nos sacó Yahvé de Egipto con mano poderosa y con brazo extendido, en medio de terrores estupendos, con señales y prodigios, 9y nos trajo a este lugar, entregándonos esta tierra, tierra que mana leche y miel. 10Ahora, pues, he aquí que ofrezco las primicias de los frutos de la tierra que Tú, Yahvé, me has dado.’ Y las pondrás delante de Yahvé, tu Dios, y te prosternarás ante Yahvé, tu Dios; 11y te regocijarás por todo el bien que Yahvé, tu Dios, te ha dado a ti y a tu casa, así tú como el levita y el extranjero que moran en medio de ti.

Los diezmos

12[1337]Cuando hubieres acabado de separar el diezmo de todos tus frutos en el año tercero, el año del diezmo, lo darás al levita, al extranjero, al huérfano y a la viuda, para que coman dentro de tus puertas y se sacien; 13y dirás delante de Yahvé, tu Dios: ‘He sacado de mi casa las cosas consagradas (a Dios), y las he dado al levita, al extranjero, al huérfano y a la viuda, conforme a todo lo que me has mandado; no he traspasado en nada tus mandamientos ni los he olvidado. 14[1338]No he comido de ellas cuando estaba de luto, no he sacado nada de ellas en estado de impureza ni dado para un muerto. He obedecido la voz de Yahvé, mi Dios; he hecho conforme a cuanto me has mandado. 15Mira desde tu santa morada, desde el cielo, y bendice a Israel, tu pueblo, y a la tierra que nos has dado, como juraste a nuestros padres, tierra que mana leche y miel.’

16Hoy Yahvé, tu Dios, te manda que cumplas estas leyes y preceptos; los observarás y los pondrás en práctica con todo tu corazón y con todo tu alma. 17Hoy has hecho declarar a Yahvé que Él será tu Dios y que tú tienes que andar en sus caminos, guardar sus leyes, sus mandamientos y sus preceptos, y escuchar su voz. 18[1339]Hoy Yahvé te ha hecho confesar que tú eres un pueblo particular suyo, como te lo ha prometido, y que has de guardar todos sus mandamientos; 19y Él te elevará a gloria, honor y esplendor, sobre todos los pueblos que ha hecho, y serás un pueblo santo para Yahvé, tu Dios, como Él ha dicho.”

III. TERCER DISCURSO DE MOISÉS

DEUTERONOMIO 27

Erección de piedras recordatorias

1Moisés con los ancianos de Israel, dio esta orden al pueblo: “Guardad todo el mandamiento que hoy os prescribo. 2[1340]Cuando hayas pasado el Jordán para entrar en el país que Yahvé, tu Dios, te va a dar, levantarás unas grandes piedras que revocarás con cal, 3y escribirás sobre ellas todas las palabras de esta ley, pasado que hayas (el Jordán) para entrar en la tierra que Yahvé, tu Dios, te dará, tierra que mana leche y miel, como Yahvé, el Dios de tus padres, te lo tiene prometido. 4Cuando, pues, hayas pasado el Jordán levantaréis estas piedras, como os mando hoy, en el monte Ebal, y las revocaréis con cal. 5Erigirás allí un altar a Yahvé, tu Dios, un altar de piedras, a las que no haya tocado instrumento de hierro. 6[1341]De piedras toscas harás ese altar para Yahvé, tu Dios, y ofrecerás en él holocaustos a Yahvé, tu Dios. 7Ofrecerás sacrificios pacíficos; y comerás allí y te regocijarás en presencia de Yahvé, Dios tuyo. 8Escribirás sobre las piedras todas las palabras de esta ley en forma bien clara.”

Sanciones de la Ley

9Entonces Moisés, con los sacerdotes levitas, habló a todo Israel, diciendo: “Guarda silencio y escucha, oh Israel. Hoy has sido constituido pueblo de Yahvé, Dios tuyo. 10Escucha, pues, la voz de Yahvé, tu Dios, y cumple sus mandamientos y sus leyes que hoy te prescribo.”

11[1342]En aquel día, Moisés mandó al pueblo, diciendo: 12“Pasado que hayáis el Jordán, se pondrán sobre el monte Garizim, para bendecir al pueblo estas (tribus): Simeón, Leví, Judá, Isacar, José y Benjamín. 13Y para maldecir se pondrán sobre el monte Ebal las siguientes (tribus): Rubén, Gad, Aser, Zabulón, Dan y Neftalí. 14Entonces los levitas tomarán la palabra, y en voz alta dirán a todos los hombres de Israel:

15‘¡Maldito el hombre que hace estatua o imagen de fundición, abominación a Yahvé, obra de artífice, y la pone en lugar oculto!’ Y responderá todo el pueblo y dirá: ‘¡Amén!’

16‘¡Maldito el que desprecia a su padre y a su madre!’ Y todo el pueblo dirá: ‘¡Amén!’

17[1343]‘¡Maldito el que remueve los lindes de su prójimo!’ Y todo el pueblo dirá: ‘¡Amén!’

18‘¡Maldito el que hace errar al ciego en el camino!’ Y todo el pueblo dirá: ‘¡Amén!’

19‘¡Maldito el que tuerce el derecho del extranjero, del huérfano y de la viuda!’ Y todo el pueblo dirá: ‘¡Amén!’

20[1344]‘¡Maldito el que se acuesta con la mujer de su padre, porque ha levantado la cubierta del lecho de su padre!’ Y todo el pueblo dirá: ‘¡Amén!’

21‘¡Maldito el que peca con una bestia cualquiera!’ Y todo el pueblo dirá: ‘¡Amén!’

22‘¡Maldito el que se acueste con su hermana, hija de su padre o hija de su madre!’ Y todo el pueblo dirá ‘¡Amén!’

23‘¡Maldito el que se acuesta con su suegra!’ Y todo el pueblo dirá ‘¡Amén!’

24‘¡Maldito el que ocultamente mata a su prójimo!’ Y todo el pueblo dirá ‘¡Amén!’

25‘¡Maldito aquel que acepta soborno para matar un inocente!’ Y todo el pueblo dirá: ‘¡Amén!’

26[1345]‘¡Maldito el que no persevera en las palabras de esta Ley para ponerlas en práctica!’ Y todo el pueblo dirá: ‘¡Amén!’

DEUTERONOMIO 28

Bendiciones para el pueblo cumplidor de la Ley

1[1346]“Si escuchares atentamente la voz de Yahvé, tu Dios, observando y practicando sus mandamientos que yo hoy te prescribo, Yahvé, tu Dios, te ensalzará sobre todos los pueblos de la tierra. 2Y vendrán sobre ti y te alcanzarán todas estas bendiciones, con tal que obedezcas la voz de Yahvé, Dios tuyo.

3Bendito serás en la ciudad, y bendito en el campo. 4[1347]Será bendito el fruto de tu seno, el fruto de tu tierra, el fruto de tus bestias, las crías de tus vacas y de tus ovejas. 5[1348]Benditos serán tu canasto y tu artesa. 6[1349]Bendito serás en tu entrada, y bendito en tu salida. 7Yahvé derribará delante de ti a tus enemigos que contra ti se levanten. Saldrán contra ti por un solo camino, y por siete caminos huirán de tu vista. 8Yahvé ordenará a la bendición que venga sobre tus graneros y sobre todas las empresas de tu mano; y te bendecirá en la tierra que Yahvé, tu Dios, va a darte.

9[1350]Yahvé te constituirá por pueblo santo suyo, como te ha jurado, si guardas los mandamientos de Yahvé, tu Dios, y andas por sus caminos; 10y todos los pueblos de la tierra verán que el nombre de Yahvé ha sido invocado sobre ti y te temerán. 11Yahvé te dará, para bien tuyo, abundancia del fruto de tu seno, del fruto de tu ganado y del fruto de tu suelo, sobre la tierra que Yahvé juró a tus padres darte. 12[1351]Yahvé abrirá su benéfico tesoro, los cielos, para dar a tu tierra la lluvia a tiempo, y para bendecir toda obra de tu mano, de modo que tú prestarás a muchos pueblos sin tomarles prestado. 13[1352]Te pondrá Yahvé por cabeza, y no por cola; estarás solamente encima, y jamás debajo, si obedeces los mandamientos de Yahvé, tu Dios, que yo hoy te ordeno para que los guardes y pongas en práctica; 14y si no te apartas de ninguna de las cosas que hoy te prescribo, ni a la derecha, ni a la izquierda, siguiendo a otros dioses para servirles.

Maldiciones para el pueblo transgresor de la Ley

15Pero si no escuchares la voz de Yahvé, tu Dios, y si no observas ni practicas todos sus mandamientos y todas sus leyes que hoy te intimo, vendrán sobre ti y te alcanzarán todas estas maldiciones:

16Maldito serás en la ciudad, y maldito en el campo. 17[1353]Malditos serán tu canasto y tu artesa. 18Maldito será el fruto de tu seno, el fruto de tu tierra, las crías de tus vacas y las de tus ovejas. 19MaIdito serás en tu entrada, y maldito en tu salida.

20Yahvé enviará sobre ti la maldición, la consternación y la amenaza en todo cuanto emprendas, hasta que seas destruido, y hasta que perezcas en breve, a causa de la maldad de tus obras, por las cuales me has abandonado. 21Yahvé hará que se te pegue la peste, hasta acabar contigo en la tierra adónde vas a entrar para poseerla. 22Yahvé te herirá de consunción, de fiebre, de inflamación, de ardor y de sequía, de tizón y de añublo, que te perseguirán hasta que perezcas. 23[1354]Tu cielo sobre tu cabeza será de bronce, y tu tierra bajo tus pies, de hierro. 24En vez de lluvia Yahvé dará a tu tierra polvo y ceniza, que caerán sobre ti desde el cielo hasta que seas destruido. 25Yahvé hará que seas derrotado delante de tus enemigos. Saldrás contra ellos por un solo camino, y por siete caminos huirás delante de ellos y serás objeto de horror para todos los reinos de la tierra. 26Tu cadáver servirá de pasto a todas las aves del cielo y a las bestias de la tierra, y no habrá quien las espante.

27[1355]Yahvé te herirá con la úlcera de Egipto, con hemorroides, con sarna y tina, de que no podrás curarte. 28Yahvé te herirá con locura, con ceguera y con turbación de espíritu. 29Andarás a tientas en pleno día como anda palpando el ciego en las tinieblas. No tendrás éxito en tus caminos, sino que todos los días serás oprimido y despojado sin que haya quien te libre. 30Te desposarás con una mujer, y otro la poseerá; edificarás una casa, y no habitarás en ella; plantarás una viña y no la disfrutarás. 31Tu buey será degollado delante de tus ojos, y tú no comerás de él; tu asno será robado en tu presencia, y no te será restituido; tus ovejas caerán en manos de tus enemigos, sin que haya quien las libre. 32Tus hijos y tus hijas serán dados a otro pueblo, y viéndolo tus ojos desfallecerán por ellos todo el día, y tu mano no podrá hacer nada. 33El fruto de tu tierra y todo el producto de tu trabajo, lo comerá un pueblo que tú no conoces; siempre serás oprimido y maltratado. 34Te volverás loco a causa de lo que verán tus ojos. 35[1356]Yahvé te herirá con úlceras malignas en las rodillas y en las piernas, y no podrás curarte desde la planta del pie hasta la coronilla de la cabeza.

36[1357]Yahvé te transportará a ti y al rey que pongas sobre ti, a un pueblo desconocido de ti y de tus padres; y allá servirás a otros dioses, a leño y piedra. 37Y vendrás a ser un objeto de espanto, de proverbio y de befa entre todos los pueblos adonde Yahvé te llevará. 38Echarás mucha semilla en el campo, y recogerás poco, porque lo devorará la langosta. 39Plantarás viñas y las labrarás, pero no beberás vino ni vendimiarás, porque lo comerá el gusano. 40Tendrás olivos en todos tus términos, mas no te ungirás con aceite, pues tus aceitunas se caerán. 41Engendrarás hijos e hijas, pero no serán para ti, porque irán al cautiverio. 42[1358]Todos tus árboles y los frutos de tu tierra serán consumidos por los insectos. 43El extranjero que habita en medio de ti se elevará cada vez más sobre ti, en tanto que tú caerás cada vez más abajo. 44Él te prestará a ti, mas tú no le prestarás a él; él será cabeza, y tú serás cola.

45Todas estas maldiciones vendrán sobre ti, te perseguirán y te alcanzarán hasta que seas destruido, por no haber escuchado la voz de Yahvé, tu Dios, ni guardado sus mandamientos y leyes que Él te ha prescrito; 46y quedarán en ti, como señal y portento, y también en tu descendencia, para siempre.

47Por cuanto no serviste a Yahvé, tu Dios, con alegría y buen corazón a pesar de que abundaba todo, 48servirás a tus enemigos que Yahvé enviará contra ti, en hambre, en sed, en desnudez y todo género de miserias. Él pondrá sobre tu cuello un yugo de hierro, hasta aniquilarte. 49[1359]Yahvé hará venir contra ti, desde lejos, desde los cabos de la tierra, con la rapidez del águila, una nación cuya lengua no entiendes, 50gente de aspecto feroz, que no tendrá respeto al anciano ni compasión del niño. 51Devorará el fruto de tu ganado y el fruto de tu tierra, hasta que seas destruido; pues no te dejará trigo, ni vino, ni aceite, ni las crías de tus vacas y ovejas, hasta exterminarte. 52Te sitiará en todas las ciudades de tu país entero, hasta que caigan tus altas y fuertes murallas en que confiabas; te sitiará en todas tus ciudades, en todo el país que Yahvé, tu Dios, te habrá dado. 53[1360]En la angustia y estrechez a que te reducirán tus enemigos, comerás el fruto de tu seno, la carne de tus hijos y de tus hijas que Yahvé, tu Dios, te habrá concedido. 54[1361]El hombre más delicado y más regalado de entre vosotros mirará con malos ojos a su hermano, a la mujer de su corazón, y al resto de sus hijos que le queden, 55pues no quiere dar a ninguno de ellos de la carne de sus hijos que él comerá, por no quedarle nada en la angustia y estrechez a que te reducirán tus enemigos en todas tus ciudades. 56La mujer más delicada y más regalada de entre vosotros, que por ternura y delicadeza nunca probó poner la planta de su pie en el suelo, mirará con malos ojos al marido de su corazón, a su hijo y a su hija, 57a las secundinas salidas de su seno y a los hijos que habrá dado a luz, pues, por falta de todo, los comerá ocultamente, en la angustia y en la estrechez a que te reducirán tus enemigos en tus ciudades.

58Si no cuidas de poner en práctica todas las palabras de esta Ley, escritas en este libro, y si no temes este nombre glorioso y terrible de Yahvé, tu Dios, 59acrecentará Yahvé extraordinariamente las plagas contra ti y tu posteridad, plagas grandes y duraderas, enfermedades malignas y continuas. 60Hará venir de nuevo sobre ti todas las plagas de Egipto que tanto te horrorizaron, y se te pegarán. 61Yahvé hará venir sobre ti también todas las enfermedades y todas las plagas que no están escritas en el libro de esta Ley, hasta que seas destruido. 62Y después de haber sido numerosos como las estrellas del cielo, quedaréis muy pocos en número, por cuanto no has escuchado la voz de Yahvé, tu Dios. 63Y así como Yahvé tenía placer en vosotros para haceros bien y para multiplicaros, de la misma manera tendrá placer en aniquilaros y destruiros. Y seréis arrancados de la tierra adonde tú vas para poseerla. 64Te esparcirá Yahvé por entre todos los pueblos, de un cabo de la tierra hasta el otro cabo de la tierra; y allí servirás a otros dioses que ni tú ni tus padres conocisteis, a leño y piedra. 65[1362]Y entre esos pueblos no encontrarás reposo ni descanso para la planta de tu pie; pues allí te dará Yahvé un corazón tembloroso, ojos decaídos y un alma abatida. 66Tu vida estará ante ti como pendiente de un hilo, tendrás miedo de noche y de día, y no confiarás de tu vida. 67A la mañana dirás: ¡Ojalá que fuera la tarde!, y a la tarde dirás: ¡Ojalá que fuera la mañana!, a causa del miedo que agita tu corazón y a causa de lo que tus ojos verán. 68[1363]Y Yahvé te volverá a llevar en navíos a Egipto, por el camino del cual te dijo: No volverás más a verlo; y allí os ofreceréis en venta a vuestros enemigos, por esclavos y esclavas, y no habrá quien os compre.”

IV. CUARTO DISCURSO DE MOISÉS

DEUTERONOMIO 29

La nueva alianza

1[1364]Estas son las palabras de la alianza que Yahvé mandó a Moisés ratificar con los hijos de Israel en el país de Moab, además de la alianza que hizo con ellos en el Horeb. 2Y convocó Moisés a todo Israel, y les dijo: “Habéis visto todo lo que hizo Yahvé ante vuestros ojos en la tierra de Egipto, al Faraón, a todos sus siervos y a todo su país: 3las grandes plagas que vieron vuestros ojos, aquellas señales y maravillas estupendas; 4[1365]pero hasta el día de hoy Yahvé no os ha dado corazón que entienda, ni ojos que vean, ni oídos que escuchen. 5[1366]Durante cuarenta años os he conducido por el desierto, y no se han gastado vuestros vestidos sobre vosotros, ni se ha roto el calzado en tu pie. 6No habéis comido pan, ni habéis bebido vino ni licor fermentado, a fin de que conocierais que Yo soy Yahvé, vuestro Dios. 7Cuando llegasteis a este lugar salieron a nuestro encuentro para Hacernos guerra, Sehón, rey de Hesbón, y Og, rey de Basan, a los cuales derrotamos. 8Y apoderándonos de su tierra, la dimos en posesión a los rubenitas, a los gaditas y a la media tribu de Manasés. 9[1367]Guardad, pues, las palabras de esta alianza y ponedlas por obra, para que tengáis éxito en cuanto emprendáis.

Amenazas contra el pueblo rebelde

10Vosotros estáis hoy todos ante Yahvé, vuestro Dios: vuestros príncipes y vuestras tribus, vuestros ancianos y vuestros jefes, todos los hombres de Israel; 11[1368]vuestros niños, vuestras mujeres y el extranjero que se halla en tu campamento, desde tu leñador hasta tu aguador; 12para que entres en la alianza jurada que Yahvé, tu Dios, hace hoy contigo, 13[1369]a fin de constituirte hoy en pueblo suyo, y ser Él tu Dios, como te ha prometido, y como juró a tus padres, a Abrahán, a Isaac y a Jacob. 14Y no solamente con vosotros hago yo esta alianza jurada, 15sino con (todos) los que hoy están aquí con nosotros delante de Yahvé, nuestro Dios, y también con los que no están hoy aquí con nosotros.

16Vosotros sabéis cómo hemos vivido en la tierra de Egipto, y cómo hemos pasado por medio de los pueblos por los cuales tuvisteis que pasar; 17y habéis visto sus abominaciones y sus ídolos, leño y piedra, plata y oro, que hay entre ellos. 18No haya, pues, en medio de vosotros hombre o mujer, familia o tribu, cuyo corazón se aparte hoy de Yahvé, nuestro Dios, para ir a servir a los dioses de estos pueblos; no haya entre vosotros raíz que produzca veneno y amargura. 19[1370]Que nadie al oír las palabras de este juramento, se bendiga en su corazón, diciendo: ‘Yo tendré paz aunque persista en la dureza de mi corazón’, de modo que la borrachera terminaría en sed. 20[1371]Yahvé no le perdonará; sino que se encenderán la ira de Yahvé y su celo contra tal hombre y se echarán sobre él todas las maldiciones escritas en este libro; y Yahvé borrará su nombre de debajo del cielo. 21Yahvé le separará, para daño suyo, de todas las tribus de Israel, conforme a todas las maldiciones de la alianza escrita en este libro de la Ley. 22Y dirán las generaciones venideras de vuestros hijos que nacerán después de vosotros, y los extranjeros que vinieren de lejanas fierras, al ver las plagas de este país y las enfermedades con que Yahvé lo habrá castigado: 23azufre y sal, abrasada toda su tierra, en la que no se siembra, y que nada produce; no brota en ella hierba alguna, como sucedió en el asolamiento de Sodoma y Gomorra, Adama y Seboím, que asoló Yahvé en su ira y en su furor. 24Y se preguntarán los pueblos: ‘¿Por qué ha tratado Yahvé así a este país? ¿Por qué el furor de tan terrible cólera?’ 25Y se les dirá: ‘Porque abandonaron la alianza de Yahvé, el Dios de sus padres, que Él hizo con ellos cuando los sacó de la tierra de Egipto. 26Se fueron y sirvieron a otros dioses, postrándose delante de ellos; dioses que no conocían y que Él no les había atribuido. 27Por tanto se encendió la ira de Yahvé contra este país descargando sobre él todas las maldiciones escritas en este libro; 28y los desarraigó Yahvé de su tierra con ira, con furor y con grande indignación, y los arrojó a otro país, como hoy se ve.’

29[1372]Las cosas secretas son para Yahvé, nuestro Dios, más las cosas reveladas son para nosotros y para nuestros hijos para siempre, para que pongamos en práctica todas las palabras de esta Ley.

DEUTERONOMIO 30

Promesas para el pueblo penitente

1Cuando vengan sobre ti todas estas cosas, la bendición y la maldición, que he puesto ante tus ojos, y cuando las recapacites en tu corazón, en medio de todos los pueblos, entre los cuales te habrá arrojado Yahvé, tu Dios, 2y te vuelvas a Yahvé, tu Dios, escuchando su voz, conforme a todo lo que hoy te mando, tú y tus hijos, con todo tu corazón y con toda tu alma, 3[1373]entonces Yahvé, tu Dios, te hará volver del cautiverio, y se compadecerá de ti, y de nuevo te congregará de en medio de todos los pueblos, entre los cuales te habrá dispersado. 4Aun cuando tus dispersados estuviesen en las extremidades del cielo, de allí te recogerá Yahvé, tu Dios, y de allí te sacará; 5y te llevará Yahvé, tu Dios, al país que poseyeron tus padres; tú lo poseerás, y Él te hará bien y te multiplicará más que a tus padres. 6[1374]Yahvé, tu Dios, circuncidará tu corazón y el corazón de tus descendientes, para que ames a Yahvé, Dios tuyo, con todo tu corazón y con toda tu alma, a fin de que tengas vida. 7[1375]Entonces Yahvé, tu Dios, arrojará todas estas maldiciones sobre tus enemigos y sobre los que te han odiado y perseguido. 8Tu, empero, volverás a obedecer la voz de Yahvé, y cumplirás todos sus mandamientos que hoy te ordeno. 9Y Yahvé, Dios tuyo, te dará bendiciones en todas las obras de tu mano, en el fruto de tu seno, en el fruto de tu ganado y en el fruto de tu tierra, para bien tuyo; porque Yahvé volverá a complacerse en ti, para bien tuyo, como se complacía en tus padres; 10con tal que obedezcas la voz de Yahvé, tu Dios, guardando sus mandamientos y sus leyes que están escritos en este libro de la Ley, y te conviertas a Yahvé, Dios tuyo, con todo tu corazón y con toda tu alma.

11[1376]Esta Ley, que yo hoy te intimo, no es demasiado difícil para ti, ni se halla lejos. 12No está en el cielo, de suerte que puedas decir: ‘¿Quién subirá por nosotros al cielo para que nos la traiga y nos la enseñe, y nosotros la pongamos por obra?’ 13Ni está más allá del mar, para que digas: ‘¿Quién pasará por nosotros al otro lado del mar para que nos la traiga y nos la enseñe, y nosotros la pongamos por obra?’ 14sino que la palabra está muy cerca de ti, está en tu boca y en tu corazón, para que puedas cumplirla.”

Vida o muerte

15[1377]“Mira qué hoy pongo ante ti la vida y el bien, la muerte y el mal; 16pues lo que hoy te mando, es que ames a Yahvé, tu Dios, andando en sus caminos, y guardando sus mandamientos, sus leyes y sus preceptos, para que vivas y te multipliques, y para que Yahvé, tu Dios, te bendiga en el país en cuya posesión has de entrar. 17Mas si tu corazón se aparta, de modo que no quieras escuchar, y si te dejas arrastrar a prosternarte ante otros dioses y darles culto, 18os declaro hoy que pereceréis sin remedio y que moraréis poco tiempo en la tierra a cuya conquista y posesión irás después de pasar el Jordán. 19Yo invoco hoy por testigos contra vosotros el cielo y la tierra, poniendo ante ti la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu posteridad, 20[1378]amando a Yahvé, Dios tuyo, escuchando su voz y uniéndote a Él, porque Él es tu vida y la longitud de tus días, que vivirás en la tierra que Yahvé juró dar a tus padres: a Abrahán, a Isaac y a Jacob.”

V. CONCLUSIÓN

DEUTERONOMIO 31

Josué sucesor de Moisés

1Dirigido que hubo Moisés a todo Israel estas palabras, 2les dijo todavía: “Tengo ya ciento y veinte años de edad, y no puedo ya salir ni entrar; además me ha dicho Yahvé: ‘Tú no pasarás este Jordán.’ 3Yahvé, tu Dios, pasará delante de ti; Él destruirá a tu vista estos pueblos, y tú los poseerás. Josué pasará delante de ti, como Yahvé lo ha ordenado. 4Y hará Yahvé con ellos como hizo con Sehón y Og, reyes de los amorreos, y con sus reinos, a los cuales destruyó. 5Yahvé los entregará a vosotros para que hagáis con ellos como os he mandado. 6[1379]Sed fuertes y valerosos; no temáis ni os amedrentéis ante ellos; porque contigo marcha Yahvé, tu Dios, quien no te abandonará ni te desamparará.” 7Llamó, pues, Moisés a Josué y le dijo en presencia de todo Israel: “Sé fuerte y valeroso, porque tú conducirás a este pueblo a la tierra que Yahvé con juramento prometió a sus padres que les daría, y tú se la darás en posesión. 8Yahvé marchará delante de ti; Él estará contigo, y no te abandonará ni te desamparará; no temas, pues, ni te amedrentes.”

Lectura periódica de la Ley

9[1380]Escribió Moisés esta ley, y la dio a los sacerdotes, hijos de Leví, que llevan el Arca de la Alianza de Yahvé, y a todos los ancianos de Israel. 10[1381]Y les dio Moisés esta orden: “Al cabo de cada siete años en la celebración periódica del año de remisión, en la fiesta de los Tabernáculos, 11cuando viene todo Israel a presentarse delante de Yahvé, tu Dios, en el lugar por Él elegido, leerás esta Ley en presencia de todo Israel, a oídos de ellos. 12Congregarás el pueblo, los hombres y las mujeres, los niños y los extranjeros que moran dentro de tus puertas, para que oigan y aprendan a temer a Yahvé, Dios vuestro, y cuiden de cumplir las palabras de esta Ley. 13Y también los hijos de ellos, que no la conocen, la oirán y aprenderán a temer a Yahvé, vuestro Dios, todos los días que viviereis en la tierra a la cual vais pasando el Jordán para tomarla en posesión.”

Futura rebeldía de Israel

14Diio Yahvé a Moisés: “Mira, el tiempo en que has de morir está cerca; llama a Josué, y presentaos en el Tabernáculo de la Reunión y Yo le daré mis órdenes.” Fueron, pues, Moisés y Josué y se presentaron en el Tabernáculo de la Reunión. 15Y se apareció Yahvé en el Tabernáculo, en la columna de nube, la cual se detuvo a la entrada del Tabernáculo. 16Y dijo Yahvé a Moisés: “He aquí que vas a descansar con tus padres; y se rebelará este pueblo, y fornicará en pos de los dioses extraños de la tierra adonde va para morar allí; y me abandonará y quebrantará la alianza que con él he pactado. 17Y se encenderá mi ira contra él en aquel día; los abandonaré y esconderé de ellos mi rostro; será consumido, y le alcanzarán muchos males y angustias, de manera que en aquel día dirá: ‘¿No me han alcanzado estos males porque mi Dios no está en medio de mí?’ 18Y Yo sin falta esconderé mi rostro en aquel día a causa de todas las maldades que habrá hecho, siguiendo a otros dioses.

19[1382]Ahora, pues, escribíos este cántico; y tú lo enseñarás a los hijos de Israel, poniéndolo en su boca, para que este cántico me sirva de testimonio contra los hijos de Israel. 20Porque cuando Yo hubiere introducido a este pueblo en la tierra que con juramento he prometido a sus padres, tierra que mana leche y miel, y él haya comido, y se haya hartado y puesto gordo, se pasará a otros dioses para servirlos, y a Mí me tratarán con desprecio y quebrantarán mi alianza. 21Pero cuando le alcancen muchos males y angustias, este cántico será testigo contra ellos, porque no será olvidado en la boca de sus descendientes. Pues conozco los planes que está maquinando ya en este momento en que no le he introducido todavía en la tierra que le tengo prometida con juramento.”

22Escribió, pues, Moisés este cántico en aquel mismo día, y lo enseñó a los hijos de Israel.

23Y (Yahvé) dio sus órdenes a Josué, hijo de Nun, y le dijo: “Sé fuerte y valeroso, porque tú conducirás a Israel a la tierra que les he jurado; y Yo seré contigo.”

Moisés entrega el libro de la Ley a los levitas

24Cuando Moisés hubo acabado de escribir en un libro todas las palabras de esta Ley hasta el fin, 25mandó a los levitas portadores del Arca de la Alianza de Yahvé, diciendo: 26[1383] “Tomad este libro de la Ley y ponedlo al lado del Arca de la Alianza de Yahvé, vuestro Dios, para que allí quede por testimonio contra ti. 27Porque conozco tu ánimo rebelde y tu dura cerviz. Si estando yo todavía vivo en medio de vosotros habéis sido rebeldes a Yahvé, ¿cuánto más lo seréis después de mi muerte? 28Congregadme todos los ancianos de vuestra tribus, y vuestros jefes, para que diga estas palabras a sus oídos y ponga por testigos contra ellos el cielo y la tierra. 29Pues bien sé que después de mi muerte os pervertiréis totalmente, apartándoos del camino que os he prescrito, mas en los días venideros os sobrevendrá el mal, por haber hecho lo que es malo a los ojos de Yahvé, irritándolo con las obras de vuestras manos.”

30Pronunció, pues, Moisés a oídos de todo el pueblo de Israel todas las palabras de este cántico hasta el fin.

DEUTERONOMIO 32

Cántico de Moisés

1[1384]Escuchad, oh cielos, que yo hablaré;

oiga la tierra las palabras de mi boca.

2Descienda, como lluvia, mi doctrina;

destile mi palabra cual rocío,

cual llovizna sobre la hierba,

como gotas de agua sobre el césped.

3Pues celebraré el nombre de Yahvé;

¡dad gloria a nuestro Dios!

4[1385]Él es la Roca, perfecta es su obra,

justos son todos sus caminos;

es un Dios fiel y sin iniquidad;

justo y recto es Él.

5[1386]Prevaricaron contra Él

los que por sus inmundicias ya no son hijos suyos,

una generación depravada y perversa.

6¡Así retribuís a Yahvé,

oh pueblo necio e insensato!

¿No es Él tu padre que te adquirió

tu creador, tu fundador?

7Acuérdate de los tiempos antiguos;

considerad los años,

generación tras generación;

pregunta a tu padre, y él te lo anunciará;

a tus ancianos y ellos te lo dirán.

8[1387]Cuando el que mora en lo alto

dio a cada nación su posesión,

cuando dividió a los hijos de los hombres,

fijó los límites de los pueblos

según el número de los hijos de Israel.

9Pues la porción de Yahvé es su pueblo,

Jacob la herencia peculiar suya.

10[1388]Lo halló en una tierra desierta,

en la soledad, entre aullidos salvajes;

y rodeándolo por todas partes lo cuidó,

y lo guardó como a la niña de sus ojos.

11[1389]Como el águila vigila sobre su nido

cuando revolotea sobre sus polluelos,

extiende sus alas, los toma,

y los lleva sobre sus alas;

12[1390]así Yahvé solo lo conducía

no estaba con él dios ajeno.

13Le hizo escalar las alturas de la tierra,

para que comiera los frutos del campo;

le dio a sorber miel de la peña,

y aceite de la durísima roca,

14manteca de vacas y leche de ovejas,

con pingües corderos,

carneros de Basan y machos cabríos,

con lo más escogido del trigo;

y bebiste la sangre espumante de la uva.

15[1391]Mas engordó Yeschurún, y dio coces;

— ¡engordaste, engrosaste, te hinchaste!—

y abandonó a Dios su Hacedor,

despreciando la Roca de su salvación.

16Le provocaron con dioses extraños;

con abominaciones incitaron su ira.

17Ofrecían sacrificios a los demonios,

que no son Dios,

a dioses que no habían conocido,

a nuevos y recién venidos,

que no adoraron vuestros padres.

18Abandonaste la Roca que te engendró,

diste al olvido a Dios que te dio el ser.

19Lo vio Yahvé y sintió asco,

pues sus hijos y sus hijas le provocaron.

20Y dijo: “Les esconderé mi rostro,

veré cuál será su fin;

es una raza perversa, hijos desleales.

21[1392]Han provocado mis celos con no-dioses,

me han irritado con sus ídolos.

Por eso provocaré sus celos

con aquellos que no son pueblo;

con una nación necia los irritaré.

22[1393]Se ha encendido el fuego de mi ira,

que arderá hasta lo más hondo del infierno,

devorando la tierra con sus productos,

y abrasando los cimientos de los montes.

23Males quiero amontonar sobre ellos,

agotar contra ellos mis flechas.

24[1394]Los consumirá el hambre,

y los devorará la ardiente fiebre,

la amarga pestilencia.

Enviaré contra ellos dientes de fieras

y el veneno de las (serpientes)

que se arrastran por el polvo.

25Por fuera los destruirá la espada,

y dentro de la casa el espanto,

lo mismo al joven como a la doncella,

al niño de pecho como al anciano.

26Quisiera decir: “Los aniquilaré;

haré cesar de entre los hombres su memoria”,

27[1395]si no temiera la arrogancia del enemigo;

pues lo verían sus adversarios;

y dirían: “Nuestra mano ha prevalecido,

no es Yahvé quien ha hecho todo esto.”

28[1396]Pues es gente sin inteligencia,

y no hay en ellos entendimiento.

29¡Oh si fueran sabios para entenderlo

y comprender lo que les espera!

30¿Cómo puede perseguir uno a mil,

y dos espantar a diez mil,

si no porque su Roca los ha vendido,

y Yahvé los ha entregado?

31Pues no es la Roca nuestra como la suya;

los mismos enemigos lo testifican.

32[1397]Porque su vid es de la vid de Sodoma

y de las campiñas de Gomorra;

sus uvas son uvas venenosas,

y llenos de amargura sus racimos.

33Veneno de dragones es su vino,

ponzoña terrible de áspides.

34[1398]¿No tengo Yo esto guardado conmigo,

sellado entre mis tesoros?

35[1399]Mía es la venganza y la retribución;

a su tiempo resbalará su pie;

pues el día de su ruina está cerca,

su destino viene volando.

36Pues Yahvé juzga a su pueblo,

y se compadecerá de sus siervos,

cuando vea que ya no tienen fuerza

y no les queda ni esclavo ni libre.

37[1400]Entonces dirá: ¿Dónde están sus dioses,

la Roca en que se refugiaron?

38(¿Dónde están esos dioses),

que comían la grosura de sus sacrificios,

y bebían el vino de sus libaciones?

¡Levántense y vengan a socorreros,

y sean ellos vuestro amparo!

39[1401]Ved ahora que soy Yo, y solo Yo,

y no hay dioses junto a Mí;

Yo soy quien doy la muerte

y doy la vida;

Yo hiero y Yo sano,

y no hay quien se libre de mi mano.

40Porque alzando al cielo mi mano,

digo: “Por mi vida eterna:

41Cuando afile el rayo de mi espada,

y mi mano empuñe el juicio,

tomaré venganza de mis enemigos,

y daré el pago a los que me odian.

42Embriagaré de sangre mis saetas,

y mi espada comerá carne,

la sangre de muertos y de cautivos,

y las cabezas de los caudillos enemigos.”

43[1402]Ensalzad, oh naciones, a su pueblo,

porque Él vengará la sangre de sus siervos;

tomará venganza de sus enemigos,

y espulgará a su tierra, a su pueblo.

44Fue, pues, Moisés, y dijo todas las palabras de este cántico a oídos del pueblo él con Josué, hijo de Nun. 45Y cuando Moisés hubo acabado de comunicar todas estas palabras a todo Israel, 46les dijo: “Fijad vuestro corazón en todas estas palabras que hoy os he proclamado, Los prescribiréis a vuestros hijos, a fin de que cuiden de poner por obra todas las palabras de esta Ley. 47[1403]Porque no es cosa inútil para vosotros, es vuestra vida; por medio de esta palabra prolongaréis vuestros días sobre la tierra en cuya posesión vais a entrar, pasando el Jordán.”

Dios anuncia a Moisés la muerte

48En aquel día habló Yahvé a Moisés, diciendo: 49“Sube a esta montaña de Abarim, al monte Nebo, que está en el país de Moab, frente a Jericó; y mira la tierra de Canaán, que voy a dar en posesión a los hijos de Israel. 50En el monte al que has de subir morirás y serás reunido con tu pueblo; así como murió Aarón, tu hermano, en el monte Hor, y fue reunido con su pueblo. 51[1404]Porque habéis pecado contra Mí en medio de los hijos de Israel, junto a las aguas de Meribá, en Cades, en el desierto de Sin y porque no me glorificasteis en medio de los hijos de Israel. 52Verás delante de ti la tierra que Yo voy a dar a los hijos de Israel, pero no entrarás en ella.”

DEUTERONOMIO 33

Bendición de Moisés

1[1405]Esta es la bendición que Moisés varón de Dios, antes de morir, dio a los hijos de Israel. 2[1406]Dijo:

“Vino Yahvé del Sinaí,

se les apareció desde Seír,

resplandeció desde el monte Farán,

avanzando en medio de santas miríadas,

con centellas de fuego en su diestra;

3[1407]pues Él ama a su pueblo.

Todos sus santos están en su mano.

Sentados a tus pies

cada uno recibe tus palabras.

4Moisés nos dio la Ley,

que es herencia del pueblo de Jacob.

5[1408]Él fue rey en Yeschurún

cuando se congregaron los jefes del pueblo,

se juntaron las tribus de Israel.”

6[1409]“¡Viva Rubén, y no muera,

aunque sea pequeño su número!”

7[1410]He aquí lo que dijo sobre Judá:

“Oye, Yahvé, la voz de Judá,

y dale parte en su pueblo,

por el cual luchan sus manos;

sé tú su auxilio contra sus adversarios.”

8[1411]Sobre Leví dijo:

“Tus Tummim y Urim tiene tu varón santo,

al cual pusiste a prueba en Masá,

y por el cual luchaste junto a las aguas de Meribá;

9[1412]el que dijo a su padre y a su madre:

‘No los he visto’;

y no hizo caso de sus hermanos,

ni reconoció a sus propios hijos.

Porque guardaron tu palabra

y vigilaron sobre tu Alianza.

10[1413]Ellos enseñan tus juicios a Jacob,

y tu ley a Israel;

ofrecen incienso delante de Ti,

y holocaustos sobre tu altar.

11¡Bendice, oh Yahvé, su fortaleza,

acepta la obra de sus manos;

destroza las espaldas de sus enemigos

y de los que le odian para que no se levanten más!”

12[1414]Sobre Benjamín dijo:

“Amado de Yahvé

habitará en seguridad a Su lado;

Yahvé le protegerá siempre;

entre sus hombros tendrá su morada.”

13[1415]Sobre José dijo:

“Bendita de Yahvé sea tu tierra,

con lo más precioso del cielo, el rocío,

con (los manantiales del) abismo de abajo;

14con lo mejor de los productos del sol,

con el más excelente (fruto) de los meses,

15[1416]con lo mejor de los montes antiguos,

con lo más rico de los collados eternos;

16[1417]con lo más exquisito de la tierra

-y de su abundancia.

¡Que el favor de Aquel

que habitó en la zarza

venga sobre la cabeza de José,

sobre la frente del príncipe de sus hermanos!

17Como su toro primogénito es su fuerza;

sus cuernos son como los cuernos del búfalo:

con ellos acornea a todos los pueblos juntos

hasta los confines de la tierra.

Tales son las miríadas de Efraím,

tales los millares de Manasés.”

18[1418]A Zabulón le dijo:

“Regocíjate, Zabulón, en tu tráfico,

y tu Isacar, en tus tiendas.

19Invitan a los pueblos a la montaña;

allí ofrecen sacrificios de justicia;

pues chupan las riquezas del mar,

y los tesoros escondidos de la costa.”

20[1419]Sobre Gad dijo:

“¡Bendito el que ensanchó a Gad!

Está echado como leona,

desgarra a una el brazo con la cabeza.

21Eligió el primero su parte,

porque allí se guardaba la porción del príncipe.

Marchando al frente del pueblo,

ejecutó los decretos de Yahvé,

y sus juicios junto con Israel.”

22[1420]Sobre Dan dijo:

“Dan es cachorro de león,

que se lanza desde Basan.”

23[1421]Sobre Neftalí dijo:

“Neftalí goza de favores,

y colmado de la bendición de Yahvé

posee el mar y el mediodía.”

24[1422]Sobre Aser dijo:

“Aser es el bendito entre los hijos,

el favorecido entre sus hermanos,

y baña su pie en aceite.

25[1423]De hierro y de bronce son tus cerrojos,

y tan largo, como tus días, tu reposo.”

26[1424]“No hay igual al Dios de Yeschurún,

el que en auxilio tuyo

marcha sobre los cielos,

y en su majestad sobre las nubes.

27[1425]El Dios eterno es refugio (tuyo),

y tu sostén son los brazos eternos.

El mismo expulsa delante de ti al enemigo,

y dice: “¡Destruye!”.

Israel habita en seguridad,

la fuente de Jacob brota aparte,

en una tierra de trigo y de vino

y cuyos cielos destilan el rocío.

28[1426]¡Dichoso tú, oh Israel!

¿Quién como tú, oh pueblo

salvado por Yahvé,

el escudo de tu auxilio,

y la espada de tu triunfo?

Tus enemigos rehusarán reconocerte,

pero tú hollarás sus alturas.”

DEUTERONOMIO 34

Muerte de Moisés

1[1427]Subió Moisés desde las campiñas de Moab al monte Nebo, a la cumbre del Fasga, que está frente a Jericó; y Yahvé le mostró el país entero: de Galaad hasta Dan, 2y todo Neftalí, y la tierra de Efraím y de Manasés, y toda la tierra de Judá, hasta el mar occidental; 3el Négueb, y la vega del valle de Jericó, ciudad de las palmas, hasta Segor. 4Y le dijo Yahvé: “Esta es la tierra respecto de la cual juré a Abrahán, a Isaac y a Jacob, diciendo: A tu descendencia se la daré. Te la hago ver con tus ojos, mas no entrarás en ella.”

5[1428]Allí murió Moisés, siervo de Yahvé en el país de Moab, según había dispuesto Yahvé. 6Y Él lo enterró en un valle en el país de Moab, frente a Bet-Fegor; y nadie hasta hoy ha sabido su sepulcro. 7Tenía Moisés ciento y veinte años cuando murió; y no se había ofuscado su ojo, ni se había perdido su vigor. 8Los hijos de Israel lloraron a Moisés en las campiñas de Moab durante treinta días; y así se cumplieron los días de llanto en el duelo por Moisés.

9[1429]Josué, hijo de Nun, estaba lleno del espíritu de sabiduría, porque Moisés había puesto sus manos sobre él. Le obedecieron los hijos de Israel, e hicieron como Yahvé había mandado a Moisés.

10[1430]No se ha levantado otro profeta en Israel como Moisés, con quien Yahvé tratase cara a cara; 11ni en cuanto a todas las señales y maravillas que Yahvé le mandó hacer en el país de Egipto, contra el Faraón, sus siervos y todo su país, 12ni en cuanto a todas las obras poderosas y terribles prodigios que Moisés hizo a la vista de todo Israel.

LIBROS HISTÓRICOS

JOSUÉ

# · 1 · 2 · 3 · 4 · 5 · 6 · 7 · 8 · 9 · 10 · 11 · 12 · 13 · 14 · 15 · 16 · 17 · 18 · 19 · 20 · 21 · 22 · 23 · 24

INTRODUCCIÓN

El libro de Josué narra la conquista de la Tierra prometida, llevada a cabo después de la muerte de Moisés por Josué, el nuevo caudillo y sucesor de Moisés.

El libro se divide en dos partes, de las cuales la primera (capítulos 1-12) relata el paso del Jordán, la toma de Jericó, las batallas de Hai y Gabaón y otros sucesos relacionados con la ocupación del país. La segunda parte (capítulos 13-22) trata del reparto de la tierra de Canaán entre las doce tribus que la recibieron en suerte. Termina como el Deuteronomio, con la renovación de la Alianza (capítulos 23 y 24).

El título no quiere decir que Josué mismo sea el autor del libro. Sin embargo, hay indicios de que el conquistador hiciera uso del arte de escribir (Josué 24, 26). La tradición judía y muchos santos Padres le atribuyen a él mismo la composición del libro, mientras que los modernos en su mayoría, son de opinión contraria, sosteniendo que el autor no fue Josué sino otro escritor, que utilizó relatos y documentos, escritos por Josué y otros en tiempos de la ocupación de Canaán.

El libro fue redactado antes del establecimiento de la monarquía en Israel, pues al tiempo que se escribía, estaban los gabaonitas todavía al servicio del Santuario. Ahora bien, por otra fuente (II Reyes capítulo 21) sabemos que Saúl, el primer monarca los persiguió hasta el exterminio. En Josué 6, 25 leemos que Rahab y su familia vivía aún al tiempo de la composición del libro. Esta observación permite suponer que el libro fue escrito por un contemporáneo de Josué.

El objeto del Libro de Josué es mostrar la fidelidad de Dios en el cumplimiento de su promesa de dar a su pueblo la tierra de Canaán.

Los datos del Libro de Josué son confirmados indirectamente por las tablas cuneiformes del archivo de Tell el-Amarna, las que describen la situación política de entonces de la misma manera que el Libro sagrado. No había gobierno central ni jefe superior, sino que una multitud de reyezuelos vivían entre sí en constante hostilidad y solo se unían cuando un común y poderoso enemigo los amenazaba.

I. CONQUISTA DE CANAÁN

JOSUÉ 1

Orden de tomar posesión de Canaán

1[1431]Después de la muerte de Moisés, siervo de Yahvé, habló Yahvé a Josué, hijo de Nun, ministro de Moisés, diciendo: 2“Moisés, mi siervo, ha muerto; levántate, pues, y pasa este Jordán, tú con todo este pueblo, al país que Yo doy a los hijos de Israel. 3[1432]Todos los lugares que pisare la planta de vuestros pies, a vosotros os los doy, como he prometido a Moisés. 4[1433]Vuestros términos serán desde el desierto y este Líbano hasta el río grande, el río Éufrates, toda la tierra de los heteos, y hasta el Mar Grande, donde se pone el sol. 5[1434]Nadie podrá resistir ante ti en todos los días de tu vida; como Yo fui con Moisés así seré contigo; no te dejaré ni te abandonaré.

6Sé fuerte y valeroso, porque tú darás a este pueblo en herencia el país que Yo juré a sus padres que les daría. 7Sé, pues, valeroso y esfuérzate por observar y practicar la Ley que te prescribió mi siervo Moisés; no te apartes de ella, ni a la derecha ni a la izquierda, a fin de que tengas buen éxito en todos tus caminos. 8[1435]No se aparte de tu boca este libro de la Ley; antes medita en él día y noche, para que observes y practiques todo lo que en él está escrito; porque entonces prosperarás en tu camino y tendrás buen éxito. 9¿No te lo mando Yo? Sé fuerte y valeroso; no temas ni te amedrentes, porque Yahvé, tu Dios, está contigo a dondequiera que vayas.”

Orden de partida

10Entonces dio Josué a los jefes del pueblo esta orden: 11Recorred el campamento y mandad al pueblo, diciendo: “Proveeos de víveres, porque dentro de tres días habéis de pasar este Jordán, para ir a ocupar el país que Yahvé, vuestro Dios, os da en posesión”.

12[1436]A los rubenitas, a los gaditas y a la media tribu de Manasés, habló Josué en estos términos: 13“Acordaos de lo que Moisés, siervo de Yahvé, os mandó diciendo: Yahvé, vuestro Dios, os ha concedido descanso dándoos este país. 14Vuestras mujeres, vuestros hijos y vuestros ganados se quedarán en el país que Moisés os dio en esta parte del Jordán, pero vosotros, todos los hombres fuertes y valientes, pasaréis armados delante de vuestros hermanos y los ayudaréis, 15hasta que Yahvé conceda descanso a vuestros hermanos, así como a vosotros, y posean también ellos el país que Yahvé, vuestro Dios, les ha de dar. Después volveréis al país de vuestra posesión y lo poseeréis; ese país que Moisés, siervo de Yahvé, os dio en esta parte del Jordán, al oriente.”

16Ellos respondieron a Josué, diciendo: “Todo cuanto nos mandares lo haremos; y a dondequiera que nos enviares, iremos. 17[1437]Así como en todo obedecimos a Moisés, del mismo modo te obedeceremos también a ti, solamente que Yahvé, tu Dios, esté contigo, como estuvo con Moisés. 18Quienquiera que rebelándose contra tus órdenes, no escuchare tus palabras en todo lo que le mandes, morirá. Mas tú, esfuérzate y ten ánimo.”

JOSUÉ 2

Rahab y los exploradores

1[1438]Josué, hijo de Nun, envió secretamente desde Sitim dos espías, diciendo: “Andad, explorad el país y a Jericó.” Partieron y entraron en casa de una ramera llamada Rahab, donde se hospedaron.2Mas se dio aviso al rey de Jericó, con estas palabras: “He aquí que durante la noche han llegado aquí unos hombres de los hijos de Israel, para explorar la tierra.” 3Entonces el rey de Jericó mando decir a Rahab: “Saca fuera a los hombres que han venido a ti y han entrado en tu casa; porque han venido a explorar todo el país.” 4Entretanto la mujer había tomado a los dos hombres para esconderlos, por lo cual dijo: “Es verdad que vinieron a mí aquellos hombres, pero yo no sabía de dónde eran. 5Salieron cuando se iba a cerrar la puerta, siendo ya oscuro; no sé a dónde se han dirigido. Corred a prisa en pos de ellos, que de seguro los alcanzaréis.” 6En realidad ella los había hecho subir al terrado, y los había escondido entre los tallos de lino que tenía dispuestos en el terrado. 7Fueron, pues, tras ellos aquellos hombres, persiguiéndolos camino del Jordán, hasta los vados; y luego que los perseguidores habían salido, se cerraron las puertas.

El pacto con Rahab

8Aún no se habían acostado los espías, cuando ella subió al terrado, donde estaban, 9y dijo a los hombres: “Yo sé que Yahvé os ha dado este país, porque el terror de vuestro nombre ha caído sobre nosotros y todos los habitantes del país tiemblan ante vosotros. 10Pues hemos oído cómo Yahvé secó delante de vosotros las aguas del Mar Rojo, cuando salisteis de Egipto, y cómo habéis tratado a los dos reyes de los amorreos, en la otra parte del Jordán, a Sehón y a Og, a los cuales entregasteis al anatema. 11[1439]Al oírlo se nos derritió el corazón y todos han perdido el ánimo ante vosotros; porque Yahvé, vuestro Dios, es Dios arriba en el cielo y abajo en la tierra. 12Ahora os ruego que me juréis por Yahvé que como yo he usado de misericordia con vosotros, así también vosotros usaréis de misericordia con la casa de mi padre, y me daréis una señal de seguridad, 13de que dejaréis la vida a mi padre, a mi madre, a mis hermanos, y a mis hermanas, y a todo lo que es suyo, y que libraréis nuestras vidas de la muerte.” 14Los hombres le respondieron: “Con nuestra vida salvaremos la vuestra con tal que no nos denuncies. Y será que cuando Yahvé nos entregare el país, usaremos contigo de misericordia y de fidelidad.” 15[1440]Tras lo cual ella los descolgó con una cuerda desde la ventana, pues estando su casa en el muro de la ciudad, vivía en el muro.16“¡Marchaos, les dijo, a la montaña, no sea que os alcancen los que fueron en persecución vuestra! Allí escondeos tres días, hasta que hayan vuelto los perseguidores; después seguiréis vuestro camino.”

17Los hombres le dijeron: “Nosotros sin falta cumpliremos este juramento que nos has tomado. 18[1441]Mira, cuando entremos en el país, atarás este cordón de hilo escarlata en la ventana por donde nos descolgaste; y reunirás contigo dentro de la casa a tu padre, a tu madre, a tus hermanos, y a toda la casa de tu padre. 19Si alguno sale fuera de la puerta de tu casa, su sangre recaerá sobre su propia cabeza, y nosotros quedaremos sin culpa; pero si mano alguna toca a los que estén contigo dentro de la casa, su sangre recaerá sobre nuestra cabeza. 20Pero si nos denuncias, nos veremos libres de este juramento que nos has tomado.” 21Ella respondió: “Como vosotros decís, así sea”. Después los despidió, y se fueron. Y ella ató el cordón de escarlata a la ventana.

Regreso de los exploradores

22Partieron ellos en dirección de la montaña, donde estuvieron tres días, hasta el regreso de los que habían ido en su persecución. Pues los perseguidores los habían buscado en todo el camino, sin hallarlos. 23Se volvieron entonces los dos hombres; bajando de la montaña pasaron (el río) y vieron a Josué, hijo de Nun, al cual refirieron todo lo que les había sucedido.

24Dijeron a Josué: “Cierto es que Yahvé ha dado en nuestra mano todo este país, porque todos los moradores del país tiemblan ya ante nosotros.”

JOSUÉ 3

Preparativos para el paso del Jordán

1Se levantó Josué muy de mañana, y partiendo de Sitim, él y todos los hijos de Israel, vinieron al Jordán, donde se detuvieron antes de cruzarlo.2Al cabo de tres días, los jefes pasaron por en medio del campamento, 3[1442]y dieron al pueblo esta orden: “Cuando veáis el Arca de la Alianza de Yahvé, vuestro Dios, y a los sacerdotes levitas que la llevan, partid también vosotros de vuestro lugar y marchad en pos de ella —4[1443]pero dejad entre vosotros y ella un espacio de unos dos mil codos de distancia y no os acerquéis a ella—, para que podáis saber el camino que habéis de seguir; pues no habéis pasado antes por este camino.” 5[1444]Y Josué dijo al pueblo: “Santificaos, porque mañana Yahvé hará maravillas en medio de vosotros.” 6Habló Josué también a los sacerdotes, diciendo: “Alzad el Arca de la Alianza e id delante del pueblo.” Alzaron el Arca de la Alianza y se pusieron en marcha al frente del pueblo.

7Y dijo Yahvé a Josué: “Hoy comenzaré a engrandecerte ante todo Israel, para que sepan ellos que Yo estoy contigo como estuve con Moisés. 8Manda a los sacerdotes que llevan el Arca de la Alianza, y diles: “Cuando lleguéis a la orilla de las aguas del Jordán, paraos, en el mismo Jordán.” 9Dijo Josué a los hijos de Israel: “Venid aquí y escuchad las palabras de Yahvé, vuestro Dios.” 10Y añadió Josué: “En esto conoceréis que el Dios vivo está en medio de vosotros, y que infaliblemente expulsará de delante de vosotros al cananeo, al heteo, al heveo, al fereceo, al gergeseo, al amorreo y al jebuseo. 11He aquí que el Arca de la Alianza del Señor de toda la tierra va a pasar delante de vosotros por medio del Jordán. 12[1445]Tomaos doce hombres de las tribus de Israel, uno de cada tribu; 13[1446]y cuando los sacerdotes que llevan el Arca de Yahvé, Señor de toda la tierra, pongan la planta de sus pies en las aguas del Jordán, estas se cortarán; es decir, las aguas que vienen de arriba, se pararán y formarán un montón.”

El paso del Jordán

14Entonces salió el pueblo de sus tiendas para pasar el Jordán, y los sacerdotes que llevaban el Arca de la Alianza marchaban al frente del pueblo, 15[1447]y cuando llegaron los portadores del Arca al Jordán, y los pies de los sacerdotes que llevaban el Arca se mojaron en la orilla de las aguas —pues el Jordán se desborda por todas sus orillas durante toda la siega—; 16[1448]se pararon las aguas que venían de arriba elevándose a mucha distancia en forma de un montón, junto a Adam, ciudad que está al lado de Sartán; y las aguas que corrían hacia el Mar del Arabá, el Mar Salado, quedaron completamente cortadas; y el pueblo pasó frente a Jericó. 17Los sacerdotes que llevaban el Arca de la Alianza de Yahvé estaban parados sobre el suelo enjuto, en medio del Jordán, mientras todo Israel iba pasando en seco, hasta que todo el pueblo hubo acabado de pasar el Jordán.

JOSUÉ 4

Las doce piedras conmemorativas

1Cuando todo el pueblo hubo acabado de pasar el Jordán, habló Yahvé a Josué, diciendo: 2“Tomaos de entre el pueblo doce hombres, uno de cada tribu, 3y dadles esta orden: De ahí, de en medio del Jordán, del lugar donde se han parado los pies de los sacerdotes, tomad doce piedras, que llevaréis con vosotros para colocarlas en el lugar donde acampéis esta noche.”

4[1449]Llamó Josué a los doce hombres que había elegido de entre los hijos de Israel, uno de cada tribu; 5y les dijo: “Id al medio del Jordán, hasta donde está el Arca de Yahvé, vuestro Dios, y cada uno de vosotros cargue una piedra sobre su hombro, según el número de las tribus de los hijos de Israel. 6[1450]y sirva esto de señal en medio de vosotros. Cuando el día de mañana preguntaren vuestros hijos diciendo: ‘¿Qué significan para vosotros estas piedras?’, 7les responderéis: “Las aguas del Jordán se cortaron ante el Arca de la Alianza de Yahvé. Cuando ella pasó el Jordán, se partieron en dos las aguas del Jordán; y estas piedras han de ser un monumento sempiterno para los hijos de Israel.”

8Los hijos de Israel lo hicieron así como Josué había ordenado. Tomaron doce piedras de en medio del Jordán, como Yahvé lo había mandado a Josué, según el número de las tribus de los hijos de Israel; y llevándolas consigo al lugar en que habían de acampar las asentaron allí. 9Josué erigió también doce piedras en medio del Jordán, donde habían estado los pies de los sacerdotes que llevaban el Arca de la Alianza, y allí han quedado hasta el día de hoy.

Los sacerdotes salen del Jordán

10Los sacerdotes que llevaban el Arca se habían quedado parados en medio del Jordán hasta el cumplimiento de todo lo que Yahvé había mandado a Josué que intimara al pueblo, conforme a cuanto Moisés había ordenado a Josué. Entretanto, el pueblo atravesó a toda prisa (el Jordán),11y cuando todo el pueblo hubo acabado de pasar, pasó también el Arca de Yahvé juntamente con los sacerdotes, a vista del pueblo.12[1451]Pasaron también armados al frente de los israelitas los hijos de Rubén, los hijos de Gad y la media tribu de Manasés, según les había ordenado Moisés. 13Estos, unos cuarenta mil, armados para la guerra, pasaron delante de Yahvéa la batalla, a los llanos de Jericó.

14En aquel día Yahvé engrandeció a Josué a los ojos de todo Israel, de manera que le respetaron como habían respetado a Moisés, todos los días de su vida.15Yahvé habló entonces a Josué, diciendo: 16“Manda a los sacerdotes que llevan el Arca del Testimonio, que suban del Jordán.” 17Mandó, pues, Josué a los sacerdotes, diciendo: “¡Subid del Jordán!” 18[1452]Y cuando los sacerdotes que llevaban el Arca de la Alianza de Yahvé, subieron de en medio del Jordán, y las plantas de los pies de los sacerdotes hubieron alcanzado la tierra seca, volvieron las aguas del Jordán a su lugar, desbordándose, como anteriormente, por todas sus riberas.

19[1453]El pueblo salió del Jordán el día diez del mes primero, y acamparon en Gálgala, en la frontera oriental de Jericó. 20En Gálgala erigió Josué aquellas doce piedras sacadas del Jordán, 21y habló a los hijos de Israel, diciendo: “Cuando el día de mañana vuestros hijos preguntaren a sus padres, diciendo: ¿Qué significan estas piedras?, 22instruiréis a vuestros hijos, y diréis: A pie enjuto pasó Israel este Jordán, 23secando Yahvé, vuestro Dios, delante de vosotros las aguas del Jordán hasta que hubisteis pasado, como lo hizo Yahvé, vuestro Dios, con el Mar Rojo, al cual secó delante de nosotros, hasta que hubimos pasado; 24para que todos los pueblos de la tierra conozcan que la mano de Yahvé es poderosa y vosotros temáis a Yahvé, vuestro Dios, en todo tiempo.”

JOSUÉ 5

Circuncisión de los israelitas

1Todos los reyes de los amorreos que habitaban a la otra parte del Jordán, hacia el occidente, y todos los reyes de los cananeos que habitaban junto al mar, cuando oyeron que Yahvé había secado las aguas del Jordán delante de los hijos de Israel hasta que hubieron pasado, se desmayaron en su corazón y ya no quedó en ellos aliento, por miedo a los hijos de Israel.

2[1454]En aquel tiempo dijo Yahvé a Josué: “Hazte cuchillos de piedra y vuelve a circuncidar a los hijos de Israel por segunda vez.” 3Hízose Josué cuchillos de piedra y circuncidó a los hijos de Israel en el collado de Aralot.

4He aquí la causa porque Josué los circuncidó: Todo el pueblo que había salido de Egipto, los varones, todos los hombres de guerra, habían muerto en el desierto, en el camino, cuando salieron de Egipto. 5Todo ese pueblo que salió (de Egipto) había sido circuncidado; pero no lo estaba ninguno del pueblo nacido en el desierto, en el camino, después de la salida de Egipto. 6Porque los hijos de Israel anduvieron cuarenta años por el desierto, hasta perecer todo el pueblo, los hombres de guerra salidos de Egipto, por no haber obedecido la voz de Yahvé. A ellos Yahvé les juró que no les dejaría ver la tierra que con juramento había prometido a sus padres que nos la daría, tierra que mana leche y miel. 7A los hijos de aquellos que Él había suscitado en su lugar, los circuncidó Josué, porque eran incircuncisos; pues no los habían circuncidado en el camino.8Después que todo el pueblo fue circuncidado, se quedaron en su lugar, dentro del campamento, hasta que sanaron. 9[1455]Dijo entonces Yahvé a Josué: “Hoy he quitado de sobre vosotros el oprobio de Egipto.” Y se llamó el nombre de aquel lugar Gálgala hasta el día de hoy.

Celebración de la Pascua

10Acamparon los hijos de Israel en Gálgala y celebraron la Pascua el día catorce del mes, por la tarde, en la llanura de Jericó. 11Y comieron de los productos del país desde el día siguiente a la Pascua; en aquel mismo día (comieron) panes ácimos y trigo tostado. 12[1456]Al día siguiente de comer de los productos del país, cesó el maná, y en adelante los hijos de Israel ya no tuvieron el maná, sino que comieron en aquel año de los frutos del país de Canaán.

Aparición del Ángel

13[1457]Estando Josué cerca de Jericó, alzó los ojos y miró; y he aquí que estaba en pie delante de él un hombre con la espada desenvainada en la mano. Se le acercó Josué y le preguntó: “¿Eres tú de los nuestros, o de nuestros enemigos?” 14Él respondió: “No, sino que soy el príncipe del ejército de Yahvé, que acabo de llegar.” 15Entonces Josué cayó en tierra sobre su rostro, y adoró. Y le preguntó: “¿Qué dice mi Señor a su siervo?” 16[1458] El príncipe del ejército de Yahvé dijo a Josué: “Quítate el calzado de los pies, porque el lugar donde estás es santo.” Y Josué lo hizo así.

JOSUÉ 6

Toma de Jericó

1[1459]Jericó tenía bien atrancadas las puertas por miedo a los hijos de Israel; nadie podía salir ni entrar.

2Entonces dijo Yahvé a Josué: “Mira, Yo he entregado en tus manos a Jericó y su rey y sus valientes de guerra. 3Dad una vuelta a la ciudad haciendo un giro en torno a ella, todos los hombres de guerra. Así haréis por seis días, 4llevando siete sacerdotes siete trompetas de cuernos de carnero delante del Arca. Mas al día séptimo daréis la vuelta a la ciudad siete veces y los sacerdotes tocarán las trompetas. 5[1460]Y cuando ellos saquen del cuerno de carnero sonidos más continuados, y vosotros oigáis su sonido, todo el pueblo gritará con grande algazara, y se derrumbara la muralla de la ciudad, y subirá el pueblo cada uno por la parte que tenga delante.”

6[1461]Entonces llamó Josué, hijo de Nun, a los sacerdotes y les dijo: “Llevad el Arca de la Alianza, y siete sacerdotes vayan con siete trompetas de cuerno de carnero delante del Arca de Yahvé.” 7Al pueblo le dijo: “Pasad y dad vuelta a la ciudad; y los hombres armados marcharán delante del Arca de Yahvé.”

8Luego que Josué hubo dado esta orden al pueblo, los siete sacerdotes con las siete trompetas de cuerno de carnero marchaban delante de Yahvé y comenzaron a tocar las trompetas, mientras el Arca de la Alianza de Yahvé seguía tras ellos. 9Al frente de los sacerdotes que tocaban las trompetas marchaban los hombres armados, y el resto del pueblo iba tras el Arca. Y mientras caminaban resonaron las trompetas. 10Josué había mandado al pueblo, diciendo: “No gritéis, ni dejéis oír vuestra voz, ni salga de vuestra boca palabra alguna hasta el día en que yo os diga: ¡Gritad! Entonces gritaréis.” 11Hizo que el Arca de Yahvé diera la vuelta a la ciudad, rodeándola una sola vez; y volviéndose al campamento pasaron allí la noche.

12Al día siguiente Josué se levantó muy temprano, y los sacerdotes llevaron el Arca de Yahvé. 13[1462]Los siete sacerdotes que llevaban las siete trompetas de cuerno de carnero marchaban delante del Arca de Yahvé, tocando las trompetas. Los hombres armados iban delante de ellos, y el resto del pueblo seguía tras el Arca de Yahvé, y durante la marcha resonaban las trompetas. 14Asimismo dieron una vuelta a la ciudad el segundo día y se volvieron al campamento. Eso mismo hicieron por seis días.

15Al séptimo día se levantaron muy temprano, al despuntar el alba, y de la misma manera dieron siete veces la vuelta a la ciudad; solo aquel día dieron la vuelta a la ciudad siete veces. 16Y cuando a la séptima vez los sacerdotes tocaron las trompetas, dijo Josué al pueblo: “¡Gritad, pues Yahvé os ha entregado la ciudad! 17[1463] Y será la ciudad anatema para Yahvé, ella, y cuanto hubiere en ella. Solamente Rahab, la ramera, vivirá, ella y todos los que se hallen con ella en su casa, por cuanto escondió a los exploradores que habíamos enviado.18Pero guardaos bien de lo consagrado al anatema, no sea que apropiándoos cosa alguna consagrada al anatema, os hagáis anatema, y hagáis anatema también el campamento de Israel y lo llevéis a la perdición. 19Toda la plata, todo el oro, y todos los objetos de bronce y de hierro, serán consagrados a Yahvé y han de entrar al tesoro de Yahvé.”

20[1464]Entonces el pueblo levantó el grito, y resonaban las trompetas. Y cuando el pueblo oyó el sonido de la trompeta, comenzó a gritar con grande algazara, y se derrumbó la muralla, y el pueblo subió a la ciudad, cada uno por la parte que tenía frente a sí, y tomaron la ciudad. 21Y consagraron al anatema cuanto había en la ciudad, hombres y mujeres, niños y viejos, bueyes, ovejas y asnos.

Rahab es salvada

22Entonces Josué dijo a aquellos dos hombres que habían explorado el país: “Entrad en casa de la ramera y sacad de allí a la mujer con todos los suyos, conforme se lo jurasteis.” 23[1465] Entraron los jóvenes, los espías, y sacaron a Rahab, a su padre, a su madre, a sus hermanos y a todos los suyos. Sacaron a todos los de su familia y los metieron en un lugar fuera del campamento de Israel.24Después abrasaron la ciudad con cuanto en ella había, menos la plata y el oro y los objetos de bronce y de hierro, que pusieron en el tesoro de la Casa de Yahvé. 25[1466]Mas conservó Josué la vida a Rahab la ramera y a la casa de su padre y a todos los suyos. Ella habita en medio de Israel hasta el día de hoy por haber ocultado a los mensajeros que Josué había enviado para espiar a Jericó.

Josué maldice la ciudad

26[1467]En aquel tiempo juró Josué diciendo: “¡Maldito ante Yahvé sea quien se atreva a reedificar esta ciudad de Jericó! Al precio de su primogénito eche los cimientos de ella y a costa de su hijo menor coloque sus puertas.” 27De esta manera acompañó Yahvé a Josué, y su fama se divulgó por todo el país.

JOSUÉ 7

Derrota de Israel en Hai

1Los hijos de Israel quebrantaron el anatema; pues Acán, hijo de Carmí, hijo de Zabdí, hijo de Zare, de la tribu de Judá, tomó de lo consagrado al anatema, por lo cual se encendió la ira de Yahvé contra los hijos de Israel.

2[1468]Josué envió desde Jericó unos hombres a Hai, que está junto a Betaven, al oriente de Betel, y les habló, diciendo: “Subid y explorad el país.” Subieron los hombres y exploraron a Hai. 3De vuelta a Josué le dijeron: “No es menester que suba todo el pueblo, suban solo unos dos o tres mil hombres para derrotar a Hai. No fatigues a todo el pueblo para marchar allí, porque sus habitantes son pocos.” 4Subieron allí unos tres mil hombres del pueblo, pero huyeron ante los hombres de Hai. 5Los hombres de Hai mataron de ellos unos treinta y seis hombres, y persiguiéndoles desde la puerta hasta Sebarim los derrotaron en la bajada, con lo que se derritió el corazón del pueblo y vino a ser como agua.

Josué implora la ayuda del Señor

6[1469]Josué rasgó sus vestidos y se postró en tierra sobre su rostro delante del Arca de Yahvé hasta la tarde, así él como los ancianos de Israel, y se echaron polvo sobre sus cabezas. 7[1470]Y dijo Josué:“¡Ay, Señor, Yahvé! ¿Por qué has hecho pasar a este pueblo el Jordán para entregarnos en manos de los amorreos y destruirnos? ¡Ojalá hubiéramos preferido quedarnos al otro lado del Jordán! 8¡Ay Señor! ¿Qué podré decir yo, después de haber vuelto Israel las espaldas ante sus enemigos? 9Al oírlo los cananeos y todos los habitantes del país, nos cercarán y borrarán nuestro nombre, de sobre la tierra. ¿Qué harás Tú por la gloria de tu Nombre?”

10Respondió Yahvé a Josué: “Levántate, ¿por qué estás postrado sobre tu rostro? 11Israel ha pecado y también violado mi pacto que Yo les he impuesto, más aún, han tomado cosas entregadas al anatema, han robado y disimulado, poniéndolas entre su equipaje. 12[1471]Por eso los hijos de Israel no podrán resistir a sus enemigos; volverán las espaldas ante sus enemigos, pues han venido a ser anatema. No estaré más con vosotros, a menos que exterminéis el anatema de en medio de vosotros. 13Levántate, santifica al pueblo y dile: Santificaos para mañana; porque así dice Yahvé, el Dios de Israel: Hay en medio de ti, oh Israel, un anatema. No podrás resistir a tus enemigos, hasta que hayas exterminado el anatema de en medio de vosotros. 14Mañana por la mañana os presentaréis según vuestras tribus; y la tribu que Yahvé señale se acercará por parentelas: y la parentela que Yahvé señale se acercará por casas; y la casa que Yahvé señale se acercará por cabezas. 15[1472]Y el que fuere hallado con el anatema será quemado en el fuego, tanto él como todo lo suyo, por haber traspasado el pacto de Yahvé y cometido maldad en Israel.”

El castigo de Acán

16Al día siguiente se levantó Josué muy temprano, e hizo que se acercara Israel por sus tribus; y fue señalada la tribu de Judá. 17Después mandó acercarse las parentelas de Judá, y fue señalada la parentela de los zareos. Hizo se acercara la parentela de los zareos por sus varones, y fue señalado Zabdí. 18Luego hizo acercarse la casa de este por cabezas, y fue señalado Acán, hijo de Carmí, hijo de Zabdí, hijo de Zare, de la tribu de Judá.19Dijo Josué a Acán: “Hijo mío, da gloria a Yahvé, el Dios de Israel, y ríndele honor, y manifiéstame, te lo ruego, qué has hecho, no me lo encubras.” 20Acan respondió a Josué, diciendo: “Es verdad que he pecado contra Yahvé, el Dios de Israel. He aquí lo que he hecho: 21[1473]Vi entre los despojos un hermoso manto de Sinear, doscientos siclos de plata y una barra de oro de cincuenta siclos de peso; y llevado de codicia lo tomé, y he aquí que está escondido en la tierra en medio de mi tienda, y el dinero está debajo (del manto).” 22Josué envió hombres que fueron corriendo a la tienda; y he aquí que (los objetos) estaban escondidos en la tienda, y debajo estaba el dinero. 23Los sacaron de en medio de la tienda y los llevaron a Josué y a todos los hijos de Israel; y los extendieron delante de Yahvé.

24Entonces Josué, y con él todo Israel, tomaron a Acán, hijo de Zare, con la plata y el manto y la barra de oro, y también a sus hijos y a sus hijas, y sus bueyes, asnos y ovejas y su tienda y todo lo que poseía; y los llevaron al Valle de Acor.25Y le dijo Josué: “Por cuanto tú nos has perturbado, Yahvé te perturbará a ti en este día.” Y todo Israel le apedreó. Y los quemaron después de apedrearlos, levantaron sobre él un gran montón de piedras (que se ve) hasta hoy. Con esto cesó el ardor de la ira de Yahvé. Por esto se llama aquel lugar Valle de Acor, hasta el día de hoy.

JOSUÉ 8

Toma de Hai

1Dijo Yahvé a Josué: “No temas ni te amedrentes; toma contigo toda la gente de guerra, y levántate y sube a Hai. Mira que Yo he dado en tu poder al rey de Hai, su pueblo, su ciudad y su territorio. 2Y harás con Hai y con su rey como hiciste con Jericó y su rey; solamente que tomaréis para vosotros sus despojos y sus ganados. Pon una emboscada contra la ciudad, al poniente de la misma.

3[1474]Se levantó Josué con toda la gente de guerra para subir contra Hai. Y escogió Josué treinta mil combatientes valerosos a los que despachó de noche. 4Les dio esta orden: “Mirad que os pongáis en emboscada contra la ciudad, a espaldas de ella, a poca distancia, y estad todos alerta. 5Yo y toda la gente que está conmigo, nos acercaremos a la ciudad, y cuando salgan a nuestro encuentro, como la vez primera, echaremos a huir delante de ellos.6Cuando salgan tras nosotros, los alejaremos de la ciudad —porque se dirán: huyen de nosotros como la vez primera— y mientras seguimos huyendo delante de ellos, 7vosotros os levantaréis de la emboscada y os apoderaréis de la ciudad; y Yahvé, vuestro Dios, la entregará en vuestras manos. 8Después de apoderaros de la ciudad, pegaréis fuego a ella. Como mandó Yahvé, así lo haréis. Ved, que yo os lo he mandado.” 9Así los despachó Josué; y marcharon al lugar de la emboscada para apostarse entre Betel y Hai, al occidente de Hai. Y Josué pasó aquella noche en medio del pueblo.

10Al día siguiente se levantó Josué muy de mañana, pasó revista a la gente y subió contra Hai marchando al frente del pueblo, él y los ancianos de Israel. 11Toda la gente de guerra que con él estaba subió, y acercándose llegaron frente a la ciudad, y acamparon al norte de Hai, mediando el valle entre ellos y Hai.12Después tomó unos cinco mil hombres y los puso en emboscada entre Betel y Hai, al occidente de la ciudad. 13Luego que el pueblo hubo tomado posición: todo el ejército al norte de la ciudad, y la retaguardia al occidente de la ciudad, avanzó Josué durante la noche al medio del valle.14[1475]Cuando vio esto el rey de Hai, se levantó a toda prisa, y con él todo su pueblo, y salieron al encuentro de Israel para combatir, al lugar indicado frente al Arabá; mas no sabía que había contra él una emboscada detrás de la ciudad. 15Y Josué y todo Israel se dejaron vencer por ellos, echando a huir camino del desierto; 16por lo cual se reunió todo el pueblo que había dentro de Hai para perseguirlos; y mientras perseguían a Josué, se alejaron de la ciudad. 17No quedó hombre en Hai, ni en Betel, que no hubiese salido en pos de Israel. Persiguieron a Israel, dejando abierta la ciudad.

18Entonces dijo Yahvé a Josué: “Extiende hacia Hai la lanza que tienes en tu mano, porque daré la ciudad en tu mano.” Y Josué extendió hacia la ciudad la lanza que tenía en su mano.

19[1476]Y apenas hubo extendido la mano, se levantaron los emboscados a toda prisa de su lugar, y corriendo entraron en la ciudad y la tomaron; y se apresuraron a pegar fuego a la ciudad. 20Cuando los hombres de Hai volvieron su rostro hacia atrás, y vieron que el humo de la ciudad iba subiendo hacia el cielo, ya no tuvieron posibilidad de huir, ni por un lado ni por el otro, ya que la gente (de Israel) que había huido hacia el desierto se volvió contra los perseguidores.21Viendo Josué y todo Israel que la emboscada había tomado la ciudad, y que iba subiendo el humo de la ciudad, se volvieron y derrotaron a los hombres de Hai, 22[1477]en tanto que los otros salieron de la ciudad a su encuentro, de manera que (los de Hai) estaban en medio de los israelitas, teniendo de un lado a unos, y del otro a otros; los cuales los batieron hasta no quedarles ni sobreviviente ni fugitivo. 23Prendieron también vivo al rey de Hai y le presentaron a Josué.

24Cuando Israel hubo matado a todos los habitantes de Hai, en el campo, en el desierto, adonde aquellos los habían perseguido, y todos ellos hasta el último hubieron sido pasados a cuchillo, se volvió todo Israel contra Hai y la pasó a filo de espada. 25El total de los que cayeron en aquel día fue de doce mil, entre hombres y mujeres, todos ellos gente de Hai. 26Josué no retrajo su mano que tenía extendida con la lanza, hasta que hubo ejecutado el anatema en todos los habitantes de Hai.27Israel tomó para sí solamente los ganados y los despojos de esta ciudad, según la orden que Yahvé había dado a Josué. 28Luego Josué quemó a Hai y la convirtió para siempre en un montón de ruinas, en una desolación hasta el día de hoy. 29Al rey de Hai lo colgó de un madero hasta la tarde. Mas a la puesta del sol, Josué dio orden y bajaron el cadáver del madero. Lo arrojaron a la puerta de la ciudad, donde levantaron sobre él un gran montón de piedras, que subsiste hasta hoy.

Renovación de la Alianza

30[1478]Entonces erigió Josué un altar a Yahvé, Dios de Israel, en el monte Ebal 31—como Moisés, siervo de Yahvé, lo había mandado a los hijos de Israel, conforme a lo escrito en el libro de la Ley de Moisés—, un altar de piedras sin labrar, sobre las cuales no había pasado instrumento de hierro. Ofrecieron sobre él holocaustos a Yahvé, y sacrificaron víctimas pacíficas. 32Josué escribió allí sobre las piedras una copia de la Ley que Moisés había escrito en presencia de los hijos de Israel. 33Y todo Israel, sus ancianos, sus jefes y sus jueces, estaban en pie a ambos lados del Arca, frente a los sacerdotes levitas que llevaban el Arca de la Alianza de Yahvé, tanto los extranjeros como los hijos de Israel, la mitad de ellos dando frente al monte Garizim, y la otra mitad dando frente al monte Ebal, según la orden de bendecir al pueblo de Israel, que Moisés, siervo de Dios, había dado ya antes. 34Después de esto leyó todas las palabras de la Ley, la bendición y la maldición, conforme a todo lo escrito en el Libro de la Ley. 35De todo cuanto Moisés había escrito no hubo nada que no leyese Josué ante toda la asamblea de Israel, mujeres, niños y extranjeros que vivían en medio de ellos.

JOSUÉ 9

Los gabaonitas

1Todos los reyes de la otra parte del Jordán, los de la montaña y los de la Sefelá y los que vivían en toda la costa del Mar Grande hasta el Líbano, el heteo, el amorreo, el cananeo, el fereceo, el heveo y el jebuseo, al oír estas cosas. 2se juntaron todos de común acuerdo para hacer la guerra contra Josué y contra Israel.

3[1479]También los habitantes de Gabaón supieron lo que hizo Josué a Jericó y Hai; 4y ellos, por su parte, se valieron de una estratagema. Se pusieron en camino, con provisiones para el viaje, llevando sobre sus asnos costales gastados y pellejos de vino, viejos, rotos y recosidos.5Sobre sus pies tenían puestos zapatos viejos y remendados y sobre su cuerpo vestidos muy usados; y todo el pan de su provisión era pan seco y hecho migajas. 6Llegaron a Josué, al campamento de Gálgala, y le dijeron a él y a los hombres de Israel: “Venimos de una tierra lejana; haced alianza con nosotros.” 7[1480]Los hombres de Israel respondieron a los heveos: “Quizás vosotros habitéis en medio de nosotros; ¿cómo podemos, pues, hacer alianza con vosotros?” 8Ellos respondieron a Josué: “Siervos tuyos somos.” Les preguntó Josué: “¿Quiénes sois y de dónde venís?” 9[1481]Le respondieron: “Tus siervos vienen de una tierra muy lejana (atraídos) por la fama de Yahvé, tu Dios. Pues oímos su fama y todo lo que obró en Egipto, 10y cuanto hizo a los dos reyes de los amorreos que había al otro lado del Jordán, Sehón, rey de Hesbón, y Og, rey de Basan, que habitaba en Astarot. 11Por eso nos hablaron nuestros ancianos y todos los habitantes de nuestra tierra, y dijeron: Tomad en vuestras manos provisiones para el camino, e id al encuentro de ellos, y decidle: Somos siervos vuestros; haced, pues, ahora alianza con nosotros. 12Ved nuestro pan: estaba caliente cuando lo tomamos como provisión en nuestras casas el día en que salimos para venir a vosotros; mas ahora, ved cómo es duro y hecho migajas; 13y estos cueros de vino que eran nuevos cuando los llenamos, ved cómo ahora están rotos; también estos nuestros vestidos y nuestro calzado están ya gastados a causa de tan largo viaje.”

14[1482]Los hombres (de Israel) tomaron de sus provisiones, pero no consultaron la boca de Yahvé, 15de modo que Josué hizo paz con ellos, y concertó con ellos una alianza, que les concedía la vida; y les juraron los príncipes del pueblo.

16Mas al cabo de tres días después de haber pactado con ellos supieron que eran vecinos suyos, y que habitaban en medio de ellos.17[1483]Partieron los hijos de Israel, y al día tercero llegaron a las ciudades de ellos. Sus ciudades eran Gabaón, Cafirá, Beerot y Kiryatyearim.18Mas los hijos de Israel no les dieron muerte porque los príncipes del pueblo les habían jurado por Yahvé, el Dios de Israel, aunque todo el pueblo murmuró contra los príncipes. 19Entonces los príncipes todos dijeron a todo el pueblo: “Nosotros les hemos jurado por Yahvé, el Dios de Israel; por eso ahora no podemos tocarlos. 20Haremos con ellos esto: les concederemos la vida; para que no venga sobre nosotros la ira (de Dios) a causa del juramento que les hemos prestado.” 21[1484]Dijeron respecto de ellos los príncipes: “Que vivan.” Y fueron constituidos leñadores y aguadores para todo el pueblo como les habían dicho los príncipes.

22Luego Josué los llamó y les habló así: “¿Por qué nos habéis engañado, diciendo: Vivimos muy lejos de vosotros, siendo así que habitáis en medio de nosotros? 23[1485]Ahora, pues, malditos sois; y ninguno de vosotros dejará de ser siervo, sea como leñador, sea como aguador para la Casa de mi Dios.” 24Respondieron ellos a Josué, diciendo: “Es que llegó a tus siervos la noticia de la orden dada por Yahvé a Moisés de entregaros todo el país y de destruir a todos sus habitantes delante de vosotros; y temiendo de vuestra parte mucho por nuestras vidas hemos hecho esto. 25Ahora, henos aquí en tu mano; haz con nosotros como te parezca bueno y recto hacer con nosotros.” 26Y él hizo así con ellos y los libró de la mano de los hijos de Israel, de modo que no los mataron. 27Josué los constituyó en aquel día leñadores y aguadores hasta el día de hoy, para el pueblo y para el altar de Yahvé en el lugar que Él escogiere.

JOSUÉ 10

Cinco reyes sitian a Gabaón

1[1486]Cuando Adonisédec, rey de Jerusalén, oyó que Josué había tomado a Hai y ejecutado en ella el anatema, haciendo con Hai y su rey como había hecho con Jericó y su rey, y que los habitantes de Gabaón habían hecho paz con Israel y vivían en medio de ellos, 2[1487]le sobrecogió gran temor; pues Gabaón era una ciudad grande, como una de las ciudades reales, y más grande que Hai y todos sus hombres eran valientes. 3[1488]Por lo cual Adonisédec, rey de Jerusalén, envió a decir a Hoham, rey de Hebrón; a Param, rey de Jarmut; a Jafía, rey de Laquís, y a Dabir, rey de Eglón:4“Subid aquí y ayudadme para derrotar a Gabaón; porque ha hecho paz con Josué y con los hijos de Israel.” 5Se juntaron y subieron los cinco reyes de los amorreos, a saber, el rey de Jerusalén, el rey de Hebrón, el rey de Jarmut, el rey de Laquís y el rey de Eglón, ellos y todas sus tropas, y acamparon cerca de Gabaón haciéndole guerra.

6Entonces los hombres de Gabaón enviaron a decir a Josué, que estaba en el campamento de Gálgala: “No abandones a tus siervos; sube presto; líbranos y danos socorro; porque se han juntado contra nosotros todos los reyes de los amorreos que habitan en la montaña. 7Luego Josué subió de Gálgala, él y toda su gente de guerra y todos los valientes. 8Y dijo Yahvé a Josué: “No los temas; porque los he entregado en tu mano; ningún hombre de ellos podrá resistir ante ti.” 9Se echó Josué sobre ellos de repente, después de una marcha nocturna desde Gálgala. 10Y Yahvé los llenó de consternación delante de Israel, de modo que Israel les infligió una gran derrota en Gabaón; y persiguiéndolos por el camino de la subida de Betharán, los derrotó hasta Asecá y hasta Maquedá. 11[1489]Y mientras iban huyendo delante de Israel en la bajada de Betharán, Yahvé hizo caer sobre ellos desde el cielo grandes piedras, hasta Asecá, y así murieron. Fueron más los muertos por las piedras de granizo que los muertos por la espada de los hijos de Israel.

Milagro en favor de los israelitas

12Entonces, el día en que Yahvé entregó a los amorreos en las manos de los hijos de Israel, habló Josué a Yahvé y dijo en presencia de Israel:

“¡Sol, detente sobre Gabaón,

y tú, luna, en el valle de Ayalón!”

13[1490]Y el sol se detuvo, y se paró la luna, hasta que el pueblo se hubo vengado de sus enemigos. ¿No está esto escrito en el libro del Justo? Se paró el sol en medio del cielo, y no se apresuró a bajar casi un día entero. 14No hubo ni antes ni después día como este en que Yahvé obedeciera a la voz de un hombre; pues Yahvé peleaba por Israel. 15Después volvió Josué, y todo Israel con él, al campamento de Gálgala.

Muerte de los cinco reyes amorreos

16Aquellos cinco reyes habían huido y se hallaban escondidos en la cueva de Maquedá. 17Y fue dado a Josué esta noticia: “Han sido hallados los cinco reyes, escondidos en la cueva de Maquedá.” 18Respondió Josué: “Rodad grandes piedras a la entrada de la cueva, y colocad hombres junto a ella, para guardar a los reyes;19mas vosotros no os detengáis; perseguid a vuestros enemigos, hostigando su retaguardia; no los dejéis entrar en sus ciudades, pues Yahvé, vuestro Dios, los ha entregado en vuestras manos.”

20Cuando Josué y los hijos de Israel les hubieron infligido una derrota muy grande hasta exterminarlos —solamente algunos habían podido escapar y entrar en las ciudades fortificadas— 21[1491]se volvió todo el pueblo en paz a Josué, al campamento de Maquedá, sin que nadie moviese su lengua contra los hijos de Israel.

22Dijo entonces Josué: “Abrid la entrada de la cueva y sacadme de allí a esos cinco reyes.” 23Lo hicieron así, y le sacaron de la cueva a los cinco reyes: al rey de Jerusalén, al rey de Hebrón, al rey de Jarmut, al rey de Laquís y al rey de Eglón. 24[1492]Y cuando hubieron sacado a aquellos cinco reyes para presentarlos a Josué, llamó este a todos los varones de Israel y dijo a los jefes de los hombres de guerra que iban con él: “Acercaos y poned vuestro pie sobre el cuello de estos reyes.” Y ellos se acercaron y les pusieron el pie sobre el cuello. 25Y les dijo Josué: “No temáis ni os amedrentéis. Sed fuertes y valerosos; pues así hará Yahvé con todos vuestros enemigos, contra los cuales habéis de pelear.” 26[1493]Después de esto, Josué los hizo herir y matar y colgar en cinco maderos; y en aquellos maderos quedaron colgados hasta la tarde. 27Al ponerse el sol, Josué los hizo bajar de los maderos, y los echaron en la cueva donde se habían escondido; y pusieron a la boca de la cueva grandes piedras (que se ven) hasta el día de hoy.

Las ciudades del sur

28Aquel mismo día tomó Josué a Maquedá y la pasó a filo de espada, juntamente con su rey, consagrándola al anatema con todas las almas que había en ella, sin dejar quien escapase; e hizo con el rey de Maquedá lo mismo que había hecho con el rey de Jericó.

29De Maquedá pasó Josué, y con el todo Israel a Libná, e hizo guerra contra Libná.30Y Yahvé la entregó, junto con su rey, en manos de Israel; y la pasó a filo de espada, con todas las almas que había en ella, sin dejar allí quien escapase; e hizo con su rey lo mismo que había hecho con el rey de Jericó.31De Libná pasó Josué, y con él todo Israel, a Laquís; acampó delante de ella y la atacó. 32Y Yahvé entregó a Laquís en manos de Israel, que la tomó al segundo día, y la pasó a filo de espada, con todas las almas que había en ella, exactamente como había hecho con Libná.

33Entonces subió Horam, rey de Guécer, para socorrer a Laquís; pero Josué derrotó a él y a su pueblo, hasta no dejarle gente que escapase. 34De Laquís pasó Josué, y con él todo Israel, a Eglón; la sitiaron y la atacaron. 35La tomaron aquel mismo día y la pasaron a filo de espada, ejecutando en ese día el anatema en todas las almas que había en ella, exactamente como él había hecho con Laquís.

36De Eglón subió Josué, y con él todo Israel, a Hebrón, y la atacaron. 37Tomáronla y la pasaron a filo de espada, con su rey y con todas sus ciudades, y con todas las personas que había en ella, sin dejar quien escapase, exactamente como había hecho con Eglón. Ejecutó el anatema en ella y en todas las almas que había en ella.

38Después Josué, y con él todo Israel, se volvió contra Dahir y la atacó. 39La tomó con su rey y todas sus ciudades, pasándolas a filo de espada y ejecutando el anatema en todas las almas que en ella había sin dejar quien escapase. Hizo con Dabir y con su rey lo mismo que había hecho con Hebrón y como había hecho con Libná y su rey.

40[1494]Así batió Josué todo el país: la montaña, el Négueb, la Sefelá y las vertientes, con todos sus reyes, sin dejar quien escapase, y consagrando al anatema todo ser viviente, como lo había mandado Yahvé, el Dios de Israel. 41Los batió Josué desde Cadesbarnea hasta Gaza, todo el país de Gosen hasta Gabaón. 42[1495]Josué tomó a todos estos reyes con sus territorios en una sola expedición, porque Yahvé, el Dios de Israel, peleaba por Israel. 43Después volvió Josué, y con él todo Israel, al campamento de Gálgala.

JOSUÉ 11

Derrota de Jabín, rey de Hasor

1Jabín, rey de Hasor, al oír esto, envió mensajeros a Jobab, rey de Madón, al rey de Somrón, al rey de Acsaf, 2[1496]y a los reyes que estaban al norte, en la montaña, en el Araba, al sur de Kinéret, en la Sefelá, y en las alturas de Dor, al oeste; 3[1497]y a los cananeos del este y del oeste, a los amorreos, a los heteos, a los fereceos, a los jebuseos de la montaña y a los heveos del pie del Hermón, en la tierra de Masfá. 4Se pusieron en marcha, ellos con todos sus ejércitos, muchísima gente, tan numerosa como la arena que hay en las orillas del mar, con muchísimos caballos y carros. 5[1498]Todos estos reyes se coligaron y fueron a acampar juntos cerca de las aguas de Merom para luchar contra Israel. 6Mas Yahvé dijo a Josué: “No los temas, pues mañana, a esta misma hora, Yo los pondré a todos traspasados delante de Israel; desjarretarás sus caballos, y sus carros entregarás al fuego.”

7Entonces Josué y con él toda la gente de guerra vinieron contra ellos y los acometieron de improviso junto a las aguas de Merom. 8[1499]Y Yahvé los entregó en manos de Israel, que los derrotó y los persiguió hasta Sidón, la grande, hasta Misrefot-Mayim y hasta el valle de Masfá, al oriente. Los derrotó hasta no dejar de ellos quien escapase. 9[1500]Josué hizo con ellos según le había mandado Yahvé: desjarretó sus caballos y entregó sus carros al fuego.

Conquista del norte de Palestina

10En aquel tiempo se volvió Josué, tomó a Hasor y pasó a su rey a cuchillo; porque Hasor era antiguamente cabeza de todos aquellos reinos. 11Pasaron a filo de espada todas las almas que en ella había, ejecutando el anatema; y a Hasor la pegó fuego. 12Josué tomó todas las ciudades de aquellos reyes y a todos sus reyes los pasó a filo de espada y ejecutó en ellos el anatema, como lo había mandado Moisés, siervo de Yahvé. 13Israel no quemó ninguna de las ciudades situadas en las alturas, con la única excepción de Hasor, la cual quemó Josué. 14Los hijos de Israel se tomaron todos los despojos de aquellas ciudades y los ganados; mas a todos los hombres pasaron a filo de espada, hasta exterminarlos, sin dejar ninguno con vida. 15Como había mandado Yahvé a Moisés su siervo, así lo mandó Moisés a Josué, y así hizo Josué, sin descuidar nada de cuanto Yahvé había mandado a Moisés.

16[1501]Tomó, pues, Josué todo el país: la montaña, todo el Négueb, toda la tierra de Gosen, la Sefelá, el Arabá y la montaña de Israel con su llanura, 17[1502]desde la montaña desnuda, que sube hacia Seír, hasta Baalgad, en el valle del Líbano, al pie del monte Hermón. Prendió también a todos sus reyes, los hirió y les dio muerte. 18Duró mucho tiempo la guerra de Josué contra todos estos reyes. 19[1503]No hubo ciudad que hiciese paz con los hijos de Israel, fuera de los heveos que habitaban en Gabaón; todas las tomaron a mano armada. 20[1504]Porque Yahvé había dispuesto endurecer el corazón de ellos, para que marchasen a la guerra contra los hijos de Israel, a fin de que se los consagrara al anatema, y para que no se les tuviese compasión, sino que fuesen destruidos, como Yahvé lo había mandado a Moisés.

Exterminio de los enaceos

21[1505]En aquel tiempo se puso en marcha y exterminó a los enaceos, de la montaña, de Hebrón, de Dabir, de Anab y de toda la montaña de Judá y de toda la montaña de Israel. Josué ejecutó el anatema en ellos y en sus ciudades. 22No quedaron enaceos en el país de los hijos de Israel, quedaron solamente en Gaza, en Gat y en Azoto. 23[1506]Conquistó, pues, Josué el país, conforme a cuanto Yahvé había ordenado a Moisés; y Josué lo dio en herencia a Israel, según sus divisiones y tribus. Y el país descansó de la guerra.

JOSUÉ 12

Los reyes vencidos de Transjordania

1Estos son los reyes del país que los hijos de Israel derrotaron y de cuyo territorio se apoderaron al otro lado del Jordán, al oriente, desde el río Arnón hasta el monte Hermón, y toda la parte oriental del Araba:

2[1507]Sehón, rey de los amorreos, que habitaba en Hesbón. Este dominaba desde Aroer, situada a orillas del río Arnón, desde el medio de este valle, la mitad de Galaad hasta el río Yaboc, en la frontera de los hijos de Ammón; 3[1508]también el Arabá hasta la ribera oriental del Mar de Kinéret y la ribera oriental del Mar del Arabá, el Mar Salado, camino de Bet-Jesimot; y en la parte sur, hasta el pie de las vertientes del Fasga. 4[1509]Después el territorio de Og, rey de Basan, que era del resto de los Refaím y residía en Astarot y en Edreí. 5Este reinaba en el monte Hermón, en Salea y en todo Basan, hasta la frontera de Gesur y Maacat, y sobre la mitad de Galaad hasta el territorio de Sehón, rey de Hesbón. 6Moisés, siervo de Yahvé y los hijos de Israel los derrotaron; y Moisés, siervo de Yahvé, dio (su país) en herencia a los rubenitas, a los gaditas y a la media tribu de Manasés.

Los reyes vencidos de Cisjordania

7[1510]He aquí los reyes que Josué y los hijos de Israel derrotaron en este lado del Jordán, al occidente, desde Baalgad, en el valle del Líbano, hasta la montaña desnuda, que sube hacia Seir. Josué dio (esta tierra) en herencia a las tribus de Israel, conforme a sus divisiones; 8en la montaña, en la Sefelá, en el Araba, en las vertientes, en el desierto y en el Négueb: (el país)de los heteos, de los amorreos, de los cananeos, de los fereceos, de los heveos y de los jebuseos: 9[1511]El rey de Jericó, uno; el rey de Hai, cerca de Betel, uno; 10el rey de Jerusalén, uno; el rey de Hebrón, uno; 11el rey de Jarmut, uno; el rey de Laquís, uno; 12el rey de Eglón, uno; el rey de Guécer, uno; 13el rey de Dabir, uno; el rey de Guéder, uno; 14el rey de Horma, uno; el rey de Arad, uno; 15el rey de Libná, uno; el rey de Adulan, uno; 16el rey de Maquedá, uno; el rey de Betel, uno; 17el rey de Tapua, uno; el rey de Héfer, uno; 18[1512]el rey de Afee, uno; el rey de Lazaron, uno; 19el rey de Madón, uno; el rey de Hasor, uno; 20el rey de Simrón, uno; el rey de Acsaf, uno; 21el rey de Taanac, uno; el rey de Mejido, uno; 22el rey de Cades, uno; el rey de Jocneam en el Carmelo, uno; 23[1513]el rey de Dor, en la costa de Dor, uno; el rey de Goím, en Gilgal, uno; 24el rey de Tirsá, uno. En total, treinta y un reyes.

II. DISTRIBUCIÓN DEL PAÍS

JOSUÉ 13

Reparto del país

1[1514]Era Josué ya viejo y entrado en años cuando Yahvé le dijo: “Eres ya viejo, y de edad avanzada y queda todavía muchísima tierra por conquistar. 2[1515]He aquí la tierra que aún queda: todos los distritos de los filisteos, y todos los de Gesur, 3[1516]desde el Schihor, que corre al oriente de Egipto, hasta el territorio de Acarón, al norte —que se considera como de los cananeos—, los cinco príncipes de los filisteos, el de Gaza, el de Azoto, el de Ascalón, el de Gat, el de Acarón, y al sur los aveos; 4todo el país de los cananeos, desde Meará, que es de los sidonios, hasta Afee, hasta el territorio de los amorreos; 5[1517]el país de los gebalitas, y todo el Líbano al oriente, desde Baalgad al pie del monte Hermón, hasta la entrada de Hamat; 6todos los moradores de la montaña desde el Líbano hasta Misrefot Mayim, todos los sidonios. Yo los arrojaré delante de los hijos de Israel; tú entre tanto, repartirás su país por suerte a Israel para herencia suya, como te lo he mandado. 7Ahora reparte este país como herencia a las nueve tribus y a la mitad de la tribu de Manasés.

8La otra mitad (de Manasés), con los rubenitas y los gaditas, obtuvieron ya su porción, la que les dio Moisés al otro lado del Jordán, en la parte oriental, según se la entregó Moisés, siervo de Yahvé, 9[1518]desde Aroer, situado a orillas del río Arnón, y de la ciudad que está en medio del valle, toda la llanura de Medebá hasta Dibón; 10todas las ciudades de Sehón, rey de los amorreos, que reinó en Hesbón, hasta el territorio de los hijos de Ammón; 11[1519]Galaad, con el territorio de Gesur y Maacat, todo el monte Hermón y Basan entero, hasta Salea; 12todo el reino de Og, en Basan, el cual reinó en Astarot y en Edreí —fue el del resto de los gigantes—. Moisés los derrotó y los desposeyó. 13Pero los hijos de Israel no desposeyeron a los gesureos, ni a los maacateos, sino que los gesureos y los maacateos habitan en medio de los hijos de Israel hasta el día de hoy. 14[1520]Solamente a la tribu de Leví no le dio herencia alguna. Su herencia son los sacrificios ígneos ofrecidos a Yahvé, el Dios de Israel, como Él se lo ha prometido.

Las fronteras de Rubén

15Moisés había dado a la tribu de los hijos de Rubén (su herencia) según sus familias. 16Les fue dado el territorio desde Aroer, situada a orillas del río Arnón y de la ciudad que está en medio del valle, toda la llanura contigua a Medebá; 17Hesbón con todas sus ciudades que están en la llanura; Dibón, Bamot-Baal, Bet-Baalmeón, 18Jahsa, Quedemot, Mefaat, 19Kiryataim. Sibmá y Zaret-Hasáhar en el monte del valle; 20Betfegor, con las vertientes del Fasga, Bet-Jesimot, 21todas las ciudades de la llanura y todo el reino de Sehón, rey de los amorreos, que reinaba en Hesbón, a quien derrotó Moisés, con los príncipes de Madián, Eví, Requem, Zur, Hur y Reba, príncipes de Sehón, que habitaban en el país. 22[1521]Los hijos de Israel mataron también a espada a Balaam, hijo de Beor, el adivino con los otros que pasaron a cuchillo. 23El Jordán, con su territorio, era la frontera de los hijos de Rubén. Tal fue la porción, las ciudades y sus aldeas, de los hijos de Rubén, según sus familias.

Fronteras de Gad

24También a la tribu de Gad, a los hijos de Gad dio Moisés (su porción) conforme a sus familias. 25Y fue el territorio de ellos Jaser, todas las ciudades de Galaad, la mitad del país de los hijos de Ammón, hasta Aroer, que está frente a Rabbá; 26además desde Hesbon hasta Ramot-Masfá, y Betonim; y desde Mahanaim hasta el territorio de Dabir; 27[1522]y en el valle, Betharán, Betnimrá, Sucot, y Safón, el resto del reino de Sehón, rey de Hesbón, el Jordán con sus riberas, hasta el borde del Mar de Kinéret al otro lado del Jordán, al oriente. 28Esta fue la porción, las ciudades con sus aldeas, de los hijos de Gad, según sus familias.

Fronteras de la media tribu de Manasés

29Moisés dio igualmente a la media tribu de Manasés (su parte): La media tribu de los hijos de Manasés recibió, según sus familias (esta herencia): 30[1523]Fue su territorio desde Mahanaim, todo Basan, todo el reino de Og, rey de Basan, y todas las aldeas de Jaír, en Basan, sesenta ciudades. 31La mitad de Galaad, juntamente con Astarot y Edreí, ciudades del reino de Og, en Basan, pertenecían a los hijos de Maquir, hijo de Manasés; para la mitad de los hijos de Maquir, según sus familias.

32Esto es lo que Moisés repartió en las campiñas de Moab, al otro lado del Jordán, al oriente de Jericó. 33[1524]Moisés no dio porción a la tribu de Leví. Su porción es Yahvé, el Dios de Israel, conforme Él se lo ha dicho.

JOSUÉ 14

Preparativos para la distribución de Cisjordania

1[1525]He aquí los territorios que los hijos de Israel tomaron en posesión en el país de Canaán. Se los dieron como porción el sacerdote Eleazar, Josué, hijo de Nun, y las cabezas de las casas paternas de las tribus de los hijos de Israel. 2[1526]Las nueve tribus y media recibieron su porción por la suerte, como Yahvé había ordenado por boca de Moisés. 3Porque Moisés había ya dado su porción a las dos tribus y media al otro lado del Jordán; mas a los levitas no les dio porción alguna en medio de ellos. 4Los hijos de José formaban dos tribus, Manasés y Efraím; y no se les dio parte a los levitas en el país, fuera de las ciudades de su habitación con los ejidos para sus ganados y su hacienda. 5Así como Yahvé había mandado a Moisés, así lo hicieron los hijos de Israel cuando repartieron el país.

La posesión de Caleb

6[1527]Cuando los hijos de Judá se acercaron a Josué en Gálgala, le dijo Caleb, hijo de Jefone, el ceniceo: “Tú sabes lo que Yahvé dijo a Moisés, varón de Dios, respecto de mí y de ti en Cadesbarnea. 7Tenía yo cuarenta años cuando Moisés, siervo de Yahvé, me envió desde Cadesbarnea a explorar el país, y yo le referí lo que tenía en mi corazón. 8Mis hermanos que conmigo habían subido desanimaron al pueblo, pero yo seguí fielmente a Yahvé, mi Dios. 9En aquel día juró Moisés, diciendo: «La tierra que tu pie ha pisado será porción tuya y de tus hijos para siempre; por cuanto has seguido fielmente a Yahvé, mi Dios». 10Y ahora, he aquí que Yahvé me ha conservado la vida, como lo prometió, durante los cuarenta y cinco años, desde que Yahvé dijo esta palabra a Moisés cuando Israel andaba por el desierto. Mira, tengo actualmente ochenta y cinco años, 11y todavía hoy estoy tan robusto como estaba en aquel tiempo en que Moisés me envió. La fuerza que tenía entonces la tengo todavía hoy, para luchar, para salir y para entrar. 12Ahora bien, dame esta montaña de la cual habló Yahvé aquel día. Pues tú mismo oíste aquel día, que hay allí enaceos, con ciudades grandes y fortificadas. Quizá Yahvé esté conmigo, de manera que logre yo desposeerlos, como dijo Yahvé.

13Entonces bendijo Josué a Caleb, hijo de Jefone, y le dio Hebrón por porción suya. 14Por eso Hebrón vino a ser la porción de Caleb, hijo de Jefone, el ceniceo, hasta este día; por cuanto había seguido fielmente a Yahvé, el Dios de Israel. 15[1528]Hebrón se llamaba antiguamente Kiryat Arba. (Arba) fue el hombre más grande entre los enaceos. Y el país descansó de la guerra.

JOSUÉ 15

Fronteras de Judá

1[1529]El territorio que tocó en suerte a los hijos de la tribu de Judá, según sus familias, se extendía en el extremo meridional (del país), hasta el confín de Edom, hasta el desierto de Sin, al sur. 2Partía su frontera meridional, desde el extremo del Mar Salado, desde la lengua que mira hacia el sur; 3se prolongaba hasta el lado meridional de la subida de Acrabim, pasaba a Sin, subía al sur de Cadesbarnea, corría hacia Hesrón, subía a Adar, y daba vuelta a Carcaá. 4Luego pasaba a Asmón y se prolongaba hasta el torrente de Egipto, para terminar en el mar. “Esta será vuestra frontera meridional.”

5La frontera oriental era el Mar Salado, hasta la desembocadura del Jordán. La frontera septentrional partía desde la lengua del mar, junto a la desembocadura del Jordán. 6Subía la frontera hacia Bethoglá, y pasaba al norte de Betarabá; luego subía la frontera hasta la piedra de Bohan, hijo de Rubén. 7Subía entonces la frontera a Dabir desde el valle de Acor, y por el norte torcía hacia Gálgala, que está frente a la subida de Adumim, al sur del torrente. La frontera pasaba hacia las aguas de En-Semes y terminaba en En-Rogel. 8[1530]De allí subía la frontera por el valle de Ben Hinnom, por el lado meridional del jebuseo, que es Jerusalén. Luego subía la frontera a la cumbre del monte que está frente al valle de Hinnom, al occidente, y a la extremidad del valle de Refaím, al norte. 9[1531]Desde la cima del monte torcía la frontera a la fuente de las aguas de Neftoa y llegaba a las ciudades del monte de Efrón; luego la frontera seguía hacia Baalá, que es Kiryatyearim. 10Desde Baalá se volvía la frontera al oeste, hacia el monte Seír, pasaba por la vertiente septentrional del monte Yearim que es Quesalón, bajaba a Betsemes y pasaba a Timná. 11Después partía la frontera hacia la vertiente septentrional de Acarón, doblaba hacia Sicrón; pasaba por el monte de Baalá y salía a Jabneel para terminar en el mar.

12La frontera occidental era el Mar Grande con su costa. Estos fueron los términos de los hijos de Judá, a la redonda, según sus familias.

Territorio de Caleb

13Caleb, hijo de Jefone, recibió, por mandato de Yahvé dado a Josué, como porción en medio de los hijos de Judá, la ciudad de Arba, padre de Enac, que es Hebrón.14[1532]Caleb arrojó de allí a los tres hijos de Enac: Sesai, Abimán y Talmai, hijos de Enac. 15De allí subió contra los habitantes de Dabir, que antiguamente se llamaba Kiryatséfer.16Y dijo Caleb: “Al que derrotare a Kiryatséfer y la tomare, le daré por mujer a mi hija Acsá. 17[1533]La tomó Otoniel, hijo de Quenez, hermano de Caleb; y este le dio por mujer a su hija Acsá. 18[1534]Y aconteció que cuando ella se iba (con Otoniel), le instigó a que pidiese a su padre un campo; y como ella bajara del asno, le dijo Caleb: “¿Qué te pasa?” 19[1535]Respondió ella: “Dame una bendición; ya que me has dado tierra de secano, dame también manantiales de agua.” Y él le dio manantiales en las regiones superiores y en las inferiores.

Las ciudades de Judá

20Esta fue la heredad de la tribu de los hijos de Judá, según sus familias. 21Las ciudades de los hijos de Judá, en las extremidades meridionales de la tribu, hacia el territorio de Edom, eran: Cabseel, Eder, Jagur, 22[1536]Ciná, Dimoná, Adadá, 23Cades, Hasor, Itnan, 24Sif, Télem, Bealot, 25Hasor la nueva, Keriyothesrón, que es Hasor, 26Amam, Sema, Moladá, 27Hasargadá, Hesmón, Betfélet, 28Hazarsual, Bersabee, Bisiotiá,29Baalá, Iyim, Esem, 30Eltolad, Quesil, Horma, 31Siclag, Madmaná, Sansaná, 32Lebaot, Selhim, Ayin y Rimón; en total, veinte y nueve ciudades, con sus aldeas. 33En la Sefelá: Estaol, Zorá, Asna, 34Zanoa, Enganim, Tafua, Enam,35Jarmut, Adullam, Socó, Asecá, 36Saaraim, Aditaim, Gederá y Gederotaim: catorce ciudades con sus aldeas. 37Senán, Hadasá, Migdalgad, 38Dilán, Masfá, Jocteel, 39Laquis, Boscat, Eglón, 40Cabón, Lahmam, Ketlís, 41Gederot, Betdagón, Naama y Maquedá: diez y seis ciudades con sus aldeas. 42Libná, Éter, Asan,43Jeftá, Asna, Nesib, 44Queilá, Acsib y Maresá: nueve ciudades con sus aldeas. 45Acarón con sus pueblos y sus aldeas; 46desde Ecrón hacia el mar, todas las ciudades de la región de Azoto con sus aldeas; 47Azoto con sus pueblos y sus aldeas; Gaza con sus pueblos y sus aldeas, hasta el torrente de Egipto y el Mar Grande con su costa.

48En la montaña: Samir, Jatir, Socó, 49Daná, Kiryatsaná, que es Dabir; 50Anab, Estemó, Anim, 51Gosen, Holón y Giló: once ciudades con sus aldeas. 52Arab, Dumá, Esán, 53Ianum, Bettafua, Afecá, 54Humtá, Kiryatarbá, que es Hebrón, y Sior: nueve ciudades con sus aldeas.55Maón, Carmel, Sif, Juta, 56Jesreel, Jocdeam, Sanoa, 57Caín, Gabaá y Timná: diez ciudades con sus aldeas. 58Halhul, Betsur, Gedor,59[1537]Meará, Betanot y Eltecón; seis ciudades con sus aldeas. 60Kiryatbaal, que es Kiryatyearim, y Rabbá: dos ciudades con sus aldeas. 61En el desierto: Betarabá, Midín, Secacá, 62Nibsán, la ciudad de la Sal, y Engadí, seis ciudades con sus aldeas.

63Los hijos de Judá no pudieron expulsar a los jebuseos, que habitaban en Jerusalén, de manera que los jebuseos habitan con los hijos de Judá en Jerusalén hasta el día de hoy.

JOSUÉ 16

El territorio de Efraím

1[1538]El territorio que tocó en suerte a los hijos de José partía al oriente desde el Jordán, cerca de Jericó, hasta las aguas de Jericó y el desierto que sube de Jericó por la montaña a Betel; 2[1539]seguía de Betel a Luz, y pasaba a la frontera de los arquitas, a Atarot. 3Luego bajaba hacia el occidente al territorio de los jafláteos, hasta la frontera de Bethorón de abajo, y hasta Guécer, para terminar en el mar. 4Esta es la herencia que tomaron los hijos de José, Manasés y Efraím.

5He aquí el territorio de los hijos de Efraím según sus familias: La frontera de su herencia iba al norte desde Atarot-Adar hasta Bethorón de arriba. 6La frontera seguía hacia el oeste por el lado norte de Micmetat, doblaba hacia el este hasta Taanat-Siló, y pasando por allí al oriente llegaba hasta Janoa. 7De Janoa bajaba a Atarot y a Naarat, tocaba en Jericó y salía al Jordán. 8[1540]De Tafua iba la frontera hacia el oeste, al torrente de Cana, para terminar en el mar. Esta es la herencia de los hijos de Efraím, según sus familias.9Los hijos de Efraím tenían, además, ciudades separadas en medio de la herencia de los hijos de Manasés todas con sus aldeas. 10Mas no expulsaron a los cananeos que habitaban en Guécer de modo que los cananeos habitan en medio de Efraím hasta este día, siendo sus tributarios y siervos.

JOSUÉ 17

El territorio de Manasés

1[1541]También la tribu de Manasés recibió una porción, pues era el primogénito de José. Maquir, primogénito de Manasés, padre de Galaad, que era hombre de guerra, había obtenido ya a Galaad y Basan.2Era (esta suerte) para los hijos restantes de Manasés, según sus familias: para los hijos de Abiéser, para los hijos de Hélec, para los hijos de Asriel, para los hijos de Siquem, para los hijos de Héfer y para los hijos de Semidá. Estos fueron los hijos varones de Manasés, hijo de José, según sus familias. 3[1542]Salfaad, hijo de Héfer, hijo de Galaad, hijo de Maquir, hijo de Manasés, no tuvo hijos sino hijas, cuyos nombres son: Maalá, Noá, Hoglá, Milcá y Tirsá. 4Estas se presentaron ante el sacerdote Eleazar, ante Josué, hijo de Nun, y ante los príncipes, diciendo: “Yahvé mandó a Moisés que se nos diese herencia en medio de nuestros hermanos.” Se les dio, pues, por orden de Yahvé, herencia entre los hermanos de su padre. 5Tocaron a Manasés diez porciones, además de la región de Galaad y de Basan, que está al otro lado del Jordán; 6porque las hijas de Manasés obtuvieron herencia entre los hijos; la región de Galaad quedó para los demás hijos de Manasés.

7La frontera de Manasés iba de Aser a Micmetat, que está frente a Siquem; y seguía la frontera, hacia el sur hasta los habitantes de En Tafua. 8El territorio de Tafua pertenecía a Manasés, pero Tafua, aunque situada en el territorio de Manasés, era de los hijos de Efraím. 9La frontera bajaba hacia el sur, al torrente de Caná, cuyas ciudades que estaban en medio de las ciudades de Manasés pertenecían a Efraím. La frontera de Manasés corría por el norte del torrente, para terminar en el mar; 10de modo que el territorio al sur era de Efraím, y el del norte, de Manasés. El mar era su término. Por el norte tocaban con Aser, y por el este con Isacar.

11[1543]Manasés obtuvo en Isacar y en Aser, a Betseán con sus aldeas, a Ibleam con sus aldeas, a los habitantes de Dor con sus aldeas, a los habitantes de Endor con sus aldeas, a los habitantes de Taanac con sus aldeas, y a los habitantes de Megiddó con sus aldeas: tres distritos.

12[1544]Mas los hijos de Manasés no pudieron apoderarse de aquellas ciudades, de modo que los cananeos lograron habitar con ellos en aquella región. 13Cuando los hijos de Israel cobraron fuerzas, obligaron a los cananeos a pagar tributos, pero no los expulsaron por completo.

Los hijos de José piden más territorio

14[1545]Los hijos de José hablaron entonces a Josué, diciendo: “¿Por qué me has dado en herencia una sola suerte y una sola porción, siendo así que soy un pueblo grande, pues Yahvé me ha bendecido hasta ahora?” 15Josué les contestó: “Si eres un pueblo grande, sube al bosque, y haz desmontes para ti allá en la tierra de los fereceos y de los refaítas, ya que la montaña de Efraím es para ti estrecha.” 16Los hijos de José le respondieron: “La montaña no nos basta, y todos los cananeos que habitan en los valles tienen carros de hierro, tanto los de Betseán y sus aldeas, como los que están en el valle de Jesreel.” 17Respondió Josué a la casa de José, a Efraím y a Manasés, y dijo: “Eres un pueblo numeroso y tienes gran poder. No has de tener una sola suerte; 18porque tuya será la montaña. Es bosque, pero tú la desmontarás, y serán tuyos sus términos, porque expulsarás a los cananeos, aunque tengan carros de hierro y sean fuertes.”

JOSUÉ 18

Reparto del resto del país

1[1546]Se reunió toda la Congregación de los hijos de Israel en Silo, donde establecieron el Tabernáculo de la Reunión; y el país estaba sometido delante de ellos. 2[1547]Quedaban de los hijos de Israel siete tribus que no habían recibido aún su herencia. 3[1548]Dijo Josué a los hijos de Israel: “¿Hasta cuándo os mostraréis ociosos para apoderaros del país que Yahvé, el Dios de vuestros padres, os ha dado? 4Elegid tres hombres de cada tribu, que yo enviaré, para que se levanten y recorran el país y hagan de él una descripción a efectos de su reparto, y después vuelvan a este lugar. 5Lo dividirán en siete partes, quedando Judá en su territorio al sur, y la casa de José en su posesión al norte. 6Haréis un plan para dividir el país en siete partes, que me traeréis aquí, para que yo os las sortee aquí delante de Yahvé, nuestro Dios.7Pues no habrá entre vosotros porción alguna para los levitas, sino que su herencia es el sacerdocio de Yahvé. Gad, Rubén y la media tribu de Manasés han recibido ya su herencia al otro lado del Jordán, al oriente, la cual les dio Moisés, siervo de Yahvé.”

8Se levantaron entonces los hombres y partieron, y cuando se fueron a hacer la descripción del país, Josué les dio esta orden: “Id y recorred el país y haced la descripción, y después volved a mí para que yo os eche las suertes delante de Yahvé aquí en Silo.” 9Partieron los hombres y recorrieron el país y lo describieron en un libro, según las ciudades, (dividiéndolo) en siete partes. Después volvieron a Josué, al campamento de Silo.10Luego Josué les echó suertes en Silo, delante de Yahvé; y allí Josué repartió el país a los hijos de Israel, conforme a sus divisiones.

El territorio de Benjamín

11[1549]Y salió la suerte de la tribu de los hijos de Benjamín, según sus familias, y el territorio que les tocó en suerte se hallaba entre los hijos de Judá y los hijos de José. 12Su frontera septentrional arrancaba desde el Jordán, subía hacia la vertiente, al norte de Jericó, y luego por la montaña hacia el oeste, para llegar al desierto de Betaven. 13De allí pasaba la frontera a Luz, por el lado meridional de Luz, que es Betel; descendía después hacia Atarot-Adar, al monte que está al sur de Bethorón de abajo. 14Por el lado del oeste se inclinaba la frontera hacia el sur, desde el monte que está delante de Bethorón, al sur, y terminaba en Kiryatbaal, que es Kiryatyearim, ciudad de los hijos de Judá. Este era el lado occidental. 15Al sur partía desde el extremo de Kiryatyearim; y siguiendo la frontera hacia el oeste, llegaba hasta la fuente de las aguas de Neftoa. 16[1550]La frontera bajaba hasta el extremo del monte que está enfrente del valle de Ben-Hinnom, al norte del valle de Refaím. Después descendía por el valle de Hinnom hacia la vertiente meridional de los jebuseos, y de ahí bajaba a la fuente de Rogel. 17Se volvía hacia el norte, seguía hasta En-Semes, se dirigía a GeIiIot, que está frente a la subida de Adumim, y bajaba a la piedra de Bohan, hijo de Rubén. 18[1551]Luego pasaba por la vertiente septentrional, frente al Arabá, y bajaba al Arabá. 19Después pasaba la frontera por la vertiente septentrional de Bethoglá y terminaba en la lengua septentrional del Mar Salado, en la desembocadura del Jordán, al sur. Esta era la frontera meridional. 20Por el lado oriental el Jordán servía de frontera. Esta fue la herencia de los hijos de Benjamín, según sus familias, demarcados sus lindes por todo su alrededor.

21Las ciudades de la tribu de los hijos de Benjamín, según sus familias, eran: Jericó, Bethoglá, Emek-Casís, 22Betarabá, Zemaraim, Betel,23Avim, Pará, Ofrá, 24Kefar-Haammoná, Ofní, Gaba: doce ciudades con sus aldeas; 25Gabaón, Rama, Beerot, 26Masfá, Kefirá, Moza,27Réquem, Irpeel, Tárala, 28Zelá, Elef, Jebús, que es Jerusalén; Gabaat y Kiryat: catorce ciudades con sus aldeas. Esta fue la herencia de los hijos de Benjamín, según sus familias.

JOSUÉ 19

El territorio de Simeón

1[1552]La segunda suerte salió para Simeón, para la tribu de los hijos de Simeón, según sus familias, que recibieron su herencia en medio de la herencia de los hijos de Judá. 2Su herencia fue Bersabee, Seba, Moladá, 3Hazersual, Balá, Esem, 4Eltolad, Betul, Horma, 5Siclag, Betmarcabot, Hazersusá, 6Betlebaot y Sarunen: trece ciudades con sus aldeas.7Ayin, Rimón, Éter y Asan: cuatro ciudades con sus aldeas; 8y todas las aldeas de los alrededores de estas ciudades, hasta Balaatbeer, que es Rama del Sur. Esta fue la herencia de la tribu de los hijos de Simeón, según sus familias.

9La herencia de los hijos de Simeón se tomó de la porción de los hijos de Judá, porque la porción de los hijos de Judá era demasiado grande para ellos; por tanto, los hijos de Simeón obtuvieron su herencia en medio de la herencia de ellos.

Zabulón

10[1553]La tercera suerte salió para los hijos de Zabulón según sus familias. La frontera de su herencia se extendía hasta Sarid. 11Subía su frontera hacia el oeste, a Maralá, y tocaba en Dabéset, y también en el torrente que pasa frente a Jocneam. 12De Sarid se volvía al este, hacia donde nace el sol, hasta el territorio de Kislot-Tabor, salía a Deberat, y subía a Jafía. 13De allí pasaba hacia el este, hacia donde nace el sol, a Gathéfer, a Etiasín, dirigiéndose hacia Rimón, Metoar y Neá. 14La frontera daba la vuelta, por la parte del norte, hasta Hanatón, y terminaba en el valle de Jefteel. 15(Se le dio) también Catat, Nahalal, Simrón, Idalá y Betlehem: doce ciudades con sus aldeas.

16Esta fue la herencia de los hijos de Zabulón, según sus familias: estas ciudades con sus aldeas.

Isacar

17[1554]La cuarta suerte salió para Isacar, para los hijos de Isacar, según sus familias.18Su territorio era: Jesreel, Kesulot, Sunem,19Hafaraim, Sión, Anaharat, 20Rabit, Kisión, Ebes, 21Rémet, Enganim, Enhadá y Betfasés;22[1555]la frontera tocaba en el Tabor, Sahasimá y Betsemes, y su territorio terminaba en el Jordán: dieciséis ciudades con sus aldeas.

23Esta fue la herencia de la tribu de los hijos de Isacar, según sus familias: las ciudades con sus aldeas.

Aser

24La quinta suerte salió para la tribu de los hijos de Aser, según sus familias. 25Su territorio comprendía: Helcat, Halí, Beten, Acsaf, 26[1556]Alamelec. Amad y Misal. Tocaba al oeste en el Carmelo y en Sihor-Libnat. 27Volviéndose hacia oriente, hasta Betdagón, tocaba en Zabulón y en el valle de Jefteel, por la parte del norte, pasaba por Bet-Emec y Neiel; y se extendía hacia Cabul, por la izquierda, 28y Hebrón, Rohob, Hamón y Cana, hasta Sidón, la grande. 29La frontera torcía hacia Ramá, hasta la plaza fuerte de Tiro, se volvía hacia Hosá, para terminar en el mar, en el distrito de Acsib. 30También Umá, Afec y Rohob: veinte y dos ciudades con sus aldeas.

31Esta fue la herencia de la tribu de los hijos de Aser, según sus familias: estas ciudades con sus aldeas.

Neftalí

32[1557]La sexta suerte salió para los hijos de Neftalí, para los hijos de Neftalí según sus familias. 33Comenzaba su territorio desde Hélef, desde el encinar de Zaananim, e iba por Adaminékeb y Jabneel hasta Lacum, acabando en el Jordán. 34Luego torcía la frontera hacia el oeste hasta Asnot-Tabor, y pasando de allí a Hucoc, lindaba con Zabulón, por el sur, tocando a Aser por el oeste, y a Judá del Jordán, en el este. 35Las ciudades fuertes eran Sidim, Ser, Hamat, Racat, Kinéret, 36Adamá, Rama, Hasor, 37Kedes, Edreí, En-Hasor, 38Jirón, Migdalel, Hórem, Betanat, y Betsemes: diez y nueve ciudades con sus aldeas.

39Esta fue la herencia de la tribu de los hijos de Neftalí, según sus familias: las ciudades con sus aldeas.

La posesión de Dan

40La séptima suerte salió para la tribu de los hijos de Dan, según sus familias. 41El territorio de su herencia comprendía: Zorá, Estaol, Irsemes, 42Saalabin, Ayaón, Itlá, 43Elón, Timná, Acarón, 44Eltequé, Gibetón, Baalat, 45Jehud, Beneberac, Gatrimón,46Mejarcón y Racón, con el territorio de enfrente de Joppe. 47[1558]El territorio de los hijos de Dan era demasiado estrecho para ellos, por lo cual los hijos de Dan subieron y pelearon contra Lésem; la conquistaron y la pasaron a filo de espada; y tomándola en posesión habitaron allí; llamando a Lésem, Dan, según el nombre de su padre Dan.

48Esta fue la herencia de la tribu de los hijos de Dan, según sus familias: estas ciudades con sus aldeas.

La posesión de Josué

49[1559]Después de terminar la distribución del país, según sus territorios, los hijos de Israel dieron a Josué, hijo de Nun, una posesión en medio de ellos. 50Por orden de Yahvé le dieron la ciudad que él había solicitado, a saber, Timnatsérah, en la montaña de Efraím; y reedificó la ciudad y habitó allí.

51Estas son las herencias que el sacerdote Eleazar, Josué, hijo de Nun, y las cabezas de las casas paternas de las tribus de los hijos de Israel repartieron por sorteo, en Silo, ante Yahvé, a la entrada del Tabernáculo de la Reunión, terminando así la distribución del país.

JOSUÉ 20

Las ciudades de refugio

1Yahvé habló a Moisés, diciendo: 2[1560]“Habla a los hijos de Israel y diles: Señalaos las ciudades de refugio, de que os hablé por boca de Moisés; 3para que pueda refugiarse allá el homicida que haya matado a un hombre por inadvertencia sin querer. Ellas os servirán de refugio contra el vengador de la sangre. 4Él (homicida) podrá refugiarse en una de estas ciudades; presentándose a la entrada de la puerta de la ciudad, declarará su caso a los ancianos de aquella ciudad, los cuales lo recibirán entre ellos dentro de la ciudad, y le darán lugar para que habite con ellos. 5Y cuando lo persiguiere el vengador de la sangre, no han de entregar al homicida en su mano; porque mató a su prójimo, sin querer y sin tenerle rencor anteriormente.6[1561]Y quedará en aquella ciudad hasta que comparezca en juicio ante la Congregación y hasta la muerte del sumo sacerdote que hubiere en aquellos días. Entonces el homicida podrá volver a entrar en su ciudad y su casa, en la ciudad de donde huyó.”

7Designaron a Kedes en Galilea, en la montaña de Neftalí, a Siquem en la montaña de Efraím, y a Kiryat-Arba, o sea Hebrón, en la montaña de Judá. 8Y al otro lado del Jordán, al oriente de Jericó, señalaron a Béser en el desierto, en la llanura de la tribu de Rubén, a Ramot en Galaad, de la tribu de Gad, y a Golán en Basan, de la tribu de Manasés.

9Estas fueron las ciudades señaladas para todos los hijos de Israel, y para los extranjeros que moran en medio de ellos, para que allí se refugiara cualquiera que matase a alguno por error, a fin de que no muriera por mano del vengador de la sangre, antes de comparecer en juicio ante la Congregación.

JOSUÉ 21

Ciudades levíticas

1[1562]Los jefes de las familias de los levitas se acercaron al sacerdote Eleazar, a Josué, hijo de Nun, y a las cabezas de las familias de las tribus de los hijos de Israel, 2y hablaron con ellos en Silo, en el país de Canaán, diciendo: “Yahvé mandó por boca de Moisés que se nos diesen ciudades donde habitar, con sus ejidos para nuestro ganado.” 3[1563]Dieron los hijos de Israel de sus propias herencias, conforme a la orden de Yahvé, estas ciudades con sus ejidos a los levitas.

4Salió la (primera) suerte para las familias de los caatitas: y así los hijos del sacerdote Aarón de entre los levitas obtuvieron por suerte trece ciudades de parte de la tribu de Judá, de la tribu de Simeón y de la tribu de Benjamín.5Los restantes hijos de Caat obtuvieron por suerte diez ciudades de parte de las familias de la tribu de Efraím, de la tribu de Dan y de la mitad de la tribu de Manasés. 6Los hijos de Gersón obtuvieron por suerte trece ciudades de parte de las familias de la tribu de Isacar, de la tribu de Aser, de la tribu de Neftalí y de la mitad de la tribu de Manasés en Basan. 7Los hijos de Merarí obtuvieron, según sus familias, doce ciudades de parte de la tribu de Rubén, de la tribu de Gad y de la tribu de Zabulón. 8Dieron, pues, los hijos de Israel por suerte estas ciudades con sus ejidos a los levitas, como Yahvé había mandado por boca de Moisés.

9[1564]De la tribu de los hijos de Judá y de la tribu de los hijos de Simeón, estas ciudades señaladas nominalmente, fueron adjudicadas 10a los hijos de Aarón de las familias de los caatitas, de los hijos de Leví, pues la suerte de ellos fue la primera. 11Les dieron la ciudad de Arbá, padre de Enac, o sea Hebrón, situada en la montaña de Judá, con sus ejidos en derredor de ella. 12Mas los campos de la ciudad, con sus aldeas, los dieron en posesión a Caleb, hijo de Jefone. 13Dieron, pues, a los hijos del sacerdote Aarón: Hebrón, ciudad de refugio para los homicidas, con su ejido, Libná con su ejido, 14Jatir con su ejido, Estemoa con su ejido, 15Holón con su ejido, Dabir con su ejido,16Ayin con su ejido, Juta con su ejido, Betsemes con su ejido; nueve ciudades en estas dos tribus. 17De la tribu de Benjamín: Gabaón con su ejido, Gaba con su ejido. 18Anatot con su ejido, Almón con su ejido: cuatro ciudades. 19Total de las ciudades de los sacerdotes hijos de Aarón: trece ciudades con sus ejidos.

20Las demás familias de los hijos de Caat, los levitas que sobraron de los hijos de Caat, obtuvieron en suerte ciudades de la tribu de Efraím. 21Se les dio Siquem, ciudad de refugio para los homicidas, con su ejido, en la montaña de Efraím, Guécer con su ejido. 22Kibsaim con su ejido y Bethorón con su ejido: cuatro ciudades.23De la tribu de Dan: Eltequé con su ejido, Gibetón con su ejido, 24Ayalón con su ejido, Gatrimón con su ejido: cuatro ciudades.25De la media tribu de Manasés: Taanac consu ejido y Gatrimón con su ejido: dos ciudades.26En total: diez ciudades con sus ejidos, para las familias restantes de los hijos de Caat.

27Los hijos de Gersón, de entre las familias de los levitas, obtuvieron de la otra media tribu de Manasés: Golán, ciudad de refugio para los homicidas, en Basan, con su ejido, y Beesterá con su ejido, dos ciudades. 28De la tribu de Isacar: Kesión con su ejido, Daberat con su ejido, 29Jarmut con su ejido, Enganim con sus ejidos: cuatro ciudades. 30De la tribu de Aser: Misal con su ejido, Abdón con su ejido,31Helcat con su ejido y Rehob con su ejido: cuatro ciudades. 32De la tribu de Neftalí: Kedes en Galilea, ciudad de refugio para los homicidas, con su ejido, Hamot-Dor con su ejido y Cartán con su ejido: tres ciudades.33Total de las ciudades de los gersonitas, con arreglo a sus familias: trece ciudades con sus ejidos.

34Las familias de los hijos de Merarí, los restantes de las levitas, obtuvieron de la tribu de Zabulón: Jocneam con su ejido, Cartá con su ejido, 35Dimná con su ejido, Nahalal con su ejido: cuatro ciudades. 36[1565]De la tribu de Rubén, Béser con su ejido, Jahsa con su ejido, Quedemot con su ejido y Mefaat con su ejido: cuatro ciudades. 37De la tribu de Gad: la ciudad de refugio para los homicidas, Ramot en Galaad con su ejido, Mahanaim con su ejido, Hesbón con su ejido y Jaser con su ejido. En total: cuatro ciudades.

38Todas las ciudades sorteadas para los hijos de Merarí, con arreglo a sus familias, que formaban el resto de las familias de los levitas, fueron doce ciudades. 39TotaI de las ciudades de los levitas, en medio de la posesión de los hijos de Israel: cuarenta y ocho ciudades con sus ejidos. 40Cada una de estas ciudades tenía su ejido en derredor. Así fue en todas estas ciudades.

41[1566]De este modo Yahvé dio a Israel todo el país que había jurado dar a sus padres; y ellos lo tomaron en posesión y habitaron allí.42Y Yahvé les dio descanso todo en derredor, conforme a cuanto había jurado a sus padres; ninguno de sus enemigos pudo resistir delante de ellos; Yahvé entregó en sus manos a todos sus enemigos. 43[1567]No quedó sin efecto ni una sola de las buenas promesas que Yahvé había dado a la casa de Israel. Todo se cumplió.

JOSUÉ 22

Se retiran las tribus transjordánicas

1Entonces llamó Josué a los rubenitas, a los gaditas y a la media tribu de Manasés, 2y les dijo: “Vosotros habéis cumplido todo lo que os mandó Moisés, siervo de Yahvé; y habéis escuchado también mi voz en todo lo que os he mandado. 3No habéis abandonado a vuestros hermanos durante este largo tiempo hasta hoy, sino que habéis guardado escrupulosamente el mandamiento de Yahvé, vuestro Dios. 4[1568]Ahora, pues, ya que Yahvé vuestro Dios ha concedido descanso a vuestros hermanos, como les prometió, volveos e id a vuestras tiendas, al país de vuestra posesión, que os dio Moisés, siervo de Yahvé, al otro lado del Jordán. 5Pero cuidad bien de poner en práctica los preceptos y la Ley que Moisés, siervo de Yahvé, os ha prescrito (y que consiste en) amar a Yahvé, vuestro Dios, caminar en todos sus caminos y observar sus mandamientos, adhiriéndoos a Él y sirviéndole de todo vuestro corazón y con toda vuestra alma.” 6Luego Josué los bendijo y los despidió, y ellos se fueron a sus tiendas.

7Moisés había dado a la mitad de la tribu de Manasés (posesión) en Basan, mas a la otra mitad se la dio Josué entre sus hermanos en este lado del Jordán, al occidente. Josué los bendijo al remitirlos a sus tiendas, 8[1569]y les habló, diciendo: “Volveos a vuestras tiendas con grandes riquezas y con muchísimo ganado; con plata, oro, bronce, hierro y ropa en abundancia. Pero partid con vuestros hermanos los despojos de vuestros enemigos.”

9Con esto los hijos de Rubén, los hijos de Gad y la media tribu de Manasés se volvieron, despidiéndose de los hijos de Israel en Silo, que está en el país de Canaán, para irse al país de Galaad, la tierra de su posesión, que habían recibido por Moisés según la orden de Yahvé.

Las tribus transjordánicas levantan un altar

10Llegados que hubieron a los distritos del Jordán, que pertenecen a la tierra de Canaán, los hijos de Rubén, los hijos de Gad y la media tribu de Manasés edificaron allí, junto al Jordán, un altar, un altar grande y magnífico. 11Y se les dijo a los hijos de Israel: “Mirad que los hijos de Rubén, los hijos de Gad y la media tribu de Manasés han edificado ese altar en la frontera de la tierra de Canaán, en los distritos del Jordán, en la ribera de los hijos de Israel.” 12Al oír esto los hijos de Israel, se reunió toda la Congregación de los hijos de Israel en Silo, para salir contra ellos y hacerles la guerra.

13Pero (primero) enviaron los hijos de Israel a Finés, hijo del sacerdote Eleazar, hacia los hijos de Rubén, hacia los hijos de Gad y hacia la media tribu de Manasés en el país de Galaad, 14y con él diez príncipes, un príncipe de las casas paternas de cada tribu de Israel; eran todos ellos cabezas de sus casas paternas, entre los millares de Israel. 15Los cuales fueron a los hijos de Rubén, a los hijos de Gad y a la media tribu de Manasés, en el país de Galaad, y hablaron con ellos en estos términos: 16[1570]“Así dice toda la Congregación de Yahvé: ¿Qué infidelidad es esta que habéis cometido contra el Dios de Israel, apartándoos ahora de Yahvé, y edificándoos un altar, para rebelaros hoy contra Yahvé? 17[1571]¿Acaso no nos basta la maldad de Fegor, de la cual hasta hoy no nos hemos purificado, aunque hubo castigo de la Congregación de Yahvé? 18¡Y ahora vosotros os apartáis de Yahvé! Si vosotros hoy os rebeláis contra Yahvé, se encenderá mañana su ira contra toda la Congregación de Israel. 19Si la tierra de vuestra posesión es inmunda, pasaos a la tierra de la posesión de Yahvé, donde está el Tabernáculo de Yahvé, y tomad posesión en medio de nosotros; pero no os rebeléis contra Yahvé, ni contra nosotros, edificándoos un altar, fuera del altar de Yahvé, nuestro Dios. 20¿No cometió Acán, hijo de Zare, maldad respecto de las cosas consagradas al anatema, y sobre toda la Congregación de Israel descargó la ira? Y no solamente él pereció por su iniquidad.”

21Respondieron los hijos de Rubén, los hijos de Gad y la media tribu de Manasés y dijeron a los jefes de los millares de Israel: 22[1572]“El supremo Dios, Yahvé, sí, el supremo Dios, Yahvé, Él lo sabe, y lo sepa también Israel: si ha sido por rebelión, o por infidelidad contra Yahvé, no haya hoy salvación para nosotros. 23Si nos hemos edificado un altar para apartarnos de Yahvé, para ofrecer sobre él holocaustos y oblaciones, y para presentar allí sacrificios pacíficos, que Yahvé nos demande. 24Muy al contrario, hicimos esto por la siguiente preocupación: Él día de mañana vuestros hijos hablarán, tal vez, a nuestros hijos, diciendo: ¿Qué tenéis vosotros que ver con Yahvé, el Dios de Israel? 25Yahvé ha puesto el Jordán como frontera entre nosotros y vosotros, oh hijos de Rubén e hijos de Gad; vosotros no tenéis parte con Yahvé. Con esto vuestros hijos podrían extinguir en nuestros hijos el temor de Yahvé. 26Por lo cual dijimos: Pongámonos a erigir ese altar, no para holocaustos, ni para sacrificios,27sino como testimonio entre nosotros y vosotros, y entre nuestros descendientes después de nosotros, para poder servir a Yahvé delante de Él, con nuestros holocaustos, con nuestras víctimas y con nuestros sacrificios pacíficos; de modo que vuestros hijos no podrán decir el día de mañana a nuestros hijos: No tenéis parte en Yahvé. 28[1573]Dijimos pues: Si el día de mañana dijeran esto a nosotros, o a nuestros descendientes, responderíamos: Mirad la figura del altar de Yahvé que hicieron nuestros padres, no para holocaustos, ni para sacrificios, sino para que sea testimonio entre nosotros y vosotros. 29¡Lejos sea de nosotros el que nos rebelemos contra Yahvé, o que nos apartemos hoy de Yahvé, edificando un altar para holocaustos, oblaciones y sacrificios, fuera del altar de Yahvé, nuestro Dios, que está delante de su Tabernáculo!”

Se calman las otras tribus

30Cuando el sacerdote Finés, los príncipes de la Congregación, y los jefes de los millares de Israel que estaban con él, oyeron las palabras de los hijos de Rubén, de los hijos de Gad y de los hijos de Manasés, se tranquilizaron; 31[1574]y dijo Finés, hijo del sacerdote Eleazar, a los hijos de Rubén, a los hijos de Gad y a los hijos de Manasés: “Ahora sabemos que Yahvé está en medio de nosotros, puesto que no habéis cometido tal infidelidad contra Yahvé. Así habéis librado a los hijos de Israel de la mano de Yahvé.”

32Después Finés, hijo del sacerdote Eleazar, y los príncipes dejaron a los hijos de Rubén y a los hijos de Gad y se volvieron de la tierra de Galaad a la tierra de Canaán, a los hijos de Israel, para darles respuesta. 33Y quedaron satisfechos los hijos de Israel, los cuales bendijeron a Dios y no hablaron más de salir contra ellos en guerra, para devastar la tierra que habitaban los hijos de Rubén y los hijos de Gad. 34[1575]Y los hijos de Rubén y los hijos de Gad pusieron por título al altar que habían construido: “Testimonio entre nosotros de que Yahvé es Dios.”

III. RENOVACIÓN DE LA ALIANZA

JOSUÉ 23

Exhortación de Josué al pueblo

1Pasado ya mucho tiempo después que Yahvé había dado a Israel descanso de todos sus enemigos circunvecinos y siendo Josué ya viejo, de edad avanzada, 2[1576]convocó a todo Israel, a sus ancianos y jefes, a sus jueces y capitanes, y les dijo: “Yo soy ya viejo, de edad avanzada. 3Vosotros habéis visto todo lo que Yahvé, Dios vuestro, ha hecho a todas estas naciones delante de vosotros; pues Yahvé, vuestro Dios, Él mismo ha peleado por vosotros. 4Mirad que os he repartido por sorteo, como herencia de vuestras tribus, esos pueblos que todavía quedan, y todos los pueblos que he destruido, desde el Jordán hasta el Mar Grande, al occidente. 5Yahvé, vuestro Dios, los expulsará de delante de vosotros y los arrojará de vuestra presencia, y vosotros tomaréis su país en posesión, como Yahvé, vuestro Dios, os ha prometido. 6Esforzaos, pues, y guardad y practicad constantemente todo lo escrito en el libro de la Ley de Moisés, sin desviaros ni a la derecha ni a la izquierda. 7No tengáis nada que ver con estos pueblos que han quedado entre vosotros; no mentéis siquiera los nombres de sus dioses ni juréis por ellos; no les deis culto, ni os postréis ante ellos; 8sino quedad adheridos a Yahvé, vuestro Dios, como habéis hecho hasta este día. 9Yahvé ha expulsado de delante de vosotros a pueblos grandes y fuertes; ninguno ha podido resistir ante vosotros hasta el día de hoy. 10Uno solo de vosotros perseguía a mil; porque Yahvé, vuestro Dios, peleaba por vosotros, según os había prometido.

11[1577]Poned, pues, todo empeño en amar a Yahvé, Dios vuestro. 12[1578]Porque si de cualquier manera os apartareis, adhiriéndoos al resto de esos pueblos que han quedado entre vosotros, y si contrayendo matrimonios con ellos os llegareis a ellos y ellos a vosotros, 13[1579]tened entendido con toda seguridad que Yahvé, vuestro Dios, no seguirá expulsando estos pueblos de delante de vosotros; sino que ellos serán para vosotros un lazo y una trampa, un látigo en vuestros costados y espinas en vuestros ojos, hasta que seáis exterminados de sobre esta buena tierra que Yahvé, vuestro Dios, os ha dado.

14He aquí que yo estoy ya para irme adonde se encaminan todos los mortales. Reconoced con todo vuestro corazón y con toda vuestra alma, que ni una sola de todas las cosas buenas que Yahvé, vuestro Dios, os ha prometido, ha quedado sin efecto; todas se han cumplido; no ha fallado ni una sola de ellas. 15Así como se han cumplido en vosotros todas las cosas buenas que Yahvé, vuestro Dios os ha prometido, de la misma manera Yahvé, vuestro Dios, traerá sobre vosotros todas las cosas malas, hasta exterminaros de sobre esta excelente tierra que Yahvé, vuestro Dios, os ha dado. 16[1580]Si violáis la alianza que Yahvé, vuestro Dios, os ha prescrito, y si os vais y servís a otros dioses y os postráis ante ellos, se encenderá la ira de Yahvé contra vosotros, y desapareceréis pronto de sobre esta excelente tierra que Él os ha dado.”

JOSUÉ 24

Josué se despide del pueblo

1[1581] Josué congregó a todas las tribus de Israel en Siquem, y convocó a los ancianos de Israel, a sus jefes, jueces y capitanes, los cuales se presentaron ante Dios. 2[1582]Y dijo Josué a todo el pueblo: “Así dice Yahvé, el Dios de Israel: Vuestros padres, Tare, padre de Abrahán y padre de Nacor, habitaban antiguamente al otro lado del río, y servían a otros dioses. 3Y Yo saqué a vuestro padre Abrahán del otro lado del río y le conduje por todo el país de Canaán; multipliqué su descendencia y le di Isaac. 4A Isaac le di Jacob y Esaú. A Esaú le entregué en herencia la montaña de Seír, y Jacob y sus hijos bajaron a Egipto. 5Despues envié a Moisés y a Aarón y herí a Egipto, conforme a lo que hice allí, y al fin os hice salir (de Egipto). 6Saqué a vuestros padres de Egipto y así llegasteis al mar. Los egipcios persiguieron a vuestros padres con carros y con gente de a caballo hasta el Mar Rojo. 7Mas ellos clamaron a Yahvé, el cual, puso tinieblas entre vosotros y los egipcios, e hizo venir sobre ellos el mar, que los cubrió, y vieron vuestros ojos lo que Yo hice en Egipto; luego habitasteis mucho tiempo en el desierto. 8Después os introduje en el país de los amorreos, que habitaban al otro lado del Jordán, y ellos os hicieron guerra. Mas Yo los entregué en vuestras manos; así vosotros tomasteis posesión de su país y Yo los destruí delante de vosotros. 9Se levantó Balac, hijo de Sefor, rey de Moab, para hacer guerra a Israel; envió y llamó a Balaam, hijo de Beor, para que os maldijese. 10Mas Yo no quise escuchar a Balaam; él mismo hubo de bendeciros, y Yo os libré de su mano. 11Después pasasteis el Jordán y llegasteis a Jericó. Lucharon contra vosotros los hombres de Jericó, lo mismo que los amorreos, los fereceos, los cananeos, los heteos, los gergeseos, los heveos y los jebuseos; mas Yo los entregué en vuestras manos. 12Envié delante de vosotros tábanos, y estos los arrojaron de delante de vosotros (como también) a los dos reyes de los amorreos. No fue por medio de tu espada y arco. 13[1583]Y os di una tierra que vosotros no habíais labrado, y ciudades que no habíais edificado. Vosotros habitáis en ellas y coméis de viñas y de olivares que no habéis plantado.

14[1584]Ahora pues, temed a Yahvé, y servidle con sinceridad y fidelidad. Desechad a los dioses a los cuales vuestros padres sirvieron al otro lado del río y en Egipto y servid a Yahvé. 15Y si os parece mal servir a Yahvé, escoged hoy a quién queréis servir, si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres que habitaban más allá del río, o a los dioses de los amorreos, en cuya tierra habitáis. Mas yo y mi casa serviremos a Yahvé.”

Renovación de la Alianza

16Respondió el pueblo y dijo: “¡Lejos de nosotros el abandonar a Yahvé para servir a otros dioses! 17Porque Yahvé es nuestro Dios, el que nos sacó a nosotros y a nuestros padres del país de Egipto, de la casa de la servidumbre, e hizo ante nosotros esos grandes prodigios. Él nos ha protegido en todo el camino que hemos recorrido, y en medio de todos los pueblos por medio de los cuales hemos pasado. 18Yahvé ha expulsado de ante nosotros a todos aquellos pueblos y a los amorreos que habitaban este país. Por tanto también nosotros serviremos a Yahvé; pues Él es nuestro Dios.”

19Josué respondió al pueblo: “No podréis servir a Yahvé; porque es un Dios santo, un Dios celoso, que no perdonará vuestras transgresiones y vuestros pecados. 20[1585]Cuando abandonéis a Yahvé y sirváis a dioses extraños, Él se volverá y después de haberos hecho bien os hará mal y acabará con vosotros.” 21Replicó el pueblo a Josué: “No, sino que serviremos a Yahvé.” 22Dijo entonces Josué al pueblo: “Testigos sois contra vosotros mismos de que habéis escogido a Yahvé para servirle.” Respondieron: “Testigos somos.” 23(Y dijo él): “Arrojad pues, los dioses extraños que están en medio de vosotros, e inclinad vuestro corazón hacia Yahvé, el Dios de Israel.” 24Respondió el pueblo a Josué: “Serviremos a Yahvé, nuestro Dios, y escucharemos su voz.”

25De esta manera Josué hizo en aquel día en Siquem una alianza con el pueblo y le dio leyes y preceptos. 26[1586]Josué escribió estas cosas en el libro de la Ley de Dios; y tomando una gran piedra la levantó allí bajo la encina que estaba junto al santuario de Yahvé. 27Y dijo Josué a todo el pueblo: “Ved esta piedra que será testigo contra nosotros, porque ella ha oído todas las palabras que Yahvé nos ha dicho; quede pues por testigo contra vosotros, para que no neguéis a vuestro Dios.” 28Y Josué despidió al pueblo, y cada uno se fue a su herencia.

Muerte y sepultura de Josué

29[1587]Después de esto murió Josué, hijo de Nun, siervo de Yahvé, teniendo ciento diez años. 30Le sepultaron en el terreno de su propia herencia en Timnatsérah, en la montaña de Efraím, al norte del monte Gaas. 31Israel sirvió a Yahvé todos los días de Josué, y todos los días de los ancianos que sobrevivieron a Josué y que conocían todas las obras que Yahvé había hecho a favor de Israel.

32[1588]Los huesos de José, que los hijos de Israel habían traído de Egipto, los enterraron en Siquem, en aquella parte del campo que Jacob había comprado por cien monedas a los hijos de Hemor, padre de Siquem, y fueron posesión de los hijos de José.

33Murió Eleazar, hijo de Aarón, y le enterraron en Gabaa, (propiedad) de su hijo Finés, la cual le había sido dada en la montaña de Efraím.

JUECES

# · 1 · 2 · 3 · 4 · 5 · 6 · 7 · 8 · 9 · 10 · 11 · 12 · 13 · 14 · 15 · 16 · 17 · 18 · 19 · 20 · 21

INTRODUCCIÓN

El Libro de los Jueces contiene la historia del período transcurrido entre la muerte de Josué y la judicatura de Samuel, o sea, hasta la implantación de la monarquía.

Se llama Libro de los Jueces porque sus protagonistas desempeñaban el cargo de jueces, que era idéntico con el cargo de gobernar y reinar, pues en todo el Antiguo Testamento juzgar es sinónimo de reinar. Fueron en realidad los caudillos del pueblo de Israel en el período indicado.

Dios solía llamarlos directamente en tiempos de suma necesidad, para que librasen a su pueblo de sus opresores. Una vez oprimidos los enemigos, seguían desempeñando, por regla general, las funciones de gobernantes, sea en su tribu, sea en todo el pueblo. Por eso, antes de formular juicio u opinión sobre la conducta de los Jueces de Israel, debemos tener muy presente que estos fueron puestos por Dios, como se ve en el discurso de San Pablo en la sinagoga de Antioquía de Pisidia (Hechos de los Apóstoles 13, 20), a fin de abstenernos de condenar lo que el mismo Dios dispuso.

El Libro de los Jueces se divide en tres partes. En la primera (1, 1-3, 6) se describe la situación política y religiosa que reinaba inmediatamente antes del período de los Jueces; la segunda parte (3, 7-16, 31) contiene la historia de los Jueces; la tercera (11-21) narra dos episodios que se refieren a la idolatría de los danitas y la corrupción de los benjaminitas, y que dan saludable idea de los extravíos de que somos capaces los hombres si nos guiamos por nuestros propios impulsos.

No conocemos el nombre del autor del libro. En general se cree que el profeta Samuel le dio la forma literaria que hoy tiene.

No es difícil establecer el tiempo de su composición. El autor da por supuesto el comienzo de la monarquía en Israel, la cual es considerada como un gran beneficio para el pueblo y goza todavía de gran prestigio. Todo esto prueba que el libro fue redactado en los primeros años del reinado de Saúl.

La enseñanza especial que deducimos del libro de los Jueces es demostrar que Dios siempre castiga a su pueblo cuando este se aparta de su Ley, pero le suscita un libertador cada vez que se convierte o pide auxilio a su Dios.

No se ha aclarado aún la cronología del libro. Si sumamos los años atribuidos a cada Juez, salen como resultado 410 años. Ahora bien, todos los acontecimientos transcurridos entre el Éxodo de Egipto y el comienzo de la edificación del Templo bajo Salomón abarcan 480 años. Si de esos 480 años se quitan los 410 de los Jueces, quedan para los demás acontecimientos solo 70 años, lo cual es imposible. La solución de esta dificultad consiste en admitir que algunos de los Jueces reinaron simultáneamente en diversas regiones del país.

I. LA SITUACIÓN POLÍTICO-RELIGIOSA DESPUÉS DE LA MUERTE DE JOSUÉ

JUECES 1

Derrota de Adonibésec

1[1589]Muerto Josué, los hijos de Israel consultaron a Yahvé, diciendo: “¿Quién de nosotros marchará primero contra el cananeo para combatirlo?” 2Respondió Yahvé: “Judá; he aquí que he entregado la tierra en sus manos.” 3Dijo entonces Judá a Simeón, su hermano: “Sube conmigo a la tierra de mi herencia, para hacer guerra contra los cananeos, y también yo iré contigo a la tierra de tu herencia.” Y Simeón le acompañó.

4Subió Judá, y Yahvé dio en sus manos a los cananeos y fereceos, de los cuales derrotaron en Bésec diez mil hombres. 5Encontraron en Bésec a Adonibésec, le atacaron y derrotaron a los cananeos y a los fereceos. 6[1590]Huyó Adonibésec; mas le persiguieron y después de haberle tomado preso le cortaron los pulgares de sus manos y de sus pies. 7[1591]Entonces dijo Adonibésec: “Setenta reyes que tenían cortados los pulgares de sus manos y de sus pies, recogían las migajas debajo de mi mesa. Como yo hice, así me paga Dios.” Y le llevaron a Jerusalén, donde murió. 8[1592]Pues los hijos de Judá atacaron a Jerusalén y habiéndola tomado la pasaron a filo de espada y pusieron fuego a la ciudad.

Conquista de Hebrón y Dabir

9Después descendieron los hijos de Judá a combatir a los cananeos que habitaban en la montaña, en el Négueb y en la Sefelá. 10[1593]Y marchó Judá contra los cananeos que habitaban en Hebrón, cuyo nombre antiguo era Kiryat-Arbá, y derrotaron a Sesai, Ahimán y Talmai. 11De allí marchó contra los habitantes de Dabir, cuyo nombre antiguo era Kiryatséfer. 12Entonces dijo Caleb: “Al que derrote a Kiryatséfer y la tome, le daré por mujer mi hija Acsá.” 13Y la tomó Otoniel, hijo de Kenas, hermano menor de Caleb; y este le dio por mujer su hija Acsá. 14[1594]Mientras ella se iba (con su marido), este la instigó a que pidiera a su padre un campo; y como ella se bajó del asno, le preguntó Caleb: “¿Qué te pasa?” 15Respondió ella: “Dame una bendición; ya que me has dado tierra de secano, dame también fuentes de agua.” Y Caleb le dio fuentes en las regiones superiores y en las inferiores.

16[1595]Los hijos del Cineo, cuñado de Moisés, subieron juntamente con los hijos de Judá, desde la ciudad de las Palmeras, al desierto de Judá, que está al sur, en Arad; y vinieron a habitar con el pueblo.

17[1596]Después acompañó Judá a su hermano Simeón y derrotaron a los cananeos que habitaban en Sefat; ejecutaron allí el anatema y fue llamada aquella ciudad Horma. 18Judá tomó también a Gaza con su territorio, a Ascalón con su territorio y a Acarón con su territorio. 19Yahvé estuvo con Judá de modo que pudo apoderarse de la montaña, pero no pudo expulsar a los habitantes de los valles, porque tenían carros de hierro. 20A Caleb se le dio Hebrón, como le había prometido Moisés; y Caleb expulsó de allí a los tres hijos de Enac.

21[1597]Los hijos de Benjamín no expulsaron a los jebuseos que habitaban en Jerusalén; y así habitan los jebuseos con los hijos de Benjamín en Jerusalén hasta el día de hoy.

Toma de Betel

22Los de la casa de José, por su parte, subieron contra Betel, y Yahvé estuvo con ellos. 23Mientras exploraban Betel, cuyo nombre antiguo era Luz, 24vieron los centinelas a un hombre que salía de la ciudad, y le dijeron: “Muéstranos, te rogamos, por dónde se puede entrar en la ciudad, y usaremos contigo de misericordia.” 25Él les mostró por donde se podía entrar en la ciudad, y ellos pasaron la ciudad a filo de espada; mas dejaron salir a aquel hombre con toda su familia, 26[1598]el cual fue a tierra de los heteos, donde edificó una ciudad, y la llamó Luz. Este es su nombre hasta el día de hoy.

Resistencia de los cananeos

27[1599]Manasés no desposeyó a (los habitantes de) Betseán con sus aldeas, ni a los de Taanac con sus aldeas, ni a los habitantes de Dor con sus aldeas, ni a los habitantes de Ibleam con sus aldeas, ni a los habitantes de Megiddó con sus aldeas; por lo cual los cananeos lograron mantenerse en aquel territorio. 28Cuando Israel cobró fuerza, hizo tributarios a los cananeos, pero no los expulsó por completo. 29Efraím no expulsó a los cananeos que habitaban en Guécer; y los cananeos siguieron viviendo en medio de ellos en Guécer. 30Zabulón no expulsó a los habitantes de Ketrón, ni a los habitantes de Nahalol; y los cananeos siguieron viviendo en medio de ellos pero vinieron a ser tributarios. 31Aser no expulsó a los habitantes de Acó ni a los habitantes de Sidón, Ahalab, Aczib, Helbá, Afee y Rohob; 32sino que los hijos de Aser vivieron en medio de los cananeos, habitantes del país, pues, no los expulsaron. 33Neftalí no expulsó a los habitantes de Betsemes, ni a los habitantes de Betanat, sino que habitó en medio de los cananeos, habitantes del país; pero los habitantes de Betsemes y de Betanat vinieron a ser tributarios suyos. 34[1600]Los amorreos estrecharon a los hijos de Dan en las montañas; pues no les permitían bajar a los valles. 35Lograron los amorreos habitar en Har-Heres, en Ayalón, y en Saalbim; mas cuando la mano de la casa de José pesó sobre ellos, vinieron a ser tributarios. 36[1601]El territorio de los amorreos se extendía desde la subida de Acrabim y desde Selá para arriba.

JUECES 2

Yahvé reprende a los israelitas

1[1602]Subió el Ángel de Yahvé de Gálgala a Boquín, y dijo: “Yo os he sacado de Egipto, y os he introducido en el país que prometí con juramento a vuestros padres. Y dije: Jamás quebrantaré mi alianza con vosotros, 2si vosotros no hacéis alianza con los habitantes de esta tierra, y si derribáis sus altares. Pero no habéis obedecido mi voz. ¿Por qué habéis hecho esto? 3[1603]Por eso Yo por mi parte he dicho: No los expulsaré delante de vosotros, sino que quedarán a vuestro lado y sus dioses os serán un lazo”. 4Al decir el Ángel de Yahvé estas palabras a todos los hijos de Israel, el pueblo alzó la voz y se puso a llorar. 5Por eso llamaron a este lugar Boquín; y ofrecieron allí sacrificios a Yahvé.

Apostasía de Israel

6Despedido que hubo Josué al pueblo, los hijos de Israel se fueron cada cual a su herencia para tomar posesión de la tierra; 7y sirvió el pueblo a Yahvé todos los días de Josué, y todos los días de los ancianos que sobrevivieron a Josué y que habían visto toda la obra grandiosa que Yahvé había hecho en favor de Israel. 8Pero murió Josué, hijo de Nun, siervo de Yahvé, cuando tenía ciento y diez años; 9y le sepultaron en el terreno de su propia herencia, en Timnatheres, en la montaña de Efraím, al norte del monte Gaas.

10También toda aquella generación fue congregada con sus padres; y surgió otra generación después de ellos que no conocía a Yahvé, ni la obra que Él había hecho a favor de Israel. 11Entonces los hijos de Israel hicieron lo que era malo a los ojos de Yahvé. Sirvieron a los Baales, 12[1604]y abandonando a Yahvé, el Dios de sus padres, que los había sacado del país de Egipto, anduvieron en pos de otros dioses, de entre los dioses de los pueblos que los rodeaban, y se postraron ante ellos, provocando la ira de Yahvé. 13[1605]Dejaron a Yahvé, y sirvieron a Baal y a las Astartés.

Castigo de la infidelidad

14Entonces se encendió la ira de Yahvé contra Israel; por lo cual los entregó en manos de salteadores que los saquearon, y los vendió en manos de sus enemigos que los rodeaban, y no pudieron ya resistir a sus enemigos. 15Por doquiera que salían, la mano de Yahvé descargaba sobre ellos, para su daño, como Yahvé les había dicho y jurado, con lo que se vieron en muy grande aprieto. 16[1606]Entonces suscitó Yahvé jueces que los librasen de los saqueadores. 17Mas ni aun a sus jueces quisieron escuchar, sino que se prostituyeron yéndose tras otros dioses, ante los cuales se postraban. Así se apartaron muy pronto del camino en que anduvieron sus padres, obedeciendo los mandamientos de Yahvé; ellos, empero, no lo hicieron así. 18Cuando Yahvé les suscitaba un juez, estaba con él, y los salvaba de sus enemigos, todos los días de aquel juez; porque Yahvé les tenía compasión a causa de los gemidos que proferían ante sus opresores y vejadores. 19Pero al morir el juez, volvían a corromperse más que sus padres y andaban en pos de otros dioses sirviéndolos y dándoles culto. No dejaron estas sus maldades ni su perverso camino.

20Por eso se encendió la ira de Yahvé contra Israel, y dijo: “Por cuanto este pueblo viola la alianza que Yo prescribí a sus padres, y no escucha mi voz, 21tampoco Yo seguiré expulsando de delante de ellos a ninguno de aquellos pueblos que dejó Josué cuando murió, 22[1607]a fin de probar por medio de ellos a Israel, si pondrán o no su empeño en andar en el camino de Yahvé, como hicieron sus padres.” 23Y Yahvé dejó a aquellos pueblos sin apresurarse a expulsarlos, como tampoco los había entregado en manos de Josué.

JUECES 3

Los pueblos paganos en medio de Israel

1[1608]Estos son los pueblos que Yahvé dejó para probar por medio de ellos a Israel, a cuantos no tenían experiencia de las guerras de los cananeos 2—con el único fin de instruir a las generaciones de los hijos de Israel y enseñarles la guerra, por lo menos a aquellos que antes no la conocían—, 3los cinco príncipes de los filisteos, todos los cananeos, los sidonios y los heveos que habitaban en el monte Líbano, desde el monte Baalhermón hasta la entrada de Hamat. 4Servían estos para probar por medio de ellos a Israel, a fin de saber si obedecería los mandamientos que Yahvé había prescrito a sus padres por boca de Moisés. 5Así, los hijos de Israel habitaban entre los cananeos, los heteos, los amorreos, los fereceos, los heveos y los jebuseos. 6Y tomaron las hijas de ellos por mujeres, dando sus hijas a los hijos de ellos y sirviendo a sus dioses.

II. LOS JUECES
El juez Otoniel

7[1609]Los hijos de Israel hicieron lo que era malo a los ojos de Yahvé y, olvidándose de Yahvé, su Dios, sirvieron a los Baales y a las Ascheras. 8[1610]Y se airó Yahvé contra Israel, y los vendió en manos de Cusan Rasataim, rey de Mesopotamia; y sirvieron los hijos de Israel a Cusan Rasataim ocho años. 9Entonces clamaron los hijos de Israel a Yahvé, y Yahvé suscitó un libertador para los hijos de Israel que los libró: Otoniel, hijo de Kenas, hermano menor de Caleb. 10[1611]Vino sobre él el espíritu de Yahvé y juzgó a Israel. Y salió a la guerra, y Yahvé entregó en sus manos a Cusan Rasataim, rey de Aram, y su mano pesó sobre Cusan Rasataim. 11Así tuvo el país descanso durante cuarenta años. Y murió Otoniel, hijo de Kenas.

El juez Aod

12Volvieron los hijos de Israel a hacer lo que era malo a los ojos de Yahvé, y Yahvé hizo prevalecer a Eglón, rey de Moab, contra Israel, por cuanto hacían lo que era malo a los ojos de Yahvé. 13[1612]Congregando consigo a los hijos de Amón y a Amalec, Eglón se puso en marcha, derrotó a Israel y se apoderó de la Ciudad de las Palmeras. 14Y los hijos de Israel sirvieron a Eglón, rey de Moab, diez y ocho años.

15Clamaron entonces los hijos de Israel a Yahvé, y Yahvé les suscitó un libertador: Aod, hijo de Gerá, benjaminita, hombre zurdo. Cuando los hijos de Israel enviaron por mano de él un presente a Eglón, rey de Moab, 16Aod se hizo una daga de dos filos, de un palmo de largo, que se ciñó debajo de su ropa sobre el muslo derecho; 17y así llevó el presente a Eglón, rey de Moab, que era un hombre muy gordo. 18Terminada la entrega del presente, despidió Aod la gente que había traído el presente, 19y volviéndose desde Pesilim, cerca de Gálgala, dijo: “Oh rey, tengo un mensaje secreto para ti”. El rey dijo: “¡Silencio!”, y salieron de su presencia todos los que con el estaban. 20Entonces Aod se acercó al rey que estaba sentado en la habitación de verano que tenía reservada para sí solo. Y le dijo Aod: “Tengo para ti un mensaje de parte de Dios.” Se levantó con esto Eglón de la silla, 21y Aod, alargando su mano izquierda, sacó la daga que llevaba sobre su muslo derecho, y la clavó en el vientre de Eglón. 22[1613]Entró incluso el mango tras la hoja, y se cerró la grosura sobre la hoja, de modo que no pudo retirar la daga del vientre, del cual salieron los excrementos. 23Se escapó Aod por la galería, cerrando tras sí la puerta de la habitación y echando el cerrojo. 24[1614]Salido ya él, llegaron los siervos del rey y miraron, y he aquí que la puerta de la habitación estaba cerrada con cerrojo, por lo cual dijeron: “Sin duda se cubre los pies en la cámara de verano.” 25Esperaron hasta darles vergüenza; mas he aquí que él no abrió la puerta de la cámara alta; por lo cual tomando la llave abrieron, y vieron a su señor caído en el suelo y muerto. 26Mientras ellos estaban perplejos Aod huyó, y pasando más allá de Pesilim, se puso a salvo en Seirá. 27Llegado a casa tocó la trompeta en la montaña de Efraím; y los hijos de Israel bajaron con él de la montaña, llevándole a su frente. 28Y les dijo: “Seguidme, pues Yahvé ha entregado en vuestras manos a vuestros enemigos, los moabitas.” Bajaron en pos de él, y tomaron los vados del Jordán frente a Moab, sin dejar pasar a nadie. 29Mataron en aquel tiempo, como diez mil hombres de Moab, todos robustos, y todos hombres valientes. No escapó uno solo. 30Aquel día fue Moab humillado bajo la mano de Israel, y el país tuvo descanso ochenta años.

El juez Samgar

31[1615]Después de Aod, Samgar, hijo de Amat, mató a seiscientos hombres de los filisteos con un aguijón de bueyes. También él libertó a Israel.

JUECES 4

Débora y Barac

1Muerto Aod, los hijos de Israel volvieron a hacer lo que era malo a los ojos de Yahvé; 2[1616]y Yahvé los vendió en manos de Jabín, rey de Canaán, que reinaba en Hasor. El jefe de su ejército era Sísara, el cual habitaba en Haserot-Goím. 3Clamaron entonces los hijos de Israel a Yahvé; porque tenía Jabín novecientos carros de hierro, y desde hacía veinte años oprimía duramente a los hijos de Israel.

4En aquel tiempo Débora, profetisa, mujer de Lapidot, juzgaba a Israel. 5[1617]Tenía su asiento debajo de la palmera de Débora, entre Ramá y Betel, en la montaña de Efraím; y los hijos de Israel acudían a ella en sus litigios. 6[1618]Envió ella a llamar a Barac, hijo de Abinoam, de Kedes-Neftalí, y le dijo: “¿No es esta la orden de Yahvé, el Dios de Israel: Anda y marcha hacia el monte Tabor, y toma contigo diez mil hombres de los hijos de Neftalí y de los hijos de Zabulón? 7Yo llevaré hacia ti, hacia el torrente Kisón, a Sísara, jefe del ejército de Jabín, con sus carros y con su multitud, y le entregaré en tus manos.” 8[1619]Barac le contestó: “Si tú vienes conmigo, iré; pero si no vienes conmigo, no iré.” 9A lo que ella replicó: “Sí, iré contigo; mas no será tuya la gloria de la expedición que vas a emprender; pues en manos de una mujer entregará Yahvé a Sísara.” Y se levantó Débora y fue con Barac a Kedes.

Derrota de Sísara

10Barac convocó a Zabulón y a Neftalí en Kedes; y subieron en pos de él diez mil hombres. También Débora subió con él. 11[1620]Ahora bien, Héber, el cineo, que se había separado de los cineos, hijos de Hobab, cuñado de Moisés, había extendido sus tiendas hasta el encinar de Saaraim, cerca de Kedes. 12Cuando supo Sísara que Barac, hijo de Abinoam, había subido al monte Tabor, 13[1621]hizo salir de Haserot-Goím al torrente Kisón todos sus carros, novecientos carros de hierro, con toda la gente que tenía.

14Entonces dijo Débora a Barac: “¡Levántate, que este es el día en que Yahvé ha entregado a Sísara en tus manos! ¿No va Yahvé delante de ti?” Bajó, entonces, Barac del monte Tabor, y tras él los diez mil hombres. 15Y Yahvé perturbó a Sísara delante de Barac, entregándolo con todos sus carros y con todo su ejército al filo de la espada. El mismo Sísara, saltando de su carro, huyó a pie. 16Barac persiguió los carros y el ejército hasta Hasoret-Goím; y todo el ejército de Sísara cayó a filo de espada, sin quedar uno solo.

Jael da muerte a Sísara

17Sísara huyó a pie a la tienda de Jael, mujer de Héber, cineo; porque había paz entre Jabín, rey de Hasor y la casa de Héber cineo. 18Salió Jael a recibir a Sísara, y le dijo: “Entra, señor mío, entra en mi casa; no tengas temor.” Entró en la tienda de ella, y ella le cubrió con una alfombra. 19Él le dijo: “Dame de beber, te ruego, un poco de agua, que tengo sed.” Y abrió ella el odre de la leche, le dio de beber y le volvió a cubrir. 20Él le dijo: “Ponte a la puerta de la tienda; y si viene alguno y te pregunta, diciendo: ¿Hay aquí alguien?, le responderás que no.” 21[1622]Entonces Jael, mujer de Héber, tomó una estaca de la tienda y empuñando con su mano un martillo, se acercó a él calladamente y le hincó en la sien la estaca hasta que penetró en la tierra; porque Sísara estaba demasiado fatigado y había caído en un profundo sueño, Y así murió. 22Y he aquí que vino Barac que perseguía a Sísara. Salió Jael a recibirle, y le dijo: “Ven, y te mostrare al hombre que estás buscando.” Entró él en la casa, y vio a Sísara tendido y muerto, con el clavo en la sien.

23En aquel día Dios humilló a Jabín, rey de Canaán, ante los hijos de Israel. 24Y la mano de los hijos de Israel se hizo cada vez más pesada sobre Jabín, rey de Canaán, hasta que lo destruyeron por completo.

JUECES 5

Cántico de Débora

1[1623]En aquel día cantaron Débora y Barac, hijo de Abinoam, el siguiente canto:

2“Los príncipes de Israel al frente,

ofrece el pueblo su vida.

¡Bendecid a Yahvé!

3Escuchad, reyes; prestad atención, príncipes;

que yo, sí, yo cantaré a Yahvé,

cantaré a Yahvé, el Dios de Israel.

4[1624]Cuanto Tú, Yahvé, saliste de Seír,

avanzaste desde los campos de Edom,

se estremeció la tierra, los cielos gotearon,

y las nubes se disolvieron en agua.

5Se derritieron los montes

a la presencia de Yahvé,

aquel Sinaí, a la presencia de Yahvé,

el Dios de Israel.

6[1625]En los días de Samgar, hijo de Anat,

en los días de Jael,

estaban desiertos los caminos;

y los viajeros caminaban por senderos tortuosos;

7faltaron en Israel los caudillos,

faltaron hasta que me levanté yo, Débora;

me levanté como madre en Israel.

8Mientras elegían a nuevos dioses,

la guerra llegó a las puertas;

y no se veía ni escudo ni lanza

entre cuarenta millares de Israel.

9Mi corazón ama a los príncipes de Israel

a los que se ofrecen de entre el pueblo.

¡Bendecid a Yahvé!

10[1626]Los que cabalgáis sobre asnas blancas,

los que os sentáis sobre alfombras,

y los que vais por los caminos, cantad.

11En los abrevaderos,

libres ya del estruendo de los arqueros,

allí se canten las justicias de Yahvé,

las justicias de su imperio en Israel.

Pues entonces pudo bajar

a las puertas el pueblo de Yahvé.

12¡Despierta, despierta, Débora!

¡Despierta, despierta, entona el himno!

¡Levántate, Barac, hijo de Abinoam,

toma presos a tus apresadores!

13En aquel tiempo descendió

el resto de los nobles del pueblo;

Yahvé bajó hacia mí con los valientes.

14[1627]De Efraím vinieron

los que derrotaron a Amalec;

detrás de ti Benjamín entre tu gente.

De Maquir llegaron los jefes,

de Zabulón los que llevan la vara del mando.

15[1628]Los príncipes de Isacar bajan con Débora;

Isacar marcha al lado de Barac;

se arrojan al valle en pos de sus pisadas.

Mas en los distritos de Rubén

hubo grandes deliberaciones.

16¿Por qué quedaste en tus apriscos

para escuchar los balidos de los rebaños?

En los distritos de Rubén

hubo grandes deliberaciones.

17GaIaad descansaba allende el Jordán;

y Dan no se separaba de sus navíos.

Aser habitaba en la ribera del mar,

y reposaba junto a sus puertos.

18[1629]Mas Zabulón es un pueblo

que expone su vida a la muerte,

lo mismo que Neftalí,

sobre las alturas del campo.

19[1630]Vinieron reyes y dieron batalla;

lucharon entonces los reyes de Canaán

en Taanac, junto a las aguas de Megiddó,

y no tomaron plata por botín.

20[1631]Desde el cielo lucharon los astros,

de sus órbitas lucharon contra Sísara.

21[1632]El torrente Kisón los arrastró,

el torrente viejo, el torrente Kisón.

¡Pisa firme, oh alma mía!

22Se rompieron los cascos de los caballos,

en la veloz huida de sus guerreros.

23[1633]Maldecid a Meroz,

dice el Ángel de Yahvé;

¡Malditos sus habitantes!

porque no vinieron en socorro de Yahvé,

a socorrer a Yahvé con sus valientes.

24[1634]¡Bendita entre las mujeres

sea Jael, mujer de Héber, el cineo!

¡Bendita entre las mujeres

que viven en tiendas!

25Agua pidió él, y ella dio leche;

en vaso de príncipes le sirvió nata.

26Tomó su mano el clavo,

y su derecha el pesado martillo,

dio el golpe a Sísara,

le rompió la cabeza,

le machacó y atravesó las sienes.

27A sus pies él se encorva,

cae y queda tendido.

Se encorva a los pies de ella y cae;

donde se encorva, allí mismo queda muerto.

28[1635]Por la ventana, tras las celosías

se asoma la madre de Sísara y clama:

¿Por qué tarda en venir su carro?

¿Por qué tan lerda la marcha de sus cuadrigas?

29Las más sabias de sus damas le contestan,

y ella misma se da la respuesta:

30Habrán hallado botín

que están repartiendo;

para cada guerrero, una joven, o dos;

vestidos de color para Sísara, como despojo,

vestidos bordados,

de varios colores, como botín;

despojos de diversos colores,

dos veces recamados, para la esposa.

31¡Así perezcan todos tus enemigos, oh Yahvé!

¡Y los que te aman brillen como el sol

cuando sale con toda su fuerza!”

Y el país tuvo descanso durante cuarenta años.

JUECES 6

Invasión de los madianitas

1[1636]Los hijos de Israel, hicieron lo malo a los ojos de Yahvé, y los entregó Yahvé en manos de Madián, por siete años. 2La mano de Madián pesó sobre Israel de tal manera que los hijos de Israel por miedo a los madianitas se hicieron los antros que se hallan en las montañas, las cuevas y los lugares fortificados. 3Pues cuando Israel había hecho la siembra subían contra ellos Madián y Amalec con los hijos del Oriente. 4Acampaban frente a ellos y destruían los productos de la tierra hasta la región de Gaza, no dejando a Israel sustento alguno, ni oveja, ni buey, ni asno. 5Porque llegaban con sus ganados y sus tiendas, numerosos como las langostas; ellos y sus camellos eran innumerables, y venían al país para devastarlo. 6Con lo que Israel fue muy debilitado por los madianitas, y los hijos de Israel clamaron a Yahvé.

7Cuando los hijos de Israel clamaron a Yahvé a causa de Madián, 8envió Yahvé un profeta a los hijos de Israel, que les dijo: “Así dice Yahvé, el Dios de Israel: Yo os hice subir de Egipto, sacándoos de la casa de la servidumbre; 9os libré de las manos de los egipcios y de todos los que os oprimieron; los expulsé de delante de vosotros y os di su tierra; 10y os dije: Yo soy Yahvé, vuestro Dios; no temáis a los dioses de los amorreos en cuyo país habitáis; pero no habéis escuchado mi voz.”

Vocación de Gedeón

11[1637]Vino el Ángel de Yahvé y se sentó bajo el terebinto de Ofrá, que pertenecía a Joás de la familia de Abiéser, cuando Gedeón, su hijo, estaba batiendo el trigo en el lagar, para esconderlo de los madianitas. 12Se le apareció el Ángel de Yahvé y le dijo: “Yahvé está contigo, ¡oh valiente héroe!” 13[1638]Gedeón contestó: “Ah, señor mío; si Yahvé está con nosotros, ¿cómo es que nos ha sucedido todo esto? ¿Dónde están todos sus prodigios que nos han contado nuestros padres, diciendo: No nos sacó Yahvé de Egipto? Mas ahora Yahvé nos ha abandonado y entregado en manos de Madián.” 14[1639]Entonces Yahvé se volvió hacia él y dijo: “Anda con esta tu fuerza, y salvarás a Israel de la mano de Madián. ¿No soy Yo quien te envío?” 15Mas él le dijo: “¡Ah, Señor! ¿Con qué he de salvar yo a Israel? Mira, mi familia es la más pobre en Manasés, y yo soy el más pequeño de la casa de mi padre.” 16Yahvé le respondió: “Yo estaré contigo; y derrotarás a Madián como si fuese un solo hombre.” 17Entonces él le dijo: “Si he hallado gracia a tus ojos, te ruego que me des una señal de que eres Tú quien hablas conmigo. 18[1640]Y no te retires de aquí hasta que yo vuelva hacia ti y traiga mi ofrenda para ponerla delante de ti.” A lo cual respondió: “Yo me quedaré hasta que vuelvas.”

19Fue Gedeón y aderezó un cabrito, y con un efa de flor de harina coció ácimos; luego puso la carne en un canasto y echó el caldo en una olla, y los llevó para presentarlos debajo del terebinto. 20Y le dijo el Ángel de Dios: “Toma la carne y los ácimos, ponlos sobre esta peña y echa sobre ellos el caldo.” Y él lo hizo así. 21Entonces el Ángel de Yahvé extendió la punta del báculo que tenía en la mano, y tocó la carne y los ácimos; y salió fuego de la peña, que consumió la carne y los ácimos. Luego el Ángel de Yahvé desapareció de su vista. 22[1641]Viendo Gedeón que era el Ángel de Yahvé, dijo: “Ay de mí, Señor Yahvé, pues yo he visto al Ángel de Yahvé cara a cara.” 23Yahvé le dijo: “La paz sea contigo; no temas, no morirás.” 24Gedeón erigió allí un altar a Yahvé, y lo llamó Paz de Yahvé. Este altar está hasta el día de hoy en Ofrá de Abiéser.

Destrucción del altar de Baal

25[1642]En aquella misma noche dijo Yahvé a Gedeón: “Toma el toro de tu padre, el toro segundo que tiene siete años, y derriba el altar de Baal que pertenece a tu padre, y corta la aschera que está junto a él; 26y edifica un altar a Yahvé, tu Dios, sobre la cumbre de este peñasco, según lo dispuesto, y tomando aquel segundo toro, lo ofrecerás en holocausto con la madera de la aschera cortada.” 27Tomó Gedeón diez hombres de entre sus siervos, e hizo lo que Yahvé le había mandado, pero por temor a la casa de su padre y a los hombres de la ciudad no lo hizo de día, sino de noche. 28Cuando al día siguiente madrugaron los hombres de la ciudad vieron derribado el altar de Baal, cortada la aschera que había junto a él, y el toro segundo ofrecido en holocausto sobre el altar edificado. 29Se preguntaban entonces unos a otros: “¿Quién ha hecho esto?” Investigaron y buscaron, y se les dijo: “Gedeón, hijo de Joás, ha hecho esto.” 30Por lo cual los hombres de la ciudad dijeron a Joás: “Saca a tu hijo para que muera; pues ha derribado el altar de Baal, y cortado la aschera que estaba a su lado.” 31Mas Joás respondió a todos los que estaban delante de él: “¿Queréis acaso combatir por Baal? ¿Pretendéis vosotros salvarle? Quien se atreva luchar por él, que muera antes que llegue la mañana. Si él es Dios que luche por sí mismo contra el que ha derribado su altar.” 32[1643]En aquel día Gedeón fue llamado Jerobaal, porque decía: “Luche Baal con aquel que ha derribado su altar.”

El milagro del vellocino

33Todo Madián y Amalec y los hijos del Oriente se coligaron, pasaron (el Jordán) y acamparon en el valle de Jesreel. 34[1644]Entonces el Espíritu de Yahvé revistió a Gedeón, el cual tocó la trompeta, y se juntaron los de la familia de Abiéser para seguirle. 35Envió también mensajeros por todo Manasés, y ellos se juntaron para seguirle. Envió, además, mensajeros a Aser, Zabulón y Neftalí, los cuales salieron a su encuentro.

36[1645]Y dijo Gedeón a Dios: “Si quieres salvar por mi mano a Israel, como has dicho, 37he aquí que voy a poner un vellocino de lana en la era. Si solamente el vellocino se cubre de rocío, quedando todo el suelo seco, conoceré que salvarás por mi mano a Israel, conforme has prometido.” 38Así fue; cuando al día siguiente se levantó muy temprano para exprimir el vellocino, sacó del vellocino tanta agua que con ella llenó una taza. 39Dijo entonces Gedeón a Dios: “No se encienda tu ira contra mí, si hablo una vez más. Permíteme repetir la prueba con el vellocino solamente esta vez. Te ruego quede seco el vellocino, en tanto que en todo el suelo haya rocío.” 40Y así lo hizo Dios en aquella noche; quedó seco el vellocino solo, y en todo el suelo hubo rocío.

JUECES 7

El pequeño ejército de Gedeón

1Jerobaal, que es Gedeón, y toda la gente que estaba con él, se levantaron muy temprano y acamparon junto a la fuente de Harod, teniendo el campamento de Madián hacia el norte, en el valle, al pie del collado de Moré. 2[1646]Dijo entonces Yahvé a Gedeón: “La gente que está contigo es demasiado numerosa para que Yo entregue a Madián en sus manos, no sea que Israel se gloríe contra Mí, diciendo: «Es mi mano la que me ha salvado». 3[1647]Haz llegar al pueblo esta proclamación: «Los cobardes y medrosos, vuélvanse y se retiren de la montaña de Galaad».” Y se volvieron de la gente veinte y dos mil, quedando solamente diez mil.

4Mas Yahvé dijo a Gedeón: “Aún es demasiada la gente, hazlos bajar al agua y allí te los probaré. Aquel de quien Yo te dijere que vaya contigo, ese irá contigo; mas todo aquel de quien te dijere que no vaya contigo, ese tal no irá.” 5Gedeón hizo bajar a la gente al agua, y Yahvé le dijo: “A todos los que lamieren el agua con la lengua, como lame el perro, los pondrás aparte; asimismo a todos los que para beber doblaren las rodillas.” 6[1648]El número de los que lamieron el agua (llevándola) con la mano a la boca, fue de trescientos hombres; todo el resto del pueblo dobló las rodillas para beber agua. 7Y dijo Yahvé a Gedeón: “Por medio de los trescientos hombres que toman el agua lamiendo, os salvaré y entregaré a Madián en tus manos. Toda la demás gente vuélvase cada cual a su lugar.” 8Tomó aquella gente provisiones en su mano, y también sus trompetas; y Gedeón despidió a todos los demás hombres de Israel cada uno a su tienda, reteniendo solo a los trescientos hombres. El campamento de Madián estaba debajo de él, en el valle.

Dios alienta a Gedeón

9En aquella noche le dijo Yahvé: “Levántate, baja contra el campamento, pues lo he entregado en tu mano. 10[1649]Mas si temes atacar, baja tú con tu siervo Purá al campamento, 11y oirás lo que dicen; después se fortalecerán tus manos para descender contra el campamento. Bajaron él y su siervo hasta la vanguardia de la gente armada que había en el campamento. 12Madián, Amalec, y todos los hijos del Oriente se habían extendido por el valle, tan numerosos como langostas, y con camellos innumerables, pues como la arena que está a la ribera del mar, así era su multitud. 13[1650]Gedeón llegó justamente cuando un hombre contaba a su compañero un sueño. Decía: “He tenido un sueño: un pan de cebada venía rodando por el campamento de Madián, llegó a la tienda, la derribó de manera que cayó, la trastornó de arriba abajo, y la tienda quedó derribada.” 14Su compañero contestó, diciendo: “No es esta otra cosa que la espada de Gedeón, hijo de Joás, hombre israelita, en cuyas manos Dios ha entregado a Madián y todo el campamento.”

Victoria de Gedeón

15Al oír Gedeón el relato del sueño y su interpretación, se postró para adorar, volvió al campamento de Israel y dijo: “Levantaos, que Yahvé ha entregado en vuestras manos el campamento de Madián.” 16Dividió los trescientos hombres en tres compañías, puso trompetas en manos de todos ellos, y cántaros vacíos, con teas encendidas dentro de los cántaros; 17y les dijo: “Lo que me viereis hacer, haced lo mismo vosotros. Tan pronto como yo llegue al borde del campamento, haréis como hago yo. 18Cuando yo y todos los que están conmigo toquemos la trompeta, tocaréis también vosotros las trompetas, alrededor de todo el campamento, y gritaréis: ¡Por Yahvé y por Gedeón!”

19Llegaron Gedeón, y los trescientos hombres que le acompañaban, al borde del campamento, al principio de la vigilia mediana, cuando acababan de relevarse los centinelas; y tocaron las trompetas, y rompieron los cántaros que tenían en la mano. 20Y a la vez tocaron las trompetas las tres compañías, rompieron los cántaros, y tomando con la mano izquierda las teas encendidas, y con la derecha las trompetas para tocar, gritaron: “¡Espada por Yahvé y por Gedeón!”, 21manteniéndose parados, cada uno en su puesto alrededor del campamento. Con esto todo el campamento echó a correr, gritar y huir. 22[1651]Pues cuando tocaron las trescientas trompetas, Yahvé volvió la espada de cada cual contra su compañero, por todo el campamento. Y huyó el ejército hasta Betsitá, en dirección de Sererá, hasta el borde de Abelmeholá, cerca de Tabat.

23Entonces se reunieron los hombres de Israel, de Neftalí, de Aser y de todo Manasés, y persiguieron a Madián. 24[1652]Gedeón envió también mensajeros por toda la montaña de Efraím, para decir a los (efraimitas): “Bajad al encuentro de los madianitas, y ocupad antes que ellos las aguas del Jordán, hasta Betbará.” Se juntaron todos los hombres de Efraím y tomaron las aguas del Jordán, hasta Betbará. 25[1653]Hicieron prisioneros a los dos príncipes de Madián, Oreb y Zeeb; y mataron a Oreb sobre la peña de Oreb, y a Zeeb le dieron muerte en el lagar de Zeeb, y terminada la persecución de Madián llevaron las cabezas de Oreb y Zeeb a Gedeón, al otro lado del Jordán.

JUECES 8

Celos de Efraím

1Dijeron los hombres de Efraím a Gedeón: “¿Qué es esto que has hecho con nosotros, eso de no llamarnos cuando saliste a combatir contra Madián?” Y se querellaron reciamente contra él. 2[1654]Les respondió: “¿Qué he hecho yo que se pueda comparar con lo vuestro? ¿No es mejor la rebusca de Efraím que la vendimia de Abiéser? 3[1655]En vuestras manos ha entregado Dios a los príncipes de Madián, Oreb y Zeeb. ¿Qué he hecho yo que se pueda comparar con lo vuestro?” Con esta respuesta se calmó la ira que contra él habían concebido.

Nuevos triunfos de Gedeón

4Gedeón llegó al Jordán, y lo cruzó con los trescientos hombres que tenía consigo, cansados, pero prosiguiendo la persecución. 5[1656]Y dijo a los hombres de Sucot: “Dadme, por favor, pan para la gente que me sigue, porque están cansados, y estoy persiguiendo a Zébah y Salmaná, reyes de Madián.” 6Contestaron los jefes de Sucot: “¿Acaso los puños de Zébah y Salmaná están ya en tu mano para que demos pan a tu tropa?” 7Gedeón respondió: “Por eso, cuando entregue Yahvé a Zébah y a Salmaná en mi mano, azotaré vuestras carnes con espinas del desierto y con cardos.” 8De allí subió a Fanuel y les habló de la misma manera; mas los hombres de Fanuel le respondieron del mismo modo que los de Sucot. 9Dijo también a los hombres de Fanuel: “Cuando vuelva yo en paz derribaré esta torre.”

10Zébah y Salmaná estaban en Carcor, y su ejército con ellos, unos quince mil hombres, el resto de todo aquel ejército de los hijos del Oriente, habiendo perecido ya ciento veinte mil hombres que llevaban espada. 11Gedeón subió por el camino de los nómadas, al oriente de Noba y Jegbaá, y derrotó el campamento, pues el ejército, no temía peligro. 12Huyeron Zébah y Salmaná; más él, en la persecución prendió a los dos reyes de Madián, Zébah y Salmaná, e hizo temblar a todo su ejército.

13Entre tanto, Gedeón, hijo de Joás, volviendo de la batalla por la subida de Heres, 14prendió a un muchacho de los habitantes de Sucot. Le interrogó, y este le apuntó los nombres de los jefes de Sucot y sus ancianos, setenta y siete hombres. 15Llegado a los hombres de Sucot dijo Gedeón: “Ved aquí a Zébah y Salmaná con motivo de los cuales me zaheristeis diciendo: «¿Acaso los puños de Zébah y Salmaná están ya en tu mano, para que demos pan a tus hombres cansados?»” 16[1657]Tomó entonces a los ancianos de la ciudad, y espinas del desierto y cardos, y con estos dio una lección a los hombres de Sucot. 17[1658]Arrasó también la torre de Fanuel, y dio muerte a los hombres de la ciudad.

18A Zébah y a Salmaná les dijo: “¿Cómo eran los hombres que matasteis en el Tabor?” Contestaron: “Como tú, así eran ellos; cada uno parecía hijo de un rey.” 19Replicó Gedeón: “Eran mis hermanos, los hijos de mi misma madre. ¡Vive Yahvé, que no os mataría, si les hubieses conservado la vida!” 20Luego dijo a Jéter, su primogénito: “¡Levántate, mátalos!” Pero el joven no sacó la espada, por temor, siendo como era aún joven. 21Entonces dijeron Zébah y Salmaná: “Levántate tú y danos el golpe; porque como es el hombre, así es su fuerza.” Se levantó Gedeón y mató a Zébah y a Salmaná y tomó las lunetas que se hallaban al cuello de sus camellos.

Gedeón rechaza la realeza

22Los hombres de Israel dijeron a Gedeón: “Reina tú sobre nosotros, tú, tu hijo, y los hijos de tu hijo, ya que nos has librado del poder de Madián.” 23[1659]Gedeón les respondió: “No reinaré yo sobre vosotros, ni reinará mi hijo sobre vosotros. Yahvé sea quien reine sobre vosotros.” 24Y les añadió Gedeón: “Voy a pediros una cosa, y es que me dé cada cual un zarcillo de su despojo”; pues (los enemigos) llevaban zarcillos de oro por ser ismaelitas. 25Ellos respondieron: “Con mucho gusto te lo daremos”. Tendieron pues, un manto, y cada uno echó allí un zarcillo de su botín. 26[1660]Y fue el peso de los zarcillos de oro que había pedido, de mil setecientos siclos de oro; sin contar las lunetas y pendientes, ni los vestidos de púrpura que los reyes de Madián llevaban, ni los collares que se hallaban al cuello de sus camellos. 27[1661]De esto hizo Gedeón un efod, y lo depositó en su ciudad, en Ofrá; y todo Israel cometía allí idolatría con ese (efod), lo cual vino a ser un lazo para Gedeón y su casa. 28Así fue humillado Madián ante los hijos de Israel, y no volvió más a levantar cabeza. Y tuvo el país en los días de Gedeón un descanso de cuarenta años.

Muerte de Gedeón

29[1662]Partió después Jerobaal, hijo de Joás, y habitó en su casa. 30[1663]Y tuvo Gedeón setenta hijos, todos nacidos de él, porque tenía muchas mujeres. 31También una de sus mujeres secundarias que estaba en Siquem, le dio un hijo, al que puso por nombre Abimelec. 32[1664]Murió Gedeón, hijo de Joás, en buena vejez, y fue enterrado en la sepultura de su padre Joás, en Ofrá de los hijos de Abiéser.

33[1665]Muerto Gedeón, los hijos de Israel volvieron a fornicar tras los Baales, y pusieron a Baal-Berit por dios suyo. 34No se acordaron los hijos de Israel de Yahvé su Dios, que los había librado del poder de todos sus enemigos a la redonda. 35Tampoco usaron de piedad con la casa de Jerobaal-Gedeón, por todo el bien que él había hecho a Israel.

JUECES 9

Abimelec

1Abimelec, hijo de Jerobaal, se fue a Siquem y habló a los hermanos de su madre, a ellos y a toda la parentela de la casa del padre de su madre, en los siguientes términos: 2“Decid, os ruego, al oído de todos los vecinos de Siquem: “¿Qué es mejor para vosotros: el que reinen sobre vosotros setenta hombres, hijos todos ellos de Jerobaal, o que reine sobre vosotros uno solo? Acordaos también de que yo soy hueso vuestro y carne vuestra.” 3Repitieron los hermanos de su madre todas estas palabras referentes a él, de modo que las oyeron todos los vecinos de Siquem, y se inclinó el corazón de ellos hacia Abimelec; pues decían: “Es nuestro hermano.” 4[1666]Y le dieron setenta siclos de plata del templo de Baal-Berit, con los cuales Abimelec tomó a sueldo hombres ociosos y aventureros que le siguieron. 5Y llegó a Ofrá, a la casa de su padre, y mató a sus hermanos, los hijos de Jerobaal, setenta hombres, sobre una misma piedra. Solo pudo escapar Joatam, el hijo menor de Jerobaal, porque se escondió. 6[1667]Entonces se reunieron todos los vecinos de Siquem y todos los de Bet-Meló y fueron a proclamar rey a Abimelec, junto al terebinto del santuario que está en Siquem.

La parábola de Joatam

7[1668]Habiéndolo oído Joatam, se fue y apostándose en la cumbre del monte Garizim, alzó su voz y les dijo a gritos: “Oídme, señores de Siquem, para que os oiga Dios. 8[1669]Fueron una vez los árboles a ungir un rey que reinase sobre ellos; y dijeron al olivo: «Reina tú sobre nosotros». 9El olivo les contestó: «¿Puedo acaso yo dejar mi grosura, con la cual se honra a Dios y a los hombres, para ir a mecerme sobre los árboles?» 10Entonces dijeron los árboles a la higuera: «Ven tú y reina sobre nosotros». 11La higuera les respondió: «¿He de dejar acaso mi dulzura y mi excelente fruto, para ir a mecerme sobre los árboles?» 12Dijeron, pues, los árboles a la vid: «Ven tú y reina sobre nosotros». 13Mas la vid les respondió: «¿He de dejar acaso mi vino que alegra a Dios y a los hombres, para ir a mecerme sobre los árboles?» 14Entonces todos los árboles dijeron a la zarza: «Ven tú y reina sobre nosotros». 15Respondió la zarza a los árboles: «Si es que en verdad queréis ungirme rey sobre vosotros, venid y refugiaos bajo mi sombra; y si no, salga fuego de la zarza que devore los cedros del Líbano». 16Ahora, pues, (preguntaos) si habéis obrado fiel y justamente haciendo rey a Abimelec, y si os habéis portado bien con Jerobaal y su casa, y si le habéis tratado como lo merecía la obra de sus manos; 17pues mi padre peleó por vosotros, exponiendo su vida a los mayores peligros, y os libró del poder de Madián; 18pero vosotros os habéis levantado hoy contra la casa de mi padre; habéis matado a sus hijos, setenta hombres, sobre una misma piedra, y habéis puesto a Abimelec, hijo de una esclava suya, por rey sobre los vecinos de Siquem, por ser él vuestro hermano. 19Si pues en este día habéis obrado fiel y justamente con Jerobaal y con su casa, complaceos en Abimelec, y complázcase él en vosotros. 20Pero si no, salga fuego de Abimelec, fuego que devore a los vecinos de Siquem y de Bet-Meló, y salga fuego de los vecinos de Siquem y de Bet-Meló, que devore a Abimelec.” 21Luego Joatam emprendió la huida, y huyendo se fue a Beer donde habitó por temor de su hermano Abimelec.

Sedición de los siquemitas

22Reinó Abimelec tres años sobre Israel. 23[1670]Entonces envió Dios un espíritu maligno entre Abimelec y los vecinos de Siquem, y los vecinos de Siquem se portaron pérfidamente con Abimelec; 24para que se vengase el crimen hecho contra los setenta hijos de Jerobaal, y para que su sangre cayese sobre Abimelec su hermano, que los mató, y también sobre los vecinos de Siquem, que le habían ayudado a matar a sus hermanos. 25Los vecinos de Siquem le pusieron emboscadas sobre las cimas de las montañas, para despojar a cuantos pasaban por el camino junto a ellos. Esto llegó al conocimiento de Abimelec.

26Entre tanto llegó Gáal, hijo de Ebed, con sus hermanos, y entraron en Siquem, y los siquemitas pusieron en él su confianza. 27Salieron al campo, vendimiaron sus viñas y pisaron (las uvas), haciendo gran fiesta; luego entraron en la casa de su dios, y mientras comían y bebían, maldecían a Abimelec. 28[1671]Dijo entonces Gáal, hijo de Ebed: “¿Quién es Abimelec, y quién es Siquem, para que le sirvamos? ¿No es el hijo de Jerobaal, y no es Zebul su lugarteniente? Servid a los hombres de Hemor, padre de Siquem. ¿Por qué hemos de servir nosotros (a Abimelec)? 29¡Ojalá estuviera este pueblo bajo mi mando! Yo expulsaría a Abimelec.” Y envió a decir a Abimelec: “Refuerza tu ejército y sal.”

30Cuando Zebul, comandante de la ciudad, oyó las palabras de Gáal, hijo de Ebed, montó en cólera, 31y enviando secretamente mensajeros a Abimelec le dijo: “Mira que Gáal, hijo de Ebed, y sus hermanos han venido a Siquem, y he aquí que ellos están sublevando la ciudad contra ti. 32Levántate de noche, tú y la gente que tienes contigo, y ponte en emboscada en el campo, 33y por la mañana, al salir el sol, levántate pronto y cae sobre la ciudad; cuando él y la gente que está con él salgan contra ti, podrás hacer con él según la fuerza de tu mano.

Abimelec sofoca la revolución

34Abimelec se levantó de noche, él y toda la gente que le acompañaba, y divididos en cuatro compañías se pusieron en emboscada contra Siquem. 35Y cuando Gáal, Hijo de Ebed, salió y se apostó a la entrada de la puerta de la ciudad, salió Abimelec de la emboscada con la gente que tenía consigo. 36Viendo Gáal la gente, dijo a Zebul: “He aquí gente que baja de las cimas de los montes.” Zebul le contesto: “Lo que ves es la sombra de los montes, y te parecen hombres.” 37[1672]Gáal volvió a hablar, diciendo: “Mira que baja gente del ombligo del país y una compañía viene de la encina de los adivinos.” 38Entonces dijo Zebul: “¿Dónde está ahora tu boca, con que dijiste: Quién es Abimelec, para que le sirvamos? ¿No es esta la gente que despreciaste? Sal, pues, ahora y pelea contra ellos. 39Salió Gáal, a la vista de los vecinos de Siquem, y dio batalla a Abimelec. 40Y Abimelec le persiguió, porque, huyó delante de él, y cayeron muchos traspasados hasta la entrada de la puerta. 41Abimelec permaneció en Arumá; y Zebul expulsó a Gáal y a sus hermanos de modo que no pudieron quedarse en Siquem.

Destrucción de Siquem

42Al día siguiente salió el pueblo al campo; de lo cual avisado Abimelec, 43tomó su gente, la dividió en tres compañías y los puso en emboscada en el campo; y cuando vio que la gente salía de la ciudad, se levantó contra ellos para derrotarlos. 44Abimelec y el destacamento que le seguía, avanzaron y se apostaron a la entrada de la puerta de la ciudad, en tanto que las otras dos compañías se lanzaron sobre todos los que estaban en el campo y los destrozaron. 45[1673]Abimelec asaltó la ciudad todo aquel día, la tomó y mató la gente que había en ella. Después arrasó la ciudad, y la sembró de sal.

46[1674]Al oír esto, todos los hombres de la torre de Siquem se refugiaron en la fortaleza del templo de El-Berit. 47Cuando Abimelec supo que allí se habían reunido todos los hombres de la torre de Siquem, 48subió al monte Salmón, él y toda la gente que le seguía; y tomando un hacha en su mano, cortó la rama de un árbol, la alzó, se la puso al hombro y mandó a la gente que le acompañaba: “Lo que me habéis visto hacer, haced pronto igual que yo.” 49Y cortó también toda la gente cada cual una rama, y siguiendo tras Abimelec, las colocaron sobre la fortaleza, a la cual pegaron fuego, cubriéndolos con llamas, y así murió también toda la gente de la torre de Siquem, unos mil hombres y mujeres.

Muerte de Abimelec

50Después marchó Abimelec a Tebes, la asedió y la tomó. 51Mas había en medio de la ciudad una torre fuerte, adonde se habían refugiado todos los hombres y las mujeres, y todos los vecinos de la ciudad; y cerrando tras sí subieron al terrado de la torre. 52Avanzó Abimelec hasta la torre y la asaltó; mas cuando había llegado ya hasta la puerta de la torre para incendiarla, 53[1675]arrojó una mujer la piedra superior de un molino sobre la cabeza de Abimelec, y le rompió el cráneo. 54[1676]Llamó él en seguida al joven, su escudero, y le dijo: “Saca tu espada y mátame, para que no digan de mí: le mató una mujer.” Le traspasó entonces el joven, y así murió. 55Cuando vieron los hombres de Israel que había muerto Abimelec, se fueron, cada cual a su lugar.

56Así retribuyó Dios a Abimelec el mal que había hecho contra su padre matando a sus setenta hermanos. 57También sobre la cabeza de los hombres de Siquem hizo Dios caer todo el mal que habían hecho. Así se cumplió en ellos la maldición de Joatam, hijo de Jerobaal.

JUECES 10

El juez Tolá

1[1677]Después de Abimelec, se levantó Tolá, hijo de Fuá, hijo de Dodó, varón de Isacar, para salvar a Israel. Habitó en Samir, en la montaña de Efraím, 2y juzgó a Israel durante veinte y tres años. Murió y fue sepultado en Samir.

El juez Jaír

3Después de él surgió Jaír galaadita, que juzgó a Israel veinte y dos años. 4Tenía treinta hijos, que montaban treinta pollinos y poseían treinta ciudades, que se llaman Havot Jaír hasta el día de hoy. Están situadas en el país de Galaad. 5Murió Jaír y fue sepultado en Camón.

Nueva apostasía y castigo

6[1678]Los hijos de Israel siguieron haciendo lo que era malo a los ojos de Yahvé; y sirvieron a los Baales y a las Astartés, a los dioses de los sirios, a los dioses de los sidonios, a los dioses de Moab, a los dioses de los hijos de Ammón y a los dioses de los filisteos; y abandonando a Yahvé no le sirvieron más. 7[1679]Se encendió entonces la ira de Yahvé contra Israel, y los vendió en manos de los filisteos y en manos de los hijos de Ammón; 8los cuales desde aquel año, por espacio de dieciocho años, oprimieron y vejaron a los hijos de Israel que habitaban al otro lado del Jordán, en la tierra de los amorreos, en Galaad. 9Los hijos de Ammón pasaron también el Jordán para hacer la guerra a Judá, a Benjamín, y a la casa de Efraím, de modo que Israel se vio muy apretado.

10Clamaron entonces los hijos de Israel a Yahvé, diciendo: “Hemos pecado contra Ti, porque hemos abandonado a nuestro Dios, y hemos servido a los Baales.” 11Y dijo Yahvé a los hijos de Israel: “¿No soy Yo quien (os libré) de los egipcios, de los amorreos, de los hijos de Ammón y de los filisteos? 12Y cuando los sidonios, los amalecitas y los maonitas os oprimían, y clamasteis a Mí, ¿no os salvé Yo de sus manos? 13Pero vosotros me habéis abandonado, sirviendo a otros dioses; por eso no volveré a libraros. 14Andad y clamad a los dioses que os habéis elegido. ¡Que ellos os salven en el tiempo de vuestra angustia!” 15Los hijos de Israel respondieron a Yahvé: “Hemos pecado. Haz con nosotros lo que mejor te parezca, pero líbranos, te rogamos, en este día.” 16[1680]Y arrojando de en medio de ellos los dioses extraños sirvieron a Yahvé; pues su alma desfallecía a causa de la desdicha de Israel.

17[1681]Se reunieron entretanto los hijos de Ammón y acamparon en Galaad. Se juntaron también los hijos de Israel y acamparon en Masfá. 18Entonces el pueblo, los príncipes de Galaad decían unos a otros: “¿Quién es el hombre que comenzará a combatir a los hijos de Ammón? Él será el caudillo de todos los habitantes de Galaad.”

JUECES 11

Vocación de Jefté

1Jefté de Galaad era un guerrero esforzado, pero hijo de una ramera, y Galaad era su padre. 2Galaad tuvo también de su esposa hijos, los cuales cuando crecieron expulsaron a Jefté, diciéndole: “Tú no serás heredero en casa de nuestro padre, porque eres hijo de otra mujer.” 3[1682]Huyó Jefté de sus hermanos y habitó en la tierra de Tob. Allí se allegaron a Jefté hombres pobres que le acompañaban.

4Ahora bien, cuando, andando el tiempo, los hijos de Ammón atacaron a Israel, 5sucedió que mientras los hijos de Ammón hacían guerra contra Israel, los ancianos de Galaad fueron a la tierra de Tob, en busca de Jefté; 6y dijeron a Jefté: “Ven y sé nuestro jefe, y combatiremos a los hijos de Ammón.” 7Jefté contestó a los ancianos de Galaad: “¿No sois vosotros los que me habéis odiado y expulsado de la casa de mi padre? ¿Por qué venís ahora a mí cuando os veis apurados?” 8Entonces los ancianos de Galaad dijeron a Jefté: “Por eso mismo nos dirigimos hoy a ti. Ven con nosotros y lucha contra los hijos de Ammón, y serás nuestro caudillo, el caudillo de todos los habitantes de Galaad.” 9Contestó Jefté a los ancianos de Galaad: “Si me lleváis con vosotros para combatir a los hijos de Ammón, y Yahvé los entrega en mis manos, ¿seré vuestro caudillo?” 10Los ancianos respondieron a Jefté: “Oiga Yahvé lo que hablamos entre nosotros; juramos hacer lo que tú pides.” 11[1683]Partió entonces Jefté con los ancianos de Galaad; y el pueblo le puso sobre sí como caudillo y jefe. Y Jefté confirmó todas sus promesas delante de Yahvé en Masfá.

Negociaciones con los ammonitas

12Luego envió Jefté mensajeros al rey de los hijos de Ammón, diciendo: “¿Qué tienes tú conmigo? ¿Por qué has venido a hacerme guerra en mi país?” 13Contestó el rey de los hijos de Ammón a los mensajeros de Jefté: “Por cuanto Israel cuando subió de Egipto se apoderó de mi país desde el Arnón hasta el Yaboc y hasta el Jordán. Ahora, pues, devuélvemelo pacíficamente.”

14[1684]Jefté envió nuevos mensajeros al rey de los hijos de Ammón, 15y le dijo: “Así dice Jefté: Israel no se apoderó del país de Moab, ni del país de los hijos de Ammón. 16Pues cuando Israel subió de Egipto, anduvo por el desierto hasta el Mar Rojo, y llegó a Cades. 17Entonces envió Israel mensajeros al rey de Edom, diciendo: Déjame pasar por tu país; mas no quiso escuchar el rey de Edom. También envió mensajeros al rey de Moab que tampoco quiso, de modo que Israel se quedó en Cades. 18Después de andar por el desierto, dio la vuelta al país de Edom y al país de Moab, y llegó al oriente del país de Moab, y acampó al otro lado de Arnón; pero no entró en el territorio de Moab; puesto que el Arnón es la frontera de Moab. 19Entonces Israel envió mensajeros a Sehón, rey de los amorreos que reinaba en Hesbón, y le dijo: Déjame pasar por tu país hasta mi lugar. 20Pero Sehón despreciando a Israel no lo dejó pasar por su territorio; antes reunió a todo su pueblo y acampó en Jahsa para hacer guerra contra Israel. 21Pero Yahvé, el Dios de Israel, entregó a Sehón y a todo su pueblo en manos de Israel, que los derrotó; y ocupó Israel todo el país de los amorreos que habitaban en aquella región. 22Conquistaron todo el territorio de los amorreos desde el Arnón hasta el Yaboc, y desde el desierto hasta el Jordán. 23Ahora que Yahvé, el Dios de Israel desposeyó a los amorreos ante Israel, su pueblo, ¿pretendes tú ser dueño de esa tierra? 24[1685]¿No es cierto que tú consideras como tu herencia lo que Camos, tu Dios, te da en posesión? Así también nosotros poseemos todo aquello que Yahvé, nuestro Dios, nos ha dado en posesión por amor a nosotros. 25¿Estás tú acaso en mejor condición que Balac, hijo de Sefor, rey de Moab? ¿Peleó él jamás con Israel o le hizo guerra? 26En los trescientos años que Israel habita en Hesbón y sus aldeas, y en todas las ciudades que hay a orillas del Arnón, ¿por qué no las habéis reivindicado en ese tiempo? 27Yo no he pecado contra ti, pero tú obras mal conmigo, haciéndome la guerra. Yahvé, el Juez, juzgue hoy entre los hijos de Israel y los hijos de Ammán.”

28El rey de los hijos de Ammón no escuchó las palabras que Jefté le había enviado a decir.

Voto y victoria de Jefté

29[1686]Vino entonces el Espíritu de Yahvé sobre Jefté, quien recorrió a Galaad y Manasés; después pasó a Masfá de Galaad, y desde Masfá de Galaad marchó contra los hijos de Ammón. 30E hizo Jefté un voto a Yahvé, diciendo: “Si Tú de veras entregas a los hijos de Ammón en mi mano, 31[1687]lo que primero salga de las puertas de mi casa a mi encuentro cuando vuelva yo en paz de los hijos de Ammón, será para Yahvé, y lo ofreceré en holocausto.” 32Avanzó, entonces, Jefté contra los hijos de Ammón, para pelear contra ellos, y Yahvé los entregó en sus manos. 33Los derrotó desde Aroer hasta cerca de Minit, veinte ciudades, y hasta Abel Keramim (infligiéndoles) una muy grave derrota. Así fueron humillados los hijos de Ammón ante los hijos de Israel.

La hija de Jefté

34Luego Jefté volvió a Masfá, a su casa; y he aquí que su hija le salió al encuentro con tímpanos y danzas. Era su única hija; fuera de ella no tenía ni hijo ni hija. 35Al verla rasgó sus vestidos, y le dijo: “¡Ay, hija mía!, tú me has abatido sobremanera; tú misma eres la que me aflige. Pues yo he dado mi palabra a Yahvé y no puedo volverme atrás.” 36Ella le respondió: “Padre mío, si has dado tu palabra a Yahvé, haz conmigo conforme a lo que salió de tu boca, ya que Yahvé te ha vengado de tus enemigos, los hijos de Ammón.” 37Y dijo a su padre: “Hágase conmigo esto: Déjame libre por dos meses, e iré con mis compañeras por las montañas llorando mi virginidad.” 38Respondió él: “Vete.” Y la dejó ir por dos meses. Se fue ella con sus compañeras, y lloró su virginidad sobre las montañas. 39Y cuando al cabo de los dos meses volvió a su padre, este cumplió en ella el voto que había hecho, sin que ella hubiera conocido varón. Por eso se hizo costumbre en Israel 40que las hijas de Israel fuesen cada año a llorar a la hija de Jefté galaadita, cuatro días al año.

JUECES 12

Descontento de los efraimitas

1[1688]Se reunieron los hombres de Efraím, y pasando a Safón dijeron a Jefté: “¿Por qué saliste a hacer la guerra contra los hijos de Ammón, sin llamarnos a nosotros para marchar contigo? Vamos a quemar tu casa sobre tu cabeza.” 2Jefté les respondió: “Yo y mi pueblo estábamos luchando violentamente con los hijos de Ammón; y llamé a vosotros, pero no me librasteis de sus manos. 3Mas viendo que no veníais a librarme, tomé mi vida en mi mano y marché contra los hijos de Ammón, y Yahvé les entregó en mi mano. ¿Por qué ahora subís contra mí para hacerme la guerra?”

4Entonces Jefté reunió a todos los hombres de Galaad, y atacó a Efraím. Y los galaaditas derrotaron a los efraimitas, por cuanto estos decían: “Vosotros sois fugitivos de Efraím; Galaad está en medio de Efraím y Manasés.” 5Los galaaditas cortaron a los efraimitas los vados del Jordán; y cuando los fugitivos de Efraím decían: “Quiero pasar”, le preguntaban los galaaditas: “¿Eres tú efraimita?” y cuando respondía: “No” 6[1689]le decían: “Di: schibólet”; mas él decía: “sibólet”, pues no podía pronunciarlo bien. Entonces lo prendían y le degollaban junto a los vados del Jordán. Así murieron en aquel tiempo cuarenta y dos mil efraimitas.

7[1690]Jefté juzgó a Israel seis años. Luego murió Jefté galaadita y fue sepultado en una de las ciudades de Galaad.

El juez Abesán

8Después de él juzgó a Israel Abesán de Betlehem, 9[1691]el cual tuvo treinta hijos. Casó, además a su treinta hijas con gente de afuera y trajo de fuera treinta hijas para sus hijos. Juzgó a Israel durante siete años. 10Y murió Abesán y fue sepultado en Betlehem.

El juez Elón

11Después de él juzgó a Israel Elón de Zabulón, el cual juzgó a Israel por espacio de diez años. 12Y murió Elón de Zabulón y fue sepultado en Ayalón, en la tierra de Zabulón.

El juez Abdón

13Después de él juzgó a Israel Abdón, hijo de Hilel de Faratón, 14el cual tuvo cuarenta hijos y treinta nietos, que cabalgaban sobre setenta pollinos. Juzgó a Israel por espacio de ocho años. 15Y murió Abdón, hijo de Hilel de Faratón y fue sepultado en Faratón, en la tierra de Efraím, en la montaña de los amalecitas.

JUECES 13

Nacimiento de Sansón

1[1692]Los hijos de Israel volvieron a hacer lo que era malo a los ojos de Yahvé, y Yahvé los entregó en manos de los filisteos durante cuarenta años. 2Vivía entonces en Saraá un hombre de la familia de los danitas, de nombre Manué, cuya mujer era estéril y no tenía hijos. 3Apareció el Ángel de Yahvé a la mujer y le dijo: “He aquí que eres estéril y no has tenido hijo; pero concebirás y darás a luz un hijo. 4Ahora guárdate de beber vino o bebida fuerte, y no comas cosa inmunda. 5[1693]Pues he aquí que concebirás y darás a luz un hijo sobre cuya cabeza no ha de pasar navaja, porque este niño será desde su nacimiento nazareo de Dios; y él comenzará a librar a Israel del poder de los filisteos.”

6Fue la mujer y habló con su marido, diciendo: “Un varón de Dios ha venido a mí, y era su aspecto como el del Ángel de Dios, muy temible, pero no le pregunté de dónde era, ni él me manifestó su nombre. 7Me dijo: «He aquí que concebirás y darás a luz un hijo. No bebas vino ni bebida fuerte, ni comas de ninguna cosa inmunda; porque el niño será nazareo de Dios, desde su nacimiento hasta el día de su muerte».”

8Entonces Manué oró a Yahvé, diciendo: “Oh Señor, te ruego que el varón de Dios que enviaste venga otra vez a nosotros y nos enseñe qué debemos hacer con el niño que ha de nacer.” 9Escuchó Dios el ruego de Manué y vino el Ángel de Dios otra vez a la mujer, cuando estaba sentada en el campo, pero Manué, su marido no se hallaba con ella. 10Entonces corrió la mujer a toda prisa y avisó a su marido, diciéndole: “He aquí, se me ha aparecido el varón que vino a mí el otro día.” 11Manué se levantó y siguió a su mujer, y llegado donde estaba el varón, le preguntó: “¿Eres tú el hombre que hablaste con esta mujer?” Respondió él: “Yo soy.” 12Y dijo Manué: “Cuando se cumpla tu palabra, ¿cuáles son los preceptos que habrá que observar respecto del niño y que ha de hacerse con él?” 13Contestó el Ángel de Yahvé a Manué: “Que la mujer se abstenga de cuanto le he indicado; 14que no coma nada de lo que viene de la vid, que no beba vino ni bebida fuerte ni coma cosa inmunda; que ella observe todo cuanto le he mandado.” 15[1694]Entonces Manué dijo al Ángel: “Permítenos que te retengamos para prepararte un cabrito.” 16Pero el Ángel de Yahvé dijo a Manué: “Por más que me retengas no comeré de tu alimento; mas si quieres preparar un holocausto, lo has de ofrecer a Yahvé.” Pues Manué no sabía que era el Ángel de Yahvé. 17Y así preguntó al Ángel de Yahvé: “¿Cuál es tu nombre, para que te honremos cuando se cumpla tu palabra?” 18[1695]A lo cual respondió el Ángel de Yahvé: “¿Por qué preguntas por mí nombre, siendo él admirable?” 19Tomó, entonces, Manué un cabrito con la oblación correspondiente, y lo ofreció sobre la peña a Yahvé quien hizo una cosa milagrosa, a la vista de Manué y su mujer. 20Pues al subir la llama de sobre el altar hacia el cielo, subió también el Ángel de Yahvé con la llama del altar. Viéndolo Manué y su mujer, se postraron en tierra sobre sus rostros. 21El Ángel de Yahvé no volvió a aparecerse a Manué y su mujer. Entonces conoció Manué que era el Ángel de Yahvé; 22y dijo Manué a su mujer: “Debemos morir porque hemos visto a Dios.” 23Pero su mujer le dijo: “Si Yahvé quisiera quitarnos la vida no habría aceptado de nuestras manos holocausto y oblación y no nos habría mostrado todas estas cosas, ni nos habría hecho oír palabras como estas.”

24La mujer dio a luz un hijo, al cual puso por nombre Sansón. Creció el niño y Yahvé le bendijo. 25[1696]Y el Espíritu de Yahvé comenzó a inspirarle en Mahané-Dan, entre Saraá y Estaol.

JUECES 14

Sansón y los filisteos

1[1697]Sansón bajó a Timná, donde vio a una mujer de las hijas de los filisteos. 2Cuando subió (a su casa) habló a su padre y a su madre, diciendo: “He visto en Timná a una mujer de las hijas de los filisteos; ahora pues, tomádmela por mujer.” 3Dijéronle su padre y su madre: “¿Acaso no hay mujer entre las hijas de tus hermanos, ni entre todo mi pueblo, para que tú vayas a tomar mujer de entre los incircuncisos filisteos?” Pero Sansón contestó a su padre: “Tómame a esa porque me gusta.” 4[1698]Su padre y su madre no sabían que esto venía de Yahvé, por cuanto buscaba ocasión contra los filisteos, pues los filisteos dominaban a la sazón a Israel.

Sansón mata a un león

5Bajó Sansón con su padre y su madre a Timná, y cuando llegaron a las viñas de Timná, he aquí que un leoncillo salió rugiendo a su encuentro. 6Entonces vino el Espíritu de Yahvé sobre Sansón y sin tener nada a mano, lo desgarró como se desgarra un cabrito; pero no dijo ni a su padre ni a su madre lo que había hecho. 7Bajó y habló con la mujer, y ella gustó a Sansón. 8Pasado algún tiempo volvió para tomarla y se apartó del camino para ver el cuerpo del león; y he aquí que dentro del cuerpo del león había un enjambre de abejas y un panal de miel. 9Lo tomó en sus manos, y siguiendo el camino comió, y cuando alcanzó a su padre y su madre, les dio y ellos comieron; mas no les dijo que había tomado la miel del cadáver del león.

Bodas de Sansón

10Luego bajó su padre a casa de la mujer, y Sansón hizo allí un banquete; porque tal era la costumbre de los mozos. 11[1699]Cuando ellos le vieron le dieron treinta compañeros para acompañarle; 12a los cuales dijo Sansón: “Voy a proponeros un enigma; si me lo descifráis dentro de los siete días del banquete y encontráis el sentido, os daré treinta túnicas y treinta mudas de ropa. 13Pero si no podéis descifrármelo me daréis vosotros a mí treinta túnicas y treinta mudas de ropa.” Ellos respondieron: “Propón tu enigma para que lo oigamos.” 14[1700]Les dijo entonces:

“Del que come salió manjar,

y del fuerte salió dulzura.”

Y no pudieron descifrarle el enigma en tres días.

15Al séptimo día dijeron a la mujer de Sansón: “Persuade a tu marido, para que nos descifre el enigma; de lo contrario te quemaremos a ti y a la casa de tu padre. ¿Acaso nos habéis convidado para robarnos?” 16Y lloraba la mujer de Sansón delante de él y le decía: “Solo me odias y no me amas; has propuesto este enigma a los hijos de mi pueblo, sin descifrármelo a mí.” Le contestó: “Mira, no lo he explicado ni a mi padre ni a mi madre. ¿Acaso he de explicártelo a ti?” 17Mas ella lloraba delante de él los siete días que duró el banquete. Y al séptimo día él le dio la explicación, porque le molestaba mucho, y ella descifró el enigma a los hijos de su pueblo. 18[1701]Le dijeron los hombres de la ciudad al séptimo día, antes de ponerse el sol:

“¿Qué cosa más dulce que la miel?

¿qué más fuerte que el león?”

Les respondió:

“Si no hubierais arado con mi novilla,

no habríais descifrado mi enigma.”

19[1702]Y vino el Espíritu de Yahvé sobre él; bajó a Ascalón, mató allí treinta hombres, y quitándoles los despojos, dio las mudas de ropa a los que habían descifrado el enigma; y ardiendo de cólera subió a casa de su padre. 20Entretanto, la mujer de Sansón fue dada a uno de los compañeros que le había servido de amigo (en las bodas).

JUECES 15

Sansón destruye las mieses de los filisteos

1Después de algún tiempo, en los días de la siega del trigo, Sansón visitó a su mujer, llevando un cabrito, y dijo: “Me llegaré a mi mujer, en su aposento.” Pero el padre de ella no le dejó entrar. 2Pues dijo su padre: “Yo pensaba que tú no le tienes más que odio; por tanto se la di a uno de tus compañeros. ¿No es su hermana menor más hermosa que ella? Sea ella tuya, en su lugar.” 3Pero Sansón les dijo: “Esta vez no pueden quejarse de mí los filisteos, si les hago mal.”

4[1703]Fue Sansón y tomó trescientas zorras y teas, y atándoles cola con cola, puso una tea entre cada dos colas. 5Luego, encendiendo las teas, las soltó entre las mieses de los filisteos; y así quemó las gavillas y las mieses en pie, y hasta las viñas y los olivares. 6Preguntaron los filisteos: “¿Quién ha hecho esto?” Y se les dijo; “Sansón, yerno del Timnateo; por cuanto este ha tomado su mujer y se la ha dado a uno de sus compañeros.” Subieron los filisteos y quemaron tanto a ella como a su padre. 7Entonces les dijo Sansón: “Ya que habéis hecho esto, no cesaré hasta que haya tomado venganza de vosotros.” 8Les dio rudos golpes sobre muslos y lomos haciendo un destrozo grande; luego bajó y habitó en una caverna del peñón de Etam.

Nuevas hazañas de Sansón

9Entonces subieron los filisteos y acamparon en Judá, desplegando sus fuerzas cerca de Lehí. 10Preguntaron los hombres de Judá: “¿Por qué habéis subido contra nosotros?” A lo que respondieron: “Hemos subido para atar a Sansón, a fin de hacer con él según él ha hecho con nosotros.” 11Y bajaron tres mil hombres de Judá a la caverna del peñón de Etam, y dijeron a Sansón: “¿No sabes que los filisteos dominan sobre nosotros? ¿Qué es esto que has hecho?” Él les contestó: “Como ellos hicieron conmigo, así he hecho yo con ellos.” 12Y le dijeron: “Hemos bajado para atarte, a fin de entregarte en manos de los filisteos.” Sansón les dijo: “Juradme que no me vais a matar.” 13Ellos le respondieron diciendo: “No, solamente te ataremos y te entregaremos en poder de ellos, pero de ninguna manera te mataremos.” Lo ataron con dos sogas nuevas, y le sacaron del peñón. 14Cuando llegó a Lehí, los filisteos le salieron al encuentro con grande algazara. Mas el Espíritu de Yahvé vino sobre él; las sogas que tenía sobre sus brazos fueron como hilos de lino que se queman por el fuego, y se deshicieron las ligaduras de sobre sus manos. 15Y como hallase la quijada de un asno recién muerto, alargó la mano, la agarró y mató con ella a mil hombres. 16[1704]Dijo entonces Sansón:

“Con la quijada de un asno (maté)

un montón, dos montones;

con la quijada de un asno

he matado mil hombres.”

17Dicho esto, arrojó la quijada de su mano; y llamó aquel lugar Ramat-Lehí. 18Y teniendo grandísima sed, clamó a Yahvé, diciendo: “Tú has obrado esta gran liberación por manos de tu siervo; y ahora me muero de sed y caigo en manos de los incircuncisos.” 19[1705]Entonces hendió Dios la piedra hueca que hay en Lehí, y salió de allí agua. Cuando hubo bebido, se reanimó y recobró sus fuerzas. Por tanto, fue llamado aquella fuente En Hakoré, que es la que hoy todavía existe en Lehí. 20[1706]Sansón juzgó a Israel en los días de los filisteos durante veinte años.

JUECES 16

Sansón en Gaza

1[1707]Cuando Sansón llegó a Gaza, vio allí a una prostituta, en cuya casa entró. 2Se les dijo a los de Gaza: “Sansón ha venido a esta.” Por lo cual lo cercaron, y estuvieron en acecho toda aquella noche, a la puerta de la ciudad. Y toda la noche quedaron tranquilos, diciendo: “Cuando salga la luz del alba lo mataremos.” 3Sansón permaneció acostado hasta la medianoche. A medianoche se levantó, y tomando las hojas de la puerta de la ciudad con las dos jambas, las arrancó juntamente con el cerrojo, y echándoselas a cuestas las llevó a la cumbre del monte que mira hacia Hebrón.

Sansón y Dalila

4Después de esto amó a una mujer que habitaba en el valle de Sorec y que se llamaba Dalila. 5Vinieron a ellas los príncipes de los filisteos y le dijeron: “Atráelo con halagos para ver en qué consiste su gran fuerza, y cómo podríamos prevalecer contra él para atarlo y sujetarlo, y te daremos cada uno mil cien siclos de plata.”

6Dijo Dalila a Sansón: “Dime, te ruego, en qué consiste tu gran fuerza y con qué se te debe atar para sujetarte.” 7Sansón respondió: “Si me atan con siete cuerdas frescas, húmedas aún, quedaré sin fuerzas y vendré a ser como cualquier otro hombre.” 8Entonces los príncipes de los filisteos le llevaron siete cuerdas frescas, todavía húmedas, y lo ató con ellas. 9Tenía ella en el aposento gentes en acecho, y le dijo: “Sansón, los filisteos sobre ti.” Mas él rompió las cuerdas, como se rompe un hilo de estopa cuando siente el fuego; de manera que no se descubrió (el secreto de) su fuerza.

10Entonces dijo Dalila a Sansón: “He aquí que te has burlado de mí, diciéndome mentiras. Ahora dime, te ruego, con qué podrás ser atado.” 11Él contestó: “Si me atan cien con sogas nuevas, no usadas todavía para otra cosa, quedaré sin fuerzas y vendré a ser como cualquier otro hombre.” 12Tomó Dalila sogas nuevas, y habiéndolo atado con ellas, le dijo: “Sansón, los filisteos sobre ti”; y estaban efectivamente acechadores apostados en el aposento. Pero él rompió las sogas de sobre sus brazos como un hilo.

13Luego dijo Dalila a Sansón: “Hasta ahora te has burlado de mí, diciéndome mentiras; dime al fin con qué podrás ser atado.” Y él le dijo: “Entreteje las siete trenzas de mi cabeza con una clavija de tejedor.” 14Ella las aseguró con una clavija y le dijo: “Sansón, los filisteos sobre ti.” Pero él, despertando de su sueño, arrancó la clavija de tejedor juntamente con la urdimbre.

15Ella entonces le dijo: “¿Cómo puedes decir: Yo te amo, cuando tu corazón no está conmigo? Ya tres veces te has burlado de mí, y no me has manifestado en qué consiste tu gran fuerza.” 16[1708]Y como ella le molestase con sus palabras todos los días y le apremiase, perdió su alma la gana de vivir, 17y le descubrió todo su corazón, diciendo: Nunca ha pasado navaja por mi cabeza, pues soy nazareo de Dios desde el seno de mi madre. Si yo fuese rapado, perdería mi fuerza, me quedaría débil y vendría a ser como cualquier otro hombre.” 18Dalila vio que le había descubierto todo su corazón, por lo cual envió a llamar a los príncipes de los filisteos, diciendo: “Subid aún esta vez, porque me ha descubierto todo su corazón.” Subieron los príncipes de los filisteos a la casa de ella, llevando el dinero en su mano. 19Le hizo entonces dormir sobre sus rodillas; luego llamó al hombre para que le cortara las siete trenzas de la cabeza; entretanto, ella misma comenzó a sujetarlo, y su fuerza se apartó de él. 20[1709]Y ella le dijo: “Sansón, los filisteos sobre ti.” Él, despertándose de su sueño, se dijo: “Saldré como las demás veces, y me desembarazaré”, pues no sabía que Yahvé se había apartado de él. 21Los filisteos, después de haberlo prendido, le sacaron los ojos, y lo llevaron a Gaza, donde lo sujetaron con doble cadena de bronce; y en la cárcel tuvo que dar vueltas a la muela. 22Mas el cabello de su cabeza comenzó a crecer después de haber sido rapado.

Muerte de Sansón

23Los príncipes de los filisteos se reunieron para ofrecer un gran sacrificio a Dagón, su dios, y celebrar fiesta; pues decían:

“Nuestro dios ha entregado en nuestras manos

a Sansón, nuestro enemigo.”

24También el pueblo, al verle, alabó a su dios, diciendo:

“Nuestro dios ha entregado en nuestras manos

a nuestro enemigo,

que asolaba nuestro país,

matando a nuestra gente.”

25Y en la alegría de su corazón dijeron: “Llamad a Sansón, para que nos divierta.” Llamaron a Sansón de la cárcel y tuvo que divertirlos. Pero Sansón, al cual tenían colocado entre las columnas, 26[1710]dijo al muchacho que le tenía de la mano: “Déjame tocar las columnas sobre las cuales se sustenta la casa, para apoyarme sobre ellas.” 27Ahora bien, la casa estaba llena de hombres y mujeres; también todos los príncipes de los filisteos estaban allí, y sobre las azoteas había unos tres mil hombres y mujeres que miraban a Sansón que los divertía. 28Entonces Sansón invocó a Yahvé, y dijo: “Señor, Yahvé, acuérdate de mí, te ruego, y dame fuerza solamente esta vez, para que de una vez me vengue de los filisteos por mis dos ojos.” 29[1711]Y agarró Sansón las dos columnas de en medio, sobre las cuales estribaba la casa; y apoyándose sobre ellas, sobre la una con su mano derecha, y sobre la otra con la izquierda, 30[1712]dijo: “Muera yo con los filisteos”, y dio tan fuertemente (contra las columnas) que la casa cayó sobre los príncipes de los filisteos y sobre todo el pueblo que allí estaba reunido, de modo que los que mató muriendo, fueron más numerosos que los que había muerto en vida. 31Sus hermanos y toda la casa de su padre bajaron, y levantándolo se lo llevaron. Lo sepultaron entre Saraá y Estaol, en la sepultura de Manué, su padre. Fue juez de Israel por espacio de veinte años.

III. APÉNDICES

JUECES 17

El ídolo de Micas

1Vivía un hombre en la montaña de Efraím que se llamaba Micas; 2el cual dijo a su madre: “Los mil cien siclos de plata que te fueron robados, en cuya ocasión proferiste maldiciones, oyéndolas también yo, mira, ese dinero tengo yo; yo lo tomé.” Y le dijo su madre: “¡Bendito seas de Yahvé, hijo mío!” 3[1713]Devolvió entonces los mil cien siclos de plata a su madre. Y dijo su madre: “Yo de mi parte destino este dinero para Yahvé en favor de mi hijo, para que se haga una imagen, una estatua de fundición. Y así te lo devuelvo.” 4Habiendo él devuelto el dinero a su madre tomó esta doscientos siclos de plata, y los dio al fundidor; el cual hizo una imagen, una estatua de fundición, que quedó en casa de Micas. 5[1714]Así un hombre como Micas tuvo una casa de Dios; pues hizo también un efod y unos terafim, y consagró a uno de sus hijos que le sirvió de sacerdote. 6En aquel tiempo no había rey en Israel, sino cada cual hacía lo que mejor le parecía.

El levita de Betlehem

7[1715]Había un joven de Betlehem de Judá, de la tribu de Judá, que era levita y habitaba allí como forastero. 8Este hombre partió de la ciudad de Betlehem de Judá, para hallar un lugar donde vivir, y en su viaje llegó a la montaña de Efraím, a casa de Micas. 9Micas le preguntó: “¿De dónde vienes?” Le contestó: “Soy un levita de Betlehem de Judá, y voy de camino a fin de hallar un lugar dónde vivir.” 10Le dijo: “Quédate conmigo y sé mi padre y sacerdote. Te daré diez siclos de plata al año, vestido completo y comida.” El levita entró, 11y consintió en habitar con aquel hombre, para quien el joven era como uno de sus hijos. 12Micas consagró al levita, y el joven vino a ser su sacerdote y se quedó en casa de Micas. 13Entonces dijo Micas: “Ahora sé que Yahvé me bendecirá, porque tengo este levita por sacerdote.”

JUECES 18

Los exploradores danitas

1[1716]En aquel tiempo no había rey en Israel; y en esos mismos días la tribu de los danitas buscaba una posesión donde habitar; porque hasta aquel día no les había tocado posesión entre los hijos de Israel. 2Enviaron, por lo tanto, los hijos de Dan cinco hombres de su estirpe y de su territorio, hombres valientes, de Saraá y Estaol, para recorrer el país y para explorarlo, diciéndoles: “Id y explorad el país.” Llegaron ellos a la montaña de Efraím, hasta la casa de Micas, donde pasaron la noche. 3Estando ya cerca de la casa de Micas, reconocieron la voz del joven levita; por lo cual desviándose hacia allá, le dijeron: “¿Quién te ha traído aquí? ¿Qué haces en este lugar? ¿Y qué tienes aquí?” 4Les contestó: “Esto y esto ha hecho Micas por mí, y me tiene asalariado para que sea su sacerdote.” 5Entonces le rogaron: “Háganos el favor de consultar a Dios, para que sepamos si el viaje que hemos emprendido tendrá buen éxito.” 6El sacerdote les respondió: “Id en paz. Yahvé os mira en el camino por donde andáis.”

7[1717]Se fueron los cinco hombres y llegaron a Lais, donde vieron que la gente que había en ella seguía las costumbres de los sidonios, viviendo en seguridad, tranquilos y confiados, porque no había en aquella tierra nadie que les molestara; eran ricos, vivían lejos de los sidonios, y no tenían trato con nadie.

8Regresaron los exploradores a sus hermanos a Saraá y Estaol. Y les preguntaron sus hermanos: “¿Qué decís?” 9[1718]Respondieron: “Adelante, subamos contra ellos; pues hemos visto el país; he aquí que es muy bueno. ¡Y vosotros estáis sin hacer nada! No seáis perezosos. Poneos en camino e id a tomar posesión de aquella tierra. 10Cuando lleguéis, encontraréis un pueblo que vive seguro; la tierra es amplia y Dios la ha entregado en vuestras manos; es un lugar donde no falta nada de cuanto hay en la tierra.”

Los danitas se llevan el ídolo

11Partieron de allí, de Saraá y Estaol, seiscientos hombres de la tribu de los danitas, armados para la guerra. 12Y subieron y acamparon en Kiryatyearim, en Judá; por lo cual se llama aquel lugar Mahané-Dan hasta el día de hoy. Ese lugar está al occidente de Kiryatyearim. 13De allí pasaron a la montaña de Efraím y llegaron a la casa de Micas.

14[1719]Entonces los cinco hombres que habían ido a explorar la tierra de Lais, dirigieron a sus hermanos estas palabras: “¿Sabéis que en aquellas casas hay un efod, con terafim, y una imagen, una estatua de fundición? Ved ahora lo que habéis de hacer.” 15Se desviaron hacia allá, y entraron a la casa del joven levita, la casa de Micas para saludarle. 16Entretanto, los seiscientos hombres de los hijos de Dan, armados para la guerra, se apostaron a la entrada de la puerta. 17Entonces los cinco hombres que habían ido a explorar la tierra, subieron y penetrando allá dentro, tomaron la imagen de talla y el efod, con los terafim, y la imagen de fundición, mientras el sacerdote y los seiscientos hombres ceñidos de armas de guerra estaban a la entrada de la puerta. 18Cuando aquellos entraron en la casa de Micas para llevarse la imagen de talla, el efod, los terafim y la imagen de fundición, les preguntó el sacerdote: “¿Qué estáis haciendo?” 19Ellos le dijeron: “¡Calla! Ponte la mano sobre la boca y ven con nosotros, y senos padre y sacerdote. ¿Qué es mejor: ser sacerdote de la casa de un solo hombre, o ser sacerdote de una tribu y familia en Israel?” 20Se alegró el corazón del sacerdote, y él mismo tomó el efod, los terafim y la imagen de talla, y se juntó a la gente.

21Se pusieron en marcha y partieron llevando delante de sí a los niños, los animales y las cosas preciosas. 22Estaban ya lejos de la casa de Micas, cuando los hombres que estaban en las casas vecinas a la casa de Micas se reunieron y persiguieron a los hijos de Dan. 23Gritaron a los hijos de Dan, los cuales, volviendo el rostro, preguntaron a Micas: “¿Qué te pasa? ¿Por qué gritas tanto?” 24[1720]Él contestó: “Os habéis tomado mis dioses, que yo me hice y también al sacerdote, y os habéis marchado. ¿Qué me queda todavía? ¿Cómo podéis decirme: Qué te pasa?” 25Replicáronle los hijos de Dan: “Guárdate de seguir gritándonos, no sea que se arrojen sobre vosotros algunos hombres irritados y vengas a perecer tú y los de tu casa.” 26Y los hijos de Dan prosiguieron su camino; y viendo Micas que eran más fuertes que él, se volvió y regresó a su casa.

Conquista de Lais

27Ellos se llevaron lo que se había fabricado Micas, y también al sacerdote que tenía, y marcharon contra Lais, un pueblo que vivía tranquilo y confiadamente: y los pasaron a filo de espada y pegaron fuego a la ciudad. 28No había quien la librase, porque estaba lejos de Sidón, y les faltaban relaciones con otros hombres. La ciudad estaba en el valle que se extiende hacia Bet-Rehob. Y reedificándola habitaron en ella. 29Llamaron la ciudad Dan, del nombre de su padre Dan que fue hijo de Israel; pero anteriormente la ciudad se llamaba Lais. 30[1721]Allí los hijos de Dan se erigieron la imagen de talla; y Jonatán, hijo de Gersón, hijo de Moisés, él y sus hijos, fueron sacerdotes de la tribu de los danitas hasta el tiempo del cautiverio del país.

31[1722]Así tuvieron la imagen fabricada por Micas todo el tiempo que estuvo la Casa de Dios en Silo.

JUECES 19

El crimen de Gabaá

1[1723]En aquel tiempo en que no había rey en Israel, habitaba un levita como forastero en la parte extrema de la montaña de Efraím, el cual se había tomado una mujer secundaria de Betlehem de Judá. 2Pero esa su segunda mujer cometió adulterio contra él, y dejándole se fue a casa de su padre, a Betlehem de Judá, donde permaneció por espacio de cuatro meses. 3Su marido se levantó y fue en pos de ella, para hablarla al corazón y traérsela consigo. Venía con uno de sus criados y un par de asnos; y ella lo introdujo en la casa de su padre, el cual al verlo lo recibió gozoso. 4Le instó su suegro, el padre de la joven, y se quedó con él tres días; y comieron y bebieron y se hospedaron allí.

5Al cuarto día se levantaron muy de mañana, y (el levita) se dispuso a marchar. Pero el padre de la joven dijo a su yerno: “Conforta primero tu corazón con un bocado de pan, después partiréis.” 6Se sentaron los dos y comieron y bebieron. Y el padre de la joven dijo al marido: “Te ruego consientas en pasar (aquí) también esta noche, y se alegrará tu corazón.” 7El marido se levantó para marcharse, pero le instó su suegro, de modo que volvió a pasar allí la noche.

8Al quinto día se levantó muy de mañana para ponerse en camino, pero le dijo el padre de la joven: “Conforta, te ruego, tu corazón, y espera hasta que decline el día”; y comieron ambos. 9Y cuando el marido se levantó para irse él con su mujer secundaria y su criado, le dijo su suegro, el padre de la joven: “Mira que comienza ya a caer la tarde; os ruego que pernoctéis aquí; ved cómo ya se acaba el día. Pasa aquí la noche, y alégrese tu corazón; mañana os levantareis muy temprano para emprender el viaje, y volverás a tu tienda.”

10[1724]Mas el marido no quiso pasar allí la noche; se levantó y partió, y llegó hasta enfrente de Jebús, que es Jerusalén, teniendo consigo los dos asnos aparejados y su mujer secundaria. 11Cuando se acercaron a Jebús, el día estaba ya muy avanzado, por lo cual el criado dijo a su amo: “Vamos, torzamos hacia esta ciudad de los jebuseos, para pasar allí la noche.” 12[1725]Su amo le contestó: “No torceremos hacia una ciudad de gente extraña, que no es de los hijos de Israel, sino que pasaremos hasta Gabaá. 13Y dijo a su criado: “Vamos, trataremos de llegar a uno de esos lugares para pasar la noche: Gabaá o Ramá.”

14Prosiguieron caminando, y se les puso el sol cuando estaban junto a Gabaá, que era de Benjamín. 15Torcieron hacia allá, para pasar la noche en Gabaá. Entró (el levita) y se sentó en la plaza de la ciudad; y no hubo quien los acogiese en su casa para pasar la noche, 16cuando he aquí que al anochecer volvió un anciano de su trabajo del campo; era ese natural de los montes de Efraím y moraba como forastero en Gabaá; pues los hombres del lugar eran benjaminitas. 17Levantando el anciano los ojos, vio al viajero en la plaza de la ciudad; y le dijo: “¿Adónde vas y de dónde vienes?” 18[1726]Respondió él: “Vamos de Betlehem de Judá a la parte extrema de la montaña de Efraím, de donde soy. Me había ido a Betlehem de Judá, y ahora voy a la casa de Yahvé; pero no hay nadie que me reciba en su casa. 19Tenemos paja y forraje para nuestros asnos, así como pan y vino para mí y para tu sierva, y para el criado que acompaña a tus siervos. No necesitamos nada.” 20[1727]Dijo entonces el anciano: “¡Paz sea contigo! Deja correr por mi cuenta todas tus necesidades; de ninguna manera podrás pasar la noche en la plaza.” 21Le llevó a su casa, y dio forraje a los asnos. Y después de lavarse los pies comieron y bebieron.

22[1728]Cuando ya iban alegrándose sus corazones, he aquí que unos hombres de la ciudad, hijos de Belial, rodearon la casa, y dando fuertes golpes en la puerta, dijeron al anciano, dueño de la casa: “Saca afuera al hombre que vino a tu casa, para que lo conozcamos.” 23Salió a ellos el dueño de la casa, y les dijo: “Por favor, hermanos míos, no hagáis tal maldad; pues este hombre vino a mi casa, no cometáis cosa tan infame. 24He aquí a mi hija, que es virgen, y la segunda mujer de ese hombre; a estas os sacaré, para que abuséis de ellas. Haced con ellas como bien os parezca; mas no hagáis a este hombre semejante infamia. 25[1729]Pero los hombres no quisieron escucharle; por lo cual tomó el (levita) a su mujer secundaria y la sacó fuera. La conocieron, y abusaron de ella toda la noche hasta la mañana, dejándola libre al rayar el alba.

26Al rayar la mañana vino la mujer y cayó a la puerta de la casa del hombre donde estaba su marido (quedando allí) hasta que fue de día. 27Cuando a la mañana se levantó su marido y abrió la puerta de la casa, para salir y proseguir su viaje, vio a su mujer secundaria postrada delante de la puerta de la casa, con las manos sobre el umbral. 28Le dijo: “Levántate, y vámonos.” Pero nadie le dio respuesta. Entonces el marido la cargó sobre el asno, partió y se fue a su lugar.

29Llegado a su casa, tomó un cuchillo, y echando mano de su mujer secundaria, la partió, con los huesos, en doce trozos, que envió por todo el territorio de Israel. 30Y todos los que lo vieron decían: “Nunca se ha hecho, ni se ha visto cosa como esta, desde el día en que los hijos de Israel subieron de Egipto, hasta el día de hoy. Poned vuestra atención sobre esto, deliberad y hablad.”

JUECES 20

La asamblea de Masfá

1[1730]Entonces salieron todos los hijos de Israel, desde Dan hasta Bersabee, incluso los de la tierra de Galaad, y se reunieron como un solo hombre delante de Yahvé en Masfá. 2Se presentaron los jefes de todo el pueblo, de todas las tribus de Israel, en la asamblea del pueblo de Dios, cuatrocientos mil hombres de a pie, armados de espada. 3Los hijos de Benjamín supieron que los hijos de Israel habían subido a Masfá. Preguntaron los hijos de Israel: “¿Podemos saber cómo fue perpetrada esta maldad?”

4Entonces el levita, marido de la mujer muerta, tomó la palabra y dijo: “Llegué yo con mi mujer secundaria a Gabaá, de Benjamín, para pasar la noche; 5y se levantaron contra mí los vecinos de Gabaá, me cercaron durante la noche en la casa con intención de matarme, y abusaron de mi mujer secundaria, de modo que murió. 6Por tanto eché mano de mi segunda mujer, la dividí en trozos, y la envié por todo el país de la herencia de Israel, por cuanto han cometido un crimen y una infamia en Israel. 7He aquí que todos vosotros sois hijos de Israel; dad vuestro parecer y decidid aquí mismo.”

8Entonces todo el pueblo se levantó como un solo hombre, y dijo: “Ninguno vuelva a su tienda, ni regrese nadie a su casa. 9Lo que ahora tenemos que hacer a Gabaá es esto: (Iremos) contra ella por sorteo; 10tomaremos de entre todas las tribus de Israel diez hombres por cada ciento, ciento por cada mil, y mil por cada diez mil, que busquen víveres para el ejército y cuando ellos vuelvan, hagamos contra Gabaá de Benjamín conforme a la infamia que ha cometido en Israel.” 11Se juntaron todos los israelitas, contra la ciudad, unidos como un solo hombre.

Guerra entre Israel y Benjamín

12Luego las tribus de Israel enviaron hombres a todas las familias de Benjamín que dijeran: “¿Qué maldad es esta que se ha cometido entre vosotros? 13Entregad ahora a aquellos hijos de Belial, que están en Gabaá, para que les demos muerte y así extirpemos el mal de en medio de Israel.” Pero los hijos de Benjamín no quisieron escuchar la voz de sus hermanos, los hijos de Israel; 14sino que de las (demás) ciudades acudieron a Gabaá, para comenzar la guerra contra los hijos de Israel. 15[1731]Se contaron en aquel día veinte y seis mil benjaminitas armados de espada que habían venido de sus ciudades, sin contar los habitantes de Gabaá, de los cuales se alistaron setecientos hombres escogidos. 16Entre toda esta gente había setecientos hombres escogidos, zurdos; todos capaces de tirar piedras con la honda contra un cabello sin errar el blanco. 17Entre los hijos de Israel, fuera de Benjamín, se contaron cuatrocientos mil hombres armados de espada, todos hombres aguerridos.

Benjamín vence a los israelitas

18[1732]Se levantaron y subieron a Betel, para consultar a Dios. Preguntaron los hijos de Israel: “¿Quién de nosotros subirá primero para hacer la guerra contra los hijos de Benjamín?” Respondió Yahvé: “Judá será el primero.” 19Se levantaron entonces los hijos de Israel a la mañana y acamparon frente a Gabaá. 20Y salieron los hombres de Israel a dar batalla a Benjamín, tomando posición contra ellos cerca de Gabaá. 21Pero los hombres de Benjamín hicieron una salida desde la ciudad, y derribaron por tierra en aquel día veinte y dos mil hombres de los israelitas. 22Sin embargo, los hombres de Israel recobraron su vigor y volvieron a ponerse en orden de batalla en el mismo sitio donde se habían ordenado el primer día. 23[1733]Además, los hijos de Israel subieron y lloraron delante de Yahvé hasta la tarde; y consultaron a Yahvé, diciendo: “¿He de presentarme de nuevo en batalla a los hijos de Benjamín mi hermano?” Respondió Yahvé: “Subid contra él.” 24Se acercaron los hijos de Israel a los hijos de Benjamín también el segundo día. 25Pero Benjamín hizo también el segundo día una salida contra ellos desde Gabaá, y derribaron otros diez y ocho mil de los hijos de Israel, todos ellos armados de espada.

26Por eso todos los hijos de Israel, y todo el pueblo, subieron y vinieron a Betel, donde permanecieron llorando delante de Yahvé. Ayunaron aquel día hasta la tarde y ofrecieron holocaustos y hostias pacíficas ante Yahvé. 27Y consultaron los hijos de Israel a Yahvé —pues en aquellos días estaba allí el Arca de la Alianza de Dios, 28[1734]y Finés, hijo de Eleazar, hijo de Aarón, desempeñaba en aquel tiempo el servicio de Yahvé— diciendo: “¿Marcharé otra vez para dar batalla a los hijos de Benjamín, mi hermano, o cesaré?” Respondió Yahvé: “Sube, que mañana le entregaré en tu mano.”

Derrota de los benjaminitas

29Entonces Israel puso una emboscada alrededor de Gabaá, 30y al tercer día subieron los hijos de Israel contra los hijos de Benjamín, y se pusieron en orden de batalla contra Gabaá, como las otras veces. 31Los hijos de Benjamín salieron contra el pueblo, y alejados ya de la ciudad, comenzaron a hacer estragos entre el pueblo, como las veces anteriores, en los caminos, de los cuales uno sube a Betel, y el otro a Gabaá. Así dieron muerte en el campo a unos treinta hombres de Israel. 32Y se decían los hijos de Benjamín: “Están derrotados ante nosotros como anteriormente”, en tanto que los hijos de Israel decían: “Huyamos y alejémoslos de la ciudad hacia estos caminos.” 33[1735]Entonces todos los hombres de Israel levantándose de sus puestos, se ordenaron en batalla en Baaltamar; también los israelitas de la emboscada se lanzaron fuera de sus posiciones, desde la llanura de Gabaá. 34Vinieron así contra Gabaá diez mil hombres escogidos de todo Israel, y la batalla fue recia, mas (los de Benjamín) no advirtieron que ya les alcanzaba el mal. 35Así derrotó Yahvé a Benjamín ante Israel, pues los hijos de Israel mataron en aquel día veinte y cinco mil cien hombres de Benjamín, todos armados de espada.

36Se vieron, pues, derrotados los hijos de Benjamín, porque los hijos de Israel cedieron terreno a Benjamín, fiándose de la emboscada que habían tendido contra Gabaá. 37Efectivamente los emboscados se arrojaron sobre Gabaá con toda rapidez, y avanzando pasaron toda la ciudad a filo de espada. 38Habían convenido los hijos de Israel con los de la emboscada en que estos hiciesen subir desde la ciudad una gran humareda. 39Así cuando los hombres de Israel volvieron las espaldas en la batalla, y Benjamín hubo comenzado a matar entre los hombres de Israel unos treinta hombres —pues se decían: “están completamente derrotados ante nosotros como en la primera batalla”— 40empezó a elevarse desde la ciudad la columna de humo; de manera que cuando los benjaminitas miraron hacia atrás, vieron que de toda la ciudad subía fuego al cielo. 41Entretanto los hombres de Israel les dieron la cara, y los benjaminitas vieron aterrados que les había alcanzado el mal. 42Volvieron las espaldas ante los hombres de Israel, tomando el camino del desierto; pero la batalla los alcanzó, y los que salían de la ciudad fueron matados, pues estaban encerrados por ambos lados. 43Cercando a los benjaminitas los persiguieron y los exterminaron en los refugios hasta enfrente de Gabaá, por la parte oriental. 44Y cayeron de Benjamín diez y ocho mil hombres, todos ellos hombres valientes. 45Los restantes volvieron las espaldas y huyeron camino del desierto, hacia la peña de Remmón. Mas (los de Israel) hicieron entre ellos una rebusca matando a cinco mil hombres en los caminos. Y siguiendo en su alcance hasta Gidom mataron de ellos dos mil hombres más. 46[1736]Ascendieron las bajas de Benjamín en aquel día a veinte y cinco mil hombres de guerra, todos ellos hombres valientes.

47Solo los seiscientos hombres que habían vuelto las espaldas, lograron escaparse al desierto, a la peña de Remmón, donde permanecieron durante cuatro meses. 48Luego los hombres de Israel se volvieron contra (el resto de) los hijos de Benjamín, y los pasaron a filo de espada, así las ciudades, hombres y bestias, como todo lo que hallaron. Y pegaron fuego a todas las ciudades que encontraron.

JUECES 21

Duelo en Israel

1Ahora bien, en Masfá los hombres de Israel habían hecho este juramento: “Nadie de nosotros dará su hija por mujer a uno de Benjamín.”

2[1737]Y vino el pueblo a Betel, y sentados allí hasta la tarde delante de Dios alzaron la voz y lloraron con grandes alaridos. 3Decían: “¿Por qué, oh Yahvé, Dios de Israel, ha acontecido esto en Israel, que falte hoy una tribu en Israel?” 4Al día siguiente, se levantó el pueblo muy temprano; edificaron allí un altar, donde ofrecieron holocaustos y sacrificios pacíficos. 5Y los hijos de Israel dijeron: “¿Quién hay de entre todas las tribus de Israel, que no haya subido a la asamblea de Yahvé? Porque habían hecho un gran juramento contra aquel que no subiere a Yahvé a Masfá, diciendo: “¡Morirá sin remedio!” 6Mas ahora los hijos de Israel compadecidos de Benjamín, su hermano, dijeron: “Ha sido cortada hoy una tribu de Israel. 7¿Qué haremos para dar mujeres a los que quedan, puesto que hemos jurado por Yahvé no darles por mujeres nuestras hijas?”

Restauración de la tribu de Benjamín

8[1738]Preguntaron pues: “¿Quién hay de entre todas las tribus de Israel que no haya subido a Yahvé a Masfá?” Y he aquí que de Jabés-Galaad nadie había venido al campamento, a la asamblea. 9E hicieron un recuento del pueblo y resultó que no se hallaba allí hombre alguno de los habitantes de Jabés-Galaad. 10[1739]Por lo cual la asamblea envió allá doce mil hombres de entre los valientes, y les dio esta orden: “Andad y pasad a filo de espada a los habitantes de Jabés-Galaad, también a las mujeres y a los niños. 11Esto es lo que habéis de hacer: Ejecutaréis el anatema en todo varón, y en toda mujer que haya conocido varón.” 12Y hallaron entre los habitantes de Jabés-Galaad cuatrocientas doncellas vírgenes que no habían conocido varón; y las trajeron al campamento de Silo, que está en el país de Canaán.

13Entonces toda la asamblea mandó mensajeros que hablaran con los hijos de Benjamín que estaban en la peña de Remmón, y les anunciasen la paz. 14[1740]Volvieron en aquel tiempo los benjaminitas y les dieron por mujeres a aquellas de las mujeres de Jabés-Galaad a quienes habían perdonado la vida; mas no hallaron así el número suficiente para ellos.

15El pueblo tuvo gran pesar a causa de Benjamín, por cuanto Yahvé había abierto una brecha en las tribus de Israel. 16Dijeron los ancianos de la asamblea: “¿Qué haremos a fin de dar mujeres a los que quedan? porque han sido extirpadas las mujeres de Benjamín.” 17Y declararon: “Debe haber una herencia para los que han escapado de Benjamín; no sea borrada una tribu de en medio de Israel. 18Nosotros, empero, no podemos darles por mujeres nuestras hijas.” Pues habían jurado los hijos de Israel, diciendo: “¡Maldito aquel que de mujer a los de Benjamín!” 19Y dijeron: “He aquí, que todos los años se celebra la fiesta de Yahvé en Silo, situada al norte de Betel, al oriente del camino que sube de Betel a Siquem, y al sur de Leboná.” 20Por lo cual dieron a los hijos de Benjamín esta orden: “Id y poneos en emboscada en las viñas; 21y cuando veáis salir a las hijas de Silo a bailar en coro, salid de las viñas, y tomaos cada uno una mujer de las hijas de Silo, y llevadlas a tierra de Benjamín. 22[1741]Y cuando los padres de ellas, o sus hermanos vengan para reclamárnoslas, les diremos: «Regaládnoslas a nosotros; pues no hemos podido tomar para cada cual una mujer en la guerra; y vosotros no se las habéis dado, pues en este caso os habríais hecho culpables».” 23Los hijos de Benjamín hicieron así; se llevaron mujeres según el número de ellos, de entre las que danzaban. Las arrebataron y se fueron. Y volvieron a su herencia, reedificaron las ciudades y habitaron en ellas.

24[1742]Regresaron entonces de allí los hijos de Israel, cada uno a su tribu y a su familia. Volvieron de allí cada uno a su herencia. 25En aquellos días no había rey en Israel; cada cual hacía lo que mejor le parecía.

RUT

# · 1 · 2 · 3 · 4

INTRODUCCIÓN

El libro de Rut es como un suplemento de los Jueces y una introducción a los Reyes. Contiene la encantadora historia de una familia del tiempo de los Jueces. La moabita Rut, peregrina con su suegra Noemí desde el país de Moab a la patria de esta y se casa con Booz, un rico pariente de su marido. Los dos, Booz y Rut, aparecen en la genealogía de Cristo (Mateo 1, 5).

No se sabe exactamente, cuándo se escribió esta preciosa historia del tiempo de los Jueces, que trata de los antepasados de David. Muy probable es la hipótesis de que fuera escrita en tiempos de este, y se supone que su autor es aquel que escribió el primer libro de los Reyes, tal vez el profeta Samuel.

Nos ofrece un hermoso ejemplo de la divina Providencia que todo lo dispone y hace que concurran aun los menores sucesos al cumplimiento de sus mayores designios. Nos pone ante los ojos un modelo de singular piedad y religión, tanto en Rut como en su suegra Noemí, y nos deja ver en Booz, no solo un modelo de israelita, sino también un miembro de la real estirpe, de la cual nació Nuestro Señor Jesucristo.

Puede verse en este librito también una recomendación del matrimonio levirático (Deuteronomio 25, 5), ya sea el levirato propiamente dicho, ya sea el levirato en sentido amplio, como es el de Booz con Rut.

RUT 1

Elimelec y su familia

1[1743]Al tiempo en que gobernaban los Jueces, hubo una carestía en el país; y partió un hombre de Betlehem de Judá para habitar en los campos de Moab, él, su mujer y sus dos hijos. 2[1744]El hombre se llamaba Elimelec, su mujer, Noemí, y los dos hijos, Mahalón y Quelión. Eran efrateos de Betlehem de Judá. Llegados a los campos de Moab vivieron allí. 3Murió Elimelec, marido de Noemí, y se quedó ella sola con sus dos hijos, 4[1745]los cuales tomaron mujeres moabitas, siendo el nombre de la una Orfá, y el nombre de la otra Rut. Habitaron allí unos diez años; 5y murieron también esos dos, Mahalón y Quelión, con lo que la mujer quedó privada de sus dos hijos y de su marido.

Piedad filial de Rut

6Ella se levantó con sus nueras, para volverse del país de Moab; porque había oído en los campos de Moab que Yahvé había visitado a su pueblo, dándole pan. 7Salió pues del lugar donde estaba, y sus dos nueras con ella, y se pusieron en camino para volver a la tierra de Judá. 8Dijo entonces Noemí a sus dos nueras: “Id, volveos cada una a la casa de su madre. Y Yahvé use de misericordia con vosotras, como la habéis usado vosotras con los difuntos y conmigo. 9¡Yahvé os conceda que halléis descanso cada cual en casa de un marido suyo!” Y las besó; mas ellas alzaron la voz y se pusieron a llorar. 10Y le decían: “No, nosotras iremos contigo a tu pueblo.” 11[1746]A lo cual replicó Noemí: “Volveos, hijas mías. ¿Para qué queréis ir conmigo? ¿Tengo por ventura más hijos en mi seno que puedan ser vuestros maridos? 12¡Volveos, hijas mías, andad! Soy ya demasiado vieja para casarme. Aun cuando yo dijera: Tengo esperanza y esta misma noche tuviera un marido y diera a luz hijos, 13¿acaso esperaríais por eso hasta que ellos fuesen grandes? ¿Os abstendríais por ellos de tener marido? No, hijas mías; porque demasiada amarga es para vosotras mi suerte, pues la mano de Yahvé se ha alzado contra mí.” 14[1747]Entonces ellas levantando la voz siguieron llorando. Después Orfá besó a su suegra, en tanto que Rut se acogió a ella.

15Noemí le dijo: “He aquí que tu cuñada ya se ha vuelto a su pueblo y a sus dioses; vuélvete tú también en pos de tu cuñada.” 16[1748]Rut respondió: “No insistas en que te deje, retirándome de ti: porque adonde tú vayas iré yo, y donde tú mores moraré yo. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios será mi Dios. 17Donde tú murieres, moriré yo, y allí seré sepultada. Que Yahvé me castigue de todas maneras si otra cosa que la muerte me separe de ti.”

Noemí y Rut llegan a Betlehem

18Viendo (Noemí) que estaba resuelta a ir con ella, dejó de insistirle, 19y caminaron las dos hasta que llegaron a Betlehem. A su entrada en Betlehem, toda la ciudad se conmovió a causa de ellas, y decían las mujeres: “¿Esta es Noemí?” 20[1749]Pero ella les contestó: “No me llaméis más Noemí; llamadme Mará, porque el Todopoderoso me ha llenado de amargura. 21[1750]Colmada salí, y con manos vacías me ha hecho volver Yahvé. ¿Por qué pues me llamáis Noemí, ya que Yahvé ha dado testimonio contra mí, y me ha afligido el Todopoderoso?”

22[1751]Volvió por lo tanto Noemí, y con ella Rut, la moabita, su nuera, que había dejado el país de Moab. Llegaron a Betlehem a principios de la siega de las cebadas.

RUT 2

Rut espigando en el campo de Booz

1Tenía Noemí un pariente por parte de su marido, de la familia de Elimelec, un hombre poderoso y rico, que se llamaba Booz. 2[1752]Y dijo Rut, la moabita, a Noemí: “Si me permites, iré al campo, y recogeré espigas en pos de aquel en cuyos ojos hallare gracia.” Dijo ella: “Anda, hija mía.”

3[1753]Fue, pues, y se puso a espigar en el campo detrás de los segadores. Por fortuna dio con la parcela del campo que pertenecía a Booz, de la familia de Elimelec. 4[1754]Y he aquí que Booz vino de Betlehem, y dijo a los segadores: “Yahvé sea con vosotros.” Ellos le contestaron: “Yahvé te bendiga.” 5Preguntó Booz al criado suyo que era sobrestante de los segadores: “¿De quién es esa joven?” 6El criado, sobrestante de los segadores, contestó diciendo: “Es una joven moabita que ha vuelto con Noemí de los campos de Moab. 7[1755]Ella me dijo: “Déjame espigar e ir detrás de los segadores para recoger entre las gavillas.” Así vino y se ha quedado desde la mañana, hasta ahora; este descanso que (ahora) se toma en la cabaña es muy corto.”

Generosidad de Booz

8Dijo luego Booz a Rut: “Oye, hija mía, no vayas a espigar a otro campo, ni te apartes de aquí, sino sigue de cerca a mis criadas. 9Fija tus ojos en el campo donde se siega y anda detrás de ellas: Pues he dado orden a los criados que no te toquen. Y si tienes sed, irás donde están las vasijas y beberás del agua que han sacado los criados.” 10[1756]Entonces ella cayó sobre su rostro, y postrada en tierra le dijo: “¿De dónde me viene el haber hallado gracia a tus ojos para que me mires, siendo como soy extranjera?” 11Respondió Booz y le dijo: “Me han contado todo lo que has hecho para con tu suegra, después de la muerte de tu marido; y cómo has dejado a tu padre y a tu madre y al país de tu nacimiento, y has venido a un pueblo que no conocías antes. 12Recompense Yahvé lo que has hecho, y recibas pleno galardón de parte de Yahvé, el Dios de Israel, bajo cuyas alas te has amparado.” 13Respondió ella: “¡Halle yo gracia a tus ojos, señor mío! Pues tú me has consolado y has hablado al corazón de tu sierva, aunque no soy ni como una de tus criadas.”

14[1757]Llegada la hora de comer le dijo Booz: “Ven aquí y come del pan, y moja tu bocado en el vinagre.” Ella se sentó al lado de los segadores; y él le dio del grano tostado, del cual ella comió hasta saciarse, y guardó el resto. 15Y cuando se levantó para seguir espigando, mandó Booz a sus criados, diciendo: “Hasta entre las gavillas podrá ella recoger espigas, no la increpéis; 16[1758]antes bien, dejad caer para ella algo de las gavillas, abandonándolo atrás para que ella lo recoja; y no la reprendáis.”

Cosecha de Rut

17[1759]Estuvo Rut espigando en el campo hasta la tarde, y cuando batió lo que había recogido, había como una efa de cebada. 18Cargó con ello y se volvió a la ciudad; y vio su suegra lo que había espigado. Tras esto Rut sacó lo que había guardado después de haberse saciado, y se lo dio. 19Le preguntó su suegra: “¿Dónde has espigado hoy, y en qué parte has trabajado? Bendito quien te ha mirado.” Dijo entonces a su suegra con quién había trabajado, y agregó: “El hombre con quien hoy he trabajado se llama Booz.” 20[1760]Entonces dijo Noemí a su nuera: “¡Bendito sea él de Yahvé! porque no ha dejado de mostrar su bondad, tanto con los vivos como con los muertos.” Y añadió Noemí: “Pariente cercano nuestro es ese hombre; es uno de nuestros parientes, uno de los que tienen la obligación del levirato.” 21Y dijo Rut, la moabita: “Él me mandó también: Sigue de cerca a mis criados hasta que hayan acabado de segar toda mi cosecha.” 22Dijo entonces Noemí a Rut, su nuera: “Mejor es, hija mía, que salgas con sus criados, para que no te maltraten en otro campo.”

23Se acogió para espigar, a las criadas de Booz, hasta terminar la siega de las cebadas y la siega de los trigos. Y habitaba con su suegra.

RUT 3

Rut a los pies de Booz

1Le dijo Noemí, su suegra: “Hija mía, ¿no he de buscar para ti un lugar de reposo donde te vaya bien? 2[1761]Ahora ese Booz, con cuyas criadas tú has estado, es pariente nuestro. Mira, esta noche avienta él la cebada en la era. 3Lávate, por tanto y úngete, y ponte tus vestidos y baja a la era; mas no te des a conocer al hombre hasta que haya acabado de comer y beber. 4[1762]Y al acostarse él, nota bien el lugar donde se acuesta; luego irás, y le destaparás la parte de los pies, y te acostarás. Él te dirá entonces lo que has de hacer.” 5Ella le respondió: “Haré todo lo que dices.”

6Bajó a la era, e hizo todo lo que le había ordenado su suegra. 7Booz comió y bebió, y se alegró su corazón. Y cuando fue a acostarse al extremo de un montón de gavillas, se acercó ella calladamente, y destapándole la parte de los pies se acostó. 8A media noche el hombre tuvo un gran susto, porque al darse vuelta, vio que una mujer estaba acostada a sus pies. 9[1763]Preguntó: “¿Quién eres?” Y ella contestó: “Soy Rut, tu sierva; extiende tu manto sobre tu sierva, porque tú tienes respecto de mí la obligación del levirato.” 10A lo que dijo él: “¡Bendita seas de Yahvé hija mía! Tu último acto de piedad es mejor que el primero, porque no andas tras los jóvenes, ni pobres, ni ricos. 11Ahora, hija mía, no temas. Yo haré por ti cuanto me digas; pues todos mis conciudadanos saben que eres una mujer virtuosa. 12[1764]Mas ahora, aunque es cierto que tengo la obligación del levirato, sin embargo hay un pariente más cercano que yo. 13Pasa la noche, y si él mañana quiere cumplir con su deber de levirato, que lo haga; pero si él no lo hace, lo haré yo. ¡Vive Yahvé! Acuéstate hasta la mañana.”

14[1765]Quedó ella acostada a sus pies hasta la mañana; y se levantó antes de poder distinguir un hombre a otro; porque él dijo: “Nadie sepa que esta mujer vino a la era.” 15[1766]Y agregó: “Extiende el manto que traes sobre ti, y tenlo bien.” Ella lo tuvo bien, y él le midió seis (medidas) de cebada, que le cargó a cuestas, y ella se fue a la ciudad.

16Cuando llegó a su suegra, esta preguntó: “¿Qué es lo que has alcanzado, hija mía?” Y Rut le contó todo lo que el hombre le había hecho. 17Dijo también: “Me ha dado estas seis (medidas) de cebada, diciéndome: No vuelvas a tu suegra con las manos vacías.” 18Dijo (la suegra): “Siéntate, hija mía, hasta que sepas en que va a parar este asunto; porque no descansará ese hombre hasta que lo haya acabado hoy mismo.”

RUT 4

Gestiones con el pariente más cercano

1[1767]Subió Booz a la puerta (de la ciudad) y se sentó allí; y he aquí que pasaba aquel pariente obligado al levirato, de quien Booz había hablado. Le dijo: “Ven aquí y siéntate, fulano.” Y se acercó el hombre y se sentó allí. 2[1768]Tomó también diez hombres de los ancianos de la ciudad, y dijo: “Tomad asiento”; y ellos se sentaron. 3Entonces dijo al pariente obligado al levirato: “Noemí, que ha vuelto de los campos de Moab, vende la porción de campo que era de nuestro hermano Elimelec. 4He querido informarte de ello y te propongo: Adquiérela delante de los que están aquí sentados y delante de los ancianos de mi pueblo. Si quieres cumplir con el deber del levirato, hazlo; si no, dímelo, para que yo lo sepa; pues tú eres el pariente más cercano; después de ti vengo yo.” Él respondió: “Yo cumpliré con ese deber.” 5[1769]Le dijo entonces Booz: “Cuando adquieras el campo de manos de Noemí, lo adquirirás también de Rut la moabita, mujer del difunto, para resucitar el nombre del difunto sobre su herencia.” 6Replicó el obligado al levirato: “No puedo hacerlo, para no perjudicar mi herencia. Ejerce tú ese derecho que tengo yo, pues yo no puedo hacerlo.”

Casamiento de Booz con Rut

7Era costumbre antigua en Israel, en casos de levirato y cambios, que para dar validez a todo acto, el uno se quitaba el zapato y lo daba al otro. Esto servía de testimonio en Israel. 8Por eso, el hombre obligado al levirato dijo a Booz: “Adquiérelo tú por tú cuenta.” Y se quitó el zapato. 9Dijo entonces Booz a los ancianos y a todo el pueblo: “Vosotros sois hoy testigos de que yo he adquirido de mano de Noemí todo lo que era de Elimelec, y todo lo que era de Quelión y Mahalón, 10y que he adquirido también a Rut la moabita, mujer de Mahalón, para que sea mi mujer, a fin de resucitar el nombre del difunto sobre su herencia, y para que el nombre del difunto no se borre de entre sus hermanos, ni de la puerta de su lugar. De eso sois vosotros hoy testigos.” 11[1770]Y todo el pueblo que estaba en la puerta, respondió juntamente con los ancianos: “Somos testigos. ¡Haga Yahvé que la mujer que va a entrar en tu casa, sea como Raquel y como Lía, que ambas edificaron la casa de Israel, para que seas poderoso en Efrata y tengas renombre en Betlehem! 12¡Venga a ser tu casa como la casa de Fares, que Tamar le dio a Judá, por la descendencia que Yahvé te diere de esta joven!”

13[1771]Tomó Booz a Rut, y ella fue su mujer. Entró a ella, y Yahvé le concedió que concibiera y diera a luz un hijo. 14Entonces decían las mujeres a Noemí: “¡Bendito sea Yahvé, que no te ha negado un redentor el día de hoy! ¡Su nombre sea celebrado en Israel! 15¡Que el consuele tu alma y sea el sostén de tu vejez! Pues tu nuera, que te ama y que para ti vale más que siete hijos, ha dado a luz.” 16[1772]Y Noemí tomó al niño, lo puso en su regazo, y le sirvió de aya. 17Y las vecinas la aclamaron diciendo: “A Noemí le ha nacido un hijo”, y le llamaron Obed. Él fue padre de Isaí, padre de David.

Genealogía de David

18Estas son las generaciones de Fares: Fares engendró a Hesrón; 19Hesrón engendró a Ram, Ram engendró a Aminadab, 20Aminadab engendró a Naasón, Naasón engendró a Salmón. 21Salmón engendró a Booz, Booz engendró a Obed, 22Obed engendró a Isaí, e Isaí engendró a David.

I REYES (1 SAMUEL)

# · 1 · 2 · 3 · 4 · 5 · 6 · 7 · 8 · 9 · 10 · 11 · 12 · 13 · 14 · 15 · 16 · 17 · 18 · 19 · 20 · 21 · 22 · 23 · 24 · 25 · 26 · 27 · 28 · 29 · 30 · 31

INTRODUCCIÓN

Los cuatro libros de los Reyes se refieren a la monarquía de Israel y de Judá, que duró unos 450 años, hasta el cautiverio de Babilonia. Los dos primeros, llamados también I y II de Samuel, relatan la historia de Israel desde el nacimiento de Samuel hasta la muerte de David.

El libro primero empieza narrando la historia de Helí y Samuel, que fue el último de los jueces, y el establecimiento de la monarquía en Israel (capítulos 1-15); en la segunda parte refiere el fin de Saúl, el primer rey, y el advenimiento de David (capítulos 16-31).

El libro segundo está dedicado por entero al reinado del Rey-Profeta.

El autor de estos libros es desconocido. El texto hebreo pone el nombre del profeta Samuel al frente de ambos libros. Es realmente muy probable que gran parte del primero provenga de Samuel; pero hay que fijar su redacción definitiva en el tiempo después de David.

El objeto que se propone el autor, es mostrar principalmente la fidelidad de Dios en sus promesas y la divina providencia en la vocación de David al trono. Al mismo tiempo quiere el autor trazar una imagen del rey ejemplar David, en contraste con Saúl, a quien no es lícito imitar.

San Jerónimo encarece la lectura de los libros de los Reyes, porque es fácil comprender su contenido y sacar las enseñanzas que Dios mediante ellos pone ante nuestros ojos y nuestro corazón.

Esta divina historia es como un bosquejo de todo cuanto ha sucedido en el mundo desde aquel tiempo hasta hoy. Mudados los nombres, la substancia es la misma. “Se descubre por todas partes aquella providencia paternal, aquel poder y sabiduría eterna, que todo lo dispensa, ordena y endereza al fin y cumplimiento de sus altísimos designios. En cada página se nos muestra al Señor como un Dios santo, benéfico, misericordioso, siempre pronto a perdonar las faltas de los que arrepentidos recurren a su clemencia” (Scío).

El personaje que se destaca en toda esta historia es David, el gran amigo, de Dios y figura de Cristo que descendió de él según la carne.

I. EL PROFETA SAMUEL

1 SAMUEL 1

Los padres de Samuel

1[1773]Había un hombre de Ramataim-Sofim, de la montaña de Efraím, que se llamaba Elcaná. Era hijo de Jeroham, hijo de Eliú, hijo de Tohú, hijo de Suf, efraimita. 2Tenía dos mujeres, una llamada Ana, y la otra Fenená. Fenená tenía hijos, en tanto que Ana carecía de ellos. 3[1774]Año tras año subía este hombre desde su ciudad, para adorar a Yahvé de los ejércitos en Silo y para ofrecerle sacrificios. Estaban allí los dos hijos de Helí, Ofní y Fineés, sacerdotes de Yahvé. 4Siempre cuando Elcaná ofrecía sacrificio, daba a Fenená, su mujer, y a todos sus hijos y sus hijas, porciones (de la víctima); 5[1775]mas a Ana le daba doble porción, porque amaba a Ana, aunque Yahvé le había negado hijos.

6Entretanto su rival la afligía en extremo, a fin de exasperarla porque Yahvé le había negado hijos. 7Esto se repetía todos los años. Siempre que ella subía a la casa de Yahvé (Fenená) la afligía de tal manera que lloraba y no comía. 8Dijo, pues, Elcaná, su marido: “Ana ¿por qué lloras? ¿Por qué no comes? ¿Por qué se aflige tu corazón? ¿No valgo yo para ti más que diez hijos?”

El voto de Ana

9Después de haber comido y bebido se levantó Ana, mientras Helí, el sacerdote de Yahvé, estaba sentado sobre su silla, junto a una jamba de la puerta del Templo de Yahvé. 10[1776]Y se puso ella a orar a Yahvé con el alma llena de amargura; y entre muchas lágrimas 11[1777]hizo un voto, diciendo: “Yahvé de los Ejércitos, si te dignares mirar la aflicción de tu sierva y te acordares de mí, y no te olvidares de tu sierva, sino que dieres a tu sierva un hijo varón, le consagraré a Yahvé todos los días de su vida, y no pasará navaja por su cabeza.” 12Durante largo tiempo prolongaba ella su oración delante de Yahvé, y Helí observaba la boca de ella; 13pues Ana hablaba dentro de su corazón; se movían, sí, sus labios, pero no se oía su voz; y así Helí la tuvo por ebria. 14Dijo, pues, Helí: “¿Hasta cuándo andarás embriagada? ¡Procura librarte de tu embriaguez!” 15Ana dio por respuesta: “No, señor mío; soy una mujer de corazón afligido. No he bebido ni vino ni bebida embriagante, sino que he derramado mi alma delante de Yahvé. 16[1778]No tomes a tu sierva por hija de Belial, porque de la abundancia de mi pena y de mi aflicción he hablado así hasta ahora.” 17Respondió Helí y dijo: “Vete en paz, y el Dios de Israel te conceda lo que le has pedido.” 18[1779]Y ella contestó: “¡Halle tu sierva gracia a tus ojos!” Luego la mujer se fue por su camino, y comió, y su cara ya no era como antes. 19A la mañana se levantaron muy temprano, y después de postrarse ante Yahvé regresaron y vinieron a su casa, a Rama. Y Elcaná conoció a Ana, su mujer, y Yahvé se acordó de ella.

Nacimiento de Samuel

20[1780]Con el correr de los días, Ana que había concebido, dio a luz un hijo y le puso por nombre Samuel, diciendo: “porque de Yahvé lo he impetrado.” 21Cuando después su marido Elcaná subió con toda su familia, para ofrecer a Yahvé el sacrificio anual, y para cumplir su voto, 22Ana no subió; pues dijo a su marido: “Cuando haya sido destetado el niño, lo llevaré para que sea presentado ante Yahvé, y se quede allí para siempre.” 23Respondiole Elcaná, su marido: “Haz lo que mejor te parezca. Quédate hasta que lo hayas destetado. Dígnese Yahvé llevar a cabo su promesa.” Se quedó la mujer y dio de mamar a su hijo hasta que lo destetó.

El niño es ofrecido al Señor

24[1781]Después de destetarlo, lo llevó consigo, con un becerro de tres años, un efa de flor de harina y un cuero de vino, y lo condujo a la Casa de Yahvé, a Silo, siendo el niño todavía pequeño. 25Inmolaron el becerro y entregaron el niño a Helí, 26y ella dijo: “¡Óyeme, señor mío! Por la vida de tu alma, señor mío, yo soy aquella mujer que estuvo aquí contigo orando a Yahvé. 27Estaba rogando por este niño, y Yahvé me ha otorgado lo que le pedí. 28Por eso yo por mi parte lo doy a Yahvé. Todos los días de su vida, será consagrado a Yahvé.” Y se prosternaron allí ante Yahvé.

1 SAMUEL 2

Cántico de Ana

1[1782]Entonces Ana oró, y dijo:

“Exalta mi corazón en Yahvé,

en Yahvé que ha ensalzado mi brazo.

Se ha abierto mi boca contra mis enemigos,

pues me alegro de la salvación

que de Ti he recibido.

2No hay santo como Yahvé;

porque no hay otro fuera de Ti;

no hay roca como nuestro Dios.

3[1783]No habléis tanto ni tan orgullosamente;

no salgan palabras insolentes de vuestra boca;

pues Yahvé es un Dios que todo lo sabe,

un Dios que pesa las acciones.

4Se quebró el arco de los fuertes,

y los débiles se han ceñido de fuerza.

5Los que antes estaban hartos

se han alquilado por pan,

mientras los que andaban hambrientos

no tienen más hambre.

La estéril ha dado a luz siete veces,

y se marchitó la que muchos hijos tenía.

6Yahvé es quien da la muerte y la vida;

Él conduce al sepulcro y levanta de él.

7[1784]Yahvé da la pobreza y la riqueza,

abate y también ensalza.

8[1785]Levanta del polvo al pobre,

y saca del muladar al menesteroso,

para sentarle entre los príncipes,

y en herencia un trono glorioso.

Pues Yahvé dio columnas a la tierra,

asentó sobre ellas el orbe.

9[1786]Él guarda los pasos de sus santos;

mas los impíos morirán en tinieblas,

que no por fuerza prevalece el hombre.

10[1787]Sean aplastados los enemigos de Yahvé;

desde los cielos tronará contra ellos.

Yahvé juzgará los extremos de la tierra;

a su Rey le dará el poder,

y exaltará la frente de su Ungido.

11Después regresó Elcaná a Rama, a su casa; y el niño servía a Yahvé bajo la vigilancia del sacerdote Helí.

Los hijos de Helí

12Los hijos de Helí eran hijos de Belial; no conocían a Yahvé, 13ni los deberes de los sacerdotes para con el pueblo. Pues cuando alguno ofrecía sacrificios, mientras aún se cocía la carne venía ya el criado del sacerdote, teniendo en la mano un tridente, 14y lo metía en la caldera o en la cazuela; o en la olla, o en el puchero, y todo cuanto sacaba el tridente, lo tomaba el sacerdote para sí. Así hacían ellos con todos los israelitas que venían allí a Silo. 15Aun antes de quemarse el sebo, venía el criado del sacerdote, y decía al que lo inmolaba: “Dame carne para asársela al sacerdote; pues no tomará de ti carne cocida, sino cruda.” 16Y si el hombre le respondía: “Hay que quemar primero el sebo, y luego toma para ti cuanto desee tu alma”, le decía: “No, ahora mismo me la darás; de lo contrario la tomaré por fuerza.” 17[1788]Era, pues, muy grande el pecado de aquellos jóvenes delante de Yahvé; porque esos hombres trataban con desprecio las ofrendas de Yahvé.

Dios bendice a Ana

18[1789]EL niño Samuel servía ante Yahvé, ceñido de un efod de lino. 19Hacíale su madre todos los años un manto pequeño, y se lo traía cuando subía con su marido a ofrecer el sacrificio anual. 20Y Helí bendijo a Elcaná y a su mujer, diciendo: “Yahvé te conceda hijos de esta mujer en lugar del (hijo) que ha cedido a Yahvé. Y se volvieron a su lugar. 21[1790]En efecto Yahvé visitó a Ana, y ella concibió y dio a luz tres hijos y dos hijas. Entre tanto el niño Samuel crecía en la presencia de Yahvé.

Helí reprende a sus hijos

22[1791]Cuando Helí, que era ya muy viejo, supo cuanto hacían sus hijos a todo Israel, y que se acostaban con las mujeres que servían a la entrada del Tabernáculo de la Reunión, 23les dijo: “¿Por qué hacéis tales cosas? Todo este pueblo me habla de vuestras fechorías. 24No, hijos míos; porque son malos los rumores que tengo que oír. Vosotros hacéis prevaricar al pueblo de Yahvé. 25[1792]Si un hombre peca contra otro,

Dios interviene como árbitro;

pero si uno peca contra Yahvé,

¿quién intercederá por él?”

Mas ellos no quisieron escuchar la voz de su padre, porque Yahvé había dispuesto quitarles la vida.

26Mientras tanto el niño Samuel iba creciendo, y era grato a Dios y a los hombres.

Anuncio del castigo

27Vino a Helí un hombre de Dios, y le dijo: “Así dice Yahvé: ¿No me he bien manifestado a la casa de tu padre, cuando estaban en Egipto, en la casa del Faraón? 28¿No le escogí de entre todas las tribus de Israel, para sacerdote mío, para que subiese a mi altar, para que quemase el incienso y llevase el efod en mi presencia? ¿Y no di a la casa de tu padre (parte de) todas las ofrendas de los hijos de Israel ofrecidas mediante el fuego? 29¿Por qué, pues, habéis pisoteado mis sacrificios y mis oblaciones que Yo he mandado ofrecer en mi morada? ¿Y por qué respetas tú, más que a Mí, a tus hijos, para engordaros con lo mejor de todas las ofrendas de Israel mi pueblo? 30Por eso dice Yahvé, el Dios de Israel: Yo había prometido solemnemente que tu casa y la casa de tu padre andarían delante de Mí para siempre. Mas ahora, dice Yahvé, ¡lejos de Mí sea eso! Porque Yo honraré a los que me honren, y los que me desprecien serán despreciados; 31He aquí que vendrán días en que Yo cortaré tu brazo y el brazo de la casa de tu padre, de modo que no haya anciano en tu casa. 32Tú verás a (tu) rival en (mi) morada en todo aquel tiempo en que Él colmará de bienes a Israel. Y no habrá nunca anciano en tu casa. 33Con todo no haré desaparecer a todos los tuyos de junto a mi altar, para que de este modo se consuman tus ojos y desfallezca tu alma; pero todos los descendientes de tu casa morirán apenas hayan llegado a la edad viril. 34Y te servirá de señal lo que va a suceder a tus dos hijos, Ofní y Fineés: En un mismo día morirán ambos. 35[1793]Suscitaré para Mí un sacerdote fiel, que obrará según mi corazón y según mi alma; y voy a edificarle casa estable, y él andará delante de mí Ungido para siempre. 36[1794]Y todo aquel que quede de tu casa vendrá, y se postrará delante de él, para (pedir) una monedita de plata y una torta de pan, diciendo: ‘Admíteme por favor a algún ministerio sacerdotal, para que tenga un bocado de pan’.”

1 SAMUEL 3

Vocación de Samuel

1[1795]Entretanto el joven Samuel servía a Yahvé en presencia de Helí. En aquellos días la palabra de Yahvé era cosa rara y las visiones proféticas no eran frecuentes. 2En aquel tiempo, estando acostado en su lugar Helí, cuyos ojos habían comenzado ya a ofuscarse, de modo que no podía ver, 3[1796]pero no habiéndose todavía apagado la lámpara de Dios, y mientras Samuel dormía en el Templo de Yahvé, donde se hallaba el Arca de Dios, 4llamó Yahvé a Samuel; el cual respondió: “Heme aquí.” 5Y corrió a Helí, diciendo: “Aquí me tienes, pues me has llamado.” Mas él dijo: “No te he llamado; vuelve a acostarte.” Fue, pues, y se acostó.

6Yahvé llamó otra vez: “¡Samuel!” Se levantó Samuel, fue a Helí y dijo: “Aquí me tienes, pues me has llamado.” Mas él respondió: “No te he llamado, hijo mío; vuelve a acostarte.” 7[1797]Samuel no conocía aún a Yahvé y todavía no le había sido revelada palabra alguna de Yahvé.

8Yahvé volvió a llamar a Samuel por tercera vez. Y este se levantó, fue a Helí y le dijo: “Aquí me tienes, pues me has llamado.” Entonces entendió Helí que Yahvé llamaba al joven. 9[1798]Y dijo Helí a Samuel: “Anda, acuéstate; y al llamarte (de nuevo) dirás: “Habla, Yahvé, tu siervo escucha.” Se fue Samuel y se acostó en su lugar.

10Vino Yahvé (de nuevo) y parándose llamó como las otras veces: “¡Samuel! ¡Samuel!” Respondió Samuel: “Habla, tu siervo escucha.” 11Y dijo Yahvé a Samuel: “He aquí que voy a hacer en Israel una cosa tal que a todo aquel que la oiga le retiñirán ambos oídos. 12En aquel día cumpliré contra Helí todo cuanto he dicho contra su casa, desde el principio hasta el fin. 13[1799]Yo le he dicho que castigaré a su casa perpetuamente, por la iniquidad de que él tenía conocimiento, pues cuando sus hijos iban atrayendo sobre sí maldición, no los corrigió. 14[1800]Por tanto he jurado a la casa de Helí: ‘Jamás será expiada la iniquidad de la casa de Helí, ni con sacrificios ni con oblaciones’.”

15Samuel se quedó acostado hasta la mañana. Después abrió las puertas de la Casa de Yahvé; pero temía Samuel contar a Helí la visión. 16Llamó Helí a Samuel y dijo: “¡Samuel, hijo mío!” A lo que este respondió: “Aquí me tienes.” 17Y le preguntó: “¿Qué es lo que Él te ha dicho? Te ruego no me lo ocultes. Esto y esotro te haga Dios si me ocultas una palabra de cuanto Él te ha dicho.” 18[1801]Samuel le refirió todas las palabras, y no le ocultó nada. Entonces Helí respondió: “Él es Yahvé; haga lo que sea agradable a sus ojos.”

19Samuel creció y Yahvé estaba con él y no dejó que cayera por tierra ninguna de sus palabras. 20Por lo cual conoció todo Israel, desde Dan hasta Bersabee, que Samuel era un verdadero profeta de Yahvé. 21Y siguió Yahvé apareciéndose en Silo, porque en Silo se manifestaba Yahvé a Samuel por su palabra.

1 SAMUEL 4

El Arca cae en manos de los filisteos

1[1802]La palabra de Samuel corrió por todo Israel. (En aquel tiempo) salió Israel al encuentro de los filisteos para hacerles guerra, y acamparon en Ebenéser, mientras los filisteos sentaron sus reales en Afec. 2Los filisteos se pusieron en orden de batalla contra Israel, y se trabó la batalla, en la cual Israel fue vencido por los filisteos, que mataron en el campo a unos cuatro mil hombres del ejército. 3[1803]Cuando el pueblo volvió al campamento, dijeron los ancianos de Israel: “¿Por qué nos ha derrotado Yahvé hoy delante de los filisteos? Tráigasenos desde Silo el Arca de la Alianza de Yahvé y que venga Él en medio de nosotros, para salvarnos del poder de nuestros enemigos.” 4[1804]Envió, pues, el pueblo mensajeros a Silo, y trajeron de allí el Arca de la Alianza de Yahvé de los Ejércitos, que está sentado sobre los querubines. Los dos hijos de Helí, Ofní y Fineés, acompañaban el Arca de la Alianza de Dios.

5Cuando el Arca de la Alianza de Yahvé llegó al campamento, todo Israel dio voces con algazara tan grande que se conmovió la tierra. 6Oyeron los filisteos el estruendo de la algazara y dijeron: “¿Qué estruendo de algazara tan grande es este en el campamento de los hebreos?” Y supieron que el Arca de Yahvé había venido al campamento. 7Con esto se atemorizaron los filisteos, pues se dijeron: “Ha venido Dios al campamento”; y agregaron: “¡Ay de nosotros! Pues cosa como esta no ha sucedido nunca antes. 8[1805]¡Ay de nosotros! ¿Quién nos librará de la mano de ese poderoso Dios? Es aquel Dios que hirió a Egipto con toda suerte de plagas en el desierto. 9Mostraos fuertes y sed hombres, filisteos, para que no seáis siervos de los hebreos, como ellos lo han sido de vosotros. Sed hombres, y luchad.” 10Dieron, pues, los filisteos la batalla y fue derrotado Israel. Huyó cada cual a su tienda, y la derrota fue tan grande, que de Israel cayeron treinta mil hombres de a pie. 11Fue tomada también el Arca de Dios; y murieron los dos hijos de Helí, Ofní y Fineés.

Muerte de Helí

12[1806]Un hombre de Benjamín, uno del ejército, corrió y llegó aquel mismo día a Silo, rasgado el vestido y cubierta de polvo la cabeza. 13Cuando llegó, he aquí que Helí estaba sentado en su silla al lado del camino, mirando, porque temblaba su corazón por el Arca de Dios. Llegó, pues, el hombre y dijo en la ciudad lo que había pasado, y toda la ciudad prorrumpió en alaridos. 14Al oír Helí las voces de alarido, preguntó: “¿Qué ruido tumultuoso es ese?” Entonces el hombre vino a toda prisa y dio la noticia a Helí. 15Helí tenía ya noventa y ocho años; sus ojos no se movían más, y ya no podía ver. 16Dijo el hombre a Helí: “Yo vengo del ejército; hoy mismo huí del ejército.” Helí preguntó: “¿Qué ha pasado, hijo mío?” 17Y respondió el mensajero y dijo: “Huyó Israel delante de los filisteos, y fue grande el estrago en el pueblo; también tus dos hijos, Ofní y Fineés, quedaron muertos; y el Arca de Dios ha sido tomada.” 18[1807]Y sucedió que cuando mencionó el Arca de Dios, cayó Helí de la silla hacia atrás, junto a la puerta, y se le quebró la cerviz, y murió; porque era hombre viejo y pesado. Fue juez de Israel durante cuarenta años.

Muerte de la nuera de Helí

19Su nuera, la mujer de Fineés, que estaba encinta y cercana ya al parto, como oyese la nueva de haber sido tomada el Arca de Dios, y que habían muerto su suegro y su marido, se doblegó y dio a luz, porque de repente vinieron sobre ella los dolores de parto. 20Cuando estaba ya expirando, decían las mujeres que la asistían: “No temas, pues has dado a luz un hijo.” Mas ella no respondió, ni puso en ello su atención. 21Llamó al niño Icabod, diciendo: “Se ha apartado de Israel la Gloria”, por haber sido capturada el Arca de Dios, y a causa de su suegro y de su marido. 22Dijo, pues: “Se ha apartado de Israel la Gloria”, por haber sido tomada el Arca de Dios.

1 SAMUEL 5

El Arca en el templo de Dagón

1[1808]Los filisteos que habían tomado el Arca de Dios, la llevaron de Ebenéser a Azoto. 2Y tomaron los filisteos el Arca de Dios y la metieron en la casa de Dagón, donde la colocaron junto a Dagón. 3Mas cuando al día siguiente los habitantes de Azoto se levantaron muy temprano, vieron a Dagón tendido de bruces en tierra, delante del Arca de Yahvé, y tomaron a Dagón y le pusieron otra vez a su lugar. 4Pero cuando al día siguiente se levantaron muy de mañana, vieron a Dagón (de nuevo) tendido en tierra sobre su rostro delante del Arca de Yahvé, y la cabeza de Dagón y las dos palmas de sus manos yacían cortadas sobre el umbral de la puerta, quedándole solamente (el tronco en) forma de pez. 5Por eso los sacerdotes de Dagón, y cuantos entran en la casa de Dagón en Azoto, no ponen el pie sobre el umbral de la puerta de Dagón, hasta el día de hoy.

6[1809]Pero la mano de Yahvé pesaba mucho sobre los de Azoto, e hizo entre ellos estragos, hiriéndolos con tumores, tanto en Azoto como en su territorio. 7Viendo los hombres de Azoto lo que pasaba, decían: “¡No quede entre nosotros el Arca del Dios de Israel!, porque su mano pesa sobre nosotros y sobre Dagón, nuestro dios.”

El Arca es llevada a otras ciudades

8[1810]Convocaron, pues, a todos los príncipes de los filisteos para que se reunieran con ellos, y preguntaron: “¿Qué haremos con el Arca del Dios de Israel?” Respondieron: “Pásese el Arca del Dios de Israel a Gat.” Pasaron, pues, el Arca del Dios de Israel. 9[1811]Pero después de trasladarla descargó la mano de Yahvé sobre la ciudad, causando grandísimo espanto; pues hirió a los hombres de la ciudad, desde los chicos hasta los grandes, de modo que les brotaron tumores.

10Entonces enviaron el Arca de Dios a Acarón. Mas apenas había llegado el Arca de Dios a Acarón, los acaronitas dieron gritos, exclamando: “¡Han pasado hasta nosotros el Arca del Dios de Israel para matarnos, a nosotros y a nuestro pueblo!” 11Llamaron, pues, a reunión a todos los príncipes de los filisteos; los cuales dijeron: “Devolved el Arca del Dios de Israel, y vuélvase ella a su lugar, para que no nos mate a nosotros y a nuestro pueblo.” Pues reinaba en toda la ciudad un terror mortal, porque la mano de Yahvé pesaba mucho sobre ella. 12Aun los que no morían, estaban llagados de tumores; y los gritos de la ciudad subieron al cielo.

1 SAMUEL 6

Devolución del Arca

1Después de estar el Arca de Yahvé siete meses en el país de los filisteos, 2llamaron los filisteos a los sacerdotes y adivinos y les preguntaron: “¿Qué haremos con el Arca de Yahvé? Decidnos en qué forma la hemos de devolver a su lugar.” 3A lo que respondieron: “Si devolvéis el Arca del Dios de Israel, no la devolváis vacía, sino pagadle una ofrenda por la culpa. Entonces sanaréis, y conoceréis por qué motivo su castigo no se ha apartado de vosotros.” 4Y cuando preguntaron: “¿Qué hemos de pagarle por la culpa?”, contestaron: “Cinco tumores de oro y cinco ratones de oro según el número de los príncipes de los filisteos, porque una misma plaga ha descargado sobre todos vosotros y sobre vuestros príncipes. 5[1812]Haced, pues, figuras de vuestros tumores y figuras de vuestros ratones, que han asolado el país, y dad gloria al Dios de Israel; quizás su mano pese menos sobre vosotros, sobre vuestros dioses y vuestra tierra. 6[1813]¿Por qué queréis endurecer vuestro corazón, como endurecieron el suyo los egipcios y el Faraón? ¿No los castigó Él tan terriblemente que por fin soltaron (a los israelitas) y estos se fueron? 7[1814]Haced ahora un carro nuevo, y tomando dos vacas recién paridas, sobre las cuales nunca se haya puesto el yugo; uncid las vacas al carro y apartad de ellas sus terneros, encerrándolos en el establo. 8Tomad después el Arca de Yahvé y colocadla sobre el carro. Al lado de ella, en un cofre, pondréis las joyas de oro que le pagaréis como ofrenda por la culpa. Luego dejadla que se vaya. 9Y observad bien: si sube en dirección a su propio territorio, hacia Betsemes, es Él que nos ha hecho este gran mal; pero si no, sabremos que no es su mano la que nos ha herido, sino que esto nos ha sucedido por casualidad.”

10Lo hicieron así; tomaron dos vacas recién paridas, las uncieron al carro y encerraron sus terneros en el establo. 11Sobre el carro colocaron el Arca de Yahvé y el cofre con los ratones de oro y las figuras de sus tumores. 12Las vacas tomaron rectamente el camino de Betsemes, y siguiendo ese mismo camino marcharon mugiendo, sin apartarse ni a la derecha ni a la izquierda. Los príncipes de los filisteos fueron tras ellas hasta la frontera de Betsemes.

13Estaba la gente de Betsemes en el valle segando el trigo, y alzando los ojos vieron el Arca y se alegraron de verla. 14Llegó el carro al campo de Josué betsemesita, donde se paró. Había allí una gran piedra, y haciendo pedazos la madera del carro ofrecieron las vacas en holocausto a Yahvé. 15Luego los levitas bajaron el Arca de Yahvé, y el cofre que estaba al lado y que contenía las joyas de oro; y la pusieron sobre aquella gran piedra; y los hombres de Betsemes ofrecieron aquel día holocaustos y sacrificios a Yahvé. 16Cuando vieron esto los cinco príncipes de los filisteos, se volvieron a Acarón ese mismo día.

17Los tumores de oro que los filisteos dieron a Yahvé, como ofrenda por la culpa, son estos: de Azoto, uno; de Ascalón, uno; de Gat, uno; de Acarón, uno. 18[1815]También los ratones de oro eran según el número de todas las ciudades de los filisteos, pertenecientes a los cinco príncipes, desde las ciudades fortificadas hasta las aldeas de la gente del campo. Testigo de ello es hasta hoy día la gran piedra, en el campo de Josué betsemesita, donde depusieron el Arca de Yahvé. 19[1816]Pero (Dios) castigó a los hombres de Betsemes, por haber ellos mirado el Arca de Yahvé; e hirió del pueblo a setenta hombres. Entonces el pueblo hizo gran duelo, porque Yahvé había causado entre el pueblo estrago tan grande. 20[1817]Por lo cual dijeron los hombres de Betsemes: “¿Quién puede estar en la presencia de Yahvé, este Dios tan santo? ¿Y hacia quién subirá al salir de nosotros?” 21Enviaron, pues, mensajeros a los habitantes de Kiryatyearim, diciendo: “Los filisteos han devuelto el Arca de Yahvé; bajad y llevadla con vosotros.”

1 SAMUEL 7

Los israelitas se convierten al Señor

1[1818]Vinieron, los hombres de Kiryatyearim, y se llevaron el Arca de Yahvé. La introdujeron en la casa de Abinadab, situada en el collado, y consagraron a Eleazar, su hijo, para que guardase el Arca de Yahvé. 2[1819]Había pasado mucho tiempo —eran ya veinte años— desde el día en que se estableció el Arca en Kiryatyearim. Entretanto, toda la casa de Israel suspiraba en pos de Yahvé. 3Entonces habló Samuel a toda la casa de Israel, diciendo: “Si de todo vuestro corazón os convertís a Yahvé, quitad de en medio de vosotros los dioses ajenos, y también las Astartés, y dirigid vuestros corazones hacia Yahvé para servirle a Él solo; y Él os librará de la mano de los filisteos.” 4[1820]Y los hijos de Israel arrojaron los Baales y las Astartés, y sirvieron solo a Yahvé.

5Después dijo Samuel: “Congregad a todo Israel en Masfá y haré oración por vosotros a Yahvé.” 6[1821]Se congregaron, pues, en Masfá, y sacando agua la derramaron ante Yahvé; y ayunaron aquel día, y decían allí: “Hemos pecado contra Yahvé.” Y Samuel era juez de los hijos de Israel en Masfá.

Derrota de los filisteos

7Cuando los filisteos oyeron que los hijos de Israel se habían congregado en Masfá, subieron los príncipes de los filisteos contra Israel. Lo supieron los hijos de Israel y tuvieron miedo de los filisteos. 8Por lo cual dijeron a Samuel: “No ceses de clamar por nosotros a Yahvé, nuestro Dios, para que nos salve de la mano de los filisteos.” 9Tomó, pues, Samuel un corderito que aún mamaba y lo ofreció entero en holocausto a Yahvé; y clamó Samuel a Yahvé por Israel, y Yahvé le escuchó. 10[1822]Mientras Samuel estaba ofreciendo el holocausto, se acercaron los filisteos para dar batalla a Israel; más Yahvé tronó aquel día con estruendo espantoso contra los filisteos y los aterró de tal suerte que fueron derrotados delante de Israel. 11Los israelitas saliendo de Masfá, persiguieron a los filisteos y los derrotaron hasta más debajo de Betcar. 12Después tomó Samuel una piedra y la colocó entre Masfá y Sen; y le dio el nombre de Ebenéser, diciendo: “Hasta aquí nos ha socorrido Yahvé.”

13Así humillados los filisteos, no volvieron más a invadir el territorio de Israel; y la mano de Yahvé se hizo sentir sobre los filisteos todos los días de Samuel. 14[1823]Y volvieron a Israel las ciudades que los filisteos le habían quitado, desde Acarón hasta Gat. También los territorios de esas ciudades libró Israel del poder de los filisteos. Y hubo paz entre Israel y los amorreos.

Samuel, juez de Israel

15[1824]Samuel juzgó a los hijos de Israel todos los días de su vida. 16[1825]Año tras año se ponía en marcha y daba la vuelta por Betel, Gálgala y Masfá, juzgando a Israel en todos esos lugares. 17[1826]Se volvía después a Ramá, porque allí tenía su casa; también allí juzgaba a Israel, y allí edificó un altar a Yahvé.

II. SAMUEL Y SAÚL

1 SAMUEL 8

El pueblo pide un rey

1Cuando Samuel llegó a la edad avanzada, instituyó a sus hijos por jueces de Israel. 2Se llamaba el primogénito Joel, y el segundo Abías; y juzgaban ellos en Bersabee. 3[1827]Pero los hijos no anduvieron por los caminos (de su padre), sino que apartándose siguieron su propio interés, aceptando regalos y torciendo el derecho.

4Se reunieron, pues, todos los ancianos de Israel, y se llegaron a Samuel, en Ramá. 5[1828]Y le dijeron: “Mira; tú has envejecido, y tus hijos no andan en tus caminos. Pon ahora un rey sobre nosotros que nos juzgue, como lo tienen todos los pueblos.”

6Desagradó a Samuel esta propuesta que le expresaron: “Danos un rey que nos juzgue.” E hizo Samuel oración a Yahvé. 7[1829]Respondió Yahvé a Samuel: “Oye la voz del pueblo en todo cuanto te digan; porque no te han desechado a ti, sino a Mí, para que no reine sobre ellos. 8Todo lo que han hecho (conmigo) desde el día que los saqué de Egipto hasta este día, en que me han dejado para servir a otros dioses, lo mismo hacen también contigo. 9Ahora, pues, escucha su voz, pero da testimonio contra ellos, y anúnciales los fueros del rey que va a reinar sobre ellos.”

Los derechos del rey

10[1830]Samuel refirió al pueblo que le había pedido un rey, todas las palabras de Yahvé, 11y dijo: “Este será el derecho, del rey que va a reinar sobre vosotros: Tomará a vuestros hijos, y los empleará para sus carros, y como jinetes suyos para que corran delante de su carroza. 12Los constituirá jefes de mil, y jefes de cincuenta, y los hará labrar sus tierras, segar sus mieses y fabricar sus armas de guerra, y los pertrechos de sus carros. 13Y de entre vuestras hijas sacará perfumistas, cocineras y panaderas. 14Tomará lo mejor de vuestros campos, vuestras viñas y vuestros olivares y los dará a sus servidores. 15Diezmará vuestras sementeras y vuestras viñas, para hacer regalos a sus cortesanos y servidores. 16[1831]Tomará también vuestros siervos y vuestras siervas, y los escogidos de entre vuestros jóvenes, y vuestros asnos, y los empleará para sus trabajos. 17Diezmará asimismo vuestros rebaños, y vosotros seréis siervos suyos. 18Entonces clamaréis a causa de vuestro rey que os habéis escogido: pero en aquel día Yahvé no os responderá.”

El pueblo insiste en tener un rey

19[1832]El pueblo no quiso escuchar la voz de Samuel, sino que dijeron: “¡No, no! ¡Que haya un rey sobre nosotros! 20¡Que seamos también nosotros como todos los pueblos! ¡Que nos juzgue nuestro rey, y salga al frente de nosotros para pelear nuestras guerras!” 21Oyó Samuel todas las palabras del pueblo, y las repitió a Yahvé. 22[1833]Y Yahvé dijo a Samuel: “Escucha su voz, y pon sobre ellos un rey.” Entonces dijo Samuel a los hijos de Israel: “Váyase cada cual a su ciudad.”

1 SAMUEL 9

Saúl consulta a Samuel

1[1834]Vivía en Benjamín un hombre que se llamaba Kis, hijo de Abiel, hijo de Seror, hijo de Becorat, hijo de Afía, benjaminita. Era hombre valeroso y poderoso, 2y tenía un hijo llamado Saúl, el cual era un joven de tan bella presencia, que entre los hijos de Israel no había hombre más gallardo que él: desde los hombros arriba descollaba sobre todo el pueblo. 3Ahora bien, se habían extraviado las asnas de Kis, padre de Saúl; por lo cual Kis dijo a Saúl su hijo: “Toma contigo uno de los criados y levántate para andar a buscar las asnas.” 4[1835]Atravesaron ellos la montaña de Efraím, y recorrieron el país de Salisá, mas no las hallaron. Pasaron también por el país de Saalbim, y tampoco aparecieron. Recorrieron al fin el país de los benjaminitas sin encontrarlas. 5Habían ya entrado en el país de Suf, cuando Saúl dijo a su criado que le acompañaba: “Vamos a volvernos, no sea que mi padre, dejando ya el cuidado de las asnas, esté intranquilo por nosotros.” 6[1836]El criado le contestó: “Mira, hay en esta ciudad un varón de Dios, hombre muy famoso. Todo cuanto él dice, se cumple sin falta. Ahora, pues, vamos allá; quizá nos diga el camino por el cual debemos ir.” 7Respondió Saúl a su criado: “Sí, vamos, pero ¿qué podemos llevar a ese hombre? No hay ya pan en nuestras alforjas, y no tenemos regalo que podríamos ofrecer al varón de Dios: ¿qué tenemos?” 8[1837]El criado comenzó a hablar de nuevo y dijo a Saúl: “He aquí que tengo en mi mano un cuarto de siclo de plata; se lo daré al varón de Dios para que nos indique nuestro camino.” 9[1838]Antiguamente los hombres de Israel cuando iban a consultar a Dios decían: “Venid, vamos al vidente”; pues al profeta le llamaban anteriormente vidente. 10Dijo entonces Saúl a su criado: “Tu propuesta es buena; vamos, pues.” Y se fueron a la ciudad donde vivía el varón de Dios.

11Subiendo la cuesta hacia la ciudad encontraron a unas doncellas que salían a sacar agua, y les preguntaron: “¿Está aquí el vidente?” 12Ellas contestaron diciendo: “Sí, está; mira allí, delante de ti. Pero date prisa; porque ha venido hoy a la ciudad, por cuanto hoy el pueblo ofrece un sacrificio en la altura.

13En cuanto entréis en la ciudad, lo hallaréis antes que suba a la altura para comer; porque no comerá la gente hasta que él venga; pues suele bendecir el sacrificio, y después de esto comen los convidados. Subid, pues, en seguida, que lo hallaréis ahora mismo.”

14Subieron, pues, a la ciudad; y he aquí que cuando entraban en la ciudad se encontraron con Samuel que salía para subir a la altura. 15Ya un día antes de la llegada de Saúl, Yahvé había avisado a Samuel, diciendo: 16[1839] “Mañana a esta hora te enviaré un hombre del país de Benjamín, al cual ungirás por príncipe sobre Israel, mi pueblo; él salvará a mi pueblo del poder de los filisteos, pues he mirado a mi pueblo, por cuanto ha llegado a Mí su clamor.” 17Luego que Samuel vio a Saúl, Yahvé le dijo: “He aquí el hombre de quien te hablé. Este reinará sobre mi pueblo.”

18Entretanto, Saúl se acercó a Samuel en medio de la puerta y dijo: “Dime, por favor, dónde está la casa del vidente.” 19Samuel respondió a Saúl, diciendo: “Yo soy el vidente; sube delante de mí a la altura. Comeréis hoy conmigo, y mañana te despediré; te diré también todo lo que tienes en tu corazón. 20Por las asnas que se te perdieron tres días ha, no te preocupes; han sido halladas. ¿Y para quién será lo más precioso en Israel? ¿No será para ti y para toda la casa de tu padre?” 21[1840]Respondió Saúl y dijo: “¿No soy yo un benjaminita, de la más pequeña de las tribus de Israel? ¿Y no es mi familia la mínima entre todas las familias de los linajes de Benjamín? ¿Por qué me hablas de esta manera?”

El convite

22Entonces tomó Samuel a Saúl y a su criado, y los introdujo en la sala, donde los colocó a la cabecera de los convidados, que eran unos treinta hombres. 23Y dijo Samuel al cocinero: “Dame la porción que te di, de la cual te dije: Guárdala contigo.” 24Sacó, pues el cocinero la espaldilla con lo que hay sobre ella, y la puso delante de Saúl, y dijo: “He aquí lo que quedó reservado; ponlo delante de ti y come; pues para este momento fue guardado para ti cuando invité al pueblo.” Y comió Saúl con Samuel aquel día.

25[1841]Después bajaron de la altura a la ciudad, y conversó Samuel con Saúl en el terrado. 26Se levantaron muy de mañana, y al rayar el alba Samuel llamó a Saúl que estaba en el terrado, diciendo: “Levántate y te despediré.” Se levantó, pues, Saúl, y salieron fuera los dos, él y Samuel. 27Y cuando llegaron a la parte extrema de la ciudad, dijo Samuel a Saúl: “Di al criado que vaya delante de nosotros —y este pasó adelante—, pero tú, párate por ahora, para que te comunique una palabra de Dios.”

1 SAMUEL 10

Unción de Saúl

1[1842]Tomó entonces Samuel una redoma de óleo, que derramó sobre la cabeza de (Saúl), y besándole, dijo: “Yahvé te ha ungido por príncipe sobre su herencia. 2[1843]Cuando te marches hoy de mi casa, encontrarás dos hombres cerca del sepulcro de Raquel, en la frontera de Benjamín, en Selsah; estos te dirán: «Han sido halladas las asnas que fuiste a buscar; y he aquí que tu padre ya no piensa en las asnas, sino que se preocupa por vosotros, diciendo: ¿Qué haré para (encontrar) a mi hijo?» 3[1844]Pasando de allí adelante, llegarás a la encina de Tabor, allí te encontrarán tres hombres subiendo a Dios, a Betel, llevando uno tres cabritos, el otro tres tortas de pan, y el tercero un odre de vino. 4Ellos te saludarán, y te darán dos panes, los cuales recibirás de su mano. 5[1845]Después llegarás a Gabaá de Dios, donde hay una guarnición de filisteos. Entrando allí en la ciudad encontrarás un grupo de profetas, precedidos de salterios, tambores, flautas y cítaras y profetizando. 6Entonces vendrá sobre ti el Espíritu de Yahvé, y profetizarás con ellos, y serás transformado en otro hombre. 7Cuando se te hayan cumplido estas señales, haz lo que te venga a mano, porque Dios está contigo. 8Después bajarás, antes que yo, a Gálgala y he aquí que yo iré a encontrarte, para ofrecer holocaustos y sacrificar víctimas pacíficas. Me aguardarás siete días, hasta que yo llegue a ti y te enseñe lo que has de hacer.”

Saúl entre los profetas

9En realidad, cuando (Saúl) volvió las espaldas para irse de la presencia de Samuel, Dios le dio otro corazón, y se cumplieron todas estas señales aquel mismo día. 10[1846]Cuando llegaron allá, a Gabaá, he aquí que se encontró con un grupo de profetas, y se apoderó de él el Espíritu de Dios, de manera que profetizó en medio de ellos. 11Y todos los que le conocían antes, como le vieron profetizando en medio de los profetas, todos ellos decían el uno al otro: “¿Qué le ha sucedido al hijo de Kis? ¡También Saúl entre los profetas!” 12[1847]Y tomó uno de los de allí la palabra y dijo: “¿Y quién es el padre de ellos?” Por donde pasó a proverbio: “¡También Saúl entre los profetas!” 13[1848]Cuando hubo acabado de profetizar, fue al lugar alto. 14Un tío de Saúl preguntó a este y a su criado: “¿Adónde habéis ido?” Respondió él: “A buscar las asnas, pero no hallándolas nos dirigimos a Samuel.” 15Dijo entonces el tío de Saúl: “Te ruego me digas lo que os ha dicho Samuel.” 16Respondió Saúl a su tío: “Nos comunicó que las asnas habían sido halladas”; pero no le manifestó nada de lo que Samuel le había dicho del reino.

Elección de Saúl

17Convocó Samuel al pueblo ante Yahvé en Masfá, 18y dijo a los hijos de Israel: “Así dice Yahvé, el Dios de Israel: Yo saqué a Israel de Egipto, y os libré de la mano de los egipcios, y de la mano de todos los reinos que os oprimían. 19Mas vosotros desecháis hoy a vuestro Dios, que os ha salvado de todos vuestros males y de todas vuestras tribulaciones; pues le habéis dicho: «Pon rey sobre nosotros». Ahora bien, presentaos ante Yahvé según vuestras tribus y vuestros millares.”

20Ordenó Samuel que se acercasen todas las tribus de Israel, y fue sorteada la tribu de Benjamín. 21Luego ordenó que se acercase la tribu de Benjamín por sus familias, y fue sorteada la familia de Matrí, y después fue sorteado Saúl, el hijo de Kis. Le buscaron, pero no fue hallado. 22[1849]Preguntaron, pues, otra vez a Yahvé: “¿Ha venido aquí ese hombre?” Respondió Yahvé: “Está allí escondido entre el bagaje.” 23Fueron, pues, corriendo y lo sacaron de allí, y cuando estuvo en medio del pueblo, descollaba entre todo el pueblo de los hombros arriba. 24[1850]Entonces dijo Samuel a todo el pueblo: “¿Veis al que ha escogido Yahvé? No hay ninguno semejante a él entre todo el pueblo.” Y gritó todo el pueblo, diciendo; “¡Viva el rey!”

25[1851]Luego Samuel promulgó al pueblo los estatutos del reino y los escribió en un libro, que depositó ante Yahvé. Después despidió Samuel a todo el pueblo, cada uno a su casa.

26También Saúl se fue a su casa, a Gabaá; y fue con él una tropa de hombres a quienes Dios había tocado el corazón. 27[1852]Pero los hijos de Belial decían: “¿Cómo nos ha de salvar este?” Y le despreciaron, no haciéndole presentes, mas él no decía nada.

1 SAMUEL 11

Victoria de Saúl sobre los ammonitas

1[1853]Subió Nahás ammonita y sitió a Jabés-Galaad. Entonces dijeron todos los hombres de Jabés a Nahás. “Pacta con nosotros y te serviremos.” 2Nahás ammonita les contestó: “Pactaré con vosotros con tal que os saque a todos el ojo derecho, infligiendo así un oprobio a todo Israel.” 3Le dijeron los ancianos de Jabés: “Concédenos un plazo de siete días, hasta que enviemos mensajeros por todo el territorio de Israel; y si no hay quien venga en nuestro socorro, saldremos a ti.” 4Llegaron, pues, los mensajeros a Gabaá de Saúl; y cuando contaron esto en oídos del pueblo, alzó todo el pueblo la voz y lloró.

5[1854]En ese momento vino Saúl del campo tras los bueyes. Y dijo Saúl: “¿Qué tiene el pueblo que llora?”; y le contaron las palabras de los hombres de Jabés. 6Al oírlas el Espíritu de Dios se apoderó de Saúl; e irritado en gran manera 7tomó un par de bueyes, los hizo trozos, y envió estos por manos de mensajeros por todo el territorio de Israel diciendo: “Esto se hará con los bueyes del que no salga en pos de Saúl y Samuel.” Y cayó el terror de Yahvé sobre el pueblo, y salieron como un solo hombre. 8Cuando los pasó revista en Bésec, se hallaron trescientos mil de los hijos de Israel, y los hombres de Judá eran treinta mil. 9Entonces dijeron a los mensajeros que habían venido: “Así diréis a los hombres de Jabés-Galaad: Mañana en calentando el sol, tendréis socorro.” Fueron, pues, los mensajeros y dieron la noticia a los hombres de Jabés, los cuales se llenaron de gozo; 10y dijeron (a los ammonitas): “Mañana nos rendiremos a vosotros, para que hagáis con nosotros como mejor os parezca.” 11Al día siguiente Saúl dividió el pueblo en tres cuerpos, que a la vigilia de la mañana penetraron en el campamento y derrotaron a los ammonitas hasta que el sol comenzó a calentar. El resto fue disperso, y no quedaron de ellos dos juntos.

Saúl reconocido por todo el pueblo

12[1855]Entonces dijo el pueblo a Samuel: “Quiénes son los que decían: ¿Saúl va a reinar sobre nosotros? Traednos aquí esos hombres, para que les quitemos la vida.” 13Pero Saúl dijo: “Nadie será muerto hoy, pues hoy ha obrado Yahvé salvación en Israel.” 14[1856]Y dijo Samuel al pueblo: “Venid y vamos a Gálgala para renovar allí el reino.” 15Fue, pues, todo el pueblo a Gálgala, y allí en Gálgala proclamaron rey a Saúl delante de Yahvé. Allí ofrecieron sacrificios pacíficos delante de Yahvé, y Saúl y todos los hombres de Israel se regocijaron muchísimo en aquel sitio.

1 SAMUEL 12

Samuel se retira del gobierno

1Dijo Samuel a todo Israel: “He aquí que he escuchado vuestra voz en todo lo que me habéis propuesto, y he constituido sobre vosotros un rey. 2Ahora, pues, tenéis al rey a vuestro frente. Mas yo soy viejo y canoso, y mis hijos están entre vosotros, después de andar yo delante de vosotros desde mi juventud hasta este día. 3Aquí me tenéis. Declarad contra mí delante de Yahvé y ante su ungido: ¿Cuyo buey he tomado, cuyo asno he quitado, a quién he oprimido, a quién he hecho injusticia, o de cuya mano he aceptado regalo para velar con él mis ojos? Se lo restituiré.” 4[1857]Ellos respondieron: “No nos has oprimido ni nos has hecho injusticia, ni de nadie has aceptado nada.” 5[1858]Entonces les dijo: “Testigo es Yahvé contra vosotros, y testigo es también hoy su ungido, de que no habéis hallado nada en mi mano.” Y ellos contestaron: “Testigo.”

Samuel exhorta al pueblo

6Dijo Samuel al pueblo: “Sí, (testigo) es Yahvé quien constituyó a Moisés y Aarón y sacó a vuestros padres de la tierra de Egipto. 7Ahora bien, compareced, que voy a juzgaros ante Yahvé, por todos los beneficios que Yahvé ha hecho a vosotros y a vuestros padres. 8Cuando Jacob entró en Egipto y vuestros padres clamaron a Yahvé, envió Yahvé a Moisés y Aarón, que sacaron a vuestros padres de Egipto, y los estableció en este lugar. 9Mas ellos olvidaron a Yahvé, su Dios, y Él los vendió en manos de Sísara, jefe del ejército de Hasor, en manos de los filisteos, y en manos del rey de Moab; los cuales hicieron guerra contra ellos. 10[1859]Entonces clamaron a Yahvé, diciendo: “Hemos pecado, abandonando a Yahvé y sirviendo a los Baales y a las Astartés. Ahora pues, líbranos de nuestros enemigos y te serviremos.” 11[1860]Envió, pues, Yahvé a Jerobaal, a Bedán, a Jefté y a Samuel, y os libró de las manos de vuestros enemigos que os rodeaban; y habitasteis en seguridad. 12Pero cuando visteis que Nahás, rey de los hijos de Ammón, venía contra vosotros, me dijisteis: ‘No, que reine un rey sobre nosotros’, siendo así que Yahvé, vuestro Dios, es vuestro rey. 13Ahora bien, aquí tenéis al rey que habéis elegido y pedido. He aquí que Yahvé ha puesto un rey sobre vosotros. 14Si temiereis a Yahvé y le sirviereis, y escuchareis su voz, y no fuereis rebeldes a los mandamientos de Yahvé, y si tanto vosotros, como el rey que reina sobre vosotros, siguiereis en pos de Yahvé, vuestro Dios (bien para vosotros). 15[1861]Pero si no escuchareis la voz de Yahvé, si fuereis rebeldes a los mandamientos de Yahvé, descargará sobre vosotros la mano de Yahvé como descargó sobre vuestros padres. 16Ahora preparaos y ved este prodigio que Yahvé va a hacer ante vuestros ojos. 17[1862]¿No estamos ahora en la siega de los trigos? Pues bien, yo invocaré a Yahvé, y Él enviará truenos y lluvias; para que sepáis y veáis cuán grande a los ojos de Yahvé es el pecado que habéis cometido, pidiendo para vosotros un rey.”

18Invocó, pues, Samuel a Yahvé; y Yahvé envió ese mismo día truenos y lluvias, con lo cual todo el pueblo concibió gran temor a Yahvé y a Samuel. 19Y dijo todo el pueblo a Samuel: “Ruega a Yahvé, tu Dios, por tus siervos para que no muramos; pues a todos nuestros pecados hemos añadido la maldad de pedir para nosotros un rey.” 20Samuel respondió al pueblo: “No temáis. Aunque habéis hecho toda esta maldad, sin embargo, no os apartéis de Yahvé, sino servid a Yahvé de todo vuestro corazón. 21[1863]No os apartéis; porque así seguiríais en pos de vanidades que no pueden aprovecharos ni libraros, pues son vanidades. 22Porque Yahvé, a causa de su gran nombre, no abandonará a su pueblo; ya que ha querido haceros pueblo suyo. 23[1864]Y en cuanto a mí, sea lejos que yo peque contra Yahvé dejando de rogar por vosotros. Os enseñaré el bueno y recto camino, 24para que temáis a Yahvé y le sirváis fielmente de todo vuestro corazón, pues ¡ved cuan grandes cosas Él ha hecho por vosotros! 25Mas si seguís haciendo el mal, pereceréis vosotros y vuestro rey.”

1 SAMUEL 13

Guerra con los filisteos

1[1865]Saúl tenía… años cuando comenzó a reinar, y había ya reinado dos años sobre Israel. 2Saúl escogió para sí tres mil hombres de Israel. Dos mil estaban con Saúl en Micmás y en el monte de Betel, y mil estaban con Jonatán en Gabaá de Benjamín; y despidió Saúl el resto del pueblo, a cada uno a su casa. 3Entretanto Jonatán derrotó la guarnición de los filisteos que había en Gueba, lo que supieron los filisteos. Entonces Saúl hizo tocar la trompeta por todo el país, diciendo: “¡Óiganlo los hebreos!” 4Y todo Israel oyó decir: “Saúl ha derrotado la guarnición de los filisteos con lo cual Israel se ha hecho odioso a los filisteos.” Y fue convocado el pueblo para ir tras Saúl a Gálgala. 5[1866]También los filisteos se juntaron para la guerra contra Israel: treinta mil carros, y seis mil hombres de a caballo, y gente en tanto número como las arenas en la orilla del mar. Subieron, y asentaron su campamento en Micmás, al oriente de Betaven. 6Los israelitas se vieron en gran apuro; porque el pueblo se hallaba estrechado en tanto grado que se escondía en cuevas, entre los abrojos, en las peñas, en grutas y cisternas. 7Parte de los hebreos pasaron el Jordán retirándose a la tierra de Gad y de Galaad. Saúl, empero, estaba todavía en Gálgala, y temblaba todo el pueblo que le seguía.

Pecado de Saúl

8(Saúl) esperó siete días según el plazo que Samuel había fijado; pero Samuel no vino a Gálgala, y el pueblo que estaba con Saúl se iba dispersando. 9[1867]Dijo, pues, Saúl: “Traedme el holocausto y las víctimas pacíficas”, y él mismo ofreció el holocausto. 10Apenas hubo acabado de ofrecer el holocausto, he aquí que llegó Samuel. Saúl salió a su encuentro para saludarle, 11y Samuel le dijo: “¿Qué has hecho?” Respondió Saúl: “Cuando vi que se dispersaba la gente que estaba conmigo, y que tú no venías dentro del plazo fijado, y que los filisteos estaban reunidos en Micmás, 12me dije: Ahora los filisteos bajarán contra mí a Gálgala y yo no he todavía aplacado el rostro de Yahvé. Así, pues, obligado por la necesidad, ofrecí el holocausto.” 13[1868]Entonces Samuel dijo a Saúl: “Has obrado neciamente; no has guardado el mandamiento que te intimó Yahvé, Dios tuyo. Yahvé estaba ya para establecer tu reino sobre Israel para siempre; 14[1869]pero ahora tu reino no se mantendrá. Yahvé ha buscado para sí un hombre conforme a su corazón, y le ha designado príncipe sobre su pueblo, por cuanto tú no has guardado su mandato.”

Inferioridad del ejército de Israel

15[1870]Se levantó Samuel y subió de Gálgala a Gabaá de Benjamín. Luego Saúl revistó a la gente que se hallaba con él, y eran unos seiscientos hombres. 16Hallábase, pues, Saúl y su hijo Jonatán y la gente que estaba con ellos, en Gabaá de Benjamín, mientras que los filisteos acampaban en Micmás. 17[1871]Del campamento de los filisteos salieron las tropas de pillaje, formando tres bandas, dirigiéndose una por el camino de Ofrá, hacia la región de Sual. 18Otra banda tomó el camino de Bethorón, y la tercera el de la frontera, que domina el valle de Seboím, hacia el desierto. 19[1872]No había herrero en todo el país de Israel; porque los filisteos habían dicho: “No sea que los hebreos fabriquen espada o lanza.” 20Por eso de todo Israel recurría cada uno a los filisteos para aguzar su reja, su azadón, su hacha y su zapa, 21de modo que se habían embotado las rejas, los azadones, los tridentes y las hachas y no se podía aguzar los aguijones. 22[1873]Por eso en el día de la batalla nadie de la gente que acompañaba a Saúl y a Jonatán, tenía espada o lanza sino Saúl y su hijo Jonatán. 23Entretanto un destacamento de los filisteos avanzó hasta el desfiladero de Micmás.

1 SAMUEL 14

Hazaña de Jonatán

1Un día dijo Jonatán, hijo de Saúl, a su joven escudero: “Anda, pasémonos al pueblo de los filisteos, que está allí del otro lado”; pero no dijo nada a su padre. 2[1874]Saúl se encontraba en la extremidad de Gabaá, debajo del granado de Migrón; y la gente que tenía consigo eran unos seiscientos hombres. 3[1875]Aquías, hijo de Aquitob, hermano de Icabod, hijo de Fineés, hijo de Helí, sacerdote de Yahvé en Silo, vestía el efod. Aquella gente no sabía que Jonatán se había ido. 4Entre los caminos por donde Jonatán intentaba pasar al puesto de los filisteos, había una roca puntiaguda de este lado, y otra del lado opuesto, siendo el nombre de la primera Boses, y el nombre de la segunda Sene. 5Una de las rocas se alzaba por la parte norte, frente a Micmás, y la otra por la parte sur, frente a Gabaá. 6[1876]Dijo Jonatán a su escudero: “Ven, pasemos al puesto de esos incircuncisos, quizá obrará Yahvé por nosotros; porque a Yahvé nada le impide salvar con mucha o con poca gente.” 7Le contestó su escudero: “Haz todo lo que te gustare, y vete a donde quieras. He aquí que yo estoy contigo, a tu disposición.” 8Dijo entonces Jonatán: “Mira, vamos a pasar hacia aquellos hombres y nos mostraremos a ellos. 9Si nos dicen: «Quedaos quietos hasta que lleguemos a vosotros», nos quedaremos en nuestro lugar y no subiremos hasta ellos. 10[1877]Pero si dicen: «Subid hacia nosotros», subiremos; porque Yahvé los ha entregado en nuestras manos. Esto nos servirá de señal.” 11Se mostraron los dos al puesto de los filisteos. Y dijeron los filisteos: “Mirad cómo los hebreos salen de las cavernas donde se habían escondido.” 12Y dirigiéndose los hombres del puesto a Jonatán y a su escudero, dijeron: “Subid hacia nosotros y os daremos una lección.” Dijo entonces Jonatán a su escudero: “Sube en pos de mí, porque Yahvé los ha entregado en manos de Israel.” 13Y subió Jonatán, trepando con manos y pies, seguido de su escudero; y (los filisteos) cayeron delante de Jonatán; y su escudero hizo estragos detrás de él.

14En esta primera matanza que hicieron Jonatán y su escudero, murieron unos veinte hombres, en un espacio como de media yugada. 15[1878]Y se produjo espanto en el campamento, en el campo y entre toda la gente. Se llenaron de pavor las tropas del puesto, y también las bandas de pillaje. Hasta la tierra tembló, pues fue un espanto de Dios.

Victoria de Israel

16Miraron los centinelas de Saúl que estaban en Gabaá de Benjamín, y vieron una muchedumbre que se disolvía y corría por todos lados. 17Dijo, pues, Saúl al pueblo que estaba con él: “Pasad revista, y ved quién ha salido de entre nosotros.” Pasó revista, y resultó que faltaban Jonatán y su escudero. 18[1879]Dijo entonces Saúl a Ahías: “Trae aquí el Arca de Dios”; porque el Arca de Dios se hallaba en aquel tiempo entre los israelitas. 19Y mientras Saúl hablaba con el sacerdote, iba creciendo cada vez más el tumulto que había en el campamento de los filisteos, y Saúl dijo al sacerdote: “Retira tu mano.” 20Y se juntaron Saúl y toda la gente que le acompañaba, y se lanzaron al combate; y he aquí que la espada de cada uno (de los filisteos) se volvía contra el otro, siendo grandísima la confusión. 21También aquellos hebreos que antes estaban con los filisteos y con ellos habían subido al campamento, vinieron a juntarse con los de Israel que estaban con Saúl y Jonatán. 22Y todos los hombres de Israel que se habían escondido en la montaña de Efraím, luego que supieron que los filisteos habían huido, se agregaron y tomaron parte con ellos en la batalla.

23Así Yahvé salvó en aquel día a Israel; y la batalla siguió hasta Betaven.

Temerario juramento de Saúl

24[1880]Los israelitas estaban exhaustos aquel día; porque Saúl había conjurado al pueblo, diciendo: “¡Maldito aquel que probare bocado antes de la tarde, hasta que yo haya tomado venganza de mis enemigos!” Y nadie del pueblo probó bocado. 25Llegó entonces todo el pueblo a un bosque donde había miel en el suelo. 26Entró la gente en el bosque, y vio la miel que corría por el suelo, pero no hubo quien se llevase la mano a la boca; porque el pueblo temía el juramento. 27Pero Jonatán que no había oído cuando su padre juramentó al pueblo, alargó la punta del bastón que tenía en la mano, la metió en un panal de miel, y se llevó la mano a la boca, con lo cual le brillaron los ojos. 28Entonces tomó la palabra uno del pueblo y dijo: “Tu padre ha obligado al pueblo con juramento, diciendo: ‘¡Maldito aquel que hoy probare bocado!’” Y el pueblo estaba ya exhausto. 29Respondió Jonatán: “Mi padre pone en peligro el país. Mirad cómo brillan mis ojos por haber gustado un poco de esta miel. 30¡Ojalá que el pueblo hubiera comido hoy del despojo de sus enemigos que han encontrado! ¿No sería entonces más grave la derrota de los filisteos?”

31Derrotaron aquel día a los filisteos desde Micmás hasta Ayalón; pero estaba el pueblo sumamente extenuado. 32[1881]Y se arrojó el pueblo sobre el botín, agarraron ovejas, bueyes y novillos. Los degollaron en el suelo, y comió el pueblo carne con sangre. 33Se le dijo a Saúl: “He aquí que el pueblo peca contra Yahvé, comiendo carne con sangre.” El respondió: “Habéis prevaricado. Haced rodar aquí una piedra grande.” 34[1882]Y agregó Saúl: “Dispersaos entre el pueblo y decidles que cada uno me traiga su buey, y cada uno su oveja, y degolladlos aquí; después podréis comer. Así no pecaréis contra Yahvé, comiendo (carne) con sangre.” Y todo el pueblo, cada uno de ellos, trajo aquella noche al buey que tenía a mano, y los degollaron allí. 35Y Saúl edificó un altar a Yahvé, siendo este el primer altar que edificó a Yahvé.

Jonatán es salvado por el pueblo

36Después dijo Saúl: “Descendamos esta noche en pos de los filisteos, para saquearlos hasta que raye el alba, y no dejemos de ellos hombre con vida.” Respondieron: “Haz cuanto bien te parezca.” Pero el sacerdote dijo: “Consultemos aquí a Dios.” 37Preguntó, pues, Saúl a Dios: “¿Descenderé contra los filisteos? ¿Los entregarás en manos de Israel?” Mas (Dios) no le respondió aquel día. 38Entonces dijo Saúl: “Venid aquí todos los príncipes del pueblo: averiguad y ved cuál sea el pecado que se ha cometido hoy. 39Pues ¡vive Yahvé, el Libertador de Israel, que aunque tenga (la culpa) Jonatán mi hijo, morirá sin remisión!” Y entre todo el pueblo no hubo quien le respondiese. 40Entonces dijo a todo Israel “Estaos vosotros de un lado, y yo y Jonatán, mi hijo, estaremos del otro.” Y dijo el pueblo a Saúl: “Haz como bien te parezca.” 41[1883]Dijo, pues, Saúl a Yahvé, el Dios de Israel: “Da Tú la decisión.” Y fueron sorteados Jonatán y Saúl, mas el pueblo salió libre. 42[1884]Luego dijo Saúl: “Echad suerte entre mí y mi hijo Jonatán.” Y cayó la suerte sobre Jonatán. 43Dijo, pues, Saúl a Jonatán: “Dime, ¿qué es lo que has hecho?” Y se lo contó Jonatán, diciendo: “Con la punta del bastón que tenía en mi mano, he gustado un poco de miel; ¡y por eso he de morir!” 44Dijo Saúl: “Hágame Dios esto y eso otro, Jonatán, si tú no mueres sin remedio.” 45Pero el pueblo dijo a Saúl: “¿Jonatán ha de morir, el que ha obrado en Israel esta tan grande liberación? ¡No lo permita Dios! ¡Vive Yahvé que no caerá a tierra un solo cabello de su cabeza, pues con Dios ha obrado en este día!” Salvó así el pueblo a Jonatán, de manera que no murió. 46[1885]Y volvió Saúl, desistiendo de la persecución de los filisteos, los cuales se fueron a su tierra.

Otras victorias de Saúl

47Después que Saúl hubo ocupado el trono en Israel, hizo guerra contra todos sus enemigos que vivían al contorno: contra los moabitas, contra los hijos de Ammón, contra los idumeos, contra los reyes de Soba y contra los filisteos; y a dondequiera que se volvía, regresaba vencedor. 48Mostró valentía, derrotó a los amalecitas y libró a Israel de manos de los que lo despojaban.

La familia de Saúl

49Los hijos de Saúl eran Jonatán, Jesuí y Melquisúa; sus dos hijas se llamaban: la mayor, Merob, y la menor, Micol. 50La mujer de Saúl se llamaba Ahinoam, hija de Ahimaas. El nombre del jefe del ejército era Abner, hijo de Ner, tío de Saúl. 51Porque Kis, padre de Saúl, y Ner, padre de Abner, eran hijos de Abiel. 52Durante toda la vida de Saúl hubo violenta guerra contra los filisteos, y cuando Saúl veía un hombre esforzado y valiente, lo agregó a sus filas.

1 SAMUEL 15

Saúl desobedece al Señor

1Samuel dijo a Saúl: “Yahvé me envió a ungirte rey sobre su pueblo, sobre Israel. Escucha, pues, ahora lo que dice Yahvé. 2Así dice Yahvé de los Ejércitos: “He visto lo que hizo Amalec contra Israel, cómo se le opuso en el camino cuando subía de Egipto. 3[1886]Ve, pues, ahora y derrota a Amalec; extermínalo por completo sin tenerle compasión alguna. Harás morir a hombres y mujeres, niños y mamantes, vacas y ovejas, camellos y asnos.”

4[1887]Convocó, pues, Saúl al pueblo, y los pasó revista en Telaím, doscientos mil de a pie, y diez mil hombres de Judá. 5Llegado a la ciudad de los amalecitas, se apostó en el valle, 6[1888]y dijo a los cineos: “Idos, retiraos, bajad de en medio de Amalec, de lo contrario os destruiré juntamente con ellos. Porque vosotros usasteis de misericordia para con todos los hijos de Israel cuando subieron de Egipto.” Se retiraron los cineos de en medio de Amalec.

7Saúl derrotó a Amalec desde Havilá hasta Sur, frente a Egipto; 8y prendió vivo a Agag, rey de Amalec, y en todo el pueblo ejecutó el anatema. 9[1889]Pero Saúl y el pueblo tuvieron lástima de Agag, y de las mejores ovejas y vacas, de los animales gordos, de los corderos y de todo lo bueno, y no quisieron consagrarlo al anatema; así que consagraron al anatema solamente lo vil y lo despreciable.

Reprobación de Saúl

10Entonces Yahvé habló a Samuel y dijo: 11[1890]“Me pesa haber hecho rey a Saúl; porque me ha abandonado y no ha ejecutado mis órdenes.” Se contristó Samuel, y clamó a Yahvé toda aquella noche. 12[1891]Al día siguiente cuando Samuel se levantó muy temprano para ir al encuentro de Saúl, se le dio la siguiente noticia: “Saúl se ha ido a Carmelo, y he aquí que se ha erigido un monumento; luego dio la vuelta y pasando adelante bajó a Gálgala.” 13[1892]Cuando Samuel se llegó a Saúl, le dijo este: “Bendito seas de Yahvé; he ejecutado ya la orden de Yahvé.” 14Le respondió Samuel: “¿Qué es ese balido de ovejas que llega a mis oídos, y el mugido de bueyes que oigo?” 15[1893]Contestó Saúl: “Los han traído de Amalec, pues el pueblo tenía lástima de lo mejor de las ovejas, y de los bueyes y (los reservó) para ofrecerlos a Yahvé, tu Dios; pero el resto lo hemos consagrado al anatema.”

16Entonces dijo Samuel a Saúl: “Deja que te anuncie lo que Yahvé me ha dicho esta noche.” Él le respondió: “Habla.” 17[1894]Y Samuel dijo: “¿No eras tú pequeño a tus propios ojos cuando llegaste a ser cabeza de las tribus de Israel y te ungió Yahvé por rey sobre Israel? 18Yahvé te hizo marchar diciendo: «Ve y consagra al anatema a aquellos pecadores, los amalecitas, y combátelos hasta acabar con ellos.» 19¿Por qué, pues, no has obedecido la voz de Yahvé echándote sobre el botín y haciendo lo que es malo a los ojos de Yahvé?”

20Saúl contestó a Samuel: “Al contrario, yo he obedecido la voz de Yahvé y he seguido el camino por el cual me envió Yahvé; he traído a Agag, rey de Amalec, y a los amalecitas los he consagrado al anatema. 21[1895]Mas el pueblo tomó del despojo ovejas y bueyes, las primicias del anatema, para ofrecerlos a Yahvé, tu Dios, en Gálgala.”

22[1896]Respondió Samuel: “¿Le agradan acaso a Yahvé holocaustos y sacrificios más que la obediencia a su voz? He aquí, que mejor es la obediencia que los sacrificios, y el ser dócil vale más que el sebo de los carneros. 23Porque la rebeldía es como el pecado de adivinación, y la obstinación como iniquidad e idolatría. Por cuanto tú has desechado la palabra de Yahvé, Él te ha desechado a ti para que no seas rey.”

24Entonces dijo Saúl a Samuel: “He pecado, pues he traspasado la orden de Yahvé y tus palabras, temiendo al pueblo y escuchando la voz de ellos. 25Perdona ahora, te ruego, mi pecado; vuélvete conmigo y voy a adorar a Yahvé.” 26“No me volveré contigo, dijo Samuel a Saúl, pues has desechado la palabra de Yahvé, por lo cual Yahvé te ha desechado a ti para que no seas rey sobre Israel.” 27Y dándole Samuel la espalda para irse, le asió (Saúl) del ruedo de la capa, la cual se rasgó. 28Y dijo Samuel: “Arrancado ha Yahvé hoy de ti el reino de Israel y lo ha dado a un prójimo tuyo que es mejor que tú. 29Pues no miente el Esplendor de Israel, tampoco se arrepiente, porque no es como un hombre para arrepentirse.” 30Respondió (Saúl): “He pecado; mas hónrame ahora, te ruego, delante de los ancianos de mi pueblo y delante de Israel, y vuelve conmigo para que adore a Yahvé, tu Dios.” 31Se volvió Samuel y siguió a Saúl; y adoró Saúl a Yahvé.

Muerte de Agag

32[1897]Después dijo Samuel: “Traedme a Agag, rey de Amalec.” Y Agag se acercó a él con aire complacido, pues se decía Agag: “Seguramente ha pasado ya la amargura de la muerte.” 33Pero Samuel dijo: “Así como tu espada ha privado de hijos a tantas mujeres, quede también tu madre sin hijo entre las mujeres.” Y Samuel destrozó a Agag delante de Yahvé en Gálgala. 34Y se retiró Samuel a Ramá; Saúl, empero, subió a su casa, a Gabaá de Saúl. 35Samuel no volvió a ver a Saúl en todo el resto de su vida, pero lloraba por Saúl, porque Yahvé se había arrepentido de haber hecho a Saúl rey sobre Israel.

III. SAÚL Y DAVID

1 SAMUEL 16

Unción de David

1Dijo Yahvé a Samuel: “¿Hasta cuándo estarás llorando por Saúl, habiéndole Yo desechado para que no sea rey sobre Israel? Llena tu cuerno de óleo y anda; pues te enviaré a Isaí betlehemita; porque entre sus hijos he visto un rey para Mí.” 2Respondió Samuel: “¿Cómo podré ir? Lo sabrá Saúl y me matará.” Dijo Yahvé: “Llevarás contigo una ternera, y dirás: He venido para ofrecer un sacrificio a Yahvé. 3E invitarás a Isaí al sacrificio, y Yo te haré saber lo que has de hacer. Me ungirás al que Yo te indique.” 4[1898]Hizo Samuel lo que Yahvé le había dicho y fue a Betlehem. Le salieron al encuentro los ancianos de la ciudad y le preguntaron asustados: “¿Es tu venida para paz?” 5Él contestó: “Para paz; he venido a ofrecer sacrificio a Yahvé. Santificaos y venid conmigo al sacrificio.” Santificó también a Isaí con sus hijos y los invitó al sacrificio.

6Cuando llegaron, y (Samuel) vio a Eliab, se dijo: “Seguramente se halla delante de Yahvé su ungido.” 7[1899]Pero Yahvé dijo a Samuel: “No mires a su exterior ni a su elevada estatura: porque Yo lo rechazo, pues (Dios) no ve como el hombre. El hombre ve el exterior, mas Yahvé ve el corazón.” 8Entonces llamó Isaí a Abinadab, y le hizo pasar ante Samuel, el cual dijo: “Tampoco a este ha escogido Yahvé.” 9Hizo Isaí pasar a Sammá; mas Samuel dijo: “A este tampoco ha escogido Yahvé.” 10Isaí hizo así pasar a siete de sus hijos ante Samuel; mas Samuel dijo a Isaí: “A ninguno de estos ha escogido Yahvé.”

11[1900]Luego preguntó Samuel a Isaí: “¿Son estos todos los jóvenes?” Respondió: “Aún queda el más pequeño, y he aquí que está apacentando las ovejas.” Entonces dijo Samuel a Isaí: “Manda a traerlo; pues no nos pondremos a la mesa hasta que él venga aquí.” 12Mandó, pues, y lo hizo venir. Era rubio, de hermosos ojos y de lindo aspecto. Y dijo Yahvé: “¡Levántate y úngelo; porque este es!” 13[1901]Tomó, pues, Samuel el cuerno de óleo y lo ungió en medio de sus hermanos; y desde aquel día en adelante vino el Espíritu de Yahvé sobre David. Y Samuel se levantó y fue a Ramá.

David en la corte de Saúl

14[1902]El Espíritu de Yahvé se había retirado de Saúl, y le aterraba un espíritu malo mandado por Yahvé. 15Entonces los siervos de Saúl le dijeron: “He aquí que te aterra un mal espíritu de Dios. 16Mande nuestro Señor; pues tus siervos están a tu disposición y buscarán un hombre que sepa tañer la cítara; y cuando el mal espíritu de Dios venga sobre él, la tocará con su mano y tú sentirás alivio.” 17Y dijo Saúl a sus siervos: “Buscadme un hombre que toque bien, y traédmelo.”

18[1903]Entonces tomó uno de los criados la palabra y dijo: “He aquí que yo he visto a un hijo de Isaí de Betlehem, que sabe tañer, hombre fortísimo y valiente, prudente en el hablar y de gallarda presencia, y Yahvé está con él.” 19Tras esto Saúl envió mensajeros a Isaí para decirle: “Envíame tu hijo David, que está con las ovejas.”

20Tomó, pues, Isaí un asno y pan, un odre de vino y un cabrito, y se los envió a Saúl por mano de su hijo David. 21Llegó David a Saúl y se presentó delante de él; el cual le cobró mucho cariño y David vino a ser su escudero. 22Y envió Saúl a decir a Isaí: “Te ruego, se quede David a mi servicio, porque ha hallado gracia a mis ojos.” 23Y siempre que el espíritu de Dios venía sobre Saúl, tomaba David la cítara y tañía con su mano; y Saúl se calmaba y se sentía bien, y el espíritu malo se apartaba de él.

1 SAMUEL 17

Goliat desafía a los israelitas

1[1904]Los filisteos juntaron sus ejércitos para la guerra, y se reunieron en Socó, que pertenece a Judá, donde acamparon entre Socó y Asecá, en Efes-Dammim. 2Se reunieron también Saúl y los israelitas, y acamparon en el valle de Elá, y se pusieron en orden de batalla frente a los filisteos. 3Los filisteos habían tomado posición en un monte por un lado, e Israel en un monte por el otro lado, mediando entre ellos el valle.

4[1905]Y salió un campeón del ejército de los filisteos, que se llamaba Goliat, de Gat; cuya estatura era de seis codos y un palmo. 5[1906]Llevaba sobre la cabeza un yelmo de bronce y estaba vestido de una coraza escamada, siendo el peso de la coraza de cinco mil siclos de bronce. 6En las piernas llevaba grebas de bronce, y sobre sus hombros un venablo, también de bronce. 7El asta de su lanza era como el engullo de un telar, y la punta de su lanza pesaba seiscientos siclos de hierro. Delante de él iba su escudero. 8[1907]Se apostó y gritó hacia las filas de Israel, diciéndoles: “¿Por qué habéis salido a poneros en orden de batalla? ¿No soy yo un filisteo y vosotros sois siervos de Saúl? Escogeos un hombre, que descienda contra mí. 9Si él es capaz de pelear conmigo y me mata, seremos siervos vuestros; pero si yo prevalezco contra él y le mato, seréis vosotros esclavos nuestros y nos serviréis.” 10Y agregó el filisteo: “Hoy he escarnecido a las filas de Israel. Dadme un hombre, y lucharemos los dos.” 11Al oír las palabras del filisteo, Saúl y todo Israel quedaron consternados y sobrecogidos de grande miedo.

David viene al campamento

12[1908]Ahora bien, David era hijo de aquel efrateo de Betlehem de Judá, que se llamaba Isaí. Este tenía ocho hijos; en tiempo de Saúl era ya viejo y de edad muy avanzada entre los hombres. 13Los tres hijos mayores de Isaí habían ido a la guerra, en pos de Saúl. Esos tres hijos que habían ido a la guerra se llamaban Eliab, el primogénito, Abinadab, el segundo, y Sammá el tercero. 14David era el menor; y mientras los tres mayores seguían a Saúl, 15David iba y venía de junto a Saúl para apacentar el rebaño de su padre en Betlehem.

16Entretanto se acercaba el filisteo a la mañana y a la tarde, presentándose por espacio de cuarenta días. 17Y dijo Isaí a David: “Toma para tus hermanos un efa de este grano tostado, y estos diez panes, y llévalos corriendo al campamento, a tus hermanos. 18[1909]Y estos diez quesos los llevarás al jefe de su millar. Pregunta por la salud de tus hermanos, y tráeme algo de ellos como prenda. 19Saúl y ellos, y todos los hombres de Israel, están en el valle de Elá luchando contra los filisteos.” 20Al día siguiente David se levantó muy temprano, y dejando las ovejas en manos de un pastor, cargó y se puso en marcha como Isaí le había mandado. Cuando llegó al atrincheramiento, el ejército iba saliendo en orden de batalla levantando el grito de combate, 21e Israel y los filisteos se pusieron en orden de batalla, ejército contra ejército. 22Entonces David, dejando el equipaje que tenía sobre sí, en manos del guardia del bagaje, corrió hacia el ejército, y llegado allí saludó a sus hermanos.

23Estaba aún hablando con ellos, cuando he aquí que aquel campeón, el filisteo de Gat, llamado Goliat, salió de las filas de los filisteos y habló lo mismo (que antes), oyéndolo David. 24Y todos los israelitas, cuando vieron a aquel hombre, huyeron de delante de él. Tuvieron gran miedo; 25y uno de los hombres de Israel dijo: “¿Veis a ese hombre que viene subiendo? Pues sube para desafiar a Israel. Al hombre que lo mate lo colmará el rey de grandes riquezas, le dará su hija, y a la casa de su padre la eximirá de tributos en Israel.” 26[1910]Preguntó David a los que estaban junto a él: “¿Qué se hará al hombre que mate a ese filisteo, y quite el oprobio de Israel? Porque ¿quién es ese filisteo incircunciso para que insulte al ejército del Dios vivo?” 27Y le repitió la gente aquellas mismas palabras, diciendo: “Así se hará al hombre que lo mate.”

28[1911]Al escuchar Eliab, su hermano mayor, que David hablaba con los hombres, se irritó contra David y le dijo: “¿Para qué has venido y en qué manos has dejado aquellas pocas ovejas en el desierto? Bien conocido tengo tu orgullo y la malicia de tu corazón; pues para ver la batalla has venido.” 29[1912]Contestó David: “¿Qué he hecho yo ahora? ¿Acaso he hecho más que hablar?” 30Se apartó de él para dirigirse a otro, a quien preguntó del mismo modo; y el pueblo le dio la misma respuesta que antes.

El combate de David con Goliat

31Algunos oyeron las palabras que habló David, y las refirieron a Saúl, el cual lo hizo llamar. 32Y dijo David a Saúl: “No se desmaye el corazón de nadie a causa de ese; tu siervo irá y luchará con ese filisteo.” 33Mas Saúl dijo a David: “Tú no tienes fuerza para ir contra ese filisteo y luchar con él; pues eres joven todavía, y él es un hombre de guerra desde su juventud.” 34[1913]David replicó a Saúl: “Cuando tu siervo apacentaba las ovejas de su padre y venía un león, o un oso, y arrebataba una oveja del rebaño, 35yo salía en su persecución; lo hería, y se la arrancaba de su boca; y cuando se levantaba contra mí, lo agarraba por la quijada, lo hería y lo mataba. 36[1914]Tu siervo ha matado tanto al león como al oso, y ese filisteo incircunciso será como uno de ellos, puesto que ha insultado al ejército del Dios vivo.” 37Y agregó David: “Yahvé que me libró de las garras del león y de las garras del oso, Él mismo me librará de la mano de ese filisteo.” Dijo entonces Saúl a David: “Ve, pues, y Yahvé sea contigo.”

38[1915]Vistió Saúl a David con su armadura, le puso un yelmo de bronce sobre la cabeza, y le cubrió con una coraza. 39[1916]Se ciñó luego David la espada sobre su armadura y comenzó a andar; porque no estaba acostumbrado a eso. Dijo David a Saúl: “No puedo andar con estas armas, porque no estoy acostumbrado”; y quitándoselas 40[1917]tomó su cayado en la mano, se escogió cinco guijarros lisos del torrente, los metió en el zurrón de pastor que traía y que le servía de bolsa, y con la honda en la mano se acercó al filisteo.

41Venía el filisteo acercándose poco a poco a David, yendo delante de él su escudero, 42y cuando miró y vio a David, lo despreció, porque era joven aún, rubio, y de hermoso aspecto. 43Y dijo el filisteo a David: “¿Soy yo acaso un perro, para que vengas contra mí con un bastón?” Y maldijo el filisteo a David por sus dioses. 44Luego dijo el filisteo a David: “Ven aquí, y daré tu carne a las aves del cielo y a las bestias del campo.” 45[1918]David contestó al filisteo: “Tú vienes contra mí con espada y lanza y venablo, mas yo voy contra ti en el nombre de Yahvé de los Ejércitos, el Dios del ejército de Israel, a quien tú has escarnecido. 46Hoy te entregará Yahvé en mi mano, y yo te mataré y te cortaré la cabeza. Y los cadáveres del ejército de los filisteos los daré hoy mismo a las aves del cielo, y a las bestias de la tierra; y toda la tierra sabrá que hay Dios en Israel. 47Y también toda esta multitud conocerá que no por espada, ni por lanza, salva Yahvé; porque Yahvé es el Señor de la batalla, y Él os ha entregado en nuestras manos.”

48Se levantó entonces el filisteo y poniéndose en marcha avanzó contra David, el cual corrió rápidamente hacia las filas de los filisteos; 49y metiendo la mano en el zurrón, sacó de allí un guijarro, lo lanzó con la honda, e hirió al filisteo en la frente; y penetró el guijarro en la frente del (filisteo), que cayó de bruces en tierra. 50Así prevaleció David sobre el filisteo con una honda y una piedra, e hirió al filisteo y le mató, sin que David tuviera espada en su mano.

51Luego David corrió y poniéndose sobre el filisteo, tomó la espada del mismo y sacándola de la vaina, lo mató y le cortó con ella la cabeza. Cuando los filisteos vieron muerto a su campeón echaron a huir, 52pero los hombres de Israel y de Judá, levantándose, alzaron el grito y persiguieron a los filisteos hasta llegar a Gat, y hasta las puertas de Acarón; y cayeron traspasados (muchos) filisteos en el camino de Saaraim, hasta Gat y Acarón. 53Después de volver de la persecución de los filisteos los hijos de Israel saquearon su campamento. 54[1919]Y tomando David la cabeza del filisteo, la llevó a Jerusalén; mas las armas del mismo las puso en su tienda.

Saúl se informa sobre David

55[1920]Cuando Saúl vio a David salir al encuentro del filisteo, dijo a Abner, jefe del ejército: “¿De quién es hijo este joven, Abner?” A lo que respondió Abner: “Por tu vida, oh rey, que no lo sé.” 56Y dijo el rey: “Pregunta de quién es hijo el muchacho.” 57Cuando David volvió después de dar muerte al filisteo, lo tomó Abner y lo llevó a la presencia de Saúl, con la cabeza del filisteo en su mano. 58[1921]Saúl le preguntó: “¿De quién eres hijo, joven mío?” Y respondió David: “Soy hijo de tu siervo Isaí betlehemita.”

1 SAMUEL 18

David y Jonatán

1[1922]Cuando David acabó de hablar con Saúl, el alma de Jonatán quedó unida estrechamente con el alma de David; y le amó Jonatán como a su propia alma. 2Tomó Saúl a David aquel día consigo, y no le permitió que volviese a casa de su padre. 3E hizo Jonatán pacto con David, porque le amaba como a su propia alma. 4Jonatán se quitó el manto que vestía y se lo dio a David, así como su armadura, su espada, su arco y aun su cinturón. 5Y salía David a dondequiera que Saúl le enviaba y se comportaba con prudencia, de modo que Saúl le dio un cargo al frente de las tropas. Así agradó a todo el pueblo, y también a los servidores de Saúl.

Envidia de Saúl

6Cuando, después de la muerte del filisteo por mano de David (las tropas) volvieron, salieron las mujeres de todas las ciudades de Israel, cantando y danzando, para recibir al rey Saúl, con tamboriles, con júbilo y con triángulos. 7Las mujeres danzaban y cantaban alternando, diciendo:

“Saúl mató sus mil,

mas David sus diez mil.”

8Entonces Saúl se irritó en gran manera, y tuvo por ello un gran disgusto. Decía: “A David le dan diez mil, y a mí (solamente) mil. No le falta más que el reino.” 9Y desde aquel día Saúl miraba a David con malos ojos.

10[1923]Al otro día vino sobre Saúl un espíritu malo enviado por Dios, de manera que tuvo un ataque de rabia en su misma casa. David tañía como los otros días, en tanto que Saúl tenía la lanza en su mano. 11Y arrojo Saúl la lanza, diciéndose: “Clavaré a David en la pared.” Pero David hurtó el cuerpo por dos cuerpos delante de él. 12Temió, pues, Saúl a David; porque Yahvé estaba con este, en cambio de Saúl se había apartado. 13Por eso Saúl le apartó de sí, haciéndolo jefe de mil hombres; y David salía y entraba frente al pueblo. 14David obró en todas sus empresas con prudencia, pues Yahvé estaba con él. 15Sin embargo Saúl, al ver que obraba con gran prudencia, le tenía miedo. 16Mas todo Israel y Judá amaba a David, porque salía y entraba al frente de ellos.

David yerno del rey

17[1924]Saúl dijo a David: “Mira, te daré a Merob, mi hija mayor, por mujer, pero que me seas valiente, y pelees las batallas de Yahvé.” Mas para sí decía Saúl: “No venga mi mano sobre él, sino venga sobre él la mano de los filisteos.” 18[1925]Respondió David a Saúl: “¿Quién soy yo, y cuál es mi vida, y la familia de mi padre en Israel, para que sea yo yerno del rey?” 19Pero cuando (Saúl) tuvo que dar su hija Merob a David, resultó que fue dada por mujer a Adriel meholatita.

20Mas Micol, (otra) hija de Saúl, amaba a David, y se lo dijo a Saúl, lo cual le pareció bien. 21Y dijo Saúl: “Se la daré para que le sirva de lazo y venga sobre él la mano de los filisteos.” Dijo, pues, Saúl a David: “Por segunda vez podrás hacerte ahora mi yerno.” 22Y dio Saúl esta orden a sus siervos: “Hablad con David en secreto, diciendo: «Mira, el rey te estima, y todos sus servidores te aman; sé pues yerno del rey».” 23[1926]Los servidores de Saúl hablaron así a David; y respondió David: “¿Os parece poca cosa ser yerno del rey, siendo yo un hombre pobre y de humilde condición?” 24Los servidores de Saúl se lo refirieron a este, diciendo: “Esta es la respuesta que nos dio David.”

25Entonces dijo Saúl: “Así diréis a David: «El rey no desea dote alguna; solo (exige) cien prepucios de filisteos, para vengarse de los enemigos del rey».” Mas Saúl pensaba hacer caer a David por manos de los filisteos. 26Sus servidores dijeron estas palabras a David, al cual pareció bien esta condición para ser yerno del rey. Antes de haber vencido el plazo, 27se levantó David y marchó, él con sus hombres, y mató a doscientos filisteos, y trayendo los prepucios los entregó en número completo al rey, para ser yerno del mismo. Y este le dio su hija Micol por mujer. 28Y vio Saúl claramente que Yahvé estaba con David; además, Micol, su hija, le amaba. 29Por eso Saúl tuvo cada vez más miedo de David y no dejó de ser enemigo de David todos los días. 30Cada vez que los príncipes de los filisteos salían a campaña, David mostraba más prudencia que todos los servidores de Saúl, por lo cual se hizo muy célebre su nombre.

1 SAMUEL 19

Intervención de Jonatán

1[1927]Saúl habló con Jonatán, su hijo, y con todos sus servidores (del plan) de matar a David. Mas Jonatán, hijo de Saúl, amaba mucho a David. 2Y Jonatán avisó a David, diciendo: “Saúl, mi padre, busca cómo matarte. Guárdate, pues, mañana, retírate a un lugar oculto, y escóndete; 3yo, entretanto, me pondré al lado de mi padre y saldré al campo donde tú estuvieres, y hablaré de ti con mi padre, para ver lo que diga; y te avisaré.” 4Habló, pues, Jonatán con Saúl, su padre, en favor de David y le dijo: “No peque el rey contra su servidor David, pues él no ha pecado contra ti; al contrario, sus obras te son de gran provecho. 5Él ha expuesto su vida matando al filisteo, y así ha obrado Yahvé una gran liberación en favor de todo Israel. Tú mismo eras testigo y te has llenado de alegría. ¿Por qué quieres pecar contra sangre inocente, matando a David sin causa?” 6Escuchó Saúl la voz de Jonatán, y juró Saúl: “¡Vive Yahvé que no ha de morir David!” 7Llamó entonces Jonatán a David, y le comunicó todas estas palabras; y Jonatán llevó a David a la presencia de Saúl, donde David se quedó como antes.

Huida de David

8Hubo de nuevo guerra y David salió a luchar contra los filisteos. Les infligió una gran derrota, y ellos huyeron delante de él. 9Pero Yahvé envió un espíritu malo sobre Saúl, cuando estaba sentado en su casa, teniendo su lanza en la mano, mientras David tañía la cítara. 10Saúl intentó clavarlo con la lanza en la pared; pero David esquivó el golpe de Saúl, y la lanza fue a dar en la pared. Huyó David y se salvó aquella noche. 11[1928]Saúl envió guardias a casa de David para vigilarlo y matarlo al día siguiente. Mas avisó a David su mujer Micol, diciendo: “Si no librares tu vida esta misma noche, mañana morirás.” 12[1929]Y Micol descolgó a David por la ventana, el cual de esta suerte escapó y se puso en salvo. 13[1930]Luego tomó Micol el terafim, y lo metió en el lecho, poniendo sobre su cabeza una piel de cabra y cubriéndolo de ropa. 14Y cuando Saúl envió los guardias para prender a David, ella dijo: “Está enfermo.” 15Saúl envió (de nuevo) los guardias que diesen con David, y les dijo: “Traédmelo en su lecho, para que le mate.” 16Entraron, pues, los guardias, y he aquí que en el lecho estaba el terafim, con la piel de cabra sobre la cabeza. 17Entonces dijo Saúl a Micol: “¿Por qué me has engañado así, y has dejado salir a mi enemigo, de manera que se ha podido salvar?” Micol respondió a Saúl: “Él me dijo: «Déjame ir o te mato».” 18[1931]Huyó, pues, David y se puso en salvo. Se fue a Ramá, donde estaba Samuel, y le dijo todo lo que Saúl le había hecho. Después se fueron, él y Samuel, y habitaron en Nayot.

Saúl entre los profetas

19Avisaron a Saúl, diciendo: “Mira, David está en Nayot de Ramá.” 20[1932]Envió, pues, Saúl gente para prender a David. Pero viendo ellos el tropel de profetas que estaban profetizando, y a Samuel en pie presidiéndolos, vino sobre la gente de Saúl el Espíritu de Dios, de manera que ellos también comenzaron a profetizar. 21Fue avisado Saúl, el cual envió otros mensajeros, que también profetizaron. Saúl envió de nuevo mensajeros, por tercera vez; y ellos igualmente se pusieron a profetizar.

22Entonces él mismo fue a Ramá; y llegado al pozo grande que hay en Secú, preguntó, diciendo: “¿Dónde están Samuel y David?” Le respondieron: “He aquí que están en Nayot de Ramá.” 23Se dirigió allá, a Nayot de Ramá; mas también sobre él vino el Espíritu de Dios, de manera que siguió adelante profetizando, hasta llegar a Nayot de Ramá; 24[1933]Y despojándose de sus vestidos, profetizó también él delante de Samuel; y desnudo estuvo postrado en tierra todo aquel día y toda aquella noche. De donde se suele decir: “¿También Saúl entre los profetas?”

1 SAMUEL 20

Jonatán consuela a David

1[1934]David huyó de Nayot de Ramá, y llegado que hubo a Jonatán, le dijo: “¿Qué he hecho yo? ¿Cuál es mi crimen y cuál mi pecado delante de tu padre, para que él busque mi vida?” 2Le respondió: “De ninguna manera has de morir. Mira, mi padre no hace cosa alguna, ni grande ni chica, sin darme de ello aviso. ¿Por qué me habría de encubrir esto mi padre? No puede ser.” 3David, empero, agregó con juramento: “Tu padre sabe muy bien que he hallado gracia a tus ojos, y se habrá dicho: ‹Nada de esto sepa Jonatán, no sea que se aflija›; pero por la vida de Yahvé y por la vida tuya, que solo hay un paso entre mí y la muerte.” 4Respondió Jonatán a David: “Haré por ti todo cuanto me indiques.”

5[1935]Entonces dijo David a Jonatán: “Mira, mañana es el novilunio, en que yo sin falta debería sentarme a la mesa con el rey; pero déjame ir, y me esconderé en el campo hasta la tarde del día tercero. 6Si tu padre me echa de menos dirás: “David me pidió con instancia que le permitiera ir a toda prisa a Betlehem, su ciudad; porque se celebra allí el sacrificio anual de toda la familia.” 7Si contesta: ‘Bien está’, habrá paz para tu siervo; pero si se pone furioso, sabrás que tiene determinada mi ruina. 8Haz esta merced a tu siervo; ya que has concluido con tu siervo un pacto de Yahvé. Si hay en mí algún crimen, mátame tú mismo. ¿Para qué en tal caso llevarme a tu padre?” 9Respondió Jonatán: “¡Lejos sea de ti tal cosa! Si yo llego a saber que está determinado de parte de mi padre traer sobre ti el mal (juro) que te avisaré.” 10Preguntó David a Jonatán: “¿Quién me avisará en caso de que tu padre te responda con aspereza?”

Pacto de Jonatán con David

11Dijo Jonatán a David: “Ven, salgamos al campo.” Salieron, pues, los dos al campo. 12Y dijo Jonatán a David: “¡Yahvé, Dios de Israel! Yo sondearé a mi padre, mañana, o pasado mañana, y si la cosa va bien para David, y yo no enviare informarte de ello, 13[1936]haga Yahvé a Jonatán esto y esotro. Y si mi padre quiere hacerte mal, te lo descubriré también, y te dejaré salir para que vayas en paz. ¡Y sea Yahvé contigo, como estuvo con mi padre! 14[1937]Y, si yo viviere aún, usa conmigo de la misericordia de Yahvé; pero si muero, 15no prives jamás mi casa de tu favor, aun cuando Yahvé extirpe de la faz de la tierra a todos los enemigos de David.”

16Pactó, pues, Jonatán con la casa de David; y Yahvé se encargó de tomar venganza de los enemigos de David. 17Jonatán juró una vez más a David por lo mucho que le quería; pues le amaba como a su misma alma. 18[1938]Y le dijo Jonatán: “Mañana es el novilunio; serás echado de menos, porque tu asiento quedará vacío. 19Mas al tercer día bajarás prestamente e irás al sitio donde te escondiste el otro día, y te quedarás junto al peñón de Esel. 20Yo tiraré tres flechas a ese lado, como si tirara a un blanco. 21Y he aquí que enviaré al muchacho (diciéndole): «Anda y busca las flechas». Si digo al muchacho: «¡Mira, las flechas están más acá de ti, recógelas!»; entonces ven, porque estás seguro, y no hay ningún peligro. ¡Por la vida de Yahvé! 22Mas si digo al muchacho de esta manera: «Mira, las flechas están más allá de ti»; entonces vete porque Yahvé te hace marchar. 23En cuanto a lo que hemos hablado, yo y tú, he aquí que Yahvé está entre yo y tú para siempre.”

Jonatán defiende a David

24Se escondió David en el campo. Y llegado el novilunio se sentó el rey a la mesa para comer. 25Se sentó el rey en su sitio, como de costumbre, en el asiento cercano a la pared. Jonatán estaba en frente y Abner se sentó al lado de Saúl, pero el asiento de David quedaba vacío. 26Saúl no dijo nada aquel día, pues se decía: “Le habrá pasado algo; no está limpio; seguramente se ha contaminado” 27Al día siguiente, segundo día del novilunio, permaneciendo aún vacío el asiento de David, dijo Saúl a Jonatán, su hijo: “¿Por qué no ha venido a comer el hijo de Isaí, ni ayer, ni hoy?” 28Contestó Jonatán a Saúl: “Con mucha instancia me pidió David permiso para ir a Betlehem, 29diciendo: «Te ruego me dejes ir; pues en aquella ciudad celebramos un sacrificio de familia; mi hermano insiste en que vaya. Ahora, pues, si he hallado gracia a tus ojos, permíteme ir en seguida para ver a mis hermanos». Por esto no ha venido a la mesa del rey.”

30[1939]Entonces se encendió la ira de Saúl contra Jonatán, y le dijo: “Hijo perverso y rebelde, ¿no sé yo acaso que has escogido al hijo de Isaí para oprobio tuyo y para oprobio del pudor de tu madre? 31Porque mientras viva el hijo de Isaí sobre la tierra, ni tú estarás seguro, ni lo estará tu reino. Ahora, pues, envía a traérmele; porque es digno de muerte.” 32Jonatán respondió a su padre Saúl y le dijo: “¿Por qué ha de morir? ¿Qué ha hecho?” 33Mas Saúl blandió contra él la lanza para matarlo, por donde entendió Jonatán que su padre tenía resuelto hacer morir a David. 34Y se levantó Jonatán de la mesa lleno de ira, y no comió bocado el segundo día del novilunio, pues estaba muy afligido por causa de David y porque su padre lo había afrentado.

Jonatán se despide de David

35Al día siguiente salió Jonatán al campo, como había convenido con David, acompañado de un jovencito. 36Y dijo al muchacho: “Corre, busca las flechas que voy a tirar.” El muchacho corrió, y (Jonatán) disparó la flecha de modo que pasara más allá de él. 37Cuando el muchacho llegó al lugar de la flecha que Jonatán había tirado, le gritó este, diciendo: “¿No está la flecha más allá de ti?” 38Y siguió gritando Jonatán tras el muchacho: “¡Rápido, date prisa, no te detengas!” Recogió, pues, el mozo de Jonatán las flechas, y volvió a donde estaba su señor. 39El muchacho no sabía de qué se trataba; solamente Jonatán y David lo entendían. 40Luego Jonatán dio sus armas al muchacho que le acompañaba, y le dijo: “Anda, llévalas a la ciudad.” 41[1940]Cuando se hubo ido el muchacho, se levantó David de la parte meridional, cayó sobre su rostro a tierra y se postró tres veces. Se besaron el uno al otro, y lloraron juntamente, hasta que David no pudo más contenerse. 42Y dijo Jonatán a David: “Vete en paz, ya que los dos hemos jurado en nombre de Yahvé, diciendo: «Yahvé esté entre mí y entre ti, entre mi descendencia y la tuya para siempre».”

1 SAMUEL 21

David en Nob

1[1941]Se levantó David y se fue, y Jonatán se volvió a la ciudad. 2[1942]David llegó a Nob, al sacerdote Aquimelec, el cual lo recibió con miedo, y le dijo: “¿Por qué estás solo, y nadie viene contigo?” 3Respondió David al sacerdote Aquimelec: “El rey me ha dado un encargo y me ha dicho: «Nadie sepa nada del asunto a que te envío y que te he encargado». Por eso he citado a los muchachos a tal y tal lugar. 4Y ahora, ¿qué tienes a mano? Dame cinco panes en mi mano, o cualquier cosa que hallares.” 5El sacerdote contestó a David, diciendo: “Tan común no tengo a mano, mas hay pan santo, si es que tu gente se ha abstenido de mujeres.” 6[1943]Respondió David al sacerdote y le dijo: “Te aseguro que nos hemos abstenido de mujeres ayer y anteayer, desde cuando salí; los cuerpos de mi gente están puros; y aunque el viaje es profano, sin embargo se encuentran ahora santificados sus cuerpos.” 7[1944]Entonces el sacerdote le dio pan santo, pues no había allí (otro) pan, sino solamente el pan de la proposición, que había sido retirado de la presencia de Yahvé, para reemplazarlo por pan caliente en el día en que fue retirado. 8Estaba allí aquel mismo día un hombre de los siervos de Saúl, que se había encerrado delante de Yahvé; se llamaba Doeg, idumeo, el mayoral de los pastores de Saúl.

9Luego preguntó David a Aquimelec: “¿No tienes aquí en tu poder una lanza o espada?, pues ni mi espada, ni (otra de) mis armas he traído conmigo, por cuanto urgía la orden del rey.” 10Dijo el sacerdote: “He aquí la espada de Goliat el filisteo, a quien tú mataste en el valle del Terebinto. Está envuelta en el manto, detrás del efod. Si quieres tomarla, tómala, que aquí no hay otra sino esta.” Respondió David: “No hay otra semejante a ella; dámela.”

David en Gat

11[1945]Se levantó David, y huyendo aquel día de Saúl, se fue a Aquís, rey de Gat. 12Mas los siervos dijeron a Aquís: “¿No es este aquel David, el rey del país? ¿No es este aquel de quien cantaban en medio de danzas:

Mató Saúl sus mil,

pero David sus diez mil?”

13[1946]David guardó estas palabras en su corazón y tuvo mucho miedo de Aquís, rey de Gat. 14[1947]Fingió ante ellos haber perdido su juicio y aparentaba estar loco en medio de ellos, escribiendo garabatos en las hojas de las puertas y dejando correr la saliva por su barba. 15Dijo entonces Aquís a sus siervos: “Ya veis que este hombre es un loco. ¿Por qué me lo habéis traído? 16¿Acaso me faltan locos? ¿Cómo es, pues, que habéis traído este para que haga locuras delante de mí? ¿Y un hombre tal habrá de entrar en mi casa?”

1 SAMUEL 22

David en Odollam y Moab

1[1948]Salió, pues, David de allí, y se refugió en la caverna de Odollam. Al oír esto sus hermanos y toda la casa de su padre bajaron allí hacia él. 2[1949]También todos los oprimidos, y todos los endeudados, y todos los amargados de espíritu se le allegaron, de modo que vino a ser su caudillo, teniendo consigo unos cuatrocientos hombres.

3[1950]De allí partió David para Masfá de Moab, y dijo al rey de Moab: “Te ruego que dejes habitar entre vosotros a mi padre y mi madre, hasta que yo sepa lo que Dios va a hacer conmigo.” 4Los entregó al rey de Moab, y se quedaron allí todo el tiempo que David estuvo en la fortaleza. 5[1951]Pero el profeta Gad dijo a David: “No te quedes en la fortaleza. Marcha y vete a la tierra de Judá.” Partió, pues, David, y se fue al bosque de Háret.

Saúl mata a los sacerdotes

6Supo Saúl que David y los hombres que le acompañaban habían sido descubiertos. Saúl estaba entonces sentado en Gabaá, bajo el tamarisco, en el collado, con su lanza en la mano, y rodeado de todos sus servidores. 7Y dijo Saúl a sus servidores que le rodeaban: “Escuchad, hijos de Benjamín. El hijo de Isaí, ¿dará él también a todos vosotros campos y viñas? ¿Os hará a todos vosotros jefes de mil, y jefes de ciento, 8para que todos os hayáis confabulado contra mí, sin que nadie me haya descubierto cómo mi hijo ha pactado con el hijo de Isaí, y sin que haya entre vosotros quien se compadezca de mí, y me descubra cómo mi hijo ha sublevado contra mí a mi siervo, para que me arme asechanzas, como lo hace el día de hoy?”

9Respondió Doeg, idumeo, el cual estaba puesto sobre los siervos de Saúl, y dijo: “Yo he visto al hijo de Isaí cuando llegó a Nob, a Aquimelec, hijo de Aquitob; 10el cual consultó por él a Yahvé y le dio provisiones y le entregó también la espada de Goliat el filisteo.”

11Entonces el rey envió a llamar a Aquimelec, hijo de Aquitob, el sacerdote, y a toda la casa de su padre, los sacerdotes que había en Nob. Vinieron, pues, al rey; 12y dijo Saúl: “¡Oye, hijo de Aquitob!” Respondió él: “Heme aquí, señor mío.” 13Y le preguntó Saúl: “¿Por qué habéis conspirado contra mí, tú y el hijo de Isaí, por cuanto le has dado pan y espada, y consultaste por él a Dios, para que se levantara contra mí y me armara asechanzas, como lo hace ahora?” 14Aquimelec respondió al rey, y dijo: “¿Quién entre todos tus siervos es tan fiel como David, que es yerno del rey, tiene acceso a tu consejo privado, y es honrado en tu casa? 15[1952]¿Es acaso hoy que comencé a consultar por él a Dios? ¡Lejos de mí sea (lo que tú dices)! No impute el rey nada a su siervo, ni tampoco a ninguno de la casa de mi padre; porque tu siervo no sabía nada de esto, ni poco ni mucho.” 16Replicó el rey: “Morirás sin remedio, Aquimelec, tú y toda la casa de tu padre.” 17Y mandó el rey a los de su guardia que estaban alrededor de él: “Volveos y matad a los sacerdotes de Yahvé porque también ellos están en conspiración con David; y porque sabiendo que él huía no me lo denunciaron.” Mas los siervos del rey no osaron extender la mano para herir a los sacerdotes de Yahvé.

18[1953]Dijo entonces el rey a Doeg: “Vuélvete y mata a los sacerdotes.” Y se volvió Doeg, el idumeo, y acometió a los sacerdotes; y mató en aquel día ochenta y cinco hombres que vestían el efod de lino. 19Pasó también a cuchillo a Nob, ciudad de los sacerdotes, matando a hombres y mujeres, chicos y niños de pecho, bueyes, asnos y ovejas.

20Con todo se salvó un hijo de Aquimelec, hijo de Aquitob, que se llamaba Abiatar, el cual huyó en pos de David. 21[1954]Abiatar contó a David cómo Saúl había hecho matar a los sacerdotes de Yahvé. 22Y dijo David a Abiatar: “Ya sabía yo aquel día en que estaba allí Doeg, idumeo, que no dejaría de informar a Saúl. Yo he causado la muerte de todas las personas de la casa de tu padre. 23Quédate conmigo; no tengas temor, pues quien atenta contra mi vida, atenta también contra la tuya. Conmigo estarás bien guardado.”

1 SAMUEL 23

David salva la ciudad de Keilá

1[1955]Se le dio a David esta noticia: “He aquí que los filisteos hacen guerra contra Keilá y están saqueando las eras.” 2Consultó David a Yahvé, diciendo: “¿Iré a batir a estos filisteos?” Y Yahvé respondió: “Ve, que batirás a los filisteos y salvarás a Keilá.” 3Mas los hombres de David le dijeron: “Mira, estamos con miedo aquí en Judá, ¿cuánto más si marchamos a Keilá contra las tropas de los filisteos?” 4Consultó David otra vez a Yahvé. Y Yahvé dio la siguiente respuesta: “Levántate, desciende a Keilá, porque entregaré a los filisteos en tus manos.” 5Fue David con su gente a Keilá y luchó contra los filisteos; se llevó sus ganados y les infligió una gran derrota. Así salvó David a los habitantes de Keilá.

6[1956]Es de saber que Abiatar, hijo de Aquimelec, al huir hacia David, a Keilá, había llevado consigo el efod. 7Fue dada a Saúl la noticia de que David había ido a Keilá. Entonces dijo Saúl: “Dios lo ha entregado en mis manos, ya que se ha encerrado, entrando en una ciudad con puertas y barras.” 8Y llamó a Saúl a campaña a todo el pueblo, para bajar a Keilá y sitiar a David y sus hombres.

David se retira al desierto

9[1957]Cuando David supo que Saúl tramaba su ruina, dijo al sacerdote Abiatar: “Trae el efod.” 10Y preguntó David: “¡Yahvé, Dios de Israel! Tu siervo ha sido advertido de que Saúl procura venir a Keilá para destruir la ciudad por mi causa. 11¿Me entregarán los habitantes de Keilá en su mano? ¿Bajará Saúl como ha oído decir tu siervo? Yahvé, Dios de Israel, manifiéstalo, te ruego, a tu siervo.” Respondió Yahvé: “Bajará.” 12Preguntó entonces David: “¿Me entregarán los habitantes de Keilá a mí y a mis hombres en manos de Saúl?” Y respondió Yahvé: “Te entregarán.” 13Se levantó David con su gente, unos seiscientos hombres, y saliendo de Keilá caminaban a la ventura. Cuando Saúl supo que David se había escapado de Keilá, desistió de su marcha.

David y Jonatán renuevan la alianza

14[1958]Se quedó David en el desierto, en lugares fuertes, y se estableció en un monte en el desierto de Zif. Saúl le buscaba todos los días, pero Dios no le entregó en sus manos. 15Cuando David vio que Saúl había salido para quitarle la vida, se mantuvo en el desierto de Zif, en Horesa, 16[1959]y se levantó Jonatán, hijo de Saúl, y fue a ver a David en Horesa. Lo confortó en Dios, 17y le dijo: “No temas; porque la mano de Saúl, mi padre, no te hallará. Tú reinarás sobre Israel, y yo seré el segundo, después de ti; también mi padre Saúl sabe esto.” 18E hicieron los dos un pacto delante de Yahvé; y se quedó David en Horesa, mas Jonatán se volvió a su casa.

Traición de los zifeos

19[1960]Fueron los zifeos a ver a Saúl en Gabaá, y dijeron: “¿No se esconde David entre nosotros, en los lugares fuertes, en Horesa, en el collado de Haquilá, que está al mediodía del desierto? 20Ahora, pues, oh rey, baja presto, como lo desea ardientemente tu alma, y será cosa nuestra entregarle en manos del rey.” 21Respondió Saúl: “¡Benditos seáis de Yahvé! por haberos compadecido de mí. 22Id, por favor, y cercioraos aún más. Averiguad e inquirid en qué lugar él pone sus pies y quién le ha visto allí; porque me han dicho que es muy astuto. 23Averiguad y registrad todos los escondrijos donde él suele ocultarse, y volved a mí con buenas informaciones. Luego yo iré con vosotros; y si está en el país, le buscaré entre todos los millares de Judá.” 24[1961]Ellos se levantaron y fueron a Zif, delante de Saúl. David con su gente estaba entonces en el desierto de Maón, en la llanura que hay al sur del desierto.

25Salió, pues, Saúl con sus hombres para buscarlo; pero David, habiendo sido avisado, se retiró a un peñón, quedándose, sin embargo, en el desierto de Maón. Cuando lo supo Saúl, siguió en pos de David en el desierto de Maón. 26E iba Saúl por un lado del monte, y David con su gente por el otro, apresurándose a escapar de las manos de Saúl, mientras este y su gente iban cercando a David y sus hombres para apresarlos. 27[1962]En esto llegó un mensajero a Saúl, diciendo: “Date prisa y ven, porque los filisteos han invadido el país”. 28Entonces Saúl dejó de perseguir a David, y se fue al encuentro de los filisteos. Por eso fue llamado aquel sitio “Peña de la División”.

1 SAMUEL 24

Magnanimidad de David

1[1963]David subió de allí y se estableció en los lugares fuertes de Engadí. 2Cuando Saúl volvió de la persecución de los filisteos, le dieron aviso, diciendo: “Mira, David está en el desierto de Engadí.” 3[1964]Tomó, pues, Saúl tres mil hombres escogidos de todo Israel, y salió en busca de David y su gente hasta las rocas de Yealim. 4Y llegado a unos rediles de ovejas junto al camino, donde había una caverna, entró allí para cubrir sus pies, en tanto que David y sus hombres estaban sentados en el fondo de la caverna. 5[1965]Entonces los hombres de David dijeron a este: “He aquí el día de que te habló Yahvé diciendo: «Mira, que voy a entregar a tu enemigo en tus manos para que hagas con él como bien te parezca».” Y se levantó David, y cortó furtivamente la orla del manto de Saúl. 6Mas después de esto le latía a David el corazón por haber cortado la orla (del manto) de Saúl, 7y dijo a sus hombres: “No permita Yahvé que yo haga tal cosa contra mi señor, el ungido de Yahvé, extendiendo contra él mi mano; porque es el ungido de Yahvé.” 8Con estas palabras contuvo David a sus hombres y no dejó que se levantasen contra Saúl. Salió, pues, Saúl de la caverna y siguió su camino.

9Después de esto se levantó también David, y saliendo de la caverna se puso a gritar tras Saúl, diciendo: “¡Mi rey y señor!” Saúl miró atrás, y David inclinó el rostro hasta el suelo, y prosternándose 10dijo a Saúl: “¿Por qué escuchas las palabras de los que dicen: He aquí que David procura hacerte mal? 11Mira, en este mismo día ven tus ojos cómo Yahvé te ha entregado hoy en mis manos, en la caverna; y aunque me instigaron a que te matara, me he compadecido de ti, diciéndome: No extenderé mi mano contra mi señor, porque es el ungido de Yahvé. 12Padre mío, mira, sí, mira en mi mano la orla de tu manto. Si yo al cortar la orla de tu manto no te he matado, podrás reconocer y ver que en mí no hay maldad ni rebeldía, y que no he pecado contra ti; y sin embargo tú estás cazando mi vida para quitármela. 13¡Juzgue Yahvé entre mí y ti, y sea Yahvé quien me vengue de ti!, mas yo no levantaré mi mano contra ti. 14De los malos viene la maldad, dice un antiguo proverbio, pero yo no levantaré mi mano contra ti. 15[1966]¿Tras quién ha salido el rey de Israel? ¿A quién estás persiguiendo? A un perro muerto, a una pulga. 16¡Sea Yahvé juez, y juzgue entre tú y yo! ¡Que Él vea y defienda mi causa, y que su sentencia me libre de tu mano!”

Saúl se reconcilia con David

17Cuando David hubo acabado de hablar a Saúl estas palabras, dijo Saúl: “¿Es esta tu voz, hijo mío, David?” Y alzó Saúl su voz y se puso a llorar. 18Y dijo a David: “Más justo eres tú que yo; ya que me has hecho bien, en tanto que yo te he pagado con mal. 19Hoy has manifestado tu bondad conmigo, pues cuando Yahvé me ha entregado en tus manos, no me has quitado la vida. 20¿Quién es el que hallando a su enemigo, lo deja seguir su camino sano y salvo? ¡Que Yahvé te haga bien en recompensa de lo que hoy has hecho conmigo! 21[1967]Ahora sé con certeza que tú reinarás, y que a tu mano pasará el reino de Israel. 22Júrame, pues, por Yahvé que no extinguirás mi descendencia después de mí, y que no borrarás mi nombre de a casa de mi padre.” 23[1968]Y David se lo juró a Saúl, y Saúl fue a su casa, mas David y sus hombres subieron al lugar fuerte.

1 SAMUEL 25

Muerte de Samuel

1[1969]Murió Samuel, y se reunió todo Israel. Lo lloraron y lo enterraron en su casa, en Ramá.

David y Nabal

Se levantó entonces David y bajó al desierto de Farán. 2[1970]Y había un hombre en Maón, que tenía sus posesiones en Carmel. Este hombre era muy rico, tenía tres mil ovejas y mil cabras. Hallábase en Carmel para el esquileo de sus ovejas. 3Este hombre se llamaba Nabal, y su mujer Abigail. La mujer era de gran prudencia y hermosura; el marido, al contrario, era duro y de malas costumbres y descendía del linaje de Caleb.

4Al oír David en el desierto que Nabal esquilaba sus ovejas, 5envió diez mozos, a los que dijo: “Subid a Carmel, y llegados a Nabal saludadle en mi nombre, 6y diréis así: ¡Tengas (larga) vida! ¡Paz a ti, y paz a tu casa, y paz a cuanto tienes! 7[1971]Acabo de saber que los esquiladores están contigo. Ahora bien, cuando tus pastores estaban con nosotros, no los hemos tratado mal y nada les ha faltado durante el tiempo que han estado en Carmel. 8Pregunta a tus criados y te lo dirán. Hallen, pues, estos mozos gracia a tus ojos, porque venimos en un día de fiesta. Te ruego que des a tus siervos y a tu hijo David lo que encuentre tu mano.”

9Fueron, pues, los mozos de David, y repitieron a Nabal todas estas palabras de parte de David, y se quedaron esperando. 10[1972]Pero Nabal respondió a los siervos de David, y dijo: “¿Quién es David, y quién el hijo de Isaí? Hoy día son muchos los siervos que andan fugitivos de sus amos. 11¿He de tomar yo mi pan y mi agua y mis animales que he degollado para mis esquiladores, y lo daré a hombres que no sé de dónde son?” 12Con esto retomaron los mozos de David el camino y volvieron; y habiendo llegado le dijeron todas estas palabras. 13Entonces dijo David a su gente: “Cíñase cada uno su espada.” Y se ciñó cada uno su espada, ciñéndose también David la suya; y subieron tras David unos cuatrocientos hombres, quedándose doscientos para custodiar el bagaje.

Abigail aplaca la ira de David

14Uno de los criados dio noticia a Abigail, mujer de Nabal, diciendo: “Mira que David ha enviado desde el desierto mensajeros a saludar a nuestro señor, mas él se precipitó sobre ellos. 15Esos hombres han sido muy buenos con nosotros, no nos molestaron, ni echamos de menos cosa alguna en todo el tiempo que anduvimos con ellos mientras estábamos en el campo. 16Nos servían de muro tanto de noche como de día, todo el tiempo que estuvimos con ellos, apacentando los rebaños. 17[1973]Reflexiona ahora tú y mira lo que has de hacer; porque la ruina de nuestro señor y de toda su casa es cosa resuelta, y él es tan malo, que nadie le puede hablar.”

18[1974]Tomó, pues, Abigail a toda prisa doscientos panes, dos pellejos de vino, cinco ovejas aderezadas, cinco medidas de grano tostado, cien atados de pasas y doscientas tortas de higos secos, y poniéndolos sobre los asnos, 19dijo a sus criados: “Adelantaos, y he aquí que yo os sigo.” Mas a su marido Nabal no le dijo nada. 20Cuando ella montada sobre el asno bajaba por la falda del monte, he aquí que David y sus hombres venían bajando frente a ella, de modo que dio con ellos. 21Decía David: “A la verdad que en balde he guardado todo lo que este tenía en el desierto, sin que haya perdido nada de cuanto tenía; pero él me ha devuelto mal por bien. 22[1975]¡Así haga Dios con los enemigos de David, y aún más, si yo hasta la luz del alba dejare con vida uno solo de todos sus hombres!” 23Tan pronto como vio Abigail a David, bajó a toda prisa del asno y cayó ante David sobre el rostro postrándose a tierra. 24Y postrada a sus pies, dijo: “Caiga sobre mí, señor mío, esta culpa. Permite, te ruego, que hable tu sierva a tus oídos, y escucha lo que dice tu sierva. 25[1976]Te ruego, señor mío, no hagas caso de Nabal, ese hombre de Belial, porque él es lo que significa su nombre. Se llama Insensato y de veras está poseído de insensatez. Yo, tu sierva, no vi a los mozos de mi señor, que tú enviaste. 26[1977]Ahora, señor mío, ¡por la vida de Yahvé, y por la vida de tu alma! que es Yahvé quien te ha preservado de derramar sangre, y hacerte justicia por tu propia mano. ¡Sean como Nabal tus enemigos y los que maquinan el mal contra mi señor! 27[1978]Y ahora (acepta) este regalo que tu sierva ha traído a mi señor, y que sea dado a los mozos que siguen a mi señor. 28Perdona, te ruego, la falta de tu sierva; pues seguramente va a hacer Yahvé para mi señor una casa estable, puesto que mi señor combate los combates de Yahvé, y nunca en (todos) tus días se halle en ti maldad alguna. 29[1979]Y si alguno se levantare para perseguirte y quitarte la vida, será la vida de mi señor guardada en el haz de los vivos junto a Yahvé tu Dios. Pero la vida de tus enemigos la arrojará como una piedra tirada de la cavidad de la honda. 30Entonces, cuando haga Yahvé a mi señor todo el bien que tiene prometido en orden a ti, y te ponga por príncipe sobre Israel, 31no tendrá mi señor remordimiento y pesar de corazón por haber derramado sangre inocente, ni por haberse vengado mi señor por propia cuenta. Y cuando Yahvé haga bien a mi señor, acuérdate de tu sierva.”

32Respondió David a Abigail: “¡Bendito sea Yahvé, el Dios de Israel, que te ha enviado hoy a mi encuentro! 33¡Y bendita sea tu prudencia, y bendita seas tú misma, que hoy me has impedido derramar sangre y vengarme por mi propia cuenta! 34[1980]Pues —vive Yahvé, el Dios de Israel, que me ha impedido hacerte mal— si tú no te hubieras apresurado a venir a mi encuentro, antes de romper el alba no le habría quedado vivo a Nabal ni un solo hombre.” 35Luego recibió David de mano de (Abigail) lo que ella había traído; y le dijo: “Sube en paz a tu casa; ya ves que he oído tu petición y he aceptado tu persona.”

David se casa con Abigail

36Abigail se volvió a Nabal; y he aquí que celebraban en su casa un banquete como banquete de rey. Y el corazón de Nabal rebosaba de alegría. Estaba él completamente borracho, por lo cual ella no le dijo nada, ni poco ni mucho, hasta la luz de la mañana. 37Pero a la mañana, cuando Nabal ya había digerido el vino, su mujer le contó estas cosas, y se le paralizó el corazón en el cuerpo, de modo que quedó como una piedra. 38[1981]Así al cabo de unos diez días, Yahvé hirió a Nabal, y este murió.

39Cuando David supo que Nabal había muerto, dijo: “¡Bendito sea Yahvé que ha defendido mi causa (vengándome) de la afrenta que me hizo Nabal, y ha impedido a su siervo obrar mal! Yahvé ha hecho recaer la maldad de Nabal sobre su misma cabeza.” Después mandó David a decir a Abigail que quería tomarla por mujer. 40Fueron los siervos de David a Carmel, a Abigail, y hablaron con ella, diciendo: “David nos ha enviado a ti para tomarte por mujer suya.” 41Con lo cual ella se levantó, e inclinando su rostro hasta la tierra, dijo: “Tu sierva no es más que una sirvienta para lavar los pies de los siervos de mi señor.” 42Y levantándose Abigail apresuradamente, montó en un asno, y acompañada de cinco criadas suyas que estaban a sus órdenes, siguió a los mensajeros de David, y fue su mujer. 43[1982]David tomó también a Ahinoam, de Jesreel, y ambas fueron mujeres suyas. 44Saúl había dado Micol, su hija, mujer de David, a Faltí, hijo de Laís, de Gallim.

1 SAMUEL 26

David perdona por segunda vez la vida de Saúl

1[1983]Llegaron los zifeos a Saúl, a Gabaá, y dijeron: “¿No se esconde David en el collado de Haquilá, al margen del desierto?” 2Se levantó Saúl y bajó al desierto de Zif, y con él tres mil hombres escogidos de Israel, para buscar a David en el desierto de Zif. 3Acampó Saúl en el collado de Haquilá, al margen del desierto, junto al camino; David, empero, estaba en el desierto. Cuando David oyó que Saúl le había seguido al desierto, 4envió espías y supo que Saúl realmente había venido. 5Luego se levantó David y fue al sitio donde Saúl acampaba; y divisó David el lugar donde Saúl estaba acostado, juntamente con Abner, hijo de Ner, jefe de sus tropas. Dormía Saúl dentro del atrincheramiento, y la gente acampaba en derredor de él. 6[1984]Se dirigió entonces David a Aquimelec heteo, y a Abisai, hijo de Sarvia, hermano de Joab, diciendo: “¿Quién quiere bajar conmigo al campamento de Saúl?” Respondió Abisai: “Yo iré contigo.”

7Fueron, pues, David y Abisai de noche al pueblo, y hallaron a Saúl acostado, durmiendo dentro del atrincheramiento, con su lanza hincada en tierra, junto a su cabecera, y Abner y el pueblo dormían alrededor de él. 8Dijo entonces Abisai a David: “Dios ha entregado hoy en tus manos a tu enemigo. Permíteme ahora que con la lanza le clave en tierra de un solo golpe sin repetirlo.” 9[1985]Pero David contestó a Abisai: “No le mates. Porque ¿quién podría extender su mano contra el ungido de Yahvé y quedar impune?” 10Y agregó David: “¡Vive Yahvé! que seguramente le herirá Yahvé: o le llegará su día y morirá, o descenderá a la batalla y perderá la vida. 11¡Líbreme Yahvé de extender mi mano contra el ungido de Yahvé! Toma ahora la lanza que está a su cabecera, y el jarro de agua, y vámonos.” 12Tomó, pues, David la lanza y el jarro de agua que estaban junto a la cabecera de Saúl, y se fueron. No hubo quien lo viese, ni quien lo supiese, ni quien se despertase; todos dormían; pues había caído sobre ellos un profundo sueño enviado por Yahvé. 13Luego pasó David al lado opuesto y se apostó a cierta distancia, en la cima del monte, mediando bastante espacio entre ellos; 14y gritó al pueblo y a Abner, hijo de Ner, diciendo: “Abner, ¿no contestas?” Respondió Abner y dijo: “¿Quién eres tú que llamas al rey?” 15Y dijo David a Abner: “¿No eres tú un hombre valiente? ¿Quién hay como tú en Israel? ¿Cómo es, pues, que no has guardado a tu señor, el rey? Porque uno del pueblo ha venido a matar al rey, tu señor. 16No es bueno lo que has hecho. ¡Vive Yahvé!, que sin duda habéis merecido la muerte por no haber guardado a vuestro señor, el ungido de Yahvé. Ahora, pues, mira dónde está la lanza del rey y el jarro de agua que estaba junto a su cabecera.”

Saúl se reconcilia por segunda vez con David

17Conoció Saúl la voz de David y dijo: “¿Es esta tu voz, hijo mío, David?” Respondió David: “Es mi voz, oh rey y señor mío.” 18Y siguió diciendo: “¿Por qué persigue mi señor a su siervo? Pues, ¿qué he hecho, o qué mal ha cometido mi mano? 19[1986]Oiga ahora mi señor el rey las palabras de su siervo. Si es Yahvé quien te ha incitado contra mí, séale acepto el olor de (mi) sacrificio; pero si son hombres, ¡malditos sean delante de Yahvé! pues me han desterrado hoy, para que no tenga parte en la herencia de Yahvé, como si dijeran: ¡Vete y sirve a otros dioses! 20[1987]Ahora, pues, no caiga mi sangre a tierra ante la faz de Yahvé. El rey de Israel ha salido a buscar una pulga; como quien va tras una perdiz en las montañas.”

21Entonces dijo Saúl: “He pecado. Vuelve, hijo mío, David; que no te haré ya mal, por cuanto mi vida ha sido hoy preciosa a tus ojos. Mira, he obrado locamente y he cometido un gran error.” 22David respondió y dijo: “Aquí está la lanza del rey; pase uno de los mozos a buscarla. 23Yahvé recompensará a cada uno según su justicia y su fidelidad. Yahvé te ha puesto hoy en mi mano, pero yo no quise alzar mi mano contra el ungido de Yahvé; 24[1988]y, he aquí, como ha sido hoy preciosa tu vida a mis ojos, así sea preciosa mi vida a los ojos de Yahvé; y Él me libre de toda angustia.” 25Tras esto dijo Saúl a David: “¡Bendito seas, hijo mío, David! Sin duda ejecutarás cosas grandes y prevalecerás.” Con esto David se fue por su camino, y Saúl se volvió a su lugar.

1 SAMUEL 27

David entre los filisteos

1[1989]David dijo en su corazón: “Algún día voy a perecer por mano de Saúl. Lo mejor será salvarme huyendo al país de los filisteos, para que Saúl desista de mí y no me busque más en todo el territorio de Israel. Así escaparé de su mano.” 2Se levantó David; y con los seiscientos hombres que tenía consigo pasó a Aquís, hijo de Maoc, rey de Gat. 3Y habitó David con Aquís en Gat, él y sus hombres, cada uno con su familia, David con sus dos mujeres, Ahinoam de Jesreel y Abigail, mujer de Nabal de Carmel. 4[1990]Y fue dicho a Saúl que David se había refugiado en Gat, con lo que dejó de buscarlo.

David en Siceleg

5Dijo David a Aquís: “Si he hallado gracia a tus ojos, que se me dé en una de las ciudades del campo un lugar para morar allí. Pues ¿para qué ha de habitar tu siervo contigo en la ciudad real?” 6[1991]Y le dio Aquís en aquel día Siceleg; por lo cual Siceleg pertenece a los reyes de Judá hasta el día de hoy. 7[1992]El tiempo que habitó David en el país de los filisteos fue de un año y cuatro meses.

8[1993]En aquel tiempo salía David con sus hombres y hacía correrías contra los gesureos, contra los girsitas y contra los amalecitas; porque estos habitaban desde antiguo en aquella tierra, en la dirección de Sur y hasta Egipto. 9David asolaba el país, sin dejar con vida ni hombre ni mujer, y se llevaba ovejas, bueyes, asnos, camellos y vestidos. Cuando volvía, se presentaba a Aquís, 10[1994]y cuando Aquís le preguntaba: “¿Adónde habéis hecho hoy vuestra incursión?” le respondía David: “Hacia el Négueb de Judá”, o “hacia el sur de Jerameel”, o “hacia el mediodía de los cineos.” 11Mas ni a hombre ni a mujer los dejaba David con vida para traerlos a Gat; porque se decía: “No sea que hablen contra nosotros, y digan: «Así ha hecho David». Esto fue su costumbre todo el tiempo que habitó en el país de los filisteos. 12[1995]Por eso Aquís puso su confianza en David, y decía: “Él se ha hecho del todo odioso a Israel su pueblo; y así será para siempre mi siervo.”

1 SAMUEL 28

Guerra entre Israel y los filisteos

1[1996]En aquellos días reunieron los filisteos sus fuerzas para prepararse a la guerra contra Israel. Entonces dijo Aquís a David. “Ten entendido que has de salir conmigo a campaña, tú y tu gente.” 2David respondió a Aquís: “Con esto sabrás lo que hace tu siervo.” Y dijo Aquís a David: “Pues bien, yo te confiaré la guardia de mi persona para siempre.”

Saúl y la pitonisa

3Samuel había muerto ya, y todo Israel le había llorado, habiéndole enterrado en Ramá, su ciudad. Y Saúl había echado del país a los nigromantes y adivinos. 4[1997]Se reunieron, pues, los filisteos, los cuales vinieron y acamparon en Sunem. También Saúl convocó a todo Israel, y ellos acamparon en Gelboé. 5Cuando Saúl vio el campamento de los filisteos, tuvo miedo, y su corazón tembló en gran manera. 6Por lo cual consultó a Yahvé, pero Yahvé no le dio respuesta, ni por sueños, ni por los Urim, ni por los profetas. 7[1998]Entonces dijo Saúl a sus siervos: “Buscadme una mujer que tenga espíritu pitónico, e iré a ella a consultarla.” Le dijeron sus siervos: “He aquí que en Endor hay una mujer que tiene espíritu pitónico.” 8Saúl se disfrazó, poniéndose otros vestidos, y fue allá acompañado de dos hombres. Llegaron de noche donde estaba la mujer, y le dijo Saúl: “Adivíname, te ruego, por medio del espíritu pitónico, y evócame a aquel que yo te diga.” 9[1999]La mujer le contestó: “Bien sabes tú lo que ha hecho Saúl, cómo ha extirpado del país a los nigromantes y adivinos. ¿Por qué pues me tiendes un lazo, para hacerme morir?” 10Mas Saúl le juró por Yahvé, diciendo: “¡Vive Yahvé! que por esto no te sucederá ningún mal.” 11Preguntó entonces la mujer: “¿A quién he de evocar?” Él respondió: “Haz que se me aparezca Samuel.”

12Cuando la mujer vio a Samuel, lanzó un tremendo gritó y dijo a Saúl: “¿Por qué me has engañado? Tú eres Saúl.” 13El rey le respondió: “No temas. ¿Qué has visto?” Y la mujer dijo a Saúl: “Veo un dios que sube de la tierra.” 14[2000]“¿Cuál es su figura?”, preguntó él; y la mujer dijo: “Es un anciano que sube envuelto en un manto.” Conoció, pues, Saúl que era Samuel, e hizo reverencia, inclinando el rostro hasta la tierra. 15Y dijo Samuel a Saúl: “¿Por qué has turbado mi reposo, haciéndome subir?” Saúl respondió: “Me encuentro en gran aprieto. Los filisteos me han movido guerra, y Dios se ha apartado de mí; ya no me contesta, ni por medio de los profetas, ni por sueños. Te he llamado para que me indiques lo que tengo que hacer.” 16Replicó Samuel: “¿Por qué me preguntas a mí, cuando Yahvé se ha apartado de ti, y se ha hecho enemigo tuyo? 17Yahvé ha hecho, conforme predijo por mi boca. Ha arrancado Yahvé de tus manos el reino, y lo ha dado a tu compañero, a David. 18Por cuanto no obedeciste a la voz de Yahvé, y no trataste a Amalec según el furor de su ira, por eso Yahvé obra hoy así contigo. 19[2001]Además, Yahvé entregará a Israel, juntamente contigo, en manos de los filisteos, y mañana tú y tus hijos estaréis conmigo; también entregará Yahvé en manos de los filisteos el ejército de Israel.” 20Al instante Saúl cayó a tierra cuan largo era, pues estaba lleno de espanto por las palabras de Samuel, sin que le quedase fuerza alguna; porque no había comido nada durante todo el día y durante toda la noche.

21La mujer se acercó a Saúl, y viendo que estaba sumamente turbado, le dijo: “Mira, cómo tu sierva ha escuchado tu voz; he expuesto mi vida obedeciendo las palabras que me dijiste. 22Ahora pues, escucha también tú la voz de tu sierva, y permite que te ponga delante un bocado de pan. Come para que tengas fuerzas cuando sigas tu camino.” 23Pero él lo rehusó, diciendo: “No comeré.” Mas sus servidores, juntamente con la mujer, le instaron de manera que escuchó su voz. Se levantó de la tierra y se sentó sobre el diván. 24Tenía la mujer en casa un ternero cebado, al cual mató inmediatamente; tomó también harina, la amasó y coció de ella panes ácimos. 25Luego lo presentó todo a Saúl y a sus siervos, y ellos comieron. Después se levantaron, y partieron aquella noche.

1 SAMUEL 29

David es excluido del combate

1[2002]Los filisteos concentraron todo su ejército en Afee, mientras Israel estaba acampado junto a la fuente de Jesreel. 2[2003]Los príncipes de los filisteos avanzaban a la cabeza de sus centenas y miles, mas David y sus hombres marchaban a retaguardia con Aquís. 3Los príncipes de los filisteos preguntaron: “¿Quiénes son estos hebreos?” Respondió Aquís a los príncipes de los filisteos: “¿No conocéis a David, siervo de Saúl rey de Israel? Está conmigo, días hace, o ya años, y no he tenido queja contra él desde el día en que se pasó (a nosotros), hasta el presente.” 4Mas los príncipes de los filisteos se irritaron contra él y le dijeron: “Haz volver a ese hombre, para que regrese al lugar que le has señalado, y no venga con nosotros a la guerra; no sea que durante el combate se convierta en enemigo nuestro. Pues, ¿de qué otro modo podrá congraciarse con su señor sino ofreciéndole las cabezas de estos hombres? 5[2004]¿No es este aquel David, de quien cantaban en coro entre danzas:

Mató Saúl sus mil,

y David, sus diez mil?”

6[2005]Llamó Aquís a David, y le dijo: “Te aseguro por la vida de Yahvé que tú eres recto, y que veo con buenos ojos tu conducta conmigo en el ejército; pues no he hallado en ti nada malo desde el día que llegaste a mí hasta el presente; pero no agradas a los ojos de los príncipes. 7Vuélvete, pues, y vete en paz, para que no desagrades a los ojos de los príncipes de los filisteos.” 8David respondió a Aquís: “Pues, ¿qué he hecho, y qué has hallado en tu siervo desde el día que estoy junto a ti hasta hoy, para que no vaya yo a pelear contra los enemigos de mi señor, el rey?” 9Replicó Aquís y dijo a David: “Bien sé que tú eres para conmigo tan bueno como un ángel de Dios; pero los príncipes de los filisteos han dicho: No ha de ir con nosotros a la batalla. 10[2006]Por lo cual, levántate mañana temprano, tú y los siervos de tu señor que vinieron contigo; y después de haberos levantado muy temprano, marchaos al romper el alba.” 11Se levantó David muy temprano, él con su gente, para marchar a la mañana y volver al país de los filisteos. Entretanto los filisteos subieron a Jesreel.

1 SAMUEL 30

Invasión de los amalecitas

1[2007]Cuando al tercer día David y su gente llegaron a Siceleg, los amalecitas habían irrumpido en el Négueb y en Siceleg, y habían tomado a Siceleg y le pegaron fuego, 2llevándose cautivas a las mujeres que había en ella, y a chicos y grandes, pero sin matar a nadie. Llevándoselos (a todos) habían retomado el camino. 3Llegados David y sus hombres a la ciudad, la vieron quemada; y sus mujeres, sus hijos y sus hijas habían sido llevados cautivos. 4Entonces David la gente que estaba con él alzaron la voz, y lloraron hasta que se les acabaron las fuerzas para llorar. 5También las dos mujeres de David habían sido hechas cautivas: Ahinoam la jesreelita, y Abigail de Carmel, mujer de Nabal.

6David se halló en grandes angustias, porque el pueblo hablaba de apedrearle; pues el espíritu de toda la gente estaba amargado, cada cual a causa de sus hijos y de sus hijas. Pero David se confortó en Yahvé, su Dios. 7[2008]Y dijo David al sacerdote Abiatar, hijo de Aquimelec: “Tráeme el efod.” Trajo Abiatar el efod a David, 8y David consultó a Yahvé, diciendo: “¿Perseguiré a estos salteadores? ¿Les daré alcance?” Y le respondió: “Persigue, porque de cierto los alcanzarás y recobrarás (lo robado).”

Derrota de los amalecitas

9Entonces David se puso en marcha, él y los seiscientos hombres que estaban con él, y llegaron al torrente Besor, donde se quedaron los rezagados. 10David continuó la persecución con cuatrocientos hombres, quedándose los doscientos hombres que estaban demasiado cansados para pasar el torrente Besor. 11Hallaron en el campo un egipcio, al cual llevaron a David. Le dieron pan y comió, y le dieron de beber agua. 12Le dieron también un trozo de torta de higos secos, y dos atados de pasas. Y cuando hubo comido, se recobró; pues no había comido pan, ni bebido agua, en tres días y tres noches. 13Preguntole David: “¿De quién eres y de dónde vienes?” Contestó: “Soy un esclavo egipcio que sirvo a un amalecita; hace tres días me abandonó mi amo, porque caí enfermo. 14[2009]Hicimos una incursión en la parte meridional de los cereteos y de Judá, y por el mediodía de Caleb; y hemos quemado a Siceleg.”

15Díjole David: “¿Podrás conducirme a donde están los salteadores?” Él respondió: “Júrame por Dios que no me matarás ni me entregarás en mano de mi amo, y yo te llevaré hasta esa gente.” 16[2010]Los condujo allá, y he aquí que (los amalecitas) se habían extendido sobre toda aquella región y estaban comiendo, bebiendo y haciendo fiesta, a causa de todo el gran botín que habían tomado de la tierra de los filisteos y de la tierra de Judá. 17Y los derrotó David desde el crepúsculo hasta la tarde del día siguiente; y no escapó nadie de ellos, salvo cuatrocientos mozos que montados en camellos lograron huir. 18David recobró todo cuanto los amalecitas habían robado, y rescató también a sus dos mujeres. 19No les faltó cosa alguna, ni chica ni grande, ni hijos ni hijas, ni nada del botín ni de cuanto les habían quitado. David lo recuperó todo. 20Además tomó David todo el ganado menor y mayor; y llevaron delante de él ese ganado, diciendo: “Este es el botín de David.”

Reparto del botín

21[2011]Cuando David llegó a los doscientos hombres que habían estado demasiado cansados para seguir a David, y a quienes él había dejado junto al torrente Besor, salieron estos al encuentro de David y del pueblo que le acompañaba, y David se acercó a la gente y los saludó. 22Entonces todos los malos y perversos de entre los hombres que habían seguido a David, comenzaron a decir: “Por cuanto no salieron con nosotros, no les daremos nada del botín que hemos rescatado, sino tan solo a cada hombre su mujer y sus hijos. ¡Que se los lleven y se vayan!” 23Pero David dijo: “No hagáis así, hermanos míos, con lo que Yahvé nos ha dado, ya que Él nos ha guardado y ha entregado en nuestras manos a los salteadores que se habían arrojado sobre nosotros. 24¿Quién podrá aprobar lo que proponéis?, porque la parte debe ser la misma para el que bajó al combate y para el que se quedó con el bagaje. Ambos participen por igual.” 25[2012]Y fue así desde aquel día en adelante, y David lo puso por ley y estatuto en Israel, que subsiste hasta el día de hoy.

David y los ancianos de Judá

26[2013]Llegado que hubo David a Siceleg, envió del botín a los ancianos de Judá, amigos suyos, diciendo: “Aquí tenéis un regalo del despojo de los enemigos de Yahvé.” 27(Mandó también regalos) a los de Betul, a los de Ramot-Négueb, a los de Jatir, 28a los de Arara, a los de Sefomot, a los de Estemoa, 29a los de Racal, a los de las ciudades de Jerameel, a los de las ciudades de los cineos, 30a los de Horma, a los de Cor-Asán, a los de Atac, 31los de Hebrón, y a todos los lugares que David y sus hombres habían frecuentado.

1 SAMUEL 31

Derrota y muerte de Saúl

1Entonces los filisteos libraron batalla contra Israel, y los hombres de Israel volvieron las espaldas a los filisteos, y cayeron muertos en la montaña de Gelboé. 2Los filisteos persiguieron con todo empeño a Saúl y a sus hijos y mataron a Jonatán, a Abinadab y a Melquisúa, hijos de Saúl, 3de modo que el peso del combate vino a descargar sobre Saúl, el cual concibió gran temor cuando le descubrieron los flecheros. 4[2014]Por lo cual dijo Saúl a su escudero: “Saca tu espada, y traspásame con ella, no sea que vengan estos incircuncisos y me maten, mofándose de mí.” Mas no quiso su escudero porque tuvo gran miedo. Entonces tomó Saúl la espada y se arrojó sobre ella. 5El escudero al ver que Saúl era muerto, se echó él también sobre su espada y murió con él. 6Así murieron en aquel día Saúl, juntamente con sus tres hijos, su escudero y toda su gente. 7Cuando los israelitas que vivían en la otra parte del valle, y los de la otra parte del Jordán, vieron que habían huido los hombres de Israel y que habían muerto Saúl y sus hijos, dejaron las ciudades y se pusieron en fuga. Y vinieron los filisteos y habitaron en ellas.

Sepultura de Saúl

8Al día siguiente vinieron los filisteos para despojar a los muertos, y hallaron a Saúl y a sus tres hijos tendidos en la montaña de Gelboé. 9Le cortaron la cabeza y le despojaron de sus armas y enviaron a publicar esta buena nueva por todo el país de los filisteos en los templos de sus ídolos y entre su pueblo. 10Las armas (de Saúl) las depositaron en el templo de Astarté, y colgaron su cadáver en el muro de Betsán.

11[2015]Cuando los habitantes de Jabés-Galaad oyeron lo que los filisteos habían hecho con Saúl, 12todos los hombres valientes se levantaron y después de marchar durante toda la noche quitaron el cadáver de Saúl y los cadáveres de sus hijos, del muro de Betsán, y se volvieron a Jabés, donde los quemaron. 13[2016]Después tomaron sus huesos y los sepultaron bajo el tamarisco de Jabés y ayunaron siete días.

II REYES (2 SAMUEL)

# · 1 · 2 · 3 · 4 · 5 · 6 · 7 · 8 · 9 · 10 · 11 · 12 · 13 · 14 · 15 · 16 · 17 · 18 · 19 · 20 · 21 · 22 · 23 · 24

I. DAVID REINA SOBRE JUDÁ

2 SAMUEL 1

La noticia de la muerte de Saúl

1[2017]Después de la muerte de Saúl, estando David de vuelta de la derrota de los amalecitas, y hallándose ya dos días en Siceleg, 2sucedió que al tercer día llegó un hombre del campamento de Saúl, rasgados sus vestidos y cubierta su cabeza de polvo; el cual llegado a David se postró en tierra e hizo reverencia. 3David le preguntó: “¿De dónde vienes?” “He podido escapar del campamento de Israel”, contestó él. 4David le dijo: “¿Qué ha sucedido? Cuéntamelo.” A lo que respondió: “Huyó el pueblo de la batalla, y muchos del pueblo han caído y perecieron; también Saúl y su hijo Jonatán han sido muertos.” 5Preguntó entonces David al mozo que le daba la noticia: “¿Cómo sabes que han muerto Saúl y su hijo Jonatán?” 6[2018]Respondió el mozo que le traía la noticia: “Yo me hallaba por casualidad en el monte Gelboé, y vi a Saúl arrojado sobre su lanza, cuando los carros y la gente de a caballo le daban ya alcance. 7Volviéndose él entonces hacia atrás, me vio y me llamó. Yo respondí: “Heme aquí.” 8Y me preguntó: “¿Quién eres tú?” Le dije: “Soy un amalecita.” 9Tras lo cual él me dijo: “Ponte sobre mí y mátame; porque se ha apoderado de mí angustia mortal, y mi vida está aún toda en mí.” 10Me puse entonces sobre él y lo maté; porque sabía que no podía vivir después de su caída. Y tomé la diadema que había sobre su cabeza, y el brazalete que tenía en su brazo, y los he traído aquí a mi señor.”

11Entonces asió David sus vestidos y los rasgó, haciendo lo mismo todos cuantos estaban con él. 12E hicieron duelo y lloraron, ayunando hasta la tarde, por Saúl y por Jonatán, su hijo, y por el pueblo de Yahvé y por la casa de Israel; pues habían caído al filo de la espada.

Castigo del amalecita

13Después dijo David al mozo que le había traído la noticia: “¿De dónde eres?” Respondió: “Soy hijo de un extranjero, amalecita.” 14“David le dijo: “¿Cómo no tuviste temor de extender tu mano para dar muerte al ungido de Yahvé?”

15[2019]Y llamó David a uno de los jóvenes, al cual dijo: “¡Acércate y mátalo!” Y él lo hirió, y murió (el amalecita), 16mientra David le decía: “Tu sangre caiga sobre tu cabeza; pues tu misma boca ha dado testimonio contra ti, al decir: Yo he dado muerte al ungido de Yahvé.”

Elegía sobre Saúl y Jonatán

17David entonó la siguiente elegía por Saúl y Jonatán, su hijo; 18[2020]y mandó enseñarla a los hijos de Judá. Es el (canto del) arco, que está escrito en el Libro del Justo:

19[2021]¡La flor de Israel, traspasada,

yace sobre tus alturas!

¡Cómo cayeron los héroes!

20No lo digáis en Gat;

no publiquéis la nueva en las calles de Ascalón,

que no se alegren

las hijas de los filisteos

ni salten de gozo

las hijas de los incircuncisos.

21[2022]¡Montes de Gelboé, ni rocío ni lluvia

vuelvan a caer sobre vosotros!

ni seáis campos de primicias.

Pues allí fue arrojado

el escudo de los héroes,

el escudo de Saúl,

cual si no fuera ungido con óleo.

22[2023]El arco de Jonatán no disparó flecha

sin sangre de traspasados,

sin grasa de valientes;

ni tornó vacía la espada de Saúl.

23¡Saúl y Jonatán, amables y hermosos,

inseparables en la vida y en la muerte!

¡Más ligeros que las águilas,

más fuertes que los leones!

24Hijas de Israel, llorad a Saúl,

quien os vestía de rica escarlata,

y colocaba adornos de oro

sobre vuestro ropaje.

25¡Cómo cayeron los héroes

en el campo de batalla!

¡Cómo fue traspasado Jonatán

sobre tus alturas!

26La angustia me oprime

por ti, oh hermano mío, Jonatán!

Tú eras toda mi delicia;

tu amor era para mí más precioso

que el amor de las mujeres.

27[2024]¡Cómo han caído los héroes!

¡Cómo han perecido las armas del combate!

2 SAMUEL 2

David rey de Judá

1[2025]Después de esto consultó David a Yahvé, diciendo: “¿Subiré a alguna de las ciudades de Judá?” Yahvé le respondió: “Sube.” Y preguntó David: “¿A dónde subiré?” Respondió Yahvé: “A Hebrón.” 2Subió, pues, allá David con sus dos mujeres, Ahinoam la jesreelita, y Abigail de Carmel, mujer de Nabal. 3David mandó que subiesen también los hombres que tenía consigo cada uno con su familia; y habitaron en las ciudades de Hebrón. 4[2026]Vinieron entonces los hombres de Judá y ungieron allí a David por rey sobre la casa de Judá.

Mensaje a Jabés

Fue dicho a David: “Los hombres de Jabés-Galaad han dado sepultura a Saúl.” 5Por eso David envió mensajeros a los hombres de Jabés-Galaad, para decirles: “¡Benditos seáis de Yahvé! por cuanto habéis hecho esta obra para con Saúl, vuestro señor, dándole sepultura. 6¡Ahora pues, que use Yahvé con vosotros de misericordia y de fidelidad! y yo también os recompensaré esta buena acción que habéis hecho. 7[2027]Y ahora cobren fuerza vuestras manos, y sed valientes; pues muerto ya Saúl, vuestro señor, la casa de Judá me ha ungido a mí por rey suyo.”

Oposición de la casa de Saúl

8[2028]Abner, hijo de Ner, jefe del ejército de Saúl, tomó a Isbóset, hijo de Saúl y lo llevó a Mahanaim, 9donde lo hizo rey sobre Galaad, sobre los asureos, sobre Jesreel, sobre Efraím, sobre Benjamín y sobre todo Israel. 10Isbóset, hijo de Saúl, tenía cuarenta años cuando comenzó a reinar sobre Israel, y reinó dos años. Solo la casa de Judá seguía a David. 11El tiempo que reinó David en Hebrón sobre la casa de Judá, fue de siete años y seis meses.

La batalla de Gabaón

12[2029]Abner, hijo de Ner, y los siervos de Isbóset, hijo de Saúl, salieron de Mahanaim para Gabaón. 13También Joab, hijo de Sarvia, y los soldados de David, se pusieron en marcha, y los encontraron junto al estanque de Gabaón, donde acamparon, los unos de un lado del estanque, y los otros del otro lado. 14Dijo entonces Abner a Joab: “Levántense los jóvenes para escaramuzar delante de nosotros.” Joab respondió: “Que se levanten.” 15Se levantaron y avanzaron en igual número: doce de Benjamín, por parte de Isbóset, hijo de Saúl, y doce del ejército de David. 16Y asiendo cada uno a su adversario por la cabeza, le atravesó con la espada el costado, de manera que cayeron todos juntos; y fue llamado aquel sitio Helcat-Hasurim; está vecino a Gabaón. 17Y hubo aquel día una batalla muy reñida, en la cual Abner y los hombres de Israel fueron vencidos por el ejército de David.

Abner mata a Asael

18Estaban allí los tres hijos de Sarvia: Joab, Abisai y Asael. Asael era ligero de pies como una gacela del campo. 19Y persiguió Asael a Abner, sin desviarse ni a la derecha, ni a la izquierda en la persecución de Abner. 20Abner volvió la cara hacia atrás, y dijo: “¿Eres tú Asael?” El respondió: “Yo soy.” 21Y le dijo Abner: “Tuerce o a la derecha o a la izquierda, y acomete a uno de los muchachos y toma sus despojos.” Pero Asael no quiso apartarse de en pos de él. 22Segunda vez dijo Abner a Asael: “Apártate de en pos de mí. ¿Por qué he de derribarte por tierra? ¿Cómo podría yo después alzar mi rostro delante de Joab, tu hermano?” 23[2030]Mas él rehusó apartarse. Entonces Abner le hirió con la extremidad de la lanza, en el abdomen; y le salió la lanza por detrás, de manera que allí cayó, y allí mismo murió. Y todos los que llegaban al sitio donde Asael había caído muerto, se detenían. 24[2031]Mas Joab y Abisai persiguieron a Abner, y al ponerse el sol llegaron al collado de Ama, que está frente a Gíah, en el camino del desierto de Gabaón.

Armisticio entre Abner y Joab

25Entonces se reunieron los hijos de Benjamín en pos de Abner, y formando un solo tropel se apostaron en la cima de un collado. 26Y llamando Abner a Joab, dijo: “¿Ha de devorar la espada para siempre? ¿No sabes que al fin vendrá amargura? ¿Hasta cuándo, pues, tardarás en decir al pueblo que deje de perseguir a sus hermanos?” 27[2032]Respondió Joab: “¡Vive Dios! que si tú no hubieras hablado, el pueblo no habría cesado de perseguir a sus hermanos hasta mañana.” 28Entonces Joab tocó la trompeta, y se detuvo todo el pueblo, y no persiguieron más a Israel, sino que desistieron de guerra.

29[2033]Abner y sus gentes marcharon toda aquella noche por el Araba y después de pasar el Jordán, atravesaron todo el Bitrón, y llegaron a Mahanaim. 30Cuando Joab dejó de perseguir a Abner y reunió toda su gente, faltaron de las tropas de David diez y nueve hombres, además de Asael. 31Por su parte, las tropas de David habían herido de muerte a trescientos sesenta nombres de los benjaminitas y de los hombres de Abner. 32Llevaron a Asael y lo sepultaron en el sepulcro de su padre en Betlehem. Joab y sus hombres marcharon toda la noche y al rayar el día llegaron a Hebrón.

2 SAMUEL 3

La familia de David

1[2034]Duró largo tiempo la guerra entre la casa de Saúl y la casa de David; pero David se hacía cada vez más fuerte y la casa de Saúl iba decayendo de día en día. 2Le nacieron a David hijos en Hebrón. Su primogénito fue Ammón, hijo de Ahinoam de Jesreel; 3su segundo, Quileab, de Abigail de Carmel, mujer de Nabal; el tercero, Absalón, hijo de Maacá, hija de Talmai, rey de Gesur; 4el cuarto, Adonías, hijo de Hagit; el quinto, Sefatías, hijo de Abital; 5el sexto, Itream, de Eglá, mujer de David. Estos le nacieron a David en Hebrón.

Abner se pasa a David

6Mientras duraba la guerra entre la casa de Saúl y la casa de David, Abner se hizo poderoso en la casa de Saúl. 7Saúl había tenido una concubina que se llamaba Resfá, hija de Ayá; y dijo (Isbóset) a Abner: “¿Por qué te has llegado a la concubina de mi padre?” 8[2035]Abner se irritó mucho por las palabras de Isbóset, y le dijo: “¿Soy yo acaso una cabeza de perro de Judá? Hoy todavía sigo haciendo favores a la casa de Saúl tu padre, a sus hermanos y a sus amigos, y no te he entregado en manos de David; ¿y tú me haces hoy reproches por causa de esa mujer? 9Esto haga Dios a Abner, y aun esotro si yo no hago para con David, según lo que le ha jurado Yahvé (prometiéndole) 10que quitaría el reino a la casa de Saúl, para establecer el trono de David sobre Israel y sobre Judá, desde Dan hasta Bersabee.” 11Y el no pudo responder a Abner, porque le temía.

12Luego envió Abner mensajeros que de su parte dijesen a David: “¿De quién es el país? Haz, pues, tú alianza conmigo, y he aquí que mi mano te ayudará para hacer que se vuelva a ti todo Israel.” 13[2036]Respondió: “Bueno, yo haré alianza contigo; pero una cosa te exijo, y es, que no verás mi rostro sin traer a Micol, hija de Saúl, cuando vengas a ver mi rostro.” 14Y envió David mensajeros a Isbóset, hijo de Saúl, diciendo: “Restitúyeme mi mujer Micol, la que desposé conmigo por cien prepucios de filisteos.” 15Envió, pues, Isbóset a quitársela a su marido Faltiel, hijo de Laís. 16Y la acompañó su marido, andando y llorando en pos de ella, hasta Bahurim, donde Abner le dijo: “¡Anda, vuélvete!” Y se volvió. 17Entretanto habló Abner con los ancianos de Israel; diciendo: “Hace ya mucho tiempo que deseáis tener a David por rey sobre vosotros. 18Hacedlo, pues, ahora, porque así ha dicho Yahvé a David: «Por mano de mi siervo David salvaré a Israel mi pueblo, de las manos de los filisteos y de todos sus enemigos».” 19Abner habló también a los de Benjamín. Y luego fue Abner a Hebrón a comunicar a David todo lo que parecía bien a Israel y a toda la casa de Benjamín.

Abner asesinado por Joab

20Vino Abner a David, a Hebrón, y con él veinte hombres. Y David dio un banquete a Abner y a los hombres que le acompañaban. 21Despues dijo Abner a David: “Me levantaré y partiré, para reunir a todo Israel con mi señor el rey; ellos harán alianza contigo y tú podrás reinar sobre cuanto desee tu alma.” Luego David despidió a Abner, el cual se marchó en paz.

22En esto vinieron los siervos de David y Joab, de vuelta de una correría, trayendo consigo grandes despojos. —Abner no se hallaba más en Hebrón con David, porque este le había despedido ya y él se había ido en paz—. 23Cuando Joab y toda la tropa que con él estaba entraron, le dieron a Joab esta noticia: “Vino Abner, hijo de Ner, al rey, y este le ha despedido, y él se ha ido en paz.” 24[2037]Entonces Joab llegado al rey le dijo: “¿Qué has hecho? He aquí que Abner vino a ti. ¿Por qué le despediste de modo que ha podido irse en paz? 25¿Tú conoces a Abner, hijo de Ner, el cual ha venido a engañarte y a espiar tus actividades y averiguar cuánto haces?”

26Salió Joab de la presencia de David, y sin que este lo supiera, envió mensajeros tras Abner, los cuales le hicieron volver desde el pozo de Sirá. 27[2038]Vuelto Abner a Hebrón, le llamó Joab aparte al interior de la puerta como para hablar con él en secreto; y allí le hirió en el vientre, para vengar la sangre de su hermano Asael. Y Abner murió. 28Cuando después lo supo David, dijo: “Yo y mi reino somos eternamente inocentes, delante de Yahvé, de la sangre de Abner, hijo de Ner. 29[2039]¡Caiga (su sangre) sobre la cabeza de Joab y sobre toda la casa de su padre! ¡No falte jamás en la casa de Joab quien padezca de flujo, ni leproso, ni quien se sostenga sobre muleta, ni quien caiga a cuchillo, ni quien carezca de pan!” 30Así Joab y Abisai, su hermano, mataron a Abner, porque este había muerto a Asael, hermano de ellos, en la batalla de Gabaón.

Duelo de David por Abner

31David dijo a Joab y a todo el pueblo que había con él: “¡Rasgaos los vestidos, ceñíos de saco, y haced duelo por Abner!” Y el rey David iba detrás del féretro. 32Sepultaron a Abner en Hebrón, y el rey, levantando la voz, lloró junto al sepulcro de Abner, y lloró todo el pueblo. 33[2040]El rey entonó también una elegía por Abner y dijo:

“Cual muere un insensato

¡así había de morir Abner!

34Tus manos nunca estaban atadas,

ni encadenados con grillos tus pies:

Caíste como quien cae por manos de malvados.”

Y todo el pueblo continuó llorando por él. 35Acercose todo el pueblo para invitar a David a que comiese pan, siendo aún de día; mas juró David, diciendo: “¡Esto haga Dios conmigo, y otras cosas más, si antes de la puesta del sol probare yo pan u otra cosa alguna!” 36Todo el pueblo observaba esto, y le agradó, como todo cuanto hacía el rey parecía bien a todo el pueblo. 37En aquel día conoció todo el pueblo y todo Israel que el asesinato de Abner, hijo de Ner, no fue por obra del rey. 38Dijo también el rey a sus siervos: “¿No sabéis que un príncipe, uno de los grandes ha caído hoy en Israel? 39[2041]Yo soy hoy todavía débil, aunque ungido rey; y estos hombres, los hijos de Sarvia, son más fuertes que yo. ¡Que Yahvé pague al que hace mal, conforme a su maldad!”

2 SAMUEL 4

Muerte de Isbóset

1Cuando el hijo de Saúl supo que Abner había sido muerto en Hebrón, se le cayeron las manos y todo Israel quedó consternado. 2Tenía el hijo de Saúl dos hombres, capitanes de tropas guerrilleras, de los cuales uno se llamaba Baaná, y el otro Recab, hijos de Rimón beerotita, de los hijos de Benjamín pues Beerot se cuenta también entre (las ciudades) de Benjamín, 3aunque los beerotitas habían huido a Gitaim, quedándose allí como forasteros hasta el día de hoy. 4[2042]Jonatán, hijo de Saúl, tenía un hijo tullido de los pies. Tenía este cinco años cuando vino de Jesreel la noticia (de la muerte) de Saúl y de Jonatán. Lo tomó su nodriza y echó a huir, pero en la precipitación de la fuga cayó él y quedó cojo. Se llamaba Mefibóset.

5Fueron, pues, los hijos de Rimón beerotita, Recab y Baaná, y a la hora del calor del día entraron en casa de Isbóset, el cual estaba durmiendo la siesta del mediodía. 6Penetraron en el interior de la casa como para buscar trigo, y le hirieron en la ingle. Después huyeron Recab y su hermano Baaná. 7[2043]Habían entrado en la casa, donde le encontraron tendido sobre su cama, en su cámara de dormir. Allí lo hirieron de muerte, y después de cortarle la cabeza marcharon toda la noche por el camino del Arabá.

CASTIGO DE LOS ASESINOS

8Trajeron la cabeza de Isbóset a David, a Hebrón, y dijeron al rey: “Aquí tienes la cabeza de Isbóset, hijo de Saúl, tu enemigo, que atentaba contra tu vida. Yahvé ha vengado hoy a mi señor, el rey, de Saúl y de su linaje.” 9Respondió David a Recab y a Baaná su hermano, hijos de Rimón beerotita, y les dijo: “¡Vive Yahvé, que ha librado mi vida de todo peligro! 10[2044]Al que me avisó, diciendo: “He aquí, ha muerto Saúl”, creyéndose portador de una buena nueva, le hice prender y matar en Siceleg, en vez de darle albricias por la noticia. 11¡Cuánto más ahora, que unos hombres malvados han muerto a un hombre justo en su casa, sobre su cama!, ¿no he de demandar su sangre de vuestras manos y borraros de la tierra? 12Mandó, pues, David a sus criados, los cuales los mataron; y cortándoles las manos y los pies, los colgaron junto al estanque de Hebrón. Después tomaron la cabeza de Isbóset y la sepultaron en el sepulcro de Abner en Hebrón.

II. DAVID, REY DE TODO ISRAEL

2 SAMUEL 5

David aclamado rey por todo Israel

1[2045]Entonces llegaron todas las tribus de Israel a David, a Hebrón, y le hablaron, diciendo: “He aquí que hueso tuyo y carne tuya somos. 2Ya anteriormente, cuando Saúl era rey sobre nosotros, capitaneabas tú a Israel en sus salidas y en sus entradas. Además te ha dicho Yahvé: ‘Tú apacentarás a Israel mi puedo, y tú serás el príncipe sobre Israel’.” 3Llegaron, pues, todos los ancianos de Israel al rey, a Hebrón, y el rey David hizo alianza con ellos delante de Yahvé en Hebrón; y ellos ungieron a David por rey sobre Israel. 4Treinta años tenía David cuando comenzó a reinar, y reinó cuarenta años. 5En Hebrón reinó sobre Judá siete años y seis meses; y en Jerusalén reinó treinta y tres años sobre todo Israel y Judá.

Conquista de Jerusalén

6[2046]Y marchó el rey con su gente a Jerusalén, contra los jebuseos, que habitaban todavía en el país. Estos decían a David: “Aquí no entrarás; los ciegos y los cojos bastarán para rechazarte con solo decir: ¡David no entrará aquí!” 7Sin embargo David se apoderó de la fortaleza de Sión, que es la ciudad de David, 8[2047]En aquel día dijo David: “¿Quién bate a los jebuseos, acercándose por el canal y (saca) a esos ‘cojos y ciegos’, aborrecidos del alma de David?” Por eso se dice: “Ni ciego ni cojo entrará en la casa.” 9[2048]David se estableció en la fortaleza, y la llamó ciudad de David. David hizo construcciones al contorno, desde el Millo para adentro. 10Así se hizo David cada vez más grande, y Yahvé, el Dios de los Ejércitos, estaba con él.

Embajada del rey de Tiro

11Hiram, rey de Tiro, envió mensajeros a David, con madera de cedro, y carpinteros y canteros, los cuales edificaron una casa para David. 12Y conoció David que Yahvé le había confirmado como rey sobre Israel, y que había ensalzado su reino, por amor de Israel, su pueblo.

Hijos de David

13[2049]Tomó David más concubinas y mujeres de Jerusalén, después que vino de Hebrón; y le nacieron a David más hijos e hijas. 14Estos son los nombres de los que le nacieron en Jerusalén: Samúa, Sobab, Natán, Salomón, 15Ibhar, Elisúa, Néfeg, Jafía, 16Elisamá, Eliadá y Elifélet.

Victoria sobre los filisteos

17[2050]Luego que los filisteos oyeron que David había sido ungido rey sobre Israel, subieron todos ellos en busca de David. Tan pronto como lo supo David bajó a la fortaleza. 18[2051]Entretanto vinieron los filisteos y se extendieron por el valle de Refaím. 19Entonces consultó David a Yahvé preguntando: “¿Subiré contra los filisteos? ¿Los entregarás en mis manos?” Y Yahvé respondió a David: “Sube, que sin falta entregaré a los filisteos en tus manos.” 20Vino, pues, David a Baal-Ferasim y allí los derrotó y dijo: “Yahvé ha roto a mis enemigos, delante de mí, como rompen las agitas.” Por lo cual fue llamado aquel lugar Baal-Ferasim. 21(Los filisteos) dejaron allí sus ídolos, donde David y su gente los recogieron.

22Volvieron los filisteos a subir y se desparramaron por el valle de Refaím. 23[2052]Y consultó David a Yahvé; el cual respondió: “No subas; da la vuelta por detrás de ellos, y atácalos desde el lado de los árboles de bálsamo. 24Y cuando oyeres el ruido de pasos por las copas de los árboles de bálsamo, te darás prisa, porque entonces sale Yahvé delante de ti para derrotar al ejército de los filisteos.” 25David, lo hizo así, según se lo había mandado Yahvé; y derrotó a los filisteos desde Gueba hasta la entrada de Guézer.

2 SAMUEL 6

Traslado del arca a la casa de Obededom

1[2053]David congregó de nuevo a todos los escogidos de Israel: treinta mil hombres. 2Y levantándose David, con todo el pueblo que lo acompañaba, se puso en marcha desde Baalé-Judá, para traerse de allí el Arca de Dios, sobre la cual es invocado el Nombre de Yahvé de los Ejércitos, sentado sobre los querubines. 3CoIocaron el Arca de Dios sobre un carro nuevo, y la llevaron de la casa de Abinadab, situada en el collado; Ozá y Ahío, hijos de Abinadab, conducían el carro nuevo. 4Lo sacaron de la casa de Abinadab, que está en el collado, junto con el Arca de Dios; y Ahío iba delante del Arca. 5David y toda la casa de Israel hacían danzas delante de Yahvé, con toda suerte de instrumentos de madera de ciprés; con cítaras, salterios, tamboriles, sistros y címbalos.

6Cuando llegaron a la era de Nacón, extendió Ozá la mano hacia el Arca de Dios y la agarró, porque los bueyes resbalaban. 7[2054]Entonces se encendió la ira de Yahvé contra Ozá, y le hirió allí Dios por su temeridad, y murió en ese mismo lugar, junto al Arca de Dios. 8David se consternó por cuanto había estallado la ira de Yahvé contra Ozá, y se llamó aquel sito Pérez-Ozá hasta el día de hoy. 9Y David tuvo temor de Yahvé en aquel día, y dijo: “¿Cómo he de traer a mí el Arca de Dios?” 10[2055]Y no quiso David que se llevase el Arca de Yahvé hacia él, a la ciudad de David, por lo cual la trasladó a la casa de Obededom geteo. 11Permaneció, pues, el Arca de Yahvé tres meses en la casa de Obededom geteo, y Yahvé bendijo a Obededom y a toda su casa.

Traslado del arca a Jerusalén

12Dijeron al rey David: “Ha bendecido Yahvé a la casa de Obededom y a todo cuanto tiene, por causa del Arca de Dios.” Entonces fue David, y con gran júbilo trasladó el Arca de Dios desde la casa de Obededom a la ciudad de David. 13Apenas los portadores del Arca de Yahvé habían andado seis pasos, fue inmolado un toro y un novillo cebado. 14[2056]David danzaba con toda su fuerza delante de Yahvé e iba ceñido de un efod de lino fino. 15Así David y toda la casa de Israel subieron el Arca de Yahvé con gran júbilo y al son de trompetas. 16Al entrar el Arca de Dios en la ciudad de David, Micol, hija de Saúl, miró por la ventana, y viendo al rey David cómo saltaba y danzaba delante de Yahvé, le despreció en su corazón. 17[2057]Introdujeron, pues, el Arca de Yahvé y la colocaron en su lugar, en medio del Tabernáculo que David había levantado para ella. Luego ofreció David ante Yahvé holocaustos y sacrificios pacíficos.

18Habiendo terminado de ofrecer los holocaustos y los sacrificios pacíficos David bendijo al pueblo en nombre de Yahvé de los Ejércitos. 19Después repartió a todo el pueblo, a toda la muchedumbre de Israel, hombres y mujeres, a cada cual una torta de pan, una porción de carne y un pastel de pasas. Con esto se retiró todo el pueblo, cada cual a su casa.

Castigo de Micol

20[2058]Cuando David se retiró para bendecir a su casa, le salió al encuentro Micol, hija de Saúl, y le dijo: “¡Qué bella figura ha hecho hoy el rey de Israel, descubriéndose a la vista de las siervas de sus servidores, al modo que se desnuda un bufón!” 21Pero David respondió a Micol: “Delante de Yahvé, que con preferencia a tu padre y a toda su casa me eligió para constituirme príncipe del pueblo de Yahvé, de Israel, delante de Yahvé he danzado. 22Y me humillaré todavía más y me haré despreciable a mis propios ojos, y seré tenido en honor por las siervas de que has hablado.” 23[2059]Y Micol, hija de Saúl, no tuvo hijo hasta el día de su muerte.

2 SAMUEL 7

Proyecto de levantar un templo

1[2060]Cuando el rey se había establecido en su casa, y Yahvé le había dado descanso de todos sus enemigos en derredor, 2[2061]dijo al profeta Natán: “¿No ves que yo habito en casa de cedro, mientras el Arca de Dios está en medio de una tienda?” 3Natán contestó al rey: “Anda, haz todo cuanto tienes en tu corazón; porque Yahvé es contigo.”

4Mas aquella noche recibió Natán una palabra de Yahvé, que decía: 5“Anda, y di a mi siervo David: «Así dice Yahvé: ¿Tú quieres edificarme una Casa para que habite en ella? 6Yo nunca he habitado en Casa alguna desde el día en que saqué a los hijos de Israel de Egipto hasta el día de hoy, sino que he andado de un lugar a otro en una tienda y en un tabernáculo. 7Durante todo el tiempo en que he andado en medio de todos los hijos de Israel, ¿he hablado Yo jamás a alguna de las tribus de Israel, a las que he encargado el gobierno de Israel mi pueblo, diciendo: «Por qué no me habéis edificado una Casa de cedro?»

Promesa mesiánica

8[2062]Habla, pues, ahora de esta manera a mi siervo David: «Así dice Yahvé de los Ejércitos: Yo te saqué de las dehesas, de detrás de las ovejas, para que seas príncipe de Israel, mi pueblo. 9He estado contigo dondequiera que andabas, he exterminado a todos tus enemigos de delante de ti, y he hecho grande tu nombre como el nombre de los más grandes de la tierra. 10He señalado un lugar para Israel, mi pueblo, y lo he plantado, de modo que puede habitar en su propio lugar, sin ser inquietado, pues los hijos de iniquidad ya no lo oprimirán como antes. 11[2063]desde el día en que constituí jueces sobre Israel mi pueblo. Te he dado descanso de todos tus enemigos, y Yahvé te hace saber que Él te edificará una casa. 12Cuando se cumplieren tus días y tú descansares con tus padres. Yo suscitaré después de ti, un descendiente tuyo que ha de salir de tus entrañas, y haré estable su reino. 13[2064]Él edificará una casa para mi nombre: y Yo afirmaré el trono de su reino para siempre, 14Yo seré su Padre y el será mi hijo. Cuando obrare mal, le reprenderé con vara de hombres y con azotes de hombres. 15Con todo no se apartará de él mi misericordia como la aparté de Saúl, al cual he quitado de delante de ti. 16[2065]Tu casa y tu reino serán estables ante Mí eternamente, y tu trono será firme para siempre.»” 17Conforme a todas estas palabras, y a toda esta visión, así habló Natán a David.

David da gracias al Señor

18[2066]Entró entonces el rey David y permaneciendo en la presencia de Yahvé, dijo: “¿Quién soy yo, oh Señor, Yahvé, y cuál es mi casa, para que me hayas conducido hasta aquí? 19[2067]Y como si esto fuese aun poco a tus ojos, Señor, Yahvé, has hablado de nuevo también en favor de la casa de tu siervo para los tiempos futuros. ¿Es esta la costumbre de los hombres?, oh Señor Yahvé. 20¿Y qué más podrá decirte David? Pues Tú, oh Señor Yahvé, conoces a tu siervo. 21Según tu palabra y según tu corazón has hecho toda esta obra tan grande, y la has dado a conocer a tu siervo. 22Por eso eres grande, oh Yahvé Dios; pues no hay nadie como Tú, ni hay Dios alguno fuera de Ti, conforme a todo lo que hemos oído con nuestros oídos. 23[2068]¿Y hay en la tierra pueblo como tu pueblo, como Israel, al que Dios haya venido a rescatarle para hacerle el pueblo suyo y darle nombre, obrando maravillas en su favor y prodigios en favor de tu tierra, rechazando de delante de tu pueblo que redimiste de Egipto para Ti mismo, las naciones con sus dioses? 24[2069]Tú constituiste a tu pueblo Israel pueblo tuyo para siempre; y Tú, oh Yahvé, te hiciste Dios suyo. 25Ahora pues, oh Yahvé Dios, mantén siempre firme la promesa que has hecho respecto de tu siervo y respecto de tu casa, y haz según tu promesa. 26[2070]Y sea ensalzado tu nombre para siempre, y se diga: Yahvé de los Ejércitos es Dios sobre Israel, y sea estable la casa de tu siervo David delante de tu rostro. 27Porque Tú, Yahvé de los Ejércitos, Dios de Israel, has dado a tu siervo esta revelación, diciendo: ‘Te edificaré una casa’; por eso tu siervo se ha atrevido a dirigirte esta plegaria. 28Ahora pues, oh Señor Yahvé, Tú eres Dios y tus palabras son fieles. Ya que prometiste a tu siervo este bien, 29sea ahora de tu agrado bendecir la casa de tu siervo, para que subsista siempre delante de Ti; pues Tú, Señor Yahvé, lo has prometido; y con tu bendición será por siempre bendita la casa de tu siervo.”

2 SAMUEL 8

Victorias de David

1[2071]Después de esto derrotó David a los filisteos y los sojuzgó; y David arrebató de las manos de los filisteos el mando de la capital. 2[2072]Derrotó también a los moabitas; y tendiéndolos en el suelo los midió con la cuerda: midió dos cuerdas sobre los que tenían que morir, y una cuerda entera sobre quienes quedaban con vida. Con esto los moabitas vinieron a ser siervos de David y trajeron tributo. 3[2073]David derrotó también a Hadadéser, hijo de Rehob, rey de Sobá, cuando este salió a restablecer su dominio sobre el río Éufrates. 4[2074]David le tomó mil setecientos soldados de a caballo y veinte mil de a pie; y desjarretó David todos los caballos de los carros, sin dejar más que cien carros. 5Acudieron los sirios de Damasco en ayuda de Hadadéser, rey de Sobá; pero David mató de los sirios veintidós mil hombres. 6Y puso David guarniciones en la Siria de Damasco, de modo que los sirios vinieron a ser siervos de David y trajeron tributo. Yahvé hizo triunfar a David dondequiera que fue. 7David se llevó los escudos de oro que llevaban los siervos de Hadadéser, y los trajo a Jerusalén; 8[2075]y de Beta y de Berotai, ciudades de Hadadéser, tomó el rey David grandes cantidades de bronce.

9[2076]Cuando Tou, rey de Hamat, oyó que David había destrozado todo el ejército de Hadadéser, 10envió a Joram, su hijo, al rey David, para saludarle y bendecirle por haber atacado y vencido a Hadadéser, porque Tou era enemigo de Hadadéser. (Joram) trajo consigo vasos de plata, vasos de oro y vasos de bronce, 11los cuales el rey David consagró también a Yahvé, además de la plata y el oro que de todos los pueblos sometidos había tomado para consagrarlo; 12a saber, de Siria, de Moab, de los hijos de Arrimón, de los filisteos, de Amalec y del botín tomado a Hadadéser, hijo de Rehob, rey de Sobá. 13[2077]David se hizo también muy célebre cuando, de vuelta de la victoria sobre los sirios, derrotó a diez y ocho mil (Idumeos) en el valle de las Salinas. 14Puso también guarniciones en Edom; en toda la comarca de Edom puso guarniciones, y todos los idumeos vinieron a ser siervos de David. Yahvé le dio la victoria a David en todas sus expediciones.

Los ministros de David

15[2078]Reinó David sobre todo Israel, juzgando y haciendo justicia a todo su pueblo. 16Joab, hijo de Sarvia, mandaba el ejército; Josafat, hijo de Ahilud, era cronista; 17Sadoc, hijo de Aquitob, y Aquimelec, hijo de Abiatar, eran sacerdotes; Saraías era secretario; 18[2079]Banaías, hijo de Joiadá, mandaba a los cereteos y feleteos. Y los hijos de David eran ministros.

2 SAMUEL 9

David y Mefibóset

1[2080]Preguntó David: “¿Queda todavía alguno de la casa de Saúl, a quien pueda yo hacer merced por amor a Jonatán?” 2Y había un siervo de la casa de Saúl que se llamaba Sibá, al cual llamaron ante David, y el rey le preguntó: “¿Eres tú Sibá?” Él respondió: “Tu siervo.” 3Dijo el rey: “¿Queda aún persona alguna de la casa de Saúl para que pueda yo hacerle misericordia de Dios?” Sibá respondió al rey: “Vive todavía un hijo de Jonatán, lisiado de ambos pies.” 4El rey le preguntó: “¿Dónde está?” Y dijo Sibá al rey: “He aquí que está en casa de Maquir, hijo de Amiel, en Lodebar.” 5Entonces el rey David envió por él, y le trajeron de la casa de Maquir, hijo de Amiel, de Lodebar. 6Llegó, pues, Mefibóset, hijo de Jonatán, hijo de Saúl, a David, y prosternándose cayó sobre su rostro. Dijo David: “¿Mefibóset?” A lo cual él respondió: “Aquí tienes a tu siervo.” 7“No temas, le dijo David, pues pienso hacerte merced, por amor a Jonatán, tu padre; te restituiré todas las heredades de tu abuelo Saúl y comerás siempre a mi mesa.” 8[2081]Entonces él le hizo profunda reverencia, y exclamó: “¿Qué soy yo, siervo tuyo, para que vuelvas tu rostro hacia un perro muerto cual soy yo?”

9Luego llamó el rey a Sibá, siervo de Saúl, y le dijo: “Todo cuanto era de Saúl y de toda su casa se lo doy al hijo de tu señor. 10Labrarás para él las tierras, tú y tus hijos y tus siervos, y harás la cosecha para que la casa de tu señor tenga pan que comer; mas Mefibóset, hijo de tu señor, comerá siempre a mi mesa.” Tenía Sibá quince hijos y veinte siervos; 11y dijo Sibá al rey: “Tu siervo hará todo lo que mi señor, el rey, le ha mandado.” Comió, pues, Mefibóset a la mesa (de David), como uno de los hijos del rey. 12Tenía Mefibóset un hijo pequeño, que se llamaba Micá; y todos los que vivían en la casa de Sibá eran siervos de Mefibóset. 13Mefibóset habitaba en Jerusalén, porque comía siempre a la mesa del rey; era cojo de ambos pies.

2 SAMUEL 10

Victoria sobre los ammonitas

1Después de esto aconteció que murió el rey de los hijos de Ammón, y le sucedió en el reino su hijo Hanún. 2Dijo entonces David: “Mostraré benevolencia a Hanún, hijo de Nahás, como su padre usó de benevolencia conmigo.” Envió, pues, David a sus siervos para consolarle (de la muerte) de su padre. Pero llegados que hubieron los siervos de David al país de los hijos de Ammón, 3[2082]dijeron los príncipes de los hijos de Ammón a Hanún, su señor: “¿Crees tú que para honrar a tu padre, David te ha enviado consoladores? ¿No te habrá mandado David sus siervos para examinar y explorar la ciudad, a fin de destruirla?” 4[2083]Entonces tomó Hanún a los siervos de David, les rapó la mitad de la barba y les cortó la mitad inferior de los vestidos, hasta la cintura, y los despachó. 5Cuando David tuvo conocimiento de esto, envió mensajeros a su encuentro, porque esos hombres estaban sumamente avergonzados. Les mandó, pues, el rey: “Quedaos en Jericó hasta que os crezca la barba, y luego volveréis.”

6[2084]Viendo los hijos de Ammón que se habían hecho odiosos a David, enviaron mensajeros y tomaron a sueldo veinte mil soldados de los sirios de Bet-Rehob y de los sirios de Soba, mil del rey de Maacá y doce mil de los hombres de Tob. 7Cuando lo supo David, envió a Joab y todo el ejército, todas las tropas valientes. 8Salieron los hijos de Ammón y se formaron en orden de batalla a la entrada de la puerta, mientras los sirios de Soba y de Rehob, así como los hombres de Tob y de Maacá, estaban aparte en el campo. 9Al ver Joab los (dos) frentes de batalla, uno por delante, y otro por las espaldas, escogió de entre todos los escogidos de Israel (un cuerpo) que puso en orden de batalla contra los sirios, 10entregando el resto del pueblo en manos de Abisai, su hermano, el cual los formó en orden de batalla contra los hijos de Ammón. 11Y dijo (Joab): “Si los sirios prevalecieren contra mí, tú me ayudarás; y si los hijos de Ammón prevalecieren contra ti, iré yo a ayudarte. 12[2085]¡Ten buen ánimo, y esforcémonos por nuestro pueblo y por las ciudades de nuestro Dios; y que haga Yahvé lo que sea de su mayor agrado!” 13Efectivamente, cuando Joab y la gente que con él estaba avanzaron para atacar a los sirios, estos huyeron delante de él. 14[2086]Y al ver los hijos de Ammón que huían los sirios huyeron ellos también delante de Abisai, retirándose a la ciudad. Entonces Joab volvió de la guerra contra los hijos de Ammón y vino a Jerusalén.

Nuevo triunfo sobre los ammonitas

15Viendo los sirios que habían sido vencidos por los hijos de Israel, concentraron todas sus fuerzas, 16y Hadadéser hizo venir a los sirios que habitaban al otro lado del río, los cuales vinieron a Helam, capitaneados por Sobac, general de las tropas de Hadadéser. 17De lo cual informado David, reunió a todo Israel, pasó el Jordán y llegó a Helam. Los sirios se pusieron en orden de batalla contra David y trabaron con él combate. 18[2087]Pero huyeron delante de Israel; y David les mató los caballos de setecientos carros de guerra y cuarenta mil hombres de a caballo; hirió también a Sobac, general del ejército, que murió allí mismo. 19Y todos los reyes vasallos de Hadadéser, viéndose vencidos por Israel, hicieron paces con Israel y se sometieron; y los sirios no se atrevieron más a ayudar a los hijos de Ammón.

III. DAVID, EL REY PENITENTE

2 SAMUEL 11

Adulterio de David con Betsabee

1[2088]Al año siguiente, al tiempo que los reyes suelen salir a campaña, envió David a Joab y con él a sus servidores y a todo Israel, para que devastaran (el país) de los hijos de Ammón y pusieran sitio a Rabbá; David, empero, se quedó en Jerusalén. 2Una tarde, cuando David se levantó de su cama y se puso a pasear sobre el terrado del palacio real, vio desde el terrado a una mujer que se estaba bañando. La mujer era muy hermosa. 3David hizo averiguar quién era aquella mujer. Le dijeron: “Es Betsabee, hija de Eliam, mujer de Urías, el heteo.” 4[2089]Entonces David envió mensajeros y la tomó; y llegada que hubo a su presencia se acostó con ella, apenas purificada de su inmundicia. Luego ella volvió a su casa, 5y habiendo concebido mandó aviso a David, diciendo: “Estoy encinta.”

David y Urías

6Luego David mandó a Joab esta orden: “Envíame a Urías, el heteo. Y Joab le envió a David. 7Llegado Urías a David, este preguntó cómo estaba Joab y la gente y cómo andaba la guerra. 8Después dijo David a Urías: “Baja a tu casa y lava tus pies.” Y salió Urías de la casa del rey y le siguió la comida de la mesa del rey. 9Pero Urías durmió a la entrada de la casa del rey con los demás siervos de su señor, y no bajó a su casa. 10Lo contaron a David, diciendo: “Urías no ha bajado a su casa.” Y dijo David a Urías: “¿No has venido de viaje? ¿Por qué, pues, no has bajado a tu casa?” 11[2090]Urías respondió a David: “El Arca e Israel y Judá viven en tiendas, y mi señor Joab, con los servidores de mi señor, están acampados al raso; ¿e iría yo a mi casa, para comer y beber y acostarme con mi mujer? ¡Por tu vida, y por la vida de tu alma, que no haré tal cosa!” 12Replicó David a Urías: “Quédate aquí también hoy, y mañana te despacharé.” Y se quedó Urías en Jerusalén aquel día y el día siguiente. 13David lo convidó a comer y beber con él, procurando embriagarlo, mas a la noche salió (Urías) y se acostó para dormir con los siervos de su señor; y no bajó a su casa.

14Al día siguiente David escribió una carta a Joab, y se la remitió por mano de Urías. 15[2091]Decía en la carta: “Poned a Urías en aquel punto del frente donde más recio sea el combate, y retiraos de él para que sea herido y muera.” 16Joab, que sitiaba la ciudad, puso entonces a Urías en el lugar donde sabía que estaban los guerreros más valientes. 17Y cuando los hombres de la ciudad hicieron una salida y atacaron a Joab, cayeron del pueblo algunos de los siervos de David, y murió también Urías, el heteo. 18Luego Joab mandó (un mensajero) e informó a David de todos los detalles del combate, 19y dio esta orden al mensajero: “Cuando acabares de contar al rey todos los detalles del combate, 20y el rey montando en cólera te pregunte: «¿Por qué os acercasteis a la ciudad para combatirla? ¿No sabíais que desde el muro habían de tirar sobre vosotros? 21[2092]¿Quién mató a Abimelec, hijo de Jerobaal? ¿No fue una mujer que arrojó sobre él desde la muralla la piedra superior de un molino, de modo que murió en Tebes? ¿Cómo, pues, os acercasteis a la muralla?» Tú entonces le dirás: «Quedó muerto también tu siervo Urías, el heteo».”

22Fue, pues, el mensajero, y llegado a David le contó todo lo que Joab le había mandado. 23Dijo el mensajero a David: “Esas gentes han tenido una ventaja sobre nosotros. Hicieron una salida contra nosotros al campo y las rechazamos hasta la entrada de la puerta. 24Pero los flecheros tiraron desde la muralla sobre tus siervos, y murieron algunos de los siervos del rey; y también tu siervo Urías, el heteo, quedó muerto.” 25Entonces dijo David al mensajero: “Así dirás a Joab: No te aflijas por este asunto, porque la espada devora una vez a este, y otra vez a otro. Intensifica tu combate contra la ciudad y destrúyela. Y tú mismo, aliéntalo.”

David se casa con Betsabee

26Cuando la mujer de Urías supo que había muerto su marido Urías, hizo duelo por su señor; 27[2093]y pasado el duelo, envió David y la recogió en su casa. Ella fue su mujer, y le dio un hijo. Pero lo que David había hecho fue malo a los ojos de Yahvé.

2 SAMUEL 12

Natán anuncia a David el castigo

1Yahvé envió entonces a Natán, el cual llegó a David y le dijo: “Había en una ciudad dos hombres, el uno rico y el otro pobre. 2El rico tenía ovejas y ganado mayor en grandísimo número, 3el pobre, en cambio, no tenía más que una ovejita, que había comprado y criado, y la cual había crecido juntamente con él y con sus hijos, comiendo de su bocado y bebiendo de su copa y durmiendo en su seno; y era para él como una hija. 4Mas llegó un viajero al hombre rico, y este, no queriendo tocar a sus ovejas ni a sus bueyes para aderezarlos al viajero que le había llegado, tomó la ovejita del hombre pobre y la aderezó para el hombre que había venido a su casa.”

5Se irritó David fuertemente contra aquel hombre y dijo a Natán: “¡Vive Yahvé que el hombre que ha hecho esto es digno de muerte! 6[2094]Restituirá la oveja cuatro veces, por haber hecho esto y no haber tenido piedad.” 7Dijo entonces Natán a David: “Ese hombre eres tú. Así dice Yahvé, el Dios de Israel: «Yo te ungí rey sobre Israel y te libré de la mano de Saúl; 8te di la casa de tu señor y he puesto en tu seno las mujeres de tu señor; te he dado también la casa de Israel y de Judá; y si esto te parece poco, te daré por añadidura aún cosas mayores. 9¿Por qué, pues, has vilipendiado el mandamiento de Yahvé, haciendo lo que es malo a sus ojos? Has matado a espada a Urías, el heteo, y has tomado a su mujer por mujer tuya, hiriéndole a él con la espada de los hijos de Ammón. 10Por eso nunca se apartará la espada de tu casa; pues me has despreciado, tomando a la mujer de Urías, el heteo, para que sea mujer tuya.» 11[2095]Así dice Yahvé: «He aquí que Yo suscitaré desgracias contra ti de entre tu misma familia. Quitaré tus mujeres ante tus mismos ojos y se las daré a tu prójimo, el cual se acostará con ellas a la luz de este sol. 12Tú lo has hecho en secreto, pero Yo haré esto a vista de todo Israel y a la luz del sol».”

Penitencia de David

13[2096]Dijo entonces David a Natán: “He pecado contra Yahvé.” Y respondió Natán a David: “Yahvé, por su parte ha perdonado tu pecado; no morirás. 14[2097]Pero puesto que con esta acción has dado a los enemigos de Yahvé ocasión de blasfemar, por eso el niño que te ha nacido morirá irremisiblemente.” 15Con esto Natán se fue a su casa, y Yahvé hirió al niño que la mujer de Urías había dado a David, de modo que enfermó gravemente. 16David rogó a Dios por el niño y ayunó rigurosamente; y retirándose pasaba las noches acostado en tierra. 17Los ancianos de su casa le instaron para obligarle a que se levantase de la tierra; pero él no quiso hacerlo ni tomar con ellos alimento.

18Al séptimo día murió el niño; mas los siervos de David no se atrevían a darle la noticia de que había muerto el niño, porque decían: “Si cuando aún vivía el niño le hablábamos y él no quería escuchar nuestra voz, ¿cómo podemos decirle que el niño ha muerto? ¿No le causará daño?” 19Pero David, al ver que sus siervos cuchicheaban entre sí, conoció que el niño había muerto, por lo cual dijo a sus siervos: “¿Ha muerto el niño?” Y ellos respondieron: “Ha muerto.” 20[2098]Entonces se levantó David del suelo, se lavó y se ungió, y después de mudarse las ropas fue a la Casa de Yahvé y se prosternó. Luego vuelto a su casa pidió que le sirvieran la comida y comió. 21Preguntáronle sus siervos: “¿Qué es esto que estás haciendo? Cuando el niño aún vivía, ayunabas y llorabas; y ahora que el niño ha muerto te levantas y comes pan.” 22A lo que respondió: “Yo ayunaba y lloraba por el niño cuando aún vivía, pues decía: «¿Quién sabe si Yahvé no tendrá piedad de mí, y el niño quedará con vida?» 23Mas ahora que ha muerto, ¿para qué he de ayunar? ¿Podré acaso restituirle la vida? Yo iré a él, pero él no vendrá más a mí.”

24[2099]Luego consoló David a Betsabee, su mujer, y entrado donde ella estaba se llegó a ella; la cual le dio un hijo, al que puso por nombre Salomón. Y Yahvé le amó, 25y envió al profeta Natán, que le dio el nombre de Yedidyá, por amor de Yahvé.

Conquista de Rabbá

26Entretanto Joab prosiguió la guerra contra Rabbá de los ammonitas, y tomó la ciudad real. 27[2100]Envió, pues, Joab mensajeros a David que dijeran: “He atacado a Rabbá y he tomado la ciudad de las aguas. 28Junta, pues, ahora el resto del pueblo y ven a acampar contra la ciudad para tomarla, no sea que tome yo la ciudad y tenga el honor de la victoria.” 29Entonces David juntó todo el pueblo y marchó a Rabbá; la atacó y se apoderó de ella. 30[2101]Y quitó de la cabeza de su rey la corona, que pesaba un talento de oro y tenía una piedra preciosa. Esta fue puesta en la cabeza de David, el cual tomó de la ciudad un botín muy grande. 31[2102]Sacó también a los habitantes de la misma y los puso a las sierras, a los picos de hierro y a las hachas de hierro, y los llevó a los hornos de ladrillos. Lo mismo hizo con todas las ciudades de los hijos de Ammón. Después volvió David con toda la gente a Jerusalén.

IV. DAVID Y ABSALÓN

2 SAMUEL 13

Incesto de Amnón

1[2103]Después de esto aconteció lo siguiente: Tenía Absalón, hijo de David, una hermana que era muy hermosa y se llamaba Tamar, de la cual se enamoró Amnón, hijo de David. 2Amnón se apasionó tanto que por amor de su hermana Tamar vino a enfermar; pues siendo ella virgen le parecía a Amnón imposible hacer con ella cosa alguna. 3Tenía Amnón un amigo que se llamaba Jonadab, hijo de Sammá, hermano de David. Jonadab era un hombre muy astuto, 4y le preguntó: “¿Por qué, hijo del rey, te pones cada vez más flaco? ¿No quieres descubrírmelo?” Amnón le contestó: “Estoy enamorado de Tamar, hermana de mi hermano Absalón.” 5Le dijo Jonadab: “Acuéstate sobre tu cama y fíngete enfermo; y cuando tu padre venga a verte, le dirás: «Te ruego que venga mi hermana Tamar para darme de comer y para aderezar la comida ante mi vista, a fin de que yo lo vea y coma de su mano».” 6Se Acostó, pues, Amnón, y se fingió enfermo; y cuando vino su padre a verlo, dijo Amnón al rey: “Permite que venga mi hermana Tamar y haga ante mis ojos un par de hojuelas y yo las coma de su mano.” 7En efecto, David envió un recado a la habitación de Tamar para decirle: “Vete, a casa de tu hermano Amnón y prepárale la comida.”

8Fue, pues, Tamar a casa de su hermano Amnón, el cual se encontraba en cama, y tomando la pasta la amasó, e hizo delante de él las hojuelas y las puso a freír. 9Y tomando la sartén las vació delante de él; mas él no quiso comer, sino que dijo: “¡Haced salir a todos de mi presencia!” Y salieron todos de su presencia. 10Luego dijo Amnón a Tamar: “Trae la comida a la alcoba para que yo la coma de tu mano.” Tomó, pues, Tamar las hojuelas que había hecho, y las llevó a su hermano Amnón a la alcoba. 11Mas cuando se las presentó para que comiese, echó mano de ella y le dijo: “¡Ven, hermana mía, acuéstate conmigo!” 12Ella le dijo: “¡No, hermano mío; no me humilles!, pues no se hace esto en Israel. No cometas tal infamia. 13[2104]¿Adónde llevaría yo mi oprobio? Y tú serías tenido por un insensato en Israel. Por favor, habla al rey, que no se negará a darme a ti.” 14Pero él no quiso escuchar su voz, sino que siendo más fuerte que ella, la violentó y se acostó con ella. 15[2105]Mas luego concibió Amnón contra ella un aborrecimiento tan grande, que el odio con que la odiaba era más grande que el amor con que la había amado. Le dijo, pues, Amnón: “¡Levántate y vete!” 16Respondió ella: “Al ultraje que me has hecho no agregues el echarme fuera, lo que sería aún peor.” Pero él no quiso escucharla, 17sino que llamando al criado que le servía, dijo: “¡Echad a esta fuera de aquí y cerrad la puerta tras ella!” 18Llevaba ella una ropa talar, tal como la vestían las doncellas hijas de rey. Y el sirviente la echó fuera y cerró tras ella la puerta. 19Entonces Tamar puso ceniza sobre su cabeza, y rasgó la ropa talar que llevaba, y con las manos puestas sobre la cabeza se fue dando gritos. 20Su hermano Absalón le preguntó: “¿Acaso ha estado contigo tu hermano Amnón? Calla por ahora, hermana mía; es tu hermano; no te aflijas demasiado por esta cosa.” Y Tamar permaneció desconsolada, en casa de su hermano Absalón. 21[2106]Cuando el rey David oyó todo esto se irritó en gran manera. 22Mas Absalón no habló palabra con Amnón, ni mala ni buena. Sin embargo, Absalón tenía odio a Amnón, porque había violentado a su hermana Tamar.

Venganza de Absalón

23[2107]Al cabo de dos años cuando Absalón tenía los esquiladores en Baal-Hasor, cerca de Efraím, convidó a todos los hijos del rey. 24Por lo cual fue Absalón al rey y le dijo: “He aquí que tu siervo tiene los esquiladores; te ruego que el rey y sus siervos acompañen a tu siervo.” 25Respondió el rey a Absalón: “No, hijo mío, no iremos todos, por no serte gravosos.” Absalón le instó, pero él rehusó ir y le dio la bendición. 26Dijo entonces Absalón: “Si tú no puedes ir, venga siquiera con nosotros mi hermano Amnón.” Le dijo el rey: “¿Para qué ha de ir contigo?” 27[2108]Pero instándole Absalón, envió con él a Amnón y a todos los hijos del rey.

28Absalón había dado a sus siervos esta orden: “¡Estad alerta! Cuando el corazón de Amnón esté alegre por el vino y yo os diga: ¡Matad a Amnón!, entonces matadle. No temáis; soy yo quien os lo he mandado. ¡Mostrad coraje y sed hombres valientes!” 29[2109]Los siervos de Absalón hicieron con Amnón como Absalón les había mandado. Con lo que se levantaron todos los hijos del rey, montaron cada uno en su mula y se huyeron.

30Estando ellos todavía en camino, llegó a David el rumor de que Absalón había dado muerte a todos los hijos del rey, sin quedar de ellos ni uno solo. 31Entonces, levantándose el rey, rasgó sus vestidos y se echó en tierra; y todos sus siervos que estaban presentes rasgaron también sus vestidos. 32Mas Jonadab, hijo de Sammá, hermano de David, tomó la palabra y dijo: “No diga mi señor que han muerto todos los jóvenes hijos del rey. Amnón solo ha perecido; porque Absalón lo tenía así determinado desde el día que (Amnón) violó a su hermana Tamar. 33Ahora, pues, que mi señor el rey no dé crédito a ese rumor que dice: «Han muerto todos los hijos del rey», pues Amnón solo ha muerto.”

Huida de Absalón

34[2110]Absalón emprendió la fuga. Entretanto, el joven que estaba de atalaya, alzando los ojos vio que venía mucha gente por el camino occidental, del lado de la montaña. 35Dijo entonces Jonadab al rey: “Mira cómo llegan los hijos del rey. Según dijo tu siervo, así ha sucedido.” 36Apenas acabó de hablar, he aquí que llegaron los hijos del rey, y alzando la voz lloraron. También el rey y todos sus siervos se deshacían en lágrimas. 37[2111]Absalón, empero, huyó y se dirigió a Talmai, hijo de Amiud, rey de Gesur. Y (David) estuvo de duelo por su hijo todos los días.

38Después de la huida estuvo Absalón durante tres años en Gesur, 39y el rey David se consumía por la ausencia de Absalón; pues ya se había consolado de la muerte de Amnón.

2 SAMUEL 14

Regreso de Absalón

1Advirtiendo Joab, hijo de Sarvia, que el corazón del rey estaba inclinado hacia Absalón, 2[2112]envió (mensajeros) a Tecoa e hizo venir de allí una mujer sabia, a la cual dijo: “Finge que estás de duelo, ponte un vestido de luto, y no te unjas con óleo, a fin de que parezcas ser una mujer que de tiempo atrás está de duelo por un muerto. 3Irás al rey y le hablarás de esta manera.” Y Joab le puso las palabras en la boca.

4Fue, pues, aquella mujer de Tecoa a hablar con el rey. Cayendo en tierra sobre su rostro hizo reverencia, y dijo: “¡Sálvame, oh rey!” 5El rey le dijo: “¿Qué tienes?” Ella respondió: “Soy una mujer viuda, pues se me murió mi marido. 6Tenía tu sierva dos hijos, que riñeron en el campo, sin que hubiera quien los separase, de manera que el uno hirió al otro y le mató. 7[2113]Y he aquí que toda la parentela se ha levantado contra tu sierva, diciendo: ‘Entréganos al que mató a su hermano, para hacerle morir en venganza de la vida de su hermano a quien mató; y extirparemos también al heredero’. Así extinguirán la centella que me queda aún, sin dejar a mi marido ni nombre ni heredero sobre la faz de la tierra.” 8El rey respondió a la mujer: “Vete a tu casa, que yo daré órdenes en tu caso.” 9[2114]Luego dijo la mujer de Tecoa al rey: “¡Recaiga la culpa, oh rey y señor mío, sobre mí y sobre la casa de mi padre; mas el rey y su trono queden sin culpa!” 10Y dijo el rey: “A cualquiera que te moleste, tráele a mí, y no te incomodará más.” 11[2115]A lo que replicó ella: “Acuérdese el rey de Yahvé, tu Dios, para que el vengador de la sangre no aumente el estrago matando a mi hijo.” Respondió él: “¡Vive Yahvé, que ni un cabello de tu hijo caerá en tierra!”

12Dijo entonces la mujer: “Permite que tu sierva diga una palabra a mi señor el rey.” Respondió el rey: “Habla.” 13[2116]Y dijo la mujer: “¿Por qué has pensado tú esto mismo contra el pueblo de Dios? Pues pronunciando el rey este juicio se hace culpable, por cuanto el rey no hace volver a su (hijo) desterrado. 14Que sin duda nos consume la muerte; somos como agua derramada sobre la tierra, la cual no puede ser recogida; pero Dios no quiere quitar la vida, sino que busca medios para que el desterrado no permanezca arrojado de su presencia. 15Si yo ahora me he presentado para hablar al rey mi señor estas cosas, es porque el pueblo me ha atemorizado. Dijo, pues, tu sierva: «Voy a hablar con el rey; quizás accederá el rey a la palabra de su sierva. 16Seguramente el rey escuchará y librará a su sierva de la mano del hombre que quiere exterminarme, juntamente con mi hijo, de la herencia de Dios.» 17[2117]Pensó, pues, tu sierva: ¡Que la respuesta de mi señor el rey me dé tranquilidad! Pues como un ángel de Dios, así es mi señor el rey para entender lo bueno y lo malo. ¡Yahvé, tu Dios, sea contigo!” 18Respondió el rey, y dijo a la mujer: “No me encubras nada de lo que voy a preguntarte.” A lo que dijo la mujer: “Hable mi señor el rey.” 19Preguntó entonces el rey: “¿No está contigo en todo este asunto la mano de Joab?” La mujer respondió y dijo: “Por la vida de tu alma, oh rey, señor mío, que es plena verdad todo lo que dice mi señor el rey; porque tu siervo Joab es el que me lo ha mandado, y él mismo puso en boca de tu sierva todas estas palabras. 20Tu siervo Joab hizo esto para disfrazar este asunto, pero mi señor es sabio como un ángel de Dios para conocer todo cuanto pasa en la tierra.”

21Dijo entonces el rey a Joab: “He aquí, ya que lo tengo resuelto, ve y haz que vuelva el joven Absalón.” 22Joab cayó en tierra sobre su rostro, postrándose, y bendijo al rey, diciendo: “Hoy sabe tu siervo que ha hallado gracia a tus ojos, oh rey señor mío, por haber otorgado el rey lo que ha pedido su siervo.” 23Y se levantó Joab y fue a Gesur, de donde trajo a Absalón a Jerusalén. 24[2118]Pero el rey dijo: “¡Retírese él a su casa y que no venga a ver mi rostro!” Se retiró, pues, Absalón a su casa, sin ver la cara del rey.

Readmisión de Absalón

25En todo Israel no había hombre tan hermoso como Absalón. Desde la planta de su pie hasta la coronilla de su cabeza no había en él defecto alguno. 26[2119]Cuando se cortaba el pelo —lo hacía cada año, porque le era muy pesado, por eso lo cortaba— pesaba el cabello de su cabeza doscientos siclos, según el peso del rey. 27[2120]Le nacieron a Absalón tres hijos y una hija, la cual se llamaba Tamar, que era mujer muy hermosa.

28Absalón estuvo en Jerusalén dos años sin ver la cara del rey. 29Por lo cual mandó llamar a Joab para enviarlo al rey; pero Joab no quiso ir a verlo. Mandó, pues, llamarlo por segunda vez; mas no quiso ir. 30[2121]Dijo entonces a sus siervos: “Ved, el campo de Joab está junto al mío, y tiene allí cebada. Id y pegadle fuego.” Y los siervos de Absalón pegaron fuego a (las mieses) del campo. 31Con lo cual Joab se levantó, y llegado a Absalón, a su casa, le dijo: “¿Por qué tus siervos han pegado fuego a mi campo?”

32Contestó Absalón a Joab: “Mira, he enviado por ti para decirte: Ven aquí para que te envíe al rey y le digas: ¿A qué propósito he venido de Gesur? Mejor sería para mí estar todavía allí. Quiero ver ahora el rostro del rey; y si hay en mí culpa quíteme él la vida.” 33Fue, pues, Joab al rey y le contó estas cosas; y este llamó a Absalón, el cual vino y se prosternó ante el rey con el rostro en tierra; y el rey besó a Absalón.

2 SAMUEL 15

Rebelión de Absalón

1Después de esto Absalón se procuró una carroza y caballos, y cincuenta hombres corrían delante de él. 2Levantándose Absalón muy temprano se colocaba junto al camino que llevaba a la puerta; y cuando alguno que tenía un pleito venía a juicio ante el rey, Absalón le llamaba y le decía: “¿De qué ciudad eres tú?”, y cuando este contestaba: “De tal o cual tribu de Israel es tu siervo”, 3le respondía Absalón: “Mira, tu causa es buena y justa; pero no hay quien te oiga de parte del rey.” 4Y solía agregar Absalón: “¡Quién me constituyera juez en el país, para que todo hombre que tiene algún pleito o algún negocio viniese a mí! ¡Yo le haría justicia!” 5Y cuando alguno se acercaba para postrarse ante él, le tendía la mano, y asiéndole le besaba. 6Así hacía Absalón con todo Israel que venía a juicio ante el rey; con lo cual Absalón robó el corazón de los hombres de Israel.

7[2122]Al cabo de cuatro años, dijo Absalón al rey: “Permíteme que vaya a cumplir en Hebrón el voto que tengo hecho a Yahvé. 8Pues estando tu siervo en Gesur, en Siria, hizo un voto diciendo: ‘Si Yahvé me restituyere a Jerusalén, serviré a Yahvé’.” 9El rey le dijo: “Vete en paz.” Se levantó y marchó a Hebrón. 10Entonces Absalón envió mensajeros por todas las tribus de Israel, diciendo: “Cuando oyereis el sonido de la trompeta, decid: «¡Absalón es rey en Hebrón!»” 11Con Absalón fueron doscientos hombres de Jerusalén que él había convidado; mas iban con sencillez de corazón, sin tener conocimiento de nada. 12Mientras Absalón ofrecía los sacrificios, envió también a llamar de Gilo, su ciudad, a Aquitófel, gilonita, consejero de David. Era fuerte la conspiración, y el pueblo que estaba con Absalón iba cada vez más en aumento.

David huye de Jerusalén

13Llegó a David un mensajero que dijo: “Los corazones de los hombres de Israel se han adherido a Absalón.” 14[2123]Dijo entonces David a todos sus siervos que estaban con él en Jerusalén: «¡Levantaos y huyamos!, de lo contrario no podemos escapar a las manos de Absalón. ¡Daos prisa a salir, no sea que él, apresurándose, nos alcance y arroje sobre nosotros el mal y pase la ciudad a filo de espada!» 15Los siervos del rey le respondieron: “He aquí a tus siervos, dispuestos a cuanto dispusiere el rey, nuestro señor.” 16Salió, pues, el rey y toda su familia en pos de él. El rey dejó solo diez mujeres secundarias para guardar la casa. 17Salido que hubo el rey, con toda la gente en pos de él, se paró cerca de una casa alejada. 18[2124]Entonces todos sus siervos desfilaron junto a él. Todos los cerneos, todos los feleteos y todos los geteos —seiscientos hombres que tras él habían venido de Gat— desfilaban por delante del rey.

Fidelidad de Etai

19Dijo el rey a Etai, el geteo: “¿Por qué vas tú también con nosotros? Vuelve y quédate con el rey; pues eres extranjero y desterrado también de tu patria. 20Ayer llegaste, ¿y hoy te hago ir vagando con nosotros cuando yo mismo no sé adónde voy? Vuelve, pues, y lleva contigo a tus hermanos. La misericordia y la fidelidad (de Dios) sean contigo.” 21[2125]Etai respondió al rey, diciendo: “¡Vive Yahvé, y vive mi señor el rey, que dondequiera que esté mi señor el rey; sea para muerte, sea para vida, allí estará también tu siervo!” 22Dijo entonces David a Etai: “Ve, pues, y pasa adelante.” Y Etai, el geteo, pasó adelante con todos sus hombres y todos los niños que le acompañaban. 23[2126]Todo el país lloraba en alta voz mientras toda esa gente pasaba. Luego el rey y toda la gente atravesaron el Cedrón y se encaminaron hacia el desierto. 24Y he aquí que iba también Sadoc, y con él todos los levitas, que llevaban el Arca de la Alianza de Dios. Y depusieron el Arca de Dios mientras Abiatar ofrecía sacrificios hasta que toda la gente hubo salido de la ciudad.

El arca vuelve a Jerusalén

25[2127]Entonces dijo el rey a Sadoc: “Vuelve a llevar el Arca de Dios a la ciudad. Si yo hallare gracia a los ojos de Yahvé, Él me volverá a traer y me dejará ver el Arca y su Tabernáculo. 26Mas si Él dijere: «No me complazco en ti», heme aquí, haga Él conmigo como mejor le parezca.” 27Dijo además el rey al sacerdote Sadoc: “¿No eres tú vidente? Vuelve, pues, en paz, a la ciudad, juntamente con vuestros dos hijos: Aquimaas, tu hijo, y Jonatán, hijo de Abiatar. 28Mira que yo esperaré en los vados del desierto, hasta que venga de vuestra parte una noticia informadora.” 29Así, pues, Sadoc y Abiatar llevaron el Arca de Dios a Jerusalén y se quedaron allí.

30[2128]Subía David la cuesta (del Monte) de los Olivos; subía llorando, cubierta la cabeza y caminando descalzo. También toda la gente que le acompañaba tenía cubierta la cabeza, y subían llorando. 31Se le dijo a David: “Aquitófel está entre los conspiradores con Absalón.” “Oh Yahvé, exclamó entonces David, te ruego, que vuelvas insensato el consejo de Aquitófel.”

32[2129]Cuando David llegó a la cumbre donde solía adorar a Dios, he aquí que se le presentó Cusai, arquita, rasgados los vestidos y con tierra sobre su cabeza. 33David le dijo: “Si me acompañas, serás para mí una carga; 34pero si te vuelves a la ciudad y dices a Absalón: «Quiero ser siervo tuyo, oh rey. Antes he sido siervo de tu padre, mas ahora seré tu siervo», me podrás desconcertar el consejo de Aquitófel. 35Tienes allí contigo a los sacerdotes Sadoc y Abiatar. Todo lo que sepas de la casa del rey, se lo comunicarás a los sacerdotes Sadoc y Abiatar. 36Ellos tienen allí consigo a sus dos hijos, Aquimaas, hijo de Sadoc, y Jonatán, hijo de Abiatar; por medio de ellos podréis informarme de todo lo que lleguéis a oír.” 37Volvió, pues, Cusai, amigo de David, a la ciudad al mismo tiempo que Absalón hacía su entrada en Jerusalén.

2 SAMUEL 16

Fidelidad de Sibá

1[2130]Apenas hubo David pasado un poco más allá de la cumbre, he aquí que Sibá, siervo de Mefibóset, vino a su encuentro con un par de asnos aparejados, y sobre ellos doscientos panes, cien cuelgas de pisas, cien frutas de verano y un odre de vino. 2Preguntó el rey a Sibá: “¿Qué quieres con estas cosas?” Respondió Sibá: “Los asnos son para que monte en ellos la familia del rey, y el pan y las frutas para que coman los mozos, y el vino para que beban los que se fatiguen en el desierto.” 3Preguntó más el rey: “¿Dónde está el hijo de tu señor?” Sibá respondió al rey: “He aquí que se ha quedado en Jerusalén, diciendo: «Hoy me devolverá la casa de Israel el reino de mi padre.»” 4Dijo entonces el rey a Sibá: “He aquí que todo lo que pertenece a Mefibóset, es tuyo.” A lo que contestó Sibá: “Yo me prosterno. ¡Halle yo gracia a tus ojos, oh rey, señor mío!”

Semeí maldice a David

5Cuando el rey llegó a Bahurim, he aquí que de allí le salió al encuentro un hombre de la parentela de Saúl, cuyo nombre era Semeí, hijo de Gerá. Salía, echando maldiciones, 6[2131]y tiraba piedras contra David, y contra todos los siervos del rey David, mientras toda la gente y todos los hombres de guerra marchaban a la derecha y a la izquierda (del rey). 7Y así decía Semeí en sus maldiciones: “¡Vete, vete sanguinario y hombre de Belial! 8Yahvé ha hecho recaer sobre ti toda la sangre de la casa de Saúl, en cuyo lugar te has hecho rey; Yahvé ha dado el reino en manos de Absalón, tu hijo; y a ti te ha prendido en tus maldades, porque eres un sanguinario.” 9Entonces Abisai, hijo de Sarvia, dijo al rey: “¿Por qué este perro muerto ha de maldecir a mi señor el rey? Iré, con tu permiso, y le cortaré la cabeza.” 10[2132]El rey respondió: “¿Qué tengo yo que ver con vosotros, hijos de Sarvia? ¡Que siga él maldiciendo! Si Yahvé le ha dicho: «¡Maldice a David!» ¿Quién osará decirle: «Por qué haces esto»?” 11Y dijo David a Abisai y a todos sus siervos: “Mirad, mi propio hijo, que salió de mis entrañas, busca cómo quitarme la vida. ¿Con cuánta más razón puede hacerlo este hijo de Benjamín? Dejadle que siga maldiciendo; porque se lo ha mandado Yahvé. 12Quizás Yahvé mirará mi aflicción y me devolverá bienes en lugar de las maldiciones de hoy.” 13Así, pues, David y sus hombres siguieron su camino, mientras Semeí iba por la falda del monte, cerca de David, maldiciendo y tirando piedras hacia él y esparciendo polvo. 14El rey y toda la gente que le acompañaba llegaron extenuados y descansaron en aquel lugar.

Aquitófel y Cusai

15Entretanto Absalón y todo el pueblo, los hombres de Israel, habían llegado a Jerusalén, y con él Aquitófel. 16También Cusai, el arquita, amigo de David, fue a presentarse a Absalón; y dijo Cusai a Absalón: “¡Viva el rey! ¡Viva el rey!” 17Absalón dijo a Cusai: “¿Es esta tu piedad para con tu amigo? ¿Por qué no has ido con tu amigo?” 18Respondió Cusai a Absalón: “¡No! Yo soy de aquel a quien ha escogido Yahvé y este pueblo y todos los hombres de Israel; con ese me quedaré. 19Por lo demás: ¿A quién voy a servir? ¿No es a un hijo suyo? De la misma manera que he servido al padre, así te serviré a ti.” 20Dijo entonces Absalón a Aquitófel: “¡Dad vuestro consejo! ¿Qué debemos hacer?” 21Aquitófel respondió a Absalón: “Entra a las concubinas de tu padre; que él ha dejado para custodiar la casa; y oirá todo Israel que te has hecho odioso a tu padre; así se fortalecerán las manos de todos los que están contigo.” 22[2133]Levantaron, pues, para Absalón un pabellón sobre el terrado y Absalón entró a las concubinas de su padre, viéndolo todo Israel. 23En aquel tiempo un consejo dado por Aquitófel era mirado como un oráculo que un hombre pedía a Dios. Así (eran estimados) todos los consejos de Aquitófel tanto por David como por Absalón.

2 SAMUEL 17

Absalón se deja engañar por Cusai

1Dijo Aquitófel a Absalón: “Déjame escoger doce mil hombres, para que me levante y siga tras David esta misma noche. 2[2134]Caeré sobre él mientras esté cansado y muy debilitado. Le infundiré miedo, y toda la gente que le acompaña huirá, de modo que mataré al rey solo, 3y traeré de nuevo a ti todo el pueblo. Y cuando volvieren todos los hombres, según tú deseas, todo el pueblo estará en paz.” 4Este consejo agradó a Absalón y a todos los ancianos de Israel. 5Pero Absalón dijo: “Llámese asimismo a Cusai, el arquita, para que oigamos también lo que dice él.” 6Vino Cusai a Absalón, el cual le habló, diciendo: “De esta manera ha hablado Aquitófel. ¿Haremos según su consejo? Si no, habla tú.” 7Cusai respondió a Absalón: “Esta vez el consejo que ha dado Aquitófel no es bueno.” 8Y agregó Cusai: “Tú sabes que tu padre y sus hombres son valerosos, y de ánimo exasperado como una osa en el campo a quien le han robado sus cachorros. Tu padre es hombre de guerra y no descansará la noche con el pueblo. 9Estará ahora escondido en alguna cueva, o en otro lugar, y si al principio cayeren algunos de los (tuyos), los que lo oyeren dirán: ‘Se ha hecho estrago entre la gente que sigue a Absalón.’ 10Entonces aun el más valiente, cuyo corazón es como de león, va a desmayar completamente; porque todo Israel sabe que tu padre es esforzado, y que son valientes cuantos le siguen. 11[2135]Mi consejo es, pues: que se reúna en derredor de ti todo Israel, desde Dan hasta Bersabee, en multitud como las arenas de la orilla del mar, y que tú en persona vayas al combate. 12Y nos echaremos sobre él en cualquier lugar en que se hallare, y caeremos sobre él a la manera del rocío que cae sobre la tierra, y no dejaremos que quede él, ni nadie de los que lo acompañan. 13Y si se refugiare en una ciudad, todo Israel llevará sogas a esa ciudad, y la arrastraremos al torrente, hasta que no quede allí ni siquiera una piedrecita.”

14[2136]Dijeron entonces Absalón y todos los hombres de Israel: “El consejo de Cusai arquita es mejor que el consejo de Aquitófel”; porque Yahvé había determinado frustrar el excelente consejo de Aquitófel, pues Yahvé quería traer el mal sobre Absalón.

David es avisado por Cusai

15Dijo luego Cusai a los sacerdotes Sadoc y Abiatar: “Esto y esto ha aconsejado Aquitófel a Absalón y a los ancianos de Israel; y esto y esto les he aconsejado yo. 16Enviad, pues, presto y dad a David esta noticia: «No te detengas esta noche en las llanuras del desierto, antes bien pasa sin falta a la otra ribera, para que no sea destruido el rey con toda la gente que le sigue.»” 17[2137]Entretanto Jonatán y Aquimaas estaban junto a la fuente de Rogel, porque no podían dejarse ver entrando en la ciudad. Por esto fue la criada y se lo dijo. Pero cuando partieron para dar aviso a David, 18los vio un muchacho, que dio parte a Absalón. Los dos caminaron a toda prisa y llegaron a casa de un hombre, en Bahurim, que tenía en su patio un pozo, en el cual se metieron. 19La mujer (de la casa) tomó una cubierta, la tendió sobre la boca del pozo y puso encima de ella grano trillado, de modo que no se notó nada. 20[2138]Y cuando llegaron los siervos de Absalón a la casa de la mujer y preguntaron: “¿Dónde están Aquimaas y Jonatán?” La mujer les respondió: “Han cruzado ya el río de las aguas.” Empezaron, pues, a buscarlos, más no hallándolos regresaron a Jerusalén. 21Cuando se hubieron ido, subieron (los dos) del pozo, y marcharon a avisar al rey David, y dijeron a David: “Levantaos, y apresuraos a pasar las aguas, pues esto y esotro ha aconsejado Aquitófel contra vosotros.” 22David se levantó y todo el pueblo que le acompañaba y pasaron el Jordán. Al despuntar el día no quedó ni uno que no hubiese pasado el Jordán.

Suicidio de Aquitófel

23[2139]Cuando Aquitófel vio que no se había seguido su consejo, aparejó su asno, y levantándose se fue a su casa, a su ciudad, donde dispuso los negocios de su casa. Después se ahorco y murió. Fue enterrado en el sepulcro de su padre.

David y Absalón preparan la batalla

24[2140]David había venido ya a Mahanaim cuando Absalón pasó el Jordán, y con él todos los hombres de Israel. 25[2141]Absalón puso a Amasa al frente del ejército en lugar de Joab. Amasa era hijo de un hombre llamado Itrá, ismaelita, que tuvo que ver con Abigail, hija de Nahás, hermana de Sarvia, madre de Joab. 26Israel y Absalón acamparon en el país de Galaad. 27Llegado que hubo David a Mahanaim, Sobí, hijo de Nahás, de Rabbá de los hijos de Ammón, y Maquir, hijo de Amiel, de Lobedar, y Barcillai galaadita, de Rogelim, 28[2142](le ofrecieron) camas, platos, vasijas de barro, trigo, cebada, harina, grano tostado, habas, lentejas, (garbanzos) tostados, 29miel, manteca, ovejas y quesos de vaca; y se lo dieron a David y a la gente que con él estaba, para que comiesen; pues decían: “La gente habrá sufrido hambre, fatiga y sed en el desierto.”

2 SAMUEL 18

Derrota de Absalón

1David pasó revista a las tropas que tenía consigo, y estableció sobre ellos jefes de miles y jefes de cientos. 2Y puso David una tercera parte de las tropas bajo el mando de Joab, otra tercera parte bajo el mando de Abisai, hijo de Sarvia, hermano de Joab, y una tercera parte bajo el mando de Etai, el geteo. Y dijo el rey a las tropas: “Yo saldré también con vosotros.” 3Mas la gente le respondió: “De ningún modo saldrás tú; pues aun cuando nosotros huyéramos no les importaría mucho; y si muriere la mitad de nosotros, nada les aprovecharía; porque tú equivales a diez mil de nosotros. Más vale, pues, que tú desde la ciudad puedas venir en nuestro socorro.” 4Respondió el rey: “Haré lo que bien os parezca.” Y se apostó el rey junto a la puerta, en tanto que toda la gente iba saliendo en grupos de cien y de mil. 5Entonces dio el rey a Joab y a Abisai y a Etai esta orden: “¡Conservadme al joven Absalón!” Y todo el pueblo oyó cuando el rey dio a todos los jefes esta orden respecto a Absalón.

6[2143]Salió, pues, la gente al campo contra Israel; y se libró la batalla en el bosque de Efraím. 7Allí fue derrotado el pueblo de Israel por los soldados de David, y en aquel día se hizo allí una gran matanza, de veinte mil hombres. 8La batalla se extendió allí sobre toda aquella región, y en aquel día fueron más los que devoró el bosque que los que murieron al filo de espada.

Muerte de Absalón

9Y sucedió que Absalón, al encontrarse con los soldados de David, iba montado en un mulo; y pasando el mulo debajo del ramaje tupido de un gran terebinto, se enredó la cabellera (de Absalón) en el terebinto; y quedó suspendido entre el cielo y la tierra, mientras el mulo que tenía debajo de sí, seguía adelante. 10[2144]Un hombre lo vio, el cual dio aviso a Joab, diciendo: “He aquí que he visto a Absalón colgado de un terebinto.” 11Dijo entonces Joab al hombre que le dio la noticia: “Ya que le viste, ¿por qué no le abatiste allí mismo a tierra? A fe mía, te habría dado diez siclos de plata y un tahalí.” 12Pero aquel hombre contestó a Joab: “Aunque se pesaran en mi mano mil siclos de plata, no la alargaría contra el hijo del rey; pues, oyéndolo nosotros, mandó el rey a ti, a Abisai, y a Etai, diciendo: «¡Conservadme al joven Absalón!» 13Si yo hubiera hecho traición contra su vida, nada de eso quedaría oculto al rey, y tú mismo te pondrías contra mí.” 14[2145]Respondió Joab: “No es así, pero pierdo tiempo contigo.” Y tomando tres dardos en su mano los clavó en el corazón de Absalón, el cual vivía aún pendiente del terebinto. 15Tras esto, diez jóvenes, escuderos de Joab, cercaron a Absalón, lo hirieron y lo mataron.

16Entonces Joab tocó la trompeta y el pueblo desistió de perseguir a Israel, pues Joab tenía compasión del pueblo. 17Luego tomaron a Absalón y le echaron en un gran hoyo en el bosque, levantando sobre él un enorme montón de piedras. Y todo Israel huyó, cada cual a su tienda. 18[2146]Durante su vida Absalón había tomado y erigido para sí el monumento que está en el Valle del Rey; porque se decía: “No tengo hijo que conserve la memoria de mi nombre.” Dio al monumento su propio nombre, y se llama “Mano de Absalón” hasta el día de hoy.

El mensaje a David

19Aquimaas, hijo de Sadoc, dijo: “Iré corriendo para dar al rey la buena noticia de que Yahvé le ha hecho justicia librándolo de las manos de sus enemigos.” 20Joab le contestó: “Hoy no serías portador de buenas nuevas; podrás serlo en otra ocasión, pero hoy no llevarías noticias buenas, por cuanto ha muerto el hijo del rey.” 21[2147]Dijo, pues, Joab al cusita: “Ve y anuncia al rey lo que has visto.” El cusita se prosternó delante de Joab y echó a correr. 22Mas Aquimaas, hijo de Sadoc, volvió a decir a Joab: “Sea lo que fuere; déjame correr tras el cusita.” Respondió Joab: “¿Para qué quieres correr tú, hijo mío? pues no se te darán albricias.” 23“Sea lo que fuere, yo correré”, replicó él y (Joab) le dijo: “Corre.” Corrió, pues, Aquimaas por el camino del valle, y se adelantó al cusita.

24[2148]Estaba David sentado entre las dos puertas. En ese momento el atalaya que había ido al techo de la puerta, sobre el muro, alzó los ojos y miró, y divisó a un hombre solo que venía corriendo. 25El atalaya dio voces y se lo avisó al rey. El rey respondió: “Si está solo, tiene buenas noticias en su boca.” Mientras este seguía acercándose, 26divisó el atalaya a otro hombre que venía corriendo, y gritó hacia la puerta, diciendo: “He aquí (otro) hombre que corre solo.” Y dijo el rey: “También este trae buenas noticias.” 27Añadió el atalaya: “Veo que la manera de correr del primero es la de Aquimaas, hijo de Sadoc.” Respondió el rey: “Es hombre de bien y viene con buenas nuevas.”

28En esto, Aquimaas exclamó y dijo al rey: “¡Salud!” Y postrándose ante el rey, rostro a tierra, dijo: “¡Bendito sea Yahvé, tu Dios, que ha entregado a los hombres que alzaron su mano contra mi señor, el rey!” 29El rey preguntó: “Y el joven Absalón, ¿está bien?” Aquimaas respondió: “Yo vi un gran alboroto cuando Joab envió al siervo del rey y a mí tu siervo, mas no supe qué era.” 30Dijo entonces el rey: “Pasa y ponte ahí.” Y él pasó y permaneció allí de pie. 31Y he aquí que entretanto llegó el cusita. Y dijo el cusita: “Sepa el rey, mi señor, la buena noticia: Yahvé te ha hecho justicia hoy, librándote de mano de todos los que se habían levantado contra ti.” 32Preguntó el rey al cusita: “¿Está bien el joven Absalón?” Contestó el cusita: “¡Tengan la suerte de ese joven los enemigos de mi señor, el rey, y todos los que para mal se han levantado contra ti!” 33[2149]El rey, profundamente conmovido, subió al aposento que había sobre la puerta y echó a llorar, y andando exclamaba: “¡Hijo mío, Absalón! ¡Hijo mío! ¡Hijo mío, Absalón! ¡Ojalá hubiera yo muerto en lugar de ti! ¡Absalón, hijo mío, hijo mío!”

2 SAMUEL 19

Luto del rey

1Dijeron a Joab: “He aquí que el rey llora y hace duelo por Absalón.” 2De modo que en aquel día la victoria se trocó en luto para todo el pueblo; porque el pueblo supo en ese día que el rey se afligía por su hijo. 3En aquel día el pueblo entró en la ciudad a hurtadillas como suele entrar furtivamente la gente avergonzada cuando huye en la batalla. 4[2150]El rey se había cubierto el rostro y clamaba en alta voz: “¡Hijo mío, Absalón! ¡Absalón, hijo mío, hijo mío!” 5Entró entonces Joab en casa del rey y le dijo: “Has cubierto hoy de confusión el rostro de todos tus siervos, que hoy han salvado tu vida, y la vida de tus hijos y de tus hijas, y la vida de tus esposas y de tus mujeres secundarias. 6Tú amas a los que te aborrecen, y aborreces a los que te aman. Porque hoy has mostrado que nada te importan ni príncipes, ni siervos; pues ahora sé que si Absalón viviera y nosotros todos estuviéramos hoy muertos, te darías por satisfecho. 7Levántate ahora y sal fuera, y habla al corazón de tus siervos. Pues juro por Yahvé que si no sales, no quedará un solo hombre contigo esta noche. Y esto será para ti un mal peor que todos los males que han venido sobre ti desde tu mocedad hasta ahora.” 8Con esto se levantó el rey y se sentó a la puerta, y se le dio a todo el pueblo esta noticia: “He aquí que el rey está sentado a la puerta.” Y todo el pueblo se presentó delante del rey. Entretanto los de Israel habían huido cada cual a su tienda.

Vuelta de David a Jerusalén

9Todo el pueblo, en todas las tribus de Israel, disputaba entre sí, diciendo: “El rey nos libró del poder de nuestros enemigos, él nos salvó de las manos de los filisteos, y ahora ha huido del país a causa de Absalón. 10Ahora bien, Absalón, a quien habíamos ungido por rey sobre nosotros, ha muerto en la batalla. ¿Por qué, pues, no hacéis nada para traer al rey?” 11[2151]El rey David envió entonces a decir a los sacerdotes Sadoc y Abiatar: “Hablad con los ancianos de Judá, diciendo: ¿Cómo es que sois vosotros los últimos en hacer volver al rey a su casa? Pues lo que en todo Israel se decía había llegado a la casa del rey. 12Vosotros sois mis hermanos, sois huesos míos y carne mía; ¿por qué, pues, sois los últimos en hacer volver al rey? 13[2152]Decid también a Amasá: ¿No eres tú mi hueso y mi carne? Esto y aún más me haga Dios, si no has de ser delante de mí jefe vitalicio del ejército, en lugar de Joab.” 14Así ganó el corazón de todos los hombres de Judá, como si fuese un solo hombre; y enviaron a decir al rey: “Vuelve tú y todos tus siervos.”

Clemencia del rey

15Volvió, pues, el rey, y vino al Jordán. Los de Judá habían ido al encuentro del rey hasta Gálgala, a fin de ayudarle en el paso del Jordán. 16También Semeí, hijo de Gerá, de los hijos de Benjamín, de Bahurim, se apresuró a descender con los hombres de Judá para recibir al rey David; 17y con él mil hombres de Benjamín; y Sibá, siervo de la casa de Saúl, y con él sus quince hijos y sus veinte siervos, que pasaron el Jordán delante del rey. 18Cruzaron el vado para pasar a la familia del rey y ponerse a su disposición. Entonces Semeí, hijo de Gerá, se postró delante del rey, en el momento que este iba a pasar el Jordán, 19y dijo al rey: “¡No me impute mi señor la iniquidad, y no se acuerde de lo que hice perversamente el día en que mi señor, el rey, salió de Jerusalén! ¡No haga el rey caso de ello! 20[2153]Porque bien sabe tu siervo que ha pecado. He aquí que he venido hoy, el primero de toda la casa de José, para bajar al encuentro de mi señor el rey.” 21Entonces Abisai, hijo de Sarvia, tomó la palabra y dijo: “¿Acaso no ha de morir Semeí, por haber maldecido al ungido de Yahvé?” 22[2154]Pero David dijo: “¿Qué tengo yo que ver con vosotros, hijos de Sarvia? ¿Por qué me tentáis? Nadie ha de morir hoy en Israel, pues he visto que hoy seré (de nuevo) rey sobre Israel.” 23Y dijo el rey a Semeí: “No morirás.” Y se lo juró el rey.

David y Mefibóset

24También Mefibóset, hijo de Saúl, había descendido al encuentro del rey. No había cuidado sus pies, ni compuesto la barba, ni lavado la ropa, desde el día que subió el rey hasta el día que volvió en paz. 25Cuando vino de Jerusalén al encuentro del rey, este le dijo: “¿Por qué no fuiste conmigo, Mefibóset?” 26Respóndió él: “¡Oh rey y señor mío, mi siervo me ha engañado! Porque tu siervo había dicho: Me aparejaré el asno, y montaré en él para ir con el rey, por cuanto tu siervo es cojo. 27Además, ha calumniado a tu siervo delante de mi señor, el rey. Pero mi señor, el rey, es como un ángel de Dios; haz lo que mejor te parezca. 28Pues aunque todos los de la casa de mi padre no hemos merecido del rey, mi señor, sino la muerte, pusiste tú a tu siervo entre los que comen a tu mesa. ¿Qué derecho tengo yo todavía para pedir al rey cosa alguna?” 29[2155]El rey le dijo: “¿Por qué hablas tanto de tus asuntos? Ya lo he dicho: Tú y Sibá os repartiréis las tierras.” 30Y dijo Mefibóset al rey: “Tómeselas él todas, ya que el rey, mi señor, ha vuelto en paz a su casa.”

El rey y Barzillai

31También Barzillai, el galaadita, bajó desde Rogelim, y pasó el Jordán con el rey, para escoltarlo en el paso del Jordán. 32Era Barzillai muy anciano, tenía ya ochenta años y había abastecido al rey durante su estancia en Mahanaim, porque era hombre muy rico. 33Dijo el rey a Barzillai: “Pasa adelante conmigo, y te sustentaré junto a mí en Jerusalén.” 34Barzillai respondió al rey: “¿Cuántos años podré vivir todavía? No vale la pena subir con el rey a Jerusalén. 35Tengo ahora ochenta años. ¿Puedo yo, acaso, distinguir entre lo bueno y lo malo? ¿Puede tu siervo gustar lo que come y lo que bebe? ¿O puedo oír ya la voz de cantores y de cantoras? ¿Cómo, pues, tu siervo ha de servir de carga a mi señor, el rey? 36Solo un corto trecho acompañará tu siervo al rey en el Jordán. ¿Y por qué quiere el rey darme esta recompensa? 37[2156]Permite, pues, que se vuelva tu siervo, para que muera en mi ciudad, junto al sepulcro de mi padre y de mi madre. Pero ahí tienes a tu siervo Camaam. Pase él con mi señor, el rey, y haz con él lo que bien te parezca.” 38Respondió el rey: “¡Pase, pues, conmigo Camaam! ¡Con él haré lo que te plazca; pues te otorgaré todo cuanto me pidas!” 39Cuando todo el pueblo hubo cruzado el Jordán, pasó también el rey. Entonces besó el rey a Barzillai y le bendijo; y este volvió a su lugar.

Disensión entre Judá e Israel

40El rey pasó a Gálgala, acompañándole Camaam. Todo el pueblo de Judá y la mitad del pueblo de Israel escoltaban al rey. 41Y he aquí que vinieron al rey todos los hombres de Israel y le dijeron: “¿Por qué nuestros hermanos, los hombres de Judá, te han secuestrado, pasando por el Jordán al rey y a su casa y a todos los hombres de la comitiva de David?” 42Entonces respondieron todos los hombres de Judá a los hombres de Israel: “Es que el rey es pariente nuestro. ¿Por qué os enojáis por eso? ¿Hemos acaso comido a costa del rey? ¿Hemos recibido algo de él?” 43[2157]Replicaron los hombres de Israel a los hombres de Judá, diciendo: “Nosotros tenemos diez partes en el rey, por lo cual David nos pertenece más a nosotros que a vosotros. ¿Por qué, pues, nos habéis hecho este agravio? ¿No fue nuestra palabra la primera para traer a nuestro rey?” Y fue más dura la respuesta de los hombres de Judá que la de los hombres de Israel.

2 SAMUEL 20

Sedición de Seba

1[2158]Hallábase allí un hijo de Belial, que se llamaba Seba, hijo de Bicrí, benjaminita; el cual tocó la trompeta y dijo:

“Nosotros no tenemos parte con David,

ni herencia con el hijo de Isaí.

¡Cada uno a su tienda, oh Israel!”

2Y todos los hombres de Israel abandonaron a David y siguieron a Seba, hijo de Bicrí, quedando fieles al rey solo los hombres de Judá, desde el Jordán hasta Jerusalén. 3Llegó, pues, David a Jerusalén, a su casa; y tomó el rey a las diez mujeres secundarias que había dejado al cuidado de la casa, y las puso en clausura. Las sustentó, pero no se llegó más a ellas. Estuvieron encerradas hasta el día que murieron, viviendo como viudas.

4Dijo el rey a Amasá: “Convócame dentro de tres días a los hombres de Judá; y tú también estate aquí presente.” 5Fue Amasá a convocar a Judá, más no guardó el plazo fijado. 6Por lo cual dijo David a Abisai: “Ahora Seba, hijo de Bicrí, va a hacernos más mal que Absalón. Toma, pues, tú los siervos de tu señor, y sigue tras él, no sea que halle para sí ciudades fortificadas y se escape de nuestra vista.” 7[2159]Y salieron en pos de él los hombres de Joab, los cereteos y los feleteos y todos los hombres valientes. Salieron de Jerusalén para perseguir a Seba, hijo de Bicrí.

Joab asesina a Amasá

8Estando ellos junto a la piedra grande que había en Gabaón, se presentó Amasá delante de ellos. Vestía Joab su túnica militar, sobre la cual tenía ceñida a sus lomos una espada en su vaina, que saliéndose se le cayó. 9Dijo Joab a Amasá: “¿Te va bien, hermano mío?”, y con la mano derecha tomó a Amasá de la barba para besarlo. 10[2160]Amasá no se fijó en la espada que Joab tenía en la mano, de modo que este pudo herirlo con ella en el vientre y derramar por tierra sus entrañas; y sin golpe murió Amasá. Luego Joab y su hermano Abisai continuaron la persecución de Seba, hijo de Bicrí. 11Uno de los soldados de Joab se apostó junto a Amasá y decía: “¡Quien es del partido de Joab y quien está con David que siga tras Joab!” 12Mientras tanto Amasá se revolcaba en su sangre, en medio del camino. Mas viendo ese hombre que todo el pueblo se paraba, trasladó a Amasá del camino al campo y lo cubrió con una ropa; pues se había dado cuenta de que todos los que pasaban se detenían junto a él. 13Apartado ya del camino, toda la gente siguió adelante en pos de Joab, en persecución de Seba, hijo de Bicrí.

Castigo de Seba

14[2161]Joab recorrió todas las tribus de Israel hasta Abel de Betmaacá; y también todos los bicritas se reunieron y le siguieron. 15Llegaron, pues, y sitiaron (a Seba) en Abel de Betmaacá y levantaron contra la ciudad un baluarte que llegaba hasta el vallado, y toda la gente que estaba con Joab estaba batiendo el muro para destruirlo. 16Entonces una mujer sabia gritó desde la ciudad: “¡Oíd! ¡Oíd! ¡Os ruego que digáis a Joab que se llegue aquí, para que yo hable con él!” 17Se le acercó Joab y la mujer preguntó: “¿Eres tú Joab?” “Yo soy”, contestó él. Entonces ella le dijo: “Escucha las palabras de tu sierva.” A lo que dijo él: “Escucho.” 18Luego habló ella, diciendo: “Antiguamente se solía decir: ‘Hay que pedir consejo en Abel’; y así se arreglaba todo asunto. 19Yo soy una de las (ciudades) pacíficas y fieles en Israel; tú procuras destruir una ciudad y una madre en Israel. ¿Por qué quieres devorar la herencia de Yahvé?” 20Joab respondió: “¡Muy lejos de mí la idea de devorar y destruir! 21El caso no es así, sino es que un hombre de la montaña de Efraím que se llama Seba, hijo de Bicrí, ha levantado la mano contra el rey David. Entregadme ese hombre solo y me retiraré de la ciudad.” Repuso la mujer a Joab: “He aquí que se te arrojará su cabeza por encima de la muralla.” 22Entonces la mujer se dirigió a todo el pueblo con tanta cordura que cortaron la cabeza a Seba, hijo de Bicrí, y se la echaron a Joab; el cual tocó la trompeta y las tropas se dispersaron retirándose de la ciudad, cada una hacia su tienda; y Joab se volvió a Jerusalén, al rey.

Ministros de David

23Joab estaba al frente del ejército de Israel; Banaías, hijo de Joiadá, era capitán de los cereteos y feleteos; 24Aduram, inspector de los tributos; Josafat, hijo de Aquilud, cronista; 25Sivá, secretario, y Sadoc y Abiatar eran sacerdotes. 26[2162]También Irá de Jaír era ministro de David.

V. APÉNDICES

2 SAMUEL 21

Venganza de los gabaonitas

1En los días de David se produjo un hambre que duró tres años seguidos. David consultó a Yahvé, y dijo Yahvé: “Es por causa de Saúl y su casa, que derramó sangre, matando a los gabaonitas.” 2[2163]Entonces el rey llamó a los gabaonitas para hablar con ellos. Es de saber que los gabaonitas no eran de los hijos de Israel, sino de los restos de los amorreos, y los hijos de Israel les habían jurado; pero Saúl quiso extirparlos (pretextando) su celo por los hijos de Israel y Judá. 3Dijo, pues, David a los gabaonitas: “¿Qué queréis que yo os haga y cómo podré hacer expiación para que bendigáis la herencia de Yahvé?” 4Los gabaonitas le contestaron: “No tenemos cuestión de plata y oro ni con Saúl ni con su casa; y no pretendemos matar hombre alguno en Israel.” Preguntó él: “Pues ¿qué queréis que haga por vosotros?” 5Contestaron ellos al rey: “Aquel hombre nos ha destruido y maquinaba nuestro exterminio para hacernos desaparecer de todo el territorio de Israel; 6[2164]por eso que se nos entreguen siete de sus hijos, para que los colguemos ante Yahvé en Gabaa de Saúl, el elegido de Yahvé.” Y dijo el rey: “Yo los entregaré.” 7El rey tuvo compasión de Mefibóset, hijo de Jonatán, hijo de Saúl, por el juramento de Yahvé que había entre ellos, entre David y Jonatán, hijo de Saúl. 8[2165]Tomó, pues, el rey a los dos hijos que Resfá, hija de Ayá, había dado a Saúl: Armoní y Mefibóset, y los cinco hijos que Merob, hija de Saúl, había dado a Adriel, hijo de Barzillai meholatita; 9[2166]y los entregó en mano de los gabaonitas, que los colgaron en el monte delante de Yahvé, pereciendo los siete juntos. Murieron en los primeros días de la siega, al comienzo de la cosecha de la cebada.

Amor maternal de Resfá

10Entonces Resfá, hija de Ayá, tomando un saco, se lo extendió sobre la roca; y (estuvo allí) desde el principio de la siega hasta que se derramaron sobre los (cadáveres) las aguas del cielo, espantando de día las aves del cielo, y de noche las fieras del campo. 11Fue dado aviso a David de lo que había hecho Resfá, hija de Ayá, concubina de Saúl. 12Y fue David y tomó los huesos de Saúl y los huesos de Jonatán, su hijo; de los ciudadanos de Jabés-Galaad, que se los habían llevado de la plaza de Betsán, donde los habían colgado los filisteos después de derrotar a Saúl en Gelboé; 13y trasladó de allí los huesos de Saúl y los huesos de Jonatán, su hijo; y recogiendo también los huesos de los colgados, 14[2167]los hizo sepultar con los huesos de Saúl y de Jonatán, su hijo, en tierra de Benjamín, en Selá, en el sepulcro de Kis, su padre. Y se hizo todo lo que el rey había mandado. Después de esto, Dios se mostró propicio al país.

Héroes del ejército de David

15Hubo otra vez guerra entre los filisteos e Israel; y descendió David, y sus siervos con él, y combatieron a los filisteos. Pero en el momento en que David se cansó, 16Isbibenob, uno de la raza de los gigantes, que llevaba una lanza de trescientos siclos de bronce y ceñía una espada nueva, intentó matar a David. 17[2168]Mas le vino en socorro Abisai, hijo de Sarvia, que hirió al filisteo y le mató. Entonces los hombres de David le conjuraron, diciendo: “¡No saldrás más con nosotros a la guerra, para que no apagues la antorcha de-Israel!” 18[2169]Después de esto hubo en Gob otra batalla contra los filisteos. Entonces Sibecai, husatita, mató a Saf, que era de los hijos de los gigantes. 19Hubo, además, otra batalla en Gob contra los filisteos; y Elhanán, hijo de Jaaré-Oregim, betlehemita, mató a Goliat, geteo, que tenía una lanza cuya asta era como un enjullo de telar. 20Hubo, además, una batalla en Gat, donde había un hombre de gran estatura que tenía en cada mano seis dedos, y en cada pie seis dedos, en total veinticuatro; era también él hijo de los gigantes. 21Insultó a Israel; pero le mató Jonatán, hijo de Sammá hermano de David.

22Estos cuatro eran del linaje de los gigantes de Gat, y cayeron por mano de David y sus servidores.

2 SAMUEL 22

Cántico de David

1[2170]Cantó David a Yahvé las palabras de este cántico, cuando Yahvé lo hubo librado de todos sus enemigos, y de la mano de Saúl. 2Dijo:

“Yahvé es mi Roca,

mi fortaleza y mi libertador;

3[2171]Dios es mi Roca,

a Él me acojo;

Él es mi escudo

y el cuerno de mi salvación,

mi alto amparo, mi asilo.

¡Salvador mío!

Tú me libraste de la violencia.

4Clamé alabándole, a Yahvé,

y quedé salvo de mis enemigos.

5Ya me cercaban las ondas de la muerte,

me aterraban torrentes perniciosos;

6[2172]ya me rodeaban las sogas del scheol,

y me amenazaban los lazos de la muerte;

7cuando en mi angustia clamé a Yahvé,

invoqué a mi Dios;

y Él desde su templo oyó mi voz,

y mi clamor llegó a sus oídos.

8[2173]Se conmovió y tembló la tierra,

vacilaron los cimientos de los cielos,

temblaron, porque se inflamó su ira.

9Subía humo de sus narices,

y fuego devorador de su boca;

ascuas encendidas salían de Él.

10E inclinó los cielos y descendió,

teniendo espesa nube bajo sus pies.

11[2174]Subió sobre un querubín y voló,

apareció sobre las alas del viento.

12Puso en torno suyo tinieblas por velo,

masas de aguas, densos nubarrones.

13Al fulgor que le precedía

se encendieron ascuas de fuego.

14Tronó Yahvé desde el cielo,

el Altísimo hizo resonar su voz.

15Disparó saetas y los dispersó,

rayos, y los consternó.

16Entonces apareció el fondo del mar

se descubrieron los cimientos del orbe

ante la voz increpadora de Yahvé,

ante el resuello del furor de su ira.

17Extendió su mano desde lo alto,

me tomó y me sacó de grandes aguas.

18Me libró de mi feroz enemigo,

de los que me aborrecían,

porque eran más fuertes que yo.

19Me habían sorprendido

en el día de mi calamidad;

pero Yahvé fue mi sostén.

20[2175]Me sacó fuera, a un lugar ancho,

salvándome porque me amaba.

21Yahvé me ha recompensado

según merecía mi justicia;

según la inocencia de mis manos

me dio el pago;

22pues he guardado los caminos de Yahvé,

no me he apartado impíamente de mi Dios.

23Tenía ante mis ojos todos sus preceptos,

y no me apartaba de sus mandamientos.

24Sin reproche anduve en su presencia,

me guardé de hacer iniquidad.

25Yahvé me ha retribuido

conforme a mi justicia,

según mi inocencia ante sus ojos.

26[2176]Con el piadoso Tú te portas piadoso,

con el nombre recto, rectamente;

27Tú eres limpio con el limpio,

y al perverso lo tratas como tal.

28Tú salvas al pueblo humilde,

y con tu mirada abates a los altivos.

29[2177]Tú, Yahvé, eres mi antorcha;

Yahvé ilumina mis tinieblas.

30Contigo me arrojo sobre ejércitos,

con mi Dios salto murallas.

31[2178]El camino de Dios es perfecto,

y acrisolada la palabra de Yahvé;

Él es un escudo

para cuantos en Él confían.

32Pues ¿quién es Dios sino solo Yahvé?

¿Quién es Roca fuera de nuestro Dios?

33Mi fortaleza inexpugnable es Dios,

quien hace perfecto mi camino.

34Me dio pies ligeros cual de ciervo

y me colocó sobre las alturas;

35adiestró mis manos para la guerra,

y mis brazos doblan el arco de bronce.

36Me diste el escudo de tu salvación,

y tu benignidad me ha hecho grande.

37Ensanchaste el camino bajo mis pies,

para que no resbalasen.

38Así perseguí a mis enemigos

hasta destruirlos,

y no me volví hasta acabar con ellos.

39Sí, acabé con ellos y los aplasté,

de modo que no pueden ya levantarse;

han caído debajo de mis pies.

40[2179]Me ceñiste de fortaleza para luchar,

sometiste mis enemigos a mi poder,

41pusiste en fuga a mis contrarios;

y así destrocé a los que me odiaban.

42Miraban en derredor,

mas no hubo quien los salvase,

(clamaban) a Yahvé, pero no los oía;

43triturábalos como polvo de la tierra;

cual barro de las calles

los aplastaba y los hollaba.

44[2180]Me libraste también

de los revoltosos de mi pueblo,

para jefe de naciones me elegiste.

Pueblos que no conocía me sirven.

45Hombres extranjeros me dicen lisonjas,

apenas oyen de mí, me obedecen.

46Los extranjeros palidecen

y temblando salen de sus refugios.

47¡Viva Yahvé, y bendita sea mi Roca!

Ensalzado sea Dios,

la Roca de mi salvación,

48el Dios que me otorga venganza,

y somete los pueblos a mis pies;

49el que me salva de mis enemigos.

Pues Tú me ensalzas

sobre los que se levantan contra mí;

me libras del hombre violento.

50Por eso, te alabaré entre las naciones,

y cantaré loores a tu nombre, Yahvé.

51[2181]Él salva maravillosamente a su rey,

y usa de misericordia con su ungido

David y su descendencia para siempre.”

2 SAMUEL 23

Ultimo cántico de David

1Estas son las últimas palabras de David:

“Oráculo de David, hijo de Isaí,

oráculo del varón puesto en lo alto,

del ungido del Dios de Jacob,

del dulce cantor de Israel:

2[2182]El Espíritu de Yahvé habla por mí,

y sobre mi lengua se halla su palabra.

3[2183]Me habló el Dios de Israel,

dijo la Roca de Israel:

Un dominador justo de los hombres

que gobierna en el temor de Dios,

4[2184]es como la luz de la aurora

cuando se levanta el sol

en una mañana sin nubes.

A sus rayos, tras la lluvia,

brota la hierba de la tierra.

5[2185]¿No está así con Dios mi casa?

pues Él hizo conmigo pacto eterno,

firme en todo y bien guardado.

Él es toda mi salud

y el cumplimiento de todos mis deseos.

6[2186]Pero los hombres de Belial

sean desechados todos como espinas,

que no pueden tomarse con la mano.

7Quien quiere tocarlas,

se arma de hierro o de un asta de lanza,

y las quema en su mismo lugar.”

Los paladines de David

8[2187]Estos son los nombres de los héroes que tenía David: Jesbam, hijo de Hacamoní, el principal de los tres. Blandió su lanza contra ochocientos hombres y los mató de una vez.

9Después de este, Eleazar, hijo de Dodó, hijo de Ahohí, que era uno de los tres valientes que estaban con David. Desafiaba a los filisteos, reunidos allí para batalla. Se habían dispersado ya los hombres de Israel, 10[2188]cuando él se levantó e hirió a los filisteos hasta que se le cansó la mano y le quedó pegada a la espada. En aquel día obró Yahvé una gran liberación, y el pueblo volvió en pos de Eleazar, pero solo para tomar los despojos.

11Después de él, Sammá, hijo de Agé, hararita. Se habían reunido los filisteos en Lehí, y había allí un pedazo de terreno sembrado de lentejas, y el pueblo iba huyendo delante de los filisteos. 12Entonces él se plantó en medio del campo, lo defendió y derrotó a los filisteos; y obró Yahvé una gran liberación.

13[2189]Tres de los treinta capitanes fueron a reunirse con David, al tiempo de la siega, en la cueva de Odollam, mientras una tropa de filisteos acampaba en el valle de Refaím. 14David estaba a la sazón en la fortaleza y había una guarnición de los filisteos en Betlehem. 15Se le vino entonces a David un deseo y dijo: “¡Ah, si yo pudiera beber del agua del pozo de Betlehem, que está junto a la puerta!” 16Con lo cual los tres valientes atravesaron el campamento de los filisteos, sacaron agua del pozo de Betlehem que está junto a la puerta, y la llevaron a David. Mas él no quiso beberla, sino que la derramó para Yahvé, 17[2190]diciendo: “¡Lejos de mí, oh Yahvé, hacer tal cosa! ¿No es esta la sangre de los hombres que han expuesto su vida para buscarla?” Por tanto no quiso bebería. Esto hicieron los tres héroes.

Hazañas de Abisai y Banaías

18[2191]Abisai, hermano de Joab, hijo de Sarvia, era jefe de treinta. Enristró su lanza contra trescientos y los derrotó, y adquirió fama entre los tres. 19Él era de los treinta el más distinguido y su jefe, mas no igualó a los tres. 20[2192]Banaías, hijo de Joiadá, varón fortísimo y de grandes hazañas, natural de Cabseel, mató a los dos Ariel de Moab. En un día de nieve bajó y mató un león en una cisterna. 21Mató, además a un egipcio, varón de alta estatura. Tenía el egipcio en su mano una lanza, pero (Banaías) bajó contra él con su báculo, y arrancando la lanza de la mano del egipcio lo mató con esa misma lanza. 22Tales cosas hizo Banaías, hijo de Joiadá, y tuvo renombre entres los tres valientes. 23Él era el más considerado entre los treinta, pero no alcanzó a los tres. David lo hizo consejero suyo.

Otros guerreros valientes

24[2193]Entre los treinta figuraban: Asael, hermano de Joab; Elhanán, hijo de Dodó, de Betlehem; 25Sammá de Harod; Elicá de Harod; 26Heles el paltita; Irá, hijo de Iqués, de Tecoa; 27Abiéser de Anatot; Mobonai, husatita; 28Selmón ahotita; Maharai de Netofá; 29Heleb, hijo de Baaná, de Netofá; Itai, hijo de Ribai, de Gabaá de los hijos de Benjamín; 30Banaías, de Faratón; Hidai, de los valles de Gaas; 31Abialbón de Arbat; Azmávet de Barhum; 32Eliabá de Saalbón, Bené-Jasén, Jonatán; 33Sammá de Harar; Ahiam, hijo de Sarar, de Aror; 34Elifálet, hijo de Ahasbai, hijo del maacateo; Eliam, hijo de Aquitófel gilonita; 35Hesrai de Carmel; Farai arbita; 36Igal, hijo de Natán, de Soba; Baní gadita; 37Sélec ammonita y Naharai de Beerot, escuderos de Joab, hijo de Sarvia; 38Irá de Jéter; Gareb de Jéter; 39Urías, el heteo; en total treinta y siete.

2 SAMUEL 24

Censo del pueblo

1[2194]Una vez más se encendió la ira de Yahvé contra los israelitas, e instigó a David contra ellos, diciendo: “Anda y haz el censo de Israel y de Judá.” 2Dijo, pues, el rey a Joab, jefe del ejército que estaba con él: “Recorre todas las tribus de Israel, desde Dan hasta Bersabee, y haced el censo del pueblo, para que yo sepa el número del mismo.” 3[2195]Respondió Joab al rey: “¡Multiplique Yahvé, tu Dios, cien veces más el número actual del pueblo, y véanlo los ojos de mi señor el rey! Mas, ¿por qué quiere esto mi señor el rey?” 4Pero la palabra del rey prevaleció sobre Joab y los jefes del ejército, de manera que Joab y los jefes del ejército salieron de la presencia del rey para hacer el censo del pueblo de Israel.

5Pasaron el Jordán y acamparon en Aroer, a la derecha de la ciudad que está en medio del valle de Gad. Luego fueron a Jazer, 6vinieron a Galaad y a la región situada al pie del Hermón, y después llegaron a Dan-Jaan y a los alrededores de Sidón, 7de donde fueron a la fortaleza de Tiro, y a todas las ciudades de los heveos y de los cananeos; y al fin marcharon hacia el mediodía de Judá, a Bersabee. 8Así recorrieron todo el país y al cabo de nueve meses y veinte días volvieron a Jerusalén. 9[2196]Joab dio al rey la suma del censo del pueblo; y fueron los de Israel ochocientos mil hombres de guerra que sacaban espada, y los de Judá, quinientos mil hombres.

La peste

10[2197]Pero después que hubo contado el pueblo le remordió a David la conciencia. Y dijo David a Yahvé: “He pecado gravemente en lo que acabo de hacer. Perdona, pues, oh Yahvé, la iniquidad de tu siervo; porque he obrado muy neciamente.” 11Al día siguiente, cuando David se levantó, habló Yahvé a Gad profeta, vidente de David, en estos términos: 12“Ve y di a David: Así dice Yahvé: Yo pongo delante de ti tres cosas; escógele una de ellas, y te la haré.” 13Vino, pues, Gad a David, y se lo comunicó, diciendo: “¿Quieres que vengan sobre ti siete años de hambre en tu tierra?, ¿o que tú huyas durante tres meses perseguido por tus enemigos?, ¿o que haya tres días de peste en tu país? Delibera ahora y mira qué he de responder al que me envía.” 14[2198]Entonces David respondió a Gad: “Me veo en muy grande angustia. ¡Caigamos, pues, en manos de Yahvé, porque grandes son sus misericordias, pero que no caiga yo en manos de los hombres!”

15Envió, pues, Yahvé una peste a Israel, desde aquella mañana hasta el tiempo señalado; y murieron, desde Dan hasta Bersabee, setenta mil hombres del pueblo. 16[2199]El ángel extendía ya su mano contra Jerusalén para desolarla; mas Yahvé se arrepintió del mal, y dijo al ángel que exterminaba al pueblo: “¡Basta ya; detén tu mano!” El ángel de Yahvé estaba entonces junto a la era de Areuna, el jebuseo. 17Cuando David vio al ángel que hería al pueblo, dijo a Yahvé: “He aquí que yo soy el que he pecado; he obrado perversamente, pero estas ovejas, ¿qué han hecho? ¡Descarga, pues, tu mano sobre mí y sobre la casa de mi padre!”

Dios se apiada del pueblo

18[2200]Ese mismo día vino Gad a David y le dijo: “Sube, levanta un altar a Yahvé en la era de Areuna, el jebuseo.” 19Subió, pues, David, conforme a la palabra de Gad, como se lo había mandado Yahvé. 20Cuando Areuna, alzando los ojos, vio al rey y a sus siervos que venían hacia él, salió y se postró delante del rey, rostro en tierra. 21Y dijo Areuna: “¿Por qué viene el rey mi señor a casa de su siervo?” David respondió: “Para comprarte esta era, a fin de edificar un altar a Yahvé, para que la plaga se retire de sobre el pueblo.” 22Dijo entonces Areuna al rey: “Tome el rey mi señor y ofrezca como sacrificio lo que bien le parezca. Mira, aquí están los bueyes para el holocausto, y los trillos y los yugos de los bueyes para la leña. 23Todo esto, oh rey, regala Areuna al rey.” Areuna dijo además al rey: “¡Yahvé, tu Dios, te sea propicio!” 24Respondió el rey a Areuna: “No, sino que te lo compraré por plata, pues no quiero ofrecer a Yahvé mi Dios holocaustos que no me cuesten nada.” Y así compró David la era y los bueyes por cincuenta siclos de plata. 25David erigió allí un altar a Yahvé y ofreció holocaustos y sacrificios pacíficos; y Yahvé fue propicio al país, y se retiró la plaga de Israel.

III REYES (1 REYES)

# · 1 · 2 · 3 · 4 · 5 · 6 · 7 · 8 · 9 · 10 · 11 · 12 · 13 · 14 · 15 · 16 · 17 · 18 · 19 · 20 · 21 · 22

INTRODUCCIÓN

Los Libros III y IV de los Reyes que en algunas versiones se llaman libros I y II de los Reyes (porque los dos libros que preceden se llaman a veces libros de Samuel), han de considerarse como continuación de esos dos libros históricos a los cuales se agregan.

Empiezan con el advenimiento de Salomón al trono y cierran con la caída del reino de Judá, abarcando, por consiguiente, más de cuatro siglos (X-VI a. C.).

El primero, a saber el Libro III (3°) de los Reyes, trae en su primera parte la historia de Salomón (Capítulo 1-11), en la segunda la de los reinos de Judá e Israel hasta el rey Ococías de Israel (Capítulo 12-22).

El Libro IV describe la historia de los dos reinos hasta la destrucción de Samaria y del reino de Israel (Capítulo 1-17), refiriendo luego los acontecimientos que siguieran en Judá, hasta el cautiverio babilónico.

No es el objeto de estos libros ofrecernos una historia exclusivamente política. Lo que el autor quiere mostrar es cómo los reyes observaron o no las normas de la Ley y de qué manera Dios cumplió sus promesas y amenazas. A la posición que toma cada rey respecto de la Ley, corresponde su suerte personal y la de su reino. Aquel rey es grande, que cumple la Ley, aquel es pequeño e impío, que la descuida. Este es el esquema según el cual cada rey es juzgado.

El autor debe haber sido uno de los profetas. Según la tradición judía fue Jeremías, con lo cual coinciden algunos ilustres exégetas modernos. En todo caso, ha de reconocerse el parentesco de estilo entre el libro de Jeremías y estos dos de los Reyes.

El tiempo de la composición de los dos libros ha de fijarse entre el año 562 y el año 538 a. C. Pues el autor menciona la liberación del rey Jeconías acaecida el año 562, pero no el fin del cautiverio (año 538).

El autor ha tenido a su disposición fuentes escritas, los anales de los reyes de Judá, citados por él 15 veces, y los anales de los reyes de Israel citados 11 veces. De estas fuentes ha entresacado lo que creía conveniente para su objeto.

Un problema para los exégetas es la cronología de los dos libros. Consiste ella en indicar la edad del rey que sube al trono y la duración de su reinado, y, además, su sincronización con el reinado del rey contemporáneo de Israel o de Judá, respectivamente. Pero si se suman los años de los reyes de Judá con los del reino de Israel desde el cisma hasta el cautiverio de Israel, resulta una diferencia de 19 años. Para solucionar esta dificultad se han propuesto varios sistemas.

I. SALOMÓN

1 REYES 1

Abisag

1El rey David era ya viejo y de edad avanzada, por lo cual lo cubrían con ropas, pero no podía entrar en calor. 2Entonces sus siervos le dijeron: “Búsquese para el rey, nuestro señor, una joven, virgen, que sirva al rey. Ella te cuide y se acueste en tu seno, para que nuestro señor, el rey, consiga calor. 3[2201]Buscaron, pues, una joven hermosa en todos los territorios de Israel; y hallaron a Abisag, sunamita, y la trajeron al rey. 4Esta joven era en extremo hermosa; cuidaba ella al rey y le servía, pero el rey no la conoció.

Conspiración de Adonías

5[2202]Entonces Adonías, hijo de Hagit, dijo en su orgullo: “Yo seré rey”; y se procuró una carroza, gente de a caballo, y cincuenta hombres que corriesen delante de él. 6Su padre nunca en todos sus días se lo reprochaba, preguntándole: “¿Por qué haces esto?” Adonías era de muy hermosa presencia y (su madre) le había dado a luz después de Absalón. 7Conspiraba con Joab, hijo de Sarvia, y con el sacerdote Abiatar, los cuales siguieron el partido de Adonías. 8Pero el sacerdote Sadoc, Banaías, hijo de Joiadá, el profeta Natán, Semeí, Reí, y los valientes que tenía David, no seguían a Adonías. 9[2203]Ahora bien, Adonías inmoló ovejas, bueyes y novillos cebados junto a la piedra de Sohélet, que está al lado de la fuente de Rogel, y convidó a todos sus hermanos, los hijos del rey, y a todos los hombres de Judá, siervos del rey; 10pero no invitó al profeta Natán, ni a Banaías, hijo de Joiadá, ni a los valientes, ni a Salomón su hermano.

Intervención de Natán

11Entonces habló Natán a Betsabee, madre de Salomón, y le dijo: “¿No sabes que reina Adonías, hijo de Hagit, sin que nuestro señor David lo sepa? 12Ven, pues, ahora y te daré un consejo, para que puedas salvar tu vida y la vida de tu hijo Salomón. 13Anda, preséntate al rey David, y dile: «Señor mío y rey, ¿no juraste tú a tu sierva, diciendo: Salomón, tu hijo, reinará después de mí, y él se sentará sobre mi trono? ¿Por qué, pues, reina Adonías?» 14Y he aquí que mientras tú estuvieres aún hablando allí con el rey, entraré yo tras de ti, y confirmaré tus palabras.”

15Entró, pues, Betsabee en el aposento del rey, el cual era ya muy viejo, y Abisag la sunamita servía al rey. 16Se inclinó Betsabee y se postró ante el rey; y dijo el rey: “¿Qué quieres?” 17Respondió ella: “Señor mío, tú juraste a tu sierva por Yahvé, tu Dios, diciendo: «Salomón, tu hijo, reinará después de mí, y él se sentará sobre mi trono.» 18Mas ahora he aquí que Adonías se ha hecho rey, y tú, señor mío, y rey, no lo sabes. 19Ha sacrificado bueyes y novillos cebados y ovejas en gran número, y ha convidado a todos los hijos del rey, y al sacerdote Abiatar, y a Joab, jefe del ejército; pero no ha convidado a tu siervo Salomón. 20En ti, oh rey y señor mío, están ahora puestos los ojos de todo Israel, para que les hagas saber quién ha de sentarse sobre el trono de mi señor el rey después de él. 21[2204]De lo contrario, cuando el rey mi señor duerma con sus padres, yo y Salomón, mi hijo, seremos (tratados como) criminales.”

22Ella estaba todavía hablando con el rey, cuando he aquí llegó el profeta Natán. 23Y avisaron al rey, diciendo: “Ahí está el profeta Natán.” Entró, pues, este a la presencia del rey y se postró delante del rey, rostro en tierra. 24Y dijo Natán: “Señor mío y rey, ¿has dicho tú: «Adonías ha de reinar después de mí, y se sentará sobre mi trono»? 25Porque ha bajado hoy y ha sacrificado bueyes y novillos cebados y ovejas en gran número, y ha convidado a todos los hijos del rey, a los capitanes del ejército y al sacerdote Abiatar; y he aquí que están comiendo y bebiendo con él y exclaman: ¡Viva el rey Adonías! 26Pero no me ha convidado a mí, tu siervo, ni al sacerdote Sadoc, ni a Banaías, hijo de Joiadá, ni a Salomón tu siervo. 27¿Se hace esto por orden de nuestro señor el rey, sin comunicar a tus siervos quién ha de sentarse sobre el trono de mi señor el rey después de él?”

28Respondió el rey David, diciendo: “Llamadme a Betsabee”; y ella entró a la presencia del rey y estuvo de pie ante el rey. 29Entonces hizo el rey este juramento: “¡Vive Yahvé que ha librado mi alma de toda angustia, 30que así como te he jurado por Yahvé, el Dios de Israel, diciendo: Salomón tu hijo, reinará después de mí, y él se sentara sobre mi trono en mi lugar, así haré hoy mismo!” 31Entonces Betsabee inclinó el rostro hasta la tierra, y prosternándose delante del rey, dijo: “¡Viva mi señor, el rey David, para siempre!”

Salomón es ungido rey

32Después dijo el rey David: “Llamadme al sacerdote Sadoc, al profeta Natán, y a Banaías, hijo de Joiadá.” Cuando ellos se habían presentado delante del rey, 33[2205]les dijo este: “Tomad con vosotros a los siervos de vuestro señor, y haced montar a Salomón mi hijo sobre mi mula, y conducidle al Gihón. 34Allí el sacerdote Sadoc y el profeta Natán le ungirán por rey sobre Israel; y tocaréis la trompeta, y diréis: “¡Viva el rey Salomón!” 35Luego subiréis en pos de él; y vendrá y se sentará sobre mi trono. El será rey en mi lugar, porque a él le instituyo príncipe sobre Israel y Judá.” 36Respondió Banaías, hijo de Joiadá, al rey, diciendo: “¡Amén! ¡Así lo confirme Yahvé, el Dios de mi señor el rey! 37¡Como Yahvé ha estado con mi señor, el rey, así esté con Salomón; y ensalce su trono más que el trono de mi señor, el rey David!” 38[2206]Bajaron, pues, el sacerdote Sadoc, el profeta Natán y Banaías, hijo de Joiadá, con los cereteos y feleteos, e hicieron montar a Salomón sobre la mula del rey David y le condujeron al Gihón. 39[2207]El sacerdote Sadoc tomó del Tabernáculo el cuerno de óleo, con el cual ungió a Salomón; y al son de la trompeta exclamó todo el pueblo: “¡Viva el rey Salomón!” 40Después subió con él todo el pueblo, tocando flautas, y haciendo gran fiesta de modo que parecía hendirse la tierra por el ruido de sus aclamaciones.

41Lo oyó Adonías y todos los convidados que con él estaban, en el momento en que acababan de comer. Y como oyese Joab el sonido de la trompeta, dijo: “¿Qué significa este ruido de la ciudad alborotada?” 42Estaba todavía hablando, cuando he aquí que llegó Jonatán, hijo del sacerdote Abiatar. “Ven, le dijo Adonías, porque tú eres hombre valiente y traes buenas nuevas.” 43Jonatán respondió y dijo a Adonías: “Sí, por cierto, pues nuestro señor, el rey David, ha hecho rey a Salomón. 44El rey ha enviado con él al sacerdote Sadoc, al profeta Natán y a Banaías, hijo de Joiadá, con los cereteos y feleteos, y ellos le hicieron montar sobre la mula del rey. 45El sacerdote Sadoc y el profeta Natán le han ungido rey en el Gihón; y de allí han subido con júbilo, y la ciudad está en conmoción. Este es el ruido que habéis oído. 46Y Salomón no solo se ha sentado en el trono del reino, 47[2208]sino que también los servidores del rey han venido a felicitar a nuestro señor, el rey David, diciendo: «¡Haga tu Dios el nombre de Salomón más grande que tu nombre y ensalce su trono sobre el trono tuyo!» Y el mismo rey se prosternó sobre su lecho 48y habló de esta manera: «¡Bendito sea Yahvé, el Dios de Israel, que hoy me ha concedido ver con mis ojos al sucesor sobre mi trono!»”

Adonías se somete al nuevo rey

49Entonces temblaron todos los convidados que estaban con Adonías, y levantándose se marcharon cada cual por su camino. 50[2209]También Adonías, teniendo miedo de Salomón, se levantó y fue a asirse de los cuernos del altar. 51Y se le dio a Salomón esta noticia: “He aquí que Adonías teme al rey Salomón; se ha asido de los cuernos del altar y dice: «¡Júreme hoy el rey Salomón que no hará morir a su siervo al filo de la espada!»” 52El rey Salomón respondió: “Si fuere hombre de bien, no caerá a tierra ni un cabello suyo; pero si se hallare maldad en él, morirá.” 53[2210]Envió, pues, el rey Salomón gente que lo sacasen del altar; y él vino y se postró ante el rey Salomón. Y le dijo Salomón: “Vete a tu casa.”

1 REYES 2

Ultimas disposiciones de David

1Estando ya cerca los días de su muerte, dio David a su hijo Salomón estas órdenes: 2“Yo me voy por el camino de todos los mortales; muéstrate fuerte y sé hombre. 3[2211]Observa las obligaciones para con Yahvé, tu Dios, siguiendo sus caminos y cumpliendo sus mandamientos, sus leyes, sus preceptos y testimonios, como están escritos en la Ley de Moisés, para que aciertes en cuanto hagas y adondequiera que dirijas tus pasos, 4[2212]a fin de que Yahvé cumpla la palabra que pronunció respecto de mi persona, diciendo: «Si tus hijos observan el recto camino, andando fielmente delante de Mí, con todo su corazón y con toda su alma, nunca te faltará hombre (de tu linaje) sobre el trono de Israel.» 5[2213]Ya sabes también tú lo que me ha hecho Joab, hijo de Sarvia; lo que hizo a los dos jefes del ejército de Israel: a Abner, hijo de Ner, y a Amasá, hijo de Jéter, cómo los mató, derramando sangre de guerra en tiempo de paz, y echando sangre de guerra sobre el cinturón ceñido a sus lomos, y sobre los zapatos que llevaba en sus pies. 6Harás conforme a tu sabiduría, y no permitas que desciendan sus canas en paz al scheol. 7[2214]Con los hijos de Barzillai, el galaadita, usarás de benevolencia, y serán ellos (de) los que comen a tu mesa; porque de la misma manera me atendieron ellos a mí, cuando iba huyendo de Absalón, tu hermano. 8Tienes también contigo a Semeí, hijo de Gerá, benjaminita, de Bahurim, el cual me maldijo con maldición horrenda en el día de mí huida a Mahanaim. Pero cuando descendió al Jordán a mi encuentro, yo le juré por Yahvé, diciendo: «No te haré morir a espada». 9Ahora, empero, no le dejes impune, ya que eres sabio y entiendes lo que debes hacer con él; harás, pues, que sus canas bajen con sangre al scheol.”

Muerte de David

10[2215]Se durmió entonces David con sus padres y fue sepultado en la ciudad de David. 11El tiempo que reinó David sobre Israel fue de cuarenta años. En Hebrón reinó siete años, y en Jerusalén treinta y tres años. 12Y Salomón se sentó en el trono de su padre David y su reino quedó firmemente establecido.

Muerte de Adonías

13Adonías, hijo de Hagit, fue a ver a Betsabee, madre de Salomón. Le preguntó ella: “¿Vienes en paz?” “En paz”, respondió él. 14Y dijo: “Tengo una cosa que decirte.” Ella respondió: “Habla.” 15Dijo pues: “Bien sabes que el reino era mío y que todo Israel tenía puesta en mí la mirada para que yo reinara. Pero el reino ha sido transferido y vino a ser de mi hermano, porque le correspondía por voluntad de Yahvé. 16Ahora una sola cosa te pido; no me la niegues.” Y ella le dijo: “Habla.” 17Entonces dijo: “Di por favor al rey Salomón —porque él no te lo negará— que me dé a Abisag, la sunamita, por mujer.” 18“Bien, respondió Betsabee, yo hablaré por ti con el rey.”

19Se presentó Betsabee ante el rey Salomón, para hablar con él en favor de Adonías. Y se levantó el rey para salir a su encuentro, y se inclinó ante ella. Luego se sentó en su trono, e hizo poner un trono para la madre del rey, la cual se sentó a su diestra. 20Y le dijo: “Vengo a pedirte una pequeña cosa, no me la niegues.” “Pide, madre mía, dijo el rey, que no te la negaré.” 21Dijo ella: “Dese Abisag, la sunamita, por mujer a Adonías, tu hermano.” 22Entonces respondió el rey Salomón y dijo a su madre: “¿Por qué pides (solamente) a Abisag, la sunamita, para Adonías? Pide también para él el reino —puesto que es mi hermano mayor—, para él, para el sacerdote Abiatar y para Joab, hijo de Sarvia.” 23Y el rey Salomón juró por Yahvé, diciendo: “Esto haga Dios conmigo, y más aún, si Adonías no ha hablado en daño de su propia vida. 24[2216]Ahora pues, ¡vive Yahvé! que me ha confirmado y sentado sobre el trono de mi padre David y que según su promesa me ha fundado casa, que hoy mismo morirá Adonías.” 25Y envió el rey Salomón a Banaías, hijo de Joiadá, el cual se arrojó sobre él; y así murió.

Destierro de Abiatar

26Al sacerdote Abiatar le dijo el rey: “Vete a Anatot, a tus posesiones, pues eres digno de muerte; pero no te quito hoy la vida, por cuanto llevaste el arca de Yahvé, el Señor, delante de mi padre David y has tomado parte en todo lo que padeció mi padre.” 27[2217]Y Salomón expulsó a Abiatar para que no fuese sacerdote de Yahvé, cumpliendo así la palabra que Yahvé había dicho contra la casa de Helí en Silo.

Muerte de Joab

28[2218]Llegó la noticia de esto a Joab, el cual había seguido el partido de Adonías, bien que no se había acogido a Absalón. Huyó, pues, Joab al Tabernáculo de Yahvé, donde se asió de los cuernos del altar. 29Se le dijo al rey Salomón: “Joab ha huido al Tabernáculo de Yahvé, y he aquí qué está al lado del altar.” Entonces Salomón envió a Banaías, hijo de Joiadá, diciendo: “Ve y arrójate sobre él.” 30Fue, pues, Banaías al Tabernáculo de Yahvé, y dijo: “Así ordena el rey: ¡Sal!” Mas él respondió: “No, sino que moriré aquí.” Banaías llevó esta respuesta al rey, diciendo: “Así ha dicho Joab, y así me ha contestado.” 31Respondiole el rey: “Haz como él ha dicho; acomételo, y después entiérrale; así quitarás de sobre mí y de sobre la casa de mi padre la sangre inocente que Joab ha derramado. 32Así Yahvé hace recaer su delito de sangre sobre su misma cabeza; puesto que asaltó a dos hombres, más justos y mejores que él, y los mató a espada, sin que mi padre David lo supiese: a Abner, hijo de Ner, jefe del ejército de Israel, y a Amasá, hijo de Jéter, jefe del ejército de Judá. 33Recaiga, pues, la sangre de ellos sobre la cabeza de Joab y sobre la cabeza de su linaje para siempre; pero sobre David y su linaje, sobre su casa y su trono, haya paz sempiterna de parte de Yahvé!” 34[2219]Subió, pues, Banaías, hijo de Joiadá, y arrojándose sobre él le mató; y fue sepultado en su misma posesión, en el desierto. 35[2220]En su lugar puso el rey sobre el ejército a Banaías, hijo de Joiadá, y al sacerdote Sadoc lo puso en el lugar de Abiatar.

Castigo de Semeí

36El rey hizo llamar a Semeí y le dijo: “Edifícate una casa en Jerusalén y habita en ella, y no salgas de allí a ninguna parte; 37pues ten bien entendido que morirás sin remedio el día en que salgas y pases el torrente Cedrón. Tu sangre recaerá entonces sobre tu propia cabeza.” 38Respondió Semeí al rey: “La orden es buena. Como ha dicho mi señor el rey, así lo hará tu siervo.” Y habitó Semeí en Jerusalén largo tiempo.

39Al cabo de tres años aconteció que dos esclavos de Semeí se escaparon yéndose a Aquís, hijo de Maacá, rey de Gat. Le avisaron a Semeí, diciendo: “He aquí que tus esclavos se hallan en Gat.” 40Con esto Semeí se levantó y aparejó su asno para dirigirse a Gat, a Aquís, en busca de sus siervos. Así, pues, Semeí marchó y trajo a sus siervos de Gat. 41Mas fue informado Salomón de que Semeí había ido de Jerusalén a Gat, y estaba de vuelta. 42Entonces el rey hizo llamar a Semeí y le dijo: “¿No te hice jurar por Yahvé y te advertí, diciendo: Ten bien entendido que el día en que salgas para ir a cualquier parte morirás sin remedio? Y tú mismo me respondiste: «Buena es la orden que acabo de oír». 43¿Por qué pues no has cumplido el juramento de Yahvé, y el precepto que yo te puse?” 44Dijo también el rey a Semeí: “Tú sabes todo el mal —y tú misma conciencia lo reconoce— que hiciste a mi padre David. Por eso Yahvé hace recaer tu maldad sobre tu propia cabeza. 45Mas el rey Salomón será bendito, y el trono de David estable ante Yahvé para siempre.” 46[2221]Y el rey mandó a Banaías, hijo de Joiadá, el cual salió y se arrojó sobre él de suerte que murió. Así el reino se afianzó en manos de Salomón.

1 REYES 3

Bodas de Salomón

1[2222]Salomón emparentó con el Faraón, rey de Egipto, tomando (por mujer) a la hija del Faraón, a la que trajo a la ciudad de David, hasta que hubiese acabado de edificar su propia casa, la casa de Yahvé, y las murallas en derredor de Jerusalén. 2[2223]Mientras tanto el pueblo ofrecía sacrificios en las alturas porque hasta aquel tiempo no se había edificado Casa al nombre de Yahvé. 3Salomón amaba a Yahvé siguiendo los preceptos de su padre David, solo que continuaba ofreciendo sacrificios y quemando incienso en las alturas.

Oración de Salomón en Gabaón

4Fue el rey a Gabaón para ofrecer allí sacrificios, porque era este el más principal de los lugares altos. Mil holocaustos ofreció Salomón sobre aquel altar. 5En Gabaón se apareció Yahvé a Salomón en sueños durante la noche, y dijo Dios: “Pide lo que quieres que Yo te otorgue.” 6A lo que respondió Salomón: “Tú has hecho gran misericordia a tu siervo David, mi padre, conforme caminaba él en tu presencia en fidelidad, en justicia y en rectitud de corazón para contigo, y le has conservado esta gran misericordia, dándole un hijo que se sentara sobre su trono, como hoy (se verifica). 7[2224]Ahora pues, oh Yahvé, Dios mío, tú has hecho rey a tu siervo en lugar de mi padre David, a pesar de ser yo todavía un niño pequeño que no sabe cómo conducirse. 8[2225]Y sin embargo, tu siervo está en medio de tu pueblo que Tú escogiste, un pueblo grande, que por su muchedumbre no puede contarse ni numerarse. 9Da, pues, a tu siervo un corazón dócil, para juzgar a tu pueblo, para distinguir entre el bien y el mal; porque ¿quién puede juzgar este pueblo tan grande?”

10Estas palabras agradaron al Señor, por haber pedido Salomón semejante cosa, 11[2226]y le dijo Dios: “Por cuanto has pedido esto, y no has pedido para ti larga vida, ni riquezas, ni la muerte de tus enemigos; sino que has pedido para ti inteligencia a fin de aprender justicia, 12sábete que te hago según tu palabra; he aquí que te doy un corazón tan sabio e inteligente, como no ha habido antes de ti, ni lo habrá igual después de ti. 13Y aun lo que no pediste te lo doy: riqueza y gloria, de suerte que no habrá entre los reyes ninguno como tú en todos tus días. 14Y si siguieres mis caminos, guardando mis leyes y mis mandamientos, como lo hizo tu padre David, prolongaré tus días.”

15Se despertó Salomón y (comprendió) que era un sueño. De vuelta a Jerusalén, se presentó delante del Arca de la Alianza del Señor, ofreció holocaustos y sacrificios pacíficos y dio un banquete a todos sus servidores.

Salomón manifiesta su sabiduría

16Vinieron entonces al rey dos mujeres rameras, y presentándose delante de él, 17dijo la primera: “¡Óyeme, señor mío! Yo y esta mujer habitábamos en la misma casa; y di a luz un niño, junto a ella en la casa. 18Tres días después de mi parto, dio a luz también esta mujer. Permanecíamos juntas; ninguna persona extraña se hallaba con nosotras en casa, sino que tan solo nosotras dos estábamos en casa. 19Una noche murió el niño de esta mujer, por haberse ella acostado sobre él. 20Y levantándose ella a medianoche, quitó mi niño de junto a mí, estando dormida tu sierva, y lo puso en su seno, en tanto que a su hijo muerto lo puso en mi seno. 21Cuando me levanté por la mañana a dar el pecho a mi hijo, vi que estaba muerto. Mas mirándole con mayor atención, a la luz del día; reconocí que no era el hijo mío, el que yo había dado a luz.” 22Respondió la otra mujer: “¡No, sino que mi hijo es el vivo, y tu hijo el muerto!” La primera, empero, decía: “¡No, sino que tu hijo es el muerto, y el mío el Vivo!” Y así altercaban ante el rey.

23Entonces dijo el rey: “Esta dice: Mi hijo es el vivo, y tu hijo el muerto; y aquella dice: No, sino que tu hijo es el muerto, y el mío el vivo.” 24Y ordenó el rey: “Traedme una espada”, y trajeron la espada ante el rey, 25el cual dijo: “Partid el niño vivo en dos, y dad la mitad a la una, y la otra mitad a la otra.” 26En este momento la mujer cuyo niño era el vivo, habló al rey —porque se le conmovían las entrañas por amor a su hijo— y dijo: “¡Óyeme, señor mío! ¡Dadle a ella el niño vivo, y de ninguna manera lo matéis!”; en tanto que la otra decía: “¡No ha de ser ni mío ni tuyo, sino divídase!” 27Entonces tomó el rey la palabra y dijo: “¡Dad a la primera el niño vivo, y no lo matéis; ella es su madre!”

28Oyó todo Israel el fallo que había dictado el rey; y todos tuvieron profundo respeto al rey, porque vieron que había en él sabiduría de Dios para administrar justicia.

1 REYES 4

Ministros de Salomón

1[2227]Reinaba el rey Salomón sobre todo Israel. 2Sus ministros eran estos: Azarías, hijo de Sadoc, era el sacerdote; 3Elihóref y Ahías, hijos de Sisa, secretarios; Josafat, hijo de Aquilud, cronista; 4Banaías, hijo de Joiadá, jefe del ejército; Sadoc y Abiatar, sacerdotes; 5Azarías, hijo de Natán, jefe de los intendentes; Zabud, hijo de Natán, sacerdote, amigo del rey; 6Aquisar, prefecto del palacio; y Adoniram, hijo de Abdá, prefecto de los tributos.

Los doce intendentes

7Tenía Salomón doce intendentes sobre todo Israel, los cuales proveían de víveres al rey y su casa. Cada uno tenía que proveer los víveres durante un mes del año. 8[2228]He aquí los nombres de ellos: Ben-Hur, en la montaña de Efraím; 9Ben-Déquer en Macas, Saalbim, Betsemes, Elón y Bethanán; 10Ben-Hésed, en Arubot; él tenía Socó y toda la tierra de Héfer. 11Ben-Abinadab tenía toda Nafat-Dor; su mujer era Tafat, hija de Salomón. 12Baaná, hijo de Aquilud, tenía Taanac y Megiddó, y todo Betseán, que está al lado de Saretan, por debajo de Jesreel, desde Betseán hasta Abel-Meholá, hasta más allá de Jocneam. 13Ben-Géber, en Ramot-Galaad, tenía las Villas de Jaír, hijo de Manasés, situadas en Galaad. Tenía también la región de Argob, que está en Basan, sesenta ciudades grandes con muros y con barras de bronce. 14Aquinadab, hijo de Addó, en Mahanaim; 15Aquimaas, en Neftalí; este también había tomado por mujer una hija de Salomón (de nombre) Basemat; 16Baaná, hijo de Husai, en Aser y en Alot; 17Josafat, hijo de Parúa, en Isacar; 18Semeí, hijo de Elá, en Benjamín; 19Géber, hijo de Urí, en la tierra de Galaad, país de Sehón, rey amorreo, y de Og, rey de Basan. Había en aquella tierra un solo intendente.

20Judá e Israel eran numerosos; su multitud era como las arenas que hay a orillas del mar; y comían y bebían y se alegraban.

La mesa del rey

21[2229]Reinaba Salomón sobre todos los reinos desde el río hasta la tierra de los filisteos, y hasta la frontera de Egipto. Ellos traían tributos y estuvieron sujetos a Salomón todos los días de su vida. 22[2230]La provisión para la mesa de Salomón consistía cada día en treinta coros de flor de harina y sesenta coros de harina común, 23diez bueyes cebados, veinte bueyes de pasto, y cien ovejas, sin contar los corzos, gacelas, ciervos y aves cebadas. 24[2231]Porque él reinaba sobre toda la tierra al lado de aquí del río, desde Tafsah hasta Gaza, sobre todos los reyes de esta parte del río; y gozaba de paz por todos lados en derredor suyo. 25Judá e Israel habitaban seguros, cada cual bajo su parra y su higuera, desde Dan hasta Bersabee, todos los días de Salomón. 26[2232]Tenía Salomón cuarenta mil pesebres para los caballos de sus carros, y doce mil caballos de silla.

27Aquellos intendentes proveían de víveres al rey Salomón y a cuantos tenían acceso a la mesa del rey Salomón, cada cual en su mes, sin dejar que faltase cosa alguna. 28Llevaban también cebada y paja para los caballos y para las bestias de carga a cualquier lugar donde él estaba, cada uno cuando le tocaba el turno.

Sabiduría de Salomón

29Dios otorgó a Salomón sabiduría, y una inteligencia y grandeza de corazón tan inmensa como la arena que está en las playas del mar; 30de modo que la sabiduría de Salomón superaba a la sabiduría de todos los hijos del Oriente y a toda la sabiduría de Egipto. 31[2233]Era más sabio que todos los hombres: más que Etán; el ezrahita, más que Hernán, Calcol y Dardá, hijos de Macol, y su nombre se celebraba en todas las naciones comarcanas. 32[2234]Compuso tres mil proverbios, y sus cantos fueron mil cinco. 33[2235]Disertó acerca de los árboles, desde el cedro del Líbano hasta el hisopo que brota en el muro. Discurrió asimismo sobre las bestias, las aves, los reptiles y los peces. 34Para oír la sabiduría de Salomón venían hombres de todos los pueblos, enviados de todos los reyes de la tierra, que habían oído hablar de su sabiduría.

1 REYES 5

Alianza entre Salomón e Hiram

1[2236]Hiram, rey de Tiro, envió a sus siervos a Salomón, cuando supo que le habían ungido rey en lugar de su padre; pues Hiram había sido siempre amigo de David. 2Salomón, por su parte, envió a decir a Hiram: 3“Bien sabes que David mi padre no pudo edificar la Casa al Nombre de Yahvé, su Dios, a causa de las guerras (con los enemigos) que le rodearon, hasta que Yahvé los puso bajo las plantas de sus pies. 4Mas ahora Yahvé, mi Dios, me ha dado reposo por todos lados; no hay más enemigo ni obstáculo adverso. 5Por lo cual, he aquí que yo me propongo edificar una Casa al Nombre de Yahvé, mi Dios, como Yahvé lo ha ordenado a mi padre David, diciendo: ‘Tu hijo que Yo pondré en tu lugar sobre tu trono, ese edificará la Casa a mi Nombre.’ 6[2237]Manda, pues, que se me corten cedros en el Líbano; y mis siervos estarán con tus siervos, y te pagaré el salario de tus siervos conforme a todo lo que pidieres; porque bien sabes que no hay entre nosotros quien sepa cortar las maderas como los sidonios.”

7[2238]Cuando Hiram oyó estas palabras de Salomón, se alegró mucho y exclamó: “¡Bendito sea hoy Yahvé que ha dado a David un hijo sabio sobre este pueblo tan grande!” 8Y envió Hiram a decir a Salomón: “He tomado nota de lo que me has mandado a decir. Cumpliré todos tus deseos en cuanto a las maderas de cedro y las maderas de ciprés. 9Mis siervos las bajarán desde el Líbano al mar, y yo las haré transportar en balsas por mar al lugar que tú me indiques. Allí las haré desatar y tú te las llevarás, y cumplirás, por tu parte, mi deseo, suministrando víveres a mi casa.” 10Suministraba, pues, Hiram a Salomón maderas de cedro y maderas de ciprés, cuantas este quería, 11en tanto que Salomón daba a Hiram veinte mil coros de trigo para el sustento de su casa y veinte coros de aceite de olivas machacadas. Esto daba Salomón a Hiram todos los años. 12Y Yahvé dio a Salomón sabiduría, como se lo había prometido. Hubo, pues, paz entre Hiram y Salomón, e hicieron los dos alianza.

Número de los obreros

13Hizo el rey Salomón una leva de obreros en todo Israel, la cual fue de treinta mil hombres. 14[2239]De esos enviaba al Líbano diez mil cada mes, por turno. Un mes estaban en el Líbano, y dos meses en sus casas. Adoniram era prefecto de los obreros de la leva. 15Tenía Salomón además setenta mil hombres que llevaban cargas, y ochenta mil canteros en la montaña, 16sin contar los sobrestantes de Salomón, que estaban al frente de la obra, en número de tres mil trescientos. Estos dirigían al pueblo que trabajaba en la obra. 17Por orden del rey se cortaban también piedras grandes, piedras de gran precio, para hacer de piedras talladas el cimiento de la Casa. 18[2240]Los obreros de Salomón y los obreros de Hiram y los giblios las tallaron y prepararon las maderas y las piedras para edificar la Casa.

1 REYES 6

Construcción del Templo

1[2241]El año cuatrocientos ochenta después de la salida de los hijos de Israel de la tierra de Egipto, el cuarto año del reinado de Salomón sobre Israel, en el mes de Zif, que es el mes segundo (Salomón) comenzó a edificar la Casa de Yahvé. 2[2242]La Casa que el rey Salomón edificó para Yahvé tenía sesenta codos de largo, veinte codos de ancho y treinta codos de alto. 3Delante de la Casa había un pórtico de veinte codos de largo, correspondiente al ancho de la Casa, y de diez codos de fondo por delante de la Casa. 4Hizo en la Casa también ventanas, que dejaban entrar un poco de luz, 5[2243]y todo en derredor de las paredes de la Casa construyó pisos laterales, adosados a las paredes de la Casa, así del Templo como del Santísimo; y en ellos hizo cámaras laterales en todo su derredor. 6El piso de abajo tenía cinco codos de ancho; el de en medio, seis codos de ancho, y el tercero, siete codos de ancho; porque se hicieron encogimientos en el muro exterior, todo alrededor de la Casa, para que (las vigas) no entrasen en las paredes mismas de la Casa.

7En la construcción de la Casa se usaban solamente piedras, labradas ya en las canteras, de manera que durante la construcción no se dejó oír en la Casa ni martillo, ni punzón, ni ningún instrumento de hierro. 8La entrada a las cámaras del piso inferior estaba en la parte derecha de la Casa; por una escalera de caracol se subía al piso de en medio, y de este al tercero. 9Así edificó (Salomón) la Casa, y cuando la hubo terminado, la cubrió con vigas y tablas de cedro. 10[2244]A los pisos laterales que edificó junto a (la pared) de la Casa, les dio una altura de cinco codos y los trabó con la Casa por medio de maderas de cedro.

Dios renueva su promesa

11Después de lo cual llegó esta palabra de Yahvé a Salomón: 12(Me agrada) esta Casa que estás edificando; si tú siguieres mis leyes, y cumplieres mis preceptos, y observares todos mis mandamientos, practicándolos, entonces Yo cumpliré contigo mi promesa que he dado a David, tu padre; 13y habitaré en medio de los hijos de Israel, y no abandonaré a Israel, mi pueblo.”

El interior del Templo

14Así, pues, Salomón edificó la Casa y la acabó. 15Después revistió la parte interior de las paredes de la Casa con tablas de cedro, desde el suelo de la Casa hasta la altura del techo; las cubrió por dentro con maderas, y cubrió también el suelo de la casa con maderas de ciprés. 16Asimismo revistió los veinte codos del fondo de la Casa con tablas de cedro, desde el suelo hasta el techo, y reservó su espacio interior para el Sancta Sanctorum, o sea, el Santísimo. 17La Casa, es decir, el Templo delante del (Santísimo), tenía cuarenta codos (de largo). 18La madera de cedro, en el interior de la Casa, presentaba entalladuras de coloquíntidas y guirnaldas de flores. Todo era de cedro; no se dejaba ver piedra alguna.

19El Santísimo lo estableció en el fondo, en la parte más interior de la Casa, para poner allí el Arca de la Alianza de Yahvé. 20[2245]El interior del Santísimo tenía veinte codos de largo, veinte codos de ancho y veinte codos de alto. Lo revistió de oro fino, pero el altar lo recubrió de cedro. 21Así revistió Salomón el interior de la Casa de oro fino, e hizo tender cadenas de oro delante del Santísimo, que también revistió de oro, 22[2246]de manera que revistió de oro toda la Casa, la casa toda entera. Asimismo cubrió de oro todo el altar que estaba delante del Santísimo.

Los querubines

23[2247]Hizo en el Santísimo dos querubines de madera de olivo, de diez codos de altura cada uno. 24Cinco codos tenía la una de las alas de (cada) querubín, y cinco codos tenía la otra ala del querubín. Había, pues, diez codos desde la punta de una ala hasta la punta de la otra. 25Diez codos tenía también el segundo querubín. Una misma medida, y una misma forma tenían los dos querubines. 26La altura de un querubín era de diez codos; así era también el otro querubín. 27[2248]Colocó a los querubines en medio de la Casa interior. Los querubines tenían las alas desplegadas, de suerte que el ala del uno tocaba en la pared, y el ala del segundo querubín tocaba en la otra pared, y se tocaban, ala con ala, en el medio de la Casa. 28Cubrió también de oro a los querubines. 29En todas las paredes que rodeaban la Casa hizo esculpir figuras entalladas de querubines, de palmas y de guirnaldas de flores, tanto por dentro como por fuera. 30Cubrió asimismo de oro el pavimento de la Casa, por dentro y por fuera.

Las puertas

31Las dos hojas de la puerta del Santísimo las hizo de madera de olivo. El jambaje de ellas con los postes ocupaba la quinta parte (de la pared). 32Sobre las dos hojas de madera de olivo esculpió entalladuras de querubines, de palmas y de guirnaldas de flores, y las revistió de oro, extendiendo el oro sobre los querubines y sobre las palmas.

33Hizo, además, para la puerta del Templo postes de madera de olivo, que ocupaban la cuarta parte (de la pared) 34y dos hojas de madera de ciprés. La primera hoja se componía de dos tablas giratorias, la segunda hoja tenía también dos tablas giratorias. 35Esculpió sobre ellas querubines, palmas y guirnaldas de flores, y las revistió de oro, ajustándolo a las entalladuras.

36Hizo también el atrio interior de tres órdenes de piedras labradas, y un orden de vigas de cedro.

Término de las obras

37Echáronse los cimientos de la Casa de Yahvé el año cuarto, en el mes de Zif; 38[2249]y el año undécimo, en el mes de Bul, que es el mes octavo, se terminó la Casa en todas sus partes y con arreglo a todo lo dispuesto. La edificó en siete años.

1 REYES 7

Construcción de los palacios reales

1Durante trece años edificó Salomón su propia casa, hasta que la hubo completamente terminado. 2[2250]Construyó la Casa del Bosque del Líbano, de cien codos de largo, de cincuenta codos de ancho y de treinta codos de alto, sobre cuatro hileras de columnas de cedro, con vigas de cedro sobre las columnas. 3E hizo un techo de madera de cedro sobre las habitaciones que estribaban sobre cuarenta y cinco columnas, quince en cada hilera. 4Había tres filas de ventanas, y se correspondían tres veces unas a otras. 5Todas las puertas con sus postes tenían marcos cuadrangulares, y las ventanas daban luz correspondiéndose tres veces las unas a las otras.

6Hizo también un pórtico de columnas de cincuenta codos de largo y de treinta codos de ancho, y delante de ellas (otro) pórtico con columnas, y un techo delante de ellas.

7Hizo, además, el pórtico del trono, el pórtico del juicio, donde él juzgaba, y lo revistió de maderas de cedro desde el suelo hasta el techo.

8[2251]De la misma madera fue construida la casa, donde él mismo había de habitar, en otro atrio, más atrás del pórtico. Salomón hizo también una casa al estilo de este pórtico para la hija del Faraón que había tomado por mujer.

9Todas estas construcciones, por dentro y por fuera, desde los cimientos hasta las cornisas, y por fuera hasta el atrio grande, eran de piedras escogidas, cortadas a medida y aserradas con sierra. 10[2252]También los cimientos eran de piedras escogidas, piedras grandes, piedras de diez codos y de ocho codos. 11La parte superior, asimismo, era de piedras escogidas, cortadas a medida, y de madera de cedro. 12[2253]El atrio grande tenía a la redonda tres órdenes de piedras cortadas, y un orden de vigas de cedro, así como lo tenía el atrio interior de la Casa de Yahvé y el pórtico del palacio.

El interior del Templo

13El rey Salomón hizo venir de Tiro a Hiram, 14el cual era hijo de una viuda de la tribu de Neftalí y de un padre de Tiro que era herrero de bronce. Hiram estaba lleno de sabiduría, inteligencia y maestría para hacer cualquier clase de obras de bronce. Este, pues, llegó al rey Salomón e hizo toda su obra.

Las columnas Jaquín y Bóaz

15[2254]Hiram fundió las dos columnas de bronce. Cada columna tenía diez y ocho codos de altura; y un cordón de doce codos medía la circunferencia de las dos columnas. 16Hizo dos capiteles de bronce fundido, para colocarlos encima de las columnas. Cinco codos de altura tenía el primer capitel, y cinco codos de altura tenía el otro. 17Fabricó también mallas en forma de redes, y cadenillas trenzadas para los capiteles que estaban encima de las columnas: siete para el primer capitel, y siete para el segundo. 18E hizo las columnas de tal manera que había dos órdenes de granadas en derredor de una de las redes para cubrir el capitel que estaba encima de la columna. Lo mismo hizo para el segundo capitel. 19Los capiteles que estaban encima de las columnas del pórtico tenían forma de azucenas y eran de cuatro codos. 20En los capiteles sobre las dos columnas había doscientas granadas puestas en la convexidad sobresaliente de las mallas. Había, asimismo, doscientas granadas, ordenadas alrededor del segundo capitel. 21[2255]Levantó estas columnas junto al pórtico del Templo. Alzó la columna derecha y le dio el nombre de Jaquín; después alzó la columna izquierda y le dio el nombre de Bóaz. 22Encima de las columnas había un adorno en forma de azucenas. Así quedó concluida la obra de las dos columnas.

El mar de bronce

23[2256]Hizo, además, un mar (de bronce) fundido, de diez codos de un borde al otro. Era completamente redondo y tenía cinco codos de altura. Un cordón de treinta codos ceñía toda su circunferencia. 24Por debajo de su borde lo rodeaban coloquíntidas[2257], todo alrededor, diez por cada codo, cercando el mar entero con dos órdenes de coloquíntidas, fundidas al mismo tiempo que él. 25Estaba asentado sobre doce bueyes, de los cuales tres miraban hacia el norte, tres hacia el occidente, tres hacia el sur y tres hacia el oriente. El mar descansaba encima de ellos, y las partes traseras de todos ellos se dirigían hacia adentro. 26[2258]Su espesor medía un palmo, y su borde era labrado como el borde de un cáliz, como una flor de azucena. Cabían en él dos mil batos.

Las pilas

27[2259]Hizo también diez basas de bronce. Cuatro codos era el largo de cada basa, cuatro codos su ancho, y tres codos su altura. 28He aquí la forma de las basas: Constaban de tableros y de travesaños que cruzaban los tableros. 29En los tableros, entre los travesaños había leones, bueyes y querubines, y lo mismo en los travesaños. Por encima y por debajo de los leones y de los bueyes había guirnaldas que colgaban. 30Cada basa tenía cuatro ruedas de bronce, con sus ejes de bronce, y en sus cuatro esquinas había apoyos de fundición sobre los cuales descansaba la pila. Cada uno de ellos sobresalía de las guirnaldas. 31La abertura (para recibir la pila) estaba dentro de una guarnición que tenía un codo de altura. La abertura era redonda, de la forma de un pedestal, y de codo y medio de diámetro. Sobre la abertura había también grabaduras y los tableros eran cuadrados, y no redondos. 32Las cuatro ruedas estaban debajo de los tableros, y los ejes de las ruedas fijados en la basa misma. La altura de cada rueda era de codo y medio. 33Las ruedas estaban hechas como las ruedas de un carro; sus ejes, sus llantas, sus rayos y sus cubos, todo era de fundición. 34Había cuatro apoyos en las cuatro esquinas de cada basa, y los apoyos formaban una sola pieza con la basa. 35La parte superior de cada basa remataba en un cilindro de medio codo de altura. Los apoyos y los tableros formaban en la parte superior de la basa una sola pieza con esta. 36En las planchas de sus apoyos y en los tableros grabó querubines, leones y palmas, según el espacio correspondiente a cada uno, y guirnaldas en derredor. 37Así, pues, se hicieron las diez basas; todas ellas eran de una misma fundición, de una misma medida y de la misma forma.

38Luego hizo diez pilas de bronce, cada una de cuarenta batos de cabida. Cada pila tenía cuatro codos y cada una (descansaba) sobre una de las diez basas. 39Colocó cinco de las basas al lado derecho de la Casa, y cinco al lado izquierdo de la Casa. El mar (de bronce) lo puso al lado derecho de la Casa, al sudeste.

Resumen de los trabajos

40[2260]Asimismo hizo Hiram las calderas, las palas y las tazas. Terminó, pues, Hiram toda la obra que el rey Salomón le había encargado para la Casa de Yahvé: 41las dos columnas, los dos globos de los capiteles que estaban encima de las columnas, las dos redes que cubrían los dos globos de los capiteles en que remataban las columnas, 42las cuatrocientas granadas para las dos redes, dos órdenes de granadas para cada red, para cubrir los dos globos de los capiteles que coronaban las columnas, 43las diez basas y las diez pilas sobre las basas, 44el mar y los doce bueyes de debajo del mar, 45las calderas, las palas y las tazas. Todos estos utensilios que hizo Hiram para el rey Salomón, en la Casa de Yahvé, eran de bronce bruñido. 46[2261]El rey los hizo fundir en la llanura del Jordán, donde hay tierra arcillosa, entre Sucot y Sartán. 47[2262]Por la extraordinaria cantidad de todos los utensilios, Salomón dejó de pesarlos; no fue averiguado el peso de bronce.

48Salomón hizo fabricar, además, todos los otros utensilios de la Casa de Yahvé: el altar de oro, la mesa de oro sobre la cual se ponía el pan de la proposición, 49los candelabros de oro fino, cinco a la derecha y cinco a la izquierda, frente al Santísimo, las flores, las lámparas y las despabiladeras de oro, 50las fuentes, los cuchillos, las copas, las tazas y los braseros, de oro fino, y también los goznes de oro para la puerta de la Casa interior, o sea, el Santísimo, y para la puerta de la Casa, el Templo.

51[2263]Así fue concluida toda la obra que hizo el rey Salomón en la Casa de Yahvé. Y trajo Salomón las cosas que su padre David había consagrado: la plata, el oro y los vasos, y los depositó en la tesorería de la Casa de Yahvé.

1 REYES 8

Traslado del arca al Templo

1[2264]Entonces Salomón reunió alrededor suyo, en Jerusalén, a los ancianos de Israel, a todos los jefes de las tribus y a los príncipes de las familias de los hijos de Israel, para trasladar el Arca de la Alianza de Yahvé, desde la ciudad de David, que es Sión. 2[2265]Concurrieron, pues, al rey Salomón todos los varones de Israel en la fiesta del mes de Etanim, que es el mes séptimo.

3Cuando habían venido todos los ancianos de Israel, alzaron los sacerdotes el Arca, 4y trasladaron el Arca de Yahvé, con el Tabernáculo de la Reunión, y todos los utensilios sagrados que había dentro del Tabernáculo; y los llevaban los sacerdotes levitas. 5El rey Salomón y toda la congregación de Israel, reunida en torno suyo, estaban con él delante del Arca, inmolando ovejas y bueyes incontables e innumerables por su muchedumbre. 6Los sacerdotes pusieron el Arca de la Alianza de Yahvé en su sitio, en el lugar más interior de la Casa, en el Santísimo, debajo de las alas de los querubines. 7Porque los querubines extendían las alas sobre el lugar del Arca y cubrían por arriba el Arca y sus varas. 8Tan largas eran las varas, que sus extremos se dejaban ver desde el Lugar Santo, que está delante del Santísimo; pero no se dejaban ver desde fuera. Allí están hasta el día de hoy. 9[2266]Dentro del Arca no había sino las dos tablas de piedra que Moisés había depositado en ella en el Horeb al hacer Yahvé alianza con Israel, en la salida de ellos de la tierra de Egipto.

La gloria del Señor llena el Templo.

10[2267]Y sucedió que al salir los sacerdotes del Santuario, la nube llenó la Casa de Yahvé; 11y los sacerdotes no pudieron permanecer (allí) para ejercer su ministerio, a causa de la nube; pues la gloria de Yahvé llenaba la Casa de Yahvé. 12[2268]Entonces dijo Salomón:

“Yahvé ha dicho que moraría en la oscuridad.

13Pues bien, yo he edificado una casa que sea morada para Ti,

el lugar de tu morada para siempre.”

Oración de Salomón

14Y volviéndose el rey bendijo a toda la asamblea de Israel, mientras toda la asamblea de Israel se tenía en pie. 15Dijo: “¡Bendito sea Yahvé!, el Dios de Israel, que habló con su boca a mi padre David y con su mano lo cumplió, diciendo: 16«Desde el día que saqué de Egipto a Israel, mi pueblo, no he escogido ciudad de entre las tribus de Israel para edificar una casa donde resida mi Nombre, aunque escogí a David para que reinase sobre Israel, mi pueblo.» 17David, mi padre, tuvo el propósito de edificar una casa al Nombre de Yahvé, el Dios de Israel; 18mas Yahvé dijo a mi padre David: «Teniendo tú el propósito de edificar una casa a mi Nombre, has ideado un buen proyecto. 19Con todo, no edificarás tú la Casa, sino que un hijo tuyo, que saldrá de tus entrañas, edificará la Casa a mi Nombre.» 20Yahvé ha cumplido la palabra que prometió; pues me he levantado yo en el lugar de David, mi padre —y heme sentado sobre el trono de Israel, como Yahvé lo ha anunciado—, y he edificado la Casa al Nombre de Yahvé, el Dios de Israel. 21[2269]He establecido allí un lugar para el Arca, donde se halla la Alianza que Yahvé hizo con nuestros padres al sacarlos del país de Egipto.”

22Luego, poniéndose Salomón delante del altar de Yahvé, frente a toda la asamblea de Israel, extendió las manos hacia el cielo, 23[2270]y dijo: “Yahvé, Dios de Israel, no hay Dios como Tú, ni arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, porque Tú guardas la Alianza y la misericordia con tus siervos que andan en tu presencia de todo corazón. 24Tú has cumplido con tu siervo David, mi padre, lo que prometiste; y lo que con tu boca prometiste, con tu mano lo has puesto por obra, como se ve en este día. 25[2271]Ahora, pues, oh Yahvé, Dios de Israel, guarda la promesa que has dado a tu siervo David, mi padre, diciendo: «Nunca te faltará varón delante de Mí que se siente sobre el trono de Israel, con tal que tus hijos vigilen sobre sus caminos y anden delante de Mí, como tú has andado en mi presencia.» 26Cúmplase ahora, oh Dios de Israel, la promesa que diste a tu siervo David, mi padre. 27[2272]Pero ¿es verdad que Dios habita sobre la tierra? He aquí que los cielos y los cielos de los cielos no pueden contenerte, ¿cuánto menos esta Casa que yo acabo de edificar? 28Con todo vuelve tu rostro a la oración de tu siervo y a su súplica, oh Yahvé, Dios mío, para escuchar el clamor y la oración que tu siervo hace hoy delante de Ti. 29Que estén abiertos tus ojos, noche y día, hacia esta Casa y este lugar, acerca del cual has dicho: «Estará allí mi Nombre, para escuchar la oración que tu siervo haga en este lugar». 30Oye, pues, la súplica de tu siervo y de Israel, tu pueblo, cuando oraren en este lugar. Oye Tú desde el lugar de tu morada, el cielo; escucha y perdona.”

Primera petición

31[2273]“Cuando pecare alguno contra su prójimo, y se le impusiere juramento, haciéndole jurar, y él viniere a jurar ante tu altar en esta Casa, 32óyelo Tú desde el cielo, y obra; juzga a tus siervos, condenando al inicuo y haciendo recaer su conducta sobre su misma cabeza, justificando, en cambio, al justo y premiándolo conforme a su justicia.”

Segunda petición

33“Cuando Israel, tu pueblo, fuere vencido por un enemigo, por haber pecado contra Ti, y ellos vueltos a Ti confesaren tu Nombre y oraren, suplicándote en esta Casa, 34óyelo Tú en el cielo, y perdona el pecado de Israel, tu pueblo, y hazlos volver al país que diste a sus padres.”

Tercera petición

35[2274]“Cuando se cierre el cielo, de manera que no haya lluvia, por haber ellos pecado contra ti, y si oraren (dirigiendo sus miradas) hacia este lugar, y alabando tu Nombre, y si se convirtieren de su pecado por haberlos Tú afligido, 36óyelos en el cielo, y perdona el pecado de tus siervos y de Israel, tu pueblo, enseñándoles el recto camino, por el cual deben andar; y envía lluvia sobre tu tierra que diste por herencia a tu pueblo.”

Cuarta petición

37“Cuando haya hambre en la tierra, o peste, o roya, añublo, langosta, u otra clase de insectos, o cuando el enemigo asedie (a tu pueblo) en su país, en sus ciudades, o cuando haya plagas o enfermedades de cualquier clase, 38si entonces uno en particular, o todo Israel, tu pueblo, se dirija a Ti con oraciones y súplicas, y si cada cual, reconociendo la plaga de su corazón, extienda sus manos hacia esta Casa, 39óyelo Tú en el cielo, lugar de tu morada, y perdona; obra y retribuye a cada uno conforme a todos sus caminos, ya que conoces su corazón —pues Tú solo conoces el corazón de todos los hijos de los hombres— 40para que te teman todos los días que vivan en la tierra que diste a nuestros padres.

Quinta petición

41[2275] “También el extranjero, que no es de tu pueblo Israel, cuando viniere de tierras lejanas a causa de tu Nombre 42—pues ellos oirán hablar de tu gran Nombre y de tu poderosa mano y de tu brazo extendido¾, cuando venga, pues, a orar en esta Casa, 43óyelo Tú en el cielo, lugar de tu morada, y otorga todo lo que te pidiere aquel extranjero, a fin de que todos los pueblos de la tierra conozcan tu Nombre, para temerte como (te teme) Israel, tu pueblo, y sepan que tu Nombre ha sido invocado sobre esta Casa que yo he edificado.”

Sexta petición

44[2276]“Cuando tu pueblo salga a combatir a sus enemigos por el camino por el cual Tú los enviares, y oraren a Yahvé, mirando hacia la ciudad que Tú elegiste y la Casa que yo he edificado a tu Nombre, 45escucha Tú en el cielo su oración y su plegaria, y hazles justicia.”

Séptima petición

46[2277]“Cuando pecaren contra Ti —pues no hay hombre que no peque— y Tú, irritado contra ellos, los entregares en poder del enemigo, y el vencedor los llevare cautivos a la tierra enemiga, sea lejana o cercana; 47si ellos entonces se arrepintieren en la tierra de su cautividad y convertidos pidieren perdón en el país de sus apresadores, diciendo: «Hemos pecado, hemos cometido iniquidad, hemos obrado perversamente»; 48y si se volvieren a ti de todo corazón y con toda su alma, en la tierra de sus enemigos que los cautivaron, y suplicaren a Ti, mirando hacia su tierra que Tú diste a sus padres, hacia la ciudad que has escogido, y hacia la Casa que yo he edificado a tu Nombre, 49entonces oye Tú en el cielo, lugar de tu morada, su oración y su súplica y hazles justicia; 50y perdona a tu pueblo los pecados cometidos contra Ti, y todas sus transgresiones con que contra Ti se rebelaron, y haz que hallen misericordia delante de los que los llevaron cautivos, para que los traten con compasión. 51[2278]Porque son tu pueblo y tu herencia, que Tú sacaste de Egipto, de en medio del horno de hierro. 52Estén abiertos tus ojos a la súplica de tu siervo, y a la súplica de Israel, tu pueblo, para escucharlos en todo cuanto te invoquen. 53Pues Tú los separaste para Ti mismo, como herencia, de entre todos los pueblos de la tierra; como lo prometiste por boca de Moisés, tu siervo, cuando sacaste a nuestros padres de Egipto, oh Señor, Yahvé.”

Salomón bendice al pueblo

54Después de dirigir a Yahvé toda esta oración y súplica, se levantó Salomón de delante del altar de Yahvé, donde estaba arrodillado con las manos extendidas hacia el cielo; 55y puesto en pie, bendijo a toda la asamblea de Israel, diciendo en alta voz: 56“¡Bendito sea Yahvé, que ha dado descanso a Israel, su pueblo, conforme a todo lo que había prometido! No ha fallado una sola palabra de todas aquellas buenas promesas que anunció por boca de su siervo Moisés. 57Yahvé, nuestro Dios, sea con nosotros así como estuvo con nuestros padres. ¡Que Él no nos abandone ni nos deseche, 58sino que incline nuestro corazón hacia sí, a fin de que andemos por todos sus caminos y guardemos sus mandamientos, sus leyes y preceptos que prescribió a nuestros padres! 59¡Que estas palabras de mi súplica que he pronunciado ante Yahvé estén presentes día y noche ante Yahvé, nuestro Dios, para que haga justicia a su siervo y a Israel, su pueblo, en todo tiempo; 60y sepan todos los pueblos de la tierra que Yahvé es Dios y no hay otro! 61Sea, pues, vuestro corazón recto para con Yahvé, vuestro Dios, de suerte que cumplamos sus leyes y guardemos sus mandamientos, como al presente.”

Clausura de la fiesta

62Después el rey, y con él todo Israel, ofrecieron sacrificios ante Yahvé. 63[2279]Inmoló Salomón como sacrificios pacíficos, ofreciéndolos a Yahvé, veintidós mil bueyes y ciento veinte mil ovejas. De esta manera el rey y todos los hijos de Israel inauguraron la Casa de Yahvé. 64En aquel día el rey consagró el interior del atrio, que está delante de la Casa de Yahvé; pues ofreció allí los holocaustos, las oblaciones y los sebos de los sacrificios pacíficos, por cuanto el altar de bronce que había ante Yahvé, no era tan grande que pudiesen caber en él los holocaustos, las oblaciones y las grasas de los sacrificios pacíficos. 65[2280]Así en ese tiempo, Salomón, y con él todo Israel, una muchedumbre inmensa venida desde la entrada de Hamat hasta el Arroyo de Egipto, celebró fiesta delante de Yahvé, nuestro Dios, durante siete días, y otros siete días, esto es, catorce días. 66El día octavo despidió el rey al pueblo; y ellos bendijeron al rey y se fueron a sus tiendas gozosos y contentos por todos los beneficios que Yahvé había hecho a David, su siervo, y a Israel, su pueblo.

1 REYES 9

Nueva aparición de Dios

1[2281]Cuando Salomón hubo terminado de construir la Casa de Yahvé, la casa del rey y todo lo que deseaba hacer según sus designios, 2se apareció Yahvé a Salomón por segunda vez, como se le había aparecido en Gabaón; 3y le dijo Yahvé: “He oído tu oración y tu súplica que has proferido delante de Mí. He santificado esta Casa que has edificado, para poner allí mi Nombre para siempre, y mis ojos y mi corazón estarán allí en todo tiempo. 4[2282]Si tú andas en mi presencia como anduvo David, tu padre, con sinceridad de corazón y con rectitud, haciendo todo lo que te tengo mandado, y guardando mis mandamientos y mis preceptos, 5aseguraré el trono de tu reino sobre Israel para siempre, según prometí a tu padre David, diciendo: «Nunca te faltará varón sobre el trono de Israel.» 6Pero, si vosotros y vuestros hijos os apartáis de Mí, y no guardáis mis leyes y mis mandamientos, que he puesto delante de vosotros, y os vais a servir a otros dioses, postrándoos ante ellos, 7extirparé a Israel de la tierra que les he dado; y esta Casa que he santificado para mi Nombre, la echaré lejos de mi vista. Israel vendrá a ser objeto de proverbio y burla entre todos los pueblos; 8y esta Casa será reducida a ruinas, y cuantos pasaren junto a ella se pasmarán y silbarán, diciendo: «¿Por qué ha tratado así Yahvé a esta tierra y a esta Casa?» 9[2283]Y se les contestará: «Porque abandonaron a Yahvé, su Dios, que sacó a sus padres del país de Egipto y se adhirieron a otros dioses, postrándose ante ellos y dándoles culto; por eso ha descargado Yahvé sobre ellos todos estos males».”

Salomón construye ciudades

10Al fin de los veinte años que Salomón empleó para edificar las dos casas, la Casa de Yahvé y la casa del rey, 11para las cuales Hiram, rey de Tiro, había dado a Salomón maderas de cedro y de ciprés y oro, accediendo a todos sus deseos, el rey Salomón dio a Hiram veinte ciudades en la tierra de Galilea. 12Salió, pues, Hiram de Tiro para ver las ciudades que le había dado Salomón, y no le gustaron. 13[2284]Por lo cual dijo: “¿Estas son las ciudades que me has dado, hermano mío?” Y las llamó Tierra de Cabul (nombre que llevan) hasta hoy día. 14Es de saber que Hiram había enviado al rey ciento veinte talentos de oro. 15[2285]He aquí la razón de las cargas que impuso el rey Salomón. Fue para edificar la Casa de Yahvé, su propia casa, el Milló, el muro de Jerusalén, y a Hasor, Megiddó y Guézer. 16El Faraón, rey de Egipto, había subido, y después de tomar a Guézer, la había incendiado, matando a los cananeos que habitaban la ciudad. Después la dio en dote a su hija, la mujer de Salomón.

17[2286]Salomón edificó a Guézer, Bet-horón de abajo, 18[2287]Baalat y Tadmor en el país del desierto, 19como también todas las ciudades de almacenes que tenía Salomón, como también las ciudades de los carros, y las ciudades de la caballería: en fin, todo cuanto Salomón gustó de edificar en Jerusalén, en el Líbano y en todo el territorio de su reino.

Los pueblos tributarios

20Toda la gente que había quedado de los amorreos, de los heteos, de los fereceos, de los heveos y de los jebuseos, que no eran de los hijos de Israel 21(es decir), los hijos de ellos que habían quedado en el país después de ellos, porque los hijos de Israel no pudieron exterminarlos, a estos hizo Salomón esclavos de trabajo hasta el día de hoy.

Diversas disposiciones de Salomón

22Salomón no sujetó a servidumbre a ninguno de los hijos de Israel, sino que ellos eran sus guerreros, sus dignatarios, sus jefes, sus capitanes y los comandantes de sus carros y de su caballería. 23Los jefes que estaban al frente de las obras de Salomón, eran quinientos cincuenta. Estos dirigían a los obreros que trabajaban en la obra. 24La hija del Faraón subió desde la ciudad de David a la casa, que (Salomón) le había edificado. En aquel tiempo edificó también el Millo. 25Tres veces al año ofrecía Salomón holocaustos y sacrificios pacíficos sobre el altar que había erigido a Yahvé, y quemaba incienso sobre el que estaba delante de Yahvé, después de quedar acabada la Casa.

La flota de Ofir

26[2288]El rey Salomón construyó también una flota en Esionguéber, que está junto a Elat, sobre la orilla del Mar Rojo en el país de Edom. 27Con esta flota envió Hiram a sus siervos, marinos peritos en la navegación, juntamente con los siervos de Salomón. 28Y fueron a Ofir, de donde tomaron cuatrocientos veinte talentos de oro que trajeron al rey Salomón.

1 REYES 10

La reina de Sabá

1[2289]La reina de Sabá tuvo noticia de la fama que Salomón se había adquirido para la gloria de Yahvé, y vino a probarle con enigmas. 2Llegó a Jerusalén con un séquito muy grande, con camellos que traían especias aromáticas, muchísimo oro y piedras preciosas. Y fue a ver a Salomón, con el cual habló de todo lo que había en su corazón. 3Salomón le respondió a todas sus preguntas; no hubo cosa que fuese escondida al Rey y de la cual no pudiese dar solución. 4Al ver la reina de Sabá toda la sabiduría de Salomón, la casa que había edificado, 5[2290]los manjares de su mesa, las habitaciones de sus dignatarios, la manera de servir de sus criados y los trajes de ellos, sus coperos, y el holocausto que ofrecía en la Casa de Yahvé, quedó atónita, 6y dijo al rey Salomón: “Verdad es lo que oí decir en mi tierra respecto de ti y de tu sabiduría. 7Yo no creía lo dicho antes de haber venido y antes de haberlo visto con mis propios ojos; y he aquí que no me habían contado ni siquiera la mitad. Tu sabiduría y tu prosperidad son más grandes de lo que yo había oído. 8[2291]¡Dichosa tus gentes, dichosos estos tus siervos, que de continuo están en tu presencia y oyen tu sabiduría! 9[2292]¡Bendito sea Yahvé, tu Dios, que se ha complacido en ti y te ha puesto sobre el trono de Israel! Porque Yahvé ama eternamente a Israel, y Él te ha constituido rey para que hagas juicio y justicia.” 10[2293]Luego regaló al rey ciento veinte talentos de oro, grandísima cantidad de especias aromáticas y piedras preciosas. Nunca más vino tanta cantidad de especias aromáticas como la que la reina de Sabá dio al rey Salomón.

11[2294]La flota de Hiram que traía oro de Ofir, trajo de Ofir también muchísima cantidad de madera de sándalo y de piedras preciosas. 12El rey hizo de la madera de sándalo balaustradas para la Casa de Yahvé y la casa del rey, y también cítaras y salterios para los cantores. Nunca jamás vino semejante madera de sándalo, ni se ha visto hasta el día de hoy. 13El rey Salomón dio a la reina de Sabá todo cuanto ella quiso y todo cuanto pidió, sin contar lo que además recibió de la regia munificencia de Salomón. Después se volvió y regresó a su país, acompañada de sus servidores.

Riquezas de Salomón

14[2295]El peso del oro que llegaba a Salomón cada año era de seiscientos sesenta y seis talentos de oro, 15fuera de lo que recibía de los mercaderes, del comercio de los traficantes, de todos los reyes de los beduinos y de los gobernadores del país. 16El rey Salomón fabricó doscientos escudos grandes de oro batido, empleando en cada escudo seiscientos siclos de oro; 17[2296]y trescientos escudos chicos de oro batido, empleando en cada escudo tres minas de oro, y los colocó el rey en la Casa del Bosque del Líbano.

18Hizo asimismo el rey un gran trono de marfil y lo guarneció de oro finísimo. 19Tenía el trono seis gradas y en la parte superior del trono un respaldo redondeado; tenía también brazos por uno y otro lado del asiento y dos leones de pie, junto a los brazos. 20Doce leones estaban de pie allí sobre las seis gradas, a uno y otro lado. En ningún reino se fabricó jamás obra como esta.

21Todos los vasos en que bebía el rey Salomón eran de oro; asimismo toda la vajilla de la Casa del Bosque del Líbano era de oro fino. Nada era de plata, pues en tiempo de Salomón esta no se estimaba. 22[2297]Porque el rey tenía en el mar una flota de Tarsis, juntamente con la flota de Hiram. Una vez cada tres años venía la flota de Tarsis, trayendo oro, plata, marfil, monos y pavos reales; 23de manera que en cuanto a riquezas y sabiduría el rey Salomón fue más grande que todos los reyes de la tierra. 24Y todo el mundo procuraba ver el rostro de Salomón, para oír la sabiduría que Dios había infundido en su corazón; 25y todos traían sus presentes, objetos de plata y objetos de oro, vestidos, armas, especias aromáticas, caballos y mulos. Así año tras año. 26[2298]Reunió Salomón carros y caballería; tenía mil cuatrocientos carros y doce mil jinetes, qué tenían su cuartel en las ciudades de los carros y en Jerusalén, junto al rey. 27El rey hizo que la plata en Jerusalén abundara como las piedras y la madera de cedro, y como los cabrahígos que crecen en llanura. 28[2299]Los caballos de Salomón venían de Egipto. Una caravana de comerciantes del rey los traía en grupos al precio (convenido). 29[2300]Un tiro de carro sacado de Egipto costaba seiscientos siclos de plata, y un caballo ciento cincuenta. También los traían en las mismas condiciones, por su intermedio, para todos los reyes de los heteos y para los reyes de la Siria.

1 REYES 11

Idolatría de Salomón

1[2301]El rey Salomón amó, además de la hija del Faraón, a muchas mujeres extranjeras, moabitas, ammonitas, idumeas, sidonias y heteas; 2de las naciones de que había dicho Yahvé a los hijos de Israel: “No os lleguéis a ellas, ni ellas se lleguen a vosotros; pues seguramente desviarán vuestro corazón hacia los dioses de ellas.” A tales se unió Salomón con amor. 3Tuvo setecientas mujeres reinas y trescientas concubinas; y sus mujeres eran causa de los extravíos de su corazón. 4Pues siendo Salomón ya viejo, sus mujeres arrastraron su corazón hacia otros dioses; pues no era su corazón enteramente fiel a Yahvé su Dios, como lo fue el corazón de su padre David. 5[2302]Salomón dio culto a Astarté, diosa de los sidonios, y a Milcom, abominación de los ammonitas. 6E hizo Salomón lo que era malo a los ojos de Yahvé, y no siguió por entero en pos de Yahvé como su padre David. 7En aquel tiempo Salomón erigió en el monte que está frente a Jerusalén un santuario para Camos, abominación de Moab y para Moloc, abominación de los hijos de Ammón. 8Lo mismo hizo para todas sus mujeres de tierra extraña, que quemaban incienso y ofrecían sacrificios a sus dioses.

El Señor anuncia el castigo

9[2303]Entonces se irritó Yahvé contra Salomón, puesto que había apartado su corazón de Yahvé, el Dios de Israel, que se le había aparecido dos veces, 10y le había mandado particularmente que no se fuese tras otros dioses; mas él no guardó lo que Yahvé le había ordenado. 11Dijo, pues, Yahvé a Salomón: “Por cuanto te has portado así y no has guardado mi alianza y mis leyes que Yo te había prescrito, arrancaré el reino de tu mano y lo daré a un siervo tuyo; 12pero no lo haré en tus días por amor de tu padre David; sino que lo arrancaré de mano de tu hijo. 13Ni tampoco le arrancaré el reino entero, sino que daré una tribu a tu hijo, por amor a David, mi siervo, y por amor de Jerusalén que Yo he escogido.”

Hadad de Edom

14[2304]Suscitó Yahvé a Salomón un enemigo: Hadad, el idumeo, que era del linaje real de Edom. 15Cuando David estuvo (en guerra) con Edom, y Joab, jefe del ejército, subió para enterrar los muertos y mató a todos los varones de Edom 16—porque seis meses permaneció allí Joab con todo Israel, hasta exterminar a todos los varones de Edom— 17huyó Hadad y con él algunos idumeos de entre los siervos de su padre y se retiró a Egipto, siendo Hadad todavía jovencito. 18Saliendo de Madián pasaron a Farán, y tomando consigo algunos hombres de Farán, llegaron a Egipto, al Faraón, rey de Egipto, el cual le dio casa, le asignó sustento y le dio tierras. 19Hadad halló gracia a los ojos del Faraón, de tal manera que le dio por mujer la hermana de su misma mujer, la hermana de la reina Tafnes. 20La hermana de Tafnes le dio un hijo, Genubat, al que destetó Tafnes en la casa del Faraón; y habitó Genubat en la casa del Faraón, en medio de los hijos del Faraón. 21Cuando supo Hadad en Egipto que David se había dormido con sus padres, y que Joab, jefe del ejército, era muerto, dijo al Faraón: “Déjame ir para que vaya a mi tierra.” 22El Faraón le contestó: “Pues, ¿qué te falta conmigo para que quieras irte a tu tierra?” Replicó él: “Nada me falta, pero de todos modos déjame partir.”

Rezón de Siria

23[2305]Suscitó Dios (a Salomón otro) adversario: Rezón, hijo de Eliadá, que había huido de su señor Hadadéser, rey de Soba. 24Reuniendo consigo unos hombres vino a ser jefe de una banda, cuando David mató a los (arameos). Llegó a Damasco, donde se estableció, apoderándose del reino de Damasco. 25Este fue enemigo de Israel todos los días de Salomón, además del mal que hizo Hadad, pues aborrecía a Israel y reinaba sobre la Siria.

Rebelión de Jeroboam

26[2306]Levantó la mano contra el rey también Jeroboam, hijo de Nabat, efrateo de Seredá, cuya madre era una viuda que se llamaba Seruá. Era este siervo de Salomón. 27[2307]Y he aquí la causa porque se sublevó contra el rey: Salomón estaba edificando el Milló, rellenando la hondonada que había en la ciudad de David, su padre. 28[2308]Jeroboam era hombre valiente y capaz y viendo Salomón que este joven era muy activo en la obra, le puso sobre todos los trabajos de la casa de José. 29Aconteció por aquel tiempo que saliendo Jeroboam de Jerusalén, le encontró en el camino el profeta Ahías silonita, que estaba envuelto en una capa nueva, y los dos estaban solos en el campo. 30Tomando entonces Ahías la capa nueva que tenía encima, la rasgó en doce pedazos, 31y dijo a Jeroboam: “Toma para ti diez pedazos, porque así dice Yahvé, el Dios de Israel: He aquí que voy a arrancar el reino de mano de Salomón, y te daré a ti diez tribus; 32[2309]una sola tribu quedará para él, a causa de mi siervo David, y a causa de Jerusalén, la ciudad que Yo he escogido entre todas las tribus de Israel; 33por cuanto me han abandonado, y se han prosternado ante Astarté, diosa de los sidonios, ante Camos, dios de Moab, y ante Milcom, dios de los hijos de Ammón; y no han seguido mis caminos para hacer lo que es recto a mis ojos (ni han observado) mis leyes y mis preceptos como lo hizo David, su padre. 34Mas no quitaré de su mano ninguna parte del reino, puesto que le he constituido príncipe todos los días de su vida, por amor de mi siervo David, a quien escogí, porque observó mis leyes y mis mandamientos, 35sino que quitaré el reino de mano de su hijo, y te lo daré a ti, a saber, las diez tribus; 36[2310]y a su hijo le daré una tribu, para que mi siervo David tenga una lámpara todos los días delante de Mí en Jerusalén, la ciudad que he escogido para Mí a fin de poner allí mi Nombre. 37A ti te tomaré, y tú reinarás sobre todo lo que deseare tu alma, y serás rey sobre Israel. 38[2311]Si obedecieres todo cuanto Yo te mandare, andando en mis caminos, e hicieres lo que es recto a mis ojos, guardando mis leyes y mis mandamientos, como lo hizo mi siervo David, seré contigo y te edificaré una casa estable, como la edifiqué a David, y te daré Israel. 39Humillaré a la descendencia de David por esta causa, pero no para siempre.” 40[2312]Procuraba Salomón dar muerte a Jeroboam, pero Jeroboam se escapó y fue a refugiarse en Egipto, cerca de Sesac, rey de Egipto, y permaneció en Egipto hasta la muerte de Salomón.

Muerte de Salomón

41Las demás cosas de Salomón, todo lo que hizo y su sabiduría, ¿no está escrito en el libro de los hechos de Salomón? 42[2313]El tiempo que reinó Salomón en Jerusalén, sobre todo Israel, fue de cuarenta años. 43Y Salomón se durmió con sus padres, y fue sepultado en la ciudad de David, su padre. En su lugar reinó su hijo Roboam.

II. DIVISIÓN DEL REINO

1 REYES 12

Dureza de Roboam

1[2314]Roboam fue a Siquem, porque todo Israel había concurrido a Siquem para proclamarlo rey. 2Lo supo Jeroboam, hijo de Nabat, que estaba todavía en Egipto, adonde había huido de la presencia del rey Salomón. Estando aún Jeroboam en Egipto, 3enviaron a llamarle. Vino, pues, Jeroboam y toda la asamblea de Israel, y hablaron con Roboam, diciendo: 4“Tu padre hizo muy pesado nuestro yugo; aligera tú la dura servidumbre de tu padre y el yugo pesado que nos puso encima, y te serviremos.” 5Él les dijo: “Id, y volved a verme dentro de tres días.” Y se fue el pueblo.

6Consultó entonces el rey Roboam a los ancianos, los que habían servido a su padre Salomón durante su vida, y preguntó: “¿Qué me aconsejáis responder a este pueblo?” 7Le contestaron: “Si hoy te haces siervo de este pueblo y condescendiendo con ellos les respondes en tono amable, serán para siempre siervos tuyos.” 8Mas él desechó el consejo que los ancianos le dieron, y consultó a los jóvenes que se habían criado con él y le servían. 9A estos les dijo: “¿Qué aconsejáis que contestemos a este pueblo que me habla, diciendo: Aligera el yugo que nos ha impuesto tu padre?” 10[2315]Le respondieron los jóvenes que se habían criado con él, diciendo: “Así dirás a este pueblo que te ha dicho: Tu padre hizo pesado nuestro yugo, alívianoslo tú; así les contestarás: Mi meñique es más grueso que los lomos de mi padre. 11[2316]Ahora pues, mi padre os impuso un yugo pesado, pero yo haré vuestro yugo más pesado aún, mi padre os castigó con látigos, yo, empero, os castigaré con escorpiones.”

Jeroboam rey de las diez tribus

12Comparecieron, pues, Jeroboam y todo el pueblo al día tercero ante Roboam, según lo que había dicho el rey: “Volved a verme al cabo de tres días.” 13Y el rey contestó al pueblo con dureza; porque desechando el consejo que le habían dado los ancianos, 14les respondió según el consejo de los jóvenes, diciendo:

“Mi padre hizo pesado vuestro yugo,

pero yo lo haré más pesado aún;

mi padre os castigó con látigos,

yo, empero, os castigaré con escorpiones.”

15De modo que el rey no escuchó al pueblo; porque así lo había dispuesto Yahvé, para cumplir su palabra que había dicho por boca de Ahías silonita a Jeroboam, hijo de Nabat. 16[2317]Viendo, pues, todo Israel que el rey no les escuchaba le dieron todos a una esta respuesta:

“¿Qué parte tenemos nosotros con David?

¿Y qué herencia con el hijo de Isaí?

¡A tus tiendas, oh Israel!

¡Mira ahora por tu casa, David!”

E Israel se retiró a sus tiendas. 17Así que Roboam solo reinó sobre los hijos de Israel que habitaban en las ciudades de Judá.

18Roboam envió a Adoram, que era prefecto de los tributos; pero todo Israel le apedreó de manera que murió; y el rey Roboam tuvo que montar apresuradamente en su carro para huir a Jerusalén. 19[2318]Así se rebeló Israel contra la casa de David hasta el día de hoy.

20Cuando supo todo Israel que Jeroboam había vuelto, enviaron a llamarlo a la asamblea, y le constituyeron rey sobre todo Israel, sin que nadie siguiese a la casa de David, fuera de la sola tribu de Judá.

21Llegado a Jerusalén, Roboam convocó a toda la casa de Judá y la tribu de Benjamín, ciento ochenta mil guerreros escogidos, para hacer la guerra contra la casa de Israel, y recuperar el reino para Roboam, hijo de Salomón. 22Entonces fue dirigida la palabra de Dios a Semeías, varón de Dios, en estos términos: 23“Habla a Roboam, hijo de Salomón, rey de Judá, y a toda la casa de Judá y de Benjamín, y al resto del pueblo, diciendo: 24Así dice Yahvé: No subáis ni hagáis la guerra contra vuestros hermanos, los hijos de Israel. Volveos cada cual a su casa; pues por voluntad mía ha sucedido esto.” Y ellos, obedeciendo la palabra de Yahvé, se volvieron y fueron según la orden de Yahvé.

El culto idolátrico en Israel

25[2319]Jeroboam fortificó a Siquem, en la montaña de Efraím, y residió allí. De allí salió y edificó a Fanuel. 26Jeroboam decía en su corazón: “Pronto va a volver el reino a la casa de David. 27Si este pueblo sube a Jerusalén a ofrecer sacrificios en a Casa de Yahvé, el corazón de este pueblo se volverá hacia su señor Roboam, rey de Judá, a mí me matarán y se tornarán a Roboam, rey de Judá.” 28Por lo cual el rey, después de haber reflexionado hizo dos becerros de oro, y dijo a la gente: “Bastante tiempo habéis subido a Jerusalén. ¡He aquí tu Dios, oh Israel, el que te sacó del país de Egipto!” 29[2320]Y colocó al uno en Betel y al otro en Dan. 30Esto fue ocasión de pecado para el pueblo que iba hasta Dan a adorar al otro (de los dos becerros). 31[2321]Jeroboam hizo también santuarios en los lugares altos, y puso por sacerdotes a gentes de la clase vulgar que no eran de los hijos de Leví. 32[2322]E instituyó Jeroboam una fiesta en el mes octavo, el día quince del mes, semejante a la fiesta que se celebraba en Judá; y él mismo ofreció sacrificios en el altar. Lo mismo hizo en Betel para ofrecer sacrificios a los becerros que había hecho, y constituyó en Betel a algunos sacerdotes de los lugares altos que había erigido. 33El quince del mes octavo, mes que había elegido por propia iniciativa, subió Jeroboam al altar que había hecho en Betel. Así instituyó una fiesta para los hijos de Israel, y subió al altar para quemar incienso.

1 REYES 13

Profecía contra Betel

1[2323]He aquí que por orden de Yahvé vino un hombre de Dios de Judá a Betel, estando Jeroboam todavía en el altar para quemar incienso. 2Y gritó contra el altar por orden de Yahvé, y dijo: “¡Altar, altar! así dice Yahvé: He aquí que un hijo ha de nacer a la casa de David, que se llamará Josías, el cual sacrificará sobre ti a los sacerdotes de los lugares altos que queman incienso sobre ti; y se quemaran sobre ti huesos humanos.” 3Y dio aquel mismo día una señal diciendo: “Esta es la señal que ha indicado Yahvé: He aquí que el altar se quebrará y se derramará la ceniza que hay sobre él.”

4Al oír el rey la palabra que el varón de Dios gritaba contra el altar de Betel, extendió su mano desde el altar y dijo: “¡Prendedlo!” Mas se le secó la mano que había extendido contra él; y no pudo retirarla hacia sí. 5Y al punto el altar se quebró, y se derramó la ceniza del altar, conforme a la señal que el varón de Dios había dado por orden de Yahvé. 6[2324]Entonces tomando el rey la palabra dijo al varón de Dios: “Suplica, te ruego, a Yahvé tu Dios, y ora por mí, para que vuelva hacia mí la mano.” Y suplicó el varón de Dios a Yahvé, después de lo cual la mano del rey volvió hacia él y quedó como antes. 7Luego dijo el rey al varón de Dios: “Ven conmigo a casa, y toma un refresco y te daré un presente.” 8Pero el varón de Dios respondió al rey: “Aunque me dieras la mitad de tu casa, no iría contigo; y no comeré pan ni beberé agua en este lugar; 9[2325]porque así me fue mandado por palabra de Yahvé, que me dijo: «No comerás pan ni beberás agua, ni volverás por el camino por donde viniste.»” 10Se fue, pues, por otro camino, y no volvió por el camino por el cual había venido a Betel.

Desobediencia del profeta

11Ahora bien, habitaba en Betel un profeta anciano, al cual llegaron sus hijos y le contaron todo lo que aquel día había hecho el varón de Dios en Betel. Contaron también a su padre las palabras que había dicho al rey. 12Su padre les dijo: “¿Por qué camino se fue?” Y le mostraron sus hijos el camino que había tomado el varón de Dios venido de Judá. 13Dijo entonces a sus hijos: “Aparejadme el asno.” Le aparejaron el asno, y montado en él 14siguió tras el varón de Dios, y después de hallarlo sentado bajo una encina le dijo: “¿Eres tú el varón de Dios que ha venido de Judá?” “Yo soy”, respondió él. 15El otro le dijo: “Vente conmigo a casa a comer pan.” 16Mas él contestó: “No puedo volver contigo, ni entrar contigo (en tu casa); tampoco podré comer pan ni beber agua contigo en este lugar; 17porque me fue mandado por palabra de Yahvé, que me dijo: «No comas pan ni bebas agua allí, ni vuelvas a tomar el camino por donde viniste.»” 18El otro le dijo: “Yo también soy profeta como tú, y un ángel me ha hablado por orden de Yahvé, diciendo: «Hazle volver contigo a tu casa, para que coma pan y beba agua.»” Y así lo engañó. 19[2326]Se volvió con él, y comió pan en su casa y bebió agua.

Castigo del profeta desobediente

20Estando ellos aún sentados a la mesa, fue dirigida la palabra de Yahvé al profeta que lo había hecho volver; 21y gritando al varón de Dios que había venido de Judá, le dijo: “Así dice Yahvé: Por cuanto has sido rebelde a la orden de Yahvé, y no has observado la orden que Yahvé, tu Dios, te había dado, 22sino que volviéndote has comido pan y bebido agua en este lugar, en que Él te prohibió comer pan y beber agua, no entrará tu cadáver al sepulcro de tus padres.” 23Y apenas hubo comido pan y tomado bebida, cuándo el otro aparejó para él el asno, (es decir), para el profeta a quien había hecho volver.

24[2327]Partió, pues, mas en el camino le encontró un león, que le mató, y quedó su cadáver tendido en el camino, mientras que el asno estaba parado junto a él; también el león se tenía de pie al lado del cadáver. 25Y he aquí que pasaron algunos hombres que vieron el cadáver tendido en el camino, y al león parado junto al cadáver y fueron a contarlo en la ciudad donde habitaba aquel anciano profeta. 26Cuando lo oyó el profeta que le había hecho volver del camino, dijo: “Es el varón de Dios que fue rebelde a la orden de Yahvé; por lo cual Este le entregó al león, que le ha despedazado y le ha dado muerte, conforme a la palabra que Yahvé le había dicho.” 27Dijo entonces a sus hijos: “Aparejadme el asno.” Ellos se lo aparejaron; 28y él se fue, y halló el cadáver tendido en el camino, y el asno y el león parados junto al cadáver. El león no se había comido el cadáver ni había despedazado el asno. 29El profeta alzó el cadáver del varón de Dios, lo puso sobre el asno; y llevándolo de vuelta vino el anciano profeta a la ciudad para velarlo y darle sepultura. 30Depositó el cadáver en su propio sepulcro, y le hicieron el duelo, exclamando: “¡Ay, hermano mío!” 31Después de sepultarlo dijo a sus hijos: “Cuando yo muera, sepultadme en el sepulcro en que está sepultado el varón de Dios. Depositad mis huesos junto a sus huesos. 32[2328]Porque infaliblemente se cumplirá la palabra que él por orden de Yahvé gritó contra el altar que está en Betel y contra todos los santuarios de los lugares altos que están en las ciudades de Samaria.”

33[2329]Aun después de este acontecimiento Jeroboam no se apartó de su mal camino, antes al contrario, volvió a constituir como sacerdotes de los lugares altos a gentes del vulgo. A cualquiera que quería, le consagraba y quedaba sacerdote de los lugares altos. 34En esto consistió el pecado de la casa de Jeroboam, y por eso fue extirpada y destruida de sobre la tierra.

1 REYES 14

Vaticinio de Ahías contra Jeroboam

1En aquel tiempo enfermó Abías, hijo de Jeroboam. 2[2330]Y dijo Jeroboam a su mujer: “Levántate, por favor, y disfrázate, para que no se sepa que eres la mujer de Jeroboam, y vete a Silo. He aquí que allí está Ahías, el profeta, el mismo que me predijo que yo había de ser rey sobre este pueblo. 3Toma en tu mano diez panes, algunas tortas y un tarro de miel, y entra en su casa; él te dirá lo que ha de ser del niño.” 4Lo hizo así la mujer de Jeroboam. Se levantó, fue a Silo y entró en la casa de Ahías. Ahías ya no podía ver, porque a causa de su vejez se le habían quedado fijos los ojos.

5Yahvé había dicho a Ahías: “He aquí que viene la mujer de Jeroboam para consultarte acerca de su hijo, que está enfermo. Esto y esto le dirás, pues ella cuando venga fingirá ser otra.” 6Por eso al oír el sonido de los pasos de ella, cuando entraba por la puerta, dijo Ahías: “¡Entra, mujer de Jeroboam! ¿Para qué finges ser otra? Soy enviado para darte un mensaje duro. 7Ve y di a Jeroboam: Así dice Yahvé, el Dios de Israel: «Yo te ensalcé de en medio del pueblo y te puse por príncipe sobre Israel mi pueblo. 8Arranqué el reino de la casa de David para entregártelo a ti, y sin embargo no has sido como mi siervo David, que guardó mis mandamientos y me siguió con todo su corazón, no haciendo otra cosa que cuanto era recto a mis ojos. 9Tú, empero, has hecho cosas peores que todos los que te han precedido; pues has comenzado a hacerte otros dioses e imágenes de fundición para provocar mi ira, y me has echado a tus espaldas. 10[2331]Por tanto, he aquí que voy a hacer venir el mal sobre la casa de Jeroboam, y exterminaré (de la casa) de Jeroboam todos los varones, al esclavo y al libre en Israel; y barreré la posteridad de la casa de Jeroboam como se barre el estiércol, hasta que no quede nada. 11Al que de Jeroboam muriere en la ciudad, lo comerán los perros, y al que muriere en el campo, lo comerán las aves del cielo; porque Yahvé lo ha dicho». 12Tú pues, levántate, vete a tu casa; y cuando tus pies entren en la ciudad, morirá el niño. 13[2332]Todo Israel lo llorará y le darán sepultura, porque solo este (de la casa) de Jeroboam recibirá sepultura, por haberse hallado en él algo de bueno delante de Yahvé, el Dios de Israel, dentro de la casa de Jeroboam. 14Yahvé se suscitará un rey sobre Israel, que en aquel día destruirá la casa de Jeroboam. ¿Qué más por ahora? 15[2333]Yahvé sacudirá a Israel para que se agite como se agita la caña en el agua, y desarraigará a Israel de esta buena tierra que dio a sus padres, y los dispersará más allá del río; por cuanto se han hecho ascheras, provocando la ira de Yahvé. 16Él entregará a Israel a causa de los pecados que Jeroboam ha cometido y ha hecho cometer a Israel.”

17[2334]Entonces se levantó la mujer de Jeroboam para irse y llegó a Tirsá, y al trasponer ella el umbral de la casa murió el niño. 18Lo sepultaron y lo lloró todo Israel, conforme a la palabra que Yahvé había dicho por boca de su siervo Ahías, el profeta.

Muerte de Jeroboam

19[2335]Los demás hechos de Jeroboam, las guerras que hizo, y cómo reinó, he aquí que esto se halla escrito en el libro de los anales de los reyes de Israel. 20El tiempo que reinó Jeroboam fue de veintidós años. Luego se durmió con sus padres, y Nadab su hijo reinó en su lugar.

Roboam de Judá

21En Judá reinó Roboam, hijo de Salomón, el cual tenía cuarenta y un años cuando comenzó a reinar, y reinó diez y siete años en Jerusalén, la ciudad que Yahvé había escogido entre todas las tribus de Israel, para poner allí su Nombre, El nombre de su madre fue Naamá, ammonita. 22Judá hizo lo que era malo a los ojos de Yahvé, y con los pecados que cometían provocaron sus celos, más que lo habían hecho sus padres. 23[2336]Erigieron lugares altos, piedras de culto y ascheras, encima de todo collado elevado y bajo todo árbol frondoso. 24[2337]Hubo también prostitución cultual de hombres en el país e imitaron todas las abominaciones de las naciones que Yahvé había arrojado delante de los hijos de Israel.

25[2338]El año quinto del rey Roboam subió contra Jerusalén Sesac, rey de Egipto, 26el cual tomó los tesoros de la casa de Yahvé y de la casa del rey y lo robó todo. Tomó también todos los escudos de oro que había hecho Salomón. 27En lugar de ellos hizo el rey Roboam escudos de bronce y los entregó en manos de los capitanes de la guardia que guardaban la puerta del palacio real. 28Y siempre cuando el rey iba a la Casa de Yahvé los llevaban los de la guardia, y luego los volvían a traer a la cámara de la guardia.

29Los demás hechos de Roboam, y todo lo que hizo, ¿no se halla esto escrito en el libro de los anales de los Reyes de Judá? 30Y hubo siempre guerra entre Roboam y Jeroboam. 31Después se durmió Roboam con sus padres y fue sepultado con sus padres en la ciudad de David. El nombre de su madre fue Naamá, ammonita. Y reinó, en su lugar, su hijo Abiam.

1 REYES 15

Abiam, rey de Judá

1[2339]Abiam comenzó a reinar sobre Judá el año diez y ocho del rey Jeroboam, hijo de Nabat, 2[2340]y reinó tres años en Jerusalén. El nombre de su madre era Maacá, hija de Abisalom. 3Anduvo en todos los pecados que su padre había cometido antes de él, y su corazón no estuvo enteramente con Yahvé su Dios, como el corazón de su padre David. 4[2341]Pero por amor de David le dio Yahvé, su Dios, una lámpara en Jerusalén, elevando a su hijo después de él, y dejando aún en pie a Jerusalén; 5[2342]porque David había hecho lo que era recto a los ojos de Yahvé, y en nada se había apartado de los mandamientos, todos sus días, salvo el caso de Urías heteo. 6Mas hubo guerra entre Roboam y Jeroboam mientras vivió aquel.

7Los demás hechos de Abiam, y todo lo que hizo, ¿no se halla escrito en el libro de los anales de los reyes de Judá? Hubo también guerra entre Abiam y Jeroboam. 8Abiam se durmió con sus padres y lo sepultaron en la ciudad de David. Reinó, en su lugar, su hijo Asá.

Asá, rey de Judá

9[2343]El año veinte de Jeroboam, rey de Israel, comenzó a reinar Asá sobre Judá. 10Reinó cuarenta y un años en Jerusalén; y el nombre de su madre era Maacá, hija de Abisalom. 11Asá hizo lo que era recto a los ojos de Yahvé, como David su padre. 12Extirpó del país la prostitución cultual de hombres y quitó todos los ídolos que habían hecho sus padres. 13[2344]Quitó también a su madre Maacá la dignidad de reina, porque ella había hecho un ídolo abominable en honor de Aschera. Asá hizo pedazos el ídolo abominable y lo quemó en el valle del Cedrón. 14Pero los lugares altos no desaparecieron, aunque el corazón de Asá estuvo enteramente con Yahvé todos sus días. 15Llevó a la Casa de Yahvé las cosas consagradas por su padre, y las cosas consagradas por él mismo: plata, oro y vasos.

16[2345]Hubo guerra entre Asá y Baasá, rey de Israel, durante toda su vida. 17Pues Baasá, rey de Israel, subió contra Judá y fortificó a Ramá para impedir la salida y la entrada a la gente de Asá, rey de Judá. 18Entonces Asá tomó toda la plata y el oro que había quedado en los tesoros de la Casa de Yahvé y en los tesoros de la casa del rey y lo entregó en manos de sus siervos, a los cuales envió a Benhadad, hijo de Tabrimón, hijo de Hesión, rey de Siria, que residía en Damasco, con este mensaje: 19[2346]“Haya alianza entre mí y ti, como la hubo entre mi padre y tu padre. He aquí que te envío un regalo de plata y oro. Anda, pues, y rompe tu alianza con Baasá, rey de Israel, para que este se retire de mí.” 20Benhadad escuchó al rey Asá, y envió los jefes de su ejército contra las ciudades de Israel, y batió a Iyón, a Dan, a Abel-Betmaacá y a todo Kinerot con todo el país de Neftalí. 21Cuando Baasá supo esto, cesó de edificar a Ramá y se retiró a Tirsá. 22[2347]Entonces el rey Asá convocó a toda Judá, sin exceptuar a nadie, y se llevaron de Ramá las piedras y la madera que Baasá había empleado en la fortificación; y con ellas fortificó el rey Asá a Gabaá de Benjamín y a Masfá.

23[2348]Todos los demás hechos de Asá, todo su poderío, todo lo que hizo, y las ciudades que edificó, ¿no está todo escrito en el libro de los anales de los reyes de luda? Siendo ya viejo enfermó de los pies. 24Y se durmió Asá con sus padres, y fue sepultado con sus padres en la ciudad de David, su padre. Reinó en su lugar Josafat, su hijo.

Nadab, rey de Israel

25Nadab, hijo de Jeroboam, comenzó a reinar sobre Israel el año segundo de Asá, rey de Judá, y reinó dos años sobre Israel. 26Hizo lo que era malo a los ojos de Yahvé, andando en el camino de su padre y en el pecado que su padre había hecho cometer a Israel. 27Baasá, hijo de Ahías, de la casa de Isacar, hizo conspiración contra él, y lo mató en Gebetón que pertenecía a los filisteos, al tiempo que Nadab y todo Israel estaban sitiando a Gebetón. 28Baasá le mató el año tercero de Asá, rey de Judá, y reinó en su lugar. 29Apenas llegado a reinar, mató a todos los de la casa de Jeroboam, no dejando sin destruir a ninguna alma viviente de (la casa de) Jeroboam, según la palabra que Yahvé había dicho por boca de su siervo Ahías silonita, 30a causa de los pecados que Jeroboam había cometido y los que había hecho cometer a Israel, y a causa de la provocación con que había irritado a Yahvé el Dios de Israel.

31Los demás hechos de Nadab, y todo lo que hizo, ¿no está escrito en el libro de los anales de los reyes de Israel? 32Y hubo guerra entre Asá y Baasá, rey de Israel, durante toda su vida.

Baasá, rey de Israel

33El año tercero del rey Asá de Judá, Baasá, hijo de Ahías, comenzó a reinar sobre todo Israel en Tirsá. Reinó veinticuatro años; 34e hizo lo que era malo a los ojos de Yahvé, andando en el camino de Jeroboam y en el pecado que este había hecho cometer a Israel.

1 REYES 16

Vaticinio contra Baasá

1Entonces la palabra de Yahvé fue dirigida a Jehú, hijo de Hananí, contra Baasá, en estos términos: 2“Yo te levanté del polvo, y te he hecho caudillo de Israel, mi pueblo, pero tú has andado en el camino de Jeroboam y has hecho pecar a mi pueblo Israel, provocándome a ira con sus pecados. 3Por eso he aquí que voy a barrer la posteridad de Baasá y la posteridad de su casa, y haré tu casa como la casa de Jeroboam, hijo de Nabat. 4El que de Baasá muriere en la ciudad, será devorado por los perros, y aquel de los suyos que muriere en el campo, será pasto de las aves del cielo.”

5Los demás hechos de Baasá, y lo que hizo, y su poderío, ¿no está esto escrito en el libro de los anales de los reyes de Israel? 6Y se durmió Baasá con sus padres y fue sepultado en Tirsá. En su lugar reinó su hijo Elá.

7La palabra de Yahvé, emitida por medio del profeta Jehú, hijo de Hananí, había sido dirigida contra Baasá y su casa no solo por todo el mal que había hecho a los ojos de Yahvé, irritándolo con la obra de sus manos y haciéndose semejante a la casa de Jeroboam, sino también porque había extirpado la casa de este.

Elá, rey de Israel

8El año veinte y seis de Asá, rey de Judá, empezó a reinar Elá, hijo de Baasá, sobre Israel en Tirsá (y reinó) dos años. 9Conspiró contra él su siervo Zambrí, jefe de la mitad de los carros de guerra. Estaba él en Tirsá, bebiendo y emborrachándose en casa de Arsá, mayordomo del palacio de Tirsá, 10cuando entró Zambrí y lo hirió a muerte, el año veinte y siete de Asá, rey de Judá, y reinó en su lugar. 11[2349]Después de hacerse rey y sentarse sobre el trono, exterminó a toda la casa de Baasá, no dejándole varón alguno, ni pariente, ni amigo. 12Así exterminó Zambrí a toda la casa de Baasá, según la palabra que Yahvé había proferido contra Baasá por medio del profeta Jehú, 13a causa de todos los pecados que Baasá y Elá, su hijo, habían cometido, y que habían hecho cometer a Israel, irritando con sus ídolos a Yahvé, el Dios de Israel.

14Los demás hechos de Elá, y todo lo que hizo, ¿no está escrito en el libro de los anales de los reyes de Israel?

Zambrí, rey de Israel

15El año veinte y siete de Asá, rey de Judá, comenzó a reinar Zambrí (y reinó) siete días en Tirsá. Estaba el pueblo sitiando a Gebetón, que pertenecía a los filisteos. 16Y oyó decir el pueblo en el campamento: Zambrí ha hecho conspiración y también ha dado muerte al rey. En aquel mismo día todo Israel hizo rey sobre Israel a Amrí, jefe del ejército, en medio del campamento. 17Subió, pues, Amrí, y todo Israel con él, desde Gebetón, y pusieron sitio a Tirsá. 18Viendo Zambrí que era tomada la ciudad, se retiró a la ciudadela del palacio real, e incendió sobre sí el palacio. Así murió, 19[2350]a causa de los pecados que había cometido, haciendo lo malo a los ojos de Yahvé, y andando en el camino de Jeroboam y en el pecado que este cometió, induciendo a Israel a pecar.

20Los demás hechos de Zambrí, y la conspiración que tramó, ¿no está escrito en el libro de los anales de los reyes de Israel? 21Entonces se dividió el pueblo de Israel en dos partidos, siguiendo la mitad del pueblo a Tební, hijo de Ginet, para hacerle rey, mientras la otra mitad estaba con Amrí. 22Pero la gente que estaba con Amrí, prevaleció contra la gente que estaba con Tební, hijo de Ginet, de manera que murió Tební y Amrí subió al trono.

Amrí, rey de Israel

23El año treinta y uno de Asá, rey de Judá, comenzó a reinar Amrí sobre Israel (y reinó) doce años; seis de ellos reinó en Tirsá. 24[2351]Compró a Sémer el monte de Samaria, por dos talentos de plata, y edificó sobre el monte, dando a la ciudad que edificó el nombre de Samaria, según el nombre de Sémer, dueño del monte. 25Amrí hizo lo que era malo a los ojos de Yahvé, y cometió más maldades que todos sus antecesores. 26Imitó todos los caminos de Jeroboam, hijo de Nabar, y en el pecado que este había hecho cometer a Israel, irritando con sus ídolos a Yahvé, el Dios de Israel.

27Los demás hechos de Amrí, y las hazañas que hizo, ¿no está esto escrito en el libro de los anales de los reyes de Israel? 28Amrí se durmió con sus padres y fue sepultado en Samaria, reinando en su lugar su hijo Acab.

Acab sube al trono

29Acab, hijo de Amrí, comenzó a reinar sobre Israel el año treinta y ocho de Asá, rey de Judá; y reinó Acab, hijo de Amrí, sobre Israel en Samaria veintidós años. 30Acab, hijo de Amrí, hizo muchas maldades a los ojos de Yahvé, más que todos sus antecesores. 31Pareciéndole poca cosa andar en los pecados de Jeroboam, hijo de Nabat, tomó por mujer a Jezabel, hija de Etbaal, rey de los sidonios, y fue a dar culto a Baal y se prosternó ante él. 32Erigió también un altar a Baal en el templo de Baal que había edificado en Samaria. 33[2352]Acab hizo, además, una aschera, y así hizo más para irritar a Yahvé, el Dios de Israel, que todos los reyes de Israel que le habían precedido.

34[2353]En sus días, Hiél de Betel reedificó a Jericó. Sobre Abiram, su primogénito, echó los cimientos de ella, y sobre Segub, su hijo menor, puso las puertas, según la palabra que Yahvé había dicho por boca de Josué, hijo de Nun.

1 REYES 17

El profeta Elías

1[2354]Elías tesbita, uno de los habitantes de Galaad, dijo a Acab: “Vive Yahvé, el Dios de Israel, a quien yo sirvo, que no habrá en estos años ni rocío ni lluvia, sino por mi palabra.” 2Entonces llegó a él esta orden de Yahvé: 3“Vete de aquí, y dirígete hacia el oriente, y escóndete junto al arroyo Carit, que está al este del Jordán. 4Beberás del arroyo, y he mandado a los cuervos que te den allí el sustento.” 5Partió e hizo según la orden del Señor; y fue a instalarse junto al arroyo Carit, que corre al este del Jordán. 6Los cuervos le traían pan y carne por la mañana, y pan y carne por la tarde, y bebía del arroyo.

Elías en Sarepta

7Pasado cierto tiempo se secó el arroyo, porque no había caído lluvia en el país. 8Entonces le fue dada esta orden de Yahvé: 9[2355]“Levántate y vete a Sarepta, que pertenece a Sidón, y habita allí. He aquí que he mandado allí a una mujer viuda que te sustente.” 10Se levantó y marchó a Sarepta; y al llegar a la entrada de la ciudad, he aquí que allí estaba una mujer viuda que recogía leña. La llamó y dijo: “Dame, por favor, en un vaso un poco de agua para beber.” 11Y ella fue a buscarla. La llamó de nuevo y dijo: “Tráeme también, por favor, un bocado de pan en tu mano.” 12Ella respondió: “Vive Yahvé, tu Dios, que no tengo nada cocido, sino tan solo un puñado de harina en la tinaja, y un poco de aceite en la vasija; y he aquí que estoy recogiendo dos pedacitos de leña para ir a cocer (este resto) para mí y mi hijo, a fin de comerlo, y luego morir.” 13Elías le dijo: “No temas, anda y haz como has dicho; pero haz de ello primero para mí una pequeña torta, que me traerás aquí fuera y después cocerás para ti y tu hijo. 14Porque así dice Yahvé, el Dios de Israel: La harina en la tinaja no se agotará, ni faltará nada en la vasija de aceite, hasta el día en que Yahvé deje caer lluvia sobre la tierra.” 15[2356]Ella fue e hizo como había dicho Elías; y muchos días comieron ella y él y la casa de ella, 16sin que se agotase en la tinaja la harina ni faltase aceite en la vasija, según la palabra que Yahvé había dicho por boca de Elías.

Elías resucita al hijo de la viuda

17Después de estas cosas cayó enfermo el hijo de la mujer, dueña de la casa, y fue su enfermedad muy grave, de suerte que quedó sin respiración. 18[2357]Dijo entonces ella a Elías: “¿Qué tengo yo que ver contigo, oh varón de Dios? ¿Has venido a mi casa para traer a la memoria mi pecado y matar a mi hijo?” 19Contestó él: “Dame tu hijo”, y tomándolo del regazo de ella, lo llevó a la cámara alta donde él habitaba y lo acostó sobre su cama; 20[2358]e invocando a Yahvé dijo: “¡Oh Yahvé, Dios mío! ¿Cómo es que has hecho mal a la viuda que me ha dado hospedaje, haciendo morir a su hijo?” 21[2359]Y tendiéndose tres veces sobre el niño e invocando a Yahvé dijo: “¡Oh Yahvé, te ruego, haz que vuelva el alma de este niño a su cuerpo!” 22Oyó Yahvé la voz de Elías, y volvió el alma del niño a entrar en su cuerpo y revivió. 23Luego Elías tomó al niño, y bajándolo de la cámara alta a la casa, lo entregó a su madre, y le dijo Elías: “¡Mira, tu hijo vive!” 24Entonces dijo la mujer a Elías: “Ahora conozco que eres varón de Dios, y que la palabra de Yahvé en tu boca es verdad.”

1 REYES 18

Acab en busca de Elías

1[2360]Muchos días después, en el tercer año, fue dirigida esta palabra de Yahvé a Elías: “Ve, muéstrate a Acab, pues voy a dar lluvia a la tierra.” 2Partió Elías para presentarse a Acab. El hambre era grande en Samaria; 3[2361]por lo cual Acab llamó a Abdías, que era mayordomo de su casa. Abdías era muy temeroso de Yahvé, 4pues cuando Jezabel exterminaba a los profetas de Yahvé, Abdías tomó a cien profetas y los escondió, cincuenta en una cueva y cincuenta en otra, sustentándolos con pan y agua. 5Y dijo Acab a Abdías: “Da una vuelta por todo el país hacia todas las fuentes de agua y hacia todos los arroyos; quizás hallaremos pastos para conservar con vida a los caballos y mulos y evitar la destrucción del ganado.” 6Y se repartieron entre sí el país para recorrerlo. Acab iba por un camino, y Abdías separadamente por el otro.

7Estando Abdías de camino, he aquí que Elías le salió al encuentro. Le reconoció y cayó sobre su rostro diciendo: “¿Eres Tú, mi señor Elías?” 8Él le respondió: “Yo soy. Vete y di a tu señor: Ahí está Elías.” 9Replicó (Abdías): “¿En qué he pecado yo para que tú entregues a tu siervo en manos de Acab, a fin de que me mate? 10Vive Yahvé, tu Dios, que no hay pueblo ni reino adonde no haya enviado mi señor a buscarte; y cuando decían: No está, hacía jurar a aquel reino y a aquel pueblo que no te habían hallado. 11¡Y ahora tú dices: Vete y di a tu señor: Ahí está Elías! 12[2362]Y, además, cuando yo te deje, el Espíritu de Yahvé te llevará yo no sé dónde, y cuando yo vaya a decírselo a Acab; resulta que él no podrá hallarte y me matará, bien que yo, tu siervo, amo a Yahvé desde mi niñez. 13¿Acaso nunca han contado a mi señor lo que hice yo cuando Jezabel mataba a los profetas de Yahvé; cómo yo escondía cien profetas de Yahvé, cincuenta en una cueva, y cincuenta en otra, sustentándolos con pan y agua? 14Y ahora tú me dices: Vete y di a tu señor: Ahí está Elías. De seguro me matará.” 15Respondió Elías: “Vive Yahvé de los Ejércitos, a quien yo sirvo, que hoy mismo me presentaré (a Acab).” 16Marchó, pues, Abdías para encontrar a Acab, y le dio la noticia. Y Acab salió al encuentro de Elías.

Elías y los profetas de Baal

17Luego que Acab vio a Elías, le dijo: “¿Tú aquí, perturbador de Israel?” 18Respondió él: “No he perturbado yo a Israel, sino tú y la casa de tu padre, porque habéis dejado los mandamientos de Yahvé y tú has ido tras los Baales. 19[2363]Ahora bien, manda congregar conmigo a todo Israel en el monte Carmelo; también a los profetas de Baal, cuatrocientos cincuenta, y a los profetas de Aschera, cuatrocientos, que comen a la mesa de Jezabel.”

20Convocó, pues, Acab a todos los hijos de Israel, y congregó a los profetas en el monte Carmelo. 21[2364]Entonces Elías, acercándose a todo el pueblo, dijo: “¿Hasta cuándo estaréis claudicando hacia dos lados? Si Yahvé es Dios, seguidle; y si lo es Baal, id tras él.” Mas el pueblo no le respondió palabra. 22Dijo, pues, Elías al pueblo: “He quedado yo solo de los profetas de Yahvé, cuando los profetas de Baal son cuatrocientos cincuenta hombres. 23Désenos dos toros; y escójanse ellos un toro, y cortándolo en pedazos pónganlo sobre la leña, sin aplicarle fuego, y yo prepararé el otro toro, y lo colocaré sobre la leña, sin poner fuego. 24E invocad el nombre de vuestro dios, y yo invocaré el nombre de Yahvé. Aquel dios que respondiere con el fuego, ese sea Dios.” Respondió todo el pueblo: “¡Bien dicho!” 25Dijo entonces Elías a los profetas de Baal: “Escogeos uno de los toros y preparadlo primero, porque sois más numerosos, e invocad el nombre de vuestro dios; mas sin poner fuego.” 26Tomaron, pues, el toro que les había sido dado y lo prepararon, invocando el nombre de Baal desde la mañana hasta el mediodía, gritando: “¡Baal, respóndenos!” Pero no había voz, ni quien respondiese, a pesar de que estaban saltando alrededor del altar que habían hecho. 27Al mediodía se burlaba de ellos Elías, diciendo: “Gritad más fuerte, ya que es dios. Está tal vez meditando, o se ha retirado, o está de viaje; o tal vez duerma y hay que despertarlo.” 28[2365]Gritaban, pues, a toda fuerza, sajándose, según su costumbre, con cuchillos y lanzas hasta chorrear la sangre sobre ellos. 29Pasado ya el mediodía, siguieron delirando hasta (la hora en que suele) ofrecerse el sacrificio sin que hubiese voz, ni quien respondiera ni atendiese.

El sacrificio de Elías

30Entonces dijo Elías a todo el pueblo: “Acercaos a mí.” Se le acercó todo el pueblo, y él se puso a preparar el altar de Yahvé que estaba derribado. 31Tomó Elías doce piedras, conforme al número de las tribus de los hijos de Jacob, al cual había sido dirigida la palabra de Yahvé, que decía: “Israel será tu nombre.” 32[2366]Con estas piedras edificó un altar al nombre de Yahvé, y alrededor del altar hizo una zanja, tan grande como para sembrar dos medidas de semilla. 33Luego dispuso la leña, y cortando en trozos al toro, lo puso encima de la leña, y dijo: “Llenad cuatro cántaros de agua y vertedla sobre el holocausto y sobre la leña.” 34Después dijo: “Hacedlo por segunda vez”, y lo hicieron por segunda vez. Y repitió: “Hacedlo por tercera vez”, y lo hicieron por tercera vez; 35de suerte que corría el agua alrededor del altar; y también la zanja la hizo llenar de agua.

36A la hora (en que suele) ofrecerse el sacrificio (de la tarde), se acercó el profeta Elías, y dijo: “¡Oh Yahvé, Dios de Abrahán, de Isaac y de Israel, hoy sea notorio que Tú eres Dios en Israel y que yo soy tu siervo, y que por orden tuya he hecho todas estas cosas! 37¡Respóndeme, Yahvé, respóndeme, para que sepa este pueblo que Tú, Yahvé, eres Dios, que conviertes el corazón de ellos de nuevo (a Ti)!” 38En ese momento bajó fuego de Yahvé y consumió el holocausto, la leña, las piedras y el polvo, lamiendo incluso el agua que había en la zanja. 39Viéndolo todo el pueblo cayeron sobre sus rostros y exclamaron: “¡Yahvé es Dios! ¡Yahvé es Dios!” 40[2367]Y Elías les dijo: “Prended a los profetas de Baal; que no se escape ni uno de ellos. Ellos los prendieron, y Elías los llevó al torrente Cisón, donde les quitó la vida.

Cesa la sequía

41Entonces dijo Elías a Acab: “¡Sube, come y bebe, porque oigo ya gran ruido de lluvia!” 42Subió Acab, a comer y beber. Elías, empero, subió a la cumbre del Carmelo, e inclinándose hacia la tierra puso su rostro entre sus rodillas, 43[2368]y dijo a su criado: “Sube y mira hacia el mar.” Subió (el criado), miró y dijo: “No hay nada.” Dijo Elías: “Hazlo siete veces.” 44[2369]Y a la séptima vez dijo: “He aquí una nube, tan pequeña como la palma de la mano de un hombre, que se levanta del mar.” Entonces le dijo Elías: “Anda y di a Acab: «Unce y marcha, a fin de que no te ataje la lluvia».” 45Y pasado un poco de tiempo se oscureció el cielo con nubes y viento, y cayó una gran lluvia; y Acab subió y marchó a Jesreel. 46[2370]Entonces la mano de Yahvé se posó sobre Elías, el cual se ciñó los lomos y corrió delante de Acab hasta llegar a Jesreel.

1 REYES 19

Elías huye al monte Horeb

1Acab contó a Jezabel todo cuanto había hecho Elías y cómo había pasado a cuchillo a todos los profetas. 2Tras lo cual envió Jezabel un mensajero a Elías, diciendo: “Así hagan conmigo los dioses, y aún más, si mañana, a esta hora, no haya yo tratado tu vida como tú trataste la vida de cada uno de ellos.” 3Viendo esto Elías, se levantó y se fue para salvar su vida. Llegado a Bersabee de Judá, dejó allí a su criado; 4[2371]más él mismo prosiguió su camino una jornada por el desierto. Llegado que hubo allá se sentó debajo de una retama y pidió para sí la muerte, diciendo: “Basta, ya, oh Yahvé, quítame la vida; pues no soy mejor que mis padres.” 5Y acostándose se quedó dormido debajo de la retama. Mas he aquí que un ángel le tocó y le dijo: “¡Levántate y come!” 6Miró y vio a su cabecera una torta cocida al rescoldo y un jarro de agua. Comió y bebió, y se acostó de nuevo. 7Mas el ángel de Yahvé vino por segunda vez y le tocó, diciendo: “Levántate y come, porque el camino es demasiado largo para ti.” 8[2372]Se levantó y después de haber comido y bebido, y confortado con aquella comida, caminó cuarenta días y cuarenta noches, hasta el Horeb, el monte de Dios.

El señor conforta a Elías

9[2373]Entró allí en una cueva, donde pasó la noche. Y he aquí que fue dirigida a él la palabra de Yahvé, que le dijo: “¿Qué haces aquí, Elías?” 10El respondió: “Con gran celo he defendido la causa de Yahvé, el Dios de los Ejércitos; pues los hijos de Israel han abandonado tu alianza, han derribado tus altares y pasado a cuchillo a tus profetas; y he quedado yo solo; y me buscan para quitarme la vida.” 11[2374]Le dijo (Yahvé): “Sal fuera y ponte de pie en el monte ante Yahvé.” Y he aquí que pasó Yahvé. Un viento grande e impetuoso rompía delante de Yahvé los montes y quebraba las peñas; pero Yahvé no estaba en el viento. Después del viento hubo un terremoto; mas Yahvé no estaba en el terremoto. 12Y después del terremoto, un fuego; pero Yahvé no estaba en el fuego; y tras el fuego, un soplo tranquilo y suave. 13Al oírlo Elías se cubrió el rostro con su manto y salió, y se puso de pie a la entrada de la cueva. Y he aquí una voz que le dijo: “¿Qué haces aquí, Elías?” 14Respondió él: “Con gran celo he defendido la causa de Yahvé, el Dios de los Ejércitos; pues los hijos de Israel han abandonado tu alianza, han derribado tus altares y pasado a cuchillo a tus profetas, y he quedado yo solo; y me buscan para quitarme la vida.” 15[2375]Entonces le dijo Yahvé: “Anda, vuélvete por tu camino, por el desierto, a Damasco; y llegado allá, unge a Hazael por rey de Siria; 16y a Jehú, hijo de Namsi, le ungirás por rey de Israel. Ungirás también a Eliseo, hijo de Safat, de Abelmehulá, por profeta en tu lugar. 17Y sucederá que al que escapare de la espada de Hazael, le matará Jehú; y al que escapare de la espada de Jehú, le matará Eliseo. 18[2376]Mas dejaré en Israel siete mil hombres: todas las rodillas que no se han doblado ante Baal, todos aquellos cuyas bocas no le han besado.”

Vocación de Eliseo

19[2377]Partió, pues, de allí, y halló a Eliseo, hijo de Safat, el cual estaba arando con doce yuntas que iban delante de él, y él mismo iba con la duodécima. Elías paso junto a él y le echó su manto encima. 20Y (Eliseo) dejó los bueyes, corrió tras de Elías y le dijo: “Déjame ir a besar a mi padre y a mi madre, y luego te seguiré.” Él le respondió: “Anda y vuelve; pues ¿qué te he hecho yo?” 21Eliseo le dejó, tomó una yunta de bueyes, los degolló, y con las coyundas de los bueyes coció la carne de ellos, y la dio a la gente, que la comieron; luego levantándose siguió a Elías y se puso a su servicio.

1 REYES 20

Guerra entre Israel y Siria

1[2378]Benhadad, rey de Siria, reunió todo su ejército, y teniendo consigo treinta y dos reyes, y caballería y carros subió, y poniendo sitio a Samaria la atacó. 2Envió mensajeros a la ciudad, a Acab, rey de Israel, y le dijo: “Así dice Benhadad: 3Tu plata y tu oro son para mí; tus mujeres y tus gallardos hijos, míos son.” 4Contestó el rey de Israel y dijo: “Como tú dices, señor mío, oh rey, tuyo soy yo y cuanto tengo.” 5Vinieron otra vez los mensajeros y dijeron: “Así dice Benhadad: Yo he enviado a decirte: Entrégame tu plata y tu oro, y también tus mujeres y tus hijos. 6Mañana, a esta hora, te enviaré mis siervos, que registrarán tu casa y la de tus siervos; y todo lo que es precioso a tus ojos lo tomarán con sus manos, y se lo llevarán”. 7Llamó entonces el rey a todos los ancianos del país y les dijo: “Entended y ved, cómo este hombre busca el mal; porque envió a pedirme mis mujeres, mis hijos, mi plata y mi oro, y yo no le he dicho que no.” 8Le dijeron todos los ancianos y todo el pueblo: “No escuches ni consientas.” 9Contestó, pues (Acab) a los mensajeros de Benhadad: “Decid a mi señor, el rey: Todo lo que hiciste, pedir a tu siervo al principio, lo haré; pero esto otro no lo puedo hacer.” Y se fueron los mensajeros con esta respuesta. 10[2379]Entonces Benhadad envió a decirle: “Así hagan conmigo los dioses, y más todavía, si el polvo de Samaria basta para llenar los puños de toda la gente que me sigue.” 11Respondió el rey de Israel, diciendo: “Decidle: No se alabe quien se ciñe, sino el que se desciñe.” 12Benhadad recibió esta respuesta cuando estaba bebiendo, él y los reyes, en los pabellones. Dijo, pues, a sus siervos: “¡Listo!” Y se movilizaron contra la ciudad.

13[2380]En esto se acercó a Acab; rey de Israel, un profeta, que dijo: “Así dice Yahvé: ¿Ves tú esta gran multitud? He aquí que voy a entregarla hoy en tus manos, y sabrás que yo soy Yahvé.” 14Preguntó Acab: “¿Por medio de quién?” Y él respondió: “Así dice Yahvé: Por medio de las tropas de los jefes de las provincias.” “¿Y quién, replicó (Acab), comenzará la batalla?” “Tú”, respondió él.

Derrota del rey de Siria

15Entonces (Acab) pasó revista a las tropas de los jefes de las provincias, y fueron doscientos treinta y dos; y tras de ellos pasó revista a toda la gente, a todos los hijos de Israel, que eran siete mil. 16Hicieron una salida al mediodía cuando Benhadad estaba bebiendo y embriagándose en los pabellones, él y los treinta y dos reyes auxiliares. 17Salieron primero las tropas de los jefes de las provincias, y envió Benhadad (observadores), que le avisaron, diciendo: “Unos hombres han salido de Samaria.” 18Respondió él: “Si han salido con intenciones pacíficas, prendedlos vivos; y prendedlos también vivos, si han salido para pelear.” 19Mas las tropas de los jefes de las provincias —y tras ellos los del ejército— que acabaron de salir, 20[2381]mataron cada uno al hombre (que se les puso adelante), y huyeron los sirios y fue Israel persiguiéndolos. Benhadad, rey de Siria, escapó en un caballo, con algunos de la caballería. 21Salió también el rey de Israel y destrozó los caballos con los carros, haciendo en medio de los sirios grandes estragos. 22Se acercó entonces el profeta al rey de Israel y le dijo: “Ve y cobra fuerza, piensa bien y mira lo que has de hacer; porque el rey de Siria va a subir contra ti a la vuelta del año.”

23[2382]Dijeron los siervos del rey de Siria a este: “Los dioses de ellos son dioses de montañas; por eso han podido vencernos; si peleamos contra ellos en tierra llana los venceremos. 24Haz ahora esto: Quita a cada uno de los reyes de su puesto, y pon capitanes en su lugar; 25y fórmate un ejército semejante al ejército que has perdido, con otros tantos caballos y otros tantos carros, y pelearemos contra ellos en tierra llana, entonces los venceremos.” Escuchó él su consejo e hizo así. 26[2383] A la vuelta del año, Benhadad pasó revista a los sirios, y subió a Afec para pelear contra Israel. 27También los hijos de Israel fueron revistados; y provistos de víveres marcharon al encuentro de ellos. Acamparon los hijos de Israel frente a ellos, como dos rebaños de cabras, en tanto que los sirios llenaban el país.

28Entonces se acercó el varón de Dios y dijo al rey de Israel: “Así dice Yahvé: Por cuanto dicen los sirios: Yahvé es un dios de montañas y no un dios de valles, entregaré toda esta inmensa multitud en tu mano; y así conoceréis que Yo soy Yahvé.” 29Siete días estuvieron acampados unos frente a otros. Al séptimo día se libró la batalla, y los hijos de Israel mataron a los sirios en un día cien mil hombres de infantería. 30Los restos huyeron a la ciudad de Afec, donde cayó la muralla sobre los veintisiete mil hombres que habían quedado. También Benhadad había huido para refugiarse en la ciudad, y huía de un aposento a otro.

31[2384]Sus siervos le dijeron: “Mira, nosotros hemos oído que los reyes de la casa de Israel son reyes benignos. Pongámonos, pues, sacos sobre los lomos, y sogas al cuello, y salgamos a ver al rey de Israel; tal vez te deje la vida.” 32Se pusieron sacos sobre los lomos y sogas al cuello, y salieron hacia el rey de Israel diciendo: “Tu siervo Benhadad dice: «Déjame, te ruego, la vida».” (Acab) respondió: “¿Vive todavía? Él es mi hermano.” 33Los hombres tomaron esto por buen agüero, y se apresuraron a tomarle por la palabra, diciendo: “¿Benhadad es tu hermano?” Y él dijo: “Id, traedle.” Salió Benhadad a verlo, y este le hizo subir a su carro. 34[2385](Benhadad) le dijo: “Las ciudades que mi padre quitó a tu padre, te las restituiré; y tú establecerás para ti en Damasco bazares como los estableció mi padre en Samaria.” “Y yo, (dijo Acab), te dejaré libre a base de esta alianza.” Hizo, pues, alianza con él, y le dejó ir.

Un profeta reprende a Acab

35[2386]Entonces uno de los hijos de los profetas dijo a su compañero por orden de Yahvé: “Hiéreme, por favor.” Mas aquel hombre se negó a herirlo, 36[2387]por lo cual él le dijo: “Por cuanto no has obedecido la voz de Yahvé, he aquí que te matará un león tan pronto como te apartes de mí.” Y apartándose de él, lo halló un león y lo mató. 37Después encontró a otro hombre, y le dijo: “Hiéreme, por favor.” Y este lo hirió y le hizo una llaga, 38entonces se fue el profeta y se puso en el camino del rey, disfrazado con una venda sobre los ojos. 39Y cuando el rey pasaba, dio gritos hacia el rey y dijo: “Tu siervo había salido para participar en la batalla; y he aquí que apartándose un hombre me entregó un prisionero, diciendo: Guarda a este hombre. Si de cualquier manera llegare a faltar, tu vida responderá por la suya, o pagarás un talento de plata. 40[2388]Mas andando tu siervo ocupado en esta y otra parte, he aquí que él escapó.” “El rey de Israel le respondió: “Tú mismo has pronunciado tu sentencia.” 41Entonces (el profeta) se quitó apresuradamente la venda de sus ojos, y el rey de Israel conoció que era uno de los profetas. 42Y este le dijo: “Así dice Yahvé: Por cuanto has dejado escapar de tu mano al hombre que Yo había entregado al anatema, responderá tu vida por su vida, y tu pueblo por su pueblo.” 43Tras esto el rey de Israel se fue a su casa enojado e irritado; y así llegó a Samaria.

1 REYES 21

Jezabel y la viña de Nabot

1Después de esto sucedió lo siguiente: Nabot de Jesreel tenía una viña que estaba en Jesreel, junto al palacio de Acab, rey de Samaria. 2[2389]Habló Acab a Nabot, diciendo: “Dame tu viña, para que me sirva de huerto para legumbres; porque está tan cerca de mi casa; y yo te daré en su lugar otra viña mejor que ella; o si te parece bien, te pagaré su valor en dinero.” 3[2390]Nabot respondió a Acab: “¡Líbreme Yahvé de darte la herencia de mis padres!” 4Acab volvió a su casa enojado e irritado, a causa de la respuesta que le había dado Nabot de Jesreel en estos términos: “No te daré la herencia de mis padres.” Se echó sobre su cama, ocultó su rostro y no comió nada.

5Vino a verle Jezabel, su mujer, y le dijo: “¿Por qué está tu espíritu tan triste y no pruebas bocado?” 6Él le respondió: “He hablado con Nabot jesreelita, diciéndole: «Dame tu viña por dinero, o si quieres te daré otra viña en cambio de ella.» Pero él contestó: «No te daré mi viña.»” 7Jezabel, su mujer, le dijo: “¿Reinas tú efectivamente sobre Israel? ¡Levántate, come pan, y alégrese tu corazón! Yo te daré la viña de Nabot jesreelita.” 8Luego escribió ella cartas en nombre de Acab, sellándolas con el sello de este, y envió las cartas a los ancianos y nobles que habitaban con Nabot en su ciudad. 9[2391]He aquí el contenido de las cartas: “Promulgad un ayuno y sentad a Nabot entre los primeros del pueblo; 10[2392]y frente a él poned a dos hombres, hijos de Belial, que depongan contra él, diciendo: «¡Tú has maldecido a Dios y al Rey!» Después sacadle y apedreadle para que muera.”

11Sus conciudadanos, los ancianos y nobles que habitaban en su ciudad, hicieron conforme a la orden de Jezabel y según estaba escrito en las cartas que ella les había mandado. 12Proclamaron un ayuno y sentaron a Nabot entre los primeros del pueblo. 13[2393]Y vinieron dos hombres, hijos de Belial, que se sentaron en frente de él; y depusieron los hombres de Belial contra Nabot, delante del pueblo, diciendo: “¡Nabot ha maldecido a Dios y al Rey!” Luego le sacaron fuera de la ciudad y le apedrearon, y así murió. 14Después enviaron a decir a Jezabel: “Nabot ha sido apedreado y murió.” 15Cuando Jezabel supo que Nabot había sido apedreado y que había muerto, dijo a Acab: “¡Levántate, toma posesión de la viña de Nabot jesreelita, el cual se negó a dártela por dinero; que ya no vive Nabot, sino que ha muerto!” 16Al oír Acab la noticia de la muerte de Nabot, se levantó y bajó a la viña de Nabot jesreelita, para tomar posesión de ella.

Elías anuncia el castigo de Dios

17Entonces fue dirigida la palabra de Yahvé a Elías tesbita en estos términos: 18“Levántate, desciende al encuentro de Acab, rey de Israel, que está en Samaria. He aquí que está en la viña de Nabot, adonde ha bajado para tomar posesión de ella. 19[2394]Y le hablarás, diciendo: «Así dice Yahvé: No solo has cometido un asesinato, sino que también has robado.» Y le dirás, además: «Así dice Yahvé: En el mismo sitio donde los perros lamieron la sangre de Nabot, lamerán los perros tu propia sangre.»” 20[2395]Respondió Acab a Elías: “¿Me has hallado enemigo mío?” Y dijo él: “Sí, te he hallado; por cuanto te has vendido para hacer lo que es malo a los ojos de Yahvé. 21[2396]He aquí que haré venir el mal sobre ti; barreré tu posteridad, y exterminaré de la casa de Acab a todos los varones, a los esclavos y a los libres en Israel. 22Y haré tu casa como la casa de Jeroboam, hijo de Nabat, y como la casa de Baasá, hijo de Ahías, por cuanto me has provocado a ira, haciendo pecar a Israel.” 23También respecto de Jezabel ha hablado Yahvé, diciendo: “Los perros comerán a Jezabel junto al muro de Jesreel. 24[2397]Al que de Acab muriere en la ciudad, le comerán los perros, y al que muriere en el campo, le comerán las aves del cielo.” 25Pues no hubo nadie como Acab, el cual instigado por su mujer Jezabel se vendió para hacer el mal a los ojos de Yahvé. 26Obró de una manera muy abominable, siguiendo en pos de los ídolos y haciendo exactamente lo mismo que habían hecho los amorreos, a quienes Yahvé arrojó de delante de los hijos de Israel.

27Cuando Acab oyó estas palabras, rasgó sus vestidos, puso un saco sobre su cuerpo y ayunó y se acostó con su saco y andaba silencioso. 28Entonces fue dirigida esta palabra de Yahvé a Elías tesbita: 29[2398]“¿Has visto cómo se humilla Acab delante de Mí? Por cuanto se ha humillado delante de Mí, no descargaré este mal en sus días. En los días de sus hijos haré venir el mal sobre su casa.”

1 REYES 22

Alianza de Acab con Josafat

1Pasaron tres años sin que hubiera guerra entre la Siria e Israel. 2[2399]Mas al tercer año Josafat, rey de Judá, bajó a ver al rey de Israel. 3Dijo entonces el rey de Israel a sus siervos: “¿No sabéis que Ramot-Galaad es nuestra? ¡Y nosotros no hacemos nada para quitársela de las manos del rey de la Siria!” 4Dijo, pues, a Josafat: “¿Quieres ir conmigo para atacar a Ramot-Galaad?” Respondió Josafat al rey de Israel: “Yo hago lo mismo que tú; mi pueblo es tu pueblo, mis caballos son tus caballos.” 5Josafat dijo, además, al rey de Israel: “Consulta, te ruego, hoy la palabra de Yahvé.”

El profeta Miqueas

6[2400]Juntó, pues, el rey de Israel a los profetas, unos cuatrocientos hombres, y les dijo: “¿Iré a atacar a Ramot-Galaad, o desistiré?” “Sube, dijeron ellos, y el Señor la entregará en manos del rey.” 7Preguntó entonces Josafat: “¿No hay aquí algún profeta de Yahvé, para que por medio de él hagamos una consulta?” 8Respondió el rey de Israel a Josafat: “Queda todavía un hombre por cuyo medio podríamos consultar a Yahvé; pero yo le aborrezco, porque nunca me profetiza cosa buena, sino solamente mala. Es Miqueas, hijo de Imlá.” Replicó Josafat: “No hable el rey así.” 9Llamó, pues, el rey de Israel a un eunuco y dijo: “Trae presto a Miqueas, hijo de Imlá.”

10El rey de Israel y Josafat, rey de Judá, estaban sentados cada uno en su trono, vestidos de gala, en una plaza contigua a la entrada de la puerta de Samaria, y todos los profetas profetizaban delante de ellos. 11Sedecías, hijo de Canaaná, se había hecho cuernos de hierro, y decía: “Así dice Yahvé: «Con estos acornearás a los sirios hasta acabar con ellos.»” 12Y todos los profetas profetizaban de la misma manera, diciendo: Sube a Ramot-Galaad, y tendrás éxito, pues Yahvé la entregará en manos del rey.”

13Entretanto, el mensajero que había ido a llamar a Miqueas, le habló de esta manera: “Mira cómo los oráculos de los profetas anuncian unánimemente prósperos sucesos al rey; sea, pues, tu oráculo como el oráculo de cada uno de ellos; habla favorablemente.” 14Respondió Miqueas: “¡Vive Yahvé, que hablaré solamente lo que me dijere Yahvé!”

15[2401]Llegado al rey, este le preguntó: “Miqueas, ¿debemos ir a atacar a Ramot-Galaad, o debemos desistir?” Contestó él: “Sube y saldrás bien, pues Yahvé la entregará en manos del rey.” 16Dijole el rey: “¿Hasta cuántas veces he de conjurarte que no me digas sino la verdad en nombre de Yahvé?” 17[2402]Respondió (Miqueas): “Yo he visto a todo Israel disperso por las montañas, como ovejas sin pastor”; y dijo Yahvé: “Estos no tienen señor; vuélvase cada cual en paz a su casa.” 18Dijo entonces el rey de Israel a Josafat: “¿No te dije: Este nunca me profetiza cosa buena, sino solamente mala?”

19[2403]A lo cual contestó (Miqueas): “Oye, por tanto, el oráculo de Yahvé: He visto a Yahvé sentado sobre su trono, y todo el ejército celestial estaba alrededor de él, a su derecha y a su izquierda. 20Y preguntó Yahvé: «¿Quién engañara a Acab, para que suba y caiga en Ramot-Galaad?» Y habló uno de esta manera, y otro de otra. 21En ese momento vino el (mal) espíritu, que presentándose delante de Yahvé, dijo: «Yo lo engañaré.» Yahvé le preguntó: «¿De qué manera?» 22Respondió él: «Saldré y seré espíritu de mentira en boca de todos sus profetas.» Y dijo Yahvé: «Tú lo engañarás y tendrás éxito. Sal, y hazlo así.» 23Ahora, pues, he aquí que Yahvé ha puesto un espíritu de mentira en boca de todos estos tus profetas; pues Yahvé tiene decretada contra ti la desventura.”

Encarcelamiento de Miqueas

24Se acercó entonces Sedecías, hijo de Canaaná, y abofeteó a Miqueas, diciéndole: “¿Ha salido acaso de mí el espíritu de Yahvé, Miqueas, para hablarte a ti?” 25Respondió Miqueas: “Ya lo verás en aquel día en que huyas de aposento en aposento para esconderte.” 26[2404]Dijo entonces el rey de Israel (al eunuco): “Prende a Miqueas y llévalo a Amón, comandante de la ciudad, y a Joás, hijo del rey. Les dirás: 27Así dice el Rey: «Meted a este en la cárcel, y alimentadle con pan de aflicción, y agua de aflicción, hasta que yo regrese en paz».” 28A lo que dijo Miqueas: “Si tú, de veras vuelves en paz, no ha hablado Yahvé por mi boca.” Y agregó: “¡Oídlo, pueblos todos!”

Muerte de Acab

29Subieron, pues, el rey de Israel y Josafat, rey de Judá, a Ramot-Galaad. 30[2405]Y dijo el rey de Israel a Josafat: “Voy a disfrazarme para la batalla, mas tú ponte tus vestiduras.” El rey de Israel se disfrazó, y se metió en la batalla. 31Ahora bien, el rey de Siria había dado esta orden a los treinta y dos capitanes de sus carros: “No ataquéis a ninguno, ni chico ni grande, sino tan solo al rey de Israel.” 32Viendo, pues, los capitanes de los carros a Josafat, dijeron: “Sin duda es este el rey de Israel; y se arrojaron sobre él para atacarlo”, pero Josafat gritó; 33y viendo los capitanes de los carros que no era el rey de Israel, le dejaron. 34Mas un hombre tiró con un arco al azar, e hirió al rey de Israel por entre las junturas de la coraza. Dijo entonces (el rey) al conductor de su carro: “¡Vuélvete y sácame del combate, porque estoy herido!” 35Arreció el combate en aquel día, mas el rey se sostenía de pie en su carro, frente a los sirios. Murió por la tarde, y la sangre de la herida corría por el fondo del carro. 36Al ponerse el sol, pasó por el campamento este grito: “¡Cada cual a su ciudad y cada cual a su tierra!”

37Así murió el rey, y fue llevado a Samaria. Allí sepultaron al rey. 38Y cuando lavaron el carro junto al estanque de Samaria, donde se bañan las rameras, lamieron los perros su sangre, según la palabra que Yahvé había dicho.

39Las demás cosas de Acab, y todo lo que hizo, y la casa de marfil que levantó, y todas las ciudades que edificó; ¿no está esto escrito en el libro de los anales de los reyes de Israel? 40Se durmió Acab con sus padres; y reinó en su lugar su hijo Ococías.

Josafat, rey de Judá

41[2406]Josafat, hijo de Asá, comenzó a reinar sobre Judá el año cuarto de Acab, rey de Israel. 42Tenía Josafat treinta y cinco años cuando comenzó a reinar y reinó veinticinco años en Jerusalén. Su madre se llamaba Azubá, hija de Salai. 43Anduvo en todos los caminos de su padre Asá, sin apartarse de ellos, haciendo lo que era recto a los ojos de Yahvé. 44[2407]Sin embargo, no desaparecieron los lugares altos, y el pueblo siguió ofreciendo sacrificios y quemando incienso en los altos. 45Josafat vivió en paz con el rey de Israel.

46Las demás cosas de Josafat, las hazañas que hizo, y sus guerras ¿no está esto escrito en el libro de los anales de los reyes de Judá?

47[2408]Exterminó del país el resto de los hieródulos que habían quedado aún en los días de su padre Asá. 48No había entonces rey en Edom; reinaba un gobernador. 49[2409]Josafat construyó naves de Tarsis, para que fuesen a Ofir en busca de oro; mas no fueron, porque las naves se destrozaron en Esionguéber. 50Dijo entonces Ococías, hijo de Acab, a Josafat: “Mis siervos podrían ir con tus siervos en las naves”, pero Josafat no quiso. 51Se durmió Josafat con sus padres, y fue sepultado con sus padres en la ciudad de su padre David; y reinó en su lugar su hijo Joram.

Ococías, rey de Israel

52Ococías, hijo de Acab, comenzó a reinar sobre Israel en Samaria el año diecisiete de Josafat, rey de Judá. Reinó sobre Israel dos años, 53e hizo lo que era malo a los ojos de Yahvé, siguiendo el camino de su padre y de su madre, y el camino de Jeroboam, hijo de Nabat, que hizo pecar a Israel. 54Pues sirvió a Baal y se prosternó delante de él. Así provocó a Yahvé, el Dios de Israel, haciendo todo lo que había hecho su padre.

IV REYES (2 REYES)

# · 1 · 2 · 3 · 4 · 5 · 6 · 7 · 8 · 9 · 10 · 11 · 12 · 13 · 14 · 15 · 16 · 17 · 18 · 19 · 20 · 21 · 22 · 23 · 24 · 25

I. LOS DOS REINOS HASTA LA CAÍDA DE SAMARIA

2 REYES 1

Ococías de Israel y Elías

1[2410]Después de la muerte de Acab, se rebeló Moab contra Israel. 2[2411]Un día se cayó Ococías por una ventana de su aposento alto en Samaria, de modo que quedó enfermo. Despachó, pues, mensajeros, a los cuales dijo: “Id y consultad a Beelzebul, dios de Acarón, si acaso sanaré de esta enfermedad.” 3Dijo entonces el ángel de Yahvé a Elías tesbita: “Levántate y sube al encuentro de los mensajeros del rey de Samaria y diles: «¿Acaso no hay Dios en Israel, para que vayáis a consultar a Beelzebul, dios de Acarón? 4Por esto, así dice Yahvé: No dejarás la cama en que te has postrado, sino que morirás sin remedio.»” Y Elías se marchó.

5Volvieron los mensajeros. El rey les dijo: “¿Por qué estáis ya de vuelta?” 6Le contestaron: “Un hombre vino a nuestro encuentro y nos dijo: Id y volveos al rey que os ha enviado, y decidle: Así dice Yahvé: ¿Acaso no hay Dios en Israel, para que tú envíes a consultar a Beelzebul, dios de Acarón? Por tanto no dejarás la cama en que te has postrado, sino que morirás sin remedio.” 7Él les preguntó: “¿Qué aspecto tenía ese hombre que subió a vuestro encuentro y os ha dicho esto?” 8[2412]Ellos le respondieron: “Era un varón cubierto de una piel velluda y un cinto de cuero ceñido a sus lomos.” Dijo (el rey): “Es Elías tesbita.”

9Entonces envió el rey un capitán de cincuenta hombres con sus cincuenta soldados; el cual subió hasta (el profeta), y he aquí que este estaba sentado sobre la cumbre del monte. Y le dijo: “Varón de Dios, el rey ha dicho: «Desciende.»” 10Elías respondió y dijo al capitán de los cincuenta: “Si yo soy varón de Dios, baje fuego del cielo y te consuma a ti y a tus cincuenta.” Y descendió fuego del cielo y le consumió a él y a sus cincuenta.

11Ococías volvió a enviar contra él otro capitán de cincuenta con sus cincuenta hombres el cual tomó la palabra y dijo: “Varón de Dios, así ha dicho el rey: «Desciende inmediatamente.»” 12[2413]Elías respondió y les dijo: “Si yo soy varón de Dios, baje fuego del cielo y te consuma a ti y tus cincuenta.” Y descendió del cielo fuego de Dios, y le consumió a él y a sus cincuenta.

13(Ococías) volvió a enviar por tercera vez un capitán de cincuenta con sus cincuenta hombres. Este tercer capitán de cincuenta subió, y llegado dobló sus rodillas ante Elías, le suplicó y le dijo: “Varón de Dios, te ruego que mi vida, y la vida de estos tus cincuenta siervos, sea preciosa a tus ojos. 14Bien sé que fuego del cielo bajó y consumió a los dos primeros capitanes de cincuenta, con sus cincuenta hombres. Mi vida sea, pues, preciosa a tus ojos.”

15[2414]Entonces el Ángel de Yahvé dijo a Elías: “Desciende con él; no le tengas miedo.” Se levantó y fue con él al rey; 16y le dijo: “Así dice Yahvé: Por cuanto has enviado mensajeros para consultar a Beelzebul, dios de Acarón, como si no hubiera Dios en Israel, cuya palabra se pueda consultar, por tanto no dejarás la cama en que te has postrado, sino que morirás sin remedio.”

17Murió efectivamente, conforme a la palabra de Yahvé que Elías había dicho; y en su lugar subió al trono Joram, el año segundo de Joram, hijo de Josafat, rey de Judá; porque (Ococías) no tenía hijo.

18Los demás hechos que hizo Ococías ¿no están escritos en el libro de los anales de los reyes de Israel?

2 REYES 2

Elías arrebatado al cielo

1Cuando Yahvé quiso arrebatar a Elías al cielo, mediante un torbellino, partió Elías con Eliseo desde Gálgala; 2y dijo Elías a Eliseo: “Quédate, te ruego, aquí, porque Yahvé me envía a Betel.” Mas Eliseo le respondió: “Por la vida de Yahvé, y por la vida de tu alma, que no te dejaré.” Bajaron, pues, a Betel. 3[2415]Los hijos de los profetas que había en Betel salieron al encuentro de Eliseo y le dijeron: “¿Sabes tú que hoy va a arrebatar Yahvé a tu señor alzándolo sobre tu cabeza?” Dijo él: “Yo también lo sé; ¡callad!” 4Luego dijo Elías: “Eliseo, quédate, te ruego, aquí, porque Yahvé me envía a Jericó.” Mas él le respondió: “Por la vida de Yahvé, y por la vida de tu alma, que no te dejaré.” Y llegaron a Jericó. 5Los discípulos de los profetas que había en Jericó vinieron a Eliseo, y le dijeron: “¿Sabes tú que hoy va a arrebatar Yahvé a tu señor alzándolo sobre tu cabeza?” Respondió él: “Yo también lo sé; ¡callad!” 6Después le dijo Elías: “Quédate, te ruego, aquí; porque Yahvé me envía al Jordán.” Mas él le respondió: “Por la vida de Yahvé, y por la vida de tu alma, que no te dejaré.” Y ambos siguieron andando. 7Vinieron también cincuenta de los discípulos de los profetas, que se pararon enfrente, a lo lejos, mientras los dos estaban de pie junto al Jordán. 8Entonces tomó Elías su manto, lo arrolló y golpeó las aguas, las cuales se dividieron a un lado y otro; y entrambos pasaron a pie enjuto.

9[2416]Cuando hubieron pasado, dijo Elías a Eliseo: “Pide lo que quieras que haga por ti, antes que sea quitado de tu lado.” Contestó Eliseo: “Que venga sobre mí doble porción de tu espíritu.” 10Respondió él: “Cosa difícil es la que pides. Si me vieres cuando fuere quitado de ti, te será hecho así; mas si no, no te será concedido.”

11[2417]Mientras seguían andando y hablando, he aquí que un carro de fuego y caballos de fuego separaron al uno del otro y subió Elías en un torbellino al cielo. 12[2418]Eliseo miraba y clamaba: “¡Padre mío, padre mío, carro de Israel y su caballería!” Y no lo vio más. Entonces asió sus vestidos y los rasgó en dos partes.

Eliseo sucesor de Elías

13[2419]Alzó Eliseo el manto que se le había caído a Elías, y volviéndose se detuvo a la orilla del Jordán. 14[2420]Luego tomó el manto que se le había caído a Elías, e hirió las aguas, diciendo: “¿Dónde está ahora Yahvé, el Dios de Israel?” Y cuando hirió las aguas, estas se dividieron a un lado y otro; y pasó Eliseo. 15Viendo esto los discípulos de los profetas que estaban enfrente, en Jericó, decían: “El espíritu de Elías reposa sobre Eliseo.” Y saliéndole al encuentro se postraron delante de él en tierra, 16y le dijeron: “He aquí que hay entre tus siervos cincuenta hombres esforzados; que vayan ellos en busca de tu señor. Quizás el espíritu del Señor le ha arrebatado y le ha arrojado sobre algún monte, o en algún valle.” Mas él dijo: “No los enviéis.” 17Pero ellos le importunaron hasta que se avergonzó y dijo: “Enviad.” Enviaron pues a los cincuenta nombres, los cuales buscaron tres días sin dar con él. 18[2421]Cuando se volvieron a él —pues él moraba en Jericó— les dijo: “¿No os he dicho: No vayáis?”

Los primeros milagros de Eliseo

19Los vecinos de la ciudad dijeron a Eliseo: “El sitio de la ciudad es hermoso, como lo ve mi señor; pero las aguas son malas, y la tierra es estéril.” 20Entonces él dijo: “Traedme una vasija nueva, y echad sal en ella.” Se la trajeron; 21[2422]y él salió a la fuente del agua, echó en ella la sal y dijo: “Así dice Yahvé: Yo saneo estas aguas. En adelante no saldrá más de aquí ni muerte ni esterilidad.” 22Y quedaron saneadas aquellas aguas hasta el día de hoy, conforme a la palabra que había dicho Eliseo. 23[2423]De allí subió a Betel, y en la subida, estando él en el camino, salieron de la ciudad unos muchachuelos que se burlaban de él, diciéndole: “¡Sube, calvo! ¡Sube, calvo!” 24Pero él se dio vuelta, los miró y los maldijo en nombre de Yahvé; y salieron dos osas del bosque, que destrozaron cuarenta y dos de esos muchachuelos. 25De allí se fue al monte Carmelo, desde donde regresó a Samaria.

2 REYES 3

Joram, rey de Israel

1Joram, hijo de Acab, empezó a reinar sobre Israel, en Samaria, el año diez y ocho de Josafat, rey de Judá. Reinó doce años, 2e hizo lo que era malo a los ojos de Yahvé, pero no tanto como su padre y su madre; pues quitó las estatuas de Baal que había hecho su padre. 3Sin embargo siguió los pecados de Jeroboam, hijo de Nabat, que había hecho pecar a Israel, y no se apartó de ellos.

Guerra de Joram y Josafat contra Moab.

4[2424]Mesó, rey de Moab, era criador de ovejas, y pagaba al rey de Israel un tributo de cien mil corderos, y cien mil carneros, con su lana. 5Pero después de la muerte de Acab, se rebeló el rey de Moab contra el rey de Israel. 6Entonces el rey Joram salió de Samaria y pasó revista a todo Israel. 7Y cuando se puso en marcha, envió a decir a Josafat, rey de Judá: “El rey de Moab se ha rebelado contra mí. ¿Quieres venir conmigo para atacar a Moab?” Josafat respondió: “Subiré. Yo haré lo mismo que tú, mi pueblo es tu pueblo, y mis caballos son tus caballos.” 8Y agregó: “¿Por qué camino subiremos?” “Por el camino del desierto de Edom”, contestó él.

Eliseo salva a los tres reyes

9[2425]Partieron el rey de Israel y el rey de Judá, juntamente con el rey de Edom, y después de haber marchado siete días, se hallaron sin agua para el ejército y para el ganado que los seguía. 10Dijo entonces el rey de Israel: “¡Ay! Yahvé ha convocado a estos tres reyes para entregarlos en manos de Moab.” 11Pero Josafat dijo: “¿No hay aquí ningún profeta de Yahvé, por medio del cual podamos consultar a Yahvé?” Y respondió uno de los siervos del rey de Israel, diciendo: “Aquí está Eliseo, hijo de Safat, que echaba agua sobre las manos de Elías.” 12Dijo Josafat: “En él hay palabra de Yahvé.” Y bajaron a encontrarle el rey de Israel, Josafat y el rey de Edom. 13[2426]Mas Eliseo dijo al rey de Israel: “¿Qué tengo yo que ver contigo? ¡Vete a los profetas de tu padre y a los profetas de tu madre!” El rey de Israel le respondió: “¡No! Pues Yahvé ha convocado a estos tres reyes para entregarlos en manos del rey de Moab.” 14Replicó Eliseo: “¡Vive Yahvé de los ejércitos, al cual yo sirvo! Si no fuera por respeto a Josafat, rey de Judá, no alzaría ni siquiera mis ojos para mirarte. 15[2427]Ahora pues, traedme un tañedor.” Y mientras tocaba el tañedor, vino sobre (Eliseo) la mano de Yahvé. 16Y dijo: “Así dice Yahvé: Haced en este valle zanjas y zanjas; 17porque así dice Yahvé: No veréis viento ni lluvia; y con todo el valle se llenará de aguas, y beberéis vosotros, y vuestros ganados, y vuestras bestias de tiro. 18Pero esto es lo de menos a los ojos de Yahvé; porque entregará a Moab en vuestra mano; 19tomaréis todas las plazas fuertes y todas las ciudades principales; derribaréis todo árbol bueno, cegaréis todas las fuentes de agua e inutilizaréis con piedras todos los campos fértiles.”

20En efecto, llegada la mañana, a la hora en que se suele ofrecer la oblación, he aquí que el agua vino por el camino de Edom, y se llenó de agua aquel país.

Derrota de los moabitas

21Todos los moabitas, al oír que subían los reyes a pelear contra ellos, fueron convocados, todos los que eran capaces de ceñirse las armas, incluso los de edad avanzada, y se apostaron en la frontera. 22Y cuando se levantaron muy de mañana, al brillar el sol sobre las aguas, vieron los moabitas delante de sí las aguas rojas como sangre; 23[2428]por lo cual dijeron: “Esta es sangre. Los reyes han peleado uno con otro y cada cual ha matado a su compañero. ¡Ahora, pues, a la presa, Moab!” 24Mas cuando llegaron al campamento de Israel, se levantaron los israelitas y derrotaron a los moabitas, los cuales huyeron delante de ellos; e invadiendo destrozaron a Moab. 25[2429]Destruyeron las ciudades, y echando cada cual su piedra sobre todo campo fértil lo llenaron de ellas, cegaron todas las fuentes de agua y talaron todo árbol bueno, dejando solo las piedras de Kir Haróset, a la cual los honderos rodearon y batieron.

26Cuando el rey de Moab vio que iba a ser vencido en la guerra tomó consigo setecientos hombres que desenvainaron espada, para abrirse paso hacia el rey de Edom, mas no pudo. 27[2430]Entonces tomó a su hijo primogénito, que había de reinar en su lugar, y le ofreció en holocausto sobre la muralla, lo cual causó grande indignación entre los israelitas, los cuales levantaron el campamento contra el (rey de Moab) y se volvieron a su país.

2 REYES 4

Eliseo salva a una viuda

1[2431]Una de las mujeres de los discípulos de los profetas, clamó a Eliseo, diciendo: “Tu siervo, mi marido, ha muerto, y tú sabes que tu siervo era temeroso de Yahvé; ahora ha venido el acreedor para llevarse mis dos hijos como esclavos.” 2[2432]Eliseo le dijo: “¿Qué puedo hacer yo por ti? Dime ¿qué tienes en casa?” Ella respondió: “Tu sierva no tiene ninguna otra cosa sino una orza de aceite.” 3Dijo él: “Vete a pedir fuera vasijas, de parte de todas tus vecinas, vasijas vacías, y no sean pocas. 4Luego entrarás y cerrarás la puerta tras de ti y tus hijos, y echarás (aceite) en todas esas vasijas, y las que estuvieren llenas, las pondrás aparte.” 5Ella se retiró de él, cerró la puerta tras de sí y de sus hijos; y mientras estos le alcanzaban (las vasijas) ella las llenaba. 6Estando ya todas llenas, dijo a su hijo: “Alcánzame otra vasija.” Él le respondió: “No hay más vasijas.” Y se detuvo el aceite. 7[2433]Ella fue entonces y se lo contó al varón de Dios, el cual dijo: “Vete y vende el aceite, y paga tus deudas; y viviréis de lo restante, tú y tus hijos.”

Eliseo y la mujer de Sunem

8Un día pasó Eliseo a Sunem, donde había una mujer distinguida, la cual le obligó a que comiese. Y siempre que pasaba se detenía allí para comer. 9Dijo entonces ella a su marido: Mira, por favor, yo sé que este hombre que viene tan a menudo a nuestra casa, es un santo varón de Dios. 10[2434]Hagamos en el piso de arriba un cuartito con paredes, y pongámosle allí una cama, una mesa, una silla, y un candelero, para que siempre que nos visite pueda retirarse allí.” 11Efectivamente, llegó allá un día (Eliseo) y retirándose al cuarto, se acostó allí. 12Luego dijo a Giecí, su criado: “Llama a esta sunamita.” La llamó y ella se presentó ante él. 13Entonces dijo a (Giecí): “Dile a ella: Mira, tú nos has tratado con tanta solicitud. ¿Qué se puede hacer para ti? ¿Hay que intervenir por ti ante el rey, o ante el jefe del ejército?” Respondió ella: “Yo habito en medio de mi pueblo.” 14[2435]“¿Qué se puede entonces hacer por ella?”, preguntó (Eliseo). Giecí respondió: “Desgraciadamente no tiene hijo, y su marido es ya viejo.” 15Dijo entonces: “Llámala.” La llamó y ella se paró a la puerta. 16Dijo él: “El año que viene, a este tiempo, abrazarás un hijo.” Mas ella respondió: “No, señor mío, varón de Dios, no engañes a tu sierva.” 17En efecto, concibió la mujer y dio a luz un hijo el año siguiente, por ese mismo tiempo, como Eliseo lo había anunciado.

18Creció el niño, pero un día habiendo salido para ver a su padre, que estaba con los segadores, 19dijo a su padre: “¡Mi cabeza, mi cabeza!” El (padre) dijo al criado: “Llévalo a su madre.” 20Él lo alzó y lo llevó a su madre, sobre cuyas rodillas (el niño) estuvo sentado hasta el mediodía, y luego murió. 21Entonces ella subió, le puso sobre la cama del varón de Dios, cerró la puerta y salió. 22Llamó a su marido y le dijo: “Mándame, por favor, uno de los criados con una borrica, para que yo vaya corriendo en busca del varón de Dios; luego volveré.” 23[2436]Contestó él: “¿Por qué vas a verlo hoy? Hoy no es novilunio ni sábado.” Pero ella respondió: “Adiós.” 24Hizo aparejar la borrica, y dijo a su criado: “¡Arrea y anda! no me detengas en el camino hasta que yo te lo diga.”

Eliseo resucita al hijo de la sunamita

25Fue y llegó al varón de Dios en el monte Carmelo. Cuando el varón de Dios la vio de lejos, dijo a Giecí, su criado: “He ahí a esa sunamita. 26Córre, pues, al encuentro de ella, y dile: «¿Te va bien? ¿Y cómo están tu marido y el niño?»” “¡Bien!”, dijo ella. 27Pero llegada al varón de Dios en el monte, le asió de los pies. Giecí se acercó para arrancarla; mas el varón de Dios dijo: “Déjala porque su alma está llena de amargura, pero Yahvé me lo ha ocultado, y no me lo ha revelado.” 28Exclamó ella: “¿Acaso he pedido yo un hijo a mi señor? ¿No te dije: no me engañes?” 29Dijo él entonces a Giecí: “Cíñete los lomos, y toma mi báculo en tu mano y marcha. Si encuentras a alguno no le saludes; y si alguna te saluda no le respondas; y pon mi báculo sobre el rostro del niño.” 30Mas la madre del niño dijo: “¡Por la vida de Yahvé y por la vida de tu alma! No me apartaré de ti.” Se levantó él también y la siguió. 31[2437]Entretanto Giecí se les adelantó y puso el báculo sobre el rostro del niño; pero no hubo voz en él ni señal de vida, por lo cual se volvió al encuentro (de Eliseo) y le dio noticia, diciendo: “No ha despertado el niño.”

32Llegó Eliseo a la casa; y he aquí que halló al niño muerto, tendido sobre su cama. 33Entró, cerró la puerta tras los dos, y oró a Yahvé. 34Luego subió, y acostándose sobre el niño, puso su boca sobre la boca de este, sus ojos sobre sus ojos, y sus manos sobre sus manos, y se tendió sobre él. Así se calentó la carne del niño. 35Después se retiró y anduvo por la casa, de un lugar a otro. Subió (de nuevo) y se tendió sobre el niño, el cual estornudó siete veces y abrió los ojos. 36Entonces llamó a Giecí y dijo: “Llama a esa sunamita.” La llamó, y ella vino donde estaba él; y dijo (Eliseo): “Toma a tu hijo.” 37Entró ella y postrándose en tierra se echó a sus pies. Luego tomó a su hijo y salió.

Eliseo salva a los discípulos de los profetas

38[2438]Eliseo volvió a Gálgala. Había entonces hambre en el país; y estando los discípulos de los profetas sentados delante de él, dijo a su criado: “Pon la olla grande, y cuece un potaje para los discípulos de los profetas.” 39[2439]Salió, pues, uno de ellos al campo a recoger hierbas; y hallando una como cepa silvestre, recogió de ella coloquíntidas campestres y llenó con ellas su manto. Vuelto a casa las cortó en pedazos y las echó en la olla del potaje; pues no las conocían. 40Sirvieron después a aquellos hombres la comida, pero luego que probaron el potaje alzaron el grito, diciendo: “Hay muerte en la olla, oh varón de Dios.” Y no pudieron comer. 41Ordenó él: “Traed harina.” Y la echó en la olla, diciendo: “Sírvelo a la gente para que coma”, y no hubo ya nada malo en la olla.

Multiplicación de panes

42[2440]Vino un hombre de Baalsalisá que trajo al varón de Dios pan de primicias, veinte panes de cebada y espigas de trigo nuevo en su alforja. Dijo (Eliseo): “Dáselo a la gente para que coma.” 43[2441]Pero respondió su siervo: “¿Cómo? ¿Esto he de servir a cien hombres?” Replicó él: “Dáselo a la gente para que coma, porque así dice Yahvé: «Comerán y aun sobrará.:»” 44Entonces los puso delante de ellos, y comieron, y sobró, según la palabra de Yahvé.

2 REYES 5

Curación de Naamán

1[2442]Naamán, jefe del ejército del rey de Siria, era un gran personaje ante su señor, y hombre de gran prestigio; pues por su medio Yahvé había salvado a Siria. Pero este hombre tan valiente era leproso. 2Ahora bien, habían salido de Siria guerrilleros que trajeron cautiva de la tierra de Israel a una jovencita, que fue puesta al servicio de la mujer de Naamán. 3Dijo ella a su señora: “¡Oh, si mi amo pudiera presentarse al profeta que hay en Samaria!, él le sanaría de la lepra. 4Fue, pues (Naamán) y avisó a su señor, diciendo: “Esto y esto ha dicho la muchacha de tierra de Israel.” 5[2443]Dijo entonces el rey de Siria: “Anda, pues, que yo enviaré una carta al rey de Israel.” Y partió él, llevando consigo diez talentos de plata y seis mil siclos de oro y diez vestidos nuevos. 6[2444]Llevó también la carta para el rey de Israel, la cual decía: “Cuando llegare a ti esta carta, sabrás que te he enviado a Naamán, mi servidor, para que le sanes de su lepra.” 7Como el rey de Israel leyese la carta, rasgó sus vestidos y dijo: “¿Soy yo acaso Dios, para dar la muerte o la vida? Pues este me manda sanar a un hombre de su lepra. Reparad y veréis que busca solamente pretextos contra mí.”

8Cuando Eliseo, el varón de Dios, supo que el rey de Israel había rasgado sus vestidos, envió a decir al rey: “¿Por qué has rasgado tus vestidos? ¡Que venga (ese hombre) a mí, y sabrá que hay profeta en Israel!” 9Vino Naamán con sus caballos y su carroza y se paró a la puerta de la casa de Eliseo. 10[2445]Eliseo le envió un mensajero, que le dijese: “Ve y lávate siete veces en el Jordán, y recobrarás tu carne y quedarás limpio.” 11Naamán se fue enojado y dijo: “Yo pensaba que por lo menos saldría y, puesto de pie, invocaría el nombre de Yahvé, su Dios, y pasaría su mano sobre el lugar (de la llaga) para curar la lepra. 12Acaso los ríos de Damasco, el Abaná y el Farfar, ¿no son mejores que todas las aguas de Israel? ¿No podría yo lavarme en ellos y quedar limpio?” Y volviendo su rostro se fue, lleno de ira. 13Pero se acercaron sus siervos, y hablaron con él, diciendo: “Padre mío, si el profeta te hubiera mandado hacer algo difícil, ¿no lo habrías hecho? ¿Cuánto más ahora que te dice: Lávate y quedarás limpio?” 14[2446]Bajó, y se bañó siete veces en el Jordán, conforme a la orden del varón de Dios, y se volvió su carne como la carne de un niño pequeño, y quedó limpio.

15“Después regresó con toda su comitiva al varón de Dios, entró, y presentándose delante de él dijo: “Ahora conozco que no hay Dios en toda la tierra sino solo en Israel. Acepta, pues, te ruego, un presente de parte de tu siervo.” 16[2447]Respondió él: “¡Vive Yahvé, a quien sirvo, que no lo aceptaré!” Y aunque (Naamán) insistió en que aceptara, siguió rehusando. 17[2448]Al fin dijo Naamán: Pues si no, permite al menos que se dé a tu siervo la porción de tierra que puedan cargar dos mulos; porque en adelante tu siervo no ofrecerá holocausto ni sacrificio a otro dios sino a Yahvé. 18[2449]Sin embargo, una sola cosa debe perdonar Yahvé a tu siervo: Cuando entre mi señor en el templo de Remón para adorar allí, y él se apoye en mi mano, y yo me prosterne en el templo de Remón, que perdone Yahvé a tu siervo si yo en tales circunstancias me prosterno en el templo de Remón.” 19[2450]Él le dijo: “Vete en paz.” Pero cuando (Naamán) alejándose estaba ya a cierta distancia, 20[2451]Giecí, criado de Eliseo, el varón de Dios, se dijo: “He aquí que mi señor ha tratado con demasiado miramiento a Naamán, ese sirio, no aceptando de su mano lo que había traído. ¡Vive Yahvé! que voy a correr en su seguimiento para recibir de él alguna cosa.”

Avaricia de Giecí

21Salió, pues, Giecí en seguimiento de Naamán. Cuando Naamán le vio correr tras él, bajó de su carro para ir a su encuentro, y dijo: “¿Va todo bien?” 22“Bien”, respondió él; pero mi señor me ha enviado a decir: “He aquí que acaban de llegar de la montaña de Efraím dos jóvenes, discípulos de los profetas; te ruego me des para ellos un talento de plata y dos vestidos nuevos.” 23Dijo Naamán: “Hazme el favor de tomar dos talentos”. Y le instó, y ató en dos talegas los dos talentos de plata y dos vestidos nuevos, y los dio a dos criados suyos para que los llevasen yendo delante de (Giecí). 24Mas cuando llegó a la colina (Giecí) los tomó de mano de ellos, y los guardó en su casa; luego despidió a los hombres, que se fueron. 25Después entró a presentarse a su señor. Eliseo le preguntó: “¿De dónde vienes, Giecí?” Respondió: “No ha ido tu siervo a ninguna parte”. 26Mas él le replicó: “¿No iba mi espíritu (contigo) cuando cierto hombre se dio vuelta (bajando) de su carro para salir a tu encuentro? ¿Es este, por ventura, el momento para ganar dinero y vestidos, y también olivares, viñas, ovejas, bueyes, siervos y siervas? 27[2452]Por eso la lepra de Naamán se te pegará a ti y a tu descendencia para siempre.” Y Giecí salió de su presencia leproso, (blanco) como la nieve.

2 REYES 6

Otro milagro de Eliseo

1Dijeron los discípulos de los profetas a Eliseo: “Mira, el lugar donde habitamos contigo, es muy estrecho para nosotros. 2Vayamos, pues, a la ribera del Jordán; allí tomaremos cada uno una viga y haremos para nosotros un lugar donde habitemos.” Él respondió: “¡Id!” 3Mas uno de ellos dijo: “Haznos el favor de venir con tus siervos.” “Yo iré”, contestó él. 4Se fue con ellos, y llegaron al Jordán, donde cortaron maderas. 5[2453]Pero mientras uno cortaba una viga, se le cayó el hierro en el agua, por lo cual exclamó: “¡Ay, señor mío! Era prestado.” 6[2454]Preguntó el varón de Dios: “¿Dónde ha caído?” Y habiéndosele indicado el lugar, cortó un palo, y lo arrojó allí; y salió el hierro flotando. 7Entonces dijo: “Recógelo”; y él alargó la mano y lo asió.

Eliseo y los sirios

8El rey de Siria estaba en guerra con Israel; y en un consejo que celebró con sus siervos, dijo: “En tal y tal parte estará mi campamento.” 9Entonces el varón de Dios mandó a decir al rey de Israel: “Guárdate de pasar por tal lugar; que por allí van a bajar los sirios.” 10Envió el rey de Israel gentes al lugar que el varón de Dios le había señalado y respecto del cual le había prevenido. Y así se resguardó repetidas veces. 11El corazón del rey de Siria se inquietó por esa táctica, por lo cual llamó a sus servidores y les dijo: “¿No queréis manifestarme quién de nosotros está de parte del Rey de Israel?” 12Respondió uno de sus servidores: “Ninguno, oh rey, señor mío; sino que Eliseo, el profeta que está en Israel, manifiesta al rey de Israel las palabras que tú dices en tu alcoba.” 13Dijo entonces (el rey): “Id y ved dónde está, y enviaré a prenderle.” Luego le dieron esta noticia: “He aquí que está en Dotan.” 14Envió, pues, allí caballos y carros y muchas tropas, que vinieron de noche y cercaron la ciudad. 15Y cuando el criado del varón de Dios se levantó muy de mañana y salió, he aquí que tropas tenían cercada la ciudad con caballos y carros. El criado le dijo: “¡Ay! señor mío, ¿qué haremos?” 16[2455]Mas él respondió: “No tengas miedo; pues los que están con nosotros son más que los que están con ellos.” 17Luego Eliseo se puso a orar, diciendo: “¡Yahvé, ábrele los ojos, para que vea!” Y Yahvé abrió los ojos del criado y vio este que el monte estaba lleno de caballos y de carros de fuego en derredor de Eliseo.

18[2456]Después bajaron (los sirios) contra Eliseo, el cual oró a Yahvé y dijo: “Hiere, te ruego, a estos gentiles con ceguera.” En efecto (Yahvé) los hirió con ceguera, conforme a la súplica de Eliseo. 19Entonces Eliseo les dijo: “No es este el camino, ni es esta la ciudad. Seguidme, y os llevaré al hombre que buscáis.” Y los condujo a Samaria. 20Cuando llegaron a Samaria, dijo Eliseo: “¡Yahvé, abre los ojos de estos hombres para que vean!”, y Yahvé les abrió los ojos, de modo que vieron, y he aquí que estaban en medio de Samaria. 21Al verlos el rey de Israel dijo a Eliseo: “¿Los mato, padre mío?” 22Pero él dijo: “No los mates. Mata a quienes has cautivado con tu arco y con tu espada. Pero a estos, ponles delante pan y agua, para que coman y beban, y después se vuelvan a su señor.” 23Les dio una gran comida; y comieron y bebieron; luego los despachó, y se fueron a su señor. Tras lo cual las bandas sirias no volvieron más al país de Israel.

Hambre en Samaria

24Después de esto Benhadad, rey de Siria, reunió todo su ejército, subió y puso sitio a Samaria. 25[2457]Hubo mucha hambre en Samaria y duró el sitio hasta el extremo de venderse una cabeza de asno por ochenta siclos de plata, y la cuarta parte de un cabo de estiércol de paloma por cinco siclos de plata. 26Fue entonces que al pasar el rey de Israel sobre la muralla, una mujer le gritó, diciendo: “¡Sálvame, oh rey, señor mío!”; 27el cual le respondió: “Si no te salva Yahvé, ¿cómo puedo salvarte yo? ¿Con los productos de la era o del lagar?” 28[2458]Y el rey le preguntó: “¿Qué tienes?” Ella contestó: “Esta mujer me dijo: «Da tu hijo para que le comamos hoy, y mañana comeremos al mío.» 29Cocimos, pues, a mi hijo, y le comimos; mas cuando yo al día siguiente le dije a ella: «Entrega a tu hijo para que le comamos», escondió a su hijo.” 30[2459]Al oír las palabras de la mujer, rasgó el rey sus vestidos; y mientras proseguía andando por la muralla, el pueblo observaba el cilicio que por dentro llevaba sobre su cuerpo.

31Dijo entonces: “Esto haga Dios conmigo, y más aún, si la cabeza de Eliseo, hijo de Safat, queda hoy sobre sus hombros.” 32Eliseo se hallaba a la sazón sentado en su casa, y los ancianos estaban sentados con él, cuando (el rey) envió uno de los hombres que le servían; pero antes que llegara este enviado a su casa, dijo (Eliseo) a los ancianos: “¿Habéis visto cómo ese hijo de homicida manda a cortarme la cabeza? Mirad: cuando llegue el enviado, cerrad la puerta y rechazadle en la puerta. ¿No se oye ya, en pos de él, el ruido de los pies de su señor?” 33[2460]Estaba todavía hablando con ellos, cuando he aquí que llegó el emisario a su casa, y dijo: “He aquí que esta calamidad viene de Yahvé. ¿Qué tengo ya que esperar de Yahvé?”

2 REYES 7

El profeta anuncia el fin del hambre

1[2461]Respondió Eliseo: “¡Oíd la palabra de Yahvé! Así dice Yahvé: «Mañana, a esta hora, se venderá en la puerta de Samaria la medida de flor de harina por un siclo y dos medidas de cebada por un siclo».” 2[2462]EI oficial sobre cuyo brazo el rey se apoyaba, contestó al varón de Dios, y dijo: “Aun cuando Yahvé abriese ventanas en el cielo, ¿podría ser eso?” Le respondió: “He aquí que tú lo verás con tus ojos, mas no comerás de ello.”

Huida de los sirios

3[2463]Ahora bien, había a la entrada de la puerta cuatro leprosos que se dijeron unos a otros: “¿Por qué quedamos aquí sentados hasta que muramos? 4Si preferimos entrar en la ciudad, el hambre está en la ciudad, y moriremos allí; y si nos quedamos aquí, moriremos igualmente. Vamos, pues, y pasémonos al campamento de los sirios. Si ellos nos dejan vivir, viviremos; y si nos matan, moriremos.” 5Con esto, se levantaron al anochecer para irse al campamento de los sirios. Mas cuando llegaron a la entrada del campamento de los sirios, he aquí que no había allí nadie. 6[2464]Pues el Señor había hecho que el ejército de los sirios oyese estrépito de carros y estrépito de caballos, el estrépito de un gran ejército, y se dijeron unos a otros: “He aquí que el rey de Israel ha tomado a sueldo contra nosotros a los reyes de los heteos y a los reyes de los egipcios, para caer sobre nosotros.” 7Y se levantaron para huir al anochecer, abandonando sus tiendas, sus caballos y sus asnos, el campamento tal cual estaba, y buscaron su salvación en la huida. 8Los leprosos llegados a la entrada del campamento entraron en una tienda, donde comieron y bebieron, y llevaron de allí plata y oro y vestidos, que fueron a esconder. Volvieron, y entrando en otra tienda, se llevaron también de allí objetos que ocultaron de la misma manera.

9Entonces se decían entre ellos: “No es bueno lo que hacemos. Este día es día de albricias. Si callamos y esperamos hasta la luz de la mañana, cae sobre nosotros culpa. ¡Vamos a avisar a la casa del rey!” 10Fueron, pues, y llamaron a los porteros de la ciudad, a los cuales dieron noticia, diciendo: “Hemos ido al campamento de los sirios; y he aquí que no había allí nadie, ni voz de hombre. Encontramos los caballos atados, y los asnos atados, y las tiendas como estaban.” 11Los porteros dieron voces y transmitieron la noticia al interior de la casa del rey, 12[2465]el cual se levantó de noche y dijo a sus siervos: “Voy a explicaros la maniobra que los sirios hacen con nosotros. Ellos saben que estamos hambrientos; por eso han salido del campamento para esconderse en el campo, porque se decían: «Cuando salgan de la ciudad, los prenderemos vivos, y podremos entrar en la ciudad.»”

13Entonces uno de sus siervos tomó la palabra y dijo: “Tómense cinco de los caballos restantes que han quedado en la ciudad —pues a ellos les sucederá lo mismo que a toda la multitud de Israel que ha quedado en ella, es decir, lo mismo que a toda la multitud de Israel que ya murió— y enviémoslos a averiguarlo. 14Tomaron dos carros con caballos, y el rey envió (gente) en seguimiento del ejército de los sirios, diciendo: “Id y ved.” 15Les fueron siguiendo hasta el Jordán; y he aquí que todo el camino estaba lleno de vestidos y de objetos que los sirios habían arrojado en su precipitada fuga. Luego volvieron los enviados y avisaron al rey.

Cumplimiento de la profecía de Eliseo.

16[2466]Entonces salió el pueblo y saqueó el campamento de los sirios, y realmente se vendió una medida de flor de harina por un siclo, y dos medidas de cebada por un siclo, según la palabra de Yahvé. 17El rey había entregado la custodia de la puerta a aquel oficial, sobre cuyo brazo se apoyaba; mas el pueblo lo atropelló en la puerta, de modo que murió, según la palabra del varón de Dios que este había pronunciado cuando el rey bajó a su casa. 18El varón de Dios había dicho al rey: “Mañana, a esta hora, se venderán en la puerta de Samaria dos medidas de cebada por un siclo, y una medida de flor de harina por un siclo”; 19más aquel oficial había respondido al varón de Dios diciendo: “Aun cuando Yahvé abriese ventanas en el cielo, ¿podría ser esto?” Y el profeta le había replicado. “He aquí que tú lo verás con tus ojos, mas no comerás de ello.” 20Así le aconteció; el pueblo lo atropello en la puerta y murió.

2 REYES 8

La viuda de Sunem recobra sus bienes

1[2467]Eliseo dijo a la mujer cuyo hijo había resucitado: “Levántate y vete, tú y tu casa, y habita donde quieras, pues Yahvé ha llamado el hambre, la cual vendrá sobre el país por siete años.” 2Se levantó la mujer, e hizo según la palabra del varón de Dios. Se marchó, con su familia y moró en el país de los filisteos durante siete años.

3Transcurridos los siete años, la mujer regresó del país de los filisteos; y fue a reclamar ante el rey su casa y su campo. 4El rey estaba hablando con Giecí, criado del varón de Dios, y le decía: “Cuéntame, te ruego, todas las maravillas que ha hecho Eliseo.” 5Y mientras estaba contando al rey cómo (Eliseo) había resucitado a un muerto, he aquí que esa mujer cuyo hijo (el profeta) había resucitado, vino a reclamar ante el rey su casa y su campo. Dijo entonces Giecí: “¡Oh, rey, señor mío, esta es la mujer, y este es su hijo, a quien Eliseo ha resucitado!” 6El rey preguntó a la mujer, la cual le informó; y el rey le dio un eunuco, a quien dijo: “Haz que se le restituya a ella todo lo suyo, con todos los frutos de su campo, desde el día que dejó el país hasta ahora.”

Eliseo en Damasco

7Vino Eliseo a Damasco, cuando Benhadad, rey de Siria, estaba enfermo. Avisaron a este, diciendo: “Ha llegado aquí el varón de Dios.” 8Y dijo el rey a Hazael: “Toma contigo un regalo, y vete a encontrar al varón de Dios, y consulta por medio de él a Yahvé si sanaré de esta enfermedad.”

9Fue, pues, Hazael a encontrarle, llevando consigo regalos de todo lo precioso que había en Damasco: una carga de cuarenta camellos. Y llegado, se presentó delante de él, diciendo: “Tu hijo Benhadad, rey de Siria, me envía a ti para preguntar: «¿Sanaré de esta enfermedad?»” 10[2468]Respondió Eliseo: “Ve y dile: «Sanarás seguramente»; pero Yahvé me ha revelado que morirá sin remedio.” 11[2469]Luego fijó sus ojos (sobre Hazael) y lo hizo así hasta que este se avergonzó. Luego el varón de Dios rompió a llorar. 12Hazael le preguntó: “¿Por qué llora mi señor?” Respondió: “Porque conozco el mal que vas a hacer a los hijos de Israel. Entregarás a las llamas sus plazas fuertes, pasarás a cuchillo a sus mancebos, estrellarás a sus pequeñitos, y rajarás a sus mujeres encintas.” 13Respondió Hazael: “Pues ¿qué es tu siervo, este perro, para hacer cosa tan grande?” Eliseo le replicó: “Yahvé me ha hecho ver que tú serás rey de Siria.” 14Dejó entonces a Eliseo y volvió a su señor, el cual le preguntó: “¿Qué te ha dicho Eliseo?” Él contestó: “Me ha dicho: Seguramente sanarás.” 15[2470]Mas al día siguiente tomó un paño, lo empapó en agua y tapó con él el rostro (del rey), el cual murió; y reinó Hazael en su lugar.

Joram de Judá

16El año quinto de Joram, hijo de Acab, rey de Israel, y siendo Josafat aún rey en Judá, empezó a reinar Joram, hijo de Josafat, rey de Judá. 17[2471]Treinta y dos años tenía cuando comenzó a reinar, y reinó ocho años en Jerusalén. 18[2472]Siguió el camino de los reyes de Israel, como lo había hecho la casa de Acab, porque la hija de Acab era su mujer; e hizo lo malo a los ojos de Yahvé. 19[2473]Pero Yahvé no quiso destruir a Judá, por amor de David, su siervo, según la promesa que le había dado de conservarle siempre una lámpara, a él y a sus hijos.

20En sus días se rebelaron los idumeos contra el dominio de Judá, y pusieron sobre sí un rey. 21Por eso Joram marchó a Seír, y con él todos los carros. Y levantándose de noche, derrotó a los idumeos, que le habían cercado a él y a los capitanes de los carros, mas el pueblo huyó a sus tiendas. 22Así Edom se libró del dominio de Judá hasta el día de hoy. Entonces, al mismo tiempo, se rebeló también Lobná.

23Las demás cosas de Joram, y todo lo que hizo, ¿no está esto escrito en el libro de los anales de los reyes de Judá? 24[2474]Se durmió Joram con sus padres, y fue sepultado con sus padres en la ciudad de David; y reinó en su lugar su hijo Ococías.

Ococías, rey de Judá

25[2475]El año doce de Joram, hijo de Acab, rey de Israel, comenzó a reinar Ococías, hijo de Joram, rey de Judá. 26[2476]Veinte y dos años tenía Ococías cuando empezó a reinar, y reinó un año en Jerusalén. El nombre de su madre era Atalía, hija de Amrí, rey de Israel. 27Siguió el camino de la casa de Acab, e hizo lo que era malo a los ojos de Yahvé, como la casa de Acab; siendo como era yerno de la casa de Acab. 28Estuvo con Joram, hijo de Acab, en la guerra contra Hazael, rey de Siria, en Ramot-Galaad, donde los sirios derrotaron a Joram. 29El rey Joram volvió para curarse en Jesreel de las heridas que los sirios le habían causado en Ramá, cuando estaba en guerra con Hazael, rey de Siria. Ococías, hijo de Joram, rey de Judá, bajó entonces a Jesreel para ver a Joram, hijo de Acab, que estaba enfermo.

2 REYES 9

Jehú ungido rey de Israel

1El profeta Eliseo llamó a uno de los discípulos de los profetas, y le dijo: “Cíñete los lomos, toma esta redoma de óleo en tu mano y anda a Ramot-Galaad. 2Llegado allá buscaras a Jehú, hijo de Josafat; hijo de Namsi; y luego que entres lo invitarás que se levante de en medio de sus compañeros, y lo llevarás a un aposento retirado. 3Allí tomarás la redoma de óleo y lo derramarás sobre su cabeza, diciendo: Así dice Yahvé: «Yo te unjo por rey de Israel.» Después abrirás la puerta y huirás sin tardar.”

4Partió, pues, el joven, criado del profeta, para Ramot-Galaad; 5y llegado que hubo, vio a los jefes del ejército reunidos y dijo: “Tengo que decirte una palabra, oh jefe.” Preguntó Jehú: “¿A quién de todos nosotros?” Respondió: “A ti, oh jefe.” 6Entonces se levantó (Jehú), y entró en la casa; y el (joven) derramó sobre su cabeza el óleo y le dijo: “Así dice Yahvé, el Dios de Israel: Yo te unjo por rey sobre el pueblo de Yahvé, sobre Israel. 7Tú destruirás la casa de Acab, tu señor, y Yo vengaré en Jezabel la sangre de mis siervos los profetas y la sangre de todos los siervos de Yahvé. 8[2477]Perecerá toda la casa de Acab; exterminaré de (la casa de) Acab a todos los varones, tanto a los esclavos como a los libres en Israel, 9trataré la casa de Acab como la casa de Jeroboam, hijo de Nabat, y como la casa de Baasá, hijo de Ahías. 10Y a Jezabel la comerán los perros en el campo de Jesreel, y no habrá nadie quien la entierre.” Dicho esto abrió la puerta y echó a huir.

11Jehú volvió adonde estaban los siervos de su señor; y uno le preguntó: “¿Va (todo) bien? ¿Para qué vino a verte ese loco?” Entonces les dijo: “Vosotros conocéis ya a ese hombre y lo que suele hablar.” 12Dijeron ellos: “De ninguna manera. ¡Cuéntanoslo!” Y él respondió: “De tal y tal manera habló conmigo diciendo: Así dice Yahvé: «Yo te unjo por rey de Israel.»” 13[2478]Entonces ellos se apresuraron a tomar cada uno su vestido, y poniéndolo debajo de él, sobre el macizo de las gradas, tocaron las trompetas y gritaron: “¡Jehú es rey!”

Muerte de Joram y Ococías

14[2479]Conspiró, pues, Jehú, hijo de Josafat, hijo de Namsi, contra Joram. Ahora bien, Joram, y con él todo Israel, había defendido a Ramat-Galaad contra Hazael, rey de Siria; 15y el rey Joram habíase vuelto para curarse en Jesreel de las heridas que los sirios le habían infligido en el combate contra Hazael, rey de Siria. Dijo, pues, Jehú: “Si os parece bien, no salga ninguno furtivamente de la ciudad, para llevar la noticia a Jesreel.” 16Montó luego Jehú en su carro y partió para Jesreel; porque Joram estaba allí enfermo y Ococías, rey de Judá, había bajado a ver a Joram.

17Cuando el atalaya que estaba sobre la torre de Jesreel divisó la tropa de Jehú, dijo: “Estoy viendo una tropa.” Y mandó Joram: “Toma un jinete y envíalo al encuentro para preguntar: «¿Es pacífica (tu venida)?» 18[2480]Fue, pues, un jinete al encuentro (de Jehú), y dijo: “Así dice el rey: «¿Es pacífica (tu venida)?»” Respondió Jehú: “¿Qué te importa a ti si es pacífica? Ponte en pos de mí.” El atalaya dio aviso, diciendo: “El mensajero ha llegado hasta ellos, mas no vuelve.” 19Envió (Joram) otro jinete, que llegado a ellos, dijo: “Así dice el rey: «¿Es pacifica (tu venida)?»” Contestó Jehú: “¿Qué te importa a ti si es pacífica? Ponte en pos de mí.” 20El atalaya avisó, diciendo: “Ha llegado hasta ellos, mas no vuelve; y la manera de manejar el carro es como la de Jehú, hijo de Namsi, pues maneja con ímpetu.”

21Entonces dijo Joram: “¡Engancha!” Engancharon su carro; y salieron Joram, rey de Israel, y Ococías, rey de Judá, cada uno en su carro, yendo al encuentro de Jehú, y le encontraron en el campo de Nabot de Jesreel. 22[2481]Cuando Joram vio a Jehú, le dijo: “¿Paz, Jehú?” El cual respondió: “¿Qué paz, mientras duren las fornicaciones de Jezabel tu madre, y sus muchas hechicerías?” 23Joram dio vuelta y echó a huir, y dijo a Ococías: “¡Traición, Ococías!” 24Pero Jehú asió con su mano el arco, e hirió a Joram entre las espaldas. La flecha le salió por el corazón, y cayó muerto en su carro. 25[2482]Y dijo (Jehú) a Bidcar, capitán suyo: “Tómalo y arrójalo en el campo de Nabot de Jesreel; pues acuérdate de que cuando yo y tú íbamos juntos a caballo tras Acab, su padre, Yahvé fulminó contra él esta sentencia: 26[2483]«Yo he visto ayer la sangre de Nabot y la de sus hijos, dice Yahvé; y te lo voy a pagar en este mismo campo, dice Yahvé.» Ahora, pues, tómalo y arrójalo en este campo, conforme a la palabra de Yahvé.”

27[2484]Al ver esto Ococías, rey de Judá, echó a huir por el camino de la casa del huerto. Pero Jehú lo persiguió y dijo: “¡Herid también a este en el carro!” (Así sucedió) en la subida de Gur, que está cerca de Jibleam, pero siguió huyendo hasta Megiddó, donde murió. 28Sus siervos lo llevaron en un carro a Jerusalén, y lo sepultaron en su sepulcro, junto con sus padres, en la ciudad de David. 29Ococías había comenzado a reinar sobre Judá el año undécimo de Joram, hijo de Acab.

Fin de Jezabel

30[2485]Después entró Jehú en Jesreel. Cuando Jezabel lo supo se pintó los ojos con estibio, se adornó la cabeza y se asomó a la ventana. 31[2486]Y al entrar Jehú por la puerta, le gritó: “¿Le ha ido bien a Zambrí, que mató a su señor?” 32Mas él, alzando el rostro hacia la ventana, dijo: “¿Quién es de mi partido; quién?” Y miraron hacia él dos o tres eunucos, 33a los cuales ordenó: “¡Arrojadla abajo!” La arrojaron, y su sangre salpicó el muro y los caballos. Y el mismo la holló. 34[2487]Luego entró y después de haber comido y bebido, dijo: “Mirad por esa maldita y dadle sepultura, que al fin es hija de rey.” 35Fueron, pues, para enterrarla, pero no hallaron de ella más que la calavera, los pies y las palmas de las manos. 36Volvieron y le dieron de ello noticia. Entonces él dijo: “Palabra de Yahvé es esta, que Él pronunció por boca de su siervo Elías tesbita, diciendo: «En el campo de Jesreel comerán los perros la carne de Jezabel. 37Y será el cadáver de Jezabel como estiércol sobre la superficie de la tierra, en el campo de Jesreel; de suerte que no dirán más: ¡Esta es Jezabel!»”

2 REYES 10

Jehú extirpa la familia de Acab

1Hallándose en Samaria todavía setenta hijos de Acab, escribió Jehú cartas que envió a Samaria, a los magistrados de Jesreel, a los ancianos y a los ayos de (los hijos de) Acab. Decía en ellas: 2[2488]“Puesto que con vosotros están los hijos de vuestro señor, y tenéis carros y caballos, ciudades fuertes y armas; 3escoged —tan pronto como llegue a vosotros esta carta— el mejor y más excelente de los hijos de vuestro señor, ponedlo sobre el trono de su padre y combatid por la casa de vuestro señor.” 4Ellos se asustaron sobremanera y dijeron: “He aquí que dos reyes no han podido resistirle, ¿cómo podremos resistirle nosotros?” 5Y el mayordomo de palacio, los magistrados de la ciudad, los ancianos y los ayos, enviaron a decir a Jehú: “Somos siervos tuyos, y todo lo que mandares haremos; no pondremos a ninguno por rey; haz lo que mejor te parezca.” 6Entonces les escribió una segunda carta en estos términos: “Si sois de mi partido y si obedecéis a mi voz, tomad las cabezas de esos hombres, hijos de vuestro señor, y venid a mí mañana a esta hora a Jesreel.” Eran los hijos del rey setenta hombres, que estaban con los grandes de la ciudad, quienes los criaban.

7Cuando recibieron la carta, tomaron a los hijos del rey, setenta hombres, y los degollaron, y metiendo las cabezas de ellos en canastas las enviaron a Jesreel. 8Llegó un mensajero a avisar (a Jehú), diciendo: “Han traído las cabezas de los hijos del rey.” Él respondió: “Ponedlas en dos montones a la entrada de la puerta hasta la mañana.” 9Al día siguiente salió, y parándose dijo a todo el pueblo: “Vosotros sois inocentes; he aquí que yo he conspirado contra mi señor y lo he matado; pero ¿quién ha dado muerte a todos estos? 10[2489]Reconoced ahora que ninguna de las palabras que Yahvé ha pronunciado contra la casa de Acab ha caído por tierra, pues Yahvé ha cumplido lo que anunció por medio de su siervo Elías.” 11[2490]Jehú mató a todos los que habían quedado de la casa de Acab en Jesreel, a todos sus grandes, sus familiares y sus sacerdotes, sin dejar de él ninguno con vida.

Muerte de los hermanos de Ococías

12Después se levantó y partió para ir a Samaria. En el camino, en un albergue de pastores, 13[2491]encontró Jehú a los hermanos del rey Ococías de Judá. Preguntó: “¿Quiénes sois vosotros?” Ellos respondieron: “Somos hermanos de Ococías y estamos en viaje para saludar a los hijos del rey y a los hijos de la reina.” 14(Jehú) dijo: “¡Prendedlos vivos!” Los prendieron vivos, y los degollaron junto a la cisterna del albergue ¾eran cuarenta y dos—, sin dejar ninguno de ellos.

Jehú y Jonadab

15[2492]Partió de allí, y encontró a Jonadab, hijo de Recab, que venía a su encuentro. Le saludó, y dijo: “¿Es tu corazón sincero, como mi corazón lo es para con el tuyo?” Respondió Jonadab: “¡Lo es!” Y Jehú replicó: “Si es así, dame tu mano.” Él le dio la mano, y Jehú lo hizo subir a su carro junto a él. 16Y le dijo: “Ven conmigo, y verás mi celo por Yahvé.” Así lo llevaron en el carro (de Jehú). 17Llegado a Samaria. (Jehú) mató a todos los que allí habían quedado de Acab, hasta exterminarlos del todo, conforme a la palabra que Yahvé había dicho a Elías.

Jehú extirpa el culto de Baal

18Jehú congregó a todo el pueblo, y les dijo: “Acab tributó poco culto a Baal; Jehú le va a servir mucho más. 19[2493]Convocadme ahora a todos los profetas de Baal, a todos sus adoradores y a todos sus sacerdotes; no falte ni uno solo; porque voy a ofrecer a Baal un gran sacrificio. Todo aquel que faltare perderá la vida.” Jehú hacía esto arteramente, para exterminar a los adoradores de Baal. 20Dijo, pues, Jehú: “Promulgad una fiesta solemne en honor de Baal.” Y la promulgaron. 21Así Jehú invitó a todo Israel; y vinieron todos los adoradores de Baal, no quedó ni uno que no se presentare; y entraron en la casa de Baal, que se llenó de cabo a cabo. 22Dijo después al que tenía el cargo de guardar las vestiduras: “Saca vestiduras para todos los adoradores de Baal.” Y él sacó para ellos las vestiduras. 23Entonces entró Jehú, con Jonadab, hijo de Recab, en el templo de Baal, y dijo a los adoradores de Baal: “Registrad bien y ved para que no haya aquí con nosotros ninguno de los siervos de Yahvé, sino solamente adoradores de Baal.”

24Entraron, pues, ellos, para ofrecer los sacrificios y los holocaustos. Jehú, empero, había apostado fuera a ochenta hombres, diciendo: “Si uno solo de los hombres que yo entrego en vuestras manos escapare, responderéis con vuestra vida de la suya.” 25Cuando hubieron acabado de ofrecer el holocausto, dijo Jehú a la guardia y a los capitanes: “¡Entrad y matadlos! ¡No escape ninguno!” Los pasaron a cuchillo; y los de la guardia y los capitanes los echaron fuera y penetraron en el mismo santuario de la casa de Baal, 26de dónde sacaron las estatuas y las quemaron. 27Destrozaron también la estatua de Baal, derribaron la casa de Baal y la convirtieron en cloacas, hasta el día de hoy.

28De esta manera extirpó Jehú a Baal de en medio de Israel. 29[2494]Pero Jehú no se apartó de los pecados de Jeroboam, hijo de Nabat, que había hecho pecar a Israel, ni de los becerros de oro que había en Betel y Dan. 30[2495]Dijo, pues, Yahvé a Jehú: “Por cuanto has obrado bien, haciendo lo que es recto a mis ojos e hiciste con la casa de Acab conforme a todo lo que tenía en mi corazón, tus hijos se sentarán en tu lugar sobre el trono de Israel hasta la cuarta generación.” 31Pero Jehú no se cuidó de andar con todo su corazón en la Ley de Yahvé, Dios de Israel; pues no se apartó de los pecados de Jeroboam, que había hecho pecar a Israel.

Muerte de Jehú

32[2496]En aquellos días Yahvé comenzó a mutilar a Israel. Hazael los derrotó en todo el territorio de Israel, 33desde el Jordán hacia la parte donde nace el sol; todo el país de Galaad, de Gad, de Rubén y de Manasés, desde Aroer que está situado sobre el torrente Arnón; tanto Galaad como Basan.

34Las demás cosas de Jehú, y todo lo que hizo y, todas sus hazañas, ¿no está esto escrito en el libro de los anales de los reyes de Israel? 35Jehú se durmió con sus padres, y le sepultaron en Samaria; y reinó en su lugar su hijo, Joacaz. 36El tiempo que Jehú reinó sobre Israel en Samaria fue de veintiocho años.

2 REYES 11

Atalía usurpa el trono de Judá

1[2497]Atalía, madre de Ococías, viendo que había muerto su hijo, se levantó y exterminó a toda la estirpe real. 2Mas Josaba, hija del rey Joram, hermana de Ococías, tomó a Joás, hijo de Ococías y lo sacó, con su nodriza de en medio de los hijos del rey, cuando estos estaban a punto de ser asesinados. Lo escondió de Atalía, en el aposento de dormir, y así no fue muerto. 3Y estuvo escondido con ella en la Casa de Yahvé, por seis años; mientras tanto reinó Atalía sobre el país.

Joás proclamado rey

4[2498]El año séptimo, Joiadá envió y convocó a los centuriones de los carios y de la guardia real, y los llevó consigo a la Casa de Yahvé. Concluyó con ellos un pacto y los juramentó en la Casa de Yahvé. Después les mostró al hijo del rey, 5y les dio orden, diciendo: “Esto es lo que habéis de hacer: La tercera parte de vosotros que entra el sábado, para montar guardia en la casa del rey, 6[2499]y la otra tercera parte que guarda la puerta de Sur, y la tercera parte que guarda la puerta detrás de la guardia real, vosotros haréis la guardia de la Casa (de Yahvé) contra cualquier ataque. 7Y los otros dos destacamentos de entre vosotros —es decir, todos lo que salen de servicio el sábado y guardan la Casa de Yahvé, junto al rey— 8vosotros rodearéis al rey por todas partes cada uno con sus armas en la mano, y cualquiera que pretenda penetrar en las filas, será muerto. Vosotros estaréis con el rey cuando salga y cuando entre.”

9Los centuriones ejecutaron puntualmente las instrucciones del sacerdote Joiadá. Tomaron cada uno sus hombres, tanto los que entraban el sábado, como los que salían el sábado, y vinieron al sacerdote Joiadá; 10y el sacerdote dio a los centuriones las lanzas y los escudos del rey David, que se hallaban en la Casa de Yahvé. 11Los de la guardia real, cada uno con sus armas en la mano, se apostaron desde el lado derecho de la Casa hasta el lado izquierdo entre el altar y la Casa, para rodear al rey. 12[2500]Entonces sacó (Joiadá) al hijo del rey, puso sobre él la diadema y el Testimonio, y lo proclamó rey, ungiéndole. Y batieron palmas, clamando: “¡Viva el rey!”

Muerte de Atalía

13Al oír Atalía las voces de la guardia real y del pueblo, se vino a la gente que estaba en la Casa de Yahvé. 14Miró, y he aquí al rey estando de pie sobre el estrado, según costumbre, y a los cantores y las trompetas junto al rey; y todo el pueblo del país se alegraba al son de las trompetas. Entonces Atalía rasgó sus vestidos y gritó: “¡Traición, traición!” 15Mas el sacerdote Joiadá dio orden a los centuriones que tenían el mando de las tropas diciendo: “Sacadla por entre las filas y cualquiera que la siga, matadle a espada”; porque el sacerdote había dicho: “¡No sea muerta en la casa de Yahvé!” 16[2501]Echaron, pues, manos de ella, y ella salió hacia la casa del rey por la puerta de los caballos; y allí fue muerta.

Renovación de la alianza del Sinaí

17[2502]Joiadá hizo entonces la alianza entre Yahvé y el rey y el pueblo, de que ellos serían el pueblo de Yahvé. Del mismo modo (hizo alianza) entre el rey y el pueblo. 18Y entró todo el pueblo del país en el templo de Baal y lo destruyeron, demoliendo totalmente sus altares y sus imágenes. Mataron también a Matan, sacerdote de Baal, ante los altares. Luego el sacerdote puso guardias en la Casa de Yahvé; 19y tomando a los centuriones, a los carios, a la guardia real y a todo el pueblo del país, condujeron al rey desde la Casa de Yahvé, y entraron en la casa del rey por el camino de la puerta de la guardia real; y (Joás) se sentó sobre el trono de los reyes. 20Todo el pueblo del país se regocijó, y la ciudad quedó tranquila, pues Atalía había sido muerta a filo de espada, en la casa del rey. 21Joás tenía siete años cuando empezó a reinar.

2 REYES 12

Restauración del Templo

1[2503]Joás empezó a reinar el año séptimo de Jehú y reinó cuarenta años en Jerusalén. Su madre se llamaba Sebiá de Bersabee. 2[2504]Hizo Joás lo que era recto a los ojos de Yahvé todo el tiempo que le dirigió el sacerdote Joiadá. 3[2505]Pero los lugares altos no desaparecieron, y el pueblo siguió sacrificando y quemando incienso en los lugares altos.

4Joás dijo a los sacerdotes: “Todo el dinero que como cosa santificada entre en la Casa de Yahvé, la tasa personal de cada uno, el dinero de rescate de personas, según su valuación, y todo el dinero que voluntariamente se ofrece a la Casa de Yahvé, 5tómenlo los sacerdotes, cada uno de las manos de sus conocidos; y hagan reparar los desperfectos de la Casa dondequiera que se hallaren deterioros.” 6Pero hasta el año veinte y tres del rey Joás, los sacerdotes no habían aún reparado los desperfectos de la Casa. 7Llamó, pues, el rey Joás al sacerdote Joiadá y a los sacerdotes, y les dijo: “¿Por qué no reparáis los deterioros de la Casa? En adelante no podréis más tomar el dinero de vuestros conocidos, sino que habéis de entregarlo para los deterioros de la Casa.” 8[2506]Consintieron los sacerdotes en no recibir más dinero del pueblo, ni hacer ellos las reparaciones de la Casa.

9Entonces el sacerdote Joiadá tomó un arca, hizo un agujero en la tapa de ella, y la colocó junto al altar, a la derecha, por donde se entraba en la Casa de Yahvé; y los sacerdotes que guardaban la puerta metían allí todo el dinero que fue traído a la Casa de Yahvé. 10Cuando veían que había mucho dinero en el arca, subía el secretario del rey, con el Sumo Sacerdote, y metían el dinero en bolsas y lo contaban todo cuanto había en la Casa de Yahvé. 11Y después de pesarlo entregaban el dinero en manos de los que hacían la obra, es decir, en manos de los encargados de la Casa de Yahvé; y ellos lo gastaban para pagar a los carpinteros y a los constructores que trabajaban en la Casa de Yahvé; 12y a los albañiles y a los canteros, y para comprar maderas y piedras labradas, necesarias para las reparaciones de la Casa de Yahvé y para todo lo que se gastaba en la reparación de la Casa. 13Pero de ese dinero que ingresaba en la Casa de Yahvé, no se hacían para la Casa de Yahvé fuentes de plata, ni cuchillos, ni aspersorios, ni trompetas, ni utensilio alguno de oro y plata, 14sino que se daba a quienes hacían la obra; y ellos restauraban con ello la Casa de Yahvé. 15No se tomaban cuentas a los hombres, en cuyas manos se entregaba el dinero, para dárselo a los que hacían las obras, porque trabajaban con probidad. 16[2507]No ingresaba en la Casa de Yahvé el dinero de los sacrificios por la culpa o por el pecado, pues este era de los sacerdotes.

Joás paga tributo al rey de Siria

17Entontonces subió Hazael, rey de Siria, atacó a Gat y la tomó. Mas cuando Hazael se puso a subir contra Jerusalén, 18tomó Joás, rey de Judá, todos los objetos sagrados que habían consagrado sus padres Josafat y Joram y Ococías, reyes de Judá, y los que él mismo había dedicado, juntamente con el oro que se hallaba en los tesoros de la Casa de Yahvé, y en la casa del rey, y lo envió a Hazael, rey de Siria, que entonces se retiró de Jerusalén.

Muerte de Joás

19Las demás cosas de Joás, y todo lo que hizo, ¿no está esto escrito en el libro de los anales de los reyes de Judá? 20[2508]Se sublevaron sus servidores, y haciendo una conspiración, mataron a Joás en Betmilló, a la bajada de Silá. 21[2509]Sus servidores Josacar, hijo de Simeat, y Josabad, hijo de Somer, le hirieron de modo que murió. Le sepultaron con sus padres, en la ciudad de David, y en su lugar reinó su hijo Amasías.

2 REYES 13

Joacaz, rey de Israel

1El año veinte y tres de Joás, hijo de Ococías, rey de Judá, comenzó a reinar Joacaz, hijo de Jehú, sobre Israel en Samaria. (Reinó) diez y siete años, 2e hizo lo que era malo a los ojos de Yahvé, imitando los pecados de Jeroboam, hijo de Nabat, el cual había hecho pecar a Israel. Nunca se apartó de ellos; 3con lo cual se encendió la ira de Yahvé contra Israel, y los entregó durante todo ese tiempo en manos de Hazael, rey de Siria, y en manos de Benhadad, hijo de Hazael. 4[2510]Entonces Joacaz imploró a Yahvé, y le oyó Yahvé, porque vio la opresión de Israel con que los oprimía el rey de Siria. 5Y Yahvé dio a Israel un libertador; y liberados del poder de los sirios habitaron los hijos de Israel en sus tiendas como en los tiempos anteriores, 6[2511]pero no se apartaron de los pecados de la casa de Jeroboam, el cual había hecho pecar a Israel. Anduvieron en ellos, y también la aschera permaneció en Samaria. 7Por eso (Yahvé) no dejó a Joacaz más gentes que cincuenta de a caballo, diez carros y diez mil soldados de a pie; pues el rey de Siria los había destruido y deshecho como el polvo que se pisotea.

8Las demás cosas de Joacaz, y todo lo que hizo y sus hazañas, ¿no está esto escrito en el libro de los anales de los reyes de Israel? 9Joacaz se durmió con sus padres, y lo sepultaron en Samaria. Reinó en su lugar su hijo Joás.

Joás, rey de Israel

10El año treinta y siete de Joás, rey de Judá, comenzó a reinar Joás, hijo de Joacaz, sobre Israel en Samaria. (Reinó) diez y seis años, 11e hizo lo malo a los ojos de Yahvé; porque no se apartó de ninguno de los pecados de Jeroboam, hijo de Nabat, que había hecho pecar a Israel, sino que caminó en ellos. 12Las demás cosas de Joás, y todo lo que hizo, sus hazañas y su guerra contra Amasías, rey de Judá, ¿no está esto escrito en el libro de los anales de los reyes de Israel? 13Durmiose Joás con sus padres y se sentó Jeroboam sobre su trono. Joás fue sepultado en Samaria con los reyes de Israel.

Joás y Eliseo

14[2512]Estando Eliseo enfermo de la enfermedad de la cual había de morir, bajó a verle Joás, rey de Israel, y llorando sobre su rostro dijo: “¡Padre mío, padre mío! ¡Carro de Israel y su caballería!” 15Eliseo le dijo: “Toma un arco y flechas.” Y tomó el arco y flechas; 16y dijo (Eliseo) al rey de Israel: “Pon tu mano sobre el arco.” Él la puso, y Eliseo puso sus manos sobre las manos del rey, 17[2513]y le dijo: “Abre la ventana que da al oriente.” Él la abrió; y dijo Eliseo: “¡Dispara!” Disparó (el rey), y dijo (Eliseo): “Es una flecha de liberación, de parte de Yahvé, una flecha de liberación del poder de los sirios, porque derrotarás a los sirios en Afee hasta exterminarlos.” 18Y repitió: “Toma las flechas.” Él las tomó, y dijo (Eliseo) al rey de Israel: “¡Hiere la tierra!” La hirió tres veces, y se detuvo. 19[2514]Se irritó contra él el varón de Dios y dijo: “Si la hubieras herido cinco o seis veces, habrías derrotado a los sirios hasta exterminarlos. Ahora pues, solamente tres veces derrotarás a los sirios.”

Muerte de Eliseo

20[2515]Murió Eliseo y lo sepultaron. Al comienzo del próximo año, los guerrilleros de Moab hicieron una incursión en el país, 21y vieron a los guerrilleros algunos que estaban enterrando a un hombre. Entonces arrojaron al hombre en el sepulcro de Eliseo; y al tocar el hombre los huesos de Eliseo, revivió y se puso en pie.

Victoria de Joás sobre los sirios

22Hazael, rey de Siria, oprimió a Israel todos los días de Joacaz. 23Mas Yahvé les tuvo misericordia, y se compadeció de ellos. Volvió hacia ellos su rostro a causa de su alianza con Abrahán, Isaac y Jacob; y no quiso destruirlos, ni desecharlos definitivamente de su presencia. 24Murió Hazael, rey de Siria, y en su lugar reinó Benhadad, su hijo. 25Entonces Joás, hijo de Joacaz, reconquistó de mano de Benhadad, hijo de Hazael, las ciudades que este había quitado a su padre Joacaz, por derecho de guerra. Tres veces lo derrotó Joás, y reconquistó las ciudades de Israel.

2 REYES 14

Amasías, rey de Judá

1[2516]El año segundo de Joás, hijo de Joacaz, rey de Israel, comenzó a reinar Amasías, hijo de Joás, rey de Judá. 2Al empezar a reinar tenía veinticinco años, y reinó veintinueve años en Jerusalén. Su madre se llamaba Joadán, de Jerusalén. 3Hizo lo que era recto a los ojos de Yahvé, pero no así como su padre David. En todo imitó el proceder de su padre Joás. 4Sin embargo, no desaparecieron los lugares altos. El pueblo siguió ofreciendo sacrificios y quemando incienso en los lugares altos. 5Cuando hubo tomado posesión del reino, dio muerte a sus siervos que habían asesinado al rey, su padre. 6[2517]Pero no hizo morir a los hijos de los homicidas, conforme a lo escrito en el Libro de la Ley de Moisés, donde Yahvé dio este mandamiento: “No han de morir los padres por los hijos, ni los hijos han de morir por los padres; sino que cada cual morirá por su propio pecado.” 7[2518]Derrotó en el Valle de las Salinas a diez mil idumeos y se apoderó en esa guerra de Petra, a la cual dio el nombre de Jocteel, que le ha quedado hasta hoy.

Guerra entre Judá e Israel

8Amasías envió mensajeros a Joás, hijo de Joacaz, hijo de Jehú, rey de Israel, diciendo: “¡Ven, y veámonos frente a frente!” 9[2519]Entonces Joás, rey de Israel, mandó a decir a Amasías, rey de Judá: “Él cardo del Líbano hizo decir al cedro del Líbano: Da tu hija a mi hijo por mujer; pero las fieras del Líbano pasaron y pisotearon el cardo. 10Por cuanto has derrotado a Edom, se te ha engreído el corazón. Gloríate y quédate en casa. ¿Por qué quieres meterte en la calamidad para que caigas tú y Judá contigo?” 11Mas Amasías no quiso escuchar. Subió, pues, Joás, rey de Israel; y se vieron frente a frente, él y Amasías, rey de Judá, en Betsemes, en el territorio de Judá. 12Judá fue derrotado por Israel, y huyó cada cual a su casa. 13[2520]Joás, rey de Israel, tomó prisionero en Betsemes a Amasías, rey de Judá, hijo de Joás, hijo de Ococías. Después vino a Jerusalén e hizo una brecha de cuatrocientos metros en la muralla de Jerusalén, desde la puerta de Efraím hasta la puerta de la Esquina. 14Tomó también todo el oro y la plata y todos los vasos que se hallaban en la Casa de Yahvé y en los tesoros de la casa del rey. Y después de tomar también rehenes, regresó a Samaria.

Muerte de Joás y de Amasías

15Las demás cosas que hizo Joás, su valentía y su guerra contra Amasías, rey de Judá, ¿no está esto escrito en el libro de los anales de los reyes de Israel? 16Joás se durmió con sus padres, y fue sepultado en Samaria con los reyes de Israel; y reinó en su lugar su hijo Jeroboam.

17Amasías, hijo de Joás, rey de Judá, vivió aún quince años, después de la muerte de Joás, hijo de Joacaz, rey de Israel. 18Las demás cosas de Amasías, ¿no están escritas en el libro de los anales de los reyes de Judá? 19[2521]Tramaron contra él una conspiración en Jerusalén, por lo cual huyó a Laquís; mas enviaron detrás de él gente a Laquís, donde le dieron muerte. 20Después lo transportaron sobre caballos a Jerusalén y fue sepultado con sus padres en la ciudad de David.

21[2522]Entonces el pueblo entero de Judá tomó a Azarías, que era de diez y seis años de edad, y lo hicieron rey en lugar de su padre Amasías. 22[2523]El edificó a Elat, que fue restituida a Judá, después de dormirse el rey con sus padres.

Jeroboam segundo, rey de Israel

23El año quince de Amasías, hijo de Joás, rey de Judá, comenzó a reinar en Samaria Jeroboam, hijo de Joás, rey de Israel. Reinó cuarenta y un años, 24e hizo lo malo a los ojos de Yahvé. No se apartó de ninguno de los pecados de Jeroboam, hijo de Nabar, que había hecho pecar a Israel. 25[2524]Restableció los límites antiguos de Israel, desde la entrada de Hamat hasta el Mar del Araba, conforme a la palabra que Yahvé, el Dios de Israel, había dicho por boca de su siervo Jonás el profeta, hijo de Amitai, natural de Gethéfer. 26[2525]Porque vio la aflicción de Israel que era amarga en extremo pues habían perecido esclavos y libres, y no hubo quien ayudase a Israel. 27Y, sin embargo, Yahvé no había decretado borrar el nombre de Israel de debajo del cielo; por eso los salvó por mano de Jeroboam, hijo de Joás.

28Las demás cosas de Jeroboam, y todo lo que hizo, su valentía en la guerra, y cómo recuperó a Damasco y a Hamat —que habían pertenecido a Judá— para Israel, ¿no está esto escrito en el libro de los anales de los reyes de Israel? 29Jeroboam se durmió con sus padres, los reyes de Israel, y reinó en su lugar su hijo Zacarías.

2 REYES 15

Azarías u Ocías, rey de Judá

1El año veintisiete de Jeroboam, rey de Israel, comenzó a reinar Azarías, hijo de Amasías, rey de Judá. 2Tenía diez y seis años cuando comenzó a reinar, y reinó cincuenta y dos años en Jerusalén. Su madre se llamaba Jecolía, de Jerusalén. 3Hizo lo que era recto a los ojos de Yahvé, siguiendo en todo el proceder de su padre Amasías. 4Pero no dejaron de existir los lugares altos; el pueblo siguió ofreciendo sacrificios y quemando incienso en los lugares altos. 5[2526]Y Yahvé hirió al rey, que estuvo leproso hasta el día de su muerte, y habitaba en una casa aislada. Entretanto Joatam, hijo del rey, gobernaba el palacio y juzgaba al pueblo del país.

6Las demás cosas de Azarías, y todo lo que hizo, ¿no está esto escrito en el libro de los anales de los reyes de Judá? 7[2527]Azarías se durmió con sus padres, en la ciudad de David, y reinó en su lugar su hijo Joatam.

Zacarías, Sellum y Manahén de Israel

8El año treinta y ocho de Azarías, rey de Judá, Zacarías, hijo de Jeroboam, comenzó a reinar sobre Israel en Samaria. (Reinó) seis meses, 9e hizo lo que era malo a los ojos de Yahvé, así como lo habían hecho sus padres. No se apartó de los pecados de Jeroboam, hijo de Nabat, que indujo a pecar a Israel. 10Conspiró contra él Sellum, hijo de Jabés, que lo hirió en Jibleam. Lo mató, y reinó en su lugar.

11Las demás cosas de Zacarías, he aquí que están escritas en el libro de los anales de los reyes de Israel. 12[2528]Así se cumplió la palabra que Yahvé había dicho a Jehú: “Tus hijos se sentarán en tu lugar sobre el trono de Israel hasta la cuarta generación.”

13Sellum, hijo de Jabés, comenzó a reinar el año treinta y nueve de Ocías, rey de Judá, y reinó durante un mes en Samaria. 14Pues subió Manahén, hijo de Gadí, desde Tirsá, y llegado a Samaria, hirió a Sellum, hijo de Jabés, en Samaria. Lo mató y reinó en su lugar.

15Las demás cosas de Sellum, y la conspiración que tramó, he aquí que esto está escrito en el libro de los anales de los reyes de Israel.

16Manahén devastó a Tapsá, y cuanto había en ella, y todo su territorio desde Tirsá. La devastó porque no le habían abierto (las puertas) e hizo rajar el vientre de todas las mujeres encintas.

17El año treinta y nueve de Azarías, rey de Judá, comenzó a reinar Manahén, hijo de Gadí, sobre Israel. (Reinó) diez años en Samaria, 18[2529]e hizo lo que era malo a los ojos de Yahvé. En toda su vida no se apartó de ninguno de los pecados de Jeroboam, hijo de Nabat, que había hecho pecar a Israel. 19[2530]Cuando Ful, rey de Asiria, vino al país, le dio Manahén mil talentos de plata para que le ayudase en afianzar el reino en su mano. 20Para dar (este dinero) al rey de Asiria, exigió Manahén la cantidad respectiva a todos los que en Israel poseían grandes bienes: cincuenta siclos de plata a cada uno. Entonces el rey de Asiria se volvió, y no se detuvo allí en el país.

21Las demás cosas de Manahén, y todo lo que hizo, ¿no está esto escrito en el libro de los anales de los reyes de Israel? 22Manahén se durmió con sus padres, y reinó en su lugar su hijo Faceia.

Faceia y Facee, reyes de Israel

23El año cincuenta de Azarías, rey de Judá, Faceia, hijo de Manahén, comenzó a reinar sobre Israel, en Samaria. (Reinó) dos años, 24e hizo lo que era malo a los ojos de Yahvé. No se apartó de los pecados de Jeroboam, hijo de Nabat, que había hecho pecar a Israel. 25Conspiró contra él Facee, hijo de Romelías, uno de sus capitanes, que lo hirió en Samaria, juntamente con Argob y Aryé, en la fortaleza de la casa del rey, teniendo consigo cincuenta hombres de los hijos de Galaad. Le dio muerte y reinó en su lugar.

26Las demás cosas de Faceia, y todo lo que hizo, he aquí que esto está escrito en el libro de los anales de los reyes de Israel.

27El año cincuenta y dos de Amasías, rey de Judá, Facee, hijo de Romelías, comenzó a reinar sobre Israel, en Samaria. (Reinó) veinte años. 28Hizo lo que era malo a los ojos de Yahvé, y no se apartó de los pecados de Jeroboam, hijo de Nabat, que hizo pecar a Israel. 29[2531]En los días de Facee, rey de Israel, vino Teglatfalasar, rey de Asiria, que tomó a Iyón, Abel-Betmaacá, Janoé, Cades, Hasor, Galaad, y la Galilea, toda la tierra de Neftalí, y llevó los (habitantes) a Asiria. 30Oseas, hijo de Elá, tramó una conspiración contra Facee, hijo de Romelías, lo hirió y lo mató. Después reinó en su lugar, en el año veinte de Joatam, hijo de Ocías.

31Las demás cosas de Facee, y todo lo que hizo, he aquí que esto está escrito en el libro de los anales de los reyes de Israel.

Joatam, rey de Judá

32El año segundo de Facee, hijo de Romelías, rey de Israel, comenzó a reinar Joatam, hijo de Ocías, rey de Judá. 33[2532]Tenía veinticinco años cuando empezó a reinar, y reinó diez y seis años en Jerusalén. Su madre se llamaba Jerusá, hija de Sadoc. 34Hizo lo que era recto a los ojos de Yahvé, obrando en todo según el proceder de su padre Ocías. 35[2533]Pero no dejaron de existir los lugares altos; el pueblo siguió ofreciendo sacrificios y quemando incienso en los lugares altos. Fue él quien edificó la puerta superior de la Casa de Yahvé.

36Las demás cosas de Joatam, y todo lo que hizo, ¿no está esto escrito en el libro de los anales de los reyes de Judá?

37En ese tiempo comenzó Yahvé a enviar contra Judá a Rasín, rey de Siria, y a Facee, hijo de Romelías.

38Joatam se durmió con sus padres, y fue sepultado con sus padres en la ciudad de David, su padre. En su lugar reinó su hijo Acaz.

2 REYES 16

Acaz sube al trono de Judá

1[2534]El año diez y siete de Facee, hijo de Romelías, comenzó a reinar Acaz, hijo de Joatam, rey de Judá.

2Tenía Acaz veinte años cuando entró a reinar, y reinó diez y seis años en Jerusalén. No obró lo que era recto a los ojos de Yahvé su Dios, como lo había hecho su padre David, 3[2535]sino que siguió los caminos de los reyes de Israel; y además de eso, hizo pasar por el fuego a su propio hijo, conforme a las abominaciones de las naciones que Yahvé había expulsado ante los hijos de Israel. 4Ofreció también sacrificios y quemó incienso en los lugares altos, sobre las colinas y debajo de todo árbol frondoso.

5[2536]Entonces Rasín, rey de Siria, y Facee, hijo de Romelías, rey de Israel, subieron contra Jerusalén para atacarla, y pusieron sitio a Acaz; pero no pudieron vencerlo. 6[2537]En aquel tiempo, Rasín, rey de Siria, reconquistó a Elat para Siria, expulsando a los judíos de Elat; y vinieron a Elat los idumeos, que habitan allí hasta el día de hoy.

Acaz llama al rey de Asiria

7[2538]Entonces envió Acaz mensajeros a Teglatfalasar, rey de Asiria, para decirle: “Soy tu siervo e hijo tuyo. Sube y líbrame del poder del rey de Siria y del poder del rey de Israel, que se han levantado contra mí.” 8Y tomó Acaz la plata y el oro que se hallaban en la Casa de Yahvé y en los tesoros de la casa real, y lo mandó como presente al rey de Asiria. 9[2539]El rey de Asiria le dio oídos y subió contra Damasco, la tomó y deportó (sus habitantes) a Kir, dando muerte a Rasín.

El nuevo altar en el Templo

10[2540]Cuando el rey Acaz fue a Damasco para recibir a Teglatfalasar, rey de Asiria, vio el altar que había en Damasco, y envió al sacerdote Urías el modelo y el diseño exacto de aquel altar. 11Entonces el sacerdote Urías edificó un altar similar en todo al (modelo) que el rey Acaz le había enviado de Damasco; e hizo Urías el altar, antes de que el rey Acaz volviese de Damasco. 12Después de su vuelta de Damasco, el rey inspeccionó el altar; y acercándose al altar, subió al mismo. 13Y quemando su holocausto y su oblación derramó también su libación y la sangre de sus sacrificios pacíficos sobre el altar. 14Trasladó asimismo el altar de bronce que estaba delante de Yahvé (apartándolo) de delante de la Casa, de entre el altar (nuevo) y la Casa de Yahvé, y lo colocó al lado de (su) altar, hacia el norte. 15[2541]Después dio el rey Acaz al sacerdote Urías esta orden: “Sobre el altar grande harás quemar el holocausto de la mañana y la oblación de la tarde, el holocausto del rey y su oblación, los holocaustos de todo el pueblo del país y sus oblaciones, y derramarás sobre él sus libaciones y toda la sangre de los holocaustos y toda la sangre de los (demás) sacrificios. El altar de bronce, empero, está a mi disposición.” 16[2542]El sacerdote Urías hizo todo lo que el rey Acaz le había mandado. 17El rey Acaz cortó también las láminas de las basas, de las cuales quitó los recipientes; bajó el mar de sobre los toros de bronce que lo sostenían, y lo asentó sobre un pavimento enlosado. 18[2543]Por consideración al rey de Asiria, quitó de la Casa de Yahvé también el pórtico del sábado, que se había edificado en la Casa, juntamente con la entrada exterior del rey.

19Las demás cosas que hizo Acaz ¿no están escritas en los anales de los reyes de Judá? 20Acaz se durmió con sus padres, y fue sepultado con sus padres en la ciudad de David. En su lugar reinó su hijo Ezequías.

2 REYES 17

Oseas, último rey de Israel

1El año doce de Acaz, rey dé Judá, Oseas, hijo de Elá, comenzó a reinar sobre Israel, en Samaria. (Reinó) nueve años, 2e hizo lo que era malo a los ojos de Yahvé, pero no tanto como los reyes de Israel que le precedieron. 3[2544]Contra él subió Salmanasar, rey de Asiria, y Oseas se hizo vasallo suyo, pagándole tributo. 4[2545]Mas el rey de Asiria descubrió una conspiración de Oseas que había enviado embajadores a Sua, rey de Egipto, y no pagó más el tributo al rey de Asiria, como solía hacer anualmente. Por lo cual el rey de Asiria lo tomó preso y lo encarceló. 5Después el rey de Asiria recorrió todo el país y subió contra Samaria, y la tuvo sitiada durante tres años. 6[2546]En el año noveno de Oseas, el rey de Asiria tomó a Samaria, y llevó a (los habitantes de) Israel cautivos a Asiria, donde los estableció en Halah y cerca del Habor, río de Gozan, y en las ciudades de los medos.

Causa de la ruina de Israel

7Esto sucedió porque los hijos de Israel habían pecado contra Yahvé, su Dios, que los había sacado de la tierra de Egipto, de bajo de la mano del Faraón, rey de Egipto, y porque habían servido a otros dioses, 8e imitado los cultos de los pueblos que Yahvé había expulsado ante los hijos de Israel, y los cultos introducidos por los reyes de Israel. 9[2547]Pues los hijos de Israel no obraron con sinceridad con Yahvé, su Dios, edificaron lugares altos en todas sus ciudades, desde la torre de atalaya hasta la ciudad fortificada, 10alzaron piedras de culto y ascheras sobre todo collado alto y debajo de todo árbol frondoso; 11y allí, en todos los lugares altos, quemaron incienso como los pueblos que Yahvé había quitado de delante de ellos. Así hicieron cosas malas, provocando la ira de Yahvé, 12[2548]y dando culto a los ídolos, respecto de los cuales Yahvé les había dicho: “¡No hagáis tal cosa!” 13[2549]Yahvé no dejó de dar testimonio contra Israel y contra Judá, por medio de todos sus profetas y de todos los videntes, diciendo: “Abandonad vuestros malos caminos y observad mis mandamientos y mis preceptos, siguiendo fielmente la Ley que yo he prescrito a vuestros padres, y que os he transmitido por medio de mis siervos los profetas.” 14Pero ellos no quisieron escuchar, antes endurecieron su cerviz, como lo habían hecho sus padres, que no dieron crédito a Yahvé, su Dios. 15Desecharon sus leyes y la alianza que Él había hecho con sus padres, y las amonestaciones con que los reconvino, y marcharon tras la vanidad, infatuándose por la misma, y en pos de las naciones que estaban en derredor de ellos; respecto de los cuales Yahvé les había mandado que no los imitasen. 16[2550]Abandonaron todos los mandamientos de Yahvé, su Dios, y se hicieron imágenes de fundición, los dos becerros. Hicieron también ascheras, postrándose ante toda la milicia del cielo, y sirvieron a Baal. 17[2551]Hicieron pasar a sus hijos y a sus hijas por el fuego, practicaron la adivinación y los encantamientos, y se entregaron a cuanto era malo a los ojos de Yahvé, para irritarle.

18Por eso Yahvé se irritó fuertemente contra Israel y los apartó de su presencia, quedando solamente la tribu de Judá; 19aunque Judá tampoco guardó los mandamientos de Yahvé, su Dios, sino que imitaron los cultos que Israel había, introducido. 20Por eso desechó Yahvé a toda la descendencia de Israel, los humilló y los entregó en manos de salteadores hasta arrojarlos de su presencia. 21Porque cuando Él arrancó a Israel de la casa de David, y ellos constituyeron rey a Jeroboam, hijo de Nabat, este Jeroboam apartó a Israel de Yahvé, y los hizo cometer un gran pecado. 22Pues los hijos de Israel siguieron todos los pecados que Jeroboam había cometido, y no se apartaron de ellos, 23[2552]hasta que Yahvé quitó de su presencia a Israel, como había anunciado por todos sus siervos los profetas. Y así Israel fue llevado cautivo de su tierra a Asiria, hasta el día de hoy.

Origen de los samaritanos

24[2553]El rey de Asiria trajo gentes de Babilonia, de Cuta, de Avá, de Hamat y de Sefarvaim, y las estableció en las ciudades de Samaria, en lugar de los israelitas, y tomaron posesión de Samaria y habitaron en las ciudades de (Israel). 25Mas cuando comenzaron a habitar allí, sin temor de Yahvé, envió, Yahvé contra ellos leones, que los mataron. 26[2554]Por lo cual enviaron a decir al rey de Asiria: “Las gentes que tú has transportado para establecerlas en las ciudades de Samaria, no saben cómo servir al dios del país; este ha enviado contra ellas leones que las están matando, pues ellas no saben cómo servir al dios del país.” 27Dió entonces el rey de Asiria esta orden: “Llevad allá uno de los sacerdotes que de allí habéis traído cautivo, y vaya y habite allí, y les enseñe cómo servir al dios del país.” 28[2555]Llegó uno de los sacerdotes que habían sido llevados cautivos de Samaria, y habitó en Betel, y les enseñó cómo habían de temer a Yahvé. 29[2556]Con todo, cada nación se fabricó su propio dios, que pusieron en los santuarios de los lugares altos que los samaritanos habían edificado, cada nación en las ciudades donde habitaba. 30Los que habían venido de Babilonia pusieron a Sucot-Benot, los de Cuta a Nergal, los de Hamat a Asimá, 31los de Avá a Nibcaz y a Tartac, y los de Sefarvaim entregaban a sus hijos al fuego en honor de Adramelec y Anamelec, dioses de Sefarvaim. 32Temían también a Yahvé y hacían para sí sacerdotes de los lugares altos, tomándolos del vulgo, los cuales ofrecían por ellos sacrificios en los santuarios de los lugares altos. 33Temían a Yahvé, y al mismo tiempo servían a sus propios dioses, según la costumbre de las naciones de donde habían sido transportados.

34Hasta este día siguen ellos sus antiguas costumbres. No temen a Yahvé, ni obran según las normas y estatutos, ni tampoco según la Ley y los mandamientos que Yahvé prescribió a los hijos de Jacob, a quien dio el nombre de Israel. 35Yahvé había hecho con ellos alianza y les había mandado, diciendo: “No temáis a otros dioses, ni os prosternéis delante de ellos, ni los sirváis, ni les ofrezcáis sacrificios. 36A Yahvé, que os ha sacado del país de Egipto con gran poder y con brazo extendido, a Él habéis de temer; delante de Él habéis de prosternaros, y a Él habéis de ofrecer sacrificios. 37Observad los preceptos y los estatutos, la Ley y los mandamientos que Él escribió para vosotros. Cuidad de ponerlos en práctica todos los días; y no temáis a otros dioses. 38No olvidéis la alianza que hice con vosotros, ni temáis a otros dioses; 39sino temed a Yahvé, vuestro Dios, y Él os librará de las manos de todos vuestros enemigos.” 40Pero ellos no escucharon, sino que están obrando todavía conforme a su antigua costumbre. 41Estas naciones temen, por una parte, a Yahvé, y por la otra sirven a sus estatuas; y sus hijos y los hijos de sus hijos obran hasta hoy de la misma manera que sus padres.

II. EL REINO DE JUDÁ DESPUÉS DE LA CAÍDA DE SAMARIA

2 REYES 18

Ezequías sube al trono de Judá

1El año tercero de Oseas, hijo de Elá, rey de Israel, comenzó a reinar Ezequías, hijo de Acaz, rey de Judá. 2Tenía veinticinco años cuando empezó a reinar, y reinó veintinueve años en Jerusalén. Su madre se llamaba Abí, hija de Zacarías. 3Hizo lo que era recto a los ojos de Yahvé, siguiendo en toda su conducta a su padre David. 4[2557]Eliminó los lugares altos, quebró las piedras de culto, cortó las ascheras e hizo pedazos la serpiente de bronce que había hecho Moisés; porque hasta ese tiempo los hijos de Israel le quemaban incienso, dándole el nombre de Nohestán. 5Puso su confianza en Yahvé, el Dios de Israel; y no hubo semejante a él entre todos los reyes de Judá, que vinieron después de él, ni tampoco entre los que le precedieron. 6Era adicto a Yahvé y no se apartó de Él, y guardó los mandamientos que Yahvé había prescrito a Moisés. 7Yahvé estuvo con él, por lo cual tuvo éxito en todas sus empresas; se rebeló también contra el rey de Asiria y no le sirvió. 8Derrotó a los filisteos hasta Gaza y su territorio, desde la torre de atalaya hasta la ciudad fortificada.

Ruina de Samaria

9[2558]El año cuarto del rey Ezequías, que era el año séptimo de Oseas, hijo de Elá, rey de Israel, subió Salmanasar, rey de Asiria, contra Samaria para asediarla; 10y (los asirios) la tomaron al cabo de tres años. El año sexto de Ezequías, que era el año noveno de Oseas, rey de Israel, fue tomada Samaria. 11El rey de Asiria transportó a los israelitas a Asiria, y los colocó en Halah, y cerca del Habor, río de Gozan, y en las ciudades de los medos; 12porque no habían escuchado la voz de Yahvé, su Dios, violando su alianza y todo cuanto Él había mandado a Moisés, siervo de Yahvé. No lo escucharon, ni lo practicaron.

Invasión de Senaquerib

13[2559]El año decimocuarto del rey Ezequías, subió Senaquerib, rey de Asiria, contra todas las ciudades fuertes de Judá y se apoderó de ellas. 14[2560]Entonces Ezequías, rey de Judá, mandó a decir al rey de Asiria, que estaba en Laquís: “He pecado; retírate de mí; todo lo que me impongas lo pagaré.” Y el rey de Asiria impuso a Ezequías, rey de Judá, trescientos talentos de plata y treinta talentos de oro. 15Entonces Ezequías le dio todo el dinero que había en la Casa de Yahvé, y en los tesoros de la casa real. 16En aquella ocasión arrancó Ezequías de las puertas y columnas del templo de Yahvé (el oro) con que el mismo Ezequías, rey de Judá, las había recubierto, y lo entregó al rey de Asiria.

Embajada de Senaquerib

17[2561]El rey de Asiria envió desde Laquís a Tartán, a Rabsarís y a Rabsacés, con un gran ejército contra Ezequías, a Jerusalén. Estos subieron y llegaron a Jerusalén. Y cuando hubieron subido y llegado hicieron alto junto al acueducto del estanque superior, en el Camino del campo del batanero. 18Preguntaron por el rey, y salieron a ellos Eliaquim, hijo de Helcías, mayordomo del palacio; Sobná, secretario, y Joah, hijo de Asaf, el cronista; 19a los cuales dijo Rabsacés: “Decid a Ezequías: Así dice el gran rey, el rey de Asiria: ¿Qué confianza es esta en que tú te apoyas? 20Tú piensas que las meras palabras sustituyen la prudencia y la fuerza para la guerra. Y ahora, ¿en quién confías para rebelarte contra mí? 21[2562]Ya sé que confías en Egipto, este báculo de caña cascada que penetra y traspasa la mano del que en ella se apoya. Tal es el Faraón, rey de Egipto, para todos los que confían en él. 22[2563]Y si me dijereis: Confiamos en Yahvé, el Dios nuestro, ¿no es el mismo cuyos lugares altos y cuyos altares ha quitado Ezequías, diciendo a Judá y a Jerusalén: Delante de este altar, en Jerusalén, habéis de postraros? 23Haz, pues, una apuesta con mi señor, el rey de Asiria, y yo te daré dos mil caballos, si tú puedes poner jinetes sobre ellos. 24¿Cómo podrías tú resistir a un solo jefe de los más pequeños servidores de mi señor, poniendo tu confianza en Egipto por sus carros y su caballería? 25[2564]¿Acaso he subido yo ahora sin Yahvé contra este lugar, para destruirlo? Es Yahvé quien me ha dicho: «Sube contra este país y destrúyelo.»”

26Respondieron Eliaquim, hijo de Helcías, Sobná y Joah a Rabsacés: “Habla con tus siervos en lengua aramea, pues la entendemos; y no nos hables en judío, pues lo oye la gente que está sobre la muralla.” 27Rabsacés les respondió: “¿Acaso mi señor me ha enviado a decir estas palabras a tu señor y a ti, y no más bien a esos hombres sentados sobre el muro que han de comer sus propios excrementos y beber su propia orina lo mismo que vosotros?” 28Y puesto en pie gritó Rabsacés en alta voz, y dijo en lengua judía estas palabras: “¡Oíd la palabra del gran rey, el rey de Asiria! 29Así dice el rey: «No os engañe Ezequías, pues no podrá libraros de mi maño.» 30Ni os haga Ezequías confiar en Yahvé, diciendo: «Sin falta nos librará Yahvé, y esta ciudad no será entregada en manos del rey de Asiria.» 31No escuchéis a Ezequías; porque así dice el rey de Asiria: «Haced paz conmigo y venid a mí; y cada uno comerá de su vid y de su higuera, y cada cual beberá del agua de su cisterna; 32hasta que yo venga y os lleve a una tierra parecida a la vuestra, tierra de trigo y vino, tierra de pan y de viñas, tierra de olivos, de aceite y de miel; y así viviréis y no moriréis.» No escuchéis, pues, a Ezequías, porque os engaña cuando dice: «¡Yahvé nos librará!» 33¿Hay por ventura uno de los dioses de las naciones que haya librado su país del poder del rey de Asiria? 34[2565]¿Dónde están los dioses de Hamat y de Arfad? ¿Dónde los dioses de Sefarvaim, de Haná y de Avá? ¿Han librado a Samaria de mi mano? 35¿Cuáles son, entre todos los dioses de los países, los que han salvado su tierra de mi mano, para que Yahvé libre de mi poder a Jerusalén?”

36El pueblo permaneció en silencio y no le respondió palabra; porque el rey había dado esta orden: “No le respondáis.” 37Entonces Eliaquim, hijo de Helcías, mayordomo de palacio; Sobná, secretario, y Joah, hijo de Asaf, el cronista, volvieron a Ezequías, rasgados sus vestidos, y le refirieron las palabras de Rabsacés.

2 REYES 19

Isaías conforta al rey

1[2566]Cuando lo oyó el rey Ezequías, rasgó sus vestidos, y cubriéndose de saco, fue a la Casa de Yahvé, 2[2567]y envió a Eliaquim, mayordomo de palacio, y a Sobná, secretario, y a los más ancianos de los sacerdotes, cubiertos de saco, al profeta Isaías, hijo de Amós, 3[2568]para que le dijesen: “Así dice Ezequías: Día de angustia, de castigo y de oprobio es este; porque los hijos han llegado hasta el punto de nacer, pero no hay fuerza para el alumbramiento. 4[2569]Quizá haya oído Yahvé, tu Dios, todas las palabras de Rabsacés, a quien su señor, el rey de Asiria, ha enviado para insultar al Dios vivo, y le castigará Yahvé, tu Dios, por las palabras que ha oído. Haz, pues, subir una oración por el resto que aún queda.”

5Los servidores del rey Ezequías fueron a Isaías, 6e Isaías les respondió: “Esto diréis a vuestro señor: Así dice Yahvé: «No temas a causa de las palabras que has oído, con las cuales me han blasfemado los siervos del rey de Asiria. 7[2570]He aquí que pondré en él un espíritu, y al oír un rumor se volverá a su tierra; y lo hará perecer a espada en su tierra.»”

Nuevas amenazas de Senaquerib

8Volvió luego Rabsacés y encontró al rey de Asiria atacando a Lobná; pues le habían informado que (el rey) se había retirado de Laquís. 9[2571]Entretanto (el rey de Asiria) recibió noticias respecto de Tarhaca, rey de Etiopía, que decían: “He aquí que se ha puesto en marcha para hacerte la guerra.” Volvió a enviar mensajeros a Ezequías, diciendo: 10“Así hablaréis a Ezequías, rey de Judá: «No te engañe tu Dios en quien confías cuando dices: Jerusalén no será entregada en manos del rey de Asiria. 11He aquí que tú mismo has oído lo que los reyes de Asiria han hecho a todos los países y cómo los destruyeron completamente. ¿Podrás tú por ventura librarte? 12¿Acaso los dioses han librado a aquellas naciones a las que destruyeron mis padres: Gozan, Harán, Résef y los hijos de Edén, que habitaban en Telasar? 13¿Dónde están el rey de Hamat, el rey de Arfad y el rey de la ciudad de Sefarvaim, de Ana y de Ivá?»”

14[2572]Ezequías tomó la carta de manos de los mensajeros, y después de leerla subió a la Casa de Yahvé, y la extendió delante de Yahvé. 15E hizo Ezequías delante de Yahvé esta plegaria: “¡Yahvé, Dios de Israel, que estás sentado sobre los querubines! Tú eres el solo Dios de todos los reinos de la tierra; pues Tú hiciste los cielos y la tierra. 16¡Inclina, oh Yahvé, tu oído y escucha! Abre, oh Yahvé, tus ojos y mira. Oye las palabras que Senaquerib ha enviado para insultar al Dios vivo. 17Es verdad, oh Yahvé, que los reyes de Asiria han destruido a los pueblos con sus países, 18y que han echado sus dioses al fuego, porque no eran dioses, sino obra de manos de hombres, palos y piedras; por eso los pudieron aniquilar. 19Ahora oh Yahvé, Dios nuestro, líbranos de su mano, para que conozcan todos los reinos de la tierra que Tú, Yahvé, eres el solo Dios.”

Oráculo de Yahvé contra Senaquerib

20Entonces Isaías, hijo de Amós, envió a decir a Ezequías: “Así dice Yahvé, el Dios de Israel: He escuchado lo que me pediste respecto a Senaquerib, rey de Asiria. 21[2573]He aquí el oráculo que Yahvé ha pronunciado contra él:

“Te desprecia, te escarnece

la virgen, hija de Sión;

la hija de Jerusalén

menea tras ti su cabeza.

22¿A quién has insultado e injuriado?

¿Contra quién has alzado la voz

y levantado en alto tus ojos?

¡Contra el Santo de Israel!

23[2574]Por boca de tus mensajeros

has insultado al Señor, y has dicho:

“Con la multitud de mis carros he subido

a las altas montañas,

a las cimas del Líbano.

He cortado sus elevados cedros,

sus escogidos cipreses;

he penetrado en sus últimos rincones,

en sus más amenos bosques.

24[2575]He alumbrado y bebido aguas ajenas,

y con las plantas de mis pies

he secado todos los ríos de Egipto.”

25[2576]¿Acaso no lo oíste decir

que desde hace mucho lo he preparado,

que Yo lo tengo planeado

desde los tiempos antiguos?

Ahora lo realizo.

Por esto serás para devastar;

serán ruinas las ciudades fuertes.

26Sus habitantes se hallan sin fuerza,

llenos de susto y confusión;

son como la hierba del campo,

como la tierna verdura,

como el pasto de los tejados,

como el trigo agostado antes de madurar.

27Yo conozco tu asiento,

tu salida y tu entrada,

y el furor que tienes contra Mí.

28Porque te has enfurecido contra Mí,

y ha llegado a mis oídos tu soberbia,

pondré mi anillo en tu nariz,

y mi freno en tus labios;

y te haré volver

por el camino por donde viniste.

29[2577]Y esto te sirva de señal (oh Ezequías):

Comeréis en este año

lo que crece sin sembrar,

en el segundo lo que brote de suyo,

al tercer año sembraréis y segaréis;

plantaréis viñas y comeréis su fruto.

30Lo que se salvare,

el resto de la casa de Judá,

volverá a echar raíces por debajo,

y llevará fruto por arriba.

31Porque de Jerusalén saldrá un resto,

y del monte Sión algunos escapados.

El celo de Yahvé de los Ejércitos hará esto.”

32Por tanto, así dice Yahvé del rey de Asiria:

“No entrará en esta ciudad,

ni disparará aquí flecha;

no le opondrá escudo;

ni levantará contra ella baluartes.

33Por el camino que vino,

por el mismo se volverá;

no entrará en esta ciudad, dice Yahvé.

34Porque Yo ampararé esta ciudad

para salvarla,

por mi propia causa,

y por amor de David, mi siervo.”

35[2578]En aquella misma noche salió el Ángel de Yahvé e hirió en el campamento de los asirios ciento ochenta y cinco mil hombres, y por la mañana, al tiempo de levantarse, he aquí que todos eran cadáveres. 36Entonces Senaquerib, rey de Asiria, levantó el campamento, y se marchó. Después habitó en Nínive; 37y mientras estaba adorando en el templo de su dios Nesroc, le mataron a espada sus hijos Adramélec y Sarasar, que huyeron al país de Armenia; y reinó en su lugar su hijo Asarhaddón.

2 REYES 20

Enfermedad de Ezequías

1[2579]En aquel tiempo Ezequías enfermó de muerte. Y vino a verle el profeta Isaías, hijo de Amós, y le dijo: “Así dice Yahvé: Dispón tu casa, porque vas a morir, y no vivirás más.” 2[2580]Entonces volvió su rostro hacia la pared, y dirigió a Yahvé esta plegaria: 3“¡Ay, Yahvé!, acuérdate de cómo he andado delante de tu rostro con fidelidad, y con corazón sincero y he hecho lo que es bueno a tus ojos.” Y lloró Ezequías con llanto grande.

4Isaías salió, y estando todavía en el patio central recibió una palabra de Yahvé, que dijo: 5[2581] “Vuélvete, y di a Ezequías, príncipe de mi pueblo: Así dice Yahvé, el Dios de tu padre David: He oído tu oración, y he visto tus lágrimas, y he aquí que te sanaré. Dentro de tres días subirás a la Casa de Yahvé. 6Agregaré a tus días quince años, y te libraré a ti y a esta ciudad de la mano del rey de Asiria, pues Yo ampararé esta ciudad por mi propia causa, y por amor de mi siervo David.” 7[2582]Dijo entonces Isaías: “Tomad una masa de higos secos.” La tomaron y se la pusieron sobre la úlcera, y así (el rey) consiguió la salud. 8Ezequías preguntó a Isaías: “¿Cuál será la señal de que Yahvé me va a sanar, y de que dentro de tres días podré subir a la Casa de Yahvé?” 9Respondió Isaías: “Esto te servirá de señal de parte de Yahvé (para que conozcas) que Yahvé cumplirá la palabra que ha dicho. ¿Quieres que la sombra avance diez grados o que retroceda diez grados?” 10Contestó Ezequías: “Fácil es que la sombra avance diez grados; por eso quiero que la sombra vuelva atrás diez grados.” 11[2583]Entonces el profeta Isaías invocó a Yahvé, el cual hizo que la sombra en el reloj de Acaz volviese atrás diez grados de los que ya había bajado.

Embajada de Berodac Baladán

12Por aquel tiempo, Berodac Baladán, hijo de Baladán, rey de Babilonia, envió cartas y un presente a Ezequías; porque había oído la noticia de la enfermedad de Ezequías. 13[2584]Ezequías atendió amablemente a los (mensajeros) y les mostró todos sus tesoros, la plata, el oro, los aromas, el óleo más precioso, su arsenal y cuanto se hallaba entre sus tesoros. No hubo cosa en su palacio y en todo su dominio, que Ezequías no les mostrase. 14[2585]Entonces el profeta Isaías se presentó ante el rey Ezequías, y le dijo: “¿Qué han dicho esos hombres? ¿Y de dónde han venido a ti?” Respondió Ezequías: “Han venido de tierra lejana, de Babilonia.” 15Preguntó él: “¿Qué han visto en tu casa?” A lo que contestó Ezequías: “Han visto todo cuanto hay en mi palacio. No hay cosa entre mis tesoros que no les haya mostrado.” 16Dijo entonces Isaías a Ezequías: “¡Escucha la palabra de Yahvé! 17[2586]He aquí que vienen días en que será llevado a Babilonia todo cuanto hay en tu palacio, y todo lo que han atesorado tus padres hasta el día presente. No quedará nada, dice Yahvé. 18Y tus hijos, salidos de ti, descendientes tuyos, serán tomados cautivos, para ser eunucos en el palacio del rey de Babilonia.” 19[2587]Respondió Ezequías a Isaías: “Buena es la palabra de Yahvé que tú acabas de pronunciar.” Pues se decía: Al menos habrá paz y seguridad en mis días.

20[2588]Las demás cosas de Ezequías, y todas sus hazañas, y cómo hizo el estanque y el acueducto con que trajo agua a la ciudad, ¿no está escrito esto en el libro de los anales de los reyes de Judá? 21[2589]Ezequías se durmió con sus padres, y en su lugar reinó Manasés, su hijo.

2 REYES 21

Manasés, rey de Judá

1[2590]Doce años tenía Manasés cuando empezó a reinar, y cincuenta y cinco años reinó en Jerusalén. Su madre se llamaba Hafsibá. 2Hizo lo que era malo a los ojos de Yahvé, imitando las abominaciones de las naciones que Yahvé había expulsado ante los hijos de Israel. 3Volvió a edificar los lugares altos que su padre Ezequías había destruido; erigió altares a Baal, e hizo una aschera, como había hecho Acab, rey de Israel; y se postró ante todo el ejército del cielo, dándole culto. 4Erigió también altares dentro de la Casa de Yahvé, de la cual había dicho Yahvé: “En Jerusalén pondré mi nombre.” 5Edificó asimismo altares a todo el ejército del cielo en ambos atrios de la Casa de Yahvé; 6hizo pasar a su hijo por el fuego, observó agüeros y practicó la adivinación y estableció la nigromancia y la magia, e hizo mucha maldad a los ojos de Yahvé, por lo cual provocó su ira. 7Colocó la imagen de Aschera que había hecho, en la Casa de la cual había dicho Yahvé a David y a Salomón, su hijo: “En esta Casa, y en Jerusalén que he escogido entre todas las tribus de Israel, pondré mi Nombre para siempre 8y no haré errar más el pie de Israel fuera de la tierra que he dado a sus padres, con tal que cuiden de cumplir todo lo que les tengo mandado, y toda la Ley que les prescribió mi siervo Moisés.” 9Pero ellos no escucharon; y Manasés les sedujo a hacer cosas peores que las naciones que Yahvé había destruido delante de los hijos de Israel.

Anuncio de la destrucción de Jerusalén

10Entonces habló Yahvé por medio de sus siervos los profetas diciendo: 11“Por cuanto Manasés, rey de Judá, ha cometido estas abominaciones, haciendo cosas peores que cuanto antes de él hicieron los amorreos, y por cuanto ha hecho también pecar a Judá por medio de sus ídolos; 12[2591]por tanto, así dice Yahvé, el Dios de Israel: He aquí que haré venir sobre Jerusalén y Judá calamidades, que a cualquiera que los oyere le retiñirán ambos oídos. 13[2592]Extenderé sobre Jerusalén el cordel de Samaria, y la plomada de la casa de Acab, y limpiaré a Jerusalén como se limpia un plato. Se lo limpia y se lo pone boca abajo. 14Desecharé el resto de mi herencia, y los entregaré en poder de sus enemigos; y serán presa y botín de todos sus enemigos; 15pues han hecho lo que es malo a mis ojos, y me han irritado desde aquel día en que salieron sus padres de Egipto, hasta el día de hoy.”

16[2593]Manasés derramó también mucha sangre inocente, hasta llenar a Jerusalén de cabo a cabo, además de su pecado de hacer pecar a Judá, para que obraran lo malo a los ojos de Yahvé.

17Las demás cosas de Manasés, y todo lo que hizo, y su pecado que cometió, ¿no está escrito esto en el libro de la anales de los reyes de Judá?

18[2594]Manasés se durmió con sus padres, y fue sepultado en el jardín de su casa, el jardín de Ozá. En su lugar reinó su hijo Amón.

Amón, rey de Judá

19Veintidós años tenía Amón cuando empezó a reinar, y reinó dos años en Jerusalén. Su madre se llamaba Mesulémet, hija de Harús, de Jotbá. 20Hizo lo malo a los ojos de Yahvé, como lo había hecho su padre Manasés, 21siguiendo en todo los caminos que había seguido su padre. Sirvió a los ídolos a los que había servido su padre, y se postró ante ellos, 22abandonó a Yahvé, el Dios de sus padres, y no siguió el camino de Yahvé. 23Conspiraron contra él sus siervos, y mataron al rey en su casa. 24Mas el pueblo del país mató a todos los que habían conspirado contra el rey Amón; y puso por rey, en su lugar, a Josías, su hijo.

25Las demás cosas que hizo Amón, ¿no están escritas en el libro de los anales de los reyes de Judá? 26Fue sepultado en el sepulcro, en el jardín de Ozá; y en su lugar reinó su hijo Josías.

2 REYES 22

Josías, rey de Judá

1Josías tenía ocho años cuando empezó a reinar, y treinta y un años reinó en Jerusalén. Su madre se llamaba Ididá, hija de Adaías, de Boscat. 2[2595]Hizo lo que era recto a los ojos de Yahvé, siguiendo en todo el camino de David, su padre, sin apartarse ni a la derecha ni a la izquierda. 3El año diez y ocho del rey Josías, el rey envió al secretario Safán, hijo de Asalías, hijo de Mesulam, a la Casa de Yahvé, diciendo: 4“Vete a Helcías, Sumo Sacerdote, y que haga un resumen del dinero que ha ingresado en la Casa de Yahvé, que los guardianes de la puerta han recogido del pueblo. 5Que lo entreguen en manos de los sobrestantes encargados de la obra de la Casa de Yahvé, y ellos lo darán a los que trabajan en la obra de la Casa de Yahvé, para llevar a cabo la reparación de la Casa: 6a los carpinteros, a los obreros de construcción y a los albañiles y para compra de maderas y piedras labradas; a fin de reparar la Casa. 7Y no se les pedirá cuenta del dinero que se da en sus manos, porque trabajan con fidelidad.”

Hallazgo del Libro de la Ley

8[2596]Entonces dijo el Sumo Sacerdote al secretario Safán: “He hallado el Libro de la Ley en la Casa de Yahvé.” Y Helcías dio el libro a Safán, el cual lo leyó. 9Volvió el secretario Safán al rey y le dio cuenta, diciendo: “Tus siervos han sacado el dinero que se hallaba en la Casa, y lo han entregado en manos de los sobrestantes que hacen la obra de la Casa de Yahvé.” 10El secretario Safán dio también al rey la siguiente noticia: “El sacerdote Helcías me ha dado un libro.” Y Safán lo leyó delante del rey.

11Al oír el rey las palabras del Libro de la Ley, rasgó sus vestidos, 12y dio esta orden al sacerdote Helcías, a Ahicam, hijo de Safán, a Acbor, hijo de Miqueas, a Safán secretario, y a Asaías servidor del rey: 13“Id y consultad a Yahvé por mí y por el pueblo y por todo Judá, sobre las palabras de este libro que ha sido hallado; porque grande debe ser la ira de Yahvé que se ha encendido contra nosotros, puesto que nuestros padres no han obedecido las palabras de este libro, ni han hecho cuanto nos está prescrito.”

14[2597]El sacerdote Helcías, Ahicam, Acbor, Safán, y Asaías fueron a la profetisa Hulda, mujer de Sellum, el guardarropa, hijo de Tecuá, hijo de Harhás. Habitaba ella en el segundo barrio de Jerusalén. Hablaron, pues, con ella; 15y ella les respondió: “Así dice Yahvé, el Dios de Israel: Decid al varón que os ha enviado a mí: 16Así dice Yahvé: He aquí que haré venir males sobre este lugar, y sobre sus habitantes: todo el contenido del libro que el rey de Judá ha leído. 17Porque me han abandonado a Mí, y han quemado incienso a otros dioses, irritándome con todas las obras de sus manos. Por eso se ha encendido mi ira contra este lugar, y no se apagará.” 18Al rey de Judá, que os ha enviado a consultar a Yahvé, diréis esto: “Así dice Yahvé, el Dios de Israel, en lo tocante a las palabras que has leído: 19Por cuanto tu corazón se ha conmovido y te has humillado delante de Yahvé, al oír lo que Yo he dicho contra este lugar, y contra sus habitantes, a saber, que serán objeto de espanto y maldición; y porque has rasgado tus vestidos y llorado delante de Mí; por eso te he oído, dice Yahvé. 20Por lo tanto te reuniré con tus padres, y serás sepultado en paz, y no verán tus ojos ninguno de los males que descargaré sobre este lugar.” Ellos llevaron al rey esta respuesta.

2 REYES 23

Renovación de la Alianza

1[2598]El rey dio orden y se juntaron en torno a él todos los ancianos de Judá y de Jerusalén. 2Y subió el rey a la Casa de Yahvé, y con él todos los hombres de Judá y los habitantes de Jerusalén, los sacerdotes y profetas; y el pueblo entero, desde los chicos hasta los grandes; y leyó delante de ellos todas las palabras del Libro de la Alianza, que había sido hallado en la Casa de Yahvé. 3Luego poniéndose de pie sobre el estrado renovó el rey la Alianza ante Yahvé, (prometiendo) andar en pos de Yahvé y guardar sus mandamientos, sus testimonios y sus leyes con todo el corazón y con toda el alma, cumpliendo las palabras de esta Alianza escritas en aquel libro; y todo el pueblo asintió a la Alianza.

Purificación del Templo

4[2599]Después mandó el rey al Sumo Sacerdote Helcías, a los sacerdotes de segundo orden y a los guardianes de la puerta, que sacaran del Templo de Yahvé todos los utensilios que habían sido hechos para Baal, para Aschera y para todo el ejército del cielo; y los quemó fuera de Jerusalén, en los campos del Cedrón; e hizo llevar sus cenizas a Betel. 5[2600]Expulsó a los sacerdotes que los reyes de Judá habían instituido para quemar incienso en los lugares altos de las ciudades de Judá y en los alrededores de Jerusalén, como también a los que quemaban incienso a Baal, al sol, a la luna, a los signos del zodíaco y a todo el ejército del cielo, 6[2601]Sacó asimismo de la Casa de Yahvé la aschera, (la llevó) fuera de Jerusalén, al valle del Cedrón y la quemó en el valle del Cedrón, reduciéndola a polvo, y arrojó su polvo sobre los sepulcros de la plebe. 7[2602]Destruyó las habitaciones de los prostitutos que había en la Casa de Yahvé, donde las mujeres tejían pabellones para Aschera. 8[2603]Retiró a todos los sacerdotes desde las ciudades de Judá, profanó los lugares altos donde los sacerdotes quemaban incienso, desde Gabaá hasta Bersabee, y derribó los altares de los sátiros: el que estaba a la entrada de la puerta de Josué, gobernador de la ciudad, y el otro que se hallaba a la izquierda de la puerta de la ciudad. 9Con todo los sacerdotes de los lugares altos no podían subir al altar de Jerusalén, aunque comían de los panes ázimos en medio de sus hermanos. 10[2604]Profanó el Tófet, situado en el valle de los hijos de Hinnom, para que nadie hiciera pasar a su hijo o a su hija por el fuego en honor de Moloc. 11[2605]Quitó los caballos que los reyes de Judá habían dedicado al sol, a la entrada de la Casa de Yahvé, junto a la habitación del eunuco Natanmelec, en el Parvarim, y entregó al fuego los carros del sol. 12El rey destruyó también los altares que estaban sobre el terrado del aposento alto de Acaz, erigidos por los reyes de Judá, y los altares que había hecho Manasés en los dos atrios de la Casa de Yahvé, y después de arrojarlos de allí, echó el polvo de ellos en el torrente Cedrón. 13[2606]Asimismo profanó el rey los santuarios que había al este de Jerusalén, al sur del Monte de la Perdición, que Salomón, rey de Israel, había erigido en honor de Astarté, ídolo de los sidonios, de Camos, ídolo de Moab, y de Melcom, ídolo de los hijos de Ammón, 14hizo pedazos las estatuas, cortó las ascheras y llenó el lugar donde estaban, de huesos humanos.

Destrucción de la idolatría en Betel y Samaria.

15Destruyó, además, el altar de Betel y el lugar alto erigido por Jeroboam, hijo de Nabat, que hizo pecar a Israel. (Destruyó) tanto el altar como el lugar alto; quemó el lugar alto, reduciéndolo a polvo, y quemó también la aschera. 16[2607]Cuando Josías miraba en torno suyo, vio los sepulcros que había allí en el monte y mandó sacar los huesos de los sepulcros, y los quemó sobre el altar, profanándolo conforme a la palabra de Yahvé pronunciada por aquel varón de Dios que había anunciado estas cosas. 17Y preguntó: “¿Qué monumento es este que veo?” Los hombres de la ciudad le contestaron: “Es el sepulcro del varón de Dios que vino de Judá, y anunció estas cosas que tú acabas de hacer contra el altar de Betel.” 18Entonces dijo: “¡Dejadle; que nadie mueva sus huesos!” Así dejaron en paz sus huesos, con los huesos del profeta que había venido de Samaria.

19[2608]Josías quitó también los santuarios de los lugares altos de las ciudades de Samaria, erigidos por los reyes de Israel para irritar (a Yahvé); e hizo con ellas lo mismo que había hecho en Betel. 20Mató sobre sus altares a todos los sacerdotes de los lugares altos que había allí, y quemó sobre ellos huesos humanos. Después se volvió a Jerusalén.

Celebración de la Pascua

21[2609]Entonces dio el rey a todo el pueblo esta orden: “Celebrad la Pascua en honor de Yahvé, vuestro Dios, conforme a lo que está escrito en este Libro de la Alianza.” 22Y nunca se celebró Pascua como esta desde los días de los Jueces que gobernaron a Israel, ni en todos los días de los reyes de Israel y de los reyes de Judá. 23Corría el año decimoctavo del rey Josías cuando se celebró esta Pascua en honor de Yahvé en Jerusalén. 24[2610]Josías extirpó igualmente a los nigromantes y a los que practicaban la magia; también los terafim, los ídolos, y todas las abominaciones que se veían en tierra de Judá y Jerusalén. Así cumplió las palabras de la Ley, escritas en el libro que el sacerdote Helcías había hallado en la Casa de Yahvé.

Muerte de Josías

25Antes de (Josías) no hubo rey que como él con todo su corazón y con toda su alma y con todas sus fuerzas, se convirtiese a Yahvé, siguiendo en todo la Ley de Moisés; y después de él tampoco surgió otro igual. 26A pesar de esto Yahvé no desistió del ardor, de su gran cólera que tenía encendida contra Judá, a causa de todas las provocaciones con que Manasés le había irritado. 27Por lo cual dijo Yahvé: “Voy a quitar de mi presencia también a Judá, como he quitado a Israel; y rechazaré a Jerusalén, esa ciudad que Yo había escogido, y la Casa de la que Yo dije: Allí estará mi Nombre.”

28Las demás cosas de Josías, y todo lo que hizo, ¿no está esto escrito en el libro de los anales de los reyes de Judá?

29[2611]En sus días subió el Faraón Necao, rey de Egipto, contra el rey de Asiria, hacia el río Éufrates. El rey Josías le salió al paso, y (el Faraón) le mató en Megiddó, en el primer encuentro. 30[2612]Sus siervos lo llevaron muerto desde Megiddó y lo transportaron a Jerusalén, donde le sepultaron en su sepulcro. Entonces el pueblo de la tierra tomó a Joacaz, hijo de Josías, al cual ungieron y proclamaron rey en lugar de su padre.

El rey Joacaz

31Joacaz tenía veintitrés años cuando empezó a reinar, y reinó tres meses en Jerusalén. Su madre se llamaba Hamital, hija de Jeremías, de Lobná. 32Hizo lo que era malo a los ojos de Yahvé, imitando todo lo que habían hecho sus padres. 33El Faraón Necao lo encadenó en Rebla, en el país de Hamat, para que no reinase en Jerusalén. E impuso al país una contribución de cien talentos de plata y un talento de oro. 34El Faraón Necao puso por rey a Eliaquim, hijo de Josías, en lugar de Josías, su padre, mudándole el nombre en el de Joakim. Y llevó consigo a Joacaz, el cual fue a Egipto y murió allí. 35Joakim dio la plata y el oro al Faraón, pero para pagar el dinero, según la orden del Faraón, tuvo que imponer al país una contribución, por lo cual exigió de cada uno del pueblo del país, según su valuación, oro y plata, para entregarlo al Faraón Necao.

36[2613]Veinticinco años tenía Joakim cuando empezó a reinar, y reinó once años en Jerusalén. Su madre se llamaba Cebidá, hija de Fadaías, de Ruma. 37Hizo lo que era malo a los ojos de Yahvé, imitando todo lo que habían hecho sus padres.

2 REYES 24

Reinado de Joakim

1[2614]En sus días vino Nabucodonosor, rey de Babilonia, y Joakim le estuvo sujeto por tres años; después de lo cual volvió a rebelarse contra él. 2[2615]Yahvé envió contra él bandas de caldeos, bandas de sirios, bandas de moabitas y bandas de los hijos de Ammón. Las envió contra Judá para destruirle, según la palabra de Yahvé que había hablado por medio de sus siervos los profetas. 3Por orden del mismo Yahvé se hizo esto contra Judá, para quitarlo de su presencia, a causa de todos los pecados que había cometido Manasés, 4y también a causa de la sangre inocente por él derramada; pues había llenado a Jerusalén de sangre inocente, por la cual Yahvé no quiso perdonar.

5Las demás cosas de Joakim, y todo lo que hizo, ¿no está esto escrito en el libro de los anales de los reyes de Judá? 6[2616]Joakim se durmió con sus padres, y en su lugar reino su hijo Joaquín.

7El rey de Egipto no salió más de su tierra; porque el rey de Babilonia había tomado todo lo que antes era del rey de Egipto, desde el torrente de Egipto hasta el río Éufrates.

Joaquín

8[2617]Joaquín tenía diez y ocho años cuando empezó a reinar, y reinó tres meses en Jerusalén. Su madre se llamaba Nohestá, hija de EInatán, de Jerusalén. 9Hizo lo que era malo a los ojos de Yahvé, imitando todo lo que había hecho su padre.

10En aquel tiempo los servidores de Nabucodonosor, rey de Babilonia subieron a Jerusalén, y la ciudad fue asediada. 11[2618]Vino también Nabucodonosor, rey de Babilonia, a la ciudad, mientras sus capitanes la asediaban. 12Entonces Joaquín, rey de Judá, se presentó al rey de Babilonia, él y su madre, sus servidores, sus príncipes, y sus eunucos, y el rey de Babilonia lo tomó preso el año octavo de su reinado, 13y como Yahvé lo había predicho, sacó de allí todos los tesoros de la Casa de Yahvé y los tesoros de la casa real, e hizo pedazos todos los objetos de oro que Salomón, rey de Israel, había hecho para el Templo de Yahvé. 14[2619]Llevó al cautiverio a toda Jerusalén, a todos los príncipes, y a todos los guerreros —diez mil cautivos— y todos los artesanos y herreros, no quedando sino los más pobres del pueblo del país. 15[2620]Deportó a Joaquín a Babilonia y llevo cautivos de Jerusalén a Babilonia a la madre del rey, a las mujeres del rey, a sus eunucos y a la gente pudiente del país. 16[2621]A todos los hombres robustos, en número de siete mil, a los artesanos y herreros en número de mil, a todos los hombres de valer y aptos para la guerra, los llevó el rey de Babilonia cautivos a Babilonia; 17[2622]y en lugar de (Joaquín) puso por rey a Matanías, tío de (Joaquín), mudándole el nombre en el de Sedecías.

Sedecías, último rey de Judá

18Sedecías tenía veintiún años cuando empezó a reinar, y reinó once años en Jerusalén. Su madre se llamaba Hamital, hija de Jeremías, de Lobná. 19Hizo lo que era malo a los ojos de Yahvé, imitando todo lo que había hecho Joakim, 20de manera que la ira de Yahvé contra Jerusalén y Judá llegó hasta el punto de arrojarlos de su presencia. Entonces Sedecías se rebeló contra el rey de Babilonia.

2 REYES 25

Asedio de Jerusalén

1[2623]El año noveno de su reinado, el día diez del mes décimo llegó el rey de Babilonia, él y todo su ejército, contra Jerusalén y asentó su campamento frente a ella. Levantaron terraplenes en derredor de la misma, 2y la ciudad quedó sitiada hasta el año undécimo del rey Sedecías.

3[2624]El día nueve del mes cuando era grande el hambre en la ciudad y no había ya pan para el pueblo del país, 4[2625]abrieron una brecha en la ciudad, y toda la gente de guerra (huyó) de noche por el camino de la puerta entre los dos muros, situada cerca del jardín del rey, mientras los caldeos tenían rodeada la ciudad. (Sedecías) se dirigió hacia el Arabá; 5pero el ejército de los caldeos persiguió al rey. Le alcanzaron en los llanos de Jericó, y todo su ejército se dispersó y le abandonó. 6[2626]Tomaron prisionero al rey y lo llevaron al rey de Babilonia, a Rebla, donde lo sentenciaron. 7Degollaron a los hijos de Sedecías en su presencia; a Sedecías le sacaron los ojos, le ataron con cadenas de bronce, y le llevaron a Babilonia.

Destrucción de Jerusalén

8[2627]El día séptimo del mes quinto —era el año diez y nueve del rey Nabucodonosor, rey de Babilonia— Nabuzardán, jefe de la guardia y servidor del rey de Babilonia, entró en Jerusalén; 9quemó la Casa de Yahvé y la casa del rey y entregó a las llamas todas las casas de Jerusalén y todos los grandes edificios. 10Y todo el ejército de los caldeos que acompañaban al jefe de la guardia, derribó los muros que rodeaban a Jerusalén.

11Nabuzardán, jefe de la guardia, llevó cautivo el resto del pueblo que había quedado en la ciudad, y los desertores que se habían pasado al rey de Babilonia y, además, el resto del pueblo común. 12El jefe de la guardia dejó solamente a algunos de los más pobres del país como viñadores y labradores.

13[2628]Los caldeos hicieron pedazos las columnas de bronce que había en la Casa de Yahvé, como también las basas y el mar de bronce que había en la misma y se llevaron el bronce a Babilonia. 14Se apoderaron de los calderos, de las paletas, de los cuchillos, de los tazones y de todos los instrumentos de bronce con que se hacía el servicio. 15El jefe de la guardia se llevó también los incensarios y los aspersorios, todo cuanto había de oro y de plata. 16Las dos columnas, el mar y las basas que Salomón había hecho para la Casa de Yahvé, todos estos objetos de bronce tenían un peso incalculable. 17[2629]Una columna tenía diez y ocho codos de altura; sobre ella estaba un capitel de bronce, de tres codos de altura, y alrededor del capitel había una red y granadas, todo ello de bronce. Así era también la segunda columna, con su red.

18El jefe de la guardia se llevó también al Sumo Sacerdote Saraías, a Sofonías, segundo sacerdote, y a los tres guardianes de la puerta. 19Se llevó, asimismo, de la ciudad a un oficial que tenía a su cargo la gente de guerra, y cinco hombres de los consejeros del rey, que se hallaban en la ciudad; al secretario del jefe del ejército que hacía el alistamiento del pueblo del país, con sesenta hombres del pueblo del país, que se hallaron en la ciudad. 20Nabuzardán, jefe de la guardia, los tomó y los llevó al rey de Babilonia, a Rebla. 21[2630]El rey de Babilonia les hirió y les dio muerte en Rebla, en el país de Hamat. Así Judá fue llevado cautivo fuera de su tierra.

Godolías, gobernador de Judá

22[2631]Sobre el resto del pueblo del país de Judá que Nabucodonosor, rey de Babilonia, había dejado, puso (el rey) a Godolías, hijo de Ahicam, hijo de Safán. 23Todos los jefes de las tropas, ellos y su gente, cuando supieron que el rey de Babilonia había nombrado gobernador a Godolías, vinieron acompañados de sus gentes, a Godolías, a Masfá; a saber, Ismael, hijo de Natanías; Johanán, hijo de Caree; Saraías, hijo de Tanhumet, netofatita, y Jezonías, hijo del Maacateo; 24Godolías les juró, a ellos y a sus hombres, diciéndoles: “No temáis nada de los capitanes de los caldeos; permaneced en el país y servid al rey de Babilonia, y os irá bien”. 25Pero el séptimo mes vino Ismael, hijo de Natanías, hijo de Elisamá, oriundo de la familia real, y diez hombres con él, e hirieron mortalmente a Godolías, lo mismo que a los judíos y a los caldeos que estaban con él en Masfá. 26Entonces se levantó todo el pueblo, desde los chicos hasta los grandes, con los jefes de las tropas, y se fueron a Egipto; porque temían a los caldeos.

Jeconías en Babilonia

27[2632]El año treinta y siete del cautiverio de Joaquín, rey de Judá, el veintisiete del mes duodécimo, Evilmerodac, rey de Babilonia, que llevaba el año primero de su reinado, elevó la cabeza de Joaquín, rey de Judá, sacándolo de la cárcel. 28Habló con él bondadosamente, y puso su trono sobre los tronos de los reyes que estaban con él en Babilonia. 29Le cambió sus vestidos de preso, y (Joaquín) comía siempre en su presencia, todos los días de su vida. 30Le fue dado su sustento de parte del rey, en forma perpetua, según la necesidad de cada día, durante todo el tiempo de su vida.

I PARALIPÓMENOS (1 CRÓNICAS)

# · 1 · 2 · 3 · 4 · 5 · 6 · 7 · 8 · 9 · 10 · 11 · 12 · 13 · 14 · 15 · 16 · 17 · 18 · 19 · 20 · 21 · 22 · 23 · 24 · 25 · 26 · 27 · 28 · 29

INTRODUCCIÓN

Los dos Libros de los Paralipómenos formaron en su origen un solo libro. Fueron divididos en dos por los Setenta, probablemente por razones prácticas.

Paralipómenos, es decir Suplementos, se llaman en griego estos libros porque traen cosas omitidas en los demás libros sagrados; pero además son un resumen de la historia del Antiguo Testamento. Los judíos los llamaban “las Palabras de los Días”, y San Jerónimo, para señalar su importancia, les dio el nombre de “Crónica de las Crónicas”. Pero no deben confundirse con el Libro de las Crónicas o Anales, tantas veces citados en los libros de los Reyes, y en estos mismos; aquel se perdió, pero es posible que estuviese resumido en estos.

El primer libro refiere en su primera parte (capítulos 1-9) las genealogías desde Adán hasta David, y en la segunda (capítulos 10-29) la historia de David.

El libro segundo trata primeramente de la historia de Salomón (1-9) y luego principalmente del reino de Judá hasta su caída (10-36), incluyendo el decreto de libertad dado por Ciro.

Si bien los Paralipómenos son un resumen de la Historia Sagrada, constituyen, sin embargo, una obra personal e independiente. El fin que se propuso el autor fue demostrar que los tiempos en que el pueblo de Dios cumplía con la Ley, eran los mejores. Por eso pasa por alto los acontecimientos que no están relacionados con la religión y el culto; lo que, sin embargo, no quiere decir que su obra no tenga valor histórico. Muy al contrario, en la esfera religiosa, a que se limita el autor, pudo recurrir a otras fuentes, ante todo, las listas genealógicas guardadas en el Templo, las cuales no estaban al alcance de otros historiadores.

Las llamadas contradicciones con otros libros del Antiguo Testamento se solucionan fácilmente para los que adoptan las reglas de una sana hermenéutica, y no se erigen orgullosamente en jueces de la Palabra divina. Pues, como observa San Jerónimo, todo el conocimiento de las Escrituras se encierra en este volumen, en cuanto a la inteligencia de la historia.

El autor de los Paralipómenos es desconocido. Algunos lo buscan en Esdras o Nehemías, y para demostrar su tesis aducen la semejanza de estilo, explicando, por otra parte, como adiciones posteriores todas las cosas que denuncian un origen más moderno, p. ej. la prolongación de la genealogía davídica hasta seis generaciones después de Zorobabel, etc. Seguramente los dos libros no han sido compuestos antes del cautiverio babilónico, sino probablemente en tiempos de la restauración del pueblo judío, con el fin de ilustrar sobre su historia sagrada a los judíos vueltos a su tierra, y facilitar el reparto de esta según las genealogías. Quiso inculcarles que eran un pueblo teocrático, separado de los demás pueblos de la tierra y elegido para dar culto a Yahvé. De ahí la preferencia que el autor diera a la organización del culto que es el sello de la unión de Dios con su pueblo.

I. TABLAS GENEALÓGICAS

1 CRÓNICAS 1

Desde Adán hasta Abrahán

1[2633]Adán, Set, Enós; 2Cainán, Mahalalel, Jared; 3Enoc, Matusalén, Lamec; 4Noé, Sem, Cam y Jafet.

5[2634]Hijos de Jafet: Gómer, Magog, Madai, Javán, Tubal. Mósoc y Tiras. 6Hijos de Gómer: Asquenaz, Rifat y Togormá. 7Hijos de Javán: Elisa, Tarsis, Kitim y Dodanim.

8Hijos de Cam: Cus, Misraim, Put y Canaán. 9Hijos de Cus: Sabá, Havilá, Sabrá, Raamá y Sabtecá. Hijos de Raamá: Sabá y Dedán. 10[2635]Cus engendró a Nimrod. Este fue el primero que se hizo poderoso en la tierra. 11Misraim engendró a los Ludim, los Anamim, los Lehabim, los Haftuhim, 12los Patrusim, los Casluhim, de donde han salido los filisteos y los caftoreos.

13[2636]Canaán engendró a Sidón, su primogénito, y a Het, 14como también al Jebuseo, al Amorreo, al Gergeseo, 15al Heveo, al Arqueo, al Sineo, 16al Arvadeo, al Samareo y al Hamateo.

17Hijos de Sem: Elam, Asur, Arfaxad, Lud, Aram, Hus, Hul, Géter y Mósoc. 18[2637]Arfaxad engendró a Sélah; Sélah engendró a Héber. 19[2638]A Héber le nacieron dos hijos; el nombre del uno era Fáleg, porque en sus días fue dividida la tierra; y el nombre de su hermano, Joctán. 20Joctán engendró a Almodad, Sélef, Hazarmávet, Jérah, 21Hadoram, Uzal, Dicla, 22Ebal, Abimael, Sabá, 23Ofir, Havilá y Jobab; todos estos son hijos de Joctán.

24De Sem (descienden): Arfaxad, Sélah, 25Héber, Fáleg, Reú, 26Serug, Nacor, Táreh. 27[2639]Abram, que es el mismo que Abrahán.

Descendientes de Abrahán

28Hijos de Abrahán: Isaac e Ismael. 29[2640]He aquí sus descendientes: El primogénito de Ismael: Nabayot; después Kedar, Adbeel, Mibsam, 30Mismá, Dumá, Masá, Hadad, Temá; 31Jetur, Nafís y Kedmá. Estos son los hijos de Ismael.

32Hijos de Keturá, mujer secundaria de Abrahán, la cual dio a luz a Simrán, Jocsán, Medán, Madián, Jisbac y Súah. Hijos de Jocsán: Sabá y Dedán. 33Hijos de Madián: Efá, Éfer, Enoc, Abidá y Eldaá. Todos estos son hijos de Keturá.

34Abrahán engendró a Isaac. Hijos de Isaac: Esaú e Israel.

Descendientes de Esaú

35Hijos de Esaú: Elifaz, Reuel, Jeús, Jalam y Coré. 36Hijos de Elifaz: Teman, Ornar, Sefí, Gatam, Kenaz, Timná y Amalee. 37Hijos de Reuel: Náhat, Será, Samá y Mizá.

38[2641]Hijos de Seír: Lotán, Sobal, Sibeón, Aná, Disón, Éser y Disán. 39Hijos de Lotán: Horí y Homam. Hermana de Lotán: Timná. 40Hijos de Sobal: Alyán, Manáhat, Ebal, Sefí y Onam. Hijos de Sibeón: Ayá y Aná. 41Hijos de Aná: Disón. Hijos de Disón: Hamram, Esbán, Itrán y Kerán. 42Hijos de Éser: Bilhán, Saaván y Jaacán. Hijos de Disán: Hus y Arán.

43He aquí los reyes que reinaron en el país de Edom antes que reinase un rey sobre los hijos de Israel: Bela, hijo de Beor; el nombre de su ciudad era Dinhabá. 44Murió Bela, y reinó en su lugar Jobab, hijo de Sera, de Bosra. 45Murió Jobab, y reinó en su lugar Husam, de la tierra de los lemanitas. 46Murió Husam, y reinó en su lugar Hadad, hijo de Bedad, el cual derrotó a Madián en los campos de Moab; el nombre de su ciudad era Avit. 47Murió Hadad, y reinó en su lugar Samlá, de Masrecá. 48Murió Samlá, y reinó en su lugar Saúl, de Rehobot del Río. 49Murió Saúl, y reinó en su lugar Baalhanán, hijo de Acbor. 50Murió Baalhanán, y reinó en su lugar Hadad. El nombre de su ciudad era Paí, y el de su mujer Mehetabel, hija de Matred, hija de Mesahab. 51Murió Hadad, y fueron caudillos de Edom: el caudillo Timná, el caudillo Alvá, el caudillo Jetet, 52el caudillo Oholibamá, el caudillo Elá, el caudillo Finón, 53el caudillo Kenás, el caudillo Teman, el caudillo Mibsar, 54el caudillo Magdiel, el caudillo Iram. Estos fueron los caudillos de Edom.

1 CRÓNICAS 2

Hijos de Jacob

1He aquí los hijos de Israel: Rubén, Simeón, Leví, Judá, Isacar, Zabulón, 2Dan, José, Benjamín, Neftalí, Gad y Aser.

Descendientes de Judá

3[2642]Hijos de Judá: Er, Onán y Selá. Estos tres le nacieron de la hija de Súa, la cananea. Er, primogénito de Judá, era malo a los ojos de Yahvé, que le quitó la vida. 4Tamar, nuera de Judá, le dio Fares y Zara. Todos los hijos de Judá fueron cinco.

5Hijos de Fares: Hesrón y Hamul. 6Hijos de Zara: Zimrí, Etán, Hernán, Calcol y Dará. En total, cinco. 7[2643]Hijos de Carmí: Acar, que perturbó a Israel por cuanto pecó contra el anatema. 8Hijo de Etán: Azarías.

9[2644]Hijos que le nacieron a Hesrón: Jerameel, Ram y Calubai. 10Ram engendró a Aminadab; Aminadab engendró a Naasón, príncipe de los hijos de Judá. 11[2645]Naasón engendró a Salmá; Salmá engendró a Booz; 12Booz engendró a Obed; Obed engendró a Isaí. 13Isaí engendró a Eliab, su primogénito; a Abinadab, el segundo; a Simeá, el tercero; 14a Natanael, el cuarto; a Radai, el quinto; 15a Osem, el sexto; a David, el séptimo. 16Las hermanas de ellos fueron Sarvia y Abigail. Hijos de Sarvia: Abisai, Joab y Asael, tres. 17Abigail dio a luz a Amasá. El padre de Amasá fue Jéter, ismaelita.

18[2646]Caleb, hijo de Hesrón, tuvo hijos de Asubá, su mujer, y también de Yeriot. He aquí los hijos de (Asubá): Jéser, Sobab y Ardón. 19Murió Asubá, y Caleb tomó por mujer a Efrata, de la cual le nació Hur. 20Hur engendró a Urí, y Urí engendró a Bezalel. 21Después llegó Hesrón a la hija de Maquir, padre de Galaad, y la tomó por mujer, teniendo él ya sesenta años; de ella le nació Segub. 22Segub engendró a Jaír, el cual tuvo veinte y tres ciudades en la tierra de Galaad. 23Y quitó a los gesureos y sirios las villas de Jaír, juntamente con Kenat y sus aldeas; sesenta ciudades. Todos estos eran hijos de Maquir, padre de Galaad. 24[2647]Después de la muerte de Hesrón en Caleb-Efrata, Abiá, mujer de Hesrón, dio a luz a Ashur, padre de Tecoa.

25Los hijos de Jerameel, primogénito de Hesrón, fueron: Ram, el primogénito, y Buná, Orem, Osem y Ahías. 26Jerameel tuvo otra mujer, que se llamaba Atará, la cual fue madre de Onam. 27Los hijos de Ram, primogénito de Jerameel: Maas, Jamín y Équer. 28Los hijos de Onam fueron Samai y Jada; los hijos de Samai: Nadab y Abisur. 29La mujer de Abisur se llamaba Abihaíl, la cual dio a luz a Ahbán y a Molid. 30Hijos de Nadab: Séled y Apaim. Séled murió sin hijos. 31Hijo de Apaim: Isí. Hijo de Isí: Sesán. Hijo de Sesán: Ahlai. 32Hijos de Jadá, hermano de Samai: Jéter y Jonatán. Jéter murió sin hijos. 33Hijos de Jonatán: Félet y Zaza. Estos son los hijos de Jerameel. 34Sesán no tuvo hijos, sino hijas; y tenía un siervo egipcio que se llamaba Jarhá. 35Y dio Sesán una hija suya a Jarhá, su siervo, por mujer, la cual dio a luz a Atai. 36Atai engendró a Natán; Natán engendró a Zabad; 37Zabad engendró a Eflal; Eflal engendró a Obed; 38Obed engendró a Jehú; Jehú engendró a Azarías; 39Azarías engendró a Heles; Heles engendró a Elasá: 40Elasá engendró a Sismai; Sismai engendró a Sallum; 41Sallum engendró a Jecamías, y Jecamías engendró a Elisamá.

42Hijos de Caleb, hermano de Jerameel: Mesa, su primogénito, el cual fue padre de Cif, y los hijos de Maresá, padre de Hebrón. 43Hijos de Hebrón: Coré, Tapúa, Réquem y Sema. 44Sema engendró a Ráham, padre de Jorqueam; Réquem engendró a Samai. 45Hijo de Samai: Maón; y Maón fue padre de Betsur. 46Efá, mujer secundaria de Caleb, dio a luz a Harán, Mosá y Gasés. Harán engendró a Gases. 47Hijos de Jahadai: Régem, Jotam, Gesan, Félet, Efá y Sáaf. 48Maacá, mujer secundaria de Caleb, dio a luz a Séber y Tirhaná. 49Dió a luz también a Sáaf, padre de Madmaná, y a Sevá, padre de Macbená y padre de Gabaá. Hija de Caleb fue Acsá.

50Estos fueron los hijos de Caleb, hijo de Hur, primogénito de Efrata: Sobal, padre de Kiryatyearim; 51Salmá, padre de Betlehem; Haref, padre de Betgader. 52[2648]Sobal, padre de Kiryatyearim, tuvo estos hijos: Haroé y Hasihammenuhot. 53Las familias de Kiryatyearim fueron: los Itreos, los Puteos, los Sumateos y los Misraítas. De ellos salieron los Soratitas y los Estaolitas. 54Hijos de Salmá: Betlehem y los Netofateos, Atarot-Bet-Joab y Hasihammanahti, sarateo. 55[2649]Las familias de los escribas que habitaban en Jabés, fueron los Tirateos, los Simateos y los Sucateos. Estos son los Cineos, descendientes de Hamat, padre de la casa de Recab.

1 CRÓNICAS 3

Descendientes de David

1[2650]He aquí los hijos de David que le nacieron en Hebrón: El primogénito Amnón, de Ahinoam de Jesreel; el segundo, Daniel, de Abigail de Carmel; 2el tercero, Absalón, hijo de Maacá, hija de Talmai, rey de Gesur; el cuarto, Adonías, hijo de Haggit; 3el quinto, Safarías, de Abital; el sexto, Itream, de su mujer Eglá. 4Estos seis le nacieron en Hebrón, donde reinó siete años y seis meses. Después reinó treinta y tres años en Jerusalén. 5He aquí los que le nacieron en Jerusalén: Sima, Sobab, Natán y Salomón, cuatro, de Betsabee, hija de Amiel; 6además Ibhar, Elisamá, Elifálet, 7Nogá, Néfeg, Jafía, 8Elisamá, Eliadá y Elifélet, nueve.

9Estos son todos los hijos de David, sin contar los hijos de las mujeres secundarias. Tamar era hermana de ellos.

10Hijo de Salomón: Roboam; Abías, su hijo; Asá, su hijo; Josafat, su hijo; 11Joram, su hijo; Ococías, su hijo; Joás, su hijo; 12Amasías, su hijo; Azarías, su hijo; Joatam, su hijo; 13Acaz, su hijo; Ezequías, su hijo; Manasés, su hijo; 14Amón, su hijo; Josías, su hijo.

15Hijos de Josías: El primogénito, Johanán; el segundo, Joakim; el tercero, Sedecías; el cuarto, Sellum. 16[2651]Hijos de Joakim: Jeconías, su hijo; Sedecías, su hijo. 17Hijos de Jeconías el cautivo: Salatiel, su hijo; 18Malquiram, Fadaías, Senasar, Jecamías, Hosamá y Nadabías. 19[2652]Hijos de Fadaías: Zorobabel y Semeí. Hijos de Zorobabel: Mesullam, Hananías y Salomit, su hermana, 20Hasubá, Ohel, Baraquías, Hasadías y Jusabhésed, cinco. 21Hijos de Hananías: Faldas y Jesaías; los hijos de Refaías, los hijos de Arnán, los hijos de Abdías, los hijos de Sequenías. 22Hijo de Sequenías: Semeías. Hijos de Semeías: Hatús, Igal, Barias, Nearías y Safat, seis. 23Hijos de Nearías: Elioenai, Ezequías y Ezricam, tres. 24Hijos de Elioenai: Hodaías, Eliasib, Feleías, Acub, Johanán, Dalaías y Ananí[2653], siete.

1 CRÓNICAS 4

Suplementos de la genealogía de Judá

1Hijos de Judá: Fares, Hesrón, Carmí, Hur y Sobal, 2Raías, hijo de Sobal, engendró a Jáhat. Jáhat engendró a Ahumai y a Lahad. Estas son las familias de los sarateos.

3He aquí los descendientes de la estirpe de Etam: Jesreel, Ismá e Idbás; su hermana se llamaba Hasalelponí. 4Fanuel fue padre de Gedor, y Éser, padre de Husá. Estos son los hijos de Hur, primogénito de Efrata, padre de Betlehem.

5Ashur, padre de Tecoa, tuvo dos mujeres: Hela y Naará. 6De Naará le nacieron: Ohosam, Héfer, Temaní y Haahastarí. Estos son los hijos de Naará. 7Hijos de Hela: Séret, Ishar y Etnán.

8Cos engendró a Anob, a Zobebá y las familias de Aharhel, hijo de Harum. 9Jabés fue más ilustre que sus hermanos; su madre le dio el nombre de Jabés, diciendo: “Porque le di a luz con dolor.” 10Jabés invocó al Dios de Israel, diciendo: “Cólmame, te ruego, de bendiciones y ensancha mis términos; protégeme con tu mano y guárdame del mal, de modo que no padezca aflicción.” Y Dios le otorgó su petición.

11Kelub, hermano de Suhá, engendró a Mehir, que fue padre de Estón. 12Estón engendró a Betrafa, a Pasee y Tehiná, padre de la ciudad de Nahás. Estos son los hombres de Recá.

13Hijos de Quenaz: Otoniel y Saraías. Hijo de Otoniel: Hatat (y Maonatí). 14[2654]Maonatí engendró a Ofrá; y Saraías engendró a Joab, padre del Valle de los artesanos; pues eran artesanos. 15Hijos de Caleb, hijo de Jefone: Ir, Elá y Náam. Hijo de Elá: Quenaz.

16Hijos de Jehalelel: Zif, Zifá, Tiriá y Asarel. 17Hiios de Esrá: Jéter, Méred, Éfer y Jalón. (Jéter) engendró a María, a Samai y a Isbah, padre de Estamo. 18Su mujer, la de Judá, dio a luz a Jéred, padre de Gedor, a Héber, padre de Soco, y a Jecutiel, padre de Zanoa. Aquellos (primeros) fueron los hijos de Bitiá, hija del Faraón, que Méred había tomado por mujer. 19Hijos de la mujer de Hodías, hermana de Náham: el padre de Ceilá, Garmí y Estemoa macaatita.

20Hijos de Simón: Amnón, Riná, Benhanán y Tilón. Hijos de Isí: Zóhet y Benzóhet.

21Hijos de Selá, hijo de Judá: Er, padre de Leca, Laadá, padre de Maresá, y las familias de los que labran el lino en Bet-Asbea, 22[2655]y Joquim, los hombres de Cozebá, y Joás y Saraf, los cuales dominaron en Moab y Jasubi-Léhem. Estas son cosas antiguas. 23Eran ellos alfareros y habitaban en Netaim y Cederá. Habitaban allí al servicio del rey trabajando por él.

Descendientes de Simeón

24Hijos de Simeón: Namuel, lamín, Jarib, Zéra y Saúl. 25Sellum, su hijo; Mibsam, su hijo; Misma, su hijo. 26Hijos de Mismá: Hanuel, su hijo; Zacur, su hijo; Semeí, su hijo. 27[2656]Semeí tuvo diez y seis hijos y seis hijas. Pero sus hermanos no tuvieron muchos hijos, ni se multiplicaron todas sus familias como los hijos de Judá. 28Habitaban en Bersabee, Moladá, Hazarsual, 29Bilhá, Ésem, Tolad, 30Betuel, Hormá, Siceleg, 31Bet-Marcabot, Hasarsusim, Betbirí y Saaraim. Estas fueron sus ciudades hasta el reinado de David, 32con sus aldeas. (Además): Etam, Ain, Rimón, Toquen y Asan; cinco localidades, 33con todas sus aldeas que están en torno a aquellas ciudades, hasta Baal. Estas son sus moradas, y su registro genealógico.

34Y Mesobab, Jamlec, Josa, hijo de Amasías, 35Joel, Jehú, hijo de Josibías, hijo de Saraías, hijo de Asiel; 36Elioenai, Jaacoba, Jesohaías, Asaías, Adiel, Jesimiel, Banaías, 37Zizá, hijo de Sifí, hijo de Allón, hijo de Jedaías, hijo de Simrí, hijo de Samaías. 38Estos cuyos nombres van aquí, eran príncipes de sus familias, y sus casas paternas tomaron un gran aumento. 39Por lo cual se dirigieron a la entrada de Gedor, hasta el oriente del valle, buscando pastos para sus ganados. 40[2657]Y hallaron pastos pingües y buenos y una tierra espaciosa, tranquila y segura, donde antes habían habitado descendientes de Cam. 41[2658]Los antes mencionados por nombre vinieron en tiempo de Ezequías, rey de Judá, y destruyeron las tiendas de aquellos, y también a los Meunitas que habitaban allí, entregándolos al exterminio hasta el día de hoy; y entraron a habitar en su lugar, por haber allí pastos para sus ganados.

42Algunos de los hijos de Simeón, en número de quinientos hombres, se fueron a la montaña de Seír, bajo el mando de Faltías, Naarías, Rafaías y Usiel, hijos de Isí; 43y derrotaron a los restos de los amalecitas que habían escapado, y allí habitan hasta el día de hoy.

1 CRÓNICAS 5

La tribu de Rubén

1[2659]Hijos de Rubén, primogénito de Israel. Era el primogénito, más por haber manchado el tálamo de su padre, fue dada su primogenitura a los hijos de José, hijo de Israel, de modo que no ha de contarse como primogénito. 2Pues Judá se hizo poderoso entre sus hermanos, y de él salió el príncipe, pero la primogenitura fue de José. 3Hijos de Rubén, primogénito de Israel: Enoc, Fallú, Hesrón y Carmí.

4Hijos de Joel: Semaya, su hijo; Gog, su hijo; Semeí, su hijo; 5Micá, su hijo; Reía, su hijo; Baal, su hijo; 6[2660]Beerá, su hijo, al cual Tiglatfalnasar, rey de Asina, llevó cautivo. Él era príncipe de los Rubenitas. 7Además, sus hermanos, según sus familias, tal como están inscriptos en los registros genealógicos, conforme a sus generaciones: El primero: Jeiel, después Zacarías, 8Bela, hijo de Azaz, hijo de Sema, hijo de Joel, que habitaba en Aroer, y hasta Nebo y Baalmeón. 9Habitaba, asimismo, al oriente hasta la entrada del desierto, que se extiende desde el río Éufrates; porque tenían mucho ganado en la tierra de Galaad. 10[2661]En los días de Saúl hicieron guerra contra los agarenos, que cayeron por su mano; y habitaron en sus tiendas en toda la región oriental de Galaad.

La tribu de Gad

11Los hijos de Gad habitaron enfrente de ellos en la tierra de Basan, hasta Salea. 12Joel fue el primero, Safán el segundo, después Janai y Safat, en Basan. 13Sus hermanos, según sus casas paternas, fueron: Micael, Mesullam, Seba, Jorai, Jacán, Zía y Eber, siete. 14Estos son los hijos de Abihail, hijo de Hurí, hijo de Jaroa, hijo de Galaad, hijo de Micael, hijo de Jesisai, hijo de Jahdó, hijo de Buz. 15Ahí, hijo de Abdiel, hijo de Guní, era el jefe de las casas paternas de ellos. 16Habitaban en Galaad, en Basan y sus aldeas, y en todos los ejidos de Sarón, hasta sus puntos extremos. 17Todos ellos fueron inscriptos en las genealogías, en los días de Joatam, rey de Judá, y en los días de Jeroboam, rey de Israel.

18Los hijos de Rubén, los gaditas y la media tribu de Manasés, eran hombres valientes, llevaban escudo y espada, manejaban el arco, y eran diestros en la guerra. Salían a campaña en número de cuarenta y cuatro mil setecientos sesenta. 19Hicieron guerra contra los agarenos, Jetur, Nafís y Nodab, 20[2662]y recibieron socorro en la guerra contra ellos, de suerte que los agarenos y todos los que con ellos estaban, fueron entregados en sus manos; pues en la batalla clamaron a Dios, y Él les fue propicio, por cuanto confiaban en Él. 21Capturaron la hacienda de ellos: sus camellos: cincuenta mil; ovejas: doscientas cincuenta mil; asnos: dos mil; y cien mil cautivos. 22[2663]Y hubo muchos muertos, porque la guerra venía de Dios. Habitaron en su lugar hasta el cautiverio.

Descendientes de la media tribu de Manasés.

23Los hijos de la media tribu de Manasés habitaron en el país desde Basán hasta Baalhermón, hasta Senir y el monte Hermón. 24He aquí los jefes de sus casas paternas: Éfer, Isí, Eliel, Asriel. Jeremías, Hodavías y Jahdiel, valientes guerreros, gente de nombradía, jefes de sus casas paternas. 25Pero cometieron infidelidad contra el Dios de sus padres y se prostituyeron yendo en pos de los dioses de los pueblos del país que Yahvé había destruido delante de ellos. 26[2664]Por lo cual el Dios de Israel incitó el espíritu de Ful, rey de Asiria, y el espíritu de Tiglatfalnasar, rey de Asiria, y llevó al cautiverio a los Rubenitas, los Gaditas y la media tribu de Manasés, y los transportó a Halah, a Habor, a Hará y al río Gozan, donde están hasta hoy día.

1 CRÓNICAS 6

Descendientes de Leví

1[2665]Hijos de Leví: Gersón, Caat y Merarí. 2Hijos de Caat: Amram, Ishar, Hebrón y Uciel. 3Hijos de Amram: Aarón, Moisés y María. Hijos de Aarón: Nadab, Abiú. Eleazar e Itamar; 4Eleazar engendró a Fineés; Fineés engendró a Abisúa; 5Abisúa engendró a Bukí; Bukí engendró a Ocí; 6Ocí engendró a Zaraías; Zaraías engendró a Meraiot; 7Meraiot engendró a Amarías; Amarías engendró a Ahitob; 8Ahitob engendró a Sadoc; Sadoc engendró a Ahimaas; 9Ahimaas engendró a Azarías; Azarías engendró a Johanán; 10Johanán engendró a Azarías, el cual ejerció el sacerdocio en la Casa que Salomón edificó en Jerusalén. 11Azarías engendró a Amarías; Amarías engendró a Ahitob; 12Ahitob engendró a Sadoc; Sadoc engendró a Sallum; 13Sallum engendró a Helcías; Helcías engendró a Azarías; 14Azarías engendró a Saraías; Saraías engendró a Josadac; 15Josadac fue llevado cuando Yahvé deportó a Judá y a Jerusalén, por mano de Nabucodonosor.

16Fueron hijos de Leví: Gersón, Caat y Merarí. 17He aquí los nombres de los hijos de Gersón: Libní y Simeí. 18Hijos de Caat: Amram, Ishar, Hebrón, y Uciel. 19Hijos de Merarí: Mahlí y Musí. Estas son las familias de los levitas, según sus casas paternas. 20Hijos de Gersón: Libní, su hijo; Jáhat, su hijo; Sammá, su hijo; 21Joah, su hijo; Iddó, su hijo; Zara, su hijo; Jeatrai, su hijo. 22[2666]Hijos de Caat: Aminadab, su hijo; Coré, su hijo; Asir, su hijo; 23Elcaná, su hijo; Ebiasaf, su hijo; Asir, su hijo; 24Táhat, su hijo; Uriel, Su hijo; Ocías, su hijo, y Saúl, su hijo. 25Hijos de Elcaná: Amasai, Ahimot 26y Elcaná. Hijos de Elcaná: Zofai, su hijo; Náhat, su hijo; 27Eliab, su hijo; Jeroham, su hijo; Elcaná, su hijo. 28[2667]Hijos de Samuel: El primogénito, Vasní; después Abías. 29Hijos de Merarí: Mahlí; Libní, su hijo; Simeí, su hijo; Uzá, su hijo; 30Simeá, su hijo; Hagía, su hijo; Asaía, su hijo.

Los levitas cantores

31He aquí los que David puso para dirigir el canto, en la Casa de Yahvé, después que el Arca había encontrado un lugar de reposo. 32[2668]Ellos ejercían el ministerio de cantores delante de la Morada del Tabernáculo de la Reunión, hasta que Salomón edificó la Casa de Yahvé en Jerusalén. Cumplían su servicio según su reglamento. 33He aquí los que ejercían este servicio, con sus hijos: De los hijos de los Caatitas: Hernán, el cantor, hijo de Joel, hijo de Samuel, 34hijo de Elcaná, hijo de Jeroham, hijo de Eliel, hijo de Tóah, 35hijo de Suf, hijo de Elcaná, hijo de Máhat, hijo de Amasai, 36hijo de Elcaná, hijo de Joel, hijo de Azarías, hijo de Sofonías, 37hijo de Táhat, hijo de Asir, hijo de Ebiasaf, hijo de Coré, 38hijo dé Ishar, hijo de Caat, hijo de Leví, hijo de Israel. 39[2669]Su hermano Asaf, que asistía a su derecha: Asaf, hijo de Baraquías, hijo de Simeá, 40hijo de Micael, hijo de Basaías, hijo de Malquías, 41hijo de Etní, hijo de Zara, hijo de Adaías, 42hijo de Etán, hijo de Sima, hijo de Simeí, 43hijo de Jáhat, hijo de Gersón, hijo de Leví. 44[2670]Los hijos de Merarí, hermanos de ellos, estaban a la izquierda: Etán, hijo de Quisí, hijo de Abdí, hijo de Malluc, 45hijo de Asabías, hijo de Amasías, hijo de Helcías, 46hijo de Amsí, hijo de Baní, hijo de Sémer, 47hijo de Mahlí, hijo de Musí, hijo de Merarí, hijo de Leví. 48Sus hermanos, los (demás) levitas, estaban encargados de todo el servicio de la Morada de la Casa de Dios.

Aarón y sus hijos

49Aarón y sus hijos ejercían sus funciones en el altar del holocausto y en el altar del incienso; cumplían todo el servicio del Santísimo y hacían la expiación por todo Israel, conforme a cuanto había mandado Moisés, siervo de Dios. 50Estos son los hijos de Aarón: Eleazar, su hijo; Fineés, su hijo; Abisúa, su hijo; 51Bukí, su hijo; Ocí, su hijo; Zaraías, su hijo; 52Meraiot, su hijo; Amaría, su hijo; Ahitob, su hijo; 53Sadoc, su hijo; Ahimaas, su hijo.

Ciudades de los sacerdotes

54He aquí sus residencias según los territorios que les fueron asignados: A los hijos de Aarón, de la familia de los Caatitas, que fueron los (primeros) señalados por la suerte, 55les tocó Hebrón en la tierra de Judá, con sus ejidos alrededor de ella; 56[2671]pero el campo de la ciudad, y sus aldeas, fueron dados a Caleb, hijo de Jefone. 57Se les dio a los hijos de Aarón Hebrón, que era también ciudad de refugio, además, Lobná con sus ejidos, Jatir y Estemoá con sus ejidos, 58Helón con sus ejidos, Dabir con sus ejidos, 59Asan con sus ejidos, y Betsemes con sus ejidos. 60De la tribu de Benjamín: Gabaá con sus ejidos, Almat con sus ejidos, Anatot con sus ejidos. Todas sus ciudades fueron trece, según sus familias.

Ciudades de los levitas

61[2672]Los hijos de Caat, que pertenecían a esa familia de la tribu, recibieron por suerte diez ciudades de la mitad de Manasés, 62Los hijos de Gersón, según sus familias, recibieron trece ciudades de la tribu de Isacar, de la tribu de Aser, de la tribu de Neftalí y de la tribu de Manasés que estaba en Basan. 63A los hijos de Merarí, según sus familias, les tocaron en suerte doce ciudades de la tribu de Rubén, de la tribu de Gad y de la tribu de Zabulón. 64Los hijos de Israel dieron a los levitas estas ciudades con sus ejidos. 65[2673]Les dieron por suerte también de la tribu de los hijos de Judá, de la tribu de los hijos de Simeón y de la tribu de los hijos de Benjamín, las ciudades designadas nominalmente.

66Las (demás) familias de los hijos de Caat recibieron las ciudades de su propiedad de parte de los hijos de Efraím, 67les dieron Siquem en la montaña de Efraím, una de las ciudades de refugio, con sus ejidos, Guézer con sus ejidos, 68[2674]Jocmeam con sus ejidos, Bethorón con sus ejidos, 69Ayalón con sus ejidos y Gatrimón con sus ejidos; 70de parte de la media tribu de Manasés: Aner con sus ejidos, Bileam con sus ejidos, para las familias de los demás hijos de Caat.

71A los hijos de Gersón (se les dio): de la familia de la otra media tribu de Manasés: Golán en Basan con sus ejidos y Astarot con sus ejidos; 72de la tribu de Isacar: Cades con sus ejidos, Daberat con sus ejidos; 73Ramot con sus ejidos y Anem con sus ejidos; 74de la tribu de Aser: Masal con sus ejidos, Abdán con sus ejidos; 75Hucoc con sus ejidos y Rehob con sus ejidos; 76de la tribu de Neftalí: Cades en Galilea con sus ejidos, Hamón con sus ejidos, y Kiryataim con sus ejidos.

77[2675]Al resto, (es decir), a los hijos de Merarí (se les dio): de la tribu de Zabulón: Rimonó con sus ejidos y Tabor con sus ejidos; 78y en la otra parte del Jordán, frente a Jericó, al oriente del Jordán, de la tribu de Rubén: Béser en el desierto con sus ejidos, Jazá con sus ejidos, 79Quedemot con sus ejidos, y Mefaat con sus ejidos; 80de la tribu de Gad: Ramot de Galaad con sus ejidos, Mahanaim con sus ejidos, 81Mesbón con sus ejidos, y Jaer con sus ejidos.

1 CRÓNICAS 7

La tribu de Isacar

1Hijos de Isacar: Tolá, Fuá, Jasub y Simrón; cuatro. 2Hijos de Tolá: Ucí, Refaías, Jeriel, Jahmai, Jibsam y Samuel, jefes de las casas paternas de Tola; valientes guerreros (inscriptos) en los registros genealógicos, siendo su número en los días de David veinte y dos mil seiscientos. 3Hijos de Ucí: Israhías. Hijos de Israhías: Micael, Obadías, Joel y Jesías, en total cinco jefes. 4Tenían, además, según sus linajes y sus casas paternas, divisiones de tropas de guerra, en número de treinta y seis mil; pues tenían muchas mujeres e hijos, 5Sus hermanos de todas las familias de Isacar, valientes guerreros, eran ochenta y siete mil, inscriptos todos ellos en los registros genealógicos.

La tribu de Benjamín

6[2676]Hijos de Benjamín: Bela, Béquer y Jediael; tres. 7Hijos de Bela: Esbón, Ucí, Uciel, Jerimor e Irí; cinco jefes de las casas paternas, valientes guerreros, inscriptos en los registros genealógicos en número de veinte y dos mil treinta y cuatro. 8Hijos de Béquer: Semirá, Joás, Eliéser, Elioenai, Amrí, Jeremot, Abías, Anatot y Almat; todos estos hijos de Béquer. 9Su registro genealógico, según sus linajes y jefes de sus casas paternas, abarcaba veinte mil doscientos valientes guerreros. 10Hijos de Jediael: Bilhán. Hijos de Bilhán: Jeús, Benjamín, Aod, Canaaná, Cetán, Tarsis y Ahisáhar: 11todos estos hijos de Jediael (contados) según los jefes de sus casas paternas, valientes guerreros en número de diez y siete mil doscientos, aptos para ir a la guerra. 12Supim y Hupim, hijos de Ir; y los Husim, hijos de Aher.

La tribu de Neftalí

13[2677]Hijos de Neftalí: Jahaciel, Guní, Géser y Sellum; hijos de Bilhá.

La tribu de Manasés

14[2678]Hijos de Manasés: Asriel. Su concubina siria dio a luz a Maquir, padre de Galaad. 15[2679]Maquir tomó mujer de Hupim y Supim. Su hermana se llamaba Maacá. El nombre del segundo era Saliehad, el cual tuvo hijas. 16Maacá, mujer de Maquir, dio a luz un hijo, y llamó su nombre Peres; el nombre del hermano de este fue Seres, y sus hijos fueron Ulam y Réquem. 17Hijos de Ulam: Bedán. Estos son los hijos de Galaad, hijo de Maquir, hijo de Manasés. 18[2680]Su hermana Hamoléquet dio a luz a Ishod, a Abiéser y a Mahlá. 19Los hijos de Semidá fueron Ahían, Siquem, Liquí y Aniam.

La tribu de Efraím

20[2681]Hijos de Efraím: Sutela; Bered, su hijo; Táhat, su hijo; Eladá, su hijo; Táhat, hijo de él. 21Zabad, su hijo; Sutela, su hijo; Éser y Elad, a quienes mataron los hombres de Gat, naturales del país; porque habían bajado allá para quitarles sus ganados. 22Su padre Efraím los lloró muchos días, y sus hermanos vinieron a consolarle. 23Después entró a su mujer, la cual concibió y le dio un hijo, a quien llamó Berías, porque la desgracia estaba en su casa. 24Su hija fue Sara, la cual edificó a Bethorón, la de abajo y la de arriba; y también a Ucén-Sara. 25También fueron sus hijos Refa, y Résef, y Tela, su hijo; Tahán, su hijo; 26Ladán, su hijo; Amihud, su hijo; Elisamá, su hijo; 27[2682]Nun, su hijo; Josué, su hijo. 28Las posesiones de ellos y sus moradas eran: Betel con sus aldeas; al oriente Naarán, y al occidente Guézer con sus villas, y Siquem con sus villas, hasta Gaza y sus aldeas, 29quedando en manos de los hijos de Manasés, Betseán con sus aldeas, Tanac con sus aldeas, Megidó con sus aldeas, Dor con sus aldeas. En estas ciudades habitaron los hijos de José, hijo de Israel.

La tribu de Aser

30[2683]Hijos de Aser: Imná, Isvá, Isví, Berías, y Sara, hermana de ellos. 31Hijos de Berías: Héber, y Malquiel, el cual fue padre de Birzavit. 32Héber engendró a Jaflet, Somer, Jotam y Suá, hermana de ellos. 33Hijos de Jaflet: Pasac, Bimhal y Asvat. Estos son los hijos de Jaflet. 34Hijos de Sémer: Ahí, Rohagá, Jehubá y Aram. 35Hijos de Hélem, su hermano: Zofah, Imná, Seles y Amal. 36Hijos de Zofah: Súah, Harnéfer, Sual, Berí, Imrá, 37Béser, Hod, Sammá, Silsá, Itrán y Beerá. 38Hijos de Jéter: Jefone, Pispa y Ara. 39Hijos de Ullá: Arah, Haniel, y Risiá. 40Todos estos eran hijos de Aser, jefes de casas paternas, hombres escogidos, valientes guerreros, jefes de príncipes. En los registros genealógicos estaban ellos inscriptos en número de veinte y seis mil hombres, aptos para el ejército y para la guerra.

1 CRÓNICAS 8

Genealogías de la tribu de Benjamín

1[2684]Benjamín engendró a Bela, su primogénito, a Asbel, el segundo, a Aharah, el tercero, 2a Nohá, el cuarto, a Rafa, el quinto. 3Bela tuvo por hijos: Adar, Gerá, Abihud, 4Abisúa, Naamán, Ahoá, 5Gerá, Sefufán y Huram.

6He aquí los hijos de Ahud, que eran jefes de casas paternas de los habitantes de Gabaá y fueron transportados a Manáhat: 7Naamán, Ahías y Gerá. Este los transportó, y engendró a Uzá y a Ahihud.

8Saaraim engendró hijos en el país de Moab, después de haber repudiado a sus mujeres Husim y a Baará. 9Engendró de Hodes, su mujer, a Jobab, Sibiá, Mesá, Malcam, 10Jeús, Sequía y Mirmá. Estos son sus hijos, jefes de casas paternas. 11De Husim engendró a Abitob, y Elpaal. 12Hijos de Elpaal: Éber, Misam, y Sémed, el cual edificó a Onó y Lod, con sus aldeas; 13también Berías y Sema, jefes de casas paternas de los habitantes de Ayalón, que pusieron en fuga a los habitantes de Gat. 14Ahío, Sasac, Jeremot, 15Zebadías. Arad, Eder, 16Micael, Ispá y Jojá, hijos de Berías. 17Zebadías, Mesullam, Ezequías, Héber, 18Ismerai, Izliá y Jobab, hijos de Elpaal. 19Jaquim Sicrí, Zabdí, 20Elienai, Silletai, Eliel, 21Adayá, Berayá y Simrat, hijos de Simeí. 22Ispán, Eber. Eliel, 23Abdón, Sicrí, Hanán, 24Hananías, Elam, Anatotías. 25Ifdayá y Penuel: hijos de Sasac. 26Samserai, Sehariá, Ataliá, 27Jaaresías, Eliá y Sicrí: hijos de Jeroham. 28Estos son los jefes de las casas paternas, según sus linajes, que habitaban en Jerusalén.

29[2685]En Gabaón habitó el padre de Gabaón, cuya mujer se llamaba Maacá; 30y Abdón, su hijo primogénito, y Sur, Cis, Baal, Nadab, 31Gedor, Ahío y Zequer. 32Miclot engendró a Simeá. También estos, habitaron con sus hermanos en Jerusalén, frente a sus hermanos. 33[2686]Ner engendró a Cis; Cis engendró a Saúl; Saúl engendró a Jonatán, Melquisúa, Abinadab, y Esbáal. 34Hijos de Jonatán: Meribbáal. Meribbáal engendró a Mica. 35Hijos de Mica: Pitón, Mélec, Tarea y Acaz. 36Acaz engendró a Joadá, Joadá engendró a Alémet, Azmáyet y Simrí. Simrí engendró a Mosá; 37Mosá engendró a Bineá, cuyo hijo fue Rafa, hijo de este Elasá, e hijo de este, Asel. 38AseI tuvo seis hijos, cuyos nombres son estos: Azricam, Bocrú, Ismael, Searías, Obadías y Hanán. Todos estos son hijos de Asel. 39Hijos de Esec, su hermano: Ulam, su primogénito, Jeús, el segundo, y Elifélet, el tercero. 40Los hijos de Ulam eran valientes guerreros, que manejaban el arco, padres de muchos hijos y nietos: ciento cincuenta. Todos estos pertenecen a los hijos de Benjamín.

1 CRÓNICAS 9

Habitantes de Jerusalén

1Todo Israel fue inscripto en los registros genealógicos; y he aquí que están inscriptos en el libro de los reyes de Israel y de Judá, pero fueron transportados a Babilonia a causa de sus transgresiones. 2[2687]Los primeros que entraron en sus posesiones, en sus ciudades, fueron israelitas, los sacerdotes, los levitas y los natineos.

3En Jerusalén habitaron hijos de Judá, hijos de Benjamín, e hijos de Efraím y de Manasés: 4Utai, hijo de Amihud, hijo de Omrí, hijo de Imrí, hijo de Baní, de los hijos de Fares, hijo de Judá. 5De los Silonitas: Asayá, el primogénito, con sus hijos. 6De los hijos de Zara: Jeuel y sus hermanos: seiscientos noventa. 7De los hijos de Benjamín: Sallú, hijo de Mesullam, hijo de Hodavías, hijo de Asenuá; 8e Ibneías, hijo de Jeroham, Elá, hijo de Ucí, hijo de Micrí, y Mesullam, hijo de Sefatías, hijo de Reuel, hijo de Ibnía, 9y sus hermanos, según sus linajes: novecientos cincuenta y seis. Todos estos eran jefes de casas paternas, en las casas de sus padres.

Sacerdotes

10[2688]De los sacerdotes: Jedaías, Joiarib, Jaquín, 11y Azarías, hijo de Helcías, hijo de Mesullam, hijo de Sadoc, hijo de Meraiot, hijo de Ahitob, príncipe de la Casa de Dios; 12Adaías, hijo de Jeroham, hijo de Fasur, hijo de Malquías; Masai, hijo de Adiel, hijo de Jaserá, hijo de Mesullam, hijo de Mesilemit, hijo de Imer; 13y sus hermanos, jefes de sus casas paternas: mil setecientos sesenta hombres vigorosos para la obra del servicio de la Casa de Dios.

Levitas

14De los levitas: Semeías, hijo de Hasub, hijo de Asricam, hijo de Hasabías, de los hijos de Merarí; 15Bacbacar, Heres, Galal, Matanías, hijo de Mica, hijo de Sicrí, hijo de Asaf; 16Obadías, hijo de Semeías, hijo de Galal, hijo de Jedutún; Baraquías, hijo de Asá, hijo de Elcaná, que habitó en las aldeas de los Netofatitas.

17Porteros: Sellum, Acub, Talmón, Ahimán y sus hermanos. Sellum era el jefe; 18y hasta ahora están cabe la puerta del rey, al oriente. Estos son los porteros del campamento de los hijos de Leví. 19[2689]Sellum, hijo de Coré, hijo de Abiasaf, hijo de Coré, y sus hermanos de su casa paterna, los coreítas, tenían a su cargo el oficio de guardar las puertas del Tabernáculo, pues sus padres habían tenido a su cargo la guardia de la entrada al campamento de Yahvé. 20Antiguamente Fineés, hijo de Eleazar, había sido su jefe; y Yahvé estuvo con él. 21[2690]Zacarías, hijo de Meselemías, era portero de la entrada del Tabernáculo de la Reunión. 22Todos estos, escogidos para guardianes de las puertas, en número de doscientos doce, estaban inscriptos en los registros genealógicos según sus ciudades. David y el profeta Samuel los habían establecido en sus cargos. 23Tanto ellos como sus hijos tenían a su cargo guardar las puertas de la Casa de Yahvé, la Casa del Tabernáculo. 24Había porteros a los cuatro vientos: al oriente, al occidente, al norte, y al mediodía. 25Sus hermanos, que habitaban en sus ciudades, tenían que venir de tiempo en tiempo para estar con ellos durante siete días. 26Porque estos cuatro jefes de los porteros, que eran levitas, tenían como función permanente la vigilancia de las cámaras y de los tesoros de la Casa de Dios. 27Sus alojamientos se hallaban alrededor de la Casa de Dios, porque tenían a su cargo la custodia de ella y habían de abrirla todas las mañanas.

28Algunos de ellos tenían el cuidado de los utensilios de culto, que se contaban al entrar y al salir. 29[2691]Otros de entre ellos tenían que cuidar de los utensilios y de todos los instrumentos del Santuario, la flor de harina, el vino, el aceite, el incienso y los perfumes. 30Algunos de los hijos de los sacerdotes confeccionaban los perfumes, 31y Matatías, uno de los levitas, el primogénito de Sellum coreíta, cuidaba de las cosas que se freían en sartén. 32Otros de sus hermanos, de entre los hijos de los Caatitas tenían a su cargo preparar para todos los sábados los panes de la proposición. 33En cuanto a los cantores, jefes de las casas paternas de los levitas (permanecían) en las habitaciones y estaban exentos de servicio, pues se ocupaban de día y de noche en su ministerio. 34Estos son los jefes de las casas paternas de los levitas, jefes de sus linajes, que habitaban en Jerusalén.

Genealogía de Saúl

35[2692]En Gabaón habitó el padre de Gabaón, Jehiel, cuya mujer se llamaba Maacá. 36Abdón, fue su hijo primogénito, después Sur, Cis, Báal, Ner, Nadab, 37Gedor, Ahío, Zacarías y Miclot. 38Miclot engendró a Simeam. También estos habitaron en Jerusalén, frente a sus hermanos, en unión con estos. 39Ner engendró a Cis; Cis engendró a Saúl; Saúl engendró a Jonatán, Melquisúa, Abinadab y Esbáal. 40Hijo de Jonatán: Meribbáal. Meribbáal engendró a Mica. 41Hijos de Mica: Pitón, Mélec, Tarea y Acaz. 42Acaz engendró a Jará; Jará engendró a Alémet, Azmávet y Simrí. Simrí engendró a Mosá; 43Mosá engendró a Bineá. Su hijo fue Rafayá; hijo de este, Elasá; hijo de este, Asel. 44Asel tuvo seis hijos, cuyos nombres son: Asricam, Bocrú, Ismael, Searyá, Obadías y Hanán. Estos son los hijos de Asel.

II. DAVID

1 CRÓNICAS 10

Muerte de Saúl

1[2693]Los filisteos hicieron guerra contra Israel; y huyeron los israelitas delante de los filisteos, y cayeron traspasados en el monte Gelboé. 2Los filisteos persiguieron a Saúl y a sus hijos, y mataron a Jonatán, Abinadab y Melquisúa, hijos de Saúl. 3Entonces se concentró el combate sobre Saúl, pues lo descubrieron los flecheros; y tembló ante los flecheros. 4Por lo cual dijo Saúl a su escudero: “Desenvaina tu espada y traspásame con ella; no sea que vengan estos incircuncisos y hagan escarnio de mí.” Mas no quiso su escudero, porque tuvo gran temor. Entonces tomó Saúl su espada y se arrojó sobre ella. 5Cuando su escudero vio que Saúl era muerto, se echó también él sobre su espada y murió. 6[2694]Así murió Saúl con sus tres hijos; y toda su casa murió juntamente con él. 7Entonces todos los hombres de Israel que vivían en el valle, cuando vieron que (los suyos) habían huido y que habían muerto Saúl y sus hijos abandonaron sus ciudades entregándose a la fuga; y vinieron los filisteos para habitar en ellas.

8Cuando al día siguiente vinieron los filisteos para despojar a los muertos, hallaron a Saúl y a sus hijos tendidos en el monte Gelboé. 9Lo despojaron y se llevaron su cabeza y sus armas. Después hicieron publicar por mensajeros la buena nueva a sus ídolos y a su pueblo en todo el país de los filisteos. 10[2695]Depositaron las armas de Saúl en la casa de sus dioses y clavaron su cabeza en la casa de Dagón.

11Pero toda Jabés-Galaad al oír lo que los filisteos habían hecho con Saúl, 12todos los hombres valientes se levantaron, y quitando el cadáver de Saúl, y los cadáveres de sus hijos, los trasladaron a Jabés. Enterraron sus huesos debajo de una encina en Jabés, y ayunaron siete días.

13Saúl murió a causa de las transgresiones que había cometido contra Yahvé, porque no guardó la palabra de Yahvé, y también por haber interrogado y consultado un espíritu pitónico. 14[2696]en vez de consultar a Yahvé; por lo cual Este le hizo morir, y transfirió el reino a David, hijo de Isaí.

1 CRÓNICAS 11

David, rey en Hebrón

1[2697]Todo Israel se congregó en torno a David, en Hebrón, diciendo: “He aquí que somos hueso tuyo y carne tuya. 2Ya antes, cuando Saúl reinaba todavía, tú sacabas (a campaña) a Israel y lo conducías a casa; y a ti te ha dicho Yahvé tu Dios: Tú apacentarás a Israel, mi pueblo, y tú serás el caudillo de Israel, mi pueblo.” 3Vinieron todos los ancianos de Israel al rey, a Hebrón y el rey David hizo con ellos alianza en Hebrón en la presencia de Yahvé; y ellos ungieron a David por rey sobre Israel, según la palabra que Yahvé había pronunciado por boca de Samuel.

David conquista a Jerusalén

4Después marchó David con todo Israel contra Jerusalén, que es Jebús, donde (aún residían) los jebuseos, habitantes del país. 5[2698]Y decían los habitantes de Jebús a David: “No podrás entrar aquí.” Pero David tomó la fortaleza de Sión, que es la ciudad de David; 6pues dijo David: “El que primero hiera a los jebuseos, será jefe y capitán.” Y Joab, hijo de Sarvia, subió el primero, y resultó jefe. 7David se estableció en la fortaleza; por esto la llamaron ciudad de David. 8[2699]Y edificó la ciudad en derredor, desde el Milló hasta la circunvalación; y Joab restauró el resto de la ciudad. 9Así David vino a ser cada vez más poderoso, y Yahvé de los Ejércitos estaba con él.

Los paladines de David

10[2700]He aquí los principales de los héroes que tenía David, y que, en unión con todo Israel, contribuyeron a asegurarle el reino y hacerle rey, conforme a la palabra de Yahvé anunciada a Israel.

11He aquí la nómina de los héroes que tenía David: Jasobeam, hijo de Acmoní, jefe de los treinta, que blandió su lanza contra trescientos y los mató de una vez.

12[2701]Después de él, Eleazar, hijo de Dodó, ahohita, que era uno de los tres héroes. 13Este estaba con David en Pasdamim, donde los filisteos se habían reunido para la batalla. Había allí una parcela de campo llena de cebada, y el pueblo estaba ya huyendo delante de los filisteos, 14[2702]pero él se puso en medio del campo, lo defendió y derrotó a los filisteos, obrando Yahvé una gran salvación.

15Tres de los treinta héroes descendieron a la peña de la cueva de Odollam donde estaba David, cuando los filisteos se hallaban acampados en el valle de Refaím. 16David estaba a la sazón en la fortaleza, y una guarnición de filisteos ocupaba Betlehem. 17Entonces le vino a David un deseo, y dijo: “¡Quién me diera de beber de las aguas del pozo de Betlehem, que está junto a la puerta!” 18Al punto aquellos tres se abrieron paso a través del campamento de los filisteos, y sacaron agua del pozo de Betlehem, que está contigua a la puerta, y tomándola la llevaron a David. Mas no quiso David bebería, sino que hizo una libación a Yahvé, 19diciendp: “¡Líbrame Dios de hacer tal cosa! ¿Voy a beber yo la sangre de estos hombres junto con sus vidas? pues con riesgo de sus vidas la han traído.” Por tanto no quiso beberla. Esto hicieron los tres héroes.

20Abisai, hermano de Joab, era jefe de los treinta. Blandió su lanza contra trescientos que mató, y tuvo nombre entre los treinta. 21Él se distinguía entre ellos, por lo cual fue hecho su jefe; mas no igualó a los tres (primeros).

22[2703]Banaías, hijo de Joiadá, hijo de un varón valiente, grande en hazañas, de Cabseel, mató a los dos Arieles de Moab. Bajó y mató a un león, en medio de una cisterna, en un día de nieve. 23Mató asimismo a un egipcio, que tenía cinco codos de altura; y en su mano tenía el egipcio una lanza, semejante a un enjullo de tejedor. Bajó contra él con su báculo, y arrebatando la lanza de la mano del egipcio, lo mató con esta. 24[2704]Esto hizo Banaías, hijo de Joiadá, y tuvo nombre entre los treinta héroes. 25[2705]Fue muy famoso entre los treinta, pero no igualó a los tres; y David le puso al frente de su guardia.

26Los valientes entre las tropas eran: Asael, hermano de Joab; Elhanán, hijo de Dodó, de Betlehem; 27Samet arorita; Heles pelonita; 28Irá, hijo de Iqués, de Tecoa; Abiéser de Anatot; 29Sibecai husatita; Ilai ahoíta; 30Maharai netofatita; Héled, hijo de Baaná, netofatita; 31Itai, hijo de Ribai, de Gabaá, de los hijos de Benjamín; Banaías piratonita; 32Hurai de los valles de Gaas; Abiel arbatita; 33Azmávet bahurimita; Eliabá saalbonita; 34Benehasem gizonita; Jonatán, hijo de Sagé, ararita; 35Ahiam, hijo de Sacar, ararita; Elifélet, hijo de Ur; 36Héfer mequeratita; Ahía pelonita; 37Hesró del Carmel; Naarai, hijo de Esbai; 38Joel, hermano de Natán; Mibhar, hijo de Hagrai; 39Zélec ammonita; Naarai berotita, escudero de armas de Joab, hijo de Sarvia; 40Irá de Jéter; Gareb de Jéter; 41Urías heteo; Zabad, hijo de Ahlai; 42Adiná, hijo de Sizá, rubenita, jefe de los rubenitas, y treinta con él; 43Hanán, hijo de Maacá; Josafat mitnita; 44Ucías de Astarot; Sama y Jeiel, hijos de Hotam, de Aroer; 45Jediael, hijo de Simrí; Johá, su hermano, tisita; 46Eliel mahavita; Jeribai y Josavía, hijos de Elnaam; Irma moabita; 47Eliel, Obed y Jaasiel, de Masobía.

1 CRÓNICAS 12

Los primeros compañeros de David

1[2706]Estos son los que se afiliaron a David en Siceleg, cuando estaba alejado de la presencia de Saúl, hijo de Cis. Estos son también del número de los valientes que le ayudaron en la guerra. 2Manejaban el arco, y eran diestros en (arrojar) piedras con la mano derecha y con la izquierda, y saetas con el arco. Eran parientes de Saúl, benjaminitas. 3El principal era Ahiéser, luego Joás, hijos de Semaá gabaatita; Jesiel y Pélet, hijos de Azmávet; Beracá; Jehú anatotita; 4Ismaías gabaonita, valiente entre los treinta, y jefe de los treinta; Jeremías, Jahaziel, Johanán, Jozabad gederatita; 5Eluzai, Jerimot, Bealías, Semanas, Sefatías harufita; 6Elcaná, Isaías, Azarel, Joéser y Jasobeam, coreítas; 7Joelá y Zebadías, hijos de Jeroham, de Gedor.

8[2707]Se separaron también algunos hombres valientes de los gaditas, para (unirse) con David en la fortaleza del desierto, soldados aptos para la guerra, que manejaban escudo y lanza. Sus rostros eran como rostros de leones, y eran ligeros como las gacelas de los montes. 9Su jefe era Éser; Obadías, el segundo; Eliab, el tercero; 10Mismaná, el cuarto; Jeremías, el quinto; 11Atai, el sexto; Eliel, el séptimo; 12Johanán, el octavo; Elzabad, el nono; 13Jeremias, el décimo; Macbanai, el undécimo. 14Estos eran de los hijos de Gad, jefes del ejército; el menor de ellos era capaz de atacar a cien hombres, y el mayor a mil. 15[2708]Estos fueron los que atravesaron el Jordán en el mes primero, cuando suele desbordarse por todas sus riberas, y pusieron en fuga a todos los habitantes de los valles al oriente y al occidente.

16Asimismo algunos de los hijos de Benjamín y de Judá vinieron a la fortaleza, donde estaba David. 17David se presentó delante de ellos, y tomando la palabra, les dijo: “Si venís a mí con intenciones pacíficas para ayudarme, mi corazón se unirá con vosotros; pero si es para engañarme y entregarme a mis enemigos, siendo mis manos limpias de maldad, ¡véalo el Dios de nuestros padres, y sea juez!” 18[2709]Entonces el Espíritu revistió a Amasai, jefe de los treinta (y dijo):

“¡Tuyos somos, oh David;

y contigo estamos, hijo de Isaí!

¡Paz, paz a ti,

y paz a cuantos te ayuden!

Pues a ti te ayuda tu Dios.”

Y David los recibió, y los puso entre los jefes del ejército.

19También de Manasés se unieron algunos con David, cuando este juntamente con los filisteos hizo guerra contra Saúl, bien que no ayudó a estos; pues los príncipes de los filisteos, habido consejo, lo despidieron, diciendo: “Se pasará a Saúl, su señor, y arriesgaremos nuestras cabezas.” 20Así cuando regresó a Siceleg, algunos de los hijos de Manasés se pasaron a él: Adná, Jozabad, Jediael, Micael, Jozabad, Eliú y Silletai, jefes militares de Manasés. 21Estos ayudaron a David contra las bandas, porque todos eran hombres valientes y vinieron a ser jefes del ejército. 22[2710]En aquel tiempo día por día acudían gentes a David para ayudarle, hasta que el ejército llegó a ser grande, como un ejército de Dios.

Los partidarios de David lo proclaman rey en Hebrón

23Estas son las cifras de los destacamentos que armados para la guerra vinieron a David, a Hebrón, para transferirle el reino de Saúl, conforme a la orden de Yahvé. 24De los hijos de Judá, armados de escudo y lanza, seis mil ochocientos, listos para la guerra. 25De los hijos de Simeón, hombres valerosos para la guerra, siete mil cien. 26De los hijos de Leví, cuatro mil seiscientos. 27Y con Joiadá, jefe de (la casa de) Aarón, otros tres mil setecientos; 28[2711]con Sadoc, joven y valeroso, veinte y dos jefes de su casa paterna. 29De los hijos de Benjamín, hermanos de Saúl, tres mil; porque hasta entonces la mayor parte de ellos guardaba fidelidad a la casa de Saúl. 30De los hijos de Efraím, veinte mil ochocientos, hombres valientes, famosos en sus casas paternas. 31De la media tribu de Manasés, diez y ocho mil, nominalmente designados para ir a proclamar rey a David. 32[2712]De los hijos de Isacar, que conocían los tiempos y sabían lo que Israel debía hacer, doscientos jefes, y todos sus hermanos bajo sus órdenes. 33De Zabulón, cincuenta mil, aptos para salir a campaña, preparados para dar batalla y provistos de todas las armas de guerra para entrar en combate con ánimo resuelto. 34De Neftalí, mil jefes, y con ellos treinta y siete mil hombres con escudo y lanza. 35De los Danitas, listos para la guerra veinte y ocho mil seiscientos. 36De Aser, aptos para salir a campaña y preparados para la guerra, cuarenta mil. 37Y de la otra parte del Jordán, de los rubenitas, de los gaditas y de la media tribu de Manasés, provistos de todos los pertrechos de guerra para la batalla, ciento veinte mil.

38Todos estos hombres de guerra, formados en orden de batalla, vinieron con corazón sincero a Hebrón, para proclamar a David rey sobre todo Israel; y todo el resto de Israel era de un mismo sentir para hacer rey a David. 39Estuvieron allí con David tres días, comiendo y bebiendo; porque sus hermanos les habían preparado comida. 40[2713]Además los vecinos de ellos, hasta Isacar, Zabulón y Neftalí, traían víveres en asnos, camellos, mulos y bueyes; provisiones de harina, tortas de higos y pasas, vino, aceite, ganado mayor y menor en abundancia; pues reinaba alegría en Israel.

1 CRÓNICAS 13

Traslado del arca a la casa de Obededom

1[2714]Después de consultar con los tribunos y centuriones y con todos los príncipes, 2dijo David a toda la asamblea de Israel: “Si os parece bien y la cosa viene de Yahvé, nuestro Dios, vamos a mandar mensajeros por todas partes a (llamar a) nuestros hermanos que han quedado en todas las regiones de Israel y, además, a los sacerdotes y levitas en sus ciudades y ejidos, para que se reúnan con nosotros; 3y volvamos a restituirnos el Arca de nuestro Dios, ya que no la hemos buscado en los días de Saúl.”

4Toda la asamblea resolvió hacer así, pues la propuesta pareció bien a todo el pueblo. 5[2715]Congregó entonces David a todo Israel desde el Sihor de Egipto, hasta la entrada de Hamat, para traer el Arca de Dios desde Kiryatyearim. 6Subió David, con todo Israel, hacia Baalá, o sea Kiryatyearim, que pertenece a Judá, para sacar de allí el Arca del Dios de Israel, que reside sobre los querubines; el Arca, sobre el cual es invocado el Nombre (de Yahvé). 7Y de la casa de Abinadab se llevaron el Arca de Dios sobre un carro nuevo, que fue conducido por Uzzá y Ahió. 8David y todo Israel danzaban delante de Dios con todas sus fuerzas, cantando y tocando cítaras, salterios, panderetas, címbalos y trompetas.

9Mas cuando llegaron a la era de Quidón, extendió Uzzá su mano para sostener el Arca, porque los bueyes tropezaban. 10[2716]Por esto se irritó Yahvé contra Uzzá, le hirió por haber tocado con su mano el Arca; y Uzzá murió allí delante de Dios. 11[2717]Entonces David se contristó, porque Yahvé había infligido a Uzzá tal castigo; y aquel sitio se llama Peres-Uzzá hasta hoy día. 12Y David tuvo en aquel día miedo a Dios, y dijo: “¿Cómo voy a traer a mí el Arca de Dios?” 13Por lo cual David no trasladó el Arca de Dios hacia él, a la ciudad de David, sino que la hizo desviar a la casa de Obededom geteo.

14El Arca de Dios permaneció tres meses en la casa de Obededom. Y bendijo Yahvé la casa de Obededom y todo cuanto tenía.

1 CRÓNICAS 14

La familia de David

1[2718]Hiram, rey de Tiro, envió mensajero a David, y maderas de cedro, y también albañiles y carpinteros, para edificarle una casa. 2[2719]Y conoció David que Yahvé había confirmado su reinado sobre Israel, porque (Dios) había ensalzado su dignidad real por amor de Israel su pueblo.

3Tomó David otras mujeres en Jerusalén, y engendró más hijos e hijas. 4He aquí los nombres de los hijos que tuvo en Jerusalén: Samúa, Sobab, Natán, Salomón, 5Ibhar, Elisúa, Elpélet, 6Noga, Náfeg, Jafía, 7Elisamá, Baaliadá y Elifélet.

Victoria sobre los filisteos

8Cuando los filisteos oyeron que David había sido ungido rey sobre Israel entero, todos los filisteos subieron en busca de David. Mas David lo supo y les salió al paso. 9Llegaron los filisteos y se extendieron en el valle de Refaím. 10Entonces David consultó a Dios, preguntando: “¿Subiré contra los filisteos? ¿Los entregarás en mi mano?” Y Yahvé le respondió: “Sube, pues Yo los entregaré en tu mano”. 11[2720]Y subieron a Baal-Ferasim, donde David los derrotó. Dijo entonces David: “Dios ha quebrantado a mis enemigos por mi mano, como las aguas rompen (los diques) y por eso aquel lugar se llamó Baal-Ferasim.” 12Dejaron allí sus dioses, que por orden de David fueron arrojados al fuego.

13Otra vez invadieron los filisteos el valle, 14y David volvió a consultar a Dios, el cual le contestó: “No subas tras de ellos; aléjate de ellos, para acometerlos desde el lado de las balsameras. 15[2721]Y cuando oigas el ruido de pasos por las copas de las balsameras, saldrás a la batalla, porque Dios va marchando delante de ti para derrotar el campamento de los filisteos.” 16David hizo como le había mandado Dios; y derrotaron el campamento de los filisteos desde Gabaón hasta Géser.

17La fama de David se extendió sobre todos los países, pues Yahvé le hizo temible para todos los gentiles.

1 CRÓNICAS 15

David prepara el traslado del Arca a Jerusalén.

1[2722]David se hizo casas en la ciudad de David, y preparó un lugar para el Arca de Dios, erigiendo para ella un Tabernáculo, 2[2723]Entonces dijo David: “Solamente los levitas han de llevar el Arca de Dios, pues a ellos los escogió Yahvé para llevar el Arca de Dios, y para hacer el servicio ante Él para siempre.” 3Congregó David a todo Israel en Jerusalén para subir el Arca de Yahvé al lugar que para ella había preparado. 4David reunió también a los hijos de Aarón y los levitas: 5de los hijos de Caat: a Uriel, el jefe, y sus hermanos: ciento veinte; 6de los hijos de Merarí: a Asayá, el jefe, y sus hermanos: doscientos veinte; 7de los hijos de Gersón: a Joel, el jefe, y sus hermanos: ciento treinta; 8de los hijos de Elisafán: a Semeías, el jefe, y sus hermanos: doscientos; 9de los hijos de Hebrón: a Eliel, el jefe, y sus hermanos: ochenta; 10de los hijos de Uciel: a Aminadab, el jefe, y sus hermanos: ciento doce.

11David llamó también a los sacerdotes Sadoc y Abiatar, y a los levitas Uriel, Asaías, Joel, Semeías, Eliel y Aminadab, 12[2724]y les dijo: “Vosotros sois los jefes de las casas paternas de los levitas. Santificaos, vosotros y vuestros hermanos, para subir el Arca de Yahvé, el Dios de Israel, al lugar que para ella tengo preparado; 13[2725]pues por no (haberla llevado) vosotros la vez anterior, Yahvé, nuestro Dios, nos ha castigado, porque no le buscábamos conforme a la Ley.”

14Los sacerdotes se santificaron y los levitas, para subir el Arca de Yahvé, el Dios de Israel. 15[2726]Y los hijos de los levitas llevaron el Arca de Dios, a hombros, con las varas puestas sobre los mismos, como lo había ordenado Moisés, según la palabra de Dios.

16Dijo David a los jefes de los levitas, que eligieran entre sus hermanos a los cantores aptos para tocar los instrumentos músicos, salterios, cítaras y címbalos; para que los hiciesen resonar, alzando la voz con júbilo. 17[2727]Los levitas designaron a Hernán, hijo de Joel, y de sus hermanos a Asaf, hijo de Baraquías, y de los hijos de Merarí, hermanos suyos, a Etán, hijo de Cusaías; 18y con ellos a sus hermanos de segundo orden: a Zacarías, Ben, Jaazael, Semiramot, Jehiel, Uní, Eliab, Banaías, Maasías, Matatías, Elifelehu, Micneías, Obededom y Jeiel, porteros. 19Los cantores, Hernán, Asaf y Etán, tenían címbalos de bronce para hacerlos resonar. 20[2728]Zacarías, Uciel, Semiramot, Jehiel, Uní, Eliab, Maasías y Banaías tenían salterios de tonos altos. 21Matatías, Elifelehu, Micneías, Obededom, Jeiel y Asacías tenían cítaras de octava, para dirigir (el canto). 22[2729]Conenías, jefe de los levitas portadores, dirigía el transporte, porque era hombre entendido. 23Baraquías y Elcaná eran porteros del Arca. 24Los sacerdotes Sebanías, Josafat, Natanael, Amasías, Zacarías, Banaías y Eliéser tocaban las trompetas delante del Arca de Dios. Obededom y Jehías eran porteros del Arca.

Traslado del Arca

25David, los ancianos de Israel, y los jefes militares, fueron a traer el Arca de la Alianza de Yahvé, desde la casa de Obededom. Estaban llenos de alegría, 26y para que Dios asistiese a los levitas, portadores del Arca de la Alianza de Yahvé, sacrificaron siete becerros y siete carneros. 27[2730]David iba ceñido de un manto de lino fino, lo mismo que todos los levitas, portadores del Arca, y los cantores, y Conenías, que dirigía el transporte en medio de los cantores. Llevaba David también sobre sí un efod de lino. 28Todo Israel acompañaba el traslado del Arca de la Alianza de Yahvé con gritos de júbilo, al son de clarines y trompetas y címbalos, y haciendo resonar los salterios y las cítaras. 29[2731]Mas cuando el Arca de la Alianza de Yahvé llegó a la ciudad de David, y Micol, hija de Saúl, mirando por una ventana, vio al rey David saltando y bailando, le despreció en su corazón.

1 CRÓNICAS 16

Organización del culto

1[2732]Entraron el Arca de Dios y la colocaron en medio del Tabernáculo que David había erigido para ella; y ofrecieron ante Dios holocaustos y sacrificios pacíficos. 2Cuando David hubo acabado de ofrecer los holocaustos y los sacrificios pacíficos, bendijo al pueblo en nombre de Yahvé, 3y distribuyó a toda la gente de Israel, hombres y mujeres, a cada uno, una torta de pan, una porción de carne y un pastel de uvas pasas. 4Y puso levitas que habían de hacer el servicio delante del Arca de Yahvé, invocando, alabando y ensalzando a Yahvé, el Dios de Israel. 5Asaf era el jefe; después de él, Zacarías, Jeiel, Semiramot, Jehiel, Matatías, Eliab, Banaías, Obededom y Jeiel, que tenían salterios y cítaras. Asaf hacía sonar los címbalos. 6Los sacerdotes Banaías y Jahaziel estaban con trompetas continuamente delante del Arca de la Alianza de Yahvé.

Cántico de alabanza

7Entonces, en aquel día, David dio por primera vez (este himno) en manos de Asaf y de sus hermanos para que alabasen a Yahvé:

8[2733]“¡Alabad a Yahvé, invocad su nombre;

pregonad a las naciones sus proezas!

9¡Cantadle, tañed salmos en su honor;

narrad todas sus maravillas!

10¡Gloriaos en su santo Nombre;

alégrese el corazón

de los que buscan a Yahvé!

11[2734]¡Buscad a Yahvé y su fortaleza;

buscad de continuo su Rostro!

12¡Acordaos de las maravillas

que Él ha hecho,

de sus prodigios

y de los juicios de su boca,

13oh hijos de Israel, su siervo,

descendientes de Jacob, sus elegidos!

14Él es Yahvé, Dios nuestro;

Él es quien juzga toda la tierra.

15Recordad para siempre su Alianza,

la palabra valedera para mil generaciones;

16el pacto que firmó con Abrahán,

y el juramento que prestó a Isaac.

17Lo estableció para Jacob como ley,

y para Israel como alianza eterna;

18diciendo: “Te daré el país de Canaán,

como parte de vuestra herencia.”

19Cuando erais escasa gente,

poco numerosos,

y extranjeros en el país;

20cuando iban de una nación a otra,

y de un reino a otro pueblo,

21no permitió que nadie los oprimiese.

Por amor de ellos castigó a reyes;

22[2735] “¡No toquéis a mis ungidos,

ni hagáis mal a mis profetas!”

23Cantad a Yahvé, oh tierra toda,

anunciad de día en día su salvación.

24Narrad entre las naciones su gloria,

sus maravillas a todos los pueblos.

25Pues grande es Yahvé,

y digno de toda alabanza;

y más temible que todos los dioses.

26Porque ídolos son todos los dioses de los pueblos.

Yahvé ha creado los cielos;

27gloria y majestad están ante Él,

fortaleza y alegría, en su Morada.

28[2736]Tributad a Yahvé,

oh familias de los pueblos,

dad a Yahvé la gloria y el poder!

29¡Tributad a Yahvé

la gloria de su Nombre!

¡Traed ofrendas,

y presentaos delante de Él!

¡Adorad a Yahvé con adorno sagrado!

30¡Conmuévase ante Él toda la tierra!

Firme está el orbe,

y no será conmovido.

31¡Regocíjense los cielos,

y alégrese la tierra;

digan los gentiles: “¡Yahvé es rey!”

32¡Brame el mar, y cuanto lo llena!

¡Salten de júbilo los campos,

y cuanto en ellos existe!

33Prorrumpan en gritos de alegría

los árboles de la selva, ante Yahvé;

pues viene a juzgar la tierra.

34¡Alabad a Yahvé, porque Él es bueno,

porque es eterna su misericordia!

35[2737]Y decid: “¡Sálvanos,

oh Dios de nuestra salvación;

reúnenos y líbranos de las naciones,

para que celebremos tu santo Nombre,

y nos gloriemos,

cantando tus alabanzas!

36Bendito sea Yahvé, el Dios de Israel,

por eternidad de eternidades.”

Y todo el pueblo dijo: “Amén”, y alabó a Yahvé.

Disposiciones acerca del culto

37Entonces dejó (David) allí, delante del Arca de la Alianza de Yahvé, a Asaf y sus hermanos, para el servicio continuo delante del Arca, según el reglamento de cada día; 38y a Obededom, con sus hermanos, en número de sesenta y ocho; y a Obededom, hijo de Iditún, y a Hosá, como porteros; 39[2738]asimismo a Sadoc, el sacerdote, y sus hermanos, los sacerdotes, delante de la Morada de Yahvé, en la altura de Gabaón, 40para que ofreciesen continuamente holocaustos a Yahvé en el altar del holocausto, por la mañana y por la tarde, según todo lo dispuesto en la Ley de Yahvé, que Él había prescrito a Israel. 41[2739]Con ellos (estableció) a Hemán y a Iditún, y a los otros escogidos y nominalmente designados, para alabar a Yahvé: “Porque su misericordia es eterna.” 42Con ellos estaban, pues, Hemán e Iditún, que tenían las trompetas y los címbalos para cuantos los tocaban, y los instrumentos para los cánticos de Dios. Los hijos de Iditún eran porteros.

43Luego todo el pueblo se fue, cada cual a su casa; también David se volvió para bendecir su casa.

1 CRÓNICAS 17

Promesa del reino eterno

1[2740]Morando ya David en su casa, dijo a Natán profeta: “He aquí, yo estoy habitando en una casa de cedro, mientras el Arca de la Alianza de Yahvé está debajo de lonas.” 2[2741]Respondió Natán a David: “Haz todo cuanto tienes en tu corazón, porque Dios está contigo.”

3En aquella misma noche fue dirigida a Natán la palabra de Yahvé, que decía: 4[2742]“Ve, y di a mi siervo David: Así dice Yahvé: No serás tú quien me edifique Casa para que habite en ella. 5Pues no he habitado en casa alguna desde el día en que hice subir a los hijos de Israel hasta el día de hoy; sino que anduve de una tienda a otra y (siempre mudando mi) morada. 6Dondequiera que iba con todo Israel, ¿dije Yo acaso una sola palabra a alguno de los Jueces de Israel a quienes mandé apacentar a mi pueblo: Por qué no me edificáis una Casa de cedro? 7Dirás a mi siervo David: Así dice Yahvé de los Ejércitos: Yo te he tomado de la dehesa, de detrás de las ovejas, para que fueses el príncipe dé mi pueblo Israel. 8He estado contigo por dondequiera que has andado, y he extirpado a todos tus enemigos delante de ti, y te he dado nombradía semejante a la de los grandes de la tierra. 9He concedido morada a Israel, mi pueblo, y lo he plantado para que habite en su propio lugar; y no será más inquietado, ni volverán los hijos de la iniquidad a vejarlo como al principio, 10[2743]y como en los días en que constituí Jueces sobre Israel, mi pueblo. He humillado a todos tus enemigos, y te anuncio que Yahvé va a edificarte a ti una casa. 11Cuando se te cumplieren los días para que vayas a tus padres, Yo alzaré tu descendencia en pos de ti, a uno de entre tus hijos, y haré estable su reino. 12Él me edificará una Casa, y Yo haré estable su trono para siempre. 13[2744]Yo seré padre para él, y él será hijo para Mí, y no apartaré de él mi gracia, como la aparté de aquel que te ha precedido. 14Yo lo estableceré en mi Casa y en mi reino eternamente, y su trono será establecido para siempre.”

15Conforme a todas estas palabras, y conforme a toda esta visión, habló Natán con David.

Oración de David

16[2745]Fue entonces el rey David, y se sentó delante de Yahvé y dijo: “¿Quién soy yo, oh Yahvé Dios, y cuál es mi casa, para que me hayas elevado hasta aquí? 17Y esto es todavía poco a tus ojos, oh Dios; pues has hablado del lejano porvenir de la casa de tu siervo, y me miras como si fuese un hombre distinguido, oh Yahvé Dios. 18¿Qué más podrá decirte David de la honra (concedida) a tu siervo?, pues Tú conoces a tu siervo. 19Oh Yahvé, por amor de tu siervo, y según tu corazón, has hecho toda esta cosa tan grande, para manifestar todas estas grandezas. 20Oh Yahvé, no hay semejante a Ti, ni hay otro Dios fuera de Ti, según todo lo que hemos oído con nuestros oídos. 21[2746]Y ¿qué otra nación hay en la tierra semejante a Israel, tu pueblo, que Dios fue a rescatar para hacerlo pueblo suyo? Así te ganaste un nombre mediante obras grandes y terribles, arrojando naciones de delante de tu pueblo que rescataste de Egipto. 22Tú has constituido a Israel, tu pueblo, como pueblo tuyo para siempre; y Tú, Yahvé, te has hecho su Dios. 23Ahora, oh Yahvé, sea firme para siempre la palabra que has dicho respecto de tu siervo y respecto de su casa; y haz según tu palabra. 24Sí, sea firme; y sea tu nombre glorificado eternamente cuando se diga: Yahvé de los Ejércitos, el Dios de Israel, es el Dios para Israel. Y la casa de tu siervo David sea estable delante de Ti. 25Por cuanto Tú, oh Dios mío, has revelado a tu siervo que vas a edificarle una casa, por esto tu siervo se ha atrevido a orar delante de Ti. 26Ahora, Yahvé, Tú eres Dios, y Tú has prometido este bien a tu siervo. 27Y ahora te has dignado bendecir la casa de tu siervo, para que permanezca siempre delante de Ti. Porque lo que Tú, oh Yahvé, bendices, es bendito para siempre.”

1 CRÓNICAS 18

Guerras y victorias de David

1[2747]Después de esto derrotó David a los filisteos y los sojuzgó, arrebatando a Gat y sus aldeas de las manos de los filisteos. 2Derrotó también a Moab; y los moabitas se sometieron a David y le pagaron tributo. 3Asimismo venció David a Hadaréser, rey de Sobá, en Hamat, cuando este iba a establecer su dominio sobre el río Éufrates. 4David le quitó mil carros, siete mil soldados de a caballo y veinte mil hombres de a pie; y desjarretó David todos los tiros de carro, dejando de ellos solamente para cien carros. 5Cuando los sirios de Damasco vinieron en socorro de Hadaréser, rey de Sobá, derrotó David a veinte y dos mil sirios. 6[2748]David puso (guarniciones) en la Siria de Damasco, y los sirios se sometieron a David y le pagaron tributo. Yahvé asistía a David dondequiera que iba.

7[2749]David tomó, además, los escudos de oro con que los siervos de Hadaréser se protegían y los llevó a Jerusalén. 8[2750]En Tibat y Cun, ciudades de Hadaréser, se apoderó David de una gran cantidad de bronce, con el cual hizo Salomón el mar de bronce, las columnas y los utensilios de bronce.

9Cuando Tou, rey de Hamat, supo que David había derrotado a todo el ejército de Hadaréser, rey de Sobá, 10envió a Hadoram, su hijo, al rey David para saludarle y para bendecirle por haber atacado a Hadaréser, pues Tou era enemigo de Hadaréser; y (trajo Hadoram) toda clase de objetos de oro, de plata y de bronce, 11que el rey David consagró a Yahvé, además de la plata y el oro que había tomado a todas las naciones: a Edom, a Moab, a los hijos de Ammón, a los filisteos y a los amalecitas.

12Abisai, hijo de Sarvia, derrotó en el Valle de la Sal diez y ocho mil idumeos, 13[2751]y puso guarniciones en Edom; y todos los idumeos quedaron sometidos a David. Así asistió Yahvé a David en todas sus empresas.

Ministros de David

14David reinó sobre todo Israel, y hacía juicio y justicia a todo el pueblo. 15Joab, hijo de Sarvia, estaba al frente del ejército; Josafat, hijo de Ahilud, era cronista; 16Sadoc, hijo de Ahitob, y Abimelec, hijo de Abiatar, eran sacerdotes; Savsa era secretario; 17[2752]Banaías, hijo de Joiadá, mandaba a los cereteos y feleteos; y los hijos de David eran los primeros junto al rey.

1 CRÓNICAS 19

Guerra contra los ammonitas

1[2753]Después de esto murió Nahás, rey de los hijos de Ammón, y en su lugar reinó su hijo. 2Entonces dijo David: “Manifestaré mi benevolencia a Hanún, hijo de Nahás, porque su padre usó de benevolencia conmigo.” Envió, pues, David embajadores para consolarle por la muerte de su padre. Pero cuando los servidores de David llegaron al país de los hijos de Ammón, a Hanún, para consolarlo, 3dijeron los príncipes de los hijos de Ammón a Hanún: “¿Crees tú acaso que para honrar a tu padre te ha enviado David consoladores? ¿No te han llegado más bien sus servidores para explorar y destruir, y para espiar el país?”

4[2754]Tomó, pues, Hanún a los servidores de David, los rapó y les cortó la mitad (inferior) de los vestidos, hasta las caderas. Después los despachó. 5Fueron algunos a informar a David sobre estos hombres; y él envió gente a su encuentro, pues los hombres estaban muy avergonzados; y les dijo el rey: “Quedaos en Jericó hasta que os crezca la barba; después podréis volver.” 6Cuando los hijos de Ammón vieron que se habían hecho odiosos a David, enviaron ellos, Hanún y los ammonitas, mil talentos de plata para tomar a sueldo carros y caballería de Mesopotamia, de la Siria de Maacá y de Sobá. 7Tomaron a sueldo treinta y dos mil carros y al rey de Maacá con su pueblo; los cuales vinieron y acamparon frente a Medebá. Los hijos de Ammón se congregaron también desde sus ciudades, y salieron a campaña. 8[2755]Cuando David lo supo, envió a Joab y toda la tropa de los valientes. 9Y salieron los hijos de Ammón y se formaron en orden de batalla a la entrada de la ciudad, mientras que los reyes que habían venido tomaron posición aparte en el campo.

10Viendo Joab que tenía un frente de batalla por delante y otro por la espalda, escogió de entre todos los selectos de Israel un cuerpo, que puso en orden de batalla contra los sirios, 11y dio el mando del resto del pueblo a su hermano Abisai; luego se formaron en orden de batalla contra los hijos de Ammón. 12Dijo (Joab): “Si los sirios son más fuertes que yo, tú me ayudarás; pero si los hijos de Ammón son más fuertes que tú, yo te ayudaré a ti. 13¡Sé fuerte y esforcémonos por nuestro pueblo y por las ciudades de nuestro Dios! ¡Y haga Yahvé lo que sea de su agrado!” 14Avanzó Joab y el pueblo que con él estaba, contra los sirios para trabar combate, y estos huyeron delante de él. 15Cuando los hijos de Ammón vieron que huían los sirios, huyeron también ellos delante de Abisai, hermano de Joab, retirándose a la ciudad. Y se volvió Joab a Jerusalén.

16[2756]Viéndose derrotados por Israel, los sirios enviaron embajadores, para hacer venir a los sirios del otro lado del río. Al frente de ellos estaba Sofac, jefe de las tropas de Hadaréser. 17[2757]Informado sobre esto reunió David a todo Israel, pasó el Jordán, y llegado a ellos, ordenó (el ejército) en batalla contra ellos. Y apenas se hubo ordenado en batalla contra los sirios, estos pelearon con él. 18[2758]Pero huyeron los sirios delante de Israel; y David mató a los sirios siete mil hombres de los carros, y cuarenta mil hombres de a pie. Mató también a Sofac, jefe del ejército. 19Cuando los sirios de Hadaréser vieron que habían sido derrotados por Israel, hicieron paces con David y le sirvieron; y los sirios no quisieron más ayudar a los hijos de Ammón.

1 CRÓNICAS 20

Conquista de la capital de los ammonitas.

1[2759]Al año siguiente, al tiempo en que los reyes suelen salir a campaña, Joab se puso al frente de un fuerte ejército y asoló el país de los hijos de Ammón; y llegado que hubo puso sitio a Rabbá; David, empero, se quedó en Jerusalén. Entretanto, Joab derrotó a Rabbá y la destruyó. 2[2760]David le quitó la corona de su rey de encima de la cabeza, y halló que pesaba un talento de oro. Había en ella una piedra preciosa. Fue puesta sobre la cabeza de David, el cual sacó de la ciudad muchísimo botín. 3Hizo salir al pueblo que había en ella, y los puso a las sierras, a los trillos de hierro y a las hachas. Así hizo David con todas las ciudades de los hijos de Ammón. Después volvió David con todo el pueblo a Jerusalén.

Victorias de David sobre los filisteos

4[2761]Después de esto tuvo lugar una batalla en Guézer contra los filisteos, en la cual Sibecai husatita mató a Sipai, uno de los Refaím, los cuales fueron humillados. 5[2762]Hubo otra batalla contra los filisteos; y Elhanán, hijo de Jaír, mató a Lahmí, hermano de Goliat geteo, el asta de cuya lanza era como un enjullo de tejedor. 6Hubo otra batalla más en Gat, y había un hombre de gran estatura, que tenía seis dedos (en sendas manos y pies): veinte y cuatro (entre todos). También ese era descendiente de Rafa. 7Cuando insultó a Israel, le mató Jonatán, hijo de Simeá, hermano de David. 8Estos eran descendientes de Rafa, de Gat, y cayeron por mano de David y por manos de sus paladines.

1 CRÓNICAS 21

El censo del pueblo

1[2763]Satanás se alzó contra Israel e instigó a David a hacer el censo de Israel. 2Dijo, pues, David a Joab y a los príncipes del pueblo: “Id, contad a los israelitas desde Bersabee hasta Dan, y dadme aviso para que yo sepa su número.” 3Respondió Joab: “¡Multiplique Yahvé su pueblo cien veces más de lo que es! ¿Acaso no son, oh rey, señor mío, todos ellos siervos de mi señor? ¿Por qué, pues, pide esto mi señor? ¿Por qué traer culpa sobre Israel?” 4Pero la palabra del rey prevaleció contra Joab, de modo que este salió y recorrió todo Israel, para volver después a Jerusalén. 5[2764]Dio entonces Joab a David la suma del censo del pueblo; y era todo Israel un millón cien mil hombres que ceñían espada; y en Judá había cuatrocientos setenta mil hombres aptos para la guerra. 6No incluyó en este censo a Leví y Benjamín, porque Joab detestaba la orden del rey.

7[2765]Desagradó esto a Dios, por lo cual castigó a Israel. 8Entonces dijo David a Dios: “He pecado gravemente en hacer esto. Perdona, ahora, te ruego, la iniquidad de tu siervo, pues he obrado muy insensatamente.” 9Luego habló Yahvé a Gad, vidente de David, diciendo: 10“Ve a decir a David lo siguiente: Así dice Yahvé: Tres cosas voy a proponerte; escógete una de ellas, y Yo te la haré.” 11Fue Gad a David y le dijo: “Así dice Yahvé: Elige para ti: 12o tres años de hambre, o tres meses durante los cuales seas presa de tus adversarios y alcanzado por la espada de tus enemigos, o tres días durante los cuales la espada de Yahvé y la peste ande por la tierra y el Ángel de Yahvé haga estragos en todo el territorio de Israel. Ahora bien, considera qué respuesta he de dar al que me ha enviado.” 13David respondió a Gad: “Me veo en grandes angustias. ¡Pero caiga yo en manos de Yahvé, porque sus misericordias son muy grandes, y no caiga en mano de los hombres!”

14Entonces envió Yahvé la peste sobre Israel, y cayeron de Israel setenta mil hombres. 15[2766]Dios envió también un Ángel contra Jerusalén para destruirla; pero cuando ya estaba destruyéndola, echó Yahvé una mirada y se arrepintió del estrago, y dijo al Ángel destructor: “¡Basta; detén ahora tu mano!” El Ángel de Yahvé se hallaba cerca de la era de Ornan jebuseo. 16[2767]Alzando los ojos vio David al Ángel de Yahvé cómo estaba entre la tierra y el cielo, con una espada desenvainada en su mano, extendida contra Jerusalén. Entonces David, y los ancianos, cubiertos de saco, cayeron sobre sus rostros. 17[2768]Y dijo David a Dios: “Yo soy quien mandé hacer el censo del pueblo. Yo soy quien he pecado y hecho el mal; pero estas ovejas ¿qué han hecho? ¡Oh Yahvé, Dios mío, te ruego que sea tu mano contra mí y contra la casa de mi padre, y no haya plaga entre tu pueblo!”

David levanta un altar en Jerusalén

18Entonces el Ángel de Yahvé dijo a Gad que diera a David la orden de subir para levantar un altar a Yahvé en la era de Ornan jebuseo. 19Subió, pues, David, según la orden que Gad le había dado en nombre de Yahvé. 20Ornan, que estaba trillando el trigo, se dio vuelta, pero al ver al Ángel, él y sus cuatro hijos se escondieron. 21Cuando David llegó a Ornan, miró Ornan, y viendo a David salió de la era y se postró ante David, rostro en tierra. 22Dijo David a Ornan: “Dame el sitio de la era para que edifique en él un altar a Yahvé —dámelo por su pleno valor en plata—, a fin de que la plaga se retire del pueblo.” 23Respondió Ornan a David: “Tómalo; y haga mi señor el rey lo que mejor le parezca. Mira que te doy dos bueyes para holocaustos, los trillos para leña, y el trigo para la ofrenda; todo te lo doy.” 24Replicó el rey David a Ornan: “No, sino que lo compraré por su pleno valor en plata, pues no tomaré para Yahvé lo que es tuyo ni ofreceré holocaustos que nada me cuesten.” 25Y dio David a Ornan por el sitio la suma de seiscientos siclos de oro. 26[2769]David edificó allí un altar a Yahvé, y ofreció holocaustos y sacrificios pacíficos, e invocó a Yahvé, el cual respondió enviando fuego desde el cielo sobre el altar del holocausto. 27Entonces Yahvé dio orden al Ángel; y este volvió su espada a la vaina.

28En aquel tiempo, después de ver que Yahvé le había oído en la era de Ornan jebuseo, ofreció David allí sacrificios. 29Pues la Morada de Yahvé que Moisés había hecho en el desierto, y el altar de los holocaustos, estaban a la sazón en el lugar alto de Gabaón; 30[2770]más David no se animaba a presentarse delante de él para consultar a Dios, porque había sido aterrado por la espada del Ángel de Yahvé.

1 CRÓNICAS 22

David prepara la construcción del templo

1Entonces dijo David: “¡Aquí (se levantará) la Casa de Yahvé Dios, y aquí el altar de los holocaustos para Israel!” 2[2771]Mandó David, juntar a los extranjeros que había en la tierra de Israel, y señaló canteros que preparasen piedras talladas para la construcción de la Casa de Dios. 3Preparó David también hierro en abundancia para la clavazón de las hojas de las puertas y para las trabazones, y cantidad incalculable de bronce 4y madera de cedro innumerable, pues los sidonios y los tirios trajeron a David madera de cedro en abundancia. 5[2772]Porque David se decía: “Mi hijo Salomón es todavía joven y de tierna edad, y la Casa que ha de edificarse para Yahvé debe ser grande sobre toda ponderación, para renombre y para gloria en todos los países. Haré para ella los preparativos.” E hizo David abundantes provisiones antes de su muerte.

6Después llamó a su hijo Salomón, al que mandó que edificase una Casa para Yahvé, el Dios de Israel. 7[2773]Dijo David a Salomón: “Hijo mío, yo tenía la intención de edificar una Casa al Nombre de Yahvé, mi Dios, 8Pero fue dirigida a mí esta palabra de Yahvé: «Tú has vertido mucha sangre y hecho grandes guerras; no podrás edificar tú la Casa a mi Nombre, porque has derramado delante de mí mucha sangre en la tierra. 9[2774]He aquí que te nacerá un hijo, el cual será hombre de paz, y le daré descanso de todos sus enemigos de en derredor; porque Salomón será su nombre, y en sus días daré paz y tranquilidad a Israel. 10[2775]Él edificará una Casa a mi Nombre; él será para mí hijo, y Yo seré padre para él; y estableceré el trono de su reino sobre Israel para siempre.» 11Ahora, pues, hijo mío, Yahvé sea contigo, para que logres edificar la Casa de Yahvé tu Dios, como Él de ti lo ha predicho. 12[2776]Te conceda tan solo Yahvé prudencia y entendimiento, para que, habiéndote Él dado poder sobre Israel, guardes la Ley de Yahvé, tu Dios. 13Entonces te saldrá bien la obra si cuidares de cumplir los mandamientos y los preceptos que Yahvé ha prescrito a Moisés para Israel. ¡Sé fuerte y ten buen ánimo! ¡No temas, ni te amedrentes! 14[2777]He aquí lo que yo en mi aflicción he preparado para la Casa de Yahvé: De oro, cien mil talentos; de plata, un millón de talentos, y de cobre y de hierro una cantidad incalculable por su abundancia. He preparado también maderas y piedras cuya cantidad tú podrás aumentar. 15Y tienes a mano muchos obreros, canteros, talladores de piedras y carpinteros, y toda clase de hombres hábiles para toda suerte de obra. 16El oro, la plata, el bronce y el hierro son sin número. ¡Levántate, pues! ¡Manos a la obra, y Yahvé sea contigo!

17Mandó David a todos los príncipes de Israel que ayudasen, a su hijo Salomón (diciéndoles): 18[2778]“¿No está con vosotros Yahvé, vuestro Dios? ¿Y no os ha dado paz por todos lados? Pues Él ha entregado en mis manos los habitantes del país, y el país está sujeto delante de Yahvé y delante de su pueblo. 19Aplicad ahora vuestro corazón y vuestra alma para buscar a Yahvé, vuestro Dios. Levantaos y edificad el Santuario de Yahvé, Dios, para trasladar el Arca de la Alianza de Yahvé y los utensilios del Santuario de Dios, a la Casa que ha de edificarse al Nombre de Yahvé.”

1 CRÓNICAS 23

Nombres y cargos de los levitas

1Viejo ya David, y harto de días, constituyó a Salomón, su hijo, rey de Israel. 2Reunió a todos los príncipes de Israel, a los sacerdotes y a los levitas, 3y fueron contados los levitas de treinta años arriba; y su número, contado por cabezas, uno por uno, fue de treinta y ocho mil. 4[2779] “De estos, (dijo David), serán veinte y cuatro mil para dirigir las obras de la Casa de Yahvé; seis mil serán magistrados y jueces, 5cuatro mil porteros, y cuatro mil para cantar el loor de Yahvé con los instrumentos que yo he hecho para alabanzas.”

6David los distribuyó en clases, según los hijos de Leví: Gersón, Caat y Merarí.

7De los Gersonitas: Ladán y Simeí. 8Hijos de Ladán: Jehiel, el jefe, Zetán y Joel, tres. 9Hijos de Simeí: Selomit, Hasiel y Harán, tres. Estos son las cabezas de las casas paternas de Ladán. 10Hijos de Simeí: Jáhat, Sisá, Jeús y Berías. Estos son los hijos de Simeí, cuatro. 11Jáhat era jefe, y Sisá el segundo. Jeús y Berías no tuvieron muchos hijos, por lo cual representaron en el censo una sola casa paterna.

12Hijos de Caat: Amran, Ishar, Hebrón y Uciel, cuatro. 13[2780]Hijos de Amran: Aarón y Moisés. Aarón fue separado para que consagre las cosas santísimas juntamente con sus hijos, para siempre; para que ofrezca incienso ante Yahvé, sirva a Él y bendiga en su nombre perpetuamente. 14En cuanto a Moisés, varón de Dios, sus hijos fueron contados entre los levitas. 15[2781]Los hijos de Moisés fueron Gersón y Eliéser. 16Hijos de Gersón: Sebuel, el jefe. 17Los hijos de Eliéser fueron: Rehabías, el jefe. Eliéser no tuvo otros hijos; mas los hijos de Rehabías fueron muy numerosos. 18Hijos de Ishar: Selomit, el jefe. 19Hijos de Hebrón: Jería, el jefe, Amarías, el segundo, Jahasiel, el tercero, y Jecamaam, el cuarto. 20Hijos de Uciel: Mica, el jefe, e Isaías, el segundo.

21Hijos de Merarí: Mahlí y Musí. Hijos de Mahlí: Eleazar y Cis. 22[2782]Murió Eleazar, sin dejar hijos, sino solamente hijas. Los hijos de Cis, hermanos de ellas, las tomaron por mujeres. 23Hijos de Musí: Mahlí, Eder y Jeremot, tres.

24[2783]Estos son los hijos de Leví, según sus casas paternas, las cabezas de las casas paternas, según el censo de ellos, contados nominal e individualmente. Ellos hacían la obra del ministerio de la Casa de Yahvé, desde los veinte años arriba. 25Porque David había dicho: “Yahvé, el Dios de Israel, ha dado reposo a su pueblo, y habitará en Jerusalén para siempre. 26Y en cuanto a los levitas, ya no habrán de llevar la Morada, con todos los utensilios de su ministerio.” 27Conforme a estas últimas disposiciones de David, se hizo el cómputo de los hijos de Leví de veinte años arriba. 28Estaban agregados a los hijos de Aarón, para el ministerio de la Casa de Yahvé, y tenían a su cargo los atrios y las cámaras, la limpieza de todas las cosas sagradas, en fin, la obra del ministerio de la Casa de Dios; 29[2784]asimismo los panes de la proposición, la flor de harina para las ofrendas, las galletas sin levadura, lo cocido en sartén, lo frito, y toda clase de medidas de capacidad y longitud. 30Tenían que estar presentes todas las mañanas y todas las tardes para celebrar y alabar a Yahvé, 31y para ofrecer todos los holocaustos a Yahvé, en los sábados, novilunios y fiestas, según su número y su rito especial, delante de Yahvé para siempre. 32Tenían también que servir al Tabernáculo de la Reunión y al Santuario, y a los hijos de Aarón sus hermanos, en el ministerio de la Casa de Yahvé.

1 CRÓNICAS 24

Los sacerdotes

1He aquí las clases de los hijos de Aarón: Hijos de Aarón: Nadab, Abiú, Eleazar e Itamar. 2[2785]Nadab y Abiú murieron antes que su padre, sin tener hijos; y ejercieron las funciones sacerdotales Eleazar e Itamar.

3[2786]David, con Sadoc, de los hijos de Eleazar, y Ahimelec, de los hijos de Itamar, los clasificó según sus oficios que tenían en su ministerio. 4Se hallaron entre los hijos de Eleazar más cabezas que entre los hijos de Itamar; por lo que se hizo entre ellos esta división: para los hijos de Eleazar, diez y seis cabezas de casas paternas; y para los hijos de Itamar, ocho casas paternas. 5Los repartieron por suertes, a los unos como a los otros; porque había príncipes del Santuario y príncipes de Dios, tanto entre los hijos de Eleazar como entre los hijos de Itamar. 6Semeías, hijo de Natanael, escriba, uno de los levitas, los inscribió en presencia del rey y de los príncipes, y en presencia del sacerdote Sadoc, y de Ahimelec, hijo de Abiatar, y de las cabezas de las casas paternas de los sacerdotes y de los levitas. Se sacaba alternando una casa paterna para Eleazar, y otra para Itamar.

7Tocó la primera suerte a Joiarib; la segunda a Jedayá; 8la tercera a Harim; la cuarta a Seorim; 9la quinta a Malquías; la sexta a Mijamín; 10[2787]la séptima a Hacoz; la octava a Abía; 11la nona a Jesúa; la décima a Secanías; 12la undécima a Eliasib; la duodécima a Jaquim, 13la decimotercera a Hupá; la decimocuarta a Jesbeab; 14la decimoquinta a Bilgá; la decimosexta a Imer; 15la decimoséptima a Hesir, la decimoctava a Hapisés; 16la decimonona a Petayá; la vigésima a Ezequiel; 17la vigésimo prima a Jaquín; la vigesimosegunda a Gamul; 18la vigesimotercera a Delayá; la vigesimocuarta a Maacías. 19[2788]Esta fue la distribución según su ministerio, para que entrasen en la Casa de Yahvé conforme al reglamento que Yahvé, el Dios de Israel, había prescrito por medio de Aarón, padre de ellos.

Los levitas

20[2789]He aquí (los jefes) de los hijos restantes de Leví: De los hijos de Amran: Subael; de los hijos de Subael: Jehedías. 21De Rehabías, de los hijos de Rehabías era jefe Isías; 22de los Isharitas: Selomot; de los hijos de Selomot: Jáhat. 23Hijos (de Hebrón): Jerías, Amarías, el segundo; Jahasiel, el tercero; Jecamaam, el cuarto. 24Hijos de Uciel: Micá; de los hijos de Micá: Samir. 25Hermano de Mica: Isías; de los hijos de Isías: Zacarías. 26Hijos de Merarí: Mahlí y Musí; hijos de Jaacías: su hijo. 27Hijos de Merarí por Jaacías, su hijo: Soham, Zacur e Ibrí. 28De Mahlí: Eleazar, que no tuvo hijos. 29De Cis: los hijos de Cis: Jerameel. 30Hijos de Musí: Mahlí, Eder y Jerimot.

Estos son los hijos de los levitas, según sus casas paternas. 31[2790]También estos echaron suertes de la misma manera que sus hermanos, los hijos de Aarón, en presencia del rey David, Sadoc y Ahimelec, y en presencia de las cabezas de las casas paternas de los sacerdotes y de los levitas; siendo tratados de la misma manera los jefes de familia como sus hermanos menores.

1 CRÓNICAS 25

Los cantores del Templo

1[2791]David y los jefes del ejército separaron para el culto a los que de entre los hijos de Asaf, de Hemán y de Jedutún tenían que ejercer la música sacra con cítaras, salterios y címbalos. He aquí el número de los hombres que hacían esto en su ministerio: 2De los hijos de Asaf: Zacur, José, Netanías y Asarela, hijos de Asaf, bajo la dirección de Asaf, que ejercía su ministerio según las órdenes del rey. 3De Jedutún: los hijos de Jedutún: Gedalías, Serí, Isaías, Hasabías, Matatías (y Simeí), seis, bajo la dirección de su padre Jedutún, que cantaba con la cítara para celebrar y alabar a Yahvé. 4De Hemán: los hijos de Hemán: Bukías, Matanías, Uciel, Sebuel, Jerimot, Hananías, Hananí, Eliata, Gidalti, Romamtiéser, Josbecasa, Malloti, Hotir y Mahasiot. 5Todos estos eran hijos de Hemán, vidente del rey en las cosas de Dios para ensalzar su poder. Dios había dado a Hemán catorce hijos y tres hijas.

6[2792]Todos estos estaban bajo la dirección de su padre en el canto de la Casa de Yahvé, con címbalos, salterios y cítaras para cumplir su ministerio en la Casa de Dios. Asaf, Jedutún y Hemán estaban a las órdenes del rey. 7[2793]El número de ellos, con sus hermanos, los que eran instruidos en el canto de Yahvé, todos ellos maestros, era de doscientos ochenta y ocho. 8Echaron suertes para (determinar) sus funciones, sobre pequeños y grandes, hábiles y menos hábiles.

9[2794]Salió la primera suerte de (la casa de) Asaf: para José, la segunda para Gedalías, para él, sus hermanos e hijos: doce; 10la tercera para Zacur, con sus hijos y hermanos: doce; 11la cuarta para Isrí, con sus hijos y hermanos: doce; 12la quinta para Netanías, con sus hijos y hermanos: doce; 13la sexta para Bukías, con sus hijos y hermanos: doce; 14la séptima para Jesarela, con sus hijos y hermanos: doce; 15la octava para Isaías, con sus hijos y hermanos: doce; 16la nona, para Matanías, con sus hijos y hermanos: doce; 17la décima para Simeí, con sus hijos y hermanos: doce; 18la undécima para Asarel, con sus hijos y hermanos: doce; 19la duodécima para Hasabías, con sus hijos y hermanos: doce; 20la decimotercia para Subael, con sus hijos y hermanos: doce; 21la decimocuarta para Matatías, con sus hijos y hermanos: doce; 22la decimoquinta para Jeremot, con sus hijos y hermanos: doce; 23la decimosexta para Hananías, con sus hijos y hermanos: doce; 24la decimoséptima para Josbecasa, con sus hijos y hermanos: doce; 25la decimoctava para Hananí, con sus hijos y hermanos: doce; 26la decimonona para Malloti, con sus hijos y hermanos: doce; 27la vigésima para Eliata, con sus hijos y hermanos: doce; 28la vigésimo prima para Hotir, con sus hijos y hermanos: doce; 29la vigesimosegunda para Gidalti, con sus hijos y hermanos: doce; 30la vigesimotercera para Mahasiot, con sus hijos y hermanos: doce; 31la vigesimocuarta para Romamtiéser, con sus hijos y hermanos: doce.

1 CRÓNICAS 26

Los porteros del Templo

1He aquí las clases de los porteros: De los coreítas, Meselemías, hijo de Coré, de los hijos de Asaf. 2Meselemías tuvo por hijos: Zacarías, el primogénito; Jediael el segundo; Zebadías, el tercero; Jatniel, el cuarto; 3Elam, el quinto; Johanán, el sexto; Elioenai, el séptimo. 4Hijos de Obededom: Semeías, el primogénito; Josabad, el segundo; Joah, el tercero; Sacar, el cuarto; Nataniel, el quinto; 5[2795]Amiel, el sexto; Isacar, el séptimo; Peulletai, el octavo; porque Dios le había bendecido. 6A Semeías, su hijo, le nacieron hijos, que eran jefes en la casa de su padre; porque eran hombres valerosos. 7Hijos de Semeías: Otní, Rafael, Obed, Elsabad y sus hermanos, hombres valerosos, Eliú y Samaquías. 8Todos estos eran de los hijos de Obededom; ellos y sus hijos y sus hermanos eran hombres valerosos y robustos para el ministerio: sesenta y dos de los hijos de Obededom. 9Meselemías tuvo diez y ocho hijos y hermanos, hombres valerosos.

10Hosá, de los hijos de Merarí, tuvo estos hijos: Simrí, el jefe —aunque no era el primogénito, su padre le había puesto por jefe—; 11Helcías, el segundo; Tabalías, el tercero; Zacarías, el cuarto. Todos los hijos y los hermanos de Hosá eran trece.

12Estas clases de los porteros, los jefes de estos hombres, lo mismo que sus hermanos, estaban encargados de funciones en la guardia de la Casa de Yahvé. 13Echaron suertes para cada puerta, sobre pequeños y grandes, con arreglo a sus casas paternas; 14y cayó la suerte para la puerta oriental sobre Selemías. Después echaron suertes para Zacarías, su hijo, que era un prudente consejero, y le tocó por suerte el norte. 15Asimismo a Obededom, el sur; y a sus hijos, la casa de los almacenes; 16[2796]a Supim y Hosá, el occidente, con la puerta de Salléquet, en el camino de la subida, correspondiendo una guardia a la otra. 17Al oriente había seis levitas, al norte, de día cuatro; al sur, de día cuatro; y para los almacenes, (cuatro) de dos en dos. 18[2797]Para las dependencias, al occidente, cuatro para la subida, y dos para las dependencias. 19Estos son las clases de los porteros, de los hijos de los coreítas y de los hijos de Merarí.

Guardias de los tesoros del Templo

20[2798]Los levitas, sus hermanos, custodiaban los tesoros de la Casa de Dios, y los tesoros de las cosas sagradas. 21Los hijos de Ladán, descendientes de Gersón (es decir), los gersonitas, las cabezas de las casas paternas de Ladán gersonita, eran los Jehielitas, 22o sea, los hijos de Jehieli, Zetam y Joel, su hermano. Estos tenían la guarda de los tesoros de la Casa de Yahvé. 23De entre los Amramitas, Isharitas, Hebronitas y Ucielitas, 24Sebuel, hijo de Gersón, hijo de Moisés, era tesorero mayor. 25Y sus hermanos, descendientes de Eliéser —hijo de este fue Rehabías, hijo de este Isaías, hijo de este Joram, hijo de este Zicrí, hijo de este Selomit—; 26[2799]este Selomit y sus hermanos tenían la guarda de todos los tesoros de las cosas sagradas que habían consagrado el rey David, los jefes de las casas paternas, los jefes de miles y de cientos, y los jefes del ejército. 27Las habían consagrado del botín de guerra y de los despojos para el mantenimiento de la Casa de Yahvé. 28Todo lo que habían consagrado el vidente Samuel, Saúl, hijo de Cis, Abner, hijo de Ner, y Joab, hijo de Sarvia; todo lo consagrado por cualquier persona, estaba bajo Selomit y sus hermanos.

Levitas al servicio del rey

29[2800]De entre los Isharitas, Conenías y sus hijos (administraban) como magistrados y jueces los negocios exteriores de Israel. 30[2801]De entre los Hebronitas, Hasabías y sus hermanos, hombres de valer, en número de mil setecientos, tenían la inspección de los israelitas de la otra parte del Jordán, al occidente, tanto en todos los asuntos de Yahvé, como en los negocios del rey. 31[2802]De los Hebronitas era jefe Jerías. Acerca de los Hebronitas, en cuanto a sus linajes, según sus casas paternas, se hicieron investigaciones en el año cuarenta del reinado de David, y se hallaron entre ellos hombres de valía en Jazer de Galaad. 32Sus hermanos, hombres valerosos, jefes de familias en número de dos mil setecientos, fueron constituidos por el rey David sobre los Rubenitas, los Gaditas y la media tribu de Manasés, en todos los asuntos de Dios y en todos los negocios del rey.

1 CRÓNICAS 27

Los jefes del ejército

1[2803]El número de los hijos de Israel con arreglo a las cabezas de sus casas paternas, los jefes de miles y de cientos, y los magistrados que servían al rey en todo lo tocante a las formaciones militares, relevándose todos los meses del año, era de veinte y cuatro mil hombres para cada división.

2Al frente de la primera división, que era la del primer mes, estaba Jasobeam, hijo de Zabdiel; en su división había veinte y cuatro mil. 3Él era de los hijos de Fares, y mandaba a todos los jefes de los ejércitos del primer mes. 4Al frente de la división del segundo mes estaba Dodai ahohita, y su división, con la tropa que mandaba el príncipe Miclot, tenía veinte y cuatro mil. 5[2804]Jefe del tercer ejército, para el tercer mes, era el comandante Banaías, hijo del sacerdote Joiadá; en su división había veinte y cuatro mil. 6[2805]Este Banaías era héroe entre los treinta, y estaba al frente de los treinta; en su división estaba Amizabad, su hijo. 7El cuarto, para el cuarto mes, era Asael, hermano de Joab, y Zebadías, su hijo, después de él; su división comprendía veinte y cuatro mil. 8El quinto, para el mes quinto, era el jefe Samhut israíta, su división constaba de veinte y cuatro mil. 9El sexto, para el sexto mes, era Irá, hijo de Iqués tecoíta, en cuya división había veinte y cuatro mil. 10El séptimo, para el séptimo mes, era Heles pelonita, de los hijos de Efraím; su división era de veinte y cuatro mil. 11El octavo, para el mes octavo, era Sibecai husatita, de los Zarhitas; su división tenía veinte y cuatro mil. 12El noveno, para el mes noveno, era Abiéser anatotita, de los Benjaminitas; en su división había veinte y cuatro mil. 13El décimo, para el décimo mes, era Maharai netofatita, de los Zarhitas, en cuya división había veinte y cuatro mil. 14El undécimo, para el mes undécimo, era Banaías piratonita, de los hijos de Efraím; su división tenía veinte y cuatro mil. 15El duodécimo, para el mes duodécimo, era Heldai netofatita, del linaje de Otniel; su división comprendía veinte y cuatro mil.

Los príncipes de las tribus

16[2806]Al frente de las tribus de Israel estaban: al frente de los Rubenitas: Eliéser, hijo de Sicrí; de los Simeonitas: Sefatías, hijo de Maacá; 17de Leví: Hasabías, hijo de Kemuel; de la casa de Aarón: Sadoc; 18de Judá: Eliab, uno de los hermanos de David; de Isacar: Amrí, hijo de Micael; 19de Zabulón: Ismaías, hijo de Obadías; de Neftalí: Jerimot, hijo de Asriel; 20de los hijos de Efraím: Oseas, hijo de Azarías; de la media tribu de Manasés: Joel, hijo de Fedaías; 21de la otra tribu de Manasés en Galaad: Iddó, hijo de Zacarías; de Benjamín: Jaasiel, hijo de Abner; 22de Dan: Asarel, hijo de Jeroham. Estos eran los príncipes de las tribus de Israel.

23[2807]David no hizo el censo de los de veinte años para abajo, porque Yahvé había dicho que multiplicaría a Israel como las estrellas del cielo. 24Joab, hijo de Sarvia, había comenzado a hacer el censo, pero no lo finalizó, pues estalló con ese motivo la ira (de Yahvé) contra Israel, y el resultado no fue puesto en el registro de los anales del rey David.

Los administradores de David

25[2808]Asmávet, hijo de Abdiel, tenía a su cargo los tesoros del rey. Sobre lo que este poseía en el campo, en las ciudades, en las aldeas y en las torres, estaba Jonatán, hijo de Ucías; 26sobre los labradores del campo que cultivaban las tierras, Esrí, hijo de Kelub; 27sobre las viñas, Simeí de Ramá; sobre las provisiones de vino para las bodegas del vino, Sabdí de Safam; 28[2809]sobre los olivares y los sicomorales que había en la Sefelá, Baalhanán de Géder; sobre los depósitos de aceite, Joás; 29sobre las vacadas que pacían en Sarón, Sitrai saronita; sobre las vacadas en los valles. Safat, hijo de Adlai; 30sobre los camellos, Obil ismaelita; sobre las asnas, Jedías meronotita; 31sobre las ovejas, Jasís agareno. Todos estos eran administradores de la hacienda del rey David.

Los altos funcionarios

32Jonatán, tío de David, varón sensato y prudente, era consejero. Él y Jehiel, hijo de Hacmoní, estaban con los hijos del rey. 33[2810]Aquitófel era consejero del rey, y Cusai arquita amigo del rey. 34Luego de Aquitófel figuraban Joiadá, hijo de Banaías, y Abiatar. Joab era el generalísimo del ejército del rey.

1 CRÓNICAS 28

David exhorta al pueblo

1David reunió en Jerusalén a todos los príncipes de Israel, los príncipes de las tribus, los jefes de las divisiones que servían al rey, los jefes de miles y los jefes de cientos, los administradores de la hacienda y del ganado del rey, y también a sus hijos, los eunucos, los oficiales y todos los hombres de valer.

2[2811]Levantándose entonces en pie, dijo el rey David: “Oídme, hermanos míos, y pueblo mío: Yo tenía el propósito de edificar una casa de descanso para el Arca de la Alianza de Yahvé y para el escabel de los pies de nuestro Dios. Había ya preparado la construcción, 3pero Dios me dijo: «Tú no edificarás la casa a mi Nombre, pues eres hombre de guerra y has derramado sangre.» 4[2812]Sin embargo, Yahvé, el Dios de Israel, me ha elegido de entre toda la casa de mi padre, para que fuese rey de Israel para siempre. Porque ha elegido a Judá para ser caudillo, y de las familias de Judá la casa de mi padre; y de entre los hijos de mi padre tuvo complacencia en mí para hacerme rey sobre todo Israel. 5Y de en medio de todos mis hijos —pues muchos hijos me ha dado Yahvé— eligió Él a mi hijo Salomón para que se siente en el trono del reino de Yahvé sobre Israel. 6[2813]Y me dijo: «Salomón, tu hijo, edificará mi Casa y mis atrios; porque a él le he escogido por hijo mío, y Yo seré padre suyo. 7Haré estable su reino para siempre, si perseverare en el cumplimiento de mis mandamientos y de mis preceptos como lo hace actualmente.» 8[2814]Ahora pues, en presencia de todo Israel, la congregación de Yahvé, y oyéndolo nuestro Dios (os digo): Guardad y estudiad todos los mandamientos de Yahvé, vuestro Dios, para que podáis poseer esta buena tierra, y la dejéis como heredad perpetua a vuestros hijos después de vosotros.”

Exhortación a Salomón

9“Y tú, Salomón, hijo mío, conoce al Dios de tu padre, y sírvele con corazón recto y con buena voluntad, porque Yahvé escudriña todos los corazones y penetra todos los pensamientos del entendimiento. Si le buscares, le hallarás, pero si le dejares, Él te desechará para siempre. 10[2815]Mira ahora que Yahvé te ha escogido para edificar una casa que sea su Santuario. ¡Sé fuerte, y manos a la obra!”

11[2816]Dio luego David a su hijo Salomón el diseño del pórtico y de los demás edificios, de las tesorerías, de las cámaras altas, de las cámaras interiores y del lugar del Propiciatorio; 12y también el diseño de todo lo que tenía en su espíritu respecto de los atrios de la Casa de Yahvé y de todas las cámaras de alrededor, para los tesoros de la Casa de Dios y los de las cosas sagradas; 13y lo (dispuesto) respecto de las clases de los sacerdotes y de los levitas y de todos los deberes del ministerio de la Casa de Yahvé, como también de todos los utensilios del ministerio de la Casa de Yahvé. 14Y (le dio) el oro, según el peso para cada uno de los utensilios de toda clase de servicio, y también la plata, según el peso que correspondía a todos los utensilios de toda clase de servicio; 15asimismo el peso correspondiente a los candelabros de oro y sus lámparas de oro, según el peso de cada candelabro y sus lámparas, y (el peso) para los candelabros de plata, según el peso de cada candelabro y sus lámparas, conforme al destino de cada candelabro. 16También el peso de oro para las mesas de la proposición, para cada mesa, y la plata para las mesas de plata; 17y oro puro para los tenedores, las fuentes y las copas; y asimismo lo correspondiente para las tazas de oro, según el peso de cada taza, y para las tazas de plata, según el peso de cada taza, 18[2817]y para el altar del incienso oro acrisolado según el peso, asimismo oro para la figura de la carroza (de Dios), los querubines, que extienden (las alas) y cubren el Arca de la Alianza de Yahvé. 19[2818]“Todo esto (dijo David), me mostró Yahvé en un escrito (que me llegó) de su mano: el modelo de toda la obra.”

20Dijo David a Salomón su hijo: “¡Sé fuerte y ten buen ánimo; y manos a la obra! No temas, ni te amedrentes, porque Yahvé Dios, el Dios mío, está contigo; no te dejará, ni te desamparará, hasta la terminación de toda la obra para el servicio de la Casa de Yahvé. 21Y he aquí que tienes las clases de los sacerdotes y de los levitas para todo el servicio de la Casa de Dios, y estarán a tu lado para toda clase de obras todos los hombres de buena voluntad y habilidad en cualquier clase de servicio, y los príncipes y el pueblo entero en todas tus empresas.”

1 CRÓNICAS 29

Ofrendas para el Templo

1Dijo el rey David a toda la asamblea: “Mi hijo Salomón a quien solo ha escogido Dios, es todavía joven y tierno, y la obra es grande; pues este alcázar no es para hombre, sino para Yahvé Dios. 2[2819]Con todas mis fuerzas he preparado para la Casa de mi Dios el oro para los objetos de oro, la plata para los de plata, el bronce para los de bronce, el hierro para los de hierro y la madera para los de madera; también piedras de ónice y (piedras) de engaste; piedras brillantes y de varios colores, toda suerte de piedras preciosas y piedras de mármol en abundancia. 3Fuera de esto, en mi amor a la Casa de mi Dios, doy a la Casa de mi Dios el oro y la plata que poseo, además de todo lo que tengo preparado para la Casa del Santuario: 4tres mil talentos de oro, del oro de Ofir, y siete mil talentos de plata acrisolada para revestir las paredes de los edificios; 5[2820]el oro para los objetos de oro, la plata para los de plata, y para todas las obras hechas por mano de los artífices, ¿Quién, pues, quiere ahora hacer una ofrenda espontánea a Yahvé?”

6Entonces los jefes de las casas paternas, los príncipes de las tribus de Israel, los jefes de miles y de cientos, y los administradores de la hacienda del rey ofrecieron espontáneamente sus ofrendas, 7[2821]y dieron para la obra de la Casa de Dios, cinco mil talentos de oro, diez mil dáricos, diez mil talentos de plata, diez y ocho mil talentos de bronce y cien mil talentos de hierro. 8Los que tenían piedras preciosas, las entregaron para el tesoro de la Casa de Yahvé, en mano de Jehiel gersonita. 9Y se regocijó el pueblo por haberlo hecho voluntariamente; porque de todo su corazón habían ofrecido espontáneamente sus dádivas a Yahvé. También el rey David tuvo un gran gozo.

Oración de David

10[2822]Después bendijo David a Yahvé en presencia de toda la asamblea; y dijo David:

“¡Bendito Tú, oh Yahvé, Dios de nuestro padre Israel,

desde la eternidad hasta la eternidad!

11Tuya, oh Yahvé, es la grandeza, el poder,

la magnificencia, el esplendor y la majestad;

pues tuyo es cuánto hay en el cielo y en la tierra.

Tuyo, oh Yahvé, es el reino; Tú te eriges en cabeza de todo.

12De Ti proceden la riqueza y la gloria;

Tú lo gobiernas todo;

en tu mano están el poder y la fortaleza,

y en tu mano el dar grandeza y poder a todos.

13Ahora, pues, oh Dios nuestro,

te alabamos y celebramos tu Nombre glorioso.

14[2823]Pues ¿quién soy yo, y quién es mi pueblo, para que seamos capaces de ofrecerte tales donativos? Porque todo viene de Ti, y te damos lo (que hemos recibido) de tus manos. 15Porque extranjeros y advenedizos somos delante de Ti, como todos nuestros padres; como sombra son nuestros días sobre la tierra, y no hay espera. 16Yahvé, Dios nuestro, todo este grande acopio que hemos acumulado, a fin de edificarte una Casa para tu santo Nombre, viene de tu mano, y es todo tuyo. 17[2824]Bien sé, Dios mío, que Tú pruebas los corazones y amas la rectitud; por eso te he ofrecido voluntariamente todo esto con sincero corazón, y ahora veo con regocijo a tu pueblo, a los que se hallan aquí, cómo te ofrecen espontáneamente sus dones. 18Oh, Yahvé, Dios de nuestros padres, de Abrahán, de Isaac y de Israel, conserva esto perpetuamente para formar los pensamientos del corazón de tu pueblo, y dirige Tú su corazón hacia Ti. 19Da a mi hijo Salomón un corazón perfecto, para que guarde tus mandamientos, tus testimonios y tus preceptos, a fin de que todo lo ponga por obra y edifique el palacio, para el cual yo he hecho los preparativos.”[2825]

20[2826]Después dijo David a toda la asamblea: “¡Bendecid a Yahvé vuestro Dios!” Y toda la asamblea bendijo a Yahvé, el Dios de sus padres, e inclinaron la cabeza y se postraron ante Yahvé y ante el rey.

Unción de Salomón

21Al día siguiente inmolaron a Yahvé víctimas y le ofrecieron holocaustos: mil becerros, mil carneros y mil corderos, con sus correspondientes libaciones y muchos sacrificios por todo Israel. 22[2827]En aquel día comieron y bebieron ante Yahvé con gran gozo, y por segunda vez proclamaron rey a Salomón, hijo de David, y le ungieron por rey delante de Yahvé, y a Sadoc por sacerdote. 23Entonces se sentó Salomón como rey sobre el trono de Yahvé, en lugar de su padre David, y prosperó y le obedeció todo Israel. 24Todos los jefes y grandes, y también todos los hijos del rey David, prestaron obediencia al rey Salomón. 25Y Yahvé le engrandeció en extremo a los ojos de todo Israel, y le confirió tanta gloria real cual nunca había tenido ningún rey de Israel antes de él.

Muerte de David

26David, el hijo de Isaí, reinó sobre todo Israel. 27Fueron los días que reinó sobre Israel cuarenta años. En Hebrón reinó siete años, y en Jerusalén reinó treinta y tres. 28Murió en buena vejez, harto de días, riqueza y gloria; y en su lugar reinó su hijo Salomón. 29[2828]Los hechos del rey David, los primeros y los postreros, he aquí que están escritos en la historia del vidente Samuel, en la historia del profeta Natán y en la historia del vidente Gad, 30juntamente con todo su reinado y sus hazañas, y las vicisitudes que pasaron sobre él, sobre Israel y sobre todos los reinos de los (demás) países.

II PARALIPÓMENOS (2 CRÓNICAS)

# · 1 · 2 · 3 · 4 · 5 · 6 · 7 · 8 · 9 · 10 · 11 · 12 · 13 · 14 · 15 · 16 · 17 · 18 · 19 · 20 · 21 · 22 · 23 · 24 · 25 · 26 · 27 · 28 · 29 · 30 · 31 · 32 · 33 · 34 · 35 · 36

I. SALOMÓN

2 CRÓNICAS 1

Sacrificio de Salomón

1[2829]Salomón, hijo de David, quedó afirmado en su reino; Yahvé su Dios estaba con él y lo engrandeció sobremanera. 2[2830]Entonces habló Salomón a todo Israel, a los jefes de miles y de cientos, a los jueces y a todos los príncipes de todo Israel, a las cabezas de las casas paternas; 3y fue Salomón con toda la comunidad que lo acompañaba, al lugar alto que había en Gabaón, porque allí se hallaba el Tabernáculo de la Reunión de Dios, que Moisés, siervo de Yahvé, había hecho en el desierto. 4En cuanto al Arca de Dios, David la había llevado de Kiryatyearim al lugar que él le había preparado, pues le había erigido un Tabernáculo en Jerusalén. 5El altar de bronce que había hecho Besalel, hijo de Urí, hijo de Hur, estaba también allí, delante de la Morada de Yahvé. Fueron Salomón y la comunidad para consultarle. 6Y subió Salomón allí al altar de bronce que estaba ante Yahvé junto al Tabernáculo de la Reunión, y ofreció sobre él mil holocaustos.

Petición de Salomón

7[2831]En aquella noche se apareció Dios a Salomón y le dijo: “Pídeme lo que quieres que te conceda.” 8Salomón respondió a Dios: “Tú has tenido gran misericordia con David mi padre, y a mí me has hecho rey en su lugar. 9Ahora, oh Yahvé Dios, cúmplase la promesa que hiciste a mi padre David, ya que Tú me has hecho rey sobre un pueblo numeroso como el polvo de la tierra. 10Dame ahora sabiduría e inteligencia, para que sepa cómo conducirme ante este pueblo; porque ¿quién podrá gobernar este tu pueblo tan grande?”

11Respondió Dios a Salomón: “Ya que piensas esto en tu corazón, y no has pedido riquezas, ni bienes, ni gloria, ni la muerte de tus enemigos; ni tampoco has pedido larga vida, sino que has pedido para ti sabiduría e inteligencia para gobernar a mi pueblo, del cual te he hecho rey; 12por eso te son dadas la sabiduría y la inteligencia; y además te daré riqueza y bienes y gloria como no las poseyó ningún rey antes de ti ni las tendrá ninguno de tus sucesores.” 13Y Salomón regresó a Jerusalén desde el lugar alto de Gabaón, de delante del Tabernáculo de la Reunión, y reinó sobre Israel.

Riquezas de Salomón

14[2832]Salomón juntó carros y gente de a caballo y vino a poseer mil cuatrocientos carros y doce mil jinetes, a los que acuarteló en las ciudades de los carros y junto al rey en Jerusalén. 15El rey hizo que la plata y el oro fuesen en Jerusalén tan común como las piedras, y los cedros tan abundantes como los sicómoros en la Sefelá. 16Los caballos de Salomón venían por medio de una caravana de comerciantes del rey desde Egipto, donde la caravana los compraba a un precio convenido. 17Sacaban y traían de Egipto un carro por seiscientos siclos de plata, y un caballo por ciento cincuenta. De la misma manera los traían, como intermediarios, para todos los reyes de los heteos y los de Siria.

2 CRÓNICAS 2

Preparativos para la construcción del Templo

1Resolvió Salomón edificar una Casa al Nombre de Yahvé y un palacio real para sí. 2[2833]Salomón señaló setenta mil hombres para transportar cargas y ochenta mil hombres para trabajar en las canteras de las montañas y tres mil seiscientos sobrestantes sobre ellos.

3Envió Salomón a decir a Huram, rey de Tiro: “Así como hiciste con David mi padre, enviándole maderas de cedro para edificar una casa en que habitase (así hazlo también conmigo). 4He aquí que voy a edificar una Casa al Nombre de Yahvé, mi Dios, para consagrársela, para quemar ante Él incienso aromático, para (el pan de) la proposición perpetua, y para los holocaustos de la mañana y de la tarde de los sábados, novilunios y fiestas de Yahvé, nuestro Dios, para siempre, como es precepto para Israel. 5La Casa que voy a edificar será grande; porque nuestro Dios es mayor que todos los dioses. 6[2834]Mas ¿quién es capaz de construirle Casa, cuando los cielos y los cielos de los cielos no pueden abarcarlo? ¿Y quién soy yo para edificarle esa Casa, si no fuese para quemar incienso delante de Él? 7Envíame un hombre inteligente, diestro en trabajar el oro, la plata, el cobre, el hierro, la púrpura, el carmesí y el jacinto, y que sepa hacer entalladuras, trabajando con estos artífices instruidos por mi padre David que tengo conmigo en Judá y en Jerusalén. 8Envíame también maderas de cedro, de ciprés y de pino, desde el Líbano; pues bien sé que tus siervos saben labrar las maderas del Líbano; y he aquí que mis siervos trabajarán con tus siervos, 9para prepararme maderas en abundancia; pues la Casa que voy a edificar ha de ser grande y maravillosa. 10[2835]He aquí que daré para el sustento de tus siervos, los obreros que han de cortar los árboles, veinte mil coros de trigo, veinte mil coros de cebada, veinte mil batos de vino y veinte mil batos de aceite.”

11Huram, rey de Tiro, respondió en una carta que envió a Salomón: “Por el amor que tiene Yahvé hacia su pueblo, te ha hecho rey sobre ellos.” 12Y agregó Huram: “¡Bendito sea Yahvé, el Dios de Israel, creador del cielo y de la tierra, que ha dado al rey David un hijo sabio, prudente y juicioso a fin de que edifique una Casa a Yahvé, y un palacio real para sí. 13[2836]Te envío ahora un hombre sabio, dotado de inteligencia, a saber, Huram, confidente mío; 14hijo de una mujer de las hijas de Dan, cuyo padre era de Tiro, el cual sabe trabajar el oro, la plata, el bronce, el hierro, piedras y maderas, púrpura, jacinto, lino fino y carmesí. Sabe también esculpir toda clase de entalladuras y elaborar cualquier plan que se le proponga, juntamente con tus artífices y los artífices de mi señor David, tu padre. 15Mande, mi señor a sus siervos el trigo, la cebada, el aceite y el vino, que ha prometido mi señor, 16y nosotros cortaremos del Líbano las maderas que necesites, y te las conduciremos en balsas, por mar, hasta Joppe, y tú las transportarás a Jerusalén.”

Censo de los obreros

17[2837]Salomón hizo el censo de todos los extranjeros que había en el país de Israel, después del censo que había hecho su padre David; y se hallaron ciento cincuenta y tres mil seiscientos. 18De ellos destinó setenta mil para el transporte de cargas, ochenta mil para las canteras en las montañas, y tres mil seiscientos como sobrestantes para dirigir los trabajos del pueblo.

2 CRÓNICAS 3

Construcción del Templo

1[2838]Empezó Salomón a edificar la Casa de Yahvé en Jerusalén, en el monte Moriah indicado anteriormente a su padre David, en el sitio donde David había hecho los preparativos, en la era de Ornan jebuseo. 2Dió comienzo a las obras el día dos del mes segundo del año cuarto de su reinado.

3[2839]He aquí (las dimensiones) de los fundamentos que puso Salomón, para edificar la Casa de Dios: la longitud en codos de la medida antigua: sesenta codos, y la anchura: veinte codos.

4El pórtico que servía de fachada y cuya longitud correspondía al ancho de la Casa, tenía una longitud de veinte codos y una altura de ciento veinte. Lo recubrió por dentro de oro puro.

5[2840]Revistió la Casa mayor de madera de ciprés y la recubrió de oro fino, haciendo esculpir en ella palmas y cadenillas. 6[2841]Revistió también la Casa de piedras preciosas para adornarla; el oro era oro de Parvaim. 7Así cubrió de oro tanto la Casa, las vigas, los umbrales, sus paredes y sus puertas, y esculpió querubines sobre las paredes.

El Santísimo del Templo

8Construyó también la Casa del Santísimo, cuya longitud, correspondiente al ancho de la Casa, era de veinte codos, y su anchura igualmente de veinte codos. Lo revistió de oro puro, que pesaba seiscientos talentos. 9Los clavos de oro pesaban cincuenta siclos. Cubrió de oro también los pisos altos.

10En el interior de la Casa del Santísimo hizo dos querubines, de obra esculpida, que revistió de oro. 11Las alas de los querubines tenían veinte codos de largo. La una del primero era de cinco codos y tocaba la pared de la Casa; la otra ala tenía también cinco codos, y tocaba el ala del otro querubín. 12[2842]Del mismo modo un ala del otro querubín era de cinco codos y tocaba la pared de la Casa; la otra ala tenía también cinco codos, y se juntaba al ala del primer querubín. 13Las alas de estos querubines medían desplegadas veinte codos. Estaban ellos de pie, y con sus caras vueltas hacia la Casa.

14[2843]Asimismo hizo el velo, de jacinto, púrpura escarlata, carmesí y lino fino, en el cual hizo bordar querubines.

Las columnas

15[2844]Delante de la Casa hizo dos columnas de treinta y cinco codos de alto. El capitel que las coronaba tenía cinco codos. 16Forjó, además, cadenillas (como) en el Santísimo, y las colocó sobre los remates de las columnas; e hizo cien granadas, que puso en las cadenillas. 17Erigió las columnas delante del Templo, una a la derecha, y la otra a la izquierda, llamando la de la derecha Jaquín, y la de la izquierda Boas.

2 CRÓNICAS 4

Objetos sagrados

1Construyó también un altar de bronce de veinte codos de largo, veinte codos de ancho y diez codos de alto. 2[2845]Asimismo hizo el mar (de bronce) fundido, que tenía diez codos de un borde al otro. Era enteramente redondo y de cinco codos de alto. Un cordón de treinta codos le rodeaba todo en derredor. 3Debajo del borde había en toda la circunferencia figuras de bueyes, diez por cada codo, colocadas en dos órdenes que formaban con él una sola pieza de fundición. 4[2846]Estaba asentado sobre doce bueyes; de los cuales tres miraban al norte, tres al occidente, tres al sur, y tres al oriente. El mar descansaba encima de ellos, y las partes traseras de todos ellos estaban hacia adentro. 5Su espesor era de un palmo, y su borde como el borde de un cáliz, como una flor de azucena. Cabían en él tres mil batos.

6Hizo también para los lavatorios diez pilas y colocó cinco de ellas a la derecha y cinco a la izquierda. En ellas se limpiaba lo que se ofrecía en holocausto. El mar era para las abluciones de los sacerdotes.

7Hizo igualmente diez candelabros de oro, según la forma prescrita, y los colocó en el Templo, cinco a la derecha, y cinco a la izquierda. 8Y fabricó diez mesas, que puso en el Templo, cinco a la derecha, y cinco a la izquierda. Hizo igualmente cien tazas de oro.

9Además construyó el atrio de los sacerdotes, y el atrio grande con las puertas del atrio, y revistió las puertas del mismo de bronce. 10EI mar lo colocó al lado derecho, al este, hacia el sur.

11Hizo Huram también las calderas, las paletas y las tazas.

Así concluyó Huram la obra que le había encargado el rey Salomón en la Casa de Dios: 12las dos columnas, los globos y los capiteles que había arriba de las columnas; las dos mallas para cubrir los dos globos de los capiteles que coronaban las columnas, 13las cuatrocientas granadas de las dos mallas, dos filas de granadas para cada malla, para cubrir los dos globos de los capiteles que había sobre las columnas; 14las diez basas, y también las pilas, para (asentarlas) sobre las bazas; 15el mar con los doce bueyes debajo de él; 16[2847]las calderas, las paletas y los tenedores. Todos estos utensilios los hizo Hiram, el maestro, para el rey Salomón para la Casa de Yahvé; eran de bronce pulido. 17[2848]El rey los hizo fundir en la llanura del Jordán, en la tierra arcillosa que hay entre Sucot y Seredá. 18Salomón hizo todos estos utensilios en número muy grande, y nunca fue averiguado el peso del bronce.

19Salomón hizo también todos los (demás) objetos de la Casa de Dios: el altar de oro, las mesas para el pan de la proposición, 20los candelabros con sus lámparas, de oro puro, para que ardieran, según el rito, delante del Santísimo; 21las flores, las lámparas y las despabiladeras de oro, del mejor oro; 22y los cuchillos, las copas, las cazuelas y los incensarios, de oro puro. Eran también de oro las puertas interiores de la Casa a la entrada del Santísimo, y las puertas de la Casa del Templo.

2 CRÓNICAS 5

Traslado del Arca al Templo

1Así fue acabada toda la obra que hizo Salomón para la Casa de Yahvé. Y trajo Salomón todas las cosas que su padre David había dedicado, y puso la plata, el oro y todos los objetos en los tesoros de la Casa de Dios.

2[2849]Entonces Salomón reunió en Jerusalén a todos los ancianos de Israel, a todos los jefes de las tribus y a los príncipes de las casas paternas de los hijos de Israel, para trasladar el Arca de la Alianza de Yahvé desde la Ciudad de David, que es Sión. 3Se reunieron en torno al rey todos los hombres de Israel, en la fiesta del mes séptimo.

4Cuando hubieron llegado todos los ancianos de Israel, alzaron los levitas el Arca; 5e introdujeron el Arca juntamente con el Tabernáculo de la Reunión, y todos los utensilios del Santuario que había en el Tabernáculo, los cuales transportaron los sacerdotes levitas.

6Entretanto el rey Salomón, con toda la Congregación de Israel que se había reunido en torno a él, estaba ante el Arca, ofreciendo ovejas y bueyes, incalculables e innumerables por su multitud. 7Los sacerdotes introdujeron el Arca de la Alianza de Yahvé en su lugar, en el Oráculo de la Casa, en el Santísimo, debajo de las alas de los querubines. 8Los querubines tenían las alas extendidas sobre el lugar del Arca, y cubrían a esta por encima, lo mismo que las varas. 9[2850]Las varas del Arca eran tan largas que se dejaban ver sus extremos que salían un poco fuera del Santísimo; pero no se veían desde lejos: y allí están hasta el día de hoy. 10En el Arca no había más que las dos tablas que allí había colocado Moisés en el Horeb, cuando Yahvé hizo alianza con los hijos de Israel, a su salida de Egipto.

Dedicación del Templo

11[2851]Cuando los sacerdotes salieron del Santuario —pues todos los sacerdotes que estaban presentes se habían santificado, ni había orden de clases— 12y cuando todos los levitas cantores, Asaf, Hernán y Jedutún, con sus hijos y hermanos, vestidos de lino fino, estaban de pie al oriente del altar, tocando címbalos, salterios y cítaras, y con ellos ciento veinte sacerdotes, que tocaban las trompetas; 13[2852]cuando al mismo tiempo y al unísono se hicieron oír los que tocaban las trompetas y los cantores, alabando y celebrando a Yahvé, y cuando alzaron la voz con las trompetas y con los címbalos y otros instrumentos de música, sucedió que mientras alababan a Yahvé, diciendo: “Porque es bueno, porque es eterna su misericordia”, la Casa se llenó de una nube, la misma Casa de Yahvé; 14[2853]y no pudieron permanecer los sacerdotes para hacer el servicio, a causa de la nube; porque la gloria de Yahvé llenaba la Casa de Yahvé.

2 CRÓNICAS 6

Alocución de Salomón al pueblo

1[2854]Después dijo Salomón: “Yahvé ha dicho que moraría en la oscuridad. 2Por eso te he edificado una Casa para morada, y un lugar estable donde habites para siempre.”

3Luego, volviendo el rey su rostro, bendijo a toda la asamblea de Israel, estando de pie toda la asamblea de Israel. 4Dijo: “Bendito sea Yahvé, Dios de Israel, que con su boca habló a David, mi padre, y con su mano ha cumplido (lo prometido) diciendo: 5«Desde el día que saqué a mi pueblo de la tierra de Egipto, no he elegido ninguna ciudad entre todas las tribus de Israel, para edificar una Casa donde estuviese mi Nombre; ni elegí varón que fuese príncipe de Israel, mi pueblo; 6[2855]pero (ahora) he escogido a Jerusalén, para que esté allí mi Nombre, y he elegido a David para que reine sobre Israel, mi pueblo.» 7David, mi padre, tuvo la intención de edificar una Casa al Nombre de Yahvé, el Dios de Israel. 8Yahvé, empero, dijo a David, mi padre: «En cuanto a tu intención de edificar una Casa a mi Nombre, bien has hecho en concebir esta idea. 9Sin embargo, no edificarás tú la Casa, sino que un hijo tuyo que saldrá de tus entrañas, ese será quien edificará la Casa a mi Nombre.» 10Ahora bien, Yahvé ha cumplido la palabra que había pronunciado; me he levantado yo en lugar de David, mi padre, y me he sentado sobre el trono de Israel, como Yahvé había dicho, y he edificado la Casa al Nombre de Yahvé, Dios de Israel; 11y he puesto allí el Arca, en la cual está la Alianza de Yahvé, que Él celebró con los hijos de Israel.”

Oración de Salomón

12Después (Salomón) se puso ante el altar de Yahvé, frente a toda la asamblea de Israel y extendió las manos —13pues Salomón había hecho una tribuna de bronce de cinco codos de largo, cinco codos de ancho, y tres codos de alto, que había colocado en medio del atrio— y poniéndose sobre ella se arrodilló y frente a toda la asamblea de Israel, extendió sus manos hacia el cielo, 14y dijo:

“Yahvé, Dios de Israel, no hay Dios como Tú, ni en el cielo ni en la tierra; Tú guardas la Alianza y la misericordia para con tus siervos que andan delante de Ti con todo su corazón. 15Tú has cumplido todas las promesas que diste a tu siervo David, mi padre, porque con tu boca lo prometiste, y con tu mano lo has cumplido, como (se ve) el día de hoy. 16[2856]Ahora, oh Yahvé, Dios de Israel, cumple también lo que prometiste a tu siervo David, mi padre, diciendo: Nunca te faltará varón delante de Mí que se siente sobre el trono de Israel, con tal que tus hijos velen sobre su camino andando en mi Ley, como tú has andado delante de Mí. 17Cúmplase ahora, oh Yahvé, Dios de Israel, tu palabra que prometiste a tu siervo David.

18[2857]Pero, ¿es realmente posible que Dios habite con los hombres sobre la tierra? He aquí que los cielos y los cielos de los cielos no te pueden abarcar, ¿cuánto menos esta Casa que yo acabo de edificar? 19Con todo, atiende a la oración de tu siervo y a su súplica, oh Yahvé, Dios mío, y escucha el clamor y la oración que tu siervo presenta delante de Ti. 20¡Que tus ojos estén abiertos sobre esta Casa día y noche, sobre este lugar del cual has dicho que pondrías allí tu Nombre para escuchar la oración que dirige tu siervo hacia este lugar! 21[2858]Oye, pues, la súplica de tu siervo y de Israel, tu pueblo, cuando oren hacia este lugar. Escucha Tú desde el lugar de tu morada, el cielo; escucha y perdona.

22Si alguno pecare contra su prójimo, y se le impusiere que haga juramento, y si él viniere a jurar delante de tu altar en esta Casa, 23escúchale desde el cielo; obra y juzga a tus siervos; da su merecido al inicuo, haciendo recaer su conducta sobre su cabeza, y declarando inocente al justo, remunerándole según su justicia.

24Si Israel, tu pueblo, fuere vencido por el enemigo, por haber pecado contra Ti, y ellos se convirtieren y confesaren tu Nombre, orando y suplicando ante Ti en esta Casa, 25escúchalos desde el cielo, y perdona el pecado de Israel, tu pueblo, y llévalos de nuevo a la tierra que les diste a ellos y a sus padres.

26Si se cerrare el cielo, de manera que no haya lluvia, por haber pecado ellos contra Ti; si entonces oraren hacia este lugar y confesaren tu Nombre, convirtiéndose de su pecado por afligirlos Tú, 27escúchalos en el cielo, y perdona el pecado de tus siervos y de Israel, tu pueblo, enseñándoles el buen camino en que deben andar, y envía lluvia sobre la tierra que has dado por herencia a tu pueblo.

28[2859]Si sobreviniere hambre en el país, si hubiere peste, o si hubiere tizón, o añublo, langosta u otra clase de insectos, o si su enemigo los cercare en el país, en las ciudades, o si hubiere cualquier otra plaga o enfermedad, 29si entonces un hombre, o todo Israel, tu pueblo, hiciere oraciones y súplicas, y uno, reconociendo su llaga y su dolor, tendiere sus manos hacia esta Casa, 30escúchale desde el cielo, lugar de tu morada, y perdona, remunerando a cada uno conforme a todos sus caminos, estándote manifiesto su corazón —pues solamente Tú conoces el corazón de los hijos de los hombres— 31para que te teman, andando en tus caminos todo el tiempo que vivieren en la tierra que Tú diste a nuestros padres.

32También al extranjero, que no es de tu pueblo de Israel, si viniere de tierras lejanas a causa de tu gran Nombre, tu mano fuerte y tu brazo extendido, cuando viniere y orare en esta Casa, 33[2860]escúchale desde el cielo, lugar de tu morada, y haz conforme a todo lo que te pidiere el extranjero, a fin de que todos los pueblos de la tierra conozcan tu Nombre y te teman, como Israel, tu pueblo, y sepan que tu Nombre es invocado sobre esta Casa por mí edificada.

34Si saliere tu pueblo a campaña contra sus enemigos siguiendo el camino por el cual Tú le envíes, si oraren a Ti, dirigiendo su rostro hacia esta ciudad que Tú has escogido, y la Casa que yo he edificado a tu Nombre, 35escucha Tú desde el cielo su oración y su plegaria, y hazles justicia.

36[2861]Cuando pecaren contra Ti —pues no hay hombre que no peque— y Tú irritado contra ellos los entregares en poder de un enemigo que los lleve cautivos a un país lejano o cercano, 37y ellos volviendo en sí en el país de su cautiverio se convirtieren y te suplicaren en la tierra de su cautiverio, diciendo: «Hemos pecado, hemos cometido iniquidad, hemos obrado mal»; 38si de veras se convirtieren a Ti de todo su corazón y con toda su alma en el país de su cautiverio a que fueron llevados cautivos, y oraren mirando hacia la tierra que Tú diste a sus padres, y hacia la ciudad que Tú escogiste, y hacia la Casa que yo he edificado a tu Nombre, 39escucha desde el cielo, desde el lugar de tu morada, su oración y su plegaria; hazles justicia y perdona a tu pueblo los pecados cometidos contra Ti.

40Estén, oh Dios mío, tus ojos abiertos, y tus oídos atentos a la oración que se haga en este lugar. 41¡Y ahora, levántate, oh Yahvé, Dios (y ven) al lugar de tu reposo, Tú y el Arca de tu poderío! ¡Que tus sacerdotes, oh Yahvé Dios, se revistan de salud y tus santos gocen de tus bienes! 42[2862]Yahvé, Dios mío, no rechaces el rostro de tu ungido; acuérdate de las misericordias (otorgadas) a David, tu siervo.”

2 CRÓNICAS 7

La majestad del señor llena el Templo

1[2863]Cuando Salomón acabó de orar, bajó del cielo fuego que consumió el holocausto y los sacrificios; y la gloria de Yahvé llenó la Casa. 2Y no podían los sacerdotes entrar en la Casa de Yahvé, porque la gloria de Yahvé llenaba la Casa de Yahvé. 3[2864]Entonces todos los hijos de Israel, al ver descender el fuego y la gloria de Yahvé sobre la Casa, se postraron rostro en tierra sobre el pavimento, y adoraron, celebrando a Yahvé (diciendo): “porque es bueno, porque es eterna su misericordia.”

Conclusión de la fiesta

4[2865]Luego el rey y todo el pueblo ofrecieron sacrificios delante de Yahvé. 5El rey Salomón ofreció en sacrificio veinte y dos mil bueyes y ciento veinte mil ovejas. Así el rey y todo el pueblo celebraron la dedicación de la Casa de Dios. 6Los sacerdotes atendían su ministerio, como también los levitas con los instrumentos de música de Yahvé, que el rey David había hecho para alabar a Yahvé (con las palabras): “porque es eterna su misericordia”. El mismo David solía alabar (a Dios) por medio de ellos. Los sacerdotes que tocaban las trompetas estaban delante de los (levitas), y todo Israel se mantenía en pie. 7Salomón santificó también el atrio central, que está delante de la Casa de Yahvé; pues ofreció allí los holocaustos y las grosuras de los sacrificios pacíficos, ya que el altar de bronce que había hecho no podía contener los holocaustos, oblaciones y sebos.

8[2866]Salomón celebró durante siete días la fiesta, y con él todo Israel, una multitud numerosísima, venida desde la entrada de Hamat hasta el torrente de Egipto. 9Al día octavo tuvo lugar la asamblea solemne, porque habían hecho la dedicación del altar por siete días, de manera que la fiesta (duró) siete días.10El día veinte y tres del mes séptimo (Salomón) envió al pueblo a sus casas, y estaban alegres y contentos en su corazón por todos los beneficios que Yahvé había hecho a David, a Salomón y a Israel, su pueblo.

Dios se aparece a Salomón

11[2867]Acabó Salomón la Casa de Yahvé y la casa del rey, y realizó todo cuanto se había propuesto hacer en la Casa de Yahvé y en su propia casa. 12Apareciose entonces Yahvé a Salomón de noche, y le dijo: “He oído tu oración, y me he escogido este lugar como Casa de sacrificio. 13Si Yo cerrare el cielo y no lloviere, si Yo enviare la langosta para que devore la tierra, o mandare la peste entre mi pueblo; 14y si mi pueblo sobre el cual es invocado mi nombre se humillare, orando y buscando mi rostro, y si se convirtieren de sus malos caminos, Yo los oiré desde el cielo, perdonaré su pecado y sanaré su tierra. 15Estarán mis ojos abiertos, y mis oídos atentos a la oración que se haga en este lugar; 16pues ahora he escogido y santificado esta Casa, para que en ella permanezca para siempre mi Nombre. Allí estarán mis ojos y mi corazón todos los días. 17[2868]Y en cuanto a ti, si andas en mi presencia como anduvo David, tu padre, haciendo todo lo que te he mandado, y guardando mis leyes y mis preceptos, 18haré estable el trono de tu reino, como he pactado con David, tu padre, diciendo: «Jamás te faltará hombre (de tu descendencia) que reine en Israel.» 19Pero si os apartáis, abandonando mis leyes y mis mandamientos que os he puesto delante, y vais a servir a otros dioses, postrándoos delante de ellos, 20os arrancaré de mi país que os he dado, y esta Casa que he santificado para mi Nombre la echaré de mi presencia, y la haré objeto de proverbio y escarnio entre todos los pueblos. 21Y esta Casa tan alta vendrá a ser el espanto de todos los que pasaren cerca de ella, de modo que dirán: «¿Por qué ha tratado Yahvé así a este país y esta Casa?» 22Y se les responderá: «Porque abandonaron a Yahvé, el Dios de sus padres, que los había sacado de la tierra de Egipto, y se adhirieron a otros dioses, postrándose ante ellos y sirviéndolos, por eso Él hizo venir sobre ellos todo este mal».”

2 CRÓNICAS 8

Salomón extiende su reino

1[2869]Al cabo de veinte años, cuando Salomón hubo acabado de edificar la Casa de Yahvé y su propia casa, 2reconstruyó las ciudades que Huram le había dado, y estableció allí a los hijos de Israel.

3Salomón marchó contra Hamat-Sobá, y se apoderó de ella; 4[2870]edificó a Tadmor en el desierto, y todas las ciudades de abastecimientos que construyó en Hamat; 5edificó a Bethorón la alta, y a Bethorón la baja, ciudades fortificadas, que tenían murallas, puertas y barras, 6y a Baalat, con todas las ciudades de abastecimientos que le pertenecían, y todas las ciudades de los carros y las ciudades de la caballería, y todo lo que le gustó edificar en Jerusalén, en el Líbano y en todo el país de su dominio. 7A toda la gente que había quedado de los heteos, los amorreos, los fereceos, los heveos y los jebuseos, que no eran israelitas; 8(es decir), a sus hijos, que después de ellos habían quedado en el país y a quienes los israelitas no habían exterminado, los destinó Salomón para prestación personal, hasta el día de hoy. 9No empleó Salomón a ninguno de los hijos de Israel como esclavo para sus obras, sino que ellos eran hombres de guerra, jefes y oficiales, comandantes de sus carros y de su caballería. 10Los jefes de las guarniciones que tenía Salomón eran doscientos cincuenta. Ellos gobernaban a la gente.

11[2871]Salomón trasladó a la hija del Faraón de la ciudad de David a la casa que para ella había edificado; pues se decía: “No ha de habitar mi mujer en la casa de David, rey de Israel; porque sagrados son aquellos (lugares) adonde ha entrado el Arca de Yahvé.”

Organización del culto

12Entonces ofreció Salomón holocaustos a Yahvé sobre el altar de Yahvé que había erigido delante del pórtico, 13[2872]ofreciendo lo que para cada día había prescrito Moisés, para los sábados, los novilunios y las fiestas, tres veces al año: en la fiesta de los Ázimos, en la fiesta de las Semanas y en la fiesta de los Tabernáculos. 14Estableció también las clases de los sacerdotes en sus ministerios, conforme al reglamento de su padre David, y a los levitas en su cargo de cantar y servir bajo vigilancia de los sacerdotes, según el rito de cada día; y a los porteros con arreglo a sus clases, en cada puerta; porque así lo había mandado David, varón de Dios.

15Y no se apartaron en nada del mandamiento del rey respecto a los sacerdotes y los levitas, ni tampoco en lo relativo a los tesoros.

16Toda la obra de Salomón se hallaba bien preparada, desde el día en que se echaron los cimientos de la Casa de Yahvé hasta su terminación. Así fue acabada la Casa de Yahvé.

La flota de Ofir

17[2873]Entonces Salomón fue a Esionguéber y a Elat, a orillas del Mar en el país de Edom, 18y Huram envió, por mano de sus siervos, navíos cuyos marineros eran conocedores del mar. Fueron estos con los siervos de Salomón a Ofir, de donde trajeron cuatrocientos cincuenta talentos de oro, que entregaron al rey Salomón.

2 CRÓNICAS 9

La reina de Sabá

1[2874]Había oído la reina de Sabá la fama de Salomón, y vino a Jerusalén para probar a Salomón con enigmas. (Vino) con séquito muy grande, con camellos que traían aromas, gran cantidad de oro, y piedras preciosas. Llegada que fue donde estaba Salomón, habló con él sobre todo lo que tenía en su corazón. 2Salomón contestó a todas sus preguntas; y no hubo nada que fuese escondido a Salomón y que él no pudiera explicarle.

3[2875]Cuando la reina de Sabá vio la sabiduría de Salomón, y la casa que había edificado, 4los manjares de su mesa, las habitaciones de sus servidores, el porte de sus criados y los vestidos de los mismos, sus coperos con sus trajes, y la escalera por donde él subía a la Casa de Yahvé, se quedó como atónita, 5y dijo al rey: “Verdad es lo que en mi país he oído decir de ti y de tu sabiduría. 6[2876]Yo no creía lo que se decía, hasta que he venido y lo han visto mis propios ojos; y he aquí que no se me había contado ni la mitad de la grandeza de tu sabiduría, pues tú sobrepujas la fama que yo Había oído. 7¡Dichosas tus gentes! ¡Dichosos estos tus siervos, los cuales están siempre en tu presencia y oyen tu sabiduría! 8¡Bendito sea Yahvé tu Dios que se ha complacido en ti, poniéndote sobre su trono como rey de Yahvé, tú Dios, por el amor que tu Dios tiene hacia Israel para conservarlo para siempre, y te ha hecho rey sobre ellos para ejercer juicio y justicia!” 9Y dio al rey ciento veinte talentos de oro, gran cantidad de aromas y piedras preciosas. Nunca hubo aromas como los que la reina de Sabá dio al rey Salomón.

10Los siervos de Huram y los siervos de Salomón, que traían oro de Ofir, trajeron también madera de sándalo y piedras preciosas. 11[2877]De la madera de sándalo hizo el rey balaustradas para la Casa de Yahvé y la casa real, y cítaras y salterios para los cantores. No se había visto antes en el país de Judá madera semejante.

12El rey Salomón dio a la reina de Sabá todo cuanto ella quiso y cuanto pidió, fuera (del equivalente) de lo que ella había traído al rey. Después se volvió y regresó a su tierra, acompañada de sus siervos.

Magnificencia de Salomón

13El peso del oro que llegaba a Salomón año por año era de seiscientos sesenta y seis talentos de oro, 14además de lo que traían los mercaderes y traficantes. Todos los reyes de Arabia, y los gobernadores del país, traían oro y plata a Salomón.

15Hizo el rey Salomón doscientos grandes escudos de oro batido, empleando para cada escudo seiscientos siclos de oro batido, 16[2878]y (otros) trescientos escudos de oro batido, para cada uno de los cuales empleó trescientos siclos de oro; y los colocó el rey en la Casa del Bosque del Líbano.

17Asimismo hizo el rey un gran trono de marfil, que revistió de oro puro. 18El trono sobre una tarima de oro, tenía seis gradas, que estaban sujetas a él, y brazos a uno y otro lado del lugar del asiento, y dos leones, de pie, junto a los brazos. 19Además estaban allí de pie doce leones sobre las seis gradas a uno y otro lado. Nunca se hizo otro semejante en ningún reino.

20Todos los vasos de beber del rey Salomón eran de oro, y toda la vajilla de la Casa del Bosque del Líbano era de oro fino. La plata no se estimaba en los días del rey Salomón. 21Porque el rey tenía naves que navegaban a Tarsis con los siervos de Huram y una vez cada tres años llegaban las naves de Tarsis, trayendo oro y plata, marfil, monos y pavos reales.

22Así el rey Salomón sobrepujó a todos los reyes de la tierra en riqueza y sabiduría. 23Todos los reyes de la tierra buscaban ver el rostro de Salomón, para oír la sabiduría que Dios había puesto en su corazón; 24y cada uno de ellos traía su presente, objetos de plata y objetos de oro, vestidos, armas, aromas, caballos y mulos, año tras año. 25[2879]Tenía Salomón cuatro mil pesebres para los caballos y carros, y doce mil jinetes, a los cuales puso en cuarteles en las ciudades de los carros y en Jerusalén junto al rey. 26Dominaba sobre todos los reyes desde el río hasta el país de los filisteos y hasta los confines de Egipto. 27Hizo el rey que en Jerusalén la plata fuese (tan común) como las piedras, y tuvo tanta abundancia de cedros como los sicómoros que crecen en la Sefelá.

28Traían también caballos para Salomón de Egipto y de todos los países.

29[2880]Las demás cosas de Salomón, las primeras y las postreras, ¿no están escritas en la historia de Natán profeta, en las profecías de Ahías silonita, y en las visiones del vidente Iddó dirigidas contra Jeroboam, hijo de Nabat? 30Salomón reinó en Jerusalén sobre todo Israel cuarenta años. 31Y Salomón se durmió con sus padres, y lo sepultaron en la ciudad de su padre David. En su lugar reinó su hijo Roboam.

II. LOS REYES DE JUDÁ

2 CRÓNICAS 10

Roboam y Jeroboam

1[2881]Fue Roboam a Siquem; porque todo Israel había concurrido a Siquem para proclamarle rey. 2Cuando lo supo Jeroboam, hijo de Nabat, que estaba en Egipto, adonde había huido de la presencia del rey Salomón, 3volvió de Egipto, pues habían enviado a llamarle. Vino entonces Jeroboam con todo Israel, y hablaron con Roboam, diciendo: 4“Tu padre hizo duro nuestro yugo; ahora alivia tú la dura servidumbre de tu padre y su yugo pesado que nos impuso, y te serviremos.” 5Él les contestó: “Volved a mí de aquí a tres días.” Y el pueblo se fue.

6Luego consultó el rey Roboam a los ancianos, que habían servido a Salomón, mientras vivía, y les preguntó: “¿Qué me aconsejáis que responda a este pueblo?” 7Le contestaron, diciendo: “Si eres bueno con este pueblo y condesciendes con ellos y les diriges palabras amables, serán siervos tuyos perpetuamente.” 8Pero él dejó el consejo que los ancianos le dieron y consultó a los jóvenes que se habían criado con él y formaban su corte. 9Les dijo: “¿Qué aconsejáis vosotros que responda a este pueblo, que me ha hablado, diciendo: «Alivia el yugo que nos impuso tu padre»?” 10[2882]Le contestaron los jóvenes que se habían criado con él, diciendo: “Al pueblo que te dijo: Tu padre agravó nuestro yugo, aligéranoslo tú, le responderás en estos términos: «Mi dedo meñique es más grueso que los lomos de mi padre. 11Mi padre os impuso un yugo pesado, pero yo lo agravaré todavía más; mi padre os azotó con látigos, mas yo lo haré con escorpiones».”

12VoIvieron Jeroboam y todo el pueblo al tercer día a Roboam, como el rey había mandado, diciendo: “Volved a mí al tercer día”; 13pero el rey, dejando el consejo de los ancianos, les respondió con dureza, 14y siguiendo el consejo de los jóvenes, dijo:

“Mi padre agravó vuestro yugo,

pero yo lo agravaré todavía más;

mi padre os azotó con látigos,

mas yo lo haré con escorpiones.”

15[2883]Y no escuchó el rey al pueblo, pues esto sucedió por voluntad de Dios para cumplir la palabra que Yahvé había dicho por boca de Ahías silonita a Jeroboam, hijo de Nabat.

El cisma

16[2884]Viendo todo Israel que el rey no los escuchaba, el pueblo dio al rey la siguiente respuesta:

“¿Qué tenemos nosotros que ver con David?

¿Cuál es nuestra herencia con el hijo de Isaí?

¡Cada uno a su tienda, oh Israel!

¡Y tú, David, mira por tu propia casa!”

Y todo Israel se retiró a sus tiendas. 17De manera que Roboam reinó (solamente) sobre cuántos de los hijos de Israel habitaban en las ciudades de Judá. 18Después envió el rey Roboam a Hadoram, prefecto de los tributos, al cual los hijos de Israel mataron a pedradas. Entonces el rey Roboam se apresuró a subir a su carro, y huyó a Jerusalén. 19Así se separó Israel de la casa de David hasta el día de hoy.

2 CRÓNICAS 11

El reinado de Roboam

1[2885]Llegado a Jerusalén reunió Roboam la casa de Judá y la de Benjamín, ciento ochenta mil hombres, tropas escogidas, para atacar a Israel y devolver el reino a Roboam. 2Entonces llegó la palabra de Yahvé a Semeías, varón de Dios, en estos términos: 3Habla a Roboam, hijo de Salomón, rey de Judá, y a todo Israel que está en Judá y Benjamín, diciendo: 4Así dice Yahvé: “No subáis a luchar con vuestros hermanos; vuélvase cada cual a su casa; pues por voluntad mía ha sido hecho esto.” Y ellos, al oír las palabras de Yahvé, desistieron de marchar contra Jeroboam.

5Roboam habitó en Jerusalén, y edificó ciudades fortificadas en Judá. 6Fortificó a Betlehem, Etam, Tecoa, 7Betsur, Socó, Odullam, 8Gat, Maresá, Cif, 9Adoraim, Laquís, Acecá, 10Zorá, Ayalón y Hebrón, ciudades fortificadas situadas en Judá y en Benjamín. 11Después de restaurar las fortalezas, puso en ellas comandantes, provisiones de víveres, de aceite y de vino, 12y en cada una de ellas escudos y lanzas; y las hizo sumamente fuertes. Con él estaban Judá y Benjamín.

13[2886]Los sacerdotes y los levitas de todo Israel se vinieron a él desde todos sus territorios; 14pues los levitas abandonaron sus ejidos y sus posesiones y se fueron a Judá y a Jerusalén, porque Jeroboam y sus hijos les habían prohibido el ejercicio de las funciones sacerdotales en honor de Yahvé; 15[2887]y además había establecido sacerdotes para los lugares altos, los sátiros y los becerros que había hecho. 16Los siguieron aquellos que de entre todas las tribus de Israel tenían puesto su corazón en buscar a Yahvé, el Dios de Israel. Vinieron, pues, a Jerusalén, para ofrecer sacrificios a Yahvé, el Dios de sus padres, 17y así fortalecieron el reino de Judá y consolidaron (el reino) de Roboam, hijo de Salomón, por tres años: pues tres años siguieron el camino de David y de Salomón.

La familia de Roboam

18Roboam tomó por mujer a Mahalat, hija de Jerimot, hijo de David y de Abihail, hija de Eliab, hijo de Isaí. 19Esta le dio los hijos Jeús, Semarías y Záham. 20Después tomó a Maacá, hija de Absalón, la cual le dio a luz a Abías, Atai, Sisa y Selomit. 21[2888]Roboam amaba a Maacá, hija de Absalón, más que a todas sus mujeres y concubinas; pues tuvo diez y ocho mujeres y sesenta concubinas; y engendró veinte y ocho hijos y sesenta hijas. 22Roboam puso a Abías, hijo de Maacá, por cabeza y príncipe de sus hermanos, porque quería hacerle rey. 23Para este fin repartió hábilmente a todos sus (demás) hijos por toda la tierra de Judá y de Benjamín, en todas las ciudades fortificadas, dándoles alimentos en abundancia y procurándoles muchas mujeres.

2 CRÓNICAS 12

Invasión del rey de Egipto

1[2889]Consolidado y afianzado que hubo el reino, abandonó Roboam la Ley de Yahvé, y con él todo Israel. 2Y sucedió que el año quinto del rey Roboam subió Sesac, rey de Egipto, contra Jerusalén —porque (sus habitantes) no eran fieles a Yahvé— 3[2890]con mil doscientos carros y sesenta mil jinetes; y no se podía contar la gente que venía con él de Egipto: libios, suquitas y etíopes. 4Tomó las ciudades fortificadas de Judá y llegó hasta Jerusalén.

5Entonces el profeta Semeías vino a Roboam y a los jefes de Judá, que se habían reunido en Jerusalén por miedo a Sesac, y les dijo: “Así dice Yahvé: Vosotros me habéis abandonado, y por esto también Yo os abandono en poder de Sesac.” 6Efectivamente los príncipes de Israel y el rey se humillaron y dijeron: “¡Justo es Yahvé!” 7[2891]Cuando Yahvé vio que se habían humillado, llegó a Semeías la palabra de Yahvé, que decía: “Por haberse ellos humillado, no los destruiré, sino que les concederé un poco de salvación, y no se derramará mi ira sobre Jerusalén por mano de Sesac. 8Pero le quedarán sujetos, para que conozcan lo que es mi servidumbre y la servidumbre de los reinos de los países.”

9[2892]Subió, pues, Sesac rey de Egipto contra Jerusalén y tomó los tesoros de la Casa de Yahvé y los tesoros de la casa real. Lo tomó todo, y se llevó también los escudos de oro hechos por Salomón. 10En su lugar hizo el rey Roboam escudos de bronce, que entregó en manos de los jefes de la guardia que custodiaban la entrada de la casa del rey. 11Y siempre que el rey iba a la Casa de Yahvé, venían los de la guardia y los llevaban; y después volvían a ponerlos en la cámara de la guardia. 12[2893]A raíz de su humillación se apartó de él la ira de Yahvé, el cual no le destruyó del todo, pues se hallaban aún en Judá algunas obras buenas.

Fin del reinado de Roboam

13El rey Roboam se fortaleció en Jerusalén, y reinó. Roboam tenía cuarenta y un años cuando empezó a reinar, y diez y siete años reinó en Jerusalén, la ciudad que Yahvé había escogido de entre todas las tribus de Israel para poner allí su Nombre. Su madre se llamaba Naamá, ammonita. 14Hizo lo que era malo, porque no había dispuesto su corazón para buscar a Yahvé.

15Las actividades de Roboam, las primeras y las postreras, ¿no están escritas exactamente en la historia del profeta Semeías y del vidente Iddó? Entre Roboam y Jeroboam hubo continuamente guerra. 16[2894]Roboam se durmió con sus padres, y fue sepultado en la ciudad de David. En su lugar reinó su hijo Abías.

2 CRÓNICAS 13

Guerra entre Judá e Israel

1[2895]Abías comenzó a reinar sobre Judá el año decimoctavo del rey Jeroboam. 2[2896]Reinó tres años en Jerusalén. El nombre de su madre era Micaía, hija de Uriel, de Gabaá. Y hubo guerra entre Abías y Jeroboam. 3Abías empezó la guerra con un ejército de valientes guerreros: cuatrocientos mil hombres escogidos, pero se le opuso a él Jeroboam con ochocientos mil guerreros escogidos y valerosos. 4[2897]Entonces se levantó Abías y habló desde el monte Semaraim, que está en la montaña de Efraím, en estos términos: “¡Oídme, Jeroboam, y todo Israel! 5[2898]¿Ignoráis acaso que Yahvé, el Dios de Israel, dio el reino sobre Israel para siempre a David, a él y a sus hijos con pacto de sal? 6Pero Jeroboam, hijo de Nabat, siervo de Salomón, hijo de David, se levantó en rebelión contra su señor. 7Se juntaron con él unos individuos abyectos, hijos de Belial, con cuya ayuda prevaleció contra Roboam, hijo de Salomón, cuando este era joven y de tierno corazón y no podía hacerles frente. 8Y ahora tratáis vosotros de hacer resistencia al reino de Yahvé, que está en manos de los hijos de David, porque sois una inmensa multitud y con vosotros están los becerros de oro que Jeroboam os puso por dioses. 9¿No habéis expulsado a los sacerdotes de Yahvé, los hijos de Aarón y los levitas? ¿Y no os habéis hecho sacerdotes a la manera de los pueblos de los (demás) países? Cualquiera que viene con un novillo y siete carneros y pide la dignidad sacerdotal, es constituido sacerdote de los que no son dioses. 10Para nosotros, Yahvé es nuestro Dios; no le hemos dejado; y los sacerdotes que sirven a Yahvé con los hijos de Aarón, como también los levitas en su ministerio. 11[2899]Queman a Yahvé holocaustos todas las mañanas y todas las tardes, y también perfumes aromáticos; ponen el pan de la proposición sobre la mesa limpia, y encienden cada tarde el candelero de oro con sus lámparas, pues nosotros guardamos el precepto de Yahvé, nuestro Dios; vosotros, empero, le habéis abandonado. 12He aquí que con nosotros, a nuestra cabeza, está Dios, y están sus sacerdotes y las trompetas resonantes, para tocar alarma contra vosotros. Hijos de Israel, no hagáis guerra contra Yahvé, el Dios de vuestros padres, porque no conseguiréis nada.”

13Entretanto Jeroboam hizo un movimiento para poner una emboscada a fin de atacarlos por detrás, de manera que él estaba frente a Judá, y la emboscada a espaldas de este; 14de modo que cuando Judá volvió la cabeza, he aquí que tenía el enemigo de frente y por las espaldas. Entonces clamaron a Yahvé y mientras los sacerdotes tocaban las trompetas, 15los hombres de Judá alzaron el grito; y así como los hombres de Judá alzaron el grito, desbarató Dios a Jeroboam y a todo Israel delante de Abías y de Judá. 16Huyeron los hijos de Israel delante de Judá, y Dios los entregó en sus manos. 17Abías y su pueblo les infligieron una gran derrota, y de Israel cayeron traspasados quinientos mil hombres escogidos. 18En aquella ocasión fueron humillados los hijos de Israel, y prevalecieron los hijos de Judá, por haberse apoyado en Yahvé, él Dios de sus padres. 19Abías persiguió a Jeroboam, y le quitó las ciudades de Betel con sus aldeas, Jesaná con sus aldeas, y Efrón con sus aldeas. 20Jeroboam no recobró ya fuerza en los días de Abías; pues Yahvé le hirió de modo que murió. 21Pero Abías cobró fuerza; tomó catorce mujeres, y engendró veinte y dos hijos y diez y seis hijas.

22[2900]Las demás cosas de Abías, lo que hizo y lo que dijo, están escritas en el libro del profeta Iddó.

2 CRÓNICAS 14

Asá, rey de Judá

1[2901]Abías se durmió con sus padres, y fue sepultado en la ciudad de David. Reinó en su lugar su hijo Asá, en cuyo tiempo el país tuvo paz durante diez años.

2[2902]Asá hizo lo que era bueno y recto a los ojos de Yahvé, su Dios. Suprimió los altares extraños y los lugares altos; 3[2903]quebró las piedras de culto, taló las ascheras 4e inculcó a Judá que buscase a Yahvé, el Dios de sus padres y cumpliese la Ley de los mandamientos. 5En todas las ciudades de Judá hizo desaparecer los lugares altos y los pilares del sol; y el reino estuvo en paz bajo su reinado.

6[2904]Edificó ciudades fuertes en Judá, porque el país estaba en paz, y no hubo guerra contra él por aquellos años; pues Yahvé le había dado reposo. 7Dijo (Asá) a Judá: “Edifiquemos estas ciudades, cercándolas de murallas, torres, puertas y cerrojos, mientras el país esté (en paz) delante de nosotros; porque hemos buscado a Yahvé nuestro Dios; y por haberle buscado, Él nos ha dado reposo de todas partes.” Edificaron y prosperaron. 8Asa tenía un ejército de trescientos mil hombres de Judá, que llevaban broquel y lanza, y de doscientos ochenta mil de Benjamín, que llevaban escudos y eran arqueros; todos estos valientes guerreros.

Asá derrota a los etíopes

9[2905]Salió contra ellos Zarah etíope con un ejército de un millón (de hombres) y trescientos carros, y llegó hasta Maresá. 10Asá salió contra él, y se pusieron en orden de batalla en el valle de Sefata, junto a Maresá. 11[2906]Entonces Asá invocó a Yahvé, su Dios, y dijo: “¡Oh Yahvé, en tu poder está ayudar a los fuertes o a los que no tienen ninguna fuerza! Ayúdanos, pues, Yahvé, Dios nuestro, porque en Ti nos apoyamos y en tu nombre hemos salido contra esta inmensa multitud. ¡Yahvé, Tú eres nuestro Dios! ¡No prevalezca contra Ti hombre alguno!” 12En efecto, Yahvé deshizo a los etíopes delante de Asá y Judá; y los etíopes se pusieron en fuga. 13[2907]Asá y la gente que con él estaba, los persiguieron hasta Gerar; y cayeron de los etíopes tantos que no pudieron rehacerse, pues fueron destrozados delante de Yahvé y su ejército; y (los de Judá) se llevaron un botín inmenso. 14Destruyeron también todas las ciudades en los alrededores de Gerar; porque el terror de Yahvé las había invadido; y, saquearon todas las ciudades, pues había en ellas un gran botín. 15Asimismo atacaron las majadas y capturaron gran cantidad de ovejas y camellos. Después se volvieron a Jerusalén.

2 CRÓNICAS 15

Profecía de Azarías

1[2908]Vino entonces el Espíritu de Dios sobre Azarías, hijo de Oded, 2[2909]el cual salió al encuentro de Asá y le dijo: “¡Oídme vosotros, oh Asá y todo Judá y Benjamín! Yahvé estará con vosotros cuando vosotros estéis con Él; y si le buscareis, se dejará hallar de vosotros; mas si le abandonareis, os abandonará. 3Durante mucho tiempo Israel ha estado sin verdadero Dios, sin sacerdote que enseñase, y sin ley. 4Mas cuando en su angustia se volvió a Yahvé, el Dios de Israel, y le buscaron, Él se dejó hallar de ellos. 5En aquel tiempo no había seguridad para los que salían y entraban, sino grandes terrores sobre todos los habitantes de los países. 6Se estrellaba pueblo contra pueblo, y ciudad contra ciudad, porque Dios los conturbaba con toda suerte de aflicciones. 7¡Vosotros, pues, esforzaos, y no se debiliten vuestros brazos! Vuestra obra será recompensada.”

Reformas religiosas de Asá

8[2910]Al oír Asá estas palabras y la profecía del profeta Oded, cobró fuerza e hizo desaparecer las abominaciones de todo el país de Judá y Benjamín y de las ciudades que había tomado en la montaña de Efraím, y restauró el altar de Yahvé, que estaba ante el pórtico de Yahvé. 9Congregó a todo Judá y Benjamín, y con ellos los forasteros venidos de Efraím, Manasés y Simeón; pues se habían pasado a él muchos de los israelitas, viendo que Yahvé su Dios estaba con él. 10Se reunieron en Jerusalén en el mes tercero del año quince del reinado de Asá. 11En aquel año ofrecieron a Yahvé sacrificios de los despojos que habían traído: setecientos bueyes y siete mil ovejas. 12Y se obligaron por pacto a buscar a Yahvé, el Dios de sus padres, con todo su corazón y con toda su alma; 13y que todo aquel que no buscase a Yahvé el Dios de Israel, muriese, desde el pequeño hasta el grande, fuese varón o mujer. 14Juraron, pues, a Yahvé en alta voz, con gritos de júbilo, y al son de trompetas y clarines. 15[2911]Y se regocijó todo Judá con motivo del juramento, porque de todo corazón habían prestado el juramento, y con toda su voluntad le habían buscado. Por eso Él se dejó hallar de ellos; y Yahvé les dio reposo de todas partes. 16[2912]El rey Asá destituyó también a Maacá, su madre, para que no fuese reina madre, por cuanto ella había hecho un ídolo en honor de Aschera. Asá rompió el ídolo, lo hizo pedazos y lo quemó en el valle del Cedrón. 17Pero los lugares altos no fueron quitados de en medio de Israel, si bien el corazón de Asá fue perfecto en todos sus días. 18Depositó en la Casa de Dios los objetos que había dedicado su padre y él mismo: plata, oro y utensilios.

19No hubo guerra hasta el año treinta y cinco del reinado de Asá.

2 CRÓNICAS 16

Guerra con Baasá de Israel

1[2913]El año treinta y seis del reinado de Asá, subió Baasá, rey de Israel, contra Judá, y fortificó a Ramá, para impedir la salida y entrada a (la gente de) Asá, rey de Judá. 2Entonces sacó Asá plata y oro de los tesoros de la Casa de Yahvé y de la casa real, y envió mensajeros a Benhadad, rey de Siria, que habitaba en Damasco, para que le dijesen: 3“Haya alianza entre mí y ti, como la hubo entre mi padre y tu padre. Te envío plata y oro; ven, rompe tu alianza con Baasá, rey de Israel, para que se retire de mí. 4[2914]Benhadad accedió al pedido del rey Asá y envió a los jefes de sus tropas contra las ciudades de Israel; y ellos derrotaron a Iyón, Dan, Abelmaim y todas las ciudades de provisiones situadas en Neftalí. 5Cuando Baasá lo supo, desistió de fortificar a Ramá, suspendiendo su obra. 6Entonces el rey Asá movilizó a todo Judá, y se llevaron de Ramá las piedras y las maderas que Baasá había empleado para la construcción; y con ellas edificó a Gabaá y a Masfá.

Asá es reprendido por un profeta

7En aquel tiempo el vidente Hananí llegó a Asá rey de Judá, y le dijo: “Por cuanto te has apoyado en el rey de Siria, y no pusiste tu confianza en Yahvé, se ha escapado de tu mano el ejército del rey de Siria. 8[2915]¿No eran un ejército inmenso los etíopes y los libios, con carros y jinetes numerosísimos? Y sin embargo, por haber puesto tu confianza en Yahvé, Él los entregó en tu mano. 9[2916]Porque los ojos de Yahvé recorren toda la tierra, para defender a aquellos cuyos corazones ponen toda su confianza en Él. Has procedido neciamente a este respecto, y por eso de aquí en adelante tendrás guerra.” 10Entonces Asá se irritó contra el vidente y lo metió en la cárcel, porque estaba enojado con él por este asunto. En ese tiempo maltrató Asá también a varios del pueblo.

Muerte de Asá

11[2917]He aquí que los hechos de Asá, los primeros y los postreros, están escritos en el libro de los reyes de Judá y de Israel.

12El año treinta y nueve de su reinado enfermó Asá de los pies, hasta el punto de sufrir muchísimo, pero a pesar de su enfermedad no buscó a Yahvé, sino a los médicos. 13Asá se durmió con sus padres. Murió el año cuarenta y uno de su reinado, 14[2918]y le sepultaron en el sepulcro que se había hecho en la ciudad de David. Lo pusieron sobre un lecho lleno de aromas y de muchas clases de ungüentos preparados según el arte de los perfumistas; y encendieron en su honor un enorme fuego.

2 CRÓNICAS 17

Josafat, rey de Judá

1[2919]En su lugar reinó su hijo Josafat, el cual se hizo fuerte contra Israel. 2Puso guarniciones en todas las ciudades fortificadas de Judá, y destacamentos de tropas en el país de Judá y también en las ciudades de Efraím, que Asá su padre había tomado. 3[2920]Estuvo Yahvé con Josafat, porque siguió los primeros caminos de su padre David y no buscó a los Baales, 4antes siguió buscando al Dios de su padre caminando en sus mandamientos, sin imitar el proceder de Israel. 5Por eso Yahvé afirmó el reino en su mano; y todo Judá traía presentes a Josafat, el cual adquirió grandes riquezas y honores. 6Su corazón cobró ánimo en los caminos de Yahvé, de modo que hizo desaparecer de Judá los lugares altos y las ascheras.

7[2921]El año tercero de su reinado envió a sus príncipes Benhail, Obadías, Zacarías, Natanael y Miqueas para que enseñasen en las ciudades de Judá, 8y con ellos a los levitas Semeías, Natanías, Zabadías, Asael, Semiramot, Jonatán, Adonías, Tobías y Tobadonías; y con estos levitas, a los sacerdotes Elisamá y Joram, 9[2922]los cuales enseñaron en Judá, llevando consigo el libro de la Ley de Yahvé. Recorrieron todas las ciudades de Judá, enseñando al pueblo.

Poderío de Josafat

10El terror de Yahvé se apoderó de todos los reinos de los países circunvecinos de Judá, de manera que no hicieron guerra contra Josafat. 11Los mismos filisteos trajeron presentes a Josafat, y tributos de plata. También los árabes le trajeron ganado menor: siete mil setecientos carneros y siete mil setecientos machos cabríos. 12Así Josafat iba haciéndose cada vez más grande, hasta el máximo grado, y edificó en Judá alcázares y ciudades de aprovisionamiento. 13Tuvo muchas obras en las ciudades de Judá, y en Jerusalén guerreros y hombres valientes. 14He aquí la lista de ellos, por sus casas paternas: De Judá, jefes de millares: Adná, el jefe, y con él trescientos mil hombres valientes. 15Tras este seguía el jefe Johanán, y con él doscientos ochenta mil. 16Tras este seguía Amasías, hijo de Sierí, que se había consagrado espontáneamente a Yahvé, y con él doscientos mil hombres valientes. 17De Benjamín: Eliadá, hombre valeroso, y con él doscientos mil armados de arco y escudo. 18[2923]Tras este seguía Josabad, y con él ciento ochenta mil armados para la guerra. 19Estos eran los que servían al rey, fuera de los que el rey había puesto en las ciudades fortificadas de todo Judá.

2 CRÓNICAS 18

Alianza entre Josafat y Acab

1[2924]Teniendo ya grandes riquezas y honores, Josafat emparentó con Acab; 2[2925]y al cabo de algunos años descendió a visitar a Acab en Samaria. Acab mató gran número de ovejas y de bueyes, para él y la gente que le acompañaba; y le persuadió que subiese (con él) a Ramot-Galaad. 3Dijo Acab, rey de Israel, a Josafat, rey de Judá: “¿Quieres ir conmigo a Ramot-Galaad?” Le contestó: “No hay diferencia entre mí y ti, entre tu pueblo y mi pueblo; contigo iremos a la guerra.” 4Pero agregó Josafat, dirigiéndose al rey de Israel: “Te ruego que consultes hoy todavía la palabra de Yahvé.”

Acab y el profeta Miqueas

5Convocó el rey de Israel a los profetas, cuatrocientos hombres, y les dijo: “¿Subiremos a la guerra contra Ramot-Galaad, o lo dejaré?” Contestaron: “Sube, que Dios la entregará en manos del rey.” 6Pero Josafat preguntó: “¿No hay todavía aquí algún profeta de Yahvé, a quien podamos consultar?” 7[2926]Respondió el rey de Israel a Josafat: “Aún hay un hombre por medio de quien podríamos consultar a Yahvé, mas yo le aborrezco, porque nunca profetiza para mí cosas buenas sino siempre malas. Es Miqueas, hijo de Imlá.” A lo que respondió Josafat: “No hable el rey así.” 8Entonces el rey de Israel llamó a un eunuco y le dijo: “Trae inmediatamente a Miqueas, hijo de Imlá.”

9El rey de Israel y Josafat, rey de Judá, estaban sentados cada cual en su trono, vestidos de vestiduras (reales), en la plaza que hay a la entrada de la puerta de Samaria; y todos los profetas estaban profetizando delante de ellos. 10Sedecías, hijo de Canaaná, que se había hecho cuernos de hierro, dijo: “Así dice Yahvé: Con estos acornearás a los sirios hasta acabar con ellos.” 11Y todos los profetas estaban profetizando del mismo modo, diciendo: “¡Sube a Ramot-Galaad, y triunfarás; porque Yahvé la entregará en manos del rey!”

12Entretanto el mensajero que había ido a llamar a Miqueas, habló con él, diciendo: “Mira que todos los profetas en coro (anuncian) sucesos felices al rey; sea, pues, tu vaticinio conforme al suyo y habla favorablemente.” 13Respondió Miqueas: “¡Vive Yahvé que solo anunciaré lo que me dijere mi Dios!”

14Vino, pues, al rey; y el rey le preguntó: “Miqueas, ¿subiremos a la guerra contra Ramot-Galaad, o lo dejaré?” Y él respondió: “Subid, y triunfaréis, pues ellos serán entregados en vuestras manos.” 15El rey le dijo: “¿Hasta cuántas veces he de conjurarte que no me digas sino la verdad en nombre de Yahvé?” 16Entonces él replicó: “He visto a todo Israel disperso sobre las montañas como ovejas que no tienen pastor; y dijo Yahvé: “Estos no tienen señor; que vuelvan en paz, cada cual a su casa.” 17Dijo el rey de Israel a Josafat: “¿No te decía yo que este nunca profetiza para mí cosas buenas, sino malas?”

18Dijo entonces Miqueas: “Por lo mismo, oíd la palabra de Yahvé: He visto a Yahvé sentado sobre su trono, y todo el ejército celestial estaba a su derecha y a su izquierda. 19Y dijo Yahvé: «¿Quién engañará a Acab, rey de Israel, para que suba y caiga en Ramot-Galaad?» Y decía uno una cosa y otro otra. 20[2927]Entonces salió el Espíritu (maligno), se presentó delante de Yahvé y dijo: «Yo le engañaré.» Yahvé le preguntó: «¿De qué modo?» 21Respondió: «Saldré y seré espíritu de mentira en boca de todos sus profetas.» Y (Yahvé) dijo: «Tú lo engañarás con pleno éxito. Sal y hazlo así.» 22Ahora, pues, he aquí que Yahvé ha puesto un espíritu de mentira en la boca de todos estos tus profetas, ya que Yahvé ha decretado el mal contra ti.”

23Entonces se acercó Sedecías, hijo de Canaaná y abofeteando a Miqueas, dijo: “¿Por qué camino salió el Espíritu de Yahvé de mí, para hablarte a ti?” 24Respondió Miqueas: “En aquel día lo verás cuando andes de aposento en aposento para esconderte.” 25Mandó entonces el rey de Israel: “Prended a Miqueas y llevadlo a Amón comandante de la ciudad, y a Joás, hijo del rey; 26y decidles: Así manda el rey: Meted a este en la cárcel y alimentadle con pan de angustia y con agua de aflicción hasta que yo vuelva en paz.” 27Miqueas dijo: “Si tú efectivamente vuelves en paz, no ha hablado Yahvé por mí.” Y agregó: “¡Escuchad, pueblos todos!”

Se cumple la profecía de Miqueas

28Subieron el rey de Israel y Josafat, rey de Judá, a Ramot-Galaad. 29Y dijo el rey de Israel a Josafat: “Yo voy a disfrazarme, y entraré así en la batalla; mas tú, ponte tus vestiduras.” Se disfrazó el rey de Israel, y así entraron en la batalla. 30Ahora bien, el rey de Siria había dado esta orden a los capitanes de sus carros: “No ataquéis ni a chico ni a grande, sino tan solo al rey de Israel.” 31Por eso, cuando los capitanes de los carros vieron a Josafat, dijeron: “Este es el rey de Israel”, y le rodearon para cargar sobre él. Pero Josafat se puso a gritar, y Yahvé le socorrió, y Dios los apartó de su persona. 32Efectivamente, al ver los capitanes de los carros que no era el rey de Israel, se retiraron de él. 33[2928]Mas un hombre, disparando al azar el arco, hirió al rey de Israel por entre las comisuras de la coraza, por lo cual (el rey) dijo al auriga: “Retoma y sácame del campo, porque estoy gravemente herido.” 34Pero recrudeció el combate en aquel día, y el rey de Israel tuvo que mantenerse erguido en su carro frente a los sirios hasta la tarde. Murió a la hora de ponerse el sol.

2 CRÓNICAS 19

Mensaje del profeta Jehú

1Mientras Josafat, rey de Judá, regresaba en paz a su casa, a Jerusalén, 2salió a su encuentro el vidente Jehú, hijo de Hananí, el cual dijo al rey Josafat: “¿Tú ayudas a los malos, y amas a los que aborrecen a Yahvé? Por esto ha caído sobre ti la ira de Yahvé. 3[2929]Sin embargo, han sido halladas en ti también obras buenas, por cuanto has quitado del país las ascheras y has dispuesto tu corazón para buscar a Yahvé.” 4[2930]Residía Josafat en Jerusalén, mas volvió a visitar al pueblo desde Bersabee hasta la montaña de Efraím; y los convirtió de nuevo a Yahvé, el Dios de sus padres.

Nombramiento de jueces

5Estableció jueces en el país, en todas las ciudades fortificadas de Judá, ciudad por ciudad; 6y dijo a los jueces: “Mirad lo que hacéis; porque no sois jueces en lugar de hombres, sino en lugar de Yahvé, el cual está con vosotros cuando juzgáis. 7Sea, pues, sobre vosotros el temor de Yahvé. Cumplid cuidadosamente vuestro oficio, porque para con Yahvé, nuestro Dios, no hay iniquidad, ni acepción de personas, ni cohecho.” 8[2931]También en Jerusalén constituyó Josafat levitas, sacerdotes y cabezas de las casas paternas de Israel, para la administración de la justicia de Yahvé y para las causas (profanas). Ellos habitaban en Jerusalén. 9Les dio esta orden: “Proceded así en el temor de Yahvé, con fidelidad y con corazón perfecto. 10En todo pleito que venga a vosotros de parte de vuestros hermanos que habitan en sus ciudades, sean causas de sangre, o cuestiones de la Ley, de los mandamientos, preceptos y ceremonias, habéis de esclarecerlos, a fin de que no se hagan culpables para con Yahvé, y se encienda su ira contra vosotros y contra vuestros hermanos. Haciendo así, no os haréis culpables. 11[2932]Y he aquí que Amarías, sumo sacerdote, será vuestro jefe en todos los asuntos de Yahvé, y Zabadías, hijo de Ismael, príncipe de la casa de Judá, en todos los asuntos del rey. También para magistrados están los levitas a vuestra disposición. ¡Esforzaos, y manos a la obra! Pues Dios esta con los buenos.”

2 CRÓNICAS 20

Invasión de los ammonitas y moabitas

1[2933]Después de esto, los hijos de Moab y los hijos de Ammón, y con ellos algunos meunitas, marcharon contra Josafat para atacarle. 2Vinieron mensajeros a avisar a Josafat, diciendo: “Marcha contra ti una gran muchedumbre de gentes de más allá del Mar (Salado) y de Siria; y he aquí que están en Hasasón-Tamar que es Engadí.” 3Entonces Josafat, atemorizado, se dedicó todo a buscar a Yahvé y promulgó un ayuno para todo Judá. 4Se congregó, por lo tanto, Judá para implorar a Yahvé, y de todas las ciudades de Judá vino gente para suplicar a Yahvé.

Oración de Josafat

5Entonces Josafat, puesto en pie en medio de la asamblea de Judá y de Jerusalén, en la Casa de Yahvé, delante del atrio nuevo, 6dijo: “Yahvé, Dios de nuestros padres, ¿no eres Tú Dios en el cielo, y no reinas Tú en todos los reinos de las gentes? ¿No está en tu mano el poder y la fortaleza, sin que haya quien pueda resistirte? 7Tú, oh Dios nuestro, expulsaste a los habitantes de este país delante de Israel, tu pueblo, y lo diste a la posteridad de tu amigo Abrahán para siempre. 8Ellos fijaron allí su morada, y te han edificado allí un Santuario para tu Nombre, diciendo: 9«Si viniere sobre nosotros algún mal, espada, castigo, peste o hambre, nos presentaremos delante de esta Casa, y delante de tu Rostro, porque tu Nombre reside en esta Casa; y clamaremos a Ti en nuestra angustia; y Tú oirás y nos salvarás.» 10Ahora bien, he aquí que los hijos de Ammón, y los de Moab y del monte Seír —aquellos cuyos (países) Tú no dejaste invadir por Israel en su salida de la tierra de Egipto, por lo cual Israel se apartó de ellos, sin destruirlos—, 11he aquí que ellos nos pagan, viniendo para echarnos de tu heredad, que Tú nos diste en herencia. 12Oh Dios nuestro, ¿no los castigarás? Pues nosotros no tenemos fuerza contra esta gran muchedumbre que viene contra nosotros; y no sabemos qué hacer. Por eso nuestros ojos se vuelven hacia Ti.” 13[2934]Y todo Judá estaba en pie ante Yahvé, con sus niños, sus mujeres y sus hijos.

El profeta Jahasiel

14Entonces vino el Espíritu de Yahvé sobre Jahasiel, hijo de Zacarías, hijo de Banaías, hijo de Jehiel, hijo de Matanías, levita de los hijos de Asaf, el cual estaba en medio de la asamblea, 15[2935]y dijo: “¡Atended, Judá todo, y vosotros los habitantes de Jerusalén, y tú, oh rey Josafat! Así os dice Yahvé: No temáis ni os asustéis ante esta tan grande muchedumbre; porque no es vuestra la guerra, sino de Dios. 16[2936]Bajad contra ellos mañana; he aquí que van a subir por la cuesta de Sis. Los encontraréis en la extremidad del valle, enfrente del desierto de Jeruel. 17No tendréis que pelear en esta ocasión. Apostaos y quedaos quietos, y veréis la salvación de Yahvé, que vendrá sobre vosotros, oh Judá y Jerusalén. ¡No temáis, ni os amedrentéis! Salid mañana al encuentro de ellos, pues Yahvé estará con vosotros.”

18Entonces Josafat inclinó su rostro a tierra; y todo Judá y los habitantes de Jerusalén se postraron ante Yahvé para adorarle. 19Y los levitas, de los hijos de los caatitas y de la estirpe de los coreítas, se levantaron, para bendecir con grandes voces a Yahvé, el Dios de Israel.

Victoria de Josafat

20AI día siguiente se levantaron temprano y salieron al desierto de Tecoa. Mientras iban saliendo, Josafat se paró y dijo: “¡Oídme, oh Judá y vosotros los habitantes de Jerusalén! Tened confianza en Yahvé, vuestro Dios, y estaréis seguros; confiad en sus profetas, y triunfaréis.” 21Después, habiendo deliberado con el pueblo, señaló cantores que, vestidos de ornamentos sagrados y marchando al frente de los armados, celebrasen la hermosura de su Santuario cantando: “¡Alabad a Yahvé, porque es eterna su misericordia!” 22Y al momento que comenzaron los cantos y las alabanzas, Yahvé puso emboscadas contra los hijos de Ammón, los de Moab y los del monte Seír, que habían venido contra Judá, de suerte que fueron derrotados. 23Porque se levantaron los hijos de Ammón y Moab contra los moradores del monte Seír, para entregarlos al anatema y para aniquilarlos, y cuando hubieron acabado con los moradores de Seír, se esforzaron para destruirse a sí mismos los unos a los otros.

24Entretanto Judá había venido a la atalaya del desierto, y cuando dirigieron sus miradas hacia la multitud, no vieron más que cadáveres, tendidos por tierra; pues ninguno había podido escapar. 25Luego Josafat y su pueblo fueron a tomar los despojos de ellos y hallaron allí abundancia de riqueza, y cadáveres, y objetos preciosos, que recogieron, hasta no poderlos llevar. Estuvieron tres días recogiendo el botín; porque era mucho. 26[2937]Al cuarto día se congregaron en el Valle de Beracá, y allí bendijeron a Yahvé; por eso se llama aquel lugar Valle de Beracá, hasta el día de hoy. 27Después todos los hombres de Judá y de Jerusalén, y Josafat al frente de ellos, regresaron con júbilo a Jerusalén, porque Yahvé les había dado el gozo (del triunfo sobre) sus enemigos. 28Y entraron en Jerusalén, en la Casa de Yahvé, con salterios, cítaras y trompetas. 29Invadió el terror de Dios a todos los reinos de los países cuando supieron que Yahvé había peleado contra los enemigos de Israel.

Fin de Josafat

30Así el reinado de Josafat fue tranquilo, porque su Dios le había dado paz por todos lados. 31[2938]Reinó Josafat sobre Judá. Tenía treinta y cinco años cuando comenzó a reinar, y veinte y cinco años reinó en Jerusalén. Su madre se llamaba Asubá, hija de Silhí. 32Anduvo por el camino de su padre Asá, sin apartarse de él, haciendo lo que era recto a los ojos de Yahvé. 33Pero los lugares altos no desaparecieron, pues el pueblo no había aún enderezado su corazón al Dios de sus padres.

34El resto de los hechos de Josafat, los primeros y los postreros, he aquí que están escritos en la historia de Jehú, hijo de Hananí, que se halla inserta en el libro de los reyes de Israel.

35Después de esto, Josafat, rey de Judá, hizo coalición con Ococías, rey de Israel, cuyas obras eran malas. 36[2939]Hizo coalición con él para construir naves que hiciesen el viaje a Tarsis; y construyeron las naves en Esionguéber. 37[2940]Entonces profetizó Eliéser, hijo de Dodavahu, de Maresá, contra Josafat, diciendo: “Por cuanto te has coligado con Ococías, Yahvé va a destruir tus obras.” En efecto, naufragaron las naves, y no pudieron ir a Tarsis.

2 CRÓNICAS 21

Joram, rey de Judá

1Josafat se durmió con sus padres, y fue sepultado con sus padres en la ciudad de David. En su lugar reinó su hijo Joram, 2[2941]cuyos hermanos, hijos de Josafat, eran Azarías, Jehiel, Zacarías, Azarías, Micael y Safatías. Todos estos eran hijos de Josafat, rey de Israel. 3Su padre les había dado grandes donaciones de plata y de oro y de objetos preciosos, con ciudades fuertes en Judá; entregando, empero, el reino a Joram, porque era el primogénito. 4Subió, pues, Joram al trono de su padre; mas cuando se hubo consolidado, pasó a cuchillo a todos sus hermanos y a algunos de los príncipes de Israel.

5[2942]Treinta y dos años tenía Joram cuando empezó a reinar, y reinó ocho años en Jerusalén. 6Anduvo por el camino de los reyes de Israel, según hacía la casa de Acab; pues tenía por mujer a una hija de Acab, e hizo lo que era malo a los ojos de Yahvé. 7[2943]Mas Yahvé no quiso destruir la casa de David, a causa de la alianza que había hecho con David, y por haberle prometido que le daría siempre una lámpara, a él y a sus hijos.

Guerra con Idumea

8En sus días se rebeló Edom contra el cetro de Judá, y se dio un rey. 9Entonces se puso en marcha Joram con sus jefes, y con él todos sus carros. Y levantándose de noche derrotó a los idumeos que le tenían cercado a él y a los capitanes de sus carros. 10Con todo, Edom logró independizarse de Judá hasta hoy día. Entonces, a ese mismo tiempo Lobná se rebeló contra su dominio, porque había abandonado a Yahvé, el Dios de sus padres.

11Construyó asimismo lugares altos en las montañas de Judá, hizo idolatrar a los habitantes de Jerusalén e indujo al pecado a Judá.

Vaticinio de Elías

12[2944]Entonces le llegó una carta del profeta Elías, que decía: “Así dice Yahvé, el Dios de tu padre David. Por cuanto no has seguido los caminos de tu padre Josafat, ni los caminos de Asá, rey de Judá, 13sino que has andado por el camino de los reyes de Israel, y has hecho idolatrar a Judá, y a los habitantes de Jerusalén, como lo hace la casa de Acab, y porque has dado muerte a tus hermanos, la casa de tu padre, que eran mejores que tú; 14he aquí que Yahvé castigará con terrible azote a tu pueblo, tus hijos, tus mujeres y toda tu hacienda; 15y a ti te (castigará) con graves enfermedades y con una dolencia de entrañas, hasta que tus entrañas salgan fuera a causa de la enfermedad, día tras día.”

16Incitó Yahvé contra Joram el espíritu de los filisteos y de los árabes, vecinos de los etíopes, 17[2945]los cuales subiendo contra Judá, y penetrando allí se llevaron todas las riquezas que hallaron en la casa del rey, y también a sus hijos y a sus mujeres, de manera que no le quedó otro hijo que Joacaz, su hijo menor. 18Después de todo esto Yahvé lo hirió con una enfermedad incurable de vientre. 19[2946]Y después de cierto tiempo, al fin del año segundo, se le salieron las entrañas a causa de su enfermedad, y murió entre terribles dolores. El pueblo no hizo quema para él, como lo había hecho para sus padres.

20Tenía treinta y dos años cuando empezó a reinar, y reinó en Jerusalén ocho años. Se fue sin que nadie le extrañase; y le sepultaron en la ciudad de David, pero no en los sepulcros de los reyes.

2 CRÓNICAS 22

Ococías, rey de Judá

1[2947]Los habitantes de Jerusalén proclamaron rey en su lugar a Ococías, su hijo menor; porque las bandas que con los árabes habían venido a hacer guerra, habían dado muerte a todos los mayores, de suerte que Ococías, hijo de Joram, rey de Judá, llegó al trono. 2[2948]Tenía Ococías cuarenta y dos años cuando empezó a reinar, y reinó un año en Jerusalén. Su madre se llamaba Atalía, hija de Amrí. 3También este (rey) siguió los caminos de la casa de Acab, ya que su misma madre le instigaba a hacer el mal. 4Hizo lo que era malo a los ojos de Yahvé, como los de la casa de Acab, porque después de la muerte de su padre, ellos fueron sus consejeros y le llevaron a la perdición.

5Siguiendo el consejo de ellos, fue con Joram, hijo de Acab, rey de Israel, a la guerra contra Hasael, rey de Siria, a Ramot-Galaad, donde los sirios hirieron a Joram, 6[2949]el cual se retiró a Jesreel para curarse de las heridas que había recibido en Ramá, en la batalla con Hasael, rey de Siria. Cuando Ococías, hijo de Joram, rey de Judá, bajó a Jesreel para visitar a Joram, hijo de Acab, en Jesreel, que se hallaba enfermo, 7vino de Dios la ruina de Ococías, por haber ido a ver a Joram; pues llegado (allí), salió con Joram al encuentro de Jehú, hijo de Namsí, a quien Yahvé había ungido para exterminar la casa de Acab. 8Así, pues, Jehú, mientras ejecutaba el castigo de la casa de Acab, se encontró con los príncipes de Judá y los hijos de los hermanos de Ococías, que pertenecían a la corte de Ococías, y los mató. 9Y buscó a Ococías, al que prendieron en Samaria, donde se había escondido. Lo presentaron a Jehú, y habiéndole dado muerte, le sepultaron; pues decían: “Es hijo de Josafat, que buscaba a Yahvé con todo su corazón.” Y no quedó de la casa de Ococías nadie que fuese capaz de reinar.

Atalía usurpa el trono de Judá

10[2950]Cuando Atalía, madre de Ococías, vio que era muerto su hijo, se levantó, y exterminó toda la estirpe real de la casa de Judá. 11Pero Josabet, hija del rey, tomó a Joás, hijo de Ococías, arrebatándole de entre los hijos del rey cuando los mataban, y lo escondió, juntamente con su nodriza, en un dormitorio. Así Josabet, hija del rey Joram, mujer del sacerdote Joiadá, y hermana de Ococías, lo ocultó de la vista de Atalía, la cual no pudo darle muerte. 12Estuvo con ellos escondido en la Casa de Dios durante seis años, y reinó Atalía sobre el país.

2 CRÓNICAS 23

Joás proclamado rey

1[2951]El año séptimo Joiadá cobró ánimo y concertó un pacto con los centuriones Azarías, hijo de Joram; Ismael, hijo de Jeohanán; Azarías, hijo de Obed; Maasías, hijo de Adaías, y Elisafat, hijo de Sicrí; 2y ellos, recorriendo (el país de) Judá, congregaron a los levitas de todas las ciudades de Judá, y a los jefes de las casas paternas de Israel, que vinieron a Jerusalén. 3Y toda la asamblea hizo alianza con el rey en la Casa de Dios; y (Joiadá) les dijo: “He aquí al hijo del rey que ha de reinar, como Yahvé lo ha dicho de los hijos de David. 4Lo que habéis de hacer es esto: La tercera parte de vosotros, así sacerdotes como levitas, que entráis el sábado, servirá de porteros en las entradas; 5[2952]otra tercera parte, en la casa del rey; y otra tercera parte, en la puerta de Jesod; y todo el pueblo estará en los atrios de la Casa de Yahvé. 6Nadie podrá entrar en la Casa de Yahvé sino los sacerdotes, y aquellos levitas que estén de servicio; estos podrán entrar, por estar consagrados, pero todo el pueblo tiene que respetar el precepto de Yahvé. 7Los levitas rodearán al rey por todas partes, cada uno con las armas en su mano, y cualquiera que penetrare en la Casa morirá. Solo ellos acompañarán al rey cuando entrare y cuando saliere.”

8Los levitas y todo Judá hicieron exactamente lo que había mandado el sacerdote Joiadá. Tomó cada uno sus hombres, así los que entraban el sábado, como los que salían el sábado; pues el sacerdote Joiadá no había despedido ninguna clase (de levitas). 9El sacerdote Joiadá entregó a los centuriones las lanzas y los escudos, grandes y pequeños, del rey David, que se hallaban en la Casa de Dios, 10y apostó a todo el pueblo, cada uno con sus armas en la mano, desde el lado derecho de la Casa hasta el lado izquierdo de la Casa, entre el altar y la Casa, para que rodeasen al rey. 11[2953]Sacaron entonces al hijo del rey, y pusieron sobre él la diadema y el (libro del) Testimonio. Así le proclamaron rey; y Joiadá y sus hijos le ungieron y gritaron: “¡Viva el rey!”

12Al oír Atalía los gritos del pueblo que corría y aclamaba al rey, vino a la Casa de Yahvé, donde estaba el pueblo 13y miró, y he aquí que el rey estaba de pie sobre su estrado, a la entrada, y los capitanes y las trompetas estaban junto al rey, en tanto que todo el pueblo del país se alegraba y tocaba las trompetas. Los cantores, por su parte, dirigían, con instrumentos de música, los cánticos de alabanza. Entonces Atalía rasgó sus vestidos y gritó: “¡Traición, traición!” 14Mas el sacerdote Joiadá llamó a los centuriones, que estaban al frente de las tropas, y les dijo: “¡Hacedla salir por entre las filas, y el que la siguiere sea muerto a cuchillo!” Porque había dicho el sacerdote: “¡No la matéis en la Casa de Yahvé!” 15Le dieron paso, y cuando ella llegó a la entrada de la puerta de los caballos, cerca de la casa del rey, allí la mataron.

Renovación de la Alianza

16[2954]Entonces Joiadá hizo alianza entre él, todo el pueblo y el rey, de que ellos serían el pueblo de Yahvé. 17Después penetró todo el pueblo en el templo de Baal y lo derribaron; hicieron pedazos sus altares y sus imágenes, y mataron a Matán, sacerdote de Baal, ante los altares. 18Luego ordenó Joiadá los oficios en la Casa de Yahvé por medio de los sacerdotes y levitas, que David había distribuido en la Casa de Yahvé, para que, conforme a lo escrito en la Ley de Moisés, se ofrecieran los holocaustos, acompañados de regocijo y cánticos, con arreglo a las disposiciones de David. 19Puso también porteros junto a las puertas de la Casa de Yahvé, para que no entrase ninguno que por cualquier causa fuese inmundo. 20Después tomó a los centuriones, a los nobles, a los dirigentes del pueblo, y al pueblo entero del país; y haciendo descender al rey de la Casa de Yahvé entraron por la puerta superior en la casa del rey, donde lo sentaron sobre el trono del reino. 21Todo el pueblo del país hizo fiesta, y la ciudad quedó tranquila; pues Atalía había sido muerta a espada.

2 CRÓNICAS 24

Restauración del Templo

1[2955]Siete años tenía Joás cuando empezó a reinar, y reinó cuarenta años en Jerusalén. Su madre se llamaba Sibiá, de Bersabee. 2Hizo Joás lo que era recto a los ojos de Yahvé durante toda la vida del sacerdote Joiadá. 3Joiadá tomó dos mujeres para Joás, y este engendró hijos e hijas.

4Después de esto resolvió Joás restaurar la Casa de Yahvé. 5Por lo cual reunió a los sacerdotes y a los levitas y les dijo: “Recorred las ciudades de Judá, y juntad, cada año, en todo Israel dinero para reparar la Casa de vuestro Dios; y apuraos en este asunto.” Pero los levitas no se apuraron. 6Llamó entonces el rey a Joiadá, sumo sacerdote, y le dijo: “¿Por qué no has tenido cuidado de que los levitas trajesen de Judá y de Jerusalén la contribución que Moisés, siervo de Yahvé, y la asamblea de Israel han prescrito para el Tabernáculo del Testimonio?” 7Pues los partidarios de la impía Atalía habían arruinado la Casa de Dios empleando para los Baales todas las Cosas consagradas a la Casa de Yahvé.

8Mandó, pues, el rey que se hiciera un arca; la cual fue colocada junto a la puerta de la Casa de Yahvé, por la parte de afuera; 9y se promulgó en Judá y en Jerusalén que trajesen a Yahvé la contribución que Moisés, siervo de Dios, había impuesto a Israel en el desierto. 10Todos los jefes y todo el pueblo se alegraron; y trajeron (su contribución) y la echaron en el arca hasta llenarla. 11De tiempo en tiempo, cuando veían que había mucho dinero llevaban el arca a los intendentes del rey, por mano de los levitas; y venían el secretario del rey, y el encargado del sumo sacerdote, a vaciar el arca; luego la tomaban y la volvían a su lugar. Así lo hacían cada vez, y recogían dinero en abundancia. 12El rey y Joiadá lo dieron a los que tenían a su cargo la ejecución de las obras de la Casa de Yahvé; y estos tomaron a sueldo canteros y carpinteros para restaurar la Casa de Yahvé; y también a los que trabajaban en hierro y bronce, para reparar la Casa de Yahvé. 13Trabajaron, pues, los obreros, y por su mano se hizo la restauración del edificio; restituyeron la Casa de Dios a su (antiguo) estado y la consolidaron. 14Acabado (todo), entregaron al rey y a Joiadá lo que quedaba del dinero, del cual hicieron objetos para la Casa de Yahvé, utensilios para el ministerio y para los sacrificios, copas y vasos de oro y plata. Durante toda la vida de Joiadá se ofrecieron siempre holocaustos en la Casa de Yahvé.

Apostasía de Joás

15Envejeció Joiadá y murió, harto de días. Tenía ciento treinta años cuando murió. 16[2956]Le sepultaron en la ciudad de David, con los reyes, por sus méritos por Israel, por Dios y su Casa. 17Después de la muerte de Joiadá vinieron los príncipes de Judá, se postraron delante del rey, y el rey les prestó oído. 18Abandonaron entonces la Casa de Yahvé, el Dios de sus padres, y sirvieron a las ascheras y a las estatuas, de manera que estalló la ira (de Dios) contra Judá y Jerusalén a causa de esta su culpa. 19Yahvé les envió profetas, los cuales dieron testimonios contra ellos, para que se convirtiesen a Él, pero no les hicieron caso. 20[2957]Entonces el Espíritu de Dios revistió a Zacarías, hijo de Joiadá, el sacerdote; el cual puesto de pie se presentó delante del pueblo y les dijo: “Así dice Dios: ¿Por qué traspasáis los mandamientos de Yahvé? No tendréis éxito; pues por cuanto habéis dejado a Yahvé, Él os ha dejado a vosotros.” 21Mas ellos conspiraron contra él, y por mandato del rey le apedrearon en el atrio de la Casa de Yahvé. 22[2958]Pues el rey Joás no se acordó de los beneficios que le había hecho Joiadá, padre de (Zacarías), sino que mató al hijo del mismo, el cual exclamó muriendo: “¡Véalo Yahvé y tome venganza!”

Castigo y muerte de Joás

23Al cabo de un año subió contra Joás el ejército de los sirios, que invadieron a Judá y Jerusalén, mataron de entre el pueblo a todos los príncipes del pueblo y enviaron todos sus despojos al rey de Damasco. 24El ejército de los sirios había venido con poca gente, pero Yahvé entregó en su mano un ejército muy grande; pues habían dejado a Yahvé, el Dios de sus padres. Así (los sirios) ejecutaron el juicio contra Joás. 25Y cuando ellos se retiraron de él, dejándole en grandes dolores, se conjuraron contra él sus siervos, a causa de la sangre de los hijos del sacerdote Joiadá, y le mataron en su lecho, y así murió. Le sepultaron en la ciudad de David, mas no en los sepulcros de los reyes. 26Los que conspiraron contra él fueron Zabad, hijo de Simeat, ammonita, y Josabad, hijo de Simrit, moabita.

27[2959]Lo relativo a sus hijos, las graves amenazas pronunciadas contra él, y la restauración de la Casa de Dios, he aquí que esto se halla escrito en el comentario del libro de los reyes.

En su lugar reinó Amasías, su hijo.

2 CRÓNICAS 25

El reinado de Amasías

1[2960]Veinte y cinco años tenía Amasías cuando comenzó a reinar, y reinó veinte y nueve años en Jerusalén. Su madre se llamaba Joadán, de Jerusalén. 2Hizo lo que era recto a los ojos de Yahvé, aunque no con corazón perfecto. 3Después de haberse afirmado su reino, dio muerte a sus siervos, que habían matado al rey su padre; 4[2961]pero no dio muerte a los hijos de ellos, conforme a lo escrito en la Ley, en el Libro de Moisés, donde Yahvé había prescrito, diciendo: “No han de morir los padres por los hijos, ni los hijos han de morir por los padres, sino que cada uno morirá por su propio pecado.”

Victoria sobre los idumeos

5Amasías congregó a Judá, y los organizó en todo Judá y Benjamín, según las casas paternas, bajo jefes de miles y jefes de cientos; e hizo el censo de ellos, desde los veinte años arriba, y halló que eran trescientos mil hombres escogidos, aptos para la guerra y el manejo de lanza y broquel. 6Tomó también a sueldo de Israel a cien mil hombres valientes, por cien talentos de plata. 7[2962]Pero vino a él un varón de Dios, que le dijo: “Oh rey, que no salga contigo el ejército de Israel, porque Yahvé no está con Israel, con ninguno de los hijos de Efraím; 8[2963]antes bien, sal tú solo y hazte fuerte para la guerra, para que Dios (no) te haga caer delante del enemigo; porque Dios tiene poder para ayudar y para derribar.” 9[2964]Dijo Amasías al varón de Dios: “¿Qué será de los cien talentos que he dado a la gente de Israel?” A lo que contestó el varón de Dios: “Tiene Yahvé poder para darte mucho más que eso.” 10Entonces Amasías despidió los destacamentos que le habían venido de Efraím, para que se volviesen a su país. Ellos se irritaron sobremanera contra Judá y se volvieron a su país, llenos de ardiente ira.

11[2965]Amasías, empero, cobró ánimo, y tomando el mando de su pueblo marchó al Valle de las Salinas, donde dio muerte a diez mil hombres de los hijos de Seír. 12A (otros) diez mil los apresaron vivos los hijos de Judá, y llevándolos a la cumbre de la peña los precipitaron desde la cumbre de la peña, y todos ellos quedaron destrozados. 13Entretanto los de la gente que Amasías había despedido, para que no fuesen con él a la guerra, se derramaron por las ciudades de Judá, desde Samaria hasta Bethorón, mataron en ellas tres mil personas y tomaron mucho botín.

Idolatría de Amasías

14Volviendo Amasías de la derrota de los idumeos, trajo consigo los dioses de los hijos de Seír; los puso por dioses suyos, se postró ante ellos y les quemó incienso. 15[2966]Entonces se encendió la ira de Yahvé contra Amasías, y le envió un profeta, que le dijo: “¿Por qué has buscado a los dioses de ese pueblo, que no han podido librar de tu mano a su propia gente?” 16Mientras él así le hablaba, (Amasías) le interrumpió: “¿Acaso te hemos hecho a ti consejero del rey? ¡Cállate! De otro modo te van a matar.” El profeta se calló, más le dijo: “Yo sé que Dios ha determinado destruirte, porque has hecho esto y no quieres escuchar mi consejo.”

Guerra de Amasías con Israel

17[2967]Amasías, rey de Judá, después de haber deliberado envió mensajeros a Joás, hijo de Joacaz, hijo de Jehú, rey de Israel, para decirle: “¡Ven, que nos veamos cara a cara!” 18Pero Joás, rey de Israel, mandó a decir a Amasías, rey de Judá: “El cardo del Líbano envió a decir al cedro del Líbano: Da tu hija por mujer a mi hijo. Pero pasaron las fieras del Líbano y hollaron el cardo. 19Tú dices: He aquí que he derrotado a Edom. Por eso te lleva tu corazón a jactarte. Quédate ahora en tu casa. ¿Por qué quieres provocar la calamidad, para que caigas tú, y Judá contigo?” 20Pero Amasías no hizo caso, pues era disposición de Dios entregarlos en manos (de sus enemigos), por haber buscado a los dioses de Edom. 21Salió, pues, Joás, rey de Israel, y se vieron cara a cara, él y Amasías, rey de Judá, en Betsemes, que pertenece a Judá. 22Y fue derrotado Judá por Israel, y huyeron, cada cual a su tienda. 23[2968]Joás, rey de Israel, capturó a Amasías, rey de Judá, hijo de Joás, hijo de Joacaz, en Betsemes, le llevó a Jerusalén y abrió una brecha en la muralla desde la puerta de Efraím hasta la puerta del Ángulo, que son cuatrocientos codos. 24[2969](Tomó) todo el oro y la plata, y todos los utensilios que se hallaban con Obededom en la Casa de Dios, y los tesoros de la casa del rey, y también rehenes. Después se volvió a Samaria.

Muerte de Amasías

25Amasías, hijo de Joás, rey de Judá, vivió quince años después de la muerte de Joás, hijo de Joacaz, rey de Israel. 26Los demás hechos de Amasías, los primeros y los postreros, he aquí que están escritos en el libro de los reyes de Judá y de Israel.

27Después que Amasías se apartó de Yahvé, conspiraron contra él en Jerusalén, por lo cual huyo a Laquís; pero enviaron tras él gentes a Laquís que allí le dieron muerte. 28Transportaron (el cadáver) en caballos y lo sepultaron con sus padres en la ciudad de Judá.

2 CRÓNICAS 26

Ocías, rey de Judá

1[2970]Entonces todo el pueblo de Judá tomó a Ocías, que tenía diez y seis años, y lo proclamaron rey en lugar de su padre Amasías. 2[2971]Él edificó a Elat y la restituyó a Judá, después que el rey (Amasías) había ido a descansar con sus padres.

3Diez y seis años tenía Ocías cuando empezó a reinar, y reinó cincuenta y dos años en Jerusalén. Su madre se llamaba Jecolía, de Jerusalén. 4Hizo lo que era recto a los ojos de Yahvé, según todo lo que había hecho su padre Amasías. 5Cuidó de buscar a Dios durante la vida de Zacarías, que le instruyó en el temor de Dios; y por cuanto buscó a Yahvé, Dios le dio prosperidad.

Ocías organiza la defensa

6Salió a campaña contra los filisteos y derribó el muro de Gat, el muro de Jabné y el muro de Azoto, y edificó ciudades en (el territorio de) Azoto y entre los filisteos. 7[2972]Dios le ayudó contra los filisteos, contra los árabes que habitaban en Gurbaal, y contra los meunitas. 8Los ammonitas trajeron presentes a Ocías, y su fama llegó hasta la frontera de Egipto; porque se había hecho sumamente poderoso.

9Ocías construyó torres en Jerusalén sobre la puerta del Ángulo, sobre la puerta del Valle y en el ángulo, y las fortificó. 10[2973]Construyó también torres en el desierto, y excavó muchas cisternas; pues poseía muchos ganados, en la Sefelá y en el Mischor, también labradores y viñadores en las montañas y en los campos fértiles, porque amaba la agricultura. 11Ocías tenía un ejército de guerra, que salía a campaña en divisiones, conforme al número del censo de ellos, hecho por el secretario Jeiel y el escriba Maasías, a las órdenes de Hananías, uno de los príncipes del rey. 12El número total de los jefes de las casas paternas, guerreros valerosos, era de dos mil seiscientos. 13A sus órdenes estaba un ejército de trescientos siete mil quinientos hombres, que hacían la guerra con gran pujanza, ayudando al rey contra el enemigo. 14Ocías les proporcionó, a todo aquel ejército, escudos y lanzas, yelmos y corazas, arcos y hondas para tirar piedras. 15Hizo construir en Jerusalén máquinas, inventadas por hombres ingeniosos, para colocarlas sobre las torres y los ángulos y para arrojar saetas y piedras grandes. Su fama se extendió lejos, porque fue socorrido maravillosamente, de manera que llegó a ser poderoso.

Prevaricación y castigo de Ocías

16[2974]Mas una vez fortalecido en su poder, se engrió su corazón hasta acarrearle la ruina. Pues prevaricó contra Yahvé su Dios, entrando en el Templo de Yahvé, para quemar incienso sobre el altar del incienso. 17Entró tras él Azarías, el sacerdote, y con él ochenta sacerdotes de Yahvé, hombres valientes; 18que se opusieron al rey Ocías y le dijeron: “No te corresponde a ti, oh Ocías, quemar incienso a Yahvé, sino a los sacerdotes, los hijos de Aarón, que han sido consagrados para quemar el incienso. ¡Sal del Santuario, porque has pecado, y no será esto para honra tuya ante Yahvé Dios!” 19Entonces Ocías, que tenía en la mano un incensario para ofrecer incienso, se llenó de ira, y en tanto que se irritaba contra los sacerdotes, brotó la lepra en su frente, a vista de los sacerdotes, en la Casa de Yahvé, frente al altar del incienso. 20Azarías, el Sumo Sacerdote, y todos los sacerdotes dirigieron hacia él sus miradas, y he aquí que tenía la lepra en su frente. Por lo cual lo echaron de allí a toda prisa; y él mismo se apresuró a salir, porque Yahvé le había herido. 21[2975]El rey Ocías quedó leproso hasta el día de su muerte, y habitó en una casa apartada, como leproso, porque había sido excluido de la Casa de Yahvé, y su hijo Joatán gobernaba la casa del rey, y juzgaba al pueblo del país. 22[2976]Los demás hechos de Ocías, los primeros y los postreros, los escribió el profeta Isaías, hijo de Amós. 23[2977]Ocías se durmió con sus padres, y le sepultaron con sus padres en el campo de los sepulcros de los reyes, porque decían: “Es un leproso.” En su lugar reinó su hijo Joatán.

2 CRÓNICAS 27

Joatán, rey de Judá

1[2978]Joatán tenía veinte y cinco años cuando empezó a reinar, y reinó diez y seis años en Jerusalén. Su madre se llamaba Jerusá, hija de Sadoc. 2Hizo lo que era recto a los ojos de Yahvé, imitando en todo el proceder de su padre Ocías, salvo que no penetró en el Templo de Yahvé. El pueblo, sin embargo, seguía haciendo el mal.

3[2979]Joatán construyó la puerta superior de la Casa de Yahvé, e hizo muchas construcciones sobre los muros del Ofel. 4Consfruyó también ciudades en la montaña de Judá, y en los bosques edificó castillos y torres.

5[2980]Hizo guerra contra el rey de los hijos de Ammón, a los cuales venció. Los hijos de Ammón le dieron aquel año cien talentos de plata, diez mil coros de trigo y diez mil de cebada. Los ammonitas le trajeron lo mismo el año segundo y el tercero. 6Así Joatán llegó a ser poderoso, porque caminaba delante de Yahvé, su Dios.

7Los demás hechos de Joatán, y todas sus guerras y sus obras, he aquí que esto está escrito en el libro de los reyes de Israel y de Judá. 8Tenía veinte y cinco años cuando empezó a reinar, y reinó diez y seis años en Jerusalén. 9Joatán se durmió con sus padres, y le sepultaron en la ciudad de David. En su lugar reinó Acaz, su hijo.

2 CRÓNICAS 28

Acaz, rey de Judá

1[2981]Tenía Acaz veinte años cuando empezó a reinar, y reinó diez y seis años en Jerusalén. No hizo lo que era recto a los ojos de Yahvé, como lo había hecho su padre David. 2Siguió los caminos de los reyes de Israel, hasta hacer estatuas de fundición para los Baales. 3[2982]Quemó incienso en el valle de Ben-Hinnom, e hizo pasar a sus hijos por el fuego, según las abominaciones de los gentiles que Yahvé había arrojado de delante de los hijos de Israel. 4Ofrecía sacrificios y quemaba incienso en los lugares altos, sobre los collados y bajo todo árbol frondoso.

Los enemigos invaden el país

5Yahvé, su Dios, lo entregó en manos del rey de los sirios, que lo derrotaron, haciéndole gran número de prisioneros, a los que llevaron a Damasco. Fue entregado también en manos del rey de Israel, el cual le infligió una gran derrota. 6Pues Facee, hijo de Romelías, mató en Judá en un solo día a ciento veinte mil, todos ellos hombres valientes; porque habían abandonado a Yahvé, el Dios de sus padres. 7Sicrí, uno de los valientes de Efraím, mató a Maasías, hijo del rey, a Asricam, mayordomo de palacio, y a Elcaná, que era el segundo después del rey. 8Los hijos de Israel hicieron entre sus hermanos doscientos prisioneros: mujeres e hijos e hijas. Se apoderaron también de un enorme botín que se llevaron a Samaria. 9Había allí un profeta de Yahvé, llamado Oded, que salió al encuentro del ejército que volvía a Samaria, y les dijo: “He aquí que Yahvé, el Dios de vuestros padres, irritado contra Judá, los ha entregado en vuestras manos, mas vosotros los habéis matado con un furor que ha subido hasta el cielo. 10Y ahora pensáis en sujetar a los hijos de Judá y de Jerusalén, como siervos y siervas vuestros. ¿No sois también vosotros culpables contra Yahvé, vuestro Dios? 11Oídme, pues, y dejad volver a vuestros hermanos, que habéis tomado prisioneros, porque os amenaza el furor de la ira de Yahvé.”

12Entonces algunos hombres de los príncipes de Efraím, Asarías, hijo de Johanán; Baraquías, hijo de Mesillemot; Ezequías, hijo de Sallum, y Amasá, hijo de Hadlai, se levantaron contra los que habían vuelto de la guerra, 13y les dijeron: “¡No introduciréis aquí a los prisioneros! porque además de la culpa contra Yahvé que ya está sobre nosotros, queréis aumentar todavía nuestros pecados y nuestra culpa; pues grande es nuestra culpa, y el furor de la ira (de Dios) amenaza a Israel.” 14[2983]Con eso los guerreros dejaron los prisioneros y el botín delante de los príncipes y de toda la asamblea. 15Entonces se levantaron los hombres designados nominalmente, y tomando a los prisioneros, vistieron con el botín a todos los desnudos entre ellos, dándoles vestido y calzado. Les dieron también de comer y de beber y los ungieron; y transportando en asnos a todos los débiles, los llevaron a Jericó, ciudad de las palmetas, donde estaban sus hermanos. Luego se volvieron a Samaria.

Acaz pide auxilio a los asirios

16[2984]En aquel tiempo el rey Acaz envió mensajeros a los reyes de Asiria para pedir auxilio. 17Pues los idumeos vinieron otra vez y derrotaron a Judá, llevándose prisioneros. 18También los filisteos se habían derramado sobre las ciudades de la Sefelá, y del Négueb de Judá, y habían tomado a Betsemes, Ayalón, Gaderot y Socó con sus aldeas, a Timná con sus aldeas, y a Gimzó con sus aldeas, donde se establecieron. 19Porque Yahvé humillaba a Judá a causa de Acaz, rey de Israel, que había sublevado a Judá (contra Yahvé), después que él mismo había apostatado de Yahvé. 20En efecto, vino a él Teglatfalnasar, rey de Asiria; pero le estrechó en vez de fortalecerle. 21Pues Acaz tuvo que despojar la Casa de Yahvé y la casa del rey y de los príncipes, para satisfacer al rey de Asiria, pero esto no le sirvió de nada.

Idolatría de Acaz

22Aun en el tiempo de la angustia el rey Acaz continuó pecando cada vez más contra Yahvé. 23[2985]Ofrecía sacrificios a los dioses de Damasco que le habían batido; pues se decía: “Los dioses de los reyes de Siria les ayudan a ellos; por eso yo también les ofreceré sacrificios, para que me ayuden a mí.” Sin embargo, fueron ellos la causa de su ruina y de la de todo Israel. 24[2986]Acaz juntó los utensilios de la Casa de Dios, cortó en pedazos todos los objetos de la Casa de Dios, y después de cerrar las puertas de la Casa de Yahvé se fabricó altares en todas las esquinas de Jerusalén. 25Erigió asimismo lugares altos en cada una de las ciudades de Judá, para quemar incienso a otros dioses, provocando así la ira de Yahvé, el Dios de sus padres. 26El resto de sus hechos y todas sus obras, las primeras y las postreras, he aquí que esto está escrito en el libro de los reyes de Judá e Israel. 27[2987]Acaz se durmió con sus padres, y lo sepultaron dentro de la ciudad, en Jerusalén; pues no le colocaron en los sepulcros de los reyes de Israel. En su lugar reinó su hijo Ezequías.

2 CRÓNICAS 29

Ezequías restaura el culto

1[2988]Ezequías tenía veinte y cinco años cuando empezó a reinar y reinó veinte y nueve años en Jerusalén. Su madre se llamaba Abía, hija de Zacarías. 2Hizo lo que era recto a los ojos de Yahvé, siguiendo en todo el proceder de su padre David.

3[2989]En el año primero de su reinado, el primer mes, abrió las puertas de la Casa de Yahvé, y las reparó. 4Hizo venir a los sacerdotes y levitas, los reunió en la plaza oriental, 5[2990]y les dijo: “¡Escuchadme, levitas! Santificaos ahora, y santificad la Casa de Yahvé, el Dios de vuestros padres; y echad fuera del Santuario lo que es impuro. 6Porque nuestros padres han pecado, haciendo lo que era malo a los ojos de Yahvé, nuestro Dios; pues le han abandonado, y apartando sus rostros de la Morada de Yahvé, le han vuelto las espaldas. 7Hasta cerraron las puertas del pórtico (del Templo), apagaron las lámparas, y no quemaron incienso, ni ofrecieron holocaustos en el Santuario al Dios de Israel. 8Por eso la ira de Yahvé se ha encendido contra Judá y Jerusalén, y Él los ha convertido en objeto de espanto, terror y ludibrio, como lo estáis viendo con vuestros ojos. 9He aquí que a causa de esto han caído a espada nuestros padres; y nuestros hijos, hijas y mujeres se hallan en cautividad. 10Tengo por lo tanto el propósito de hacer alianza con Yahvé, el Dios de Israel, para que aparte de nosotros el ardor de su ira. 11Hijos míos, no seáis ahora negligentes; porque a vosotros os ha escogido Yahvé a fin de estar listos para su servicio, para ser sus ministros y para quemarle incienso.”

Purificación del Templo

12[2991]Entonces se alzaron los levitas de la estirpe de los Caatitas: Macat, hijo de Amasai, y Joel, hijo de Azarías; de los hijos de Merarí: Cis, hijo de Abdí, y Azarías, hijo de Jehalelel; de los Gersonitas: Joah, hijo de Sima, y Edén, hijo de Joah; 13de los hijos de Elisafán: Simrí y Jeiel; de los hijos de Asaf: Zacarías y Matanías; 14de los hijos de Hernán: Jehiel y Semeí; y de los hijos de Jedutún: Semeías y Uciel. 15Estos reunieron a sus hermanos, se santificaron y vinieron a purificar la Casa de Yahvé, conforme al mandato del rey, según las palabras de Yahvé. 16Los sacerdotes entraron en el interior de la Casa de Yahvé para purificarla, y sacaron al atrio de la Casa de Yahvé todas las inmundicias que encontraron en el Templo de Yahvé. Los levitas, por su parte, las tomaron para llevarlas fuera, al valle del Cedrón. 17Comenzaron la purificación el día primero del primer mes, y el día octavo del mes llegaron al pórtico de Yahvé. Emplearon ocho días en la purificación de la Casa de Yahvé y acabaron la obra el día diez y seis del mes primero.

18Se presentaron luego al rey Ezequías, y dijeron: “Hemos purificado toda la Casa de Yahvé, el altar de los holocaustos con todos sus instrumentos, y la mesa de la proposición con todos sus utensilios. 19Y todos los objetos profanados por el rey Acaz durante su reinado, cuando cometió sus prevaricaciones, los hemos preparado y santificado, y he aquí que están ante el altar de Yahvé.”

20Entonces el rey Ezequías, levantándose muy de mañana, reunió a los príncipes de la ciudad y subió a la Casa de Yahvé. 21[2992]Trajeron siete becerros, siete carneros, siete corderos y siete machos cabríos para el sacrificio expiatorio, por el reino, por el Santuario y por Judá; y mandó a los sacerdotes, los hijos de Aarón, que los ofreciesen sobre el altar de Yahvé. 22Inmolaron los becerros; y los sacerdotes recogieron la sangre y la derramaron sobre el altar; luego inmolaron los carneros y derramaron la sangre de ellos sobre el altar; degollaron igualmente los corderos y derramaron su sangre sobre el altar. 23Presentaron después los machos cabríos del sacrificio expiatorio, ante el rey y la asamblea; los cuales pusieron las manos sobre ellos; 24y los sacerdotes los inmolaron, y esparcieron su sangre sobre el altar, en expiación por todo Israel; porque el rey había ordenado que el holocausto y el sacrificio expiatorio fuese por todo Israel.

25[2993]Luego estableció en la Casa de Yahvé a los levitas con címbalos, salterios y cítaras, según las disposiciones de David, de Gad, vidente del rey, y de Natán, profeta; pues de Yahvé había venido ese mandamiento, por medio de sus profetas. 26Y cuando hubieron, ocupado su sitio los levitas con los instrumentos de David, y los sacerdotes con las trompetas, 27mandó Ezequías ofrecer el holocausto sobre el altar. Y al comenzar el holocausto, comenzaron también las alabanzas de Yahvé, al son de las trompetas y con el acompañamiento de los instrumentos de David, rey de Israel. 28Entretanto toda la asamblea estaba postrada; los cantores cantaban, y las trompetas sonaban. Todo eso duró hasta que fue consumido el holocausto. 29Consumido el holocausto, el rey y todos los que con él estaban, doblaron las rodillas y se postraron. 30[2994]Entonces el rey Ezequías y los príncipes mandaron a los levitas que alabasen a Yahvé con las palabras de David y del vidente Asaf; y cantaron alabanzas con alegría, e inclinándose adoraron.

31[2995]Después tomó Ezequías la palabra y dijo: “Ahora habéis sido consagrados a Yahvé, acercaos y ofreced sacrificios y alabanzas en la Casa de Yahvé.” Y la asamblea trajo sacrificios y ofrendas en acción de gracias, y todos los que querían, también holocaustos. 32El número de los holocaustos ofrecidos por la asamblea, fue de setenta bueyes, cien carneros, doscientos corderos; todos ellos en holocausto a Yahvé. 33Se consagraba también seiscientos bueyes y tres mil ovejas. 34Pero los sacerdotes, que eran pocos, no bastaban para desollar todas las víctimas; por lo cual los ayudaron sus hermanos, los levitas, hasta terminar la obra, y hasta santificarse los (otros) sacerdotes; porque los levitas mostraban más sinceridad para santificarse que los sacerdotes. 35Hubo, pues, muchos holocaustos, además de las grosuras de los sacrificios pacíficos y libaciones de los holocaustos. Así quedó restablecido el culto de la Casa de Yahvé. 36Ezequías y todo el pueblo tuvieron gran gozo por haber Dios dispuesto al pueblo; pues la fiesta fue llevada a cabo de un momento a otro.

2 CRÓNICAS 30

Invitación a celebrar la Pascua

1[2996]Ezequías envió (mensajeros) a todo Israel y Judá, y escribió cartas a Efraím y Manasés, para que viniesen a la Casa de Yahvé, a Jerusalén, a fin de celebrar la Pascua en honor de Yahvé, el Dios de Israel. 2[2997]Pues el rey y los príncipes y toda la asamblea de Jerusalén habían determinado celebrar la Pascua en el mes segundo; 3puesto que no había sido posible celebrarla a su debido tiempo, porque los sacerdotes no se habían santificado en número suficiente, y el pueblo no se había reunido en Jerusalén. 4Agradó esta resolución al rey y a toda la asamblea. 5Resolvieron, pues, enviar aviso a todo Israel, desde Bersabee basta Dan, para que viniesen a Jerusalén a celebrar la Pascua en honor de Yahvé, el Dios de Israel; porque hacía mucho tiempo que no la habían celebrado al modo prescrito.

6Tras lo cual los correos con las cartas del rey y de sus príncipes recorrieron todo Israel y Judá, como el rey lo había mandado; y decían: “Hijos de Israel, volveos a Yahvé, el Dios de Abrahán, de Isaac y de Israel, y Él se volverá a los que de vosotros han quedado, a los que han escapado de la mano de los reyes de Asiria. 7No seáis como vuestros padres y como vuestros hermanos, que prevaricaron contra Yahvé, el Dios de sus padres; por lo cual Él los entregó a la desolación, como estáis viendo. 8Ahora, no endurezcáis vuestra cerviz como vuestros padres; dad la mano a Yahvé; venid a su Santuario, que Él ha santificado para siempre; servid a Yahvé vuestro Dios, y se apartará de vosotros el furor de su ira. 9Porque si os volvéis a Yahvé, vuestros hermanos y vuestros hijos hallarán misericordia ante aquellos que los llevaron cautivos, y volverán a este país, pues Yahvé, vuestro Dios, es clemente y misericordioso y no apartara de vosotros su rostro, si vosotros os convertís a Él.”

10Recorrieron los correos una ciudad tras otra en el país de Efraím y de Manasés, llegando hasta Zabulón; pero se reían y se burlaban de ellos. 11Sin embargo, algunos de Aser, de Manasés y de Zabulón se humillaron y vinieron a Jerusalén. 12También en Judá se dejó sentir la mano de Dios, que les dio un solo corazón, para cumplir el mandato del rey y de los príncipes, según la palabra de Yahvé.

Celebración de la Pascua

13[2998]Se reunió en Jerusalén mucha gente para celebrar la fiesta de los Ácimos, en el mes segundo; era una asamblea muy grande. 14Y se levantaron y quitaron los altares que había en Jerusalén; quitaron también todos los altares de incienso y los arrojaron en el torrente Cedrón. 15[2999]Sacrificaron la pascua, a los catorce días del mes segundo. También los sacerdotes y los levitas, avergonzándose, se santificaron y trajeron holocaustos a la Casa de Yahvé. 16Ocuparon sus puestos según su reglamento, conforme a la Ley de Moisés, varón de Dios; y los sacerdotes derramaban la sangre que recibían de mano de los levitas. 17[3000]Y como muchos de la asamblea no se habían santificado, los levitas fueron encargados de inmolar los corderos pascuales para todos los que no se hallaban puros, a fin de santificarlos para Yahvé. 18Pues una gran multitud de gentes, muchos de Efraím y de Manasés, de Isacar y de Zabulón, que no se habían purificado, comieron la pascua, sin observar lo prescrito. Mas Ezequías oró por ellos, diciendo: “¡Quiera Yahvé en su bondad perdonar a todos aquellos 19cuyo corazón busca al Dios Yahvé, el Dios de sus padres, aunque no se hayan purificado según el (rito del) Santuario!” 20Y oyó Yahvé a Ezequías, y sanó al pueblo.

21Así los hijos de Israel que estaban en Jerusalén celebraron la fiesta de los Ácimos por siete días con gran alegría; y los levitas y los sacerdotes alabaron a Yahvé todos los días, tocando con toda fuerza los instrumentos en honor de Yahvé. 22[3001]Ezequías habló al corazón de todos los levitas que manifestaban un buen conocimiento de Yahvé. Comieron durante los siete días (las víctimas) de la fiesta, sacrificando sacrificios pacíficos, y alabando a Yahvé, el Dios de sus padres.

Prórroga de la fiesta de Pascua

23Toda la asamblea resolvió celebrar la fiesta por otros siete días, y la celebraron con júbilo por siete días más. 24Porque Ezequías, rey de Judá, había regalado a toda la asamblea mil becerros y siete mil ovejas. Los príncipes, por su parte, habían regalado a la asamblea mil becerros y diez mil ovejas; y ya se habían santificado muchos sacerdotes. 25Toda la asamblea de Judá, los sacerdotes y los levitas, y también toda la multitud que había venido de Israel, y los extranjeros venidos de la tierra de Israel y los que habitaban en Judá, se entregaron a la alegría. 26Hubo gran gozo en Jerusalén; porque desde los días de Salomón, hijo de David, rey de Israel, no había habido (fiesta) semejante en Jerusalén. 27[3002]Al fin se levantaron los sacerdotes, hijos de Leví, y bendijeron al pueblo; y fue oída su voz, pues su oración penetró en el cielo, Su santa morada.

2 CRÓNICAS 31

Destrucción de los ídolos

1[3003]Terminado todo esto, salió Israel entero, todos los que allí se hallaban, a recorrer las ciudades de Judá; y quebraron las piedras de culto, cortaron las ascheras y derribaron los lugares altos y los altares en todo Judá y Benjamín, y también en Efraím y Manasés, hasta acabar con ellos. Después volvieron todos los hijos de Israel cada cual a su posesión en sus ciudades.

Reorganización del clero

2[3004]Ezequías restableció las clases de los sacerdotes y de los levitas según sus divisiones, (designando) a cada uno de los sacerdotes y de los levitas, su función en los holocaustos y sacrificios pacíficos, y en lo tocante al ministerio, las alabanzas y cantos dentro de las puertas del Campamento de Yahvé. 3Una porción de la propiedad del rey estaba (destinada) para los holocaustos de la mañana y de la tarde; y para los holocaustos de los sábados, de los novilunios y de las fiestas según lo prescrito en la Ley de Yahvé.

4[3005]Mandó también al pueblo que habitaba en Jerusalén, que diesen a los sacerdotes y a los levitas las porciones correspondientes, a fin de que pudiesen dedicarse exclusivamente a la Ley de Yahvé. 5Cuando se promulgó esta disposición, los hijos de Israel, trajeron en abundancia las primicias del trigo, del vino, del aceite y de la miel y de todos los productos del campo; trajeron también en abundancia el diezmo de todo. 6Los hijos de Israel y de Judá, que habitaban en las ciudades de Judá, presentaron igualmente el diezmo del ganado mayor y menor, y el diezmo de las cosas santas que eran consagradas a Yahvé su Dios, e hicieron de ello grandes montones. 7En el mes tercero comenzaron a formar aquellos montones y terminaron en el mes séptimo.

Distribución de las ofrendas

8Vinieron Ezequías y los príncipes a ver los montones y bendijeron a Yahvé y a Israel, su pueblo. 9Cuando Ezequías preguntó a los sacerdotes y a los levitas acerca de los montones, 10[3006]respondió el Sumo Sacerdote Azarías, de la casa de Sadoc, y dijo: “Desde que se ha comenzado a traer las ofrendas a la Casa de Yahvé, hemos comido y nos hemos saciado, y aún sobra muchísimo; porque Yahvé ha bendecido a su pueblo; y esta gran cantidad es lo que sobra.”

11Entonces mandó Ezequías que se hiciesen depósitos en la Casa de Yahvé. Los hicieron, 12y metieron allí fielmente las ofrendas, los diezmos y las cosas consagradas. El levita Conenías fue constituido intendente de ellos, y Semeí, su hermano, era su sustituto. 13Jehiel, Azarías, Nahat, Asael, Jerimot, Josabad, Eliel, Ismaquías, Mahat y Banaías eran inspectores, a las órdenes de Conenías y de Semeí, su hermano, según las disposiciones del rey Ezequías y de Azarías, príncipe de la Casa de Dios. 14El levita Coré, hijo de Imná, portero de la puerta oriental, estaba encargado de las ofrendas voluntarias hechas a Dios, para repartir las porciones consagradas a Yahvé y las cosas santísimas. 15En las ciudades sacerdotales estaban bajo sus órdenes Edén, Minyamín, Jesúa, Semeías, Amarías y Secanías, para repartir fielmente (las porciones) a sus hermanos, así grandes como chicos, 16[3007]exceptuando a los varones de tres años para arriba inscritos en las genealogías, y a todos los que entraban en la Casa de Yahvé, como lo exigía cada día, para cumplir los oficios de su ministerio, según sus clases. 17Los sacerdotes estaban inscritos en las genealogías, conforme a sus casas paternas, y los levitas de veinte años para arriba, según su ministerio y sus clases. 18Estaban inscritos en las genealogías también todos sus niños, sus mujeres, sus hijos, y sus hijas, de entre toda la asamblea, porque se consagraban exclusivamente al servicio sagrado. 19Para los sacerdotes, hijos de Aarón, que vivían en el campo, en los ejidos de sus ciudades, había en cada ciudad hombres designados nominalmente, para dar las porciones a todos los varones de entre los sacerdotes, y a todos los levitas inscritos en las genealogías.

20Así hizo Ezequías en todo Judá, y obró lo que era bueno y recto y verdadero ante Yahvé, su Dios. 21[3008]En todo aquello que emprendió respecto del ministerio de la Casa de Dios, la Ley y los mandamientos, obró con todo su corazón y tuvo éxito.

2 CRÓNICAS 32

Invasión de Senaquerib

1[3009]Después de estas cosas y de tanta fidelidad, vino Senaquerib, rey de Asiria, que penetrando en Judá puso sitio a las ciudades fortificadas, intentando apoderarse de ellas. 2Cuando vio Ezequías que venía Senaquerib y que tenía la intención de atacar a Jerusalén; 3tuvo consejo con sus príncipes y sus guerreros, para cegar las fuentes de agua que había fuera de la ciudad, y ellos estaban conformes. 4[3010]Se juntó mucha gente, y cegaron todas las fuentes, y el arroyo que corría por en medio de la región, diciendo: “Cuando vengan los reyes de Asiria, ¿para qué han de hallar tanta agua?” 5Y cobrando ánimo, reparó toda la muralla que estaba derribada, y aumentó la altura de las torres. Edificó por fuera otra muralla, fortificó el Milló de la ciudad de David, y fabricó una enorme cantidad de armas y escudos, 6Puso jefes militares sobre el pueblo, a los cuales reunió en torno a su persona en la plaza de la puerta de la ciudad, y hablándoles al corazón, dijo: 7“Sed fuertes y tened ánimo; no temáis, ni os amedrentéis ante el rey de Asiria, ni ante toda la muchedumbre que viene con él, porque son más los que con nosotros están que los que están con él. 8[3011]Con él está un brazo de carne; pero con nosotros está Yahvé, nuestro Dios, para ayudarnos, y para pelear por nosotros en las batallas.” Y el pueblo se confortó con las palabras de Ezequías, rey de Judá.

Mensaje blasfemo de Senaquerib

9Pasadas estas cosas, Senaquerib, rey de Asiria, mientras sitiaba a Laquís, acompañado de todo su ejército, envió sus siervos a Jerusalén a Ezequías, rey de Judá, y a todos los de Judá que estaban en Jerusalén, para decirles: 10“Así dice Senaquerib, rey de Asiria: ¿En qué ponéis vuestra confianza, para que permanezcáis cercados en Jerusalén? 11¿No os engaña Ezequías, para entregaros a morir de hambre y de sed, cuando dice: Yahvé nuestro Dios, nos librará de la mano del rey de Asiria? 12¿No es este Ezequías el mismo que ha quitado los lugares altos y los altares de (Yahvé) y ha dicho a Judá y Jerusalén: Delante de un solo altar os postraréis, y sobre él habéis de quemar incienso? 13¿Acaso ignoráis lo que yo y mis padres hemos hecho con todos los pueblos de los países? ¿Por ventura los dioses de las naciones de esos países han podido librar sus territorios de mi mano? 14¿Quién de entre todos los dioses de aquellas naciones que mis padres han exterminado pudo librar a su pueblo de mi mano? ¿Y vosotros creéis que vuestro Dios podrá libraros de mi poder? 15Ahora, pues, no os engañe Ezequías, ni os embauque de tal manera. No le creáis; ningún dios de ninguna nación y de ningún reino ha podido salvar a su pueblo de mi mano, ni de las manos de mis padres, ¿cuánto menos podrá vuestro dios libraros a vosotros de mi mano?”

16Sus siervos hablaron todavía más contra Yahvé Dios y contra Ezequías, su siervo. 17Escribió también una carta para insultar a Yahvé, el Dios de Israel, hablando contra Él de este modo: “Así como los dioses de las naciones de los (otros) países no han librado a sus pueblos de mi poder, así tampoco el Dios de Ezequías salvará a su pueblo de mi mano.” 18(Los enviados) gritaban en voz alta, en lengua judía, contra el pueblo de Jerusalén, que estaba sobre el muro, para atemorizarlos y asustarlos, a fin de apoderarse de la ciudad. 19Y hablaban del Dios de Jerusalén, como de los dioses de los pueblos de la tierra, que son obra de manos de hombres.

Salvación milagrosa

20[3012]Entonces el rey Ezequías y el profeta Isaías, hijo de Amós, oraron a causa de esto, y clamaron al cielo. 21Y Yahvé envió un ángel que exterminó a todos los guerreros de su ejército, a los príncipes y a los jefes que había en el campamento del rey de Asiria; el cual volvió con rostro avergonzado a su tierra, y cuando entró en la casa de su dios, allí mismo los hijos de sus propias entrañas le mataron a espada. 22Así salvó Yahvé a Ezequías y a los habitantes de Jerusalén de la mano de Senaquerib, rey de Asiria, y de las manos de todos (los enemigos), y les dio protección por todos lados. 23Muchos trajeron entonces ofrendas a Yahvé, a Jerusalén, y ricos presentes a Ezequías, rey de Judá; el cual, de allí en adelante, adquirió gran prestigio a los ojos de todas las naciones.

Enfermedad de Ezequías

24[3013]En aquellos días Ezequías enfermó de muerte; más hizo oración a Yahvé, quien le escuchó y le otorgó una señal maravillosa. 25[3014]Pero Ezequías no correspondió al bien que había recibido, pues se envaneció su corazón, por lo cual (Yahvé) se irritó contra él, contra Judá y Jerusalén. 26[3015]Mas después de haberse ensoberbecido en su corazón, se humilló Ezequías, él y los habitantes de Jerusalén; y por eso no estalló contra ellos la ira de Yahvé en los días de Ezequías.

Prestigio de Ezequías

27Ezequías tuvo muy grandes riquezas y muchísima gloria. Adquirió tesoros de plata, de oro, de piedras costosas, de aromas, de escudos y de toda suerte de objetos que uno puede desear. 28Tuvo también almacenes para los productos de trigo, de vino y de aceite; pesebres para bestias de toda clase y apriscos para los rebaños. 29Se hizo ciudades, porque poseía ganado menor y mayor en abundancia, pues Dios le había dado muchísima hacienda. 30Este mismo Ezequías tapó la salida superior de las aguas del Gihón, y las condujo, bajo tierra, a la parte occidental de la ciudad de David. Ezequías tuvo suerte en todas sus empresas. 31[3016]Sin embargo, cuando los príncipes de Babilonia enviaron embajadores para investigar la señal maravillosa ocurrida en el país, Dios le dejó de su mano para probarle y descubrir todo lo que tenía en su corazón.

Muerte de Ezequías

32Los demás hechos de Ezequías y sus obras piadosas, he aquí que esto está escrito en las visiones del profeta Isaías, hijo de Amós, y en el libro de los reyes de Judá y de Israel. 33Ezequías se durmió con sus padres, y le sepultaron más arriba de los sepulcros de los hijos de David; y todo Judá y los habitantes de Jerusalén le rindieron honores con motivo de su muerte. En su lugar reinó su hijo Manasés.

2 CRÓNICAS 33

Manasés, rey de Judá

1[3017]Manasés tenía doce años cuando empezó a reinar, y reinó cincuenta y cinco años en Jerusalén. 2Hizo lo que era malo a los ojos de Yahvé, conforme a las abominaciones de las gentes que Yahvé había arrojado de delante de los hijos de Israel. 3[3018]Volvió a edificar los lugares altos que Ezequías su padre, había derribado, erigió altares a los Baales, fabricó ascheras, adoró a todo el ejército del cielo y le dio culto. 4Erigió también altares en la Casa de Yahvé, de la cual había dicho Yahvé: “En Jerusalén estará mi Nombre eternamente.” 5Edificó altares a todo el ejército del cielo en los dos atrios de la Casa de Yahvé, 6[3019]e hizo pasar a sus hijos por el fuego en el valle de Ben-Hinnom; se dedicaba a la adivinación, a la magia y a la hechicería; instituyó nigromantes y agoreros, e hizo mucha maldad a los ojos de Yahvé, provocándole a ira. 7Puso la imagen del ídolo que había hecho, en la Casa de Dios, de la cual Dios había dicho a David y a Salomón, su hijo: “En esta Casa y en Jerusalén que he escogido de entre todas las tribus de Israel, estableceré mi Nombre eternamente. 8Y no apartaré más el pie de Israel de sobre el suelo que he asignado a sus padres, con tal que guarden y practiquen todo lo que les he mandado, según toda la Ley, los mandamientos y preceptos, (que les he dado) por Moisés. 9Manasés hizo prevaricar a Judá y a los habitantes de Jerusalén de tal modo que hicieron mayores males que las gentes que Yahvé había destruido delante de los hijos de Israel. 10Habló Yahvé a Manasés y a su pueblo; pero no hicieron caso. 11[3020]Entonces Yahvé hizo venir sobre ellos los jefes del ejército del rey de Asiria, que apresaron a Manasés con ganchos, le ataron con cadenas de bronce y le llevaron a Babilonia.

Conversión de Manasés

12Cuando se vio en angustia imploró a Yahvé su Dios, humillándose profundamente en presencia del Dios de sus padres. 13[3021]Oró a Yahvé, y Este le fue propicio, oyó su oración y le concedió el retorno a Jerusalén, a su reino. Entonces conoció Manasés que Yahvé es Dios.

14Después de esto edificó una muralla exterior para la ciudad de David, al occidente del Gihón, en el valle, hasta la entrada de la puerta del Pescado, de modo que cercó el Ofel, y elevó (la muralla) a gran altura. Puso también jefes del ejército en todas las plazas fuertes de Judá. 15Quitó de la Casa de Yahvé los dioses extraños, la imagen y todos los altares que había erigido en el monte de la Casa de Yahvé y en Jerusalén, y los echó fuera de la ciudad. 16Reedificó el altar de Yahvé, y ofreció sobre él sacrificios pacíficos y de acción de gracias, y mandó a Judá que sirviese a Yahvé, el Dios de Israel. 17Sin embargo el pueblo ofrecía aún sacrificios en los lugares altos, bien que solo a Yahvé su Dios.

Muerte de Manasés

18[3022]Los demás hechos de Manasés, su oración a Dios, y las palabras de los videntes que le hablaron en nombre de Yahvé, Dios de Israel, he aquí que esto está escrito en los anales de los reyes de Israel. 19[3023]Su oración y cómo fue oído, todo su pecado, su apostasía, los lugares altos que edificó y donde puso ascheras y estatuas, antes de humillarse, he aquí que esto está escrito en las Palabras de Hozai. 20Durmiose Manasés con sus padres, y le sepultaron en su posesión. En su lugar reinó Amón su hijo.

Amón, rey de Judá

21[3024]Amón tenía veinte y dos años cuando empezó a reinar, y reinó dos años en Jerusalén. 22Hizo lo que era malo a los ojos de Yahvé imitando lo que había hecho su padre Manasés. Amón ofreció sacrificios a todas las imágenes que había hecho su padre Manasés, y les rindió culto; 23pero no se humilló delante de Yahvé como su padre Manasés; al contrario, Amón cometió aún más pecados. 24Conspiraron contra él sus siervos, que le dieron muerte en su casa. 25Pero el pueblo del país mató a todos los que habían conspirado contra el rey Amón, y proclamó por rey en su lugar a Josías, su hijo.

2 CRÓNICAS 34

Primeras reformas de Josías

1[3025]Josías tenía ocho años cuando empezó a reinar, y reinó treinta y un años en Jerusalén. 2Hizo lo que era recto a los ojos de Yahvé, andando por los caminos de su padre David sin apartarse ni a la derecha ni a la izquierda.

3[3026]A los ocho años de su reinado, siendo todavía joven, comenzó a buscar al Dios de su padre David, y en el año doce empezó a limpiar a Judá y Jerusalén de los lugares altos, de las ascheras, de las estatuas y de las imágenes de fundición. 4Derribaron en su presencia los altares de los Baales, cortaron los pilares del sol, puestos en ellos, y quebró las ascheras, las imágenes y las piedras de culto reduciéndolas a polvo, que esparció sobre las sepulturas de los que les habían ofrecido sacrificios. 5Quemó los huesos de los sacerdotes sobre sus altares, y limpió a Judá y a Jerusalén. 6En las ciudades de Manasés, de Efraím y de Simeón, y hasta en Neftalí —en medio de las ruinas que las rodeaban— 7derribó los altares, demolió las ascheras y las estatuas y las redujo a polvo, y cortó todos los pilares del sol en toda la tierra de Israel. Después regresó a Jerusalén.

Restauración del Templo

8El año diez y ocho de su reinado, después de haber limpiado el país y la Casa (de Dios), mandó a Safán, hijo de Asalías, a Maasías, comandante de la ciudad, y a Joah, hijo de Joacaz, cronista, que se encargasen de la reparación de la Casa de Yahvé, su Dios. 9Fueron ellos al Sumo Sacerdote Helcías, y entregaron el dinero traído a la Casa de Dios y el que los levitas porteros habían recaudado de Manasés y de Efraím y de todo el resto de Israel, como también de todo Judá y Benjamín, y de los habitantes de Jerusalén, 10a los encargados de las obras de la Casa de Yahvé; y estos lo dieron a los obreros que trabajaban en la Casa de Yahvé para reparar y restaurar la Casa. 11Lo dieron a los carpinteros y obreros de construcción para comprar piedras talladas y maderas para las trabazones y para el maderamen de los edificios destruidos por los reyes de Judá. 12Estos hombres hacían la obra con probidad. Estaban sobre ellos Jáhat y Obadías, levitas de los hijos de Merarí, y Zacarías y Mesullam, de los hijos de los caatitas, que los dirigían, así como otros levitas; todos ellos maestros en tañer instrumentos músicos. 13Dirigían ellos también a los peones de carga y a todos los que hacían la obra, en cualquier clase de trabajo. Entre los levitas, había, además, escribas, comisarios y porteros.

Descubrimiento del Libro de la Ley

14[3027]Cuando se sacaba el dinero depositado en la Casa de Yahvé, halló el sacerdote Helcías el Libro de la Ley de Yahvé, dada por Moisés; 15y dirigiéndose al secretario Safán, dijo Helcías: “He hallado el Libro de la Ley en la Casa de Yahvé”; y se lo entregó a Safán. 16Safán llevó el libro al rey, y rindiéndole cuenta, dijo: “Tus siervos están haciendo todo lo que les ha sido encargado. 17Pues han vaciado el dinero encontrado en la Casa de Yahvé, y lo han entregado a los sobrestantes y a los que hacen la obra.” 18El secretario Safán dio al rey también la siguiente noticia: “El sacerdote Helcías me ha entregado un libro.” Y Safán lo leyó ante el rey.

19[3028]Cuando el rey oyó las palabras de la Ley, rasgó sus vestiduras, 20y dio a Helcías, a Ahicam, hijo de Safán, a Abdón, hijo de Mica, a Safán secretario, y a Asayá, siervo del rey, esta orden: 21“¡Id!, consultad a Yahvé por mí, y por el resto de Israel y de Judá, acerca de las palabras del libro que ha sido hallado; porque grande es la cólera de Yahvé que se ha derramado sobre nosotros; pues nuestros padres han transgredido la palabra de Yahvé, no haciendo conforme a todo lo escrito en este libro.”

22Entonces Helcías y los (enviados) del rey, fueron a la profetisa Hulda, mujer del guardarropa Sellum, hijo de Tocat, hijo de Hasrá. Esta habitaba en Jerusalén, en el barrio segundo; y después que ellos la consultaron al respecto, 23ella les respondió: “Así dice Yahvé, el Dios de Israel: Decid al que os ha enviado a mí: 24Así dice Yahvé: «He aquí que haré venir males sobre este lugar y sus habitantes: todas las maldiciones escritas en el libro que se ha leído delante del rey de Judá. 25En castigo de haberme ellos dejado y quemado incienso a otros dioses, irritándome con todas las obras de sus manos, mi ira se ha derramado sobre este lugar, y no se apagará.» 26Dad al rey de Judá que os ha enviado a consultar a Yahvé, esta respuesta: Así dice Yahvé, el Dios de Israel, acerca de las palabras que has oído: 27«Por cuanto se ha enternecido tu corazón y te has humillado delante de Dios, al oír sus palabras contra este lugar y sus habitantes, y porque te has humillado ante Mí, rasgando tus vestidos y llorando en mi presencia, por eso también Yo te he oído, dice Yahvé. 28He aquí que te reuniré con tus padres, y serás recogido en paz en tu sepulcro; y tus ojos no verán ninguno de los males que haré venir sobre este lugar y sus moradores.»” Ellos llevaron al rey esta respuesta.

Renovación de la Alianza con Yahvé

29[3029]Entonces el rey hizo reunir a todos los ancianos de Judá y de Jerusalén; 30y después de subir a la Casa de Yahvé, con todos los hombres de Judá y los habitantes de Jerusalén, los sacerdotes y los levitas, y todo el pueblo desde el mayor hasta el menor, leyó a oídos de ellos todas las palabras del Libro de la Alianza que había sido encontrado en la Casa de Yahvé. 31Y puesto en pie en su estrado hizo el rey alianza en la presencia de Yahvé (prometiendo) que seguirían a Yahvé y guardarían sus mandamientos, sus testimonios y sus preceptos con todo su corazón y con toda su alma, cumpliendo las palabras de la Alianza escritas en el libro. 32Después hizo entrar en el pacto a cuantos se hallaban en Jerusalén y en Benjamín. Y los habitantes de Jerusalén obraron conforme a la Alianza de Dios, el Dios de sus padres. 33[3030]Josías extirpó todas las abominaciones de todo el territorio que pertenecía a los hijos de Israel, y obligó a todos los que moraban en Jerusalén a servir a Yahvé su Dios. Y mientras él vivió no se apartaron de Yahvé, el Dios de sus padres.

2 CRÓNICAS 35

Celebración de la Pascua

1[3031]Después celebró Josías la Pascua en honor de Yahvé en Jerusalén; y se inmoló la pascua el día catorce del primer mes. 2Estableció a los sacerdotes en sus funciones, y los exhortó a cumplir el servicio de la Casa de Yahvé. 3[3032]Dijo a los levitas, que enseñaban a todo Israel, y que estaban consagrados a Yahvé: “Colocad el Arca santa en a Casa que edificó Salomón, hijo de David, rey de Israel, porque ya no habéis de llevarla a hombros; servid ahora a Yahvé, vuestro Dios, y a Israel, su pueblo. 4Teneos preparados según vuestras casas paternas y vuestras clases, conforme a lo prescrito por David, rey de Israel, y lo prescrito por Salomón, su hijo. 5Ocupad vuestros sitios en el Santuario según las divisiones de las casas paternas de vuestros hermanos, los hijos del pueblo, y según la división de las casas paternas de los levitas. 6E inmolad la pascua, santificaos y preparadla para vuestros hermanos, a fin de cumplir la orden de Yahvé, dada por boca de Moisés.” 7[3033]Y dio Josías a la gente del pueblo reses de ganado menor, así corderos como cabritos, en número de treinta mil, todos ellos en calidad de víctimas pascuales para todos los que se hallaban presentes, y tres mil bueyes; (todo esto) de la hacienda del rey.

8También sus príncipes hicieron donaciones voluntarias al pueblo, a los sacerdotes y a los levitas. Helcías, Zacarías y Jehiel, príncipes de la Casa de Dios, dieron a los sacerdotes dos mil seiscientos corderos pascuales y trescientos bueyes. 9Conenías, Semeías y Natanael, hermanos suyos, y Hasabías, Jeiel y Josabad, príncipes de los levitas, dieron a los levitas, cinco mil corderos pascuales y quinientos bueyes.

10Preparado así el servicio, ocuparon los sacerdotes sus puestos, lo mismo que los levitas, según sus clases, conforme al mandato del rey. 11[3034]Estos inmolaron las víctimas pascuales, y mientras los sacerdotes derramaban (la sangre) de ellos, los levitas las desollaban. 12Apartaron (las partes destinadas para) el holocausto para darlas a las divisiones de las casas paternas de los hijos del pueblo, a fin de que las ofreciesen a Yahvé, conforme a lo escrito en el libro de Moisés. Lo mismo hicieron con los bueyes. 13[3035]Asaron la pascua al fuego según el reglamento; y cocieron las cosas santas en ollas, calderos y cazuelas, para repartirlas inmediatamente entre todos los hijos del pueblo.

14Después prepararon (la pascua) para sí y los sacerdotes; porque los sacerdotes, hijos de Aarón, estaban ocupados en ofrecer los holocaustos y los sebos, hasta la noche. Por eso los levitas la prepararon para sí y los sacerdotes, hijos de Aarón. 15[3036]También los cantores, hijos de Asaf, estaban en su puesto, conforme a lo dispuesto por David, Asaf, Hernán y Jedutún, vidente del rey; los porteros, asimismo, cada uno en su puerta. No tenían que retirarse de su servicio, porque sus hermanos, los levitas, les preparaban (la pascua).

16De esta manera se organizó en aquel día todo el servicio de Yahvé para celebrar la Pascua y para ofrecer los holocaustos sobre el altar de Yahvé, según la orden del rey Josías. 17Los hijos de Israel, que se hallaban allí, celebraron en ese tiempo la Pascua y la fiesta de los Ácimos durante siete días. 18No hubo Pascua como esta en Israel desde los días de Samuel, profeta; y ningún rey de Israel celebró Pascua semejante a esta que celebraron Josías, los sacerdotes y los levitas, todo Judá e Israel que allí se hallaban, y los habitantes de Jerusalén. 19Esta Pascua se celebró el año diez y ocho del reinado de Josías.

Muerte de Josías

20Después de todo esto, cuando Josías había restaurado la Casa (de Yahvé), subió Necao, rey de Egipto para combatir en Carquemís, junto al Éufrates; y Josías le salió al paso. 21[3037](Necao) le envió mensajeros, para decirle: “¿Qué tengo yo que ver contigo, rey de Judá? No es contra ti contra quien he venido hoy, sino contra la casa con la cual estoy en guerra; y Dios me ha mandado que me apresure. Deja de oponerte a Dios, el cual está conmigo, no sea que Él te destruya.” 22Pero Josías no quiso retirarse de él, sino que se disfrazó, no escuchando las razones de Necao, que eran de boca de Dios. Y avanzó para librar la batalla en la llanura de Megiddó. 23Mas los flecheros tiraron contra el rey Josías, y dijo el rey a sus siervos: “¡Sacadme fuera, pues estoy gravemente herido!” 24[3038]Sus siervos lo sacaron de su carro, le pasaron a otro que tenía, y le llevaron a Jerusalén. Así murió, y fue sepultado en los sepulcros de sus padres, y todo Judá y Jerusalén hicieron duelo por Josías. 25Jeremías compuso una elegía sobre Josías, y todos, los cantores y cantoras se refieren en sus elegías a Josías hasta el día de hoy; lo que se ha hecho costumbre en Israel, y he aquí que están escritas entre las Lamentaciones.

26Los demás hechos de Josías, y sus obras piadosas, conforme a lo escrito en la Ley de Yahvé, 27y sus obras primeras y las postreras, he aquí que esto está escrito en el libro de los reyes de Israel y de Judá.

2 CRÓNICAS 36

El rey Joacaz

1[3039]Entonces el pueblo del país tomó a Joacaz, hijo de Josías, y le proclamaron rey en Jerusalén, en lugar de su padre. 2Joacaz tenía veinte y tres años cuando empezó a reinar, y reinó tres meses en Jerusalén. 3El rey de Egipto le destituyó en Jerusalén, e impuso al país una contribución de cien talentos de plata y un talento de oro.

El rey Joakim

4El rey de Egipto puso por rey sobre Judá y Jerusalén a Eliaquim, hermano de (Joacaz), cambiándole el nombre por el de Joakim. Y a Joacaz, su hermano, le tomó Necao y le llevó a Egipto. 5Joakim tenía veinte y cinco años cuando empezó a reinar, y reinó once años en Jerusalén. Hizo lo que era malo a los ojos de Yahvé, su Dios. 6[3040]Subió Nabucodonosor, rey de Babilonia, contra él, y le ató con cadenas de bronce para conducirle a Babilonia. 7Nabucodonosor llevó a Babilonia también vasos de la Casa de Yahvé, que depositó en su templo en Babilonia. 8Los demás hechos de Joakim, las abominaciones que hizo, y todo lo que le sucedió, he aquí que esto está escrito en el libro de los reyes de Israel y de Judá. En su lugar reinó su hijo Joaquín.

El rey Joaquín

9Joaquín tenía ocho años cuando empezó a reinar, y reinó tres meses y diez días en Jerusalén, haciendo lo que era malo a los ojos de Yahvé. 10A la vuelta del año mandó el rey Nabucodonosor que le llevasen a Babilonia, juntamente con los objetos más preciosos de la Casa de Yahvé; y en su lugar puso a Sedecías, hermano de (Joaquín), por rey sobre Judá y Jerusalén.

El rey Sedecías

11Sedecías tenía veinte y un años cuando empezó a reinar, y reinó once años en Jerusalén. 12[3041]Hizo lo que era malo a los ojos de Yahvé, su Dios, y no se humilló ante el profeta Jeremías que le hablaba de parte de Yahvé.

13También se rebeló contra el rey Nabucodonosor, el cual le había hecho jurar por Dios; y endureció su cerviz e hizo obstinado su corazón, en vez de convertirse a Yahvé, el Dios de Israel.

14[3042]También todos los príncipes de los sacerdotes y el pueblo se portaron muy impíamente, imitando todas las abominaciones de los gentiles y contaminando la Casa de Yahvé, que Él había santificado en Jerusalén. 15Yahvé, el Dios de sus padres, les envió muy pronto reiteradas amonestaciones por medio de sus mensajeros, porque tenía compasión de su pueblo y de su morada. 16Pero ellos burlándose de los mensajeros de Dios, despreciaron sus palabras y se mofaron de sus profetas, hasta que subió la ira de Yahvé contra su pueblo a tal punto que no hubo más remedio.

Destrucción de Jerusalén

17Por lo cual trajo (Dios) contra ellos al rey de los caldeos, que mató a espada a sus jóvenes en la Casa de su Santuario, sin perdonar a mancebo ni a doncella, a viejo ni a cabeza cana; a todos los entregó (Dios) en su mano. 18Nabucodonosor lo llevó todo a Babilonia: todos los utensilios de la Casa de Dios, grandes y pequeños, los tesoros de la Casa de Yahvé, y los tesoros del rey y de sus príncipes. 19Incendiaron la Casa de Dios y derribaron las murallas de Jerusalén; pegaron fuego a todos sus palacios y destruyeron todo cuanto en ellos había de precioso. 20[3043]Y a los que escaparon de la espada, los llevaron cautivos a Babilonia, donde fueron esclavos de él y de sus hijos hasta la dominación del reino de los persas; 21[3044]para que se cumpliese la palabra de Yahvé pronunciada por boca de Jeremías; hasta que el país hubo gozado de sus sábados; pues descansó todos los días de su desolación, hasta que se cumplieron los setenta años.

El edicto de Ciro

22[3045]El año primero de Ciro, rey de Persia, en cumplimiento de la palabra de Yahvé, pronunciada por boca de Jeremías, Yahvé movió el espíritu de Ciro, rey de Persia, el cual mandó publicar de viva voz, y también por escrito, en todo su reino, el siguiente edicto: 23Así dice Ciro, rey de Persia: “Yahvé, el Dios del cielo, me ha dado todos los reinos de la tierra; y me ha encargado de edificarle una casa en Jerusalén, que está en Judá. Todos los de entre vosotros que formen parte de su pueblo, sea Yahvé, su Dios, con ellos y suban (a Jerusalén).

ESDRAS

# · 1 · 2 · 3 · 4 · 5 · 6 · 7 · 8 · 9 · 10

INTRODUCCIÓN

Los dos libros de Esdras y Nehemías que originariamente formaron un todo, constituyen la continuación de los Paralipómenos, retomando en su primer capítulo el edicto de Ciro, con el cual termina el segundo libro de los Paralipómenos.

El libro de Esdras relata en primer lugar (capítulos 1-6) el regreso de los judíos (tribus de Judá y Benjamín) de la cautividad babilónica bajo Zorobabel, y la reconstrucción del Templo del Señor (536-516 a. C.); pasa después a describir (capítulos 7-10) el regreso de otro grupo de cautivos, asimismo de aquellas tribus, bajo Esdras, y las medidas reformatorias adoptadas por este con el fin de restablecer la Ley (458 a. C.).

El libro de Nehemías, o segundo de Esdras, narra en su primera parte (capítulos 1-7), la llegada de Nehemías y la fortificación de Jerusalén (453 a 445 a. C.); en la segunda (capítulos 8-10) las reformas de carácter religioso y moral; en la tercera (capítulos 11-13) las reformas político religiosas, destinadas a la restauración de la comunidad del pueblo de Dios.

El fin que el autor de los dos libros se propone, es mostrar las disposiciones de la divina Providencia en favor del pueblo escogido y el cumplimiento exacto del vaticinio del Profeta Jeremías que había anunciado la liberación de Israel al cabo de 70 años (Jeremías 25, 11-12; 29, 10).

Algunos creen que el autor de ambos fue el mismo que escribió los libros de los Paralipómenos; otros, empero, opinan con razón que su autor fue Esdras, sacerdote, “el príncipe de los doctores de la Ley”, descendiente de la familia de los Sumos Sacerdotes, que se sirvió de sus propios apuntes y de los de Nehemías; sin embargo, varios párrafos han de considerarse adiciones posteriores, como por ejemplo la genealogía de Eliasib (Nehemías 12, 10 ss.), que alcanza la época de Alejandro Magno, hecho que algunos expositores modernos aprovechan para remitir la composición al siglo IV, pero sin dar razones convincentes. Además, tal teoría es contradicha por los papiros de Elefantina (Egipto) que han arrojado nueva luz sobre la época de Esdras.

El 1° de estos libros abarca un período de 82 años; el 2°, uno de 31 años.

Hay otros dos libros llamados de Esdras (3° y 4°) que no están en el canon de la Biblia, aunque se los incluye, por su importancia, como apéndice en las ediciones latinas de la Vulgata, junto con la Oración de Manasés (II Paralipómenos 33, 10-13) y, a veces, el llamado Salmo 151. Son, sin embargo, apócrifos.

I. ZOROBABEL Y LA RECONSTRUCCIÓN DEL TEMPLO

ESDRAS 1

Decreto de Ciro

1[3046]El año primero de Ciro, rey de Persia, para que se cumpliese la palabra de Yahvé, pronunciada por boca de Jeremías, Yahvé movió el espíritu de Ciro, rey de Persia, el cual mandó publicar de viva voz, y también por escrito, en todo su reino, el siguiente edicto: 2[3047]“Así dice Ciro, rey de Persia: Yahvé, el Dios del cielo, me ha dado todos los reinos de la tierra, y me ha encargado de edificarle una Casa en Jerusalén, que está en Judá. 3[3048]Todos los de entre vosotros que formen parte del pueblo de Él, sea su Dios con ellos y suban a Jerusalén, que está en Judá, y edifiquen la Casa de Yahvé, el Dios de Israel; el cual es el Dios que está en Jerusalén. 4Y en todo lugar donde habiten restos (de Judá) han de ser ayudados por los vecinos de su lugar con plata, oro, bienes, ganado y dones preciosos para la Casa de Dios, que está en Jerusalén.”

Preparativos para la repatriación

5[3049]Entonces se levantaron los jefes de las casas paternas de Judá y Benjamín, los sacerdotes y los levitas, con todos aquellos cuyo espíritu había movido Dios, y subieron para edificar la Casa de Yahvé, que está en Jerusalén. 6Y todos sus vecinos les ayudaron con objetos de plata y oro, con bienes, ganado y dones preciosos, a más de todos los presentes voluntarios.

7El rey Ciro hizo sacar los utensilios de la Casa de Yahvé que Nabucodonosor había llevado de Jerusalén y depositado en la casa de su dios. 8[3050]Ciro, rey de Persia, los hizo sacar por mano de Mitridates, tesorero, y después de hacer inventario de ellos los dio a Sesbasar, príncipe de Judá. 9He aquí el inventario de ellos: Treinta fuentes de oro, mil fuentes de plata, veinte y nueve cuchillos, 10treinta copas de oro, cuatrocientas diez copas de plata de segundo orden, y mil otros utensilios. 11Todos los objetos de oro y de plata eran cinco mil cuatrocientos. Sesbasar llevó todo esto consigo cuando los cautivos volvieron de Babilonia a Jerusalén.

ESDRAS 2

Lista de los repatriados

1[3051]He aquí los de la provincia, que regresaron de entre los cautivos que Nabucodonosor, rey de Babilonia, había deportado a Babilonia, y que volvieron a Jerusalén y a Judá, cada uno a su ciudad. 2[3052]Volvieron ellos con Zorobabel, Jesúa, Nehemías, Saraías, Rahelaías, Mardoqueo, Bilsán, Mispar, Bigvai, Rehum, Baaná.

He aquí el número de los hombres del pueblo de Israel:

3[3053]Hijos de Farós: dos mil ciento setenta y dos. 4Hijos de Sefatías: trescientos setenta y dos. 5Hijos de Arah: setecientos setenta y cinco. 6Hijos de Fáhat-Moab, de los hijos de Jesúa y de Joab: dos mil ochocientos doce. 7Hijos de Elam: mil doscientos cincuenta y cuatro. 8Hijos de Zatú: novecientos cuarenta y cinco. 9Hijos de Zacai: setecientos sesenta. 10Hijos de Baní: seiscientos cuarenta y dos. 11Hijos de Bebai: seiscientos veinte y tres. 12Hijos de Asgad: mil doscientos veinte y dos. 13Hijos de Adonicam: seiscientos sesenta y seis. 14Hijos de Bigvai: dos mil cincuenta y seis. 15Hijos de Adín: cuatrocientos cincuenta y cuatro. 16Hijos de Ater de (la familia de) Ezequías: noventa y ocho. 17Hijos de Besai: trescientos veinte y tres. 18Hijos de Jora: ciento doce. 19Hijos de Hasum: doscientos veinte y tres. 20Hijos de Gibar: noventa y cinco. 21Hijos de Betlehem: ciento veinte y tres. 22Varones de Netofá: cincuenta y seis. 23Varones de Anatot: ciento veinte y ocho. 24Hijos de Azmávet: cuarenta y dos. 25Hijos de Kiryatyearim, Cafirá y Beerot: setecientos cuarenta y tres. 26Hijos de Ramá y de Gabaá: seiscientos veinte y uno. 27Hombres dé Micmás: ciento veinte y dos. 28Hombres de Betel y Hai: doscientos veinte y tres. 29Hijos de Nebó: cincuenta y dos. 30Hijos de Magbís: ciento cincuenta y seis. 31Hijos del otro Elam: mil doscientos cincuenta y cuatro. 32Hijos de Harim: trescientos veinte. 33Hijos de Lod, de Hadid y de Onó: setecientos veinte y cinco. 34Hijos de Jericó: trescientos cuarenta y cinco. 35Hijos de Senaá: tres mil seiscientos treinta.

36[3054]Sacerdotes: Hijos de Jadaías, de la casa de Jesúa: novecientos setenta y tres. 37Hijos de Imer: mil cincuenta y dos. 38Hijos de Fashur: mil doscientos cuarenta y siete. 39Hijos de Harim: mil diez y siete.

40Levitas: Hijos de Jesúa y Cadmiel, de los hijos de Hodavías: setenta y cuatro.

41Cantores: Hijos de Asaf: ciento veinte y ocho.

42Hijos de los porteros: Hijos de Sellum, hijos de Ater, hijos de Talmón, hijos de Acub, hijos de Hatitá, hijos de Sobai: entre todos ciento treinta y nueve.

43[3055]Natineos: Hijos de Sihá, hijos de Hasufá, hijos de Tabaot, 44hijos de Kerós, hijos de Siahá, hijos de Padón, 45hijos de Lebaná, hijos de Hagabá, hijos de Acub, 46hijos de Hagab, hijos de Salmai, hijos de Hanán, 47hijos de Gidel, hijos de Gahar, hijos de Reayá, 48hijos de Resín, hijos de Necodá, hijos de Gasam, 49hijos de Uzá, hijos de Faseá, hijos de Besai, 50hiios de Asená, hijos de Meunim, hijos de Nefisim, 51hijos de Bacbuc, hijos de Hacufá, hijos de Harhur, 52hijos de Baslut, hijos de Mehidá, hijos de Harsá, 53hijos de Barcos, hijos de Sisará, hijos de Tema, 54hijos de Nesiá, hijos de Hatifá.

55Hijos de los siervos de Salomón: Hijos de Sotai, hijos de Soféret, hijos de Ferudá, 56hijos de Jalá, hijos de Darcón, hijos de Gidel, 57hijos de Sefatías, hijos de Hatil, hijos de Foquéret-Hasebaim, hijos de Amí. 58El total de los natineos y de los hijos de los siervos de Salomón: trescientos noventa y dos.

59He aquí los que subieron de Tel-Mela, Tel-Harsá, Querub, Adán e Imer, y no pudieron indicar sus casas paternas, ni su estirpe, ni su procedencia de Israel: 60Hijos de Delayá, hijos de Tobías, hijos de Necodá: seiscientos cincuenta y dos. 61[3056]Y entre los hijos de los sacerdotes: Hijos de Hobía, hijos de Hacós, hijos de Barcillai, que se había tomado mujer de las hijas de Barcillai galaadita, llamándose según el nombre de ellas. 62Estos buscaron las escrituras de su genealogía, pero no se hallaron; por tanto fueron tratados como ineptos para el sacerdocio. 63[3057]Y les prohibió el gobernador comer de las cosas santísimas hasta que se presentase un sacerdote (capaz de consultar) los Urim y Tummim.

64La Congregación toda era de cuarenta y dos mil trescientos sesenta, 65sin contar los siervos y las siervas de ellos, los cuales eran siete mil trescientos treinta y siete. Había entre ellos doscientos cantores y cantoras. 66Tenían setecientos treinta y seis caballos, doscientos cuarenta y cinco mulos, 67cuatrocientos treinta y cinco camellos y seis mil setecientos veinte asnos.

68Algunos de los jefes de las casas paternas cuando llegaron a la Casa de Yahvé, que está en Jerusalén, hicieron donaciones voluntarias para la Casa de Dios, para reedificarla en su sitio. 69[3058]Dieron, conforme a sus recursos, a la tesorería de la obra sesenta y un mil dáricos de oro, cinco mil minas de plata y cien vestidos sacerdotales.

70Los sacerdotes, los levitas, y las gentes del pueblo, así como los cantores, los porteros y los natineos se instalaron en sus ciudades; y todo Israel vivió en sus ciudades.

ESDRAS 3

Restauración del altar

1Llegado el mes séptimo, y estando ya los hijos de Israel en sus ciudades, se reunió el pueblo como un solo hombre en Jerusalén. 2Entonces se levantaron Jesúa, hijo de Josadac, con sus hermanos, los sacerdotes, y Zorobabel, hijo de Salatiel, con sus hermanos, y reedificaron el altar del Dios de Israel, para ofrecer sobre él holocaustos, según está escrito en la Ley de Moisés, varón de Dios. 3[3059]Erigieron el altar sobre su (antigua) base, pues tenían miedo a los pueblos vecinos, y ofrecieron sobre él holocaustos a Yahvé, el holocausto de la mañana y el de la tarde.

4Celebraron la fiesta de los Tabernáculos, conforme a lo prescrito, ofreciendo cada día los holocaustos según el número y reglamento correspondiente a cada día.

5Después de esto ofrecieron el holocausto perpetuo, los holocaustos de los novilunios y de todas las fiestas consagradas a Yahvé, y los de todos aquellos que hacían ofrendas voluntarias a Yahvé. 6Comenzaron a ofrecer holocaustos a Yahvé desde el día primero del mes séptimo, cuando no habían sido todavía puestos los fundamentos del Templo del Señor.

La reconstrucción del Templo

7[3060]Dieron dinero a los canteros y a los carpinteros, y también comida, bebida y aceite a los sidonios y tirios, para que trajesen maderas de cedro desde el Líbano por mar a Joppe, según lo dispuesto por Ciro, rey de Persia. 8En el año segundo de su llegada a la Casa de Yahvé, a Jerusalén, en el mes segundo, Zorobabel, hijo de Salatiel, Jesúa, hijo de Josadac, y el resto de sus hermanos, los sacerdotes y levitas, y todos los que habían venido de la cautividad a Jerusalén, pusieron mano a la obra, y entregaron a los levitas, de veinte años arriba, la dirección de los trabajos de la Casa de Yahvé. 9[3061]Entonces Jesúa con sus hijos y hermanos, Cadmiel con sus hijos, los hijos de Judá y los hijos de Henadad, con sus hijos y sus hermanos levitas, asumieron unánimemente el cargo de dirigir a los que trabajaban en la Casa de Dios.

10[3062]Cuando los obreros echaron los fundamentos del Templo de Yahvé, asistieron los sacerdotes, revestidos de sus ornamentos, y con las trompetas, y los levitas, hijos de Asaf, con címbalos, para alabar a Yahvé, según las disposiciones de David, rey de Israel. 11Cantaron, alabando y confesando a Yahvé: “Porque Él es bueno; porque es eterna su misericordia para con Israel.” Y todo el pueblo prorrumpió en grandes voces de alabanza a Yahvé, porque se echaban los cimientos de la Casa de Yahvé.

12[3063]Muchos de los sacerdotes y levitas y de los jefes de las casas paternas, ancianos ya, que habían visto la Casa primera, lloraban en voz alta al echarse los cimientos de esta Casa ante sus ojos; muchos en cambio, alzaban la voz dando gritos de alegría, 13[3064]de modo que el pueblo no podía distinguir entre los gritos de alegría y los llantos de la gente; porque el pueblo gritaba a grandes voces, y el sonido se oía desde lejos.

ESDRAS 4

Intrigas de los samaritanos

1[3065]Cuando los enemigos de Judá y Benjamín supieron que los hijos de la cautividad edificaban un Templo para Yahvé, el Dios de Israel, 2vinieron a Zorobabel y a los jefes de las casas paternas, y les dijeron: “Permitid que os ayudemos; pues nosotros buscamos a vuestro Dios lo mismo que vosotros, y a Él le ofrecemos sacrificios desde los días de Asarhaddón, rey de Asiria, que nos ha trasladado a este lugar.” 3[3066]Zorobabel, Jesúa y los demás jefes de las casas paternas de Israel les respondieron: “Nada nos sea común con vosotros en la edificación de una Casa para nuestro Dios; antes bien nosotros solos la edificaremos para Yahvé, el Dios de Israel; como nos lo ha mandado el rey Ciro, soberano de Persia.”

4Así la gente del país debilitaba las manos del pueblo de Judá y estorbaba la construcción. 5[3067]Sobornaron también contra ellos a algunos magistrados para frustrarles su propósito durante toda la vida de Ciro, rey de Persia, hasta el reinado de Darío, rey de Persia.

6[3068]En el reinado de Asuero, al principio de su reinado, escribieron una carta de acusación contra los habitantes de Judá y Jerusalén; 7[3069]y en los días de Artajerjes, Bislam, Mitridates, Tabeel y el resto de sus compañeros escribieron a Artajerjes, rey de Persia, una carta escrita en letra aramea y traducida a la lengua aramea. 8[3070]Rehum, gobernador, y Simsai, secretario, escribieron en lo tocante a Jerusalén la siguiente carta al rey Artajerjes:

9[3071]“En aquel tiempo Rehum, gobernador; Simsai secretario, y el resto de sus compañeros, los dineos, los afarsateos, los tarpelitas, los afarseos, los arquavitas, los babilonios, los susanitas, los dehaítas, los elamitas, 10y los demás pueblos que el grande e ilustre Asnapar transportó y estableció en las ciudades de Samaria y en los otros lugares de la otra parte del Río, etc.”

11He aquí la copia de la carta que le enviaron:

“Al rey Artajerjes, tus siervos, las gentes de la otra parte del Río, etc. 12Sepa el rey que los judíos que vinieron de ti hacia nosotros, han venido a Jerusalén, y están edificando la ciudad rebelde y mala, reconstruyendo las murallas y restaurando los cimientos. 13Sepa el rey, que si esta ciudad se reedifica y se reparan sus murallas, no pagarán ni impuesto, ni tributo, ni derechos de tránsito y al fin perjudicará esto a los reyes. 14[3072]Por eso nosotros, en atención a que comemos la sal del palacio, y que no conviene que presenciemos la deshonra del rey, enviamos al rey esta información: 15Que se averigüe en el libro de los anales de tus padres; y en el libro de los anales de tus padres hallarás y conocerás que esta ciudad es una ciudad rebelde, que causa daño a los reyes y a las provincias; y que ya desde antiguo se han fraguado rebeliones en medio de ella. Por eso fue destruida esta ciudad.16Hacemos saber al rey que si esta ciudad se reedifica y se reparan sus murallas, no te quedará más posesión alguna en la otra parte del río.”

Decreto del rey

17El rey envió respuesta a Rehum, gobernador; a Simsai, secretario, y a los demás de sus compañeros que habitaban en Samaria, y en los otros lugares de la otra parte del río (diciendo): “Paz, etc. 18La carta que nos enviasteis se ha leído delante de mí, palabra por palabra. 19He dado orden de que se hicieran investigaciones, y se ha hallado que esa ciudad desde antiguo se ha rebelado contra los reyes, y que en ella se han tramado sediciones y revueltas. 20Hubo en Jerusalén reyes poderosos, señores de todos los países de la otra parte del río, que recibían impuesto, tributo y derechos de tránsito. 21Por lo tanto dad orden a esos hombres, que desistan y que esta ciudad no sea reconstruida hasta que yo dé la orden correspondiente. 22Y mirad que no seáis negligentes en esto, no sea que crezca el daño en perjuicio de los reyes.”

23Entonces, después de la lectura de la copia de la carta del rey Artajerjes delante de Rehum y Simsai, secretario, y sus compañeros, fueron estos a toda prisa a Jerusalén, a los judíos, y los obligaron a suspender los trabajos por la violencia y la fuerza.

24[3073]Con esto cesó la obra de la Casa de Dios, que está en Jerusalén; y quedó interrumpida hasta el año segundo del reinado de Darío, rey de Persia.

ESDRAS 5

Se reanuda la reconstrucción

1[3074]En aquel tiempo los profetas Ageo y Zacarías, hijo de Iddó, profetizaron en nombre del Dios de Israel a los judíos que había en Judá y Jerusalén. 2Se levantaron entonces Zorobabel, hijo de Salatiel, y Jesúa, hijo de Josadac, y comenzaron la construcción de la Casa de Dios que está en Jerusalén. Con ellos estaban los profetas de Dios que les ayudaban.

3En ese tiempo vino a ellos Tatnai, gobernador de la otra parte del río, Setarboznai y sus compañeros, y les dijeron: “¿Quién os ha dado autorización para edificar esta Casa y terminar estos muros?” 4Entonces les respondimos diciéndoles cuáles eran los nombres de los que ejecutan esta obra. 5Y el ojo de su Dios estaba sobre los ancianos de los judíos, de manera que no se les prohibió continuar (la obra) hasta que el asunto llegase ante Darío y se recibiese una carta al respecto.

6Copia de la carta que Tatnai, gobernador de más allá del río, Setarboznai y sus compañeros, los afarseos que habitaban allende el río, mandaron al rey Darío. 7La carta que le enviaron decía así:

“¡Al rey Darío, plena salud! 8[3075]Sepa el rey que hemos ido a la provincia de Judá, a la Casa del gran Dios. Esta se reconstruye con piedras enormes y se colocan ya las vigas sobre los muros. Esta obra se hace con diligencia y prospera entre sus manos. 9Hemos, entonces, preguntado a aquellos ancianos, diciéndoles así: «¿Quién os ha dado autorización para edificar esta Casa, y terminar estos muros?» 10Les hemos preguntado también los nombres de ellos, para hacértelos saber, y pusimos por escrito los nombres de las personas que los dirigen. 11[3076]Nos dieron la siguiente respuesta: «Nosotros somos siervos del Dios del cielo y de la tierra y reedificamos la Casa que fue construida muchos años antes de ahora. Un gran rey de Israel la edificó y la acabó. 12Pero habiendo nuestros padres irritado al Dios del cielo, Este los entregó en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, el caldeo, que destruyó esta Casa y deportó al pueblo a Babilonia.

13Mas el año primero de Ciro, rey de Babilonia, el rey Ciro dio la orden de reconstruir esta Casa de Dios. 14[3077]El rey Ciro hizo también sacar del templo de Babilonia los utensilios de oro y plata de la Casa de Dios que Nabucodonosor había sacado del Templo de Jerusalén para llevarlos al templo de Babilonia. Estos fueron entregados a uno llamado Sesbasar, a quien el (rey) nombró gobernador, 15diciéndole: ‘Toma estos utensilios y llévalos al Templo que está en Jerusalén, y sea reedificada la Casa de Dios en su sitio’. 16Entonces vino este mismo Sesbasar y puso los fundamentos de la Casa de Dios en Jerusalén; y desde entonces hasta el presente se está edificando, y aún no está terminada.»

17Ahora, pues, si al rey parece conveniente, averígüese en la casa de los tesoros del rey, que está allá en Babilonia, para ver si por el rey Ciro fue dada la orden de edificar esta Casa de Dios en Jerusalén. Quiera el rey transmitir su voluntad en este asunto.”

ESDRAS 6

Edicto de Darío

1Entonces el rey Darío dio orden, y se hicieron investigaciones en la casa de los archivos, donde se guardaban los tesoros, allá en Babilonia. 2[3078]Y fue hallado en el alcázar de Ecbátana, en la provincia de Media, un rollo, en que estaba escrito el siguiente documento: 3“En el año primero del rey Ciro ha dado el rey Ciro este edicto: Edifíquese la Casa de Dios en Jerusalén, la Casa que ha de servir de lugar para ofrecer sacrificios, y que se echen los fundamentos. Su altura sea de sesenta codos, y su anchura de sesenta codos, 4con tres órdenes de piedras enormes y una hilera de vigas; y los gastos corran por cuenta de la casa del rey. 5Sean devueltos también los utensilios de oro y de plata de la Casa de Dios que Nabucodonosor sacó del Templo de Jerusalén y llevó a Babilonia; y sean transportados al Templo que está en Jerusalén, al lugar donde estaban. Tú los depositarás en la Casa de Dios.”

6“Ahora bien, tú, Tatnai, gobernador de allende el río, y tú, Setarboznai, con vuestros compañeros, los afarseos, que habitáis en el otro lado del río, retiraos de ellos, 7y dejad fabricar esta casa de Dios al gobernador de los judíos y a los ancianos de los judíos. Que ellos edifiquen esta Casa de Dios en su lugar. 8Yo de mi parte para edificar esta Casa de Dios, os doy esta orden respecto de lo que habéis de hacer en favor de estos ancianos de los judíos: que se pague a aquellos hombres los gastos exactamente y sin demora de la hacienda del rey, es decir, de los tributos de más allá del río. 9Y lo que necesiten para los holocaustos (a ofrecer) al Dios del cielo, becerros, carneros y corderos, y también trigo, sal, vino y aceite, se les entregue sin falta día por día según lo exijan los sacerdotes que están en Jerusalén. 10[3079]para que presenten sacrificios de olor grato al Dios del cielo, y oren por la vida del rey y de sus hijos. 11[3080]Decreto también que a cualquier hombre que mudare este mandato, se le arranque de su casa una viga, en la cual él sea colgado y clavado, y en castigo de eso sea convertida su casa en un montón de escombros. 12¡Que el Dios que hace residir allí su Nombre derribe a todo rey y pueblo que extienda su mano para mudar este decreto y destruir esta Casa de Dios en Jerusalén! Yo Darío he dado este edicto; sea ejecutado exactamente.”

Dedicación del nuevo Templo

13Entonces Tatnai, gobernador de más allá del río, Setarboznai y sus compañeros, lo ejecutaron exactamente, de acuerdo a la orden que el rey Darío había enviado. 14[3081]Los ancianos de los judíos prosiguieron con buen éxito la reconstrucción, (animados) por las profecías de Ageo profeta, y de Zacarías, hijo de Iddó. Así construyeron hasta el fin, por orden del Dios de Israel, y por mandato de Ciro, Darío y Artajerjes, reyes de Persia; 15[3082]y fue terminada esta Casa el día tercero del mes de Adar, en el año sexto del reinado del rey Darío. 16Los hijos de Israel, los sacerdotes y los levitas y el resto de los hijos del cautiverio, celebraron con gozo la dedicación de esta Casa de Dios, 17ofreciendo para la dedicación de esta Casa de Dios cien becerros, doscientos carneros, cuatrocientos corderos, y conforme al número de las tribus de Israel, doce machos cabríos para sacrificios por el pecado en favor de todo Israel. 18[3083]Y establecieron a los sacerdotes según sus divisiones, y a los levitas según sus clases, para el servicio de Dios en Jerusalén, conforme a lo escrito en el Libro de Moisés.

Celebración de la Pascua

19[3084]Los hijos del cautiverio celebraron la Pascua el día catorce del mes primero; 20pues entonces se habían purificado todos los sacerdotes y los levitas, sin excepción alguna; todos estaban puros, e inmolaron la Pascua para todos los hijos del cautiverio, para sus hermanos los sacerdotes, y para ellos mismos. 21[3085]Los israelitas vueltos del cautiverio la comieron, y todos los que se habían separado de las inmundicias de los gentiles del país, agregándose a aquellos para buscar a Yahvé, el Dios de Israel. 22[3086]Celebraron la fiesta de los Ácimos con júbilo durante siete días; pues Yahvé los había llenado de alegría y dirigido hacia ellos el corazón del rey de Asiria para robustecer sus manos en la obra de la Casa de Dios, el Dios de Israel.

II. LA REFORMA DE ESDRAS

ESDRAS 7

1[3087]Después de estos acontecimientos, bajo el reinado de Artajerjes, rey de Persia, Esdras, hijo de Saraías, hijo de Azarías, hijo de Helcías, 2hijo de Sellum, hijo de Sadoc, hijo de Ahitob, 3hijo de Amarías, hijo de Azarías, hijo de Merayot, 4hijo de Zaraías, hijo de Ucí, hijo de Bukí, 5hijo de Abisúa, hijo de Fineés, hijo de Eleazar, hijo de Aarón, Sumo Sacerdote; 6[3088]este Esdras subió de Babilonia. Era un escriba muy versado en la Ley de Moisés que había dado Yahvé, el Dios de Israel, y la mano de Yahvé, su Dios, estaba sobre él, por lo cual le concedió el rey todo cuanto pidió. 7(Con él) subieron a Jerusalén algunos de los hijos de Israel, de los sacerdotes y levitas, de los cantores, porteros y natineos. Era el año séptimo del rey Artajerjes. 8Llegó a Jerusalén en el mes quinto del año séptimo del rey.

9Había emprendido la subida desde Babilonia el primer día del mes primero, y sostenido por la benigna mano de Dios, llegó a Jerusalén el primero del mes quinto. 10Porque Esdras había aplicado su corazón al estudio de la Ley de Yahvé, para cumplirla y para enseñar en Israel las leyes y los preceptos.

Edicto de Artajerjes

11He aquí la copia de la carta que el rey Artajerjes dio a Esdras sacerdote y escriba, que explicaba las palabras de los mandamientos de Yahvé y de las leyes dadas por Él a Israel:

12[3089]“Artajerjes, rey de reyes, a Esdras sacerdote, escriba perfecto de la Ley de Dios del cielo, etc. 13Yo de mi parte he decretado que vayan contigo todos los del pueblo de Israel, de sus sacerdotes y levitas, residentes en mi reino que quisieren ir voluntariamente a Jerusalén. 14Porque tú eres enviado de parte del rey y de sus siete consejeros para inspeccionar a Judá y Jerusalén en lo tocante a la Ley de Dios que está en tu mano, 15y para llevar contigo la plata y el oro que el rey y sus consejeros han dado espontáneamente al Dios de Israel, que tiene su morada en Jerusalén, 16y también toda la plata y el oro que puedas conseguir en toda la provincia de Babilonia, y las donaciones voluntarias del pueblo, y de los sacerdotes, ofrecidas espontáneamente para la Casa de su Dios en Jerusalén. 17Cuida de comprar con este dinero becerros, carneros, corderos, y las ofrendas y libaciones respectivas, que presentarás sobre el altar de la Casa de vuestro Dios en Jerusalén. 18Y lo que a ti y a tus hermanos parezca bien respecto del empleo de la plata y del oro que sobrare, hacedlo conforme a la voluntad de vuestro Dios.

19Los utensilios que se te entregan para el servicio de la Casa de Dios, los has de depositar ante el Dios de Jerusalén; 20[3090]y lo demás que necesites para la Casa de tu Dios y que tengas que pagar, lo tomarás de la casa de los tesoros del rey. 21Yo, el rey Artajerjes, he dado orden a todos los tesoreros de allende el río, que todo lo que os pidiere Esdras, sacerdote y escriba de la Ley del Dios del cielo, se ejecute diligentemente, 22hasta cien talentos de plata, cien coros de trigo, cien batos de vino, cien batos de aceite, y sal a discreción. 23Todo lo mandado por el Dios del cielo, cúmplase puntualmente para la Casa del Dios del cielo, no sea que Él se irrite contra el reino del rey y de sus hijos. 24Además os hacemos saber que no será lícito imponer tributo, ni impuesto, ni derechos de tránsito a ninguno de los sacerdotes, levitas, cantores, porteros y natineos, ni a ningún sirviente de esta Casa de Dios.

25[3091]Y tú, Esdras, según la sabiduría que tienes de tu Dios, instituye magistrados y jueces que juzguen a todo el pueblo que está al otro lado del río, a cuantos conocen las leyes de tu Dios; e instruid a los que no las conocen. 26Y contra todo aquel que no cumpliere exactamente la ley de tu Dios y la ley del rey, sea pronunciada la pena de muerte, o de destierro o una multa pecuniaria, o la pena de prisión.”

Acción de gracias de Esdras

27¡Bendito sea Yahvé, el Dios de nuestros padres, que puso este pensamiento en el corazón del rey, para glorificar la Casa de Yahvé en Jerusalén, 28y que me ha otorgado misericordia delante del rey y sus consejeros, y delante de todos los grandes jefes del rey! Me sentí entonces confortado, porque me asistía la mano de Yahvé mi Dios; y junté a algunos de entre los jefes de Israel para que subieran conmigo.

ESDRAS 8

Los compañeros de Esdras

1He aquí los jefes de las casas paternas y la genealogía de aquellos que subieron conmigo de Babilonia en el reinado del rey Artajerjes: 2De los hijos de Fineés, Gerson. De los hijos de Itamar, Daniel. De los hijos de David, Hatús. 3De los hijos de Secanías, (es decir), de los hijos de Faros, Zacarías, y con él, ciento cincuenta varones, inscritos en los registros genealógicos. 4De los hijos de Fáhat-Moab, Elioenai, hijo de Zaraías; y con él doscientos varones. 5De los hijos de Secanías, un hijo de Jahasiel, y trescientos varones que le acompañaban. 6De los hijos de Adín, Ébed, hijo de Jonatán; y con él cincuenta varones. 7De los hijos de Elam, Isaías, hijo de Atalías; y con él setenta varones. 8De los hijos de Safatías, Sebadías, hijo de Micael; y con él ochenta varones. 9De los hijos de Joab, Obadías, hijo de Jehiel; y con él doscientos diez y ocho varones. 10De los hijos de Selomit, un hijo de Josifías, y ciento sesenta varones que le acompañaban. 11De los hijos de Bebai, Zacarías, hijo de Bebai; y con él veinte y ocho varones. 12De los hijos de Asgad, Johanán, hijo de Hacatán; y con él ciento diez varones. 13De los hijos de Adonicam, que fueron los últimos, he aquí sus nombres: Elifélet, Jeiel y Samaías; y con ellos sesenta varones. 14De los hijos de Bigvai, Utai y Zabud; y con ellos setenta varones.

Esdras junta a los levitas

15[3092]Los reuní junto al río que corre hacia Ahavá; donde acampamos tres días. Y cuando revisté al pueblo y a los sacerdotes, no hallé allí a ninguno de los levitas. 16Por lo cual hice llamar a Eliéser, Ariel, Semeías, Elnatán, Jarib, Elnatán, Natán, Zacarías y Mesullam, que eran jefes, y a Joiarib y Elnatán, que eran doctores; 17y los envié a casa de Iddó, que era jefe de la localidad de Casifiá; y puse en su boca las palabras que había de decir a Iddó y a sus hermanos, los natineos, que vivían en la localidad de Casifiá, a fin de que nos mandasen sirvientes para la Casa de nuestro Dios. 18Y estando con nosotros la bondadosa mano de nuestro Dios nos trajeron un varón inteligente de los hijos de Mahlí, hijo de Leví, hijo de Israel: a Sarabías con sus diez y ocho hijos y hermanos, 19y a Hasabías, y con él a Isaías, de los hijos de Merarí, con sus hermanos y sus hijos, en número de veinte; 20y doscientos veinte de los natineos, que David y los príncipes habían destinado para el servicio de los levitas; todos ellos apuntados nominalmente.

Ayuno y oración

21Allí, junto al río de Ahavá, proclamé un ayuno, para humillarnos delante de nuestro Dios, a fin de pedirle feliz viaje para nosotros, nuestros hijos y toda nuestra hacienda. 22[3093]Pues tuve vergüenza de pedir al rey tropas y caballería para protegernos del enemigo en el camino, ya que habíamos dicho al rey: “La mano de nuestro Dios favorece a todos los que le buscan, pero su poder y su ira están contra todos los que le abandonan.” 23A este fin ayunamos e hicimos oración a nuestro Dios, el cual nos escuchó.

Los donativos

24Escogí entonces a doce de los jefes de los sacerdotes: Sarabías y Hasabías, y con ellos diez de sus hermanos; 25a los cuales entregué por peso la plata, el oro y los utensilios: donativos que el rey, sus consejeros y sus príncipes y todos los israelitas que allí se encontraban, habían ofrecido para la Casa de nuestro Dios. 26Pesé y entregué en sus manos seiscientos cincuenta talentos de plata, utensilios de plata por cien talentos, cien talentos de oro, 27veinte copas de oro, por valor de mil dáricos, y dos vasos de bronce fino reluciente, tan preciosos como el oro. 28Y les dije: “Vosotros estáis consagrados a Yahvé, los utensilios son cosa consagrada, y la plata y el oro han sido ofrecidos voluntariamente a Yahvé, el Dios de vuestros padres. 29Velad, y guardadlos hasta que los peséis en las cámaras de la Casa de Yahvé delante de los jefes de los sacerdotes y levitas, y delante de los jefes de las casas paternas de Israel en Jerusalén.” 30Así los sacerdotes y los levitas recibieron por peso la plata y el oro y los utensilios, para llevarlos a Jerusalén, a la Casa de nuestro Dios.

Llegada a Jerusalén

31Después de levantar el campamento partimos del río de Ahavá el día doce del primer mes, para ir a Jerusalén. La mano de nuestro Dios estuvo con nosotros, y nos preservó del poder del enemigo y de los que nos pusieron asechanzas en el camino. 32Llegado a Jerusalén, descansamos allí tres días. 33[3094]Al cuarto día se hizo la entrega de la plata, del oro y de los utensilios, que se pesaron en la Casa de Yahvé, nuestro Dios, por mano de Meremot, hijo del sacerdote Urías, con el cual estaba Eleazar, hijo de Fineés, asistiéndoles los levitas Josabad, hijo de Jesúa, y Noadías, hijo de Binuí. 34Todo (fue entregado) por número y peso; y al mismo tiempo se puso por escrito el peso de todas estas cosas.

35Entonces los hijos del cautiverio, los que habían vuelto del desierto, ofrecieron en holocausto al Dios de Israel doce becerros por todo Israel, noventa y seis carneros y setenta y siete corderos, y por el pecado doce machos cabríos; todo en holocausto a Yahvé. 36[3095]Entregaron también las órdenes que el rey había dado a sus sátrapas y a los gobernadores de la otra parte del río, quienes ayudaron al pueblo y a la Casa de Dios.

ESDRAS 9

Los matrimonios mixtos

1Cumplidas estas cosas, se me acercaron los jefes diciendo: “El pueblo de Israel, los sacerdotes y los levitas no se han mantenido separados de los pueblos de estas tierras, sino que imitan sus abominaciones, las de los cananeos, heteos, fereceos, jebuseos, ammonitas, moabitas, egipcios y amorreos; 2[3096]porque han tomado de las hijas de ellos mujeres para sí y para sus hijos; y se ha mezclado la raza santa con los pueblos de estos países; y los jefes y magistrados han sido los primeros en esta prevaricación.”

3Al oír esto, rasgué mis vestidos y mi manto, me arranqué cabellos de la cabeza y de la barba, y me senté consternado. 4Y se reunieron conmigo todos los que temblaban por las palabras del Dios de Israel, a causa de la prevaricación de los que habían vuelto del cautiverio; yo, empero, quedé sentado lleno de aflicción hasta el sacrificio de la tarde. 5Al tiempo del sacrificio de la tarde, me levanté de mi aflicción, y rasgados mis vestidos y mi manto caí sobre mis rodillas; después extendí mis manos hacia Yahvé, mi Dios, y dije:

Oración de Esdras

6[3097] “¡Oh Dios mío, estoy demasiado avergonzado y confundido para poder levantar mi rostro hacia Ti, oh Dios mío; porque nuestras iniquidades se han aumentado por encima de nuestra cabeza, y nuestra culpa ha subido hasta el cielo! 7Desde los días de nuestros padres hasta el día de hoy hemos pecado gravemente; y por nuestras iniquidades, nosotros, nuestros reyes y nuestros sacerdotes hemos sido entregados en manos de los reyes de los países, a la espada, al cautiverio, al saqueo y al oprobio, como sucede aún en este día. 8Verdad es que ahora por un breve momento Yahvé nos ha dispensado su misericordia, dejándonos un resto de salvados y dándonos estabilidad en su Lugar Santo, para que nuestro Dios ilumine nuestros ojos y nos conceda un poco de vida en nuestra esclavitud. 9[3098]Porque esclavos somos, más en medio de nuestra esclavitud nuestro Dios no nos ha desamparado, antes bien nos hizo encontrar gracia delante de los reyes de Persia, para darnos vida, para levantar la Casa de nuestro Dios y reparar sus ruinas, y para concedernos un lugar seguro en Judá y Jerusalén. 10Pero ahora, oh Dios nuestro, ¿qué diremos después de esto? Pues hemos abandonado tus mandamientos, 11que prescribiste por medio de tus siervos los profetas, diciendo: «La tierra en cuya posesión vais a entrar, es una tierra inmunda, a causa de la inmundicia de los pueblos de estos países, y a causa de las abominaciones; pues la han llenado con sus inmundicias de un cabo a otro. 12Por lo cual no daréis vuestras hijas a sus hijos, ni tomaréis sus hijas para vuestros hijos; ni procuraréis nunca su paz y prosperidad, para que lleguéis a ser fuertes y comáis los deliciosos frutos de este país y lo dejéis en herencia a vuestros hijos para siempre.» 13Después de todo lo que ha caído sobre nosotros, a causa de nuestras malas obras y de nuestra culpa tan grave —bien que Tú, oh Dios nuestro, nos has castigado menos de lo que nuestras iniquidades han merecido, y nos has dejado este resto de salvados— 14comenzamos a quebrantar de nuevo tus mandamientos, emparentando con los pueblos que hacen semejantes abominaciones. ¿No te irritarás contra nosotros hasta exterminarnos, sin dejarnos ni resto ni escape? 15[3099]¡Yahvé, Dios de Israel! Tú eres justo; pues los que hemos quedado no somos más que un resto que ha escapado, como hoy se ve. ¡Henos aquí delante de Ti, cargados de nuestra culpa, porque a causa de esto no podemos estar en pie delante de Ti!”

ESDRAS 10

Medidas contra los matrimonios mixtos

1En tanto que Esdras, postrado ante la Casa de Dios, lloraba orando y haciendo esta confesión, se había reunido en derredor de él una grandísima multitud de Israel, hombres, mujeres y niños, y el pueblo se deshacía en lágrimas. 2[3100]Tomó entonces la palabra Secanías, hijo de Jehiel, de los hijos de Elam, y dijo a Esdras: “Hemos sido infieles a nuestro Dios, tomando mujeres extranjeras de los pueblos del país; pero no por eso queda Israel sin esperanza. 3Hagamos ahora pacto con nuestro Dios de despedir a todas estas mujeres y los hijos de ellas, según el consejo de mi señor y de los que temen los mandamientos de nuestro Dios; y sea cumplida la Ley. 4¡Levántate! que esta cosa es de tu incumbencia; nosotros estaremos contigo. ¡Ánimo, y a la obra!”

5Se levantó Esdras e hizo jurar a los príncipes de los sacerdotes, a los levitas y a todo Israel, que obrarían de acuerdo a lo dicho. Y ellos juraron. 6[3101]Tras lo cual se retiró Esdras de la Casa de Dios, y fue al aposento de Johanán, hijo de Eliasib; y entrado allí no comió pan ni bebió agua, porque guardaba duelo por la infidelidad de los que habían venido del cautiverio.

7Se promulgó entonces un pregón por Judá y Jerusalén, para que todos los vueltos del cautiverio se reuniesen en Jerusalén, 8y que según el acuerdo de los príncipes y de los ancianos, a todo el que no compareciese dentro de tres días, le fuesen confiscados todos sus bienes y él mismo quedase excluido de la congregación de los hijos del cautiverio. 9[3102]Se congregaron, efectivamente, dentro de los tres días todos los hombres de Judá y de Benjamín en Jerusalén. Era el mes noveno, el veinte del mes. Y se sentó todo el pueblo en la plaza de la Casa de Dios, temblando a causa de este asunto, y por las lluvias.

10Entonces se levantó el sacerdote Esdras, y les dijo: “Vosotros habéis sido infieles tomándoos mujeres extranjeras y aumentando así la culpa de Israel. 11Confesad ahora (vuestra culpa) a Yahvé, el Dios de vuestros padres, y haced lo que es de su agrado, separándoos de los pueblos del país y de las mujeres extranjeras.”

12Toda la asamblea contestó, diciendo en alta voz: “Debemos hacer según tus palabras. 13Pero el pueblo es numeroso y estamos en el tiempo de las lluvias; no es posible estar al descubierto; y el asunto no es cosa de un día, ni de dos; porque hemos pecado muy gravemente en este caso. 14Sean, pues, constituidos nuestros príncipes (árbitros) en lugar de toda la congregación, y todos los que en nuestras ciudades hayan tomado mujeres extranjeras, comparezcan en tiempos determinados, acompañados de los ancianos y jueces de cada ciudad, hasta que se aparte de nosotros el fuego de la ira de nuestro Dios por este asunto.” 15Solamente Jonatán, hijo de Asael, y Jahasías, hijo de Ticvá, se opusieron a esta propuesta; y los apoyaron Mesullam y Sabetai, el levita. 16Pero los hijos del cautiverio no cedieron. Se designó al sacerdote Esdras y a algunos de los jefes de las casas paternas, según sus casas paternas, todos ellos nominalmente; y se sentaron el día primero del mes décimo para examinar los casos. 17El día primero del mes primero acabaron (de registrar) a todos los hombres que habían tomado mujeres extranjeras.

Nombres de los transgresores

18Entre los hijos de los sacerdotes se hallaron los siguientes casados con mujeres extranjeras: De los hijos de Jesúa, hijo de Josadac, y de los hermanos de él: Maasías, Eliéser, Jarib y Godolías. 19Estos dieron su mano obligándose a despedir a sus mujeres, y, por ser culpables, a ofrecer por su culpa un carnero del rebaño. 20De los hijos de Imer: Hananí y Sebadías. 21De los hijos de Harim: Maasías, Elías, Semeías, Jehiel y Ocías. 22De los hijos de Fashur: Elioenai, Maasías, Ismael, Natanael, Josabad y Elasá. 23De los levitas: Josabad, Semeí y Kelayá, que es Kelitá, Petahías, Judá y Eliéser. 24De los cantores: Eliasib; de los porteros: Sellum, Télem y Urí. 25[3103]Además, de entre Israel: De los hijos de Faros: Ramías, Isías, Malquías, Miamín, Eleazar, Malquías y Banaías. 26De los hijos de Elam: Matanías, Zacarías, Jehiel, Abdí, Jeremot y Elías. 27De los hijos de Zatú: Elioenai, Eliasib, Matanías, Jeremot, Sabad y Asisá. 28De los hijos de Bebai: Johanán, Hananías, Zabai y Atlai. 29De los hijos de Baní: Mesullam, Malluc, Adaías, Jasub, Seal y Ramor. 30De los hijos de Fáhat-Moab: Adná, Kelal, Banaías, Maasías, Matanías, Bezalel. Binuí y Manasés. 31De los hijos de Harim: Eliéser, Isaías, Malquías, Semeías, Simeón, 32Benjamín, Malluc y Samarias. 33De los hijos de Hasum: Matenai, Matatá, Sabad, Elifélet, Jeremai, Manasés y Semeí. 34De los hijos de Baní: Maadai, Amram, Joel, 35Banaías, Bedías, Keluhú, 36Vanías, Meremot, Eliasib. 37Matanías, Matenai, Jaasías. 38Baní, Binuí, Semeí, 39Selemías. Natán, Adaías, 40Macnadbai. Sasai, Sarai, 41Azarel, Selemías, Semerías, 42Sellum. Amarías y José. 43De los hijos de Nebó: Jeiel, Matitías, Sabad, Zebiná, Jadai, Joel y Banaías.

44Todos estos habían tomado mujeres extranjeras; y había entre ellos quienes tenían hijos de esas mujeres.

NEHEMÍAS

# · 1 · 2 · 3 · 4 · 5 · 6 · 7 · 8 · 9 · 10 · 11 · 12 · 13

I. RESTAURACIÓN DE LAS MURALLAS DE JERUSALÉN

NEHEMÍAS 1

Aflicción de Nehemías

1[3104]Relato de Nehemías, hijo de Hacalías.

En el mes Kislev del año vigésimo, estando yo en el palacio de Susa, 2vino Hananí, uno de mis hermanos, con algunos hombres de Judá. Yo les pregunté por los judíos liberados, los sobrevivientes del cautiverio, y por Jerusalén; 3y ellos me contestaron: “Los que han quedado, los sobrevivientes del cautiverio, viven allá en la provincia en gran miseria y oprobio; y las murallas de Jerusalén se hallan en ruinas y sus puertas consumidas por el fuego.”

4Cuando oí estas palabras, me senté y me puse a llorar; e hice duelo algunos días, ayunando y orando delante del Dios del cielo. 5[3105]Y dije: “Te ruego, oh Yahvé, Dios del cielo, Dios grande y terrible, que guardas la alianza y la misericordia con los que te aman y observan tus mandamientos; 6[3106]préstenme atención tus oídos, y ábranse tus ojos, para escuchar la oración que yo, siervo tuyo, elevo ahora delante de Ti, día y noche, por tus siervos, los hijos de Israel, a la vez que confieso los pecados de los hijos de Israel, cometidos por nosotros contra Ti; porque yo y la casa de mi padre hemos pecado. 7Te hemos ofendido gravemente; no hemos guardado los mandamientos, las leyes y los preceptos que Tú prescribiste a tu siervo Moisés. 8Acuérdate, te ruego, de la palabra que intimaste a Moisés, tu siervo, diciendo: Si fuereis infieles, os esparciré entre las naciones; 9[3107]si, en cambio, os convirtiereis a Mí, guardando mis mandamientos y poniéndolos por obra, reuniré a tus desterrados, aunque estuvieran en el punto más extremo del cielo, y los llevaré al lugar que he escogido para que habite allí mi Nombre. 10Pues siervos tuyos son, y pueblo tuyo, que Tú redimiste con tu gran poder y con tu fuerte mano. 11[3108]Te ruego, oh Señor, que prestes atento oído a la oración de tu siervo, y a la plegaria de tus siervos que se complacen en temer tu nombre. Da ahora éxito a tu siervo, y concédele que halle gracia delante de este hombre”; pues era yo entonces copero del rey.

NEHEMÍAS 2

Viaje de Nehemías a Jerusalén

1[3109]En el mes de Nisán del año veinte del rey Artajerjes, estando ya el vino delante del rey, tomé yo el vino para ofrecérselo, y por primera vez estuve triste en su presencia. 2Y me dijo el rey: “¿Por qué está triste tu rostro, puesto que no estás enfermo? No puede ser esto sino tristeza de corazón.” Entonces me llené de gran temor; 3y respondí al rey: “¡Viva el rey para siempre! ¿Por qué no ha de estar triste mi rostro, cuando la ciudad donde están los sepulcros de mis padres está en ruinas y sus puertas han sido consumidas por el fuego?” 4El rey me preguntó: “¿Qué es lo que pides?” Entonces yo, rogando al Dios del cielo, 5dije al rey: “Si al rey le parece bien, y si tu siervo ha hallado gracia ante ti, envíame a Judá, a la ciudad donde están los sepulcros de mis padres, para reedificarla.” 6El rey me preguntó, mientras la reina estaba sentada a su lado: “¿Cuánto durará tu viaje y cuándo volverás?” Y plugo al rey enviarme; y yo le indiqué la fecha. 7Dije también al rey: “Si al rey le parece bien, ruego que se me den cartas para los gobernadores del otro lado del río, para que me dejen pasar hasta llegar a Judá; 8[3110]y una carta a Asaf, guarda de los bosques del rey, para que me suministre maderas, a fin de construir vigas para las puertas de la fortaleza del Templo, para las murallas de la ciudad y para la casa en que he de habitar.” El rey me dio (las cartas), pues estaba sobre mí la benigna mano de mi Dios.

9Así llegué a los gobernadores del otro lado del río, a los cuales entregué las cartas del rey. Había el rey enviado conmigo jefes del ejército y gente de a caballo.

10[3111]Pero cuando lo supieron Sanballat horonita, y Tobías, el siervo ammonita, les desagradó sobremanera que viniese un hombre para procurar el bien de los hijos de Israel.

Llegada a Jerusalén

11Llegué a Jerusalén, y después de estar allí tres días, 12me levanté de noche, acompañado de unos pocos hombres, sin decir a nadie lo que mi Dios me había inspirado hacer por Jerusalén, y no tenía conmigo otra cabalgadura fuera de la que yo montaba. 13[3112]Salí de noche por la puerta del Valle, y me dirigí hacia la fuente del Dragón y la puerta del Estiércol, contemplando las murallas de Jerusalén en ruinas y sus puertas consumidas por el fuego. 14De allí pasé a la puerta de la Fuente y al estanque del rey; y no había lugar por donde pudiera pasar la cabalgadura en que iba. 15Subí siendo todavía de noche, por el torrente examinando las murallas; y dando la vuelta entré por la puerta del Valle, estando así de vuelta. 16Los magistrados no sabían adonde yo había ido, ni lo que era mi propósito; porque hasta entonces no había dicho nada a los judíos, ni a los sacerdotes, ni a los nobles, ni a los magistrados, ni al resto de los que tenían que ocuparse de la obra.

Nehemías explica su proyecto

17Luego les dije: “Bien veis vosotros la miseria en que nos hallamos: Jerusalén en ruinas y sus puertas consumidas por el fuego. Vamos a reedificar las murallas de Jerusalén, y no seremos más objeto de oprobio.” 18Y les conté cómo la benigna mano de Dios había estado sobre mí, y también las palabras que el rey me había dicho. Entonces exclamaron: “¡Levantémonos y edifiquemos!” Con esto fortalecieron sus manos para la buena obra. 19Cuando lo supieron Sanballat horonita, Tobías, el siervo ammonita, y Gésem, el árabe, se mofaron de nosotros, y con desprecio nos dijeron: “¿Qué es lo que estáis haciendo? ¿Queréis acaso rebelaros contra el rey?” 20[3113]Mas yo en contestación les dije: “El Dios del cielo nos dará buen éxito. Nosotros, siervos suyos, nos levantaremos y edificaremos. Pero para vosotros no habrá parte, ni derecho, ni recuerdo en Jerusalén.”

NEHEMÍAS 3

Reedificación de la muralla

1[3114]Entonces Elasib, Sumo Sacerdote, se levantó con sus hermanos los sacerdotes, y edificaron la puerta de las Ovejas; la consagraron, y asentaron las puertas. La consagraron hasta la torre de Mea y hasta la torre de Hananeel. 2Junto a él edificaron los hombres de Jericó; y al lado de estos edificó Zacur, hijo de Imrí.

3[3115]Los hijos de Hasenaá edificaron la puerta del Pescado, la cubrieron de vigas y asentaron en ella las puertas, los cerrojos y las barras.

4Junto a ellos reparó el muro Meremot, hijo de Urías, hijo de Haccós. A su lado restauró Mesullam, hijo de Baraquías, hijo de Mesezabel; y al lado de ellos reconstruyó Sadoc, hijo de Baaná.

5Cerca de ellos restauraron los de Tecoa; pero sus magnates no doblaron su cerviz al servicio del Señor.

6Joiadá, hijo de Pasea, y Mesullam, hijo de Besodías, restauraron la puerta Vieja; la cubrieron de vigas y colocaron en ella las puertas, los cerrojos y las barras.

7Junto a ellos edificaron Meladas gabaonita, Jadón meronotita, hombres de Gabaón y de Masfá, que venían del dominio del gobernador de más allá del río.

8Al lado de ellos restauró Uciel, hijo de Harhayá, uno de los plateros, y junto a él trabajó Hananías, uno de los perfumistas. Estos dejaron (fortificada) a Jerusalén hasta la muralla ancha.

9A su lado restauró Refaías, hijo de Hur, jefe de la mitad del distrito de Jerusalén.

10Junto a ellos fabricó Jedaías, hijo de Harumaf, frente a su casa. Y junto a este restauró Hatús, hijo de Hasabnías.

11Malquías, hijo de Harim, y Hasub, hijo de Fáhat-Moab restauraron otra parte, y también la torre de los Hornos.

12[3116]Al lado de ellos restauró Sellum, hijo de Hallohés, jefe de la (otra) mitad del distrito de Jerusalén, él y sus hijas.

13[3117]Hanún y los habitantes de Zanoa repararon la puerta del Valle, la edificaron y colocaron en ella las puertas, los cerrojos y las barras. Edificaron también mil codos de la muralla, hasta la puerta del Estiércol.

14Malquías, hijo de Recab, jefe del distrito de Bet-Haquérem, restauró la puerta del Estiércol; la edificó y puso en ella las puertas, los cerrojos y las barras.

15Sellum, hijo de Golhosé, jefe del distrito de Masfá, restauró la puerta de la Fuente; la edificó, la techó y colocó en ella las puertas, los cerrojos y las barras. Edificó, además, el muro de la piscina de Siloé, cerca del jardín del rey, hasta las gradas que bajan de la ciudad de David.

16[3118]Tras él edificó Nehemías, hijo de Azbuc, jefe de la mitad del distrito de Betsur, hasta enfrente de los sepulcros de David, hasta la piscina que se había hecho, y hasta la casa de los Valientes.

17Después de él restauraron los levitas, Rehum, hijo de Baní, al lado del cual restauró Hasabías, jefe de la mitad del distrito de Ceilá, por cuenta de su distrito.

18A continuación de él restauraron sus hermanos. Bavai, hijo de Henadad, jefe de la mitad del distrito de Ceilá.

19Junto a él, Éser, hijo de Jesúa, jefe de Masfá, reparó otra sección, en la esquina, frente a la subida de la armería.

20Después de él restauró con fervor Baruc, hijo de Zabai, otra sección, desde esta esquina hasta la puerta de la casa del sumo sacerdote Eliasib.

21Meremot, hijo de Urías, hijo de Hacós, restauró tras él la parte siguiente, desde la puerta de la casa de Eliasib hasta el extremo de la casa de Eliasib.

22Tras él restauraron los sacerdotes de la vega (del Jordán).

23Después de ellos edificaron Benjamín y Hasub, frente a su casa. Y a continuación de ellos restauró Azarías, hijo de Maasías, hijo de Ananías, junto a su casa.

24Después de él restauró Binuí, hijo de Henadad, otra porción, desde la casa de Azarías hasta la esquina y hasta la vuelta. 25Palal, hijo de Uzai (trabajó) enfrente de la esquina y de la torre que sale hacia afuera de la casa alta del Rey, cerca del patio de la cárcel. Después de este (trabajaron) Fedaías, hijo de Faros, 26[3119]y hasta frente a la puerta del Agua los natineos que habitaban en el Ofel, al oriente de la torre que sale hacia afuera.

27Tras ellos los de Tecoa restauraron otra sección, desde en frente de la torre grande que sale hacia afuera, hasta el muro del Ofel.

28A partir de la puerta de los caballos, restauraron los sacerdotes, cada uno frente a su casa.

29Después de ellos restauró Sadoc, hijo de Imer, frente a su casa. Y a continuación de él restauró Semeías, hijo de Secanías, guarda de la puerta oriental.

30Después de él Hananías, hijo de Selemías, y Hanún, hijo sexto de Zalaf, restauraron otra sección. Después de ellos restauró Mesullam, hijo de Baraquías, frente a su casa.

31Después de él restauró Malquías, uno de los plateros, hasta la casa de los natineos y de los comerciantes, frente a la puerta de Mifcad y hasta la cámara alta del ángulo.

32Entre la cámara alta del ángulo y la puerta de las Ovejas, restauraron los plateros y los comerciantes.

NEHEMÍAS 4

Hostilidades de los enemigos

1Cuando Sanballat se enteró de que estábamos edificando las murallas, montó en cólera, y enfurecido en extremo hizo mofa de los judíos. 2[3120]En presencia de sus hermanos y del ejército de Samaria se expresó de esta manera: “¿Qué hacen esos miserables judíos? ¿Se les ha permitido esto? ¿Ofrecerán sacrificios? ¿Quieren acaso terminar en un día? ¿Podrán acaso resucitar de entre los montones de escombros las piedras consumidas por el fuego?” 3[3121]Tobías ammonita que estaba a su lado, dijo: “¡Déjalos edificar! Si una zorra se lanza al asalto, derribará su muralla de piedras.”

4¡Escucha, oh Dios nuestro! porque somos despreciados. Haz recaer sus insultos sobre su misma cabeza, y entrégalos al saqueo en una tierra de cautiverio. 5No encubras su maldad, y no se borre ante Ti su pecado; pues te han irritado a la vista de los que están edificando. 6[3122]Nosotros, empero, seguimos edificando la muralla; y quedó restaurada la muralla hasta la mitad; porque el pueblo se entusiasmó para trabajar.

7Así que supieron Sanballat, Tobías, los árabes, los ammonitas y los asdoditas, que avanzaba la restauración de la muralla de Jerusalén y que comenzaban ya a cerrarse las brechas, se irritaron en gran manera; 8y todos a una se coaligaron para venir a atacar a Jerusalén y causarle estorbos. 9Pero nosotros oramos a nuestro Dios y pusimos contra ellos guardias que de día y de noche (nos defendiesen) de ellos. 10Mas Judá decía: “Se debilita ya la fuerza de los cargadores, y quedan aún muchos escombros; no podremos seguir edificando la muralla.” 11Y nuestros enemigos decían: “Nada sabrán, y nada verán, hasta que nosotros, penetrando en medio de ellos, los matemos y pongamos fin a la obra.”

12[3123]Venían también los judíos que moraban cerca de ellos, y nos decían esto hasta diez veces, de todos los lugares de donde llegaban a nosotros. 13Por eso aposté en las partes bajas, detrás de la muralla, donde había claros, al pueblo por familias, con sus espadas, sus lanzas y sus arcos. 14[3124]Entonces miré, y levantándome dije a los nobles, a los magistrados y al resto del pueblo: “¡No los temáis! ¡Acordaos del Señor, grande y terrible, y luchad por vuestros hermanos, vuestros hijos y vuestras hijas, vuestras mujeres y vuestras casas!”

Nehemías organiza la defensa

15Cuando supieron nuestros enemigos que estábamos advertidos y que Dios había desbaratado su propósito, volvimos todos a la muralla, cada cual a su trabajo. 16Desde aquel día la mitad de mi gente trabajaba en la obra, y la otra mitad estaba sobre las armas, con las lanzas, los escudos, los arcos y las lorigas, y los jefes estaban detrás de toda la casa de Judá. 17[3125]Los que edificaban la muralla, y los que llevaban cargas, así como quienes las cargaban, con una mano trabajaban en la obra, y con la otra empuñaban el arma. 18[3126]Los que edificaban, tenían cada cual su espada ceñida a sus lomos, mientras edificaban; y el que tocaba la trompeta estaba a mi lado.

19Dije entonces a los nobles, a los magistrados y al resto del pueblo: “La obra es grande y muy extensa, y nosotros estamos dispersos sobre la muralla, lejos unos de otros. 20Dondequiera, pues, que oyereis la voz de la trompeta, allí reuníos con nosotros; nuestro Dios combatirá por nosotros.” 21Así seguimos trabajando en la obra, mientras la mitad empuñaba la lanza, desde el despuntar de la aurora hasta la salida de las estrellas. 22En este tiempo di al pueblo también esta orden: “Cada uno con su criado pase la noche en Jerusalén; así nos servirán de guardia por la noche, y de día (trabajarán) en la obra.” 23Ni yo, ni mis hermanos, ni mis criados, ni la gente de guardia que me seguía, nos quitábamos los vestidos; cada uno llevaba su arma (aun yendo al) agua.

NEHEMÍAS 5

Malestar social

1[3127]Se levantó entre el pueblo y sus mujeres un gran clamor contra sus hermanos, los judíos. 2Algunos decían: “Nosotros, nuestros hijos y nuestras hijas, somos muchos. Por eso debemos comprar trigo, para que podamos comer y vivir.” 3Otros decían: “Estamos empeñando nuestros campos, nuestras viñas y nuestras casas, para poder comprar trigo en la carestía.” 4Otros decían: “Hemos hipotecado nuestros campos y nuestras viñas, para (pagar) los tributos del rey. 5[3128]Ahora bien, nuestra carne es como la carne de nuestros hermanos, y nuestros hijos son como los hijos de ellos. Sin embargo, he aquí que tenemos que sujetar a servidumbre a nuestros hijos y a nuestras hijas. Algunas de nuestras hijas están sujetas ya, sin que tengamos con qué (rescatarlas), pues nuestros campos y nuestras viñas pertenecen a otros.”

Medidas contra la usura

6Al oír sus clamores y estas quejas me indigné mucho; 7y después de haber reflexionado conmigo mismo, me opuse a los nobles y a los magistrados, y les dije: “¡Con que vosotros prestáis a usura, cada uno a su hermano!” Y convoqué contra ellos una gran asamblea. 8y les dije: “Nosotros según nuestras facultades hemos rescatado a nuestros hermanos judíos, que habían sido vendidos a los paganos; ¿y vosotros queréis ahora vender a vuestros hermanos, después de rescatados por nosotros?” Ellos callaron, no hallando qué responder. 9Y añadí: “No es bueno lo que hacéis. ¿No debéis más bien andar en el temor de nuestro Dios, para no ser el oprobio de los paganos, enemigos nuestros? 10También yo, mis hermanos y mis servidores les hemos prestado dinero y trigo; pero dejemos esta usura. 11[3129]Devolvedles hoy mismo sus campos, sus viñas, sus olivares y sus casas y el uno por ciento del dinero, del trigo, del vino y del aceite que les exigís como interés.”

12Respondieron: “Se los devolveremos, y no les exigiremos nada; haremos como tú dices.” Entonces llamé a los sacerdotes, e hice jurar a aquellos que harían según esta promesa. 13Con esto sacudí mi seno y dije: “¡Así sacuda Dios de su casa y de sus bienes a todo hombre que no cumpla esta palabra; y así quede sacudido y sin nada!” Respondió toda la asamblea: “¡Amén!”, y alabaron a Yahvé. E hizo el pueblo conforme a esto.

El buen ejemplo de Nehemías

14[3130]Desde el día en que fui constituido gobernador del país de Judá, desde el año veinte hasta el año treinta y dos del rey Artajerjes, durante estos doce años, ni yo ni mis hermanos comimos pan de gobernador, 15en tanto que los gobernadores primeros, antecesores míos, habían cargado al pueblo, tomando de él pan y vino, y además cuarenta siclos de plata; y aun sus servidores oprimían al pueblo; mas yo, por temor de Dios, no hice así. 16Antes bien, trabajé personalmente en la restauración de esta muralla. No adquirimos campo alguno, y todos mis criados se juntaron allí para trabajar.

17Tenía a mi mesa ciento cincuenta judíos y magistrados, sin contar a los que nos venían de los pueblos circunvecinos. 18[3131]Cada día se aderezaba un buey y seis ovejas escogidas y aves, y cada diez días toda suerte de vino en abundancia; y con todo esto, no he buscado pan de gobernador; porque los trabajos pesaban sobre este pueblo.

19¡Oh Dios mío, acuérdate, para bien mío, de todo lo que he hecho por este pueblo!

NEHEMÍAS 6

Nuevas dificultades

1Cuando Sanballat, Tobías, Gésem el árabe y los demás enemigos nuestros supieron que yo había edificado las murallas, y que ya no quedaba brecha en ella, bien que hasta entonces no había puesto las hojas en las puertas, 2[3132]Sanballat y Gésem enviaron a decirme: “Ven a una entrevista en las aldeas del valle de Onó”; pero ellos pensaban hacerme mal. 3Les envié mensajeros que les dijeran: “Estoy haciendo una grandísima obra y no puedo bajar. ¿Ha de suspenderse acaso la obra, mientras yo, dejándola, me entreviste con vosotros?”

4Me enviaron este mismo mensaje cuatro veces, y yo les contesté de la misma manera. 5Sanballat me mandó decir lo mismo por quinta vez, por un criado suyo que (traía) en su mano una carta abierta. 6En ella estaba escrito: “Se dice entre las gentes, y Gasmú lo confirma, que tú y los judíos pensáis en sublevaros; por cuyo motivo estás construyendo las murallas. Según estos mismos rumores tú pretendes también hacerte rey de ellos. 7A más de esto, has constituido profetas que respecto de ti proclaman en Jerusalén diciendo: ¡Hay rey en Judá! Ahora bien, el rey va a ser informado de estas cosas; ven, pues, y pongámonos de acuerdo.” 8Pero yo envié a decirle: “No se hace nada de lo que tú dices, sino que son invenciones de tu corazón.” 9Pues todos ellos querían amedrentarnos, diciéndose: “Se debilitarán sus manos y dejarán la obra, la cual no se cumplirá.” ¡Ahora, fortalece Tú mis manos!

Maquinaciones de un falso profeta

10Después fui a la casa de Semaías, hijo de Dalías, hijo de Mehetabel, que se había encerrado; y él me dijo: “Vamos juntos a la Casa de Dios, al interior del Templo, y cerraremos las puertas del Templo; porque vendrán a matarte. Sí, de noche vendrán a matarte.” 11[3133]Respondí yo: “¿Un hombre como yo ha de huir? ¿Un hombre como yo ha de entrar en el Templo para salvar su vida? ¡No entraré!” 12Y fijándome en él conocí que no era Dios quien le enviaba, sino que él mismo había hecho esta profecía contra mí; porque Tobías y Sanballat le habían sobornado. 13Lo habían comprado para que yo tuviese miedo y obrando así cometiera un pecado; esto les habría servido para infamar mi nombre y cubrirme de oprobio.

14¡Acuérdate, oh Dios mío, de Tobías y de Sanballat, según estas obras suyas; y también de Noadiá, la profetisa, y de los demás profetas que procuraban atemorizarme!

Se acaba la muralla

15[3134]Se acabaron las murallas el veinte y cinco del mes de Elul, en cincuenta y dos días. 16Cuando todos nuestros enemigos lo supieron, se atemorizaron todas las gentes que vivían alrededor de nosotros, y cayeron de ánimo, pues conocieron que por nuestro Dios había sido hecha esta obra.

17También en ese tiempo iban muchas cartas, de los nobles de Judá a Tobías, y venían a ellos cartas de parte de Tobías, 18porque muchos de Judá le estaban obligados por juramento, puesto que era yerno de Secanías, hijo de Arah, y su hijo Jonatán había tomado por mujer a la hija de Mesullam, hijo de Baraquías. 19Hablaban también en mi presencia de sus buenas cualidades y le comunicaron mis palabras. También Tobías envió cartas para intimidarme.

NEHEMÍAS 7

Centinelas en las murallas

1Cuando después de la construcción de las murallas hube puesto las puertas y los porteros, cantores y levitas estaban en sus puestos, 2entregué el mando sobre Jerusalén a mi hermano Hananí, y a Hananías comandante de la ciudadela, como quien era hombre fiel y más temeroso de Dios que (otros) muchos. 3[3135]Y les dije: “No han de abrirse las puertas de Jerusalén hasta que caliente el sol; y se cerrarán y asegurarán las puertas estando (los capitanes) presentes; y nombrad centinelas de entre los habitantes de Jerusalén que monten la guardia cada uno en su puesto y enfrente de su casa.” 4Porque la ciudad era espaciosa y grande, y el pueblo dentro de ella escaso, y las casas no habían sido edificadas aún.

Censo del pueblo

5[3136]Entonces mi Dios me dio la inspiración de reunir a los nobles, a los magistrados y al pueblo, para inscribirlos en los registros genealógicos. Hallé el registro genealógico de los que habían vuelto al principio, y allí encontré escrito así: 6“Estos son los hijos de la provincia que volvieron de los cautivos de la deportación, los que había llevado cautivos Nabucodonosor, rey de Babilonia, y que regresaron a Jerusalén y a Judá, cada uno a su ciudad. 7[3137]Son los que han venido con Zorobabel, Jesúa, Nehemías, Azarías, Raamías, Nahamaní, Mardoqueo, Bilsán, Mispéret, Bigvai, Nahúm, Baaná. He aquí el número de los hombres del pueblo de Israel: 8Hijos de Faros: dos mil ciento setenta y dos. 9Hijos de Sefatías: trescientos setenta y dos. 10Hijos de Arah: seiscientos cincuenta y dos. 11Hijos de Fáhat-Moab, de los hijos de Jesúa y de Joab: dos mil ochocientos diez y ocho. 12Hijos de Elam: mil doscientos cincuenta y cuatro. 13Hijos de Zatú: ochocientos cuarenta y cinco. 14Hijos de Zacai: setecientos sesenta. 15Hijos de Binuí: seiscientos cuarenta y ocho. 16Hijos de Bebai: seiscientos veinte y ocho. 17Hijos de Asgad: dos mil trescientos veinte y dos. 18Hijos de Adonicam: seiscientos sesenta y siete. 19Hijos de Bigvai: dos mil sesenta y siete. 20Hijos de Adín: seiscientos cincuenta y cinco. 21Hijos de Ater: de Ezequías, noventa y ocho. 22Hijos de Hasum: trescientos veinte y ocho. 23Hijos de Besai: trescientos veinte y cuatro. 24Hijos de Harif: ciento doce. 25Hijos de Gabaón: noventa y cinco. 26Hombres de Betlehem y Netofá: ciento ochenta y ocho. 27Hombres de Anatot: ciento veinte y ocho. 28Hombres de Betazmávet: cuarenta y dos. 29Hombres de Kiryatyearim, Cafirá y Beerot: setecientos cuarenta y tres. 30Hombres de Ramá y Geba: seiscientos veinte y uno. 31Hombres de Macmás: ciento veinte y dos. 32Hombres de Betel y Hai: ciento veinte y tres. 33Hombres del otro Nebó: cincuenta y dos. 34Hijos del otro Elam: mil doscientos cincuenta y cuatro. 35Hijos de Harim: trescientos veinte. 36Hijos de Jericó: trescientos cuarenta y cinco. 37Hijos de Lod, Hadid y Onó: setecientos veinte y uno. 38Hijos de Senaá: tres mil novecientos treinta. 39Sacerdotes: hijos de Jedaías, de la casa de Jesúa: novecientos setenta y tres. 40Hijos de Imer: mil cincuenta y dos. 41Hijos de Fashur: mil doscientos cuarenta y siete. 42Hijos de Harim: mil diez y siete.

43Levitas: hijos de Jesúa y de Cadmiel, de los hijos de Hodvías: setenta y cuatro.

44Cantores: hijos de Asaf: ciento cuarenta y ocho.

45Porteros: hijos de Sellum, hijos de Ater, hijos de Talmón, hijos de Acub, hijos de Hatitá, hijos de Soba: ciento treinta y ocho. 46[3138]Natineos: hijos de Sihá, hijos de Hasufá, hijos de Tabaot, 47hijos de Kerós, hijos de Siá, hijos de Fadón, 48hijos de Lebaná, hijos de Hagabá, hijos de Salmai, 49hijos de Hanán, hijos de Gidel, hijos de Gahar, 50hijos de Raaías, hijos de Rasín, hijos de Necodá, 51hijos de Gasam, hijos de Uzá, hijos de Fasea, 52hijos de Besai, hijos de Meunim, hijos de Nefusesim, 53hijos de Bacbuc, hijos de Hacufá, hijos de Harhur, 54hijos de Baslit, hijos de Mehidá, hijos de Harsá, 55hijos de Barcós, hijos de Sisará, hijos de Témah, 56hijos de Nesiá, hijos de Hatifá. 57Hijos de los siervos de Salomón, hijos de Sotai, hijos de Soféret, hijos de Feridá, 58hijos de Jaalá, hijos de Darcón, hijos de Gidel, 59hijos de Sefatías, hijos de Hatil, hijos de Poquéret-Hasebaim, hijos de Amón.

60Total de los natineos y de los hijos de los siervos de Salomón: trescientos noventa y dos.

61He aquí los que subieron de Tel-Mélah, Tel-Harsá, Querub, Adón e Imer y no pudieron indicar sus casas paternas, ni su origen israelítico. 62Hijos de Dalaías, hijos de Tobías, hijos de Necodá: seiscientos cuarenta y dos. 63De los sacerdotes: hijos de Hobaías, hijos de Hacós, hijos de Barcillai, hombre que había tomado mujer de las hijas de Barcillai galaadita, llamándose según el nombre de ellas. 64Estos buscaron la escritura de su genealogía, pero no se halló; por lo cual fueron tratados como ineptos para el sacerdocio. 65[3139]Y les prohibió el gobernador comer de las cosas santísimas, hasta que se presentase un sacerdote capaz de consultar los Urim y Tummim.

66La Congregación toda era de cuarenta y dos mil trescientos sesenta personas 67sin contar a sus siervos y siervas, que eran siete mil trescientos treinta y siete. Había entre ellos doscientos cuarenta y cinco cantores y cantoras. 68Tenían setecientos treinta y seis caballos, doscientos cuarenta y cinco mulos, 69[3140]cuatrocientos treinta y cinco camellos y seis mil setecientos veinte asnos.

Ofrendas de los jefes y del pueblo

70Algunos de los jefes de las casas paternas hicieron donaciones para la obra. El gobernador dio para el tesoro mil dáricos de oro, cincuenta copas y quinientos treinta vestiduras sacerdotales. 71De los jefes de las casas paternas llegaron para el tesoro de la obra veinte mil dáricos de oro y dos mil doscientas minas de plata. 72Lo que dio el resto del pueblo fue veinte mil dáricos de oro, dos mil minas de plata y sesenta y siete vestiduras sacerdotales.

73Habitaron los sacerdotes, los levitas, los porteros, los cantores, parte del pueblo, los natineos, en fin, todo Israel, en sus ciudades.

II REFORMA RELIGIOSA

NEHEMÍAS 8

Lectura de la Ley

1[3141]Llegado el mes séptimo los hijos de Israel estaban ya en sus ciudades. Entonces se congregó todo el pueblo como un solo hombre en la plaza que está enfrente de la puerta del Agua, y dijeron a Esdras, el escriba, que trajese el Libro de la Ley de Moisés, que Yahvé había prescrito a Israel. 2Trajo el sacerdote Esdras la Ley ante la asamblea, hombres y mujeres, y ante todos los que tenían inteligencia para escuchar. Era el día primero del séptimo mes.

3Leyó en él delante de la plaza que está delante de la puerta del Agua, desde el alba hasta el mediodía, ante los hombres y las mujeres y los que eran capaces de entender; y todo el pueblo oía atentamente (la lectura del) Libro de la Ley. 4El escriba Esdras estaba de pie sobre una tribuna de madera que se había hecho para esta ocasión, y junto a él, a su derecha, estaban Matatías, Sema, Anayá, Urías, Helcías y Maasías, y a su izquierda, Fadaías, Misael, Malquías, Hasum, Hasbadana, Zacarías y Mesullam. 5Abrió Esdras el libro, a vista de todo el pueblo, por estar él más alto que todo el pueblo; y cuando lo abrió, se puso de pie todo el pueblo. 6Esdras bendijo a Yahvé, el gran Dios. Y todo el pueblo levantando las manos, respondió: “¡Amén, Amén!” E inclinándose se postraron ante Yahvé, rostro a tierra.

7[3142]Y Jesúa, Baní, Serebías, Jamín, Acub, Sabetai, Hodías, Maasías, Kelitá, Azarías, Josabad, Hanán, Falaías y los levitas explicaban la Ley al pueblo, permaneciendo este de pie en su lugar. 8[3143]Leían en el libro, en la Ley de Dios, clara y distintamente, explicando el sentido; de manera que se entendía lo leído.

9Nehemías, gobernador, y Esdras, sacerdote y escriba, como también los levitas que hacían la interpretación para el pueblo, dijeron a todo el pueblo: “Este día está consagrado a Yahvé, vuestro Dios; no andéis tristes, ni lloréis”; pues todo el pueblo lloraba al oír las palabras de la Ley. 10Díjoles además: “Id y comed manjares grasos y bebed vinos dulces, y enviad porciones a cuantos nada tienen preparado, porque este día está consagrado a muestro Señor. No os aflijáis, pues el gozo de Yahvé es vuestra fortaleza.” 11Así calmaban los levitas a todo el pueblo, diciendo: “¡Callad, pues este día es santo; no andéis tristes!” 12[3144]Entonces se retiró todo el pueblo a comer y beber, a repartir porciones y celebrar una gran fiesta, porque habían entendido lo que se les había enseñado.

Fiesta de los Tabernáculos

13Al segundo día se reunieron los jefes de las casas paternas de todo el pueblo, los sacerdotes y los levitas, con Esdras, escriba, para estudiar más intensamente las palabras de la Ley. 14Y hallaron escrito en la Ley que Yahvé por medio de Moisés había ordenado que los hijos de Israel habitasen en cabañas durante la fiesta del mes séptimo, 15y que se publicase y pregonase por todas sus ciudades, y en Jerusalén esta proclamación: “¡Salid al monte, y traed ramas de olivo, ramas de oleastro, ramas de mirto, ramas de palmera y ramas de árboles frondosos, para hacer cabañas conforme a lo prescrito!”

16[3145]Salió el pueblo para traerlas, e hicieron cabañas, cada cual sobre el terrado de su casa y en sus patios, también en los atrios de la Casa de Dios, en la plaza de la puerta del Agua, y en la plaza de la puerta de Efraím. 17Todos los de la comunidad que habían vuelto del cautiverio se hicieron cabañas y habitaron en ellas; pues desde los días de Josué, hijo de Nun, hasta aquel día los hijos de Israel no habían celebrado (la fiesta) de tal manera. Y hubo muy grande alegría. 18[3146](Esdras) leyó en el Libro de la Ley de Dios cada día, desde el día primero hasta el último, pues se celebró la fiesta por siete días; y al octavo tuvo lugar la asamblea solemne según el rito.

NEHEMÍAS 9

Penitencia del pueblo

1[3147]El día veinte y cuatro de ese mes se congregaron los hijos de Israel para un ayuno, cubiertos de saco y polvo. 2Y separado ya el linaje de Israel de todos los extranjeros, se pusieron de pie e hicieron confesión de sus pecados y de las iniquidades de sus padres. 3[3148]Puestos en pie, cada uno en su lugar, leyeron en el Libro de la Ley de Yahvé su Dios, durante la cuarta parte del día; (otra) cuarta parte emplearon para la confesión y adoración de Yahvé, su Dios.

4Subieron a la tribuna de los levitas: Jesúa, Baní, Cadmiel, Sebanías, Buní, Serebías y Kenaní, que en alta voz clamaron a Yahvé, su Dios. 5Y dijeron los levitas Jesúa, Cadmiel, Baní, Hasebnías. Serebías, Hodías, Sebanías y Petahías:

“¡Levantaos y bendecid a Yahvé, vuestro Dios,

de eternidad en eternidad;

y sea bendito el nombre de tu gloria

que es superior a toda bendición y alabanza!

Oración y confesión de los pecados

6[3149] Tú solo eres el Señor,

Tú que hiciste el cielo, y el cielo de los cielos,

con toda su milicia;

la tierra con todo cuanto hay en ella

y los mares con todo lo que en ellos existe.

Tú das vida a todas estas cosas,

y la milicia del cielo te adora.

7Tú, Yahvé, eres el Dios que escogiste a Abram,

le sacaste de Ur de los caldeos

y le diste el nombre de Abrahán.

8Tú hallaste fiel su corazón delante de Ti,

e hiciste con él un pacto,

de dar a su descendencia

el país del cananeo, del heteo, del amorreo,

del fereceo, del jebuseo y del gergeseo;

y Tú has cumplido tu palabra,

pues eres justo.

9Tú miraste la aflicción de nuestros padres en Egipto,

oíste su clamor junto al Mar Rojo,

10[3150]e hiciste señales y prodigios contra el Faraón,

contra todos sus siervos y contra todo el pueblo de su país;

pues sabías que los habían tratado con soberbia.

Así te hiciste un nombre, como (se ve todavía) hoy.

11Tú dividiste delante de ellos el mar,

por en medio del cual pasaron a pie enjuto,

y arrojaste a sus perseguidores en el abismo

como (se arroja) una piedra en aguas impetuosas.

12Tú en columna de nube los condujiste de día,

y en columna de fuego de noche,

para alumbrarles la senda por donde habían de caminar.

13Tú bajaste sobre el monte Sinaí,

y hablaste con ellos desde el cielo,

dándoles normas rectas,

leyes de verdad, mandamientos y preceptos excelentes.

14Tú les hiciste conocer tu santo sábado

y les ordenaste preceptos, mandamientos

y la Ley por medio de Moisés, tu siervo.

15[3151]Tú para su hambre les diste pan del cielo

y para su sed hiciste brotar aguas de la peña,

y les dijiste que tomasen posesión del país

que con mano alzada les prometiste dar.”

Ingratitud del pueblo

16“Pero ellos y nuestros padres obraron con soberbia,

y endureciendo su cerviz no escucharon tus mandamientos.

17[3152]Rehusaron oírlos

ni se acordaron de los prodigios que Tú habías hecho a favor de ellos;

endurecieron su cerviz,

y en su rebeldía se eligieron un caudillo

para volver a su servidumbre.

Tú, empero, eres el Dios que perdona, y eres clemente y misericordioso,

de larga espera y de mucha bondad, por lo cual no los abandonaste,

18[3153]ni aún, cuando se hicieron un becerro de fundición

y dijeron: «¡Este es tu Dios

que te hizo subir de Egipto!»,

y cometieron grandes blasfemias.

19Tú, no obstante, en tu gran misericordia

no los abandonaste en el desierto:

la columna de nube no se apartó de ellos de día

para conducirlos en el camino,

ni la columna de fuego de noche

para alumbrarles el camino que tenían que seguir.

20[3154]Tú les diste también tu buen Espíritu para instruirlos;

no rehusaste dar tu maná a su boca,

y les presentaste aguas para su sed.

21Por cuarenta años los sustentaste en el desierto,

sin que nada les faltase;

no se gastaron sus vestidos, ni se hinchó su pie.

22Después les diste reinos y pueblos,

repartiendo entre ellos sus territorios,

y tomaron en posesión el país de Sehón, el país del rey de Hesbón

y el país de Og, rey de Basán.

23Multiplicaste sus hijos como las estrellas del cielo,

y los introdujiste en el país del cual habías dicho a sus padres

que entrarían en su posesión.

24En efecto, los hijos entraron y tomaron posesión del país,

en tanto que Tú humillaste delante de ellos

a los habitantes del país, los cananeos,

y los entregaste en sus manos,

con sus reyes y los pueblos del país,

para que hiciesen con ellos lo que quisiesen.

25Tomaron ciudades fortificadas y una tierra pingüe;

se apoderaron de casas llenas de toda suerte de bienes,

de cisternas excavadas, de viñas, olivares

y árboles frutales en abundancia;

y comieron y se saciaron y engordaron

y vivieron en delicia merced a tu gran bondad.

26Pero, fueron rebeldes y se levantaron contra Ti,

echando tu Ley detrás de sus espaldas;

y mataron a tus profetas,

que daban testimonio contra ellos para convertirlos a Ti,

y profirieron grandes blasfemias.

27[3155]Por eso los entregaste en manos de sus enemigos,

que los oprimieron;

pero cuando en el tiempo de su angustia clamaron a Ti,

los oíste desde el cielo,

y según la multitud de tus misericordias les diste libertadores

que los salvasen del poder de sus enemigos.

28Apenas tuvieron descanso,

volvieron a hacer lo malo delante de Ti,

por lo cual volviste a abandonarlos en manos de sus enemigos,

que los dominaron,

y cuando de nuevo clamaron a Ti,

Tú desde el cielo los escuchaste

y según la multitud de tus misericordias los libraste muchas veces.

29[3156]Tú diste testimonio contra ellos para convertirlos a tu Ley;

pero ellos en su soberbia no escucharon tus mandamientos;

pecaron contra tus preceptos, en cuya observancia halla el hombre la vida,

mostraron hombros rebeldes,

endurecieron su cerviz y no quisieron escuchar.

30Tú los sufriste muchos años,

y diste testimonio contra ellos por tu Espíritu,

por medio de tus profetas.

Pero ellos no dieron oídos

por lo cual los entregaste en manos de los pueblos de estos países.

La infinita misericordia de Dios

31Con todo esto, en tu gran misericordia

no acabaste con ellos, ni los abandonaste;

porque eres un Dios clemente y misericordioso.

32Ahora, oh Dios nuestro, Dios grande, fuerte y temible,

que guardas la Alianza y la misericordia,

no tengas en poco toda esta angustia

que ha venido sobre nosotros, sobre nuestros reyes y nuestros príncipes,

sobre nuestros sacerdotes y nuestros profetas,

sobre nuestros padres y todo nuestro pueblo,

desde los días de los reyes de Asiria hasta el día de hoy.

33[3157]Tú has sido justo en todo lo que nos ha sobrevenido;

porque has obrado con fidelidad,

mas nosotros hemos hecho el mal.

34Nuestros reyes y nuestros príncipes, nuestros sacerdotes y nuestros padres

no han cumplido tu Ley,

no hicieron caso de tus mandamientos,

ni de los testimonios que diste contra ellos.

35Ellos, al contrario, a pesar de la gran bondad con que los trataste,

no te sirvieron en su reino,

en la tierra espaciosa y pingüe que les pusiste delante,

ni se convirtieron de sus malas obras.

36[3158]He aquí que hoy somos siervos;

sí, somos siervos en ese mismo país que Tú diste a nuestros padres,

para que comiéramos sus frutos y sus bienes.

37Sus abundantes frutos son para los reyes

que Tú has puesto sobre nosotros a causa de nuestros pecados.

Ellos dominan, según su antojo,

sobre nuestros cuerpos y nuestras bestias, y vivimos en gran angustia.”

38[3159] “A raíz de todo esto, hacemos un pacto fiel, que ponemos por escrito; y nuestros príncipes, nuestros levitas y nuestros sacerdotes han de imprimirle sus sellos.”

NEHEMÍAS 10

Las firmas

1[3160]He aquí los que imprimieron sus sellos: Nehemías, el gobernador, hijo de Hacalías, y Sedeclías, 2Saraías, Azarías, Jeremías, 3Fashur, Amarías, Malquías, 4Hatús, Sebanías, Maluc, 5Harim, Meremot, Obadías, 6Daniel, Ginetón, Baruc, 7Mesullam, Abías, Miamín, 8Maacías, Bilgai y Semeías. Estos eran sacerdotes. 9Levitas: Jesúa, hijo de Asanías, Binuí de los hijos de Henadad, Cadmiel, 10y sus hermanos Sebanías, Hodías, Kelitá, Felaías, Hanán, 11Micá, Rehob, Hasabías, 12Zacur, Serebías, Sebanías, 13Hodías, Baní y Beninu. 14Jefes del pueblo: Faros, Fáhat-Moab, Elam, Zatú, Baní, 15Buní, Asgad, Bebai, 16Adonías, Bigvai, Adín, 17Ater, Ezequías, Asur, 18Hodías, Hasum, Besai, 19Harif, Anatot, Nebai, 20Magpías, Mesullam, Hesir, 21Mesezabel, Sadoc, Jadúa, 22Falatías, Hanán, Anaías, 23Oseas, Hananías, Hasub, 24Hallohés, Pilhá, Sobec, 25Rehúm, Hasabná, Maasías, 26Ahías, Hanán, Anán, 27Malluc, Harim y Baaná.

Obligaciones del pueblo

28El resto del pueblo, los sacerdotes, los levitas, los porteros, los cantores, los natineos y todos los que se habían separado de los pueblos de estos países, para observar la Ley de Dios, sus mujeres, sus hijos y sus hijas, 29todos cuantos eran capaces de conocer y entender, se adhirieron a los nobles, sus hermanos, y prometieron con imprecación y juramento seguir la Ley de Dios, dada por medio de Moisés, siervo de Dios, y guardar y practicar todos los mandamientos de Yahvé, nuestro Señor, sus leyes y sus preceptos.

30[3161]“Asimismo (prometemos) no dar nuestras hijas a los pueblos del país ni tomar sus hijas para nuestros hijos. 31Y si los pueblos del país traen mercaderías y cualquier clase de comestibles para venderlos en día de sábado, no les compraremos nada en sábado, ni en (otro) día santo, y renunciaremos en el año séptimo (a los frutos de la tierra) y a toda deuda. 32Nos imponemos también la obligación de contribuir todos los años con la tercera parte de un siclo para el servicio de la Casa de nuestro Dios, 33para el pan de la proposición, para la oblación continua, para el holocausto perpetuo, para el de los sábados y de los novilunios, para las fiestas, para las cosas consagradas, para los sacrificios por el pecado con los cuales se hace la expiación por Israel, y para toda obra de la Casa de nuestro Dios. 34Entonces los sacerdotes, los levitas y el pueblo echamos suertes acerca de la ofrenda de la leña, cuál de nuestras casas paternas hubiese de traerla a la Casa de nuestro Dios, en los tiempos determinados, de año en año, para quemarla sobre el altar de Yahvé, nuestro Dios, según lo escrito en la Ley.

Primicias y diezmos

35[3162]“Además (hacemos la promesa) de traer cada año a la Casa de Yahvé las primicias de nuestra tierra y las primicias de todos los frutos de todos los árboles, 36[3163]y de traer a la Casa de nuestro Dios, para los sacerdotes que ejercen el ministerio en la Casa de nuestro Dios, los primogénitos de nuestros hijos, y de nuestras bestias, conforme a lo prescrito en la Ley, así como los primogénitos de nuestras vacas y de nuestras ovejas, 37y de entregar las primicias de nuestros productos de harina, de nuestras ofrendas alzadas, del fruto de todo árbol, del vino y del aceite, a los sacerdotes, a las cámaras de nuestro Dios, así como el diezmo de nuestra tierra a los levitas. Los mismos levitas cobrarán el diezmo en todas las ciudades donde hay agricultura.

38Un sacerdote, hijo de Aarón, ha de estar con los levitas, cuando estos cobraren el diezmo. Los levitas entregarán el diezmo del diezmo a la Casa de nuestro Dios, a las cámaras, en la casa de la tesorería; 39pues los hijos de Israel y los hijos de Leví han de llevar la ofrenda de trigo, de vino, y de aceite a las cámaras, donde están los utensilios del Santuario, los sacerdotes que ejercen el ministerio, los porteros y los cantores. Y no descuidaremos la Casa de nuestro Dios.”

III REFORMAS COMPLEMENTARIAS

NEHEMÍAS 11

Los habitantes de Jerusalén

1[3164]Los príncipes del pueblo habitaban en Jerusalén, más el resto del pueblo echó suertes para que de cada diez hombres uno se estableciese en Jerusalén la ciudad santa, quedando nueve en las ciudades. 2Y bendijo el pueblo a todos los que se ofrecieron espontáneamente a habitar en Jerusalén.

3[3165]He aquí los principales de la provincia que vivían en Jerusalén. (Los otros) vivían en las ciudades de Judá, cada uno en su posesión y en su ciudad, así Israel, como los sacerdotes, los levitas, los natineos y los hijos de los siervos de Salomón. 4En Jerusalén se establecieron hijos de Judá y de Benjamín. De los hijos de Judá: Atayá, hijo de Ucías, hijo de Zacarías, hijo de Amarías, hijo de Sefatías, hijo de Mahalalel, de los hijos de Fares; 5y Maasías, hijo de Baruc, hijo de Colhosé, hijo de Hasayá, hijo de Adayá, hijo de Joiarib, hijo de Zacarías, hijo de Siloní. 6Todos los hijos de Fares que vivían en Jerusalén, eran cuatrocientos sesenta y ocho hombres valientes. 7He aquí los hijos de Benjamín: Sallú, hijo de Mesullam, hijo de Joed, hijo de Fadaías, hijo de Colaías, hijo de Maasías, hijo de Itiel, hijo de Jesaías; 8y después de él, Gabai y Sallai: novecientos veinte y ocho. 9Joel, hijo de Sicrí, era su jefe; y Judá, hijo de Senuá, ocupaba el segundo puesto en la ciudad.

10De los sacerdotes: Jedaías, hijo de Joiarib, Taquín; 11[3166]y Seraías, hijo de Helcías, hijo de Mesullam, hijo de Sadoc, hijo de Meraiot, hijo de Ahitob, príncipe de la Casa de Dios; 12y sus hermanos, empleados en el ministerio de la Casa: ochocientos veinte y dos. Además, Adaías, hijo de Jeroham, hijo de Pelalías, hijo de Amsí, hijo de Zacarías, hijo de Fashur, hijo de Malquías, 13con sus hermanos, cabezas de casas paternas: doscientos cuarenta y dos. Y Amasai, hijo de Asarel, hijo de Ahsí, hijo de Mesillemot, hijo de Imer, 14con sus hermanos, hombres valientes: ciento veinte y ocho, cuyo jefe era Zabdiel, hijo de Hagedolim.

15De los levitas: Semeías, hijo de Hasub, hijo de Asricam, hijo de Hasabías, hijo de Buní; 16y Sabetai y Josabad, de los príncipes de los levitas, que dirigían las obras exteriores de la Casa de Dios; 17y Matanías, hijo de Mica, hijo de Zabdí, hijo de Asaf, director (del canto), que entonaba las alabanzas en la oración; Bacbuquías, el segundo entre sus hermanos, y Abdá, hijo de Samúa, hijo de Galal, hijo de Jedutún. 18Todos los levitas en la ciudad santa eran doscientos ochenta y cuatro.

19Los porteros: Acub, Talmón y sus hermanos que guardaban las puertas, eran ciento setenta y dos.

20El resto de Israel, los sacerdotes y los levitas habitaban en todas las ciudades de Judá, cada cual en su heredad.

21[3167]Los natineos habitaban en el Ofel. Sihá y Gispá eran jefes de los natineos. 22[3168]El jefe de los levitas en Jerusalén era Ucí, hijo de Baní, hijo de Hasabías, hijo de Matanías, hijo de Micá, de los hijos de Asaf, cantores, encargados del servicio de la Casa de Dios. 23Porque había respecto de los cantores una orden del rey y un salario fijo correspondiente a cada día. 24[3169]Petahías, hijo de Mesezabel, de los hijos de Zara, hijo de Judá, era delegado del rey para todos los asuntos del pueblo.

Habitantes de Judea

25Algunos de los hijos de Judá habitaban en las aldeas y sus campos: en Kiryatarbá y sus aldeas; en Dibón y sus aldeas; en Jecabseel y sus aldeas; 26en Jesúa, Moladá, Betfélet, 27Hazarsual, Bersabee y sus aldeas; 28en Siclag, Meconá y sus aldeas; 29en Enrimón, Sorá. Jarmut, 30[3170]Sanoa, Odollam y sus aldeas; en Laquís y sus aldeas; en Asecá y sus aldeas. Así habitaban desde Bersabee hasta el valle de Hinnom.

31Los hijos de Benjamín desde Geba, en Micmás, Aya, Betel y sus aldeas, 32en Anatot, Nob, Ananías, 33Hasor, Rama, Gitaim, 34Hadid, Seboím, Neballar, 35Lod y Onó, en el valle de los artesanos.

36De los levitas había grupos tanto en Judá como en Benjamín.

NEHEMÍAS 12

Lista de sacerdotes y levitas

1Estos son los sacerdotes y los levitas que volvieron con Zorobabel, hijo de Salatiel, y con Jesúa: Seraías, Jeremías, Esdras, 2Amarías, Malluc, Hatús, 3Secanías, Rehum, Meremot, 4Iddó, Ginetoi, Abías, 5Miamín, Maadías, Bilhá, 6Semeías, Joiarib, Jedaías, 7Sallú, Amoc, Helcías. Jedaías Estos eran los príncipes de los sacerdotes y de sus hermanos, en los días de Jesúa.

8Levitas: Jesúa, Binuí, Cadmiel, Serebías, Judá y Matanías, el cual, con sus hermanos, dirigía (el canto de) las alabanzas. 9Bacbuquías y Uní, sus hermanos, estaban en su ministerio en el coro opuesto.

10Jesúa engendró a Joaquim, Joaquim engendró a Eliasib, Eliasib engendró a Joiadá, 11[3171]Joiadá engendró a Jonatán y Jonatán engendró a Jadúa.

12En los días de Joaquim, los siguientes sacerdotes eran jefes de casas paternas: de la de Seraías: Meraías; de la de Jeremías: Hananías; 13de la de Esdras: Mesullam; de la de Amarías: Johanán; 14de la de Melicú: Jonatán; de la de Sebanías: José; 15de la de Harim: Adná; de la de Meraiot: Helcai; 16de la de Iddó: Zacarías; de la de Ginetón: Mesullam; 17de la de Abías: Sicrí; de la de Miniamín y de Moadías: Piltai; 18de la de Bilgá: Samúa; de la de Semaías: Jonatán; 19de la de Joiarib: Matenai; de la de Jedaías: Ucí; 20de la de Sallai: Callai; de la de Amoc: Eber; 21de la de Helcías: Hasabías; de la de Jedaías: Natanael.

22[3172]En los días de Eliasib, Joaidá, Johanán y Jadúa, reinando Darío el persa, fueron inscritos los levitas, jefes de casas paternas, lo mismo que los sacerdotes. 23Los hijos de Leví, jefes de casas paternas, fueron inscritos en el libro de los anales hasta el tiempo de Johanán, hijo de Eliasib.

24[3173]Príncipes de los levitas eran: Hasabías, Sarabías, Jesúa, hijo de Cadmiel, y sus hermanos que en el coro opuesto cantaban los salmos y alabanzas, por turno, según la disposición de David, varón de Dios. 25Matanías, Bacbuquías, Obadías, Mesullam, Talmón y Acub eran porteros y custodiaban los almacenes en las puertas. 26Estos vivían en tiempo de Joaquín, hijo de Jesúa, hijo de Josadac, y en tiempo de Nehemías, gobernador, y de Esdras, sacerdote escriba.

Dedicación de la muralla

27Con motivo de la dedicación de la muralla de Jerusalén se buscaron levitas por todos sus lugares, a fin de traerlos a Jerusalén, para celebrar la dedicación y la fiesta con alabanzas y cánticos y al son de címbalos, salterios y cítaras. 28Se reunieron, pues, los hijos de los cantores, tanto los de los alrededores de Jerusalén como los de las aldeas de los Netofatitas, 29de Bet-Gilgal y de los campos de Geba y Asmávet; pues los cantores se habían edificado aldeas alrededor de Jerusalén. 30Se purificaron entonces los sacerdotes y los levitas, y luego purificaron al pueblo, las puertas y las murallas.

31[3174]Después mandé que los príncipes de Judá subieran sobre la muralla, y formé dos grandes coros de alabanza; el primero se puso en marcha sobre la muralla, por la mano derecha, hacia la puerta del Estiércol. 32Tras ellos iban Hosaías, con la mitad de los príncipes de Judá, 33y Azarías, Esdras, Mesullam, Judá, Benjamín, Semeías y Jeremías, 34y de los hijos de los sacerdotes, con trompetas: Zacarías, hijo de Jonatán, hijo de Semeías, hijo de Matanías, hijo de Micaías, hijo de Zacur, hijo de Asaf, 35[3175]y sus hermanos: Semeías, Asarel, Milalai, Gilalai, Maai, Natanael, Judá y Hananí, con los instrumentos músicos de David, varón de Dios, y al frente de ellos Esdras escriba. 36A la puerta de la Fuente subieron derechos por las gradas de la ciudad de David, donde se alza la muralla sobre la casa de David, hasta la puerta del Agua, al oriente.

37El segundo coro de alabanzas caminaba sobre la muralla en dirección opuesta, y yo detrás de ellos, con la (otra) mitad del pueblo, por encima de la torre de los Hornos hasta el muro ancho; 38[3176]y sobrepasando la puerta de Efraím, la puerta Vieja, la puerta del Pescado, la torre de Hananeel y la torre de Mea, hasta la puerta de las Ovejas, vino a parar en la puerta de la Cárcel. 39[3177]Después se apostaron los dos coros de alabanzas en la Casa de Dios, como yo también y la mitad de los magistrados conmigo; 40y los sacerdotes Eliaquim, Maasías, Miniamín, Micaías, Elioenai, Zacarías, Hananías con las trompetas; 41y Maasías, Semeías, Eleazar, Ucí, Johanán, Malquías, Elam y Éser. Y cantaron los cantores bajo la dirección de Israhías.

42En aquel día inmolaron muchas víctimas, y reinó gran alegría, porque Dios los había llenado de gran gozo. También las mujeres y los niños se regocijaron, y el alborozo de Jerusalén se oyó desde lejos.

Los tributos para el culto

43En aquel tiempo fueron nombrados intendentes de las cámaras de los tesoros, de las ofrendas alzadas, de las primicias y de los diezmos, para almacenar allí lo proveniente de los territorios de las ciudades, las porciones asignadas por la Ley a los sacerdotes y a los levitas; porque se regocijaba Judá al ver cómo los sacerdotes y levitas 44cumplían en sus puestos el servicio de Dios y el reglamento de las purificaciones, lo mismo que los cantores y porteros, conforme a las disposiciones de David y de Salomón, su hijo. 45[3178]Pues ya en tiempos antiguos, en los días de David y de Asaf, había directores de los cantores y cánticos de alabanzas y de acciones de gracias en honor de Dios. 46En los tiempos de Zorobabel y en los días de Nehemías, todo Israel daba las raciones establecidas para cada día a los cantores y porteros. También a los levitas se daban las cosas consagradas y por medio de los levitas a los hijos de Aarón.

NEHEMÍAS 13

Expulsión de los extranjeros

1[3179]En aquel tiempo, con motivo de la lectura del Libro de Moisés delante del pueblo, hallaron escrito allí que los ammonitas y los moabitas no habían de entrar jamás en la congregación de Dios; 2[3180]porque no fueron al encuentro de los hijos de Israel con pan y agua, antes bien sobornaron contra ellos a Balaam, para que los maldijera, aunque nuestro Dios trocó la maldición en bendición. 3Cuando oyeron esta ley, separaron de Israel a todos los extranjeros.

Expulsión de Tobías

4[3181]Antes de esto, el sacerdote Eliasib, intendente de las cámaras de la Casa de Dios y pariente cercano de Tobías, 5había hecho para este un gran aposento donde antes se depositaban las ofrendas, el incienso, los utensilios, los diezmos del trigo, del vino y del aceite, la porción legal de los levitas, cantores y porteros, y las ofrendas para los sacerdotes.

6[3182]En todo ese tiempo yo no estaba en Jerusalén; porque el año treinta y dos de Artajerjes, rey de Babilonia, volví al rey. Mas pasado cierto tiempo, pedí licencia al rey, 7[3183]y vine a Jerusalén, donde supe el mal que había hecho Eliasib, en favor de Tobías, haciéndole un aposento en los atrios de la Casa de Dios. 8Tuve gran pena, y eché fuera de la cámara todos los muebles de la habitación de Tobías. 9Después mandé que purificasen las cámaras, y volví a poner allí los utensilios de la Casa de Dios, las ofrendas y el incienso.

Remuneraciones de los levitas

10Supe también que los levitas no habían recibido las porciones, y que tanto los levitas como los cantores, que hacían el servicio, se habían huido cada cual a su campo. 11Por eso disputé con los magistrados, y dije: “¿Por qué se ha abandonado la Casa de Dios?” Y reuní a los (fugitivos) y los restablecí en su puesto. 12Entonces todo Judá trajo el diezmo del trigo, del vino y del aceite a los almacenes, 13cuya administración confié a Selemías sacerdote, a Sadoc escriba y a Fedaías, uno de los levitas, a cuyo lado estaba Hanán, hijo de Zacur, hijo de Matanías; porque ellos tenían fama de ser fieles y era de su cargo repartir las porciones entre sus hermanos.

14¡Acuérdate por esto de mí, oh Dios mío, y no borres mis obras piadosas que he hecho por la Casa de mi Dios y por su culto!

La observancia del sábado

15[3184]En aquellos días vi en Judá que algunos pisaban los lagares en sábado, traían gavillas, ponían cargas sobre los asnos, también vino, uvas e higos, y toda suerte de cargas que introducían en Jerusalén en día de sábado. Les hice una advertencia en el mismo día en que vendían los productos. 16Del mismo modo los tirios que vivían en (Jerusalén) traían pescado y toda suerte de mercaderías, vendiéndolas en sábado a los hijos de Judá y en Jerusalén. 17Por lo cual reprendí a los magistrados de Judá, y les dije: “¿Qué acción mala es esta que hacéis, profanando así el sábado? 18¿No hicieron esto nuestros padres, y por eso nuestro Dios hizo venir este mal sobre nosotros y sobre esta ciudad? Vosotros estáis acumulando ira contra Israel, profanando el sábado.”

19[3185]Entonces al caer la obscuridad sobre las puertas de Jerusalén, antes del sábado, mandé que se cerraran las puertas, y que no fueran abiertas hasta después del sábado; y aposté a algunos de mis criados a las puertas, para que no entrase carga alguna en día de sábado. 20Así los negociantes y vendedores de toda clase de mercadería pasaron la noche una o dos veces fuera de Jerusalén. 21Yo les hice advertencia y les dije: “¿Por qué pasáis la noche delante del muro? Si otra vez lo hacéis, voy a prenderos.” Desde entonces no vinieron más en sábado. 22Mandé también a los levitas que se purificasen, y viniesen a guardar las puertas, a fin de santificar el día de sábado.

¡Acuérdate de mí, oh Dios mío, también por esto, y ten piedad de mí según tu gran misericordia!

Contra los matrimonios mixtos

23En ese mismo tiempo vi también a judíos que habían tomado mujeres asdoditas, ammonitas y moabitas. 24[3186]Sus hijos hablaban medio asdodeo y no sabían hablar judío, sino que seguían el lenguaje de uno y otro pueblo. 25Yo los reprendí y los maldije; golpeé a algunos de ellos y les arranqué el cabello, y los conjuré por Dios (diciendo): “No deis vuestras hijas a los hijos de ellos, ni toméis sus hijas para vuestros hijos ni para vosotros. 26¿No pecó en esto mismo Salomón, rey de Israel? Y sin embargo, entre todas las naciones no hubo rey como él; era amado de su Dios y Dios le hizo rey sobre todo Israel; y con todo aun a él le hicieron prevaricar las mujeres extranjeras. 27¿Hemos acaso de acomodarnos a vosotros, que hacéis esta tan grande maldad de pecar contra nuestro Dios, tomando mujeres extranjeras?”

28[3187]Uno de los hijos de Joiadá, hijo de Eliasib, Sumo Sacerdote, era yerno de Sanballat horonita: por eso le eché de mi presencia.

29¡Ácuérdate de ellos, oh Dios mío, para castigarlos por las profanaciones del sacerdocio y del pacto del sacerdocio y de los levitas!

30De esta manera los limpié de todo lo extranjero, ordenando las funciones de los sacerdotes y de los levitas, de cada uno según su ministerio, 31y también lo que se refiere a la ofrenda de la leña en los tiempos determinados, y lo tocante a las primicias.

¡Acuérdate de mí, oh Dios mío, para (mi) bien!

TOBÍAS

# · 1 · 2 · 3 · 4 · 5 · 6 · 7 · 8 · 9 · 10 · 11 · 12 · 13 · 14

INTRODUCCIÓN

El Libro de Tobías es una deliciosa historia, de esas que la delicadeza de Dios parece haber puesto como cebo para encariñarnos con la lectura de la Sagrada Biblia, río de la gracia divina, que procede del Trono de Dios y del Cordero (Apocalipsis 22, 1), como la llama el Papa Benedicto XV, en pos de San Jerónimo.

Tobías, en griego Tobit, se encuentra cautivo en Nínive, unos setecientos años antes de Jesucristo. Brillan en él extraordinariamente las virtudes de la religión, la fe en las divinas promesas, la firme esperanza en Dios, que le da alegría y fortaleza en las pruebas, y la más tierna caridad para con el prójimo. También su hijo, del mismo nombre, es un modelo de hombre recto, lo mismo que su esposa, la joven Sara, en quien se cumplen las palabras de Proverbios 19, 14: “De los padres vienen la casa y los bienes, más la mujer, prudente la da solo el Señor.”

El libro de Tobías forma parte de los libros históricos de la Biblia y pertenece a aquellos escritos de los cuales dice el Cardenal Gomá que podrían llamarse “un tratado de moral en forma histórica” (Biblia y Predicación, página 118). De ahí que algunos exégetas propongan incorporarlo a los libros poético-didácticos. La Iglesia no se ha pronunciado sobre este asunto y permite que los escrituristas estudien esta cuestión, como la del carácter histórico de los libros de Judit y Ester, con tal que se atengan a las normas de la Encíclica “Divino Afflante Spiritu”.

En cuanto a la composición, los dos Tobías mismos parecen ser los autores de este libro, ya que en los tres primeros capítulos de los textos griego y siríaco, Tobías habla en primera persona. Esta opinión se funda también en la versión griega que dice en 12, 20 (19): “Escribid en un libro todo lo acaecido.” Sin embargo, creen muchos expositores que el libro, tal como hoy se presenta, fue redactado en el tiempo en que el hebreo había dejado de ser lengua del pueblo.

El texto original hebreo o arameo se ha perdido, por lo cual seguimos en esta edición la versión hecha por San Jerónimo según el texto arameo. Hemos consultado también la traducción griega, que en general es más larga, especialmente la recensión trasmitida en el Codex Sinaiticus.

El Libro de Tobías es el poema incomparable del feliz hogar cristiano: del viejo hogar de los padres y del nuevo hogar de los hijos. Allí se aprende a practicar las obras de misericordia y se entera de que un Ángel presenta a Dios todo lo que hacemos por auténtica caridad.

TOBÍAS 1

Tobías permanece fiel a la Ley

1[3188]Tobías, de la tribu y ciudad de Neftalí, situada en la Galilea superior, sobre Naasón, detrás del camino que va hacia el Occidente, teniendo a la izquierda la ciudad de Sefet, 2[3189]fue llevado cautivo en tiempo de Salmanasar, rey de los asirios pero a pesar de hallarse en cautiverio no abandonó la senda de la verdad, 3[3190]de suerte que de cuanto tenía, repartía todos los días a los hermanos de su nación, cautivos como él mismo.

4Aunque siendo el más joven de todos los de la tribu de Neftalí, no había nada pueril en sus acciones; 5[3191]de manera que cuando todos iban a los becerros de oro que había hecho Jeroboam, rey de Israel, solo él huía la compañía de todos los demás; 6y se iba a Jerusalén al Templo del Señor, donde adoraba al Señor Dios de Israel, ofreciendo fielmente todas sus primicias y sus diezmos. 7[3192]Cada tercer año repartía a los prosélitos y a los forasteros todo el diezmo. 8Estas y otras cosas semejantes, prescritas por la Ley de Dios, observaba desde jovencito. 9Hombre ya, se casó con una mujer de su tribu, llamada Ana, de la cual tuvo un hijo, a quien puso su nombre, 10[3193]y le enseñó desde la niñez a temer a Dios, y a guardarse de todo pecado.

Su amor al prójimo

11Por eso, cuando fue llevado cautivo con su mujer e hijo y toda su tribu a la ciudad de Nínive, 12[3194]aunque todos comían de los manjares de los gentiles, Tobías guardó pura su alma, sin contaminarse jamás con sus viandas.

13Porque se acordaba del Señor con todo su corazón, Dios le hizo grato a los ojos del rey Salmanasar; 14el cual le dio permiso para ir adonde quisiese, y libertad de hacer cuanto le gustase. 15Iba, pues, a visitar a todos los que estaban en cautiverio, y les daba consejos saludables. 16[3195]Llegado que hubo a Rages, ciudad de los medos, con diez talentos de plata, procedentes de las remuneraciones que había recibido del rey, y 17viendo en necesidad entre la mucha gente de su nación a Gabelo, de su misma tribu, le prestó dicha suma de dinero contra un recibo firmado de su mano.

Conducta heroica de Tobías

18[3196]Al cabo de mucho tiempo, murió el rey Salmanasar, y reinó en su lugar su hijo Senaquerib, que tenía gran odio contra los hijos de Israel. 19Visitaba entonces Tobías cada día a los de su parentela, los consolaba; y repartía a cada uno, según podía, una porción de sus bienes. 20Sustentaba a los hambrientos, vestía a los desnudos, y mostraba gran celo en dar sepultura a los que habían fallecido, o habían sido matados. 21[3197]Cuando el rey Senaquerib, luego que volvió huyendo de Judea a causa de la plaga con que Dios le había castigado por sus blasfemias, mataba en su furor a muchos de los hijos de Israel, Tobías sepultaba sus cadáveres. 22Lo que habiendo llegado a noticia del rey, mandó quitarle la vida y le quitó todos sus bienes. 23[3198]Mas Tobías huyó con su hijo y su mujer, y despojado de todo se escondió, porque tenía muchos amigos.

24Cuarenta y cinco días después asesinaron al rey sus propios hijos. 25Entonces Tobías volvió a su casa, y le fueron restituidos todos sus bienes.

TOBÍAS 2

Dios prueba a Tobías

1[3199]Después de esto, un día festivo del Señor, estando preparada una buena comida en casa de Tobías, 2[3200]dijo este a su hijo: “Vete y trae aquí algunos de nuestra tribu, temerosos de Dios, para que coman con nosotros.” 3Se fue (el hijo), y cuando volvió, contó cómo uno de los hijos de Israel, que había sido matado, yacía en la plaza. Al instante se levantó (Tobías) de la mesa, y dejada la comida, sin probar bocado, fue adonde estaba el cadáver, 4[3201]cargó con él y lo llevó secretamente a su casa, para darle sepultura cautelosamente, después de puesto el sol. 5Ocultado el cadáver, comió el pan entre lágrimas y temblando; 6[3202]pues se acordaba de aquellas palabras que el Señor había dicho por el profeta Amós:

“Vuestros días festivos se convertirán en lamentos y luto.”

7Puesto ya el sol, fue y le dio sepultura.

8Reprendíanle entonces todos sus parientes, diciendo: “Precisamente por esto se dio la orden de quitarte la vida, y apenas escapaste del poder de la muerte; ¿y ahora vas nuevamente a enterrar los cadáveres?” 9Pero Tobías, temiendo a Dios más qué al rey, robaba los cadáveres de los que habían sido muertos, los escondía en su casa, y a medianoche los enterraba.

Ceguera de Tobías

10Un día, después de volver a su casa fatigado de enterrar, se echó junto a la pared, y se adormeció. 11Mientras dormía, le cayó de un nido de golondrinas estiércol caliente sobre los ojos, y se quedó ciego. 12[3203]El Señor permitió que le sobreviniese esta prueba, para que, como el santo Job, diera a los venideros un ejemplo de paciencia. 13Pues, como desde su niñez vivió siempre en temor de Dios, guardando sus mandamientos, no se quejó contra Dios por la desgracia de la ceguedad que había venido sobre él; 14sino que permaneció inquebrantable en el temor de Dios, dándole gracias todos los días de su vida.

15[3204]Así como los reyes insultaban al santo Job, del mismo modo los parientes y los amigos se burlaban de la conducta de Tobías, diciendo: 16“¿Dónde está tu esperanza, por la cual hacías limosnas y dabas sepultura a los muertos?” 17Mas Tobías los reprendía, diciendo: “No habléis de esa manera. 18[3205]Porque nosotros somos hijos de santos y esperamos aquella vida que Dios ha de dar a los que le sirven fielmente.”

Probidad de Tobías

19Ana, su mujer, iba todos los días a tejer, y traía el sustento que podía ganar con el trabajo de sus manos; 20y así sucedió que trajo a casa un cabrito que había recibido. 21[3206]Su marido, al oír el balido del cabrito, dijo: “Mirad que no sea acaso hurtado; restituidlo a sus dueños; porque no nos es lícito comer cosa robada, ni siquiera tocarla.” 22A lo que su mujer, irritada, respondió: “Es evidente que ha fracasado tu esperanza; ahora se ve el fruto de tus limosnas.” 23Con estas y otras semejantes palabras, lo zahería.

TOBÍAS 3

Oración de Tobías

1Entonces, Tobías gimiendo empezó a orar con lágrimas, 2[3207]y dijo: “Justo eres, Señor, y justos son todos tus juicios; todos tus caminos son misericordia, verdad y justicia. 3[3208]Ahora Señor, acuérdate de mí, no tomes venganza de mis pecados, y no traigas a tu memoria mis delitos, ni los de mis padres. 4Por cuanto no hemos obedecido tus mandamientos, por eso hemos sido entregados al saqueo, a la esclavitud y a la muerte, y hemos venido a ser la fábula y el escarnio de todos los pueblos, entre los cuales nos has desparramado. 5Por eso, son ahora tan grandes tus juicios, oh Señor, porque no hemos obrado según tus preceptos, ni procedido sinceramente delante de Ti. 6Y ahora, Señor, haz conmigo conforme a tu voluntad; y manda que sea recibido en paz mi espíritu; pues mejor me es morir que vivir.”

Aflicción de Sara

7[3209]Aquel mismo día aconteció en Rages, ciudad de la Media, que Sara, hija de Ragüel, oyó las injurias de una de las criadas de su padre; 8porque (Sara) había sido dada en matrimonio a siete maridos, y un demonio llamado Asmodeo les había quitado la vida luego que entraron a ella. 9Cuando reprendió a la muchacha por una falta, esta le replicó diciendo: “Nunca jamás veamos sobre la tierra hijo ni hija nacida de ti, homicida que eres de tus maridos. 10[3210]¿Por ventura quieres matarme también a mí, como has hecho ya con siete maridos?” Oyendo estas palabras subió Sara al cuarto más alto de su casa, donde pasó tres días y tres noches sin comer y beber.

Oración de Sara

11Y perseverando en oración suplicaba a Dios con lágrimas que la librase de este oprobio. 12Al tercer día concluyó su oración, y bendiciendo al Señor, 13[3211]dijo: “Bendito sea tu nombre, oh Dios de nuestros padres, que después de haberte enojado usas de misericordia, y en tiempo de la tribulación perdonas los pecados a los que te invocan. 14A Ti, Señor, vuelvo mi rostro, a Ti levanto mis ojos. 15Te ruego, Señor, que me libres del lazo de este oprobio, o que por lo menos me saques de este mundo. 16[3212]Tú sabes, Señor, que nunca he codiciado varón y que he conservado mi alma limpia de toda concupiscencia. 17Jamás estuve con gente frívola, ni tuve trato con los que se portan livianamente. 18Si consentí en tomar marido, fue en tu temor, y no por un afecto sensual mío. 19Así que, o yo fui indigna de ellos, o acaso ellos no fueron dignos de mí; porque me has reservado Tú tal vez para otro esposo. 20Pues tus designios sobrepujan la capacidad de los hombres. 21[3213]Mas esto es seguro que todo aquel que Te adora y cuya vida ha sido aprobada, será coronado; que en caso de haber sido atribulado será librado, y si el castigo descargare sobre él, podrá acogerse a tu misericordia. 22Porque Tú no te deleitas en nuestra perdición; puesto que después de la tempestad das la bonanza, y después de las lágrimas y el llanto, infundes la alegría. 23¡Oh Dios de Israel, bendito sea tu nombre por los siglos!”

24Fueron oídas al mismo tiempo las plegarias de ambos en la presencia de la majestad del soberano Dios; 25[3214]y fue enviado Rafael, el santo ángel del Señor, para que sanase a ambos, cuyas oraciones habían sido presentadas a un tiempo delante del Señor.

TOBÍAS 4

Tobías da consejos a su hijo

1[3215]Creyendo Tobías que Dios había oído su oración en el sentido de que le concediera la muerte, llamó cerca de sí a su hijo Tobías, 2y le dijo:

“Escucha, hijo mío, las palabras de mi boca, y asiéntalas como fundamento en tu corazón. 3Luego que Dios recibiere mi alma, entierra mi cuerpo y honrarás a tu madre todos los días de su vida. 4No te olvides, cuáles y cuántos peligros ella ha soportado por ti llevándote en su seno. 5Y cuando ella (haya) también acabado el tiempo de su vida, la enterrarás junto a mí.

6Ten a Dios en tu mente todos los días de tu vida, y guárdate de consentir jamás en pecado y de quebrantar los mandamientos del Señor Dios nuestro.

7[3216]Da limosna de tus bienes, y no apartes tu rostro de ningún pobre; así conseguirás que tampoco de ti se aparte el rostro del Señor. 8Usa de misericordia con todas tus fuerzas. 9Si tienes mucho, da con abundancia; si poco, procura dar de buena gana aun lo poco; 10pues con eso te atesoras una gran recompensa para el día de la angustia. 11Porque la limosna libra de todo pecado y de la muerte, y no dejará caer el alma en las tinieblas. 12La limosna será motivo de gran confianza delante del altísimo Dios para todos los que la hacen.

13Guárdate, hijo mío, de toda fornicación, y fuera de tu mujer, nunca cometas el delito (de conocer a otra).

14[3217]No permitas jamás que la soberbia domine en tu corazón o en tus palabras, porque de ella tomó principio toda perdición,

15[3218]A todo aquel que haya trabajado algo por ti, dale en seguida su jornal, y de ningún modo quede en tu poder el salario de tu jornalero.

16[3219]No hagas jamás a otro lo que no quieres que otro te haga a ti.

17Come tu pan con los hambrientos y menesterosos, y con tus vestidos cubre a los desnudos.

18[3220]Pon tu pan y tu vino sobre el sepulcro del justo, y no comas ni bebas de ello con los pecadores.

19Pide siempre consejo al hombre sabio.

20[3221]Alaba al Señor en todo tiempo; y pídele que dirija tus pasos, para que todos tus propósitos tengan en Él su fundamento.

21Te comunico también, hijo mío, que siendo tú aún niño, presté diez talentos de plata a Gabelo, en Rages, ciudad de los medos, y tengo en mi poder el recibo firmado de su mano. 22Por tanto procura el modo de ir allá, y de cobrarle dicha suma de dinero, devolviéndole el recibo firmado de su mano.

23No temas, hijo mío. Es verdad que pasamos una vida pobre, pero tendremos muchos bienes, si apartándonos de todo pecado tememos a Dios y hacemos el bien.”

TOBÍAS 5

El ángel Rafael compañero de viaje

1Entonces respondió Tobías a su padre, y dijo: “Padre, todo lo que me has mandado, lo haré. 2Pero no sé cómo he de cobrar ese dinero (de Gabelo); pues él no me conoce a mí, ni yo le conozco a él. ¿Qué señal le daré? Ni siquiera conozco el camino para ir allá.”

3A lo que su padre le contestó, diciendo: “Tengo en mi poder el recibo firmado de su mano; cuando se lo mostrares, te pagará al instante. 4Mas anda ahora, y búscate algún hombre fiel que vaya contigo, recibiendo en pago un salario correspondiente, para que hagas esta cobranza mientras yo vivo todavía.”

5[3222]Salió Tobías y encontró un gallardo joven, que estaba ya con el vestido ceñido, y como dispuesto a emprender viaje. 6Sin saber que era un ángel de Dios, le saludó, y dijo: “¿De dónde eres, buen muchacho?” 7[3223]El respondió: “De los hijos de Israel.” Tobías le replicó: “¿Sabes el camino que va al país de los medos?” 8“Sí que lo sé, respondió el otro; muchas veces he recorrido todos aquellos caminos, y me he hospedado en casa de Gabelo, nuestro hermano, que vive en Rages, ciudad de los medos, situada en la montaña de Ecbátana. 9Tobías le dijo: “Aguárdame, te ruego, que voy a dar aviso de todo esto a mi padre.”

10Entró entonces Tobías en casa, y se lo dijo todo a su padre. De lo cual admirado el padre, le rogó que entrase en su casa. 11[3224]Entró y saludó a Tobías, diciendo: “Sea siempre contigo la alegría.” 12Respondió Tobías: “¿Qué alegría puedo tener yo que vivo en tinieblas y no veo la luz del cielo?” 13Replicó el joven: “Ten buen ánimo, pronto serás sanado por Dios.” 14Tobías le preguntó: “¿Podrás acaso llevar a mi hijo a casa de Gabelo, en Rages, ciudad de los medos? Yo te pagaré tu salario cuando vuelvas.” 15Contestó el ángel: “Yo le llevaré, y te lo volveré a traer aquí.” 16Tobías le dijo: “Dime, te ruego, ¿de qué familia o de qué tribu eres tú?” 17[3225]Y el ángel le respondió Rafael: “¿Averiguas tú acaso el linaje del jornalero, o la persona del jornalero que ha de ir con tu hijo? 18[3226]Mas por no dejarte en inquietud (te digo): yo soy Azarías, hijo de Ananías el grande.” 19Dijo entonces Tobías: “Tú eres de noble linaje. Te ruego que no tomes a mal el que haya querido saber tu ascendencia.” 20El ángel le replicó: “Yo llevaré sano a tu hijo, y sano te lo volveré a traer.” 21[3227]Respondió Tobías y dijo: “Id en buena hora; Dios bendiga vuestro viaje, y su ángel vaya en vuestra compañía.” 22Despues de haber preparado todo lo necesario para el viaje, se despidió Tobías de su padre y de su madre, y los dos se pusieron en camino.

Aflicción de la madre

23Partidos que fueron, la madre comenzó a llorar y decir: “Nos has quitado el báculo de nuestra vejez, enviándolo lejos de nosotros. 24¡Ojalá que nunca hubiera habido tal dinero, por el cual lo has enviado! 25Porque nosotros estábamos contentos en nuestra pobreza, y teníamos por riqueza el ver a nuestro hijo.” 26Tobías le respondió: “No llores; nuestro hijo llegará salvo, y salvo volverá a nosotros, y tus ojos lo verán; 27[3228]pues creo que un buen ángel de Dios lo acompaña, disponiendo bien de todo lo que le pase, a fin de que vuelva con gozo a nuestra casa.” 28A estas palabras cesó la madre de llorar, y se calló.

TOBÍAS 6

Tobías es salvado por el ángel

1Partió Tobías, seguido del perro, e hizo su primera parada junto al río Tigris. 2[3229]Cuando salió para lavarse los pies, he aquí que un pez enorme se lanzó sobre él para devorarlo. 3Viéndolo Tobías se asustó y dio un gran grito, diciendo: “¡Señor, que me embiste!” 4El ángel le dijo: “Agárralo de las agallas, y tíralo hacia ti.” Lo hizo, y arrastrando lo sacó a lo seco, y (el pez) empezó a palpitar a sus pies. 5Entonces le dijo el ángel: “Desentraña ese pez, y guarda su corazón, la hiel y el hígado; pues estas cosas son necesarias para hacer útiles remedios.” 6[3230]Hizo así, y asó (parte de) la carne del pez, que llevaron para el camino. Después salaron el resto para que les sirviese hasta llegar a Rages, ciudad de los medos.

7Entonces Tobías preguntó al ángel diciendo: “Dime, te ruego, hermano mío Azarías, ¿qué virtud curativa tienen estas partes del pez, que me has mandado guardar?” 8[3231]A lo que respondió el ángel, y le dijo: “Si pones sobre las brasas un pedacito del corazón del pez, su humo ahuyenta todo género de demonios, ya sea del hombre, ya de la mujer, de tal manera que no se acercan más a ellos. 9La hiel sirve para untar los ojos cubiertos de catarata, y sanarán.”

10Preguntó Tobías al ángel: “¿Dónde quieres que nos hospedemos?” 11El ángel le respondió: “Aquí vive un hombre llamado Ragüel, pariente tuyo, de tu tribu, el cual tiene una hija llamada Sara, y no tiene otro hijo ni hija fuera de ella. 12[3232]A ti te tocan todos sus bienes, y tú debes tomarla por mujer; 13pídesela, pues, a su padre, y te la dará por mujer.”

Instrucción sobre el matrimonio

14Entonces Tobías respondió y dijo: “Tengo entendido que ella ha sido dada a siete maridos, y que estos han fallecido; y aun he oído decir que los ha matado un demonio. 15Temo que también a mí me suceda lo mismo, y que siendo yo hijo único de mis padres, lleve yo su vejez con dolor al sepulcro.” 16[3233]Entonces le dijo el ángel Rafael: “Óyeme, y te enseñaré cuáles son aquellos sobre quienes tiene potestad el demonio. 17Son los que abrazan con tal disposición el matrimonio, que apartan de sí y de su mente a Dios, dejándose llevar de su pasión, como el caballo y el mulo que no tienen entendimiento; esos son sobre quienes tiene poder el demonio. 18[3234]Mas tú, cuando la hubieres tomado por mujer, y hayas entrado en el aposento, no llegues a ella en tres días, y no pienses en otra cosa sino en hacer oración en compañía de ella. 19En la primera noche, quemarás el hígado del pez, y será ahuyentado el demonio. 20En la segunda noche serás admitido en la unión de los santos patriarcas. 21En la tercera alcanzarás la bendición para que de vosotros nazcan hijos sanos. 22Pasada la tercera noche, recibirás la doncella en el temor del Señor, llevado más bien del deseo de tener hijos, que de la pasión, para que consigas en tus hijos la bendición reservada al linaje de Abrahán.”

TOBÍAS 7

Tobías en casa de Ragüel

1Entraron en casa de Ragüel, el cual los recibió con alegría. 2Y mirando Ragüel a Tobías, dijo a Ana, su mujer: “¡Cuan parecido es este joven a mi primo hermano!” 3Dicho esto, les preguntó: “¿De dónde sois, oh jóvenes, hermanos nuestros?” Respondieron: “Somos de la tribu de Neftalí, de los cautivos de Nínive.” 4Ragüel les dijo: “¿Conocéis a Tobías, mi primo hermano?” “Le conocemos”, respondieron ellos. 5Y mientras (Ragüel) hablaba mucho bueno de (Tobías), el ángel dijo a Ragüel: “Ese Tobías, por quien preguntas, es el padre de este.” 6Entonces Ragüel se echó sobre él, le besó con lágrimas; y sollozando sobre su cuello, 7[3235]dijo: “Bendito seas tú, hijo mío, porque eres hijo de un varón bueno, muy bueno.” 8Lloraron también Ana, su mujer, y Sara, hija de ambos.

Tobías toma a Sara por esposa

9Después de hablar así, mandó Ragüel matar un carnero y preparar un convite. Y como les instase a que se sentasen a la mesa, 10dijo Tobías: “Yo no comeré ni beberé hoy aquí, si antes no me otorgas mi petición y prometes darme a Sara, tu hija.” 11Al oír estas palabras, se pasmó Ragüel, sabiendo lo que había sucedido a los siete maridos que se habían casado con ella; y comenzó a temer que también a este sucediera lo mismo. Estando perplejo y sin dar respuesta al que preguntaba, 12[3236]dijo el ángel a Ragüel: “No temas dársela; porque a este que teme a Dios debe darse tu hija por mujer; por eso ningún otro ha podido poseerla” 13Dijo entonces Ragüel: “No dudo que Dios ha admitido mis oraciones y lágrimas en su presencia, 14[3237]y creo que por esto os ha traído a mi casa, a fin de que esta reciba esposo de su parentela, según la Ley de Moisés. No tengas, pues, duda de que te la daré.”

Celebración del matrimonio

15[3238]Y tomando la mano derecha de su hija, la puso en la derecha de Tobías, y dijo: “El Dios de Abrahán, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob sea con vosotros; Él os junte y cumpla en vosotros su bendición.” 16Luego, tomando papel, hicieron la escritura matrimonial. 17Después celebraron el convite, bendiciendo a Dios.

18Luego llamó Ragüel a Ana, su mujer, y le mandó que preparase otro aposento. 19Ella introdujo allí a su hija Sara, que se puso a llorar. 20[3239]Mas ella le dijo: “Ten buen ánimo, hija mía El Señor del cielo te llene de gozo, en lugar del disgusto que has sufrido.”

TOBÍAS 8

Conjuración del demonio

1Acabada la cena, condujeron al joven al aposento de la esposa. 2Entonces Tobías, acordándose de las advertencias del ángel, sacó de su alforja un pedazo del hígado, y lo puso sobre unos carbones encendidos. 3[3240]Con eso el ángel Rafael apresó al demonio y le confinó en el desierto del Egipto superior.

4[3241]Tobías, por su parte, exhortó a la doncella, y le dijo: “Levántate, Sara, y hagamos oración a Dios hoy y mañana y pasado mañana; porque estas tres noches nos uniremos con Dios, y pasada la tercera noche haremos vida maridable; 5[3242]pues somos hijos de santos, y no podemos unirnos a manera de los gentiles, que no conocen a Dios.” 6Y levantándose juntos, oraban ambos a una, para que les fuese dada salud. 7Dijo Tobías: “Oh Señor Dios de nuestros padres, te bendigan los cielos y la tierra, el mar, las fuentes, los ríos y todas tus creaturas que hay en ellos. 8Tú formaste a Adán del lodo de la tierra, y le diste a Eva para que le ayudase. 9Ahora pues, Señor, Tú sabes que no llevado por lujuria tomo a esta mi hermana por esposa, sino por el solo deseo de tener hijos en los que sea bendito tu nombre por los siglos de los siglos.” 10También Sara oró: “Ten misericordia de nosotros, oh Señor, ten misericordia de nosotros, para que ambos lleguemos sanos a la vejez.”

Salvación milagrosa de los esposos

11A la hora del canto del gallo Ragüel mandó llamar a sus criados, y fueron con él a abrir una sepultura. 12Pues se decía: “Le habrá sucedido probablemente lo mismo que a los otros siete maridos que entraron a ella.” 13Preparada la fosa, volvió Ragüel a casa, y dijo a su mujer: 14“Envía una de tus criadas a ver si ha muerto, para enterrarlo antes que amanezca.” 15Envió ella a una de sus criadas; la cual entrando en el aposento, los halló sanos y salvos, durmiendo ambos igualmente. 16VoIvió a dar la buena noticia, y tanto Ragüel como Ana, su mujer, alabaron a Dios, 17y dijeron: “Te alabamos, Señor Dios de Israel, porque no ha sucedido lo que pensábamos. 18Pues nos has mostrado tu misericordia, echando de nosotros al enemigo que nos perseguía. 19[3243]Has tenido compasión de los dos (hijos) únicos. Haz, Señor, que te bendigan ellos más y más, y te ofrezcan un sacrificio de alabanza por su salud, para que conozca el mundo entero, que Tú solo eres Dios en toda la tierra.” 20Al instante mandó Ragüel a sus siervos que antes que amaneciese rellenasen la fosa que habían abierto.

El convite de bodas

21[3244]Y dijo a su mujer que preparase un convite y dispusiese todas las provisiones necesarias como para los que emprenden viaje. 22Hizo también matar dos vacas gordas y cuatro carneros, y mandó que fuesen convidados todos sus vecinos y todos sus amigos. 23Y Ragüel hizo jurar a Tobías que se quedaría en su casa dos semanas más. 24De todo lo que poseía Ragüel dio la mitad a Tobías, e hizo escritura, para que la otra mitad, luego de muertos él y su mujer, fuese propiedad de Tobías.

TOBÍAS 9

El ángel va a Rages para cobrar el dinero

1Entonces Tobías llamó aparte al ángel a quien tenía por un hombre, y le dijo: “Hermano Azarías, te suplico que oigas mis palabras. 2[3245]Aun cuando yo me diese a ti por esclavo, no podría pagar como debo tu cuidado. 3[3246]Esto no obstante te ruego que tomes caballerías y criados, para ir a Rages, ciudad de los medos, donde devolverás a Gabelo su recibo recobrando de él el dinero, y le convidarás a venir a mis bodas. 4Porque bien sabes tú mismo que mi padre está contando los días y si tardo un día más se afligirá su alma. 5Has visto también cómo me ha hecho jurar Ragüel, cuyo juramento no puedo tener en poco. 6Entonces Rafael, tomando cuatro criados de Ragüel y dos camellos, se encaminó a Rages, ciudad de los medos, y habiendo hallado a Gabelo le devolvió el recibo, y cobró de él todo el dinero. 7Y le contó todo lo que había pasado con Tobías, hijo de Tobías; y le llevó consigo (para asistir) a las bodas.

Gabelo en casa de Ragüel

8[3247]Al llegar (Gabelo) a casa de Ragüel, encontró a Tobías sentado a la mesa; el cual se levantó al punto, y los dos se besaron. Gabelo lloró, y alabando a Dios 9[3248]dijo: “Te bendiga el Dios de Israel, pues eres hijo de un hombre muy bueno, justo, y temeroso de Dios, y que reparte muchas limosnas. 10Que esta bendición se extienda sobre tu esposa, y sobre vuestros padres; 11y que veáis a vuestros hijos y a los hijos de vuestros hijos, hasta la tercera y cuarta generación; y sea vuestra descendencia bendita del Dios de Israel, que reina por los siglos de los siglos.” 12Y todos respondieron: “Amén”; y se pusieron a la mesa para celebrar con temor de Dios el convite de bodas.

TOBÍAS 10

Ansia de los padres de Tobías

1[3249]Mas como tardase Tobías, por razón de las bodas, estaba su padre Tobías con ansiedades, y decía: “¿Quién sabe por qué tarda mi hijo, o por qué se ha detenido allí? 2¿Ha muerto tal vez Gabelo, y no hay quien le devuelva el dinero?” 3Con esto empezó a afligirse sobremanera, y con él su mujer Ana. Ambos se pusieron a llorar juntamente porque su hijo no volvía a ellos al tiempo señalado. 4Su madre derramaba sin cesar lágrimas, y decía: “¡Ay, ay de mí, hijo mío! ¿Para qué te hemos enviado a lejanas tierras, lumbrera de nuestros ojos, báculo de nuestra vejez, consuelo de nuestra vida, esperanza de nuestra posteridad? 5Teniendo en ti solo todas las cosas juntas, no te debíamos dejar ir de nosotros.” 6Mas Tobías le decía: “Cálmate y no te inquietes; a nuestro hijo le va bien; es muy fiel el varón aquel con quien le enviamos.” 7Pero ella no se dejaba consolar, antes saliendo cada día fuera miraba hacia todas partes, y recorría todos los caminos por donde se esperaba que pudiera volver, para verlo venir, si posible fuese, desde lejos.

Tobías se despide de Ragüel

8Entretanto Ragüel decía a su yerno: “Quédate aquí, que yo enviaré a tu padre Tobías noticias de tu salud.” 9Tobías le respondió: “Yo sé que mi padre y mi madre están ahora contando los días y que su espíritu se consume en ansiedades.” 10Y después de haber hecho Ragüel repetidas instancias a Tobías, sin que este en lo más mínimo oyera sus razones, le entregó a Sara, con la mitad de su hacienda en siervos y siervas, en ganados, en camellos, en vacas, y con una gran cantidad de dinero. Así le dejó ir de su casa, sano y gozoso, 11[3250]diciendo: “El santo ángel del Señor os acompañe en vuestro viaje, y os conduzca sanos y salvos. Que halléis en próspero estado todas las cosas en casa de vuestros padres, y puedan ver mis ojos, antes que muera, a vuestros hijos.” 12Y tomando los padres a su hija, la besaron y la dejaron ir; 13[3251]amonestándola que honrase a sus suegros, amase al marido, cuidase de su familia, gobernase la casa y se portase de un modo irreprensible.

TOBÍAS 11

Vuelta de Tobías a sus padres

1[3252]Regresaron y llegaron en once días a Harán, situada a mitad del camino que va a Nínive. 2Y dijo el ángel: “Hermano Tobías, bien sabes en qué estado has dejado a tu padre. 3Por eso, si te parece, adelantémonos y vengan siguiendo poco a poco los criados con tu mujer y los animales.” 4Le pareció bien caminar así; y Rafael dijo a Tobías: “Toma contigo de la hiel del pez, porque será necesaria.” Tomó Tobías de aquella hiel, y se marcharon.

5[3253]Entretanto Ana iba todos los días a sentarse cerca del camino, en la cima de una colina, desde donde podía mirar muy lejos. 6Atalayando una vez desde allí a ver si venía su hijo, lo vio de lejos, y reconociendo inmediatamente que el que venía era su hijo, corrió a dar la noticia a su marido, diciendo: “Mira que viene tu hijo.”

7[3254]Entonces dijo Rafael a Tobías: “Cuando entrares en tu casa, adora en seguida al Señor, Dios tuyo; y dándole gracias, acércate a tu padre y bésalo; 8y al instante unge sus ojos con esta hiel del pez, que llevas contigo; pues has de saber que luego se abrirán sus ojos, y verá tu padre la luz del cielo y se alegrará al verte.”

9[3255]En esto el perro que los había acompañado en el viaje, se adelantó corriendo; y como si viniese a traer una nueva, se alegraba haciendo halagos con su cola. 10Levantose entonces el padre ciego y empezó a correr, más tropezando con los pies, dio la mano a un criado y salió a recibir a su hijo. 11Lo abrazó y lo besó, haciendo lo mismo la madre, y ambos comenzaron a llorar de gozo. 12Después de haber adorado a Dios y dado gracias se sentaron.

El hijo cura al padre

13[3256]Entonces Tobías, tomando de la hiel del pez, ungió los ojos de su padre. 14Estuvo este esperando casi media hora, cuando he aquí que empezó a desprenderse de sus ojos la catarata, semejante a una membrana de huevo. 15Tobías la asió y se la sacó de los ojos; y al punto recobró la vista. 16Y daban gloria a Dios, tanto él como su mujer, y todos sus conocidos. 17[3257]Tobías decía: “Te bendigo, oh Señor Dios de Israel, porque Tú me has castigado, y Tú me has sanado; y he aquí que yo veo ya a mi hijo Tobías.”

Llegada de Sara

18[3258]Al cabo de siete días llegó también Sara, mujer de su hijo, con toda la comitiva, en buena salud, y los ganados, los camellos, y el mucho dinero de la mujer, además de la suma cobrada de Gabelo. 19Y contó (Tobías) a sus padres todos los beneficios recibidos de parte de Dios por medio de aquel varón que le había guiado. 20[3259]Vinieron después Aquior y Nabat, primos hermanos de Tobías, a alegrarse y congratularse con él por todos los favores que Dios le había hecho. 21Tuvieron banquetes por espacio de siete días, y se regocijaron todos con gran alegría.

TOBÍAS 12

El ángel se da a conocer

1Entonces Tobías llamó aparte a su hijo, y le dijo: “¿Qué podemos dar a este santo varón que ha ido contigo?” 2Respondiendo Tobías, dijo a su padre: “Oh padre, ¿qué salario le daremos? ¿O qué cosa podría considerarse como equivalente de sus beneficios? 3[3260]Pues él me ha llevado y traído sano, cobró el dinero de Gabelo, me proporcionó esposa y ahuyentó de ella al demonio, causando alegría a sus padres; él me libró del pez que me iba a tragar, a ti te ha hecho ver la luz del cielo, y hemos sido colmados por medio de él de todos los bienes. ¿Qué podremos darle que corresponda a tantos favores? 4Mas yo te pido, padre mío, que le preguntes si por ventura se dignará tomar para sí la mitad de todo lo que hemos traído.” 5Llamándolo aparte el padre y el hijo empezaron a rogarle que se dignase aceptar la mitad de todo lo que habían traído.

6Entonces el ángel, estando solo con ellos, les dijo: “Bendecid al Dios del cielo, y glorificadle delante de todos los vivientes, pues ha mostrado en vosotros su misericordia. 7[3261]Porque así como es bueno guardar el secreto del rey, así es cosa honorífica revelar y pregonar las obras de Dios. 8Buena es la oración con el ayuno, y mejor la limosna que acumular tesoros de oro; 9[3262]porque la limosna libra de la muerte, y es ella que borra pecados y hace hallar misericordia y vida eterna. 10[3263]Mas los que cometen pecado e iniquidad, son enemigos de su propia alma. 11Por eso voy a manifestaros la verdad, sin encubriros lo que ha estado oculto. 12Cuando tú orabas con lágrimas y enterrabas a los muertos y dejabas tu comida y escondías de día los muertos en tu casa y los sepultabas de noche, yo presentaba tu oración al Señor. 13[3264]Y por lo mismo que eras acepto a Dios, fue necesario que la tentación te probase. 14Ahora el Señor me envió a sanarte a ti, y a librar del demonio a Sara, mujer de tu hijo. 15[3265]Porque yo soy el ángel Rafael, uno de los siete que asistimos delante del Señor.”

16Cuando oyeron estas palabras, quedaron turbados y temblando cayeron en tierra sobre su rostro. 17Pero el ángel les dijo: “La paz sea con vosotros, no temáis. 18Pues cuando estaba yo con vosotros, estaba por voluntad de Dios. Bendecid a Él y cantad sus alabanzas. 19[3266]Vosotros creíais por cierto que yo comía y bebía con vosotros; más yo me sustento de un manjar invisible y de una bebida que no puede ser vista de los hombres. 20Ya es tiempo de que me vuelva al que me ha enviado; vosotros, empero, bendecid a Dios, y pregonad todas sus maravillas.”

21Dicho esto desapareció de su vista, y no pudieron ya verlo más. 22Entonces, postrados sobre su rostro durante tres horas, bendijeron a Dios. Después se levantaron y contaron todas estas maravillas.

TOBÍAS 13

Cántico de Tobías

1[3267]Tobías el anciano abrió su boca, y bendiciendo al Señor dijo:

“Grande eres Tú, oh Señor, por siempre,

y tu reino dura por todos los siglos.

2Porque Tú castigas y salvas;

Tú conduces al sepulcro, y sacas de él,

y no hay quien escape de tus manos.

3Bendecid al Señor; hijos de Israel,

y alabadle ante las naciones.

4[3268]Pues por eso os ha esparcido

entre las gentes que no lo conocen,

para que contéis sus maravillas,

y les enseñéis que fuera de Él

no hay otro Dios todopoderoso.

5[3269]Él nos ha castigado

por nuestras iniquidades,

y Él nos salvará por su misericordia.

6Mirad lo que ha hecho por nosotros;

alabadle con temor y temblor,

y glorificad con vuestras obras

al rey de los siglos.

7Yo le ensalzaré

en la tierra de mi cautiverio,

pues ha manifestado su majestad

sobre una nación pecadora.

8Convertíos oh pecadores,

y haced lo que es justo ante Dios,

seguros de que os hará misericordia.

9[3270]En cuanto a mí,

yo y mi alma en Él nos alegraremos.

10Bendecid al Señor

todos sus escogidos,

celebrad días de alegría y loadle.

11[3271]Jerusalén, ciudad de Dios,

el Señor te ha castigado

por lo que has hecho.

12[3272]Glorifica al Señor

con tus buenas obras,

y bendice al Dios de los siglos,

para que reedifique en ti su morada

y te restituya todos los cautivos,

y te goces por todos los siglos de los siglos.

13[3273]Brillarás con luz esplendorosa,

y todos los países de la tierra

se prosternarán delante de ti.

14[3274]Vendrán a ti naciones lejanas;

trayendo dones adorarán en ti al Señor,

y tendrán tu tierra por santuario.

15Porque dentro de ti

invocarán el gran Nombre.

16[3275]Malditos los que te desprecian;

serán condenados

todos los que te blasfemaren

y benditos los que te reedifiquen.

17Te regocijarás en tus hijos,

porque todos serán benditos

y se reunirán con el Señor.

18Dichosos todos los que te aman

y se regocijan por tu paz.

19[3276]Alma mía, bendice al Señor;

pues Él, el Señor Dios nuestro,

ha librado a Jerusalén, su ciudad,

de todas sus tribulaciones.

20Dichoso seré yo,

si quedaren reliquias de mi linaje

para ver el esplendor de Jerusalén.

21[3277]De zafiros y de esmeraldas

se harán las puertas de Jerusalén,

y de piedras preciosas

todo el circuito de sus muros.

22Con piedras blancas y limpias

serán enlosadas todas sus calles

y en todos sus barrios se cantará Aleluya.

23Bendito sea el Señor

que la ha ensalzado,

y sea su reino en ella

por los siglos de los siglos. Amén.”

TOBÍAS 14

Últimos años de Tobías

1Así terminó Tobías su cántico.

Cuarenta y dos años vivió Tobías después de recobrada la vista, y viendo a los hijos de sus nietos; 2cumplió ciento dos años hasta que fue sepultado con honores en Nínive. 3Porque a los cincuenta y seis años perdió la vista, y a los sesenta la recobró. 4[3278]Pasó en gozo el resto de su vida; y habiendo hecho grandes progresos en el temor de Dios, vino a descansar en paz.

5A la hora de su muerte llamó a sí a su hijo Tobías y a los siete jóvenes hijos de este, nietos suyos, y les dijo: 6“La ruina de Nínive está cerca; pues la palabra del Señor no dejará de cumplirse; nuestros hermanos que están dispersos fuera de la tierra de Israel, volverán a ella; 7[3279]será repoblada toda su tierra desierta, y reedificada de nuevo la casa de Dios, que fue allí entregada a las llamas. Volverán allá todos los que temen a Dios; 8[3280]los gentiles abandonarán sus ídolos y vendrán a Jerusalén para morar en ella. 9Allí se regocijarán todos los reyes de la tierra, adorando al Rey de Israel. 10Escuchad, hijos míos, a vuestro padre; servid al Señor en verdad y buscad cómo hacer lo que le es agradable. 11Encomendad a vuestros hijos que practiquen la justicia y den limosnas; que tengan presente a Dios y le bendigan en todo tiempo sinceramente y con todo esfuerzo. 12Ahora oídme, hijos míos. No queráis permanecer aquí; el día mismo en que hubiereis sepultado a vuestra madre junto a mí, en la misma sepultura, en ese día disponed vuestro viaje para salir de aquí. 13Porque yo veo que la iniquidad llevará a esta (ciudad) a la ruina.”

Conclusión

14En efecto, después de la muerte de su madre, se retiró Tobías (el hijo) de Nínive con su mujer, sus hijos y los hijos de sus hijos, y se volvió a sus suegros; 15a los cuales halló sanos y salvos, en dichosa vejez. Cuidó de ellos, y el mismo les cerró los ojos. Recibió toda la herencia de la casa de Ragüel, y vio a los hijos de sus hijos hasta la quinta generación. 16[3281]Después que hubo cumplido noventa y nueve años en el temor del Señor, le sepultaron con alegría. 17Toda su parentela y todos sus descendientes perseveraron en el bien vivir y en el ejercicio de obras santas; de manera que fueron gratos a Dios y a los hombres, y a todos los habitantes de aquel país.

JUDIT

# · 1 · 2 · 3 · 4 · 5 · 6 · 7 · 8 · 9 · 10 · 11 · 12 · 13 · 14 · 15 · 16

INTRODUCCIÓN

El libro de Judit tiene por objeto confortar a los israelitas, dándoles a conocer en un hecho histórico la milagrosa ayuda que Dios presta a su pueblo.

Judit, una viuda de la tribu de Simeón, que habitaba en la ciudad de Betulia, sitiada por el general asirio Holofernes, habiendo oído que los magistrados iban a entregar la ciudad al enemigo, promete libertar a su pueblo. Se viste con sus mejores galas, y acompañada de una sirvienta, sale en dirección al campo de los asirios. Conducida a la presencia de Holofernes, logra ganar su simpatía y engañarlo de tal manera que la invita a un festín. Llegada la noche, Judit le corta la cabeza, regresa a Betulia y cuelga la cabeza de Holofernes de la muralla de la ciudad. Los asirios al ver el cadáver ensangrentado de su general emprenden la fuga.

“La historicidad de estos hechos ha sido atacada por muchos, entre los que se colocaron también algunos católicos. Hay tres opiniones sobre el carácter histórico o no-histórico de este libro. Unos lo toman en sentido estrictamente histórico, otros le atribuyen carácter didáctico o parenético, y otros mezclan los dos géneros literarios, es decir, consideran el libro como histórico en sentido general, pero no en los detalles. Falta, pues, determinar el carácter literario de este libro, asunto que debe resolverse en conformidad con la luminosa doctrina expresada en la Encíclica de Pío XII: «Divino Afflante Spiritu» (Nácar-Colunga).”

Para los defensores de la historicidad, la época de los sucesos es aquel triste período, en que el rey Manasés fue llevado cautivo a Babilonia (cf. II Paralipómenos 33, 11), lo que explica que Judá estaba sin jefe (no existiendo tampoco el reino de Israel) (cf. IV Reyes capítulo 11).

También sobre el tiempo de la composición divergen las opiniones entre los exégetas católicos. Parece seguro que fue escrito en tiempo postexílico, o sea, después del cautiverio de Babilonia. Por otra parte, hay que reconocer la frescura del relato y la precisión de los datos genealógicos (1, 8), geográficos (1, 6-8; 2, 12-17; 3, 1-14; 4, 3 y 5), cronológicos (2, 1; 8, 4; 16, 28), históricos (1, 3-10), etc., que su ignorado autor —un judío de Palestina— conocía bien a fondo.

Las versiones, como en el Libro de Tobías, son varias y distintas en los detalles, no existiendo el original, que parece haber sido hebreo o arameo.

En cuanto al contenido moral y espiritual de este sublime Libro, lo entenderá con gran provecho quien lo medite atentamente. No hemos pretendido ciertamente justificar a Dios como si Él necesitara de nuestra defensa. La justificación de Dios está en sus propias palabras, como dice el Profeta David (cf. Salmo 18, 8-10).

No existiendo el original hebreo (arameo), seguimos en esta traducción el texto de la Vulgata, que proviene de un texto arameo caldeo, revisando de vez en cuando a Torres Amat.

JUDIT 1

Arfaxad y Nabucodonosor

1[3282]Arfaxad, rey de los medos, después de haber subyugado a su imperio muchas naciones, edificó una ciudad sumamente fuerte, a la que dio el nombre de Ecbátana. 2(La edificó) de piedras labradas a escuadra, dándole murallas que tenían setenta codos de anchura y treinta de altura, y levantó sus torres hasta cien codos de altura. 3Eran estas cuadradas, teniendo cada uno de sus lados la extensión de veinte pies; e hizo sus puertas en proporción de la altura de las torres. 4Entonces se jactaba, como si fuese invencible, de la fuerza de sus ejércitos y de la magnificencia de sus carros.

5[3283]Pero Nabucodonosor, rey de los asirios, que reinaba en Nínive, la gran ciudad, hizo guerra contra Arfaxad el año duodécimo de su reinado, y le venció 6en la espaciosa llanura llamada Ragau, cerca del Éufrates, del Tigris y del Jadasón, en la llanura de Erioc, rey de los élicos.

Mensaje de Nabucodonosor

7Entonces se ensalzó el rey Nabucodonosor, y engriéndose en su corazón despachó mensajeros a todos los habitantes de la Cilicia, de Damasco y del Líbano, 8[3284]a los pueblos del Carmelo y de Cedar, a los habitantes de Galilea y de la gran llanura de Esdrelón, 9[3285]a todos los que moraban en Samaria y en la otra parte del Jordán, hasta Jerusalén, y a toda la tierra de Jesé hasta las fronteras de Etiopía. 10A todos estos envió embajadores Nabucodonosor, rey de los asirios; 11pero todos a una rechazaron a los mensajeros, despachándolos con las manos vacías, y los echaron con desprecio. 12[3286]Con esto el rey Nabucodonosor se indignó contra todos estos países y juró por su trono y por su reino que se vengaría de todas esas regiones.

JUDIT 2

Designios de Nabucodonosor

1La resolución de vengarse se tomó el año decimotercio del reinado de Nabucodonosor, el veinte y dos del mes primero, en el palacio de Nabucodonosor, rey de los asirios. 2Convocó a todos los ancianos, a todos sus capitanes y guerreros y tuvo con ellos un consejo secreto. 3[3287]Les dijo que su designio era subyugar toda la tierra a su imperio. 4Siendo tal decisión aprobada por todos, llamó el rey Nabucodonosor a Holofernes, jefe de su ejército. 5[3288]Y le dijo: “Sal a campaña contra todos los reinos del Occidente, y principalmente contra los que menospreciaron mi dominación. 6No te compadecerás de reino alguno, sino que me subyugarás toda ciudad fuerte.”

Expedición de Holofernes

7Entonces Holofernes convocó a los capitanes y oficiales del ejército de los asirios y escogió para la expedición, conforme a la orden del rey, ciento veinte mil soldados de infantería y doce mil flecheros de a caballo. 8Despachó delante de su ejército una innumerable muchedumbre de camellos con abundantes provisiones para las tropas, juntamente con ganado vacuno, y rebaños de ovejas sin número. 9Mandó acopiar trigo en toda la Siria para cuando él pasase. 10Y tomó de la casa del rey muchísima cantidad de oro y plata. 11Después se puso en marcha, él y todo el ejército, con los carros, la caballería y los flecheros, que cubrieron la superficie de la tierra como langostas.

12[3289]Habiendo pasado la frontera de Asiria, llegó a las grandes montañas de Ange, situadas a la izquierda de la Cilicia, subió a todos sus castillos y se apoderó de todas las plazas fuertes. 13[3290]Conquistó la famosísima ciudad de Meloti, y saqueó a todos los habitantes de Tarsis, como también a los hijos de Ismael, que moraban enfrente del desierto, al mediodía del país de Celón. 14[3291]Pasó el Éufrates y llegó a Mesopotamia, donde tomó todas las ciudades fuertes que había allí, desde el arroyo de Mambré hasta el mar.

15Se hizo también dueño de todo el país desde Cilicia hasta el territorio de Jafet, que se extiende hacia el mediodía. 16[3292]Y se llevó toda la gente de Madián, robó todas sus riquezas y paso a filo de espada a todos los que le resistían. 17Después descendió a las campiñas de Damasco, al tiempo de la siega, quemó todos los sembrados y taló todos los árboles y viñas.

18Y cayó el temor de él sobre todos los habitantes de la tierra.

JUDIT 3

Rendición de los pueblos

1[3293]Entonces los reyes y los príncipes de todas las ciudades y provincias, es a saber, de la Siria de Mesopotamia y de la Siria de Sobal, de Libia y de Cilicia, enviaron sus embajadores, que se presentaron a Holofernes y le dijeron: 2“Cese tu indignación para con nosotros, porque vale más vivir sirviendo al gran rey Nabucodonosor y someternos a ti, que morir y con nuestra ruina sufrir los males de nuestra esclavitud. 3Todas nuestras ciudades, todas nuestras posesiones, todos nuestros montes y collados, los campos, las vacadas, los rebaños de ovejas, cabras, caballos y camellos, todas nuestras facultades y nuestras familias están a tu disposición. 4Quede a tu arbitrio todo lo que poseemos. 5Nosotros y nuestros hijos somos tus siervos. 6Ven a nosotros como señor pacífico y empléanos en tu servicio como gustares.”

7Entonces bajó de las montañas con la caballería y su ejército numeroso, y se apoderó de todas las ciudades y de todos los pueblos del país. 8De todas las ciudades enroló como tropas auxiliares a los hombres robustos y escogidos para la guerra. 9Fue tan grande el espanto que se apoderó de aquellas provincias, que los habitantes de todas las ciudades, tanto los príncipes y distinguidos, como el pueblo, a su llegada le salían al encuentro, 10recibiéndolo con coronas y antorchas encendidas y formando danzas al son de tamboriles y flautas. 11Pero aun haciendo todo esto no pudieron mitigar la ferocidad de aquel corazón. 12[3294]Porque siguió destruyendo sus ciudades y talando sus árboles sagrados, 13[3295]por cuanto el rey Nabucodonosor le había dado orden de exterminar todos los dioses de la tierra, para que él solo fuese llamado dios por aquellas naciones que el poder de Holofernes pudiese subyugarle.

14[3296]Habiendo atravesado la Siria de Sobal, toda la Apamea y toda la Mesopotamia, llegó a los idumeos, al país de Gabaá, 15tomó sus ciudades y se detuvo allí por espacio de treinta días, durante los cuales mandó que se reuniese toda la fuerza de su ejército.

JUDIT 4

Israel se prepara para la guerra

1Cuando los hijos de Israel, habitantes de la tierra de Judá, supieron esto, temieron sobremanera su llegada. 2[3297]Invadió sus corazones el terror y el espanto, porque temían que hiciese con Jerusalén y con el Templo del Señor lo que había perpetrado en las otras ciudades y sus templos. 3Enviaron gente a toda la frontera de Samaria hasta Jericó, ocuparon de antemano todas las cimas de los montes, 4cercaron de muros sus aldeas y almacenaron granos, preparándose para la guerra. 5[3298]Asimismo el sacerdote Eliaquim escribió a todos los que habitaban enfrente de Esdrelón, ante la gran llanura cerca de Dotain, y a todos los lugares por los cuales (el enemigo) podía pasar, 6que ocupasen las subidas de los montes, por donde se podía ir a Jerusalén, y custodiasen los pasos estrechos que podía haber entre los montes. 7Los hijos de Israel hicieron conforme se lo había ordenado Eliaquim, sacerdote del Señor.

8[3299]Todo el pueblo invocó al Señor con grandes instancias, y humillaron sus almas con ayunos y oraciones, así ellos como sus mujeres. 9Los sacerdotes vistieron cilicios y los niños se postraron por tierra delante del Templo del Señor, cuyo altar cubrieron también de cilicio. 10Y clamaron todos al Señor, Dios de Israel (pidiéndole) que no fuesen llevados presos sus hijos, ni repartidas sus mujeres, ni exterminadas sus ciudades, ni profanado su Santuario, para que no llegasen a ser el oprobio de las naciones.

El Sumo Sacerdote exhorta al pueblo

11Entonces Eliaquim, Sumo Sacerdote del Señor, recorrió todo (el país de) Israel, y les habló 12[3300]en estos términos: “Tened por cierto que el Señor oirá vuestras plegarias si perseverareis constantemente en ayunos y oraciones delante del Señor. 13Acordaos de Moisés, siervo del Señor, el cual no por medio de las armas, sino suplicando con santas oraciones, derrotó a Amalec, que confiaba en su fuerza, en su poder, en su ejército, en sus broqueles, en sus carros de guerra y en su caballería. 14Así sucederá a todos los enemigos de Israel si perseverareis en esta obra que habéis comenzado.” 15Movidos por estas exhortaciones, perseveraban orando en la presencia del Señor, 16de tal manera, que aun los que ofrecían holocaustos al Señor, le presentaban las víctimas vestidas de cilicios, y cubiertas de ceniza sus cabezas. 17Y todos oraban a Dios de todo corazón, para que visitase a Israel, su pueblo.

JUDIT 5

Aquior y Holofernes

1Holofernes, jefe del ejército asirio, recibió la noticia de que los hijos de; Israel se preparaban para resistirle y que tenían cerrados los pasos de los montes. 2[3301]Entonces, montando en cólera, e irritándose sobremanera, hizo venir a todos los príncipes de Moab, y a los capitanes de los ammonitas, 3y les habló de esta manera: “Decidme ¿Qué pueblo es ese que ocupa los montes, qué ciudades son las suyas, cuáles y cuan grandes; cuál es su poder, cuánta su gente, y quién es el jefe de sus tropas? 4¿Por qué estos, entre todos los que moran en el oriente, nos han menospreciado y no han venido a nuestro encuentro para recibirnos como amigos?”

5[3302]Entonces Aquior, jefe de todos los ammonitas, le respondió y dijo: “Si te dignas escucharme, diré, señor mío, en tu presencia la verdad acerca de ese pueblo que habita en las montañas, y no saldrá de mi boca palabra falsa, 6[3303]Ese pueblo es del linaje de los caldeos. 7Habitó primeramente en Mesopotamia, pues no quisieron seguir los dioses de sus padres, que vivían en el país de los caldeos. 8Abandonando las ceremonias de sus padres, que rendían culto a muchos dioses, 9adoraron al solo Dios del cielo, el cual les mandó salir de allí y pasar a vivir en Canaán. Mas cuando una gran hambre invadió todo aquel país, bajaron a Egipto, donde por espacio de cuatrocientos años se multiplicaron hasta hacerse incontable su número. 10Tratados con dureza por el Rey de Egipto y forzados a edificar ciudades con barro y ladrillos, clamaron a su Señor, el cual hirió a toda la tierra de Egipto con varias plagas. 11Entonces los egipcios los arrojaron de sí. Pero cuando cesaron las plagas, quisieron de nuevo cautivarlos y reducirlos a la anterior servidumbre. 12Mas ellos huyeron, y el Dios del cielo les abrió el mar; de tal manera que de un lado y otro las aguas formaron una masa sólida como un muro; y así caminando a pie enjuto, atravesaron el fondo del mar. 13Un ejército innumerable de egipcios que los perseguía por el mismo paso, fue de tal suerte cubierto de las aguas, que ni uno siquiera quedó para contar el suceso a la posteridad. 14Salidos del Mar Rojo ocuparon los desiertos del monte Sinaí, donde jamás hombre alguno pudo habitar, ni descansar persona alguna. 15[3304]Allí las fuentes amargas se les convirtieron en dulces, a fin de que pudiesen beber, y por espacio de cuarenta años recibieron el manjar del cielo. 16Dondequiera que llegaron, sin arco ni saeta, sin escudo ni espada, peleó por ellos su Dios y salió vencedor. 17No hubo jamás quien pudiese hacer daño a este pueblo, mientras no se apartó del culto del Señor su Dios. 18Pero siempre que, fuera de su Dios, adoraron a otro, fueron entregados al saqueo, a la espada y al oprobio. 19En cambio, cuando se arrepintieron de haber abandonado el culto de su Dios, el Dios del cielo les dio fuerzas para resistir. 20Así que al fin abatieron a los reyes cananeos, jebuseos, fereceos, heteos, heveos, amorreos y a todos los potentados de Hesebón, de cuyas tierras y ciudades tomaron posesión. 21Mientras no pecaron contra su Dios, les fue bien, porque su Dios aborrece la iniquidad. 22[3305]Pocos años hace, se desviaron del camino que Dios les había señalado para que anduviesen por él, y fueron destruidos en batallas por muchas naciones y llevados cautivos muchísimos de ellos a tierra extraña 23Mas habiéndose convertido poco ha al Señor, su Dios, se han reunido de nuevo (volviendo) de los lugares en que habían sido esparcidos, han repoblado todas estas montañas y poseen nuevamente a Jerusalén, donde está su santuario. 24Ahora, pues, infórmate, oh señor mío, si ellos son reos de algún delito delante de su Dios. (De ser así) marcharemos contra ellos, porque indudablemente su Dios los entregará en tus manos y quedarán sujetos al yugo de tu poder. 25Pero si este pueblo no ha ofendido a su Dios, no podremos resistirle, porque le defenderá su Dios, y vendremos a ser el escarnio de toda la tierra.”

Cólera de Holofernes contra Aquior.

26Acabado que hubo Aquior de hablar estas palabras, se indignaron todos los magnates de Holofernes y pensaban quitarle la vida, diciéndose uno a otro: 27“¿Quién es este que dice que al rey Nabucodonosor y a sus ejércitos pueden resistir los hijos de Israel, unos hombres sin armas, sin valor y sin pericia en el arte militar? 28Por eso, para que Aquior conozca cómo nos engaña, subamos a esas montañas, y después de cautivar los más valientes de entre ellos, será pasado a cuchillo él juntamente con los mismos, 29para que sepa todo el mundo que Nabucodonosor es el dios de la tierra y que no hay otro fuera de él.”

JUDIT 6

Aquior entregado a los israelitas

1En cuanto terminaron de hablar, Holofernes indignado sobremanera, dijo a Aquior: 2“Ya que has profetizado, diciéndonos que el pueblo de Israel es defendido por su Dios, y para hacerte ver que no hay otro Dios fuera de Nabucodonosor, 3pasaremos a cuchillo a todos ellos, como si fuesen un solo hombre, después perecerás tú también al filo de la espada de los asirios, y todo Israel perecerá contigo. 4Entonces sabrás por experiencia que Nabucodonosor es el señor de toda la tierra; porque entonces la espada de mis soldados atravesará tu costado y caerás traspasado entre los heridos de Israel, y no respirarás más, sino que serás exterminado con ellos. 5Si tú realmente tienes por cierta tu profecía, no se abata tu rostro; y apártese de ti esa palidez que cubre tu semblante, si de veras crees que no pueden cumplirse estas palabras mías. 6Mas para que sepas que has de sufrir esto juntamente con ellos, he aquí que desde ahora serás asociado a su pueblo, a fin de que cuando por mi espada reciban el castigo merecido, también tú seas envuelto en la venganza.”

7Entonces Holofernes ordenó a sus siervos que prendiesen a Aquior y lo llevasen a Betulia, para entregarlo en manos de los hijos de Israel. 8Tomaron, pues, los siervos de Holofernes a Aquior y atravesaron la llanura; más cuando llegaron a las montañas, salieron contra ellos los honderos, 9por lo que declinando hacia un lado del monte amarraron a Aquior de pies y manos a un árbol; y así atado con cuerdas lo dejaron, volviéndose a su señor.

Aquior en medio de los israelitas

10[3306]Los hijos de Israel descendieron de Betulia, y llegados a él, lo desataron y lo condujeron a Betulia, donde lo pusieron en medio del pueblo y le preguntaron cuál era la causa de haberlo atado los asirios. 11En aquel tiempo eran allí príncipes, Ocías, hijo de Micas, de la tribu de Simeón, y Carmí, llamado también Gotoniel. 12Estando Aquior en medio de los ancianos y en presencia de todos, contó todo cuanto había respondido a las preguntas de Holofernes, y cómo la gente de Holofernes le había querido matar por haber hablado de aquella manera, 13y cómo a causa de esto el mismo Holofernes irritado le había mandado entregar a los israelitas, para que, luego que estos fuesen vencidos, le quitara la vida por medio de varios suplicios, por haber dicho: “El Dios del cielo es el defensor de ellos.”

14Explicadas todas estas cosas por Aquior, todo el pueblo se postró sobre su rostro para adorar al Señor, y con gemidos y llanto general derramaron unánimes sus plegarias ante el Señor, 15[3307]diciendo: “Señor Dios del cielo y de la tierra, mira la soberbia de ellos y contempla nuestra humillación; considera el semblante de tus santos y muestra que no abandonas a los que confían en Ti, y que humillas a los que presumen de sí mismos y se jactan de su poder.”

16Acabado el llanto y concluida la oración del pueblo, que duró todo el día, consolaron a Aquior, 17diciendo: “El Dios de nuestros padres, cuyo poder has pregonado, Ese mismo te dará, como recompensa, que veas tú antes la ruina de aquellos. 18Cuando el Señor nuestro Dios hubiere dado libertad a sus siervos, esté Él también contigo en medio de nosotros, para que del modo que mejor te parezca vivas entre nosotros, así tú como los tuyos.” 19Entonces Ocías, despedida la asamblea, le hospedó en su casa y le ofreció un gran banquete, 20al cual convidó a todos los ancianos. Así después de haber ayunado todo el día, tomaron juntos su alimento. 21Después fue convocado todo el pueblo, y toda la noche hicieron oración dentro de la sinagoga, pidiendo socorro al Dios de Israel.

JUDIT 7

Asedio de Betulia

1Al día siguiente Holofernes mandó a sus tropas que subiesen contra Betulia. 2Tenía ciento veinte mil soldados de infantería y veinte y dos mil de caballería, sin contar a los que había adiestrado de entre los cautivos, y toda la juventud que por fuerza se había llevado de las provincias y ciudades. 3[3308]Todos a un tiempo se prepararon para combatir a los hijos de Israel, y avanzaron por la ladera del monte hasta la altura que mira a Dotain, (acampando) desde el lugar llamado Belma, hasta Celmón, situado enfrente de Esdrelón. 4Al ver los hijos de Israel aquella multitud, se postraron en tierra, echando ceniza sobre sus cabezas y rogando todos juntos al Dios de Israel que mostrase su misericordia para con su pueblo. 5Luego tomaron sus armas y se apostaron en los parajes por donde se va a un sendero estrecho en medio de los montes; y los estaban guardando de día y de noche.

6Dando vuelta por los alrededores, encontró Holofernes que la fuente que desaguaba dentro (de la ciudad) venía por un acueducto que se hallaba fuera, hacia el mediodía, y mandó que les cortasen ese acueducto. 7Quedaban, sin embargo, no lejos de los muros, unos manantiales, de donde se veía que sacaban a escondidas agua, más para aliviar la sed que para apagarla. 8Entonces los ammonitas y los moabitas fueron a decir a Holofernes: “Los hijos de Israel no ponen su confianza en sus lanzas, ni en sus flechas, sino que su defensa y fortificaciones son los montes y los collados escarpados. 9Ahora bien, si quieres vencerlos sin venir a las manos, pon guardias en los manantiales, para impedir que saquen agua de ellos, y los matarás sin espada, o a lo menos, fatigados entregarán su ciudad, que creen inexpugnable por cuanto está situada en los montes.” 10[3309]Este consejo pareció bueno a Holofernes y a sus oficiales, por lo cual puso cien hombres de guardia alrededor de cada manantial. 11Después de veinte días que se hacía esta guardia, todas las cisternas y depósitos de agua de todos los habitantes de Betulia se agotaron, de tal manera que dentro de la ciudad no había agua bastante para saciar la sed aunque fuese para un solo día; pues se repartía cada día a los vecinos el agua por medida.

Los habitantes quieren rendirse

12Entonces todos los hombres y mujeres, jóvenes y niños, se congregaron con Ocías, y todos a una voz 13dijeron: “Juzgue Dios entre ti y nosotros; pues tú nos has causado estos males, por no querer tratar la paz con los asirios; por eso Dios nos ha vendido en sus manos; 14y por lo mismo no hay quien nos socorra ahora que desfallecemos por la sed y la suma miseria, a vista de los enemigos. 15[3310] Convóquense, pues, inmediatamente todos los que se hallan en la ciudad, para que nos entreguemos todos voluntariamente a la gente de Holofernes; 16porque más vale vivir cautivos y bendecir al Señor, que morir y ser el oprobio de todos los hombres, después de haber visto perecer ante nuestros ojos nuestras esposas y nuestros niños. 17Tomando hoy por testigos al cielo y a la tierra y al Dios de nuestros padres, el cual nos castiga conforme a nuestros pecados, (os conjuramos) que entreguéis en seguida la ciudad en poder de la gente de Holofernes, para que encontremos en breve nuestro fin al filo de la espada, y no se prolongue más y más con el ardor de la sed.”

18Dicho esto, prorrumpió todo el concurso en grandes llantos y alaridos; y por espacio de muchas horas estuvieron clamando a Dios a una voz, diciendo: 19“Hemos pecado nosotros y nuestros padres; hemos obrado injusticia y hemos hecho iniquidad. 20Pero Tú eres piadoso; ten misericordia de nosotros, o castiga Tú mismo nuestras iniquidades, mas no quieras entregar a los que te honran, en manos de un pueblo que no te conoce; 21no sea que digan los gentiles: “¿Dónde está su Dios?”

22Cuando fatigados de tanto clamar y llorar, quedaron en silencio, 23[3311]se levantó Ocías y bañado en lágrimas, dijo: “Tened buen ánimo, hermanos míos, y esperemos durante cinco días la misericordia del Señor; porque quizá pondrá fin a su indignación y glorificará su nombre. 24Mas si pasados los cinco días no viene socorro, haremos lo que habéis dicho.”

JUDIT 8

Judit

1Oyó estas palabras Judit, una viuda que era hija de Merarí, hijo de Idox, hijo de José, hijo de Ocías, hijo de Elaí, hijo de Jamnor, hijo de Gedeón, hijo de Rafaím, hijo de Aquitob, hijo de Melquías, hijo de Henán, hijo de Natanías, hijo de Salatiel, hijo de Simeón, hijo de Rubén. 2El marido de ella fue Manasés, que murió en los días de la siega de la cebada. 3Pues mientras vigilaba a los que ataban los haces en el campo, vino una insolación sobre su cabeza y murió en Betulia, su ciudad, donde fue sepultado con sus padres. 4Hacía ya tres años y medio que Judit había quedado viuda de (Manasés), 5y en lo más alto de su casa se había hecho una habitación separada, donde moraba encerrada con sus criadas. 6Ceñida de cilicio, ayunaba todos los días de su vida, menos los sábados, novilunios y fiestas de la casa de Israel. 7Era hermosa en extremo, y su marido le había dejado muchas riquezas, muchos criados y posesiones llenas de vacadas y de rebaños de ovejas. 8[3312]Todos la estimaban muchísimo, porque era temerosa de Dios, y no había quien hablase de ella en sentido desfavorable.

Judit reprende a los ancianos

9Esta, cuando oyó que Ocías había prometido que pasados cinco días entregaría la ciudad, envió a llamar a los ancianos Cabri y Carmi. 10[3313]Venidos a ella, les dijo: “¿Cómo Ocías ha podido consentir en entregar la ciudad a los asirios, si dentro de cinco días no viene socorro? 11¿Y quiénes sois vosotros, que tentáis al Señor? 12No es esta palabra el medio apropiado para atraer su misericordia, sino más bien para provocar su ira y encender su furor. 13Habéis fijado plazo a la misericordia del Señor, y le habéis señalado día según vuestro arbitrio. 14Mas, puesto que el Señor es sufrido, arrepintámonos de esto mismo, y derramando lágrimas imploremos su indulgencia; 15[3314]porque no son las amenazas de Dios como las de los hombres, ni se enciende su cólera a la manera de los hijos de los hombres. 16Por tanto, humillemos delante de Él nuestras almas, y poseídos de un espíritu de humildad, como conviene a siervos suyos, 17[3315]pidamos con lágrimas al Señor, para que según su voluntad use con nosotros de su misericordia, y para que así como la soberbia de los enemigos ha turbado nuestro corazón, así también nuestra humillación resulte un motivo de gloria. 18Pues no hemos imitado los pecados de nuestros padres, que abandonaron a su Dios y adoraron dioses extranjeros, 19por cuya maldad fueron entregados a la espada y al saqueo y al escarnio de sus enemigos. Nosotros, empero, no conocemos otro Dios que a Él. 20[3316]Esperemos humildemente su consolación; Él vengará nuestra sangre de los enemigos que nos afligen, y humillará a todas las naciones que se levantan contra nosotros; el Señor Dios nuestro las cubrirá de ignominia.

Exhortaciones de Judit

21[3317]Ahora, pues, hermanos, ya que vosotros sois los ancianos en el pueblo de Dios, y de vosotros depende la vida de ellos, alentad con vuestras palabras sus corazones, para que recuerden que nuestros padres han sido tentados, a fin de ser probados si de veras honraban a su Dios. 22¡Qué se acuerden cómo fue tentado nuestro padre Abrahán, y cómo, probado con muchas tribulaciones, vino a ser el amigo de Dios! 23Así Isaac, así Jacob, así Moisés y todos los que agradaron a Dios, pasaron por muchas tribulaciones, manteniéndose siempre fieles. 24[3318]Mas aquellos que no aceptaron las pruebas con temor del Señor, sino que a causa de su impaciencia profirieron injuriosas murmuraciones contra el Señor, 25fueron exterminados por el exterminador y perecieron mordidos de las serpientes. 26[3319]Por tanto, no nos dejemos llevar a la impaciencia por lo que padecemos; 27antes bien, considerando que estos castigos son menores que nuestros pecados, creamos que los azotes del Señor, con que como esclavos somos corregidos, nos han venido para enmienda, y no para nuestra perdición.”

Proyecto de Judit

28Dijeron entonces Ocías y los ancianos: “Todo lo que has dicho es verdad, y no hay en tus palabras cosa que reprender. 29Ahora, pues, ruega por nosotros, puesto que eres una mujer santa y temerosa de Dios.” 30Judit les dijo: “Así como conocéis que es de Dios lo que he podido decir, 31así también examinad, si es de Dios lo que me propongo hacer; y orad para que Dios me dé la fuerza para realizar mi designio. 32Vosotros esta noche estaréis a la puerta, y yo saldré fuera con mi doncella; y orad, a fin de que dentro de los cinco días, como lo habéis dicho, el Señor sea propicio a su pueblo de Israel. 33Mas no quiero que investiguéis lo que voy a hacer; y hasta que vuelva yo a avisaros, no se haga otra cosa, sino orar por mí al Señor Dios nuestro.” 34Ocías, príncipe de Judá, le respondió: “Vete en paz, y el Señor sea contigo para vengarnos de nuestros enemigos.” Y volviéndose se retiraron.

JUDIT 9

Oración de Judit

1Después que estos se hubieron retirado, entró Judit en su oratorio, y vistiéndose de cilicio, esparció ceniza sobre su cabeza, y postrada ante el Señor clamaba a Él, diciendo: 2[3320]“Señor Dios de mi padre Simeón, que le diste una espada para castigar aquellos extranjeros que por una impura pasión violaron y deshonraron una virgen, llenándola de afrenta; 3Tú que entregaste sus mujeres a la esclavitud, y sus hijas al cautiverio, y repartiste todos los despojos entre tus siervos, que ardieron de celo por tu honor; socorre, te suplico, Señor Dios mío, a esta viuda. 4Tú obraste las maravillas de los tiempos antiguos, las ideaste unas tras otras, y se ha hecho lo que Tú has querido; 5pues todos tus caminos están preparados de antemano, y Tú tienes dispuestos tus juicios según tu providencia. 6Vuelve ahora la vista sobre el campamento de los asirios, como te dignaste en otra ocasión volverla sobre el de los egipcios, cuando armados perseguían a tus siervos, confiando en sus carros, en su caballería y en la muchedumbre de los guerreros. 7[3321]Mas Tú tendiste la vista sobre el campamento y las tinieblas les quitaron la fuerza; 8el abismo detuvo sus pasos y las aguas los cubrieron. 9Así suceda también con estos, Señor, que confían en su gran número y se glorían de sus carros, de sus picas, de sus escudos, de sus saetas y de sus lanzas; 10y no conocen que Tú eres nuestro Dios, que desde el principio deshaces los ejércitos y tienes por nombre el Señor. 11Levanta tu brazo, como en tiempos antiguos, y con tu poder estrella su fuerza. Ante tu ira caiga por tierra el poder de ellos, ya que han resuelto violar tu Santuario, profanar el Tabernáculo dedicado a tu nombre y derribar con su espada los cuernos de tu altar. 12Haz, Señor, que con su propia espada sea cortada su soberbia. 13[3322]Sean los ojos (de Holofernes), fijados en mí, el lazo en que quede preso, e hiérelo Tú con las dulces palabras de mi boca. 14Pon firmeza en mi corazón para despreciarlo, y valor para destruirlo; 15[3323]porque será un monumento en honor de tu nombre cuando la mano de una mujer lo derribare. 16Porque no consiste, Señor, tu poder en la multitud, y tu voluntad no depende de la fuerza de los caballos. Desde el principio te han desagradado los soberbios, mientras te ha sido siempre acepta la oración de los humildes y mansos. 17Oh Dios de los cielos, Creador de las aguas y Señor de todas las criaturas, oye benigno a esta miserable que te ruega y confía en tu misericordia. 18Acuérdate, Señor, de tu alianza, pon las palabras en mi boca y fortifica mi corazón para esta empresa, a fin de que tu Casa se conserve en santidad, 19y reconozcan las naciones todas que Tú eres Dios, y que no hay otro fuera de Ti.”

JUDIT 10

Judit va al campamento de los asirios

1Cuando cesó de clamar al Señor, se levantó del lugar en que estaba postrada delante del Señor. 2Llamó a su criada, bajó a su habitación, se quitó el cilicio, y se despojó de los vestidos de viuda. 3Luego lavó su cuerpo, se ungió con ungüento preciosísimo, aderezó el cabello de su cabeza, sobre el cual se puso un turbante, se atavió con los vestidos de fiesta, se calzó las sandalias, tomó sus brazaletes, el collar, los zarcillos y las sortijas, y se adornó de todos sus atavíos. 4[3324]Además le añadió el Señor belleza, porque toda esta compostura no provenía de lasciva pasión, sino de virtud; y por eso el Señor dio mayor realce a su hermosura, de modo que a los ojos de todos parecía de una incomparable belleza. 5Entregó a su criada una bota de vino, un frasco de aceite, trigo tostado, tortas de higos, panes y queso, y se puso en camino.

6Al llegar a la puerta de la ciudad, hallaron a Ocías y los ancianos de la ciudad, que estaban esperando. 7Al verla quedaron en extremo asombrados de su hermosura, 8pero sin preguntarle palabra, la dejaron pasar diciendo: “El Dios de nuestros padres te dé su gracia, y confirme con su poder todos los designios de tu corazón, para que Jerusalén se gloríe de ti y tu nombre figure en el número de los santos y justos.” 9Y todos los que allí estaban dijeron a una voz: “¡Así sea! ¡Así sea!” 10Mas Judit pasó por las puertas, con su criada, orando al Señor.

Judit es llevada a Holofernes

11Bajando por el monte, al rayar el día, le salieron al paso los centinelas de los asirios, que la detuvieron, diciendo: “¿De dónde vienes? ¿Y adónde vas?” 12[3325]“Soy una de las hijas de los hebreos, respondió, y he huido de ellos, porque sé que han de ser presa vuestra; por cuanto menospreciándoos no han querido entregarse voluntariamente para hallar misericordia delante de vosotros. 13Por esto pensé y dije para conmigo: «Voy a presentarme al príncipe Holofernes, para descubrirle los secretos de los hebreos e indicar el camino por donde pueda tomarlos, sin perder ni un hombre siquiera de su ejército».” 14Oyendo aquellos soldados sus palabras, contemplaron su cara, y se les leía en los ojos el asombro; tan encantados estaban de su belleza. 15Y le dijeron: “Has salvado tu vida, tomando la resolución de venir a nuestro señor; 16[3326]pues ten por cierto que al presentarte delante de él, te tratará bien y serás muy agradable a su corazón.” Con esto la condujeron al pabellón de Holofernes, dándole noticia de ella.

17Apenas estuvo ella en su presencia, quedó Holofernes inmediatamente preso de sus ojos. 18[3327]Y le dijeron sus oficiales: “¿Quién podrá menospreciar al pueblo de los hebreos, que tiene mujeres tan bellas? ¿No merecen estas más bien que les hagamos la guerra para adquirirlas?” 19Cuando Judit vio a Holofernes sentado bajo su dosel, que era de púrpura, entretejido de oro con esmeraldas y piedras preciosas, 20fijó los ojos en su rostro y lo adoró, postrándose en tierra, más los siervos de Holofernes, la levantaron por mandato de su señor.

JUDIT 11

Judit ante Holofernes

1Entonces Holofernes le dijo: “Ten buen ánimo y destierra de tu corazón todo temor; porque nunca hice mal a nadie que haya querido servir al rey Nabucodonosor. 2[3328]Si tu pueblo no me hubiese despreciado, no habría alzado mi lanza contra él. 3Mas ahora dime: ¿Por qué los has abandonado a ellos, prefiriendo venir a nosotros?” 4[3329]Judit le respondió: “Escucha benignamente las palabras de tu sierva; pues si sigues los consejos de tu sierva, el Señor dará cumplimiento a tu empresa. 5¡Viva Nabucodonosor, rey de la tierra, y viva su poder, que reside en ti para castigar a todos los que van errados! Pues no solo los hombres le sirven, gracias a tu valor, sino que aun las bestias del campo le obedecen. 6Porque en todas las naciones es celebrada la prudencia de tu espíritu, y todo el mundo sabe que tú eres el mejor y el más poderoso en todo su reino, y tu arte militar es sobremanera alabado en todas las provincias. 7Se sabe también lo que ha dicho Aquior, y lo que tú has dispuesto acerca de él. 8Pues cierto es que nuestro Dios está tan ofendido por los pecados de su pueblo, que ha enviado a decirle por medio de sus profetas, que lo entregará (a los enemigos) a causa de sus pecados. 9Y como los hijos de Israel saben que han ofendido a su Dios, los ha invadido el temor de ti. 10Además de esto, sufren hambre, y por falta de agua están ya como muertos. 11[3330]Para colmo han resuelto matar sus bestias, para beberse la sangre de las mismas. 12Incluso han pensado en usar las cosas consagradas al Señor su Dios, que Este les mandó no tocaran, como trigo, vino y aceite; quieren consumir lo que no deben tocar ni siquiera con las manos. Siendo tal su proceder, no hay duda que serán entregados en perdición. 13Lo cual conociendo yo, sierva tuya, hui de ellos, y el Señor me ha mandado darte aviso de esto mismo. 14[3331]Pues yo, tu sierva, adoro a Dios, aun ahora que estoy en tu poder; por eso saldrá tu sierva a hacer oración a Dios, 15el cual me dirá cuándo querrá castigarlos por su pecado. Yo vendré a darte aviso, y entonces yo misma te conduciré por medio de Jerusalén, y tendrás en tu poder a todo el pueblo de Israel como ovejas sin pastor, y no ladrará ni un solo perro contra ti. 16Todo esto me ha sido revelado por la providencia de Dios; 17y porque Dios está indignado contra ellos, me ha enviado para anunciarte estas cosas.”

18Todas estas palabras agradaron a Holofernes y a sus servidores, y maravillados de la sabiduría de Judit, se decían unos a otros: 19“No hay sobre la tierra mujer como esta en talla, belleza y cordura de palabras.” 20Y Holofernes le dijo: “Bien ha hecho Dios, que te ha enviado delante de ese pueblo para ponerlo en nuestras manos. 21En cuanto a tu amable promesa, si tu Dios me la cumple, será Él también mi Dios, y tú serás grande en la casa de Nabucodonosor, y celebrado tu nombre en toda la tierra.”

JUDIT 12

Judit se queda en el campamento asirio

1Entonces mandó que la llevasen adonde se guardaban sus tesoros, y que se quedase allí, y señaló lo que debía dársele de su mesa. 2Judit le respondió y dijo: “Por ahora no podré comer de esas cosas que mandas darme, por no acarrear culpa sobre mí, sino que comeré de lo que he traído conmigo.” 3Holofernes le replicó: “Y cuando te lleguen a faltar esas cosas que has traído, ¿qué haremos contigo?” 4“Yo juro por tu vida, mi señor, respondió Judit, que no consumirá tu sierva todas estas cosas, sin que cumpla Dios por mi mano lo que he pensado.” Y los siervos de Holofernes la acompañaron al pabellón señalado. 5Entrando allí, pidió permiso para salir fuera por la noche y antes de amanecer, para orar e invocar al Señor. 6Dió, pues, Holofernes orden a sus camareros que durante tres días la dejasen salir y entrar para adorar a su Dios como ella quisiese. 7[3332]De modo que salía por las noches al valle de Betulia, para lavarse en una fuente de agua. 8Cuando volvía oraba al Señor, Dios de Israel, para que enderezase su camino, a fin de librar a su pueblo. 9[3333]Y volviéndose a su pabellón permanecía allí purificada hasta que al anochecer tomaba su alimento.

El banquete de Holofernes

10A los cuatro días celebró Holofernes un convite con sus servidores, y dijo a Vagao, su eunuco: “Anda y persuade a esa hebrea que espontáneamente consienta en cohabitar conmigo. 11Porque es cosa vergonzosa entre los asirios que una mujer se burle de un hombre, logrando salir intacta de sus manos.” 12Entonces Vagao entró donde estaba Judit, y le dijo: “No vacile esta hermosa sierva en venir a casa de mi señor, para ser honrada en su presencia, comer con él y beber vino con alegría.” 13[3334]Judit le respondió: “¿Quién soy yo para oponerme a mi señor? 14Haré todo lo que le guste y mejor le parezca; y todo lo que sea de su agrado, esto será para mí lo mejor en todos los días de mi vida.”

15Con esto se levantó, y adornada con todas sus galas, entró a presentarse delante de él. 16Y se conmovió el corazón de Holofernes, pues se abrasaba en deseos de poseerla; 17y le dijo: “Bebe ahora y siéntate a comer alegremente, porque has hallado gracia delante de mí.”

18Judit le contestó: “Beberé, señor, pues recibo en este día mayor gloria que en todos los días de mi vida.” 19Y tomó de lo que su criada le había preparado, y comió y bebió en su presencia. 20Holofernes estuvo muy alegre a causa de ella; y bebió vino sin medida, más de lo que nunca en su vida había tomado.

JUDIT 13

Judit da muerte a Holofernes

1Cuando se hizo tarde, se retiraron prontamente los criados a sus alojamientos; fuese también Vagao, después de cerrar las puertas de la cámara. 2Todos estaban tomados del vino, 3y Judit quedaba sola en la cámara. 4Holofernes estaba tendido en la cama, durmiendo profundamente a causa de su extraordinaria embriaguez. 5Judit había dicho a su criada que aguardara fuera de la cámara. 6Entonces Judit, estando de pie delante de la cama, oró con lágrimas, y moviendo apenas los labios, 7[3335]dijo: “Dame valor, Señor, Dios de Israel, y echa en esta hora una mirada propicia sobre la obra de mis manos, para que ensalces, como lo tienes prometido, tu ciudad de Jerusalén; y ponga yo por obra lo que he pensado ejecutar con tu asistencia.” 8Dicho esto, se arrimó al pilar que estaba a la cabecera de la cama de Holofernes, descolgó el alfanje que colgaba de él, 9y habiéndolo desenvainado, asió a Holofernes por los cabellos de la cabeza, y dijo: “Señor Dios, dame valor en este momento”; 10y dándole dos golpes en la cerviz, le cortó la cabeza. Luego desprendió las cortinas de los pilares y volcó al suelo su cadáver hecho un tronco. 11Inmediatamente salió y entregó la cabeza de Holofernes a su criada, mandándole que la metiese en su talego.

Judit vuelve a la ciudad

12Después se fueron las dos, según costumbre, como para ir a la oración, y atravesando el campamento y rodeando el valle, llegaron a la puerta de la ciudad. 13Judit, desde lejos, gritó a los centinelas de la muralla: “Abrid las puertas, porque Dios está con nosotros y ha mostrado su poder en favor de Israel.”

14Luego que los centinelas reconocieron su voz, llamaron a los ancianos de la ciudad. 15Y vinieron corriendo a ella todos, desde el menor hasta el mayor, porque ya no esperaban que ella volviese. 16Encendieron luminarias, y se pusieron todos alrededor de ella. Entonces Judit, subiendo a un sitio elevado, mandó guardar silencio; y cuando todos callaron, 17habló de esta manera: “Alabad al Señor, Dios nuestro, que no ha desamparado a los que esperaban en Él. 18Por medio de mí, esclava suya, ha cumplido la promesa de mostrar su misericordia para con la casa de Israel, y por mi mano ha quitado la vida esta noche al enemigo de su pueblo.” 19Y sacando del talego la cabeza de Holofernes, se la mostró, diciendo: “Ved aquí la cabeza de Holofernes, jefe del ejército de los asirios, y he aquí el cortinaje dentro del cual estaba acostado en su embriaguez, y donde el Señor, nuestro Dios, le ha degollado por mano de una mujer. 20[3336]Os juro por el mismo Señor que su ángel me ha guardado, así al ir de aquí, como estando allí, y al volver de allí para aquí; ni ha permitido el Señor que yo, su sierva, fuese amancillada, sino que me ha restituido a vosotros sin mancha de pecado, gozosa por su victoria, por mi salvación y por vuestra liberación. 21Alabadle todos por su bondad, porque es eterna su misericordia.”

El pueblo da gracias a Dios

22[3337]Entonces todos, adorando al Señor, dijeron a Judit: “El Señor te ha bendecido, dándote su poder; pues por medio de ti ha aniquilado a nuestros enemigos.” 23Ocías, príncipe del pueblo de Israel, le dijo: “Bendita eres del Señor, Dios Altísimo, oh hija, sobre todas las mujeres de la tierra. 24Bendito sea el Señor, creador del cielo y de la tierra, que ha dirigido tu mano para cortar la cabeza del caudillo de nuestros enemigos. 25Hoy ha hecho Él tan célebre tu nombre, que no cesarán de pregonar tus alabanzas los hombres, que conservarán para siempre la memoria del poder del Señor; pues has expuesto tu vida por tu pueblo, viendo las angustias y la tribulación de tu gente, y nos has salvado de la ruina, acudiendo a nuestro Dios.” 26A lo que respondió todo el pueblo: “¡Así sea, así sea!”

Aquior bendice a Judit

27También Aquior, al ser llamado, se presentó, y Judit le dijo: “El Dios de Israel, de quien tú diste testimonio de que sabe tomar venganza de sus enemigos, El mismo ha cortado esta noche por mi mano la cabeza de todos los incrédulos. 28Y para que conozcas que es así, ve aquí la cabeza de Holofernes, el que en su soberbia despreció al Dios de Israel y te amenazó con muerte, diciendo: «Después de mi triunfo sobre el pueblo de Israel, mandaré atravesarte el costado con la espada».” 29Aquior, al ver la cabeza de Holofernes, se estremeció de pavor y cayó sobre su rostro en tierra, desmayándose su alma. 30Pero luego que recobrando el aliento, volvió en sí, se postró a los pies de Judit, y adorándola, dijo: 31“Bendita eres tú de tu Dios en todos los tabernáculos de Jacob; porque en todos los pueblos que oyeren mentar tu nombre, será glorificado por causa de ti el Dios de Israel.”

JUDIT 14

Sugerencias de Judit

1Dijo Judit a todo el pueblo: “Oídme, hermanos; colgad esta cabeza en lo alto de nuestros muros; 2y al salir el sol, tome cada uno sus armas, y salid con ímpetu, no para descender abajo, sino aparentando que vais a acometerlos. 3Entonces los centinelas, necesariamente correrán a despertar a su comandante para el combate; 4[3338]y cuando los capitanes concurran al pabellón de Holofernes, y hallen a este sin cabeza, revolcado en su propia sangre, el pavor se va a apoderar de ellos. 5Vosotros, empero, cuando advirtáis que huyen, perseguidlos sin temor, porque el Señor los aplastará debajo de vuestros pies.”

6[3339]Entonces Aquior, viendo el prodigio que Dios había hecho en favor de Israel, abandonó los ritos de los gentiles, creyó en Dios, y se incorporó, por medio de la circuncisión al pueblo de Israel, y toda su descendencia hasta hoy día.

Pánico en el campamento de los asirios

7Luego que se hizo de día, colgaron la cabeza de Holofernes en lo alto de la muralla, y tomando cada uno sus armas, salieron con grande estruendo y algazara. 8Al ver esto los centinelas, corrieron al pabellón de Holofernes. 9Los que estaban en el pabellón, se acercaron a la entrada de la cámara e hicieron ruido para despertarlo, procurando interrumpirle el sueño sin llamar la atención, a fin de que Holofernes se despertase con el ruido sin que nadie tuviera que despertarlo directamente; 10porque nadie osaba llamar ni entrar para abrir la cámara del caudillo de los asirios.

11Acudieron sus generales y tribunos, y todos los oficiales mayores del ejército del rey de los asirios, y dijeron a los camareros: 12[3340]“Entrad y despertadlo, porque han salido los ratones de sus agujeros, y han tenido la osadía de provocarnos a batalla.”

13Entonces Vagao, entrando en la cámara, se paró delante de la cortina, y dio palmadas con sus manos; pues sospechaba que estaba durmiendo con Judit. 14Pero cuando aplicando el oído, no percibió ni el más leve movimiento de persona acostada, se arrimó más a la cortina, y alzándola vio el cadáver de Holofernes sin cabeza, tendido en tierra, y bañado en su propia sangre. Prorrumpió en grandes gritos y lágrimas, rasgó sus vestidos, 15y entró en el alojamiento de Judit, pero no la encontró. Con esto salió corriendo donde estaba la gente, y dijo: 16“Una mujer hebrea ha cubierto de afrenta la casa del rey Nabucodonosor, porque ahí yace Holofernes tendido en tierra, y no está en él su cabeza.”

17Al oír esto los jefes del ejército de los asirios, rasgaron todos sus vestidos y se apoderó de ellos un temor y temblor sumamente grande. Quedaron muy conturbados sus ánimos, 18y se levantó una gritería espantosa por todo el campamento.

JUDIT 15

Derrota del ejército asirio

1Cuando supo todo el ejército que Holofernes había sido degollado, perdieron el seso, y sin saber qué hacer, agitados solo del terror y del miedo, buscaron su salvación en la fuga. 2Sin hablar ninguno con su compañero, cabizbajos, abandonándolo todo, se daban prisa a escapar de los hebreos, que oían venir armados sobre ellos, y a huir a través de los campos y por los senderos de los collados. 3[3341]Los israelitas, viéndolos huir, siguieron a su alcance, y bajaron, tocando las trompetas y dando grandes gritos en pos de ellos. 4Y como los asirios iban desparramados en precipitada huida, y los israelitas los perseguían en un solo cuerpo, derrotaban a cuantos podían encontrar.

5Al mismo tiempo Ocías despachó mensajeros a todas las ciudades y provincias de Israel, 6de modo que cada provincia y cada ciudad envió en pos de ellos a los jóvenes armados, los más escogidos, que los fueron persiguiendo y acuchillando hasta llegar a los últimos términos del país. 7Los otros que habían quedado en Betulia, entraron en el campamento de los asirios, y tomando los despojos que estos en la huida habían dejado, volvieron bien cargados. 8Por su parte, los que victoriosos del enemigo regresaron a Betulia, trajeron consigo todo lo que había sido de los asirios, en tanta abundancia, que no podían contarse los ganados, ni las bestias de carga, ni todos los demás objetos; y así todos quedaron ricos, desde el menor hasta el mayor, con los despojos de ellos.

El sumo sacerdote llega a Betulia

9[3342]También Joaquim, el Sumo Sacerdote, vino de Jerusalén a Betulia con todos sus ancianos, para ver a Judit; 10[3343]y habiendo salido ella a recibirlo, todos a una voz la bendijeron, diciendo: “Tú eres la gloria de Jerusalén, tú la alegría de Israel, tú la honra de nuestro pueblo. 11[3344]Porque te has portado varonilmente, y tu corazón ha sido fuerte. Pues has amado la castidad y después de tu marido no has conocido otro varón; por esto la mano del Señor te ha confortado, y por lo mismo serás bendita para siempre.” 12A lo que respondió todo el pueblo: “¡Así sea, así sea!”

13Apenas bastaron treinta días para que el pueblo de Israel recogiese los despojos de los asirios. 14Todas las cosas que se conoció haber sido propias de Holofernes: oro, plata, vestidos, pedrería y toda suerte de objetos, se las dieron a Judit. Todas le fueron entregadas por el pueblo. 15Y todo el pueblo, con las mujeres, doncellas y jóvenes, estaban llenos de regocijo, al son de flautas y cítaras.

JUDIT 16

Cántico de Judit

1[3345]Entonces Judit cantó al Señor este cántico, diciendo:

2Entonad un himno al Señor

al son de tamboriles, cantad al Señor con címbalos,

cantad en honor suyo un salmo nuevo;

ensalzad y aclamad su nombre.

3El Señor quebranta las guerras;

Señor es su nombre.

4Él asentó sus reales en su pueblo,

para librarnos del poder

de todos nuestros enemigos.

5Vino Asur de los montes del Norte,

con las miríadas de su ejército;

su muchedumbre detuvo los arroyos,

y sus caballos cubrieron los valles.

6Quería él abrasar mi país,

pasar a cuchillo mi juventud,

dar en presa mis niños,

y llevarse cautivas mis vírgenes.

7[3346]Mas el Señor Todopoderoso le hirió,

entregándolo en manos de una mujer

que le quitó la vida.

8[3347]Porque no por manos de jóvenes

cayó su caudillo,

ni lo destruyeron titanes,

ni le asaltaron altos gigantes.

Judit, hija de Merarí, le derribó

con la belleza de su rostro.

9Se quitó el hábito de su viudez,

y se vistió de gala,

para que los hijos de Israel

saltasen de alegría.

10Ungió su rostro con perfumes,

prendió sus cabellos con el turbante,

se puso nueva estola para engañarle.

11Sus sandalias le robaron los ojos,

su hermosura le cautivó el, corazón;

le cortó la cabeza con su mismo alfanje.

12Se pasmaron los persas de su audacia,

y los medos de su osadía.

13Resonó de alaridos

el campamento de los asirios,

cuando vinieron mis pobres

abrasados de sed.

14Hijos de madres jóvenes los acuchillaron,

los mataron como a niños que huyen.

Perecieron en la batalla,

delante del Señor mi Dios.

15[3348]Cantemos un himno al Señor;

un himno nuevo a nuestro Dios.

16[3349]Adonai, Señor, Tú eres grande

y muy glorioso en tu poder;

nadie puede sobrepujarte.

17Sírvante todas tus creaturas,

porque dijiste y fueron hechas;

enviaste tu Espíritu,

y fueron creadas;

no hay quien resista a tu voz.

18Los montes y las aguas

se conmueven hasta los cimientos;

se derriten las peñas

como cera en tu presencia.

19Mas los que te temen,

son grandes delante de Ti,

en todas las cosas.

20[3350]¡Ay de la nación

que se levante contra mi pueblo!

porque el Señor Todopoderoso

tomará de ella venganza,

la visitará en el día del juicio;

21pues enviará fuego y gusanos

sobre sus carnes,

para que se abrasen

y sufran eternamente.

Acción de gracias en Jerusalén

22Después de esto, conseguida la victoria, todo el pueblo fue a Jerusalén a adorar al Señor; y luego que se purificaron, ofrecieron todos sus holocaustos y cumplieron sus votos y promesas. 23[3351]Judit ofreció, en anatema de olvido, todos los instrumentos bélicos de Holofernes, que el pueblo le había dado, y aquel cortinaje que ella misma había quitado de su cama. 24El pueblo se entregaba al regocijo a la vista del Santuario, y el gozo de esta victoria se celebró con Judit durante tres meses.

Últimos años de Judit

25Pasados estos días, regresó cada cual a su casa. Judit fue muy celebrada en Betulia, y era la mujer más ilustre de todo el país de Israel. 26Porque uniendo a la valentía la castidad, no conoció otro varón en toda su vida, después que falleció su marido Manasés. 27En los días de fiesta salía en público, llena de gloria. 28Permaneció en la casa de su marido ciento cinco años, y dio la libertad a su sierva. Cuando murió fue sepultada con su marido en Betulia, 29[3352]llorándola todo el pueblo por espacio de siete días. 30Durante toda su vida y muchos años después de su muerte no hubo quien turbase (la paz) de Israel.

31[3353]El día de la fiesta de esta victoria es contado por los hebreos en el número de los días santos y es celebrado por los judíos desde aquel tiempo hasta el presente.

ESTER

# · 1 · 2 · 3 · 4 · 5 · 6 · 7 · 8 · 9 · 10 · 11 · 12 · 13 · 14 · 15 · 16

INTRODUCCIÓN

El libro de Ester contiene una de las más emocionantes escenas de la Historia Sagrada. Habiendo el rey Asuero (Jerjes) repudiado a la reina Vasti, la judía Ester vino a ser su esposa y reina de Persia. Ella, confiada en Dios y sobreponiéndose a su debilidad, intercedió por su pueblo cuando el primer ministro Amán concibió el proyecto de exterminar a todos los judíos, comenzando por Mardoqueo, padre adoptivo de Ester. En un banquete, Ester descubrió al rey su nacionalidad hebrea y pidió protección para sí y para los suyos contra su perseguidor Amán. El rey concedió lo pedido: Amán fue colgado en el mismo patíbulo que había preparado para Mardoqueo, y el pueblo judío fue autorizado a vengarse de sus enemigos el mismo día en que según el edicto de Amán, debía ser aniquilado en el reino de los persas. En memoria de este feliz acontecimiento los judíos instituyeron la fiesta de Purim (Fiesta de las Suertes).

El texto masorético que hoy tenemos en la Biblia hebrea, solo contiene 10 capítulos, y es más corto que el originario, debido a que la Sinagoga omitió ciertos pasajes religiosos, cuando la fiesta de Purim, en que se leía este libro al pueblo, tomó carácter mundano. San Jerónimo añadió los últimos capítulos (10, 4-16, 24), que contienen los trozos que se encuentran en la versión griega de Teodoción, pero faltan en la forma actual del texto hebreo. Hemos indicado los lugares a que corresponde cada fragmento. Estos fragmentos constituyen la parte deuterocanónica del libro, que hemos agregado según el texto de la Vulgata.

El carácter histórico del libro siempre ha sido reconocido, tanto por la tradición judaica, como por la cristiana. Un hecho manifiesto nos muestra la historicidad del libro, y es la existencia de la mencionada fiesta de Purim, que los judíos celebran aún en nuestros días. Sin embargo, han surgido no pocos exégetas, sobre todo acatólicos, que relegan el libro de Ester a la categoría de los libros didácticos o le atribuyen solamente un carácter histórico en sentido lato. Es este un punto que debe estudiarse a la luz de las normas trazadas en la Encíclica “Divino Afflante Spiritu”. Hasta aclararse la cuestión damos preferencia a la opinión tradicional.

En cuanto al tiempo de la composición se deciden algunos por la época de Jerjes I (485-461 a. C.), otros por el tiempo de los Macabeos.

La canonicidad del libro de Ester está bien asegurada. El Concilio de Trento ha definido también la canonicidad de la segunda parte del libro de Ester (capítulo 10, versículo 4 al capítulo 16, versículo 24), mientras los judíos y protestantes conservan solamente la primera parte en su canon de libros sagrados.

Los santos Padres ven en Ester, que intercedió por su pueblo, una figura de la Santísima Virgen María, auxilium christianorum. Lo que Ester fue para su pueblo por disposición de Dios, lo es María para el pueblo cristiano.

I. PARTE PROTOCANÓNICA

ESTER 1

Convite del rey Asuero

1[3354]En tiempo de Asuero —ese Asuero reinó desde la India hasta la Etiopía sobre ciento veinte y siete provincias—, 2[3355]en aquel tiempo en que el rey Asuero se sentaba sobre su trono real en Susa, la capital, 3el año tercero de su reinado, dio un festín a todos sus príncipes y ministros, estando en su presencia también (los jefes) del ejército de los persas y de los medos, y los grandes y gobernadores de las provincias. 4[3356]Con esta ocasión hizo delante de ellos ostentación de la riqueza y magnificencia de su reino y del pomposo esplendor de su grandeza, durante mucho tiempo, (a saber), durante ciento ochenta días.

5Pasados estos días, el rey dio a todo el pueblo, a grandes y chicos que se hallaban en Susa, la capital, un festín en el patio del jardín del palacio real. 6[3357]Había toldos blancos, verdes y azules, sujetos con cordones de lino fino y de púrpura a anillos de plata y a columnas de mármol. Divanes de oro y de plata descansaban sobre un pavimento de pórfido, de mármol blanco, nácar y mármol negro. 7Se servían las bebidas en vasos de oro, de variadas formas, y el vino real en abundancia como correspondía a la liberalidad del rey. 8[3358]Según la orden del rey cada uno bebía sin que nadie le obligase, pues el rey había mandado a todos los intendentes de su casa que actuaran conforme al gusto de cada uno. 9También la reina Vasti dio un festín a las mujeres en el palacio real del rey Asuero.

Conflicto entre el rey y la reina

10El día séptimo, el rey cuyo corazón estaba alegre a causa del vino, mandó a Mehumán, Biztá, Harboná, Bigtá, Abagtá, Setar y Carcas, los siete eunucos que servían delante del rey Asuero, 11que condujesen a su presencia a la reina Vasti, con la diadema real, para mostrar a la gente y a los grandes su belleza, pues era de extremada belleza. 12[3359]La reina Vasti, empero, desacató la orden que el rey había mandado por medio de los eunucos, por lo cual el rey se irritó mucho y se encendió en él su cólera.

13Entonces el rey consultó a los sabios, conocedores de las costumbres, porque así respetaba el rey a todos los conocedores de la ley y del derecho. 14Los más allegados a él eran Carsená, Setar, Admata, Tarsís, Meres, Marsená y Memucán, siete príncipes de Persia y Media, que veían la cara del rey y ocupaban el primer rango en el reino. 15(Les preguntó:) “Según la ley, ¿qué se debe hacer con la reina Vasti, por no haber obedecido la orden del rey Asuero enviada por medio de los eunucos?” 16[3360]Respondió Memucán, delante del rey y los príncipes: “La reina Vasti no, solo ha ofendido al rey, sino a todos los príncipes y a todos los pueblos que están en todas las provincias del rey Asuero. 17Porque lo hecho por la reina llegará a oídos de todas las mujeres; por lo cual estas menospreciarán a sus maridos, diciendo: “El rey Asuero mandó que presentasen delante de él a la reina Vasti, y ella no fue. 18Desde hoy las princesas de Persia y Media, tan pronto como sepan este ejemplo de la reina, dirán (lo mismo) a todos los príncipes del rey; de donde resultarán muchos desprecios y mucha indignación. 19Si al rey le agrada, promúlguese un edicto real de su parte, y escríbase entre las leyes de los persas y medos, para que no haya más transgresiones: “Que Vasti no aparezca más ante el rey Asuero; y en cuanto a su dignidad real, otórguela el rey a otra que sea mejor que ella. 20El edicto que el rey va a promulgar será conocido en todo su reino, por grande que sea, y todas las mujeres respetarán a sus maridos, desde el más grande hasta el más pequeño.”

21Este consejo pareció bien al rey y a los príncipes; e hizo el rey conforme al parecer de Memucán. 22[3361]Envió cartas a todas las provincias del rey, a cada provincia en la escritura correspondiente y a cada pueblo en su lengua, (ordenando) que todo marido había de ser señor en su casa, y que esto se publicase en el lenguaje de cada pueblo.

ESTER 2

Ester es elegida reina

1[3362]Después de esto, calmada ya la ira del rey Asuero, se acordó de Vasti, y de lo que ella había hecho, y de la decisión que se había tomado contra ella. 2Entonces dijeron los servidores del rey, los que le asistían: “Búsquense para el rey jóvenes doncellas de hermosa presencia, 3poniendo el rey comisionados en todas las provincias de su reino, que reúnan a todas las jóvenes doncellas de hermosa presencia en Susa, la capital, en la casa de las mujeres, a cargo de Egeo, eunuco del rey y guarda de las mujeres, y déseles lo necesario para su atavío; 4y la joven que agrade al rey, sea reina en lugar de Vasti.” La propuesta pareció bien al rey, y se hizo así. 5Ahora bien, vivía en Susa, la capital, un judío, llamado Mardoqueo, hijo de Jaír, hijo de Simeí, hijo de Cis, benjaminita, 6que había sido deportado de Jerusalén con los cautivos llevados al cautiverio juntamente con Jeconías, rey de Judá, por Nabucodonosor, rey de Babilonia. 7[3363]Este había criado a Hadasá, o sea Ester, que era hija de un tío suyo y no tenía ni padre ni madre. La joven era de bella figura y de hermoso aspecto. Mardoqueo la había adoptado por hija, después que ella había perdido su padre y su madre.

8Cuando a raíz de la publicación de la orden del rey y de su decreto, se reunieron en Susa, la capital, muchas jóvenes bajo la vigilancia de Egeo, fue llevada también Ester a la casa del rey y entregada a Egeo, guarda de las mujeres. 9La joven le agradó y halló favor delante de él; por lo cual se apresuró a facilitarle lo necesario para el atavío y la subsistencia y, además, puso a su disposición siete doncellas escogidas de la casa del rey, y la trasladó con sus doncellas al mejor departamento de la casa de las mujeres. 10Éster no decía nada de su pueblo, ni de su parentela, porque Mardoqueo le había prohibido hablar de eso. 11[3364]Todos los días se paseaba Mardoqueo por delante del patio de la casa de las mujeres, para saber cómo le iba a Ester y cómo la trataban.

12Según el reglamento establecido para las mujeres, tocaba a cada una de las jóvenes el turno para ir al rey Asuero, pasados (los doce meses) que exigía su tratamiento cosmético: seis meses con ungüento de mirra, y seis meses con aromas y perfumes para mujeres. 13De esta manera iban las jóvenes al rey, y todo cuanto pedían se les daba para llevarlo consigo de la casa de las mujeres a la casa del rey. 14Entraban por la tarde, y por la mañana volvían a la casa segunda de las mujeres, que estaba bajo la vigilancia de Sasgaz, eunuco del rey, guarda de las concubinas; y ninguna volvía más al rey a menos que este la desease llamándola nominalmente.

15[3365]Cuando a Ester, hija de Abihael, tío de Mardoqueo, a la cual este había adoptado por hija, le tocó el turno de ir al rey, no pidió cosa alguna fuera de lo que le había indicado Egeo, eunuco del rey, guarda de las mujeres; porque Ester hallaba gracia a los ojos de todos los que la veían. 16Ester fue llevada al rey Asuero, a la casa real, en el mes décimo, que es el mes de Tebet, en el año séptimo de su reinado. 17[3366]El rey amó a Ester más que a todas las mujeres, y ella halló gracia y favor ante él más que todas las jóvenes. Puso la diadema real sobre su cabeza y la hizo reina en lugar de Vasti. 18Y dio el rey un gran banquete para todos sus príncipes y servidores, el banquete de Ester. Concedió también alivio a las provincias, y distribuyó dones con real munificencia.

Mardoqueo salva la vida del rey

19Cuando por segunda vez se buscaron doncellas, Mardoqueo estaba sentado a la puerta del rey. 20[3367]Aún no había manifestado Ester su parentela ni su pueblo, como se lo había ordenado Mardoqueo; pues Ester cumplía las órdenes de Mardoqueo como cuando estaba bajo su tutela. 21[3368]En aquellos días, estando Mardoqueo sentado a la puerta del rey, Bigtán y Teres, dos eunucos del rey, que guardaban la puerta, dejándose llevar de la cólera quisieron echar mano al rey Asuero. 22Mardoqueo tuvo conocimiento de esto y lo notificó a la reina Ester; y Ester se lo dijo al rey en nombre de Mardoqueo. 23Fue investigado el asunto y resultó ser cierto, por lo cual los dos fueron colgados en una horca, escribiéndose esto en el libro de los anales en presencia del rey.

ESTER 3

Amán

1[3369]Después de esto, el rey ensalzó a Amán, hijo de Hamedata, agagita. Lo ensalzó y puso su silla sobre la de todos los príncipes que tenía. 2[3370]Por lo cual todos los siervos del rey que estaban a la puerta del rey, doblaban la rodilla y se postraban ante Amán; porque así lo había mandado el rey acerca de él. Solo Mardoqueo no doblaba la rodilla ni se postraba. 3Por lo cual los siervos del rey que estaban a la puerta del rey, dijeron a Mardoqueo: “¿Por qué traspasas la orden del rey?” 4Así le hablaban todos los días sin que él les hiciese caso. Al fin informaron a Amán para ver si Mardoqueo persistía en su resolución; porque les había dicho que era judío. 5Cuando vio Amán que Mardoqueo no doblaba la rodilla ni se postraba ante él, se llenó de cólera; 6más reputando por nada alargar su mano solo contra Mardoqueo, de cuya nacionalidad le habían informado, procuró exterminar al pueblo de Mardoqueo, a todos los judíos que había en el reino entero de Asuero.

Decreto contra los judíos

7[3371]En el mes primero, que es el mes de Nisán, el año duodécimo del rey Asuero, se echó el “pur”, es decir, la suerte delante de Amán, para cada día y cada mes, (y salió) el mes duodécimo, que es el mes de Adar. 8[3372]Entonces dijo Amán al rey Asuero: “Hay un pueblo esparcido que vive disperso entre los pueblos de todas las provincias de tu reino. Sus leyes son diferentes de las de todos los pueblos, y no cumplen ellos las leyes del rey. No le conviene al rey tolerarlos. 9[3373]Si al rey le parece bien escríbase (una orden) según la cual sean destruidos; y yo pagaré diez mil talentos de plata en manos de los administradores de la hacienda, para que los entreguen a la tesorería del rey.” 10Con esto el rey quitó de su mano su anillo de sellar, y lo dio a Amán, hijo de Hamedata, agagita, enemigo de los judíos. 11Y dijo el rey a Amán: “La plata sea para ti y en cuanto al pueblo, haz con él lo que mejor te parezca.”

12Fueron llamados los secretarios del rey en el mes primero, el día trece del mismo; y conforme a todas las órdenes de Amán se escribió a los sátrapas del rey, a los gobernadores que había en cada provincia, y a los príncipes de cada pueblo; a cada provincia en su escritura y a cada pueblo en su lenguaje. Se escribió las cartas en nombre del rey Asuero, y fueron selladas con el anillo del rey. 13Las cartas se enviaron por medio de correos a todas las provincias del rey, mandando destruir, matar y exterminar a todos los judíos, jóvenes y viejos, niños y mujeres, en un mismo día, el trece del mes duodécimo, que es el mes de Adar, y saquear sus bienes.

14[3374]Una copia del escrito que había de publicarse como edicto en cada provincia, fue notificada a todos los pueblos, a fin de que estuvieran preparados para aquel día. 15[3375]Los correos salieron a toda prisa, cumpliendo la orden del rey. Cuando el edicto se publicó en Susa, la capital, el rey y Amán se sentaron a beber, en tanto que la ciudad de Susa estaba consternada.

ESTER 4

Consternación de los judíos

1[3376]Cuando Mardoqueo supo lo sucedido, rasgó sus vestidos, se cubrió de saco y ceniza, y yendo por medio de la ciudad y dando alaridos grandes y amargos, 2llegó hasta delante de la puerta del rey, pues nadie podía franquear la puerta del rey vestido de saco. 3En todas las provincias, dondequiera que llegó la orden del rey y su edicto, hubo entre los judíos gran duelo y ayuno y lágrimas y llanto, acostándose muchos en saco y ceniza.

4Cuando las siervas y eunucos vinieron a darle parte a Ester, la reina se atemorizó mucho, y envió vestidos a Mardoqueo para que los vistiese y se quitase el saco; más él no los aceptó. 5Entonces Ester llamó a Atac, uno de los eunucos que el rey había designado para asistirla, y le envió a preguntar a Mardoqueo, para saber qué era eso y por qué lo hacía. 6Fue Atac a Mardoqueo, que estaba en la plaza de la ciudad, delante de la puerta del rey. 7Y Mardoqueo le contó todo lo que había acontecido, indicándole también la suma de dinero que Amán había prometido pagar a la tesorería del rey, para poder exterminar a los judíos. 8[3377]Le dio también copia del edicto que se había promulgado en Susa para exterminarlos, a fin de que lo mostrase a Ester, para su información, y la exhortase a presentarse al rey a pedirle compasión y rogarle por su pueblo.

9Vino Atac a referir a Ester lo que había dicho Mardoqueo. 10Entonces respondió Ester a Atac, y le mandó decir a Mardoqueo: 11“Todos los servidores del rey, y la gente de las provincias del rey, saben que hay una ley, según la cual cualquiera persona, hombre o mujer, que se presente al rey en el atrio interior, sin ser llamada, será entregada a la muerte, salvo que el rey extienda hacia ella el cetro de oro para que viva; y yo no he sido llamada para ir al rey en estos treinta días.”

Mardoqueo pide la intervención de Ester

12Cuando refirieron a Mardoqueo las palabras de Ester, 13[3378]este mandó que respondiesen a Ester: “No vayas a imaginarte que tú, por estar en la casa del rey, te salvarás (sola) de entre todos los judíos; 14pues si ahora callas, socorro y libertad para los judíos vendrá de otra parte, más tú y la casa de tu padre pereceréis. ¿Y quién sabe si no es para un momento como este que tú has llegado a la realeza?”

15Entonces Ester mandó a Mardoqueo esta respuesta: 16[3379]“Ve, y junta a todos los judíos, cuantos estén en Susa; y ayunad por mí, y no comáis ni bebáis durante tres días, ni de noche ni de día. Yo también ayunaré del mismo modo con mis siervas; y después iré al rey, aunque no sea conforme a la ley; y si debo morir, moriré.”

17[3380]Con esto Mardoqueo se fue e hizo cuanto Ester le había encargado.

ESTER 5

El convite de Ester

1[3381]Al tercer día, Ester se vistió de reina y se presentó en el atrio interior del palacio del rey, delante de la sala del rey. Estaba el rey sentado sobre el trono de su reino, en la sala del rey, frente a la entrada de la sala. 2Cuando el rey vio a la reina Ester parada en el atrio, halló esta gracia a sus ojos; y extendió el rey el cetro de oro, que tenía en la mano, hacia Ester, la cual acercándose tocó la punta del cetro. 3[3382]Y le dijo el rey: “¿Qué quieres, reina Ester? ¿Y cuál es tu petición? Aunque fuera la mitad del reino te será concedida.” 4Ester respondió: “Si al rey le place, venga el rey hoy con Amán al banquete que le tengo preparado.” 5Entonces dijo el rey: “Traed en seguida a Amán, para hacer lo que dice Ester.” Y fueron el rey y Amán al banquete que Ester había preparado.

6En el banquete de vino preguntó el rey a Ester: “¿Cuál es tu petición, pues te será concedida? ¿Y cuál es tu deseo? Aunque pidieres la mitad del reino te será otorgada.” 7Respondió Ester y dijo: “He aquí mi petición y mi deseo: 8Si he hallado gracia a los ojos del rey, y si place al rey cumplir mi petición y mi deseo, venga el rey, con Amán, al banquete que voy a hacerles; y mañana daré al rey la respuesta que pide.” 9[3383]Aquel día salió Amán gozoso y alegre de corazón; pero cuando vio a la puerta del rey a Mardoqueo, que no se puso de pie, ni siquiera se movió en su presencia, se llenó de cólera contra Mardoqueo.

Amán intenta matar a Mardoqueo

10Sin embargo, Amán se dominó y fue a su casa. Luego envió a llamar a sus amigos, y a Zares, su mujer; 11y les habló Amán de la grandeza de sus riquezas, de la multitud de sus hijos y de todas las distinciones que el rey le había conferido, y cómo le había elevado sobre todos los príncipes y servidores del rey. 12Y agregó Amán: “Aún la reina Ester no ha llamado a ningún otro al banquete que dio al rey, sino a mí; y también para mañana estoy convidado por ella con el rey. 13[3384]Mas todo esto no me satisface mientras vea al judío Mardoqueo sentado a la puerta del rey.” 14[3385]Zares, su mujer, y todos sus amigos le dijeron: “Que se haga una horca de cincuenta codos de altura, y mañana habla al rey para que Mardoqueo sea colgado en ella. Entonces irás gozoso con el rey al banquete.” La propuesta agradó a Amán, e hizo preparar la horca.

ESTER 6

El rey honra a Mardoqueo

1[3386]Aquella noche el rey no pudo dormir y mandó traer el libro de las memorias, las crónicas. Y cuando fueron leídas delante del rey, 2hallose escrito cómo Mardoqueo había denunciado a Bigtán y Teres, los dos eunucos del rey que tenían la guardia de la puerta y habían tratado de matar al rey Asuero. 3El rey preguntó: “¿Qué honra y qué distinción se ha conferido a Mardoqueo por esto?” Respondieron los servidores del rey, los que le servían: “No le fue conferida ninguna.” 4Luego dijo el rey: “¿Quién está en el patio?” Pues Amán había venido al patio exterior de la casa del rey para pedir al rey que mandara colgar a Mardoqueo en la horca preparada para este. 5Contestaron los servidores del rey: “Es Amán el que espera en el patio.” Y dijo el rey: “¡Que entre!” 6[3387]Entró Amán y el rey le dijo: “¿Qué debe hacerse con un hombre a quien el rey quiere honrar?” Entonces Amán dijo en su corazón: “¿A quién deseará el rey honrar sino a mí?” 7Respondió, pues, Amán: “Para el hombre que el rey quiera honrar, 8tráigase uno de los trajes reales con que se viste el rey, y uno de los caballos, en que el rey cabalga, y póngase una corona real sobre su cabeza, 9y dense el traje y el caballo a uno de los príncipes más nobles del rey, para que vista al hombre que el rey quiere honrar, y lo lleve en el caballo por la plaza de la ciudad, pregonando delante de él: ¡Así se hace con aquel a quien el rey quiere honrar!” 10Replicó el rey a Amán: “¡Toma inmediatamente el traje y el caballo, como has dicho, y hazlo así con Mardoqueo el judío, que está sentado a la puerta del rey! ¡No omitas nada de cuanto has dicho!” 11Tomó Amán el traje y el caballo y vistió a Mardoqueo, y lo hizo pasear a caballo por la plaza de la ciudad, pregonando delante de él: “¡Así se hace con el hombre a quien el rey quiere honrar!”

12Después volvió Mardoqueo a la puerta del rey; más Amán se fue a toda prisa a su casa, entristecido y cubierta la cabeza. 13[3388]Y contó Amán a Zares, su mujer, y a todos sus amigos todo lo que había sucedido. Entonces le dijeron sus sabios y Zares, su mujer: “Si ese Mardoqueo, delante del cual has comenzado a caer, es del linaje de los judíos, no lo vencerás, sino que caerás del todo delante de él.” 14Estaban ellos todavía hablando con él, cuando llegaron los eunucos del rey, para llevar a Amán apresuradamente al banquete que Ester tenía preparado.

ESTER 7

Ester intercede por su pueblo

1Fueron el rey y Amán al banquete de la reina Ester. 2[3389]También en este segundo día el rey, mientras bebía vino, preguntó a Ester: “¿Cuál es tu petición, reina Ester?, pues te será concedida; ¿y cuál es tu deseo? Aunque pidieres la mitad del reino te será otorgada.” 3Respondió la reina Ester y dijo: “Si he hallado gracia a tus ojos, oh rey, y si es del agrado del rey, sea concedida la vida mía —esta es mi petición, y la de mi pueblo—, este es mi deseo. 4[3390]Porque estamos vendidos, yo y mi pueblo, para ser entregados a la ruina y para que nos maten y exterminen. Si fuéramos vendidos para siervos y siervas hubiera callado; porque entonces la aflicción no habría sido tan grande como para molestar por ello al rey.” 5Respondió el rey Asuero y dijo a la reina Ester: “¿Quién es, y dónde está el que pretende hacerlo así?” 6Contestó Ester: “El adversario y el enemigo es este malvado Amán.” Con esto Amán se sobrecogió de terror ante el rey y la reina.

Amán es condenado a muerte

7Entonces el rey, en su ira, se levantó del banquete de vino, (y se fue) al jardín del palacio. Amán, entretanto, se quedó para rogar a la reina Ester por su vida, pues veía que el rey había resuelto perderlo. 8[3391]Cuando el rey volvió del jardín del palacio a la casa del banquete de vino, Amán se hallaba caído sobre el diván de Ester. Por lo cual dijo el rey: “¡Aun querrá violentar a la reina, en mi casa, en el palacio!” Apenas había salido esta palabra de la boca del rey, cuando cubrieron la cara de Amán. 9Entonces Harboná, uno de los eunucos, dijo en presencia del rey: “En casa de Amán está todavía la horca de cincuenta codos de altura, preparada por Amán para Mardoqueo, el que habló en provecho del rey.” Y dijo el rey: “¡Colgadle a él mismo en ella!” 10[3392]Colgaron a Amán en la horca que este había preparado para Mardoqueo, y se apaciguó la ira del rey.

ESTER 8

Edicto en favor de los judíos

1[3393]Aquel mismo día el rey Asuero dio a la reina Ester la casa de Amán, el enemigo de los judíos; y Mardoqueo fue presentado al rey, pues Ester había dado a conocer su parentesco. 2[3394]Entonces tomó el rey su anillo de sellar, que había retirado de Amán, y lo dio a Mardoqueo. Ester, por su parte, puso a Mardoqueo sobre la casa de Amán.

3Ester volvió a hablar al rey y, echándose a sus pies y con lágrimas en los ojos le rogó que frustrara la malicia de Amán agagita y los planes que este había tramado contra los judíos. 4Y extendió el rey hacia Ester el cetro de oro, de modo que Ester pudo levantarse. Y puesta en pie delante del rey, 5dijo: “Si es del agrado del rey y si he hallado gracia a sus ojos; si la propuesta conviene al rey y si yo soy agradable a sus ojos, (pido) que sean invalidadas por escrito las cartas inspiradas por Amán, hijo de Hamedata, agagita, las cuales este escribió para exterminar a los judíos que están en todas las provincias del rey; 6porque ¿cómo podré yo ver el mal que ha de venir sobre mi pueblo? ¿Y cómo podré ver el exterminio de mi raza?” 7Respondió el rey Asuero a la reina Ester y a Mardoqueo el judío: “He aquí que he dado la casa de Amán a Ester, y él mismo ha sido colgado en una horca, por haber extendido su mano contra los judíos. 8Escribid vosotros en nombre del rey, lo que bien os parezca respecto de los judíos, y selladlo con el anillo del rey; pues carta escrita en nombre del rey y sellada con el anillo real no puede ser revocada.”

9[3395]Fueron entonces llamados los secretarios del rey, en el mes tercero, o sea, en el mes de Siván, el día veinte y tres del mismo; y se escribió, conforme a todo lo que mandó Mardoqueo, a los judíos y a los sátrapas, los gobernadores y jefes de las provincias, desde la India hasta Etiopía, que eran ciento veinte y siete provincias; a cada provincia en su escritura, y a cada pueblo en su lengua, y también a los judíos en su escritura y lengua. 10Escribió (Mardoqueo) en nombre del rey Asuero y puso el sello con el anillo del rey; y envió las cartas por medio de correos montados en caballos veloces, de las caballerizas (del rey). 11(En estas cartas) concedía el rey a los judíos, que en cada ciudad se reuniesen para defender su vida y para destruir, matar y exterminar, con niños y mujeres, a cualquier gente armada de cualquier pueblo o provincia que los atacase, y también para saquear sus bienes, 12(y todo esto) en un mismo día en todas las provincias del rey Asuero: el trece del mes duodécimo, que es el mes de Adar.

13[3396]Copia de esta carta había de publicarse como edicto en cada una de las provincias, de manera que todos los pueblos supieran que los judíos aquel día estuviesen preparados para vengarse de sus enemigos. 14Los correos montados en caballos veloces partieron inmediatamente y a toda prisa, según la orden del rey. El edicto fue publicado también en Susa, la capital.

Júbilo entre los judíos

15Mardoqueo salió de la presencia del rey, con traje real de color de jacinto y blanco, con una gran corona de oro y un manto de lino fino y de púrpura; y la ciudad de Susa rebosaba de alborozo y alegría, 16ya que para los judíos había luz y alegría y gozo y honra. 17[3397]En cada provincia y en cada ciudad, dondequiera que llegaba la orden del rey y su edicto, hubo júbilo y alegría para los judíos, banquetes y fiestas. Y muchos de entre los pueblos del país se hicieron judíos; porque había caído sobre ellos el temor de los judíos.

ESTER 9

Victoria de los judíos

1[3398]En el duodécimo mes, que es el mes de Adar, el día trece del mismo, cuando había de ejecutarse la orden del rey y su edicto, y cuando los enemigos de los judíos creían obtener el dominio sobre ellos, sucedió todo lo contrario; pues los judíos prevalecieron contra quienes los odiaban. 2Los judíos se reunieron en sus ciudades, por todas las provincias del rey Asuero, para echar mano de todos aquellos que buscaban perderlos; y ninguno pudo resistirles; pues el temor de ellos había caído sobre todos los pueblos. 3Y todos los jefes de las provincias, los sátrapas y los gobernadores, y todos los dignatarios del rey, favorecían a los judíos; porque los había invadido el temor de Mardoqueo. 4Pues Mardoqueo era poderoso en la casa del rey, y su fama iba por todas las provincias, de suerte que este hombre, Mardoqueo, crecía cada día más en poder. 5Los judíos hirieron a golpe de espada a todos sus enemigos, los mataron y los exterminaron y trataron a su gusto a los que los odiaban.

Estragos en Susa

6En Susa, la capital, los judíos mataron y exterminaron a quinientos hombres. 7Mataron también a Parsandata, Dalfón, Aspata, 8Porata, Adalia, Aridata, 9Parmasta, Arisai, Aridai, y Yezata, 10los diez hijos de Amán, hijo de Hamedata, adversario de los judíos; pero no alargaron su mano para despojarlos.

11Aquel mismo día llegó al conocimiento del rey el número de los muertos en Susa, la capital. 12Y dijo el rey a la reina Ester: “En Susa, la capital, los judíos han matado y exterminado a quinientos hombres y a los diez hijos de Amán. ¿Qué habrán hecho en las demás provincias? ¿Cuál es ahora tu petición?, pues te será concedida. ¿Y qué más deseas?, pues será otorgado.” 13[3399]Dijo Ester: “Si al rey le parece bien concédase a los judíos que están en Susa, hacer también mañana, según el decreto de hoy; y que los diez hijos de Amán sean colgados en la horca.” 14Mandó entonces el rey que se hiciera así; se dio un decreto en Susa y los diez hijos de Amán fueron colgados. 15Se reunieron, pues, los judíos de Susa el catorce del mes de Adar y mataron en Susa a trescientos hombres; pero no se dieron al saqueo.

Importancia de la victoria

16[3400]Los otros judíos que estaban en las provincias del rey, se reunieron del mismo modo para defender su vida, y obtuvieron que sus enemigos los dejasen en paz. Mataron de sus enemigos a setenta y cinco mil: pero no se dieron al saqueo.

17Esto sucedió el día trece del mes de Adar. El día catorce del mismo mes descansaron, haciendo de él un día de banquete y de alegría. 18Solo los judíos de Susa se habían reunido el trece y el catorce del mes, y descansaron el quince del mismo, haciendo de él un día de banquete y de alegría. 19Por eso los judíos de la campaña, los que habitan en ciudades sin murallas, hacen del día catorce del mes de Adar día de regocijo y de banquete, día de fiesta en que se mandan regalos los unos a los otros.

La fiesta de Purim

20Mardoqueo escribió estas cosas, y envió cartas a todos los judíos que había en todas las provincias del rey Asuero, cercanas y remotas, 21obligándolos a celebrar todos los años el día catorce del mes de Adar, y el día quince del mismo 22—como días en que los judíos se deshicieron de sus enemigos, y como mes en que la tristeza se les trocó en regocijo, y el luto en día bueno— y hacer de ellos días de banquete y de regocijo, con el fin de mandarse regalos los unos a los otros y repartir dádivas a los pobres.

23Los judíos adoptaron (como costumbre) lo que habían va comenzado a hacer, y lo que Mardoqueo les había escrito. 24Porque Amán, hijo de Hamedata agagita, enemigo de todos los judíos, había tramado el proyecto de exterminar a los judíos, echando el “pur”, es decir, la suerte, para destruirlos y exterminarlos. 25Mas cuando (Ester) se presentó al rey, mandó este por escrito, que recayese sobre su misma cabeza el proyecto maligno que había tramado contra los judíos, y así le colgaron a él y a sus hijos en la horca. 26[3401]Por esto llamaron a aquellos días Purim, del nombre de pur. Y por lo mismo, a raíz de todas las palabras de aquella carta, y por lo que ellos mismos habían visto y que les había acaecido, 27los judíos establecieron como obligación para sí, para sus descendientes y para los que se les agregasen, celebrar irrevocablemente estos dos días, conforme a lo prescrito y en el tiempo señalado, año tras año 28y que estos días fuesen recordados y celebrados de generación en generación, en cada familia, en cada provincia y en cada ciudad; y que estos días de Purim no cayesen en desuso entre los judíos, ni se borrase su recuerdo entre sus descendientes.

Segunda carta de Ester y Mardoqueo

29Por esto la reina Ester, hija de Abihael, y Mardoqueo el judío escribieron con toda instancia, por segunda vez, para confirmar la carta sobre Purim. 30Mandaron cartas a todos los judíos de las ciento veinte y siete provincias del rey Asuero, con palabras de paz y verdad, 31y recomendaron celebrar estos días de Purim en su tiempo determinado, como Mardoqueo judío y la reina Ester lo habían ordenado y como ellos mismos se habían obligado para sí y para sus descendientes en lo tocante a los ayunos y sus lamentaciones. 32La orden de Ester confirmó estas observancias de Purim; y se escribió esto en el libro.

ESTER 10

Conclusión

1[3402]El rey Asuero impuso un tributo a la tierra y a las islas del mar. 2Y todos los actos de su poder, y sus hazañas, y los detalles de la grandeza a la cual el rey elevó a Mardoqueo, ¿no están escritos en el libro de los anales de los reyes de Media y Persia? 3Porque el judío Mardoqueo era segundo después del rey Asuero, el más eminente entre los judíos, y amado de todos sus hermanos, porque procuraba el bien de su pueblo e intercedía por la prosperidad de su nación.

II. PARTE DEUTEROCANÓNICA
Interpretación del sueño de Mardoqueo

4Entonces Mardoqueo dijo: “Esto es obra de Dios. 5[3403]Me acuerdo de un sueño que vi, el cual significaba estas mismas cosas, y nada de ello ha quedado sin cumplirse: 6La pequeña fuente que creció hasta hacerse un río, y se convirtió en luz y en sol, y llegó a ser una masa de aguas, es Ester, a quien el rey tomó por mujer y quiso que fuese reina. 7Los dos dragones somos Amán y yo. 8Las gentes que se juntaron, son los que intentaron borrar el nombre judío. 9Mi gente es Israel, que clamó al Señor, y el Señor salvó a su pueblo, librándonos de todos los males y obrando grandes milagros y portentos entre los gentiles. 10Por lo cual mandó preparar dos suertes, una para el pueblo de Dios, y otra para todas las naciones. 11Ambas suertes salieron fuera delante del Señor, en el día señalado ya desde aquel tiempo para las naciones. 12Y se acordó el Señor de su pueblo y tuvo compasión de su herencia. 13Por esto los días catorce y quince del mes de Adar deben celebrarse con todo celo y júbilo por todo el pueblo congregado, por todas las generaciones futuras del pueblo de Israel.”

ESTER 11

Traducción de la carta de Ester

1[3404]El año cuarto del reinado de Ptolomeo y de Cleopatra, Dositeo, que decía ser sacerdote y de la estirpe de Leví, y Ptolomeo, su hijo, trajeron esta carta de Purim, que dijeron haber sido traducida en Jerusalén por Lisímaco, hijo de Ptolomeo.

El sueño de Mardoqueo

2[3405]El año segundo del reinado del muy grande Artajerjes, el primer día del mes de Nisán, tuvo un sueño Mardoqueo, hijo de Jaír, hijo de Semeí, hijo de Cis, de la tribu de Benjamín. 3Era judío y habitaba en la ciudad de Susa; era asimismo poderoso y uno de los primeros de la corte del rey. 4[3406]Pertenecía al número de los cautivos que Nabucodonosor, rey de Babilonia, había trasportado de Jerusalén con Jeconías, rey de Judá.

5[3407]He aquí su sueño: Le pareció que sentía voces y alborotos y truenos y terremotos y turbación sobre la tierra; 6y vio a dos grandes dragones dispuestos a combatir uno contra otro. 7[3408]Oyendo su grito se alborotaron todas las naciones para hacer la guerra contra la nación de los justos. 8[3409]Fue aquel día un día de tinieblas, de peligros, de tribulación y de angustias, y reinaba grande temor sobre la tierra. 9Se conturbó la nación de los justos, temerosa de los desastres, y considerándose destinada a la muerte. 10Clamaron a Dios, y a su clamor una fuentecilla creció hasta hacerse un grandísimo río, qué llegó a ser una enorme masa de aguas. 11Apareció entonces la luz y el sol; y los humildes fueron ensalzados y devoraron a los grandes.

12Cuando Mardoqueo tuvo esta visión, se levantó de la cama y se puso a pensar qué cosa Dios quería hacer; y la llevaba grabada en su mente, deseoso de saber su significación.

ESTER 12

Mardoqueo descubre la conjuración

1Estaba entonces Mardoqueo en el palacio del rey con Bagata y Tara, eunucos del rey, los cuales eran porteros del palacio. 2Se enteró de los planes de ellos y después de averiguar bien sus designios, entendió que atentaban contra la vida del rey Artajerjes, y dio de ello noticia al rey; 3el cual hizo el proceso a ambos, y habiendo ellos confesado, mandó conducirlos a la muerte. 4[3410]El rey hizo escribir en los anales lo sucedido; e igualmente lo puso por escrito Mardoqueo, para conservar su memoria. 5[3411]También el rey le mandó que se quedase en la corte real, después de haberle recompensado por la denuncia. 6Pero Amán, hijo de Amadati, bugeo, gozaba de gran favor con el rey, y quiso perder a Mardoqueo y a su pueblo, a causa de los dos eunucos del rey que habían sido ajusticiados.

ESTER 13

Primer edicto del rey

1[3412]“El muy grande Artajerjes, rey desde la India hasta Etiopía, a los príncipes y gobernadores de las ciento veinte y siete provincias sujetas a su imperio, salud. 2[3413]Siendo yo rey de muchísimas naciones, y habiendo sometido a mi dominio toda la tierra, no he querido en modo alguno abusar de la grandeza de mi poderío, sino antes bien gobernar a mis súbditos con clemencia y mansedumbre, para que pasando una vida tranquila, sin temor alguno, gozasen la paz deseada de todos los mortales. 3Consultando con mis consejeros cómo esto podría conseguirse, uno de ellos, llamado Amán, que aventajaba a los demás en sabiduría y lealtad y era el segundo después del rey, 4me hizo conocer la existencia de un pueblo disperso por toda la tierra, que se gobierna con leyes nuevas, y que, oponiéndose a la costumbre de todas las gentes, menosprecia las órdenes de los reyes, y con sus disensiones turba la concordia de todas las naciones. 5Lo cual entendido por Nos, viendo que esta sola nación, contraria a todo el género humano, sigue leyes perversas, desoye nuestros mandatos y perturba la paz y concordia de las provincias que Nos están sujetas: 6[3414]hemos decretado que todos los que señalare Amán —el cual tiene la superintendencia de todas las provincias; y es el segundo después de Nos, y a quien honramos como a padre— sean exterminados por sus enemigos, juntamente con las mujeres e hijos, el día catorce del mes duodécimo de Adar, del presente año, sin que nadie los perdone; 7a fin de que esos hombres malvados, desciendan al infierno en un, mismo día, y se restituya a nuestro reino la paz que han turbado.”

Oración de Mardoqueo

8[3415]Hizo entonces Mardoqueo oración al Señor, haciendo memoria de todas Sus obras, 9[3416]y dijo: “Señor, Señor, Rey omnipotente, en tu poder están todas las cosas, y no hay quien pueda resistir a tu voluntad, si has resuelto salvar a Israel. 10Tú hiciste el cielo y la tierra y todo cuanto en el ámbito del cielo se contiene. 11Tú eres el Señor de todas las cosas, ni hay quien resista a tu majestad. 12Tú lo sabes todo, y sabes que no por altivez, no por desdén, ni por ambición de gloria he hecho esto de no adorar al soberbísimo Amán; 13porque para salvar a Israel estaría dispuesto a besar con gusto aun las huellas de sus pies, 14[3417]pero he temido trasladar a un hombre el honor debido a mi Dios, y adorar a ningún otro fuera del Dios mío. 15[3418]Ahora oh Señor y Rey, Dios de Abrahán, apiádate de tu pueblo; porque nuestros enemigos buscan cómo perdernos y acabar con tu heredad. 16No menosprecies tu posesión, que para Ti has rescatado de Egipto. 17Escucha mi súplica, y muéstrate propicio a tu nación y a la heredad tuya, y convierte nuestro llanto en gozo, para que viviendo alabemos, Señor, tu nombre, y no cierres las bocas de los que te alaban.”

18[3419]Todo Israel, orando unánimemente, clamó al Señor, pues una muerte cierta les amenazaba a todos.

ESTER 14

Oración de Ester

1También la reina Ester, aterrada del peligro inminente, acudió al Señor. 2Quitándose las vestiduras reales, tomó un traje propio de llanto y luto, y en vez de los preciosos perfumes, cubrió la cabeza de ceniza y basura, mortificó su cuerpo con ayunos y esparcía los cabellos que se arrancaba, por todos aquellos lugares en que antes acostumbraba alegrarse. 3Y oró al Señor, Dios de Israel, diciendo:

“Oh Señor mío, Tú que eres el único rey nuestro, socórreme a mí, que estoy desolada, pues no tengo otra ayuda fuera de Ti; 4[3420]porque me estrecha el peligro por todas partes. 5[3421]Yo oí contar a mi padre, cómo Tú, Señor, escogiste a Israel de entre todas las naciones, y a nuestros padres de entre todos sus antepasados, para poseerlos como heredad perpetua, e hiciste con ellos como habías prometido. 6Hemos pecado delante de Ti, y por eso nos has entregado en manos de nuestros enemigos; 7[3422]puesto que hemos adorado sus dioses. Justo eres, oh Señor. 8Mas ahora no se contentan con oprimirnos con durísima esclavitud, sino que, atribuyendo al poder de los ídolos la fuerza de sus brazos, 9intentan desbaratar tus promesas, destruir tu heredad, cerrar las bocas de los que te alaban y extinguir la gloria de tu templo y de tu altar, 10a fin de que abran los gentiles sus bocas para alabar el poder de los ídolos y celebrar para siempre a un rey de carne. 11[3423]No entregues, Señor, tu cetro a los que nada son, para que no se rían de nuestra caída; antes bien vuelve contra ellos sus maquinaciones, y derriba al que ha empezado a desencadenar su furor contra nosotros. 12Acuérdate, Señor, de nosotros, y muéstranos tu rostro en el tiempo de nuestra tribulación, y dame firme esperanza, oh Señor, rey de los dioses y de toda potestad. 13[3424]Pon en mi boca palabras apropiadas cuando me presente al león, y muda su corazón para que aborrezca a nuestro enemigo y este perezca con todos los que están de acuerdo con él. 14Líbranos con tu mano, y ayúdame a mí, que no tengo otro auxilio sino a Ti, Señor, como quiera que Tú conoces todas las cosas, 15[3425]y sabes que aborrezco la gloria de los inicuos y detesto el lecho de los incircuncisos y de todo extranjero. 16Tú conoces mi necesidad, y que abomino el soberbio distintivo de mi gloria que llevo sobre mi cabeza en los días de mi lucimiento; que lo detesto, cual paño de menstruación, y que no lo llevo, en los días de mi retiro. 17[3426]Y que nunca he comido en la mesa de Amán, ni me han gustado los banquetes del rey, ni he bebido vino de las libaciones; 18y que esta tu sierva desde el día en que fue trasladada aquí, hasta el presente, jamás se ha alegrado sino en Ti, Señor, Dios de Abrahán. 19Oh Dios, que eres más fuerte que todos, escucha las voces de aquellos que no tienen ninguna otra esperanza, sálvanos de las manos de los inicuos y líbrame de mis angustias.”

ESTER 15

Exhortación de Mardoqueo a Ester

1[3427]Y le envió a decir —sin duda era Mardoqueo— que se presentase al rey, y rogase por su pueblo y por su patria:

2“Acuérdate, le dijo, del tiempo en que te hallabas en estado humilde, y como te he alimentado con mi mano; porque Amán, el segundo después del rey, ha hablado contra nosotros para (tramar) nuestra muerte. 3Por tanto, invoca Tú al Señor, y habla por nosotros al rey, para librarnos de la muerte.”

Ester ante el rey

4[3428]Al tercer día dejó los vestidos de penitencia y se vistió con todas sus galas. 5Y así, brillando con el esplendor de los aderezos de reina, e invocando a Dios, que es el árbitro y salvador de todos, tomó consigo dos de sus criadas, 6apoyándose sobre una de ellas, como que por la suma delicadeza y debilidad no podía sostener su cuerpo. 7La otra criada iba detrás de su señora, llevándole la falda que arrastraba por el suelo. 8Ella, empero, con el color de rosa en su rostro, y con la gracia y brillo de sus ojos, ocultaba la tristeza de su corazón, oprimida por un excesivo temor.

9Pasó una por una todas las puertas, hasta que llegó a la presencia del rey, en donde este se hallaba sentado sobre el solio de su reino, vestido con las vestiduras reales y reluciente de oro y pedrería, pero de un aspecto que causaba terror. 10Cuando él alzó la vista y manifestó en sus ojos encendidos el furor de su pecho, la reina se desmayó, y mudándose su color en palidez, dejó caer su fatigada cabeza sobre la criada. 11[3429]Entonces Dios trocó la ira del rey en dulzura, y apresurado y temeroso saltó del trono, y sosteniéndola con sus brazos hasta que volvió en sí, la acariciaba con estas palabras: 12“¿Qué tienes, Ester? Yo soy tu hermano, no temas. 13[3430]No morirás, porque esta ley fue puesta para todos los demás, pero no para ti. 14Acércate y toca el cetro.” 15Y como ella no hablase, tomó él el cetro de oro, y poniéndoselo sobre el cuello la besó, diciendo: “¿Por qué no me hablas?” 16[3431]Entonces ella respondió: “Te he visto, señor, como a un ángel de Dios, y ante el temor de tu majestad quedó conturbado mi corazón. 17Porque tú, señor, eres en extremo admirable, y tu rostro está lleno de gracias.” 18Mientras decía esto se desmayó de nuevo, quedando casi exánime, 19[3432]por lo cual el rey se acongojaba, y todos sus ministros consolaban a Ester.

ESTER 16

Segundo edicto del rey

1[3433]“El grande Artajerjes, rey desde la India hasta Etiopía, a los gobernadores y príncipes de las ciento veinte y siete provincias que están sujetas a nuestro imperio, salud. 2Muchos en su soberbia han abusado de la bondad de los príncipes y de los honores que se les han conferido, 3y no solo procuran oprimir a los súbditos de los reyes, sino que, incapaces de mantener la gloria recibida, maquinan asechanzas contra los que se la dieron. 4[3434]Y no se contentan con ser ingratos a los beneficios, y con violar en sí mismos los derechos de la humanidad, sino que creen también poder escapar al juicio de Dios que todo lo ve. 5Han llegado a tal punto de locura, que con ardides y mentiras intentan derribar a los que cumplen exactamente los cargos a ellos confiados y se portan en todo de tal manera, que se hacen dignos del común aplauso. 6Con sus astutas mentiras engañan los oídos sencillos de los príncipes, que juzgan a los otros por su propio natural. 7Lo cual se comprueba no solo por las historias antiguas, sino también por lo que sucede cada día, (es decir) que por las malas sugestiones de algunos se pervierten las buenas inclinaciones de los reyes. 8Por eso es preciso proveer a la paz de todas las provincias; 9[3435]y por tanto no debéis creer que si damos contraórdenes, proviene esto de ligereza de ánimo, sino que tomamos tales resoluciones con arreglo al bien del estado, conforme a la condición y necesidad de los tiempos.

10Para que mejor entendáis lo que decimos: Amán, hijo de Amadati, macedonio de corazón y de origen, extraño de la raza de los persas y despreciador cruel de nuestra bondad, extranjero como era, fue acogido por Nos, 11y alcanzó nuestra benevolencia en tanto grado, que era apellidado nuestro padre, y venerado de todos como el segundo después del rey. 12Este se infatuó de tanta arrogancia, que intentó privarnos del reino y de la vida. 13Pues con nuevos y nunca oídos engaños maquinaba la muerte de Mardoqueo, a cuya lealtad y buenos servicios debemos la vida, y de Ester, consorte de nuestro reino, y de toda su nación. 14Pensaba, quitada la vida a estos, armarnos asechanzas, después de habernos aislado, y trasladar a los macedonios el reino de los persas. 15[3436]Pero no hemos hallado la menor culpa en los judíos, a los cuales había destinado a la muerte el peor de los hombres. Al contrario, ellos viven según leyes justas, 16y son hijos del Dios altísimo, máximo y siempre viviente, por cuyo beneficio fue dado el reino a nuestros padres y a Nos y conservado hasta el día de hoy.

17Por tanto sabed que son nulas las cartas que él expidió en nuestro nombre. 18Por esta maldad así él, que la fraguó, como toda su parentela, están colgados en patíbulos a las puertas de esta ciudad de Susa, no siendo nosotros, sino Dios, el que le ha dado su merecido. 19[3437]Este edicto, que ahora enviamos, publíquese en todas las ciudades, para que sea permitido a los judíos vivir según sus leyes; 20y vosotros debéis prestarles auxilio, a fin de que el día trece del duodécimo mes llamado Adar, puedan dar muerte a aquellos que estén preparados para acabar con ellos; 21pues este día de aflicción y de llanto, el Dios Todopoderoso lo convirtió en día de gozo. 22Por esto contaréis también vosotros este día entre los demás días festivos; y lo celebraréis con toda suerte de regocijos, para que se sepa en los tiempos venideros 23que todos los que obedecen lealmente a los persas reciben la recompensa digna de su lealtad, mientras que los conspiradores contra su reino perecen por su crimen.

24Toda provincia y toda ciudad, que no quisiere tener parte en esta solemnidad, perezca a cuchillo y a fuego, y sea de tal manera arrasada, que quede para siempre intransitable, no solo a los nombres, sino aun a las fieras, para escarmiento de los despreciadores y desobedientes.”

I MACABEOS

# · 1 · 2 · 3 · 4 · 5 · 6 · 7 · 8 · 9 · 10 · 11 · 12 · 13 · 14 · 15 · 16

INTRODUCCIÓN

Los dos Libros de los Macabeos son los últimos del Antiguo Testamento, cronológicamente posteriores a los de Esdras y Nehemías, que señalan el retorno de Babilonia. Han recibido su nombre del tercer hijo del sacerdote Matatías: Judas, a quien por su valentía fue dado el sobrenombre de “Makkébet” (martillo). Ese apodo pasó a los hermanos de Judas y a toda su familia que antiguamente se llamaba de los Hasmoneos, por Hasmonai, bisabuelo de Matatías.

La canonicidad de los dos libros es atestiguada por muchos Padres, como Clemente Alejandrino, Orígenes, San Cipriano, San Hilario, San Ambrosio, San Agustín, San Crisóstomo, y por los Concilios de Hipona (393) y Cartago (391). San Jerónimo, sin embargo, no los tradujo al latín, “acaso porque dudaba de su autenticidad” (Bardenhewer). El Concilio de Trento terminó con las dudas sobre su carácter canónico, incorporándolos ambos definitivamente al canon de las Escrituras sagradas.

El primer Libro empieza describiendo la situación política y religiosa de Palestina a raíz de la persecución de Antíoco IV Epífanes (175-164); relata después la resistencia de Matatías, de estirpe sacerdotal, su celo por la Ley, y su muerte (caps. 1-2). Matatías es la encarnación del sentimiento religioso y patriótico, el cual supo infundir a sus hijos y a un pequeño núcleo de su pueblo, que no rehusaba ningún sacrificio para obtener la victoria. A estos dos primeros capítulos se agrega la historia de los hijos de Matatías, sus batallas, victorias y proezas: Judas Macabeo (3, 1-9, 22), Jonatás (9, 23-12, 53) y Simón (caps. 13-16).

El segundo Libro trae primero dos cartas de los judíos de Palestina a los de Egipto, que tratan de la fiesta de la Dedicación del Templo. En el Prólogo, subsiguiente a esas cartas, el autor da noticias acerca de la composición del libro, el cual se presenta como compendio de los cinco libros de Jasón de Cirene (caps. 1-2). La primera parte trae el castigo de Heliodoro, la historia de los Sumos Sacerdotes Onías, Jasón y Menelao, el martirio de Eleázaro y de la madre de los llamados Macabeos con sus siete hijos (caps. 3-1). El resto del libro está dedicado exclusivamente a Judas Macabeo, cuya historia se narra hasta la victoria sobre Nicanor (caps. 8-15).

En cuanto a la composición se cree que el primer libro fue escrito por un autor palestinense en idioma hebreo, alrededor del año 100 a. C. y traducido poco después al griego. San Jerónimo vio todavía el texto hebreo. El segundo libro, empero, se escribió en griego como fácilmente se prueba por el estilo. Su composición es anterior a la del primero, y ha de fijarse poco después del año 160 a. C. Por eso no alcanza a referir las hazañas de Jonatás ni las de Simón que se narran en el primer libro.

El fin y objeto de los dos libros no es solamente dar una exposición histórica de las guerras contra los más poderosos opresores de Israel, sino también, y más aún, poner de relieve las tremendas pruebas que sufrió el pueblo escogido por querer imitar a los paganos, y destacar el auxilio de la divina Providencia en aquella lucha de vida o muerte, que humanamente hablando, habría debido tener por consecuencia la aniquilación del pequeño pueblo judío. Si esto no sucedió, si el curso de la historia tomó un rumbo contrario a toda expectación humana, estamos autorizados y obligados a atribuirlo a la intervención del Altísimo, que una vez más se mostró benigno para con su pueblo, del cual poco después había de nacer el Mesías.

El segundo libro acentúa más él carácter edificante y confortante de los acontecimientos históricos, exhortando a la celebración de las fiestas, a la reverencia al Templo, a la constancia en la persecución, a la fe en la resurrección y a la esperanza en la eterna recompensa.

En la cronología siguen los dos libros la era de los Seléucidas, cuyo comienzo es el mes de Tischri del año 312 a. C.

Faltando el texto hebreo seguimos, con leves cambios, la versión publicada en nuestra edición de la Vulgata.

1 MACABEOS 1

Prólogo

1[3438]Sucedió que después que Alejandro, hijo de Filipo, rey de Macedonia, y el primero que reinó en Grecia, salió del país de Cetim y derrotó a Darío, rey de los persas y de los medos; 2ganó muchas batallas, y se apoderó en todas partes de las ciudades fuertes, y mató a los reyes de la tierra, 3y penetró hasta los últimos términos del mundo, y se enriqueció con los despojos de muchas naciones; y enmudeció la tierra delante de él. 4Juntó poder y un ejército muy fuerte; y después se engrió e hinchó de soberbia su corazón; 5y se apoderó de las provincias, de las naciones y de sus reyes, los cuales se le hicieron tributarios. 6Después de esto cayó enfermo, y conoció que iba a morirse. 7Entonces llamó a los nobles de su corte que se habían criado con él desde la tierna edad; y antes de morir dividió entre ellos su reino. 8[3439]Reinó Alejandro doce años, y murió.

9En seguida aquellos se hicieron reyes, cada uno en su respectiva provincia. 10Y así que él murió, se coronaron todos, y después de ellos sus hijos, por espacio de muchos años; y se multiplicaron los males sobre la tierra.

I. LEVANTAMIENTO DE MATATÍAS
Antíoco Epífanes sube al poder

11[3440]Y de entre ellos salió aquella raíz perversa, Antíoco Epífanes, hijo del rey Antíoco, que después de haber estado en Roma como rehén, empezó a reinar el año ciento treinta y siete del imperio de los griegos. 12[3441]En aquel tiempo se dejaron ver unos inicuos israelitas, que persuadieron a otros muchos, diciéndoles: Vamos, y hagamos alianza con las naciones circunvecinas, porque después que nos separamos de ellas, hemos experimentado muchos desastres. 13Les pareció bien este consejo. 14Y algunos del pueblo se decidieron, y fueron a estar con el rey, el cual les dio facultad de vivir según las costumbres de los gentiles. 15[3442]En seguida construyeron en Jerusalén un gimnasio, según el estilo de los gentiles; 16abolieron el uso de la circuncisión, y abandonaron el Testamento, y se coligaron con las naciones y se vendieron como esclavos a la maldad.

Antíoco saquea a Jerusalén

17EstabIecido Antíoco en su reino, concibió el designio de hacerse también rey de Egipto, a fin de dominar en ambos reinos. 18Así entró en Egipto con un poderoso ejército, con carros de guerra, y elefantes, y caballería, y un gran número de naves. 19[3443]Y haciendo la guerra a Ptolomeo, rey de Egipto, temió este su encuentro, y echó a huir, y fueron muchos los muertos y heridos. 20Entonces se apoderó de las ciudades fuertes de Egipto, y saqueó el país de Egipto.

21Después de haber asolado a Egipto, volvió Antíoco el año ciento cuarenta y tres, y se dirigió contra Israel. 22Y habiendo llegado a Jerusalén con un poderoso ejército, 23[3444]entró lleno de soberbia en el Santuario, y tomó el altar de oro, y el candelero con todas sus lámparas, y todos sus vasos, y la mesa de la proposición, y las palanganas, y las copas, y los incensarios de oro, y el velo, y las coronas, y los adornos de oro que había en la fachada del Templo, y todo lo hizo pedazos. 24[3445]Tomó asimismo la plata y el oro, y los vasos preciosos, y los tesoros escondidos que encontró. Y después de haberlo saqueado todo, se volvió a su tierra; 25habiendo hecho grande mortandad en las personas, y mostrado en sus palabras mucha soberbia.

26[3446]Fue grande el llanto que hubo en Israel y en todo el país. 27Gemían los príncipes y los ancianos; quedaban sin aliento las doncellas y los jóvenes; y desapareció la hermosura en las mujeres. 28Se entregaron al llanto todos los esposos, y sentadas sobre el tálamo nupcial se deshacían en lágrimas las esposas. 29Y se estremeció la tierra, como compadecida de sus habitantes; y toda la casa de Jacob quedó cubierta de oprobio.

Nuevo estrago en Jerusalén

30Cumplidos que fueron dos años, envió el rey por las ciudades de Judá al superintendente de tributos, el cual llegó a Jerusalén con grande acompañamiento. 31[3447]Y habló a la gente con una fingida dulzura, y le creyeron. 32Pero de repente se arrojó sobre los ciudadanos, e hizo en ellas una gran carnicería, quitando la vida a muchísima gente del pueblo de Israel. 33Y saqueó la ciudad, y la entregó a las llamas, y derribó sus casas y los muros que la cercaban. 34Y se llevaron cautivas las mujeres, y se apoderaron de sus hijos y de sus ganados.

Jerusalén, ciudad desolada

35[3448]Fortificaron la ciudad de David, con una grande y firme muralla, y con fuertes torres, e hicieron de ella una fortaleza. 36La guarnecieron de gente malvada, de hombres perversos, los cuales se hicieron allí fuertes, y metieron en ella armas y vituallas, y también los despojos de Jerusalén, 37teniéndolos allí como en custodia. Y vinieron a ser como un funesto lazo, 38estando como en emboscada contra el lugar santo, y siendo como unos enemigos mortales de Israel; 39pues derramaron la sangre inocente alrededor del Santuario, y profanaron el lugar santo. 40[3449]Por causa de ellos huyeron los habitantes de Jerusalén, viniendo esta a quedar morada de extranjeros, y como extraña para sus naturales, los cuales la abandonaron. 41[3450]Su Santuario quedó desolado como un yermo, convertidos en días de llanto sus días festivos, en oprobio sus sábados, y reducidos a nada sus honores. 42En fin, la grandeza de su ignominia igualó a la de su gloria, y su alta elevación se convirtió en llantos.

Impío edicto de Antíoco

43[3451]En esto el rey Antíoco expidió cartas por todo su reino, para que todos sus pueblos formasen uno solo, renunciando cada uno a su ley: particular. 44Todas las gentes se conformaron con este decreto del rey Antíoco, 45y muchos del pueblo de Israel se sometieron a esta servidumbre, y sacrificaron a los ídolos, y violaron el sábado. 46[3452]En efecto, el rey envió sus comisionados a Jerusalén, y por todas las ciudades de Judá, con cartas, para que abrazasen las leyes de las gentes de la tierra, 47y se prohibiese ofrecer en el Templo de Dios holocaustos, sacrificios, y oblaciones por los pecados, 48y se impidiese la celebración del sábado y de las solemnidades. 49[3453]Mandó además que se profanasen los santos lugares y el pueblo santo de Israel. 50Dispuso que se erigiesen altares y templos e ídolos, y que se sacrificasen carnes de cerdo y animales inmundos; 51que dejasen sin circuncidar a sus hijos, y que manchasen sus almas con toda suerte de viandas impuras y de abominaciones, a fin de que olvidasen la Ley de Dios, y traspasasen todos sus mandamientos; 52[3454]y que todos los que no obedeciesen las órdenes del rey Antíoco perdiesen la vida. 53A este tenor escribió a todo su reino, y nombró comisionados que obligasen al pueblo a hacer todo esto; 54los cuales mandaron a las ciudades de Judá que sacrificasen. 55Y muchos del pueblo se unieron con aquellos que habían abandonado la Ley del Señor, e hicieron mucho mal en el país; 56y obligaron al pueblo de Israel a huir a parajes extraviados, y a guarecerse en sitios ocultos.

Profanación del templo y persecución de los que observaban la ley

57[3455]El día quince del mes de Casleu del año ciento cuarenta y cinco, colocó el rey Antíoco sobre el altar de Dios el abominable ídolo de la desolación, y por todas partes se erigieron altares en todas las ciudades de Judá. 58Y quemaban inciensos y ofrecían sacrificios delante de las puertas de las casas y en las plazas. 59[3456]Y despedazando los libros de la Ley de Dios, los arrojaban al fuego; 60y a todo hombre en cuyo poder hallaban los libros del Testamento del Señor, y a todos cuantos observaban la Ley del Señor, los despedazaban, en cumplimiento del edicto del rey. 61Con esta violencia trataban, una vez por mes, al pueblo de Israel que habitaba en las ciudades. 62Porque a los veinticinco días del mes, ofrecían ellos sacrificios sobre el altar, que estaba erigido enfrente del altar.

63Las mujeres que circuncidaban a sus hijos eran despedazadas, conforme a lo mandado por el rey Antíoco; 64y a los niños los colgaban por el cuello en todas las casas donde los hallaban, y despedazaban a los que los habían circuncidado. 65[3457]En medio de esto muchos del pueblo de Israel resolvieron en su corazón no comer viandas impuras, y eligieron antes el morir que contaminarse con manjares inmundos; 66y no queriendo quebrantar la Ley santa de Dios, fueron despedazados. 67[3458]Terrible fue sobremanera la ira contra el pueblo.

1 MACABEOS 2

El sacerdote Matatías y sus hijos

1[3459]En aquellos días se levantó Matatías, hijo de Juan, hijo de Simeón, sacerdote de la familia de Joarib, de Jerusalén, que vivía en el monte de Modín. 2Tenía cinco hijos: Juan, llamado por sobrenombre Gadis; 3Simón, por sobrenombre Tasi; 4[3460]Judas, que era apellidado Macabeo; 5Eleázaro, denominado Abarón; y Jonatás, conocido con el sobrenombre de Apfus.

6Al ver estos los estragos que se hacían en el pueblo de Judá y en Jerusalén, 7exclamó Matatías: “¡Infeliz de mí! ¿Por qué he venido yo al mundo para ver la ruina de mi patria, y la destrucción de la ciudad santa, y para estarme aquí sin hacer nada por ella al tiempo que es entregada en poder de sus enemigos? 8Las cosas santas se hallan en manos de los extranjeros; y su Templo es como un hombre que está infamado. 9Sus vasos preciosos han sido saqueados y llevados fuera; despedazados por las plazas sus ancianos, y muertos al filo de la espada enemiga sus jóvenes. 10¿Qué nación hay que no haya participado algo de este reino, o tenido parte en sus despojos? 11[3461]Arrebatado le ha sido todo su esplendor; y la que antes era libre, es en el día esclava. 12En fin, todo cuanto teníamos de santo, de ilustre y de glorioso, otro tanto ha sido asolado y profanado por las naciones. 13¿Para qué queremos ya la vida?” 14Y rasgaron sus vestidos Matatías y sus hijos, y se cubrieron de cilicios, y lloraban amargamente.

Su celo por la Ley

15A este tiempo llegaron allí los comisionados que el rey Antíoco enviaba para obligar a los que se habían refugiado en la ciudad de Modín a que ofreciesen sacrificios y quemasen incienso a los ídolos, y abandonasen la Ley de Dios. 16En efecto, muchos del pueblo de Israel consintieron en ello, y se les unieron. Pero Matatías y sus hijos permanecieron firmes. 17Y tomando la palabra los comisionados de Antíoco, dijeron a Matatías: “Tú eres el principal, el más grande y el más esclarecido de esta ciudad, y glorioso con esa corona de hijos y de hermanos. 18[3462]Ven, pues, tú el primero, y haz lo que el rey manda, como lo han hecho todas las gentes, y los varones de Judá, y los que han quedado en Jerusalén; y con esto tú y tus hijos seréis del número de los amigos del rey, el cual os llenará de oro y plata, y de grandes dones”. 19Respondió Matatías, y dijo en alta voz: “Aunque todas las gentes obedezcan al rey Antíoco, y todos abandonen la observancia de la ley de sus padres, y se sometan a los mandatos del rey, 20yo, y mis hijos, y mis hermanos obedeceremos la ley de nuestros padres. 21[3463]Quiera Dios ampararnos. No nos es provechoso abandonar la Ley y los preceptos de Dios. 22No daremos oídos a las palabras del rey Antíoco, ni ofreceremos sacrificios, violando los mandamientos de nuestra Ley por seguir otro camino”.

Matatías mata a los idólatras y huye al desierto

23Apenas había acabado de pronunciar estas palabras, cuando a vista de todos se presentó un cierto judío para ofrecer sacrificios a los ídolos sobre el altar que se había erigido en la ciudad de Modín, conforme a la orden del rey. 24[3464]Matatías lo vio, y se llenó de dolor; se le conmovieron las entrañas; e inflamándose su furor, conforme al espíritu de la Ley, se arrojó sobre él, y le mató sobre el mismo altar. 25No contento con esto, mató al mismo tiempo al comisionado del rey Antíoco, que forzaba a la gente a sacrificar, y derribó el altar; 26mostrando su celo por la Ley e imitando lo que hizo Fineés con Zamrí, hijo de Salomí.

27Gritó entonces Matatías a grandes voces por la ciudad, diciendo: “Todo el que tenga celo por la Ley, y quiera permanecer firme en la Alianza, sígame.” 28[3465]Y huyó con sus hijos a los montes, y abandonaron todo cuanto tenían en la ciudad. 29Entonces muchos que amaban la Ley y la justicia, se fueron al desierto; 30y permanecieron allí con sus hijos, con sus mujeres y sus ganados; porque se veían inundados de males.

Fidelidad a la observancia del sábado

31Se dio aviso a los oficiales del rey, y a las tropas que había en Jerusalén, en la ciudad de David, de cómo ciertas gentes que habían hollado el mandato del rey, se habían retirado a los lugares ocultos del desierto, y que les habían seguido otros muchos. 32Por lo que marcharon al punto contra ellos, y se prepararon para atacarlos en día de sábado; 33pero antes les dijeron: “¿Queréis todavía resistiros? Salid, y obedeced el mandato del rey Antíoco, y quedaréis salvos”. 34“De ningún modo saldremos, respondieron ellos, ni obedeceremos al rey, ni violaremos el sábado”. 35Entonces las tropas se arrojaron sobre ellos; 36pero tan lejos estuvieron ellos de resistirles, que ni tan siquiera les tiraron una piedra, ni aun cerraron las bocas de las cavernas; 37[3466]sino que dijeron: “Muramos todos en nuestra sencillez, y el cielo y la tierra nos serán testigos de que injustamente nos quitáis la vida”. 38En efecto, los enemigos los acometieron en día de sábado; y perecieron tanto ellos como sus mujeres, hijos y ganados, llegando a mil personas las que perdieron la vida.

39Lo supieron Matatías y sus amigos e hicieron por ellos un gran duelo; 40y se dijeron unos a otros: “Si todos nosotros hiciéremos como han hecho nuestros hermanos, y no peleáremos para defender nuestras vidas y nuestra Ley contra las naciones, en breve tiempo nos exterminarán del país”. 41Así, pues, tomaron aquel día esta resolución: “Si alguno, dijeron, nos acomete en día de sábado, pelearemos contra él; y así no moriremos todos, como han muerto en las cavernas nuestros hermanos.”

Matatías destruye en todo el país los altares paganos

42[3467]Entonces vino a reunirse con ellos la congregación de los asideos, que eran hombres de los más valientes de Israel, y celosos todos de la Ley; 43y también se les unieron todos los que huían acosados de las calamidades, y les sirvieron de refuerzo. 44Formaron un ejército, y se arrojaron en su ira sobre los prevaricadores, y en su saña sobre los hombres malvados; y los que quedaron huyeron a ponerse en salvo entre las naciones. 45Después recorrió Matatías con sus amigos todo el país; y destruyeron los altares; 46y circuncidaron a cuantos niños hallaron incircuncisos, en los términos de Israel, y obraron con denuedo. 47Persiguieron a sus orgullosos enemigos, y salieron prósperamente en todas sus empresas. 48Y vindicaron la Ley contra el poder de los gentiles, y el poder de los reyes; y no dejaron al malvado que abusase de su poder.

Muerte de Matatías

49[3468]Se acercaron entretanto los días de la muerte de Matatías; el cual habló a sus hijos de esta manera: “Ahora domina la soberbia, y es el tiempo del castigo y de la ruina, y del furor e indignación. 50Por lo mismo ahora, oh hijos míos, sed celosos de la Ley, y dad vuestras vidas en defensa del Testamento de vuestros padres. 51Acordaos de las obras que hicieron en sus tiempos vuestros antepasados, y os adquiriréis una gloria grande, y un nombre eterno. 52[3469]Abrahán, por ventura, ¿no fue hallado fiel en la prueba que de él se hizo, y le fue imputado esto por justicia? 53[3470]José en el tiempo de su aflicción observó los mandamientos, y vino a ser el señor de Egipto. 54Fineés, nuestro padre, porque se abrasó en celo por la honra de Dios, recibió la recompensa de un sacerdocio eterno. 55Josué por su obediencia llegó a ser caudillo de Israel. 56Caleb, por el testimonio que dio en la congregación del pueblo, recibió una herencia. 57[3471]David por su misericordia se adquirió para siempre el trono del reino. 58[3472]Elías por su abrasado celo por la Ley fue recibido en el cielo. 59Ananías, Azarías y Misael fueron librados de las llamas por su fe. 60Daniel por su sinceridad fue librado de la boca de los leones. 61Y a este modo id discurriendo de generación en generación: Todos aquellos que ponen en Dios su esperanza, no descaecen.

62Y no os amedrenten las palabras del hombre pecador; porque su gloria no es más que basura y gusanos. 63Hoy es ensalzado, y mañana desaparece; porque se convierte en el polvo de que fue formado, y se desvanecen todos sus designios. 64Sed, pues, constantes vosotros, oh hijos míos, y obrad vigorosamente en defensa de la Ley; pues ella será la que os llenará de gloria.

Última instrucción y bendición de Matatías

65Ahí tenéis a Simón, vuestro hermano. Yo sé que es hombre de consejo; escuchadle siempre, y él hará para con vosotros las veces de padre. 66Judas Macabeo ha sido esforzado y valiente desde su juventud; sea él el general de vuestro ejército, y el que conduzca el pueblo a la guerra. 67Reunid a vosotros todos aquellos que observan la Ley, y vengad a vuestro pueblo. 68Dad a las gentes su merecido, y sed solícitos en guardar los preceptos de la Ley.”

69En seguida les echó su bendición, y fue a reunirse con sus padres. 70[3473]Murió Matatías el año ciento cuarenta y seis, y sus hijos le sepultaron en Modín en el sepulcro de sus padres, y todo Israel le lloró amargamente.

II. JUDAS MACABEO

1 MACABEOS 3

Elogio de Judas

1Y le sucedió su hijo Judas, que tenía el sobrenombre de Macabeo. 2Le ayudaban todos sus hermanos, y todos cuantos se habían unido con su padre, y peleaban con alegría por la defensa de Israel. 3[3474]Y dio Judas de nuevo lustre a la gloria de su pueblo; se revistió cual gigante la coraza, se ciñó sus armas para combatir, y protegía con su espada todo el campamento. 4Parecía un león en sus acciones, y se asemejaba a un cachorro cuando ruge sobre la presa. 5Persiguió a los malvados, buscándolos por todas partes; y abrasó en las llamas a los que turbaban el reposo de su pueblo. 6El temor que infundía su nombre hizo desaparecer a sus enemigos, todos los malvados se llenaron de turbación; y con su brazo obró la salud. 7Preparaba gran amargura a muchos reyes; sus acciones eran la alegría de Jacob, y será eternamente bendita su memoria. 8Recorrió las ciudades de Judá, exterminando de ellas a los impíos y apartó el azote de sobre Israel. 9Su nombradía llegó hasta el cabo del mundo, y reunió alrededor de sí a los que estaban a punto de perecer.

Victoria de Judas sobre Apolonio

10[3475]Apolonio, empero, juntó las naciones, y sacó de Samaria un grande y poderoso ejército para pelear contra Israel. 11Informado de ello Judas, le salió al encuentro, y le derrotó, y le quitó la vida; quedando en el campo de batalla un gran número de enemigos, y echando a huir los restantes. 12Se apoderó en seguida de sus despojos, reservándose Judas para sí la espada de Apolonio; de la cual se servía siempre en los combates.

Victoria sobre Serón.

13En esto llegó a noticia de Serón, general del ejército de Siria, que Judas había congregado una multitud y congregación del pueblo fiel; 14y dijo: “Yo voy a ganarme gran reputación y gloria en todo el reino, derrotando a Judas y a los que le siguen; los cuales no hacen caso de las órdenes del rey”. 15Con esto se preparó; y se le unió un considerable refuerzo de tropas de impíos, para vengarse de los hijos de Israel. 16[3476]Y avanzaron hasta Bethorón, y Judas le salió al encuentro con pocas tropas. 17Así que estas vieron al ejército que venía contra ellas, dijeron a Judas: “¿Cómo podremos nosotros pelear contra un ejército tan grande y valeroso, siendo, como somos, tan pocos, y estando debilitados por el ayuno de hoy?” 18[3477]Respondió Judas: “Fácil cosa es que muchos sean presa de pocos; pues cuando el Dios del cielo quiere dar la victoria lo mismo es para Él que haya poca o que haya mucha gente; 19porque el triunfo en los combates no depende de la multitud de las tropas, sino del cielo, que es de donde dimana la fortaleza. 20Ellos vienen contra nosotros con una turba de gente insolente y orgullosa, con el fin de aniquilarnos a nosotros, y a nuestras mujeres, y a nuestros hijos, y despojarnos; 21mas nosotros vamos a combatir por nuestras vidas y por nuestra Ley. 22El Señor mismo los hará pedazos en nuestra presencia; y así no los temáis.”

23Luego que acabó de pronunciar estas palabras, se arrojó de improviso sobre los enemigos, y derrotó a Serón con todo su ejército. 24Y les persiguió desde la bajada de Bethorón hasta el llano y habiendo quedado ochocientos hombres tendidos en el campo de batalla, huyeron los demás al país de los filisteos.

25Con esto Judas y sus hermanos eran el terror de todas las naciones circunvecinas; 26y su fama llegó hasta los oídos del rey, y en todas partes se hablaba de las batallas de Judas.

Preparativos de Antíoco para una nueva guerra contra los judíos

27Luego que el rey Antíoco recibió estas noticias, se embraveció sobremanera, y mandó que se reunieran las tropas de todo su reino, y se formase un poderosísimo ejército. 28Y abrió su erario, y habiendo dado a las tropas la paga de un año, les mandó que estuviesen apercibidas para todo. 29Mas observó que se iba acabando el dinero de sus tesoros, y que sacaba pocos tributos de aquel país, por causa de las disensiones y de la miseria, que él mismo había ocasionado queriendo abolir los fueros que allí regían desde tiempos antiguos; 30[3478]y temió que no podría ya gastar ni dar, como antes hacía con largueza y con una munificencia superior a la de todos los reyes sus predecesores. 31Hallándose en gran consternación resolvió pasar a Persia, con el fin de recoger los tributos de aquellos países, y juntar gran cantidad de dinero.

32Dejó a Lisias, príncipe de sangre real, por lugarteniente del reino desde el Éufrates hasta el río de Egipto, 33y para que tuviese cuidado de la educación de su hijo Antíoco hasta que él volviese. 34Le dejó la mitad del ejército y los elefantes, y le comunicó órdenes sobre todo aquello que él quería que se hiciese; y también por lo respectivo a los habitantes de la Judea, y de Jerusalén. 35mandándole que enviase contra ellos un ejército para destruir y exterminar el poder de Israel; y los restos que quedaban en Jerusalén, y borrar de aquel país hasta la memoria de ellos; 36y que estableciese en toda aquella región habitantes de otras naciones, distribuyéndoles por suerte sus tierras. 37[3479]Tomó el rey la otra mitad del ejército, y partiendo de Antioquía, capital de su reino, el año ciento cuarenta y siete, y pasado el río Éufrates, recorrió las provincias superiores.

El enemigo se acerca a Jerusalén

38En esto eligió Lisias a Ptolomeo, hijo de Dorimino, a Nicanor, y a Gorgias, que eran personas de gran valimiento entre los amigos del rey; 39y envió con ellos cuarenta mil hombres de a pie y siete mil de a caballo, para que pasasen a asolar la tierra de Judá, según lo había dejado dispuesto el rey. 40[3480]Avanzaron con todas sus tropas, y vinieron a acampar en la llanura de Emaús. 41[3481]Y oyendo la noticia de su llegada los mercaderes de aquellas regiones tomaron consigo gran cantidad de oro y plata; y con criados vinieron a los reales con el fin de comprar por esclavos a los hijos de Israel; y con ellos se unieron las tropas de Siria y las de otras naciones.

Judas y sus tropas imploran el auxilio divino con oración y ayuno

42Judas, empero, y sus hermanos, viendo que se aumentaban las calamidades, y que los ejércitos se iban acercando a sus confines, y habiendo sabido la orden que había dado el rey de exterminar y acabar con el pueblo, 43se dijeron unos a otros: “Reanimemos nuestro abatido pueblo, y peleemos en defensa de nuestra patria, y de nuestra santa religión”. 44Se reunieron en un cuerpo para estar prontos a la batalla, y para hacer oración e implorar misericordia y gracia. 45[3482]Se hallaba a esta sazón Jerusalén sin habitantes; de modo que parecía un desierto. No se veían ya entrar ni salir los naturales de ella, era hollado el Santuario, los extranjeros eran dueños del alcázar, el cual servía de habitación a los gentiles. Desterrada estaba de Jacob toda alegría; no se oía ya en ella flauta ni cítara. 46Habiéndose reunido, se fueron a Masfá, que está enfrente de Jerusalén; por haber sido Masfá en otro tiempo el lugar de la oración para Israel. 47Ayunaron aquel día, y se vistieron de cilicio, y se echaron ceniza sobre la cabeza, y rasgaron sus vestidos. 48[3483]Y abrieron los libros de la Ley, en donde los gentiles buscaban semejanzas para sus simulacros; 49[3484]y trajeron los ornamentos sacerdotales, y las primicias y diezmos; e hicieron venir a los nazareos que habían cumplido los días de su voto; 50y levantando su clamor hasta el cielo, dijeron: “¿Qué haremos de estos, y adonde los conduciremos? 51Tu Santuario está hollado y profanado, y cubiertos de lágrimas y de abatimiento tus sacerdotes; 52y he aquí que las naciones se han coligado contra nosotros para destruirnos. Tú sabes sus designios contra nosotros. 53¿Cómo podremos sostenernos delante de ellos, si Tú, oh Dios, no nos ayudas?” 54En seguida hicieron resonar las trompetas con grande estruendo.

El ejército de Judas acampa junto a Emaús

55Nombró después Judas los caudillos del ejército, los tribunos, los centuriones, y los cabos de cincuenta hombres, y los de diez. 56[3485]Y a aquellos que estaban construyendo casa, o acababan de casarse, o de plantar viñas, como también a los que tenían poco valor, les dijo que se volviesen cada uno a su casa, conforme a lo prevenido por la Ley. 57Levantaron luego los reales, y fueron a acamparse al mediodía de Emaús. 58Y Judas les habló de esta manera: “Tomad las armas, y tened buen ánimo; y estad prevenidos para mañana, a fin de pelear contra estas naciones, que se han unido contra nosotros para aniquilarnos, y echar por tierra nuestra santa religión; 59porque más nos vale morir en el combate, que ver el exterminio de nuestra nación y del Santuario. 60Y venga lo que fuere la voluntad del cielo.”

1 MACABEOS 4

Derrota de Gorgias

1Y tomó Gorgias consigo cinco mil hombres de a pie, y mil caballos escogidos; y de noche partieron, 2[3486]para dar sobre el campamento de los judíos, y atacarlos de improviso; sirviéndoles de guías los del país que estaban en el alcázar. 3Tuvo Judas aviso de este movimiento, y marchó con los más valientes de los suyos para acometer al grueso del ejército del rey, que estaba en Emaús. 4Se hallaba el ejército todavía desparramado, fuera de los atrincheramientos. 5Gorgias llegó aquella noche al campamento de Judas, y no halló en él alma viviente; se fue a buscarlos por los montes, diciendo: “Estas gentes van huyendo de nosotros.”

6[3487]Mas así que se hizo de día, se dejó ver Judas en el llano, acompañado tan solamente de tres mil hombres, que se hallaban faltos de espadas y broqueles; 7y reconocieron que el ejército de los gentiles era muy fuerte, y que estaba rodeado de coraceros y de caballería, y que todos eran diestros en el combate. 8Entonces Judas habló a los suyos de esta manera: “No os asuste su muchedumbre, ni temáis su encuentro. 9Acordaos del modo con que fueron librados nuestros padres en el Mar Rojo, cuando el Faraón iba en su alcance con un numeroso ejército; 10y clamemos ahora al cielo, y el Señor se compadecerá de nosotros, y se acordará de la Alianza hecha con nuestros padres, y destrozará hoy a nuestra vista ese ejército; 11con lo cual reconocerán todas las gentes que hay un salvador y libertador de Israel.”

12En esto levantaron sus ojos los extranjeros, y percibieron que (los judíos) venían marchando contra ellos, 13y salieron de los reales para acometerlos. Entonces los que seguían a Judas dieron la señal con las trompetas; 14y habiéndose trabado combate, fueron desbaratadas las tropas de los gentiles; y echaron a huir por aquella campiña. 15[3488]Mas todos los que se quedaron atrás, perecieron al filo de la espada. Y los vencedores fueron siguiéndoles al alcance hasta Gecerón, y hasta las campiñas de Idumea y de Azoto y de Jamnia, y murieron de ellos hasta tres mil hombres.

Segunda victoria sobre las tropas de Gorgias

16Después Judas se volvió con el ejército que le seguía, 17y dijo a sus tropas: “No os dejéis llevar de la codicia del botín; porque aún tenemos enemigos que vencer; 18y Gorgias se halla con su ejército cerca de nosotros en el monte. Ahora manteneos firmes contra nuestros enemigos, y vencedlos, y después tomaréis los despojos con toda seguridad. 19En efecto, aún estaba hablando Judas cuando se descubrió parte de las tropas, que estaban acechando desde el monte. 20Y reconoció Gorgias que los suyos habían sido puestos en fuga, y que habían sido entregados al fuego sus reales; pues la humareda que se veía le daba a entender lo sucedido. 21Cuando ellos vieron esto, y al mismo tiempo a Judas y su ejército en el llano preparados para la batalla, se intimidaron en gran manera, 22y echaron todos a huir a las tierras de las naciones extranjeras.

23Con esto, Judas se volvió a tomar los despojos del campo, donde juntaron mucho oro y plata, y jacinto, y púrpura marina, y grandes riquezas. 24[3489]Y al volverse, entonaban himnos, y bendecían a voces a Dios: porque el Señor es bueno, y eterna es su misericordia. 25Y con esta memorable victoria se salvó Israel en aquel día.

Derrota de Lisias

26Todos aquellos extranjeros que escaparon, fueron a llevar la nueva a Lisias de cuanto había sucedido; 27y así que lo oyó, quedó consternado, y como fuera de sí, por no haber salido las cosas en Israel según él se había prometido y conforme el rey había mandado.

28El año siguiente reunió Lisias sesenta mil hombres escogidos, y cinco mil de a caballo, con el fin de exterminar a los judíos. 29Y entrando en Judea sentaron los reales en Bethorón, y les salió Judas al encuentro con diez mil hombres. 30[3490]Y conociendo que era poderoso el ejército, oró, y dijo: “Bendito seas, oh Salvador de Israel, Tú que quebrantaste la fuerza de un gigante por medio de tu siervo David, y que entregaste el campamento de los extranjeros en poder de Jonatás, hijo de Saúl, y de su escudero. 31Entrega ese ejército en poder de Israel, pueblo tuyo, y queden confundidas sus huestes y su caballería. 32Infúndeles miedo, y aniquila su osadía y coraje, y despedácense ellos mismos con sus propias fuerzas. 33Derríbalos con la espada de aquellos que te aman, para que todos los que conocen tu nombre te canten himnos de alabanza.”

34Trabada luego la batalla, quedaron en ella muertos cinco mil hombres del ejército de Lisias. 35Viendo este la fuga de los suyos, y el ardimiento de los judíos, y que estos estaban resueltos a vivir, o a morir valerosamente, se fue a Antioquía, y levantó nuevas tropas escogidas para volver con mayores fuerzas a la Judea.

Desolación del Templo

36[3491]Entonces Judas y sus hermanos, dijeron: “Ya que quedan destruidos nuestros enemigos, vamos ahora a purificar y restaurar el Templo”. 37[3492]Y reunido todo el ejército, subieron al monte Sión 38donde vieron desierto el lugar santo, y profanado el altar, y quemadas las puertas, y que en los patios habían nacido arbustos como en los bosques y montes, y que estaban arruinadas todas las habitaciones de los ministros del Santuario. 39Al ver esto rasgaron sus vestidos, y lloraron amargamente, y se echaron ceniza sobre la cabeza; 40y se postraron rostro por tierra, e hicieron resonar las trompetas con que se daban las señales, y levantaron sus clamores hasta el cielo.

Purificación del Templo

41[3493]Entonces Judas dispuso que fueran algunas tropas a combatir a los que estaban en el alcázar, mientras tanto que se iba purificando el Santuario. 42Y escogió sacerdotes sin tacha, amantes de la Ley de Dios, 43los cuales purificaron el Santuario, y llevaron a un sitio profano las piedras contaminadas. 44Y estuvo pensando qué debía hacerse del altar de los holocaustos, que había sido profanado; 45y tomaron el mejor partido, que fue el destruirle, a fin de que no fuese para ellos motivo de oprobio, puesto que había sido contaminado por los gentiles, y así le demolieron; 46[3494]y depositaron las piedras en un lugar a propósito del monte en que estaba el Templo, hasta tanto que viniese un profeta, y decidiese qué era lo que de ellas debía hacerse.

47[3495]Tomaron después piedras intactas, conforme a la Ley, y construyeron un altar nuevo semejante a aquel que había habido antes; 48y reedificaron el Santuario, y aquello que estaba de la parte de adentro de la Casa, y santificaron el Templo y sus atrios. 49E hicieron nuevos vasos sagrados, y colocaron en el Templo el candelero y el altar de los inciensos y la mesa. 50Y pusieron después incienso sobre el altar, y encendieron las lámparas que estaban sobre el candelero, y alumbraron el Templo. 51Y pusieron los panes sobre la mesa, colgaron los velos, y completaron todas las obras que habían comenzado.

El primer sacrificio en el nuevo altar

52[3496]Se levantaron antes de amanecer, el día veinticinco del noveno mes, llamado Casleu, del año ciento cuarenta y ocho. 53y ofrecieron el sacrificio, según la Ley, sobre el nuevo altar de los holocaustos que habían construido. 54Con lo cual se verificó que en el mismo tiempo, y el mismo día que este altar había sido profanado por los gentiles, fue renovado al son de cánticos, de cítaras, de liras, y de címbalos. 55Y todo el pueblo se postró, hasta juntar su rostro con la tierra, y adoraron a Dios, y levantando su voz hasta el cielo, bendijeron a Aquel que les había concedido aquella felicidad.

Institución de la fiesta de la Dedicación

56[3497]Celebraron la dedicación del altar por espació de ocho días, y ofrecieron holocaustos con regocijo, y sacrificios de acción de gracias y alabanza. 57Adornaron también la fachada del Templo con coronas de oro y con escudetes, y renovaron las puertas, y las habitaciones de los ministros, y les pusieron puertas. 58Fue extraordinaria la alegría del pueblo; y sacudieron de sí el oprobio de las naciones. 59Entonces estableció Judas y sus hermanos, y toda la iglesia de Israel, que en lo sucesivo se celebrase cada año con grande gozo y regocijo este día de la dedicación del altar por espacio de ocho días seguidos, empezando el día veinticinco del mes de Casleu.

Fortificación del monte Sión

60[3498]Fortificaron entonces mismo el monte Sión, y le circuyeron de altas murallas y de fuertes torres, para que no viniesen los gentiles a profanarle, como lo habían hecho antes. 61[3499]Y puso allí Judas una guarnición para que le custodiase, y le fortificó para seguridad de Betsura, a fin de que el pueblo tuviese a esta fortaleza en la frontera de Idumea.

1 MACABEOS 5

Guerra contra los pueblos vecinos

1Así que las naciones circunvecinas oyeron que el altar y el Santuario habían sido reedificados como antes, se irritaron sobremanera; 2[3500]y resolvieron exterminar a los de la estirpe de Jacob que vivían entre ellos, y comenzaron a matar y perseguir a aquel pueblo. 3[3501]Entretanto batía Judas a los hijos de Esaú en la Idumea, y a los que estaban en Acrabatane, porque tenían sitiados a los israelitas, e hizo en ellos un gran destrozo.

4[3502]También se acordó de la malicia de los hijos de Beán, los cuales eran para el pueblo un lazo y tropiezo, armándole emboscadas en el camino. 5Y los obligó a encerrarse en unas torres, donde los tuvo cercados; y habiéndolos anatematizado, pegó fuego a las torres y las quemó con cuantos había dentro.

6[3503]De allí pasó a los hijos de Ammón, donde encontró un fuerte y numeroso ejército, con Timoteo, su caudillo. 7Tuvo diferentes choques con ellos, y los derrotó, e hizo en ellos gran matanza. 8[3504]Y tomó la ciudad de Gacer con los lugares dependientes de ella, y se volvió a Judea.

Persecución de los judíos en Galaad y Galilea

9[3505]Los gentiles que habitaban en Galaad se reunieron para exterminar a los israelitas que vivían en su país; mas estos se refugiaron en la fortaleza de Datemán. 10Desde allí escribieron cartas a Judas y a sus hermanos, en las cuales decían: “Se han congregado las naciones circunvecinas para perdernos; 11y se preparan para venir a tomar la fortaleza donde nos hemos refugiado, siendo Timoteo, el caudillo de su ejército. 12Ven luego, y líbranos de sus manos, porque han perecido ya muchos de los nuestros; 13[3506]y todos nuestros hermanos, que habitaban en los lugares de Tubín, han sido muertos, habiéndose llevado cautivas a sus mujeres e hijos, y saqueándolo todo, y dado muerte allí mismo a cerca de mil hombres.” 14Aún no había acabado de leer estas cartas, cuando he aquí que llegaron otros mensajeros que venían de Galilea, rasgados sus vestidos, trayendo otras nuevas semejantes. 15Pues decían haberse coligado contra ellos los de Tolomaida, y los de Tiro y de Sidón, y que toda la Galilea estaba llena de extranjeros, con el fin de acabar con nosotros. 16Luego que Judas y su gente oyeron tales noticias, tuvieron un gran consejo para deliberar qué era lo que harían a favor de aquellos hermanos suyos que se hallaban en la angustia, y eran estrechados por aquella gente.

17Dijo Judas a su hermano Simón: “Escoge un cuerpo de tropas, y ve a librar a tus hermanos que están en Galilea, y yo y mi hermano Jonatás iremos a Galaad.” 18Y dejó a José, hijo de Zacarías, y a Azarías por caudillos del pueblo, para guardar la Judea con el resto del ejército. 19Les dio esta orden: “Cuidad de esta gente, les dijo; y no salgáis a pelear contra los gentiles, hasta que volvamos nosotros.” 20Se dieron a Simón tres mil hombres para ir a Galilea, y Judas tomó ocho mil para pasar a Galaad.

Simón liberta a Galilea y judas a Galaad

21[3507]Partió Simón para Galilea; y tuvo muchos encuentros con aquellas naciones, las que derrotó y fue persiguiendo hasta las puertas de Tolomaida; 22dejando muertos cerca de tres mil gentiles, y apoderándose del botín. 23[3508]Tomó después consigo a los que había en Galilea y en Arbates, como también a sus mujeres e hijos, y todo cuanto tenían, y los condujo a la Judea con grande regocijo.

24Entretanto Judas Macabeo, con su hermano Jonatás, pasaron el Jordán, y caminaron tres días por el desierto. 25[3509]Y les salieron al encuentro los nabuteos, los cuales los recibieron pacíficamente, y les contaron lo que había acaecido a sus hermanos en Galaad; 26[3510]y cómo muchos de ellos se habían encerrado en Barasa, en Bosor, en Alimas, en Casfor, en Maget, y Carnaim, todas ellas ciudades fuertes y grandes; 27y cómo quedaban también cercados los que habitaban en otras ciudades de Galaad, y que los enemigos querían arrimar al día siguiente su ejército a aquellas ciudades, y prenderlos, y acabar con ellos en un solo día.

28Con esto partió Judas inmediatamente con su ejército por el camino del desierto de Bosor, y se apoderó de la ciudad, y pasó a cuchillo a todos los varones, y después de saqueada la entregó a las llamas. 29Por la noche salieron de allí y se dirigieron a la fortaleza; 30y al rayar el día, alzando los ojos vieron una tropa innumerable de gentes, que traían consigo escalas y máquinas para tomar la plaza, y destruir a los que estaban dentro. 31Luego que Judas vio que se había comenzado el ataque, y que el clamor de los combatientes subía hasta el cielo como trompeta, y la grande gritería en la ciudad, 32dijo a sus tropas: “Pelead en este día en defensa de vuestros hermanos”. 33Y marcharon en tres columnas por las espaldas de los enemigos; tocaron las trompetas, y clamaron orando. 34Entonces conocieron las tropas de Timoteo, que era el Macabeo el que venía, y huyeron su encuentro; sufriendo un gran destrozo, y habiendo perecido en aquel día al pie de ocho mil hombres.

Destrucción de Carnaim y Efrón

35[3511]De allí torció Judas el camino hacia Masfá, la batió y se apoderó de ella; pasó a cuchillo todos los varones, y después de haberla saqueado, la incendió. 36Partiendo más adelante tomó, a Casbón, a Maget, a Bosor y a las demás ciudades de Galaad. 37[3512]Después de estos sucesos juntó Timoteo otro ejército, y se acampó frente a Rafón, a la otra parte del arroyo. 38Judas envió luego a espiar al enemigo, y los emisarios le dijeron: “Todas las naciones que nos rodean se han juntado con Timoteo; es un ejército sumamente grande. 39Han tomado también en su auxilio a los árabes, y están acampados a la otra parte del arroyo, preparándose para venir a darte la batalla”. Y Judas marchó contra ellos.

40Ahora bien, Timoteo había dicho a los capitanes de su ejército: “Cuando Judas con sus tropas llegare al arroyo y pasare él primero hacia nosotros, no le podremos resistir, y nos vencerá infaliblemente. 41Pero si temiere pasar, y pusiere su campo en el otro lado del arroyo, pasémoslo nosotros, y lograremos victoria”. 42En esto llegó Judas cerca del arroyo, y poniendo a los escribanos del ejército a lo largo de la orilla del agua, les dio esta orden: “No dejéis que se quede aquí nadie; sino que todos han de venir al combate”. 43Dicho esto pasó él el primero hacia los enemigos, y en pos de él toda la tropa, y así que llegaron, derrotaron a todos aquellos gentiles, los cuales arrojaron las armas, y huyeron al templo que había en Carnaim. 44Judas tomó la ciudad, pegó fuego al templo y le abrasó con cuantos había dentro; y Carnaim fue asolada, sin que pudiese resistir a Judas. 45Entonces reunió Judas todos los israelitas que se hallaban en el país de Galaad, desde el más chico hasta el más grande, con sus mujeres e hijos, formando de todos ellos un ejército numerosísimo para que viniesen a la tierra de Judá.

46[3513]Llegaron a Efrón, ciudad grande situada en la embocadura del país, y muy fuerte; y no era posible dejarla a un lado, echando a la derecha o a la izquierda, sino que era preciso atravesar por medio de ella. 47Mas sus habitantes se encerraron, y tapiaron las puertas con piedras. Judas les envió un mensajero de paz, 48diciéndoIes: “Es nuestro deseo pasar por vuestro país para ir a nuestras casas, y nadie os hará daño; no haremos más que pasar”. Sin embargo, ellos no quisieron abrir. 49Entonces Judas hizo pregonar por todo el ejército, que cada uno la asaltase por el lado en que se hallaba. 50En efecto, la atacaron los hombres más valientes, y se dio el asalto, que duró todo aquel día y aquella noche, cayendo al fin en sus manos la ciudad. 51Pasaron a cuchillo a todos los varones, y arrasaron la ciudad hasta los cimientos, después de haberla saqueado, y atravesaron por toda ella, caminando por encima de los cadáveres.

Judas vuelve a Jerusalén dando gracias a Dios

52En seguida pasaron el Jordán en la gran llanura que hay enfrente de Betsán. 53E iba Judas en la retaguardia reuniendo a los rezagados, y alentando al pueblo por todo el camino, hasta que llegaron a tierra de Judá. 54[3514]Y subieron al monte Sión con alegría y regocijo, y ofrecieron allí holocaustos en acción de gracias por el feliz regreso, sin que hubiese perecido ninguno de ellos.

Imprudencia de los comandantes de Jerusalén

55[3515]Pero mientras Judas y Jonatás estaban en el país de Galaad, y Simón, su hermano, en Galilea delante de Tolomaida, 56José, hijo de Zacarías, y Azarías, comandante de las tropas, tuvieron noticia de estos felices sucesos, y de las batallas que se habían dado. 57Y dijo aquel: “Hagamos también nosotros célebre nuestro nombre, y vamos a pelear contra las naciones circunvecinas”. 58Y dando la orden a las tropas de su ejército, marcharon contra Jamnia.

59Pero Gorgias salió con su gente fuera de la ciudad, para venir al encuentro de ellos y presentarles batalla. 60Y fueron batidos José y Azarías, los cuales echaron a huir hasta las fronteras de Judea; pereciendo en aquel día hasta dos mil hombres del pueblo de Israel; habiendo sufrido el pueblo esta gran derrota, 61[3516]por no haber obedecido las órdenes de Judas y de sus hermanos, imaginándose que harían maravillas. 62[3517]Mas ellos no eran de la estirpe de aquellos varones, por medio de los cuales había de ser salvado Israel. 63Por el contrario, las tropas de Judas se adquirieron gran reputación, tanto en todo Israel, como entre las naciones todas, adonde llegaba el eco de su fama. 64Y la gente les salía al encuentro con aclamaciones de júbilo.

Judas castiga a los idumeos y filisteos

65Marchó después Judas con sus hermanos al país del mediodía a reducir a los hijos de Esaú, y se apoderó a la fuerza de Hebrón, y de sus aldeas, quemando sus muros y las torres que tenía alrededor. 66[3518]De allí partió y se dirigió al país de las naciones extranjeras, y recorrió la Samaria. 67En aquel tiempo murieron peleando unos sacerdotes por querer hacer proezas, y haber entrado imprudentemente en el combate. 68Judas torció después hacia Azoto, país de los extranjeros, y derribó sus altares, quemó los simulacros de sus dioses, saqueó las ciudades, y con sus despojos se volvió a tierra de Judá.

1 MACABEOS 6

Derrota de Antíoco en Persia

1[3519]Entretanto el rey Antíoco recorriendo las provincias superiores, oyó que había en Persia una ciudad llamada Elimaida, muy célebre y abundante de plata y oro, 2con un templo riquísimo, donde había velos con mucho oro, y corazas, y escudos que había dejado allí Alejandro, hijo de Filipo, rey de Macedonia, el que reinó primero en Grecia. 3Y fue allá con el fin de apoderarse de la ciudad, y saquearla; pero no pudo salir con su intento, porque llegando a entender su designio los habitantes, 4[3520]salieron a pelear contra él, y tuvo que huir, y se retiró con gran pesar, volviéndose a Babilonia.

Tardío arrepentimiento de Antíoco

5Y estando en Persia, le llegó la noticia de que había sido destrozado el ejército que se hallaba en el país de Judá, 6y que habiendo pasado allá Lisias con grandes fuerzas fue derrotado por los judíos, los cuales se hacían más poderosos con las armas, municiones y despojos tomados al ejército destruido; 7[3521]y de cómo habían igualmente ellos derrocado la abominación erigida por él sobre el altar de Jerusalén, y cercado asimismo el Santuario con altos muros, según estaba antes, y también a Betsura, su ciudad. 8Oído que hubo el rey tales noticias, quedó pasmado y lleno de turbación, y se puso en cama, y enfermó de melancolía, viendo que no le habían salido las cosas como él se lo había imaginado. 9[3522]Permaneció así en aquel lugar por muchos días; porque iba aumentándose su tristeza, de suerte que consintió en que se moría.

Muerte de Antíoco

10Con esto llamó a todos sus amigos, y les dijo: “El sueño ha huido de mis ojos; mi corazón se ve abatido y oprimido de pesares, 11he dicho en mi corazón: ¡A qué aflicción me veo reducido, y en qué abismo de tristeza me hallo, yo que estaba antes tan contento y querido, gozando de mi regia dignidad! 12Mas ahora se me presentan a la memoria los males que causé en Jerusalén, de donde me traje todos los despojos de oro y plata que allí tomé, y cómo sin motivo alguno envié a exterminar los moradores de la Judea. 13Yo reconozco ahora que por eso han llovido sobre mí tales desastres; y ved aquí que muero de profunda melancolía en tierra extraña.”

14Llamó después a Filipo, uno de sus confidentes, y le nombró regente de todo su reino; 15y le entregó la diadema, el manto real y el anillo, a fin de que fuese a encargarse de su hijo Antíoco, y le educase para ocupar el trono. 16Y murió allí el rey Antíoco, el año ciento cuarenta y nueve.

Judas pone sitio a la ciudadela de Jerusalén

17[3523]Al saber Lisias la muerte del rey, proclamó a Antíoco, su hijo, a quien él había criado desde niño; y le puso el nombre de Eupator. 18Entretanto los que ocupaban el alcázar tenían encerrado a Israel en los alrededores del Santuario; y procuraban siempre causarle daño, y acrecentar el partido de los gentiles. 19Judas resolvió destruirlos, y convocó a todo el pueblo para ir a sitiarlos. 20Reunida la gente comenzaron el sitio el año ciento cincuenta, y construyeron ballestas, y otras máquinas de guerra. 21[3524]Salieron fuera algunos de los sitiados, a los que se agregaron varios otros de los impíos del pueblo de Israel. 22Y se fueron al rey, y le dijeron: “¿Cuándo, finalmente, harás tú justicia, y vengarás a nuestros hermanos? 23Nosotros nos resolvimos a servir a tu padre, y obedecerle, y observar sus leyes. 24Por esta causa nos tomaron aversión los de nuestro mismo pueblo, han dado muerte a todo el que han encontrado de nosotros, y han robado nuestros bienes; 25y no tan solo han ejercido su violencia contra nosotros, sino también por todo nuestro país. 26Y he aquí que ahora han puesto sitio al alcázar de Jerusalén para apoderarse de él, y han fortificado a Betsura. 27Si tú no obras con más actividad que ellos, harán aún cosas mayores que estas, y no podrás tenerlos a raya.”

28Se irritó el rey al oír esto, e hizo llamar a todos sus amigos, y a los principales oficiales de su ejército, y a los comandantes de la caballería. 29Le llegaron también tropas asalariadas de otros reinos, y de las islas del mar, 30de suerte que juntó un ejército de cien mil infantes con veinte mil hombres de caballería, y treinta y dos elefantes adiestrados para el combate.

Sitio de Betsura y batalla de Betzacara

31Y entrando por la Idumea, vinieron a poner sitio a Betsura, y la combatieron por espacio de muchos días, e hicieron máquinas de guerra; pero habiendo hecho una salida (los sitiados), las quemaron y pelearon valerosamente. 32[3525]A este tiempo levantó Judas el sitio del alcázar, y dirigió sus tropas hacia Betzacara, frente al campamento del rey. 33Se levantó el rey antes de amanecer, e hizo marchar apresuradamente su ejército por el camino de Betzacara. Se prepararon para el combate ambos ejércitos, y dieron la señal con las trompetas. 34Mostraron a los elefantes vino tinto y zumo de moras, a fin de incitarlos a la batalla; 35y distribuyeron estos animales por las legiones, poniendo alrededor de cada elefante mil hombres armados de cotas de malla y morriones de bronce, y quinientos hombres escogidos de caballería cerca de cada elefante. 36Estas tropas se hallaban anticipadamente en donde quiera que había de estar el elefante, e iban donde él iba, sin apartarse de él nunca. 37[3526]Sobre cada una de estas bestias había una fuerte torre de madera, que les servía de defensa, y sobre la torre máquinas de guerra; yendo en cada torre treinta y dos hombres esforzados, los cuales peleaban desde ella, y un indio gobernaba la bestia. 38El resto de la caballería, dividido en dos trozos, lo colocó en los flancos del ejército para excitarle con el sonido de las trompetas, y tener así encerradas las filas de sus legiones. 39Así que salió el sol e hirió con sus rayos los broqueles de oro y de bronce, reflejaron estos la luz en los montes, resplandeciendo como antorchas encendidas. 40La una parte del ejército del rey caminaba por lo alto de los montes, y la otra por los lugares bajos, e iban avanzando con precaución y en buen orden. 41Y todos los moradores del país estaban asombrados a las voces de aquella muchedumbre, y al movimiento de tanta gente, y al estruendo de sus armas; pues era grandísimo y muy poderoso aquel ejército. 42Y se adelantó Judas con sus tropas para dar la batalla, y murieron del ejército del rey seiscientos hombres.

Acto heroico de Eleazar

43[3527]Eleazar, hijo de Saura, observó un elefante que iba protegido con corazas regias, y que era más alto que todos los demás: y juzgó que iría encima de él el rey. 44[3528]E hizo el sacrificio de sí mismo por libertar a su pueblo, y granjearse un nombre eterno. 45Corrió animosamente hacia el elefante por en medio de la legión, matando a la diestra y la siniestra, y atropellando a cuantos se le ponían delante; 46[3529]y fue a meterse debajo del vientre del elefante, y le mató; pero cayendo la bestia encima de él, le dejó muerto. 47Mas los judíos, viendo las fuerzas e impetuosidad del ejército del rey, hicieron una retirada.

Se rinde Betsura

48Entonces las tropas del rey fueron contra ellos por el camino de Jerusalén, y llegando a la Judea, acamparon junto al monte Sión. 49[3530]EI rey hizo un tratado con los que estaban en Betsura; los cuales salieron de la ciudad, porque estando sitiados dentro de ella, no tenían víveres, por ser aquel año sabático para los campos. 50De esta suerte, el rey se apoderó de Betsura, dejando en ella una guarnición para su custodia.

Sitio de Jerusalén

51Asentó después sus reales cerca del lugar santo; donde permaneció muchos días, preparando allí ballestas, y otros ingenios para lanzar fuegos, y máquinas para arrojar piedras y dardos, e instrumentos para tirar saetas, y además de eso hondas. 52Los sitiados hicieron también máquinas contra las de los enemigos, y se defendieron por muchos días. 53Faltaban, empero, víveres, en la ciudad, por ser el año séptimo, y porque los gentiles que habían quedado en Judea habían consumido todos los repuestos. 54Con esto quedó poca gente para los lugares santos; porque los soldados se hallaron acosados del hambre, y se desparramaron, yéndose cada cual a su lugar.

Pacto entre el rey y los judíos

55[3531]En esto llegó a entender Lisias que Filipo, a quien el rey Antíoco, estando aún en vida, había encargado la educación de su hijo Antíoco para que ocupase el trono, 56había vuelto de Persia y de la Media con el ejército que había ido con él, y que buscaba medios para apoderarse del gobierno del reino. 57Por tanto, fue inmediatamente, y dijo al rey y a los generales del ejército: “Nos vamos consumiendo de día en día; tenemos pocos víveres; la plaza que tenemos sitiada está bien pertrechada; y lo que nos urge es arreglar los negocios del reino. 58Ahora, pues, compongámonos con estas gentes, y hagamos la paz con ellas, y con toda su nación; 59y dejémosles que vivan como antes según sus leyes; pues por amor de sus leyes, que hemos despreciado nosotros, se han encendido en cólera, y hecho todas estas cosas.”

60Pareció bien al rey y a sus príncipes esta proposición; y envió a hacer la paz con los judíos, los cuales la aceptaron. 61La confirmaron con juramento el rey y los príncipes; y salieron de la fortaleza los que la defendían. 62Y entró el rey en el monte Sión, y observó las fortificaciones que en él había; pero violó luego el juramento hecho, mandando derribar el muro que había alrededor.

63Partió después de allí a toda prisa, y se volvió a Antioquía, donde halló que Filipo se había hecho dueño de la ciudad; mas habiendo peleado contra él, la recobró.

1 MACABEOS 7

Traición de Alcimo

1[3532]El año ciento cincuenta y uno. Demetrio, hijo de Seleuco, salió de la ciudad de Roma, y llegó con poca comitiva a una ciudad marítima, y allí comenzó a reinar. 2Y apenas entró en el reino de sus padres, cuando el ejército se apoderó de Antíoco y de Lisias, para presentárselos a él. 3Mas así que lo supo, dijo: “Haced que no vea yo su cara”. 4Con esto la misma tropa les quitó la vida, y Demetrio quedó sentado en el trono de su reino. 5[3533]Y vinieron a presentársele algunos hombres malvados e impíos de Israel, cuyo caudillo era Alcimo, el cual pretendía ser Sumo Sacerdote. 6Acusaron estos a su nación delante del rey, diciendo: “Judas y sus hermanos han hecho perecer a todos tus amigos, y a nosotros nos han arrojado de nuestra tierra. 7Envía, pues, una persona de tu confianza, para que vaya y vea todos los estragos que aquel nos ha causado a nosotros y a las provincias del rey y castigue a todos sus amigos y partidarios.”

Báquides y Alcimo cooperan contra Judas

8En efecto, el rey eligió de entre sus amigos a Báquides, que tenía el gobierno de la otra parte del río, magnate del reino, y de la confianza del rey; y le envió 9a reconocer las vejaciones que había hecho Judas; confirió además el pontificado al impío Alcimo, al cual dio orden de castigar a los hijos de Israel. 10Se pusieron en camino, y entraron con un grande ejército en el país de Judá; y enviaron mensajeros a Judas y a sus hermanos para engañarlos con buenas palabras. 11Pero estos no quisieron fiarse de ellos, viendo que habían venido con un poderoso ejército.

Alcimo quebranta el juramento

12[3534]Sin embargo, el colegio de los escribas pasó a estar con Alcimo y con Báquides para hacerles algunas proposiciones justas. 13[3535]Al frente de estos hijos de Israel iban los asideos, los cuales les pedían la paz. 14Porque decían: Un sacerdote de la estirpe de Aarón es el que viene a nosotros. No es de creer que nos engañe. 15Y les habló palabras de paz, y les juro, diciendo: “No os haremos daño alguno ni a vosotros ni a vuestros amigos”. 16Dieron ellos crédito a su palabra; pero él hizo prender a sesenta de los mismos, y en un día les hizo quitar la vida; conforme a lo que está escrito: 17[3536]“Alrededor de Jerusalén arrojaron los cuerpos de tus santos, y su sangre; ni hubo quien les diese sepultura”. 18Con esto, se apoderó de todo el pueblo un grande temor y espanto, y decían: No se encuentra verdad ni justicia en estas gentes; pues han quebrantado el tratado y el juramento que hicieron.

Crímenes de Báquides

19Levantó Báquides sus reales de Jerusalén, y fue a acamparse junto a Betceca, desde donde envió a prender a muchos que habían abandonado su partido; haciendo degollar a varios del pueblo, y que los arrojaran en un profundo pozo. 20Encargó después el gobierno del país a Alcimo, dejándole un cuerpo de tropas que le sostuviera; y se volvió Báquides adonde estaba el rey.

Judas prevalece contra Alcimo

21Hacía Alcimo todos sus esfuerzos para asegurarse en su pontificado; 22y habiéndose unido a él todos los revoltosos del pueblo, se hicieron dueños de toda la tierra de Judá, y causaron grandes estragos en Israel. 23Viendo Judas todos los males que Alcimo y los suyos hacían a los hijos de Israel, y que eran mucho peores que los causados por los gentiles 24salió a recorrer todo el territorio de la Judea, y castigó a estos desertores; de suerte que no volvieron a hacer más excursiones por el país. 25Mas cuando Alcimo vio que Judas y sus gentes ya prevalecían, y que él no podía resistirles, se volvió a ver al rey, y los acusó de muchos delitos.

Entrevista entre Judas y Nicanor

26Entonces el rey envió a Nicanor, uno de sus más ilustres magnates, y enemigo declarado de Israel, con la orden de acabar con este pueblo. 27Pasó Nicanor a Jerusalén con un grande ejército, y envió sus emisarios a Judas y a sus hermanos para engañarlos con palabras de paz, 28diciéndoles: “No haya guerra entre mí y vosotros. Yo pasaré con poca comitiva a veros y tratar de paz”. 29[3537]En efecto, fue Nicanor a ver a Judas; y se saludaron mutuamente como amigos; pero los enemigos estaban prontos para apoderarse de Judas.

30Y llegando Judas a entender que habían venido con mala intención, temió y no quiso volver a verle más. 31[3538]Conoció entonces Nicanor que estaba descubierta su trama; y salió a pelear contra Judas junto a Cafarsalama, 32donde quedaron muertos como unos cinco mil hombres del ejército de Nicanor; y se retiraron a la ciudad de David.

Judas derrota el ejército de Nicanor

33[3539]Después de esto subió Nicanor al monte Sión, y salieron a saludarle pacíficamente algunos sacerdotes del pueblo, y hacerle ver los holocaustos que se ofrecían por el rey. 34Mas él los recibió con desprecio y mofa, los contaminó y les habló con arrogancia, 35y lleno de cólera les juró diciendo: “Si no entregáis en mis manos a Judas y a su ejército, inmediatamente que yo vuelva victorioso, abrasaré esta casa”. Y se marchó sumamente enfurecido. 36[3540]Entonces los sacerdotes entraron en el Templo a presentarse ante el altar, y llorando dijeron: 37“Señor, Tú elegiste esta Casa a fin de que en ella fuese invocado tu Nombre, y fuese un lugar de oración y de plegarias para tu pueblo. 38Toma venganza de este hombre y su ejército, y perezcan al filo de la espada. Ten presentes sus blasfemias, y no les permitas que subsistan”. 39Habiendo partido Nicanor de Jerusalén, fue a acamparse cerca de Bethorón, y allí se le juntó el ejército de Siria. 40Judas acampó en Adarsa con tres mil hombres, e hizo oración a Dios en estos términos: 41[3541]“Señor, cuando los enviados del rey Senaquerib blasfemaron contra Ti, vino un Ángel que les mató ciento ochenta y cinco mil hombres. 42Extermina hoy del mismo modo a nuestra vista ese ejército; y sepan todos los demás que Nicanor ha hablado indignamente contra tu Santuario, y júzgale conforme a su maldad.”

43La batalla se dio el día trece del mes de Adar; y quedó derrotado el ejército de Nicanor, siendo él el primero que murió en el combate. 44Viendo los soldados de Nicanor que este había muerto, arrojaron las armas, y echaron a huir. 45Los judíos los siguieron al alcance toda una jornada desde Adacer hasta la entrada de Gazara, y al ir tras de ellos tocaban las trompetas dando señales. 46Con esto salían gentes de todos los pueblos de la Judea situados en las cercanías, y cargando sobre ellos con denuedo, los hacían retroceder; de suerte que fueron todos pasados a cuchillo, sin que escapara ni siquiera uno.

Celebración del triunfo

47Se apoderaron en seguida de sus despojos, y cortaron la cabeza a Nicanor, y su mano derecha, la cual había levantado él insolentemente, y las llevaron y colgaron a la vista de Jerusalén. 48Se alegró sobremanera el pueblo, y pasaron aquel día en grande regocijo. 49[3542]Y ordenó que se celebrase todos los años esta fiesta a trece del mes de Adar. 50Y la tierra de Judá quedó en reposo por algún tiempo.

1 MACABEOS 8

Alianza de Judas con los romanos

1[3543]Y oyó Judas la reputación de los romanos, y que eran poderosos, y se prestaban a todo cuanto se les pedía, y que habían hecho amistad con todos los que se habían querido unir a ellos, y que era muy grande su poder. 2[3544]Había también oído hablar de sus guerras, y de las proezas que hicieron en Galacia, de la cual se habían enseñoreado y hecho tributaria suya; 3y de las cosas grandes obradas en España, y cómo se habían hecho dueños de las minas de plata y de oro que hay allí, conquistando todo aquel país a esfuerzos de su prudencia y constancia; 4que asimismo habían sojuzgado regiones sumamente remotas, y destruido reyes, que en las extremidades del mundo se habían movido contra ellos, habiéndolos abatido enteramente, y que los demás les pagaban tributo cada año; 5[3545]cómo también habían vencido en batalla, y sujetado a Filipo y a Perseo, rey de los ceteos, y a los demás que habían tomado las armas contra ellos; 6[3546]que Antíoco el grande, rey de Asia, el cual les había acometido con un ejército sumamente poderoso, en donde iban ciento veinte elefantes, muchísima caballería y carros de guerra, fue asimismo enteramente derrotado; 7cómo además le prendieron vivo, y lo obligaron tanto a él como a sus sucesores a pagarles un grande tributo, y a que diese rehenes, y lo demás que se había pactado, 8[3547]y el país de los indios, el de los medos, y el de los lidios, sus provincias más excelentes, y cómo después de haberlas recibido de ellos, las dieron al rey Eumenes. 9Cómo habían querido los griegos ir contra los romanos para destruirlos; y que al saberlo estos 10enviaron en contra uno de sus generales, y dándoles batalla les mataron mucha gente, y se llevaron cautivas a las mujeres con sus hijos; saquearon todo el país, y se hicieron dueños de él; derribaron los muros de sus ciudades, y redujeron aquellas gentes a la servidumbre, como lo están hasta el día de hoy; 11y cómo habían asolado y sometido a su imperio los otros reinos e islas que habían tomado las armas contra ellos; 12[3548]pero que con sus amigos, y con los que se entregaban con confianza en sus manos, guardaban amistad; y que se habían enseñoreado de los reinos, ya fuesen vecinos, ya lejanos, porque cuantos oían su nombre, los temían; 13[3549]que aquellos a quienes ellos querían dar auxilio para que reinasen, reinaban en efecto; y al contrario, quitaban el reino a quienes querían; y que se habían elevado a un sumo poder; 14que sin embargo de todo esto, ninguno de entre ellos ceñía su cabeza con corona, ni vestía púrpura para ensalzarse con ella; 15y que habían formado un senado compuesto de trescientas veinte personas, y que cada día se trataban en este consejo los negocios públicos, a fin de que se hiciese lo conveniente; 16[3550]y que se confiaba cada año la magistratura a un solo hombre, para que gobernase todo el estado, y que todos obedecían a uno solo, sin que hubiese entre ellos envidia ni celos.

17Judas, pues, eligió a Eupólemo, hijo de Juan, que lo era de Jacob, y a Jasón, hijo de Eleázaro, y los envió a Roma para establecer amistad y alianza con ella, 18a fin de que los libertasen del yugo de los griegos; pues estaban viendo cómo tenían estos reducido a esclavitud el reino de Israel. 19En efecto, luego de un viaje muy largo, llegaron aquellos a Roma, y habiéndose presentado al senado, dijeron: 20“Judas Macabeo y sus hermanos y el pueblo judío nos envían para establecer alianza y paz con vosotros, a fin de que nos contéis en el número de vuestros aliados y amigos”. 21Les pareció bien a los romanos esta proposición.

Texto del pacto

22Y he aquí el rescripto que hicieron grabar en láminas de bronce, y enviaron a Jerusalén para que lo tuviesen allí los judíos como un monumento de paz y alianza. 23“Dichosos sean por mar y tierra eternamente los romanos y la nación de los judíos, y aléjense de ellos la guerra y el enemigo. 24Pero si sobreviniere alguna guerra a los romanos, o a alguno de sus aliados en cualquiera parte de sus dominios, 25los auxiliará la nación de los judíos de todo corazón, según lo exigieren las circunstancias, 26sin que los romanos tengan que dar y suministrar a las tropas que envían, ni víveres, ni armas, ni dinero, ni naves, porque así ha parecido a los romanos; y (los judíos) les obedecerán sin recibir de ellos la paga. 27De la misma manera si primero sobreviniese alguna guerra a los judíos, los auxiliarán de corazón los romanos, según la ocasión se lo permitiere; 28sin que los judíos tengan que abastecer a las tropas auxiliares, ni de víveres, ni de armas, ni de dinero, ni de naves, porque así ha parecido a los romanos; y les obedecerán sinceramente. 29Este es el pacto que hacen los romanos con los judíos. 30Mas si en lo venidero los unos o los otros quisieren añadir o quitar alguna cosa de lo que va expresado, lo harán de común consentimiento, y todo cuanto añadieren o quitaren permanecerá firme. 31Por lo que mira a las injurias que el rey Demetrio ha hecho a los judíos, nosotros le hemos escrito, diciéndole: ¿Por qué has oprimido con yugo tan pesado a los judíos, amigos que son y aliados nuestros? 32Como vengan, pues, ellos de nuevo a quejarse a nosotros, les haremos justicia contra ti, y te haremos guerra por mar y tierra.”

1 MACABEOS 9

Nueva invasión de Báquides

1Entretanto, así que Demetrio supo que Nicanor con todas sus tropas había perecido en el combate, envió de nuevo a Báquides y a Alcimo a la Judea, y con ellos el ala derecha de su ejército. 2Se dirigieron por el camino que va a Gálgala, y acamparon en Masalot, que está en Arbellas; la cual tomaron, y mataron mucha gente. 3[3551]En el primer mes del año ciento cincuenta y dos se acercaron con el ejército a Jerusalén; 4[3552]de donde salieron y se fueron a Berea en número de veinte mil hombres y dos mil caballos.

Superioridad del enemigo y temor de los judíos

5Había Judas sentado su campo en Laisa, y tenía consigo tres mil hombres escogidos. 6Mas cuando vieron la gran muchedumbre de tropas, se llenaron de gran temor, y desertaron muchos del campamento; de suerte que no quedaron más que ochocientos hombres. 7[3553]Viendo Judas reducido a tan corto número su ejército, y que el enemigo le estrechaba de cerca, perdió el ánimo; pues no tenía tiempo para ir a reunir tropas, y desmayó. 8Con todo, dijo a los que le habían quedado: “Ea, vamos contra nuestros enemigos, y veamos si podemos batirlos”. 9Mas ellos procuraban disuadirle de eso, diciendo: “De ningún modo podemos; pongámonos más bien en salvo, yéndonos a incorporar con nuestros hermanos, y después volveremos a pelear con ellos; ahora somos nosotros pocos”. 10[3554]“Líbrenos Dios, respondió Judas, de huir de ellos; si ha llegado nuestra hora, muramos valerosamente en defensa de nuestros hermanos, y no echemos un borrón a nuestra gloria.”

Muerte gloriosa de Judas

11A este tiempo salió de sus reales el ejército, y vino a su encuentro. La caballería iba dividida en dos cuerpos; los honderos y los flecheros ocupaban el frente del ejército, cuya vanguardia componían los soldados más valientes. 12Báquides estaba en el ala derecha, y los batallones avanzaron por ambos lados, tocando al mismo tiempo las trompetas. 13Los soldados de Judas alzaron también ellos el grito, de suerte que la tierra se estremeció con el estruendo de los ejércitos, y duró el combate desde la mañana hasta caída la tarde. 14Habiendo conocido Judas que el ala derecha del ejército de Báquides era la más fuerte, tomó consigo los más valientes de su tropa, 15[3555]y derrotándola, persiguió a los que la componían hasta el monte de Azoto. 16Mas los que estaban en el ala izquierda, al ver desbaratada la derecha, fueron por la espalda en seguimiento de Judas y de su gente; 17y encendiéndose con más vigor la pelea, perdieron muchos la vida de una y otra parte. 18Cayó también Judas y los restantes huyeron.

Judas es enterrado en el sepulcro de sus padres

19Recogieron después Jonatás y Simón el cuerpo de su hermano Judas, y le enterraron en el sepulcro de sus padres en la ciudad de Modín. 20Y todo el pueblo de Israel manifestó un gran sentimiento, y le lloró por espacio de muchos días. 21[3556]¡Cómo es, decían, que ha perecido el campeón que salvaba al pueblo de Israel! 22[3557]Las otras guerras de Judas, y las grandes hazañas que hizo, y la magnanimidad de su corazón no se han descrito, por ser excesivamente grande su número.

III. JONATÁS, JEFE Y PONTÍFICE
Jonatás es elegido jefe

23Y sucedió que muerto Judas, se manifestaron en Israel por todas partes los hombres perversos, y se dejaron ver todos los que obraban la maldad. 24Por este tiempo sobrevino una grandísima hambre, y todo el país con sus habitantes se sujetó a Báquides; 25el cual escogió hombres perversos, y los puso por comandantes del país. 26Andaban estos buscando, y pesquisaban a los amigos de Judas, y los llevaban a Báquides, quien se vengaba de ellos, y les hacía mil oprobios. 27[3558]Fue grande la tribulación de Israel, y tal que no se había experimentado semejante desde el tiempo en que dejó de verse profeta en Israel. 28En esto, se juntaron todos los amigos de Judas, y dijeron a Jonatás: 29“Después que murió tu hermano Judas, no hay ninguno como él que salga contra nuestros enemigos, que son Báquides y los enemigos de nuestra nación. 30Por tanto, te elegimos hoy en su lugar, para que seas nuestro príncipe, y el caudillo en nuestras guerras”. 31Aceptó entonces Jonatás el mando, y ocupó el lugar de su hermano Judas.

Huida de Jonatás al desierto

32Sabedor de esto Báquides, buscaba medios para quitarle la vida; 33[3559]pero habiéndolo llegado a entender Jonatás, y Simón, su hermano, con todos los que le acompañaban, huyeron al desierto de Tecuá, e hicieron alto junto al lago de Asfar. 34Báquides lo supo, y marchó él mismo con todo su ejército, en día de sábado, al otro lado del Jordán. 35[3560]Entonces Jonatás envió a su hermano, caudillo del pueblo, a rogar a los nabuteos, sus amigos, que les prestasen su tren de guerra, que era grande. 36[3561]Pero saliendo de Madaba los hijos de Jambri, tomaron prisionero a Juan y cuanto conducía, y se fueron con todo. 37De allí a poco dieron noticia a Jonatás y a su hermano Simón, de que los hijos de Jambri celebraban unas grandes bodas, y que llevaban desde Madaba con mucha pompa la novia, la cual era hija de los grandes príncipes de Canaán. 38Se acordaron entonces de la sangre derramada de Juan su hermano, y fueron, y se escondieron en las espesuras de un monte.

39En este estado, levantando sus ojos, vieron a cierta distancia una multitud de gentes, y un magnífico aparato; pues había salido el novio con sus amigos y parientes a recibir a la novia, al son de tambores e instrumentos músicos, con mucha gente armada. 40Entonces saliendo de su emboscada, se echaron sobre ellos, y mataron e hirieron a muchos, huyendo los demás a los montes; con lo cual se apoderaron de todos sus despojos; 41de suerte que las bodas se convirtieron en duelo, y sus conciertos de música, en lamentos. 42[3562]Vengaron de este modo la sangre de su hermano, y se volvieron hacia la ribera del Jordán.

Primera batalla de Jonatás con Báquides

43Luego que lo supo Báquides, vino con un poderoso ejército en un día de sábado a la orilla del Jordán. 44Entonces Jonatás dijo a los suyos: “Ea, vamos a pelear contra nuestros enemigos; pues no nos hallamos nosotros en la situación de ayer y demás días anteriores. 45Vosotros veis que tenemos de frente a los enemigos; hacia derecha e izquierda, las aguas del Jordán, con sus riberas, y pantanos, y bosques, sin que nos quede medio para escapar. 46Ahora clamad al cielo, para que seáis librados de vuestros enemigos”. Y se trabó luego el combate; 47en el cual levantó Jonatás su brazo para matar a Báquides; pero evitó este el golpe, retirando su cuerpo hacia atrás. 48En fin, Jonatás y los suyos se arrojaron al Jordán, y le pasaron a nado, a la vista de sus enemigos. 49Y habiendo perecido en aquel día mil hombres del ejército de Báquides, volvieron (los enemigos) a Jerusalén.

50[3563]Después reedificaron las plazas fuertes de Judea, y fortificaron con altos muros, con puertas y barras de hierro las ciudadelas de Jericó, de Amaum, de Bethorón, de Betel, de Tamnata, de Fara y de Topo. 51En ellas puso guarniciones, para que hicieran correrías contra Israel. 52Fortificó también la ciudad de Betsura, y la de Gazara y el alcázar, poniendo en todas partes guarnición y víveres. 53[3564]Tomó después en rehenes los hijos de las primeras familias del país, y los tuvo custodiados en el alcázar de Jerusalén.

Muerte de Alcimo

54[3565]En el segundo mes del año ciento cincuenta y tres, mandó Alcimo derribar las murallas de la parte interior del Templo, y que se destruyesen las obras de los profetas y comenzó con efecto la demolición. 55[3566]Le hirió entonces el Señor y no pudo acabar lo que había comenzado; perdió el habla, y quedó baldado de parálisis, sin poder pronunciar una palabra más, ni dar disposición alguna en los asuntos de su casa. 56Y murió Alcimo de allí a poco, atormentado de grandes dolores.

Báquides vuelve a su país

57Viendo Báquides que había muerto Alcimo, se volvió adonde estaba el rey, y quedó el país en reposo por dos años. 58[3567]Pero los malvados todos formaron el siguiente designio: “Jonatás, dijeron, y los que con él están, viven en sosiego y descuidados; ahora es tiempo de hacer venir a Báquides y de que los sorprenda a todos en una noche”. 59Fueron a verse con él, y le propusieron este designio. 60Báquides se puso luego en camino con un poderoso ejército, y envió secretamente sus cartas a los que seguían su partido en la Judea, a fin de que pusiesen presos a Jonatás y a los que le acompañaban; mas no pudieron hacer nada, porque estos fueron advertidos de su designio.

Derrota de Báquides en Betbesen

61Entonces (Jonatás) prendió a cincuenta personas del país, que eran los principales jefes de aquella conspiración, y les quitó la vida. 62[3568]En seguida Jonatás se retiró con Simón y los de su partido a Betbesen, que está en el desierto; repararon sus ruinas, y la pusieron en estado de defensa.

63Tuvo noticia de esto Báquides, y juntando todas sus tropas, y avisando a los que tenía en Judea. 64Vino a acampar sobre Betbesen, a la cual tuvo sitiada por mucho tiempo, haciendo construir máquinas de guerra. 65Pero Jonatás, dejando en la ciudad a su hermano Simón, fue a recorrer el país, y volviendo con un buen cuerpo de tropa, 66[3569]derrotó a Odaren, y a sus hermanos, y a los hijos de Faserón en sus propias tiendas, y comenzó a hacer destrozo, y a dar grandes muestras de su valor. 67Simón, empero, y sus tropas salieron de la ciudad, y quemaron las máquinas de guerra; 68atacaron a Báquides y le derrotaron, causándole grandísimo pesar por ver frustrados sus designios y tentativas.

69Y así, lleno de cólera contra aquellos hombres perversos que le habían aconsejado venir a su país, hizo matar a muchos de ellos, y resolvió volverse a su tierra con el resto de sus tropas.

Pacto entre Jonatás y Báquides

70Sabedor de esto Jonatás, le envió embajadores para ajustar la paz con él y que les entregara los prisioneros. 71Báquides los recibió gustosamente, y consintiendo en lo que proponía Jonatás, juró que en todos los días de su vida no volvería a hacerle mal ninguno. 72Le entregó, asimismo, los prisioneros que había hecho antes en el país de Judá; después de lo cual partió para su tierra, y no quiso volver más a la Judea.

73[3570]Con esto cesó la guerra en Israel; y Jonatás fijó su residencia en Macmás, donde comenzó a gobernar la nación, y exterminó de Israel a los impíos.

1 MACABEOS 10

Jonatás recibe grandes favores de parte del rey Demetrio

1[3571]El año ciento sesenta Alejandro, hijo de Antíoco el ilustre, subió a ocupar a Tolemaida, y fue recibido, y empezó allí a reinar. 2Así que lo supo el rey Demetrio, levantó un poderoso ejército, y marchó a pelear contra él. 3Envió también una carta a Jonatás llena de paz y de grandes elogios. 4Porque pensó: Anticipémonos a hacer con él la paz, antes que la haga con Alejandro en daño nuestro; 5pues él se acordará de los males que le hemos hecho tanto a él como a su hermano y a su nación. 6Le dio facultad para levantar un ejército y fabricar armas; le declaró su aliado, y mandó que se le entregasen los que estaban en rehenes en el alcázar.

Reedificación y fortificación de la ciudad

7Entonces Jonatás pasó a Jerusalén, y leyó las cartas delante de todo el pueblo, y de los que estaban en el alcázar; 8y se intimidaron estos en gran manera al oír que el rey le daba facultad de levantar un ejército. 9Se entregaron luego a Jonatás los rehenes, el cual los volvió a sus padres. 10[3572]Fijó Jonatás su residencia en Jerusalén, y comenzó a reedificar y restaurar la ciudad. 11[3573]Y mandó a los arquitectos que levantasen una muralla de piedras cuadradas alrededor del monte Sión, para que quedase bien fortificado; y así lo hicieron. 12Entonces los extranjeros que estaban en las fortalezas construidas por Báquides, huyeron, 13y abandonando sus puestos se fue cada cual a su país. 14Solo en Betsura quedaron algunos de aquellos que habían abandonado la Ley y los preceptos de Dios; porque esta fortaleza era su refugio.

El pretendiente Alejandro nombra a Jonatás sumo sacerdote

15Entretanto llegaron a oídos de Alejandro las promesas que Demetrio había hecho a Jonatás, y le contaron las batallas y acciones gloriosas de Jonatás y de sus hermanos, y los trabajos que habían padecido. 16Y dijo: “¿Podrá haber acaso otro varón como este? Pensemos, pues, en hacerle nuestro amigo y aliado”. 17Con esta mira le escribió, enviándole una carta concebida en los términos siguientes: 18“El rey Alejandro a su hermano Jonatás, salud: 19Hemos sabido que eres un hombre de valor, y digno de ser nuestro amigo. 20[3574]Por lo tanto, te constituimos hoy Sumo Sacerdote de tu nación, y queremos además que tengas el título de amigo del rey, y que tus intereses estén unidos a los nuestros, y que conserves amistad con nosotros”. Y le envió la vestidura de púrpura y la corona de oro. 21[3575]En efecto, en el séptimo mes del año ciento sesenta, Jonatás se vistió la estola santa, en el día solemne de los tabernáculos; y levantó un ejército, e hizo fabricar gran multitud de armas.

Demetrio promete nuevos y grandes favores

22Así que supo Demetrio estas cosas se entristeció sobremanera, y dijo: 23“¿Cómo hemos dado lugar a que Alejandro se nos haya adelantado en conciliar la amistad de los judíos para fortalecer su partido? 24Voy yo también a escribirles cortésmente, ofreciéndoles dignidades y dádivas, para empeñarlos a unirse conmigo en mi auxilio”. 25Y les escribió en estos términos: “El rey Demetrio a la nación de los judíos, salud: 26[3576]Hemos sabido, con mucho placer, que habéis mantenido la alianza que teníais hecha con nosotros; y que sois constantes en nuestra amistad, sin haberos coligado con nuestros enemigos. 27Perseverad como hasta aquí, guardándonos la misma fidelidad, y os recompensaremos ampliamente lo que habéis hecho por nosotros. 28Os perdonaremos muchos impuestos, y os haremos muchas gracias. 29[3577]Desde ahora a vosotros y a todos los judíos os eximo de tributos; os condono los impuestos sobre la sal; os perdono las coronas y la tercera parte de la simiente. 30[3578]Además os cedo, desde hoy en adelante, la mitad de los frutos de los árboles, que me corresponde, por lo cual no se exigirá más de la tierra de Judá, ni tampoco de las tres ciudades de Samaria y de Galilea que se le han agregado; y así será desde hoy para siempre.

31Quiero también que Jerusalén sea santa, y que quede libre con todo su territorio, y que los diezmos y tributos sean para ella. 32[3579]Os entrego también el alcázar de Jerusalén, y se lo doy al Sumo Sacerdote para que ponga en él la gente que él mismo escogiere para su defensa. 33Concedo además gratuitamente la libertad a todos los judíos que se trajeron cautivos de la tierra de Judá, en cualquier parte de mi reino que se hallen, eximiéndolos de pagar tributos por sí y también por sus ganados. 34[3580]Todos los días solemnes, los sábados, las neomenias y los días establecidos, y los tres días antes y después de una fiesta solemne, sean días de inmunidad y de libertad para todos los judíos que hay en mi reino; 35de modo que nadie podrá proceder contra ellos, ni llamarlos a juicio por ningún motivo.

36[3581]Sean también admitidos en el ejército del rey hasta treinta mil judíos, los cuales serán mantenidos de igual modo que todas las tropas reales, y se echará mano de ellos para ponerlos de guarnición en las fortalezas del gran rey.

37Igualmente se escogerán de estos algunas personas, a las cuales se encarguen los negocios del reino que exigen gran confianza. Sus jefes serán elegidos de entre ellos mismos, y vivirán conforme a sus leyes, según el rey ha ordenado para el país de Judá.

38Repútense asimismo en un todo, como la misma Judea, las tres ciudades de la provincia de Samaria incorporadas a Judea, de suerte que no dependan más que de un jefe, ni reconozcan otra potestad que la del Sumo Sacerdote.

39Hago donación de Tolemaida con su territorio al Templo de Jerusalén para los gastos necesarios del Santuario; 40[3582]y le consigno todos los años quince mil siclos de plata de los derechos reales que me pertenecen. 41Y todo aquello que ha quedado atrasado, y han dejado de pagar mis administradores en los años precedentes, se entregará desde ahora para la reparación del Templo. 42[3583]Y por lo que hace a los cinco mil siclos de plata que aquellos recaudaban cada año por cuenta de las rentas del Santuario, también pertenecerán estos a los sacerdotes que están ejerciendo las funciones de su ministerio.

43Asimismo todos aquellos que, siendo responsables al rey, por cualquier motivo que sea se refugiaren en el Templo de Jerusalén, o en cualquier parte de su recinto, quedarán inmunes, y gozarán libremente de todos los bienes que posean en mi reino. 44Y el gasto de lo que se edifique o repare en el Santuario correrá por cuenta del rey; 45como también lo que se gaste para restaurar los muros de Jerusalén, y fortificarlos por todo alrededor, y para las murallas que deben levantarse en Judea.

Jonatás desconfía del rey Demetrio y presta su ayuda a Alejandro

46Habiendo oído Jonatás y el pueblo estas proposiciones, no las creyeron sinceras, ni las quisieron aceptar; porque se acordaban de los grandes males que había hecho en Israel, y cuan duramente los había oprimido. 47Y así se inclinaron más bien a complacer a Alejandro, pues había sido el primero que les había hablado de paz, y con efecto le auxiliaron constantemente.

48[3584]En esto, juntó el rey Alejandro un grande ejército, y marchó con sus tropas contra Demetrio. 49Y se dieron la batalla ambos reyes; y habiendo sido puestas en fuga las tropas de Demetrio las fue siguiendo Alejandro, y cargó sobre ellas. 50[3585]Fue muy recio el combate, hasta ponerse el sol; y murió Demetrio en aquel día.

Alianza de Alejandro con Egipto

51Después de esto Alejandro envió sus embajadores a Ptolomeo, rey de Egipto, para que le dijesen: 52“Puesto que he vuelto a mi reino, y me hallo sentado en el trono de mis padres, y he recobrado mis estados, y entrado en posesión de mis dominios con la derrota de Demetrio, 53a quien deshice en batalla campal, por cuyo motivo ocupo el trono que él poseía; 54establezcamos ahora entre nosotros una mutua amistad; y concédeme por esposa a tu hija, con lo cual seré yo tu yerno, y te presentaré tanto a ti como a ella regalos dignos de tu persona.”

55A lo que el rey Ptolomeo respondió diciendo: “¡Bendito sea el día en que has vuelto a entrar en la tierra de tus padres, y te has sentado en el trono de su reino! 56Yo estoy pronto a concederte lo que me has escrito; mas ven hasta Tolemaida, para que nos veamos allí ambos, y te entregue yo mi hija por esposa, conforme me pides.”

57[3586]Partió Ptolomeo de Egipto con su hija Cleopatra, y vino a Tolemaida el año ciento sesenta y dos. 58Y fue Alejandro a encontrarla allí; y Ptolomeo le dio su hija Cleopatra por esposa, celebrándose sus bodas en dicha ciudad de Tolemaida, con una magnificencia verdaderamente real.

Jonatás es invitado por Alejandro y colmado de honores

59El rey Alejandro escribió también a Jonatás que viniese a verle; 60y en efecto, habiendo pasado a Tolemaida con grande pompa, visitó a los dos reyes, les presentó mucha plata y oro y regalos, y ellos le recibieron con mucho agrado. 61Entonces algunos hombres corrompidos y malvados de Israel se conjuraron para presentar una acusación contra él; mas el rey no quiso darles oídos. 62Antes bien mandó que a Jonatás le quitasen sus vestidos, y le revistiesen de púrpura. Y así se ejecutó. Después de lo cual, el rey le mandó sentar a su lado.

63[3587]Luego dijo a sus magnates: “Id con él por medio de la ciudad, y haced publicar que nadie por ningún título forme acusación contra él, ni le moleste, sea por cualquier cosa que fuere”. 64Así que los acusadores vieron la honra que se hacía a Jonatás, y lo que se había pregonado, y cómo iba revestido de púrpura, echaron a huir todos. 65El rey le elevó a grandes honores, y le contó entre sus principales amigos. Le hizo general, y le dio parte en el gobierno. 66Después de lo cual se volvió Jonatás a Jerusalén en paz, y lleno de gozo.

Jonatás se apodera de Jope y derrota a Apolonio

67[3588]El año ciento sesenta y cinco, Demetrio, hijo de Demetrio, vino desde Creta a la tierra de sus padres; 68y habiéndolo sabido el rey Alejandro, tuvo de ello gran pena, y se volvió a Antioquía. 69Y el rey Demetrio hizo general de sus tropas a Apolonio, que era gobernador de la Celesiria, el cual juntó un grande ejército, y se acercó a Jamnia, 70y envió a decir a Jonatás, Sumo Sacerdote, estas palabras: “Tú eres el único que nos haces resistencia; y yo he llegado a ser un objeto de escarnio y oprobio, a causa de que tú te haces fuerte en los montes contra nosotros. 71[3589]Ahora bien si tienes confianza en tus tropas, desciende a la llanura, y mediremos allí nuestras fuerzas; pues el valor militar en mí reside. 72Infórmate, sino, y sabrás quién soy yo, y quiénes son los que vienen en mi ayuda; los cuales dicen que vosotros no podréis sosteneros en nuestra presencia; porque dos veces fueron tus mayores puestos en fuga en su propio país. 73¿Cómo ahora podrás resistir el ímpetu de la caballería y de un ejército tan poderoso en una llanura, donde no hay piedras ni peñas, ni lugar para huir?”

74Así que Jonatás oyó estas palabras de Apolonio, se alteró su ánimo; y escogiendo diez mil hombres, partió de Jerusalén, saliendo a incorporarse con él su hermano Simón para ayudarle. 75[3590]Fueron a acamparse junto a la ciudad de Jope; la cual le cerró las puertas, porque Jope tenía guarnición de Apolonio, y así hubo de ponerla sitio. 76Pero atemorizados los que estaban dentro, le abrieron las puertas, y Jonatás se apoderó de Jope. 77Habiéndolo sabido Apolonio se acercó con tres mil caballos y un ejército numeroso; 78[3591]y marchando como para ir a Azoto, bajó sin perder tiempo a la llanura; pues tenía mucha caballería, en la cual llevaba puesta su confianza. Jonatás le siguió hacia Azoto, y allí se dio la batalla.

79Había dejado Apolonio en el campo, a espaldas de los enemigos, mil caballos en emboscada. 80Supo Jonatás esta emboscada que los enemigos habían dejado a sus espaldas; los cuales le cercaron en su campo, y estuvieron arrojando dardos sobre sus gentes desde la mañana hasta la tarde. 81Pero los de Jonatás se mantuvieron inmobles, conforme él había ordenado; y se fatigó mucho la caballería enemiga. 82Entonces Simón hizo avanzar su gente, y acometió a la infantería, pues la caballería estaba ya cansada, y la derrotó y puso en fuga. 83[3592]Los que se dispersaron por el campo, se refugiaron en Azoto, y se metieron en la casa de su ídolo Dagón para salvarse allí. 84Pero Jonatás puso fuego a Azoto, y a las ciudades circunvecinas, después de haberlas saqueado; y abrasó el templo de Dagón con cuantos en él se habían refugiado; 85y entre pasados a cuchillo y quemados, perecieron cerca de ocho mil hombres.

86Levantó luego Jonatás el campo, y se aproximó a Ascalón, cuyos ciudadanos salieron a recibirle con grandes agasajos. 87Después regresó a Jerusalén con sus tropas cargadas de despojos.

88Así que el rey Alejandro supo todos estos sucesos, concedió nuevamente mayores honores a Jonatás, 89[3593]y le envió la hebilla de oro, que se acostumbraba dar a los parientes del rey; y le dio el dominio de Acarón con todo su territorio.

1 MACABEOS 11

Entrevista de Jonatás con el rey de Egipto.

1Después de esto el rey de Egipto juntó un ejército innumerable como las arenas de la orilla del mar, y gran número de naves; y trataba con perfidia de apoderarse del reino de Alejandro, y unirlo a su corona. 2[3594]Entró en Siria aparentando amistad, y las ciudades le abrían las puertas, y le salían a recibir sus moradores; pues así lo había mandado Alejandro, por cuanto era su suegro. 3Mas Ptolomeo así que entraba en una ciudad, ponía en ella guarnición militar. 4Cuando llegó a Azoto, le mostraron el templo de Dagón que había sido abrasado, y las ruinas de esta ciudad y de sus arrabales, y los cadáveres tendidos en tierra, y los túmulos que habían hecho a lo largo del camino de los muertos en la batalla. 5Y dijeron al rey que todo aquello lo había hecho Jonatás: con lo cual intentaban hacerle odiosa su persona; mas el rey no se dio por entendido.

6Y salió Jonatás a recibir al rey con toda pompa en Jope, y se saludaron mutuamente, y pasaron allí la noche. 7[3595]Fue Jonatás acompañando al rey hasta un río llamado Eleutero, desde donde regresó a Jerusalén.

Muerte de Alejandro y del rey de Egipto

8Pero el rey Ptolomeo se apoderó de todas las ciudades que hay hasta Seleucia, situada en la costa del mar, y maquinaba traiciones contra Alejandro. 9Y despachó embajadores a Demetrio para que le dijeran: “Ven, haremos alianza entre los dos, y yo te daré mi hija desposada con Alejandro, y tú recobrarás el reino de tu padre; 10pues estoy arrepentido de haberle dado mi hija; porque ha conspirado contra mi vida”. 11Así le infamaba; porque codiciaba alzarse con su reino. 12Al fin, habiéndole quitado la hija, se la dio a Demetrio, y se alejó de Alejandro, e hizo patente su malvada intención. 13Entró después Ptolomeo en Antioquía, y ciñó su cabeza con dos diademas, la de Egipto y la de Asia. 14Hallábase a esta sazón el rey Alejandro en Cilicia, por habérsele rebelado la gente de aquellas provincias. 15Pero así que supo lo ocurrido con el rey Ptolomeo, marchó contra él. Ordenó también este sus tropas, y salió a su encuentro con grandes fuerzas y le derrotó. 16Huyó Alejandro a Arabia para ponerse allí a cubierto; y se aumentó así el poder de Ptolomeo. 17Y Zabdiel, de Arabia, cortó la cabeza de Alejandro, y se la envió a Ptolomeo. 18De allí a tres días murió también el rey Ptolomeo; y las tropas que estaban en las fortalezas perdieron la vida a manos de las que estaban en el campamento.

Jonatás se gana el favor del nuevo rey

19[3596]Y entró Demetrio en posesión del reino el año ciento setenta y siete. 20[3597]Por aquellos días reunió Jonatás las milicias de Judea para apoderarse del alcázar de Jerusalén; a cuyo fin levantaron contra él muchas máquinas de guerra. 21Mas algunos hombres malvados, enemigos de su propia nación, fueron al rey Demetrio, y le dieron parte de que Jonatás tenía sitiado el alcázar. 22Irritado al oír esto, pasó al instante a Tolemaida, y escribió a Jonatás que levantase el sitio del alcázar, y viniese al punto a verse con él. 23Recibido que hubo Jonatás esta carta, mandó que se continuase el sitio; y escogiendo algunos de los ancianos de Israel, y de los sacerdotes, se expuso al peligro. 24Llevó consigo oro y plata, ropas y varios otros regalos, y partió a presentarse al rey en Tolemaida, y se ganó su amistad. 25Sin embargo, algunos hombres perversos de su nación formaron acusaciones contra Jonatás; 26[3598]mas el rey le trató como le habían tratado sus predecesores; y le honró en presencia de todos sus amigos, 27y le confirmó en el Sumo Sacerdocio, y en todos los demás honores que de antemano tenía, y le trató como al primero de sus amigos.

Franquicia de tributos y otorgamiento de más libertades a los judíos

28[3599]Entonces Jonatás suplicó al rey que concediese franquicia de tributos a la Judea, a las tres toparquías, y a Samaria con todo su territorio, prometiendo darle trescientos talentos. 29Otorgó el rey la petición, e hizo expedir el diploma para Jonatás, en estos términos: 30“El rey Demetrio a su hermano Jonatás, y a la nación judía, salud: 31[3600]Os enviamos para conocimiento vuestro, copia de la carta que acerca de vosotros hemos escrito a Lastenes, nuestro padre, para que tengáis conocimiento de ello. 32El rey Demetrio a Lastenes, su padre, salud: 33Hemos resuelto hacer mercedes a la nación de los judíos, los cuales son nuestros amigos, y se portan fielmente con nosotros, a causa de la buena voluntad que nos tienen. 34[3601]Decretamos, pues, que toda la Judea, y las tres ciudades, Lida y Ramata, de la provincia de Samaria, agregadas a Judea, y todos sus territorios queden destinados para todos los sacerdotes de Jerusalén, en cambio de lo que el rey percibía antes de ellos todos los años, y por los frutos de la tierra y de los árboles. 35Asimismo les perdonamos desde ahora lo demás que nos pertenecía de diezmos y tributos, y los productos de las lagunas de la sal, y las coronas que se nos ofrecían. 36Todo lo referido se lo concedemos, y todo irrevocablemente, desde ahora en adelante para siempre. 37[3602]Ahora cuidad de que se saque una copia de este decreto, y entregádsela a Jonatás, para que se coloque en el monte santo en un paraje público.”

Jonatás pide al rey la evacuación de la ciudadela de Jerusalén

38Viendo luego el rey Demetrio que toda la tierra estaba tranquila, y le respetaba, sin que le quedase competidor ninguno licenció todo su ejército, enviando a cada cual a su casa, salvo las tropas extranjeras que había asalariado de las islas de las naciones; con lo cual se atrajo el odio de todas las tropas que habían servido a sus padres.

39[3603]Había entonces un cierto Trifón que había sido antes del partido de Alejandro; y viendo que todo el ejército murmuraba de Demetrio, fue a verse con Emalcuel, árabe; el cual educaba a Antíoco, hijo de Alejandro; 40y le hizo muchas y grandes instancias para que se le entregase, a fin de hacer que ocupase el trono de su padre. Le contó todo lo que Demetrio había hecho, y cómo le aborrecía todo el ejército, y se detuvo allí muchos días.

41Entre tanto, Jonatás envió a pedir al rey Demetrio que mandase quitar la guarnición que había en el alcázar de Jerusalén y en las otras fortalezas; porque causaban daño a Israel. 42Y Demetrio respondió a Jonatás: “No solo haré esto por ti y por tu nación, sino que también te elevaré a mayor gloria a ti y a tu pueblo, luego que el tiempo me lo permita. 43Mas ahora me harás el favor de enviar tropas a mi socorro; porque todo mi ejército me ha abandonado.

El rey no cumple las promesas

44[3604]Entonces Jonatás le envió a Antioquía tres mil hombres de los más valientes, por cuya llegada recibió el rey grande contento. 45Pero los moradores de la ciudad, en número de ciento veinte mil hombres, se conjuraron, y querían matar al rey. 46Se encerró este en su palacio, y apoderándose los de la ciudad de las calles, comenzaron a combatirle. 47Entonces el rey hizo venir en su socorro a los judíos, los cuales se reunieron todos junto a él; y acometiendo por varias partes a la ciudad, 48mataron en aquel día cien mil hombres, y después de haberla saqueado en ese mismo día la pegaron fuego; y libertaron al rey.

49Al ver los de la ciudad que los judíos se habían hecho dueños absolutos de ella, se aturdieron, y a gritos pidieron al rey misericordia, haciéndole esta súplica: 50“Concédenos la paz, y cesen los judíos de maltratarnos a nosotros y a la ciudad”. 51Y rindieron las armas, e hicieron la paz. Con esto los judíos adquirieron grande gloria para con el rey y para con todos de su reino; y habiéndose hecho en el reino muy célebres, se volvieron a Jerusalén cargados de despojos.

52Quedó con esto Demetrio asegurado en el trono de su reino; y sosegado todo el país, era respetado de todos. 53[3605]Mas, sin embargo, faltó a todo lo que había prometido. Se extrañó de Jonatás, y bien lejos de manifestarse reconocido a los servicios recibidos, le hacía todo el mal que podía.

Jonatás es honrado por el nuevo rey Antíoco

54[3606]Después de estas cosas, volvió Trifón trayendo consigo a Antíoco, que era aún niño; el cual fue reconocido por rey, y se ciñó la diadema. 55Acudieron a presentársele todas las tropas que Demetrio había licenciado; y pelearon contra Demetrio, el cual volvió las espaldas, y se puso en fuga. 56Se apoderó en seguida Trifón de los elefantes, y se hizo dueño de Antioquía.

57El jovencito Antíoco escribió a Jonatás en estos términos: “Te confirmo en el sacerdocio, y en el dominio de las cuatro ciudades, y quiero que seas uno de los amigos del rey”. 58Le envió también varias alhajas de oro para su servicio y le concedió facultad de poder beber en copa de oro, vestirse de púrpura, y de llevar la hebilla de oro. 59[3607]Al mismo tiempo nombró a su hermano Simón gobernador desde los confines de Tiro hasta las fronteras de Egipto.

Rendición de Gaza y Betsura

60[3608]Salió luego Jonatás, y recorrió las ciudades de la otra parte del río; y todo el ejército de Siria acudió en su auxilio; con lo que se encaminó hacia Ascalón, cuyos moradores salieron a recibirle con grandes festejos. 61Desde allí pasó a Gaza, y sus habitantes le cerraron las puertas; por lo que le puso sitio, y quemó todos los alrededores de la ciudad, después de haberlo todo saqueado. 62Entonces los de Gaza pidieron capitulación a Jonatás, el cual se la concedió; y tomando en rehenes a sus hijos, los envió a Jerusalén, y recorrió en seguida todo el país hasta Damasco.

63A esta sazón supo Jonatás que los generales de Demetrio habían ido con un poderoso ejército a Cades, situada en Galilea, para sublevarla; con el fin de impedirle que se mezclase en adelante en los negocios del reino. 64Y marchó contra ellos, dejando en la provincia a su hermano Simón.

65Entretanto este aproximándose a Betsura, la tuvo sitiada muchos días, teniendo encerrados a sus habitantes; 66quienes pidieron al fin la paz, y se la concedió, y habiéndoles hecho desocupar la plaza, tomó posesión de ella y la guarneció.

Victoria de Jonatás al norte del lago de Genesaret

67[3609]Jonatás se acercó con su ejército al lago de Genesar, y antes de amanecer llegaron a la llanura de Asor. 68[3610]Y he aquí que se encontró en la llanura delante del campamento de los extranjeros; quienes le habían puesto una emboscada en los montes, y él fue a embestirlos de frente; 69pero entonces los que estaban emboscados salieron de sus puestos, y cargaron sobre él. 70Con esto los de Jonatás echaron todos a huir, sin que quedase uno siquiera, excepto Matatías, hijo de Absolomi, y Judas, hijo de Calfi, comandante de su ejército. 71Entonces Jonatás rasgó sus vestidos, se echó polvo sobre su cabeza e hizo oración. 72En seguida volvió Jonatás sobre los enemigos, y peleó contra ellos y los puso en fuga. 73Viendo esto las tropas que le habían abandonado, volvieron a unirse a él, y todos juntos persiguieron a los enemigos hasta Cades, donde tenían estos sus reales, al pie de los cuales llegaron. 74Murieron en aquel día tres mil hombres del ejército de los extranjeros; y Jonatás se volvió a Jerusalén.

1 MACABEOS 12

Renovación de la alianza con los romanos.

1Viendo Jonatás que el tiempo le era favorable, eligió diputados y los envió a Roma, para confirmar y renovar la amistad con los romanos. 2[3611]E igualmente envió a los lacedemonios y a otros pueblos cartas en todo semejantes. 3Partieron aquellos para Roma y habiéndose presentado al senado, dijeron: Jonatás, Sumo Sacerdote, y la nación de los judíos, nos han enviado a renovar la amistad y alianza, según se hizo en tiempos pasados. 4Y les dieron cartas para los prefectos de cada lugar, a fin de que viajasen con seguridad hasta la Judea.

Carta de Jonatás a los espartanos

5El tenor de la carta que Jonatás escribió a los lacedemonios, es el siguiente: 6[3612]“Jonatás, Sumo Sacerdote, y los ancianos de la nación, y los sacerdotes, y todo el pueblo de los judíos, a los lacedemonios sus hermanos, salud. 7[3613]Ya hace tiempo que Ario, vuestro rey, escribió una carta a Onías, Sumo Sacerdote, en la cual se leía que vosotros sois nuestros hermanos, como se ve por la copia que más abajo se pone. 8Onías recibió con grande honor al enviado, y también sus cartas, en las cuales se hablaba de esta amistad y alianza. 9[3614]Y aunque nosotros no teníamos necesidad de nada de eso, teniendo como tenemos en nuestras manos para consuelo nuestro, los libros santos; 10con todo, hemos querido enviar a renovar con vosotros esta amistad y unión fraternal; no sea que os parezca que nos hemos alejado de vosotros; porque ha transcurrido ya mucho tiempo desde que nos enviasteis aquella embajada.

11Nosotros en todo este intermedio jamás hemos dejado de hacer conmemoración de vosotros en los sacrificios que ofrecemos en los días solemnes, y en los demás que corresponde, y en todas nuestras oraciones, pues es justo y debido acordarse de los hermanos. 12[3615]Nos regocijamos de la gloria que disfrutáis. 13Mas por lo que hace a nosotros, hemos sufrido grandes aflicciones y muchas guerras, habiéndonos acometido los reyes circunvecinos. 14Sin embargo, en estas guerras no hemos querido cansaros ni a vosotros ni a ninguno de los demás aliados y amigos; 15pues hemos recibido el socorro del cielo, con el cual hemos sido librados nosotros, y humillados nuestros enemigos.

16Por tanto, habiendo elegido a Numenio, hijo de Antíoco, y a Antípatro, hijo de Jasón, para enviarlos a los romanos, a fin de renovar con ellos la antigua amistad y alianza; 17les hemos dado también la orden de pasar a veros y a saludaros de nuestra parte, y llevaros esta nuestra carta, cuyo objeto es el renovar nuestra unión fraternal. 18Y así nos haréis un favor respondiéndonos sobre su contenido.”

Carta de Ario de Esparta al Sumo Sacerdote Onías

19Este es el traslado de la carta escrita a Onías: 20“Ario, rey de los lacedemonios, a Onías, Sumo Sacerdote, salud. 21[3616]Se ha encontrado en cierta escritura que los lacedemonios y los judíos son hermanos, y que son todos del linaje de Abrahán. 22Por tanto, ahora que hemos descubierto esta noticia, nos haréis el gusto de escribirnos si gozáis de paz. 23Pues nosotros, desde luego, os respondemos: Nuestros ganados y nuestros bienes, vuestros son, y nuestros los vuestros; y esto es lo que les encargamos que os digan.

Nueva expedición de Jonatás contra Demetrio

24Entretanto, supo Jonatás que los generales de Demetrio habían vuelto contra él, con un ejército mucho mayor que antes. 25[3617]Con esto partió de Jerusalén, y fue a salirse al encuentro en el país de Amat, para no darles tiempo de entrar en su tierra; 26y enviando espías a reconocer su campo, volvieron estos con la noticia de que los enemigos habían resuelto sorprenderles aquella noche. 27Con esto Jonatás, puesto que fue el sol, mandó a su gente que estuviese alerta toda la noche, y sobre las armas, prontos para la batalla, y puso centinelas alrededor del campamento. 28Pero cuando los enemigos supieron que Jonatás estaba preparado con sus tropas para la batalla, temieron y huyeron despavoridos, dejando encendidos fuegos en su campamento. 29Mas Jonatás y su tropa, por lo mismo que veían los fuegos encendidos, no lo conocieron hasta la mañana. 30Bien que fue después en su seguimiento, no los pudo alcanzar, pues habían pasado ya el río Eleutero.

31[3618]Entonces convirtió Jonatás sus armas contra los árabes llamados zabadeos, a quienes derrotó y tomó sus despojos; 32y reunida su gente fue a Damasco, y anduvo por todo aquel país.

Los judíos se apoderan de Jope

33[3619]Entretanto, Simón marchó y llegó hasta la ciudad de Ascalón y las fortalezas vecinas; y dirigiéndose a Jope se apoderó de ella, 34pues había sabido que los de aquella ciudad querían entregar la plaza a los partidarios de Demetrio, y le puso guarnición para que la custodiase.

Fortificación de Jerusalén

35Habiendo vuelto Jonatás, convoco a los ancianos del pueblo, y de acuerdo con ellos resolvió construir fortalezas en Judea, 36reedificar los muros de Jerusalén, y levantar una muralla de grande altura entre el alcázar y la ciudad, para separar aquel de esta, de modo que el alcázar quedase aislado, y los de dentro no pudiesen comprar ni vender ninguna cosa. 37[3620]Se reunió la gente para reedificar la ciudad, y hallándose caída la muralla que estaba sobre el torrente hacia el oriente, la levantó Jonatás, la cual se llama Cafeteta. 38[3621]Simón también construyó a Adiada, en la Sefelá, y la fortificó, y la aseguró con puertas y barras.

Trifón engaña a Jonatás

39[3622]Por este tiempo proyectó Trifón hacerse rey de Asia, y ceñirse la corona, y quitar la vida al rey Antíoco. 40Mas temiendo que Jonatás le sería contrario y le declararía la guerra, andaba buscando medios para apoderarse de él y quitarle la vida. Fuese, pues, a Betsán, levantando su campamento.

41Pero Jonatás le salió al encuentro con cuarenta mil hombres de tropa escogida, para darle batalla y fue a Betsán. 42Y cuando Trifón vio que Jonatás había ido contra él con tan poderoso ejército, entró en miedo; 43y así le recibió con agasajo, y le recomendó a todos sus amigos; le hizo varios regalos y mandó a todo su ejército que le obedeciese como a su propia persona. 44Dijo luego a Jonatás: “¿Por qué has cansado a toda esa tu gente, no habiendo guerra entre nosotros? 45Ahora bien, despáchalos a sus casas, y escoge solamente algunos pocos de entre ellos que te acompañen, y vente conmigo a Tolemaida, y yo te haré dueño de ella, y de las demás fortalezas, y del ejército, y de todos los encargados del gobierno; ejecutado lo cual, me volveré, pues para eso he venido aquí.”

Jonatás en manos de los enemigos

46Le dio crédito Jonatás, y haciendo lo que le dijo, licenció sus tropas, que se volvieron a la tierra de Judá, 47reteniendo consigo tres mil hombres, de los cuales envió dos mil a Galilea, y mil le acompañaron. 48Mas apenas Jonatás hubo entrado en Tolemaida, cerraron sus habitantes las puertas de la ciudad, y le prendieron; y pasaron a cuchillo a todos los que con él habían entrado.

49[3623]Y Trifón envió su infantería y caballería a Galilea y a su gran llanura para acabar con todos los soldados que habían acompañado a Jonatás. 50Pero estos, oyendo decir que habían apresado a Jonatás, y que había sido muerto con cuantos le acompañaban, se animaron los unos a los otros, y se presentaron con denuedo para pelear. 51Y viendo los que les iban persiguiendo, que estaban resueltos a vender muy caras sus vidas, se volvieron. 52[3624]De esta suerte siguieron su camino, regresando todos felizmente a Judea, donde hicieron gran duelo por Jonatás, y por los que le habían acompañado; y le lloró Israel amargamente.

53Entonces todas las naciones circunvecinas intentaron abatirlos. Porque dijeron: 54“No tienen caudillo, ni quien los socorra; ahora es tiempo de echarnos sobre ellos, y de borrar su memoria de entre los hombres.”

IV. SIMÓN, SUMO SACERDOTE Y CAUDILLO

1 MACABEOS 13

Simón es elegido sucesor de Jonatás

1Tuvo Simón aviso de que había juntado Trifón un grande ejército para venir a asolar la tierra de Judá. 2Y observando que la gente estaba intimidada y temblando, subió a Jerusalén y convocó al pueblo; 3y para animarlos a todos, les habló de esta manera: “Ya sabéis cuánto hemos trabajado, así yo, como mis hermanos, y la casa de mi padre por defender la Ley y el Santuario, y en qué angustias nos hemos visto. 4[3625]Por amor de estas cosas han perdido la vida todos mis hermanos, para salvar a Israel, siendo yo el único de ellos que he quedado. 5Mas no permita Dios que tenga ningún miramiento a mi vida, mientras estemos en la aflicción; pues no soy yo de más valer que mis hermanos. 6Defenderé a mi nación y al Santuario, y a nuestros hijos, y a nuestras esposas; porque todas las naciones, por el odio que nos tienen, se han coligado para destruirnos”. 7Se inflamó el espíritu del pueblo así que oyó estas palabras, 8[3626]y en alta voz respondieron: “Tú eres nuestro caudillo en lugar de Judas y Jonatás tus hermanos; 9dirige nuestra guerra, que nosotros haremos todo cuanto nos mandares”. 10[3627]Con esto Simón hizo juntar todos los hombres de guerra, y se dio prisa a reedificar las murallas de Jerusalén, y la fortaleció por todos lados. 11Y envió a Jonatás hijo de Absalomi, con un nuevo ejército contra Jope, y habiendo este arrojado a los de dentro de la ciudad, se quedó en ella.

Negociaciones con Trifón

12Entretanto, Trifón partió de Tolemaida con un numeroso ejército para entrar en tierra de Judá, trayendo consigo prisionero a Jonatás. 13Simón acampó cerca de Addus, enfrente de la llanura. 14Y Trifón, así que supo que Simón había entrado en lugar de su hermano Jonatás, y que se disponía a salir a darle batalla, le envió mensajeros 15para que le dijesen: “Hemos detenido hasta ahora su hermano Jonatás, porque debía dinero al rey, con motivo de los negocios que estuvieron a su cuidado. 16Ahora envíame cien talentos de plata, y por rehenes a sus dos hijos, para seguridad de que luego que esté libre no se vuelva contra nosotros, y le dejaremos ir”. 17Bien conoció Simón que le hablaba con doblez; pero con todo mandó que se le entregase el dinero y los niños, por no atraer sobre sí el odio del pueblo de Israel, el cual hubiera dicho: 18“Por no haberse enviado el dinero y los niños, por eso ha perecido. 19Así envió los niños y los cien talentos; pero Trifón faltó a la palabra y no puso en libertad a Jonatás.

Jonatás es asesinado por Trifón

20[3628]Y entró después Trifón en el país para devastarlo, y dio la vuelta por el camino que va a Ador; y Simón con sus tropas les seguía siempre los pasos a donde quiera que iban. 21A este tiempo los que estaban en el alcázar enviaron a decir a Trifón que se apresurase a venir por el camino del desierto, y les enviase víveres. 22En vista de lo cual dispuso Trifón toda su caballería para partir aquella misma noche; mas por haber gran copia de nieve, no se verificó su ida al territorio de Galaad. 23[3629]Al llegar cerca de Bascamán, hizo matar allí a Jonatás y a sus hijos. 24Luego volvió Trifón atrás, y regresó a su país.

El sepulcro de Modín

25Entonces Simón envió a buscar los huesos de su hermano Jonatás, y los sepultó en Modín, patria de sus padres; 26y todo Israel hizo gran duelo en su muerte, y le lloró por espacio de muchos días. 27Mandó después Simón levantar sobre los sepulcros de su padre y hermanos un elevado monumento, que se descubría desde lejos, de piedras labradas por uno y otro lado, 28[3630]y allí levantó siete pirámides una enfrente de otra, a su padre y a su madre, y a sus cuatro hermanos. 29[3631]Alrededor de ellas colocó grandes columnas, y sobre las columnas armas para eterna memoria, y junto a las armas unos navíos de escultura, los cuales se viesen de cuantos navegasen por el mar. 30[3632]Tal es el sepulcro que levantó Simón en Modín, el cual subsiste hasta el día de hoy.

Simón recobra para su pueblo la independencia

31[3633]Pero Trifón, yendo de camino con el jovencito rey Antíoco, hizo quitar a este la vida a traición; 32[3634]y reinó en su lugar, ciñendo su cabeza con la diadema de Asia; e hizo grandes estragos en el país. 33Entretanto, Simón reparó las plazas de armas de Judea, reforzándolas con altas torres, elevados muros, puertas y cerrojos, y surtiéndolas de víveres. 34Envió también Simón comisionados al rey Demetrio para suplicarle que concediera la exención al país; porque todo cuanto había hecho Trifón no había sido más que un puro latrocinio. 35Contestó el rey Demetrio a esta solicitud, y le escribió la siguiente carta:

36“El rey Demetrio a Simón, Sumo Sacerdote y amigo de los reyes, y a los ancianos y al pueblo de los judíos, salud: 37[3635]Hemos recibido la corona de oro y el ramo que nos habéis enviado; y estamos dispuestos a hacer con vosotros una paz sólida, y a escribir a los intendentes del rey que os perdonen los tributos de que os hemos hecho gracia; 38en la inteligencia de que debe permanecer firme todo cuanto hemos dispuesto a favor vuestro. Las plazas que habéis fortificado quedarán por vosotros. 39Os perdonamos también las faltas y yerros que hayáis podido cometer hasta el día de hoy, como igualmente la corona de que erais deudores, y queremos que si se pagaba algún otro tributo en Jerusalén, no se pague ya más en adelante. 40Finalmente, si se hallan entre vosotros algunos que sean a propósito para ser aliados entre los nuestros, alístense, y reine la paz entre nosotros.”

41Con esto, en el año ciento sesenta quedó libre Israel del yugo de los gentiles. 42[3636]Y comenzó el pueblo de Israel a datar sus monumentos y registros públicos desde el año primero de Simón, Sumo Sacerdote, gran caudillo y príncipe de los judíos.

Ocupación de Gaza

43[3637]Por aquellos días pasó Simón a Gaza; y cercándola con su ejército, levantó máquinas de guerra, las arrimó, a sus muros, y batió una torre, y se apoderó de ella. 44Y los soldados que estaban en una de estas máquinas entraron de golpe en la ciudad, excitando con esto un gran alboroto en ella. 45Entonces los ciudadanos subieron a la muralla con sus mujeres e hijos, rasgados sus vestidos, y a gritos clamaban a Simón, pidiendo que les concediese la paz, 46[3638]y diciéndole: “No nos trates como merece nuestra maldad, sino según tu grande clemencia”. 47En efecto, movido Simón a compasión, no los trató con el rigor de la guerra; pero los echó de la ciudad, y purificó los edificios en que había habido ídolos, y luego entró en ella entonando himnos en alabanza del Señor. 48Arrojadas después de la ciudad todas las inmundicias, la hizo, habitar por gente que observase la Ley, y la fortificó, e hizo en ella para sí una casa.

Se rinde la ciudadela de Jerusalén

49A esta sazón los que ocupaban el alcázar de Jerusalén no pudiendo entrar ni salir por el país, ni comprar, ni vender, se vieron reducidos a una grande escasez, de suerte que perecían muchos de hambre. 50Entonces clamaron a Simón pidiéndole capitulación, y se la otorgó; y los arrojó de allí, y purificó el alcázar de las inmundicias. 51Entraron en él el día veintitrés del segundo mes, del año ciento setenta y uno, llevando ramos de palma, y cantando alabanzas, al son de arpas, de címbalos, y de liras, y entonando himnos y cánticos, por haber exterminado de Israel un gran enemigo. 52[3639]Y Simón ordenó que todos los años se solemnizasen aquellos días con regocijos.

53Asimismo fortificó el monte del Templo, que está junto al alcázar y habitó allí con sus gentes. 54Finalmente, viendo Simón que su hijo Juan era un guerrero muy valiente le hizo general de todas las tropas; el cual tenía fija en Gazara su residencia.

1 MACABEOS 14

Reina paz y prosperidad en Israel

1[3640]EI año ciento setenta y dos juntó el rey Demetrio su ejército, y pasó a la Media para recoger allí socorros, a fin de hacer la guerra a Trifón. 2[3641]Mas luego que Arsaces, rey de Persia y de Media, tuvo noticia de que Demetrio había invadido sus estados, envió a uno de sus generales para que le prendiese y se le trajese vivo. 3Marchó este general, y derrotando al ejército de Demetrio, tomó preso a este y le condujo a Arsaces, quien le hizo poner en prisión.

4[3642]Todo el país de Judá disfrutó de reposo durante los días de Simón,

no cuidaba este de otra cosa que de hacer bien a su pueblo;

el cual miró siempre con placer su gobierno

y la gloria de que gozaba.

5A más de otros muchos hechos gloriosos

habiendo tomado a Jope,

hizo de ella un puerto que sirviese de escala para los países marítimos.

6Extendió los límites de su nación,

y se hizo dueño del país.

7[3643]Reunió también un gran número de cautivos,

tomó a Gazara, a Betsura, y el alcázar,

y quitó de allí las inmundicias,

y no había nadie que le contrarrestase.

8Cada uno cultivaba entonces pacíficamente su tierra;

y el país de Judá daba cosechas,

y frutos los árboles de los campos.

9Sentados todos los ancianos en las plazas,

trataban de lo que era allí útil y ventajoso al país,

y se engalanaba la juventud con ricos vestidos

y ropas de guerra.

10Distribuía Simón víveres por las ciudades,

y las ponía en estado de que fuesen otras tantas fortalezas,

de manera que la fama de su glorioso nombre

se extendió hasta el cabo del mundo.

11Estableció la paz en toda la extensión de su país,

con lo cual se vio Israel colmado de gozo.

12[3644]De suerte que podía cada uno estarse sentado a la sombra de su parra

y de su higuera,

sin que nadie le infundiese el menor temor.

13Desaparecieron de la tierra sus enemigos;

y los reyes en aquellos días estaban abatidos.

14Fue Simón el protector de los pobres de su pueblo,

gran celador de la observancia de la Ley,

y el que exterminó a todos los inicuos y malvados.

15Restauró el Santuario,

y aumentó el número de los vasos sagrados.

Simón renueva la alianza con Roma y Esparta

16Habiéndose sabido en Roma y hasta en Lacedemonia la muerte de Jonatás, tuvieron de ella un gran sentimiento; 17mas luego que entendieron que su hermano Simón había sido elegido Sumo Sacerdote en su lugar, y que gobernaba todo el país y a sus ciudades; 18le escribieron en láminas de bronce, para renovar la amistad y alianza que habían hecho con Judas y con Jonatás, sus hermanos. 19Estas cartas fueron leídas en Jerusalén delante del pueblo.

El contenido de la que enviaron los lacedemonios es como sigue: 20“Los príncipes y ciudades de los lacedemonios, a Simón, Sumo Sacerdote, a los ancianos, a los sacerdotes, y a todo el pueblo de los judíos, sus hermanos, salud: 21Los embajadores que enviasteis a nuestro pueblo nos han informado de la gloria y felicidad y contentamiento que gozáis, y nos hemos alegrado mucho con su llegada; 22y hemos hecho escribir lo que ellos nos han dicho en la asamblea del pueblo, en esta forma: Numenio, hijo de Antíoco, y Antípatro, hijo de Jasón, embajadores de los judíos, han venido a nosotros para renovar nuestra antigua amistad. 23Y pareció bien al pueblo recibir estos embajadores honoríficamente, y depositar copia de sus palabras en los registros públicos, para que en lo sucesivo sirva de recuerdo al pueblo de los lacedemonios. Y de esta acta hemos remitido un ejemplar al Sumo Sacerdote Simón.

24[3645]Después de esto, Simón envió a Roma a Numenio con un grande escudo de oro, que pesaba mil minas, con el fin de renovar con ellos la alianza.

El pueblo manifiesta a Simón su gratitud erigiéndole un monumento

Y luego que lo supo el pueblo romano, 25dijo: “¿De qué manera manifestaremos nosotros nuestro reconocimiento a Simón y a sus hijos? 26Porque él ha vengado a sus hermanos y ha exterminado de Israel a los enemigos. En vista de esto le concedieron la libertad”, cuyo decreto fue grabado en láminas de bronce, y colocado entre los monumentos del monte Sión.

27[3646]Y he aquí lo que en ella se escribió: “A los diez y ocho días del mes de Elul, el año ciento setenta y dos, el tercero del sumo pontificado de Simón, fue hecha la siguiente declaración en Asaramel, 28en la grande asamblea de los sacerdotes y del pueblo, y de los príncipes de la nación, y de los ancianos del país: Que habiendo habido en nuestra tierra continuas guerras; 29Simón, hijo de Matatías, de la estirpe de Jarib, y asimismo sus hermanos se expusieron a los peligros e hicieron frente a los enemigos de su nación en defensa de su Santuario y de la Ley; acrecentando mucho la gloria de su pueblo. 30Jonatás levantó a los de su nación, fue Sumo Sacerdote de ellos, y se halla ya reunido a los de su pueblo. 31Quisieron luego los enemigos atropellar y asolar su país, y profanar su Santuario. 32Les resistió entonces Simón, y combatió en defensa de su pueblo, y expendió mucho dinero, armando a los hombres más valientes de su nación, y suministrándoles la paga. 33Fortificó también las ciudades de Judea, y a Betsura, situada en su frontera, la cual antes era plaza de armas de los enemigos, y puso allí una guarnición de judíos. 34[3647]Asimismo fortificó a Jope, en la costa del mar, y a Gazara, situada en los confines de Azoto, ocupada antes por los enemigos; en las cuales puso guarnición de judíos, proveyéndolas de todo lo necesario para su defensa. 35Viendo el pueblo las cosas que había ejecutado Simón, y cuanto hacía para acrecentar la gloria de su nación, le declaró caudillo suyo y príncipe de los sacerdotes, por haber hecho todo lo referido, y por su justicia, y por la fidelidad que guardó para con su pueblo, y por haber procurado por todos los medios el ensalzar a su nación.”

Simón limpia el país y es ensalzado por el rey

36En tiempo de su gobierno todo prosperó en sus manos; de manera que las naciones extranjeras fueron arrojadas del país, y echados también los que estaban en Jerusalén, en la ciudad de David, en el alcázar, desde el cual hacían sus salidas, profanando todos los contornos del Santuario, y haciendo grandes ultrajes a la santidad del mismo. 37Para seguridad del país y de la ciudad puso allí soldados judíos e hizo levantar los muros de Jerusalén.

38El rey Demetrio le confirmó en el Sumo Sacerdocio; 39y le hizo su amigo, y le ensalzó con grandes honores. 40Pues oyó que los judíos habían sido declarados amigos, y aliados, y hermanos de los romanos, y que estos habían recibido con grande honor a los embajadores de Simón. 41[3648]Y que asimismo los judíos y sus sacerdotes le habían creado, de común consentimiento, su caudillo y Sumo Sacerdote para siempre, hasta la venida de un profeta fiel; 42y también habían querido que fuese su capitán, y que cuidase de las cosas santas, y estableciese inspectores sobre las obras públicas y sobre el país, sobre las cosas de la guerra y sobre las fortalezas; 43que tuviese a su cargo el Santuario, y que fuese de todos obedecido, y que todos los instrumentos públicos del país se autorizasen con su nombre, y que vistiese púrpura y oro. 44Y por último, que no fuese permitido a nadie, ora del pueblo, ora de los sacerdotes, violar ninguna de estas órdenes, ni contradecir a lo que él mandase, ni convocar en la provincia sin su autoridad ninguna junta, ni vestir de púrpura, ni llevar la hebilla de oro; 45y que todo aquel que no cumpliese estas órdenes, o violase alguna, fuese reputado como reo. 46Y plugo a todo el pueblo el dar tal potestad a Simón, y que se ejecutase todo lo dicho. 47[3649]Y Simón aceptó, y le agradó ejercer el Sumo Sacerdocio; y el ser caudillo y príncipe del pueblo de los judíos y de los sacerdotes, y el tener la suprema autoridad.”

48Y acordaron que esta acta se escribiese en láminas de bronce, las cuales fuesen colocadas en el pórtico del Templo, en un lugar distinguido; 49archivándose, además, una copia de todo en el tesoro, a disposición de Simón y de sus hijos.

1 MACABEOS 15

El rey confirma los derechos y exenciones del pueblo judío

1[3650]Desde las islas del mar escribió el rey Antíoco, hijo de Demetrio, una carta a Simón, Sumo Sacerdote y príncipe del pueblo de los judíos, y a toda la nación; 2cuyo tenor es el que sigue: “El rey Antíoco a Simón, Sumo Sacerdote, y a la nación de los judíos, salud. 3[3651]Habiéndose hecho dueños del reino de nuestros padres algunos hombres malvados, tengo resuelto libertarlo y restablecerlo en el estado que antes tenía, para cuyo fin he levantado un ejército numeroso y escogido, y he hecho construir naves de guerra. 4Quiero, pues, entrar en esas regiones, para castigar a los que han destruido mis provincias y asolado muchas ciudades de mi reino. 5Pero a ti desde ahora te confirmo todas las exenciones de tributos que te concedieron todos los reyes que me han precedido, y todas las demás donaciones que te hicieron. 6Te doy permiso para que puedas acuñar moneda propia en tu país; 7y quiero que Jerusalén sea santa y libre, y que todas las armas que has fabricado, como también las plazas fuertes que has construido, y están en tu poder, queden para ti. 8Te perdono desde ahora todas las deudas y regalías debidas al rey y a la real hacienda, tanto por lo pasado como por lo venidero. 9Y luego que entremos en la posesión de nuestro reino, te colmaremos de tanta gloria a ti y a tu pueblo, y al Templo, que resplandecerá por todo el orbe.”

10El año ciento setenta y cuatro, entró Antíoco en el país de sus padres, y al punto acudieron a presentársele todas las tropas, de suerte que quedaron poquísimos con Trifón. 11[3652]Luego el rey Antíoco le persiguió; pero huyendo Trifón por la costa del mar, llegó a Dora. 12Pues veía los desastres que sobre él iban a llover, habiéndole abandonado el ejército. 13Entonces Antíoco fue contra Dora con ciento veinte mil hombres aguerridos, y ocho mil caballos; 14y puso sitio a la ciudad, haciendo que los navíos la bloqueasen por la parte del mar; con lo que estrechaba la ciudad por mar y por tierra, sin permitir que nadie entrase ni saliese.

Cartas de Roma en favor de los judíos

15[3653]A esta sazón llegaron de la ciudad de Roma, Numenio y sus compañeros, con cartas escritas a los reyes y a las naciones, del tenor siguiente: 16[3654]“Lucio, cónsul de los romanos, al rey Ptolomeo, salud. 17Han venido a nosotros embajadores de los judíos, nuestros amigos, enviados por Simón, príncipe de los sacerdotes, y por el pueblo judío con el fin de renovar la antigua amistad y alianza; 18y nos han traído al mismo tiempo un escudo de oro de mil minas. 19A consecuencia de esto hemos tenido a bien escribir a los reyes y a los pueblos que no les causen ningún daño ni les muevan guerra a ellos, ni a sus ciudades y territorios, ni auxilien tampoco a los que se la hagan. 20Y nos ha parecido bien aceptar el escudo que nos han traído. 21Por lo tanto, si hay algunos hombres malvados que, fugitivos de su propio país, se hayan refugiado entre vosotros, entregádselos a Simón, príncipe de los sacerdotes, para que los castigue según su ley.”

22[3655]Esto mismo escribieron al rey Demetrio, y a Atalo, y a Ariarates, y a Arsaces; 23como también a todos los pueblos, a saber, a los de Lámpsaco, y a los de Lacedemonia, y a los de Delos, y de Mindos, y de Sición, y a los de la Caria, y de Samos, y de la Panfilia, a los de Licia, y de Alicarnaso, de Coo, y de Siden, y de Aradón, y de Rodas, y de Fasélides, y de Gortina, y de Gnido, y de Chipre, y de Cirene. 24Y de estas cartas, enviaron los romanos una copia a Simón, príncipe de los sacerdotes, y al pueblo de los judíos.

Ruptura de las relaciones entre el rey y Simón

25A este tiempo el rey Antíoco puso por segunda vez sitio a Dora, combatiéndola sin cesar, y levantando máquinas de guerra contra ella; y encerró dentro a Trifón, de tal suerte que no podía escapar. 26Simón envió para auxiliarle dos mil hombres escogidos, y plata, y oro, y muchas alhajas; 27mas aquel no quiso aceptar nada; antes bien, rompió todos los tratados hechos con él anteriormente, y se le mostró contrario.

28[3656]Envió a Atenobio, uno de sus amigos, para tratar con Simón, y decirle de su parte: “Vosotros estáis apoderados de Jope y de Gazara, y del alcázar de Jerusalén, que son ciudades pertenecientes a mi reino. 29Habéis asolado sus términos, y causado grandes daños al país, y os habéis alzado con el dominio de muchos lugares de mi reino. 30Así que, o entregadme las ciudades que ocupasteis, y los tributos exigidos en los lugares de que os hicisteis dueños fuera de los límites de Judea; 31o si no, pagad quinientos talentos de plata por aquellas ciudades, y otros quinientos por los estragos que habéis hecho, y por los tributos de las ciudades; pues de lo contrario iremos y os haremos guerra”. 32Llegó Atenobio, amigo del rey, a Jerusalén, y viendo la magnificencia de Simón, y el oro y plata que brillaba por todas partes, y el grande aparato de su casa, se sorprendió sobremanera. Le dijo luego las palabras que el rey le había mandado.

33Simón respondió en estos términos: “Nosotros, ni hemos usurpado el territorio ajeno, ni retenemos nada que no sea nuestro; solo, sí, hemos tomado lo que es herencia de nuestros padres, y que nuestros enemigos poseyeron injustamente por algún tiempo. 34Y habiéndonos aprovechado de la ocasión, nos hemos vuelto a poner en posesión de la herencia de nuestros padres. 35Por lo que mira a las quejas que nos das tocante a Jope y Gazara, los de estas ciudades causaban grandes daños al pueblo y a todo nuestro país; estamos prontos a dar por ellas cien talentos. A lo que Atenobio no respondió palabra. 36Pero volviéndose irritado a su rey, le dio parte de esta respuesta, y de la magnificencia de Simón, y de todo cuanto había visto; y se indignó el rey sobremanera.

Nuevas vejaciones

37[3657]En este intermedio Trifón se escapó en una nave a Ortosiada. 38Y el rey dio el gobierno de la costa marítima a Cendebeo; y entregándole un ejército compuesto de infantería y caballería, 39le mandó marchar contra Judea, ordenándole que reedificase a Gedor, y reforzase las puertas de la ciudad, y que domase el pueblo. Entretanto el rey perseguía a Trifón.

40[3658]En efecto, Cendebeo llegó a Jamnia, y comenzó a vejar al pueblo, a talar la Judea, a prender y matar gente, y a fortificar a Gedor, 41en la cual puso caballería e infantería para que hiciese desde allí correrías por Judea, según se lo mandó el rey.

1 MACABEOS 16

Victoria de los hijos de Simón

1[3659]Habiendo Juan subido de Gazara, y enterado a su padre Simón de los daños que causaba Cendebeo en el pueblo; 2llamó Simón a sus dos hijos mayores, Judas y Juan, y les dijo: “Yo y mis hermanos, y la casa de mi padre hemos vencido a los enemigos de Israel desde nuestra juventud hasta este día, y hemos tenido la dicha de libertar muchas veces a Israel. 3[3660]Mas ahora yo ya soy viejo; y así entrad vosotros en mi lugar y en el de mis hermanos, y salid a pelear por nuestra nación; y el auxilio del cielo sea con vosotros.”

4En seguida escogió del país veinte mil hombres aguerridos de tropa de infantería y caballería, los cuales marcharon contra Cendebeo, y durmieron en Modín; 5de donde partieron al rayar el día, y avanzando por la llanura descubrieron un numeroso ejército de infantería y de caballería, que venía contra ellos, mediando un impetuoso torrente entre ambos ejércitos. 6Entonces Juan hizo avanzar sus tropas para acometer; mas viendo que estas temían pasar el torrente, pasó él primero, y a su ejemplo le pasaron todos en seguida. 7Hecho esto dividió en dos partes su infantería, colocando en medio de ella la caballería, por ser muy numerosa la de los enemigos. 8[3661]E hicieron resonar las trompetas sagradas, y echó a huir Cendebeo con todas sus tropas; muchas de estas perecieron al filo de la espada, y las que escaparon con vida se refugiaron en la fortaleza.

9[3662]En esta acción quedó herido Judas, hermano de Juan; pero Juan los fue persiguiendo hasta Cedrón, la que había sido reedificada. 10Muchos llegaron hasta los castillos que había en las llanuras de Azoto; pero Juan les puso fuego, dejando muertos allí dos mil hombres, y regresó felizmente a Judea.

Simón es muerto por su yerno Ptolomeo

11[3663]A este tiempo Ptolomeo, hijo de Abobo, se encontraba de gobernador del llano de Jericó, y tenía mucho oro y plata; 12pues era yerno del Sumo Sacerdote. 13Se le hinchó de soberbia el corazón, y quería hacerse dueño del país; a cuyo fin maquinaba cómo quitar la vida por medio de alguna traición a Simón y a sus hijos. 14[3664]Hallábase este a la sazón recorriendo las ciudades de Judea, tomando providencias para su mayor bien, y bajó a Jericó con sus hijos, Matatías y Judas, en el undécimo mes, llamado Sabbat, del año ciento setenta y siete. 15[3665]Les salió a recibir el hijo de Abobo con mal designio, en un pequeño castillo llamado Doc, que había él construido; donde les dio un gran convite, poniendo gente en asechanza. 16Y cuando Simón y sus hijos hubieron tomado vino, se levantó Ptolomeo con los suyos, y tomando sus armas entraron en la sala del banquete, y asesinaron a Simón, y a sus dos hijos, y a algunos de sus criados; 17cometiendo una gran traición en Israel, y volviendo mal por bien.

Juan Hircano, hijo de Simón, escapa a la muerte

18Después Ptolomeo escribió todo esto al rey, rogándole que le enviase tropas en su socorro, prometiéndole entregar en su poder el país con todas sus ciudades y los tributos. 19Despachó asimismo otros a Gazara para que matasen a Juan; y escribió a los oficiales del ejército para que se viniesen a él, que les daría plata y oro y dones. 20Envió otros para que se apoderasen de Jerusalén y del monte donde estaba el Templo. 21Pero se adelantó corriendo un hombre, el cual llegó a Gazara y contó a Juan cómo habían perecido su padre y hermanos, y como Ptolomeo había enviado gentes para quitarle a él también la vida. 22Al oír tales cosas se turbó en gran manera Juan, pero luego se apoderó de los que venían para matarle; haciéndoles quitar la vida, puesto que supo que maquinaban contra la suya.

Conclusión

23El resto de las acciones de Juan, y sus guerras, y las gloriosas empresas que llevó a cabo con singular valor, y la reedificación de los muros hecha por él, y lo demás que ejecutó; 24[3666]todo se halla descrito en el diario de su pontificado desde el tiempo que fue hecho príncipe de los sacerdotes, después de su padre Simón.

II MACABEOS

# · 1 · 2 · 3 · 4 · 5 · 6 · 7 · 8 · 9 · 10 · 11 · 12 · 13 · 14 · 15

DOS CARTAS INTRODUCTORIAS

2 MACABEOS 1

Primera carta

1[3667]A los hermanos judíos que moran en Egipto, los judíos sus hermanos de Jerusalén y de Judea, salud y completa felicidad. 2Os conceda Dios sus bienes, y acuérdese de la Alianza hecha con Abrahán, con Isaac y con Jacob, fieles siervos suyos; 3y os dé a todos un corazón para adorarle y cumplir su voluntad con grande espíritu, y con un ánimo fervoroso. 4Abra vuestro corazón, para que entendáis su Ley y sus preceptos y os conceda la paz. 5Oiga benigno vuestras oraciones y se aplaque con vosotros y no os desampare en la tribulación; 6pues aquí no cesamos de rogar por vosotros. 7[3668]Reinando Demetrio en el año ciento sesenta y nueve os escribimos nosotros los judíos en medio de la aflicción y quebranto que nos sobrevino en aquellos años, después que Jasón se retiró de la tierra santa y del reino. 8Fueron quemadas las puertas y derramada la sangre inocente; pero habiendo dirigido nuestras súplicas al Señor fuimos atendidos, y ofrecimos el sacrificio y las oblaciones de flor de harina, y encendimos las lámparas, y pusimos en su presencia los panes. 9[3669]Así, pues, celebrad vosotros la fiesta de los Tabernáculos del mes de Casleu.

Segunda carta

10[3670]Año ciento ochenta y ocho.

El pueblo de Jerusalén y de Judea, y el senado, y Judas, a Aristóbulo, preceptor del rey Ptolomeo, del linaje de los sacerdotes ungidos y a los judíos que habitan en Egipto, salud y prosperidad. 11[3671]Por habernos librado Dios de grandes peligros, le tributamos solemnes acciones de gracias, habiendo tenido que pelear contra tal rey; 12que es el que hizo salir de Persia una muchedumbre de gentes, que combatieron contra nosotros y contra la ciudad santa; 13[3672]y aquel mismo caudillo que, hallándose en Persia al frente de un ejército innumerable, pereció en el templo de Nanea, engañado por el consejo de los sacerdotes de dicha diosa. 14Pues habiendo ido el mismo Antíoco con sus amigos a aquel lugar, como para desposarse con ella, y recibir grande suma de dinero a título de dote, 15y habiéndoselo presentado los sacerdotes de Nanea; así que hubo él entrado, con algunas pocas personas, en la parte interior del templo, cerraron las puertas, 16[3673]después que estaba ya Antíoco dentro, y abriendo entonces una puerta secreta del templo, mataron a pedradas al caudillo y a los compañeros, y los hicieron pedazos, y cortándoles la cabeza los arrojaron fuera. 17Sea Dios bendito por todo, pues Él fue el que destruyó los impíos.

Descubrimiento del fuego sagrado

18Debiendo nosotros celebrar la purificación del Templo el día veinticinco del mes de Casleu, hemos juzgado necesario hacéroslo saber; a fin de que celebréis también vosotros el día de los Tabernáculos, y la solemnidad del fuego que se nos concedió cuando Nehemías, restaurado que hubo el Templo y el altar, ofreció allí sacrificios. 19[3674]Porque cuando nuestros padres fueron llevados a Persia, los sacerdotes que a la sazón eran temerosos de Dios, tomando secretamente el fuego que había sobre el altar, le escondieron en un valle donde había un pozo profundo y seco, y le dejaron allí guardado, sin que nadie supiese dicho lugar.

20[3675]Mas pasados muchos años, cuando plugo a Dios que el rey de Persia enviase a Nehemías, los nietos de aquellos sacerdotes que le habían escondido, fueron enviados a buscar dicho fuego; pero según ellos nos contaron, no hallaron fuego, sino solamente un agua crasa. 21Entonces el sacerdote Nehemías les mandó que la sacasen y se la trajesen. Ordenó asimismo que hiciesen con ella aspersiones sobre los sacrificios preparados, sobre la leña y sobre lo puesto encima de ella, 22Luego que esto se hizo, y que empezó a descubrirse el sol, escondido antes detrás de una nube, se encendió un gran fuego, que llenó a todos de admiración.

Oraciones de los sacerdotes y de Nehemías

23Todos los sacerdotes hacían oración, mientras se consumaba el sacrificio, entonando Jonatás, y respondiendo los otros. 24Y la oración de Nehemías fue en los siguientes términos: “Oh Señor Dios, Creador de todas las cosas, terrible y fuerte, justo y misericordioso, Tú que eres el solo Rey bueno, 25[3676]el solo excelente, el solo justo, omnipotente y eterno, Tú que libras a Israel de todo mal. Tú que escogiste a nuestros padres y los santificaste; 26recibe este sacrificio por todo tu pueblo de Israel, y guarda tu herencia, y santifícalos. 27[3677]Vuelve a reunir a todos nuestros hermanos que se hallan dispersos, libra a aquellos que son esclavos de las naciones, y echa una mirada favorable sobre los que han llegado a ser un objeto de desprecio e ignominia; para que así conozcan las naciones que Tú eres nuestro Dios. 28Humilla a los que, llenos de soberbia, nos oprimen y ultrajan. 29Establece a tu pueblo en su santo lugar, según lo predijo Moisés”. 30Los sacerdotes, entretanto, cantaban himnos, hasta que fue consumado el sacrificio.

Se enciende milagrosamente el fuego sagrado

31Acabado el cual, Nehemías mandó que el agua que había quedado se derramase sobre las piedras mayores; 32[3678]y no bien se hubo efectuado, cuando se levantó de ellas una gran llama, la cual fue absorbida por la lumbre que resplandeció sobre el altar. 33Luego que se divulgó este suceso, contaron al rey de Persia cómo en el mismo lugar en que los sacerdotes, al ser trasladados al cautiverio, habían escondido el fuego se había encontrado un agua, con la cual Nehemías y los que con él estaban, purificaron los sacrificios. 34[3679]Considerando el rey este suceso, y examinada atentamente la verdad del hecho, mandó construir allí un templo en prueba de lo acaecido; 35y habiéndose asegurado de este prodigio, dio muchos bienes a los sacerdotes, y les hizo muchos y diferentes regalos, que les distribuyó por su propia mano. 36[3680]Y Nehemías dio a este sitio el nombre de Neftar, que significa purificación; pero hay muchos que lo llaman Nefi.

2 MACABEOS 2

Cómo Jeremías escondió el Arca del Tabernáculo

1[3681]Se lee en los escritos del profeta Jeremías, cómo mandó él a los que eran conducidos al cautiverio que tomasen el fuego del modo que queda referido, y cómo prescribió varias cosas a aquellos que eran llevados cautivos. 2Les dio asimismo la Ley, para que no se olvidasen de los mandamientos del Señor, y no se pervirtiesen sus corazones con la vista de los ídolos de oro y plata y de su pompa. 3Y añadiéndoles otros varios avisos, los exhortó a que jamás apartasen de su corazón la Ley. 4[3682]También se leía en aquella escritura que este profeta, por una orden expresa que recibió de Dios, mandó llevar consigo el Tabernáculo y el Arca, hasta que llegó a aquel monte, al cual subió Moisés, y desde donde vio la herencia de Dios; 5y que habiendo llegado allí Jeremías, halló una cueva, donde metió el Tabernáculo, y el Arca, y el altar del incienso, tapando la entrada; 6y algunos de aquellos que le seguían se acercaron para dejar notado este lugar, pero no pudieron hallarlo. 7[3683]Lo que sabido por Jeremías, los reprendió, y les dijo: “Este lugar permanecerá ignorado hasta tanto que Dios congregue todo el pueblo, y use con el de misericordia; 8entonces el Señor manifestará estas cosas, y aparecerá la majestad del Señor, y se verá la nube que veía Moisés, y cual se dejó ver cuando Salomón pidió que fuese santificado el Templo para el gran Dios. 9[3684]Porque dio grandes muestras de su sabiduría; y estando lleno de ella, ofreció el sacrificio de la dedicación y santificación del Templo. 10Y así como Moisés hizo oración al Señor, y bajó fuego del cielo y consumió el holocausto, así también oró Salomón, y bajó fuego del cielo, y consumió el holocausto. 11Y dijo Moisés: Por no haber sido comida la hostia ofrecida por el pecado, por eso ha sido consumida. 12Celebró igualmente Salomón, por espacio de ocho días la dedicación.

Bibliotecas de Nehemías y Judas

13[3685]Estas mismas noticias se encontraron también anotadas en los escritos y comentarios de Nehemías, donde se lee que el formó una biblioteca, habiendo recogido de varias regiones los libros de los profetas, los de David, y las cartas de los reyes, y lo concerniente a sus donativos. 14A este modo recogió también Judas todo cuanto se había perdido durante la guerra que sufrimos; todo lo cual se conserva en nuestro poder.

15Si vosotros deseáis tener estos escritos, enviad personas que puedan llevároslos. 16Y estando ahora para celebrar la fiesta de la Purificación, os hemos dado aviso de ello; y así haréis bien si celebrareis estos días. 17Entretanto esperamos que Dios, que ha libertado a su pueblo, que ha vuelto a todos su herencia, que ha restablecido el reino y el sacerdocio, y el Santuario, 18[3686]conforme lo había prometido en la Ley, se apiadará bien presto de nosotros, y nos reunirá de todas las partes del mundo en el lugar santo; 19puesto que nos ha sacado de grandes peligros, y ha purificado el Templo.

PRÓLOGO

20[3687]Por lo que mira a Judas Macabeo y a sus hermanos, y a la purificación del gran Templo, y a la dedicación del altar, 21así como a lo que toca a las guerras que hubo en tiempo de Antíoco el ilustre, y en las de su hijo Eupator, 22[3688]y a las señales que aparecieron en el aire a favor de los que combatían valerosamente por la nación judía, de tal suerte que, siendo en corto número, defendieron todo el país, y pusieron en fuga la muchedumbre de bárbaros, 23recobrando el Templo más célebre que hay en el mundo, y librando la ciudad, y restableciendo la observancia de las leyes, las cuales se hallaban abolidas, habiéndoles favorecido el Señor con toda suerte de prosperidades; 24estas cosas que escribió en cinco libros Jasón de Cirene, hemos procurado nosotros compendiarlas en un solo volumen. 25Pues considerando la multitud de libros, y la dificultad que acarrea la multiplicidad de noticias a los que desean internarse en las narraciones históricas, 26hemos procurado que los que quisieren leerlas, hallen placer en su corazón, y que los aplicados puedan más fácilmente retenerlas en su memoria, y sean útiles a todos los que las leyeren. 27Y a la verdad, habiéndonos empeñado en hacer este compendio, no hemos emprendido una obra de poca dificultad, sino un trabajo que pide grande aplicación y sudor.

28Emprendemos de buena gana esta tarea por la utilidad que de ella resultará a muchos; a semejanza de aquellos que teniendo a su cargo el preparar un convite, se dedican del todo a satisfacer el gusto de los convidados. 29[3689]La verdad de los hechos que se refieren va sobre la fe de los autores que los escribieron; pues por lo que hace a nosotros, trabajaremos solamente en compendiarlos conforme al designio que nos hemos propuesto. 30Y a la manera que un arquitecto que emprende edificar una casa nueva, debe cuidar de toda la fábrica; y aquel que la pinta, ha de buscar las cosas que son a propósito para su ornato; del mismo modo se debe juzgar de nosotros. 31En efecto al autor de una historia atañe el recoger los materiales, y ordenar la narración, inquiriendo cuidadosamente las circunstancias particulares de lo que cuenta; 32mas al que compendia se le debe permitir que use un estilo conciso, y que evite el extenderse en largos discursos. 33Basta ya de exordio, y empecemos nuestra narración; porque no sería cordura prolongar el discurso preliminar a la historia, y abreviar después el cuerpo de ella.

I. ANTES DEL LEVANTAMIENTO DE LOS MACABEOS

2 MACABEOS 3

Traición del prefecto del Templo

1[3690]En el tiempo que la Ciudad Santa gozaba de una plena paz, y que las leyes se observaban muy exactamente por la piedad del pontífice Onías, y el odio que tenía a la maldad; 2nacía de esto que aun los mismos reyes y príncipes honraban sumamente aquel lugar, y enriquecían el Templo con grandes dones; 3[3691]de manera que Seleuco, rey de Asia, costeaba de sus rentas todos los gastos que se hacían en los sacrificios. 4En medio de esto, Simón, de la tribu de Benjamín, y creado prefecto del Templo, maquinaba con ansia hacer algún mal en esta ciudad; pero se le oponía el Sumo Sacerdote. 5Viendo que no podía vencer a Onías, pasó a verse con Apolonio, hijo de Tarseas, que en aquella sazón era gobernador de Celesiria y de Fenicia, 6y le contó que el erario de Jerusalén estaba lleno de inmensas sumas de dinero, y de riquezas en general, las cuales no servían para los gastos de los sacrificios; y que se podría hallar medio para que todo entrase en poder del rey.

El rey encarga a Heliodoro robar el tesoro del Templo

7Habiendo Apolonio dado cuenta al rey respecto del dinero que a él le había sido denunciado, llamó el rey a Heliodoro, su ministro de hacienda, y le envió con orden de transportar todo el dinero referido. 8Heliodoro se puso luego en camino con el pretexto de ir a recorrer las ciudades de Celesiria y Fenicia, mas en realidad para poner en ejecución el designio del rey. 9Habiendo llegado a Jerusalén, y sido bien recibido en la ciudad por el Sumo Sacerdote, le declaró a este la denuncia que le había sido hecha de aquellas riquezas, y le manifestó que este era el motivo de su viaje; preguntándole luego si verdaderamente era la cosa como se le dijo.

10[3692]Entonces el Sumo Sacerdote le representó que aquellos eran unos depósitos y alimentos de viudas y huérfanos; 11[3693]y que entre lo que había denunciado el impío Simón había una parte que era de Hircano Tobías, varón muy eminente, y que el todo eran cuatrocientos talentos de plata, y doscientos de oro; 12[3694]que por otra parte de ningún modo se podía defraudar a aquellos que habían depositado sus caudales en un lugar y templo honrado y venerado como sagrado por todo el universo. 13Mas Heliodoro, insistiendo en las órdenes que llevaba del rey, repuso que de todos modos se había de llevar al rey aquel tesoro.

Heliodoro penetra en el Templo

14En efecto, en el día señalado entró Heliodoro para ejecutar su designio, con lo cual se llenó de consternación toda la ciudad. 15[3695]Y los sacerdotes, revestidos con las vestiduras sacerdotales, se postraron por tierra ante el altar, e invocaban a Aquel que está en el cielo, y que puso la ley acerca de los depósitos, suplicándole que los conservase salvos para los depositadores. 16Ninguno podía mirar el rostro del Sumo Sacerdote sin que su corazón quedase traspasado de aflicción; porque su semblante y color demudado manifestaban el interno dolor de su ánimo. 17La tristeza esparcida por todo su rostro, y un temblor que se había apoderado de todo su cuerpo, mostraban bien a los que le miraban, la pena de su corazón.

18Salían al mismo tiempo muchos a tropel de sus casas, pidiendo con públicas rogativas que (Dios) no permitiese que aquel lugar quedase expuesto al desprecio. 19Las mujeres, ceñidas hasta el pecho de cilicios, andaban en tropas por las calles; y hasta las doncellas mismas, que antes se quedaban en casa, corrían unas adonde estaba Onías, otras hacia las murallas, y algunas otras estaban mirando desde las ventanas; 20pero todas levantando al cielo sus manos, dirigían allí sus plegarias. 21A la verdad, era un espectáculo digno de compasión el ver aquella confusa turba de gente, y al Sumo Sacerdote puesto en tan grande conflicto. 22Mientras tanto estos por su parte invocaban al Dios Todopoderoso para que conservase intacto el depósito de aquellos que se lo habían confiado.

Heliodoro es castigado por un ángel

23Heliodoro no pensaba en otra cosa que en ejecutar su designio; y para ello se había presentado ya él mismo con sus guardias a la puerta del erario. 24Mas el espíritu del Dios todopoderoso se hizo allí manifiesto con señales bien patentes, en tal conformidad, que derribados en tierra por una virtud divina cuantos habían osado obedecer a Heliodoro, quedaron como yertos y despavoridos. 25Porque se les apareció montado en un caballo un personaje de fulminante aspecto, y magníficamente vestido, cuyas armas parecían de oro, el cual acometiendo con ímpetu a Heliodoro le pateó con los pies delanteros del caballo.

26Se aparecieron también otros dos gallardos y robustos jóvenes llenos de majestad, y ricamente vestidos, los cuales poniéndose uno a cada lado de Heliodoro, empezaron a azotarle cada uno por su parte, descargando sobre él continuos golpes. 27[3696]Con esto, Heliodoro cayó luego por tierra envuelto en oscuridad y tinieblas; y habiéndole tomado y puesto en una silla de manos, le sacaron de allí.

28De esta suerte, aquel que había entrado en el erario con tanto aparato de guardias y ministros, era llevado sin que nadie pudiese valerle; habiéndose manifestado visiblemente el poder de Dios. 29Por un efecto del divino poder, Heliodoro yacía sin habla, y sin ninguna esperanza de vida. 30Por el contrario, los otros bendecían al Señor, porque había ensalzado con esto la gloria de su lugar; y el Templo que poco antes estaba lleno de confusión y temor, se llenó de alegría y regocijo luego que hizo ver el Señor su omnipotencia.

Heliodoro es salvado por la oración de Onías

31Entonces algunos amigos de Heliodoro rogaron con insistencia a Onías que invocase al Altísimo, a fin de que concediese la vida a Heliodoro, reducido ya a los últimos alientos. 32El Sumo Sacerdote, considerando que quizá el rey podría sospechar que los judíos habían urdido alguna trama contra Heliodoro, ofreció una víctima de salud por su curación, 33y al tiempo que el Sumo Sacerdote estaba haciendo la súplica, aquellos mismos jóvenes, con las mismas vestiduras, poniéndose junto a Heliodoro, le dijeron: “Dale las gracias al sacerdote Onías, pues por amor de él te concede el Señor la vida. 34Y habiendo tú sido castigado por Dios, anuncia a todo el mundo sus maravillas y su poder”. Dicho esto desaparecieron.

Heliodoro vuelve al rey confesando las maravillas de Dios

35En efecto, Heliodoro, habiendo ofrecido un sacrificio a Dios, y hecho grandes votos a Aquel que le había concedido la vida, y dadas las gracias a Onías, recogiendo su gente se volvió para el rey. 36Y atestiguaba a todo el mundo las obras del gran Dios, que había visto él con sus propios ojos. 37Y como el rey preguntase a Heliodoro quién sería bueno para ir de nuevo a Jerusalén contestó: 38[3697]“Si tú tienes algún enemigo o quien atente contra tu reino, envíale allá, y le verás volver desgarrado a azotes, si es que escapare con vida; porque no se puede dudar que reside en aquel lugar una cierta virtud divina. 39Pues Aquel mismo que tiene su morada en los cielos, está presente y protege aquel lugar, y castiga y hace perecer a los que van a hacer allí algún mal”. 40[3698]Esto es, en suma, lo que pasó a Heliodoro, y el modo con que se conservó el tesoro.

2 MACABEOS 4

Onías se justifica delante del rey

1Mas el mencionado Simón, que en daño de la patria había denunciado aquel tesoro, hablaba mal de Onías, como si este hubiese instigado a Heliodoro a hacer tales cosas, y sido el autor de aquellos males; 2y al protector de la ciudad, al defensor de su nación, al celador de la Ley de Dios, tenía el atrevimiento de llamarle traidor del reino. 3Mas como estas enemistades pasasen a tal extremo, que se cometían hasta asesinatos por algunos amigos de Simón; 4considerando Onías los peligros de la discordia, y que Apolonio, gobernador de Celesiria y de Fenicia atizaba con su furor la malignidad de Simón, 5[3699]se fue a presentar al rey, no para acusar a sus conciudadanos, sino únicamente con el fin de atender al bien de todo su pueblo, que era lo que él se proponía; 6pues estaba viendo que era imposible el pacificar los ánimos, ni el contener la locura de Simón, sin una providencia de rey.

Traición de Jasón

7[3700]Mas después de la muerte de Seleuco, habiéndole sucedido en el reino Antíoco, llamado el ilustre, Jasón, hermano de Onías, aspiraba al pontificado. 8Pasó a presentarse al rey, y le prometió trescientos sesenta talentos de plata, y otros ochenta talentos por otros títulos; 9[3701]con más otros ciento cincuenta que ofrecía dar si se le concedía facultad de establecer un gimnasio, y una efebia, y el que los moradores de Jerusalén gozasen del derecho de que gozaban los ciudadanos de Antioquía.

Jasón introduce costumbres paganas

10Habiendole otorgado el rey lo que pedía, y obtenido el principado, comenzó al instante a hacer tomar a sus paisanos los usos y costumbres de los gentiles. 11Y desterrando la manera de vivir, que los reyes por un efecto de su bondad a favor de los judíos habían aprobado, mediante los oficios de Juan, padre de Eupólemo, el que fue enviado de embajador a los romanos para renovar la amistad y alianza, establecía Jasón leyes perversas, trastornando los derechos legítimos de los ciudadanos. 12[3702]Pues tuvo el atrevimiento de establecer bajo el alcázar mismo, un gimnasio, y de exponer en lugares infames la flor de la juventud; 13[3703]siendo esto no un principio, sino un progreso y consumación de la vida pagana y extranjera, introducida con detestable e inaudita maldad por el no sacerdote e impío Jasón.

14[3704]Llegó la cosa a tal estado, que los sacerdotes no se aplicaban ya al ministerio del altar, sino que despreciando el Templo y los sacrificios, corrían a la palestra, y a los premios indignos, y a ejercitarse en el disco. 15Reputando en nada los honores patrios, apreciaban más las glorias de Grecia; 16por cuya adquisición se excitaba entre ellos una peligrosa emulación; de suerte que hacían alarde de imitar los usos de los griegos, y de parecer semejantes a aquellos mismos que habían sido sus mortales enemigos. 17[3705]Pero el obrar impíamente contra las leyes de Dios no queda sin castigo, como se verá en los tiempos siguientes.

El impío Jasón costea los sacrificios de Hércules

18Como se celebrasen en Tiro los juegos de cada cinco años, y el rey estuviese presente, 19[3706]envió el malvado Jasón desde Jerusalén unos hombres perversos a llevar trescientas didracmas para el sacrificio de Hércules. Mas los mismos que las llevaron pidieron que no se expendiesen en los sacrificios, por no ser conveniente tal aplicación, sino que se empleasen en otros objetos. 20Y así, aunque el donador de estas dracmas las había ofrecido para el sacrificio de Hércules, las emplearon, a instancias de los conductores, en la construcción de galeras.

El rey Antíoco en Jerusalén

21[3707]Mas Antíoco, habiendo enviado a Egipto a Apolonio, hijo de Mnesteo, a tratar con los grandes de la corte del rey Ptolomeo Filometor, luego que vio que le impedía en el manejo de los negocios de su reino, atendiendo solo a sus propios intereses, partió de allí, y se vino a Jope; desde dónde pasó a Jerusalén, 22y recibido con toda pompa por Jasón y por la ciudad, hizo su entrada en ella en medio de luminarias y aclamaciones; y desde allí volvió a Fenicia con su ejército.

Traición de Menelao

23Tres años después envió Jasón a Menelao, hermano del mencionado Simón, a llevar dinero al rey, y a recibir órdenes de este sobre negocios de importancia. 24[3708]Mas habiéndose granjeado Menelao la voluntad del rey, porque supo lisonjearle ensalzando la grandeza de su poder, se alzó con el Sumo Sacerdocio, dando trescientos talentos de plata más de lo que daba Jasón. 25Y recibidas las órdenes del rey, se volvió. Y en verdad que nada se veía en su persona digno del sacerdocio; pues tenía el corazón de un cruel tirano, y la rabia de una bestia feroz. 26De esta suerte Jasón, que había vendido a su propio hermano, engañado ahora él mismo, huyó como desterrado al país de los ammonitas.

27Menelao, empero, así que obtuvo el principado, no se cuidó de enviar al rey el dinero que le había prometido; no obstante que Sóstrato, comandante del alcázar, le estrechaba al pago, 28pues estaba a cargo de este la cobranza de los tributos. Por cuya causa fueron citados ambos a comparecer ante el rey. 29[3709]Y Menelao fue depuesto del pontificado, sucediéndole su hermano Lisímaco; y a Sóstrato le dieron el gobierno de Chipre.

El Sumo Sacerdote Onías muere asesinado

30[3710]Mientras que sucedían estas cosas, los de Tarso y de Malo excitaron una sedición, porque habían sido donados a Antioquide, concubina del rey. 31Con este motivo pasó el rey allá apresuradamente a fin de apaciguarlos, dejando por su lugarteniente a Andrónico, uno de sus amigos. 32Menelao, entonces, creyendo que la ocasión era oportuna, hurtando del Templo algunos vasos de oro, dio una parte de ellos a Andrónico, y vendió la otra en Tiro, y en las ciudades comarcanas. 33[3711]Lo que sabido con certeza por Onías, le reprendió por esta acción desde un sitio de Antioquía, cercano a Dafne, donde se hallaba refugiado. 34Por esta causa pasó Menelao a ver a Andrónico y le rogó que hiciese matar a Onías. Andrónico fue a visitar a Onías; y habiéndole alargado su mano derecha, y jurado, le persuadió (a pesar de que no se fiaba de él) a que saliese del asilo; más al punto que salió le quitó la vida, sin tener ningún miramiento a la justicia. 35[3712]Con cuyo motivo, no solamente los judíos, sino también las demás naciones se irritaron, y llevaron muy a mal la injusta muerte de un tan grande varón.

Castigo del asesino

36Y así, habiendo el rey vuelto de Cilicia, se le presentaron en Antioquía los judíos y los mismos griegos a querellarse de la inicua muerte de Onías. 37Y Antíoco, afligido en su corazón, y enternecido por la muerte de Onías, prorrumpió en llanto, acordándose de la moderación y modestia del difunto; 38y encendiéndose en cólera, mandó que Andrónico, despojado de la púrpura, fuese paseado por toda la ciudad; y que en el mismo lugar en que este sacrílego había cometido tal impiedad contra Onías, allí mismo se le quitase la vida. Así le dio el Señor el merecido castigo.

Menelao es acusado pero absuelto, a pesar de sus maldades

39Por lo que hace a Lisímaco, habiendo cometido muchos sacrilegios en el Templo a instigación de Menelao, y esparcida la fama del mucho oro que de allí había sacado, se sublevó el pueblo contra él. 40[3713]Y amotinándose las gentes, y encendidos en cólera los ánimos, Lisímaco, armando como unos tres mil hombres, capitaneados por un cierto Tirano, tan consumado en malicia, como avanzado en edad, empezó a cometer violencias. 41Mas luego que fueron conocidos los intentos de Lisímaco, unos se armaron de piedras, otros de gruesos garrotes, y otros arrojaron sobre él ceniza. 42De cuyas resultas muchos quedaron heridos, algunos quedaron muertos, y todos los restantes fueron puestos en fuga, perdiendo también la vida, junto al erario, el mismo sacrílego. 43De todos estos desórdenes comenzó a acusarse a Menelao.

44Y habiendo llegado el rey a Tiro, pasaron a darle quejas sobre estos sucesos, tres diputados enviados por los ancianos. 45Pero Menelao, conociendo que iba a ser vencido, prometió a Ptolomeo una grande suma de dinero, con tal que inclinase al rey en su favor. 46En efecto, Ptolomeo entró a ver al rey, que estaba tomando el fresco en una galería, y le hizo mudar de parecer; 47[3714]de tal suerte, que Menelao, reo de toda maldad, fue absuelto de sus delitos; y a aquellos infelices, que en un tribunal, aunque fuese de escitas, hubieran sido declarados inocentes, los condenó a muerte. 48Fueron castigados inmediatamente, contra toda justicia, aquellos que habían sostenido la causa del pueblo y de la ciudad, y la veneración de los vasos sagrados. 49Pero los mismos vecinos de Tiro, indignados de semejante acción, se mostraron sumamente generosos en la honrosa sepultura que les dieron. 50Entretanto, Menelao conservaba la autoridad, por medio de la avaricia de aquellos que tenían el poder, y crecía en malicia para daño de sus conciudadanos.

2 MACABEOS 5

Signos en el cielo

1Hallábase Antíoco por este mismo tiempo haciendo los preparativos para la segunda expedición contra Egipto. 2Y sucedió entonces, que por espacio de cuarenta días se vieron en toda la ciudad de Jerusalén correr de parte a parte por el aire hombres a caballo, vestidos de telas de oro, y armados de lanzas, como si fuesen escuadrones de caballería; 3y caballos, ordenados en filas, que corriendo se atacaban unos a otros, y movimiento de broqueles, y una multitud de gentes armadas con morriones y espadas desnudas, y tiros de dardos, y el resplandor de armas doradas y de todo género de corazas. 4Por tanto, rogaban todos que tales prodigios tornasen en bien.

Jasón vuelve y comete nuevas crueldades

5[3715]Mas habiéndose esparcido el falso rumor de que Antíoco había muerto, tomando Jasón consigo mil hombres, acometió de improviso a la dudad, y aunque los ciudadanos acudieron al instante a las murallas, al fin aquellos se apoderaron de ellas, y Menelao huyó al alcázar. 6[3716]Pero Jasón, como si creyese ganar un triunfo sobre sus enemigos y no sobre sus ciudadanos, hizo una horrible carnicería en la ciudad, no parando la consideración en que es un gravísimo mal ser feliz en la guerra que se hace a los de su propia sangre.

Muerte de Jasón

7Esto, no obstante, no pudo conseguir ponerse en posesión del principado; antes bien, todo el fruto que sacó de sus traiciones, fue la propia ignominia; y viéndose precisado nuevamente a huir, se retiró al país de los ammonitas. 8[3717]Finalmente, fue puesto en prisión por Aretas, rey de los árabes, que quería acabar con él; y habiéndose podido escapar, andaba de ciudad en ciudad, aborrecido de todo el mundo; y como prevaricador de las leyes, y como un hombre execrable, y enemigo de la patria y de los ciudadanos, fue arrojado a Egipto. 9[3718]Y de esta suerte aquel que había arrojado a muchos fuera de su patria, murió desterrado de ella, habiéndose ido a Lacedemonia, creyendo que allí, encontraría algún refugio a título de parentesco; 10y el que había mandado arrojar los cadáveres de muchas personas sin darles sepultura, fue arrojado insepulto, y sin ser llorado de nadie, no habiendo podido hallar sepulcro ni en su tierra propia, ni en la extraña.

Antíoco toma venganza y despoja al Templo

11[3719]Pasadas así estas cosas, entró el rey en sospecha de que los judíos iban a abandonar la alianza que tenían con él; y así, partiendo de Egipto, lleno de furor; se apoderó de la ciudad a mano armada, 12y mandó a los soldados que matasen indistintamente a cuantos encontrasen, sin perdonar a nadie, y que entrando también por las casas, pasasen a cuchillo toda la gente; 13de manera que se hizo una carnicería general de jóvenes y de ancianos, y de mujeres con sus hijos, y de doncellas y de niños; 14tanto, que en el espacio de aquellos tres días fueron ochenta mil los muertos, cuarenta mil los cautivos, y otros tantos los vendidos.

15Mas ni aun con esto quedó satisfecho Antíoco; sino que además cometió el arrojo de entrar en el Templo, lugar el más santo de toda la tierra, conducido por Menelao, traidor a la patria y a las leyes; 16y tomando con sus sacrílegas manos los vasos sagrados, que otros reyes y ciudades habían puesto allí para ornamento y gloria de aquel lugar, los manoseaba de una manera indigna, y los profanaba. 17[3720]Así Antíoco, perdida toda la luz de su entendimiento, no veía que si Dios mostraba por un poco de tiempo su indignación contra los habitantes de la ciudad, era por causa de los pecados de ellos; y que por lo mismo había experimentado semejante profanación aquel lugar. 18[3721]Porque de otra suerte, si no hubieran estado envueltos en muchos delitos, este príncipe, como le sucedió a Heliodoro, enviado del rey Seleuco para saquear el tesoro, hubiera sido azotado luego que llegó, y precisado a desistir de su temeraria empresa. 19[3722]Mas Dios no escogió el pueblo por amor del lugar, sino a este por amor del pueblo. 20Por cuyo motivo este lugar mismo ha participado de los males que han acaecido al pueblo, así como tendrá también parte en los bienes; y el que ahora se ve abandonado por efecto de la indignación del Dios todopoderoso, será nuevamente ensalzado a la mayor gloria, aplacado que esté aquel grande Señor.

Crueldades de los gobernadores

21[3723]Habiendo Antíoco sacado del Templo mil ochocientos talentos, se volvió apresuradamente a Antioquía, dominado de tal manera de la soberbia y presunción de ánimo, que se imaginaba poder llegar a navegar sobre la tierra, y a caminar sobre el mar a pie. 22Pero dejó allí gobernadores para que vejasen a la nación; a saber, en Jerusalén, a Filipo, originario de Frigia, aún más cruel que su amo; 23[3724]y en Garizim, a Andrónico y a Menelao, más encarnizados aún que los otros contra los ciudadanos. 24Y siguiendo muy enconado contra los judíos, envió por comandante al detestable Apolonio con un ejército de veintidós mil hombres, con orden de degollar a todos los adultos, y de vender las mujeres y niños. 25LIegado este a Jerusalén aparentando paz, se estuvo quieto hasta el santo día del sábado; mas en este día en que los judíos observaban el descanso, mandó a sus tropas que tomasen las armas, 26y mató a todos los que se habían reunido para ver aquel espectáculo; y discurriendo después por toda la ciudad con sus soldados, quitó la vida a una gran multitud de gentes.

Judas Macabeo en el desierto

27[3725]Pero Judas Macabeo, que era uno de los diez que se habían retirado a un lugar desierto, pasaba la vida con los suyos en los montes, entre las fieras, alimentándose de yerbas, a fin de no tener parte en las profanaciones.

2 MACABEOS 6

Profanación del Templo

1[3726]De allí a poco tiempo envió el rey un senador de Antioquía, para que compeliese a los judíos a abandonar las leyes de su Dios y de sus padres, 2[3727]y para profanar el Templo de Jerusalén, y consagrarle a Júpiter Olímpico, como también el de Garizim a Júpiter Extranjero, por ser extranjeros los habitantes de aquel lugar. 3Así que se vio caer entonces de un golpe sobre todo el pueblo un diluvio terrible de males; 4[3728]porque el Templo estaba lleno de lascivias y de glotonerías propias de los gentiles, y de hombres disolutos mezclados con rameras, y de mujeres que entraban con descaro en los lugares sagrados, llevando allí cosas que no era lícito llevar. 5El mismo altar se veía lleno de cosas ilícitas y prohibidas por las leyes.

Idolatría y persecución de los que guardaban la Ley

6No se guardaban ya los sábados, ni se celebraban las fiestas solemnes del país, y nadie se atrevía a confesar sencillamente que era judío. 7[3729]El día de cumpleaños del rey los hacían ir a viva fuerza a los sacrificios; y cuando se celebraba la fiesta de Baco, los precisaban a ir por las calles coronados de yerba en honor de dicho ídolo.

8A sugestión de los de Tolemaida se publicó en las ciudades de los gentiles vecinas un edicto por el cual se les daba facultad para obligar en aquellos lugares a los judíos a que sacrificasen; 9y para quitar la vida a todos aquellos que no quisiesen acomodarse a las costumbres de los gentiles. Así, pues, no se veía otra cosa más que miserias. 10[3730]En prueba de ello, habiendo sido acusadas dos mujeres de haber circuncidado a sus hijos, las pasearon públicamente por la ciudad, con los hijos colgados a sus pechos, y después las precipitaron desde lo alto de la muralla. 11Asimismo, algunos otros que se juntaban en las cuevas vecinas para celebrar allí secretamente el día del sábado, habiendo sido denunciados a Filipo, fueron quemados vivos; porque tuvieron escrúpulo de defenderse por respeto a la religión y a la observancia.

Dios castiga a su pueblo solo para convertirlo

12Ruego ahora a los que lean este libro, que no se escandalicen a vista de tan desgraciados sucesos; sino que consideren que estas cosas acaecieron, no para exterminar, sino para corregir a nuestra nación. 13Porque señal es de gran misericordia hacia los pecadores, el no dejarlos vivir largo tiempo a su antojo, sino aplicarles prontamente el azote. 14[3731]En efecto, el Señor no se porta con nosotros como con las demás naciones, a las cuales sufre con paciencia para castigarlas en el día del juicio, colmada que sea la medida de sus pecados. 15No así con nosotros, sino que nos castiga sin esperar a que lleguen a su colmo nuestros pecados. 16Y así, nunca retira de nosotros su misericordia, y cuando aflige a su pueblo con adversidades, no lo desampara. 17Mas baste esto que hemos dicho, para que estén advertidos los lectores; y volvamos ya a tomar el hilo de la historia.

Martirio de Eleázaro

18[3732]Eleázaro uno de los primeros doctores de la Ley, varón de edad provecta, y de venerable presencia, fue estrechado a comer carne de cerdo, y se le quería obligar a ello abriéndole por fuerza la boca. 19[3733]Mas él, prefiriendo una muerte llena de gloria a una vida aborrecible, caminaba voluntariamente por su pie al suplicio. 20Y considerando cómo debía portarse en este lance, sufriendo con paciencia, resolvió no hacer por amor a la vida ninguna cosa ilícita. 21[3734]Pero los que se hallaban presentes, movidos de una injusta compasión, y en atención a la antigua amistad que con él tenían, tomándole aparte, le rogaban que les permitiese traer carnes de las que le era lícito comer, para poder así aparentar que había cumplido la orden del rey, de comer de las carnes del sacrificio; 22a fin de que de esta manera se libertase de la muerte. De esta especie de humanidad usaban con él por un efecto de la antigua amistad que le profesaban. 23Pero Eleázaro, dominado de otros sentimientos dignos de su edad y de sus venerables canas, como asimismo de su antigua nativa nobleza, y de la buena conducta que había observado desde niño, respondió en el acto, conforme a los preceptos de la Ley santa establecida por Dios, y dijo que más bien quería morir. 24[3735]“Porque no es decoroso a nuestra edad, les añadió, usar de esta ficción; la cual sería causa que muchos jóvenes, creyendo que Eleázaro en la edad de noventa años se había pasado a la vida de los gentiles, 25[3736]cayesen en error a causa de esta ficción mía, por conservar yo un pequeño resto de esta vida corruptible; además de que echaría sobre mi ancianidad la infamia y execración. 26[3737]Fuera de esto, aun cuando pudiese librarme al presente de los suplicios de los hombres, no podría yo, ni vivo ni muerto, escapar de las manos del Todopoderoso. 27Por lo cual muriendo valerosamente, me mostraré digno de la ancianidad a que he llegado; 28y dejaré a los jóvenes un ejemplo de fortaleza si sufriere con ánimo pronto y constante una muerte honrosa por la Ley más santa y venerable.”

Luego que acabó de decir esto, fue conducido al suplicio. 29Y aquellos que le llevaban, y que poco antes se le habían mostrado muy humanos, pasaron a un extremo de furor por las palabras que había dicho; las cuales creían efecto de arrogancia. 30[3738]Estando ya para morir a fuerza de golpes que descargaban sobre él, lanzó un suspiro, y dijo: “Señor, Tú que tienes la ciencia santa, Tú sabes bien que habiendo yo podido librarme de la muerte, sufro en mi cuerpo atroces dolores; pero mi alma los padece de buena gana por temor tuyo.” 31De esta manera murió Eleázaro, dejando no solamente a los jóvenes, sino también a toda su nación, en la memoria de su muerte, un dechado de virtud y de fortaleza.

2 MACABEOS 7

Martirio de los siete hermanos macabeos y su madre

1[3739]A más de lo referido aconteció que fueron presos siete hermanos juntamente con su madre; y quiso el rey, a fuerza de azotes y tormentos con nervios de toro, obligarlos a comer carne de cerdo, contra lo prohibido por la Ley.

Muere el primer hijo

2[3740]Mas uno de ellos, que era el primogénito, dijo: “¿Qué es lo que tú pretendes, o quieres saber de nosotros? Aparejados estamos a morir antes que quebrantar las leyes patrias que Dios nos ha dado”. 3Se encendió el rey en cólera, y mandó que se pusiesen sobre el fuego sartenes y calderas de bronce. Así que cuando estas empezaron a hervir 4[3741]ordenó que se cortase la lengua al que había hablado el primero, que se le arrancase la piel de la cabeza, y que se le cortasen las extremidades de las manos y pies, en presencia de sus hermanos y de su madre. 5Estando ya así del todo inutilizado, mandó traer fuego, y que le tostasen en la sartén hasta que expirase. Mientras que sufría en ella este largo tormento, los demás hermanos con la madre se alentaban mutuamente a morir con valor, diciendo: 6[3742]“El Señor Dios verá la verdad, y se apiadará de nosotros, como lo declaró a Moisés cuando protestó en su cántico: Él será misericordioso con sus siervos.”

El segundo hijo

7Muerto que fue de este modo el primero, conducían al segundo para atormentarle con escarnio; y habiéndole arrancado la piel de la cabeza con los cabellos, le preguntaban si comería antes que ser atormentado en cada miembro de su cuerpo. 8Pero él, respondiendo en la lengua de su patria, dijo: “No haré tal”. Así sufrió también este los mismos tormentos que el primero. 9[3743]Y cuando estaba ya para expirar, dijo: “Tú, oh perversísimo, nos quitas la vida presente; pero el Rey del universo nos resucitará algún día para la vida eterna, por haber muerto en defensa de sus leyes.”

El tercer hijo

10Después de este, vino al tormento el tercero; el cual, así que le pidieron la lengua, la sacó al instante, y extendió sus manos con valor, 11diciendo con confianza: “Del cielo he recibido estos miembros del cuerpo, mas ahora los desprecio por amor de las leyes de Dios, y espero que los he de volver a recibir de su misma mano”. 12De modo que así el rey como su comitiva, quedaron maravillados del espíritu de este joven, que ningún caso hacía de los tormentos.

El cuarto hijo

13Muerto también este, atormentaron de la misma manera al cuarto, 14[3744]el cual, estando ya para morir, habló del modo siguiente: “Es gran ventaja para nosotros perder la vida a mano de los hombres; por la firme esperanza que tenemos en Dios de que nos la devolverá, haciéndonos resucitar; pero tu resurrección no será para la vida.”

El quinto hijo

15Habiendo tomado al quinto, le martirizaban igualmente; pero él, clavando sus ojos en el rey, 16dijo: “Teniendo, como tienes, poder entre los hombres, aunque eres mortal como ellos, haces tú lo que quieres, mas no imagines por eso que Dios haya desamparado a nuestra nación. 17Aguarda tan solamente un poco, y verás la grandeza de su poder, y cómo te atormentarán a ti y a tu linaje.”

El sexto hijo

18[3745]Después de este, fue conducido el sexto; y estando ya para expirar, dijo: “No quieras engañarte vanamente; pues si nosotros padecemos estos tormentos, es porque los hemos merecido habiendo pecado contra nuestro Dios: y por esto experimentamos cosas tan terribles; 19mas no pienses tú quedar impune después de haber osado combatir contra Dios.”

La madre exhorta a sus hijos al martirio

20Entretanto, la madre, sobremanera admirable, y digna de la memoria de los buenos, viendo perecer en un solo día a sus siete hijos, lo sobrellevaba con ánimo constante, por la esperanza que tenía en Dios. 21Llena de sabiduría, exhortaba con valor, en su lengua nativa a cada uno de ellos en particular; y juntando un ánimo varonil a la ternura de mujer, 22[3746]les dijo: “Yo no sé cómo fuisteis formados en mi seno; porque ni yo os di el alma, el espíritu y la vida, ni fui tampoco la que coordiné los miembros de cada uno de vosotros; 23[3747]sino que el Creador del universo es el que formó al hombre en su origen, y el que dio principio a todas las cosas; y El mismo os volverá por su misericordia el espíritu y la vida, puesto que ahora, por amor de sus leyes, no hacéis aprecio de vosotros mismos.”

24Antíoco, considerándose humillado y creyendo que aquellas voces eran un insulto a él, como quedase todavía el más pequeño de todos, comenzó no solo a persuadirle con palabras, sino a asegurarle también con juramento, que le haría rico y feliz si abandonaba las leyes de sus padres, y que le tendría por uno de sus amigos, y le daría cuanto necesitase. 25Pero como ninguna mella hiciesen en el joven semejantes promesas llamó el rey a la madre, y le aconsejaba que mirase por la vida y por la felicidad de su hijo. 26Y después de haberla exhortado con muchas razones, ella le prometió que en efecto persuadiría a su hijo. 27[3748]A cuyo fin, habiéndose inclinado a él, burlándose del cruel tirano, le dijo en lengua patria: “Hijo mío, ten piedad de mí, que te llevé nueve meses en mis entrañas, que te alimenté por espacio de tres años con la leche de mis pechos, y te he criado y conducido hasta la edad en que te hallas. 28[3749]Te ruego, hijo mío, que mires al cielo y a la tierra, y a todas las cosas que en ellos se contienen; y que entiendas bien que Dios las ha creado todas de la nada, como igualmente al linaje humano. 29De este modo no temerás a este verdugo; antes bien, haciéndote digno de participar de la suerte de tus hermanos, abrazarás la muerte, para que así en el tiempo de la misericordia te recobre yo, junto con tus hermanos.”

El séptimo hijo

30Aún no había acabado de hablar esto, cuando el joven dijo: “¿Qué es lo que esperáis? Yo no obedezco al mandato del rey, sino al precepto de la Ley que nos fue dada por Moisés. 31Mas tú que eres el autor de todos los males de los hebreos, no evitarás el castigo de Dios. 32Porque nosotros padecemos esto por nuestros pecados; 33y si el Señor nuestro Dios se ha irritado por un breve tiempo contra nosotros, a fin de corregirnos y enmendarnos, Él, empero, volverá a reconciliarse otra vez con sus siervos. 34Pero tú, oh malvado y el más abominable de todos los hombres, no te lisonjees inútilmente con vanas esperanzas, inflamado en cólera contra los siervos de Dios; 35pues aún no has escapado del juicio de Dios Todopoderoso que lo está viendo todo. 36[3750]Mis hermanos por haber padecido ahora un dolor pasajero, se hallan ya gozando de la alianza de la vida eterna; mas tú por justo juicio de Dios sufrirás los castigos debidos a tu soberbia. 37[3751]Por lo que a mí toca, hago como mis hermanos el sacrificio de mi cuerpo y de mi vida en defensa de las leyes de mis padres, rogando a Dios que cuanto antes se muestre propicio a nuestra nación, y que te obligue a ti a fuerza de tormentos y de castigos a confesar que Él es el solo Dios. 38Mas la ira del Todopoderoso, que justamente descarga sobre nuestra nación, tendrá fin en la muerte mía y de mis hermanos.”

39Entonces el rey, ardiendo en cólera, descargó su furor sobre este con más crueldad que sobre todos los otros, sintiendo a par de muerte verse burlado. 40[3752]Murió también este joven sin contaminarse, con una entera confianza en el Señor.

Martirio de la madre

41[3753]Finalmente, después de los hijos fue también muerta la madre. 42Pero bastante se ha hablado ya de los sacrificios y de las horribles crueldades.

II. JUDAS MACABEO

2 MACABEOS 8

Primeros éxitos de la campaña de Judas.

1Entretanto, Judas Macabeo y los que le seguían entraban secretamente en las poblaciones, y convocando a sus parientes y amigos, y tomando consigo a los que habían permanecido firmes en la religión judía, juntaron hasta seis mil hombres. 2Al mismo tiempo invocaban al Señor para que mirase propicio a su pueblo, hollado de todos, y que tuviese compasión de su Templo, el cual se veía profanado por los impíos; 3que se apiadase igualmente de la ruina de la ciudad, que iba a ser destruida y luego después arrasada, y escuchase la voz de la sangre derramada, que le estaba pidiendo venganza. 4Que tuviese también presente las inicuas muertes de los inocentes niños, y las blasfemias proferidas contra su nombre, y tomase de ello venganza.

5El Macabeo habiendo juntado mucha gente, se hacía formidable a los gentiles; porque la indignación del Señor se había convertido en misericordia. 6Se arrojaba repentinamente sobre los lugares y ciudades, y los incendiaba, y ocupando los sitios más ventajosos, hacía no pequeño estrago en los enemigos. 7Ejecutaba estas correrías principalmente por la noche; y la fama de su valor se esparcía por todas partes.

Nicanor y Gorgias marchan contra los judíos

8[3754]Viendo Filipo que este caudillo iba poco a poco haciendo progresos, y que las más de las veces le salían bien sus empresas, escribió a Ptolomeo, gobernador de Celesiria y de Fenicia, a fin de que le enviara socorros para sostener el partido del rey. 9[3755]En efecto, Ptolomeo le envió al punto a Nicanor, amigo suyo, hijo de Patroclo, y uno de los principales magnates, dándole hasta veinte mil hombres armados, de diversas naciones, para que exterminase todo el linaje de los judíos; y junto con él envió también a Gorgias, que era gran soldado, y hombre de larga experiencia en las cosas de la guerra. 10Nicanor pensó pagar el tributo de los dos mil talentos que el rey debía dar a los romanos, sacándolos de la venta de los cautivos que haría de los judíos. 11[3756]Con esta idea envió inmediatamente a las ciudades marítimas a convidar a la compra de judíos esclavos, prometiendo dar noventa de ellos por un talento; sin reflexionar el castigo que el Todopoderoso había de ejecutar en él.

Judas y sus tropas ponen su confianza en el Señor

12Luego que Judas supo la venida de Nicanor, la participó a los judíos que tenía consigo; 13algunos de los cuales, por falta de confianza en la justicia divina, llenos de miedo, echaron a huir; 14pero otros vendían cuanto les había quedado, y a una rogaban al Señor que los librase del impío Nicanor, que aun antes de haberse acercado a ellos los tenía ya vendidos; 15y que se dignase hacerlo, ya que no por amor de ellos, siquiera por la Alianza que había hecho con sus padres, y por el honor que tenían de llamarse con el nombre santo y glorioso de pueblo de Dios.

16[3757]Habiendo convocado el Macabeo los siete mil hombres que le seguían, les conjuró que no entrasen en composición con los enemigos, y que no temiesen aquella muchedumbre que venía a atacarlos injustamente, sino que peleasen, con esfuerzo; 17teniendo siempre presente el ultraje que aquellos indignos habían cometido contra el lugar santo, y las injurias e insultos hechos a la ciudad, y además la abolición de las instituciones de sus mayores. 18[3758]Estas gentes, añadió, confían solo en sus armas y en su audacia; mas nosotros tenemos puesta nuestra confianza en el Señor Todopoderoso, que con una mirada puede trastornar no solo a los que vienen contra nosotros, sino también al mundo entero. 19[3759]Asimismo les trajo a la memoria los socorros que había dado Dios a sus padres, y los ciento ochenta y cinco mil que perecieron del ejército de Senaquerib; 20[3760]como también la batalla que ellos habían dado a los gálatas en Babilonia, en la cual, no habiendo osado entrar en la acción sus aliados los macedonios, ellos, que solo eran seis mil, mataron ciento veinte mil, mediante el auxilio que les dio el cielo; y consiguieron en recompensa grandes bienes. 21Este razonamiento los llenó de valor, de suerte que se hallaron dispuestos a morir por las leyes y por la patria.

Derrota de Nicanor

22[3761]En seguida dio el mando de una porción de tropas a sus hermanos Simón, José y Jonatás, poniendo a las órdenes de cada uno mil quinientos hombres. 23[3762]Además de eso, Esdras les leyó el libro santo; y habiéndoles dado por señal: Socorro de Dios, se puso él mismo a la cabeza del ejército, y marchó contra Nicanor. 24En efecto, declarándose el Todopoderoso a favor de ellos, mataron más de nueve mil hombres, y pusieron en fuga la mayor parte del ejército de Nicanor, que quedó muy disminuido por razón de los muchos heridos. 25Con esto tomaron el dinero de aquellos que habían acudido para comprarlos; y fueron persiguiendo largo trecho al enemigo. 26[3763]Pero estrechados del tiempo volvieron atrás, pues era la víspera del sábado; lo cual les impidió que continuaran la persecución. 27Recogidas las armas y despojos de los enemigos, celebraron el sábado, bendiciendo al Señor, que los había librado en aquel día, derramando sobre ellos como las primeras gotas del rocío de su misericordia. 28[3764]Pasado el sábado, dieron parte de los despojos a los enfermos, a los huérfanos y a las viudas, quedándose con el resto para sí y para sus familias. 29Ejecutadas estas cosas, hicieron todos juntos oración, rogando al Señor misericordioso que se aplacase para siempre con sus siervos.

Derrota de los ejércitos de Timoteo y Báquides

30[3765]Y habiendo sido acometidos del ejército de Timoteo y de Báquides, mataron de él a más de veinte mil hombres, se apoderaron de varias plazas fuertes, y recogieron un botín muy grande; del cual dieron igual porción a los enfermos, a los huérfanos y a las viudas, y también a los viejos. 31Recogidas luego con diligencia todas las armas de los enemigos, las depositaron en lugares convenientes, llevando a Jerusalén los otros despojos. 32Asimismo quitaron la vida a Filarco, hombre perverso, uno de los que acompañaban a Timoteo, y que había causado muchos males a los judíos. 33[3766]Y cuando estaban en Jerusalén dando gracias por esta victoria, al saber que aquel Calístenes, que había incendiado las puertas sagradas, se había refugiado en cierta casa, le abrasaron en ella, dándole así el justo pago de sus impiedades.

Decepción de Nicanor

34Entretanto el perversísimo Nicanor, aquel que había hecho venir a mil negociantes para venderles los judíos, 35humillado con la ayuda del Señor por aquellos mismos a quienes él había reputado por nada, dejando su brillante vestido, y huyendo por el Mediterráneo, llegó solo a Antioquía, y reducido al colmo de la infelicidad por la pérdida de su ejército. 36[3767]Y aquel mismo que antes había prometido pagar el tributo a los romanos con los cautivos de Jerusalén, iba publicando ahora que los judíos tenían por protector a Dios, y que eran invulnerables, porque seguían las leyes que el mismo Señor les había dado.

2 MACABEOS 9

Cólera y humillación de Antíoco

1[3768]A este tiempo volvió Antíoco ignominiosamente de Persia; 2[3769]pues habiendo entrado en la ciudad de Persépolis, e intentado saquear el templo y oprimir la ciudad, corrió todo el pueblo a tomar las armas, y le puso en fuga con todas sus tropas, por lo cual volvió atrás vergonzosamente. 3[3770]Y llegado que hubo cerca de Ecbátana, recibió la noticia de lo que había sucedido a Nicanor y a Timoteo. 4Con lo que montando en cólera, pensó desfogarla en los judíos, y vengarse así del ultraje que le habían hecho los que le obligaron a huir. Por tanto, mandó que anduviese más aprisa su carroza, caminando sin pararse, impelido para ello del juicio del cielo, por la insolencia con que había dicho: Que él iría a Jerusalén, y la convertiría en un cementerio de cadáveres hacinados de judíos.

5Mas el Señor Dios de Israel, que ve todas las cosas, le hirió con una llaga interior e incurable. Pues apenas había acabado de pronunciar dichas palabras, le acometió un acerbo dolor de entrañas, y un terrible cólico; 6y a la verdad que bien lo merecía, puesto que él había desgarrado las entrañas de otros con muchas y nuevas maneras de tormentos. Mas no por eso desistía de sus malvados designios. 7De esta suerte, lleno de soberbia, respirando su corazón llamas contra los judíos, y mandando acelerar el viaje, sucedió que, corriendo furiosamente, cayó de la carroza, y con el grande golpe que recibió, se le quebrantaron los miembros del cuerpo. 8Y aquel que lleno de soberbia quería levantarse sobre la esfera de hombre, y se lisonjeaba de poder mandar aun a las olas del mar, y de pesar en una balanza los montes más elevados, humillado ahora hasta el suelo, era conducido en una silla de manos, presentando en su misma persona un manifiesto testimonio del poder de Dios. 9[3771]Pues hervía de gusanos el cuerpo de este impío, y aun viviendo se le caían a pedazos las carnes en medio de los dolores, y ni sus tropas podían sufrir el mal olor y fetidez que de sí despedía. 10Así el que poco antes se imaginaba que podría alcanzar con la mano las estrellas del cielo, se hizo insoportable a todos, por lo intolerable del hedor.

Arrepentimiento del rey perverso

11Derribado de este modo de su extremada soberbia, comenzó a entrar en conocimiento de sí mismo, estimulado del azote de Dios, pues crecían por momentos sus dolores. 12[3772]Y como ni el mismo pudiese ya sufrir su hedor, dijo así: “Justo es que el hombre se sujete a Dios, y que un mortal no pretenda apostárselas a Dios”. 13Mas este malvado rogaba al Señor, del cual no había de alcanzar misericordia; 14y siendo así que antes se apresuraba a ir a la ciudad para arrasarla, y hacer de ella un cementerio de cadáveres amontonados, ahora deseaba hacerla libre; 15[3773]prometiendo asimismo igualar con los atenienses a estos mismos judíos, a quienes poco antes había juzgado indignos de sepultura, y les había dicho que los arrojaría a las aves de rapiña, y a las fieras, para que los despedazasen, y que acabaría hasta con los niños más pequeños. 16Ofrecía también adornar con preciosos dones aquel Templo santo que antes había despojado, y aumentar el número de los vasos sagrados, y costear de sus rentas los gastos necesarios para los sacrificios; 17y además de esto, hacerse él judío, e ir por todo el mundo ensalzando el poder de Dios.

Carta de Antíoco a los judíos

18Mas como no cesasen sus dolores, porque al fin había caído sobre él la justa venganza de Dios, perdida toda esperanza, escribió a los judíos una carta, en forma de súplica, del tenor siguiente: 19“El rey y príncipe Antíoco, a los judíos, excelentes ciudadanos, mucha salud y bienestar, y toda prosperidad. 20Si gozáis de salud, tanto vosotros como vuestros hijos, y si os sucede todo según lo deseáis, nosotros damos por ello muchas gracias. 21Hallándome yo al presente enfermo, y acordándome benignamente de vosotros, he juzgado necesario, en esta grave enfermedad que me ha acometido a mi regreso de Persia, atender al bien común, dando algunas disposiciones; 22no porque desespere de mi salud, antes confío mucho que saldré de esta enfermedad. 23Mas considerando que también mi padre al tiempo que iba con su ejército por las provincias altas, declaró quién debía reinar después de su muerte, 24con el fin de que si sobreviniese alguna desgracia, o corriese alguna mala noticia, no se turbasen los habitantes de las provincias, sabiendo ya quién era el sucesor en el mando; 25[3774]y considerando además que cada uno de los confinantes y poderosos vecinos está acechando ocasión favorable, y aguardando los sucesos, he designado por rey a mi hijo Antíoco, el mismo a quien yo muchas veces, al pasar a las provincias altas de mis reinos, recomendé a muchos de vosotros, y al cual he escrito lo que más abajo veréis. 26Por tanto, os ruego y pido que acordándoos de los beneficios que habéis recibido de mí en común y en particular, me guardéis todos fidelidad a mí y a mi hijo. 27Pues confío que él se portará con moderación y dulzura, y que siguiendo mis intenciones será vuestro favorecedor.”

Muerte de Antíoco

28[3775]En fin, herido mortalmente este homicida y blasfemo, del mismo modo que él había tratado a otros, acabó su vida en los montes, lejos de su patria, con una muerte infeliz. 29Filipo, su hermano de leche, hizo trasladar su cuerpo, y temiéndose del hijo de Antíoco, se fue para Egipto a Ptolomeo Filometor.

2 MACABEOS 10

Purificación del Templo

1[3776]Entretanto el Macabeo y los que le seguían, protegidos del Señor, recobraron el Templo y la ciudad, 2[3777]y demolieron los altares que los gentiles habían erigido en las plazas, y asimismo los templos de los ídolos. 3[3778]Y habiendo purificado el Templo, construyeron un altar nuevo, y sacando fuego por medio de unos pedernales, ofrecieron sacrificios, dos años después, y pusieron incienso, las lámparas, y los panes de la proposición. 4[3779]Ejecutado esto, postrados en tierra, rogaban al Señor que nunca más los dejase caer en semejantes desgracias; y, caso que llegasen a pecar, los castigase con más benignidad y no los entregase en poder de hombres bárbaros y blasfemos. 5Y el Templo fue purificado en aquel mismo día en que había sido profanado por los extranjeros, es decir, el día veinticinco del mes de Casleu.

Instituyese la solemnidad de la Dedicación

6En efecto, celebraron esta fiesta con regocijo por espacio de ocho días, a manera de la de los Tabernáculos, acordándose que poco tiempo antes habían pasado esta solemnidad de los Tabernáculos en los montes y cuevas a manera de fieras. 7[3780]Por cuyo motivo llevaban tallos y ramos verdes y palmas en honor de Aquel que les había concedido la dicha de purificar su lugar. 8Y de común consejo y acuerdo decretaron que toda la nación judía celebrase esta fiesta todos los años en aquellos días. 9[3781]Por lo que toca a la muerte de Antíoco, llamado Epífanes, fue del modo que hemos dicho.

Nueva opresión de los judíos por el rey de Siria

10Mas ahora referiremos los hechos de Eupator, hijo del impío Antíoco, recopilando los males que ocasionaron sus guerras. 11Habiendo entrado este a reinar, nombró para la dirección de los negocios del reino a un tal Lisias, gobernador militar de Fenicia y de Siria. 12Porque Ptolomeo llamado Macrón, había resuelto observar inviolablemente la justicia respecto de los judíos, y portarse pacíficamente con ellos, sobre todo a vista de las injusticias que se les había hecho sufrir. 13[3782]Pero acusado por esto mismo ante Eupator, por los amigos, que a cada paso le trataban de traidor por haber abandonado a Chipre, cuyo gobierno le había confiado Filometor, y porque después de haberse pasado al partido de Antíoco Epífanes había desertado también de él, acabó su vida con el veneno.

Victoria de Judas sobre Gorgias y los idumeos

14A este tiempo Gorgias, que tenía el gobierno de aquellas tierras, asalariando tropas extranjeras, molestaba frecuentemente a los judíos. 15[3783]Y los judíos que ocupaban plazas fuertes en lugares ventajosos, acogían en ellas a los que huían de Jerusalén, y buscaban ocasiones de hacer guerra. 16Pero aquellos que seguían al Macabeo, hecha oración al Señor para implorar su auxilio, asaltaron con valor las fortalezas de los idumeos; 17y después de un crudo y porfiado combate, se apoderaron de ellas, mataron a cuantos se les pusieron delante, no siendo los pasados a cuchillo menos de veinte mil personas. 18Mas como algunos se hubiesen refugiado en dos castillos sumamente fuertes, abastecidos de todo lo necesario para defenderse, 19dejó el Macabeo para expugnarlos a Simón y José, y también a Zaqueo, con bastantes tropas que tenían bajo su mando, y marchó con las suyas adonde las necesidades más urgentes de la guerra le llamaban.

20[3784]Pero las tropas de Simón, llevadas de la avaricia, se dejaron sobornar con dinero por algunos de los que estaban en los castillos; y habiendo recibido hasta setenta mil didracmas, dejaron escapar a varios de ellos. 21Así que fue informado de esto el Macabeo, congregados los príncipes del pueblo, acusó a aquellos de haber vendido por dinero a sus hermanos, dejando escapar a sus enemigos. 22Por lo cual hizo quitar la vida a dichos traidores; y al instante se apoderó de los dos castillos. 23Y saliendo todo tan felizmente como correspondía al valor de sus armas, mató en las dos fortalezas más de veinte mil hombres.

Victoria sobre Timoteo

24Timoteo, empero, que antes había sido vencido por los judíos, habiendo levantado un ejército de tropas extranjeras, y reunido la caballería de Asia, vino a Judea como para apoderarse de ella a fuerza de armas. 25Mas al mismo tiempo que se iba acercando Timoteo, el Macabeo y su gente oraban al Señor, cubiertas de polvo sus cabezas, ceñidos con el cilicio sus lomos, 26[3785]y postrados al pie del altar, a fin de que les fuese propicio, y se mostrase enemigo de sus enemigos, y contrario de sus contrarios, como lo dice la Ley. 27Y de este modo acabada la oración, habiendo tomado las armas, y saliendo a una distancia considerable de la ciudad, cercanos ya a los enemigos, hicieron alto. 28[3786]Apenas empezó a salir el sol, principió la batalla entre los dos ejércitos; teniendo los unos, además de su valor, al Señor por garantía de la victoria y del éxito feliz de sus armas, cuando los otros solamente contaban con su esfuerzo en el combate.

29Mas mientras se estaba en lo más recio de la batalla vieron los enemigos aparecer del cielo cinco varones montados en caballos adornados con frenos de oro, que servían de capitanes a los judíos. 30Dos de dichos varones, tomando en medio al Macabeo, le cubrían con sus armas, guardándole de recibir daño; pero lanzaban dardos y rayos contra los enemigos, quienes envueltos en oscuridad y confusión, y llenos de espanto, iban cayendo por tierra; 31habiendo sido muertos veinte mil quinientos de a pie, y seiscientos de caballería.

Muerte miserable de Timoteo

32[3787]Timoteo se refugió en Gazara, plaza fuerte, cuyo gobernador era Quereas. 33Mas llenos de gozo el Macabeo y sus tropas, tuvieron sitiada la plaza cuatro días. 34Entretanto los sitiados, confiados en la fortaleza de la plaza, los insultaban de mil maneras, y vomitaban expresiones abominables. 35Pero así que amaneció el quinto día, veinte jóvenes de los que estaban con el Macabeo, irritados con tales blasfemias, se acercaron valerosamente al muro, y con ánimo denodado subieron sobre él, 36y haciendo lo mismo otros, empezaron a pegar fuego a las torres y a las puertas, y quemaron vivos a aquellos blasfemos. 37Dos días continuos estuvieron devastando la fortaleza; y habiendo encontrado a Timoteo, que se había escondido en cierto lugar, le mataron, así como también a Quereas, su hermano, y a Apolófanes. 38[3788]Ejecutadas estas cosas bendijeron con himnos y cánticos al Señor, que hizo grandes cosas en Israel, y les había concedido la victoria.

2 MACABEOS 11

Derrota de Lisias

1[3789]Pero poco tiempo después Lisias, ayo del rey y su pariente, que tenía el manejo de los negocios, sintiendo mucho pesar por lo que había acaecido, 2[3790]juntó ochenta, mil hombres de a pie, y toda la caballería, y se dirigió contra los judíos con el designio de tomar la ciudad, y darla a los gentiles para que la poblasen, 3[3791]y sacar del Templo grandes sumas de dinero, como de los otros templos de los paganos, y vender anualmente el Sumo Sacerdocio; 4sin reflexionar en el poder de Dios, sino confiando neciamente en su numerosa infantería, en los miles de caballos, y en ochenta elefantes. 5[3792]Y habiendo entrado en Judea, y acercándose a Betsura, situada en una garganta a cinco estadios de Jerusalén, atacó esta plaza. 6Pero luego que el Macabeo y su gente supieron que los enemigos habían comenzado a sitiar las fortalezas, rogaban al Señor con lágrimas y suspiros, a una con todo el pueblo, que enviase un Ángel bueno para que salvase a Israel.

7El mismo Macabeo, tomando las armas el primero de todos, exhortó a los demás a exponerse como él a los peligros, a fin de socorrer a sus hermanos. 8[3793]Mientras que iban marchando todos con ánimo denodado, se les apareció, al salir de Jerusalén, un personaje a caballo, que iba vestido de blanco, con armas de oro, y blandiendo la lanza. 9Entonces todos a una bendijeron al Señor misericordioso, y cobraron nuevo aliento, hallándose dispuestos a pelear, no solo contra los hombres, sino hasta contra las bestias más feroces, y a penetrar muros de hierro.

10Caminaban con esto llenos de ardimiento, teniendo en su ayuda al Señor, que desde el cielo hacía resplandecer sobre ellos su misericordia. 11Así que, arrojándose impetuosamente como leones sobre el enemigo, mataron once mil de a pie, y mil seiscientos de a caballo; 12y pusieron en fuga a todos los demás, la mayor parte de los cuales escaparon heridos y despojados, salvándose el mismo Lisias por medio de una vergonzosa fuga.

Judas consigue la paz

13[3794]Y como no le faltaba talento, meditando para consigo la pérdida que había tenido, y conociendo que los hebreos eran invencibles cuando se apoyaban en el socorro del Dios Todopoderoso, les envió comisionados; 14y les prometió condescender en todo aquello que fuese justo, y que persuadiría al rey que hiciese amistad con ellos. 15[3795]Asintió el Macabeo a la demanda de Lisias, atendiendo en todo a la utilidad pública; y en efecto, concedió el rey todo lo que había pedido Judas a favor de los judíos en la carta que escribió a Lisias.

Carta de Lisias a los judíos

16La carta que Lisias escribió a los judíos era del tenor siguiente: 17“Lisias al pueblo de los judíos, salud. Juan y Abesalom, vuestros enviados, al entregarme vuestro escrito, me pidieron que hiciese lo que ellos proponían. 18Por tanto, expuse al rey todo lo que podía representársele, y ha otorgado cuanto le ha permitido el estado de los negocios. 19Y si vosotros guardáis fidelidad en lo tratado, yo también procuraré en lo sucesivo proporcionaros el bien que pudiere. 20Por lo que hace a los demás asuntos, he encargado a vuestros diputados, y a los que yo envío, que de boca traten de cada uno de ellos con vosotros. 21[3796]Pasadlo bien. A veinticuatro del mes de Dióscoro del año ciento cuarenta y ocho.”

Carta del rey a Lisias

22[3797]La carta del rey decía así: “El rey Antíoco a Lisias, su hermano, salud. 23[3798]Después que el rey, nuestro padre, fue trasladado entre los dioses, nos, deseando que nuestros súbditos vivan en paz, y puedan atender a sus negocios; 24y habiendo sabido que los judíos no condescendieron con mi padre en que abrazasen los ritos de los griegos, sino que han querido conservar sus costumbres, y por esta razón nos piden que les concedamos vivir según sus leyes; 25por tanto, queriendo nos que esta nación goce también de paz, hemos ordenado y decretado que se les restituya el Templo, a fin de que vivan según las costumbres de sus mayores. 26En esta conformidad harás bien en enviarles comisionados para hacer con ellos la paz, a fin de que enterados de nuestra voluntad cobren buen ánimo y se apliquen a sus intereses particulares.”

Carta del rey a los judíos

27La carta del rey a los judíos era del tenor siguiente: “El rey Antíoco al senado de los judíos, y a todos los demás judíos, salud. 28Si estáis buenos, esto es lo que os deseamos. Por lo que hace a nos, lo pasamos bien. 29Menelao ha venido a nos para hacernos presente que deseáis venir a tratar con los de vuestra nación que están con nosotros. 30[3799]Por tanto, damos salvoconducto a aquellos que vengan hasta el día treinta del mes de Xántico; 31y permitimos a los judíos que usen de sus viandas, y vivan según sus leyes como antes; sin que ninguno pueda ser molestado por razón de las cosas hechas por ignorancia. 32Y finalmente, os hemos enviado a Menelao para que lo trate con vosotros. 33Pasadlo bien. A quince del mes de Xántico del año ciento cuarenta y ocho.”

Carta de los romanos a los judíos

34[3800]Asimismo los romanos enviaron también una carta en estos términos: Quinto Memmio, y Tito Manilio, legados de los romanos, al pueblo de los judíos, salud. 35Las cosas que os ha concedido Lisias, pariente del rey, os las concedemos igualmente nosotros. 36Y por lo que hace a las otras, sobre las cuales juzgó Lisias deber consultar al rey, enviad cuanto antes alguno, después que hayáis conferenciado entre vosotros, a fin de que resolvamos lo que os sea más ventajoso; pues estamos para marchar hacia Antioquía. 37Daos, pues, prisa a responder, para que sepamos de este modo lo que deseáis. 38Pasadlo bien. A quince del mes de Xántico, del año ciento cuarenta y ocho.

2 MACABEOS 12

Judas castiga las ciudades de Jope y Jamnia

1Concluidos estos tratados, se volvió Lisias para el rey, y los judíos se dedicaron a cultivar sus tierras. 2Pero los oficiales, que residían en el país: Timoteo, y Apolonio, hijo de Geneo, y también Jerónimo y Demofonte, y además de estos, Nicanor, gobernador de Chipre, no los dejaban vivir en paz ni sosiego. 3Mas los habitantes de Jope cometieron el siguiente atentado: convidaron a los judíos que habitaban en aquella ciudad a entrar con sus mujeres e hijos en unos barcos que habían prevenido, como que no existía ninguna enemistad entre unos y otros. 4Y habiendo condescendido en ello, sin tener la menor sospecha, pues vivían en paz, y la ciudad tenía hecho un público acuerdo a favor de ellos; así que se hallaron en alta mar fueron arrojados al agua unos doscientos de ellos. 5[3801]Luego que Judas tuvo noticia de esta crueldad contra los de su nación, dio órdenes a su gente, y después de invocar a Dios, justo juez, 6marchó contra aquellos asesinos de sus hermanos, y de noche pegó fuego al puerto, quemó sus barcos, e hizo pasar a cuchillo a todos los que se habían escapado de las llamas. 7Hecho esto, partió de allí con ánimo de volver de nuevo para exterminar enteramente todos los vecinos de Jope.

8[3802]Pero habiendo entendido que también los de Jamnia meditaban hacer otro tanto con los judíos que moraban entre ellos, 9los sorprendió igualmente de noche, y quemó el puerto con sus naves; de suerte que el resplandor de las llamas se veía desde Jerusalén, que dista de allí doscientos cuarenta estadios.

Guerra contra los árabes y Casfín

10[3803]Y cuando partido que hubo de Jamnia había ya andado nueve estadios, avanzando contra Timoteo, le atacaron los árabes en número de cinco mil infantes y con quinientos caballos; 11y trabándose un crudo combate, que con la protección de Dios le salió felizmente, el resto del ejército de los árabes, vencido, pidió la paz a Judas, prometiendo cederle pastos, y asistirle en todo lo demás. 12Y Judas, creyendo que verdaderamente podían serle útiles en muchas cosas, les concedió la paz; y hecho el tratado se volvieron los árabes a sus tiendas. 13[3804]Después de esto atacó a una ciudad fuerte, llamada Casfín, rodeada de muros y de puentes, en la cual habitaba una turba de diferentes naciones. 14Mas confiados los de dentro en la firmeza de sus muros, y en que tenían provisión de víveres, se defendían con flojedad, y provocaban a Judas con dichos picantes, blasfemias, y expresiones detestables. 15Entonces el Macabeo, habiendo invocado al gran rey del universo, que en tiempo de Josué derribó de un golpe, sin arietes ni máquinas de guerra, a Jericó, subió con gran denuedo sobre la muralla; 16y tomada por voluntad del Señor la ciudad, hizo en ella una horrorosa matanza; de tal suerte que un estanque vecino, de dos estadios de anchura, apareció teñido de sangre de los muertos.

Triunfo del macabeo sobre Timoteo

17[3805]Partieron de allí, y después de andados setecientos cincuenta estadios, llegaron a Caraca, donde habitaban los judíos llamados tubianeos. 18Mas tampoco pudieron venir allí a las manos con Timoteo, quien se había vuelto sin poder hacer nada, dejando en cierto lugar una guarnición muy fuerte. 19Pero Dositeo y Sosípatro que mandaban las tropas en compañía del Macabeo, pasaron a cuchillo a diez mil hombres que Timoteo había dejado en aquella plaza. 20[3806]Entretanto el Macabeo, tomando consigo seis mil hombres, y distribuyéndolos en batallones, marchó contra Timoteo, que traía ciento veinte mil hombres de a pie, y dos mil quinientos de a caballo. 21[3807]Luego que este supo la llegada de Judas, envió delante las mujeres, los niños y el resto del bagaje a una fortaleza llamada Carnión, que era inexpugnable, y de difícil entrada, a causa de los desfiladeros que era necesario pasar. 22Mas al dejarse ver el primer batallón de Judas, se apoderó el terror de los enemigos, a causa de la presencia de Dios, que todo lo ve, y se pusieron en fuga uno tras de otro, de manera que el mayor daño lo recibían de su propia gente, y quedaban heridos por sus propias espadas. 23Judas los cargaba de recio, castigando a aquellos profanos; habiendo dejado tendidos a treinta mil de ellos.

24El mismo Timoteo cayó en poder de los batallones de Dositeo y Sosípatro, a los cuales pidió con grande instancia que le salvasen la vida, porque tenía en su poder muchos padres y hermanos de los judíos; los cuales, muerto él, quedarían sin esperanza. 25Y habiéndoles dado palabra de restituirles los prisioneros, según lo estipulado, le dejaron ir sin hacerle mal, con la mira de salvar así a sus hermanos.

Ocupación de Carnión y Efrón

26[3808]Hecho esto, volvió Judas contra Carnión, en donde pasó a cuchillo a veinticinco mil hombres. 27Después de la derrota y mortandad de los enemigos, dirigió su ejército contra Efrón, ciudad fuerte, habitada por una multitud de gentes de diversas naciones; cuyas murallas estaban coronadas de robustos jóvenes que las defendían con valor, y además había dentro de ella muchas máquinas de guerra, y acopio de dardos. 28Mas los judíos, invocando al Todopoderoso, que con su poder quebranta las fuerzas de los enemigos, tomaron la ciudad, y dejaron tendidos por el suelo a veinticinco mil hombres de los que en ella había. 29[3809]Desde allí fueron a la ciudad de los escitas distante seiscientos estadios de Jerusalén; 30pero asegurando los judíos que habitaban allí entre los escitopolitanos, que estas gentes los trataban bien, y que aun en el tiempo de sus desgracias se habían portado con ellos con humanidad, les dio Judas las gracias; 31y habiéndolos exhortado a que en lo venidero mostrasen igual benevolencia a los de su nación, se volvió con los suyos a Jerusalén, por estar muy cercano el día solemne de Pentecostés.

Guerra victoriosa contra Gorgias

32Y pasada esta festividad, marcharon contra Gorgias, gobernador de la Idumea. 33Salió Judas con tres mil infantes y cuatrocientos caballos; 34y habiéndose trabado el combate, quedaron tendidos algunos pocos judíos en el campo de batalla. 35[3810]Mas un cierto Dositeo, soldado de caballería de los de Bacenor, hombre valiente, asió a Gorgias, y quería capturarlo vivo, pero se arrojó sobre él un soldado de a caballo de los de Tracia, y le cortó un hombro, lo cual dio lugar a que Gorgias huyese a Maresa. 36Fatigados ya los soldados que mandaba Esdrín con tan larga pelea, invocó Judas al Señor para que protegiese y dirigiese el combate; 37[3811]y habiendo comenzado a cantar en alta voz himnos en su lengua nativa, puso en fuga a los soldados de Gorgias.

Sacrificio expiatorio por los muertos

38Reuniendo después Judas su ejército, pasó a la ciudad de Odollam, y llegado el día séptimo, se purificaron según el rito y celebraron allí el sábado.

39Al día siguiente fue Judas con su gente para traer los cadáveres de los que habían muerto y enterrarlos, con sus parientes en las sepulturas de sus familias. 40[3812]Y encontraron debajo de la ropa de los que habían sido muertos algunos objetos consagrados a los ídolos que había en Jamnia, cosas prohibidas por la Ley a los judíos; con lo cual conocieron todos evidentemente que esto había sido la causa de su muerte. 41Por tanto, bendijeron a una los justos juicios del Señor, que había manifestado lo oculto. 42Y poniéndose en oración rogaron que echase en olvido el delito que se había cometido.

Al mismo tiempo el esforzadísimo Judas exhortaba al pueblo a que se conservase sin pecado, viendo delante de sus mismos ojos lo sucedido por causa de las culpas de los que habían sido muertos. 43[3813]Y habiendo recogido en una colecta que mandó hacer, doce mil dracmas de plata, las envió a Jerusalén, a fin de que se ofreciese un sacrificio por los pecados de estos difuntos, teniendo, como tenía, buenos y religiosos sentimientos acerca de la resurrección, 44—pues si no esperara que los que habían muerto habían de resucitar, habría tenido por cosa superflua e inútil el rogar por los difuntos—, 45[3814]y porque consideraba que a los que habían muerto después de una vida piadosa, les estaba reservada una grande misericordia. 46Es un pensamiento santo y saludable el rogar por los difuntos, a fin de que sean libres de sus pecados.

2 MACABEOS 13

Nueva invasión enemiga

1El año ciento cuarenta y nueve supo Judas que Antíoco Eupator venía con un grande ejército contra Judea, 2[3815]acompañado de Lisias, tutor y regente del reino, y que traía consigo ciento diez mil hombres de a pie, y cinco mil de a caballo, y veintidós elefantes y trescientos carros armados de hoces.

Muerte de Menelao

3[3816]Se agregó también a ellos Menelao; y con grande y falaz artificio procuraba aplacar a Antíoco, no porque amase el bien de la patria, sino esperando ser puesto en posesión del principado. 4[3817]Mas el Rey de los reyes movió el corazón de Antíoco contra aquel malvado; y habiendo dicho Lisias que él era la causa de todos los males, mandó prenderle, y que le quitasen la vida en aquel mismo lugar, según el uso de ellos. 5Había, en aquel sitio una torre de cincuenta codos de alto, rodeada por todas partes de un gran montón de cenizas; desde allí no se veía más que un precipicio. 6Y mandó que desde la torre fuese arrojado en la ceniza aquel sacrílego, llevándole todos a empellones a la muerte. 7De este modo debió morir Menelao, prevaricador de la Ley, sin que a su cuerpo se le diese sepultura. 8[3818]Y a la verdad, con mucha justicia; porque habiendo él cometido tantos delitos contra el altar de Dios, cuyo fuego y ceniza son cosas santas, fue condenado a morir en la ceniza.

Derrota del rey

9El rey, empero, continuaba furibundo su marcha, con ánimo de mostrarse con los judíos más cruel que su padre. 10Teniendo Judas noticia de ello, mandó al pueblo que invocase al Señor día y noche, a fin de que les asistiese en aquella ocasión, como lo había hecho siempre; 11pues temían el verse privados de su Ley, de su patria y de su santo Templo; y para que no permitiese que su pueblo, que poco antes había empezado a respirar algún tanto, se viese nuevamente subyugado por las naciones blasfemas. 12En efecto, haciendo todos lo mandado, implorando la misericordia del Señor con lágrimas y ayunos, postrados en tierra por espacio de tres días continuos, los exhortó Judas a que estuviesen apercibidos. 13Él, luego, con el consejo de los ancianos resolvió salir a campaña antes que el rey entrase con su ejército en Judea y se apoderase de la ciudad, y encomendar al Señor el éxito de la empresa.

14[3819]Entregándose, enteramente a las disposiciones de Dios, Creador del universo, y habiendo exhortado a sus tropas a pelear varonilmente y hasta perder la vida en defensa de sus leyes, del Templo, de la ciudad, de la patria y de sus conciudadanos, hizo acampar el ejército en las cercanías de Modín. 15Dio después a los suyos por señal: “La victoria de Dios”; y tomando consigo los jóvenes más valientes, asaltó de noche el cuartel del rey, y mató en su campamento cuatro mil hombres, y al mayor de los elefantes, con toda la gente que llevaba encima. 16Y llenando con esto de un grande terror y confusión el campo de los enemigos, concluida tan felizmente la empresa, se retiraron. 17Se ejecutó todo esto al rayar el día, asistiendo el Señor al Macabeo con su protección.

El rey pacta con Judas

18[3820]Mas el rey, visto este ensayo de la audacia de los judíos, intentó apoderarse con arte de los lugares más fortificados; 19y se acercó con su ejército a Betsura, una de las plazas de los judíos más bien fortificadas; pero era rechazado, hallaba mil tropiezos y perdía gente. 20Entretanto Judas enviaba a los sitiados cuanto necesitaban. 21En esto un tal Rodoco hacía de espía de los enemigos en el ejército de los judíos; pero siendo reconocido, fue preso y puesto en un encierro. 22Nuevamente parlamentó el rey con los habitantes de Betsura, les concedió la paz, aprobó la capitulación de los sitiados, y se marchó. 23Peleó entonces con Judas y quedó vencido.

A esta sazón, teniendo aviso de que en Antioquía se le había rebelado Filipo, el cual había quedado con el gobierno de los negocios, consternado su ánimo, suplicando y humillándose ante los judíos, juró guardarles todo lo que pareció justo; y después de esta reconciliación ofreció un sacrificio, tributó honor al Templo y le hizo varios donativos. 24[3821]Y abrazó al Macabeo, declarándole gobernador y príncipe desde Tolemaida hasta los gerrenos.

25Luego que Antíoco llegó a Tolemaida, dieron a conocer sus habitantes el grave disgusto que les había causado aquel tratado y amistad hecha con los judíos, amenazando que indignados rompiesen la alianza. 26Pero subiendo Lisias a la tribuna, expuso las razones y apaciguó al pueblo, y se volvió después a Antioquía. Tal fue la expedición del rey y el fin que tuvo.

2 MACABEOS 14

Intrigas de Alcimo contra el Macabeo

1[3822]Mas de allí a tres años Judas y su gente entendieron que Demetrio, hijo de Seleuco, habiendo llegado con muchas naves y un numeroso ejército al puerto de Trípoli, se había apoderado de los puestos más ventajosos, 2y ocupado varios territorios, a despecho de Antíoco y de su general Lisias. 3[3823]Entretanto un cierto Alcimo, que había sido Sumo Sacerdote, y que voluntariamente se había contaminado en los tiempos de la mezcla, considerando que no había ningún remedio para él, y que jamás podría acercarse al altar, 4pasó a ver al rey Demetrio el año ciento cincuenta, presentándole una corona de oro y una palma, y además unos ramos que parecían ser del Templo; y por entonces no le dijo nada.

5Habiendo logrado una buena coyuntura para ejecutar su loco designio, por haberle llamado Demetrio a su consejo, y preguntándole cuál era el sistema y máximas con que se regían los judíos; 6[3824]respondió: “Aquellos judíos que se llaman asideos, cuyo caudillo es Judas Macabeo, son los que fomentan la guerra, y mueven las sediciones, y no dejan estar en quietud el reino. 7Yo mismo, despojado de la dignidad hereditaria de mi familia, quiero decir, del Sumo Sacerdocio, me vine aquí; 8primeramente por ser fiel a la causa del rey, y lo segundo para mirar por el bien de mis conciudadanos; pues toda nuestra nación padece grandes vejaciones por causa de la perversidad de aquellos hombres. 9Así que te suplico, oh rey, que informándote por menor de todas estas cosas, mires por nuestra tierra y nación, conforme a tu bondad a todos notoria. 10Porque en tanto que viva Judas, es imposible que haya allí paz.” 11Habiéndose él explicado de esta suerte, todos sus amigos inflamaron también a Demetrio contra Judas, del cual eran enemigos declarados.

El rey envía a Nicanor a Judea

12[3825]Así es que al punto envió el rey a la Judea por general a Nicanor, comandante de los elefantes, 13con orden de que capturase vivo a Judas, dispersase sus tropas, y pusiese a Alcimo en posesión del Sumo Sacerdocio del gran Templo. 14Entonces los gentiles que habían huido de Judea por temor de Judas, vinieron a bandadas a juntarse con Nicanor, mirando como prosperidad propia las miserias y calamidades de los judíos. 15[3826]Luego que estos supieron la llegada de Nicanor, y la reunión de los gentiles con él; esparciendo polvo sobre sus cabezas, dirigieron sus plegarias a Aquel que se había formado un pueblo suyo para conservarle eternamente, y, que con evidentes milagros había protegido a esta su herencia. 16[3827]E inmediatamente, por orden del comandante, partieron de allí, y fueron a acampar junto al castillo de Desau. 17Había ya Simón, hermano de Judas, venido a las manos con Nicanor; pero se llenó de sobresalto con la repentina llegada de los enemigos.

Nicanor hace una alianza con Judas

18Sin embargo, enterado Nicanor del denuedo de las tropas de Judas, y de la grandeza de ánimo con que combatían por su patria, temió fiar su suerte a la decisión de una batalla. 19Y así envió delante a Posidonio, a Teodoto y a Matías para presentar y recibir proposiciones de paz. 20Y habiendo durado largo tiempo las conferencias sobre el asunto, y dando el mismo general parte de ellas al pueblo, todos unánimemente fueron de parecer que se aceptara la paz.

21En virtud de lo cual emplazaron un día para conferenciar entre sí secretamente; a cuyo fin se llevó y puso una silla para cada uno de ellos. 22Esto no obstante, mandó Judas apostar algunos soldados en lugares oportunos, no fuera que los enemigos intentasen de repente hacer alguna tropelía. Pero la conferencia se celebró como debía. 23Por eso Nicanor fijó después su residencia en Jerusalén, sin hacer ninguna vejación a nadie, y despidió aquella multitud de tropas que se le habían juntado. 24Amaba constantemente a Judas con un amor sincero, mostrando una particular inclinación a su persona. 25[3828]Le rogó que se casase, y pensase en tener hijos. En efecto, se casó, vivía tranquilo, y los dos se trataban familiarmente.

Denuncias de Alcimo

26Mas viendo Alcimo la amistad y buena armonía que reinaba entre ellos, fue a ver a Demetrio, y le dijo que Nicanor favorecía los intereses ajenos, y que tenía destinado por sucesor a Judas, que aspiraba al trono. 27Exasperado e irritado el rey sobremanera con sus atroces calumnias, escribió a Nicanor diciéndole que llevaba muy a mal la amistad que había contraído con el Macabeo, y que le mandaba que luego al punto se lo enviase encadenado a Antioquía. 28Enterado de esto Nicanor, quedó lleno de consternación, y sentía sobremanera tener que violar los tratados hechos con aquel varón, sin haber recibido de él ofensa alguna. 29Mas no pudiendo desobedecer al rey, andaba buscando oportunidad para poner en ejecución la orden recibida.

Judas toma precauciones

30Entretanto el Macabeo, observando que Nicanor le trataba con aspereza, y que en las visitas acostumbradas se le mostraba con cierto aire duro e imponente, consideró que aquella aspereza no podía nacer de nada bueno, y reuniendo algunos pocos de los suyos, se ocultó de Nicanor.

Blasfemias de Nicanor contra el Templo

31[3829]Luego que este reconoció que Judas había tenido la destreza de prevenirle, fue al augusto y santísimo Templo, hallándose los sacerdotes ofreciendo los sacrificios acostumbrados, y les mandó que le entregasen al Macabeo. 32Mas como ellos le asegurasen con juramento que no sabían dónde estaba el que él buscaba, Nicanor levantó la mano contra el Templo, 33[3830]y juró, diciendo: “Si no me entregáis maniatado a Judas, arrasaré este templo de Dios, derribaré este altar, y consagraré aquí un templo al padre Baco”. 34Y dicho esto, se marchó. Los sacerdotes entonces, levantando sus manos al cielo, invocaban a Aquel que había sido siempre el defensor de su nación, y oraban de este modo: 35[3831]“Señor del universo, Tú que de nada necesitas, quisiste tener entre nosotros un Templo para tu morada. 36Conserva oh Santo de los santos, Señor de todas las cosas, conserva ahora y para siempre libre de profanación esta Casa, que hace poco tiempo ha sido purificada.”

Racías se da la muerte

37En este tiempo fue acusado a Nicanor uno de los ancianos de Jerusalén, llamado Racías, varón amante de la patria, y de reputación, al cual se daba el nombre de padre de los judíos por el afecto con que los miraba. 38Este ya de mucho tiempo antes, llevaba una vida muy exacta en el judaísmo, pronto a dar su cuerpo y su vida antes que faltar a su observancia. 39Mas queriendo Nicanor manifestar el odio que tenía a los judíos, envió quinientos soldados para que le prendiesen. 40Pues juzgaba que si lograba seducir a este hombre, haría un daño gravísimo a los judíos.

41[3832]Pero al tiempo que los soldados hacían sus esfuerzos para entrar en la casa, rompiendo la puerta, y poniéndole fuego, así que estaban ya para prenderle, se hirió con su espada; 42prefiriendo morir noblemente a verse esclavo de los pecadores, y a sufrir ultrajes indignos de su nacimiento. 43Mas como por la precipitación con que se hirió, no fuese mortal la herida, y entrasen ya de tropel los soldados en la casa, corrió animosamente al muro, y se precipitó denodadamente encima de las gentes; 44las cuales retirándose al momento para que no les cayese encima, vino a dar de cabeza contra el suelo. 45Pero como aún respirase, hizo un nuevo esfuerzo, y se volvió a poner de pie; y aunque la sangre le salía a borbollones por sus heridas mortales, pasó corriendo por medio de la gente, 46y subiéndose sobre una roca escarpada, desangrado ya como estaba, agarró con ambas manos sus propias entrañas, y las arrojó sobre las gentes, invocando al Señor del alma y de la vida, a fin de que se las volviese a dar algún día; y de esta manera acabó de vivir.

2 MACABEOS 15

Nuevas blasfemias de Nicanor

1[3833]Luego que Nicanor tuvo noticia que Judas estaba en tierra de Samaria, resolvió acometerle con todas sus fuerzas en un día de sábado. 2Y como los judíos que por necesidad le seguían, le dijesen: “No quieras hacer una acción tan feroz y bárbara como esa; mas honra la santidad de este día, y respeta a Aquel que ve todas las cosas”; 3les preguntó aquel infeliz, si había en el cielo algún poderoso que hubiese mandado celebrar el sábado. 4Y le contestaron ellos: “Sí, el Señor vivo y poderoso que hay en el cielo, es el que mandó guardar el día séptimo”. 5Pues yo, les replicó él, soy poderoso sobre la tierra, y mando que se tomen las armas, y que se ejecuten las órdenes del rey. Mas a pesar de eso, no pudo Nicanor efectuar sus designios; 6siendo así que había ideado ya, en el delirio de su soberbia, erigir un trofeo de todas sus victorias sobre Judas.

Judas alienta el ánimo de los suyos

7En medio de esto, el Macabeo, esperaba siempre con firme confianza que Dios le asistiría con su socorro; 8[3834]y al mismo tiempo, exhortaba a los suyos a que no temiesen el encuentro de las naciones, sino que antes bien, trajesen a la memoria la asistencia que otras veces habían recibido del cielo, y que al presente esperasen que el Todopoderoso les concedería la victoria. 9Y dándoles igualmente instrucciones sacadas de la Ley y de los Profetas, y acordándoles los combates que antes habían sostenido, les infundió nuevo aliento. 10Inflamados de esta manera sus ánimos; les ponía igualmente a la vista la perfidia de las naciones, y la violación de los juramentos. 11Y armó a cada uno de ellos, no tanto con darle escudo y lanza, como con admirables discursos y exhortaciones, y con la narración de un sueño digno de fe, con lo cual llenó a todos de alegría.

Se le aparecen Onías y Jeremías

12[3835]Esta fue la visión que tuvo: Se le representó que estaba viendo a Onías, Sumo Sacerdote, que había sido hombre lleno de bondad y de dulzura, de aspecto venerando, modesto en sus costumbres, y de gracia en sus discursos, y que desde niño se había ejercitado en la virtud; el cual, levantadas las manos, oraba por todo el pueblo judío, 13y que después se le había aparecido otro varón, respetable por su ancianidad, lleno de gloria, y rodeado por todos lados de magnificencia; 14[3836]y que Onías, dirigiéndole la palabra, le había dicho: “Este es el amante de sus hermanos y del pueblo de Israel; este es Jeremías, profeta de Dios, que ruega incesantemente por el pueblo y por toda la Ciudad Santa”; 15y que luego Jeremías extendió su derecha y entregó a Judas una espada de oro, diciéndole: 16“Toma esta santa espada, don de Dios, con la cual derribarás a los enemigos de mi pueblo de Israel.”

Antes del combate

17Animados todos con estas palabras de Judas, las más eficaces para avivar el valor e infundir nuevo aliento en la juventud, resolvieron atacar y combatir vigorosamente a los enemigos, de modo que su esfuerzo decidiese la causa; pues así el Templo como la Ciudad Santa estaban en peligro. 18Y a la verdad, menos cuidado pasaban por sus mujeres, por sus hijos, por sus hermanos y por sus parientes que por la santidad del Templo, que era lo que les causaba el mayor y principal temor. 19Pero los que se hallaban dentro de la ciudad, estaban en grande sobresalto por la suerte de aquellos que iban a entrar en batalla.

Judas implora al Señor en fervorosa oración

20Y cuando ya todos estaban aguardando la decisión del combate, estando ya a la vista los enemigos, el ejército formado en batalla, y los elefantes y caballería colocados en los lugares oportunos; 21considerando el Macabeo la multitud de hombres que venían a dejarse caer sobre ellos; y el vario aparato de armas, y la ferocidad de los elefantes, levantó las manos al cielo, invocando al Señor que obra los prodigios; a Aquel que, no según la fuerza de los ejércitos, sino según su voluntad concede la victoria a los que la merecen. 22[3837]Y le invocó de esta manera: “¡Oh Señor! Tú que en el reinado de Ezequías, rey de Judá, enviaste uno de tus Ángeles, y quitaste la vida a ciento ochenta y cinco mil hombres del ejército de Senaquerib, 23envía también ahora, oh dominador de los cielos, a tu Ángel bueno que vaya delante de nosotros, y haga conocer la fuerza de tu terrible y tremendo brazo; 24a fin de que queden llenos de espanto los que, blasfemando, vienen contra tu santo pueblo.” Así terminó su oración.

La victoria

25Entretanto, venía Nicanor marchando con su ejército al son de trompetas y de canciones. 26Mas Judas y su gente, habiendo invocado a Dios por medio de sus oraciones, acometieron al enemigo; 27[3838]y orando al Señor en lo interior de sus corazones, al mismo tiempo que, espada en mano, cargaban sobre sus enemigos, mataron no menos de treinta y cinco mil, sintiéndose sumamente llenos de gozo por la presencia de Dios. 28Concluído el combate, al tiempo que alegres se volvían ya, supieron que Nicanor con sus armas yacía tendido en el suelo. 29Por lo que alzándose al instante una gritería y estrépito, bendecían al Señor Todopoderoso en su nativo idioma.

Castigo de Nicanor

30Y Judas, que estaba siempre pronto a morir o dar su cuerpo y vida por sus conciudadanos, mandó que se cortase la cabeza y el brazo, junto con el hombro, a Nicanor, y que se los llevasen a Jerusalén. 31Así que él llegó a esta ciudad, convocó cerca del altar a sus conciudadanos y a los sacerdotes, e hizo llamar también a los del alcázar, 32y habiéndoles mostrado la cabeza de Nicanor, y aquella su execrable mano, que con tanto orgullo e insolencia había levantado contra la morada santa de Dios Todopoderoso, 33mandó luego que la lengua de este impío fuese cortada en menudos trozos, y arrojada después para pasto de las aves; y que se colgara enfrente del Templo la mano de aquel insensato.

34Con esto bendijeron todos al Señor del cielo, diciendo: Bendito sea el que ha conservado exento de la profanación su Templo. 35Asimismo hizo colgar la cabeza de Nicanor en lo más alto del alcázar, para que fuese una señal visible y patente de la asistencia de Dios. 36Finalmente, todos unánimes resolvieron que de ningún modo se debía pasar este día sin hacer en él una fiesta particular; 37[3839]y se dispuso que se celebrase esta solemnidad el día trece del mes llamado en lengua siriaca Adar, día anterior al día de Mardoqueo.

Conclusión

38Ejecutadas estas cosas en orden a Nicanor, y hechos dueños los hebreos desde entonces de la ciudad, acabaré yo también con esto mi narración. 39Si ella ha salido bien, y cual conviene a una historia, es ciertamente lo que yo deseaba; pero si, por el contrario, es menos digna del asunto que lo que debiera, se me debe disimular la falta. 40Pues, así como es cosa dañosa el beber siempre vino, o siempre agua, al paso que es grato el usar ora de uno, ora de otro, así también un discurso gustaría poco a los lectores, si el estilo fuese siempre limado. Y con esto doy fin.

LIBROS POÉTICOS Y SAPIENCIALES

INTRODUCCIÓN

A los libros históricos sigue, en el Canon del Antiguo Testamento, el grupo de los libros llamados didácticos (por su enseñanza) o poéticos (por su forma) o sapienciales (por su contenido espiritual), que abarca los siguientes libros: Job, Salmos, Proverbios, Eclesiastés, Cantar de los Cantares, Sabiduría, Eclesiástico. Todos estos son principalmente denominados libros sapienciales, porque las enseñanzas e instrucciones que Dios nos ofrece en ellos, forman lo que en el Antiguo Testamento se llama Sabiduría, que es el fundamento de la piedad. Temer ofender a Dios nuestro Padre, y guardar sus mandamientos con amor filial, esto es el fruto de la verdadera sabiduría. Es decir, que si la moral es la ciencia de lo que debemos hacer, la sabiduría es el arte de hacerlo con agrado y con fruto. Porque ella fructifica como el rosal junto a las aguas (Eclesiástico 39, 11).

Bien se ve cuán lejos estamos de la falsa concepción moderna que confunde sabiduría con el saber muchas cosas, siendo más bien ella un sabor de lo divino, que se concede gratuitamente a todo el que lo quiere (Sabiduría 6, 12 ss.), como un don del Espíritu Santo, y que en vano pretendería el hombre adquirir por sí mismo. Cf. Job 28, 12 ss. La Liturgia cita todos estos libros, con excepción del de Job y el de los Salmos, bajo el nombre genérico de Libro de la Sabiduría, nombre con que el Targum judío designaba el Libro de los Proverbios (Séfer Hokmah).

Los libros sapienciales, en cuanto a su forma, pertenecen al género poético. La poesía hebrea no tiene rima, ni ritmo cuantitativo, ni metro en el sentido de las lenguas clásicas y modernas. Lo único que la distingue de la prosa, es el acento (no siempre claro), y el ritmo de los pensamientos, llamado comúnmente paralelismo de los miembros. Este último consiste en que el mismo pensamiento se expresa dos veces, sea con vocablos sinónimos (paralelismo sinónimo), sea en forma de tesis y antítesis (paralelismo antitético), o aun ampliándolo por una u otra adición (paralelismo sintético). Pueden distinguirse, a veces, estrofas.

Al género poético pertenece también la mayor parte de los libros proféticos y algunos capítulos de los libros históricos, por ejemplo la bendición de Jacob (Génesis 49), el cántico de Débora (Jueces 5), el cántico de Ana (1 Reyes 2), etc.

JOB

# · 1 · 2 · 3 · 4 · 5 · 6 · 7 · 8 · 9 · 10 · 11 · 12 · 13 · 14 · 15 · 16 · 17 · 18 · 19 · 20 · 21 · 22 · 23 · 24 · 25 · 26 · 27 · 28 · 29 · 30 · 31 · 32 · 33 · 34 · 35 · 36 · 37 · 38 · 39 · 40 · 41 · 42

INTRODUCCIÓN

Con el libro de Job volvemos a los tiempos patriarcales. Job, un varón justo y temeroso de Dios, está acosado por tribulaciones de tal manera que, humanamente, ya no puede soportarlas. Sin embargo, no pierde la paciencia, sino que resiste a todas las tentaciones de desesperación, guardando la fe en la divina justicia y providencia, aunque no siempre la noticia del amor que Dios nos tiene, y de la bondad que viene de ese amor (1 Juan 4, 16) y según la cual no puede sucedernos nada que no sea para nuestro bien. Tal es lo que distingue a este santo varón del Antiguo Testamento, de lo que ha de ser el cristiano.

Inicia el autor sagrado su tema con un prólogo (capítulos 1-2), en el cual Satanás obtiene de Dios permiso para poner a prueba la piedad de Job. La parte principal (capítulos 3-42, 6) trata, en forma de un triple diálogo entre Job y sus tres amigos, el problema de por qué debe sufrir el hombre y cómo es compatible el dolor de los justos con la justicia de Dios. Ni Job ni sus amigos saben la verdadera razón de los padecimientos, sosteniendo los amigos la idea de que los dolores son consecuencia del pecado, mientras que Job insiste en que no lo tiene.

En el momento crítico interviene Eliú, que hasta entonces había quedado callado, y lleva la cuestión más cerca de su solución definitiva, afirmando que Dios a veces envía las tribulaciones para purificar y acrisolar al hombre.

Al fin aparece Dios mismo, en medio de un huracán, y aclara el problema, condenando los falsos conceptos de los amigos y aprobando a Job, aunque reprendiéndolo también en parte por su empeño en someter a juicio los designios divinos con respecto a él. ¿Acaso no debemos saber que son paternales y por lo tanto misericordiosos? En el epílogo (capítulo 42, 1-16) se describe la restitución de Job a su estado anterior.

La historicidad de la persona de Job está atestiguada repetidas veces por textos de la Sagrada Escritura (Ezequiel 14, 14 y 20; Tobías 2, 12; Santiago 5, 11), que confirman también su gran santidad. Según la versión griega, Job era descendiente de Abrahán en quinta generación, y se identificaría con Jobab, segundo rey de Idumea. Pero esta versión se aparta considerablemente del original. De todos modos, es cosa admitida, que Job no pertenecía al pueblo que había de ser escogido, lo cual hace más notable su ejemplo.

El autor inspirado que compuso el poema, reuniendo en forma sumamente artística las tradiciones acerca de Job, vivió en una época, en la cual la literatura religiosa estaba en pleno florecimiento, es decir, antes del cautiverio babilónico. No es de negar que el estilo del libro tenga cierta semejanza con el del profeta Jeremías, por lo cual algunos consideran a este como autor, aunque está claro que Jeremías es posterior y reproduciría pasajes de Job. Cf. Jeremías 12, 1 y Job 21, 1; Jeremías 11, 1 y Job 19, 23; Jeremías 20, 14-18 y Job 3, 3-10; Jeremías 20, 11 y Job 3, 11, etc. Otros lo han atribuido al mismo Job, a Eliú, a Moisés, a Salomón, a Daniel. Ya San Gregorio Magno señala la imposibilidad de establecer el nombre del autor.

Job, cubierto de llagas, insultado por sus amigos, padeciendo sin culpa, y presentando a Dios quejas tan desgarradoras como confiadas, es imagen de Jesucristo, y solo así podemos descubrir el abismo de este Libro que es una maravillosa prueba de nuestra fe. Porque toda la fuerza de la razón nos lleva a pensar que hay injusticia en la tortura del inocente. Y es Dios mismo quien se declara responsable de esas torturas. Esta prueba nos hace penetrar en el gran misterio de “injusticia” que el amor infinito del Padre consumó a favor nuestro: hacer sufrir al Inocente, por salvar a los culpables. ¡Y el castigado era SU HIJO único!

Las lecciones del Oficio de Difuntos están tomadas totalmente del Libro de Job y comprenden sucesivamente los siguientes pasajes: 7, 16-21; 10, 1-7, 8-12; 13, 22-28; 14, 1-6, 13-16; 17, 1-3, 11-15; 19, 20-27; 10, 18-22.

PRÓLOGO

JOB 1

Job, varón justo y recto

1[3840]Había en tierra de Us un varón que se llamaba Job; era hombre perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal. 2Le nacieron siete hijos y tres hijas, 3[3841]y poseía siete mil ovejas, tres mil camellos, quinientas yuntas de bueyes, quinientas asnas, y muy numerosa servidumbre. Era así aquel hombre más poderoso que todos los orientales.

4Sus hijos solían visitarse el uno al otro en sus casas y celebrar banquetes, cada cual en su día, e invitaban también a sus tres hermanas a comer y beber con ellos. 5[3842]Concluido el turno de los días del convite, Job los hacía venir, y los santificaba. Madrugando por la mañana ofrecía holocaustos conforme al número de todos ellos; pues decía Job: “Quizá hayan pecado mis hijos, y maldecido a Dios en sus corazones.” Así obraba Job siempre.

Dios da a Satanás poder sobre Job

6[3843]Un día cuando los hijos de Dios fueron a presentarse delante de Yahvé, vino también entre ellos Satanás. 7Y dijo Yahvé a Satanás: “¿De dónde vienes?” Respondió Satanás a Yahvé y dijo: “Acabo de dar una vuelta por la tierra y pasearme por ella.” 8[3844]Y preguntó Yahvé a Satanás: “¿Has reparado en mi siervo Job?, pues no hay ninguno como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal.” 9[3845]Respondió Satanás a Yahvé, y dijo: “¿Acaso teme Job a Dios desinteresadamente? 10¿No le has rodeado con tu protección por todas partes a él, su casa y todo cuanto tiene? Has bendecido la obra de sus manos, y su hacienda se ha multiplicado sobre la tierra. 11Pero anda, extiende tu mano y toca cuanto es suyo, y verás cómo te maldice en la cara.” 12[3846]Dijo entonces Yahvé a Satanás: “He aquí que todo cuanto tiene está en tu mano; pero no extiendas tu mano contra su persona.” Con esto se retiró Satanás de la presencia de Yahvé.

Job privado de sus bienes

13Ahora bien, mientras un día sus hijos y sus hijas estaban comiendo y bebiendo vino en casa de su hermano mayor, 14llegó un mensajero a Job y dijo: “Estaban los bueyes arando, y las asnas paciendo junto a ellos, 15[3847]cuando cayeron sobre ellos los sabeos y se los llevaron, pasando a cuchillo a los siervos. Y yo solo he escapado para traerte la noticia.”

16[3848]Todavía estaba este hablando, cuando llegó otro, que dijo: “Fuego de Dios ha caído del cielo, que abrasó a las ovejas y a los siervos, devorándolos; yo solo he podido escapar para traerte la noticia.”

17[3849]Todavía estaba este hablando, cuando vino otro, que dijo: “Los caldeos, divididos en tres cuadrillas, cayeron sobre los camellos y se los llevaron, pasando a cuchillo a los siervos; y yo solo he escapado para traerte la noticia.”

18Aún estaba este hablando, cuando entró otro y dijo: “Mientras tus hijos y tus hijas estaban comiendo y bebiendo vino en casa de su hermano mayor, 19sobrevino del otro lado del desierto un gran viento, que sacudió las cuatro esquinas de la casa, la cual cayó sobre los jóvenes, que quedaron muertos; y yo solo he escapado para traerte la noticia.”

En la adversidad Job bendice a Dios

20[3850]Entonces Job se levantó, rasgó su manto y se rapó la cabeza. Y postrado en tierra adoró, 21[3851]y dijo:

“Desnudo salí de las entrañas de mi madre

y desnudo volveré allá.

Yahvé lo ha dado, Yahvé lo ha quitado.

¡Sea bendito el nombre de Yahvé!”

22En todo esto no pecó Job, ni dijo palabra insensata contra Dios.

JOB 2

Job herido con una plaga maligna

1Sucedió que un día se presentaron los hijos de Dios delante de Yahvé, y en medio de ellos vino también Satanás a ponerse en su presencia. 2[3852]Dijo Yahvé a Satanás: “¿De dónde vienes?” Satanás respondió a Yahvé y dijo: “Acabo de dar una vuelta por la tierra y pasearme por ella.” 3Preguntó Yahvé a Satanás: “¿Has reparado en mi siervo Job?, pues no hay ninguno como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal, que persevera en su integridad, aunque tú me has incitado contra él, para perderle sin causa.” 4[3853]Respondió Satanás a Yahvé y dijo: “Piel por piel; porque todo cuanto tiene el hombre lo da por su vida. 5[3854]Pero anda, extiende tu mano y toca su hueso y carne, y verás cómo te maldice en la cara.” 6Dijo, pues, Yahvé a Satanás: “He aquí que en tu mano está, pero consérvale la vida.”

7[3855]Salió Satanás de la presencia de Yahvé, e hirió a Job con una úlcera maligna desde la planta de los pies hasta la coronilla de la cabeza. 8[3856]Entonces este sentado sobre ceniza, tomó un casco de teja para rasparse con él (la podredumbre). 9[3857]Su mujer le dijo:

“¿Todavía perseveras en tu rectitud?

¡Maldice a Dios, y muérete!”

10[3858]Mas él le dijo:

“Hablas como una mujer necia.

Si hemos aceptado el bien de parte de Dios,

¿no hemos de aceptar también el mal?”

En todo esto no pecó Job con sus labios.

Vienen los amigos de Job

11[3859]Cuando los tres amigos de Job, Elifaz lemanita, Bildad suhita y Sofar naamatita, supieron toda esta calamidad que le había sobrevenido, vinieron cada uno de su lugar, porque habían concertado ir a darle el pésame y consolarlo. 12Mas cuando desde lejos alzaron los ojos no lo reconocieron; por lo cual levantaron su voz y lloraron; y rasgando cada uno su manto, esparcieron polvo por el aire sobre sus cabezas; 13[3860]y quedaron con él sentados en tierra siete días y siete noches, sin hablarle palabra, pues veían que su dolor era muy grande.

I. DISCUSIÓN DE JOB CON SUS AMIGOS

JOB 3

1[3861]Después de esto abrió Job su boca y maldijo el día de su nacimiento. 2Tomando Job la palabra dijo:

3“¡Perezca el día en que nací,

y la noche que dijo: Ha sido concebido varón!

4Conviértase aquel día en tinieblas;

no pregunte por él Dios desde lo alto,

ni resplandezca sobre él la luz.

5Oscurézcanlo tinieblas y sombra de muerte;

cúbralo densa niebla,

sea espantosa la negrura de aquel día.

6Apodérese de aquella noche la oscuridad;

no se mencione entre los días del año,

ni se registre en el cómputo de los meses.

7Cuéntese aquella noche entre las estériles,

en que no se oye canto de alegría.

8[3862]Maldíganla los que saben maldecir los días,

los que saben despertar a Leviatán.

9Eclípsense las estrellas de sus albores;

espere la luz, que nunca le venga,

no vea jamás los párpados de la aurora;

10por cuanto no cerró las puertas del seno

y no ocultó a mis ojos los dolores.

11¿Por qué no morí en el seno de mi madre,

ni expiré al salir de sus entrañas?

12[3863]¿Por qué me acogieron las rodillas (de mi padre),

y los pechos para que mamara?

13[3864]Pues ahora reposaría yo en el silencio,

dormiría, y así tendría reposo,

14[3865]con los reyes y consejeros de la tierra,

que se edificaron mausoleos,

15o con los príncipes que tenían oro,

y llenaron sus casas de plata;

16o no existiría, como aborto secreto,

como los niños que no llegan a ver la luz.

17[3866]Allí los malvados cesan de hacer violencias,

descansan los fatigados,

18gozan los cautivos todos de paz,

no oyen ya la voz del sobrestante.

19Allí se hallan chicos y grandes,

y también el siervo libre de su amo.

20¿Por qué conceder luz a los desdichados,

y vida a los amargos de espíritu?

21A los que esperan la muerte, que no viene,

aunque la buscan

cavando con más empeño que un tesoro.

22Se alegran con júbilo

y son felices al hallar el sepulcro.

23¿(Por qué dar vida) al hombre

cuyo camino está encubierto,

y a quien Dios tiene cercado?

24[3867]En vez de comer me alimento con suspiros,

y mis gemidos se derraman como agua.

25[3868]Lo que temía, eso me ha sucedido,

y lo que recelaba, eso me ha sobrevenido.

26Estoy sin tranquilidad, sin paz, sin descanso,

se ha apoderado de mí la turbación.”

JOB 4

Primer discurso de Elifaz

1[3869]Entonces Elifaz temanita tomó la palabra y dijo:

2“¿Te molestará por ventura si osamos hablarte?

Mas ¿quién puede contener las palabras?

3Mira, tú has enseñado a muchos,

y a las manos débiles dabas fuerza.

4Tus palabras sostenían a los que tropezaban,

fortalecías las rodillas que vacilaban.

5[3870]Y ahora que a ti te ha llegado el turno, estás abatido;

si Él te toca a ti, quedas turbado.

6¿No existe ya tu temor (a Dios),

tu confianza, ni esperanza,

y la rectitud de tu vida?

7Recuerda bien si pereció jamás inocente alguno,

¿y dónde han sido exterminados los justos?

8Por lo que siempre he visto,

los que aran la iniquidad

y siembran el mal,

eso mismo cosechan,

9Perecen al soplo de Dios,

los consume el aliento de su ira.

10[3871]El bramido del león, la voz del rugiente,

y los dientes del leoncillo se quiebran.

11Perece el león por falta de presa,

y los cachorros de la leona andan dispersos.

12En el silencio me llegó una palabra,

mi oído solo percibió un murmullo.

13Agitado por visiones nocturnas,

cuando en profundo sueño caen los hombres,

14se apoderó de mí un susto y espanto

que estremeció todos mis huesos.

15Pasó por delante de mí un espíritu

que erizó los pelos de mi cuerpo.

16Se detuvo, pero no pude conocer su rostro;

estaba cual espectro ante mis ojos;

y en el silencio oí una voz (que decía):

17[3872]«¿Acaso el hombre es más justo que Dios?

¿el mortal más puro que su Hacedor?»

18[3873]Si Él ni de sus mismos ministros se fía,

y aun en sus ángeles descubre faltas,

19¿cuánto más en los que habitan en casas de barro,

cuyos fundamentos son de polvo

y serán roídos (como) por la polilla?

20De la noche a la mañana son exterminados,

perecen para siempre sin que nadie repare en ello.

21[3874]Se les corta el hilo de su (vida);

mueren sin sabiduría.

JOB 5

Continuación del primer discurso de Elifaz.

1[3875]Llama, pues, si hay quien te responda.

¿A cuál de los santos te dirigirás?

2[3876]Porque al necio le mata la cólera,

y al fatuo la envidia.

3[3877]Yo vi al necio echar raíces,

y al instante maldije su morada.

4[3878]Sus hijos no podrán prosperar;

hollados serán en la puerta, sin haber quien los libre.

5Su cosecha la devoran los hambrientos,

la hurtan detrás (del cerco) de espinos;

y los sedientos se sorben su riqueza.

6[3879]Pues no del polvo nace la calamidad,

ni del suelo brotan los trabajos,

7[3880]ya que el hombre nace para el trabajo,

como el ave para volar.

8[3881]Yo (en tu lugar) acudiría a Dios,

y a Él le encomendaría mi causa;

9[3882]Él hace cosas grandes e inescrutables,

maravillas que nadie puede enumerar;

10derrama la lluvia sobre la tierra,

y envía las aguas sobre los campos.

11Ensalza a los humildes

Y eleva al afligido a lugar seguro;

12desbarata las tramas del astuto,

para que sus manos no puedan realizar sus proyectos.

13[3883]Prende a los sabios en su propia red,

y los designios de los arteros quedan frustrados.

14En pleno día tropiezan con tinieblas,

andan a tientas al mediodía,

como si fuese de noche.

15Entretanto (Dios) salva al desvalido

de la espada de sus lenguas,

y de la mano del poderoso.

16Por eso el débil tiene esperanza,

y la injusticia tiene que callarse.

17Feliz el hombre a quien Dios corrige.

No desprecies la corrección del Omnipotente.

18Él hace la llaga, y la venda;

Él hiere y sana con sus manos.

19[3884]De seis angustias te sacará,

y en la séptima no te tocará el mal.

20En tiempos de hambre te salvará de la muerte,

y en la guerra, del poder de la espada.

21Te preservará del azote de la lengua,

y no temerás si vinieren calamidades.

22Te reirás de la devastación y del hambre,

y no temerás a las fieras salvajes.

23[3885]Pues estarás en alianza

con las piedras del campo,

y las fieras del campo

vivirán en paz contigo.

24Conocerás que reina la paz en tu tienda;

visitarás tus apriscos,

y nada echarás de menos.

25Verás numerosa tu descendencia,

y tu prole como la hierba del campo.

26Entrarás en el sepulcro en plena madurez

cual gavilla segada a su tiempo.

27Esto es lo que hemos visto. Así es.

Óyelo bien y medítalo para tu provecho.”

JOB 6

Respuesta de Job a Elifaz

1[3886]Respondió Job y dijo:

2“¡Oh! ¡Si pudiera pesarse mi aflicción,

ponerse en balanza toda mi calamidad!

3Pesarían más que la arena del mar.

Por eso mis palabras son sin moderación.

4Pues las saetas del Omnipotente

se han clavado en mí,

y mi espíritu bebe su veneno;

los terrores de Dios me combaten.

5[3887]¿Acaso el asno montés rebuzna teniendo hierba?

¿muge el buey si tiene su forraje?

6¿Acaso se puede comer un manjar insípido, sin sal,

o gustar el jugo de plantas sin sabor?

7Las cosas que mi alma rehúsa tocar,

son mi repugnante comida.

8¡Ojalá que se cumpliese mi petición!

y que Dios me diera lo que deseo:

9que quiera Dios acabar conmigo,

que soltara su mano

para cortarme (la vida).

10[3888]Entonces me quedaría al menos este consuelo,

—y por eso brincaría de gozo aunque Él me aplasta—

que no he traspasado las palabras del Santo.

11[3889]Pero ¿cuál es mi fuerza para esperar todavía,

y cuál mi fin, para tener aún paciencia?

12¿Es acaso mi fuerza la de las piedras;

o es de bronce mi carne?

13¿No estoy privado de toda ayuda?

¿No se ha apartado de mí todo auxilio?

14El abatido tiene derecho

a la compasión de su amigo,

a menos que este abandone el temor del Omnipotente.

15[3890]Mis hermanos son falaces

como un arroyo seco,

pasan como las aguas torrenciales,

16turbias a causa del hielo

y de la nieve que en ellas se oculta;

17cuando viene el calor desaparecen;

a los (primeros) calores su cauce se seca;

18se pierden en el curso de su camino,

se evaporan y perecen.

19[3891]Las caravanas de Temá van en su busca,

suspiran por ellas los mercaderes de Sabá;

20[3892]más su esperanza será frustrada,

llegados a ellas quedan defraudados.

21Así sois ahora vosotros para mí;

os espantáis, viendo mis males.

22¿Acaso os he pedido: “Dadme algo;

dejadme participar de vuestros bienes.”

23O bien: “Libradme del enemigo,

salvadme del poder del opresor”?

24Enseñadme, y yo callaré;

explicadme en qué he errado.

25¡Qué fuerza tienen las palabras rectas!

pero ¿a qué viene vuestra censura?

26[3893]¿Pensáis acaso en censurar palabras?

Las palabras de un desesperado ¿no son como viento?

27[3894]¡Oh! vosotros tendéis (un lazo) sobre el huérfano,

y caváis (una fosa) a vuestro amigo.

28Ahora volveos, por favor, hacia mí,

porque (juro) ante vosotros

que no voy a mentiros en vuestra cara.

29¡Reparad, os ruego; no seáis injustos!

Reflexionad de nuevo,

y mi inocencia se hará manifiesta.

30¿Hay acaso en mi lengua iniquidad?

¿Puede mi paladar ya no distinguir la maldad?

JOB 7

Job continúa su defensa

1[3895]Milicia es la vida del hombre sobre la tierra;

como los del jornalero son sus días.

2Como el siervo suspira por la sombra,

y como el jornalero espera su salario;

3así heredé meses de calamidad,

y noches de dolor me tocaron en suerte.

4Si me acuesto, digo:

“¿Cuándo me levantaré?”

Mas la noche es larga, y me canso,

dándome vuelta hasta el alba.

5[3896]Mi carne está cubierta de gusanos

y de una costra de barro;

mi piel se rompe y se deshace.

6[3897]Mis días pasan

más ligeros que la lanzadera,

y desaparecen sin esperanza.

7[3898]Acuérdate de que mi vida es un soplo;

mis ojos ya no verán la felicidad.

8No me verá más el ojo del que ahora me ve;

apenas tus ojos me ven, y ya no subsisto.

9La nube se disipa y pasa;

así no sube más el que desciende al sepulcro.

10No volverá más a su casa,

ni le reconocerá su lugar.

11[3899]Por eso, no refrenaré mi lengua,

hablaré en la angustia de mi espíritu,

me quejaré en la amargura de mi alma.

12[3900]¿Soy yo el mar, o algún monstruo marino,

para que me tengas encerrado con guardias?

13Cuando digo:

Mi lecho me consolará, mi cama aliviará mi pesar,

14entonces me aterras con sueños,

y me espantas con visiones.

15Por eso prefiero ser ahogado,

deseo la muerte para estos mis huesos.

16[3901]Tengo asco; no quiero vivir más;

déjame, ya que mi vida es un soplo.

17[3902]¿Qué es el hombre,

para que tanto le estimes,

y fijes en él tu atención,

18para que le visites cada mañana,

y a cada momento le pruebes?

19¿Cuándo cesarás de mirarme,

y me das tiempo para tragar mi saliva?

20[3903]Si he pecado, ¿qué te he hecho con eso,

oh Guardador de los hombres?

¿Por qué me pones por blanco a mí,

que soy una carga para mí mismo?

21[3904]¿Por qué no perdonas mi pecado

ni borras mi iniquidad?

Pues pronto me dormiré en el polvo;

y si me buscas, ya no existiré.”

JOB 8

Primer discurso de Baldad

1[3905]Entonces tomó la palabra Baldad suhita y dijo:

2“¿Hasta cuándo hablarás de este modo

y serán las palabras de tu boca

cual viento tempestuoso?

3[3906]¿Acaso Dios tuerce el derecho,

o pervierte el Omnipotente la justicia?

4Si tus hijos contra Él pecaron,

Él los ha castigado ya

a causa de sus transgresiones.

5[3907]Pero tú, si buscas solícito a Dios,

e imploras al Todopoderoso,

6y eres puro y recto,

al punto Él velará sobre ti,

y prosperará la morada de tu justicia.

7Tu anterior estado será poca cosa,

pues tu porvenir será muy grande.

8Pregunta, si quieres,

a las generaciones pasadas,

respeta la experiencia de los padres;

9pues de ayer somos y nada sabemos,

y nuestros días sobre la tierra pasan como la sombra.

10Ellos te instruirán, ellos hablarán contigo,

y de su corazón sacarán estas palabras:

11¿Puede crecer el papiro sin humedad,

el junco elevarse sin agua?

12Estando aún en flor,

y sin ser cortado se seca

antes que cualquier otra hierba.

13Así será el fin de todos los que se olvidan de Dios;

se desvanecerá la esperanza del impío;

14[3908]su seguridad le será cortada,

y su confianza va a ser como telaraña.

15Se apoya sobre su casa,

mas esta no se mantiene,

se aferra a ella y no resiste.

16Está en su lozanía ante el sol,

sus renuevos exceden de su huerto,

17sus raíces se entrelazan

sobre el montón de piedras,

hundiéndose hasta donde está la roca;

18más cuando se lo arranca de su lugar,

este lo desconoce (diciendo):

«Nunca te he visto.»

19No es otro el gozo

que está al fin de su camino,

y de su polvo nacerán otros.

20He aquí que Dios no desecha al justo,

ni da la mano a los malvados.

21Algún día rebosará de risa tu boca,

y tus labios de júbilo.

22[3909]Los que te aborrecen

se cubrirán de ignominia,

y la tienda de los impíos dejará de existir.”

JOB 9

Respuesta de Job a Baldad

1Respondió Job y dijo:

2[3910]“Bien sé que es así.

¿Cómo puede el hombre ser justo frente a Dios?

3Si pretendiera contender con él,

de mil (cargos) no respondería a uno solo.

4Él es sabio de corazón,

poderoso y fuerte;

¿quién se le opuso y le salió bien?

5Él traslada los montes, sin que sepan

quién los trastorna en su ira.

6Él remueve la tierra de su sitio,

y sus columnas son sacudidas.

7[3911]Él manda al sol, y este no sale,

y encierra bajo sello las estrellas.

8Él solo extiende los cielos,

y anda sobre las olas del mar.

9[3912]Él hizo la Osa, el Orión y las Pléyades,

las constelaciones del cielo austral.

10Él hace cosas grandes e insondables,

y maravillas sin cuento y número.

11He aquí que pasa junto a mí, y yo no le veo;

y si se retira, tampoco lo advierto.

12Si Él toma una presa

¿quién hará que la devuelva?

¿quién podrá decirle: «¿Qué es lo que haces?»

13[3913]Él es Dios, no hay quien pueda doblegar su ira;

debajo de Él se encorvan los auxiliares de Rahab.

14¿Cuánto menos podré yo responderle,

elegir mis palabras frente a Él?

15[3914]Aun teniendo yo razón, nada le respondería;

imploraría la clemencia del que me juzga.

16Aun cuando respondiera a mis clamores,

no creería que había escuchado mi voz,

17Él, que me aplasta con un torbellino,

y multiplica mis llagas sin causa.

18No me deja respirar

y me harta de amargura.

19Si se trata de fuerza, el poderoso es Él,

y si de justicia (dice): «¿Quién me emplazará?»

20[3915]Aun cuando yo tuviera razón mi boca me condenaría,

aunque fuera inocente, me declararía culpable.

21Soy inocente, pero no me importa mi existencia,

no hago caso de mi vida.

22Es todo lo mismo; por eso he dicho:

«Él acaba con el inocente como con el impío.»

23[3916]¡Si al menos el azote matase de repente!

Él se ríe de la prueba de los inocentes.

24La tierra ha sido entregada en manos de los malvados;

Él mismo tapa el rostro de sus jueces.

Si no es Él, ¿quién lo será?

25Mis días pasaron más veloces que un correo,

huyen sin ver cosa buena;

26pasan como las naves de junco,

cual águila que se arroja sobre la presa.

27Si digo: «Olvidaré mis quejas,

voy a mudar mi semblante, y me regocijaré»,

28me espantan todos mis dolores,

pues sé que Tú no me declaras inocente.

29Y si soy juzgado culpable,

¿por qué fatigarme en vano?

30Aunque me lavara con agua de nieve,

y con lejía limpiara mis manos,

31[3917]Tú me sumergirías en el fango,

y hasta mis vestidos me darían asco.

32[3918]Porque Él no es un hombre como yo,

a quien se pudiera decir:

«¡Vamos juntos a juicio!»

33[3919]No hay entre nosotros árbitro

que ponga la mano sobre entrambos.

34[3920]Aparte Él de mí su vara,

y no me espante su terror:

35entonces hablaré, sin tenerle miedo,

porque así como estoy, no me conozco a mí mismo.”

JOB 10

Continúa la respuesta de Job a Baldad

1[3921]“Tedio de vida tiene mi alma,

daré libre curso a mis quejas;

hablaré con la amargura de mi alma.

2Diré a Dios: «No me condenes»;

dime por qué contiendes conmigo.

3Te parece acaso bien oprimirme,

desechar la obra de tus manos,

y favorecer los designios de los malvados?

4[3922]¿Tienes Tú ojos de carne,

y miradas como miradas de hombre?

5¿Son tus días

como los días de los mortales,

y tus años como los años humanos,

6para que vayas inquiriendo mi culpa

y buscando mi pecado,

7[3923]aunque sabes que no soy malo,

y que nadie puede librarme de tu mano?

8Tus manos me han plasmado

y me han hecho todo entero

¿y ahora quieres destruirme?

9Recuerda que me formaste como barro,

y ahora me reduces a polvo.

10[3924]¿No me vaciaste como leche,

y cual queso me cuajaste?

11De piel y de carne me revestiste,

y me tejiste de huesos y nervios;

12[3925]vida y favores me has concedido,

y tu protección me ha conservado la vida.

13[3926]Mas lo guardaste en tu corazón;

bien sé que esto era tu designio.

14Si peco, Tú me observas;

y no me perdonarás mi culpa.

15Si hago mal, ¡ay de mí!

y si soy inocente

ni aun así puedo alzar mi cabeza,

harto como estoy de oprobio

y viendo mi miseria.

16Y si la alzo, me das caza como león,

repites contra mí tus terrores;

17renuevas tus pruebas contra mí,

y acrecientas conmigo tu saña,

me atacan cada vez nuevos ejércitos (de males).

18¿Por qué me sacaste del seno materno?

Estaría ahora muerto,

sin que ojo alguno me hubiera visto.

19Sería como si nunca hubiese existido,

llevado del seno materno al sepulcro.

20¿No son pocos mis días?

Que Él me deje pues,

y que se retire de mí

para que pueda alegrarme un poco,

21[3927]antes que me vaya, para no volver,

a la tierra de tiniebla

y de sombra de muerte,

22tierra de tiniebla,

parecida a densísima lobreguez,

sombra de muerte, sin orden alguno,

cuya luz es semejante a espesas tinieblas.”

JOB 11

Primer discurso de Sofar

1[3928]Entonces Sofar naamatita tomó la palabra y dijo:

2[3929]“¿Acaso no hay que contestar

al que vomita palabras?

¿el hombre verboso ha de tener razón?

3¿Tu palabrería hará callar a los hombres?

y cuanto te burlas,

¿no habrá quien te confunda?

4[3930]Tú has dicho: “Mi doctrina es pura,

y limpio estoy ante tus ojos.”

5¡Ojalá que hablase Dios

y abriera sus labios contra ti,

6para descubrirte

los arcanos de la sabiduría!

—pues son muy diversos sus designios—

entonces verías que Dios castiga

solamente una parte de tu culpa.

7¿Pretendes acaso penetrar

en las profundidades de Dios,

hasta la perfección del Omnipotente?

8[3931]Es más alta que el cielo,

¿qué podrás hacer?

más honda que el scheol,

¿cómo podrás conocerlo?

9más extensa que la tierra,

y más ancha que el mar.

10Si Él acomete, cerrando el paso,

y llama a juicio,

¿quién podrá disuadírselo?

11Porque Él conoce a los perversos,

y ve la iniquidad,

aunque parece disimularla.

12[3932]¿Puede acaso el necio pasar por inteligente,

el pollino del asno montés por hombre?

13Si tú dispones tu corazón,

y levantas hacia Él tus manos,

14si alejas la iniquidad

que hay en tus manos,

y no permites a la maldad

que habite bajo tu tienda,

15entonces alzarás tu rostro sin mácula,

te sentirás seguro,

y nada temerás;

16te olvidarás de los dolores,

y si de ellos te acuerdas

es como de aguas que pasaron.

17[3933]Entonces tu vida surgirá

más resplandeciente que el mediodía,

las tinieblas te serán como la mañana,

18[3934]tendrás seguridad

por tener esperanza,

echarás una mirada en torno,

y dormirás tranquilo;

19te acostarás,

y no habrá quien te espante,

y muchos acariciarán tu rostro.

20Pero los ojos de los impíos desfallecerán;

para ellos no habrá escape alguno;

su esperanza será exhalar el alma.”

JOB 12

Respuesta de Job a Sofar

1Respondió Job y dijo:

2[3935]“De veras, vosotros sois hombres,

y con vosotros morirá la sabiduría.

3[3936]También yo tengo seso como vosotros;

ninguna ventaja tenéis sobre mí;

¿y quién no sabe lo que decís?

4[3937]¡Ludibrio soy de mis amigos!

¡Yo, que clamaba a Dios,

y Él le respondía!

¡Yo, el recto e inocente,

ahora objeto de oprobio!

5[3938]¡Ignominia al que sufre!

—así piensa el que vive sin cuidados—.

¡Caiga desprecio

sobre aquel cuyo pie resbala!

6[3939]Las guaridas de los salteadores gozan de paz,

seguros están los que irritan a Dios;

a ellos Dios se lo otorga (todo).

7[3940]Pregunta, te ruego, a las bestias,

y ellas te enseñarán,

a las aves del cielo, y te lo dirán;

8o habla con la tierra,

y ella te instruirá;

te lo contarán los peces del mar.

9¿Quién de todos estos seres no sabe

que la mano de Yahvé

ha hecho (todas) las cosas?

10En su mano está el alma de todo viviente,

y el soplo de toda carne humana.

11[3941]¿No se ha hecho el oído para discernir las palabras;

el paladar para gustar los manjares?

12[3942]En los ancianos reside la sabiduría,

y en la larga vida la prudencia;

13con Él, empero, están la sabiduría y el poder,

suyo es el consejo y suya la inteligencia.

14[3943]Lo que Él derriba, no será reedificado;

si Él encierra al hombre, no hay quien lo libre.

15[3944]Si detiene las aguas, estas se secan;

si las suelta, devastan la tierra.

16En Él están el poder y el saber,

suyos son el engañado y el que engaña.

17Él hace andar a los consejeros

privados (de consejo),

y entontece a los jueces.

18[3945]Él quita a los reyes la faja,

y les ciñe los lomos, con una soga.

19[3946]Hace andar a los sacerdotes descalzos,

y a los grandes derriba.

20Quita el habla a los más respetados,

y a los ancianos los priva del juicio.

21Vacía desprecio sobre los príncipes,

y afloja el cinto de los fuertes.

22[3947]Descubre lo oculto en las tinieblas,

y saca a luz la sombra de la muerte.

23Da prosperidad a los pueblos y los destruye,

dilata a las naciones, y las reduce.

24[3948]Quita la inteligencia a los príncipes de los pueblos de la tierra,

y los hace vagar por un desierto sin camino;

25[3949]andan a tientas en tinieblas, sin tener luz;

Él los hace errar como a embriagados.”

JOB 13

Continúa la defensa de Job

1“Todo esto lo han visto mis ojos;

mis oídos lo han oído

y lo comprendieron.

2Lo que vosotros sabéis,

lo sé yo también,

no soy inferior a vosotros.

3Mas quiero hablar con el Todopoderoso,

mi anhelo es discutir con Dios.

4[3950]Vosotros fraguáis mentiras;

sois médicos inútiles todos.

5[3951]Callaos, por fin;

que os será reputado por sabiduría.

6Oíd, por favor, mi defensa

y prestad atención a las razones

que alega mi boca.

7[3952]¿Queréis acaso hablar falsedades

en favor de Dios,

decir mentiras en obsequio suyo?

8[3953]¿Pretendéis prestarle favores,

patrocinar la causa de Dios?

9¿Os sería grato que Él os sondease,

o pensáis engañarlo

como se engaña a un hombre?

10[3954]Os reprenderá sin falta,

si solapadamente sois parciales.

11¿No os causa miedo su majestad?

¿No caerá sobre vosotros su espanto?

12Vuestros argumentos son necedades,

y vuestras fortalezas, fortalezas de barro.

13[3955]Callaos, que yo hablaré;

venga sobre mí lo que viniere.

14[3956]Sea lo que fuere,

tomaré mi carne entre mis dientes,

y pondré mi alma en mi mano.

15[3957]Aunque Él me matase y yo nada tuviese que esperar,

defendería ante Él mi conducta.

16Al fin Él mismo me defenderá;

porque el impío no puede comparecer en su presencia.

17Escuchad atentamente mi palabra,

mis argumentos os penetren el oído.

18Tengo bien preparada (mi) causa,

y sé que seré justificado.

19¿Quién quiere litigar conmigo?

pues si yo callara, me moriría.

20Solo dos cosas alejes de mí;

y no me esconderé de tu presencia:

21que retires de mí tu mano,

y no me espanten más tus terrores.

22Luego llama, y yo contestaré;

o hablaré yo, y Tú me respondes.

23¿Cuántos son mis delitos y pecados?

Dime mis faltas y transgresiones.

24¿Por qué ocultas tu rostro,

y me tienes por enemigo tuyo?

25¿Quieres aterrar una hoja

que lleva el viento,

perseguir una paja reseca?

26Porque decretas contra mí

penas tan amargas,

y me imputas las faltas de mi mocedad.

27Pones mis pies en el cepo,

observas todos mis pasos

y acechas las plantas de mis pies.

28Me consumo como un (leño) carcomido,

como ropa roída por la polilla.”

JOB 14

Job sigue contestando a Sopar

1[3958]“El hombre, nacido de mujer,

vive corto tiempo, y se harta de miserias.

2Brota como una flor,

y se marchita,

huye como la sombra,

y no tiene permanencia.

3¿Sobre un tal abres Tú los ojos,

y me citas a juicio contigo?

4[3959]¡Oh, si se pudiera sacar cosa limpia de lo inmundo!

Nadie lo puede.

5Ya que Tú has determinado los días (del hombre)

y fijado el número de sus meses;

le señalaste un término que no puede traspasar;

6[3960]aparta de él tu mirada para que repose,

hasta que, como el jornalero cumpla sus días.

7El árbol tiene esperanza;

siendo cortado, no deja de retoñar,

y no cesan sus renuevos.

8Aun cuando envejeciere su raíz en la tierra,

y haya muerto en el polvo su tronco,

9sintiendo el agua retoña,

y echa ramas como planta (nueva).

10EI hombre si muere, queda postrado;

si expira, ¿dónde va a parar?

11Como las aguas del lago se están evaporando

y el río se agota y se seca,

12[3961]así el hombre cuando se acuesta no se levanta más.

No despertará, hasta que se hayan consumido los cielos;

ni se levantará de su sueño.

13[3962]¡Ojalá me escondieras en el scheol,

para ocultarme hasta que pase tu ira;

y me fijases un plazo para acordarte de mí!

14[3963]Muerto el hombre ¿podrá volver a vivir?

entonces todos los días de mi milicia

esperaría la hora de mi relevo.

15Entonces respondería a tu llamado,

y Tú amarías la obra de tus manos.

16Pero ahora cuentas mis pasos,

tienes el ojo abierto sobre mi pecado.

17Sellada está en una bolsa mi delito,

y tienes encerrada mi iniquidad.

18Como un monte se deshace cayendo,

y la peña se traslada de su lugar;

19y como el agua cava las piedras,

y sus inundaciones se llevan el polvo de la tierra,

desbaratas Tú la esperanza del hombre.

20[3964]Prevaleces contra él por siempre,

y así desaparece;

desfiguras su rostro, y lo eliminas.

21Sean honrados sus hijos, él no lo sabe;

o sean abatidos, él no se da cuenta de ello.

22Solo siente los propios dolores,

solo por sí misma se aflige su alma.”

JOB 15

Segundo discurso de Elifaz

1[3965]Entonces Elifaz temanita tomó la palabra y dijo:

2“¿Es acaso de sabios

responder con argumentos vanos,

y llenarse el pecho de viento,

3arguyendo con palabras inútiles,

y con razones sin valor?

4[3966]De veras, tú destruyes la piedad

y socavas el temor de Dios.

5Porque tu boca revela tu iniquidad,

adoptas el lenguaje de los arteros.

6Tu propia boca, y no yo, te condena,

tus mismos labios testifican contra ti.

7¿Naciste tú el primero de los hombres,

saliendo a la luz antes que los montes?

8¿Escuchaste tú los secretos de Dios,

secuestraste para ti la sabiduría?

9¿Qué sabes tú, que no sepamos nosotros?

¿En qué nos supera tu sabiduría?

10[3967]También entre nosotros

hay cabezas canas y hombres de edad,

más avanzados en días que tu padre.

11[3968]¿Acaso tienes en poco

las consolaciones de Dios,

y las suaves palabras que se te dicen.

12¿Adónde te lleva tu corazón,

y qué significa el pestañeo de tus ojos?

13¿Por qué diriges contra Dios tu ira,

y profiere tu boca tales palabras?

14[3969]¿Qué es el hombre para aparecer inocente;

el nacido de mujer, para ser justo?

15[3970]Pues Él no se fía ni de sus santos;

los mismos cielos no están limpios a su vista;

16¿cuánto menos este ser,

abominable y perverso, el hombre,

que bebe como agua la iniquidad?

17Te voy a enseñar; escúchame;

te voy a contar lo que he visto,

18lo que los sabios enseñan

sin ocultar nada,

— (como lo recibieron) de sus padres—

19pues a ellos solos fue dado el país,

y no pasó extraño alguno entre ellos.

20Todos sus días el impío es atormentado;

y el tirano ignora el número de sus años.

21[3971]Voz de angustia suena en sus oídos;

en plena paz le asalta el devastador.

22Él mismo pierde la esperanza

de escapar a las tinieblas;

se siente amenazado de la espada;

23[3972]vaga buscando alimento,

(diciendo): ¿En dónde está?

sabe que es inminente

el día de las tinieblas;

24le aterran angustia y tribulación,

le acometen como un rey

listo para la guerra.

25Pues extendió su mano contra Dios,

se exaltó contra el Todopoderoso.

26Corre contra Él, erguido el cuello,

ocultándose detrás de sus escudos,

27cubierto el rostro con su gordura,

con capas de grosura sus lomos.

28Vive en ciudades asoladas,

en casas inhabitadas,

destinadas a convertirse en ruinas.

29[3973]Por eso no será rico,

sus bienes no durarán, y su hacienda

no se extenderá sobre la tierra.

30Nunca escapará a las tinieblas;

la llama abrasará sus renuevos,

y él será llevado

por el soplo de la boca de (Dios).

31No confíe en una engañosa vanidad;

la misma vanidad será su recompensa.

32Ella le llegará

antes que se acaben sus días,

y sus ramas no reverdecerán ya más.

33[3974]Sacudirá como la vid sus uvas,

aun estando en cierne,

y como el olivo dejará caer su flor.

34[3975]La casa del impío es estéril,

y el fuego consume la morada

del que se deja sobornar.

35[3976]Concibe penas y engendra maldades,

nutriendo en su seno el engaño.”

JOB 16

Respuesta de Job a Elifaz

1[3977]Respondió Job y dijo:

2“Muchas cosas como estas he oído ya.

Consoladores molestos sois todos.

3¿Cuándo tendrán fin estas palabras de viento?

¿O qué te incita a responder así?

4Yo podría hablar como vosotros,

si estuvierais en mi lugar.

5Os dirigiría un montón de palabras,

y menearía contra vosotros mi cabeza.

6Os alentaría con mi boca,

y os consolaría con el movimiento de mis labios.

7Mas ahora, aunque hablo,

no se mitiga mi dolor,

y si callo, ¿acaso por eso se aleja de mí?

8[3978]Ahora se han agotado mis fuerzas;

Tú has destruido toda mi familia.

9Me has asido

y esto es un testimonio (contra mí);

se levanta contra mí mi flacura,

acusándome cara a cara.

10Su ira me despedaza y me persigue;

rechina contra mí sus dientes;

enemigo mío, aguza sus ojos contra mí.

11[3979]Han abierto contra mí su boca;

me insultan, me hieren en las mejillas;

a una se han coaligado contra mí.

12[3980]Dios me ha entregado al perverso,

me ha arrojado en manos de malvados.

13Vivía yo en paz, pero Él me sacudió;

me asió por la cerviz, me hizo trizas,

y me eligió por blanco suyo.

14Me rodean arqueros,

traspasa mis riñones sin piedad

y derrama por tierra mi hiel.

15Me inflige herida sobre herida,

corre contra mí cual gigante.

16[3981]He cosido un saco sobre mi piel,

he revuelto en el polvo mi rostro.

17Mi cara está hinchada de tanto llorar,

y la sombra de la muerte

cubre mis párpados,

18[3982]aunque no hay injusticia en mí

y mi oración es pura.

19[3983]¡Tierra, no cubras mi sangre,

y no sofoques en tu seno mi clamor!

20Aún hay un testigo mío en el cielo,

en lo alto reside

el que da testimonio en mi favor.

21Mis amigos me escarnecen,

mas mis ojos buscan llorando a Dios.

22¡Ojalá que hubiera juez

entre el hombre y Dios,

así como lo hay

entre el hijo del hombre y su prójimo.

23El número de mis años se va pasando,

y el camino que sigo no tiene vuelta.”

JOB 17

Continúa la respuesta de Job a Elifaz

1[3984]“Mi aliento se agota,

mis días se apagan,

y (me aguarda) el sepulcro.

2¿No son mofadores los que me rodean?

¿No veo sin cesar sus provocaciones?

3[3985](Oh Dios), sé Tú mi fiador;

¿quién podría entonces apretarme?

4Pues cerraste su corazón a la sabiduría;

no permitas que se ensalcen.

5[3986]Prometen la presa a sus amigos,

en tanto se consumirán

los ojos de sus mismos hijos.

6[3987]Soy la fábula de las gentes,

y como un hombre

a quien se escupe en la cara.

7Mis ojos pierden la vista

a causa de aflicción,

y mis miembros todos

no son más que una sombra.

8Los rectos se pasman de ello,

y el inocente se alza contra el impío.

9[3988]Con todo, el justo sigue su camino,

y el que tiene limpias las manos

se hace cada vez más fuerte.

10[3989]Vosotros, volved todos, venid aquí,

que no hallaré entre vosotros un solo sabio.

11Pasaron mis días,

están desbaratados mis proyectos,

los deseos de mi corazón.

12[3990]Me convierten la noche en día,

y en medio de las tinieblas (dicen)

que la luz está cerca.

13Por más que espere,

el sepulcro es mi morada,

en las tinieblas tengo mi lecho.

14[3991]A la fosa he dicho:

«Tú eres mi padre»;

y a los gusanos:

«¡Mi madre y mis hermanos!»

15¿Dónde, pues, está mi esperanza?

Mi dicha, ¿quién la verá?

16Bajarán a las puertas del scheol

si de veras en el polvo hay descanso.”

JOB 18

Segundo discurso de Baldad

1Entonces Baldad suhita tomó la palabra, y dijo:

2“¿Cuándo acabaréis de hablar?

Pensad primero, luego hablaremos.

3[3992]¿Por qué nos reputas por bestias,

y somos unos estúpidos a tus ojos?

4[3993]Tú que te desgarras en tu furor,

¿quedará sin ti abandonada la tierra,

o cambiarán de lugar las peñas?

5Sí, la luz de los malos se apaga,

no brillará más la llama de su fuego.

6La luz se oscurecerá en su morada,

y encima de él se apagará su lámpara.

7Se cortarán sus pasos tan vigorosos,

le precipitará su propio consejo;

8pues meterá sus pies en la red,

y caminará sobre una trampa.

9Un lazo le enredará el calcañar,

y será aprisionado en la red.

10Ocultas están en el suelo sus sogas,

y la trampa está en su senda.

11Por todas partes le asaltan terrores,

que le embarazan los pies.

12Su robustez es pasto del hambre,

y a su lado está la perdición,

13[3994]que roerá los miembros de su cuerpo;

serán devorados

por el primogénito de la muerte.

14Arrancado será de su morada

donde se creía seguro;

le arrastrarán al rey de los espantos.

15Nadie de los suyos habitará su tienda,

azufre será sembrado sobre su morada.

16Por abajo se secarán sus raíces,

y por arriba le cortarán las ramas.

17Perecerá en la tierra su memoria,

ya no se oirá su nombre en las plazas.

18De la luz le arrojarán a la tiniebla,

y lo echarán fuera del mundo.

19[3995]No dejará hijo

ni posteridad en su pueblo,

ni sobreviviente

en el lugar de su peregrinación.

20[3996]En el día (de su caída)

se pasmará el Occidente,

y el Oriente se sobrecogerá de espanto.

21[3997]Así son las moradas de los impíos,

y tal es el paradero del que no conoce a Dios.”

JOB 19

Respuesta de Job a Baldad

1Respondió Job y dijo:

2“¿Hasta cuándo afligiréis mi alma,

y queréis majarme con palabras?

3[3998]Ya diez veces me habéis insultado,

y no os avergonzáis de ultrajarme.

4Aunque yo realmente haya errado,

soy yo quien pago mi error.

5Si queréis alzaros contra mí,

alegando en mi desfavor mi oprobio,

6[3999]sabed que es Dios quien me oprime,

y me ha envuelto en su red.

7He aquí que alzo el grito por ser oprimido,

pero nadie me responde;

clamo, pero no hay justicia.

8Él ha cerrado mi camino, y no puedo pasar;

ha cubierto de tinieblas mis sendas.

9[4000]Me ha despojado de mi gloria,

y de mi cabeza ha quitado la corona.

10Me ha arruinado del todo, y perezco;

desarraigó, como árbol, mi esperanza.

11Encendió contra mí su ira,

y me considera como enemigo suyo.

12Vinieron en tropel sus milicias,

se abrieron camino contra mí

y pusieron sitio a mi tienda.

13[4001]A mis hermanos los apartó de mi lado,

y mis conocidos se retiraron de mí.

14Me dejaron mis parientes,

y mis íntimos me han olvidado.

15Los que moran en mi casa,

y mis criadas me tratan como extraño;

pues soy un extranjero a sus ojos.

16Llamo a mi siervo, y no me responde,

por más que le ruegue con mi boca.

17[4002]Mi mujer tiene asco de mi hálito,

y para los hijos de mis entrañas

no soy más que hediondez.

18[4003]Me desprecian hasta los niños;

si intento levantarme se mofan de mí.

19Todos los que eran mis confidentes

me aborrecen, y los que yo más amaba

se han vuelto contra mí.

20[4004]Mis huesos se pegan a mi piel y a mi carne,

y tan solo me queda la piel de mis dientes.

21[4005]¡Compadeceos de mí, compadeceos de mí,

a lo menos vosotros, amigos míos,

pues la mano de Dios me ha herido!

22¿Por qué me perseguís como Dios,

y ni os hartáis de mi carne?

23[4006]¡Oh! que se escribiesen mis palabras

y se consignaran en un libro,

24que con punzón de hierro y con plomo

se grabasen en la peña

para eterna memoria!

25[4007]Mas yo sé que vive mi Redentor,

y que al fin se alzará sobre la tierra.

26Después, en mi piel,

revestido de este (mi cuerpo)

veré a Dios (de nuevo) desde mi carne.

27Yo mismo le veré;

le verán mis propios ojos, y no otro;

por eso se consumen en mí mis entrañas.

28[4008]Vosotros diréis entonces:

«¿Por qué lo hemos perseguido?»

Pues quedará descubierta la justicia de mi causa.

29[4009]Temed la espada,

porque terribles son las venganzas de la espada;

para que sepáis que hay un juicio.”

JOB 20

Segundo discurso de Sofar

1Entonces Sofar naamatita tomó la palabra y dijo:

2“Por eso mis pensamientos

me sugieren una respuesta,

y a eso me mueve mi interior.

3He oído la reprensión con que me insultas,

mas el espíritu que tengo

me impulsa a responder según mi saber.

4¿No sabes tú, que desde siempre,

desde que hay hombre sobre la tierra,

5[4010]el gozo de los malos es breve,

y la alegría del impío un instante?

6Aunque su arrogancia alcance hasta el cielo,

y su cabeza toque las nubes,

7como su estiércol,

para siempre perecerá;

los que le vieron, dirán:

«¿Dónde está?»

8Como un sueño volará, y no lo hallarán;

desaparecerá cual visión nocturna.

9El ojo que le vio no le verá más,

no verá otra vez su lugar.

10Sus hijos andarán pidiendo el favor de los pobres,

y sus manos restituirán su riqueza.

11[4011]Sus huesos llenos aún de juvenil vigor,

yacerán con él en el polvo.

12Por dulce que sea el mal en su boca,

y por más que lo oculte bajo su lengua,

13si lo saborea y no lo suelta,

si lo retiene en su paladar,

14su manjar se convierte en sus entrañas,

hiel de áspid se volverá en su interior.

15[4012]Se tragó riquezas, pero las vomitará;

Dios se las arrancará de su vientre.

16[4013]Chupará veneno de áspides,

y la lengua de la víbora le matará.

17Jamás verá los arroyos,

los ríos, los torrentes de miel y de leche.

18Devolverá lo que ganó,

y no se lo tragará;

será como riqueza prestada,

en que no se puede gozar.

19Por cuanto oprimió

y desamparó al pobre,

robó casas que no había edificado,

20y no se hartó su vientre,

por eso no salvará nada de lo que tanto le gusta.

21Nada escapaba a su voracidad,

por eso no durará su prosperidad.

22En medio de toda su abundancia

le sobrevendrá la estrechez;

toda clase de penas le alcanzará.

23Cuando se pone a llenarse el vientre,

(Dios) le manda el furor de su ira,

y hará llover sobre él su castigo.

24Si huye de las armas de hierro,

le traspasará el arco de bronce.

25Se saca (la flecha),

y sale de su cuerpo,

se la arranca de su hiel

cual hierro resplandeciente,

y vienen sobre él los terrores;

26[4014]una noche oscura traga sus tesoros,

le consumirá fuego

no encendido (por hombre);

devorará cuanto quedare en su tienda.

27El cielo descubrirá su iniquidad,

y la tierra se levantará contra él.

28La riqueza de su casa desaparecerá,

será desparramada en el día de Su ira.

29Tal es la suerte

que Dios al impío tiene reservada,

y la herencia que Dios le ha asignado.”

JOB 21

Respuesta de Job a Sofar

1[4015]Replicó Job y dijo:

2[4016]“Escuchad bien mis palabras.

Que me deis, a lo menos, este consuelo.

3Toleradme, para que pueda hablar;

y cuando haya hablado,

podréis burlaros.

4[4017]¿Por ventura me quejo de un hombre?

¿Cómo no ha de impacientarse mi espíritu?

5Miradme y espantaos,

y poned la mano sobre la boca.

6Yo, de solo pensarlo, tiemblo,

y se apodera de mí un escalofrío.

7[4018] ¿Cómo es que viven los inicuos,

alcanzan muchos años y gran fuerza?

8Sus hijos viven en su presencia,

y sus vástagos ante sus ojos.

9Sus casas están en paz, sin temer nada,

y la vara de Dios no los alcanza.

10Sus toros son siempre fecundos,

sus vacas paren y no abortan.

11Como manadas de ovejas

salen sus pequeñuelos,

y sus niños saltan (de gozo).

12Bailan al son de la pandereta y de la cítara,

y se regocijan al son de la flauta.

13[4019]Pasan en delicias sus días,

y sin darse cuenta bajan al sepulcro.

14[4020]Y, sin embargo, estos dicen a Dios:

«Retírate de nosotros,

no nos gusta conocer tus caminos.

15¿Qué es el Todopoderoso para que le sirvamos?

¿Qué ganaremos rogándole?»

16¿No está su fortuna en sus manos?

¡Lejos de mí el consejo de los impíos!

17Pues ¡cuántas veces se apaga la lámpara de los malvados,

y viene sobre ellos su destrucción!

¡Y cuántas veces (Dios) en su ira les asigna dolores!

18Son como hojarasca llevada por el viento,

como tamo que arrebata un torbellino.

19[4021](Dicen) que Dios guarda para los hijos

la iniquidad del (padre).

¡Que le castigue a él, para que sepa!

20[4022]¡Vean sus propios ojos su ruina,

y beba él mismo la ira del Omnipotente!

21Pues ¿qué interés puede tener él

por el futuro de su casa,

cuando se le cortare el número de sus meses?

22[4023]¿Es acaso a Dios,

a quien se puede enseñar sabiduría,

siendo Él quien juzga a los grandes?

23[4024]Uno muere en su pleno vigor,

enteramente feliz y tranquilo,

24cubiertas sus entrañas de grosura,

bien empapada la médula de sus huesos;

25y; otro muere en amargura de alma,

sin haber gozado de los bienes.

26Pero yacen en el polvo de modo igual,

y los cubren los gusanos.

27[4025]Ya conozco vuestros pensamientos,

y los planes insidiosos

que fraguáis contra mí.

28Porque decís:

«¿Dónde está la casa del opresor?

¿Qué se hizo de la tienda

que habitaban los impíos?»

29¿No habéis preguntado jamás

a los que pasan por el camino?

Por eso tampoco conocéis

lo que os indican:

30[4026]que en el día de la perdición

es salvado el impío,

y que escapa en el día de la ira.

31¿Quién le echa en cara su conducta?

y por lo que hizo ¿quién lo castiga?

32Es llevado al sepulcro (con honor),

y sobre su túmulo se vela.

33[4027]Leves le son los terrones del valle;

y todos siguen en pos de él,

así como no tienen número

los que van delante de él.

34[4028]¿Cómo pues me consoláis con vanas palabras

si vuestras respuestas no son más que perfidia?”

JOB 22

Tercer discurso de Elifaz

1[4029]Entonces Elifaz temanita tomó la palabra y dijo:

2[4030]“¿Puede el hombre ser útil a Dios?

Solo a sí mismo es útil el sabio.

3¿Qué provecho tiene el Todopoderoso de que tú seas justo?

¿O qué ventaja, si son perfectos tus caminos?

4¿Te castiga acaso por tu piedad,

y entra en juicio contigo?

5¿No es inmensa tu malicia,

y no son innumerables tus maldades?

6[4031]Exigiste prendas a tus hermanos, sin justo motivo,

y despojaste al desnudo de su ropa.

7No diste agua al desfallecido,

y al hambriento le negaste el pan,

8ya que el hombre de brazo (fuerte) ocupa la tierra,

y se adueñan de ella los que gozan de privilegios.

9[4032]A las viudas las despachaste con las manos vacías,

y rompiste los brazos al huérfano.

10[4033]Por eso estás cercado de lazos,

y te aterra de improviso el espanto.

11(Te cubren) tinieblas y no puedes ver;

te inundan aguas desbordadas.

12¿No está Dios en lo alto del cielo?

Mira las sublimes estrellas:

¡Qué altura!

13Y tú dices: «¿Qué sabe Dios?

¿acaso juzga a través de las nubes?

14Nubes espesas le envuelven y no puede ver;

se pasea por el circuito del cielo.»

15¿Quieres tú acaso seguir aquel antiguo camino,

por donde marcharon los malvados?

16[4034]Fueron arrebatados antes de tiempo,

y sobre sus cimientos se derramó un diluvio.

17Decían a Dios:

«¡Apártate de nosotros!

¿Qué podrá hacernos el Todopoderoso?»

18Y Él llenaba sus casas de bienes.

¡Lejos de mí el consejo de los impíos!

19[4035]Los justos verán

y se alegrarán (de su ruina),

y los inocentes se reirán de ellos,

20[4036](diciendo): «No ha sido aniquilada su fuerza,

y sus restos consumidos por el fuego?»

21Reconcíliate con Él, y tendrás paz;

así te vendrá la felicidad.

22[4037]Recibe de su boca la Ley,

y pon sus palabras en tu corazón.

23Serás restablecido,

si te convirtieres al Omnipotente,

y apartas de tu tienda la iniquidad.

24[4038]Echa al polvo el oro,

y entre los guijarros del arroyo (los tesoros de) Ofir;

25y será el Todopoderoso tu tesoro,

y caudal de plata para ti.

26Entonces te gozarás en el Omnipotente,

y alzarás tu rostro hacia Dios.

27Le rogarás, y Él te escuchará;

y tú le cumplirás tus votos.

28Si proyectas una cosa, te saldrá bien,

y sobre tus caminos brillará la luz.

29[4039]Si te abaten, podrás decir: «¡Arriba!»

pues Él salva a los que humildemente bajan los ojos.

30Se salvará el inocente,

será librado por la pureza de sus manos.”

JOB 23

Respuesta de Job a Elifaz

1Respondió Job y dijo:

2[4040]Cierto que hoy es amarga mi queja;

pero más grande que ella es mi carga.

3[4041]¡Oh, quién me diera a conocer

dónde hallarle a Él!

Me llegaría hasta su trono,

4expondría delante de Él mi causa,

y llenaría mi boca de argumentos.

5Quisiera saber las palabras

que Él me respondería,

y entender sus razones.

6[4042]¿Acaso me opondría Él su gran poder?

¡No! Seguro que me atendería.

7Entonces el justo disputaría con Él;

para siempre quedaría yo absuelto

por el que me juzga.

8Pero si voy al oriente, no está allí,

si hacia el occidente, no le diviso,

9si me vuelvo al norte, no le descubro,

si hacia el mediodía, tampoco le veo.

10[4043]Él, empero, conoce el camino que sigo.

Que me pruebe; yo saldré como el oro.

11Mi pie siguió siempre sus pasos,

guardé siempre su camino

sin desviarme en nada.

12[4044]No me he apartado del mandamiento de sus labios,

más que mis necesidades personales

he atendido las palabras de su boca.

13[4045]Pero Él no cambia de opinión;

¿quién podrá disuadirle?

Lo que le place, eso lo hace,

14ÉL cumplirá lo decretado sobre mí;

y aún tiene planeadas

muchas cosas semejantes.

15[4046]Por eso estoy turbado ante Él;

cuando pienso en ello,

me sobreviene temor.

16Dios ha aterrado mi corazón,

el Omnipotente me ha conturbado.

17[4047]Porque lo que me consume

no es la tiniebla,

ni la oscuridad que me cubre el rostro.”

JOB 24

Job sigue contestando a Elifaz

1[4048]“¿Por qué el Todopoderoso

no fija tiempos (para el juicio)?

¿y por qué los que le conocen

no saben el día fijado por Él?

2[4049]Hay quienes remueven mojones,

roban rebaños y los apacientan;

3se llevan el asno de los huérfanos,

toman en prenda el buey de la viuda;

4no dejan pasar a los pobres por el camino,

y todos los humildes del país se esconden.

5Mira cómo estos salen a su trabajo

como los asnos monteses del desierto,

buscando una presa hasta la tarde,

sin hallar alimento para sus hijos.

6En el campo cortan el trigo (ajeno),

y vendimian la viña del inicuo.

7Pasan la noche desnudos,

por falta de ropa,

no tienen abrigo contra el frío.

8Mojados con las lluvias de las montañas

se acurrucan contra las peñas,

porque no tienen donde abrigarse.

9(Y hay opresores que) arrancan al huérfano del pecho,

y toman en prenda la ropa de los pobres,

10que andan desnudos sin vestidos,

cargan hambrientos con las gavillas;

11exprimen el aceite entre sus muros,

y sedientos pisan sus lagares.

12[4050]Desde la ciudad se oyen gemidos

y clama el alma de los muertos;

pero Dios no atiende su oración.

13[4051]Y hay quienes aborrecen la luz;

no conocen sus caminos,

ni quieren atenerse a sus senderos.

14Al alba se levanta el homicida

para matar al desvalido y al pobre,

y en la oscuridad sale como ladrón.

15[4052]Aguarda la noche el ojo del adúltero,

diciendo: «No me verá ojo alguno»

y se emboza la cara.

16[4053]Otros de noche fuerzan las casas,

y de día se esconden,

pues no quieren ver la luz.

17Para todos ellos el alba es sombra de muerte;

más los terrores de la noche les son familiares;

18[4054](huyen) veloces sobre la superficie de las aguas.

¡Maldita su prole sobre la tierra!

¡No ande por el camino de sus viñas!

19Como la sequía y el calor absorben las aguas de la nieve,

así (engulle) el scheol al pecador.

20Se olvida de él el seno materno,

gusanos le comen como dulce manjar,

no quedará memoria de su nombre.

Como árbol será deshecha la maldad.

21Porque alimentaba a la estéril,

que no tenía hijos,

y no hacía bien a la viuda.

22Pero (Dios) con su fuerza derriba a los poderosos;

se levanta, y ninguno está seguro de su vida.

23[4055]Los deja vivir en seguridad y confianza,

pero sus ojos velan sobre los caminos de ellos.

24Se ven ensalzados por un poco,

y luego desaparecen,

son derribados y cosechados como todos los hombres;

son segados como espigas del trigal.

25Si no es así, ¿quién me desmentirá y

declarará nula mi palabra?”

JOB 25

Tercer discurso de Baldad

1[4056]Entonces Baldad suhita, tomó la palabra y dijo:

2“Suyos son el dominio y el terror,

Él mantiene la paz en sus alturas,

3[4057]¿No es innumerable su milicia?

¿Sobre quién no se levanta su luz?

4[4058]¿Cómo podría ser justo el hombre delante de Dios,

cómo ser puro el nacido de mujer?

5He aquí que ante sus ojos

aun la luna no tiene brillo,

ni son limpias las estrellas;

6[4059]¡cuánto menos el mortal,

ese gusano, el hijo del hombre,

que no es más que un vil insecto!”

JOB 26

Respuesta de Job a Baldad

1Replicó Job y dijo:

2“¡Cómo sabes ayudar tú al flaco,

y sostener el brazo del que carece de fuerza!

3¿Qué consejo has dado al falto de sabiduría?

¿qué plenitud de saber has ostentado?

4¿A quién dirigiste estas palabras?

¿y de quién es el espíritu que procede de tu boca?

5[4060]Hasta los muertos tiemblan,

bajo las aguas con sus habitantes.

6El mismo scheol está ante Él desnudo,

y el abismo carece de velo.

7[4061]Él tendió el septentrión sobre el vacío,

y colgó la tierra sobre la nada.

8Él encierra las aguas en sus nubes,

y no se rompen las nubes bajo su peso.

9Él impide la vista de su trono,

tendiendo sobre Él su nube.

10Trazó un círculo

sobre el haz de las aguas,

hasta donde linda la luz con las tinieblas.

11[4062]Las columnas del cielo tiemblan,

y se estremecen a una amenaza suya.

12[4063]Con su poder revuelve el mar,

y con su sabiduría machaca al monstruo.

13[4064]Con su soplo hizo serenos los cielos,

y su mano formó la fugaz serpiente.

14[4065]Esto es solo el borde de sus caminos,

es un leve susurro que hemos oído de Él;

pues el trueno de su poder

¿quién podría comprenderlo?”

JOB 27

Nuevo discurso de Job

1[4066]Job prosiguió su exposición, diciendo:

2[4067]“Por la vida de Dios,

quien no me hace justicia,

y por la vida del Todopoderoso,

que ha colmado de amargura mi alma.

3[4068]Mientras en mí quede mi espíritu,

y el soplo de Dios en mis narices,

4mis labios no hablarán falsedad,

ni mi lengua proferirá mentira.

5[4069]Lejos de mí daros la razón,

hasta que fallezca defenderé mi inocencia.

6[4070]Sostengo mi justicia, y no cederé;

mi conciencia no condena a ninguno de mis días.

7Sea tratado como malvado mi enemigo,

y mi adversario, como perverso.

8[4071]Pues ¿cuál es la esperanza del hipócrita,

cuando Dios le corta la vida,

y le arranca el alma?

9¿Acaso Dios oirá sus gritos

cuando le sobrevenga la angustia?

10¿Podrá deleitarse en el Omnipotente,

invocar a Dios en todo tiempo?

11Os mostraré la conducta de Dios;

no ocultaré los planes del Todopoderoso.

12Si todos vosotros lo habéis visto,

¿por qué os agotáis en vanos discursos?

13[4072]Esta es la suerte

que Dios reserva al malvado,

y la herencia de los violentos

de parte del Todopoderoso:

14Si tiene muchos hijos,

es para la espada,

y sus nietos nunca se hartan de pan.

15Sus sobrevivientes

serán sepultados por la muerte,

y sus viudas no los llorarán.

16Aunque amontone plata como tierra,

y como lodo acumule vestidos,

17el los prepara,

pero se vestirá de ellos el justo,

y el inocente poseerá su plata.

18[4073]La casa que él hace es como la de la polilla,

como la cabaña que construye el guarda campo.

19[4074]Se acuesta rico, y no se levanta más,

abre sus ojos y deja de existir.

20Cual diluvio caen sobre él terrores,

le arrastra un torbellino nocturno.

21Le arrebata el solano, y se va;

le arranca de su lugar a manera de un huracán.

22Pues Él se le echa encima sin piedad.

Busca cómo escaparse de sus manos;

23pero se baten las manos sobre él,

y le silbarán echándolo de su propio lugar.”

JOB 28

Sobre la sabiduría de Dios

1“La plata tiene sus veneros,

y el oro su lugar donde lo acrisolan.

2El hierro se saca de la tierra,

y de la piedra fundida el cobre.

3El (hombre) pone fin a las tinieblas,

y hasta en lo más profundo,

excava las piedras (escondidas) en densa oscuridad.

4[4075]Abre galerías,

lejos de la habitación humana

donde, ignorado de los transeúntes,

(trabaja) descolgándose

y balanceando el cuerpo.

5[4076]La tierra, de donde sale el pan,

está revuelta en sus entrañas

como por el fuego,

6pues en sus piedras hay zafiros;

y sus terrones contienen oro.

7Sendas hay que no conoce el águila,

ni puede verlas el ojo del halcón.

8No las pisan las fieras,

ni pasó jamás por ellas león.

9[4077]Al pedernal extiende su mano,

explorando la raíz de los montes.

10Abre zanjas a través de las rocas,

y su ojo ve todo lo precioso.

11Detiene las goteras de las aguas

y saca a luz lo que estaba escondido.

12[4078]Mas la sabiduría ¿dónde se halla?

¿Dónde reside la inteligencia?

13No conoce el hombre su valor

y nadie puede encontrarla en la tierra de los vivientes.

14El abismo dice:

«No está en mí»;

y el mar responde:

«Tampoco conmigo está».

15[4079]No se compra con oro finísimo,

ni se pesa plata a cambio de ella.

16No se la compensa con el oro de Ofir,

ni con el ónice precioso,

ni con el zafiro.

17No se la equipara al oro,

ni al vidrio,

ni se la cambia por vasos de oro puro.

18Corales y cristal ni se mencionan;

la posesión de la sabiduría

vale más que las perlas.

19No le es igual el topacio de Etiopía;

el oro más puro no alcanza su valor.

20¿De dónde, pues, viene la sabiduría?

¿Cuál es el lugar de la inteligencia?

21Ocúltase a los ojos de todo viviente,

y aun a las aves del cielo no se revela.

22[4080]El abismo y la muerte dicen:

«Hemos oído hablar de ella.»

23Mas su camino solo conoce Dios,

Él sabe dónde ella reside.

24Porque su vista alcanza

los extremos de la tierra;

Él ve cuanto hay bajo todo el cielo.

25Cuando fijó el peso del viento,

y estableció la medida de las aguas;

26cuando dio leyes a la lluvia,

y trazó el camino de las tempestades,

27[4081]entonces Él la vio, y la describió;

la estableció y la escudriñó,

28[4082]y dijo al hombre:

«El temor del Señor, esta es la sabiduría,

y huir del mal, esta es la inteligencia».”

JOB 29

Último discurso de Job

1Siguió Job explicando y dijo:

2“¡Ojalá volviera a ser

como en los meses pasados,

como en los días

en que Dios me protegía,

3cuando su luz brillaba sobre mi cabeza,

y su luz me guiaba en las tinieblas!

4[4083]¿Cuál era en la madurez de mi vida,

cuando era amigo de Dios

y Este guardaba mi morada;

5cuando el Todopoderoso estaba conmigo,

y me rodeaban mis hijos;

6[4084]cuando lavaba mis pies con leche,

y de la roca me brotaban ríos de aceite.

7(En aquel tiempo) cuando yo salía

a la puerta de la ciudad,

y en la plaza establecía mi asiento,

8los jóvenes al verme se retiraban,

y los ancianos se levantaban,

y se mantenían en pie.

9Los príncipes contenían la palabra,

y ponían su mano sobre la boca.

10Se callaba la voz de los magnates

y su lengua se pegaba a su paladar.

11El que me escuchaba,

me llamaba dichoso,

y el ojo que me veía,

daba señas en favor mío.

12[4085]Yo libraba al pobre que pedía auxilio,

y al huérfano que no tenía sostén.

13Sobre mí venía la bendición

del que hubiera perecido,

y yo alegraba el corazón de la viuda.

14Me revestía de justicia,

y esta me revestía a mí,

mi equidad me servía de manto y tiara.

15[4086]Era yo ojo para el ciego,

y pie para el cojo,

16padre de los pobres,

que examinaba con diligencia

aun la causa del desconocido.

17Quebraba los colmillos del malvado,

y de sus dientes arrancaba la presa.

18[4087]Por lo cual me decía:

«Moriré en mi nido,

y mis días serán tan numerosos como la arena;

19[4088]mi raíz se extenderá hacia las aguas,

y el rocío pasará la noche en mis hojas.

20Será siempre nueva en mí la gloria mía,

y mi arco se renovará en mi mano.»

21A mí me escuchaban

sin perder la paciencia,

aguardando silenciosamente mi consejo.

22Después de hablar ya no respondía nadie,

porque (cual rocío) caían sobre ellos mis palabras.

23[4089]Me esperaban como se espera la lluvia,

abrían su boca como a la lluvia tardía.

24[4090]Si les sonreía estaban admirados,

y se alegraban de esa luz de mi rostro.

25Yo decidía su conducta

y me sentaba a la cabecera,

habitaba como un rey entre sus tropas,

cual consolador un medio de los afligidos.”

JOB 30

Continuación del discurso de Job

1[4091]“Mas ahora se ríen de mí

los que tienen menos años que yo,

a cuyos padres yo hubiera desdeñado

de tomar como perros para mi ganado.

2Aun la fuerza de sus manos

¿de qué me habría servido?

ya que carecen ellos de todo vigor.

3Muertos de miseria y de hambre

roen el yermo,

la tierra desolada y vacía.

4[4092]Recogen frutos amargos de arbustos,

y se sustentan con raíces de retama.

5Expulsados de la sociedad,

y perseguidos con gritos

habitan como ladrones,

6en los barrancos de los torrentes,

en las cuevas de la tierra

y en las breñas.

7Entre la maleza lanzan sus gritos,

y se reúnen bajo las zarzas.

8Son hombres insensatos,

hijos de gente sin nombre,

echados del país a viva fuerza.

9Y ahora soy escarnecido por ellos

y el objeto de sus pullas.

10[4093]Me abominan, se apartan de mí;

y no se avergüenzan

de escupirme en la cara.

11[4094]Han perdido todo freno, me humillan

y pierden todo respeto en mi presencia.

12A mi derecha se levanta el populacho;

hacen vacilar mis pies;

traman contra mí maquinaciones

para perderme.

13Me cortan el camino,

procuran mi caída;

nadie me presta auxilio contra ellos.

14Como por brecha ancha irrumpen,

se revuelcan entre los escombros.

15Me han acometido terrores,

y como el viento se llevan mi nobleza;

cual nube pasó mi prosperidad.

16Ahora mi vida se derrama dentro de mí,

se han apoderado de mí días aciagos.

17[4095]La noche me taladra los huesos,

y no me dan tregua los que me roen.

18Su gran muchedumbre

ha desfigurado mi vestido;

me ciñen como el cabezón de mi túnica.

19Me han echado en el lodo,

soy como el polvo y la ceniza.

20A Ti clamo por auxilio,

y Tú no me respondes;

permanezco en pie,

y Tú me miras (con indiferencia).

21[4096]Te has tornado para mí en enemigo,

y me persigues con todo tu poder.

22Me alzas sobre el viento,

y me haces cabalgar;

me sacudes sin darme sostén.

23Porque bien sé

que me entregarás a la muerte,

a la casa adonde van a parar

todos los vivientes.

24Sin embargo el que va a perecer

¿no extiende su mano?

en su aflicción ¿no pide auxilio?

25¿No lloraba yo con el atribulado?

¿no se afligía mi alma por el pobre?

26Pero esperando el bien,

me vino el mal;

aguardando la luz

he quedado cubierto de tinieblas.

27Mis entrañas se abrazan sin descanso;

me han sobrevenido días de aflicción.

28Ando como quien está de luto,

sin alegría,

me levanto en la asamblea

para clamar por auxilio.

29[4097]Soy ahora hermano de los chacales,

y compañero de los avestruces.

30Ennegrecida se me cae la piel,

y mis huesos se consumen por la fiebre.

31El son de mi cítara

se ha trocado en lamentos,

y mi flauta en voz de llanto.”

JOB 31

Continuación de los lamentos de Job

1[4098] “Había ya hecho pacto con mis ojos

de no mirar a doncella.

2[4099]¿Cuál es, pues, mi porción desde arriba

de parte de Dios,

y la herencia que desde lo alto

me da el Todopoderoso?

3¿No es la perdición para el malvado,

y la calamidad

para los que obran la iniquidad?

4¿No observa El mis caminos

y cuenta todos mis pasos?

5Si yo he seguido la mentira,

y mi pie ha corrido tras el fraude,

6¡péseme Dios en justa balanza

y reconozca mi inocencia!

7[4100]Si mis pasos se desviaron del camino,

si mi corazón se fue tras mis ojos,

y si se ha pegado algo a mis manos,

8¡siembre yo, y coma otro,

y sea desarraigado mi linaje!

9[4101]Si mi corazón se ha dejado seducir

por una mujer,

y si anduve acechando

a la puerta de mi prójimo,

10¡muela para otro mi mujer,

y encórvense ajenos sobre ella!

11Porque esto es cosa nefanda,

un crimen que han de juzgar los jueces;

12un fuego que devora hasta la ruina

y destruiría todos mis bienes.

13[4102]Si yo he despreciado el derecho

de mi siervo, o de mi sierva

en su litigio conmigo,

14¿qué podría hacer yo

al levantarse el mismo Dios?

Cuando Él viniera a juzgar

¿qué respondería yo?

15El que me hizo en el seno materno,

¿no le hizo también a él?

¿No nos formó uno mismo en la matriz?

16Si he negado al pobre lo que pedía,

si he hecho desfallecer

los ojos de la viuda;

17si he comido solo mi bocado,

sin que comiese de él el huérfano

18—desde mi juventud era padre para este,

y desde el seno materno

he protegido a aquella—

19si no hice caso del que iba a perecer

por falta de vestido,

o del pobre que estaba desnudo,

20(y lo dejé)

sin que me bendijeran sus carnes

al calentarse con el vellón de mis ovejas;

21[4103]si alcé mi mano contra el huérfano,

por verme apoyado por los jueces,

22¡despréndase mi hombro de la espalda,

y mi brazo sea arrancado del húmero!

23Por cuanto temía el castigo de Dios,

no he podido resistir a su majestad.

24[4104]Si he puesto en el oro mi confianza,

y al oro he dicho:

«Mi seguridad eres tú»;

25si tuve gozo por mi grande hacienda,

y por haber juntado mucho mi mano;

26si al ver el resplandor del sol,

y la brillante carrera de la luna,

27[4105]fue seducido en secreto mi corazón,

y mi mano les mandó un beso de mi boca,

28también esto sería una maldad,

una falta criminal,

pues habría negado a Dios en lo alto.

29Si me holgué de la ruina del que me odiaba,

y me gocé cuando le sobrevino el mal;

30aunque no presté al pecado mi lengua,

pidiendo con maldición su muerte;

31[4106]si no decían las gentes de mi casa:

«¿Quién de su alimento no se ha saciado?»

32pues jamás el forastero se quedó de noche al descubierto,

porque yo abría mis puertas al pasajero;

33[4107]si encubrí, como Adán, mi pecado,

y oculté en mi seno mi iniquidad,

34[4108]temiendo a la gran muchedumbre

y el desprecio de los parientes,

quedando callado y sin salir de mi casa...

35[4109]¡Oh si hubiese quien me escuchase!

He aquí mi firma.

¡Respóndame el Todopoderoso!

¡Que escriba también mi adversario

su libelo de acusación!

36[4110]Yo lo llevaría sobre mi hombro,

me lo ceñiría como diadema.

37(A mi juez) le daré cuenta

de todos mis pasos;

como a un príncipe me presentaré a él.

38[4111]Si contra mi clama mi tierra,

y a una lloran sus surcos,

39por haber yo comido sus frutos sin pagar

y afligido a sus cultivadores,

40¡názcanme abrojos en vez de trigo,

y cizaña en vez de cebada!”

Fin de las palabras de Job.

II. DISCURSOS DE ELIÚ

JOB 32

Primer discurso de Eliú

1Desistieron aquellos tres hombres de responder a Job; porque este estaba convencido de su inocencia. 2[4112]Entonces montó en cólera Eliú, hijo de Baraquel bucita, de la familia de Ram. Montó en cólera contra Job, porque pretendía ser más justo que Dios. 3Se irritó también contra sus tres amigos, por cuanto no habían hallado qué contestar a Job, y con todo lo condenaban. 4Siendo ellos de mayor edad que él, Eliú había tardado en contestar a Job. 5[4113]Mas cuando vio que no había más respuesta en la boca de aquellos tres hombres, se indignó sobremanera. Tomó Eliú, hijo de Baraquel, bucita, la palabra y dijo:

6[4114]“Siendo yo joven, y vosotros ancianos,

tuve miedo, y no me atreví

a manifestar mi parecer.

7Yo me decía: Los días han de hablar,

y en los muchos años

se dará a conocer la sabiduría.

8Pero hay espíritu que reside en el hombre;

es el soplo del Todopoderoso

el que les da la inteligencia.

9[4115]No es lo mismo ser viejo que sabio,

no son (siempre) los ancianos

los que entienden de justicia.

10Por eso dije: Escuchadme;

quiero también yo manifestar mi parecer.

11He aquí que he esperado mientras hablabais,

di oídos a vuestros razonamientos

hasta el fin de vuestra disputa.

12Sí, os he prestado atención,

más ninguno ha convencido a Job;

ninguno de vosotros sabe responder a sus palabras.

13No digáis, pues: «Hemos hallado la sabiduría;

es Dios quien le castiga, y no hombre alguno.»

14No contra mí ha dirigido él sus palabras;

y yo no voy a contestarle con vuestros argumentos.

15[4116]Desconcertados ya no responden nada,

faltándoles otras palabras.

16He esperado hasta que se callasen,

hasta que quedasen atascados

sin poder contestar.

17Comenzaré yo a hablar,

manifestaré por mi parte mi saber.

18Pues lleno estoy de palabras,

me aprieta el espíritu en mi interior.

19[4117]Mi pecho es como vino encerrado,

cual odre nuevo pronto a reventar.

20Hablaré para desahogarme;

abriré mis labios y responderé.

21No haré acepción de personas,

no adularé a ningún mortal.

22Pues no sé adular; (si lo hiciera),

dentro de poco me llevaría mi Creador.”

JOB 33

Continúa el primer discurso de Eliú

1“Escucha ahora, oh Job, mi palabra,

y a todos mis argumentos presta oído.

2He aquí que abro mi boca;

se mueve mi lengua

para formar palabras en mi paladar.

3Lo que diré viene de un corazón recto,

mis labios profieren la pura verdad.

4El Espíritu de Dios me hizo,

y el soplo del Omnipotente me dio vida.

5Respóndeme, si puedes;

prepárate para (contender) conmigo;

tente dispuesto.

6Mira, yo soy creatura de Dios,

igual que tú;

también yo fui formado del barro.

7[4118]Por eso nada tienes que temer de mí,

ni te abrumará el peso de mi persona.

8Ahora bien, tú has dicho oyéndolo yo

—bien escuché el son de tus palabras—:

9[4119]«Inocente soy, sin pecado,

limpio soy, no hay iniquidad en mí.

10Pero Él busca pretextos contra mí,

me considera como enemigo suyo;

11pone en el cepo mis pies,

observa todos mis pasos.»

12Precisamente en esto no tienes razón;

te lo explicaré.

Si Dios es más grande que el hombre,

13[4120]¿por qué contiendes con Él,

ya que Él no da cuenta

de ninguno de sus actos?

14[4121]Porque de una manera habla Dios,

y también de otra,

pero (el hombre) no le hace caso.

15En sueños, en visiones nocturnas,

cuando cae letargo sobre los hombres,

recostados en sus camas,

16entonces Él abre el oído del hombre,

y le instruye en forma secreta,

17para apartarle de su obra.

Así le retrae de la soberbia,

18salva su alma de la perdición,

y su vida del filo de la espada.

19Corrige también al hombre

con dolores en su lecho,

y con continua angustia

dentro de sus huesos;

20de modo que tiene asco del pan

y del bocado más exquisito.

21Vase consumiendo su carne

hasta desaparecer,

y aparecen sus huesos que no se veían.

22Se acerca su vida al sepulcro,

y su existencia a los que la quitan.

23[4122]Pero si hay para él un ángel,

un intercesor de entre mil,

que explique al hombre su deber;

24y que se compadezca de él

y diga (a Dios):

«Líbrale para que no baje al sepulcro;

yo he hallado el rescate (de su alma)

25Entonces se vuelve más fresca

que la de un niño su carne;

será como en los días de su juventud;

26implora a Dios, y Este le es propicio.

Así contemplará con júbilo su rostro,

y (Dios) le devuelve su justicia.

27Cantará entonces entre los hombres,

y dirá: «Yo había pecado,

había pervertido la justicia,

y no me fue retribuido según merecía;

28pues Él me libró del paso al sepulcro,

y mi alma ve todavía la luz.»

29Mira, todo esto hace Dios,

dos y aun tres veces con el hombre,

30a fin de retraerlo de la muerte,

y alumbrarlo con la luz de la vida.

31Atiende, Job; escúchame;

calla, que yo hablaré.

32Si tienes algo que decir, respóndeme;

habla, pues mi deseo es verte justo.

33Si no, escúchame en silencio,

y yo te enseñaré sabiduría.”

JOB 34

Segundo discurso de Eliú

1Tomó de nuevo

la palabra Eliú y dijo:

2“Oíd, oh sabios, mis palabras;

hombres prudentes, prestadme oído;

3[4123]porque el oído prueba las palabras,

como el paladar los manjares.

4Procuremos elegirnos lo justo,

conozcamos lo bueno en medio nuestro.

5[4124]Job dice: «Yo soy justo,

pero Dios no quiere hacerme justicia;

6al sostener mi derecho

paso por mentiroso;

incurable es mi llaga,

sin que haya en mi pecado.»

7[4125]¿Qué hombre hay semejante a Job,

que se bebe las blasfemias como agua,

8que va en compañía

con los obradores de iniquidad,

y anda con los hombres perversos?

9Pues dice: «No saca ningún provecho

el que procura agradar a Dios.»

10Oídme, por tanto, hombres sensatos:

¡Lejos de Dios la maldad,

lejos del Todopoderoso la injusticia!

11Él da a las obras del hombre su pago,

retribuye según la conducta de cada uno.

12Es imposible que Dios haga maldad;

no viola el Omnipotente la justicia.

13¿Quién le puso sobre la tierra?

¿Quién le ha confiado el universo?

14[4126]Si Él mirase al hombre

y retirara hacia sí su espíritu y su soplo,

15de golpe moriría toda carne,

y el hombre volvería al polvo.

16Si tienes entendimiento,

escucha esto,

atiende a la voz de mis palabras.

17[4127]¿Acaso puede gobernar

un enemigo de la justicia?

¿Pretendes tú por ventura

condenar al Justo poderoso?

18A aquel que dice a un rey: «¡Malvado!»

y a los nobles: «¡Perversos!»

19A aquel que no prefiere

la persona de los grandes,

ni mira al rico más que al pobre,

porque todos son obra de sus manos.

20De repente mueren,

en medio de la noche;

pueblos enteros son sacudidos

y desaparecen;

son quitados los poderosos,

sin fuerza (de hombre).

21[4128]Porque Sus ojos

observan los caminos del hombre,

y Él ve todos sus pasos.

22No hay tiniebla,

no hay oscuridad tan densa,

que puedan esconderse en ella

los obradores de iniquidad.

23Él no necesita tiempo

en el examen del hombre,

para llamarlo ante Dios a juicio.

24Él quebranta a los poderosos

sin necesidad de investigación,

y pone a otros en su lugar.

25Por eso, conociendo las obras de ellos

los derriba de noche y están destruidos.

26Los castiga, siendo como son malos,

en un lugar donde (todos) lo ven,

27porque alejándose de Él,

no quisieron saber nada de sus caminos.

28Hicieron llegar a Él

el clamor de los humildes,

y Él oyó el lamento de los afligidos.

29Cuando Él calla,

¿quién podrá condenarlo?

si esconde su rostro,

¿quién le verá,

ya sea nación o bien un particular?

30[4129]Así pone fin al dominio del impío,

para que no sirva más de lazo para el pueblo.

31Si ahora dice a Dios:

«He soportado (tu castigo),

no pecaré más;

32enséñame Tú lo que yo no veo;

si he hecho iniquidad, no la haré más.»

33¿Acaso Él debe darte el pago

según el parecer tuyo,

según tu negativa o conformidad?

Yo no (pienso) así.

Di, pues, lo que sabes.

34Los hombres sensatos me dirán,

lo mismo que los sabios que me oyen:

35«Job ha hablado neciamente,

sus palabras fueron imprudentes.»

36[4130]¡Ojalá sea Job probado hasta el fin,

por sus respuestas de hombre impío!

37Porque a su pecado añade la rebelión,

bate palmas en medio de nosotros,

y habla cada vez más contra Dios.”

JOB 35

Tercer discurso de Eliú

1Tomando de nuevo la palabra dijo Eliú:

2[4131]“¿Acaso te parece justo decir:

«Yo tengo razón contra Dios?»

3[4132]Ya que dices: “¿Qué provecho tienes Tú,

o qué ventaja tengo yo de mi pecado?”

4Voy a darte respuesta,

a ti y a tus compañeros.

5Dirige tu mirada hacia el cielo y ve;

y contempla el firmamento

que es más alto que tú.

6[4133]Si pecas, ¿qué le haces a Él?

y si multiplicas tus transgresiones,

¿qué (daño) le causas?

7Si eres justo, ¿qué le das con ello?

o ¿qué recibe Él de tu mano?

8Solamente a un hombre como tú

dañará tu maldad,

y tu justicia (aprovecha solo)

a un hijo de hombre.

9[4134]Gritan (los desgraciados),

bajo la violencia de la opresión,

y piden auxilio

contra el brazo de los poderosos;

10mas ninguno dice:

«¿Dónde está Dios, mi Creador,

el cual inspira canciones de alegría

en medio de la noche,

11que nos da más ilustración que a las bestias de la tierra,

y más inteligencia que a las aves del cielo?»

12Entonces gritan; pero Él no responde,

a causa de la soberbia de los malvados.

13Pues Dios no atiende ruegos vanos;

el Omnipotente no los considera.

14Pero si dices que Él no lo ve,

la causa está delante de Él;

espera su sentencia.

15Pero ahora (que Dios) tarda

en descargar su ira,

y no castiga con rigor la necedad,

16Job abre su boca para vanas palabras

amontonando frases de ignorante.”

JOB 36

Cuarto discurso de Eliú

1Continuó Eliú diciendo:

2“Espérame un poco, y te instruiré,

pues hay aún más argumentos

para defender la causa de Dios.

3Sacaré de lo más alto mi saber,

y probaré que mi Creador es justo.

4[4135]Porque te aseguro

que no son falsas mis palabras;

el que está delante de ti

es perfecto en la doctrina.

5He aquí que Dios es grande,

pero no desdeña a nadie;

Él es grande por el poder de su inteligencia.

6No deja vivir al malvado,

hace justicia a los oprimidos;

7[4136]no aparta sus ojos de los justos,

los coloca en tronos (como) a reyes,

los hace sentar para siempre

y son ensalzados.

8Encadenados con grillos,

y atados con cuerdas de aflicción,

9Él les hace reproches

por sus obras y sus pecados,

porque obraron con soberbia;

10les abre los oídos para la corrección,

y les exhorta a abandonar la maldad.

11[4137]Si obedecen y se someten,

terminan sus días en felicidad,

y sus años entre delicias.

12Mas si no obedecen perecen a espada,

y mueren en necedad.

13Los impíos de corazón acumulan la ira;

no pueden clamar por auxilio,

cuando Él los encadena,

14mueren en plena juventud,

y acaban su vida entre los afeminados.

15Al pobre, empero,

(Dios) le salva en la aflicción,

le abre los oídos por la tribulación.

16[4138]A ti también te sacaría

de las fauces de la angustia,

a un lugar espacioso, sin estrechez,

y tendrías tu mesa cómoda

y llena de grosura.

17Mas tú llenas la medida del inicuo;

el juicio y la justicia te alcanzarán.

18[4139]Por eso, no oprimas a nadie

acicateado por la ira,

y no te pervierta la copia de sobornos.

19¿Acaso te librará tu clamor de la angustia,

aunque emplees

todos los recursos de tu poder?

20[4140]No suspires tanto por la noche

que arrebatará a todos de su lugar.

21Guárdate de dirigir tu rostro hacia la iniquidad;

aunque la prefieras a la aflicción.

22Mira: Dios es sublime en su poder;

¿quién es Maestro como Él?

23[4141]¿Quién le ha impuesto su camino?

Y ¿quién puede decirle:

«Tú has hecho mal»?

24[4142]Acuérdate de ensalzar su obra,

la cual celebran los hombres.

25La contemplan todos los hombres,

la miran desde lejos los mortales.

26¡Cuán grande es Dios!

No podemos comprenderlo;

el número de sus años es inescrutable.

27Él hace las menudas gotas de agua,

que después se derraman en lluvias torrenciales.

28Destilan las nubes,

y caen sobre los hombres gotas en abundancia.

29¿Quién comprenderá

la extensión de las nubes,

los truenos de su pabellón?

30[4143]Él extiende en torno suyo su luz,

y cubre las profundidades del mar.

31[4144]De esta manera juzga a los pueblos,

y da pan en abundancia.

32[4145]Llena sus manos de rayos,

a los que indica el objeto

que han de alcanzar.

33Le anuncia su voz de trueno,

como también el ganado (siente) su venida.”

JOB 37

Continúa el discurso de Eliú

1“Por esto tiembla mi corazón,

y salta de su lugar.

2[4146]Oíd, oíd el trueno de su voz,

el ruido que sale de su boca.

3[4147]Lo hace retumbar

por toda la extensión del cielo,

y su fulgor brilla

hasta los confines de la tierra.

4Tras de Él se oye una voz rugiente;

pues truena con la voz de su majestad;

y no retiene más (los rayos) cuando se oye su voz.

5Truena la voz de Dios y obra maravillas,

hace cosas grandes e inescrutables.

6Pues a la nieve dice: «¡Baja a la tierra!»

Él (envía) la lluvia y los aguaceros torrenciales.

7[4148]Sobre la mano de todos pone un sello,

para que todos conozcan Su obra.

8Las fieras se retiran a sus cubiles,

y descansan en sus guaridas.

9[4149]De sus cámaras sale el huracán,

y del norte viene el frío.

10Al soplo de Dios se forma el hielo,

y en su derretimiento

se ensanchan las aguas.

11Él carga con vapor la nube,

y la nube esparce sus fulgores,

12que dando vueltas según sus planes

hacen lo que Él manda

sobre la redondez de la tierra;

13[4150]ora para corrección de su tierra,

ora para mostrar su misericordia.

14Esto, oh Job, escúchalo bien, detente,

y considera las maravillas de Dios.

15[4151]¿Sabes tú cómo Dios las realiza,

y cómo hace relampaguear la luz de sus nubes?

16¿Conoces tú el balanceo de las nubes,

las maravillas de Aquel que es perfecto en saber?

17¿(Sabes) tú por qué se calientan tus vestidos,

cuando la tierra se calla bajo el soplo del Austro?

18¿Extendiste tú con Él el firmamento,

tan sólido como un espejo fundido?

19Díganos qué debemos responderle,

ya que no sabemos qué decirle,

siendo como somos ignorantes.

20Mas ¿hay que contarle lo que yo digo?

pues el hombre, por más que hable,

no es más que una nada.

21[4152]Ahora ya no se ve la luz,

aquel resplandor en el firmamento;

pasó el viento, y lo deja despejado.

22[4153]Del norte viene áureo (brillo),

la terrible majestad,

que envuelve a Dios.

23Él Todopoderoso, el inaccesible,

es grande en poder y juicio,

es rico en justicia,

y no oprime a nadie.

24Por eso han de temerlo los hombres:

no mira Él a los que se creen sabios.”

III. INTERVENCIÓN DE DIOS

JOB 38

Primer discurso de Dios

1[4154]Entonces Yahvé respondió a Job desde el torbellino, y dijo:

2[4155]“¿Quién es este que obscurece mis planes

con palabras insensatas?

3[4156]Cíñete ahora los lomos, como varón;

que Yo te preguntaré,

y tú me instruirás.

4[4157]¿Dónde estabas tú

cuando Yo cimentaba la tierra?

Dilo, si tienes inteligencia.

5[4158]¿Quién le trazó sus dimensiones

—tú lo sabes seguro—

o quién extendió sobre ella la cuerda?

6[4159]¿En qué se hincan sus bases,

o quien asentó su piedra angular,

7[4160]mientras cantaban en coro

las estrellas de la mañana,

entre los aplausos de todos los hijos de Dios?

8¿Quién cerró con puertas el mar,

cuando impetuoso salía del seno?

9al ponerle Yo las nubes por vestido

y las tinieblas por envoltura;

10imponiéndole mi ley

y poniendo barras y puertas,

11[4161]con estas palabras:

«Hasta aquí llegarás, y no pasarás más allá;

y ahí se quebrantará el orgullo de tus olas.»

12¿Acaso en algún momento de tu vida

has dado tú órdenes a la mañana,

señalado su lugar a la aurora,

13para que ocupe los cabos de la tierra,

y sean expulsados de ellas los malhechores?

14[4162]Cambia ella su forma

como la arcilla del sello,

y se presenta como un vestido (nuevo),

15[4163]privando de su luz a los malvados,

y quebrando el brazo levantado.

16¿Penetraste tú hasta las fuentes del mar;

te paseaste en el fondo del abismo?

17[4164]¿Se te han abierto acaso

las puertas de la muerte,

y has visto esas puertas tenebrosas?

18Ya que has investigado la tierra

en toda su anchura,

habla, si todo lo sabes.

19¿Dónde está el camino

que conduce a la morada de la luz?

y el lugar de las tinieblas, ¿dónde se halla?

20ya que tú las conduces a sus dominios,

y conoces los senderos que llevan a su morada.

21[4165]Tú debes saberlo,

porque habías nacido ya entonces,

y el número de tus días es tan grande.

22[4166]¿Penetraste tú acaso

en los depósitos de la nieve,

y viste los almacenes del granizo,

23que Yo he guardado

para el tiempo de la angustia,

para el día de la batalla y del combate?

24¿Por qué camino se difunde la luz,

y marcha el solano sobre la tierra?

25¿Quién abre regueras al aguacero,

y camino a la nube tronadora,

26para hacer llover

sobre un país inhabitado,

sobre el yermo, donde no vive hombre,

27para hartar tierras desiertas y vacías,

y hacer brotar un poco de hierba?

28[4167]¿Tiene padre la lluvia?

¿o quién engendra las gotas del rocío?

29¿Del seno de quién sale el hielo?

y la escarcha del cielo

¿quién la da a luz,

30para que sea como piedra el agua,

y se congele la superficie del abismo?

31[4168]¿Atas tú los lazos de las Pléyades,

o puedes soltar las ataduras del Orión?

32[4169]¿Eres tú quien a su tiempo

hace salir los signos del zodíaco,

y guía a la Osa con sus cachorros?

33¿Conoces tú las leyes del cielo

y fijas su influjo sobre la tierra?

34¿Alzas tú hasta las nubes tu voz,

para que caigan sobre ti

las copiosas aguas?

35¿Despachas tú los rayos, y se van

diciéndote: «Henos aquí»?

36[4170]¿Quién puso sabiduría en las nubes,

e inteligencia en los meteoros?

37[4171]¿Hay quien con toda su sabiduría

puede contar las nubes,

y vaciar los odres del cielo,

38para que el polvo

se transforme en masa sólida,

y se peguen unos a otros los terrones?

39[4172]¿Cazas tú la presa para la leona,

y sustentas la vida de los Ieoncillos,

40cuando se acurrucan en sus cubiles,

y se retiran a la espesura

para estar en acecho?

41¿Quién prepara al cuervo su alimento,

cuando sus pollitos gritan hacia Dios,

yendo de un lado a otro

por falta de comida?

JOB 39

Continuación del discurso de Dios

1[4173]“¿Sabes tú el tiempo

en que paren las cabras monteses?

¿Observas el parto de las ciervas?

2¿Sabes tú los meses de su preñez,

y conoces el tiempo de su parto?

3Se encorvan y echan su cría

librándose de sus dolores.

4Sus crías son robustas,

crecen en el campo;

se van, y no vuelven a ellas.

5¿Quién dio libertad al asno montés,

y quién soltó las ataduras del onagro,

6[4174]al que di por domicilio el desierto

y por morada la tierra salitrosa?

7Se ríe del tumulto de la ciudad,

y no oye los gritos del arriero.

8Los montes son su lugar de pasto,

anda buscando toda yerba verde.

9[4175]¿Querrá servirte acaso el búfalo,

pasará la noche junto a tu pesebre?

10¿Podrás atarlo con coyundas

para que abra surcos?

¿Querrá acaso rastrillar

los valles detrás de ti?

11¿Confiarás en él por su gran fuerza,

y dejarás a su cuidado tus labores?

12¿Le fiarás traer a casa tu grano

para llenar tu era?

13El avestruz agita alegre las alas;

no son alas pías, ni voladoras;

14[4176]pues abandona en tierra sus huevos

para calentarlos en el suelo.

15Olvida que puede pisarlos el pie,

y aplastarlos la fiera del campo.

16Es cruel con sus hijos,

como si fuesen ajenos;

no le preocupa

la inutilidad de sus fatigas.

17Porque Dios le privó de sabiduría,

y no le dio parte en la inteligencia.

18[4177]Pero cuando se alza y bate las alas,

se burla del caballo y del jinete.

19¿Das tú al caballo la valentía,

y revistes su cuello con la airosa melena?

20¿Le enseñas tú a saltar

como la langosta,

a esparcir terror

con su potente relincho?

21Hiere la tierra,

orgulloso de su fuerza,

y se lanza al combate,

22riéndose del miedo;

no se acobarda,

ni retrocede ante la espada.

23Si oye sobre sí el ruido de la aljaba,

el vibrar de la lanza y del dardo,

24con ímpetu fogoso sorbe la tierra,

no deja contenerse

al sonido de la trompeta.

25[4178]Cuando suena la trompeta,

dice: «¡Adelante!»;

huele de lejos la batalla,

la voz del mando de los capitanes,

y el tumulto del combate.

26[4179]¿Es acaso por obra tuya

que emprende vuelo el gavilán,

tendiendo sus alas hacia el sur?

27¿Es por orden tuya

que remonta el águila,

y pone su nido en las alturas?

28Habita en la peña,

y tiene su morada en la cima

de las rocas más inaccesibles.

29Allí acecha la presa,

desde lejos atisban sus ojos.

30[4180]Sus polluelos chupan la sangre;

y doquiera que haya cadáveres

se la encuentra.”

31Se dirigió entonces Yahvé a Job y dijo:

32“Quiere el censor

contender más con el Omnipotente?

El que disputa con Dios responda.”

Job confiesa su ignorancia

33[4181]Job respondió a Yahvé y dijo:

34“He aquí ¡cuán pequeño soy yo!

¿Qué puedo responderte?

Pondré mi mano sobre mi boca.

35Una vez he hablado,

mas no hablaré más;

y otra vez (he hablado),

pero no añadiré palabra.

JOB 40

Segundo discurso de Dios

1Yahvé siguió hablando a Job desde el torbellino, y dijo:

2[4182] “Cíñete los lomos como varón;

voy a preguntarte y tú me instruirás.

3¿Quieres tú de veras negar mi justicia,

condenarme a Mí para justificarte a ti mismo?

4¿Tienes tú un brazo como el de Dios,

y puedes tronar con voz

semejante a la suya?

5Adórnate de alteza y majestad,

y revístete de gloria y grandeza.

6[4183]Derrama los torrentes de tu ira;

mira a todo orgulloso y humíllalo.

7Mira a todo soberbio y abátelo,

aplasta a los malvados donde estén.

8Escóndelos a todos en el polvo,

y cubre su rostro con tinieblas.

9[4184]Yo entonces te alabaré,

porque tu diestra podrá salvarte.

10[4185]Mira a Behemot,

creado por Mí lo mismo que tú.

Come hierba como el buey;

11[4186]y ve que su fuerza está en sus lomos,

y su vigor en los músculos de su vientre.

12Endurece su cola como un cedro;

y los nervios de sus muslos

son como un solo tejido.

13Sus huesos son tubos de bronce,

sus costillas como planchas de hierro.

14[4187]Es la primera de las obras de Dios;

Él que lo hizo le dio una espada.

15Los montes le ofrecen alimento,

(alrededor de él) retozan

todas las bestias del campo.

16Duerme debajo de los lotes,

en la espesura de los juncos y pantanos.

17[4188]Los lotos le cubren con su sombra,

y le rodean los sauces del río.

18Al desbordar el río no se amedrenta;

se queda tranquilo

aunque el Jordán le llegue a la garganta.

19Fascina la (presa) con los ojos,

y su nariz perfora las redes.

20[4189]¿Pescas tú con anzuelo a Leviatán,

y atas con una cuerda su lengua?

21[4190]¿Le meterás un junco en la nariz,

le taladrarás con un gancho la quijada?

22¿Acaso te dirigirá muchas súplicas,

o te dirá palabras tiernas?

23¿Hará pacto contigo?

¿Lo tomarás por perpetuo esclavo?

24¿Juguetearás con él como con un pájaro?

¿Lo atarás para tus hijas?

25[4191]¿Lo tomarán los amigos para comida?

¿Se lo repartirán entre sí los mercaderes?

26¿Horadarás su cuero con flechas,

y con el arpón su cabeza?

27Pon (una vez) en él tu mano;

y no olvidarás el combate;

no volverás a hacerlo.

28He aquí que la esperanza (de los cazadores) es vana;

su solo aspecto basta para echarlos por tierra.”

JOB 41

Continuación del discurso de Dios

1[4192]“Nadie es tan audaz que le despierte.

¿Quién es capaz de mantenerse en pie delante de Mí?

2[4193]¿Quién me dio algo primero,

para que Yo lo recompense?

Mío es lo que hay bajo todo el cielo.

3[4194]No callaré sus miembros, su fuerza,

la armonía de sus proporciones.

4¿Quién puede abrir las mallas de su cota,

franquear la doble fila de sus dientes?

5Las puertas de su boca

¿quién jamás las ha abierto?;

el cerco de sus dientes causa espanto.

6[4195]Su espalda cubren escamas en forma de escudos,

compactas como un sello de piedra.

7Se traba una con otra tan íntimamente,

que el aire no puede pasar entre ellas.

8Una está pegada a la otra;

asidas entre sí no pueden separarse.

9Sus estornudos son chispas de fuego,

sus ojos como los párpados de la aurora.

10De su boca salen llamas

y se escapan centellas de fuego.

11Sus narices arrojan humo,

como de olla encendida e hirviente.

12Su resoplido enciende carbones

y su boca despide llamaradas.

13[4196]En su cerviz reside la fuerza,

ante él tiembla el mismo espanto.

14Aun las partes flojas de su carne

están unidas entre sí,

sin que quede resquicio

ni posibilidad de oscilar.

15[4197]Su corazón es duro como piedra;

tan duro como la muela inferior.

16Cuando se alza

tienen miedo los más valientes,

y de terror están fuera de sí.

17La espada que le acomete se rompe,

lo mismo que la lanza,

el dardo y la coraza.

18Estima como paja el hierro,

y el bronce como leña carcomida.

19[4198]No le pone en fuga el hijo del arco;

las piedras de la honda le parecen paja.

20La maza es para él como hojarasca,

y se ríe del silbido del venablo.

21[4199]Su vientre tiene puntas de teja,

se arrastra cual trillo sobre el cieno.

22Hace hervir el abismo como olla,

y el mar como caldero de ungüentos.

23[4200]Tras él un surco de luz,

de modo que el abismo parece canoso.

24[4201]No hay en la tierra semejante a él,

pues fue creado para no tener miedo.

25Mira (con desprecio) lo más alto;

es rey de todos los soberbios.”

JOB 42

Job responde al Omnipotente

1Entonces respondió Job a Yahvé, y dijo:

2[4202]“Sé que todo lo puedes;

para Ti ningún plan es irrealizable.

3[4203]¿Quién es este que imprudentemente

oscurece el plan (divino)?

(Soy yo); he hablado temerariamente

de las maravillas superiores a mí

y que yo ignoraba.

4[4204]«Escucha, pues, y Yo hablaré;

Yo preguntaré, y tú me instruirás.»

5[4205]Solo de oídas te conocía;

mas ahora te ven mis ojos.

6[4206]Por eso me retracto y me arrepiento,

envuelto en polvo y ceniza.”

EPÍLOGO
El Señor reprende a los amigos de Job

7Después que Yahvé hubo dicho estas palabras a Job, dijo a Elifaz temanita: “Estoy irritado contra ti y contra tus dos amigos, porque no habéis hablado de Mí rectamente, como mi siervo Job. 8[4207]Ahora tomad siete becerros y siete carneros, e id a mi siervo Job, y ofreced por vosotros un holocausto. Mi siervo Job orará por vosotros, y Yo aceptaré su intercesión, de modo que no os haré mal por no haber hablado de Mí rectamente como mi siervo Job.

9Fueron, pues, Elifaz temanita, Bildad suhita y Sofar naamatita, e hicieron como Yahvé les había mandado. Y Yahvé aceptó los ruegos de Job.

Rehabilitación de Job

10Después Yahvé restableció a Job en su primer estado, mientras este oraba por sus amigos; y Yahvé dio a Job el doble de todo cuanto había poseído. 11[4208]Le visitaron también todos sus hermanos y todas sus hermanas, y sus antiguos amigos, y comieron con él en su casa. Se condolieron con él, y le consolaron por todos los males que Yahvé le había enviado, dándole cada uno una kesita y un anillo de oro.

12Yahvé bendijo los postreros tiempos de Job más que los primeros, y llegó a tener catorce mil ovejas, seis mil camellos, mil yuntas de bueyes y mil asnas. 13Tuvo también siete hijos y tres hijas. 14[4209]A la primera le puso por nombre Jemimá, y a la segunda Kesiá, y a la tercera Keren Happuk. 15No se hallaron en toda aquella tierra mujeres tan hermosas como las hijas de Job; y les dio su padre herencia entre sus hermanos. 16[4210]Job vivió después de esto ciento cuarenta años; y vio a sus hijos y a los hijos de sus hijos hasta la cuarta generación. Y murió Job anciano y colmado de días.

LOS SALMOS

# · 1 · 2 · 3 · 4 · 5 · 6 · 7 · 8 · 9A · 9B · 10 · 11 · 12 · 13 · 14 · 15 · 16 · 17 · 18 · 19 · 20 · 21 · 22 · 23 · 24 · 25 · 26 · 27 · 28 · 29 · 30 · 31 · 32 · 33 · 34 · 35 · 36 · 37 · 38 · 39 · 40 · 41 · 42 · 43 · 44 · 45 · 46 · 47 · 48 · 49 · 50 · 51 · 52 · 53 · 54 · 55 · 56 · 57 · 58 · 59 · 60 · 61 · 62 · 63 · 64 · 65 · 66 · 67 · 68 · 69 · 70 · 71 · 72 · 73 · 74 · 75 · 76 · 77 · 78 · 79 · 80 · 81 · 82 · 83 · 84 · 85 · 86 · 87 · 88 · 89 · 90 · 91 · 92 · 93 · 94 · 95 · 96 · 97 · 98 · 99 · 100 · 101 · 102 · 103 · 104 · 105 ·106 · 107 · 108 · 109 · 110 · 111 · 112 · 113A · 113B · 114 · 115 · 116 · 117 · 118 · 119 · 120 · 121 · 122 · 123 · 124 · 125 · 126 · 127 · 128 · 129 · 130 · 131 · 132 · 133 · 134 · 135 · 136 · 137 · 138 · 139 · 140 · 141 · 142 · 143 · 144 · 145 · 146 · 147 · 148 · 149 · 150

INTRODUCCIÓN

Se ha dicho con verdad que los Salmos —para el que les presta la debida atención a fin de llegar a entenderlos— son como un resumen de toda la Biblia: historia y profecía, doctrina y oración. En ellos habla el Espíritu Santo (“qui locutus est per prophetas”) por boca de hombres, principalmente de David, y nos enseña lo que hemos de pensar, sentir y querer con respecto a Dios, a los hombres y a la naturaleza, y también nos enseña la conducta que más nos conviene observar en cada circunstancia de la vida.

A veces el divino Espíritu nos habla aquí con palabras del Padre celestial; a veces con palabras del Hijo. En algunos Salmos, el mismo Padre habla con su Hijo, como nos lo revela San Pablo respecto del sublime Salmo 44 (Hebreos 1, 8; Salmo 44, 7 s.); en otros muchos, es Jesús quien se dirige al Padre. Sorprendemos así el arcano del Amor infinito que los une, o sea los secretos más íntimos de la Trinidad, y vemos anunciados, mil años antes de la Encarnación del Verbo, los misterios de Cristo doliente (Salmos 104-106); sus pruebas Salmos 101; 117, etc.); el grandioso destino deparado a él, y a la Iglesia de Cristo (Salmos 64; 92-98), etc.

David es la abeja privilegiada que elabora —o mejor, por cuyo conducto el mismo Espíritu Santo elabora— la miel de la oración por excelencia, e “intercede por nosotros con gemidos inefables” (Romanos 8, 26). Todo lo que pasa por las manos del Real Profeta, dice un santo comentarista, se convierte en oración: afectos y sentimientos; penas y alegrías; aventuras, caídas, persecuciones y triunfos; recuerdos de su vida o la de su pueblo (con el cual el Profeta suele identificarse), y, principalmente, visiones sobre Cristo, “sus pasiones” y “posteriores glorias” (I Pedro 1, 10-12). Profecías de un alcance insospechado por el mismo David; detalles asombrosos de la Pasión, revelados diez siglos antes con la precisión de un Evangelista; esplendores del triunfo del Mesías y su Reino; la plenitud de la Iglesia, del Israel de Dios: todo, todo sale de su boca y de su arpa, no ya solo al modo de un canto de ruiseñor que brota espontáneamente como en el caso del poeta clásico[4211], sino a manera de olas de un alma que vuelca, que “derrama su oración”, según él mismo lo dice (Salmo 141, 3), en la presencia paternal de su Dios.

Por eso la belleza de los Salmos es toda pura, como la gracia de los niños, que son tanto más encantadores cuanto menos sospechan que lo son. Este espíritu de David es el que da el tono a sus cantos, de modo que la belleza fluye en ellos de suyo, como una irradiación inseparable de su perfección interior, no pudiendo imaginarse nada más opuesto a toda preocupación retórica, no obstante la estupenda riqueza de las imágenes y la armonía de su lenguaje, a veces onomatopéyico en el hebreo.

La oración del salmista es toda sobrenatural, Dios la produce, como miel divina, en el alma de David, para que con ella nos alimentemos (Proverbios 24, 13) y nos endulcemos (Salmo 118, 103) todos nosotros. Por eso la entrega el santo rey a los levitas, que él mismo ha establecido de nuevo para el servicio del Santuario (II Paralipómenos capítulos 22-26). Y no ya solo como un Benito de Nursia que funda sus monjes y los orienta especialmente hacia el culto litúrgico: porque no es una orden particular, es todo el clero lo que David organiza en la elegida nación hebrea, y él mismo elabora la oración con que había de alabar a Dios toda la Iglesia de entonces… y hoy día la Iglesia de Cristo (cf. el magnífico elogio de David en Eclesiástico 47, principalmente los vv. 9, 12.) ¿Y qué digo, elabora? ¿Acaso no es él mismo quien lo reza y lo canta, y hasta lo baila en la fiesta del Arca, inundado de gozo celestial, al punto de provocar la burla irónica de su esposa la reina? A la cual él contesta, en un gesto mil veces sublime: “¡Delante de Dios que me eligió… y me mandó ser el caudillo de su pueblo Israel, bailaré yo y me humillaré más de lo que he hecho, y seré despreciable a los ojos míos!...” (II Reyes 6, 21 s.).

¿Qué mucho, pues, que Dios, amando a David con una predilección que resulta excepcional aun dentro de la Escritura, pusiese en su corazón los más grandes efluvios de amor con que un alma puede y podrá jamás responder al amor divino? ¿Y cómo no había de ser esta la oración insuperable, si es la que expresa los mismos efectos que un día habían de brotar del Corazón de Cristo?

Después de esta breve introducción general, pasemos a hacer algunas observaciones de orden técnico.

Se dividen los 150 Salmos del Salterio en cinco partes o libros: I Libro, Salmos 1-40; II Libro, 41-71; III Libro, 72-88; IV Libro, 89-105; V Libro, 106-150.

La mayoría de los Salmos llevan un epígrafe, que se refiere o al autor, o a las circunstancias de su composición o a la manera de cantarlos. Estos epígrafes, aunque no hayan formado parte del texto primitivo, son antiquísimos; de otro modo no los pondría la versión griega de los Setenta. Según estos, el principal autor del Salterio es David; siendo atribuidos al Real Profeta, en el texto latino, 85 Salmos, 84 en el griego y 73 en el hebreo. A más de David, se mencionan como autores de Salmos: Moisés, Salomón, Asaf, Hemán, Etán y los hijos de Coré. No se puede, pues, razonablemente desestimar la tradición cristiana que llama al libro de los Salmos ‘Salterio de David’, porque los demás autores son tan pocos y la tradición a favor de los Salmos davídicos es tan antigua, que con toda razón se puede poner su nombre al frente de toda la colección. En particular no puede negarse el origen davídico de aquellos Salmos que se citan en los libros sagrados expresamente con el nombre de David; así, por ejemplo, los Salmos 2, 15, 17, 109 y otros (Decreto de la Pontificia Comisión Bíblica del 1° de mayo de 1910.)

Huelga decir que el género literario de los Salmos es el poético. La poesía hebrea no cuenta con rima ni con metro en el sentido riguroso de la palabra, aunque sí con cierto ritmo silábico; mas lo que constituye su esencia, es el ritmo de los pensamientos, repitiéndose el mismo pensamiento dos y hasta tres veces. Este sistema simétrico de frases se llama ‘paralelismo de los miembros’.

En cuanto al texto latino de los Salmos de la Vulgata (y el Breviario), hay que observar que esto no corresponde a la versión de San Jerónimo, sino a la traducción prejeronimiana tomada de los Setenta, y divulgada principalmente en las Galias, por lo cual recibió la denominación de ‘Psalterium Gallicanum’. El doctor Máximo solo pudo revisar dicha versión en algunas partes, porque estaba introducida ya en la Liturgia.

Recientemente, las investigaciones abnegadas de los exégetas modernos (Zorell, Knabenbauer, Miller, Peters, Wutz, Vaccari), lograron completar la obra de San Jerónimo, reconstruyendo un texto que corresponde en lo más posible al texto hebreo original.

El 24 de marzo de 1945 autorizó el Papa Pío XII para el rezo del Oficio Divino una nueva versión latina hecha por los Profesores del Instituto Bíblico de Roma a base de los textos originales.

La presente traducción sigue los mismos principios que la edición del Pontificio Instituto Bíblico y la completa con una crítica del texto, fundada en las mejores ediciones modernas. De esta manera los “pasajes oscuros” del Salterio han dejado de existir casi todos, y clero y laicos pueden disfrutar de las delicias que nos brinda el genio inspirado del Rey Profeta.

PRIMER LIBRO DE LOS SALMOS

SALMO 1

Fruto seguro de la Palabra divina

1[4212]¡Dichoso el hombre que no sigue

el consejo de los malvados,

ni pone el pie

en el camino de los pecadores,

ni entre los burladores toma asiento,

2mas tiene su deleite en la Ley del Señor,

y en ella medita día y noche!

3[4213]Es como un árbol

plantado junto a ríos de agua,

que a su tiempo dará fruto

y cuyas hojas no se marchitan;

todo cuanto hiciere prosperará.

4[4214]No así los malvados, no así.

Ellos son como paja

que el viento desparrama.

5[4215]Por eso en el juicio

no estarán en pie los malvados,

ni los pecadores en la reunión de los justos.

6[4216]Porque el camino de los justos

lo cuida Yahvé,

y el camino de los malvados tiene mal fin.

SALMO 2

Triunfo del Mesías Rey

1[4217]¿Por qué se amotinan las gentes,

y las naciones traman vanos proyectos?

2[4218]Se han levantado los reyes de la tierra,

y a una se confabulan los príncipes

contra Yahvé y contra su Ungido.

3[4219] “Rompamos (dicen) sus coyundas,

y arrojemos lejos de nosotros sus ataduras.”

4El que habita en los cielos ríe,

el Señor se burla de ellos.

5[4220]A su tiempo les hablará en su ira,

y en su indignación los aterrará:

6[4221] “Pues bien, soy Yo

quien he constituido a mi Rey

sobre Sión, mi santo monte.”

7[4222]¡Yo promulgaré ese decreto de Yahvé!

Él me ha dicho: “Tú eres mi Hijo,

Yo mismo te he engendrado en este día.

8Pídeme y te daré en herencia las naciones,

y en posesión tuya los confines de la tierra,

9[4223]Con cetro de hierro los gobernarás,

los harás pedazos como a un vaso de alfarero.”

10[4224]Ahora, pues, oh reyes, comprended,

instruíos, vosotros que gobernáis la tierra.

11Sed siervos de Yahvé con temor y alabadle,

temblando, besad sus pies,

12antes que se irrite y vosotros erréis el camino,

pues su ira se encenderá pronto.

¡Dichoso quien haya hecho de Él su refugio!

SALMO 3

El eterno es mi escudo

1[4225]Salmo de David cuando huía de su hijo Absalón.

2Oh Yahvé, ¡cuán numerosos

son mis perseguidores!

¡Cuántos se levantan contra mí!

3Muchos son los que dicen de mi vida:

“No hay para él salvación en Dios.”

4[4226]Pero Tú, Yahvé, eres mi escudo,

Tú mi gloria,

Tú quien me hace erguir la cabeza.

5[4227]Con mi voz invoco a Yahvé

y Él me oye desde su santo monte.

6Me acuesto y me duermo,

y despierto incólume,

porque Yahvé me sostiene.

7No temo a los muchos millares de gentes

que en derredor se ponen contra mí.

8Levántate, Yahvé; sálvame, Dios mío,

Tú que heriste en la mejilla

a todos mis enemigos,

y a los impíos les quebraste los dientes.

9[4228]De Yahvé viene la salvación,

¡Que sea tu bendición sobre tu pueblo!

SALMO 4

Para un sueño apacible. Oración vespertina

1[4229]Al maestro de música. Para instrumentos de cuerda. Salmo de David.

2Cuando te invoque,

óyeme ¡oh Dios de mi justicia!

Tú, que en la tribulación me levantaste,

ten misericordia de mí, y acoge mi súplica.

3[4230]Hijos de hombres

¿hasta cuándo seréis insensatos?

¿Por qué amáis la vanidad

y buscáis lo que es mentira?

4[4231]Sabed que Yahvé favorece

maravillosamente al santo suyo;

cuando le invoco, Yahvé me oye.

5[4232]Temblad, y no queráis pecar;

dentro de vuestros corazones,

en vuestros lechos, recapacitad y enmudeced.

6[4233]Ofreced sacrificios de justicia,

y esperad en Yahvé.

7[4234]Muchos dicen:

“¿Quién nos mostrará los bienes?”

Alza Tú sobre nosotros

la luz de tu rostro, oh Yahvé.

8[4235]Tú has puesto en mi corazón mayor alegría

que cuando abunda trigo y vino.

9[4236]Apenas me acuesto, me duermo en paz,

porque Tú me das seguridad, oh Yahvé.

SALMO 5

Oración al despertar

1Al maestro de coro. Para flautas. Salmo de David.

2[4237]Presta oído a mis palabras, oh Yahvé,

atiende a mi gemido;

3advierte la voz de mi oración,

oh Rey mío y Dios mío;

4porque es a Ti a quien ruego, Yahvé.

Desde la mañana va mi voz hacia Ti;

temprano te presento mi oración

y aguardo.

5[4238]Tú no eres un Dios

que se complazca en la maldad;

el malvado no habita contigo,

6ni los impíos permanecen en tu presencia.

Aborreces a todos

los que obran iniquidades;

7Tú destruyes a todos

los que hablan mentiras;

del hombre sanguinario y doble

abomina Yahvé.

8[4239]Mas yo, por la abundancia de tu gracia,

entraré en tu Casa,

en tu santo Templo me postraré

con reverencia, oh Yahvé.

9[4240]A causa de mis enemigos

condúceme en tu justicia,

y allana tu camino delante de mí;

10[4241]porque en su boca no hay sinceridad,

su corazón trama insidias,

sepulcro abierto es su garganta,

y adulan con sus lenguas.

11[4242]Castígalos, Dios,

desbarata sus planes;

arrójalos por la multitud de sus crímenes,

pues su rebeldía es contra Ti.

12Alégrense, empero,

los que en Ti se refugian;

regocíjense para siempre

y gocen de tu protección,

y gloríense en Ti cuantos aman tu Nombre.

13Pues Tú, Yahvé, bendices al justo,

y lo rodeas de tu benevolencia

como de un escudo.

SALMO 6

Oración de un penitente

1[4243]Al maestro de canto. Para instrumentos de cuerda. En octava. Salmo de David.

2[4244]Yahvé, no quieras argüirme en tu ira,

ni corregirme en tu furor.

3Ten misericordia de mí, oh Yahvé,

porque soy débil;

sáname, porque hasta mis huesos se sacuden

4[4245]y mi alma está en el colmo de la turbación;

mas Tú, Yahvé ¿hasta cuándo?

5Vuélvete, oh Yahvé, libra mi alma;

sálvame por tu misericordia,

6[4246]porque en la muerte

no hay quien se acuerde de Ti;

¿quién te alaba en el sepulcro?

7Me hallo extenuado de tanto gemir,

cada noche inundo en llanto mi almohada,

y riego con mis lágrimas el lecho.

8A causa de todos mis enemigos,

van mis ojos apagándose de tristeza,

y envejecen.

9[4247]Apartaos de mí todos

los que obráis la iniquidad;

pues Yahvé ha oído la voz de mi llanto.

10Yahvé escuchó mi demanda,

Yahvé aceptó mi oración.

11Mis enemigos todos quedarán sonrojados

y llenos de vergüenza;

huirán súbitamente confundidos.

SALMO 7

Apelación del justo al Supremo Juez

1[4248]Lamentación que David entonó con ocasión de las palabras de Cus, hijo de Benjamín.

2Yahvé, Dios mío, a Ti me acojo;

líbrame de todo el que me persigue,

y ponme a salvo;

3[4249]no sea que arrebate mi vida,

como león, y me despedace,

sin que haya quien me salve.

4[4250]Yahvé, Dios mío, si yo hice eso,

si hay en mis manos iniquidad;

5[4251]si he hecho mal a mi amigo

-yo, que salvé a los que me oprimían injustamente-

6[4252]persígame el enemigo y apodérese de mí;

aplaste mi vida en el suelo

y arrastre mi honor por el fango.

7[4253]Despierta, Yahvé, en tu ira;

yérguete contra la rabia

de los que me oprimen.

Levántate a mi favor

en el juicio que tienes decretado

8[4254]Te rodee la congregación de los pueblos

y siéntate sobre ella en lo alto.

9Yahvé va juzgar a las naciones.

Hazme a mí justicia, Yahvé,

según mi rectitud,

y según la inocencia que hay en mí.

10[4255]Cese ya la malicia de los impíos

y confirma Tú al justo,

¡oh justo Dios, que sondeas

los corazones y las entrañas!

11[4256]Mi defensa está en Dios,

que salva a los rectos de corazón.

12[4257]Dios, justo Juez, fuerte y paciente,

tiene pronta su ira cada día.

13Si no se convierte afilará su espada,

entesará su arco y apuntará;

14tiene preparadas para ellos flechas mortales;

hará de fuego sus saetas.

15[4258]Mirad al que concibió la iniquidad:

quedó grávido de malicia

y dio a luz la traición.

16[4259]Cavó una fosa y la ahondó,

mas cayó en el hoyo que él hizo.

17En su propia cabeza recaerá su malicia,

y sobre su cerviz

descenderá su iniquidad.

18Mas yo alabaré a Yahvé por su justicia,

y cantaré salmos

al Nombre de Yahvé Altísimo.

SALMO 8

La gloria de Dios en la Creación

1[4260]Al maestro de coro. Sobre el ghittit (los lagares). Salmo de David.

2[4261]¡Oh Yahvé, Señor nuestro,

cuán admirable es tu Nombre

en toda la tierra!

Tú, cuya gloria cantan los cielos,

3[4262]te has preparado la alabanza

de la boca de los pequeños

y de los lactantes,

para confundir a tus enemigos

y hacer callar

al adversario y al perseguidor.

4Cuando contemplo tus cielos,

hechura de tus dedos,

la luna y las estrellas

que Tú pusiste en su lugar...

5¿Qué es el hombre para que Tú lo recuerdes,

o el hijo del hombre

para que te ocupes de él?

6[4263]Tú lo creaste poco inferior a Dios,

le ornaste de gloria y de honor.

7Le diste poder sobre las obras de tus manos,

y todo lo pusiste bajo sus pies:

8[4264]las ovejas y los bueyes todos,

y aun las bestias salvajes,

9las aves del cielo y los peces del mar,

y cuanto surca las sendas del agua.

10Oh Yahvé, Señor nuestro,

¡cuán admirable es tu Nombre en toda la tierra!

SALMO 9A

El juicio de las naciones

1[4265]Al maestro de coro. Sobre el tono de Muthlabbén. Salmo de David.

2Quiero alabarte, Yahvé,

con todo mi corazón,

voy a cantar todas tus maravillas.

3En Ti me alegraré

y saltaré de gozo,

cantaré salmos a tu Nombre,

oh Altísimo.

4[4266]Porque mis enemigos vuelven las espaldas,

caen y perecen ante tu presencia.

5He aquí que Tú me has hecho justicia,

y has tomado en tus manos mi causa;

te has sentado, Juez justo,

sobre el trono.

6[4267]Has reprendido a los gentiles

y aniquilado al impío,

borrado su nombre para siempre.

7Los enemigos han sido aplastados,

reducidos a perpetua ruina;

has destruido sus ciudades,

y hasta la memoria de ellas ha perecido.

8He aquí que Yahvé se sienta para siempre,

ha establecido su trono para juzgar.

9Él mismo juzgará el orbe con justicia,

y gobernará a los pueblos con equidad.

10Y será Yahvé refugio para el oprimido,

refugio siempre pronto

en el tiempo de la tribulación.

11[4268]Y los que conocieron tu nombre

confiarán en Ti,

pues Tú no abandonas, Yahvé,

a los que te buscan.

12[4269]Cantad salmos a Yahvé,

que habita en Sión,

haced conocer a los pueblos sus proezas.

13Porque el vengador de la sangre

se ha acordado de los pobres,

y no ha olvidado su clamor.

14Yahvé se apiadó de mí

viendo la aflicción

que me causan mis enemigos,

y me ha sacado

de los umbrales de la muerte,

15[4270]para que anuncie todas sus alabanzas

en las puertas de la hija de Sión,

y me goce yo en tu salud.

16Cayeron las naciones

en la fosa que cavaron,

su pie quedó preso

en el lazo que escondieron.

17[4271]Yahvé se ha dado a conocer

haciendo justicia;

el pecador quedó enredado

en las obras de sus manos.

18Bajen los malvados al sepulcro,

todos los gentiles

que se han olvidado de Dios.

19Porque no siempre

quedará en olvido el pobre,

ni siempre burlada

la esperanza de los oprimidos.

20[4272]Levántate Yahvé;

no prevalezca el hombre,

sean juzgadas las naciones

ante tu presencia.

21[4273]Arroja, Señor, sobre ellas

el terror, oh Yahvé,

¡que sepan los gentiles que son hombres!

SALMO 9B (10)

1¿Por qué, Yahvé, te estás lejos?

¿Te escondes en el tiempo de la tribulación,

2mientras se ensoberbece el impío,

y el pobre es vejado y preso

en los ardides que aquel le urdió?

3[4274]Porque he aquí que el inicuo

se jacta de sus antojos,

el expoliador blasfema

despreciando a Yahvé.

4En el orgullo de su mente dice el impío:

“Él no tomará venganza; Dios no existe.”

Tal es todo su pensamiento.

5[4275]Sus caminos prosperan en todo tiempo;

lejos de su ánimo están tus juicios;

menosprecia él a todos sus adversarios.

6En su corazón dice:

“No seré conmovido;

de generación en generación

estaré al abrigo de la adversidad.”

7Su boca está llena de maldición,

de astucia y de violencia;

bajo su lengua lleva

la maldad y la mentira.

8Se pone en acecho junto al poblado,

en lo escondido, para matar al inocente.

Sus ojos están espiando al pobre;

9insidia en la oscuridad como el león

que desde su guarida está asechando

al desvalido para atraparlo;

lo arrebata y lo atrae a su red;

10se encoge, se agacha hasta el suelo,

y el desdichado cae en sus garras.

11[4276]Dice en su corazón:

“Dios está desmemoriado,

apartó su rostro, nunca ve nada.”

12Levántate, Yahvé Dios mío,

alza tu mano;

no quieras olvidarte de los afligidos.

13[4277]¿Cómo es que el impío desprecia a Dios,

diciendo en su corazón:

“No tomará venganza”?

14[4278]Mas Tú lo estás viendo.

Tú consideras el afán y la angustia,

para tomarlos en tus manos.

A Ti está confiado el pobre;

Tú eres el protector del huérfano.

15Quebranta Tú el brazo del impío

y del maligno;

castigarás su malicia y no subsistirá.

16[4279]Yahvé es Rey para siglos eternos;

los gentiles fueron exterminados de su tierra.

17Ya escuchaste, Yahvé,

el deseo de los humildes;

confirmaste su corazón y prestaste oído,

18[4280]para tomar en tus manos

la causa del huérfano y del oprimido,

a fin de que nunca más vuelva

a infundir pavor el hombre de tierra.

SALMO 10 (11)

No huye quien tiene a Yahvé por refugio

1[4281]Al maestro de coro. De David.

Yo me refugio en Yahvé.

¿Cómo podéis decirme:

“Huye al monte como el pájaro”?

2Pues los malvados están entesando el arco

y colocan ya su flecha en la cuerda

para asaetear en la sombra

a los rectos de corazón;

3[4282]si han socavado los cimientos

¿qué puede hacer el justo?

4Está Yahvé en su santo templo;

¡Yahvé! su trono está en el cielo;

sus ojos miran,

sus párpados escrutan

a los hijos de los hombres.

5[4283]Yahvé examina al justo y al malvado;

y al que ama la prepotencia

Él lo abomina.

6[4284]Sobre los pecadores

hará llover ascuas y azufre,

y viento abrasador

será su porción en el cáliz.

7[4285]Porque Yahvé es justo y ama la justicia;

los rectos verán su rostro.

SALMO 11 (12)

Recurso a Dios contra la corrupción dominante

1[4286]Al maestro de coro. En octava. Salmo de David.

2Sálvame Tú, oh Yahvé,

porque se acaban los justos;

la fidelidad ha desaparecido

de entre los hombres.

3Unos a otros se dicen mentiras;

se hablan con labios fraudulentos

y doblez de corazón.

4Acabe Yahvé con todo labio fraudulento

y con la lengua jactanciosa;

5[4287]con esos que dicen:

“Somos fuertes con nuestra lengua,

contamos con nuestros labios;

¿quién es señor nuestro?”

6[4288] “Por la aflicción de los humildes

y el gemido de los pobres,

me levantaré ahora mismo, dice Yahvé;

pondré a salvo a aquel que lo desea.”

7[4289]Las palabras de Yahvé

son palabras sinceras;

plata acrisolada, sin escorias,

siete veces purificada.

8Tú las cumplirás, oh Yahvé;

nos preservarás para siempre

de esta generación.

9Los malvados se pasean por todas partes,

mientras Tú dejas que sea exaltado

lo más vil de entre los hombres.

SALMO 12 (13)

Recurso del alma apremiada

1Al maestro de coro. Salmo de David.

2[4290]¿Hasta cuándo, Yahvé?

¿Me tendrás olvidado constantemente?

¿Hasta cuándo me esconderás tu rostro?

3¿Hasta cuándo fatigaré

mi alma con cavilaciones

y mi corazón con tristezas cada día?

¿Hasta cuándo habrá de prevalecer

sobre mí el enemigo?

4Mira y respóndeme, Yahvé, Dios mío;

alumbra mis ojos

para que no me duerma en la muerte,

5[4291]y no diga el adversario:

“Lo he vencido.”

Los que me afligen

saltarían de gozo si yo cayera,

6[4292]después de haber puesto

mi confianza en tu misericordia.

Sea mi corazón

el que se alegre por tu socorro;

cante yo a Yahvé

por su bondad para conmigo.

SALMO 13 (14)

Llegará la hora para los impostores

1[4293]Al maestro de coro. De David.

El insensato dice en su corazón:

“No hay Dios.”

Se han pervertido; su conducta es abominable,

ni uno solo obra bien.

2[4294]Yahvé mira desde el cielo

a los hijos de los hombres,

para ver si hay quien sea inteligente

y busque a Dios.

3[4295]Pero se han extraviado todos juntos

y se han depravado.

No hay uno que obre el bien,

ni uno siquiera.

4[4296]¡Nunca entenderán, todos esos malhechores,

que devoran a mi pueblo

como quien come pan,

sin acordarse de Dios para nada!

5[4297]Mas algún día temblarán de espanto,

porque Dios está

con la generación de los justos.

6Vosotros que despreciáis

las ansias del desvalido,

sabed que Dios es su refugio.

7[4298]¡Oh, venga ya de Sión

la salud de Israel!

Cuando cambie el Señor

la suerte de su pueblo,

saltarán de gozo Jacob,

e Israel de alegría.

SALMO 14 (15)

El verdadero hombre de Dios

Salmo de David.

1[4299]Yahvé, ¿quién podrá morar en tu Tabernáculo?

¿Quién habitará en tu santo monte?

2[4300]El que procede sin tacha

y obra justicia

y piensa verdad en su corazón,

3cuya lengua no calumnia,

que no hace mal a su semejante,

ni infiere injuria a su prójimo;

4[4301]que tiene por despreciable al réprobo,

y honra en cambio

a los temerosos de Yahvé;

que no vuelve atrás,

aunque haya jurado en perjuicio propio;

5[4302]que no presta su dinero a usura,

ni recibe sobornos contra el inocente.

6El que así vive

no será conmovido jamás.

SALMO 15 (16)

El sumo bien

Miktam de David.

1[4303]Presérvame, oh Dios, pues me refugio en Ti;

2[4304]dije a Yahvé: “Tú eres mi Señor,

no hay bien para mí fuera de Ti”.

3[4305]En cuanto a los santos

e ilustres de la tierra,

no pongo en ellos mi afecto.

4Multiplican sus dolores

los que corren tras falsos dioses;

no libaré la sangre de sus ofrendas,

ni pronunciaré sus nombres con mis labios.

5[4306]Yahvé es la porción de mi herencia

y de mi cáliz;

Tú tienes en tus manos mi suerte.

6Las cuerdas (de medir)

cayeron para mí en buen lugar,

y me tocó una herencia que me encanta.

7[4307]Bendeciré a Yahvé,

porque me (lo) hizo entender,

y aun durante la noche

me (lo) enseña mi corazón.

8[4308]Tengo siempre a Yahvé ante mis ojos,

porque con Él a mi diestra no seré conmovido.

9[4309]Por eso se alegra mi corazón

y se regocija mi alma,

y aun mi carne descansará segura;

10[4310]pues Tú no dejarás a mi alma en el sepulcro,

ni permitirás que tu santo

experimente corrupción.

11[4311]Tú me harás conocer la senda de la vida,

la plenitud del gozo a la vista de tu rostro,

las eternas delicias de tu diestra.

SALMO 16 (17)

Plegaria del perseguido

1[4312]Oración de David.

Escucha, oh Yahvé, una justa demanda;

atiende a mi clamor;

oye mi plegaria,

que no brota de labios hipócritas.

2[4313]Que mi sentencia venga de Ti;

tus ojos ven lo que es recto.

3Si escrutas mi corazón,

si me visitas en la noche,

si me pruebas por el fuego,

no encontrarás malicia en mí.

4[4314]Que jamás mi boca se exceda

a la manera de los hombres.

Ateniéndome a las palabras de tus labios,

he guardado los caminos de la Ley.

5[4315]Firmemente se adhirieron

mis pasos a tus senderos,

y mis pies no han titubeado.

6Te invoco, oh Dios,

porque sé que Tú responderás;

inclina a mi tu oído,

y oye mis palabras.

7Ostenta tu maravillosa misericordia,

oh Salvador

de los que se refugian en tu diestra,

contra tus enemigos.

8[4316]Cuídame como a la niña de tus ojos,

escóndeme bajo la sombra de tus alas

9de la vista de los impíos

que me hacen violencia,

de los enemigos furiosos que me rodean.

10[4317]Han cerrado con grasa su corazón;

por su boca habla la arrogancia.

11[4318]Ahora me rodean espiando,

con la mira de echarme por tierra,

12cual león ávido de presa,

como cachorro que asecha en su guarida.

13[4319]Levántate, Yahvé, hazle frente y derríbalo,

líbrame del perverso con tu espada;

14y con tu mano, oh Yahvé,

líbrame de estos hombres del siglo,

cuya porción es esta vida,

y cuyo vientre Tú llenas con tus dádivas;

quedan hartos sus hijos,

y dejan sobrante a los nietos.

15[4320]Yo, empero, con la justicia tuya

llegaré a ver tu rostro;

me saciaré al despertarme, con tu gloria.

SALMO 17 (18)

Gratitud de David

1[4321]Al maestro de coro. Del servidor de Dios, de David, el cual dirigió al Señor las palabras de este cántico en el día en que le libró de las manos de todos sus enemigos y de las de Saúl.

2Y dijo: Te amo, Yahvé, fortaleza mía,

mi peña, mi baluarte, mi libertador,

3[4322]Dios mío, mi roca, mi refugio,

broquel mío, cuerno de mi salud, asilo mío.

4[4323]Invoco a Yahvé, el digno de alabanza,

y quedo libre de mis enemigos.

5Olas de muerte me rodeaban,

me alarmaban los torrentes de iniquidad;

6las ataduras del sepulcro me envolvieron,

se tendían a mis pies lazos mortales.

7En mi angustia invoqué a Yahvé,

y clamé a mi Dios;

y Él, desde su palacio, oyó mi voz;

mi lamento llegó a sus oídos.

8[4324]Se estremeció la tierra y tembló;

se conmovieron los cimientos de los montes

y vacilaron, porque Él ardía de furor.

9Humo salió de sus narices;

de su boca, fuego devorador;

y despedía carbones encendidos.

10Inclinó los cielos, y descendió

con densas nubes bajo sus pies.

11[4325]Subió sobre un querube y voló,

y era llevado sobre las alas del viento.

12Se ocultaba bajo un velo de tinieblas;

aguas tenebrosas y oscuras nubes

lo rodeaban como un pabellón.

13Se encendieron carbones de fuego

al resplandor de su rostro.

14[4326]Tronó Yahvé desde el cielo,

el Altísimo hizo resonar su voz;

15[4327]y lanzó sus saetas y los dispersó;

multiplicó sus rayos,

y los puso en derrota.

16Y aparecieron a la vista

los lechos de los océanos;

se mostraron desnudos

los cimientos del orbe terráqueo,

ante la amenaza de Yahvé,

al resollar el soplo de su ira.

17[4328]Desde lo alto extendió su brazo

y me arrebató,

sacándome de entre las muchas aguas;

18me libró de mi feroz enemigo,

de adversarios más poderosos que yo.

19Se echaron sobre mí

en el día de mi infortunio;

pero salió Yahvé en mi defensa,

20[4329]y me trajo a la anchura;

me salvó porque me ama.

21[4330]Yahvé me ha retribuido

conforme a mi rectitud;

me remunera según la limpieza

de mis manos.

22[4331]Porque seguí los caminos de Yahvé,

y no me rebelé contra mi Dios;

23porque mantuve ante mis ojos

todos sus mandamientos

y nunca aparté de mí sus estatutos.

24Fuí íntegro para con Él,

y me cuidé de mi maldad.

25Yahvé me ha retribuido

conforme a mi rectitud;

según la limpieza de mis manos

ante sus ojos.

26[4332]Tú eres misericordioso con el misericordioso;

con el varón recto, eres recto.

27Con el sincero, eres sincero;

y con el doble, te haces astuto.

28[4333]Tú salvas al pueblo oprimido,

y humillas los ojos altaneros.

29[4334]Eres Tú quien mantiene

encendida mi lámpara, oh Yahvé;

Tú, Dios mío, disipas mis tinieblas.

30Fiado en Ti embestiré a un ejército;

con mi Dios saltaré murallas.

31[4335]¡El Dios mío!... Su conducta es perfecta,

Su palabra acrisolada.

Él mismo es el escudo

de cuantos lo buscan como refugio.

32[4336]Pues ¿quién es Dios fuera de Yahvé?

o ¿qué roca hay si no es el Dios nuestro?

33Aquel Dios que me ciñó de fortaleza

e hizo inmaculado mi camino.

34[4337]El que volvió mis pies veloces

como los del ciervo,

y me afirmó sobre las cumbres.

35El que adiestró mis manos para la pelea,

y mi brazo para tender el arco de bronce.

36Tú me diste por broquel tu auxilio,

me sostuvo tu diestra;

tu solicitud me ha engrandecido.

37[4338]Ensanchaste el camino a mis pasos,

y mis pies no flaquearon.

38Perseguía a mis enemigos y los alcanzaba;

y no me volvía hasta desbaratarlos.

39Los destrozaba y no podían levantarse;

caían bajo mis pies.

40[4339]Tú me revestías de valor para el combate,

sujetabas a mi cetro a los que me resistían.

41Ponías en fuga a mis enemigos,

dispersabas a cuantos me aborrecían.

42Vociferaban,

mas no había quien los auxiliase;

(clamaban) a Yahvé mas Él no los oía.

43Y yo los dispersaba

como polvo que el viento dispersa;

los pisoteaba como el lodo de las calles.

44[4340]Me libraste de las contiendas del pueblo,

me has hecho cabeza de las naciones;

un pueblo que no conocía me sirve;

45[4341]con atento oído me obedecen;

los extraños me adulan.

46Los extranjeros palidecen,

y abandonan, temblando, sus fortalezas.

47¡Vive Yahvé! ¡Bendita sea mi Roca!

¡Sea ensalzado el Dios mi Salvador!

48Aquel Dios que me otorgó la venganza,

que sujetó a mí las naciones;

49que me libró de mis enemigos,

que me encumbró sobre mis opositores,

y me salvó

de las manos del hombre violento.

50[4342]Por eso te alabaré

entre las naciones, oh Yahvé;

cantaré himnos a tu Nombre.

51[4343]Él da grandes victorias a su rey,

y usa de misericordia con su ungido,

con David y su linaje, por toda la eternidad.

SALMO 18 (19)

Dos biblias: la naturaleza y la palabra

1[4344]Al maestro de coro. Salmo de David.

2[4345]Los cielos atestiguan la gloria de Dios;

y el firmamento predica las obras

que Él ha hecho.

3Cada día transmite

al siguiente este mensaje,

y una noche lo hace conocer a la otra.

4[4346]Si bien no es la palabra,

tampoco es un lenguaje

cuya voz no pueda percibirse.

5Por toda la tierra se oye su sonido,

y sus acentos hasta los confines del orbe.

Allí le puso tienda al sol,

6que sale como un esposo de su tálamo,

y se lanza alegremente cual gigante

a recorrer su carrera.

7[4347]Parte desde un extremo del cielo,

y su giro va hasta el otro extremo;

nada puede sustraerse a su calor.

8[4348]La Ley de Yahvé es perfecta,

restaura el alma.

El testimonio de Yahvé es fiel,

hace sabio al hombre sencillo.

9Los preceptos de Yahvé son rectos,

alegran el corazón.

La enseñanza de Yahvé es clara,

ilumina los ojos.

10[4349]El temor de Yahvé es santo,

permanece para siempre.

Los juicios de Yahvé son la verdad,

todos son la justicia misma,

11[4350]más codiciables que el oro,

oro abundante y finísimo;

más sabrosos que la miel

que destila de los panales.

12También tu siervo

es iluminado por ellos,

y en su observancia

halla gran galardón.

13Mas ¿quién es el

que conoce sus defectos?

Purifícame de los que no advierto.

14[4351]Preserva a tu siervo,

para que nunca domine

en mí la soberbia.

Entonces seré íntegro,

y estaré libre del gran pecado.

15Hallen favor ante Ti

estas palabras de mi boca

y los anhelos de mi corazón,

oh Yahvé, Roca mía

y Redentor mío.

SALMO 19 (20)

Plegaria por el Rey

1[4352]Al maestro de coro. Salmo de David.

2[4353]Que Yahvé te escuche

en el día de la prueba;

te defienda el Nombre

del Dios de Jacob.

3Él te envíe su auxilio desde el santuario,

y desde Sión te sostenga.

4Acuérdese de todas tus ofrendas

y séale grato tu holocausto.

5Te conceda lo que tu corazón anhela

y confirme todos tus designios.

6Séanos dado ver gozosos tu victoria,

y alzar el pendón

en el nombre de nuestro Dios.

Otorgue el Señor todas tus peticiones.

7Ahora ya sé que Yahvé

dará el triunfo a su ungido,

respondiéndole desde su santo cielo

con la potencia victoriosa de su diestra.

8[4354]Aquellos en sus carros,

estos en sus caballos;

mas nosotros seremos fuertes

en el Nombre de [Yahvé] nuestro Dios.

9Ellos se doblegarán y caerán;

mas nosotros estaremos erguidos,

y nos mantendremos.

10[4355]Oh Yahvé, salva al rey,

y escúchanos en este día

en que apelamos a Ti.

SALMO 20 (21)

Acción de gracias por la victoria del Rey

1[4356]Al maestro de coro. Salmo de David.

2Oh Yahvé, de tu poder se goza el rey,

y está lleno de alegría por tu auxilio.

3Cumpliste el anhelo de su corazón,

y no frustraste

la petición de sus labios.

4Lo previniste con faustas bendiciones,

corona de oro puro pusiste en su cabeza.

5[4357]Te pidió la vida

y le has dado días

que durarán por los siglos de los siglos.

6[4358]Gracias a tu socorro

es grande su gloria;

lo colmaste de honor

y de magnificencia.

7[4359]Porque has hecho

que él sea una bendición

para siempre,

y lo has llenado de alegría

con el gozo de tu vista.

8Pues el rey confía en Yahvé,

y merced al Altísimo

no será conmovido.

9Descargue tu mano

sobre todos tus enemigos;

alcance tu diestra

a los que te aborrecen.

10[4360]Cuando tu rostro aparezca

los pondrás como en un horno encendido.

El Señor los destruirá en su ira,

y el fuego los devorará.

11Quita de la tierra su descendencia,

y su raza de entre los hijos de los hombres.

12Y si dirigen sus malas artes contra Ti

y maquinan insidias, nada podrán.

13Porque Tú los pondrás en fuga

al dirigir tu arco hacia su rostro.

14[4361]Levántate, Yahvé, en tu poderío,

y con salmos celebraremos tus hazañas.

SALMO 21 (22)

Elí, Elí, “lemá sabactani?” (Profecía sobre la Pasión de Cristo)

1[4362]Al maestro de coro. Por el pronto socorro. Salmo de David.

2[4363]Dios mío, Dios mío,

¿por qué me has abandonado?

Los gritos de mis pecados

alejan de mí el socorro.

3[4364]Dios mío, clamo de día, y no respondes;

de noche también, y no te cuidas de mí.

4[4365]Y Tú, sin embargo,

estás en tu santa morada,

¡oh gloria de Israel!

5En Ti esperaron nuestros padres;

esperaron, y los libraste.

6A Ti clamaron, y fueron salvados;

en Ti confiaron,

y no quedaron confundidos.

7[4366]Pero es que yo soy gusano,

y no hombre,

oprobio de los hombres

y desecho de la plebe.

8Cuantos me ven se mofan de mí,

tuercen los labios y menean la cabeza:

9[4367] “Confió en Yahvé: que Él lo salve;

líbrelo, ya que en Él se complace.”

10Sí, Tú eres mi sostén

desde el seno materno,

mi refugio desde los pechos de mi madre.

11A Ti fui entregado

desde mi nacimiento;

desde el vientre de mi madre

Tú eres mi Dios.

12[4368]No estés lejos de mí,

porque la tribulación está cerca,

porque no hay quien socorra.

13[4369]Me veo rodeado de muchos toros;

los fuertes de Basan me cercan;

14abren contra mí sus bocas,

cual león rapaz y rugiente.

15[4370]Soy como agua derramada,

todos mis huesos se han descoyuntado;

mi corazón, como cera,

se diluye en mis entrañas.

16Mi garganta se ha secado como una teja;

mi lengua se pega a mi paladar,

me has reducido al polvo de la muerte.

17[4371]Porque me han rodeado muchos perros;

una caterva de malvados me encierra;

han perforado mis manos y mis pies;

18puedo contar todos mis huesos.

Entretanto, ellos miran,

y al verme se alegran.

19[4372]Se reparten mis vestidos,

y sobre mi túnica echan suertes.

20[4373]Mas Tú, Yahvé, no estés lejos de mí;

sostén mío, apresúrate a socorrerme.

21Libra mi alma de la espada,

mi vida del poder del perro.

22[4374]Sálvame de la boca del león;

de entre las astas de los bisontes escúchame.

23[4375]Anunciaré tu Nombre a mis hermanos,

y proclamaré tu alabanza

en medio de la asamblea.

24Los que teméis a Yahvé alabadle,

glorificadle, vosotros todos, linaje de Israel.

25Pues no despreció ni desatendió

la miseria del miserable;

no escondió de él su rostro,

y cuando imploró su auxilio, le escuchó.

26[4376]Para Ti será mi alabanza en la gran asamblea,

cumpliré mis votos

en presencia de los que te temen.

27[4377]Los pobres comerán y se hartarán,

alabarán a Yahvé los que le buscan.

Sus corazones vivirán para siempre.

28[4378]Recordándolo, volverán a Yahvé

todos los confines de la tierra;

y todas las naciones de los gentiles

se postrarán ante su faz.

29[4379]Porque de Yahvé es el reino,

y Él mismo gobernará a las naciones.

30[4380]A Él solo adorarán

todos los que duermen

bajo la tierra;

ante Él se encorvará

todo el que desciende al polvo,

y no tiene ya vida en sí.

31[4381]Mi descendencia le servirá a Él

y hablará de Yahvé a la edad venidera.

32[4382]Anunciará su justicia

a un pueblo que ha de nacer:

“Estas cosas ha hecho Yahvé.”

SALMO 22 (23)

El buen Pastor

1[4383]Salmo de David.

Yahvé es mi pastor,

nada me faltará.

2Él me hace recostar en verdes prados,

me conduce a manantiales

que restauran,

3Confortando mi alma,

guiándome por senderos rectos,

para gloria de su Nombre.

4[4384]Aunque atraviese

un valle de tinieblas,

no temeré ningún mal,

porque Tú vas conmigo.

Tu bastón y tu cayado

me infunden aliento.

5[4385]Para mí Tú dispones una mesa

ante los ojos de mis enemigos.

Unges con bálsamo mi cabeza;

mi copa rebosa.

6[4386]Bondad y misericordia me seguirán

todos los días de mi vida;

y moraré en la casa de Yahvé

por días sin fin.

SALMO 23 (24)

Entrada del Rey de la gloria

1[4387]De David. Salmo.

De Yahvé es la tierra

y cuanto ella contiene;

el orbe y cuantos lo habitan.

2[4388]Porque Él la asentó sobre mares

y la afirmó sobre corrientes.

3¿Quién será digno

de ascender al monte de Yahvé?

y ¿quién estará en su santuario?

4[4389]Aquel que tiene inmaculadas las manos

y puro el corazón,

que no inclinó su ánimo a la vanidad

[ni juró con doblez];

5él recibirá la bendición de Yahvé,

y la justicia de Dios su Salvador.

6Esta es la generación

de los que lo buscan,

de los que buscan tu faz,

(Dios de) Jacob.

7[4390]¡Levantad, oh puertas, vuestros dinteles,

y alzaos, portones antiquísimos,

para que entre el Rey de la gloria!

8¿Quién es este Rey de la gloria?

Yahvé fuerte y poderoso;

Yahvé, poderoso en la batalla.

9¡Levantad, oh puertas, vuestros dinteles,

y alzaos, portones antiquísimos,

para que entre el Rey de la gloria!

10¿Quién es este Rey de la gloria?

Yahvé Dios de los ejércitos:

Él mismo es el Rey de la gloria.

SALMO 24 (25)

Oración para crecer en la amistad de Dios

1De David.

A Ti, Yahvé, Dios mío, elevo mi alma;

2en Ti confío, no sea yo confundido;

no se gocen a costa mía mis enemigos.

3[4391]No, ninguno que espera en Ti es confundido.

Confundido queda el que locamente se aparta de Ti.

4[4392]Muéstrame tus caminos, oh Yahvé,

indícame tus sendas;

5condúceme a tu verdad e instrúyeme,

porque Tú eres el Dios que me salva,

y estoy siempre esperándote.

6[4393]Acuérdate, Yahvé, de tus misericordias,

y de tus bondades de todos los tiempos.

7[4394]No recuerdes los pecados de mi mocedad,

[ni mis ofensas];

según tu benevolencia acuérdate de mí,

por tu bondad, oh Yahvé.

8[4395]Yahvé es benigno y es recto;

por eso da a los pecadores

una ley para el camino;

9[4396]guía en la justicia a los humildes,

y amaestra a los dóciles en sus vías.

10[4397]Todos los caminos de Yahvé

son misericordia y fidelidad

para cuantos buscan su alianza

y sus disposiciones.

11Por la gloria de tu Nombre, oh Yahvé,

Tú perdonarás mi culpa,

aunque es muy grande.

12¿Hay algún hombre que tema a Yahvé?

A ese le mostrará Él qué senda elegir;

13[4398]reposará su alma rodeada de bienes,

y su descendencia poseerá la tierra.

14[4399]Yahvé concede intimidad familiar

a los que le temen;

les da a conocer (las promesas de) su alianza.

15[4400]Mis ojos están siempre puestos en Yahvé

porque Él saca mis pies del lazo.

16[4401]Mírame Tú y tenme lástima,

porque soy miserable y estoy solo.

17[4402]Ensancha mi corazón angustiado,

sácame de mis estrecheces.

18[4403]Mira que estoy cargado y agobiado,

y perdona Tú todos mis delitos.

19[4404]Repara en mis enemigos,

porque son muchos

y me odian con odio feroz.

20[4405]Cuida Tú mi alma y sálvame;

no tenga yo que sonrojarme

de haber acudido a Ti.

21[4406]Los íntegros y justos

están unidos conmigo,

porque espero en Ti.

22[4407]Oh Yahvé, libra a Israel

de todas sus tribulaciones.

SALMO 25 (26)

Confianza del hombre recto

1[4408]De David.

Hazme justicia, oh Yahvé:

he procedido con integridad:

y, puesta en Yahvé mi confianza,

no he vacilado.

2[4409]Escrútame, Yahvé, y sondéame;

acrisola mi conciencia y mi corazón.

3[4410]Porque, teniendo tu bondad

presente a mis ojos,

anduve según tu verdad.

4[4411]No he tomado asiento con hombres inicuos,

ni busqué la compañía de los que fingen;

5aborrecí la sociedad de los malvados,

y con los impíos no tuve comunicación.

6[4412]Lavo mis manos como inocente

y rodeo tu altar, oh Yahvé,

7[4413]para levantar mi voz en tu alabanza

y narrar todas tus maravillas.

8[4414]Amo, Yahvé, la casa de tu morada,

el lugar del tabernáculo de tu gloria.

9No quieras juntar mi alma con los pecadores,

ni mi vida con los sanguinarios,

10[4415]que en sus manos tienen crimen,

y cuya diestra está llena de soborno,

11en tanto que yo he procedido con integridad;

sálvame y apiádate de mí.

12[4416]Ya está mi pie sobre camino llano;

en las asambleas bendeciré a Yahvé.

SALMO 26 (27)

Espera confiada

1[4417]De David.

Yahvé es mi luz y mi socorro;

¿a quién temeré?

La defensa de mi vida es Yahvé;

¿ante quién podré temblar?

2Cada vez que me asaltan los malignos

para devorar mi carne,

son ellos, mis adversarios y enemigos,

quienes vacilan y caen.

3Si un ejército acampase contra mí,

mi corazón no temería;

y aunque estalle contra mí la guerra,

tendré confianza.

4[4418]Una sola cosa he pedido a Yahvé,

y esto sí lo reclamo:

[habitar en la casa de Yahvé

todos los días de mi vida];

contemplar la suavidad de Yahvé

y meditar en su santuario.

5[4419]Porque en el día malo

Él me esconderá en su tienda;

me tendrá seguro

en el secreto de su tabernáculo,

y me pondrá sobre una alta roca.

6[4420]Entonces mi cabeza se alzará

por encima de mis enemigos en torno mío,

e inmolaré en su tabernáculo

sacrificios de júbilo;

cantaré y entonaré salmos a Yahvé.

7Escucha, oh Yahvé, mi voz que te llama;

ten misericordia de mí y atiéndeme.

8[4421]Mi corazón sabe

que Tú has dicho: “Buscadme.”

Y yo busco tu rostro, oh Yahvé.

9No quieras esconderme tu faz,

no rechaces con desdén a tu siervo.

Mi socorro eres Tú;

no me eches fuera,

ni me desampares,

oh Dios, Salvador mío.

10[4422]Si mi padre y mi madre me abandonan,

Yahvé me recogerá.

11Muéstrame, oh Yahvé, tu camino,

y condúceme por la senda llana

a causa de los que me están asechando.

12[4423]No me dejes entregado

a la voluntad de mis enemigos,

porque se han levantado

contra mí falsos testigos

que respiran crueldad.

13[4424] ¡Ah, si no creyera yo

que veré los bienes de Yahvé

en la tierra de los vivientes!

14[4425]¡Aguarda a Yahvé y ten ánimo;

aliéntese tu corazón y aguarde a Yahvé!

SALMO 27 (28)

Oración escuchada

1[4426]De David.

A Ti, Yahvé, clamo, roca mía,

no te muestres sordo conmigo;

no sea que si Tú me desoyes

me asemeje yo a los que bajan al sepulcro.

2[4427]Escucha la voz de mi súplica

cuando clamo a Ti,

mientras levanto mis manos

hacia el interior de tu Santuario.

3[4428]No me quites de en medio con los impíos

y los obradores de iniquidad,

que hablan paz a su prójimo

y maquinan el mal en su corazón.

4[4429]Retribúyeles conforme a sus obras

y a la malicia de sus maquinaciones;

págales según su conducta,

dales su merecido.

5[4430]Porque no paran mientes

en los hechos de Yahvé,

ni en las obras de sus manos.

¡Destrúyalos Él y no los restablezca!

6[4431]Bendito sea Yahvé,

porque oyó la voz de mi súplica.

7Yahvé es mi fortaleza y mi escudo;

en Él confió mi corazón y fui socorrido.

Por eso mi corazón salta de gozo

y lo alabo con mi cántico.

8[4432]Yahvé es la fuerza de su pueblo,

y el alcázar de salvación para su ungido.

9[4433]Salva a tu pueblo

y bendice a tu heredad;

apaciéntalos y condúcelos para siempre.

SALMO 28 (29)

La voz de Yahvé en la tempestad del juicio

1[4434]Salmo de David.

Dad a Yahvé, oh hijos de Dios,

dad a Yahvé gloria y poderío.

2[4435]Tributad a Yahvé la gloria

debida a su Nombre,

adorad a Yahvé en su Santuario.

3[4436]¡La voz de Yahvé sobre las aguas!

Truena el Dios de la majestad,

Yahvé sobre las muchas aguas.

4¡La voz de Yahvé con poderío!

¡La voz de Yahvé con majestad!

5La voz de Yahvé troncha los cedros,

Yahvé troncha los cedros del Líbano.

6[4437]Hace brincar al Líbano como un novillo,

y al Schirión como cría de bisonte.

7La voz de Yahvé hace brotar llamas de fuego.

8La voz de Yahvé sacude el desierto;

Yahvé hace temblar el desierto de Cadés.

9La voz de Yahvé retuerce los robles

y arrasa las selvas,

mientras en su Santuario todos dicen:

¡Gloria!

10[4438]Yahvé ha puesto su trono

sobre las muchas aguas,

y se sentará como Rey para siempre.

11[4439]Yahvé dará fortaleza a su pueblo;

Yahvé bendecirá a su pueblo con la paz.

SALMO 29 (30)

Acción de gracias después de una enfermedad grave

1[4440]Salmo-cántico para la dedicación de la casa de David.

2Yo te alabo, Yahvé, porque me libraste

y no dejaste que a costa mía

se alegraran mis enemigos.

3Yahvé, Dios mío,

clamé a Ti, y me sanaste.

4[4441]Tú, Yahvé, sacaste mi vida del sepulcro;

me sacaste de entre los que descienden a la fosa.

5[4442]Cantad himnos a Yahvé

vosotros sus santos,

dad gracias al Nombre de Su santidad.

6[4443]Porque su enojo dura un instante,

mas su benevolencia es por toda la vida,

como el llanto viene al anochecer

y con la aurora vuelve la alegría.

7[4444]Me decía yo en mi presunción:

“Nunca me pasará nada”;

8pues Tú, oh Yahvé, en tu benevolencia,

me habías prestado honor y poderío;

mas apenas escondiste tu rostro,

quedé conturbado.

9Clamé a Ti, oh Yahvé,

e imploré la misericordia de mi Dios:

10[4445] “¿Qué beneficio se obtendrá con mi sangre,

cuando yo descienda a la fosa?

¿Acaso te alabará el polvo,

o proclamará tu fidelidad?”

11[4446]Me oyó Yahvé y tuvo compasión de mí;

Yahvé vino en mi socorro.

12Convertiste en danza mi llanto

desataste mi cilicio

y me ceñiste de alegría,

13para que mi alma

te cante himnos sin cesar.

¡Oh Yahvé, Dios mío,

te alabaré eternamente!

SALMO 30 (31)

Serenidad en la hora de la muerte

1[4447]Al maestro de coro. Salmo de David.

2[4448]En Ti, Yahvé, me refugio;

no quede yo nunca confundido;

sálvame con tu justicia.

3[4449]Inclina a mí tu oído,

apresúrate a librarme.

Sé para mí la roca de seguridad,

la fortaleza donde me salves.

4Porque Tú eres mi peña y mi baluarte,

y por la gloria de tu nombre,

cuidarás de mí y me conducirás.

5Tú me sacarás de la red,

que ocultamente me tendieron,

porque eres mi protector.

6[4450]En tus manos encomiendo mi espíritu.

¡Tú me redimirás, oh Yahvé, Dios fiel!

7[4451]Aborreces a los que dan culto

a vanos ídolos,

mas yo pongo mi confianza en Yahvé.

8Rebosaré de gozo y alegría

por tu compasión;

pues Tú ves mi miseria,

y has socorrido a mi alma en sus angustias;

9[4452]nunca me entregaste

en manos del enemigo,

sino que afianzaste mis pies

en lugar espacioso.

10[4453]Ten piedad de mí, Yahvé,

porque estoy conturbado;

mis ojos decaen de tristeza,

mi alma y mi cuerpo

desfallecen juntamente.

11[4454]Porque mi vida

se va acabando entre dolores

y mis años entre gemidos.

Mi vigor ha flaqueado en la aflicción,

y se han debilitado mis huesos.

12[4455]He venido a ser objeto de oprobio

para todos mis enemigos,

de burla para mis vecinos

y de horror para mis amigos:

los que me encuentran por la calle

se apartan de mí;

13como si hubiera muerto,

se ha borrado mi recuerdo de sus corazones;

he llegado a ser como una vasija rota.

14Oigo el hablar malévolo de muchos,

y esparcir el espanto en torno mío.

Mientras a una se conjuran contra mí,

han pensado en quitarme la vida.

15Pero yo confío en Ti, Yahvé;

digo: “Tú eres mi Dios.”

16[4456]Mi destino está en tu mano;

sácame del poder de mis enemigos

y de mis perseguidores.

17Muestra a tu siervo tu rostro sereno;

sálvame por tu misericordia.

18[4457]Oh Yahvé, no tenga yo que avergonzarme

por haberte invocado;

avergonzados queden los impíos

y reducidos al silencio del abismo.

19Enmudezcan esos labios mentirosos

que, con soberbia y menosprecio,

hablan inicuamente contra el justo.

20[4458]¡Oh cuán grande, Señor, es la bondad

que reservas para los que te temen,

y concedes a quienquiera recurre a Ti

delante de los hombres!

21[4459]Tú proteges a cada uno

con tu propio rostro,

frente a la conspiración de los hombres;

en tu tienda los escondes

del azote de las lenguas.

22[4460]Bendito sea Yahvé,

porque en ciudad fuerte ha mostrado

su admirable misericordia para conmigo.

23[4461]Verdad que yo, en mi perturbación,

llegué a decir:

“Separado estoy de tu vista”;

mas Tú oíste la voz de mi súplica

cuando grité hacia Ti.

24Amad a Yahvé, todos sus santos,

pues Yahvé protege a los fieles,

mientras retribuye plenamente

a los que obran con soberbia.

25[4462]¡Animaos y confortad vuestro corazón,

todos los que esperáis en Yahvé!

SALMO 31 (32)

Confesión

1[4463]Maskil de David.

Dichoso aquel a quien es perdonada su iniquidad,

cuyo pecado es olvidado.

2[4464]Dichoso el hombre

a quien Yahvé no imputa culpa

y en cuyo espíritu no hay doblez.

3[4465]Mientras callé se consumieron mis huesos,

en medio de mis continuos gemidos.

4Porque de día y de noche

pesaba sobre mí tu mano,

me revolcaba en mi miseria

mientras tenía clavada la espina.

5[4466]Entonces te manifesté mi delito,

y no te oculté mi culpa;

dije: “confesaré mi iniquidad a Yahvé”

y Tú remitiste la culpa de mi pecado.

6[4467]Que te invoquen todos los fieles,

en el tiempo en que puedes ser hallado;

aunque irrumpiera un diluvio de agua,

no les alcanzará.

7Tú para mí eres un refugio

que me libra de la angustia,

Tú me envuelves en el gozo de mi salud.

8[4468] “Yo te aleccionaré

y te mostraré el camino que has de seguir;

de ti cuidaré y fijaré sobre ti mis ojos.

9[4469]No quieras ser como el caballo o el mulo,

sin entendimiento,

que han de ser domados con freno y riendas

para que te obedezcan.”

10Muchos dolores aguardan al pecador,

mas al que confía en Yahvé

lo defenderá la misericordia.

11[4470]Alegraos en Yahvé y regocijaos, oh justos;

saltad de júbilo todos los rectos de corazón.

SALMO 32 (33)

Himno a la providencia de Dios

1[4471]Cantad, oh justos, a Yahvé,

la alabanza es propia de los rectos.

2[4472]Celebrad al Señor con la cítara;

con el arpa de diez cuerdas cantadle himnos.

3[4473]Entonadle un cántico nuevo;

tañed bien sonoramente.

4[4474]Porque la Palabra de Yahvé es recta,

y toda su conducta es fiel.

5[4475]Él ama la misericordia y la justicia,

la tierra está llena de la bondad de Yahvé.

6[4476]Por la Palabra de Yahvé

fueron hechos los cielos,

y todo su ornato por el soplo de su boca.

7[4477]Él junta como en un odre las aguas del mar,

encierra en depósitos los abismos.

8Tema a Yahvé toda la tierra;

reveréncienle todos los pobladores del orbe.

9[4478]Porque Él habló y quedaron hechos;

mandó, y tuvieron ser.

10[4479]Yahvé desbarata los planes de las naciones,

deshace los designios de los pueblos.

11[4480]Mas los planes del Señor permanecen eternamente;

los designios de su corazón,

de generación en generación.

12¡Dichoso el pueblo

que tiene por Dios a Yahvé,

dichoso el pueblo

que Él escogió para herencia suya!

13Yahvé mira desde lo alto de los cielos,

ve a todos los hijos de los hombres.

14Desde el lugar de su morada fija sus ojos,

sobre todos los que habitan la tierra.

15[4481]Él, que formó el corazón de cada uno,

presta atención a todas sus acciones.

16No vence el rey por un gran ejército;

el guerrero no se salva por su mucha fuerza.

17[4482]Engañoso es el caballo para la victoria,

todo su vigor no salvará al jinete.

18Mas los ojos de Yahvé

velan por los que le temen,

por los que esperan de su misericordia,

19que ha de librar sus almas de la muerte,

y alimentarlos en el tiempo de hambre.

20Nuestra alma cuenta con Yahvé;

Él es nuestra ayuda y nuestro escudo.

21En Él se regocija nuestro corazón,

y en su santo Nombre confiamos.

22[4483]Sea, Yahvé, sobre nosotros tu misericordia,

según lo esperamos de Ti.

SALMO 33 (34)

Felicidad del justo

1[4484]De David. Cuando fingió ante el rey Abimelec haber perdido el juicio, y este le desterró y él pudo salvarse.

2Quiero bendecir a Yahvé en todo tiempo,

tener siempre en mi boca su alabanza.

3[4485]En Yahvé se gloría mi alma;

oigan los afligidos y alégrense.

4Enalteced conmigo a Yahvé,

y juntos ensalcemos su Nombre.

5Busqué a Yahvé y Él me escuchó,

y me libró de todos mis temores.

6[4486]Miradlo a Él

para que estéis radiantes de gozo,

y vuestros rostros

no estén cubiertos de vergüenza.

7He aquí un miserable que clamó,

y Yahvé lo oyó, lo salvó de todas sus angustias.

8El ángel de Yahvé monta guardia

en torno a los temerosos de Dios y los salva.

9[4487]Gustad y ved cuan bueno es Yahvé;

dichoso el hombre que se refugia en Él.

10[4488]Temed a Yahvé, vosotros, santos suyos;

los que le temen no carecen de nada.

11[4489]Empobrecen los ricos y sufren hambre;

pero a los que buscan a Yahvé

no les faltará ningún bien.

12[4490]Venid, hijos, escuchadme,

y os enseñaré el temor de Yahvé.

13¿Ama alguno la vida?

¿Desea largos días para gozar del bien?

14Pues guarda tu lengua del mal,

y tus labios de las palabras dolosas.

15Apártate del mal, y obra el bien;

busca la paz, y ve en pos de ella.

16[4491]Los ojos de Yahvé miran a los justos;

y sus oídos están abiertos

a lo que ellos piden.

17[4492]Yahvé aparta su vista

de los que obran el mal,

para borrar de la tierra su memoria.

18Claman los justos y Yahvé los oye,

y los saca de todas sus angustias.

19[4493]Yahvé está junto

a los que tienen el corazón atribulado

y salva a los de espíritu compungido.

20[4494]Muchas son las pruebas del justo,

mas de todas lo libra Yahvé.

21[4495]Vela por cada uno de sus huesos;

ni uno solo será quebrado.

22[4496]La malicia del impío lo lleva a la muerte;

y los que odian al justo serán castigados.

23[4497]Yahvé redime las almas de sus siervos,

y quienquiera se refugie en Él no pecará.

SALMO 34 (35)

El abogado de los perseguidos

1[4498]De David.

Disputa mi causa, oh Yahvé,

contra mis contendores;

combate Tú a los que me combaten.

2[4499]Echa mano al escudo y al broquel,

y levántate en mi socorro.

3[4500]Empuña la lanza,

y cierra contra mis perseguidores.

Dile a mi alma:

“Tu salvación soy Yo.”

4[4501]Queden confusos y avergonzados

los que buscan mi vida.

Vuelvan atrás, cubiertos de oprobio

los que maquinan mi perdición.

5Sean como la paja ante el viento,

acosados por el Ángel de Yahvé.

6Sea su camino obscuro y resbaloso,

cuando el Ángel de Yahvé los persiga.

7[4502]Porque sin causa me tendieron su red;

y sin causa cavaron una fosa para mi vida.

8Venga sobre ellos la muerte inesperada,

y préndalos la red que para mí escondieron;

caigan en la fosa que ellos mismos cavaron.

9[4503]Y mi alma se regocijará en Yahvé,

y se alegrará de su auxilio.

10[4504]Todos mis huesos dirán:

¿Quién como Tú, Yahvé,

que libras del prepotente

al desvalido,

y al pobre y afligido

de la mano del que lo despoja?

11[4505]Se levantaron testigos de iniquidad;

me pedían cuentas de cosas

que yo ni conocía.

12Por el bien me devolvían mal,

para desolación de mi alma.

13[4506]En tanto que yo,

cuando ellos enfermaban,

vestía de cilicio,

me maceraba con el ayuno,

y mis plegarias me golpeaban el seno.

14Me portaba como con un amigo,

como con un hermano;

me encorvaba triste,

como quien llora a una madre.

15[4507]Ellos, en cambio, se alegraron

en mi adversidad, y se juntaron;

coligados contra mí

me hirieron de improviso,

me laceraron sin tregua.

16[4508]Entre impíos burladores de torta redonda,

rechinaron contra mí sus dientes.

17[4509]¿Hasta cuándo. Señor,

lo estarás viendo?

libra de sus maldades mi vida,

de los leones a mi único bien.

18Te daré gracias en la gran asamblea,

te alabare ante un pueblo numeroso.

19[4510]No se alegren a costa mía

mis injustos enemigos;

no se hagan guiños de ojo

los que sin causa me odian,

20porque ni siquiera hablan de paz,

y planean traidoramente fraudes

contra los pacíficos de la tierra.

21[4511]Ensanchan contra mí sus bocas

y dicen: “aja, aja;

lo hemos visto con nuestros propios ojos”.

22Tú, Yahvé, sí que lo has visto;

no calles, Señor,

no quieras estar lejos de mí.

23Despierta y vela por mi defensa,

por mi causa, Dios mío y Señor mío.

24[4512]Júzgame Tú según tu justicia,

Yahvé, Dios mío,

que no se alegren a mi costa;

25que no piensen en su corazón:

“Hemos salido con nuestro deseo”;

no digan: “Lo hemos devorado.”

26Confundidos sean y abochornados a una

los que se gozan en mi mal.

Sean cubiertos de vergüenza e ignominia

los que se ensoberbecen contra mí.

27Alégrense y gócense

los que comparten mi causa,

y digan siempre: “Grande es Yahvé

que se deleita en la paz de su siervo.”

28[4513]Y mi lengua proclamará tu justicia;

y tu alabanza perpetuamente.

SALMO 35 (36)

La malicia humana y la bondad divina

1[4514]Al maestro de coro. De David, siervo de Dios.

2La rebeldía instiga al impío en su corazón;

a sus ojos no hay temor de Dios.

3Por tanto, se lisonjea en su mente

de que su culpa no será hallada

ni aborrecida.

4[4515]Las palabras de su boca

son malicia y fraude,

no se cuida de entender para obrar bien.

5En su lecho medita la iniquidad;

anda siempre en malos caminos.

La maldad no le causa horror.

6[4516]Yahvé, tu misericordia toca el cielo;

tu fidelidad, las nubes.

7Tu justicia es alta

como los montes de Dios;

profundos como el mar, tus juicios.

Tú, Yahvé, socorres al hombre y al animal.

8¡Cuán preciosa es, oh Dios, tu largueza!

los hijos de los hombres se abrigan

a la sombra de tus alas.

9Se sacian con la abundancia de tu casa,

y los embriagas en el río de tus delicias.

10[4517]Pues en Ti está la fuente de la vida,

y en tu luz vemos la luz.

11[4518]Despliega tu bondad

sobre los que te conocen,

y tu justicia sobre los de corazón recto.

12No me aplaste el pie del soberbio

ni me haga vacilar la mano del impío.

13[4519]He aquí derribados

a los obradores de la iniquidad,

caídos para no levantarse más.

SALMO 36 (37)

Espejo de la Providencia

1[4520]De David.

No te acalores a causa de los malvados,

ni envidies a los que cometen la iniquidad.

2Porque muy pronto serán cortados,

como el heno,

y como hierba verde se secarán.

3Tú, espera en Yahvé y obra el bien;

permanece en la tierra

y cultiva la rectitud.

4[4521]Pon tus delicias en Yahvé,

y Él te otorgará lo que tu corazón busca.

5[4522]Entrega a Yahvé tu camino;

confíate a Él y déjale obrar.

6Él hará aparecer tu justicia como el día,

y tu causa como la luz meridiana.

7[4523]Calla ante Yahvé y espera de Él;

no te acalores

a causa del que prospera en su camino,

del hombre que obra torcidamente.

8[4524]Depón el rencor y aplaca la ira,

no te irrites: pues sería peor;

9porque los que obran mal

serán exterminados,

mas los que esperan en Yahvé

heredarán la tierra.

10Aguarda un poco,

y el impío ya no estará;

y si buscas su lugar,

no lo hallarás.

11En tanto que los mansos

poseerán la tierra,

y se deleitarán en abundancia de paz.

12[4525]El impío urde males contra el justo,

y a su vista rechina los dientes;

13[4526]pero Yahvé se ríe de él,

porque está viendo llegar su día.

14Los perversos desenvainan la espada

y tienden su arco,

para derribar al afligido y al desvalido,

y trucidar a los que son rectos.

15Pero la espada se les clavará

en su propio corazón,

y sus arcos se romperán.

16[4527]Más vale lo poco del justo

que la gran opulencia de los pecadores;

17porque serán quebrados

los brazos de los impíos,

en tanto que a los justos

los sostiene Yahvé.

18Lleva cuenta Yahvé

de los días de los justos,

y su herencia será eterna.

19No se verán confundidos

en tiempo de calamidad,

y en los días de hambre

serán saciados.

20[4528]Mas los impíos perecerán;

y los enemigos de Yahvé,

los altivos ensoberbecidos en su corazón,

se desvanecerán como el humo.

21[4529]El malvado toma en préstamo

y no devuelve,

mas el justo es compasivo y da;

22porque los benditos poseerán la tierra,

pero los malditos serán exterminados.

23[4530]Yahvé dirige los pasos del hombre,

al que le agrada Él le afirma el camino.

24Aunque resbalare,

no caerá postrado,

porque Yahvé lo sostiene con su mano.

25[4531]Joven fui y ahora soy viejo,

mas nunca he visto

al justo desamparado,

ni a sus hijos mendigando el pan.

26En todo tiempo es misericordioso

y presta,

y su estirpe es bendecida.

27[4532]Huye tu del mal y haz el bien,

y habitarás por siempre.

28Pues Yahvé ama la justicia,

y no abandona a sus santos;

los impíos serán exterminados,

y su descendencia perecerá.

29[4533]Los justos poseerán la tierra,

y habitarán en ella para siempre.

30[4534]La boca del justo profiere sabiduría,

y su lengua habla con rectitud.

31La Ley de su Dios está en su corazón,

y sus pasos no vacilan.

32[4535]El impío anda en acecho del justo,

y busca cómo quitarle la vida;

33pero Yahvé no lo deja en sus manos,

ni permite que le condenen

cuando es juzgado.

34[4536]Cuenta con Yahvé

y sigue su camino;

Él te conducirá

a la herencia de la tierra;

asistirás gozoso

al exterminio de los perversos.

35Vi al impío sumamente empinado

y expandiéndose,

como un cedro del Líbano;

36pasé de nuevo, y ya no estaba;

lo busqué, y no fue encontrado.

37[4537]Observa al hombre íntegro

y mira al que es recto,

porque el hombre pacífico

tendrá porvenir,

38en tanto que los rebeldes

todos perecerán,

y la posteridad de los impíos

será extirpada.

39De Yahvé viene

la salvación de los justos;

Él es su fortaleza en los días aciagos.

40[4538]Yahvé les da ayuda y libertad;

los saca de las manos de los impíos

y los salva,

porque a Él se acogieron.

SALMO 37 (38)

Invocación del justo atribulado (Cristo en la Pasión)

1[4539]Salmo de David. Para recuerdo.

2Yahvé, no me arguyas en tu ira,

ni me castigues en tu furor.

3[4540]Mira que tengo clavadas tus flechas,

y tu mano ha caído sobre mí.

4[4541]A causa de tu indignación

no hay en mi carne parte sana,

ni un hueso tengo intacto,

por culpa de mi pecado.

5Es que mis iniquidades

pasan sobre mi cabeza,

me aplasta el peso de su carga.

6[4542]Mis llagas hieden y supuran,

por culpa de mi insensatez.

7Inclinado, encorvado hasta el extremo,

en mi tristeza

ando todo el día sin rumbo;

8mis entrañas se abrasan de dolor,

no queda nada sano en mi cuerpo.

9Languidezco abrumado;

los gemidos de mi corazón me hacen rugir.

10Señor, a tu vista están todos mis suspiros,

y mis gemidos no se te ocultan.

11Palpita fuertemente mi corazón;

las fuerzas me abandonan,

y aún me falta la luz de mis ojos.

12[4543]Mis amigos y compañeros

se han apartado de mis llagas,

y mis allegados se mantienen, a distancia.

13[4544]Me tienden lazos

los que atentan contra mi vida;

los que buscan mi perdición

hablan de amenazas

y forman todo el día designios aviesos.

14[4545]Yo entretanto, como sordo, no escucho;

y soy como mudo que no abre sus labios.

15Me he hecho semejante

a un hombre que no oye

y que no tiene respuesta en su boca;

16[4546]porque confío en Ti, oh Yahvé,

Tú responderás, Señor Dios mío.

17[4547]Yo he dicho en efecto:

“No se alegren a costa mía,

y no se ensoberbezcan contra mí

al vacilar mi pie.”

18[4548]Pues me encuentro a punto de caer,

y tengo siempre delante mi flaqueza,

19[4549]dado que confieso mi culpa

y estoy lleno de turbación por mi delito;

20en tanto que son poderosos

los que injustamente me hacen guerra,

y muchos los que me odian sin causa.

21Y los que devuelven mal por bien

me hostilizan,

porque me empeño en lo bueno.

22No me abandones, oh Yahvé;

Dios mío, no quieras estar lejos de mí.

23Apresúrate a socorrerme,

Yahvé, salvación mía.

SALMO 38 (39)

Oración en tiempo de aflicción

1[4550]Al maestro de coro, a Iditún. Salmo de David.

2[4551]Yo me dije: “Atenderé a mis caminos,

para no pecar con mi lengua;

pondré un freno a mi boca

mientras el impío esté frente a mí.”

3[4552]Y quedé silencioso, mudo;

callé aun el bien;

pero mi dolor se exasperaba.

4[4553]El corazón ardía en mi pecho;

cuando reflexionaba, el fuego se encendía;

entonces solté mi lengua diciendo:

5[4554] “Hazme saber, Yahvé, cuál es mi fin,

y cuál el número de mis días,

para que entienda cuan caduco soy.

6Tú diste a mis días un largo de pocos palmos,

y mi vida es como nada ante Ti.

Un mero soplo es todo hombre.

7[4555]Como una sombra, pasa el mortal,

y vanamente se inquieta;

atesora, y no sabe quién recogerá.”

8Así pues ¿qué espero yo ahora, Señor?

Toda mi esperanza está en Ti.

9Sálvame Tú de todas mis iniquidades;

no me entregues al escarnio del necio.

10[4556]Enmudezco y no abro más mi boca;

porque todo lo haces Tú.

11Solo aparta de mí tu azote,

pues ante el poder de tu mano desfallezco.

12[4557]Tú castigas al hombre por su culpa;

destruyes, como la polilla,

lo que él más aprecia.

En verdad, todo hombre

no es más que un soplo.

13[4558] Escucha, Yahvé, mi ruego,

presta oído a mis clamores,

no te hagas sordo a mis lágrimas;

porque frente a Ti yo soy un peregrino,

un transeúnte, como fueron todos mis padres.

14Deja de castigarme para que respire,

antes que parta y ya no esté.

SALMO 39 (40)

Oblación de Cristo al Padre

1[4559]Al maestro de coro. Salmo de David.

2Esperé en Yahvé,

con esperanza sin reserva,

y Él se inclinó hacia mí

y escuchó mi clamor.

3[4560]Me sacó de una fosa mortal,

del fango cenagoso;

asentó mis pies sobre roca

y dio firmeza a mis pasos.

4Puso en mi boca un cántico nuevo,

un himno a nuestro Dios.

Muchos verán esto,

y temerán y esperarán en Yahvé.

5[4561]Dichoso el hombre

que ha puesto su esperanza en Yahvé,

sin volverse hacia los arrogantes

y los apóstatas impostores.

6[4562]Oh Yahvé, Dios mío,

Tú has multiplicado

tus hazañas maravillosas,

y nadie puede compararse a Ti,

por tus planes en favor nuestro.

Yo quisiera anunciarlos y proclamarlos,

pero su número excede a todo cálculo.

7[4563]Tú no te has complacido

en sacrificio ni ofrenda,

sino que me has dado oídos;

holocausto y expiación

por el pecado no pides.

8Entonces he dicho:

“He aquí que vengo.”

En el rollo del libro me está prescrito

9hacer tu voluntad;

tal es mi deleite, Dios mío,

y tu Ley está en el fondo de mi corazón.

10[4564]He proclamado tu justicia

en la grande asamblea;

no contuve mis labios;

Tú, Yahvé, lo sabes.

11[4565]No he tenido escondida tu justicia

en mi corazón,

publiqué tu verdad y la salvación

que de Ti viene;

no oculté a la muchedumbre

tu misericordia y tu fidelidad.

12[4566]Tú, Yahvé, no contengas

para conmigo tus piedades;

tu misericordia y tu fidelidad

me guarden siempre.

13[4567]Ahora me rodean males sin número,

mis culpas se precipitan sobre mí,

y no puedo soportar su vista.

Son más numerosas,

que los cabellos de mi cabeza,

y mi corazón desmaya.

14Plegue a Ti, Yahvé, librarme;

apresúrate, Señor, a ayudarme.

15Confundidos sean y avergonzados

todos los que buscan mi vida

para perderla;

retrocedan y cúbranse de ignominia

los que se deleitan en mis males.

16Queden aturdidos de vergüenza

esos que me dicen: “aja, aja”.

17[4568]Pero salten de gozo

y alégrense en Ti

todos los que te buscan;

y los que quieren la salvación

que de Ti viene

digan siempre: “Grande es Yahvé.”

18[4569]En cuanto a mí, soy pobre y miserable;

pero el Señor cuida de mí.

Mi amparo y mi libertador eres Tú;

¡Dios mío, no tardes!

SALMO 40 (41)

Defensa contra los falsos y traidores

1[4570]Al maestro de coro. Salmo de David.

2Dichoso el que sabe comprender

al débil y al pobre;

en el día aciago Yahvé lo pone a salvo.

3[4571]Yahvé cuida de él y lo hace vivir,

lo hace próspero sobre la tierra,

y no lo entrega a la voluntad de sus enemigos.

4[4572]Yahvé lo conforta en el lecho del dolor,

y calma sus padecimientos

durante toda su enfermedad.

5[4573]Yo por mi parte digo:

“Apiádate de mí, Yahvé,

sana mi alma porque pequé contra Ti.”

6Mis enemigos hablan de mí

con maldad (diciendo):

“¿Cuándo morirá y perecerá su nombre?”

7[4574]Y el que viene a visitarme habla con falsía;

en su interior hace provisión de maledicencia,

y entonces sale afuera y la desparrama.

8Todos los que me odian

se juntan para murmurar contra mí;

imaginan de mí lo peor:

9“Le ha sobrevenido una peste maligna;

se acostó y no volverá a levantarse.”

10[4575]Hasta mi amigo, de quien me fiaba,

que comía mi pan,

ha alzado contra mí su calcañar.

11[4576]Mas Tú, Yahvé, apiádate de mí;

levántame para que les retribuya.

12En esto conoceré que me amas,

si el que me odia

no se huelga a costa mía,

13[4577]y me sustentas en mi integridad,

conservándome en tu presencia para siempre.

14[4578] ¡Bendito sea Yahvé, Dios de Israel,

desde la eternidad y por la eternidad!

Amén, Amén.

SEGUNDO LIBRO DE LOS SALMOS

SALMO 41 (42)

Nostalgia de la casa de Dios

1[4579] Al maestro de coro. Maskil. De los hijos de Coré.

2Como el ciervo ansía

las corrientes de aguas,

así mi alma suspira por Ti, oh Dios,

3[4580]porque mi alma tiene sed de Dios,

del Dios vivo.

¿Cuándo vendré

y estaré en la presencia de Dios?

4[4581]Mis lágrimas se han hecho mi pan

de día y de noche,

mientras se me dice continuamente:

“¿Dónde está tu Dios?”

5[4582]Me acuerdo

-y el recuerdo me parte el alma-

de cómo caminaba yo

al frente de la noble cohorte

hacia la casa de Dios,

entre cantares de júbilo y alabanza,

en festivo cortejo.

6¿Por qué estás afligida, alma mía,

y te conturbas dentro de mí?

Espera en Dios,

pues aún he de alabar

al que es mi salvación, mi Dios.

7[4583]Desfallece en mi interior mi alma,

cuando de Ti me acuerdo;

desde la lejana tierra del Jordán

y del Hermón,

desde la colina de Misar.

8Como, en el estruendo de tus cataratas,

un abismo llama a otro abismo,

así todas tus ráfagas

y tus olas pasan sobre mí.

9[4584]De día gimo: “Mande Yahvé su gracia”,

y de noche entono un cántico,

la plegaria al Dios de mi vida.

10Digo a Dios: “Roca mía,

¿por qué me has olvidado,

por qué he de andar afligido,

bajo la opresión de mis enemigos?”

11Mis huesos se quebrantan

cuando mis adversarios me hacen burla,

diciendo uno y otro día:

“¿Dónde está tu Dios?”

12[4585]¿Por qué estás afligida, alma mía,

y te conturbas dentro de mí?

Espera en Dios,

pues aún he de alabar

al que es mi salvación, mi Dios.

SALMO 42 (43)

Continuación del anterior

1[4586]Hazme justicia, oh Dios,

y aboga en mi causa

contra un pueblo impío;

líbrame del hombre inicuo y doble.

2Pues Tú, oh Dios, eres mi fortaleza;

¿por qué me desechaste?

¿por qué he de andar afligido,

bajo la opresión del adversario?

3[4587]Envíame tu luz y tu verdad;

que ellas me guíen

y me conduzcan a tu santo monte,

a tus tabernáculos.

4[4588]Así llegaré al altar de Dios,

al Dios que es la alegría de mi gozo;

y te alabaré al son de la cítara

oh Dios, Dios mío.

5¿Por qué estás afligida, alma mía,

y te conturbas dentro de mí?

Espera en Dios,

pues aún he de alabar

al que es mi salvación, mi Dios.

SALMO 43 (44)

Apremiante súplica de Israel

1[4589]Al maestro de coro. De los hijos de Coré. Maskil.

2[4590]Oímos, oh Dios, con nuestros oídos,

nos contaron nuestros padres,

los prodigios que hiciste en sus días,

en los días antiguos.

3[4591]Tú, con tu mano,

expulsando pueblos gentiles,

los plantaste a ellos;

destruyendo naciones,

a ellos los propagaste.

4[4592]Pues no por su espada ocuparon la tierra,

ni su brazo les dio la victoria;

fue tu diestra y tu brazo,

y la luz de tu rostro;

porque Tú los amabas.

5Tú eres mi Rey, mi Dios,

Tú, el que dio la victoria a Jacob.

6Por Ti batimos a nuestros enemigos;

y en nombre tuyo hollamos

a los que se levantaron contra nosotros.

7Porque no en mi arco puse mi confianza,

ni me salvó mi espada,

8sino que Tú nos has salvado

de nuestros adversarios,

y has confundido a los que nos odian.

9En Dios nos gloriábamos cada día,

y continuamente celebrábamos tu Nombre.

10[4593]Pero ahora Tú nos has repelido

y humillado;

ya no sales, oh Dios, con nuestros ejércitos.

11Nos hiciste ceder ante nuestros enemigos,

y los que nos odian

nos han saqueado como han querido.

12Nos entregaste como ovejas

destinadas al matadero,

y nos desparramaste entre los gentiles.

13[4594]Vendiste a tu pueblo sin precio,

y no sacaste gran provecho de esa venta.

14[4595]Nos hiciste el escarnio de nuestros vecinos,

la irrisión y el ludibrio

de los que nos rodean.

15Nos convertiste en fábula de los gentiles,

y recibimos de los pueblos

meneos de cabeza.

16Todo el día tengo ante los ojos

mi ignominia,

y la confusión cubre mi rostro,

17a los gritos del que me insulta y envilece,

a la vista del enemigo,

ávido de venganza.

18[4596]Todo esto ha venido sobre nosotros,

mas no nos hemos olvidado de Ti,

ni hemos quebrantado

el pacto hecho contigo.

19No volvió atrás nuestro corazón,

ni nuestro paso se apartó de tu camino,

20[4597]cuando nos aplastaste

en un lugar de chacales

y nos cubriste con sombras de muerte.

21Si nos hubiéramos olvidado

del nombre de nuestro Dios,

extendiendo nuestras manos

a un Dios extraño,

22¿no lo habría averiguado Dios,

Él, que conoce los secretos del corazón?

23[4598]Mas por tu causa

somos ahora carneados cada día,

tenidos como ovejas de matadero.

24[4599]Despierta, Señor. ¿Por qué duermes?

Levántate; no nos deseches para siempre.

25¿Por qué ocultas tu rostro?

¿Te olvidas de nuestra miseria

y de nuestra opresión?

26Agobiada hasta el polvo está nuestra alma,

y nuestro cuerpo pegado a la tierra.

27¡Levántate en nuestro auxilio,

líbranos por tu piedad!

SALMO 44 (45)

Epitalamio del Rey Mesías

1[4600]Al maestro de coro. Sobre el tono de “Schoschannim” (“Las azucenas”). De los hijos de Coré. Maskil. Canto de amor.

2De mi corazón

desbordan faustas palabras,

hablo de lo que hice para el rey,

mi lengua es pluma de ágil escriba.

3[4601]Eres más hermoso

que los hijos de los hombres;

la gracia se ha derramado en tus labios,

pues Dios te ha bendecido para siempre.

4[4602]Oh poderoso,

ciñe a tu flanco tu espada

en tu gloria y majestad.

5[4603]Cabalga, victorioso,

por la verdad y por la justicia,

y tu diestra te mostrará

hazañas formidables.

6Agudas son tus flechas,

los pueblos caerán debajo de ti;

desfallecidos caerán los enemigos del rey.

7[4604]Tu trono, oh Dios, es por los siglos

y para siempre;

el cetro de tu reino es vara de justicia.

8[4605]Tú amas la justicia

y detestas la maldad;

por esto, oh Dios, el Dios tuyo te ungió,

entre todos tus semejantes,

con óleo de alegría.

9[4606]Mirra y áloes y casia exhalan tus vestidos

desde los palacios de marfil

donde te alegraron.

10[4607]Hijas de reyes vienen a tu encuentro;

a tu diestra está en pie la reina,

vestida de oro de Ofir.

11[4608]Oye, hija, y considera; aplica tu oído;

olvida a tu pueblo

y la casa de tu padre.

12[4609]El rey se prendará de tu hermosura;

Él es tu Señor: inclínate ante Él.

13Ante ti se inclinará

la hija de Tiro con dádivas,

y los más ricos de la tierra

solicitarán tu favor.

14[4610]Toda hermosa entra la hija del rey,

vestida de tela de oro.

15[4611]Envuelta en manto multicolor

es llevada al rey;

detrás de ella son introducidas a ti,

las vírgenes, sus amigas;

16son conducidas alegremente y, dichosas,

entran en el palacio del rey.

17[4612]Tus hijos ocuparán

el lugar de tus padres;

los establecerás príncipes

sobre toda la tierra.

18[4613]Haré tu nombre memorable

de edad en edad;

sí, los pueblos te ensalzarán

por los siglos de los siglos.

SALMO 45 (46)

Alcázar es el Dios de Jacob

1[4614]Al maestro de coro. De los hijos de Coré. Al-Alamoth (para voces de soprano). Cántico.

2Dios es para nosotros refugio y fortaleza;

mucho ha probado ser nuestro auxiliador

en las tribulaciones.

3[4615]Por eso no tememos si la tierra vacila

y los montes son precipitados al mar.

4[4616]Bramen y espumen sus aguas,

sacúdanse a su ímpetu los montes.

Yahvé de los ejércitos está con nosotros;

nuestro alcázar es el Dios de Jacob.

5[4617]Los brazos del río alegran la ciudad de Dios,

la santa morada del Altísimo.

6Dios está en medio de ella,

no será conmovida;

Dios la protegerá desde que apunte el día.

7Agítanse las naciones, caen los reinos;

Él hace oír su voz, la tierra tiembla.

8Yahvé de los ejércitos está con nosotros;

nuestro alcázar es el Dios de Jacob.

9[4618]Venid y ved las obras de Yahvé,

las maravillas que ha hecho sobre la tierra.

10Cómo hace cesar las guerras

hasta los confines del orbe,

cómo quiebra el arco y hace trizas la lanza,

y echa los escudos al fuego.

11[4619] “Basta ya; sabed que Yo soy Dios,

sublime entre las naciones,

excelso sobre la tierra.”

12Yahvé de los ejércitos está con nosotros;

nuestro alcázar es el Dios de Jacob.

SALMO 46 (47)

Israel y las naciones alaban al Rey de toda la tierra

1[4620]Al maestro de coro. De los hijos de Coré. Salmo.

2[4621]Pueblos todos, batid palmas;

aclamad a Dios con cantos de júbilo;

3porque el Señor Altísimo, terrible,

es el gran Rey sobre toda la tierra.

4[4622]Él ha sometido los pueblos a nosotros

y a nuestros pies las naciones.

5[4623]Él nos eligió nuestra heredad,

gloria de Jacob, su amado.

6Sube Dios entre voces de júbilo,

Yahvé con sonido de trompeta.

7[4624]Cantad a Dios, cantad;

cantad a nuestro Rey, cantadle.

8Porque Dios es rey sobre toda la tierra;

cantadle un himno.

9Dios reina ya sobre todas las naciones;

Dios se ha sentado sobre su santo trono.

10[4625]Los príncipes de los pueblos se han unido

al pueblo del Dios de Abrahán,

pues los poderosos de la tierra

se han dado a Dios.

Él domina desde lo más alto.

SALMO 47 (48)

Grandezas del Señor en Sión

1[4626]Cántico. Salmo de los hijos de Coré.

2Grande es Yahvé

en la ciudad de nuestro Dios,

y digno de suma alabanza.

3[4627]Su monte sagrado es gloriosa cumbre,

es el gozo de toda la tierra;

el monte Sión, (su) extremo norte,

es la ciudad del gran Rey.

4En sus fortalezas,

Dios se ha mostrado baluarte seguro.

5[4628]Pues, he aquí que los reyes

se habían reunido,

y acometieron a una;

6mas apenas le vieron, se han pasmado,

y aterrados han huido por doquier.

7Los invadió allí un temblor,

una angustia como de parto,

8[4629]como el viento de Oriente

cuando estrella las naves de Tarsis.

9[4630]Como lo habíamos oído,

así lo hemos visto ahora

en la ciudad de Yahvé de los ejércitos,

en la ciudad de nuestro Dios:

Dios la hace estable para siempre.

10Nos acordamos, oh Dios,

de tu misericordia

dentro de tu Templo.

11Como tu Nombre, Dios,

así también tu alabanza

llega hasta los confines de la tierra.

Tu diestra está llena de justicia.

12Alégrese el monte Sión;

salten de júbilo las ciudades de Judá,

a causa de tus juicios.

13[4631]Recorred a Sión, circulad en rededor,

contad sus torres;

14considerad sus baluartes,

examinad sus fortalezas,

para que podáis referir

a la generación venidera:

así es de grande Dios,

15[4632]nuestro Dios para siempre jamás.

Él mismo nos gobernará.

SALMO 48 (49)

No envidiar la opulencia de los malos

1Al maestro de coro. De los hijos de Coré. Salmo.

2[4633]Oíd esto, naciones todas,

escuchad, moradores todos del orbe,

3así plebeyos como nobles,

ricos tanto como pobres.

4Mi boca proferirá sabiduría,

y la meditación de mi corazón, inteligencia.

5[4634]Inclinaré mi oído a la parábola,

y al son de la cítara

propondré mi enigma.

6[4635] ¿Por qué he de temer yo

en los días malos,

cuando me rodea la malicia

de los que me asechan,

7los que confían en sus recursos

y se glorían de la abundancia de sus riquezas?

8[4636]Pues nadie podrá librarse a sí mismo,

ni dar a Dios un precio por su redención

9—demasiado caro es el rescate de la vida—

ni logrará nunca seguir viviendo por siempre

10sin ver la muerte.

11[4637]Pues verá que los sabios mueren,

e igualmente perecen el insensato y el necio,

dejando sus riquezas a extraños.

12Los sepulcros son sus mansiones para siempre,

sus moradas de generación en generación,

por más que hayan dado

a las tierras sus nombres.

13Porque el hombre

no permanece en su opulencia;

desaparece como los brutos.

14[4638]Tal es la senda

de los que estultamente confían,

y tal el fin de los que se glorían de su suerte.

15[4639]Como ovejas son echados al sepulcro;

su pastor es la muerte,

y a la mañana los justos

dominarán sobre ellos.

Pronto su figura se volverá un desecho,

y el sepulcro será su casa.

16[4640]Pero mi vida

Dios la librará de la tumba,

porque Él me tomará consigo.

17No temas si alguno se enriquece,

si aumenta la opulencia de su casa;

18[4641]porque al morir nada se llevará consigo,

ni baja con él su fausto.

19Aunque él mientras vivía se jactase,

congratulándose de pasarlo bien,

20bajará a reunirse con sus padres,

y no verá jamás la luz.

21[4642]Pero el hombre en auge no comprende;

desaparece como los brutos.

SALMO 49 (50)

El obsequio grato a Dios

1[4643]Salmo de Asaf.

El Señor Dios habló

y convocó a la tierra,

desde el sol naciente hasta su ocaso.

2Desde Sión en plena belleza

aparece radiante Dios;

3[4644]viene el Dios nuestro, y no en silencio;

un fuego devorador le precede

y en torno suyo ruge la tempestad.

4[4645]Llama a los cielos de arriba y a la tierra,

dispuesto a hacer juicio sobre su pueblo:

5“¡Congregadme a los piadosos,

los que han hecho alianza conmigo

mediante sacrificios!”

6Y he aquí que los cielos

proclaman su justicia,

porque el Juez es Dios mismo.

7“Oye, pueblo mío, y hablaré;

Israel, voy a dar testimonio contra ti;

Yo soy Dios, el Dios tuyo.

8[4646]No te reprendo

por falta de tus sacrificios,

pues tus holocaustos

están siempre delante de Mí.

9No tomaré ni un becerro de tu casa,

ni carneros de tus manadas.

10Puesto que son mías

todas las fieras de la selva,

y las bestias que por millares

viven en mis montañas.

11[4647]Conozco todas las aves del cielo,

y cuanto se mueve en el campo

está de manifiesto a mis ojos.

12Si tuviera hambre,

no te lo diría a ti,

porque mío es el orbe

y cuanto él contiene.

13¿Acaso Yo como carne de toros,

o bebo sangre de chivos?

14[4648]Sacrificios de alabanza

es lo que has de ofrecer a Dios,

y cumplir al Altísimo tus votos.

15Entonces sí, invócame

en el día de la angustia;

Yo te libraré y tú me darás gloria.”

16[4649]Al pecador, empero, le dice Dios:

“¿Cómo es que andas tú

pregonando mis mandamientos,

y tienes mi alianza en tus labios,

17tú, que aborreces la instrucción,

y has echado a la espalda mis palabras?

18Cuando ves a un ladrón te vas con él,

y te asocias a los adúlteros.

19Has abierto tu boca al mal,

y tu lengua ha urdido engaño.

20Te sentabas para hablar

contra tu hermano,

y cubrías de oprobio al hijo de tu madre.

21Esto hiciste, y ¿Yo he de callar?

¿Imaginaste que Yo soy como tú?

Yo te pediré cuentas

y te lo echaré en cara.

22Entended estas cosas

los que os olvidáis de Dios;

no sea que Yo os destroce

y no haya quien os salve.

23[4650]El que me ofrece el sacrificio de alabanza,

ese es el que honra;

y al que anda en sinceridad,

a ese le haré ver la salvación de Dios.”

SALMO 50 (51)

Espíritu de perfecta contrición

1[4651]Al maestro de coro. Salmo de David. 2Cuando después que pecó con Betsabee, se llegó a él Natán.

3[4652]Ten compasión de mí, oh Dios,

en la medida de tu misericordia;

según la grandeza de tus bondades,

borra mi iniquidad.

4Lávame a fondo de mi culpa,

límpiame de mi pecado.

5[4653]Porque yo reconozco mi maldad,

y tengo siempre delante mi delito.

6[4654]He pecado contra Ti,

contra Ti solo,

he obrado lo que es desagradable a tus ojos,

de modo que se manifieste

la justicia de tu juicio

y tengas razón en condenarme.

7[4655]Es que soy nacido en la iniquidad,

y ya mi madre me concibió en pecado.

8[4656]Mas he aquí que Tú te complaces

en la sinceridad del corazón,

y en lo íntimo del mío

me haces conocer la sabiduría.

9[4657]Rocíame con hisopo,

y seré limpio;

lávame Tú,

y quedaré más blanco que la nieve.

10[4658]Hazme oír tu palabra

de gozo y de alegría,

y saltarán de felicidad estos huesos

que has quebrantado.

11[4659]Aparta tu rostro, de mis pecados,

y borra todas mis culpas.

12[4660]Crea en mí, oh Dios,

un corazón sencillo,

y renueva en mi interior

un espíritu recto.

13[4661]No me rechaces de tu presencia,

y no me quites el espíritu de tu santidad.

14[4662]Devuélveme la alegría de tu salud;

confírmame en un espíritu de príncipe.

15[4663]Enseñaré a los malos tus caminos;

y los pecadores se convertirán a Ti.

16[4664]Líbrame de la sangre,

oh Dios, Dios Salvador mío,

y vibre mi lengua de exultación

por tu justicia.

17[4665]Abre Tú mis labios, oh Señor,

y mi boca publicará tus alabanzas,

18[4666]pues los sacrificios no te agradan,

y si te ofreciera un holocausto

no lo aceptarías.

19[4667]Mi sacrificio, oh Dios,

es el espíritu compungido;

Tú no despreciarás, Señor,

un corazón contrito [y humillado].

20[4668]Por tu misericordia, Señor,

obra benignamente con Sión;

reconstruye los muros de Jerusalén.

21Entonces te agradarán los sacrificios legales,

[las oblaciones y los holocaustos];

entonces se ofrecerán becerros sobre tu altar.

SALMO 51 (52)

Contra la lengua intrigante y prepotente

1[4669]Al maestro de coro. Maskil de David.

2Cuando Doeg, el idumeo, fue a decir a Saúl: “David ha entrado en la casa de Aquimelec.”

3[4670] ¿Cómo haces alarde de maldad,

oh prepotente, contra el justo?

¡En todo tiempo hay Dios!

4Tu lengua, maquinando ruinas,

es como afilada navaja, oh artífice del dolo.

5Prefieres el mal al bien

y la falsedad al lenguaje sincero.

6Amas todas las palabras que hieren,

lengua pérfida.

7Por eso Dios te destruirá;

te quitará de en medio para siempre;

te arrojará de tu tienda

y te arrancará de la tierra de los vivientes.

8Al ver esto los justos temerán,

y se reirán (diciendo):

9[4671] “He aquí el hombre

que no hizo de Dios su baluarte,

sino que confió

en la multitud de sus riquezas

y llegó a ser poderoso por sus crímenes.”

10[4672]Mas yo, como olivo lozano

en la casa de Dios,

confío en la bondad divina para siempre.

11[4673]Por los siglos te alabaré porque obraste,

y proclamaré tu Nombre porque es bueno,

a la vista de tus santos.

SALMO 52 (53)

Confusión de los impostores

1[4674]Al maestro de coro. Según Mahalat. Maskil de David.

2El insensato dice en su corazón:

“No hay Dios.”

Se han pervertido;

su conducta es abominable;

ni uno solo obra bien.

3Yahvé mira desde el cielo

a los hijos de los hombres,

para ver si hay quien sea inteligente

y busque a Dios.

4Pero se han extraviado todos juntos

y todos se han depravado.

No hay uno que obre el bien,

ni uno siquiera.

5[4675]¡Nunca entenderán esos malhechores,

que devoran a mi pueblo, como comen pan,

sin cuidarse de Dios para nada!

6[4676]He aquí que tiemblan de miedo

donde no hay que temer;

porque Dios ha dispersado los huesos

de los que te esquilmaban;

están desconcertados porque Dios los rechazó.

7[4677]¡Oh, venga ya de Sión la salud de Israel!

Cuando Yahvé cambie

la suerte de su pueblo,

saltará de gozo Jacob,

e Israel de alegría.

SALMO 53 (54)

Fidelidad con que Dios nos escucha

1[4678]Al maestro de coro. Para instrumentos de cuerda. Maskil de David.

2[4679]Cuando los cifeos fueron a decirle a Saúl: “Mira, David está escondido entre nosotros.”

3Sálvame, oh Dios, por tu Nombre,

y defiende mi causa con tu poder.

4Escucha mi oración, oh Dios,

presta oído a las palabras de mi boca.

5[4680]Porque soberbios

se han levantado contra mí;

y hombres violentos

buscan mi vida,

sin tener en cuenta

a Dios para nada.

6[4681]Mirad, ya viene Dios en mi socorro;

el Señor sostiene mi vida.

7Haz rebotar el mal contra mis adversarios,

y según tu fidelidad, destrúyelos.

8[4682]Te ofreceré sacrificios voluntarios;

ensalzaré, oh Yahvé, tu Nombre,

porque es bueno.

9Pues me libró de toda tribulación,

y mis ojos han visto

a mis enemigos confundidos.

SALMO 54 (55)

Ansias de huir a la soledad

1[4683]Al maestro de coro. Para instrumentos de cuerda. Maskil de David.

2Escucha oh Dios, mi oración,

y no te escondas de mi súplica.

3[4684]Atiéndeme, inclina tu oído.

Vago gimiendo y sobresaltado

[y estoy turbado]

4[4685]ante las amenazas del enemigo

y la opresión del inicuo;

se acumulan calamidades sobre mí

y me asaltan con furor.

5El corazón tiembla en mi pecho,

y me acometen mortales angustias.

6El temor y el terror me invaden,

y me envuelve el espanto.

7[4686]Y exclamo: “¡Oh si tuviera yo alas

como la paloma

para volar en busca de reposo!”

8Me iría bien lejos a morar en el desierto.

9Me escaparía al instante

del torbellino y de la tempestad.

10[4687]Piérdelos, Señor; divide sus lenguas,

pues en la ciudad

veo la violencia y la discordia

11[4688]rondar día y noche sobre sus muros;

y en su interior hay opresión y ruina.

12La insidia impera en medio de ella,

y de sus plazas no se apartan

la injuria y el engaño.

13Si me insultara un enemigo,

lo soportaría;

si el que me odia

se hubiese levantado contra mí,

me escondería de él simplemente.

14[4689]Pero eres tú, mi compañero,

mi amigo y mi confidente,

15con quien vivía yo en dulce intimidad,

y subíamos en alegre consorcio

a la casa de Dios.

16[4690]Sorpréndalos la muerte;

vivos aún desciendan al sepulcro,

porque la maldad reina en sus moradas

[y en ellos mismos].

17Mas yo clamaré a Dios,

y Yahvé me salvará.

18[4691]Me lamentaré y lloraré

a la tarde, a la mañana, a mediodía,

y Él oirá mi voz.

19Me sacará sano y salvo de los asaltos,

aunque son muchos contra mí.

20Me escuchará Dios y los humillará

Él, que es eternamente.

Porque no hay modo de convertirlos,

y no temen a Dios.

21Cada cual levanta su mano

contra el amigo,

y violan la fe jurada.

22[4692]Más blando que manteca es su rostro,

pero su corazón es feroz;

sus palabras, más untuosas que el aceite,

son espadas desnudas.

23[4693]Deja tu cuidado a cargo de Yahvé,

y El te sostendrá.

Nunca permitirá que el justo caiga;

24mas a ellos, oh Dios,

los harás descender a la fosa.

No llegarán a la mitad de sus días

esos hombres sanguinarios y fraudulentos.

Yo, empero, pongo en Ti mi confianza, oh Señor.

SALMO 55 (56)

Si Dios conmigo, ¿quién contra mí?

1[4694]Al maestro de coro. Por el tono “Paloma silenciosa de la lejanía”. De David. Miktam. Cuando lo prendieron los filisteos en Qat.

2Apiádate de mí, oh Dios,

porque el hombre me pisotea,

me oprime con su ataque incesante.

3Todo el día

tratan mis enemigos de devorarme,

y son muchos

los que me combaten... Oh Altísimo,

4[4695]el día en que me invada el temor,

confiaré en Ti.

5[4696]Me gloriaré en la promesa de Dios,

confiado en Dios no temo.

¿Qué podrá contra mí un hombre de carne?

6Siempre toman a mal mis palabras,

todos sus pensamientos son para mi daño.

7[4697]Se conjuran, ponen asechanzas,

observan mis pasos,

buscando cómo quitarme la vida.

8[4698]Devuélveles otro tanto por su iniquidad;

oh Dios, abate los pueblos en tu ira.

9[4699]Tú cuentas los pasos de mi vida errante;

recoges mis lágrimas en tu redoma.

¿No están acaso escritos en tu libro?

10[4700]Así pues mis enemigos retrocederán;

cada vez que apelo a Ti

conozco que Dios está conmigo.

11Me gloriaré en la promesa de Dios,

12confiado en Dios no temo.

¿Qué podrá contra mí

un hombre de carne?

13[4701]Te debo, oh Dios,

los votos que te hice;

te ofreceré sacrificios de alabanza.

14[4702]Pues Tú has librado

mi vida de la muerte,

y mis pies de la caída,

para que ande yo ante la faz de Dios

en la luz de los vivientes.

SALMO 56 (57)

Dios escucha la oración de Israel

1[4703]Al maestro de coro. Por el tono de “No destruyas”. De David. Miktam. Cuando huyendo de Saúl, se refugió en una cueva.

2[4704]Ten piedad de mí, oh Dios,

ten piedad de mí,

ya que a Ti se acoge mi alma.

A la sombra de tus alas me refugio

hasta que pase la calamidad.

3[4705]Clamo al Dios Altísimo,

al Dios que es mi bienhechor.

4[4706]Quiera El enviar del cielo

a quien me salve;

entregue al oprobio

a quienes me persiguen;

mande Dios su misericordia y su fidelidad.

5[4707]Yazgo en medio de leones,

que devoran con avidez

a los hijos de los hombres.

Sus dientes son lanzas y saetas;

y su lengua, cortante espada.

6[4708]Muéstrate excelso,

oh Dios, sobre los cielos;

brille tu gloria sobre toda la tierra.

7[4709]Tendieron una red a mis pasos,

deprimieron mi alma;

habían cavado una fosa delante de mí;

han caído en ella.

8[4710]Mi corazón está pronto, oh Dios;

firme está mi corazón;

quiero cantar y entonar salmos.

9[4711]Despierta, oh alma mía;

salterio y cítara despertaos;

despertaré a la aurora.

10Te alabaré, Señor,

entre los pueblos,

te cantaré himnos

entre las naciones.

11Porque tu misericordia

es grande hasta el cielo,

y tu fidelidad, hasta las nubes.

12Muéstrate excelso,

oh Dios, sobre los cielos;

brille tu gloria sobre toda la tierra.

SALMO 57 (58)

Hay un Dios que juzga a los jueces

1[4712]Al maestro de coro. Sobre el tono de “No destruyas”. De David. Miktam.

2[4713] ¿Es verdad que habláis justicia,

oh dioses?

¿Es verdad que juzgáis con rectitud

a los hijos de los hombres?

3[4714]No, en vuestro corazón

os mueve la iniquidad,

y vuestras manos venden al peso

la violencia sobre la tierra.

4[4715]Los prevaricadores se extraviaron

desde el seno materno;

desde el vientre

se descarriaron los impostores.

5[4716]Hay en ellos veneno

como en la serpiente,

como en el áspid sordo

que tapa sus oídos,

6para que no oiga

la voz de los encantadores,

del mago que sabiamente hechiza.

7Oh Dios, quiebra sus dientes

en su misma boca;

rompe las muelas de los leones, oh Yahvé.

8[4717]Disípense como agua derramada;

marchítense

como la verdura de la hierba.

9[4718]Pasen como el caracol que se deshace;

como aborto de mujer,

que no ve el sol.

10[4719]Antes que vuestro fuego dé espinas verdes

caliente vuestras ollas,

arrebátelo todo un torbellino.

11[4720]El justo se gozará al ver la venganza;

lavará sus pies en la sangre del impío.

12Y los hombres dirán:

“En verdad hay un premio para el justo;

en verdad hay un Dios

que juzga en la tierra.”

SALMO 58 (59)

Dios, Alcázar de Israel

1[4721]Al maestro de coro. Por el tono de “No destruyas”. De David. Miktam. Cuando Saúl mandó hombres que vigilaran la casa para matarlo.

2Dios mío, sálvame de mis enemigos;

defiéndeme de los que me atacan.

3Líbrame de los que obran iniquidades

y protégeme contra los hombres sanguinarios.

4Mira: ponen asechanzas a mi vida,

y hombres poderosos conspiran contra mí.

No hay en mí delito ni pecado, Yahvé.

5[4722]Sin culpa mía irrumpen y me asaltan.

Despierta Tú, ven a mí y mira.

6Porque Tú, Yahvé, Dios de los ejércitos,

eres el Dios de Israel.

Levántate a castigar a todos los gentiles;

no te apiades de ninguno de los pérfidos.

7[4723]Vuelven al anochecer,

aullando como perros,

y giran en torno de la ciudad.

8[4724]Mira la jactancia en su boca,

y cómo injurian sus labios:..

“¿Quién hay que (nos) oiga?”

9Mas Tú, Yahvé te ríes de ellos;

harás befa de todos los gentiles.

10[4725]Oh fortaleza mía, a Ti cantaré.

Verdaderamente mi alcázar es Dios.

11[4726]La misericordia de mi Dios se me anticipará

y me hará mirar con alegría a mis enemigos.

12[4727]No les des tregua, oh Dios;

no sean tropiezo para mi pueblo.

Confúndelos con tu poder y póstralos,

oh Señor, escudo nuestro.

13Pecado de su boca es

cuanto profieren sus labios;

sean presa de su propia soberbia,

de sus maldiciones y de sus mentiras.

14[4728]Destrúyelos en tu saña,

destrúyelos hasta que ya no existan;

entonces se sabrá

que Dios reina en Jacob

y hasta los confines del orbe.

15[4729]Vuelvan al anochecer,

aullando como perros,

y giren en torno de la ciudad;

16vaguen buscando qué comer,

y si no se sacian, den aullidos.

17Entretanto, yo cantaré tu potencia,

y desde la mañana saltaré de gozo

por tu misericordia;

porque fuiste mi protector,

y mi refugio en el día de la tribulación.

18[4730]Oh fortaleza mía, a Ti cantaré.

Verdaderamente mi alcázar es Dios,

el Dios misericordiosísimo conmigo.

SALMO 59 (60)

Dolores y esperanzas de Israel

1[4731]Al maestro de coro. Por el tono de “El lirio del testimonio”. Miktam de David, para hacerlo aprender.

2[4732]Cuando hizo guerra contra Aram de Naharaim y Aram de Sobá, y Joab, ya de vuelta, batió a Edom en el valle de las Salinas (matándole) doce mil hombres.

3[4733]Oh Dios, nos has desechado,

quebrantaste nuestros ejércitos;

estabas airado, ¡vuelve a nosotros!

4[4734]Has sacudido la tierra, la has hendido;

sana sus fracturas porque tambalea.

5[4735]Cosas duras le hiciste experimentar

a tu pueblo;

nos diste de beber vino de vértigo.

6Pusiste, empero, una señal

a los que te temen

de modo que huyeran del arco.

7[4736]Mas ahora; para que sean libertados

los que Tu amas,

socorre con tu diestra, y escúchanos.

8[4737]Dijo Dios en su santidad:

“Triunfaré; repartiré a Siquem,

y mediré el valle de Sucot.

9[4738]Mío es Galaad,

y mía la tierra de Manasés;

Efraím es el yelmo de mi cabeza;

y Judá mi cetro;

10[4739]Moab, la vasija de mi lavatorio;

sobre Edom echaré mi calzado,

y Filistea será mi súbdito.”

11[4740] ¿Quién me conducirá

a la ciudad fortificada?

¿Quién me llevará hasta Edom?

12¿No serás Tú, oh Dios,

que nos has rechazado

y que ya no sales con nuestros ejércitos?

13[4741]Ven en nuestro auxilio

contra el adversario,

porque vano es el auxilio de los hombres.

14Con Dios haremos proezas;

Él hollará a nuestros enemigos.

SALMO 60 (61)

Anhelo mesiánico de David

1[4742]Al maestro de coro. Para instrumentos de cuerda. De David.

2Escucha, oh Dios, mi grito,

atiende a mi oración.

3[4743]Desde los confines de la tierra

clamo a Ti,

con el corazón desfallecido;

Tú me alzarás hasta la roca,

me darás el reposo.

4[4744]Porque eres mi refugio,

la fuerte torre contra el enemigo.

5Habite yo para siempre

en tu tabernáculo

y encuentre abrigo

a la sombra de tus alas.

6[4745]Oíste mis votos, oh Dios,

y me has dado la herencia

de los que temen tu Nombre.

7[4746]Añade días a los días del rey;

sean iguales sus años

a la multitud de generaciones.

8Reine eternamente delante de Dios;

que tu misericordia

y tu fidelidad lo conserven.

9[4747]Así cantaré tu Nombre para siempre,

y cumpliré mis votos cada día.

SALMO 61 (62)

No confiar más que en Dios

1[4748]Al maestro de coro. Según Iditún. Salmo de David.

2[4749]Solo en Dios se descansa, oh alma mía,

porque la salud viene de Él.

3Él solo es mi roca, mi salvación,

mi defensa: nunca seré conmovido.

4[4750] ¿Hasta cuándo acometeréis

a un solo hombre,

queriendo todos derribarlo,

como muro inclinado,

como pared que se desploma?

5[4751]De su lugar excelso intentan despeñarle,

ellos, que se deleitan con la mentira;

bendicen con su boca,

y en su corazón maldicen.

6[4752]Solo en Dios se descansa, oh alma mía,

porque la salud viene de Él.

7Él solo es mi roca, mi salvación,

mi defensa; nunca seré conmovido.

8En Dios está mi salud y mi gloria;

mi firme roca y mi refugio es Dios.

9[4753]Oh pueblo, espera en Él en todo tiempo;

en su presencia derramad vuestros corazones,

porque Dios es para nosotros el amparo.

10[4754]Los hijos de los hombres no son más que un soplo;

los poderosos, una mentira;

puestos en la balanza suben alto;

porque todos juntos pesan menos que el aire.

11[4755]No confiéis en la violencia,

ni os gloriéis en la rapiña.

Si vuestras riquezas aumentan,

no pongáis en ellas el corazón.

12[4756]Una cosa dijo Dios, y otra segunda le oí:

13[4757]que el poder es de Dios,

y la gracia, oh Señor, es tuya.

Porque Tú recompensas a cada uno

según sus obras.

SALMO 62 (63)

El alma sedienta de Dios

1[4758]Salmo de David. Mientras vagaba por el desierto de Judá.

2[4759]Oh Dios, Tú eres el Dios mío,

a Ti te busco ansioso;

mi alma tiene sed de Ti,

y mi carne sin Ti languidece,

como (esta) tierra árida y yerma,

falta de agua.

3[4760]Así vuelvo mis ojos

hacia Ti en el santuario,

para contemplar

tu poder y tu gloria;

4[4761]porque tu gracia

vale más que la vida,

por eso mis labios te alabarán.

5[4762]Así te bendeciré toda mi vida

y hacia tu Nombre levantaré mis manos.

6[4763]Mi alma quedará saciada

como de médula y gordura,

y mi boca te celebrará

con labios de exultación,

7[4764]cada vez que me acuerde de Ti

en mi lecho

y en mis insomnios medite sobre Ti;

8porque en verdad

Tú te hiciste mi amparo,

y a la sombra de tus alas

me siento feliz.

9[4765]Si mi alma se adhiere a Ti,

tu diestra me sustenta.

10Los que quieren quitarme la vida

caerán en lo profundo de la tierra.

11Serán entregados al poder de la espada,

y formarán la porción de los chacales,

12[4766]en tanto que el rey se alegrará en Dios

y se gloriará todo el que jura por Él;

pues será cerrada la boca

a los que hablan iniquidad.

SALMO 63 (64)

Dios frustra los ardides

1Al maestro de coro. Salmo de David.

2[4767]Oye, oh Dios, mi voz en esta queja;

libra mi vida del enemigo aterrador.

3Ampárame contra la conspiración

de los malvados;

contra la turba de los malhechores,

4[4768]que aguzan su lengua como espada,

y lanzan su saeta: la palabra venenosa,

5para herir a escondidas al inocente;

para alcanzarlo de improviso, a mansalva.

6[4769]Afirmados resueltamente

en sus perversos designios,

se conciertan

para tender sus lazos ocultos,

diciendo: “¿Quién nos verá?”

7[4770]Fraguados los planes dolosos (dicen):

“El golpe está bien preparado,

procedamos.”

¡Profundo es el pensamiento

y el corazón del hombre!

8[4771]Pero Dios les manda una saeta,

quedan heridos de improviso;

9su propia lengua los arruina,

y cuantos los miran menean la cabeza.

10[4772]Entonces todos temerán

y proclamarán la obra de Dios,

y reconocerán que es cosa suya.

11Entretanto el justo se alegrará en Yahvé

y en Él confiará;

y se gloriarán todos los de corazón recto.

SALMO 64 (65)

La alabanza en Sión

1[4773]Al maestro de coro. Salmo de David. Himno.

2[4774]A Ti, oh Dios, es debida

la alabanza en Sión,

y a Ti se han de cumplir los votos.

3[4775]A Ti, que oyes las plegarias,

a Ti irá toda carne,

a causa de los pecados.

4Prevalecen contra nosotros

nuestras iniquidades,

mas Tú las perdonas.

5[4776]Dichoso aquel

a quien Tu elijas y atraigas,

para que habite en tus atrios.

Nos hartaremos de los bienes de tu casa

y de la santidad de tu Templo.

6[4777]En tu justicia nos escuchas

con estupendas señales,

oh Dios salvador nuestro,

esperanza de todos los confines de la tierra

y de los más lejanos mares.

7[4778]Con tu fuerza consolidas los montes,

revestido de poder.

8Sosiegas el furor de los mares,

el estruendo de sus ondas

y el tumulto de las naciones.

9[4779]Se estremecen ante tus portentos

los que habitan los confines de la tierra.

Tú llenas de alegría el Oriente y el Occidente.

10[4780]Has visitado la tierra,

la has embriagado

y colmado de riquezas.

El río de Dios rebosa de aguas;

Tú preparas sus trigales,

aparejando la tierra,

11[4781]regando sus surcos,

y allanando sus terrones;

las ablandas con lluvias,

y fecundas sus gérmenes.

12Coronas de benignidad el año,

y tus huellas destilan grosura.

13Las praderas del desierto destilan,

y los collados se visten de exultación.

14Llenos están los campos de rebaños,

y los valles se cubren de mieses;

se alegran y cantan.

SALMO 65 (66)

Gratitud de Israel

1[4782]Al maestro de coro. Cántico. Salmo.

2Aclamad a Dios con júbilo, tierras todas;

cantad salmos a la gloria de su Nombre;

dadle el honor de la alabanza.

3Decid a Dios:

“¡Cuan asombrosas son tus obras!”

Aun tus enemigos te lisonjean

por la grandeza de tu poder.

4[4783]Prostérnese ante Ti la tierra entera

y cante tu Nombre.

5[4784]Venid y contemplad las hazañas de Dios;

sublime en sus designios sobre los hombres.

6[4785]Trocó en tierra seca el mar;

el río fue cruzado a pie enjuto.

Alegrémonos en Él.

7Reina con su poderío para siempre;

sus ojos observan a las naciones,

para que los rebeldes no levanten cabeza.

8[4786]Bendecid, oh naciones, a nuestro Dios,

y haced resonar su alabanza,

9porque Él mantuvo en vida a nuestra alma,

y no dejó que vacilara nuestro pie.

10Pues Tú nos probaste, oh Dios,

nos probaste por el fuego,

como se hace con la plata.

11Nos dejaste caer en el lazo;

pusiste un peso aplastante

sobre nuestras espaldas.

12[4787]Hiciste pasar hombres

sobre nuestra cabeza;

atravesamos por fuego y por agua;

mas nos sacaste a refrigerio.

13Entraré en tu casa con holocausto,

y te cumpliré mis votos,

14los que mis labios pronunciaron

y prometió mi boca

en medio de mi tribulación.

15[4788]Te ofreceré pingües holocaustos,

con grosura de carneros;

te inmolaré bueyes y cabritillos.

16[4789]Venid, escuchad todos

los que teméis a Dios;

os contaré cuan grandes cosas

ha hecho por mí.

17[4790]Clamé hacia Él con mi boca,

y su alabanza estaba pronta en mi lengua.

18Si mi corazón

hubiera tenido en vista la iniquidad,

el Señor no me habría escuchado;

19pero Dios oyó;

atendió a la voz de mi plegaria.

20[4791]Bendito sea Dios,

que no despreció mi oración

y no retiró de mí su misericordia.

SALMO 66 (67)

Anhelo del Israel de Dios

1Al maestro de coro. Para instrumentos de cuerda. Salmo. Cántico.

2[4792]Dios tenga misericordia de nosotros

y bendíganos;

vuelva hacia nosotros su rostro sereno,

3[4793]para que sus caminos

sean conocidos sobre la tierra,

y su salvación entre todas las naciones.

4Alábente los pueblos, oh Dios,

te alaben los pueblos todos.

5[4794]Alégrense y salten de gozo las naciones,

viéndote gobernar los pueblos con justicia

y regir en la tierra a las naciones.

6Te alaben los pueblos, oh Dios,

te alaben los pueblos todos.

7[4795]La tierra ha dado su fruto;

nos bendijo Dios, el Dios nuestro.

¡Que Dios nos bendiga

y que le reverencien

hasta los últimos confines del universo!

SALMO 67 (68)

Triunfo de Dios

1[4796]Al maestro de coro. Salmo de David. Cántico.

2[4797]Alzase Dios; sus enemigos se dispersan,

y huyen ante Él sus adversarios.

3Como se desvanece el humo,

así se disipan;

como se derrite la cera junto al fuego,

así perecen los impíos ante la faz de Dios.

4Los justos están alegres,

saltan de júbilo en la presencia de Dios,

y se regocijan con deleite.

5[4798]Celebrad a Dios,

entonad salmos a su Nombre;

abrid camino al que viene

a través del desierto.

“El Señor” es su nombre,

gozaos delante de Él.

6[4799]Padre de los huérfanos

y defensor de las viudas,

Dios está en su santa morada.

7Dios prepara un hogar a los desamparados,

saca a prosperidad a los cautivos,

solo los rebeldes

se quedan en el tórrido desierto.

8[4800]Dios cuando Tú saliste

a la cabeza de tu pueblo,

cuando avanzabas por el desierto,

9se estremeció la tierra;

también los cielos destilaron

a la vista de Dios,

[el mismo Sinaí tembló delante de Dios]

el Dios de Israel.

10[4801]Lluvia generosa derramaste,

oh Dios, sobre tu heredad;

estaba agotada y la renovaste.

11En ella habitó tu grey;

en tu bondad, oh Dios,

proveías a los necesitados.

12[4802]El Señor cumple su palabra:

las buenas nuevas llegan en tropel:

13[4803] “Huyen reyes y ejércitos, huyen;

y las mujeres de la casa reparten el botín.

14Mientras vosotros descansabais

recostados entre los apriscos,

las alas de la paloma brillaban plateadas

y las plumas de la misma

atornasoladas de oro.

15[4804]Cuando el Omnipotente

dispersaba a los reyes

parecía caer nieve sobre el Salmón.”

16[4805]Montes grandes son los montes de Basan,

montañas de altas cumbres

son los montes de Basan.

17¿Por qué, oh montes encumbrados,

miráis con envidia

el monte que Dios escogió para su morada?

Sí, en él habitará Yahvé para siempre.

18[4806]Millares y millares

forman la carroza de Dios;

en medio de ellos

viene el Señor del Sinaí al Santuario.

19[4807]Subiste a lo alto llevando cautivos;

recibiste en don hombres;

aun los rebeldes habitarán

junto a Yah (nuestro) Dios.

20¡Bendito sea el Señor, día tras día!

Dios, salvación nuestra,

lleva nuestras cargas.

21El Dios nuestro es un Dios que salva;

por el Señor Yahvé

escapamos a la muerte.

22[4808]Porque Dios quebrantará

la cabeza de sus enemigos,

el altivo penacho

de los que se pasean en sus delitos.

23[4809]El Señor dijo: “De Basan los sacaré,

los sacaré de lo profundo del océano;

24para que hundas tu pie

en la sangre de tus enemigos

y en ella tenga parte

la lengua de los perros.”

25Se ve tu entrada, oh Dios,

la entrada de mi Dios,

de mi Rey, en el Santuario.

26[4810]Cantores van delante,

en pos van los tañedores;

en medio, las doncellas

baten los címbalos (cantando):

27“Bendecid a Dios con alegría,

bendecid al Señor los hijos de Israel.”

28Allí está Benjamín,

el más joven, precediéndolos;

los príncipes de Judá y su séquito,

los príncipes de Zabulón,

los príncipes de Neftalí.

29[4811]Despliega, oh Dios, tu poderío;

poderío que asumes,

oh Dios, en favor nuestro.

30[4812]A causa de tu templo que está en Jerusalén,

te ofrezcan tributos los reyes.

31[4813]lncrepa a la bestia del cañaveral

y la multitud de los poderosos,

dominadores de los pueblos.

Suprime a los ávidos de plata.

¡Dispersa a los pueblos,

que se gozan en las guerras!

32Vengan los magnates de Egipto,

levante Etiopía sus manos a Dios,

33[4814]Reinos de la tierra, celebrad a Dios,

entonad salmos al Señor,

34[4815]a Aquel que cabalga por los cielos,

los antiguos cielos;

al que hace resonar su voz,

su voz poderosa.

35Reconoced la potestad de Dios,

su majestad es sobre Israel,

y su poder en las nubes.

36Terrible es Dios desde su Santuario,

el Dios de Israel,

el que da potestad y vigor a su pueblo.

¡Bendito sea Dios!

SALMO 68 (69)

El lamento de Cristo

1[4816]Al maestro de coro. Por el tono de “Los lirios”. De David.

2[4817]¡Sálvame, oh Dios!

porque las aguas me han llegado al cuello.

3Estoy sumergido en lo hondo del fango,

y no hay donde hacer pie;

he caído en aguas profundas

y me arrastra la corriente.

4Me he cansado de llamar,

mi garganta ha enronquecido,

han desfallecido mis ojos

esperando a mi Dios.

5[4818]Más que los cabellos de mi cabeza

son los que sin causa me odian.

Son demasiado poderosos para mis fuerzas

los que injustamente me hostilizan,

y tengo que devolver

lo que no he robado.

6[4819]Tú, oh Dios, conoces mi insensatez

y mis pecados no te están ocultos.

7[4820]No sean confundidos por mi causa

los que esperan en Ti,

oh Señor, Yahvé de los ejércitos.

Que no se avergüencen de mí

quienes te buscan, oh Dios de Israel.

8[4821]Es por tu causa si he sufrido oprobio

y mi rostro se ha cubierto de confusión.

9[4822]He venido a ser un extraño

para mis hermanos;

los hijos de mi madre no me conocen,

10[4823]porque me devora el celo de tu casa,

y los baldones de los que te ultrajan

cayeron sobre mí.

11[4824]Me afligí con ayuno,

y se me convirtió en vituperio.

12Me vestí de cilicio,

y vine a ser la fábula de ellos.

13[4825]Murmuran contra mí

los que se sientan a la puerta,

y los bebedores me hacen coplas.

14[4826]Mas yo dirijo a Ti mi oración, oh Yahvé,

en tiempo favorable, oh Dios,

escúchame según la grandeza de tu bondad,

según la fidelidad de tu socorro.

15[4827]Sácame del lodo, no sea que me sumerja.

Líbrame de los que me odian

y de la hondura de las aguas.

16No me arrastre la corriente de las aguas,

ni me trague el abismo,

ni el pozo cierre sobre mí su boca.

17Escúchame, Yahvé,

porque tu gracia es benigna;

mírame con la abundancia

de tu misericordia;

18no escondas tu rostro a tu siervo,

escúchame pronto

porque estoy en angustias.

19Acércate a mi alma y rescátala;

por causa de mis enemigos, líbrame.

20Bien conoces Tú mi afrenta,

mi confusión y mi ignominia;

a tu vista están todos los que me atribulan.

21[4828]El oprobio me ha quebrantado

el corazón y titubeo;

esperé que alguien se compadeciera

de mí, y no lo hubo;

y que alguno me consolara,

mas no le hallé.

22[4829]Por comida me ofrecieron hiel;

y para mi sed me dieron a beber vinagre.

23[4830]Conviértaseles su mesa en lazo

y su holocausto en tropiezo.

24[4831]Obscurézcanse sus ojos

para que no vean;

y encorva siempre sus espaldas.

25Vierte sobre ellos tu indignación,

y alcánceles el ardor de tu ira.

26[4832]Devastada quede su casa,

y no haya quien habite en sus tiendas.

27[4833]Por cuanto persiguieron

a aquel que Tú heriste,

aumentaron el dolor de aquel

que Tú llagaste.

28Añádeles iniquidad a su iniquidad,

y no acierten con tu justicia.

29[4834]Sean borrados del libro de la vida,

y no estén escritos con los justos.

30Yo soy miserable y doliente,

mas tu auxilio, oh Dios,

me defenderá.

31[4835]Alabaré el nombre de Dios en un cántico,

le ensalzaré en un himno de gratitud;

32y agradará a Yahvé más que un toro,

más que un novillo con sus cuernos y pezuñas.

33Vedlo, oh humildes, y alegraos,

y reviva el corazón

de los que buscáis a Dios.

34Porque Yahvé escucha a los pobres,

y no desprecia a sus cautivos.

35Alábenlo los cielos y la tierra,

los mares y cuanto en ellos se mueve.

36[4836]Porque Dios salvará a Sión,

y reedificará las ciudades de Judá;

y habitarán allí,

y tomarán posesión de ella.

37La heredarán

los descendientes de sus siervos,

y morarán en ella los que aman su Nombre.

SALMO 69 (70)

Apremiante pedido de auxilio

1[4837]Al maestro de coro. De David. En memoria.

2[4838]Ven a librarme, Dios mío,

apresúrate, Yahvé, a socorrerme.

3Confundidos y sonrojados queden

los que buscan mi vida;

vuelvan la espalda cubiertos de vergüenza

los que se gozan de mis males.

4Retrocedan llenos de confusión

los que me dicen: “¡aja! ¡aja!”.

5[4839]Mas alégrense en Ti

y regocíjense todos los que te buscan;

y los que aman tu auxilio digan siempre:

“Dios es grande.”

6[4840]Yo soy miserable y doliente;

mas Tú, oh Dios, ven en mi socorro.

Mi amparo y mi libertador eres Tú;

oh Yahvé, no tardes.

SALMO 70 (71)

Confiada oración del anciano

1[4841]En Ti, Yahvé, me refugio,

no me vea nunca confundido.

2[4842]Líbrame por obra de tu justicia

y sácame del peligro;

inclina a mí tu oído y sálvame.

3Sé para mí la roca que me acoja,

el baluarte seguro en que me salves,

porque mi roca y mi alcázar eres Tú.

4[4843]Líbrame, Dios mío,

de las manos del inicuo,

de las garras del impío y del opresor,

5porque Tú, Señor, eres mi esperanza;

Tú, Yahvé, el objeto de mi confianza

desde mi niñez.

6En Ti he descansado

desde el seno materno,

desde el vientre de mi madre

Tú eres mi protector;

mi esperanza ha estado siempre en Ti.

7[4844]A muchos he aparecido como un portento,

porque Tú eras mi poderoso auxiliador.

8[4845]Llénese mi boca de tus alabanzas

y de tu gloria todo el día.

9[4846]No me deseches en el tiempo de la vejez;

cuando me falten las fuerzas

no me desampares;

10[4847]pues ya hablan de mí mis enemigos,

y espiándome se conciertan a una,

11y dicen: “Dios lo ha abandonado;

perseguidle y prendedle,

pues no hay quien lo libre.”

12Oh Dios, no quieras alejarte de mí;

Dios mío, apresúrate a socorrerme.

13[4848]Sean confundidos y aniquilados

los que atentan contra mi vida;

cúbranse de afrenta y rubor

los que buscan mi daño.

14Mas yo siempre esperaré,

y te añadiré alabanzas cada día.

15[4849]Mi boca anunciará, sin cesar,

tu justicia y tus favores,

bien que no conozco su medida.

16Entraré a hablar de las gestas divinas;

de Ti solo, oh Yahvé, proclamaré la justicia.

17[4850]Desde mi mocedad

me has enseñado Tú, oh Dios,

y hasta el presente

voy predicando tus maravillas.

18[4851]En mi vejez y decrepitud

no quieras tampoco desampararme,

Dios mío, hasta que manifieste

tu brazo a esta generación,

tu poder a todas las venideras,

19y tu justicia, oh Dios, que toca los cielos.

En tan grandes cosas como hiciste, Dios

¿quién es como Tú?

20[4852]Con muchas y acerbas tribulaciones

me probaste,

mas volviste a darme la vida,

y de nuevo me sacarás

de los abismos de la tierra.

21Multiplicarás tu magnificencia

y continuarás consolándome.

22Y yo, Dios mío,

alabaré con salmos tu fidelidad;

te cantaré con la cítara,

oh Santo de Israel.

23[4853]Y cuando te cante,

de gozo temblarán mis labios,

y mi alma que Tú redimiste.

24Mi lengua hablará todo el día de tu justicia,

porque han quedado confundidos

y avergonzados

cuantos buscaban mi mal.

SALMO 71 (72)

El reino mesiánico

1[4854]Para Salomón.

Oh Dios, entrega al Rey tu juicio,

y tu justicia al Hijo del Rey;

2[4855]para que Él gobierne a tu pueblo

con justicia,

y a los humildes tuyos

con equidad.

3[4856]Los montes traerán al pueblo la paz;

y los collados, la justicia.

4Él defenderá a los humildes del pueblo,

Él salvará a los hijos de los pobres,

y aplastará al opresor.

5[4857]Permanecerá como el sol,

y como la luna, de generación en generación.

6[4858]Descenderá, como lluvia,

sobre el prado segado,

como las aguas que riegan la tierra.

7[4859]En sus días florecerá la justicia,

y abundará la paz

mientras dure la luna.

8[4860]Y Él dominará de mar a mar,

y desde el Río hasta los confines de la tierra.

9[4861]Ante Él se prosternarán sus enemigos,

y sus adversarios lamerán el polvo.

10[4862]Los reyes de Tarsis y de las islas

le ofrecerán tributos;

los reyes de Arabia y de Sabá

le traerán presentes.

11[4863]Y lo adorarán los reyes todos de la tierra;

todas las naciones le servirán.

12[4864]Pues Él librará al que clama desvalido,

y al mísero que no tiene amparo.

13Se compadecerá

del necesitado y del pobre,

y a los indigentes salvará la vida,

14los libertará del daño

y de la opresión,

y la sangre de ellos

será preciosa a sus ojos.

15[4865]Por eso vivirá; y le darán del oro de Arabia,

orarán siempre a causa de Él;

sin cesar le bendecirán.

16[4866]Habrá abundancia de trigo en la tierra;

en las cumbres de los montes

ondeará su fruto como el Líbano;

y florecerán los habitantes de las ciudades

como la grama del campo.

17[4867]Su nombre será para siempre bendito,

mientras dure el sol

permanecerá el nombre suyo;

y serán benditas en Él

todas las tribus de la tierra;

todas las naciones

lo proclamarán bienaventurado.

18Bendito sea Yahvé, Dios de Israel,

único que hace maravillas;

19y bendito sea por siempre

su glorioso Nombre;

llénese de su gloria toda la tierra.

¡Así sea; así sea!

20[4868]Fin de las oraciones de David, hijo de Jesé.

TERCER LIBRO DE LOS SALMOS

SALMO 72 (73)

La misteriosa prosperidad de los impíos

1[4869]De Asaf.

¡Cuán bueno es Dios para Israel,

el Señor para los que son rectos de corazón!

2[4870]Pero, mis pies casi resbalaron,

cerca estuve de dar un mal paso;

3porque envidiaba a los jactanciosos

al observar la prosperidad de los pecadores.

4No hay para ellos tribulaciones;

su cuerpo está sano y robusto.

5No conocen las inquietudes de los mortales,

ni son golpeados como los demás hombres.

6[4871]Por eso la soberbia

los envuelve como un collar;

y la violencia los cubre como un manto.

7De su craso corazón desborda su iniquidad;

desfogan los caprichos de su ánimo.

8Zahieren y hablan con malignidad,

y altivamente amenazan con su opresión.

9Su boca se abre contra el cielo,

y su lengua se pasea por toda la tierra.

10[4872]Así el pueblo se vuelve hacia ellos

y encuentra sus días plenos;

11[4873]y dice: “¿Acaso lo sabe Dios?

¿Tiene conocimiento el Altísimo?

12Ved cómo tales impíos

están siempre tranquilos

y aumentan su poder.

13Luego, en vano he guardado puro mi corazón,

y lavado mis manos en la inocencia,

14pues padezco flagelos todo el tiempo

y soy atormentado cada día.”

15[4874]Si yo dijere: “Hablaré como ellos”,

renegaría del linaje de tus hijos.

16[4875]Me puse, pues, a reflexionar

para comprender esto;

pero me pareció demasiado difícil para mí.

17Hasta que penetré

en los santos arcanos de Dios,

y consideré la suerte final

de aquellos hombres.

18En verdad Tú los pones

en un camino resbaladizo

y los dejas precipitarse en la ruina.

19¡Cómo se deslizaron de golpe!

Son arrebatados, consumidos por el terror,

20[4876]son como quien despierta de un sueño;

así Tú, Señor, al despertar

despreciarás su ficción.

21[4877]Cuando, pues, exasperaba mi mente

y se torturaban mis entrañas,

22era yo un estúpido que no entendía;

fui delante de Ti como un jumento.

23Mas yo estaré contigo siempre,

Tú me has tomado de la mano derecha.

24[4878]Por tu consejo me conducirás,

y al fin me recibirás en la gloria.

25[4879]¿Quién hay para mí en el cielo sino Tú?

Y si contigo estoy

¿qué podrá deleitarme en la tierra?

26La carne y el corazón mío desfallecen,

la roca de mi corazón es Dios,

herencia mía para siempre.

27[4880]Pues he aquí que cuantos de Ti

se apartan perecerán;

Tú destruyes a todos los que se prostituyen,

alejándose de Ti.

28[4881]Mas para mí la dicha consiste

en estar unido a Dios.

He puesto en el Señor Dios mi refugio

para proclamar todas tus obras

en las puertas de la hija de Sión.

SALMO 73 (74)

Contra los destructores del Santuario

1[4882]Maskil de Asaf.

¿Por qué, oh Dios, nos desechas para siempre?

¿Por qué arde tu ira

contra el rebaño de tu dehesa?

2[4883]Acuérdate de tu grey

que hiciste tuya desde antiguo,

de la estirpe que rescataste

para hacerla tu herencia;

del monte Sión

que elegiste para morada tuya.

3[4884]Dirige tus pasos

hacia esas perpetuas ruinas:

todo lo ha devastado

el enemigo en el Santuario.

4[4885]Los que te odian

rugieron en el recinto de tus asambleas;

pusieron sus enseñas por trofeo.

5Talaron allí como quien alza la segur

en lo espeso de la selva;

6[4886]y ya con hacha y martillo

hacen pedazos sus puertas.

7Entregaron al fuego tu Santuario,

profanaron, arrasándolo,

el tabernáculo de tu Nombre.

8Decían en su corazón:

“Destruyámoslos por completo;

pegad fuego a todas las sinagogas

de Dios en el país.”

9[4887]Ya no vemos nuestras señales,

ya no hay profeta,

ni queda entre nosotros

quien sepa hasta cuándo.

10¿Hasta cuándo, oh Dios,

nos afrentará el enemigo?

¿Ha de blasfemar siempre

tu Nombre el adversario?

11¿Por qué retiras tu mano

y retienes en tu seno tu diestra?

12[4888]Porque Tú, Yahvé, eres nuestro Rey,

el que de antiguo ha obrado la salvación

en medio de la tierra.

13[4889]Tú dividiste el mar con tu poder

y quebrantaste la cabeza

de los dragones en las aguas;

14Tú aplastaste las cabezas de Leviatán,

y lo diste por comida

a las fieras que pueblan el desierto.

15[4890]Tú hiciste brotar fuentes y torrentes,

y secaste ríos perennes.

16Tuyo es el día y tuya la noche;

Tú pusiste los astros y el sol.

17Tú trazaste todos los confines de la tierra;

el verano y el invierno Tú los hiciste.

18Recuérdalo Yahvé: el enemigo blasfema;

un pueblo impío ultraja tu Nombre.

19[4891]No entregues al buitre la vida de tu tórtola;

no quieras olvidar

perpetuamente a tus pobres.

20[4892]Vuelve los ojos a tu alianza,

pues todos los rincones del país

son guaridas de violencia;

21[4893]no sea que el oprimido,

en su confusión, se vuelva atrás;

puedan el pobre y el desvalido

alabar tu Nombre.

22Levántate, Dios, defiende tu causa;

recuerda cómo el insensato

te insulta continuamente.

23No te olvides

del vocerío de tus adversarios,

porque crece el tumulto

de los que se levantan contra Ti.

SALMO 74 (75)

El juicio de Yahvé

1[4894]Al maestro de coro. Sobre la melodía “No dañes”. Salmo de Asaf. Cántico.

2Te alabamos, Yahvé, te alabamos;

invocamos tu Nombre

y narramos tus maravillas.

3[4895] “Cuando Yo fije la hora,

juzgaré según la justicia.

4Conmovida la tierra y todos sus habitantes,

Yo sustentaré sus columnas.”

5[4896]Por tanto, digo a los altaneros;

“No os ensoberbezcáis”;

y a los impíos:

“Cesad de engreíros en vuestro poder”;

6no levantéis vuestra cerviz

frente al Altísimo,

no digáis insolencias contra Dios.

7Porque no del oriente ni del occidente,

ni del desierto, ni de los montes,

viene la justicia,

8[4897]sino que es Dios mismo el Juez;

a este lo abate y a aquel lo encumbra.

9[4898]Porque en la mano del Señor hay un cáliz

de vino espumoso, lleno de mixtura;

y de él vierte:

lo beberán hasta las heces

todos los impíos de la tierra.

10Mas yo me gozaré eternamente,

cantando salmos al Dios de Jacob.

11“Y Yo quebrantaré la cerviz

de todos los impíos,

y alzarán su cerviz los justos.”

SALMO 75 (76)

El triunfo de Dios en Jerusalén

1[4899]Al maestro de coro. Para instrumentos de cuerda. Salmo de Asaf.

2[4900]Dios se ha dado a conocer en Judá;

grande es su Nombre en Israel.

3Ha levantado en Salem su tabernáculo

y su morada en Sión.

4[4901]Allí quebró

las fulmíneas saetas de los arcos

y el escudo y la espada y la guerra.

5[4902]Envuelto en luz Tú, Majestuoso, descendiste

desde los montes eternos.

6[4903]Despojados quedaron los de robusto corazón;

duermen su sueño;

no hallaron sus manos los hombres fuertes;

7carros y caballos se paralizaron

ante tu amenaza, oh Dios de Jacob.

8Terrible eres Tú

y ¿quién podrá estar de pie ante Ti

cuando se encienda tu ira?

9[4904]Desde el cielo hiciste oír tu juicio;

la tierra tembló y quedó en silencio,

10al levantarse Dios a juicio,

para salvar a todos los humildes

de la tierra.

11[4905]Hasta la furia de Edom

redundará en tu gloria,

y los sobrevivientes de Emat

te festejarán:

12[4906]haced votos y cumplidlos

a Yahvé, vuestro Dios,

y todos los pueblos en derredor suyo

traigan ofrendas al Temible;

13a El, que quita el aliento a los príncipes;

al Terrible para los reyes de la tierra.

SALMO 76 (77)

El amor de Dios no cambia

1[4907]Al maestro de coro. A Iditún. Salmo de Asaf.

2Mi voz sube hacia Dios y clama;

mi voz va hasta Dios

para que me oiga.

3En el día de mi angustia busco al Señor;

de noche, mis manos

se extienden sin descanso,

y mi alma rehúsa el consuelo.

4[4908]Si pienso en Dios tengo que gemir;

si cavilo, mi espíritu desfallece.

5Tú mantienes insomnes mis ojos;

estoy perturbado, incapaz de hablar.

6[4909]Pienso en los días antiguos

y considero los años eternos.

7Por la noche medito en mi corazón,

reflexiono y mi espíritu inquiere:

8¿Es que nos desechará el Señor

por todos los siglos?

¿No volverá a sernos favorable?

9¿Se habrá agotado para siempre su bondad?

¿Será vana su promesa

hecha para todas las generaciones?

10[4910]¿Se habrá olvidado Dios de su clemencia?

o ¿en su ira habrá contenido su misericordia?

11[4911]Y dije: “Este es mi dolor:

que la diestra del Altísimo haya cambiado.”

12Recordaré los hechos de Yahvé;

sí, me acuerdo de tus antiguas maravillas;

13medito todas tus obras

y peso tus hazañas.

14Santo es tu camino, oh Dios,

¿Qué Dios hay tan grande

como el Dios nuestro?

15Tú eres el Dios que obra prodigios,

y has dado a conocer a los pueblos tu poder.

16[4912]Redimiste con tu brazo a tu pueblo,

a los hijos de Jacob y de José.

17[4913]Las aguas te vieron, oh Dios,

te vieron las aguas, y temblaron;

hasta los abismos se estremecieron.

18[4914]Aguas derramaron las nubes,

los cielos hicieron oír su voz,

y volaron tus dardos.

19Tu trueno sonó en el torbellino,

los relámpagos iluminaron el mundo;

se conmovió y tembló la tierra.

20Tu camino se abrió a través del mar,

y tus sendas sobre inmensas aguas,

sin que aparecieran las huellas de tus pisadas.

21[4915]Y Tú mismo guiaste a tu pueblo

como un rebaño,

por mano de Moisés y de Aarón.

SALMO 77 (78)

Historia del ingrato Israel

1[4916]Maskil de Asaf.

Escucha, pueblo mío, mi enseñanza;

presta oído a las palabras de mis labios.

2Voy a abrir mi boca en un poema,

y evocaré escondidas lecciones del pasado.

3[4917]Lo que hemos oído y aprendido,

lo que nos han contado nuestros padres,

4no lo ocultaremos a sus hijos;

relataremos a la generación venidera

las glorias de Yahvé y su poderío,

y las maravillas que Él hizo.

5[4918]Porque Él, habiendo dado testimonio a Jacob,

y establecido una ley en Israel,

mandó a nuestros padres

enseñarlo a sus hijos,

6para que lo supiera la generación siguiente,

y a su vez los hijos nacidos de esta

lo narrasen a sus propios hijos;

7de suerte que pongan en Dios su confianza,

no olvidando los beneficios de Yahvé

y observando sus mandamientos;

8[4919]para que no vengan a ser como sus padres,

una raza indócil y contumaz;

generación que no tuvo el corazón sencillo

ni el espíritu fiel a Dios.

9[4920]Los hijos de Efraím,

muy diestros arqueros,

volvieron las espaldas en el día de la batalla;

10no guardaron la alianza con Dios,

rehusaron seguir su ley;

11olvidaron sus obras y las maravillas

que hizo ante los ojos de ellos.

12[4921]A la vista de sus padres

Él había hecho prodigios

en el país de Egipto,

en los campos de Tanis.

13[4922]Dividió el mar por medio, y los hizo pasar,

sosteniendo las aguas como un muro.

14De día los guiaba con la nube

y toda la noche con un resplandor de fuego.

15[4923]Hendió la roca en el desierto,

y les dio de beber aguas copiosísimas.

16Sacó torrentes de la peña,

hizo salir aguas como ríos.

17[4924]Mas ellos continuaron pecando contra Él,

resistiendo al Altísimo en el yermo;

18[4925]tentaron a Dios en sus corazones,

pidiendo comida según su antojo.

19Y hablando mal de Dios, dijeron:

“¿Podrá Dios prepararnos

una mesa en el desierto?

20Cierto es que hirió la peña,

y brotaron aguas y corrieron torrentes;

mas ¿podrá también dar pan

y proveer de carne a su pueblo?”

21[4926]Yahvé lo oyó y se indignó;

su fuego se encendió contra Jacob,

y subió de punto su ira contra Israel,

22[4927]porque no creyeron a Dios,

ni confiaron en su auxilio.

23[4928]Con todo, ordenó a las nubes en lo alto,

abrió las puertas del cielo,

24y llovió sobre ellos maná para su sustento,

dándoles trigo del cielo.

25[4929]Pan de fuertes comió el hombre,

les envió comida hasta hartarlos.

26[4930]Después levantó el viento solano en el cielo,

guio con su poder el ábrego,

27y llovió sobre ellos carne

tanta como el polvo;

aves volátiles como arena del mar

28cayeron en su campamento,

en derredor de sus tiendas.

29[4931]Y comieron y se hartaron.

Así Él les dio lo que habían deseado.

30[4932]Mas no bien satisfecho su apetito,

y estando el manjar aún en su boca,

31se alzó contra ellos la ira de Dios,

e hizo estragos entre los más fuertes,

y abatió a la flor de Israel.

32Sin embargo, pecaron de nuevo,

y no dieron crédito a sus milagros.

33Y Él consumió sus días en un soplo,

y sus años con repentinas calamidades.

34[4933]Cuando les enviaba la muerte,

entonces recurrían a Él,

y volvían a convertirse a Dios,

35recordando que Dios era su roca,

y el Altísimo su Libertador.

36[4934]Pero lo lisonjeaban con su boca,

y con su lengua le mentían;

37su corazón no era sincero para con Él,

y no permanecieron fieles a su alianza.

38[4935]Él, no obstante, en su misericordia,

les perdonaba su culpa, y no los exterminaba.

Muchas veces contuvo su ira,

y no permitió que se desahogase toda su indignación,

39[4936]acordándose de que eran carne,

un soplo que se va y no vuelve.

40¡Cuántas veces lo provocaron en el desierto;

cuántas lo irritaron en aquella soledad!

41[4937]Y no cesaban de tentar a Dios,

de afligir al Santo de Israel.

42[4938]No se acordaban ya de su mano,

de aquel día en que los libertó

del poder del opresor,

43cuando Él ostentó sus prodigios en Egipto,

y sus maravillas en los campos de Tanis,

44[4939]trocando en sangre sus ríos

y sus canales, para que no bebiesen;

45enviando contra ellos

unos tábanos que los devoraban,

y ranas que los infectaron;

46entregando sus cosechas a la oruga,

y el fruto de su trabajo a la langosta;

47destruyendo con el granizo sus viñas,

y con heladas sus higueras;

48[4940]librando a la peste sus manadas,

y sus rebaños al contagio;

49[4941]desatando contra ellos el ardor de su ira,

su indignación, el furor, el castigo:

un tropel de ejecutores de calamidad;

50[4942]dando libre paso a su saña,

y entregando a ellos mismos a la peste,

sin perdonar sus propias vidas,

51[4943]y matando a todo primogénito en Egipto,

las primicias del vigor en las tiendas de Cam.

52[4944]Ni recordaban cuando como ovejas

sacó a los de su pueblo,

y los guio como un rebaño por el desierto,

53y los condujo con seguridad y sin temor,

mientras sepultaba a sus enemigos en el mar.

54[4945]Y los llevó a su tierra santa,

a los montes que conquistó su diestra;

55expulsó ante ellos a los gentiles,

en suertes repartió la heredad de estos,

y en sus pabellones hizo habitar

a las tribus de Israel.

56Pero ellos aun tentaron

y provocaron al Dios Altísimo,

y no guardaron sus mandamientos.

57[4946]Apostataron y fueron traidores,

como sus padres;

fallaron como un arco torcido.

58[4947]Lo movieron a ira

con sus lugares altos,

y con sus esculturas

le excitaron los celos.

59Ardió con esto el furor de Dios;

acerbamente apartó de sí a Israel,

60[4948]y abandonó el Tabernáculo de Silo,

la morada que tenía entre los hombres.

61Abandonó al cautiverio su fortaleza,

y su gloria en manos del adversario.

62Entregó su pueblo a la espada,

y se irritó contra su herencia.

63[4949]El fuego devoró a sus jóvenes,

y sus doncellas no fueron desposadas.

64A cuchillo cayeron sus sacerdotes,

y sus viudas no los lloraron.

65[4950]El Señor despertó entonces

como de un sueño

-cual gigante adormecido por el vino-

66[4951]e hirió a los enemigos en la zaga,

cubriéndolos de ignominia para siempre.

67[4952]Mas reprobó la tienda de José,

y a la tribu de Efraím no la eligió,

68y prefirió a la tribu de Judá,

el monte Sión, su predilecto.

69[4953]Y levantó, como cielo, su santuario,

como la tierra, que fundó para siempre.

70[4954]Y escogió a su siervo David,

sacándolo de entre los rebaños de ovejas;

71detrás de las que amamantaban lo llamó,

para que apacentase a Jacob, su pueblo,

y a Israel, su heredad.

72Y él los apacentó con sencillez de corazón,

y los guio con la destreza de sus manos.

SALMO 78 (79)

Elegía sobre la ruina de Jerusalén

1[4955]Salmo de Asaf.

Oh Dios, los gentiles

han invadido tu heredad,

han profanado el Templo de tu santidad,

han hecho de Jerusalén un montón de ruinas.

2Dieron los cadáveres de tus siervos

por pasto a las aves del cielo;

las carnes de tus santos

a las bestias de la tierra.

3Derramaron su sangre como agua,

en rededor de Jerusalén,

y no hubo quien les diera sepultura.

4Hemos venido a ser

el escarnio de nuestros vecinos,

fábula y ludibrio de los que nos rodean.

5[4956]¿Hasta cuándo, Señor?

¿Ha de durar tu ira para siempre?

¿Arderán tus celos como el fuego?

6[4957]Derrama tu cólera sobre las gentes

que no te conocen,

y sobre los reinos que no invocan tu Nombre;

7porque ellos han devorado a Jacob

y han asolado su morada.

8[4958]No quieras recordar contra nosotros

las iniquidades de nuestros mayores;

venga pronto a encontrarnos tu misericordia,

porque estamos muy abatidos.

9Acude a socorrernos,

oh Dios, Salvador nuestro,

por la gloria de tu Nombre.

Líbranos y olvida nuestros pecados,

a causa de tu Nombre.

10[4959]¿Por qué han de decir los gentiles:

“¿Dónde está el Dios de estos?”

Sea manifiesta contra los gentiles,

delante de nuestros ojos,

la venganza por la sangre vertida de tus siervos.

11Suba hasta Ti el gemido de los cautivos,

según la potencia de tu brazo,

salva a los destinados a la muerte.

12Derrama en retorno,

sobre el seno de nuestros vecinos,

septuplicado el ultraje

que arrojaron sobre Ti, Señor.

13[4960]Y nosotros, tu pueblo, y ovejas de tu grey,

te daremos gracias eternamente,

y cantaremos tu alabanza,

de generación en generación.

SALMO 79 (80)

Restauración de la viña del Señor

1[4961]Para el maestro de coro. Por el tono de (como) azucenas (las palabras) de la Ley, Salmo de Asaf.

2[4962]Pastor de Israel, escucha:

Tú, que como un rebaño guías a José;

Tú, que te sientas sobre querubines,

3muéstrate a los ojos de Efraím,

de Benjamín y de Manasés.

Despierta tu potencia, y ven a salvarnos.

4[4963]¡Oh Dios de los ejércitos, restáuranos!

Haz resplandecer tu Rostro,

y seremos salvos.

5[4964]¡Oh Yahvé, Dios de los ejércitos!,

¿hasta cuándo seguirás airado

contra la oración de tu pueblo?

6Lo has alimentado con pan de llanto;

le has dado a beber lágrimas en abundancia.

7Nos has hecho objeto de contienda

entre nuestros vecinos;

y nuestros enemigos se burlan de nosotros.

8¡Oh Dios de los ejércitos, restáuranos!

Haz resplandecer tu Rostro,

y seremos salvos.

9[4965]De Egipto trasladaste tu viña,

arrojaste a los gentiles, y la plantaste;

10preparaste el suelo para ella,

y echó raíces y llenó la tierra.

11Los montes se cubrieron con su sombra,

y con sus ramas los cedros altísimos.

12[4966]Hasta el mar extendió sus sarmientos

y hasta el gran río sus vástagos.

13¿Cómo es que derribaste sus vallados

para que la vendimien

cuantos pasan por el camino;

14[4967]la devaste el jabalí salvaje

y las bestias del campo la devoren?

15Retorna, oh Dios de los ejércitos,

inclínate desde el cielo, y mira, y visita esta viña,

16[4968]la cepa que tu diestra plantó,

y el retoño que para ti conformaste.

17Perezcan ante la amenaza de tu Rostro

quienes la quemaron y la cortaron.

18[4969]Pósese tu mano sobre el Varón

que está a tu diestra;

sobre el Hijo del hombre

que para Ti fortaleciste.

19Entonces no volveremos a apartarnos de Ti;

Tú nos vivificarás,

y nosotros proclamaremos tu Nombre.

20[4970]¡Oh Dios de los ejércitos, restáuranos!

Haz resplandecer tu Rostro,

y seremos salvos.

SALMO 80 (81)

Para la fiesta de los Tabernáculos

1[4971]Al maestro de coro. Por el tono de Hagghittoth (los lagares). De Asaf.

2Regocijémonos delante de Dios,

nuestro Auxiliador;

aclamad con júbilo al Dios de Jacob.

3Entonad himnos al son del címbalo,

la cítara armoniosa y el salterio.

4[4972]Tocad la trompeta en el novilunio

y en el plenilunio, nuestro día de fiesta.

5[4973]Porque esta es ley en Israel,

prescripción del Dios de Jacob.

6[4974]Como rito recordatorio,

la impuso Él a José,

cuando salió (Él) contra la tierra de Egipto.

Oyó entonces (este) lenguaje

nunca escuchado:

7[4975] “Libré sus hombros de la carga,

y sus manos dejaron los cestos.

8[4976]En la tribulación me llamaste,

y Yo te saqué;

te respondí escondido en la nube tempestuosa,

te probé en las aguas de Meribá.

9[4977]Oye, pueblo mío, quiero amonestarte.

¡Ojalá me escucharas, oh Israel!

10[4978]No haya en ti ningún otro Dios;

no te encorves ante un dios ajeno.

11Soy Yo Yahvé el Dios tuyo,

que te saqué de la tierra de Egipto.

Abre bien tu boca, y Yo la llenaré.

12[4979]Pero mi pueblo no escuchó mi voz,

e Israel no me obedeció.

13[4980]Por eso los entregué

a la dureza de su corazón:

a que anduvieran según sus apetitos.

14[4981] ¡Ah, si mi pueblo me oyera!

¡Si Israel siguiera mis caminos!

15Cuán pronto humillaría Yo a sus enemigos,

y extendería mi mano

contra sus adversarios.

16[4982]Los que odian a Dios

le rendirían homenaje,

y su destino estaría fijado para siempre.

17[4983]Yo le daría a comer la flor del trigo

y lo saciaría con miel de la peña.”

SALMO 81 (82)

Dios juzga a los jueces

1[4984]Salmo de Asaf.

Dios se levanta

en la reunión de los dioses;

en medio de ellos va a juzgarlos.

2“¿Hasta cuándo fallaréis injustamente

y haréis acepción de personas con los inicuos?

3Haced justicia

al oprimido y al huérfano;

amparad al afligido y al menesteroso;

4[4985]librad al desvalido y al necesitado,

arrancadlo de la mano de los impíos.”

5[4986]Pero no saben, ni entienden;

andan en tinieblas;

por eso vacilan

todos los fundamentos de la tierra.

6[4987]Es cierto que Yo dije: “Dioses sois,

e hijos todos del Altísimo.

7[4988]Pero moriréis como hombres,

y caeréis como cae cualquier príncipe.”

8[4989]Levántate, Dios; juzga a la tierra,

porque Tú has de dominar

sobre todas las naciones.

SALMO 82 (83)

Imprecación de Israel contra los gentiles confabulados

1[4990]Cántico. Salmo de Asaf.

2Oh Dios, no permanezcas mudo;

no estés sordo, oh Dios, ni te muestres pasivo.

3Mira el tumulto que hacen tus enemigos,

y cómo los que te odian yerguen su cabeza.

4A tu pueblo le traman asechanzas;

se confabulan contra los que Tú proteges.

5“Venid (dicen), borrémoslos;

que ya no sean pueblo;

no quede ni memoria del nombre de Israel.”

6[4991]Así conspiran todos a una

y forman liga contra Ti:

7[4992]las tiendas de Edom y los ismaelitas,

Moab y los agarenos,

8Gebal y Ammón y Amalec,

Filistea y los habitantes de Tiro.

9También los asirios se les han unido,

y se han hecho auxiliares de los hijos de Lot.

10[4993]Haz Tú con ellos como con Madián

y con Sísara, y con Jabín,

junto al torrente Cisón;

11que perecieron en Endor,

y vinieron a ser como estiércol para la tierra.

12[4994]Trata a sus caudillos como a Oreb y a Zeb;

a todos sus jefes, como a Zebee y a Salmaná,

13pues han dicho:

“Ocupemos para nosotros las tierras de Dios.”

14[4995]Dios mío, hazlos como el polvo en un remolino

y la hojarasca presa del viento.

15Como fuego que consume la selva,

como llama que abrasa los montes,

16así persíguelos en tu tempestad,

y atérralos en tu borrasca.

17[4996]Haz que sus rostros

se cubran de vergüenza,

para que busquen tu nombre ¡oh Dios!

18Queden para siempre en la ignominia

y en la turbación;

sean confundidos y perezcan.

19Y sepan que tu Nombre es Yahvé;

y que solo Tú eres el Altísimo

sobre toda la tierra.

SALMO 83 (84)

Dichosa esperanza del peregrino

1[4997]Al maestro de coro. Por el tono de Hagghittoth (Los lagares). De los hijos de Coré. Salmo.

2¡Oh cuan amable es tu morada,

Yahvé de los ejércitos!

3[4998]Suspirando, desfalleciendo,

anhela mi alma los atrios de Yahvé.

Mi corazón y mi carne

claman ansiosos hacia el Dios vivo.

4[4999]Hasta el gorrión halla una casa,

y la golondrina un nido

para poner sus polluelos,

junto a tus altares, Yahvé de los ejércitos,

Rey mío y Dios mío.

5[5000]Dichosos los que moran en tu casa

y te alaban sin cesar.

6[5001]Felices aquellos cuya fuerza viene de Ti,

y tienen su corazón puesto en tu camino santo.

7[5002]Atravesando el valle de lágrimas

ellos lo convierten en lugar de manantiales,

que la lluvia temprana

cubrirá de bendiciones.

8Y suben con vigor creciente

hasta que Dios se hace ver de ellos en Sión.

9Yahvé de los ejércitos,

oye mi oración;

escucha, oh Dios de Jacob.

10[5003]Pon tus ojos, oh Dios, escudo nuestro,

y mira el rostro de tu ungido.

11Un día solo en tus atrios

vale más que otros mil.

Prefiero estar en el umbral

de la Casa de mi Dios que habitar

en los pabellones de los pecadores.

12[5004]Porque sol y escudo es Yahvé Dios;

Él da gracia y da gloria.

Él no rehúsa ningún bien

a los que caminan en inocencia.

13Yahvé de los ejércitos,

dichoso el hombre que confía en Ti.

SALMO 84 (85)

Súplica y profecía mesiánica

1[5005]Para él maestro de coro. De los hijos de Coré. Salmo.

2[5006]Oh Yahvé, has sido propicio a tu tierra,

has trocado en bien la suerte de Jacob.

3[5007]Has quitado la iniquidad de tu pueblo,

cubierto todos sus pecados.

4Has puesto fin a todo tu resentimiento,

desistido del furor de tu ira.

5[5008]Restáuranos, oh Dios, Salvador nuestro;

aparta de nosotros tu indignación.

6¿Acaso estarás siempre enojado con nosotros?

¿Extenderás tu saña

de generación en generación?

7[5009] ¿No volverás Tú a darnos vida,

para que tu pueblo se alegre en Ti?

8Muéstranos, Yahvé, tu misericordia

y envíanos tu salvación.

9[5010]Quiero escuchar

lo que dirá Yahvé mi Dios;

sus palabras serán de paz

para su pueblo y para sus santos,

y para los que de corazón se vuelvan a Él.

10[5011]Sí, cercana está su salvación

para los que le temen;

y la Gloria fijará su morada en nuestro país.

11[5012]La misericordia y la fidelidad

se saldrán al encuentro;

se darán el ósculo la justicia y la paz.

12[5013]La fidelidad germinará de la tierra

y la justicia se asomará desde el cielo.

13[5014]El mismo Yahvé dará el bien

y nuestra tierra dará su fruto.

14La justicia marchará ante Él

y la salud sobre la huella de sus pasos.

SALMO 85 (86)

Ardiente súplica y alabanza

1[5015]Oración de David.

Inclina, Yahvé, tu oído y escúchame,

porque soy desvalido y necesitado.

2[5016]Preserva mi vida porque soy santo;

salva a tu siervo que espera en Ti.

3Tú eres mi Dios,

ten misericordia de mí,

pues a Ti clamo todo el día.

4[5017]Alegra el alma de tu siervo,

pues a Ti, Señor, elevo mi espíritu.

5Porque Tú eres un Señor bueno

y pronto a perdonar,

lleno de gracia para todos los que te invocan.

6Escucha, Yahvé, mi ruego;

presta atención a la voz de mi súplica.

7En el día de mi aflicción clamo a Ti

porque Tú me oirás.

8No hay Señor semejante a Ti

entre los dioses;

ni obras como las obras tuyas.

9[5018]Todas las naciones que Tú hiciste vendrán

a postrarse delante de Ti, Señor,

y proclamarán tu Nombre.

10Porque Tú eres grande y obras maravillas.

Tú solo eres Dios

11[5019]Enséñame, Yahvé, tu camino

para que ande en tu verdad;

que mi corazón se alegre

en temer tu Nombre.

12Te alabaré, Señor Dios mío,

con todo mi corazón,

y glorificaré tu Nombre

por toda la eternidad.

13[5020]Pues grande ha sido

tu misericordia para conmigo;

y libraste mi alma

de lo más hondo del abismo.

14Oh Dios, los soberbios se levantan contra mí,

y la turba de los prepotentes amenaza mi vida;

¡No te han tenido en cuenta!

15[5021]Mas Tú, Señor,

Dios de bondad y misericordia,

tardo en airarte y clementísimo y leal,

16[5022]vuelve hacia mí tu rostro

y ten piedad de mí;

pon tu fuerza en tu siervo,

y salva al hijo de tu esclava.

17[5023]Dame una señal de tu favor,

para que los que me odian

vean, confundidos, que eres Tú, Yahvé,

quien me asiste y me consuela.

SALMO 86 (87)

Gloria de Sión

1[5024]De los hijos de Coré. Salmo. Cántico.

¡Él la fundó sobre los montes santos!

2[5025]Yahvé ama las puertas de Sión

más que todos los tabernáculos de Jacob.

3[5026]¡Oh ciudad de Dios,

de ti se dicen cosas gloriosas!

4[5027] “Contaré a Rahab y a Babel

entre los que me conocen;

he aquí a Filistea y a Tiro

y al pueblo de los etíopes:

han nacido allí.”

5[5028]Así se dirá de Sión:

“Uno por uno,

todos han nacido en ella,

y es el mismo Altísimo

quien la consolidó.”

6Y en el libro de los pueblos,

Yahvé escribirá:

“Estos nacieron allí.”

7[5029]Y cantarán danzando:

“Todas mis fuentes están en Ti.”

SALMO 87 (88)

Lamento del hombre en extrema aflicción

1[5030]Cántico. Salmo de los hijos de Coré. Al maestro de coro. Sobre el tono de “Mahalat”, para cantar. Maskil. De Hemán el ezrahita.

2[5031]Yahvé, Dios de mi salud,

día y noche clamo en tu presencia.

3Llegue hasta Ti mi oración,

inclina tu oído a mi clamor.

4Pues mi alma está saciada de males,

y mi vida al borde del sepulcro.

5Me cuentan entre los que bajan a la tumba;

he venido a ser como un hombre inválido,

6[5032]abandonado a su propia suerte

como los muertos;

como las víctimas

que yacen en el sepulcro,

de quienes ya no te acuerdas,

y que no son más objeto de tu cuidado.

7Me has puesto en una profunda fosa,

en tinieblas, en el abismo.

8[5033]Sobre mí pesa tu indignación,

y con todas tus olas me estás ahogando.

9[5034]Has alejado de mí a los amigos,

me has hecho objeto

de abominación para ellos;

me encuentro encerrado, sin poder salir.

10Mis ojos flaquean de miseria;

clamo a Ti, Yahvé, todo el día,

hacia Ti extiendo mis manos.

11[5035] ¿Es que para los muertos

haces tus maravillas,

o se levantan los difuntos para alabarte?

12¿Acaso en las sepulturas

se proclama tu bondad,

en la tierra de los muertos tu fidelidad?

13¿Se harán tus prodigios manifiestos

en las tinieblas,

y tu gracia en la tierra del olvido?

14[5036]Yo en cambio, Yahvé,

te expreso mi clamor,

y desde temprano te llega mi ruego.

15¿Por qué, Yahvé, rechazas mi alma

y escondes de mí tu faz?

16Soy miserable,

y vivo muriendo desde niño;

soporté tus terrores

y ya no puedo más;

17tus iras pasaron sobre mí,

y tus espantos me han anonadado.

18Me rodean como agua todo el día,

me cercan todos juntos.

19Has alejado de mí al amigo

y al compañero,

y mis familiares son las tinieblas.

SALMO 88 (89)

Promesa del reino mesiánico a David

1[5037]Maskil de Etán ezrahita.

2[5038]Quiero cantar eternamente

las misericordias de Yahvé;

que mi boca anuncie tu fidelidad

de generación en generación.

3[5039]Porque Tú dijiste: “La misericordia

está afianzada para siempre”,

y en el cielo afirmaste tu fidelidad:

4“He hecho un pacto con mi escogido,

he jurado a David, mi siervo:

5[5040]Para siempre haré estable tu descendencia;

daré firmeza a tu trono

por todas las generaciones.”

6Los cielos pregonan

tus maravillas, oh Yahvé,

y tu fidelidad la asamblea de los santos.

7[5041]Porque ¿quién en los cielos

se igualará a Yahvé,

y quién entre los hijos de Dios

será semejante a Él?

8Dios es glorificado

en la asamblea de los santos;

grande y formidable sobre cuantos le rodean.

9[5042]¡Yahvé, Dios de los ejércitos!

¿Quién como Tú?

Poderoso eres, oh Yah,

y tu fidelidad te circunda.

10[5043]Tú señoreas la soberbia del mar,

Tú domas la altivez de sus olas.

11[5044]Tú hollaste a Rahab como a un cadáver;

con el poder de tu brazo dispersaste a tus enemigos.

12[5045]Tuyos son los cielos

y tuya es la tierra,

Tú cimentaste el orbe

y cuanto contiene.

13[5046]Tú creaste el Septentrión

y el Mediodía;

el Tabor y el Hermón

se estremecen al Nombre tuyo.

14Tú tienes el brazo poderoso,

fuerte es tu mano,

sublime tu diestra.

15[5047]Justicia y rectitud

son las bases de tu trono;

la misericordia y la fidelidad

van delante de Ti.

16[5048]¡Dichoso el pueblo

que conoce el alegre llamado!

Caminará, oh Yahvé,

a la luz de tu rostro.

17Continuamente se regocijará

por tu Nombre,

y saltará de exultación

por tu justicia.

18[5049]Porque Tú eres la gloria de su fortaleza,

y por favor tuyo

será exaltado nuestro poder.

19Pues de Yahvé es nuestro socorro,

del Santo de Israel, que es nuestro Rey.

20[5050]Hablaste un día en visiones a tus santos, y dijiste:

“He impuesto la corona a un héroe,

he ensalzado al escogido de entre mi pueblo.

21[5051]He descubierto a David, mi siervo,

lo he ungido con mi óleo santo,

22para que mi mano esté con él siempre

y mi brazo le dé fortaleza.

23No lo engañará el enemigo;

ni el maligno lo humillará.

24Pues Yo destrozaré delante de él

a sus enemigos,

y destruiré a los que le odian.

25Mi fidelidad y mi gracia están con él;

y en mi Nombre será exaltado su poderío.

26Extenderé su mano sobre el mar,

y su diestra sobre los ríos.

27[5052]Él me invocará: “Tú eres mi Padre;

Tú mi Dios y la roca, de mi salud.”

28[5053]Y Yo lo haré primogénito;

el más excelso entre los reyes de la tierra.

29Le guardaré mi gracia eternamente,

y para él será firme mi alianza.

30Haré durar para siempre su descendencia,

y su trono como los días de los cielos.

31[5054]Si sus hijos abandonaren mi Ley

y no caminaren en mis preceptos,

32si violaren mis disposiciones

y no guardaren mis mandamientos,

33castigaré con la vara su delito,

y con azotes su culpa;

34pero no retiraré de él mi gracia,

ni desmentiré mi fidelidad.

35No violaré mi pacto,

ni mudaré cuanto han dicho mis labios.

36Juré una vez por mi santidad;

¿acaso quebrantaré mi palabra a David?

37[5055]Su descendencia durará eternamente,

y su trono como el sol delante de Mí,

38y como la luna, firme para siempre,

testigo fiel en el cielo.

39[5056]Sin embargo Tú (nos) has rechazado

y echado fuera,

te has irritado gravemente

contra tu ungido;

40has despreciado el pacto con tu siervo,

profanaste su corona (echándola) a tierra.

41Has destruido todas sus murallas,

has reducido a ruinas sus fortificaciones.

42Lo saquearon cuantos pasaron por el camino,

ha venido a ser el ludibrio de sus vecinos.

43Levantaste la diestra de sus adversarios,

llenaste de regocijo a todos sus enemigos.

44Le embotaste el filo de su espada,

y no le sostuviste en el combate.

45Apagaste su esplendor

y derribaste por tierra su trono.

46Abreviaste los días de su juventud,

lo cubriste de ignominia.

47[5057] ¿Hasta cuándo, Señor?

¿Te esconderás para siempre?

¿Arderá tu ira como el fuego?

48[5058]Recuerda lo que es la vida;

¿acaso habrías creado en vano a los hijos de los hombres?

49[5059] ¿Qué hombre podrá sobrevivir

sin ver la muerte,

y sustraer su vida

a las garras del sepulcro?

50¿Dónde están, Señor,

tus antiguas misericordias,

las que a David juraste por tu fidelidad?

51[5060]Señor, acuérdate

del oprobio de tus siervos:

llevo yo en mi pecho

las hostilidades de los gentiles,

52el insulto con que tus enemigos

persiguen, oh Yahvé,

persiguen los pasos de tu ungido.

53[5061]Bendito sea el Señor eternamente.

¡Así sea! ¡Así sea!

CUARTO LIBRO DE LOS SALMOS

SALMO 89 (90)

Fugacidad de la vida humana

1[5062]Oración de Moisés, varón de Dios.

Oh Señor,

Tú eres de generación en generación.

2[5063]Antes que los montes fuesen engendrados,

y naciesen la tierra y el orbe,

y desde la eternidad hasta la eternidad,

Tú, oh Dios, eres.

3[5064]Tú reduces a los mortales al polvo,

y les dices: “Reintegraos, hijos de Adán.”

4[5065]Así como mil años son a tus ojos

lo que el día de ayer,

una vez que ha pasado,

y lo que una vigilia de la noche,

5[5066]así (a los hombres) los arrebatas,

y son como un sueño matutino,

como la hierba verde;

6que a la mañana está en flor y crece,

y a la tarde es cortada y se seca.

7[5067]Así también nos consumimos

a causa de tu ira,

y estamos conturbados por tu indignación.

8Has puesto ante tus ojos nuestros delitos,

y a la luz de tu rostro

nuestros pecados ocultos,

9[5068]porque todos nuestros días declinan

por efecto de tu ira,

nuestros días pasan como un suspiro.

10[5069]Los días de nuestra vida son en suma setenta años,

y en los robustos, ochenta;

y los más de ellos son pena y vanidad,

porque pronto han pasado y nos volamos.

11¿Quién pesa según el temor que te es debido

la vehemencia de tu ira y tu indignación?

12[5070]Enséñanos a contar nuestros días,

para que lleguemos a la sabiduría del corazón.

13Vuélvete, Yahvé —¿hasta cuándo?—

y sé propicio a tus siervos.

14Sácianos con tu misericordia desde temprano,

para que nos gocemos

y nos alegremos todos nuestros días.

15[5071]Alégranos por los días en que nos humillaste,

por los años en que conocimos la desventura.

16Manifiéstese a tus siervos tu obra,

y a sus hijos tu gloria.

17[5072]Y la bondad del Señor, nuestro Dios,

sea sobre nosotros;

y conduce Tú las obras de nuestras manos,

[para que prospere la obra de nuestras manos].

SALMO 90 (91)

Premio de la confianza

1[5073]Tú que te abrigas

en el retiro del Altísimo,

y descansas a la sombra

del Omnipotente,

2di a Yahvé:

“¡Refugio mío y fortaleza mía,

mi Dios, en quien confío!”

3Porque Él te librará

del lazo de los cazadores

y de la peste mortífera.

4[5074]Con sus plumas te cubrirá,

y tendrás refugio bajo sus alas;

su fidelidad es escudo y broquel.

5[5075]No temerás los terrores de la noche,

ni las saetas disparadas de día,

6ni la pestilencia que vaga en las tinieblas,

ni el estrago que en pleno día devasta.

7[5076]Aunque mil caigan junto a ti

y diez mil a tu diestra,

tú no serás alcanzado.

8Antes bien, con tus propios ojos contemplarás,

y verás la retribución de los pecadores.

9[5077]Pues dijiste a Yahvé:

“Tú eres mi refugio”,

hiciste del Altísimo tu defensa.

10No te llegará el mal

ni plaga alguna se aproximará a tu tienda.

11[5078]Pues Él te ha encomendado a sus ángeles,

para que te guarden en todos tus caminos.

12Ellos te llevarán en sus manos,

no sea que lastimes tu pie contra una piedra.

13[5079]Caminarás sobre el áspid y el basilisco;

hollarás al león y al dragón.

14[5080] “Por cuanto él se entregó a Mí,

Yo lo preservaré;

lo pondré en alto

porque conoció mi Nombre.

15[5081]Me invocará, y le escucharé;

estaré con él en la tribulación,

lo sacaré y lo honraré.

16Lo saciaré de larga vida,

y le haré ver mi salvación.”

SALMO 91 (92)

Grandezas de nuestro Dios

1[5082]Salmo. Cántico. Para el día del sábado.

2[5083]Bueno es alabar a Yahvé,

y cantar a tu Nombre, oh Altísimo;

3[5084]anunciar al alba tu misericordia

y por las noches tu fidelidad;

4[5085]con el salterio de diez cuerdas y el laúd,

cantando al son de la cítara;

5[5086]porque Tú, Yahvé,

me deleitas con tus hechos,

y me gozo en las obras de tus manos.

6[5087]¡Cuan magníficas son tus obras, Yahvé!

¡Cuán profundos tus pensamientos!

7[5088]El hombre insensato no lo reconoce,

y el necio no entiende esto.

8Aunque broten impíos como hierba,

y florezcan todos los artesanos del crimen,

destinados están al exterminio

para siempre;

9mientras que Tú, Yahvé,

eres eternamente el Altísimo.

10[5089]Porque he aquí

que tus enemigos, oh Yahvé,

los enemigos tuyos perecerán,

y todos los malhechores

quedarán desbaratados.

11[5090]Tú exaltaste mi fuerza

como la de un bisonte,

me has ungido con aceite nuevo.

12[5091]Mis ojos se alegran

al mirar a mis enemigos,

y mis oídos oyen regocijados

a los perversos que se levantan contra mí.

13[5092]El justo florecerá como la palma

y crecerá como el cedro del Líbano,

14los cuales plantados en la casa de Yahvé

florecerán en los atrios de nuestro Dios.

15[5093]Aun en la vejez fructificarán todavía,

llenos de savia y vigor,

16[5094]para proclamar que Yahvé es recto,

— ¡Roca mía!—

y que no cabe iniquidad en Él.

SALMO 92 (93)

El Señor, Rey del orbe

1[5095]Reina Yahvé;

se ha revestido de majestad.

El Señor se reviste de poder,

se ciñe las armas;

da estabilidad al orbe de la tierra,

que no se moverá.

2[5096]Fijado está tu trono desde ese tiempo;

Tu eres desde la eternidad.

3Alzan los ríos, Yahvé,

alzan los ríos su voz;

alzan las olas su fragor.

4[5097]Pero, más poderoso

que la voz de las muchas aguas,

más poderoso que el oleaje del mar,

es Yahvé en las alturas.

5[5098]Tus testimonios, Yahvé, son segurísimos;

corresponde a tu casa la santidad

por toda la duración de los tiempos.

SALMO 93 (94)

Dios, vengador de los suyos

1[5099]¡Oh Dios vengador, Yahvé,

Dios de las venganzas, muéstrate!

2Levántate, glorioso, oh Juez del mundo;

da a los soberbios lo que merecen.

3[5100]¿Hasta cuándo los malvados, Yahvé?

¿Hasta cuándo los malvados triunfarán,

4proferirán necedades con lenguaje arrogante,

se jactarán todos de sus obras inicuas?

5[5101]Oprimen a tu pueblo, Yahvé,

y devastan tu heredad;

6[5102]asesinan a la viuda y al extranjero,

y matan a los huérfanos.

7[5103]Y dicen: “El Señor no lo ve,

el Dios de Jacob nada sabe.”

8[5104]Entendedlo, oh necios entre todos;

insensatos, sabedlo al fin:

9Aquel que plantó el oído ¿no oirá Él mismo?

Y el que formó el ojo ¿no verá?

10[5105]El que castiga a las naciones

¿no ha de pedir cuentas?

Aquel que enseña al hombre

¿(no tendrá) conocimiento?

11[5106]Yahvé conoce los pensamientos de los hombres:

¡son una cosa vana!

12[5107]Dichoso el hombre

a quien Tú educas, oh Yah,

el que Tú instruyes mediante tu Ley,

13[5108]para darle tranquilidad

en los días aciagos,

hasta que se cave la fosa para el inicuo.

14[5109]Puesto que Yahvé no desechará a su pueblo,

ni desamparará su heredad,

15sino que volverá a imperar la justicia,

y la seguirán todos los rectos de corazón.

16[5110]¿Quién se levantará en mi favor

contra los malhechores?

¿Quién se juntará conmigo

para oponerse a los malvados?

17[5111]Si Yahvé no estuviese para ayudarme,

ya el silencio sería mi morada.

18[5112]Cuando pienso: “Mi pie va a resbalar”,

tu misericordia, Yahvé, me sostiene.

19[5113]Cuando las ansiedades se multiplican

en mi corazón,

tus consuelos deleitan mi alma.

20[5114]¿Podrá tener comunidad contigo

la sede de la iniquidad,

que forja tiranía bajo apariencia legal?

21Asalten ellos el alma del justo,

y condenen la sangre inocente;

22mas Yahvé será para mí una fortaleza,

y el Dios mío la roca de mi refugio.

23[5115]Él hará que su perversidad

caiga sobre ellos mismos;

y con su propia malicia los destruirá,

los exterminará Yahvé, nuestro Dios.

SALMO 94 (95)

“Venite adoremus”

1[5116] Venid, alegrémonos para Yahvé;

aclamemos a la Roca de nuestra salvación.

2Acerquémonos a Él con alabanzas,

y con cantos gocémonos en su presencia.

3[5117]Porque Yahvé es un gran Dios,

y un rey más grande que todos los dioses.

4[5118]En sus manos están

las profundidades de la tierra

y son suyas las cumbres de las montañas.

5Suyo es el mar, pues Él lo hizo,

y el continente, que plasmaron sus manos.

6[5119]Venid, adoremos e inclinémonos;

caigamos de rodillas ante Yahvé que nos creó.

7[5120]Porque Él es nuestro Dios;

nosotros somos el pueblo que Él alimenta,

y las ovejas que Él cuida.

Ojalá oyerais hoy aquella voz suya:

8[5121] “No endurezcáis vuestros corazones

como en Meribá,

como en el día de Masá, en el desierto,

9cuando vuestros padres me provocaron

poniéndome a prueba

aunque habían visto mis obras.

10[5122]Durante cuarenta años me dio asco

aquella generación y dije:

“Son un pueblo de corazón extraviado,

no han conocido mis caminos.”

11[5123]Por eso, indignado, juré:

“No entrarán en mi reposo.”

SALMO 95 (96)

Advenimiento y alabanza del divino Rey

1[5124]Cantad a Yahvé un cántico nuevo,

cantad a Yahvé, tierras todas.

2Cantad a Yahvé, bendecid su nombre,

proclamad día tras día su salvación.

3[5125]Pregonad su gloria entre los gentiles;

sus maravillas entre los pueblos todos.

4Porque grande es Yahvé

y digno de suma alabanza,

temible, más que todos los dioses.

5Pues todos los dioses de los gentiles son ficción

en tanto que Yahvé hizo los cielos.

6[5126]Majestad y belleza le preceden;

en su santa morada están el poder y la gloria.

7Reconoced a Yahvé,

oh razas de los pueblos,

reconoced a Yahvé la gloria y el poder.

8[5127]Reconoced a Yahvé

la gloria de su Nombre.

Traedle oblaciones y venid a sus atrios.

9[5128]Adorad a Yahvé en sacro esplendor,

oh tierra toda, tiembla ante ÉL

10[5129]Anunciad a las naciones: “Reina Yahvé;

Él ha dado estabilidad al orbe,

para que no vacile;

rige a los pueblos con justicia.”

11[5130]Alégrense los cielos,

y regocíjese la tierra;

retumbe el mar y cuanto lo llena;

12salte de júbilo el campo

con todo lo que hay en él.

Rebosarán entonces de exultación

todos los árboles de la selva,

13ante la presencia de Yahvé,

porque viene,

porque viene para gobernar la tierra.

Gobernará la redondez de la tierra

con justicia,

y a los pueblos con su fidelidad.

SALMO 96 (97)

Hazañas del Rey

1[5131]Reina Yahvé; alégrese la tierra,

muestre su júbilo la multitud de las islas.

2[5132]Nubes y oscura niebla le rodean,

justicia e imperio

son el fundamento de su trono.

3[5133]Delante de Él va el fuego

y abrasa en derredor a sus enemigos.

4Sus relámpagos iluminan el orbe,

la tierra lo ve, y tiembla.

5[5134]Los montes, como cera,

se derriten ante Yahvé,

ante el Dominador de toda la tierra.

6[5135]Los cielos proclaman su justicia,

y todos los pueblos ven su gloria.

7[5136]Confundidos quedan

todos los que adoran simulacros,

y los que se glorían en los ídolos.

“¡Adoradlo, ángeles todos de Dios!”

8[5137]Lo oye Sión, y se llena de gozo;

y las ciudades de Judá

saltan de alegría,

por tus juicios, oh Yahvé.

9Pues Tú eres, Yahvé,

excelso sobre toda la tierra,

eminentísimo sobre toda deidad.

10[5138]Yahvé ama a los que odian el mal;

guarda las almas de sus santos,

los arrebata de la mano de los impíos.

11[5139]Ya despunta la luz para el justo,

y la alegría para los de corazón recto.

12Oh justos, regocijaos en Yahvé

y celebrad su santo Nombre.

SALMO 97 (98)

Justicia del Rey

1[5140]Cantad a Yahvé un cántico nuevo,

porque ha hecho cosas admirables.

Su diestra y su santo brazo

le han dado la victoria.

2Yahvé ha hecho manifiesta su salvación;

ha mostrado su justicia

delante de los gentiles,

3[5141]se ha acordado de su misericordia

y de su fidelidad

en favor de la casa de Israel.

Todos los confines de la tierra

han visto la salud

que viene de nuestro Dios.

4[5142]Tierra entera, aclama a Yahvé,

gozaos, alegraos y cantad.

5Entonad himnos a Yahvé con la cítara,

con la cítara y al son del salterio;

6con trompetas y sonidos de bocina

prorrumpid en aclamaciones al Rey Yahvé.

7[5143]Retumbe el mar y cuanto lo llena,

el orbe de la tierra y los que lo habitan.

8Batan palmas los ríos,

y los montes a una salten de gozo

9ante la presencia de Yahvé porque viene,

porque viene para gobernar la tierra.

Gobernará la redondez de la tierra con justicia

los pueblos con rectitud.

SALMO 98 (99)

Santidad del Rey

1[5144]Reina Yahvé, tiemblan los pueblos.

Sentado se ha sobre los querubines;

se conmueve la tierra.

2Grande es Yahvé en Sión,

y excelso sobre todos los pueblos.

3Celebrado sea tu Nombre, grande y tremendo:

¡Santo es!

4[5145]Y sea el honor para el Rey que ama la justicia.

Tú has establecido lo que es recto;

Tú ejerces la justicia y el imperio en Jacob.

5[5146]Ensalzad a Yahvé nuestro Dios,

y ante el escabel de sus pies, postraos:

¡Santo es!

6[5147]Moisés y Aarón

están entre sus sacerdotes,

y Samuel

entre los que invocan su Nombre;

invocaban a Yahvé

y Él los escuchaba.

7En la columna de nubes

les hablaba;

oían sus mandamientos,

y la Ley que les dio.

8[5148]Oh Yahvé Dios nuestro,

Tú los escuchaste;

fuiste para ellos un Dios propicio,

bien que castigaste sus infracciones.

9Ensalzad a Yahvé nuestro Dios,

y postraos ante su santo monte,

porque Santo es Yahvé, Dios nuestro.

SALMO 99 (100)

Himno de ingreso al Templo

1 Salmo en acción de gracias.

2[5149]Aclamad a Yahvé, tierras todas,

servid a Yahvé con alegría,

llegaos a su presencia con exultación.

3[5150]Sabed que Yahvé es Dios.

Él nos hizo y somos de Él,

pueblo suyo y ovejas de su aprisco.

4[5151]Entrad por sus puertas alabándole,

en sus atrios, con himnos.

Ensalzadle, bendecid su Nombre.

5[5152]Porque Yahvé es bueno;

su misericordia es eterna,

y su fidelidad,

de generación en generación.

SALMO 100 (101)

Modelo de príncipe

1[5153]Salmo de David.

Quiero cantar la bondad y la justicia,

un Salmo para Ti, Yahvé.

2[5154]Quiero seguir el camino recto.

— ¡Oh, cuando vendrás a mí!—

Procederé con recto corazón

dentro de mi casa.

3Jamás pondré la mira

en cosa injusta;

aborrezco la conducta

del que prevarica;

no andará conmigo.

4El corazón perverso

estará lejos de mí;

lo malo no quiero ni conocerlo.

5[5155]Al que solapadamente

calumnia a su prójimo

lo destruiré.

Al de mirada altiva y corazón inflado

no lo soportaré.

6[5156]Mis ojos buscarán

a los hombres fieles del país,

para tenerlos cerca de mí.

El que ande por el camino recto,

ese será mi ministro.

7[5157]No habitará dentro de mi casa

el hombre doble,

y el mentiroso

no durará en mi presencia.

8[5158]Exterminaré cada día

a todos los pecadores del país,

a fin de extirpar

a todos los obradores de iniquidad

en la ciudad de Yahvé.

SALMO 101 (102)

Plegaria por la restauración de Jerusalén

1[5159]Oración de un afligido que desfallece y derrama su angustia ante el Señor.

2[5160]Escucha, Yahvé, mi oración,

y llegue a Ti mi clamor.

3No quieras esconderme tu rostro

en el día de mi desolación;

inclina hacia mí tu oído;

apresúrate a atenderme

en el día de mi llamado.

4[5161]Porque mis días se desvanecen como el humo,

y mis huesos arden como fuego.

5[5162]Abrasado, como la hierba,

se seca mi corazón;

me olvido de comer mi pan.

6A fuerza de gemir y llorar

se me pega la piel a los huesos.

7[5163]Soy como el pelícano del desierto,

hecho semejante al búho entre las ruinas.

8No puedo conciliar el sueño, y me lamento

como el ave solitaria sobre el tejado:

9Mis enemigos me insultan sin cesar,

y los que se enfurecen contra mí,

toman mi nombre como imprecación.

10[5164]Mi comida es ceniza en vez de pan,

y mezclo mi bebida con las lágrimas,

11[5165]a causa, de tu indignación y tu furor,

porque me arrojaste

después de levantarme en alto.

12[5166]Mis días son como la sombra que se alarga;

y, como la hierba, voy secándome,

13[5167]mas Tú, Yahvé, permaneces siempre,

y tu Nombre es de generación en generación.

14[5168]Tú te levantarás y serás propicio a Sión,

porque tiempo es ya de que te apiades de ella;

a llegado la hora.

15[5169]Ya tus siervos aman sus piedras,

sienten compasión de sus ruinas.

16[5170]Así, oh Yahvé, los gentiles

reverenciarán tu Nombre,

y tu gloria todos los reyes de la tierra,

17porque Yahvé habrá restaurado a Sión,

y Él se mostrará en su gloria.

18[5171]Se volverá hacia la oración de los despojados,

y no despreciará sus ruegos.

19[5172]Escríbase esto para la generación venidera,

para que el pueblo

que va a nacer alabe a Yah.

20Porque Yahvé se habrá inclinado

desde su excelso santuario,

desde el cielo habrá mirado a la tierra,

21[5173]para escuchar el gemido de los cautivos

y librar a los destinados a la muerte,

22[5174]a fin de que en Sión sea pregonado

el Nombre de Yahvé,

y en Jerusalén su alabanza,

23cuando allí se congreguen a una los pueblos

y los reinos, para servir a Yahvé.

24[5175]Él quebrantó mis fuerzas a medio camino;

acortó mis días.

25Y yo clamo: Oh Dios mío,

no me quites de esta vida

en la mitad de mis días,

Tú, cuyos años duran

por todas las generaciones.

26[5176]En el principio cimentaste la tierra,

y obra de tus manos es el cielo.

27[5177]Ellos van pasando,

mas Tú permanecerás;

todo en ellos se envejece

como una vestidura;

Tú los mudarás

como quien cambia de vestido,

y quedarán cambiados.

28Mas Tú eres siempre el mismo,

y tus años no tienen fin.

29[5178]Los hijos de tus siervos morarán seguros,

y su posteridad será estable delante de Ti.

SALMO 102 (103)

Elogio del Padre de las misericordias

1[5179]De David.

Bendice a Yahvé, alma mía,

y todo cuanto hay en mí

bendiga su santo Nombre.

2[5180]Bendice a Yahvé, alma mía,

y no quieras olvidar todos sus favores.

3Es Él quien perdona todas tus culpas,

quien sana todas tus dolencias.

4Él rescata de la muerte tu vida,

Él te corona de bondad y misericordia.

5[5181]Él harta de bienes tu vida;

tu juventud se renueva

como la del águila.

6[5182]Yahvé practica la rectitud

y a todos los oprimidos hace justicia.

7[5183]Hizo conocer sus caminos a Moisés

y a los hijos de Israel sus hazañas.

8[5184]Misericordioso y benigno es Yahvé,

tarde en airarse y lleno de clemencia.

9No está siempre acusando,

ni guarda rencor para siempre.

10No nos trata conforme a nuestros pecados,

ni nos paga según nuestras iniquidades.

11[5185]Pues cuanto se alza el cielo sobre la tierra,

tanto prevalece su misericordia

para los que le temen.

12[5186]Cuanto dista el Oriente del Occidente,

tan lejos echa de nosotros nuestros delitos.

13[5187]Como un padre que se apiada de sus hijos,

así Yahvé se compadece

de los que le temen.

14[5188]Porque Él sabe de qué estamos formados:

Él recuerda que somos polvo.

15[5189]Los días del hombre son como el heno;

como la flor del campo, así florece.

16[5190]Apenas le roza el viento,

y ya no existe;

y ni siquiera se conoce el espacio que ocupó.

17[5191]Mas la misericordia de Yahvé permanece

[desde la eternidad y] hasta la eternidad,

con los que le temen,

y su protección, hasta los hijos de los hijos,

18[5192]de los que conservan su alianza

y recuerdan sus preceptos para cumplirlos.

19[5193]Yahvé tiene establecido su trono en el cielo,

y su Reino gobernará el universo.

20Bendecid a Yahvé todos sus ángeles,

héroes poderosos

que ejecutáis sus mandatos

en cumplimiento de su palabra.

21[5194]Bendecid a Yahvé todos sus ejércitos,

ministros suyos que hacéis su voluntad.

22Bendecid a Yahvé todas sus obras,

en todos los lugares de su imperio.

Bendice tú, alma mía, a Yahvé.

SALMO 103 (104)

La obra de Dios en la creación

1[5195] ¡Bendice a Yahvé, alma mía!

¡Yahvé, Dios mío, cuán grande eres!

Te has vestido de majestad y de belleza,

2[5196]envuelto en luz como en un manto.

Extendiste el cielo como un cortinaje;

3[5197]construiste tu morada superior sobre las aguas,

haces de las nubes tu carroza,

cabalgas sobre las alas del viento.

4[5198]A los vientos haces tus mensajeros,

y ministros tuyos los relámpagos centellantes.

5Cimentaste la tierra sobre sus bases

de suerte que no vacile jamás.

6[5199]La habías cubierto con el océano

como de un manto;

las aguas se posaban sobre los montes.

7[5200]Mas huyeron a un grito tuyo,

—temblaron a la voz de tu trueno,

8surgieron los montes,

bajaron los valles—,

hasta el lugar que les habías destinado.

9[5201]Les fijaste un límite que no traspasarán,

para que no vuelvan a cubrir la tierra.

10Haces correr en arroyos las fuentes

que brotan entre los montes,

11para que beban

todas las bestias del campo

y sacien su sed los asnos monteses.

12[5202]A sus orillas posan las aves del cielo,

que cantan entre el ramaje.

13Desde tu morada riegas los montes;

la tierra se sacia del fruto de tus obras.

14[5203]Produces el heno para los ganados,

y las plantas que sirven al hombre,

para que saque pan de la tierra,

15[5204]y vino que alegre el corazón del hombre;

para que el aceite dé brillo a su rostro

y el pan vigorice su corazón.

16Satúranse los árboles de Yahvé,

los cedros del Líbano que Él plantó.

17Las aves anidan en ellos;

en los abetos tiene su casa la cigüeña.

18Los altos montes dan refugio a los antílopes,

las peñas, a los conejos.

19[5205]Para señalar los tiempos,

hiciste la luna;

el sol conoce la hora de su ocaso.

20Mandas las tinieblas, y viene la noche;

en ellas rondan

todas las fieras de las selvas.

21[5206]Los leoncillos rugen en pos de la presa,

e imploran de Dios el sustento;

22al salir el sol se retiran,

y se tienden en sus madrigueras;

23[5207]y el hombre acude a su trabajo,

a su labranza, hasta la tarde.

24[5208] ¡Cuán variadas son tus obras, oh Yahvé!

Todo lo hiciste con sabiduría;

llena está la tierra de tus riquezas.

25Mira el mar, grande y anchuroso:

allí un hormiguear sin número,

de animales pequeños y grandes.

26[5209]Allí transitan las naves,

y ese leviatán que creaste

para que en él juguetease.

27[5210]Todos esperan de Ti

que a su tiempo les des el alimento.

28Se lo das y ellos lo toman;

al abrir Tu la mano se hartan de bienes.

29[5211]Si Tú escondes el rostro, desfallecen;

si retiras Tú su aliento, expiran,

y vuelven a su polvo.

30Cuando envías tu soplo, son creados,

y renuevas la faz de la tierra.

31[5212]Sea eterna la gloria de Yahvé;

gócese Yahvé en sus obras.

32Mira Él a la tierra, y ella tiembla;

toca Él los montes, y humean.

33[5213]A Yahvé cantaré mientras viva;

tañeré salmos a mi Dios

mientras yo tenga el ser.

34Séanle gratos mis acentos!

Yo en Yahvé me gozaré.

35[5214] ¡Sean quitados de la tierra los pecadores

y no haya más impíos!

36¡Bendice, alma mía, a Yahvé!

¡Hallelú Yah!

SALMO 104 (105)

Yahvé, fiel con su pueblo ingrato

1[5215]Celebrad a Yahvé,

aclamad su Nombre,

proclamad entre los gentiles sus proezas.

2Cantadle, entonadle salmos,

relatad todas sus obras maravillosas.

3[5216]Gloriaos de su santo Nombre;

alégrese el corazón

de los que buscan a Yahvé.

4Fijaos en Yahvé y su fortaleza,

buscad sin cesar su rostro.

5[5217]Acordaos de las maravillas que hizo,

de sus prodigios

y de las sentencias de su boca,

6[5218]vosotros, descendencia de Abrahán, su siervo,

hijos de Jacob, su escogido.

7El mismo Yahvé es nuestro Dios;

sus juicios prevalecen en toda la tierra.

8[5219]Se acuerda siempre de su alianza,

promesa que hizo por mil generaciones;

9del pacto concertado con Abrahán,

del juramento que hizo a Isaac,

10que confirmó a Jacob, como firme decreto,

y como testamento eterno a Israel,

11diciendo:

“A ti te daré la tierra de Canaán,

como porción hereditaria vuestra.”

12[5220]Cuando eran pocos en número,

muy pocos, y peregrinos en aquella tierra,

13y vagaban de nación en nación,

y de este reino a aquel pueblo,

14[5221]a nadie permitió que los oprimiese,

y por causa de ellos castigó a reyes:

15[5222] “Guardaos de tocar a mis ungidos,

ni hacer mal a mis profetas.”

16Atrajo el hambre sobre aquella tierra,

y se retiró toda provisión de pan.

17[5223]Envió delante de ellos a un varón:

a José vendido como esclavo.

18[5224]Le habían atado los pies con grillos,

y encerrado en hierro su cuello,

19hasta que se cumplió lo que él predijo,

y la Palabra del Señor lo acreditó.

20Mandó desatarlo el rey,

el soberano de aquellos pueblos,

y lo libertó.

21[5225]Lo constituyó señor de su propia casa,

y príncipe de todos sus dominios,

22[5226]para que a su arbitrio

instruyese a los magnates

y enseñara sabiduría a los ancianos.

23[5227]Entonces entró Israel en Egipto;

Jacob fue peregrino en tierra de Cam.

24[5228]Y Él multiplicó a su pueblo

en gran manera,

y le hizo más poderoso

que sus adversarios.

25Mudó a estos el corazón

para que odiasen a su pueblo,

y urdiesen tramas contra sus siervos.

26[5229]Entonces envió a Moisés su siervo,

a Aarón, el elegido,

27quienes obraron entre ellos sus maravillas

y prodigios en la tierra de Cam.

28[5230]Mandó tinieblas, y se hizo oscuridad,

mas se resistieron contra sus palabras.

29Convirtió sus aguas en sangre

e hizo morir sus peces.

30Su tierra brotó ranas

hasta en la cámara de sus reyes.

31Habló, y vinieron enjambres de moscas

y mosquitos por todos sus confines.

32Por lluvia les mandó granizo,

y fuego que inflamaba su tierra,

33y destruyó sus viñas y sus higueras,

y destrozó los árboles en su territorio.

34A una orden suya vinieron langostas,

y orugas sin número,

35que devoraron toda la hierba de sus prados,

y comieron los frutos de sus campos.

36[5231]Y dio muerte

a todo primogénito en su tierra,

las primicias de todo su vigor.

37[5232]Mas a ellos los sacó con oro y plata,

sin un enfermo en todas sus tribus.

38Alegráronse los egipcios de su salida,

pues los había sobrecogido el terror.

39[5233]Extendió Él una nube para cubrirlos,

y un fuego que resplandeciese de noche.

40Pidieron, y les envió codornices;

y los sació con pan del cielo.

41Hendió la peña, y brotaron aguas,

que corrieron por el desierto

como arroyos.

42Porque se acordó de su santa palabra,

que había dado a Abrahán, su siervo.

43Así sacó a su pueblo con alegría,

con júbilo a sus escogidos.

44[5234]Y les dio las tierras de los gentiles

y poseyeron los bienes de los pueblos,

45[5235]para que guardaran sus mandamientos

y obedecieran sus leyes.

¡Hallelú Yah!

SALMO 105 (106)

Israel, ingrato con su Dios fiel

1[5236]Hallelú Yah.

Celebrad a Yahvé porque es bueno,

porque su misericordia es para siempre.

2[5237] ¿Quién dirá las hazañas de Yahvé?

¿Pregonará todas sus alabanzas?

3Bienaventurados

los que conservan sus estatutos

y practican la justicia en todo tiempo.

4[5238]Señor, acuérdate de mí

cuando muestres tu bondad

para con tu pueblo;

visítame cuando operes la salvación

5[5239]para que yo vea la felicidad de tus escogidos,

me goce del gozo de tu pueblo

y me gloríe con tu herencia.

6[5240]Hemos pecado lo mismo que nuestros padres;

obramos el mal, fuimos impíos.

7[5241]Nuestros padres en Egipto

no tuvieron en cuenta tus prodigios;

no se acordaron de la multitud de tus favores,

sino que se rebelaron contra el Altísimo

junto al Mar Rojo.

8[5242]Pero Él los salvó a causa de su Nombre,

para dar a conocer su poderío.

9lncrepó al Mar Rojo y lo secó,

y los condujo por entre las aguas

como por un llano.

10Los sacó de las manos de sus aborrecedores,

y los rescató del poder del enemigo.

11Las aguas cubrieron a sus adversarios,

no quedó ni uno de ellos.

12Entonces creyeron a Sus palabras

y cantaron Sus alabanzas.

13[5243]Pronto olvidaron las obras de Él,

no aguardaron sus designios,

14[5244]sino que en el desierto se entregaron

a su propia concupiscencia

y en la soledad provocaron a Dios.

15[5245]Él les concedió lo que pedían,

pero les envió la consunción.

16[5246]Luego envidiaron a Moisés en el campamento,

y a Aarón, el santo de Yahvé.

17Y la tierra se abrió, y se tragó a Datan,

y cubrió a la facción de Abirón.

18Y se encendió contra su banda un fuego;

la llama devoró a los inicuos.

19[5247]Hicieron un becerro en Horeb,

y adoraron una estatua de fundición;

20trocando su Gloria

por la figura del buey harto de heno,

21olvidaron a Dios, que los había salvado

y que había hecho portentos en Egipto,

22[5248]cosas maravillosas en la tierra de Cam,

cosas estupendas junto al Mar Rojo.

23[5249]Los habría deshecho,

si Moisés, escogido por Él,

no se hubiese puesto en la brecha frente a Él,

para apartar su furor

a fin de que no los exterminase.

24[5250]Y despreciaron la tierra codiciable,

no dando crédito a su palabra;

25y murmuraron en sus tiendas,

no escucharon la voz de Yahvé.

26Mas Él con mano alzada les juró

que los haría caer en el desierto;

27[5251]que haría caer a su descendencia

entre los gentiles

y los dispersaría por las tierras.

28[5252]Y se consagraron a Baalfegor,

y comieron de las víctimas

inmoladas a dioses muertos.

29[5253]Con tales delitos le provocaron a ira,

y una plaga cayó sobre ellos.

30[5254]Pero se irguió Fineés, y ejerció la venganza,

y la plaga cesó.

31Y esto le fue imputado a justicia

por todas sus generaciones

para siempre jamás.

32[5255]Y lo irritaron

juntó a las aguas de Meribá;

y a Moisés le fue mal por culpa de ellos;

33porque ellos exacerbaron su espíritu,

y él dejó que sus labios

hablaran inconsideradamente.

34[5256]No destruyeron los pueblos

que Dios les había señalado;

35sino que se mezclaron con los gentiles,

y aprendieron sus obras,

36y adoraron sus ídolos,

que fueron para ellos un lazo;

37[5257]e inmolaron sus hijos

y sus hijas a los demonios,

38derramando sangre inocente,

la sangre de sus hijos y de sus hijas,

que sacrificaron a los ídolos de Canaán;

y la tierra quedó profanada por la sangre.

39[5258]Se contaminaron por sus actos

y fornicaron con sus propias obras.

40[5259]Se encendió entonces la ira de Yahvé

contra su pueblo,

y abominó de su herencia;

41los entregó en manos de los gentiles,

y fueron dominados por quienes los odiaban.

42Oprimidos por sus enemigos,

tuvieron que doblegarse ante ellos.

43[5260]Muchas veces Él los salvó,

mas ellos lo exasperaron por sus empeños,

y se hundieron más en su iniquidad.

44Con todo, al percibir sus lamentos,

fijaba Él los ojos en sus tribulaciones;

45en favor de ellos se acordaba de su alianza,

y se arrepentía

según la grandeza de su misericordia.

46[5261]Y los hacía objeto de la compasión

de aquellos que los tenían en cautiverio.

47[5262]Sálvanos, Yahvé, Dios nuestro,

y congréganos de en medio de las naciones,

para que celebremos tu santo Nombre

y nos gloriemos en tu alabanza.

48[5263]Bendito sea Yahvé, Dios de Israel,

de siglo en siglo.

Y todo el pueblo diga: Amén.

¡Hallelú Yah!

QUINTO LIBRO DE LOS SALMOS

SALMO 106 (107)

Es eterna su misericordia

1[5264]Celebrad a Yahvé porque es bueno,

porque su misericordia

permanece para siempre.

2[5265]Así digan los rescatados de Yahvé,

los que Él redimió

de manos del enemigo,

3[5266]y a quienes Él ha congregado de las tierras

del Oriente y del Occidente,

del Norte y del Mediodía.

4[5267]Erraban por el desierto, en la soledad,

sin hallar camino a una ciudad donde morar.

5Sufrían hambre y sed;

su alma desfallecía en ellos.

6Y clamaron a Yahvé en su angustia,

y Él los sacó de sus tribulaciones.

7Y los condujo por camino derecho,

para que llegasen a una ciudad

donde habitar.

8[5268]Den gracias a Yahvé

por su misericordia,

y por sus maravillas

en favor de los hijos de los hombres.

9Porque sació al alma sedienta,

y a la hambrienta colmó de bienes.

10[5269]Moraban en tinieblas y sombras,

cautivos de la miseria y del hierro;

11porque habían resistido a las palabras de Dios

y despreciado el consejo del Altísimo.

12Y Él humilló su corazón con trabajos;

sucumbían y no había quien los socorriese.

13Y clamaron a Yahvé en su angustia,

y Él los sacó de sus tribulaciones.

14Y los libró de las tinieblas y de las sombras,

y rompió sus cadenas.

15Den gracias a Yahvé

por su misericordia,

y por sus maravillas

en favor de los hijos de los hombres;

16porque Él rompió las puertas de bronce,

e hizo pedazos los cerrojos de hierro.

17[5270]Estaban enfermos a causa de su iniquidad,

y afligidos a causa de sus delitos;

18sintieron náuseas de todo alimento,

y llegaron a las puertas de la muerte.

19Y clamaron a Yahvé en su angustia,

y Él los sacó de sus tribulaciones.

20Envió su Palabra para sanarlos

y arrancarlos de la perdición.

21Den gracias a Yahvé

por su misericordia,

y por sus maravillas

en favor de los hijos de los hombres,

22[5271]y ofrezcan sacrificios de alabanza,

y publiquen con júbilo sus obras.

23[5272]Surcaban en naves el mar,

traficando sobre las vastas ondas,

24esos vieron las obras del Señor,

y sus maravillas en el piélago.

25Con Su palabra suscitó un viento borrascoso,

que levantó las olas del mar;

26subían hasta el cielo

y descendían hasta el abismo,

su alma desmayaba en medio de sus males.

27Titubeaban y se tambaleaban como ebrios,

y les fallaba toda su pericia.

28Y clamaron a Yahvé en su angustia,

y Él los sacó de sus tribulaciones.

29Tornó el huracán en suave brisa,

y las ondas del mar callaron.

30Y se alegraron de que callasen,

y los condujo al puerto deseado.

31Den gracias a Yahvé por su misericordia,

y por sus maravillas

en favor de los hijos de los hombres.

32Celébrenlo en la asamblea del pueblo,

y en la reunión de los ancianos, cántenle.

33[5273]Él convirtió los ríos en desierto,

y los manantiales en árida tierra,

34el suelo fructífero en un salobral,

por la malicia de sus moradores.

35[5274]Él mismo ha convertido el desierto en lago

y la tierra árida en manantiales,

36[5275]allí coloca a los hambrientos,

y fundan una ciudad para habitarla.

37Siembran los campos y plantan viñas,

y obtienen de ellos los frutos.

38Bendecidos por Él

se multiplican en gran manera,

y sus ganados no disminuyen nunca.

39[5276]Aunque reducidos a pocos y despreciados,

por el peso del infortunio y de la aflicción,

40Aquel que derrama desprecio

sobre los príncipes,

y los hace errar por desiertos sin huellas,

41ha levantado de la miseria al indigente,

y hace las familias numerosas como rebaños.

42[5277]Lo ven los justos y se alegran,

y toda malicia cierra su boca.

43[5278] ¿Quién es el sabio que considere estas cosas

y comprenda las misericordias del Señor?

SALMO 107 (108)

Israel canta su esperanza

1[5279]Cántico. Salmo. De David.

2Mi corazón está pronto, oh Dios;

quiero cantar y entonar salmos;

mi alma está despierta.

3Salterio y lira, despertaos;

despiértese la aurora (a nuestro canto).

4Te alabaré, Yahvé, entre los pueblos,

te cantaré himnos ante las naciones.

5[5280]Porque tu misericordia

es más grande que los cielos,

y tu fidelidad hasta las nubes.

6[5281]Muéstrate excelso,

oh Dios, sobre los cielos,

y brille tu gloria sobre toda la tierra,

7para que sean libertados los que Tú amas;

socorre con tu diestra y escúchanos.

8[5282]Lo dijo Dios por su santidad:

“Triunfaré; repartiré a Siquem,

y mediré el valle de Sucot.

9Mía es la tierra de Galaad,

mía la tierra de Manasés;

Efraím es el yelmo de mi cabeza,

y Judá, mi cetro;

10Moab, la vasija de mi lavatorio;

sobre Edom echaré mi calzado,

sobre Filistea cantaré victoria.”

11[5283] ¿Quién me conducirá a la ciudad inaccesible?

¿Quién me llevará hasta Edom?

12¿No serás Tú, oh Dios,

que nos has rechazado

y que ya no sales con nuestros ejércitos?

13Ven en nuestro auxilio contra el adversario,

porque vano es el concurso de los hombres.

14Con Dios haremos proezas;

Él hollará a nuestros enemigos.

SALMO 108 (109)

Oración imprecatoria contra los maldicientes

1[5284]Al maestro de coro. De David. Salmo.

Oh Dios, Gloria mía, no enmudezcas,

2porque bocas impías y dolosas

se han abierto contra mí

y me hablan con lengua pérfida.

3[5285]Me asedian con odiosos discursos,

me combaten sin motivo.

4[5286]Por lo que me debieran amar, me acusan,

y yo hago oración.

5[5287]Me devuelven mal por bien,

y odio a cambio de mi amor.

6[5288]Ponlo bajo la mano de un impío,

con el acusador a su derecha.

7[5289]Cuando se le juzgue, salga condenado,

y su oración sea pecado.

8[5290]Acórtense sus días,

y otro reciba su ministerio.

9Que sus hijos queden huérfanos

y viuda su mujer.

10Anden sus hijos mendigando, errantes,

arrojados de sus casas destruidas.

11El usurero aseche todos sus bienes,

y sea presa de los extraños

el fruto de su trabajo.

12Nadie le muestre misericordia

y ninguno se compadezca de sus huérfanos.

13Sea su posteridad entregada al exterminio,

extíngase su nombre

en la primera generación.

14[5291]La culpa de sus padres

sea recordada [por Yahvé],

y el pecado de su madre no se borre.

15Estén siempre ante los ojos de Yahvé,

para que Él quite de la tierra su memoria;

16[5292]pues no pensó en usar de misericordia,

sino que persiguió al infortunado, al pobre,

al afligido de corazón,

para darle el golpe de muerte.

17[5293]Amó la maldición. ¡Cáigale encima!

No quiso la bendición. ¡Apártese de él!

18Se revistió de maldición como de una túnica;

y le penetró como agua en sus entrañas,

y como aceite en sus huesos.

19Séale como manto que lo cubra,

y como cinto con que siempre se ciña.

20[5294]Tal pago tengan [de Yahvé]

los que me acusan

y los que profieren maldiciones contra mí.

21[5295]Mas Tú, Yahvé, Señor mío, haz conmigo

según la gloria de tu Nombre;

sálvame,

pues tu bondad es misericordiosa.

22[5296]Porque yo soy un infortunado y pobre,

y llevo en mí el corazón herido.

23Como sombra que declina,

me voy desvaneciendo;

soy arrojado como la langosta.

24Mis rodillas vacilan,

debilitadas por el ayuno,

y mi carne, enflaquecida, desfallece.

25Y he venido a ser el escarnio de ellos;

me miran, y hacen meneos de cabeza.

26Ayúdame, Yahvé, Dios mío,

sálvame conforme a tu misericordia.

27Y sepan que aquí está tu mano,

y que eres Tú, Yahvé, quien lo ha hecho.

28[5297]Que ellos maldigan, pero Tú bendíceme.

Véanse confundidos

los que contra mí se levantan,

mas alégrese tu siervo.

29Sean cubiertos de ignominia

los que me acusan,

y envueltos en su confusión

como en un manto.

30[5298]Mi boca rebosará de alabanzas a Yahvé;

en medio de la gran multitud

cantaré sus glorias;

31[5299]porque Él se mantuvo

a la derecha de este pobre

para salvarlo de sus jueces.

SALMO 109 (110)

Triunfo de Cristo rey y Sacerdote

1[5300]Salmo de David.

Oráculo de Yahvé a mi Señor:

“Siéntate a mi diestra,

hasta que Yo haga de tus enemigos

el escabel de tus pies.”

2[5301]El cetro de tu poder

lo entregará Yahvé (diciéndote):

“Desde Sión impera

en medio de tus enemigos.”

3[5302]Tuya será la autoridad

en el día de tu poderío,

en los resplandores de la santidad;

Él te engendró del seno antes del lucero.

4[5303]Yahvé lo juró y no se arrepentirá:

“Tú eres Sacerdote para siempre

a la manera de Melquisedec.”

5[5304]Mi Señor está a la diestra de (Yahvé).

En el día de su ira

destrozará a los reyes.

6[5305]Juzgará las naciones,

amontonará cadáveres,

aplastará la cabeza de un gran país.

7[5306]Beberá del torrente en el camino;

por eso erguirá la cabeza.

SALMO 110 (111)

Memorables son las obras del Señor

1[5307]¡Hallelú Yah!

Quiero honrar a Yahvé

con todo mi corazón,

en el coro de los justos y en la asamblea.

2[5308]Grandes son las obras de Yahvé:

escudríñenlas los que las disfrutan.

3[5309]Su obrar es todo majestad y esplendor,

y su justicia permanece para siempre.

4Hizo sus maravillas

para ser recordadas.

Yahvé es benigno y compasivo;

5[5310]Él da alimento a los que le temen;

para siempre se acordará de su alianza.

6[5311]A su pueblo ha mostrado

el poder de sus obras,

dándole la herencia de las naciones.

7Fieles y justas son las obras de sus manos.

Sus preceptos son todos infalibles,

8establecidos por los siglos, para siempre,

dictados con firmeza y justicia.

9[5312]Él ha enviado la redención a su pueblo,

ha ratificado su alianza para siempre;

santo y terrible es su Nombre.

10[5313]El principio de la sabiduría

es el temor de Yahvé.

Prudentes son todos los que lo adoran,

Su alabanza permanece para siempre.

SALMO 111 (112)

Bienaventuranzas del justo

1[5314]¡Hallelú Yah!

Dichoso el hombre que teme a Yahvé,

en sus preceptos halla el sumo deleite.

2[5315]Su descendencia

será poderosa sobre la tierra;

la estirpe de los rectos es bendecida.

3En su casa hay bienestar y abundancia,

y su justicia permanece para siempre.

4[5316]Para los rectos

brilla una luz en las tinieblas:

el Clemente, el Misericordioso, el Justo.

5[5317]Bien le va al hombre

que se compadece y presta;

reglará sus negocios con discreción;

6nunca resbalará;

el justo quedará en memoria eterna.

7[5318]No temerá malas nuevas;

su corazón está firme,

confiado en Yahvé.

8Su ánimo es constante, impávido,

hasta ver confundidos a sus adversarios.

9[5319]Distribuye y da a los pobres largamente;

su justicia permanece para siempre,

su triunfo será exaltado con gloria.

10Lo verá el impío y se enfurecerá,

se consumirá rechinando los dientes.

Estéril será la envidia de los pecadores.

SALMO 112 (113)

Cómo el Altísimo exalta a los humildes

1[5320]¡Hallelú Yah!

Alabad, siervos de Yahvé,

alabad el Nombre de Yahvé.

2Sea bendito el Nombre de Yahvé,

desde ahora y para siempre.

3[5321]Desde el nacimiento del sol hasta su ocaso

sea ensalzado el Nombre de Yahvé.

4[5322]Excelso es Yahvé

sobre todas las naciones,

sobre los cielos, su gloria.

5¿Quién hay en los cielos y en la tierra,

comparable al Señor Dios nuestro,

que tiene su trono en las alturas

6y se inclina para mirar?

7[5323]Alza del polvo al desvalido

y desde el estiércol exalta al pobre

8para sentarlo con los nobles,

entre los príncipes de su pueblo.

9Él hace que la estéril viva en hogar,

madre gozosa de hijos.

SALMO 113A (114)

Majestad del Libertador de Israel

1[5324]¡Hallelú Yah!

Cuando Israel salió de Egipto,

—la casa de Jacob

de entre un pueblo bárbaro—

2[5325]Judá vino a ser su santuario,

Israel su imperio.

3[5326]El mar, al ver, huyó;

el Jordán volvió atrás.

4[5327]Los montes saltaron como carneros,

los collados como corderillos.

5¿Qué tienes, mar, para huir

y tú, Jordán, para volver atrás?

6¿Montes, para saltar como carneros;

collados, como corderillos?

7[5328]Tiembla, oh tierra,

ante la faz del Señor,

ante la faz del Dios de Jacob,

8[5329]que convierte la peña en estanque,

la roca en fuente de aguas.

SALMO 113B (115)

Israel alabe a su Dios

1[5330]No a nosotros, Yahvé, no a nosotros,

sino a tu Nombre da la gloria

por tu misericordia y tu fidelidad.

2Por qué habrían de decir los gentiles:

“¿Dónde está el Dios de estos?”

3[5331]El Dios nuestro está en el cielo;

Él hace todo cuanto quiere.

4[5332]Los ídolos de aquellos

son plata y oro,

hechura de mano de hombre:

5tienen boca, pero no hablan;

tienen ojos, mas no ven;

6tienen orejas y no oyen;

tienen narices y no huelen;

7tienen manos y no palpan,

tienen pies y no andan;

y de su garganta no sale voz.

8Semejantes a ellos serán quienes los hacen,

quienquiera confía en ellos.

9La casa de Israel confía en Yahvé;

Él es su auxilio y su escudo.

10[5333]La casa de Aarón confía en Yahvé;

Él es su auxilio y su escudo.

11Los temerosos de Yahvé confían en Yahvé;

Él es su auxilio y su escudo.

12[5334]Yahvé se acuerda de nosotros y nos bendecirá:

bendecirá a la casa de Israel,

bendecirá a la casa de Aarón.

13Bendecirá a los que temen a Yahvé,

tanto a pequeños como a grandes.

14Yahvé os multiplicará

a vosotros y a vuestros hijos.

15Sois benditos del Señor

que hizo el cielo y la tierra.

16[5335]El cielo es cielo de Yahvé;

mas dio la tierra a los hijos de los hombres.

17[5336]Los muertos no alaban a Yahvé,

ninguno de los que bajan al sepulcro.

18Nosotros, en cambio, bendecimos a Yah,

desde ahora y para siempre.

SALMO 114 (116, 1-9)

Acción de gracias del salmista

1[5337]¡Hallelú Yah!

Yo lo amo, porque Yahvé escucha

mi voz, mi súplica;

2porque inclinó hacia mí su oído

el día en que lo invoqué.

3[5338]Me habían rodeado

los lazos de la muerte,

vinieron sobre mí

las angustias del sepulcro;

caí en la turbación y en el temor.

4[5339]Pero invoqué el Nombre de Yahvé:

¡Oh Yahvé, salva mi vida!

5Yahvé es benigno y justo;

sí, nuestro Dios es misericordioso.

6[5340]Yahvé cuida de los sencillos;

yo era miserable y Él me salvó.

7Vuelve, alma mía, a tu sosiego,

porque Yahvé te ha favorecido.

8[5341]Puesto que Él ha arrancado

mi vida de la muerte,

mis ojos del llanto, mis pies de la caída,

9[5342]caminaré delante de Yahvé

en la tierra de los vivientes.

SALMO 115 (116, 10-19)

¿Qué podemos dar al Señor?

(10) 1[5343]Yo tenía confianza

aun cuando hablé diciendo:

“Grande es mi aflicción”,

(11) 2[5344]y exclamando en mi angustia:

“Todo hombre es mentira.”

(12) 3[5345]¿Qué daré a Yahvé

por todo lo que Él me ha dado?

(13) 4[5346]Tomaré la copa de la salud

y publicaré el Nombre de Yahvé.

(14) 5[Cumpliré los votos hechos a Yahvé

en presencia de todo su pueblo.]

(15) 6[5347]Es cosa grave delante de Yahvé

la muerte de sus fieles.

(16) 7[5348]Oh Yahvé, yo soy tu siervo;

siervo tuyo, hijo de tu esclava.

Tú soltaste mis ataduras,

(17) 8[5349]y yo te ofreceré un sacrificio de alabanza;

publicaré el Nombre de Yahvé.

(18) 9Cumpliré a Yahvé estos votos

en presencia de todo su pueblo;

(19) 10en los atrios de la casa de Yahvé,

en medio de ti, oh Jerusalén.

SALMO 116 (117)

Alaben los gentiles al Señor

1[5350]¡Hallelú Yah!

Alabad a Yahvé, naciones todas,

celebradle todos los pueblos;

2[5351]pues su misericordia

se ha confirmado sobre nosotros,

y la fidelidad de Yahvé

permanece para siempre.

SALMO 117 (118)

Júbilo y acción de gracias por la salvación

1[5352]¡Hallelú Yah!

Alabad a Yahvé porque es bueno,

porque su misericordia

permanece para siempre.

2[5353]Diga ahora la casa de Israel:

“Su misericordia permanece para siempre.”

3Diga la casa de Aarón:

“Su misericordia permanece para siempre.”

4Digan los que temen a Yahvé:

“Su misericordia permanece para siempre.”

5[5354]En la estrechez invoqué a Yah;

y Yah me escuchó

y me sacó a la anchura.

6[5355]Yahvé está en mi favor, nada temo.

¿Qué podrá hacerme el hombre?

7Yahvé, mi auxiliador, está conmigo

y miraré (confundidos) a mis enemigos.

8Mejor es acogerse a Yahvé

que confiar en el hombre.

9Mejor es acogerse a Yahvé

que confiar en príncipes.

10[5356]Todas las naciones me habían cercado;

en el Nombre de Yahvé las hice pedazos.

11Me envolvieron por todas partes;

en el Nombre de Yahvé las hice pedazos.

12Me rodeaban como abejas,

ardían como fuego de espinas;

en el Nombre de Yahvé las hice pedazos.

13[5357]Empujado, empujado, estuve a punto de caer,

pero Yahvé vino en mi ayuda.

14Mi fuerza y mi valor es Yahvé,

mi Salvador es Él.

15[5358]Voz de exultación y de triunfo

en las tiendas de los justos:

“La diestra de Yahvé ha hecho proezas;

16[5359]la diestra de Yahvé se alzó muy alto,

la diestra de Yahvé ha hecho proezas.

17No moriré, sino que viviré;

y publicaré las hazañas de Yahvé.

18[5360]Me castigó Yah, me castigó,

pero no me entregó a la muerte.”

19[5361]Abridme las puertas de la justicia,

para que entre por ellas

y dé gracias a Yah.

20Esta es la puerta de Yahvé;

entren los justos por ella.

21Te daré gracias porque me escuchaste

y te has hecho mi Salvador.

22[5362]La piedra que rechazaron los constructores

ha venido a ser la piedra angular.

23Obra de Yahvé es esto,

admirable ante nuestros ojos.

24[5363]Este es el día que hizo Yahvé;

alegrémonos por él y celebrémoslo.

25[5364]Sí, oh Yahvé, ¡da la victoria!

Sí, oh Yahvé, ¡da prosperidad!

26Bendito el que viene

en el nombre de Yahvé;

desde la casa de Yahvé os bendecimos.

27[5365]Yahvé es Dios y nos ha iluminado.

Ordenad procesión con ramos frondosos

hasta los cuernos del altar.

28[5366]Mi Dios eres Tú y te doy gracias;

mi Dios eres Tú, quiero alabarte;

29Alabad a Yahvé porque es bueno;

porque su misericordia

permanece para siempre.

SALMO 118 (119)

Elogio de la palabra divina

ALEF.

1[5367]Dichosos aquellos

cuyo camino es perfecto,

que andan tras la Ley de Yahvé.

2[5368]Bienaventurados

los que observan sus instrucciones,

de todo corazón lo buscan,

3[5369]no cometen ninguna iniquidad,

siguen los caminos de Él.

4[5370]Tu diste tus preceptos,

para que sean cuidadosamente guardados.

5¡Ojalá se afirmen mis pasos

hacia la guarda de tus palabras!

6Entonces no quedaré confundido

cuando contemple todos tus mandamientos.

7[5371]Te alabaré por la rectitud de corazón,

aprendiendo los decretos de tu justicia.

8[5372]Tus estatutos guardaré,

de ningún modo me desampares.

BET.

9[5373] ¿Cómo el joven mantendrá puro su camino?

Conservando tus palabras.

10[5374]Con toda mi alma te busco;

no permitas que yo ande errante

al margen de tus mandamientos.

11[5375]En mi corazón escondo tus palabras,

para no pecar contra Ti.

12[5376]Bendito seas, oh Yahvé,

enséñame tus decretos.

13[5377]Con mis labios doy a conocer

todos los oráculos de tu boca.

14[5378]En el camino de tus testimonios me deleito

como quien posee todas las riquezas.

15Quiero meditar en tus preceptos

y contemplar tus caminos;

16[5379]gozarme en tus estatutos,

no olvidar tus palabras.

GUIMEL.

17Haz merced a tu siervo que viva

y guarde tus palabras.

18[5380]Quita el velo a mis ojos,

para que descubra las maravillas de tu Ley.

19[5381]Peregrino soy en la tierra:

no me ocultes tus preceptos.

20[5382]Mi alma se consume

anhelando en todo tiempo tus justificaciones.

21[5383]Increpaste a los infatuados;

malditos esos

que se desvían de tus mandamientos.

22[5384]Aparta de mí el oprobio y el desprecio,

porque sigo tus instrucciones.

23Aunque los príncipes se sientan

y confabulan contra mí,

tu siervo medita tus testimonios;

24[5385]porque tus enseñanzas son mis delicias,

y tus leyes mis consejeros.

DALET.

25[5386]Postrada está mi alma en el polvo;

vuélveme la vida según tu palabra.

26[5387]Te manifesté mis pasos y Tú me escuchaste;

enséñame tus disposiciones.

27[5388]Instrúyeme en el camino de tus designios,

y contemplaré tus maravillas.

28[5389] Mi alma vierte lágrimas de tristeza;

confórtame según tu palabra.

29[5390]Aléjame del camino del error,

y favoréceme con tu Ley.

30[5391]He deseado la senda de la verdad,

he hallado rectos tus juicios.

31[5392]Me apoyo en tus testimonios;

no quieras confundirme, oh Yahvé.

32[5393]Corro por el camino de tus mandamientos,

porque Tú me ensanchas el corazón.

HE.

33Muéstrame, Yahvé,

el camino de tus ordenaciones,

para seguirlo hasta el fin.

34[5394]Dame entendimiento

para que observe tu Ley

y la practique con todo mi corazón.

35[5395]Hazme marchar

por la senda de tus mandamientos,

porque en ella me deleito.

36[5396]Inclina mi corazón hacia tus enseñanzas

y no vaya hacia el lucro.

37[5397]Aparta mis ojos

para que no miren la vanidad;

dame la vida en tu camino.

38[5398]Cumple en tu siervo tu promesa,

hecha para los que te temen.

39Aleja de mí el oprobio que me asusta,

pues tus juicios son tan amables.

40Mira cómo me he aficionado

a tus decretos;

hazme vivir por tu justicia.

VAU.

41[5399]Vengan sobre mí

tus misericordias, oh Yahvé;

y tu salud, según tus oráculos;

42y podré responder

a los que me reprochan

por haber confiado en tus palabras.

43[5400]No quites de mi boca

la palabra de la verdad,

porque en tus designios

tengo puesta mi esperanza.

44[5401]Y guardaré tu Ley para siempre,

en el siglo y por los siglos de los siglos.

45Ancho será el camino en que yo ande,

porque busco tus preceptos.

46[5402]Hablaré de tus enseñanzas

delante de los reyes,

y no me avergonzaré.

47Y me deleitaré con las voluntades tuyas,

que yo amo.

48[5403]Y alzaré mis manos hacia tus mandatos

y meditaré en tus enseñanzas.

ZAIN.

49[5404]Acuérdate de tu palabra a tu siervo,

en la cual me hiciste poner mi esperanza.

50[5405]Esto es lo que me consuela en mi aflicción:

que tu palabra me da vida.

51[5406]Los infatuados hacen burla de mí

hasta el extremo,

pero yo no me aparto de tu Ley.

52[5407]Recuerdo tus antiguos juicios,

oh Yahvé, y quedo consolado.

53[5408]La indignación se enciende en mí

a causa de esos malvados

que abandonan tu Ley.

54[5409]Tus decretos se han hecho cantos para mí

en el lugar de mi destierro.

55[5410]Durante la noche

me acuerdo de tu nombre, oh Yahvé,

y guardaré tu Ley.

56Esta ha sido mi suerte: guardar tus preceptos.

HET.

57[5411]He dicho, oh Yahvé, que mi suerte

es guardar tus palabras.

58[5412]De todo corazón imploro tu rostro;

apiádate de mí conforme a tu promesa.

59Examiné mis caminos,

y volví mis pies hacia tus enseñanzas.

60Me apresuré, y no me he detenido

en guardar tus mandamientos.

61Los lazos de los pecadores me rodean,

mas no he dado tu Ley al olvido.

62A media noche me levanto para alabarte

por tus justos decretos.

63[5413]Estoy asociado a todos los que te temen

y guardan tus preceptos.

64La tierra está llena

de tu misericordia, oh Yahvé,

hazme conocer tus disposiciones.

TET.

65Conforme a tu palabra, oh Yahvé,

has obrado bondadosamente con tu siervo.

66[5414]Enséñame el juicio recto y el conocimiento,

pues confío en tus preceptos.

67Antes que me humillaras anduve descarriado,

mas ahora me atengo a tu palabra.

68[5415]Tú eres bueno y benéfico;

instrúyeme, pues, en tus enseñanzas.

69[5416]Fraguan engaños contra mí los infatuados,

pero yo guardo tus preceptos

con todo mi corazón.

70[5417]El corazón de ellos está craso como sebo,

mas yo tengo tu Ley como deleite.

71[5418]Bueno me ha sido el ser maltratado,

para conocer tus estatutos.

72[5419]Mejor es para mí la Ley de tu boca

que millares de oro y plata.

YOD.

73Tus manos me hicieron

y me formaron;

dame la inteligencia de tus disposiciones.

74[5420]Los que te temen

se alegrarán al verme,

porque puse en tu palabra

toda mi esperanza.

75[5421]Reconozco, Yahvé,

que tus juicios son justos

y que justamente me has humillado.

76Venga ahora tu misericordia a consolarme,

según la promesa que diste a tu siervo.

77[5422]Vengan a mí tus piedades

para que tenga vida,

porque tu Ley hace mis delicias.

78[5423]Confundido quede el fatuo;

mintiendo me ha deformado;

pero yo meditaré en tus mandatos.

79[5424]Diríjanse a mí los que te temen,

los que conocen tus testimonios.

80[5425]Sea mi corazón perfecto según tus leyes,

para que no quede confundido.

CAF.

81[5426]Desfallece mi alma

suspirando por la salud que de Ti viene;

cuento con tu palabra.

82[5427]Desfallecen mis ojos

de tanto esperar tu promesa;

¿cuándo vendrás a consolarme?

83[5428]He venido a ser como pellejo

expuesto al humo,

mas no he olvidado tus estatutos.

84[5429]¿Cuántos son los días de tu siervo?

¿Cuándo juzgarás a los que me persiguen?

85[5430]El infatuado cavó fosas para mí;

él, que es contrario a la Ley.

86[5431]Todos tus mandamientos son verdad;

mas ellos sin causa me persiguen;

ayúdame Tú.

87[5432]Casi me han exterminado del país,

pero yo no abandoné tus preceptos.

88Según tu misericordia, consérvame la vida,

y guardaré los oráculos de tu boca.

LAMED.

89[5433]Tu palabra, oh Yahvé, es eterna,

permanece en el cielo.

90[5434]Tu fidelidad, de generación en generación;

Tú formaste la tierra, y perdura.

91[5435]Como Tú lo dispusiste,

así continúa en todo tiempo,

pues todas las cosas están a tu servicio.

92[5436]Si yo no hubiera puesto

mis delicias en tu Ley,

ya habría perecido en mi angustia.

93No olvidaré nunca tus decretos,

porque en ellos me das la vida.

94[5437]Yo soy tuyo: sálvame,

pues me empeño en hacer tu voluntad.

95[5438]Los pecadores me espían para perderme;

pero yo sigo atento a tus preceptos.

96[5439]A toda perfección le he hallado el límite,

mas tus estatutos no lo tienen.

MEM.

97[5440] ¡Oh Yahvé, cuánto amo tu Ley!

Es mi meditación de todo el día.

98[5441]Tu mandamiento me hace más sabio

que mis enemigos,

porque él está siempre conmigo.

99[5442]Estoy más instruido

que todos mis maestros,

porque tus enseñanzas son mi meditación.

100Entiendo más que los ancianos,

porque observo tus prescripciones.

101Aparto mis pies de toda senda mala,

para ser fiel a tus palabras.

102[5443]No me desvío de tus decretos,

porque me enseñaste Tú.

103¡Cuan dulces son a mi paladar tus palabras!

Mas que la miel a mi boca.

104[5444]Por tus preceptos me hago inteligente;

por eso aborrezco todo camino de iniquidad.

NUN.

105[5445]Antorcha para mis pies es tu palabra,

y luz para mi senda.

106[5446]Juro, y me resuelvo

a guardar tus justas disposiciones.

107[5447]Abatido estoy en gran manera, oh Yahvé;

dame vida según tu palabra.

108[5448]Te sea grata, Yahvé,

la ofrenda de mis labios,

y enséñame tus designios.

109[5449]Tengo constantemente mi vida en la mano,

pero tu Ley no se aparta de mi memoria.

110[5450]Los malvados me tendieron un lazo,

mas yo no me desvié de tus preceptos.

111[5451]Tus decretos son mi herencia para siempre,

porque constituyen

la alegría de mi corazón.

112[5452]He inclinado mi corazón

a cumplir tus estatutos,

para siempre, hasta el fin.

SAMEC.

113[5453]Aborrezco a los de corazón doble

y amo tu Ley.

114Mi protector y mi escudo eres Tú;

mi esperanza está en tu palabra.

115[5454]Alejaos de mí los malvados;

yo escrutaré las disposiciones de mi Dios.

116Sosténme, como lo tienes prometido,

y viviré;

no desalientes mi esperanza.

117[5455]Sé mi apoyo para que sea salvo y tenga

constantemente mis ojos en tus decretos.

118Tú desprecias

a cuantos se apartan de tus órdenes,

pues su pensamiento es engañoso.

119[5456]Yo tengo por escoria

a todos los impíos de la tierra;

por esto amo tus enseñanzas.

120[5457]Ante Ti se estremece de temor mi carne;

tus juicios me llenan de espanto.

AYIN.

121He abrazado la rectitud y la justicia,

no me entregues

en manos de mis opresores.

122[5458]Responde Tú del bien por tu siervo,

no sea que me opriman los infatuados.

123[5459]Mis ojos desfallecen

de tanto desear tu salvación

y la promesa de liberación.

124Haz con tu siervo según tu benignidad,

e instrúyeme en tus enseñanzas.

125Siervo tuyo soy; dame inteligencia,

a fin de que comprenda tus testimonios.

126[5460]Tiempo es ya de obrar, oh Yahvé;

han hecho escarnio de tu Ley.

127Por eso amo yo tus mandamientos,

por sobre el oro, aun el más puro.

128[5461]Por eso he escogido para mí

todos tus preceptos,

y odio todo camino de impostura.

PE.

129[5462]Tus prescripciones son maravillas;

por eso mi alma las observa.

130[5463]La explicación de tus palabras ilumina,

a los simples les da inteligencia.

131[5464]Abro mi boca y suspiro,

ansioso de tus órdenes.

132Vuélvete hacia mí y seme propicio,

como lo haces

con los que aman tu Nombre.

133[5465]Dirige mis pasos mediante tus palabras,

para que no reine en mí

injusticia alguna.

134[5466]Rescátame de la opresión de los hombres,

y seré obediente a tus preceptos.

135Muestra a tu siervo tu Rostro sereno,

y enséñame tus designios.

136[5467]Ríos de agua han corrido de mis ojos,

porque tu Ley no es observada.

SADE.

137Tú eres justo, Yahvé,

y tu juicio es recto.

138[5468]Con justicia has impuesto tus preceptos,

y con gran benignidad.

139[5469]Mi celo me consume,

porque mis adversarios

olvidan tus palabras.

140[5470]Acendrada en extremo es tu palabra,

y tu siervo la ama.

141[5471]Yo soy pequeño, soy despreciado,

mas no olvido tus preceptos.

142Tu justicia es justicia eterna,

y tu Ley es la verdad.

143Angustia y tribulación vinieron sobre mí,

mas tus sentencias son mis delicias.

144[5472]La justicia de tus decretos es eterna;

instrúyeme en ellos y viviré.

QOF.

145[5473]Clamo con todo mi corazón;

escúchame, Yahvé;

quiero obedecer tus voluntades.

146Te he llamado; sálvame Tú,

y cumpliré tus preceptos.

147[5474]Me anticipo a la aurora y grito,

pues tengo mi esperanza en tus palabras.

148Mis ojos se adelantan

a las vigilias de la noche,

para meditar tu palabra.

149Oh Yahvé, escucha mi voz

según tu misericordia,

y vivifícame conforme a tu justificación.

150Se acercan los que me persiguen inicuamente,

los que se alejan de tu Ley.

151Tú, Yahvé, estás cerca;

y todos tus caminos son verdad.

152Desde antiguo tus preceptos me enseñaron

que los estableciste para siempre.

RESCH.

153[5475]Mira mi aflicción y líbrame,

pues no me he olvidado de tu Ley.

154[5476]Defiende Tú mi causa y rescátame,

guarda mi vida, conforme a tu promesa.

155[5477]Lejos está de los impíos la salvación,

porque no se interesan por tus disposiciones.

156[5478]Tus misericordias son muchas, oh Yahvé,

otórgame vida según tus designios.

157Muchos me persiguen y me atribulan,

pero yo no me aparto de tus preceptos.

158[5479]A la vista de los impostores tuve asco;

ellos no hacían caso de tus palabras.

159Mira, Yahvé, que yo amo tus preceptos;

por tu misericordia, consérvame la vida.

160[5480]La suma de tu palabra es la verdad,

y eternos son todos los decretos de tu justicia.

SIN.

161[5481]Me persiguen sin causa

los que tienen poder;

pero mi corazón teme a tus palabras.

162[5482]Y tus oráculos me alegran tanto

como quien halla copioso botín.

163Odio la falsedad y le tengo horror;

pero tu Ley la amo.

164[5483]Siete veces al día te digo mi alabanza

por tus justos juicios.

165[5484]Mucha es la paz de los que aman tu Ley;

para ellos no hay piedra de escándalo.

166Aguardo, Yahvé, tu socorro,

mientras practico tus mandamientos.

167[5485]Mi alma conserva tus enseñanzas,

y las ama sin medida.

168[5486]Sigo tus preceptos y disposiciones,

porque Tú tienes en vista todos mis caminos.

TAU.

169[5487]Llegue a Ti, Yahvé, mi clamor,

adiéstrame según tu palabra.

170Penetre mi súplica hasta llegar a Ti,

y líbrame conforme a tu palabra.

171[5488]Un himno brotará de mis labios

cuando Tú me hayas enseñado

tus justificaciones.

172Cante mi lengua tu palabra,

porque todos tus preceptos son justos.

173[5489]Que tu mano esté cerca para ayudarme,

pues he preferido tus mandamientos.

174[5490]Ansío la salud

que de Ti viene, oh Yahvé,

y en tu Ley he puesto mis delicias.

175[5491]Viva, pues, mi alma para alabarte,

y tus decretos sean mi apoyo.

176[5492]Si me he descarriado,

busca Tú a tú siervo

como oveja perdida,

porque no me he olvidado de tus leyes.

SALMO 119 (120)

Contra la lengua calumniadora

1[5493]Cántico gradual.

A Yahvé clamé

en medio de mi tribulación

y Él me escuchó.

2Yahvé, libra mi alma del labio engañoso,

de la lengua astuta.

3[5494]¿Qué te dará o qué te añadirá (Yahvé),

oh lengua astuta?

4Saetas de un potente

aguzadas en ascuas de retama.

5[5495]¡Ay de mí, advenedizo en Mósoc,

alojado en las tiendas de Cedar!

6Demasiado tiempo ha habitado mi alma

entre los que odian la paz.

7[5496]Yo soy hombre de paz; apenas hablo,

y ellos mueven la guerra.

SALMO 120 (121)

El custodio de Israel

1[5497]Cántico gradual.

Alzo mis ojos hacia los montes:

¿De dónde me vendrá el socorro?

2Mi socorro viene de Yahvé

que creó el cielo y la tierra.

3[5498]¿Permitirá Él que resbale tu pie?

¿O se dormirá el que te guarda?

4No por cierto: no dormirá,

ni siquiera dormitará,

el Custodio de Israel.

5[5499]Es Yahvé quien te custodia;

Yahvé es tu umbráculo

y se mantiene a tu derecha.

6De día no te dañará el sol,

ni de noche la luna.

7Presérvete Yahvé de todo mal;

Él guarde tu alma.

8[5500]Yahvé custodiará tu salida y tu llegada,

ahora y para siempre.

SALMO 121 (122)

Cántico de los peregrinos

1[5501]Cántico gradual. De David.

Me llené de gozo cuando me dijeron:

“Iremos a la Casa de Yahvé.”

2Ya se posan nuestros pies

ante tus puertas, ¡oh Jerusalén!

3[5502]Jerusalén, que estás edificada,

como la ciudad

cuya comunidad le está bien unida.

4[5503]Allá suben las tribus, las tribus de Yah;

es ley para Israel

celebrar allí el Nombre de Yahvé.

5[5504]Allí se han establecido

los tronos para el juicio,

los tronos de la casa de David.

6[5505]Saludad a Jerusalén:

“Gocen de seguridad los que te aman;

7reine la paz dentro de tus muros,

la felicidad en tus palacios.”

8Por amor a mis hermanos y amigos

exclamo: Paz sobre ti.

9[5506]A causa del Templo de Yahvé nuestro Dios

te auguro todo bien.

SALMO 122 (123)

Los ojos fijos en Dios

1[5507]Cántico gradual.

Levanto mis ojos a Ti

que habitas en los cielos.

2[5508]Como los ojos de los siervos

están fijos en las manos de sus señores;

como los ojos de la sierva

en las manos de su señora,

así nuestros ojos están fijos

en Yahvé nuestro Dios,

hasta que se apiade de nosotros.

3Apiádate, Yahvé, senos propicio,

porque estamos colmados de desprecio.

4Nuestra alma está muy harta

del escarnio de los saciados,

del oprobio de los soberbios.

SALMO 123 (124)

El lazo roto

1[5509]Cántico gradual. De David.

Si Yahvé no hubiera estado con nosotros

—dígalo ahora Israel—

2si no hubiera estado Yahvé de nuestra parte

cuando los hombres

se levantaron contra nosotros,

3nos habrían tragado vivos

al inflamarse contra nosotros su furor;

4entonces nos habrían sumergido las aguas,

el torrente habría pasado sobre nosotros

5[5510]y nuestra alma habría caído

bajo las aguas tumultuosas.

6Bendito sea Yahvé que no nos dio

por presa de sus dientes.

7[5511]Nuestra vida escapó como un pájaro

del lazo de los cazadores.

El lazo se ha roto

y hemos quedado libres.

8[5512]Nuestro socorro está

en el Nombre de Yahvé,

el que hizo el cielo y la tierra.

SALMO 124 (125)

Firmeza del monte Sión

1[5513]Cántico gradual.

Los que confían en Yahvé

son como el monte Sión,

que no será conmovido

y permanecerá eternamente.

2[5514]Como Jerusalén está rodeada de montes,

así Yahvé rodea a su pueblo,

ahora y para siempre.

3[5515]No permanecerá, pues,

el cetro de los impíos

sobre la heredad de los justos;

no sea que también los justos

extiendan sus manos hacia la iniquidad.

4Oh Yahvé, derrama tus favores

sobre los buenos y rectos de corazón.

5Pero a los que se desvían

por senderos tortuosos

échelos Yahvé con los obradores de iniquidad.

¡Paz sobre Israel!

SALMO 125 (126)

Oración por la plena restauración del pueblo

1[5516]Cántico gradual.

Cuando Yahvé trajo de nuevo

a los cautivos de Sión,

fue para nosotros como un sueño.

2[5517]Se llenó nuestra boca de risas,

y nuestra lengua de exultación.

Entonces dijeron entre los gentiles:

“Es grande lo que Yahvé ha hecho por ellos.”

3[5518]Sí, Yahvé ha obrado con magnificencia

en favor nuestro;

por eso nos llenamos de gozo.

4[5519]Oh Yahvé, cambia nuestro destino

como los torrentes en el Négueb.

5Los que siembran con lágrimas

segaran con júbilo.

6[5520]Yendo, iban llorosos,

llevando la semilla para la siembra;

volviendo, vendrán con exultación,

trayendo sus gavillas.

SALMO 126 (127)

El esfuerzo humano y el regalo divino

1[5521]Cántico gradual. De Salomón.

Si Yahvé no edifica la casa,

en vano trabajan los que la construyen.

Si Yahvé no guarda la ciudad,

el centinela se desvela en vano.

2[5522]Vano es que os levantéis antes del alba,

que os recojáis tarde a descansar,

que comáis pan de dolores;

porque Él regala a sus amigos

(aun) durante el sueño.

3[5523]Vedlo: don de Yahvé son los hijos,

el fruto del seno es un regalo.

4Como flechas en manos del guerrero,

así son los hijos de la juventud.

5Dichoso el varón

que tiene su aljaba llena de ellos;

no será confundido cuando, en la puerta,

litigue con sus adversarios.

SALMO 127 (128)

El justo bendecido en su hogar

1[5524]Cántico gradual.

Dichoso tú que temes a Yahvé,

que andas en sus caminos.

2Pues comerás del trabajo de tus manos;

serás bendito, te irá bien:

3tu esposa, parra fecunda

en el interior de tu casa;

tus hijos, retoños de olivo

alrededor de tu mesa.

4Así será bendecido el hombre

que teme a Yahvé.

5[5525]Te bendiga Yahvé desde Sión,

para que veas la prosperidad de Jerusalén

todos los días de tu vida;

6para que veas a los hijos de tus hijos.

¡Paz sobre Israel!

SALMO 128 (129)

Contra los enemigos de Israel

1[5526]Cántico gradual.

Mucho me han combatido

desde mi mocedad,

exclame ahora Israel;

2[5527]mucho me combatieron desde mi mocedad,

mas no concluyeron conmigo.

3Sobre mis espaldas araron los aradores;

abrieron largos surcos;

4[5528]mas Yahvé, el Justo,

ha cortado las coyundas de los impíos.

5[5529]Retrocedan confundidos cuantos odian a Sión.

6[5530]Sean como la hierba de los tejados,

que se seca antes de crecer.

7No llena de ella su mano el segador,

ni su regazo el que hace gavillas.

8[5531]No dicen los transeúntes:

“La bendición de Yahvé sea sobre vosotros.”

“Os bendecimos en el Nombre de Yahvé.”

SALMO 129 (130)

“De profundis”

1[5532]Cántico gradual.

Desde lo más profundo clamo a Ti, Yahvé,

2Señor, oye mi voz.

Estén tus oídos atentos al grito de mi súplica.

3[5533]Si Tú recordaras las iniquidades, oh Yah,

Señor ¿quién quedaría en pie?

4[5534]Mas en Ti esta el perdón de los pecados,

a fin de que se te venere.

5[5535]Espero en Yahvé,

mi alma confía en su palabra.

Aguardando está

6[5536]mi alma al Señor,

más que los centinelas el alba.

Más que los centinelas con la aurora

7[5537]cuenta Israel con Yahvé,

porque en Yahvé está la misericordia,

y con Él copiosa redención.

8Y Él mismo redimirá a Israel

de todas sus iniquidades.

SALMO 130 (131)

Infancia espiritual

1[5538]Cántico gradual. De David.

Yahvé, mi corazón (ya) no se engríe

ni son altaneros mis ojos.

No ando tras de grandezas

ni en planes muy difíciles para mí;

2[5539]lejos de eso, he hecho a mi alma

quieta y apaciguada

como un niño que se recuesta

sobre el pecho de su madre;

como ese niño, está mi alma en mí.

3[5540]Oh Israel, espera en Yahvé,

desde ahora y para siempre.

SALMO 131 (132)

La promesa hecha a David

1[5541]Cántico gradual.

Acuérdate, Yahvé, en favor de David,

de toda su solicitud;

2cómo juró a Yahvé,

e hizo al Fuerte de Jacob este voto:

3“No entraré yo a morar en mi casa,

ni subiré al estrado de mi lecho;

4no concederé sueño a mis ojos

ni descanso a mis párpados,

5hasta que halle un sitio para Yahvé,

una morada para el Fuerte de Jacob.”

6[5542]He aquí que le oímos mencionar en Efrata,

encontrámosle en los campos de Yáar.

7Entrábamos en la morada,

para postrarnos

ante el escabel de sus pies.

8[5543]Oh Yahvé, sube a tu mansión estable,

Tú y el Arca de tu majestad.

9Revístanse de justicia tus sacerdotes

y tus santos rebosen de exultación.

10[5544]Por amor de David tu siervo

no rechaces el rostro de tu ungido.

11[5545]Yahvé juró a David

una firme promesa que no retractará:

“Vástago de tu raza pondré sobre tu trono.

12[5546]Si tus hijos guardaren mi alianza,

y los mandamientos que Yo les enseñare,

también los hijos de ellos

se sentarán sobre tu trono perpetuamente.”

13[5547]Porque Yahvé escogió a Sión;

la ha querido para morada suya:

14[5548]“Este es mi reposo para siempre;

aquí habitaré porque la he elegido.

15[5549]Colmaré su mesa de bendiciones,

saciaré de pan a sus pobres.

16[5550]A sus sacerdotes los vestiré de salud,

y sus santos rebosarán de exultación.

17[5551]Allí haré reflorecer el cuerno de David,

allí preparo una lámpara para mi ungido.

18A sus enemigos vestiré de confusión;

mas sobre él refulgirá mi diadema.”

SALMO 132 (133)

El rebaño reunido

1[5552]Cántico gradual. De David.

¡Mirad cuan bueno es y cuan deleitoso

para los hermanos el estar reunidos!

2[5553]Es como el precioso ungüento

sobre la cabeza,

que desciende a la barba,

la barba de Aarón,

y que baja hasta la orla de su vestido.

3[5554]Es como el rocío del Hermón,

que desciende sobre el monte Sión.

Porque allí Yahvé derrama bendición,

vida para siempre.

SALMO 133 (134)

Alabanza perpetua

1[5555]Cántico gradual.

Ea, bendecid a Yahvé,

todos los siervos de Yahvé,

los que estáis en la casa de Yahvé,

en las horas de la noche.

2Alzad vuestras manos

hacia el Santuario,

y bendecid a Yahvé.

3Desde Sión te bendiga Yahvé,

el que hizo el cielo y la tierra.

SALMO 134 (135)

Alabanza de Israel a su Dios

1[5556]¡HalIelú Yah!

Alabad el Nombre de Yahvé;

alabadle vosotros, ciervos de Yahvé,

2los que estáis en la casa de Yahvé,

en los atrios del Templo de nuestro Dios.

3Alabad a Yah

porque es un Señor bueno;

cantad salmos a su Nombre,

porque es suave.

4Porque Yah se eligió a Jacob,

a Israel como su bien propio.

5Porque yo sé esto:

que Yahvé es grande,

y que nuestro Señor es más

que todas las divinidades.

6[5557]Todo cuanto Yahvé quiere lo hace

en el cielo y en la tierra,

en el mar y en todos los abismos.

7[5558]Él trae las nubes

desde el extremo de la tierra,

hace la lluvia con los relámpagos,

saca los vientos de sus depósitos.

8[5559]Él hirió a los primogénitos de Egipto,

desde el hombre hasta el ganado.

9[5560]Envió signos y prodigios

a ti, oh Egipto,

contra Faraón y contra todos sus vasallos.

10[5561]Hirió a muchas naciones,

y mató a reyes poderosos:

11[5562] a Sehón, rey de los amorreos;

y a Og, rey de Basan,

y a todos los reyes de Canaán.

12Y dio en herencia la tierra de ellos,

en herencia a Israel, su pueblo.

13[5563]Yahvé es tu Nombre para siempre;

Yahvé, tu memorial

de generación en generación;

14pues Yahvé protege a su pueblo

y tiene compasión de sus siervos.

15[5564]Los ídolos de los gentiles son plata y oro,

hechuras de manos de hombre:

16tienen boca y no hablan;

tienen ojos y no ven;

17tienen orejas y no oyen,

y no hay aliento en su boca.

18[5565]Semejantes a ellos son quienes los hacen,

quienquiera confía en ellos.

19[5566]Casa de Israel, bendecid a Yahvé;

casa de Aarón, bendecid a Yahvé.

20Casa de Leví, bendecid a Yahvé,

los que adoráis a Yahvé, bendecid a Yahvé.

21[5567]Bendito sea Yahvé desde Sión,

el que mora en Jerusalén.

SALMO 135 (136)

Letanía de la misericordia

1[5568]¡Hallelú Yah!

Alabad a Yahvé porque es bueno,

porque su misericordia es para siempre.

2Alabad al Dios de los dioses,

porque su misericordia es para siempre.

3Alabad al Señor de los señores,

porque su misericordia es para siempre.

4Al que, solo, obra grandes maravillas,

porque su misericordia es para siempre.

5Al que creó los cielos con sabiduría,

porque su misericordia es para siempre.

6Al que afirmó la tierra sobre las aguas,

porque su misericordia es para siempre.

7Al que hizo los grandes luminares,

porque su misericordia es para siempre;

8el sol para presidir el día,

porque su misericordia es para siempre;

9[5569]la luna y las estrellas para presidir la noche,

porque su misericordia es para siempre.

10Al que hirió a los egipcios

en sus primogénitos,

porque su misericordia es para siempre,

11y sacó a Israel de en medio de ellos,

porque su misericordia es para siempre;

12con mano fuerte y brazo extendido,

porque su misericordia es para siempre.

13Al que partió en dos el Mar Rojo,

porque su misericordia es para siempre;

14y llevó a Israel a cruzarlo en el medio,

porque su misericordia es para siempre;

15y precipitó a Faraón y su ejército

en el Mar Rojo,

porque su misericordia es para siempre.

16Al que guió a su pueblo por el desierto,

porque su misericordia es para siempre.

17Al que destrozó a grandes reyes,

porque su misericordia es para siempre;

18y mató a reyes poderosos,

porque su misericordia es para siempre;

19a Sehón, rey de los amorreos,

porque su misericordia es para siempre;

20y a Og, rey de Basan,

porque su misericordia es para siempre;

21[5570]y dio en herencia su tierra,

porque su misericordia es para siempre;

22en herencia a Israel, su siervo,

porque su misericordia es para siempre.

23Al que en nuestro abatimiento

se acordó de nosotros,

porque su misericordia es para siempre;

24y nos libró de nuestros enemigos,

porque su misericordia es para siempre.

25Al que alimenta a toda carne,

porque su misericordia es para siempre.

26Alabad al Dios del cielo,

porque su misericordia es para siempre.

SALMO 136 (137)

Imprecación contra Babilonia

1[5571]Junto a los ríos de Babilonia,

allí nos sentábamos y llorábamos,

acordándonos de Sión.

2En los sauces de aquella tierra

colgábamos nuestras cítaras;

3[5572]porque allí nuestros raptores

nos pedían cánticos,

y nuestros atormentadores alegría:

“Cantadnos de los cantares de Sión.”

4[5573] ¿Cómo cantar un cántico de Yahvé

en tierra extraña?

5Si yo te olvido, oh Jerusalén,

olvídese de sí mi diestra.

6Péguese mi lengua a mi paladar,

si no me acordare de ti;

si no pusiese a Jerusalén

por encima de toda alegría.

7[5574]Acuérdate, Yahvé,

contra los hijos de Edom,

del día de Jerusalén.

Ellos decían: “¡Arrasad,

arrasadla hasta los cimientos!”

8[5575]Hija de Babilonia, la devastada:

dichoso aquel que ha de pagarte

el precio de lo que nos hiciste.

9¡Dichoso el que tomará tus pequeñuelos

y los estrellará contra la peña!

SALMO 137 (138)

La alabanza de los reyes

1[5576]De David.

Quiero celebrarte, Yahvé,

con todo mi corazón,

porque oíste las palabras de mi boca;

quiero cantarte delante de los reyes.

2[5577]Me postraré ante tu santo Templo,

y alabaré tu Nombre

por tu misericordia y tu fidelidad;

porque has engrandecido tu Palabra

sobre todas las cosas.

3[5578]El día en que (te) invoqué Tú me oíste

y multiplicaste la fuerza en mi alma.

4[5579]Te alabarán, Yahvé,

todos los reyes de la tierra

cuando hayan oído los oráculos de tu boca;

5[5580]y cantarán los caminos de Yahvé:

“Grande es ciertamente la gloria de Yahvé.

6Sí, Yahvé, siendo excelso,

pone los ojos en el humilde

y mira como lejos de sí al soberbio.”

7Cuando camino en medio de la tribulación,

Tú conservas mi vida;

tiendes tu mano

contra la ira de mis enemigos,

y tu diestra me salva.

8[5581]Yahvé acabará para mí lo que ha comenzado.

Yahvé, tu misericordia

permanece eternamente;

no abandones la obra de tus manos.

SALMO 138 (139)

Himno a la omnisciencia divina

1[5582]Al maestro de coro. Salmo de David.

Yahvé, Tú me penetras y me conoces.

2Sabes cuando me siento

y cuando me levanto;

de lejos disciernes mis pensamientos.

3Si ando y si descanso Tú lo percibes,

y todos mis caminos te son familiares.

4[5583]No está todavía en mi lengua la palabra,

y Tú, Yahvé, ya la sabes toda.

5Tú me rodeas por detrás y por delante,

y pones tu mano sobre mí.

6[5584]Maravillosa sobremanera

es para mí tal ciencia,

demasiado sublime,

superior a mi alcance.

7[5585]¿Adónde iré que me sustraiga a tu espíritu,

adónde huiré de tu rostro?

8[5586]Si subiere al cielo, allí estás Tú;

si bajare al abismo, Tú estás presente.

9[5587]Si tomare las alas de la aurora,

y me posare en el extremo del mar,

10también allí me conducirá tu mano,

y me tendrá asido tu diestra.

11[5588]Si dijera:

“Al menos las tinieblas me esconderán”,

y a modo de luz me envolviese la noche.

12las mismas tinieblas

no serían oscuras para Ti,

y la noche resplandecería como el día,

la oscuridad como la luz.

13[5589]Tú formaste mis entrañas;

me tejiste en el seno de mi madre.

14Te alabo

porque te has mostrado maravilloso,

porque tus obras son admirables;

largamente conoces mi alma,

15y mi cuerpo no se te ocultaba,

aunque lo plasmabas en la oscuridad,

tejiéndolo bajo la tierra.

16[5590]Tus ojos veían ya mis actos,

y todos están escritos en tu libro;

los días (míos) estaban determinados

antes de que ninguno de ellos fuese.

17[5591]Oh Dios ¡cuán difíciles de comprender

tus designios!

¡Cuán ingente es su número!

18[5592]Si quisiera contarlos,

son más que las arenas;

si llegara al fin,

mi duración sería como la tuya.

19[5593] ¡Oh, si quitaras la vida,

oh Dios, al impío,

y se apartasen de mí

los hombres perversos!

20Porque con disimulo

se rebelan contra Ti;

siendo tus enemigos,

asumen tu Nombre en vano.

21[5594] ¿Acaso no debo odiar, Yahvé,

a los que te odian,

y aborrecer a los que contra Ti se enaltecen?

22Los odio con odio total;

se han hecho mis propios enemigos.

23[5595]Escudríñame, oh Dios, y explora mi corazón,

examíname y observa mi intimidad;

24[5596]mira si ando por el falso camino,

y condúceme por la senda antigua.

SALMO 139 (140)

Oración contra los lazos de la perfidia

1[5597]Al maestro de coro. Salmo de David.

2Líbrame, Yahvé, del hombre malo;

defiéndeme del hombre violento,

3de esos que en su corazón

maquinan cosas perversas,

que provocan contiendas cada día;

4[5598]afilan su lengua como la serpiente,

tienen veneno de áspid bajo sus labios.

5[5599]Sálvame, Yahvé, de las manos del inicuo,

guárdame del impío,

de los que intentan hacerme caer.

6Los soberbios me esconden lazos,

y tienen mallas como red;

me colocan trampas junto al camino.

7[5600]Yo digo a Yahvé: Tú eres mi Dios;

escucha, Yahvé, la voz de mi súplica.

8Señor Yahvé, poderoso auxilio mío,

Tú cubres mi cabeza

en el día de la batalla.

9No satisfagas, Yahvé, los deseos del inicuo,

ni cumplas sus designios.

10[5601]No levanten cabeza los que me asedian;

caiga sobre ellos la malicia de sus lenguas.

11[5602]Lluevan sobre ellos carbones encendidos,

precipítalos en abismos,

para no levantarse más.

12El hombre de mala lengua

no durará en la tierra;

los infortunios caerán de golpe

sobre el violento.

13[5603]Sé que Yahvé tomará la defensa del desvalido,

hará justicia a los pobres.

14Ciertamente los justos celebrarán tu Nombre;

los rectos habitarán en tu presencia.

SALMO 140 (141)

Oración del justo paciente

1[5604]Salmo de David.

Te he invocado, Yahvé,

socórreme pronto;

escucha mi voz cuando te llamo.

2[5605]Como el incienso,

suba hacia Ti mi oración;

sea la elevación de mis manos

el sacrificio vespertino.

3[5606]Pon, Yahvé, una guardia ante mi boca,

un cerrojo en la puerta de mis labios.

4[5607]No dejes inclinar mi corazón a lo malo,

para consumar acciones impías

con hombres que obran la iniquidad;

ni me dejes tener parte en sus delicias.

5[5608]Golpéeme el justo y me corrija:

esto es amor;

mas nunca el óleo del pecador

unja mi cabeza,

y aun se elevará mi oración

en sus prosperidades.

6[5609]Fueron precipitados sus príncipes

junto a la roca,

y habían oído

cuan suaves eran mis palabras.

7Como la tierra

que se trabaja rompiéndola,

mis huesos han sido dislocados,

y la tumba se ha abierto.

8Mas a Ti, Señor Yahvé,

se dirigen mis ojos;

a Ti recurro,

no derrames mi vida.

9Guárdame del lazo

que me han tendido

y de las emboscadas

de los malhechores.

10Caigan juntos los impíos

en sus propias redes

al mismo tiempo que yo me salvare.

SALMO 141 (142)

Oración del abandonado

1[5610]Maskil. De David. Cuando estaba en la cueva. Oración.

2Con (toda) mi voz clamo hacia Yahvé,

a Yahvé imploro con (toda) mi voz.

3[5611]En su presencia derramo mi ansiedad;

ante Él expongo mi angustia.

4[5612]Pues cuando en mí el espíritu

está por desfallecer,

eres Tú quien conoces mi rumbo.

En el camino por donde voy

me han escondido un lazo.

5[5613]Miro hacia mi derecha, buscando,

y no veo a nadie que me reconozca;

no hay adonde huir,

ni quien mire por mi vida.

6A Ti, pues, clamo, Yahvé, diciendo:

“Mi refugio eres Tú,

herencia mía en la tierra de los vivientes.”

7Atiende a mi clamor,

porque he caído en extrema desventura.

Sálvame de los que me persiguen,

porque son más fuertes que yo.

8[5614]Sácame de esta cárcel,

para que dé gracias a tu Nombre.

Conmigo serán coronados los justos

cuando Tú me hayas favorecido.

SALMO 142 (143)

Para saber qué camino seguir

1[5615]Salmo de David.

Yahvé, escucha mi oración,

presta oído a mi súplica según tu fidelidad;

óyeme por tu justicia,

2[5616]y no entres en juicio con tu siervo,

porque ningún viviente

es justo delante de Ti.

3El enemigo persigue mi alma,

ha postrado en tierra mi vida;

me ha encerrado en las tinieblas,

como los ya difuntos.

4El espíritu ha desfallecido en mí,

y mi corazón está helado en mi pecho.

5[5617]Me acuerdo de los días antiguos,

medito en todas tus obras,

contemplo las hazañas de tus manos,

6[5618]y extiendo hacia Ti las mías:

como tierra falta de agua,

mi alma tiene sed de Ti.

7[5619]Escúchame pronto, Yahvé,

porque mi espíritu languidece.

No quieras esconder de mí tu rostro:

sería yo como los que bajaron a la tumba.

8[5620]Hazme sentir al punto tu misericordia,

pues en Ti coloco mi confianza.

Muéstrame el camino que debo seguir,

ya que hacia Ti levanto mi alma.

9Líbrame de mis enemigos, Yahvé;

a Ti me entrego.

10[5621]Enséñame a hacer tu voluntad,

porque Tú eres mi Dios.

Tu Espíritu es bueno;

guíame, pues, por camino llano.

11Por tu Nombre, Yahvé, guarda mi vida;

por tu clemencia

saca mi alma de la angustia.

12[5622]Y por tu gracia acaba con mis enemigos,

y disipa a cuantos atribulan mi alma,

porque soy siervo tuyo.

SALMO 143 (144)

Cántico de victoria

1[5623]De David.

Bendito sea Yahvé, mi piedra;

Él adiestra mis manos para la pelea,

mis dedos para la guerra;

2[5624]Él es mi alcázar y mi libertador,

el broquel con que me cubro;

Él es quien me somete los pueblos.

3[5625]Yahvé ¿qué es el hombre

para que de él te ocupes,

el hijo de hombre para que pienses en él?

4El hombre es semejante al soplo del viento;

sus días, como sombra que pasa.

5[5626]Oh Yahvé, inclina tus cielos y desciende;

toca los montes y humearán.

6Arroja tu rayo y dispérsalos,

asesta tus flechas y desconciértalos.

7[5627]Extiende tu mano desde lo alto y arrebátame

sálvame de las muchas aguas,

del poder de gente extranjera,

8que con la boca habla mentiras,

y con la diestra jura en falso.

9[5628]Quiero cantarte, oh Dios, un cántico nuevo,

con el salterio de diez cuerdas te cantaré:

10[5629] “El que da la victoria a los reyes,

que salvó a David, su siervo,

de la fatal espada,

11me ha salvado y me ha librado

de la mano de gente extranjera,

que con la boca habla mentiras

y con la diestra jura en falso.

12[5630]Nuestros hijos son como plantas

que crecen en la flor de su edad;

nuestras hijas, como columnas de ángulo,

talladas para adorno de un palacio.

13Nuestros graneros están llenos,

rebosantes de toda clase de frutos.

Nuestras ovejas, mil veces fecundas,

se multiplican a miríadas

en nuestros campos;

14nuestros bueyes son robustos.

No hay brechas ni salidas

en nuestros muros

ni llanto en nuestras plazas.”

15[5631]Dichoso el pueblo que tanto tiene;

dichoso el pueblo cuyo Dios es Yahvé.

SALMO 144 (145)

Bondad y majestad del Dios Rey

1[5632]Alabanza. De David.

A Ti, mi Dios Rey, ensalzaré,

y por los siglos de los siglos

bendeciré tu Nombre.

2Te bendeciré cada día;

y alabaré tu Nombre

por los siglos de los siglos.

3[5633]Grande es Yahvé

y digno de suma alabanza;

su grandeza es insondable.

4Una generación anuncia a la otra tus obras,

y proclama tu poder.

5Hablan de la magnífica gloria

de tu Majestad,

y divulgan tus maravillas.

6Cuentan el poderío terrible de tus hechos,

y publican tus grandezas.

7Rememoran el elogio de tu inmensa bondad,

y se gozan de tu justicia (diciendo):

8[5634]“Yahvé es benigno y misericordioso,

magnánimo y grande en clemencia.

9Yahvé es bueno con todos,

y su misericordia se derrama

sobre todas sus creaturas.”

10[5635]Todas tus obras te alabarán, Yahvé,

y tus santos te bendecirán.

11[5636]Publicarán la gloria de tu reino,

y pregonarán tu potestad,

12haciendo conocer a los hijos de los hombres

tu poder

y el magnífico esplendor de tu reino:

13[5637]Tu reino es reino de todos los siglos;

y tu imperio, de generación en generación.

Yahvé es digno de confianza

en todas sus palabras,

y benévolo en todas sus obras.

14[5638]Yahvé sostiene a todos los que caen,

y levanta a todos los agobiados.

15[5639]Los ojos de todos te miran esperando,

y Tú les das a su tiempo el alimento.

16Tú abres la mano

y hartas de bondad a todo viviente.

17[5640]Yahvé es justo en todos sus caminos,

y santo en todas sus obras.

18[5641]Yahvé cerca está de cuantos le invocan,

de todos los que le invocan de veras.

19[5642]Él hace la voluntad de los que le temen,

oye su clamor y los salva.

20[5643]Yahvé conserva a todos los que le aman,

y extermina a todos los impíos.

21Mi boca dirá la alabanza de Yahvé;

y toda carne bendecirá su santo Nombre

por los siglos de los siglos.

SALMO 145 (146)

Confiar en Dios y no en los hombres

1[5644]¡HalIelú Yah!

Alaba a Yahvé, alma mía.

2[5645]Toda mi vida alabaré a Yahvé;

cantaré salmos a mi Dios

mientras yo viva.

3[5646]No pongáis vuestra confianza

en los príncipes,

en un hijo de hombre,

que no puede salvar.

4[5647]Apenas el soplo le abandona,

él vuelve a su polvo,

y entonces se acaban todos sus designios.

5Dichoso en cambio

quien tiene en su ayuda al Dios de Jacob,

y pone su esperanza en Yahvé, su Dios,

6[5648]Creador del cielo y de la tierra,

del mar y de cuanto contienen.

Él conserva siempre su fidelidad;

7hace justicia a los oprimidos,

y da pan a los hambrientos.

Es Yahvé quien desata a los cautivos;

8es Yahvé quien abre los ojos de los ciegos;

Yahvé levanta a los agobiados;

Yahvé ama a los justos;

9Yahvé cuida de los peregrinos;

sustenta al huérfano y a la viuda,

y trastorna los caminos de los malvados.

10[5649]Reinará Yahvé para siempre,

el Dios tuyo, oh Sión, de edad en edad.

¡HalIelú Yah!

SALMO 146 (147, 1-11)

Dios bendice al que cree en su bondad

1[5650]¡Hallelú Yah!

Alabad a Yahvé porque es bueno;

salmodiad al Dios nuestro

porque es amable;

bien le está a Él la alabanza.

2[5651]Es Yahvé quien reconstruye a Jerusalén,

y congrega a los dispersos de Israel;

3[5652]Él quien sana a los de corazón llagado,

y venda sus heridas;

4Él quien fija el número de las estrellas,

y a cada una llama por su nombre.

5[5653]Grande es nuestro Señor,

poderoso en fuerza;

y su sabiduría no tiene medida.

6Yahvé levanta a los humildes,

y abaja hasta la tierra a los impíos.

7Ensalzad a Yahvé con acciones de gracias,

cantad al son de la cítara

salmos a nuestro Dios,

8que cubre el cielo de nubes,

y prepara la lluvia para la tierra;

que en los montes hace brotar hierba,

y plantas para servir al hombre;

9[5654]que da su alimento a los ganados,

y a las crías de los cuervos que pían.

10[5655]Él no se deleita en el vigor del caballo,

ni le agradan los músculos del hombre.

11[5656]La complacencia de Yahvé

está en los que le temen,

los que se fían en su bondad.

SALMO 147

Cántico de la nueva Jerusalén

1[5657]Da gloria a Yahvé, oh Jerusalén;

alaba, oh Sión, a tu Dios.

2[5658]Porque Él ha asegurado

los cerrojos de tus puertas;

ha bendecido tus hijos dentro de ti.

3[5659]Él ha puesto paz en tus fronteras,

y te alimenta de la flor del trigo.

4[5660]Él manda sus órdenes a la tierra;

su palabra corre veloz.

5Él derrama la nieve como copos de lana;

esparce como ceniza la escarcha.

6Él echa su hielo como bocados de pan;

¿quién resistiría su frío?

7[5661]Él envía su palabra

y los derrite;

hace soplar el viento,

y las aguas corren.

8[5662]Él dio a conocer su palabra a Jacob;

sus estatutos y sus mandatos a Israel.

9[5663]No hizo tal con ninguno de los otros pueblos;

a ellos no les manifestó sus disposiciones.

¡Hallelú Yah!

SALMO 148

Aleluya de las creaturas

1[5664]¡Hallelú Yah!

Alabad a Yahvé desde los cielos,

alabadlo en las alturas.

2[5665]Ángeles suyos, alabadlo todos;

alabadle todos, ejércitos suyos.

3Alabadle, sol y luna;

lucientes astros, alabadle todos.

4[5666]Alabadle, cielos de los cielos

y aguas que estáis sobre los cielos:

5[5667]alaben el Nombre de Yahvé,

porque Él lo mandó, y fueron creados.

6[5668]Él los estableció

para siempre y por los siglos;

dio un decreto que no será transgredido.

7[5669]Alabad a Yahvé desde la tierra,

monstruos marinos y todos los abismos;

8fuego y granizo, nieve y nieblas,

vientos tempestuosos,

que ejecutáis sus órdenes;

9montes y collados todos,

árboles frutales y todos los cedros;

10bestias salvajes y todos los ganados,

reptiles y volátiles;

11[5670]reyes de la tierra y pueblos todos,

príncipes y jueces todos de la tierra;

12los jóvenes y también las doncellas,

los ancianos junto con los niños.

13[5671]Alaben el Nombre de Yahvé,

porque solo su Nombre

es digno de alabanza;

su majestad domina la tierra y los cielos.

14[5672]Él ha encumbrado

el cuerno de su pueblo.

Para Él es la alabanza de todos sus santos,

los hijos de Israel,

el pueblo familiar suyo.

¡Hallelú Yah!

SALMO 149

El cántico nuevo

1[5673] ¡Hallelú Yah!

Cantad a Yahvé el cántico nuevo;

resuenen sus alabanzas

en la reunión de los santos.

2[5674]Alégrese Israel en su Hacedor,

y los hijos de Sión regocíjense en su Rey.

3Alaben su Nombre entre danzas;

cántenle al son del tímpano y de la cítara.

4[5675]Porque Yahvé se deleita en su pueblo;

y ha adornado con el triunfo

a los humildes.

5[5676]Salten de alegría los santos por tal gloria,

griten de júbilo desde sus triclinios.

6En su boca vibra el elogio de Dios,

y en sus manos espadas de dos filos,

7[5677]para tomar venganza de las naciones,

y castigar a los gentiles;

8[5678]para atar a sus reyes con grillos,

y a sus magnates con esposas de hierro;

9[5679]para ejecutar en ellos la sentencia escrita.

Gloria es esta para todos sus santos.

¡Hallelú Yah!

SALMO 150

Sinfonía de alabanzas

1[5680]¡Hallelú Yah!

Alabad al Señor en su Santuario,

alabadlo en la sede de su majestad.

2[5681]Alabadlo por las obras de su poder,

alabadlo según su inmensa grandeza.

3[5682]Alabadlo al son de trompeta,

alabadlo con salterio y cítara.

4Alabadlo con tamboril y danza,

alabadlo con cuerdas y flautas.

5[5683]Alabadlo con címbalos sonoros,

alabadlo con címbalos que atruenen.

6[5684]¡Todo lo que respira alabe al Señor!

¡Hallelú Yah!

PROVERBIOS

# · 1 · 2 · 3 · 4 · 5 · 6 · 7 · 8 · 9 · 10 · 11 · 12 · 13 · 14 · 15 · 16 · 17 · 18 · 19 · 20 · 21 · 22 · 23 · 24 · 25 · 26 · 27 · 28 · 29 · 30 · 31

INTRODUCCIÓN

El Libro de los Proverbios no es un código de obligaciones, sino un tratado de felicidad. Dios no habla para ser obedecido como déspota, sino para que le creamos cuando nos entrega, por boca del más sabio de los hombres, los más altos secretos de la Sabiduría (en hebreo jokmah). Se trata de una sabiduría eminentemente práctica, que desciende a veces a los detalles, enseñándonos aun, por ejemplo, a evitar las fianzas imprudentes (cf. 6, 1 y nota; 17, 18 y los pasajes concordantes que allí señalamos); a desconfiar de las fortunas improvisadas (13, 11; 20, 21); del crédito (22, 7) y de los hombres que adulan o prometen grandes cosas (20, 19); a no frecuentar demasiado la casa del amigo, porque es propio de la naturaleza humana que él se harte de nosotros y nos cobre aversión (25, 17). Otras veces nos descubre las más escondidas miserias del corazón humano (verbigracia, 28, 13; 29, 19, etc.), y no vacila en usar expresiones cuya exactitud va acompañada de un exquisito humorismo; verbigracia, el comparar la belleza en una mujer insensata, con un anillo de oro en el hocico de un cerdo (11, 22).

Casi todos los pueblos antiguos han tenido su sabiduría, distinta de la ciencia, y síntesis de la experiencia que enseña a vivir con provecho para ser feliz. Aún hoy se escriben tratados sobre el secreto del triunfo en la vida, del éxito en los negocios, etc. Son sabidurías psicológicas, humanistas, y como tales harto falibles. La sabiduría de la Sagrada Escritura es toda divina, es decir, inspirada por Dios, lo cual implica su inmenso valor. Porque no es ya solo dar fórmulas verdaderas en sí mismas, que pueden hacer del hombre el autor de su propia felicidad, a la manera estoica; sino que es como decir: si tú me crees y te atienes a mis palabras, Yo tu Dios, que soy también tu amantísimo Padre, me obligo a hacerte feliz, comprometiendo en ello toda mi omnipotencia. De ahí el carácter y el valor eminentemente religiosos de este Libro, aun cuando no habla de la vida futura sino de la presente, ni trata de sanciones o premios eternos sino temporales.

El Libro de los Proverbios debe su nombre al versículo 1, 1, donde se dice que su contenido constituyen las “parábolas” o “proverbios” de Salomón. Sin embargo, ni el nombre de parábola, ni el de proverbio, corresponde al hebreo “maschal” (plural meschalim). La Sagrada Escritura llama maschal no solo a las parábolas o semejanzas, sino más bien a todos los poemas didácticos, y en particular a las sentencias y máximas que encierran una enseñanza. Muchas veces el maschal se acerca, por su oscuridad, al enigma.

En el título se expresa el objeto del Libro (ver 1, 1-6). Los primeros nueve capítulos se leen como una introducción que contiene avisos y enseñanzas generales, mientras los capítulos 10-22, forman un cuerpo de cortas sentencias de Salomón, que versan sobre temas variadísimos, no teniendo conexión unas con otras. A ellas se añade un apéndice que trae “las palabras de los sabios” (22, 17-24, 34). Un segundo cuerpo de sentencias salomónicas, compiladas por los varones de Ezequías, se presenta en los capítulos 25-29, a los cuales se agregan tres colecciones: los proverbios de Agur (30, 1-22), los de la madre de Lamuel (31, 1-9) y el elogio de la mujer fuerte (31, 10-31).

El autor del Libro, con excepción de los apéndices, es, según los títulos (1, 1; 10, 1; 25, 1), el rey Salomón, quien en sabiduría no tuvo igual (III Reyes 5, 9 s.), atribuyéndole la Sagrada Escritura “3.000 sentencias y 1.005 canciones” (III Reyes 4, 32). El presente libro de los Proverbios contiene solamente 550, cuarenta de las cuales repetidas casi textualmente.

Los exégetas creen que la última redacción del libro se hizo en tiempos de Esdras.

PRÓLOGO

PROVERBIOS 1

1Proverbios de Salomón, hijo de David, rey de Israel:

2[5685]para aprender sabiduría e instrucción, para entender las palabras sensatas;

3para instruirse en la sabiduría, en la justicia, equidad y rectitud;

4[5686]para enseñar discernimiento a los sencillos, y a los jóvenes conocimientos y discreción.

5Escuche el sabio y acrecerá en saber. El hombre inteligente adquirirá maestría

6[5687]en entender las parábolas y su sentido misterioso, las sentencias de los sabios y sus enigmas.

7[5688]El temor de Yahvé es el principio de la sabiduría; solo los insensatos desprecian la sabiduría y la doctrina.

I. SENTENCIAS GENERALES
Las malas compañías

8[5689]Escucha, hijo mío, la instrucción de tu padre; y no deseches las enseñanzas de tu madre.

9Serán una corona de gracia para tu cabeza, un collar para tu cuello.

10Hijo mío, si los malvados quieren seducirte, no les des oído;

11[5690]si te dicen: “Ven con nosotros; pongamos asechanzas a la vida ajena, tendamos por mero antojo celadas al inocente;

12traguémoslos vivos, como el sepulcro, enteros, como los que descienden a la fosa;

13[5691]y hallaremos preciosas riquezas, henchiremos de despojos nuestras casas.

14Echa tu suerte con nosotros; sea una sola la bolsa de todos nosotros.”

15[5692]Hijo mío, no sigas sus caminos; aparta tu pie de sus senderos;

16porque sus pies corren al mal, van presurosos a derramar sangre.

17[5693]En vano se tiende la red ante los ojos de los pájaros;

18[5694]mas ellos arman asechanzas a su propia sangre, traman maquinaciones contra su propia vida.

19Tal es la senda de los codiciosos de ganancia, quita la vida a los propios dueños.

Llamamiento de la sabiduría

20[5695]La sabiduría clama en las calles, en las plazas levanta su voz;

21llama donde hay más concurso de gente, en las puertas de la ciudad expone su doctrina:

22¿Hasta cuándo, oh necios, amaréis la necedad? ¿Hasta cuándo los burladores se deleitarán en burlas, y odiarán los fatuos la sabiduría?

23[5696]Volveos para (oír) mi instrucción, y derramaré sobre vosotros mi espíritu, quiero enseñaros mis palabras.

24Os convidé y no respondisteis, tendí mis manos, y nadie prestó atención;

25rechazasteis todos mis consejos, y ningún caso hicisteis de mis amonestaciones.

26[5697]Por eso también yo me reiré de vuestra calamidad, y me burlaré cuando os sobrevenga el espanto,

27[5698]cuando os sobrevenga cual huracán el terror, cuando caiga sobre vosotros, como torbellino, la calamidad, y os acometan la angustia y la tribulación.

28[5699]Entonces me llamarán, y no les responderé; madrugarán a buscarme, y no me hallarán,

29[5700]por cuanto aborrecieron la instrucción y abandonaron el temor de Dios,

30no amando mi consejo, y desdeñando mis exhortaciones.

31Comerán los frutos de su conducta, y se saciarán de sus propios consejos.

32Porque la indocilidad lleva a los necios a la muerte, y la prosperidad de los insensatos es causa de su ruina.

33Mas el que me escucha, habitará seguro, y vivirá tranquilo sin temer el mal.

PROVERBIOS 2

Frutos de la sabiduría

1Hijo mío, si acoges mis palabras, y guardas mis preceptos en tu corazón,

2aplicando tu oído a la sabiduría, e inclinando tu corazón a la inteligencia;

3si invocas la prudencia y con tu voz llamas a la inteligencia;

4[5701]si la buscas como la plata, y la exploras como un tesoro,

5[5702]entonces sabrás lo que es el temor de Yahvé, y habrás hallado el conocimiento de Dios.

6Porque Yahvé da la sabiduría; de su boca salen el conocimiento y la inteligencia.

7Él guarda para los buenos la salvación, y es el escudo de los que proceden rectamente;

8[5703]El cubre las sendas de la justicia, y protege los pasos de sus santos.

9[5704]Entonces conocerás la justicia y la equidad, la rectitud y todo sendero bueno.

10[5705]Cuando entrare en tu corazón la sabiduría, y se complaciere tu alma en el conocimiento,

11[5706]velará sobre ti la prudencia, y la inteligencia será tu salvaguardia,

12[5707]para librarte del camino de los malvados, y de los hombres de lengua perversa,

13de aquellos que abandonan el camino recto, para andar por sendas tenebrosas;

14que se alegran haciendo el mal, y se deleitan en las peores perversidades.

15Siguen caminos tortuosos, y perversas son sus andanzas.

16[5708]Ella te librará de la mujer ajena, de la extraña que usa de dulces palabras,

17que deja al compañero de su juventud y se olvida del pacto de su Dios.

18Su casa está en la vereda de la muerte, y sus pasos conducen a la ruina.

19Cuantos entran en ella no retornan, no alcanzan más las sendas de la vida.

20Anda tú, pues, por el camino de los buenos; y sigue las pisadas de los justos.

21[5709]Porque los rectos habitarán la tierra, y los íntegros permanecerán en ella.

22Mas los impíos serán exterminados de la tierra, y desarraigados de ella los pérfidos.

PROVERBIOS 3

La sabiduría y el temor de Dios

1[5710]Hijo mío, no te olvides de mi ley; guarda en tu corazón mis preceptos,

2porque te darán longevidad, (felices) años de vida y prosperidad.

3¡Que nunca la misericordia y la verdad se aparten de ti! Átalas a tu cuello, escríbelas en la tabla de tu corazón.

4Así hallarás gracia y verdadera sabiduría a los ojos de Dios y a los ojos de los hombres.

5[5711]Confía en el Señor con todo tu corazón y no te apoyes en tu propia inteligencia.

6En todas tus empresas piensa en Él, y Él dirigirá tus caminos.

7No te creas sabio a tus ojos, teme a Dios, y huye del mal;

8[5712]será medicina para tu cuerpo, y refrigerio para tus huesos.

9[5713]Honra a Dios con tu hacienda, y con las primicias de todos tus frutos;

10[5714]con eso se llenará de abundancia tus graneros, y tus lagares rebosarán de mosto.

11No deseches, hijo mío, la corrección de Yahvé, ni tengas aversión cuando Él te reprenda.

12[5715]Pues Yahvé castiga a aquel a quien ama, como un padre al hijo en quien se complace.

Preexcelencia de la sabiduría

13[5716]¡Dichoso el hombre que halló la sabiduría, el varón que ha adquirido la inteligencia!

14Mejor es su adquisición que la de la plata; y más preciosos que el oro son sus frutos.

15Ella es más apreciable que las perlas; no hay cosa deseable que la iguale.

16En su diestra (trae) larga vida, en su siniestra riquezas y honores.

17[5717]Sus caminos son caminos deliciosos, y llenas de paz todas sus sendas.

18[5718]Es árbol de vida para los que echan mano de ella, y dichoso el que la tiene asida.

19[5719]Por la sabiduría fundó Dios la tierra, y por la inteligencia estableció los cielos;

20por su ciencia fueron abiertos los abismos; y destilan las nubes rocío.

21Hijo mío, no se aparten ellas de tus ojos; guarda la sabiduría y la prudencia;

22pues serán vida para tu alma y adorno para tu cuello.

23Así seguirás confiado tu camino, y no vacilará tu pie.

24[5720]Te acostarás sin temor; y si te acuestas, tu sueño será dulce.

25[5721]No tendrás que temer repentinos espantos, ni los ataques de los impíos cuando te acometieren;

26[5722]porque Yahvé estará a tu lado, y preservará tu pie de quedar preso.

Caridad y paz con el prójimo

27[5723]No niegues un beneficio al necesitado cuando esté a tu alcance el hacerlo.

28[5724]No digas a tu prójimo: “Vete y vuelve, mañana te daré”, estando en tu poder el (atenderlo).

29[5725]No maquines ningún mal contra tu prójimo mientras él vive tranquilamente contigo.

30Jamás pleitees con nadie sin motivo, si no te ha hecho mal.

31[5726]No envidies al hombre violento, ni sigas sus senderos.

32Porque Yahvé detesta al perverso, pero tiene trato íntimo con los justos.

33Sobre la casa del malvado pesa la maldición de Yahvé, el cual bendice la morada del justo.

34[5727]Se burla de los burladores, y da su gracia a los humildes.

35La gloria es la herencia de los sabios, en tanto que los necios se acarrean ignominia.

PROVERBIOS 4

Exhortación paternal

1[5728]Oíd, hijos, las instrucciones de un padre; y prestad atención para aprender prudencia.

2Pues os enseño buena doctrina, no abandonéis mis lecciones.

3También yo fui hijo de mi padre, tierno y único ante mí madre.

4Él me enseñaba y me decía: Retenga tu corazón mis palabras; observa mis preceptos y vivirás.

5Adquiere la sabiduría, trata de alcanzar la inteligencia; no te olvides de ella, ni te apartes de los dichos de mi boca.

6No la dejes, y ella te guardará; ámala, y será tu defensa.

7[5729]He aquí el principio de la sabiduría: adquirir la sabiduría, y a trueque de todos tus bienes alcanzar la inteligencia.

8[5730]Tenla en gran estima, ella te ensalzará; te honrará cuando la estreches en tus brazos.

9Ornará tu cabeza con una corona de gracia, y te regalará una magnífica diadema.

El recto camino

10Escucha, hijo mío, y recibe mis palabras, para que se multipliquen los años de tu vida.

11Yo te enseño el camino de la sabiduría, te conduzco por los senderos de la rectitud.

12[5731]Andando por ellos no serán acechados tus pasos, y si corres no tropezarás.

13Atente a la instrucción, nunca la dejes; guárdala, porque es tu vida.

14No sigas los caminos de los impíos, no vayas por la ruta de los malvados.

15Esquívala, no pases por ella; apártate de allí y pasa adelante.

16Porque ellos no duermen, si antes no han hecho algún mal; no pueden conciliar el sueño, si no han hecho caer a otro.

17[5732]Comen el pan de la iniquidad, y beben el vino de la violencia.

18[5733]La senda de los justos es como la luz de la mañana, cuyo resplandor crece hasta ser pleno día.

19El camino de los malos, en cambio, es como tinieblas; no saben en qué van a tropezar.

20[5734]Hijo mío, presta atención a mis palabras, inclina tus oídos a mis enseñanzas;

21no se aparten de tus ojos; guárdalas en lo íntimo de tu corazón.

22Son vida para quien las halla, salud para todo su cuerpo.

23Ante toda cosa guardada guarda tu corazón; porque de él mana la vida.

24Evita la perversidad de la lengua, y aleja de ti la maledicencia en el hablar.

25Miren de frente tus ojos, y tus párpados diríjanse a los pasos que des.

26Examina los pasos de tu pie y sean rectos todos tus caminos.

27[5735]No declines ni a la derecha ni a la izquierda, y aparta tu pie del mal.

PROVERBIOS 5

¡Huye de la mujer adúltera!

1Hijo mío, presta atención a mi sabiduría, inclina tu oído a mi enseñanza,

2para que guardes los consejos y tus labios conserven la instrucción.

3[5736]Pues los labios de la mujer extraña destilan miel, y su paladar es más suave que el aceite;

4pero su fin es amargo como el ajenjo, cortante como espada de dos filos.

5Sus pies se encaminan hacia la muerte, sus pasos llevan al scheol.

6No anda por la senda de la vida, va errando por caminos sin saber adónde.

7Pues bien, escuchadme, hijos, y no os apartéis de las palabras de mi boca;

8[5737]desvía de ella tu camino, y no te acerques a la puerta de su casa.

9No sacrifiques tu honor a gente extraña ni tus años a un tirano,

10no sea que extraños se harten de tus bienes, y tus fatigas beneficien a casas ajenas,

11y al fin tengas que gemir, después de consumir tu carne,

12[5738]y hayas de exclamar: “¡Cómo he podido aborrecer la instrucción, y rehusar en mi corazón la corrección!

13Desoí la voz de los que me adoctrinaban y no quise oír a mis maestros.

14Casi he llegado al colmo de los males, en medio del pueblo y de la asamblea.”

15[5739]Bebe el agua de tu aljibe y los raudales que manan de tu pozo.

16¿Por qué derramar fuera tus fuentes, por las plazas las corrientes de tu agua?

17¡Sean para ti solo, y no para los extraños a tu lado!

18¡Sea tu fuente bendita, y alégrate con la esposa de tu mocedad!

19[5740]¡Sea ella la gacela de tu amor, una cierva graciosa, embriáguenle sus pechos perpetuamente, y su amor te encante en todo tiempo!

20¿Por qué, hijo mío, dejarte embaucar por la mujer extraña y abrazar el seno de la ajena?

21[5741]Pues ante Yahvé están los caminos del hombre. Él mira todos sus pasos.

22[5742]El hombre malo será presa de sus propias iniquidades, y quedará enredado en los lazos de su pecado.

23Perecerá por falta de disciplina, y andará perdido a causa de su gran necedad.

PROVERBIOS 6

¡No salgas fiador!

1[5743]Hijo mío, si saliste fiador de tu prójimo. Si tendiste tu mano a un extraño,

2si te ligaste con la palabra de tu boca, y quedaste preso por lo que dijeron tus labios,

3haz esto, hijo mío: Recobra la libertad; ya que has caído en manos de tu prójimo. Ve sin tardanza e importuna a tu amigo.

4No concedas sueño a tus ojos, ni reposo a tus párpados.

5Líbrate, como el corzo, de su mano, como el pájaro de la mano del cazador.

La pereza

6[5744]Ve, oh perezoso, a la hormiga; observa su obra y hazte sabio.

7No tiene juez, ni superior, ni señor,

8y se prepara en el verano su alimento, y recoge su comida al tiempo de la mies.

9[5745]¿Hasta cuándo, perezoso, quedarás acostado? ¿Cuándo despertarás de tu sueño?

10Un poco dormir, un poco dormitar, cruzar un poco las manos para descansar;

11y te sobrevendrá cual salteador la miseria, y la necesidad cual hombre armado.

Contra la doblez

12[5746]Hijo de Belial es el hombre inicuo, anda con perversidad en la boca,

13guiña los ojos, hace señas con los pies, habla con los dedos.

14En su corazón habita la perversidad; urde el mal en todo tiempo, y siembra discordias.

15Por eso vendrá de improviso su ruina, de repente será quebrantado sin que tenga remedio.

Siete vicios

16[5747]Seis son las cosas que aborrece Yahvé, y una séptima abomina su alma:

17Ojos altivos, lengua mentirosa, manos que vierten sangre inocente,

18corazón que maquina designios perversos, pies que corren ligeros tras el mal,

19testigo falso que respira calumnias, y quien siembra discordia entre hermanos.

¡Huye de la mujer adúltera!

20Guarda, hijo mío, la doctrina de tu padre; y no desprecies la enseñanza de tu madre.

21Tenlas siempre atadas a tu corazón, enguirnalda con ellas tu cuello.

22[5748]Te guiarán en tu camino, velarán por ti cuando durmieres; y hablarán contigo al despertar.

23[5749]Porque el precepto es una antorcha, y la ley una luz, y senda de vida son las amonestaciones dadas para corrección.

24Pues te guardarán de la mala mujer, de los halagos seductores de la ajena.

25No codicies en tu corazón la hermosura de ella, no te seduzcan sus ojos.

26[5750]Pues por la prostituta uno es reducido a un pedazo de pan, mientras la casada va a la caza de una vida preciosa.

27[5751]¿Acaso puede un hombre llevar fuego en el seno, sin que ardan sus vestidos?

28¿O andar sobre brasas, sin quemarse los pies?

29Así (sucede con) aquel que se llega a la mujer de su prójimo; no quedará sin castigo quien la tocare.

30¿No es acaso despreciado el ladrón que roba para saciar su apetito cuando tiene hambre?

31Si es hallado, ha de pagar siete veces otro tanto, tendrá que dar hasta toda la sustancia de su casa.

32Quien comete adulterio con una mujer es un insensato; quien hace tal cosa se arruina a sí mismo.

33Cosechará azotes e ignominia, y no se borrará su afrenta.

34[5752]Porque los celos excitan el furor del marido, y no tendrá compasión en el día de la venganza;

35no se aplacará por ninguna indemnización; no aceptará regalos, por grandes que sean.

PROVERBIOS 7

Más advertencias contra la mala mujer

1[5753]Hijo mío, ten en cuenta mis palabras, guarda bien dentro de ti mis enseñanzas.

2Presta atención a mis preceptos, y vivirás; guarda mis mandamientos como la niña de tus ojos.

3Átalos a tus dedos, escríbelos en la tabla de tu corazón.

4[5754]Di a la sabiduría: “¡Tú eres mi hermana!” y llama a la inteligencia pariente tuya,

5[5755]para que te preserve de la mujer extraña, de la ajena con sus lisonjeras palabras.

6[5756]Estaba yo a la ventana de mi casa, mirando a través de las celosías,

7y observando a los necios, advertí entre los mancebos a un joven insensato,

8que pasaba por la calle, junto a la esquina, yendo hacia la casa de ella;

9era al caer de la tarde, cuando ya oscurecía, en horas de la noche y en la oscuridad.

10y he aquí que una mujer le sale al paso, con atavíos de ramera y corazón falso,

11una de esas apasionadas y desenfrenadas, cuyos pies no pueden descansar en casa,

12y que se ponen en acecho, ora en la calle, ora en la plaza, y en todas las esquinas.

13Le echa mano y le besa, y con semblante descarado le dice:

14[5757]“Tenía que ofrecer un sacrificio pacífico, hoy he cumplido mis votos.

15Por eso he salido a tu encuentro, para buscarte, y al fin te he hallado.

16He cubierto con colchas mi lecho, con tapices de hilo recamado de Egipto.

17He perfumado mi dormitorio con mirra, con áloe y cinamomo.

18Ven; embriaguémonos de amores hasta la alborada, entreguémonos a las delicias de la voluptuosidad.

19[5758]Pues el marido no está en casa, emprendió un viaje y está lejos,

20llevando consigo un talego de plata; no volverá a casa hasta el día del plenilunio.”

21Le rinde con la abundancia de sus palabras, le arrastra con los halagos de sus labios.

22Al punto va en pos de ella, como el buey que es llevado al matadero, cual loco que corre para corregir al necio,

23[5759]hasta que una saeta le atraviesa el hígado; como el pájaro que se precipita en la red, sin advertir que es una celada contra su vida.

24Escuchadme, pues, hijos míos, atended las palabras de mi boca.

25No se desvíe tu corazón hacia los caminos de ella, ni sigas errando por sus senderos.

26Porque son muchos los que cayeron traspasados por ella, innumerables los fuertes que le deben la muerte.

27[5760]Su casa es el camino del scheol, que lleva a la morada de la muerte.

PROVERBIOS 8

Invitación de la sabiduría

1[5761]He aquí que la sabiduría levanta la voz, y se hace oír la inteligencia.

2En las altas cimas, junto a la carretera, en las encrucijadas de los caminos es donde se para.

3En las puertas, en las entradas de la ciudad, en los umbrales de las casas, hace ella oír su voz:

4“A vosotros, mortales, me dirijo, mi voz va a los hijos de los hombres.

5Aprended, oh necios, la sabiduría, y vosotros, oh insensatos, la inteligencia.

6Escuchadme que voy a deciros cosas magníficas, y mis labios se abrirán para (enseñar) lo recto.

7Porque verdad proclama mi boca, y mis labios abominan la maldad.

8Justos son todos los dichos de mi boca; nada hay en ellos de torcido o perverso.

9Todos son rectos para quien tiene inteligencia, y justos para quien llegó a entender.

10[5762]Recibid mi instrucción, y no la plata, y la sabiduría, antes que el oro escogido.

11Pues la sabiduría vale más que perlas, y todas las cosas deseables no la igualan.

Preexcelencia de la sabiduría

12[5763]Yo, la sabiduría, habito con la prudencia, y poseo el conocimiento más profundo.

13Temer a Yahvé es detestar el mal; yo abomino la soberbia, la altivez, el mal camino y la boca perversa.

14[5764]Mío es el consejo y la prudencia, mía la inteligencia y mía la fuerza.

15[5765]Por mí reinan los reyes y los príncipes administran la justicia.

16Por mí mandan los gobernantes, los grandes y todos los jueces de la tierra.

17Yo amo a los que me aman; y los que me buscan me hallarán.

18En mi mano están la riqueza y la gloria, los bienes duraderos y la justicia.

19Mi fruto es mejor que el oro más puro, y mis productos son mejores que la plata escogida.

20Yo voy por las sendas de la justicia por medio del recto camino,

21para dar bienes a mis amigos, y henchir sus tesoros.

Origen divino de la sabiduría

22[5766]El Señor me poseyó al principio de sus caminos, antes de sus obras más antiguas.

23Desde la eternidad fui constituida, desde los orígenes, antes que existiera la tierra.

24Antes que los abismos fui engendrada yo; no había aún fuentes ricas en aguas.

25Antes que fuesen asentados los montes; antes que los collados fui yo dada a luz,

26cuando aún no había creado Él la tierra ni los campos, ni el primer polvo del orbe.

27[5767]Cuando estableció los cielos, allí estaba yo; cuando trazó el horizonte sobre la faz del abismo;

28cuando fijó las nubes en lo alto, y dio fuerza a las aguas de la profundidad;

29cuando señaló sus límites al mar, para que las aguas no traspasasen sus orillas; cuando puso los cimientos de la tierra,

30entonces estaba yo con Él, como arquitecto, deleitándome todos los días y me regocijaba delante de Él continuamente.

31[5768]Me holgaba en el orbe de la tierra, teniendo mi delicia en los hijos de los hombres.

32Y ahora, hijos, oídme: Dichosos aquellos que siguen mis caminos.

33Escuchad la instrucción, y sed sabios; y no la rechacéis.

34Bienaventurado el hombre que me oye, y vela a mis puertas día tras día, aguardando en el umbral de mi entrada.

35Porque quien me halla a mí, ha hallado la vida, y alcanza el favor de Yahvé.

36[5769]El que a mí me ofende daña a su propia alma; todos los que me odian, aman la muerte.

PROVERBIOS 9

El banquete de la sabiduría

1[5770]La sabiduría se ha edificado una casa, ha labrado sus siete columnas;

2inmoló sus víctimas, mezcló su vino, y tiene preparada su mesa.

3Envió sus doncellas y clama sobre las cimas más altas de la ciudad:

4[5771]“¡El que es simple venga aquí!” y al falto de inteligencia le dice:

5[5772]“Venid, y comed de mi pan; y bebed el vino que yo he mezclado.

6Dejad ya la necedad, y viviréis, y caminad por la senda de la inteligencia.”

7[5773]Quien reprende al escarnecedor se afrenta a sí mismo, y el que corrige al impío, se acarrea baldón.

8No corrijas al escarnecedor, no sea que te odie; corrige al sabio, y te amará.

9Da al sabio (consejo), y será más sabio; enseña al justo, y crecerá en doctrina.

10[5774]El principio de la sabiduría consiste en el temor de Dios, y conocer al Santo es inteligencia.

11Pues por mí se multiplicarán tus días, y se aumentaran los años de tu vida.

12Si eres sabio, lo serás en bien tuyo, y si mofador, tú solo lo pagarás.

Invitación de la necedad

13[5775]Una mujer insensata y turbulenta, una ignorante que no sabe nada,

14se sienta a la puerta de su casa, sobre una silla, en las colinas de la ciudad,

15para invitar a los que pasan, a los que van por su camino:

16“¡El que es simple, venga aquí!”; y al falto de inteligencia le dice:

17[5776]“Las aguas hurtadas son (más) dulces; y el pan comido clandestinamente es (más) sabroso.”

18[5777]Y él no advierte que allí hay muerte, y que los convidados de ella van a las profundidades del scheol.

II. PRIMERA COLECCIÓN DE SENTENCIAS DE SALOMÓN

PROVERBIOS 10

La sabiduría y la necedad

1[5778] Parábolas de Salomón. Un hijo sabio es la alegría de su padre, y un hijo necio el desconsuelo de su madre.

2[5779]Nada aprovechan los tesoros de iniquidad, pero la justicia libra de la muerte.

3[5780]Yahvé no permite que el justo sufra hambre, al par que desatiende los apetitos de los malvados.

4La mano indolente empobrece, y la mano laboriosa enriquece.

5Quien en verano recoge, es hijo sabio; el que ronca en la siega, se acarrea deshonra.

6La bendición (descansa) sobre la cabeza del justo, mientras los labios de los malvados encubren la maldad.

7La memoria del justo será bendita, pero el nombre de los malos es podredumbre.

8El sabio de corazón acepta los preceptos, el necio de labios, en cambio, caerá.

9[5781]Quien procede con rectitud anda seguro, mas el que tuerce sus caminos vendrá a ser descubierto.

10Quien guiña los ojos causa dolores; y el necio de labios va a la perdición.

11Fuente de vida es la boca del justo; mas los labios de los malvados encubren la injusticia.

12[5782]El odio suscita contiendas, el amor, empero, cubre todas las faltas.

13En los labios del prudente se halla la sabiduría, mas para las espaldas del que no tiene juicio es la vara.

14Los sabios conservan su saber, mas la boca del necio se apresura en causar ruina.

15[5783]La hacienda del rico es su plaza fuerte, la desgracia de los pobres es su misma pobreza.

16Los trabajos del justo son para vida, las ganancias del impío, para pecado.

17Va por senda de vida quien hace caso de la corrección, anda descarriado quien no acepta la reprensión.

18El que disimula el odio tiene labios mentirosos, y quien esparce calumnias es un insensato.

19[5784]En el mucho hablar no falta pecado, el sabio ahorra sus palabras.

20Plata finísima es la lengua del justo, mas el corazón del malvado vale muy poco.

21Nutren a muchos los labios del justo, mas los necios mueren por falta de inteligencia.

22La bendición de Yahvé da prosperidad, nuestro afán no le añade nada.

23Es como un juego para el necio el hacer mal, y para el sensato el ser sabio.

24[5785]Sobrevendrá al impío el mal que teme, mas a los justos se les concede lo que desean.

25Como pasa el torbellino, así desaparece el impío, mas el justo queda cimentado para siempre.

26[5786]Como el agraz para los dientes, y el humo para los ojos, así es el perezoso para el que le manda.

27El temor de Yahvé alarga la vida, mas los años de los malvados serán abreviados.

28[5787]La esperanza de los justos se transforma en gozo, la expectación de los malos en humo.

29El camino de Yahvé es una fortaleza para el hombre recto, pero causa de ruina para los obradores de iniquidad.

30[5788]Nunca vacilará el justo, pero los impíos no subsistirán sobre la tierra.

31La boca del justo brota sabiduría, la lengua perversa será cortada.

32Los labios del justo conocen la benevolencia, mas de la boca de los malvados sale la perversidad.

PROVERBIOS 11

La virtud y el vicio

1[5789]La balanza falsa es abominación para Yahvé, la pesa cabal es lo que le agrada.

2[5790]Si viene la soberbia, viene también la ignominia, mas la sabiduría habita con los humildes.

3[5791]A los rectos los guía su rectitud, a los pérfidos los arruina su propia perfidia.

4[5792]De nada sirven las riquezas en el día de la ira, mas la justicia libra de la muerte.

5La justicia endereza el camino del hombre recto, mientras que el malvado cae por su propia malicia.

6A los rectos los salva su justicia; pero los pérfidos quedan presos en su propia maldad.

7[5793]Con la muerte muere la esperanza del impío, se desvanecen las ilusiones de los inicuos.

8[5794]El justo es librado de la tribulación, y en su lugar será atribulado el malvado.

9[5795]Con su boca el impío arruina a su prójimo, mas los justos se salvan mediante la ciencia.

10Cuando prosperan los justos se alegra la ciudad, y cuando perecen los impíos hay júbilo.

11Con la bendición de los buenos se engrandece un pueblo, la boca de los malos es su ruina.

12[5796]Quien desprecia a su prójimo es un insensato; el varón prudente se calla.

13El maldiciente revela los secretos, mas el de espíritu fiel los mantiene ocultos.

14[5797]Por falta de dirección cae el pueblo; donde abunda el consejo hay bienestar.

15[5798]Sufrirá males quien por otro da fianza, el que rehúsa dar fianza vive tranquilo.

16La mujer graciosa alcanza honor, así como los poderosos adquieren riqueza.

17El misericordioso hace bien a su propia alma, el cruel inflige heridas a su misma carne.

18El trabajo del impío es ilusorio, mas el que siembra justicia tiene segura la recompensa.

19Como la justicia (conduce) a la vida, así el que va tras el mal (corre) a la muerte.

20[5799]El corazón perverso es abominable a Yahvé, pues Él se complace en los que proceden con sinceridad.

21Tarde o temprano será castigado el malvado, pero la descendencia de los justos será puesta en salvo.

22[5800]Anillo de oro en hocico de cerdo es la belleza de una mujer insensata.

23Los deseos de los justos se dirigen solamente al bien: el afán de los malos es encender su ira.

24[5801]Hay quienes reparten liberalmente y se enriquecen; y hay quien ahorra más de lo justo, y permanece pobre.

25El alma benéfica será saciada, y el que riega será regado.

26[5802]Al que retiene el trigo, le maldice el pueblo, mientras que sobre la cabeza del que lo vende desciende bendición.

27Cosa agradable busca quien busca el bien; mas el que busca el mal, (del mal) será alcanzado.

28Quien en sus riquezas confía, caerá, pero el justo, como la fronda del árbol, retoña.

29[5803]Quien perturba su casa, heredará viento, y el necio será esclavo del cuerdo.

30Árbol de vida son los frutos del justo; y quien gana los corazones es sabio.

31[5804]Si el justo ya en la tierra tiene su paga, ¿cuánto más el inicuo y el pecador?

PROVERBIOS 12

Diversas conductas: la del sabio y la del necio

1[5805]Quien ama la corrección, ama la sabiduría; quien odia la corrección es un insensato.

2El bueno gana el favor de Yahvé, el cual condena al hombre de mala intención.

3La malicia no es fundamento firme para el hombre, la raíz de los justos, en cambio, es inconmovible.

4Como la mujer virtuosa es la corona de su marido así la desvergonzada es como carcoma de sus huesos.

5Los pensamientos de los justos son equidad, mas los consejos de los malvados son fraude.

6[5806]Las palabras de los impíos son emboscada a sangre ajena, la boca de los rectos los salva.

7Se da un vuelco a los impíos y dejan de ser, en tanto que la casa de los justos sigue en pie.

8El hombre es alabado según su sabiduría, mas el perverso de corazón es despreciado.

9[5807]Más vale un hombre humilde que sabe ganarse la vida, que el ostentoso que tiene escasez de pan.

10El justo mira por las necesidades de su ganado, mas las entrañas de los impíos son crueles.

11El que labra su tierra se saciará de pan; correr tras cosas vanas es necedad.

12El impío quiere vivir de la presa de los malos, la raíz del justo produce (lo necesario para la vida).

13[5808]El pecado de los labios constituye un lazo peligroso, mas el justo se libra de la angustia.

14Del fruto de su boca se sacia uno de bienes, y según las obras de sus manos será su premio.

15[5809]Al necio su proceder le parece acertado, el sabio, empero, escucha consejos.

16[5810]El necio al momento muestra su ira, el prudente disimula la afrenta.

Pecados de la lengua

17Quien profiere la verdad, propaga la justicia, pero el testigo mentiroso sirve al fraude.

18[5811]Hay quien con la lengua hiere como con espada, mas la lengua del sabio es medicina.

19La palabra veraz es para siempre, la lengua mentirosa solo para un momento.

20[5812]Lleno de fraude es el corazón del que maquina el mal, pero lleno de alegría el de los que aconsejan la paz.

21[5813]Sobre el justo no cae ningún mal, sobre los impíos, empero, una ola de adversidades.

22Abomina Yahvé los labios mentirosos, pero le son gratos quienes obran fielmente.

23[5814]El hombre prudente encubre su saber, mas el corazón de los necios pregona su necedad.

Laboriosidad

24La mano laboriosa será señora, la indolente, tributaria.

25[5815]Las congojas del corazón abaten al hombre, mas una palabra buena le alegra.

26El justo muestra a los otros el camino, el ejemplo de los malos, en cambio, los desvía.

27[5816]El holgazán no asa la caza, pero el laborioso, gana preciosa hacienda.

28En la senda de la justicia está la vida; en el camino que ella traza no hay muerte.

PROVERBIOS 13

Distinta suerte del sabio y del necio

1[5817]El hijo sabio acepta la corrección de su padre; el burlador no hace caso de la reprensión.

2El hombre (de bien) se hartará del fruto de su boca, el alma de los pérfidos, en cambio, de la violencia.

3Quien guarda su boca, guarda su alma; quien habla inconsideradamente se arruina a sí mismo.

4[5818]El perezoso tiene deseos que no se cumplen, el alma del laborioso se saciará.

5El justo aborrece la palabra mentirosa, el impío infama y obra vergonzosamente.

6La justicia protege los pasos del hombre recto, la malicia causa la ruina del pecador.

7[5819]Hay quien se jacta de rico, y nada tiene, y quien se hace el pobre, y es acaudalado.

8[5820]Con las riquezas el hombre (rico) rescata su vida; el pobre, empero, no necesita temer la amenaza.

9[5821]La luz de los justos difunde alegría, en tanto que la lámpara de los impíos se apaga.

10[5822]La soberbia no causa sino querellas, la sabiduría está con los que toman consejo.

11Los bienes ganados sin esfuerzo tienden a desaparecer, mas el que los junta a fuerza de trabajo los aumenta.

12Esperanza que se dilata hace enfermo el corazón; pero es árbol de vida el deseo cumplido.

13[5823]Quien menosprecia la palabra se pierde; quien respeta el precepto será recompensado.

14[5824]La enseñanza del sabio es fuente de vida, para escapar de los lazos de la muerte.

15[5825]Buenos modales ganan favores, mas la conducta de los pérfidos queda estéril.

16Todo varón prudente obra con reflexión, el necio derrama su locura.

17El mensajero infiel se precipita en la desgracia, el mensajero fiel se procura salud.

18Pobreza e ignominia a quien desecha la corrección, honra a quien escucha la amonestación.

19[5826]Deseo cumplido recrea al alma, pero el necio abomina apartarse del mal.

20[5827]Quien anda con sabios, sabio será, quien con necios, acabará siendo necio.

21A los pecadores los persigue la desventura, mas los justos serán recompensados con bienes.

22[5828]Los buenos tienen como herederos los hijos de los hijos; mas la hacienda del pecador queda reservada para el justo.

23[5829]Los barbechos de los pobres dan pan en abundancia, pero hay quien disipa (la hacienda) por falta de juicio.

24Quien hace poco uso de la vara quiere mal a su hijo; el que lo ama, le aplica pronto el castigo.

25[5830]El justo come y satisface su apetito, en tanto que el vientre del malo padece hambre.

PROVERBIOS 14

La sabiduría, maestra de la vida

1[5831]La mujer sabia edifica su casa, la necia con sus manos la derriba.

2El que teme a Yahvé, va por el camino derecho, el que lo menosprecia, camina por sendas tortuosas.

3En la boca del necio está el azote de su orgullo; mas a los sabios les sirven de guarda sus labios.

4Sin bueyes queda vacío el pesebre; en la mies abundante se muestra la fuerza del buey.

5El testigo fiel no miente, el testigo falso, empero, profiere mentiras.

6[5832]El mofador busca la sabiduría, y no da con ella; el varón sensato, en cambio, se instruye fácilmente.

7[5833]Toma tú el rumbo opuesto al que sigue el necio, pues no encuentras en él palabras de sabiduría.

8[5834]La sabiduría del prudente está en conocer su camino, mas a los necios los engaña su necedad.

9[5835]El necio se ríe de la culpa; mas entre los justos mora la gracia.

10El corazón conoce sus propias amarguras, y en su alegría no puede participar ningún extraño.

11La casa de los impíos será arrasada, pero florecerá la morada de los justos.

12[5836]Caminos hay que a los ojos parecen rectos, mas en su remate está la muerte.

13[5837]Aun en la risa siente el corazón su dolor, y la alegría termina en tristeza.

14De sus caminos se harta el insensato, como de sus frutos el hombre de bien.

15[5838]El simple cree cualquier cosa, el hombre cauto mira dónde pone su pie.

16[5839]El sabio es temeroso y se aparta del mal; el fatuo se arroja sin pensar nada.

17El que pronto se enoja comete locuras, y el malicioso será odiado.

18Los simples recibirán por herencia la necedad, mientras los juiciosos se coronan de sabiduría.

19Se postran los malos ante los buenos, y los impíos a las puertas de los justos.

20[5840]El pobre es odioso aun a su propio amigo, el rico tiene numerosos amigos.

21[5841]Peca quien menosprecia a su prójimo, bienaventurado el que se apiada de los pobres.

22¡Cómo yerran los que maquinan el mal! ¡Y cuánta gracia y verdad obtienen los que obran el bien!

23En todo trabajo hay fruto, mas el mucho hablar solo conduce a la miseria.

24[5842]Las riquezas pueden servir de corona para un sabio, mas la necedad de los necios es siempre necedad.

25El testigo veraz salva las vidas; pero el que profiere mentiras es un impostor.

26Del temor de Yahvé viene la confianza del fuerte, y sus hijos tendrán un refugio.

27El temor de Yahvé es fuente de vida para escapar de los lazos de la muerte.

28[5843]La gloria del rey está en el gran número de su pueblo; la escasez de gente es la ruina del príncipe.

29[5844]El tardo en airarse es rico en prudencia, el impaciente pone de manifiesto su necedad.

30[5845]Un corazón tranquilo es vida del cuerpo, carcoma de los huesos es la envidia.

31[5846]Quien oprime al pobre ultraja a su Creador, mas le honra aquel que del necesitado se compadece.

32[5847]Al malvado le pierde su propia malicia; el justo, al contrario, tiene esperanza cuando muere.

33En el corazón del prudente mora la sabiduría; incluso los ignorantes la reconocerán.

34[5848]La justicia enaltece a un pueblo; el pecado es el oprobio de las naciones.

35El ministro sabio es para el rey objeto de favor, el inepto, objeto de ira.

PROVERBIOS 15

Otras ventajas de la sabiduría

1[5849]Una respuesta blanda calma el furor, una palabra áspera excita la ira.

2[5850]La lengua de los sabios hace amable la sabiduría, la boca de los fatuos profiere sandeces.

3En todo lugar están los ojos de Yahvé, observando a malos y buenos.

4Mansedumbre de lengua, árbol de vida; lengua perversa, quebranto del corazón.

5El necio desprecia la corrección de su padre; mas quien acepta la amonestación se hace más sabio.

6En la casa del justo abunda la hacienda; en tanto que en las empresas del impío hay pérdidas.

7La lengua de los sabios difunde la sabiduría; no así el corazón del insensato.

8[5851]Yahvé detesta el sacrificio de los malos, y le agrada la oración de los buenos.

9El camino del malvado es abominación para Yahvé, el cual ama a aquel que sigue la justicia.

10[5852]Lección dura recibe el que abandona el camino; halla la muerte, quien aborrece la corrección.

11[5853]El scheol y el abismo están (patentes) ante Yahvé, ¡cuánto más los corazones de los hombres!

12El burlador no ama al que le reprende, ni se junta con sabios.

13[5854]El corazón alegre hace el rostro amable; mas la tristeza del corazón quebranta el espíritu.

14El corazón inteligente busca la sabiduría, la boca del necio se pace con sandeces.

15Los días del pobre son todos malos; pero la alegría del corazón es un banquete sin fin.

16[5855]Más vale poco con temor de Yahvé, que grandes tesoros con inquietud.

17Mejor un plato de legumbres con amor, que buey cebado y odio a la mesa.

18La ira del hombre provoca contiendas, la mansedumbre apacigua las rencillas.

19El camino del perezoso es como un seto de espinas, la senda de los rectos es llana.

20El hijo sabio es la alegría de su padre, el necio desprecia a su propia madre.

21Le gusta al fatuo la necedad, al prudente el marchar por el recto camino.

22Fracasan los planes si no hay consejo, pero prosperan con numerosos consejeros.

23[5856]Alegrase uno de la (buena) respuesta de su boca; ¡cuán buena una palabra dicha a tiempo!

24El sabio va hacia arriba siguiendo la senda de la vida, para apartarse del scheol que está abajo.

25[5857]Yahvé derriba la casa de los soberbios, y afirma la heredad de la viuda.

26Son abominables a Yahvé los pensamientos de los malos, pero son puras (ante Él) las palabras amables.

27Perturbador de su casa es el codicioso; el que aborrece las dádivas vivirá.

28[5858]El corazón del justo medita para responder, la boca de los impíos rebosa de maldades.

29[5859]Lejos está Yahvé de los malvados, mas oye la oración de los justos.

30La luz de los ojos alegra el corazón, y una buena nueva da fuerza a los huesos.

31Quien escucha la amonestación saludable, morará entre los sabios.

32El que rechaza la corrección desprecia su propia alma, quien escucha la amonestación adquiere entendimiento.

33[5860]El temor de Dios es escuela de sabiduría, y a la gloria precede la humildad.

PROVERBIOS 16

La divina providencia

1[5861]Del hombre es preparar el corazón, mas la respuesta de la lengua viene de Yahvé.

2Todos los caminos parecen limpios a los ojos del hombre, pero es Dios quien pesa los espíritus.

3Encomienda a Yahvé tus planes, y tendrán éxito tus proyectos.

4[5862]Todo lo ha creado Yahvé para su fin, aun al impío para el día aciago.

5[5863]Todo altivo de corazón es abominación para Yahvé, será castigado indefectiblemente.

6Con misericordia y fidelidad se expía la culpa, y con el temor de Dios (el hombre) se aparta del mal.

7Cuando los caminos de un hombre son agradables a Yahvé, Este reconcilia con él a sus enemigos.

8[5864]Mejor poco con justicia, que grandes ganancias con injusticia.

9[5865]El corazón del hombre proyecta sus caminos, pero Yahvé dirige sus pasos.

Deberes del rey

10[5866]Los labios del rey pronuncian oráculos; no peca su boca cuando dicta sentencia.

11[5867]Balanza y platillos justos son de Dios, y obra suya son todas las pesas de la bolsa.

12Aborrecen los reyes a los malhechores, pues la justicia es el apoyo del trono.

13Placen a los reyes los labios justos, y les agradan los que hablan con rectitud.

14La ira del rey anuncio es de muerte; pero el varón sabio la aplaca.

15[5868]El semblante alegre del rey significa vida, y su favor es como nube de lluvia primaveral.

El infinito valor de la sabiduría

16Adquirir sabiduría vale más que el oro, y mejor que la plata es poseer la inteligencia.

17La senda de los justos es huir del mal; guarda su alma el que guarda sus pasos.

18[5869]La soberbia precede a la caída, y la altivez de espíritu a la ruina.

19Mejor ser humilde con los humildes, que repartir despojos con los soberbios.

20[5870]El que está atento a la palabra, saca provecho, y el que confía en Yahvé es dichoso.

21El sabio de corazón es llamado prudente; y la dulzura en el hablar aumenta los frutos de la enseñanza.

22[5871]Fuente de vida es la sabiduría para quien la posee pero el castigo del necio es su necedad.

23El corazón del sabio es maestro de su boca, en sus labios crece la doctrina.

24[5872]Panal de miel son las palabras amables; delicia del alma y medicina de los huesos.

25Camino hay que al hombre le parece recto, pero en su remate está la muerte.

26[5873]El que se afana, para sí se afana; a esto le estimula su boca.

27El hombre perverso se cava la desventura; sobre sus labios hay como llamas de fuego.

28[5874]El hombre depravado provoca contiendas, y el chismoso siembra discordia entre los amigos.

29El inicuo halaga a su prójimo y así lo lleva por malos caminos.

30Cuando uno guiña los ojos maquina maldades, y cuando se muerde los labios, las lleva a cabo.

31Corona de gloria es la canicie, se la halla en el camino de la justicia.

32[5875]El hombre sosegado es superior al valiente, y el que es señor de sí vale más que el conquistador de una ciudad.

33[5876]En el regazo se echan las suertes, pero de Yahvé depende toda decisión.

PROVERBIOS 17

Superioridad del sabio

1[5877]Más vale un bocado de pan seco en paz, que una casa llena de carne de víctimas con discordia.

2Un siervo prudente se hace señor de un hijo desvergonzado, y repartirá la herencia en medio de los hermanos.

3[5878]El crisol prueba la plata, la hornaza el oro, mas los corazones los prueba Yahvé.

4El malvado está atento a labios que infaman; el mentiroso da oídos a la lengua maligna.

5[5879]Quien escarnece al pobre insulta a su Hacedor; y el que se alegra del mal no quedará impune.

6Corona de los ancianos son los hijos de los hijos, y gloria de los hijos, sus padres.

7Al necio no le esta bien el lenguaje sentencioso, ¡cuánto menos al príncipe una lengua mentirosa!

8[5880]Piedra preciosa es la dádiva a los ojos del que la recibe, a cualquier parte que se vuelva tiene éxito.

9[5881]Quien cubre una falta, conquista amistad; quien la propala, desune a los amigos.

10Da más resultado la reprensión en un sensato, que cien azotes en un necio.

11[5882]El malo no busca más que revueltas; pero le será enviado un cruel mensaje.

12[5883]Mejor es dar con una osa que perdió sus cachorros, que con un loco en su locura.

13Quien devuelve mal por bien, no verá su casa libre de desventura.

14[5884]Comenzar un pleito es dar suelta a las aguas; retírate antes que recrudezca la querella.

15Quien absuelve a un reo, y quien condena a un justo, ambos son abominables ante Yahvé.

16¿De qué sirve en manos del insensato la plata? ¿Podrá acaso comprar sabiduría, ya que no posee entendimiento?

17Un amigo ama en todo tiempo, es un hermano nacido para tiempos adversos.

18[5885]Hombre falto de juicio es quien estrecha la mano, y sale por fiador de otros.

19[5886]Quien busca riñas ama el pecado; el que alza su puerta marcha hacia la ruina.

20El corazón perverso no halla dicha, y la lengua dolosa se acarrea calamidad.

21Quien engendra a un necio para pesar suyo será; no tendrá alegría el que lo engendró.

22[5887]El corazón alegre es una excelente medicina; mas un espíritu abatido reseca los huesos.

23El impío acepta regalos ocultamente, para torcer los caminos de la justicia.

24[5888]Ante el rostro del sensato está la sabiduría, pero los ojos del necio vagan hasta el cabo del mundo.

25El hijo necio es la aflicción de su padre, y la amargura de la que le dio a luz.

26No es bueno castigar al justo, ni condenar a príncipes por su rectitud.

27Ahorra sus palabras quien posee la sabiduría, y es de ánimo reservado el que tiene inteligencia.

28[5889]Aun el necio, si calla, es reputado por sabio, y por inteligente, si cierra sus labios.

PROVERBIOS 18

Sabiduría práctica

1[5890]Va tras sus propios deseos el que se separa (del amigo); todo su empeño consiste en pleitear.

2[5891]Al necio no le gusta ser sensato, se deja llevar por los gustos de su corazón.

3[5892]Con la impiedad llega también la ignominia, y con la ignominia la deshonra.

4[5893]Aguas profundas son las palabras de la boca del hombre, torrente caudaloso la fuente de la sabiduría.

5No está bien tener miramientos con el malvado, para torcer el derecho contra un justo.

6Los labios del necio se meten en contiendas, y su boca provoca litigios.

7La boca del necio es su ruina, y sus labios son un lazo para su alma.

8[5894]Las palabras del chismoso son como dulces bocados, penetran hasta lo más hondo de las entrañas.

9Quien es remiso en sus labores, hermano es del que disipa sus bienes.

10[5895]Ciudadela fuerte es el nombre de Yahvé, en ella se refugia el justo y está seguro.

11Las riquezas son para el rico una ciudad fuerte, en su fantasía le parecen una alta muralla.

12[5896]Antes de la caída se engríe el corazón humano, y a la gloria precede la humillación.

13Quien responde antes de escuchar, muestra su insensatez y confusión.

14[5897]El espíritu sostiene al hombre en la flaqueza pero al espíritu abatido ¿quién lo sostendrá?

15El corazón prudente adquiere sabiduría, y el oído de los sabios busca doctrina.

16Los presentes allanan al hombre el camino, y lo llevan a la presencia de los magnates.

17[5898]Inocente parece el que primero expone su causa, pero viene su adversario y lo examina.

18La suerte pone fin a las contiendas, y decide entre los poderosos.

19Un hermano ofendido (resiste) más que una fortaleza, y sus querellas son como los cerrojos de una ciudadela.

20De los frutos de su boca sacia el hombre su vientre; se harta del producto de sus labios.

21[5899]La muerte y la vida están en poder de la lengua; cual sea su uso, tales serán los frutos que se comen.

22[5900]El que halla una esposa halla cosa buena, es un favor que le viene de Yahvé.

23Habla el pobre suplicando, mas el rico responde con aspereza.

24Amigos hay que solo sirven para perdición, pero hay también amigos más adictos que un hermano.

PROVERBIOS 19

La vida social

1Más vale el pobre que vive rectamente, que el rico fatuo y de lengua perversa.

2[5901]Es un mal si el alma carece de ciencia, pues tropieza el que anda precipitado.

3[5902]La necedad le tuerce al hombre sus caminos, y luego murmura su corazón contra Yahvé.

4Las riquezas aumentan mucho el número de los amigos, el pobre, empero, es abandonado de su propio compañero.

5Testigo falso no quedará sin castigo, y no se librará el que profiere mentiras.

6El dadivoso tiene muchos aduladores; todos son amigos del que da regalos.

7Si al pobre le aborrecen todos sus hermanos, ¡Cuánto más se alejarán de él sus amigos! Quiere ganarlos con palabras pero no están a su alcance.

8[5903]El que adquiere inteligencia ama su alma, quien se acomoda a la prudencia hallará la dicha.

9El testigo falso no quedará impune, y el que propala mentiras perecerá.

10[5904]No está bien al necio una vida regalada, mucho menos a un esclavo el mandar a los príncipes.

11El hombre sabio detiene su ira; su gloria es olvidar las injurias.

12Como rugido de león es la ira del rey; y su favor cual rocío sobre el césped.

13Dolor de su padre es el hijo insensato, y gotera continua la mujer rencillosa.

14[5905]Casa y riqueza se heredan de los padres, pero la mujer discreta es don de Yahvé.

15La pereza trae el sueño, y la indolencia el hambre.

16Quien guarda los mandamientos, guarda su alma; mas el que menosprecia los caminos de (Yahvé) morirá.

17[5906]Quien se apiada del pobre, presta a Yahvé, el cual le recompensará su obra.

18[5907]Castiga a tu hijo, pues hay esperanza; pero no te dejes llevar a darle muerte.

19[5908]El que mucho se aíra sufrirá penas, de las cuales aun cuando le libras has de sacarle siempre de nuevo.

20[5909]Escucha el consejo, y acepta la corrección, para que seas sabio en tu fin.

21[5910]Muchos proyectos hay en el corazón del hombre, pero siempre se cumple el designio de Yahvé.

22[5911]Al hombre le gusta ser compasivo; más vale ser pobre que mentiroso.

23El temor de Yahvé conduce a la vida; así queda (el hombre) satisfecho y libre de todo mal.

24[5912]El haragán mete su mano en el plato, pero no la lleva a su boca.

25[5913]Castiga al burlador, y se hace cuerdo el necio; amonesta al sensato y entenderá la sabiduría.

26Quien maltrata a su padre y echa de sí a su madre, es un hijo desvergonzado y sin honor.

27Hijo mío, si dejas de oír consejos, te desviarás de las palabras de la sabiduría.

28El testigo perverso se ríe de la justicia; y la boca de los impíos se traga la iniquidad.

29Los castigos han sido hechos para los burladores, y los azotes para las espaldas de los insensatos.

PROVERBIOS 20

Varias advertencias e instrucciones

1[5914]El vino es mofador, el licor alborotador; nunca será sabio el que a ellos se entrega.

2Semejante al rugido de león es el furor del rey; quien provoca su ira peca contra sí mismo.

3Es honor del hombre abstenerse de altercados; todos los necios se meten en pendencias.

4A causa del frío no ara el perezoso, por eso mendigará en vano en la siega.

5Aguas profundas son los pensamientos del corazón humano, mas el sabio sabe sacarlos.

6[5915]Muchos se jactan de su bondad, pero un hombre fiel, ¿quién lo hallará?

7El justo procede sin tacha, bienaventurados sus hijos después de él.

8El rey, sentado como juez en el trono, con su sola mirada ahuyenta todo lo malo.

9[5916]¿Quién podrá decir: “He purificado mi corazón, limpio estoy de mi pecado”?

10[5917]Peso falso y falsa medida son dos cosas abominables ante Yahvé.

11Ya el niño muestra por sus acciones si su conducta ha de ser pura y recta.

12[5918]El oído que oye, y el ojo que ve, ambas son obras de Yahvé.

13[5919]Huye el sueño, para que no empobrezcas; abre tus ojos, y te saciarás de pan.

14[5920]“Malo, malo”, dice el comprador, pero después de haber comprado se gloría.

15Hay oro y perlas en abundancia, mas la alhaja más preciosa son los labios instruidos.

16Tómate el vestido del que salió fiador por un extraño, y exígele una prenda por lo que debe al extranjero.

17[5921]El pan injustamente adquirido le gusta al hombre, pero después se llena su boca de guijos.

18[5922]Los consejos aseguran el éxito de los proyectos; no hagas la guerra sin previa deliberación.

19[5923]No tengas trato con el que revela secretos y es chismoso, ni con aquel cuyos labios siempre se abren.

20[5924]Si uno maldice a su padre y a su madre, su antorcha se apagará en densas tinieblas.

21Lo que uno comenzó a adquirir apresuradamente, no tiene fin venturoso.

22[5925]No digas: “Yo devolveré el mal”; espera en Yahvé, y Él te salvará.

23Yahvé abomina las pesas falsas, y falsa balanza es cosa mala.

24[5926]Es Yahvé quien dirige los pasos del hombre; ¿qué sabe el hombre de su destino?

25[5927]Es un lazo para el hombre decir a la ligera: “Consagrado”, sin meditar antes de hacer el voto.

26[5928]El rey sabio avienta a los malhechores, y hace pasar sobre ellos la rueda.

27[5929]Antorcha de Yahvé es el espíritu del hombre, escudriña todos los secretos del corazón.

28[5930]Bondad y fidelidad guardan al rey, y la clemencia le afirma el trono.

29Los jóvenes se glorían de su fuerza, el adorno de los ancianos son las canas.

30[5931]Los azotes que hieren son medicina contra el mal, como las llagas que penetran hasta el interior del cuerpo.

PROVERBIOS 21

1[5932]Arroyo de agua es el corazón del rey en las manos de Yahvé, quien lo inclina adonde quiere.

2Parécenle rectos al hombre todos sus caminos, pero el que pesa los corazones es Yahvé.

3[5933]Practicar la justicia y equidad agrada a Yahvé más que el sacrificio.

4[5934]Altivez de ojos y soberbia de corazón, son antorcha de los impíos, son pecados.

5Los pensamientos del diligente dan frutos en abundancia, mas el hombre precipitado no gana más que la pobreza.

6[5935]Amontonar tesoros con lengua artera, es vanidad fugaz de hombres que buscan la muerte.

7La rapiña de los impíos es su ruina, porque rehúsan obrar rectamente.

8El camino del perverso es tortuoso, mas el proceder del honesto es recto.

9[5936]Mejor es habitar en la punta del techo, que en la misma casa al lado de una mujer rencillosa.

10El alma del impío desea el mal, ni siquiera su amigo halla gracia a sus ojos.

11[5937]Por el castigo del burlador escarmienta el necio; el sabio se hace más sabio por la enseñanza.

12El justo contempla la casa del impío, y cómo los impíos corren a la ruina.

13[5938]Quien cierra sus oídos a los clamores del pobre, clamará él mismo y no será oído.

14La dádiva secreta calma la cólera, y el don metido en el seno, la mayor ira.

15[5939]El justo halla su gozo en practicar la justicia, en tanto que los obradores de iniquidad e espantan.

16[5940]El que se desvía del camino de la sabiduría, irá a morar con los muertos.

17El que ama los placeres se empobrece; quien ama el vino y los perfumes no se enriquece.

18[5941]Rescate del justo es el impío, y el de los rectos, el pérfido.

19[5942]Mejor vivir en tierra desierta que con mujer pendenciera y colérica.

20En la casa del sabio hay tesoros deseables y aceite, pero un necio los malbarata.

21[5943]Quien practica la justicia y la misericordia, hallará vida, justicia y honra.

22[5944]El sabio va a la guerra contra una ciudad de héroes y arrasa los baluartes en que ella confiaba.

23[5945]Quien guarda su boca y su lengua, guarda de angustias su alma.

24El soberbio y altanero, burlador es su nombre; obra con insolente furor.

25[5946]Matan al haragán sus deseos; pues sus manos rehúsan trabajar.

26[5947]Todo el día se consume codiciando, mientras el justo da sin tasa.

27El sacrificio del impío es abominable, ¡cuánto más si uno lo ofrece con mala intención!

28[5948]El testigo mentiroso perecerá, pero quien escucha habla para siempre.

29El malvado muestra dureza en su cara, el hombre recto dispone su camino.

30[5949]Contra Yahvé no hay sabiduría, ni prudencia, ni consejo.

31[5950]Se prepara el caballo para el día del combate, pero la victoria viene de Yahvé.

PROVERBIOS 22

1[5951]Vale más el buen nombre que grandes riquezas, y más que la plata y el oro, la buena estima.

2[5952]El rico y el pobre viven en mutua oposición; sin embargo, a entrambos los hizo Yahvé.

3[5953]El prudente ve venir el mal, y se precave, el necio pasa adelante y sufre el daño.

4Frutos de la humildad son: el temor de Dios, riqueza, honra y vida.

5Espinas y lazos hay en el camino del perverso; guarda su alma quien se aleja de ellos.

6Enseña al niño el camino que debe seguir, y llegado a la vejez no se apartará de él.

7[5954]El rico domina a los pobres, y el que toma prestado sirve al que le presta.

8Quien siembra iniquidad cosecha desdicha, y será quebrada la vara de su furor.

9[5955]El ojo compasivo será bendito, porque parte su pan con el pobre.

10[5956]Echa fuera al altivo, y se irá la discordia, cesarán las contiendas y las afrentas.

11Quien ama la pureza de corazón y tiene la gracia del bien hablar, es amigo del rey.

12Los ojos de Yahvé protegen a los sabios, pues Él desbarata los planes de los pérfidos.

13[5957]Dice el perezoso: “Un león anda por la calle; seré devorado en medio de la plaza.”

14[5958]Fosa profunda es la boca de la extraña; quien es objeto de la ira de Yahvé cae en ella.

15[5959]La necedad se pega al corazón del joven, mas la vara de corrección la arroja fuera.

16[5960]Quien oprime al pobre, lo enriquece; quien da al rico, lo empobrece.

III. LOS DICHOS DE LOS SABIOS

17[5961]Inclina tu oído y escucha las palabras de los sabios; aplica tu corazón a mis enseñanzas;

18[5962]porque es cosa dulce conservarlas en tu corazón, y tenerlas siempre prontas en tus labios.

19Para que tu confianza se apoye en Yahvé, quiero hoy darte esta instrucción.

20[5963]¿No te he escrito cosas excelentes en forma de consejos y enseñanzas, 21[5964]para mostrarte la certeza de las palabras de verdad, a fin de que sepas dar claras respuestas a tus mandantes?

Diversos consejos

22No despojes al pobre, porque es pobre, ni oprimas en juicio al desvalido;

23pues Yahvé defenderá su causa y quitará la vida a los que lo despojan.

24No seas de aquellos que se obligan con aquel que no puede dominar su furor,

25no sea que aprendas sus caminos, y prepares un lazo para tu alma.

26[5965]No seas de aquellos que se obligan con apretón de manos, y por deudas ajenas prestan caución.

27Porque si no tienes con qué pagar, te quitarán la cama de debajo de tu cabeza.

28[5966]No trasplantes los hitos antiguos, los que plantaron tus padres.

29Mira al hombre hábil en su trabajo; ante los reyes estará y no quedará entre la plebe.

PROVERBIOS 23

Reglas para la vida social

1Cuando te sientas a comer con uno de los grandes, mira con atención lo que te ponen delante; 2y aplica un cuchillo a tu garganta, si eres un hombre de gran apetito.

3[5967]No muestres avidez de sus delicadas viandas, pues son un manjar engañoso.

4[5968]No te afanes por ganar riquezas; pon coto a tus deseos.

5No fijes tus ojos en las (riquezas) perecederas, pues ellas se toman alas, como de águila y vuelan hacia el cielo.

6No comas pan con el envidioso; no codicies sus delicados manjares;

7[5969]porque así como los pensamientos de su alma es él. “Come y bebe”, te dice; mas su corazón no está contigo.

8Vomitarás el bocado que comiste, y habrás desperdiciado tus amables palabras.

9[5970]No hables a los oídos del necio, pues despreciará tus sabios razonamientos.

10[5971]No trasplantes los hitos antiguos, ni pongas tu pie en los campos de los huérfanos.

11[5972]Porque su vengador es fuerte; Él tomará contra ti la causa de ellos.

12Aplica tu corazón a la instrucción, y tus oídos a los dichos de la sabiduría.

13No ahorres al joven la corrección; puesto que no morirá aunque le castigues con la vara.

14[5973]Si lo castigas con la vara, librarás su alma del scheol.

15[5974]Hijo mío, si tu corazón es sabio, se alegrará mi corazón;

16y se regocijarán mis entrañas cuando tus labios hablen de cosas rectas.

17No envidie tu corazón a los pecadores, antes (persevera) en el temor de Yahvé en todo tiempo.

18Porque hay cosas venideras, y tu esperanza no quedará burlada.

19Escúchame, hijo mío, y sé sabio, endereza tu corazón por la (recta) senda.

20[5975]No seas compañero de los bebedores de vino, ni de los que comen carne sin medida.

21Porque los que beben y comen sin medida, se empobrecen; y la somnolencia los lleva a vestir andrajos.

22Escucha a tu padre que te engendró; y no desprecies a tu madre cuando envejeciere.

23[5976]Adquiere la verdad, y no la vendas, tampoco la sabiduría, la doctrina e inteligencia.

24[5977]Salta de placer el padre del justo, y el que engendra a un sabio tendrá en él su gozo.

25¡Alégrense, pues, tu padre y tu madre; regocíjese la que te dio a luz!

26[5978]Dame, hijo mío, tu corazón, y tus ojos tengan placer en mis caminos;

27[5979]porque fosa honda es la ramera, y pozo angosto la mujer ajena.

28También ella, como un salteador, está al acecho, y aumenta el número de los prevaricadores entre los hombres.

La embriaguez

29[5980]¿Para quién los ayes? ¿Para quién los lamentos? ¿Para quién las riñas? ¿Para quién las querellas? ¿Para quién las heridas sin motivo? ¿Para quién los ojos hinchados?

30Son para los que no pueden separarse del vino, para los que andan en busca de vino aromático.

31No mires el vino cómo rojea; cómo en la copa se refleja su color; ni cómo fluye suavemente.

32Porque al fin muerde como una serpiente, y pica cual basilisco.

33Tus ojos irán tras mujeres extrañas, y tu corazón hablará cosas perversas.

34Serás como un hombre que se acuesta en medio del mar, y duerme sobre la punta de un mástil.

35[5981](Dirás): “Me han apaleado, y no me duele, me han golpeado, y nada siento. Cuando me despierte volveré a tomar de nuevo.”

PROVERBIOS 24

Diversas reglas para ordenar la vida

1[5982]No tengas envidia de los hombres malvados; ni ansia de estar con ellos;

2porque su corazón maquina rapiñas, y sus labios hablan para dañar.

3Con la sabiduría se edifica una casa, y con la prudencia se afirma.

4Con la inteligencia se hinchen sus cámaras de todo lo más precioso y deseable.

5[5983]El hombre sabio está lleno de fuerza; el que tiene sabiduría aumenta su poder.

6Pues con prudentes medidas puedes ganar la guerra, y donde hay muchos consejeros allí está la victoria.

7[5984]Cosa demasiado alta es para el necio la sabiduría; no abrirá él en el foro su boca.

8Quien medita cómo hacer daño será llamado intrigante.

9El afán del insensato consiste en pecar, y abominable para los hombres es el maldiciente.

10Si desfalleces en el día de la prueba, tu fortaleza es poca cosa.

11[5985]Libra a los que son llevados a la muerte; a los que andan vacilando al degolladero, sálvalos.

12[5986]Si dijeres: “¿Cómo saberlo?” ¿Acaso no lo ve Aquel que pesa los corazones? Bien lo sabe Aquel que vela sobre tu vida; Él retribuirá a cada cual según sus obras.

13[5987]Come, hijo mío, miel, porque es buena, y el panal, que es dulce para tu paladar.

14[5988]Tal será para tu alma la sabiduría; si la hallares, el porvenir será tuyo, y tu esperanza no será frustrada.

15No pongas, malvado, asechanzas a la morada del justo, ni devastes el lugar de su reposo.

16[5989]El justo se levanta, aunque caiga siete veces, los impíos, empero, se pierden en el mal.

17[5990]No te goces en la caída de tu enemigo; si sucumbe no se alegre tu corazón,

18no sea que al verlo Yahvé se ofenda y aparte de sobre él su enojo.

19No te irrites a causa de los impíos, ni envidies a los malhechores.

20[5991]Porque no hay porvenir para el malo; la lámpara de los impíos se apagará.

21[5992]Hijo mío, teme a Yahvé y al rey, y no te asocies con los revoltosos;

22porque de repente vendrá sobre ellos su ruina, y la desventura de ambos, ¿quién la conoce?

Otra colección de sentencias

23[5993]También estas son sentencias de los sabios: Es cosa mala hacer acepción de personas en el juicio.

24Quien dice al delincuente: “Tú tienes razón”, será maldito del pueblo y detestado de la gente.

25Y aquellos que lo condenan, serán alabados, y sobre ellos vienen ricas bendiciones.

26[5994]Los labios besa quien responde palabras rectas.

27Haz con esmero tu trabajo de afuera, aplicándolo a tu campo, y luego podrás edificar tu casa.

28[5995]No seas de ligero testigo contra tu prójimo; ¿quieres acaso engañarlo con tus labios?

29[5996]No digas: “Como él me trató, así haré con él, le daré el pago según sus obras.”

30Pasé junto al campo del perezoso, y junto a la viña del insensato;

31y he aquí que espinas brotaban por todas partes, ortigas cubrían su superficie y la cerca de piedra estaba destruida.

32[5997]Lo vi y me puse a reflexionar; lo miré y aprendí esta lección:

33[5998]Un poco dormir, un poco dormitar, cruzar un poco las manos para descansar,

34y sobrevendrá cual salteador la miseria, y como hombre armado, la necesidad.

IV. NUEVA COLECCIÓN DE PROVERBIOS DE SALOMÓN

PROVERBIOS 25

1[5999]También estos son proverbios de Salomón, que compilaron los hombres de Ezequías, rey de Judá.

2[6000]Gloria de Dios es guardar una cosa en lo secreto, y gloria del rey escudriñarla.

3La altura del cielo, la profundidad de la tierra y el corazón del rey, son insondables.

4Separa de la plata la escoria, y el platero podrá hacer un vaso.

5Quita al impío de la presencia del rey, y su trono se fundará sobre la justicia.

6No te jactes delante del rey, ni te pongas en el lugar donde están los grandes.

7[6001]Pues mejor es que te digan: “Sube aquí”; que verte humillado ante el príncipe a quien vieron tus ojos.

Discreción y moderación

8[6002]No empieces inconsideradamente a pleitear, pues, ¿qué harás al fin, cuando tu adversario te ponga en apuros?

9[6003]Defiende tu causa contra tu adversario, pero no reveles el secreto de otro,

10[6004]no sea que el que lo escucha te vitupere, y tu deshonra resulte imborrable.

11Manzana de oro en bandeja de plata, es la palabra dicha a tiempo.

12Zarcillo de oro y collar de plata es para el oído dócil la amonestación de un sabio.

13[6005]Como frescura de nieve en el tiempo de la siega, es un mensajero fiel para el que lo envía; refrigera el ánimo de su dueño.

14[6006]Nubes y vientos sin lluvia, tal es el que se jacta de donaciones que no hizo.

15La paciencia aplaca al príncipe, y la lengua blanda quebranta los huesos.

16[6007]Si hallas miel, come de ella solo tu medida, no sea que harto de ella tengas que vomitarla.

17Frecuenta solamente raras veces la casa de tu vecino, no sea que hastiado de ti te aborrezca.

18[6008]Maza, espada y flecha aguda es aquel que da falso testimonio contra su prójimo.

19Diente quebrado y pie que titubea es la confianza en un pérfido en el día de la angustia.

20[6009]Quitarse la ropa cuando hace frío (y echar) vinagre en el nitro, es como cantar coplas a un corazón afligido.

Amor al enemigo

21Si tu enemigo tiene hambre dale de comer, si tiene sed, dale de beber;

22[6010]así amontonarás ascuas sobre su cabeza, y Yahvé te recompensará.

23[6011]El viento norte disipa la lluvia, y el rostro severo la lengua detractora.

24Mejor es habitar en la punta del techo, que en una casa con mujer pendenciera.

25Agua fresca para un alma sedienta, tal es la buena nueva que viene de tierra lejana.

26[6012]Fuente turbia y manantial corrompido, es el justo que vacila ante el impío.

27[6013]Comer mucha miel no es bueno, así también es dañoso escudriñar la Majestad (divina).

28[6014]Ciudad abierta y sin muro es el hombre que no sabe refrenarse.

PROVERBIOS 26

¿Qué pensar del necio?

1[6015]Como la nieve en el verano, y la lluvia durante la siega, así cuadran al necio los honores.

2[6016]Como el pájaro que escapa y como la golondrina en vuelo, así es la maldición injusta: no se cumple.

3[6017]El látigo para el caballo, el cabestro para el asno, y la vara para las espaldas del insensato.

4[6018]No respondas al necio según su necedad, para que no te hagas semejante a él.

5Responde al necio como su necesidad se merece, para que no se considere como sabio.

6[6019]Quien despacha los negocios por medio de un tonto, es como el que se corta los pies y padece daño.

7Como al cojo le bambolean las piernas, así es el proverbio en la boca del necio.

8[6020]Dar honra a un necio es como ligar la piedra a la honda.

9Una espina que se clava en la mano de un borracho, eso es el proverbio en la boca del fatuo.

10Como arquero que hiere a todos, así es el que toma a sueldo a necios y vagabundos.

11[6021]Como perro que vuelve sobre su vómito, así es el necio que repite sus necedades.

12[6022]Si ves a un hombre que se tiene por sabio, confía más en un loco que en él.

Perezosos y litigiosos

13[6023]Dice el perezoso: “Hay un león en el camino, en las calles está un león.”

14La puerta gira sobre su quicio, y sobre su cama el haragán.

15El perezoso mete su mano en el plato, pero le da fatiga el llevarla a la boca.

16[6024]Se imagina el perezoso ser más sabio que siete que saben dar respuestas prudentes.

17[6025]Agarra un perro por las orejas quien, al pasar, se mete en riñas de otros.

18Como el loco que arroja llamas, saetas y muerte,

19así es el que engaña a su prójimo, y le dice luego: “Solo lo hice por broma.”

Chismosos y maliciosos

20[6026]Faltando la leña, se apaga el fuego; así también, si no hay chismoso, cesa la discordia.

21Como el carbón para las brasas y la leña para el fuego, así es, el rencilloso para atizar contiendas.

22Las palabras del chismoso son como golosinas, mas penetran hasta lo más hondo de las entrañas.

23[6027]Como barniz de plata sobre vasija de barro, así son los labios lisonjeros y un corazón ruin.

24El que odia disfraza sus labios, pero en su interior maquina engaños.

25[6028]Cuando habla en tono suavísimo, no te fíes de él; pues en su corazón abriga siete abominaciones.

26Esconde su odio con disimulo; mas su falsía será descubierta en pública asamblea.

27[6029]El que cava una fosa, cae en ella, y la piedra se echa encima del que la hace rodar.

28[6030]La lengua mentirosa odia a quienes hirió, y la boca lisonjera es causa de la ruina.

PROVERBIOS 27

Sentencias diversas

1[6031]No te jactes del día de mañana, ya que no sabes qué dará de sí el día (siguiente).

2[6032]Alábete otro, y no tu boca; un extraño, y no tus labios.

3Pesada es la piedra, y una carga la arena, pero más gravosa que ambas cosas es la ira del necio.

4Cruel es la cólera e impetuoso el furor; pero, ¿quién es capaz de suprimir los celos?

5Más vale una reprensión abierta que una amistad que no se manifiesta.

6Son sinceras las heridas hechas por quien ama, pero engañosos los besos del que odia.

7[6033]El harto pisotea el panal, para el hambriento todo lo amargo es dulce.

8[6034]Como ave que se aleja de su nido, así es el hombre que abandona su lugar.

9Como perfumes e incienso deleitan el corazón, así el alma encuentra dulzura en el consejo de un amigo.

10[6035]No abandones a tu amigo, ni al amigo de tu padre, y en el día de tu dolor no vayas a la casa de tu hermano. Más vale vecino cercano que hermano lejano.

11[6036]Sé sabio, hijo mío, y alegra mi corazón; para que pueda yo responder a quien me afrenta.

12El hombre cauto divisa el peligro y se esconde; el incauto sigue adelante y sufre el daño.

13[6037]Quítale el vestido, pues salió de fiador por otro, y tómale prenda para satisfacer a la mujer extraña.

14[6038]Bendecir al amigo a grandes voces y muy de mañana, es reputado como una maldición.

15[6039]Gotera continua en tiempo de lluvia, y mujer rencillosa, cosa igual;

16querer guardarla es guardar los vientos, y retener en la mano el aceite.

17Hierro con hierro se aguza; así un hombre aguza a otro.

18Quien cultiva una higuera comerá su fruto; quien cuida a su señor será honrado.

19[6040]Como en el agua rostro (corresponde) a rostro, así el corazón del hombre al hombre.

20[6041]El scheol y el abismo no se sacian nunca; así tampoco los ojos del hombre.

21[6042]El crisol prueba la plata, la hornaza el oro; así le prueba al hombre la boca que le alaba.

22Aunque majares al necio en un mortero, como se maja el trigo con el pisón, no por eso se apartará de él su necedad.

23[6043]Conoce bien tus ovejas y cuida de tus rebaños,

24porque no duran siempre las riquezas, ni la corona de generación en generación.

25[6044]Brota el pasto, aparece la hierba y se recoge el heno de los montes;

26entonces los corderos te darán el vestido, los cabritos el precio del campo,

27y las cabras leche en abundancia para tu alimento, para el sustento de tu casa y la vida de tus criadas.

PROVERBIOS 28

1[6045]Huye el impío sin que nadie le persiga; el justo, como león, se siente seguro.

2[6046]Por sus pecados un país tiene muchos gobernantes, pero uno, sabio y prudente, hace el orden estable.

3El pobre que oprime a los pobres, es como una lluvia que arrastra todo y trae carestía.

4Los que abandonan la Ley, alaban al malvado; los que la guardan, contra él se indignan.

5Los malos no entienden lo que es justo; pero quien busca a Yahvé lo entiende todo.

6Más vale un pobre que vive rectamente, que un acaudalado de perversas costumbres.

7El que observa la Ley es hijo prudente: mas quien es compañero de comilones deshonra a su padre.

8[6047]Quien con logro y usura aumenta sus riquezas, las acumula para el que tiene compasión de los pobres.

9[6048]El que aparta su oído para no oír la Ley, su misma oración es objeto de maldición.

10[6049]Quien extravía a buenos llevándolos por malas sendas caerá él mismo en su propia fosa, y los buenos heredarán sus bienes.

11El rico se tiene por sabio; pero un pobre inteligente le quita la máscara.

12[6050]Cuando triunfan los justos hay gran gloria, pero cuando se encumbran los malos, se esconden todos.

13[6051]El que encubre sus pecados no prosperará, mas el que los confiesa y abandona, conseguirá perdón.

14[6052]Bienaventurado el hombre que anda siempre temeroso; los de duro corazón caen en el mal.

15León rugiente y oso hambriento, tal es un príncipe malo, que reina sobre un pueblo pobre.

16[6053]El príncipe falto de prudencia será un gran opresor; pero el que odia la codicia, vivirá muchos años.

17El hombre reo de sangre humana, corre al sepulcro; ¡no se lo detenga!

18Quien anda en integridad será salvo, mas el que anda por caminos perversos al fin caerá.

19Quien labra su tierra, tendrá pan en abundancia, quien se junta con los ociosos se saciará de pobreza.

20[6054]El hombre probo será colmado de bendiciones; mas el que se afana por atesorar no quedará impune.

21[6055]No es bueno hacer acepción de personas; hay hombres que hacen un crimen por un bocado de pan.

22[6056]El envidioso va apurado tras las riquezas; no advierte que le sobrevendrá la pobreza.

23Quien a otro corrige, halla después mayor gracia que aquel que lisonjea con la lengua.

24[6057]El que roba algo a su padre y a su madre, y dice: “No es pecado”, es compañero del criminal.

25El hombre codicioso suscita querellas, mas el que espera en Yahvé prosperará.

26El que confía en sí mismo, es un insensato; quien procede con sabiduría, ese será salvo.

27[6058]El que da al pobre, no padecerá penuria; quien aparta de él los ojos será colmado de maldiciones.

28Cuando se levantan los malvados, se esconden los hombres; mas cuando perecen, crece el número de los justos.

PROVERBIOS 29

1[6059]El que a pesar de la corrección endurece la cerviz, será quebrantado de improviso y sin remedio.

2Cuando aumenta el número de los justos se goza el pueblo, mas si los malos llegan al poder, el pueblo gime.

3El que ama la sabiduría alegra a su padre; quien frecuenta rameras, disipa sus bienes.

4Por medio de la justicia, el rey cimenta el estado, pero el que cede al cohecho, lo arruina.

5[6060]El que adula a su prójimo, le tiende una red a sus pies.

6[6061]La prevaricación del malvado le es un lazo, en tanto que el justo canta alegremente.

7[6062]El justo estudia la causa del pobre, el impío se hace el desentendido.

8Los altaneros alborotan una ciudad; los sabios aplacan los ánimos agitados.

9[6063]Si un sabio disputa con un necio, ora se enoje ora se ría, no habrá paz.

10[6064]Los hombres sanguinarios odian al íntegro, mientras los justos procuran defenderlo.

11El necio desfoga toda su ira; el sabio la enfrena y la apacigua.

12[6065]El príncipe que da oído a palabras mentirosas, no tendrá sino servidores malos.

13[6066]Frente al pobre está el opresor; y es Yahvé quien alumbra los ojos de entrambos.

14Un rey que juzga con justicia a los pobres, hace estable su trono para siempre.

15La vara y la corrección dan sabiduría, el muchacho mimado es la vergüenza de su madre.

16[6067]Creciendo el número de los malos, crecen los crímenes, pero los justos verán la ruina de ellos.

17Corrige a tu hijo, y será tu consuelo, y las delicias de tu alma.

18[6068]Faltando la palabra profética, el pueblo anda sin rienda; ¡dichoso el que observa la Ley!

19[6069]El esclavo no se corrige con solas palabras; comprende bien, pero no cumple.

20[6070]¿Has visto a un hombre que habla precipitadamente? más que de él espera de un loco.

21[6071]El que mima a su esclavo desde la niñez, al fin lo encontrará contumaz.

22[6072]El hombre colérico provoca peleas, y el violento cae en muchos pecados.

23[6073]La soberbia humilla al hombre, mas el humilde de espíritu será ensalzado.

24[6074]El cómplice de un ladrón odia su propia vida, pues oye la maldición y no dice nada.

25[6075]Quien teme al hombre, se prepara un lazo, pero el que confía en Yahvé será puesto en salvo.

26Muchos buscan el favor del príncipe; pero es Yahvé quien juzga a cada uno.

27Abominación de los justos es el hombre malvado, y abominación de los malvados quien procede rectamente.

V. APÉNDICES

PROVERBIOS 30

Palabras de Agur

1[6076] Palabras de Agur, hijo de Jaqué, de Masá. Palabras que este varón dijo a Itiel, a Itiel y a Ucal:

2[6077]Soy más torpe que hombre alguno, no tengo la inteligencia de otros.

3[6078]No he aprendido la sabiduría, y no conozco la ciencia del Santo.

4[6079]¿Quién jamás subió al cielo y descendió? ¿Quién encerró los vientos en sus puños? ¿Quién envolvió las aguas en un manto? ¿Quién dio estabilidad a todos los confines de la tierra? ¿Cuál es su nombre, y qué nombre tiene su hijo? ¿Lo sabes acaso?

5[6080]Toda palabra de Dios es acrisolada, es escudo de los que buscan en Él su amparo.

6[6081]No añadas nada a sus palabras; no sea que Él te reprenda y seas hallado falsario.

7Dos cosas te pido, no me las niegues antes que muera:

8[6082]Aparta de mí la vanidad y la mentira, y no me des ni pobreza ni riquezas; dame solamente el pan que necesito,

9no sea que harto yo reniegue (de Ti) y diga: “¿Quién es Yahvé?” o que, empobrecido, me ponga a robar y blasfemar del nombre de mi Dios.

10No difames al siervo ante su señor, no sea que te maldiga, y tú tengas que pagarlo.

11[6083]Ralea hay que maldice a su padre, y no bendice a su madre.

12[6084]Hay gente que se tiene por limpia, sin lavarse de sus inmundicias.

13[6085]Otros hay que miran con ojos altivos, con párpados levantados en alto.

14[6086]Y hay también hombres cuyos dientes son espadas, y sus muelas cuchillos, para devorar a los pobres de la tierra y a los desvalidos de entre los hombres.

15[6087]La sanguijuela tiene dos hijas: “¡Dame, dame!” Tres cosas hay insaciables, y también una cuarta, que jamás dicen: “¡Basta!”:

16el scheol, el seno estéril, la tierra que nunca se harta de agua, y el fuego que jamás dice: “¡Basta!”

17Ojos que escarnecen al padre, y no miran con respeto a la madre; sáquenlos los cuervos del torrente y los aguiluchos los coman.

18Tres cosas hay demasiado maravillosas para mí, y una cuarta que no entiendo:

19[6088]el rastro del águila en el aire, el rastro de la culebra sobre la peña, el rastro de la nave en medio del mar, y el rastro del hombre en la doncella.

20[6089]Tal es también el proceder de la mujer adúltera; come, se limpia la boca, y dice: “No he hecho cosa mala.”

21Bajo tres cosas tiembla la tierra, y también bajo una cuarta que no puede soportar:

22[6090]bajo un siervo que llega a reinar, bajo un necio que tiene mucha comida,

23bajo una aborrecida que halla marido, y bajo la esclava que hereda a su señora.

24Hay sobre la tierra cuatro animales pequeños que son más sabios que los sabios:

25las hormigas, pueblo sin fuerza, que al tiempo de la mies se prepara su provisión;

26el tejón, animal endeble, que entre las peñas coloca su madriguera;

27las langostas, que sin tener rey salen todas bien ordenadas;

28el lagarto que puedes asir con la mano, y, sin embargo, se aloja en los palacios de los reyes.

29[6091]Tres seres hay de paso gallardo, y también un cuarto que anda con gallardía:

30el león, el más valiente de los animales, que no retrocede ante nadie;

31el (gallo) que anda erguido, el macho cabrío, y el rey al frente de su ejército.

32[6092]Si te has engreído neciamente, o si pensaste hacer mal; mano a la boca.

33Comprimiendo la leche se hace la manteca; comprimiendo la nariz, sale sangre; y comprimiendo la ira, se producen contiendas.

PROVERBIOS 31

Proverbios de Lamuel

1[6093]Palabras del rey Lamuel, de Masa, (sentencias) que le enseñó su madre.

2¿Qué, hijo mío, qué, hijo de mis entrañas, que, hijo de mis votos (te diré)?

3No des tu vigor a las mujeres, ni tu fuerza a las que son la ruina de los reyes.

4[6094]No conviene a los reyes, Lamuel; no conviene a los reyes beber vino, ni a los príncipes, tomar bebidas embriagantes.

5Si los toman se olvidan de la ley, y pervierten el derecho de los pobres.

6[6095]Dad los licores a los que perecen, y el vino a los amargos de espíritu.

7Beban y olviden su miseria, y no se acuerden más de sus penas.

8[6096]Abre tu boca en favor del mudo, en defensa de todos los desamparados.

9Abre tu boca para juzgar con justicia, y haz justicia al desvalido y al pobre.

Elogio de la mujer fuerte

10[6097]Una mujer fuerte, ¿quién podrá hallarla? Mucho mayor que de perlas es su precio.

11[6098]Confía en ella el corazón de su marido, el cual no tiene necesidad de tomar botín (a otros).

12Le hace siempre bien, y nunca mal, todos los días de su vida.

13[6099]Busca lana y lino y trabaja con la destreza de sus manos.

14Es como navío de mercader, trae de lejos su pan.

15Se levanta antes que amanezca, para distribuir la comida a su casa, y la tarea a sus criadas.

16[6100]Pone la mira en un campo y lo compra; con el fruto de sus manos planta una viña.

17[6101]Se ciñe de fortaleza, y arma de fuerza sus brazos.

18[6102]Ve gustosa las ricas ganancias; no se apaga su lámpara durante la noche.

19Aplica sus manos a la rueca; y sus dedos manejan el huso.

20[6103]Abre su mano al pobre, y la alarga al mendigo.

21No teme por su familia a causa de la nieve, pues todos los de su casa tienen vestidos forrados.

22[6104]Labra ella alfombras de fino lino; y púrpura es su vestido.

23[6105]Conocido en las puertas es su marido, cuando se sienta entre los senadores del país.

24[6106]Fabrica telas y las pone en venta, vende ceñidores al mercader.

25[6107]Fortaleza y gracia forman su traje, y está alegre ante el porvenir.

26Abre su boca con sabiduría, y la ley del amor gobierna su lengua.

27Vela sobre la conducta de su familia, y no come ociosa el pan.

28Álzanse sus hijos, y la llaman bendita. La ensalza también su marido:

29[6108]“Muchas hijas obraron proezas; pero tú superas a todas.”

30[6109]Engañosa es la belleza, y un soplo la hermosura. La mujer que teme a Yahvé, esa es digna de alabanza.

31Dadle del fruto de sus manos, y sus obras sean su alabanza ante el pueblo.

ECLESIASTÉS O COHÉLET

# · 1 · 2 · 3 · 4 · 5 · 6 · 7 · 8 · 9 · 10 · 11 · 12

INTRODUCCIÓN

Eclesiastés, en hebreo Kohélet, significa predicador, o sea el que habla en la Iglesia o Asamblea; nombre que corresponde por todos conceptos a su contenido, porque predica en forma de sentencias y consejos, en prosa y verso, la vanidad de las cosas creadas. Los bienes de este mundo son vanos; vanas por tanto todas las ambiciones, vana la ilusión de felicidad terrena fuera del sencillo bienestar; la verdadera felicidad consiste en temer, o sea reverenciar, a Dios nuestro Padre, y observar sus mandamientos para que en ellos hallemos la vida (Proverbios 4, 13 y passim).

El autor del libro habla, desde el título, como hijo de David, por lo cual las tradiciones judía y cristiana, que siempre reconocieron su canonicidad, lo atribuyeron a Salomón. Con todo la crítica y también numerosos exégetas católicos modernos se creyeron obligados a admitir que ciertos pasajes podrían ser de una época posterior a Salomón (p. ej. las referencias sobre la tiranía de los reyes, la corrupción de los magistrados, la opresión de los súbditos). Señalan, además, que el lenguaje y el estilo no son los del tiempo salomónico. Por todo lo cual opinan algunos que el Eclesiastés sufrió posteriormente una transcripción al lenguaje más moderno; otros (entre ellos Condamín, Zapletal y Simón-Prado), piensan que el autor se sirvió del nombre de “hijo de David” solo con el fin de dar más realce a la obra, y fijan la composición del Eclesiastés entre los años 300-200 a. C. Podemos admitir la posibilidad de esta fecha, puesto que el Libro Sagrado no se presenta como escrito por Salomón, sino por un autor anónimo que nos refiere dichos del sabio rey. No dice, en efecto: yo, el hijo de David, sino que pone como título: Palabras del Eclesiastés (Predicador), hijo de David, rey de Jerusalén (1, 1) y empieza mencionándolo en tercera persona: “Dijo el Eclesiastés” (1, 2), para hacerlo hablar luego en primera persona (1, 12 ss.). Lo mismo hace en el epílogo (12, 8 ss.), donde refiere que el Eclesiastés era sapientísimo, que compuso muchas parábolas, etc., cosas todas que sabemos son exactas respecto de Salomón (III Reyes 4, 30-34; Proverbios 1, 1), a quien el autor se refiere con toda evidencia (1, 12, 16, etc.), del mismo modo como los Evangelios se refieren a Cristo y nos dan sus Palabras, pudiendo la Iglesia decir con toda exactitud: “El Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo”, y afirmar que en él habla el divino Maestro, no obstante saber todos que Él no lo escribió. No hay, pues, pura ficción en el autor de este divino Libro del Eclesiastés, sino que, reconociendo su inspiración sobrenatural, debemos creer que quiere transmitirnos las palabras y sabiduría de Salomón, tal como lo hicieron con Cristo los escritores del Nuevo Testamento, aun aquellos que no lo habían escuchado directamente.

El Eclesiastés no es sistemático. “No le atraen las síntesis, y parece desinteresarse de las conclusiones de sus asertos, aun cuando suenen a discordantes” (Manresa). San Pablo pudo gloriarse de predicar igualmente: “no con palabras persuasivas según la sabiduría humana, sino mostrando la verdad con el Espíritu Santo y la fuerza de Dios” (1 Corintios 2, 4). De ahí que estas sentencias, tremendas para la suficiencia humana, hayan escandalizado hasta ser tildadas de epicúreas. En realidad, la irresistible elocuencia de este Libro revulsivo, con su apariencia de pesimismo implacable, es quizá lo más poderoso que existe para quitarnos la venda que oculta, a nuestra inteligencia oscurecida por el pecado congénito, los esplendores de la vida espiritual, y remover así ese gran obstáculo con que “el padre de la mentira” (Juan 8, 44) pretende escondernos las Bienaventuranzas, y que el Sabio llama “la fascinación de la bagatela” (Sabiduría 4, 12).

Los hebreos dividían los libros sagrados en tres grupos: La Torah (Ley); los Nebiyim (Profetas) y los Ketubim (Hagiógrafos). A este tercer grupo pertenece el Eclesiastés, que era contado también entre los cinco Meghillot, o sea libros pequeños que se escribían en rollos aparte, para uso litúrgico.

ECLESIASTÉS 1

Todo es vanidad

1[6110]Palabras del Predicador, hijo de David, rey de Jerusalén.

2[6111]Vanidad de vanidades,

decía el Predicador;

vanidad de vanidades; todo es vanidad.

3¿Qué provecho saca el hombre

de todo el trabajo con que se afana debajo del sol?

No hay nada nuevo

4Una generación se va y otra generación viene,

mas la tierra es siempre la misma.

5El sol se levanta, el sol se pone,

y camina presuroso hacia su lugar, donde nace (de nuevo).

6El viento se dirige hacia el mediodía, declina luego hacia el norte;

gira y gira sin cesar el viento,

y así retorna girando.

7[6112]Todos los ríos van al mar, y el mar nunca se llena;

al lugar de donde los ríos vienen, allá vuelven para correr de nuevo.

8[6113]Todas las cosas son afanes,

más de cuanto se puede decir.

Los ojos nunca se hartan de ver,

ni los oídos se llenan de oír.

9[6114]Lo que fue,

eso será; lo que se hizo, lo mismo se hará;

nada hay de nuevo bajo el sol.

10Si hay una cosa de que dicen: “Mira, esto es nuevo”,

también esa existió ya en los tiempos que nos precedieron.

11No queda memoria de las cosas pasadas,

ni recuerdo de las futuras entre los que han de venir.

La vanidad y la sabiduría

12Yo, el Predicador, fui rey sobre Israel, en Jerusalén. 13[6115]Y me puse en el corazón averiguar y escudriñar, por medio de la sabiduría, todo cuanto se hace debajo del cielo. Esta dura tarea ha dado Dios a los hijos de los hombres, para que se ocupen en ella. 14[6116]He visto todo cuanto se hace bajo el sol, y he aquí que todo es vanidad y correr tras el viento.

15Lo torcido no puede enderezarse,

y es imposible contar las cosas que faltan.

16Dije para mí esto: “Mira cómo soy grande; soy más sabio que cuantos antes de mí fueron en Jerusalén; inmensa es la sabiduría y ciencia que mi corazón ha visto.” 17Propuse en mi ánimo conocer la sabiduría, y asimismo la necedad y la insensatez; y aprendí que también esto es correr tras el viento.

18[6117]Pues donde hay mucho saber hay mucha molestia;

quien aumenta la ciencia, aumenta el dolor.

ECLESIASTÉS 2

Vanidad de los placeres

1[6118]Dije en mi corazón: “Ven, te probaré con la alegría; ¡goza la felicidad!” Mas he aquí que también esto es vanidad.

2[6119]A la risa le dije: “¡Qué locura!”,

y a la alegría: “¿De qué sirve?”

3Resolví en mi corazón regalar mi carne con el vino, mientras mi corazón me condujese con sabiduría, y entregarme a la necedad hasta saber cuál sea la cosa más útil para los hombres, y qué deben hacer bajo el cielo en los días de su vida. 4[6120]Realicé grandes obras: me edifiqué casas y planté viñas. 5Me hice jardines y vergeles, y planté en ellos toda suerte de árboles frutales. 6Me construí estanques de agua, para regar con ella el parque donde crecían los árboles. 7Compré esclavos y esclavas, y otros me nacieron en casa; tuve también mucho ganado, mayor y menor, más que cuantos me precedieron en Jerusalén. 8[6121]Amontoné, además, plata y oro, tesoros de reyes y provincias; me procuré cantores y cantoras y las delicias del hombre: muchas mujeres. 9Fuí grande y sobrepujé a cuantos antes de mí vivieron en Jerusalén; y también mi sabiduría permaneció conmigo. 10Nada negué a mis ojos de cuanto pedían, ni privé a mi corazón de placer alguno; porque mi corazón se gozaba de todos mis trabajos; y este fue mi premio en todos mis afanes. 11Mas considerando todas las obras de mis manos, y el trabajo que me habían costado, vi que todo era vanidad y correr tras el viento, y que no hay provecho alguno debajo del sol.

El sabio y el necio tienen la misma suerte

12[6122]Dirigí entonces mi mirada a la sabiduría, a la insensatez y a la necedad. Pues, “¿qué puede hacer el que viene en pos del rey sino lo que otros hicieron ya antes? 13[6123]Y vi que la sabiduría lleva sobre la necedad tanta ventaja, cuanto la luz sobre las tinieblas.

14[6124]El sabio tiene sus ojos en la cabeza,

mas el necio anda a oscuras”.

Con todo observé que es una misma la suerte de todos.

15Y dije en mi corazón: “La suerte del necio será también la mía. ¿De qué, pues, me sirve tanta sabiduría?” Por lo cual dije para mí: “¡Aun esto es vanidad!” 16Pues el recuerdo del sabio no es más durable que el del necio; pasados algunos días todos son olvidados. ¿Cómo es que el sabio muere igual que el necio?

17[6125]Por esto aborrecí la vida, pues todo cuanto acaece bajo el sol no es más que calamidad, ya que todo es vanidad y correr tras el viento. 18Y aborrecí todos mis trabajos que había hecho bajo el sol, para dejarlos a quien venga después de mí. 19Y ¿quién sabe si será un sabio o un necio? Ese será dueño de todos los frutos de mi trabajo que he desplegado bajo el sol. También esto es vanidad. 20[6126]Y comencé a desesperar en mi corazón de todos los trabajos que había hecho debajo del sol; 21puesto que aquel que realizó su trabajo con sabiduría, con inteligencia y destreza, ha de dejárselo como propiedad a quien no puso en ello las manos. También esto es vanidad y mal grande.

22En efecto ¿qué le queda al hombre de todos sus afanes, y de tanta aflicción que su corazón sufre bajo el sol? 23Todos sus días son dolor, y sus trabajos una pena; ni aun de noche descansa su corazón. También esto es vanidad. 24[6127]No le queda al hombre cosa mejor que comer y beber, y recrear su alma con los frutos de sus fatigas. Y he visto que también esto viene de la mano de Dios. 25[6128]¿Quién, en efecto, puede comer y gozar si no es por Él?

26[6129]Porque al que es bueno a sus ojos, a este le da Dios sabiduría, conocimiento y gozo; pero al pecador le da el trabajo de recoger y amontonar, para después pasarlo a aquel que es bueno delante de Dios. También esto es vanidad y correr tras el viento.

ECLESIASTÉS 3

Todas las cosas tienen su tiempo

1[6130]Todas las cosas tienen su tiempo;

todo lo que pasa debajo del sol tiene su hora.

2Hay tiempo de nacer, y tiempo de morir;

tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado;

3tiempo de matar, y tiempo de curar;

tiempo de derruir, y tiempo de edificar;

4tiempo de llorar, y tiempo de reír;

tiempo de entregarse al luto, y tiempo de darse a la danza;

5[6131]tiempo de desparramar las piedras, y tiempo de recogerlas;

tiempo de abrazar, y tiempo de dejar los abrazos;

6tiempo de buscar, y tiempo de perder;

tiempo de guardar, y tiempo de tirar;

7tiempo de rasgar, y tiempo de coser;

tiempo de callar, y tiempo de hablar;

8tiempo de amar, y tiempo de aborrecer;

tiempo de guerra, y tiempo de paz.

El hombre tan pequeño ante Dios

9¿Qué provecho saca el que se afana con todos sus trabajos?

10Consideré el trabajo que Dios ha dado a los hombres para que en él se ocupen. 11[6132]Todas las cosas hizo Él buenas a su tiempo, y hasta la eternidad la puso en sus corazones, sin que el hombre pueda comprender la obra de Dios desde el comienzo hasta el fin. 12[6133]Y conocí que no hay cosa mejor para ellos que gozarse y llevar una vida regalada; 13y si el hombre come y bebe y goza del fruto de su trabajo, también esto es un don de Dios. 14[6134]Conocí que todas las obras de Dios subsisten siempre; nada se les puede añadir ni quitar. Dios lo hizo así para que se lo tema. 15[6135]Lo que ya fue, existe aún, y lo que será, ya fue, porque Dios busca (renovar) lo pasado.

16[6136]Aún más vi debajo del sol: en el sitial del derecho sentada la maldad, y en el lugar de la justicia, la iniquidad. 17Díjeme entonces en mi corazón: “Dios juzgará al justo y al injusto, porque allá hay un tiempo para cada cosa y cada obra.”

18Dije además en mi corazón respecto de los hijos de los hombres: “Dios quiere probarlos y mostrarles que por sí mismos no son más que bestias.” 19Porque lo mismo que a las bestias sucede al hombre, como muere este así mueren aquellas; un mismo hálito tienen todos; y no tiene el hombre ventaja sobre la bestia, porque todo es vanidad. 20Todos van a un mismo paradero;

todos han sido sacados del polvo,

y al polvo vuelven todos.

21¿Quién sabe si el hálito del hombre sube arriba, y el del animal desciende abajo, a la tierra? 22[6137]Y vi que no hay cosa mejor para el hombre que gozarse en sus obras; pues esta es su suerte. Porque ¿quién le hará ver lo que será después de él?

ECLESIASTÉS 4

Opresión de los débiles

1[6138]Volví (a pensar) y vi todas las opresiones que se cometen debajo del sol; y miré a los oprimidos en sus lágrimas, sin haber nadie que los consolase, sujetos a la violencia de sus opresores sin tener consolador. 2[6139]Por lo cual llamé dichosos a los hombres que ya murieron, más que a los vivos que viven todavía. 3Y más dichoso que ambos, a aquel que no ha sido, ni vio las cosas malas que se hacen bajo el sol.

Envidia y avaricia

4[6140]Vi además que todo trabajo y todo esmero que un hombre emplea en sus obras provoca la envidia de su prójimo. También esto es vanidad y correr tras el viento.

5[6141]Cruza el necio sus manos,

y come su propia carne (diciendo):

6“Más vale una sola mano llena con reposo,

que las dos llenas con trabajo y correr tras el viento.”

7Reflexioné de nuevo y reparé en otra vanidad debajo del sol: 8[6142]Un hombre solo, sin compañero, sin hijo ni hermano, y con todo no cesa de trabajar, ni se hartan de riquezas sus ojos. (No dice): “¿Para quién trabajo yo y me privo de los placeres?” También esto es vanidad y grave molestia. 9Más valen dos que uno solo; porque así sacan más fruto de su trabajo. 10Pues si caen, el uno puede levantar a su compañero. Mas ¡ay del solo si cae y no hay segundo que le levante! 11Del mismo modo si duermen dos juntos, se calientan mutuamente; uno solo ¿cómo podrá calentarse? 12Y si alguien ataca a uno, los dos le resisten; pues una cuerda triplicada difícilmente se rompe.

Inconstancia de los afectos humanos

13Más vale un joven pobre y sabio

que un rey viejo e insensato,

que ya no sabe ponderar los consejos.

14[6143]Pues aquel sale de la cárcel y llega a reinar, aunque nació pobre en el reino de este. 15[6144]Y vi cómo todos los vivientes debajo del sol iban en pos del joven sucesor, quien en lugar del (rey) se levantaba. 16Era infinito el número de toda aquella gente, de todos aquellos a cuyo frente él marchaba, y sin embargo los que vendrán después, no se alegrarán por él. También esto es vanidad y correr tras el viento.

Obediencia vale más que sacrificios

17[6145]Guarda tus pies cuando entras en la casa de Dios. Acercarse (a Él) para escuchar vale más que los sacrificios de los necios, que no saben hacer más que el mal.

ECLESIASTÉS 5

Prácticas religiosas

1[6146]No abras inconsideradamente tu boca, ni sea ligero tu corazón en proferir palabras delante de Dios; porque Dios está en el cielo, y tú en la tierra; por eso sean pocas tus palabras. 2Pues de los muchos trabajos vienen los sueños; y del mucho hablar las palabras necias.

3[6147]Si haces a Dios un voto, no tardes en cumplirlo, porque Él no otorga favores a los necios; tú cumple lo prometido. 4Mejor es no hacer voto alguno, que hacerlo sin darle cumplimiento. 5[6148]No sea tu lengua ocasión de que peque tu cuerpo, ni digas después ante el ángel que fue inadvertencia, para que no se enoje Dios a causa de tu palabra y destruya la obra de tus manos. 6[6149]Pues donde hay mucho sueño, hay también muchas vanidades y muchas palabras. Tú teme a Dios.

Injusticias

7[6150]Si ves en una provincia la opresión del pobre y la violación del derecho y de la justicia, no te sorprendan tales cosas. Otro (más) alto vela sobre el que es alto; y sobre ellos hay quienes son más altos todavía. 8El fruto del campo es para todos; aun el rey vive del campo.

Vanidad de las riquezas

9[6151]El que ama la plata no se sacia de ella y el que ama las riquezas no aprovecha sus frutos. También esto es vanidad. 10[6152]Creciendo la hacienda, crece el número de los que de ella comen; ¿qué provecho tiene entonces su dueño sino el verlo con sus ojos?

11Dulce es el sueño del que trabaja,

coma poco, coma mucho;

pero al rico su hartura

no le deja dormir.

12Hay otro mal grave que he visto debajo del sol: riquezas guardadas para mal de su dueño. 13Pues se pierde esa riqueza por un infortunado suceso, y los hijos que engendró ya no tienen nada en la mano. 14Desnudo como salió del seno de su madre, así volverá para ir como vino, sin recibir nada por su trabajo que pueda llevar en su mano. 15También esto es una desdicha enorme: que precisamente como vino, así se haya de volver. ¿Qué le aprovecha el haber trabajado para el viento? 16[6153]¡Y comió todos los días a obscuras, entre muchas penas, dolencias y enojos! 17[6154]Por tanto, he aquí lo que me pareció conveniente y agradable: que el hombre coma y beba y disfrute, en todo su trabajo, de los bienes, por los cuales se afana debajo del sol, durante los días de vida que Dios le conceda; porque tal es su destino. 18Y cuando Dios da a un hombre riquezas y hacienda, y también la facultad de comer de ellas, y disfrutar de la parte que le toca, y alegrarse con (el fruto de) su trabajo, esto es un don de Dios. 19Pues no tiene muchas preocupaciones en los días de su vida, porque Dios le colma de gozo el corazón.

ECLESIASTÉS 6

Bienes sin disfrute

1[6155]Hay otro mal que vi debajo del sol, y que pesa gravemente sobre los hombres: 2Hombres hay a quienes Dios dio riquezas, bienes y honores, y a los que nada falta en la vida de cuanto puedan desear, pero Dios no los deja gozar de ello; un extraño lo consumirá. Vanidad es esto y mal muy grande. 3[6156]Si uno engendra cien hijos, y vive muchos años, hasta la más avanzada edad, y su alma no se harta de sus bienes, y ni siguiera obtiene sepultura, este tal, digo yo, es mas infeliz que un abortivo. 4Pues ha venido en vano, y en tinieblas se va; y la obscuridad cubre su nombre; 5[6157]nunca vio el sol ni le conoció. Más reposo tiene este que aquel infeliz. 6Y esto aunque haya vivido dos veces mil años; pues no ha podido gozar de los bienes. ¿Acaso no van todos a un mismo lugar?

7Todo el afán del hombre es para su boca;

pero nunca se sacian sus apetitos.

8[6158]¿Qué ventaja tiene el sabio sobre el necio? ¿Cuál el pobre que sabe conducirse delante de los hombres? 9[6159]Más vale lo que ven los ojos, que ir tras deseos. También esto es vanidad y correr tras el viento.

La fugacidad de la vida

10[6160]A todo cuanto ha de venir le ha sido dado ya su nombre, y ya se sabe qué es un hombre, y que no puede contender con quien le supera en fuerza. 11Hay muchas palabras que solo sirven para aumentar la vanidad. ¿Qué provecho tiene de esto el hombre?

ECLESIASTÉS 7

Diversas reglas de sabiduría

1[6161]Pues, ¿quién sabe lo que es bueno para el hombre mientras vive, en los días de su vida de vanidad, que él recorre como una sombra? Y ¿quién puede decir al hombre lo que después de él ha de ser bajo el sol?

2[6162]Más vale la buena reputación que preciosos ungüentos,

y más el día de la muerte que el del nacimiento.

3[6163]Mejor es ir a la casa del luto

que a la casa del festín;

pues aquella (recuerda) el fin de todos los hombres,

y el viviente se pone a reflexionar.

4[6164]Mejor es el pesar que la risa,

pues la tristeza del rostro es medicina para el corazón.

5[6165]El corazón de los sabios está en la casa del luto,

y el de los necios en la casa del placer.

6Más vale oír la reprensión del sabio,

que escuchar el cantar de los necios;

7porque como el crepitar de los espinos debajo de la olla,

así es la risa de los necios.

Y también esto es vanidad.

8Porque la vejación conturba al sabio,

y las dádivas corrompen el corazón.

9[6166]Mejor es el fin de una cosa que sus comienzos;

y vale más el hombre sufrido que el arrogante.

10[6167]No seas ligero en airarte; la ira reside en el seno de los insensatos. 11[6168]No preguntes: “¿Por qué los tiempos antiguos fueron mejores que estos?”, porque no es sabiduría el preguntarlo. 12[6169]Cosa buena es la sabiduría con bienes materiales, y de gran provecho para los que ven el sol. 13[6170]Escudo es la sabiduría, y escudo es el dinero, pero el conocimiento de la sabiduría tiene la ventaja de dar vida a su poseedor.

Incertidumbre del porvenir

14Considera la obra de Dios: ¿Quién podrá enderezar lo que Él encorvó? 15En el día de la prosperidad goza de la prosperidad, y en el día de la adversidad ten presente que Dios hizo al uno como al otro, a fin de que el hombre nada sepa de lo que ha de venir después de Él.

16[6171]Todo lo he visto en los días de mi vanidad: al justo, que perece en medio de su justicia, y al malvado, que vive largo tiempo en medio de sus iniquidades.

17[6172]No quieras ser demasiado justo,

ni demasiado sabio.

¿Por qué quieres perderte?

18[6173]No hagas mucho mal,

ni seas insensato.

¿Por qué quieres morir antes de tiempo?

19[6174]Bueno es retener lo uno, sin dejar de tu mano lo otro; porque quien teme a Dios, evita todos esos (excesos).

Valor de la sabiduría

20[6175]La sabiduría da al sabio más fuerzas que diez poderosos que hay en la ciudad. 21[6176]Porque no hay sobre la tierra hombre justo que obre bien y no peque nunca. 22[6177]No prestes atención a todas las palabras que se dicen, no sea que oigas a tu siervo hablar mal de ti. 23Pues bien sabe tu conciencia que también tú muchas veces has murmurado de otros.

24He probado todo esto por medio de la sabiduría. Me dije “Quiero ser sabio”, mas la (sabiduría) está lejos de mí. 25Lo que se queda lejos y es más profundo, ¿quién podrá alcanzarlo?

La mujer

26Apliqué mi corazón para conocer, investigar y buscar la sabiduría y la razón de ser (de las cosas), y para conocer la maldad de la insensatez, la necedad y la locura, 27[6178]y hallé que más amarga que la muerte es aquella mujer cuyo corazón es lazo y red, y cuyas manos son cadenas. Quien agrada a Dios, escapa de ella, pero el pecador quedará preso en sus lazos. 28He aquí lo que hallé, dice el Predicador, contemplando una cosa tras otra para averiguar sus razones, 29las cuales busca todavía mi alma, sin poder encontrarlas.

Entre mil hallé un hombre,

pero no una mujer entre otras tantas mujeres.

30Pero esto hallé; nótalo bien:

Dios creó al hombre recto;

mas ellos se entregaron a muchos vanos pensamientos.

¿Quién como el sabio? ¿Quién sabe explicar las cosas?

ECLESIASTÉS 8

La sumisión debida al rey

1La sabiduría da brillo al rostro del hombre,

y se muda la aspereza de su semblante.

2Yo (digo): Guarda el mandato del rey, a causa del juramento hecho a Dios. 3[6179]No te retires a la ligera de su presencia, ni te obstines en cosa mala; porque lo que quiere, eso lo hace. 4Pues la palabra del rey es poderosa, y quién le dirá: “¿Qué es lo que haces?” 5[6180]El que guarda el mandato no experimentará mal alguno; el corazón del sabio conoce el tiempo y lo que conviene. 6Pues cada cosa tiene su tiempo y su manera, porque es grande el mal que gravita sobre el hombre, 7ya que ignora lo que ha de venir; y ¿quién le manifestará el modo de su realización? 8[6181]El hombre no es dueño de su aliento para retenerlo, ni tiene poder sobre el día de la muerte. No hay tregua en este combate, y la impiedad no podrá librar a los que la sirven.

Caminos desconocidos

9Todas estas cosas he visto, fijando mi atención sobre cuanto pasa debajo del sol. Hay tiempos en que el hombre domina al hombre para arruinarlo. 10[6182]También he visto a impíos que recibieron sepultura y entraron (en el reposo), mientras los que frecuentaban el lugar santo son olvidados en la ciudad donde habían obrado rectamente. También esto es vanidad. 11[6183]Por cuanto la sentencia contra el mal obrar no se ejecuta prontamente, por eso el corazón de los hijos de los hombres se anima a hacer el mal. 12Pero aunque el pecador centuplique sus malas obras y prolongue (sus días), sin embargo sé yo que les irá bien a quienes temen a Dios, a los que temen en su presencia. 13A los impíos, empero, no les irá bien; no prolongarán sus días, (serán) como la sombra, porque no temen la faz del Señor. 14(Otra) vanidad existe sobre la tierra: hay justos que padecen lo que corresponde a las obras de los impíos; e impíos que cobran como corresponde a las obras de los justos. Y dije: también esto es vanidad. 15Por eso ensalcé la alegría, puesto que el hombre no tiene otra ventura bajo el sol que comer, beber y alegrarse. Esto es lo que queda de su trabajo en los días de su vida que Dios le concede bajo el sol.

Vanos cuidados

16[6184]Así apliqué mi corazón a conocer la sabiduría, y a examinar el trabajo que los hombres hacen sobre la tierra; porque hay ojos que ni de noche ni de día ven el sueño. 17Y vi toda la obra de Dios (y comprendí) que el hombre no puede entender cuanto se hace debajo del sol. Por mucho que se afane el hombre en buscar, nada descubrirá; y aun cuando el sabio afirmare saberlo, nada podrá hallar.

ECLESIASTÉS 9

Los designios de Dios son inescrutables

1[6185]Sobre todas estas cosas he reflexionado en mi corazón, y he averiguado que los justos y los sabios y sus obras están en la mano de Dios. El hombre no sabe (de antemano) ni el amor ni el odio; todo está adelante de él.

2[6186]Todo sucede igualmente a todos;

una misma suerte aguarda al justo y al malhechor,

al que es bueno y puro y al impuro;

al que ofrece sacrificios y al que no los ofrece:

al recto y al pecador;

al que jura y al que teme jurar.

3[6187]Este mal existe en todo cuanto debajo del sol acaece: una misma es la suerte de todos. Por eso el corazón de los hombres está lleno de malicia, y henchido de locura mientras viven, y después se van a morar con los muertos. 4Para el que está entre los vivos hay esperanza; más vale perro vivo que león muerto. 5[6188]Los que viven saben que han de morir, mas los muertos no saben nada; y no esperan premio, pues su memoria se ha perdido. 6Amor, odio y envidia para ellos ya no existen, y no tendrán ya parte en lo que pasa debajo del sol.

7Ve, pues, y come gozoso tu pan,

y bebe con alegre corazón tu vino;

porque Dios mira ya complacido tus obras.

8[6189]Sean tus vestidos en todo tiempo blancos;

y no falte en tu cabeza el perfume.

9[6190]Goza de la vida con tu amada esposa todos los días de tu vida fugaz, que Él te ha dado debajo del sol durante todos los días de tu existencia caediza, porque esta es tu parte en la vida, y en los trabajos que has de sufrir debajo del sol. 10[6191]Todo lo que pueda hacer tu mano ejecútalo con tus fuerzas, porque en el scheol a dónde vas no hay obra, ni plan, ni ciencia, ni sabiduría.

Trabajos sin recompensa

11[6192]Me volví (a examinar) y observé debajo del sol: que no es siempre de los ágiles el vencer en la carrera, ni de los valientes el triunfar en la guerra, ni de los sabios ganarse el pan, ni de los inteligentes el alcanzar riquezas, ni de los doctos el lograr favores; pues todos están sujetos al tiempo y al azar. 12[6193]Tampoco conoce el hombre su hora. Como los peces se prenden en la fatal red, y los pájaros en el lazo, de igual modo se enredan los hombres en el tiempo aciago que los sobrecoge de repente.

Un ejemplo

13He visto debajo del sol también este ejemplo de sabiduría, que me pareció muy significativo.

14[6194]Había una pequeña ciudad y pocos hombres en ella; vino contra ella un rey poderoso que la cercó y levantó contra ella grandes torres.

15Y se halló en ella un hombre pobre, pero sabio, que salvó a la ciudad por su sabiduría. Mas después nadie se acordó de aquel hombre pobre.

16Y dije entonces: “Vale más la sabiduría que la fortaleza”,

pero la sabiduría del pobre es despreciada,

y no se hace caso de sus palabras.

17Las palabras sosegadas de los sabios se oyen mejor

que los gritos del que es príncipe entre insensatos.

18[6195]Más vale sabiduría que pertrechos de guerra;

pero un solo pecador destruye mucho bien.

ECLESIASTÉS 10

Excelencia de la sabiduría

1Moscas muertas infectan y corrompen el ungüento del perfumista; así una leve locura es mengua de la sabiduría y de la gloria.

2[6196]El corazón del sabio está en su mano derecha,

el del necio en su izquierda.

3Por cualquier camino que vaya el necio le falta el tino, y declara a cada uno que es un necio.

4No dejes tu lugar si la ira del que manda se enciende contra ti; porque la mansedumbre calma graves errores.

5Hay un mal que he visto debajo del sol, una especie de errores que provienen del príncipe: 6[6197]la necedad elevada a los puestos más altos, y los señores sentados abajo. 7Vi a esclavos ir a caballo, y a príncipes andar sobre la tierra como esclavos.

8[6198]Quien cava una fosa, en ella caerá,

y quien destruye un vallado le muerde la serpiente.

9El que rueda piedras se lastima con ellas,

y quien parte leña corre peligro de herirse.

10[6199]Si el hierro se embota y no se aguza el filo, se requiere mayor esfuerzo, pero la sabiduría halla la ventaja.

11[6200]Si muerde la serpiente por fallar el encantamiento, ¿qué provecho tiene el encantador?

12En la boca del sabio las palabras son llenas de gracia,

mas al necio le devoran sus labios.

13El principio de las palabras de su boca es necedad,

y el fin de su hablar es locura perniciosa.

14[6201]El necio habla mucho. Ignora el hombre lo que pasó; y lo que después de él sucederá ¿quién se lo manifiesta?

15[6202]Al necio le fatigan sus afanes,

ni siquiera sabe por dónde se va a la ciudad.

16¡Ay de ti, país, cuando por rey tienes a un niño, y tus príncipes banquetean ya a la mañana!

17¡Dichoso tú, oh, país, cuando tu rey es hijo de nobles, y tus príncipes comen a su tiempo, para sustentarse, y no para embriagarse!

18A causa de la pereza se desploma la techumbre, y por flojedad de manos será toda la casa una gotera.

19Para gozar se hacen convites; el vino hace alegre la vida, y la plata sirve para todo.

20Ni aun en tu pensamiento maldigas al rey,

y ni siquiera en el interior de tu alcoba hables mal del poderoso,

porque un pájaro del cielo puede llevar tus palabras

y denunciarte un alado.

ECLESIASTÉS 11

No te preocupes del porvenir

1[6203]Echa tu pan sobre la faz de las aguas, que al cabo de mucho tiempo lo hallarás.

2[6204]Repártelo a siete y aun a ocho, pues no sabes los males que pueden venir sobre la tierra.

3[6205]Cuando las nubes están cargadas de agua

la derraman sobre la tierra,

y si un árbol cae hacia el mediodía o hacia el norte,

en el lugar donde cayere, allí quedará.

4[6206]Quien solamente observa los vientos, nunca siembra,

y el que mira a las nubes, nunca siega.

5[6207]Así como no sabes cuál es el camino del viento, ni cómo (se forman) los huesos en el seno de la madre, así tampoco conoces la obra de Dios, quien hace todas las cosas.

6[6208]Siembra tu semilla muy de mañana, y a la tarde no dejes reposar tu mano, porque ignoras qué es mejor, si esto o aquello, o si ambas acciones surten el mismo efecto.

No olvidarse del fin

7Dulce cosa es la luz,

y ver el sol agrada a los ojos.

8[6209]Aunque un hombre viva largos años

y todos ellos llenos de alegría,

piense en los días tenebrosos,

pues serán muchos.

Todo lo que sucede es vanidad.

9[6210]Gózate, joven, en tu juventud,

y alégrese tu corazón en los días de tu mocedad;

sigue los caminos de tu corazón

y lo que encanta tus ojos;

pero sábete que de todas estas cosas Dios te pedirá cuenta.

10[6211]Destierra de tu corazón las congojas,

y aleja de tu carne el dolor.

Pues la juventud y los albores de la vida son vanidad.

ECLESIASTÉS 12

Acuérdate de tu Creador

1[6212]Acuérdate de tu Creador

en los días de tu juventud,

antes que vengan los días malos

y lleguen aquellos años de los cuales dirás:

“¡No me gustan!”

2Antes que se obscurezca

el sol y la luz, la luna y las estrellas,

y vuelvan las nubes después de la lluvia.

Caducidad de la vejez

3[6213]Entonces temblarán los guardianes de la casa,

y se encorvarán los hombres fuertes;

cesarán las molederas por ser pocas,

y se oscurecerán las que miran por las ventanas.

4Se cerrarán las puertas que dan a la calle,

y se apagará el rumor del molino.

La voz será tan alta como la del pájaro,

y enmudecerán todas sus canciones.

5[6214]Temerá las alturas

y tendrá miedo en el camino;

florecerá el almendro

y engrosará la langosta,

y no servirá más la alcaparra;

porque se va el hombre a la casa de su eternidad,

y andan ya los plañideros por las calles.

6[6215](Acuérdate) antes que se rompa el cordón de plata

y se quiebre la copa de oro;

y el cántaro se haga pedazos en la fuente,

y la rueda sobre la cisterna;

7[6216]y antes que el polvo se vuelva a la tierra de donde salió,

y el espíritu retorne a Dios que le dio el ser.

8[6217]¡Vanidad de vanidades!

decía el Predicador.

¡Todo es vanidad!

Epílogo

9El Predicador, además de ser sabio, enseñó también al pueblo la sabiduría, fijó su atención (sobre las cosas), y escudriñando compuso numerosos proverbios. 10Procuró el Predicador hallar sentencias agradables, y escribir apropiadas palabras de verdad. 11[6218]Las palabras de los sabios son como aguijones y cual clavos hincados; son provisiones dadas por el Pastor único. 12[6219]Por lo demás, hijo mío, no busques otra lección. No tiene fin el componer muchos libros; y los muchos estudios fatigan al cuerpo. 13[6220]Oídas todas estas cosas, se sigue como conclusión: Teme a Dios y guarda sus mandamientos, porque esto es todo el hombre. 14Pues Dios traerá a juicio todo lo que se hace, aun las cosas ocultas, sean buenas o sean malas.

CANTAR DE LOS CANTARES

# · 1 · 2 · 3 · 4 · 5 · 6 · 7 · 8

INTRODUCCIÓN

El misterio que Dios esconde en los amores entre esposo y esposa, y que presenta como figura en este divino Poema, no ha sido penetrado todavía en forma que permita explicar satisfactoriamente el sentido propio de todos sus detalles. El breve libro es sin duda el más hondo arcano de la Biblia, más aún que el Apocalipsis, pues en este, cuyo nombre significa revelación, se nos comunica abiertamente que el asunto central de su profecía es la Parusía de Cristo y los acontecimientos que acompañarán aquel supremo día del Señor en que Él se nos revelará para que lo veamos “cara a cara”. Aquí, en cambio, se trata de una gran Parábola o alegoría en la cual, excluida como se debe la interpretación mal llamada histórica, que quisiera ver en ella un epitalamio vulgar y sensual, aplicándolo a Salomón y la princesa de Egipto, no tenemos casi referencias concretas, salvo alguna (cf. 6, 4 y nota), que permite con bastante firmeza ver en la Amada a Israel, esposa de Yahvé.

La diversidad casi incontable de las conclusiones propuestas por los que han investigado el sentido propio del Cántico, basta para mostrar que la verdad total no ha sido descubierta. No sabemos con certeza si el Esposo es uno solo, o si hay varios, que podrían ser un rey y un pastor como pretendientes de Israel (Vaccari), o podrían ser, paralelamente, Yahvé (el Padre) como Esposo de Israel, y Jesucristo como Esposo de la Iglesia ya preparada para las bodas del Cordero que veremos en Apocalipsis 19, 6-9. Ignoramos también qué ciudad es esa en que la Esposa sale por dos veces a buscar al Amado. Ignoramos principalmente cuál es el tiempo en que ocurre u ocurrirá la acción del pequeño gran drama, y ni siquiera podemos afirmar en todos los casos (pues las opiniones también varían en esto) cuál de los personajes es el que habla en cada momento del diálogo.

En tal situación, después de mucho meditar, hemos llegado a la conclusión de que es forzoso ser muy parco en afirmaciones con respecto al Cantar. Porque no está al alcance del hombre explicar los misterios que Dios no ha aclarado aún a la Iglesia, y sería vano estrujar el entendimiento para querer penetrar, a fuerza de inteligencia pura, lo que Dios se complace en revelar a los pequeños. Sería, en cambio, tremenda responsabilidad delante de Él, aseverar como verdades reveladas lo que no fuese sino producto de nuestra imaginación o de nuestro deseo, como lo hicieron esos falsos profetas tantas veces fustigados por Jeremías y otros videntes de Dios.

Como enseña el Eclesiástico (cf. 39, 1 ss. y nota), nada es más propio del verdadero sabio según Dios, que investigar las profecías y el sentido oculto de las parábolas: tal es la parte de María, que Jesús declaró ser la mejor. Pero esa misma palabra de Dios, cuya meditación ha de ocuparnos “día y noche” (Salmo 1, 2), nos hace saber que hay cosas que solo se entenderán al fin de los tiempos (Jeremías 30, 24). El mismo Jeremías, refiriéndose a estos misterios y a la imprudencia de querer explicarlos antes de tiempo, dice: “Al fin de los tiempos conoceréis sus designios” (de Dios). Y agrega inmediatamente, cediendo la palabra al mismo Dios: “Yo no enviaba a esos profetas, y ellos corrían. No les hablaba, y ellos profetizaban” (Jeremías 23, 20-21). En Daniel encontramos sobre esto una notable confirmación. Después de revelársele, por medio del Ángel Gabriel, maravillosos arcanos sobre los últimos tiempos, entre los cuales vemos la grande hazaña de San Miguel Arcángel defensor de Israel (Dan. 12, 1; cf. Apocalipsis 12, 7), se le dice: “Pero tú, oh Daniel, ten en secreto estas palabras y sella el Libro hasta el tiempo del fin” (Dan. 12, 4). Y como el Profeta insistiese en querer descubrirlo, tornó a decir el Ángel: “Anda, Daniel, que esas cosas están cerradas y selladas hasta el tiempo del fin” (ibíd. 9). Entonces “ninguno de los malvados entenderá, pero los que tienen entendimiento comprenderán” (ibíd. 10). Finalmente, vemos que aun en la profecía del Apocalipsis, cuyas palabras se le prohibió sellar a San Juan (Apocalipsis 22, 10), hay sin embargo un misterio, el de los siete truenos, cuyas voces le fue vedado revelar (Apocalipsis 10, 4).

Nuestra actitud, pues, ha de ser la que enseña el Espíritu Santo al final del mismo Apocalipsis, fulminando terribles plagas sobre los que pretendan añadir algo a sus palabras, y amenazando luego con excluir del Libro de la vida y de todas las bendiciones anunciadas por el vidente de Patmos, a los que disminuyan las palabras de su profecía (Apocalipsis 22, 18 s.).

El criterio expuesto así, a la luz de la misma Escritura, nos muestra desde luego que, si es hermoso aplicar a la Virgen María, como hace la liturgia, los elogios más ditirámbicos que recibe la Esposa del Cantar, pues que ciertamente nadie pudo ni podrá merecerlos más que Aquella a quien el Ángel declaró bendita entre las mujeres, no es menos cierto que hemos de evitar la tentación de generalizar y ver en María a la protagonista del Cántico, incluso en aquella incidencia del capítulo 5 en que la Esposa rehúsa abrir la puerta al Esposo por no ensuciarse los pies. Semejante infidelidad jamás podría atribuirse a la Virgen Inmaculada, ni aun cuando en esa escena se tratase de un sueño, como algunos interpretan. Basta recordar la actitud de María ante la Anunciación del Ángel, en la cual, si bien Ella afirma su voto de virginidad, en manera alguna cierra la puerta a la Encarnación del Verbo; antes por el contrario, Cristo, lejos de sentirse rechazado como el Esposo del Cantar, realiza el estupendo prodigio de penetrar virginalmente en el huerto cerrado del seno maternal. Y es por igual razón que esa falla de la Esposa no puede atribuirse tampoco a la Iglesia cristiana como esposa del Cordero, así como también resultan inaplicables a ella los caracteres de esposa repudiada y perdonada, con que los profetas señalan repetidamente a Israel (Isaías 54, 1 y nota).

De ahí que, por eliminación —y sin perjuicio de las preciosas aplicaciones místicas al alma cristiana, las cuales, como bien observa Joüon, en ningún caso pretenden ser una interpretación del sentido propio del poema bíblico— hemos de inclinarnos en general a admitir en él, como han hecho los más autorizados comentadores antiguos y modernos, lo que se llama la alegoría yahvística, o sea los amores nupciales entre Dios e Israel, a la luz del misterio mesiánico, a pesar de que tampoco en ella nos es posible descubrir en detalle el significado propio de cada uno de los episodios de este divino Epitalamio. “A esta sentencia fundamental (sobre Israel) nos debemos atener”, dice en su introducción al poema la Biblia española de Nácar-Colunga, y agrega inmediatamente: “Pero admitido este principio, una duda salta a la vista. Los historiadores sagrados y los profetas están concordes en pintarnos a Israel como infiel a su Esposo y manchada de infinitos adulterios; lo cual no está conforme con el Cántico, donde la Esposa aparece siempre enamorada de su Esposo, y además, toda hermosa o pura. La solución a esta dificultad nos la ofrecen los mismos profetas cuando al Israel histórico oponen el Israel de la época mesiánica, purificado de sus pecados y vuelto de todo corazón a su Dios. Las relaciones rotas por el pecado de idolatría se reanudan para siempre. Es preciso, pues, decir que el Cántico celebra los amores de Yahvé y de Israel en la edad mesiánica, que es el objeto de los deseos de los profetas y justos del Antiguo Testamento. En torno a esta imagen del matrimonio, usada por los profetas, reúne el sabio todas las promesas contenidas en los escritos proféticos” (cf. Éxodo 34, 16; Números 14, 34; Isaías 54, 4 ss.; 62, 4 ss.; Oseas 1, 2; 2, 4 y 19; 6, 10; Jeremías 2, 2; 3, 1 y 2; 3, 14; Ezequiel 16).

El Sumo Pontífice Pío XII, en su importantísima Encíclica “Divino Afflante Spiritu”, sobre los estudios bíblicos alude expresamente a las dificultades de interpretación que dejamos planteadas, al decir que “no pocas cosas... apenas fueron explicadas por los expositores de los pasados siglos”; que “entre las muchas cosas que se proponen en los Libros sagrados legales, históricos, sapienciales y proféticos, solo muy pocas hay cuyo sentido haya sido declarado por la autoridad de la Iglesia, y no son muchas más aquellas en las que sea unánime la sentencia de los Santos Padres” y que “si la deseada solución se retarda por largo tiempo, y el éxito feliz no nos sonríe a nosotros, sino que acaso se relega a que lo alcancen los venideros, nadie por eso se incomode... siendo así que a veces se trata de cosas oscuras y demasiado lejanamente remotas de nuestros tiempos y de nuestra experiencia”.

Entretanto, y a pesar de nuestra ignorancia actual para fijar con certeza el sentido propio de todos sus detalles, el divino poema nos es de utilidad sin límites para nuestra vida espiritual, pues nos lleva a creer en el más precioso y santificador de los dogmas: el amor que Dios nos tiene, según esa inmensa verdad sobrenatural que expresó, a manera de testamento espiritual, el Beato Pedro Julián Eymard: “La fe en el amor de Dios es la que hace amar a Dios.”

No puede haber la menor duda de que sea lícito a cada alma creyente recoger para sí misma las encendidas palabras de amor que el Esposo dirige a la Esposa. El Cantar es, en tal sentido, una celestial maravilla para hacernos descubrir y llevarnos a lo que más nos interesa, es decir, a creer en el amor con que somos amados. El que es capaz de hacerse bastante pequeño para aceptar, como dicho a sí mismo por Jesús, lo que el Amado dice a la Amada, siente la necesidad de responderle a Él con palabras de amor, y de fe, y de entrega ansiosa, que la Amada dirige al Amado. Felices aquellos que exploten este sublime instrumento, que es a un tiempo poético y profético, como los Salmos de David, y en el cual se juntan, de un modo casi sensible, la belleza y la piedad, el amor y la esperanza, la felicidad y la santidad. ¡Y felices también nosotros si conseguimos darlo en forma que pueda ser de veras aprovechado por las almas!

El título “Cantar de los Cantares” (en hebreo Schir Haschirim) equivale, en el lenguaje bíblico, a un superlativo como “vanidad de vanidades” (Eclesiastés 1, 2), “Rey de Reyes y Señor de Señores” (Apocalipsis 19, 16), etc., y quiere decir que esta canción es superior a todas. “El Alto Canto” se le llama en alemán; en italiano “La Cántica” por antonomasia, etc. Efectivamente el “Cantar de los Cantares” ha ocupado y sigue ocupando el primer lugar en la literatura mística de todos los siglos.

Poema todo oriental, no puede juzgárselo, como bien dice Vigouroux, según las reglas puestas por los griegos, como son las nuestras. Tiene unidad, pero “entendida a la manera oriental, es decir, mucho más en el pensamiento inspirador que en la ejecución de la obra”.

Intervienen en el “Cantar de los Cantares”, mediante diálogos y a veces en forma dramática, la Esposa (Sulamita) y el Esposo, denominados también en ocasiones hermano y hermana. Aparecen además otros personajes: los “hermanos”, las “hijas de Jerusalén”, etc., que forman algo así como el coro de la antigua tragedia griega. La manera en que se tratan el Amado y la Amada muestra claramente que no son simples amantes, porque entre los israelitas solamente los esposos podían tratarse tan estrechamente.

No se exhibe, pues, aquí un amor prohibido o culpable, sino una relación legítima entre esposos. A este respecto debe advertirse desde luego que el lenguaje del Cántico es el de un amor entre los sexos. No creemos que esto haya de explicarse solamente porque se trata de un poema de costumbres orientales, sino también porque la Biblia es siempre así: “plata probada por el fuego, purificada de escoria, siete veces depurada” (Salmo 11, 7). Ella dice todo lo que debe decir, sin el menor disimulo (cf. Génesis 19, 30 y nota), es decir, como muy bien observa Hello, sin revestir la verdad con apariencias que atraigan el aplauso de los demás, según suelen hacer los hombres. Dios quiere aplicar aquí, a los grandes misterios de su amor con la humanidad —ya se trate de Israel, de la Iglesia o de cada alma— la más vigorosa de las imágenes: la atracción de los sexos. Sabe que todos la comprenderán, porque todos la sienten. Y en ello no ha de verse lo prohibido, sino lo legítimo del amor matrimonial, instituido por Dios mismo, a la manera como el vino solo sería malo en el ebrio que lo bebiera pecaminosamente. De ahí que, como muy bien se ha dicho de este sublime poema, “el que vea mal en ello, no hará sino poner su propia malicia. Y el que sin malicia lo lea buscando su alimento espiritual, hallará el más precioso antídoto contra la carne”.

Los expositores antiguos miraron siempre como autor del libro al rey Salomón cuyo nombre figura en el título: “Cantar de los Cantares de Salomón” y fue respetado por el traductor griego. La Vulgata no pone nombre de autor, y diversos exégetas católicos remiten la composición del Cantar a tiempos posteriores a Salomón (Joüon, Holzhey, Ricciotti, Zapletal, etc.). Otros empero, entre ellos Fillion, lo atribuyen al mismo rey sabio, que en el poema figura con toda su opulencia. A este respecto no podemos dejar de señalar, entre las muchas interpretaciones (que hacen variar de mil maneras el diálogo y el sentido, según que pongan cada versículo en boca de uno u otro de los personajes), la que adopta un estudioso tan autorizado como Vaccari presentándola como “la que mejor corresponde, tanto a los datos intrínsecos del Libro, cuanto a las condiciones históricas del antiguo Israel”. Según esta interpretación, el Esposo a quien ama la Sulamita, no es la misma persona que el rey, sino un joven pastor que la celebra en un lenguaje idílico y agreste, contrastando precisamente con la fastuosidad del rey cuyas atracciones desprecia la Esposa que prefiere a su Amado. En este contraste, la paz del campo simboliza la Religión de Israel, tan sencilla como verdadera, y los esplendores de la Corte figuran los de la civilización pagana, que humanamente hablando parece tan superior a la hebrea. Tendríamos así, como en las dos Ciudades de San Agustín, el eterno contraste entre Dios y el mundo, entre lo espiritual y lo temporal. El valor de esta interpretación que permite entender muchos pasajes antes obscuros, podrá juzgarse a medida que la señalemos en las notas. Entretanto ella explicaría que Salomón, siendo el autor del Poema (como lo sostiene también Vigouroux con sólidas razones) se haya puesto él mismo como personaje del drama, pues que, siendo así, ya no aparecería como figura del divino Esposo, sino que, lejos de ello, se presenta modestamente con su persona y su proverbial opulencia, como un ejemplo de la vanidad de todo lo terreno, cosa muy propia de la sabiduría de aquel gran Rey.

Agreguemos que esta manera de entender el Cantar según lo propone Vaccari no se opone en modo alguno al aprovechamiento de su riquísima doctrina mística, pues nada más congruente que aplicar las relaciones de Yahvé con su esposa Israel, a las de su Hijo Jesús, espejo perfectísimo del Padre (Hebreos 1, 3), con la Iglesia que Él fundó, y con cada una de las almas que la forman, en su peregrinación actual en busca del Esposo (cf. 4, 7; 3, 3; 5, 6 y notas); en la misteriosa unión anticipada de la vida eucarística (cf. 2, 6 y nota); y finalmente en su bienaventurada esperanza (cf. 1, 1; 8, 13 s. y notas; Tito 2, 13), cuya realización anhela ella desde el principio con un suspiro que no es sino el que repetimos cada día en el Padre Nuestro enseñado por el mismo Cristo: “Adveniat Regnum tuum”, y el que los primeros cristianos exhalaban en su oración que desde el siglo primero nos ha conservado la “Didajé” o “Doctrina de los doce Apóstoles”: “Así como este pan fraccionado estuvo disperso sobre las colinas y fue recogido para formar un todo, así también, de todos los confines de la tierra, sea tu Iglesia reunida para el Reino tuyo... líbrala de todo mal, consúmala en tu caridad, y de los cuatro vientos reúnela, santificada, en tu reino que para ella preparaste, porque tuyo es el poder y la gloria en los siglos. ¡Venga la gracia! ¡Pase este mundo! ¡Hosanna al Hijo de David! Acérquese el que sea santo; arrepiéntase el que no lo sea. Maranatha (Ven Señor). Amén.”

Para facilitar la lectura, orientando al lector, señalamos aquí la división en seis escenas que propone Vaccari y sintetizamos brevemente el contenido de cada una de ellas:

ESCENA I (1, 1-2, 7): a) El anhelo de la Esposa (1, 1-14): Ella busca al Amado y él le indica el campo. El rey la solicita. Ella prefiere al pastor, b) El primer encuentro (1, 15-2, 7): Dialogo y unión de los dos esposos.

ESCENA II (2, 8-3, 5): a) En el campo (2, 8-17): Invitación del Esposo y paseo campestre. b) Búsqueda nocturna del Esposo (3, 1-5): Ella recorre en vano la ciudad. Lo encuentra afuera.

ESCENA III (3, 6-5, 1): a) “Salomón en todo su esplendor” (3, 6-11): Coro sobre la opulencia del rey (tentación), b) Retrato de la Esposa (4, 1-6). c) El místico jardín (4, 7-5, 1): El Amado le hace el gran elogio. Ella se goza. Él invita a los amigos.

ESCENA IV (5, 2-6, 3): a) Visita nocturna (5, 2-9): La Esposa no abre al Amado. Luego lo busca en vano, b) Ella hace la semblanza del Esposo ante el coro (5, 10-6, 3).

ESCENA V, (6, 4-8, 4): a) Nuevas loas de la Esposa (6, 4-7, 1). b) Justa de requiebros, en que parecen rivalizar el rey y el pastor (7, 2-10). c) Fidelidad de la Esposa (7, 11-8, 4).

ESCENA VI (8, 5-14): a) El triunfo del amor (8, 5-7): La Esposa descansa en el Amado. El fuego divino. Unión transformante. b) Parábolas de la hermanita y de la viña (8, 8-12). c) Idilio (8, 13) y llamado final (8, 14).

CANTAR DE LOS CANTARES 1

Cantar de los Cantares, de Salomón

Esposa

1[6221] ¡Béseme él con los besos de su boca!

porque tus amores son mejores que el vino.

2[6222]Suave es el olor de tus ungüentos;

es tu nombre ungüento derramado;

por eso te aman las doncellas.

Coro

3[6223]Atráeme en pos de ti. ¡Corramos!

Me introdujo el Rey en sus cámaras.

Nos gozaremos, nos alegraremos en ti.

Celebraremos tus amores más que el vino.

Con razón te aman.

Esposa

4[6224]Morena soy, pero hermosa,

oh hijas de Jerusalén,

como las tiendas de Cedar,

como los pabellones de Salomón.

5[6225]No reparéis en que soy morena;

es que me ha quemado el sol.

Los hijos de mi madre se airaron contra mí;

me pusieron a guardar las viñas;

pero mi viña, la mía, no he guardado.

6Dime, oh tú a quien ama el alma mía,

dónde pastoreas,

dónde haces sestear las ovejas al mediodía,

para que no ande yo vagando

alrededor de los rebaños de tus compañeros.

Esposo o Coro

7[6226]Si no lo sabes, oh hermosa entre las mujeres,

sal siguiendo las huellas del rebaño,

y apacienta tus cabritos

junto a las cabañas de los pastores.

Esposo

8[6227]A mi yegua, en las carrozas del Faraón,

te comparo, oh amiga mía.

9Hermosas son tus mejillas entre los pendientes,

cuello entre los collares.

10[6228]Collares de oro haremos para ti

incrustados de plata.

Esposa

11[6229]Estando el rey en su diván,

mi nardo exhala su fragancia.

12[6230]Un manojito de mirra

es para mí el amado mío:

reposa entre mis pechos.

13[6231]Racimo de cipro

es mi amado para mí

en las viñas de Engadí.

Esposo

14[6232]Hermosa eres, amiga mía,

eres hermosa;

tus ojos son palomas.

Esposa

15Hermoso eres, amado mío, ¡y cuan delicioso!

y nuestro lecho es de flores.

Esposo

16De cedro son las vigas de nuestra casa,

de ciprés nuestros artesonados.

CANTAR DE LOS CANTARES 2

Esposa

1[6233]Yo soy el lirio de Sarón,

la azucena de los valles.

Esposo

2[6234]Como una azucena entre los espinos,

así, es mi amiga entre las doncellas.

Esposa

3[6235]Como el manzano entre los árboles silvestres,

tal es mi amado entre los mancebos.

A su sombra anhelo sentarme,

y su fruto es dulce a mi paladar.

4[6236]Me introdujo en la celda del vino,

y su bandera sobre mí es el amor.

5[6237]¡Confortadme con pasas!

¡Restauradme con manzanas!

porque languidezco de amor.

6[6238]Su izquierda está debajo de mi cabeza,

y su derecha me abraza.

Esposo

7[6239]Os conjuro, oh hijas de Jerusalén,

por las gacelas y las ciervas del campo,

que no despertéis ni inquietéis a la amada,

hasta que ella quiera.

Esposa

8[6240]¡La voz de mi amado!

Helo aquí que viene,

saltando por los montes,

brincando sobre los collados.

9Es mí amado como el gamo,

o como el cervatillo.

Vedlo ya detrás de nuestra pared,

mirando por las ventanas,

atisbando por las celosías.

10[6241]Habla mi amado, y me dice:

Esposo

Levántate, amiga mía; hermosa mía, ven.

11[6242]Porque, mira, ha pasado ya el invierno,

la lluvia ha cesado y se ha ido;

12aparecen ya las flores en la tierra;

llega el tiempo de la poda,

y se oye en nuestra tierra

la voz de la tórtola.

13[6243]Ya echa sus brotes la higuera,

esparcen su fragancia las viñas en flor.

¡Levántate, amiga mía;

hermosa mía, ven!

14[6244]Paloma mía,

que anidas en las grietas de la peña,

en los escondrijos de los muros escarpados,

hazme ver tu rostro,

déjame oír tu voz;

porque tu voz es dulce,

y tu rostro es encantador.

Esposa

15[6245]Cazadnos las raposas,

las raposillas que devastan las viñas,

porque nuestras viñas están en flor.

16[6246]Mi amado es mío,

y yo soy suya;

él apacienta entre azucenas.

17[6247]Mientras sopla la brisa,

y se alargan las sombras,

¡vuélvete, amado mío!

¡Aseméjate al gamo,

o al cervatillo,

sobre los montes escarpados!

CANTAR DE LOS CANTARES 3

Esposa

1[6248]En mi lecho, de noche,

busqué al que ama mi alma;

le busqué y no le hallé.

2Me levantaré, pues,

y giraré por la ciudad,

por las calles y las plazas;

buscaré al que ama mi alma.

Le busqué y no le hallé.

3[6249]Me encontraron los guardias

que hacen la ronda por la ciudad:

“¿Habéis visto al que ama mi alma?”

4[6250]Apenas me había apartado de ellos,

encontré al que ama mi alma.

Lo así y no lo soltaré

hasta introducirlo en la casa de mi madre,

y en la cámara de la que me dio el ser.

Esposo (¿o Pastor?)

5[6251]Os conjuro, oh hijas de Jerusalén,

por las gacelas y las ciervas del campo,

que no despertéis ni inquietéis a la amada,

hasta que ella quiera.

Coro

6[6252]¿Qué cosa es esta que sube del desierto,

como columna de humo

perfumada de mirra e incienso

con todos los aromas del mercader?

7[6253]Mirad, es su litera, la de Salomón;

sesenta valientes la rodean,

de entre los héroes de Israel.

8Todos ellos manejan la espada,

son adiestrados para el combate;

todos llevan la espada ceñida,

a causa de los peligros de la noche.

9De maderas del Líbano

se hizo el rey Salomón un cenáculo.

10Hizo de plata sus columnas,

de oro el dosel,

de púrpura su asiento;

su interior está recamado de amor,

por las hijas de Jerusalén.

11[6254]Salid, oh hijas de Sión,

a contemplar al rey Salomón

con la corona que le tejió su madre

en el día de sus desposorios,

el día del gozo de su corazón.

CANTAR DE LOS CANTARES 4

Esposo

1[6255]¡Qué hermosa eres, amiga mía!

¡Cuán hermosa eres tú!

Tus ojos son palomas, detrás de tu velo.

Tu cabellera es como un rebaño de cabras,

que va por la montaña de Galaad.

2Son tus dientes

como hatos de ovejas esquiladas,

que suben del lavadero,

todas con crías mellizas,

sin que haya entre ellas una estéril.

3[6256]Como cinta de púrpura son tus labios,

y graciosa es tu boca.

Como mitades de granada son tus mejillas,

detrás de tu velo.

4[6257]Tu cuello es cual la torre de David,

construida para armería,

de la que penden mil escudos,

todos ellos arneses de valientes.

5[6258]Como dos mellizos de gacela

que pacen entre azucenas,

son tus dos pechos.

Esposa

6[6259]Mientras sopla la brisa

y se alargan las sombras,

me iré al monte de la mirra,

y al collado del incienso.

Esposo

7[6260]Eres toda hermosa, amiga mía,

y no hay en ti defecto alguno.

8[6261]¡Ven del Líbano, esposa mía!

¡Ven conmigo del Líbano!

¡Mira de la cima del Amaná,

de la cumbre del Senir y del Hermón,

de las guaridas de los leones,

de las montañas de los leopardos!

9[6262]Me has arrebatado el corazón,

hermana mía, esposa.

Me has arrebatado el corazón

con una de tus miradas,

con una perla de tu collar.

10¡Cuán dulce son tus amores,

hermana mía, esposa!

¡Cuánto más dulces

son tus caricias que el vino;

y la fragancia de tus perfumes

que todos los bálsamos!

11Miel destilan tus labios,

esposa mía,

miel y leche

hay debajo de tu lengua;

y el perfume de tus vestidos

es como el olor del Líbano.

12[6263]Un huerto cerrado

es mi hermana esposa,

manantial cerrado,

fuente sellada.

13Tus renuevos son un vergel de granados,

con frutas exquisitas; cipro y nardo;

14nardo y azafrán, canela y cinamomo,

con todos los árboles de incienso;

mirra y áloes,

con todos los aromas selectos.

Esposa

15[6264]La fuente del jardín

es pozo de aguas vivas,

y los arroyos fluyen del Líbano.

16¡Levántate, oh Aquilón,

ven, oh Austro!

¡Qué se esparzan sus aromas!

¡Venga mi amado a su jardín

y coma de sus exquisitas frutas!

CANTAR DE LOS CANTARES 5

Esposo

1[6265]Vine a mi jardín, hermana mía, esposa;

tomé de mi mirra y de mi bálsamo;

comí mi panal con mi miel;

bebí mi vino y mi leche.

¡Comed, amigos;

bebed y embriagaos, mis bien amados!

Esposa

2[6266]Yo dormía,

pero mi corazón estaba despierto.

¡Una voz! Es mi amado que golpea.

Esposo

Ábreme, hermana mía, amiga mía,

paloma mía, perfecta mía,

pues mi cabeza está llena de rocío,

y mis cabellos de las gotas de la noche.

Esposa

3[6267]Ya me he quitado la túnica;

¿cómo ponérmela de nuevo?

Ya me he lavado los pies;

¿cómo ensuciarlos?

4[6268]Mi amado introdujo la mano por el cerrojo,

y mis entrañas todas se conmovieron.

5[6269]Me levanté para abrir a mi amado,

y mis manos gotearon mirra;

de mirra exquisita

se impregnaron mis dedos

en la manecilla de la cerradura.

6[6270]Abrí a mi amado,

pero mi amado, volviéndose,

había desaparecido.

Mi alma desfalleció al oír su voz.

Lo busqué y no lo hallé;

lo llamé, mas no me respondió.

7[6271]Me encontraron los guardias

que hacen la ronda en la ciudad;

me golpearon, me hirieron;

y los que custodian las murallas

me quitaron el manto.

8[6272]Os conjuro, oh hijas de Jerusalén,

si halláis a mi amado, decidle

que yo desfallezco de amor.

Coro

9¿Qué es tu amado más que otro amado,

oh hermosa entre las mujeres?

¿Qué es tu amado más que los demás amados,

para que así nos conjures?

Esposa

10[6273]Mi amado es blanco y rubio,

se distingue entre millares.

11[6274]Su cabeza es oro puro;

sus rizos, racimos de palma,

negros como el cuervo.

12[6275]Sus ojos, palomas junto a los arroyos de agua,

bañadas en leche, en pleno reposo.

13[6276]Sus mejillas son eras de balsameras,

macizos de perfumadas flores;

sus labios son lirios

que destilan mirra purísima.

14[6277]Sus manos son barras de oro

esmaltadas con piedras de Tarsis;

su pecho, una obra de marfil

cuajada de zafiros.

15[6278]Sus piernas son columnas de mármol,

asentadas en basas de oro puro;

su aspecto es como el del Líbano,

esbelto como los cedros.

16[6279]Su voz es la dulzura misma,

y todo él es amable.

Tal es mi amado, tal es mi amigo,

oh hijas de Jerusalén.

Coro

17[6280]¿Adónde se ha ido tu amado,

oh hermosa entre las mujeres?

¿Hacia dónde se ha vuelto tu amado,

para que le busquemos contigo?

CANTAR DE LOS CANTARES 6

Esposa

1[6281]Mi amado bajó a su jardín,

a las eras de bálsamo,

para pastorear en los jardines,

y juntar azucenas.

2[6282]Yo soy de mi amado;

y mi amado es mío,

el pastor entre azucenas.

Esposo

3[6283]Hermosa eres, amiga mía, como Tirsá,

amable como Jerusalén,

temible como batallones de guerra.

4[6284]Aparta de mí tus ojos,

porque ellos me conturban.

Es tu cabellera,

como una manada de cabras

que va por las laderas de Galaad.

5Tus dientes son como un rebaño de ovejas

que suben del lavadero,

todas con crías gemelas,

y no hay entre ellas una estéril.

6Como mitades de granada son tus mejillas,

detrás de tu velo.

7[6285]Sesenta son las reinas,

ochenta las concubinas,

e innumerables las doncellas.

8Pero una es mi paloma, mi perfecta;

única para su madre,

la predilecta de aquella que la engendró.

Las jóvenes la vieron,

y la proclamaron dichosa;

la vieron las reinas y concubinas,

y la alabaron.

Coro

9[6286]¿Quién es esta que avanza

como la aurora,

hermosa como la luna,

pura como el sol,

temible como batallones de guerra?

Esposa

10[6287]He bajado al nogueral,

para mirar las flores del valle,

para ver si ha brotado la vid,

si florecen los granados.

11[6288]No reconozco mi alma;

¡me ha puesto en los carros de Aminadib!

Coro

12[6289]¡Vuelve, vuelve, Sulamita!

¡Vuelve, vuelve, para que te miremos!

CANTAR DE LOS CANTARES 7

Esposa

1[6290]¿Por qué miráis a la Sulamita

como las danzas de Mahanaim?

Esposo (¿Rey?)

¡Qué hermosos son tus pies

en las sandalias, hija de príncipe!

Los contornos de tus caderas son como joyas,

obra de manos de artista.

2[6291]Tu seno es un tazón torneado,

en que no falta el vino sazonado.

Tu vientre es un montón de trigo

rodeado de azucenas.

3Como dos cervatillos son tus pechos,

gemelos de gacela.

4[6292]Tu cuello es una torre de marfil,

tus ojos como las piscinas de Hesebón,

junto a la puerta de Bat-Rabim,

tu nariz como la torre del Líbano

que mira hacia Damasco.

5[6293]Tu cabeza está asentada como el Carmelo,

y tu cabellera es como la púrpura:

un rey está preso en sus trenzas.

Esposo (¿o Pastor?)

6¡Qué hermosa eres y qué encantadora,

oh amor, con tus delicias!

7Ese tu talle parece una palmera,

y tus pechos, racimos.

8[6294]Subiré, dije yo, a la palmera,

y me asiré de sus ramas.

¡Séanme tus pechos como racimos de uvas!

Tu aliento es como manzanas,

9[6295]y tu boca como vino generoso...

Esposa

que fluye suavemente para mi amado,

deslizándose entre mis labios y mis dientes.

10[6296]Yo soy de mi amado

y hacia mí tienden sus deseos.

11[6297] ¡Ven, amado mío,

salgamos al campo,

pasemos la noche en las aldeas!

12Madrugaremos para ir a las viñas;

veremos si la vid está en cierne,

si se abrieron los brotes,

si han florecido los granados.

Allí te daré mi amor.

13[6298]Ya despiden su fragancia

las mandrágoras;

junto a nuestras puertas

hay toda clase de frutas exquisitas;

las nuevas y las pasadas

he guardado, amado mío, para ti.

CANTAR DE LOS CANTARES 8

Esposa

1[6299]¡Quién me diera que fueses hermano mío,

amamantado a los pechos de mi madre!

Al encontrarte afuera te besaría,

y no me despreciarían.

2[6300]Yo te llamaría

y te introduciría

en la casa de mi madre;

tú me enseñarías,

y yo te daría a beber vino aromático

del zumo de granados.

3[6301]Su izquierda debajo de mi cabeza,

y su derecha me abraza.

Esposo

4Os conjuro, hijas de Jerusalén,

que no despertéis ni inquietéis a la amada,

hasta que ella quiera.

Coro

5[6302]¿Quién es esta que sube del desierto,

apoyada sobre su amado?

Esposo

Yo te suscitaré debajo del manzano,

allí donde murió tu madre,

donde pereció la que te dio a luz.

Esposa

6[6303]¡Ponme cual sello sobre tu corazón,

cual marca sobre tu brazo!

Porque es fuerte el amor

como la muerte,

e inflexibles los celos

como el infierno.

Sus flechas son flechas de fuego,

llamas del mismo Yahvé.

7[6304]No valen muchas aguas

para apagar el amor,

ni los ríos pueden ahogarlo.

Si un hombre diera

todos los bienes de su casa por el amor,

sería sin embargo sumamente despreciado.

Coro

8[6305]Tenemos una hermana pequeña;

no tiene pechos todavía.

¿Qué haremos con nuestra hermana

en el día en que se trate de su boda?

9Si es muro,

levantaremos sobre ella almenas de plata;

si es puerta,

le formaremos un tablado de cedro.

Esposa (¿O Hermana?)

10Muro soy,

y mis pechos son como torres.

Así he venido a ser a los ojos de él

como quien ha hallado la paz.

Coro

11[6306]Una viña tenía Salomón en Baal-Hamón,

entregó la viña a los guardas;

cada uno había de darle

por sus frutos mil monedas de plata.

Esposa

12Tengo delante mi viña, la mía.

Para ti los mil (siclos), oh Salomón,

y doscientos para los guardas de su fruto.

Esposo

13[6307]Oh tú que habitas en los jardines,

los amigos desean oír tu voz.

¡Házmela oír!

Esposa

14[6308]Corre, amado mío,

y sé como la gacela y el cervatillo

sobre los montes de los bálsamos.

SABIDURÍA

# · 1 · 2 · 3 · 4 · 5 · 6 · 7 · 8 · 9 · 10 · 11 · 12 · 13 · 14 · 15 · 16 · 17 · 18 · 19

INTRODUCCIÓN

El Libro de la Sabiduría forma juego con los libros de los Proverbios y Eclesiastés. Trata de la Sabiduría, pero presentándola no ya como aquel —en forma de virtud de orden práctico que desciende al detalle de los problemas temporales—, ni tampoco, según hace este, como un concepto general y anti-humanista de la vida, en sí misma, sino como una sabiduría toda espiritual y sobrenatural, verdadero secreto revelado amorosamente por Dios. Más que otros libros del Antiguo Testamento, tiene este por objeto inculcar a los reyes y dirigentes la noción de su cometido, su alto destino y su tremenda responsabilidad ante Dios, y a todos la admiración y el amor de la sabiduría, la cual aparece dotada de personalidad y atributos divinos, como que no es sino el Verbo eterno del Padre, que había de encarnarse por obra del Espíritu Santo para revelarse a los hombres.

En los Salmos presenta el Profeta David al sol como una imagen de Dios, de cuyo benéfico influjo nadie puede esconderse (Salmo 18, 6 s.). Esto no es una mera figura literaria sino —como todo en los Salmos— una enseñanza. El sol es como Dios, fuego ardiente y abrasador (Éxodo 24, 17; Deuteronomio 4, 24; 9, 3; Isaías 10, 17; Hebreos 11, 29) o sea que arde en sí mismo y además comunica su llama. El sol es luz y calor a un tiempo, y nos envía sus rayos gratuitamente. Y en el rayo solar (como vemos cuando atraviesa el transparente vidrio de una ventana) es también inseparable la luz del calor. Así la luz, el Verbo-Jesús (Juan 1, 9; II Timoteo 1, 10) y la llama del amor del Espíritu Santo (Mateo 3, 11; Hechos de los Apóstoles 2, 3) proceden ambas inseparablemente del divino Sol, del divino Padre. El apóstol Santiago resume ambos aspectos de Dios diciéndonos a un tiempo que Él es “el Padre de las luces”, y que de Él procede todo el bien que recibimos (Santiago 1, 17). Él es al mismo tiempo la “Luz en la cual no hay tinieblas” (I Juan 1, 5), y el Padre del amor que se derrama en misericordia (Salmo 102, 13; II Corintios 1, 3; Efesios 2, 4).

Pues bien, ese rayo de sol que nos envía el Padre con su Verbo de luz y con su Espíritu de amor, eso es la sabiduría. De ahí que en ella sean inseparables conocimiento y amor, así como por Cristo, Palabra del Padre, nos fue dado el Espíritu Paráclito que vino en lenguas de fuego. Sapientia sapida scientia, dice San Bernardo, esto es, ciencia sabrosa, que entraña a un tiempo el saber y el sabor. Así es la divina maravilla de la Sabiduría. Es decir, que probarla es adoptarla, pero también que nadie la querrá mientras no la guste, porque, ni puede amarse lo que no se conoce, ni tampoco se puede dejar de amar aquello que se conoce como soberanamente amable.

Tal es el misterio del Dios Amor (“Caritas Pater”), que nos da su Hijo (“Gratia Filius”) y que luego, aplicándonos, como si fueran nuestros, los méritos de ese Hijo, nos comunica la participación a su divina Esencia (II Pedro 1, 4) mediante su Santo Espíritu (“Communicatio Spiritus Sanctus”: cf. la antífona 1ª del III Nocturno de la Santísima Trinidad, inspirada en II Corintios 13, 13), engendrándonos de nuevo para esa vida divina (Juan 1, 13; 3, 5; I Pedro 1, 3), según la cual somos y seremos hijos suyos, no solo adoptivos (Efesios 1, 5) sino verdaderos (1 Juan 3, 1), nacidos de Dios (Juan 1, 12-13), semejantes al mismo Jesucristo: desde ahora, en espíritu (I Juan 3, 2): y un día, también en el cuerpo (Filipenses 3, 21), para que Él sea nuestro Hermano mayor (Romanos 8, 29).

Tal es la sabiduría cuya descripción, que es como decir su elogio, se hace en este libro sublime. Como fruto de ella, podemos decir que, al hacernos sentir así la suavidad de Dios, nos da el deseo de su amor que nos lleva a buscarlo apasionadamente, como el que descubre el tesoro escondido (Isaías 45, 3) y la perla preciosa del Evangelio (Mateo 13). He aquí el gran secreto, de incomparable trascendencia: La moral es la ciencia de lo que debemos hacer. La sabiduría es el arte de hacerlo sin esfuerzo y con gusto, como todo el que obra impelido por el amor (Kempis, III, 5).

El mismo Kempis nos dice cómo este sabor de Dios, que la sabiduría proporciona, excede a todo deleite (III, 34), y cómo las propias Palabras de Cristo tienen un maná escondido y exceden a las palabras de todos los santos (I, 1, 4). ¿Podrá alguien decir luego que es una ociosidad estudiar así estos secretos de la Biblia? Cada uno puede hacer la experiencia, y preguntarse si, mientras está con su mente ocupada en estas cosas, podría dar cabida a la inclinación de pecar, ¿No basta, entonces, para reconocer que este es el remedio por excelencia para nuestras almas? ¿No es el que la madre usa por instinto, al ocupar la atención del niño con algún objeto llamativo para desviarlo de ver lo que no le conviene? Y así es como la Sabiduría lleva a la humildad, pues el que esto experimenta comprende bien que, si se libró del pecado, no fue por méritos propios, sino por virtud de la Palabra divina que le conquistó el corazón.

Tal es exactamente lo que enseña, desde el Salmo 1° (versículos 1-3), el Profeta David, a quien Dios puso “a fin de llenar de sabiduría a nuestros corazones” (Ecclo. 45, 31): El contacto asiduo con las Palabras divinas asegura el fruto de nuestra vida. Cf. también Proverbios 4, 23; 22, 17; Ecclo. 1, 18; 30, 24; 37, 21; 39, 6; 51, 28; Jeremías 24, 7; 30, 21; Baruc 2, 31; Ezequiel 36, 26; Lucas 6, 45; Mateo 15, 19; Hebreos 13, 9.

Mas para probar la eficacia de este remedio sobrenatural, claro está que hay que adoptarlo. Y eso es lo que el Papa acaba de proponer a los Pastores de almas, recordándoles, con San Jerónimo, que si el conocimiento de Cristo es lo único que puede salvar al mundo, ello supone el conocimiento de las Escrituras, porque “ignorar las Escrituras es ignorar a Cristo”.

He aquí lo que el Sumo Pontífice Pío XII se propone al promover con la nueva Encíclica “Divino Afflante Spiritu” el amor a la Biblia, y su enseñanza al pueblo, sin detenerse hasta llegar a darla y comentarla en la prensa.

El libro de la Sabiduría fue escrito en griego y pertenece, por lo tanto, a los Libros deuterocanónicos de la Biblia. Fue compuesto probablemente no en Palestina sino en Egipto, donde había muchos judíos que ya no comprendían el hebreo, y por consiguiente usaban los Libros Santos en lengua griega.

El texto griego señala como autor al rey Salomón; no así la Vulgata, la cual no pone nombre de autor. La opinión de que el Libro fuese escrito por Salomón fue abandonada ya en los primeros siglos, y esto con toda razón. Ahora bien, como Salomón aparece hablando en los capítulos 7, 8 y 9, nada impide que miremos esas palabras como propias del sapientísimo rey y trasmitidas posteriormente. (Véase introducción al Libro del Eclesiastés).

El verdadero autor, desconocido, debió de ser un varón piadoso que buscaba consuelo en la contemplación de los misterios de Dios, y parece que se propuso fortalecer a las víctimas de una persecución, para lo cual el Libro es de una inspiración incomparable.

El tiempo de la composición no ha de fijarse antes del año 300 a. C. Lo más probable es que se escribiera hacia el año 200 a. C. A esta conclusión llegan los exégetas en atención a que el libro fue compuesto en griego y que el autor conoce ideas cuyos orígenes han de buscarse en la escuela filosófica de Alejandría; lo cual no significa en manera alguna que el autor sagrado pague tributo a ellas. Antes por el contrario es este, por su asunto, uno de los libros más esencialmente sobrenaturales de la Escritura, como vemos por su altísima teología que parece un anticipo del Nuevo Testamento.

Tratándose de un libro deuterocanónico, que no está en la Biblia hebrea, presentamos el texto (corregido) de nuestra edición de la Vulgata (Edit. Guadalupe).

I. LA SABIDURÍA: SU NATURALEZA Y SUS FRUTOS

SABIDURÍA 1

Exhortación a adquirir la sabiduría

1[6309]Amad la justicia, vosotros los que juzgáis la tierra.

Sentid bien del Señor, y buscadle con sencillez de corazón.

2[6310]Porque los que no le tientan le hallan,

y se manifiesta a aquellos que en Él confían.

3[6311]Pues los pensamientos perversos apartan de Dios,

cuyo poder puesto a prueba redarguye a los necios.

4Porque la sabiduría no entrará en alma maligna,

ni habitará en el cuerpo sometido al pecado.

5[6312]El Espíritu Santo que la enseña, huye de las ficciones;

se aparta de los pensamientos desatinados,

y es repelido por la presencia de la iniquidad.

El pecador no puede escapar al castigo

6[6313]Ciertamente, el Espíritu de la sabiduría es benigno,

y no dejará sin castigo los labios del maldiciente;

porque Dios es testigo de sus afectos interiores,

escudriñador infalible de su corazón, y entendedor de su lenguaje.

7[6314]Por cuanto el Espíritu del Señor llena el mundo universo;

y El que contiene todas las cosas, tiene conocimiento de lo que se habla.

8Por eso el que habla cosas malas no puede esconderse,

ni escapará del juicio vengador.

9Pues se le interrogará al impío sobre sus pensamientos;

y llegarán a los oídos de Dios sus palabras,

para castigo de sus maldades.

10[6315]Porque el oído celoso de Dios todo lo oye;

ni encubrirse puede el ruido de las murmuraciones.

11[6316]Guardaos, pues, de la murmuración, la cual de nada aprovecha,

y refrenad la lengua de detracción;

porque ni una palabra dicha a escondidas se irá por el aire;

y la boca mentirosa da muerte al alma.

No es Dios quien hizo la muerte

12No os afanéis en acarrearos la muerte con el descarrío de vuestra vida;

ni os granjeéis la perdición con las obras de vuestras manos.

13[6317]Porque no es Dios quien hizo la muerte,

ni se complace en la perdición de los vivientes.

14Todo lo creó para la vida;

saludables hizo las cosas que nacen en el mundo.

Nada hay en ellas de ponzoñoso ni nocivo,

ni reino del infierno en la tierra.

15Puesto que la justicia es perpetua e inmortal.

16[6318]Mas los impíos con las manos y con las palabras llamaron a la muerte;

y reputándola como amiga,

vinieron a corromperse hasta hacer con ella alianza,

como dignos de tal sociedad.

SABIDURÍA 2

Los impíos niegan la vida eterna

1[6319]Dijeron entre sí, discurriendo sin juicio:

“Corto y lleno de tedio es el tiempo de nuestra vida;

no hay consuelo en el fin del hombre;

ni se ha conocido nadie que haya vuelto de los infiernos.

2Hemos nacido de la nada,

y pasado lo presente seremos como si nunca hubiésemos sido.

La respiración de nuestras narices es humo,

y el habla como una chispa, con la cual se mueve nuestro corazón.

3[6320]Apagada que sea, quedará nuestro cuerpo reducido a ceniza;

y el espíritu se disipará, cual sutil aire.

Se ha de desvanecer nuestra vida; como una nube que pasa;

y desaparecerá, como niebla herida de los rayos del sol y oprimida de su calor.

4Caerá en olvido con el tiempo nuestro nombre,

sin que quede memoria de nuestras obras.

5[6321]Porque el tiempo de nuestra vida es una sombra que pasa;

ni hay retorno después de nuestra muerte;

porque queda puesto el sello, y nadie vuelve atrás.

Los impíos corren tras los placeres

6[6322]Venid y gocemos de los bienes presentes;

apresurémonos a disfrutar de las creaturas, como en la juventud.

7Llenémonos de vinos exquisitos,

y de olorosos perfumes, y no dejemos pasar la flor de la edad.

8[6323]Coronémonos de rosas antes que se marchiten;

no haya prado por donde no pase nuestra intemperancia.

9Ninguno de nosotros deje de tomar parte en nuestra lascivia;

dejemos por todas partes vestigios de nuestro regocijo,

ya que nuestra herencia es esta, y tal nuestra suerte.

El odio de los impíos al justo

10[6324]Oprimamos al justo desvalido, no perdonemos a la viuda,

ni respetemos las canas del anciano de muchos días.

11[6325]Sea nuestra fortaleza la ley de la justicia;

pues lo flaco de nada sirve.

12[6326]Armemos lazos al justo, visto que él no es de provecho para nosotros,

y que es contrario a nuestras obras.

Nos echa en cara los pecados contra la ley;

y nos desacredita, divulgando nuestra conducta.

13[6327]Protesta tener la ciencia de Dios,

y se llama a sí mismo hijo de Dios.

14Se ha hecho el censor de nuestros pensamientos.

15No podemos sufrir ni aun su vista;

porque no se asemeja su vida a la de los otros,

y sigue una conducta muy diferente.

16[6328]Nos mira como a gente frívola,

se abstiene de nuestros usos como de inmundicias,

prefiere las postrimerías de los justos,

y se gloría de tener a Dios por padre.

17Veamos ahora si sus palabras son verdaderas;

experimentemos lo que le acontecerá, y veremos cuál será su paradero.

18[6329]Que si es verdaderamente hijo de Dios, Dios le tomará a su cargo,

y le librará de las manos de los adversarios.

19[6330]Examinémosle a fuerza de afrentas y tormentos, para conocer su resignación y probar su paciencia.

20[6331]Condenémosle a la más infame muerte;

pues que según sus palabras será él atendido.”

La muerte obra del diablo

21Tales cosas idearon, mas desatinaron,

cegados de su propia malicia.

22No entendieron los misterios de Dios,

ni esperaron la recompensa de la justicia;

ni hicieron caso de la gloria de las almas santas.

23[6332]Porque Dios creó inmortal al hombre,

y le formó a su imagen y semejanza;

24[6333]mas por la envidia del diablo entró la muerte en el mundo;

25[6334]e imitan al diablo los que son de su bando.

SABIDURÍA 3

El destino de los justos

1[6335]Mas las almas de los justos están en la mano de Dios;

y no llegará a ellas el tormento de la muerte.

2[6336]A los ojos de los insensatos pareció que morían;

y su tránsito se miró como una desgracia,

3[6337]y como un aniquilamiento su partida de entre nosotros,

mas ellos reposan en paz.

4Y si delante de los hombres han padecido tormentos,

su esperanza está llena de la inmortalidad.

5[6338]Su tribulación ha sido ligera, y su galardón será grande,

porque Dios hizo prueba de ellos, y los halló dignos de sí.

6[6339]Los probó como el oro en el crisol,

y los aceptó como víctima de holocausto,

y a su tiempo se les dará la recompensa.

7[6340]Brillarán los justos,

y discurrirán como centellas por un cañaveral.

8[6341]Juzgarán a las naciones y dominarán a los pueblos.

El Señor reinará sobre ellos eternamente.

9[6342]Los que confían en Él, entenderán la verdad;

y los fieles a su amor descansarán en Él,

pues que la gracia y la paz es para sus escogidos.

La desdicha de los impíos

10Mas los impíos serán castigados a medida de sus pensamientos:

ellos que no hicieron caso de la justicia, y apostataron del Señor.

11Porque desdichado es quien desecha la sabiduría y la instrucción,

y vana es su esperanza; sin fruto sus trabajos, e inútiles sus obras.

12Las mujeres de los tales son unas locas,

y perversísimos sus hijos.

13[6343]Maldita la raza de ellos.

Porque dichosa será la estéril; la sin mancilla,

la que conservó inmaculado su lecho,

ella recibirá la recompensa en la visitación de las almas santas.

14[6344]Asimismo el eunuco, cuyas manos no han obrado la iniquidad,

ni ha pensado cosas criminales contrarias a Dios;

pues se le dará un don precioso por su fidelidad,

y un destino muy distinguido en el templo de Dios.

15[6345]Porque glorioso es el fruto de las buenas obras;

y nunca se seca la raíz de la sabiduría.

16Mas los hijos de los adúlteros jamás alcanzarán madurez,

y extirpada será la raza del tálamo impuro.

17Y dado que tuvieren larga vida, para nada se contará con ellos,

y su última vejez será sin honra.

18Si murieron pronto, no tendrán esperanza,

ni quien los consuele en el día de la cuenta.

19Porque la raza de los malvados tiene un fin nefasto.

SABIDURÍA 4

Alabanza de la castidad

1[6346]Oh, ¡cuán bella es la generación casta con claridad!

Inmortal es su memoria, y en honor delante de Dios y de los hombres.

2Cuando está presente, la imitan;

y cuando se ausenta, la echan de menos;

coronada triunfa eternamente,

ganando el premio en combates inmaculados.

3Pero la raza de los impíos, aunque multiplicada, de nada servirá;

no echarán hondas raíces los pimpollos bastardos,

ni tendrán una estable consistencia.

4Que si por algún tiempo brotan sus ramas,

como no están firmes serán sacudidos por el viento,

y desarraigados por la violencia del huracán.

5Con lo que serán desgajadas sus ramas antes de acabar de formarse;

inútiles y de áspero gusto son sus frutos,

y para nada buenos.

6[6347]Porque los hijos nacidos de uniones ilícitas,

al preguntárseles de quién son,

vienen a ser testigos que deponen contra la maldad de sus padres.

De la temprana muerte de los justos

7[6348]Mas el justo, aunque arrebatado de la muerte,

estará en lugar de refrigerio.

8[6349]Porque no hacen venerable la vejez los muchos días ni los muchos años;

sino que la prudencia del hombre suple las canas,

9y es edad anciana la vida inmaculada.

10[6350]Porque agradó a Dios, fue amado de Él;

y cómo vivía entre los pecadores, fue trasladado a otra parte.

11[6351]Fue arrebatado para que la malicia no alterase su modo de pensar,

ni sedujesen su alma las apariencias.

12[6352]Pues el hechizo de la vanidad oscurece el bien;

y la inconstancia de la concupiscencia pervierte el ánimo inocente.

13Con lo poco que vivió, llenó una larga vida.

14Porque su alma era grata a Dios;

por eso se apresuró Él a sacarle de en medio de los malvados.

Mas viendo las gentes, no entendieron, ni reflexionaron en su corazón:

15que la gracia de Dios y la misericordia son para sus santos,

y que Él fija su mirada sobre los escogidos.

16El justo muerto condena a los impíos que viven;

y su juventud presto acabada, la larga vida del pecador.

17Verán el fin del hombre prudente,

y no comprenderán los designios de Dios sobre él,

ni cómo el Señor le ha puesto en salvo.

18Le verán, y le mirarán con desprecio,

mas el Señor se burlará de ellos.

El fin tremendo de los impíos

19[6353]Al cabo vendrán a morir sin honor,

y estarán con eterna infamia entre los muertos;

porque Él hará que hinchados revienten por medio,

sin que osen abrir su boca,

y los desquiciará desde los cimientos.

Serán reducidos a extrema desolación;

quedarán gimiendo, y perecerá su memoria.

20[6354]Comparecerán llenos de espanto por el remordimiento de sus pecados,

y sus iniquidades se levantarán contra ellos.

SABIDURÍA 5

Lamento de los condenados

1[6355]Entonces los justos se presentarán con gran valor,

contra aquellos que los angustiaron y les robaron sus fatigas.

2[6356]A cuyo aspecto se apoderará de estos la turbación, y un temor horrendo;

y han de asombrarse de la repentina salvación de ellos, que no esperaban.

3Arrepentidos, y arrojando gemidos de su angustiado corazón,

dirán dentro de sí:

“Estos son los que en otro tiempo fueron el blanco de nuestros escarnios

y el objeto de oprobio.

4[6357]¡Insensatos de nosotros! Su vida nos parecía una necedad,

y su muerte una ignominia.

5[6358]Mirad cómo son contados en el número de los hijos de Dios,

y cómo su suerte es estar con los santos.

6[6359]Luego descarriados nos hemos ido del camino de la verdad;

no nos ha alumbrado la luz de la justicia,

ni para nosotros ha nacido el sol de la inteligencia.

7Nos hemos fatigado en seguir la carrera de la iniquidad y perdición;

andado hemos por senderos fragosos, sin conocer el camino del Señor.

8¿De qué nos ha servido la soberbia?

O, ¿qué provecho nos ha traído la ostentación de las riquezas?

El verdadero aspecto de la vida

9[6360]Pasaron como sombra todas aquellas cosas,

y como mensajero que pasa corriendo;

10[6361]o cual nave que surca las olas del mar,

de cuyo tránsito no hay que buscar vestigio,

ni la vereda de su quilla en las olas;

11o como ave que vuela a través del aire,

de cuyo vuelo no queda rastro ninguno,

y solamente se oye el sacudimiento de las alas con que azota al ligero viento y se abre camino rasgando con fuerza la atmósfera; ella bate sus alas y vuela sin dejar detrás de sí señal ninguna de su rumbo.

12O como una saeta disparada contra el blanco; corta el aire, y luego este se reúne, sin que se conozca por donde pasó.

13[6362]Así también nosotros, apenas nacidos, dejamos de ser;

y ninguna señal de virtud pudimos mostrar,

y nos consumimos en nuestra maldad.”

14[6363]Así discurren en el infierno los pecadores,

15[6364]porque la esperanza del impío es como la pelusa que arrebata el viento; o cual espuma ligera que la tempestad deshace; o como humo que disipa el viento; o como la memoria del huésped de un día.

La recompensa de los justos y el castigo de los impíos

16[6365]Mas los justos vivirán eternamente;

su galardón está en el Señor, y el Altísimo tiene cuidado de ellos.

17[6366]Por tanto, recibirán de la mano del Señor el reino de la gloria,

y una brillante diadema.

Los protegerá con su diestra, y con su santo brazo los defenderá.

18[6367]Se armará de todo su celo,

y armará las creaturas para tomar venganza en sus enemigos.

19[6368]Tomará la justicia por coraza, y por yelmo el juicio cierto;

20embrazará por escudo impenetrable la rectitud;

21[6369]de su inflexible ira hará una aguda lanza:

y el universo peleará con Él contra los insensatos.

22[6370]Irán derechamente los tiros de los rayos, los cuales serán lanzados de las nubes, como de un arco bien asestado, y herirán a un punto fijo.

23[6371]Y de la cólera como de una ballesta lloverán densos granizos.

Se embravecerán contra ellos las olas del mar,

y los ríos todos correrán impetuosamente.

24Se levantará contra ellos un furioso huracán,

y en torbellino de viento serán destrozados.

Por su iniquidad quedará convertida en un yermo toda la tierra;

y los tronos de los potentados serán derrocados por la maldad.

SABIDURÍA 6

Los reyes y la sabiduría

1[6372]Más vale la sabiduría que la fuerza;

y el varón prudente más que el valeroso.

2Escuchad, pues, oh reyes, y estad atentos;

aprended vosotros, oh jueces de toda la tierra.

3Dad oídos vosotros que tenéis el gobierno de los pueblos,

y os gloriáis del vasallaje de muchas naciones.

4[6373]Porque la potestad os la ha dado el Señor;

del Altísimo tenéis esa fuerza;

el cual examinará vuestras obras, y escudriñará los pensamientos.

5Porque siendo vosotros ministros de su reino,

no juzgasteis con rectitud,

ni observasteis la ley de la justicia,

ni procedisteis conforme a la voluntad de Dios.

6[6374]Él se os mostrará espantosa y repentinamente;

pues los que ejercen potestad sobre otros,

serán juzgados con extremo rigor.

7[6375]Porque con los pequeños se usará de compasión;

mas los grandes sufrirán grandes tormentos.

8[6376]Que no exceptuará Dios persona alguna,

ni respetará la grandeza de nadie;

pues al pequeño y al grande, Él mismo los hizo,

y de todos cuida igualmente;

9si bien a los más grandes amenaza mayor suplicio.

10[6377]Por tanto, a vosotros, oh reyes, se dirigen estas mis palabras,

a fin de que aprendáis la sabiduría, y no vengáis a resbalar.

11Porque los que guardan santamente las cosas santas, serán justificados;

y los que habrán aprendido estas cosas, hallarán con qué defenderse.

12Codiciad, pues, mis mandamientos; amadlos y seréis instruidos.

Es cosa fácil encontrar la sabiduría

13[6378]Luminosa es e inmarcesible la sabiduría;

y se deja ver fácilmente de los que la aman, y hallar de los que la buscan.

14Se anticipa a aquellos que la codician;

poniéndoseles delante ella misma.

15[6379]Quien madrugare en busca de ella, no tendrá que fatigarse;

pues la hallará sentada en su puerta.

16El tener, pues, el pensamiento ocupado en ella, es prudencia consumada;

y el que por amor de ella velare, bien presto estará en reposo.

17Porque ella misma va por todas partes,

buscando a los que son dignos de poseerla;

y por los caminos se les presenta con agrado,

y en todas las ocasiones les sale al encuentro.

La sabiduría asegura los tronos de los reyes

18[6380]El principio de la sabiduría es un deseo sincerísimo de instrucción.

19Procurar instruirse es amar (la sabiduría);

amarla es guardar sus leyes;

y la observancia de estas leyes, es la perfecta incorrupción.

20La incorrupción une con Dios;

21[6381]luego el deseo de la sabiduría conduce al reino eterno.

22Ahora bien, oh reyes de los pueblos,

si os complacéis en los tronos y cetros,

amad la sabiduría, a fin de reinar perpetuamente.

23[6382]Amad la luz de la sabiduría, todos los que estáis al frente de los pueblos.

Exhortación a adquirir la sabiduría

24[6383]Yo os declararé qué cosa es la sabiduría, y cómo fue engendrada;

no os ocultaré los misterios de Dios;

sino que subiré investigando hasta su primer origen,

y pondré en claro su conocimiento, sin ocultar la verdad.

25No me acompañaré por cierto con el que se repudre de envidia;

pues un tal no será participante de la sabiduría.

26[6384]La muchedumbre de sabios es la felicidad del mundo;

y un rey sabio es firme sostén del pueblo.

27Recibid, pues, la instrucción por medio de mis palabras,

porque os será provechosa.

SABIDURÍA 7

Igualdad de los hombres

1[6385]A la verdad, soy también yo mortal, semejante a los demás,

y del linaje de aquel que el primero fue formado de la tierra.

En el vientre de la madre fui modelado en carne;

2[6386]en el espacio de diez meses fui formado de sangre cuajada,

y de la semilla de un hombre, concurriendo lo apacible del sueño.

3[6387]Y luego que nací, respiré el común aire,

y caí sobre la misma tierra que todos;

y mi primera voz, como la de todos, fue de llanto.

4Fui criado entre pañales, y con grandes cuidados.

5Porque no ha tenido otra manera de nacer que esta, ninguno de los reyes.

6[6388]Una misma, pues, es para todos la entrada a la vida,

y semejante es la salida.

Elogio de la sabiduría

7[6389]Por esto deseé yo la inteligencia, y me fue concedida;

rogué y vino sobre mí el espíritu de sabiduría.

8La preferí a los reinos y tronos,

y en su comparación tuve por nada las riquezas;

9ni parangoné con ella las piedras preciosas;

porque todo el oro, respecto de ella, no es más que una menuda arena,

y a su vista la plata será tenida por lodo.

10[6390]La amé más que la salud y la hermosura;

y propuse tenerla por luz,

porque su resplandor es inextinguible.

11[6391]Me vinieron, juntamente con ella, todos los bienes,

e innumerables riquezas por medio de ella.

12[6392]Me gozaba en todas las cosas, porque me guiaba esta sabiduría;

e ignoraba yo que ella fuese madre de todos estos bienes.

13[6393]La aprendí sin ficción, y la comunico sin envidia, ni encubro su valor.

14[6394]Pues es un tesoro infinito para los hombres,

que a cuantos se han valido de él,

ha hecho partícipes de la amistad de Dios,

y recomendables por los dones de la doctrina.

La sabiduría divina madre de la sabiduría humana

15A mí me ha concedido Dios el expresar lo que siento;

y tener pensamientos dignos de los dones recibidos,

porque Él es la guía de la sabiduría, y el que corrige a los sabios;

16puesto que estamos en sus manos nosotros, y nuestros discursos,

y toda la sabiduría, y la ciencia del obrar, y la disciplina.

17[6395]Él me dio la verdadera ciencia de las cosas existentes;

para que yo conozca la constitución del mundo,

y las virtudes de los elementos,

18el principio, fin y medio de los tiempos, las mudanzas de las estaciones,

y las vicisitudes de los tiempos;

19el curso del año, y las posiciones de las estrellas;

20la naturaleza de los animales, y la bravura de las fieras;

la violencia de los vientos, y las inclinaciones de los hombres;

la variedad de las plantas, y las virtudes de las raíces.

21[6396]Aprendí cuantas cosas hay ocultas, y nunca vistas;

pues me instruyó la sabiduría que es el artífice de todas.

Origen y atributos de la sabiduría

22[6397]Porque en ella tiene su morada el espíritu de inteligencia,

el cual es santo, único, multiforme, sutil, elocuente, ágil, inmaculado,

infalible, suave, amante del bien, perspicaz, irresistible, benéfico,

23[6398]amador de los hombres, benigno, estable, constante, seguro.

Lo puede todo, todo lo prevé, y abarca todos los espíritus;

es inteligente, puro y sutil.

24Pues la sabiduría es más ágil que todas las cosas que se mueven,

y alcanza a todas partes, a causa de su pureza;

25siendo como es una exhalación de la virtud de Dios,

o como una pura emanación, de la gloria de Dios omnipotente;

por eso no tiene lugar en ella cosa manchada;

26[6399]como que es el resplandor de la luz eterna,

un espejo sin mancilla de la majestad de Dios,

y una imagen de su bondad.

27[6400]Con ser una sola lo puede todo,

y siendo en sí inmutable todo lo renueva;

se derrama por las naciones, entre las almas santas,

formando amigos de Dios y profetas.

28[6401]Porque Dios solamente ama al que mora con la sabiduría,

29[6402]la cual es más hermosa que el sol,

y sobrepuja a todo el orden de las estrellas,

y si se la compara con la luz, le hace muchas ventajas;

30[6403]visto que a la luz la alcanza la noche;

pero la malicia jamás prevalece contra la sabiduría.

SABIDURÍA 8

La sabiduría abarca todos los bienes

1[6404]Ella abarca fuertemente (todas las cosas), de un cabo a otro,

y las ordena todas con suavidad.

2[6405]A esta amé yo, y la busqué desde mi juventud,

y procuré tomarla por esposa mía,

y quedé enamorado de su hermosura.

3[6406]Realza su nobleza la estrecha unión que tiene con Dios;

y además la ama el Señor de todas las cosas;

4[6407]siendo ella la maestra de la ciencia de Dios,

y la directora de sus obras.

5[6408]Y si en esta vida se codician las riquezas,

¿qué cosa más rica que la sabiduría, creadora de todas las cosas?

6Si la industria es la que produce las obras,

¿quién mejor que la sabiduría mostró el arte en estas cosas existentes?

7[6409]Si alguno ama la justicia,

frutos son de los trabajos de esta las grandes virtudes,

porque enseña la templanza, y la prudencia, y la justicia, y la fortaleza,

que son las cosas más útiles a los hombres en esta vida.

8[6410]Si alguno desea el mucho saber,

ella es la que sabe lo pasado, y forma juicio de lo futuro;

conoce los artificios de los discursos, y las soluciones de los argumentos;

adivina los prodigios y maravillas antes, que sucedan,

y los acontecimientos de los tiempos y de los siglos.

La sabiduría compañera de nuestra vida

9[6411]Propuse traérmela, para vivir en su compañía,

sabiendo que comunicará conmigo sus bienes,

y será el consuelo mío, en mis cuidados y penas.

10[6412]Por ella seré ilustre entre las gentes;

joven seré honrado de los ancianos.

11[6413]Me reconocerán por agudo en el juzgar,

seré admirable a los ojos de los grandes,

y los príncipes manifestarán en sus semblantes la admiración que les causo.

12[6414]Si callo, estarán en expectación,

y si hablo me escucharán atentos;

y cuando me extendiere en mi discurso,

pondrán el dedo en sus labios.

13Además de esto, por ella adquiriré la inmortalidad,

y dejaré memoria eterna de mí a los venideros.

14[6415]Gobernaré los pueblos, y se sujetarán a mí las naciones.

15Temblarán los reyes feroces, al oír mi nombre;

con el pueblo me mostraré benigno, y valiente en la guerra.

16[6416]Entrando en mi casa tendré con ella mi reposo,

porque su conversación no tiene amargura,

ni tedio su trato, sino consuelo y alegría.

Esfuerzos por adquirir la sabiduría

17[6417]Considerando yo esto para conmigo,

y revolviendo en mi corazón

cómo en la unión con la sabiduría se halla la inmortalidad,

18[6418]y un santo placer en su amistad,

e inagotables tesoros en las obras de sus manos,

y la prudencia en el ejercicio de conversar con ella,

y grande gloria en participar de sus razonamientos,

andaba por todas partes, buscando cómo apropiármela.

19[6419]Ya de niño era yo de buen ingenio,

y me cupo por suerte una buena alma.

20Creciendo en la bondad vine a un cuerpo incontaminado;

21[6420]y luego que llegué a entender que no podría ser continente,

si Dios no me lo otorgaba

—y era ya afecto de la sabiduría el saber de quién venía este don—

acudí al Señor, a quien se lo pedí con fervor,

diciendo de todo mi corazón:

SABIDURÍA 9

Oración de Salomón

1[6421] “Oh Dios de mis padres, y Señor de misericordia,

que hiciste todas las cosas por medio de tu Palabra,

2y con tu sabiduría formaste al hombre,

para que fuese señor de las creaturas que Tú hiciste;

3a fin de que gobernase la redondez de la tierra con equidad y justicia,

y ejerciese el juicio con rectitud de corazón;

4[6422]dame aquella sabiduría que asiste a tu trono,

y no quieras excluirme de entre tus hijos;

5ya que soy siervo tuyo e hijo de tu esclava,

hombre flaco, y de corta edad,

y poco idóneo para entender el juicio y las leyes.

6[6423]Porque aun cuando alguno de entre los hijos de los hombres

fuese consumado,

si se ausentare de él tu sabiduría, no valdría nada

7Tú me escogiste por rey de tu pueblo,

y por juez de tus hijos e hijas.

8[6424]Me mandaste edificar el Templo en tu santo monte,

y un altar en la ciudad de tu morada,

a semejanza de tu santo tabernáculo,

que dispusiste desde el principio.

9Contigo está tu sabiduría, que conoce tus obras,

la cual se hallaba también entonces cuando creabas al mundo,

y sabía lo que era acepto a tus ojos,

y qué cosa era conforme a tus decretos.

10[6425]Envíala de tus santos cielos y del solio de tu grandeza,

para que esté conmigo, y conmigo trabaje,

a fin de que sepa yo lo que te place.

11[6426]Porque sabe ella todas las cosas, y todo lo entiende;

me guiará con acierto en mis empresas, y me protegerá con su poder;

12con lo cual mis obras serán aceptas,

y gobernaré con justicia a tu pueblo,

siendo digno del trono de mi padre.

13[6427]Pues, ¿quién de los hombres podrá saber los consejos de Dios?

¿O quién podrá averiguar qué es lo que Dios quiere?

14Porque inseguros son los pensamientos de los mortales,

e inciertas nuestras providencias.

15[6428]El cuerpo corruptible agrava al alma,

y la morada terrestre deprime la mente, ocupada en muchas cosas.

16[6429]Difícilmente llegamos a formarnos un concepto de las cosas de la tierra;

y a duras penas entendemos lo que tenemos delante.

¿Quién podrá, pues, investigar lo que está en el cielo?

17Y ¿quién podrá conocer tu voluntad,

si Tú no le das la sabiduría

y no envías desde lo más alto tu santo Espíritu;

18con que sean enderezados los caminos de los moradores de la tierra,

y aprendan los hombres lo que te place?

19[6430]Visto que por la sabiduría fueron salvados, oh Señor,

cuantos desde el principio te fueron aceptos.”

II. DEMOSTRACIÓN HISTÓRICA

SABIDURÍA 10

El papel de la sabiduría en la vida de Adán

1[6431]Ella guardó al que fue por Dios formado primer padre del mundo, habiendo sido creado él solo;

2[6432]y ella le sacó de su pecado, y le dio potestad para gobernar todas las cosas.

3[6433]Luego que apostató de esta el impío, arrebatado de la ira, se halló perdido por la furia del homicidio fraterno.

Noé

4[6434]Y cuando por causa de él las aguas anegaron la tierra, la Sabiduría puso nuevamente remedio, conduciendo al justo en un leño despreciable.

Abrahán

5[6435]Ella, igualmente, cuando las gentes conspiraron a una para obrar mal, distinguió al justo, le conservó irreprensible para Dios, y le mantuvo fuerte contra su ternura por el hijo.

Lot

6[6436]La (sabiduría) libró al justo, que huía de los impíos, que perecieron cuando cayó el fuego sobre la Pentápolis;

7[6437]cuya tierra, en testimonio de las maldades de ella, persevera desierta y humeando, y los árboles dan frutos sin sazón; y queda fija la estatua de sal, como monumento de un alma incrédula.

8Así aquellos que dieron de mano a la sabiduría, no solamente vinieron a desconocer la virtud, sino que dejaron a los hombres memoria de su necedad, por manera que no pudieron encubrir los pecados que cometieron.

9Al contrario, la sabiduría libró de los dolores a los que la respetaban.

Jacob

10[6438]Ella condujo por caminos seguros al justo, cuando huía de la ira de su hermano; le mostró el reino de Dios, y le dio la ciencia de los santos; le enriqueció en medio de las fatigas, y recompensó sus trabajos.

11[6439]Cuando querían sorprenderle con sus fraudes, ella le asistió y le hizo rico.

12[6440]Le guardó de los enemigos y le defendió de los seductores, e le hizo salir vencedor en la gran lucha, a fin de que conociese que de todas las cosas la más poderosa es la sabiduría.

José

13[6441]Esta misma no desamparó al justo vendido; antes le libró de los pecadores, y descendió con él a la mazmorra; 14[6442]ni le desamparó en las prisiones, sino que le dio el bastón del reino, y el poder contra aquellos que le oprimían; convenció de mentirosos a los que le habían infamado, y le procuró una gloria eterna.

La sabiduría libra a los israelitas

15[6443] Esta libró al pueblo justo, y al linaje irreprensible, de las naciones que la oprimían;

16[6444]entrándose en el alma del siervo de Dios, el cual contrastó a reyes formidables, a fuerza de portentos y milagros.

17[6445]Esta les dio a los justos el galardón de sus trabajos, y los condujo por sendas maravillosas; les sirvió de toldo durante el día, y de luz de estrellas por la noche.

18Los pasó por el Mar Rojo a la otra orilla, y los fue guiando entre montañas de aguas.

19[6446]A sus enemigos los sumergió en el mar, pero a ellos los retiró del profundo abismo.

Así los justos se llevaron los despojos de los impíos;

20[6447]y celebraron con cánticos, oh Señor, tu santo nombre,

21[6448]alabando todos a una tu diestra vencedora. Porque la sabiduría abrió la boca de los mudos, e hizo elocuentes las lenguas de los niños.

SABIDURÍA 11

La sabiduría protegió a Israel en el desierto

1[6449]La misma dirigió sus pasos bajo el gobierno del santo profeta.

2Viajaron por desiertos inhabitados, y acamparon en lugares yermos.

3[6450]Hicieron frente a sus enemigos, y se vengaron de sus contrarios.

4[6451]Tuvieron sed, y te invocaron, y les fue dada agua de una altísima peña, y refrigerio a su sed de una dura piedra.

Cómo la sabiduría castigó a los egipcios

5Por tanto, en lo mismo que fueron castigados sus enemigos, cuando les faltó el agua para beber, los hijos de Israel se gozaban por tenerla en abundancia;

6y por eso cuando a aquellos les faltó, recibieron estos tan singular beneficio.

7[6452]Porque realmente a los malvados les diste a beber sangre humana, en vez de las aguas del perenne río.

8Y cuando perecían estos, en pena de haber hecho morir a los niños, diste a los tuyos agua abundante contra toda esperanza;

9demostrando por la sed, que hubo entonces, cómo ensalzabas a los tuyos, y hacías perecer a sus contrarios.

10[6453]Pues viéndose ellos puestos a prueba, y afligidos, bien que con misericordia, echaron de ver cómo los impíos eran atormentados y castigados con indignación.

11[6454]Verdaderamente que a los unos los probaste como padre que amonesta; mas a los otros los pusiste en juicio, y los condenaste como rey inexorable,

12siendo atormentados igualmente, en ausencia y en presencia.

13Porque eran castigados con doble pesar y llanto, y con la memoria de las cosas pasadas.

14Pues al oír que era bien para los otros lo que para ellos había sido tormento, conocieron la mano del Señor, asombrados del éxito de los sucesos.

15[6455]Así fue que a aquel de quien en aquella inhumana exposición se mofaban, como de un desechado, al fin de los sucesos le miraban con admiración, habiendo ellos padecido una sed, bien diferente de la de los justos.

Castigo de la idolatría de los egipcios

16[6456]Y en castigo de las ideas locas de su iniquidad, según las cuales algunos, desviados, adoraban mudas serpientes, y viles bestias, Tú enviaste contra ellos para vengarte una muchedumbre de animales estúpidos,

17[6457]a fin de que conociesen cómo por aquellas cosas en que uno peca, por esas mismas es atormentado.

18[6458]No porque tu mano omnipotente, que creó al mundo de una materia nunca vista, no pudiera enviar contra ellos multitud de osos y de feroces leones,

19[6459]o fieras de una nueva especie desconocida, llenas de furor, que respirasen llamas de fuego, o despidiesen una negra humareda, o arrojasen por los ojos espantosas centellas,

20que no solamente con sus mordeduras hubieran podido exterminarlos, sino aun con la sola vista hacerlos morir de espanto.

21[6460]Pero aun sin nada de todo esto, con un solo aliento podían ser muertos, perseguidos de sus propios crímenes, y disipados por un soplo de tu potencia; mas Tú dispones todas las cosas con medida, número y peso.

22Porque Tú solo tienes siempre a mano el sumo poder. ¿Quién puede resistir a la fuerza de tu brazo?

Castigo misericordioso

23El mundo todo es delante de Ti como un granito en la balanza, y como una gota de rocío que por la mañana desciende sobre la tierra.

24[6461]Pero Tú tienes misericordia de todos, por lo mismo que todo lo puedes, y disimulas los pecados de los hombres, a fin de que hagan penitencia;

25[6462]porque Tú amas todo cuanto tiene ser, y nada aborreces de todo lo que has hecho; que si alguna cosa aborrecieras, nunca la hubieras ordenado ni hecho.

26¿Cómo podría durar alguna cosa, si Tú no quisieses? ¿Ni cómo conservarse nada sin orden tuya?

27[6463]Pero Tú eres indulgente para con todas las cosas, porque tuyas son, oh Señor, amador de las almas.

SABIDURÍA 12

Longanimidad de Dios

1[6464]¡Oh, cuan benigno y suave es, oh Señor, tu espíritu en todas las cosas!

2[6465]De aquí es que a los que andan perdidos Tú los castigas poco a poco; y los amonestas por las faltas que cometen, y les hablas, para que, dejada la malicia, crean en Ti, oh Señor.

Castigo de los cananeos

3Porque Tú miraste con horror a los antiguos moradores de tu tierra santa;

4pues hacían obras detestables a tus ojos con hechicerías y sacrificios impíos,

5[6466]matando sin piedad a sus propios hijos, y comiendo las entrañas humanas, y bebiendo la sangre en medio de tu sagrada tierra.

6A estos padres, procreadores de aquellas criaturas abandonadas, los quisiste hacer perecer por medio de nuestros padres;

7a fin de que la tierra, de Ti la más amada de todas, recibiese una digna colonia de hijos de Dios.

8[6467]Mas aun a estos, por ser hombres, les tuviste compasión, y les enviaste avispas, a manera de batidores de tu ejército, para que los exterminasen poco a poco.

9No porque no pudieses someter, a mano armada, los impíos a los justos, o exterminarlos de una vez por medio de bestias feroces, o con una severa palabra;

10[6468]sino que castigándolos poco a poco, dabas lugar a la penitencia; bien que no ignorabas cuan malvada era su casta, y connatural su malicia, y que no se mudarían jamás sus ideas.

11[6469]Pues venían de una raza maldita desde el principio; y sin que fuese por temer Tú a nadie, les dabas tregua en sus pecados.

12[6470]Porque quién te dirá a Ti: ¿Por qué has hecho eso? ¿O quién se opondrá a tus juicios? ¿O quién se presentará ante Ti para defender a hombres malvados? ¿O quién te hará cargos por haber exterminado las naciones que Tú creaste?

13Porque no hay otro Dios sino Tú; que de todas las cosas tienes cuidado, para demostrar que no hay injusticia en tus juicios.

14No hay rey ni príncipe delante de Ti que pueda pedirte cuenta de aquellos que Tú has hecho perecer.

15[6471]Siendo como eres justo, dispones todas las cosas justamente; y crees ajeno de tu poder el condenar a aquel que no merece ser castigado.

La razón de la indulgencia del Señor

16[6472]Pues tu poder es el principio de la justicia; y por lo mismo que eres el Señor de todas las cosas, eres con todos indulgente.

17[6473]Muestras, empero, tu poder, cuando no te creen soberanamente poderoso, y confundes la audacia de aquellos que no te reconocen.

18Pero como Tú eres el soberano Señor, juzgas sin pasión, y nos gobiernas con moderación suma; teniendo siempre en tu mano el usar del poder cuando quisieres.

19[6474]Por esta tu conducta has enseñado a tu pueblo que el justo debe también ser humano, y has dado a tus hijos buenas esperanzas, puesto que cuando los juzgas por sus pecados, dejas lugar a la penitencia.

20[6475]Pues si a los enemigos de tus siervos, y reos de muerte, los castigaste con tanto miramiento, dándoles tiempo y comodidad, para que se arrepintiesen de su malicia;

21¿con cuánto cuidado juzgarás a tus hijos, a cuyos padres hiciste grandes promesas con juramentos y pactos?

22[6476]Así cuando a nosotros nos das alguna corrección, a nuestros enemigos los castigas de mil maneras; para que reflexionando consideremos tu bondad, y cuando nos hagas experimentar tu justicia, esperemos en tu misericordia.

23[6477]Por la misma razón a esos otros, que vivieron como insensatos e injustos, les hiciste sufrir horribles tormentos por medio de aquellas cosas que adoraban.

24[6478]Así es que anduvieron largo tiempo extraviados por la senda del error, creyendo dioses a las creaturas más viles entre los animales, y viviendo como niños, sin ningún juicio.

25Por lo mismo les diste un castigo, a manera de escarnio, como a muchachos sin seso.

26[6479]Mas los que no se corrigieron con escarnios y reprensiones, vinieron a experimentar un castigo digno de Dios.

27Porque irritados de lo que padecían, y viéndose atormentados por las mismas cosas que creían dioses, y que ellas eran su ruina, reconocieron ser el verdadero Dios Aquel a quien en otro tiempo negaban conocer. Por lo cual descargó al cabo sobre ellos la condenación final.

SABIDURÍA 13

Diversas formas de idolatría

1[6480]Vanidad son ciertamente todos los hombres en quienes no se halla la ciencia de Dios, y que por los bienes visibles no llegaron a conocer a Aquel que es; ni considerando las obras, reconocieron al artífice de ellas;

2[6481]sino que se figuraron ser el fuego, o el viento, o el aire ligero o las constelaciones de los astros, o la gran mole de las aguas, o el sol y la luna los dioses gobernadores del mundo.

3[6482]Y si encantados de la belleza de tales cosas las imaginaron dioses, debieron conocer cuánto más hermoso es el dueño de ellas; pues el que creó todas estas cosas es el autor de la hermosura.

4O si se maravillaron de la virtud e influencia de estas creaturas, entender debían por ellas que Aquel que las creó, las sobrepuja en poder.

5[6483]Pues de la grandeza y hermosura de las creaturas, se puede a las claras venir al conocimiento de su Creador.

6[6484]Mas los tales son menos reprensibles; porque yerran tal vez buscando a Dios y esforzándose por encontrarle,

7[6485]por cuanto le buscan discurriendo sobre sus obras, de las cuales quedan como encantados por la belleza que ven en ellas;

8aunque ni tampoco a estos se les debe perdonar.

9[6486]Porque si pudieron llegar por su sabiduría a conocer el mundo, ¿cómo no echaron de ver más fácilmente al Señor del mismo?

Descripción irónica de la fabricación de un ídolo

10Pero, malaventurados son, y fundan en cosas muertas sus esperanzas, aquellos que llamaron dioses a las obras de la mano de los hombres, al oro y a la plata, labrados con arte, o a las figuras de los animales, o a una piedra inútil, obra de mano antigua.

11[6487]Como cuando un artífice hábil corta del bosque un árbol derecho, y diestramente le quita toda la corteza, y valiéndose de su arte fabrica mañosamente un mueble a propósito para el servicio de la vida,

12y los restos de aquella obra los recoge para cocer la comida;

13y a uno de estos restos, que para nada sirve, por estar torcido y lleno de nudos, lo cincela diligentemente en ratos desocupados, y con la pericia de su arte va dándole figura, hasta hacer de él la imagen de un hombre,

14o darle la semejanza de un animal, pintándole de bermellón, y poniéndole la encarnadura, y cubriéndole todas las manchas que hay en él;

15y haciéndole un nicho conveniente, la coloca en la pared, y la afirma con clavos,

16[6488]para que no caiga al suelo, usando con ella de esta precaución, porque sabe que no puede valerse por sí misma, puesto que es una mera imagen, la cual ha menester ayuda.

17Y sin embargo, ofreciéndole votos, le consulta sobre su hacienda, sobre sus hijos, y sobre sus matrimonios. No tiene vergüenza de hablar con aquello que carece de vida.

18Antes bien suplica por la salud a un inválido, y ruega por la vida a un muerto, e invoca en su ayuda a un inútil.

19Para hacer un viaje se encomienda a quien no puede menearse, y para sus ganancias y labores, y el buen éxito de todas las cosas hace oración al que es inútil para todo.

SABIDURÍA 14

Necedad del culto de los ídolos

1[6489]Asimismo piensa otro en navegar, y estando para surcar las encrespadas olas, invoca un leño más endeble que aquel que le lleva.

2Este leño lo inventó la codicia de ganar, y lo fabricó el artífice con su saber.

3[6490]Mas tu providencia, oh Padre, lleva el timón; por cuanto aun en medio del mar le abriste camino, y le diste paso segurísimo por entre las olas;

4demostrando que eres poderoso para salvar de todo riesgo, aunque alguno sin arte se meta en el mar.

5[6491]Pero a fin de que no quedasen inútiles las obras de tu sabiduría, por eso los hombres fían sus vidas a un débil leño, y atravesando el mar sobre un barco llegan a salvo.

6[6492]De esta suerte también al principio, cuando merecieron los soberbios gigantes, una barca fue el refugio de la esperanza de toda la tierra; barca que siendo gobernada por tu mano, transmitió al mundo semilla de posteridad.

Maldito el ídolo y el que lo hace

7[6493]Porque bendito el leño que sirve a la justicia;

8pero maldito el leño de un ídolo hecho de mano, tanto él como su artífice; este porque le fabricó, y aquel porque no siendo más que una cosa frágil recibió el nombre de Dios.

9[6494]Puesto que a Dios le son igualmente aborrecibles el impío y su impiedad.

10Por donde así la obra hecha como el hacedor serán castigados.

11Y por eso no se perdonará a los ídolos de las naciones; por cuanto siendo creaturas de Dios se hicieron abominación, tentación para las almas de los hombres, y lazo para los pies de los insensatos.

Cómo los hombres inventaron los ídolos

12[6495]Pues la invención de los ídolos fue el origen de la fornicación, y su hallazgo la corrupción de la vida.

13Porque ni los había al principio, ni los habrá siempre.

14Fueron introducidos en el mundo por la vanidad de los hombres, y con esto vendrá muy pronto el fin de ellos.

15[6496]Hallándose un padre traspasado de acerbo dolor por la prematura muerte de su hijo, formó de él un retrato; y al que como hombre acababa de morir, comenzó luego a honrarle como a dios, y estableció entre sus criados ceremonias y sacrificios.

16[6497]Después con el discurso del tiempo, tomando cuerpo aquella impía costumbre, el error vino a ser observado como ley, y se adoraban los simulacros por mandato de los tiranos.

17[6498]Y así hacían traer desde lejos los retratos de quiénes no podían los hombres honrar personalmente por estar distantes; y exponían a la vista de todos la imagen del rey, a quien querían tributar honores, a fin de reverenciarle con su culto, como si estuviera presente.

18La extremada habilidad del artífice atrajo a los ignorantes a este culto;

19porque deseando complacer al que le hacía trabajar, empleó todos los esfuerzos del arte para sacar más al vivo la imagen.

20Con eso, embelesado el vulgo con la belleza de la obra, comenzó a calificar por un dios al que poco antes era honrado como un hombre.

Inmoralidad de la idolatría

21[6499]Y este fue el error del género humano; pues los hombres, o por satisfacer a un afecto suyo, o a los reyes, dieron a las piedras y leños el nombre incomunicable.

22Ni se contentaron con errar en orden al conocimiento de Dios, sino que viviendo sumamente arruinados por su ignorancia, dieron el nombre de paz a un sinnúmero de muy grandes males.

23[6500]Pues ya sacrificando sus propios hijos, ya ofreciendo sacrificios entre tinieblas, o celebrando vigilias llenas de delirios,

24no respetan las vidas, ni la pureza de los matrimonios, sino que unos a otros se matan por celos, o con sus adulterios se contristan.

25[6501]Por todas partes se ve efusión de sangre, homicidios, hurtos y engaños, corrupción, infidelidad, alborotos, perjurios, vejación de los buenos,

26[6502]olvido de Dios, contaminación de las almas, trastorno de la naturaleza, inconstancia de los matrimonios, desórdenes de adulterio y de lascivia;

27siendo el abominable culto de los ídolos la causa, y el principio y fin de todos los males;

28porque o hacen locuras en sus fiestas, o a lo menos fingen oráculos falsos, o viven en la injusticia, o perjuran con facilidad;

29como que confiados en sus ídolos, que son creaturas inanimadas, no temen que por jurar en falso les venga ningún daño.

El justo castigo de los idólatras

30[6503]Mas por entrambas cosas tendrán su justo castigo: porque entregados a sus ídolos sintieron mal de Dios, y porque juraron injustamente y con dolo, menospreciando la justicia.

31Pues no el poder de aquellos por quienes juran, sino la venganza sobre los pecadores es lo que persigue siempre la prevaricación de los injustos.

SABIDURÍA 15

Israel fue preservado de la idolatría

1Mas Tú, oh Dios nuestro, eres benigno, veraz y longánimo, y todo lo gobiernas con misericordia.

2[6504]Porque si pecamos, tuyos somos, sabiendo como sabemos tu grandeza; y si no pecamos, sabemos que nos cuentas en el número de los tuyos.

3[6505]Porque conocerte a Ti es la justicia consumada, y conocer tu justicia y poder es la raíz de la inmortalidad.

4Y así no nos ha inducido a error la humana invención de un arte malo, ni el vano artificio de las sombras de una pintura, ni la efigie entallada y de varios colores,

5cuya vista excita la concupiscencia del insensato, que ama la compostura de un retrato muerto e inanimado.

6Dignos son de poner su esperanza en semejantes cosas, aquellos que aman el mal; como también los que las hacen, los que las aman, y los que les dan culto.

Culpabilidad de los que se ocupan de la fabricación de ídolos

7[6506]Un alfarero, manejando la blanca greda, forma de ella, a costa de su trabajo, toda suerte de vasijas para nuestros usos; y de un mismo barro hace vasos que sirven para cosas limpias, e igualmente otros para cosas que no lo son; siendo el alfarero el árbitro del destino que han de tener los vasos.

8[6507]Y con vana fatiga forma del mismo barro un dios aquel que poco antes fue formado de la tierra, y que muy en breve volverá a reducirse a ella, obligado a restituir la deuda del alma que tiene.

9Pero él no se cura del trabajo que le ha de costar, ni de la brevedad de su vida; sino que va a competencia con los artífices de oro y de plata, e imita también a los broncistas, y pone su gloria en formar cosas vanas.

10Pues su corazón es ceniza, y vil tierra su esperanza, y su vida más despreciable que el barro,

11como que no conoce al que le ha creado e infundido el alma con que trabaja, y al que le inspiró el espíritu de vida.

12[6508]Y aun han creído estos ser nuestra vida un juego, una manera de vivir hecha para ganar, y que conviene el ganar por cualesquiera medios, aunque sean malos.

13Porque aquel que de materia terrena forma vasijas y simulacros, bien conoce que peca más que todos.

Insensatez de los paganos

14[6509]Son, pues, necios, desgraciados y soberbios, más que alma nacida, todos los que son enemigos de tu pueblo y que le tienen avasallado;

15[6510]porque reputaron dioses a todos los ídolos de las naciones; los cuales ni pueden usar de los ojos para ver, ni de las narices para respirar, ni de las orejas para oír, ni de los dedos de las manos para palpar, ni aun sus pies son capaces de menearse.

16Porque es hombre quien los hizo, y recibió prestado el espíritu quien los formó; ni jamás podrá hombre alguno fabricar un dios semejante a sí;

17por cuanto, siendo mortal, forma con manos sacrílegas una cosa muerta. El mismo es mejor que aquellos a quienes adora, pues él, aunque mortal, ha obtenido la vida, pero aquellos nunca vivirán.

18[6511]Y aun adoran a los más viles animales, que comparados con las demás bestias irracionales, son de peor condición que estas.

19[6512]Ni hay quien pueda observar cosa buena en el aspecto de estos animales; como que ahuyentaron de sí la aprobación y bendición de Dios.

SABIDURÍA 16

La sabiduría interviene a favor de los israelitas

1[6513]Por eso con semejantes cosas fueron justamente atormentados, y exterminados por una turba de animales.

2Mas a tu pueblo, en lugar de estos tormentos, le hiciste favores; concediéndole los apetecidos deleites de un nuevo sabor, con traerle por manjar gordas codornices;

3de manera que cuando los otros, bien que hambrientos, perdían las ganas aun del necesario sustento, por el asco de aquellas cosas que se les ponían delante de los ojos, y les eran enviadas, estos padeciendo necesidad por un poco de tiempo, lograron un nuevo manjar.

4Porque convenía que a los que se portaban como tiranos, les sobreviniese irremediable ruina, y a estos otros se les mostrase solamente de qué manera eran exterminados sus enemigos.

5Así que cuando contra ellos se enfurecieron las bestias crueles, perecían de las mordeduras de venenosas serpientes.

6[6514]Pero no duró siempre tu enojo, sino que fueron aterrados por un breve tiempo para escarmiento, recibiendo luego una señal de salud, para recuerdo de los mandamientos de tu Ley.

7A la cual (insignia) quien miraba, quedaba sano; no por virtud del objeto que veía, sino por Ti, oh Salvador de todos.

Lección para los egipcios

8Con lo que demostraste a nuestros enemigos que Tú eres el que libra de todo mal.

9Pues ellos perecieron mordidos de las langostas y moscas, sin que se hallase remedio para su vida; porque merecían ser así exterminados.

10Mas contra tus hijos ni aun los dientes de dragones venenosos pudieron prevalecer, porque acudió a curarlos tu misericordia.

11Pues eran puestos a prueba, a fin de que se acordasen de tus preceptos; y presto quedaban curados, para que no sucediese que cayendo en un profundo olvido, no pudiesen gozar de tu socorro.

12[6515]Porque no fue yerba, ni ningún emplasto suave lo que los sanó, sino que fue tu palabra, oh Señor, la cual sana todas las cosas.

13Tú eres, Señor, el dueño de la vida y de la muerte; conduces hasta las puertas de la muerte y de allí retiras.

14[6516]Un hombre bien puede matar a otro por malicia; pero salido que haya el espíritu, no volverá, ni hará tornar el alma una vez recogida (allá).

Otra intervención del Señor

15Mas el huir de tu mano es cosa imposible.

16[6517]Así los impíos, que negaban conocerte, fueron azotados por tu fuerte brazo, siendo perseguidos de extrañas lluvias, de pedriscos y tempestades, y consumidos por el fuego.

17Y lo más maravilloso era que el fuego en el agua, que lo apaga todo, tenía mayor actividad; porque el universo venga a los justos.

18A veces se amansaba el fuego, para no quemar a los animales, enviados contra los impíos; a fin de que viéndolo ellos mismos, acabasen de conocer que por juicio de Dios eran perseguidos.

19[6518]Otras veces el fuego, contra su natural virtud, ardía en el agua por todas partes, para consumir las producciones de aquella tierra maldita.

El milagroso manjar en el desierto

20[6519]Al contrario, alimentaste a tu pueblo con manjar de ángeles, y le suministraste del cielo un pan aparejado sin fatiga suya, que contenía en sí todo deleite, y la suavidad de todo sabor.

21[6520]Y así este tu sustento demostraba cuan dulce eres para con tus hijos; y acomodándose al gusto de cada uno, se trasmutaba en lo que cada cual quería.

22[6521]La nieve y el hielo resistían a la fuerza del fuego, y no se derretían, para que viesen, cómo arrasaba las cosechas de los enemigos aquel fuego que ardía y relampagueaba en medio del granizo y de la lluvia.

23Aquí, al contrario, se olvidó el fuego de su misma actividad; para que tuviesen los justos de qué alimentarse.

24Pues la creatura, sirviéndote a Ti, hacedor suyo, redobla los ardores para atormentar a los injustos, y los mitiga en beneficio de aquellos que en Ti confían.

25Por eso también entonces, tomando el gusto de todos los manjares, servía a tu gracia, sustentadora de todos, acomodándose al deseo de aquellos que a Ti recurrían;

26[6522]a fin de que tus hijos, oh Señor, de Ti tan amados, reconociesen que no tanto son los frutos naturales los que alimentan a los hombres, sino que tu palabra sustenta a los que creen en Ti.

27[6523]Porque lo que no podía ser consumido del fuego, calentado al más leve rayo del sol, luego se deshacía;

28para que supiesen todos que era necesario adelantarse al sol para obtener tu bendición, y adorarte así que amanece.

29Porque la esperanza del ingrato se deshace como la escarcha del invierno, y desaparece como agua perdida.

SABIDURÍA 17

Otros ejemplos del amor de Dios a su pueblo

1[6524]Grandes son, oh Señor, tus juicios, e inefables tus palabras. Por eso las almas privadas de la ciencia, cayeron en el error.

2[6525]Pues cuando los inicuos se persuadían poder oprimir al pueblo santo, fueron ligados con cadenas de tinieblas y de una larga noche; y encerrados dentro de sus casas yacían excluidos de la eterna Providencia.

3[6526]Creyendo estar escondidos con sus negras maldades, fueron separados unos de otros con el velo tenebroso del olvido, llenos de horrendo pavor, y perturbados con grandísimo asombro.

4[6527]Porque ni las cavernas en que se habían metido los libraban del miedo; sino que el estruendo que bajaba los aterraba, y se les aparecían horrorosos fantasmas, que los llenaban de espanto.

5No había ya fuego, por grande que fuese, que pudiese alumbrarlos; ni el claro resplandor de las estrellas podía esclarecer aquella horrenda noche.

6Al mismo tiempo, de repente, les daban en los ojos terribles fuegos; y aturdidos por el temor de aquellos fantasmas, que veían confusamente, se imaginaban más terribles todos los objetos.

7[6528]Allí fueron escarnecidas las ilusiones del arte mágica, y afrentosamente castigada la jactancia de su sabiduría.

8Pues los que prometían desterrar de los ánimos abatidos los temores y las perturbaciones, esos mismos llenos de terror estaban con vergüenza suya desmayados.

9[6529]Porque aunque nada de monstruoso solía espantarlos; aquí despavoridos con el pasar de las bestias, y los silbidos de las serpientes, se morían de miedo, y hubieran elegido no percibir el aire, lo que nadie puede evitar de ningún modo.

10[6530]Pues la maldad, siendo medrosa, da testimonio de su propia condenación; porque una conciencia agitada presagia siempre cosas atroces.

11[6531]Que no es otra cosa el temor, sino el pensar que está uno destituido de todo auxilio.

12Y cuanto menos, dentro de sí espera el hombre, tanto mayor le parece aquella causa desconocida que le atormenta.

Descripción de la plaga de las tinieblas

13Lo cierto es que los que en aquella noche, verdaderamente intolerable y salida de lo más inferior y profundo del infierno, dormían el mismo sueño,

14parte eran agitados por el temor de los monstruosos espectros, parte desfallecían de abatimiento, sobresaltados de un terror repentino e inesperado.

15Y si alguno de ellos llegaba a caer, allí quedaba como preso, encerrado en una cárcel, sin cadenas de hierro.

16Pues, o bien fuese algún labrador, o un pastor, o jornalero que trabajase en el campo, se hallaba sorprendido, y envuelto en aquella insuperable angustia.

17[6532]Porque todos quedaban aprisionados con una misma cadena de tinieblas; donde ya el susurro de los vientos, ya el canto suave de las aves entre las frondosas ramas de los árboles, ya el ímpetu de corrientes caudalosas de agua,

18ya el recio estruendo de peñascos que se desgajaban, ya el correr de los animales, que andaban retozando, y a los cuales no divisaban, ya el fuerte alarido de las bestias que aullaban, ya el eco resonante de los montes altísimos, los hacía desfallecer de espanto.

19Y entretanto todo el resto del mundo estaba iluminado de clarísima luz, y se ocupaba sin embarazo alguno en sus labores ordinarias.

20[6533]Solamente sobre ellos reinaba una profunda noche, imagen de aquellas tinieblas, que después los aguardaban; por eso se hacían más insoportables a sí mismos que las tinieblas.

SABIDURÍA 18

Una columna de fuego alumbra a los israelitas

1[6534]Mas tus santos gozaban de una grandísima luz; oían la voz de aquellos pero sin verlos. Y te daban a Ti la gloria de que no padeciesen las mismas angustias,

2[6535]tributándote gracias porque no eran maltratados, como antes lo habían sido; y te pedían la merced de que subsistiese esta diferencia.

3[6536]Por lo cual al ir por un camino desconocido tuvieron por guía una luminosa columna de fuego, y les diste un sol que no los incomodaba cuando descansaban.

4[6537]Bien merecían los otros el quedar privados de la luz, y padecer una cárcel de tinieblas, ya que tenían encarcelados a tus hijos, por cuyo medio había de ser dada al mundo la luz inmaculada de la Ley.

La muerte de los primogénitos egipcios

5[6538]Cuando resolvieron quitar la vida a los infantes de los justos, y Tú libraste para castigo suyo uno de ellos que había sido expuesto, les quitaste muchísimos de sus hijos; y a ellos mismos los ahogaste en las recias aguas.

6[6539]Fue aquella noche previamente anunciada a nuestros padres, para que conociendo la verdad de las promesas juradas, a que habían dado crédito, estuviesen más confiados.

7Y con esto vio tu pueblo, a un mismo tiempo, la salvación de los justos, y el exterminio de los malvados.

8[6540]Que así como castigaste a los enemigos, así llamándonos a nosotros, nos ensalzaste.

9[6541]Porque los justos, hijos de los santos, te ofrecían en secreto el sacrificio, y concordes establecieron esta ley de justicia, que los justos se ofrecían a recibir igualmente los bienes como los males, cantando ya los himnos de los patriarcas.

10Mientras tanto resonaban los desentonados gritos de los enemigos, y se oía el llanto de los que se lamentaban por la muerte de los niños;

11estando afligidos con la misma pena el esclavo y el amo, y padeciendo el mismo castigo el hombre plebeyo que el rey.

12[6542]Todos igualmente tenían innumerables muertos, que habían perecido con el mismo género de muerte; ni ya bastaban los vivos para enterrarlos; pues en un momento fue extirpada la más noble porción de su prole.

13[6543]Entonces los que a ninguna cosa creían, por engaño de los hechiceros, luego que acaeció el exterminio de los primogénitos, reconocieron que aquel era el pueblo de Dios.

El ángel exterminador

14Cuando un tranquilo silencio ocupaba todas las cosas, y la noche, siguiendo su curso, se hallaba en la mitad del camino,

15[6544]tu omnipotente palabra, desde el cielo, desde tu real solio, cual terrible campeón, se lanzó en medio de la tierra condenada al exterminio.

16Llevaba por aguda espada tu irresistible decreto, y a su llegada lo llenó todo de la muerte, y estando sobre la tierra alcanzaba hasta el cielo.

17Entonces visiones de sueños funestos los llenaron de turbación, y los sobrecogieron imprevistos temores.

18Y arrojados medio muertos, unos en una parte, otros en otra, mostraban la causa de su muerte.

19Porque los mismos fantasmas que los habían turbado, los habían antes advertido de esto, a fin de que no muriesen sin saber la causa del mal que padecían.

Aarón aplaca la ira del Señor

20[6545]También los justos estuvieron un tiempo en peligro de muerte; y la muchedumbre experimentó calamidades en el desierto; pero no duró mucho tu enojo.

21[6546]Porque acudió a toda prisa un varón irreprensible a interceder por el pueblo. Embrazó el escudo de su ministerio, y presentando la oración con el incienso de la expiación, contrastó a la ira, y puso fin al azote, mostrando ser siervo tuyo.

22Calmó luego el desorden, y no con las fuerzas del cuerpo, ni con el poder de las armas, sino con la sola palabra desarmó al que le afligía, haciendo presentes los juramentos y alianza hecha con los patriarcas;

23porque cuando ya caían muertos a montones, unos sobre otros, se puso él de por medio, y cortó la cólera, y le impidió el pasar hacia los vivos.

24[6547]Por cuanto en la vestidura talar que llevaba, estaba simbolizado todo el mundo; como también los gloriosos nombres de los patriarcas estaban esculpidos en los cuatro órdenes de piedras, y grabada en la tiara de su cabeza tu Majestad.

25A estas cosas, pues, cedió el exterminador, y las respetó; pues bastaba ya esta sola muestra de ira.

SABIDURÍA 19

El paso del Mar Rojo

1Mas sobre los impíos descargó la ira, sin misericordia hasta el fin; como que Él estaba previendo lo que les había de acontecer.

2[6548]Porque después de haber ellos permitido que los hebreos se marchasen, y aun habiéndoles dado prisa para que saliesen, arrepentidos luego les iban al alcance.

3De modo que, estando todavía cubiertos de luto, derramando lágrimas sobre los sepulcros de los muertos, tomaron otra resolución de locura, y se pusieron a perseguir como a fugitivos a los que habían hecho marchar con ruegos.

4A este fin los conducía una necesidad merecida; y perdían la memoria de lo que les había acaecido, para que el castigo pusiese el colmo al resto de sus tormentos;

5y así tu pueblo pasase milagrosamente, y los otros hallasen un nuevo género de muerte.

6[6549]Porque las creaturas todas, según su género, obedeciendo a tus preceptos, tomaban una nueva forma a fin de que tus hijos se conservasen ilesos.

7Así una nube hacía sombra a su campamento; y donde antes había agua, apareció tierra enjuta, un camino sin tropiezo en medio del Mar Rojo, y en el profundo abismo una verdadera pradería,

8por la cual atravesó todo el pueblo, protegido de tu mano, viendo tus maravillas y portentos.

9[6550]Pues como caballos bien pacidos, y como corderillos, daban brincos de alegría, engrandeciéndote a Ti, oh Señor, que los libraste.

10Pues se acordaban todavía de aquellas cosas que habían sucedido allá donde moraron como forasteros; cuando en vez de crías de animales produjo la tierra moscas; y en lugar de peces echó fuera el río muchedumbre de ranas.

11[6551]Y a la postre vieron una nueva creación de aves, cuando llevados del antojo pidieron viandas delicadas.

12Porque para contentar su apetito vinieron volando del mar codornices; pero sobre los pecadores vinieron venganzas, precediendo los mismos fenómenos que antes se habían producido por la violencia de los rayos; pues justamente padecían según sus maldades.

Crueldad de los egipcios

13[6552]Pues su hospitalidad fue muy inhumana, porque si otros no acogieron a unos forasteros desconocidos, los egipcios reducían a la esclavitud a huéspedes bienhechores.

14Ni es de considerar solamente esto, sino que hay otra diferencia en aquellos que hospedaban de mala gana a unos extraños.

15Afligían con crudelísimos trabajos a los que habían recibido con alegría, y que vivían bajo las mismas leyes.

16[6553]Por lo que fueron castigados con la ceguera al modo que lo fueron aquellos otros a la puerta del justo, cuando, envueltos en repentinas tinieblas, buscaban cada uno la puerta de su casa.

17[6554]Porque los elementos cambiaban entre sí sus propias funciones, como en un salterio varían los sonidos bien que cada cuerda retenga el propio tono. Esto se puede conocer evidentemente por la misma experiencia.

18A este modo las creaturas terrestres se hacían acuáticas y las que nadaban se pasaban a la tierra.

19El fuego, excediendo su condición, era activo en medio del agua, y el agua se olvidaba de su natural virtud de apagar.

20[6555]Al contrario, las llamas no dañaban a los cuerpos de los animales corruptibles, de suyo combustibles, que andaban dentro de ellas, ni derretían aquel delicioso manjar, que se deshacía tan fácilmente como la escarcha. Así que, oh Señor, en todo y por todo engrandeciste a tu pueblo, y le honraste ni te desdeñaste de asistirle en todo tiempo y en todo lugar.

ECLESIÁSTICO O BEN SIRÁ

# · 1 · 2 · 3 · 4 · 5 · 6 · 7 · 8 · 9 · 10 · 11 · 12 · 13 · 14 · 15 · 16 · 17 · 18 · 19 · 20 · 21 · 22 · 23 · 24 · 25 · 26 · 27 · 28 · 29 · 30 · 31 · 32 · 33 · 34 · 35 · 36 · 37 · 38 · 39 · 40 · 41 · 42 · 43 · 44 · 45 · 46 · 47 · 48 · 49 · 50 · 51

INTRODUCCIÓN

El nombre de este libro: “El Eclesiástico”, es debido al constante uso que de él se hacía en la Iglesia, especialmente en la instrucción del pueblo y de los catecúmenos que iban a ser bautizados. Basta este nombre para mostrarnos el aprecio que la Iglesia tenía de su utilidad como arsenal de doctrina y de piedad; y para darnos idea de lo familiarizados que estaban los fieles en los tiempos de fe, con el conocimiento de este divino tesoro de sabiduría. El nombre de “Libro de Jesús, hijo de Sirac”, o “Sabiduría de Sirac”, le viene de su autor Jesús (Josué), descendiente de un cierto Sirac (50, 29) que vivía en Palestina al comienzo del siglo II a. C.

El libro fue escrito por los años 200-170 a. C.

El autor se sirvió de la lengua hebrea, de la cual el libro fue traducido al griego, en Egipto, por su nieto, que llevaba el mismo nombre que el abuelo. La traducción se emprendió en el año 38 del rey Ptolomeo Evergetes II, es decir, en 132 a. C.

San Jerónimo conocía todavía el texto hebreo, pero poco después este se perdió. Recién en nuestros días, en 1896-1900, fue hallado en una sinagoga de El Cairo un manuscrito que contiene más de la mitad del texto hebreo. Ello muestra, por otra parte, que este Libro deuterocanónico, aunque no forma parte del canon judío, fue tenido siempre en grande estima por Israel, cuyos maestros lo citan hasta hoy como fuente de suma autoridad. Las diferencias textuales de las versiones antiguas son muy numerosas y hemos procurado señalarlas brevemente en lo posible.

El objeto del Eclesiástico es enseñar la sabiduría, es decir, las reglas para hallar la felicidad en la vida de amistad con Dios. De ahí que se le ha llamado “tratado de ética a lo divino”, es decir, expuesto no en forma sistemática sino con esa pedagogía sobrenatural que San Pablo llama “mostrar el espíritu y la virtud” de Dios (I Corintios 2, 4), siendo de notar que la palabra “moral” (del latín mores: costumbres), tan usada posteriormente, no figura en la Sagrada Escritura. Para ilustrar su doctrina, recorre finalmente el autor en los capítulos 44-50 la historia del pueblo escogido, presentándonos con elogio los varones sabios y justos desde Abrahán hasta Simón, hijo de Onías. Termina con una oración y una maravillosa exhortación para que todos aprendan y aprovechen de la sabiduría que a todos se brinda gratuitamente para saciar la sed del corazón.

El libro no está compuesto según un plan lógico, por lo cual su división no puede hacerse rigurosamente. Ello no obstante, señalamos aproximativamente como útil orientación para el lector, las diez secciones que propone Peten:

I) 1, 1-4, 11: Elogio de la Sabiduría; deberes para con Dios, para con los padres, para con el prójimo, para con los pobres y oprimidos.

II) 4, 12-6, 17: Ventajas de la sabiduría; prudencia y sinceridad en el obrar. La amistad.

III) 6, 18-14, 21: Ventajas de la sabiduría. Contra la ambición. Reglas de conducta acerca de varias categorías de hombres. Confianza en Dios. Hombres de los que hay que desconfiar. Contra la avaricia.

IV) 14, 22-16, 23: Frutos de la sabiduría. El pecado y su castigo.

V) 16, 24-23, 38: Himno al Creador. Templanza en el hablar y disciplina de la lengua. Diferencia entre el necio y el sabio.

VI) 24, 1-33, 19: Himno a la Sabiduría. Las mujeres. Honestidad en los negocios. Educación de los hijos. Salud y templanza. El temor de Dios.

VII) 33, 20-36, 19: Los esclavos. La superstición. Culto falso y verdadero. Oración por la salvación de Israel.

VIII) 36, 20-39, 15: Elección de los mejores. Templanza. Relaciones con el médico. Culto de los muertos. Estudio de la Sabiduría.

IX) 39, 16-43, 37: Loa de la Divina Providencia. La vida humana, sus penas y alegrías. Castigos de los impíos. Verdadera y falsa vergüenza. Himno a Dios Creador.

X) 44, 1-50, 23: Elogio de los Padres.

Sigue un apéndice que comprende dos partes: a) la oración de gratitud del autor (51, 1-17); b) un poema alfabético de invitación a la busca de la sabiduría (51, 18-38).

No hay palabras con qué expresar el bien que pueden hacernos, para la prosperidad de nuestra vida, estas enseñanzas cuya inspirada omnisciencia prevé todos los casos y resuelve todas las dificultades que nos puedan ocurrir.

Junto a estos libros sapienciales, palidece y aparece superficial y a menudo vacía y falsa toda la psicología de los moralistas clásicos, griegos y romanos. Con respecto a las características propias de cada uno de estos santos Libros, conviene ver las Introducciones a los Proverbios, al Eclesiastés y a la Sabiduría. En el presente Libro se nos dan gratuitamente consejos que pagaríamos a peso de oro si vinieran de un maestro famoso.

El Sabio va escrutando, como en un laboratorio, todos los problemas de la vida humana, y ofreciéndonos su solución. ¿Puede haber favor más grande? Porque no se trata de esas soluciones de la pura razón, o de la ciencia positiva que cada época y cada autor han ido proponiendo, o imponiendo orgullosamente, como definitivas conquistas de la filosofía... hasta que llegaba otro que las destruyese y las negase para proclamar las suyas, tan relativas o deleznables como aquellas.

No; el laboratorio del moralista que aquí nos alecciona, está iluminado por un foco nuevo. Los pensadores de hoy lo llamarían intuición. Para los felices creyentes (Lucas 1, 45) hay un nombre más claro, un nombre divino: el Espíritu Santo, que habló por los profetas, “qui locutus est per Prophetas”.

La intuición, que ahora se propone como una fuga ante el fracaso del racionalismo, ¿qué es, que puede ser, sino un modo disimulado de admitir que Dios obra en nosotros, por encima de nosotros y sin necesidad de nosotros, así como no nos necesitó para crearnos. ¿O acaso esa intuición —reconocida superior al raciocinio porque este muchas veces es falaz y deformado por las pasiones— no sería sino un instinto puramente humano y biológico? En tal caso, habremos de reconocer a los animales como los modelos del hombre en sabiduría… (y a fe que bien podrían ser nuestros maestros en cuanto se refiere a la ordenación de sus apetitos, que en el hombre están en rebeldía). Si nuestro ideal en cuanto a espíritu se contenta con tal instinto de intuición es que los “post-cristianos” de hoy están muy por debajo de la intuición del pagano Sócrates que al menos reconocía en su interior el soplo de un “demonio”, en griego: espíritu, como agente de sus inspiraciones.

En vano David nos lo advertía hace tres mil años, hablando por su boca el mismo Dios: “Yo te daré la inteligencia. Yo te enseñaré el camino que debes seguir... no queráis haceros semejantes al caballo y al mulo, los cuales no tienen entendimiento” (Salmo 31, 8 s.). En vano, decimos, porque los hombres no aceptaron ese magisterio de nuestro Creador, y prefirieron el de las bestias, como lo expresa también otro Salmo de los hijos de Coré, diciendo: “El hombre, constituido en honor, no lo entendió. Se ha igualado a los insensatos jumentos y se ha hecho como uno de ellos” (Salmos 48, 13 y 21).

Estas reflexiones pueden servirnos como claroscuro para apreciar mejor, frente a nuestra triste indigencia propia, el tesoro de verdad, de enseñanzas, de soluciones infalibles, que la bondad de Nuestro Padre Dios pone en nuestras manos con este Libro, tan poco leído y meditado en los tiempos modernos. Agreguemos que esta sabiduría práctica del Eclesiástico, no es como un tónico o néctar de excepción, reservado solo para los que aspiran a lo exquisito. Es un alimento cotidiano, al que hemos de recurrir sistemáticamente los que vivimos “en este siglo malo” (Gálatas 1, 4), los que creemos que San Juan no miente al decir que “el mundo todo está poseído del maligno” (1 Juan 5, 19). Jesús confirma esto en forma tremendamente absoluta, diciendo que a ese Espíritu Santo, que “enseña toda verdad” (Juan 16, 13) porque es “el Espíritu de la Verdad” (ibíd. 14, 17), “el mundo no lo puede recibir porque no lo ve, ni lo conoce” (ibíd.).

Siendo el Eclesiástico uno de los libros deuterocanónicos, nos hemos servido del texto (corregido) de nuestra edición de la Vulgata, añadiendo en las notas las variantes más importantes del griego y hebreo.

Prólogo del traductor griego

[6556]Muchas y grandes cosas se nos han enseñado en la Ley, y por medio de los Profetas, y de otros que vinieron después de ellos; de donde con razón merecen ser alabados los israelitas por su erudición y doctrina; puesto que no solamente los mismos que escribieron estos discursos hubieron de ser muy instruidos, sino que también los extranjeros pueden, asimismo, llegar a ser muy hábiles, tanto para hablar como para escribir. De aquí es que mi abuelo Jesús, después de haberse aplicado con el mayor empeño a la lectura de la Ley y de los Profetas, y de otros Libros que nos dejaron nuestros padres, quiso él también escribir algo de estas cosas tocantes a la doctrina y a la sabiduría, a fin de que los deseosos de aprender, bien instruidos en ellas, atiendan más y más a su deber, y se mantengan firmes en vivir conforme a la Ley.

Os exhorto, pues, a que acudáis con benevolencia, y con el más atento estudio, a emprender esta lectura, y que nos perdonéis si algunas veces os pareciere que al copiar este retrato de la sabiduría, flaqueamos en la composición de las palabras; porque las palabras hebreas pierden mucho de su fuerza trasladadas a otra lengua. Ni es solo este libro, sino que la misma Ley y los Profetas, y el contexto de los demás Libros son no poco diferentes de cuando se anuncian en su lengua original.

Después que yo llegué a Egipto en el año treinta y ocho del reinado del rey Ptolomeo Evergetes, habiéndome detenido allí mucho tiempo, encontré los libros que se habían dejado, de no poca ni despreciable doctrina. Por lo cual juzgué útil y necesario emplear mi diligencia y trabajo en traducir este libro, y así en todo aquel espacio de tiempo, empleé muchas vigilias y no pequeño estudio en concluir y dar a luz este libro, para utilidad de aquellos que desean aplicarse, y aprender de qué manera deben arreglar sus costumbres los que se han propuesto vivir según la Ley del Señor.

ECLESIÁSTICO 1

¿Qué es la sabiduría?

1[6557]Toda sabiduría viene de Dios, el Señor; con Él estuvo siempre, y existe antes de los siglos.

2¿Quién ha contado las arenas del mar, las gotas de la lluvia y los días de los siglos? La altura del cielo, la extensión de la tierra, y la profundidad del abismo, ¿quién las ha medido?

3La sabiduría de Dios, que precede a todas las cosas, ¿quién es el que la ha investigado?

4La sabiduría fue creada ante todas las cosas; y la luz de la inteligencia existe desde la eternidad.

5[6558]El Verbo de Dios en las alturas es la fuente de la sabiduría, y sus caminos son los mandamientos eternos.

6El origen de la sabiduría, ¿a quién fue revelado? ¿Ni quién conoce sus trazas?

7La disciplina de la sabiduría, ¿a quién fue descubierta y manifestada? ¿Ni quién entendió la multiplicidad de sus designios?

8Hay un solo Creador, altísimo y omnipotente y rey grande, y sumamente terrible, que está sentado sobre su trono, y es Dios, el Señor.

9[6559]Este la creó en el Espíritu Santo, y la comprendió, la numeró, y la midió.

10[6560]Y la derramó sobre todas sus obras, y sobre toda carne, según su liberalidad, y la comunicó a los que le aman.

La sabiduría y el temor de Dios

11El temor del Señor es gloria y honor; y es alegría y corona de júbilo.

12El temor del Señor recrea el corazón, y da contento y gozo y larga vida.

13Al que teme al Señor le irá felizmente en sus postrimerías, y será bendito en el día de su muerte.

14El amor de Dios es gloriosa sabiduría.

15[6561]Aquellos a quienes ella se manifiesta, la aman luego que la ven, y reconocen sus grandes obras.

16[6562]El principio de la sabiduría es el temor del Señor, el cual es creado con los fieles en el seno materno; acompaña a las mujeres escogidas, y se da a conocer en los justos y fieles.

17El temor del Señor es la santificación de la ciencia.

18La religiosidad guarda y justifica el corazón, da gozo y alegría.

19Quien teme al Señor será feliz, y bendito será en el día de su fallecimiento.

El temor de Dios es el colmo de la sabiduría

20El colmo de la sabiduría consiste en temer a Dios, y sus frutos producen plenitud.

21Llenará toda su casa de bienes, y de sus tesoros todas las recámaras.

22Corona de la sabiduría es el temor del Señor, que da paz cumplida y frutos de salud.

23El conoce la sabiduría y la calcula; lo uno y lo otro son dones de Dios.

24La sabiduría reparte la ciencia y la prudente inteligencia, y acrecienta la gloria de aquellos que la poseen.

25La raíz de la sabiduría es el temor del Señor, y sus ramas son longevidad.

26[6563]En los tesoros de la sabiduría se halla la inteligencia, y la ciencia religiosa; mas para los pecadores la sabiduría es abominación.

27El temor del Señor destierra el pecado.

28[6564]Quien no tiene el temor, no podrá ser justo; porque su cólera exaltada es su ruina.

29Por algún tiempo sufrirá el que padece, mas después será consolado.

30[6565]El hombre sensato retendrá sus palabras hasta, cierto tiempo, y los labios de muchos celebrarán su prudencia.

31[6566]En los tesoros de la sabiduría están las máximas de la buena conducta de vida;

32pero el pecador detesta el culto de Dios.

No seas hipócrita

33Hijo, si deseas la sabiduría, guarda los mandamientos, y Dios te la concederá.

34[6567]Pues la sabiduría y la disciplina son temor del Señor, y lo que le agrada

35es la fe y la mansedumbre, pues colmará de tesoros al que la posee.

36[6568]No seas rebelde al temor del Señor; ni acudas a Él con corazón doble.

37No seas hipócrita delante de los hombres, ni ocasiones con tus labios tu ruina.

38Ten cuidado de ellos, a fin de que no caigas, y acarrees sobre ti la infamia;

39[6569]revelando Dios lo que tú escondes, y abatiéndote en medio de la asamblea.

40por haberte acercado al Señor con malignidad, estando tu corazón lleno de doblez y engaño.

ECLESIÁSTICO 2

Constancia en la tentación

1[6570]Hijo, entrando en el servicio de Dios, persevera firme en la justicia, y en el temor, y prepara tu alma para la tentación.

2[6571]Humilla tu corazón, y ten paciencia; inclina tus oídos y recibe los consejos prudentes; y no agites tu espíritu en tiempo de la oscuridad.

3[6572]Aguarda con paciencia lo que esperas de Dios. Estréchate con Dios, y ten paciencia, para que a tu fin sea próspera tu vida.

4Acepta todo cuanto te enviare, en los dolores sufre con constancia, y lleva con paciencia tu abatimiento.

5[6573]Pues como en el fuego se prueba el oro y la plata, así los hombres aceptos se prueban en la fragua de la humillación.

Confianza en Dios

6Confía en Dios, y Él te sacará a salvo; endereza tu camino, y espera en Él; conserva su temor, hasta el fin de tus días.

7Vosotros los temerosos del Señor, aguardad su misericordia; nunca os desviéis de Él, porque no caigáis.

8Los que teméis al Señor, creed a Él; pues no se malogrará vuestro galardón.

9[6574]Los que teméis al Señor, esperad en Él; que su misericordia vendrá a consolaros.

10Los que teméis al Señor, amadle y serán iluminados vuestros corazones.

11[6575]Contemplad, hijos, las generaciones de los hombres: y veréis cómo ninguno, que confió en el Señor, quedó burlado.

12[6576]Porque, ¿quién perseveró en sus mandamientos que fuese desamparado? ¿O quién le invocó que haya sido despreciado?

13Pues Dios es benigno y misericordioso; en el día de la tribulación perdonará los pecados; y es protector de cuantos de veras le buscan.

¡Ay del hombre de corazón doble!

14[6577]¡Ay del que es de corazón doble, y de labios malvados, y de manos facinerosas! ¡Ay del pecador que anda sobre la tierra por dos senderos!

15¡Ay de los hombres de corazón flojo, que no confían en Dios, que por lo mismo no serán protegidos por Él!

16¡Ay de los que pierden la paciencia, y abandonan los caminos rectos, y se van por sendas torcidas!

17¿Qué harán cuando comience el Señor su juicio?

Fidelidad a Dios

18[6578]Los que temen al Señor no dejarán de creer en su palabra; y los que le aman seguirán su camino.

19[6579]Los que temen al Señor inquirirán lo que le es agradable; y aquellos que le aman estarán penetrados de su ley.

20[6580]Los que temen al Señor prepararán sus corazones; y en la presencia de El santificarán sus almas.

21Los que temen al Señor guardan sus mandamientos; y tendrán paciencia hasta el día que los visite,

22[6581]diciendo: Si no hacemos penitencia, caeremos en las manos del Señor, y no en manos de hombres.

23Porque cuanto Él es grande, otro tanto es misericordioso.

ECLESIÁSTICO 3

Deberes de los hijos

1Los hijos de la sabiduría, son la congregación de los justos; y la estirpe de ellos es obediencia y amor.

2Escuchad, hijos, los preceptos de vuestro padre, y hacedlo así, si queréis salvaros.

3[6582]Porque Dios quiso honrar al padre en los hijos, y vindica y confirma la autoridad de la madre sobre ellos.

4Quien ama a Dios alcanzará perdón de los pecados; se abstendrá de ellos y será oído siempre que le ruegue.

5Como quien acumula tesoros, así es el que tributa honor a su madre.

6Quien honra a su padre, tendrá consuelo en sus hijos, y al tiempo de su oración será oído.

7[6583]El que honra a su padre, vivirá larga vida; y da consuelo a la madre quien al padre obedece.

8Quien teme al Señor, honra a sus padres; y sirve, como a sus señores, a los que le dieron el ser.

9[6584]Honra a tu padre con obras, y con palabras y con toda paciencia;

10para que venga sobre ti su bendición, la cual te acompañe hasta el fin.

11[6585]La bendición del padre afirma las casas de los hijos; mas la maldición de la madre les arruina los cimientos.

¡Alivia la vejez de tu padre!

12[6586]No te alabes de la afrenta de tu padre, porque no es gloria tuya su ignominia;

13[6587]puesto que de la buena reputación del padre resulta gloria al hombre, y es desdoro del hijo un padre sin honra.

14Hijo, alivia la vejez de tu padre, y no le des pesadumbres en su vida.

15Si llegare a volverse como un niño, compadécele, y jamás le desprecies por tener tú más vigor que él; porque la beneficencia con el padre no quedará en olvido.

16[6588]Por los defectos de la madre recibirás tu recompensa.

17La justicia será el fundamento de tu casa; y en el día de la tribulación se hará memoria de ti; como en un día sereno se deshace el hielo, de igual modo se disolverán tus pecados.

18¡Oh, cuan infame es el que a su padre desampara! ¡Y cómo es maldito de Dios aquel que exaspera a su madre!

Mansedumbre y humildad

19[6589]Hijo, haz tus cosas con mansedumbre, y sobre ser alabado, serás amado de los hombres.

20[6590]Cuanto fueres más grande, tanto más debes humillarte en todas las cosas, y hallarás gracia ante Dios.

21Porque Dios es el solo grande en poder, y Él es honrado de los humildes.

22No busques lo que es sobre tu capacidad, ni escudriñes aquellas cosas que exceden tus fuerzas; sino piensa siempre en lo que te tiene mandado Dios, y no seas curioso de sus muchas obras.

23Porque no te es necesario el ver por tus ojos los ocultos arcanos.

24[6591]No escudriñes con ansias las cosas superfluas, ni tampoco indagues las muchas obras de Dios.

25Porque muchas cosas se te han enseñado que sobrepujan la humana inteligencia.

26A muchos sedujo la falsa opinión que formaron de ellas; en la vanidad detuvo ella sus sentidos.

Castigo del orgullo

27[6592]El corazón duro lo pasará mal al fin; y quien ama el peligro perecerá en él.

28[6593]El corazón que sigue dos caminos, no tendrá buen suceso, y el hombre de corazón depravado hallará en ellos su ruina.

29El corazón perverso se irá cargando de dolores; y el pecador añadirá pecados a pecados.

30La reunión de los soberbios es incorregible; porque la planta del pecado se arraiga en ellos sin que lo adviertan.

31El corazón del sabio se deja conocer en la sabiduría, y el oído bien dispuesto escuchará a esta con sumo anhelo.

32El corazón sabio y prudente se guardará de pecar; y en las obras de justicia prosperará.

Valor de la limosna

33[6594]El agua apaga el fuego ardiente, y la limosna resiste a los pecados.

34[6595]Dios es el proveedor del que hace bien, se acuerda de él para lo venidero, y al tiempo de su caída hallará apoyo.

ECLESIÁSTICO 4

Amor al pobre

1[6596]Hijo, no defraudes al pobre de su limosna; ni apartes tus ojos del necesitado.

2No desprecies al que padece hambre; ni exasperes al pobre en su necesidad.

3No aflijas el corazón del desvalido ni dilates el socorro al que se halla angustiado.

4No deseches el ruego del atribulado, ni apartes tu rostro del menesteroso.

5No apartes tus ojos del mendigo, irritándole; ni des ocasión a los que te piden, de que te maldigan por detrás.

6Porque escuchada será la imprecación del que te maldijere en la amargura de su alma; y ha de oírle su Creador.

7Muéstrate afable a la turba de los pobres; humilla tu corazón ante el anciano, y baja tu cabeza delante de los grandes.

8[6597]Inclina sin desdén tu oído al pobre; paga tu deuda, y respóndele con benignidad y mansedumbre.

9Libra de la mano del soberbio al que sufre injuria, y no se te haga esto gravoso.

10En el juzgar sé misericordioso con los huérfanos, como padre, y cual esposo de su madre.

11Y serás como un hijo obediente al Altísimo, y Este será para contigo más compasivo que una madre.

Bendiciones de la sabiduría

12[6598]La sabiduría infunde vida a sus hijos, acoge a los que la buscan, y va delante de ellos en el camino de la justicia.

13Quien la ama, ama la vida; y los que solícitos la buscaren, gozarán de su suavidad.

14Los que la poseyeren, heredarán la vida; y donde ella entrare, allí echará Dios su bendición.

15[6599]Los que la sirven, rinden obsequio al Santo; y Dios ama a los que la aman.

16[6600]Quien la escucha, juzgará las naciones; y quien tiene fijos en ella los ojos, reposará seguro.

17[6601]Si en ella pone su confianza, la tendrá por herencia, y serán confirmados sus hijos.

18[6602]Porque la sabiduría anda con él en la tentación, y le elige entre los primeros.

19Para probarle le conduce entre temores y sustos, y le aflige con la tribulación de su doctrina, hasta explorar todos sus pensamientos, y fiarse ya del corazón de él.

20Entonces le afirmará, le allanará el camino, y le llenará de alegría.

21Le descubrirá sus arcanos, le enriquecerá con un tesoro de ciencia, y de conocimiento de la justicia.

22[6603]Mas si se desviare, le desamparará, y le entregará en poder de su enemigo.

No te avergüences de la verdad

23Hijo, ten cuenta del tiempo, y huye del mal.

24Por tu alma no te avergüences de decir la verdad.

25[6604]Porque hay vergüenza que conduce al pecado, y hay vergüenza que acarrea gloria y gracia.

26No tengas miramiento a nadie en daño tuyo; ni mientas a costa de tu alma.

27[6605]No respetes a tu prójimo cuando cae.

28[6606]No reprimas tu palabra, cuando puede ser saludable; ni encubras tu sabiduría en ocasión en que debes ostentarla.

29Porque en la lengua se conoce la sabiduría, y la prudencia, la discreción y la ciencia en las palabras del hombre sensato; mas su fuerza consiste en las obras buenas.

30Por ningún caso contradigas la palabra de verdad, y avergüénzate de la mentira por falta de tu saber.

31[6607]No tengas vergüenza de confesar tus pecados; más no te rindas a nadie para pecar.

32No quieras resistir en su cara al poderoso; ni intentes detener el ímpetu de una riada.

33Pugna por la justicia para bien de tu alma; combate por la justicia hasta la muerte, porque Dios peleara por ti contra tus enemigos.

Domínate a ti mismo

34[6608]No seas precipitado en el hablar, ni remiso y negligente en tus obras.

35[6609]No seas en tu casa como un león, aterrando a tus domésticos, y oprimiendo a tus súbditos.

36No esté tu mano extendida para recibir, y encogida para dar.

ECLESIÁSTICO 5

Falsa seguridad

1[6610]No pongas tu confianza en riquezas inicuas, y no digas: tengo lo bastante para vivir: porque de nada te servirá eso al tiempo de la venganza y de la oscuridad.

2Cuando seas poderoso, no sigas los deseos de tu corazón;

3ni andes diciendo: “Gran poder es el mío, ¿quién me sujetará por causa de mis acciones?” Pues Dios segurísimamente tomará venganza.

4Tampoco digas: “Yo pequé, ¿y qué mal me ha venido? Porque el Altísimo, aunque paciente, da el pago merecido.

5[6611]Del pecado perdonado no quieras estar sin temor; ni añadas pecados a pecados.

6[6612]No digas: “¡Oh, la misericordia del Señor es grande! El me perdonará la multitud de mis pecados”.

7[6613]Porque tan pronto como ejerce su misericordia, ejerce su indignación, y tiene fijos sus ojos sobre el pecador.

8No tardes en convertirte al Señor, ni lo difieras de un día para otro;

9porque de repente sobreviene su ira, y en el día de la venganza acabará contigo.

10No tengas ansia de adquirir riquezas injustas porque de nada te aprovecharán en el día de la oscuridad y de la venganza.

Sobre el recto uso de la lengua

11[6614]No te vuelvas a todos vientos, ni quieras ir por cualquier camino; porque de eso se convence reo todo pecador que usa doble lenguaje.

12[6615]Mantente firme en el camino del Señor, en la verdad de tus sentimientos, y en la ciencia; y vaya contigo la palabra de paz y de justicia.

13Sé manso en oír lo que dicen; a fin de que lo entiendas, y puedas dar con prudencia una cabal respuesta.

14Si tienes inteligencia, responde al prójimo; sino, ponte la mano sobre la boca, para que no te sorprendan en alguna palabra indiscreta, y quedes avergonzado.

15Honor y gloria al discurso del hombre sensato; mas la lengua del imprudente viene a ser la ruina de este.

16[6616]Guárdate de ser chismoso, y de que tu lengua sea para ti un lazo y motivo de confusión.

17Porque el ladrón cae en la confusión y arrepentimiento; y el hombre de doble lenguaje en una infamia grandísima; pero el chismoso se acarrea el odio, la enemistad y el oprobio.

18[6617]Haz igualmente justicia a los pequeños y a los grandes.

ECLESIÁSTICO 6

Peligros del orgullo

1No te hagas, en vez de amigo, enemigo del prójimo; porque el hombre malvado tendrá por herencia el oprobio y la ignominia, particularmente todo pecador envidioso, y de lengua doble.

2[6618]No te dejes llevar de pensamientos altivos, a modo de un toro; no sea que tu animosidad se estrelle por causa de tu locura;

3[6619]y coma esta tus hojas, y eche a perder tus frutos, y vengas a quedar como un árbol seco, en medio del desierto.

4Porque el alma maligna arruinará a aquel en quien reside, le hará objeto de complacencia para sus enemigos, y le conducirá a la suerte de los impíos.

De la amistad

5[6620]La palabra dulce multiplica los amigos, y aplaca a los enemigos; la lengua graciosa vale mucho en un hombre virtuoso.

6Vive en amistad con muchos; pero toma a uno entre mil para consejero tuyo.

7[6621]Si quieres hacerte amigo con uno, sea después de haberle experimentado, y no te entregues a él con ligereza.

8Porque hay amigo de ocasión, y no persevera tal en el tiempo de la tribulación.

9Y amigo hay que se trueca en enemigo; y hay amigo que descubrirá su odio, contiendas e injurias.

10Hay también algún amigo, compañero en la mesa; que en el día de la necesidad ya no se dejará ver.

11[6622]El amigo, si es constante, será para ti como un igual, e intervendrá con confianza en las cosas de tu casa.

12Si se humilla delante de ti, y se retira de tu presencia, has hallado una amistad buena y constante.

13Aléjate de tus enemigos, y está alerta en orden a tus amigos.

14El amigo fiel es una defensa poderosa; quien le halla, ha hallado un tesoro.

15Nada hay comparable al amigo fiel; ni hay peso de oro ni plata, que sea digno de ponerse en balanza con la sinceridad de su fe.

16[6623]Bálsamo de vida y de inmortalidad es un fiel amigo; aquellos que temen al Señor le encontraran.

17Quien teme a Dios logrará igualmente tener buenos amigos; pues como él así es su amigo.

Frutos de la sabiduría

18[6624]Hijo, desde tu mocedad abraza la doctrina, y hasta el fin de tu vida tendrás sabiduría.

19Como el que ara y siembra, aplícate a ella, y espera sus buenos frutos;

20puesto que te costará un poco de trabajo su cultivo: mas luego comerás de sus frutos.

21[6625]¡Oh, cuan sumamente áspera es la sabiduría para los hombres necios! No permanecerá en su estudio el insensato.

22Para estos será como una piedra de prueba, que no tardarán en lanzarla de sus hombros.

23[6626]Porque la sabiduría que adoctrina es como su nombre, y no es conocida de muchos; mas con los que la conocen persevera hasta la presencia de Dios.

24Escucha, hijo, y abraza una sabia advertencia, y no deseches mi consejo.

25[6627]Mete tus pies en sus grillos, y tu cuello en su argolla.

26[6628]Inclina tus hombros, y llévala a cuestas, y no te sean desabridas sus cadenas.

27Arrímate a ella de todo tu corazón; y con todas tus fuerzas sigue sus caminos.

28Búscala, que ella se te manifestará; y poseyéndola no la abandones;

29porque al fin hallarás en ella reposo, y se te convertirá en dulzura.

30Sus grillos serán para ti fuerte defensa, y firme base, y sus argollas un vestido de gloria.

31[6629]Pues la sabiduría es el esplendor de la vida, y sus ataduras una venda saludable.

32De ella te revestirás como de un glorioso ropaje, y la pondrás sobre ti como corona de regocijo.

¡Madruga para oír al sabio!

33Hijo, si tú me estuvieres atento, adquirirás la doctrina; y si aplicas tu mente, serás sabio.

34Si me oyes, recibirás la enseñanza, y serás sabio si amas el escuchar.

35[6630]Frecuenta la reunión de los ancianos prudentes, y abraza de corazón su sabiduría; a fin de poder oír todas las cosas que cuentan de Dios, y no ignorar los proverbios de alabanza.

36Si vieres algún hombre sensato, madruga para oírle, y trillen tus pies las gradas de su puerta.

37[6631]Fija tu atención en los preceptos de Dios, y medita continuamente sus mandamientos; Él te dará un corazón, y te cumplirá el deseo de la sabiduría.

ECLESIÁSTICO 7

Fallas que hay que evitar

1No hagas mal, y el mal no caerá sobre ti.

2[6632]Apártate del hombre perverso, y estarás lejos del mal.

3[6633]Hijo, no siembres maldades en surcos de injusticia, y no tendrás que segarlas siete veces más.

4[6634]No pidas al Señor el guiar a los demás, ni al rey puesto honorífico.

5[6635]No te tengas por justo en presencia de Dios; pues Él está viendo los corazones; ni delante del rey afectes parecer sabio.

6No pretendas ser juez, si no te hallas con valor para hacer frente a las injusticias; no sea que por temor de la cara del poderoso te expongas a obrar contra equidad.

7No ofendas a la muchedumbre de una ciudad, y no te metas en el tumulto del pueblo.

8[6636]No añadas pecados a pecados; porque ni aun por uno solo has de quedar sin castigo.

9No seas de corazón pusilánime;

10ni descuides el hacer oración, y dar limosna.

11[6637]No digas: “Dios tendrá miramiento a mis muchas ofrendas, y ofreciendo yo mis dones al Dios altísimo, los aceptará.”

12No te burles del hombre que tiene angustiado su corazón; porque hay quien humilla y exalta: Dios que todo lo ve.

13No inventes mentira contra tu hermano, ni lo hagas tampoco contra tu amigo.

14Guárdate de proferir mentira alguna; porque el acostumbrarse a eso es muy malo.

15[6638]No seas hablador en el concurso de los ancianos; ni repitas en tu oración las palabras.

16[6639]No aborrezcas el trabajo, aunque sea penoso, ni la labranza del campo instituida por el Altísimo.

17No te alistes en la turba de los hombres indisciplinados.

18Acuérdate de la ira, la cual no tardará.

19[6640]Humilla cuanto puedas tu espíritu; porque el fuego y el gusano castigarán la carne del impío.

Reglas para la vida familiar

20No quieras romper con el amigo porque tarda en volverte el dinero; y no desprecies a tu carísimo hermano por causa del oro.

21[6641]No te separes de la mujer sensata y buena, que por el temor del Señor te cupo en suerte; porque la gracia de su modestia vale más que el oro.

22[6642]No trates mal al siervo que trabaja con fidelidad; ni al jornalero que consume su vida.

23[6643]Al esclavo juicioso ámale como a tu misma alma; no le niegues la libertad, ni le dejes en la miseria.

24¿Tienes ganados? cuida bien de ellos; y si te dan ganancia, consérvalos.

25¿Tienes hijos? adoctrínalos, y dómalos desde su niñez.

26[6644]¿Tienes hijas? guarda su honestidad, y no les muestres complaciente tu rostro.

27Casa la hija, y dala a un hombre sensato, y habrás hecho un gran negocio.

28[6645]Si tienes una mujer conforme a tu corazón, no la deseches; y no te entregues a una que sea aborrecible.

29Honra a tu padre con todo tu corazón; y no te olvides de los gemidos de tu madre.

30Acuérdate que sin ellos no hubieras nacido; y correspóndeles según lo que han hecho por ti.

Respeta al sacerdote

31Con toda tu alma teme al Señor, y reverencia a sus sacerdotes.

32Ama a tu Creador con todas tus fuerzas; y no desampares a sus ministros.

33[6646]Honra a Dios con toda tu alma, y respeta a los sacerdotes, y purifícate ofreciendo la espaldilla.

34Dales su parte, como te está mandado, así de las primicias, como de la expiación, y purifícate de tus negligencias con lo poco.

35Ofrecerás como don al Señor la espaldilla, el sacrificio de santificación y las primicias de las cosas santas.

Ayuda al pobre

36Alarga tu mano al pobre; a fin de que sea perfecta tu propiciación y tu bendición.

37[6647]La beneficencia parece bien a todo viviente; y ni a los muertos se la debes negar.

38[6648]No dejes de consolar a los que lloran, y haz compañía a los afligidos.

39[6649]No se te haga pesado el visitar al enfermo, pues con tales medios serás afirmado en la caridad.

40[6650]En todas tus acciones, acuérdate de tus postrimerías, y nunca jamás pecarás.

ECLESIÁSTICO 8

Lo que no se debe hacer

1No te pongas a pleitear con un hombre poderoso, no sea que caigas en sus manos.

2[6651]No contiendas con un hombre rico, no sea que te mueva una querella.

3Porque a muchos ha corrompido el oro y la plata, que hasta el corazón de los reyes influye y lo pervierte.

4[6652]No porfíes con hombre parlador, y no echarás leña en su fuego.

5[6653]No tengas trato con hombre mal educado, a fin de que no diga mal de tu linaje.

6[6654]No mires con desprecio al hombre que se arrepiente del pecado, y no se lo eches encara. Acuérdate que todos somos dignos de reprensión.

7[6655]No pierdas el respeto al hombre en su vejez; pues que de nosotros se hacen los viejos.

8No te huelgues en la muerte de tu enemigo, sabiendo que todos morimos, y no queremos ser objeto de gozo.

9[6656]No menosprecies lo que contaren los ancianos sabios; antes bien, hazte familiares sus máximas;

10porque de ellos aprenderás sabiduría y documentos de prudencia, y el modo de servir a los príncipes sin queja.

11No dejes de oír lo que cuentan los ancianos, porque ellos lo aprendieron de sus padres.

12Pues aprenderás de los mismos, discreción y el saber dar una respuesta cuando fuere menester.

13[6657]No enciendas los carbones de los pecadores, con hacerles reconvenciones; de otra suerte serás abrasado con la llama del fuego de sus pecados.

14No te pongas de frente a persona de mala lengua, a fin de que no esté en acecho para sorprenderte en alguna palabra.

15[6658]No prestes al que puede más que tú; si algo le prestaste, haz cuenta que lo has perdido.

16No hagas fianza sobre tus fuerzas; y si la has hecho, piensa cómo pagarla.

17[6659]No litigues contra el juez; porque él juzga según lo que cree justo.

18En viaje no te acompañes con un temerario; no sea que cargue sus desastres sobre ti; porque él va siguiendo su voluntad, y su locura te perderá a ti, juntamente con él.

19Con el colérico no trabes riña; ni camines por lugar solitario con el atrevido; porque para él la sangre no importa nada, y cuando no haya quien te socorra, te hará pedazos.

20[6660]No te aconsejes con tontos; porque estos no pueden amar sino aquello que a ellos les place.

21[6661]No consultes en presencia de un extraño; porque no sabes lo que él maquina dentro de sí.

22Ni descubras tu corazón a cualquier hombre; no sea que te muestre una falsa amistad, y te afrente.

ECLESIÁSTICO 9

El trato con mujeres

1[6662]No seas celoso de tu querida esposa; para que no se valga de las malas ideas que tú le sugieres.

2No dejes que la mujer tenga dominación sobre tu espíritu; para que no se levante contra tu autoridad, y quedes avergonzado.

3No pongas los ojos en una mujer que quiere a muchos, no sea que caigas en su lazo.

4[6663]No frecuentes el trato con la bailarina, ni la escuches, si no quieres perecer a la fuerza de su atractivo.

5[6664]No pongas tus ojos en la doncella, para que su belleza no sea ocasión de tu ruina.

6De ningún modo des entrada en tu alma a las meretrices, para que no te pierdas a ti y tu patrimonio.

7No andes derramando tu vista por las calles de la ciudad, ni vagueando de plaza en plaza.

8[6665]Aparta tus ojos de la mujer lujosamente ataviada, y no mires curioso una hermosura ajena.

9Por la hermosura de la mujer muchos se han perdido; pues por ella se enciende cual fuego la concupiscencia.

10[6666]Cualquiera mujer pública es pisoteada como estiércol en el camino.

11Muchos embelesados de la belleza de la mujer ajena se hicieron réprobos; porque su conversación quema como fuego.

12Con la mujer de otro no estés jamás de asiento; ni en la mesa te arrimes a ella recostado sobre el codo;

13[6667]ni la desafíes en tomar vino; no sea que tu corazón se incline hacia ella, y a costa de tu vida caigas en la perdición.

Diversas reglas de prudencia

14No dejes al amigo antiguo; porque no será como él el nuevo.

15El amigo nuevo es un vino nuevo; se hará añejo, y le beberás con gusto.

16[6668]No envidies la gloria y las riquezas del pecador; pues no sabes cuál ha de ser su catástrofe.

17[6669]No te agraden las violencias que cometen los hombres injustos; tú sabes que jamás en toda su vida puede agradar el impío.

18Vive lejos de aquel que tiene potestad para hacerte morir, y no andarás asustado con el temor de la muerte.

19Si te acercas a él, guárdate de hacer ninguna cosa, no sea que te quite la vida.

20[6670]Sábete que conversas con la muerte; porque caminas en medio de lazos, y andas entre las armas de gente resentida.

21Procede con cuanta cautela puedas, con tu prójimo, y aconséjate con los sabios y prudentes.

22Sean tus convidados los varones justos, y tu gloria consista en temer a Dios.

23[6671]El pensamiento de Dios esté fijo en tu alma, y sea toda tu conversación de los preceptos del Altísimo.

24[6672]Las obras de los artífices son alabadas por su industria, el príncipe del pueblo por la sabiduría de sus discursos, y las palabras de los ancianos por su prudencia.

25Temible es en su ciudad el hombre deslenguado, y será aborrecido el temerario por sus palabras.

ECLESIÁSTICO 10

Gobernantes y magistrados

1[6673]El juez sabio hará justicia a su pueblo, y será estable el principado del varón sensato.

2[6674]Cual es el juez del pueblo, tales son sus ministros, y cuál es el gobernador de la ciudad, tales son sus habitantes.

3El rey imprudente será la ruina de su pueblo; mas la prudencia de los que mandan poblará las ciudades.

4[6675]La potestad de la tierra está en manos de Dios; y Él a su tiempo suscitará a quien la gobierne útilmente.

5[6676]En manos de Dios está la prosperidad del hombre; y Él hace participar de su gloria al escriba.

Soberbia y avaricia

6[6677]Echa en olvido todas las injurias recibidas del prójimo; y nada hagas en daño de otro.

7[6678]La soberbia es aborrecida de Dios y de los hombres; y execrable toda iniquidad de las gentes.

8[6679]Un reino es trasladado de una nación a otra por causa de las injusticias, y violencias y ultrajes, y de muchas maneras de fraudes.

9No hay cosa más detestable que un avaro. ¿De qué se ensoberbece el que es tierra y ceniza?

10[6680]No hay cosa más inicua que el que codicia el dinero; porque el tal a su alma misma pone en venta; y aun viviendo se arranca sus propias entrañas.

11Breve es la vida de todo potentado. La enfermedad prolija es pesada para el médico;

12la corta enfermedad la ataja el médico. Así el que hoy es rey, mañana morirá.

13Cuando muera el hombre, su herencia serán serpientes, sabandijas y gusanos.

Origen de la soberbia y su castigo

14[6681]El principio de la soberbia del hombre fue apostatar de Dios,

15apartándose su corazón de Aquel que le creó. Así, pues, el origen de todo pecado es la soberbia; quien la tuviere, rebosará en abominaciones, y ella al fin será su ruina.

16Por eso el Señor cargó de ignominia la raza de los malvados, y los destruyó hasta exterminarlos.

17[6682]Derribó Dios los tronos de los príncipes soberbios, y colocó en su lugar a los humildes.

18Arrancó de raíz las naciones soberbias, y plantó aquellos que eran despreciables entre las mismas gentes.

19Asoló el Señor las tierras de las naciones, y las arrasó hasta los cimientos.

20A algunas de ellas las desoló; acabó con sus moradores, y extirpó del mundo su memoria.

21Aniquiló Dios la memoria de los soberbios; y conservó la memoria de los humildes de corazón.

22[6683]No fue creada para los hombres la soberbia, ni la cólera para el hijo de la mujer.

El santo temor de Dios

23[6684]Honrada será la descendencia del que teme a Dios; mas será deshonrada la del que traspasa los mandamientos del Señor.

24Entre los hermanos el superior es honrado; así sucederá en la presencia del Señor a aquellos que le temen.

25La gloria de los ricos, la de los hombres constituidos en dignidad, y la de los pobres es el temor de Dios.

26Guárdate de menospreciar al justo si es pobre; guárdate de hacer gran aprecio del pecador si es rico.

27Los grandes, los jueces y los poderosos gozan de honor; pero ninguno lo tiene mayor que aquel que teme a Dios.

28[6685]Al siervo prudente se le sujetarán los hombres libres. El varón cuerdo y bien enseñado no murmurará por ser corregido; mas al siervo necio no se le hará semejante honra.

29[6686]No te engrías cuando tu obra te salga bien; ni estés de plantón en tiempo de necesidad.

30Es más digno de estima aquel que trabaja y abunda de todo, que el jactancioso que no tiene pan.

31Hijo, conserva en la mansedumbre tu alma, y hónrala como ella merece.

32¿Quién justificará al que peca contra su alma? ¿Y quién honrará al que a su propia alma deshonra?

33El pobre es honrado por sus buenas costumbres y santo temor; y el rico es respetado por las riquezas que tiene.

34[6687]Mas aquel que en medio de la pobreza se gloría, ¿cuánto más no lo haría si llegase a ser rico? El que se gloría en sus riquezas, tiene que temer la pobreza.

ECLESIÁSTICO 11

No te gloríes

1[6688]La sabiduría ensalzará al humilde, y le dará asiento en medio de los magnates.

2[6689]No alabes al hombre por su bello aspecto, ni desprecies a nadie por su sola presencia exterior.

3Pequeña es la abeja entre los volátiles; mas su fruto es el primero en la dulzura.

4[6690]No te gloríes jamás por el traje que llevas, y no te engrías cuando te veas ensalzado en alto puesto; porque solo las obras del Altísimo son admirables; gloriosas son ellas, pero ocultas e invisibles.

5[6691]Se sentaron en el trono muchos tiranos; y un hombre, en quien nadie pensaba, se ciñó la diadema.

6Cayeron en grande ignominia muchos potentados; y magnates fueron entregados en poder de otros.

Se moderado en tus actividades

7[6692]A nadie reprendas antes de informarte; y habiéndote informado, reprenderás con justicia.

8Antes de haber escuchado, no respondas palabra; y mientras otro habla, no le interrumpas.

9No porfíes sobre cosa que no te importa nada, ni te sientes para juzgar con los pecadores.

10[6693]Hijo, no quieras abarcar muchos negocios; porque si te hicieres rico, no serás exento de culpa. Yendo tras de muchas cosas, no llegarás a alcanzar ninguna; y por mucho que corras, no te escaparás.

Pobreza y riqueza

11Hay hombre que, estando falto de piedad, trabaja y se afana y se duele, y tanto menos se enriquece.

12Hay otro lánguido y necesitado de amparo, muy falto de fuerzas y abundante de miseria;

13[6694]y a este Dios le mira con ojos benignos, le alza de su abatimiento y le hace levantar cabeza; de lo cual quedan muchos maravillados, y glorifican a Dios.

14[6695]De Dios vienen los bienes y los males, la vida y la muerte, la pobreza y la riqueza.

15[6696]De Dios son la sabiduría, la disciplina y la ciencia de la Ley; y del mismo son la caridad y las obras que hacen los buenos.

16El error y las tinieblas son connaturales a los pecadores; y los que se glorían en el mal, envejecen en la malicia.

17[6697]El don de Dios permanece en los justos; e irá creciendo continuamente con feliz suceso.

18[6698]Hay quien se hace rico viviendo con escasez; y el único fruto que tiene por recompensa,

19es el decir: Yo he hallado mi reposo, y ahora comeré de mis bienes yo solo.

20Mas él no sabe cuánto tiempo le resta; y no piensa que se le acerca la muerte, y que todo lo dejará a otros y morirá.

¡Cumple con tu deber!

21[6699]Persiste en tu pacto, y de este trata, y acaba tus días cumpliendo con aquello que te está mandado.

22[6700]No fijes tu consideración en las obras de los pecadores; confía en Dios, y mantente en tu puesto.

23Porque fácil es a Dios el enriquecer en un momento al pobre.

Falsa riqueza

24La bendición de Dios se apresura a recompensar al justo, y en breve tiempo le hace crecer y fructificar.

25No digas: “¿Qué me queda ya que hacer? ¿Y qué bienes me vendrán en lo venidero?”

26[6701]Tampoco digas: “Yo me basto a mí mismo; ¿y qué mal puedo temer para en adelante?”

27En los días buenos no te olvides de los días malos, y en el día malo acuérdate del día bueno.

28Porque fácil es a Dios el dar a cada uno, en el día de la muerte, el pago según sus obras.

29Una hora de mal hace olvidar los mayores deleites; y en el fin del hombre se manifiestan sus obras.

30[6702]No alabes a nadie antes de su muerte; porque al hombre se le ha de conocer en sus hijos.

Prudencia en la hospitalidad

31[6703]No introduzcas en tu casa toda suerte de personas; pues son muchas las acechanzas de los maliciosos.

32Porque así como un estómago fétido arroja regüeldos, y como la perdiz es conducida a la trampa, y la corza al lazo; así sucede con respecto al corazón del soberbio, el cual como de una atalaya está acechando la caída de su prójimo;

33y convirtiendo el bien en mal, está poniendo acechanzas; y pondrá tacha en los mismos escogidos.

34Por una chispa se levanta un incendio, y por un hombre doloso se vierte mucha sangre; porque el pecador asecha la sangre.

35Guárdate del hombre corrompido, pues está fraguando males; no sea que te cubra de perpetua infamia.

36Si admites en tu casa al extranjero, te trastornará como un torbellino, y te alejará de los tuyos.

ECLESIÁSTICO 12

A quién se debe hacer bien

1[6704]Si haces bien, mira a quién lo haces; y tendrás mucho mérito por tu bondad.

2[6705]Haz bien al justo, y lograrás una gran recompensa, sino de él, a lo menos del Señor.

3No lo pasará bien el que de continuo hace mal, y no da limosnas; porque el Altísimo aborrece a los pecadores; y usa de misericordia con los que se arrepienten.

4[6706]Sé tú liberal con el hombre misericordioso, y no patrocines al pecador; porque Él dará su merecido a los impíos y a los pecadores, reservándolos para el día de la venganza.

5Sé liberal con el hombre de bien, y no apoyes al pecador.

6[6707]Haz bien al humilde, y no concedas dones al impío; impide que se le dé de comer, para que no se alce sobre ti con lo mismo que le das.

7Porque será doble mal el que reportarás por todo el bien que le hicieres; pues odia el Altísimo a los pecadores, y tomará venganza de los impíos.

Cómo se conoce al amigo y al enemigo

8No se conoce el amigo en la prosperidad; y en la adversidad no quedará oculto el enemigo.

9En la prosperidad del hombre sus enemigos andan tristes; y en la adversidad se conoce quién es amigo.

10[6708]Nunca te fíes de tu enemigo; porque como un vaso de cobre, cría cardenillo su malicia.

11Aunque haciendo de humilde ande cabizbajo, tú está sobre aviso, y recátate de él.

12No te le pongas a tu lado, ni se siente a tu diestra; no sea que volviéndose contra ti, tire a ocupar tu puesto; y al fin caigas en cuenta de lo que digo, y te traspasen el corazón mis advertencias.

13[6709]¿Quién tendrá compasión del encantador mordido de la serpiente, ni de todos que se acercan a las fieras? Así será del que se acompaña con un hombre inicuo, y se halla envuelto en sus pecados.

14Algún tiempo estará contigo; mas si declina tu fortuna, no te sostendrá.

15El enemigo tiene la miel en sus labios; mas en su corazón está tramando cómo dar contigo en la fosa.

16Derrama lágrima de sus ojos el enemigo; pero si halla ocasión, no se hartará de sangre;

17y si te sobreviene algún mal, hallarás que él es su primer origen.

18Llorando están los ojos del enemigo; pero en ademán de querer ayudarte te dará un traspié.

19[6710]Meneará su cabeza, y dará palmadas, y hablando mucho entre dientes, mudará su rostro.

ECLESIÁSTICO 13

El trato con los poderosos

1[6711]El que tocare la pez, se ensuciará con ella; y al que trata con el soberbio, se le pegará la soberbia.

2Una buena carga se echa encima quien tiene trato con otro más poderoso que él. No te acompañes con quien es más rico que tú.

3[6712]¿Qué sacará la olla de estar junto al caldero? Cuando chocaren, quedará hecha pedazos.

4[6713]El rico hará un agravio, y aun bramará; el pobre recibirá un agravio, y habrá de callar.

5Si le haces regalos, te recibirá; cuando nada tengas que ofrecerle te abandonará.

6Mientras tienes algo, se sentará a tu mesa, hasta que te haya consumido tu hacienda; pero no se compadecerá de ti.

7Si te ha menester, te engañará, y con semblante risueño te dará esperanzas, prometiéndote mil bienes, y te dirá: “¿Qué es lo que has menester?”

8[6714]Te confundirá con sus convites; hasta que te apure dos o tres veces, y a la postre se burlará de ti; y después, al verte, te volverá las espaldas y moverá sobre ti su cabeza.

9[6715]Humíllate ante Dios, y espera de su mano.

10[6716]Mira que seducido no te humilles neciamente.

11Guárdate de abatirte en tu sabiduría; no sea que humillado seas inducido a necedad.

No seas importuno

12Cuando te llame algún poderoso, excúsate; pues así serás llamado con mayor empeño.

13No seas importuno, para que no te eche de sí; ni te alejes de él, que vengas a ser olvidado.

14No te entretengues para hablar con él como con un igual, ni te fíes de las muchas palabras suyas; porque con hacerte hablar mucho hará prueba de ti, y como por pasatiempo te sonsacará tus secretos.

15Su corazón fiero observará tus palabras, y no te escaseará el mal trato y las prisiones.

16Vete con tiento, y está alerta a lo que oyes, pues andas por el borde de tu ruina.

17Mas al oír estas cosas tenías presentes, aun durmiendo, y está alerta.

18Ama a Dios toda tu vida, e invócale para que te salve.

Actitud diversa para con el rico y el pobre

19[6717]Todo animal ama a su semejante; así también todo hombre a su prójimo.

20[6718]Todas las bestias se asocian con sus semejantes; así también se ha de acompañar todo hombre con su semejante.

21[6719]Cuando el lobo trabe amistad con el cordero, entonces la tendrá el pecador con el justo.

22¿Qué comunicación puede haber entre un hombre santo y un perro? O, ¿qué unión, entre un rico y un pobre?

23Presa del león es el asno montés en el desierto; así también los pobres son pasto de los ricos.

24Así como el soberbio detesta la humildad; así también el rico tiene aversión al pobre.

25Si bambolea el rico, sus amigos le sostienen; mas en cayendo el pobre, aun sus familiares le echan a empellones.

26[6720]El rico que resbala, tiene muchos que le sostienen; habla con arrogancia, y aquellos le justifican.

27Mas el pobre que se desliza, tras eso es reprendido; habla cuerdamente, y no se hace caso de él.

28Habla el rico, y todos callan, y ensalzan su dicho hasta las nubes.

29Habla el pobre, y dicen: “¿Quién es ese?” Y si da un paso en falso, lo vuelcan por tierra.

Del buen uso de las riquezas

30[6721]Buenas son las riquezas en manos del que no tiene pecado en su conciencia; mas la pobreza es malísima a juicio del impío.

31[6722]El corazón del hombre le hace demudar el semblante, o en bien, o en mal.

32[6723]La señal del buen corazón, que es un rostro bueno, lo hallarás difícilmente y a duras penas.

ECLESIÁSTICO 14

Uso de la lengua

1[6724]Bienaventurado el hombre que no se deslizó en palabra que haya salido de su boca; ni es punzado por el remordimiento del pecado.

2[6725]Feliz el que no tiene en su ánimo la tristeza, y no ha decaído de su esperanza.

De la avaricia

3[6726]Al hombre codicioso y agarrado, de nada le sirven las riquezas; y ¿qué le aprovecha el oro al hombre tacaño?

4El que amontona, privándose a sí mismo, para otros amontona; un extraño se regalará con sus bienes.

5¿Para quién será bueno el que para sí mismo es mezquino, y no sabe gozar de sus bienes?

6[6727]Quien es avaro contra sí mismo, es el hombre más ruin del mundo, y ya recibe el pago de su pasión perversa.

7Si algún bien hace, sin pensar ni querer lo hace, y al cabo viene a manifestar su malicia.

8[6728]Maligno es el ojo del envidioso, quien vuelve su cara al otro lado, y desprecia su misma alma.

9No se sacia el ojo del avaro con una porción injusta; no se saciará hasta tanto que haya consumido y secado su vida.

10El ojo maligno está fijo en el mal; no se saciará de pan; se estará famélico y melancólico en la mesa.

Haz bien a tu prójimo

11[6729]Hijo mío, disfruta aquello que tienes, y haz de ello ofrendas dignas a Dios.

12[6730]Acuérdate de la muerte, la cual no tarda, y de la ley que se te ha intimado de ir al sepulcro; porque el morir es una ley de la que nadie está exento.

13[6731]Antes de morir haz bien a tu prójimo, y alarga tu mano hacia el pobre según tu posibilidad.

14[6732]No te prives de un buen día; y del buen don no dejes perder ninguna parte.

Brevedad de la vida

15¿No ves que has de dejar a otros tus sudores y fatigas, y que a la suerte se lo repartirán entre sí?

16[6733]Da, y toma, y santifica tu alma.

17Practica la justicia antes que mueras; pues en el sepulcro no hay que buscar el sustento.

18[6734]Se ha de pudrir toda carne como el heno y como las hojas que brotan en la verde planta.

19[6735]Unas hojas nacen, y otras se caen; así de las generaciones de carne y sangre una fenece, y otra nace.

20Toda obra corruptible ha de perecer finalmente, y su artífice tendrá el mismo paradero que ella.

21Todas las obras escogidas serán aprobadas, y el que las hace, será por ellas glorificado.

Dicha del sabio

22[6736]Bienaventurado el hombre que es constante en la sabiduría, y medita en la justicia, y considera en su mente la providencia de Dios,

23que va estudiando en su corazón los caminos de ella, y entiende sus arcanos, yendo en pos de ella, como quien sigue su rastro, pisando siempre sus huellas;

24[6737]que se pone a mirar por sus ventanas, y está escuchando en su puerta;

25y reposa junto a la casa de ella, e hincando en sus paredes una estaca, asienta al lado de ella su pequeño pabellón, dentro del cual tendrán perpetua morada los bienes.

26Bajo la protección de la sabiduría colocará a sus hijos, y morará debajo de sus ramas,

27a la sombra de ella estará defendido del calor, y reposará en su gloria.

ECLESIÁSTICO 15

Bienes de la sabiduría

1[6738]El que teme a Dios, hará buenas obras; y quien observa exactamente la justicia, poseerá la (sabiduría);

2[6739]porque ella le saldrá al encuentro cual madre respetable, y cual virgen desposada le recibirá.

3[6740]Le alimentará con pan de vida y de inteligencia; le dará a beber el agua saludable de la sabiduría, y fijará en él su morada, y él será constante.

4Será su sostén, y no se verá confundido, sino que será ensalzado entre sus hermanos.

5[6741]En medio de la Iglesia le abrirá la boca, llenándole del espíritu de sabiduría y de inteligencia, y revistiéndole de un manto de gloria.

6Le colmará de consuelo y de alegría, y le dará en herencia un eterno renombre.

Sabiduría y alabanza de Dios

7Los hombres necios nunca la lograrán, mas los prudentes saldrán a su encuentro; no la verán los necios, porque está lejos de la soberbia y del dolo.

8Los hombres mentirosos no se acordarán de ella, mas los veraces estarán con ella, y andarán de bien en mejor hasta que vean a Dios.

9[6742]No está bien la alabanza de ella en la boca del pecador;

10porque de Dios es la sabiduría, y con la sabiduría anda acompañada la alabanza de Dios; rebosará en los labios del hombre fiel, y el Señor se la infundirá.

11[6743]No digas: “Por Dios ella me falta.” No hagas lo que Él aborrece.

12[6744]Tampoco digas: “Él me ha inducido al error”, pues no necesita Él de los impíos.

13[6745]Aborrece el Señor toda maldad, la cual no puede ser amada de aquellos que le temen.

El libre albedrío del hombre

14[6746]Creó desde el principio al hombre, y le dejó en manos de su consejo.

15[6747]Le dio, además, sus mandamientos y preceptos.

16Si guardando constantemente la fidelidad que le agrada, quisieres cumplir los mandamientos, ellos serán tu salvación.

17[6748]Ha puesto delante de ti el agua y el fuego; extiende tu mano a lo que más te agrade.

18Delante del hombre están la vida y la muerte, el bien y el mal; lo que escogiere le será dado.

19Porque la sabiduría de Dios es grande, y su poder fuerte; y está mirando a todos sin cesar.

20[6749]Tiene puestos el Señor sus ojos sobre los que le temen; Él observa todas las acciones de los hombres.

21A ninguno ha mandado obrar impíamente, y a ninguno ha dado permiso para pecar;

22[6750]porque no le es grato a Él el tener muchos hijos desleales e inútiles.

ECLESIÁSTICO 16

La justicia de Dios

1[6751]No te alegres de que tus hijos se multipliquen si son malos, ni te complazcas en ellos, si no tienen temor de Dios.

2No fíes en su vida, ni cuentes con sus labores;

3porque mejor es un solo hijo temeroso de Dios, que mil hijos malos;

4y más cuenta tiene el morir sin hijos, que dejar hijos malos.

5[6752]Un solo hombre cuerdo hará que sea poblada la patria; mas despoblada será la nación de los impíos.

6Muchas cosas semejantes han visto mis ojos, y más graves que estas las han oído mis oídos.

7[6753]Arderán llamas en la reunión de los pecadores; y la ira reventará sobre la nación de los incrédulos.

8[6754]Implacable se mostró Dios a los pecados de los antiguos gigantes; los cuales, confiados en sus fuerzas, fueron aniquilados.

9Ni perdonó al lugar donde estaba hospedado Lot, antes bien maldijo a sus habitantes por la soberbia de sus palabras.

10No tuvo lástima de ellos, y destruyó a toda aquella nación que hacía gala de sus delitos.

11Y lo mismo a los seiscientos mil hombres que, obstinados de corazón, se amotinaron. Aunque uno solo fuese contumaz, sería cosa maravillosa que quedase sin castigo.

La misericordia y la indignación de Dios

12Porque la misericordia y la ira están con el Señor; puede aplacarse, y puede descargar su enojo.

13Así como usa de misericordia, así también castiga; Él juzga al hombre según sus obras.

14No escapará el pecador de su latrocinio; y no se retardará al hombre misericordioso el premio que espera.

15[6755]Todo acto de misericordia prepara el lugar a cada uno según el mérito de sus obras, y según su prudente conducta durante la peregrinación.

16[6756]No digas: “Yo me esconderé de Dios; ¿y desde allá arriba quién pensará en mí?

17Nadie me reconocerá en medio de tan gran muchedumbre; porque, ¿qué es mi persona entre tanta infinidad de creaturas?”

18He aquí que el cielo, y los altísimos cielos, el abismo y la tierra toda y cuanto en ellos se contiene, temblarán a una mirada suya.

19Los montes también y los collados, y los cimientos de la tierra, solo con que los mire Dios, se estremecerán de terror.

20[6757]Y en medio de todo esto, es insensato el corazón; pero Él está viendo todos los corazones.

21[6758]¿Quién es el que entiende sus caminos? ¿Y aquella tormenta, que jamás habrán visto ojos humanos?

22[6759]Así es que escondidas son muchísimas de sus obras; mas las obras de su justicia, ¿quién será capaz de explicarlas? ¿O quién las podrá sufrir? porque los decretos de Dios están muy distantes de algunos; pero a todos se ha de pedir cuenta al fin.

23El hombre mentecato piensa en cosas vanas; el insensato y descarriado se ocupa de sandeces.

La sabiduría de Dios Creador

24Escúchame, hijo, y aprende la educación del espíritu, y medita en tu corazón las palabras que voy a decirte;

25[6760]pues te daré instrucciones muy acertadas, y te manifestaré la escondida sabiduría; aplícate de corazón a atender mis palabras, que yo con ánimo sincero te diré las maravillas que esparce Dios en sus obras desde el principio, y te mostraré con toda verdad su ciencia.

26Formó Dios sabiamente desde el principio sus obras, y desde su creación las distinguió en partes; y sus inicios se forman según su naturaleza.

27[6761]Dio a sus operaciones virtud perenne; sin que hayan tenido necesidad de ser restauradas, ni se hayan fatigado, ni cesado nunca de obrar.

28Jamás ninguna de ellas embarazará a la otra.

29[6762]No seas tú desobediente a su palabra.

30Después de esto miró Dios la tierra, y la colmó de bienes.

31[6763] Eso están demostrando todos los seres vivientes, que están sobre su superficie y vuelven otra vez a ser tierra.

ECLESIÁSTICO 17

Dios, creador del hombre

1[6764]Dios creó de la tierra al hombre, formándole a imagen suya;

2mas le hizo volver a ser tierra, y le revistió de poder conforme a su ser.

3Le señaló determinado tiempo, y número de días; y le dio potestad sobre las cosas que hay en la tierra.

4[6765]Le hizo temible a todos los animales; y le dio el dominio sobre las bestias, y sobre las aves.

5[6766]De la sustancia del mismo formó Dios una ayuda semejante a él; les dio razón y lengua, ojos y oídos e ingenio para inventar, y los llenó de las luces del entendimiento.

6[6767]Creó en ellos la ciencia del espíritu; les llenó el corazón de discernimiento, y les hizo conocer los bienes y los males.

7[6768]Puso su ojo sobre sus corazones, para mostrarles la magnificencia de sus obras;

8a fin de que alaben su santo nombre, y ensalcen sus maravillas, y publiquen la grandeza de sus obras.

9[6769]Les añadió instrucción, y les dio por herencia la ley de vida.

10Asentó con ellos una alianza eterna, e les hizo conocer su justicia y sus preceptos.

11Vieron con los propios ojos la grandeza de su gloria, y la majestad de su voz les hirió los oídos, y les dijo: “Guardaos de toda suerte de iniquidad.”

12[6770]Y mandó a cada uno de ellos el amor a su prójimo.

13Están siempre a su vista los procederes de ellos; no pueden encubrirse a sus ojos.

14A todas las naciones señaló quien las gobernase;

15[6771]mas Israel fue visiblemente porción de Dios.

16[6772]Todas las obras de ellos están como el sol en la presencia de Dios; cuyos ojos están siempre fijos sobre sus procederes.

17Ni por sus maldades quedó oscurecida la alianza, y todas sus iniquidades están a la vista de Dios.

18[6773]La limosna del hombre la guarda como un sello, y tendrá cuidado de las buenas obras del hombre como de las niñas de sus ojos.

19[6774]Después se levantará y les dará el pago, a cada uno en particular, y los enviará al profundo de la tierra.

20Pero a los que se arrepienten les concede el volver a la justicia, y les da fuerzas, cuando les faltan para ir adelante, y destinó para ellos el premio de la verdad.

La misericordia de Dios

21Conviértete al Señor, y abandona tus vicios.

22Haz oración ante la presencia del Señor, y remueve las ocasiones de caer.

23[6775]Conviértete al Señor, y vuelve las espaldas a tu iniquidad, y aborrece sumamente todo lo que es abominable.

24Estudia los mandamientos y los juicios de Dios, y sé constante en el estado que se te ha propuesto, y en la oración al altísimo Dios.

25[6776]Entra en la compañía del siglo santo, con aquellos que viven, y dan alabanza a Dios.

26No te pares en el camino errado de los malos. Alaba a Dios antes de morir; pues el muerto, como si no fuese, no puede alabarle.

27Vivo, vivo le has de alabar, y estando sano has de confesar y alabar a Dios, y gloriarte en sus misericordias.

28[6777]¡Oh, cuán grande es la misericordia del Señor, y cuánta su clemencia para con los que a Él se convierten!

29Porque no todas las cosas pueden hallarse en el hombre, puesto que no existe ningún hijo del hombre que sea inmortal, y que no se complazca en la vanidad y en la malicia.

30[6778]¿Qué cosa hay más resplandeciente que el sol? y este también se eclipsa. O, ¿qué cosa más torpe que los pensamientos de carne y sangre?, pero no han de quedar ellos sin castigo.

31[6779] Aquel ve en torno de sí las virtudes del altísimo cielo; mas todos los hombres son polvo y ceniza.

ECLESIÁSTICO 18

La grandeza del Señor

1El que vive eternamente, creó todas las cosas sin excepción. Solo Dios será hallado justo, y Él es el rey invencible eternamente.

2¿Quién es capaz de referir todas sus obras?

3[6780] ¿Quién puede investigar sus maravillas?

4Y su omnipotente grandeza, ¿quién podrá jamás explicarla? ¿O quién emprenderá contar sus misericordias?

5[6781]No hay que quitar ni que añadir en las admirables obras del Señor, ni hay quien pueda investigarlas.

6[6782]Cuando el hombre hubiere acabado, entonces estará al principio; y cuando cesare quedará absorto.

7[6783]¿Qué es el hombre? ¿Y en qué puede ser útil? ¿Qué importa su bien o su mal?

8[6784]El número de los días del hombre, cuando mucho, es de cien años, que son como una gota de las aguas del mar; y como un granito de arena, tan cortos son los años a la luz del día de la eternidad.

La paciencia de Dios

9[6785]Por eso Dios aguanta a los mortales, y derrama sobre ellos su misericordia.

10[6786]Está viendo la presunción de sus corazones, que es mala, y conoce el trastorno de ellos, que es perverso.

11Por esto les manifestó de lleno su clemencia, y les mostró el camino de la equidad.

12La compasión del hombre tiene por objeto a su prójimo; pero la misericordia de Dios se extiende sobre toda carne.

13Él tiene misericordia, los amaestra, y los guía cual pastor a su grey.

14Él es benigno con los que escuchan la doctrina de la misericordia, y son solícitos en la práctica de sus preceptos.

Caridad y prudencia

15[6787]Hijo, no juntes con el beneficio la reprensión; ni acompañes tus dones con la aspereza de malas palabras.

16¿No es verdad que el rocío templa el calor? Así también la palabra vale más que la dádiva.

17[6788]¿No conoces que la palabra vale más que el don? Pero el hombre justo acompañará lo uno con lo otro.

18El necio prorrumpe ásperamente en improperios, y la dádiva del hombre mal criado saca lágrimas de los ojos.

19[6789]Antes del juicio asegúrate de tu justicia, y antes que hables aprende.

20[6790]Antes de la enfermedad toma medidas preventivas, y antes del juicio examínate a ti mismo, y así hallarás misericordia ante Dios.

21Antes de la dolencia humíllate, y en el tiempo de tu enfermedad has conocer tu conversión.

Constancia y vigilancia

22[6791]Nada te detenga de orar siempre, ni te avergüences de justificarte hasta la muerte; porque la recompensa de Dios dura eternamente.

23Antes de la oración prepara tu alma, y no quieras ser como quien tienta a Dios.

24[6792]Acuérdate de la ira en el día final, y del tiempo de la retribución, cuando Él aparte su rostro.

25Acuérdate de la pobreza en el tiempo de la abundancia, y de las necesidades de la pobreza en el día de las riquezas.

26De la mañana a la tarde se cambiará el tiempo, y todo esto se hace muy presto a los ojos de Dios.

27[6793]El hombre sabio temerá en todo, y en los días de pecados se guardará de la negligencia.

28Todo hombre sensato sabe distinguir la sabiduría, y alaba al que la ha hallado.

29[6794]Los hombres juiciosos se portan con prudencia en el hablar, y entienden la verdad y la justicia, y esparcen como lluvia proverbios y sentencias.

30[6795]No vayas en pos de tus concupiscencias, y apártate de tu propia voluntad.

31Si satisfaces los antojos de tu alma, ella hará que seas gozo de tus enemigos.

32No gustes de andar en los bullicios, ni aun en los de poca monta; porque ocurren en ellos continuos conflictos.

33[6796]Mira, no te empobrezcas con tomar dinero a usura para seguir disputas con los otros, teniendo vacío tu bolsillo; pues serás injusto contra tu propia vida.

ECLESIÁSTICO 19

Moderación

1[6797]El operario dado al vino no se enriquecerá; y poco a poco se arruinará el que desprecia las cosas pequeñas.

2[6798]El vino y las mujeres hacen apostatar a los sabios, y desacreditan a los sensatos.

3El que se junta con rameras, perderá toda vergüenza; la podre y los gusanos serán sus herederos; será propuesto por escarmiento, y será borrado del número (de los vivientes).

4[6799]El que cree de ligero, es de corazón liviano, y padecerá menoscabo. Quien peca contra su propia alma, será reputado por un hombre ruin.

5[6800]Infamado será quien se goza en la iniquidad; se acortará la vida al que odia la corrección; y el que aborrece la locuacidad, sofoca la malicia.

6Tendrá que arrepentirse el que peca contra su propia alma; y el que se huelga en la malicia, se acarreará la infamia.

Contra la locuacidad

7[6801]No repitas una palabra maligna y ofensiva, y no sufrirás daño.

8No cuentes tus sentimientos ni al amigo, ni al enemigo; y si has pecado no lo propales;

9porque te escuchará, y se guardará de ti; y aparentando que disculpa tu pecado, te odiará, y así estará siempre alrededor de ti.

10[6802]¿Oíste alguna palabra contra tu prójimo? Sepúltala en tu pecho, seguro de que no reventarás.

11Padece el necio dolores de parto por causa de una palabra; como mujer que gime para dar a luz un niño.

12Como saeta hincada en un muslo carnoso, así es la palabra en el corazón del necio.

La corrección fraterna

13[6803]Corrige al amigo, pues quizá no obró con intención, y dirá: No hice yo eso; pero si lo hizo, a fin de que no lo haga más.

14Corrige al prójimo, pues acaso no habrá dicho tal cosa; y si la hubiere dicho, para que no la diga más.

15Corrige al amigo; porque muchas veces se levantan calumnias.

16Y no creas todo lo que se cuenta. Tal hay que se desliza en lo que habla; mas no lo dice con mala intención.

17Porque, ¿quién hay que no haya pecado con su lengua? Corrige al prójimo, antes de usar de amenazas,

18[6804]y da lugar al temor del Altísimo, porque toda la sabiduría se encierra en el temor de Dios, y a Dios se teme con ella; pues toda sabiduría consiste en el cumplimiento de la Ley.

Verdadera y falsa sabiduría

19No es sabiduría el arte de hacer mal; ni es prudencia el pensar de los pecadores.

20Hay una malignidad que es en sí execración; y es un necio el que está falto de sabiduría.

21Es preferible un hombre falto de sagacidad y privado de ciencia, pero timorato, al que es muy entendido y traspasa la ley del Altísimo.

22[6805]Hay una sagacidad certera, mas es sagacidad inicua.

23Hay quien discurre acertadamente exponiendo la verdad, y hay quien maliciosamente se humilla, mas su corazón está lleno de dolo.

24[6806]Hay quien se abate excesivamente con grandes sumisiones, y quien vuelve la cara, y aparenta no ver aquello que es un secreto.

25Mas si por falta de fuerzas no puede pecar, en hallando oportunidad de hacer mal, lo hará.

26[6807]Por el semblante es conocido el hombre; y por el aire de la cara se conoce al que es juicioso.

27La manera de vestir, la risa de los dientes y el caminar del hombre, dicen lo que es.

28[6808]Es una corrección falsa, cuando uno airado vomita injurias, y forma un juicio que se halla no ser recto; y hay quien calla, y ese es prudente.

ECLESIÁSTICO 20

Discreción en el hablar

1[6809]Mejor es dar una reprensión que estar enojado, y mejor no prohibir el hablar al que confiesa.

2[6810]Como el eunuco lascivo que deshonra a una doncellita,

3así es el que con la fuerza viola la justicia.

4[6811]¡Cuán buena cosa es, mostrar arrepentimiento siendo corregido! porque así escaparás al pecado voluntario.

5Hay quien callando es reconocido por sabio; y hay quien es odioso por su flujo de hablar.

6[6812]Tal hay que calla por no saber hablar; y tal hay que calla, porque sabe cuál es la ocasión oportuna.

7[6813]El nombre sabio callará hasta que sea tiempo; mas el vano y el imprudente no aguardan la ocasión.

8Quien habla mucho, hará daño a su alma; y el que se arroga un poder injustamente será aborrecido.

No fiarse de las apariencias

9[6814]La prosperidad es un mal para el hombre desarreglado; y los tesoros que halla, se le convierten en detrimento.

10[6815]Hay dádiva que es inútil; y dádiva hay que tiene doble recompensa.

11Hay quien en la exaltación halla el abatimiento; y a otro la humillación sirve para ensalzarse.

12[6816]Tal hay que compra muchas cosas, a un vil precio, y después tiene que pagar siete veces más.

13[6817]Se hace amable el sabio con su conversación; mas las gracias de los tontos serán pérdidas.

El daño que hace el necio

14[6818]La dádiva del necio no te aprovechará; porque sus ojos tienen muchas miras.

15[6819]Dará poco y lo echará muchas veces en cara; y el abrir de su boca será un volcán.

16Hoy da prestado uno, y mañana lo demanda; hombre de este jaez es bien odioso.

17[6820]El necio no tendrá amigo; ni serán agradecidos sus dones;

18pues los que comen su pan, son de lengua fementida[6821]. ¡Oh, cuántos, y cuántas veces harán burla de él!

19Porque da sin juicio lo que debía reservar, y aun aquello que no debía guardar.

Pecados de la lengua

20[6822]El desliz de la lengua embustera es como el de quien cae en un pavimento; tan precipitada será la caída de los malos.

21El hombre insulso es como un cuento sin sustancia, repetido en boca de gente mal criada.

22La parábola no tiene gracia en boca del fatuo, porque la dice fuera de tiempo.

23[6823]Hay quien deja de pecar por falta de medios, y padecer tormentos por estar en inacción.

24Hay quien pierde su alma por respetos humanos, y la pierde por miramiento a un imprudente; y por un tal hombre se pierde a sí mismo.

25[6824]Hay quien por respetos humanos hace promesas al amigo, y la ganancia que de eso saca, es hacérsele gratuitamente enemigo.

26Es una tacha infame la mentira en el hombre; está de continuo en la boca de los mal criados.

27Menos malo es el ladrón, que el hombre que miente a todas horas; bien que ambos heredarán la perdición.

28Deshonradas son las costumbres de los mentirosos; siempre llevan consigo su propia confusión.

Sentencias diversas

29El sabio se acredita con su hablar; y el varón prudente será grato a los magnates.

30[6825]Aquel que labra su tierra, formará más alto el montón de frutos. El que hace obras de justicia, será ensalzado, y el que es acepto a los magnates, debe huir la injusticia.

31Los regalos y las dádivas ciegan los ojos de los jueces, y les cierran la boca para no corregir.

32La sabiduría que se tiene oculta, y el tesoro escondido, ¿de qué sirven, ni aquella ni este?

33[6826]Mejor es el hombre que oculta su ignorancia, que el que tiene escondido su saber.

ECLESIÁSTICO 21

¡Huye de la soberbia del pecado!

1Hijo, ¿has pecado? No vuelvas a pecar más; antes bien haz oración por las culpas pasadas, a fin de que te sean perdonadas.

2[6827]Como de la vista de una serpiente, así huye del pecado; porque si te arrimas a él te morderá.

3Sus dientes son dientes de león, que matan las almas de los hombres.

4Todo pecado es como espada de dos filos; sus heridas son incurables.

5La arrogancia y las injurias reducen a humo la hacienda; y la más opulenta casa será arruinada por la soberbia; así también serán aniquilados los bienes del soberbio.

6[6828]La súplica del pobre llegará desde su boca hasta los oídos de Dios, y al punto se le hará justicia.

7El aborrecer la corrección es indicio de pecador; pero el que teme a Dios entrará en sí.

8De lejos se da a conocer el poderoso por su osada lengua; mas el varón sensato sabe escabullirse del tal.

9[6829]Quien edifica su casa a expensas de otro, es como el que reúne sus piedras para el invierno.

10Todos los pecadores juntos son como un montón de estopa para ser consumida con llamas de fuego.

11[6830]El camino de los pecadores está bien enlosado y liso, pero va a parar en el infierno, en las tinieblas y en los tormentos.

El sabio y el necio

12[6831]El que observa la justicia comprenderá el espíritu de ella.

13El perfecto temor de Dios es la sabiduría y prudencia.

14Quien no es sabio en el bien, nunca será instruido.

15[6832]Mas hay una sabiduría fecunda en lo malo; bien que no hay prudencia donde se halla la amargura.

16[6833]La ciencia del sabio rebosa como inundación; y sus consejos son cual fuente perenne de vida.

17Como un vaso roto, así es el corazón del fatuo; no puede retener ni una gota de sabiduría.

18[6834]Cualquier palabra bien dicha que oyere el sabio, la celebrará, y se la aplicará a sí; la oirá el hombre dado a los deleites, y le desagradará, y la echará detrás de sí.

19Los razonamientos del necio son como un fardo para el que anda de viaje; mientras los labios del prudente están llenos de gracia.

20La boca del varón prudente es buscada en las asambleas, y cada uno medita en su corazón sus palabras.

21Como una casa demolida es la sabiduría para el necio, y la ciencia del insensato se reduce a dichos ininteligibles.

22[6835]Como grillos en los pies, y como cadena en su mano derecha, así es para el necio la doctrina.

23[6836]El tonto cuando ríe, ríe a carcajada suelta; mas el varón sabio apenas sonríe.

24La ciencia es para el hombre prudente un joyel de oro, y como un brazalete en el brazo derecho.

25El tonto con facilidad mete el pie en casa ajena; mas el hombre avisado mira con timidez la persona del poderoso.

26[6837]El necio registra por las ventanas lo que pasa dentro de la casa; mas el hombre bien criado se queda a la puerta.

27Es propio del tonto estar escuchando a la puerta; el hombre prudente tendrá esto por afrenta insoportable.

28[6838]Los labios de los indiscretos cuentan tonterías; mas las palabras de los sabios son pesadas en una balanza.

29[6839]El corazón de los fatuos está en su boca, y la boca de los sabios en su corazón.

30[6840]Cuando el impío maldice al diablo, a sí mismo se maldice.

31[6841]El chismoso contamina su propia alma, y de todos será odiado; y será mal visto quien converse con él; mas el hombre que sabe callar y tiene prudencia, será honrado.

ECLESIÁSTICO 22

¿Cómo tratar al necio?

1[6842]Con piedras llenas de lodo es apedreado el perezoso, y todos hablarán de él con desprecio.

2Le tiran boñigas de buey, y todos los que le tocan sacuden las manos.

3Afrenta del padre es el hijo mal criado; y la hija será poco estimada.

4La hija prudente es una herencia para su esposo; mas la que acarrea desdoro es el oprobio de su padre.

5La descocada deshonra al padre y al marido; en nada es inferior a los malvados; será vilipendiada de uno y otro.

6[6843]Un discurso fuera de tiempo es música en un duelo; mas el azote y la instrucción, en toda ocasión son sabiduría.

7Quien pretende amaestrar a un tonto, es como el que quiere reunir con engrudo los pedazos de un tiesto.

8Quien cuenta una cosa al que no escucha, hace como el que quiere despertar de su letargo al que duerme.

9[6844]Habla con un dormido quien discurre de la sabiduría con un necio, y al fin del discurso dice: ¿Quién es este?

10Llora tú por el muerto, porque le faltó la luz; y llora por el fatuo, porque le falta el seso.

11[6845]Llora, empero, poco por un muerto, pues ya goza de reposo.

12Porque la pésima vida del impío fatuo, es peor que la muerte.

13Siete días dura el llanto por un muerto; pero el llanto por el fatuo e impío ha de durar mientras vivan.

14Con el necio no hables mucho, y no te acompañes con el insensato.

15Guárdate de él para no tener inquietudes, y a fin de que no te manche su pecado.

16Desvíate de él, y tendrás sosiego, y no recibirás tedio por su necedad.

17¿Qué otra cosa se nombrará que sea más pesada que el plomo, a no ser el tonto?

18[6846]Más fácil es cargar sobre sí arena, sal, y barras de hierro, que con un imprudente, un fatuo o un impío.

La fortaleza

19[6847]La trabazón de vigas encajadas para cimiento del edificio, no se descompondrá; así tampoco un corazón robustecido con un consejo maduro.

20Las resoluciones del hombre sensato no serán alteradas por el miedo en ningún tiempo.

21[6848]Como los palos plantados en lugares elevados, y las paredes hechas a poca costa, no pueden resistir contra la fuerza del viento;

22así igualmente el corazón del fatuo, tímido en sus pensamientos, no resistirá al ímpetu del temor.

23[6849]Así como el corazón del fatuo, que está pavoroso en sus pensamientos, no temerá en todo tiempo; así tampoco aquel que está firme en los mandamientos de Dios.

De la amistad

24El que punza el ojo, hace salir lágrimas, y quien punza el corazón, hace salir los afectos.

25El que tira una piedra contra los pájaros, los hace huir, así también el que habla mal del amigo rompe la amistad.

26Aunque hubieres desenvainado la espada contra el amigo, no desesperes; pues todavía podrás reconciliarte con él.

27Si has dicho al amigo palabras pesadas, no temas; porque hay lugar a la concordia; pero dicterios, desvergüenzas, orgullo, revelación de un secreto, golpe a traición; por todas estas cosas sí que huirá el amigo.

28Guarda fidelidad al amigo en medio de su pobreza, a fin de gozar también de su prosperidad.

29[6850]En el tiempo de su tribulación mantente fiel a él, si quieres también ser llamado a la parte en su herencia.

30[6851]El vapor y el humo se levantan del horno antes que la llama del fuego; así también las maldiciones, las injurias, y las amenazas preceden al derramamiento de sangre.

31[6852]No me avergonzaré de saludar al amigo, ni me retiraré de su trato; y si me vinieren males por causa de él, sabré sufrirlos.

32Mas todos los que lo oyeren se guardarán de él.

33[6853]¿Quién pondrá un candado a mi boca, y sobre mis labios un sello inviolable para que no me deslice por ellos, y no sea mi lengua la perdición mía?

ECLESIÁSTICO 23

Plegaria del sabio

1[6854]¡Señor, Padre mío, y dueño de mi vida! No me abandones a la indiscreción de mis labios, ni permitas que yo me deslice por causa de ellos.

2¿Quién empleará el azote sobre mis pensamientos, y la corrección de la sabiduría sobre mi corazón, de modo que no me perdone sus errores y de ellos no broten pecados?

3no sea que se acrecienten mis ignorancias y se multipliquen mis faltas, y aumenten mis pecados, y que caiga yo delante de mis contrarios, y se ría de mí el enemigo mío.

4[6855]¡Oh, Señor, Padre mío, y Dios de mi vida! no me entregues a sus pensamientos.

5No permitas en mis ojos la altanería; y aleja de mí todo deseo.

6Quita de mí la intemperancia de la gula y no se apoderen de mí los apetitos de la lujuria; ni quieras entregarme a un ánimo inverecundo y desenfrenado.

Disciplina de la lengua

7Hijos míos, escuchad las reglas para gobernar la lengua; y quien las observare no se perderá por los labios, ni resbalará en obras perversas.

8En su necio hablar queda preso el pecador y el soberbio y maldiciente se arruinarán por sus mismos labios.

9[6856]No acostumbres tu boca al juramento; porque son muchas por eso las caídas.

10[6857]Tampoco tomes continuamente en boca el nombre de Dios; ni interpongas los nombres de las cosas santas; porque no quedarás libre de culpa si lo haces.

11Pues así como un esclavo sometido a todas horas a examen, nunca está sin cardenales; así todo el que jura y repite aquel nombre, jamás estará limpio de culpa.

12El hombre que jura mucho, se llenará de pecados, y no se apartará de su casa la desgracia.

13[6858]Porque si no cumple el juramento tendrá sobre sí el delito; y si no hace caso, peca doblemente.

14Si ha jurado en vano, no será tenido por inocente; antes bien, lloverán castigos sobre su casa.

15[6859]Hay todavía otro lenguaje que confina con la muerte. Nunca se oiga entre los descendientes de Jacob.

16Así, todas estas cosas estarán lejos de los hombres piadosos, que no se envuelven en semejantes delitos.

17No se acostumbre tu boca al hablar indiscreto; porque siempre va acompañado de la mancha del pecado.

18[6860]Acuérdate de tu padre y de tu madre, aunque estés sentado entre los magnates;

19para que no suceda que Dios se olvide de ti delante de ellos; y que infatuado por tu costumbre tengas que sufrir tales oprobios, que quisieras más no haber venido al mundo, y maldigas el día de tu nacimiento.

20El hombre acostumbrado a decir improperios, no se corregirá en toda su vida.

Fealdad del adulterio

21[6861]Dos especies de personas pecan con frecuencia, y otra tercera provoca la ira y la perdición:

22[6862]el ánimo fogoso como una ardiente llama, que no se calma sin devorar alguna cosa;

23y el hombre esclavo de los apetitos de su carne, el cual no tendrá sosiego hasta que encienda el fuego.

24Al hombre fornicario todo pan le es dulce; y no cesará de pecar hasta el fin.

25Todo hombre que deshonra su tálamo conyugal, como quien tiene en poco su alma, suele decir: “¿Quién hay que me vea?

26Rodeado estoy de tinieblas, y las paredes me encubren, y nadie me atisba: ¿a quién tengo que temer? el Altísimo no se acordará de mis delitos.”

27Mas él no reflexiona que el ojo de Dios está viendo todas las cosas; porque semejante temor humano, temor no más que de los hombres, expele de él el temor de Dios.

28[6863]No sabe que los ojos del Señor son mucho más luminosos que el sol; descubren todos los procederes de los hombres y lo profundo del abismo, y ven hasta los más recónditos senos del corazón humano.

29Porque todas las cosas, antes de ser creadas, fueron conocidas de Dios, el Señor; y aun después que fueron hechas las está mirando a todas.

30[6864]Este tal será por lo mismo castigado en la plaza de la ciudad; él, cual potro, echará a huir; pero le pillarán donde menos pensaba.

31Y será deshonrado delante de todos, por no haber conocido el temor del Señor.

Infidelidad de la mujer

32Lo mismo será de cualquiera mujer que deja a su propio marido, y de un extraño le da un heredero;

33porque ella en primer lugar fue rebelde a la ley del Altísimo; lo segundo, ultrajó a su propio marido; lo tercero, se contaminó con el adulterio, y se procreó hijos del marido ajeno.

34Esta será conducida a la asamblea pública, y se hará información sobre sus hijos;

35[6865]los cuales no echarán raíces, ni darán frutos sus ramos.

36Dejará en maldición su memoria; y jamás se borrará su infamia.

37Por donde los venideros conocerán que no hay cosa mejor que temer a Dios, y nada más suave que observar los mandamientos del Señor.

38[6866]Servir al Señor es una gloria grande; pues de Él se recibirá larga vida.

ECLESIÁSTICO 24

Origen divino de la sabiduría

1[6867]La sabiduría se hará ella misma su elogio, se honrará en Dios, y se gloriará en medio de su pueblo.

2[6868]Ella abrirá su boca en medio de las reuniones del Altísimo, y se glorificará a la vista de los escuadrones de Dios.

3[6869]Será ensalzada en medio de su pueblo, y admirada en la congregación de los santos.

4Recibirá alabanzas de la muchedumbre de los escogidos, y será bendita entre los benditos y dirá:

5[6870]Yo salí de la boca del Altísimo, engendrada antes de toda creatura.

6[6871]Yo hice nacer en los cielos la luz indeficiente, y como una niebla cubrí toda la tierra.

7En los altísimos cielos puse mi morada, y el trono mío sobre una columna de nubes.

8Yo sola hice todo el giro del cielo, penetré por el profundo del abismo, y me paseé por las olas del mar.

9Puse mis pies en todas las partes de la tierra, y en todos los pueblos,

10y en toda nación tuve el supremo dominio,

11[6872]Yo sujeté con mi poder los corazones de los grandes y de los pequeños, en todos esos busqué donde posar, y en la heredad del Señor fijé mi morada.

12[6873]Entonces dio Él sus órdenes, y me habló el Creador de todas las cosas; y El que a mí me dio el ser, reposó en mi tabernáculo,

13y me dijo: “Habita en Jacob, y sea Israel tu herencia, y arráigate en medio de mis escogidos.”

Habita en el pueblo escogido

14[6874]Desde el principio, y antes de los siglos, recibí yo el ser, y no dejaré de existir en el siglo venidero. En el tabernáculo santo ejercité el ministerio mío, ante su acatamiento.

15[6875]Y así fijé mi estancia en Sión, y fue el lugar de mi reposo la Ciudad Santa; en Jerusalén está el trono mío.

16[6876]Me arraigué en un pueblo glorioso, y en la porción de mi Dios, la cual es su herencia; y mi habitación fue en la multitud de los santos.

17[6877]Elevada estoy cual cedro sobre el Líbano y cual ciprés sobre el monte Sión.

18Me he alzado como una palmera en Cadés; y como un rosal plantado en Jericó.

19Crecí como un hermoso olivo en los campos, y como el plátano en las plazas junto al agua.

20Como el cinamomo y el bálsamo aromático despedí fragancia. Como mirra escogida exhalé suave olor;

21y llené mi habitación de odoríferos perfumes como de estoraque, de gálbano, de ónice, y como de mirra y de incienso virgen; y mi fragancia es como bálsamo sin mezcla.

22Extendí mis ramas como el terebinto, y mis ramas llenas están de majestad y hermosura.

23[6878]Como la vid di pimpollos de suave olor, y mis flores dan frutos de gloria y de riqueza.

Manifestaciones de la sabiduría

24[6879]Yo soy la madre del bello amor, del temor, de la ciencia y de la santa esperanza.

25[6880]En mí está toda la gracia del camino y de la verdad; en mí toda esperanza de vida y de virtud.

26Venid a mí todos los que os halláis presos de mi amor, y saciaos de mis frutos;

27porque mi espíritu es más dulce que la miel, y más suave que el panal de miel, mi herencia.

28Se hará memoria de mí en toda la serie de los siglos.

29[6881]Los que de mí comen, tienen siempre hambre de mí, y tienen siempre sed los que de mí beben.

30El que me escucha, jamás tendrá de qué avergonzarse; y los que se guían por mí, no pecarán.

31[6882]Los que me esclarecen, obtendrán la vida eterna.

La sabiduría de la ley

32[6883]Todas estas cosas contiene el libro de la vida, que es el testamento del Altísimo y el conocimiento de la verdad.

33Moisés intimó una ley de preceptos justos, en herencia a la casa de Jacob, con las promesas hechas a Israel.

34[6884]Puso a su siervo David para suscitar de él un Rey fortísimo, que se sentase sobre un trono de gloria para siempre.

35[6885]Rebosa en sabiduría como el Fisón y el Tigris en la estación de los nuevos frutos;

36desborda inteligencia, como el Éufrates, y crece más y más, como el Jordán en el tiempo de la siega;

37derrama la ciencia como la Faz, e inunda como el Gihón en la estación de la vendimia.

38[6886]Él es el primero que la conoce perfectamente, otro que sea menos fuerte no la comprende.

39[6887]Porque son más vastos que el mar sus pensamientos, y sus consejos más profundos que el grande abismo.

40Yo, la sabiduría, derramé los ríos.

41[6888]Yo como canal de agua inmensa, derivada del río, y como acequia sacada del río, y como un acueducto, salí del paraíso.

42Yo dije: “Regaré los plantíos de mi huerto, y hartaré de agua los frutales de mi prado.”

43Y he aquí que mi canal ha salido de madre, y mi río se iguala a un mar.

44[6889]Porque la luz de mi doctrina, con que ilumino a todos, es como la luz de la aurora, y seguiré esparciéndola hasta los remotos tiempos.

45[6890]Penetraré todas las partes más hondas de la tierra, visitaré a todos los que duermen, e iluminaré a todos los que esperan en el Señor.

46[6891]Proseguiré difundiendo la doctrina como profecía, y la dejaré a aquellos que buscan la sabiduría, y no cesaré de anunciarla a toda su descendencia hasta el siglo santo.

47[6892]Observad cómo no he trabajado para mí solo, sino para todos aquellos que andan en busca de la verdad.

ECLESIÁSTICO 25

Nuevos aspectos de la sabiduría

1En tres cosas se complace mi corazón, las cuales son de la aprobación de Dios y de los hombres:

2[6893]La concordia entre los hermanos, el amor entre los prójimos, y un marido y mujer bien unidos entre sí.

3Tres especies de personas aborrece mi alma y su proceder me es sumamente enfadoso:

4[6894]el pobre soberbio, el rico mentiroso, el viejo fatuo e imprudente.

5[6895]Lo que no juntaste en tu juventud, ¿cómo lo has de hallar en tu vejez?

6¡Oh qué bello adorno para las canas el saber juzgar, y para los ancianos el saber dar un consejo!

7¡Cuán bien parece la sabiduría en las personas de edad avanzada! ¡Y en las que están en alto puesto la inteligencia y el consejo!

8Corona de los ancianos es la mucha experiencia, y la gloria de ellos el temor de Dios.

Elogio del temor de Dios

9[6896]Nueve cosas raras he tenido yo en mucha estima en mi corazón; y la décima la anunciaré con mi lengua a los hombres.

10Un hombre que halla consuelo en sus hijos, y uno que ya en vida ve la ruina de sus enemigos.

11[6897]Dichoso el que vive con una mujer juiciosa, el que no se deslizó en su lengua, y el que no ha sido siervo de personas indignas de sí.

12[6898]Dichoso él que ha hallado un verdadero amigo; y aquel que explica la justicia a oídos que escuchan.

13[6899]¡Oh cuán grande es el que adquirió la sabiduría, y el que posee la ciencia! pero ninguno supera al que teme a Dios.

14El temor de Dios se sobrepone a todas las cosas.

15Bienaventurado el hombre a quien es dado tener el temor de Dios. ¿Con quién compararemos al que le posee?

16El temor de Dios es el principio de su amor; mas debe unírsele el principio de la fe.

La mujer mala

17[6900]La tristeza del corazón es la mayor plaga; y la suma malicia, la malignidad de la mujer.

18Sufrirá uno cualquiera llaga, mas no la llaga del corazón;

19y cualquiera maldad, mas no la maldad de la mujer;

20y toda aflicción, más no la que viene de aquellos que odian;

21y cualquier castigo, mas no el que viene de los enemigos.

22[6901]No hay cabeza peor que la cabeza de la culebra,

23[6902]ni hay ira peor que la ira de la mujer. Mejor habitar con un león, y con un dragón, que con una mujer malvada.

24La malignidad de la mujer la hace inmutar su semblante y poner tétrico aspecto, como el de un oso, y la presenta tal como un saco de luto.

25Gime su marido en medio de sus vecinos, y oyéndolos suspira un poco.

26[6903]Toda malicia es muy pequeña en comparación de la malicia de la mujer; caiga ella en suerte al pecador.

27Lo que es para los pies de un viejo el subir un monte de arena, eso es para un hombre sosegado una mujer habladora.

28[6904]No mires el buen parecer de la mujer, ni codicies a una mujer por su belleza.

29Grande es la ira de la mujer, y su desacato y su ignominia.

30Si la mujer tiene el mando, se rebela contra su marido.

31La mujer de mala ralea aflige el ánimo, y abate el semblante, y llaga el corazón.

32La mujer que no da gusto a su marido, le descoyunta los brazos, y le debilita las rodillas.

33[6905]De la mujer tuvo principio el pecado, y por causa de ella morimos todos.

34No dejes ni aun el menor agujero a tu agua, ni a la mujer mala le des licencia de salir fuera.

35[6906]Si ella no camina bajo tu dirección, te afrentará delante de tus enemigos.

36Sepárala de tu lecho, porque no se burle siempre de ti.

ECLESIÁSTICO 26

El contraste entre la mujer buena y la mala

1[6907]Dichoso el marido de una mujer virtuosa, porque será doblado el número de sus años.

2La mujer fuerte es el consuelo de su marido, y le hace vivir en paz los años de su vida.

3[6908]Es una suerte dichosa la mujer buena; suerte que tocará al que teme a Dios, y le será dada al hombre por sus buenas obras.

4Ora sea rico, ora pobre, tendrá contento el corazón, y alegre en todo tiempo su semblante.

5De tres cosas tiene temor mi alma; y por la cuarta tiene espanto mi rostro:

6[6909]de la delación de una ciudad, del motín de un pueblo,

7y de la mentirosa calumnia; cosas todas más dolorosas que la muerte.

8[6910]La mujer celosa es dolor y llanto del corazón;

9su lengua es un azote que alcanza a todos.

10Como el yugo de bueyes que está flojo, así es la mujer mala. Quien la toma, cuente que toma un escorpión.

11La mujer que se embriaga es una plaga grande; y su ignominia y torpeza no podrán encubrirse.

12[6911]La deshonestidad de la mujer se conoce en la altivez de sus ojos y en sus párpados.

¡Vela sobre tu hija!

13[6912]Vela atentamente sobre la hija que no refrena sus ojos; no sea que hallando oportunidad, desfogue sus pasiones.

14Séate sospechosa toda inmodestia de sus ojos, y no te maravilles si no hace caso de ti.

15Como un caminante sediento, aplicará la boca a la fuente, beberá de toda agua cercana, se sentará junto a cualquier estaca (de tienda) y abrirá la aljaba a cualquiera saeta hasta que más no pueda.

La mujer virtuosa es un don de Dios

16La gracia de la mujer hacendosa alegra al marido, y le llena de jugo los huesos.

17La buena crianza de ella es un don de Dios.

18Es cosa que no tiene precio: una mujer discreta y amante del silencio, y con el ánimo morigerado.

19Gracia es sobre gracia la mujer santa y vergonzosa.

20No hay cosa de tanto valor que pueda equivaler a un alma casta.

21[6913]Lo que es para el mundo el sol al nacer en las altísimas moradas de Dios, eso es la gentileza de la mujer virtuosa para el adorno de una casa.

22[6914]Antorcha que resplandece sobre el candelabro sagrado, es la hermosura del rostro en una edad robusta.

23[6915]Columnas de oro sobre basas de plata son los pies que descansan sobre las plantas de una mujer fuerte.

24[6916]Cimientos eternos, sobre piedra sólida son los mandamientos de Dios en el corazón de la mujer santa.

Cosas que entristecen

25Dos cosas contristan mi corazón, y la tercera me provoca a cólera:

26un varón aguerrido que desfallece de hambre; el varón sabio de quien no se hace caso;

27[6917]y el hombre que de la justicia se vuelve al pecado, al cual destina Dios a la perdición.

28[6918]Dos profesiones me han parecido difíciles y peligrosas: el negociante con dificultad se librará de culpa, y el tabernero no estará exento de los pecados de la lengua.

ECLESIÁSTICO 27

Ocasiones de pecado en los negocios

1[6919] Muchos han pecado por causa de la miseria; y quien busca el enriquecerse, a nada más atiende.

2Como se hinca una estaca en medio de la juntura de dos piedras, así se introduce el pecado entre la venta y la compra.

3Será destruido con el delito el delincuente.

4Si no te mantienes siempre firme en el temor del Señor, presto se arruinará tu casa.

Indiscreciones

5[6920]Como zarandeando la criba queda el polvo, así en la reflexión aparecen los apuros del hombre.

6En el horno se prueban las vasijas de tierra, y en la tentación de las tribulaciones los hombres justos.

7Como el cultivo del árbol se muestra por tu fruto, así por la palabra pensada se ve el corazón del hombre.

8No alabes a un hombre antes que haya hablado; porque en el hablar se dan a conocer los hombres.

9[6921]Si vas en pos de la justicia, la alcanzarás, y te revestirás de ella como de una vestidura talar de gloria; con ella morarás, y ella te amparará para siempre, y en el día de la cuenta hallarás en ella apoyo.

10[6922]Las aves van a juntarse con sus semejantes; así la verdad va a encontrar a los que la ponen en práctica.

11[6923]El león siempre acecha su presa; así el pecado arma lazos a los que obran la iniquidad.

12[6924]El hombre santo persevera en la sabiduría como el sol; mas el necio se muda como la luna.

13En medio de los insensatos reserva las palabras para otro tiempo, pero quédate en medio de los que piensan.

14[6925]La conversación de los pecadores es insoportable; porque hacen gala de las delicias del pecado.

15La lengua que jura mucho, hace erizar el cabello, y tu irreverencia hace tapar las orejas.

16Paran en derramamiento de sangre las riñas de los soberbios, y da pena el oír sus maldiciones.

17[6926]Quien revela los secretos del amigo, pierde su confianza, y no hallará un amigo a su gusto.

18Ama al amigo, y sé leal con él.

19Mas si revelares sus secretos, no corras más tras él.

20Porque el hombre que viola la amistad que tenía con su prójimo, es como quien pierde al amigo.

21Y como uno que se deja escapar de la mano un pájaro, así tú dejaste ir a tu amigo, y ya no le recobrarás.

22No le sigas; porque está ya muy lejos, habiendo huido como un gamo del lazo, por estar herida su alma.

23[6927]Jamás podrás vendarle la herida, porque de una injuria de palabras hay resarcimiento;

24mas el revelar los secretos del amigo, quita toda esperanza al alma desgraciada.

Hipocresía y engaño

25Quien guiña el ojo está fraguando picardías, y nadie puede apartarle de ello.

26En tu presencia hablará con dulzura, y celebrará tus discursos; mas a lo último mudará de lenguaje, y de tus palabras sacará ocasión para arruinarte.

27[6928]Muchas cosas aborrezco; pero a ninguna más que a semejante hombre; y el Señor también le aborrecerá.

28[6929]Si uno tira a lo alto una piedra le caerá sobre su cabeza; así la herida a traición abrirá las llagas del traidor.

29Aquel que cava una fosa caerá en ella; el que pone una piedra de tropiezo al prójimo, en ella tropezará; quien arma lazos a otros, perecerá en ellos.

30El perverso designio redundará en daño de quien lo fragua, y no sabrá de dónde le viene el mal.

31Los escarnios y ultrajes son propios de los soberbios; mas la venganza cual león los está acechando.

32Perecerán en el lazo, aquellos que se huelgan de la caída de los justos; y a consumirlos el dolor antes que mueran.

33La ira y el furor son cosas ambas bien detestables; pero el hombre pecador las tendrá dentro de sí.

ECLESIÁSTICO 28

Debemos olvidar las injurias

1[6930]El que quiere vengarse, experimentará la venganza del Señor; el cual tendrá exacta cuenta de sus pecados.

2[6931]Perdona a tu prójimo cuando te agravia, y así cuando tú implores el perdón, te serán perdonados los pecados.

3Un hombre conserva encono contra otro hombre, ¿y pide a Dios la salud?

4No usa de misericordia con otro hombre como él, ¿y pide perdón de sus pecados?

5Siendo él carne conserva el enojo, ¿y pide a Dios reconciliación? ¿Quién se la alcanzará por sus pecados?

6[6932]Acuérdate de las postrimerías, y déjate de enemistades;

7[6933]pues la corrupción y la muerte están intimadas en sus mandamientos.

8Acuérdate de temer a Dios, y no estés airado con tu prójimo.

9[6934]Ten presente la ley del Altísimo, y no hagas caso del yerro del prójimo.

¡Sé pacífico!

10Abstente de litigios, y te ahorrarás pecados;

11porque el hombre iracundo enciende querellas, y el pecador suscita discordias entre los amigos, y siembra enemistades en medio de los que viven en paz.

12Porque según la, leña del bosque es el incendio, según el poder del hombre es su enojo, y según sus riquezas crece su cólera.

13Como la reyerta precipitada enciende el fuego, y la querella temeraria derrama sangre, de igual modo la lengua amenazadora acarrea la muerte.

14[6935]Si soplares en una chispa, se encenderá de ella fuego, y si escupieres sobre ella se apagará. Lo uno y lo otro sale de la boca.

La lengua murmuradora

15El murmurador y el de dos lenguas es maldito, porque mete confusión entre muchos que vivían en paz.

16La lengua de un tercero ha alborotado a muchos, y los ha dispersado de un pueblo a otro.

17Arruinó ciudades fuertes y ricas, y destruyó desde los cimientos los palacios de los magnates.

18Aniquiló las fuerzas de los pueblos, y disipó gentes valerosas.

19[6936]La lengua de un tercero echó fuera de casa a mujeres varoniles, y las privó del fruto de sus fatigas.

20[6937]El que la escucha no tendrá sosiego, ni tampoco encontrará un amigo con quien consolarse.

21El golpe del azote deja un cardenal, pero el golpe de la lengua desmenuza los huesos.

22Muchos han perecido al filo de la espada; pero no tantos como por culpa de su lengua.

23Bienaventurado el que está a cubierto de la mala lengua, ni experimentó su furor, ni arrastró su yugo, ni fue atado con sus cadenas;

24porque su yugo es yugo de hierro, y sus cadenas son cadenas de bronce.

25[6938]La muerte que de ella proviene es la peor; más tolerable que ella es el sepulcro.

26Ella no será de larga duración; se enseñoreará de los caminos de los perversos; sus llamas, a pesar de todo, no quemarán a los justos.

27Los que abandonan a Dios, caerán en poder de la mala lengua, la cual encenderá en ellos su fuego, que no se apagará; se desencadenará contra ellos como león, y cual leopardo los despedazará.

28[6939]Haz de espinas una cerca a tus orejas, no des oídos a la mala lengua, y pon puerta y candado a tu boca.

29[6940]Funde tu oro y tu plata, haz una balanza para tus palabras, y un freno bien ajustado para tu boca;

30y mira no resbales en tu hablar, por lo cual caigas por tierra delante de los enemigos que te acechan, y sea incurable y mortal tu caída.

ECLESIÁSTICO 29

La misericordia

1[6941]Quien es misericordioso, da prestado a su prójimo; y el que tiene abierta la mano para dar, observa los mandamientos.

2[6942]Presta a tu prójimo en tiempo de su necesidad; y restituye a su tiempo al prójimo lo prestado.

3Cumple tu palabra y pórtate fielmente con él, y en todo tiempo hallarás lo que necesites

De los préstamos

4El dinero prestado lo reputan muchos como un hallazgo; y causan molestia a los que los favorecieron.

5Hasta tanto que hayan recibido, besan las manos del que puede dar, y con voz humilde hacen promesas;

6mas cuando es tiempo de pagar piden espera, y dicen cosas pesadas, y murmuran; y echan la culpa al tiempo.

7[6943]Y aunque se hallen en estado de pagar, pondrán dificultades; apenas volverán la mitad de la deuda; y lo que pagan ha de contarse como un hallazgo.

8Y no siendo así, le defraudarán de su dinero; y sin más ni más se ganará el acreedor un enemigo,

9el cual le pagará con injurias y maldiciones, y por un honor y un beneficio recibido le volverá ultrajes.

10[6944]Muchos dejan de prestar, no por dureza de corazón, sino por temor de ser burlados injustamente.

La limosna

11Sé tú de alma más generosa con el humilde, y no le hagas esperar por la limosna.

12En cumplimiento del mandamiento socorre al pobre, y en su necesidad no lo despidas con las manos vacías.

13Pierde el dinero por amor de tu hermano y de tu amigo, y no lo escondas sin provecho debajo de una losa.

14[6945]Emplea tu tesoro según los preceptos del Altísimo; y te rendirá más que el oro.

15[6946]Encierra la limosna en el seno del pobre, y ella rogará por ti para librarte de todo mal.

16[6947], 17, 18Peleará contra tu enemigo mejor que el escudo y la lanza de un campeón.

Las fianzas

19El hombre de bien da fianza por su prójimo; mas el que ha perdido el rubor, lo abandona a su suerte.

20[6948]No te olvides del beneficio que te ha hecho tu fiador, pues ha expuesto por ti su vida.

21[6949]El pecador y el inmundo huyen del que ha salido fiador por ellos.

22El pecador se apropia los bienes del que ha dado la fianza por él, y con corazón ingrato abandona a su libertador.

23Sale uno por fiador de su prójimo; y este, perdida toda vergüenza, le abandona.

24Fianzas indiscretas han perdido a muchos acomodados, y los han conmovido como olas del mar.

25Han trastornado a hombres acaudalados, los han hecho trasmigrar y andar errantes entre gentes extrañas.

26[6950]El pecador que traspasa el mandamiento del Señor, se enredará en fianzas ruinosas; y el que se mete a muchas empresas, caerá en juicio.

27Sostén al prójimo según tu posibilidad; pero mira también por ti mismo, a fin de que no te precipites.

La hospitalidad

28[6951]Lo esencial de la vida del hombre es agua y pan, y vestido y casa, para tener cubierto aquello que no debe dejarse ver.

29Mejor es la comida del pobre, al abrigo de una choza, que banquetes espléndidos en tierra extraña donde no se tiene domicilio.

30[6952]Conténtate con lo que tuvieres, sea poco o mucho, y no tendrás que oír el reproche de ser forastero.

31Es una vida infeliz la del que va hospedándose de casa en casa; pues donde quiera que se hospede, no puede obrar con libertad, ni abrir su boca.

32Alguien da hospedaje y de comer y beber a ingratos; y tras esto oirá cosas que le amarguen.

33[6953] “Vamos, huésped, pon la mesa, y da de comer a los otros lo que tienes a mano.”

34“Vete afuera, haz lugar a otro más honorable que tú; necesito mi casa; he de alojar a un hermano mío.”

35Para un hombre sensato estas cosas son pesadas: la increpación del patrón de la casa, y los improperios del prestamista.

ECLESIÁSTICO 30

La educación de los hijos

1[6954]El que ama a su hijo, le hace sentir a menudo el azote para hallar en él al fin su consuelo, para que no llame de puerta en puerta.

2[6955]Quien instruye a su hijo será honrado en él; y de él se gloriará con la gente de su casa.

3Quien instruye a su hijo causará envidia a su enemigo, y se preciará de él en medio de sus amigos.

4Muere su padre, y es como si no muriese, porque deja después de sí otro semejante a él.

5En vida suya lo vio, y se alegró en él; al morir no tuvo por qué contristarse, ni confundirse a vista de sus enemigos;

6pues ha dejado a la casa un defensor contra los enemigos; y uno que será agradecido a los amigos.

7[6956]Por las almas de sus hijos vendará (el padre) las heridas de ellos, y a cualquier voz se conmoverán sus entrañas.

8Un caballo no domado se hace intratable: así un hijo abandonado a sí mismo se hace insolente.

9Halaga al hijo y te hará temblar; juega con él, y te llenará de pesadumbres.

10No te rías con él, no sea que tengas que llorar, y al fin tus dientes sientan la dentera.

11[6957]No le des libertad en su juventud, y no disimules sus locuras.

12[6958]Dóblale la cerviz en la mocedad, y dale con la vara en las costillas, mientras es niño; no sea que se endurezca y te niegue la obediencia; lo que causará dolor a tu alma.

13Instruye a tu hijo, y trabaja en formarle, para no ser cómplice en su deshonor.

Ten cuidado de tu salud

14Más vale el pobre sano y de robustas fuerzas, que el rico débil y acosado de males.

15La salud del alma, que consiste en la santidad de la justicia, vale más que todo el oro y la plata; y un cuerpo robusto, más que inmensas riquezas.

16No hay tesoro que valga más que la salud del cuerpo, ni hay placer mayor que el gozo del corazón.

17Preferible es la muerte a una vida amarga, y el eterno reposo, a una dolencia continua.

18[6959]Los bienes conservados en una boca cerrada, son como las exquisitas viandas dispuestas sobre un sepulcro.

19¿De qué le sirven al ídolo las libaciones? Porque él ni comerá, ni percibirá el olor de ellas.

20Así acontece a quien es castigado del Señor y recibe el pago de su iniquidad.

21Está mirando con sus ojos, y no hace sino gemir, como el eunuco que abraza una doncella, y da un suspiro.

La tristeza

22[6960]No dejes que la tristeza se apodere de tu alma, ni te aflijas a ti mismo con tus pensamientos.

23[6961]La alegría del corazón es la vida del hombre, y un tesoro inexhausto de santidad; el regocijo alarga la vida del hombre.

24Apiádate de tu alma, agrada a Dios y sé continente; fija tu corazón en la santidad del Señor, y arroja lejos de ti la tristeza,

25porque a muchos ha matado, y para nada es buena.

26[6962]La envidia y la ira abrevian los días, y las zozobras aceleran la vejez antes de tiempo.

27[6963]El corazón magnánimo y bueno esta como en banquetes, cuyos platos se guisan con esmero.

ECLESIÁSTICO 31

Las riquezas

1El desvelo por las riquezas consume las carnes, y sus cuidados quitan el sueño.

2[6964]Los pensamientos de lo que podrá suceder perturban el sosiego, y la grave enfermedad hace al alma templada.

3Trabaja el rico para allegar riquezas, y en su reposo se rellena de sus bienes.

4Trabaja el pobre para poder comer; y al fin sigue pobre.

5[6965]No será justo el que es amante del oro, y quien sigue la corrupción, en ella se perderá.

6Muchos han caído a causa del oro, el resplandor del cual fue su perdición.

7[6966]Leño de tropiezo es el oro, para los que lo adoran. ¡Ay de aquellos que se van tras el oro! Por su causa perecerá todo imprudente.

8[6967]Bienaventurado el rico que es hallado sin culpa, y que no anda tras el oro, ni pone su esperanza en el dinero ni en los tesoros.

9¿Quién es este, y le elogiaremos? porque ha hecho cosas admirables en su vida.

10[6968]Él fue probado por medio del oro, y hallado perfecto; por lo que reportará gloria eterna. Él podía pecar y no pecó, hacer mal y no lo hizo.

11[6969]Por eso sus bienes están asegurados en el Señor; y celebrará sus limosnas toda la congregación de los santos.

Los convites

12[6970]¿Te sentaste en una espléndida mesa? No seas tú el primero en abrir tu boca.

13Tampoco digas: “¡Oh, cuántas viandas hay en ella!”

14Mira que es mala cosa el ojo maligno.

15[6971]¿Hay en el mundo cosa peor que semejante ojo? Por eso derramará lágrimas por toda su cara, cuando mirare.

16No alargues el primero tu mano, no sea que tachado por el envidioso quedes avergonzado.

17En el tomar las viandas no vayas atropellado.

18[6972]Juzga el deseo de tu vecino por el tuyo propio.

19[6973]Toma como persona moderada de los platos que se te presentan, para que no te hagas odioso o despreciable con el mucho comer.

20Muestra tu buena crianza, acabando el primero; y no seas insaciable, a fin de no disgustar a nadie.

21Y si estás sentado en medio de muchos, no alargues primero que ellos tu mano, ni seas el primero en pedir de beber.

22[6974]¡Cuán poco vino es suficiente para un hombre bien educado! y así cuando duermas no te causará desasosiego, ni sentirás incomodidad.

23Insomnio, cólera y retortijones padecerá el hombre destemplado.

24Sueño saludable gozará el hombre templado; dormirá hasta la mañana y despertará con el corazón alegre.

25[6975]Y si te has visto forzado a comer mucho, retírate de la concurrencia y vomita; y te hallarás aliviado, y no acarrearás una enfermedad a tu cuerpo.

26Escúchame, hijo, y no me desprecies, que a la postre reconocerás lo que digo.

27En todas tus operaciones sé diligente, y no tendrás ningún achaque.

28[6976]Al liberal en distribuir el pan le bendecirán los labios de muchos, y darán un testimonio fiel de su bondad.

29Contra aquel que es mezquino en dar pan, murmurará la ciudad, y será verdadero el testimonio que darán de su mezquindad.

El vino

30[6977]A los buenos bebedores no los provoques a beber; porque la perdición de muchos viene del vino.

31Como el fuego prueba la dureza del hierro, así el vino bebido hasta embriagarse descubre los corazones de los soberbios.

32[6978]Vida tranquila para los hombres es el vino usado con sobriedad; serás sobrio si lo bebes con moderación.

33[6979]¿Qué vida es la de aquel a quien falta el vino?

34[6980]¿Qué cosa es la que nos priva de la vida? La muerte.

35[6981]El vino desde el principio fue creado para alegría, no para embriaguez.

36Recrea el alma y el corazón el vino bebido moderadamente.

37El beberle con templanza es salud para el alma y para el cuerpo.

38El demasiado vino causa contiendas, iras y muchos estragos.

39Amargura del alma es el vino bebido con exceso.

40La embriaguez estimula al necio a ofender, enerva las fuerzas, y es ocasión de heridas.

41[6982]En un convite en que se bebe, no reprendas al prójimo, ni le desprecies en el calor de su alegría.

42No le digas dicterios, ni le apremies a que te devuelva lo que te debe.

ECLESIÁSTICO 32

Más reglas para los convites

1[6983]¿Te han hecho simposiarca? Por eso no te engrías; compórtate entre ellos como uno de tantos.

2Cuida bien de todos, y después que hayas satisfecho plenamente tu oficio, siéntate a la mesa;

3a fin de que ellos te causen alegría, y recibas la corona, como ornamento de distinción, y obtengas la porción de honor que ellos han separado para ti.

4[6984]Tú, el más anciano, a quien toca hablar el primero,

5habla sabia y prudentemente; más no estorbes la música.

6[6985]Donde no hay quien escuche, no eches palabras al viento; ni quieras fuera de sazón ostentar tu saber.

7Un concierto de música en un convite de vino, es semejante a un rubí engastado en oro.

8Como esmeralda engastada en un anillo de oro, así es la melodía de los cantares con el beber alegre y moderado.

9[6986]Escucha en silencio, y con tu modestia te ganarás la estimación.

10Tú, oh joven, habla si es necesario, a duras penas, en lo que a ti te toque.

11Preguntado una y otra vez, reduce a pocas palabras tu respuesta.

12En muchas cosas hazte el ignorante, y escucha, ya callando, ya también preguntando.

13En medio de los magnates no seas presumido, y donde hay ancianos no hables mucho.

14[6987]El granizo es precedido del relámpago; así el rubor es precedido de la gracia, y por tu modestia serás bien visto de todos.

15[6988]Llegando la hora de levantarte no te detengas; vete el primero a tu casa; allí diviértete, allí juega,

16y haz lo que te pluguiere, con tal que sea sin pecar, ni decir palabras insolentes.

17Y después de todo eso bendice al Señor que te creó, y que te colma de todos sus bienes.

No obres sin consejo

18El que teme al Señor abraza su instrucción; y los que vigilaren en busca de Él, lograrán bendición.

19[6989]Quien busca la Ley se enriquece con ella; mas el que obra con hipocresía tropezará en ella.

20Los que temen al Señor sabrán discernir lo que es justo, y harán brillar sus buenas obras como antorcha.

21[6990]Huye de la reprensión el hombre pecador, y halla ejemplos en que apoyar sus antojos.

22El varón prudente reflexiona bien lo que ha de hacer; pero el que no lo es, y el soberbio, nunca temen nada,

23aun después de haber obrado por sí, sin consejo; más sus mismas empresas los condenarán.

24Tú, hijo, no hagas cosa alguna sin consejo, y no tendrás que arrepentirte después de hecha.

25[6991]No vayas por camino malo, y no tropezarás en las piedras; ni te arriesgues a ir por senda difícil, para que no expongas a caídas tu alma.

26[6992]Cuídate aun de tus propios hijos, y guárdate de tus criados.

27[6993]En todas tus acciones sigue el dictamen fiel de tu conciencia; pues eso es observar los mandamientos.

28Quien cree en Dios atiende a sus preceptos, y el que confía en Él, no padecerá menoscabo.

ECLESIÁSTICO 33

El temor de Dios libra de males

1[6994]Al que teme al Señor, nada malo le sucederá; antes bien en la tentación Dios le guardará, y le librará de males.

2El varón sabio no aborrece los preceptos y las leyes; ni se estrellará como un navío en la tormenta.

3[6995]El hombre prudente es fiel a la Ley de Dios, y la Ley será fiel para con él.

4[6996]El que ha de aclarar una pregunta, debe premeditar la respuesta; y así, después de haber hecho oración, será oído; de ese modo conservará la buena doctrina, y entonces podrá responder.

5[6997]El corazón del fatuo es como la rueda del carro; y como un eje que da vueltas, así son sus pensamientos.

6El amigo escarnecedor es como el caballo padre, que relincha debajo de cualquier jinete.

Desigualdades sociales

7[6998]¿De dónde viene que un día se prefiere a otro, y la luz de un día a la luz de otro, y un año a otro año, proviniendo todos de un mismo sol?

8La sabiduría del Señor los diferenció después de creado el sol, el cual obedece las órdenes recibidas.

9Dios arregló las estaciones, y los días festivos de ellas, en que se celebran las solemnidades a la hora establecida.

10De estos mismos días, a unos los hizo grandes y sagrados, y a otros los dejó en el número de días comunes. Así también a todos los hombres los hizo del polvo, y de la tierra, de que Adán fue formado;

11a los cuales distinguió el Señor con su gran sabiduría, y diferenció los caminos de ellos.

12De ellos a unos bendijo, los ensalzó y los consagró, y los tomó para sí; a otros los maldijo y abatió, y los trastornó después de su separación.

13Como el barro está en manos del alfarero para hacer y disponer de él,

14y pende de su arbitrio el emplearle en lo que quiera; así el hombre está en las manos de su Hacedor, el cual le dará el destino según su juicio.

15[6999]Contra el mal está el bien, y contra la muerte la vida; así también contra el hombre justo el pecador; y de este modo has de contemplar todas las obras del Altísimo; las veréis pareadas, y la una opuesta a la otra.

Palabras del autor

16[7000]Yo me he levantado el último, y soy como el que recoge rebuscos tras los vendimiadores.

17Pero puse mi esperanza en la bendición de Dios, y llené mi lagar, como el que vendimia.

18Observad que no he trabajado para mí solo, sino para todos los que buscan instruirse.

19[7001]Escuchadme, oh magnates, y pueblos todos; y vosotros que presidís la asamblea, prestad atención.

Conserva tu autoridad

20[7002]Ni al hijo, ni a la mujer, ni al hermano, ni al amigo, jamás en tu vida les des potestad sobre ti; ni cedas a otro lo que posees, para que no suceda que arrepentido hayas de pedirle rogando que te lo devuelva.

21[7003]Mientras estés en este mundo y respires, ningún hombre te haga mudar de este propósito.

22Porque mejor es que tus hijos hayan de recurrir a ti, que no el que tú hayas de esperar el auxilio de las manos de tus hijos.

23[7004]En todas tus cosas mantén la superioridad,

24a fin de no manchar tu reputación. Reparte tu herencia cuando se terminen los días de tu vida, al tiempo de tu muerte.

Los esclavos

25[7005]Pienso y palos y carga para el asno; pan y castigo y trabajo para el esclavo.

26Trabaja por el castigo, y apetece el reposo; si le dejas sueltas las manos, busca la libertad.

27El yugo y la coyunda doblan la dura cerviz; así las continuas faenas amansan al siervo.

28Al siervo de mala inclinación azotes y cepo. Envíale al trabajo para que no esté mano sobre mano.

29[7006]Pues la ociosidad es maestra de muchos vicios.

30Fuérzale a trabajar, que esto es lo que le conviene; y si no hiciere lo que le mandas, aprémiale con meterle en el cepo; guárdate, empero, de excederte contra carne alguna, y no hagas cosas de gravedad sin consejo.

31[7007]Si tienes un siervo fiel, cuida de él como de ti mismo; trátale como a hermano; pues le compraste a costa de tu sangre.

32Si le maltratas injustamente, se te huirá.

33Y si él se aparta de ti y se marcha, no sabrás a quién preguntar, ni por qué camino le has de buscar.

ECLESIÁSTICO 34

Sueños y visiones

1Las vanas esperanzas y las mentiras son para el necio; y los sueños dan alas a los imprudentes.

2[7008]Como el que se abraza con una sombra, y persigue al viento; así es el que atiende a sueños engañosos.

3[7009]Las visiones de los sueños son la semejanza de una cosa, como es la imagen del hombre puesta delante del mismo hombre.

4Una cosa sucia ¿a qué otra limpiará? Y de un mentiroso, ¿qué verdad se sacará?

5[7010]Las adivinaciones erróneas, los agüeros falsos, y los sueños de los malvados son una vanidad.

6[7011]Si tu espíritu padece fantasmas, como el de la mujer que está de parto, no hagas caso de semejantes visiones, a no ser que te fuesen enviadas del Altísimo.

7Porque a muchos hicieron errar los sueños, y se perdieron por haber confiado en ellos.

8[7012]La palabra de la Ley es perfecta sin estas mentiras; y la sabiduría es fácil y clara en boca del hombre fiel.

El valor de la experiencia

9[7013]¿Qué sabe el que no ha sido probado? El varón experimentado en muchas cosas, será muy reflexivo; y el que ha aprendido mucho, discurrirá con prudencia.

10El que no tiene experiencia sabe poco; mas el que se ha ocupado en muchos negocios, adquiere mucha sagacidad.

11[7014]Quien no ha sido tentado, ¿qué cosas puede saber? El que ha sido engañado, se hace más cauteloso.

12[7015]Muchas cosas he visto en mis peregrinaciones; y muchísima diversidad de palabras.

13Por esta razón me he visto algunas veces en peligros aun de muerte, y me he librado por la gracia de Dios.

No tengáis miedo

14[7016]Es buscado el espíritu de aquellos que temen a Dios, y serán benditos los que le tienen respeto,

15porque tienen puesta su esperanza en su Salvador, y los ojos de Dios están fijos sobre los que le aman.

16[7017]De nada temblará, ni tendrá miedo quien teme al Señor, pues Este es su esperanza.

17Bienaventurada es el alma del que teme al Señor.

18¿En quién pone sus ojos, y quién es su fortaleza?

19[7018]Fijos están los ojos del Señor sobre los que le temen. Él es el poderoso protector, el apoyo fuerte, un toldo contra los ardores, y sombra en el mediodía,

20sustentáculo para no tropezar; socorro en las caídas; el que eleva el alma y alumbra los ojos; el que da salud, vida y bendiciones.

Los sacrificios de los malvados

21[7019]Inmunda es la ofrenda de aquel que ofrece sacrificio de lo mal adquirido; no son gratas las irrisiones de los injustos.

22El Señor solo es para aquellos que en el camino de la verdad y de la justicia le aguardan con paciencia.

23El Altísimo no acepta los dones de los impíos, ni atiende a las oblaciones de los malvados; ni por muchos sacrificios que ellos ofrezcan les perdonará sus pecados.

24El que ofrece sacrificio de la hacienda de los pobres, es como el que degüella un hijo delante del padre.

25[7020]Es la vida de los pobres el pan de los miserables; y es un hombre sanguinario cualquiera que se lo quita.

26Quien quita a alguno el pan del sudor, es como el que asesina a su prójimo.

27[7021]Hermanos son el que derrama la sangre, y el que defrauda el jornal al jornalero.

28Si lo que uno edifica, el otro lo destruye, ¿qué provecho sacan ambos sino el fatigarse?

29Si uno hace oración, y el otro echa maldiciones, ¿a cuál escuchará Dios?

Las mortificaciones

30[7022]Quien se lava por haber tocado un muerto, y de nuevo le toca, ¿de qué le sirve el haberse lavado?

31Así el hombre que ayuna por sus pecados, y de nuevo los comete, ¿qué provecho saca de su mortificación? ¿Su oración quién la oirá?

ECLESIÁSTICO 35

El culto grato a Dios

1[7023]El que observa la Ley hace muchas oblaciones.

2Sacrificio de salud es guardar los mandamientos, y alejarse de toda iniquidad.

3Apartarse de la injusticia, es como ofrecer un sacrificio de propiciación por las injusticias, y remover la pena merecida por los pecados.

4Así como el que ofrece la flor de harina tributa gracias, así el que hace misericordia, ofrece un sacrificio.

5[7024]Agrada al Señor el huir de la iniquidad; y el alejarse de la injusticia es ofrecer una oración por los pecados.

6[7025]No comparezcas en la presencia del Señor con las manos vacías;

7porque todas esas cosas se hacen por mandamiento de Dios.

8[7026]La oblación del justo engrasa el altar, y es un olor suave en la presencia del Altísimo.

9Acepto es el sacrificio del justo, y no se olvidará de él el Señor.

10Da con corazón generoso gloria a Dios, y no disminuyas las primicias de tus manos.

11[7027]Todo lo que das, dalo con semblante alegre, y consagra tus diezmos con regocijo.

12Retribuye al Altísimo a proporción de lo que te ha dado, y preséntale con alegría ofrendas, según tus facultades;

13porque el Señor es remunerador, y te volverá siete veces más.

14[7028]No le ofrezcas dones defectuosos; porque no le serán aceptos.

15Y no cuentes para nada un sacrificio injusto; porque el Señor es juez, y no tiene miramiento al rango de las personas.

Contra los opresores

16No hace el Señor acepción de personas en perjuicio del pobre; Él escucha las plegarias del injuriado.

17[7029]No desechará los ruegos del huérfano; ni a la viuda cuando, derramare sus gemidos.

18Las lágrimas de la viuda, que corren por sus mejillas, ¿no son por ventura otros tantos clamores contra aquel que se las hace derramar?

19Desde las mejillas suben hasta el cielo, y el Señor que la escucha, no las verá sin irritarse.

20Quien adora a Dios con buena voluntad, será protegido, y su oración llegará hasta las nubes.

21[7030]La oración del humilde traspasará las nubes, y no reposará hasta acercarse al Altísimo; del cual no se apartará hasta tanto que Él le mire.

22[7031]Y el Señor no dará largas, sino que vengará a los justos, y hará justicia; el Fortísimo no tendrá más paciencia con ellos, sino que quebrantará su espinazo.

23A las naciones les dará su merecido, hasta aniquilar la multitud de los soberbios, y desmenuzar los cetros de los inicuos;

24[7032]hasta dar el pago a los hombres según sus méritos, conforme a las obras de Adán y según su presunción;

25hasta que haya hecho justicia a su pueblo, y consolado con su misericordia a los justos.

26[7033]Amable es la misericordia de Dios en el tiempo de la tribulación. Es como las nubes de lluvia en tiempo de sequía.

ECLESIÁSTICO 36

Oración por la restauración de Israel

1[7034]Oh, Dios de todas las cosas, ten compasión de nosotros; vuelve hacia nosotros tus ojos, y muéstranos la luz de tus misericordias.

2[7035]Infunde tu temor en las naciones, que no han pensado en buscarte; para que entiendan que no hay otro Dios sino Tú, y pregonen tus maravillas.

3Alza tu brazo contra las naciones extrañas, para que experimenten tu poder.

4[7036]Porque así como a vista de sus ojos demostraste en nosotros tu santidad; así también a nuestra vista mostrarás en ellas tu grandeza;

5a fin de que conozcan, como nosotros hemos conocido, que no hay otro Dios fuera de Ti, oh Señor.

6[7037]Renueva los prodigios, y haz nuevas maravillas.

7Glorifica tu mano, y tu brazo derecho.

8Despierta la cólera, y derrama la ira.

9Destruye al adversario, y abate al enemigo.

10[7038]Acelera el tiempo, no te olvides del fin; para que sean celebradas tus maravillas.

11Devorados sean por el fuego de la ira aquellos que escapan; y hallen su perdición los que tanto maltratan a tu pueblo.

12Quebranta las cabezas de los príncipes enemigos, los cuales dicen: “No hay otro fuera de nosotros.”

13[7039]Reúne todas las tribus de Jacob; para que conozcan que no hay más Dios que Tú, y publiquen tu grandeza, y sean herencia tuya, como lo fueron desde el principio.

14[7040]Apiádate de tu pueblo que lleva tu nombre, y de Israel a quien has tratado como a primogénito tuyo.

15[7041]Apiádate de Jerusalén, ciudad que has santificado, ciudad de tu reposo.

16Llena a Sión de tus palabras inefables, y a tu pueblo de tu gloria.

17[7042]Declárate a favor de aquellos que desde el principio son creaturas tuyas y verifica las predicciones que anunciaron en tu nombre los antiguos profetas.

18[7043]Remunera a los que esperan en Ti, para que se vea la veracidad de tus profetas; y oye las oraciones de tus siervos,

19[7044]según la bendición que dio Aarón a tu pueblo, y enderézanos por el sendero de la justicia. Sepan los moradores todos de la tierra, que Tú eres el Dios que dispone los siglos.

Elección de esposa

20El vientre recibe toda suerte de manjares; pero hay un manjar que es mejor que otro.

21El paladar distingue el plato de caza; así el corazón discreto las palabras falsas.

22El corazón depravado ocasionará dolores; mas el hombre sabio se le opondrá.

23[7045]La mujer tomará por marido a cualquier varón; mas entre las doncellas una es mejor que otra.

24[7046]Las gracias de la mujer bañan de alegría el rostro de su marido, y producen en él un afecto superior a todos los deseos del hombre.

25[7047]Si su lengua habla palabras saludables, de blandura y de compasión, el marido de esta mujer tendrá una ventaja que no es común entre los hombres.

26Quien posee una buena esposa, comienza a formar un patrimonio, tiene una ayuda semejante a él, y una columna de apoyo.

27Donde no hay cerca, la heredad será saqueada; donde no hay mujer, gime el hombre en la pobreza.

28[7048]¿Quién se fía de aquel que no tiene nido, y que se echa para dormir donde le sorprende la oscuridad de la noche, y es como un ladrón muy listo que salta de una ciudad a otra?

ECLESIÁSTICO 37

Falsos amigos

1Todo amigo dirá: Yo también he trabado amistad contigo. Pero hay amigos que lo son solo de nombre. ¿No es un disgusto a par de la muerte, 2que el compañero y el amigo se cambien en enemigos?

3¡Oh, perversísima invención! ¿De dónde has salido tú a cubrir la tierra de tal malicia y perfidia?

4Un amigo se goza con el amigo en la mesa, y en el tiempo de la tribulación es su adversario.

5[7049]Un amigo se conduele con el amigo por amor de su propio vientre, y embrazará el escudo contra el enemigo.

6[7050]No te olvides en tu corazón de tu amigo, y no pierdas la memoria de él en medio de tu opulencia.

Elección de consejeros

7No quieras aconsejarte con aquel que te arma acechanzas; y encubre tus intentos a los que te envidian.

8[7051]Todo el que es consultado da su consejo; mas hay consejero que lo da mirando su propio interés.

9Mira bien con quién te aconsejas; infórmate primero de qué necesita; pues también él pensará dentro de sí;

10no sea que él fije en el suelo una estaca, y te diga:

11“Bueno es tu camino”, y se esté enfrente para ver lo que te acontece.

12[7052]Vete a tratar de santidad con un hombre sin religión, y de justicia con un injusto, y con una mujer de otra que le da celos; de guerra con el cobarde, de cosas de tráfico con el negociante, de la venta con el comprador, con el hombre envidioso del agradecimiento,

13con el impío de la piedad, con el deshonesto de la honestidad, de cualquier labor con el peón,

14con el jornalero, asalariado por un año, de la obra que en él se puede hacer, con el siervo perezoso del tesón en el trabajo. Nunca tomes consejos de estos sobre tal cosa.

15[7053]Trata de continuo con el varón piadoso, con cualquiera que tú conozcas como constante en el temor de Dios,

16y cuya alma es conforme a la tuya; el cual si tú vacilas entre tinieblas tiene piedad de ti.

17[7054]Forma dentro de ti un corazón de buen consejo; porque no hay para ti cosa de mayor precio.

18El alma de un varón piadoso descubre algunas veces la verdad, mejor que siete centinelas apostados en un lugar alto para atalayar.

19[7055]Mas sobre todo has de rogar al Altísimo, que enderece tus pasos en la verdad.

Sabiduría verdadera y falsa

20Preceda a todas tus obras la palabra veraz, y un consejo firme a todas tus acciones.

21[7056]Una palabra mala altera el corazón; del cual nacen estas cuatro cosas: el bien y el mal, la vida y la muerte, cosas que constantemente están en poder de la lengua. Hay hombre que es hábil para instruir a muchos, y para su alma no vale nada.

22Otro es prudente e instruye a muchos, y sirve de consuelo a su propia alma.

23El que discurre con sofisterías, se hace odioso; quedará defraudado en todas las cosas.

24No le ha dado el Señor gracia; porque carece de todo saber.

25Aquel es sabio, que es sabio para su alma; y son loables los frutos de su prudencia.

26El hombre sabio instruye a su pueblo, y los frutos de su prudencia son fieles.

27[7057]Colmado será de bendiciones el varón sabio, y alabado de cuantos le conozcan.

28[7058]La vida del hombre se reduce a cierto número de días; mas los días de Israel son innumerables.

29El sabio continuará en ser honrado del pueblo, y su nombre vivirá eternamente.

De la templanza

30[7059]Hijo, durante tu vida examina tu alma; y si es mal inclinada, no le des libertad;

31porque no todas las cosas son útiles a todos; ni todos se complacen en unas mismas cosas.

32Guárdate de ser glotón en los convites, ni te abalances a todos los platos;

33porque ocasiona enfermedades el mucho comer, y la glotonería viene a parar en cólicos.

34La intemperancia ha muerto muchos; mas el hombre sobrio alargará la vida.

ECLESIÁSTICO 38

Honra al médico

1Honra al médico, porque lo necesitas; pues el Altísimo es el que le ha hecho.

2[7060]Porque de Dios viene toda medicina, y el médico será remunerado por el rey.

3Al médico le elevará su ciencia a los honores, y será celebrado ante los magnates.

4El Altísimo creó de la tierra los medicamentos, y el nombre prudente no los desecha.

5[7061]¿No endulzó un palo las aguas amargas?

6La virtud de los medicamentos pertenece al conocimiento de los hombres; el Señor se la ha descubierto, para que le glorifiquen por sus maravillas.

7[7062]Con ellas cura y mitiga los dolores; el boticario hace composiciones suaves, y forma ungüentos saludables, y no tendrán fin sus operaciones.

8Porque la bendición de Dios está extendida sobre toda la tierra.

9[7063]Hijo, cuando estés enfermo, no te descuides a ti mismo; antes bien, ruega al Señor, y Él te curará.

10Apártate del pecado, endereza tus acciones, y limpia tu corazón de toda culpa.

11[7064]Ofrece suave olor, y la flor de harina en memoria; sea perfecta tu oblación, y entonces da lugar al médico.

12Pues le ha puesto el Señor; y no se aparte de ti, porque su asistencia es necesaria.

13[7065]Puesto que hay un tiempo en que has de caer en manos de los médicos;

14[7066]y ellos rogarán al Señor para que les conceda lograr alivio y salud por su tratamiento.

15[7067]Caerá en manos del médico el que peca en la presencia de su Creador.

Del luto

16[7068]Hijo, derrama lágrimas sobre el muerto, y como en un fatal acontecimiento comienza a suspirar; cubre su cuerpo según costumbre, y no te olvides de su sepultura.

17Y para evitar que murmuren de ti, llórale amargamente por un día. Consuélate después para huir de la tristeza.

18Haz duelo, según el mérito de la persona, uno o dos días, para evitar la maledicencia;

19porque la tristeza apresura la muerte y deprime el vigor, y la melancolía del corazón encorva la cerviz.

20[7069]Mientras le llevan se mantiene la tristeza; pues la vida del pobre es como su corazón.

21No abandones tu corazón a la tristeza, arrójala de ti; y acuérdate de las postrimerías.

22[7070]No te olvides de ellas; porque de allá no se vuelve; no ayudarás en nada a él, y te harás daño a ti mismo.

23[7071]“Considera lo que ha sido de mí; porque lo mismo será de ti: ayer por mí, hoy por ti.”

24[7072]El descanso del difunto tranquilice en ti la memoria de él; y consuélate en orden a él en la salida de su espíritu.

La gente humilde y la sabiduría

25[7073]La sabiduría la aprende el escriba en el tiempo que está libre de negocios; y el que tiene pocas ocupaciones la adquirirá, y se llenará de ella.

26[7074]Pero, ¿qué sabiduría podrá adquirir el que está asido del arado, y pone su gloria en picar los bueyes con la aguijada, y se ocupa en sus labores, y no habla de otra cosa que de los toros?

27Aplica su corazón a tirar los surcos, y sus desvelos a engordar sus vacas.

28Así todo artesano y constructor que trabaja día y noche, y el que graba las figuras en los sellos, y con tesón va formando varias figuras, tiene su corazón atento a imitar el dibujo, y a fuerza de vigilias perfecciona su obra.

29Así el herrero, sentado junto al yunque, está atento al hierro que está trabajando; el vaho del fuego tuesta sus carnes, y está luchando con los ardores de la fragua.

30El ruido del martillo le aturde los oídos, y tiene fijos sus ojos en el modelo de su obra;

31su corazón atiende a acabar las obras, y con su desvelo las pule a la perfección.

32Así el alfarero, sentado a su labor, gira con sus pies la rueda, siempre cuidadoso de lo que tiene entre las manos; y llevando cuenta de todo lo que labra.

33Con sus brazos amasa el barro, y con sus pies doma las fuerzas del mismo.

34Pondrá toda su atención en vidriar perfectamente la obra, y madrugará para limpiar el horno.

35[7075]Todos estos tienen su esperanza en la industria de sus manos, y cada uno es sabio en su arte.

36Sin todos estos, no se edifica una ciudad.

37Mas no habitarán en ella, ni se pasearán, ni entrarán en las asambleas.

38[7076]No se sentarán entre los jueces, ni entenderán las leyes judiciales, ni enseñarán las reglas de la moral, ni del derecho, ni se meterán a inventar parábolas;

39[7077]sino que restaurarán las cosas del inundo, y sus votos serán para hacer bien las obras de su arte, aplicando su propia alma a entender la ley del Altísimo.

ECLESIÁSTICO 39

El verdadero sabio

1[7078]El sabio indagará la sabiduría de todos los antiguos, y hará estudio de los profetas.

2[7079]Recogerá las explicaciones de los varones ilustres, y penetrara asimismo las agudezas de las parábolas.

3Sacará el sentido oculto de los proverbios, y se ocupará en lo misterioso de las parábolas.

4Asistirá en medio de los magnates, y se presentará delante del que gobierna.

5Pasará a países de naciones extrañas, para reconocer aquello que hay de bueno y de malo entre los hombres.

6[7080]Despertándose muy de mañana, dirigirá su corazón al Señor que le creó, y hará oración en la presencia del Altísimo.

7Abrirá su boca para orar, y pedirá perdón de sus pecados.

8Porque si aquel gran Señor quisiere, le llenará del espíritu de inteligencia,

9[7081]y él derramará, como lluvia, palabras de sabiduría, y en la oración dará gracias al Señor.

10Pondrá en práctica sus consejos y reglas, y meditará sus ocultos juicios.

11[7082]Expondrá públicamente la doctrina que ha aprendido, y se gloriará en la Ley del Testamento del Señor.

12[7083]Celebrarán muchos su sabiduría, la cual nunca jamás será olvidada.

13No perecerá su memoria, y su nombre será repetido de generación en generación.

14Las naciones pregonarán su sabiduría, y la Iglesia celebrará sus alabanzas.

15[7084]Mientras viva, tendrá más nombradía que mil; y si descansare hallará en esto su provecho.

Alabanza del Creador

16[7085]Yo seguiré todavía dando consejos, porque me siento poseído como de un sagrado entusiasmo.

17[7086]Una voz dice: Escuchadme, vosotros que sois prosapia de Dios, y brotad como rosales, plantados junto a las corrientes de las aguas.

18Esparcid suaves olores, como el Líbano.

19Floreced como azucenas; despedid fragancia, y echad graciosas ramas; entonad cánticos de alabanza, y bendecid al Señor en sus obras.

20Engrandeced su nombre; alabadle con la voz de vuestros labios, y con cánticos de vuestra lengua, y al son de las cítaras; y diréis así en loor suyo:

21Todas las obras del Señor son muy buenas.

22[7087]A una voz suya se contuvo el agua como si fuera una masa, y quedó como en un depósito a un dicho de su boca.

23[7088]Porque a su orden se cumple su voluntad, y la salud que Él da es perfecta.

24Están a su vista las acciones de todos los hombres, y no hay cosa escondida a sus ojos.

25Él alcanza a ver los siglos todos; y no hay cosa que sea maravillosa para Él.

26No hay que decir: ¿Qué viene a ser esto? ¿O para qué es esto otro? porque todas las cosas servirán a su tiempo.

27[7089]Su bendición es como un río que inunda.

28Como el diluvio empapó en agua la tierra, así la ira del Señor será la suerte de las naciones que no le buscaren.

29Así como Él convirtió las aguas en una sequedad, y quedó enjuta la tierra, y abrió un camino cómodo para que pasasen; así los pecadores por un efecto de su ira hallarán su tropiezo.

30[7090]Los bienes fueron desde el principio creados para los buenos; pero para los malos los bienes y los males.

31[7091]Lo que principalmente se necesita para el uso de la vida humana, es agua, fuego y hierro, sal, leche, y harina de trigo, miel y racimos de uvas, aceite y vestido.

32[7092]Así como todas estas cosas son un bien para los buenos; así para los impíos y pecadores se convierten en mal.

33Hay espíritus creados para ministros de la venganza, los cuales en su furor aumentan los suplicios.

34[7093]En el tiempo de la consumación derraman su fuerza y aplacan la cólera de Aquel que los creó.

35El fuego, el pedrisco, el hambre, y la muerte, todas estas cosas se hicieron para castigo;

36como los dientes de las fieras, los escorpiones, y las serpientes, y la espada vengadora que extermina a los impíos.

37Se regocijan en cumplir sus mandamientos, y están aparejadas sobre la tierra para cuando fuere menester, y llegado el tiempo ejecutan puntualmente cuanto se les ordene.

38[7094]Y así desde el principio estoy persuadido, y lo he meditado, y pensado, y dejado por escrito

39[7095]que todas las obras de Dios son buenas, y cada una de ellas a su tiempo hará su servicio.

40No hay que decir: esto es peor que aquello; pues se verá que todas las cosas serán aprobadas a su tiempo.

41Y ahora con todo el corazón, y a boca llena alabad a una, y bendecid el nombre del Señor.

ECLESIÁSTICO 40

La miseria de la vida humana

1[7096]Una molestia grande es innata a todos los hombres; y un pesado yugo abruma a los hijos de Adán, desde el día que salen del vientre materno, hasta el día de su entierro en el seno de la común madre.

2[7097]Están con cuidados y sobresaltos de su corazón, en aprensión de lo que aguardan, y del día de la muerte.

3Desde el que está sentado sobre un glorioso trono hasta el que yace por tierra, y sobre la ceniza;

4desde el que viste jacinto, y trae corona hasta el que se cubre de lienzo crudo, hay saña, celos, alborotos, zozobras y temor de muerte, rencor obstinado y contiendas.

5Aun al tiempo de reposar en su lecho, perturba su imaginación el sueño de la noche.

6[7098]Breve o casi ninguno es su reposo, y aun en el mismo sueño esta como en día de centinela,

7y turbado por las visiones de su espíritu, y como quien echa a huir al tiempo de la batalla. Mas cuando despierta, y se ve salvo, se admira de su vano temor.

El destino de los pecadores

8[7099]Esto sucede en todo viviente, desde el hombre hasta la bestia; mas en los pecadores siete veces peor.

9Además de esto, la muerte, el derramamiento de sangre, las contiendas, la espada, las opresiones, el hambre, las ruinas y los azotes.

10Todas estas cosas fueron destinadas para los impíos; y por causa de ellos vino el diluvio.

11[7100]Todo cuanto de la tierra viene, en tierra se convertirá; así como todas las aguas vuelven al mar.

12[7101]Todas las dádivas y las injusticias se acabarán; pero la rectitud subsistirá para siempre.

13Se secarán como un torrente las riquezas de los injustos, y harán ruido a manera de un gran trueno, en medio de un aguacero.

14[7102]Al abrir su mano (el injusto) se alegrará; mas al fin los prevaricadores pararán en humo.

15[7103]No multiplicarán sus ramos los nietos de los impíos; harán solamente ruido como raíces viciadas, que están sobre la punta de un risco.

16Duran como la verdura que se cría en sitio húmedo, y a las orillas de un río, la cual es arrancada antes que toda otra yerba.

17La beneficencia es como un jardín amenísimo, y la misericordia jamás perece.

Cosas insuperables

18[7104]Dulce será la vida del operario que está contento con su suerte, y halla en ella un tesoro.

19Dan un nombre duradero los hijos, y la fundación de una ciudad; mas será preferida a estas cosas una mujer irreprensible.

20El vino y la música, alegran el corazón, pero más que ambas cosas el amor de la sabiduría.

21La flauta y el salterio, causan dulce melodía, mas la lengua suave, es superior a entrambas cosas.

22La gentileza y la hermosura, recrean tu vista; pero más que todo eso, los verdes sembrados.

23[7105]El amigo y el compañero se ayudan mutuamente a su tiempo, pero más que ambos la mujer y su marido.

24[7106]Los hermanos sirven de gran socorro en tiempo de la aflicción; pero la misericordia salva mejor que estos.

25Oro y plata mantienen al hombre en pie, pero más que ambas cosas agrada un buen consejo.

26Engrandecen el corazón las riquezas y el valor, pero más que estas cosas, el temor del Señor.

27Al que tiene el temor del Señor, nada le falta, y con él no hay necesidad de otro auxilio.

28Es el temor del Señor como un jardín amenísimo; cubierto está de gloria, superior a todas las glorias.

No andes mendigando

29[7107]Hijo, no andes mendigando durante tu vida; que más vale morir que mendigar.

30El hombre que se atiene a mesa ajena, no piensa jamás cómo ganar su sustento; porque se alimenta de las viandas de otro.

31Pero un hombre bien educado y cuerdo se guardará de hacer esto.

32En la boca del insensato será suave el mendigar, mas en su vientre arderá el fuego.

ECLESIÁSTICO 41

No temas la muerte

1[7108]¡Oh muerte, cuan amarga es tu memoria para un hombre que vive en paz, en medio de sus riquezas!

2¡Para un hombre tranquilo, y a quien todo le sale a medida de sus deseos, y que aún puede disfrutar de los manjares!

3¡Oh muerte! tu sentencia es dulce al hombre necesitado y falto de fuerzas,

4al de una edad ya decrépita, que está lleno de cuidados, al que se halla sin esperanza y sin paciencia.

5No temas la sentencia de la muerte. Acuérdate de lo que fue antes de ti, y de lo que ha de venir después de ti. Esta es la sentencia del Señor sobre toda carne.

6¿Y qué otra cosa te sobrevendrá, sino lo que fuere del agrado del Altísimo, sean diez, o ciento, o mil tus años?

7[7109]No se pide cuenta en el otro mundo de lo que uno ha vivido.

Maldición de los pecadores

8Hijos abominables se hacen los hijos de los pecadores, y los que frecuentan las casas de los impíos.

9Perecerá la herencia de los hijos de los pecadores, y acompañará siempre el oprobio a sus descendientes.

10Quéjanse de su padre los hijos del impío, viendo que por culpa de él viven deshonrados.

11¡Ay de vosotros, hombres impíos que abandonasteis la Ley del Señor altísimo!

12Cuando nacisteis, en la maldición nacisteis; y cuando muriereis, la maldición será vuestra herencia.

13[7110]Todo aquello que de la tierra procede, en tierra se convertirá; así los impíos pasarán de la maldición a la perdición.

14[7111]Los hombres harán duelo sobre sus cadáveres; mas el nombre de los impíos será raído.

15Ten cuidado de tu buena reputación; porque esa será tuya más establemente que mil grandes y preciosos tesoros.

16La buena vida se cuenta por días, pero el buen nombre permanecerá para siempre.

De la vergüenza

17[7112]Hijos, conservad en la paz mi enseñanza. Pues la sabiduría escondida, y un tesoro enterrado, ¿qué utilidad acarrean?

18Más digno de estima es el hombre que oculta su ignorancia, que el hombre que oculta su sabiduría.

19Tened, pues, rubor de lo que voy a deciros:

20que no de todo es bueno avergonzarse; ni todas las cosas bien hechas agradan a todos.

21[7113]Avergonzaos de la deshonestidad delante del padre y de la madre; y de la mentira delante del que gobierna, o del hombre poderoso;

22de un delito ante el príncipe y el juez; del crimen delante de la asamblea, y delante del pueblo;

23[7114]de la injusticia delante del compañero y del amigo, en el lugar donde mores;

24[7115]del robo, a causa de la verdad y alianza; de comer con los codos encima del pan, y de embrollar el libro de cargo y data;

25de no responder a los que te saludan; de fijar tus ojos sobre la mujer fornicaria; y de torcer tu rostro por no ver al pariente.

26No vuelvas al otro lado tu cara para no mirar a tu prójimo. Avergüénzate de defraudar una parte, y de no restituirla.

27[7116]No pongas tus ojos en la mujer de otro, ni solicites a su criada; no te arrimes a su lecho.

28[7117]Con los amigos guárdate de palabras injuriosas; y si has dado algo, no lo eches en cara.

ECLESIÁSTICO 42

La verdadera y la falsa vergüenza

1No divulgues la conversación que has oído, revelando el secreto, y no tendrás de qué avergonzarte, y hallarás gracia ante todos los hombres. No te avergüences de las cosas siguientes; ni por respeto a nadie cometas pecado.

2[7118]No te avergüences de la Ley del Altísimo, ni de su Testamento; ni de modo que justifiques en juicio al impío;

3[7119]ni del trato con compañeros y peregrinos, ni en la repartición de herencias entre amigos;

4ni de tener balanzas y pesos fieles, ni hacer mucha o poca ganancia;

5[7120]ni de impedir los fraudes de los negociantes en el vender; ni de contener a los hijos con severidad; ni de azotar al esclavo malvado hasta que salte la sangre.

6[7121]A la mujer mala es bueno tenerla encerrada.

7Donde hay muchas manos, echa la llave; y todo cuanto entregares cuéntalo, y pésalo; y apunta aquello que das y aquello que recibes.

8[7122]No te avergüences de corregir a los insensatos, y a los necios; ni de los ancianos que son condenados por los mozos; y así te mostrarás sabio en todo, y serás bien visto delante de todos los vivientes.

Preocupación por las hijas

9[7123]La hija tiene desvelado a su padre; pues el cuidado de ella le quita el sueño, temiendo que pase de la mocedad a la edad adulta y sea odiosa cuando tome marido.

10y por el temor de que sea manchada su virginidad, y se halle estar encinta en la casa paterna, o estando casada peque, o tal vez sea estéril.

11A la hija libertina guárdala con estrecha custodia, no sea que algún día te haga escarnio de tus enemigos, fábula de la ciudad y befa de la plebe, y te cubra de ignominia delante de todo el pueblo.

12No quieras fijar tus ojos en la hermosura de persona alguna, ni estar de asiento en medio de las mujeres.

13[7124]Pues como de las ropas nace la polilla, así de la mujer la malicia del hombre.

14Porque menos te dañará la malignidad del hombre, que la mujer benéfica que es causa de tu confusión e ignominia.

Las obras de Dios

15[7125]Ahora traeré a la memoria las obras del Señor, y publicaré aquello que he visto. Por la palabra del Señor existen sus obras.

16[7126]Como el sol resplandeciente ilumina todas las cosas, así la obra del Señor está llena de su gloria.

17¿No ordenó el Señor a los santos que pregonasen todas sus maravillas, que el Señor Todopoderoso ha perpetuado para monumento estable de su gloria?

18Él penetra el abismo, y los corazones de los hombres, y tiene caladas sus astucias.

19[7127]Porque el Señor sabe cuánto hay que saber, y distingue las señales de los tiempos. Declara las cosas pasadas y las futuras, y descubre los rastros de las que están escondidas.

20No se le escapa pensamiento alguno, ni se le oculta una sola palabra.

21Hermoseó las maravillas de su sabiduría. Él existe antes de los siglos, y hasta el siglo, y nada se le puede añadir,

22ni disminuir, ni ha menester consejo de nadie.

23¡Cuán amables son todas sus obras! Y eso que de ellas podemos comprender, viene a ser como una centella.

24Todas estas cosas subsisten, y duran para siempre; y todas en toda ocasión a Él obedecen.

25[7128]Pareadas son todas, y una opuesta a otra, y ninguna hizo imperfecta.

26[7129]Aseguró el bien de cada una de ellas. La gloria de Él ¿quién se saciará de contemplarla?

ECLESIÁSTICO 43

Las maravillas de la creación

1[7130]El alto firmamento es la hermosura de Él; la belleza del cielo es una muestra de su gloria.

2[7131]El sol, al salir, le anuncia con su presencia, ese admirable instrumento, obra del Excelso.

3Al medio día quema la tierra; — ¿quién puede resistir de cara el ardor de sus rayos?— como quien mantiene la fragua encendida para las labores que piden fuego muy ardiente.

4El sol abrasa tres veces más los montes, vibrando rayos de fuego, con cuyo resplandor deslumbra los ojos.

5Grande es el Señor que lo creó, y de orden suya acelera su curso.

6[7132]También la luna con todas sus mutaciones indica los tiempos, y señala los años.

7La luna señala los días festivos; luminar, que luego que llega a su plenitud comienza a menguar;

8del cual ha tomado nombre el mes; crece maravillosamente hasta estar llena.

9[7133]Un ejército hay en las alturas, el cual brilla gloriosamente en el firmamento del cielo.

10El resplandor de las estrellas es la hermosura del cielo; el Señor desde lo alto ilumina al mundo.

11[7134]A una palabra del Santo están prontas a sus órdenes, y jamás se cansan de hacer de centinela.

12[7135]Contempla el arco iris, y bendice al que lo hizo; es muy hermoso su resplandor;

13ciñe al cielo con el cerco glorioso; las manos del Altísimo lo han formado.

14Con su mandato hace venir pronto la nieve, y despide con velocidad sus relámpagos justicieros.

15Por eso se abren sus depósitos, de donde vuelan las nubes a manera de aves.

16Con su gran poder condensa las nubes, y se desmenuzan las piedras de granizo.

17[7136]A una mirada suya se conmueven los montes, y a su querer sopla el ábrego.

18La tierra se conmueve por la voz de su trueno, el huracán del norte y el remolino de los vientos.

19Él esparce la nieve, la cual desciende como las aves que bajan para descansar, y como las langostas que se echan sobre la tierra.

20Los ojos admiran la belleza de su blancura, y las inundaciones llenan de espanto el corazón.

21[7137]Derrama como sal sobre la tierra la escarcha, la cual helándose se vuelve como puntas de abrojos.

22Al soplo del viento frío del norte se congela el agua en cristal; el cual cubre toda reunión de aguas, y pone encima de ellas una como coraza.

23[7138]Devora los montes, quema los desiertos y seca toda verdura como con fuego.

24El remedio de todo esto es una nube que aparezca luego, y un rocío que sobrevenga templado le hará amansar.

25A una palabra suya calma Él los vientos, y con solo su querer sosiega el mar profundo; en medio del cual plantó el Señor las islas.

26[7139]Que los que navegan el mar, cuenten sus peligros; y al escucharlos con nuestros propios oídos, quedaremos atónitos.

27Allí hay obras grandes y admirables, varios géneros de animales, bestias de todas especies y creaturas monstruosas.

28Por Él fue prescrito el fin a que caminan, y por su mandato se puso todo en orden.

Gloria al Señor

29[7140]Por mucho que digamos, nos quedará mucho que decir; mas la suma de cuanto se puede decir es que Él mismo está en todas las cosas.

30[7141]Para darle gloria, ¿qué es lo que valemos nosotros? Pues siendo Él todopoderoso, es superior a todas sus obras.

31Terrible es el Señor, y grande sobremanera, y su poder es admirable.

32Glorificad al Señor cuanto más pudiereis, que todavía quedará Él superior; siendo como es prodigiosa su magnificencia.

33Bendecid al Señor, ensalzadle cuanto podáis; porque superior es a toda alabanza.

34Para ensalzarle, recoged todas vuestras fuerzas; y no os canséis, que jamás llegaréis al cabo.

35¿Quién le ha visto a fin de poderle describir? ¿Y quién le glorificará tanto como Él es desde el principio?

36Muchas son sus obras que ignoramos, mayores que las ya dichas; pues es poco lo que de sus obras sabemos.

37Pero todo lo hizo el Señor; y a los que viven virtuosamente les da la sabiduría.

ECLESIÁSTICO 44

Elogio de los patriarcas

1[7142]Alabemos a los varones ilustres, a nuestros mayores, a los que debemos el ser.

2Cosas muy gloriosas obró el Señor por su magnificencia con ellos desde el principio del mundo.

3[7143]Gobernaron sus estados, fueron hombres grandes en valor, y adornados de prudencia; y como profetas que eran, hicieron conocer la dignidad de profeta.

4Gobernaron al pueblo de su tiempo con la virtud de la prudencia, dando muy santas instrucciones a sus súbditos.

5[7144]Con su habilidad inventaron tonos musicales y compusieron los cánticos de las Escrituras.

6[7145]Hombres ricos en virtudes, solícitos del decoro, pacíficos en sus casas.

7Todos estos alcanzaron gloria, en los tiempos de su pueblo, y eran honrados en su siglo.

8Los que de ellos nacieron, dejaron un nombre que hace recordar sus alabanzas.

9[7146]Mas hay de quienes no queda memoria, que perecieron como si nunca hubieran existido. Nacieron como si no hubiesen nacido, así ellos como sus hijos.

10Pero aquellos fueron varones misericordiosos, y su piedad no salió fallida.

11En su descendencia permanecen sus bienes.

12[7147]Sus nietos son una sucesión santa, y su posteridad se mantuvo constante en las alianzas.

13Por el mérito suyo durará para siempre su descendencia; nunca perecerá su gloria.

14Sepultados en paz fueron sus cuerpos; y vive su nombre por todos los siglos.

15Celebren los pueblos su sabiduría, y repítanse sus alabanzas en la Iglesia.

Henoc y Noé

16[7148]Henoc agradó a Dios, y fue transportado al paraíso para predicar a las naciones la penitencia.

17[7149]Noé fue hallado perfectamente justo; y en el tiempo de la ira vino a ser instrumento de reconciliación.

18Por eso fue dejado un resto en la tierra cuando vino el diluvio.

19[7150]A Noé fue hecha aquella promesa sempiterna, según la cual no pueden ser destruidos por diluvio todos los mortales.

Abrahán

20[7151]Abrahán, aquel gran padre de muchas gentes, que no tuvo semejante en la gloria, el cual guardó la Ley del Altísimo, y estrechó con Él alianza,

21[7152]la que ratificó con la circuncisión en su carne, y en la tentación fue hallado fiel.

22[7153]Por eso juró el Señor darle gloria en su descendencia, y que se multiplicaría como el polvo de la tierra,

23[7154]y que su posteridad sería ensalzada como las estrellas, y que ella sería heredera de mar a mar, y desde el río hasta los términos de la tierra.

Isaac y Jacob

24[7155]Del mismo modo se portó con Isaac por amor de Abrahán su padre.

25A él le dio el Señor la bendición de todas las naciones, y confirmó su pacto sobre la cabeza de Jacob.

26[7156]Al cual distinguió con sus bendiciones, y le dio la herencia, repartiéndosela entre las doce tribus.

27Y le concedió que en su linaje hubiese siempre varones de misericordia que fuesen amados de todas las gentes.

ECLESIÁSTICO 45

Moisés

1[7157]Moisés fue el amado de Dios y de los hombres; su memoria se conserva en bendición.

2[7158]Él lo hizo semejante en la gloria a los santos, le engrandeció e le hizo terrible a los enemigos; y él con su palabra hizo cesar las horrendas plagas.

3[7159]Le glorificó en presencia de los reyes; le dio preceptos que promulgase a su pueblo, y le mostró su gloria.

4Le santificó por su fe y mansedumbre, y le escogió entre todos los hombres.

5[7160]Por eso le hizo oír su voz y entrar en la nube;

6donde cara a cara le dio los mandamientos, y la ley de vida y de ciencia, para que enseñase a Jacob su pacto y sus juicios a Israel.

Aarón

7Ensalzó a Aarón, hermano de Moisés, y semejante a él, de la tribu de Leví.

8[7161]Asentó con él un pacto eterno, le dio el sacerdocio de la nación, y le llenó de felicidad y gloria.

9[7162]Le ciñó con un cíngulo precioso, le vistió con vestiduras de gloria, y le honró con ornamentos de majestad.

10Le puso la túnica talar, y la túnica interior; le dio el efod, y puso alrededor suyo muchísimas campanillas de oro,

11para que sonasen cuando se moviese, y se oyese su sonido en el Templo; para acordar a los hijos de su pueblo.

12[7163]Le puso la vestidura santa, de oro, de jacinto y de púrpura, obra tejida, de varón sabio, dotado de verdadera prudencia;

13labor artificiosa, hecha de hilo de púrpura torcido, con piedras preciosas, engastadas en oro, esculpidas por industrioso lapidario, según el número de las tribus de Israel, y para memoria de estas.

14Sobre su mitra una diadema de oro, donde estaba esculpido el sello de santidad, ornamento de gloria, obra primorosa, que con su belleza se llevaba tras sí los ojos.

15No hubo antes de él y desde el principio cosas tan preciosas.

16Jamás las vistió hombre alguno de otra gente; sino solamente los hijos de este y sus nietos perpetuamente.

17Sus sacrificios eran diariamente consumidos por el fuego.

18[7164]Moisés le llenó las manos, y le ungió con el óleo sagrado.

19[7165]Fue concedido a él y a su descendencia, por un pacto eterno, y duradero como los cielos, el ejercer las funciones del sacerdocio, cantar las alabanzas, y en Su nombre bendecir a su pueblo.

20El Señor le escogió entre todos los vivientes para que le ofreciese los sacrificios, el incienso y olor suave; a fin de que haciendo memoria de su pueblo, se le mostrase propicio.

21[7166]Le dio también autoridad acerca de sus preceptos y de sus alianzas y juicios, para enseñar a Jacob los testimonios, y dar a Israel la inteligencia de su Ley.

22[7167]Mas se sublevaron contra él en el desierto unos hombres extraños; y por envidia le embistieron los que estaban con Datan y Abirón y los de la facción de Coré.

23El Señor Dios lo vio y se irritó, y con el ímpetu de su enojo los consumió.

24Obró horrendos prodigios contra ellos, y con ardientes llamas los aniquiló.

25Y añadió gloria a Aarón y le señaló herencia; y le dio las primicias de los frutos de la tierra.

26Con ellas le proveyó, a él y a sus hijos, de abundante sustento, y además comerán de los sacrificios del Señor, que les concedió a él y a su linaje.

27[7168]Pero no tendrá herencia en la tierra de las naciones, ni se le dio porción entre su pueblo; pues el mismo Dios es la porción y herencia suya.

Fineés

28Fineés, hijo de Eleazar, es el tercero en gloria, imitador de Aarón en el temor del Señor.

29[7169]Por estar firme en la afrenta del pueblo, él con su bondad y ánimo resuelto aplacó al Señor a favor de Israel.

30Por cuyo motivo le firmó un pacto de paz; le constituyó príncipe del Santuario, y de su pueblo, adjudicándole para siempre, a él y a su estirpe, la dignidad sacerdotal.

31[7170]Semejante fue el pacto celebrado con el rey David, hijo de Jesé, de la tribu de Judá, cuando le hizo heredero del reino, a él y a su linaje, a fin de llenar de sabiduría nuestros corazones, y de que su pueblo fuese gobernado con justicia, para que no perdiese su felicidad. Así hizo eterna la gloria de estos entre sus gentes.

ECLESIÁSTICO 46

Josué

1[7171]Esforzado en la guerra fue Jesús, hijo de Nave, sucesor de Moisés en el don de la profecía; el cual fue grande, como lo denota su nombre,

2[7172]grandísimo en salvar a los escogidos de Dios, en sojuzgar a los enemigos que se levantaban contra él, y en conseguir para Israel la herencia.

3[7173]¡Cuánta gloria alcanzó, teniendo levantado su brazo, y vibrando la espada contra las ciudades!

4¿Quién antes de él combatió así? Porque el mismo Señor le puso en sus manos los enemigos.

5[7174]¿No se detuvo al ardor de su celo el sol, por lo que un día llegó a ser como dos?

6Invocó al Altísimo Todopoderoso cuando batía por todos los lados a los enemigos, y el grande, el santo Dios, oyendo su oración, envió piedras de granizo muy duras y pesadas.

7Se arrojó impetuosamente sobre las huestes enemigas, y en la bajada arrolló a los contrarios,

8para que conociesen las naciones su poder, porque no es fácil pelear contra Dios. Fue siempre en pos del Omnipotente.

Caleb

9[7175]En vida de Moisés, hizo una obra muy buena, junto con Caleb, hijo de Jefone, haciendo frente al enemigo, arredrando al pueblo de pecar, y apaciguando el sedicioso murmullo.

10Estos dos fueron aquellos, que del número de seiscientos mil hombres salieron salvos de todo peligro, para introducir al pueblo en la herencia, en la tierra que mana leche y miel.

11[7176]Al mismo Caleb le dio el Señor gran valor, y le conservó vigoroso hasta la vejez, para subir a la montaña del país; y sus hijos obtuvieron la herencia,

12a fin de que viesen todos los hijos de Israel cuan bueno es el obedecer al santo Dios.

Los Jueces

13[7177](Sean loados) los Jueces, cada uno por su nombre, cuyo corazón no fue pervertido, porque no se apartaron del Señor;

14[7178]a fin de que sea bendita la memoria de ellos, y reverdezcan sus huesos allá donde reposan,

15y dure para siempre su nombre, y pase a sus hijos con la gloria de aquellos santos varones.

Samuel

16[7179]Samuel, querido del Señor, Dios suyo, y profeta del Señor, estableció un nuevo gobierno, y ungió reyes en su nación.

17Juzgó al pueblo según la Ley del Señor, y Dios miró a Jacob, y por su fidelidad fue reconocido por profeta,

18habiendo sido hallado fiel en sus palabras, porque había visto al Dios de la luz.

19[7180]Mientras combatía contra los enemigos que le estrechaban por todas partes, invocó al Señor Todopoderoso con la ofrenda de un cordero inmaculado.

20Tronó el Señor desde el cielo, y con grande estruendo hizo sentir su voz;

21destrozó los príncipes de los tirios, y a todos los caudillos de los filisteos.

22[7181]Y antes que terminase su vida, y saliese del mundo, protestó públicamente en la presencia del Señor y de su ungido, que de nadie había recibido dinero, ni siquiera unas sandalias; y ninguno entre todos tuvo de qué acusarle.

23[7182]Después de esto murió, y se apareció al rey, y le notificó el fin de su vida, alzando su voz desde bajo de la tierra y profetizando la destrucción de la impiedad del pueblo.

ECLESIÁSTICO 47

Natán y David

1Después de esto floreció Natán, profeta, en tiempo de David.

2[7183]Como la grosura de la víctima se separa de la carne; así fue David separado de entre los hijos de Israel.

3[7184]En su juventud se burló de los leones, como si fuesen unos corderos; y otro tanto hizo con los osos, como si fuesen corderitos.

4¿No fue él quien mató al gigante quitando el oprobio de su nación?

5AIzando la mano, derribó con la piedra de su honda al orgulloso Goliat.

6[7185]Por invocar al Señor todopoderoso, el cual dio fuerza a su brazo para degollar a un tan valiente campeón, y realzar los bríos de su nación.

7[7186]Así el Señor le glorificó con diez mil, le hizo ilustre con sus bendiciones y le dio una corona gloriosa.

8Pues derrotó por todas partes a los enemigos, y exterminó hasta hoy día a los filisteos, sus contrarios; quebrantando sus fuerzas para siempre.

9[7187]En todas sus obras dio la gloria al Santo y Excelso con palabras de suma alabanza.

10Alabó al Señor con todo su corazón, y amó a Dios, su Creador; el cual le había armado de fortaleza contra los enemigos.

11[7188]Estableció cantores enfrente del altar, y para sus cánticos les dio armoniosos tonos.

12Puso decoro en la celebración de las fiestas, y hasta el fin de su vida dio magnificencia a cada tiempo, haciendo que se alabase el nombre santo del Señor, y se celebrase desde la madrugada la santidad de Dios.

13[7189]El Señor le purificó de sus pecados, y ensalzó para siempre su poder, asegurándole con juramento la promesa del reino y el trono glorioso de Israel.

Salomón

14[7190]Le sucedió después el hijo sabio; y el Señor por amor de aquel tuvo abatido el poder de sus enemigos.

15[7191]El reinado de Salomón fue una época de paz; Dios le sometió todos los enemigos, a fin de que fabricase un templo a su nombre, y le preparase un eterno santuario. ¡Cuán bien instruido fuiste en tu juventud,

16y cómo estuviste lleno de sabiduría cual río! Descubrió tu alma los secretos de la tierra.

17En tus parábolas reuniste enigmas; llegó la fama de tu nombre, hasta las islas remotas, y fuiste amado en tu paz.

18[7192]Todas las gentes admiraron tus cánticos y proverbios, las parábolas y las soluciones de los enigmas,

19y la protección del Señor Dios, que se apellida el Dios de Israel.

20Tú reuniste oro, como si fuera cobre, y amontonaste la plata, como si fuese plomo.

21[7193]Pero después te prostituiste a las mujeres, y tuviste quien ejerciese dominio sobre tu cuerpo;

22echaste un borrón a tu gloria, y profanaste tu linaje, provocando la ira sobre tus hijos, y llevando a tal extremo tu necedad,

23[7194]que causaste la división del reino en dos partes, y que de Efraím saliese un reino de rebeldes.

24[7195]Pero no se desprenderá Dios de su misericordia, y no trastornará ni destruirá sus obras, ni arrancará de raíz los nietos de su escogido, ni extinguirá la descendencia de aquel varón amante del Señor.

25Por eso dejó un residuo a Jacob y a David de su mismo linaje.

26Pasó Salomón a descansar con sus padres,

27y dejó después de sí a Roboam, su hijo, ejemplo de necedad para su nación,

28[7196]quien falto de prudencia, con su consejo enajenó de sí el corazón del pueblo;

29y a Jeroboam, hijo de Nabat, que indujo a pecar a Israel, y enseñó el camino del pecado a Efraím, causando la grandísima inundación de sus vicios,

30[7197]por los cuales fueron muchas veces arrojados de su país.

31Porque buscaron toda suerte de maldades, hasta que descargó sobre ellos la venganza, que puso fin a todos sus pecados.

ECLESIÁSTICO 48

Elías

1[7198]Se levantó Elías, profeta semejante al fuego; y sus palabras eran como ardientes teas.

2Hizo venir sobre ellos el hambre, y fueron reducidos a un corto número los que por envidia le perseguían, porque no podían sufrir los preceptos del Señor.

3[7199]Con la palabra del Señor cerró el cielo, del cual por tres veces hizo bajar fuego.

4Así Elías se hizo célebre por sus milagros; ¿Quién ha alcanzado tanta gloria como tú?

5[7200]Tú en virtud de la palabra del Señor Dios, sacaste del sepulcro a un difunto, arrancándoselo a la muerte.

6Tú arrojaste los reyes a la perdición, quebrantaste sin trabajo su poderío, y en medio de su gloria los trasladaste del lecho.

7[7201]Tú oíste en el Sinaí el juicio del Señor, y en el Horeb los decretos de la venganza.

8[7202]Tú ungiste reyes para que castigasen, y dejaste profetas sucesores tuyos.

9Tú fuiste arrebatado en un torbellino de fuego sobre una carroza tirada de caballos de fuego.

10[7203]Tú estás escrito en los decretos de los tiempos, para aplacar el enojo del Señor, reconciliar el corazón de los padres con los hijos, y restablecer las tribus de Jacob.

11Dichosos los que te vieron y fueron honrados con tu amistad.

12[7204]Porque nosotros vivimos solo esta vida; mas después de la muerte no será nuestro nombre como el tuyo.

Eliseo

13En fin, Elías, fue encubierto por el torbellino, y quedó en Eliseo la plenitud de su espíritu; que mientras vivió no temió a príncipe alguno, ni nadie fue más poderoso que él.

14[7205]No le dobló cosa de este mundo; y aun después de muerto profetizó su cuerpo.

15Durante su vida obró prodigios, y en su muerte hizo cosas admirables.

16[7206]Mas ni con todas estas cosas se arrepintió el pueblo; ni se apartaron de sus pecados hasta que fueron arrojados de su país y dispersados por toda la tierra,

17y quedó poquísima gente, y a la casa de David un príncipe.

18Algunos de estos hicieron lo que era del agrado de Dios; otros, empero, cometieron muchos pecados.

Ezequías

19[7207]Ezequías fortificó su ciudad, y condujo el agua al centro de ella; excavó a fuerza del hierro la peña, e hizo en ella una cisterna para el agua.

20[7208]En su tiempo vino Senaquerib, y envió delante a Rabsacés; el cual levantó su mano contra los judíos, y amenazó con ella a Sión, ensoberbecido de sus fuerzas.

21Entonces se estremecieron sus corazones y sus manos, y sintieron dolores como de mujer que está de parto.

22Pero invocaron al Señor misericordioso, y extendiendo sus manos las levantaron al cielo, y el Señor Dios santo oyó luego sus voces.

23No se acordó más de sus pecados, ni los entregó en poder de sus enemigos, sino que los purificó por mano del santo profeta Isaías.

24Disipó el campamento de los asirios, y el Ángel del Señor los exterminó,

25porque Ezequías hizo lo que agradó a Dios, y siguió con firmeza las sendas de David su padre.

Isaías

Así se lo había recomendado Isaías, profeta grande y fiel delante del Señor.

26[7209]En su tiempo volvió atrás el sol, y él prolongó su vida al rey.

27[7210]Vio con su grande espíritu los últimos tiempos, y consoló a los que lloraban en Sión.

28Anunció las cosas que han de suceder hasta el fin de los tiempos, y las ocultas, antes que aconteciesen.

ECLESIÁSTICO 49

Josías

1[7211]La memoria de Josías es como una confección de aromas hecha por un perfumero.

2Será su nombre en toda boca, dulce como miel, y como la música en un banquete de vino.

3El fue destinado de Dios para la conversión del pueblo, y quitó las abominaciones de la impiedad.

4Dirigió su corazón hacia el Señor, y en los días de los pecadores restableció la piedad.

Jeremías

5[7212]A excepción de David, de Ezequías y de Josías, todos los otros pecaron;

6porque los reyes de Judá abandonaron la Ley del Altísimo, y despreciaron el temor de Dios.

7Por lo cual cedieron a otros el propio reino, y su gloria a una nación extranjera.

8[7213]Incendiaron la escogida y santa ciudad, y redujeron sus calles a un desierto, según la predicción de Jeremías.

9[7214]Porque maltrataron a aquel que desde el seno de su madre fue consagrado profeta, para trastornar, arrancar y destruir, y después reedificar y restaurar.

Ezequiel

10[7215]Ezequiel vio aquel espectáculo de gloria que el Señor le mostró en la carroza de los querubines;

11y habló, bajo la figura de la lluvia, de los enemigos, y del bien que hace Él a los que andan por el recto camino.

Los profetas menores

12[7216]Reverdezcan desde sus tumbas los huesos de los doce profetas; pues restauraron a Jacob, y se salvaron a sí mismos por la virtud de su fe.

Zorobabel, Jesús y Nehemías

13[7217]¿Qué diremos para ensalzar a Zorobabel, que fue como un anillo en la mano derecha?

14[7218]¿Y qué diremos de Jesús, hijo de Josedec? Ellos en sus días edificaron la Casa, y levantaron el Templo santo del Señor destinado para gloria sempiterna.

15[7219]Durará largo tiempo la memoria de Nehemías; el cual levantó nuestros arruinados muros, repuso nuestras puertas y cerrojos y reedificó nuestras casas.

Henoc, José, Sem, Set, Adán

16[7220]No nació en la tierra hombre como Henoc; el cual fue arrebatado de ella;

17[7221]ni otro comparable a José, nacido para ser el príncipe de sus hermanos, el sostén de la nación, guía de sus hermanos, y firme apoyo del pueblo;

18[7222]cuyos huesos fueron visitados, y profetizaron después de su muerte.

19[7223]Set y Sem fueron celebrados entre los hombres, y sobre todos Adán por razón de su origen.

ECLESIÁSTICO 50

Simón, sumo sacerdote

1[7224]Simón, hijo de Onías, Sumo Sacerdote, durante su vida levantó de nuevo la Casa y en sus tiempos fortificó el Templo.

2Por él fue también fundada la altura del Templo, el edificio doble y los altos muros del Templo.

3En sus días se renovaron los manantiales de las aguas en los pozos, los cuales se llenaron sobremanera como un mar.

4Este cuidó de su pueblo, y le libró de la perdición.

5Consiguió engrandecer la ciudad, se granjeó gloria en medio de su nación; y ensanchó la entrada del Templo y del atrio.

6[7225]Como el lucero de la mañana entre tinieblas, y como la luna en tiempo de su plenitud,

7como el sol refulgente, así brillaba él en el Templo de Dios.

8[7226]Como el arco iris, que resplandece en las transparentes nubes, y como la flor de la rosa en tiempo de primavera, como las azucenas junto a la corriente de las aguas, y como el árbol del incienso que despide fragancia en tiempo del estío;

9como luciente llama, y como incienso encendido en el fuego;

10como un vaso de oro macizo, guarnecido de toda suerte de piedras preciosas;

11como el olivo que retoña, y como el ciprés que descuella por su altura; (tal parecía Simón) cuando se ponía el manto glorioso y se revestía de todos los ornamentos de su dignidad.

12Cuando subía al altar santo, hacía honor a las vestiduras sagradas.

13[7227]Cuando recibía de las manos de los sacerdotes las partes de la hostia, estando en pie junto al altar, rodeado del coro de sus hermanos, era como un alto cedro sobre el monte Líbano.

14Como renuevos de palmera así estaban alrededor suyo todos los hijos de Aarón en su magnificencia.

15Los cuales tenían en sus manos la oblación que había de ofrecerse al Señor en presencia de toda la congregación de Israel; y él, consumando el sacrificio, para hacer más solemne la ofrenda al rey Altísimo,

16[7228]extendía las manos para hacer la libación, y derramaba la sangre de la uva,

17esparciéndola al pie del altar en olor suavísimo al altísimo príncipe.

18[7229]Entonces los hijos de Aarón alzaban sus voces, tocaban las trompetas hechas a martillo, y hacían sentir un gran concierto ante Dios para recuerdo.

19Asimismo todo el pueblo, a una, se postraba de repente sobre su rostro en tierra para adorar al Señor, Dios suyo, y ofrecer sus plegarias al omnipotente Dios excelso.

20Y alzaban sus voces los cantores, con lo cual se acrecentaba en la gran Casa el sonido de una suave melodía.

21[7230]Y presentaba el pueblo sus preces al Señor altísimo, hasta que quedaba terminado el culto de Dios, y se acababan las sagradas funciones.

22[7231]Entonces bajaba el Sumo Sacerdote, y extendía sus manos hacia toda la congregación de los hijos de Israel, para dar gloria a Dios con sus labios, y celebrar su santo nombre.

23Y segunda vez repetía su oración, deseoso de hacer conocer el poder de Dios.

Acción de gracias

24Y ahora, vosotros, rogad al Dios de todo lo creado, que ha hecho cosas grandes en toda la tierra, que ha conservado nuestra vida desde el seno de nuestra madre; y que nos ha tratado siempre según su misericordia;

25para que nos dé el contentamiento del corazón, y que reine la paz en Israel en nuestros días y para siempre;

26[7232]con lo cual crea Israel que la misericordia de Dios está con nosotros para librarnos en sus días.

Tres naciones detestables

27[7233]A dos naciones tiene aversión mi alma; y la tercera que aborrezco no es nación:

28[7234]a los que habitan en la montaña de Seír, a los filisteos, y al pueblo insensato que mora en Siquem.

Fin y objeto de este libro

29[7235]Documentos de sabiduría y de disciplina dejó escritos en este libro Jesús, hijo de Sirac, de Jerusalén; el cual restauró la sabiduría derramándola de su corazón.

30[7236]Bienaventurado el que practica estos buenos consejos, y los estampa en su corazón. Este tal será siempre sabio.

31Porque obrando así, será bueno para todo; pues la luz de Dios guiará sus pasos.

ECLESIÁSTICO 51

Oración de Jesús, hijo de Sirac

1[7237]Oración de Jesús, hijo de Sirac. Te glorificaré, oh Señor y Rey; a Ti alabaré, oh Dios Salvador mío.

2Gracias tributaré a tu nombre, porque has sido mi auxiliador y mi protector.

3Y has librado mi cuerpo de la perdición, del lazo tendido por la lengua maligna y de los labios que urden la mentira; y delante de mis acusadores te has manifestado mi defensor.

4[7238]Por tu gran misericordia, de la cual tomas nombre, me has librado de los que rugían, ya prontos a devorarme;

5de las manos de aquellos que buscaban cómo quitarme la vida, y del tropel de tribulaciones que me cercaron;

6de la violencia de las llamas entre las cuales me vi encerrado y en cuyo fuego no fui abrasado;

7[7239]del profundo seno del infierno, de los labios impuros, del falso testimonio; de un rey inicuo y de la lengua injusta.

8Mi alma alabará al Señor hasta la muerte;

9pues mi vida estuvo a pique de caer en el infierno.

10Me cercaron por todas partes, y no había quien me prestase socorro; volvía los ojos en busca del amparo de los hombres, y no lo había.

11[7240]Me acordé, oh Señor, de tu misericordia, y de tus obras desde el principio del mundo;

12y cómo salvas, Señor a los que en Ti esperan, y los libras de las naciones.

13Tú ensalzaste mi casa sobre la tierra, y yo te supliqué que me librases de la muerte, que todo lo disuelve.

14[7241]Invoqué al Señor, Padre de mi Señor, que no me desamparase en el tiempo de mi tribulación, y mientras dominaren los soberbios.

15Alabaré sin cesar tu nombre, y le celebraré con acciones de gracias; pues fue oída mi oración.

16Me libraste de la perdición, y me sacaste a salvo en el tiempo calamitoso.

17[7242]Por tanto te glorificaré, te cantaré alabanzas, y bendeciré el nombre del Señor.

Exhortación a buscar la sabiduría

18[7243]Siendo yo todavía mozo, antes que anduviese errante, busqué abiertamente la sabiduría con mis oraciones.

19La estaba pidiendo en el atrio del Templo, y la buscaré hasta mi último aliento. Ella brotó su flor, como la uva temprana.

20Se regocijó con ella mi corazón; mis pies tomaron el camino recto; desde mi juventud iba yo en seguimiento de ella.

21Apliqué un tanto mi oído, y la percibí.

22Acopié mucha sabiduría en mi mente, e hice en ella muchos progresos.

23Al que me dio la sabiduría tributaré yo la gloria.

24Me resolví, por lo tanto, a ponerla en práctica; fui celoso del bien, y no me avergonzaré.

25Por ella ha combatido mi alma, y poniéndola por obra cobré fuerza.

26[7244]Levanté mis manos a lo alto, y lloré mi ignorancia.

27[7245]Hacia ella enderecé el alma mía; y la hallé en el conocimiento.

28[7246]Con ella desde luego fui dueño de mi corazón, por lo que no seré abandonado.

29Acongojado anduvo mi corazón en busca de ella; por lo tanto gozaré de esta rica herencia.

30El Señor me dio en recompensa una lengua, y con ella le alabaré.

31Acercaos a mí, oh ignorantes, y reuníos en la casa de la enseñanza.

32[7247]¿Por qué os detenéis todavía? ¿Y qué respondéis a esto, estando vuestras almas ardiendo de sed?

33[7248]Abrí mi boca y os dije: Venid a comprarla sin dinero.

34[7249]Someted a su yugo vuestro cuello, y reciba vuestra alma la instrucción; pues fácil es el encontrarla.

35[7250]Mirad con vuestros ojos lo poco que me he fatigado, y cómo he adquirido mucho descanso.

36[7251]Recibid la enseñanza como un caudal de plata, y poseeréis con ella un inmenso tesoro de oro.

37[7252]Alégrese vuestra alma en la misericordia de Dios; y alabándole a Él, nunca quedaréis confundidos.

38Haced lo que debéis hacer antes que el tiempo pase; y Él os dará a su tiempo vuestra recompensa.

LIBROS PROFÉTICOS

INTRODUCCIÓN

Profeta es una voz griega, y designa al que habla por otro, o sea en lugar de otro; equivale por ende, en cierto sentido, a la voz “intérprete” o vocero. Pero poco importa el significado de la voz griega; debemos recurrir a las fuentes, a la lengua hebrea misma. En el hebreo se designa al profeta con dos nombres muy significativos: El primero es “nabí” que significa “extático”, “inspirado”, a saber por Dios. El otro nombre es “roéh” o “choséh” que quiere decir “el vidente”, el que ve lo que Dios le muestra en forma de visiones, ensueños, etc., ambos nombres expresan la idea de que el profeta es instrumento de Dios, hombre de Dios que no ha de anunciar su propia palabra sino la que el Espíritu de Dios le sopla e inspira.

Según I Reyes 9, 9, el “vidente” es el precursor de los otros profetas; y efectivamente, en la época de los patriarcas, el proceso profético se desarrolla en forma de “visión” e iluminación interna, mientras que más tarde, ante todo en las “escuelas de profetas” se cultivaba el éxtasis, señal característica de los profetas posteriores que precisamente por eso son llamados “nabí”.

Otras denominaciones, pero metafóricas, son: vigía, atalaya, centinela, pastor, siervo de Dios, ángel de Dios (Isaías 21, 1; 52, 8; Ezequiel 3, 11; Jeremías 17, 16; IV Reyes 4, 25; 5, 8; Isaías 20, 3; Amós 3, 7; Ageo 1, 13).

El concepto de profeta se desprende de esos nombres. Él es vidente u hombre inspirado por Dios. De lo cual no se sigue que el predecir las cosas futuras haya sido la única tarea del profeta; ni siquiera la principal. Había profetas que no dejaban vaticinios sobre el porvenir, sino que se ocupaban exclusivamente del tiempo en que les tocaba vivir. Pero todos —y en esto estriba su valor— eran voceros del Altísimo, portadores de un mensaje del Señor, predicadores de penitencia, anunciadores de los secretos de Yahvé, como lo expresa Amós: “El Señor no hace estas cosas sin revelar sus secretos a los profetas siervos suyos” (3, 7). El Espíritu del Señor los arrebataba, irrumpía sobre ellos y los empujaba a predicar aun contra la propia voluntad (Isaías capítulo 6; Jeremías 1, 6). Tomaba a uno que iba detrás del ganado y le decía: “Ve, profetiza a mi pueblo Israel” (Amós 7, 15); sacaba a otro de detrás del arado (III Reyes 19, 19 ss.), o le colocaba sus palabras en la boca y tocaba sus labios (Jeremías 1, 9), o le daba sus palabras literalmente a comer (Ezequiel 3, 3). El mensaje profético no es otra cosa que “Palabra de Yahvé”, “oráculo de Yahvé”, “carga de Yahvé”, un “así dijo el Señor”. La Ley divina, las verdades eternas, la revelación de los designios del Señor, la gloria de Dios y de su Reino, la venida del Mesías, la misión del pueblo de Dios entre las naciones, he aquí los temas principales de los profetas de Israel.

En cuanto al modo en que se producían las profecías, hay que notar que la luz profética no residía en el profeta en forma permanente (II Pedro 1, 20 ss.) sino a manera de cierta pasión o impresión pasajera (Santo Tomás). Consistía, en general, en una iluminación interna o en visiones, a veces ocasionadas por algún hecho presentado a los sentidos (por ejemplo en Daniel 5, 25 por palabras escritas en la pared); en la mayoría de los casos, empero, solamente puestas ante la vista espiritual del profeta, por ejemplo, una olla colocada al fuego (Ezequiel 24, 1 ss.), los huesos secos que se cubren de piel (Ezequiel 37, 1 ss.); el gancho que sirve para recoger fruta (Amós 8, 1), la vara de almendro (Jeremías 1, 11), los dos canastos de higos (Jeremías 24, 1 ss.), etc., símbolos todos estos que manifestaban la voluntad de Dios.

Pero no siempre ilustraba Dios al profeta por medio de actos o símbolos, sino que a menudo le iluminaba directamente por la luz sobrenatural de tal manera que podía conocer por su inteligencia lo que Dios quería decirle (por ejemplo, Isaías 7, 14).

A veces el mismo profeta encarnaba una profecía. Así, por ejemplo, Oseas debió por orden de Dios casarse con una mala mujer que representaba a Israel, simbolizando de este modo la infidelidad que el pueblo mostraba para con Dios. Y sus tres hijos llevan nombres que asimismo encierran una profecía: “Jezrael”, “No más misericordia”, “No mi pueblo” (Oseas 1).

El profeta auténtico subraya el sentido de la profecía mediante su manera de vivir, llevando una vida austera, un vestido áspero, un saco de pelo con cinturón de cuero (IV Reyes 1, 8; 4, 38 ss.; Isaías 20, 2; Zacarías 13, 4; Mateo 3, 4), viviendo solo y aun célibe, como Elías, Eliseo y Jeremías.

No faltaba en Israel la peste de los falsos profetas. El profeta de Dios se distingue del falso por la veracidad y por la fidelidad con que transmite la Palabra del Señor. Aunque tiene que anunciar a veces cosas duras: “cargas”; está lleno del espíritu del Señor, de justicia y de constancia, para decir a Jacob sus maldades y a Israel su pecado (Miqueas 3, 8). El falso, al revés, se acomoda al gusto de su auditorio, habla de “paz”, es decir, anuncia cosas agradables, y adula a la mayoría, porque esto se paga bien. El profeta auténtico es universal, predica a todos, hasta a los sacerdotes; el falso, en cambio, no se atreve a decir la verdad a los poderosos, es muy nacionalista, por lo cual no profetisa contra su propio pueblo ni lo exhorta al arrepentimiento.

Por eso los verdaderos profetas tenían adversarios que los perseguían y martirizaban (véase lo que el mismo Rey Profeta dice a Dios en el salmo 16, 4); los falsos, al contrario, se veían rodeados de amigos, protegidos por los reyes y obsequiados con enjundiosos regalos. Siempre será así: el que predica los juicios de Dios, puede estar seguro de encontrar resistencia y contradicción, mientras aquel que predica “lo que gusta a los oídos” (II Timoteo 4, 3) puede dormir tranquilo; nadie le molesta; es un orador famoso. Tal es lo que está tremendamente anunciado para los últimos tiempos, los nuestros (I Timoteo 4, 1 ss.; II Timoteo 3, 1 ss.; II Pedro 3, 3 s.; Judas 18; Mateo 24, 11).

Jesús nos previene amorosamente, como Buen Pastor, para que nos guardemos de tales falsos profetas y falsos pastores, advirtiéndonos que los conoceremos por sus frutos (Mateo 7, 16). Para ello los desenmascara en el almuerzo del fariseo (Lucas 11, 37-54) y en el gran discurso del Templo (Mateo 23), y señala como su característica la hipocresía (Lucas 12, 1), esto es, que se presentarán no como revolucionarios antirreligiosos, sino como “lobos con piel de oveja” (Mateo 7, 15). Su sello será el aplauso con que serán recibidos (Lucas 6, 26), así como la persecución será el sello de los profetas verdaderos (ibíd. 22 ss.)

En general los profetas preferían el lenguaje poético. Los vaticinios propiamente dichos son, por regla general, poesía elevadísima, y se puede suponer que, por lo menos algunos profetas los promulgaban cantando para revestirlos de mayor solemnidad. Se nota en ellos la forma característica de la poesía hebrea, la coordinación sintáctica (“parallelismus membrorum”), el ritmo, la división en estrofas. Solo en Jeremías, Ezequiel y Daniel se encuentran considerables trozos de prosa, debido a los temas históricos que tratan. El estilo poético no solo ha proporcionado a los videntes del Antiguo Testamento la facultad de expresarse en imágenes rebosantes de esplendor y originalidad, sino que también les ha merecido el lugar privilegiado que disfrutan en la literatura mundial.

No es, pues, de extrañar que su interpretación tropiece con oscuridades. Es un hecho histórico que los escribas y doctores de la Sinagoga, a pesar de conocer de memoria casi toda la Escritura, no supieron explicarse las profecías mesiánicas, ni menos aplicarlas a Jesús. Otro hecho, igualmente relatado por los evangelistas, es la ceguedad de los mismos discípulos del Señor ante las profecías. ¡Cuántas veces Jesús tuvo que explicárselas! Lo vemos aun en los discípulos de Emaús, a los cuales dice Él, ya resucitado: “¡Oh necios y tardos de corazón para creer todo lo que anunciaron los profetas!” (Lucas 24, 25). “Y empezando por Moisés, y discurriendo por todos los profetas, Él les interpretaba en todas las Escrituras los lugares que hablaban de Él” (Lucas 24, 21). Y aquí el Evangelista nos agrega que esta lección de exégesis fue tan íntima y ardorosa, que los discípulos sentían abrasarse sus corazones (Lucas 24, 32).

Las oscuridades, propias de las profecías, se aumentan por el gran número de alusiones a personas, lugares, acontecimientos, usos y costumbres desconocidos, y también por la falta de precisión de los tiempos en que han de cumplirse los vaticinios, que Dios quiso dejar en el arcano hasta el tiempo conveniente (véase Jeremías 30, 24; Isaías 60, 22; Daniel 12, 4).

En lo tocante a las alusiones, el exégeta dispone hoy día, como observa la nueva Encíclica bíblica “Divino Afflante Spiritu”, de un conjunto muy vasto de conocimientos recién adquiridos por las investigaciones y excavaciones, respecto del antiguo mundo oriental, de manera que para nosotros no es ya tan difícil comprender el modo de pensar o de expresarse que tenían los profetas de Israel.

Con todo, las profecías están envueltas en el misterio, salvo las que ya se han cumplido; y aun en estas hay que advertir que a veces abarcan dos o más sentidos. Así, por ejemplo, el vaticinio de Jesucristo en Mateo 24, tiene, dos modos de cumplirse, siendo el primero (la destrucción de Jerusalén) la figura del segundo (el fin del siglo). Muchas profecías resultan puros enigmas, si el expositor no se atiene a esta regla hermenéutica que le permite ver en el cumplimiento de una profecía la figura de un suceso futuro.

Sería, como decíamos más arriba, erróneo, considerar a los profetas solo como portadores de predicciones referentes a lo por venir; fueron en primer lugar misioneros de su propio pueblo. Si Israel guardó su religión y fe y se mantuvo firme en medio de un mundo idólatra, no fue el mérito de la sinagoga oficial, sino de los profetas, que a pesar de las persecuciones que padecieron no desistieron de ser predicadores del Altísimo.

Nosotros que gozamos de la luz del Evangelio, “edificados en Cristo sobre el fundamento de los, Apóstoles y los Profetas” (Efesios 2, 20), no hemos de menospreciar a los voceros de Dios en el Antiguo Testamento, ya que muchas profecías han de cumplirse aún, y sobre todo porque San Pablo nos dice expresamente: “No queráis despreciar las profecías” (I Tesalonicenses 5, 20). En la primera Carta a los Corintios, da a la profecía un lugar privilegiado, diciendo: “Codiciad los dones espirituales, mayormente el de la profecía” (1 Corintios 14, 1); pues “el que hace oficio de profeta, habla con los hombres para edificarlos y para consolarlos” (1 Corintios 14, 3).

ISAÍAS

# · 1 · 2 · 3 · 4 · 5 · 6 · 7 · 8 · 9 · 10 · 11 · 12 · 13 · 14 · 15 · 16 · 17 · 18 · 19 · 20 · 21 · 22 · 23 · 24 · 25 · 26 · 27 · 28 · 29 · 30 · 31 · 32 · 33 · 34 · 35 · 36 · 37 · 38 · 39 · 40 · 41 · 42 · 43 · 44 · 45 · 46 · 47 · 48 · 49 · 50 · 51 · 52 · 53 · 54 · 55 · 56 · 57 · 58 · 59 · 60 · 61 · 62 · 63 · 64 · 65 · 66

INTRODUCCIÓN

No todos los profetas nos han dejado sus visiones en forma de escritos. De Elías y Eliseo, por ejemplo, solo sabemos lo que nos narran los libros históricos del Antiguo Testamento, principalmente los libros de los Reyes.

Entre los vates cuyos escritos poseemos es sin duda el mayor Isaías, hijo de Amós, de la tierra de Judá, quien fue llamado al duro cargo de profeta en el año 738 a. C., y cuya muerte ocurrió probablemente bajo el rey Manasés (693-639). Según una antigua tradición judía, murió aserrado por la mitad a manos de los verdugos de este impío rey. En 442 d. C. sus restos fueron transportados a Constantinopla. La Iglesia celebra su memoria el 6 de julio.

Isaías es el primero de los profetas del Antiguo Testamento, desde luego por lo acabado de su lenguaje, que representa el siglo de oro de la literatura hebrea, mas sobre todo por la importancia de los vaticinios que se refieren al pueblo de Israel, los pueblos paganos y los tiempos mesiánicos y escatológicos. Ningún otro profeta vio con tanta claridad al futuro Redentor, y nadie, como él, recibió tantas ilustraciones acerca de la salud mesiánica, de manera que San Jerónimo no vacila, en llamarlo “el Evangelista entre los profetas”.

Se distinguen en el libro de Isaías un Prólogo (capítulo 1) y dos partes principales. La primera (capítulos 2-35) es una colección de profecías, exhortaciones y amonestaciones, que tienen como punto de partida el peligro asirio, y contiene vaticinios sobre Judá e Israel (2, 1-12, 6), oráculos contra las naciones paganas (13, 1-23, 18); profecías escatológicas (24, 1-27, 13); amenazas contra la falsa seguridad (28, 1-33, 24), y la promesa de la salvación de Israel (34, 1-35, 10). Entre las profecías descuellan las consignadas en los capítulos 7-12. Fueron pronunciadas en tiempo de Acaz y tienen por tema la Encarnación del Hijo de Dios, por lo cual son también llamadas “El Libro de Emmanuel”.

Entre la primera y segunda parte media un trozo de cuatro capítulos (36-39) que forma algo así como un bosquejo histórico.

El capítulo 40 da comienzo a la parte segunda del Libro (capítulos 40-66), que trae veintisiete discursos cuyo fin inmediato es consolar con las promesas divinas a los que iban a ser desterrados a Babilonia, como expresa el Eclesiástico (48, 27 s.).

Fuera de eso, su objeto principal es anunciar el misterio de la Redención y de la salud mesiánica, a la cual precede la Pasión del “Siervo de Dios”, que se describe proféticamente con la más sorprendente claridad.

No es de extrañar que la crítica racionalista haya atacado la autenticidad de esta segunda parte, atribuyéndola a otro autor posterior al cautiverio babilónico. Contra tal teoría que se apoya casi exclusivamente en criterios internos y lingüísticos, se levanta no solo la tradición judía, cuyo primer testigo es Jesús, hijo de Sirac (Eclesiastés 48, 25 ss.), sino también toda la tradición cristiana.

Para la interpretación de Isaías hay que tener presente lo dicho en la Introducción general.

PRÓLOGO

ISAÍAS 1

1[7253]Visión que Isaías, hijo de Amós, tuvo acerca de Judá y Jerusalén en los días de Ocías, Joatán, Acaz y Ezequías, reyes de Judá.

Oráculo introductorio

2[7254]Oíd, cielos, y tú, tierra, escucha;

porque habla Yahvé:

“He criado hijos y los he engrandecido,

mas ellos se han rebelado contra Mí.

3El buey conoce al que lo posee,

y el asno el pesebre de su amo;

pero Israel no (me) conoce;

mi pueblo no tiene inteligencia.”

4[7255]¡Ay de ti, nación pecadora,

pueblo cargado de culpa,

raza de malvados, hijos corrompidos!

Han abandonado a Yahvé,

han despreciado al Santo de Israel,

se han vuelto atrás.

5[7256]¿De qué sirve daros golpes,

si seguís rebelándoos?

La cabeza toda está enferma,

y todo el corazón doliente.

6Desde la planta del pie hasta la cabeza,

no queda en él nada sano;

hay solo heridas, contusiones y llagas inflamadas,

que no han sido cerradas, ni vendadas,

ni suavizadas con aceite.

7Vuestra tierra es un desierto;

vuestras ciudades han sido quemadas,

a vuestra vista los extranjeros

devoran vuestro suelo,

que está desolado

como si fuese destruido por extraños.

8[7257]Y la hija de Sión queda como cabaña de viña,

como choza de melonar,

como ciudad sitiada.

9[7258]Si Yahvé de los ejércitos

no nos hubiera dejado un pequeño resto,

seríamos como Sodoma

y semejantes a Gomorra.

10[7259]¡Oíd la palabra de Yahvé,

príncipes de Sodoma!

¡Escucha la ley de nuestro Dios,

oh pueblo de Gomorra!

11[7260]¿De qué me sirve la multitud de vuestros sacrificios?

dice Yahvé.

Harto estoy de los holocaustos de carneros

y del sebo de animales cebados;

no me agrada la sangre de toros,

ni la de corderos y machos cabríos.

12¡Y venís a presentaros delante de Mí!

¿Quién os ha pedido que holléis mis atrios?

13[7261]No traigáis más vanas ofrendas;

abominable es para Mí el incienso;

no aguanto más las neomenias

ni los sábados, ni las asambleas solemnes;

son asambleas solemnes con crimen.

14Mi alma aborrece vuestras neomenias

y vuestras fiestas; me son una carga, cansado estoy de soportarlas.

15Cuando extendéis vuestras manos,

cierro ante vosotros mis ojos,

y cuando multiplicáis las oraciones, no escucho;

vuestras manos están manchadas de sangre.

16[7262]Lavaos, purificaos; quitad de ante mis ojos la maldad de vuestras obras;

cesad de obrar mal.

17Aprended a hacer el bien, buscad lo justo,

poned coto al opresor,

haced justicia al huérfano,

defended la causa de la viuda.

Invitación a la conversión

18[7263]Venid, discutamos juntos,

dice Yahvé.

Aunque vuestros pecados fuesen como la grana,

quedarán blancos como la nieve.

Aunque fuesen rojos como el carmesí,

vendrán a ser como lana.

19Si queréis y si me escucháis,

comeréis de lo mejor de la tierra.

20Pero si no queréis y os rebeláis,

seréis devorados por la espada;

porque la boca de Yahvé ha hablado.

21[7264]¡Cómo se ha convertido en prostituta

la ciudad fiel!

Llena estaba de justicia,

la rectitud moraba en ella;

pero ahora es (ciudad) de homicidas.

22[7265]Tu plata se ha tornado escoria;

tu vino fue adulterado con agua;

23[7266]tus príncipes son unos obstinados

y compañeros de ladrones;

todos aman el soborno

y van tras los presentes;

no hacen justicia al huérfano, ni llega a ellos la causa de la viuda.

24[7267]Por esto dice el Señor, Yahvé de los ejércitos, el Fuerte de Israel:

“Voy a tomar satisfacción de mis adversarios

y venganza de mis enemigos,

quitaré de ti todo el metal impuro.

25Volveré mi mano sobre ti,

y limpiaré como con lejía tus escorias,

26Restituiré tus jueces como fueron al principio,

y tus consejeros como eran antes;

después de lo cual serás llamada ciudad de justicia, ciudad fiel.”

27Sión será redimida con justicia,

y sus convertidos, con equidad.

Castigo de los rebeldes

28[7268]Los transgresores y los pecadores serán quebrantados juntamente,

y anonadados los que abandonan a Yahvé.

29[7269]Pues os avergonzareis de las encinas que habéis amado,

y os abochornaréis por los jardines que habéis escogido.

30Seréis como encina cuya hoja se marchita,

y como huerto sin agua.

31Será el fuerte como estopa,

y su obra cual chispa;

arderán los dos juntos, y no habrá quien apague el fuego.

PRIMERA PARTE
I. PROFECÍAS SOBRE JUDÁ E ISRAEL

ISAÍAS 2

Gloria del reino mesiánico

1He aquí lo que vio Isaías, hijo de Amós, acerca de Judá y Jerusalén:

2[7270]Acontecerá en los últimos tiempos

que el monte de la Casa de Yahvé

será establecido en la cumbre de los montes,

y se elevará sobre los collados;

y acudirán a él todas las naciones.

3Y llegarán muchos pueblos y dirán:

“¡Venid, subamos al monte de Yahvé,

a la Casa del Dios de Jacob!

Él nos enseñará sus caminos,

e iremos por sus sendas”;

pues de Sión saldrá la ley,

y de Jerusalén la palabra de Yahvé.

4[7271]El será árbitro entre las naciones,

y juzgará a muchos pueblos;

y de sus espadas forjarán rejas de arado,

y de sus lanzas hoces.

No alzará ya espada pueblo contra pueblo,

ni aprenderán más la guerra.

5¡Casa de Jacob, venid,

y caminemos en la luz de Yahvé!

Humillación del pueblo orgulloso

6[7272]Pues Tú desechaste a tu pueblo, la casa de Jacob,

por cuanto están llenos (de la corrupción) del Oriente;

son agoreros como los filisteos,

y pactan con los extranjeros.

7Su tierra está llena de plata y de oro,

y sus tesoros no tienen fin;

8llena está su tierra también de caballos,

y son innumerables sus carros.

Su tierra rebosa de ídolos;

se prosternan ante las obras de sus manos,

ante lo que han fabricado sus dedos.

9[7273](Todo) hombre se postró,

y se humillaron los mortales;

por tanto no les perdones.

10Métete en la peña y escóndete en el polvo,

ante el terror de Yahvé, y ante la gloria de su majestad.

11Entonces serán abatidos los ojos altivos del hombre,

y su soberbia quedará humillada;

solo Yahvé será ensalzado en aquel día.

12[7274]Pues Yahvé de los ejércitos

ha fijado un día (de juicio)

contra todos los soberbios y altivos,

contra todos los que se ensalzan, para humillarlos,

13[7275]contra todos los cedros del Líbano, altos y erguidos,

contra todas las encinas de Basan,

14contra todos los montes encumbrados,

contra todos los collados elevados,

15contra toda torre alta

y contra toda muralla fortificada,

16[7276]contra todas las naves de Tarsis

y contra todo lo que es hermoso a la vista.

17Será abatida la altivez de los hombres,

y humillada la soberbia humana;

Yahvé solo será ensalzado en aquel día;

18y todos los ídolos desaparecerán.

19Se esconderán en las cuevas de las peñas

y en los hoyos de la tierra

ante el terror de Yahvé y ante la gloria de su majestad,

cuando Él se levantare para causar espanto en la tierra.

20[7277]En aquel día el hombre arrojará sus ídolos de plata, y sus ídolos de oro, que se hizo para adorarlos, a los topos y a los murciélagos, 21para esconderse en las cavernas de las peñas, y en las hendiduras de las rocas, ante el terror de Yahvé y ante la gloria de su majestad, cuando Él se levantare para causar espanto en la tierra. 22[7278]¡Cesad de confiar en el hombre, cuya vida no es más que un soplo de su nariz! Pues ¿de qué valor es el (hombre)?

ISAÍAS 3

Desolación en Jerusalén

1Porque he aquí que el Señor, Yahvé de los ejércitos,

quitará a Jerusalén y a Judá toda clase de apoyo,

todo sostén de pan y todo sostén de agua;

2el héroe, el guerrero y el juez,

el profeta, el adivino y el anciano,

3[7279]el jefe de cincuenta y el hombre de prestigio

el consejero, el perito artífice

y el hábil encantador.

4Les daré muchachuelos por príncipes,

y reinarán sobre ellos algunos mozalbetes.

5En el pueblo tiranizará el uno al otro,

y cada cual a su vecino;

el joven se precipitará sobre el anciano,

y el villano sobre el noble.

6Pues uno echará mano de otro

en la casa de su padre (diciendo):

“Tú tienes vestido,

sé nuestro príncipe,

y hazte cargo de esta ruina.”

7[7280]Pero él responderá en aquel día, diciendo:

“Yo no soy médico,

y en mi casa no hay pan ni ropa;

no me hagáis príncipe del pueblo.”

8Pues Jerusalén está bamboleando, y Judá caerá,

porque sus palabras y sus obras están contra Yahvé;

así irritan ellos los ojos de su gloria.

9[7281]El aspecto de su semblante da testimonio contra ellos;

como Sodoma pregonan su pecado, y no lo encubren.

¡Ay de ellos!

porque son ellos los causantes de su ruina.

10[7282]Decid al justo que le irá bien;

pues comerá el fruto de sus obras.

11pero ¡ay del malo! Mal le irá;

porque le será retribuido según las obras de sus manos.

12[7283]Mi pueblo está oprimido por caprichosos,

y mujeres lo gobiernan.

Pueblo mío, los que te guían te hacen errar y destruyen

el camino por donde debes seguir.

13Se levanta Yahvé para hacer justicia;

se pone de pie para juzgar a los pueblos:

14[7284]Yahvé entrará en juicio

con los ancianos de su pueblo y con sus príncipes:

“Vosotros habéis devorado la viña,

en vuestras casas están los despojos del pobre.

15¿Por qué aplastáis a mi pueblo,

y moléis el rostro de los pobres?”

dice el Señor, Yahvé de los ejércitos.

Contra el lujo femenino

16[7285]Y dijo Yahvé:

“Por cuanto las hijas de Sión son tan altivas

y andan con el cuello erguido y guiñando los ojos,

y caminan meneando el cuerpo

al son de las ajorcas de sus pies,

17por eso el Señor raerá la cabeza de las hijas de Sión,

y Yahvé descubrirá sus vergüenzas.

18[7286]En aquel día quitará el Señor

las hermosas ajorcas, los solecillos y las lunetas,

19los pendientes, los brazaletes

y las cofias,

20los turbantes, las cadenillas

y los ceñidores, los pomos de olor y los amuletos,

21los anillos y los aros de la nariz,

22los vestidos de gala y los mantos,

los chales y los bolsitos,

23los espejos y la ropa fina,

las tiaras y las mantillas.

24En lugar de perfume habrá hediondez;

en lugar de ceñidor, una soga:

en lugar de cabellos rizados, calvicie;

en lugar de vestidos suntuosos,

una túnica áspera;

en lugar de hermosura, marca de fuego.

25Tus hombres a espada caerán,

y tus fuertes en la batalla.

26Se lamentarán las puertas de (Sión) y estarán de luto;

y ella, desolada, se sentará en tierra.

ISAÍAS 4

Visión del reino mesiánico

1[7287]En aquel día siete mujeres

echaran mano de un solo hombre, diciendo:

“Comeremos nuestro propio pan

y con nuestra ropa nos vestiremos;

tan solo déjanos llevar tu nombre;

quítanos el oprobio.”

2[7288]En aquel día el Pimpollo de Yahvé será la magnificencia y gloria,

el fruto de la tierra, la grandeza y el orgullo

de los de Israel que se salvaren.

3[7289]Entonces los restos de Sión

y los que quedaren en Jerusalén, serán llamados santos:

todos los que están inscritos para la vida en Jerusalén.

4Cuando el Señor haya lavado la inmundicia de las hijas de Sión,

y limpiado a Jerusalén de la sangre que está en ella,

mediante espíritu de juicio y espíritu de fuego,

5[7290]Yahvé creará sobre toda la extensión del monte Sión,

y sobre sus asambleas,

una nube sombría de día,

y durante la noche un resplandor de fuego ardiente,

porque toda la gloria quedará cubierta;

6[7291]y habrá un tabernáculo para dar sombra contra el calor del día,

y refugio y abrigo contra la tormenta y la lluvia.

ISAÍAS 5

La parábola de la viña

1[7292]Cantaré ahora a mi amado un canto,

la canción de mi amado acerca de su viña.

Tenía mi amado una viña

en un collado muy fértil.

2La cavó y la despedregó,

la plantó de cepas escogidas,

y edificó en medio de ella una torre,

y también un lagar,

y esperó que diese uvas,

pero dio agraces.

3Ahora, pues, habitantes de Jerusalén

y hombres de Judá,

juzgad entre mí y mi viña.

4[7293]¿Qué más había de hacer yo

por mi viña que no le hiciera?

¿Por qué mientras esperaba

que diese uvas, dio agraces?

5Ahora voy a deciros

lo que haré con mi viña:

Le quitaré su seto, y será talada,

derribaré su muro, y será hollada.

6Haré de ella una desolación

y no será podada ni cultivada;

brotarán allí zarzas y espinas;

y mandaré que las nubes no lluevan sobre ella.

Explicación de la parábola

7Pues la viña de Yahvé de los ejércitos es la casa de Israel,

y los hombres de Judá son el plantío de su deleite.

Esperaba de ellos rectitud, y no veo más que derramamiento de sangre;

justicia, y he aquí que no hay más que gritos de dolor.

8[7294]¡Ay de los que juntan casa con casa,

campo con campo, hasta que no queda más terreno

y vosotros sois los únicos habitantes en medio del país!

9Ha llegado a mis oídos (esta palabra) de Yahvé de los ejércitos:

“Estas numerosas casas serán convertidas en ruinas,

y por grandes y hermosas que sean, quedarán sin moradores.”

10[7295]Porque diez yugadas de viña producirán solamente un bat,

y un hómer de semilla no dará más que un efa.

11[7296]¡Ay de los que se levantan muy de mañana

para correr tras bebidas que embriagan,

y que siguen bebiendo hasta la noche,

hasta que los enciende el vino!

12En sus banquetes hay cítaras,

liras, tamboriles y flautas y vinos,

y no miran la obra de Yahvé

ni ven las obras de sus manos.

13Por eso mi pueblo será llevado al cautiverio sin darse cuenta;

sus nobles morirán de hambre,

y su multitud se abrasará de sed.

14[7297]Por eso el scheol ensanchará sus fauces

y abrirá sin medida su boca.

Descenderá allí la gloria de (Jerusalén) y su multitud turbulenta

que se regocija en ella.

15Será humillado todo hombre, serán abatidos todos los mortales

y bajados los ojos altivos;

16mas Yahvé de los ejércitos será grande en el juicio,

y el Dios Santo mostrará su santidad por la justicia.

17Corderos pacerán allí como si fuese su pastizal,

y los extranjeros devorarán los devastados campos de los ricos.

18[7298]¡Ay de los que arrastran la iniquidad con cuerdas de vanidad,

y el pecado como con coyundas de carro;

19[7299]y dicen: “Dese prisa;

que haga presto su obra, para que la veamos;

acérquese y tome cuerpo el plan del Santo de Israel,

para que lo conozcamos!”

20[7300]¡Ay de los que al mal llaman bien y al bien mal,

que ponen tinieblas por luz, y luz por tinieblas;

que dan lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo!

21¡Ay de los que son sabios a sus propios ojos,

y prudentes ante sí mismos!

22¡Ay de los que son héroes para beber vino,

y valientes para mezclar bebidas embriagadoras,

23que por un regalo absuelven al malhechor

y privan a los justos de su derecho!

El castigo

24Por eso, como la lengua del fuego devora la paja,

y como la llama consume la hierba seca,

así su raíz será como podredumbre,

y su flor será arrebatada como el polvo,

por cuanto han rechazado a ley de Yahvé de los ejércitos,

y despreciado la palabra del Santo de Israel.

25[7301]Por eso se ha encendido la ira de Yahvé contra su pueblo,

y extendió contra él su mano y lo hirió,

por eso tiemblan los montes,

y sus cadáveres yacen en las calles como basura.

Con todo esto no se ha aplacado su ira;

aún está extendida su mano.

26Él alzará una bandera para pueblos lejanos,

y los llamará con un silbo desde los fines de la tierra;

y he aquí que vendrán pronto y apresuradamente.

27Entre ellos no hay cansado ni quien tropiece;

ningún soñoliento, ningún dormilón;

no se desata de sus lomos el cinturón,

ni se rompe la correa de su calzado;

28sus saetas son agudas, y tensos están todos sus arcos;

los cascos de sus caballos son como pedernal,

y las ruedas de sus carros como el torbellino.

29Braman como león, rugen como leoncillo,

que gruñe y agarra la presa,

y se la lleva, sin que nadie se la quite.

30En aquel día bramarán contra (Israel) como brama el mar;

y si uno mirase la tierra, no verá sino tinieblas y angustia;

pues la luz se oscurecerá en densas nubes.

(“LIBRO DEL EMMANUEL”: CAPÍTULOS 6-12)

ISAÍAS 6

Vocación de Isaías

1[7302]En el año en que murió el rey Ocías, vi al Señor sentado en un trono alto y excelso y las faldas de su vestido llenaban el Templo. 2Encima de Él había serafines, cada uno de los cuales tenía seis alas: con dos se cubrían el rostro, con dos los pies, y con dos volaban. 3[7303]Y clamaban unos a otros, diciendo:

“Santo, santo, santo es Yahvé de los ejércitos,

llena está toda la tierra de su gloria.”

4[7304]Y los fundamentos de los umbrales se conmovieron a la voz del que clamaba; y la Casa se llenó de humo.

5[7305]Entonces dije:

“¡Ay de mí, que estoy perdido!

Pues soy hombre de labios impuros,

y habito en un pueblo de labios impuros,

y mis ojos han visto al Rey, Señor de los ejércitos.”

6Y voló hacia mí uno de los serafines, que tenía en su mano una brasa ardiente, la cual con las tenazas había tomado de encima del altar. 7Con ella tocó mi boca y dijo:

“Mira, esto ha tocado tus labios;

quitada está tu iniquidad,

y expiado tu pecado.”

8[7306]Y oí la voz del Señor que decía: “¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros?” Respondí: “Heme aquí; envíame a mí.” 9[7307]Y dijo Él: “Ve y di a este pueblo:

Oíd, y no entendáis; ved, y no conozcáis.

10Embota el corazón de este pueblo,

y haz que sean sordos sus oídos

y ciegos sus ojos;

no sea que vea con sus ojos,

y oiga con sus oídos,

y con su corazón entienda,

y se convierta y encuentre salud.”

11Yo pregunté: “¿Hasta cuándo, Señor?”. Y respondió:

“Hasta que las ciudades

queden devastadas y sin moradores,

y las casas sin habitantes,

y la tierra convertida en ruina completa;

12hasta que Yahvé arroje lejos a los hombres,

y la desolación abunde en medio de la tierra.

13[7308]Y si quedare de ellos solo la décima parte,

volverán a ser destruidos.

Mas como del terebinto y de la encina,

aun talados, queda el tronco,

así el tronco de (Israel) será semilla santa.”

ISAÍAS 7

Invasión de los sirios

1[7309]Aconteció que en los días de Acaz, hijo de Joatán, hijo de Ocías, rey de Judá, subió Rasín, rey de Siria, con Facee, hijo de Romelías, rey de Israel, a Jerusalén, para hacer guerra contra ella, pero no pudo tomarla. 2[7310]Y dieron aviso a la casa de David, diciendo: “Acampó Siria en Efraím”; y tembló su corazón, y el corazón de su pueblo, como tiemblan los árboles de la selva agitados por el viento. 3[7311]Entonces dijo Yahvé a Isaías: “Sal al encuentro de Acaz, tú y Schearyaschub, tu hijo, al extremo del acueducto de la piscina superior, en el camino del campo del batanero. 4[7312]Y le dirás: “Ponte en guardia, quédate tranquilo; no temas ni se desaliente tu corazón, a causa de estos dos cabos de tizones humeantes; a causa de la ira ardiente de Rasín, de Siria y del hijo de Romelías. 5Porque ha proyectado mal contra ti Siria, Efraím y el hijo de Romelías, diciendo: 6[7313]“Subamos contra Judá, aterroricémoslo, apoderémonos de él y démosle por rey al hijo de Tabeel.”

7Así dice Yahvé el Señor:

“Esto no se llevará a cabo, ni se hará.

8Porque cabeza de Siria es Damasco,

y cabeza de Damasco, Rasín;

faltan todavía sesenta y cinco años

y Efraím será quebrantado,

y dejará de ser pueblo.

9Y cabeza de Efraím es Samaria,

y cabeza de Samaria, el hijo de Romelías.

Si no creyereis, no subsistiréis.”

Profecía sobre el futuro Emmanuel

10Volvió a hablar Yahvé a Acaz, diciendo: 11“Pide para ti una señal de parte de Yahvé tu Dios; en lo profundo del scheol, o arriba en lo alto.” 12[7314]Mas Acaz respondió: “No pediré, ni tentaré a Yahvé.” 13Dijo entonces (el profeta): “Oíd, pues, casa de David: ¿acaso os es poca cosa molestar a los hombres, que molestáis también a mi Dios? 14[7315]Por tanto el Señor mismo os dará una señal: He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel. 15[7316]Comerá leche cuajada y miel hasta que sepa repudiar el mal y elegir el bien. 16[7317]Porque antes que sepa el niño repudiar el mal y elegir el bien, será abandonada la tierra, ante cuyos dos reyes tú tienes miedo.

Males sobre Judá

17Pero Yahvé hará venir sobre ti, sobre tu pueblo, y sobre la casa de tu padre, días cuales nunca han venido desde el día que Efraím se apartó de Judá; pues (hará venir) al rey de Asiria.”

18[7318]En aquel día Yahvé

atraerá con un silbido a la mosca

que está en los cabos de los ríos de Egipto,

y la abeja que está en la tierra de Asiria.

19Ellas vendrán y se posarán todas

en los valles escarpados,

en las hendiduras de las rocas,

en todos los zarzales

y en todos los matorrales.

20[7319]En aquel día rasurará el Señor

por medio de una navaja alquilada del otro lado del río,

a saber, por medio del rey de Asiria,

la cabeza y el pelo de los pies;

y arrancara también la barba.

21En aquel día un hombre no criará más

que una vaca y dos ovejas;

22[7320]y cuando le den abundancia de leche,

comerá leche cuajada.

Pues leche cuajada y miel

comerán todos los que quedaren en el país.

23En aquel día sucederá

que todo lugar en donde había mil vides, por valor de mil siclos,

será convertido en zarzal y abrojos.

24Por allá se andará con flechas y arco;

pues el país entero será zarzal y espinas.

25Y todos los montes que (ahora) se labran con azada,

quedarán abandonados por temor de las zarzas y espinas;

serán para pasto de bueyes, y para ser hollados por ovejas.

ISAÍAS 8

Ruina de Damasco y de Samaria

1[7321]Me dijo Yahvé: “Toma una tabla grande, y escribe en ella con caracteres comunes: Para Maher-schalal-hasch-baz.” 2Y me tomé por testigos fieles a Urías sacerdote, y a Zacarías, hijo de Jebaraquías. 3[7322]Y me acerqué a la profetisa, la cual concibió y dio a luz un hijo; y Yahvé me dijo: “Ponle por nombre Maher-schalal-hasch-baz. 4Pues antes que el niño sepa decir: ¡Padre mío! y ¡Madre mía!, las riquezas de Damasco y el botín de Samaria serán llevados a la presencia del rey de Asiria.”

La salvación por Emmanuel

5Y volvió Yahvé a hablarme otra vez, diciendo:

6[7323]“Por cuanto este pueblo ha despreciado las aguas de Siloé,

que corren mansamente,

y se ha regocijado con Rasín y el hijo de Romelías,

7[7324]por tanto, he aquí que el Señor traerá sobre ellos

las aguas del río, impetuosas y caudalosas:

al rey de Asiria con toda su gloria,

que (franqueará) todos sus cauces,

se desbordará sobre todas sus riberas;

8[7325]penetrará en Judá,

inundará y pasará adelante,

hasta llegarle (las aguas) al cuello;

y sus alas extendidas

cubrirán toda la extensión de tu tierra, oh Emmanuel.”

9Alborotaos, oh pueblos, y seréis derrotados;

escuchad, todas las extremidades de la tierra:

Ceñíos, y seréis derrotados;

ceñíos, y seréis derrotados.

10[7326]Haced proyectos; serán frustrados;

dad órdenes; no surtirán efecto;

porque “Dios está con nosotros”.

11Pues así me ha dicho Yahvé, cuando su mano me asió, y me advirtió que no siguiese el camino de este pueblo, diciendo:

12No llaméis conjuración

a todo lo que este pueblo llama conjuración;

no temáis lo que él teme, ni os amedrentéis.

13A Yahvé de los ejércitos, a Él habéis de tratar santamente;

sea Él vuestro temor, sea Él ante quien tembláis.

14[7327]Él será (vuestra) santidad,

más también una piedra de tropiezo, y una roca de escándalo

para las dos casas de Israel,

un lazo y una trampa para los habitantes de Jerusalén.

15Muchos de ellos tropezarán,

caerán, y serán quebrantados;

se enredarán en el lazo y quedarán presos.

16[7328]Conserva el testimonio, y sella la ley (en el corazón) de mis discípulos.

El profeta y sus hijos servirán de señal

17[7329]Yo espero en Yahvé, que esconde su rostro de la casa de Jacob; en Él pongo mi confianza. 18He aquí que yo y los hijos que me dio Yahvé, somos señales y presagios en Israel, de parte de Yahvé de los ejércitos, que habita en el monte Sión. 19Y cuando os dijeren: “Consultad a los pitones y a los adivinos, que susurran y murmullan” (responded): “¿No debe un pueblo consultar a su Dios? ¿(Consultará) acaso a los muertos sobre la suerte de los vivos?” 20(Id) más bien a la Ley y al testimonio. Si no hablan de esta manera, no les amanecerá la luz del día.

21Pasarán por el (país) abatidos y hambrientos;

y enfurecidos por el hambre

maldecirán a su rey y a su Dios.

Levantarán sus miradas hacia arriba;

22[7330]luego mirarán la tierra;

pero he aquí tribulación

y tinieblas y sombría angustia;

y serán rechazados a las tinieblas.

ISAÍAS 9

El reino del príncipe de paz

1[7331]No habrá más lobreguez sobre la (tierra)

que (ahora) está en angustia.

Como primeramente (Dios) cubrió de oprobio la tierra de Zabulón y la tierra de Neftalí, así al fin hará glorioso el camino del mar, la otra parte del Jordán, la Galilea de los gentiles.

2El pueblo que andaba en tinieblas

vio una gran luz;

sobre los habitantes de la tierra de sombras de muerte

resplandeció una luz.

3Multiplicaste el pueblo,

hiciste grande su alegría;

se regocijan delante de Ti

con la alegría del tiempo de la siega;

como los que saltan de gozo cuando reparten los despojos.

4Porque el yugo que pesaba sobre ellos,

y la vara que hería sus hombros,

y el bastón de su exactor,

Tú los hiciste pedazos, como en el día de Madián.

5Pues todo zapato que (el guerrero) lleva en la batalla,

y el manto revolcado en sangre,

serán quemados y hechos pasto del fuego.

6[7332]Porque un Niño nos ha nacido,

un Hijo nos ha sido dado,

que lleva el imperio sobre sus hombros.

Se llamará Maravilloso, Consejero,

Dios poderoso, Padre de la eternidad, Príncipe de la paz.

7[7333]Se dilatará su imperio,

y de la paz no habrá fin.

(Se sentará) sobre el trono de David y sobre su reino,

para establecerlo y consolidarlo mediante el juicio y la justicia,

desde ahora para siempre jamás.

El celo de Yahvé de los ejércitos hará esto.

Castigo de Samaria y Efraím

8[7334]Envió el Señor una palabra contra Jacob, que cayó sobre Israel.

9Lo conocerá todo el pueblo,

los de Efraím como los habitantes de Samaria.

Los que en la soberbia e hinchazón de su corazón están diciendo:

10[7335]“Han caído los ladrillos, mas edificaremos con piedras labradas;

han sido cortados los sicómoros. Pero en su lugar pondremos cedros.”

11Por eso Yahvé suscitará contra él los adversarios de Rasín,

e incitará a sus enemigos:

12los sirios al este, y los filisteos al oeste,

los cuales a boca llena devorarán a Israel.

Con todo esto no se apañará su ira,

antes su mano estará aún extendida.

13Porque el pueblo no quiere convertirse al que lo hiere

ni buscar a Yahvé de los ejércitos;

14[7336]por eso Yahvé cortará de Israel la cabeza y la cola,

la palmera y el junco, en un mismo día.

15Los ancianos y los notables son la cabeza,

y el profeta que enseña mentiras es la cola.

16[7337]Porque los que guían este pueblo lo descarrían,

y los guiados por ellos van a la perdición.

17Por eso el Señor no se complacerá en sus jóvenes,

ni tendrá compasión de sus huérfanos y de sus viudas;

pues todos ellos son impíos y malvados,

y cada boca profiere insensateces.

Con todo esto no se aparta su ira,

antes su mano está aún extendida.

18Pues la maldad arde como un fuego,

devorando las zarzas y espinas,

y prende las espesuras de la selva,

que se elevan en remolinos de humo.

19Por la ira de Yahvé de los ejércitos el país está en llamas,

y el pueblo es pasto del fuego.

Nadie tiene piedad de su propio hermano;

20[7338]despedazan a la derecha, y queda el hambre,

devoran a la izquierda, y no se hartan;

come cada cual la carne de su brazo.

21Manasés contra Efraím, y Efraím contra Manasés,

y los dos juntos contra Judá.

Con todo esto no se aparta su ira,

antes su mano está aún extendida.

ISAÍAS 10

Iniquidades de Efraím

1[7339]¡Ay de los que establecen leyes inicuas,

y de los que ponen por escrito las injusticias decretadas,

2para apartar del tribunal a los desvalidos,

y privar de su derecho

a los pobres de mi pueblo,

para que las viudas sean su presa

y los huérfanos su botín.

3¿Qué haréis en el día del castigo,

en la desolación que viene de lejos?

¿A quién acudiréis en busca de auxilio?

Y ¿dónde dejaréis vuestra gloria,

4[7340]para no doblar la cerviz entre los prisioneros

y no caer entre los muertos?

Con todo esto no se aparta su ira,

antes su mano está aún extendida.

Orgullo y caída de Asiria

5[7341]¡Ay de Asiria, vara de mi ira!

el bastón en su mano es (instrumento de) mi furor.

6Contra una nación impía le enviaré,

le daré orden de ir contra el pueblo, objeto de mi ira,

para saquearlo y llevarse el botín,

para pisotearlo como al lodo de las calles.

7Pero él no piensa así,

y su corazón no tiene tal concepto;

pues su corazón piensa en destruir

y exterminar naciones en gran número.

8Porque dice: ¿No son todos mis príncipes reyes?

9[7342]¿No tuvo Calnó la misma suerte que Carquemís,

Hamat la misma que Arpad,

y Samaria la misma que Damasco?

10Como mi mano halló los reinos de los ídolos,

cuyas imágenes eran más numerosas

que las de Jerusalén y de Samaria,

11y como he hecho con Samaria y sus ídolos,

¿no podré hacer lo mismo con Jerusalén y sus simulacros?

12[7343]Pero acaecerá que cuando el Señor haya cumplido toda su obra en el monte Sión y en Jerusalén, castigará las empresas orgullosas del rey de Asiria, y la arrogancia de sus altivos ojos, 13Porque él dice:

“Con el poder de mi mano he hecho esto,

y con mi sabiduría, pues soy inteligente.

He mudado los límites de los pueblos

y saqueado sus tesoros;

y como un héroe he derribado a los sentados (sobre tronos).

14Mi mano ha hallado, como un nido, las riquezas de los pueblos;

y como quien recoge los huevos abandonados,

así me he apoderado de toda la tierra:

y no hubo quien moviese las alas ni abriese el pico para piar.”

15¿Acaso el hacha se gloría

contra aquel que corta con ella?

¿o se ensoberbece la sierra

contra aquel que la maneja?

Como si la vara dirigiera al que la alza,

como si el bastón se levantase a sí mismo y no fuese leño.

16Por eso el Señor, Yahvé de los ejércitos,

enviará la extenuación entre sus robustos,

y por debajo de su gloria arderá un fuego

como fuego de incendio.

17[7344]La Luz de Israel será el fuego,

y su Santo la llama,

y devorará las zarzas

y espinas de (Asiria) en un solo día.

18[7345]La gloria de su bosque y de su campo fructífero

será consumida completamente

así como se consume un enfermo.

19Y los árboles que sobraren de su bosque,

serán tan pocos en número,

que un niño podrá hacer su censo.

Un resto de Israel será salvado

20En aquel día los que quedaren de Israel

y los salvados de la casa de Jacob,

no volverán más a apoyarse en aquel que le hirió,

sino que se apoyarán con fidelidad en Yahvé,

el Santo de Israel.

21[7346]Se convertirá un resto,

un resto de Jacob, al Dios fuerte.

22[7347]Pues aunque tu pueblo, oh Israel, fuese como las arenas del mar,

(solo) un resto se convertirá.

La destrucción está decretada, desbordará la justicia.

23Pues el Señor, Yahvé de los ejércitos,

va a cumplir la destrucción decretada en toda la tierra.

Vaticinio contra Asiria

24[7348]Por lo cual así dice el Señor, Yahvé de los ejércitos: “Pueblo mío, que habitas en Sión, no temas al asirio, que (ahora) te hiere con la vara y levanta contra ti su bastón a la manera de Egipto; 25porque dentro de muy poco tiempo llegará a su colmo mi ira, por cuanto mi furor los destruirá. 26[7349]Yahvé de los ejércitos suscitará contra él un azote como cuando hirió a Madián, junto a la peña de Oreb; y (levantará) su vara sobre el mar, como la levantó contra Egipto.

27[7350]En aquel día será quitada

su carga de tu hombro,

y su yugo de sobre tu cerviz;

se pudrirá el yugo a fuerza de grasa.

28[7351]Llegó ya (el asirio) a Ayat; pasa a Migrón;

en Micmás deja su bagaje.

29Han pasado el desfiladero y plantado sus reales en Geba;

Rama tiembla, Gabaá de Saúl se pone en fuga.

30Lanza gritos, oh hija de Gallim;

escucha, Laís; ¡ay de Anatot!

31Madmená se dispersa, los habitantes de Gebim huyen.

32Hoy todavía hace alto en Nob,

y levanta la mano contra el monte de la hija de Sión,

contra el monte de Jerusalén.

33[7352]Pero, he aquí que el Señor, Yahvé de los ejércitos,

cortará con estrépito el ramaje,

los más elevados (de sus árboles) serán derribados,

y los sublimes serán abatidos.

34La espesura del bosque será cortada a hierro,

y el Líbano caerá por mano de un poderoso.

ISAÍAS 11

El reino de paz

1[7353]Saldrá un retoño del tronco de Isaí,

y de sus raíces brotará un renuevo.

2[7354]Descansará sobre él el Espíritu de Yahvé;

espíritu de sabiduría e inteligencia,

espíritu de consejo y de fortaleza,

espíritu de conocimiento y temor de Yahvé.

3[7355]Su delicia consistirá en el temor de Yahvé;

no juzgará según lo que ven los ojos,

ni fallará según lo que oyen los oídos;

4[7356]sino que juzgará a los pobres con justicia,

y fallará con rectitud en favor de los humildes de la tierra;

herirá a la tierra con la vara de su boca,

y con el aliento de sus labios matará al impío.

5La justicia será el cinturón de sus lomos,

y la fidelidad ceñirá sus flancos.

6[7357]Habitará el lobo con el cordero,

y el leopardo se acostará junto al cabrito;

el ternero y el leoncillo andarán juntos,

y un niñito los guiará.

7La vaca pacerá con la osa

y sus crías se echarán juntas;

y el león comerá paja como el buey.

8El niño de pecho jugará

junto al agujero del áspid,

y el recién destetado meterá la mano

en la madriguera del basilisco.

9No habrá daño ni destrucción

en todo mi santo monte;

porque la tierra estará llena

del conocimiento de Yahvé,

como las aguas cubren el mar.

Restauración de Israel

10[7358]En aquel día la raíz de Isaí

se alzará como bandera para los pueblos;

la buscarán los gentiles,

y será gloriosa su morada.

11[7359]En aquel día el Señor extenderá nuevamente su mano,

para rescatar los restos de su pueblo

que aún quedaren, de Asiria, de Egipto, de Patros,

de Etiopía, de Elam, de Sinear,

de Hamat y de las islas del mar.

12Alzará una bandera entre los gentiles,

y reunirá los desterrados de Israel;

y congregará a los dispersos de Judá, de los cuatro puntos de la tierra.

13[7360]Cesará la envidia de Efraím,

y serán exterminados los enemigos de Judá.

Efraím no envidiará más a Judá,

y Judá no hará más guerra a Efraím.

14[7361]Se lanzarán, al occidente, sobre los flancos de los filisteos

y juntos saquearán a los hijos del Oriente;

sobre Edom y Moab extenderán la mano,

y los hijos de Ammón les prestarán obediencia.

15[7362]Yahvé herirá con el anatema la lengua del mar de Egipto,

y levantará con impetuoso furor su mano sobre el río,

lo partirá en siete arroyos,

de modo que se pueda pasar en sandalias.

16Así habrá un camino para los restos de su pueblo,

para los que quedaren de Asiria,

como lo hubo para Israel

el día de su salida del país de Egipto.

ISAÍAS 12

Cántico de los rescatados

1[7363]En aquel día dirás:

“Yo te alabaré, Yahvé,

porque después de airarte contra mí

se aplacó tu ira, y me has consolado.

2[7364]He aquí que Dios es mi salvación;

tendré confianza y no temeré,

porque mi fortaleza y mi canto,

es Yah, Yahvé, el cual ha sido mi salvación

3[7365]Sacaréis con regocijo el agua de las fuentes de salvación,

4[7366]y diréis en aquel día:

“Alabad a Yahvé, invocad su nombre;

pregonad sus obras entre los pueblos,

proclamad que es excelso su Nombre.

5Cantad a Yahvé, porque ha hecho cosas gloriosas;

que lo sepa la tierra entera.

6Prorrumpe en júbilo y canta, oh moradora de Sión;

porque grande es en medio de ti el Santo de Israel.”

II. PROFECÍAS CONTRA LAS NACIONES PAGANAS

ISAÍAS 13

Oráculo contra Babilonia

1[7367]Oráculo contra Babilonia, que vio Isaías, hijo de Amós:

2Sobre un monte pelado alzad bandera,

levantad la voz para llamarlos, hacedles señas con la mano,

para que entren por las puertas de los príncipes.

3[7368]He dado órdenes a mis consagrados;

he llamado a mis valientes, para (ejecutar) mi ira;

y ellos saltan de gozo por la gloria mía.

4Se oye tumulto sobre los montes como tumulto de mucha gente;

voces de alarma de reinos, de naciones reunidas.

Yahvé de los ejércitos pasa revista a las tropas de guerra.

5Vienen de tierra lejana, de los extremos del cielo;

Yahvé y los instrumentos de su furor,

para asolar la tierra entera.

La destrucción de Babilonia

6[7369]¡Aullad, que cercano está el día de Yahvé!

vendrá como ruina, de parte del Todopoderoso.

7Por tanto todos los brazos perderán su vigor,

y todos los corazones de los hombres se derretirán.

8Temblarán;

convulsiones y dolores se apoderarán de ellos;

se lamentarán como mujer parturienta.

Cada uno mirará con estupor a su vecino,

sus rostros serán rostros de llamas.

9[7370]He aquí que ha llegado el día de Yahvé,

el inexorable, con furor e ira ardiente,

para convertir la tierra en desierto

y exterminar en ella a los pecadores.

10Pues las estrellas del cielo

y sus constelaciones no darán más su luz,

el sol se oscurecerá al nacer,

y la luna no hará resplandecer su luz.

11Entonces castigaré al mundo por su malicia,

y a los impíos por su iniquidad;

acabaré con la arrogancia de los soberbios

y abatiré la altivez de los opresores.

12[7371]Haré que los hombres sean más escasos que el oro fino,

y los hijos de Adán más raros que el oro de Ofir.

13Por eso sacudiré los cielos,

y la tierra se moverá de su lugar,

por el furor de Yahvé de los ejércitos,

en el día de su ardiente ira.

14Entonces cual gacela perseguida,

y como ovejas sin redil;

se dirigirá cada uno a su pueblo,

y huirá cada cual a su tierra.

15Todos cuantos fueren hallados serán traspasados,

y todos los que cayeren presos morirán a cuchillo.

16[7372]Sus niños serán estrellados ante sus ojos,

saqueadas sus casas,

y violadas sus mujeres.

Los medos como instrumentos

17[7373]He aquí que suscitaré contra ellos a los medos

que no buscan plata ni son codiciosos de oro.

18Con sus arcos matarán a los jóvenes,

no tendrán piedad del fruto del seno,

y sus ojos no se compadecerán de los niños.

19Entonces Babilonia, la joya de los reinos,

gloria y orgullo de los caldeos,

vendrá a ser como Sodoma y Gomorra, (ciudades) destruidas por Dios.

20[7374]Nunca jamás será habitada,

ni poblada de generación en generación;

no alzará allí el nómada su tienda;

ni harán en ella majada los pastores.

21[7375]Se guarecerán allí las fieras del desierto;

los búhos llenarán sus casas;

se instalarán allí los avestruces,

y los sátiros harán allí sus danzas.

22[7376]En sus palacios aullarán los chacales,

y los perros salvajes en sus casas de placer.

Próximo a llegar está su tiempo,

y sus días no se aplazarán.

ISAÍAS 14

Nueva promesa de Dios

1[7377]Porque Yahvé tendrá compasión de Jacob,

y escogerá otra vez a Israel;

y les dará descanso en su propia tierra.

Se juntarán con ellos los extranjeros,

y se incorporarán a la casa de Jacob.

2Los pueblos los tomarán

y los llevarán a su propio lugar;

y la casa de Jacob los poseerá

por siervos y siervas en la tierra de Yahvé.

Así tomarán cautivos a aquellos

que los habían cautivado,

y dominarán a sus opresores.

Himno triunfal

3El día que Yahvé te dé descanso

de tus penas y de tu angustia

y de la dura servidumbre

a la cual estuviste sujeto,

4cantarás este canto sobre el rey de Babilonia, y dirás:

“¡Cómo se acabó el opresor! ¡Cómo terminó la opresión!

5Yahvé ha hecho pedazos la vara de los impíos,

el cetro del dominador,

6el cual azotaba a los pueblos con furor, hiriéndolos sin cesar,

y en su saña tiranizaba a las naciones persiguiéndolas sin piedad.

7Ahora descansa y está en paz toda la tierra

y prorrumpe en cantos de alegría.

8[7378]Aun los cipreses se regocijan a causa de ti, y los cedros del Líbano (dicen):

«Desde que tú dormiste, nadie sube ya a cortarnos».

9[7379]El scheol se conmueve en sus profundidades,

a causa de ti, para salir a tu encuentro,

y por ti despierta él

a las sombras de los gigantes,

a todos los poderosos de la tierra;

hace que se levanten de sus tronos

todos los reyes de las naciones.

10Todos ellos te dirigirán la palabra y te dirán:

«¿También tú te debilitaste como nosotros?

¿A nosotros te has asemejado?»

11Ha bajado al scheol tu gloria

al son de tus arpas,

tendrás por cama la podredumbre,

y los gusanos por cubierta.

12[7380]¡Como caíste del cielo, astro brillante,

hijo de la aurora!

¡Cómo fuiste echado por tierra,

tú, el destructor de las naciones!

13[7381]Tú que dijiste en tu corazón:

«Al cielo subiré;

sobre las estrellas de Dios levantaré mi trono;

me sentaré en el Monte de la Asamblea,

en lo más recóndito del Septentrión;

14[7382]subiré a las alturas de las nubes;

seré como el Altísimo».

15Pero ahora has sido precipitado al scheol,

a lo más profundo del pozo.

16Los que te ven fijan en ti la mirada

y contemplándote con atención (dicen):

«¿Es este el varón que sacudió la tierra

e hizo temblar los reinos,

17que convirtió el mundo en un desierto

y devastó sus ciudades;

que no abrió (la cárcel) a sus prisioneros?

18Todos los reyes de las naciones, todos descansan con honor,

cada cual en su propia morada,

19pero tú has sido arrojado lejos de tu sepulcro,

como un retoño inútil,

cual cadáver pisoteado y cubierto de muertos.

Hasta los traspasados a espada

bajan a sepulcros de piedra.

20Pero tú no tendrás con ellos sepultura;

porque has arruinado tu tierra,

has destruido a tu pueblo.

No se hablará ya jamás de la raza de los malhechores.

21Preparaos a dar muerte a sus hijos,

por la culpa de sus padres;

no se levanten para heredar la tierra,

ni llenen con ciudades la superficie del orbe».”

22“Yo me alzaré contra ellos

—oráculo de Yahvé de los ejércitos—

y cortaré de Babilonia nombre y resto,

germen y retoño

—oráculo de Yahvé—.

23[7383]La convertiré en morada de erizos,

en aguas fangosas,

y la barreré con la escoba de la destrucción

—oráculo de Yahvé de los ejércitos.

Oráculo contra los asirios

24Yahvé de los ejércitos ha jurado diciendo:

“Como lo he pensado, así será;

como lo tengo proyectado, así sucederá:

25destruiré al asirio en mi tierra,

y sobre mis montes le hollaré;

será quitado su yugo de encima de (Israel),

y su carga de sobre sus hombros.

26[7384]Este es el designio que he resuelto

ejecutar en toda la tierra,

y esta la mano extendida

sobre todas las naciones.

27Si Yahvé de los ejércitos lo ha resuelto,

¿quién podrá frustrarlo?

si su mano está extendida,

¿quién osará retirarla?”

Contra los filisteos

28El año en que murió el rey Acaz, se dio este oráculo:

29[7385]“No te regocijes, oh Filistea entera,

porque ha sido quebrada la vara que te hirió;

pues de la raíz de la serpiente, saldrá un basilisco,

y su fruto será una serpiente voladora.

30Entonces los más pobres encontrarán su pasto,

y los necesitados reposarán con seguridad;

pues haré perecer de hambre tu raíz,

y acabaré con lo que de ti quedare.

31[7386]¡Aúlla, puerta!, ¡grita, ciudad!

trastornada esta la Filistea toda,

porque del norte viene una humareda,

y nadie se pierde de sus escuadrones.”

32[7387]¿Qué respuesta se da, pues, a los embajadores de las naciones?

“Que Yahvé ha fundado a Sión,

y que en ella se refugiarán los pobres de su pueblo.”

ISAÍAS 15

Contra Moab

1[7388]Oráculo contra Moab:

Pues en una noche Ar-Moab será asolada y enmudecerá;

en una noche será saqueada y arruinada Kir-Moab.

2[7389]Sube la casa (de Moab) y Dibón a las alturas para llorar;

Moab da alaridos por Nebó y por Medebá:

todas las cabezas están rasuradas

y todas las barbas cortadas.

3[7390]Andan por las calles ceñidos de saco;

sobre sus terrados y por sus plazas

todos están aullando y prorrumpen en lágrimas.

4Hesbón y Elealé alzan el grito;

hasta Jahas se oye su voz;

porque los guerreros de Moab tiemblan,

desfallece su alma.

5[7391]Mi corazón da suspiros por Moab;

sus defensores (huyen) a Sóhar,

a Eglat-Schelischiah.

Suben llorando por la cuesta de Luhit,

dan gritos de quebranto en el camino de Horonaim.

6Pues las aguas de Nimrim desaparecerán,

se secará el pasto y se marchitará la hierba;

no habrá ya planta verde.

7Por eso llevarán el resto de sus tesoros, y sus provisiones

al otro lado del torrente de los sauces.

8Porque lamentos rodean los términos de Moab;

hasta Eglaim (llegan) sus lamentos,

hasta Beer-Elim sus alaridos.

9[7392]Porque las aguas de Dimón están llenas de sangre;

pues haré venir sobre Dimón nuevas (calamidades):

leones sobre los escapados de Moab, y sobre los que queden en el país.

ISAÍAS 16

Continuación del vaticinio contra Moab

1[7393]Enviad los corderos al dominador del país,

desde Sela, desde el desierto,

al monte de la hija de Sión.

2[7394]Como aves espantadas,

echadas de su nido,

así serán las hijas de Moab

en los vados del Arnón.

3[7395]“Danos consejo, decide tú;

haz tu sombra como noche en pleno mediodía;

esconde a los perseguidos, no traiciones a los que andan errantes.

4Deja habitar contigo a los fugitivos de Moab;

sé tú para ellos un asilo contra el desolador.

Cuando cese la opresión

y se acabe la devastación,

cuando desaparezca del país el opresor,

5[7396]entonces será establecido misericordiosamente un trono,

sobre el cual se sentará sin faltar,

en el tabernáculo de David, un juez que busca lo justo

y no tarda en hacer justicia.”

6[7397]Conocemos la soberbia de Moab,

que es orgulloso en extremo,

su arrogancia, su altivez, su saña, su falta de sinceridad en el hablar.

7Por eso laméntese Moab por Moab;

que se lamenten juntos.

Gemid, consternados,

por las tortas de uvas de Kir-Haróset.

8[7398]Pues los campos de Hesbón están marchitos;

los señores de las naciones han destruido las viñas escogidas de Sibmá,

las que se extendían hasta Jazer

y se perdían en el desierto,

cuyos sarmientos llegaban muy lejos

hasta la otra parte del mar.

9[7399]Por lo cual lloro con Jazer por la viña de Sibmá;

te riego con mis lágrimas, oh Hesbón y Elealé;

porque sobre tus frutos y sobre tu mies

vino el grito del (que pisa el), lagar.

10[7400]El gozo y la alegría se han retirado del campo fructífero;

no se oyen canciones ni gritos de júbilo en las viñas;

y no hay pisador que exprima el vino en los lagares;

he hecho cesar la alegría del (que pisa) el lagar.

11Por eso mis entrañas vibran cual cítara por causa de Moab,

y mi corazón por Kir-Hares.

12[7401]Se verá cómo Moab se fatigará

sobre el lugar alto;

entrará en su santuario

para orar, y no conseguirá nada.

13Esta es la palabra que Yahvé tiempo ha pronunció contra Moab. 14[7402]Mas ahora habla Yahvé así: “Dentro de tres años, (contados) como años de jornalero, será cubierta de oprobio la gloria de Moab, con toda su gran multitud; y quedarán algunos pocos, muy pocos y débiles.”

ISAÍAS 17

Vaticinio contra Damasco y Samaria

1[7403]Oráculo contra Damasco:

“Damasco ha dejado de ser ciudad,

no es más que un montón de escombros.

2[7404]Las ciudades abandonadas de Aroer serán para los rebaños,

que tendrán allí sus apriscos sin que nadie los espante.

3[7405]Será quitada de Efraím la fortaleza,

y de Damasco el reino,

y será de los restos de Siria

lo que de la gloria de los hijos de Israel

—oráculo de Yahvé de los ejércitos.

4[7406]En aquel día enflaquecerá la gloria de Jacob,

y decrecerá la gordura de su carne.

5Será como cuando el segador recoge la mies

y su brazo corta las espigas;

y como cuando se rebuscan espigas en el valle de Refaím:

6Quedará en él un rebusco,

como cuando se varea el olivo;

dos o tres aceitunas en la cima de la copa,

cuatro o cinco en las ramas del árbol”

—oráculo de Yahvé, el Dios de Israel.

7[7407]En aquel día el hombre dirigirá la mirada hacia su Hacedor,

y sus ojos mirarán al Santo de Israel,

8[7408]ya no mirará a los altares,

obra de sus manos;

no volverá la vista a lo que han hecho sus dedos,

ni a las ascheras, ni a las imágenes del sol.

9En aquel día sus ciudades fortificadas

serán como las ciudades abandonadas de los amorreos y heveos,

que estos abandonaron a la llegada de los hijos de Israel;

serán un desierto.

10[7409]Olvidaste al Dios de tu salvación,

y no te acordaste de la Roca de tu fortaleza;

por eso te plantas jardines de deleite

y siembras en ellos simiente extraña.

11En el mismo día de plantarlas las ves crecer,

y al día siguiente echar flores,

pero la mies te escapará

en el día aciago de la calamidad irremediable.

12[7410]¡Qué estruendo de muchos pueblos,

que braman como el bramido del mar!

¡Qué estrépito de naciones!

Rugen como poderosas aguas.

13Como aguas inmensas rugen las naciones;

pero Él las reprende, y huyen lejos.

Se dispersan como el tamo sobre los montes al soplo del viento,

y como un torbellino (de polvo) en la tempestad.

14A la tarde habrá espanto,

y antes de la mañana ya no existen.

Este es el destino de los que nos saquean,

esta la suerte de los que nos despojan.

ISAÍAS 18

Oráculo contra Etiopía

1[7411]¡Ay de la tierra del zumbido de alas

que está a la otra parte de los ríos de Etiopía;

2[7412]que envía embajadores por el mar

y en barcos de papiro sobre las aguas!

“Volved, veloces mensajeros,

al pueblo de alta estatura y bruñida piel,

al pueblo temible

desde su principio y sin cesar,

a la nación vigorosa e imperiosa,

cuya tierra surcan los ríos.”

3[7413]Moradores todos del orbe,

y habitantes de la tierra,

cuando se alce la bandera sobre los montes, mirad,

y cuando se toque la trompeta, escuchad.

4Porque así me ha dicho Yahvé:

“Me quedaré tranquilo, y miraré desde mi morada,

como el calor sereno de la plena luz (del sol),

como una nube de rocío en el ardor de la siega.”

5Pues antes de la siega, cuando haya caído la flor,

y los restos de la flor se estén convirtiendo en uva madura,

corta Él las vides con la podadera,

quita las ramas y las arranca.

6Serán dejadas juntas a merced de las aves rapaces de los montes,

y de las bestias de la tierra.

Las aves de rapiña

pasarán sobre ellos el verano,

y todas las bestias del campo el invierno.

7[7414]En aquel tiempo será traída una ofrenda a Yahvé de los ejércitos, de parte de un pueblo de alta estatura y bruñida piel, de un pueblo temible desde su principio y sin cesar, de una nación vigorosa e imperiosa, cuya tierra surcan los ríos, al lugar del Nombre de Yahvé de los ejércitos, al monte Sión.

ISAÍAS 19

Oráculo contra Egipto

1[7415]Oráculo contra Egipto:

Ved cómo Yahvé montado sobre nube ligera

entra en Egipto.

Tiemblan ante Él los ídolos de Egipto;

y se derrite el corazón de Egipto en su pecho.

2“Instigaré a egipcios contra egipcios,

pelearán hermanos contra hermanos,

y amigos contra amigos,

ciudad contra ciudad,

y reino contra reino.

3Se trastornará el espíritu en el corazón de Egipto,

pues Yo desbarataré sus planes.

Consultarán a los ídolos

y a los encantadores,

a los pitones y a los adivinos.

4[7416]pero Yo entregaré a los egipcios en manos de un dueño duro,

y un rey fiero los dominará”

—oráculo del Señor, Yahvé de los ejércitos.

5[7417]Las aguas del mar se secarán

y el río se agotará y quedará sin agua.

6Los ríos, despedirán hedor;

menguarán y vendrán a secarse los canales de Egipto;

se marchitarán la caña y el junco.

7Los prados a lo largo del Nilo

y en la desembocadura del Nilo,

y todo lo sembrado a orillas del Nilo,

se secará, desaparecerá

y no existirá más.

8Gemirán los pescadores,

llorarán todos los que echan sus anzuelos en el Nilo,

y se consumirán cuantos tienden redes sobre el agua.

9Quedarán consternados los que labran el lino,

las peinadoras y los tejedores de tela fina.

10Sus grandes serán derribados,

y todos los jornaleros andarán afligidos.

11[7418]Los príncipes de Tanis han perdido el juicio,

los sabios consejeros del Faraón dan consejos desatinados.

¿Cómo sugerís al Faraón:

“Yo soy hijo de sabios, hijo de reyes antiguos”?

12¿Dónde están ahora tus sabios?

Que te digan y que conozcan

lo que Yahvé de los ejércitos ha decretado contra Egipto.

13[7419]Los príncipes de Tanis se han vuelto locos,

los príncipes de Menfis andan errados,

los jefes de sus tribus ensañan a Egipto.

14[7420]Yahvé ha vertido sobre ellos espíritu de vértigo,

de modo que descarrían a Egipto en todas sus obras,

así como un borracho desatina en su vómito.

15No le saldrá bien a Egipto obra alguna,

sea hecha por la cabeza o por la cola, por la palmera o por el junco.

16[7421]En aquel día serán los egipcios como mujeres; temblarán y se espantarán

al levantarse la mano de Yahvé de los ejércitos, que Él alzará contra ellos. 17Y la tierra de Judá será motivo de temor para los egipcios; quienquiera oiga hablar de ella, será sobrecogido de pavor, a causa del designio que Yahvé de los ejércitos ha resuelto contra ellos.

Conversión a Yahvé

18[7422]En aquel día habrá cinco ciudades en la tierra de Egipto que hablarán la lengua de Canaán, y jurarán por Yahvé de los ejércitos. Ciudad del Sol será llamada una de ellas. 19[7423]En aquel día habrá un altar para Yahvé en medio de la tierra de Egipto, y junto a su frontera un monumento de Yahvé, 20[7424]y esto será para Yahvé de los ejércitos señal y testimonio en la tierra, de Egipto: Cuando los (egipcios) clamen a Yahvé contra sus opresores, les enviará un salvador y defensor, que los librará. 21Yahvé se dará a conocer a Egipto; los egipcios conocerán en aquel día a Yahvé; le servirán con sacrificios y ofrendas; harán votos a Yahvé, y los cumplirán. 22Cuando Yahvé hiera a Egipto con plagas será para sanarlo. Ellos se convertirán a Yahvé, y Él accederá a sus pedidos y les dará salud.

23[7425]En aquel día habrá una calzada de Egipto a Asiria; el asirio irá a Egipto, y el egipcio a Asiria, y los egipcios adorarán juntamente con los asirios.

24En aquel día Israel será el tercero con Egipto y con Asiria, una bendición en medio de la tierra. 25Y Yahvé de los ejércitos los bendecirá, diciendo: “¡Bendito sea mi pueblo de Egipto, y Asiria, obra de mis manos, e Israel, herencia mía!”

ISAÍAS 20

Oráculo contra Egipto y Etiopía

1[7426]El año en que Tartán, enviado de Sargón, rey de Asiria, llegó a Azoto, la combatió y la tomó, 2en ese tiempo habló Yahvé por boca de Isaías, hijo de Amós, diciendo: “Ve y quítate el cilicio de sobre tus lomos, y sácate el calzado de tus pies.” Y él lo hizo así, yendo desnudo y descalzo. 3Y dijo Yahvé: “Así como mi siervo Isaías anduvo desnudo y descalzo por tres años, siendo señal y presagio para Egipto y Etiopía; 4así llevará el rey de Asiria a los cautivos de Egipto y a los deportados de Etiopía, jóvenes y ancianos, desnudos y descalzos, y descubiertas las nalgas, para vergüenza de Egipto.” 5Entonces temblarán y se avergonzarán por haber puesto su esperanza en Etiopía y su gloria en Egipto. 6[7427]Y los habitantes de esta tierra dirán en aquel día: “¡He aquí los que eran nuestra esperanza, a los que hemos acudido en busca de auxilio contra el rey de Asiria! ¿Cómo escaparemos nosotros?”

ISAÍAS 21

Vaticinio contra Babilonia

1[7428]Oráculo contra el desierto del mar:

Como los huracanes vienen del sur,

así viene esto del desierto, de una tierra terrible.

2[7429]Me ha sido mostrada dura visión:

El saqueador sigue saqueando,

y el devastador devasta aún.

¡Sube, Elam!

¡Asedia, oh medo!

Suprimiré todos los gemidos de ella.

3Por esto mis entrañas están llenas de angustia;

dolores se han apoderado de mí, como dolores de una mujer que da a luz.

Demasiado aturdido estoy para oír,

demasiado aterrado para ver.

4[7430]Mi corazón tambalea,

me sobrecoge el horror.

La noche que era mi deleite

se me ha trocado en espanto.

5[7431](En vez de) poner la mesa,

tender el mantel, comer y beber,

¡levantaos, oh príncipes,

engrasad el escudo!

6[7432]Porque así me ha dicho el Señor:

“Ve y pon un atalaya

que diga lo que viere.”

7El cual vio a jinetes, de dos en dos

montados en caballos,

montados en asnos,

montados en camellos.

Y mirando con mayor atención,

8clamó como león:

“Señor, estoy de centinela,

sin cesar, todo el día,

y todas las noches me quedo en mi puesto.”

9Y he aquí que vinieron jinetes,

de dos en dos, montados en caballos,

y empezó a gritar y dijo:

“Cayó, cayó Babilonia,

y todas las estatuas de sus dioses

yacen destrozadas por tierra.”

10[7433]Oh trilladura mía,

oh pueblo de mi ira.

Lo que he oído

de parte de Yahvé de los ejércitos, el Dios de Israel,

esto os he anunciado.

Vaticinio contra Edom

11[7434]Oráculo contra Duma:

Me llegan voces desde Seír:

“Centinela ¿qué hay de la noche?

Centinela ¿qué hay de la noche?”

12Responde el centinela:

“Viene la mañana y también la noche.

Si queréis preguntar, preguntad.

Volved a venir.”

Contra Arabia

13[7435]Oráculo contra Arabia:

En las estepas de Arabia pasáis la noche,

oh caravanas de Dedán.

14[7436]Al encontrar a un sediento, traedle agua,

habitantes de la tierra de Tema,

ofreced pan al fugitivo.

15Porque huyen de la espada,

de la espada desenvainada,

del arco entesado,

y del furor de la guerra.

16[7437]Pues así me ha dicho el Señor: “Dentro de un año, año como de jornalero, habrá desaparecido toda la gloria de Cedar; 17y del resto de los arcos de los valientes hijos de Cedar, quedarán pocos; porque Yahvé, el Dios de Israel, ha hablado.”

ISAÍAS 22

Vaticinio contra Jerusalén

1[7438]Oráculo contra el Valle de la Visión:

¿Qué te pasa por fin?

¿Por qué has subido,

toda entera, a los terrados?

2¡Tú que estabas llena de bullicio,

ciudad estrepitosa, ciudad alegre!

Tus muertos no perecieron

al filo de la espada,

ni murieron en la batalla.

3Todos tus jefes han huido a la vez;

han sido apresados

sin que se usase el arco;

todos los tuyos que han sido hallados, están presos juntos;

y se fueron lejos.

4[7439]Por eso dije: “Apartad de mí la vista,

y lloraré amargamente; no os empeñéis en consolarme

en la ruina de la hija de mi pueblo.”

5Porque día es este de perturbación,

de abatimiento y de confusión,

(día) del Señor, Yahvé de los ejércitos,

en el valle de la Visión.

Los muros se han convertido en ruinas, se oyen gritos hasta las montañas.

6[7440]Elam ha tomado la aljaba

y (viene) con carros y caballería;

Kir ha descolgado (de la pared) la rodela.

7Tus valles tan hermosos

están llenos de carros,

y los jinetes se han apostado a la puerta.

8[7441]Se ha quitado a Judá el velo.

En aquel día dirigisteis la vista a la armería de la casa del Bosque;

9[7442]y visteis que las brechas en la ciudad de David eran numerosas.

Recogisteis las aguas de la piscina de abajo,

10contasteis las casas de Jerusalén,

demolisteis las casas

para fortificar la muralla,

11e hicisteis entre los dos muros un depósito

para las aguas del estanque viejo.

Pero no mirasteis al que hace esto,

ni visteis a Aquel que lo tiene preparado desde antiguo.

12En aquel día el Señor, Yahvé de los ejércitos,

(os) invitó a llorar y hacer duelo,

a rasuraros la cabeza y a vestiros de cilicio.

13[7443](En vez de esto) se notan placeres y júbilo;

se dedican a matar bueyes y degollar ovejas,

comen carne y beben vino (diciendo):

“Comamos y bebamos,

que mañana moriremos.”

14Mas Yahvé de los ejércitos

se me ha revelado y dijo:

“Esta iniquidad no os será perdonada, hasta que muráis”,

dice el Señor, Yahvé de los ejércitos.

Sobná y Eliaquim

15[7444]Así dice el Señor, Yahvé de los ejércitos:

“Ve a ver a ese ministro,

a Sobná, prefecto del palacio, (y le dirás):

16«¿Qué haces tú aquí? ¿y quién eres tú en este lugar?

ya que te labras aquí un sepulcro».

Te haces un sepulcro en lugar alto,

tallando para ti una morada en la roca.

17He aquí que Yahvé te arrojará con golpe viril,

y te hará rodar con violencia.

18Te enrollará como ovillo,

te (lanzará) cual pelota en plaza espaciosa.

Allí morirás,

y allí quedarán tus gloriosas carrozas,

oh vergüenza de la casa de tu Señor.

19Yo te expulsaré de tu puesto,

te arrancaré de tu lugar.”

20Y en aquel día llamaré

a mi siervo Eliaquim, hijo de Helcías;

21le vestiré con tu túnica,

y le ceñiré con tu cinturón;

pondré tu poder en su mano,

y él será como padre

de los habitantes de Jerusalén

y de la casa de Judá.

22[7445]Pondré sobre su hombro

la llave de la casa de David;

abrirá, y nadie cerrará,

cerrará, y nadie abrirá.

23Le colocaré como clavo hincado en lugar firme,

y será como trono de gloria para la casa de su padre.

24[7446]De él colgará toda la gloria de la casa de su padre, los hijos y los nietos, todos los vasos pequeños, desde la copa hasta toda clase de jarros. 25En aquel día —oráculo de Yahvé de los ejércitos— cederá el clavo hincado en lugar firme, será quebrado y caerá; y la carga que había sobre él será destruida, pues Yahvé lo ha dicho.”

ISAÍAS 23

Oráculo contra Tiro

1[7447]Oráculo contra Tiro;

¡Aullad, naves de Tarsis!

porque ella está desolada; no hay casa ni entrada.

De la tierra de Kitim se les dio este anuncio.

2[7448]¡Callad, oh habitantes de la isla,

que estaba llena de comerciantes de Sidón,

navegantes del mar!

3[7449]Recibió, a través de las grandes aguas,

el trigo del Nilo, la cosecha de Egipto;

y vino a ser emporio de los pueblos.

4[7450]Avergüénzate, Sidón, pues habla el mar,

la ciudadela del mar, diciendo:

“No he dado a luz ni tenido hijos,

no he criado mancebos,

ni nutrido doncellas”.

5Cuando Egipto llegue a oírlo,

temblará por la noticia de (la caída de) Tiro.

6[7451]Pasad a Tarsis;

aullad, habitantes de las islas.

7¿Es esta vuestra (ciudad) jubilosa,

cuyo origen es de tiempos antiguos,

que iba por sus pies a lejanas tierras,

para fijar moradas?

8¿Quién decretó esto contra Tiro,

que repartía coronas;

cuyos comerciantes eran príncipes,

y sus mercaderes los grandes de la tierra?

9Yahvé de los ejércitos lo ha decretado,

para acabar con toda gloria orgullosa,

y para humillar a todos los potentados de la tierra.

10[7452]Inunda tu tierra, como el Nilo,

oh tú, hija de Tarsis, ya no tienes ceñidor.

11[7453]Yahvé ha extendido su mano sobre el mar,

ha sacudido los reinos;

Yahvé dio orden de destruir

las plazas fuertes de Canaán.

12Él ha dicho: No saltes más de gozo,

virgen deshonrada, hija de Sidón.

Levántate, pasa a Kitim,

mas ni aun allí encontrarás reposo.

13[7454]He aquí la tierra de los caldeos,

nación que antes no existía;

Asiria la fundó para los animales del desierto.

Aunque levantaron sus torres

y erigieron sus palacios,

Él la convirtió en ruinas.

14¡AuIlad, oh naves de Tarsis,

pues está destruida vuestra fortaleza!

Restauración de Tiro

15[7455]Y será en aquel día que Tiro quedará olvidada setenta años, correspondientes a los días de un rey; y al fin de los setenta años, sucederá con Tiro lo que dice la canción de la cortesana:

16“Toma la cítara, da la vuelta por la ciudad,

cortesana olvidada,

toca bien, multiplica tus canciones,

para que seas recordada.”

17Sí, al cabo de los setenta años, Yahvé visitará a Tiro; y ella recibirá de nuevo su salario, y fornicará con todos los reinos de la tierra, que hay sobre la faz del orbe. 18[7456]Pero sus ganancias y su salario serán consagrados a Yahvé; no serán atesorados ni guardados, pues su ganancia pasará a los que habitan delante de Yahvé, para que coman hasta hartarse y se vistan magníficamente.

III. PROFECÍAS ESCATOLÓGICAS

ISAÍAS 24

Ruina de la tierra

1[7457]He aquí que Yahvé devastará la tierra, y la dejará desolada,

trastornará la superficie de ella

y dispersará sus habitantes.

2[7458]Y será del pueblo como del sacerdote,

del siervo como de su amo,

de la sierva como de su dueña,

del comprador como del vendedor,

del que presta, como del que toma prestado,

del acreedor como del deudor.

3La tierra será devastada

y saqueada del todo,

por cuanto Yahvé así lo ha decretado.

4La tierra se consume de luto,

el orbe se deshace y se marchita;

desfallecen los magnates de la tierra.

5[7459]La tierra está profanada por sus habitantes;

pues han traspasado las leyes

y violado los mandamientos,

han quebrantado la alianza eterna.

6Por eso la maldición devora la tierra,

y son culpables sus moradores;

por eso serán consumidos

los habitantes de la tierra,

y quedará solamente un corto número.

7[7460]Llora el vino, languidece la cepa,

gimen cuantos se alegraban de corazón.

8Ha cesado el júbilo del tamboril,

se acabó la algazara de la gente alegre,

ya no se oye más el alegre son de la cítara.

9No se bebe ya vino entre cantares,

y las bebidas dulces son amargas para los bebedores.

10[7461]Devastada está la ciudad de la vanidad,

cerrada toda casa, nadie puede entrar.

11Gritan por vino en las calles,

ha desaparecido todo regocijo,

desterrada está de la tierra la alegría,

12Lo que queda de la ciudad son escombros,

y la puerta destruida, convertida en ruinas.

13[7462]En medio de la tierra,

en medio de los pueblos (pasará esto):

será como un olivo vareado,

y como los rebuscos después de acabada la vendimia.

Alegría de los justos

14Entonces levantarán su voz,

y cantarán, aclamando

la majestad de Yahvé desde el mar:

15“Glorificad a Yahvé en las regiones del Oriente,

el nombre de Yahvé, el Dios de Israel, en las islas del mar.”

16[7463]Desde el extremo de la tierra oímos cantar:

“Gloria al Justo.”

Ruina de los prevaricadores

Mas yo dije: “¡Estoy perdido!

¡perdido estoy! ¡Ay de mí!”

Los prevaricadores prevarican,

los prevaricadores siguen prevaricando.

17El espanto, la fosa y el lazo están sobre ti,

oh morador de la tierra.

18[7464]El que huyere del grito de espanto,

caerá en la fosa,

y el que subiere de la fosa,

será preso en el lazo;

porque se abrirán las cataratas de lo alto

y se conmoverán los cimientos de la tierra.

19La tierra se rompe con gran estruendo,

la tierra se parte con estrépito,

la tierra es sacudida con violencia,

20la tierra tambalea como un borracho;

vacila como una choza;

pesan sobre ella sus prevaricaciones;

caerá, y no volverá a levantarse.

21[7465]En aquel día Yahvé juzgará

a la milicia del cielo en lo alto,

y aquí abajo a los reyes de la tierra.

22[7466]Serán juntados como se junta a los presos en la mazmorra,

quedarán encerrados en el calabozo,

y después de muchos días serán juzgados.

23[7467]La luna se enrojecerá y el sol se oscurecerá,

porque Yahvé de los ejércitos

reinará en el monte Sión y en Jerusalén,

y delante de sus ancianos (resplandecerá) su gloria.

ISAÍAS 25

Cántico de los salvados

1[7468]Yahvé, Tú eres mi Dios,

te ensalzaré y alabaré tu nombre,

porque has ejecutado cosas maravillosas,

designios antiguos, del todo fieles.

2[7469]Pues Tú has hecho de la ciudad

un montón de piedras,

(has convertido) en ruinas

aquella ciudad fortificada.

La fortaleza de los extranjeros ha dejado de ser ciudad,

y nunca jamás será reedificada.

3[7470]Por eso te honrará un pueblo fuerte,

te temerá la ciudad de las naciones opresoras.

4Tú fuiste fortaleza para el desvalido,

refugio del pobre en su tribulación,

amparo contra la tempestad,

sombra en el ardor;

pues el soplo de los tiranos

es como una tempestad contra el muro,

5como el calor en tierra seca.

Tú quebrantaste la arrogancia de los extraños;

como la sombra de una nube (apaga) el calor,

así se extinguirá el canto triunfal de los opresores.

Felicidad de los elegidos

6[7471]Yahvé de los ejércitos

dará a todas las naciones

en este monte un banquete de pingües manjares,

un festín de vinos generosos,

de manjares grasos y enjundiosos,

de vinos puros y refinados.

7Y Él destruirá en este monte

el velo que cubría todos los pueblos,

la cobertura tendida sobre todas las naciones.

8[7472]Destruirá la muerte para siempre.

Enjugará Yahvé el Señor las lágrimas de todos los rostros,

y de toda la tierra quitará el oprobio de su pueblo.

Pues Yahvé ha hablado.

9Se dirá en aquel día: “He aquí, este es nuestro Dios,

en quien esperábamos; Él nos salvará.

Este es Yahvé, en quien hemos puesto nuestra esperanza;

regocijémonos y alegrémonos en su salvación.”

10[7473]Porque la mano de Yahvé reposará sobre este monte;

pero Moab será hollado allí donde está,

como se pisotea la paja en el fango del muladar.

11Allí extenderá sus brazos

como los extiende el nadador para nadar;

pero Yahvé humillará su orgullo,

a pesar de los esfuerzos de sus manos.

12Abatirá el baluarte de tus altos muros y lo derribará;

lo echará por tierra, en el polvo.

ISAÍAS 26

Himno de acción de gracias

1[7474]En aquel día se cantará este cántico en la tierra de Judá:

“Tenemos una ciudad fuerte,

el mismo Salvador es su muro y baluarte.

2[7475]Abrid las puertas, para que entre la nación justa,

que guarda la verdad.

3Al alma fiel le conservarás la paz,

la paz, porque en Ti confía.

4Confiad en Yahvé para siempre,

porque Yahvé es la roca eterna.

5[7476]Pues Él ha abatido a los que habitaban en las alturas,

ha abatido la ciudad soberbia,

la ha humillado hasta el suelo,

la ha agobiado hasta el polvo.

6La huellan los pies,

los pies del pobre, los pasos del endeble.

7La vereda para el justo está allanada,

derecho es el camino que Tú abres al justo.

8También a través de tus juicios te hemos aguardado, oh Yahvé;

hacia tu nombre y hacia tu memoria

se dirigían los anhelos de nuestra alma.

9[7477]Mi alma te ansiaba en la noche,

y mi espíritu, dentro de mí, te buscaba madrugando;

pues cuando tus juicios se aplican a la tierra,

los moradores del orbe aprenden la justicia.

10El impío, aun cuando se le hace gracia,

no aprende la justicia;

en la tierra de justicia

sigue haciendo maldades,

y no ve la gloria de Yahvé.

11Yahvé, alzada está tu mano, y no la ven ellos;

pero al ver tu celo por tu pueblo quedarán confundidos,

y los devorará el fuego de tus enemigos.

12[7478]Concédenos la paz, oh Yahvé,

pues también todas nuestras obras las haces Tú por nosotros.

13Yahvé, Dios nuestro, hemos tenido otros señores fuera de Ti;

pero gracias a Ti nos acordamos solo de tu Nombre.

14[7479]Muertos están, no vivirán;

son sombras que no resucitan;

Tú los visitaste y exterminaste,

borrando toda memoria de ellos.

15[7480]Multiplicaste el pueblo, oh Yahvé,

multiplicaste el pueblo y has sido glorificado;

has dilatado todos los confines del país.

16Te buscaron en la angustia, oh Yahvé,

derramaron sus plegarias cuando los castigaste.

17Como la mujer encinta, cuando está próxima a dar a luz,

se retuerce y da gritos en sus dolores;

así éramos nosotros, oh Yahvé, delante de Ti.

18[7481]Concebimos y sufrimos dolores de parto;

pero hemos dado a luz viento;

no dimos salud a la tierra,

ni nacieron habitantes del orbe.

19[7482]Vivirán tus muertos; resucitarán los muertos míos.

Despertad y exultad, vosotros que moráis en el polvo;

porque rocío de luz es tu rocío,

y la tierra devolverá los muertos.

20[7483]Anda, pueblo mío, entra en tus aposentos,

cierra tus puertas tras de ti;

escóndete por un breve instante

hasta que pase la ira.

21Pues he aquí que Yahvé sale de su morada

para castigar la iniquidad de los habitantes de la tierra,

y la tierra dejará ver la sangre

derramada sobre ella,

y no ocultará más sus muertos.”

ISAÍAS 27

Salud de Israel

1[7484]En aquel día Yahvé castigará

con su espada cortante; grande y fuerte,

a leviatán, la serpiente huidiza,

a leviatán, la serpiente tortuosa,

y matará al dragón que está en el mar.

2[7485]En aquel día (se dirá):

“Cantad a la viña del vino generoso.

3Yo Yahvé soy quien la guardo

y la riego cada momento

para que nadie le haga daño.

De noche y de día la guardo,

4ya que no tengo indignación (contra ella):

¡Que salgan espinas y zarzas para luchar (contra Mí)!

marcharé contra ellas y las quemaré todas.

5O más bien que se acojan a mi fortaleza

y hagan paz conmigo.

Sí, harán paz conmigo.”

6En los días venideros se arraigará Jacob,

Israel echará vástagos y flores

y llenará con sus frutos a faz de la tierra.

7[7486]¿Acaso Él le hirió como hirió a los que le herían?

¿O le mató de la misma manera que fueron muertos sus matadores?

8Expulsándole con clemencia, contendiste con él.

Con un fuerte soplo en un día de viento solano le expulsaste.

9[7487]Por tanto, con esto será expiada la culpa de Jacob;

y este es todo su fruto: el perdón de su pecado,

cuando haya hecho pedazos, como piedra de cal,

todas las piedras de los altares,

y no vuelvan a levantarse las ascheras ni las imágenes del sol.

10[7488]Pues la ciudad fuerte ha sido convertida en soledad,

en morada abandonada y desamparada como el desierto;

allí pacerá el becerro, allí tendrá su majada

y consumirá sus retoños.

11Se secan sus ramas y son quebradas;

vienen mujeres y les prenden fuego;

porque no es pueblo sabio;

por eso Aquel que lo hizo no le tiene compasión,

y no le es propicio el que lo formó.

12[7489]En aquel día, Yahvé sacudirá la cosecha

desde el curso del río hasta el torrente de Egipto;

y vosotros, oh hijos de Israel,

seréis recogidos uno por uno.

13Y sucederá en aquel día que sonará la gran trompeta;

y vendrán los perdidos en la tierra de Asiria,

y los exilados que vivan en el país de Egipto;

y se prosternarán ante Yahvé

en el monte santo, en Jerusalén.

IV. FALSA SEGURIDAD DE ISRAEL

ISAÍAS 28

Contra Samaria

1[7490]¡Ay de la corona de soberbia de los embriagados de Efraím,

de la caduca flor de su magnífico ornato,

que se alza sobre la cima

del fértil valle de los ebrios de vino!

2He aquí que viene de Yahvé

uno que es fuerte y poderoso,

como tempestad de granizo,

como huracán destructor,

cual torrente de aguas poderosas que inundan,

y este lo echará todo por tierra

con violencia.

3Con los pies será hollada

la corona de soberbia de los embriagados de Efraím;

4y la caduca flor de su magnífico ornato

que se alza sobre la cima del fértil valle,

será como la breva temprana,

(que madura) antes del verano: apenas uno la ve,

la toma en la mano y se la come.

5[7491]En aquel día Yahvé de los ejércitos

será corona de gloria y brillante diadema

para el resto de su pueblo;

será espíritu de justicia

para los sentados en el tribunal,

y fortaleza para los vencedores en la puerta.

Contra los malos gobernantes y sacerdotes

6También estos se tambalean por el vino,

andan extraviados

a causa de las bebidas fuertes.

7[7492]El sacerdote y el profeta vacilan embriagados por los licores;

el vino se los tragó;

perdieron el seso por las bebidas fuertes;

yerran en la visión, ignoran la justicia.

8Porque todas las mesas están cubiertas de vómito y de inmundicia;

no hay ningún lugar (limpio).

9[7493](Dicen): “¿A quién quiere este enseñar ciencia

y dar la inteligencia de su mensaje?

¿Acaso a los destetados de leche?

¿A los arrancados de los pechos maternos?

10Pues no hay más que precepto sobre precepto,

precepto sobre precepto,

regla sobre regla, regla sobre regla,

un poco aquí, un poco allá.”

11[7494]Sí, con labios de balbuciente en otra lengua

hablará Yahvé a este pueblo.

12[7495]Él les había dicho: “Aquí está el descanso;

dejad descansar al cansado,

y este es el refrigerio.”

Mas no quisieron escuchar.

13[7496]Por eso la palabra de Yahvé será para ellos:

precepto sobre precepto, precepto sobre precepto,

regla sobre regla, regla sobre regla,

un poco aquí, un poco allá;

a fin de que yendo adelante

caigan hacia atrás, y sean quebrantados y presos en el lazo.

Advertencia a Jerusalén

14Por tanto, escuchad la palabra de Yahvé,

oh hombres burladores, los que gobernáis este pueblo

que está en Jerusalén:

15[7497]Vosotros decís: “Hemos hecho pacto con la muerte,

y convenio con el scheol;

cuando pase el azote, cual torrente,

no llegará a nosotros;

porque nos hemos refugiado en la mentira,

y la falsedad es nuestro abrigo.”

16[7498]Por eso, así dice el Señor Yahvé:

“He aquí que pondré en Sión por fundamento una piedra,

piedra probada, piedra angular preciosa, sólidamente asentada;

el que confía (en ella) no necesita huir.

17Y pondré el derecho por regla,

y la justicia por plomada;

el pedrisco barrerá el refugio de la mentira,

y las aguas inundarán el escondrijo.

18[7499]Vuestro pacto con la muerte será anulado,

y vuestro convenio con el scheol no subsistirá más;

cuando pase el azote, cual torrente,

seréis aplastados por él.

19Siempre que pase, os arrastrará consigo;

porque pasará todas las mañanas,

de día y de noche,

y el solo entender lo que se oye será un espanto.

20[7500]Porque la cama será demasiado corta para estirarse,

y la cubierta demasiado estrecha para poder envolverse.”

21[7501]Pues Yahvé se levantará como en el monte Perasim,

y como en el valle de Gabaón se irritará,

para cumplir su obra, su obra extraordinaria,

para ejecutar su trabajo,

su trabajo asombroso.

22Entonces no seáis burladores;

de lo contrario se apretarán todavía más vuestras ligaduras;

porque la destrucción está decretada,

así lo tengo oído,

de parte del Señor Yahvé de los ejércitos,

contra toda la tierra.

Una parábola

23[7502]Prestad atención y oíd mi voz;

atended y escuchad mi palabra.

24¿Acaso para sembrar el arador está siempre arando,

abriendo y rastrillando su campo?

25Después de allanar su superficie,

¿acaso no esparce el eneldo, siembra el comino,

pone el trigo en los surcos, la cebada en su lugar,

y la espelta en el borde?

26Es Dios quien le enseña esta regla

y le instruye.

27Pues no con el trillo se trilla el eneldo,

ni rueda de carro pasa sobre el comino;

sino que el eneldo es sacudido

con un bastón, y el comino con una vara.

28El trigo, en cambio, es trillado,

pero no se lo trilla continuamente;

y aunque (el labrador) hace pasar sobre él las ruedas

de su carro y sus caballos,

sin embargo no lo tritura.

29[7503]También esto viene de Yahvé de los ejércitos,

el cual es admirable en sus designios

y grande en sabiduría.

ISAÍAS 29

Oráculo contra Ariel

1[7504]¡Ay de Ariel, de Ariel!

ciudad donde tuvo su morada David.

Añadid año a año;

sigan las fiestas en su turno,

2mas Yo estrecharé a Ariel;

habrá llantos y gemidos,

y ella será para mí como un ariel.

3Acamparé contra ti todo en derredor,

te circunvalaré con gente armada

y alzaré contra ti trincheras.

4[7505]Serás humillada; desde el suelo hablarás;

y desde el polvo se hará oír tu voz ahogada;

saldrá tu voz, como la de un fantasma, desde la tierra,

y tus palabras sonarán, como murmullo, procedente del polvo.

5La muchedumbre de tus enemigos será cual polvo menudo,

y la multitud de tus opresores

como paja que vuela.

6[7506]Y esto sucederá de repente en un instante.

De parte de Yahvé de los ejércitos serás visitada

con truenos y estrépito y gran estruendo,

con torbellino y tempestad,

y llamas de fuego devorador.

7Como un sueño, como visión nocturna,

así será la muchedumbre de las naciones que combaten a Ariel;

y así serán todos los que pelean

contra ella y su fortaleza y la asedian.

8Así como el hambriento sueña que come,

más cuando despierta se siente vacío,

y como el sediento sueña que bebe,

más cuando despierta se siente agotado y lleno de deseos,

así sucederá a la muchedumbre de todas las naciones

que atacan el monte Sión.

Ceguera de los jefes y del pueblo

9Pasmaos y quedaos asombrados;

ofuscaos y cegaos.

Están embriagados, pero no de vino;

tambalean, pero no a causa de bebidas fuertes.

10[7507]Porque Yahvé ha derramado sobre vosotros un espíritu de letargo;

os ha cerrado los ojos, oh profetas;

y tapado vuestras cabezas, oh videntes.

11Toda visión es para vosotros como las palabras de un libro sellado, que se le da a uno que sabe leer, diciendo: “Lee esto”; pero él responde: “No puedo, porque está sellado.” 12Luego se da el libro a quien no sabe leer, diciendo: “Lee esto”, y él responde: “No entiendo de escritura.”

13[7508]Dice el Señor:

“Por cuanto este pueblo se me acerca (solo) con su boca,

y (solo) con sus labios me honra,

mientras su corazón está lejos de Mí,

y el temor que me tienen

no es más que un mandamiento de hombres,

cosa aprendida de memoria,

14[7509]por eso volveré a hacer con este pueblo cosas asombrosas,

cosas extraordinarias y maravillosas.

Fallará la sabiduría de sus sabios,

y se desvanecerá la prudencia de sus prudentes.

15¡Ay de los que encubren sus pensamientos

para ocultarlos a Yahvé,

y hacen sus obras en las tinieblas,

diciendo: «¿Quién nos ve? y ¿quién nos conoce?»

16[7510]¡Que perversidad la vuestra!

¿Acaso se puede igualar el barro al alfarero,

de modo que la obra diga a su hacedor:

«No me has hecho tú»,

y la vasija diga al que la formó:

«Nada entiende»?

Promesas salvadoras

17[7511]¿No es verdad que dentro de poco tiempo

el Líbano se convertirá en un jardín,

y el jardín será tenido por bosque?

18En aquel día los sordos oirán las palabras del libro,

y los ojos de los ciegos verán, libres ya de la oscuridad y de las tinieblas.

19Los humildes se alegrarán más y más en Yahvé,

y los pobres de entre los hombres se regocijarán en el Santo de Israel.

20Porque los opresores habrán dejado de existir;

no habrá más burladores,

y serán extirpados todos los que se desvelan para hacer mal;

21[7512]los que condenan a un hombre por una palabra,

los que arman lazos al que juzga en el tribunal

y pervierten sin motivo la causa del justo.

22[7513]Por eso, Yahvé el que rescató a Abrahán,

dice así a la casa de Jacob:

Ya no se cubrirá de vergüenza Jacob,

y no palidecerá más su rostro.

23[7514]Pues cuando él y sus hijos vieren

en medio de ellos la obra de mis manos,

santificarán mi nombre,

santificarán al Santo de Jacob,

y temerán al Dios de Israel.

24Entonces los extraviados de espíritu

llegarán a entender la sabiduría

y los murmuradores aprenderán doctrina.

ISAÍAS 30

Contra la alianza con Egipto

1[7515]¡Ay de los hijos rebeldes —oráculo de Yahvé—

que fraguan proyectos sin contar conmigo,

que hacen pactos sin mi Espíritu,

añadiendo pecados a pecados!

2Ya están en camino para bajar a Egipto,

sin haber consultado mi boca,

esperando socorro del poder del Faraón,

y confiando en la sombra de Egipto.

3El poder del Faraón será vuestra vergüenza,

y la confianza en la sombra de Egipto, vuestra ignominia.

4Porque cuando los príncipes de (Judá) estén en Tanis

y sus embajadores hayan llegado a Hanés,

5todos ellos se avergonzarán

de un pueblo que de nada les sirve,

que en vez de prestar auxilio y ayuda,

les prepara vergüenza e ignominia.

6[7516]Oráculo contra las bestias (de carga), (que van al) Sur,

por tierras de penas y de angustias,

de donde (salen) la leona y el león,

la víbora y la serpiente que vuela,

llevando a lomos de asnos sus riquezas,

y sobre la giba de camellos sus tesoros,

a un pueblo que de nada les sirve.

7[7517]Porque inútil y en vano será la ayuda de Egipto,

por esto la llamo Yo la Soberbia que no se mueve.

8Anda, pues, ahora y escribe esto,

delante de ellos, en una tablilla,

y consígnalo en un libro;

será para los días venideros,

(un testimonio) para siempre jamás.

9[7518]Porque pueblo rebelde es este,

y son hijos mentirosos;

hijos que no quieren escuchar la Ley de Yahvé;

10[7519]que dicen a los videntes: “No veáis”,

y a los profetas: “No nos vaticinéis cosas rectas;

habladnos de cosas agradables, profetizadnos mentiras.

11[7520]Apartaos del camino, quitaos del sendero;

no nos vengáis siempre con el Santo de Israel.”

12Por eso, así dice el Santo de Israel:

“Ya que despreciáis esta palabra,

y confiáis en violencia y astucia,

apoyándoos sobre ellas,

13[7521]por tanto esta iniquidad

os será como una brecha que amenaza ruina,

cual saliente en una muralla alta,

cuyo derrumbe viene de repente,

en un momento.

14Será rota, como un vaso de alfarero,

que sin compasión es hecho pedazos;

y no será hallado entre sus restos

ni siquiera un tejón para sacar del fuego una brasa

o agua de la cisterna.”

Confianza en Yahvé

15[7522]Porque así dice el Señor; Yahvé, el Santo de Israel:

Convirtiéndoos y estando quietos seréis salvos;

en la tranquilidad y en la confianza está vuestra fuerza.

Pero vosotros no quisisteis,

16[7523]sino que dijisteis:

“No, antes bien huiremos a caballo”,

y así tendréis que huir.

“Montaremos caballos veloces”;

por eso serán veloces vuestros perseguidores.

17[7524]Mil (temblarán) ante la amenaza de uno solo

y ante la amenaza de cinco, echaréis a huir,

hasta que quedéis como un mástil

en la cumbre de un monte,

y como bandera sobre un collado.

18[7525]Por tanto Yahvé espera para seros propicio,

y por eso se levantará para apiadarse de vosotros;

pues Yahvé es Dios justo.

¡Bienaventurados cuantos en Él esperan!

19Porque tú, oh pueblo de Sión, que habitas en Jerusalén,

no llorarás más;

a la voz de tu clamor tendrá Él compasión de ti;

tan pronto como te oyere, te responderá.

20[7526]El Señor os dará pan de angustia y agua de tribulación,

y no se esconderán más tus maestros,

sino que tus ojos verán a tus doctores;

21y tus oídos oirán detrás de ti una voz que dice:

“Este es el camino, andad por él”,

para que no os desviéis ni a la derecha ni a la izquierda.

22Entonces tendrás por inmundicia la plata que cubre tus estatuas,

y los vestidos de tus imágenes de oro

los arrojarás como cosa inmunda.

“¡Afuera!” les dirás.

23Yahvé enviará lluvia para tu simiente

que siembres en el campo,

y el pan que la tierra producirá será rico y suculento.

En aquel día pacerán tus ganados en espaciosa dehesa,

24[7527]y los bueyes y asnos que labran la tierra,

comerán forraje sazonado con sal,

aventado con pala y aventador.

25[7528]Sobre toda alta montaña

y sobre todo collado elevado,

habrá arroyos y corrientes de agua

en el día de la gran matanza,

cuando caigan las torres.

26[7529]La luz de la luna será como la luz del sol,

y la luz del sol será siete veces mayor, como la luz de siete días,

en aquel día en que Yahvé vendare la herida de su pueblo

y sanare la llaga producida por sus golpes.

El señor castigara a los enemigos

27[7530]Mira que viene el Nombre de Yahvé de lejos,

ardiente de ira y en densa humareda,

llenos de indignación sus labios,

y cual fuego devorador su lengua.

28Su resuello es como torrente

que desborda y llega hasta la garganta,

para zarandear las naciones en la criba de la destrucción,

y sujetar un freno de engaño en las quijadas de los pueblos.

29[7531]Entonces entonaréis cánticos

como en la noche en que se celebra una fiesta sagrada;

y tendréis gozo de corazón

como quien marcha al son de la flauta,

para ir al monte de Yahvé,

a la Roca de Israel.

30Y Yahvé hará oír su majestuosa voz,

mostrará su brazo soltado

en medio del ardor de su ira

y de llamas de fuego devorador,

en medio de lluvia torrencial, tempestad y granizo.

31Pues por la voz de Yahvé

será abatido el asirio; lo herirá con la vara;

32y cada golpe de la vara justiciera

que Yahvé descargue sobre él,

será al son de panderetas y cítaras,

y en combate furioso los derrotará.

33[7532]Porque hace ya tiempo que está preparado Tófet,

preparado también para el rey,

profundo y ancho,

lleno de fuego y de leña abundante,

que el soplo de Yahvé,

cual torrente de azufre, encenderá.

ISAÍAS 31

Nuevas advertencias contra la alianza con Egipto

1[7533]¡Ay de los que bajan a Egipto

en busca de socorro,

poniendo su esperanza en caballos,

confiando en la muchedumbre de los carros

y en la caballería,

por cuanto es muy fuerte,

pero no miran al Santo de Israel,

y no buscan a Yahvé!

2Pues Él es sabio;

Él trae el mal y cumple sus palabras;

Él se levantará

contra la casa de los malhechores,

y contra el auxilio

que viene de los obradores de iniquidad.

3El egipcio es hombre, y no Dios,

sus caballos son carne, y no espíritu;

cuando Yahvé extendiere su mano,

tropezará el auxiliador,

y caerá el auxiliado,

y todos perecerán juntos.

4Porque así me ha hablado Yahvé:

Ruge el león y el leoncillo sobre su presa,

aunque se convoca contra él

una multitud de pastores,

no se deja aterrar por sus gritos,

ni se acobarda a causa de su muchedumbre;

así descenderá Yahvé de los ejércitos

para combatir en el monte Sión y en su collado.

5Como ave que revolotea,

así Yahvé de los ejércitos

protegerá a Jerusalén;

protegerá y librará,

pasará y salvará.

6[7534]¡Convertíos a Aquel

de quien os habéis alejado tanto,

oh hijos de Israel!

7Porque en aquel día cada uno rechazará

sus ídolos de plata y sus ídolos de oro,

que vuestras manos os han fabricado para pecar.

8[7535]Y caerá el asirio al filo de la espada,

más no por mano de hombre;

una espada, que no es de hombre, lo devorará;

huirá delante de la espada,

y sus jóvenes serán tributarios.

9[7536]Espantados se escaparán sus jefes,

y despavoridos abandonarán sus príncipes la bandera.

Oráculo de Yahvé que tiene su fuego en Sión,

y su horno en Jerusalén.

ISAÍAS 32

El reino de justicia

1[7537]Reinará un rey con justicia,

y príncipes gobernarán con rectitud.

2Cada uno será como abrigo contra el viento,

como refugio contra la tempestad,

como río de agua en tierra árida,

y como la sombra de una peña grande en un país desolado.

3No se ofuscarán los ojos de los que ven,

y escucharán los oídos de los que oyen.

4[7538]El corazón de los necios sabrá comprender,

y la lengua de los tartamudos hablará expedita y claramente.

5[7539]El insensato no será más llamado príncipe,

ni noble el impostor.

6Porque el insensato habla insensateces,

y su corazón obra maldad,

practicando la impiedad

y diciendo mentiras a Yahvé,

dejando vacía el alma del hambriento

y quitando la bebida al sediento.

7El impostor tiene armas malignas

y urde intrigas,

para perder a los humildes con palabras dolosas,

mientras el pobre habla lo justo.

8El príncipe piensa cosas de príncipe

y por su nobleza será ensalzado.

Las mujeres cómodas

9Mujeres cómodas, levantaos, oíd mi voz;

hijas que vivís sin cuidados, escuchad mi palabra.

10Dentro de un año y pocos días

temblaréis, oh confiadas,

porque se ha acabado la vendimia,

y no habrá más cosecha.

11Temblad, oh cómodas,

pasmaos las que vivís despreocupadas;

despojaos, desnudaos;

ceñíos de cilicio.

12[7540](Golpeándose) los pechos

andan llorando por los campos amados,

por las viñas fructíferas.

13Espinas y abrojos

cubren la tierra de mi pueblo

y todas las casas de placer

de la ciudad alegre.

14[7541]Pues el palacio está abandonado,

la ciudad populosa es un desierto,

el Ofel y la fortaleza son madrigueras para siempre,

delicias para asnos monteses,

pastos para rebaños,

15[7542]hasta que sea derramado sobre nosotros

el Espíritu de lo alto,

el desierto se convierta en campo fértil,

y el campo fértil sea reputado como selva.

16Entonces la rectitud morará en el desierto,

y la justicia habitará en el campo fértil.

17[7543]La obra de la justicia será la paz,

y el fruto de la justicia,

la tranquilidad y la seguridad para siempre.

18Y mi pueblo habitará en mansión de paz,

en habitación segura,

en morada tranquila.

19[7544]Pero caerá el bosque a causa del pedrisco,

y la ciudad será enteramente abatida.

20[7545]¡Bienaventurados vosotros, los que sembráis junto a todas las aguas,

y dais libertad al pie del buey y del asno!

ISAÍAS 33

Destrucción de Asiria

1[7546]¡Ay de ti que devastas, y no has sido devastado!

¡Ay de ti, traidor, que no has sido traicionado!

Cuando acabes de devastar, serás tú devastado;

cuando ya no puedas traicionar, serás tú traicionado.

2Yahvé, ten misericordia de nosotros;

en Ti esperamos;

sé Tú el brazo de (tu pueblo) cada mañana,

nuestra salvación en el tiempo de la angustia.

3[7547]A la voz estrepitosa (de Dios) huyen los pueblos;

al alzarte Tú, se dispersan las naciones;

4y se recogerán vuestros despojos como se recogen las langostas,

pues se precipitarán sobre él como langostas.

5Excelso es Yahvé, pues habita en lo alto,

llena a Sión de rectitud y justicia.

6Habrá seguridad en tus tiempos

riqueza de salvación, sabiduría y ciencia;

y el temor de Yahvé será tu tesoro.

Angustias de Jerusalén

7[7548]He aquí que los de Ariel lanzan gritos en las calles,

los embajadores de paz lloran amargamente.

8[7549]Desiertos están los caminos, ya no hay transeúntes;

pues él ha roto el pacto

y maltratado a las ciudades,

no para mientes en nadie.

9[7550]La tierra está de luto y languidece,

el Líbano se consume por vergüenza,

Sarón es como un desierto,

Basan y el Carmelo han perdido su follaje.

10Ahora me levantaré, dice Yahvé;

ahora me alzaré, ahora me ensalzaré.

11[7551]Concebisteis paja y pariréis rastrojos,

vuestro espíritu cual fuego os devorará.

12Los pueblos serán como hornos de cal,

cual zarzas cortadas que arden en el fuego.

13[7552]Escuchad, los que estáis lejos, lo que he hecho Yo;

reconoced mi poder los que estáis cerca.

14[7553]Tiemblan los pecadores en Sión,

temblor se ha apoderado de los impíos.

¿Quién de nosotros podrá habitar en el fuego devorador?

¿Quién de nosotros podrá morar entre llamas eternas?

15Aquel que anda en justicia y habla lo que es recto,

que rechaza las ganancias adquiridas por extorsión,

que sacude sus manos para no aceptar soborno,

que tapa sus oídos para no oír proyectos sanguinarios,

que cierra sus ojos para no ver el mal,

16este tendrá su morada en las alturas,

su refugio serán las rocas fortificadas;

se le dará su pan y no le faltará su agua.

El reino de Yahvé en Sión

17[7554]Tus ojos contemplarán al Rey en su belleza,

verán una tierra que se extiende muy lejos.

18[7555]Entonces tu corazón se acordará de los temores (diciendo):

¿Dónde está el letrado? ¿Dónde el que pesaba (los tributos)?

¿Dónde el que contaba las torres?

19[7556]No verás más a ese pueblo fiero,

pueblo de lengua oscura, que no se puede entender,

de lengua ininteligible que no tiene sentido.

20[7557]Mira a Sión, la ciudad de nuestras fiestas;

vean tus ojos a Jerusalén,

la morada tranquila,

el Tabernáculo que no será removido,

y cuyas estacas no serán arrancadas jamás;

no se romperá ninguna de sus cuerdas.

21[7558]Allí, Yahvé reside en su majestad;

Él nos protegerá en lugar de ríos y anchas aguas,

por donde no pasa barca de remos,

ni surca gallardo navío.

22[7559]Porque Yahvé es nuestro Juez, Yahvé, nuestro Legislador,

Yahvé, nuestro Rey; Él es quien nos salva.

23[7560]Se aflojaron tus cuerdas,

ya no pueden mantener derecho el mástil,

ni desplegar la bandera.

Entonces se repartirán los despojos de una rica presa,

hasta los cojos se llevarán botín.

24No dirá más el habitante: “Estoy enfermo”,

pues el pueblo que vive allí,

recibirá el perdón de la iniquidad.

V. LA SALVACIÓN DE ISRAEL

ISAÍAS 34

Castigo de los gentiles

1[7561]Acercaos, naciones, para oír;

pueblos, escuchad.

Oiga la tierra y cuanto se contiene en ella,

el orbe y cuanto en él tiene vida.

2Pues Yahvé está indignado contra todas las naciones,

e irritado contra todo su ejército;

las ha destinado al exterminio, las ha entregado al matadero.

3Sus muertos serán arrojados,

sus cadáveres exhalarán hedor,

y los montes se derretirán en su sangre.

4[7562]Se disolverá toda la milicia celestial;

se arrollarán como un libro los cielos,

y todo su ejército cae como la hoja de la vid,

cual hoja de la higuera.

Castigo de Edom

5[7563]Se ha embriagado mi espada en el cielo;

he aquí que va a caer sobre Edom,

y sobre el pueblo de mi anatema, para juzgarlo.

6[7564]La espada de Yahvé chorrea sangre,

se ceba en grasa,

en la sangre de corderos y machos cabríos,

en el sebo de los riñones de los carneros.

Pues Yahvé hace un sacrificio en Bosra,

y una gran matanza en la tierra de Edom.

7[7565]Con ellos caerán los búfalos,

los becerros juntamente con los toros;

su tierra estará borracha de sangre,

y su polvo será fertilizado con grasa.

8[7566]Porque es día de desquite para Yahvé,

año de venganza por la causa de Sión.

9Sus ríos se convertirán en pez,

y su polvo en azufre,

y su tierra será como pez ardiente,

10que no se apagará ni de noche ni de día

y cuyo humo subirá eternamente.

Quedará desolada de generación en generación,

nadie transitará por ella por los siglos de los siglos.

11[7567]La poseerán el pelícano y el erizo;

la lechuza y el cuervo morarán allí;

pues Él echará sobre ella

como cuerda de medir el caos,

y como plomada el vacío.

12Allí ya no habrá noble alguno,

ni reino a proclamar;

todos sus príncipes ya no existen más.

13En sus palacios crecerán zarzas,

en sus fortalezas, ortigas y cardos.

Vendrá a ser guarida de chacales,

y morada de avestruces.

14[7568](Allí) se darán cita los chacales y fieras del desierto,

y el sátiro llamará a su compañero.

Lilit tendrá allí su morada

y hallará un lugar de reposo.

15La culebra hará allí su nido

y pondrá sus huevos, los empollará

y abrigará (la cría) bajo su sombra.

Solo los buitres se congregarán allí,

uno con otro.

16[7569]Buscad en el Libro de Yahvé, y leed:

ninguna de estas cosas dejará de suceder,

ninguna echará de menos

(el cumplimiento de) la otra,

porque la boca (de Yahvé) lo ha mandado,

y su Espíritu lo ha preparado.

17Es Él que les ha echado la suerte,

su mano ha repartido entre ellos (el país) con la cuerda de medir;

para siempre lo poseerán,

y habitarán en él de generación en generación.

ISAÍAS 35

Gloria del reino mesiánico

1[7570]Alégrese el desierto y la tierra árida,

regocíjese el yermo y florezca como el narciso.

2[7571]Florezca magníficamente y exulte,

salte de gozo y entone himnos.

Pues le será dada la gloria del Líbano,

la hermosura del Carmelo y de Sarón;

se manifestará la gloria de Yahvé,

y la magnificencia de nuestro Dios.

3[7572]Fortaleced las manos flojas,

y robusteced las rodillas vacilantes;

4[7573]decid a los de corazón tímido:

“¡Buen ánimo! no temáis.

Mirad a vuestro Dios.

Viene la venganza, la retribución de Dios;

Él mismo viene, y os salvará.”

5[7574]Entonces se abrirán los ojos de los ciegos,

y serán destapados los oídos de los sordos;

6entonces el cojo saltará cual ciervo,

exultará la lengua del mudo,

entonces brotarán aguas en el desierto,

y arroyos en la tierra árida.

7[7575]El suelo abrasado se convertirá en estanque,

la tierra sedienta en manantiales de agua,

y la guarida y morada de los chacales

en parque de cañas y juncos.

8[7576]Y habrá allí una senda, una calzada,

que se llamará camino santo.

Ningún inmundo lo pisará, será solamente para ellos;

los que siguen este camino,

aun los sencillos, no se extraviarán.

9No habrá allí león;

ninguna bestia feroz pasará por él,

ni será allí hallada.

(Allí) marcharán los redimidos,

10[7577]y los rescatados de Yahvé volverán;

vendrán a Sión cantando;

y regocijo eterno coronará sus cabezas.

Alegría y gozo será su suerte,

y huirán el dolor y el llanto.

VI. SUPLEMENTO HISTÓRICO

ISAÍAS 36

La invasión de Senaquerib

1[7578]El año catorce del rey Ezequías, subió Senaquerib, rey de Asiria, contra todas las ciudades fuertes de Judá, y se apoderó de ellas. 2Y envió el rey de Asiria a Rabsacés, con muchas tropas, desde Laquís a Jerusalén, al rey Ezequías. (Rabsacés) tomó posición junto al acueducto del estanque superior, en el camino del campo del Batanero. 3[7579]Salieron a encontrarlo Eliaquim, hijo de Helcías, prefecto del palacio, Sobná secretario, y Joan, hijo de Asáf, canciller. 4Y les dijo Rabsacés: “Decid a Ezequías: Así dice el gran rey, el rey de Asiria: ¿Qué confianza es esa en que te apoyas? 5Yo digo que tu designio y tus esfuerzos en hacerme la guerra no son más que vanas palabras. ¿En quién confías para rebelarte contra mí? 6He aquí que cuentas con el apoyo de Egipto, esa caña cascada, que penetra y horada la mano del que se apoya en ella. Así es el Faraón, rey de Egipto, para cuantos en él confían. 7[7580]Y si me decís: «Nosotros confiamos en Yahvé, Dios nuestro», ¿no es acaso ese el mismo cuyos lugares altos y altares ha destruido Ezequías, diciendo a Judá y a Jerusalén: «Ante este altar habéis de postraros»? 8Entiende con mi señor, el rey de Asiria, y yo te daré dos mil caballos, si tú puedes encontrar jinetes para ellos. 9¿Cómo vas tú a hacer frente a un solo jefe, aunque fuese de los menores servidores de mi señor? Pero tú pones tu confianza en Egipto a causa de los carros y de la caballería. 10Ahora, ¿he acaso subido yo sin Yahvé, contra esta tierra para destruirla? Es Yahvé mismo quien me ha dicho: ¡Sube contra esta tierra y destrúyela!”

11Entonces Eliaquim, Sobná y Joah dijeron a Rabsacés: “Habla, por favor, en arameo con tus siervos, pues lo entendemos, y no nos hables en judaico delante de esa gente que está sobre la muralla.”

Promesas de Rabsacés

12[7581]Respondió Rabsacés: “¿Por ventura me ha enviado mi señor a decir estas cosas a tu señor y a ti, y no más bien a estos hombres, sentados sobre el muro para comerse con vosotros sus propios excrementos y a beberse sus propios orines?”

13Y se puso en pie Rabsacés y gritó a gran voz en lengua judaica, diciendo: “Oíd lo que dice el gran rey, el rey de Asiria. 14Así dice el rey: No os engañe Ezequías, pues no podrá libraros. 15Tampoco os haga confiar Ezequías en Yahvé, diciendo: Sin falta nos librara Yahvé; no será entregada esta ciudad en manos del rey de Asiria. 16No escuchéis a Ezequías; pues así dice el rey de Asiria: Haced paces conmigo, y venid a mí, y cada uno comerá de su vid y de su higuera, y cada uno beberá el agua de su cisterna, 17[7582]hasta que yo venga y os lleve a una tierra parecida a la vuestra, tierra de trigo y de vino, tierra de pan y de viñas. 18Por eso, no os engañe Ezequías, diciendo: Yahvé nos librará. ¿Acaso los dioses de los pueblos han salvado su respectiva tierra de las manos del rey de Asiria? 19[7583]¿Dónde están los dioses de Hamat y Arpad? ¿Dónde los dioses de Sefarvaim? ¿Acaso han librado a Samaria de mis manos? 20[7584]¿Cuál de todos los dioses de estos países pudo salvar su tierra de mi mano? Mucho menos podrá Yahvé librar de mi mano a Jerusalén.”

21Ellos quedaron callados, y no le respondieron palabra, porque así lo había mandado el rey, diciendo: “No le respondáis.” 22Mas Eliaquim, hijo de Helcías, prefecto del palacio, Sobná secretario, y Joah, hijo de Asaf, canciller, rasgaron sus vestidos, y regresados a Ezequías le refirieron las palabras de Rabsacés.

ISAÍAS 37

Ezequías consulta a Isaías

1[7585]Cuando lo oyó el rey Exequias, rasgó sus vestidos, se cubrió con saco y entró en la Casa de Yahvé. 2Y envió a Eliaquim, prefecto del palacio, y a Sobná secretario, y a los ancianos de los sacerdotes, cubiertos con saco, al profeta Isaías, hijo de Amós, 3[7586]al cual dijeron: “Así dice Ezequías: Día de tribulación, de castigo y de oprobio es este; porque los hijos han llegado a punto de nacer, pero falta fuerza para darlos a luz. 4Tal vez repare Yahvé, tu Dios, en las palabras de Rabsacés, enviado por su señor, el rey de Asiria, para insultar al Dios vivo, y castigue las palabras que ha oído Yahvé, tu Dios. Interpón tus súplicas por el resto que aún subsiste.”

5Fueron entonces los servidores del rey Ezequías a Isaías; 6e Isaías respondió: “Decid esto a vuestro señor: Así dice Yahvé: No te asustes por las palabras que has oído, con las cuales han blasfemado de Mí los siervos del rey de Asiria. 7[7587]Mira, Yo pondré en él un espíritu tal, que al oír cierta noticia se volverá a su país, y le haré caer a espada en su misma tierra.”

8Entretanto Rabsacés se marchó, y halló al rey de Asiria atacando a Libná; pues supo que (el rey) se había retirado de Laquís, 9donde recibió una noticia respecto de Tirhaca, rey de Etiopía (que decía): “Ha salido (Tirhaca) para hacerte la guerra.”

Al oír esto envió mensajeros a Ezequías, diciendo: 10“Hablad a Ezequías, rey de Judá de esta manera: No te engañe tu Dios, en quien confías, diciendo: Jerusalén no será entregada en manos del rey de Asiria. 11He aquí que oíste lo que han hecho los reyes de Asiria a todos los países, cómo los destruyeron completamente; ¿y tú crees poder salvarte? 12[7588]¿Salvaron acaso sus dioses a las naciones que destruyeron mis padres, a Gozan, Harán, Résef y los hijos de Edén, que vivían en Talasar? 13¿Dónde está el rey de Hamat, y el rey de Arpad, y el rey de la ciudad de Sefarvaim, de Hená y de Iva?”

Plegaria de Ezequías

14[7589]Recibió Ezequías esta carta de manos de los mensajeros, y luego de leerla subió a la Casa de Yahvé, donde la desplegó delante de Yahvé.

15E imploró Ezequías a Yahvé con estas palabras:

16[7590]“Oh Yahvé de los ejércitos, Dios de Israel, que habitas sobre los querubines, Tú eres el solo Dios de todos los reinos de la tierra; Tú has hecho el cielo y la tierra. 17Inclina, oh Yahvé, tus oídos y oye; abre, oh Yahvé, tus ojos y mira; y repara en todas las palabras que Senaquerib ha enviado para blasfemar contra el Dios vivo. 18Es verdad, oh Yahvé, que los reyes de Asiria devastaron todas las naciones y sus países, 19y que arrojaron sus dioses al fuego, porque no eran dioses, sino hechura de mano de hombres, madera y piedra, y así los pudieron destruir. 20Sálvanos ahora, oh Yahvé, Dios nuestro, de su poder; y conozcan todos los reinos de la tierra que Tú solo eres el Señor.”

Salvación milagrosa de la ciudad

21Entonces Isaías, hijo de Amós, envió a decir a Ezequías: “Merced a tu oración respecto de Senaquerib, rey de Asiria, Yahvé, Dios de Israel, ha hablado, 22[7591]y he aquí el oráculo que Yahvé ha pronunciado contra él:

Te desprecia, se ríe de ti la virgen, hija de Sión,

detrás de ti menea su cabeza la hija de Jerusalén.

23¿A quién has insultado y ultrajado?

¿Contra quién has alzado la voz

y levantado en alto tus ojos?

¡Contra el Santo de Israel!

24Por medio de tus siervos has insultado al Señor,

pues dijiste: «Con mis numerosos carros

subí a la cumbre de los montes, hasta los últimos rincones del Líbano,

corté sus empinados cedros,

y los más escogidos de sus abetos;

llegué a su más alta cima,

al más denso de sus bosques.

25[7592]He cavado y bebido agua,

y he secado con las plantas de mis pies

todos los ríos de Egipto.»

26[7593]¿No has oído tú

que desde antiguo dispuse Yo estas cosas?

En tiempos remotos las he trazado,

y ahora las estoy ejecutando:

tú tienes que causar desolaciones,

haciendo de ciudades fortificadas montones de ruinas.

27Sus habitantes no tienen fuerza,

están amedrentados y despavoridos;

son como la hierba del campo

y la verdura tierna,

como la grama de los tejados,

y como los campos secos antes de la cosecha.

28Yo sé dónde te asientas,

Yo conozco tu salida y tu entrada,

y también tu furor contra Mí.

29[7594]A causa de tu furor contra Mí,

y por tu arrogancia que ha llegado a mis oídos,

pondré mi anillo en tu nariz,

y mi freno en tus labios,

y te haré retornar por el camino

por donde viniste.

La señal para Ezequías

30[7595]Y esta será para ti la señal:

Este año comeréis lo que naciere de los granos caídos,

al año segundo lo que creciere sin sembrar;

más al tercer año, sembrad y segad,

plantad viñas y comed sus frutos.

31El resto que se salvare de la casa de Judá,

echará de nuevo raíces hacia abajo,

y llevará fruto por arriba.

32Porque de Jerusalén saldrá un resto,

y del monte Sión algunos escapados.

Esto hará el celo de Yahvé de los ejércitos.

33Por tanto, esto dice Yahvé del rey de Asiria:

“No entrará en esta ciudad,

ni disparará allí saeta:

no avanzará contra ella con escudo,

ni la rodeará de baluartes.

34Por el camino que vino se volverá,

y no entrará en esta ciudad.”

Oráculo de Yahvé.

35[7596]Yo protegeré esta ciudad para salvarla,

por mi propia causa,

y por amor a mi siervo David.”

36[7597]Y salió el ángel de Yahvé, e hirió en el campamento de los asirios ciento ochenta y cinco mil hombres. Y a la hora de levantarse, al amanecer, he aquí que todos ellos eran cadáveres.

37Entonces Senaquerib, rey de Asiria, levantó el campamento, se puso en marcha y se volvió a Nínive, donde habitó. 38Y aconteció que mientras adoraba en la casa de Nesroc, dios suyo, Adramélec y Sarasar, sus hijos, le mataron a espada. Escaparon ellos al país de Ararat, y le sucedió en el reino su hijo Asarhaddón.

ISAÍAS 38

Enfermedad de Ezequías

1[7598]En aquellos días Ezequías enfermó de muerte. Y fue a verlo el profeta Isaías, hijo de Amós, quien le dijo: “Así dice Yahvé: Dispón tu casa, porque has de morir y no vivirás más.” 2Entonces Ezequías volvió su rostro hacia la pared, y oró a Yahvé; 3y dijo: “Oh Yahvé, acuérdate, te suplico, de cómo he andado delante de Ti con fidelidad y con corazón sincero, y cómo he hecho lo que es bueno a tus ojos.” Y prorrumpió Ezequías en un llanto grande.

4Entonces llegó a Isaías esta palabra de Yahvé: 5“Anda y di a Ezequías: Así dice Yahvé, el Dios de tu padre David: He oído tu oración y he visto tus lágrimas; he aquí que añadiré a tu vida quince años. 6Y te libraré a ti y a esta ciudad del poder del rey de Asiria, pues Yo protegeré a esta ciudad. 7Y esto se te dará por señal de parte de Yahvé en prueba de que Él cumplirá lo que ha dicho: 8[7599]He aquí que haré retroceder la sombra diez grados de los que ha bajado en el reloj solar de Acaz.” En efecto, retrocedió el sol diez grados de los que había bajado.

Cántico de Ezequías

9Cántico de Ezequías rey de Judá, cuando enfermó, y sanó de su enfermedad:

10[7600]“Yo dije: A la mitad de mis días

iré a las puertas del scheol,

privado del resto de mis años.

11Dije: Ya no veré a Yahvé,

a Yahvé en la tierra de los vivientes;

no veré más a hombre alguno

entre los moradores del mundo.

12[7601]Mi morada ha sido arrancada y llevada lejos de mí,

como tienda de pastor;

cual tejedor ha enrollado mi vida,

cortándome del telar;

de la mañana a la noche acabas conmigo.

13Espero hasta la mañana,

pues como león,

así me quebranta Él todos los huesos;

de la mañana a la noche acabas conmigo.

14[7602]Chillo como golondrina, como grulla,

gimo cual paloma;

se han debilitado mis ojos

(de mirar) hacia lo alto.

Angustiado estoy, oh Yahvé;

sé Tú mi fiador.

15[7603]Pero ¿qué diré ahora?

ya que Él ha dicho, Él ha hecho.

Andaré humildemente todos mis años

en la amargura de mi alma.

16¡Oh Señor, en estas condiciones

vive (el hombre),

y todas estas cosas

(oprimen) la vida de mi espíritu.

Pero Tú me sanas,

Tú me das vida.

17[7604]He aquí cómo se ha convertido en bien mi amarga aflicción;

Tú has preservado mi alma

del hoyo de la corrupción,

has echado todos mis pecados

tras de tus espaldas.

18Pues no puede alabarte el scheol,

ni celebrarte la muerte,

ni esperan en tu fidelidad

los que bajan a la fosa.

19[7605]Los vivientes, solamente los vivientes, son los que te alaban,

como yo te alabo en este día.

Los padres han de anunciar a los hijos tu fidelidad.

20Yahvé es mi auxilio.

Tañeremos instrumentos de cuerda

todos los días de nuestra vida,

ante la Casa de Yahvé.”

21[7606]Pues Isaías había mandado: “Tomad una pasta de higos, y aplicadla sobre la úlcera; y él vivirá”. 22Y Ezequías preguntó: “¿Cuál es la señal de que subiré de nuevo a la Casa de Yahvé?”

ISAÍAS 39

Ezequías y Merodac Baladán

1[7607]En aquel tiempo envió Merodac Baladán, hijo de Baladán, rey de Babilonia, cartas y presentes a Ezequías; porque supo que Ezequías había estado enfermo y se había curado. 2Alegrose de esto Ezequías y mostró a los (mensajeros) la casa de su tesoro, la plata, el oro, los perfumes, los ungüentos olorosos, toda su armería y cuanto tenía en su tesorería. No hubo nada en la casa de Ezequías, ni en su poder, que no les mostrase.

3Entonces se presentó el profeta Isaías ante el rey Ezequías y le preguntó: “¿Qué han dicho esos hombres, y de dónde han llegado a ti?” Respondió Ezequías: “De un país lejano han venido a verme: de Babilonia.” 4Y le preguntó: “¿Qué han visto en tu casa?” Repuso Ezequías: “Han visto todo cuanto hay en mi casa; no hay cosa entre mis tesoros que no les haya mostrado.”

5Mas Isaías dijo a Ezequías: “Oye la palabra de Yahvé de los ejércitos: 6[7608]He aquí que días vendrán en que será llevado a Babilonia todo cuanto hay en tu casa, y cuanto han atesorado tus padres hasta este día; no quedará nada, dice Yahvé. 7Y de los hijos que nacieren de ti y que tú engendrares serán llevados algunos para ser eunucos en el palacio del rey de Babilonia.” 8[7609]Respondió Ezequías a Isaías: “Buena es la palabra de Yahvé que tú acabas de anunciarme.” Y agregó: “Habrá, pues, paz y seguridad en mis días.”

SEGUNDA PARTE
(“EL SEGUNDO ISAÍAS”, CAPÍTULOS 40 A 55)
I. PROFECÍAS REFERENTES A LA LIBERACIÓN DE ISRAEL

ISAÍAS 40

Voz de consuelo

1[7610]Consolad, consolad a mi pueblo,

dice vuestro Dios.

2Hablad al corazón de Jerusalén y gritadle

que se ha acabado su servidumbre,

que ha sido expiada su culpa,

que ha recibido de la mano de Yahvé

el doble por todos sus pecados.

3[7611]Voz de uno que clama:

“Preparad el camino de Yahvé en el desierto,

enderezad en el yermo

una senda para nuestro Dios.

4Que se alce todo valle,

y sea abatido todo monte y cerro;

que la quebrada se allane

y el roquedal se torne en valle.

5Y se manifestará la gloria de Yahvé,

y la verá toda carne a una;

pues ha hablado la boca de Yahvé.”

6[7612]Una voz dice: “¡Clama!”

y se le da por respuesta:

“¿Qué he de clamar?”

Toda carne es heno,

y toda su gloria como flor del campo;

7se seca el heno, se marchita la flor;

cuando el soplo de Yahvé pasa sobre ella.

Sí, el hombre es heno;

8se seca la hierba, la flor se marchita,

mas la palabra de nuestro Dios permanece eternamente.

9[7613]Oh Sión, anunciadora de buenas noticias,

súbete a un monte alto,

oh Jerusalén, heraldo de alegres nuevas,

levanta con fuerza tu voz.

Levántala, no temas.

Di a las ciudades de Judá:

“¡He ahí a vuestro Dios!

10[7614]He aquí que Yahvé, el Señor,

viene con poder,

y su brazo dominará,

he aquí que su premio está con Él

y delante de Él va su recompensa.

11[7615]Como pastor apacentará su rebaño,

recogerá con su brazo los corderitos,

para llevarlos en su regazo,

y conducirá a las ovejas paridas.”

Grandeza de Dios

12¿Quién midió las aguas con el cuenco de su mano

y fijó las dimensiones de los cielos con el palmo?

¿Quién encerró en el tercio de una medida

todo el polvo de la tierra,

pesó en la romana los montes,

y en la balanza los collados?

13[7616]¿Quién ha dirigido al Espíritu de Yahvé,

y quién fue su consejero para instruirle?

14¿A quién consultó Él para aprender inteligencia?

¿Quién le mostró el camino de la justicia,

y le enseñó la ciencia?

¿Quién le dio a conocer el camino de la sabiduría?

15Son los pueblos como una gota (suspendida) del balde,

y como polvo en la balanza son reputados.

He aquí que Él alza las islas como un granito de polvo.

16[7617]El Líbano no basta para leña,

ni sus bestias para holocausto.

17Todas las naciones son delante de Él como una nonada.

Él las considera menos que la nada y menos que la vacuidad.

Necedad de la idolatría

18[7618]¿Con quién, pues, compararéis a Dios,

o qué imagen haréis de Él?

19El ídolo es fundido por el artífice,

el orfebre le cubre de oro,

y le funde cadenillas de plata.

20El pobre que no puede ofrecer mucho,

elige una madera que no se pudre,

y busca un hábil artífice,

que le haga un ídolo que no se caiga.

21¿No lo sabéis, y no lo habéis oído?

¿No se os ha anunciado desde el principio?

¿No lo habéis entendido desde que se fundó la tierra?

22Él es quien está sentado sobre el orbe terráqueo,

cuyos habitantes son como langostas.

Él extiende los cielos como un velo,

y los despliega como una tienda, en que se habita.

23[7619]Él reduce a los poderosos a la nulidad,

y a los jueces de la tierra a la nada.

24Apenas plantados, apenas sembrados,

apenas arraigado su tronco en la tierra,

sopla Él sobre ellos, y se agostan,

y como pajuela se los lleva el torbellino.

25“¿Con quién, pues, me vais a comparar

para que le sea semejante?”

dice el Santo.

26[7620]Levantad vuestros ojos a lo alto y mirad:

¿Quién creó estas cosas?

Aquel que hace marchar ordenadamente su ejército,

y a cada uno de ellos lo llama por su nombre.

No falta ninguno,

tan enorme es su poder y tan inmensa su fuerza.

Esperanza en Yahvé

27[7621]¿Por qué dices tú, oh Jacob,

y hablas tú, oh Israel:

“Yahvé no conoce mi camino,

Dios no tiene interés en mi causa”?

28[7622]¿No lo sabes y nunca lo has oído?

Yahvé es el Dios eterno,

el Creador de los confines de la tierra,

no se fatiga, ni se cansa;

su sabiduría es insondable.

29[7623]Él da fuerzas al desfallecido

y aumenta el vigor del que carece de fortaleza,

30Desfallecerán hasta los jóvenes, y se cansarán,

y los mismos guerreros llegarán a vacilar.

31Pero los que esperan en Yahvé

renovarán sus fuerzas;

echarán a volar como águilas;

correrán sin cansarse,

caminarán sin desfallecer.

ISAÍAS 41

Yahvé suscita un libertador

1[7624]Enmudeced en mi presencia, oh islas,

y los pueblos reanimen sus fuerzas.

Acérquense, y después hablen;

entremos juntos en juicio.

2[7625]¿Quién llamó del Oriente al justo

para que siguiese sus pasos?

¿Quién le entregó naciones,

y le sometió reyes?

Él reduce su espada a polvo,

y su arco a paja, que arrebata el viento.

3[7626]Los persigue, y avanza sin peligro por una senda

que sus pies jamás han pisado.

4[7627]¿Quién hizo esto?

¿Quién lo ha realizado?

El que llamó las generaciones desde el principio:

Yo, Yahvé, que soy el primero

Y estaré también con los últimos.

5Lo ven las islas y tiemblan;

se llenan de temor los confines de la tierra;

se acercan y vienen.

6Ayuda el uno al otro

y dice a su compañero: “¡Esfuérzate!”

7[7628]El artífice anima al orfebre,

y el que desbasta con el martillo

al que bate en el yunque,

dice de la soldadura: “Bien hecha está”;

y la sujeta con clavos,

para que no se mueva.

8[7629]Mas tú, oh Israel, siervo mío,

y tú, oh Jacob, a quien he escogido,

de la estirpe de Abrahán, mi amigo;

9tú, a quien he sacado

de los extremos de la tierra,

llamándote de los cabos de ella,

y diciéndote: Tú eres mi siervo;

Yo te he escogido,

y no te he desechado.

10No temas, que Yo estoy contigo;

no desmayes, que Yo soy tu Dios;

Yo te he dado fuerza y te ayudo;

te sostengo con la diestra de mi justicia.

11[7630]Confundidos quedarán y avergonzados

todos los que contra ti se irritan,

serán como la nada,

y perecerán los que te hacen guerra.

12Buscarás, y no hallarás

a los que te combaten;

serán como nada y como reducidos al polvo

los que pelean contigo.

13Pues Yo, Yahvé, tu Dios,

soy quien te tomo por la diestra,

y te digo: No temas,

Yo soy tu auxiliador.

14[7631]No temas, gusanillo de Jacob,

ni vosotros, oh hombres de Israel.

Yo soy tu auxilio, dice Yahvé;

y tu redentor es el Santo de Israel.

15[7632]He aquí, Yo haré de ti un trillo cortante nuevo,

armado de dientes.

Trillarás los montes y los desmenuzarás,

y reducirás como a tamo los collados.

16Los aventarás, y el viento se los llevará,

y los esparcirá el torbellino;

pero tú te alegrarás en Yahvé,

te gloriarás en el Santo de Israel.

Maravilloso auxilio divino

17Los desdichados y pobres buscan agua y no la hay,

su lengua esta seca por la sed;

más Yo, Yahvé, los escucharé;

Yo, el Dios de Israel, no los desampararé.

18Les abriré ríos en los altos montes,

y fuentes en medio de los valles;

convertiré el desierto en estanque,

y la tierra árida en corrientes de agua.

19En el despoblado plantaré

cedros y acacias, mirtos y olivos;

y en el yermo pondré abetos,

olmos y bojes juntamente;

20para que vean y conozcan

y atiendan y comprendan todos

que la mano de Yahvé ha hecho esto,

y el Santo de Israel lo ha creado.

21[7633]Venid a defender vuestra causa, dice Yahvé;

alegad vuestras razones, dice el Rey de Jacob.

22Que nos enseñen y anuncien lo que ha de suceder.

Explicad cómo fueron las cosas pasadas,

para que las contemplemos y reconozcamos su cumplimiento;

o indicadnos las cosas futuras.

23Anunciad lo que ha de venir,

para que sepamos que sois dioses;

haced algo, sea bueno o malo,

para que viéndolo todos quedemos asombrados.

24[7634]Pero vosotros sois menos que la nada,

y vuestra obra menos que lo vacío.

¡Abominable aquel que os escoge!

El libertador

25[7635]Yo he suscitado a uno del norte,

y ya llega; uno (que viene) desde el oriente

e invoca mi nombre;

que pisa a los príncipes como si fuesen lodo

y como el alfarero pisa el barro.

26¿Quién anunció esto desde el principio,

para que lo sepamos;

y anticipadamente, para que digamos: “Es justo”?

Mas nadie lo anunció; nadie lo dio a conocer;

nadie oyó vuestras palabras.

27[7636]Yo soy el primero que anuncié a Sión: “Helos aquí”,

y mandé a Jerusalén un portador de buenas nuevas.

28[7637]Estuve mirando y no hubo nadie,

entre ellos no hay ningún consejero;

si les pregunto, no responden palabra.

29Ved, pues, que todos son una nada,

y vanas todas sus obras.

Viento y vanidad son sus ídolos.

ISAÍAS 42

El siervo del Señor

1[7638]He aquí mi Siervo, a quien sostengo,

mi escogido, en el que se complace mi alma.

Sobre Él he puesto mi Espíritu,

y Él será Legislador de las naciones.

2No gritará, ni levantará su voz,

ni la hará oír por las calles.

3[7639]No quebrará la caña cascada,

ni apagará la mecha humeante;

hará justicia conforme a la verdad.

4[7640]No desmayará ni se desalentará,

hasta que establezca en la tierra la justicia;

su ley esperan las islas.

5Así dice Yahvé, el Dios que creó

los cielos y los desplegó;

el que extendió la tierra con sus frutos,

dio hálito a los hombres que la habitan,

y espíritu a los que por ella caminan.

6[7641]“Yo, Yahvé, te he llamado en justicia;

te he tomado de la mano y te he guardado;

y te he puesto para que seas alianza con (mi) pueblo,

y luz de las naciones;

7[7642]para abrir los ojos de los ciegos,

para sacar de la cárcel a los presos,

y del calabozo a los que viven en tinieblas.

8[7643]Yo soy Yahvé; este es mi nombre;

no doy mi gloria a ningún otro

ni mi honor a las imágenes fundidas.

9Se han cumplido ya las (predicciones) anteriores,

ahora anuncio cosas nuevas,

que os doy a conocer antes que sucedan.”

Cántico de alabanza

10[7644]Cantad a Yahvé un cántico nuevo,

sus alabanzas hasta los términos de la tierra.

Exulte el mar y su plenitud,

las islas y sus habitantes.

11[7645]Alcen su voz el desierto y sus ciudades,

los caseríos habitados por Cedar.

Canten los moradores de Petra;

den gritos de alegría desde la cumbre de las montañas.

12Tributen gloria a Yahvé,

y pregonen sus alabanzas en las islas.

13[7646]Pues Yahvé avanza como un héroe,

como un guerrero despierta su furor,

vocea y lanza gritos,

y muestra su fuerza contra sus enemigos.

Israel será librado

14“Mucho tiempo estuve callado, guardé silencio, me contuve,

mas ahora doy voces como una mujer que da a luz,

lanzo ayes y suspiro jadeando.

15Devastaré los montes y los collados,

y agostaré todo su verdor;

convertiré los ríos en desierto,

y secaré los lagos.

16[7647]Conduciré a los ciegos por un camino que no sabían,

por sendas desconocidas los guiaré;

tornaré ante ellos las tinieblas en luz y la región montuosa en llanura.

Estas son las cosas que cumpliré,

y no las dejaré sin efecto.”

17Entonces volverán atrás, llenos de vergüenza,

los que confían en las estatuas;

los que dicen a las imágenes fundidas:

“Vosotros sois nuestros dioses.”

18¡Sordos, oíd;

ciegos, abrid los ojos, para que veáis!

19[7648]Pero, ¿quién es el ciego sino el siervo mío?

¿Quién es tan sordo como el mensajero que Yo envío?

¿quién tan ciego como mi amado,

tan ciego como el siervo de Yahvé?

20[7649]Tantas cosas has visto, mas no les prestaste atención;

tenías abiertos los oídos, mas no oíste.

21Movido por su propia justicia Yahvé se ha complacido

en hacer grande y magnífica la Ley.

22[7650]Mas este es un pueblo saqueado y despojado;

todos están encadenados en calabozos

y encerrados en cárceles;

han sido robados sin que nadie los libre;

despojados y nadie dice: “¡Restituye!”

23¿Quién hay entre vosotros que preste oído a esto?

¿Quién lo escucha atentamente para lo por venir?

24[7651]¿Quién entregó a Jacob al pillaje,

y a Israel a los saqueadores?

¿No es Yahvé, contra quien han pecado,

Aquel cuyos caminos no quisieron seguir,

ni escuchar su Ley?

25Por eso derramó sobre Israel el fuego de su ira,

y el furor de la guerra.

Pegó fuego alrededor de él, pero no comprendió;

le consumía, mas no hizo caso.

ISAÍAS 43

Dios protector de Israel

1[7652]Y ahora, dice Yahvé,

el que te creó, oh Jacob, y el que te formó, oh Israel:

“No temas; porque Yo te he rescatado,

te he llamado por tu nombre; tú eres mío.

2Si pasas por las aguas, Yo estoy contigo,

si por los ríos, no te anegarás;

si andas por el fuego, no te quemarás,

ni te abrasarán las llamas.

3[7653]Porque Yo soy Yahvé, tu Dios,

el Santo de Israel, el que te salva.

Yo doy a Egipto por tu rescate,

a Etiopía y a Sabá en lugar tuyo.

4[7654]Llegaste a ser precioso a mis ojos,

y estimable y objeto de mi amor;

por eso daré hombres en lugar de ti,

y pueblos a cambio de tu vida.

5[7655]No temas; Yo estoy contigo;

desde el Oriente traeré tus hijos,

y del Occidente te congregaré.

6Diré al Norte: “¡Dámelos!”

y al Sur: “¡No los retengas!”

Trae a mis hijos de lejos,

y a mis hijas de los confines del orbe,

7a todos los que llevan mi nombre,

a los que Yo creé,

formé e hice para mi gloria.

8Haced salir al pueblo ciego, que tiene ojos,

y a los sordos, que tienen oídos.

9¡Júntense a una todas las naciones,

y reúnanse los pueblos!

¿Quién entre ellos ha anunciado esto,

y nos hizo oír las predicciones antiguas?

Que presenten ellos sus testigos para justificarse,

y que se los escuche y diga: “Verdad es.”

10[7656]Vosotros sois mis testigos, dice Yahvé,

y mi siervo, a quien he escogido;

para que conozcáis, y me creáis,

y comprendáis que Yo soy (Dios).

Antes de Mí no fue formado dios alguno,

y no habrá ninguno después de Mí.

11Yo, Yo soy Yahvé,

y fuera de Mí no hay salvador.

12Yo lo he anunciado,

y soy Yo quien salvo y lo hago saber;

no hay (dios) extraño entre vosotros;

vosotros sois mis testigos, dice Yahvé,

y Yo soy Dios.

13Yo soy antes de todo tiempo,

y no hay quien libre de mi mano:

lo que hago Yo ¿quién podrá impedirlo?

Dios salvará a su pueblo del cautiverio

14[7657]Así dice Yahvé vuestro redentor,

el Santo de Israel:

Por vosotros enviaré gentes contra Babilonia,

y pondré en fuga a todos

los que se jactan de sus naves.

15Yo soy Yahvé, vuestro Santo,

el Creador de Israel, vuestro Rey.

16[7658]Así dice Yahvé,

el que abrió camino en el mar,

y senda a través de impetuosas aguas;

17el que hizo salir carros y caballos,

ejércitos y guerreros.

Juntos se acostaron y no se levantaron más;

fueron extinguidos, quedaron apagados cual pabilo.

18“Mas no penséis en las cosas antiguas,

ni os preocupéis de lo pasado.

19[7659]Pues ved que voy a hacer una cosa nueva,

que ya está por aparecer; ¿no lo sabéis?

Haré un camino en el desierto,

y ríos en el yermo.

20[7660]Las bestias del campo,

los chacales y los avestruces,

me glorificarán, porque haré brotar aguas

en el desierto, y ríos en el yermo,

para dar de beber a mi pueblo, a mi escogido,

21a este pueblo que he formado para Mí,

y que narrará mis alabanzas.

La liberación es obra de la misericordia

22Pero tú, oh Jacob, no me invocaste,

no te fatigaste por Mí, oh Israel.

23[7661]No me ofreciste tus corderos para holocausto,

ni me honraste con tus sacrificios;

y sin embargo, no te he fatigado (pidiéndote) ofrendas,

ni te tenía cansado con el incienso.

24No compraste para Mí con dinero caña aromática,

ni me saciaste con la grosura de tus sacrificios;

antes bien me fatigaste con tus pecados,

y me tienes cansado con tus iniquidades.

25Yo, Yo borro tus transgresiones por amor a Mí mismo,

y no me acordaré más de tus pecados.

26Despierta tú mi memoria, y entremos ambos en juicio;

habla tú mismo para justificarte.

27[7662]Pecó ya tu primer padre,

y tus guías se rebelaron contra Mí.

28[7663]Por eso he declarado inmundo a los príncipes del Santuario,

y he entregado a Jacob al anatema,

y a Israel al oprobio.”

ISAÍAS 44

Efusión del Espíritu de Dios

1Escucha, ahora, oh Jacob, siervo mío,

y tú, Israel, a quien he escogido:

2[7664]Así dice Yahvé,

que te ha hecho y formado

y es tu ayuda desde el seno materno.

“No temas, siervo mío, Jacob,

tú, Yeschurún, a quien he elegido.

3Pues haré correr aguas sobre la tierra sedienta,

y arroyos sobre el desierto;

derramaré mi Espíritu sobre tu posteridad,

y mi bendición sobre tus descendientes.

4Y brotarán en medio de la hierba,

como los sauces junto a las corrientes de agua.

5[7665]Este dirá: «Yo soy de Yahvé»,

aquel llevará el nombre de Jacob;

y otro escribirá sobre su mano: «De Yahvé»,

y se dará el sobrenombre de Israel”.

Vanidad de los ídolos

6[7666]Así dice Yahvé, el rey de Israel,

y su redentor, Yahvé de los ejércitos:

“Yo soy el primero y el último;

y fuera de Mí no hay dios alguno.

7[7667]¿Quién hay como Yo

—que hablen, que lo declaren

y que me lo expliquen—

desde que establecí un pueblo eterno?

Y que muestren lo que ha de suceder y las cosas futuras.

8No tengáis miedo ni os amedrentéis.

¿No lo anuncié desde antiguo y lo predije?

Vosotros me sois testigos.

¿Hay acaso dios alguno fuera de Mí?

¿O hay acaso (otra) Roca? No la conozco.

9Todos los hacedores de imágenes son vanidad, y de nada les aprovecharán las obras que aman; estas mismas, sus testigos, no ven, y nada entienden, para vergüenza suya. 10Quien formó un dios o fundió una imagen, de nada le sirve. 11He aquí que cuantos tienen parte en eso serán avergonzados; sus artífices no son más que hombres; congréguense todos y preséntense; temblarán todos y quedarán confundidos. 12[7668]El herrero trabaja con la herramienta, forja su obra en las ascuas, y la forma con el martillo; pero mientras la forja con su fuerte brazo, tiene hambre, y le faltan las fuerzas; si no bebe agua desfallece.

13El que trabaja la madera extiende la cuerda, traza (la imagen) con el lápiz, le da forma con el cincel, con el compás marca sus dimensiones, y así logra la imagen de un hombre, una hermosa figura humana, destinada a habitar en una casa. 14Corta cedros, toma un roble o una encina, que cultivó entre los árboles del bosque; o planta un pino que la lluvia hace crecer. 15De (estos árboles) se sirve el hombre para combustible, para calentarse y cocer su pan por medio del fuego; mas (de esa misma leña) se fabrica también un dios y le adora, confecciona una imagen y se postra ante ella. 16Quema la mitad en el fuego, con la otra mitad cuece la carne para comer, prepara el asado, y se sacia; y cuando se calienta dice: “Ah, tengo calor, siento la llama.” 17Y de lo que sobra hace un dios para ídolo suyo, ante el cual se postra, para adorarlo y suplicarle, diciendo: “Líbrame, porque tú eres mi dios.”

18No saben, ni entienden, porque tienen embarrados sus ojos para que no vean, y su corazón no llega a comprender. 19No recapacitan, no tienen ciencia ni inteligencia para decirse: “La mitad la he quemado en el fuego, y sobre sus brasas he cocido pan, he asado carne, y la he comido; ¿y del resto haré un ídolo, me postraré delante del tronco de un árbol?”

20[7669](El hombre) se apacienta de ceniza, le extravía su corazón engañado, no puede salvar su alma, ni decir: “¿No es una mentira lo que tengo en mi mano derecha?”

Dios salva a Israel por pura misericordia

21Acuérdate de estas cosas, oh Jacob,

y tú, Israel, pues eres mi siervo.

Yo te he formado, siervo mío eres tú;

Yo no te olvidaré, oh Israel.

22[7670]He borrado, como nube, tus pecados,

y como niebla tus maldades.

Conviértete a Mí, porque Yo te he rescatado.

23Cantad, cielos, porque Yahvé ha hecho esto,

exultad, profundidades de la tierra,

prorrumpid en júbilo, oh montañas,

tú, selva y todo árbol que hay en ella;

porque Yahvé ha rescatado a Jacob,

y manifestado su gloria en Israel.

24Así dice Yahvé, tu Redentor, el que te formó desde el seno materno:

“Yo soy Yahvé, Hacedor de todas las cosas;

Yo solo desplegué los cielos

y afirmé la tierra sin que nadie estuviera conmigo.

25Yo anulo los presagios de los impostores,

y quito el juicio a los adivinos;

Yo hago retroceder a los sabios,

y convierto en necedad su ciencia.

26[7671]Yo soy el que confirma

la palabra de su siervo,

y lleva a cabo el consejo de sus mensajeros;

el que dice de Jerusalén:

«Será (de nuevo) habitada»,

y de las ciudades de Judá:

«Serán reedificadas,

Yo levantaré sus ruinas.»

27Yo soy el que dice al abismo:

«Sécate, pues Yo secaré tus ríos»;

28[7672]el que dice a Ciro: «Pastor mío eres»,

pues cumplirá toda mi voluntad,

Yo soy el que dice a Jerusalén: «Serás reedificada»,

y al Templo: «Serás fundado» (de nuevo)

ISAÍAS 45

Ciro, el libertador de Israel

1[7673]Así dice Yahvé a su ungido,

a Ciro, a quien he tomado de la derecha,

para derribar delante de él naciones,

y desceñir la cintura de reyes;

para abrir ante él las puertas

a fin de que las puertas no le estén cerradas:

2[7674] “Yo iré delante de ti,

y allanaré los caminos escabrosos,

romperé las puertas de bronce,

y haré añicos los cerrojos de hierro.

3Te daré los tesoros escondidos,

y las riquezas de lugares secretos,

para que sepas que Yo, Yahvé; soy el Dios de Israel,

el que te llamo por tu nombre.

4[7675]Por amor de Jacob, mi siervo,

y por amor de Israel, mi escogido,

te llamé por tu nombre;

te puse nombre cuando no me conocías aún.

5Yo soy Yahvé, y no hay otro;

fuera de Mí no hay Dios alguno.

Yo te ceñí cuando no me conocías,

6a fin de que sepan (todos), desde el Oriente hasta el Occidente,

que no hay ninguno fuera de Mí.

Yo soy Yahvé, y no hay otro.

7[7676]Yo formo la luz, y creo las tinieblas;

doy la prosperidad y causo el mal;

Yo, Yahvé, hago todas estas cosas.

8[7677]Derramad, oh cielos, desde arriba el rocío,

y lluevan las nubes la justicia;

ábrase la tierra y produzca la salvación;

y brote juntamente con ella la justicia.

Yo, Yahvé, soy autor de estas cosas.”

9[7678]¡Ay de aquel que disputa con su Creador,

y no es más que un tiesto

entre los tiestos de barro!

¿Dirá acaso el barro al alfarero: “¿Qué es lo que haces?,

tu obra no tiene valor.”?

10¡Ay del que dice al padre: “¿Por qué engendras?”

y a la mujer: “¿Por qué das a luz?”

11Esto dice Yahvé,

el Santo de Israel y su Hacedor:

“¿Acaso me vais a preguntar sobre las cosas venideras,

y darme preceptos respecto de mis hijos y la obra de mis manos?

12Yo hice la tierra, y creé en ella al hombre;

Yo, mis mismas manos desplegaron los cielos,

y Yo doy mis órdenes a toda su milicia.

13En mi justicia suscité un (libertador),

y allano todos sus pasos.

Él edificará mi ciudad

y dará libertad a mis cautivos,

sin rescate y sin dádivas.”

Así dice Yahvé de los ejércitos.

La conversión de las naciones

14[7679]Así dice Yahvé:

“Las labores de Egipto y las ganancias de Etiopía,

y los sabeos, hombres de elevada estatura,

pasarán a ti, y serán tuyos;

marcharán en pos de ti, en cadenas pasarán;

se prosternarán delante de ti, suplicándote:

«Solamente en medio de ti está Dios,

y no hay otro Dios, no hay absolutamente ninguno.»

15[7680]Verdaderamente Tú eres un Dios escondido,

el Dios de Israel, el Salvador.

16Avergonzados y cubiertos de ignominia han quedado todos;

llenos de oprobio se van a una los fabricantes de ídolos.

17Israel, empero, es salvado por Yahvé con salvación eterna;

no seréis avergonzados ni confundidos nunca jamás.”

18Porque así dice Yahvé,

el que creó los cielos, ese mismo Dios

que formó la tierra y la afirmó.

No hizo de ella un caos,

sino que la formó para ser habitada.

“Yo soy Yahvé, y no hay otro.

19[7681]No he hablado en secreto,

en algún lugar oscuro del mundo;

tampoco he dicho a la estirpe de Jacob:

«Buscadme en vano.»

Yo, Yahvé, digo lo que es justo,

anuncio lo que es recto.

20[7682]Congregaos, y venid; acercaos todos

los que habéis escapado de las naciones.

Son necios los que llevan su ídolo de madera,

invocando a un dios que no puede salvar.

21Publicadlo, y hacedlos venir; y deliberen unos con otros.

¿Quién anunció desde antiguo estas cosas?

¿quién las predijo desde entonces?

¿No fui Yo, Yahvé?

Pues fuera de Mí no hay otro Dios.

(Yo soy el) Dios justo y salvador, no hay sino Yo.

22Convertíos a Mí, y seréis salvos,

todos los términos de la tierra;

porque Yo soy Dios, y no hay otro.

23[7683]Por Mí mismo lo juro;

de mi boca sale justicia,

y (mi) palabra no será revocada,

pues ante Mí se doblará toda rodilla,

y toda lengua prestará juramento.”

24Se dirá de Mí:

“Solamente en Yahvé hay justicia y fuerza.”

Vendrán a Él y serán avergonzados

todos los que contra Él se agitan.

25[7684]En Yahvé serán justificados

y glorificados todos los hijos de Israel.

ISAÍAS 46

Destrucción de los ídolos de Babilonia

1[7685]Bel se dobla, Nebo se encorva;

sus imágenes son puestas

sobre bestias y jumentos;

esos (ídolos) que solíais llevar,

son para las bestias carga abrumadora.

2Se encorvan y se postran a una,

no pueden salvar al que los lleva,

porque ellos mismos son llevados cautivos.

3[7686]Escuchadme, casa de Jacob,

y todo lo que queda de la casa de Israel;

vosotros, los que llevo Yo desde el nacimiento,

y que sois mi carga desde el seno materno.

4Hasta vuestra vejez soy Yo el mismo,

y os soportaré hasta que encanezcáis.

Ya lo hice, y seguiré llevándoos;

cargaré con vosotros y os salvaré.

5¿A quién queréis compararme?

¿A quién igualarme?

¿Con quién parangonarme, para que seamos semejantes?

6Sacan ellos del bolsillo el oro,

y pesan la plata en la balanza;

pagan a un platero,

para que les haga un dios,

ante el cual se postran y adoran.

7Lo cargan sobre los hombros y lo llevan,

lo colocan en su lugar y allí se queda,

sin moverse de su sitio.

Aun cuando le invocan no responde,

ni los salva de la tribulación.

8[7687]Recordad esto, y sed hombres; tenedlo en cuenta,

oh transgresores de la Ley.

9Acordaos de lo que pasó desde los tiempos antiguos;

que Yo soy Dios, y no hay otro.

Yo soy Dios, y no hay

quien sea semejante a Mí.

10[7688]Yo anuncio desde el principio lo que ha de venir,

y mucho tiempo antes lo que aún no se ha hecho.

Yo digo: “Mi designio subsistirá,

ejecutaré toda mi voluntad.”

11[7689]Yo llamo del Oriente un ave de rapiña,

y de tierra remota a un varón que Yo he designado.

Lo he dicho y lo cumpliré,

lo he ideado, y lo voy a realizar.

12Escuchadme hombres de duro corazón,

que estáis lejos de la justicia.

13Yo hago venir mi justicia, que no está lejos,

y mi salvación que no tardará.

Yo pondré en Sión la salud,

y mi gloria en Israel.

ISAÍAS 47

Caída de Babilonia

1[7690]Baja y siéntate en el polvo,

oh virgen, hija de Babilonia,

siéntate en el suelo sin trono,

hija de los caldeos;

pues ya no te llamarán tierna y delicada.

2Toma la rueda del molino y muele harina,

quítate el velo,

despójate de la falda de tu vestido;

desnuda las piernas y vadea los ríos.

3Se descubrirá tu desnudez,

se verán tus vergüenzas.

Yo tomaré venganza,

y no perdonaré a nadie.

4Nuestro redentor tiene por nombre

Yahvé de los ejércitos, el Santo de Israel.

5Siéntate en silencio, escóndete en tinieblas, hija de los caldeos,

pues ya no te llamarán señora de reinos.

6[7691]Estando Yo irritado contra mi pueblo,

herí mi herencia,

y los entregué en tu mano.

Pero tú no tuviste compasión de ellos,

hasta sobre los ancianos

agravaste en extremo tu yugo.

7Dijiste: “Para siempre seré señora”,

no reflexionaste sobre estas cosas

ni pensaste en su fin.

8[7692]Escucha esto, oh voluptuosa,

tú que habitas en seguridad,

y decías en tu corazón: “Yo, y no hay más que yo,

no quedaré viuda, nunca me veré sin hijos.”

9[7693]Precisamente estas dos cosas

vendrán de repente sobre ti,

en un mismo día perderás los hijos

y quedarás viuda.

Vendrán sobre ti en toda su plenitud,

a pesar de tus muchas hechicerías

y de tus poderosos encantamientos.

10[7694]Confiada en tu maldad,

pensabas: “Nadie me ve.”

Tu sabiduría y tu ciencia te han engañado,

por lo cual dijiste en tu corazón:

“Yo, y no hay más que yo.”

11Vendrá sobre ti la calamidad,

y no sabrás conjurarla;

caerá sobre ti una desgracia

que no podrás alejar,

y te sobrevendrá de repente la ruina sin que lo sepas.

12Sigue sumida en tus encantamientos,

y en tus muchas hechicerías,

en las cuales te has ejercitado desde tu mocedad.

Tal vez puedan servirte; quizás infundas (con ellas) espanto.

13Estás cansada de tantas consultas;

preséntense y te salven los que observan el cielo,

los que contemplan las estrellas,

los que en cada novilunio te presagian

lo que ha de venir sobre ti.

14[7695]He aquí que son como paja

que el fuego consume;

no pueden librarse de la llama.

No son ascuas calentadoras,

ni fuego delante del cual uno pueda sentarse.

15[7696]Así serán para ti aquellos por quienes te has esforzado,

aquellos con quienes has traficado

desde tu juventud.

Se dispersarán cada cual por su camino,

no hay quien te salve.

ISAÍAS 48

Incredulidad de Israel

1[7697]Oídlo, casa de Jacob,

los que lleváis el nombre de Israel,

y habéis salido de la fuente de Judá;

los que juráis por el nombre de Yahvé

y celebráis al Dios de Israel,

más no en verdad, ni con rectitud,

2aunque lleváis el nombre de la ciudad santa,

y os apoyáis en el Dios de Israel,

cuyo nombre es Yahvé de los ejércitos.

3[7698]Yo anuncié mucho antes las cosas pasadas;

salieron de mi boca, y las di a conocer;

de repente obré y se cumplieron.

4[7699]Pues sabía Yo que eres dura,

que tu cerviz es de nervios de hierro,

y tu frente de bronce.

5Por eso te las anuncié muy de antemano,

antes que se cumplieran las di a conocer,

a fin de que nunca dijeses: “Mi ídolo las ha hecho;

mi estatua, mi imagen fundida las ha ordenado.”

6[7700]Todo lo que oíste, ahora lo ves.

Y vosotros, ¿no queréis anunciarlo?

Desde ahora te doy a conocer cosas nuevas,

cosas ocultas que tú no conoces.

7Han sido creadas ahora y no en tiempos antiguos;

antes del día de hoy no oíste hablar de ellas,

a fin de que no dijeras: “He aquí, ya lo sabía.”

8[7701]Tú nada oíste, nada sabías,

nada percibiste de antemano con tus oídos,

pues Yo sabía que eres muy infiel

y que tu nombre es “Rebelde”, desde que naciste.

9A causa de mi Nombre detengo mi ira,

y por mi gloria tengo paciencia contigo

para no exterminarte.

10[7702]Mira, te he acrisolado, mas no (hallé) plata,

te he probado en el horno de la aflicción.

11Por Mí, por amor mío hago esto,

porque no permito que me blasfemen,

y mi gloria no cedo a ningún otro.

Nueva predicción de la liberación

12[7703]Escúchame, Jacob, y tú, Israel,

a quien he dado mi nombre: Yo soy;

Yo soy el primero, y soy también el último.

13Mi mano fundó la tierra,

y mi derecha extendió los cielos;

Yo los llamo, y se presentan a una.

14Congregaos, todos vosotros, y escuchad:

¿Quién de entre ellos ha anunciado esto?

Aquel a quien ama Yahvé

ejecutará la voluntad de Él contra Babilonia,

y su brazo (se levantará) contra los caldeos.

15Yo, Yo he hablado, y Yo le he llamado,

Yo le hice venir, y su empresa será coronada de éxito.

16[7704]Acercaos a Mí, oíd esto: Desde el principio

nunca he hablado en secreto,

y cuando se cumplan estas cosas, Yo estoy allí

—mas ahora Yahvé, el Señor, me ha enviado con su espíritu—,

17[7705]Así dice Yahvé, tú redentor, el Santo de Israel:

Yo soy Yahvé, tú Dios, que te enseño cosas provechosas;

que te conduce por el camino que debes seguir.

18[7706]¡Ojalá hubieras atendido mis mandamientos!

entonces tu paz sería como un río,

y tu justicia como las olas del mar.

19Tu descendencia sería como la arena,

y como sus granitos el fruto de tus entrañas.

No sería cortado

ni destruido delante de Mí tu nombre.

20[7707]¡Salid de Babilonia, huid de los caldeos!

Anunciadlo con voz de júbilo, publicad esta nueva,

hacedla llegar hasta los confines de la tierra.

Decid: “Yahvé ha rescatado a su siervo Jacob.

21Y no padecieron sed, cuando los condujo por el desierto;

de la peña les hizo salir agua,

hendió la peña, y brotaron las aguas.

22[7708]No hay paz para los malvados, dice Yahvé.

II. LA OBRA EXPIATORIA DEL SIERVO DE YAHVÉ

ISAÍAS 49

Vocación del Siervo de Dios

1[7709]Oídme islas; prestad atención, pueblos lejanos:

Yahvé me llamó desde el seno materno,

desde las entrañas de mi madre

se acordó de mi nombre.

2[7710]Él hizo mi boca cual espada afilada,

me escondió, bajo la sombra de su mano

me convirtió en saeta aguda,

dentro de su aljaba me tenía guardado.

3[7711]Y me dijo: “Tú eres mi siervo,

oh, Israel, en ti me glorificaré.”

4[7712]Mas yo dije: “En vano me he fatigado,

de balde e inútilmente he consumido mis fuerzas;

pero mi causa está en manos de Yahvé,

y mi recompensa en manos de mi Dios.”

5[7713]Ahora dice Yahvé,

el que desde el seno materno

me formó para siervo suyo,

para conducir a Jacob nuevamente a Él,

y para reunir con Él a Israel

—pues soy glorioso a los ojos de Yahvé,

y mi Dios es mi fuerza—.

6[7714]Así dice: “Poca cosa es que tú me sirvas

para restaurar las tribus de Jacob,

y convertir a los sobrevivientes de Israel;

por lo cual te pondré

por luz de las naciones,

para que llegue mi salvación hasta los términos de la tierra.”

7[7715]Así dice Yahvé,

el Redentor de Israel y su Santo,

al despreciado entre los hombres,

al abominado de las gentes,

al esclavo de los tiranos:

“Reyes verán y se levantarán;

príncipes, y se postrarán

en honor de Yahvé, que es fiel,

por amor del Santo de Israel,

que te ha escogido.”

Liberación de los cautivos

8[7716]Así dice Yahvé:

“Al tiempo de la gracia te escucho,

y en el día de la salvación

vengo a auxiliarte;

Yo te he constituido

y puesto por alianza del pueblo,

a fin de restaurar el país

y repartir las heredades desoladas;

9[7717]a fin de decir a los cautivos: «Salid»,

y a los que están en tinieblas: «Venid a la luz.»

En el camino encontrarán con qué alimentarse,

y sobre todos los cerros (hallarán) su pasto.

10No tendrán hambre ni sed,

no les molestará viento solano ni sol;

porque los conducirá Aquel que de ellos se ha apiadado,

y a manantiales de agua los llevará.

11Convertiré en caminos todos mis montes,

y mis calzadas se alzarán.

12[7718]Mira cómo vienen de lejos;

estos del norte y del oeste,

y aquellos de la tierra de Sinim.”

13Cantad, oh cielos, y tú, oh tierra, salta de gozo;

prorrumpid en júbilo, oh montañas;

porque Yahvé consuela a su pueblo,

y tiene compasión de sus pobres.

Consuelo de Sión

14Dijo Sión: “Yahvé me ha abandonado,

el Señor se ha olvidado de mí.”

15[7719]¿Puede acaso la mujer olvidarse del niño de su pecho,

sin compadecerse del hijo de sus entrañas?

Y aun cuando ella pudiera olvidarle,

Yo no me olvidaría de ti.

16[7720]He aquí que te tengo grabada en las palmas de mis manos,

tus muros están siempre delante de Mí.

17Tus hijos vienen a prisa,

en cambio salen de ti tus devastadores y asoladores.

18[7721]Alza tus ojos en torno de ti y mira:

todos ellos se han congregado para venir a ti.

“Vivo Yo”, dice Yahvé,

que de todos ellos te revestirás como de adorno,

y te los ceñirás como una novia.

19Porque tus desiertos,

tus ruinas y tu tierra asolada,

(todo esto) será demasiado estrecho para los habitantes;

y los que te devoraban se habrán ido lejos.

20Los hijos de tu orfandad

no dejarán de decir a tus oídos:

“El lugar es demasiado estrecho para mí;

dame espacio para habitar.”

21Entonces dirás en tu corazón:

“¿Quién me los ha engendrado?

yo estaba privada de hijos y estéril,

cautiva y repudiada.

A estos, pues, ¿quién los ha criado?

Cuando yo estaba sola, ¿dónde se hallaban ellos?”

Reyes y pueblos servirán a Sión

22[7722]Así dice Yahvé el Señor:

“Ved que alzaré mi mano hacia las naciones,

hacia los pueblos levantaré mi bandera;

y ellos traerán a tus hijos sobre los pechos,

y a tus hijas las llevarán sobre los hombros.

23Reyes serán tus ayos,

y sus reinas tus amas de leche;

rostro por tierra, se postrarán delante de ti,

y lamerán el polvo de tus pies.

Entonces conocerás que Yo soy Yahvé

y que jamás serán avergonzados los que en Mí confían.”

24¿Acaso puede quitársele el botín al fuerte,

o escaparse el que de derecho es cautivo?

25[7723]Sin embargo, esto dice Yahvé:

“Al fuerte le serán quitados los cautivos,

y al opresor le será quitado el botín,

porque Yo pelearé con los que pelean contigo,

y Yo salvaré a tus hijos.

26A tus opresores les daré de comer sus propias carnes;

y se embriagarán con su propia sangre, como con vino nuevo;

y sabrán todos los hombres que Yo, Yahvé, soy tu libertador,

y tú redentor, el Fuerte de Jacob.

ISAÍAS 50

Infidelidad de Israel

1[7724]Así dice Yahvé:

“¿Dónde está el libelo de repudio de vuestra madre,

por el cual la he repudiado?

¿O quién es ese acreedor mío,

al cual os he vendido?

He aquí que por vuestras maldades fuisteis vendidos,

y por vuestros pecados fue repudiada vuestra madre.

2[7725]¿Por qué, cuando Yo vine, no hubo nadie,

y cuando llamé nadie me contestó?

¿Se ha acortado acaso mi brazo,

de suerte que no pueda redimir?

¿O no tengo fuerza para salvar?

Mirad, con una amenaza mía seco el mar,

y torno los ríos en desierto;

se pudren sus peces por falta de agua,

y mueren de sed.

3Yo visto los cielos de tinieblas,

y los cubro con saco.”

Fidelidad del Siervo de Yahvé

4[7726]Yahvé, el Señor, me ha dado lengua de discípulo

para que sepa yo sostener con palabras a los abatidos.

Mañana tras mañana (me) despierta;

me despierta el oído para que escuche como discípulo.

5[7727]Yahvé, el Señor, me ha abierto el oído;

y no fui rebelde, ni me volví atrás.

6[7728]Entregué mi espalda a los que me herían,

y mis mejillas a los que me mesaban la barba;

no escondí mi rostro

ante los que me escarnecían y escupían.

7Pues Yahvé, el Señor, es mi auxiliador;

por eso no he sido confundido;

y así he hecho mi rostro como pedernal,

y sé que no quedaré avergonzado.

8Cerca está el que me justifica.

¿Quién quiere contender conmigo? ¡Presentémonos juntos!

¿Quién es mi adversario? ¡Comparezca ante mí!

9He aquí que Yahvé es mi auxiliador.

¿Quién podrá condenarme?

He aquí que todos ellos serán consumidos como un vestido;

la polilla los devorará.

10Quien de vosotros es temeroso de Yahvé,

oiga la voz de su siervo.

Quien anda en tinieblas y no tiene luz,

¡confíe en el nombre de Yahvé,

y apóyese en su Dios!

11[7729]Mas todos vosotros prendéis el fuego,

y os armáis de saetas incendiarias.

¡Andad a la lumbre de vuestro fuego,

y en medio de las saetas incendiarias que habéis encendido!

De mi mano os vendrá esto:

yaceréis entre dolores.

ISAÍAS 51

Certeza de la salvación

1[7730]Oídme, los que seguís la justicia

y buscáis a Yahvé.

Mirad la roca de la cual habéis sido cortados,

el profundo manantial de donde habéis sido sacados.

2Mirad a Abrahán, vuestro padre,

y a Sara, que os dio a luz;

pues así como le llamé a él que era solo,

y le bendije, y le multipliqué,

3[7731]así Yahvé consolará a Sión,

consolará todas sus ruinas

y convertirá su desierto en paraíso,

y su soledad en jardín de Yahvé,

donde habrá gozo y alegría,

alabanza y voz de júbilo.

4Escuchadme, oh pueblo mío,

prestadme oído, nación mía;

porque de Mí viene la Ley,

y estableceré mi derecho

para luz de los pueblos.

5[7732]Está por venir mi justicia,

mi salvación está en camino,

y mi brazo regirá los pueblos;

en Mí esperan las islas

y confían en mi brazo.

6[7733]Alzad vuestros ojos al cielo,

y mirad hacia abajo, a la tierra;

porque los cielos se disiparán como humo,

y la tierra se envejecerá como un vestido.

De igual modo morirán los que la habitan;

pero mi salvación durará eternamente,

y mi justicia no tendrá fin.

7Escuchadme, los que conocéis la justicia,

tú, pueblo, en cuyo corazón está mi Ley.

No temáis el oprobio de los hombres,

y ante sus afrentas no os asustéis.

8Porque como a vestido los comerá la polilla,

y, como a lana, los consumirá el gusano;

mas mi justicia durará eternamente,

y mi salvación de generación en generación.

9[7734]¡Despierta, despierta,

vístete de fortaleza, oh brazo de Yahvé!

¡Álzate, como en los días antiguos,

como en las generaciones pasadas!

¿No eres Tú quien aplastaste a Rahab

y traspasaste al dragón?

10¿No eres Tú el que enjutó la mar,

las aguas del grande abismo?

¿El que convirtió en camino

las profundidades del mar,

para que pasaran los rescatados?

11[7735]Volverán los rescatados de Yahvé;

con cantos de júbilo entrarán en Sión,

coronada la cabeza con alegría eterna.

El gozo y la alegría serán su heredad,

y huirán el dolor y el llanto.

12Yo, Yo soy vuestro consolador.

¿Quién eres tú para temer a un hombre mortal,

a un hijo de hombre que no es más que heno?

13[7736]Y te olvidas de Yahvé, tu Creador,

que extendió los cielos y cimentó la tierra.

Tiemblas continuamente, todos los días,

ante el furor del opresor,

listo para destruirte.

¿Dónde está ahora el furor del opresor?

14[7737]Presto será libertado el encorvado;

no morirá en la fosa,

ni le faltará su pan.

15Yo soy Yahvé, tu Dios, que agito el mar,

de modo que se embravezcan sus olas.

Yahvé de los ejércitos es su nombre.

Sión beberá el cáliz de la ira, después será librada

16[7738]Yo he puesto mis palabras en tu boca,

y te he cobijado bajo la sombra de mi mano,

para plantar cielos y fundar una tierra,

y para decir a Sión: “Tú eres mi pueblo.”

17[7739]¡Despierta, despierta, levántate, oh Jerusalén,

tú que bebiste de la mano de Yahvé el cáliz de su ira;

hasta las heces has bebido el cáliz

que causa vértigo.

18De todos los hijos que ha dado a luz

no hay quien la conduzca,

y entre todos los hijos que ha criado

no hay quien la lleve de la mano.

19Cayeron sobre ti estas dos clases de males:

— ¿quién se compadece de ti?—

devastación y quebranto, hambre y espada;

¿quién te consolará?

20Desfallecidos yacen tus hijos

en las encrucijadas de todas las calles,

como antílope en la red,

cubiertos de la ira de Yahvé,

de la indignación de tu Dios.

21Por tanto, oye esto, oh afligida,

tú, oh embriagada, pero no de vino.

22Así dice Yahvé, tu Señor y tu Dios,

que defiende la causa de su pueblo:

“He aquí que quito de tu mano el cáliz que causa vértigo,

el cáliz de mi furor;

ya no volverás a beberlo.

23[7740]Lo pondré en manos de tus opresores, que te decían:

«Póstrate, para que pasemos por encima de ti»;

y tú pusiste como suelo tu dorso,

y eras camino para los que transitaban.”

ISAÍAS 52

Liberación gratuita de Israel

1[7741]¡Despierta, despierta,

vístete de tu fortaleza, oh Sión;

viste tus vestiduras de gala,

oh Jerusalén, ciudad santa!

pues el incircunciso y el inmundo

ya no volverán a entrar en ti.

2¡Sacúdete el polvo, levántate,

toma asiento, oh Jerusalén;

desata las ligaduras de tu cuello,

oh cautiva, hija de Sión!

3[7742]Porque así dice Yahvé: “De balde fuisteis vendidos, y sin dinero seréis rescatados.” 4[7743]Pues esto dice Yahvé, el Señor: Al principio bajó mi pueblo a Egipto, para habitar allí; y Asiria lo oprimió sin causa. 5Y ahora, ¿qué hago yo aquí?, dice Yahvé; porque mi pueblo ha sido llevado por nada. Aúllan sus tiranos, dice Yahvé, y continuamente día por día es blasfemado mi Nombre. 6Por eso mi pueblo conocerá mi Nombre; (conocerá) en aquel día que soy Yo quien dice: “Heme aquí.”

La buena nueva del regreso de los cautivos

7[7744]Cuan hermosos sobre los montes

los pies del mensajero de albricias,

que trae la buena nueva de la paz,

que anuncia felicidad y pregona la salvación;

diciendo a Sión: “Reina tu Dios.”

8(Se oye) la voz de tus atalayas;

alzan el grito y prorrumpen en cánticos todos,

porque con sus propios ojos

ven el retorno de Yahvé a Sión.

9[7745]Saltad de júbilo, cantad a una,

ruinas de Jerusalén;

pues Yahvé ha consolado a su pueblo,

ha rescatado a Jerusalén.

10[7746]Yahvé ha revelado su santo brazo

a la vista de todas las naciones,

y todos los confines de la tierra

verán la salvación obrada por nuestro Dios.

11[7747]Marchad, marchaos, salid de allí;

no toquéis cosa inmunda;

salid de en medio de ella;

purificaos, los que lleváis

el equipaje de Yahvé.

12Pues no saldréis precipitadamente,

ni partiréis como fugitivos,

porque vuestra vanguardia es Yahvé,

y vuestra retaguardia el Dios de Israel.

La figura del Siervo de Yahvé

13[7748]He aquí que mi Siervo está lleno de sabiduría,

será grande, excelso y ensalzado sobremanera.

14[7749]Pero muchos se pasmarán de él

—tan desfigurado está, su aspecto ya no es de hombre,

y su figura no es como la de los hijos de los hombres—.

15[7750]Él rociará a muchas naciones;

y ante él los reyes cerrarán la boca,

al ver lo que no les había sido contado,

al contemplar lo que nunca habían oído.

ISAÍAS 53

Humillación y gloria del Siervo de Yahvé

1[7751]¿Quién ha creído nuestro anuncio,

y a quién ha sido revelado el brazo de Yahvé?

2[7752]Pues creció delante de Él como un retoño,

cual raíz en tierra árida;

no tiene apariencia ni belleza para atraer nuestras miradas,

ni aspecto para que nos agrade.

3[7753]Es un (hombre) despreciado, el desecho de los hombres,

varón de dolores y que sabe lo que es padecer;

como alguien de quien uno aparta su rostro,

le deshonramos y le desestimamos.

4[7754]Él, en verdad, ha tomado sobre sí nuestras dolencias,

ha cargado con nuestros dolores,

y nosotros le reputamos como castigado,

como herido por Dios y humillado.

5[7755]Fue traspasado por nuestros pecados,

quebrantado por nuestras culpas;

el castigo, causa de nuestra paz, cayó sobre él,

y a través de sus llagas hemos sido curados.

6Éramos todos como ovejas errantes,

seguimos cada cual nuestro propio camino;

y Yahvé cargó sobre él

la iniquidad de todos nosotros.

7[7756]Fue maltratado, y se humilló, sin decir palabra

como cordero que es llevado al matadero;

como oveja que calla ante sus esquiladores,

así él no abre la boca.

8[7757]Fue arrebatado por un juicio injusto,

sin que nadie pensara en su generación.

Fue cortado de la tierra de los vivientes

y herido por el crimen de mi pueblo.

9[7758]Se le asignó sepultura entre los impíos,

y en su muerte está con el rico,

aunque no cometió injusticia,

ni hubo engaño en su boca.

10[7759]Yahvé quiso quebrantarle con sufrimientos;

mas luego de ofrecer su vida en sacrificio por el pecado,

verá descendencia y vivirá largos días,

y la voluntad de Yahvé será cumplida por sus manos.

11[7760]Verá (el fruto) de los tormentos de su alma,

y quedara satisfecho.

Mi siervo, el Justo, justificará a muchos por su doctrina,

y cargará con las iniquidades de ellos.

12[7761]Por esto le daré en herencia una gran muchedumbre,

y repartirá los despojos con los fuertes,

por cuanto entregó su vida a la muerte,

y fue contado entre los facinerosos.

Porque tomó sobre sí los pecados de muchos

e intercedió por los transgresores.

ISAÍAS 54

Fecundidad y gloria de la nueva Sión

1[7762]Regocíjate, estéril, tú que estabas sin hijos,

prorrumpe en júbilo y gritos de alegría, tú que nunca estuviste de parto;

pues son más numerosos los hijos de la abandonada

que los hijos de aquella que tiene marido, dice Yahvé.

2Dilata el lugar de tu tienda,

que se hagan más anchas las pieles de tu pabellón;

no seas parca en ello, alarga tus cuerdas,

y afianza tus estacas.

3Pues te extenderás a la derecha y a la izquierda;

porque tu prole poseerá las naciones,

y poblará las ciudades desoladas.

4[7763]No temas, pues no quedarás confundida;

no te avergüences, porque no tendrás de qué avergonzarte.

Te olvidarás de la vergüenza de tu juventud,

y no te acordarás más del oprobio de tu viudez.

5[7764]Porque esposo tuyo es tu Creador,

cuyo nombre es Yahvé de los ejércitos,

y tú redentor es el Santo de Israel,

que se llama Dios de toda la tierra.

6[7765]Pues Yahvé te ha llamado (de nuevo)

como a una mujer abandonada y afligida de espíritu,

como a la esposa de la juventud que ha sido repudiada,

dice tu Dios.

7Por un breve momento te abandoné;

mas con gran misericordia te acogeré de nuevo.

8En un desborde de ira

te oculté por un instante mi rostro;

pero con eterna misericordia tuve compasión de ti,

dice Yahvé, tu Redentor.

9[7766]Pues esto es para Mí (como lo de) las aguas de Noé,

cuando juré que las aguas de Noé no inundarían más la tierra;

así he jurado no enfurecerme más contra ti,

ni amenazarte.

10[7767]Aun cuando se muevan los montes

y vacilen los collados,

mi misericordia no se alejará de ti,

y no vacilará mi alianza de paz,

dice el que se compadece de ti, Yahvé.

La nueva Jerusalén

11[7768]Pobrecita, azotada por la tempestad, y que estás sin consuelo,

he aquí que Yo asentaré tus piedras

sobre carbunclos, y te cimentaré sobre zafiros.

12Construiré tus almenas con rubíes,

tus puertas con piedras de cristal;

y toda tu muralla con piedras preciosas.

13[7769]Todos tus hijos serán instruidos por Yahvé,

y gozarán de abundancia de paz.

14Serás restablecida en justicia;

y estarás lejos de la opresión, pues nada tendrás que temer;

y lejos del espanto, el cual no te alcanzará más.

15[7770]Si (enemigos) se juntan contra ti, no es de parte mía;

cuantos se juntaren contra ti, delante de ti caerán.

16[7771]He aquí que Yo he hecho al herrero,

que sopla las brasas del fuego

y forja el arma para su obra.

Yo he hecho también al devastador para destruir.

17[7772]Toda arma forjada contra ti será ineficaz,

y tú condenarás toda lengua que se mueva para juzgarte.

Esta es la herencia de los siervos de Yahvé

y la justicia que de Mí les vendrá —oráculo de Yahvé.

ISAÍAS 55

Exhortación a aprovechar la salud mesiánica

1[7773]¡Oh vosotros, sedientos todos,

venid a las aguas!

Venid también los que no tenéis dinero,

comprad y comed;

sí, venid y comprad, sin dinero y sin pago,

vino y leche.

2[7774]¿Por qué pagáis dinero por lo que no es pan,

y os fatigáis por lo que no puede saciaros?

¡Escuchadme con atención

y comeréis lo que es bueno,

y vuestra alma se recreará

con pingües manjares!

3[7775]Prestad vuestro oído y venid a Mí;

escuchad, y vivirá vuestra alma,

y Yo haré con vosotros una alianza eterna

(según) las misericordiosas promesas

dadas a David.

4[7776]Mira, Yo le he constituido como testigo para los pueblos,

como caudillo y maestro de las naciones.

5[7777]He aquí que llamarás a pueblos que no conocías,

y naciones que te eran desconocidas correrán hacia ti

por amor de Yahvé, tu Dios,

y del Santo de Israel, pues Él te ha glorificado.

6Buscad a Yahvé mientras puede ser hallado,

invocadle mientras está cerca.

7[7778]Deje el impío su camino,

y el hombre inicuo sus designios,

y conviértase a Yahvé, que tendrá de él misericordia,

y a nuestro Dios, porque es rico en perdonar.

8[7779]Pues mis pensamientos

no son vuestros pensamientos,

y vuestros caminos

no son mis caminos, dice Yahvé.

9Así como el cielo es más alto que la tierra,

así mis caminos son más altos que vuestros caminos,

y mis pensamientos que vuestros pensamientos.

10Como la lluvia y la nieve bajan del cielo,

y no vuelven allá,

sino que empapan la tierra,

y la fecundan y hacen germinar,

para que dé simiente al que siembra, y pan al que come;

11[7780]así será la palabra mía que sale de mi boca:

no volverá a Mí sin fruto,

sin haber obrado lo que Yo quería,

y ejecutado aquellas cosas que Yo le ordenara.

12[7781]Partiréis con gozo,

y en paz seréis conducidos;

los montes y los collados os aclamarán con júbilo,

y todos los árboles del campo batirán palmas.

13En vez de los espinos crecerá el abeto,

y en lugar de la zarza, el mirto;

y será esto para gloria de Yahvé,

para señal eterna que jamás desaparecerá.

ISAÍAS 56

Vocación de los gentiles

1Así dice Yahvé:

“Observad el derecho y practicad la justicia;

porque pronto vendrá mi salvación,

y va a revelarse mi justicia.”

2[7782]Bienaventurado el hombre que así obra,

y el hijo del hombre

que a esto se atiene,

que observa el sábado sin profanarlo,

y que guarda su mano de toda obra mala.

3[7783]No diga el extranjero que se ha adherido a Yahvé:

“Yahvé me excluye totalmente de su pueblo”,

ni diga el eunuco:

“He aquí que soy un árbol seco.”

4[7784]Porque así dice Yahvé a los eunucos

que guardan mis sábados

y escogen lo que me es grato

y se atienen a mi alianza:

5“Yo les daré en mi Casa y dentro de mis muros,

valor y nombre, mejor que hijos e hijas;

les daré un nombre eterno que nunca perecerá.

6Y a los extranjeros que se unen a Yahvé, para servirle,

y para amar el nombre de Yahvé,

y ser sus siervos;

a cuantos guardan el sábado sin profanarlo

y se atienen a mi alianza,

7[7785]los conduciré a mi santo monte,

y los llenaré de gozo en mi Casa de oración;

sus holocaustos y sus sacrificios

serán gratos sobre mi altar:

porque mi Casa será llamada

Casa de oración para todos los pueblos.”

8[7786]Oráculo de Yahvé, el Señor, que recoge a los desterrados de Israel:

“Conduciré hacia él también a otros, además de los ya recogidos.”

Contra los malos pastores

9[7787]Todas las bestias del campo, venid y comed,

y vosotras, todas las fieras del bosque.

10Los atalayas de (Israel) son ciegos todos, no entienden nada;

todos son perros mudos que no pueden ladrar;

soñolientos, dormilones que aman el sueño.

11Y estos perros son voraces, jamás se hartan;

los mismos pastores no entienden,

cada uno de ellos sigue su propio camino;

cada cual va tras su propio interés,

hasta el último.

12[7788]“Venid, yo traeré vino

y tomaremos bebidas embriagantes;

y mañana será como hoy,

día grande, muy grande.”

ISAÍAS 57

Contra la idolatría

1[7789]El justo perece, y no hay quien se conduela;

son arrebatados los hombres piadosos,

y nadie advierte

que el justo es quitado

para eximirlo del mal.

2Entra en la paz; descansan en sus moradas

los que anduvieron con rectitud.

3[7790]Mas vosotros acercaos aquí, hijos de la hechicera,

descendencia de la adúltera y de la ramera.

4¿De quién os burláis?

¿Contra quién ensancháis la boca y sacáis la lengua?

¿No sois hijos de pecado, linaje de mentira?

5[7791]Os inflamáis de concupiscencia

bajo cada terebinto

y bajo todo árbol frondoso,

y sacrificáis a los niños

en los valles de los torrentes,

en las hendiduras de las rocas.

6Las piedras del torrente serán tu herencia;

ellas, ellas son tu suerte,

porque a ellas les derramaste libaciones y les presentaste ofrendas.

¿Y por ello no he de indignarme?

7[7792]Sobre un monte alto y encumbrado colocaste tu lecho,

y allí subes para inmolar víctimas.

8[7793]Detrás de la puerta y los postes pusiste tu memorial,

y lejos de Mí te desnudaste,

allí subiste a tu lecho y lo ensanchaste,

vendiéndote a aquellos

cuyo comercio amabas, y cuyo signo veías.

9[7794]Llevaste ungüentos al rey,

y multiplicaste tus unciones;

enviaste lejos a tus legados,

y descendiste hasta el scheol.

10[7795]Te fatigaste en el largo camino,

pero no dijiste: “Es en vano.”

Hallaste cómo avivar tus fuerzas,

por eso no te debilitaste.

11¿A quién temiste, acongojada,

para renegar de Mí, para no acordarte de Mí,

ni parar mientes en ello?

¿No es porque Yo callaba desde largo tiempo?

Por eso no me tuviste miedo.

12[7796]Ahora haré conocer cuál es tu justicia,

y cuáles tus obras que no te aprovecharán.

13[7797]Cuando clames, ¡líbrete tu colección (de imágenes)!

Mas el viento se las llevará a todas;

un soplo las arrebatará:

pero el que se refugia en Mí, heredará la tierra,

y poseerá mi santo monte.

Mensaje de misericordia

14Y se dirá: ¡Allanad, haced terraplenes,

despejad el camino; levantad los tropiezos del camino de mi pueblo!

15[7798]Porque así dice el Alto, el Excelso,

cuya morada es eterna, y cuyo nombre es el Santo:

Yo habito en la altura y en la santidad,

y también en los (de corazón) contrito, y en los humildes de espíritu,

para vivificar el espíritu de los humildes,

y reanimar el corazón de los contritos.

16Pues no para siempre quiero litigar,

ni guardar eternamente la ira;

porque desfallecería ante Mí el espíritu

de las vidas que Yo he creado.

17[7799]Por culpa de su codicia me irrité y le castigué,

escondí (mi rostro) y me airé,

pero él en su perversidad

siguió los caminos de su corazón.

18Yo he visto sus caminos, y le sanaré;

Yo seré su guía y le consolaré a él y a sus afligidos;

19[7800]Yo que creo la paz, fruto de los labios,

paz para el que está lejos y para el que está cerca,

Yo le sanaré. Así dice Yahvé.

20Mas los impíos son como un mar alborotado

que no puede calmarse

y cuyas aguas revuelven el barro y el lodo.

21[7801]No hay paz para los impíos, dice mi Dios.

III. VATICINIOS SOBRE EL REINO MESIÁNICO

ISAÍAS 58

Piedad auténtica

1[7802]Clama a voz en cuello y no ceses;

cual trompeta alza tu voz;

denuncia a mi pueblo sus maldades,

y a la casa de Jacob sus pecados.

2[7803]Me buscan día tras día

y se deleitan en conocer mis caminos,

como si practicasen la justicia,

y no hubiesen abandonado la ley de su Dios.

Me piden juicios justos,

y pretenden acercarse a Dios.

3[7804](Dicen): “¿Por qué ayunamos, si Tú no lo ves?

¿Por qué hemos humillado nuestra alma,

si Tú te haces el desentendido?”

Es porque en vuestro día de ayuno andáis tras vuestros negocios

y apremiáis a todos vuestros trabajadores.

4He aquí que ayunáis para hacer riñas y pleitos,

y para herir a otros, impíamente, a puñetazos.

No ayunéis como ahora,

si queréis que en lo alto se oiga vuestra voz.

5¿Es este el ayuno que Yo amo?

¿(Es este) el día en que el hombre

debe afligir su alma?

Encorvar la cabeza como el junco

y tenderse sobre saco y ceniza,

¿a esto llamáis ayuno,

día acepto a Yahvé?

El ayuno grato a Yahvé

6[7805]El ayuno que Yo amo consiste en esto:

soltar las ataduras injustas,

desatar las ligaduras de la opresión,

dejar libre al oprimido y romper todo yugo,

7[7806]partir tu pan con el hambriento,

acoger en tu casa a los pobres sin hogar,

cubrir al que veas desnudo,

y tratar misericordiosamente

al que es de tu carne.

8[7807]Entonces prorrumpirá tu luz como la aurora,

y no tardará en brotar tu salvación;

entonces tu justicia irá delante de ti,

y detrás de ti la gloria de Yahvé.

9[7808]Entonces clamarás, y Yahvé te responderá;

y si pides auxilio dirá: “Heme aquí”,

con tal que apartes de en medio de ti el yugo

y ceses de extender el dedo y hablar maldad.

10[7809]Cuando abras tus entrañas al hambriento,

y sacies al alma afligida,

nacerá tu luz en medio de las tinieblas,

y tu obscuridad será como el mediodía.

11Entonces Yahvé te guiará sin cesar,

hartará tu alma en tierra árida,

y dará fuerza a tus huesos;

serás como huerto regado,

y como manantial de agua,

cuyas aguas nunca se agotan.

12[7810]Edificarás las ruinas antiguas;

levantarás los cimientos

echados hace muchas generaciones;

serás llamado reparador de brechas,

restaurador de caminos

para que allí se pueda habitar.

13[7811]Cuando te abstengas de caminar en sábado,

y de hacer tú gusto en mi día santo;

cuando llames al sábado (día de) delicias,

(día) venerable y santo a Yahvé,

dejando tus caminos,

y no buscando tu propio placer

ni hablando cosas vanas,

14[7812]entonces hallarás tu delicia en Yahvé;

te elevaré sobre las alturas de la tierra,

y te sustentaré con la herencia de tu padre Jacob;

porque la boca de Yahvé ha hablado.

ISAÍAS 59

Necesidad de la conversión

1[7813]He aquí que la mano de Yahvé

no es tan corta para que no pueda salvar,

ni tan sordo su oído para que no pueda oír;

2sino que vuestras iniquidades

os han separado de vuestro Dios,

y vuestros pecados han hecho que Él oculte de vosotros su rostro

para no oíros.

3Porque vuestras manos están manchadas de sangre,

y de iniquidad vuestros dedos;

vuestros labios profieren mentira,

y vuestras lenguas dicen maldades.

4[7814]No hay quien clame por la justicia,

ni juzgue con verdad.

Confían en vanidad y hablan perversidad,

conciben maldad y dan a luz iniquidad.

5[7815]Empollan huevos de áspid,

y tejen telas de araña;

el que come de sus huevos muere,

y si un huevo se rompe, sale un basilisco.

6Sus tejidos no sirven para vestidos;

no pueden vestirse con lo que tejen,

pues sus obras son obras de maldad,

y en sus manos llevan violencia.

7[7816]Sus pies corren tras el mal,

y se apresuran a derramar sangre inocente;

sus pensamientos son pensamientos de iniquidad,

desolación y ruina hay a lo largo de sus senderos.

8[7817]No conocen la senda de la paz,

ni hay justicia en sus caminos,

tuercen sus sendas;

quien anda por ellos no conoce la paz.

Confusión del pueblo

9Por eso la rectitud está lejos de nosotros,

y no nos encuentra la justicia,

esperamos la luz, mas he aquí tinieblas;

la claridad del día, y caminamos a oscuras.

10Palpamos la pared como ciegos;

andamos a tientas como los que no tienen ojos;

tropezamos en pleno día como si fuera de noche,

estamos en lugares oscuros como muertos.

11Gruñimos todos como osos,

y como palomas gemimos sin cesar;

esperamos en la justicia, y no aparece;

en la salvación, que queda lejos de nosotros.

12[7818]Pues son numerosos nuestros pecados delante de Ti,

y nuestras iniquidades dan testimonio contra nosotros;

porque nuestros pecados están delante de nosotros,

y conocemos nuestras iniquidades:

13que hemos pecado y renegado de Yahvé,

que nos hemos retirado de nuestro Dios,

que hemos hablado palabras violentas y rebeldes,

que concebimos mentiras y las proferimos de nuestro corazón.

14[7819]Por esto se ha retirado la rectitud,

y la justicia se mantiene lejos;

porque la verdad tropieza en la plaza,

y la rectitud no halla entrada.

15La lealtad ha sido desterrada,

y es tratado como presa el que se aleja del mal.

Yahvé lo vio, y no le gustó que ya no hubiese justicia.

Yahvé salva a los arrepentidos

16[7820]Vio que no había hombre (justo),

y se asombró de que nadie intercediera.

Entonces le ayudó su propio brazo,

y se apoyó en su justicia.

17[7821]Se revistió de justicia, como de una coraza,

y (se puso) en la cabeza el yelmo de la salvación,

se cubrió de vestiduras de venganza,

y se envolvió en celo como en un manto.

18[7822]Como las obras así la retribución;

ira para sus adversarios,

el pago correspondiente a sus enemigos;

hasta las islas recibirán su merecido.

19Entonces temerán desde el occidente el nombre de Yahvé,

y desde el nacimiento del sol su gloria;

porque vendrá cual río impetuoso,

impelido por el Espíritu de Yahvé.

20[7823]Vendrá como Libertador de Sión,

para (redimir) a los de Jacob

que se conviertan del pecado, dice Yahvé.

21[7824]Y en cuanto a Mí,

este será mi pacto con ellos, dice Yahvé:

“Mi Espíritu que está sobre ti,

y mis palabras que puse Yo en tu boca,

no se apartarán de tu boca,

ni de la boca de tus hijos,

ni de la boca de los hijos de tus hijos,

dice Yahvé, desde ahora y para siempre.”

ISAÍAS 60

Gloria de la nueva Jerusalén

1[7825]Álzate y resplandece, porque viene tu lumbrera,

y la gloria de Yahvé brilla sobre ti.

2[7826]Pues mientras las tinieblas cubren la tierra,

y densa oscuridad a las naciones,

se levanta sobre ti Yahvé,

y se deja ver sobre ti su gloria.

3[7827]Los gentiles vendrán hacia tu luz,

y reyes a ver el resplandor de tu nacimiento.

4Alza tus ojos y mira en torno tuyo:

todos estos se congregaron y vendrán a ti;

vendrán de lejos tus hijos,

y tus hijas serán traídas al hombro.

5[7828]Entonces lo verás, y te extasiarás;

palpitará tu corazón y se ensanchará;

pues te serán traídas las riquezas del mar;

y te llegarán los tesoros de los pueblos.

6[7829]Muchedumbre de camellos te inundará,

dromedarios de Madián y Efá.

Todos ellos vienen de Sabá,

trayendo oro e incienso

y pregonando las glorias de Yahvé.

7[7830]Todos los rebaños de Cedar serán congregados para ti,

a tu disposición estarán los carneros de Nabayot;

serán ofrecidos como (sacrificios) gratos sobre mi altar;

y haré gloriosa la Casa de mi Majestad.

8[7831]¿Quiénes son estos que vienen volando como una nube,

como palomas que (vuelven) a su palomar?

9Porque tierras lejanas esperarán en Mí;

las naves de Tarsis serán las primeras

en traer de lejos tus hijos,

y con ellos su plata y su oro

para el nombre de Yahvé, tu Dios,

y para el Santo de Israel,

pues Él te glorifica.

10[7832]Los extranjeros edificarán tus muros,

y sus reyes te servirán;

porque en mi ira te castigué,

pero a causa de mi bondad tengo piedad de ti.

11[7833]Tus puertas estarán siempre abiertas;

no se cerrarán ni de día ni de noche;

para introducir en ti las riquezas de los gentiles

y conducir allí a sus reyes.

12Porque la nación y el reino que no te sirvan, perecerán,

y los gentiles serán completamente exterminados.

13[7834]Vendrá a ti la gloria del Líbano,

el abeto, el olmo y el cedro juntamente,

para adornar el lugar de mi Santuario;

pues haré glorioso el lugar donde posan mis pies.

14Vendrán a ti, encorvados, los hijos de los que te humillaron,

y se postrarán a las plantas de tus pies todos los que te despreciaron;

y te llamarán “Ciudad de Yahvé”,

“Sión del Santo de Israel”.

El mismo Dios habitará en Sión

15Por cuanto estuviste abandonada y aborrecida,

sin que nadie te frecuentase,

haré que seas la gloria de los siglos,

el gozo de todas las generaciones.

16[7835]Mamarás la leche de los gentiles,

pechos de reyes te alimentarán;

y conocerás que Yo, Yahvé, soy tu Salvador,

y que el Fuerte de Jacob es tu Redentor.

17En vez de bronce traeré oro,

en vez de hierro, plata,

en vez de madera, bronce,

en vez de piedras, hierro.

Por gobierno tuyo pondré la paz,

y por magistrados tuyos la justicia.

18[7836]No se oirá más hablar de violencia en tu tierra,

de desolación y ruina en tus confines;

tus muros los llamarás “Salvación”,

y tus puertas “Alabanza”.

19[7837]No será ya el sol tu luz durante el día,

ni te alumbrará la luz de la luna;

porque Yahvé será para ti eterna lumbrera,

y tu esplendor el Dios tuyo.

20No se pondrá más tu sol, ni faltará tu luna;

porque tu luz eterna será Yahvé,

y los días de tu llanto se habrán acabado.

21[7838]El pueblo tuyo

se compondrá solamente de justos

y heredarán para siempre la tierra;

serán renuevos plantados por Mí mismo,

obra de mi mano, para gloría (mía).

22[7839]El más pequeño vendrá a ser mil,

y del más chico saldrá una nación poderosa.

Yo, Yahvé, haré súbitamente esto a su tiempo.

ISAÍAS 61

Ministerio del Mesías

1[7840]El Espíritu del Señor, Yahvé, está sobre mí

porque Yahvé me ha ungido,

y me ha enviado para evangelizar a los humildes;

para vendar a los de corazón quebrantado,

para anunciar la libertad a los cautivos

y la liberación a los encarcelados;

2para pregonar el año de la gracia de Yahvé,

y el día de la venganza de nuestro Dios;

para consolar a todos los afligidos,

3[7841]y alegrar a los que lloran en Sión;

para darles una diadema en lugar de ceniza,

el óleo de gozo en vez de tristeza

y un manto de gloria en lugar del espíritu de abatimiento;

y serán llamados encinas de justicia,

plantadas por Yahvé para gloria suya.

Restauración después de la humillación

4[7842]Edificarán las ruinas antiguas,

y levantarán los lugares destruidos anteriormente;

restaurarán las ciudades arruinadas,

las desolaciones de generaciones pasadas.

5Y se presentarán los extranjeros para apacentar vuestros rebaños;

y los extraños serán vuestros labradores y viñadores.

6[7843]Mas vosotros seréis llamados

sacerdotes de Yahvé,

y se os dará

el nombre de ministros de nuestro Dios;

comeréis las riquezas de los gentiles,

y os adornaréis con la gloria de ellos.

7En lugar de vuestra deshonra tendréis doble (honor),

y en vez de ignominia (mis siervos) se regocijarán en su porción;

por eso poseerán doblada porción en su tierra

y será perdurable su gozo.

8[7844]Porque Yo, Yahvé, amo la justicia

y aborrezco la rapiña (consagrada) en holocausto;

les daré fielmente su recompensa,

y concertaré con ellos un pacto eterno.

9[7845]Su descendencia será conocida entre las naciones,

y su linaje en medio de los pueblos;

todos cuantos los vieren,

reconocerán que son ellos la raza bendita de Yahvé.

Acción de gracias por la salvación

10[7846]Con sumo gozo me regocijaré en Yahvé,

y mi alma se alegrará en mi Dios:

pues me revistió con las vestiduras de la salvación,

y me cubrió con el manto de la justicia,

como a novio que se adorna con una corona,

y como a novia que se engalana con sus joyas.

11Porque como la tierra hace brotar sus gérmenes,

y como el huerto hace germinar sus semillas,

así Yahvé hará florecer la justicia y la gloria

ante todas las naciones.

ISAÍAS 62

La salud mesiánica

1[7847]A causa de Sión no puedo callar,

y por amor de Jerusalén no buscaré descanso;

hasta que salga, cual luz, su justicia,

y brille, cual antorcha, su salvación.

2Entonces verán los gentiles tu justicia,

y todos los reyes tu gloria;

y se te dará un nombre nuevo,

que Yahvé determinará con su boca.

3Tú serás una corona de gloria

en la mano de Yahvé,

y una diadema real en la mano de tu Dios.

4[7848]Ya no serás llamada “Desamparada”,

ni será denominado tu país “Desierto”;

serás llamada “Mi delicia está sobre ti”,

y tu tierra, “Esposa”;

porque en ti se deleita Yahvé

y tu tierra tendrá esposo.

5Porque así como el joven

se desposa con la doncella,

así tus hijos se desposarán contigo;

y como el novio se complace en la novia,

así serás tú el gozo de tu Dios.

6[7849]Sobre tus muros, oh Jerusalén, he puesto centinelas,

que nunca callarán, ni de día ni de noche.

¡No os deis descanso, los que recordáis a Yahvé!

7Ni le concedáis reposo

hasta que restablezca a Jerusalén

y la ponga por gloria de la tierra.

8Yahvé ha jurado por su diestra,

y por su brazo fuerte:

“Yo no daré más tu trigo

para sustento de tus enemigos,

ni beberán en adelante extraños tu vino,

fruto de tus fatigas.

9Los que recogen la cosecha la comerán,

y alabarán a Yahvé;

y los que hacen la vendimia beberán el (vino)

en los atrios de mi Santuario.

10[7850]Pasad, pasad por las puertas;

preparad el camino al pueblo,

allanad, allanad la senda, quitad las piedras;

alzad un estandarte para los pueblos.”

11[7851]He aquí lo que Yahvé ha pregonado

hasta las extremidades de la tierra:

“Decid a la hija de Sión:

«Mira que viene tu Salvador,

mira cómo trae consigo su galardón,

y delante de él va su recompensa.»

12Entonces serán llamados «Pueblo Santo»,

«Redimidos de Yahvé», y tú serás llamada

«Buscada», «Ciudad no desamparada».”

ISAÍAS 63

Triunfo de Cristo Rey

1[7852]¿Quién es este que viene de Edom,

de Bosra con vestidos teñidos (de sangre)?

¡Tan gallardo en su vestir,

camina majestuosamente

en la grandeza de su poder!

“Soy Yo el que habla con justicia,

el poderoso para salvar.”

2“¿Por qué está rojo tu vestido

y tus ropas como las de lagarero?”

3“He pisado yo solo el lagar,

sin que nadie de los pueblos me ayudase:

los he pisado en mi ira,

y los he hollado en mi furor;

su sangre salpicó mis ropas,

manchando todas mis vestiduras.

4Porque había fijado en mi corazón el día de la venganza,

y el año de mis redimidos había llegado.

5[7853]Miré, mas no había quien me auxiliase,

me asombré, pero nadie vino a sostenerme.

Me salvó mi propio brazo,

y me sostuvo mi furor.

6[7854]Pisoteé a los pueblos en mi ira,

y los embriagué con mi furor,

derramando por tierra su sangre.”

Plegaria del profeta en nombre de Israel

7[7855]Celebraré las misericordias de Yahvé,

las alabanzas de Yahvé,

según todo lo que Yahvé nos ha hecho,

y la gran bondad que ha usado con la casa de Israel según su piedad,

y según la multitud de sus misericordias.

8[7856]Pues Él dijo: “¡Sí! Son mi pueblo,

hijos que no serán más infieles”,

y así se hizo Salvador suyo.

9[7857]Todas las angustias de ellos fueron angustias Suyas,

y el Ángel de su Rostro los sacó a salvo.

En su amor y en su misericordia Él los rescató, los sostuvo

y los llevó todo el tiempo pasado.

10[7858]Mas ellos se rebelaron,

y contristaron su santo Espíritu;

entonces se convirtió en enemigo de ellos,

y Él mismo los combatió.

11Pero se acordó de los tiempos antiguos,

de Moisés y de su pueblo (diciendo):

¿Dónde está El que los sacó del mar

con los pastores de su grey?

¿Dónde El que puso en medio de ellos

su santo Espíritu?

12¿Dónde Aquel que los guió

por la diestra de Moisés?

¿Dónde su brazo glorioso,

que dividió las aguas delante de ellos,

para adquirirse un nombre eterno?

13[7859]¿Dónde Aquel que los condujo por en medio de los abismos,

como a caballo por el desierto, sin que tropezaran?

14[7860]Como el ganado es llevado al valle,

así el Espíritu de Yahvé los llevó al descanso.

De esta manera condujiste Tú a tú pueblo,

a fin de adquirirte un nombre glorioso.

15[7861]Atiende desde el cielo

y mira desde tu santa y gloriosa morada.

¿Dónde está tu celo y tu fuerza,

la ternura de tus entrañas y tus misericordias?

¿No las usas conmigo?

16[7862]Porque Tú eres nuestro Padre,

aunque Abrahán no nos conoce,

e Israel nada sabe de nosotros.

Tú, Yahvé, eres nuestro Padre;

“Redentor nuestro”,

este es tu nombre desde la eternidad.

17¿Cómo, Yahvé, permitirías que nos desviemos de tus caminos,

endurezcamos nuestro corazón en vez de temerte?

Vuélvete por amor de tus siervos,

de las tribus de tu herencia.

18[7863]Tu santo pueblo la poseyó solo por breve tiempo;

porque nuestros enemigos han pisoteado tu Santuario.

19[7864]Somos desde mucho como aquellos

que Tú no gobiernas,

como los que nunca llevaron tu nombre.

ISAÍAS 64

Continúa la plegaria del profeta

1[7865]¡Oh, si rasgaras los cielos y bajaras!

—A tu presencia se derretirían los montes—

2cual fuego que enciende la leña seca,

cual fuego que hace hervir el agua,

para manifestar a tus enemigos tú Nombre,

y hacer temblar ante Ti los gentiles.

3Tú obraste cosas terribles, inesperadas;

descendiste, y se derritieron los montes en tu presencia.

4[7866]Porque nadie oyó, ningún oído percibió

y ningún ojo ha visto a (otro) Dios, fuera de Ti,

que obre así con los que en Él confían.

5Sales al encuentro del que con gozo practica la justicia;

del que siguiendo tus caminos se acuerda de Ti;

mas ahora estás enojado, por cuanto hemos cometido pecados,

los de siempre; pero seremos salvos.

6[7867]Todos somos como un impuro,

y cual trapo inmundo son todas nuestras justicias;

nos marchitamos todos como las hojas,

y nuestras iniquidades nos han arrebatado como el viento.

7No hay quien invoque tu nombre,

nadie se levanta para adherirse a Ti,

pues nos has escondido tu rostro,

y nos has entregado a nuestras maldades.

8[7868]Mas ahora, Yahvé, Tú eres nuestro Padre;

nosotros somos el barro, y Tú nuestro alfarero,

obra de tus manos somos todos.

9No te enojes demasiado, Yahvé,

ni te acuerdes para siempre de la iniquidad,

míranos, te rogamos, que somos pueblo tuyo.

10[7869]Tus ciudades santas se han convertido en desierto;

Sión es un yermo, Jerusalén se halla asolada.

11Nuestra Casa tan santa y tan gloriosa,

donde nuestros padres te alababan,

ha sido pasto del fuego,

y todo lo que nos era precioso, se ha trocado en ruinas.

12[7870]Y con todo esto ¿te estás quedo, Yahvé?

¿Podrás callarte y humillarnos del todo?

ISAÍAS 65

Vocación de los gentiles

1[7871] “Me dejé buscar por los que no preguntaban (por Mí),

me dejé hallar por los que no me buscaban.

Dije: «Heme aquí, heme aquí»,

a gente que (antes) no invocaba mi nombre.

2[7872]Todo el día tenía Yo extendidas mis manos

hacia un pueblo rebelde

que no anda por el recto camino,

sino en pos de sus propios pensamientos;

3[7873]hacia un pueblo que me provoca continuamente cara a cara,

que ofrece sacrificios en los huertos,

y quema incienso sobre ladrillos;

4que se sienta en los sepulcros,

y pasa la noche en lugares ocultos,

que come carne de cerdo,

y en sus ollas tiene manjares impuros;

5[7874]que dice: «Quédate ahí,

no te acerques a mí, porque te santificaría.»

Esos tales son humo en mis narices,

fuego que arde sin cesar.

6He aquí que escrito está delante de Mí:

No me callaré, sino que retribuiré;

en su mismo seno les daré el pago

7[7875]por vuestras iniquidades, dice Yahvé,

juntamente con las de vuestros padres,

que quemaron incienso sobre los montes,

y me ultrajaron en los collados.

Por eso les pondré en su seno

la paga por sus obras pasadas.”

Se salvarán los restos de Israel

8[7876]Así dice Yahvé:

“Como cuando hay jugo en un racimo

se dice: «No lo desperdicies,

pues en él hay bendición»,

así haré Yo por amor de mis siervos,

para no exterminarlos, a todos.

9Antes bien, sacaré de Jacob un linaje,

y de Judá un heredero de mis montes;

mis escogidos los tomarán en posesión,

y habitarán allí mis siervos.

10[7877]Sarón será un prado para rebaños,

y el valle de Acor un lugar de reposo

para el ganado de mi pueblo que me busca.

11[7878]Mas a vosotros, que abandonáis a Yahvé,

que os olvidáis de mi santo monte,

que aparejáis una mesa a (la diosa) Fortuna

y llenáis la copa para el Destino,

12[7879]os destinaré a la espada,

y todos os encorvaréis para ser degollados.

Porque Yo llamé y no respondisteis,

hablé y no escuchasteis,

hicisteis lo que era malo a mis ojos,

y elegisteis lo que Yo aborrecía.”

13Por eso, así dice Yahvé el Señor:

“He aquí que mis siervos comerán,

y vosotros tendréis hambre;

he aquí que mis siervos beberán,

y vosotros tendréis sed;

he aquí que mis siervos se alegrarán,

y vosotros quedaréis avergonzados.

14He aquí que mis siervos

cantarán en la felicidad de su corazón,

más vosotros clamaréis lleno de dolor el corazón,

y aullaréis en la desesperación de vuestra alma.

15[7880]Dejaréis vuestro nombre

como imprecación para mis escogidos,

pues Yahvé, el Señor, acabará contigo,

y a sus siervos les dará otro nombre.

16[7881]Quienquiera se bendijere en la tierra,

se bendecirá en el Dios Amén

y quien jurare en la tierra,

jurará por el Dios Amén,

porque las angustias pasadas quedarán olvidadas

no estarán más ante mis ojos.

Nuevos cielos y nueva tierra

17[7882]Porque he aquí que voy a crear

nuevos cielos y nueva tierra;

de las cosas anteriores no se hará más mención,

ni habrá recuerdo de ellas.

18Alegraos y regocijaos eternamente

por lo que voy a crear;

porque he aquí que voy a crear a Jerusalén (para que sea) alegría

y a su pueblo (para que sea un) gozo.

19Me regocijaré en Jerusalén,

y hallaré mi gozo en mi pueblo;

y no se oirá más en ella

voz de llanto ni de lamento.

20[7883]No habrá allí en adelante niño (nacido) para (pocos) días,

ni anciano que no haya cumplido sus días,

pues morir niño será morir a los cien años,

y el pecador de cien años será maldito.

21[7884]Edificarán casas, y habitarán en ellas;

plantarán viñas y comerán de su fruto.

22No edificarán para que habite otro,

ni plantarán para que otro sea el que coma;

porque como los días de los árboles serán los días de mi pueblo,

y mis escogidos consumirán (el fruto de) la obra de sus manos.

23No se fatigarán en vano,

y no darán a luz para muerte prematura;

porque estirpe de los benditos de Yahvé son,

así ellos como sus hijos.

24Antes que ellos clamaren, responderé,

y cuando ellos aún estén hablando,

ya los habré escuchado.

25El lobo y el cordero pacerán juntos;

el león, como el buey, comerán paja,

y la serpiente se alimentará con polvo;

no dañarán ni causarán muerte

en todo mi santo monte, dice Yahvé.

ISAÍAS 66

Los excluidos de la nueva Sión

1[7885]Así dice Yahvé: “El cielo es mi trono,

y la tierra el escabel de mis pies.

¿Qué casa podríais construir para Mí?

¿y qué lugar para mi descanso?

2[7886]Todas estas cosas las hizo mi mano,

y así existen todas —oráculo de Yahvé—.

He aquí en quien Yo pongo mis ojos:

en el que es humilde y contrito de espíritu,

y que teme mi palabra.

3[7887]Hay quien degüella un toro, y (a la vez) mata a un hombre;

quien sacrifica una oveja y (a la vez) descabeza a un perro;

quien hace una ofrenda, y ofrece sangre de cerdo;

quien quema incienso y bendice a un ídolo.

Así se han escogido sus propios caminos,

y su alma se deleita en sus abominaciones.

4[7888]Por eso también Yo escogeré para ellos los males,

y haré que les sobrevengan las cosas que temen;

ya que llamé y no hubo quien respondiese;

hablé y no escucharon;

sino que hicieron lo que era malo a mis ojos,

y escogieron lo que Yo reprobaba.”

5[7889]Oíd la voz de Yahvé,

los que teméis su palabra.

Vuestros hermanos que os odian,

y os desechan por causa de mi nombre,

dicen: “Que Yahvé muestre su gloria,

para que podamos ver vuestra alegría”;

pero quedarán avergonzados.

6¡Voz de alboroto que procede de la ciudad,

voz que procede del Templo!

¡(Es la) voz de Yahvé

que da el pago a sus enemigos!

Bendiciones de la nueva Sión

7[7890]Antes de estar de parto ella ha dado a luz;

antes que le sobreviniesen los dolores ha dado a luz un hijo varón.

8¿Quién oyó jamás cosa tal?

¿Quién vio cosa semejante?

¿Un país se hace acaso en un día?

¿O nace una nación de una vez?

Pues antes de sentir los dolores Sión dio a luz a sus hijos.

9[7891]“¿Acaso voy a abrir Yo (el seno materno)

para no dejarlo dar a luz?” dice Yahvé.

“¿O lo cerraré acaso Yo, el que hace dar a luz?”

dice tu Dios.

10¡Regocijaos con Jerusalén y alegraos en ella,

todos los que la amáis!

Exultad con ella

cuantos por ella estáis llorando,

11[7892]para que maméis hasta saciaros

de los pechos de sus consolaciones;

para que sorbáis con fruición

la abundancia de su gloria.

12Porque así dice Yahvé:

“He aquí que voy a derramar sobre ella la paz como un río,

y, como un torrente desbordado, la gloria de los gentiles.

Vosotros chuparéis su leche;

seréis llevados en brazos y acariciados sobre rodillas.

13Como aquel a quien consuela su madre,

así os consolaré Yo a vosotros;

seréis consolados en Jerusalén.

14Al verlo realizado se alborozará vuestro corazón,

y vuestros huesos florecerán como la hierba;

se hará manifiesta la mano de Yahvé en favor de sus siervos,

y su indignación contra sus enemigos.

El día del juicio

15[7893]Pues he aquí que Yahvé viene en medio del fuego,

y en su carroza semejante a torbellino,

para derramar su ira con furor,

y su vindicta mediante llamas de fuego.

16Pues Yahvé va a ejercer el juicio con fuego,

y con su espada sobre toda carne;

y serán muchos los que perecerán por la mano de Yahvé.

17[7894]Los que se santifican y purifican para (el culto en) los huertos,

(yendo) tras un mistagogo,

los que comen carne de cerdo,

manjares abominables y ratones,

perecerán todos, dice Yahvé;

18[7895]porque (Yo conozco) sus obras y sus designios. Ha venido (el tiempo) de congregar todas las naciones y lenguas; y vendrán y verán mi gloria.

Conversión final

19[7896]Pondré en medio de ellos una señal, y enviaré sus sobrevivientes a las naciones, a Tarsis, a Pul, a Lud, a Mósoc, a Rosch, a Tubal y a Javán, a las islas remotas que no han oído hablar de Mí, ni han visto la gloria mía; ellos anunciarán mi gloria entre los gentiles. 20[7897]De entre todas las naciones traerán a todos vuestros hermanos, como ofrenda a Yahvé, a caballo, en carros, en literas, en mulos y en dromedarios, a mi santo monte, a Jerusalén, dice Yahvé; de igual modo que los hijos de Israel traen la ofrenda, en vaso limpio, a la Casa de Yahvé. 21Y de entre ellos tomaré también a algunos para sacerdotes y levitas, dice Yahvé.

22[7898]Porque así como los nuevos cielos

y la nueva tierra que voy a hacer,

subsistirán ante Mí, dice Yahvé,

así subsistirá vuestro linaje y vuestro nombre.

23[7899]Y de neomenia en neomenia,

y de sábado en sábado,

vendrá toda carne para postrarse delante de Mí, dice Yahvé

24[7900]Y saldrán, y verán los cadáveres de los hombres

que se rebelaron contra Mí;

cuyo gusano nunca morirá,

y cuyo fuego nunca se apagará;

y serán objeto de horror para todos los hombres.

JEREMÍAS

# · 1 · 2 · 3 · 4 · 5 · 6 · 7 · 8 · 9 · 10 · 11 · 12 · 13 · 14 · 15 · 16 · 17 · 18 · 19 · 20 · 21 · 22 · 23 · 24 · 25 · 26 · 27 · 28 · 29 · 30 · 31 · 32 · 33 · 34 · 35 · 36 · 37 · 38 · 39 · 40 · 41 · 42 · 43 · 44 · 45 · 46 · 47 · 48 · 49 · 50 · 51 · 52

INTRODUCCIÓN

En cuanto a los datos biográficos, Jeremías es el menos ignorado entre todos los profetas de Israel. Hijo del sacerdote Helcías, nació en Anatot, a 4 kilómetros al norte de Jerusalén, y fue destinado por Dios desde el seno materno para el cargo de Profeta (1, 5). Empezó a ejercer su altísima misión en el decimotercio año del rey Josías (638-608) es decir, en 625. Durante más de 40 años, bajo los reyes Josías, Joacaz, Joakim, Joaquín (Jeconías) y Sedecías siguió amonestando y consolando a su pueblo, hasta que la ciudad impenitente cayó en poder de los babilonios (581 a. C.).

Jeremías no compartió con su pueblo la suerte de ser deportado a Babilonia, sino que tuvo la satisfacción de ser un verdadero padre del pequeño y desamparado resto de los judíos que había quedado en la tierra de sus padres. Más cuando sus compatriotas asesinaron a Godolías, gobernador del país desolado, obligaron al Profeta, a refugiarse con ellos en Egipto, donde, según tradición antiquísima, lo mataron porque no cesaba de predicarles la Ley de Dios. La Iglesia celebra su memoria el 1° de mayo.

Jeremías es un ejemplo de vida religiosa, creyéndose que se conservó virgen (16, 1 s.). Austero y casi ermitaño, se consumió en dolores y angustias (15, 17 s.) por amor a su pueblo obstinado. Para colmo se levantaron contra él falsos profetas y consiguieron que, por mandato del rey, fuesen quemadas sus profecías. El mismo fue encarcelado y sus días habrían sido contados, si los babilonios, al tomar la ciudad, no le hubiesen libertado.

Su libro se divide en dos partes, la primera de las cuales contiene las profecías que versan sobre Judá y Jerusalén (capítulos 2-45), y la segunda reúne los vaticinios contra otros pueblos (capítulos 46-51). El primer capítulo narra la vocación del Profeta, y el último (capítulo 52) es un apéndice histórico.

Cuanto menos comprendido fue Jeremías por sus contemporáneos, tanto más lo fue por las generaciones que le siguieron. Sus vaticinios alentaban a los cautivos de Babilonia, y a él se dirigían las miradas de los israelitas que esperaban la salud mesiánica. Tan grande era su autoridad que muchos creían que volvería de nuevo, como se ve en él episodio de Mateo 16, 14. Los santos Padres lo consideran como figura de Cristo, a quien representa por lo extraordinario de su elección, por la pureza virginal, por el amor inextinguible a su pueblo y por la paciencia invencible frente a las persecuciones de aquellos a los cuales amaba.

PRÓLOGO

JEREMÍAS 1

Vocación del profeta

1[7901]Palabras de Jeremías hijo de Helcías, de los sacerdotes que habitaban en Anatot, en tierra de Benjamín; 2al cual llegó la palabra de Yahvé en los días de Josías, hijo de Amón, rey de Judá, el año decimotercero de su reinado, 3y luego en los días de Joakim, hijo de Josías, rey de Judá, hasta el fin del año undécimo de Sedecías, hijo de Josías, rey de Judá, hasta la deportación de Jerusalén, en el mes quinto. 4Me habló Dios en estos términos:

5[7902]“Antes de formarte en el seno materno te conocí;

y antes que salieras del seno te santifiqué;

para profeta entre las naciones te he constituido.”

6[7903]Yo contesté: “¡Ah, Señor, Yahvé! he aquí que no sé hablar, porque soy un adolescente.”

7[7904]Yahvé me respondió: “No digas: Soy un adolescente,

sino anda a dondequiera que Yo te enviare,

y habla todo cuanto Yo te dijere.

8No tengas miedo delante de ellos,

porque Yo estoy contigo

para librarte” —oráculo de Yahvé.

9Después extendió Yahvé su mano y tocando mi boca me dijo:

“He aquí que pongo mis palabras en tu boca.

10[7905]Mira, Yo te pongo hoy sobre naciones, y sobre reinos,

para desarraigar y derribar,

para destruir y arruinar,

para edificar y para plantar.”

Carácter de la misión del profeta

11[7906]Y me llegó la palabra de Yahvé, que dijo: “¿Qué ves Jeremías?” Respondí: “Veo una vara de almendro.” 12Y me dijo Yahvé: “Bien has visto; porque yo velo sobre mi palabra para cumplirla.”

13[7907]Y me vino la palabra de Yahvé por segunda vez, que decía: “¿Qué ves?” Y contesté: “Veo una olla hirviente que viene de la parte del norte.”

14Entonces me dijo Yahvé:

“Del norte se difundirá el mal

sobre todos los habitantes del país.

15Pues he aquí que voy a llamar

a todas las tribus de los reinos del norte,

dice Yahvé, las cuales vendrán,

y pondrán cada cual su trono

a la entrada de las puertas de Jerusalén,

y sobre sus muros todo en derredor,

y sobre todas las ciudades de Judá.

16Y pronunciaré contra ellos mi sentencia

por todas sus maldades;

por cuanto me han abandonado

y quemado incienso a otros dioses,

postrándose ante la obra de sus manos.

17[7908]Ciñe tus lomos, yérguete,

y diles todo cuanto Yo te mandare;

no les tengas miedo,

no sea que Yo te confunda delante de ellos.

18He aquí que hoy te pongo por ciudad fortificada,

y por columna de hierro,

y por muro de bronce

contra toda esta tierra;

contra los reyes de Judá,

contra sus príncipes y sus sacerdotes,

y contra el pueblo del país.

19Ellos te harán guerra,

mas no prevalecerán contra ti;

porque contigo estoy Yo,

dice el Señor, para librarte.”

I. VATICINIOS CONTRA JUDÁ Y JERUSALÉN

JEREMÍAS 2

Ingratitud de Israel

1[7909]Me llegó la palabra de Yahvé, que dijo:

2[7910]“Anda y grita a los oídos de Jerusalén, diciendo:

Así dice Yahvé:

Me acuerdo de la piedad de tu juventud,

del amor de tus desposorios,

y cómo me seguiste por el desierto,

en una tierra donde no se siembra.

3[7911]Israel es cosa santa para Yahvé,

primicias de sus frutos;

cuantos le devoran se hacen culpables;

vendrá sobre ellos el mal

—oráculo de Yahvé.

4Escucha la palabra de Yahvé,

oh casa de Jacob,

y todas las familias de la casa de Israel.

5[7912]Así dice Yahvé:

¿Qué tacha hallaron en Mí vuestros padres,

para alejarse de Mí, e irse tras la vanidad,

haciéndose vanos ellos mismos?

6No decían: “¿Dónde está Yahvé,

el que nos sacó del país de Egipto,

el que nos condujo por el desierto,

por una tierra yerma y barrancosa,

tierra de sequía y de sombra de muerte,

tierra por donde nadie pasa

y no vive hombre alguno?”

7[7913]Yo os introduje en una tierra fértil,

para que comierais sus frutos y sus riquezas;

pero vosotros, cuando entrasteis, contaminasteis mi tierra,

y de mi heredad hicisteis una abominación.

8[7914]Tampoco los sacerdotes decían:

“¿Dónde está Yahvé?”

Los que guardaban la Ley no me conocían;

los pastores se rebelaron contra Mí,

los profetas profetizaron por Baal,

y se fueron tras los que de nada sirven.

9Por eso litigaré aún con vosotros,

y con los hijos de vuestros hijos, dice Yahvé.

10[7915]Pasad a las islas de Kitim, y ved,

enviad (mensajeros) a Cedar, e informaos bien,

y ved si jamás ha acontecido cosa como esta.

11¿Acaso nación alguna ha cambiado de dios?

—y ni siquiera son dioses aquellos—

pero mi pueblo ha trocado su Gloria

por lo que de nada sirve.

12Pasmaos, oh cielos, de esto,

horrorizaos

y quedaos atónitos en extremo, dice Yahvé.

13[7916]Porque dos maldades ha cometido mi pueblo:

Me han abandonado a Mí,

fuente de aguas vivas,

para excavarse cisternas,

cisternas rotas, que no pueden retener el agua.

14[7917]¿Es acaso siervo Israel? ¿O vernáculo?

¿Cómo, pues, ha venido a ser presa?

15Rugieron contra él los leoncillos,

y dieron sus bramidos,

y convirtieron su tierra en un desierto;

sus ciudades han sido quemadas

y quedan sin habitantes.

16[7918]Los hijos de Menfis y de Tafnis

trasquilan tu cabeza.

17¿No te has acarreado esto

por dejar a Yahvé tú Dios,

al tiempo que Él te guiaba por el camino?

18[7919]Y ahora, ¿por qué vas a Egipto

para beber el agua turbia?

¿Y por qué vas a Asiria

para beber las aguas del Río?

19[7920]Tu misma maldad te condenará,

y tú misma apostasía te va a castigar,

para que sepas y veas cuan malo y amargo te es

el haber abandonado a Yahvé tu Dios,

y haber perdido mi temor,

dice el Señor Yahvé de los ejércitos.

El culto de Baal

20[7921]Ya desde tiempo muy antiguo

quebraste tu yugo, rompiste tus coyundas,

y dijiste: “No quiero servir.”

Porque sobre todo collado elevado,

y bajo todo árbol frondoso

te acostaste como ramera.

21Y Yo te había plantado cual vid selecta,

toda de buena semilla.

¿Cómo, pues, has degenerado

(convirtiéndote en) vid ajena?

22Por más que te laves con nitro,

y por mucha lejía que emplees,

tu iniquidad queda grabada delante de Mí

—oráculo de Yahvé el Señor.

23[7922]¿Cómo puedes decir: “No estoy contaminada,

no he ido en pos de los Baales?”

Mira tus caminos en aquel valle,

reconoce lo que has hecho,

dromedaria liviana que corre de un lado a otro,

24[7923]asna salvaje, acostumbrada al desierto,

que en el ardor de su pasión olfatea el viento;

¿quién podrá contener el celo de ella?

Ninguno de los que la buscan necesita fatigarse;

en el mes de su (celo) la hallará.

25Guarda tu pie de la desnudez,

y tu garganta de la sed;

pero tú dices: “Es inútil,

pues amo a los extraños,

y tras ellos me voy.”

Consecuencias de la apostasía

26Como queda avergonzado el ladrón sorprendido,

así quedarán avergonzados

los de la casa de Israel,

ellos, sus reyes, sus príncipes,

sus sacerdotes y sus profetas;

27[7924]que dicen al leño: “Tú eres mi padre”,

y a la piedra: “Tú me has dado a luz.”

Me han vuelto las espaldas y no la cara;

mas cuando les toca la calamidad, dicen:

“Levántate y sálvanos.”

28¿Dónde están tus dioses, los que te has hecho?

¡Que se alcen, si te pueden salvar en el tiempo de tu calamidad!

Tus dioses, oh Judá,

son tan numerosos como tus ciudades.

29¿Por qué entráis conmigo en juicio?

Todos os habéis rebelado contra Mí,

—oráculo de Yahvé.

30En vano he castigado a vuestros hijos;

ellos no hicieron caso de la corrección;

vuestra espada ha devorado a vuestros profetas

como león que destroza.

31[7925]¡Así es vuestra raza! Considerad ahora la palabra de Yahvé.

¿Por ventura he sido Yo un desierto para Israel,

o una tierra de densas tinieblas?

¿Por qué, pues, ha dicho mi pueblo:

“Libres somos, no volveremos más a Ti”?

32¿Se olvida acaso una doncella de sus atavíos

o una novia de su ceñidor?

pero mi pueblo se ha olvidado de Mí

desde días sin cuento.

33¡Qué bien sabes tú disponer

tus caminos para buscar amor!

Por esto has acostumbrado tu conducta

a las maldades.

34En la orla de tu (vestido) se halla

la sangre de la vida de pobres e inocentes;

no los sorprendiste en conato de robo,

(los mataste) por cualquier otro motivo.

35[7926]Y con todo dices: “Soy inocente,

ciertamente su ira se ha apartado de mí.”

Mira, Yo voy a entrar en juicio contigo,

por cuanto dices: “No he pecado.”

36[7927]¿Por qué corres de uno a otro, cambiando tus caminos?

Serás burlado de Egipto,

como lo fuiste ya de Asiria.

37[7928]También de allí volverás

con las manos sobre tu cabeza;

pues Yahvé ha rechazado tus apoyos,

y no tendrás suerte con ellos.

JEREMÍAS 3

Impenitencia de Israel

1[7929]Cuando un hombre despide a su mujer,

y apartándose esta de él,

se casa con otro marido,

¿volverá él acaso a ella de nuevo?

¿no quedará aquella mujer

totalmente contaminada?

Pero tú, que fornicaste con muchos amantes,

no obstante ello, vuélvete a Mí

—oráculo de Yahvé.

2[7930]Alza tus ojos a los collados y mira:

¿Hay lugar donde no te hayas prostituido?

Te sentabas junto a los caminos,

como el árabe en el desierto,

en acecho de los (pasajeros),

y contaminaste la tierra

con tus fornicaciones y maldades.

3Por eso se detuvieron las lluvias,

y faltaron las aguas de primavera,

pero tú guardas el semblante de ramera;

no tienes rubor.

4[7931]Me dices ahora: “¡Padre mío!

Tú eres el amigo de mi juventud.

5¿Acaso guardará Él (la ira) continuamente?

¿se enojará para siempre?”

Así dices, y con todo cometes

maldades a más no poder.

6[7932]Me dijo Yahvé en los días del rey Josías: “¿Has visto lo que hizo la apóstata Israel? Se fue a todo monte alto y bajo todo árbol frondoso, y cometió allí fornicación. 7Dije Yo: Después de haber ella hecho todo esto, se volverá a Mí, pero no se volvió. Vio esto su hermana, la pérfida Judá; 8y vio también que a causa de todos sus adulterios que había cometido la apóstata Israel, Yo la había despedido, dándole el libelo de repudio; y con todo no se amedrentó su hermana, la pérfida Judá, sino que fue y fornicó también ella. 9Con su tumultuosa fornicación contaminó la tierra, cometiendo adulterio con la piedra y con el leño. 10A pesar de todo esto, su pérfida hermana, Judá, no se volvió a Mí de todo corazón, sino fingidamente” —oráculo de Yahvé.

Conversión y gloria de Israel

11Entonces me dijo Yahvé: “La apóstata Israel se ha mostrado más justa que la pérfida Judá. 12[7933]Anda, pues, y grita estas palabras hacia el norte, y di:

Conviértete, apóstata Israel,

—oráculo de Yahvé;

no os miraré con rostro (airado),

porque soy misericordioso,

—oráculo de Yahvé—;

no me airaré para siempre,

13con tal que reconozcas tu iniquidad.

Pues contra Yahvé, tú Dios has pecado,

te has prostituido a los extraños,

bajo todo árbol frondoso,

y no has escuchado mi voz

—oráculo de Yahvé.

14[7934]Convertíos, hijos rebeldes, dice Yahvé, porque Yo soy vuestro Esposo y os tomaré, uno de cada ciudad, y dos de cada estirpe, y os traeré a Sión. 15[7935]Y os daré pastores según mi corazón, que os apacentarán con ciencia y doctrina. 16[7936]Y cuando os multiplicareis y creciereis en la tierra, en aquellos días, dice Yahvé, no se dirá más: “¡El arca de la alianza de Yahvé!” ni les vendrá a las mientes, ni habrá de ella memoria, no la echarán de menos, ni se hará otra. 17[7937]En aquel tiempo Jerusalén será llamada trono de Yahvé; y se congregarán en el nombre de Yahvé todas las naciones en Jerusalén; y no seguirán más su obstinado y depravado corazón. 18En aquellos días se juntará la casa de Judá con la casa de Israel, y juntas vendrán de la tierra del Norte a la tierra que di en herencia a vuestros padres.

19[7938]Yo me preguntaba:

“¿Cómo he de contarte entre mis hijos

y darte en herencia una tierra de delicias,

la posesión más hermosa entre las naciones?”

Y respondí: “Tú me llamarás Padre mío,

y ya no dejarás de seguir en pos de Mí.”

20Pero como una mujer que es infiel a su marido,

así vosotros habéis sido infieles a Mí,

oh casa de Israel, dice Yahvé.

Arrepentimiento de Israel

21Se oye sobre los montes voz de lloro,

los llantos de los hijos de Israel;

por haber pervertido su camino,

olvidándose de Yahvé su Dios.

22Volveos, oh hijos rebeldes,

y Yo sanaré vuestras apostasías.

“He aquí que volvemos a Ti;

porque Tú eres Yahvé, nuestro Dios.

23[7939]De veras, eran embustes los collados

y el bullicio en los montes;

solo en Yahvé, nuestro Dios,

está la salvación de Israel.

24[7940]La ignominia consumió las fatigas

de nuestros padres desde nuestra mocedad;

sus rebaños y sus ganados,

sus hijos y sus hijas.

25Acostémonos, pues, en nuestro oprobio,

y cúbranos nuestra ignominia,

pues hemos pecado contra Yahvé, nuestro Dios,

nosotros y nuestros padres,

desde nuestra mocedad hasta el día de hoy,

y no hemos escuchado la voz de Yahvé, nuestro Dios.”

JEREMÍAS 4

Condición del perdón

1[7941]“Si te conviertes, oh Israel,

conviértete a Mí, dice Yahvé;

y si quitas de delante de Mí tus abominaciones,

no andarás más errante.

2Si juras “¡Vive Yahvé!” en verdad,

y con rectitud, y con justicia,

serán bendecidas en Él las naciones

y en Él se gloriarán.

3[7942]Pues así dice Yahvé

a los hombres de Judá y de Jerusalén:

Preparaos un campo virgen

y no sembréis entre zarzas.

4Circuncidaos para Yahvé,

y quitad los prepucios de vuestros corazones,

varones de Judá y moradores de Jerusalén,

no sea que estalle, cual fuego, mi ira,

y arda sin que haya quien la apague,

por la maldad de vuestras obras.

Invasión enemiga

5Promulgadlo en Judá,

y en Jerusalén dadlo a conocer;

clamad y sonad la trompeta por el país,

gritad fuerte y decid:

«Juntaos, y retirémonos a las ciudades fortificadas.»

6[7943]¡Alzad un estandarte, (para huir) a Sión,

apresuraos, y no os detengáis!

pues voy a traer desde el norte

un mal y gran desolación.

7Ya salió el león del matorral,

el asolador de pueblos

se ha puesto en marcha,

salió de su lugar

para trocar tu tierra en un yermo;

tus ciudades serán asoladas,

sin que quede habitante.

8Por tanto ceñíos de saco, llorad y lamentaos,

pues no se aparta de nosotros

a ardiente ira de Yahvé.

9En aquel día, dice Yahvé,

desfallecerá el corazón del rey

y el corazón de los príncipes;

los sacerdotes quedaran pasmados,

y los profetas llenos de consternación.”

10[7944]Y dije yo: “¡Ah, Señor Yahvé!

Ciertamente has engañado a este pueblo y a Jerusalén,

diciendo: «Tendréis paz»,

cuando la espada ha llegado ya hasta el alma.”

11[7945]Entonces se dirá a este pueblo y a Jerusalén:

“Un viento abrasador viene de los montes del desierto,

en dirección a la hija de mi pueblo,

mas no para aventar, ni para limpiar.

12Será un viento impetuoso el que ha de llegar.

Ahora voy también yo a pronunciar sentencia contra ellos.”

13He aquí que avanza como las nubes;

como torbellino son sus carros,

y más ligeros que las águilas sus caballos.

¡Ay de nosotros, pues estamos perdidos!

14¡Lava de malicia tu corazón,

Jerusalén, para que seas salva!

¿Hasta cuándo hospedarás en tu corazón

tus maliciosos pensamientos?

15[7946]Porque una voz trae las nuevas desde Dan,

y anuncia la calamidad desde la montaña de Efraím.

16Hacedlo saber a las naciones, avisad a Jerusalén,

que vienen sitiadores de una tierra remota,

y lanzan gritos contra las ciudades de Judá.

17Como guardas de campo están a la redonda contra ella,

por cuanto se ha rebelado contra Mí

—oráculo de Yahvé.

18[7947]Tu conducta y tus malas obras

te han valido esto;

es (el fruto de) tu maldad;

(castigo) amargo

que te llega hasta el corazón.

Desolación del país

19[7948]¡Mis entrañas! ¡Mis entrañas!

¡Qué dolor en las paredes de mi corazón!

agitase mi corazón;

no puedo estar quieto,

por cuanto has oído, alma mía, el sonido de la trompeta,

el grito estrepitoso de la guerra.

20Llegan noticias de desastre sobre desastre;

todo el país está devastado;

súbitamente han sido destruidas mis tiendas,

de un momento a otro mis pabellones.

21[7949]¿Hasta cuándo he de ver la bandera,

y oír el sonido del clarín?

22[7950]¡Qué necio es mi pueblo!,

no me han conocido;

son hijos insensatos que no tienen inteligencia;

son sabios para hacer el mal,

pero el bien no saben hacerlo.

23[7951]Miro la tierra, y he aquí que está desolada y vacía;

los cielos, y no hay luz en ellos.

24Miro los montes, y he aquí que tiemblan,

y se conmueven todos los collados.

25Miro, y he aquí que no hay hombre alguno,

y las aves del cielo han huido todas.

26Miro, y he aquí que la tierra fértil es un desierto,

y todas sus ciudades están destruidas,

ante Yahvé, ante el ardor de su ira.

27Porque así dice Yahvé:

“Todo el país será un yermo,

pero no lo arruinaré del todo.

28Por esto la tierra se pondrá de luto

y se oscurecerán los cielos allá arriba;

porque Yo lo he dicho, Yo lo he resuelto,

y no me arrepiento ni me retracto.”

29[7952]Al estruendo de la caballería y de los flecheros

cada ciudad se pone en fuga;

se retiran a las selvas

y escalan las peñas;

todas las ciudades están abandonadas,

sin que en ellas quedase un solo habitante.

30[7953]Y tú, ¿qué harás, oh desolada?

Aunque te vistas de púrpura,

aunque te cubras con adornos de oro,

y te pintes los ojos con antimonio;

en vano te embellecerás;

tus amantes te desprecian, buscan tu vida.

31Oigo gritos como de parturienta,

gemidos como de la que por primera vez da a luz;

es la voz de la hija de Sion,

que lanza ayes y extiende sus manos:

“¡Ay de mí! desfallece mi alma

a causa de la mortandad.”

JEREMÍAS 5

Corrupción de Jerusalén

1[7954]Recorred las calles de Jerusalén,

mirad y observad,

y buscad por sus plazas,

a ver si halláis un hombre;

uno solo que practique la justicia y busque la verdad;

y Yo la perdonaré.

2[7955]Pues aun cuando dicen: ¡Vive Yahvé!,

no obstante ello juran en falso.

3[7956]¿No es la fidelidad, oh Yahvé, lo que buscan tus ojos?

Tú los castigaste, y no les dolió;

los consumiste, mas rechazaron la corrección;

han hecho su cara más dura que la roca;

no quisieron convertirse.

4Entonces dije: “¡Ah! son solo los pobres,

ellos son los insensatos,

porque no conocen el camino de Yahvé,

la ley de su Dios.

5Me iré a los grandes,

y hablaré con ellos;

ellos conocerán el camino de Yahvé,

la ley de su Dios”.

Pero también ellos todos quebraron el yugo

y rompieron las coyundas.

6[7957]Por eso los mata el león del bosque,

los devora el lobo del desierto;

y el leopardo está acechando

en torno de sus ciudades;

quien salga de ellas será despedazado:

porque son muchos sus pecados

y han aumentado sus apostasías.

7“¿Cómo te podré perdonar esto?

Tus hijos me han abandonado

y juran por los que no son dioses:

Los he saciado, mas ellos se entregan al adulterio,

y se juntan en casa de la ramera.

8Caballos gordos que están en celo;

relincha cada cual tras la mujer de su prójimo.

9¿No he de castigar Yo esto? dice Yahvé.

¿De una nación como esta

no he de tomar venganza?

10[7958]Escalad sus muros, y destruid;

mas no acabéis del todo con ellos;

arrancad sus sarmientos,

pues no son de Yahvé.

11Porque la casa de Israel

y la casa de Judá

han apostatado de Mí,

dice Yahvé.

12Han renegado de Yahvé,

y han dicho: “No es Él;

no vendrá sobre nosotros ningún mal,

no veremos ni espada ni hambre;

13los profetas no son más que viento,

y no tienen oráculos (de Dios).

¡Que estos caigan sobre ellos mismos!”

Anuncio del castigo

14[7959]Por esto, así dice Yahvé, el Dios de los ejércitos:

“Por cuanto habéis dicho esto,

mirad que hago de mis palabras un fuego,

y este pueblo será la leña que los devore.

15[7960]He aquí que voy a traer

contra vosotros, oh casa de Israel,

una nación lejana, dice Yahvé;

un pueblo fuerte, un pueblo antiquísimo;

un pueblo cuya lengua no conoces,

y cuyas palabras no entiendes.

16Su aljaba es como sepulcro abierto;

todos ellos son hombres valientes.

17Devorarán tu cosecha y tu pan;

devorarán a tus hijos y a tus hijas;

devorarán tus rebaños y tus ganados;

devorarán tus viñas y tus olivares;

y destruirán a espada

tus ciudades fuertes en que confías.

18Mas ni aun en aquellos días, dice Yahvé,

acabaré del todo con vosotros.”

19Y si os preguntareis: “¿Por qué Yahvé, nuestro Dios, ha traído todo esto sobre nosotros?” les responderás: “Como me habéis dejado a Mí sirviendo a dioses extraños en vuestra tierra así serviréis a los extranjeros en tierra no vuestra.”

20Promulgad esto en la casa de Jacob,

y pregonadlo en Judá, diciendo:

21[7961] “Escucha esto, pueblo insensato y sin cordura:

Tienen ojos y no ven,

tienen oídos y no oyen.

22[7962]¿No me habéis de temer?, dice Yahvé;

¿no temblaréis delante de Mí,

que puse al mar por término la arena,

como límite perpetuo que no puede traspasar?

Por más que se agiten sus olas, son impotentes,

aunque se enfurezcan no podrán rebasarlo.”

23Mas este pueblo tiene un corazón rebelde y contumaz;

han apostatado y se van.

24Y no dicen en su corazón:

“Temamos a Yahvé, nuestro Dios,

que nos da a su tiempo

la lluvia temprana y la tardía,

y nos concede las semanas

destinadas a la cosecha.”

25Vuestras iniquidades han trastornado este orden,

y vuestros pecados os han privado del bien.

Maldades de los ricos

26Pues en mi pueblo hay malvados;

ponen asechanzas como el pajarero que se agacha,

arman trampas para cazar hombres.

27Como jaula llena de pájaros,

así están sus casas llenas de fraude;

así se han engrandecido y enriquecido.

28Engordaron y brillan de gordura;

sobresalen en maldad;

no hacen justicia al huérfano

—y sin embargo prosperan—,

no hacen justicia a los pobres.

29¿Y Yo no habré de castigar estas cosas?

dice Yahvé.

¿De una nación como esta

no he de tomar venganza?

30Cosa extraña y terrible acontece en la tierra:

31[7963]los profetas profetizan mentira,

y los sacerdotes gobiernan según su antojo;

y esto le gusta a mi pueblo.

Pero ¿qué haréis cuando estas cosas lleguen a su fin?

JEREMÍAS 6

Asedio y ruina de Jerusalén

1[7964]Huid de en medio de Jerusalén,

hijos de Benjamín;

tocad la trompeta en Tecoa,

y sobre Betkérem alzad una señal;

pues se deja ver un azote que viene del norte;

una gran calamidad.

2La hija de Sión

es semejante a un prado lozano;

3[7965]vienen sobre ella los pastores con sus rebaños;

plantan sus tiendas alrededor de ella,

pastan cada cual por su parte.

4[7966] “¡Santificaos para la guerra contra ella!

Levantaos, ataquémosla en pleno mediodía.

¡Ay de nosotros, que pasa el día,

se extienden ya las sombras de la noche!

5Levantaos, ataquemos de noche

y destruyamos sus palacios.”

6Porque así dice Yahvé de los ejércitos:

“Cortad árboles

y alzad terraplenes contra Jerusalén.

Esta es la ciudad que ha de ser castigada,

toda ella está llena de injusticia.

7Como la fuente hace brotar sus aguas,

así mana ella su maldad,

no se oye en ella (hablar) sino de violencia y ruina;

dolores y heridas están siempre a mi vista.

8Enmiéndate, Jerusalén,

no sea que me aparte de ti

y te convierta en ruinas,

en tierra inhabitada.”

Las causas de la ruina

9[7967]Así dice Yahvé de los ejércitos:

“Como rebuscos de una viña,

así se rebuscarán los restos de Israel.

Mete tu mano, como el vendimiador,

entre los sarmientos.”

10[7968]¿A quién he de hablar y a quién conjurar para que oiga?

He aquí que su oído está incircunciso,

de modo que no pueden escuchar;

ved que la palabra de Yahvé es para ellos un oprobio;

no se deleitan en ella.

11Estoy lleno de la cólera de Yahvé,

cansado ya de refrenarla.

“Derrámala sobre los niños en la calle,

y sobre las reuniones de los jóvenes.

Pues serán presos el marido y la mujer,

el anciano y el colmado de días.

12Y sus casas pasarán a ser de otros,

juntamente con sus campos y sus mujeres;

pues Yo extenderé mi mano

contra los habitantes del país”

—oráculo de Yahvé.

13Porque todos ellos, desde el más pequeño hasta el más grande,

se han entregado a la avaricia;

todos, desde el profeta hasta el sacerdote,

practican el fraude;

14[7969]curan la llaga de mi pueblo a la ligera,

diciendo: “¡Paz, paz!” cuando no hay paz.

15Quedarán confundidos porque cometen abominaciones;

pero no se avergüenzan,

ni conocen lo que es deshonra.

“Por eso caerán cuando caigan los otros;

perecerán al tiempo que Yo los visite”, dice Yahvé.

16Así dice Yahvé:

“Paraos en los caminos, y mirad;

y preguntad por las sendas antiguas,

cuál es el buen camino, y seguidlo,

y hallaréis reposo para vuestras almas.”

Mas ellos dijeron: “No lo seguiremos.”

17[7970]Yo había puesto sobre vosotros atalayas (diciendo):

“Escuchad el sonido de la trompeta.”

Mas ellos respondieron: “No queremos escuchar.”

18Por tanto, oíd, oh naciones;

gentes todas, entended lo que les sucederá.

19¡Escucha, oh tierra!

“He aquí que voy a traer sobre este pueblo calamidades,

el fruto de sus mismos designios,

porque no atendieron mis palabras,

y despreciaron mi Ley.

20[7971]¿Para qué me traéis incienso de Sabá,

y caña aromática de países lejanos?

vuestros holocaustos no me son aceptos,

y vuestros sacrificios no me agradan.”

21Por eso, así dice Yahvé:

“He aquí que voy a poner tropiezos a este pueblo,

en ellos tropezarán padres e hijos a una,

el vecino perecerá juntamente con su vecino.”

El enemigo

22[7972]Así dice Yahvé:

“Mira que viene un pueblo del país del Septentrión,

una nación grande se pone en movimiento desde los extremos de la tierra;

23empuña el arco y el venablo,

es cruel y no se apiada;

su voz es como el bramido del mar.

Vienen montados sobre caballos,

listos para luchar como un solo hombre,

contra ti, oh hija de Sión.”

24“Al solo oír hablar de ellos

se nos debilitan los brazos,

se apodera de nosotros la angustia,

dolores como de mujer que está de parto.”

25No salgáis al campo,

ni andéis por el camino;

pues el enemigo tiene espada,

y por todos lados reina el espanto.

26Cíñete de saco, oh hija de mi pueblo,

y revuélcate en la ceniza;

haz llanto como por un hijo único,

llanto amarguísimo,

porque de repente cae sobre nosotros el devastador.

El profeta ha sido puesto como juez

27[7973]Te he constituido en mi pueblo como probador, como fortaleza;

tú conocerás y examinarás su proceder.

28Todos ellos son rebeldes entre rebeldes,

andan calumniando, son bronce y hierro,

corruptores, todos ellos.

29Sopla furiosamente el fuelle

para que el plomo sea consumido por el fuego;

pero en vano trabaja el acrisolador,

porque los inicuos no se separan.

30Se les llamará plata reprobada;

porque Yahvé los ha reprobado.

JEREMÍAS 7

Vana confianza en el Templo

1[7974]He aquí la palabra que de parte de Yahvé llegó a Jeremías: 2“Ponte a la puerta de la Casa de Yahvé, y pronuncia allí esta palabra y di: Oíd la palabra de Yahvé, todos los habitantes de Judá que entráis por estas puertas para adorar a Yahvé. 3[7975]Así dice Yahvé de los ejércitos, el Dios de Israel: Enmendad vuestra conducta y vuestras obras, y os dejaré habitar en este lugar. 4[7976]No confiéis en las palabras falaces de aquellos que dicen: «¡El Templo de Yahvé, el Templo de Yahvé! Aquí está el Templo de Yahvé.» 5Si realmente enmendáis vuestra conducta y vuestras obras, si de veras administráis justicia entre hombre y hombre; 6si no oprimís al extranjero, al huérfano y a la viuda; si no derramáis sangre inocente en este lugar, ni andáis tras otros dioses para vuestra ruina, 7entonces os dejaré habitar en este lugar, en la tierra que di a vuestros padres desde los siglos hasta los siglos.

8Pero vosotros confiáis en palabras de mentira, que de nada os aprovecharán. 9Hurtáis, matáis y cometéis adulterio, juráis en falso y quemáis incienso a Baal, os vais tras otros dioses que no conocéis 10y luego venís a presentaros delante de Mí, en esta Casa, sobre la cual ha sido invocado mi nombre, y decís: «Ya estamos salvos.» ¡Es solo para practicar todas estas abominaciones! 11[7977]Esta Casa sobre la cual ha sido invocado mi nombre, ¿es acaso a vuestros ojos una cueva de ladrones? He aquí que Yo, Yo lo he visto” —oráculo de Yahvé.

El ejemplo de Silo

12[7978]Pues id a mi morada que tenía en Silo, donde al principio establecí una morada para mi Nombre, y ved lo que hice allí a causa de la maldad de Israel, mi pueblo. 13Ahora bien, por cuanto hicisteis todas estas obras, dice Yahvé, y en vista de que Yo os he hablado, amonestándoos a tiempo, y no quisisteis escuchar; y que os he llamado, y no quisisteis responder; 14por tanto haré con esta Casa sobre la cual ha sido invocado mi Nombre, y que es el objeto de vuestra confianza, y con este lugar que di a vosotros y a vuestros padres, lo mismo que hice con Silo. 15[7979]Pues os arrojaré de mi presencia, así como he arrojado a todos vuestros hermanos, a toda la raza de Efraím.

16Y tú, no intercedas por este pueblo, no eleves por ellos súplica ni oración, ni me insistas, pues no te escucharé. 17¿Acaso no ves lo que ellos están haciendo en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén? 18[7980]Los hijos recogen la leña, los padres encienden el fuego, y las mujeres preparan la masa, a fin de hacer tortas para la reina del cielo, y derramar libaciones a dioses extraños, para ofenderme. 19¿Pero es a Mí, dice Yahvé, a quien ofenden? ¿No se ofenden más bien a sí mismos, para vergüenza de sus propios rostros? 20[7981]Por eso, así dice Yahvé el Señor: «He aquí que el furor de mi ira se va a derramar sobre este lugar, sobre los hombres y sobre las bestias, sobre los árboles del campo y los frutos de la tierra; arderá y no se apagará.»

Sacrificios sin rectitud del corazón

21[7982]Así dice Yahvé de los ejércitos, el Dios de Israel: «Añadid vuestros holocaustos a vuestros sacrificios para comer carne. 22Cuando Yo saqué a vuestros padres de la tierra de Egipto, nada les dije ni mandé en materia de holocaustos y sacrificios; 23[7983]lo que les mandé fue esto: «Escuchad mi voz, y Yo seré vuestro Dios, y vosotros seréis mi pueblo; y seguid todos los caminos que os he ordenado, para que os vaya bien.» 24Pero ellos no hicieron caso, ni inclinaron (a Mí) su oído; en la dureza de su mal corazón siguieron su propio consejo, y fueron hacia atrás y no hacia adelante. 25[7984]Desde el día en que vuestros padres salieron de la tierra de Egipto, hasta el día de hoy, os envié a todos mis siervos los profetas, apresurándome cada día a enviarlos. 26Pero no me escucharon ni prestaron oído, sino que endurecieron su cerviz, y se portaron peor que sus padres. 27Por más que les digas todo esto no te escucharán; y si los llamas no te responderán, 28entonces les dirás: Este es el pueblo que no escucha la voz de Yahvé, su Dios, y que no acepta instrucción; ya no existe la fidelidad, desterrada está de su boca.”

Contra la idolatría

29[7985]Córtate la cabellera y arrójala,

y ponte a plañir sobre los collados;

porque Yahvé ha repudiado y desechado

esta generación, (objeto) de su ira.

30[7986]Pues los hijos de Judá obraron lo malo a mis ojos, dice Yahvé, colocaron sus abominaciones en la Casa, sobre la cual ha sido invocado mi nombre, a fin de contaminarla. 31[7987]Construyeron los lugares altos de Tófet, en el valle del hijo de Hinnom para quemar a sus hijos y sus hijas en el fuego, cosa que Yo no mandé, ni me pasó por el pensamiento. 32Por eso, he aquí que vienen días, dice Yahvé, en que no se llamará más Tófet, ni valle del hijo de Hinnom, sino valle de la mortandad, y enterrarán en Tófet por no haber otro lugar. 33Y los cadáveres de este pueblo serán pasto de las aves del cielo y de las bestias de la tierra; y no habrá quien las espante. 34Y haré cesar en las ciudades de Judá, y en las calles de Jerusalén, la voz de regocijo y la voz de alegría, la voz del esposo y la voz de la esposa, porque el país vendrá a ser un desierto.”

JEREMÍAS 8

Desolación y obstinación

1[7988]“En aquel tiempo, dice Yahvé, sacarán de sus sepulcros los huesos de los reyes de Judá, y los huesos de sus príncipes, y los huesos de los sacerdotes, y los huesos de los profetas, y los huesos de los habitantes de Jerusalén; 2y los expondrán al sol y a la luna, y a toda la milicia del cielo, a quienes ellos amaron y sirvieron, tras los cuales anduvieron, a los que consultaron, ante los cuales se postraron. No serán recogidos ni sepultados, servirán de estiércol para el campo. 3Y todos los que quedaren de esta raza perversa, en todos los lugares a donde los habré arrojado, preferirán la muerte a la vida, dice Yahvé de los ejércitos.

4Les dirás: Así dice Yahvé:

Acaso el que cae, ¿no se levanta luego?

y el que se va, ¿no vuelve?

5[7989]¿Por qué, pues, se ha desviado

este pueblo de Jerusalén, para apostatar para siempre?

¿Por qué se obstinan en el engaño

y rehúsan convertirse?

6Estoy atento y escucho:

no hablan con sinceridad,

no hay quien se arrepienta de su maldad,

preguntándose: «¿Qué es lo que he hecho?»

Todos han vuelto a tomar su carrera,

como caballo que se lanza a la batalla.

Falsos doctores

7[7990]Aun la cigüeña en el aire

conoce su tiempo,

la tórtola, la golondrina y la grulla

saben cuándo han de venir:

pero mi pueblo no conoce lo debido a Yahvé.

8[7991]¿Cómo decís: «Sabios somos;

poseemos la Ley de Yahvé»?

más he aquí que la pluma mentirosa

de los escribas la ha convertido en mentira.

9Confundidos están los sabios,

consternados y presos;

pues han rechazado la palabra de Yahvé.

¿Qué sabiduría puede haber en ellos?

10[7992]Por lo cual daré sus mujeres a otros,

y sus campos a (nuevos) poseedores,

porque desde el menor hasta el mayor,

todos se dejan llevar de la avaricia,

desde el profeta hasta el sacerdote,

todos practican el fraude.

11[7993]Curan la llaga de mi pueblo a la ligera,

diciendo: «¡Paz, paz!», cuando no hay paz.

12Serán confundidos porque cometen abominaciones.

Pero en nada se avergüenzan,

ni aun saben lo que es vergüenza.

Por tanto caerán con los que han de caer;

serán derribados

en el día de su castigo, dice Yahvé.

Anuncio del castigo

13[7994]Acabaré del todo con ellos, dice Yahvé:

no quedará uva en la vid,

ni en la higuera higos;

incluso el follaje se marchitará;

y les aplicaré todavía (más castigos) que pasarán sobre ellos.

14[7995]«¿Por qué nos quedamos sentados?

Congregaos, y vamos a las ciudades fuertes

para perecer allí;

pues Yahvé, nuestro Dios, nos hace perecer,

y nos da a beber agua de hiel,

por haber pecado contra Yahvé.

15¿Esperar la paz? pero no viene ningún bien;

¿el tiempo de salud? y no hay más que terror.»

16Ya se oye desde Dan el resoplido de sus caballos;

al relincho estrepitoso de sus corceles

tiembla toda la tierra.

Ya llegan y devoran el país y cuanto contiene,

la ciudad y sus habitantes.

17[7996]Pues he aquí que enviaré contra vosotros

serpientes y basiliscos,

contra los cuales no sirve el encantamiento;

os morderán”, dice Yahvé.

Dolor del profeta

18[7997]¡Oh si hubiera consuelo en mi dolor!

mi corazón desmaya dentro de mí.

19Oigo la voz de la hija de mi pueblo

que grita desde una tierra remota:

“¿Por ventura Yahvé no está más en Sión?

¿No está ya en ella su Rey?”

“¿Por qué me provocaron con sus ídolos,

con diosas extrañas?”

20“¡Pasó la siega, y el verano se acabó,

y nosotros no hemos sido salvados!”

21Por la ruina de la hija de mi pueblo

estoy arruinado, estoy de luto,

el espanto se ha apoderado de mí.

22[7998]¿No hay ya bálsamo en Galaad?

¿No existe médico allí?

¿Por qué, pues, no se venda (la llaga)

de la hija de mi pueblo?

JEREMÍAS 9

El profeta llora la ruina de su pueblo

1¡Quién diera que mi cabeza

fuera (un manantial de) agua,

y mis ojos fuente de lágrimas,

para llorar día y noche

los muertos de la hija de mi pueblo!

2[7999]¡Ojalá tuviera yo en el desierto un albergue de caminantes,

para retirarme de mi pueblo, y alejarme de ellos!

Pues todos son adúlteros,

una ralea de traidores.

3“Entesan su lengua como un arco;

se han hecho poderosos en la tierra para decir mentiras,

mas no la verdad;

corren de maldad en maldad,

y a Mí no me conocen, dice Yahvé.

4[8000]Guárdese cada uno de su amigo,

y ninguno se fíe de su hermano;

porque todo hermano urde insidias,

y todo amigo anda calumniando.

5Unos a otros se engañan,

y no dicen la verdad;

tienen avezada su lengua a hablar mentiras;

se fatigan obrando el mal.

6[8001]Tú vives rodeado de mala fe;

por su mala fe no quieren conocerme,

dice Yahvé.

7Por eso, así dice Yahvé de los ejércitos:

“Voy a acrisolarlos, voy a probarlos.

Pues ¿qué otra cosa puedo hacer con la hija de mi pueblo?

8Flecha mortífera es su lengua,

habla solamente para engañar;

con su boca hablan de paz a su prójimo,

mas en su interior le arman asechanzas.

9Y Yo ¿no he de castigarlos por estas cosas?, dice Yahvé;

¿acaso no tomaré venganza de un pueblo tal?”

10[8002]Me pondré a llorar y gemir sobre los montes,

haré lamentación por los pastos de la estepa,

porque han sido abrasados

y nadie transita por ellos;

no se oye ya la voz del ganado;

desde las aves del cielo hasta las bestias,

todos han huido, han desaparecido.

11Convertiré a Jerusalén en montón de ruinas,

en albergue de chacales;

y a las ciudades de Judá en despoblado sin moradores.

12¿Quién es el hombre sabio que entienda esto,

al cual hable la boca de Yahvé

a fin de que declare por qué perece la tierra

y está abrasada como el desierto,

sin que nadie transite por ella?

13Yahvé lo ha dicho: “Porque han dejado mi Ley, que Yo puse delante de ellos, y no han escuchado mi voz, ni procedieron según ella, 14[8003]sino que siguieron su corazón obstinado, y los Baales, que les enseñaron sus padres.” 15[8004]Por eso, así dice Yahvé de los ejércitos, el Dios de Israel: “He aquí que a este pueblo le daré para comida ajenjo, y para bebida, agua de hiel. 16Y los esparciré por entre las naciones, que ellos no conocieron, ni ellos ni sus padres; y tras ellos enviaré la espada, hasta consumirlos.”

Lamentaciones del pueblo

17[8005]Así dice Yahvé de los ejércitos:

Atended, y llamad a las plañideras, para que vengan;

enviad por las más diestras (en el duelo);

18que vengan de prisa

y alcen sobre nosotros sus lamentos;

derramen lágrimas nuestros ojos,

y nuestros párpados manen agua.

19Porque voz de llanto se oye desde Sión:

“¡Cómo hemos sido desolados!

Cubiertos de vergüenza dejamos el país

porque han derribado nuestras casas.”

20Oíd, pues, oh mujeres, la palabra de Yahvé,

y perciba vuestro oído lo que dice su boca.

Enseñad a vuestras hijas lamentaciones,

y cada cual a su compañera endechas.

21[8006]Pues la muerte sube por nuestras ventanas,

y penetra en nuestros palacios,

exterminando a los niños en las calles,

y a los jóvenes de en medio de las plazas.

22Así dice Yahvé:

“Los cadáveres de hombres yacerán

como estiércol sobre el campo,

y como el manojo que queda tras el segador,

sin que nadie (los) recoja.”

La verdadera gloria consiste en conocer a Dios

23[8007]Así dice Yahvé:

“No se gloríe el sabio de su sabiduría,

no se gloríe el poderoso de su poder,

no se gloríe el rico de sus riquezas.

24[8008]El que se gloría gloríese en esto:

en tener inteligencia y conocerme a Mí,

que Yo soy Yahvé, que hago misericordia,

derecho y justicia en la tierra;

porque estas son las cosas

en que me complazco, dice Yahvé.”

25[8009]He aquí que vienen días, dice Yahvé, en que castigaré a los circuncisos como a los incircuncisos: 26[8010]a Egipto, a Judá, a Edom, a los hijos de Ammón, a Moab, a todos los que se rapan las sienes y viven en el desierto; porque todos los gentiles son incircuncisos, pero toda la casa de Israel es incircuncisa de corazón.

JEREMÍAS 10

Vanidad de la idolatría

1Oíd, oh casa de Israel, la palabra que os dice Yahvé. 2[8011]Así dice Yahvé:

“No imitéis las costumbres de los gentiles,

ni temáis las señales del cielo,

de las cuales tienen miedo los gentiles.

3[8012]Porque los ritos de los gentiles son vanidad:

Se corta un árbol del bosque,

lo labra la mano del artífice con el buril,

4Io adorna con plata y oro,

y lo sujeta con clavos a golpe de martillo,

para que no se caiga.

5Son como un espantajo en el melonar,

no hablan:

han de ser llevados,

porque no pueden caminar.

No los temáis,

ya que no pueden hacer ni mal ni bien.

6Nadie hay semejante a Ti, oh Yahvé;

Tú eres grande,

y grande es el poder de tu nombre.

7¿Quién no te temerá a Ti, oh Rey de las naciones?

porque esto te corresponde;

pues entre todos los sabios de los gentiles,

y en todos sus reinos nadie hay como Tú.

8Todos ellos son estúpidos y necios;

vana su doctrina, nada más que leño.

9[8013]Se trae plata laminada de Tarsis, y oro de Ufaz,

que se labra por el artífice y por las manos del platero;

de jacinto y púrpura son sus vestidos,

obra de diestros artífices todos ellos.

Omnipotencia de Yahvé

10Yahvé es el Dios verdadero,

Él es el Dios vivo y Rey de la eternidad.

Ante su indignación se estremece la tierra,

y los gentiles no pueden soportar su ira.

11Así, pues, les diréis: “Esos dioses que no han hecho ni cielo ni tierra, desaparecerán de la tierra y de debajo del cielo.”

12El, con su poder, hizo la tierra,

con su sabiduría estableció el orbe

y con su inteligencia extendió los cielos.

13A una orden suya braman las aguas del cielo;

Él levanta las nubes desde los extremos de la tierra,

hace los relámpagos para la lluvia,

y saca de sus depósitos el viento.

14Necio es todo hombre que no sabe (esto);

todo platero se cubre de vergüenza haciendo un ídolo,

porque mentira es su obra de fundición,

y no hay aliento en ella.

15[8014]Son obras vanas, dignas de escarnio;

al tiempo de la visita de (Dios) perecerán.

16[8015]No es como esta la porción de Jacob,

porque Él ha hecho todas las cosas,

e Israel es la tribu de su herencia;

Yahvé de los ejércitos es su nombre.

El castigo de Dios es justo

17Lleva fuera del país tu bagaje,

tú que habitas en la ciudad fortificada.

18Porque así dice Yahvé:

“He aquí que esta vez lanzaré lejos a los moradores del país,

y los atribularé, para que (me) encuentren.”

19[8016]¡Ay de mí! ¡Qué quebranto el mío!

Mi llaga es malísima. Y me dije:

“Esto es, en verdad, un mal,

y debo soportarlo.”

20[8017]Mi tienda ha sido devastada,

y todas mis cuerdas están rotas;

me han separado de mis hijos que ya no existen;

no hay quien pueda levantar mi tienda,

ni alzar mi pabellón.

21Porque los pastores han obrado neciamente,

y no han buscado a Yahvé;

por esto no entendieron

y toda su grey anda dispersa.

22[8018]He aquí que viene un ruido, un rumor,

y grande alboroto de la parte del Norte,

para convertir las ciudades de Judá

en desierto, en morada de chacales.

23[8019]“Ya sé, Yahvé, que no es del hombre (determinar) su camino,

ni es del hombre el andar y dirigir sus pasos.

24[8020]Pero corrígeme, oh Yahvé, con equidad,

no en tu ira, para que no me aniquiles.

25[8021]Derrama tu ardiente ira

sobre los gentiles que no te conocen,

y sobre los pueblos

que no invocan tu nombre;

porque han devorado a Jacob,

lo han devorado y acabado con él

y han devastado su morada.

JEREMÍAS 11

Violación de la alianza del Sinaí

1De parte de Dios llegó a Jeremías la siguiente palabra: 2[8022]“Escuchad las palabras de este pacto, y hablad a los hombres de Judá y a los habitantes de Jerusalén diciéndoles: 3Así habla Yahvé, el Dios de Israel: Maldito el hombre que desobedezca las palabras de esta alianza, 4[8023]que Yo ordené a vuestros padres, cuando los saqué de la tierra de Egipto, del horno de hierro, diciendo: Escuchad mi voz, y haced según todo lo que os mando; y seréis mi pueblo, y Yo seré vuestro Dios; 5a fin de cumplir el juramento prestado a vuestros padres, de darles una tierra que mana leche y miel, como (se ve) en el día de hoy.” Y yo respondí y dije: “Así sea, oh Yahvé.”

6Entonces me dijo Yahvé: “Grita todas estas palabras en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén, diciendo: Escuchad las palabras de esta alianza y observadlas. 7Porque conjuré solemnemente a vuestros padres desde el día que los saqué de la tierra de Egipto, hasta hoy, y los amonesté sin cesar, diciendo: «Escuchad mi voz». 8[8024]Pero ellos no escucharon, ni prestaron oído; sino que siguieron cada cual su obstinado y maligno corazón; por lo cual ejecuté contra ellos todas las palabras de esta alianza, que les había mandado cumplir y que ellos no cumplieron.”

9[8025]Luego Yahvé me dijo: “Hay una conjuración entre los hombres de Judá, y entre los habitantes de Jerusalén. 10Han vuelto a las iniquidades de sus primeros padres, que rehusaron escuchar mis palabras; y se han ido tras otros dioses para servirlos. Así la casa de Israel y la casa de Judá han quebrantado mi alianza la que Yo contraje con sus padres. 11Por tanto, así dice Yahvé: He aquí que haré venir sobre ellos un mal del cual no podrán librarse; y cuando clamen a Mí no los escucharé. 12E irán las ciudades de Judá y los moradores de Jerusalén, y clamarán a los dioses a quienes suelen ofrecer incienso, y que no podrán salvarlos en el tiempo de su tribulación. 13[8026]Porque tan numerosos como tus ciudades son tus dioses, oh Judá; y tan numerosas como las calles de Jerusalén son los altares que habéis erigido a la ignominia, los altares en que quemáis incienso a Baal.

No ruegues por este pueblo

14[8027]Por eso no intercedas por este pueblo, ni eleves por ellos oraciones y súplicas, porque no escucharé cuando clamen a Mí en su calamidad.

15[8028]¿Qué buscas aún, amada mía, en mi casa,

tú que has cometido tantas maldades?

¿Acaso las carnes sagradas

podrán librarte del mal,

ya que cuando hiciste maldad,

entonces te regocijaste?

16[8029]Yahvé te dio el nombre de Olivo verde

y fruto de hermoso aspecto

pero tras el estruendo de un gran fragor

lo incendió, y quedaron abrasadas sus ramas.

17Porque Yahvé de los ejércitos, que te plantó, ha decretado el mal contra ti, a causa de las maldades que la casa de Israel y la casa de Judá hicieron para irritarme quemando incienso a Baal.

Conjuración contra el profeta

18[8030]Yahvé me informó y así lo supe;

Tú me mostraste entonces sus maquinaciones.

19[8031]Yo era como un manso cordero llevado al matadero, y no sabía que contra mí maquinaban (diciendo): “Destrocemos el árbol con su fruto, y cortémosle de la tierra de los vivientes, y no quede ya más memoria de su nombre.”

20Pero Tú, oh Yahvé de los ejércitos,

que juzgas con justicia, y escudriñas los riñones y el corazón,

déjame ver como tomas de ellos venganza,

porque a Ti te he entregado mi causa.

21Por tanto, así dice Yahvé respecto de los hombres de Anatot, que buscan tu vida, diciendo: “No profetices en el nombre de Yahvé, si no quieres morir a nuestras manos.” 22Por tanto, así dice Yahvé de los ejércitos: “He aquí que Yo los castigaré; los jóvenes morirán al filo de la espada, y sus hijos e hijas perecerán de hambre. 23No quedará resto alguno de ellos; porque descargaré calamidades sobre los hombres de Anatot, cuando llegue el tiempo de su castigo.

JEREMÍAS 12

¿Por qué prosperan los impíos?

1[8032]Justo eres Tú, oh Yahvé; por eso no puedo contender contigo;

sin embargo déjame hablar de justicia.

¿Por qué es próspero el camino de los malvados

y viven tranquilos todos los pérfidos?

2[8033]Tú los plantaste, y ellos se han arraigado,

crecen y producen fruto;

te tienen en su boca,

pero lejos de Ti está su corazón.

3Mas Tú, Yahvé, me conoces;

me ves y sondeas lo que pienso de Ti.

Arráncalos, como ovejas destinadas para el matadero,

prepáralos para el día de la matanza.

4¿Hasta cuándo ha de llorar la tierra,

han de secarse las plantas de todos los campos?

A causa de la maldad de los que allí habitan

perecen las bestias y las aves;

por cuanto dijeron: “No verá Él nuestro fin.”

Respuesta divina

5[8034]“Si tú corriendo con gente de a pie te fatigas,

¿cómo competirás con (los de a) caballo?

Y si (apenas) en una tierra de paz te sientes seguro,

¿qué harás en los matorrales del Jordán?

6Porque tus mismos hermanos y la casa de tu padre,

aun estos te han traicionado;

ellos mismos te persiguen con fuertes gritos;

no te fíes de ellos cuando te traten con buenas palabras.”

Devastación del país

7[8035] “He desamparado mi casa,

he desechado mi heredad;

he entregado el objeto de mi amor

en manos de sus enemigos.

8Mi heredad ha venido a ser para Mí

como un león en el bosque,

que ruge contra Mí; por eso la aborrezco.

9[8036]¿No es mi heredad para Mí ave de rapiña de varios colores,

contra la cual se juntan otras aves de rapiña?

¡Andad, pues, y congregad a todas las fieras del campo;

traedlas para que la devoren!

10[8037]Muchos pastores han destruido mi viña;

han pisoteado mi heredad;

han convertido mi deliciosa posesión

en un desierto desolado.

11La asolaron por completo,

triste está ella delante de Mí;

desolado y devastado está todo el país,

sin que haya quien reflexione en su corazón.”

12Sobre todos los collados del desierto vienen los devastadores:

porque la espada de Yahvé

devora la tierra desde un confín al otro,

y no habrá salvación para carne alguna.

13Sembraron trigo y cosecharon espinas,

se han fatigado sin sacar provecho.

Avergonzaos de vuestras cosechas,

a causa de la ardiente ira de Yahvé.

Destino de los enemigos

14[8038]Así dice Yahvé contra todos mis malos vecinos que atacan la heredad que Yo di en posesión a Israel, mi pueblo: “He aquí que los arrancaré de sus tierras, y sacaré a la casa de Judá de en medio de ellos. 15[8039]Mas después de haberlos arrancado, me apiadaré de nuevo de ellos, y los haré volver cada uno a su heredad, y cada cual a su tierra. 16Y cuando aprendan el camino de mi pueblo, de modo que juren por mi nombre: «Vive Yahvé», como enseñaron a mi pueblo a jurar por Baal, entonces serán establecidos en medio de mi pueblo. 17Pero si no quieren escuchar, arrancaré a tal nación, sí, la arrancaré y la destruiré” —oráculo de Yahvé.

JEREMÍAS 13

Profecía del cautiverio

1[8040]Así me dijo Yahvé: “Ve y cómprate un cinturón de lino y ciñe con el tus lomos; mas no lo metas en agua.” 2Compré el cinturón, según la orden de Yahvé, y me lo puse sobre los lomos. 3Y me llegó la palabra de Yahvé por segunda vez, para decirme: 4“Toma el cinturón que compraste, y que está sobre tus lomos, y levántate, anda al Éufrates y escóndelo allí en la hendidura de una roca.” 5Fuí y lo escondí junto al Éufrates, como Yahvé me lo había ordenado. 6Y sucedió que pasados muchos días, Yahvé me dijo: “Levántate, ve al Éufrates, y saca de allí el cinturón que te mandé esconder en aquel lugar.” 7Fuí, pues, al Éufrates y cavé, y saqué el cinturón del lugar donde lo había escondido; mas he aquí que estaba podrido, y ya no era útil para nada. 8Entonces me habló Yahvé, diciendo: 9[8041]“Así dice Yahvé: De esta manera destruiré la soberbia de Judá, y el gran orgullo de Jerusalén. 10Este pueblo malo que rehúsa oír mis palabras, que siguiendo su obstinado corazón se va tras otros dioses, para servirles y adorarlos, vendrá a ser como este cinturón que para nada es útil. 11Pues así como el cinturón se adhiere a los lomos del hombre, así había Yo unido estrechamente conmigo a toda la casa de Israel, y a toda la casa de Judá, dice Yahvé, a fin de que fuese el pueblo mío para mi renombre, alabanza y gloria; mas ellos no escucharon.

12[8042]Les dirás esta palabra: Así dice Yahvé, el Dios de Israel: “Todas las tinajas han de llenarse de vino.” Y te dirán: ¿Acaso no sabemos muy bien que todas las tinajas han de llenarse de vino? 13Entonces les responderás: Así dice Yahvé: “He aquí que Yo llenaré de embriaguez a todos los habitantes de este país, a los reyes que se sientan en el trono de David, a los sacerdotes, a los profetas, y a todos los moradores de Jerusalén; 14y los estrellaré a unos contra otros, padres e hijos juntamente, dice Yahvé. No tendré piedad, ni compasión, ni misericordia, y no dejaré de destruirlos.”

Exhortación al arrepentimiento

15Oíd y prestad oídos. No os ensoberbezcáis,

pues es Yahvé quien habla.

16[8043]Dad gloria a Yahvé, vuestro Dios,

antes que Él envíe tinieblas,

y tropiecen vuestros pies

sobre los montes tenebrosos;

cuando Él trueque en sombra de muerte

la luz que esperáis,

conviniéndola en densas tinieblas.

17[8044]Mas si no escucháis,

mi alma llorará en secreto

a causa de (vuestra) soberbia,

llorará amargamente,

y mis ojos se derretirán en lágrimas

por la cautividad de la grey de Yahvé.

18[8045] “Di al rey y a la reina:

Humillaos, sentaos (en el suelo),

porque se os cae de vuestras cabezas

la corona de vuestra gloria.

19Las ciudades del Mediodía estarán cerradas,

sin que haya quien las abra;

todo Judá será llevado al cautiverio,

todos sin excepción.

20Levanta tus ojos, y ve

quiénes son estos que vienen del norte.

¿Dónde está la grey que te fue dada,

tu magnífico rebaño?

21[8046]¿Qué dirás cuando Él ponga sobre ti,

por cabeza, a tus amantes,

que tú mismo has amaestrado contra ti?

¿No sufrirás entonces dolores,

como una mujer que da a luz?

22[8047]Y si dices en tu corazón:

«¿Por qué viene sobre mí esto?»

por la muchedumbre de tus maldades

han sido descubiertas tus faldas

y manchadas las plantas de tus pies.

23[8048]¿Puede acaso el etíope mudar su piel,

o el leopardo sus manchas?

Así tampoco podéis obrar bien vosotros,

los que estáis avezados a hacer el mal.

24Los esparciré como la hojarasca,

que arrebata el viento del desierto.

25Esta es tu suerte, la porción que Yo te he reservado,

dice Yahvé;

por haberte olvidado de Mí,

poniendo tu confianza en la mentira.

26Pues también Yo te descubriré las faldas (alzándolas) sobre tu rostro,

para que se vean tus vergüenzas.

27[8049]Tus adulterios, tus relinchos,

la ignominia de tu fornicación,

en los collados y por los campos, (todas) tus abominaciones las he visto.

¡Ay de ti, oh Jerusalén, que no quieres purificarte!

¿Hasta cuándo esperas todavía?”

JEREMÍAS 14

Plegaria de Jeremías en la sequía

1[8050]He aquí lo que dijo Yahvé a Jeremías con motivo de la sequía:

2Judá está de luto,

sus puertas languidecen;

entristecidas se inclinan hacia el suelo

y Jerusalén alza el grito.

3Sus nobles envían a sus criados por agua;

van estos a los pozos, y no hallando agua

se vuelven con sus cántaros vacíos,

cubierta su cabeza

a causa de la vergüenza y confusión.

4También los labradores

se cubren por vergüenza la cabeza

a causa del suelo que está rajado

por falta de lluvia sobre la tierra.

5Pues hasta la cierva en el campo

después de parir abandona (su cría),

porque no hay pasto.

6Los asnos salvajes se ponen encima de los riscos,

aspirando el aire como chacales;

desfallecen sus ojos,

porque no hay cosa verde.

7[8051]“Aunque nuestras maldades testifican contra nosotros,

trátanos, Yahvé, respetando tu Nombre;

pues son muchas nuestras rebeldías;

hemos pecado contra Ti.

8[8052]¡Oh Tu, Esperanza de Israel,

Salvador suyo en tiempo de angustia!

¿cómo es que estás cual extranjero en el país,

cual pasajero que solo se detiene para pasar una noche?

9¿Por qué eres Tú como un hombre atónito,

como un valiente incapaz de salvar?

Y sin embargo, Tú, Yahvé, estás entre nosotros,

los que llevamos tu Nombre.

No nos desampares.”

Respuesta de Dios

10Así dice Yahvé respecto de este pueblo: “Esto les gusta: andar de un lugar a otro, sin dar descanso a sus pies; pero Yahvé no se complace en ellos: ahora se va a acordar de sus iniquidades, y castigará sus pecados.”

11[8053]Y me dijo Yahvé: “No ruegues para bien de este pueblo. 12Aun cuando ayunen no oiré sus clamores, y cuando ofrezcan holocaustos y ofrendas, no los aceptaré, sino que los extirparé con la espada, con el hambre y con la peste.”

Falsos profetas extravían al pueblo

13[8054]Entonces dije: “¡Ah, Señor, Yahvé! Mira cómo los profetas les dicen: «No veréis espada, ni tendréis hambre, antes bien, Yo os daré una paz segura en este lugar».” 14Y me respondió Yahvé: “Los profetas profetizan mentiras en mi Nombre; Yo no los he enviado, nada les he ordenado; no he hablado a ellos; visiones mentirosas, vanas adivinaciones e ilusiones de su propio corazón es lo que profetizan. 15Por tanto, así dice Yahvé respecto de los profetas que profetizan en mi Nombre sin que Yo los haya enviado, y que dicen: «No habrá en el país ni espada ni hambre»: al filo de la espada y por hambre perecerán estos profetas; 16las gentes ante las cuales ellos profetizan, serán arrojadas por las calles de Jerusalén, víctimas del hambre y de la espada, y no habrá quien los entierre, a ellos, sus mujeres, sus hijos y sus hijas; y derramaré sobre ellos su maldad.

17Diles, pues, esta palabra:

Derramen mis ojos lágrimas,

noche y día, sin cesar,

porque la virgen, hija de mi pueblo

ha sido quebrantada con extremo quebranto,

herida de gravísima plaga.

18[8055]Si salgo al campo,

veo a los que murieron por la espada,

y si entro en la ciudad,

a los extenuados por el hambre,

pues tanto el profeta como el sacerdote

andan errantes hacia un país desconocido.”

Confianza del profeta

19[8056]¿Has rechazado del todo a Judá?

¿Aborrece tu alma a Sión?

¿Por qué nos has herido de muerte?

Esperábamos la paz, y no hay bien;

el tiempo de restablecernos y no hay más que espanto.

20Reconocemos, oh Yahvé, nuestra maldad,

la culpa de nuestros padres; ya que hemos pecado contra Ti.

21[8057]No nos rechaces, por amor de tu Nombre,

no profanes el solio de tu gloria;

acuérdate, no rompas tu alianza con nosotros.

22[8058]¿Hay acaso entre los ídolos de los gentiles quien pueda dar lluvia?

¿O pueden acaso los cielos enviar aguas?

¿No eres Tú, el Señor, Dios nuestro?

En Ti esperamos,

porque Tú haces todas estas cosas.

JEREMÍAS 15

Dios no acepta la intercesión del profeta

1[8059]Me dijo Yahvé: “Aun cuando Moisés y Samuel se me pusieran delante, mi alma no se inclinaría hacia este pueblo. ¡Arrójalos de mi vista, y que se vayan! 2Si te preguntan: «¿A dónde hemos de ir?» les responderás: Así dice Yahvé:

El que a la muerte, a la muerte;

el que a la espada, a la espada;

el que al hambre, al hambre;

y el que al cautiverio, al cautiverio.

3Enviaré contra ellos cuatro azores, dice Yahvé: la espada para matar, los perros para arrastrar, las aves del cielo y las bestias de la tierra para devorar y destrozar. 4[8060]Y los entregaré para que sean maltratados en todos los reinos de la tierra, por lo que Manasés, hijo de Ezequías, rey de Judá hizo en Jerusalén.

5¿Quién tendrá compasión de ti, oh Jerusalén?

¿quién se conmoverá por tu causa?

¿o quién se desviará del camino para preguntar cómo andas?

6Tú me has abandonado, dice Yahvé;

te has vuelto hacia atrás;

por tanto extenderé mi mano contra ti,

y te exterminaré;

estoy cansado de perdonar.

7Los aventaré con el bieldo

hasta las puertas del país,

los privaré de hijos,

exterminaré a mi pueblo;

porque no dejan sus caminos.

8Sus viudas serán más numerosas

que la arena del mar;

enviaré en pleno día un desolador

contra la madre de los jóvenes guerreros;

haré caer sobre ellos de repente

angustia y terror.

9[8061]Desfallece la que dio a luz siete (hijos),

desmaya su alma,

se le ha puesto el sol cuando era aún de día;

está avergonzada y abochornada,

y los restantes de sus (hijos), los entregaré a la espada

en presencia de sus enemigos”, dice Yahvé.

El Señor consuela al profeta

10[8062]¡Ay de mí, madre mía!

¿por qué me diste a luz, hombre de contradicción como soy,

y objeto de discordia para todo el mundo?

A nadie he prestado dinero, y nadie me prestó a mí,

y con todo cada uno de ellos me maldice.

11Así dijo Yahvé:

En verdad, te libraré para bien tuyo,

y te asistiré contra el enemigo

en el tiempo del mal y de la angustia.

12[8063]¿Acaso es posible que el hierro

rompa el hierro del Aquilón y el bronce?

13“Entregaré tus bienes y tesoros al saqueo,

los entregaré gratis por todos tus pecados,

(que cometiste) en todo tu territorio.

14[8064]Haré que pasen con tus enemigos

a una tierra que no conoces;

porque se ha encendido un fuego en mi rostro

que arderá contra vosotros.”

15Tú lo sabes, oh Yahvé;

acuérdate de mí, y ampárame,

véngame de mis perseguidores;

y no me arrebates en tu longanimidad (para con ellos),

sábete que por Ti soporto oprobio.

16[8065]Cuando yo hallé tus palabras, me alimenté con ellas;

y tus palabras me eran el gozo y la alegría de mi corazón,

porque llevo el nombre tuyo,

oh Yahvé, Dios de los ejércitos.

17No me he sentado para gozarme

en el conciliábulo de los que se divierten;

bajo tu mano me he sentado solitario,

pues me habías llenado de indignación.

18[8066]¿Por qué no tiene fin mi dolor;

y no admite remedio mi herida desahuciada?

¿Serás para mí como un (torrente) falaz,

como aguas que engañan?

19[8067]Por esto, así me dice Yahvé:

“Si te conviertes, Yo te restauraré,

para que puedas estar ante mi rostro,

y si separas lo precioso de lo vil,

serás como boca mía;

ellos han de volver hacia ti,

pero tú no debes volverte a ellos.

20[8068]Haré que seas para este pueblo

un fuerte muro de bronce.

Ellos pelearán contra ti, mas no te vencerán,

porque Yo estoy contigo

para salvarte y librarte, dice Yahvé.

21Te libraré de las manos de los malvados,

y te redimiré del poder de los opresores.”

JEREMÍAS 16

El profeta, figura de su pueblo

1Me llegó la palabra de Yahvé, que dijo: 2[8069]“No tomes mujer, ni tengas hijos ni hijas en este lugar. 3Porque así dice Yahvé acerca de los hijos e hijas que nacen en este lugar, y acerca de sus madres que los dan a luz, y acerca de sus padres que los engendran en este país: 4De muerte dolorosa morirán; no serán llorados ni sepultados; yacerán como estiércol sobre el haz del campo; perecerán por la espada y por el hambre; y sus cadáveres serán pasto de las aves del cielo y de las bestias de la tierra.” 5[8070]Pues así dice Yahvé: “No entres en casa de luto, no vayas a llorar ni expresar tu duelo con ellos, pues Yo, dice Yahvé, he retirado de este pueblo mi paz, la piedad y la misericordia. 6Grandes y pequeños morirán en este país, no serán sepultados ni se los lamentará; nadie se hará por ellos sajaduras ni calvez; 7nadie partirá con ellos (el pan) en su duelo, para consolarlos por el muerto, ni se les dará de beber la copa de consolación por (la muerte de) su padre o de su madre. 8Tampoco entres en casa donde haya festín para sentarte con ellos a comer y beber. 9Porque así dice Yahvé de los ejércitos, el Dios de Israel: He aquí que voy a hacer que en este lugar, a vuestros ojos, y en vuestros días, enmudezca la voz de gozo y la voz de alegría, el canto del esposo y el canto de la esposa.

Anuncio del cautiverio

10Cuando anuncies a este pueblo todas estas cosas, y ellos te digan: «¿Por qué ha decretado Yahvé contra nosotros todo este mal tan grande? Pues, ¿cuál es nuestra iniquidad, y cual nuestro pecado que hemos cometido contra Yahvé, nuestro Dios?» 11[8071]Entonces les dirás: Porque me abandonaron vuestros padres, dice Yahvé, y se fueron en pos de otros dioses; y les sirvieron y los adoraron abandonándome a Mí y quebrantando mi Ley. 12Y vosotros habéis hecho cosas peores aún que vuestros padres; pues he aquí que andáis cada uno según la obstinación de su depravado corazón, sin escucharme a Mí. 13[8072]Por lo tanto os arrojaré de este país a otro desconocido de vosotros y de vuestros padres; allí serviréis a otros dioses, día y noche, y no tendré compasión de vosotros.

Anuncio de la liberación

14Por eso, he aquí que vienen días, dice Yahvé, en que ya no se dirá: «Vive Yahvé, que sacó a los hijos de Israel de la tierra de Egipto», 15sino «Vive Yahvé, que sacó a los hijos de Israel del país del Norte, y de todos los países, adonde los había arrojado», y los haré volver a la tierra que di a sus padres.

16[8073]He aquí que enviaré muchos pescadores, dice Yahvé, que los pescarán, y después enviaré muchos cazadores que los cazarán por todos los montes y por todos los collados y en las hendiduras de las rocas. 17Porque mis ojos están observando todos sus caminos, delante de Mí no está escondido ninguno, y su iniquidad no está encubierta ante mis ojos. 18[8074]Primeramente les pagaré al doble su iniquidad y su pecado, por haber contaminado mi tierra con los cadáveres de sus ídolos, y llenado mi herencia con sus abominaciones.”

19[8075]Oh Yahvé, fuerza mía y fortaleza mía,

y mi refugio en el día de la tribulación,

a Ti vendrán las naciones desde los confines de la tierra, y dirán:

“Ciertamente nuestros padres no tenían otra herencia que la mentira

y vanidades que de nada sirven.”

20[8076]¿Acaso el hombre puede fabricarse dioses,

que en realidad no son dioses?

21Por eso, he aquí que esta vez les doy a conocer,

les mostraré mi mano y mi poder

y conocerán que mi Nombre es Yahvé.

JEREMÍAS 17

El pecado de Judá

1[8077]El pecado de Judá está escrito con punzón de hierro,

y grabado a punta de diamante

en la tabla de su corazón,

y en los cuernos de sus altares;

2[8078]ya que sus hijos siempre piensan en sus altares y sus ascheras,

junto a los árboles frondosos,

sobre los altos collados.

3[8079] “Oh montaña mía plantada en el llano,

entregaré al saqueo tus riquezas,

todos tus tesoros, tus lugares excelsos,

a causa del pecado en todo tu territorio.

4Perderás por propia culpa tu herencia

que Yo te di;

y te haré servir a tus enemigos

en un país desconocido

pues habéis encendido el fuego de mi cólera,

que arderá para siempre.”

5[8080]Así dice Yahvé:

“Maldito quien pone su confianza en el hombre,

y se apoya en un brazo de carne,

mientras su corazón se aleja de Yahvé.

6Será como desnudo arbusto en el desierto;

cuando viene el bien no lo ve;

pues vive en la sequedad del desierto,

en una tierra salobre y no habitada.

7Bienaventurado el varón que confía en Yahvé,

cuya confianza es el mismo Yahvé.

8Es como árbol plantado junto a las aguas,

que extiende sus raíces hacia el río;

no teme cuando llega el calor,

permanece verde su hoja;

no se inquieta en el año de la sequía,

ni deja de dar fruto.

9[8081]La cosa más dolosa y perversa es el corazón,

¿quién podrá conocerlo?

10[8082]Yo, Yahvé, que escudriño el corazón y pruebo los riñones,

para retribuir a cada cual según su proceder,

según el fruto de sus obras.

11Como la perdiz empolla huevos ajenos,

así el que junta riquezas, mas no con justicia,

a la mitad de sus días tendrá que dejarlas,

y en sus postrimerías será un necio.”

Plegaria de Jeremías

12[8083]Trono de gloria, excelso desde el principio,

es el lugar de nuestro Santuario.

13[8084]Oh Yahvé, Esperanza de Israel,

todos los que te abandonan quedarán confundidos,

los que se apartan de Ti, en la tierra serán escritos,

por haber dejado a Yahvé,

la fuente de aguas vivas.

14¡Sáname, Yahvé, y quedaré sano;

sálvame, y seré salvo;

porque Tú eres mi gloria!

15[8085]Mira que ellos me dicen:

“¿Dónde está la palabra de Yahvé? ¡Que se cumpla!”

16[8086]Yo no he rehusado ser pastor en pos de Ti,

ni he deseado el día aciago, Tú lo sabes;

lo que salió de mis labios fue recto ante Ti.

17[8087]No quieras causarme temor,

Tú eres mi refugio en el día malo.

18[8088]Sean avergonzados mis perseguidores,

mas no quede avergonzado yo;

tiemblen ellos, y no sea yo quien tiembla.

Venga sobre ellos el día de la calamidad,

quebrántalos con doble quebranto.

Observación de sábado

19Así me dijo Yahvé: “Ve y ponte a la puerta de los hijos del pueblo, por donde entran y salen los reyes de Judá, y a todas las puertas de Jerusalén; 20y diles: Escuchad la palabra de Yahvé, reyes de Judá, y Judá entero, y todos los habitantes de Jerusalén, que entráis por estas puertas. 21[8089]Así dice Yahvé: Guardad vuestras almas; no llevéis cargas en día de sábado, ni las paséis por las puertas de Jerusalén. 22No saquéis cargas de vuestras casas en día de sábado, ni hagáis labor alguna, antes bien, santificad el día de sábado, como Yo mandé a vuestros padres. 23Mas ellos no escucharon ni prestaron oídos, sino que endurecieron su cerviz, para no oír ni recibir la instrucción. 24Si de veras me obedecéis, dice Yahvé, y no introducís cargas por las puertas de esta ciudad en día de sábado, y santificáis el día de sábado no haciendo en él labor alguna, 25[8090]entrarán por las puertas de esta ciudad reyes y príncipes, que se sentarán sobre el trono de David, montados en carrozas y caballos, ellos y sus príncipes, los varones de Judá y los habitantes de Jerusalén; y esta ciudad estará siempre poblada. 26Y de las ciudades de Judá y de los alrededores de Jerusalén, de la tierra de Benjamín y de la Sefelá, de la montaña y del Négueb vendrán gentes trayendo holocaustos y sacrificios, ofrendas e incienso, y ofrecerán sus alabanzas en la Casa de Yahvé. 27Pero si no me obedecéis en santificar el día de sábado, si al contrario lleváis cargas, entrando por las puertas de Jerusalén en día de sábado, encenderé en sus puertas un fuego, que devorará los palacios de Jerusalén; y no se apagará.”

JEREMÍAS 18

La vasija deshecha, símbolo de Israel

1Palabra que de parte de Yahvé llegó a Jeremías en estos términos: 2[8091]“Levántate y desciende a la casa del alfarero, y allí te haré oír mis palabras.” 3Descendí a la casa del alfarero, y he aquí que este estaba trabajando sobre la rueda. 4Mas la vasija que el alfarero hacía de barro se deshizo entre sus manos, por lo cual volvió a hacer otra vasija de la forma que le plugo. 5Y me llegó la palabra de Yahvé que decía: 6“¿Acaso no puedo hacer Yo con vosotros, oh casa de Israel, como hace este alfarero?, dice Yahvé. Mirad lo que es el barro en la mano del alfarero, eso mismo sois vosotros en mi mano, oh casa de Israel. 7A veces hablo Yo contra una nación o un reino, para arrancarlo, para derribarlo y para destruirlo; 8[8092]Si aquella nación contra la cual he hablado se convierte de su maldad, Yo también me arrepiento del mal que había pensado hacerle. 9[8093]Y a veces pienso en fundar y plantar una nación o un reino, 10si (esta nación) obra mal ante mis ojos, y no escucha mi voz. Yo también me arrepiento del bien que dije que le haría. 11Habla ahora, a los hombres de Judá y a los habitantes de Jerusalén, diciendo: Así dice Yahvé: He aquí que Yo preparo males para vosotros, y estoy trazando un plan en daño vuestro. Convertíos cada cual de su mal camino, y enmendad vuestras costumbres y vuestras obras.” 12[8094]Pero ellos dicen: “Es inútil, seguiremos nuestras propias ideas, y obre cada uno según la dureza de su mal corazón.”

Dispersión del pueblo

13Por esto, así dice Yahvé:

“Preguntad a los pueblos:

¿Quién jamás oyó cosas cómo estas?

Crímenes horribles ha cometido

la virgen de Israel.

14¿Acaso puede faltar la nieve

en las peñas de la tierra o en el Líbano?

¿o se secan las aguas que vienen de lejos,

frescas y corrientes?

15[8095]Pues mi pueblo se ha olvidado de Mí;

queman incienso a los ídolos

que los hacen tropezar en sus caminos,

en las sendas antiguas,

para que yendo por (su propio) camino,

por vía no allanada,

16convierten su tierra en un desierto,

objeto de eterno ludibrio.

Todo aquel que pase junto a ella,

quedará pasmado y meneará la cabeza.

17Como viento solano

los dispersaré delante del enemigo;

les mostraré las espaldas, y no el rostro,

en el día de su calamidad.”

Nueva conjuración contra Jeremías

18[8096]Ellos dijeron: “Venid, vamos a urdir asechanzas contra Jeremías; porque no falta todavía la Ley al sacerdote, ni el consejo al sabio, ni el oráculo al profeta. Vamos, pues, y ataquémosle con la lengua, y no hagamos caso de ninguna de sus palabras.”

19Préstame, oh Yahvé, tu atención,

y escucha la voz de mis adversarios.

20¿Así se paga bien con mal?

Pues ellos han cavado una fosa para mi vida.

Acuérdate de cómo me he presentado ante Ti,

para hablar en favor de ellos

y sustraerlos a tu ira.

21[8097]Por eso, abandona a sus hijos al hambre,

y entrégalos al poder de la espada;

quédense sus mujeres viudas y sin hijos,

mueran sus maridos de muerte violenta,

y sean traspasados sus jóvenes en la batalla por la espada.

22[8098]Óiganse alaridos desde sus casas,

cuando de repente hagas venir sobre ellos bandas armadas;

porque cavaron una fosa para prenderme,

y tendieron a mis pies lazos ocultos.

23Péro Tú, Yahvé, conoces todos sus planes de destruirme;

¡no les perdones su iniquidad,

ni borres de tu presencia su pecado!

¡Que tropiecen delante de Ti!

Castígalos en el tiempo de tu ira.

JEREMÍAS 19

El destino tremendo de Jerusalén

1Así dijo Yahvé: “Anda y toma una vasija de barro, obra de alfarero, y unos ancianos del pueblo, con algunos ancianos de los sacerdotes; 2[8099]y sal al valle del hijo de Hinnom, que está a la entrada de la puerta de la Alfarería, y pregona allí las palabras que voy a decirte. 3Dirás: Escuchad la palabra de Yahvé, reyes de Judá y habitantes de Jerusalén. Así dice Yahvé de los ejércitos, el Dios de Israel: He aquí que descargaré sobre este lugar una desventura tal, que a cuantos la oyeren les retiñirán los oídos. 4[8100]Por cuanto me han dejado, y han enajenado este lugar, quemando en él incienso a dioses ajenos, desconocidos de ellos, de sus padres y de los reyes de Judá. Llenaron este lugar de sangre de inocentes; 5[8101]y erigieron (altares) excelsos a Baal, para quemar en el fuego a sus hijos como holocaustos a Baal; cosa que Yo no he mandado ni dicho, ni me pasó por el pensamiento. 6Por tanto, he aquí que días vendrán, dice Yahvé, en que ya no se llamará este lugar Tófet, ni valle del hijo de Hinnom, sino valle de la Mortandad. 7En este lugar frustraré los planes de Judá y de Jerusalén; los exterminaré con la espada de sus enemigos, y por mano de los que buscan su vida; y daré sus cadáveres como pasto a las aves del cielo y a las bestias de la tierra. 8Y haré de esta ciudad un objeto de asombro y silbido: Todos cuantos pasen junto a ella quedarán asombrados y silbarán, viendo todas sus calamidades. 9[8102]Les daré de comer la carne de sus hijos y la carne de sus hijas, y comerán la carne de sus amigos, en la angustia y en la estrechez a que los reducirán sus enemigos y los que atentan contra su vida.

10Luego romperás la vasija a vista de los hombres que te acompañan; 11[8103]y les dirás: Esto dice Yahvé de los ejércitos: Así romperé Yo a este pueblo y a esta ciudad, como se rompe una vasija de alfarero, la cual ya no puede componerse; y por falta de lugar enterrarán (a los muertos) en Tófet. 12Así trataré a este lugar y sus habitantes, dice Yahvé, y haré que esta ciudad sea como Tófet. 13[8104]También las casas de Jerusalén y las casas de los reyes de Judá, serán inmundas como el lugar de Tófet; todas las casas sobre cuyos terrados quemaron incienso a toda la milicia del cielo, y derramaron libaciones a dioses ajenos.”

14Jeremías volvió de Tófet, adonde Yahvé le había enviado a profetizar; y se paró en el atrio de la Casa de Yahvé, donde dijo a todo el pueblo: 15[8105] “Así dice Yahvé de los ejércitos, el Dios de Israel: He aquí que haré venir sobre esta ciudad y sobre todas las ciudades (que dependen) de ella, todas las calamidades que contra ella he anunciado; puesto que han endurecido su cerviz, para no escuchar mis palabras.”

JEREMÍAS 20

Jeremías maltratado por Fasur

1[8106]Cuando el sacerdote Fasur, hijo de Imer, superintendente de la Casa de Yahvé, oyó a Jeremías que profetizaba estas cosas, 2mandó azotar al profeta Jeremías, y le puso en el cepo que hay a la puerta superior de Benjamín, en la Casa de Yahvé. 3Cuando al día siguiente Fasur sacó a Jeremías del cepo, le dijo Jeremías: “Yahvé no te llama más Fasur, sino «Terror por doquier», 4porque así dice Yahvé: He aquí que Yo haré que seas un terror para ti y para todos tus amigos, los cuales caerán por la espada de sus enemigos, viéndolo tus mismos ojos; y entregaré todo Judá en manos del rey de Babilonia, quien los transportará a Babilonia y los pasara a filo de espada. 5Y todas las riquezas de esta ciudad, todos sus productos y todos sus objetos preciosos, y todos los tesoros de los reyes de Judá los entregaré en manos de sus enemigos, quienes los saquearán y se apoderarán de ellos para llevarlos a Babilonia. 6[8107]Y tú, Fasur, y todos los que habitan en tu casa, iréis a la cautividad; llegarás a Babilonia, donde morirás, y donde serás sepultado, tú y todos tus amigos, a quienes profetizaste mentiras.”

Queja del profeta

7[8108]Tú me sedujiste, Yahvé, y yo me dejé seducir;

Tú fuiste más fuerte que yo, y prevaleciste;

por eso soy todo el día objeto de burla,

todos se mofan de mí.

8Porque siempre que hablo, tengo que gritar,

y clamar: “¡Ruina y devastación!”,

porque la palabra de Yahvé

es para mí un oprobio, una afrenta todo el día.

9Por eso me dije: “No me acordaré ya de Él

ni hablaré más en su Nombre”,

pero luego sentí en mi corazón como un fuego abrasador,

encerrado en mis huesos;

y me esforcé por contenerlo, pero no pude.

10Oí cómo muchos decían:

“Atemoricémosle por todos lados,

delatadle; sí, le delataremos.”

Todos los que yo trataba como amigos, espían mis pasos.

“Quizás se deje engañar y prevaleceremos contra él;

y tomaremos de él venganza.”

11Pero Yahvé está conmigo como un fuerte guerrero;

por eso tropezarán los que me persiguen,

y no prevalecerán;

quedaran sumamente avergonzados al ver frustrados sus planes;

será una afrenta eterna que nunca se borrará.

12Oh Yahvé de los ejércitos,

que pruebas al justo, que escudriñas los riñones y el corazón,

vea yo la venganza qué tomarás de ellos,

porque a Ti confío mi causa.

13Cantad a Yahvé, alabad a Yahvé,

porque Él libra la vida del pobre

de la mano de los malvados.

14[8109]¡Maldito el día en que nací!

¡No sea bendito el día

en que me dio a luz mi madre!

15¡Maldito el hombre que dio a mi padre la noticia:

“Te ha nacido un hijo varón”,

colmándole así de alegría!

16¡Sea aquel hombre como las ciudades

que destruye Yahvé sin compasión!

¡Oiga él gritos por la mañana,

y el estruendo (de la guerra) al mediodía!

17¿Por qué no me hizo morir

en el seno materno,

de modo que mi madre fuese mi sepulcro,

y su seno una eterna preñez?

18¿Por qué salí del seno

para ver dolor y aflicción

y consumir mis días en ignominia?

JEREMÍAS 21

Respuesta del profeta al rey

1[8110]Palabra que llegó a Jeremías de parte de Yahvé, cuando el rey Sedecías le envió a decir por Fasur, hijo de Malaquías, y por Sofonías, hijo del sacerdote Maasías: 2“Consulta, te ruego, a Yahvé acerca de nosotros: porque Nabucodonosor, rey de Babilonia, nos hace la guerra. Quizás haga Yahvé con nosotros según todas sus grandes maravillas y aquel se retire de nosotros.” 3Jeremías les respondió: Así diréis a Sedecías: 4“Esto dice Yahvé, el Dios, de Israel: He aquí que volveré atrás las armas de guerra que tenéis en vuestras manos y con que peleáis contra el rey de Babilonia y los caldeos, que os tienen cercados rodeando las murallas, y las amontonaré en medio de esta ciudad. 5[8111]Y Yo mismo lucharé contra vosotros con mano extendida y brazo fuerte, con ira, con furor y con grande indignación. 6Heriré a los que viven en esta ciudad, hombres y bestias, y morirán de una gran peste. 7Después de esto, dice Yahvé, entregaré a Sedecías, rey de Judá, a sus servidores y al pueblo, y a los que en esa ciudad escapen de la peste, de la espada y del hambre, en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, en manos de sus enemigos, y en manos de los que atentan contra su vida, y él los herirá a filo de espada, sin perdonarlos, sin piedad, sin misericordia.

8[8112]Y a este pueblo le dirás: Así dice Yahvé: He aquí que Yo os pongo delante el camino de la vida y el camino de la muerte. 9[8113]El que se quede en esta ciudad morirá a espada, de hambre y de peste; más el que salga y se entregue a los caldeos que os tienen cercados, vivirá, y tendrá su vida como botín. 10Porque he vuelto mi rostro hacia esta ciudad para mal y no para bien, dice Yahvé: será entregada en poder del rey de Babilonia, el cual la entregará a las llamas.

11Y en cuanto a la casa del rey de Judá, la palabra de Yahvé:

Mensaje a la casa de David

12[8114]Oh casa de David, así dice Yahvé:

Apresuraos a hacer justicia,

librad al oprimido del poder del opresor,

no sea que estalle como fuego mi ira,

y arda sin que haya quien la apague,

a causa de la maldad de vuestras obras.

13[8115]He aquí que a ti me dirijo, oh habitadora del valle,

peña (que se alza) en la llanura, dice Yahvé;

a vosotros, que decís:

«¿Quién descenderá contra nosotros?»

o «¿quién podrá penetrar en nuestras casas?»

14Os castigaré según el fruto de vuestras obras, dice Yahvé,

pues prenderé fuego a su bosque,

que devorará todos sus alrededores.”

JEREMÍAS 22

Otro mensaje a la casa real

1Así dice Yahvé: “Baja a la casa del rey de Judá, y di allí esta palabra: 2[8116]Dirás: Escucha la palabra de Yahvé, oh rey de Judá, que te sientas en el trono de David, tú, y tus servidores, y tu pueblo, los que entráis por estas puertas. 3Así dice Yahvé: Haced lo recto y lo justo, y librad al oprimido de mano del opresor: no maltratéis al extranjero, al huérfano y a la viuda, ni les hagáis violencia; y no derraméis sangre inocente en este lugar. 4[8117]Si de veras cumpliereis esta palabra, entrarán por las puertas de esta Casa reyes que se sienten en el trono de David, montados en carrozas y caballos; ellos y sus servidores y su pueblo. 5Pero si no escucháis estas palabras, entonces por Mí mismo juro, dice Yahvé, que esta Casa vendrá a ser desolada.

6[8118]Porque así dice Yahvé acerca de la casa del rey de Judá:

Aunque eras para mí un Galaad

y (como) la cima del Líbano;

con todo haré de ti un desierto,

una ciudad inhabitada.

7[8119]He consagrado contra ti destructores,

cada uno con sus armas;

cortarán tus cedros escogidos

y los echarán al fuego.

8[8120]Y pasará mucha gente ante esta ciudad, y se dirán unos a otros: «¿Por qué ha tratado Yahvé así a esta gran ciudad?» 9Y se dará por respuesta: «Porque abandonaron el pacto de Yahvé, su Dios, y adoraron a otros dioses y los sirvieron».”

10[8121]No lloréis al difunto, ni hagáis duelo por él;

llorad al contrario por el

que se ha ido (al cautiverio),

porque no volverá más,

ni verá la tierra de su nacimiento.

Contra Sellum y Joakim

11[8122]Porque así dice Yahvé en orden a Sellum, hijo de Josías, rey de Judá, el que reinó en lugar de su padre Josías, y salió de este lugar: “No volverá más aquí; 12en el lugar adonde le han llevado cautivo, allí morirá, y no verá ya más esta tierra.”

13[8123]Ay del que edifica su casa sin justicia,

y sus salones sin equidad;

que hace trabajar a su prójimo sin salario,

y no le paga el jornal de su trabajo;

14que dice: “Me edificaré una casa grande,

con amplias salas”,

y hace en ella grandes ventanas,

la cubre de cedros y la pinta de bermellón.

15¿Acaso tú eres rey

para rivalizar en obras de cedro?

¿Por ventura no comió y bebió tu padre

y fue feliz haciendo lo recto y justo?

16[8124]Defendía la causa del pobre y del desvalido;

y así le fue bien.

¿No es esto conocerme a Mí? dice Yahvé.

17Pero tus ojos y tu corazón no buscan más que tu propio interés,

el derramar sangre inocente

y hacer opresión y violencia.

18[8125]Por tanto, así dice Yahvé respecto de Joakim, hijo de Josías, rey de Judá:

“No le lamentarán (diciendo):

«¡Ay, hermano mío!» «¡Ay, hermana mía!»

No le llorarán (clamando):

«¡Ay, señor mío!» «¡Ay, su majestad!»

19[8126]Será enterrado como un asno;

le arrastrarán y le arrojarán

fuera de las puertas de Jerusalén.”

Contra Jerusalén y el rey Jeconías

20[8127]Sube (oh Jerusalén) al Líbano y clama;

en Basan alza tu voz;

grita desde Abarim;

pues han sido destruidos todos tus amantes.

21Yo te hablé en tu prosperidad,

y tú dijiste: “No quiero escuchar.”

Este ha sido tu proceder desde tu mocedad;

no has escuchado mi voz.

22El viento llevará a todos tus pastores,

y tus amantes irán al cautiverio.

Entonces te llenarás de confusión,

y de vergüenza

a causa de todas tus maldades.

23[8128]Tú que habitas en el Líbano

y anidas en los cedros,

¡cómo gemirás

cuando te sobrevengan las angustias,

los dolores, como a mujer que da a luz!

24[8129]“Por mi vida, dice Yahvé; aunque Jeconías, hijo de Joakim, rey de Judá, fuese el anillo de mi mano derecha, de allí te arrancaría, 25te entregaré a los que buscan tu vida, en poder de los que temes; en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, y en poder de los caldeos. 26Te arrojaré a ti y a tu madre que te dio a luz, a otro país, en que no nacisteis, y allí moriréis. 27No volverán al país adonde su alma anhela volver.”

28¿Es, pues, este hombre Jeconías una vasija despreciada y quebrada, algún objeto que nadie quiere? ¿Por qué son arrojados él y su linaje, y llevados a un país que no conocían? 29¡Tierra, tierra, tierra, escucha la palabra de Yahvé! 30[8130]Así dice Yahvé: “Inscribid a este hombre como estéril, como varón que no ha prosperado durante toda su vida, Pues no logrará que un descendiente suyo se siente en el trono de David para reinar en Judá.”

JEREMÍAS 23

Contra los malos pastores

1“¡Ay de los pastores que destrozan y dispersan las ovejas de mi dehesa! —oráculo de Yahvé. 2Por eso, así dice Yahvé, el Dios de Israel, acerca de los pastores que apacientan mi pueblo: Vosotros habéis dispersado mi grey, la habéis desparramado y no habéis cuidado de ella. He aquí que Yo os castigaré por la maldad de vuestras obras, dice Yahvé. 3[8131]Yo mismo reuniré el resto de mis ovejas, de todos los países donde las he dispersado, y las haré volver a sus prados, y crecerán y se multiplicarán. 4Les suscitaré pastores que las apacienten; no temerán más, ni tendrán que temblar; y no faltará ninguna de ellas, dice Yahvé.

Profecía mesiánica

5He aquí que vienen días, dice Yahvé,

en que suscitaré a David un Vástago justo,

que reinará como rey, y será sabio,

y ejecutará el derecho y la justicia en la tierra.

6En sus días Judá será salvo,

e Israel habitará en paz,

y el nombre con que será llamado, es este:

“Yahvé, justicia nuestra.”

7Por eso, he aquí que vendrán días, dice Yahvé, en que ya no se dirá: «¡Vive Yahvé, que sacó a los hijos de Israel de la tierra de Egipto!», 8sino: “¡Vive Yahvé, que sacó y trajo a los hijos de la casa de Israel de la tierra del Norte y de todos los países adonde Yo los había arrojado.” Y habitarán en su propia tierra.

Contra los falsos profetas

9[8132]A los profetas:

Se me parte el corazón en mi pecho,

tiemblan todos mis huesos;

ante Yahvé y su santa palabra

estoy como un ebrio,

como un hombre embriagado de vino.

10Pues el país está atestado de adúlteros;

a causa de la maldición la tierra está de luto,

y se han secado los pastos del desierto;

su carrera se dirige hacia el mal,

y su fuerza consiste en hacer lo que no es recto.

11[8133] “Porque tanto el profeta como el sacerdote han apostatado,

hasta en mi Casa he encontrado su malicia, dice Yahvé.

12Por eso su camino les será

un resbaladero en medio de tinieblas;

serán empujados, de modo que caigan en él;

pues haré venir sobre ellos la calamidad

en el año en que Yo les visite, dice Yahvé.

13[8134]En los profetas de Samaria he visto cosas insensatas,

profetizaban por Baal,

e hicieron errar a Israel, mi pueblo.

14Pero en los profetas de Jerusalén he visto lo más horrible:

cometen adulterio, practican la mentira,

y dan su apoyo a los malhechores,

para que nadie se convierta de su maldad.

Todos ellos son para Mí como Sodoma,

y sus habitantes como Gomorra.”

15[8135]Por tanto, así dice Yahvé de los ejércitos contra los profetas:

“He aquí que les daré para comida ajenjo,

y para bebida agua envenenada,

porque de los profetas de Jerusalén

la impiedad se ha difundido sobre todo el país.

16[8136]Así dice Yahvé de los ejércitos: No escuchéis las palabras de los profetas que os profetizan; os embaucan, os cuentan las visiones de su imaginación, que no son de la boca de Yahvé.

17Repiten a los que me desprecian:

«Yahvé ha dicho: Tendréis paz»;

y a cuantos siguen su obstinado corazón

les dicen: «Ningún mal vendrá sobre vosotros.»

18¿Quién (de ellos) asistió al consejo de Yahvé, vio y oyó su palabra? ¿Quién prestó oído para escuchar lo que Él dijo?

19[8137]Ved que de Yahvé viene un furioso torbellino,

una tempestad impetuosa, que descargará sobre la cabeza de los impíos.

20No cesará la ira de Yahvé, hasta que ejecute y cumpla

los designios de su corazón.

Al fin de los tiempos lo comprenderéis.

21Yo no enviaba a esos profetas,

ellos (de suyo) corrían;

Yo no les hablaba, y sin embargo profetizaban.

22[8138]Si han asistido a mi consejo,

que comuniquen mis palabras a mi pueblo,

y lo conviertan de su mal camino,

y de la maldad de sus obras.

23¿Soy Yo Dios solo de cerca?

dice Yahvé.

¿No soy también Dios de lejos?

24¿Acaso un hombre puede ocultarse en escondrijo alguno,

sin que lo vea Yo? dice Yahvé.

¿No lleno Yo el cielo y la tierra? dice Yahvé.

25[8139]He oído lo que dicen los profetas, los que en mi nombre profetizan mentiras, diciendo: «He tenido un sueño, he tenido un sueño.» 26¿Hasta cuándo ha de durar esto en el corazón de esos profetas que profetizan mentiras, y presentan como vaticinios las imposturas de su corazón? 27Por sus sueños que unos a otros se van contando, quieren que mi pueblo olvide mi nombre, como sus padres olvidaron mi nombre por amor de Baal. 28[8140]El profeta que tenga un sueño cuente el sueño; y el que reciba palabra mía, proclame mi palabra con fidelidad.

¿Qué tiene que ver la paja con el trigo? dice Yahvé.

29[8141]¿No es mi palabra como fuego, dice Yahvé,

y como martillo que quebranta la roca?

30Por eso, he aquí que estoy contra esos profetas, dice Yahvé, que se roban mutuamente mis palabras. 31He aquí que estoy contra esos profetas, dice Yahvé, que se valen de sus lenguas para hablar en tono de oráculo. 32He aquí que estoy contra esos profetas que sueñan mentiras, dice Yahvé, y contándolos extravían con sus mentiras y fanfarronadas a mi pueblo. Yo no los he enviado ni les he dado orden alguna. De ninguna manera aprovechan a este pueblo, dice Yahvé.

¿Cómo ha de hablar el profeta?

33[8142]Cuando te preguntare este pueblo, o un profeta, o un sacerdote, diciendo: «¿Cuál es la carga de Yahvé?» les responderás: La carga sois vosotros, y Yo os desecharé, dice Yahvé. 34Y si el profeta, o el sacerdote, o el pueblo, dijere: «Carga de Yahvé», Yo castigaré a tal hombre y a su casa. 35Así habéis de decir cada uno a su compañero, y cada cual a su hermano: «¿Qué ha respondido Yahvé?» «¿Qué dijo Yahvé?» 36Mas no digáis más «Carga de Yahvé», pues la carga de cada cual será su propia palabra; ya que habéis pervertido las palabras del Dios vivo, Yahvé de los ejércitos, nuestro Dios. 37Así has de preguntar al profeta: «¿Qué te ha respondido Yahvé?», «¿Qué es lo que dijo Yahvé?» 38Pero si decís: «Carga de Yahvé», entonces, así dice Yahvé: Porque decís todavía esta palabra: «Carga de Yahvé», después de haberos Yo prohibido decir: «Carga de Yahvé», 39por eso he aquí que os olvidaré del todo, y os desecharé, al par que la ciudad que di a vosotros y a vuestros padres; 40y traeré sobre vosotros oprobio sempiterno, ignominia eterna, cuya memoria nunca se borrará.”

JEREMÍAS 24

Parábola de los dos canastos de higos

1[8143]Me mostró Yahvé en una visión dos canastos de higos colocados delante del Templo de Yahvé, después que Nabucodonosor, rey de Babilonia, había transportado cautivos de Jerusalén a Babilonia, a Jeconías, hijo de Joakim, rey de Judá, a los príncipes de Judá, a los carpinteros y a los herreros. 2Uno de los canastos tenía higos muy buenos, como los higos de primera cosecha; mas el otro canasto tenía higos muy malos, tan malos que de malos no se podían comer.

3Y me dijo Yahvé: “¿Qué es lo que ves, Jeremías?” Respondí: “Higos; higos buenos, muy buenos; e higos malos, tan malos, que de malos no se pueden comer.” 4Entonces me llegó la palabra de Yahvé, que decía: 5Así dice Yahvé, el Dios de Israel: Como a estos higos buenos, así miraré Yo a los cautivos de Judá, a quienes para su bien he arrojado de este lugar al país de los caldeos. 6Pondré sobre ellos mis ojos benignamente, los haré volver a este país y los edificaré; no los destruiré, sino que los plantaré y no los desarraigaré. 7[8144]Y les daré un corazón para que me conozcan (y sepan) que Yo soy Yahvé. Ellos serán mi pueblo, y Yo seré su Dios; pues se convertirán a Mí de todo corazón.

8[8145]Mas así como los higos malos no pueden ser comidos, de puro malos, de la misma manera, dice Yahvé, trataré Yo a Sedecías, rey de Judá, a sus príncipes y al resto de Jerusalén, a los que quedan aún en este país, y a los que habitan en la tierra de Egipto. 9[8146]Haré de ellos un objeto de horror, una calamidad para todos los reinos de la tierra, vendrán a ser el oprobio, la fábula, el ludibrio, la maldición en todos los lugares a donde los habré de arrojar. 10Y enviaré contra ellos la espada, el hambre y la peste hasta que sean exterminados de la tierra que les di a ellos y a sus padres.

JEREMÍAS 25

Los setenta años de cautiverio

1[8147]He aquí el oráculo que Jeremías recibió acerca de todo el pueblo de Judá, el año cuarto de Joakim, hijo de Josías, rey de Judá, que corresponde al año primero de Nabucodonosor, rey de Babilonia. 2Jeremías el profeta lo anunció a todo el pueblo de Judá, y a todos los habitantes de Jerusalén, diciendo:

3“Desde el año trece de Josías, hijo de Amón, rey de Judá, hasta este día, durante veintitrés años, me ha sido revelada la palabra de Yahvé y yo os la he predicado sin demora; mas no habéis escuchado. 4[8148]Yahvé se apresuró a mandaros todos sus siervos, los profetas, pero vosotros no escuchasteis, ni siquiera inclinasteis vuestros oídos para escuchar. 5[8149]Os decía: «Convertíos cada uno de su mal camino y de vuestras malas obras, y habitaréis en el país que Yahvé os dio a vosotros y a vuestros padres por todos los siglos, 6con tal que no andéis tras otros dioses para servirlos y para adorarlos, ni provoquéis mi ira con las obras de vuestras manos, de manera que Yo os tenga que castigar. 7Pero vosotros no me escuchasteis, dice Yahvé; antes provocasteis mi ira con las obras de vuestras manos, para daño vuestro.»

8Por lo cual, así dice Yahvé de los ejércitos: «Por cuanto no habéis escuchado mis palabras, 9[8150]he aquí que enviaré a llamar a todos los pueblos del Norte, dice Yahvé, y a mi siervo Nabucodonosor, rey de Babilonia, y los haré venir contra este país y contra todos sus habitantes, y contra todos los pueblos circunvecinos, y los destruiré del todo, convirtiéndolos en objeto de horror, de irrisión y desolación perpetua. 10Y haré que desaparezca de ellos la voz de gozo y la voz de alegría, el canto del esposo y el canto de la esposa, el ruido del molino y la luz del candelero. 11[8151]Todo este país será una desolación y un desierto, y esta población servirá al rey de Babilonia setenta años.

Castigo de los babilonios y otros enemigos

12Pasados los setenta años tomaré cuenta al rey de Babilonia y a aquella nación, por su maldad, dice Yahvé, y a la tierra de los caldeos; y la convertiré en desierto perpetuo. 13Y cumpliré contra esa tierra todas mis palabras que he pronunciado contra ella, todo lo escrito en este libro, que Jeremías ha profetizado contra todas las naciones. 14Porque también ellas serán reducidas a servidumbre por grandes naciones y poderosos reyes, y les daré el pago conforme a sus fechorías y según las obras de sus manos».”

15[8152]Pues así me dice Yahvé, el Dios de Israel: «Toma de mi mano esta copa del vino de mi ira y dale de beber a todas las naciones a quienes yo te envío. 16Beberán y tambaleando enloquecerán, a causa de la espada que Yo enviaré entre ellas».

17Tomé la copa de la mano de Yahvé, y la di a beber a todas las naciones a las cuales Yahvé me había enviado: 18a Jerusalén y a las ciudades de Judá, a sus reyes y a sus príncipes, para convertirlos en espantosa desolación, objeto de irrisión y maldición, como hoy se ve; 19al Faraón, rey de Egipto, a sus servidores, a sus príncipes y a todo su pueblo; 20[8153]a toda la mezcla de pueblos, a todos los reyes de la tierra de Us; a todos los reyes de los filisteos, a Ascalón, a Gaza, a Acarón, y al resto de Azoto; 21a Edom, a Moab y a los hijos de Ammón, 22a todos los reyes de Tiro, a todos los reyes de Sidón y a los reyes de las islas que están al otro lado del mar; 23[8154]a Dedán y a Tema, a Buz y a todos los que se cortan los bordes del cabello; 24a todos los reyes de Arabia, y a todos los reyes de la mezcla de gente que habita en el desierto; 25a todos los reyes de Zimrí, a todos los reyes de Elam y a todos los reyes de los medos; 26[8155]a todos los reyes del norte, cercanos y lejanos, a cada uno según su turno; en fin a todos los reyes del mundo que hay sobre la faz de la tierra. Y después de ellos beberá el rey de Sesac.

27Les dirás: “Así dice Yahvé de los ejércitos, el Dios de Israel: ¡Bebed, emborrachaos y vomitad, y caed para no levantaros más ante la espada que Yo enviaré entre vosotros! 28Y si se negaren a topar la copa de tu mano para bebería, les dirás: Así dice Yahvé de los ejércitos: La beberéis sin remedio. 29[8156]Pues he aquí si Yo comienzo el castigo por la ciudad sobre la cual ha sido invocado mi nombre, ¿acaso vosotros podréis pasar por inocentes? No pasaréis por inocentes, porque Yo llamo la espada contra todos los habitantes de la tierra, dice Yahvé de los ejércitos.

El juicio de las naciones

30Tú profetizarás contra ellos todas estas palabras, y les dirás:

“Ruge Yahvé, desde lo alto,

y desde la morada de su santidad hace oír su voz;

ruge fuertemente sobre su Morada;

lanza gritos, como los que pisan el lagar,

contra todos los moradores de la tierra.

31Hasta los cabos del orbe llega el estruendo,

porque Yahvé entra en juicio con las naciones,

para juzgar a toda carne;

para entregar a los inicuos a la espada,

palabra de Yahvé.

32Así dice Yahvé de los ejércitos:

He aquí que el mal pasará de una nación a otra,

y un gran huracán se desencadenará desde los extremos de la tierra.

33Y los que Yahvé matare en ese día (cubrirán) la tierra de un cabo al otro; no serán llorados, ni recogidos, ni sepultados; quedaran como estiércol sobre la faz del campo.

34Aullad, pastores, y alzad él grito;

revolcaos (en ceniza), mayorales del rebaño,

porque os ha llegado el día de la matanza;

os dispersaré,

y caeréis como un vaso selecto.

35No habrá refugio para los pastores,

ni escape para los mayorales del rebaño.

36Se oyen los gritos de los pastores,

y los alaridos de los mayorales del rebaño;

porque Yahvé ha devastado su dehesa.

37Desoladas están sus apacibles praderas,

a causa de la ira ardiente de Yahvé.

38[8157]Ha salido de su tabernáculo cual leoncillo;

la tierra de ellos ha venido a ser un desierto,

a causa de la espada destructora,

y a causa del ardor de su ira.”

JEREMÍAS 26

Conflicto con los sacerdotes

1Al principio del reinado de Joakim, hijo de Josías, rey de Judá, habló Yahvé en estos términos: 2[8158] “Así dice Yahvé: Ponte en el atrio de la Casa de Yahvé, y anuncia a las gentes de todas las ciudades de Judá, que vienen a adorar en la Casa de Yahvé, todas las palabras que Yo te he mandado decirles. No quites ni una palabra. 3[8159]Quizás te escuchen y se conviertan cada cual de su mal camino, para que Yo me arrepienta del mal que por sus malas obras he pensado hacerles. 4Les dirás: Así dice Yahvé: Si no me escucháis observando mi ley que he puesto delante de vosotros, 5y obedeciendo las palabras de mis siervos los profetas, que Yo os envío y que Yo no dejo de enviar, sin que les deis crédito, 6[8160]haré que esta Casa sea como Silo, y esta ciudad una maldición para todas las naciones de la tierra.”

7Ahora bien, oyeron los sacerdotes y los profetas y todo el pueblo cómo Jeremías decía estas palabras en la Casa de Yahvé; 8[8161]y sucedió que al acabar Jeremías de anunciar todo lo que Yahvé le había mandado decir a todo el pueblo, le prendieron los sacerdotes y los profetas y todo el pueblo, diciendo: “¡Morirás sin remedio!” 9¿Cómo profetizas en nombre de Yahvé, diciendo: «Como Silo será esta Casa, y esta ciudad quedará destruida de modo que nadie la habite»?”

Y se reunió todo el pueblo contra Jeremías en la Casa de Yahvé.

Los príncipes salvan a Jeremías

10Cuando lo supieron los príncipes de Judá, subieron de la casa del rey a la Casa de Yahvé, y se sentaron a la entrada de la puerta Nueva de (la Casa de) Yahvé. 11Entonces los sacerdotes y los profetas hablaron a los príncipes y a todo el pueblo, diciendo: “Este hombre es reo de muerte, porque ha profetizado contra esta ciudad, como habéis oído con vuestros propios oídos.” 12[8162]Jeremías respondió a todos los príncipes y a todo el pueblo: “Es Yahvé quien me ha enviado para profetizar contra esta Casa y contra esta ciudad todas las cosas que acabáis de oír. 13Enmendad ahora vuestra conducta y vuestras obras, y escuchad la voz de Yahvé, vuestro Dios, y Yahvé se arrepentirá del mal que ha profetizado contra vosotros. 14En cuanto a mí, he aquí que estoy en vuestras manos; haced conmigo lo que os parezca recto y justo. 15Pero tened por cierto que, si me matáis, traeréis sangre inocente sobre vosotros, sobre esta ciudad, y sobre sus habitantes; pues en verdad Yahvé me ha enviado a vosotros para intimar a vuestros oídos todas estas palabras.” 16Entonces los príncipes y todo el pueblo dijeron a los sacerdotes y a los profetas: “Este hombre no es reo de muerte; pues nos ha hablado en Nombre de Yahvé, Dios nuestro.”

17Se levantaron también algunos ancianos del país y hablaron a toda la asamblea del pueblo, diciendo: 18[8163]Miqueas de Moréset, que profetizaba en tiempo de Ezequías, rey de Judá, habló a todo el pueblo de Judá, diciendo: “Así dice Yahvé de los ejércitos:

Sión será arada como un campo,

y Jerusalén vendrá a ser un montón de escombros,

y la colina del Templo un monte selvoso.”

19¿Fue acaso matado por Ezequías, rey de Judá, y por todo Judá? ¿No temió (el rey) a Yahvé, y suplicó a Yahvé?, y Yahvé se arrepintió del mal que había pronunciado contra ellos. ¡Y nosotros vamos a cometer un mal tan grande contra nosotros mismos!”

20[8164]Hubo también otro varón que profetizaba en nombre de Yahvé: Urías, hijo de Semaya, de Kiryatyearim; el cual profetizó contra esta ciudad y contra este país todo lo que ha dicho Jeremías. 21Y cuando el rey Joakim y todos sus oficiales y todos los príncipes se enteraron de sus palabras, el rey quiso darle muerte; mas lo supo Urías, y por temor huyó, marchando a Egipto. 22Entonces el rey Joakim envió hombres a Egipto: a Elnatán, hijo de Acbor, y con él algunos otros (que le acompañaron) a Egipto. 23Estos sacaron a Urías de Egipto, y le condujeron al rey Joakim, el cual le mató a espada y arrojó su cuerpo a la fosa de la gente común. 24[8165]En realidad fue la mano de Ahicam hijo de Safán, la que sostuvo a Jeremías a fin de evitar que le entregasen en poder del pueblo para darle muerte.

JEREMÍAS 27

El yugo simbólico

1[8166]Al principio del reinado de Joakim, hijo de Josías, rey de Judá, recibió Jeremías este oráculo de Yahvé: 2Así me dijo Yahvé: “Hazte una coyunda y un yugo, y póntelos sobre el cuello. 3[8167]Luego los enviarás al rey de Edom, al rey de Moab, al rey de los hijos de Ammón, al rey de Tiro y al rey de Sidón, por mano de los mensajeros que han venido a Jerusalén a (tratar con) Sedecías rey de Judá; 4y les ordenarás que digan a sus señores: Así dice Yahvé de los ejércitos, el Dios de Israel: De esta manera habéis de hablar a vuestros señores: 5[8168]Yo he hecho la tierra, a los hombres y las bestias que hay sobre la faz de la tierra con mi gran poder y mi brazo extendido; y la doy a quien me place. 6Al presente he dado todas estas tierras en poder de Nabucodonosor, rey de Babilonia, siervo mío; y le he dado también las bestias del campo para su servicio. 7[8169]Todos los pueblos le han de servir, a él y a su hijo, y al hijo de su hijo, hasta que también a su país le toque el turno y lo sometan grandes naciones y reyes poderosos. 8Al pueblo y al reino que no le sirviere a él, a Nabucodonosor, rey de Babilonia, y que no sometiere su cerviz al yugo del rey de Babilonia, a tal pueblo visitaré Yo con la espada y con hambre y con peste, hasta destruirlo por mano de él. —Oráculo de Yahvé. 9[8170]Vosotros no escuchéis a vuestros profetas, ni a vuestros adivinos, ni a vuestros soñadores, ni a vuestros agoreros, ni a vuestros magos, que os repiten: «No seréis siervos del rey de Babilonia», 10[8171]porque lo que os profetizan es mentira; para que seáis arrojados de vuestra tierra y Yo os destierre y perezcáis. 11Pero al pueblo que sometiere su cerviz al yugo del rey de Babilonia para servirle, lo dejaré en paz y en su tierra, dice Yahvé, y la cultivará y morará en ella.

Mensaje al rey y a los sacerdotes

12[8172]Hablé entonces a Sedecías, rey de Judá, conforme a todas estas palabras, diciendo: “Someted vuestra cerviz al yugo del rey de Babilonia, servidle a él y a su pueblo y viviréis. 13¿Para qué morir, tú y tu pueblo, a espada, y de hambre, y de peste, como Yahvé lo tiene dicho respecto del pueblo que no quiere servir al rey de Babilonia? 14No escuchéis las palabras de los profetas que os repiten: «No seréis siervos del rey de Babilonia», pues lo que os profetizan es mentira. 15[8173]Porque no los he enviado Yo, dice Yahvé, sino que profetizan falsamente en mi Nombre; para que Yo os destierre y perezcáis, tanto vosotros como los profetas que os profetizan.”

16[8174]Hablé también a los sacerdotes y a todo este pueblo, diciendo: “Así dice Yahvé: No escuchéis las palabras de los profetas que os vaticinan, diciendo: «He aquí que los vasos de la Casa de Yahvé serán restituidos de Babilonia ahora muy pronto», porque lo que os profetizan es mentira. 17No los escuchéis. Servid al rey de Babilonia, y viviréis. ¿Por qué ha de convertirse esta ciudad en desierto? 18Si en verdad son profetas, y si en ellos está la palabra de Yahvé, que intercedan ahora con Yahvé de los ejércitos, a fin de que los vasos que quedan aún en la Casa de Yahvé y en el palacio del rey de Judá y en Jerusalén no vayan también a Babilonia. 19[8175]Así dice Yahvé de los ejércitos, acerca de las columnas, acerca del mar (de bronce), acerca de las basas y del resto de los vasos que aún quedan en esta ciudad, 20y que no se llevó Nabucodonosor, rey de Babilonia, al deportar de Jerusalén a Babilonia a Jeconías, hijo de Joakim, rey de Judá, con todos los nobles de Judá y de Jerusalén. 21Pues así dice Yahvé de los ejércitos, el Dios de Israel, respecto de los vasos que quedan aún en la Casa de Yahvé, y en la casa del rey de Judá, y en Jerusalén: 22[8176]“A Babilonia serán llevados, y allí estarán hasta el día que Yo los visitare, dice Yahvé, y los sacare y los devolviere a este lugar.”

JEREMÍAS 28

Jeremías y Hananías

1[8177]Aquel mismo año, al principio del reinado de Sedecías, rey de Judá, en el quinto mes del año cuarto, Hananías, hijo de Azur, un profeta de Gabaón, me habló en la Casa de Yahvé, en presencia de los sacerdotes y de todo el pueblo, diciendo: 2“Esto dice Yahvé de los ejércitos, el Dios de Israel: He roto el yugo del rey de Babilonia. 3Dentro de dos años restituiré a este lugar todos los vasos de la Casa de Yahvé que de aquí se llevó Nabucodonosor, rey de Babilonia, para transportarlos a Babilonia. 4También haré volver a este lugar a Jeconías, hijo de Joakim; rey de Judá, y a todos los cautivos de Judá deportados a Babilonia, dice Yahvé; porque Yo quebraré el yugo del rey de Babilonia.” 5Respondió el profeta Jeremías a Hananías profeta, en presencia de los sacerdotes y todo el pueblo que estaba en la Casa de Yahvé; 6[8178]y le dijo el profeta Jeremías: “¡Así sea! ¡Hágalo así Yahvé! ¡Cumpla Yahvé tus palabras que has profetizado, de modo que Él haga volver de Babilonia a este lugar los vasos de la Casa de Yahvé y todos los cautivos! 7Pero escucha solo esta palabra que voy a decir a tus oídos, y a oídos de todo el pueblo. 8[8179]Los profetas de tiempos antiguos, que fueron antes de mí y antes de ti, vaticinaron guerras, calamidades y peste contra muchos países y contra grandes reinos. 9En cuanto al profeta que profetiza cosas buenas, verificado que se haya su profecía, será reconocido como profeta realmente enviado por Yahvé.”

10[8180]Entonces el profeta Hananías tomó el yugo del cuello del profeta Jeremías y lo rompió. 11[8181]Y habló Hananías delante de todo el pueblo, diciendo: “Esto dice Yahvé: De la misma manera romperé Yo, dentro de dos años, el yugo de Nabucodonosor, rey de Babilonia, que está sobre el cuello de todos los pueblos.” Y el profeta Jeremías se fue por su camino.

Castigo de Hananías

12Después que Hananías hubo roto el yugo que estaba, sobre el cuello del profeta Jeremías, llegó a este la palabra de Yahvé que decía: 13“Anda y dile esto a Hananías: Así dice Yahvé: Has quebrado un yugo de madera, pero en su lugar has hecho un yugo de hierro. 14[8182]Porque así dice Yahvé de los ejércitos, el Dios de Israel: Yo he puesto un yugo de hierro sobre el cuello de todos estos pueblos para que estén sujetos a Nabucodonosor, rey de Babilonia, y le servirán. Hasta los animales del campo le he dado.”

15Y dijo el profeta Jeremías a Hananías profeta: “Escucha, Hananías, Yahvé no te ha enviado, y tú has hecho que este pueblo confíe en la mentira. 16Por lo cual, así dice Yahvé: He aquí que te voy a quitar de sobre la tierra; este mismo año morirás, por cuanto has predicado la rebelión contra Yahvé.” 17En efecto, murió el profeta Hananías aquel mismo año, en el séptimo mes.

JEREMÍAS 29

Carta de Jeremías a los cautivos

1[8183]He aquí el texto de la carta que el profeta Jeremías envió desde Jerusalén al resto de los ancianos que estaban entre los cautivos, a los sacerdotes, a los profetas y a todo el pueblo que Nabucodonosor había deportado de Jerusalén a Babilonia; 2después que habían salido de Jerusalén Jeconías el rey, la reina, los eunucos, los príncipes de Judá y de Jerusalén, y los carpinteros y herreros. 3(La envió) por mano de Elasá, hijo de Safán, y de Gamarías, hijo de Helcías, a quienes Sedecías, rey de Judá, había despachado a Babilonia, a Nabucodonosor rey de Babilonia. Decía (la carta):

4“Así dice Yahvé de los ejércitos, el Dios de Israel, a todos los cautivos que he deportado de Jerusalén a Babilonia: 5Edificad casas y habitadlas; plantad huertos, y comed sus frutos. 6Tomad mujeres y engendrad hijos e hijas; y tomad mujeres para vuestros hijos, y dad vuestras hijas a maridos, para que tengan hijos e hijas; y multiplicaos allá y no mengüéis en número. 7[8184]Procurad el bien de la ciudad adonde os he llevado cautivos, y rogad por ella a Yahvé; pues el bien de ella es vuestro bien. 8Porque así dice Yahvé de los ejércitos, el Dios de Israel: No os dejéis engañar por vuestros profetas que están en medio de vosotros, ni por vuestros adivinos; y no deis crédito a los sueños que soñáis. 9Porque falsamente os profetizan en mi nombre. Yo no los he enviado, dice Yahvé.

Volverán al cabo de setenta años

10Así dice Yahvé: Concluidos los setenta años para Babilonia, os visitaré, y cumpliré en vosotros mi buena promesa de restituiros a este lugar. 11[8185]Porque Yo conozco los designios que tengo respecto de vosotros, dice Yahvé; pensamientos de paz, y no de mal, para daros un porvenir y una esperanza. 12Me invocaréis, y volveréis; me suplicaréis, y os escucharé. 13Me buscaréis y me hallaréis, si me buscareis de todo vuestro corazón. 14Y cuando me hayáis hallado, dice Yahvé, trocaré vuestro cautiverio, y os congregaré de entre todos los pueblos, y de todos los lugares adonde os he desterrado; y os haré volver al lugar de donde os he llevado cautivos.

15[8186]Porque habéis dicho: «Yahvé nos ha suscitado profetas en Babilonia»;

16[8187](Sabed) que así dice Yahvé respecto del rey que se sienta sobre el trono de David, y respecto de todo el pueblo que habita en esta ciudad, respecto de vuestros hermanos que no fueron llevados con vosotros a la cautividad. 17Así dice Yahvé: He aquí que voy a enviar contra ellos la espada y el hambre y la peste; y los haré semejantes a higos detestables que de puro malos no pueden comerse; 18y los perseguiré con la espada y con el hambre y con la peste, y haré de ellos un objeto de horror para todos los reinos de la tierra; un objeto de maldición, de espanto, de ludibrio y de oprobio entre todas las naciones adonde los he arrojado; 19por cuanto, dice Yahvé, no escucharon mis palabras que Yo les hice llegar por medio de mis siervos los profetas. Los envié con toda solicitud, mas vosotros no quisisteis oír, dice Yahvé. 20Vosotros todos los del cautiverio, a quienes he deportado de Jerusalén a Babilonia, oíd la palabra de Yahvé.

Contra los falsos profetas Acab y Sedecías.

21Así dice Yahvé de los ejércitos, el Dios de Israel, acerca de Acab, hijo de Colias, y de Sedecías, hijo de Maasías, que os profetizan mentira en mi Nombre; He aquí que los entregaré en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, el cual los ajusticiará a vuestros ojos. 22Y todos los cautivos de Judá que están en Babilonia, los tomarán como ejemplo de maldición y dirán: «Yahvé te haga como a Sedecías y como a Acab, a quienes el rey de Babilonia asó al fuego», 23[8188]por haber hecho ellos maldades en Israel, y cometido adulterio con las mujeres de sus prójimos, y hablado en mi nombre palabras mentirosas que Yo no les había ordenado decir. Yo lo sé y soy testigo, dice Yahvé.

Contra Semeías

24[8189]A Semeías nehelamita le dirás: 25Así dice Yahvé de los ejércitos, el Dios de Israel: Por cuanto enviaste cartas en tu nombre a todo el pueblo que está en Jerusalén, y al sacerdote Sofonías, hijo de Maasías, y a todos los sacerdotes, diciendo: 26«Yahvé te ha constituido sacerdote en lugar del sacerdote Joiadá, a fin de que haya autoridades en la Casa de Yahvé para cada fanático que quiera pasar por profeta, y para que le pongas en el cepo y en grillos. 27¿Cómo es, pues, que no has castigado a Jeremías de Anatot, que hace de profeta entre vosotros? 28[8190]Pues, debido a ello, nos escribió a Babilonia, diciendo: Pasará mucho tiempo; edificad casas y habitadlas; plantad huertos y comed sus frutos».”

29Cuando el sacerdote Sofonías leyó esta carta al profeta Jeremías, 30llegó a este la palabra de Yahvé, que decía: 31“Envía a decir a todos los cautivos: Así dice Yahvé acerca de Semeías nehelamita: Por cuanto os ha profetizado Semeías sin tener ninguna misión mía, y os ha hecho confiar en mentiras, 32[8191]por eso, así dice Yahvé: He aquí que castigaré a Semeías nehelamita y a su linaje. Ninguno de los suyos habitará en medio de este pueblo, ni vera el bien que voy a hacer a mi pueblo, dice Yahvé, porque ha predicado la rebelión contra Yahvé.”

JEREMÍAS 30

Restauración de Israel

1[8192]Fue dirigida a Jeremías la palabra de Yahvé, que decía: 2“Así habla Yahvé, el Dios de Israel: Escribe en un libro todas las palabras que te he dicho. 3[8193]Porque he aquí que vendrán días, dice Yahvé, en que trocaré el cautiverio de mi pueblo, Israel y Judá, dice Yahvé, y los haré regresar al país que di a sus padres y lo poseerán.” 4Y estas son las palabras que Yahvé dirige a Israel y a Judá:

5“Así dice Yahvé:

Hemos oído voces de terror,

de espanto, y no de paz.

6[8194]Preguntad y ved si dan a luz los varones.

¿Cómo es que veo a todos los varones

con las manos sobre sus lomos, como parturientas?

¿Y por qué se han vuelto pálidos todos los rostros?

7[8195]¡Ay! porque grande es aquel día,

no hay otro que le sea igual.

Es el tiempo de angustia para Jacob;

mas será librado de ella.

8En aquel día, dice Yahvé de los ejércitos, quebraré el yugo del (enemigo) sobre tu cerviz, y romperé tus coyundas. No lo sojuzgarán más los extranjeros, 9[8196]pues servirá a Yahvé su Dios, y a David su rey, que Yo les suscitaré.

10Y tú, siervo mío Jacob,

no temas, dice Yahvé,

ni te amedrentes, oh Israel,

que Yo te sacaré de una tierra lejana,

y a tus hijos del país de su cautiverio.

Jacob volverá, y vivirá quieto y tranquilo,

sin que nadie lo espante.

11Porque Yo estoy contigo, dice Yahvé,

para librarte;

acabaré con todas las naciones

donde te he dispersado.

A ti, empero no te exterminaré,

aunque te castigaré con equidad

y no te dejaré del todo impune.

Promesa de la salud

12[8197]Porque así dice Yahvé:

Tu llaga es incurable,

y sin remedio tu herida.

13[8198]No hay quien tome tu causa

para (vendar) tu herida;

no hay medicamentos para curarte.

14Todos tus amantes te han olvidado,

no preguntan ya por ti,

porque yo te he herido

como hiere un enemigo,

con pena cruel,

en castigo de tus muchas iniquidades,

pues son graves tus pecados.

15¿Por qué gritas a causa de tu quebranto?

Es incurable tu mal;

por la muchedumbre de tus iniquidades,

y por la gravedad de tus pecados,

te he hecho esto.

16Mas cuantos te devoran serán devorados,

y todos tus opresores serán llevados cautivos;

los que te despojan serán despojados,

y todos los que te saquean serán saqueados.

17Pues yo cicatrizaré tu llaga

y curaré tus heridas, dice Yahvé;

porque te han llamado la «Desechada»;

«esta es aquella Sión, por la cual nadie ya pregunta».

18[8199]Así dice Yahvé:

He aquí que restableceré los tabernáculos de Jacob,

y tendré compasión de sus moradas;

la ciudad será reedificada sobre su monte,

y el palacio se levantará en su lugar antiguo.

19De allí saldrán alabanzas y voces de júbilo,

los multiplicaré para que no sean pocos,

y los honraré para que no sean despreciados.

20Serán sus hijos como al principio,

su congregación tendrá estabilidad ante Mí;

y castigaré a todos sus opresores.

21[8200]De ella procederá su príncipe,

y de en medio de ella saldrá su dominador;

Yo le haré venir, y él se acercará a Mí;

pues ¿quién es el que osaría acercarse a Mí?,

dice Yahvé.

22[8201]Y vosotros seréis mi pueblo,

y Yo seré vuestro Dios.

23He aquí que se desata el torbellino de Yahvé,

torbellino furioso que se precipita

y descarga sobre la cabeza de los impíos.

24[8202]No cesará el ardor de la ira de Yahvé

hasta realizar y cumplir

los designios de su corazón.

Al fin de los tiempos entenderéis esto.

JEREMÍAS 31

El nuevo pueblo de Dios

1[8203]En aquel tiempo, dice Yahvé,

seré Yo el Dios de todas las tribus de Israel,

y ellas serán mi pueblo.

2[8204]Así dice Yahvé:

Halló gracia en el desierto

el pueblo que se libró de la espada;

Israel llegó a su descanso.

3[8205]Desde lejos se me apareció Yahvé

(diciendo): “Con amor eterno te he amado,

por eso no dejé de compadecerte.

4De nuevo te edificaré,

y quedarás edificada, virgen de Israel;

todavía te adornarás con tus tamboriles

y saldrás a alegres danzas.

5[8206]Todavía plantarás viñas

sobre los montes de Samaria;

plantarán los plantadores y se gozarán.

6[8207]Porque tiempo vendrá en que los atalayas

clamarán sobre los montes de Efraím:

«¡Levantaos y subamos a Sión,

a Yahvé, nuestro Dios!»

7[8208]Porque así dice Yahvé:

Cantad con alegría loores a Jacob,

exaltad porque es el primero de los pueblos,

pregonad, cantad y exclamad:

«¡Yahvé, salva a tu pueblo,

el resto de Israel!»

Plenitud de bienes

8He aquí que Yo los traeré de la tierra del Norte,

y los recogeré de los extremos de la tierra;

entre ellos también al ciego y al cojo,

a la mujer que está encinta, como a aquella que da a luz.

Grande será la muchedumbre de los que volverán aquí.

9[8209]Vendrán llorando,

pero Yo los conduciré con misericordia;

los guiaré a corrientes de agua,

por un camino recto donde no tropezarán,

porque Yo soy Padre para Israel,

y Efraím es mi primogénito.”

10Escuchad la palabra de Yahvé, naciones,

anunciadla a las islas remotas, y decid:

“El que dispersó a Israel, lo recoge,

y lo guarda como el pastor a su rebaño.”

11Porque Yahvé ha rescatado a Jacob,

lo ha librado del poder de uno que era más fuerte que él.

12[8210]Vendrán y exaltarán sobre las alturas de Sión,

y concurrirán a los bienes de Yahvé,

al trigo, al vino, al aceite,

a las crías de ovejas y de vacas;

y será su alma como jardín regado,

y no padecerán ya necesidades.

13Entonces las doncellas,

danzando en coro, se regocijarán,

y los jóvenes a una con los ancianos;

pues Yo trocaré su duelo en alegría,

los consolaré, y los llenaré de gozo

en cambio de su dolor.

14[8211]Saciaré de grosura el alma de los sacerdotes,

y mi pueblo se hartará

de mis bienes”, dice Yahvé.

Esperanza para el pueblo penitente

15[8212]Así dice Yahvé:

“Se oye una voz en Ramá,

gemidos y llanto amargo.

Es Raquel que llora a sus hijos,

rehúsa consolarse de la suerte de sus hijos

que ya no existen”.

16Así dice Yahvé:

Cese tu voz de llorar,

y tus ojos de derramar lágrimas,

pues será recompensada tu pena

—oráculo de Yahvé—,

volverán del país del enemigo.

17Hay esperanza para tus días postreros

—oráculo de Yahvé—,

pues tus hijos volverán a su tierra.

18[8213]He oído con atención a Efraím

que así se lamentaba:

“Tú me has castigado,

y yo cual indómito novillo he sido corregido.

¡Conviérteme y yo me convertiré!

pues Tú eres Yahvé, mi Dios.

19Porque después de mi defección,

me he arrepentido,

y después de volver en mí, me azoté el muslo;

estoy avergonzado y confuso,

pues llevo el oprobio de mi juventud.”

20[8214]¿No es Efraím para Mí un hijo querido,

un niño predilecto?

pues cuanto más hablo contra él,

con tanto mayor cariño lo recuerdo;

por eso se conmueven por él mis entrañas,

no puedo dejar de apiadarme de él,

dice Yahvé.

Vuelta del pueblo

21[8215]Plántate hitos, asienta jalones,

pon tu atención en el camino,

el camino por donde fuiste.

¡Vuelve, virgen de Israel,

regresa a estas tus ciudades!

22[8216]¿Hasta cuándo andas errando, hija infiel?

pues Yahvé ha hecho una cosa nueva sobre la tierra:

la mujer rodeará al varón.

23[8217]Así dice Yahvé de los ejércitos, el Dios de Israel: “Otra vez al tornar Yo su cautiverio, dirán en el país de Judá y en sus ciudades: «¡Te bendiga Yahvé, oh Morada de la justicia, oh Monte santo!» 24Y habitarán allí Judá y todas sus ciudades juntamente, los labradores y los pastores de rebaños. 25[8218]Porque saciaré al alma que desfallece y hartaré a toda alma decaída.”

26Con esto me desperté, y vi que me fue dulce mi sueño.

27“He aquí que vienen días, dice Yahvé, en que sembraré la casa de Israel y la casa de Judá con simiente de hombres y con simiente de bestias. 28[8219]Y de la misma manera que velaba sobre ellos para arrancar y derribar, para destruir y arruinar y hacer daño, así velaré sobre ellos para edificar y plantar, dice Yahvé.

29[8220]En aquellos días no se dirá más:

«Los padres comieron agraces,

y los hijos sufren la dentera.»

30Cada uno morirá por su propia maldad; y solo aquel que coma agraces sufrirá la dentera.

La nueva alianza con Israel

31[8221]He aquí que vienen días, dice Yahvé, en que haré una nueva alianza con la casa de Israel, y con la casa de Judá; 32no como la alianza que hice con sus padres cuando los tomé de la mano para sacarlos de la tierra de Egipto. Ellos quebrantaron esa alianza, y Yo les hice sentir mi mano, dice Yahvé. 33[8222] Esta será la alianza que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Yahvé: Pondré mi ley en sus entrañas, y la escribiré en sus corazones; y Yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. 34[8223]Y no tendrán ya que enseñar cada cual a su compañero y cada cual a su hermano, diciendo: «¡Conoced a Yahvé!» porque todos ellos me conocerán, desde el menor hasta el mayor, dice Yahvé; porque perdonaré su iniquidad, y no me acordaré más de sus pecados.”

35[8224]Así dice Yahvé,

el que ha establecido el sol para alumbrar el día,

y leyes a la luna y a las estrellas para que alumbren de noche;

el que alborota el mar, de modo que bramen sus olas,

Yahvé de los ejércitos es su Nombre.

36“Si cesan estas leyes ante Mí, dice Yahvé,

entonces también el linaje de Israel para siempre cesará

de ser nación delante de Mí.

37Así dice Yahvé:

Si pueden medirse los cielos arriba,

y escudriñarse los cimientos de la tierra abajo,

también Yo desecharé a toda la raza de Israel,

por todo lo que han hecho, dice Yahvé.

38[8225]He aquí que vienen días, dice Yahvé, en que la ciudad será edificada para Yahvé desde la torre de Hananeel hasta la puerta del Ángulo; 39y la cuerda de medir seguirá en línea recta hasta la colina de Gareb, dando vuelta después hacia Goa. 40Y todo el valle de los cadáveres y de las cenizas, y todos los campos hasta el torrente Cedrón, y hasta la esquina de la puerta de los Caballos, al oriente, serán consagrados a Yahvé; no serán arrancados ni destruidos jamás.

JEREMÍAS 32

La compra del campo en Anatot

1[8226]Palabra de Yahvé que fue dirigida a Jeremías el año décimo de Sedecías, rey de Judá, que corresponde al año decimoctavo de Nabucodonosor. 2A la sazón el ejército del rey de Babilonia tenía cercada a Jerusalén, y el profeta Jeremías estaba encerrado en el patio de la cárcel que había en el palacio del rey de Judá. 3Le había encerrado Sedecías, rey de Judá, diciendo: “¿Cómo es que tú profetizas esto?: «Así dice Yahvé: He aquí que voy a entregar esta ciudad en manos del rey de Babilonia, que se apoderará de ella; 4y Sedecías, rey de Judá, no escapará de las manos de los caldeos, sino que caerá sin remedio en poder del rey de Babilonia; y hablará con él boca a boca, y sus ojos verán los ojos de él; 5y llevará a Sedecías a Babilonia; y allí se quedará hasta que Yo le visite, dice Yahvé; pues aunque hagáis guerra contra los caldeos, no tendréis éxito».”

6Y dijo Jeremías: “Me llegó la palabra de Yahvé, que decía: 7[8227]He aquí que Hananeel, hijo de tu tío Sellum, vendrá a decirte: «Cómprate mi campo que está en Anatot; porque a ti te corresponde adquirirlo por ser el pariente más cercano». 8En efecto, conforme a la palabra de Yahvé, Hananeel, hijo de mi tío, vino a verme en el patio de la cárcel, y me dijo; «Cómprame el campo que está en Anatot, en la tierra de Benjamín; porque te corresponde por derecho de herencia y es tuyo pues eres el pariente más cercano; cómpratelo.» Entonces conocí que era palabra de Yahvé. 9Compré a Hananeel, hijo de mi tío el campo situado en Anatot, y le pesé el dinero: diez y siete siclos de plata. 10Hice escritura y puse sello, tomé testigos y pesé el dinero en la balanza. 11[8228]Después tomé la escritura de compra, la sellada según ley y costumbre, y la (otra) que no llevaba sello, 12y di la escritura de compra a Baruc, hijo de Nerías, hijo de Maasías, en presencia de Hananeel, (hijo de) mi tío, y en presencia de los testigos que habían firmado el contrato de compra, y en presencia de los judíos que estaban sentados en el patio de la cárcel. 13Y en presencia de ellos di a Baruc esta orden: 14Así dice Yahvé de los ejércitos, el Dios de Israel: Toma estas escrituras: la escritura de compra que lleva sello, y la otra escritura que no lleva sello, y colócalas en un tubo de barro, para que se conserven muchos días. 15Porque así dice Yahvé de los ejércitos, el Dios de Israel: Todavía se; comprarán casas y campos y viñas en esta tierra.

Oración de Jeremías

16Después de entregar el contrato de compra a Baruc, hijo de Nerías, dirigí a Yahvé esta oración: 17[8229] “¡Ay, Señor Yahvé! Tú hiciste el cielo y la tierra con tu gran poder y con tu brazo extendido; no hay cosa que sea imposible para Ti. 18[8230]Tú usas de misericordia en mil (generaciones) y castigas la iniquidad de los padres en el seno de sus hijos después de ellos. Tú eres el Dios grande, el Fuerte, cuyo nombre es Yahvé de los ejércitos, 19el Grande en consejo, y el Poderoso en obras, cuyos ojos están abiertos sobre todos los caminos de los hijos de Adán, para retribuir a cada uno según su conducta y según merecen sus obras. 20Tú hiciste prodigios y milagros en la tierra de Egipto (y los haces) hasta el día de hoy, tanto en Israel como entre (otros) hombres; y te has creado un nombre, como se ve al presente. 21Sacaste a Israel, tu pueblo, de la tierra de Egipto, con prodigios y milagros, con mano poderosa y brazo extendido, y en medio de un espanto inmenso. 22Y les diste esta tierra que con juramento prometiste a sus padres, tierra que mana leche y miel. 23Pero ellos, cuando entraron y la tomaron en posesión, no escucharon tu voz ni obraron según tu Ley; y nada hicieron de cuanto les mandaste que hiciesen, por lo cual descargaste sobre ellos todo este mal. 24He aquí que los baluartes (enemigos) llegan ya hasta la ciudad para tomarla, y la ciudad está a punto de ser entregada en manos de los caldeos que la combaten con la espada, el hambre y la peste; y lo que has anunciado se ha realizado ya, como Tú mismo lo ves. 25Y con todo me dices, oh Señor Yahvé: Cómprate el campo por dinero y toma testigos, en tanto que la ciudad está por caer en manos de los caldeos.”

Respuesta de Dios

26[8231]Entonces Jeremías recibió esta respuesta de Yahvé: 27“Mira, Yo soy Yahvé, el Dios de toda carne: ¿hay acaso algo imposible para Mí? 28Por esto, así dice Yahvé: He aquí que voy a entregar esta ciudad en poder de los caldeos, y en poder de Nabucodonosor, rey de Babilonia, el cual la tomará. 29Los caldeos que combaten esta ciudad, entrarán en ella; pegarán fuego a esta ciudad y la quemarán, junto con las casas en cuyos terrados se quemaba incienso a Baal, y se derramaban libaciones a otros dioses para provocar mi ira. 30Pues los hijos de Israel y los hijos de Judá obran solamente lo malo ante mis ojos, desde su mocedad; de veras, los hijos de Israel no hacen más que irritarme con las obras de sus manos, dice Yahvé. 31Porque desde el día de su fundación hasta hoy, esta ciudad ha sido para Mí objeto de ira y de indignación; por eso la hago desaparecer de delante de mi vista, 32a causa de todas las maldades que los hijos de Israel y los hijos de Judá cometieron para irritarme, ellos, sus reyes, sus príncipes, sus sacerdotes y sus profetas, los hombres de Judá y los habitantes de Jerusalén. 33Me han vuelto la espalda y no la cara; y aunque Yo los instruía sin cesar, no querían recibir la instrucción. 34[8232]Colocaron sus ídolos en la Casa sobre la cual ha sido invocado mi Nombre, para contaminarla; 35y edificaron los lugares altos de Baal que están en el valle del hijo de Hinnom, para pasar (por el fuego) a sus hijos e hijas en honor de Moloc; cosa que Yo no les mandé, ni me pasó por el pensamiento que hiciesen tal abominación para inducir a Judá a pecado.”

Restauración del pueblo

36[8233]Sin embargo, así dice Yahvé, el Dios de Israel, respecto de esta ciudad, de la cual vosotros decís que está por caer en manos del rey de Babilonia, a fuerza de la espada, del hambre y de la peste: 37“He aquí que Yo los congregaré de todos los países adonde los he arrojado en mi ira y en mi furor, y en grande indignación; y los restituiré a este lugar, para que habiten allí en seguridad. 38Y serán mi pueblo, y Yo seré su Dios. 39Y les daré un mismo corazón y un solo camino, a fin de que me teman siempre, y les vaya bien a ellos y a sus hijos después de ellos. 40Y haré con ellos una alianza eterna, según la cual no me apartaré más de ellos, ni dejaré de hacerles bien, sino que infundiré mi temor en su corazón, para que no se aparten de Mí. 41Y mi gozo consistirá en hacerles bien, y los plantaré firmemente en este país con todo mi corazón y toda mi alma. 42Porque así dice Yahvé: De la manera que he traído sobre este pueblo todo este gran mal, así traeré sobre ellos todo el bien que les he anunciado. 43Y se comprarán campos en esta tierra de la cual vosotros decís que es un desierto sin hombres y bestias, entregado en manos de los caldeos. 44[8234]Se comprarán campos por dinero, se escribirán contratos, se imprimirá en ellos el sello, y no faltarán testigos, en el territorio de Benjamín y en los alrededores de Jerusalén, en las ciudades de Judá y en las ciudades de la Montaña, en las ciudades de la Sefelá, y en las ciudades del Négueb; porque Yo trocaré su cautiverio” —oráculo de Yahvé.

JEREMÍAS 33

Nueva prosperidad del país

1[8235]Estaba Jeremías todavía preso en el patio de la cárcel, cuando le llegó por segunda vez la palabra de Yahvé, y le dijo: 2“Así dice Yahvé, el que hace (todo) esto, Yahvé, el que lo dispone y le da el cumplimiento. Yahvé es su Nombre. 3[8236]Clama a Mí, y te responderé, y te mostraré cosas grandes y ocultas que tú no conoces. 4Porque así dice Yahvé, el Dios de Israel, acerca de las casas de esta ciudad, y acerca de las casas de los reyes de Judá derribadas (para hacer fortificaciones) contra los terraplenes y contra la espada, 5y acerca de los que van a luchar contra los caldeos, para llenar aquellas (casas) de cadáveres de hombres, que Yo herí en mi ira y en mi indignación, porque he apartado mi rostro de esta ciudad a causa de todas sus maldades: 6He aquí que Yo les cicatrizaré la llaga, les daré salud y los sanaré y les manifestaré la abundancia de paz y seguridad. 7Y haré que vuelvan los cautivos de Judá, y los cautivos de Israel, y los restableceré como al principio. 8[8237]Y los limpiaré de todas sus maldades que han cometido contra Mí; y les perdonaré todas las iniquidades, con que me han ofendido y hecho rebelión contra Mí; 9[8238]y (Jerusalén) será para Mí un nombre de gozo, la alabanza y gloria (mía) entre todas las naciones de la tierra; pues sabrán todo el bien que Yo les haré, y quedarán llenos de temor y asombro a la vista de todo el bien y de toda la prosperidad que Yo les concederé.

10Así dice Yahvé: Todavía se oirá en este lugar, del cual decís: «Es un desierto sin hombres y sin bestias», sí, en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén, desoladas, sin hombres, sin habitantes, sin bestias, 11[8239](se oirá) la voz de júbilo y la voz de alegría, la voz del esposo y la voz de la esposa, la voz de gentes que dicen:

«Alabad a Yahvé de los ejércitos;

porque Yahvé es bueno,

porque es eterna su misericordia»,

(la voz) de los que traen ofrendas a la Casa de Yahvé; porque Yo restituiré a los desterrados de este país, a su primer estado, dice Yahvé.

12Así dice Yahvé de los ejércitos: En este lugar desolado, sin hombres y sin bestias y en todas sus ciudades, habrá todavía apriscos donde los pastores harán sestear los rebaños. 13[8240]En las ciudades de la Montaña, como en las ciudades de la Sefelá, en las ciudades del Négueb, como en la tierra de Benjamín, en los alrededores de Jerusalén, como en las ciudades de Judá, pasarán aún las ovejas bajo la mano del que los cuenta, dice Yahvé.

Renovación de las promesas mesiánicas

14He aquí que vienen días, dice Yahvé, en que cumpliré aquella buena palabra que di a la casa de Israel y a la casa de Judá. 15[8241]En aquellos días y en ese tiempo suscitaré a David un Vástago justo que hará derecho y justicia en la tierra. 16En aquellos días Judá será salvo, y Jerusalén habitará en paz, y será llamada: «Yahvé, justicia nuestra». 17Porque así dice Yahvé: Nunca faltará a David un descendiente que se siente sobre el trono de la casa de Israel; 18[8242]y a los sacerdotes levitas tampoco les faltará un varón que delante de Mí ofrezca los holocaustos, y queme las ofrendas y presente sacrificios todos los días.”

Estabilidad de las promesas

19Y llegó la palabra de Yahvé a Jeremías en estos términos: 20[8243]“Así dice Yahvé: Si podéis romper mi pacto con el día y mi pacto con la noche, de modo que no haya día y noche a su tiempo, 21entonces será roto también mi pacto con David, mi siervo, de modo que no le nazca hijo que reine sobre su trono; y (mi pacto) con los levitas sacerdotes, ministros míos. 22Así como no puede contarse la milicia celestial, ni medirse la arena del mar; así multiplicaré a los descendientes de David, mi siervo, y a los levitas, mis ministros.”

23Y llegó a Jeremías esta palabra de Yahvé: 24[8244]“¿No ves lo que dice este pueblo: «Yahvé ha desechado a las dos familias que había escogido?» Y así desprecian a mi pueblo, que a sus ojos ya no es pueblo. 25Esto dice Yahvé: Si no he establecido Yo mi pacto con el día y con la noche, si no he fijado las leyes del cielo y de la tierra, 26[8245]entonces sí, desecharé el linaje de Jacob y de David, mi siervo; y no tomaré de su descendencia reyes para la raza de Abrahán, de Isaac y de Jacob. Porque haré volver a sus cautivos y tendré de ellos misericordia.”

JEREMÍAS 34

Castigo de Sedecías y del pueblo infiel

1Palabra de Yahvé que fue dirigida a Jeremías, cuando Nabucodonosor, rey de Babilonia, y todo su ejército, y todos los reinos de la tierra sometidos a su dominio, y todos los pueblos, hacían guerra contra Jerusalén y contra todas sus ciudades. 2“Así dice Yahvé, el Dios de Israel: Ve y habla a Sedecías, rey de Judá, y dile: Esto declara Yahvé: He aquí que voy a entregar esta ciudad en poder del rey de Babilonia, el cual le pegará fuego. 3Y tú no escaparás de sus manos, sino que infaliblemente serás tomado preso y entregado en su mano; y tus ojos verán los ojos del rey de Babilonia, y él te hablará boca a boca. A Babilonia irás. 4Pero escucha la palabra de Yahvé, oh Sedecías, rey de Judá. Así dice Yahvé respecto de ti: No morirás a espada; 5[8246]morirás en paz; y como se quemaron perfumes en honor de tus padres, los reyes anteriores que te precedieron, así los quemarán para ti, y te harán lamentaciones, diciendo: «¡Ay, señor!» Porque Yo he decretado esto”, dice Yahvé. 6El profeta Jeremías dijo todas estas palabras a Sedecías, rey de Judá, en Jerusalén. 7Entretanto el ejército del rey de Babilonia atacaba a Jerusalén y todas las ciudades de Judá que habían quedado: a Laquís y a Asecá; porque de las ciudades fortificadas de Judá habían quedado solamente estas.

Falta de justicia y misericordia

8Palabra de Yahvé que recibió Jeremías después que el rey Sedecías hizo un pacto con todo el pueblo que había en Jerusalén, proclamando entre ellos libertad, 9[8247]de tal manera que cada uno dejara ir libre a su esclavo hebreo y a su esclava hebrea, sin que nadie retuviera como esclavo a un judío, hermano suyo. 10En efecto, todos los príncipes y todo el pueblo, que habían aceptado el pacto de dejar ir libre cada uno a su esclavo y a su esclava, consintieron en no retenerlos más como esclavos. Obedecieron, pues, y los dejaron ir. 11[8248]Pero después se arrepintieron y reclamaron de nuevo a los esclavos y a las esclavas que habían emancipado y los redujeron (otra vez) a servidumbre como esclavos y esclavas. 12Entonces llegó a Jeremías esta palabra de Yahvé: 13“Así dice Yahvé; el Dios de Israel: Yo hice un pacto con vuestros padres el día que los saqué de la tierra de Egipto, de la casa de la servidumbre, y dije: 14Al cabo de siete años, cada uno de vosotros dará libertad a su hermano hebreo que le haya sido vendido; seis años te servirá, y luego le dejarás ir libre de tu casa. Mas vuestros padres no me obedecieron ni prestaron su oído. 15Vosotros hoy os habéis convertido y habéis hecho lo recto a mis ojos, proclamando cada uno la libertad de su prójimo, y habéis hecho un pacto delante de Mí en la Casa sobre la cual ha sido invocado mi Nombre. 16Pero os habéis vuelto atrás y habéis profanado mi nombre, reclamando cada cual a su esclavo y a su esclava que habíais dejado libres según su voluntad, y los habéis forzado a ser (otra vez) esclavos y esclavas.

17[8249]Por eso, así dice Yahvé: Porque vosotros no me habéis escuchado y no habéis proclamado cada uno la libertad de su hermano y cada uno la libertad de su prójimo, he aquí que Yo anuncio a vosotros la libertad, dice Yahvé, (de elegir) entre la espada, la peste y el hambre, y haré de vosotros un objeto de horror entre todos los reinos de la tierra. 18[8250]Y a los hombres que han violado mi pacto y no han cumplido las palabras del pacto que hicieron ante Mí, los haré semejantes al becerro que cortaron en dos partes para pasar por medio de ellas; 19(a saber) a los príncipes de Judá y a los príncipes de Jerusalén, a los eunucos, y a los sacerdotes, y a todo el pueblo del país, que pasaron por entre los trozos del becerro. 20Los entregaré en poder de sus enemigos, y en poder de los que atentan contra su vida; y sus cadáveres servirán de pasto a las aves del cielo y a las bestias de la tierra. 21[8251]También a Sedecías, rey de Judá, y a sus príncipes los entregaré en poder de sus enemigos, en poder de los que quieren quitarles la vida, en poder del ejército del rey de Babilonia, que se ha retirado de vosotros. 22He aquí que doy orden, dice Yahvé, y los volveré a traer contra esta ciudad; la combatirán, la tomarán y la entregarán a las llamas; y de las ciudades de Judá haré un desierto sin habitantes.

JEREMÍAS 35

El ejemplo de los recabitas

1Palabra de Yahvé que Jeremías recibió en tiempo de Joakim, hijo de Josías, rey de Judá: 2[8252]“Anda a la casa de los recabitas y habla con ellos, y llévalos a la Casa de Yahvé, a una de las cámaras, y dales a beber vino.” 3Tomé a Jaazanías, hijo de Jeremías, hijo de Habasinías, y a sus hermanos y todos sus hijos, y toda la familia de los recabitas; 4y los introduje en la Casa de Yahvé, en la cámara de los hijos de Hanán, hijo de Igdalías, varón de Dios, la que estaba junto a la cámara de los príncipes, encima de la cámara de Maasías, hijo de Sellum, guardián de la puerta; 5y puse ante los hijos de la estirpe de los recabitas jarros y copas llenos de vino, y les dije: “Bebed vino.”

6[8253]Pero ellos contestaron: “No bebemos vino; pues Jonadab, hijo de Recab, nuestro padre, nos mandó: «Nunca jamás beberéis vino, ni vosotros ni vuestros hijos. 7Tampoco edificaréis casas ni haréis siembras, ni plantaréis viñas, ni poseeréis (cosa alguna), sino que habitaréis en tiendas durante toda vuestra vida, para que viváis largo tiempo sobre la tierra en la cual sois peregrinos.» 8Hemos obedecido la voz de Jonadab, hijo de Recab, nuestro padre, en todo cuanto nos ha mandado, de modo que no bebemos vino en todos nuestros días, ni nosotros, ni nuestras mujeres, ni nuestros hijos, ni nuestras hijas; 9y no edificamos casas de habitación; ni tampoco tenemos viñas, ni campos, ni sementeras, 10sino que vivimos en tiendas, obedeciendo a Jonadab, nuestro padre, y cumpliendo todo cuanto él nos ha mandado. 11Mas cuando Nabucodonosor, rey de Babilonia, invadió el país, nos dijimos: Vámonos y retirémonos a Jerusalén ante el ejército de los caldeos y ante el ejército de los sirios; y así venimos a habitar en Jerusalén.”

La infidelidad de Israel

12Entonces fue dirigida a Jeremías esta palabra de Dios: 13“Así dice Yahvé de los ejércitos, el Dios de Israel: Anda y di a los hombres de Judá y a los habitantes de Jerusalén: ¿Por qué no tomáis ejemplo para obedecer mis palabras?, dice Yahvé. 14[8254]Se cumplen las órdenes de Jonadab, hijo de Recab, que mandó a sus hijos no beber vino, de modo que ellos no lo beben hasta el día de hoy, pues obedecen el precepto de su padre; y Yo os he hablado con tanta solicitud, y no me habéis escuchado. 15Con la misma solicitud y sin cesar os he enviado a todos mis siervos los profetas, para deciros: «Convertíos cada cual de su mal camino, y enmendad vuestra conducta, y no vayáis tras otros dioses dándoles culto, para que habitéis la tierra que di a vosotros y a vuestros padres», pero no hicisteis caso ni me escuchasteis. 16Por cuanto los hijos de Jonadab, hijo de Recab, han observado el precepto que su padre les había dado, y este pueblo, empero, no me ha obedecido a Mí, 17por eso, así dice Yahvé, el Dios de los ejércitos, el Dios de Israel: He aquí que haré venir sobre Judá y sobre los habitantes de Jerusalén todas las calamidades que les he anunciado; pues les he hablado, y no han escuchado; los he llamado, y no han respondido.”

18Y dijo Jeremías a la casa de los recabitas: Así dice Yahvé de los ejércitos, el Dios de Israel: “Porque habéis obedecido el precepto de Jonadab, vuestro padre, y habéis observado todas sus órdenes, haciendo todo cuanto él os mandó, 19por eso, así dice Yahvé de los ejércitos, el Dios de Israel: Nunca faltarán a Jonadab, hijo de Recab, varones que me sirvan todos los días.”

JEREMÍAS 36

Baruc escribe las profecías de Jeremías

1[8255]El año cuarto de Joakim, hijo de Josías, rey de Judá, recibió Jeremías esta palabra de Yahvé: 2“Toma el rollo de un libro, y escribe en él todas las palabras que Yo te he dicho contra Israel, contra Judá y contra todos los pueblos, desde el día que comencé a hablarte, desde los días de Josías hasta el día de hoy. 3[8256]Cuando oigan los de la casa de Judá todas las desgracias que pienso hacerles, se convertirán tal vez cada uno de su mal camino y Yo les perdonaré su culpa y su pecado.”

4Llamó Jeremías a Baruc, hijo de Nerías, y dictándole Jeremías escribió Baruc en el rollo del libro todas las palabras que Yahvé le había dicho. 5Después dio Jeremías a Baruc esta orden: “Yo estoy encerrado y no puedo ir a la Casa de Yahvé. 6[8257]Ve, pues, tú y lee al pueblo, en el Templo del Señor, en un día de ayuno, las palabras de Yahvé que a mi dictado has consignado en el rollo. Léelas también a todo Judá, a los que vienen de sus ciudades, 7por si tal vez sus súplicas lleguen a la presencia de Yahvé y se conviertan cada cual de su mal camino; porque grande es la ira y la indignación que Yahvé ha manifestado contra este pueblo.”

8Hizo Baruc, hijo de Nerías, todo lo que había mandado el profeta Jeremías, y leyó en el Templo del Señor el libro de las palabras de Yahvé. 9Pues el año quinto de Joakim, hijo de Josías, rey de Judá, en el mes noveno, fue proclamado un ayuno ante Yahvé para todo el pueblo de Jerusalén, y para todo el pueblo que de las ciudades de Judá vendría a Jerusalén. 10Entonces leyó Baruc a todo el pueblo el libro de las palabras de Jeremías, en la Casa de Yahvé, en la cámara de Gamarías, hijo de Safán, secretario, en el atrio superior, a la entrada de la puerta Nueva de la Casa de Yahvé.

El rey quema el libro del profeta

11Cuando Miqueas, hijo de Gamarías, hijo de Safán, oyó todas las palabras de Yahvé que estaban en el libro, 12bajó al palacio del rey, al despacho del secretario, y he aquí que estaban sentados allí todos los príncipes: Elisamá, el secretario. Dalaías, hijo de Semeías. Elnatán, hijo de Acbor. Gamarías, hijo de Safán, y Sedecías, hijo de Hananías, y todos los dignatarios. 13Les refirió Miqueas todas las palabras que había oído al leer Baruc el libro al pueblo. 14Entonces todos los príncipes enviaron a Jehudí, hijo de Netanías, hijo de Selemías, hijo de Cusí, a decir a Baruc: “Toma en tu mano el rollo que has leído ante el pueblo, y ven.” Tomó, pues, Baruc, hijo de Nerías, el rollo en su mano, y fue adonde ellos estaban. 15Le dijeron: “Siéntate, y léenos (este libro), y Baruc lo leyó a oídos de ellos. 16Cuando oyeron todas estas palabras quedaron atónitos unos y otros, y dijeron a Baruc: “De todas estas cosas tenemos que dar parte al rey.” 17Y preguntaron a Baruc: “Explícanos cómo recogiste de su boca todas estas palabras.” 18[8258]Baruc les respondió: “Con su boca me dictaba él todas estas palabras, y yo las escribía con tinta en el libro.” 19[8259]Después los príncipes dijeron a Baruc: “Ve y escóndete, tú y Jeremías, y nadie sepa donde estáis.” 20Luego se fueron al rey (que estaba) en el atrio, dejando el rollo en el aposento de Elisamá, secretario, y comunicaron al rey todo lo ocurrido.

21Entonces el rey envió a Jehudí para que trajese el rollo, y este lo sacó del aposento de Elisamá, secretario; y Jehudí lo leyó ante el rey y ante todos los príncipes que estaban parados delante del rey. 22Hallábase el rey —era el mes noveno— en la casa de invierno; y delante de él había un brasero encendido. 23[8260]Y siempre cuando Jehudí acababa de leer tres o cuatro columnas, el (rey) las cortaba con el cortaplumas del escriba y las arrojaba al fuego del brasero, hasta que todo el rollo se consumió en el fuego del brasero. 24Pues ni el rey, ni ninguno de sus servidores que oyeron todas aquellas palabras, tuvieron temor ni rasgaron sus vestidos. 25Sin embargo, Elnatán, Dalaías y Gamarías pidieron al rey; que no quemase el rollo, mas no los escuchó. 26[8261]Y mandó el rey a Jeremiel, hijo de Hamelec, a Saraías, hijo de Ezriel, y a Selemías, hijo de Abdeel, que prendiesen a Baruc, el escriba, y al profeta Jeremías, pero Yahvé los ocultó.

Oráculo contra el rey Joakim

27Después que el rey quemó el rollo, con las palabras que Baruc había escrito según le dictaba Jeremías, fue dirigida a este la palabra de Yahvé en estos términos: 28“Tómate otro rollo, y escribe en él todas las palabras anteriores que había en el primer rollo, que fue quemado por Joakim, rey de Judá. 29Y dirás a Joakim, rey de Judá: Así dice Yahvé: Por cuanto has quemado este rollo, diciendo: «¿Por qué has escrito en él que el rey de Babilonia vendrá sin falta y destruirá esta tierra, sin dejar en ella ni hombres ni bestias?», 30[8262]por eso, así dice Yahvé respecto de Joakim, rey de Judá: No tendrá quien se siente sobre el trono de David; y su cadáver quedará expuesto al calor del día y al frío de la noche. 31Y castigaré su iniquidad no solamente en él, sino también en su descendencia y en sus servidores; y traeré sobre ellos, sobre los habitantes de Jerusalén y sobre los hombres de Judá, todo el mal que Yo les he anunciado y que ellos no quisieron oír.”

32[8263]Tomó Jeremías otro rollo, y lo dio a Baruc, escriba, hijo de Nerías, el cual escribió en él según le dictaba Jeremías, todas las palabras del libro que Joakim, rey de Judá, había quemado en el fuego, y se añadieron aún muchas como aquellas.

JEREMÍAS 37

Consulta del rey Sedecías

1[8264]En lugar de Jeconías, hijo de Joakim, subió al trono Sedecías, al cual Nabucodonosor, rey de Babilonia, había constituido rey en la tierra de Judá. 2Mas ni él, ni sus servidores, ni el pueblo del país escucharon las palabras que Yahvé había pronunciado por boca del profeta Jeremías. 3Y envió el rey Sedecías a Jucal, hijo de Selemías, y a Sofonías, hijo de Maasías, sacerdote, a decir al profeta Jeremías: “Ruega por nosotros a Yahvé, nuestro Dios.” 4Jeremías andaba todavía libremente entre el pueblo, pues aún no le habían encarcelado. 5[8265]Entretanto, había salido de Egipto el ejército del Faraón; y los caldeos que sitiaban a Jerusalén, al oír esto, se habían retirado de Jerusalén. 6Entonces llegó al profeta Jeremías esta palabra de Yahvé: 7“Así dice Yahvé, el Dios de Israel: Esto diréis al rey de Judá que os envió a Mí para consultarme: He aquí que el ejército del Faraón, que ha salido para socorreros, volverá a su país, a Egipto. 8Y vendrán de nuevo los caldeos y combatirán a esta ciudad, la tomarán y le pegarán fuego. 9Así dice Yahvé: No os hagáis ilusiones, diciendo: «Los caldeos se retirarán definitivamente de nosotros»; porque no se retirarán. 10Pues aun cuando derrotaseis todo el ejército de los caldeos que lucha contra vosotros, y no quedasen entre ellos sino algunos heridos, esos se levantarían cada uno en su tienda y prenderían fuego a esta ciudad.

Jeremías en la cárcel

11Cuando se retiró el ejército de los caldeos de Jerusalén, a causa del ejército del Faraón, 12[8266]salió Jeremías de Jerusalén para ir a tierra de Benjamín, a retirar de allí una herencia que tenía en medio de su pueblo. 13Pero cuando llegó a la puerta de Benjamín, allí el capitán de la guardia, que se llamaba Jerías, hijo de Selemías, hijo de Hananías, lo detuvo, diciendo: “Tú intentas pasarte a los caldeos.” 14[8267]“Es falso, respondió Jeremías; no intento pasarme a los caldeos.” Mas Jerías no le escuchó, sino que prendió a Jeremías y le condujo a los jefes, 15los cuales, irritados contra Jeremías, le hicieron azotar y le metieron en la cárcel, en la casa de Jonatán, secretario; pues allí habían instalado una cárcel.

El rey saca a Jeremías del calabozo

16[8268]Entró Jeremías en la casa de la mazmorra y en las bóvedas, y cuando había permanecido allí mucho tiempo, 17[8269]envió el rey Sedecías a sacarle; y le preguntó el rey secretamente en su casa, diciendo: “¿Hay alguna palabra de parte de Yahvé?” “Sí, la hay”, respondió Jeremías. “Tú serás entregado en poder del rey de Babilonia.” 18[8270]Y dijo Jeremías al rey Sedecías: “¿En qué he pecado contra ti, contra tus servidores y contra este pueblo, para que me hayáis metido en la cárcel? 19[8271]¿Y dónde están vuestros profetas que os profetizaban, diciendo: «El rey de Babilonia no vendrá contra vosotros, ni contra este país»? 20Óyeme ahora, oh rey, señor mío; y acoge propicio mi súplica. No me vuelvas a la casa de Jonatán, secretario; sería mi muerte.”

21[8272]Entonces mandó el rey Sedecías que guardasen a Jeremías en el patio de la cárcel, y que se le diese cada día un pan, de la calle de los panaderos, mientras hubiese pan en la ciudad. Así quedó Jeremías en el patio de la cárcel.

JEREMÍAS 38

Jeremías en la cisterna

1Sefatías, hijo de Matán; Gedelías, hijo de Fasur; Jucal, hijo de Selemías, y Fasur, hijo de Melquías, habían oído las palabras que Jeremías dirigía a todo el pueblo, diciendo: 2“Así dice Yahvé: Quien se quedare en esta ciudad morirá a espada, de hambre y de peste; pero el que se refugiare entre los caldeos vivirá; ese tal tendrá como botín su vida y vivirá. 3Así dice Yahvé: Esta ciudad caerá sin remedio en poder del ejército del rey de Babilonia, el cual la tomará.”

4[8273]Y dijeron los príncipes al rey: “Este hombre debe morir, porque hablándoles así debilita las manos de los guerreros que quedan aún en esta ciudad, y las manos de todo el pueblo. Este hombre no procura el bienestar sino el mal de este pueblo.” 5Respondió el rey Sedecías: “Ahí lo tenéis a vuestra disposición, porque nada puede el rey contra vosotros.” 6[8274]Tomaron, pues, a Jeremías y le echaron en la cisterna de Melquías, hijo de Hamalec, situada en el patio de la cárcel; por medio de sogas lo bajaron a la cisterna donde no había agua, sino lodo, de modo que Jeremías se hundió en el lodo.

Un etíope salva la vida del profeta

7[8275]Supo Ebed-Mélec, etíope, eunuco de la casa del rey, que habían echado a Jeremías en la cisterna. El rey estaba entonces sentado a la puerta de Benjamín. 8Salió Ebed-Mélec de la casa del rey y habló con el rey, diciendo: 9“Oh rey, señor mío, han obrado mal estos hombres en todo lo que han hecho con el profeta Jeremías, echándolo en la cisterna, donde morirá de hambre, pues no hay ya pan en la ciudad.” 10Entonces el rey dio esta orden a Ebed-Mélec, etíope: “Tómate de aquí treinta hombres, y saca al profeta Jeremías de la cisterna antes que muera.” 11Tomó Ebed-Mélec a los hombres y fue a la casa del rey, al sótano de la tesorería, de donde sacó unas ropas usadas y trapos viejos, que con cuerdas hizo llegar a Jeremías en la cisterna. 12Y dijo Ebed-Mélec, etíope, a Jeremías: “Ponte esta ropa usada y los trapos viejos debajo de tus sobacos, sobre las cuerdas.” Así lo hizo Jeremías. 13Y tirando de Jeremías con las cuerdas, lo sacaron de la cisterna; y quedó Jeremías en el patio de la cárcel.

Jeremías se entrevista con el rey

14El rey Sedecías envió a buscar al profeta Jeremías, y lo hizo traer junto a sí, a la tercera puerta de la Casa de Yahvé; y dijo el rey a Jeremías: “Quiero preguntarte una cosa: no me ocultes nada.” 15[8276]Dijo Jeremías a Sedecías: “Si te la digo, ¿no es cierto que me quitarás la vida?; y si te doy un consejo, no me vas a escuchar.” 16Hizo, entonces el rey Sedecías a Jeremías secretamente este juramento: “Por la vida de Yahvé que nos ha dado esta vida, (te juro) que no te daré muerte, y que no te entregaré en manos de esos hombres que buscan tu vida.” 17[8277]Dijo Jeremías a Sedecías: “Así dice Yahvé, el Dios de los ejércitos, el Dios de Israel: Si te pasas a los generales del rey de Babilonia, salvarás tu vida, y esta ciudad no será abrasada; y vivirás tú y tu casa. 18Pero si no te pasas a los generales del rey de Babilonia, esta ciudad será entregada en manos de los caldeos, que la abrasarán; y tú no escaparás a sus manos.” 19[8278]Respondió el rey Sedecías a Jeremías: “Temo que los judíos que ya se han pasado a los caldeos me entreguen en manos de ellos y me escarnezcan.” 20A lo cual Jeremías respondió: “No te entregarán. Escucha la voz de Yahvé, respecto de lo que te digo, y te irá bien y salvarás tu vida. 21Pero si rehúsas salir, mira la palabra que Yahvé me ha revelado: 22[8279]He aquí que todas las mujeres que han quedado en la casa del rey de Judá, serán llevadas a los generales del rey de Babilonia y ellas dirán:

«Te han engañado y vencido tus mejores amigos;

han hundido tus pies en el cieno y se han vuelto atrás.»

23Llevarán a todas tus mujeres y a tus hijos a los caldeos; y tú mismo no escaparás a sus manos; serás tomado preso por mano del rey de Babilonia, y abandonarás esta ciudad a las llamas.”

24Entonces dijo Sedecías a Jeremías: “Nadie sepa nada de esto, y no morirás. 25Por si acaso los príncipes llegan a saber que he hablado contigo, y vienen a decirte: «Manifiéstanos lo que dijiste al rey, y lo que a ti te dijo el rey; si no nos ocultas nada, no te mataremos»; 26[8280]les responderás: «Yo suplicaba al rey que no me hiciese volver a la casa de Jonatán, pues moriría allí.»” 27En efecto, se acercaron todos los príncipes a Jeremías, y lo interrogaron, y él les respondió palabra por palabra lo que el rey le había mandado decir, de manera que lo dejaron en paz, pues no trascendió nada. 28Así permaneció Jeremías en el patio de la cárcel hasta el día en que fue tomada Jerusalén. Estaba aún allí cuando Jerusalén fue tomada.

JEREMÍAS 39

Caída de Jerusalén

1[8281]El año noveno de Sedecías rey de Judá, en el décimo mes, vino Nabucodonosor, rey de Babilonia, con todo su ejército a Jerusalén y la sitió. 2Y el año undécimo de Sedecías, el día nueve del mes cuarto, fue abierta una brecha en la ciudad; 3[8282]y entraron todos los generales del rey de Babilonia, y se sentaron cerca de la puerta media; Nergalsarezer, Samgarnebo, Sarsequim, Rabsarís. Nergalsarezer, Rabmag, con todos los demás jefes del rey de Babilonia.

4[8283]Al verlos Sedecías, rey de Judá, y todos los guerreros, huyeron, y salieron de noche de la ciudad, por el camino del jardín del rey, por la puerta que está entre los dos muros; y se encaminaron hacia el Arabá. 5[8284]Pero los persiguió el ejército de los caldeos; y alcanzaron a Sedecías en la llanura de Jericó. Lo tomaron preso y lo llevaron a Riblá, en la tierra de Hamat, ante Nabucodonosor, rey de Babilonia, quien lo sentenció.

6El rey de Babilonia hizo matar en Riblá a los hijos de Sedecías, delante de los ojos de este. El rey de Babilonia hizo degollar también a todos los nobles de Judá. 7A Sedecías le sacó los ojos y ordenó atarlo con cadenas de bronce, para conducirlo a Babilonia. 8Los caldeos entregaron a las llamas el palacio del rey y las casas del pueblo, y destruyeron los muros de Jerusalén. 9Al resto de los habitantes que habían quedado en la ciudad, y a los desertores que se habían pasado a él, como también a los restantes del pueblo que aún quedaba, los deportó Nabuzardán a Babilonia, capitán de la guardia. 10Solamente de los pobres del pueblo, que nada tenían, Nabuzardán, capitán de la guardia, dejó algunos en la tierra de Judá, dándoles al mismo tiempo viñas y campos.

Jeremías es puesto en libertad

11Nabucodonosor, rey de Babilonia, dio a Nabuzardán, capitán de la guardia, la siguiente orden respecto de Jeremías: 12[8285]“Tómalo, y pon en él tu ojo, no le hagas ningún daño, antes bien, trátalo según él mismo te indique.” 13[8286]Por lo tanto Nabuzardán, capitán de la guardia, Nebusazbán, Rabsarís, Nergalsarezer, Rabmag y todos los generales del rey de Babilonia, 14[8287]enviaron a sacar a Jeremías del patio de la cárcel, y lo entregaron a Godolías, hijo de Ahicam, hijo de Safán, para que lo llevase a su casa; y así habitó en medio del pueblo.

15[8288]Mientras estaba preso en el patio de la cárcel, Jeremías había recibido esta palabra de Yahvé: 16“Ve y di a Ebed-Mélec, etíope: Así dice Yahvé de los ejércitos, el Dios de Israel: He aquí que voy a cumplir mis palabras acerca de esta ciudad, para mal y no para bien, y se cumplirán en aquel día ante tu vista. 17Mas a ti te libraré en ese día, dice Yahvé, y no serás entregado en manos de aquellos hombres a quienes tienes miedo; 18porque Yo te salvaré con toda seguridad y no caerás a espada, sino que tendrás por botín tu vida, por cuanto has confiado en Mí”, dice Yahvé.

JEREMÍAS 40

Jeremías y Godolías

1He aquí la palabra que Jeremías recibió de Yahvé, después que Nabuzardán, capitán de la guardia, lo había dejado ir de Ramá. Cuando lo hizo venir, estaba aún atado con cadenas en medio de todos los cautivos de Jerusalén y de Judá que iban deportados a Babilonia. 2El capitán de la guardia llamó a Jeremías y le dijo: “Yahvé tu Dios había predicho estos males contra este lugar; 3[8289]y Yahvé los ha traído y cumplido como lo había dicho; porque pecasteis contra Yahvé, y no obedecisteis su voz, por eso os ha sucedido esto. 4Ahora, pues, mira que hoy te quito las cadenas que están sobre tus manos. Si te parece bien ir conmigo a Babilonia, ven y yo te cuidaré, pero si no quieres ir conmigo a Babilonia, no vengas. Mira que todo el país está delante de ti; podrás irte a cualquier lugar que te parezca bueno y conveniente.” 5(Jeremías) tardaba aún en volver, por lo cual (le dijo); “Vete a Godolías, hijo de Ahicam, hijo de Safán, a quien el rey de Babilonia ha constituido gobernador de las ciudades de Judá. Habita con él en medio del pueblo, o vete a donde mejor te parezca.” El capitán de la guardia le dio también provisiones y regalos y le despidió. 6[8290]Se fue Jeremías a Godolías, hijo de Ahicam, a Masfá, y habitó allí, en medio del pueblo que había quedado en el país.

7Cuando a todos los capitanes de las tropas desparramadas por el campo, a ellos y a sus gentes, llegó la noticia de que el rey de Babilonia había hecho gobernador del país a Godolías, hijo de Ahicam, y que le había encomendado los hombres y las mujeres y los niños, y aquellos pobres del país que no habían sido deportados a Babilonia; 8vinieron a Godolías, a Masfá, (estos hombres): Ismael, hijo de Natanías, Johanán y Jonatán, hijos de Caree, Seraías, hijo de Tanhumet, los hijos de Efai netofatita, y Jezanías, hijo del Macaatita, ellos y sus gentes. 9[8291]Y Godolías, hijo de Ahicam, hijo de Safán, les juró a ellos y a sus gentes diciendo: “No temáis servir a los caldeos; permaneced en el país y servid al rey de Babilonia, y os irá bien. 10He aquí que yo me quedo en Masfá, para estar a disposición de los caldeos que lleguen a nosotros; vosotros, en cambio, recoged la vendimia, la mies y el aceite, y metedlos en vuestras tinajas; y habitad en las ciudades que habéis ocupado.”

11También todos los judíos que se encontraban en Moab, entre los hijos de Ammón y en Edom, y los desparramados en todos los países, supieron que el rey de Babilonia, había dejado un resto para Judá y que les había puesto por gobernador a Godolías, hijo de Ahicam, hijo de Safán. 12Entonces todos aquellos judíos, volvieron de todos los lugares adonde habían sido desplazados y vinieron al país de Judá, a Godolías, a Masfá, y recolectaron vino y frutos en abundancia.

Conjuración contra Godolías

13Johanán, hijo de Caree, y todos los capitanes de las tropas dispersas por el campo, vinieron a Godolías, a Masfá, 14y le dijeron: “¿No sabes acaso que Baalís, rey de los hijos de Ammón, ha enviado a Ismael, hijo de Natanías, para quitarte la vida?” Pero Godolías, hijo de Ahicam, no les dio crédito. 15Entonces Johanán, hijo de Caree, dijo secretamente a Godolías en Masfá: “Yo iré y mataré a Ismael, hijo de Natanías, sin que nadie lo sepa. ¿Por qué ha de matarte él a ti, y han de dispersarse todos los judíos que se han congregado en torno tuyo? Sería la ruina del resto de Judá.” 16[8292]Mas Godolías, hijo de Ahicam, respondió a Johanán, hijo de Caree: “No hagas tal cosa; porque lo que dices de Ismael es falso.”

JEREMÍAS 41

Muerte de Godolías

1En el séptimo mes llegó Ismael, hijo de Natanías, hijo de Elisamá, que era de estirpe real, con algunos magnates del rey y diez hombres, a Godolías, hijo de Ahicam, a Masfá; y comieron juntos allí en Masfá. 2[8293]Y se levantó Ismael, hijo de Natanías, y los diez hombres que con él estaban, e hirieron a espada a Godolías, hijo de Ahicam, hijo de Safán, dando así muerte al que el rey de Babilonia había constituido gobernador del país. 3Ismael mató también a todos los judíos que estaban allí con Godolías en Masfá, y a todos los caldeos, hombres de guerra, que allí se hallaban.

Atrocidades de Ismael

4Al segundo día después del asesinato de Godolías, cuando aún no lo sabía nadie, 5[8294]vinieron ochenta hombres de Siquem, de Silo y de Samaria, con la barba raída, rasgados los vestidos, y el cuerpo cubierto de incisiones, con ofrendas e incienso para ofrecerlos en la Casa de Yahvé. 6Ismael, hijo de Natanías, les salió al encuentro desde Masfá, llorando mientras iba; y cuando los encontró, les dijo: “Venid a Godolías, hijo de Ahicam.” 7Pero apenas habían llegado al centro de la ciudad cuando Ismael, hijo de Natanías, con los hombres que tenía consigo, los mató (y los arrojó) en la cisterna. 8[8295]Entre ellos se hallaron diez hombres que dijeron a Ismael: “No nos mates, porque tenemos escondidas en el campo provisiones de trigo, cebada, aceite y miel. A esos los dejó en paz, y no los mató con sus hermanos. 9[8296]La cisterna en que Ismael arrojó todos los cadáveres de los hombres que asesinó por causa de Godolías, es la misma que el rey Asá hizo contra Baasá, rey de Israel. Ismael, hijo de Natanías, la llenó con los (cuerpos de) los asesinados.

10Después Ismael llevó cautivo a todo el resto del pueblo que había en Masfá, con las hijas del rey y a todo el pueblo que quedaba en Masfá, a saber, a todos cuantos Nabuzardán, capitán de la guardia, había encomendado a Godolías, hijo de Ahicam. Ismael, hijo de Natanías, se los llevó cautivos y se puso en camino para pasarse a los hijos de Ammón.

El resto del pueblo huye a Egipto

11Cuando Johanán, hijo de Caree, y todos los capitanes de las tropas que le acompañaban, supieron todo el mal que había hecho Ismael, hijo de Natanías, 12[8297]tomaron consigo toda la gente y se pusieron en marcha para luchar contra Ismael, hijo de Natanías, y lo encontraron junto a la grande piscina de Gabaón. 13Entonces, cuando todo el pueblo que estaba con Ismael vio a Johanán, hijo de Caree y a todos los capitanes de las tropas que le acompañaban, se llenó de alegría, 14y todo el pueblo que Ismael llevaba cautivo de Masfá, dio la vuelta, y regresando se pasó a Johanán, hijo de Caree. 15Pero Ismael, hijo de Natanías, escapó con ocho hombres, delante de Johanán, y se pasó a los hijos de Ammón.

16Tomaron, pues, Johanán hijo de Caree, y todos los capitanes de las tropas que le acompañaban, a todo el resto del pueblo que habían rescatado de Ismael, hijo de Natanías, —eran los (que este se había llevado) de Masfá, después de asesinar a Godolías, hijo de Ahicam— varones, hombres de guerra, mujeres, niños y eunucos, que había hecho volver de Gabaón; 17[8298]y se pusieron en marcha e hicieron alto en Gerut Camaam, cerca de Belén, para continuar la marcha y entrar en Egipto, 18huyendo de los caldeos; pues los temían, por cuanto Ismael, hijo de Natanías, había asesinado a Godolías hijo de Ahicam, a quien el rey de Babilonia había nombrado gobernador del país.

JEREMÍAS 42

El pueblo consulta al profeta

1[8299]Vinieron todos los capitanes de las tropas y Johanán, hijo de Caree, y Jezanías, hijo de Isaías y todo el pueblo, chicos y grandes, 2y dijeron al profeta Jeremías: “Que te sea acepta nuestra petición, y haz oración a Yahvé, tu Dios, por nosotros, en favor de todo este resto; porque de muchos hemos quedado pocos, como nos están viendo tus ojos. 3Que Yahvé, tu Dios, nos dé a conocer el camino que debemos seguir y lo que hemos de hacer.” 4[8300]El profeta Jeremías les respondió: “Comprendo; he aquí que pediré a Yahvé, vuestro Dios, conforme a vuestras palabras; y cualquier cosa que responda Yahvé, os la comunicaré, sin ocultaros nada.” 5Y dijeron ellos a Jeremías: “Sea Yahvé contra nosotros testigo verdadero y fiel, si no cumpliéramos todo cuanto Yahvé, Dios tuyo, nos mandare. 6Sea cosa buena, sea cosa mala, obedeceremos la voz de Yahvé, nuestro Dios, a quien te enviamos para que nos vaya bien, pues escucharemos la voz de Yahvé, nuestro Dios.”

Respuesta de Dios

7[8301]Al cabo de diez días fue dirigida la palabra de Dios a Jeremías, 8el cual llamó a Johanán, hijo de Caree, y a todos los capitanes de las tropas que le acompañaban, y a todo el pueblo, chicos y grandes, 9y les dijo: “Así dice Yahvé el Dios de Israel, a quien me habéis enviado para presentarle vuestra súplica: 10Si permanecéis en este país, Yo os edificaré y no os destruiré; os plantaré y no os arrancaré; porque me pesa el mal que os he hecho. 11No temáis al rey de Babilonia, al cual tenéis tanto miedo; no le temáis, dice Yahvé; pues Yo estoy con vosotros, para salvaros y para libraros de su mano. 12Yo os seré propicio, de modo que él tenga compasión de vosotros, y os haga volver a vuestro país.

13Pero si decís: «No permaneceremos en este país», y si no escucháis la palabra de Yahvé, vuestro Dios; 14[8302]si (al contrario) decís: «No, sino que nos iremos a la tierra de Egipto, donde no veremos ya la guerra, ni tendremos que oír el sonido de la trompeta, ni sufrir hambre, y allí habitaremos», 15para este caso oíd la palabra de Yahvé, oh restos de Judá: Así dice Yahvé de los ejércitos, el Dios de Israel: Si no dejáis vuestro proyecto de ir a Egipto y habitar allí, 16la espada que teméis os alcanzará allí en la tierra de Egipto, y el hambre ante el cual tembláis, os sobrevendrá allí en Egipto, donde moriréis. 17Todos aquellos que se han propuesto ir a Egipto y habitar allí, morirán al filo de la espada y de hambre y de peste; y ninguno de ellos quedará con vida, ni se librará del mal que Yo descargaré sobre ellos. 18[8303]Porque así dice Yahvé de los ejércitos, el Dios de Israel: Así como se ha derramado mi ira y mi indignación sobre los habitantes de Jerusalén, del mismo modo se derramará mi indignación sobre vosotros, cuando entréis en Egipto, y seréis objeto de execración, de pasmo, de maldición, y de oprobio; y no volveréis a ver este lugar.”

19[8304]Por eso dice Yahvé acerca de vosotros, oh resto de Judá: “No vayáis a Egipto. Tomad nota de que yo os advierto el día de hoy. 20[8305]Porque os engañasteis a vosotros mismos, cuando me enviasteis a Yahvé, vuestro Dios, diciendo: «Haz oración por nosotros a Yahvé, nuestro Dios; y todo cuanto diga Yahvé, nuestro Dios, dínoslo así, y cumpliremos.» 21Yo os lo he declarado hoy; mas vosotros no escucháis la voz de Yahvé, vuestro Dios, ni cosa alguna de las que Él me ha encargado deciros. 22Sabed, pues, con toda seguridad, que moriréis al filo de la espada, de hambre y de peste en el lugar adonde queréis ir a habitar.”

JEREMÍAS 43

Jeremías es llevado a Egipto

1Cuando Jeremías hubo acabado de transmitir al pueblo entero todas las palabras de Yahvé, su Dios, todas aquellas palabras que Yahvé, su Dios, le había encargado decirles, 2[8306]respondieron Azarías, hijo de Osaías, y Johanán, hijo de Caree, y todos los hombres rebeldes: “Es mentira lo que dices; no te ha enviado Yahvé, nuestro Dios, para decir: «No vayáis a Egipto para habitar allí»; 3[8307]es Baruc, hijo de Nerías, el que te instiga contra nosotros, para entregarnos en manos de los caldeos, a fin de que nos maten, o nos deporten a Babilonia.”

4De este modo Johanán, hijo de Caree, y todos los capitanes de las tropas, y todo el pueblo desobedecieron la orden de Yahvé de permanecer en la tierra de Judá. 5Y así Johanán, hijo de Caree, y todos los capitanes de las tropas tomaron a todo el resto de Judá, a los que de todas las regiones donde había dispersos, habían regresado para habitar en la tierra de Judá; 6[8308]a hombres, mujeres y niños, a las hijas del rey, y a cuantos Nabuzardán, capitán de la guardia, había dejado con Godolías, hijo de Ahicam, hijo de Safán, y también al profeta Jeremías y a Baruc, hijo de Nerías; 7[8309]y entraron en la tierra de Egipto, no obedeciendo la orden de Yahvé, y llegaron hasta Tafnis.

Vaticinio sobre Egipto

8En Tafnis recibió Jeremías esta palabra de Yahvé: 9[8310]“Toma en tu mano unas piedras grandes, y escóndelas con argamasa en el empedrado a la entrada del palacio del Faraón, en Tafnis, de modo tal que lo vean los hombres de Judá; 10[8311]y diles: Así dice Yahvé de los ejércitos, el Dios de Israel: He aquí que enviaré a buscar a mi siervo Nabucodonosor, rey de Babilonia, el cual colocará su trono sobre estas piedras que he escondido y extenderá sobre ellas su tapiz. 11Pues él vendrá y herirá la tierra de Egipto, e (irán) los destinados a la muerte, a la muerte; los destinados al cautiverio, al cautiverio; y los destinados al filo de la espada, a la espada. 12[8312]Y pegará fuego a la casa de los dioses de Egipto; a unos de ellos los quemará, y a otros se los llevará cautivos; y despiojará el país de Egipto, como un pastor despioja su ropa, y saldrá de allí sin ser molestado. 13[8313]Romperá también las columnas del templo del Sol en la tierra de Egipto, y abrasara las casas de los dioses de Egipto.

JEREMÍAS 44

Idolatría de los judíos en Egipto

1[8314]He aquí la palabra que fue dirigida a Jeremías respecto de todos los judíos que habitaban en el país de Egipto, en Migdol, en Tafnis, en Nof, y en la tierra de Patros: 2Así dice Yahvé de los ejércitos, el Dios de Israel: Vosotros habéis visto todo el mal que he hecho venir sobre Jerusalén y sobre todas las ciudades de Judá; pues he aquí que hoy están desiertas y nadie habita en ellas, 3[8315]a causa de las maldades que cometieron para irritarme, yendo a quemar incienso a otros dioses, y a darles culto; dioses a quienes no conocían, ni ellos, ni vosotros, ni vuestros padres. 4Yo os envié a tiempo todos mis siervos los profetas, diciéndoos: No hagáis esta cosa abominable que Yo aborrezco. 5Pero no escucharon, ni prestaron oído para convertirse de su maldad y dejar de quemar incienso a otros dioses. 6Por eso se derramó mi indignación y mi ira, que ardieron en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén, que se convirtieron en desierto y desolación, como (se ve) en el día de hoy.

7Ahora, así dice Yahvé de los ejércitos, el Dios de Israel: ¿Por qué hacéis contra vosotros mismos este gran mal, de extirpar de Judá a hombres y mujeres, niños y mamantes, de tal suerte que no os queda resto alguno, 8irritándome con las obras de vuestras manos, quemando incienso a otros dioses, en la tierra de Egipto, adonde habéis venido a habitar para perecer y para ser una maldición y un oprobio entre todos los pueblos de la tierra? 9¿Habéis olvidado las maldades de vuestros padres, las maldades de los reyes de Judá, las maldades de sus mujeres, vuestras propias maldades y las de vuestras mujeres, cometidas en la tierra de Judá y en las calles de Jerusalén? 10Hasta hoy no se han arrepentido; no han tenido temor, ni han observado la Ley y los mandamientos que Yo he puesto delante de vosotros y delante de vuestros padres. 11[8316]Por eso, así dice Yahvé de los ejércitos, el Dios de Israel: He aquí que voy a volver mi rostro contra vosotros para mal, y para extirpar a todo Judá. 12Tomaré los restos de Judá, que resolvieron entrar en la tierra de Egipto y habitar allí; serán todos consumidos en el país de Egipto; caerán por la espada y morirán de hambre, desde el menor hasta el mayor; a espada y de hambre perecerán, y vendrán a ser un objeto de execración, de pasmo, de maldición, de oprobio. 13[8317]Porque castigaré a los que habitan en el país de Egipto, como he castigado a Jerusalén con la espada, el hambre y la peste. 14No habrá quien escape o quede con vida del resto de Judá que ha venido a la tierra de Egipto para habitar allí y para volver a la tierra de Judá, adonde tanto suspiran volver para habitar allí; pues no volverán, si no es algún fugitivo.

Respuesta de los judíos idólatras

15[8318]Entonces todos los hombres que sabían que sus mujeres quemaban incienso a otros dioses, y todas las mujeres presentes allí en gran número, y todos los del pueblo que habitaban en el país de Egipto y en Patros, respondieron a Jeremías, diciendo: 16“En cuanto a las palabras que nos has dicho en nombre de Yahvé, no queremos obedecerte, 17[8319]sino que continuaremos cumpliendo toda promesa que hayamos hecho, de quemar incienso a la reina del cielo y derramarle libaciones; como hemos hecho, nosotros y nuestros padres, nuestros reyes y nuestros príncipes, en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén; con lo cual estábamos hartos de pan y nos iba bien y no veíamos ninguna calamidad. 18Pero desde que hemos dejado de quemar incienso a la reina del cielo y derramarle libaciones, nos falta todo, y nos consume la espada y el hambre. 19Y si nosotras quemábamos incienso a la reina del cielo, y le derramábamos libaciones, ¿acaso no lo sabían nuestros maridos cuando hacíamos tortas a imagen de ella y le ofrecíamos libaciones?”

Castigo de los idólatras

20Replicó Jeremías a todo el pueblo, a los hombres y a las mujeres, a todos los que le habían dado aquella respuesta, y dijo: 21“¿Acaso no se acordó Yahvé del incienso que quemasteis en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén, vosotros y vuestros padres, vuestros reyes y vuestros príncipes y el pueblo del país? ¿Acaso Él no se dio cuenta de ello? 22Yahvé no pudo aguantar más la maldad de vuestras obras y las abominaciones que cometisteis; por eso vuestro país ha venido a ser un desierto, un objeto de pasmo y de maldición, sin habitantes, como (se ve) hoy día. 23Porque quemasteis incienso y pecasteis contra Yahvé, y no escuchasteis la voz de Yahvé, ni observasteis su Ley, sus mandamientos y testimonios; por eso os ha sobrevenido la presente calamidad.”

24Y dijo Jeremías a todo el pueblo y a todas las mujeres: “Oíd la palabra de Yahvé, todos los de Judá que estáis en la tierra de Egipto. 25Así dice Yahvé de los ejércitos, el Dios de Israel: Vosotros y vuestras mujeres ejecutáis con vuestras manos lo que expresasteis con vuestra boca, a saber: «Seguiremos cumpliendo los votos que hemos hecho de quemar incienso a la reina del cielo, y derramarle libaciones.» No hay duda de que cumplís sin falta vuestros votos y los ponéis por obra. 26[8320]Por eso, oíd la palabra de Yahvé, todos los de Judá que moráis en la tierra de Egipto: He aquí que Yo he jurado por mi gran Nombre, dice Yahvé, que en todo el país de Egipto no será pronunciado más mi Nombre por boca de ningún hombre de Judá que diga: «¡Vive Yahvé, el Señor!» 27Mirad: Yo estoy velando sobre ellos para mal y no para bien; y todos los hombres de Judá que están en el país de Egipto, serán consumidos por la espada y por el hambre, hasta acabar con ellos. 28Algunos pocos que escapen de la espada, volverán del país de Egipto a la tierra de Judá, pero todos los del resto de Judá que han venido a la tierra de Egipto para habitar allí, conocerán de quién es la palabra que se cumple, si la mía o la de ellos. 29Y esto, dice Yahvé, os sirva de señal de que Yo os castigaré en este lugar; para que sepáis que mis palabras se cumplirán sin falta contra vosotros para mal vuestro. 30[8321]Así dice Yahvé: He aquí que voy a entregar al Faraón Hofra, rey de Egipto, en poder de sus enemigos, y en manos de aquellos que atentan contra su vida, así como entregué a Sedecías, rey de Judá, en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, enemigo suyo, que buscaba perderle.”

JEREMÍAS 45

Jeremías consuela a Baruc

1[8322]Palabra que dijo Jeremías, el profeta, a Baruc, hijo de Nerías, al escribir este aquellas palabras en un libro, dictándoselas Jeremías, en el año cuarto de Joakim, hijo de Josías, rey de Judá: 2“Así dice Yahvé, el Dios de Israel, respecto de ti, oh Baruc: 3Tú dijiste: «¡Ay de mí, porque Yahvé ha añadido dolor a mi dolor! Cansado estoy de gemir y no hallo descanso.» 4[8323]Así le dirás: Esto dice Yahvé: He aquí que lo que he edificado, lo voy a derribar; y voy a desarraigar lo que he plantado en toda esta tierra, pues es mía. 5[8324]¿Y tú buscas para ti grandes cosas? ¡No las busques! pues mira, Yo voy a traer males sobre toda carne, dice Yahvé; pero a ti te daré la vida como botín en cualquier lugar adonde vayas.”

II. VATICINIOS CONTRA OTROS PUEBLOS

JEREMÍAS 46

Oráculo contra Egipto

1Oráculos de Yahvé que el profeta Jeremías recibió sobre los gentiles.

2[8325]Para Egipto.

Contra el ejército del Faraón Necao, rey de Egipto, que estaba en Cárquemis, junto al río Éufrates, al que derrotó Nabucodonosor, rey de Babilonia, el año cuarto de Joakim, hijo de Josías, rey de Judá:

3[8326]“Preparad escudo y broquel,

y salid a la batalla.

4Uncid los caballos; jinetes, montad;

poneos en filas con los morriones; acicalad las lanzas, ceñíos las corazas.

5[8327]Pero ¿qué veo? Despavoridos vuelven la espalda,

batidos sus valientes,

huyen apresuradamente, sin mirar atrás,

por todos lados terror,

dice Yahvé.

6No se libra el ligero

ni escapa el valiente.

Al norte, junto al río Éufrates,

tropiezan y caen.

7[8328]¿Quién es este que se hincha como el Nilo,

y cuyas aguas se alborotan como los ríos?

8[8329]Es Egipto, que se hincha como el Nilo,

y cuyas aguas se alborotan como los ríos;

que dice: «Me hincharé, cubriré la tierra,

destruiré la ciudad y sus habitantes.»

9[8330]¡Adelante, caballos! ¡Carros, corred!

Pónganse en marcha los guerreros,

etíopes y libios, que empuñan el escudo,

lidios que manejan y entesan el arco.

10[8331]Día de venganza es este para el Señor, Yahvé de los ejércitos,

para vengarse de sus enemigos.

Devorará la espada y se saciará;

se embriagará de la sangre de ellos;

pues un gran sacrificio celebra Yahvé de los ejércitos, el Señor,

en tierras del norte, junto al río Éufrates.

11[8332]¡Sube a Galaad y busca bálsamo,

virgen hija de Egipto!

En vano te multiplicarás los remedios;

para ti no hay cura.

12Las naciones conocen ya tu oprobio;

tus alaridos llenan la tierra;

chocó el fuerte con el fuerte,

y cayeron ambos juntamente.”

Segundo oráculo contra Egipto

13[8333]He aquí la palabra que dijo Yahvé al profeta Jeremías, acerca de la venida de Nabucodonosor, rey de Babilonia, para derrotar la tierra de Egipto:

14“Anunciadlo en Egipto,

llevad la nueva a Migdol;

proclamadlo en Nof y en Tafnis.

Decid: «Ponte en pie y prevente,

pues ya devora la espada en torno tuyo».

15[8334]¿Cómo ha sido derribado tu Toro?

No se mantuvo en pie, porque Yahvé le derribó.

16[8335]Él multiplica el número de los que tropiezan,

y cayendo unos sobre otros

dicen: «¡Levantémonos,

volvámonos a nuestro pueblo

y a la tierra en que nacimos,

huyendo de la espada destructora!»

17[8336]Claman allí:

El Faraón, rey de Egipto, está perdido,

ha dejado pasar el tiempo fijado.

18[8337]Vivo Yo, dice el Rey,

cuyo Nombre es Yahvé de los ejércitos.

Como el Tabor entre los montes,

y el Carmelo junto al mar,

así Él se presenta.

19[8338]Prepárate el bagaje para el cautiverio,

oh hija que habitas en Egipto,

pues Nof se convertirá en un desierto,

será abrasada y quedará sin habitantes.

20[8339]Novilla muy hermosa es Egipto;

pero del Septentrión viene

un tábano, sí, ya viene.

21Y sus mercenarios en medio de ella,

que son como becerros cebados,

también ellos vuelven las espaldas,

huyen todos, sin detenerse,

porque vino sobre ellos el día de su ruina,

el tiempo de su castigo.

22Su voz es como de sierpe que se desliza;

porque vienen con gran poderío,

vienen contra ella con hachas,

como leñadores de árboles.

23Talan su bosque, dice Yahvé,

su bosque impenetrable,

pues son más numerosos que las langostas,

y no tienen cuenta.

24Quedará confundida la hija de Egipto;

será entregada en manos

del pueblo del Norte.”

25[8340]Dice Yahvé de los ejércitos, el Dios de Israel: “He aquí que Yo castigaré a Amón de No, al Faraón y a Egipto; a sus dioses y a sus reyes; al Faraón y a los que en él confían. 26Y los entregaré en manos de los que buscan exterminarlos, en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, y en manos de sus servidores. Mas después de esto será otra vez habitado, como en los tiempos antiguos —oráculo de Yahvé.

27[8341]Pero tú, siervo mío Jacob, no temas;

no te amedrentes, oh Israel;

porque he aquí que te sacaré de (tierras) lejanas,

y a tu descendencia del país de su cautiverio.

Volverá Jacob y vivirá en plena tranquilidad,

sin que haya quien le espante.

28[8342]No temas tú, siervo mío Jacob, dice Yahvé;

pues Yo estoy contigo.

Exterminaré a todas las naciones

adonde te he arrojado,

pero a ti no te exterminaré,

aunque te corregiré con equidad

y no te dejaré del todo impune.”

JEREMÍAS 47

Oráculo contra los filisteos

1Palabra que dijo Yahvé al profeta Jeremías, acerca de los filisteos, antes que el Faraón derrotara a Gaza.

2[8343]Así dice Yahvé:

“He aquí aguas que avanzan del Norte,

como torrente que inunda;

inundan el país y su amplitud,

la ciudad y sus habitantes.

Claman los hombres y dan alaridos

todos los moradores del país,

3al estrépito de los cascos de sus caballos,

al estruendo de sus carros

y al ruido de sus ruedas.

Los padres no miran ya por sus hijos; les faltan las fuerzas,

4[8344]pues llegó el día para destruir a todos los filisteos;

para privar a Tiro y Sidón del postrer aliado.

Porque Yahvé va a destruir a los filisteos,

el residuo de la isla de Caftor.

5[8345]Sobre Gaza viene la calvicie,

Ascalón, resto de los gigantes,

es reducida a silencio.

¿Hasta cuándo te harás incisiones?

6¡Ay espada de Yahvé! ¿Cuándo descansarás?

¡Vuélvete a tu vaina, descansa y calla!

7¿Mas cómo podrás descansar

cuando Yahvé te ha dado orden?

Es contra Ascalón y la costa del mar

adonde Él la dirige.”

JEREMÍAS 48

Vaticinio contra Moab

1[8346]Para Moab:

Así dice Yahvé de los ejércitos, el Dios de Israel:

“¡Ay de Nebó, que está devastada;

confundida y tomada ha sido Kiryataim;

Misgab está consternada y abatida.

2[8347]Pasó ya la gloria de Moab;

en Hesbón se trama su mal.

«¡Venid, exterminémosla para que no sea más nación!»

Tú también, Madmén, perecerás,

tras ti va la espada.

3Gritos desde Horonaim,

devastación y ruina grande.

4Moab está destruido, lloran sus parvulitos.

5En la cuesta de Luhit se oye llanto,

suben llorando,

y en la bajada de Horonaim

se oyen angustiosos gritos de quebranto.

6«Huid, salvad vuestras vidas,

sed como un arbusto en el desierto.»

7[8348]Porque has puesto tu confianza en tus obras

y en tus tesoros, también tú serás tomada;

y Camos irá al cautiverio,

a una con sus sacerdotes y príncipes.

8[8349]Vendrá el devastador a cada ciudad,

y ninguna se salvará;

será asolado el valle y devastado el altiplano,

como lo ha dicho Yahvé.

9[8350]Dad alas a Moab para que se escape volando,

pues sus ciudades serán un desierto, sin habitantes en ellas.

10[8351]¡Maldito aquel que ejecuta

la obra de Yahvé negligentemente

y maldito el que veda a su espada derramar sangre!

Se anuncia el exterminio de Moab

11[8352]Tranquilo estuvo Moab desde su mocedad,

descansando sobre sus heces,

no fue trasegado de una vasija a otra,

ni marchó al cautiverio,

y así ha conservado su gusto

y no se ha mudado su aroma.

12Por eso, he aquí que vienen días, dice Yahvé,

en que le enviaré trasegadores que le trasegarán;

que vaciarán sus vasijas

y romperán sus tinajas.

13[8353]Entonces Moab se avergonzará de Camos, como la casa de Israel se avergonzó de Betel, objeto de su confianza.

14¿Cómo decís: «Nosotros somos héroes

y fuertes para la guerra»?

15El devastador sube contra Moab y sus ciudades,

la flor de su juventud baja para la matanza, dice Yahvé,

cuyo Nombre es Yahvé de los ejércitos.

16La ruina de Moab está cerca,

y va a venir muy pronto su desastre.

17Lamentadle, todos sus vecinos,

y todos los que conocéis su nombre, decid:

«¡Cómo se ha quebrado un cetro tan fuerte,

un báculo tan magnífico!»

18Desciende de tu gloria,

y siéntate en lo árido,

oh hija, habitadora de Dibón;

porque el devastador de Moab sube contra ti,

para arrasar tus fortificaciones.

19Estáte junto al camino y atalaya,

moradora de Aroer,

pregunta al que huye

y di a la que se escapa: «¿Qué pasa?»

20[8354]Avergonzado está Moab, porque ha sido derrotado.

¡Dad alaridos y gritad!

¡Anunciad en el Arnón que Moab está destruido!

21El juicio ha venido sobre la tierra del Altiplano, sobre Holón, sobre Jasa y sobre Mefaat; 22sobre Dibón, sobre Nebó y sobre Bet-Diblataim; 23sobre Kiryataim, sobre Bet Gamul, y sobre Bet Maón; 24sobre Kiryat, sobre Bosra y sobre todas las ciudades del país de Moab, lejanas y cercanas.

25[8355]Ha sido cortado el cuerno de Moab,

y su brazo está quebrado, dice Yahvé.

26[8356]Embriagadle, pues se alzó contra Yahvé. ¡Revuélquese Moab en su mismo vómito, y sea objeto de mofa también él! 27[8357]¿Pues no fue Israel objeto de burla para ti? ¿Fue acaso hallado entre los ladrones? pues cuantas veces hablaste de él y meneaste la cabeza.

28Dejad las ciudades y vivid en los peñascos,

habitantes de Moab,

sed como la paloma que hace su nido

sobre el borde de la cueva.

29Hemos oído hablar de la soberbia de Moab

que es muy orgulloso,

de su altanería, arrogancia,

presunción y altivez de su corazón.

30[8358]Yo conozco su saña, dice Yahvé, sus vanas jactancias, sus obras falaces.

Elegía sobre Moab

31[8359]Por eso doy alaridos por Moab, me lamento por Moab entero; son llorados los hombres de Kir-Heres.

32Más que a Jaser te lloraré a ti,

oh vid de Sibmá:

tus sarmientos pasaron más allá del mar,

se extendieron hasta el mar de Jaser;

sobre tu cosecha y tu vendimia

se precipitó el devastador.

33[8360]Se ha retirado la alegría y el júbilo

del campo feraz, y de la tierra de Moab;

Yo he quitado a los lagares el vino;

no se los pisa más con gritos de alegría,

porque los gritos ya no son gritos de alegría.

34Desde Hesbón hasta Elealé se oyen gemidos, hasta Jasa llegan sus alaridos, desde Zoar hasta Horonaim y Eglat-Selisiá; pues también las aguas de Nimrim serán un desierto. 35Exterminaré en Moab, dice Yahvé, a quien ofrezca sacrificios en las alturas, y queme incienso a sus dioses. 36Por eso mi corazón gime cual flauta por Moab; como una flauta gime mi corazón por las gentes de Kir-Heres; porque ha desaparecido lo que habían adquirido. 37[8361]Pues toda cabeza está calva, y toda barba ha sido rapada; en todas las manos hay sajaduras, y sobre los lomos llevan sacos. 38Sobre todos los terrados de Moab, y en todas sus plazas se oyen llantos, porque Yo he quebrado a Moab, como vasija inútil —oráculo de Yahvé. 39¡Cómo ha sido derribado! ¡Ululad! ¿Cómo es que Moab ha vuelto las espaldas vergonzosamente para ser un objeto de ludibrio y espanto para todos sus vecinos?

Destrucción total y promesa de restauración

40Pues así dice Yahvé:

He aquí que (el enemigo) viene

volando como águila,

y extiende sus alas sobre Moab.

41Conquistadas las ciudades

y tomadas las fortalezas,

el corazón de los guerreros de Moab

en aquel día será

como el corazón de una mujer que está de parto.

42Moab será destruido y dejara de ser nación,

por cuanto se ha levantado contra Yahvé.

43¡Espanto, fosa y lazo sobre ti,

habitante de Moab, dice Yahvé.

44El que escape del espanto caerá en la fosa;

y el que suba de la fosa

quedará preso en el lazo,

porque haré venir sobre Moab

el año de su visitación

—oráculo de Yahvé.

45[8362]Agotados se detienen los fugitivos

a la sombra de Hesbón,

y llamas de en medio de Sehón,

que devora las sienes de Moab,

y la coronilla de los hijos del tumulto.

46¡Ay de ti, Moab!

¡Perdido está el pueblo de Camos!

Pues tus hijos son llevados al destierro,

y tus hijas al cautiverio.

47[8363]Pero haré que vuelvan los cautivos de Moab

en los últimos días”, dice Yahvé.

Hasta aquí el juicio sobre Moab.

JEREMÍAS 49

Contra los ammonitas

1[8364]Para los hijos de Ammón:

Así dice Yahvé:

“¿No tiene acaso hijos Israel?

¿No tiene heredero?

¿Por qué Melcom se ha posesionado de Gad,

y habita su pueblo en las ciudades de este?

2[8365]Por eso, he aquí que vienen días,

dice Yahvé, en que haré oír

en Rabbat de los hijos de Ammón

el estruendo de la guerra.

Ella se convertirá en un montón de escombros,

y sus ciudades serán quemadas,

e Israel heredará a sus propios herederos

—oráculo de Yahvé.

3[8366]Hesbón prorrumpe en alaridos,

porque ¡ay! está devastada;

alzad el grito, hijas de Rabbat,

ceñíos cilicios, llorad;

corred de un lado a otro por los vallados,

porque Melcom va al cautiverio,

y con él sus sacerdotes y sus príncipes.

4[8367]¿Por qué te glorías de los valles?

—es rico tu valle, oh hija rebelde—

y confías en tus tesoros (diciendo):

«¿Quién vendrá contra mí?»

5He aquí que haré venir sobre ti el terror,

dice el Señor, Yahvé de los ejércitos,

el terror de todos los que te rodean;

y seréis arrojados, cada cual en su dirección,

sin que haya quien reúna a los fugitivos.

6Mas después de esto haré volver

a los cautivos de los hijos de Ammón”

—oráculo de Yahvé.

Contra Edom

7[8368]Para Edom:

Así dice Yahvé de los ejércitos:

“¿No hay ya sabiduría en Temán?

¿Se retiró de sus sabios el consejo?

¿Se acabó su inteligencia?

8[8369]¡Huid! ¡Volveos atrás!

Buscad refugios profundos,

habitantes de Dedán,

porque voy a traer sobre él la ruina de Esaú,

el tiempo de su castigo.

9Si vinieran sobre ti vendimiadores,

dejarían por lo menos algunos racimos;

y si ladrones de noche,

destruirían solo una parte.

10[8370]Yo empero voy a despojar a Esaú,

descubriré su escondrijo,

y no podrá ocultarse;

será destruida su raza,

así como sus hermanos y sus vecinos;

y él mismo ya no existirá.

11¡Deja tus huérfanos, que Yo les conservaré la vida,

y tus viudas pongan en Mí su esperanza!

12[8371]Porque así dice Yahvé: He aquí, si los que no estaban condenados a beber el cáliz, lo bebieron sin remedio, ¿tú, por ventura, saldrás impune? No saldrás impune, lo beberás sin falta. 13[8372]Pues por Mí mismo he jurado, dice Yahvé: Bosra será un objeto de horror y de oprobio, una desolación y lugar de maldición, y todas sus ciudades una eterna soledad.”

14He oído de parte de Yahvé esta nueva,

ha sido enviado a las naciones este mensaje:

“Congregaos y marchad contra ella,

y levantaos para ir a la guerra.”

15“Pues he aquí que Yo te he hecho pequeño entre los pueblos,

despreciado entre los hombres.

16Te ha engañado tu arrogancia,

la soberbia de tu corazón,

pues habitas en las hendiduras de las rocas,

y ocupas la cima de los montes.

Pero aunque pongas tan alto

como el águila tu nido,

de allí te haré bajar, dice Yahvé.

17Edom vendrá a ser un horror; cuantos por allí pasaren quedarán pasmados, y silbando contemplarán todas tus plagas. 18Será arrasado como Sodoma y Gomorra, y sus ciudades vecinas, dice Yahvé; no vivirá nadie allí, ni habrá hombre que lo habite. 19[8373]Como león subirá (el enemigo) desde las espesuras del Jordán a los pastizales siempre verdes, pero en un momento lo arrojaré de allí, y estableceré en (Edom) a quien Yo escogiere, pues ¿quién hay como Yo? ¿Quién me pedirá cuenta? ¿Quién es el pastor que pueda enfrentarse conmigo? 20[8374]Por eso, oíd el designio de Yahvé, que Él tiene resuelto contra Edom, y sus planes que ha trazado contra los habitantes de Teman.

Os aseguro que serán arrastrados hasta los débiles de la grey,

y quedarán devastados juntamente con ellos sus pastizales.

21Al estruendo de su caída temblará la tierra,

sus gritos se oirán hasta el Mar Rojo.

22He aquí que como águila subirá (el enemigo),

volará y extenderá sus alas contra Bosra;

y será el corazón de los guerreros de Edom en aquel día

como el corazón de una mujer que está de parto.”

Contra Damasco

23[8375]Para Damasco:

“Confundidas están Hamat y Arfad;

oyeron una mala noticia,

por la cual se han turbado.

Son como un mar agitado que no se puede calmar.

24Desmáyase Damasco,

se dispone a huir, tiembla;

se apoderan de ella angustia y dolores

como de parturienta.

25[8376]¡Cómo ha sido abandonada la ciudad gloriosa,

la ciudad de mi alegría!

26Por eso sus jóvenes caerán por sus calles,

y todos sus hombres de guerra perecerán en aquel día

—oráculo de Yahvé de los ejércitos—;

27[8377]y pegaré fuego al muro de Damasco,

que devorará los palacios de Benhadad.

Contra Cedar y Hasor

28[8378]Para Cedar y los reinos de Hasor, que derrotó Nabucodonosor, rey de Babilonia:

Así dice Yahvé:

“Levantaos, marchad contra Cedar,

y destruid a los hijos del Oriente.

29Se les quitarán sus tiendas y sus rebaños,

las lonas de sus (tiendas)

y todos sus utensilios;

serán llevados sus camellos,

y se les clamará:

«¡Terror por doquier!»

30Huid, dispersaos por todas partes;

escondeos en cavernas,

moradores de Hasor, dice Yahvé;

porque Nabucodonosor, rey de Babilonia,

tiene resuelto un plan contra vosotros,

y contra vosotros se dirigen sus pensamientos.

31Levantaos, dice Yahvé (a los caldeos),

marchad contra un pueblo tranquilo,

que habita confiado, dice Yahvé,

sin puertas, sin cerrojos, todo aislado.

32[8379]Sus camellos serán un botín,

y una presa la muchedumbre de sus ganados.

Esparciré a todos los vientos

a los que se rapan las sienes;

y de todos sus confines

traeré su mal, dice Yahvé.

33Hasor vendrá a ser morada de chacales,

un desierto perpetuo,

no habitará allí hombre alguno

ni morará hijo de hombre en ella.

Contra Elam

34[8380]Al principio del reinado de Sedecías, rey de Judá, recibió el profeta Jeremías esta palabra de Dios para Elam:

35“Así dice Yahvé de los ejércitos:

He aquí que romperé el arco de Elam,

lo principal de su fuerza.

36Soltaré contra Elam los cuatro vientos

desde los cuatro puntos del cielo;

y los dispersaré hacia todos estos vientos;

y no habrá nación

adonde no lleguen fugitivos de Elam.

37Porque haré temblar a Elam delante de sus enemigos,

y delante de los que intentan su ruina;

descargaré sobre ellos el mal,

mi ira ardiente, dice Yahvé,

y tras ellos enviaré la espada

hasta acabar con ellos.

38Asentaré mi trono en Elam,

y daré allí muerte al rey

y a los príncipes, dice Yahvé.

39[8381]Pero en los últimos tiempos haré volver

a los cautivos de Elam” —oráculo de Yahvé.

JEREMÍAS 50

Contra Babilonia

1[8382]Palabra que Yahvé dirigió a Babilonia, a la tierra de los caldeos, por boca del profeta Jeremías:

2[8383]“Publicadlo entre los pueblos, pregonadlo;

alzad bandera, proclamadlo, no lo encubráis;

decid: «Tomada ha sido Babilonia;

avergonzado está Bel y abatido Merodac.

Sus simulacros están cubiertos de ignominia,

sus ídolos tiemblan de terror».

3[8384]Pues desde el Septentrión marcha contra ella una nación, que hará de su tierra una soledad sin habitantes; hombres y bestias huyeron, se marcharon.

Retorno de Israel

4[8385]En aquellos días y en aquel tiempo, dice Yahvé, vendrán los hijos de Israel, y con ellos los hijos de Judá; vendrán llorando y buscando a Yahvé, su Dios. 5Preguntarán por el camino de Sión, dirigiendo hacia allá sus rostros, (y diciendo): «Vamos y liguémonos con Yahvé en alianza eterna, que nunca será borrada.» 6Mi pueblo ha venido a ser un rebaño de ovejas perdidas, sus pastores lo han descarriado; por los montes lo hicieron ir vagando; y andando de monte en collado se han olvidado del aprisco. 7[8386]Cuantos los hallaban, los devoraban; y sus opresores se decían: «No hacemos mal, pues han pecado contra Yahvé, la morada de justicia; contra Yahvé, la esperanza de sus padres.»

8[8387]Huid de en medio de Babel,

y salid del país de los caldeos,

sed como los carneros

que van delante del rebaño.

9[8388]Pues he aquí que Yo suscitaré

y lanzaré contra Babel

una multitud de grandes naciones

desde el país del Norte,

se apostarán contra ella,

y de ese lado será tomada;

sus flechas son como de hábil guerrero;

no vuelven vacías.

10Y Caldea será saqueada;

todos sus saqueadores se hartarán”, dice Yahvé.

11[8389]Aunque os alegráis y saltáis de gozo,

oh saqueadores de mi herencia;

aunque brincáis como novilla en la hierba

y relincháis como caballos,

12[8390]quedará muy avergonzada vuestra madre,

será cubierta de ignominia la que os dio a luz.

He aquí que será la última de las naciones,

desierto, tierra árida, estepa.

13A causa de la ira de Yahvé no será habitada,

y toda ella se convertirá en soledad.

Cuantos pasaren junto a Babilonia, se pasmarán

y harán rechifla de todas sus plagas.

14Tomad posiciones contra Babilonia a la redonda;

los que tendéis el arco, tirad contra ella,

no escatiméis las flechas,

porque ha pecado contra Yahvé.

15[8391]Alzad contra ella el grito por todos lados;

se rinde ya, caen sus baluartes,

derribados están sus muros.

Es la venganza de Yahvé;

tomad venganza de ella;

tratadla como ella os ha tratado a vosotros.

16[8392]Exterminad de Babilonia al que siembra,

y al que maneja la hoz en el tiempo de la siega.

Ante la espada destructora

vuélvase cada cual a su pueblo,

y huya cada uno a su tierra.

17[8393]Un rebaño descarriado es Israel,

lo dispersaron los leones.

Primero lo devoró el rey de Asiria,

y el último ha sido este Nabucodonosor,

rey de Babel, que le rompió los huesos.

18Por tanto, así dice Yahvé de los ejércitos, el Dios de Israel: “He aquí que Yo castigaré al rey de Babilonia y su tierra al modo que castigué al rey de Asiria. 19Traeré a Israel a sus pastizales, y pacerá en el Carmelo y en Basán; sobre las montañas de Efraím y de Galaad se saciará. 20[8394]En aquellos días y en aquel tiempo, dice Yahvé, se buscará la iniquidad de Israel, y no se hallará; y los pecados de Judá, y no se encontrarán, porque seré propicio al resto que haya dejado.

Descripción profética de la caída de Babel

21[8395]¡Sube contra la tierra de las rebeliones,

sube contra ella y sus habitantes

(que merecen) castigo!

¡Devasta y extirpa sus restos, dice Yahvé,

y haz conforme a cuanto te tengo mandado!”

22¡Estruendo de guerra en la tierra,

y ruina tremenda!

23[8396]¡Cómo ha sido roto y quebrado

el martillo de toda la tierra!

¡Cómo ha venido a ser Babilonia

un objeto de horror en medio de las naciones!

24Te he tendido un lazo, y quedaste presa,

oh Babilonia, sin darte cuenta.

Fuiste sorprendida y tomada,

porque hiciste guerra contra Yahvé.

25Abrió Yahvé su arsenal

y sacó las armas de su indignación;

porque el Señor, Yahvé de los ejércitos,

quiere ejecutar una obra en el país de los caldeos.

26[8397]¡Venid contra ella

desde los cabos (del mundo),

abrid sus graneros,

haced de (sus piedras) montones

como gavillas y exterminadla;

no le quede ni siquiera un resto!

27Matad a todos sus toros,

sean conducidos al matadero.

¡Ay de ellos, pues ha llegado su día,

el tiempo de su castigo!

28Se oye la voz de fugitivos

que escapan de la tierra de Babel,

para anunciar en Sión

la venganza de Yahvé, nuestro Dios,

la venganza de su Templo.

29[8398]Convocad contra Babilonia a muchos (pueblos),

a todos los que entesan el arco;

acampad contra ella a la redonda,

para que nadie escape;

dadle el pago de sus obras;

haced con ella conforme a cuanto ella ha hecho,

pues se ha alzado contra Yahvé,

contra el Santo de Israel.

30“Por eso caerán en sus plazas sus jóvenes,

y todos sus guerreros perecerán en aquel día, dice Yahvé.

31Heme aquí contra ti, oh soberbio,

dice el Señor, Yahvé de los ejércitos;

pues ha llegado tu día, el tiempo de tu castigo.

32Tropezará el soberbio y caerá,

sin que haya quien le levante;

pues pegaré fuego a sus ciudades

que devorará todos sus alrededores.”

El mismo Dios defenderá la causa de su pueblo

33Así dice Yahvé de los ejércitos: “Viven oprimidos los hijos de Israel juntamente con los hijos de Judá, y todos los que los cautivaron los retienen y rehúsan soltarlos. 34[8399]Pero su libertador es fuerte, Yahvé de los ejércitos es su nombre; Él no tardará en defender la causa de ellos, para dar descanso al país y hacer temblar a los habitantes de Babilonia.

35¡Espada contra los caldeos, dice Yahvé,

y contra los habitantes de Babilonia;

contra sus príncipes y contra sus sabios!

36[8400]¡Espada contra los impostores y se volverán estúpidos,

espada contra sus combatientes y se amedrentarán!

37¡Espada contra sus caballos y contra sus carros,

contra toda la turba de gentes en medio de ella,

y serán como mujeres!

¡Espada contra sus tesoros, que serán saqueados!

38¡Sequedad sobre sus aguas, que se secarán!

Porque es un país de ídolos,

se vuelven locos con sus imágenes.

39Por eso habitarán (allí) las fieras con los chacales; y los avestruces tendrán en ella su morada; nunca jamás será habitada, ni volverá a ser poblada en los siglos. 40Como cuando Dios destruyó a Sodoma y Gomorra y las ciudades vecinas, dice Yahvé, no habitará hombre allí, ni morará en ella hijo de hombre. 41[8401]He aquí que viene del Norte un pueblo; una nación grande y reyes poderosos; se alzan desde los extremos del orbe, 42empuñan el arco y el venablo, son crueles y sin piedad, sus voces son como el mar que brama, montan caballos y vienen armados como guerreros contra ti, oh hija de Babilonia. 43El rey de Babel oye la noticia, y se le debilitan los brazos; le sobrevienen angustias y dolores como de parturienta. 44[8402]He aquí que sube como león de los boscajes del Jordán a los pastos de perenne verdor. Pero lo expulsaré de allí en un momento, y estableceré sobre él a quien Yo escogiere. Porque ¿quién hay como Yo, y quién me pedirá cuenta? ¿O quién es el pastor que pueda enfrentarse conmigo?” 45Por eso, oíd el designio que Yahvé ha tomado contra Babel, y los planes que ha trazado contra el país de los caldeos. Serán arrastrados hasta los endebles del rebaño y será devastado el pastizal juntamente con ellos. 46A la noticia de la conquista de Babilonia, temblará la tierra, darán alaridos las naciones.

JEREMÍAS 51

Babilonia víctima de sus crímenes

1[8403]Así dice Yahvé:

“Ved que voy a suscitar un espíritu destructor

contra Babel y contra los moradores de Caldea.

2Enviaré a Babilonia aventadores

que la aventarán,

y que despojen su país

y lo rodeen por todas partes

en el día de la desdicha.

3Entese el arquero su arco contra el arquero,

y contra aquel que se jacta de su coraza.

No perdonéis a sus jóvenes,

exterminad a todas sus huestes”,

4para que caigan muertos

en la tierra de los caldeos

y traspasados en sus calles.

5[8404]Porque Israel y Judá no son viudas (desamparadas)

de su Dios, Yahvé de los ejércitos:

aunque su país está lleno de culpa

contra el Santo de Israel.

6[8405]Huid de en medio de Babilonia,

salve cada uno su vida,

no sea que perezcáis por la iniquidad de ella;

porque, tiempo es de la venganza de Yahvé;

Él va a darle su merecido.

7[8406]Babilonia era un cáliz de oro

en la mano de Yahvé,

para embriagar a toda la tierra;

de su vino bebieron los pueblos

de modo que enloquecieron.

8[8407]De repente ha caído Babilonia,

y ha sido quebrantada;

lamentadla, tomad bálsamo para su herida,

a ver si sana.

9Hemos procurado curar a Babilonia,

pero ella no ha sanado.

Abandonadla, y vámonos cada cual a su país,

pues su crimen alcanza hasta el cielo,

y se alza hasta las nubes.

10Yahvé ha manifestado nuestra justicia;

venid, y narremos en Sión

la obra de Yahvé, Dios nuestro.”

Los medos como instrumentos de la venganza de Dios

11Aguzad las saetas, cubríos con los escudos;

Yahvé ha excitado el espíritu

de los reyes de los medos;

porque su plan contra Babilonia es destruirla;

es la venganza de Yahvé,

la venganza de su Templo.

12Alzad el estandarte contra los muros de Babilonia,

aumentad la vigilancia;

poned centinelas, y disponed emboscadas,

porque Yahvé ejecuta lo que se ha propuesto,

o que ha anunciado contra los habitantes de Babel.

13[8408]Tú que habitas junto a muchas aguas,

rica en tesoros,

ha llegado tu fin,

(está llena) la medida de tus rapiñas.

14Yahvé de los ejércitos ha jurado por sí mismo:

“Te inundaré de hombres como si fuesen langostas,

y lanzarán contra ti gritos” (de victoria).

15[8409]Él hizo la tierra con su poder,

fundó el orbe con su sabiduría,

y con su inteligencia desplegó los cielos.

16A su voz se amontonan las aguas en el cielo;

Él hace subir las nubes

desde los extremos de la tierra,

prepara los relámpagos para la lluvia,

y saca de sus depósitos los vientos.

17Todo hombre es necio, sin inteligencia;

avergüéncese todo artífice de sus ídolos,

porque mentira son sus imágenes de fundición,

y no hay aliento en ellas.

18Cosas vanas son, obras de engaño;

perecerán en el tiempo de su castigo.

19La porción de Jacob no es semejante a ellas,

porque Él formó todas las cosas;

(Israel) es la tribu de su herencia;

Yahvé de los ejércitos es su nombre.

20[8410]“Tú me serviste de martillo, de arma de guerra;

por medio de ti he aplastado pueblos,

por medio de ti he destruido reinos;

21por medio de ti he aplastado al caballo y a su jinete,

por medio de ti he aplastado el carro con el conductor;

22por medio de ti he aplastado al hombre y a la mujer,

por medio de ti he aplastado al viejo y al niño,

por medio de ti he aplastado al joven y a la doncella;

23por medio de ti he aplastado al pastor y su rebaño,

por medio de ti he aplastado al labrador y su yunta,

por medio de ti he aplastado a gobernadores y jefes.

24Pero retribuiré ante vuestros ojos a Babel y a todos los habitantes de Caldea, todo el mal que hicieron a Sión —oráculo de Yahvé.

25[8411]Heme aquí contra ti, oh monte destructor,

que has destruido toda la tierra, dice Yahvé.

Yo extenderé mi mano contra ti,

y te haré rodar desde lo alto de las peñas;

y te convertiré en monte consumido por las llamas.

26Y no se tomará de ti piedra angular,

ni piedra fundamental,

porque serás ruina perpetua, dice Yahvé.

27[8412]Alzad bandera en la tierra,

tocad la trompeta entre los pueblos,

convocad contra ella las naciones,

llamad los reinos de Ararat, Mení y Asquenaz,

nombrad contra ella un Jefe,

lanzad los caballos como langostas erizadas.

28[8413]Consagrad contra ella los pueblos, los reyes de los medos, sus gobernadores y sus jefes, y todos los países de su dominio.

29Tiembla la tierra y se estremece,

pues se cumplen contra Babilonia los planes de Yahvé,

de hacer del país de Babilonia

un desierto sin habitantes.

30Los guerreros de Babilonia dejan ya de luchar,

permanecen en los baluartes;

se acabó su fuerza,

han venido a ser como mujeres;

han sido quemadas sus casas,

están rotos sus cerrojos.

31Un correo corre para alcanzar a otro correo,

y un mensajero a otro mensajero,

para anunciar al rey de Babilonia

que su ciudad ha sido tomada

desde un cabo a otro;

32que han sido ocupados los vados,

que los cañaverales están en llamas

y los guerreros llenos de consternación.

Sión clama por venganza

33[8414]Porque así dice Yahvé de los ejércitos, el Dios de Israel:

“La hija de Babel es como una era que se aplana (para la trilla);

un poco todavía, y llega para ella el tiempo de la siega”.

34[8415]“Nabucodonosor, rey de Babilonia, me ha consumido,

me ha destruido,

me ha dejado como una vasija vacía;

cual dragón me ha devorado;

se ha llenado el vientre de mis mejores bocados,

me ha echado fuera.”

35“¡Recaiga sobre Babel la violencia que he sufrido en mi carne”,

dice la habitadora de Sión;

“¡y mi sangre sobre los habitantes de Caldea!”, dice Jerusalén.

36[8416]Por eso, así dice Yahvé:

“He aquí que Yo defenderé tu causa,

y te vengaré;

secaré su mar

y haré que se agoten sus fuentes.

37[8417]Babel será un montón de ruinas,

morada de chacales;

objeto de pasmo y escarnio

(tierra) sin habitantes.

38Braman a una como leones,

rugen cual cachorros de león.

39En su fiebre les daré una bebida,

los embriagaré, para que se diviertan,

y duerman un sueño perpetuo,

del cual no se despertarán, dice Yahvé.

40Los llevaré al matadero como corderos,

como carneros y machos cabríos.”

41[8418]¡Cómo ha sido tomada Sesac,

conquistada la gloria de toda la tierra!

¡Cómo se ha trocado Babel

en objeto de horror entre los pueblos!

42El mar ha inundado a Babilonia,

la cubrió la muchedumbre de sus olas.

43Sus ciudades han venido a ser un desierto,

una tierra seca y árida, tierra inhabitada

por la cual no transitará hombre alguno.

44[8419]“Castigaré a Bel en Babilonia,

y arrancaré de su boca lo que ha engullido;

ya no concurrirán a él las naciones;

pues hasta los muros de Babilonia caerán.

Salid de Babilonia

45Salid de ella, oh pueblo mío,

y salve cada cual su vida

del furor de la ira de Yahvé.

46No se amedrente vuestro corazón, ni temáis los rumores que se oirán en la tierra. Un año correrá un rumor, y después, otro año, otro rumor; la violencia dominará en el país, un tirano seguirá a otro. 47Por lo tanto, he aquí que vienen días en que castigaré los ídolos de Babel; toda su tierra quedará cubierta de vergüenza, y todos sus muertos yacerán en medio de ella. 48[8420]Celebrarán lo sucedido a Babilonia los cielos y la tierra y cuanto hay en ellos, porque desde el norte vendrán sobre ella los devastadores —oráculo de Yahvé. 49Babilonia caerá por los muertos de Israel, así como por Babilonia cayeron los muertos de toda la tierra. 50Los que habéis escapado a la espada, partid sin demora. Desde lejos acordaos de Yahvé, y Jerusalén ocupe vuestros corazones.

51«Estamos avergonzados, conocemos nuestra ignominia, la confusión cubre nuestro rostro; pues los extranjeros penetraron en los lugares sagrados de la Casa de Yahvé».

52Por esto, he aquí que vienen días, dice Yahvé, en que castigaré sus ídolos, y en todo su país se oirá el gemido de los traspasados. 53[8421]Aunque Babilonia se levantase hasta el cielo, e hiciese inaccesible su alta fortaleza, de mi parte le vendrán sus devastadores”, dice Yahvé.

54Alaridos se oyen de Babilonia, quebranto grande de la tierra de los caldeos; 55pues devasta Yahvé a Babel y ahoga su voz jactanciosa; braman sus olas como copiosas aguas, retumba el fragor de su voz. 56Porque vino sobre ella, sobre Babel, el devastador; han sido apresados sus guerreros y rotos sus arcos; pues Dios de retribuciones es Yahvé; dará sin falta la paga. 57“Embriagaré a sus príncipes y a sus sabios, a sus gobernadores, a sus jefes y a sus valientes; y dormirán un sueño perpetuo, del cual no despertaran”, dice el Rey, cuyo nombre es Yahvé de los ejércitos.

58[8422]Así dice Yahvé de los ejércitos:

“Las anchas murallas de Babel serán totalmente destruidas,

y quemadas sus altas puertas.

Trabajaron los pueblos por nada,

y las naciones se han cansado para el fuego.”

Mensaje de Jeremías a Babilonia

59[8423]Orden que el profeta Jeremías dio a Seraías, hijo de Nerías, hijo de Maasías, cuando este se encaminó a Babilonia, con Sedecías, rey de Judá, en el año cuarto de su reinado. Seraías era camarero mayor. 60Escribió Jeremías en un libro todo el mal que había de venir sobre Babilonia, todas estas palabras escritas contra Babilonia. 61Y dijo Jeremías a Seraías: “Cuando hayas llegado a Babilonia, mira que leas en voz alta todas estas palabras; 62y dirás: ¡Oh, Yahvé! Tú has anunciado que destruirás este lugar, de modo que no quede en él habitante, ni hombre ni bestia, sino que sea convertido en desierto perpetuo. 63[8424]Y después de leer este libro, atarás a él una piedra y lo arrojarás en medio del Éufrates; 64y dirás: «Así se sumergirá Babilonia, y no se recobrará del mal que voy a traer sobre ella. Así quedarán destruidos».”

Hasta aquí las palabras de Jeremías.

APÉNDICE

JEREMÍAS 52

Sitio y toma de Jerusalén

1[8425]Veinte y un años tenía Sedecías cuando comenzó a reinar, y once años reinó en Jerusalén. El nombre de su madre fue Hamital, hija de Jeremías, de Lobná. 2Hizo lo que era malo a los ojos de Yahvé, imitando en todo los procederes de Joakim. 3Por eso la ira de Yahvé contra Jerusalén y Judá llegó a tal punto que los arrojó de su presencia. Pues Sedecías se rebeló contra el rey de Babilonia, 4y entonces, el año noveno de su reinado, en el mes décimo, el diez del mes, vino Nabucodonosor, rey de Babilonia, con todo su ejército, contra Jerusalén. Acamparon frente a ella y construyeron en torno a ella baluartes; 5y estuvo sitiada la ciudad hasta el año undécimo del rey Sedecías. 6En el mes cuarto, a nueve del mes, se apoderó el hambre de la ciudad, de modo que el pueblo del país carecía de pan.

7Entonces al abrirse brecha en la ciudad, todos los hombres de guerra huyeron, saliendo de la ciudad de noche, por el camino de la puerta que está entre los dos muros, junto al jardín del rey, mientras los caldeos rodeaban la ciudad; y se fueron hacia el Arabá. 8Mas el ejército de los caldeos persiguió al rey; y alcanzaron a Sedecías en los llanos de Jericó, cuando todo su ejército andaba ya disperso lejos de él. 9[8426]Capturaron al rey, y lo llevaron a Riblá situada en la tierra de Hamat, al rey de Babilonia, el cual pronunció sentencia contra él. 10El rey de Babilonia hizo degollar a los hijos de Sedecías, a la vista de este; y también a todos los príncipes de Judá los hizo degollar en Riblá. 11A Sedecías le hizo sacar los ojos y le puso grillos de bronce; y el rey de Babilonia lo llevó a Babilonia, donde lo tuvo encarcelado hasta el día de su muerte.

Ruina de la Ciudad Santa

12[8427]En el mes quinto, el diez del mes, que fue el año diez y nueve del rey Nabucodonosor, rey de Babilonia, Nabuzardán, capitán de la guardia y palaciego del rey de Babilonia, llegó a Jerusalén. 13Y abrasó la Casa de Yahvé y el palacio del rey; asimismo puso fuego a todas las casas de Jerusalén, y a todos los palacios. 14Y todo el ejército que estaba allí con el jefe de la guardia, derribó todos los muros que rodeaban a Jerusalén.

15[8428]Parte de la gente pobre, y el resto del pueblo que había quedado en la ciudad, y los desertores que se habían pasado al rey de Babilonia, y los artesanos que quedaban, fueron deportados por Nabuzardán, capitán de la guardia. 16Pero otra parte de los pobres del país los dejó Nabuzardán capitán de la guardia como viñadores y labradores.

17Los caldeos hicieron pedazos las columnas de bronce que había en la Casa de Yahvé, y las basas y el mar de bronce que estaban en la Casa de Yahvé, y se llevaron todo el bronce de ellos a Babilonia. 18Se llevaron también los calderos, las paletas, los cuchillos, los tazones, las cucharas, y todos los utensilios de bronce que se usaban para el culto. 19El capitán de la guardia tomó igualmente las palanganas, los braseros, los tazones, los calderos, los candeleros, las cucharas y los platos; el oro de lo que era de oro, y la plata de lo que era de plata. 20[8429]En cuanto a las dos columnas, el mar y los doce bueyes de bronce que había debajo, y las basas que Salomón había hecho para la Casa de Yahvé, era imposible pesar el bronce de todos estos objetos. 21Las columnas tenían una altura de diez y ocho codos cada una, y un cordel de doce codos indicaba su circunferencia. Su grosor era de cuatro dedos y eran huecas. 22Había sobre cada una un capitel de bronce; el capitel de la primera tenía una altura de cinco codos y alrededor del capitel había una red y granadas, todo de bronce. Lo mismo la otra columna, con las granadas. 23[8430]Noventa y seis granadas eran visibles. Todas las granadas eran cien sobre la red, todo alrededor (del capitel).

Muerte de los jefes

24El capitán de la guardia tomó a Seraías, que era Sumo Sacerdote, y a Sofonías, el segundo sacerdote, y a los tres porteros. 25De la ciudad tomó a un eunuco que era comandante del ejército, y siete hombres de la corte del rey, que fueron hallados en la ciudad, y al secretario del jefe del ejército, a cuyo cargo estaba el reclutamiento del pueblo del país, y sesenta hombres del pueblo del país que se encontraban en la ciudad. 26Los prendió Nabuzardán, capitán de la guardia, y los llevó al rey de Babilonia, a Riblá. 27Y el rey de Babilonia los entregó a la muerte en Riblá, en la tierra de Hamat. Y Judá fue deportado cautivo fuera de su país.

Las deportaciones de judíos

28Este es el pueblo que deportó Nabucodonosor: El año séptimo, tres mil veinte y tres judíos; 29el año diez y ocho de Nabucodonosor, ochocientas treinta y dos personas de Jerusalén. 30El año veinte y tres de Nabucodonosor, Nabuzardán, capitán de la guardia, deportó setecientos cuarenta y cinco judíos; en total, cuatro mil seiscientos.

Jeconías puesto en libertad

31[8431]El año treinta y siete del cautiverio de Jeconías, rey de Judá, en el duodécimo mes, el veinte y cinco del mes, Evil-Merodac, rey de Babilonia, en el primer año de su reinado, levantó la cabeza de Jeconías, rey de Judá, y le sacó de la cárcel. 32Habló con él amistosamente, y puso su trono sobre los tronos de los reyes que tenía consigo en Babilonia. 33También le mudó los vestidos de cárcel, y (Jeconías) comió siempre en su presencia, todos los días de su vida. 34Para su sustento, el rey de Babilonia le asignó una manutención perpetua, cada día una ración fija, hasta el día de su muerte, todos los días de su vida.

LAMENTACIONES

# · 1 · 2 · 3 · 4

INTRODUCCIÓN

La tradición atribuye unánimemente a Jeremías la colección de las Lamentaciones que va unida al libro de sus profecías.

Llámame Lamentaciones o, según el griego, Trenos, porque expresan en la forma mas conmovedora el amarguísimo dolor del santo profeta por la triste suerte de su pueblo y la ruina del Templo y de la ciudad de Jerusalén. Fueron compuestas bajo la impresión de la tremenda catástrofe, inmediatamente después de la caída de la ciudad (587 a. C.).

Este pequeño libro pertenece al género de poesía lírico-elegíaco, distinguiéndose, además, por el orden alfabético de los versos en los capítulos 1-4. Su estilo es vivo y patético, pero a la vez tierno y compasivo como la voz de una madre que consuela a sus hijos. No hay en toda la antigüedad obra alguna que pueda compararse, en cuanto a la intensidad de los sentimientos, con una de estas elegías inmortales.

En el canon judío las Lamentaciones formaban parte de los cinco libros (Megillot) que se leían en ciertas fiestas. La Iglesia no ha encontrado mejor expresión que ellas para recordar la Pasión de Jesucristo, por lo cual las reza en el Oficio de Semana Santa. Este sublime grito de dolor y arrepentimiento se prestaría maravillosamente, como los siete Salmos penitenciales, para manifestaciones públicas de contrición colectiva, como las que se hacían en tiempos de mayor fe. Los grandes Obispos San Ambrosio y San Carlos Borromeo promovían especialmente estos actos de penitencia pública que libraron a los pueblos de grandes calamidades.

LAMENTACIONES 1

Primera Lamentación

1[8432]ALEF.

¡Cómo ha quedado solitaria

la ciudad populosa!

Ha quedado como viuda

la que era grande entre las naciones;

la reina de las provincias

ha sido hecha tributaria.

2BET.

Llora amargamente en la noche

y por sus mejillas (corren) las lágrimas.

Entre todos sus amantes

no hay quien la consuele;

todos sus amigos la abandonaron,

se le trocaron en enemigos.

3[8433]GUIMEL.

Judá ha ido al cautiverio,

oprimido de aflicción

y de dura servidumbre;

habita entre los gentiles,

no halla descanso;

todos sus perseguidores

le dieron alcance en sus angustias.

4DALET.

Los caminos de Sión están de luto,

pues no hay quien venga a las fiestas.

En ruinas todas sus puertas,

gimiendo sus sacerdotes,

desoladas sus vírgenes,

y ella llena de amargura.

5HE.

Sus adversarios han prevalecido,

sus enemigos se han envalentonado,

porque Yahvé la ha afligido

por la multitud de sus pecados.

Sus niños fueron al cautiverio,

arreándolos el opresor.

6VAU.

Ha perdido la hija de Sión

toda su hermosura;

sus príncipes son como carneros

que no hallan pasto,

y marchan sin fuerza

delante del perseguidor.

7[8434]ZAIN.

En los días de su aflicción

y de su migración

Jerusalén recuerda todos los bienes

de que gozó desde antiguo;

cómo cayó su pueblo

en manos del enemigo,

sin que nadie le ayudase;

y como la vieron sus adversarios

y se rieron de su caída.

8[8435]HET.

Jerusalén ha pecado gravemente,

por eso es ahora objeto de asco;

cuantos la honraban la deshonran,

pues han visto su desnudez;

y ella misma vuelve su rostro gimiendo.

9TET.

Las faldas de su vestido están manchadas,

porque no pensaba en su fin;

cayó de modo sorprendente

y no tiene quien la consuele.

¡Mira, Yahvé, mi aflicción,

pues se engríe el enemigo!

10YOD.

El opresor extendió su mano

sobre todas sus preciosidades,

pues ella vio cómo en su Santuario

penetraron los gentiles,

de los cuales mandaste

que no entrasen en tu Congregación.

11CAF.

Todo su pueblo suspira buscando pan;

dan sus joyas por pan

para recobrar la vida.

¡Mira, Yahvé, y contempla

cómo estoy envilecida!

12[8436]LAMED.

¡Oh vosotros todos

los que pasáis por el camino,

mirad y ved, si hay dolor

como el dolor que me hiere!

Pues Yahvé me ha afligido

en el día de su ardiente ira.

13[8437]MEM.

Desde lo alto mandó Él un fuego

que devora mis huesos,

tendió una red a mis pies,

me arrojó hacia atrás;

me ha entregado a la desolación,

desfallezco todo el día.

14NUN.

Ató con su mano el yugo de mis pecados,

que entretejidos pesan sobre mi cerviz;

me robó la fuerza.

El Señor me entregó

a quienes no puedo resistirme.

15[8438]SAMEC.

Desechó el Señor a todos los príncipes

que estaban en medio de mí;

fijó contra mí un plazo

para exterminar a mis jóvenes;

como un lagar ha pisado el Señor

a la virgen, hija de Judá.

16AYIN.

Por eso derramo lágrimas,

y son mis ojos fuentes de agua;

lejos de mí está el que me consuele,

el que reanime mi alma.

Desolados están mis hijos,

porque ha prevalecido el enemigo.

17PE.

Sión extiende las manos,

sin que haya quien la consuele;

Yahvé dio una orden a los enemigos

que rodeasen a Jacob;

Jerusalén ha venido a ser para ellos

un objeto de abominación.

18SADE.

Justo es Yahvé,

pues yo fui rebelde contra sus órdenes.

Oíd, pues, todos los pueblos,

y contemplad mi dolor;

mis doncellas y mis jóvenes

han ido al cautiverio.

19[8439]COF.

Llamé a mis amantes,

y me engañaron,

mis sacerdotes y mis ancianos

exhalaron su alma en la ciudad,

buscando alimento para sustentar su vida.

20[8440]RESCH.

¡Mira, Yahvé, estoy en angustias,

hierven mis entrañas;

mi corazón se revuelve en mí,

por cuanto he sido muy rebelde

por fuera hace estragos la espada,

y por dentro hay (otra) clase de muerte.

21SCHIN.

Ellos oyen mis gemidos,

pero nadie me consuela;

todos mis enemigos conocen mi desgracia

Envíales el día señalado,

para que sean como yo.

22[8441]TAU.

Póngase de manifiesto

delante de Ti toda su maldad,

y trátalos como me has tratado a mí

por todos mis pecados;

porque son muchos mis suspiros,

y mi corazón desfallece.

LAMENTACIONES 2

Segunda lamentación

1[8442]ALEF.

¡Cómo el Señor en su ira

ha oscurecido a la hija de Sión!

¡Cómo precipitó del cielo a la tierra

la gloria de Israel,

y en el día de su cólera

se olvidó del escabel de sus pies!

2BET.

Arrasó el Señor, sin compasión,

todas las moradas de Jacob;

destruyó en su saña

las fortalezas de la hija de Judá;

echó por tierra y amancilló el reino

y a sus príncipes.

3GUIMEL.

En el ardor de su ira

quebrantó todo el poderío de Israel;

retiró su diestra frente al enemigo;

encendió en Jacob un fuego ardiente

que por todas panes devora.

4[8443]DALET.

Entesó su arco como enemigo,

extendió su diestra cual adversario,

y destruyó cuanto era de bello aspecto;

en el pabellón de la hija de Sión

derramó como fuego su ira.

5HE.

El Señor se ha trocado en enemigo,

ha devorado a Israel;

ha derribado todos sus palacios,

ha destruido sus fortalezas;

ha multiplicado para la hija de Sión

los llantos y plañidos.

6[8444]VAU.

Ha devastado su tabernáculo

como la choza de un huerto;

ha destruido su Santuario;

Yahvé ha borrado en Sión

las fiestas y los sábados;

y en el ardor de su ira

ha despreciado al rey y al sacerdote.

7ZAIN.

El Señor ha desechado su altar,

ha abominado su Santuario;

ha entregado a los enemigos

los muros de sus baluartes;

resonaron gritos en la Casa de Yahvé

como en día de fiesta.

8[8445]HET.

Determinó Yahvé destruir

la muralla de la hija de Sión,

extendió el cordel,

y no retiró su mano de la destrucción,

envolvió en luto

el antemural y el muro,

que languidecen juntos.

9[8446]TET.

Sus puertas se han hundido en el suelo;

destruyó y quebrantó sus cerrojos;

su rey y sus príncipes

están entre los gentiles;

ya no hay Ley,

y sus profetas no tienen visiones de Yahvé.

10YOD.

Sentados en tierra

callan los ancianos de la hija de Sión;

se cubren la cabeza de ceniza

y se visten de cilicio;

inclinan a tierra sus cabezas

las vírgenes de Jerusalén.

11[8447]CAF.

Mis ojos se consumen de tanto llorar,

mis entrañas hierven;

se derrama en tierra mi hígado

por el quebranto de la hija de mi pueblo,

al ver cómo los pequeñuelos y los lactantes

desfallecen en las plazas de la ciudad.

12LAMED.

Preguntan a sus madres:

¿Dónde hay pan y vino?

cuando, cual heridos,

se desmayan en las plazas de la ciudad;

cuando exhalan su alma

en el regazo de sus madres.

13MEM.

¿Qué puedo decirte,

y a quién compararte, hija de Jerusalén?

¿A quién te asemejaré, para consolarte,

oh virgen, hija de Sión?

Grande como el mar es tu llaga,

¿quién podrá curarte?

14[8448]NUN.

Tus profetas te anunciaron

visiones vanas y necias;

no manifestaron tu iniquidad

para evitar tu cautiverio;

te dieron por visiones

profecías falsas y seductoras.

15SAMEC.

Baten palmas contra ti

cuantos pasan por el camino;

silban, y menean la cabeza

contra la hija de Jerusalén.

¿Es esta la ciudad

que tenía por nombre “Perfecta belleza”

y “Gozo de toda la tierra”?

16PE.

Abren contra ti la boca

todos tus enemigos;

silban, rechinan los dientes

diciendo: “La hemos devorado”;

este es el día esperado;

ha llegado ya; lo estamos viendo.

17[8449]AYIN.

Yahvé ha ejecutado sus planes,

ha cumplido lo decretado desde antiguo;

ha destruido sin compasión

para gozo del enemigo,

ha robustecido a tus adversarios.

18SADE.

Su corazón clama

por auxilio al Señor:

¡Oh muro de la hija de Sión,

derrama, cual torrente,

tus lágrimas noche y día;

no te concedas descanso;

ni reposen las niñas de tus ojos.

19[8450]COF.

Levántate, clama de noche,

al comienzo de cada vigilia;

derrama, como agua, tu corazón

ante la faz del Señor;

alza hacia Él tus manos

por la vida de tus parvulitos

que desfallecen de hambre

en las esquinas de todas las calles.

20[8451]RESCH.

“¡Mira, Yahvé, y contempla!

¿A quién jamás has tratado así?

¿Han acaso de comer las mujeres

el fruto de su seno,

los niños que acarician?

¿Han de ser asesinados

el sacerdote y el profeta

en el Santuario de Yahvé?

21SCHIN.

Yacen por tierra en las calles

jóvenes y ancianos;

mis doncellas y mis mancebos

cayeron al filo de la espada;

los mataste en el día de tu ira;

hiciste matanza sin piedad.

22TAU.

Llamaste, como para día señalado,

de todas partes terrores contra mí,

y en aquel día de la ira de Yahvé

no hubo evadido ni fugitivo.

El enemigo aniquiló

a los que yo había acariciado y criado.”

LAMENTACIONES 3

Tercera lamentación

1[8452]ALEF.

Yo soy el hombre que ha experimentado la aflicción

bajo la vara de la ira de (Dios).

2ALEF.

Me llevó y me hizo andar en tinieblas,

y no en luz.

3ALEF.

No cesa de volver contra mí

su mano todo el día.

4BET.

Ha consumido mi carne y mi piel,

ha roto mis huesos;

5BET.

ha construido contra mí,

me ha cercado de amargura y dolor.

6[8453]BET.

Me colocó en lugar tenebroso,

como los muertos de ya hace tiempo.

7[8454]GUIMEL.

Me tiene rodeado por todos lados,

y no puedo salir;

me ha cargado de pesadas cadenas.

8GUIMEL.

Aun cuando clamo y pido auxilio

obstruye Él mi oración.

9GUIMEL.

Cierra mi camino con piedras sillares,

trastorna mis senderos.

10DALET.

Fue para mí como oso en acecho,

como león en emboscada;

11DALET.

torció mis caminos y me destrozó,

me convirtió en desolación;

12DALET.

tendió su arco,

y me hizo blanco de sus saetas.

13[8455]HE.

Clavó en mi hígado

las hijas de su aljaba;

14HE.

soy el escarnio de todo mi pueblo,

su cantilena diaria.

15HE.

Me hartó de angustias,

me embriagó de ajenjo.

16VAU.

Me quebró los dientes con cascajo,

me sumergió en cenizas.

17VAU.

Alejaste de mi alma la paz;

no sé ya lo que es felicidad;

18VAU.

por eso dije:

“Pereció mi gloria y mi esperanza en Yahvé.”

19[8456]ZAIN.

Acuérdate de mí aflicción

y de mi inquietud,

del ajenjo y de la amargura.

20ZAIN.

Mi alma se acuerda sin cesar

y está abatida dentro de mí;

21ZAIN.

meditando en esto recobro esperanza.

22[8457]HET.

Es por la misericordia de Yahvé que no hayamos perecido,

porque nunca se acaban sus piedades.

23HET.

Se renuevan cada mañana;

grande es tu fidelidad.

24[8458]HET.

“Yahvé es mi porción, dice mi alma,

por eso espero en Él.”

25[8459]TET.

Bueno es Yahvé para quien en Él espera,

para el que le busca.

26[8460]TET.

Bueno es aguardar en silencio

la salvación de Yahvé.

27[8461]TET.

Bueno es para el hombre

llevar el yugo desde su juventud.

28YOD.

Siéntese aparte en silencio,

pues (Dios) se lo ha impuesto;

29[8462]YOD.

ponga en el polvo su boca;

quizá haya esperanza;

30YOD.

ofrezca la mejilla al que le hiere,

hártese de oprobio.

31CAF.

Porque no para siempre desecha el Señor;

32CAF.

después de afligir usa de misericordia

según la multitud de sus piedades;

33[8463]CAF.

pues no de buena gana humilla El,

ni aflige a los hijos de los hombres.

34LAMED.

¿Acaso el Señor no está viendo

cómo son pisoteados todos los cautivos de la tierra?

35LAMED.

¿Cómo se tuerce el derecho de un hombre

ante la faz del Altísimo?

36[8464]LAMED.

¿Cómo se hace injusticia a otro en su causa?

37MEM.

¿Quién puede decir algo,

y esto se realiza sin la orden de Yahvé?

38MEM.

¿No proceden de la boca del Altísimo

los males y los bienes?

39[8465]MEM.

¿Por qué se queja el hombre viviente?

(Quéjese) más bien de sus propios pecados.

40NUM.

“Examinemos y escudriñemos nuestros caminos

y convirtámonos a Yahvé.

41NUM.

Alcemos nuestro corazón, con nuestras manos,

a Dios en el cielo.

42[8466]NUM.

Hemos pecado, y hemos sido rebeldes;

Tú no has perdonado.

43SAMEC.

Te cubriste de tu ira y nos perseguiste,

mataste sin piedad;

44[8467]SAMEC.

pusiste una nube delante de Ti

para que no penetrase la oración;

45SAMEC.

nos convertiste en desecho y basura

en medio de las naciones.

46AYIN.

Abren contra nosotros su boca

todos nuestros enemigos;

47AYIN.

nos amenazan el terror y la fosa,

la devastación y la ruina;

48AYIN.

Mis ojos derraman ríos de agua

por el quebranto de la hija de mi pueblo.

49PE.

Se deshacen mis ojos sin cesar en continuo llanto,

50PE.

hasta que Yahvé levante la vista

y mire desde el cielo.

51PE.

Mis ojos me consumen el alma

por todas las hijas de mi ciudad.

52SADE.

Como a ave me dieron caza

los que me odian sin motivo,

53SADE.

me encerraron en la cisterna,

pusieron sobre mí la losa,

54SADE.

las aguas subieron por encima de mi cabeza,

y dije: “Perdido estoy.”

55[8468]COF.

Desde lo más profundo de la fosa

invoqué tu nombre;

56COF.

Tú oíste mi voz. ¡No cierres tus oídos

a mis suspiros, a mis clamores!

57COF.

Cuando te invoqué te acercaste

y dijiste: “No temas.”

58RESCH.

Tú, Señor, defendiste mi alma,

salvaste mi vida,

59RESCH.

Tú ves, oh Yahvé, mi opresión;

hazme justicia;

60RESCH.

ves todos sus deseos de venganza,

todas sus maquinaciones contra mí.

61SCHIN.

Tú, oh Yahvé, oíste todos sus insultos,

todas sus tramas contra mí,

62SCHIN.

las palabras de mis enemigos,

y cuanto maquinan contra mí siempre.

63SCHIN.

Mira, cuando se sientan y cuando se levantan,

soy yo el objeto de sus canciones.

64[8469]TAU.

Tú les darás, oh Yahvé, su merecido,

conforme a la obra de sus manos.

65TAU.

Cegarás su corazón,

los (cubrirás) con tu maldición;

66TAU.

los perseguirás con furor

y los destruirás debajo del cielo, oh Yahvé.

LAMENTACIONES 4

Cuarta lamentación

1[8470]ALEF.

¡Cómo se ha oscurecido el oro!

¡Cómo el oro fino perdió su valor!

Dispersas están las piedras del Santuario

en las esquinas de todas las calles.

2BET.

Los nobles hijos de Sión,

estimados como oro puro,

¡cómo son tenidos por vasos de barro,

obra de manos de alfarero!

3[8471]GUIMEL.

Aun los chacales dan la teta

y amamantan a sus cachorros;

la hija de mi pueblo se muestra cruel

como los avestruces del desierto.

4[8472]DALET.

La lengua del niño de pecho,

de sed se pega al paladar;

los pequeñuelos piden pan,

y no hay quien se lo reparta.

5HE.

Los que comían manjares delicados,

perecen por las calles;

abrazan el estiércol

los que se criaron entre púrpura.

6VAV.

La maldad de la hija de mi pueblo

es mayor que el pecado de Sodoma,

que fue destruida en un momento,

sin que nadie pusiera en ella la mano.

7[8473]ZAIN.

Brillaban sus príncipes más que la nieve,

eran más blancos que la leche,

y sus cuerpos más rojos que el coral;

un zafiro era su talle.

8HET.

Ahora su aspecto es más oscuro

que la misma oscuridad;

no se los reconoce en las calles;

su piel se les pega a los huesos,

seca como un palo.

9TET.

Más dichosos son los traspasados por la espada

que los muertos de hambre,

que mueren extenuados

por falta de los frutos del campo.

10YOD.

Las manos de las mujeres, de suyo, compasivas,

cuecen a sus propios hijos;

les sirven de comida

entre las ruinas de la hija de mi pueblo.

11CAF.

Yahvé ha apurado su furor,

derramando su ardiente ira;

encendió en Sión un fuego

que ha devorado sus fundamentos.

12LAMED.

No creían los reyes de la tierra,

ni cuantos habitan el orbe,

que el adversario, el enemigo,

entraría por las puertas de Jerusalén.

13[8474]MEM.

(Entraron en ella)

a causa de los pecados de sus profetas,

y de las culpas de sus sacerdotes,

que en medio de ella

derramaron la sangre de los justos.

14NUM.

Erraban por las calles,

como ciegos manchados de sangre,

y no se podía tocar sus vestidos.

15SAMEC.

¡Apartaos! ¡Un inmundo!,

les gritaban.

¡Apartaos, apartaos! ¡No toquéis!

Cuando huyendo vagaron errantes,

los paganos decían:

“No han de demorar (entre nosotros).”

16AYIN.

El rostro de Yahvé

los ha dispersado,

no volverá a mirarlos,

pues no respetaban a los sacerdotes,

y nadie se compadecía de los ancianos.

17[8475]PE.

Nuestros ojos desfallecían

esperando en vano nuestro socorro;

desde nuestra atalaya

buscábamos con nuestras miradas

un pueblo que no pudo salvar.

18SADE.

Espiaban nuestros pasos,

impidiéndonos pasar por nuestras plazas.

Se acercó nuestro fin,

se cumplieron nuestros días;

porque nuestro fin ha llegado.

19[8476]COF.

Más veloces que las águilas del cielo,

eran nuestros perseguidores;

nos perseguían por los montes,

nos armaban emboscadas en el desierto.

20RESCH.

El espíritu de nuestro rostro,

el ungido de Yahvé,

fue tornado preso en los hoyos de ellos;

y nosotros decíamos que bajo su sombra

viviríamos entre las naciones.

21[8477]SCHIN.

Aunque prorrumpes en júbilo

y te gozas, hija de Edom,

que habitas en la tierra de Us;

también a ti llegará el cáliz,

y embriagada te desnudarás.

22[8478]TAU.

Hija de Sión,

tiene su término tu iniquidad;

Él no volverá a llevarte al cautiverio;

pero castigará tu iniquidad,

oh hija de Edom,

pondrá al descubierto tus pecados.

LAMENTACIONES 5

Oración del profeta Jeremías

1[8479]Acuérdate, Yahvé, de lo que nos ha sobrevenido,

mira y considera nuestro oprobio.

2Nuestra herencia ha pasado a manos de extranjeros,

y nuestras casas en poder de extraños.

3Hemos quedado huérfanos, sin padre,

y nuestras madres son como viudas.

4A precio de plata tenemos que beber nuestra agua,

y por dinero compramos nuestra leña.

5Somos perseguidos llevando (el yugo) sobre nuestro cuello;

estamos fatigados, y no hay para nosotros descanso.

6Tendimos la mano a Egipto y a Asiria,

para saciarnos de pan.

7[8480]Pecaron nuestros padres que ya no existen,

y nosotros llevamos sus culpas.

8[8481]Nos dominan esclavos;

y no hay quien (nos) libre de su mano.

9[8482]Con peligro de nuestra vida tratamos de conseguir nuestro pan,

temiendo la espada del desierto.

10Nuestra piel se abrasa como un horno,

a causa del ardor del hambre.

11Deshonraron a las mujeres en Sión,

a las vírgenes en las ciudades de Judá.

12Los príncipes fueron colgados de las manos

y despreciados los rostros de los ancianos.

13[8483]Los mancebos llevan el molino,

y los niños caen bajo la carga de leña.

14Faltan los ancianos en la puerta,

y los jóvenes han dejado de cantar.

15Cesó el gozo de nuestro corazón;

se han tornado en duelo nuestras danzas.

16[8484]Cayó de nuestra cabeza la diadema;

¡ay de nosotros, que hemos pecado!

17Por eso está enfermo nuestro corazón,

y se han oscurecido nuestros ojos:

18porque el monte Sión está desolado,

y por él se pasean las raposas.

19[8485]Mas Tú, oh Yahvé, permaneces eternamente,

tu trono (subsiste) de generación en generación.

20¿Cómo podrías olvidarte de nosotros para siempre,

abandonarnos por largo tiempo?

21¡Conviértenos a Ti, Yahvé, y nos convertiremos!

¡Renueva nuestros días, para que sean como antes!

22[8486]¿O nos has rechazado por completo?

¿Te has airado contra nosotros hasta el extremo?

BARUC

# · 1 · 2 · 3 · 4 · 5 · 6

INTRODUCCIÓN

En el canon se agrega a las Lamentaciones el pequeño y bellísimo libro de Baruc, en hebreo “Bendito”, cuyo texto original se ha perdido, pero que nos ha llegado en la versión griega de los Setenta, cuyos autores, judíos, lo admitían por lo tanto, como auténtico y canónico.

Tras una breve introducción histórica (1, 1-14) trae esta profecía la confesión de los pecados del pueblo desterrado que implora la misericordia de Dios (1, 15-3, 18), y termina con amonestaciones y palabras de consuelo (3, 9-5, 9). Se añade como capítulo sexto una carta del profeta Jeremías (6, 1-12) en que este condena con notable elocuencia la idolatría y el materialismo en el culto.

No hay duda de que el autor es aquel Baruc que conocemos como amanuense de Jeremías quien le dictó sus profecías y luego, hallándose preso, le encargó las leyera delante el pueblo, como lo hizo también más tarde ante los príncipes (Jeremías, capítulo 36).

Después de la caída de Jerusalén Baruc acompañó a Jeremías a Egipto (Jeremías 43); más tarde, en 582, lo encontramos en Babilonia entre los israelitas cautivos, a los cuales en presencia del rey Jeconías leyó su libro (Baruc 1, 3). Regresó a Jerusalén con una suma de dinero y vasos destinados para el culto del Templo.

La autoridad canónica del libro que algunos intentaron negar, está asegurada por la Tradición y por la solemne decisión del Concilio Tridentino.

El texto hebreo se ha perdido. Por eso seguimos la Vulgata.

BARUC 1

1Estas son las palabras del libro que escribió Baruc, hijo de Nerías, hijo de Maasías, hijo de Sedecías, hijo de Sedeí, hijo de Helcías, en Babilonia. 2[8487]el año quinto, el día siete del mes, en el tiempo que los caldeos se apoderaron de Jerusalén y la incendiaron.

Baruc y los desterrados

3[8488]Y leyó Baruc las palabras de este libro en presencia de Jeconías, hijo de Joakim, rey de Judá, y delante de todo el pueblo que había venido a oír la lectura del libro, 4y delante de los magnates e hijos de los reyes, y delante de los ancianos, y delante del pueblo desde el más pequeño hasta el más grande de todos cuantos habitaban en Babilonia, junto al río Sodí; 5[8489]los cuales oyéndolo lloraban y ayunaban, y oraban ante el Señor. 6Hicieron una colecta de dinero, según la posibilidad de cada uno; 7y lo remitieron a Jerusalén, a Joakim, hijo de Helcías, hijo de Salom, sacerdote, y a los sacerdotes, y a todo el pueblo que se hallaba con él en Jerusalén. 8Baruc recobró también los vasos de la Casa del Señor, los robados del Templo, para volverlos al país de Judá, el día diez del mes de Siván: los vasos de plata que había hecho Sedecías, hijo de Josías, rey de Judá. 9Pero Nabucodonosor, rey de Babilonia, había deportado de Jerusalén a Jeconías, a los príncipes, a todos los magnates y al pueblo del país llevándolos cautivos a Babilonia.

Carta de los desterrados a los judíos de Jerusalén

10[8490]Y dijeron: “He aquí que os enviamos dinero; comprad con él holocaustos y sacrificios expiatorios e incienso, y haced ofrendas, y ofrecedlo todo sobre el altar del Señor, Dios nuestro. 11[8491]Y rogad por la vida de Nabucodonosor, rey de Babilonia, y por la vida de Baltasar su hijo, a fin de que los días de ellos sobre la tierra sean como los del cielo, 12y el Señor nos conceda fortaleza, y nos haga ver la luz, para que vivamos bajo la sombra de Nabucodonosor, rey de Babilonia, y bajo la sombra de su hijo Baltasar, y les sirvamos a ellos por largo tiempo y seamos gratos a sus ojos. 13Rogad también por nosotros mismos al Señor, Dios nuestro; porque hemos pecado contra el Señor, Dios nuestro, y no se ha apartado su ira de sobre nosotros hasta el día presente. 14Y leed este libro que os enviamos, dándole lectura en el Templo del Señor, en un día de fiesta o en un día oportuno.”

Confesión de los pecados

15[8492]Así diréis: “Del Señor, Dios nuestro, es la justicia, mas de nosotros, la confusión de nuestros rostros, como está sucediendo en este día a todo Judá y a los moradores de Jerusalén, 16a nuestros reyes y nuestros príncipes, a nuestros sacerdotes y nuestros profetas, y a nuestros padres. 17Hemos pecado en presencia del Señor, Dios nuestro y no le creímos, desconfiando de Él. 18No le estuvimos sumisos, ni quisimos escuchar la voz del Señor, Dios nuestro, para proceder conforme a los mandamientos que Él nos había dado. 19Desde aquel día en que el Señor sacó de la tierra de Egipto a nuestros padres hasta el día de hoy, hemos sido rebeldes al Señor, Dios nuestro, y nos apartamos lejos para no oír su voz. 20[8493]Por lo cual se pegaron a nosotros muchos desastres, y las maldiciones —intimadas por el Señor a su siervo Moisés el día en que sacó de la tierra de Egipto a nuestros padres para darnos una tierra que mana leche y miel—, como aparece en este día. 21No quisimos escuchar la voz del Señor, Dios nuestro, conforme a todo lo que decían los profetas que Él envió a nosotros; 22y cada uno de nosotros nos fuimos tras las inclinaciones de nuestro perverso corazón, para servir a dioses ajenos, obrando el mal delante de los ojos del Señor, Dios nuestro.

BARUC 2

Justicia de los castigos divinos

1Por eso el Señor, Dios nuestro, cumplió su palabra, que había pronunciado contra nosotros, y contra nuestros jueces, gobernadores de Israel, y contra nuestros reyes y nuestros príncipes, contra todo Israel y Judá, 2de que el Señor traería sobre nosotros grandes males, cuales jamás se han visto debajo del cielo, como los que han sucedido en Jerusalén, conforme a lo que se halla escrito en la Ley de Moisés: 3[8494]que comería un hombre la carne de su propio hijo y la carne de su hija. 4Y los entregó al poder de todos los reyes comarcanos nuestros, como escarnio y objeto de horror entre todas las naciones, entre las que el Señor nos ha dispersado. 5[8495]Esclavos hemos venido a ser, en vez de amos, por haber pecado contra el Señor, nuestro Dios, no obedeciendo a su voz.

6[8496]Del Señor, Dios nuestro, es la justicia; de nosotros, empero, y de nuestros padres, la confusión del rostro, como se ve en este día. 7Todos estos males que el Señor nos había amenazado, han venido sobre nosotros; 8pero nosotros no acudimos al Señor, Dios nuestro, para rogarle y para convertirnos, cada uno, de los designios de nuestro perverso corazón. 9Por esto echó el Señor mano del castigo y lo descargó sobre nosotros; pues justo es el Señor en todas sus obras que nos ha mandado. 10No quisimos escuchar su voz para caminar según sus mandamientos que había puesto delante de nuestros ojos.

Imploración de misericordia

11[8497]Ahora oh Señor, Dios de Israel, que sacaste a tu pueblo del país de Egipto con mano fuerte y por medio de portentos y prodigios, con tu gran poder y con brazo extendido, y te adquiriste el nombre que hoy tienes; 12hemos pecado, hemos obrado impíamente; nos hemos portado inicuamente, oh Señor, Dios nuestro, contra todos tus mandamientos. 13Aléjese de nosotros tu indignación, porque somos pocos los que hemos quedado entre las naciones donde nos dispersaste. 14Escucha, Señor, nuestros ruegos, y nuestras súplicas, y líbranos por amor de Ti mismo, y haz que hallemos gracia a los ojos de aquellos que nos han deportado; 15[8498]a fin de que conozca todo el mundo que Tú eres el Señor, Dios nuestro, y que tu nombre ha sido invocado sobre Israel y sobre su linaje. 16Vuelve, oh Señor, tus ojos hacia nosotros desde tu santa Casa, inclina tus oídos y escúchanos. 17[8499]Abre tus ojos y mira, porque no son los muertos, que están en el sepulcro y cuyo espíritu ha sido separado de sus entrañas, los que tributan honra al Señor y reconocen su justicia, 18sino el alma que está afligida por causa de la grandeza del mal que ha cometido, y que anda encorvada y macilenta y con los ojos caídos. El alma hambrienta, esa es la que te tributa gloria, oh Señor, y (reconoce) tu justicia.

19Pues no apoyados en la justicia de nuestros padres y de nuestros reyes, derramamos nuestras plegarias y pedimos misericordia ante tu acatamiento, oh Señor, Dios nuestro, 20sino porque has descargado sobre nosotros tu indignación y furor, según habías anunciado por medio de tus siervos los profetas, diciendo: 21[8500]«Esto dice el Señor: Inclinad vuestro hombro y vuestra cerviz, y servid al rey de Babilonia, y así viviréis tranquilos en la tierra que Yo di a vuestros padres. 22Pero si no obedeciereis la orden del Señor, Dios nuestro, de servir al rey de Babilonia, 23haré cesar en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén las voces de alegría y de gozo, y los cantares del esposo y de la esposa, y quedará todo el país un desierto sin habitantes». 24Pero no obedecieron la orden tuya de servir al rey de Babilonia; y por eso cumpliste tus palabras que anunciaste por tus siervos los profetas: que serían sacados de su lugar los huesos de nuestros reyes y los huesos de nuestros padres. 25[8501]Y he aquí que han sido arrojados al ardor del sol, y a la escarcha de la noche; y murieron entre crueles dolores, causados por el hambre, por la espada y la peste. 26[8502]Y el Templo sobre el cual había sido invocado tu nombre, lo redujiste al estado en que se halla hoy día, a causa de las maldades de la casa de Israel y de la casa de Judá. 27Sin embargo, has obrado con nosotros, oh Señor, Dios nuestro, con toda tu bondad, y con toda aquella tu gran misericordia; 28como lo habías declarado por boca de Moisés, siervo tuyo, el día en que le mandaste escribir tu Ley a la vista de los hijos de Israel, 29[8503]diciendo: «Si no obedeciereis a mi voz, esta grande muchedumbre de gente será reducida a un muy pequeño número en las naciones, entre las cuales la dispersaré; 30porque Yo sé que no me escucharán, pues es un pueblo de dura cerviz; pero volverá en sí, cuando esté en la tierra de su cautiverio; 31y conocerán que Yo soy el Dios suyo. Y les daré un corazón, y entenderán; oídos, y oirán. 32Me tributarán alabanza en la tierra de su cautiverio, y se acordarán de mi nombre. 33Ablandarán su dura cerviz y su malignidad; pues se acordarán de lo que sucedió a sus padres por haber pecado contra Mí. 34Entonces los conduciré otra vez a la tierra que prometí con juramento a sus padres, a Abrahán, a Isaac y a Jacob; y serán señores de ella; y los multiplicaré, y no disminuirán. 35[8504]Y estableceré con ellos otra alianza eterna para que Yo sea, su Dios, así como ellos serán el pueblo mío; y no removeré jamás a mi pueblo, los hijos de Israel, de la tierra que les he dado».

BARUC 3

Continuación de la plegaria

1Y ahora, Señor todopoderoso, Dios de Israel, un alma angustiada y un espíritu acongojado dirige a Ti sus clamores. 2Atiende, Señor, y ten piedad de nosotros, porque eres un Dios misericordioso; y apiádate de nosotros, porque hemos pecado en tu presencia. 3Tú permaneces eternamente; pero nosotros ¿habremos de perecer para siempre? 4[8505]Oh Señor todopoderoso, Dios de Israel, escucha ahora la oración de los muertos de Israel, y de los hijos de aquellos que pecaron ante Ti, y no quisieron escuchar la voz del Señor, su Dios, por lo cual se ha pegado a nosotros el mal. 5No te acuerdes de las iniquidades de nuestros padres; acuérdate, si, en este tiempo, de tu poder y de tu nombre. 6Porque Tú eres el Señor, Dios nuestro; y nosotros, oh Señor, te tributaremos alabanza. 7Pues por eso has llenado de temor nuestros corazones, a fin de que invoquemos tu nombre y te alabemos en nuestra cautividad, ya que nos hemos alejado de la iniquidad de nuestros padres que pecaron delante de Ti. 8Henos aquí hoy en nuestro cautiverio, en donde nos tienes dispersos para que seamos objeto de escarnio y maldición, y para expiación de todas las maldades de nuestros padres, que se apartaron del Señor, Dios nuestro.”

Exhortación a la sabiduría

9[8506]Escucha, Israel, los mandamientos de vida;

aplica tus oídos para aprender la sabiduría.

10¿Cuál es el motivo, oh Israel,

de que estés en tierra de enemigos?

11¿Y de que hayas envejecido en país extranjero,

contaminándote con los muertos,

y de que ya se te cuente en el número de los que descienden al sepulcro?

12[8507]Porque has abandonado la fuente de la sabiduría.

13Si hubieses andado por la senda de Dios,

vivirías en perpetua paz.

14Aprende dónde está la sabiduría,

dónde la fortaleza, dónde la inteligencia,

para que sepas también dónde hay longevidad y vida,

y dónde está la luz de los ojos y la paz.

15[8508]¿Quién halló la morada de la (sabiduría)?

¿Quién penetró en sus tesoros?

16[8509]¿Dónde están los príncipes de las naciones

y los dominadores de las bestias de la tierra?

17¿Aquellos que jugaban con las aves del cielo,

18y atesoraban la plata y el oro

en que los hombres ponen su confianza,

y en cuya adquisición jamás acaban de saciarse;

aquellos que labraban con tanto afán la plata,

de modo que sus obras eran sin igual?

19Exterminados fueron y descendieron a los infiernos,

y en su lugar se levantaron otros.

20Generaciones jóvenes vieron la luz, y habitaron sobre la tierra,

pero desconocieron el camino de la sabiduría;

21no comprendieron sus sendas,

ni la abrazaron sus hijos;

por eso ella se alejó de su rostro.

22[8510]No se oyó palabra de ella en el país de Canaán,

ni fue vista en Temán.

23Asimismo los hijos de Agar,

que van en busca de la prudencia que procede de la tierra,

los negociantes de Merra y de Temán,

los autores de parábolas y los investigadores de la inteligencia,

ignoraron igualmente el camino de la sabiduría

y olvidaron sus sendas.

24[8511]¡Oh Israel, cuán grande es la casa de Dios,

y cuan espacioso el lugar de su posesión!

25Grande es y no tiene término;

excelso es e inmenso.

26[8512]Allí vivieron los famosos gigantes, que hubo al principio,

de elevada estatura, diestros en la guerra.

27No a estos eligió el Señor,

ni encontraron la senda de la doctrina; por esto perecieron.

28Y por cuanto no tuvieron sabiduría

perecieron por su necedad.

29[8513]¿Quién subió al cielo y se apoderó de ella,

y la hizo descender de las nubes?

30¿Quién atravesó los mares y la halló,

y la trajo por oro purísimo?

31No hay quien pueda conocer los caminos de ella,

ni investigar sus sendas.

32Solamente Aquel que sabe todas las cosas,

la conoce y la descubrió con su inteligencia;

Aquel que fundó la tierra para siempre

y la pobló de animales y cuadrúpedos;

33Aquel que envía la luz y ella marcha;

la llama y ella obedece temblando.

34Las estrellas difunden su luz en sus atalayas,

y lo hacen con alegría.

35[8514]Fueron llamadas, y dijeron: “Aquí estamos”;

y gozosas dieron luz al que las creó.

36Este es nuestro Dios,

ningún otro será reputado por tal a su lado.

37[8515]Él halló todos los caminos de la sabiduría,

y la dio a su siervo Jacob,

y a Israel, su amado.

38[8516]Después de esto, se ha dejado ver sobre la tierra,

y conversó con los hombres.

BARUC 4

El camino de los mandamientos

1[8517]Este es el libro de los mandamientos de Dios,

y la Ley que permanece eternamente.

Todos los que la guardan, llegarán a la vida;

mas los que la abandonan, a la muerte.

2[8518]Conviértete, Jacob, y tenla asida;

camina al resplandor de su luz.

3No des tu gloria a otro,

ni tu dignidad a una nación extraña.

4[8519]Dichosos somos nosotros, los de Israel,

porque sabemos lo que agrada a Dios.

Palabras de consuelo

5Ten buen ánimo, oh pueblo de Dios,

memorial de Israel.

6Fuisteis vendidos a las naciones,

mas no para ruina.

Por haber provocado la indignación de Dios,

por eso fuisteis entregados a los enemigos.

7Pues irritasteis a Aquel que os creó, al Dios eterno,

ofreciendo sacrificios a los demonios en lugar de Dios.

8Olvidasteis al Dios, vuestro Creador,

y contristasteis a Jerusalén, vuestra nodriza.

9Porque ella vio venir sobre vosotros la ira de Dios,

y dijo: “Escuchad, vecinas de Sión;

Dios me ha enviado una aflicción grande;

10pues he visto la cautividad de mis hijos y de mis hijas,

que hizo venir sobre ellas el Eterno.

11Yo los he criado con gozo,

pero con llanto y con dolor los he despedido.

12[8520]Ninguno se alegre de mí al verme viuda y desamparada.

Muchos me abandonaron por los pecados de mis hijos,

por cuanto se desviaron de la Ley de Dios;

13y no conocieron sus preceptos,

ni anduvieron por el camino de los mandamientos de Dios,

ni siguieron con justicia por las sendas de su verdad.

14Vengan las vecinas de Sión,

y consideren la cautividad que el Eterno hizo venir sobre mis hijos e hijas;

15[8521]porque trajo sobre ellos una nación remota,

una nación desvergonzada y de otra lengua,

16que no respeta al anciano, ni se apiada de los niños;

que arranca a la viuda sus queridos, dejándola desolada y sin hijos.”

17Y yo, ¿en qué puedo yo ayudaros?

18Aquel que envió sobre vosotros los males,

Él mismo os librará de las manos de vuestros enemigos.

19Andad, hijos míos, andad;

yo me quedo solitaria.

20Me quité el vestido de alegría,

y me vestí del saco de rogativa,

y clamaré al Altísimo todos los días de mi vida.

Soportad con paciencia el castigo

21Tened buen ánimo, hijos míos, clamad al Señor,

y Él os librará del poder y de las manos de los príncipes enemigos;

22[8522]que yo espero del Eterno vuestra salud;

pues el Santo me ha consolado

por la misericordia que os vendrá de parte del Eterno,

Salvador nuestro.

23Pues con lágrimas y sollozos os dejé ir;

mas el Señor os devolverá otra vez a mí

con gozo y alegría duradera.

24Porque al modo que las vecinas de Sión

vieron cómo fuisteis llevados al cautiverio,

así verán muy presto vuestra salud que de Dios vendrá sobre vosotros

con grande gloria y resplandor eterno.

25Hijos míos, soportad con paciencia

la ira de Dios que ha descargado sobre vosotros.

En breve verás la ruina de tu enemigo

que te persiguió, y pondrás tu pie sobre su cerviz.

26Mis delicados (hijos) anduvieron por caminos ásperos;

porque han sido llevados como un rebaño robado por el enemigo.

27Tened confianza, hijos míos, y clamad al Señor;

pues Aquel que os transportó, se acordará de vosotros.

28[8523]Porque así como por vuestra voluntad os descarriasteis de Dios,

así al convertiros de nuevo le buscaréis

con una voluntad diez veces mayor.

29Pues Aquel que os envió estos males,

Él mismo traerá un gozo sempiterno con la salud que os dará.

30[8524]Ten confianza, oh Jerusalén,

pues te consuela Aquel que te dio el nombre.

31Perecerán los malos que te han maltratado;

serán castigados los que se alegraron en tu ruina.

32Castigadas serán las ciudades a las cuales han servido tus hijos,

y aquella que recibió a tus hijos.

33Pues como ella se alegró en tu ruina,

y saltó de gozo por tu caída,

así se verá angustiada en su desolación.

34Yo pondré fin al alborozo de su muchedumbre,

y su jactancia se convertirá en llanto.

35[8525]Porque el Eterno enviará fuego sobre ella

por largos días,

y será habitada por demonios durante mucho tiempo.

36Mira, oh Jerusalén, hacia el oriente y contempla

el gozo que Dios te envía.

37[8526]He aquí que vuelven tus hijos que tú enviaste dispersos,

vienen desde el oriente hasta el occidente,

reunidos por la palabra del Santo, gozándose en la gloria de Dios.

BARUC 5

Alegría por la vuelta de los desterrados

1[8527]Despójate, Jerusalén, del vestido de tu luto y de tu aflicción,

y vístete del esplendor y de la gloria sempiterna

que te viene de Dios.

2Dios te rodeará con el manto doblado de la justicia

y pondrá sobre tu cabeza la diadema de la gloria del Eterno.

3Pues Dios mostrará su esplendor en medio de ti

a todos los que viven debajo del cielo.

4[8528]Porque el nombre que te impondrá Dios para siempre,

será este: “Paz de la justicia y Gloria de la piedad.”

5Levántate, Jerusalén, sube a lo alto,

y dirige tu vista hacia el oriente, y mira cómo se congregan tus hijos,

desde el oriente hasta el occidente,

en virtud de la palabra del Santo,

llenos de gozo porque Dios se ha acordado de ellos.

6Partieron de ti a pie, llevados por los enemigos;

pero Dios te los devolverá traídos con honor,

como en trono real.

7[8529]Porque Dios ha decretado abatir todo monte alto

y las rocas eternas,

y terraplenar los valles hasta el nivel de la tierra,

para que Israel camine con seguridad para gloria de Dios.

8Aun las selvas y todos los árboles aromáticos harán sombra a Israel,

por orden de Dios.

9[8530]Porque Dios guiará a Israel con alegría,

a la luz de su majestad,

mediante la misericordia, y la justicia

que de Él viene.

APÉNDICE
Carta de jeremías a los desterrados

Copia de la carta que envió Jeremías a los que habían de ser llevados cautivos a Babel por el rey de los babilonios, para anunciarles lo que Dios le había mandado.

BARUC 6

1[8531]Por los pecados que habéis cometido delante de Dios, seréis llevados cautivos a Babilonia por Nabucodonosor, rey de los babilonios. 2[8532]Llegados a Babilonia, permaneceréis allí muchos años y un largo tiempo, hasta siete generaciones; después de lo cual os sacaré de allí en paz. 3Ahora bien, en Babilonia veréis dioses de oro, de plata, de piedra y de madera, llevados en hombros, que causan temor a las gentes. 4Guardaos, pues, de imitar a los extranjeros, de modo que os amedrentéis y vengáis a concebir temor de ellos. 5[8533]Cuando veáis, detrás y delante de ellos la turba que los adora, decid en vuestro corazón: “Oh Señor, a Ti se ha de adorar.” 6[8534]Porque mi Ángel estará con vosotros y Yo mismo tendré cuidado de vuestras almas.

Impotencia ridícula de los ídolos

7Pues los (ídolos) tienen una lengua pulida por el artífice, y aunque están dorados y plateados, son un mero engaño e incapaces de hablar. 8Al modo que se hace con una doncella, amiga de galas, así toman el oro que recibieron, 9[8535]y aderezan coronas sobre las cabezas de sus dioses; y sucede a veces que los sacerdotes roban a sus dioses el oro y la plata y lo gastan para sí mismos. 10Aun dan de él a las rameras y adornan a las meretrices, y de nuevo, después de recobrarlo de las rameras engalanan a sus dioses. 11Mas estos no saben librarse del orín ni de la polilla. 12Los revisten también de púrpura y les limpian el rostro a causa del muchísimo polvo que hay en sus templos. 13Uno tiene un cetro en su mano, como el juez de un distrito, mas no puede quitar la vida al que le ofende. 14Otro tiene en su mano una espada, o un hacha; mas no se puede librar a sí mismo de la guerra, ni de los ladrones. Por donde se ve que no son dioses.

15No los temáis. Porque los dioses de ellos son como una vasija de un hombre; si se quiebra, para nada sirve. 16Colocados en los templos, sus ojos se cubren del polvo que levantan los pies de los que entran. 17[8536]Y como es encerrado detrás de muchas puertas el que ofendió al rey, y como se practica con uno que es conducido a muerte, así los sacerdotes aseguran las puertas con cerraduras y cerrojos, para que los ladrones no despojen a los dioses. 18Enciéndenles también lámparas, y en mayor número que para sí mismos, pero ellos no pueden ver ninguna de ellas, porque son como las vigas del templo. 19[8537]Dicen que las sierpes que salen de la tierra, les lamen el interior, cuando se los comen juntamente con sus vestiduras sin que ellos mismos lo sientan. 20Sus caras se vuelven negras por el humo que hay en el templo. 21Sobre su cuerpo y sobre su cabeza vuelan lechuzas, golondrinas, y otras aves, y también los gatos andan sobre ellos. 22Por donde podéis conocer que no son dioses; y por lo mismo, no los temáis.

23El oro que tienen es para bien parecer; pero si alguno no los limpia del orín, ya no brillan. Ni aun cuando fueron fundidos, lo sintieron. 24Y a pesar de que no hay en ellos espíritu alguno, fueron comprados a sumo precio. 25Llevados son en hombros, como que no tienen pies; mostrando así a los hombres su vergüenza. Avergonzados sean también aquellos que los adoran. 26[8538]Si caen en tierra no pueden levantarse por sí mismos; ni por sí mismos pueden ponerse en movimiento si alguno los pone en pie; y como a los muertos, así les son presentadas ofrendas. 27[8539]Estas ofrendas las venden y malgastan los sacerdotes, y también sus mujeres conservan una parte para sí; no dan nada de ello al pobre ni al desvalido. 28Tocan los sacrificios de ellos las mujeres parturientas y las menstruantes. Conociendo, pues, por esto que no son dioses, no los temáis.

29Mas, ¿cómo es que los llaman dioses? Es porque las mujeres presentan dones a estos dioses de plata, de oro y de madera; 30[8540]y los sacerdotes están sentados en las casas de ellos, rasgadas sus túnicas, rapadas la cabeza y la barba y teniendo descubierta la cabeza; 31y rugen dando gritos delante de sus dioses, como en un banquete fúnebre: 32Los sacerdotes les quitan parte de sus vestidos, para vestir a sus mujeres y a sus hijos. 33[8541]Hágaseles mal, o hágaseles bien, no pueden retribuirlo. No pueden poner rey, ni quitarlo. 34Y asimismo no pueden dar riquezas, ni una pieza de cobre. Si alguno les hace un voto, y no lo cumple, ni de esto se quejan. 35No pueden librar a un hombre de la muerte, ni amparar al débil contra el poderoso. 36No restituyen la vista a ningún ciego, ni libran a nadie de la necesidad. 37No se compadecen de la viuda, ni son bienhechores de los huérfanos. 38Semejantes a las piedras del monte son esos sus dioses de madera y piedra, dorados y plateados. Confundidos serán sus adoradores. 39¿Cómo es posible creer y decir que son dioses?

40[8542]Aun los mismos caldeos los deshonran. Pues al ver que uno no puede hablar porque es mudo, le presentan a Bel, rogándole que le haga hablar; 41como si (Bel) pudiera entenderlos. Y ellos mismos, cuando se dan cuenta de su error, los abandonan, porque sus dioses no tienen conocimiento. 42[8543]Las mujeres, ceñidas de cordones, se sientan en los caminos, quemando carozos de aceitunas, 43y si una de ellas, atraída por algún transeúnte, duerme con él, zahiere a su compañera de que esa no fue apreciada como ella, ni roto su cordón. 44Todas las cosas que se hacen con ellos, no son más que embuste. ¿Cómo es posible creer y decir que son dioses?

45[8544]Han sido fabricados por artífices y orfebres. No serán otra cosa que lo que quieran los sacerdotes que sean. 46Aun los mismos artífices de los ídolos no son longevos. ¿Podrán serlo aquellas cosas que ellos fabrican? 47Superchería y oprobio es lo que dejan a los venideros. 48Porque si sobreviene alguna guerra o desastre, los sacerdotes deliberan consigo dónde guarecerse con ellos. 49¿Cómo puede creerse que son dioses aquellos que no pueden librarse de la guerra, ni salvarse de las calamidades?

50[8545]Mas un día se conocerá que ellos siendo cosa de madera, dorados y plateados, no son sino un embuste. Todas las naciones y todos los reyes verán claramente que no son dioses, sino obras de la mano de los hombres, y que no hay en ellos nada divino. 51Pero, ¿de dónde se conoce que no son dioses, sino obra de manos de hombres y que en ellos no hay nada divino? 52Porque ellos no ponen rey en ningún país, ni dan lluvia a los hombres. 53No pueden decidir las causas, ni librar de opresión a región alguna, impotentes como son. Son como cornejas entre el cielo y la tierra. 54Porque cuando se prende fuego en el templo de esos dioses de madera, dorados y plateados, sus sacerdotes ciertamente echan a huir, y se ponen en salvo; pero ellos se queman en el templo, lo mismo que las vigas. 55Ni a un rey ni a los enemigos hacen resistencia. ¿Cómo creer o admitir que son dioses?

56No se libran de ladrones, ni de salteadores, esos dioses de madera y piedra, plateados y dorados; porque aquellos pueden más que ellos; 57y les quitan el oro y la plata, y el vestido de que están cubiertos, y se marchan, sin que (esos dioses) puedan valerse por sí mismos. 58Por manera que un rey; que muestra su poder, o cualquier objeto útil en una casa, del cual se precia el dueño, o la puerta de la casa que guarda lo que hay dentro de ella, valen más que esos falsos dioses. 59[8546]El sol, la luna y las estrellas, que alumbran y están puestos para sernos provechosos, obedecen a Dios. 60Asimismo el relámpago se hace ver bien cuando aparece, y el viento sopla por todas las regiones. 61Iigualmente las nubes, cuando Dios les manda pasar por sobre la tierra, ejecutan lo mandado; 62[8547]y el fuego enviado de arriba para abrasar los montes y los bosques, cumple lo que se le ha ordenado. Mas estos (ídolos), ni en la belleza, ni en la fuerza son comparables a ninguna de esas cosas. 63Por eso no debe creerse ni decirse que sean dioses, cuando no pueden hacer justicia, ni hacer cosa alguna a los hombres.

64Sabiendo que no son dioses, no los temáis. 65Pues no pueden maldecir a los reyes ni bendecirlos; 66tampoco muestran a los pueblos señales en el cielo, ni lucen como el sol, ni alumbran como la luna. 67Más que ellos valen las bestias, porque huyendo pueden refugiarse bajo cubierto, y valerse de sí mismas. 68De ninguna manera son dioses, como es evidente; por tanto no los temáis.

69Porque así como no es buen guarda en el melonar un espantajo, así son sus dioses de madera, dorados y plateados. 70Como el arbusto de espinas en un huerto, sobre el cual vienen a posar toda suerte de pájaros, y como un muerto arrojado al sepulcro tenebroso, así son estos dioses suyos de madera, dorados y plateados. 71También por la púrpura y escarlata que sobre ellos se apolilla, se conocerá claramente que no son dioses. Ellos mismos son al fin carcomidos y serán un oprobio para el país. 72Mejor es, pues, el varón justo, que no tiene ídolos; porque está bien lejos de la ignominia.

EZEQUIEL

# · 1 · 2 · 3 · 4 · 5 · 6 · 7 · 8 · 9 · 10 · 11 · 12 · 13 · 14 · 15 · 16 · 17 · 18 · 19 · 20 · 21 · 22 · 23 · 24 · 25 · 26 · 27 · 28 · 29 · 30 · 31 · 32 · 33 · 34 · 35 · 36 · 37 · 38 · 39 · 40 · 41 · 42 · 43 · 44 · 45 · 46 · 47 · 48

INTRODUCCIÓN

Ezequiel, hijo de Buzí, de linaje sacerdotal, fue llevado cautivo a Babilonia junto con el rey Jeconías de Judá (597 a. C.) e internado en Tel-Abib a orillas del río Cobar. Cinco años después, a los treinta de su edad (cf. 1, 1), Dios lo llamó al cargo de profeta, que ejerció entre los desterrados durante 22 años, es decir, hasta el año 570 a. C.

A pesar de las calamidades del destierro, los cautivos no dejaban de abrigar falsas esperanzas, creyendo que el cautiverio terminaría pronto y que Dios no permitiría la destrucción de su Templo y de la Ciudad Santa (véase Jeremías 7, 4 y nota). Había, además, falsos profetas que engañaban al pueblo prometiéndole en un futuro cercano el retorno al país de sus padres. Tanto mayor fue el desengaño de los infelices cuando llegó la noticia de la caída de Jerusalén. No pocos perdieron la fe y se entregaron a la desesperación.

La misión del Profeta Ezequiel consistió principalmente en combatir la idolatría, la corrupción por las malas costumbres, y las ideas erróneas acerca del pronto regreso a Jerusalén. Para consolarlos pinta el Profeta, con los más vivos y bellos colores, las esperanzas de la salud mesiánica.

El libro se divide en un Prólogo, que relata el llamamiento del profeta (capítulos 1-3), y tres partes principales. La primera (capítulos 4-24) comprende las profecías acerca de la ruina de Jerusalén; la segunda (capítulos 25-32), el castigo de los pueblos enemigos de Judá; la tercera (capítulos 33-48), la restauración.

“Es notable la última sección del profeta (40-48) en que nos describe en forma verdaderamente geométrica la restauración de Israel después del cautiverio: el Templo, la ciudad, sus arrabales y la tierra toda de Palestina repartida por igual entre las doce tribus” (Nácar-Colunga).

Las profecías de Ezequiel descuellan por la riqueza de alegorías, imágenes y acciones simbólicas de tal manera, que San Jerónimo las llama “mar de la palabra divina” y “laberinto de los secretos de Dios”.

Ezequiel, según tradición judía, murió mártir. La Iglesia conmemora su festividad el 10 de abril.

EZEQUIEL 1

Circunstancias de la primera visión

1[8548]EI año trigésimo, el día cinco del cuarto mes, estando yo en medio de los cautivos, junto al río Cobar, se abrieron los cielos, y tuve visiones de Dios. 2El día cinco del mes, en el año quinto de la deportación del rey Jeconías, 3llegó la palabra de Yahvé al sacerdote Ezequiel, hijo de Buzí, en la tierra de los caldeos, junto al río Cobar; y estuvo allí sobre él la mano de Yahvé.

4[8549]Miré y vi cómo venía del norte un torbellino, una gran nube y un fuego que se revolvía dentro de sí mismo. Alrededor de ello había un resplandor y en su centro algo semejante a un metal brillante que salía del medio del fuego.

Los cuatro animales misteriosos

5[8550]En el medio había la figura de cuatro seres vivientes, cuyo aspecto era este: tenían semejanza de hombre; 6y cada uno tenía cuatro caras, y cada uno cuatro alas. 7Sus pies eran derechos, y la planta de sus pies como la planta del pie de un becerro; y despedían centellas cual bronce bruñido, 8Tenían manos de hombre por debajo de sus alas a los cuatro lados; y (cada uno) de los cuatro tenía la (misma) cara y las (mismas) alas. 9[8551]Sus alas se tocaban la una con la otra. Cuando caminaban no mudaban de frente; cada uno caminaba cara adelante.

10Sus caras tenían esta forma: cara de hombre (por delante), tenían también, cada uno de los cuatro, cara de león, a la derecha; cara de toro, a la izquierda; y cara de águila (atrás).

11Sus caras y sus alas se extendían hacia arriba; cada cual tenía dos (alas) que se juntaban con las del otro, y dos cubrían su cuerpo. 12Y caminaba, cada cual, cara adelante, a donde los llevaba el espíritu allí andaban; no mudaban de frente al caminar.

13Estos animales tenían el aspecto de ascuas encendidas, semejantes a antorchas que como fuego resplandeciente discurrían por en medio de esos seres vivientes; y del fuego salían relámpagos. 14Y los seres vivientes corrían y volvían cual fulgor de relámpago.

Las cuatro ruedas llenas de ojos

15[8552]Mientras yo contemplaba a los seres vivientes, divisé una rueda sobre la tierra, junto a (cada uno de) los seres vivientes, a sus cuatro lados. 16Las ruedas y su forma eran semejantes a la piedra de Tarsis; una misma forma tenían las cuatro; y su aspecto y su estructura eran así como si una rueda estuviera atravesando a la otra. 17Al caminar iban hacia los cuatro lados; no mudaban de frente al caminar. 18[8553]Sus llantas eran muy altas y causaban espanto; pues las llantas de las cuatro (ruedas) estaban llenas de ojos por todas partes. 19Cuando caminaban los seres vivientes, caminaban igualmente las ruedas a su lado; y cuando los seres vivientes se alzaban de la tierra, se alzaban también las ruedas. 20Iban adonde los llevaba el espíritu, pues el espíritu los impelía, y las ruedas se alzaban juntamente con ellos; porque había en las ruedas espíritu de vida. 21[8554]Al caminar ellos, caminaban también ellas, y al detenerse ellos se detenían igualmente ellas, y cuando ellos se alzaban de la tierra, se alzaban las ruedas juntamente con ellos; porque había espíritu de vida en las ruedas.

Aparición de la gloria del Señor

22[8555]Sobre las cabezas de los seres vivientes había algo semejante a un firmamento, como de cristal deslumbrante, que se extendía por encima de sus cabezas. 23[8556]Y por debajo del firmamento se extendían sus alas, una frente a la otra; cada uno tenía dos por un lado y por el otro; las cuales les cubrían el cuerpo.

24[8557]Y oí el ruido de sus alas, cuando se movían, como estruendo de muchas aguas, como la voz del Todopoderoso; un estruendo tumultuoso, como el estruendo de un ejército. Cuando se detenían, plegaban sus alas; 25pues cuando salía una voz de encima del firmamento que estaba sobre sus cabezas, se detenían y plegaban sus alas.

26[8558]Sobre el firmamento que estaba encima de sus cabezas, había algo semejante a una piedra de zafiro, como un trono; y sobre esta especie de trono una figura semejante a un hombre (sentado) sobre él. 27Dentro de él y alrededor de su cintura para arriba vi algo semejante a metal brillante, a manera de fuego, y desde la cintura abajo vi como un fuego que resplandecía, alrededor de él. 28Como el aspecto del arco que aparece en las nubes en día de lluvia, así era el aspecto del resplandor que le rodeaba. Tal fue el aspecto de la imagen de la gloria de Yahvé. Cuando la vi, me postré con el rostro en tierra, y oí la voz de uno que hablaba.

EZEQUIEL 2

Vocación del profeta

1[8559]Y me dijo: “Hijo de hombre, ponte en pie y Yo te hablaré.” 2[8560]Y después que me habló entró en mí el Espíritu, el cual me puso sobre mis pies; y escuché a Aquel que me hablaba. 3[8561]Y me dijo: “Hijo de hombre, te envío a los hijos de Israel, a esos gentiles apóstatas que se han rebelado contra Mí. Ellos y sus padres han pecado contra Mí, hasta este mismo día. 4[8562]Hijos de rostro duro y de corazón obstinado son aquellos a quienes te envío y les dirás: «Así dice Yahvé el Señor.» 5Te oigan o no te oigan —porque son una casa rebelde— por lo menos han de conocer que hay un profeta en medio de ellos. 6Tú, pues, oh hijo de hombre, no los temas, ni tengas miedo de sus palabras, aunque ellos son cardos y espinas para contigo y tú habitas en medio de escorpiones. No temas sus palabras, ni tengas miedo de sus rostros; porque son una casa rebelde. 7Les dirás mis palabras, ora que oigan, ora que no oigan; porque son rebeldes. 8[8563]Oye, oh hijo de hombre, lo que te voy a decir: No seas tú rebelde como esa casa de rebeldía; abre tu boca, y come lo que te voy a dar.”

9[8564]Yo miré, y vi una mano que se tendía hacia mí, y he aquí en ella el rollo de un libro. 10Lo desenvolvió delante de mí, y estaba escrito por dentro y por fuera; y lo escrito en él eran cantos lúgubres, lamentaciones y ayes.

EZEQUIEL 3

Misión del profeta

1[8565]Y me dijo: “Hijo de hombre, come lo que tienes delante; come, come este rollo; y anda luego y habla a la casa de Israel.” 2[8566]Abrí mi boca, y me dio de comer aquel rollo. 3Y me dijo: “Hijo de hombre, con este rollo que te doy, alimentarás tu vientre y llenarás tus entrañas.” Y yo lo comí, y era en mi boca dulce como miel.

4Y me dijo: “Hijo de hombre, anda, dirígete a la casa de Israel, y anúnciales mis palabras. 5Porque no eres enviado a un pueblo de habla incomprensible y lengua difícil, sino a la casa de Israel, 6[8567]ni mucho menos a numerosos pueblos de habla incomprensible y lengua difícil, cuyas palabras no puedas entender. Si a tales te enviara, ellos te escucharían. 7Mas la casa de Israel no querrá escucharte, porque no quieren escucharme a Mí, pues toda la casa de Israel tiene frente obstinada y corazón endurecido. 8[8568]He aquí que hago tu rostro duro contra los rostros de ellos, y tu frente dura contra sus frentes. 9Hago tu frente como el diamante, más dura que el pedernal; no los temas, ni tengas miedo de sus rostros, pues son una casa rebelde.” 10[8569]Y me dijo: “Hijo de hombre, recibe en tu corazón todas mis palabras que voy a decirte y escúchalas con tus oídos. 11Anda y preséntate a los deportados, a los hijos de tu pueblo, y háblales en estos términos: Así dice Yahvé, el Señor, te oigan o no te oigan.”

12[8570]Y me levantó el espíritu; y oí detrás de mí un fragor muy fuerte al levantarse la gloria de Yahvé desde su sitio; 13y también el ruido de las alas de los seres vivientes, de las cuales la una batía contra la otra, y el ruido de las ruedas junto a ellos, y un estruendo muy fuerte. 14[8571]Entonces el Espíritu me alzó y me arrebató; iba yo con amargura e indignación en el alma, porque la mano de Yahvé pesaba gravemente sobre mí. 15[8572]Llegué a los cautivos de Tel-Abib, que allí habitaban junto al río Cobar; y donde ellos habitaban, allí me quedé por siete días atónito en medio de ellos.

Responsabilidad del profeta

16Al cabo de los siete días recibí de Yahvé esta palabra: 17[8573]“Hijo de hombre, Yo te pongo por atalaya de la casa de Israel; oirás de mi boca la palabra y les amonestarás de mi parte. 18Si Yo digo al impío: “De seguro morirás”, y tú no le previnieres ni hablares para amonestar al impío (que se aparte) de su perverso camino y viva, ese impío morirá en su iniquidad; mas Yo demandaré de tu mano su sangre. 19Pero si tú amonestares al impío y este no se convirtiere de su maldad y su perverso camino, él morirá en su iniquidad, mas tú habrás salvado tu alma. 20Y cuando un justo se apartare de su justicia cometiendo iniquidad, y Yo le pusiere un tropiezo delante y él muriere porque tú no le amonestaste, en su pecado morirá, y no serán recordadas sus obras buenas que hizo, y Yo demandaré su sangre de tu mano. 21[8574]Pero si tú amonestares al justo, para que no peque, y el justo en efecto no pecare más, de seguro vivirá porque se dejó amonestar, y tú habrás salvado tu alma.”

Ezequiel se encierra en su casa

22[8575]Allí vino sobre mí la mano de Yahvé, y me dijo: “Levántate y sal a la llanura, y allí hablaré contigo.” 23Me levanté y salí a la llanura; y allí vi la gloria de Yahvé al modo de la gloria que había visto junto al río Cobar; y caí sobre mi rostro. 24Y me invadió el Espíritu, y me puso en pie y habló conmigo, diciéndome: “Ve y enciérrate dentro de tu casa. 25[8576]Y tú, oh hijo de hombre, verás que echarán cuerdas sobre ti y con ellas te atarán, y ya no podrás salir a ellos. 26Haré también que la lengua se te pegue al paladar, de suerte que quedes mudo y no seas ya para ellos un censor; pues son una casa rebelde. 27[8577]Pero al hablar Yo contigo, te abriré la boca, y les dirás: Así dice Yahvé el Señor: El que quiera oír, que oiga; y el que no quiera oír, no oiga; pues son una casa rebelde.”

I. VATICINIOS SOBRE JERUSALÉN Y EL PUEBLO DE ISRAEL

EZEQUIEL 4

Profecías de la caída de Jerusalén

1[8578]“Tú, hijo de hombre, toma un ladrillo, póntelo delante y dibuja en él una ciudad, Jerusalén. 2Haz contra ella un cerco, edifica contra ella torres, y levanta contra ella terraplenes, asienta contra ella campamentos, y coloca arietes alrededor de ella. 3Toma luego una sartén de hierro, y ponla como muralla de hierro entre ti y la ciudad; y dirige tu rostro contra ella, así la sitiarás, y ella quedará sitiada. Señal es esta para la casa de Israel.

4[8579]Te acostarás sobre tu lado izquierdo y pondrás sobre él la culpa de la casa de Israel; durante todo el tiempo que te acostares sobre él, llevarás la culpa de ellos. 5[8580]Te he convertido los años de su culpa en días, de manera que durante trescientos noventa días llevarás la culpa de la casa de Israel. 6Concluidos estos, te acostarás de nuevo, esta vez sobre tu lado derecho, y llevarás la culpa de la casa de Judá cuarenta días; pues te doy un día por cada año. 7Y dirigirás tu rostro y tu brazo desnudo hacia la Jerusalén asediada y profetizarás contra ella. 8[8581]Y he aquí que Yo te ataré con cuerdas para que no te vuelvas de un lado al otro, hasta que hayas cumplido los días de tu asedio.

El pan inmundo

9[8582]Toma trigo, cebada, habas lentejas, mijo y espelta y ponlo todo en una vasija; y haz de ello tu comida según el número de los días que quedes acostado sobre tu lado. Lo comerás en los trescientos noventa días. 10[8583]Comerás tu alimento por peso: será de veinte siclos por día; de tiempo en tiempo lo comerás. 11Beberás también el agua a medida, la sexta parte de un hin; de tiempo en tiempo la beberás. 12[8584]Comerás esta (comida) en forma de galletas de cebada, cocidas con excrementos humanos, a vista de los (hombres). 13Y dijo Yahvé: “Así comerán los hijos de Israel su pan inmundo entre las naciones adonde Yo los arrojaré.”

14[8585]Entonces dije yo: “¡Ay Señor, Yahvé! mira que mi alma nunca ha sido contaminada, y desde mi infancia hasta ahora no he comido cosa mortecina ni despedazada (por fieras), y jamás ha entrado en mi boca carne inmunda.” 15Él me respondió: “He aquí que en lugar de excrementos humanos te permito estiércol de bueyes, sobre el cuál podrás cocer tu comida.” 16[8586]Y me dijo: “Hijo de hombre, he aquí que voy a quebrar el báculo de pan en Jerusalén, y comerán el pan por peso y en angustia, y beberán el agua a medida y con espanto; 17a fin de que, faltándoles el pan y el agua, perezcan los unos con los otros y se consuman en su iniquidad.

EZEQUIEL 5

Acto simbólico de cortar los cabellos

1Y tú hijo de hombre, toma un cuchillo cortante; tomarás una navaja de barbero, y la pasarás sobre tu cabeza y tu barba. Y luego toma una balanza de pesar, y reparte (los pelos). 2[8587]Una tercera parte quemarás en el fuego en medio de la ciudad, cuando se hayan cumplido los días del sitio. Otra tercera parte tomarás y los golpearás con la espada alrededor de la (ciudad), y otra tercera parte esparcirás al viento; y Yo desenvainaré la espada en pos de ellos. 3Unos pocos tomarás de allí y los atarás en las faldas de tu (manto). 4Y tomarás otra vez de ellos, y los echarás en medio del fuego, y los quemarás en el fuego; y de allí saldrá fuego contra toda la casa de Israel.

5Así dice el Señor Yahvé: Esta es Jerusalén. La puse Yo en medio de las gentes y en medio de los países. 6[8588]Pero ella se rebeló contra mis leyes, haciendo más maldad que los gentiles, y violando mis mandamientos más que los países que la rodean; pues ha rechazado mis leyes, y no ha observado mis mandamientos.

7[8589]Por eso, así dice Yahvé, el Señor: Por cuanto habéis sido más rebeldes que los gentiles que os rodean y no habéis observado mis mandamientos ni cumplido mis leyes, y ni siquiera habéis obrado conforme a las costumbres de los gentiles que viven entorno vuestro, 8[8590]por eso, así dice Yahvé, el Señor: ¡Heme aquí contra ti! y ejecutaré en medio de ti juicios, ante los ojos de los gentiles. 9Y haré en medio de ti, a causa de todas tus abominaciones, lo que nunca he hecho ni haré jamás de modo semejante. 10[8591]Por eso los padres comerán a los hijos en medio de ti, y los hijos comerán a sus padres. Ejecutaré contra ti juicios, y todo cuanto de ti quedare lo esparciré a todos los vientos.

Fin y objeto de los castigos

11[8592]Por lo cual ¡vivo yo! dice Yahvé, el Señor, por cuanto has contaminado mi santuario con todas tus ignominias y todas tus abominaciones, también Yo te castigaré; mi ojo no perdonará, y no tendré más piedad (de ti). 12Una tercera parte de ti morirá de peste y será consumida de hambre en medio de ti; otra tercera parte caerá en torno tuyo al filo de la espada; y la otra tercera parte la esparciré a todos los vientos, y desenvainaré la espada en pos de ellos. 13[8593]Así se desfogará mi ira y saciaré mi indignación en ellos y quedaré satisfecho; y ellos conocerán que Yo Yahvé he hablado en mi celo, cuando desahogue en ellos mi ira. 14Y te convertiré en desierto y en oprobio de las naciones circunvecinas, a los ojos de todos los que pasan. 15Serás un objeto de ignominia y de escarnio, para escarmiento y espanto de las naciones que te rodean, cuando Yo ejecute en ti juicios con ira e indignación y con los castigos de mi cólera, 16—pues Yo, Yahvé, he hablado— y cuando Yo arroje sobre ellos las terribles saetas del hambre, que serán para destrucción y que Yo lanzaré para destruiros, aumentando entre vosotros el hambre y quebrando vuestro báculo de pan; 17[8594]y Yo enviaré sobre vosotros el hambre y las bestias feroces, las cuales te dejarán sin hijos; y cuando la peste y la sangre pasen por medio de ti y Yo descargue sobre ti la espada. Yo, Yahvé, he hablado.”

EZEQUIEL 6

La idolatría de Israel

1Me fue dirigida la palabra de Yahvé que dijo: 2“Hijo de hombre, vuelve tu rostro hacia los montes de Israel, y profetiza contra ellos. 3[8595]Dirás: ¡Oh montes de Israel! escuchad la palabra del Señor, Yahvé: Así dice el Señor, Yahvé, a los montes y a los collados, a las hondonadas y a los valles: He aquí que Yo voy a traer sobre vosotros la espada y destruiré vuestros lugares altos. 4Serán derribados vuestros altares y quebradas vuestras imágenes del sol, y (os) haré caer muertos delante de vuestros ídolos. 5Y arrojaré los cadáveres de los hijos de Israel delante de sus ídolos, y esparciré vuestros huesos en torno a vuestros altares. 6En todos los lugares donde moráis, serán destruidas las ciudades y devastados los lugares altos, a fin de que queden asolados vuestros altares, y vengan a ser una desolación, y sean quebrados y aniquilados vuestros ídolos, y sean rotas vuestras imágenes del sol, y se acaben vuestras obras. 7Entonces cuando caigan vuestros muertos en medio de vosotros, conoceréis que Yo soy Yahvé.

8Mas os dejaré un resto de los que entre las naciones escapen a la espada, cuando andéis dispersos por los países. 9[8596]Y vuestros escapados se acordarán de Mí en medio de las naciones adonde fueren llevados cautivos, cuando Yo quebrante su corazón fornicario que se apartó de Mí, y sus ojos adúlteros que fueron tras sus ídolos. Entonces tendrán asco de sí mismos, a causa de las maldades que han cometido, (manchándose) con todas sus abominaciones. 10Y conocerán que Yo soy Yahvé. No en vano he dicho que les mandaré estos males.

11Así dice el Señor, Yahvé: Da golpes con tu mano, y golpes con tu pie y di: ¡Ay! ¡Cuán grandes son todas las abominaciones de la casa de Israel, por las cuales caerán a espada y de hambre y de peste! 12[8597]El que esté lejos, de peste morirá, y el que este cerca, a espada caerá; y el que quedare para sufrir el sitio, de hambre morirá; así desahogaré en ellos mi ira. 13[8598]Y conoceréis que Yo soy Yahvé, cuando sus muertos yazcan en medio de sus ídolos, en derredor de sus altares, en cada colina elevada, en la cima de todos los montes, debajo de todo árbol frondoso y debajo de toda encina tupida; lugares donde ofrecían olor grato a todos sus ídolos. 14[8599]Extenderé mi mano contra ellos, y dejaré el país desolado y devastado desde el desierto hasta Dibla en todos los lugares donde habitan; y conocerán que Yo soy Yahvé.”

EZEQUIEL 7

Devastación total del país

1Me fue dirigida la palabra de Yahvé que dijo: 2[8600]“Hijo de hombre, así dice Yahvé, el Señor, a la tierra de Israel: ¡Fin! llega el fin sobre los cuatro extremos del país. 3Ahora mismo (viene) el fin sobre ti; desencadenaré contra ti mi ira, te juzgaré según tus obras, y haré caer sobre ti todas tus abominaciones. 4Y mi ojo no te perdonará, te trataré sin piedad; porque echaré sobre ti tus obras, y tus abominaciones estarán en medio de ti; y conoceréis que Yo soy Yahvé.

5Así dice el Señor Yahvé: ¡Una aflicción única! He aquí que viene la aflicción. 6¡El fin viene, viene el fin! se ha despertado contra ti; he aquí que llega. 7[8601]Ya te toca el turno, oh habitante de esta tierra, llega el tiempo, cerca está el día de tumulto, y no de alborozo en los montes.

8Ahora en seguida, derramaré sobre ti mi ira, desahogaré en ti mi furor, te juzgaré conforme a tus obras y echaré sobre ti todas tus abominaciones. 9[8602]Mi ojo no perdonará, te trataré sin piedad; echaré sobre ti tus obras, y tus abominaciones estarán en medio de ti, y conoceréis que Yo, Yahvé, soy quien castigo.

10[8603]¡He aquí el día! ¡He aquí que llega! Ya te llega el turno; la vara ha echado flor, brota la soberbia. 11La violencia se ha levantado para ser vara de maldad. Nada (quedará) de ellos, ni de su multitud, ni de los que hacen ruido, ni habrá esplendor en ellos.

12Viene el tiempo, se acerca el día; el que compra no se alegre, ni se aflija el que vende; porque (viene) la ira sobre toda su muchedumbre. 13[8604]Pues el que vende no volverá a (adquirir) lo vendido, aun cuando quedare entre los vivientes; porque la visión es contra toda su muchedumbre; se cumplirá y nadie se sostendrá, a causa de su iniquidad.

El trágico fin

14Tocan la trompeta, se preparan todos; pero ninguno va a la batalla; porque mi ira descarga sobre toda su multitud. 15¡Por fuera la espada y por dentro la peste y el hambre! El que está en el campo muere a espada, y al que está en la ciudad lo devoran el hambre y la peste. 16Y si escaparen algunos fugitivos, errarán; por los montes como palomas del valle, gimiendo todos, cada uno por su iniquidad.

17[8605]Todas las manos quedarán flojas, y todas las rodillas se disolverán en agua. 18Se ceñirán de cilicio y se cubrirán de pavor; en todas las caras se verá la confusión, y todas sus cabezas estarán rapadas. 19[8606]Arrojarán su plata por las calles, y su oro será como basura. Su plata y su oro no podrán librarlos en el día de la ira de Yahvé, no saciarán su alma, ni llenarán su vientre; pues les han servido para caer en la iniquidad. 20De sus preciosas joyas hicieron un objeto de soberbia, y de ellas fabricaron sus abominables estatuas y sus ídolos. Por eso haré que se les truequen en inmundicia.

21Los daré en botín a los extranjeros, y por despojo a los impíos de la tierra, y ellos los profanarán. 22[8607]Apartaré de ellos mi rostro, y será profanado mi lugar arcano; pues entrarán en él bandidos y lo contaminarán. 23[8608]Prepara las cadenas porque llena está la tierra de sangre, y la ciudad se halla atestada de violencia. 24Haré venir los pueblos más feroces que se apoderarán de sus casas; así reprimiré la soberbia de los poderosos, y serán profanados sus santuarios.

25Viene la ruina, y cuando busquen la paz, ya no la habrá. 26[8609]Vendrá calamidad sobre calamidad, y a un rumor seguirá otro; entonces pedirán (en vano) visiones al profeta, y al sacerdote le faltará la Ley como a los ancianos el consejo. 27[8610]El rey andará de luto y los príncipes se vestirán de tristeza, y temblarán las manos del pueblo del país. Pues los trataré conforme a su conducta, y conforme a sus juicios los juzgaré; y conocerán que Yo soy Yahvé.

EZEQUIEL 8

El profeta ve la idolatría en el Templo

1[8611]El año sexto, el día cinco del sexto mes, hallándome yo sentado en mi casa, y estando sentados delante de mí los ancianos de Judá, cayó allí sobre mí la mano del Señor Yahvé. 2[8612]Miré, y he aquí una figura que parecía de fuego. Según se veía, de la cintura para abajo era fuego; y de la cintura para arriba, como una luz resplandeciente, semejante a metal que brilla. 3[8613]Y alargó algo similar a una mano y me tomó de una guedeja[8614] de mi cabeza; y levantándome el Espíritu entre la tierra y el cielo, me llevó en visión divina a Jerusalén, a la entrada de la puerta interior, que mira al norte; donde estaba el asiento del ídolo del celo, que provoca los celos (del Señor). 4Y he aquí que allí estaba la gloria del Dios de Israel del modo que yo la había visto en la llanura.

5Y me dijo: “Hijo de hombre, alza tus ojos hacia el norte.” Alcé mis ojos hacia el norte, y vi que al norte de la puerta del altar, a la entrada misma, estaba la imagen del celo. 6Y me dijo: “Hijo de hombre, ¿has visto lo que hacen estos? ¿Las grandes abominaciones que aquí hace la casa de Israel a fin de alejarme de mi Santuario? Pero date vuelta, y verás abominaciones peores.”

7Y me llevó a la entrada del atrio; y miré, y he aquí un agujero en la pared. 8Y me dijo: “Hijo de hombre, haz una perforación en la pared.” E hice una perforación en la pared, y he aquí una puerta. 9Y me dijo: “Entra y observa las perversas abominaciones que estos cometen aquí.” 10[8615]Entré y miré; y he aquí toda clase de imágenes de reptiles y animales abominables, y todos los ídolos de la casa de Israel, pintados en toda la superficie del muro. 11[8616]Y setenta varones de los ancianos de Israel, con Jezonías, hijo de Safán, en medio de ellos, estaban de pie delante de las (pinturas), cada uno con su incensario en la mano, y subía una nube olorosa de incienso. 12[8617]Entonces Él me dijo: “¿Has visto, oh hijo de hombre, lo que los ancianos de la casa de Israel hacen en la oscuridad, cada uno en su cámara (cubierta) de imágenes? porque dicen: Yahvé no nos ve, Yahvé ha abandonado esta tierra.” 13Y me dijo: “Verás aún abominaciones peores que las que estos están cometiendo.”

14[8618]Luego me llevó a la entrada de la Casa de Yahvé que mira al norte; y he aquí que allí estaban sentadas las mujeres, llorando a Tammuz. 15Y me dijo: “¿Has visto, hijo de hombre? Sin embargo, verás aún abominaciones peores que estas.” 16[8619]Y me llevó al atrio interior de la Casa de Yahvé, y he aquí que a la entrada del Templo de Yahvé, entre el vestíbulo y el altar, estaban unos veinte y cinco hombres, con las espaldas vueltas a la Casa de Yahvé, y dirigiendo sus rostros hacia el oriente se postraban hacia el oriente delante del sol. 17[8620]Y me dijo: “¿Has visto, hijo de hombre? ¿Son acaso de poca importancia para la casa de Judá las abominaciones que aquí se cometen? ¡Y después de llenar la tierra de violencia, vuelven a provocar mi ira y se llevan un ramo a la nariz! 18Por eso Yo también obraré con ira; no perdonará mi ojo, ni tendré piedad; y por más que griten a mis oídos en voz alta, no los escucharé.”

EZEQUIEL 9

La letra Tau en la frente de los salvados

1[8621]Y gritó a mis oídos con voz fuerte y dijo: “Acercaos los que estáis encargados del castigo de la ciudad, cada uno con su arma de destrucción en su mano.” 2Y he aquí que venían seis varones por el camino de la puerta superior, que mira al norte; y cada uno tenía en su mano su instrumento de destrucción. En medio de ellos estaba un varón vestido de lino, que traía en la cintura un tintero de escriba. Entraron y se pusieron junto al altar de bronce. 3[8622]Entonces la gloria del Dios de Israel se elevó de encima del Querubim, sobre el cual residía, hacia el umbral de la Casa; y llamó al varón vestido de lino, el cual traía en su cintura el tintero de escriba. 4[8623]y le dijo Yahvé: “Pasa por en medio de la ciudad, por en medio de Jerusalén, y pon por marca una Tau en la frente de los hombres que gimen y se lamentan a causa de todas las abominaciones que se cometen dentro de ella.”

5A los otros les dijo, oyéndolo yo: “Pasad tras él por la ciudad, y matad. No perdone vuestro ojo, ni tengáis piedad. 6[8624]Matad al anciano y al joven, a las doncellas, a los niños y a las mujeres, hasta el exterminio. Mas no os acerquéis a ninguno que esté marcado con la Tau. Y comenzad por mi Santuario.” Comenzaron, pues, por los ancianos que estaban delante de la Casa. 7Y les dijo: “Contaminad la Casa y llenad los atrios de cadáveres. Salid.” Salieron y mataron en la ciudad.

8[8625]Mientras ellos mataban y quedándome yo (solo), me postré sobre mi rostro y clamé, diciendo: “¡Ay, Señor Yahvé! ¿Vas a destruir todo el resto de Israel, derramando tu cólera sobre Jerusalén?” 9[8626]Me respondió: “La iniquidad de la casa de Israel y de Judá es demasiado grande; la tierra se ha llenado de sangre y la ciudad está atestada de injusticias; porque dicen: Yahvé ha abandonado la tierra, Yahvé no ve nada. 10Por eso tampoco perdonará mi ojo, y ya no tendré piedad; haré recaer sus obras sobre su cabeza.”

11Y he aquí que aquel varón vestido de lino, que tenía en su cintura el tintero, vino a dar parte, diciendo: “He hecho según me mandaste.”

EZEQUIEL 10

Baja fuego sobre la ciudad infiel

1Miré y vi que en el firmamento que estaba sobre las cabezas de los Querubines, apareció una como piedra de zafiro, que figuraba sobre ellos a manera de un trono. 2[8627]Y habló Él al varón vestido de lino, diciendo: “Métete por entre las ruedas, por debajo del Querubín, y llena tus manos de brasas de fuego de entre los Querubines, y espárcelas sobre la ciudad.” Y él fue a vista mía.

3Los Querubines estaban de pie a la derecha de la Casa cuando fue aquel varón; y la nube llenaba el atrio interior. 4[8628]Entonces la gloria de Yahvé se elevó de encima de los Querubines y (se trasladó) al umbral de la Casa, la cual se llenó de la nube, y el atrio se hinchó del resplandor de la gloria de Yahvé. 5El ruido de las alas de los Querubines se oía hasta el atrio exterior, a manera de la voz del Dios Todopoderoso cuando habla.

6Luego que Él hubo mandado al varón vestido de lino, diciendo: “Saca fuego de entre las ruedas, de en medio de los Querubines”, entró aquel y se paró junto a una rueda. 7Y un Querubín alargó su mano de en medio de los Querubines, hacia el fuego que se hallaba entre los Querubines, tomó (de él) y lo puso en las manos del que estaba vestido de lino; el cual lo tomó y se marchó.

Descripción de los Querubines

8[8629]Se mostró entonces que los Querubines tenían algo como brazos de hombre, bajo sus alas. 9Y miré, y he aquí que había cuatro ruedas junto a los Querubines, una rueda al lado de cada Querubín; y el aspecto de las ruedas era semejante al resplandor de la piedra de Tarsis. 10En cuanto a su forma, las cuatro tenían una misma estructura, como si una rueda estuviese atravesando a otra rueda. 11[8630]Cuando se movían, iban hacia sus cuatro lados; no mudaban de frente cuando caminaban, pues hacia la parte adonde se dirigían sus cabezas, allí andaban, de modo que no tenían que mudar de frente cuando caminaban. 12Todo su cuerpo, sus espaldas, sus manos y sus alas estaban llenos de ojos y también las ruedas en toda la superficie de las cuatro ruedas.

13[8631]Y oí que las ruedas tenían el nombre de “volubles”. 14[8632]Cada uno (de los Querubines) tenía cuatro caras: la primera cara era cara de Querub, la segunda, cara de hombre, la tercera, cara de león, y la cuarta, cara de águila. 15Y se levantaron los Querubines. Eran los mismos seres vivientes que yo había visto junto al río Cobar. 16Al caminar los Querubines, caminaban también las ruedas a su lado, y cuando los Querubines levantaban sus alas para remontarse de la tierra, las ruedas no se apartaban de ellos. 17Cuando se detenían aquellos, se detenían también estas, y al levantarse aquellos, se levantaban estas con ellos, porque el espíritu del ser viviente estaba en ellas.

La gloria del señor sale del templo

18[8633]Entonces la gloria de Yahvé partió del umbral de la Casa y se puso encima de los Querubines. 19Y alzando los Querubines sus alas, se remontaron del suelo, a mi vista, y salieron con las ruedas a su lado. Se detuvieron a la entrada de la puerta oriental de la Casa de Yahvé, y la gloria del Dios de Israel estaba sobre ellos. 20Eran los mismos seres vivientes que yo había visto debajo del Dios de Israel junto al río Cobar; y comprendí que eran Querubines. 21Cada uno tenía cuatro caras, y cada uno tenía cuatro alas; y debajo de sus alas tenían algo como una mano de hombre. 22Y era la figura de sus caras como las caras que yo había visto junto al río Cobar; tenían el mismo aspecto eran los mismos. Cada uno se movía según la dirección de su cara.

EZEQUIEL 11

Castigo de los príncipes del pueblo

1[8634]Me arrebató el Espíritu y me llevó a la puerta oriental de la Casa de Yahvé, que mira hacia el oriente; y he aquí, a la entrada de la puerta, veinte y cinco hombres; y vi en medio de ellos a Jezonías, hijo de Azur, y a Feltías hijo de Banaías, príncipes del pueblo. 2Y me dijo: “Hijo de hombre, estos son los hombres que urden maldades y dan perversos consejos en esta ciudad. 3Estos son los que dicen «¿Acaso no han sido construidas poco ha, casas? Esta (ciudad) es la olla, y nosotros somos la carne.»”

4Por eso profetiza contra ellos; profetiza, hijo de hombre. 5Y vino sobre mí el Espíritu de Yahvé, y me dijo: “Habla. Así dice Yahvé: De esta manera habéis hablado, oh casa de Israel, pero Yo conozco lo que pensáis en vuestro corazón. 6Habéis multiplicado los muertos en esta ciudad y llenado de cadáveres sus calles.

7Por eso así dice Yahvé, el Señor: Vuestros muertos que habéis dejado en medio de ella, ellos son la carne, y ella es la olla. Pero Yo os sacaré de en medio de ella. 8Teméis la espada, por eso haré venir sobre vosotros la espada, dice Yahvé, el Señor. 9[8635]Os sacaré fuera de ella, y os entregaré en manos de los extranjeros, y ejerceré entre vosotros la justicia. 10[8636]Al filo de la espada caeréis; en los confines de Israel os juzgaré y conoceréis que Yo soy Yahvé. 11Esta (ciudad) no será vuestra olla, ni vosotros seréis la carne en medio de ella. En el territorio de Israel voy a juzgaros. 12Y conoceréis que Yo soy Yahvé cuyos preceptos vosotros no habéis observado ni cumplido sus leyes; al contrario, habéis seguido las costumbres de las naciones que os rodean.”

13Estaba yo aún vaticinando cuando murió Feltías, hijo de Banaías; y caí sobre mi rostro, y clamé con voz fuerte, diciendo: “¡Ay, Yahvé, Señor! ¿Tú vas a acabar con el resto de Israel?”

Promesa en favor de los cautivos

14Me fue dirigida la palabra de Yahvé, que dijo: 15[8637]“Hijo de hombre, tus hermanos, sí, tus hermanos, tus parientes más cercanos, y toda la casa de Israel, estos son aquellos a quienes dicen los habitantes de Jerusalén: «Alejaos de Yahvé; a nosotros nos ha sido dada en posesión esta tierra.» 16[8638]Por eso has de anunciar: Así dice Yahvé, el Señor: Aunque los he llevado lejos, entre las naciones, y aunque los he dispersado por los países, Yo mismo les serviré, por un breve tiempo, de santuario en medio de los territorios adonde se han ido.

17[8639]Vaticina, pues: Así dice Yahvé, el Señor: Yo os reuniré de entre los pueblos, y os recogeré de entre los países en los cuales habéis sido dispersados, y os daré la tierra de Israel. 18Volverán allá, y quitarán de ella todos sus ídolos y todas sus abominaciones. 19[8640]Yo les daré un mismo sentir, y pondré en sus corazones un nuevo espíritu; quitaré el corazón de piedra de en medio de su carne y les daré un corazón de carne; 20para que observen mis preceptos, y guarden mis leyes y las practiquen; y serán ellos mi pueblo, y Yo seré su Dios. 21Pero a aquellos, cuyo corazón sigue los deseos de sus ídolos y abominaciones, les echaré sus obras sobre su cabeza, dice Yahvé, el Señor

El Señor se retira de la ciudad

22Entonces los Querubines alzaron sus alas y los siguieron las ruedas; y la gloria del Dios de Israel estaba por encima de ellos. 23[8641]La gloria de Yahvé se elevó (retirándose) de la ciudad, y se paró sobre el monte que está al oriente de la ciudad. 24[8642]Luego me alzó el Espíritu y me llevó en visión, en espíritu de Dios, a Caldea donde estaban los cautivos. Y desapareció de mí la visión que había tenido. 25Después dije a los cautivos todo lo que Yahvé me había manifestado.

EZEQUIEL 12

Ezequiel profetiza la fuga del rey

1[8643]Me fue dirigida la palabra de Yahvé en estos términos: 2[8644]“Hijo de hombre, tú habitas en medio de una casa de rebeldes, que tienen ojos para ver, y no ven; oídos para oír y no oyen; porque son una casa rebelde. 3Tú, pues, hijo de hombre, prepárate bagaje de cautiverio, y sal al cautiverio, en pleno día, viéndolo ellos. Trasládate de tu lugar a otro lugar ante sus ojos; tal vez comprendan, pues son casa rebelde. 4[8645]Sacarás tu bagaje, como bagaje de cautiverio, en pleno día, delante de sus ojos, y saldrás por la tarde a vista de ellos como uno que va al cautiverio, 5haciendo, en presencia de ellos, una abertura en la pared por la cual sacarás (el bagaje). 6Ante su vista te lo echarás al hombro, y lo llevarás de noche, cubierta tu cara para no ver la tierra; pues te he puesto como señal para la casa de Israel.”

7Yo hice así, como se me había mandado. Saqué en pleno día mi bagaje, como bagaje de cautiverio; por la tarde hice con la mano un agujero en la pared, y de noche saqué (el bagaje) y alzándolo a la vista de ellos lo eché al hombro: 8Y recibí por la mañana esta palabra de Yahvé: 9“Hijo de hombre, ¿no te han preguntado los de la casa de Israel, esta casa rebelde: «¿Qué estás haciendo?» 10Dile: Así habla Yahvé, el Señor: Este oráculo es para el príncipe que está en Jerusalén, y para toda la casa de Israel que habita en medio de ella. 11Dirás: Yo os sirvo de señal. Como yo he hecho, así se hará con ellos; al destierro, al cautiverio irán. 12El príncipe que está en medio de ellos se echará (su bagaje) al hombro, siendo de noche, y partirá; le harán un agujero en la pared para sacarlo por allí; y se cubrirá el rostro para que no vea con sus ojos la tierra. 13[8646]Mas Yo extenderé sobre él mi red, y quedará preso en mi lazo, y le haré llevar a Babilonia, tierra de los caldeos; pero no la verá, y allí morirá. 14Y a todos los de su servicio, sus auxiliares y sus soldados todos los esparciré a todo viento y desenvainaré la espada en pos de ellos. 15Y conocerán que Yo soy Yahvé, cuando los haya dispersado entre las naciones y diseminado en los países. 16[8647]Pero preservaré a algunos de ellos de la espada, del hambre y de la peste, a fin de que cuenten todas sus abominaciones entre las naciones adonde llegaren. Y conocerán que Yo soy Yahvé.”

17Y recibí de Yahvé esta palabra: 18[8648]“Hijo de hombre, come tu pan con temor y bebe tu agua con temblor y angustia. 19[8649]Y di al pueblo del país: Así habla Yahvé, el Señor, respecto de los habitantes de Jerusalén y de la tierra de Israel: Comerán su pan con angustia, y con espanto beberán su agua; porque la tierra será despojada de cuanto contiene, a causa de las injusticias de todos sus habitantes. 20Serán asoladas las ciudades pobladas, y el país se convertirá en desierto; y conoceréis que Yo soy Yahvé.”

Seguridad del inminente castigo

21Me fue dirigida la palabra de Yahvé que dijo: 22[8650]“Hijo de hombre, ¿qué refrán es ese que tenéis en el país de Israel y que dice: «Se van prolongando los días, y no se cumplen las visiones»? 23Por esto diles: Yo acabaré con este refrán; no lo repetirán más en Israel. Al contrario, diles: Ya están cerca los días y el cumplimiento de toda visión. 24Pues no habrá más visión vana ni adivinación lisonjera en la casa de Israel. 25[8651]Porque Yo, Yahvé, hablaré; y cuanto dijere se cumplirá; no se diferirá para más adelante; en vuestros días, oh casa rebelde, diré una palabra, y la cumpliré”, dice Yahvé, el Señor.

26Y me fue dirigida la palabra de Yahvé en estos términos: 27[8652]“Hijo de hombre, mira lo que dice la casa de Israel: «La visión que este ve es para días lejanos; para tiempos remotos profetiza él». 28Por lo tanto diles: Así dice el Señor, Yahvé: No se diferirá ya ninguna de mis palabras; la palabra que Yo dijere se cumplirá”, dice Yahvé, el Señor.

EZEQUIEL 13

Contra los falsos profetas

1Y me llegó la palabra de Yahvé, que dijo: 2[8653]“Hijo de hombre, vaticina contra los profetas de Israel que profetizan; y di a los profetas que siguen su propio corazón: Oíd la palabra de Yahvé. 3Así dice Yahvé, el Señor: ¡Ay de los profetas insensatos, que andan tras su propio espíritu, sin haber visto nada! 4Como zorras del desierto, así son tus profetas, oh Israel. 5[8654]No habéis subido a las brechas, ni habéis amurallado la casa de Israel para que se mantenga firme en el combate el día de Yahvé. 6Han visto vanidad y (pronunciado) oráculos mentirosos, diciendo: «Habla Yahvé», sin que Yahvé los haya enviado. ¡Y con todo esperan el cumplimiento de su palabra! 7[8655]¿No habéis visto acaso visiones falsas? ¿No pronunciáis oráculos mentirosos cuando decís: «Dice Yahvé» siendo así que Yo nada he hablado?”

8Por eso así dice Yahvé, el Señor: “Por cuanto habéis hablado vanidad y habéis visto mentira, por tanto he aquí que vengo a vosotros, dice Yahvé, el Señor. 9[8656]Y extenderé mi mano contra los profetas que tienen visiones vanas y vaticinan mentira. No formarán parte de la asamblea de mi pueblo, ni serán inscritos en el registro de la casa de Israel, ni volverán a la tierra de Israel; y conoceréis que Yo soy Yahvé, el Señor. 10[8657]¡Cómo han extraviado a mi pueblo, diciendo: «Paz», y no había paz! Cuando (el pueblo) edifica una muralla, ellos la revocan con barro. 11Di a los que revocan con barro, que ella caerá. Vendrán inundaciones de agua, y arrojaré piedras de hielo que caerán (del cielo) y un huracán la derribará. 12Y caída la muralla, ¿acaso no se os dirá: «¿Dónde está el barro con que la revocasteis?» 13[8658]Por eso, así dice Yahvé, el Señor: En mi furor desencadenaré un huracán, y a causa de mi cólera vendrán aguas inundadoras, y a causa de mi ira piedras de hielo para arrasarla. 14[8659]Y destruiré la muralla que habéis revocado con barro y la igualaré al suelo; se descubrirán sus cimientos y caerá, y vosotros pereceréis en medio de ella; y conoceréis que Yo soy Yahvé.

15Así desfogaré mi ira en la muralla y en los que la revocaron con barro, y os diré: Ya no hay muralla ni los que la revocaron. 16Ya no hay profetas de Israel que profetizan a Jerusalén, y ven a favor de ella visiones de paz cuando no hay paz, dice Yahvé, el Señor.

Contra las profetisas mentirosas

17[8660]Y tú, oh hijo de hombre, pon tu rostro contra las hijas de tu pueblo, que profetizan a su capricho, y vaticina contra ellas. 18[8661]Dirás: Así habla Yahvé, el Señor: ¡Ay de las que cosen almohadillas para todas las articulaciones de los brazos y hacen cabezales de todo tamaño para las cabezas, a fin de cazar almas! ¿Creéis acaso que cazando las almas de mi pueblo podréis salvar las vuestras? 19[8662]Vosotras me profanáis delante de mi pueblo por un puñado de cebada y un bocado de pan, haciendo morir las almas que no deben morir, y salvando las almas que no deben vivir, mintiendo a mi pueblo que escucha la mentira.

20Por eso, así dice Yahvé, el Señor: He aquí que Yo odio vuestras almohadillas con las que cazáis las almas, como (se cazan) las aves; Yo las arrancaré de vuestros brazos, y dejaré volar las almas que estáis cazando. 21Rasgaré vuestros cabezales, y libraré a mi pueblo de vuestro poder, para que no sean más presa de vuestras manos. Y conoceréis que Yo soy Yahvé.

22[8663]Pues con mentiras habéis afligido el corazón del justo, a quien Yo no quería afligir, y habéis fortalecido los brazos del impío, para que no se convierta de su mal camino y viva. 23Por eso no tendréis ya visiones vanas ni pronunciaréis oráculos; Yo libraré a mi pueblo de vuestra mano, y conoceréis que Yo soy Yahvé.

EZEQUIEL 14

Castigo de los ancianos idólatras

1[8664]Vinieron a mí algunos varones de entre los ancianos de Israel, y se sentaron delante de mí. 2Entonces me habló Yahvé en estos términos: 3[8665]“Hijo de hombre, estos hombres se han erigido ídolos en sus corazones y han puesto ante sus ojos el escándalo de su maldad. ¿Acaso Yo me dejaré consultar por ellos? 4[8666]Por eso, háblales, diciendo: Así dice Yahvé, el Señor: Todo hombre de la casa de Israel que se erija ídolos en su corazón y ponga ante sus ojos el escándalo de su maldad, cuando viniere al profeta, Yo, Yahvé, le responderé según la multitud de sus ídolos; 5a fin de prender a la casa de Israel en (los deseos de) su corazón, ya que todos ellos se han apartado de Mí, para seguir sus ídolos.

6Por lo cual, habla a la casa de Israel: Así dice Yahvé, el Señor: Volveos, y convertíos de vuestros ídolos y apartad vuestro rostro de todas vuestras abominaciones. 7[8667]Porque a todo hombre de la casa de Israel y a todo extranjero que mora en Israel, que dejare de ir en pos de Mí, erigiendo para sí ídolos en su corazón y poniendo ante sus ojos el escándalo de su maldad, si viniere al profeta para consultarle acerca de Mí, Yo, Yahvé, le responderé por Mí mismo. 8[8668]Y pondré mi rostro contra ese hombre, y haré de él un espanto, para que sea una señal y un proverbio, y le exterminaré de en medio de mi pueblo; y conoceréis que Yo soy Yahvé. 9Y si el profeta se deja inducir al error y habla, soy Yo, Yahvé quien engañaré a tal profeta; y extenderé mi mano contra él y le exterminaré de en medio de Israel, mi pueblo. 10Así llevarán (la pena) de su iniquidad. Como la iniquidad del que pregunta, así será la iniquidad del profeta, 11a fin de que en adelante no se desvíe de Mí la casa de Israel ni se contamine más con todos sus pecados. Entonces serán mi pueblo, y Yo seré su Dios”, dice Yahvé, el Señor.

Solo algunos escaparán a la ruina

12Me llegó la palabra de Yahvé, diciendo: 13[8669]“Hijo de hombre, cuando un país pecare contra Mí, cometiendo infidelidad, y Yo extendiere contra él mi brazo, quebrando el báculo de su pan, enviándole hambre y matándole hombres y bestias; 14[8670]aunque se hallasen en él estos tres varones: Noé, Daniel y Job, tan solo ellos, por su justicia, salvarían su vida, dice Yahvé, el Señor. 15Si yo hiciere pasar bestias feroces por ese país para devastarlo, de modo que venga a ser un desierto intransitable, a causa de las fieras, 16si estos tres varones estuvieran allí, por mi vida, dice Yahvé, el Señor, no podrían librar ni a hijos ni a hijas; ellos solos se librarían, y el país quedaría desolado.

17O si Yo enviando la espada contra aquel país dijere: “¡Espada, pasa por ese país, para que le mate hombres y bestias!” 18[8671]Si estos tres varones estuvieran allí, por mi vida, dice Yahvé, el Señor, no podrían librar ni a hijos ni a hijas, sino que tan solo ellos mismos se salvarían. 19O si Yo mandare contra aquel país la peste, para derramar sobre él mi ira con sangre, y exterminar del mismo, hombres y bestias, 20si Noé, Daniel y Job estuvieran entre ellos, por mi vida, dice Yahvé, el Señor, con toda su justicia no podrían salvar ni a hijo ni a hija; salvarían tan solo la propia vida.

21[8672]Pues así dice Yahvé, el Señor: ¿Cuánto más (perecerá) Jerusalén si Yo enviare contra ella mis cuatro azotes terribles (juntamente): la espada, el hambre, los animales feroces y la peste, para exterminar allí hombres y bestias? 22[8673]Sin embargo quedará en ella un resto que escapará, que saldrá con hijos e hijas. He aquí que vendrán a vosotros; y veréis sus caminos y sus obras; y comprenderéis el mal que habré hecho venir sobre Jerusalén; de todo lo que habré traído sobre ella. 23Lo comprenderéis, cuando viereis su camino y sus obras; y conoceréis que no sin razón hice lo que hice en ella”, dice Yahvé, el Señor.

EZEQUIEL 15

Israel, la vid seca

1Me fue dirigida la palabra de Yahvé en estos términos:

2“Hijo de hombre, ¿qué ventaja tiene la vid

sobre cualquier otra madera, sobre todos los sarmientos

que hay entre los árboles del bosque?

3[8674]¿Acaso se tomará de ella madera

para hacer obra alguna?

¿O se hace de ella una estaca para

colgar de ella un objeto?

4[8675]He aquí que se echa al fuego para ser devorada;

el fuego consume sus dos cabos,

y también lo de en medio se quema.

¿Servirá acaso para obra alguna?

5Si estando incólume

no servía para ninguna obra,

¡cuánto menos luego de consumida por el fuego y quemada

servirá para una obra!

6Por eso, así dice Yahvé, el Señor:

Lo que se hace con el leño de la vid entre las maderas del bosque,

la cual Yo entrego como pasto al fuego,

así haré con los habitantes de Jerusalén.

7[8676]Volveré contra ellos mi rostro:

de un fuego han escapado,

y (otro) fuego los consumirá;

y conoceréis que Yo soy Yahvé

cuando vuelva mi rostro contra ellos.

8Y convertiré el país en un desierto,

por cuanto se rebelaron contra Mí”,

dice Yahvé, el Señor.

EZEQUIEL 16

Alegoría de la historia de Israel

1Vino a mí la palabra de Yahvé, diciendo: 2[8677]“Hijo de hombre, echa en cara a Jerusalén sus abominaciones. 3[8678]Dirás: Así habla Yahvé, el Señor, a Jerusalén: Según tu origen y tu nacimiento procediste de la tierra del cananeo; tu padre era un amorreo y tu madre una hetea. 4Al nacer, el día que saliste a luz, no te fue cortado el ombligo, ni fuiste lavada con agua para limpiarte; no fuiste frotada con sal, ni envuelta en pañales. 5[8679]Ningún ojo se apiadó de ti ni tuvo compasión para prestarte uno de estos servicios, sino que fuiste arrojada sobre el campo, con desprecio de tu vida, el día en que naciste.

6[8680]Mas pasando Yo cerca de ti, te vi cómo pataleabas en tu sangre, y te dije cuando estabas en tu sangre: «¡Vive!» Sí, cuando estabas en tu sangre, te dije: «¡Vive!» 7[8681]Te hice crecer como la hierba del campo; y creciste y te hiciste grande, y llegaste a ser muy hermosa; se formaron tus pechos y te creció el pelo; pero estabas desnuda y sin abrigo. 8[8682]Y pasé junto a ti y te vi; era tu tiempo, el tiempo del amor; y extendí sobre ti las faldas de mi (manto) y cubrí tu desnudez, y te hice un juramento y entré en alianza contigo, dice Yahvé, el Señor; y así viniste a ser mía.

9Te lavé con agua, te limpié de la sangre que tenías encima y te ungí con óleo. 10Te vestí de ropa recamada, te calcé de piel de tejón, te ceñí de lino fino y te cubrí de seda. 11Te engalané con joyas, puse brazaletes en tus brazos y un collar en tu cuello. 12Coloqué también un anillo en tu nariz, zarcillos en tus orejas y una magnífica diadema en tu cabeza. 13[8683]Y quedaste ataviada con oro y plata; tu vestido era de lino fino y de seda recamada; te nutriste con flor de harina, con miel y aceite; y viniste a ser extraordinariamente hermosa y llegaste a ser reina. 14[8684]Se hizo famoso tu nombre entre las naciones, gracias a tu hermosura, la cual era perfecta por los adornos que Yo había puesto en ti, dice Yahvé, el Señor.

15Pero confiaste en tu belleza y prostituiste tu nombre y ofreciste tus fornicaciones a todos los transeúntes, entregándote a ellos. 16[8685]Tomando tus vestidos te hiciste toda clase de lugares altos y te prostituiste en ellos; cosa que nunca se había hecho ni se verá en adelante. 17Echaste mano de tus hermosas joyas hechas de mi oro y mi plata, las que Yo te había regalado; y te hiciste simulacros humanos y fornicaste con ellos. 18[8686]Tomaste tus vestidos recamados, y con ellos los cubriste y les ofreciste mi aceite y mi incienso. 19Mi pan también que Yo te había dado y con que te alimentaba, la flor de harina, el aceite y la miel, los pusiste delante de ellos como (ofrenda) de suave olor. Tal cosa sucedió, dice Yahvé, el Señor.

20Asimismo tomaste tus hijos y tus hijas, que habías dado a luz para Mí, y se los sacrificaste para que les sirviesen de pasto. Y como si fuese cosa insignificante tu fornicación, 21[8687]degollaste a mis hijos, y los entregaste haciéndolos pasar (por el fuego) en honor de ellos. 22[8688]En todas tus abominaciones y fornicaciones no te acordaste de los días de tu juventud, cuando estabas desnuda y sin abrigo y pataleabas en tu sangre.

23Y después de tanta malicia tuya — ¡ay, ay de ti! dice Yahvé, el Señor— 24te edificaste una altura y te hiciste altares en todas las plazas. 25En cada encrucijada de camino te construiste una altura y desfiguraste tu hermosura, entregándote a cualquier transeúnte y multiplicando tus fornicaciones. 26Fornicaste con los hijos de Egipto, tus gordos vecinos, y multiplicaste tus fornicaciones, para irritarme. 27[8689]Y he aquí que Yo extendí mi mano contra ti, disminuí tu porción y te entregué al capricho de tus enemigas, las hijas de los filisteos, que se avergonzaban de tu mala conducta.

28No saciada aún te prostituiste a los hijos de Asiria; fornicaste con ellos; mas tampoco así quedaste satisfecha. 29[8690]Cometiste muchas fornicaciones en la tierra de Canaán, hasta la Caldea; y tampoco con esto te saciaste.

30[8691]¡Cuán débil es tu corazón! dice Yahvé, el Señor. ¡Haces todas estas fechorías como la ramera más desvergonzada! 31¡Te edificaste santuarios en todas las encrucijadas y te construiste altares en todas las plazas aunque no eres como las (otras) rameras por cuanto desdeñas la paga (de la prostitución)! 32Tú eres la adúltera, que en vez de su marido se acoge a extraños. 33[8692]A todas las rameras se les da paga, pero tú pagabas a todos tus amantes, y les hacías regalos, para que de todas partes viniesen a fornicar contigo. 34Y ha sucedido contigo, en tus fornicaciones, lo contrario de lo que sucede con (otras) mujeres, pues ninguno te buscaba y tú dabas paga en lugar de recibirla. Así has sido lo contrario (de otras).

Castigo de Judá como adúltera

35Por eso, oh ramera, escucha la palabra de Yahvé. 36[8693]Así dice Yahvé, el Señor: Por cuanto ha sido malgastado tu dinero y se ha descubierto tu desnudez en tus fornicaciones con tus amantes y con todos tus ídolos abominables, y a causa de la sangre de tus hijos que tú les ofreciste, 37por eso, he aquí que congregaré a todos tus amantes con quienes te deleitaste; a todos los que has amado y a todos los que has aborrecido, los reuniré alrededor de ti, y les descubriré tu desnudez, para que vean toda tu vergüenza. 38[8694]Y te juzgaré como son juzgadas las adúlteras, y las que derraman sangre; y te haré víctima de furor y de celos. 39Te entregaré en sus manos, y destruirán tus santuarios, derribarán tus altares, te despojarán de tus vestidos, robarán tus magníficos adornos y te dejarán completamente desnuda. 40Reunirán contra ti una multitud, te apedrearán y te atravesarán con sus espadas. 41[8695]Pegarán fuego a tus casas y ejecutarán en ti juicios, a la vista de muchas mujeres; y así cesarás de ser fornicaria, y no darás más regalos.

42Así desahogaré en ti mi ira y no tendré más celos de ti; me calmaré y ya no me irritaré. 43Por no haberte tú acordado de los días de tu juventud y por haberme irritado con todo esto, por eso he aquí que Yo por mi parte he echado tus obras sobre tu cabeza, dice Yahvé, el Señor; y no cometerás más estos crímenes ni todas estas tus abominaciones.

44He aquí que todos los que saben aquel proverbio lo aplicarán a ti, diciendo: «Cual la madre, tal su hija». 45[8696]Hija eres de tu madre, que aborreció a su marido y a sus hijos; y hermana eres de tus hermanas, que aborrecieron a sus maridos y a sus hijos. Vuestra madre es una hetea y vuestro padre un amorreo.

46[8697]Tu hermana mayor es Samaria, ella con sus hijas, que habita a tu izquierda; y tu hermana menor, que habita a tu derecha, es Sodoma con sus hijas. 47[8698]No solamente has seguido los caminos de ellas obrando conforme a sus abominaciones —demasiado poco era esto para ti— sino que has sido más perversa que ellas en todo tu proceder. 48Por mi vida, dice Yahvé, el Señor, que no hizo tu hermana Sodoma, ella y sus hijas, lo que tú y tus hijas habéis hecho. 49[8699]He aquí cuál fue el crimen de tu hermana Sodoma: la soberbia, la hartura de pan, el reposo ocioso que gozaron ella y sus hijas, y el no socorrer al pobre y al menesteroso. 50[8700]Y así se ensoberbecieron, y cometieron lo que era abominable delante de Mí; por eso las quité de en medio conforme a lo que he visto. 51Samaria no cometió ni la mitad de tus pecados; al contrario, tú has cometido más abominaciones que tus hermanas, y las has justificado por medio de todas las abominaciones por ti cometidas.

52Lleva tu ignominia, tú que has juzgado a tus hermanas, ya que por tus pecados te has mostrado más abominable que ellas, con lo cual son más justas que tú. Avergüénzate por tu parte, y lleva tu oprobio, por cuanto has justificado a tus hermanas.

Perdón y nueva alianza

53[8701]Mas Yo mudaré el cautiverio de ellas, el cautiverio de Sodoma y de sus hijas, el cautiverio de Samaria y de sus hijas, y también el cautiverio de tus cautivos juntamente con ellas, 54a fin de que lleves tu oprobio y te avergüences de todo lo que has hecho y les seas a ellas motivo de consuelo. 55[8702]Tu hermana Sodoma y sus hijas volverán a su antiguo estado; Samaria y sus hijas volverán a su antiguo estado. Así también tú y tus hijas volveréis a vuestro primer estado. 56[8703]Tú no mencionabas ni siquiera el nombre de tu hermana Sodoma, en los días de tu soberbia, 57antes que se descubriese tu malicia, como sucede ahora que llevas la afrenta de las hijas de la Siria y de todos sus alrededores, y de las hijas de los filisteos que te insultan por todos lados. 58Ahora tienes que llevar tu maldad y tus abominaciones, dice Yahvé, el Señor.

59Porque así dice Yahvé, el Señor: Te trataré según tus obras, pues despreciaste el juramento y quebrantaste la alianza.

60Pero me acordaré de la alianza que hice contigo en los días de tu mocedad, y estableceré contigo una alianza eterna. 61[8704]Entonces te acordarás de tus caminos, y te avergonzarás cuando recibas a tus hermanas, tanto tus hermanas mayores como tus menores, que Yo te daré por hijas, pero no en virtud de tu alianza. 62Y estableceré contigo mi alianza, y conocerás que Yo soy Yahvé; 63[8705]para que te acuerdes y te avergüences, y avergonzada no vuelvas más a abrir tu boca, cuando Yo te haya perdonado todo lo que has hecho”, dice Yahvé, el Señor.

EZEQUIEL 17

Parábola del águila, del cedro y de la vid

1[8706]Me fue dirigida la palabra de Yahvé que dijo: 2“Hijo de hombre, propón un enigma y narra una parábola a la casa de Israel. 3[8707]Dirás:

Así habla Yahvé, el Señor:

El águila grande,

de inmensas alas

y plumas largas,

cubierta de plumaje de varios colores,

vino al Líbano

y se llevó la cima del cedro;

4arrancó el más alto de sus renuevos,

lo trasladó al país de Canaán

y lo puso en una ciudad de comerciantes.

5[8708]Luego tomó de la semilla de la tierra

y la sembró en un campo de plantación;

la sembró junto a muchas aguas

y la plantó como un sauce.

6[8709]Brotó y se hizo una vid de mucha extensión,

pero de poca elevación,

para que sus sarmientos se dirigiesen hacia aquella (águila)

y sus raíces estuviesen debajo de ella.

Llegó, pues, a ser una parra

que produjo ramas

y echó retoños.

7[8710]Había también (otra) águila grande,

de enormes alas y plumaje;

y he aquí que aquella vid

dirigió sus raíces hacia esta

y desde el terreno donde estaba plantada hizo brotar

sus sarmientos hacia ella para ser regada,

8aunque había sido plantada en tierra buena

junto a muchas aguas,

para que echase ramas,

llevase fruto

y llegase a ser una parra magnífica.

9[8711]Di: Así dice Yahvé, el Señor:

¿Acaso prosperará?

¿No arrancará sus raíces (la primera águila)?

¿No destruirá sus frutos para que se seque?

Se secarán todas las hojas tiernas que echó.

Sin gran esfuerzo ni mucha gente

la arrancará de raíz.

10Cierto es que ha sido plantada. Pero ¿prosperará?

¿No se secará por completo cuando la toque el viento solano?

En el terreno en que había brotado se secará.”

Aplicación de la parábola

11Y me vino la palabra de Yahvé, que dijo: 12“Di a la casa rebelde: ¿No sabéis lo que quiere decir esto? He aquí que vino el rey de Babilonia a Jerusalén, se apoderó de su rey y de sus príncipes y los llevó consigo a Babilonia. 13[8712]Y tomando a uno de la estirpe real, hizo pacto con él, y le hizo jurar, y sacó del país a los valientes, 14para que el reino quedase abatido sin (posibilidad de) levantarse y guardase el pacto para subsistir. 15Pero se rebeló contra él y envió sus embajadores a Egipto para que este le diese caballos y mucha gente. ¿Acaso prosperará? ¿Escapará quien hizo tal cosa? ¿Podrá salvarse el que rompió el pacto?

16Por mi vida, dice Yahvé, el Señor, que en la residencia del rey que le puso sobre el trono y cuyo juramento él despreció, quebrantando su pacto, con ese mismo (rey) morirá, en medio de Babilonia. 17[8713]Y cuando se levanten terraplenes y se edifiquen torres para destrucción de muchas vidas, el mismo Faraón con su gran fuerza y numeroso ejército no tendrá gana de luchar por él. 18[8714]Pues despreció el juramento y quebrantó el pacto, después de haber dado la mano. Por cuanto ha hecho todas estas cosas, no escapará.

19Por lo tanto, así dice Yahvé, el Señor: Por mi vida que echaré sobre su cabeza mi juramento que él ha despreciado, y mi pacto que él ha quebrantado. 20Extenderé sobre él mi red, y quedará preso en mi malla; le llevaré a Babilonia y allí le juzgaré por la traición que me hizo. 21Y caerán al filo de la espada todos los fugitivos de todas sus tropas, y los que quedaren serán esparcidos a todos los vientos; y conoceréis que Yo, Yahvé, he hablado.

Promesa mesiánica

22[8715]Así dice Yahvé, el Señor:

También Yo tomaré (una rama) de la cima del alto cedro y la plantaré;

de lo más alto de sus renuevos arrancaré un tierno ramito

y lo plantaré en un monte alto y elevado.

23Sobre el alto monte de Israel lo plantaré,

y echará ramas y producirá su fruto,

y llegará a ser un cedro magnífico;

debajo del cual habitarán todos los pájaros;

a la sombra de sus ramas morarán todos los volátiles.

24Y conocerán todos los árboles del campo

que Yo soy Yahvé,

que Yo humillé el árbol alto

y ensalcé el árbol humilde,

que Yo sequé el árbol verde

e hice florecer el árbol seco.

Yo, Yahvé, he hablado y lo haré.”

EZEQUIEL 18

De la responsabilidad individual

1Me llegó la palabra de Yahvé, que dijo: 2[8716]“¿Por qué vosotros que sabéis hablar en proverbios aplicáis al país de Israel este refrán:

«Los padres comieron el agraz,

y los hijos sufren la dentera»?

3Por mi vida, dice Yahvé, el Señor, que no tendréis más necesidad de decir este refrán en Israel. 4[8717]He aquí que todas las almas son mías; mías son el alma del padre como el alma del hijo, mas el alma que pecare, esa morirá.

5Si un hombre es justo y vive según derecho y justicia; 6[8718]si no banquetea en los montes ni alza sus ojos a los ídolos de la casa de Israel; si no mancha a la mujer de su prójimo ni se acerca a mujer durante su impureza; 7[8719]si no oprime a nadie y devuelve al deudor la prenda; si no roba nada; si parte su pan con el hambriento y cubre al desnudo con vestido; 8[8720]si no presta a usura ni acepta interés; si retira su mano de lo que es malo y juzga entre hombre y hombre según la verdad; 9[8721]si sigue mis preceptos y guarda mis juicios para obrar rectamente; ese tal es justo, ese vivirá, dice Yahvé, el Señor.

10[8722]Pero si engendra a un hijo violento que vierte sangre y comete contra su hermano alguna de estas cosas, 11y lejos de hacer aquellas cosas (buenas) banquetea sobre los montes y mancha a la mujer de su prójimo, 12oprime al pobre y al desvalido, comete rapiñas, no devuelve la prenda y alza los ojos a los ídolos, haciendo abominación, 13presta a usura y acepta creces ¿acaso este vivirá? No vivirá, habiendo hecho todas estas abominaciones. Morirá sin remedio. Recaerá sobre él su sangre.

14[8723]Mas he aquí que (un hombre) engendra un hijo, que ve todos los pecados que cometió su padre, y viéndolos no hace nada semejante: 15no banquetea sobre los montes, no alza sus ojos a los ídolos de la casa de Israel, no mancha a la mujer de su prójimo, 16no oprime a nadie ni exige la prenda, no comete rapiñas, parte su pan con el hambriento y cubre al desnudo con vestido, 17retira su mano de la iniquidad, no toma ni usura ni interés, obra según mis leyes y cumple mis preceptos: este no morirá por la iniquidad de su padre; sino que vivirá. 18Su padre, empero, morirá por su iniquidad, porque hizo opresión, despojó a su hermano y obró la maldad en medio de su pueblo.

19Si preguntáis: «¿Por qué no ha de pagar el hijo la iniquidad de su padre?» Porque el hijo ha obrado según derecho y justicia, ha guardado todos mis mandamientos y los ha cumplido; de seguro vivirá. 20[8724]El alma que pecare, esa morirá. El hijo no pagará la iniquidad del padre, ni el padre la iniquidad del hijo; la justicia del justo sobre este mismo recaerá, y la iniquidad del inicuo caerá sobre él mismo.

21[8725]Si el malo se convierte de todos sus pecados cometidos y guarda todos mis preceptos y obra según derecho y justicia, ciertamente vivirá; no morirá. 22No le será imputado ninguno de los pecados que haya cometido. A causa de la justicia que ha obrado vivirá. 23[8726]¿Acaso quiero Yo la muerte del impío? dice Yahvé, el Señor. ¿No (quiero) más bien que vuelva de sus caminos y viva?

24Pero cuando el justo se desviare de su justicia cometiendo iniquidad e imitando todas las abominaciones del impío, ¿acaso vivirá? Ninguna de sus justicias que ha hecho le será imputada. Por la prevaricación en que ha caído, y por el pecado que ha cometido, por ellos morirá.

Los caminos del Señor son justos

25Si decís: «El camino del Señor es torcido», escucha, ¡oh casa de Israel! ¿Acaso es el camino mío el torcido, y no son más bien vuestros caminos los torcidos? 26Si el justo se desvía de su justicia y obra la maldad, y muere a causa de ello, muere por la maldad que ha cometido. 27Asimismo si el impío se convierte de su maldad que ha hecho y obra según derecho y justicia, conserva la vida de su alma. 28Si abre sus ojos y se convierte de todos los pecados que ha cometido, de seguro vivirá; no morirá. 29Y, sin embargo, dice la casa de Israel: «El camino del Señor es torcido». ¿Acaso son torcidos mis caminos, oh casa de Israel? ¿No son más bien vuestros caminos los torcidos?

30Por lo tanto os juzgaré a cada uno conforme a sus caminos, oh casa de Israel, dice Yahvé, el Señor. Convertíos y apartaos de todos vuestros pecados, para que la iniquidad no sea causa de vuestra ruina. 31Echad lejos de vosotros todos vuestros pecados que habéis cometido, y formaos un corazón nuevo y un nuevo espíritu, pues ¿por qué queréis morir, oh casa de Israel? 32[8727]Porque Yo no quiero la muerte del que muere, dice Yahvé, el Señor. ¡Convertíos y viviréis!

EZEQUIEL 19

Elegía sobre los últimos reyes de Judá

1Entona tú una elegía sobre los príncipes de Israel. 2[8728]Dirás:

¿Qué es tu madre?

Una leona que se echó entre leones;

en medio de leoncillos crió sus cachorros.

3Y ensalzó a uno de sus cachorros,

el cual llegó a ser leoncillo;

aprendió a hacer presa y devoró hombres.

4Oyeron de él las gentes,

y quedó preso en su hoyo;

y le llevaron con ganchos a la tierra de Egipto.

5Viendo ella que esperaba (en vano)

y que era infructuosa su esperanza,

tomó otro de sus cachorros

y le puso por leoncillo.

6Andaba este entre los leones,

e se hizo leoncillo;

aprendió a hacer presa y devoró hombres;

7aprendió a hacer viudas y devastar ciudades;

y al oír su rugido se espantaba el país

y cuanto en él había.

8[8729]Pero se echaron sobre él las gentes

de las comarcas circunvecinas;

extendieron sobre él su red,

y quedó preso en su hoyo.

9Le pusieron en una jaula,

con un gancho (en la nariz),

y le llevaron al rey de Babel;

y le metieron en la cárcel,

para que no se oyese más su voz

sobre los montes de Israel.

10[8730]Durante el tiempo de tu prosperidad

tu madre era como una vid,

plantada junto a las aguas,

fecunda y frondosa por las muchas aguas.

11Había en ella ramas fuertes

para cetros de reyes,

se elevaba su tronco por encima de los arbustos,

y sorprendía por su altura

y la multitud de sus sarmientos.

12Mas fue arrancada con furor

y echada a tierra,

y el viento solano secó sus frutos;

se quebraron y se marchitaron

sus robustas ramas y las devoró el fuego.

13Plantada está ahora en el desierto,

en una tierra seca y sedienta;

14[8731]más salió fuego de una vara de sus ramas,

y devoró su fruto;

y no le queda rama fuerte para cetro de rey.

Elegía es esta, y de elegía servirá.

EZEQUIEL 20

Ingratitud de Israel

1[8732]El año séptimo, el día diez del quinto mes, vinieron algunos de los ancianos de Israel a consultar a Yahvé, y se sentaron delante de mí. 2[8733]Y me llegó la palabra de Yahvé, que dijo: 3“Hijo de hombre, habla a los ancianos de Israel en estos términos: Así dice Yahvé, el Señor: ¿Vosotros venís a consultarme? Por mi vida, dice Yahvé, el Señor, que no me dejaré consultar por vosotros. 4Júzgalos tú, hijo de hombre, júzgalos tú y muéstrales las abominaciones de sus padres.

5Les dirás: Así habla Yahvé, el Señor: Cuando Yo escogí a Israel, alzando mi mano en favor de la descendencia de la casa de Jacob, y cuando me di a conocer a ellos en la tierra de Egipto, y levanté mi mano para protegerlos, diciendo: Yo soy Yahvé, vuestro Dios; 6[8734]aquel día alcé mi mano (jurando) sacarlos de la tierra de Egipto (y conducirlos) a un país que tenía explorado para ellos y que mana leche y miel, la joya de todos los países. 7[8735]Y les dije: Quitad cada uno las abominaciones de sus ojos, y no os contaminéis con los ídolos de Egipto; pues Yo soy Yahvé, vuestro Dios. 8[8736]Pero ellos se rebelaron contra Mí y no quisieron escucharme. Ninguno quitó las abominaciones de delante de sus ojos, ni abandonaron los ídolos de Egipto; de modo que pensé derramar sobre ellos mi ira, para desfogar en ellos mi indignación en medio de la tierra de Egipto. 9Mas obrando por la gloria de mi Nombre —para que este no fuese profanado a los ojos de las naciones en medio de las cuales vivían y a cuya vista me manifesté sacándoles de la tierra de Egipto— 10los saqué de la tierra de Egipto y los llevé al desierto.

Desobediencia en el desierto

11Les di mis mandamientos, y les hice conocer mis juicios, por cuya observancia el hombre halla la vida.

12Les di también mis sábados, para que sirvieran de señal entre Mí y ellos, y para que supiesen que Yo soy Yahvé, el que los santifica. 13[8737]Pero se rebeló contra Mí la casa de Israel en el desierto; no siguieron mis mandamientos, sino que despreciaron mis juicios, por cuya observancia el hombre halla la vida, y profanaron sobremanera mis sábados, de modo que pensé derramar sobre ellos mi ira en el desierto, para exterminarlos. 14Pero obré por la gloria de mi Nombre, para que no fuese profanado a la vista de las naciones, en cuya presencia los había sacado.

15[8738]Por eso, a pesar de alzar mi mano en el desierto, (jurándoles) que no los llevaría a la tierra que les había destinado, (tierra) que mana leche y miel, la joya de todas las tierras 16-porque despreciaron mis juicios y no siguieron mis mandamientos y profanaron mis sábados, pues su corazón iba tras sus ídolos—; 17[8739]mi ojo los miró con misericordia, de modo que no les quité la vida ni los exterminé en el desierto.

18[8740]Pero dije a sus hijos en el desierto: No sigáis las observancias de vuestros padres, ni observéis sus costumbres, ni os contaminéis con sus ídolos. 19Yo soy Yahvé, vuestro Dios; seguid mis mandamientos, y observad mis preceptos y practicadlos. 20Y santificad mis sábados, que sean una señal entre Mí y vosotros, para que sepáis que Yo soy Yahvé, vuestro Dios.

21Mas también los hijos se rebelaron contra Mí; no siguieron mis mandamientos, ni observaron mis preceptos para practicarlos, por cuya observancia el hombre halla la vida, y profanaron mis sábados, de modo que pensé derramar sobre ellos mi ira, para desfogar en ellos mi indignación en el desierto. 22Por eso retiré mi mano, obrando por la gloria de mi Nombre, para que no fuese profanado a los ojos de las naciones ante cuya vista los había sacado.

23Nuevamente alcé mi mano en el desierto, (jurándoles) que los esparciría entre las naciones y que los dispersaría por los países, 24porque no observaron mis preceptos, sino que despreciaron mis mandamientos y profanaron mis sábados; pues sus ojos iban tras los ídolos de sus padres. 25[8741]Por eso les di también mandamientos no buenos, y preceptos que no eran para su vida. 26[8742]Y los traté como inmundos en sus oblaciones, cuando hacían pasar (por el fuego) a todo primogénito; (lo hice) para destruirlos a fin de que conociesen que Yo soy Yahvé.

Infidelidad en Canaán

27Por eso, habla a la casa de Israel, oh hijo de hombre, y diles: Así dice Yahvé, el Señor: Vuestros padres me han deshonrado, entre otras infidelidades, también con esta: 28Yo los llevé a la tierra que había jurado darles; mas ellos pusieron los ojos en todo collado alto y en todo árbol frondoso; allí ofrecieron sus sacrificios y presentaron sus ofrendas que me irritaban; allí pusieron sus suaves perfumes y derramaron sus libaciones. 29[8743]Entonces les dije: ¿Qué es esa altura adonde vais? Y lleva el nombre de altura hasta el día de hoy.

30Por tanto di a la casa de Israel: Así habla Yahvé, el Señor: Vosotros os contamináis a la manera de vuestros padres y andáis fornicando tras sus abominaciones. 31Presentando vuestras ofrendas y haciendo pasar por el fuego a vuestros hijos, os habéis contaminado con todos vuestros ídolos hasta el presente. ¿Y Yo he de dejarme consultar por vosotros, oh casa de Israel? Por mi vida, dice Yahvé, el Señor, que no me dejaré consultar por vosotros.

El castigo

32No se efectuará lo que pensáis en vuestro corazón, diciendo: «Nosotros seremos como los gentiles, como los pueblos de (otros) países, sirviendo al leño y a la piedra.”

33Por mi vida, dice Yahvé, el Señor, que con mano fuerte y con brazo extendido y derramando mi ira reinaré Yo sobre vosotros. 34[8744]Os sacaré de entre los pueblos y con mano fuerte, con brazo extendido y con efusión de mi ira os recogeré de los países por donde andáis dispersos, 35[8745]y os llevaré al desierto de los pueblos, y os juzgaré allí cara a cara. 36Como juzgué a vuestros padres en el desierto de la tierra de Egipto, así os juzgaré a vosotros, dice Yahvé, el Señor. 37Os haré pasar debajo del cayado, y os conduciré con la disciplina de la alianza. 38Y separaré de vosotros a los rebeldes, a los que han pecado contra Mí. Los sacaré de la tierra en que moran, y no entrarán en la tierra de Israel; y conoceréis que Yo soy Yahvé.

Misericordia y conversión

39[8746]Ahora vosotros, oh casa de Israel, así dice Yahvé, el Señor: ¡Id, y servid cada uno a sus ídolos! Pero después me escucharéis y no contaminaréis más mi santo nombre con vuestros dones y con vuestros ídolos. 40[8747]Porque en mi santo monte, en el monte excelso de Israel, dice Yahvé, el Señor, allí me servirá toda la casa de Israel, todos los que vivan en aquella tierra. Allí les seré propicio; y allí demandaré vuestras ofrendas alzadas, y las primicias de vuestros dones con todo cuanto me consagréis. 41[8748]Os aceptaré como perfume agradable, cuando os haya sacado de entre las naciones y recogido de los países donde habéis sido dispersados; y seré santificado en vosotros a los ojos de los gentiles.

42Y conoceréis que Yo soy Yahvé, cuando os haya llevado a la tierra de Israel, a la tierra que con mano alzada (he prometido) dar a vuestros padres. 43[8749]Allí os acordaréis de todos vuestros caminos, y de todas vuestras obras con que os habéis contaminado; y tendréis asco de vosotros mismos, por todas las maldades que habéis cometido. 44Y entonces conoceréis que Yo soy Yahvé, cuando os trate conforme a mi Nombre; no conforme a vuestros malos caminos, ni conforme a vuestras perversas obras, oh casa de Israel”, dice Yahvé, el Señor.

Parábola del incendio del bosque

45Y me llegó la palabra de Yahvé, que dijo: 46[8750]“Hijo de hombre, vuelve tu rostro hacia el sur, y derrama (tu palabra) hacia el austro, y profetiza contra el bosque del campo del Mediodía. 47Dirás al bosque del Mediodía: ¡Escucha la palabra de Yahvé! Así dice Yahvé, el Señor: He aquí que voy a encender en ti un fuego que abrasará en ti todo árbol verde y todo árbol seco; no se extinguirá la llama del incendio; y por ella serán quemados todos los rostros, desde el sur hasta el norte. 48Y verá toda carne que Yo, Yahvé, lo he encendido y que no se extinguirá.” 49[8751]Y dije yo: “¡Ay, Señor Yahvé! ellos dicen de mí: «Él habla siempre en parábolas».”

EZEQUIEL 21

La espada del Señor sobre Jerusalén

1Me fue dirigida la palabra de Yahvé, que dijo: 2“Hijo de hombre, vuelve tu rostro hacia Jerusalén, y derrama (tu palabra) contra los santuarios y profetiza contra la tierra de Israel. 3Dirás a la tierra de Israel: Así dice Yahvé: Mira, Yo vengo contra ti; desenvainaré mi espada y exterminaré en ti al justo y al inicuo. 4[8752]Y por cuanto voy a exterminar en ti al justo y al inicuo, por eso saldrá mi espada contra toda carne, desde el sur hasta el norte; 5y conocerá toda carne que Yo, Yahvé, he sacado mi espada de la vaina, y no retornará más.

6Gime oh hijo de hombre, con quebranto de lomos; gime con amargura a vista de ellos. 7[8753]Y cuando te pregunten: ¿Por qué gimes? contestarás: A causa de una noticia. Porque viene ya, y desmayará todo corazón, desfallecerán todos los brazos, decaerá todo espíritu y todas las rodillas se disolverán en agua. He aquí que viene; ya se cumple” —oráculo de Yahvé, el Señor.

8Y me llegó la palabra de Yahvé, que dijo: 9“Hijo de hombre, profetiza y di: Así habla Yahvé, el Señor: Dirás:

¡La espada, la espada afilada y pulida!

10[8754]Está afilada para hacer matanza;

está pulida para brillar como relámpago.

¡Y nosotros nos regocijamos!, (diciendo):

«El cetro de mi hijo se cree mejor

que cualquier otro leño».

11(Dios) La hizo pulir para empuñarla;

esta espada ha sido afilada y pulida,

para darla en mano del matador.

12¡Grita y aúlla, oh hijo de hombre!

Porque ella se dirige contra mi pueblo,

contra todos los príncipes de Israel.

Entregados han sido a la espada,

juntamente con mi pueblo.

Date, pues, golpes en el muslo.

13[8755]Está hecha ya la prueba;

el cetro altanero ya no subsiste,

dice Yahvé, el Señor.

14[8756]Tú oh hijo de hombre, vaticina,

y bate una palma contra otra.

¡Duplique y triplique la espada sus golpes!

Es la espada de la mortandad,

de la grande mortandad que los rodea.

15A fin de que desfallezca el corazón

y caigan muchos,

he puesto junto a todas las puertas

la espada homicida.

¡Ay! ¡Hecha está para fulgurar,

afilada para matar!

16¡Agúzate (oh espada),

da a la derecha, da a la izquierda,

a dondequiera se dirija tu filo!

17Y también Yo batiré palmas,

y desfogaré mi ira.

Yo, Yahvé, he hablado.

18Y me llegó la palabra de Yahvé, que dijo: 19[8757]“Tú, hijo de hombre, diséñate dos caminos por donde pueda venir la espada del rey de Babilonia. Ambos han de salir de la misma tierra; y pon un indicador; ponlo al principio del camino (que conduce) a la ciudad. 20Traza un camino por el cual la espada vaya a Rabbá de los hijos de Ammón, y otro hacia Judá, contra Jerusalén, la ciudad fuerte. 21Porque el rey de Babilonia se ha detenido en el cruce, donde comienzan los dos caminos, para consultar los oráculos: sacudió las flechas, consultó a los ídolos domésticos, examinó el hígado (de las víctimas). 22El oráculo cayó sobre la derecha, sobre Jerusalén, para colocar los arietes, y abrir una entrada por medio de una brecha, para lanzar gritos de guerra, disponer los arietes contra las puertas, levantar terraplenes, y edificar torres. 23[8758]A los (judíos) esto les parecerá un oráculo mentiroso, pues tienen en su favor juramentos solemnes, mas Él se acuerda de la iniquidad (de ellos) para prenderlos.

24Por tanto, así dice Yahvé, el Señor: Porque habéis traído a mi memoria vuestra iniquidad, manifestando vuestras prevaricaciones y mostrando vuestros pecados a través de todas vuestras obras, por eso mismo que las habéis rememorado, seréis tomados presos. 25[8759]Y tú, oh profano e impío príncipe de Israel, para quien ha llegado ya el día en que la iniquidad se acaba, 26[8760]así dice Yahvé, el Señor: ¡Depón la tiara, quítate la corona! No es como antes. Será ensalzado lo humilde, y abatido lo alto. 27[8761]¡Ruina, ruina! Haré de ella ruina; ni siquiera esta subsistirá, hasta que venga Aquel cuyo es el derecho, y a quien Yo lo daré.

La espada sobre los ammonitas

28[8762]Y tú, hijo de hombre, vaticina diciendo: Así habla Yahvé, el Señor, sobre los hijos de Ammón y sus insultos. Dirás: «¡La espada, desenvainada está la espada para la matanza, pulida está para devorar y a fin de relumbrar!» 29Te profetizaban vanidades, te vaticinaban mentiras, para hacerla caer sobre el cuello de los profanos, de los impíos, cuyo día ha llegado, el tiempo en que la iniquidad se acaba. 30¡Vuélvela a su vaina! Te juzgaré en el lugar donde fuiste creado, en la tierra de tu nacimiento. 31Derramaré sobre ti mi ira, soplaré contra ti el fuego de mi cólera; y te entregaré en manos de hombres bárbaros, maestros en matar. 32Serás pasto del fuego y tu sangre se derramará por el suelo. ¡No habrá más memoria de ti! Pues Yo, Yahvé, he hablado.

EZEQUIEL 22

Contra los vicios de Israel

1[8763]Me fue dirigida la palabra de Yahvé, que dijo: 2“Tú, hijo de hombre, ¿no vas a juzgar? ¿No quieres juzgar a la ciudad sanguinaria? ¿No le mostrarás todas sus abominaciones? 3Dirás: Así habla Yahvé, el Señor: Tú eres una ciudad, la cual derrama sangre dentro de sus propios muros, hasta que llegue su día, y que ha fabricado ídolos contra sí misma para contaminarse. 4[8764]Por la sangre que has derramado, te has hecho culpable, y con los ídolos que has hecho te has contaminado; has apresurado tus días de castigo y has llegado al término de tus años. Por eso te he convertido en el oprobio de los gentiles y en el escarnio de todos los países. 5Los que están cerca de ti y los que están lejos, te insultan, porque con tu grande corrupción has manchado tu nombre.

6He aquí que los príncipes de Israel, cada cual según su poder, no hacen otra cosa que derramar sangre en medio de ti. 7En ti se desprecia al padre y a la madre, y en ti tratan con violencia al extranjero, en ti oprimen al huérfano y a la viuda. 8Tu desprecias mi santuario y profanas mis sábados. 9[8765]Hay en ti hombres que usan de calumnias para derramar sangre, y en ti hay quienes banquetean sobre los montes; crímenes se cometen en medio de ti. 10En ti se descubre la desnudez del padre, y en ti se hace violencia a la mujer en la inmundicia de su impureza. 11En ti uno comete abominación con la mujer de su prójimo, otro amancilla incestuosamente a su nuera, y otro hace violencia a su hermana, la hija de su padre. 12En ti aceptan soborno para derramar sangre; tú cobras usura e interés, despojas a tus vecinos por medio de opresión, y a Mí me echaste en olvido, dice Yahvé, el Señor.

13He aquí que Yo he batido mis palmas a causa de las ganancias injustas que has hecho y por la sangre que se ha derramado en ti. 14¿Podrá mantenerse firme tu corazón, o serán fuertes tus manos en los días que Yo te preparo? Yo, Yahvé, he hablado y cumpliré. 15[8766]Yo te dispersaré entre los gentiles, te desparramaré por los países y quitaré de ti tu inmundicia. 16[8767]Serás profanada en tu propio país, a la vista de los gentiles; y conocerás que Yo soy Yahvé.”

Anuncio del castigo

17Y me llegó la palabra de Yahvé en estos términos. 18[8768]“Hijo de hombre, la casa de Israel se me ha convertido en escoria; todos ellos son bronce, estaño, hierro y plomo en medio del horno; no son más que escoria de plata. 19Por eso, así dice Yahvé, el Señor: Porque habéis venido a ser todos como escoria, por tanto, he aquí que Yo os recogeré en medio de Jerusalén. 20Como quien reúne plata y bronce y hierro y plomo y estaño en medio del horno, y sopla allí el fuego para fundirlos, así Yo os juntaré en mi ira y mi indignación; os dejaré allí y os fundiré. 21Os reuniré y soplaré sobre vosotros el fuego de mi ira, y en medio de (Jerusalén) seréis fundidos. 22Como se derrite la plata en el horno, así seréis derretidos en medio de ella; y conoceréis que Yo, Yahvé, he derramado mi ira sobre vosotros.”

Crímenes de los jefes

23Me fue dirigida la palabra de Yahvé, que dijo: 24“Hijo de hombre, dile a ella: Tu eres una tierra que no ha sido purificada y no ha sido lavada por la lluvia en el día de la indignación. 25[8769]Hay en medio de ella una conjuración de sus profetas. Como león rugiente que arrebata la presa, así devoran ellos las almas, se apoderan de los bienes y tesoros y multiplican el número de viudas en medio de ella.

26[8770]Sus sacerdotes violan mi Ley y profanan mi Santuario, no distinguen entre lo sagrado y lo profano, no enseñan a distinguir entre lo inmundo y lo puro, cierran sus ojos ante (las violaciones de) mis sábados, y Yo soy deshonrado entre ellos. 27Sus príncipes están en medio de ella como lobos: arrebatan la presa para derramar sangre y destruir almas, con el fin de obtener ganancias injustas. 28[8771]Sus profetas los revocan con barro, viendo vanidades y vaticinándoles mentiras, diciendo: «Así dice Yahvé, el Señor», cuando Yahvé no ha hablado. 29El pueblo del país practica la opresión y el robo, oprimiendo al pobre y al menesteroso y haciendo violencia e injusticia al extranjero.

30[8772]Busqué entre ellos un varón que construyese un vallado, y que se pusiese en la brecha frente a Mí, en favor de la tierra, a fin de que Yo no la devastase; más no lo hallé. 31[8773]Por eso derramaré sobre ellos mi cólera, los consumiré con el fuego de mi ira y echaré sus obras sobre su cabeza”, dice Yahvé, el Señor.

EZEQUIEL 23

Oholá y Oholibá

1Me llegó la palabra de Yahvé que dijo: 2“Hijo de hombre, había dos mujeres, hijas de una misma madre. 3Fornicaron en Egipto, se prostituyeron en su juventud. Allí fueron apretados sus pechos, y allí fue estrujado su seno virginal. 4[8774]Se llamaba la mayor Oholá, y su hermana Oholibá. Vinieron a ser mías y dieron a luz hijos e hijas. Sus nombres (significan): Oholá: Samaria, y Oholibá: Jerusalén.

Oholá, figura de Samaria

5[8775]Oholá me fue infiel y se enloqueció por sus amantes, los asirios, vecinos suyos, 6[8776]que iban vestidos de púrpura: gobernadores y magistrados, jóvenes muy amables todos ellos, caballeros que montaban caballos. 7[8777]Y fornicó con ellos, con todos estos hijos escogidos de Asiria, y se contaminó con los ídolos de todos aquellos que amaba. 8Y no abandonó sus fornicaciones con Egipto; porque (allí) se habían acostado con ella en su juventud, deshonrando su seno virginal y derramando sobre ella su fornicación. 9Por eso la entregué en poder de sus amantes, en poder de los hijos de Asiria, de quienes estaba enamorada. 10[8778]Estos descubrieron su desnudez, le quitaron sus hijos y sus hijas y la mataron a espada. Así vino a ser famosa entre las mujeres por el juicio ejecutado en ella.

Oholibá, figura de Judá

11[8779]Aunque vio esto su hermana Oholibá, superó a la primera en su corrupción, y sus fornicaciones fueron peores que las fornicaciones de su hermana. 12Se enamoró locamente de los hijos de Asiria, gobernadores y magistrados, sus vecinos vestidos lujosamente, caballeros que montaban caballos, jóvenes muy amables todos ellos. 13Y vi cómo también ella se contaminaba y cómo ambas seguían el mismo camino. 14[8780]Pero intensificó todavía sus fornicaciones. Cuando vio hombres dibujados en la pared, figuras de caldeos, pintados en color rojo, 15ceñidos sus lomos de cinturones, con amplios turbantes en sus cabezas, que todos parecían grandes señores —y no eran más que representaciones de los hijos de Babilonia, y la tierra de su nacimiento era Caldea— 16se enamoró de ellos, apenas los vieron sus ojos y les envió mensajeros a Caldea.

17Se llegaron a ella los babilonios, a su lecho de amores, y la contaminaron con su fornicación. Pero cuando se había contaminado con ellos, su alma tuvo asco de ellos. 18Cuando ella (así) manifestó sus fornicaciones y descubrió su desnudez, Yo tuve asco de ella, como me había asqueado de su hermana. 19Pero ella multiplicó sus fornicaciones, recordando los días de su mocedad, cuando se prostituía en la tierra de Egipto. 20[8781]Se enamoró de sus concubinarios, cuya carne es como carne de asnos, y su flujo como flujo de caballos. 21Y volviste a la lascivia de tu mocedad, cuando los egipcios deshonraron tu seno, a causa de tus pechos juveniles.

El castigo de Judá

22Por tanto, oh Oholibá, así dice Yahvé, el Señor: He aquí que instigaré contra ti a tus amantes, de los cuales tiene asco tu alma y los haré venir sobre ti por todos lados, 23[8782]los hijos de Babilonia y todos los caldeos, los de Pecod, Schoa y Coa, y con ellos todos los hijos de Asiria, mancebos muy amables, gobernadores y magistrados todos, príncipes y hombres famosos, todos a caballo. 24Vendrán contra ti con armas, con carros y ruedas y con muchedumbre de pueblos. Por todas partes se dirigirán contra ti escudos, y paveses, y yelmos, y Yo les encargaré el juicio, y ellos te juzgarán según sus leyes. 25[8783]Descargaré sobre ti mis celos y te tratarán con furor; te cortarán la nariz y las orejas, y lo que queda de ti caerá al filo de la espada. Se llevarán a tus hijos y a tus hijas, y tus restos serán consumidos por el fuego. 26Te despojarán de tus vestidos y te quitarán tus hermosos adornos. 27Y haré que cese tu lascivia y tu fornicación con la tierra de Egipto. No alzarás más tus ojos a ellos ni te acordarás más de Egipto.

28Porque así dice Yahvé, el Señor: He aquí que te entregaré en poder de los que tú aborreces, en poder de quienes tiene asco tu alma. 29Te tratarán con odio te quitarán todo el fruto de tu trabajo y te dejarán desnuda y sin vestido. Se hará patente la infamia de tus prostituciones, de tu lascivia y de tus fornicaciones. 30Así te tratarán porque has fornicado con las naciones y por haberte contaminado con sus ídolos. 31[8784]Por haber seguido el camino de tu hermana, por eso pondré su cáliz en tu mano.

32Así dice Yahvé, el Señor:

Beberás el cáliz de tu hermana,

cáliz hondo y ancho;

y serás objeto de burla y escarnio;

(el cáliz) es de gran capacidad.

33Te llenarás de embriaguez y dolor;

pues, copa de horror y de espanto

es la copa de tu hermana Samaria.

34La beberás y la apurarás;

morderás hasta los fragmentos de ella

y te despedazarás los pechos,

pues Yo he hablado”,

dice el Señor, Yahvé.

35Por eso así dice Yahvé, el Señor: Por cuanto me has olvidado y me has echado detrás de tus espaldas, lleva también tú (el castigo de) tu lascivia y tus fornicaciones.

Abominaciones de las dos hermanas

36Me dijo Yahvé: “Hijo de hombre. ¿No quieres juzgar a Oholá y a Oholibá? ¿No quieres manifestar sus abominaciones? 37[8785]Pues han cometido adulterio, y hay sangre en sus manos. Adulteraron con sus ídolos, y a sus hijos que habían dado a luz para Mí los pasaron (por el fuego) para que les sirvieran de pasto. 38Todavía más han hecho conmigo: Contaminaron mi Santuario en el día aquel y profanaron mis sábados. 39[8786]Después de inmolar sus hijos a sus ídolos, venían el mismo día a mi santuario para profanarlo. ¡Esto han hecho en medio de mi Casa! 40Y más aún; ellas hicieron venir hombres de lejos, a los que llamaron por medio de embajadores. Vinieron y tú te lavaste para ellos, te pintaste los ojos y te adornaste de tus galas. 41Te sentaste sobre un estrado magnífico, delante del cual estaba una mesa aderezada, y sobre ella habías puesto mi incienso y mi óleo. 42[8787]Y se oyó la algazara de mucha gente que se alegraba. A los hombres del común del pueblo se habían asociado los bebedores del desierto, que pusieron brazaletes sobre las manos de las (dos) y hermosas coronas sobre sus cabezas. 43Entonces dije respecto de aquella envejecida en adulterios: ¿Todavía continuará ella en sus prostituciones? 44Y se llegaron a ella; como se llega a una ramera. Así iban a Oholá y a Oholibá, mujeres lascivas. 45[8788]Pero hombres justos las juzgaran como se juzga a las adúlteras, como son juzgadas las mujeres que derraman sangre; pues adúlteras son y hay sangre en sus manos.

46Porque así dice Yahvé, el Señor: Convocaré contra ellas una multitud y las entregaré al maltrato y al saqueo. 47La multitud las apedreará y las hará pedazos con sus espadas; matarán a sus hijos y a sus hijas y a sus casas prenderán fuego. 48Asi acabaré con la lascivia en el país, y todas las mujeres escarmentarán, de modo que no imitarán vuestra lascivia. 49Se os castigará por vuestra infamia, y llevaréis los pecados de vuestra idolatría; y conoceréis que Yo soy Yahvé, el Señor.

EZEQUIEL 24

Sitio y caída de Jerusalén

1[8789]El año noveno, en el mes décimo, el día diez del mes, recibí de Yahvé esta palabra: 2Hijo de hombre, pon por escrito la fecha de este día, de este mismo día; pues precisamente en este día el rey de Babilonia se ha echado sobre Jerusalén. 3[8790]Y propón una parábola a la casa rebelde, y diles: Así habla Yahvé, el Señor:

¡Pon la caldera, ponla,

y echa agua en ella!

4Mete en ella sus trozos,

todos los trozos buenos, la pierna y la espalda

y llénala de huesos selectos.

5Toma lo más escogido del rebaño,

y quema también huesos debajo de ella;

haz que (todo) hierva bien

y que se cuezan hasta los huesos dentro de ella.

6[8791]Por eso, así dice Yahvé, el Señor:

¡Ay de la ciudad sanguinaria,

de la caldera llena de herrumbre,

y de la cual no sale el orín!

¡Saca trozo por trozo,

sin echar sobre ella suertes!

7[8792]Porque hay sangre en medio de ella;

sobre la piedra desnuda ella la derramó;

no la derramó en la tierra,

no la cubrió con polvo,

8para suscitar (mi) ira,

a fin de que Yo tome venganza.

Por eso derramaré su sangre

sobre la piedra desnuda, para que no se cubra.

9Por eso, así dice Yahvé, el Señor:

¡Ay de la ciudad sanguinaria!

También Yo haré una grande hoguera.

10¡Amontona la leña, enciende el fuego,

cuece la carne, haz hervir el caldo,

y quémense los huesos!

11[8793]Después pondrás sobre las brasas la (caldera) vacía

para que se caliente, y para que se derrita su cobre

y se deshaga en ella su suciedad

y desaparezca su herrumbre.

12Trabajo inútil.

No sale de ella su mucha herrumbre.

¡Quédese en el fuego su herrumbre!

13[8794]Es digna de execración tu suciedad; pues he querido limpiarte, pero tú no te limpiaste, por esto tu inmundicia no se limpiará hasta que Yo desfogue en ti mi saña. 14Yo, Yahvé, he hablado. Ya se cumplirá, pues Yo lo ejecutaré. No aflojaré, no perdonaré ni me arrepentiré. Según tus caminos y según tus obras se te juzgará”, dice Yahvé, el Señor.

Sobre la ciudad caída no habrá duelo

15Y me llegó la palabra de Yahvé, que dijo: 16[8795]“Hijo de hombre, he aquí que voy a quitarte de golpe las delicias de tus ojos; pero no te lamentes, ni llores, ni dejes correr tus lágrimas. 17[8796]Suspira en silencio; no harás duelo por los muertos; ponte el turbante y cálzate los pies; no te cubras el rostro ni comas pan de duelo.” 18Hablé al pueblo por la mañana, y a la tarde murió mi mujer; y al día siguiente hice según me había sido mandado. 19[8797]Y me dijo el pueblo: “¿No nos dirás qué significa para nosotros esto que haces?” 20Entonces les respondí: “Me llegó la palabra de Yahvé en estos términos: 21[8798]Di a la casa de Israel: Así habla Yahvé, el Señor: He aquí que Yo profanaré mi Santuario, la gloria de vuestro poder, las delicias de vuestros ojos, el anhelo de vuestra alma; y vuestros hijos y vuestras hijas que habéis dejado perecerán al filo de la espada. 22Y tenéis que hacer como yo he hecho: No cubriréis el rostro ni comeréis pan de luto. 23[8799]Vuestros turbantes quedarán sobre vuestras cabezas y calzaréis vuestros pies. No plañiréis ni lloraréis, sino que os consumiréis en vuestras iniquidades y gemiréis uno al lado del otro. 24Asi Ezequiel os servirá de señal. Todo lo que él ha hecho habéis de hacer vosotros, cuando sucedan estas cosas; y conoceréis que Yo soy Yahvé, el Señor.

25Y tú, hijo de hombre, el día en que Yo les quitare su fuerza, su gozo y su gloria, las delicias de sus ojos y lo que constituye la alegría de sus almas: sus hijos y sus hijas: 26en aquel día vendrá a ti uno de los escapados para darte la noticia. 27[8800]En aquel día se abrirá tu boca con (la llegada) del escapado; y hablarás, y no quedarás más mudo. Así les servirás de señal; y conocerán que Yo soy Yahvé.

II. VATICINIOS CONTRA LOS PUEBLOS PAGANOS

EZEQUIEL 25

Contra los ammonitas

1[8801]Me fue dirigida la palabra de Yahvé en estos términos: 2“Hijo de hombre, vuelve tu rostro hacia los hijos de Ammón y vaticina contra ellos. 3Di a los hijos de Ammón: ¡Oíd la palabra de Yahvé, el Señor!

Así dice Yahvé, el Señor: Por cuanto exclamaste: «¡Ha, Ha!» cuando fue profanado mi Santuario y fue desolada la tierra de Israel y la casa de Judá partió al cautiverio; 4[8802]por eso te entregaré a los hijos del Oriente, como posesión suya; y ellos establecerán en ti sus campamentos, alzarán en ti sus tiendas, comerán tus frutos y beberán tu leche. 5[8803]De Rabbá haré un pastizal de camellos, y de (las ciudades de) los hijos de Ammón rediles para rebaños; y conoceréis que Yo soy Yahvé.

6Pues así dice Yahvé, el Señor: Porque aplaudiste con tus manos y pateaste con tus pies y te alegraste en tu alma con todo el desprecio para la tierra de Israel, 7por eso, he aquí que extenderé contra ti mi brazo, te daré por botín a las naciones, te exterminaré de entre los pueblos, te borraré del número de los países y te destruiré; y conocerás que Yo soy Yahvé.

Contra Moab

8[8804]Así dice Yahvé, el Señor: Por cuanto Moab y Seír han dicho: «He aquí que la casa de Judá es como todos los pueblos», 9por eso abriré el flanco de Moab, donde están sus ciudades, sus ciudades fronterizas, la gloria del país, Bet-Jesimot, Baal-Meón y Kiryataim. 10(Las daré) a los hijos del Oriente, por posesión suya, como lo hice con los hijos de Ammón para que de los hijos de Ammón no hubiese más memoria entre los pueblos. 11Así juzgaré también a Moab, y conocerán que Yo soy Yahvé.

Contra Edom y Filistea

12[8805]Así dice Yahvé, el Señor: Por lo que hizo Edom cuando se vengó cruelmente de los hijos de Judá, y por la grave culpa que cometieron al desfogar en ellos su rencor, 13por esto, así dice Yahvé el Señor: Yo extenderé mi mano contra Idumea, exterminaré de ella hombres y bestias, y la convertiré en un desierto; desde Temán hasta Dedán caerán a espada. 14[8806]Y tomaré venganza de Edom, por medio de Israel, mi pueblo, que tratará a Edom conforme a mi ira y conforme a mi indignación; y conocerán mi venganza, dice Yahvé, el Señor.

15Así dice Yahvé, el Señor: Porque los filisteos han tomado venganza, vengándose cruelmente, con desprecio en el alma, para exterminarlo (todo) a causa del odio perpetuo; 16[8807]por esto, así dice Yahvé, el Señor: He aquí que extenderé mi mano contra los filisteos, y exterminaré a los cereteos, y destruiré el resto (que habita) a orillas del mar. 17Y tomaré de ellos una terrible venganza, castigándolos con furor; y conocerán que Yo soy Yahvé cuando Yo haga caer sobre ellos mi venganza.”

EZEQUIEL 26

Profecía contra Tiro

1[8808]El año undécimo, el primero del mes, recibí esta palabra de Yahvé: 2[8809]“Hijo de hombre, por cuanto dice Tiro contra Jerusalén:

«¡Ha! destruida está

la puerta de los pueblos,

la cual (ahora) se ha abierto para mí.

Yo me haré rica y ella está asolada».

3Por eso, así dice Yahvé, el Señor:

Heme aquí contra ti, oh Tiro;

haré subir contra ti muchas naciones,

a la manera que el mar levanta sus olas.

4Destruirán los muros de Tiro

y derribarán sus torres;

y barreré de ella hasta su polvo

para dejarla como una roca desnuda.

5[8810]Vendrá a ser un lugar en medio del mar

donde se tienden las redes,

pues Yo he hablado,

dice Yahvé, el Señor;

y será ella presa de las naciones.

6[8811]Y sus hijas que están en el continente,

perecerán al filo de la espada;

y conocerán que Yo soy Yahvé.

7[8812]Porque así dice Yahvé, el Señor:

He aquí que conduciré desde el norte, contra Tiro,

a Nabucodonosor, rey de Babilonia, rey de reyes,

con caballos y carros y caballería

y gran multitud de tropas.

8[8813]A tus hijas que están en el continente,

las pasará a cuchillo,

te circunvalará con torres de asedio,

levantará contra ti terraplenes

y alzará contra ti escudos.

9[8814]Dirigirá el ataque de sus arietes contra tus muros

y con sus instrumentos de hierro demolerá tus torres.

10[8815]La muchedumbre de sus caballos

te cubrirá con su polvo

y tus muros temblarán al estrépito de los jinetes,

ruedas y carros, cuando él entrare por tus puertas,

como quien entra en una ciudad tomada.

11Con los cascos de sus caballos

hollará todas tus calles;

pasará a cuchillo a tu pueblo,

y serán derribadas al suelo

tus más poderosas columnas.

12Despojarán tus riquezas

y saquearán tus mercancías;

destruirán tus muros

y derribarán tus bellísimas casas,

y arrojarán al mar tus piedras y tus maderas y hasta tu polvo.

13Haré cesar la voz de tus cantares

y no se oirá más el son de tus cítaras.

14[8816]Te dejaré como una roca desnuda;

vendrás a ser un lugar donde se tienden las redes;

ni volverás a ser reedificada;

pues Yo Yahvé he hablado,

dice Yahvé, el Señor.

15[8817]Así dice Yahvé, el Señor, a Tiro: ¿No se estremecerán acaso las islas al estruendo de tu caída, cuando giman los traspasados en la gran matanza que se hará en medio de ti? 16Entonces todos los príncipes del mar bajarán de sus tronos y se quitarán sus mantos, se despojarán de sus vestimentos bordados, y se vestirán de espanto. Sentados en tierra temblarán a cada momento, y quedarán consternados a causa de ti. 17Y cantarán sobre ti una elegía diciéndote:

«¡Cómo estás destruida tú que habitas entre las aguas,

ciudad célebre,

poderosa en el mar!

Ella y sus moradores

llenaban de espanto

a todos los habitantes del (mar).

18Ahora las islas temblarán

en el día de tu caída,

las islas que están en el mar quedarán atónitas

al ver tu fin».

19Porque así dice Yahvé, el Señor: Cuando Yo te haya convertido en ciudad desolada, como las ciudades que no se habitan, cuando Yo haga venir sobre ti el océano y te cubran las grandes aguas; 20[8818]entonces te haré bajar con los que han bajado a la fosa, donde están los pueblos de tiempos remotos, y te colocaré en las profundidades de la tierra, entre las ruinas perpetuas, junto con los que bajaron a la fosa, para que no seas ya habitada; pues Yo doy la gloria a la tierra de los que viven. 21Te reduciré a la nada y dejarás de existir; te buscarán, pero nunca jamás serás hallada”, dice Yahvé, el Señor.

EZEQUIEL 27

Elegía sobre Tiro

1[8819]Me fue dirigida la palabra de Yahvé, en estos términos: 2“Tú, hijo de hombre, canta sobre Tiro una elegía; 3y di a Tiro: Oh tú que estás sentada a la entrada del mar y comerciabas con los pueblos de muchas costas, así dice Yahvé, el Señor:

4Tiro, tú decías: «Yo soy de perfecta belleza».

Tus dominios están en el corazón del piélago;

tus constructores hicieron perfecta tu hermosura.

5[8820]De los abetos de Sanir

fabricaron toda tu armazón;

para hacer tu mástil

tomaron un cedro del Líbano.

6de las encinas de Basán hicieron tus remos;

labraron tus bancos de marfil

con incrustaciones de madera de boj,

traída de las islas de Kitim.

7De lino recamado de Egipto eran tus velas,

que te servían de bandera;

jacinto y púrpura de las islas

de Elisá formaban tu toldo.

8Los habitantes de Sidón y de Arvad

eran tus remeros,

y tus sabios que estaban en ti, oh Tiro,

te servían de pilotos.

9Los ancianos y los más peritos de Gebal

te asistían para reparar tus hendiduras;

todas las naves del mar, con sus marineros,

estaban a tu servicio

para el intercambio de tus mercaderías.

10[8821]En tu ejército servían como guerreros tuyos

los hombres de Persia, de Lidia y de Libia,

que colgaron en ti sus escudos y morriones;

y ellos te dieron esplendor.

11[8822]Los hijos de Arvad y tu ejército, velaban sobre tus muros en todo tu contorno; y los de Gamad que estaban en tus torres, colgaban sus escudos alrededor de tus muros, coronando tu belleza.

12[8823]Tarsis traficaba contigo porque en ti había abundancia de toda suerte de riqueza; con plata, hierro, estaño y plomo pagaban tus mercaderías. 13[8824]Javán, Tubal y Mósoc comerciaban contigo; traían a sus mercados esclavos y objetos de bronce. 14Los de la casa de Togormá te daban a trueque de tus mercancías caballos, corceles y mulos. 15[8825]Los hijos de Dedán hacían negocios contigo; muchas islas formaban tu clientela; te daban en cambio colmillos de marfil y ébano. 16Siria ejercía el comercio contigo, a causa de la multitud de tus productos; cambiaban tus mercaderías por carbunclo, púrpura, obra recamada, lino fino, corales y rubíes. 17Judá y la tierra de Israel eran tus clientes, llevaban a tus mercados trigo de Minit, perfumes, miel, aceite, y bálsamo. 18Damasco tenía intercambio contigo, (pagándote) la abundancia de tus productos y la multitud de todas tus riquezas con vino de Helbón y lana de Sáhar.

19[8826]Vedán y Javán de Uzal daban por tus mercaderías hierro labrado; casia y caña aromática había en tus mercados. 20[8827]Dedán te vendía sillas de montar; 21Arabia y todos los príncipes de Cedar mantenían tráfico contigo, dándote en cambio corderos, carneros y machos cabríos. 22Los mercaderes de Sabá y de Rama comerciaban contigo; con los más exquisitos aromas, con toda suerte de piedras preciosas y con oro pagaban ellos tus manufacturas. 23Harán, Cané y Edén, los comerciantes de Sabá, Asiria y Quelmad traficaban contigo; 24te vendían objetos de lujo y mantos de jacinto recamado; tapices de diversos colores, liados con cuerdas fuertes, se hallaban entre tus mercaderías.

25Las naves de Tarsis eran tus intermediarios

para (mantener) tu tráfico.

Así te henchiste y te hiciste muy gloriosa

en medio del mar.

26[8828]Pero aunque tus remeros

te condujeron por muchas aguas,

el viento solano te ha destrozado

en el seno del mar.

27Tus riquezas, tus mercancías, los productos de tu mercado,

tus marineros y tus pilotos,

tus calafates y los agentes de tu tráfico,

todos los hombres de guerra

que en ti se hallaban

y todo el gentío que estaba en medio de ti,

cayeron en el abismo del mar

el día de tu caída.

28Al estruendo de los gritos de tus pilotos

se estremecerán las playas,

29y todos los que manejan el remo,

bajarán de sus naves;

los marineros y todos los pilotos del mar,

saltarán a tierra.

30[8829]Levantarán su voz sobre ti y se lamentarán amargamente;

echarán polvo sobre sus cabezas

y se revolcarán en ceniza.

31Por tu causa se raparán la cabeza

y se ceñirán de cilicio;

y te llorarán con amargura de alma,

con dolor amarguísimo.

32En su dolor entonarán sobre ti una elegía

cantando de ti:

«¿Quién como Tiro?

¿Quién como la que (ahora) yace silenciosa

en medio del mar?

33Con las ganancias de tu comercio marítimo

hartabas a muchos pueblos;

con la abundancia de tus riquezas y de tus mercancías

enriquecías a los reyes de la tierra.

34Quebrantada por el mar estás ahora,

sepultada en lo profundo de las aguas,

ha cesado tu comercio

y todo el gentío que te llenaba.

35Todos los habitantes de las islas se espantan de ti;

sus reyes quedan atónitos,

se les ha demudado el rostro.

36Los comerciantes de los pueblos te silban;

has venido a ser un objeto de pasmo

y ya no existirás por los siglos».”

EZEQUIEL 28

Profecía acerca del rey de Tiro

1[8830]Me fue dirigida la palabra de Yahvé en estos términos: 2“Hijo de nombre, di al príncipe de Tiro: Así dice Yahvé, el Señor:

Se ha engreído tu corazón,

y has dicho: «Yo soy un dios,

yo ocupo el asiento de Dios

en medio de los mares»,

siendo tú un hombre y no Dios,

aunque te imaginaste ser un dios.

3[8831]¿Acaso eres tú más sabio que Daniel,

y no hay secreto alguno que te quede oculto?

4[8832]Te hiciste rico con tu sabiduría

y con tu inteligencia,

y amontonaste oro y plata

en tus tesorerías.

5[8833]Con tu mucho saber y con tu comercio

aumentaste tu poder,

y se ha engreído tu corazón a causa de tu poderío.

6[8834]Por eso así dice Yahvé, el Señor:

Por cuanto te imaginaste ser un dios,

7por tanto, he aquí que haré venir contra ti extranjeros,

los más feroces de los pueblos;

que desenvainarán sus espadas contra las obras maestras de tu sabiduría,

y profanarán tu gloria.

8Te harán descender a la fosa, y morirás de la muerte

de aquellos que mueren en el seno del mar.

9[8835]¿Seguirás entonces diciendo frente a tu matador: «Yo soy un dios»?

Hombre serás, y no Dios,

en la mano del que te traspasa.

10[8836]Morirás de la muerte de los incircuncisos,

por mano de extranjeros;

pues Yo he hablado”,

dice Yahvé, el Señor.

Elegía sobre el rey de Tiro

11Y vino a mí la palabra de Yahvé, diciendo: 12[8837]“Hijo de hombre, entona una elegía sobre el rey de Tiro, y dile: Así habla Yahvé, el Señor:

Tú eras el sello de la perfección,

lleno de sabiduría y de acabada hermosura.

13Vivías en el Edén, jardín de Dios;

todas clases de piedras preciosas formaban tu vestido:

el sardio, el topacio, el diamante,

el crisólito, el ónice, el jaspe,

el zafiro, el carbunclo,

la esmeralda y el oro.

Tus tambores y tus flautas estuvieron a tu servicio

en el día en que fuiste creado.

14[8838]Eras un querubín ungido para proteger;

así Yo te había constituido;

estabas en el monte santo de Dios

y caminabas en medio de piedras de fuego.

15Perfecto fuiste en tus caminos

desde el día de tu creación,

hasta que fue hallada en ti la iniquidad.

16[8839]Con el gran aumento de tu comercio

se llenó tu corazón de violencias y pecaste;

por tanto te profané

(echándote) del monte de Dios;

y te destruí, oh querubín protector,

de en medio de las piedras de fuego.

17Se engrió tu corazón

a causa de tu hermosura;

corrompiste tu sabiduría

con tu esplendor;

por eso, te arrojé al suelo

y te di en espectáculo a los reyes.

18[8840]Por la multitud de tus maldades,

y por las injusticias de tu comercio

profanaste tu santidad;

por eso hice salir fuego de en medio de ti,

un fuego que te consumió,

y te convertí en ceniza sobre la tierra,

ante los ojos de todos los que te ven.

19Todos los que te conocían entre los pueblos,

están asombrados de ti;

has venido a ser un objeto de pasmo

y ya no existirás nunca jamás.”

Contra Sidón

20Y me llegó la palabra de Yahvé, diciendo: 21[8841]“Hijo de hombre, vuelve tu rostro hacia Sidón, y profetiza contra ella. 22Dirás:

Así dice Yahvé, el Señor:

Heme aquí contra ti, Sidón;

Yo quiero glorificarme en medio de ti;

y conocerán que Yo soy Yahvé,

cuando la juzgue

y manifieste en ella mi santidad.

23Enviaré contra ella la peste,

y habrá sangre en sus calles,

y caerán en medio de ella traspasados por la espada,

que la herirá por todos lados;

y conocerán que Yo soy Yahvé.

24Y ya no habrá para la casa de Israel zarza punzante ni espina que le cause dolor, en medio de todos sus circunvecinos que la desprecian; y conocerán que Yo soy Yahvé.

La vuelta de Israel

25Así dice Yahvé, el Señor: Cuando Yo congregare la casa de Israel de entre los pueblos entre los cuales han sido dispersados, entonces manifestaré mi santidad de ellos a la vista de los gentiles, y habitarán en su tierra que di a mi siervo Jacob. 26Habitarán allí en paz, edificarán casas y plantarán viñas; habitarán en seguridad cuando Yo haga justicia en todos aquellos que los desprecian por todos lados; y conocerán que Yo, Yahvé, soy su Dios.”

EZEQUIEL 29

Primer oráculo contra Egipto

1El año décimo, el día doce del décimo mes, recibí la palabra de Yahvé, que dijo: 2“Hijo de hombre, vuelve tu rostro contra el Faraón, rey de Egipto, y vaticina contra él, y contra todo Egipto. 3[8842]Habla y di: Así dice Yahvé, el Señor:

Heme aquí contra ti, Faraón,

rey de Egipto,

cocodrilo gigantesco que yaces

en medio de sus ríos

y dices: «Mi río, es mío,

pues yo lo hice.»

4Por eso pondré garfios en tus quijadas,

y haré que se peguen los peces de tus ríos a tus escamas,

y te sacaré de en medio de tus ríos,

con todos los peces de tus ríos, pegados a tus escamas;

5y te echaré al desierto,

con todos los peces de tus ríos;

sobre la superficie del campo caerás,

y no serás recogido ni levantado;

a las fieras de la tierra y a las aves del cielo

te daré como pasto.

6[8843]Y conocerán todos los habitantes de Egipto

que Yo soy Yahvé;

porque has sido un báculo de caña para los hijos de Israel.

7Cuando te tomaban con la mano,

te rompías lastimándoles todo el hombro;

y cuando en ti se apoyaban, te hacías pedazos,

paralizándoles todo el cuerpo.

8Por tanto, así dice, Yahvé, el Señor: He aquí que haré venir sobre ti la espada, y exterminaré en ti hombres y bestias. 9Y la tierra de Egipto quedará hecha un desierto y una soledad; y conocerán que Yo soy Yahvé; porque (el Faraón) ha dicho: «El río es mío, y yo lo he hecho». 10[8844]Por eso, he aquí que estoy contra ti y contra tus ríos, y convertiré la tierra de Egipto en desierto desolado, desde Migdol hasta Siene, y hasta los confines de Etiopía. 11No pasará por ella pie de hombre; ni transitará por allí pie de bestia; ni será habitada por cuarenta años. 12[8845]Y haré del país de Egipto un yermo en medio de (otros) países yermos, y sus ciudades quedarán desoladas por cuarenta años en medio de las ciudades devastadas; y dispersaré a los egipcios entre las naciones y los esparciré por los países.

13Pues así dice Yahvé, el Señor: Al cabo de los cuarenta años congregaré a los egipcios de entre los pueblos donde han estado dispersos. 14[8846]Y pondré término al cautiverio de Egipto, y los conduciré a la tierra de Patros, tierra de su origen, y allí formarán un modesto reino. 15[8847]Será más humilde que los (demás) reinos; y no se alzará más sobre las naciones; Yo los disminuiré, para que no dominen más sobre los pueblos. 16No serán ya para la casa de Israel un objeto de confianza sino un recuerdo de la iniquidad (que cometieron) al volverse hacia ellos; y conocerán que Yo soy Yahvé, el Señor.”

Segundo oráculo contra Egipto

17El año veinte y siete, el primer día del primer mes, recibí la palabra de Yahvé, el cual me dijo: 18[8848]“Hijo de hombre: Nabucodonosor, rey de Babilonia, ha fatigado mucho a su ejército contra Tiro; todas las cabezas quedaron calvas y todos los hombros pelados; sin embargo, ni él ni su ejército recibieron de Tiro recompensa alguna por el servicio que prestaron contra ella.

19Por eso, así dice Yahvé, el Señor: He aquí que voy a dar a Nabucodonosor, rey de Babilonia, el país de Egipto y él se llevará sus riquezas; tomará sus despojos y saqueará su botín y esta será la paga para su ejército. 20Por su servicio prestado contra (Tiro) le he dado la tierra de Egipto; pues han trabajado para Mí, dice Yahvé, el Señor. 21[8849]En aquel día haré crecer un cuerno a la casa de Israel, y a ti te abriré la boca en medio de ellos; y conocerán que Yo soy Yahvé.”

EZEQUIEL 30

Tercer oráculo contra Egipto

1Me fue dirigida la palabra de Yahvé, que dijo: 2Hijo de hombre, profetiza, y di: Así habla Yahvé:

¡Prorrumpid en aullidos!

¡Ay de aquel día!

3[8850]Porque cercano está el día;

se ha acercado el día de Yahvé,

el día de las tinieblas,

que será el tiempo de los gentiles.

4Vendrá la espada sobre Egipto,

y el terror sobre Etiopía,

cuando caigan traspasados en Egipto

y sean llevadas sus riquezas

y destruidos sus fundamentos.

5[8851]Los etíopes, los libios, los lidios y toda la turba de gentes,

los de Cub y los (otros) aliados

caerán con ellos al filo de la espada.

6Así dice Yahvé:

Caerán los que apoyan a Egipto,

y se derrumbará su soberbio poder;

desde Migdol hasta Siene caerán allí al filo de la espada,

dice Yahvé, el Señor.

7(Egipto) será un yermo en medio de países yermos, y sus ciudades figurarán entre las ciudades devastadas. 8Entonces conocerán que Yo soy Yahvé, cuando pegue fuego a Egipto y se quebranten todos sus auxiliadores.

9En aquel día saldrán en naves mensajeros de mi parte para aterrar a los etíopes que viven en seguridad; vendrá sobre ellos el terror, como en el día de Egipto; pues he aquí que viene. 10Así dice Yahvé, el Señor: Yo exterminaré la multitud de Egipto, por mano de Nabucodonosor, rey de Babilonia. 11Él y su pueblo con él, los más feroces de los pueblos, serán enviados a devastar el país; desenvainarán sus espadas contra Egipto y llenarán el país de cadáveres. 12[8852]Y Yo secaré los ríos y venderé el país a hombres feroces; devastaré la tierra y cuanto en ella hay, por medio de extranjeros, Yo, Yahvé he hablado.

13[8853]Así dice Yahvé, el Señor:

Destruiré los ídolos

y acabaré con los falsos dioses de Menfis.

No habrá más príncipe

procedente de la tierra de Egipto;

y esparciré el terror en el país de Egipto.

14Asolaré a Patros,

entregaré a Tanis a las llamas

y haré justicia contra No.

15Derramaré mi ira sobre Sin, la fortaleza de Egipto, y exterminaré la mucha gente de No. 16Pegaré fuego a Egipto; Sin se revolcará en dolores, se abrirá brecha en No, y Menfis estará en continuas angustias. 17Los jóvenes de On y Bubaste caerán a cuchillo; y estas (ciudades) irán al cautiverio. 18En Tafnis el día se convertirá en oscuridad cuando Yo rompa allí los cetros de Egipto y se acabe en ella la arrogancia de su poder. Una nube la cubrirá, y sus hijas irán al cautiverio. 19Así haré justicia en Egipto; y conocerán que Yo soy Yahvé.”

Cuarto oráculo contra Egipto

20[8854]El año undécimo, el día siete del primer mes, recibí esta palabra de Yahvé: 21“Hijo de hombre, he roto el brazo del Faraón, rey de Egipto; y he aquí que no ha sido vendado ni tratado con medicamentos, ni fajado con vendas para que, restablecido, pueda empuñar la espada. 22Por eso, así dice Yahvé, el Señor: Heme aquí contra el Faraón, rey de Egipto; y le quebraré (ambos) brazos, tanto el sano como el quebrado, y haré que de su mano caiga la espada. 23Dispersaré a los egipcios entre los pueblos y los diseminaré por los países. 24Fortaleceré los brazos del rey de Babilonia y pondré mi espada en su mano, pero romperé los brazos del Faraón, el cual gemirá ante aquel con gemidos de un hombre traspasado. 25Fortaleceré los brazos del rey de Babilonia, mas los brazos del Faraón se caerán; y conocerán que Yo soy Yahvé cuando ponga mi espada en manos del rey de Babilonia para que la desenvaine contra la tierra de Egipto. 26[8855]Y desparramaré a los egipcios entre los pueblos y los esparciré por los países; y conocerán que Yo soy Yahvé.”

EZEQUIEL 31

Quinto oráculo contra Egipto

1El año undécimo, el primer día del tercer mes, me fue dirigida la palabra de Yahvé, que dijo: 2“Hijo de hombre, di al Faraón, rey de Egipto, y a su multitud:

¿A quién te igualaste en tu grandeza?

3[8856]Mira a Asur: era un cedro del Líbano,

de ramas hermosas,

de umbroso follaje y elevada altura,

cuya copa se perdía entre las nubes.

4[8857]Las aguas le habían dado crecimiento,

y altura (las fuentes) del abismo,

el cual hacía correr sus ríos

alrededor del lugar donde estaba plantado,

y hacía pasar sus arroyos

por todos los árboles del campo.

5Por eso superaba en altura

a todos los árboles campestres;

se multiplicaron sus ramas

y se dilató su fronda,

merced a la abundancia de las aguas

en el período de su crecimiento.

6En sus ramas anidaban

todas las aves del cielo,

debajo de su follaje

parían todas las bestias del campo;

y a su sombra habitaban

todas las grandes naciones.

7Era hermoso por su grandeza

y por la extensión de su ramaje,

porque sus raíces se hallaban

junto a abundantes aguas.

8No le igualaban los cedros

en el jardín de Dios,

los abetos no tenían copa semejante,

y los plátanos no superaban su fronda;

ningún árbol en el jardín de Dios

le era igual en belleza.

9Yo le había hecho hermoso

por la muchedumbre de sus ramas,

y le envidiaban todos los árboles del Edén,

que estaban en el jardín de Dios.

10Por eso, así dice Yahvé, el Señor: Porque se ha encumbrado en altura, elevando su copa hasta entre las nubes, y su corazón se ha ensoberbecido a causa de su altura, 11le he entregado en manos del más poderoso entre las naciones, para que le tratara a su manera. A causa de su maldad lo he desechado. 12[8858]Extranjeros, los más feroces de los pueblos, le cortaron y le dejaron tendido; sobre los montes y en todos los valles cayeron sus ramas, y en todos los torrentes de la tierra se halló su fronda destrozada. Y todos los pueblos de la tierra se retiraron de su sombra y le abandonaron.

13Sobre sus restos se posan

todas las aves del cielo,

y sobre sus ramas transitan

todas las bestias del campo;

14[8859]para que ninguno de los árboles (plantados) junto a las aguas se ensoberbezca por su altura, ni eleve su copa hasta entre las nubes; y para que ninguno de los regados con agua en su soberbia confíe en sí mismo. Porque

todos están destinados a la muerte,

a las profundidades de la tierra,

juntamente con los hijos de los hombres,

con los que bajan a la fosa.

15[8860]Así dice Yahvé, el Señor: El día en que bajó al scheol, ordené Yo un gran duelo; por él vestí de luto el abismo y detuve sus ríos; y se pararon las caudalosas aguas; por él enluté al Líbano, y se desmayaron todos los árboles del campo. 16[8861]Con el estruendo de su caída hice temblar las naciones, cuando lo arrojé al scheol, con los que bajan a la fosa. Y se consolaron en lo profundo de la tierra todos los árboles del Edén, los más escogidos y hermosos del Líbano, todos los regados de agua. 17Estos también bajaron con él al scheol, hacia los que perecieron al filo de la espada; los cuales habían sido su brazo y habían habitado bajo su sombra, en medio de las naciones.

18[8862]¿A quién te igualas en gloria y grandeza, entre los árboles del Edén? Serás precipitado con los árboles del Edén a las profundidades de la tierra; yacerás entre los incircuncisos, con los pasados a cuchillo. Esto sucederá al Faraón y a toda su multitud” —oráculo del Señor, Yahvé.

EZEQUIEL 32

Lamentación sobre el rey de Egipto

1[8863]El año duodécimo, el día primero del duodécimo mes, me fue dirigida la palabra de Yahvé, que dijo: 2[8864]“Hijo de hombre, entona una elegía sobre el Faraón, rey de Egipto y dile:

Eras cual leoncillo entre las gentes,

eras como un cocodrilo en las aguas;

te revolvías en tus ríos,

enturbiando las aguas con tus pies

y ensuciando sus corrientes.

3Así dice Yahvé, el Señor:

Tenderé sobre ti mi red

en medio de un concurso de muchos pueblos,

que te sacarán con mi red.

4Te arrojaré en tierra

te extenderé sobre el campo;

haré posar sobre ti todas las aves del cielo,

y saciaré de ti a las bestias

de toda la tierra.

5Pondré tus carnes sobre los montes

y llenaré de tu carroña los valles.

6Con tu sangre regaré tu fétida tierra,

hasta la altura de las montañas;

y se llenarán de ti las hondonadas.

7[8865]Al extinguirte cubriré el cielo

y oscureceré sus estrellas;

taparé el sol con una nube

y la luna ya no despedirá su luz.

8A causa de ti vestiré de luto

a todos los luminares que brillan en el cielo,

y cubriré de tinieblas tu tierra,

dice Yahvé, el Señor.

9Afligiré el corazón de muchos pueblos, cuando haga llegar (la noticia de) tu ruina a las naciones, a países que no conocías. 10Haré que por ti queden atónitos numerosos pueblos, y por ti se estremecerán de terror sus reyes, cuando Yo esgrima ante ellos mi espada; temblarán sin cesar, cada cual por su vida, en el día de tu caída. 11Porque así dice Yahvé, el Señor: Vendrá sobre ti la espada del rey de Babilonia.

12Abatiré tu multitud con la espada de los valientes;

son todos ellos los más feroces de los pueblos;

destruirán el orgullo de Egipto,

y será deshecha toda su multitud.

13Exterrninaré todas sus bestias

junto a las copiosas aguas,

y no las enturbiará más pie de hombre,

ni pezuña de bestia.

14[8866]Entonces volveré limpias sus aguas;

y haré correr sus ríos como aceite,

dice Yahvé, el Señor.

15Cuando Yo convierta la tierra de Egipto en desierto,

despojando el país de cuanto contiene,

e hiera a todos sus habitantes,

conocerán que Yo soy Yahvé.

16[8867]Esta es la elegía que se cantará. La entonarán las hijas de las naciones; la cantarán sobre Egipto y toda su multitud”, dice Yahvé, el Señor.

Elegía sobre el pueblo de Egipto

17[8868]El año duodécimo, el quince del mes, me fue dirigida la palabra de Yahvé, que dijo: 18“Hijo de hombre, compón un canto lúgubre sobre la multitud de Egipto, y arrójala, a ella y a las hijas de las naciones poderosas, a las profundidades de la tierra, con los que bajan a la fosa.

19[8869]¿A quién superas (ahora) en hermosura?

¡Baja y acuéstate entre los incircuncisos!

20Caerán ellos en medio de muertos a espada; entregada será (Egipto) al cuchillo; ¡sacadla fuera, con todas sus multitudes! 21[8870]En medio del scheol le dirigirán la palabra los más poderosos de los potentados, así como a sus auxiliadores (diciendo): «Han descendido, yacen los incircuncisos, traspasados por la espada».

22[8871]Allí se halla Asur, con toda su gente, en torno suyo están sus sepulcros; todos yacen traspasados, caídos a cuchillo, en sepulcros situados en lo más hondo de la fosa. 23[8872]Alrededor de su sepulcro está toda su gente, todos ellos traspasados, caídos a cuchillo, los que fueron el terror de la tierra de los vivientes.

24Allí está Elam, con toda su multitud en torno a su sepulcro; todos ellos traspasados, caídos a cuchillo, que descendieron incircuncisos a las profundidades de la tierra. Los que fueron el terror de la tierra de los vivientes, llevan su ignominia con los bajados a la fosa. 25En medio de los traspasados, colocaron su lecho para él y todo su pueblo, en torno a sus sepulcros; todos ellos incircuncisos, pasados a cuchillo. Esparcieron el terror en la tierra de los vivientes; mas llevan (ahora) su ignominia con los bajados a la fosa; yacen en medio de los muertos.

26[8873]Allí está Mósoc, Tubal y toda su gente, en torno a sus sepulcros, todos ellos incircuncisos, pasados a cuchillo, por haber sido el terror de la tierra de los vivientes. 27Y no yacen entre los héroes de los incircuncisos, que cayeron y descendieron al scheol con sus armas de guerra, la espada debajo de sus cabezas, y el escudo sobre sus huesos, por haber sido el terror de los fuertes en la tierra de los vivientes. 28Así también tú serás quebrantado con los incircuncisos; y yacerás con los muertos a espada.

29[8874]Allí está Edom, sus reyes y todos sus príncipes, que a pesar de sus hazañas han sido puestos entre los muertos a cuchillo, yacen entre los incircuncisos, entre los que descendieron a la fosa.

30[8875]Allí están los príncipes del Norte, todos ellos y todos los sidonios; bajaron con los traspasados por la espada, a pesar del terror que inspiraba su fortaleza. Están confundidos y yacen, incircuncisos, con los pasados a cuchillo, llevando su ignominia con los bajados a la fosa.

31[8876]Al verlos, el Faraón se consolará de toda su multitud. Muertos a espada están el Faraón y todo su ejército, dice Yahvé, el Señor. 32Pues aunque le puse por terror en la tierra de los vivientes, el Faraón yacerá entre los incircuncisos, entre los pasados a cuchillo; él y toda su mucha gente” —oráculo de Yahvé.

III. RESTAURACIÓN DE ISRAEL

EZEQUIEL 33

El profeta, atalaya del pueblo

1[8877]Me fue dirigida la palabra de Yahvé en estos términos: 2[8878]“Hijo de hombre, habla a los hijos de tu pueblo, y diles: Cuando Yo enviare la espada sobre un país, y la gente del país toma un hombre de su territorio, y le pone por atalaya suyo; 3y este, viendo venir la espada sobre el país, toca la trompeta y avisa al pueblo; 4si entonces el que oye la voz de la trompeta, no se deja apercibir, y llega la espada y le arrebata, la sangre de este recaerá sobre su propia cabeza. 5[8879]Pues oyó la voz de la trompeta, más no se dejó prevenir, por eso recae su sangre sobre él. Si hubiese tomado nota del aviso habría salvado su vida, 6Pero si el atalaya, viendo venir la espada, no toca la trompeta y el pueblo no es avisado, y llegando la espada arrebata a alguno de ellos, este, por su iniquidad, perderá la vida, pero Yo demandaré su sangre de manos del atalaya.

7[8880]Ahora bien, hijo de hombre, Yo te he puesto por atalaya de la casa de Israel; tú oirás de mi boca la palabra y los apercibirás de mi parte. 8[8881]Si Yo digo al impío: Impío, tú morirás sin remedio; y tú no hablas para apartar al impío de su camino, este impío por su iniquidad morirá, pero Yo demandaré su sangre de tu mano. 9[8882]Pero si tú apercibiste al impío para que se convierta de su camino, y si (el impío) no se convierte de su camino, por su iniquidad morirá; mas tú has salvado tu alma.

10Di oh hijo de hombre, a la casa de Israel: Vosotros seguís diciendo: “Ya que nuestras faltas y nuestros pecados pesan sobre nosotros, y por ellos nos estamos consumiendo, ¿cómo podremos vivir?” 11[8883]Diles: Por mi vida, dice Yahvé, el Señor, que no quiero la muerte del impío, sino que el impío se convierta de su camino y viva. Convertíos, convertíos de vuestros perversos caminos. ¿Por qué queréis morir, oh casa de Israel?

Justicia y misericordia de Dios

12Tú, hijo de hombre, di a los hijos de tu pueblo: La justicia del justo no le salvará en el día de su transgresión; y la iniquidad no dañará al impío cuando se convierta, como tampoco el justo podrá vivir por su (justicia) cuando pecare. 13Si Yo digo al justo: Ciertamente vivirás, y si él, confiando en su justicia, comete maldad, ninguna de sus obras justas será recordada, sino que por la maldad que cometió morirá. 14Asimismo, si Yo digo al impío: Ciertamente morirás; y si este impío, convirtiéndose de su pecado, practicare la equidad y la justicia, 15devolviere la prenda, restituyere lo robado, y siguiere los mandamientos de vida, sin cometer maldad, de seguro vivirá; no morirá. 16Ninguno de sus pecados que haya cometido será recordado contra él; ha obrado con equidad y justicia; de cierto vivirá.

17[8884]Y sin embargo, dicen los hijos de tu pueblo: «El camino del Señor no es recto», cuando, al contrario, los caminos de ellos no son rectos. 18Si el justo se aparta de su justicia y comete maldades, morirá por ellas, 19y si el impío se aparta del mal y practica la equidad y la justicia, por esto vivirá. 20¡Y vosotros decís: «No es recto el camino del Señor»! Yo os juzgaré, oh casa de Israel, a cada uno, conforme a su camino.

Impenitencia de los que habían quedado

21[8885]El año doce de nuestro cautiverio, el día cinco del décimo mes, vino a mí un escapado de Jerusalén, que dijo: “Cayó la ciudad”. 22La tarde antes de llegar el fugitivo, había venido sobre mí la mano de Yahvé, para abrirme la boca, y (estuvo sobre mí) hasta que ese vino a mí por la mañana; y se abrió mi boca, y ya no estuve mudo. 23Y me llegó la palabra de Yahvé que dijo: 24[8886]“Hijo de hombre, los que habitan entre aquellas ruinas en la tierra de Israel andan diciendo: «Si Abrahán que era uno solo, recibió en herencia el país ¿cuánto más quedará este en posesión nuestra, puesto que somos muchos?» 25Por tanto les dirás: Así dice Yahvé, el Señor: Vosotros, los que coméis (la carne) con la sangre y alzáis los ojos hacia vuestros ídolos y derramáis sangre, ¿acaso vosotros habéis de poseer el país? 26Confiáis en vuestras espadas, cometéis abominación, y cada cual contamina a la mujer de su prójimo, ¿y pensáis ser herederos del país?

27Así les hablarás: Esto dice Yahvé, el Señor: Por mi vida, que los que están entre las ruinas caerán a espada, y los que se hallan en el campo los daré como pasto a las fieras, y los que están en lugares fuertes y en cavernas morirán de peste. 28Haré del país un desierto y una soledad; se acabará la soberbia de su poder; y las montañas de Israel quedarán asoladas, porque no habrá quien pase por ellas. 29Y conocerán que Yo soy Yahvé, al convertir Yo el país en desierto y desolación, a causa de todas las abominaciones que han cometido.

30[8887]En cuanto a ti, hijo de hombre, los hijos de tu pueblo chismean de ti, junto a las paredes y a las entradas de las casas. Hablan entre sí cada uno con su compañero, diciendo: «¡Ea, vamos a oír cuál es la palabra que ha salido de Yahvé!» 31Y vienen a ti como a reuniones del pueblo, y se sienta delante de ti mi pueblo para oír tus palabras, pero no las ponen en práctica, porque con su boca te alaban, mientras su corazón va tras su avaricia. 32Pues he aquí que eres para ellos como un cantor de amores que tiene hermosa voz y toca bien; porque escuchan tus palabras, mas no las cumplen. 33Pero cuando ello viniere —he aquí que viene ya— conocerán que hubo un profeta en medio de ellos.”

EZEQUIEL 34

Los malos pastores de Israel

1[8888]Me fue dirigida la palabra de Yahvé, que dijo: 2“Hijo de hombre, profetiza contra los pastores de Israel; profetiza, y di a estos pastores: Así habla Yahvé, el Señor: ¡Ay de los pastores de Israel que se apacientan a sí mismos! ¿No es más bien el deber de los pastores apacentar el rebaño? 3Vosotros coméis su leche y os vestís de su lana; matáis lo gordo, pero no apacentáis el rebaño. 4[8889]No fortalecisteis a las ovejas débiles, no curasteis a las enfermas, no vendasteis a las perniquebradas, no condujisteis al redil a las descarriadas, no fuisteis en busca de las perdidas, sino que las dominabais con violencia y crueldad; 5[8890]de modo que se dispersaron por falta de pastor; vinieron a ser presa de todas las fieras del campo y se perdieron. 6Mis ovejas andan errantes por todas las montañas y por todas las altas colinas. Por toda la faz de la tierra se dispersaron mis ovejas, y no hay quien las busque ni quien se preocupe de ellas.

7Por eso, oíd, oh pastores, la palabra de Yahvé: 8Por mi vida, dice Yahvé, el Señor, que por cuanto mi grey ha sido depredada, y mis ovejas han sido presa de todas las fieras del campo, por falta de pastor; pues mis pastores no cuidaban de mis ovejas, sino que los pastores se apacentaban a sí mismos y no apacentaban a mi grey, 9por lo tanto, oíd, oh pastores, la palabra de Yahvé. 10[8891]Así dice Yahvé, el Señor: Heme aquí contra los pastores; demandaré mis ovejas de su mano y no permitiré que apacienten mi grey; ni tampoco se apacentarán en adelante los pastores a sí mismos; puesto que Yo libraré mis ovejas de su boca, y nos les servirán ya de pasto.

El buen Pastor

11[8892]Porque así dice Yahvé, el Señor: He aquí que Yo mismo iré en pos de mis ovejas, y las revistaré. 12Como el pastor revista a su grey al encontrarse con sus ovejas descarriadas, así revistaré Yo mis ovejas y las recogeré de todos los lugares por donde se dispersaron en día de nublado y tinieblas. 13Las sacaré de entre los pueblos, las recogeré de los países, las llevaré a su tierra y las apacentaré sobre los montes de Israel, junto a los arroyos, y en todas las regiones habitadas del país. 14En pastos buenos las apacentaré, y sobre las elevadas montañas de Israel estará su redil; allí tendrán cómoda majada, y en medio de pingües pastos pacerán sobre los montes de Israel. 15Yo mismo pastorearé mis ovejas, y Yo mismo las llevaré a la majada —oráculo de Yahvé, el Señor. 16[8893]Buscaré las perdidas, traeré las descarriadas, vendaré las perniquebradas y fortaleceré las enfermas; mas a las gordas y fuertes las destruiré. Las apacentaré con justicia.

17A vosotras, ovejas mías, así dice Yahvé, el Señor: He aquí que Yo juzgaré entre ovejas y ovejas, entre carneros y machos cabríos. 18[8894]¿Por ventura no os bastaba comer los pastos buenos, ya que pisoteabais con vuestros pies lo que sobraba de vuestro pasto? ¿Ni os bastaba beber el agua limpia, ya que enturbiabais con vuestros pies la que quedaba? 19De modo que mis ovejas tenían que comer lo que vosotros habíais hollado con vuestros pies, y beber lo que con vuestros pies habíais enturbiado.

20Por tanto, así les dice Yahvé, el Señor: He aquí que Yo mismo juzgaré entre las ovejas gordas y las ovejas flacas. 21Porque atropellabais con el flanco a todas las débiles y las acorneabais con vuestros cuernos hasta echarlas a otros lugares. 22Por eso Yo salvaré mi grey, para que no sirva más de presa; así juzgaré entre oveja y oveja.

El nuevo David, pastor de Israel

23[8895]Y suscitaré sobre ellas un solo pastor que las pastoree, mi siervo David; él las apacentará y él será su pastor. 24Yo, Yahvé, seré su Dios, y mi siervo David será príncipe en medio de ellas. Yo, Yahvé, he hablado. 25[8896]Haré con ellas una alianza de paz, y exterminaré de la tierra las bestias feroces, y habitarán con seguridad en regiones desiertas y dormirán en los bosques. 26[8897]Y haré de ellos y de los alrededores de mi monte una bendición, y enviaré a su tiempo las lluvias, lluvias de bendición. 27Los árboles del campo darán su fruto y la tierra dará sus productos, y vivirán en paz en su tierra; y conocerán que Yo soy Yahvé, cuando rompa las coyundas de su yugo, y los salve del poder de los que los tratan como esclavos. 28Y no serán más presa de las naciones, ni los devorarán las bestias de la tierra, sino que habitarán con seguridad, y no habrá quien los espante. 29[8898]Y les haré brotar una vegetación magnífica; ya no serán más consumidos por el hambre en el país, ni expuestos al oprobio de las naciones. 30Y conocerán que Yo, Yahvé, su Dios, estoy con ellos, y que ellos, la casa de Israel, son mi pueblo —oráculo de Yahvé, el Señor. 31Vosotros, los hombres, sois mis ovejas, las ovejas de mi grey, y Yo soy vuestro Dios, dice Yahvé, el Señor.”

EZEQUIEL 35

Contra Edom

1Me fue dirigida la palabra de Yahvé en estos términos: 2[8899]“Hijo de hombre, vuelve tu rostro contra la montaña de Seír y profetiza contra ella. 3Dile: Así dice Yahvé, el Señor:

He aquí que estoy contra ti, montaña de Seír;

extenderé mi mano contra ti,

y haré de ti una soledad y un desierto.

4Reduciré tus ciudades a ruinas;

serás un país despoblado,

y conocerás que Yo soy Yahvé.

5[8900]Porque tienes un odio perpetuo,

y entregaste los hijos de Israel a la espada,

en el tiempo de su calamidad,

al llegar la iniquidad al colmo.

6[8901]Por eso, por mi vida, dice Yahvé, el Señor, que te transformaré en sangre, y la sangre te perseguirá. Por cuanto no aborreciste la sangre, la sangre te perseguirá. 7Convertiré los montes de Seír en desierto completo y exterminaré de él al que va y al que viene. 8Llenaré sus montes de sus muertos; en tus collados, en tus valles, en todos tus torrentes yacerán los traspasados por la espada. 9En desolación perpetua te trocaré, y tus ciudades no serán ya habitadas; entonces conoceréis que Yo soy Yahvé.

10[8902]Pues dijiste: Ambos pueblos y ambos países son míos, y nosotros los poseeremos, siendo así que Yahvé estaba allí. 11Por eso, por mi vida, dice Yahvé, el Señor, que te trataré según la medida de tu ira y de tu envidia, con que tú, en tu odio, los trataste, y Yo, al juzgarte a ti, seré conocido por ellos. 12[8903]Entonces conocerás que Yo, Yahvé, he escuchado todas las injurias que proferiste contra los montes de Israel, diciendo: «Devastados están, nos han sido dados como presa».

13Os ensoberbecisteis contra Mí con vuestra boca y multiplicasteis contra Mí vuestras palabras. Yo las he oído. 14[8904]Esto dice Yahvé, el Señor: Alegrándose toda la tierra haré de ti un yermo. 15Como tú te alegraste de la desolación de la casa de Israel, así haré Yo contigo. Yermo serás, serranía de Seír, e Idumea toda entera; y se conocerá que Yo soy Yahvé.

EZEQUIEL 36

Retorno y restauración de Israel

1[8905]Tú, hijo de hombre, profetiza a los montes de Israel, diciendo: Oíd, montes de Israel, la palabra de Yahvé. 2[8906]Así dice Yahvé, el Señor: Porque el enemigo ha dicho de vosotros: «¡Ea! los collados eternos están en nuestro poder», 3por eso vaticina y di: Así dice Yahvé, el Señor: Precisamente por eso, porque os asolaron y os hollaron por todos lados, para que fueseis herencia de las demás naciones, y porque llegasteis a ser objeto de chismes y el oprobio de los pueblos, 4por eso, escuchad, montes de Israel, la palabra de Yahvé, el Señor: Así dice Yahvé a los montes y a los collados, a las hondonadas y a los valles, a las ruinas, y a las ciudades abandonadas, que a las demás naciones circunvecinas sirvieron de presa y de ludibrio.

5[8907]Por tanto, así dice Yahvé, el Señor: En el fuego de mis celos he hablado contra las otras naciones y contra la Idumea entera, quienes se apoderaron de mi tierra, regocijándose de todo corazón y despreciándola en su alma, a fin de tomarla y saquearla. 6Por eso, profetiza respecto de la tierra de Israel; y di a los montes y a los collados, a los torrentes y a los valles: Así dice Yahvé, el Señor: He aquí que en mis celos y en mi indignación he hablado, porque vosotros habéis soportado la afrenta de las naciones. 7[8908]Por tanto, así dice Yahvé, el Señor: He alzado mi mano para que las naciones que os rodean, soporten también ellas su oprobio.

Restauración del país

8Mas vosotros, oh montes de Israel, brotad vuestras ramas y producid vuestro fruto para Israel, mi pueblo, porque cercana está su vuelta. 9Porque he aquí que a vosotros (vengo); hacia vosotros vuelvo mi rostro y seréis labrados y sembrados. 10[8909]Multiplicaré en vosotros la gente, la casa de Israel, toda entera. Serán repobladas las ciudades y reedificados los lugares destruidos. 11Os henchiré de hombres y de bestias, que crecerán y serán fecundos; os poblaré como antiguamente y os daré más bienes que al principio; y conoceréis que Yo soy Yahvé. 12Y haré que ande gente sobre vosotros: Israel, mi pueblo. Ellos te poseerán, y tú serás su herencia; y no volveréis a estar sin ellos.

13[8910]Así dice Yahvé, el Señor: Por cuanto dicen de vosotros: «Eres una tierra que se traga a los hombres y priva a tu pueblo de sus hijos», 14por eso en adelante no comerás más a los hombres ni privarás a tu pueblo de sus hijos, dice Yahvé, el Señor. 15Yo haré que no oigas más los insultos de las gentes ni tengas que sufrir los oprobios de los pueblos; pues no perderás más tu población”, dice Yahvé, el Señor.

Purificación del pueblo

16Y me llegó la palabra de Yahvé, diciendo: 17“Hijo de hombre, mientras los de la casa de Israel habitaban en su tierra, la contaminaron con su proceder y sus malas obras. Era su conducta delante de Mí como la inmundicia de una mujer en su impureza. 18Por lo cual derramaré mi ira sobre ellos, a causa de la sangre que derramaron sobre el país y porque lo contaminaron con sus ídolos. 19Por eso los he dispersado entre las naciones y fueron diseminados por los países; así los juzgué según sus caminos y conforme a sus obras. 20Mas llegados a las naciones adonde fueron, profanaron mi santo Nombre, pues se decía de ellos: «Estos son el pueblo de Yahvé, pero de la tierra de Él han salido». 21[8911]Sin embargo los perdoné por amor a mi santo Nombre, al que la casa de Israel había deshonrado entre las naciones adonde llegaron.

22Por eso, di a la casa de Israel: Así dice Yahvé, el Señor: No por vosotros hago (esto), oh casa de Israel, sino por mi santo Nombre, al que vosotros habéis profanado entre las naciones a donde llegasteis. 23[8912]Y santificaré mi gran Nombre que ha sido deshonrado entre los gentiles, el cual vosotros profanasteis en medio de ellos; y conocerán los gentiles que Yo soy Yahvé, el Señor cuando haga patente mi santidad en vosotros, viéndolo ellos. 24Pues Yo os sacaré de entre los gentiles, os recogeré de todos los países y os llevaré a vuestra propia tierra. 25Y derramaré sobre vosotros agua limpia para que quedéis limpios, y os purificaré de todas vuestras inmundicias y de todos vuestros ídolos. 26[8913]Os daré un corazón nuevo, y pondré en vosotros un espíritu nuevo; quitaré de vuestra carne el corazón de piedra y os daré un corazón de carne. 27[8914]Infundiré mi Espíritu en vuestro corazón y haré que sigáis mis mandamientos y observéis mis leyes, poniéndolas por obra. 28[8915]Y habitaréis en la tierra que Yo di a vuestros padres; y vosotros seréis el pueblo mío, y Yo seré vuestro Dios. 29[8916]Os libraré de todas vuestras inmundicias; haré venir el trigo y lo multiplicaré; y no os enviaré más el hambre. 30Multiplicaré el fruto del árbol y la cosecha del campo, a fin de que no sufráis más el oprobio del hambre entre las naciones. 31[8917]Entonces os acordaréis de vuestros malos caminos y de vuestras obras que no eran buenas, y tendréis asco de vosotros mismos a causa de vuestras iniquidades y abominaciones. 32No por vosotros haré Yo (esto), dice Yahvé, el Señor, tenedlo así entendido. ¡Confundíos y avergonzaos de vuestros caminos, oh casa de Israel!

Nueva prosperidad de Israel

33[8918]Así dice Yahvé, el Señor: El día en que Yo os purificaré de todas vuestras iniquidades, repoblaré las ciudades y serán reedificados los lugares destruidos. 34La tierra devastada será cultivada en vez de ser un desierto a los ojos de todo transeúnte. 35Y se dirá: «La tierra que estaba desolada ha venido a ser como el jardín de Edén; y las ciudades desiertas, arruinadas y destruidas, se hallan ya fortificadas y habitadas». 36Y los gentiles que quedaren en torno vuestro conocerán que Yo, Yahvé, he reedificado lo que estaba destruido, y que Yo he plantado lo que estaba devastado. Yo, Yahvé, he hablado, y Yo obraré.

37[8919]Así dice Yahvé, el Señor: Aun esto conseguirá la casa de Israel, para que lo haga en favor de ellos: los aumentaré con hombres a manera de rebaño. 38Como rebaño de ovejas consagradas, como los rebaños de Jerusalén en sus fiestas, así serán las ciudades desiertas: llenas de rebaños de hombres; y se conocerá que Yo soy Yahvé.

EZEQUIEL 37

Los huesos secos que recobran vida

1[8920]Vino sobre mí la mano de Yahvé: Yahvé me sacó fuera en espíritu, y me colocó en medio de la llanura, la cual estaba llena de huesos. 2Y me hizo pasar junto a ellos, todo en torno; y he aquí que eran numerosísimos. Estaban (tendidos) sobre la superficie de la llanura y secos en extremo. 3Y me dijo: “Hijo de hombre, ¿acaso volverán a tener vida estos huesos?” Yo respondí: “Yahvé, Señor, Tú lo sabes.”

4Entonces me dijo: “Profetiza sobre estos huesos, y diles: ¡Huesos secos, oíd la palabra de Yahvé! 5Así dice Yahvé a estos huesos: He aquí que os infundiré espíritu y viviréis. 6Os recubriré de nervios, haré crecer carne sobre vosotros, os revestiré de piel y os infundiré espíritu para que viváis; y conoceréis que Yo soy Yahvé.”

7Profeticé como se me había mandado; y mientras yo profetizaba he aquí que hubo un ruido tumultuoso, y se juntaron los huesos, cada hueso con su hueso (correspondiente). 8Y miré y he aquí que crecieron sobre ellos nervios y carnes y por encima los cubrió piel; pero no había en ellos espíritu. 9[8921]Entonces me dijo: “Profetiza al espíritu, profetiza, hijo de hombre, y di al aliento: Así dice Yahvé, el Señor: Ven, oh espíritu de los cuatro vientos, y sopla sobre estos muertos, y vivirán.” 10Profeticé como Él me había mandado; y entró en ellos el espíritu, y vivieron y se pusieron en pie, (formando) un ejército sumamente grande.

11[8922]Entonces me dijo: “Hijo de hombre, estos huesos son toda la casa de Israel. Mira cómo dicen: «Se han secado nuestros huesos y ha perecido nuestra esperanza; estamos completamente perdidos». 12Por eso profetiza, y diles: Así dice Yahvé, el Señor: He aquí que abriré vuestros sepulcros y os sacaré de vuestras tumbas, oh pueblo mío, y os llevaré a la tierra de Israel. 13Y al abrir Yo vuestros sepulcros y al sacaros de vuestras tumbas, conoceréis, oh pueblo mío, que Yo soy Yahvé. 14[8923]E infundiré en vosotros mi espíritu y viviréis, y os daré reposo en vuestra tierra; y conoceréis que Yo, Yahvé, lo he dicho, y Yo lo hago, dice Yahvé.”

Unión de Judá e Israel

15Me fue dirigida la palabra de Yahvé que dijo: 16[8924]“Tú, hijo de hombre, toma una vara y escribe en ella: «Para Judá y los hijos de Israel unidos a él». Luego toma otra vara y escribe en ella: «Para José, el báculo de Efraím, y para toda la casa de Israel que le está unida». 17Y acerca la una a la otra para que sean una sola vara; y se unirán en tu mano. 18Y cuando los hijos de tu pueblo te pregunten, diciendo: «¿No nos explicarás qué significa esto para ti?» 19[8925]diles: Así dice Yahvé, el Señor: He aquí que voy a tomar la vara de José que está en mano de Efraím, y las tribus de Israel que le están unidas, y las juntaré con la vara de Judá, haciendo de ellas una sola vara; y vendrán a ser una misma cosa en mi mano.

20Las varas en que tú escribas han de estar en tu mano, ante los ojos de ellos; 21y les dirás: Así dice Yahvé, el Señor: He aquí que Yo sacaré a los hijos de Israel de entre las naciones adonde fueron; los recogeré de todas las partes y los llevaré a su tierra.

El nuevo David

22Y haré de ellos una sola nación en el país, en los montes de Israel; un solo rey reinará sobre todos ellos; nunca más serán dos naciones ni se dividirán ya en dos reinos. 23[8926]No se contaminarán más con sus ídolos, con sus abominaciones, ni con ninguna de sus transgresiones, puesto que Yo los pondré en salvo (sacándolos) de todos los lugares donde pecaron, y los purificaré; y ellos serán mi pueblo, y Yo seré su Dios.

24[8927]Mi siervo David será rey sobre ellos; y todos ellos tendrán un solo Pastor; observarán mis leyes y guardarán mis mandamientos y los cumplirán. 25[8928]Y habitarán en la tierra que Yo di a mi siervo Jacob, donde moraron vuestros padres; allí habitaran para siempre, ellos y sus hijos y los hijos de sus hijos; y mi siervo David será para siempre su príncipe.

26Y haré con todos ellos una alianza de paz, que será para ellos una alianza eterna; los estableceré y los multiplicaré, y pondré mi Santuario en medio de ellos perpetuamente. 27[8929]Y tendré entre ellos mi morada, y Yo seré el Dios de ellos, y ellos serán el pueblo mío. 28[8930]Y conocerán los gentiles que Yo soy Yahvé, el santificador de Israel, cuando mi Santuario esté en medio de ellos para siempre.”

EZEQUIEL 38

Profecía contra Gog y Magog

1[8931]Me fue dirigida la palabra de Yahvé en estos términos: 2[8932]“Hijo de hombre, dirige tu rostro contra Gog, la tierra de Magog, príncipe de Rosch, Mósoc y Tubal; y profetiza contra él. 3Dirás: Así dice Yahvé, el Señor: Heme aquí contra ti, oh Gog, príncipe de Rosch, Mósoc y Tubal. 4Yo te haré dar vueltas y pondré garfios en tus quijadas; te sacaré fuera, juntamente con tu ejército, caballos y jinetes, todos magníficamente armados, un gentío inmenso, que llevan paveses y escudos y todos manejan la espada. 5Persas, etíopes y libios estarán con ellos, todos con escudos y yelmos. 6[8933]Gómer y todas sus tropas, la casa de Togormá, (y los) de las partes extremas del norte, con todas su tropas, muchos pueblos serán tus aliados. 7¡Aparéjate y prepárate, tú y todo tu gentío, reunido en derredor de ti; sé tú su jefe!

8[8934]Al cabo de muchos días recibirás el mando, y en los años postreros marcharás contra una nación salvada de la espada, recogida de entre muchos pueblos sobre las montañas de Israel, desoladas por muchísimo tiempo; (una nación) sacada de entre los pueblos y que habita toda entera en paz. 9[8935]Te levantarás cual huracán y vendrás como nube para cubrir todo el país, tú y todas tus tropas y muchos pueblos contigo. 10Así dice Yahvé, el Señor: En aquel día trazarás planes en tu corazón y maquinarás un designio perverso. 11[8936]Te dirás: Subiré contra una tierra indefensa, iré contra gentes tranquilas que viven en paz y que habitan todas sin muros, y sin tener cerrojos ni puertas, 12[8937]para depredar y saquear, para extender tu mano contra ruinas que recién han sido habitadas, y contra un pueblo recogido de entre las naciones, que se ha adquirido ganados y bienes y habita en el centro de la tierra. 13[8938]Sabá y Dedán y los comerciantes de Tarsis, y todos los leoncillos, te dirán:

«¿Vienes acaso a depredar?

¿No reuniste tu gentío

para tomar botín,

para robar plata y oro,

para tomar ganados y bienes,

para llevarte grandes despojos?»

14Por eso, profetiza, hijo de hombre, y di a Gog: Así dice Yahvé, el Señor: En aquel día, cuando Israel mi pueblo habite en paz, tú lo sabrás; 15y vendrás de tu lugar, desde las partes más remotas del norte, tú y mucha gente contigo, todos a caballo, una gran muchedumbre y un ejército inmenso. 16Y subirás contra Israel, mi pueblo, como una nube que cubre la tierra. Esto será en los últimos días, y seré Yo quien te conduciré contra mi tierra, para que las naciones me conozcan cuando Yo manifieste mi santidad en ti, oh Gog, viéndolo ellos.

Derrota de Gog

17[8939]Así dice Yahvé, el Señor: ¿No eres tú aquel de quien hablé en tiempos antiguos por boca de mis siervos los profetas de Israel, que en aquel tiempo hablaron proféticamente de los años en que Yo te traería contra ellos? 18[8940]Aquel día, el día que invada Gog la tierra de Israel, dice Yahvé, el Señor, reventará mi ira y mi furor. 19[8941]En mis celos y en el furor de mi ira declaro: En aquel día habrá un gran temblor en la tierra de Israel. 20[8942]Temblarán ante Mí los peces del mar, las aves del cielo, las bestias del campo, todos los reptiles que se arrastran sobre el suelo y todo hombre que vive sobre la faz de la tierra; y serán derribados los montes, se desmoronarán los peñascos y todos los muros se vendrán al suelo. 21Llamaré contra él la espada por todos mis montes, dice Yahvé, el Señor, y cada uno dirigirá la espada contra su hermano. 22[8943]Le juzgaré con peste y sangre, y lloveré aguas de inundación, pedrisco, fuego y azufre sobre él, sobre sus huestes y sobre los numerosos pueblos que le acompañan. 23Así manifestaré mi gloria y mi santidad, y me daré a conocer a los ojos de muchas naciones; y sabrán que Yo soy Yahvé.

EZEQUIEL 39

Muerte de Gog

1Tú, hijo de hombre, profetiza contra Gog, diciendo: Así habla Yahvé, el Señor: Heme aquí contra ti, oh Gog, príncipe de Rosch, Mósoc y Tubal. 2[8944]Yo te haré dar vueltas y te conduciré; Yo te haré subir de las partes más remotas del norte, y te llevaré a las montañas de Israel. 3Yo destrozaré el arco que tienes en tu mano izquierda, y haré caer tus flechas de tu mano derecha. 4[8945]Sobre los montes de Israel caerás tú y todos tus ejércitos y los pueblos que te acompañan; te entregaré a las aves de rapiña, a los volátiles de toda especie, y a las fieras del campo, para que te devoren. 5[8946]Sobre la superficie del campo caerás; porque Yo he hablado, dice Yahvé, el Señor. 6[8947]Enviaré fuego sobre Magog, y sobre los que habitan confiadamente en las islas; y conocerán que Yo soy Yahvé. 7[8948]Y haré que se conozca mi santo Nombre en medio de Israel, mi pueblo, y no dejaré profanar más mi santo Nombre; y las naciones sabrán que Yo soy Yahvé, el Santo de Israel. 8He aquí que esto sucederá y se cumplirá, dice Yahvé. Este es el día del cual he hablado.

9[8949]Entonces los habitantes saldrán de las ciudades de Israel, y prenderán fuego a las armas y las quemarán, así como los escudos, las rodelas, los arcos, las saetas, las mazas y las lanzas; y serán pábulo para el fuego por siete años. 10No traerán leña del campo, ni la cortarán en los bosques, pues harán lumbre con las armas. Así depredarán a sus depredadores y despojarán a esos mismos que los habían despojado, dice Yahvé, el Señor.

Sepultura de Gog

11[8950]En aquel día daré a Gog un lugar de sepultura en Israel: el valle de los Pasajeros, al oriente del mar, valle que obstruye el paso a los transeúntes. Allí enterrarán a Gog y a toda su multitud; y será llamado Valle de la muchedumbre de Gog. 12[8951]A fin de purificar la tierra, la casa de Israel los estará enterrando durante siete meses. 13Los enterrará todo el pueblo del país; y será para ellos un día glorioso aquel en que Yo seré glorificado, dice Yahvé, el Señor. 14Designarán hombres que recorran sin cesar el país para enterrar a los insepultos, a los dejados sobre la faz de la tierra, para purificarla. Durante siete meses harán sus investigaciones. 15Cuando los que recorren el país vean los huesos de un hombre, pondrán junto a ellos una señal, hasta su entierro por los sepultureros en el Valle de la muchedumbre de Gog. 16[8952]Hamona será el nombre de esa ciudad; y así purificarán el país.

17[8953]Y tú, hijo de hombre, así dice Yahvé, el Señor: Di a los volátiles de toda especie y a todas las bestias del campo: ¡Congregaos y venid! Reuníos de todos los alrededores junto a la víctima mía la que Yo inmolo para vosotros, víctima grande, sobre las montañas de Israel, para que comáis carne y bebáis sangre. 18Comeréis carne de héroes y beberéis sangre de príncipes de la tierra: carneros, corderos, machos cabríos y toros, todos ellos gordos (como los) de Basán. 19Comeréis hasta hartaros de la gordura de mi víctima que preparo para vosotros, y beberéis sangre hasta la embriaguez. 20En mi casa os saciaréis de caballos y de jinetes, de héroes y de toda clase de guerreros, dice Yahvé, el Señor.

Glorificación de Dios

21Entonces haré manifestación de mi gloria entre los gentiles, y todos los gentiles verán cómo Yo ejecuto mi justicia descargando sobre ellos mi mano. 22[8954]Y desde aquel día en adelante sabrá la casa de Israel que Yo soy Yahvé, su Dios. 23Y las naciones entenderán que por sus iniquidades fue llevada la casa de Israel al cautiverio; que a causa de su infidelidad contra Mí escondí de ellos mi rostro y los entregué en manos de sus enemigos, para que todos cayesen al filo de la espada; 24que los traté según sus inmundicias y según sus prevaricaciones y que por eso oculté de ellos mi rostro.

25Por tanto, así dice Yahvé, el Señor: Ahora volveré a traer a los cautivos de Jacob, y me apiadaré de toda la casa de Israel, pero seré celoso de mi santo Nombre. 26[8955]Llevarán su ignominia y todas sus infidelidades que han cometido contra Mí, cuando habiten ya seguros en su tierra sin que nadie los espante. 27[8956]Y cuando Yo los haga volver de entre los pueblos, recogiéndolos de los países de sus enemigos y manifestando en ellos mi santidad a los ojos de muchas naciones, 28reconocerán que Yo soy Yahvé, su Dios, el que los llevó al cautiverio entre las naciones, y el que los reunió en su propia tierra, sin dejar allí ni uno de ellos. 29[8957]No volveré más a esconder de ellos mi rostro; porque habré derramado mi espíritu sobre la casa de Israel” —oráculo de Yahvé, el Señor.

IV. EL NUEVO TEMPLO, LA NUEVA CIUDAD Y LA TIERRA RESTAURADA

EZEQUIEL 40

El nuevo Templo

1[8958]El año veinte y cinco de nuestro cautiverio, al principio del año, el diez del mes, catorce años después de la caída de la ciudad, aquel mismo día vino sobre mí la mano de Yahvé y me trasladó allá. 2[8959]Me llevó en visiones divinas a la tierra de Israel, y me colocó sobre un monte muy alto, sobre el cual había, al mediodía, una construcción semejante a una ciudad. 3[8960]Cuando me había llevado allá, vi a un varón, cuyo aspecto era como el aspecto de bronce. Tenía en la mano una cuerda de lino y una caña de medir y estaba parado a la puerta. 4[8961]Y me dijo aquel varón: “Hijo de hombre, mira con tus ojos, y escucha con tus oídos y para mientes en todo lo que te voy a mostrar; pues para que yo te lo haga ver, has sido trasladado aquí. Todo cuanto veas anúncialo a la casa de Israel.”

5[8962]Y vi un muro exterior que rodeaba toda la Casa; (vi) también en la mano de aquel varón una caña de medir, de seis codos, cada uno de los cuales tenía un codo y un palmo. Y midió el ancho del edificio: una caña; y la altura: una caña.

La puerta oriental

6[8963]Entonces fue a la puerta que mira hacia el oriente, subió por sus gradas y midió el umbral de la puerta: una caña de ancho; y el otro umbral: una caña de ancho. 7Cada cámara tenía una caña de largo y una caña de ancho; y entre las cámaras había (un espacio) de cinco codos; y el umbral de la puerta junto al vestíbulo de la puerta interior tenía una caña. 8Luego midió el vestíbulo de la puerta interior: una caña. 9Midió también el vestíbulo de la puerta: ocho codos; y sus pilares: dos codos; el vestíbulo de la puerta estaba en la parte de adentro. 10Las cámaras de la puerta oriental eran tres de un lado, y tres del otro. Una misma medida tenían todas ellas, y una misma medida los pilares de ambos lados. 11Después midió el ancho de la entrada de la puerta: diez codos; y la profundidad del portal: trece codos. 12Había delante de las cámaras un espacio delimitado de un codo de un lado, y de un codo del otro lado; y cada cámara tenía seis codos por una y otra parte. 13Y midió la puerta desde el techo de una cámara hasta la (opuesta), y era su anchura de veinte y cinco codos, de puerta a puerta. 14[8964]Y midió los pilares de sesenta codos, los cuales estaban adheridos al atrio que rodeaba todo (el edificio de) la puerta. 15Desde el frente de la puerta de la entrada hasta el frente del vestíbulo de la puerta interior, había cincuenta codos. 16[8965]En las cámaras y sus pilares había ventanas de reja, que daban al interior (del edificio) de la puerta, todo en derredor, y asimismo en los vestíbulos. Las ventanas estaban todo en derredor y daban al interior, y en los pilares había palmeras.

El atrio exterior y las demás puertas

17Me llevó después al atrio exterior; y allí había cámaras y un pavimento enlosado de piedras todo en torno del atrio. Treinta cámaras bordeaban el pavimento. 18El pavimento se extendía a ambos lados de las puertas, y correspondía a la profundidad de las puertas. Este era el pavimento inferior. 19Y midió por la parte de afuera la profundidad (del atrio), desde la fachada de la puerta de abajo hasta la fachada del atrio interior; cien codos hacia el oriente y hacia el norte.

20Midió también la longitud y la anchura de la puerta del atrio exterior, que mira hacia el norte. 21Sus cámaras, tres a un lado y tres al otro, así como sus pilares y su vestíbulo tenían las mismas medidas que las de la puerta primera: cincuenta codos de largo por veinte y cinco de ancho. 22[8966]Sus ventanas, su vestíbulo y sus palmeras eran conforme a la medida de la puerta que miraba hacia el oriente. Se subía a ella por siete gradas, y delante de estas se hallaba un vestíbulo. 23En el atrio interior había una puerta frente a la puerta septentrional, que correspondía a la oriental; y de puerta a puerta había una distancia de cien codos.

24Luego me llevó a la parte meridional; y he aquí una puerta que daba al sur; y midió sus pilares y su vestíbulo, que tenían las mismas dimensiones. 25Tenía, así como su vestíbulo, todo en torno, ventanas semejantes a las otras ventanas, de cincuenta codos de largo y de veinte y cinco de ancho. 26Tenía también siete gradas para subir, y delante de ellas estaba un vestíbulo. Había en los pilares palmeras, una de un lado, y otra del otro. 27Había también en el atrio interior una puerta que miraba al sur; y midió (el varón) de puerta a puerta, hacia el sur: cien codos.

Puertas del atrio interior

28Entonces me llevó al atrio interior, a la puerta meridional, y midió la puerta meridional, la cual tenía las mismas dimensiones. 29También sus cámaras, sus pilares y su vestíbulo tenían las mismas medidas. Había ventanas en ella y en su vestíbulo, todo en derredor. Su longitud era de cincuenta codos, y su anchura de veinte y cinco. 30[8967]Los vestíbulos, que había todo en derredor, eran de veinte y cinco codos de largo y de cinco codos de ancho. 31Su vestíbulo daba al atrio exterior; tenía palmeras en sus pilares y se subía por ocho gradas.

32Después me condujo, en el atrio interior, hacia el oriente y midió la puerta, la cual tenía las mismas medidas (que las otras). 33Sus cámaras, sus pilares y su vestíbulo tenían aquellas mismas medidas; y había ventanas en ella y en su vestíbulo todo en derredor. Su longitud era de cincuenta codos, y su anchura de veinte y cinco. 34Su vestíbulo daba al atrio exterior; en sus pilares a uno y otro lado había palmeras, y se subía a la (puerta) por ocho gradas.

35Luego me llevó a la puerta del norte, y la midió con aquellas mismas medidas. 36(Midió) también sus cámaras, sus pilares y su vestíbulo, y las ventanas en ella todo en derredor; cincuenta codos de largo por veinte y cinco de ancho. 37Sus pilares daban al atrio exterior; en sus pilares había palmeras a un lado y al otro y se subía a la (puerta) por ocho gradas.

Descripción del atrio interior

38[8968]Había cámaras con puertas correspondientes junto a los pilares de las puertas, para lavar los holocaustos. 39En el vestíbulo de la puerta había a cada lado dos mesas, para degollar sobre ellas los holocaustos, las víctimas por el pecado y las víctimas por la culpa. 40En el lado exterior, al norte de quien subía a la entrada de la puerta, había también dos mesas, y otras dos en la parte opuesta junto al pórtico de la puerta; 41de modo que había junto a la puerta cuatro mesas de un lado y cuatro mesas del otro, (o sea) ocho mesas, sobre las cuales se degollaban (las víctimas). 42Las cuatro mesas para los holocaustos eran de piedra labrada, de codo y medio de largo, codo y medio de ancho y un codo de alto. Sobre estas se ponían los instrumentos con que se degollaban los holocaustos y las (otras) víctimas. 43Por dentro había ganchos colocados todo en torno, qué tenían el tamaño de un palmo; y sobre las mesas, se ponía la carne de las víctimas. 44[8969]Fuera de la puerta interior, en el atrio interior, había cámaras para los cantores, una al lado de la puerta del norte, con su frente hacia el sur; y otra al lado de la puerta oriental, con la frente hacia el norte. 45Y me dijo: “La cámara que mira hacia el sur, es para los sacerdotes que están al servicio de la Casa; 46[8970]y la cámara que mira hacia el norte es para los sacerdotes que desempeñan el servicio del altar. Son los hijos de Sadoc los que entre los hijos de Levi se acercan a Yahvé para servirle.”

47Y midió el atrio: cien codos de largo y cien codos de ancho, un cuadrado. Y el altar estaba delante de la Casa.

El pórtico del Templo

48Después me llevó al pórtico de la Casa, y midió los pilares del pórtico: cinco codos de un lado y cinco del otro; y la anchura de la puerta: tres codos de un lado y tres del otro. 49[8971]Tenía el pórtico veinte codos de largo y once codos de ancho, y se subía a él por gradas. Y había columnas junto a los pilares, una a cada lado.

EZEQUIEL 41

El santo y el santo de los santos

1Me introdujo entonces en el Templo y midió los pilares: seis codos de ancho por un lado, y seis codos de ancho por el otro, lo que correspondía a la anchura del Tabernáculo. 2La anchura de la entrada era de diez codos; los lados de la entrada tenían cinco codos a una parte y cinco a la otra. Después midió su longitud, que era de cuarenta codos, y su anchura, que era de veinte codos.

3[8972]Luego entró en el interior y midió los pilares de la entrada: dos codos; y la entrada misma: seis codos; y la anchura de la entrada: siete codos. 4[8973]Midió también su longitud: veinte codos, y la anchura: veinte codos, sobre el frente del Templo; y me dijo: “Este es el Santo de los Santos.”

Edificios anejos

5Después midió la pared de la Casa: seis codos, y la anchura de las cámaras laterales: cuatro codos, todo en torno de la Casa. 6[8974]Las cámaras laterales estaban dispuestas en tres (pisos), una sobre otra, treinta en cada piso. Había salientes en la pared de la Casa todo en derredor, para que las cámaras laterales se apoyasen (en ellas), y no en la pared misma de la Casa. 7Las cámaras laterales se ensanchaban, en todo el contorno, al paso que se subía; porque a medida que se subía por la escalera de caracol de la Casa, todo alrededor de la Casa, tanto más se ensanchaba la Casa hacía arriba. Se subía desde el piso inferior al superior por el del medio.

8Y vi que la Casa todo en torno estaba sobre una elevación. Los fundamentos de las cámaras laterales eran de una caña entera, de seis codos, hasta la juntura. 9La pared de las cámaras laterales tenía por afuera un espesor de cinco codos; y había un espacio libre entre el edificio lateral de la Casa, 10y entre las cámaras había una anchura de veinte codos alrededor de la Casa por todos lados. 11Las entradas del edificio lateral daban al espacio libre, una puerta estaba hacia el norte y otra hacia el sur. El espacio libre tenía cinco codos de ancho en todo el derredor.

Medidas de los edificios

12[8975]El edificio que estaba frente al espacio cercado al lado occidental, tenía setenta codos de ancho, y la pared del edificio tenía un espesor de cinco codos todo alrededor, y su longitud era de noventa codos. 13Después midió la Casa: cien codos de largo; el espacio libre, su edificio y sus paredes: cien codos de largo; 14y el ancho de la fachada de la Casa y del espacio cercado por la parte oriental: cien codos. 15Y midió la longitud del edificio, frente al espacio cercado que había detrás, y sus galerías a ambos lados: cien codos; y también el Templo interior y los vestíbulos del atrio.

Adornos del Templo

16[8976]Los umbrales, las ventanas de reja y las galerías alrededor de los tres (pisos) estaban revestidos de madera a la redonda, empezando por los umbrales desde el suelo hasta las ventanas, las cuales estaban cubiertas. 17Encima de la puerta, en el interior de la Casa y en el exterior, había tapices sobre toda la pared, todo en torno por dentro y por fuera, 18[8977]con representaciones de querubines y palmeras, una palmera entre querubín y querubín. Cada querubín tenía dos caras: 19cara de hombre (vuelta) hacia la palmera de esta parte, y cara de león (vuelta) hacia la palmera de la otra parte. Así se hizo por todo alrededor de la Casa. 20Desde el suelo hasta la altura de la puerta había querubines y palmeras en la pared del Templo. 21[8978]El Templo tenía en las puertas postes cuadrangulares. Delante del Santuario había algo así como 22un altar de madera, de tres codos de altura, y de dos codos de largo. Sus ángulos y su superficie y sus paredes eran de madera.

23[8979]Y me dijo: “Esta es la mesa que está delante de Yahvé.”

24El Templo y el Santuario tenían dos puertas, cada una de las cuales poseía dos hojas, que se plegaban (en dos partes): dos para una hoja y dos para la otra. 25Sobre las puertas del Templo había querubines y palmeras, como los que estaban representados en las paredes; y al frente del pórtico por fuera, una cornisa de madera. 26[8980]Y había ventanas enrejadas y palmeras a cada lado en las paredes laterales del pórtico y en las cámaras laterales, como también cornisas.

EZEQUIEL 42

Aposentos para los sacerdotes

1Después me sacó al atrio exterior, por el camino que va hacia el norte, y me llevó al departamento que estaba frente al espacio cercado y frente al muro del norte. 2[8981]Tenía (donde estaba) la puerta del norte una longitud de cien codos y la anchura era de cincuenta codos. 3[8982]Estaba frente a los veinte (codos) que tenía el atrio interior, y frente al pavimento del atrio exterior y tenía galería contra galería, en tres pisos. 4Delante de las cámaras había un corredor de diez codos de ancho; un camino de un codo conducía al interior, y sus puertas daban al norte. 5Las cámaras superiores eran más angostas; pues las galerías quitaban más de ellas que de las inferiores y de las intermedias del edificio. 6Porque había tres pisos, pero no tenían columnas como las columnas de los atrios; por eso (las superiores) eran más estrechas que las de abajo y las de en medio. 7El muro exterior, paralelo a las cámaras, que daba al atrio exterior delante de las cámaras, tenía cincuenta codos de largo; 8pues las cámaras del lado del atrio exterior tenían cincuenta codos de largo, pero frente al templo tenían cien codos. 9Más abajo de estas cámaras había una entrada desde el oriente, para quien entraba desde el atrio exterior. 10Había también cámaras (al sur) a lo ancho del muro del atrio que miraba hacia el oriente, frente al espacio cercado y al edificio. 11Delante de ellas había un corredor, y eran como las cámaras de la parte del norte. Su longitud y su anchura eran las mismas, como también todas sus salidas, su disposición y sus puertas. 12Las puertas de las cámaras miraban hacia el sur, y había una puerta al principio del corredor paralelo al muro, para quien venía del lado oriental. 13[8983]Y me dijo: “Las cámaras del norte y las cámaras del sur, que están frente al espacio cercado, son cámaras santas, donde los sacerdotes que se acercan a Yahvé comerán las cosas sacrosantas, y donde depositarán las cosas santísimas, las ofrendas y los sacrificios por el pecado y por la culpa, pues este lugar es santo. 14Cuando los sacerdotes hubieren entrado, no saldrán del Lugar Santo al atrio exterior, sino que dejarán allí las vestimentas con que ejercen el ministerio, pues son santas. Vestirán otras ropas, y así se acercarán al (atrio) del pueblo.”

Dimensiones del recinto del Templo

15Cuando hubo acabado de medir la Casa, me sacó fuera por la puerta que mira hacia el oriente; y midió el (recinto) todo en torno. 16Midió la parte oriental, con la caña de medir: quinientas cañas, con la caña de medir. 17Midió el lado septentrional: quinientas cañas, con la caña de medir. 18Midió la parte meridional: quinientas cañas, con la caña de medir. 19Y por el lado occidental midió también quinientas cañas con la caña de medir. 20Y midió el muro (de cintura), todo alrededor, hacia los cuatro vientos, y tenía quinientas (cañas) de largo, y quinientas de ancho, separando así lo santo de lo profano.

EZEQUIEL 43

El señor vuelve al Templo

1[8984]Me trasladó después a la puerta que mira hacia el oriente; 2[8985]y he aquí que la gloria del Dios de Israel venía del oriente. Su voz era como el estruendo de una gran mole de aguas; y la tierra resplandecía de su gloria. 3[8986]El aspecto de la imagen que veía era como la que vi cuando Él vino para destruir la ciudad. Todo lo que veía era semejante a la visión que tuve junto al río Cobar; y póstreme sobre mi rostro.

4Y la gloria de Yahvé entró en la Casa, por la puerta que mira hacia el oriente. 5Entonces me levanto el Espíritu, y me llevó al atrio interior; y vi cómo la gloria de Yahvé llenaba la Casa.

6[8987]Y oí cómo alguien me hablaba desde la Casa, y aquel varón estaba parado junto a mí. 7[8988]Y me dijo: “Hijo de hombre, este es el lugar de mi trono y el lugar de las plantas de mis pies, donde moraré entre los hijos de Israel para siempre. La casa de Israel, ellos y sus reyes, no contaminarán más mi santo Nombre con sus idolatrías, con los cadáveres de sus reyes y con sus lugares altos. 8Pusieron su umbral junto a mi umbral, y los postes de su puerta junto a los postes de mi puerta, de suerte que solo la pared estaba entre Mí y ellos; y contaminaron mi santo Nombre con las abominaciones que cometieron; por eso los he consumido en mi ira. 9Ahora arrojarán lejos de Mí sus idolatrías y los cadáveres de sus reyes, y habitaré en medio de ellos para siempre.

10Tú, hijo de hombre, muestra a la casa de Israel este Templo, para que se avergüencen de sus iniquidades, y tomen medida de las construcciones. 11[8989]Y si se avergonzaren de todo lo que han hecho, muéstrales la imagen de la Casa, su disposición, sus salidas y sus entradas, toda su estructura y todas sus disposiciones, toda su forma y todas sus leyes; y ponlo por escrito delante de sus ojos, para que guarden todas sus disposiciones y todas sus leyes y las pongan en práctica. 12Esta es la ley de la Casa sobre la cumbre del monte: Todo su territorio a la redonda será santísimo. He aquí que esta es la ley de la Casa.”

El altar de los holocaustos

13[8990]He aquí las medidas del altar en codos, teniendo el codo un codo y un palmo. El zócalo: un codo (de alto) y un codo de ancho; y su reborde todo alrededor: un palmo. Tal era el zócalo del altar. 14Desde el zócalo de sobre la tierra hasta la planta inferior: dos codos, y un codo de anchura. Y desde la planta chica hasta la planta grande: cuatro codos, y un codo de anchura. 15[8991]El ariel tenía cuatro codos de altura; y del ariel hacia arriba salían cuatro cuernos. 16El ariel tenía doce codos de largo por doce de ancho y formaba un cuadrado perfecto. 17La planta tenía en sus cuatro lados catorce (codos) de largo por catorce de ancho, y alrededor suyo había una cornisa de medio codo, y todo en torno un canal de un codo, y sus gradas estaban en la parte oriental.

La dedicación del altar

18[8992]Luego me dijo: “Hijo de hombre, así dice Yahvé, el Señor: Este es el rito (de la dedicación) del altar para cuando sea construido, a fin de ofrecer sobre él holocaustos y derramar allí la sangre. 19[8993]A los sacerdotes levitas del linaje de Sadoc, que son los que pueden acercarse a Mí, dice Yahvé, el Señor, para servirme, les darás un novillo para sacrificio por el pecado. 20Tomarás de su sangre y la pondrás sobre los cuatro cuernos del altar, y sobre los cuatro ángulos de la base y sobre el borde todo alrededor. Así lo purificarás y harás su expiación. 21Tomarás luego el novillo del sacrificio por el pecado y lo quemarás en un lugar reservado de la Casa, fuera del Santuario. 22El segundo día presentarás un macho cabrío sin tacha, por el pecado; y purificarán el altar como se hizo con el novillo. 23Terminada la purificación, ofrecerás un novillo sin tacha, y un carnero del rebaño, sin defecto. 24[8994]Los presentarás delante de Yahvé, y los sacerdotes echarán sal sobre ellos, y los ofrecerán como holocausto a Yahvé. 25Por siete días ofrecerás cada día un macho cabrío por el pecado. Se ofrecerá, además, un novillo y un carnero del rebaño, ambos sin tacha. 26Por siete días se hará expiación por el altar y se lo limpiará. Así será consagrado. 27Cumplidos los días, desde el día octavo en adelante, los sacerdotes ofrecerán en el altar vuestros holocaustos y vuestras víctimas pacíficas; y Yo os seré propicio”, dice Yahvé, el Señor.

EZEQUIEL 44

La puerta cerrada

1Después me hizo volver hacia la puerta exterior del Santuario, la cual mira al oriente; y estaba cerrada. 2[8995]Y Yahvé me dijo: “Esta puerta estará cerrada, no se abrirá, y no entrará nadie por ella, porque ha entrado por ella Yahvé, el Dios de Israel; por eso quedará cerrada. 3[8996](Solamente) el príncipe, por ser príncipe se sentará allí para comer en la presencia de Yahvé. Por el vestíbulo de la puerta entrará, y por ese mismo camino saldrá.”

4Luego me trasladó hacia la puerta del norte, delante de la Casa; miré, y he aquí que la gloria de Yahvé llenaba la Casa de Yahvé; y me postré sobre mi rostro.

Los incircuncisos y el templo

5[8997]Y me dijo Yahvé: “Hijo de hombre, aplica tu atención, mira con tus ojos y escucha con tus oídos todo lo que te voy a decir respecto de todos los estatutos de la Casa de Yahvé y de todas sus leyes; y para mientes en las entradas de la Casa y todas las salidas del Santuario. 6Y di a los rebeldes, a la casa de Israel: Así dice Yahvé, el Señor: Basta ya, oh casa de Israel, de todas las abominaciones (que cometisteis), 7[8998]introduciendo a extranjeros, incircuncisos de corazón e incircuncisos en la carne, para que estuviesen en mi Santuario y profanasen mi Casa, mientras vosotros ofrecíais mi pan, la grosura y la sangre. Con todas vuestras abominaciones habéis roto mi alianza. 8No habéis guardado (los ritos en) el servicio de mis cosas santas; sino que habéis puesto en mi Santuario hombres que hagan mi servicio a vuestro gusto. 9Así dice Yahvé, el Señor: Ningún extranjero, ningún incircunciso, de corazón o incircunciso en la carne, de entre todos los extranjeros que haya en medio de los hijos de Israel, entrará en mi Santuario.

Los levitas

10[8999]También los levitas que se apartaron de Mí cuando Israel se descaminó, apostatando de Mí para ir en pos de sus ídolos, llevarán su iniquidad. 11Serán sirvientes en mi Santuario, guardas de las puertas de la Casa, y sirvientes de la Casa; degollarán los holocaustos y las víctimas para el pueblo, y estarán a su disposición para servirlo. 12Porque le sirvieron delante de sus ídolos y fueron para la casa de Israel causa de iniquidad; por eso alzo Yo mi mano contra ellos, dice Yahvé, el Señor, para que lleven su maldad. 13No se acercarán a Mí para ejercer ante Mí las funciones de sacerdotes, ni para tocar las cosas santas y santísimas, sino que llevarán su oprobio y las abominaciones que cometieron. 14Los pondré por guardas en el servicio de la Casa, para todo su servicio y para cuanto haya que hacer en ella.

Los sacerdotes y su ministerio

15[9000]Los sacerdotes levitas, hijos de Sadoc, que guardaron (los ritos en) el servicio de mi Santuario cuando los hijos de Israel apostataron de Mí, ellos se acercarán a Mí para servirme, y estarán en mi presencia para presentarme la grosura y la sangre, dice Yahvé, el Señor. 16[9001]Ellos entrarán en mi Santuario y se llegarán a mi mesa para servirme, y guardarán mis ceremonias. 17[9002]Después de entrar por las puertas del atrio interior, vestirán ropas de lino, y no llevarán sobre sí cosa de lana al ejercer su ministerio dentro de las puertas del atrio interior y en la Casa. 18[9003]Tendrán turbantes de lino sobre su cabeza, y calzoncillos de lino sobre sus lomos; y evitarán ceñirse de tal modo que entren en sudor. 19[9004]Y cuando salieren al atrio exterior, al pueblo que está en el atrio exterior, se quitarán sus vestimentas en las cuales ordinariamente ejercen su ministerio, las depositarán en las cámaras del Santuario, y se pondrán otros vestidos, para no consagrar al pueblo con estas vestimentas suyas. 20[9005]No raerán su cabeza, ni se dejarán crecer rizos de cabello, sino que se cortarán la cabellera. 21Ningún sacerdote beberá vino cuando haya de entrar en el atrio interior. 22No tomarán por mujer, viuda ni repudiada, sino una virgen de la estirpe de la casa de Israel. Sin embargo, podrán ellos tomar la viuda de un sacerdote. 23[9006]Enseñarán a mi pueblo a distinguir entre lo santo y lo profano y a discernir entre lo impuro y lo puro. 24[9007]Ellos serán jueces en los pleitos, y juzgarán conforme a mis juicios; observarán mis leyes y mis preceptos en todas mis fiestas y santificarán mis sábados. 25No se llegarán a ningún muerto para no contaminarse. Solo podrán contaminarse por padre, o madre, o hijo, o hija, o hermano, o hermana que no haya tenido marido. 26Después de su purificación se le contarán siete días; 27y el día en que entrare en el Santuario, en el atrio interior, para ejercer su ministerio en el Santuario, ofrecerá su sacrificio por el pecado, dice Yahvé, el Señor.

La porción de los sacerdotes es el Señor

28[9008]Tendrán también herencia; pues Yo soy su herencia. No les daréis posesión en Israel; la posesión de ellos soy Yo. 29Se alimentarán de las ofrendas, de los sacrificios por el pecado y de los sacrificios por la culpa; y todo anatema en Israel será para ellos. 30[9009]Las primicias de todos los primeros frutos, y todas las ofrendas alzadas de cualquier clase, de entre todas vuestras ofrendas alzadas, pertenecerán a los sacerdotes. Daréis también al sacerdote las primicias de vuestras harinas, para que la bendición descanse sobre tu casa. 31Los sacerdotes no comerán mortecino alguno, ni animal destrozado (por fieras), sea de aves, sea de bestias.

EZEQUIEL 45

Distribución de la tierra

1[9010]Cuando repartáis por suerte la tierra para poseerla, daréis a Yahvé, como ofrenda alzada, una porción santa de la tierra, de veinte y cinco mil medidas de largo y de diez mil de ancho, que en toda su extensión será santa. 2De ella será para el Santuario un cuadrado de quinientas por quinientas (medidas) por cada lado, y un espacio libre de cincuenta codos de contorno. 3Con esta misma medida medirás veinte y cinco mil de largo y diez mil de ancho. En este lugar estará el Santuario, el Santo de los Santos. 4[9011]Será una porción santa del país, destinada para los sacerdotes, los ministros del Santuario, que se acercan para servir a Yahvé; será el lugar para sus casas, y el recinto sagrado para el Santuario. 5Veinte y cinco mil (medidas) de largo por diez mil de ancho serán destinadas para los levitas, los sirvientes de la Casa, como posesión suya, donde tendrán ciudades en que habitar.

6Como posesión de la ciudad señalaréis cinco mil (medidas) de ancho y veinte y cinco mil de longitud, conforme a la porción reservada para el Santuario. Servirá para toda la casa de Israel.

7[9012]Para el príncipe (reservaréis una posesión) de esta y de aquella parte de la porción reservada para el Santuario y de la posesión de la ciudad, frente a ambas posesiones, de la parte occidental hacia el occidente, y de la parte oriental hacia el oriente. La longitud será igual a las otras porciones, desde el término occidental hasta el término oriental. 8[9013]Esta será su tierra, su posesión en Israel; y mis príncipes no oprimirán más a mi pueblo, sino que dejarán la tierra a la casa de Israel para sus tribus.

Pesas y medidas

9Así dice Yahvé: Basta ya, oh príncipes de Israel; dejad la violencia y la rapiña, y obrad según derecho y justicia; desistid de vuestras exacciones sobre mi pueblo, dice Yahvé, el Señor. 10[9014]Tened balanzas justas, efa justo y bato justo. 11El efa y el bato tendrán la misma capacidad, de modo que el bato contenga la décima parte del hómer, y el efa la décima parte del hómer. Su capacidad se medirá con arreglo al hómer. 12El siclo tendrá veinte gueras. Veinte siclos y veinte y cinco siclos y quince siclos os serán una mina.

Derechos y deberes del príncipe

13He aquí las ofrendas que habéis de alzar: la sexta parte de un efa por cada hómer de trigo, y la sexta parte de un efa por cada hómer de cebada. 14Y la ley para el aceite, para el bato de aceite: la décima parte de un bato por cada coro, el cual equivale a diez batos, o sea, a un hómer, pues diez batos son un hómer. 15Un cordero del rebaño por cada doscientas (ovejas), de los pastos bien regados de Israel, para oblaciones, holocaustos y sacrificios pacíficos, a fin de hacer expiación por ellos, dice Yahvé, el Señor. 16Todo el pueblo del país dará estas oblaciones al príncipe de Israel. 17[9015]El príncipe tendrá la obligación de (suministrar) los holocaustos, las ofrendas y las libaciones en las fiestas, en los novilunios y sábados y en todas las fiestas de la casa de Israel. Él suministrará los sacrificios por el pecado, las ofrendas, los holocaustos y los sacrificios pacíficos, para expiar la casa de Israel.

Celebración de las fiestas

18[9016]Así dice Yahvé, el Señor: En el (mes) primero, el primer día del mes, tomarás un novillo sin tacha, y expiarás el Santuario. 19El sacerdote tomará la sangre del sacrificio por el pecado, y la pondrá sobre los postes de la Casa, sobre los cuatro ángulos de la base del altar y sobre los postes de la puerta del atrio interior. 20[9017]Lo mismo harás el día séptimo del mes por quien peque por ignorancia o por error. Así harás a expiación por la Casa. 21El día catorce del primer mes celebraréis la Pascua, fiesta de siete días, durante los cuales se comerá pan ácimo. 22[9018]En ese día el príncipe ofrecerá por él y por todo el pueblo del país, un novillo como víctima por el pecado. 23Durante los siete días de la fiesta ofrecerá en holocausto a Yahvé siete novillos y siete cameros sin tacha, cada uno de los siete días, y como sacrificio por el pecado cada día un macho cabrío. 24Presentará también como ofrenda un efa (de harina) por cada novillo, un efa por cada carnero y un hin de aceite por cada efa. 25[9019]En la solemnidad del mes séptimo, el día quince del mes, ofrecerá durante los siete días, por el pecado, los mismos holocaustos, las mismas ofrendas y la misma (cantidad de) aceite.

EZEQUIEL 46

Sábados y novilunios

1Así dice Yahvé, el Señor: La puerta del atrio interior, que mira al oriente estará cerrada los seis días de trabajo, mas se abrirá el día de sábado, lo mismo que en los novilunios. 2[9020]Y entrará el príncipe desde fuera por el vestíbulo de la puerta y se quedará en pie junto a los postes de la puerta, en tanto que los sacerdotes ofrezcan su holocausto y sus sacrificios pacíficos, y él se prosternará en el umbral de la puerta; luego saldrá; la puerta, empero, no se cerrará hasta la tarde. 3El pueblo del país hará su adoración delante de Yahvé a la entrada de esa puerta, en los sábados y en los novilunios. 4[9021]El holocausto que el príncipe ha de ofrecer a Yahvé el día de sábado, consistirá en seis corderos sin tacha y un carnero sin tacha. 5[9022]Como ofrenda ofrecerá un efa (de harina) con el carnero, y con los corderos cualquier dádiva de sus manos y, además, un hin de aceite por cada efa. 6El día del novilunio (ofrecerá) un novillo sin tacha, seis corderos y un carnero sin tacha. 7Como ofrenda ofrecerá con el novillo un efa (de harina) y un efa con el carnero; con los corderos, empero, lo que puedan dar sus manos, y, además, un hin de aceite por cada efa.

Entrada y salida del rey

8[9023]Cuando el príncipe entrare hará su entrada por el vestíbulo de la puerta; y saldrá por ese mismo camino. 9Pero cuando el pueblo del país en las solemnidades se presente ante Yahvé, el que entrare por la puerta del norte para adorar, saldrá por la puerta del sur; y el que entrare por la puerta del sur, saldrá por la puerta del norte. No volverá por la puerta por donde entró, sino que saldrá por la que está enfrente. 10El príncipe entrará en medio de ellos cuando entraren, y saldrá con ellos cuando salgan. 11En las fiestas y solemnidades la ofrenda será de un efa con cada novillo, y un efa con cada carnero, y con los corderos cualquier dádiva de sus manos, y, además, un hin de aceite por cada efa.

Ofrendas y sacrificios

12Mas cuando el príncipe hiciere una ofrenda voluntaria, sea holocausto, o sea sacrificio pacífico, como oblación voluntaria a Yahvé, se le abrirá la puerta que mira hacia el oriente, y ofrecerá su holocausto y sus sacrificios pacíficos, como suele ofrecerlos en el día de sábado. Después saldrá; y luego que haya salido se cerrará la puerta.

13Como holocausto ofrecerás a Yahvé cada día un cordero primal sin tacha. Cada mañana lo ofrecerás. 14Como ofrenda ofrecerás con él, cada mañana, la sexta parte de un efa (de harina) y la tercera parte de un hin de aceite para mojar la flor de harina, como ofrenda a Yahvé. Este será un estatuto perpetuo, para siempre. 15[9024]Se ofrecerá el cordero, la ofrenda y el aceite cada mañana, como holocausto perpetuo.

Donaciones y legados del príncipe

16[9025]Así dice Yahvé, el Señor: Si el príncipe hiciere una donación a uno de sus hijos esta donación será herencia de estos; les pertenecerá como herencia. 17Pero si hiciere alguna donación de su herencia a uno de sus siervos, será posesión de este hasta el año del jubileo; luego volverá al príncipe. Solamente a los hijos les pertenecerá su herencia. 18[9026]El príncipe no tomará nada de la heredad del pueblo, despojándolo de su posesión, sino que de su propia posesión dará herencia a sus hijos, para que ninguno de mi pueblo sea expulsado de su posesión.

Las cocinas de los sacerdotes

19Después me llevó por la entrada que había al lado de la puerta, a las cámaras santas (destinadas) a los sacerdotes, las cuales miraban hacia el norte; y he aquí que había un lugar allí en el fondo, hacia el occidente. 20[9027]Y me dijo: “Este es el lugar donde los sacerdotes cocerán las víctimas por el pecado y las víctimas por la culpa y donde cocerán las oblaciones, para que no las lleven al atrio exterior, santificando así al pueblo”. 21Y me llevó al atrio exterior y me hizo pasar junto a los cuatro ángulos del atrio; y he aquí que en cada ángulo del atrio había un patio. 22En los cuatro ángulos del atrio había patios cercados, de cuarenta (codos) de largo y treinta de ancho: una misma medida tenían estos cuatro (patios) de los ángulos. 23Y había un muro alrededor de ellos, alrededor de los cuatro, y lugares para cocer, todo en torno debajo de los muros. 24[9028]Y me dijo: “Estas son las cocinas en las cuales los sirvientes de la Casa cocerán los sacrificios del pueblo.”

EZEQUIEL 47

El agua que sale del Templo

1[9029]Después me hizo volver a la entrada de la Casa; y vi aguas que salían por debajo del umbral de la Casa al oriente; pues la fachada de la Casa daba al oriente. Las aguas descendían debajo del lado derecho de la Casa, al sur del altar. 2[9030]Y me sacó fuera por la puerta septentrional, y me hizo dar una vuelta, por el camino de afuera, hasta la puerta exterior que mira al oriente, y vi cómo las aguas salían por el lado derecho. 3[9031]Cuando aquel varón salió hacia el oriente, con la cuerda que llevaba en la mano, midió mil codos, y me hizo pasar por las aguas; y las aguas (me llegaban) hasta los tobillos. 4Otra vez midió mil y me hizo pasar por las aguas, y las aguas (me llevaban) hasta las rodillas. Otra vez midió mil, y me hizo pasar, y las aguas (me llegaban) hasta la cintura. 5Midió (otros) mil; y era ya un río que no podía pasar; porque habían crecido las aguas; eran aguas para nadar, un río que no podía atravesarse. 6Y me dijo: “¿Has visto, hijo de hombre?” Luego me hizo volver a la orilla del río. 7[9032]Y cuando hube vuelto, vi sobre la orilla del río muchísimos árboles, a una y otra parte.

8[9033]Entonces me dijo: Estas aguas que corren hacia la región oriental, bajan al Arabá y entran en el mar, en el Mar Salado, cuyas aguas quedarán saneadas. 9[9034]Y a dondequiera que llegue ese río, vivirá toda suerte de seres vivientes que nadan, y habrá muchísimos peces; porque al llegar allí estas aguas, quedaran saneadas (las del mar); y a dondequiera que llegue el río, habrá vida. 10[9035]A sus orillas estarán los pescadores y desde Engadí hasta En-Eglaim será un tendedero de redes. Las especies de sus peces serán como los peces del Mar Grande, y de muchísima abundancia. 11[9036]Pero sus lagunas y sus juncales no se sanearán; serán dejados para salinas. 12[9037]A lo largo del río, en sus riberas de una y otra parte, crecerá toda suerte de árboles frutales, cuyas hojas nunca caerán y cuyo fruto nunca faltará. Darán nuevos frutos cada mes, pues sus aguas salen del Santuario. Y serán sus frutos para comida, y sus hojas para medicina.

Límites de la nueva Tierra Santa

13[9038]Así dice Yahvé, el Señor: Estas serán las fronteras dentro de las cuales repartiréis la tierra para herencia entre las doce tribus de Israel, dando a José dos partes. 14Heredaréis los unos como los otros aquella (tierra), respecto de la cual Yo, alzando mi mano, (juré) darla a vuestros padres. Esta tierra os caerá en herencia. 15[9039]Y estas serán las fronteras de la tierra por el lado del norte: desde el Mar Grande, camino de Hetalón, hasta la entrada de Sedad; 16Hamat, Berota y Sibraim, entre el territorio de Damasco y el de Hamat; Haser-Hatticón, que está en la frontera de Haurán. 17Esta será la frontera: desde el mar hasta Haser-Enón, lindante con Damasco, dejando al norte el territorio de Hamat. Este será el lado del norte. 18Del lado oriental: el Jordán será la frontera entre Haurán, Damasco, Galaad y la tierra de Israel. Mediréis desde el lindero septentrional hasta el Mar Oriental. Este será el lado oriental. 19Del lado meridional, al mediodía: desde Tamar hasta las aguas de Meribá de Cades, y siguiendo el torrente (de Egipto) hasta el Mar Grande. Este será el lado meridional, al mediodía. 20El lado occidental será el Mar Grande, desde la frontera (meridional) hasta enfrente de la entrada de Hamat. Este será el lado occidental.

Nueva distribución del país

21Repartiréis el país entre vosotros según las tribus de Israel. 22Lo repartiréis por la suerte como herencia vuestra y de los extranjeros que habiten en medio de vosotros y hayan engendrado hijos entre vosotros. Ellos os serán como arraigados entre los hijos de Israel, con vosotros entrarán en la herencia entre las tribus de Israel. 23[9040]En la tribu en que habite el extranjero, allí le habéis de dar su herencia, dice Yahvé, el Señor.

EZEQUIEL 48

Distribución del país

1[9041]Estos son los nombres de las tribus. En el extremo norte, a lo largo del camino de Hetalón para ir a Hamat y Haser-Enón, dejando al norte los confines de Damasco, al lado de Hamat, desde el lado oriental hasta el occidental: Dan, una parte. 2Junto a los confines de Dan, desde el lado oriental hasta el occidental: Aser, una parte. 3Junto a los confines de Aser, desde el lado oriental hasta el occidental: Neftalí, una parte. 4Junto a los confines de Neftalí, desde el lado oriental hasta el occidental: Manasés, una parte. 5Junto a los confines de Manasés, desde el lado oriental hasta el occidental: Efraím, una parte. 6Junto a los confines de Efraím, desde el lado oriental hasta el occidental; Rubén, una parte. 7Junto a los confines de Rubén, desde el lado oriental hasta el occidental: Judá, una parte.

Los territorios reservados

8[9042]Junto a los confines de Judá, desde el lado oriental hasta el occidental se hallará la porción reservada, de veinte y cinco mil (medidas) de ancho y tan larga como una de las (demás) porciones, desde el lado oriental hasta el occidental; y en medio de ella estará el Santuario.

9La porción reservada para Yahvé será de veinte y cinco mil de largo y de diez mil de ancho. 10Esta porción santa, que será de los sacerdotes, tendrá al norte veinte y cinco mil (medidas); al occidente, diez mil de ancho; al oriente, diez mil de ancho; y al sur, veinte y cinco mil de largo. El Santuario de Yahvé estará en medio de ella. 11[9043]Esta parte santa pertenecerá a los sacerdotes consagrados de entre los hijos de Sadoc, que cumplieron mi servicio y no se descarriaron como se descarriaron los levitas, al tiempo de la apostasía de los hijos de Israel. 12Esta será su porción reservada dentro del territorio reservado; será cosa sacratísima, junto al territorio de los levitas. 13A lo largo del territorio de los sacerdotes tendrán los levitas veinte y cinco mil (medidas) de largo por diez mil de ancho. Cada longitud será de veinte y cinco mil, y cada anchura de diez mil. 14[9044]De este (territorio) no podrán vender nada, ni permutarlo. No podrán enajenar estas primicias de la tierra, porque están consagradas a Yahvé.

Descripción de la ciudad

15Las cinco mil (medidas) restantes, en la anchura de las veinte y cinco mil, serán (territorio) profano, para la ciudad, para edificios y para el ejido; y la ciudad estará en el medio. 16Y estas serán sus medidas: Al lado del norte, cuatro mil quinientas (medidas); al lado del sur, cuatro mil quinientas; al lado del oriente, cuatro mil quinientas; y al lado del occidente, cuatro mil quinientas. 17La ciudad tendrá como ejido: al norte, doscientas cincuenta (medidas); al sur, doscientas cincuenta; al oriente, doscientas cincuenta; al occidente, doscientas cincuenta. 18[9045]Lo que queda de la longitud, a lo largo de la porción santa, será de diez mil al oriente y de diez mil al occidente, paralelamente a la porción santa, y sus productos servirán para alimentar a los trabajadores de la ciudad. 19Lo labrarán los que sirven a la ciudad, los tomados de entre todas las tribus de Israel. 20Toda la porción santa, separada en forma cuadrada, será de veinte y cinco mil por veinte y cinco mil, juntamente con la propiedad de la ciudad.

La porción del príncipe

21[9046]Lo sobrante de una y otra parte de la porción santa y de la propiedad de la ciudad será para el príncipe. Se extenderá (al oriente) frente a las veinte y cinco mil (medidas) de la porción santa, hasta la frontera oriental; y al occidente, frente a las veinte y cinco mil hasta la frontera occidental, paralelamente a las (demás) porciones. Esto será para el príncipe, de modo que la porción santa y el Santuario de la Casa estarán en el medio. 22Será pues para el príncipe el territorio situado entre los confines de Judá y los confines de Benjamín, menos la posesión de los levitas y de la propiedad de la ciudad, que estarán en medio de la parte del príncipe.

Las demás tribus

23En cuanto a las demás tribus: Desde el lado oriental hasta el occidental: Benjamín, una parte. 24Junto a los confines de Benjamín, desde el lado oriental hasta el occidental: Simeón, una parte. 25Junto a los confines de Simeón, desde el lado oriental hasta el occidental: Isacar, una parte. 26Junto a los confines de Isacar, desde el lado oriental hasta el occidental: Zabulón, una parte. 27Junto a los confines de Zabulón, desde el lado oriental hasta el occidental: Gad, una parte. 28[9047]Junto al territorio de Gad, en la parte meridional, hacia el mediodía, la frontera correrá desde Tamar hasta las aguas de Meribá de Cades, y hasta el torrente (de Egipto) y el Mar Grande. 29[9048]Este es el país que repartiréis como herencia, por suertes, a las tribus de Israel; y estas son sus partes, dice Yahvé, el Señor.

La ciudad santa

30[9049]Estas serán las salidas de la ciudad: Al lado del norte habrá cuatro mil quinientas medidas. 31[9050]Las puertas de la ciudad llevarán los nombres de las tribus de Israel. Habrá tres puertas al norte: la puerta de Rubén, una; la puerta de Judá, una; la puerta de Leví, una. 32Por el lado oriental: cuatro mil quinientas (medidas) y tres puertas: la puerta de José, una; la puerta de Benjamín, una; la puerta de Dan, una. 33Por el lado sur: cuatro mil quinientas (medidas) y tres puertas: la puerta de Simeón, una; la puerta de Isacar, una; la puerta de Zabulón, una. 34Por el lado occidental: cuatro mil quinientas (medidas) y tres puertas: la puerta de Gad, una; la puerta de Aser, una; la puerta de Neftalí, una. 35[9051]Su perímetro será de diez y ocho mil (medidas); y la ciudad se llamará desde aquel día: “Yahvé (está) allí.”

DANIEL

# · 1 · 2 · 3 · 4 · 5 · 6 · 7 · 8 · 9 · 10 · 11 · 12 · 13 · 14

INTRODUCCIÓN

Daniel, a quien la misma Biblia cita como prototipo de santidad (Ezequiel 14, 14 y 20) y de sabiduría (Ezequiel 28, 3), vivió, como Ezequiel, en Babilonia durante el cautiverio, pero no fue sacerdote que adoctrinase al pueblo como aquel, y como Jeremías en Jerusalén, sino un alto personaje en la corte de un rey pagano, como fueron José en Egipto y Ester y Mardoqueo en Persia. De ahí sin duda que la Biblia hebrea lo colocase más bien entre los hagiógrafos (aunque no siempre) y que el Talmud viese en él una figura del Mesías por su fidelidad en las persecuciones.

Su libro, último de los cuatro Profetas Mayores en el orden cronológico y también por su menor extensión, reviste, sin embargo, importancia extraordinaria debido al carácter mesiánico y escatológico de sus revelaciones, “como que en él se contienen admirables y especialísimos vaticinios del estado político del mundo, y también del de la Iglesia, desde su tiempo hasta la Encarnación del Verbo eterno, y después, hasta la consumación del siglo, según el pensamiento de San Jerónimo” (Scío).

Precisamente por ello, el Libro de Daniel es uno de los más misteriosos del Antiguo Testamento, el primer Apocalipsis, cuyas visiones quedarían en gran parte incomprensibles, si no tuviéramos en el Nuevo Testamento un libro paralelo, el Apocalipsis de San Juan. Es, por lo tanto, muy provechoso leer los dos juntos, para no perder una gota de su admirable doctrina. Algunas de las revelaciones solo se entenderán en los últimos tiempos, dice el mismo Daniel en 10, 14; y esos tiempos bien pueden ser los que vivimos nosotros.

El Libro de Daniel se divide en dos partes principales. La primera (capítulos 1-6) se refiere a acontecimientos relacionados principalmente con el Profeta y sus compañeros, menos el capítulo segundo que, como observa Nácar-Colunga, es una visión profética dentro de la parte histórica. La segunda (capítulos 7-12) contiene exclusivamente visiones proféticas. “Anuncia, en cuatro visiones notables, los destinos sucesivos de los grandes imperios paganos, contemplados, sea en ellos mismos, sea en sus relaciones con el pueblo de Dios: 1°, las cuatro bestias, que simbolizan la sucesión de las monarquías paganas y el advenimiento del reino de Dios (capítulo 7); 2°, el carnero y el macho cabrío (capítulo 8); 3°, las setenta semanas de años (capítulo 9); 4°, las calamidades que el pueblo de Yahvé deberá sufrir de parte de los paganos hasta su glorioso restablecimiento (capítulos 10-12). El orden seguido en cada una de estas dos partes es el cronológico” (Fillion).

Un apéndice de dos capítulos (13 y 14) cierra el Libro, que está escrito, como lo fue el de Esdras, en dos idiomas entremezclados: parte en hebreo (1, 1-2, 4a; capítulos 8-12) y parte en arameo (2, 4b-7, 28) y cuya traducción por los Setenta ofrece tan notables divergencias con el texto masorético que ha sido adoptada en su lugar para la Biblia griega la de Teodoción; de la que San Jerónimo tomó los fragmentos deuterocanónicos (3, 24-90 y los capítulos 13-14) para su versión latina. El empleo de dos lenguas se explica por la diferencia de los temas y destinatarios. Los capítulos escritos en arameo, que en aquel tiempo era el idioma de los principales reinos orientales, se dirigen a estos (véase 2, 4 y nota), mientras que los escritos en hebreo, que era el idioma sagrado de los judíos, contienen lo tocante al pueblo escogido, y en sus últimas consecuencias, a nosotros.

Muchos se preguntan si los sucesos históricos que sirven de marco para las visiones y profecías, han de tomarse en sentido literal e histórico, o si se trata solo de tradiciones legendarias y creaciones de la fantasía del hagiógrafo, “que, bajo forma y apariencia de relato histórico o de visión profética, nos hubiera transmitido, inspirado por Dios, sus concepciones sobre la intervención de Dios en el gobierno de los imperios y el advenimiento de su Reino” (Prado). San Jerónimo aboga por el sentido literal e histórico, con algunas reservas respecto a los dos últimos capítulos, y su ejemplo han seguido, con algunas excepciones, todos los exégetas católicos, de modo que las dificultades que se oponen al carácter histórico de los relatos daniélicos, han de solucionarse en el campo de la historia y de la arqueología bíblicas, así como muchas de sus profecías iluminan los datos de la historia profana y se aclaran recíprocamente a la luz de otros vaticinios de ambos Testamentos.

También contra la autenticidad del Libro de Daniel se han levantado voces que pretenden atribuirlo en su totalidad o al menos en algunos capítulos, a un autor más reciente. Felizmente existen no pocos argumentos a favor de la autenticidad, especialmente el testimonio de Ezequiel (14, 14 ss.; 28, 3), del primer Libro de los Macabeos (1, 51) y del mismo Jesús quien habla del “profeta Daniel” (Mateo 24, 15), citando un pasaje de su libro (Daniel 9, 21). Poseemos, además, una referencia en el historiador judío Flavio Josefo, quien nos dice que el Sumo Sacerdote Jaddua mostró las profecías de Daniel a Alejandro Magno, lo que significa que este Libro debe ser anterior a la época del gran conquistador del siglo IV, es decir, que no puede atribuirse al período de los Macabeos, como sostienen aquellos críticos. Lo mismo se deduce de la incorporación del Libro de Daniel en la versión griega de los Setenta, la cual se hizo en el siglo III o II antes de Cristo.

No obstante los problemas históricos planteados en este libro divino, sus profecías fueron de amplia y profunda influencia, particularmente durante las persecuciones en el tiempo de los Macabeos. “En los relatos y en las revelaciones de Daniel, el pueblo de Yahvé poseía un documento auténtico que le prometía claramente la liberación final gracias al Mesías” (Fillion). En ellas encontraron los judíos perseguidos por el tirano Antíoco Epífanes el mejor consuelo y la seguridad de que, como dice el mismo Fillion, “los reinos paganos, por más poderosos que fuesen, no conseguirían destruirlo” y que, pasado el tiempo de los gentiles, vendrá el reino de Dios que el Profeta anuncia en términos tan magníficos (cf. 2, 44; 7, 13 ss.; 9, 24 ss.). Para nosotros, los cristianos, no es menor la importancia del Libro de Daniel, siendo, como es, un libro de consoladora esperanza y una llave de inapreciable valor para el Apocalipsis de San Juan. Un estudio detenido y reverente de las profecías de Daniel nos proporciona no solamente claros conceptos acerca de los acontecimientos del fin, sino también la fortaleza para mantenernos fieles hasta el día en que se cumpla nuestra “bienaventurada esperanza” (Tito 2, 13).

En esta versión los fragmentos deuterocanónicos han sido tomados de la Vulgata.

I. EPISODIOS DE LA VIDA DE DANIEL

DANIEL 1

Daniel en la corte de Nabucodonosor

1[9052]El año tercero del reinado de Joakim, rey de Judá, vino Nabucodonosor, rey de Babilonia a Jerusalén y la asedió. 2[9053]Y el Señor entregó en sus manos a Joakim, rey de Judá, y parte de los vasos de la Casa de Dios. Los llevó (Nabucodonosor) al país de Sinear, a la casa de su dios; y puso los vasos en la casa del tesoro de su dios.

3[9054]Y dijo el rey a Aspenaz, prefecto de los eunucos, que trajese de los hijos de Israel, del linaje real y de los príncipes, 4algunos niños que no tuviesen ningún defecto, de hermosa figura, instruidos en toda sabiduría, dotados de saber, prudentes, inteligentes y aptos para estar en el palacio del rey y aprender la escritura y la lengua de los caldeos. 5El rey les asignó una ración diaria de los escogidos manjares de la mesa real, y del vino que él mismo bebía, y mandó que los alimentasen así por tres años para que al final de ellos sirviesen al rey. 6[9055]Entre ellos se hallaron, de los hijos de Judá: Daniel, Ananías, Misael y Azarías; 7[9056]a los cuales el prefecto de los eunucos les puso (nuevos) nombres; a Daniel le llamó Baltasar; a Ananías, Sidrac; a Misael, Misac; y a Azarías, Abdénago.

Daniel observa la Ley mosaica

8[9057]Daniel se propuso en su corazón no contaminarse con los manjares escogidos del rey, ni con el vino que él bebía; por lo cual pidió al prefecto de los eunucos que no le (obligara) a contaminarse. 9Y Dios hizo que Daniel hallase gracia y benevolencia ante el prefecto de los eunucos. 10Dijo el prefecto de los eunucos a Daniel: “Temo al rey mi señor, el cual ha dispuesto lo que debéis comer y beber. ¿Por qué ha de ver vuestras caras más flacas que las de los jóvenes de vuestra edad? Así me haríais culpable ante el rey.” 11[9058]Respondió entonces Daniel a Malasar, al cual el prefecto de los eunucos había encargado el cuidado de Daniel, Ananías, Misael y Azarías: 12Te suplico que hagas con tus siervos una prueba de diez días; dénsenos legumbres para comer y agua para beber; 13después examinarás nuestros semblantes y los semblantes de los jóvenes que comen de los manjares escogidos del rey; y según vieres, haz con tus siervos.”

14Aceptó él su propuesta y los probó durante diez días. 15[9059]Y al cabo de los diez días sus semblantes parecían mejores y más llenos que los de todos los jóvenes que comían de los escogidos manjares del rey. 16Desde entonces Malasar se llevaba sus manjares escogidos y el vino que habían de beber, y les daba legumbres.

Dios bendice a los jóvenes

17[9060]Dios concedió a estos cuatro jóvenes conocimiento y entendimiento en todas las letras, y también sabiduría. Daniel entendía, además, toda suerte de visiones y sueños. 18Cumplido el tiempo que el rey había señalado para que le fuesen presentados, les condujo el prefecto de los eunucos a la presencia de Nabucodonosor. 19El rey habló con ellos, y no se halló entre todos ellos ninguno como Daniel, Ananías, Misael y Azarías; por lo que fueron admitidos al servicio del rey. 20En todos los asuntos de sabiduría e inteligencia en que el rey les consultó, los halló diez veces superiores a todos los magos y adivinos de todo su reino. 21[9061]Permaneció Daniel hasta el año primero del rey Ciro.

DANIEL 2

La visión de la estatua

1[9062]El año segundo del reinado de Nabucodonosor, tuvo Nabucodonosor unos sueños; y se turbó su espíritu de modo que no pudo dormir. 2[9063]Mandó el rey llamar a los magos, los adivinos, los encantadores y los caldeos, para que manifestasen al rey sus sueños. Llegaron y se presentaron delante del rey. 3El rey les dijo: “He tenido un sueño y mi espíritu está perturbado hasta que entienda el sueño.” 4[9064]Respondieron entonces los caldeos al rey en siríaco: “¡Vive para siempre, oh rey! Manifiesta el sueño a tus siervos, y te daremos la interpretación”. 5[9065]Replicó el rey y dijo a los caldeos: “Es cosa resuelta de mi parte: si no me manifestáis ese sueño y su interpretación, seréis hechos trozos, y vuestras casas serán convertidas en cloacas. 6Si, en cambio, me hacéis saber el sueño y su interpretación, recibiréis de mi parte dones y presentes y grandes honores; por lo tanto manifestadme el sueño y su interpretación.” 7Respondieron ellos por segunda vez y dijeron: “Diga el rey el sueño a sus siervos, y daremos a conocer la interpretación.” 8Repuso el rey y dijo: “Bien sé qué queréis ganar tiempo, porque veis que (lo que os digo) es cosa resuelta de mi parte. 9Por lo cual si no me hacéis saber lo que he soñado, caerá sobre vosotros una misma sentencia. Queréis preparar palabras mentirosas y engañosas, para entretenerme mientras va pasando el tiempo. Por eso, decidme, el sueño, y sabré que podéis darme también la interpretación.” 10Respondieron los caldeos ante el rey y dijeron: “No hay hombre sobre la tierra que pueda indicar lo que el rey exige; como tampoco jamás rey alguno por grande y poderoso que fuese, pidió cosa semejante a ningún mago, adivino, o caldeo. 11[9066]La cosa que pide el rey es difícil, y no hay quien pueda indicarla al rey, salvo los dioses que no moran entre los mortales.”

12Con esto el rey se enfureció, y llenándose de grandísima ira mandó quitar la vida a todos los sabios de Babilonia.

13Fue publicado este edicto, y los sabios iban a ser llevados a la muerte, y se buscaba también a Daniel y a sus compañeros para matarlos.

Dios revela a Daniel el sueño del rey

14Entonces Daniel interpeló con toda prudencia a Arioc, capitán de la guardia real, que había salido para matar a los sabios de Babilonia.

15Tomando la palabra dijo a Arioc, capitán del rey: “¿A qué obedece esta tan severa sentencia de parte del rey?” Y Arioc explicó a Daniel el asunto. 16Entonces entró Daniel al rey y le pidió que le diera tiempo para indicarle la interpretación. 17[9067]Después fue Daniel a su casa; y contó el caso a Ananías, Misael y Azarías, sus compañeros, 18[9068]para que implorasen la misericordia del Dios del cielo en este asunto misterioso, a fin de que no se quitase la vida a Daniel y a sus compañeros junto con los demás sabios de Babilonia. 19Entonces fue revelado el secreto a Daniel, en una visión nocturna; y Daniel bendijo al Dios del cielo. 20Tomando la palabra dijo Daniel:

“¡Bendito sea el nombre de Dios

de eternidad a eternidad;

porque suya es la sabiduría y la fortaleza!

21[9069]Él cambia los tiempos y los momentos,

quita reyes y los pone,

da sabiduría a los sabios y ciencia a los inteligentes.

22[9070]Él revela las cosas profundas y ocultas,

conoce lo que está en tinieblas;

y con Él mora la luz.

23A ti, oh Dios de mis padres, doy gracias y alabanzas,

por cuanto me has dado sabiduría y fortaleza;

y porque ahora me has manifestado lo que te hemos pedido,

revelándonos el asunto del rey.”

24[9071]Después de esto fue Daniel a Arioc, a quien el rey había dado la orden de matar a los sabios de Babilonia. Entró, y le dijo así: “No quites la vida a los sabios de Babilonia. Llévame a la presencia del rey, y manifestaré al rey la interpretación.”

Daniel revela al rey el sueño

25[9072]Entonces Arioc llevó apresuradamente a Daniel a la presencia del rey, a quien dijo así: “He hallado un hombre de los cautivos de Judá, que dará a conocer al rey la interpretación.” 26Tomó el rey la palabra y dijo a Daniel, cuyo nombre era Baltasar: “¿Eres tú capaz de hacerme conocer el sueño que he visto, y su interpretación?” 27[9073]Respondió Daniel ante el rey y dijo: “El secreto (cuya interpretación) pide el rey, no se lo pueden manifestar los sabios, ni los adivinos, ni los magos, ni los astrólogos. 28Pero hay un Dios en el cielo que revela los secretos, y que da a conocer al rey Nabucodonosor lo que ha de suceder al fin de los días. He aquí tu sueño y las visiones que ha tenido tu cabeza en tu cama:

29Tú, oh rey, estando en tu cama, pensabas en lo que sucedería después de estos (tiempos), y El que revela los secretos te hizo saber lo que ha de venir. 30Y a mí me ha sido descubierto este secreto, no porque haya en mí más sabiduría que en todos los vivientes, sino a fin de que se dé a conocer al rey la interpretación y para que conozcas los pensamientos de tu corazón.

31[9074]Tú, oh rey, estabas mirando, y veías una gran estatua. Esta estatua era inmensa y de un esplendor extraordinario. Se erguía frente a ti, y su aspecto era espantoso. 32[9075]La cabeza de esta estatua era de oro fino; su pecho y sus brazos de plata; su vientre y sus caderas de bronce; 33sus piernas de hierro; sus pies en parte de hierro, y en parte de barro. 34[9076]Mientras estabas todavía mirando, se desgajó una piedra —no desprendida por mano de hombre— e hirió la imagen en los pies, que eran de hierro y de barro, y los destrozó. 35[9077]Entonces fueron destrozados al mismo tiempo el hierro, el barro, el bronce, la plata y el oro, y fueron como el tamo de la era en verano. Se los llevó el viento, de manera que no fue hallado ningún rastro de ellos: pero la piedra que hirió la estatua se hizo una gran montaña y llenó toda la tierra.

La interpretación del sueño por Daniel

36Este es el sueño; y (ahora) le daremos al rey la interpretación. 37[9078]Tú, oh rey, eres rey de reyes, a quien el Dios del cielo ha dado el imperio, el poder, la fuerza y la gloria. 38Dondequiera que habiten los hijos de los hombres, las bestias del campo y las aves del cielo. Él los ha puesto en tu mano, y a ti te ha hecho señor de todos ellos. Tú eres la cabeza de oro. 39Después de ti se levantará otro reino inferior a ti; y otro tercer reino de bronce, que dominará sobre toda la tierra. 40Luego habrá un cuarto reino fuerte como el hierro. Del mismo modo que el hierro rodo lo destroza y rompe, y como el hierro todo lo desmenuza, así él desmenuzará y quebrantará todas estas cosas. 41Si tú viste que los pies y los dedos eran en parte de barro de alfarero y en parte de hierro, (esto significa) que el reino será dividido. Habrá en él algo de la fortaleza del hierro, según viste en el hierro mezclado con barro de lodo. 42Los dedos de los pies eran en parte de hierro, y en parte de barro, (esto significa) que el reino será en parte fuerte, y en parte endeble. 43Así como viste el hierro mezclado con barro, así se mezclarán por medio de simiente humana; pero no se pegarán unos con otros; así como el hierro no puede ligarse al barro. 44[9079]En los días de aquellos reyes el Dios del cielo suscitará un reino que nunca jamás será destruido, y que no pasará a otro pueblo; quebrantará y destruirá todos aquellos reinos, en tanto que él mismo subsistirá para siempre, 45[9080]conforme viste que de la montaña se desprendió una piedra —no por mano alguna—, que desmenuzó el hierro, el bronce, el barro, la plata y el oro. El gran Dios ha mostrado al rey lo que ha de suceder en lo porvenir. El sueño es verdadero, y es fiel la interpretación.”

Nabucodonosor adora a Dios

46[9081]Entonces el rey Nabucodonosor cayó sobre su rostro, postrándose delante de Daniel; y mandó ofrecerle oblaciones y perfumes. 47Y dirigió el rey la palabra a Daniel y dijo: “Vuestro Dios es realmente el Dios de los dioses, el Señor de los señores, el que revela los arcanos, puesto que tú has podido descubrir este secreto.” 48Luego el rey ensalzó a Daniel, y le dio muchos y grandes presentes; y le constituyó gobernador de toda la provincia de Babilonia y jefe supremo de todos los sabios de Babilonia. 49Mas a ruegos de Daniel puso el rey al frente de la provincia de Babilonia a Sidrac, Misac y Abdénago; Daniel, empero, (permaneció) en la corte del rey.

DANIEL 3

La estatua de oro

1[9082]El rey Nabucodonosor hizo una estatua de oro de sesenta codos de alto y seis codos de ancho. La erigió en la llanura de Dura, en la provincia de Babilonia. 2[9083]Y mandó el rey Nabucodonosor reunir a los sátrapas, los gobernadores, los generales, los altos magistrados, los tesoreros, los consejeros, los jueces y todos los intendentes de las provincias, para que asistiesen a la dedicación de la estatua levantada por el rey Nabucodonosor. 3Se reunieron los sátrapas, los gobernadores, los generales, los altos magistrados, los tesoreros, los consejeros, los jueces y todos los intendentes de las provincias para asistir a la dedicación de la estatua levantada por el rey Nabucodonosor; y estaban en pie delante de la estatua que Nabucodonosor había erigido. 4Y gritaba un pregonero en voz alta: “A vosotros, oh pueblos, naciones y lenguas se os manda 5[9084]que al tiempo que oyereis el sonido del cuerno, de la flauta, de la cítara, del sambuco, del salterio, de la gaita y de toda suerte de instrumentos músicos, os postréis para adorar la estatua de oro que ha levantado el rey Nabucodonosor. 6[9085]Quien no se postrare ni (la) adorare, al instante será echado en un horno de fuego ardiente.” 7Por lo cual, al momento de oír todos los pueblos el sonido del cuerno, de la flauta, de la cítara, del sambuco, del salterio, de la gaita y de toda suerte de instrumentos músicos, se postraron todos esos pueblos, naciones y lenguas, y adoraron la estatua de oro que el rey Nabucodonosor había alzado.

Los tres jóvenes no adoran la estatua

8[9086]En ese mismo tiempo vinieron algunos caldeos y acusaron a los judíos. 9Hablaron al rey Nabucodonosor y dijeron: “¡Vive para siempre, oh rey! 10Tú, oh rey, has dado un decreto según el cual todo hombre que oiga el sonido del cuerno, de la flauta, de la cítara, del sambuco, del salterio, de la gaita y de toda suerte de instrumentos músicos, se postre y adore la estatua de oro; 11y que todo aquel que no se postrare para adorar, sea arrojado en un horno de fuego ardiente. 12[9087]Pues bien, hay algunos judíos, a quienes tú has puesto al frente de la provincia de Babilonia: Sidrac, Misac y Abdénago, los cuales no te tienen respeto, oh rey; no sirven a tus dioses, ni adoran la estatua de oro por ti erigida.”

13Entonces Nabucodonosor se llenó de rabia y furor, y mandó traer a Sidrac, Misac y Abdénago, los cuales fueron conducidos a la presencia del rey. 14Nabucodonosor tomó la palabra y les dijo: “¿Es de propósito, oh Sidrac, Misac y Abdénago que no servís a mis dioses, ni adoráis la estatua de oro que yo he alzado? 15Ahora, pues, estad dispuestos: Al momento que oigáis el sonido del cuerno, de la flauta, de la cítara, del sambuco, del salterio, de la gaita y de toda suerte de instrumentos músicos, prosternaos y adorad la estatua que yo he hecho. Si no la adoráis, al instante seréis arrojados en un horno de fuego ardiente; y ¿quién es el Dios que os librará de mi mano?”

16[9088]Respondieron Sidrac, Misac y Abdénago y dijeron al rey Nabucodonosor: “No tenemos necesidad de responderte acerca de este asunto, 17Si nuestro Dios, a quien servimos, quiere librarnos, nos librará del horno de fuego ardiente y de tu mano, oh rey. 18[9089]Y si no, sabe, oh rey, que nosotros no serviremos a tus dioses, ni adoraremos la estatua de oro que ha sido por ti levantada.”

Los tres jóvenes son arrojados al horno

19[9090]Entonces Nabucodonosor se enfureció, y el aspecto de su rostro se demudó contra Sidrac, Misac y Abdénago. Y tomando de nuevo la palabra, mandó encender el horno siete veces más fuerte de lo acostumbrado. 20Y dio orden a algunos de los más robustos de su ejército, de que ataran a Sidrac, Misac y Abdénago, para arrojarlos en el horno de fuego ardiente. 21Entonces fueron atados estos varones, con sus capas, sus túnicas, sus gorras y sus (otros) vestidos, y echados en el horno de fuego ardiente. 22Y como la orden del rey era urgente, y el horno excesivamente caliente, la llama de fuego abrasó a aquellos hombres que habían echado a Sidrac, Misac y Abdénago. 23[9091]Así estos tres varones, Sidrac, Misac y Abdénago, cayeron atados en medio del horno de fuego ardiente.

Oración de Azarías

24Pero ellos andaban por medio de las llamas loando a Dios y bendiciendo al Señor. 25[9092]Entonces Azarías, poniéndose en pie, oró de esta manera, y abriendo su boca en medio del fuego, dijo:

26“Bendito eres, Señor, Dios de nuestros padres;

digno de alabanza es tu nombre y glorioso por los siglos.

27Porque Tú eres justo en todo lo que hiciste con nosotros;

y verdaderas son todas las obras tuyas, rectos tus caminos,

y justos todos tus juicios.

28Pues justos fueron tus juicios

en todo lo que trajiste sobre nosotros

y sobre la santa ciudad de nuestros padres, Jerusalén;

porque en verdad y en justicia enviaste todas estas cosas

por causa de nuestros pecados.

29[9093]Puesto que hemos pecado y obrado inicuamente,

apostatando de Ti y en todo hemos faltado;

30no hemos obedecido tus preceptos

ni los hemos observado;

no hemos obrado según habías dispuesto

para que fuésemos felices.

31Todo cuanto has enviado sobre nosotros,

y todo lo que nos has hecho,

justísimamente lo has hecho.

32Nos entregaste en manos de nuestros enemigos malvados,

perversos y prevaricadores, y en poder de un rey injusto,

el peor de toda la tierra.

33Y ahora no podemos abrir la boca,

siendo como somos objeto de confusión y de oprobio

para tus siervos y para quienes te adoran.

34Te rogamos que por amor de tu nombre

no nos abandones para siempre,

ni destruyas tu alianza.

35[9094]ni apartes de nosotros tu misericordia,

por amor de Abrahán, tu amado,

y de Isaac siervo tuyo, y de Israel tu santo,

36[9095]a los cuales hablaste,

prometiendo que multiplicarías su linaje como las estrellas del cielo,

y como la arena en la playa del mar.

37Porque nosotros, oh Señor,

hemos sido empequeñecidos más que todas las naciones,

y estamos hoy día abatidos en todo el mundo

por causa de nuestros pecados.

38[9096]Y no tenemos en este tiempo

príncipe ni caudillo, ni profeta,

ni holocausto, ni sacrificio, ni ofrenda,

ni incienso, ni lugar (donde presentarte) las primicias,

a fin de poder alcanzar tu misericordia.

39[9097]Pero recíbenos Tú, contritos de corazón,

y con espíritu humillado.

40Como el holocausto de los carneros y toros,

y los millares de gordos corderos,

así sea hoy nuestro sacrificio delante de Ti,

para que te sea acepto;

pues jamás quedan confundidos los que en Ti confían.

41Te seguimos ahora de todo corazón,

y te tememos, y buscamos tu rostro.

42No quieras confundirnos;

haz con nosotros según la mansedumbre tuya,

y según tu grandísima misericordia.

43[9098]Líbranos con tus prodigios,

y glorifica, oh Señor, tu Nombre.

44Avergonzados queden todos cuantos hacen sufrir tribulaciones a tus siervos;

queden confundidos por medio de todo tu poder

y sea aniquilada su fuerza;

45y sepan que Tú eres el Señor,

Dios único y glorioso en la redondez de la tierra.”

El ángel salva a los jóvenes

46[9099]Entretanto, los siervos del rey que los habían arrojado, no cesaban de cebar el fuego con betún, estopa, pez y sarmientos. 47[9100]Y se extendía la llama sobre el horno hasta la (altura de) cuarenta y nueve codos; 48y saltando fuera abrasó a los caldeos que halló cerca del horno. 49[9101]Mas el Ángel del Señor descendió al horno, y estaba con Azarías y con sus compañeros, sacudiendo del horno la llama del fuego. 50E hizo que en medio del horno soplase como un viento de rocío; y el fuego no los tocó en parte alguna, ni los afligió, ni les causó la menor molestia.

Cántico de los tres jóvenes

51[9102]Entonces aquellos tres, como si no tuviesen sino una sola boca, alabaron, y glorificaron, y bendijeron a Dios en medio del horno, diciendo:

52[9103]Bendito eres Tú, Señor, Dios de nuestros padres,

digno de ser alabado y glorificado y ensalzado por todos los siglos.

Bendito sea tu santo y glorioso Nombre,

digno de ser alabado y ensalzado por todos los siglos.

53[9104]Bendito eres Tú en el Templo santo de tu gloria,

y sobre todo loor, y sobre toda gloria por los siglos.

54Bendito eres Tú en el trono de tu reino,

y sobre todo loor y sobre toda gloria por los siglos.

55Bendito eres Tú que penetras los abismos y te sientas sobre querubines,

y eres digno de loor y de ser ensalzado por los siglos.

56Bendito eres en el firmamento del cielo,

y digno de loor y de gloria por los siglos.

57[9105]Obras todas del Señor, bendecid al Señor;

loadle y ensalzadle por los siglos.

58Ángeles del Señor, bendecid al Señor;

loadle y ensalzadle por los siglos.

59Cielos, bendecid al Señor;

loadle y ensalzadle por los siglos.

60Aguas todas que estáis sobre los cielos, bendecid al Señor;

loadle y ensalzadle por los siglos.

61Ejércitos todos del Señor, bendecid al Señor,

loadle y ensalzadle por los siglos.

62Sol y luna, bendecid al Señor;

loadle y ensalzadle por los siglos.

63Estrellas del cielo, bendecid al Señor;

loadle y ensalzadle por los siglos.

64Lluvias todas y rocíos, bendecid al Señor;

loadle y ensalzadle por los siglos.

65[9106]Espíritus todos de Dios, bendecid al Señor;

loadle y ensalzadle por los siglos.

66Fuego y calor, bendecid al Señor;

loadle y ensalzadle por los siglos.

67Frío y calor, bendecid al Señor;

loadle y ensalzadle por los siglos.

68Rocíos y escarcha, bendecid al Señor;

loadle y ensalzadle por los siglos.

69HieIo y frío, bendecid al Señor;

loadle y ensalzadle por los siglos.

70Heladas y nieves, bendecid al Señor;

loadle y ensalzadle por los siglos.

71Noches y días, bendecid al Señor;

loadle y ensalzadle por los siglos.

72Luz y tinieblas, bendecid al Señor;

loadle y ensalzadle por los siglos.

73[9107]Relámpagos y nubes, bendecid al Señor;

loadle y ensalzadle por los siglos.

74Bendiga la tierra al Señor;

alábele y ensálcele por los siglos.

75Montes y collados, bendecid al Señor;

loadle y ensalzadle por los siglos.

76Plantas todas que nacéis en la tierra, bendecid al Señor;

loadle y ensalzadle por los siglos.

77Fuentes, bendecid al Señor;

loadle y ensalzadle por los siglos.

78Mares y ríos, bendecid al Señor;

loadle y ensalzadle por los siglos.

79Monstruos del mar y cuanto se mueve en las aguas, bendecid al Señor;

loadle y ensalzadle por los siglos.

80Aves todas del cielo, bendecid al Señor;

loadle y ensalzadle por los siglos.

81Bestias todas y ganados, bendecid al Señor;

loadle y ensalzadle por los siglos.

82Hijos de los hombres, bendecid al Señor;

loadle y ensalzadle por los siglos.

83[9108]Bendiga Israel al Señor;

alábele y ensálcele por los siglos.

84Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;

loadle y ensalzadle por los siglos.

85Siervos del Señor, bendecid al Señor;

loadle y ensalzadle por los siglos.

86[9109]Espíritus y almas de los justos, bendecid al Señor;

loadle y ensalzadle por los siglos.

87Santos y humildes de corazón, bendecid al Señor;

loadle y ensalzadle por los siglos.

88Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor;

loadle y ensalzadle por los siglos.

Porque Él nos sacó del infierno y nos libró de la mano de la muerte;

nos salvó de en medio de las ardientes llamas, sacándonos del fuego.

89[9110]Tributad gloria al Señor, porque es bueno,

porque es eterna su misericordia.

90[9111]Todos los que dais culto a Dios, bendecid al Señor, al Dios de los dioses;

loadle y celebradle,

porque su misericordia permanece por todos los siglos.

Nabucodonosor glorifica a Dios

91Entonces el rey Nabucodonosor se asombró y levantándose apresuradamente, se dirigió a sus consejeros y dijo: “¿No fueron tres los hombres que echamos atados en medio del fuego?” Respondieron ellos y dijeron al rey: “Así es, oh rey.” 92[9112]Y él repuso, diciendo: “He aquí, que yo veo cuatro hombres sueltos, que se pasean en medio del fuego, sin que hayan padecido daño alguno, y el aspecto del cuarto es semejante a un hijo de Dios.” 93Entonces Nabucodonosor, acercándose a la boca del horno de fuego ardiente, tomó la palabra y dijo: “¡Sidrac, Misac y Abdénago, siervos del Dios Altísimo, salid y venid!” Salieron, pues, Sidrac, Misac y Abdénago de en medio del fuego. 94Y habiéndose reunido los sátrapas, los gobernadores, los altos jefes y los consejeros del rey, vieron a esos varones sobre cuyos cuerpos el fuego no había tenido ningún poder. Ni un cabello de su cabeza se había chamuscado, sus ropas estaban intactas, ni siquiera el olor del fuego los había alcanzado.

95[9113]Entonces Nabucodonosor tomó la palabra y dijo: “Bendito sea el Dios de Sidrac, Misac y Abdénago, que ha enviado su ángel y ha salvado a sus siervos que han confiado en Él, traspasaron la orden del rey y entregaron sus cuerpos para no servir ni adorar a dios alguno fuera del Dios suyo. 96Publico por mi parte este decreto: Cualquier pueblo, nación o lengua que hable mal del Dios de Sidrac, Misac y Abdénago, será hecho pedazos, y sus casas serán convertidas en cloacas; por cuanto no hay ningún otro dios que pueda salvar de tal manera.” 97Y el rey ensalzó a Sidrac, Misac y Abdénago en la provincia de Babilonia.

Manifiesto del rey

98[9114]“El rey Nabucodonosor a todos los pueblos, naciones y lenguas que habitan en toda la tierra: La paz os sea dada en abundancia. 99Me parece conveniente publicar las señales y las maravillas que el Dios Altísimo ha hecho conmigo. 100[9115]¡Cuán grandes son sus señales y cuan estupendas sus maravillas! Su reino es reino eterno y su poderío subsiste de generación en generación.”

DANIEL 4

La visión del árbol cortado

1[9116]Yo, Nabucodonosor, vivía tranquilo en mi casa, y floreciente en mi palacio. 2Y estando yo en mi cama tuve un sueño que me asustó, y me turbaron los pensamientos y las visiones (que revolvía) mi cabeza. 3Y di orden que se presentasen delante de mí todos los sabios de Babilonia, para que me dieran la interpretación del sueño. 4[9117]Vinieron entonces los magos, los adivinos, los caldeos y los astrólogos, y conté ante ellos el sueño; pero no pudieron indicarme su interpretación. 5[9118]Al fin se presentó delante de mí Daniel, cuyo nombre es Baltasar, del nombre de mi dios, y en el cual reside el espíritu de los santos dioses; y le conté mi sueño, (diciendo): 6“Baltasar, jefe de los magos, por cuanto yo sé que el espíritu de los santos dioses reside en ti, y que no hay ningún secreto que te cause dificultades, exponme las visiones de mi sueño que he visto, y su interpretación. 7(He aquí) las visiones que tenía yo en mi cabeza estando en mi cama:

Miraba yo, y vi un árbol en medio de la tierra,

y su altura era grande.

8El árbol creció y se hizo fuerte,

su copa tocaba en el cielo

y se lo veía desde las extremidades de toda la tierra.

9Su follaje era hermoso,

y su fruto copioso,

y había en él comida para todos.

A su sombra se abrigaban las bestias del campo,

y en sus ramas moraban las aves del cielo;

y toda carne vivía en él.

10[9119]Mientras estaba todavía mirando las visiones de mi cabeza,

estando en mi cama,

vi cómo un Velador y Santo descendía del cielo,

11que gritaba fuerte y dijo así:

«Cortad el árbol y desmochad sus ramas,

sacudid su follaje y desparramad sus frutos;

huyan las bestias de debajo de él,

y los pájaros de sus ramas.

12Pero el tronco con sus raíces lo dejaréis en tierra,

entre cadenas de hierro y de bronce, en medio de la hierba del campo.

Sea bañado con el rocío del cielo

y con las bestias sea su parte entre la hierba de la tierra.

13Sea mudado su corazón de hombre,

y désele un corazón de bestia,

y pasen sobre él siete tiempos.

14[9120]De un decreto de los veladores viene esta sentencia,

y es cosa que se hace por pedido de los santos,

para que los vivientes conozcan

que el Altísimo es dueño del reino de los hombres.

Lo dará a quien mejor le parezca,

y puede poner sobre él al más humilde de los hombres.»

15Este es el sueño que vi yo, el rey Nabucodonosor; y tú, Baltasar, dime la interpretación; pues ninguno de los sabios de mi reino ha podido darme su interpretación. Tú lo puedes, porque el espíritu de los santos dioses reside en ti.”

Interpretación del sueño

16[9121]Entonces Daniel, cuyo nombre es Baltasar, quedó por un rato aturdido, y le conturbaron sus pensamientos, hasta que el rey tomó la palabra y dijo: “Baltasar, no te conturbe el sueño ni su interpretación.” Respondió Baltasar, y dijo: “Señor mío, sea este sueño para los que te odien, y su interpretación para tus enemigos. 17El árbol que viste, que se hizo grande y fuerte, cuya altura llegaba hasta el cielo y que se podía ver desde toda la tierra; 18[9122]cuyo follaje era tan hermoso y su fruto tan copioso, en el cual había alimento para todos, debajo del cual moraban las bestias del campo y en cuyas ramas habitaban los pájaros del cielo; 19[9123](ese árbol) eres tú, oh rey, que has venido a ser grande y fuerte; pues tu grandeza ha crecido hasta llegar al cielo, y tu dominación hasta alcanzar los fines de la tierra. 20Y si el rey vio a un Velador y Santo que descendía del cielo, diciendo: «Cortad el árbol y destruidlo, pero dejad el tronco con sus raíces en la tierra entre cadenas de bronce y de hierro, en medio de la hierba del campo, y sea bañado con el rocío del cielo y tenga su parte entre las bestias del campo hasta que pasen sobre él siete tiempos»; 21esta es la interpretación, oh rey, y este es el decreto del Altísimo que ha de cumplirse en mi señor, el rey: 22[9124]Te echarán de entre los hombres, y habitarás con las bestias del campo. Te darán de comer hierba como a los bueyes, serás mojado con el rocío del cielo, y pasarán sobre ti siete tiempos, hasta que conozcas que el Altísimo es dueño del reino de los hombres y lo da a quien quiere. 23[9125]Y en cuanto a la orden de dejar el tronco con las raíces del árbol, (esto significa que) te quedarás con tu reino cuando reconozcas que es el cielo el que tiene la potestad. 24[9126]Por eso, oh rey, te sea grato mi consejo, redime tus pecados con obras de justicia, y tus iniquidades con obras de misericordia para con los pobres. Tal vez así se prolongara tu prosperidad.”

Cumplimiento de la visión

25Todo esto se cumplió en el rey Nabucodonosor. 26[9127]Al cabo de doce meses, mientras se paseaba sobre el palacio real de Babilonia, 27el rey habló y dijo: “¿No es esta Babilonia, la grande, que yo he edificado para capital de mi reino, con la fuerza de mi poder y para la gloria de mi majestad?” 28Aún estaba la palabra en la boca del rey, cuando bajó del cielo una voz: “A ti se te anuncia, oh rey Nabucodonosor, que el reino se ha ido de ti. 29[9128]Te echarán de entre los hombres y habitarás con las bestias del campo; te darán de comer hierba como a los bueyes, y pasarán sobre ti siete tiempos hasta que reconozcas que el Altísimo es dueño del reino de los hombres, y lo da a quien quiere.” 30En aquella misma hora se cumplió en Nabucodonosor esta palabra: fue expulsado de entre los hombres, comía hierba como los bueyes, y su cuerpo se mojaba con el rocío del cielo, hasta que los cabellos le crecieron como (plumas) de águila, y las uñas como las de las aves.

31“Mas al cabo de los días, yo, Nabucodonosor, levanté mis ojos hacia el cielo, y recobré mi juicio. Entonces bendije al Altísimo, y alabé y glorifiqué al que vive eternamente,

cuya dominación es dominación eterna

y cuyo reino perdura de generación en generación.

32Todos los habitantes de la tierra son (para Él) una nada;

Él dispone según su voluntad del ejército del cielo

y de los moradores de la tierra.

No hay quien pueda detener su mano,

y decirle: «¿Qué es lo que haces?»

33[9129]Al mismo tiempo recobré mi juicio y me fueron devueltos, para gloria de mi reino, mi majestad y mi esplendor. Vinieron a buscarme mis consejeros y mis magnates, y fui restablecido en mi reino, y se acrecentó aún mi poderío. 34Ahora, pues, yo, Nabucodonosor, alabo y ensalzo y glorifico al Rey del cielo; pues todas sus obras son verdad, y sus caminos justicia, y Él puede humillar a quienes proceden con soberbia.”

DANIEL 5

El festín de Baltasar

1[9130]El rey Baltasar dio un gran banquete a sus mil príncipes y bebió vino en presencia de los mil. 2[9131]Y estando ya excitado por el vino mandó Baltasar traer los vasos de oro y de plata que su padre Nabucodonosor había sacado del Templo de Jerusalén, para que bebiesen en ellos el rey y sus grandes, sus mujeres y sus concubinas. 3[9132]Fueron traídos los vasos de oro sacados del Templo de la Casa de Dios que hubo en Jerusalén; y bebieron en ellas el rey y sus grandes, sus mujeres y sus concubinas. 4Bebían el vino alabando a los dioses de oro y plata, de bronce, de hierro, de madera y de piedra.

5En aquel momento aparecieron los dedos de una mano de hombre, y escribieron en frente del candelabro, sobre la cal de la pared del palacio real; y el rey vio el extremo de la mano que escribía. 6Entonces el rey mudó de color, le perturbaron sus pensamientos, se le desencajaron las coyunturas de sus caderas y se batían sus rodillas una contra otra. 7[9133]Y gritó el rey en alta voz que hiciesen venir a los adivinos, los caldeos y los astrólogos. Luego tomando el rey la palabra dijo a los sabios de Babilonia: “El que leyere esta escritura y me indicare su interpretación, será vestido de púrpura, (llevará) un collar de oro al cuello, y será el tercero en el gobierno del reino.” 8Vinieron entonces todos los sabios del rey, mas no pudieron leer la escritura, ni explicar al rey su significado. 9Por eso el rey Baltasar se turbó en sumo grado, mudó de color y sus grandes estaban consternados. 10[9134]Entonces la reina, (que oyó) las voces del rey y de sus grandes, entró en la sala del banquete. Y tomando la palabra dijo la reina: “¡Vive para siempre, oh rey! No te conturben tus pensamientos, ni se te mude el color. 11[9135]Hay un hombre en tu reino, en el cual reside el espíritu de los santos dioses. Ya en los días de tu padre, se hallaron en él luz e inteligencia y una sabiduría semejante a la sabiduría de los dioses; por lo cual el rey Nabucodonosor tu padre, le constituyó jefe de los magos, de los adivinos, de los caldeos y de los astrólogos. 12Porque un espíritu superior, de ciencia e inteligencia, para interpretar sueños, descifrar enigmas, y resolver problemas difíciles se halló en él, en Daniel, a quien el rey puso por nombre Baltasar. Llámese, pues, a Daniel, y él te indicará el sentido.”

Daniel interpreta la escritura misteriosa.

13Fue Daniel llevado a la presencia del rey, el cual tomó la palabra y dijo a Daniel: “¿Eres tú Daniel, uno de los hijos de la cautividad de Judá, a quien el rey mi padre trajo de Judá? 14He oído decir de ti que el espíritu de los dioses reside en ti y que se hallan en ti luz y entendimiento y una sabiduría extraordinaria. 15Ahora han sido traídos a mi presencia los sabios y los adivinos, para leer esta escritura e indicarme su significado, pero no han podido explicarme el sentido de esta cosa. 16Pero de ti he oído decir que eres capaz de dar interpretaciones y resolver problemas difíciles. Ahora bien, si sabes leer la escritura e indicarme su interpretación, serás vestido de púrpura, (llevarás) un collar de oro al cuello, y serás el tercero en el reino.”

17[9136]Entonces respondió Daniel y dijo delante del rey: “¡Sean para ti tus dones, y da a otro tus recompensas! Yo leeré al rey la escritura y le daré a conocer la interpretación. 18El Dios Altísimo, oh rey, dio a Nabucodonosor, tu padre, el reino y la grandeza, la gloria y la majestad. 19Y por la grandeza que le concedió, temblaban delante de él y se estremecían todos los pueblos y naciones y lenguas. Mataba a quien le daba la gana, y dejaba vivir a quien quería; ensalzaba al bienquisto, y humillaba a quien deseaba. 20Pero cuando su corazón se engrió, y su espíritu se obstinó en la soberbia, fue depuesto del trono de su reino y despojado de su gloria. 21Fue expulsado de entre los hombres y su corazón se hizo semejante al de las bestias, y habitó con los asnos monteses. Como a los bueyes, le dieron a comer hierba, y su cuerpo fue mojado con el rocío del cielo, hasta que reconoció que el Dios Altísimo es el soberano en el reino de los hombres y que pone sobre él a quien quiere. 22Y tú, Baltasar, su hijo, aunque sabías todo esto, no has humillado tu corazón, 23[9137]sino que te has levantado contra el Señor del cielo. Han puesto delante de ti los vasos de su Casa, y tú, tus grandes, tus mujeres y tus concubinas estáis bebiendo en ellos; has alabado a dioses de plata y oro, de bronce, de hierro, de madera y de piedra, que no ven ni oyen, y que nada saben; y no has dado gloria al Dios que tiene en su mano tu vida y es dueño de todos tus caminos. 24Por eso vino de su parte el extremo de la mano que trazó esta escritura. 25[9138]He aquí la escritura trazada: Mené, Mené, Tequel, Ufarsin. 26Y esta es su interpretación: Mené: Dios ha contado tu reino y le ha puesto término. 27Tequel: has sido pesado en la balanza y hallado falto de peso. 28Perés: dividido ha sido tu reino y dado a los medos y persas.”

29Mandó entonces Baltasar, y vistieron a Daniel de púrpura, le pusieron al cuello un collar de oro y se pregonó que él sería el tercero en el gobierno del reino. 30[9139]Aquella misma noche fue muerto Baltasar, rey de los caldeos, 31[9140]y recibió el reino Darío el medo, que tenía unos sesenta y dos años de edad.

DANIEL 6

Intrigas de los príncipes contra Daniel

1[9141]Plugo a Darío constituir sobre el reino ciento veinte sátrapas, repartidos por todo el reino; 2[9142]y sobre ellos tres presidentes, uno de los cuales era Daniel. A estos (tres) los sátrapas tenían que dar cuenta, para que no fuese perjudicado el rey. 3[9143]Ahora bien, ese Daniel aventajaba a los (demás) presidentes y sátrapas, porque había en él un espíritu superior, y pensaba el rey darle autoridad sobre todo el reino. 4Entonces los presidentes y los sátrapas iban buscando algún pretexto contra Daniel en lo tocante a (la administración) del reino; mas no pudieron hallar ningún pretexto ni falta, porque era fiel, y no se hallaba en él ninguna negligencia ni falta. 5[9144]Aquellos hombres se dijeron: “No encontraremos contra este Daniel ningún pretexto a menos de hallar contra él algo en lo tocante a la ley de su Dios.” 6Entonces aquellos presidentes y sátrapas llegaron alborotados al rey y le dijeron así: “Rey Darío, ¡vive para siempre! 7[9145]Todos los presidentes del reino, los gobernadores y los sátrapas, los consejeros y los magistrados han resuelto que se promulgue un edicto real y se decrete una prohibición, según la cual todo hombre que por espacio de treinta días dirigiere una petición a cualquier dios u hombre, fuera de ti, oh rey, debe ser arrojado en el foso de los leones. 8[9146]Ahora, pues, oh rey, decreta tú la prohibición y firma el edicto, para que no pueda derogarse, conforme a la ley de los medos y persas, que es irrevocable.” 9Dadas estas circunstancias el rey Darío firmó el edicto y la prohibición.

Daniel no cumple el edicto

10[9147]Cuando Daniel supo que había sido firmado el edicto, se retiró a su casa, donde abiertas las ventanas de su cámara alta, que miraban hacia Jerusalén, hincaba tres veces al día las rodillas, y oraba y alababa a Dios, como solía hacerlo antes. 11Entonces aquellos hombres se apresuraron a acudir, y hallaron a Daniel haciendo oración e invocando a su Dios. 12Luego se llegaron al rey, y le hablaron acerca de la prohibición real (diciendo): “¿No firmaste tú una prohibición según la cual todo hombre que por espacio de treinta días dirigiere una petición a cualquier dios u hombre fuera de ti, oh rey, debe ser echado en el foso de los leones?” Respondió el rey, y dijo: “Así es, conforme a la ley de los medos y persas, que es irrevocable.” 13Entonces respondieron ellos y dijeron ante el rey: “Daniel, uno de los hijos de la cautividad de Judá, no hace caso de ti, oh rey, ni de la prohibición que tú firmaste, sino que tres veces al día hace su oración.”

Daniel en el foso de los leones

14Al oír esto quedó el rey sumamente contristado y se propuso salvar a Daniel; y hasta ponerse el sol hizo esfuerzos por librarle. 15Pero aquellos hombres vinieron alborotados al rey y le dijeron: “Has de saber, oh rey, que es ley de los medos y persas que toda prohibición y todo edicto firmado por el rey es inmutable.”

16[9148]Entonces el rey dio orden que trajeran a Daniel, y le echaron en el foso de los leones; y el rey dirigiéndose a Daniel le dijo: “¡Librete tu Dios, a quien tú siempre sirves!” 17[9149]Luego fue traída una piedra y puesta sobre la boca del foso; y el rey la selló con su anillo, y con el anillo de sus grandes, para que nada se mudase respecto de Daniel.

18Después volvió el rey a su palacio, y pasó la noche en ayunas; no se le puso delante comida alguna, y el sueño huyó de él. 19Al rayar el alba se levantó el rey y fue a toda prisa al foso de los leones; 20donde, arrimándose llamó a Daniel con voz dolorida; y tomando la palabra dijo el rey a Daniel: “Daniel, siervo del Dios vivo, el Dios tuyo, a quien tú sirves sin cesar, ¿ha podido librarte de los leones?” 21Entonces Daniel dijo al rey: “¡Oh rey, vive para siempre! 22[9150]Mi Dios ha enviado su ángel, y ha cerrado la boca de los leones, de modo que no me han hecho daño alguno, porque he sido hallado inocente delante de Él; y aun delante de ti, oh rey, ningún mal he hecho.” 23Entonces el rey se alegró en gran manera, y mandó sacaran a Daniel del foso. Y sacado que fue, no se halló en él lesión alguna, porque había confiado en su Dios. 24Luego, por orden del rey, fueron traídos aquellos hombres que habían acusado a Daniel, y fueron arrojados en el foso de los leones, ellos, sus hijos y sus mujeres; y aún no habían llegado al fondo del foso, cuando ya los leones los agarraron y les quebrantaron todos los huesos.

Darío glorifica a Dios

25[9151]Después el rey Darío escribió a todos, los pueblos, naciones y lenguas que habitan en toda la tierra: “¡Abunde en vosotros la paz! 26Yo establezco por decreto, que en todo el dominio del reino se respete y se tema al Dios de Daniel;

porque Él es el Dios vivo

y que subsiste eternamente,

su reino nunca será destruido,

y su dominación no tendrá fin.

27[9152]Él libra y Él salva;

Él hace señales y maravillas

en el cielo y en la tierra.

Él ha librado a Daniel

de las garras de los leones.”

28[9153]Y este Daniel prosperó durante el reinado de Darío y durante el reinado de Ciro el persa.

II. VISIONES DE DANIEL

DANIEL 7

La visión de las cuatro bestias

1[9154]El año primero de Baltasar, rey de Babilonia, vio Daniel un sueño y visiones que (pasaban) por su cabeza mientras estaba en su cama. En seguida escribió el sueño en forma de un resumen. 2“Yo estaba mirando durante mi visión nocturna, dice Daniel tomando la palabra, y vi cómo los cuatro vientos del cielo revolvían el Mar Grande. 3[9155]Y subieron del mar cuatro grandes bestias, diferentes una de otra. 4[9156]La primera era como león, y tenía alas de águila. Mientras estaba todavía mirando, le fueron arrancadas las alas, y fue levantada de la tierra y puesta sobre sus pies como un hombre; y se le dio un corazón de hombre. 5[9157]Y vi otra bestia, la segunda, semejante a un oso; que se alzaba a un lado; (tenía) tres costillas en su boca, entre sus dientes, y le dijeron así: «¡Levántate y come carne en abundancia!». 6[9158]Después de esto seguí mirando, y vi otra, semejante a un leopardo, con cuatro alas de ave en sus espaldas. Tenía esta bestia cuatro cabezas; y le fue dado el dominio. 7[9159]Después de esto continué mirando la visión nocturna y vi una cuarta bestia, espantosa y terrible y extraordinariamente fuerte, que tenía grandes dientes de hierro. Devoraba y desmenuzaba, y lo que sobraba lo hollaba con los pies. Era diferente de todas las bestias anteriores y tenía diez cuernos. 8[9160]Estaba yo contemplando los cuernos, cuando divisé otro cuerno pequeño, que despuntaba entre ellos; y le fueron arrancados tres de los primeros cuernos. Y he aquí que había en este cuerno ojos como ojos de hombre y una boca que profería cosas horribles.

El Anciano de días

9[9161]Estuve mirando

hasta que fueron puestos tronos;

y se sentó el Anciano de días

cuyo vestido era blanco como la nieve,

y el cabello de su cabeza como lana blanca.

Su trono era de llamas de fuego,

y las ruedas del mismo, fuego ardiente.

10[9162]Un río de fuego corría

saliendo de delante de él;

millares de millares le servían,

y miríadas de miríadas se levantaban ante su presencia.

Se sentó el tribunal

y fueron abiertos los libros.

11[9163]Miraba yo entonces a causa del ruido de las grandes palabras que hablaba el cuerno; y mientras estaba mirando fue muerta la bestia y su cuerpo destruido y entregado a las llamas del fuego, 12[9164]A las otras bestias también les fue quitado su dominio, pero les fue prolongada la vida hasta un tiempo y un momento.

El Hijo del hombre

13[9165]Seguía yo mirando en la visión nocturna,

y he aquí que vino sobre las nubes del cielo

Uno parecido a un hijo de hombre,

el cual llegó al Anciano de días,

y le presentaron delante de Él.

14[9166]Y le fue dado el señorío, la gloria y el reino,

y todos los pueblos y naciones y lenguas

le sirvieron.

Su señorío es un señorío eterno

que jamás acabará,

y su reino nunca será destruido.

Interpretación de la visión

15Entonces yo, Daniel, me turbé en espíritu interiormente, y las visiones de mi cabeza me llenaron de espanto. 16Me acerqué a uno de los asistentes y le pedí el verdadero sentido de todo esto. Él me habló y me explicó el significado de aquellas cosas (diciendo): 17«Estas grandes bestias, que son cuatro, son cuatro reyes que se levantarán en la tierra. 18[9167]Mas los santos del Altísimo recibirán el reino, y poseerán el reino hasta la eternidad y por los siglos de los siglos.»

19Quise entonces saber la verdad acerca de la cuarta bestia, que era tan diferente de todas las (demás) y extraordinariamente terrible, que tenía dientes de hierro y uñas de bronce, que devoraba y desmenuzaba y hollaba con sus pies lo que sobraba; 20y acerca de los diez cuernos que estaban en su cabeza, y también acerca de aquel otro que le había salido y delante del cual habían caído los tres; ese cuerno que tenía ojos, y una boca que profería cosas espantosas, y parecía más grande que los otros. 21[9168]Pues estaba yo viendo cómo este cuerno hacía guerra contra los santos, y prevalecía sobre ellos, 22hasta que vino el Anciano de días y el juicio fue dado a los santos del Altísimo y llegó el tiempo en que los santos tomaron posesión del reino. 23Y dijo aquel así: «La cuarta bestia es un cuarto reino que habrá en la tierra. Este será diferente de todos los reinos, devorará toda la tierra, la hollará, y la desmenuzará. 24[9169]Los diez cuernos (significan que) de este reino surgirán diez reyes; y tras ellos se levantará otro que será diferente de los anteriores, y derribará a tres reyes. 25Proferirá palabras contra el Altísimo, oprimirá a los santos del Altísimo y pretenderá mudar los tiempos y la Ley; y ellos serán entregados en su mano hasta un tiempo, (dos) tiempos y la mitad de un tiempo. 26[9170]Pero se sentará el tribunal, y entonces se le quitará su dominio, a fin de destruirlo y aniquilarlo para siempre. 27[9171]Y el reino y el imperio y la magnificencia de los reinos que hay debajo de todo el cielo, será dado al pueblo de los santos del Altísimo; su reino será un reino eterno; y todas las potestades le servirán y le obedecerán».”

28Aquí terminaron sus palabras. Yo, Daniel, quedé muy conturbado por mis pensamientos y mudé de color; pero guardé estas cosas en mi corazón.

DANIEL 8

Visión del carnero y del Macho cabrío

1[9172]El año tercero del reinado del rey Baltasar, yo, Daniel, tuve una visión, después de aquella que había tenido anteriormente. 2[9173]Me fijé en la visión y sucedió que al verla, estaba en Susán, la capital que está en la provincia de Elam, y vi la visión, estando sobre el río Ulai. 3[9174]Alcé mis ojos y miré, y he aquí un carnero que estaba parado ante el río, y tenía dos cuernos. Los dos cuernos eran altos, mas el uno más alto que el otro, y el alto había crecido después del otro. 4Y vi que el carnero acorneaba hacia el poniente, hacia el septentrión y hacia el mediodía. Ningún animal podía resistirle, ni había quien librase de su poder. Hizo lo que quiso y se engrandeció.

5[9175]Mientras yo estaba considerando esto, he aquí un macho cabrío que venía del occidente y sin tocar el suelo recorría toda la superficie de la tierra. Este macho cabrío tenía un cuerno bien visible entre los ojos. 6Llegó hasta el carnero de los dos cuernos, al que yo había visto frente al río; y corrió contra él con el ímpetu de su fuerza. 7Lo vi cómo se acercaba al carnero y enfureciéndose contra él, hirió al carnero y le quebró los dos cuernos, sin que el carnero tuviera fuerza para mantenerse delante de él. Lo echó por tierra y lo holló; y no hubo quien librase al carnero de su poder. 8[9176]El macho cabrío se hizo muy grande, pero no obstante su fuerza se le rompió el gran cuerno, y en su lugar salieron cuatro (cuernos) en dirección a los cuatro vientos del cielo.

El cuerno pequeño

9[9177]De uno de ellos salió un cuerno pequeño, que creció mucho hacia el mediodía, hacia el oriente y hacia la (tierra) hermosa. 10[9178]Se engrandeció hasta (llegar a) la milicia del cielo, y echó a tierra una parte de la milicia y de las estrellas, y las holló. 11[9179]Y se ensoberbeció hasta contra el príncipe de la milicia (celestial), le quitó el sacrificio perpetuo y arruinó el lugar de su Santuario. 12[9180]Un ejército le fue dado para destruir el sacrificio perpetuo a causa de los pecados; echó por tierra la verdad y lo que hizo le salió bien.

13[9181]Y oí hablar a uno de los santos; y otro santo dijo a aquel que estaba hablando: “¿Hasta cuándo durará (lo anunciado en) la visión del sacrificio perpetuo, el pecado de la desolación y el abandono del Santuario y del ejército que serán hollados?” 14[9182]Y él me dijo: “Hasta dos mil trescientas tardes y mañanas; y será purificado el Santuario.”

El ángel Gabriel explica la visión

15Mientras yo, Daniel, tenía esta visión, y procuraba entenderla, vi que estaba delante de mí una figura semejante a un varón. 16Y oí una voz de hombre, de en medio del Ulai, que gritaba y decía: “¡Gabriel, explícale a este la visión!” 17[9183]Y él se llegó a donde yo estaba; y cuando se me acercó, me postré rostro por tierra, despavorido. Mas él me dijo: “Sábete, hijo de hombre, que la visión es para el tiempo del fin.” 18Al hablarme quedé sin sentido, rostro en tierra, pero él me tocó, y me hizo estar en pie en el lugar donde yo estaba. 19Y me dijo: “He aquí que te voy a mostrar lo que sucederá al fin de la indignación; porque (esta visión) es para el tiempo del fin:

20El carnero que viste, que tenía dos cuernos, estos son los reyes de Media y de Persia; 21[9184]y el macho cabrío es el rey de Grecia. El cuerno grande entre sus ojos es el rey primero. 22Y (como este cuerno) fue quebrado y se levantaron cuatro en su lugar, así surgirán cuatro reinos entre las naciones; pero no con el poder de aquel. 23[9185]Hacia el fin de su dominación, cuando los prevaricadores hayan completado (su número), se levantará un rey de rostro duro y perito en intrigas. 24[9186]Será muy poderoso, pero no por propia fuerza; hará destrucciones estupendas, tendrá éxito en sus empresas y destruirá a los fuertes y al pueblo de los santos. 25[9187]Su astucia hará prosperar el fraude en su mano y se ensoberbecerá su corazón; destruirá a muchos que viven en paz y se levantará contra el Príncipe de los príncipes; pero será quebrado sin mano (humana). 26Y la visión de las tardes y de las mañanas de la cual hablé es verdadera; pero sella tú la visión, porque es para muchos días.” 27Yo, Daniel, perdí las fuerzas y estuve enfermo por algunos días. Después me levanté y me ocupé de los asuntos del rey. Quedé asombrado de la visión, mas no hubo quien la entendiese.

DANIEL 9

Súplica de Daniel por la restauración

1[9188]El año primero de Darío, hijo de Asuero, de la estirpe de los medos, que fue constituido rey sobre el reino de los caldeos, 2[9189]el año primero de su reinado, yo, Daniel, estaba estudiando en los libros el número de los setenta años de que Yahvé había hablado al profeta Jeremías y durante los cuales debía cumplirse la desolación de Jerusalén. 3[9190]Y volví mi rostro hacia el Señor Dios, para rogarle con oraciones y súplicas, con ayuno y saco y ceniza. 4Rogando a Yahvé, mi Dios, hice confesión y dije:

“¡Ay! Señor, Dios grande y temible, que guardas la alianza y la misericordia con los que te aman y observan tus mandamientos. 5Hemos pecado, hemos cometido iniquidad, hemos sido malos y rebeldes y nos hemos apartado de tus mandamientos y de tus leyes. 6No hemos escuchado a tus siervos los profetas, que en tu nombre hablaron a nuestros reyes, a nuestros príncipes, a nuestros padres, y al pueblo de todo el país. 7[9191]Tuya es, Señor, la justicia, y nuestra la confusión del rostro, como sucede hoy a los hombres de Judá, a los habitantes de Jerusalén y a todos los israelitas a los que están cerca y a los que están lejos, en todas las tierras adonde los arrojaste a causa de las infidelidades que contra Ti cometieron. 8¡Oh Señor, nuestra es la confusión del rostro, y de nuestros reyes, de nuestros príncipes y de nuestros padres; pues hemos pecado contra Ti! 9Pero del Señor, nuestro Dios, son la misericordia y el perdón, porque nos hemos revelado contra Él; 10y no hemos escuchado la voz de Yahvé, nuestro Dios, para cumplir sus leyes, que Él puso delante de nosotros por medio de sus siervos los profetas. 11[9192]Todo Israel ha traspasado tu Ley y se ha apartado para no oír tu voz; por lo cual se ha derramado sobre nosotros la maldición y la execración que está escrita en la Ley de Moisés, siervo de Dios, puesto que hemos prevaricado contra Él. 12[9193]Por esto Él ejecutó la sentencia que había pronunciado contra nosotros, y contra nuestros jefes que nos gobernaron, trayendo sobre nosotros una calamidad tan grande, que nunca hubo debajo de todo el cielo cosa semejante a la que se ha ejecutado en Jerusalén. 13Todo este mal vino sobre nosotros conforme está escrito en la Ley de Moisés; más no hemos implorado a Yahvé nuestro Dios para convertirnos de nuestras iniquidades y meditar en tu verdad. 14Yahvé veló sobre el mal y lo hizo venir sobre nosotros; porque justo es Yahvé, nuestro Dios, en todas sus obras que ha hecho, pero nosotros no quisimos oír su voz. 15Ahora oh Señor, Dios nuestro, que con mano poderosa sacaste a tu pueblo del país de Egipto y te adquiriste el renombre que tienes hoy, hemos pecado, hemos cometido iniquidad. 16Oh Señor, según todas tus justicias, apártese, te ruego, tu ira e indignación de Jerusalén, la ciudad tuya, y de tu santo monte; pues a raíz de nuestros pecados y de las iniquidades de nuestros padres, Jerusalén y tu pueblo han venido a ser el oprobio de cuantos viven alrededor nuestro. 17[9194]Oye ahora, oh Dios nuestro, la oración de tu siervo, y sus súplicas, y por amor del Señor, haz resplandecer tu rostro sobre tu Santuario devastado. 18[9195]Inclina Dios mío, tu oído y escucha; abre tus ojos y mira nuestras ruinas, y a la ciudad, sobre la cual ha sido invocado tu Nombre pues derramamos nuestros ruegos ante tu rostro, confiando, no en nuestras justicias, sino en tus grandes misericordias. 19¡Escucha, Señor! ¡Perdona, Señor! ¡Presta atención, Señor, y obra! ¡No tardes, por amor de Ti, oh Dios mío!, porque sobre tu ciudad y tu pueblo ha sido invocado tu Nombre.”

Profecía de las setenta semanas

20[9196]Mientras aún estaba hablando y orando, y confesando mi pecado y el pecado de Israel mi pueblo, y presentando mis súplicas a Yahvé, mi Dios, por el santo monte de mi Dios; 21[9197]y mientras aún estaba profiriendo mis plegarias, aquel varón Gabriel, a quien yo había visto antes en la visión, se me acercó en rápido vuelo, a la hora de la oblación de la tarde, 22y me instruyó, y habló conmigo diciendo:

“Daniel, he venido ahora para darte inteligencia. 23[9198]Cuando te pusiste a orar salió una orden, y he venido a anunciarla; porque eres muy amado. Fija, pues, tu atención sobre la palabra y entiende la visión.

24[9199]Setenta semanas están decretadas

para tu pueblo y para tu ciudad santa,

a fin de acabar con la prevaricación,

sellar los pecados y expiar la iniquidad,

y para traer la justicia eterna,

poner sello sobre la visión y la profecía

y ungir al Santo de los santos.

25[9200]Conoce y entiende:

Desde la salida de la orden de restaurar y edificar a Jerusalén,

hasta un Ungido, un Príncipe,

habrá siete semanas

y sesenta y dos semanas;

y en tiempos de angustias será ella reedificada con plaza y circunvalación.

26[9201]Al cabo de las sesenta y dos semanas

será muerto el Ungido

y no será más.

Y el pueblo de un príncipe que ha de venir,

destruirá la ciudad y el Santuario;

mas su fin será en una inundación;

y hasta el fin habrá guerra

(y) las devastaciones decretadas.

27[9202]Él confirmará el pacto con muchos

durante una semana,

y a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la oblación;

y sobre el Santuario vendrá una abominación desoladora,

hasta que la consumación decretada

se derrame sobre el devastador.”

DANIEL 10

El ángel conforta a Daniel

1El año tercero de Ciro, rey de Persia, fue revelada una palabra a Daniel, llamado Baltasar. Esta palabra es verdad (y se refiere a) una gran guerra. Después entendió él la palabra y comprendió la visión. 2[9203]En aquellos días yo, Daniel, estuve de duelo durante tres semanas. 3No comí manjar delicado, ni carne ni vino entraron en mi boca, ni me ungí hasta cumplirse los días de las tres semanas de días.

4El día veinte y cuatro del primer mes, estando yo a la orilla del gran río, el Tigris, 5[9204]alcé mis ojos y miré, y vi a un varón vestido de lino blanco y ceñidos los lomos de oro de Ufaz. 6Su cuerpo era como el crisólito, su rostro parecía un relámpago, sus ojos eran como antorchas de fuego, sus brazos y sus pies tenían el brillo de bronce bruñido y el rumor de sus palabras era parecido al estruendo de un gran gentío. 7Solo yo, Daniel, vi la visión; los hombres que conmigo estaban, no la vieron, pero se apoderó de ellos un terror extraordinario, de modo que huyeron y se escondieron. 8Me quedé solo, al ver esta gran visión. Perdí las fuerzas, mi rostro mudó de color y se desfiguró, y no tuve más vigor. 9Oía, sí, el sonido de sus palabras, pero oyendo la voz de sus palabras caí sin sentido sobre mi rostro, en tierra.

Explicación del ángel

10Mas he aquí que una mano me tocó y me sacudió, poniéndome sobre mis rodillas y las palmas de mis manos. 11[9205]Y me dijo: “Daniel, varón muy amado, atiende a las palabras que te voy a decir, y ponte en pie en el lugar donde estás, pues ahora he sido enviado a ti.” Y así que me hubo dicho esto, me puse en pie temblando. 12[9206]Mas él me dijo: “No temas, Daniel; pues desde el primer día en que te propusiste alcanzar la inteligencia y humillarte ante tu Dios, fueron escuchadas tus palabras, y yo he venido por causa de tus palabras. 13[9207]El príncipe del reino de Persia se me opuso veinte y un días; mas he aquí que Miguel, uno de los príncipes más altos, vino a ayudarme, y yo me quedé allí al lado de los reyes de Persia. 14He venido a enseñarte lo que ha de suceder a tu pueblo al fin de los tiempos; pues la visión es para tiempos (remotos).”

15Mientras me dirigía estas palabras, incliné mi rostro hacia el suelo y guardé silencio. 16[9208]Y he aquí que uno que parecía hijo de hombre me tocó los labios; entonces abrí mi boca y hablé, y dije al que estaba delante de mí: “Señor mío, al ver esta visión me sobrecogieron angustias y perdí la fuerza. 17¿Cómo podrá el siervo de este mi señor hablar con este señor mío? Pues al presente no tengo fuerza alguna y hasta el aliento me falta.” 18Entonces aquel que tenía semejanza de hombre volvió a tocarme y me dio fuerza, 19diciendo: “¡No temas, oh varón muy amado! ¡La paz sea contigo! ¡Ánimo, ánimo!” Y mientras me estaba hablando, recobré las fuerzas, y dije: “Habla, señor mío, pues me has dado fuerzas.” 20[9209]Y dijo: “¿Sabes por qué he venido a ti? Ahora volveré para luchar con el príncipe de Persia; pues al salir yo, he aquí que vino el príncipe de Grecia. 21[9210]Pero te anunciaré lo que está escrito en la Escritura de la verdad; y no hay nadie que me ayude contra ellos, sino Miguel vuestro príncipe.”

DANIEL 11

El rey persa vencido por el griego

1[9211]El año primero de Darío el medo, estuve yo allí para ayudarle y fortalecerle. 2[9212]Y ahora voy a anunciarte la verdad: He aquí que habrá todavía tres reyes en Persia, y el cuarto será mucho más rico que todos los (otros), y cuando se haya hecho fuerte por medio de sus riquezas, incitará a todos contra el reino de Grecia. 3[9213]Pero se levantará un rey poderoso, que reinará con gran poder y hará cuanto quiera. 4Mas apenas establecido, será deshecho su reino y repartido hacia los cuatro vientos del cielo, pero no entre sus descendientes, y no con el poder que él había tenido; porque quedará hecho trozos su reino, que pasará a otros y no a aquellos.

Guerra entre los reyes del mediodía y del norte

5[9214]El rey del mediodía vendrá a ser fuerte, y también uno de sus príncipes, el cual se hará más fuerte que él y dominará, y su dominio será dominio grande. 6[9215]Al cabo de años se concertará una alianza, y la hija del rey del mediodía vendrá al rey del norte para establecer la paz, pero ella no podrá conservar la fuerza del brazo, porque ya no existirá su estirpe; pues será entregada ella, y los que la trajeron, y el padre, y el que en otros tiempos había sido su sostén. 7[9216]En su lugar se levantará uno de los renuevos de sus raíces, el cual vendrá con un ejército y entrará en la fortaleza del rey del norte; luchará contra ellos y vencerá. 8Los dioses de ellos, sus imágenes de fundición, y sus objetos preciosos de plata y de oro, los llevará al cautiverio, a Egipto, y prevalecerá algunos años sobre el rey del norte. 9Pero (este) entrará en el reino del rey del mediodía, y (después) volverá a su tierra.

10Tras lo cual sus hijos prepararán la guerra y juntarán una gran multitud de tropas; y (uno de ellos) vendrá como una inundación y pasará adelante; luego vendrá de nuevo, y llevará la guerra hasta la fortaleza. 11El rey del mediodía se enfurecerá y saldrá y peleará contra él, contra el rey del norte; movilizará una gran multitud y las tropas del (rey del norte) serán entregadas en sus manos. 12Se llevará gran número (de prisioneros), con lo cual se ensoberbecerá su corazón, hará perecer a millares pero no prevalecerá. 13Pues el rey del norte volverá a levantar un ejército mayor que el primero; y al fin de algunos años vendrá con grandes fuerzas y muchos pertrechos. 14[9217]En aquellos tiempos muchos se levantarán contra el rey del mediodía; se alzarán también hombres violentos de tu pueblo para cumplir la visión y caerán. 15[9218]El rey del norte vendrá, y levantará terraplenes, tomará la ciudad fuerte y no podrán resistir las fuerzas del mediodía, ni sus tropas escogidas; pues no tendrán fuerza para nacerle frente. 16[9219]Por lo cual el invasor hará contra él lo que quiera, pues no habrá quien pueda oponérsele, y se establecerá en la tierra hermosa, llevando en su mano la destrucción. 17[9220]Se propondrá marchar (contra el otro) con el poderío de todo su reino, pero hará con él un convenio y le dará una hija para arruinarlo, mas esto no se cumplirá, ni tendrá éxito. 18Entonces volverá su rostro hacia las islas, y se apoderará de muchas; pero un caudillo pondrá fin a su afrenta y hará recaer sobre él su oprobio. 19Luego se dirigirá hacia las fortalezas de su propio país; pero tropezará y caerá, y no será más hallado. 20[9221]El que le sucederá enviará un exactor a la (tierra) más magnífica del reino; pero al cabo de pocos días será quebrantado, no en contienda ni en batalla.

Un rey impío en el trono

21[9222]Surgirá en su lugar un hombre despreciable sin que se le haya dado la dignidad real. Vendrá secretamente y se apoderará del reino por medio de intrigas. 22Delante de él quedarán sumergidos ejércitos (tan numerosos como) una inundación, y serán deshechos, así como también el príncipe de la Alianza. 23[9223]No obstante el pacto hecho con él, obrará con dolo; subirá y vencerá con poca gente. 24En plena paz invadirá la provincia más pingüe y hará lo que no hicieron sus padres, ni los padres de sus padres. Distribuirá entre los (suyos) botín, despojos y riquezas, y trazará sus planes contra las fortalezas, pero (solo) por algún tiempo. 25Luego dirigirá su poder y su corazón contra el rey del mediodía, al frente de un gran ejército. El rey del mediodía se empeñará en la guerra con un ejército sumamente grande y fuerte; pero no podrá resistir, pues tramarán contra él intrigas. 26Los que comen de sus manjares delicados le quebrantarán, su ejército se dispersará, cayendo muchos traspasados. 27[9224]Estos dos reyes pensarán en su corazón cómo hacerse daño. Sentados en la misma mesa se dirán mutuamente mentiras, sin lograr éxito; porque todavía no habrá llegado el tiempo determinado. 28[9225]Volverá a su tierra con grandes riquezas; pero su corazón (maquinará) contra la Alianza santa. Obrará y volverá a su país. 29[9226]Al tiempo determinado se dirigirá de nuevo contra el mediodía, pero esta última vez no pasará lo que en la primera. 30[9227]Pues vendrán contra él las naves de Kitim; y descorazonado regresará; se irritará contra la Alianza santa; obrará y volverá, y se entenderá con los que abandonaron la Alianza santa.

Opresión de los judíos y de su religión

31[9228]Sus tropas vendrán y profanarán el Santuario de la Fortaleza; harán cesar el sacrificio perpetuo y pondrán allí la abominación del devastador. 32[9229]Por medio de halagos inducirá a la apostasía a los violadores de la Alianza, pero el pueblo que conoce a su Dios se mantendrá firme y activo. 33Los sabios del pueblo instruirán a muchos; pero caerán por un tiempo, víctimas de la espada, de las llamas, del cautiverio y del saqueo. 34Al ser abatidos tendrán un pequeño socorro, y muchos se unirán a ellos hipócritamente. 35Por eso algunos de los sabios tropezarán, para que sean probados y purificados y blanqueados hasta el tiempo del fin; pues no habrá llegado aún el tiempo determinado.

36[9230]Aquel rey hará lo que quiera, se ensoberbecerá, y se engrandecerá sobre todo dios. Hablará cosas espantosas contra el Dios de los dioses, y prosperará hasta que se cumpla la ira; porque lo decretado ha de cumplirse. 37[9231]No respetará a los dioses de sus padres, ni tampoco a la (divinidad) predilecta de las mujeres. No hará caso de ningún dios; pues sobre todos ellos se ensalzará. 38[9232]Venerará, en su lugar, al dios de las fortalezas, dios que no conocieron sus padres. Lo honrará con oro y plata, con piedras preciosas y con joyas. 39Con ese dios extraño atacará los baluartes de las fortalezas. A quienes le reconozcan los colmará de honores, les dará autoridad sobre muchos y les distribuirá tierras en recompensa.

40[9233]Al tiempo final chocará con él el rey del mediodía, pero el rey del norte caerá sobre él como una tempestad, con carros y gente de a caballo y muchas naves; invadirá las tierras y pasará como una inundación. 41[9234]Invadirá también la tierra hermosa; y muchos caerán; pero escaparán de su mano Edom y Moab y la parte principal de los hijos de Ammón. 42Y extenderá su mano contra (otros) países, y no se salvará la tierra de Egipto. 43Se hará dueño de los tesoros de oro y plata, y de todas las cosas preciosas de Egipto; y los libios y los etíopes le seguirán. 44[9235]Pero le turbarán rumores desde el oriente y el norte; y saldrá con gran furor para destruir y exterminar a muchos. 45[9236]Y plantará los pabellones reales entre los mares contra el glorioso y santo monte. Luego llegará a su fin; y no habrá quien le preste socorro.

DANIEL 12

Liberación del pueblo de Dios

1[9237]En aquel tiempo se alzará Miguel, el gran príncipe y defensor de los hijos de tu pueblo; y vendrá tiempo de angustia cual nunca ha habido desde que existen naciones hasta ese tiempo. En ese tiempo será librado tu pueblo, todo aquel que se hallare inscrito en el libro. 2[9238]También muchos de los que duermen en el polvo de la tierra se despertarán, unos para vida eterna, otros para ignominia y vergüenza eterna. 3[9239]Entonces los sabios brillarán como el resplandor del firmamento, y los que condujeron a muchos a la justicia, como las estrellas por toda la eternidad. 4[9240]Tú, Daniel, encierra estas palabras, y sella el libro hasta el tiempo del fin. Muchos buscarán y se acrecentará el conocimiento.”

5Y yo, Daniel, miré y vi otros dos que estaban en pie el uno aquende el río y el otro allende el río. 6[9241]Y dijo (uno de los dos) al varón vestido de lino que estaba sobre las aguas del río: “¿Cuándo será el cumplimiento de estas maravillas?” 7[9242]Y oí al varón vestido de lino, que estaba sobre las aguas del río, cuando levantando su diestra y su izquierda hacia el cielo juró por Aquel que vive eternamente que eso será dentro de un tiempo, (dos) tiempos y la mitad (de un tiempo) y que todas estas cosas se cumplirán cuando el poder del pueblo santo sea completamente destruido. 8[9243]Yo oí, pero no comprendí. Dije, “Señor mío: ¿cuál será el fin de estas cosas?” 9[9244]Y él respondió: “Anda, Daniel; pues estas palabras están cerradas y selladas hasta el tiempo del fin. 10[9245]Muchos serán purificados y blanqueados y acrisolados; pero los malos seguirán haciendo el mal, y ninguno de los malvados entenderá; mas los sabios entenderán. 11Desde el tiempo en que será quitado el sacrificio perpetuo y entronizada la abominación desoladora, pasarán mil doscientos noventa días. 12[9246]¡Bienaventurado el que espere, y llegue a mil trescientos treinta y cinco días! 13Tú, empero, marcha hacia tu fin y descansa, y te levantarás para (recibir) tu herencia al fin de los días.”

III. APÉNDICES

DANIEL 13

Historia de la casta Susana

1[9247]Había un varón que habitaba en Babilonia, llamado Joaquín; 2el cual se casó con una mujer que se llamaba Susana, hija de Helcías, hermosa en extremo y temerosa de Dios; 3porque sus padres, que eran justos, instruyeron a su hija según la Ley de Moisés. 4Era Joaquín muy rico, y tenía un jardín junto a su casa, al cual concurrían muchos judíos, por ser él el más ilustre de todos.

5[9248]Aquel año fueron elegidos jueces del pueblo, dos ancianos de aquellos de quienes dijo el Señor: “Salió la iniquidad de Babilonia, de los ancianos jueces, los cuales parecían gobernar al pueblo.” 6Frecuentaban estos la casa de Joaquín, donde acudían a ellos todos cuantos tenían algún pleito. 7Y cuando al mediodía se iba la gente, entraba Susana a pasearse por el jardín de su marido. 8Los viejos la veían cada día cómo entraba a pasearse; y se inflamaron en malos deseos hacia ella, 9de tal manera que pervirtieron su mente y desviaron sus ojos para no mirar al cielo ni acordarse de sus justos juicios. 10Quedaron ambos heridos de pasión por ella, pero no se comunicaron el uno al otro su pasión; 11pues se avergonzaban de descubrir su concupiscencia y deseos de pecar con ella; 12aunque buscaban cada día con mayor solicitud el poderla ver. 13[9249]Y dijo el uno al otro: “Vámonos a casa, que ya es hora de comer.” Salieron y se separaron el uno del otro. 14Pero volviendo cada cual otra vez, se encontraron en un mismo lugar; y preguntándose mutuamente el motivo, confesaron su pasión, y entonces, de común acuerdo, determinaron el tiempo en que podrían hallarla sola.

15Mientras estaban aguardando una ocasión oportuna, entró ella en el jardín, como solía todos los días; acompañada solamente de dos doncellas, y quiso bañarse en el jardín, pues hacía calor. 16No había en él nadie, sino los dos viejos, que se habían escondido y la estaban acechando. 17Mandó ella a las doncellas: “Traedme el aceite y los perfumes, y cerrad las puertas del jardín; pues quiero bañarme.” 18Hicieron como dijo, y cerraron las puertas del jardín; y salieron por una puerta excusada para traer lo que había pedido, sin saber que los viejos estaban dentro escondidos.

19Apenas se hubieron ido las criadas, se levantaron los dos viejos y corriendo hacia ella le dijeron: 20“Mira, las puertas del jardín están cerradas, nadie nos ve, y nosotros estamos enamorados de ti. Condesciende con nosotros, y cede a nuestros deseos. 21Porque si te resistieres a ello, testificaremos contra ti, diciendo que estaba contigo un joven, y que por eso despachaste a las doncellas.” 22[9250]Entonces Susana prorrumpió en gemidos y dijo: “Estrechada me hallo por todos lados; porque si hago eso que queréis, muerte es para mí; y si no lo hago, no me libraré de vuestras manos. 23Pero mejor es para mí caer en vuestras manos, sin haber hecho tal cosa, que pecar en la presencia del Señor.” 24Y dio Susana un fuerte grito; pero gritaron también los viejos contra ella. 25Y uno de ellos corrió a las puertas del jardín y las abrió. 26Cuando los criados de la casa oyeron el grito en el jardín, corrieron allá por la puerta excusada para ver lo que era. 27Mas después que los viejos hubieron hablado, quedaron los criados sumamente avergonzados; porque nunca tal cosa se había dicho de Susana.

Susana es condenada a muerte

28Al día siguiente concurrió el pueblo a la casa de Joaquín, su marido, y vinieron también los dos viejos, llenos de perversos pensamientos contra Susana, para condenarla a muerte. 29Dijeron en presencia del pueblo: “Envíese a llamar a Susana, hija de Helcías, mujer de Joaquín.” Y enviaron por ella. 30La cual vino con sus padres e hijos y todos sus parientes. 31Era Susana sumamente delicada y de extraordinaria belleza. 32Entonces aquellos malvados la mandaron quitarse el velo —pues estaba ella con su velo puesto— para saciarse por lo menos de su hermosura. 33Entretanto lloraban los suyos y cuantos la conocían. 34[9251]Luego se levantaron los dos viejos en medio del pueblo y pusieron sus manos sobre la cabeza de Susana. 35Ella, empero, llorando alzó sus ojos al cielo; porque su corazón estaba lleno de confianza en el Señor. 36Y dijeron los viejos: “Estándonos paseando solos en el jardín, entró esta con dos criadas; y cerró las puertas del jardín, enviando fuera a las criadas. 37Entonces se le acercó un joven que estaba escondido, y pecó con ella. 38Nosotros que estábamos en un lado del jardín, viendo la maldad fuimos corriendo adonde estaban, y los hallamos en el mismo acto. 39Mas al joven no pudimos prenderlo, porque era más fuerte que nosotros, y abriendo la puerta se escapó corriendo, 40pero habiendo apresado a esta, la preguntamos quién era el joven, y no nos lo quiso manifestar. De esto somos testigos.” 41La asamblea les dio crédito, como a ancianos que eran y jueces del pueblo, y la condenaron a muerte. 42[9252]Entonces Susana clamó en alta voz, y dijo: “Oh Dios eterno, que conoces las cosas ocultas, que sabes todas las cosas aun antes que sucedan, 43Tú sabes que estos han levantado contra mí testimonio falso; y he aquí que yo muero sin haber hecho nada de lo que estos han inventado maliciosamente contra mí.”

Daniel comprueba la inocencia de Susana

44Y oyó el Señor su oración. 45[9253]Pues cuando la conducían al suplicio, el Señor suscitó el santo espíritu de un tierno jovencito por nombre Daniel; 46el cual, a grandes voces, comenzó a gritar: “Inocente soy yo de la sangre de esta.” 47Y volviéndose hacia él toda la gente, le dijeron: “¿Qué es lo que dices?” 48Mas él, estando de pie en medio de ellos, dijo: “¿Tan insensatos sois, oh hijos de Israel, que sin examinar y sin conocer la verdad, habéis condenado a una hija de Israel? 49Volved al tribunal, porque estos han dicho falso testimonio contra ella.”

50Volvió el pueblo, a toda prisa; y los ancianos le dijeron (a Daniel): “Ven, y siéntate en medio de nosotros e instrúyenos; ya que te ha concedido Dios la honra de ancianía” 51Y dijo Daniel al pueblo: “Separad a estos lejos el uno del otro, y yo los examinaré.” 52[9254]Cuando estuvieron separados el uno del otro, llamó a uno de ellos y le dijo: “Envejecido en la maldad, ahora caerán sobre ti los pecados que has cometido antes, 53cuando pronunciabas injustas sentencias, oprimías a los inocentes y librabas a los malvados, a pesar de que el Señor tiene dicho: 54«No harás morir al inocente y justo.» Ahora bien, si la viste, di: ¿Bajo qué árbol los viste confabular entre sí?” Respondió él: “Debajo de un lentisco.” 55A lo cual replicó Daniel: “Ciertamente que contra tu cabeza has mentido; pues he aquí que el ángel del Señor, por sentencia que ha recibido de Él, te partirá por medio.” 56[9255]Y habiendo hecho retirar a este, hizo venir al otro, y le dijo: “Raza de Canaán, y no de Judá, la hermosura te fascinó, y la pasión pervirtió tu corazón. 57[9256]Así os portabais con las hijas de Israel, las cuales por miedo condescendían con vosotros; pero esta hija de Judá no sufrió vuestra maldad. 58Ahora bien, dime: ¿Bajo qué árbol los sorprendiste tratando entre sí?” Él respondió: “Debajo de una encina.” 59A lo que repuso Daniel: “Ciertamente que también tú mientes contra tu cabeza; pues el ángel del Señor está esperando con la espada en la mano para partirte por medio y así exterminaros.”

60Entonces toda la asamblea exclamó en alta voz, bendiciendo a Dios que salva a los que ponen en Él su esperanza. 61Y se levantaron contra los dos viejos, a los cuales Daniel había convencido por su propia boca de haber proferido un falso testimonio, y les hicieron el mal que ellos habían intentado contra su prójimo; 62y cumpliendo la Ley de Moisés los mataron, con lo que fue salvada en aquel día la sangre inocente. 63Entonces Helcías y su esposa alabaron a Dios por su hija Susana; y lo mismo hizo Joaquín, su marido, con todos los parientes; porque nada se halló en ella de deshonesto. 64[9257]Mas Daniel desde aquel día en adelante se hizo famoso ante todo el pueblo. 65[9258]El rey Astiages fue a reunirse con sus padres, y le sucedió en el trono Ciro, rey de Persia.

DANIEL 14

Daniel se niega a adorar al ídolo Bel

1[9259]Era Daniel uno de los comensales del rey, quien le honraba más que a todos sus amigos, 2[9260]Había a la sazón en Babilonia un ídolo llamado Bel; y se gastaban para él cada día doce ambas de flor de harina, cuarenta ovejas y seis cántaros de vino. 3[9261]Le tributaba culto también el rey e iba todos los días a adorarlo. Daniel, empero, adoraba a su Dios. Y el rey le dijo: “¿Por qué no adoras a Bel?” 4A lo que respondió, diciendo: “Porque no adoro a los ídolos hechos de mano, sino al Dios vivo, que creó el cielo y la tierra, y es Señor de toda carne.” 5El rey le replicó: “¿Crees tú acaso que Bel no es un dios vivo? ¿No ves cuánto come y bebe cada día?” 6A esto contestó Daniel riendo: “No te dejes engañar, oh rey; porque él por dentro es de barro, y por fuera de bronce, y nunca come.” 7Montó el rey en cólera, y llamó a los sacerdotes del ídolo, a los cuales dijo: “Si no me decís quién come todo eso que se gasta, moriréis. 8Pero si me hacéis ver que todo eso lo come Bel, morirá Daniel por haber blasfemado contra Bel.” Y dijo Daniel al rey: “Sea como has dicho.”

9Eran los sacerdotes de Bel setenta, sin contar las mujeres, los párvulos y los hijos. Fue el rey con Daniel al templo de Bel, 10y dijeron los sacerdotes de Bel: “He aquí que nosotros nos salimos fuera; y tú, oh rey, haz poner las viandas y servir el vino, después cierra la puerta, y séllala con tu anillo. 11Y si mañana temprano, al entrar no hallares que todo se lo ha comido Bel, moriremos nosotros sin remedio, o morirá Daniel, que ha mentido contra nosotros.” 12Ellos no tenían miedo, pues habían hecho debajo de la mesa una comunicación secreta, y siempre entraban por allí y se lo comían (todo).

Daniel descubre los engaños de los sacerdotes

13Luego que se hubieron salido, hizo el rey poner las viandas delante de Bel, y Daniel mandó a sus criados traer ceniza, y la hizo esparcir con una criba por todo el templo en presencia del rey. Después salieron, cerraron la puerta, sellándola con el anillo del rey, y se fueron. 14Durante la noche entraron los sacerdotes, según su costumbre, con sus mujeres e hijos, y se lo comieron y bebieron todo.

15Se levantó el rey muy de mañana, y del mismo modo Daniel; 16y preguntó el rey: “¿Están intactos los sellos, Daniel?” Respondió este: “Intactos están, oh rey.” 17Abrió luego el rey la puerta y miró a la mesa y exclamó en alta voz: “Grande eres, oh Bel y no hay en ti engaño alguno.” 18Mas Daniel se rio y detuvo al rey para que no entrase dentro, y dijo: “Mira al pavimento, y ve de quién son estas pisadas.” 19“Veo, dijo el rey, pisadas de hombres, de mujeres y de niños.” 20Con esto se irritó el rey e hizo prender a los sacerdotes y a sus mujeres e hijos; y le mostraron el postigo secreto por donde entraban a comer cuanto había sobre la mesa. 21[9262]El rey los hizo morir y entregó a Bel en poder de Daniel quien lo destruyo juntamente con el templo.

Daniel y el dragón

22[9263]Había en aquel lugar un dragón grande al cual adoraban los babilonios. 23Y dijo el rey a Daniel: “Mira, ahora ya no podrás negar que este es un dios vivo. Adórale, pues.” 24A lo que respondió Daniel: “Yo adoro al Señor, mi Dios, porque Él es el Dios vivo; mas ese no es dios vivo. 25Y tú, rey, dame permiso, y mataré al dragón sin espada ni palo.” 26[9264]A lo cual dijo el rey: “Te lo doy.” Tomó Daniel pez, sebo y pelos, lo coció todo junto e hizo unas pellas, las qué arrojó en la boca del dragón, el cual reventó. Entonces dijo Daniel: “Ved aquí al que adorabais.”

Daniel en el foso de los leones

27Cuando supieron esto los babilonios, se irritaron en extremo; y levantándose contra el rey, dijeron: “El rey se ha hecho judío: destruyó a Bel, mató al dragón y quitó la vida a los sacerdotes.” 28Y fueron al rey y le dijeron: “Entréganos a Daniel, de lo contrario te mataremos a ti y a tu familia.” 29Viéndose el rey reciamente acometido y sin salida, les entregó a Daniel, 30[9265]y ellos le arrojaron en el foso de los leones, donde estuvo seis días. 31Había en el foso siete leones, y les daban cada día dos cuerpos y dos ovejas; pero nada les dieron entonces, para que devorasen a Daniel.

32[9266]Estaba a la sazón en Judea el profeta Habacuc, el cual había cocido un potaje y desmenuzado unos panes en una vasija, para ir al campo y llevarlo a los segadores. 33Y dijo el ángel del Señor a Habacuc: “Esa comida que tienes llévala a Babilonia, a Daniel que está en el foso de los leones.” 34Contestó Habacuc: “Señor, yo no he visto a Babilonia ni tengo noticia del foso.” 35[9267]Entonces el ángel del Señor le tomó por la coronilla de la cabeza y con la velocidad de su espíritu le llevó de los cabellos de su cabeza hacia Babilonia encima del foso. 36Gritó Habacuc y dijo: “Daniel, siervo de Dios, toma la comida que Dios te envía.” 37Entonces dijo Daniel: “Tú, Señor, te has acordado de mí y no has desamparado a los que te aman.” 38Y se levantó Daniel y comió. Entretanto el ángel de Señor se dio prisa para restituir a Habacuc a su lugar.

39Al día séptimo vino el rey para hacer él duelo por Daniel; y llegando al foso miró hacia dentro y vio a Daniel sentado en medio de los leones. 40[9268]Entonces exclamó el rey en voz alta diciendo: “Grande eres Señor, Dios de Daniel.” 41Y le hizo sacar del foso de los leones. Pero a aquellos que habían maquinado su ruina, los hizo echar en el foso y fueron al punto devorados en su presencia. 42Entonces dijo el rey: “Teman al Dios de Daniel todos los moradores del orbe; porque Él es el Salvador, el que obra prodigios y maravillas sobre la tierra y libró a Daniel del foso de los leones.”

OSEAS

# · 1 · 2 · 3 · 4 · 5 · 6 · 7 · 8 · 9 · 10 · 11 · 12 · 13 · 14

INTRODUCCIÓN

Con Oseas comienza la serie de los doce Profetas Menores. Se llaman Menores no porque fuesen profetas de una categoría menor, sino por la escasa extensión de sus profecías, con relación a los Profetas Mayores.

Oseas u Osee, profeta de las diez tribus del norte, como su contemporáneo Amós, vivió en el siglo VIII a. C., mientras Isaías y Miqueas profetizaban en Judá, es decir, bajo el reinado del rey Jeroboam II de Israel (783-743) y de los reyes Ocías (Amasías) (789-738), Joatán (738-736), Acaz (736-721) y Ezequías (721-693); reyes de Judá. Sus discursos proféticos se dirigen casi exclusivamente al reino de Israel (Efraím, Samaria), entonces poderoso y depravado, y solo de paso a Judá. Son profecías duras, cargadas de terribles amenazas contra la idolatría, la desconfianza en Él y la corrupción de costumbres y alternadas, por otra parte, con esplendorosas promesas (cf. 2, 14 ss.) y expresiones del más inefable amor (cf. 2, 23; 11, 8, etc.). El estilo es sucinto y lacónico, pero muy elocuente y patético y a la vez riquísimo en imágenes y simbolismos.

La primera parte (capítulos 1-3) comprende dos acciones simbólicas que se refieren a la infidelidad del reino de Israel como esposa de Yahvé. La segunda (capítulos 4-14) es una colección de cinco vaticinios (capítulos 4, 5, 6, 7-12; 12-14) en que se anuncian los castigos contra el mismo reino y luego la purificación de la esposa adúltera, en la cual se despierta la esperanza en el Mesías y su glorioso reinado.

El Martirologio Romano conmemora al santo Profeta el día 4 de julio. Su sepulcro se muestra en el monte Nebí Oscha, no lejos de es-Salt (Transjordania). El Eclesiástico hace de Oseas y de los otros Profetas Menores este significativo elogio: “Reverdezcan también en el lugar donde reposan, los huesos de los doce Profetas; porque ellos consolaron a Jacob, y lo confortaron con una esperanza cierta” (Eclesiástico 49, 12).

OSEAS 1

1[9269]Palabra de Yahvé dirigida a Oseas, hijo de Beerí, en los días de Ocías, Joatam, Acaz y Ezequías, reyes de Judá, y en los días de Jeroboam, hijo de Joás, rey de Israel.

Nombres simbólicos de los hijos de Oseas

2[9270]Comienzo de lo que habló Yahvé por Oseas. Dijo Yahvé a Oseas:

“Ve y tómate una mujer fornicaria,

y (ten) hijos de fornicación;

porque la tierra comete fornicación,

apartándose de Yahvé.”

3Fue y tomó a Gómer, hija de Diblaim; la cual concibió y le dio a luz un hijo. 4[9271]Y le dijo Yahvé: “Llámalo Jezrael, porque dentro de poco tomaré venganza de la casa de Jehú, por la sangre de Jezrael, y exterminaré el reino de la casa de Israel. 5En aquel día quebraré el arco de Israel en la llanura de Jezrael.”

6[9272]Y concibió ella otra vez y dio a luz una hija. Y (Yahvé) dijo al (profeta): “Ponle por nombre ‘Lo-Ruhama’, pues en adelante no usaré ya de misericordia con la casa de Israel para perdonarla. 7Pero me apiadaré de la casa de Judá, los salvaré por medio de Yahvé, su Dios. No los salvaré con arco ni con espada, ni mediante guerra, ni por medio de caballos o jinetes.” 8Y destetado que hubo a Lo-Ruhama, volvió a concebir y dio a luz un hijo. 9[9273]Y dijo (Yahvé): “Llámalo ‘Lo-Ammí’, pues vosotros no sois ya mi pueblo, y Yo no soy más vuestro (Dios).”

Restauración de Israel

10[9274]El número de los hijos de Israel

será como la arena del mar,

que no tiene medida ni número,

y en lugar de decírseles:

«No sois mi pueblo»,

seréis llamados «hijos del Dios vivo».

11[9275]Y se congregarán en uno

los hijos de Israel

y los hijos de Judá,

y pondrán sobre sí un mismo caudillo,

y saldrán del país:

porque grande será el día de Jezrael.

OSEAS 2

Apostasía y reprobación de Israel

1[9276]Decid a vuestros hermanos «Ammí»,

y a vuestras hermanas «Ruhama».

2[9277]¡Acusad a vuestra madre, acusadla!

Porque ella no es mi mujer,

ni Yo soy su marido;

aparte de su rostro sus fornicaciones

y de su seno sus adulterios;

3[9278]No sea que Yo la despoje,

dejándola desnuda,

y la ponga (tal como estaba)

en el día de su nacimiento,

y la haga semejante a un desierto,

y la convierta en una tierra árida,

y la mate de sed.

4No me compadeceré de sus hijos;

porque son hijos de fornicación.

5[9279]Pues su madre ha cometido fornicación;

ha quedado sin honor la que los dio a luz;

pues ella dijo: «Iré en pos de mis amantes,

que son los que me dan mi pan y mi agua,

mi lana y mi lino, mi aceite y mi bebida.»

6[9280]Por eso, he aquí que voy a cerrar

tu camino con zarzas;

la cercaré con un muro

para que no pueda hallar sus senderos.

7[9281]Irá en pos de sus amantes,

pero no los alcanzará;

los buscará y no los hallará.

Luego dirá:

«Iré y volveré a mi primer marido,

pues entonces me iba mejor que ahora.»

8[9282]No reconoció ella

que Yo fui quien le di el trigo,

el vino y el aceite,

y le multipliqué la plata y el oro,

empleado para Baal.

9Por eso le quitaré mi trigo a su tiempo,

y mi vino al tiempo señalado;

y recobraré mi lana y mi lino

con que cubre su desnudez.

10Mas ahora descubriré sus vergüenzas

a los ojos de sus amantes;

y no habrá quien la libre de mi mano.

11Haré cesar toda su alegría,

sus fiestas, sus novilunios y sus sábados,

y todas sus solemnidades.

12Devastaré sus viñas y sus higueras,

de las cuales ella decía:

«Estas son el salario

que me han dado mis amantes».

Las convertiré en un matorral

y las devorarán las bestias del campo.

13[9283]La castigaré por los días de los Baales

a los cuales ella quemaba incienso,

cuando adornándose con sus zarcillos y collares,

y yendo en pos de sus amantes

se olvidaba de Mí, dice Yahvé.

Conversión de Israel

14[9284]Por eso Yo la atraeré

y la llevaré a la soledad

y le hablaré al corazón.

15[9285]Y desde allí le devolveré sus viñas,

y el Valle de Acor

como puerta de esperanza;

y ella cantará allí,

como en los días de su juventud,

como el día en que subió de Egipto.

16[9286]En aquel día, dice Yahvé,

me llamarás: «Señor mío»,

y no me llamarás ya: «Mi Baal».

17Pues quitaré, de su boca los nombres de los Baales,

y nunca jamás serán mencionados por sus nombres.

18[9287]En aquel día haré en favor de ellos alianza

con las fieras del campo,

con las aves del cielo

y con los reptiles de la tierra;

quebraré en la tierra arco, espada y guerra,

y haré que reposen seguros.

19Y te desposaré conmigo para siempre;

te desposaré conmigo

en justicia y juicio,

en misericordia y piedad.

20[9288]Te desposaré conmigo en fidelidad,

y reconocerás a Yahvé.

21[9289]En aquel día responderé, dice Yahvé;

sí, Yo responderé a los cielos,

y ellos responderán a la tierra;

22y la tierra responderá al trigo,

al vino y al aceite;

y estos responderán a Jezrael.

23[9290]Sembraré a (Israel) para Mí en la tierra;

y me compadeceré de Lo-Ruhama,

24y al que dije “Lo-Ammí”, le diré: “Pueblo mío eres”;

y él dirá: “Tú eres mi Dios.”

OSEAS 3

Matrimonio con una adúltera

1[9291]Yahvé me dijo: “Anda otra vez y ama a una mujer, amada de su amigo y adúltera; así como Yahvé ama a los hijos de Israel, aunque ellos se vuelven a otros dioses y gustan las tortas de pasas.”

2[9292]Me la adquirí por quince siclos de plata, y un hómer de cebada, y un létek de cebada. 3[9293]Y le dije: “Muchos días tendrás que esperarme; no cometerás fornicación, ni te entregarás a ningún hombre, y yo haré lo mismo respecto de ti.” 4[9294]Porque mucho tiempo han de estar los hijos de Israel sin rey, sin príncipe, sin sacrificio, sin massebah, sin efod y sin terafines. 5[9295]Pero después se convertirán los hijos de Israel, y buscarán a Yahvé, su Dios, y a David, su rey; y con temblor (acudirán) a Yahvé y a su bondad al fin de los tiempos.

OSEAS 4

Corrupción general

1[9296]¡Oíd la palabra de Yahvé,

oh hijos de Israel!

Pues Yahvé entra en juicio

con los habitantes del país,

porque no hay verdad ni misericordia,

y no hay conocimiento de Dios en la tierra.

2[9297]Perjuran, y mienten,

matan, roban y adulteran,

hacen violencia, y un homicidio sigue a otro.

3[9298]Por esto el país está de luto,

y desfallecen cuantos en él habitan,

juntamente con las bestias del campo

y las aves del cielo.

Hasta los peces de la mar desaparecen.

4[9299]Pero nadie se ponga a contender

y nadie reprenda;

porque tu pueblo es como aquellos

que se querellan contra el sacerdote.

5[9300]Tropezarás en pleno día,

y también el profeta

tropezará contigo de noche;

y Yo haré perecer a tu madre.

6[9301]Mi pueblo perece por falta de conocimiento.

Por haber rechazado tú el conocimiento,

Yo te rechazaré a ti

para que no seas mi sacerdote.

Por haber olvidado tú la ley de tu Dios,

me olvidaré Yo de tus hijos.

7[9302]Cuanto más se multiplicaron,

tanto más pecaron contra Mí;

por lo cual trocaré su gloria en ignominia.

8[9303]Comen los pecados de mi pueblo,

y las iniquidades de este le gustan.

9Por eso el pueblo y los sacerdotes

tendrán la misma suerte.

Los castigaré por su conducta

y haré recaer sobre ellos sus obras.

10Comerán, y no se saciarán;

fornicarán y no se multiplicarán,

por cuanto han dejado de servir a Yahvé.

11Fornicación, vino y mosto

quitan el buen sentido.

12[9304]Mi pueblo consulta a sus leños,

y su palo le da revelaciones;

porque el espíritu de fornicación los ha extraviado,

se prostituyen apartándose de su Dios.

13[9305]Ofrecen sacrificios sobre las cimas de los montes,

y queman incienso sobre los collados,

bajo las encinas, los álamos y los terebintos;

porque es grata su sombra.

Por eso fornican vuestras hijas

y adulteran vuestras nueras.

14[9306]Sin embargo no castigaré

a vuestras hijas fornicarias,

ni a vuestras nueras adúlteras,

por cuanto ellos mismos van aparte con las prostitutas,

y ofrecen sacrificios con las hieródulas;

así el pueblo que no entiende

corre hacia su perdición.

Exhortación a Judá

15[9307]Si tú, oh Israel, fornicas,

al menos no se haga culpable Judá.

No vayáis a Gálgala,

ni subáis a Betaven;

ni juréis (diciendo): «¡Vive Yahvé!»

16Porque Israel se extravió

como una vaca indómita;

mas ahora los apacentará Yahvé

cual corderos en lugar espacioso.

17[9308]Efraím no se separa de los ídolos.

¡Déjale!

18Terminada su embriaguez

se entregan a la fornicación;

sus príncipes aman sobre todo la ignominia.

19[9309]El viento los tiene envueltos en sus alas;

y quedarán avergonzados a causa de sus sacrificios.

OSEAS 5

Crímenes de los sacerdotes y gobernantes

1[9310]¡Oíd esto, oh sacerdotes!

¡Casa de Israel, escucha!

¡Prestad oídos vosotros, los de la casa real!

porque vosotros seréis juzgados,

por haber sido un lazo en Masfá

y una red tendida sobre el Tabor.

2[9311]Por sus sacrificios

llevaron la apostasía hasta el extremo;

por tanto los castigaré a todos ellos.

3Conozco a Efraím,

e Israel no se me oculta,

puesto que tú, oh Efraím, has fornicado,

e Israel se ha contaminado.

4Sus malas obras

no lo dejan volver a su Dios;

pues el espíritu de fornicación vive en su corazón,

de modo que no conocen a Yahvé.

5La soberbia de Israel se muestra en su cara;

Israel y Efraím caerán

por su propia iniquidad;

y Judá caerá juntamente con ellos.

6[9312]Con sus rebaños y con sus vacadas

irán en busca de Yahvé,

y no lo hallarán,

porque Él se ha retirado de ellos.

7[9313]Han sido infieles a Yahvé,

engendrándole hijos bastardos;

por lo cual la nueva luna

los consumirá con sus bienes.

8[9314]¡Tocad la bocina en Gabaá,

y la trompeta en Ramá!

¡Alzad el grito en Betaven!

¡Cuidado, Benjamín!

9Efraím será una desolación en el día del castigo;

lo que he anunciado a las tribus de Israel, se cumplirá.

10[9315]Los príncipes de Judá se han hecho

como los que mudan los linderos;

por lo cual derramaré sobre ellos

como agua mi ira.

11[9316]Efraím está oprimido,

quebrantado por el castigo,

porque quiso andar tras el mandato.

12[9317]Yo seré como polilla para Efraím,

y como carcoma para la casa de Judá.

13Cuando Efraím vio su falta de fuerzas

y Judá su llaga,

recurrió Efraím a Asiria,

y llamó a un rey vengador;

mas este no podrá sanaros,

ni curaros la llaga.

14Porque Yo seré cual león para Efraím,

y como leoncillo para la casa de Judá.

Yo, yo tomaré la presa, y me iré;

me la llevaré, y nadie me la arrancará.

15[9318]Me iré, y me retiraré a mi lugar

hasta que ellos reconozcan su culpa

y busquen mi rostro.

OSEAS 6

Falta de sinceridad en la conversión

1[9319]«En su angustia me buscarán (diciendo):

Venid, volvámonos a Yahvé,

2pues Él (nos) ha desgarrado, y Él nos sanará;

Él ha herido, y nos vendará.

3[9320]Nos devolverá la vida después de dos días,

y al tercero nos resucitará,

y viviremos en su presencia.

Conoceremos y-no desistiremos de conocer a Yahvé.

Su venida es cierta como el alba;

nos visitará como la lluvia,

como la lluvia tardía que riega la tierra».

4¿Qué haré contigo, oh Efraím?

¿Qué haré contigo, oh Judá?

Vuestra piedad es como la nube de la mañana,

desaparece como el rocío de la madrugada.

5[9321]Por eso los he tajado

por medio de los profetas,

los he matado por las palabras de mi boca;

y tus castigos vendrán como relámpago.

6[9322]Pues misericordia quiero, y no sacrificio,

y conocimiento de Dios

más bien que holocaustos.

7Mas ellos, como Adán han violado la alianza;

allí me han sido infieles.

8[9323]Galaad es una ciudad de malhechores

en que se ven huellas de sangre.

9[9324]Y como bandidos que acechan a los hombres,

así una banda de sacerdotes

asesina en el camino de Siquem;

verdaderamente obran la maldad.

10Cosas horribles he visto en la casa de Israel;

allí se prostituye Efraím,

allí se contamina Israel.

11[9325]Para ti también, oh Judá, está preparada una siega

cuando Yo haga volver a los cautivos de mi pueblo.

OSEAS 7

La iniquidad de Israel

1[9326]Al curar Yo a Israel,

se ha descubierto la iniquidad de Efraím

y la perversidad de Samaria:

practican la mentira;

por dentro hay ladrones,

y por fuera roban bandidos.

2No piensan en su corazón

que Yo me acuerdo de todas sus maldades.

Ahora los rodean sus obras

que están ante mi vista.

3[9327]Regocijan al rey con sus perversidades,

y a los príncipes con sus mentiras.

4Son adúlteros todos,

como horno encendido por el hornero;

este cesa de atizar (el fuego),

mientras se amasa, hasta la fermentación.

5En la fiesta de nuestro rey,

los príncipes loquearon tomados de vino;

y él tendió su mano a los burladores.

6[9328]Porque ellos se acercaron,

siendo como horno su corazón

mientras le acechaban.

Toda la noche durmió su hornero,

y a la mañana el (horno) ardió

cual llama abrasadora.

7Todos están encendidos como un horno;

devoran a sus jueces,

todos sus reyes han caído;

no hay entre ellos quien clame a Mí.

Las vanas esperanzas en Egipto y Siria

8[9329]Efraím se ha mezclado con los pueblos;

Efraím es una torta a la cual no se ha dado vuelta.

9Los extranjeros han devorado su fuerza,

y él no se dio cuenta;

también las canas se esparcieron sobre él

sin que lo advirtiera.

10La soberbia de Israel se manifiesta en su misma cara;

pero no se convierten a Yahvé su Dios,

y con todo esto no lo buscan.

11[9330]Efraím ha venido a ser

como una paloma tonta

y falta de entendimiento:

llaman a Egipto, acuden a Asiria.

12[9331]Pero mientras vayan,

tenderé sobre ellos mi red;

los haré caer cual ave del cielo;

los castigaré según lo anunciado en sus asambleas.

13¡Ay de ellos porque se han apartado de Mí!

¡Ruina sobre ellos, por cuanto contra Mí se han rebelado!

Yo iba a salvarlos,

pero ellos hablaban mentiras de Mí.

14[9332]Y no me invocan de corazón

cuando gimen sobre sus camas;

es por el trigo y el vino

por lo que se preocupan;

así se apartan de Mí.

15Yo les he enseñado,

he dado vigor a sus brazos,

pero ellos maquinan contra Mí el mal.

16[9333]Vuelven a sacudir el yugo,

son como arco engañoso.

Sus príncipes caerán a espada,

en castigo de la saña de su lengua.

Por eso se mofarán de ellos en la tierra de Egipto.

OSEAS 8

Infidelidad de Israel

1[9334]¡A tu boca la trompeta!

Cual águila (viene el enemigo)

sobre la casa de Yahvé;

por cuanto han violado mi alianza

y pecado contra mi Ley.

2Claman a Mí: «¡Dios mío;

nosotros, los de Israel, te hemos reconocido!»

3lsrael ha desechado el bien;

por eso el enemigo le perseguirá.

4[9335]Se dieron reyes, pero no por Mí,

se constituyeron príncipes,

que Yo no conocí;

de su plata y de su oro se hicieron ídolos

para su propia perdición.

5[9336]Tu becerro, oh Samaria, me da asco;

se ha encendido contra ellos mi ira.

¿Hasta cuándo serán incapaces de purificarse?

6Pues ese (becerro) es obra de Israel;

lo hizo un artífice, y no es Dios;

por eso será hecho pedazos

el becerro de Samaria.

7[9337]Porque sembraron viento

recogerán torbellino;

no tendrán frutos, el trigo no dará harina;

y si la diere, se la comerán los extranjeros.

8Devorado ha sido Israel;

está ahora entre las naciones

como un vaso inmundo.

9[9338]Pues ellos subieron a Asiria,

la cual es como el asno montés que anda solitario.

Efraím se compra amantes

por medio de regalos.

10[9339]Mas aunque den regalos a las naciones,

ahora voy a juntarlas (contra ellos),

y por algún tiempo temblarán

bajo la carga del rey de los príncipes.

11[9340]Efraím ha multiplicado los altares para pecar;

esos altares han sido el origen de su pecado.

12[9341]Yo le prescribí muchas leyes,

mas son reputadas como cosa extraña.

13[9342]Me presentan sacrificios,

pero después de degollar la víctima

se la comen ellos mismos.

Yahvé no los acepta;

ahora mismo se acordará de su iniquidad

y castigará su pecado.

¡A Egipto volverán!

14Israel se ha olvidado de su Hacedor,

y ha edificado templos;

y Judá se ha hecho muchas plazas fuertes.

Por eso enviaré fuego a sus ciudades,

que devorará sus palacios.

OSEAS 9

Amenaza del cautiverio

1[9343]No te alegres, Israel,

ni te goces como los gentiles,

porque te prostituiste (apartándote) de tu Dios;

codiciaste la paga de ramera en todas las eras de trigo.

2Por eso, era y lagar no les darán el sustento,

y el mosto les fallará.

3[9344]No quedarán en la tierra de Yahvé;

Efraím volverá a Egipto,

y en Asiria comerán cosas inmundas.

4[9345]Entonces ya no harán a Yahvé libaciones de vino,

ni le serán aceptos sus sacrificios;

serán para ellos como pan de luto;

cualquiera que lo comiere, quedará contaminado:

su pan será (solamente) para ellos,

no entrará en la Casa de Yahvé.

5¿Qué haréis en las fiestas,

en los días solemnes de Yahvé?

6[9346]Pues he aquí que habrán de salir de la (tierra) devastada;

Egipto los recogerá,

Menfis les dará sepultura.

Sus preciosidades de plata

las heredará la ortiga,

y sus moradas el cardo.

7[9347]Han llegado los días de la visita,

han venido los días de la retribución;

entonces Israel verá si el profeta es un insensato,

el varón inspirado un loco,

a causa de tu inmensa iniquidad,

y por la enormidad de tu odio.

8[9348]El atalaya de Efraím, el profeta,

que esta con mi Dios,

(halla) en todos sus caminos

un lazo de cazador

y la persecución en la casa de su Dios.

9[9349]Se han abismado en la perversidad

como en los días de Gabaá;

pero Él se acordará de su iniquidad

y castigará sus pecados.

Desolación y destrucción

10[9350]Como uvas en el desierto hallé a Israel;

como higos tempranos,

primicias de la higuera,

vi a vuestros padres.

Acudieron a Baalfegor,

consagrándose al (ídolo) infame,

y se hicieron abominables

como aquello que amaban.

11[9351]La gloria de Efraím se volará como un ave;

ya no habrá hijos, ni embarazo, ni concepción.

12Y si criaren sus hijos, los privaré de ellos

para que no haya hombres;

pues ¡ay de ellos cuando Yo los abandone!

13[9352]Efraím, según vi, es otra Tiro,

plantado en hermoso país,

Efraím sacará sus propios hijos para el matador.

14¡Dales, Yahvé! ¿Qué les darás?

¡Dales senos estériles y pechos enjutos!

15[9353]Toda su maldad está en Gálgala;

allí les tomé aversión

por la maldad de sus obras;

los expulsaré de mi casa, no los amaré más;

apóstatas son todos sus jefes.

16Herido está Efraím,

se ha secado su raíz,

no dará más fruto;

y si tuvieren hijos,

Yo daré muerte a los amados (hijos) de su seno.

17[9354]Los desechará mi Dios,

porque no lo escucharon,

e irán errantes entre las naciones.

OSEAS 10

La idolatría de Israel

1[9355]Era Israel una vid frondosa,

cargada de frutos;

pero cuanto más abundó su fruto,

tanto mayor fue el número de sus altares;

cuanto mejor su tierra,

tanto más riqueza hubo en sus massebas.

2[9356]Está dividido su corazón,

pagarán ahora sus culpas.

Él hará pedazos sus altares,

destruirá sus massebas.

3[9357]Entonces dirán: “No tenemos rey

porque no tememos a Yahvé,

y ¿qué podrá hacer el rey por nosotros?”

4[9358]HabIan vanas palabras,

juran en falso, hacen pactos;

por eso el juicio brota como ajenjo

en los surcos del campo.

5[9359]Los habitantes de Samaria

están llenos de temor,

por las novillas de Betaven;

pues su pueblo llora por (el ídolo),

y sus sacerdotes tiemblan por él

porque queda desvanecida su gloria.

6[9360]El ídolo mismo será llevado a Asiria,

como presente para el rey vengador.

Cubrirse de confusión Efraím,

e Israel tendrá que avergonzarse de sus designios.

7Destruida será Samaria,

quedando su rey

como un pedazo de madera sobre las aguas.

8[9361]Serán destruidos los altos de Avén,

el pecado de Israel;

espinos y abrojos crecerán sobre sus altares.

Entonces dirán a las montañas: ¡Cubridnos!;

y a las colinas: ¡Caed sobre nosotros!

Frutos de la impiedad

9[9362]Desde los días de Gabaá,

has pecado, oh Israel,

allí han perseverado (en el pecado).

¿No los alcanzará en Gabaá la guerra

contra los hijos de la maldad?

10[9363]Según mi deseo los castigaré;

se congregarán contra ellos los pueblos,

para castigarlos por su doble maldad.

11[9364]Efraím es una novilla

bien adiestrada,

que ama la trilla;

mas Yo pondré (el yugo)

sobre su hermosa cerviz.

Unciré a Efraím,

Judá tirará del arado,

y Jacob abrirá los surcos.

12[9365]Sembrad en justicia

y segaréis los frutos de la misericordia.

Cultivad vuestra tierra inculta,

pues tiempo es de buscar a Yahvé

hasta que venga,

para derramar sobre vosotros la justicia.

13[9366]Arasteis maldad,

y cosechasteis iniquidad;

comisteis el fruto de la mentira.

Confiaste en tus propios planes,

en la multitud de tus guerreros.

14[9367]Por eso se levantará tumulto entre tu gente,

y todas tus fortalezas serán destruidas,

como Salmán destruyó a Bet-Arbel,

en el día de la batalla;

cuando la madre fue estrellada

juntamente con los hijos.

15[9368] Esto trajo sobre vosotros Betel,

a causa de vuestra extrema maldad.

OSEAS 11

El amor de Dios a Israel

1[9369]Al romper el alba

no habrá más rey en Israel.

Cuando Israel era niño, Yo lo amé,

y de Egipto llamé a mi hijo.

2[9370]Pero cuanto más se los llama,

tanto más se alejan,

sacrificando (víctimas) a los Baales,

y quemando incienso a los ídolos,

3[9371]Y fui Yo quien enseñé a andar a Efraím,

Yo lo tomé de los brazos,

pero ellos desconocieron que Yo los cuidaba.

4[9372]Yo los atraje con lazos de hombre,

con vínculos de amor;

fui para ellos como quien alza el yugo de sobre sus quijadas,

y me incliné para darles de comer.

5(Israel) no volverá al país de Egipto,

sino que el asirio será su rey,

porque no han querido convertirse.

6La espada caerá sobre sus ciudades,

y consumirá sus barras, y las devorará,

a causa de sus malos designios.

7Mi pueblo tiende a alejarse de Mí;

se lo llama hacia arriba,

pero ninguno quiere alzar la mirada.

Restauración del pueblo

8[9373]¿Cómo te podré abandonar, oh Efraím?

¿Cómo podré entregarte, oh Israel?

¿Podré acaso tratarte como Adama,

hacerte como a Seboím?

Se conmueve mi corazón dentro de Mí,

a la par que se inflama mi compasión.

9No haré según el furor de mi ira,

no volveré a destruir a Efraím;

porque soy Dios, y no un hombre;

soy el Santo que está en medio de ti;

no vendré en ira.

10[9374]Irán en pos de Yahvé,

el cual rugirá como león;

cuando Él levante su rugido,

vendrán temblando sus hijos

desde el occidente,

11[9375]Vendrán temblando, cual ave, desde Egipto,

y como paloma, desde la tierra de Asiria;

y Yo los restituiré a sus casas,

dice Yahvé.

12Pero Efraím me tiene rodeado con mentiras,

y la casa de Israel con fraude;

Judá es infiel a su Dios,

y al Santísimo, quien es tan fiel.

OSEAS 12

Invitación al arrepentimiento

1[9376]Efraím se apacienta de viento,

y corre tras el viento del oriente,

todo el día está aumentando las mentiras

y los actos de violencia;

hace pacto con Asiria,

y a Egipto lleva aceite.

2También contra Judá

se querellará Yahvé,

y castigará a Jacob

conforme a su conducta;

según sus obras le retribuirá.

3[9377]En el seno materno

suplantó a su hermano,

y en su edad madura

luchó con Dios.

4Luchó con el ángel, y prevaleció;

lloró y le pidió gracia.

En Betel le halló,

y allí habló con nosotros.

5Yahvé que es el Dios de los ejércitos;

Yahvé es su Nombre.

6[9378]“Conviértete a tu Dios;

guarda la misericordia y la justicia,

y espera siempre en tu Dios”.

7[9379]Siendo mercader,

que tiene en sus manos balanza falsa,

se complace en engañar.

8[9380]Dice Efraím:

“Con todo, me he hecho rico,

he adquirido riquezas;

con todas mis ganancias

no se hallará en mí culpa

que sea pecado.”

9[9381]Yo soy Yahvé, tu Dios,

desde la tierra de Egipto;

Yo haré que habites

otra vez en tiendas,

como en días de la fiesta.

10[9382]Yo hablé a los profetas,

haciéndoles ver muchas visiones;

por medio de los profetas

me he manifestado en parábolas.

11[9383]Si Galaad es vanidad,

también ellos son vanidad.

En Gálgala sacrifican toros,

y sus altares son como montones de piedras

en los surcos del campo.

12[9384]Huyó Jacob al país de Siria,

por una mujer Israel se hizo siervo,

y por una esposa apacentó (ovejas).

13[9385]Por mano de un profeta

Yahvé sacó a Israel de Egipto,

y lo salvó por medio de un profeta.

14Efraím ha provocado a su Señor

con amargos pecados;

por lo cual hará caer sobre él

la sangre derramada,

y le dará la paga por sus ultrajes.

OSEAS 13

Castigo definitivo de Israel

1[9386]Cuando hablaba Efraím temblaban (los otros),

así se ensalzó en Israel,

pero se hizo culpable por Baal, y murió.

2[9387]Y ahora pecan más todavía;

de su plata se han hecho imágenes fundidas,

ídolos según su propio concepto,

todos ellos obra de artífice;

y a tales las dicen:

“Sacrificadores de hombres besan a becerros.”

3[9388]Por eso serán como la nube de la mañana,

y como el rocío matutino que desaparece,

como el tamo que el viento se lleva de la era,

y como el humo que sale por la ventana.

4Pero Yo soy Yahvé, tu Dios,

desde la tierra de Egipto,

y tú no has de reconocer

a otro Dios fuera de Mí;

no hay otro salvador sino Yo.

5[9389]Yo te conocí en el desierto,

en la tierra de sequedad.

6Se saciaron de sus pastos, se hartaron,

y se engrió su corazón,

por eso me echaron en olvido.

7Mas Yo seré para ellos como león,

cual leopardo acecharé en el camino.

8Me precipitaré sobre ellos como una osa

privada de sus cachorros;

destrozaré hasta la envoltura de su corazón,

y los devoraré allí cual león;

las fieras del campo los despedazarán.

9Tu ruina, oh Israel, viene de ti,

y solo de Mí tu socorro.

10[9390]¿Dónde está tu rey

que te salve en todas tus ciudades?

¿Y tus jueces, puesto que dijiste:

“Dame rey y príncipes”?

11Yo te doy rey en mi ira,

y te lo quito en mi indignación.

12[9391]Atada está la iniquidad de Efraím,

y bien guardado su pecado.

13[9392]Dolores de parturienta vendrán sobre él;

es un hijo necio,

pues no sale a luz al abrirse la matriz.

14[9393]Yo los rescataré del poder del scheol,

los redimiré de la muerte.

¿Dónde están tus plagas, oh muerte?

¿dónde tu destrucción, oh scheol?

Mis ojos no ven arrepentimiento alguno.

15[9394]Aunque (Efraím) crezca entre sus hermanos,

vendrá un viento solano,

un soplo de Yahvé;

del desierto saldrá,

y se secará su fuente,

se agotará su manantial;

y será saqueado su tesoro,

todo cuanto tiene de precioso.

OSEAS 14

Ruina de Samaria

1[9395]Samaria será castigada,

porque se ha rebelado contra su Dios;

caerán a espada;

serán estrellados sus niños,

y será abierto el vientre

de sus mujeres encintas.

Promesa de salvación

2¡Conviértete, oh Israel, a Yahvé tu Dios,

porque has caído por tu iniquidad!

3[9396]¡Reflexionad y volveos a Yahvé!

Decidle: ¡Quita Tú toda iniquidad

y acepta lo que es bueno!

Y te tributaremos los sacrificios de nuestros labios.

4[9397]No nos salvará Asiria,

ya no montaremos en caballos;

no llamaremos en adelante dioses nuestros

a las hechuras de nuestras manos;

pues en Ti halla misericordia el huérfano.

5[9398]Yo sanaré sus infidelidades;

los amaré por pura gracia;

porque mi ira se habrá apartado de ellos.

6Seré como rocío para Israel;

brotará como el lirio

y echará raíces como el Líbano.

7Sus ramas se extenderán,

será su lozanía como la del olivo,

y su fragancia como la del Líbano.

8Volverán y se sentarán bajo su sombra,

crecerán como el trigo,

y florecerán como la vid,

y su fama será como la del vino del Líbano.

9Entonces (dirá) Efraím:

“¿Qué tengo yo que ver

ya con los ídolos?”

Y Yo le responderé,

y lo veré como abeto verde.

¡De Mí saldrán tus frutos!

10[9399]¿Quién es el sabio que esto comprenda,

el hombre inteligente que lo conozca?

Porque rectos son los caminos de Yahvé,

y los justos andan por ellos;

mas los prevaricadores

hallan en ellos su ruina.

JOEL

# · 1 · 2 · 3

INTRODUCCIÓN

De Joel, profeta de Judá e hijo de Fatuel, nada sabemos fuera de los tres capítulos de profecías que llevan su nombre. El tiempo de su actividad ha de ser calculado después de separarse de la casa de David las diez tribus, pero antes del destierro. El hecho de que solamente se mencionen los sacerdotes, y no los reyes, hace conjeturar que Joel haya escrito en tiempos del rey Jais de Judá (836-791) cuando el Sumo Sacerdote Joiadá en nombre del rey niño manejaba las riendas del gobierno (IV Reyes 11). Una minoría de exégetas ubican a Joel en el período después del destierro, fundándose especialmente en 3, 6 donde se mencionan los griegos (cf. Nácar-Colunga). Su anuncio, como dice este mismo autor, es escatológico, cosa que no debe olvidarse al interpretarlo.

En el primer discurso profético describe Joel una plaga terrible de langostas, fenómeno conocido en Judea, como figura del oprobio de Israel por parte de las naciones. Ello da ocasión al profeta, en el segundo discurso (2, 18-3, 21), para exhortar a Israel a la contrición y anunciar el “día del Señor” y el juicio de las naciones o castigo de los enemigos del pueblo santo, y el reino mesiánico, siendo especialmente de notar la aplicación que San Pedro hizo de esta profecía (Hechos 2, 28-31) el día de Pentecostés, a los carismas traídos por el divino Espíritu.

JOEL 1

La plaga de langostas

1[9400]Palabra de Yahvé que llegó a Joel, hijo de Fatuel:

2Oídlo, oh ancianos,

y prestad oídos, habitantes todos del país.

¿Ha sucedido cosa semejante en vuestros días,

o en los días de vuestros padres?

3Contádselo a vuestros hijos,

y vuestros hijos a los hijos suyos,

y los hijos de estos a la otra generación.

4[9401]Lo que dejó la (langosta) gazam,

lo devoró la arbeh,

y lo que dejó la arbeh, lo devoró la yélek,

y lo que dejó la yélek, lo devoró la chasil.

5[9402]Despertad, oh ebrios, y llorad;

y aullad, todos los bebedores de vino,

porque se ha quitado de vuestra boca el mosto.

6Pues ha subido contra mi tierra

un pueblo fuerte e innumerable;

sus dientes son dientes de león,

y sus mandíbulas, mandíbulas de leona.

7Ha convertido mi viña en un desierto,

y destrozado mis higueras;

las descortezó completamente,

y las dejó derribadas;

sus ramas se han vuelto blancas.

8[9403]¡Laméntate, cual joven esposa,

que se ciñe de saco

por el esposo de su juventud!

9[9404]Falta la ofrenda y la libación

en la Casa de Yahvé;

los sacerdotes, ministros de Yahvé,

están de duelo.

10El campo asolado, la tierra en luto,

porque devastados están los trigales,

se secó el vino, falta el aceite.

11Confundíos, labradores;

ululad, viñadores, por el trigo y la cebada,

porque la cosecha del campo ha sido destruida.

12[9405]Las viñas agostadas, la higuera marchita;

el granado, la palmera y el manzano,

todos los árboles del campo se han secado;

no hay más alegría entre los hijos de los hombres.

Exhortación a la penitencia

13[9406]Ceñíos, sacerdotes, y plañid;

lanzad gritos, ministros del altar;

venid, pasad la noche en sacos,

oh ministros de mi Dios,

pues ha desaparecido de la Casa de vuestro Dios

la ofrenda y la libación.

14Promulgad un ayuno,

convocad una solemne asamblea;

congregad a los ancianos

y a todos los habitantes del país

en la Casa de Yahvé, vuestro Dios;

y clamad a Yahvé:

15[9407]“¡Ay del día!”,

pues cercano está el día de Yahvé,

como ruina vendrá de parte del Todopoderoso.

16¿Acaso no ha desaparecido

ante nuestros ojos el alimento,

lo mismo que el gozo y la alegría

de la Casa de nuestro Dios?

17Se pudrieron los granos

debajo de sus terrones;

los graneros se hallan exhaustos,

vacías las trojes,

por haberse secado el trigo.

18¡Cómo gimen las bestias!

Andan errando los hatos de ganado

porque no tienen pasto,

y también los rebaños de ovejas están pereciendo.

19A Ti, oh Yahvé, levanto mi clamor,

porque el fuego ha consumido

las dehesas del desierto,

y la llama ha abrasado

todos los árboles del campo.

20Hasta los animales del campo

braman hacia Ti,

porque están secas las corrientes de agua

y el fuego ha devorado

los pastizales del desierto.

JOEL 2

Descripción del castigo

1[9408]Tocad la trompeta en Sión,

dad la voz de alarma en mi santo monte.

Tiemblen los moradores todos de la tierra,

porque viene el día de Yahvé; ya está cerca.

2Día de oscuridad y de densas tinieblas,

día de nubes y de sombras espesas.

Como la aurora sobre las montañas,

así se derrama un pueblo numeroso y fuerte,

tal como nunca ha existido desde el principio,

ni existirá después de él

en el transcurso de las generaciones.

3Delante de él va fuego devorador,

y en pos de él llama abrasadora.

Delante de él la tierra

es como un jardín de Edén,

y detrás de él un desierto, una desolación.

No hay quien pueda librarse de su poder.

4Su aspecto es como el aspecto de caballos,

y como jinetes, así corren.

5[9409]Saltan sobre las cimas de las montañas

con un estruendo semejante al de los carros;

su ruido es como el crepitar de llamas de fuego

que devoran la paja;

y como un pueblo fuerte,

así se ordenan para batalla.

6A su presencia se estremecen las naciones

y todas las caras se ponen pálidas.

7Corren como campeones,

como hombres de guerra escalan el muro,

marchan cada cual por su senda,

sin desviarse de su camino.

8[9410]No se empujan unos a otros,

cada uno sigue su rumbo;

y aun cayendo sobre espadas

no se hacen daño.

9Asaltan la ciudad,

corren por el muro,

escalan las casas,

entran por las ventanas como el ladrón.

10[9411]Ante ellos tiembla la tierra,

se conmueve el cielo;

el sol y la luna se oscurecen,

y las estrellas pierden su resplandor.

11[9412]Yahvé hace resonar su voz

al frente de sus batallones,

pues muy grande es su ejército,

y fuertes son los que ejecutan sus órdenes.

Porque grande es el día de Yahvé

y muy terrible,

¿quién podrá soportarlo?

Dios exhorta al pueblo a convertirse

12Ahora, pues, dice Yahvé,

convertíos a Mí de todo vuestro corazón;

con ayuno, con llanto y plañido.

13[9413]Rasgad vuestros corazones,

y no vuestros vestidos,

y volveos a Yahvé, vuestro Dios;

porque Él es benigno y misericordioso,

tardo para airarse y de mucha clemencia,

y le duele el mal.

14¿Quién sabe si volviéndose no se arrepentirá,

y dejará tras sí bendición,

ofrenda y libación para Yahvé,

vuestro Dios?

15[9414]Tocad la trompeta en Sión,

promulgad un ayuno,

convocad una solemne asamblea.

16[9415]Congregad al pueblo,

convocad a junta;

reunid a los ancianos,

juntad a los párvulos y los niños de pecho;

salga de su cámara el joven esposo,

y de su tálamo la esposa.

17[9416]Entre el pórtico y el altar

lloren los sacerdotes,

ministros de Yahvé, y digan:

“¡Apiádate, Yahvé, de tu pueblo,

y no abandones al oprobio la herencia tuya,

entregándolos al dominio de los gentiles.

¿Por qué ha de decirse entre las naciones:

¿Dónde está su Dios?”

Perdón y prosperidad

18[9417]Yahvé ardiendo en celos por su tierra,

se ha compadecido de su pueblo;

19[9418]y respondiendo dice Yahvé a su pueblo:

Mirad, Yo os enviaré trigo, vino y aceite,

y os saciaréis con ello;

y no os haré ya más objeto de oprobio

entre las naciones.

20[9419]Alejaré de vosotros

a aquel (que viene) del norte,

y lo empujaré hacia una tierra árida y desierta,

su vanguardia hacia el mar oriental,

y su retaguardia hacia el mar occidental;

y subirá su fetidez y se alzará su hedor,

por haber obrado con soberbia.

21No temas, tierra, gózate y alégrate,

porque Yahvé ha hecho cosas maravillosas.

22No temáis, animales del campo;

pues reverdecen los pastos del desierto;

los árboles dan su fruto,

y la higuera y la vid sus riquezas.

23[9420]Saltad de gozo, hijos de Sión,

y regocijaos en Yahvé, vuestro Dios;

porque Él os dará al Maestro de la justicia;

y hará caer sobre vosotros las lluvias,

la lluvia temprana y la tardía,

como anteriormente.

24Se llenarán de trigo las eras,

y los lagares rebosarán

de vino y de aceite.

25Os compensaré los años

que comió la (langosta),

la arbeh, la yélek, la chasil y la gazam,

mi gran ejército que envié contra vosotros.

26Comeréis hasta saciaros,

y alabaréis el Nombre de Yahvé,

vuestro Dios,

que ha hecho maravillas

en favor de vosotros;

y nunca jamás será confundido mi pueblo.

27[9421]Sabréis que en medio de Israel estoy Yo,

y que Yo soy Yahvé, vuestro Dios,

y que no hay otro;

y jamás será avergonzado el pueblo mío.

Bendiciones celestiales

28[9422]Después de esto, derramaré mi Espíritu

sobre toda carne;

profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas;

vuestros ancianos tendrán sueños,

y vuestros jóvenes verán visiones.

29[9423]Aun sobre los siervos y las siervas

derramaré mi Espíritu en aquellos días.

Señales en el cielo

30Haré prodigios en el cielo y en la tierra;

sangre y fuego y columnas de humo.

31[9424]El sol se convertirá en tinieblas,

y la luna en sangre,

antes que llegue

el grande y terrible día de Yahvé.

32[9425]Y sucederá que todo aquel

que invocare el Nombre de Yahvé será salvo.

Porque, como dijo Yahvé,

habrá salvación en el monte Sión

y en Jerusalén,

y entre los restos que habrá llamado Yahvé.

JOEL 3

El castigo de los gentiles

1[9426]Pues he aquí que en aquellos días

y en aquel tiempo,

cuando Yo repatriare a los cautivos

de Judá y de Jerusalén,

2[9427]Congregaré a todos los gentiles

y los haré bajar al valle de Josafat;

y allí disputaré con ellos

en favor de mi pueblo e Israel, la herencia mía,

que ellos esparcieron entre las naciones,

repartiéndose entre sí mi tierra.

3Echaron suertes sobre mi pueblo,

y dieron un muchacho por una prostituta;

y vendieron una doncella por vino para beber.

4[9428]En fin ¿qué sois vosotros para Mí, oh Tiro y Sidón, y todas las regiones de Filistea? ¿Por ventura queréis vengaros de Mí? Si queréis vengaros de Mí, ligera y prontamente haré recaer vuestra maldad sobre vuestra cabeza. 5Porque tomasteis mi plata y mi oro, y os llevasteis a vuestros templos mis joyas preciosas, 6[9429]y vendisteis los hijos de Judá y los de Jerusalén a los griegos, llevándolos lejos de su país. 7He aquí que Yo los suscitaré del lugar donde los vendisteis, y haré recaer vuestra maldad sobre vuestra cabeza. 8[9430]Venderé vuestros hijos y vuestras hijas en mano de los hijos de Judá, que los venderán a los sabeos, gente lejana; pues (así) ha hablado Yahvé.

Ejecución del juicio

9[9431]Proclamad esto entre los gentiles;

preparaos para la guerra,

despertad a los valientes.

Vengan y suban todos los hombres de guerra.

10[9432]Forjad espadas de vuestros azadones,

y lanzas de vuestras hoces;

diga el débil: “Yo soy fuerte.”

11Apresuraos y venid,

gentes todas de en derredor, y congregaos;

¡y Tú, Yahvé, conduce allí tus campeones!

12¡Levántense y asciendan los gentiles

al valle de Josafat!

porque allí me sentaré para juzgar

a todos los gentiles a la redonda.

13[9433]Echad la hoz,

porque la mies está ya madura,

venid y pisad,

porque lleno está el lagar;

se desbordan las tinas;

pues su iniquidad es grande.

14[9434]Muchedumbres, muchedumbres hay

en el valle de la Sedición,

porque se acerca el día de Yahvé

en el valle de la Sedición.

15[9435]El sol y la luna se oscurecen,

y las estrellas pierden su resplandor.

16[9436]Yahvé ruge desde Sión,

y desde Jerusalén hace oír su voz;

y tiemblan el cielo y la tierra.

Mas Yahvé es el refugio de su pueblo,

y la fortaleza de los hijos de Israel.

Gloria de Jerusalén

17Entonces conoceréis

que Yo soy Yahvé, vuestro Dios,

que habito en Sión, mi santo monte.

Jerusalén será santa,

y ya no pasarán por ella los extraños.

18[9437]En aquel día los montes destilarán mosto,

y manarán leche los collados;

todos los torrentes de Judá

correrán llenos de agua,

y de la Casa de Yahvé saldrá una fuente

que regará el valle de las Acacias.

19Egipto será una desolación,

y Edom un desierto abandonado,

a causa de la opresión

(que infligieron) a los hijos de Judá;

pues derramaron sangre inocente en su tierra.

20[9438]Mas Judá quedará habitada por siempre,

y Jerusalén de generación en generación.

21Y Yo vengaré la sangre de ellos,

que no había sido vengada.

Y Yahvé morará en Sión.

AMÓS

# · 1 · 2 · 3 · 4 · 5 · 6 · 7 · 8 · 9

INTRODUCCIÓN

Antes de su vocación, Amós fue pastor y labrador que apacentaba sus ovejas y cultivaba cabrahígos en Tecoa, localidad de la montaña de Judá, situada a 20 kilómetros al sur de Jerusalén. A pesar de su pertenencia al reino de Judá, Dios lo llamó al reino de Israel (cf. 1, 1; 7, 14 s.), para que predicase contra la corrupción moral y religiosa de aquel país cismático que se había separado de Judá y el Templo. Alguna vez menciona también a Judá (2, 4) y a todo el pueblo escogido (9, 11). Amós desempeñó su cargo en los días de Ocías (Azarías), rey de Judá (789-738) y Jeroboam II, rey de Israel (783-743).

Desde un principio, el profeta se mostró intrépido defensor de la Ley de Dios, especialmente en su encarnizada lucha contra el culto del becerro adorado en Betel. Perseguido por Amasías, sacerdote de aquel becerro (7, 10), el profeta murió mártir, según una tradición judía. La Iglesia le conmemora en el calendario de los santos el 30 de marzo.

Los primeros dos capítulos contienen amenazas contra los pueblos vecinos, mientras los capítulos 3-6 comprenden profecías contra el reino de Israel. Los capítulos 7-9 presentan cinco visiones proféticas acerca del juicio de Dios sobre su pueblo y el reino mesiánico, a cuyas maravillas dedica los últimos versículos, como lo hacen también Oseas, Joel, Abdías y casi todos los profetas Mayores y Menores.

AMÓS 1

1[9439]Palabras de Amós, de los pastores de Tecoa, (o sea), visiones que tuvo en orden a Israel, en los días de Ocías, rey de Judá, y en los días de Jeroboam, hijo de Joás, rey de Israel; dos años antes del terremoto.

Vaticinio contra Damasco

2[9440]Dijo: “Ruge Yahvé desde Sión,

desde Jerusalén hace oír su voz;

estarán de luto los pastos de los pastores,

y se secará la cumbre del Carmelo.”

3[9441]Así dice Yahvé:

“Por tres pecados de Damasco,

y por cuatro, no le doy perdón:

Porque trillaron a Galaad

con trillos de hierro,

4[9442]enviaré fuego contra la casa de Hazael,

que consumirá los palacios de Benhadad,

5[9443]quebraré los cerrojos de Damasco,

extirparé del valle de Avén a los habitantes

y de Bet-Edén a aquel que empuña el cetro;

y el pueblo de Siria irá cautivo a Kir”,

dice Yahvé.

Contra Gaza

6[9444]Así dice Yahvé:

“Por tres pecados de Gaza,

por cuatro, no le doy perdón:

Porque se llevaron muchedumbres de cautivos

para entregarlos a Edom,

7enviaré fuego contra los muros de Gaza,

que devorará sus palacios;

8exterminaré de Azoto a los habitantes,

y de Ascalón al que empuña el cetro;

volveré mi mano contra Acarón,

y perecerá el resto de los filisteos”,

dice Yahvé, el Señor.

Contra Tiro

9[9445]Así dice Yahvé:

“Por tres pecados de Tiro,

y por cuatro, no le doy perdón:

Porque entregaron a Edom

muchedumbres de cautivos,

y no se acordaron de la fraternal alianza,

10enviaré fuego contra los muros de Tiro,

que devorará sus palacios.”

Contra Edom

11[9446]Así dice Yahvé:

“Por tres pecados de Idumea,

y por cuatro, no le doy perdón:

Porque persiguió, espada en mano,

a su hermano, ahogando la compasión,

y porque en su ira no dejó de destrozar,

guardando para siempre su rencor,

12[9447]enviaré fuego contra Temán,

que devorará los palacios de Bosra.”

Contra Ammón

13[9448]Así dice Yahvé:

“Por tres pecados de los ammonitas,

y por cuatro, no les doy perdón:

Porque para extender sus términos

rajaron a las encintas de Galaad,

14[9449]encenderé un fuego

sobre los muros de Rabbá,

que devorará sus palacios,

entre los alaridos del día de la batalla,

en medio del torbellino

en el día de la tempestad;

15[9450]y su rey irá al cautiverio,

él y sus príncipes juntamente”,

dice Yahvé.

AMÓS 2

Vaticinio contra Moab

1[9451]Así dice Yahvé:

“Por tres pecados de Moab,

y por cuatro, no le daré perdón:

Porque quemó los huesos del rey de Edom,

hasta calcinarlos,

2[9452]enviaré fuego contra Moab,

que devorará los palacios de Kiryat;

y morirá Moab con estruendo,

entre alaridos y sonido de trompeta.

3[9453]Exterminaré a su juez de en medio de él,

y junto con él mataré a todos sus príncipes”,

dice Yahvé.

Contra Judá

4[9454]Así dice Yahvé:

“Por tres pecados de Judá,

y por cuatro, no le doy perdón:

Porque han desechado la ley de Yahvé,

despreciando sus mandamientos,

y porque se dejaron extraviar

por sus mentiras

tras las cuales anduvieron sus padres,

5enviaré fuego contra Judá,

que devorará los palacios de Jerusalén.”

Contra Israel

6[9455]Así dice Yahvé:

“Por tres pecados de Israel,

y por cuatro, no le doy perdón:

Porque venden al justo por dinero,

y al pobre por un par de sandalias;

7porque aplastan sobre el polvo de la tierra

la cabeza de los desvalidos,

y tuercen el camino de los humildes;

porque un hijo y su padre

se llegan a la misma joven,

profanando mi santo Nombre;

8porque sobre las ropas tomadas en prenda

se acuestan al lado de todo altar,

y en la casa de su dios beben el vino

de aquellos a quienes han condenado.

9[9456]Y con todo, soy Yo

quien extermine ante ellos a los amorreos,

altos como cedros y fuertes como encinas.

Yo destruí su fruto de la parte de arriba,

y sus raíces de la parte de abajo.

10[9457]Soy Yo asimismo

quien os saqué de la tierra de Egipto,

y os conduje por el desierto

durante cuarenta años,

para que heredarais el país de los amorreos.

11[9458]Yo suscité profetas entre vuestros hijos,

y nazareos entre vuestros jóvenes.

¿No es así, oh hijos de Israel?”,

dice Yahvé.

12“Vosotros disteis de beber vino a los nazareos,

y a los profetas les mandasteis:

«No profeticéis».

13[9459]He aquí que os haré crujir,

como cruje el carro cargado de gavillas.

14Ni el hombre más ligero será capaz de huir,

el fuerte no tendrá más fuerza,

y el valiente no podrá salvarse.

15No resistirá el que maneja el arco,

y el ligero de pies no escapará;

ni podrá ponerse en salvo el de a caballo.

16En aquel día el más valeroso entre

los valientes huirá desnudo”,

dice Yahvé.

AMÓS 3

Ingratitud y castigo de Israel

1Oíd esta palabra que Yahvé ha pronunciado acerca de vosotros, oh hijos de Israel, acerca de toda la familia que Yo saqué de la tierra de Egipto, diciendo:

2[9460]“De todas las tribus de la tierra

solo conocí a vosotros;

por eso os visitaré

por todas vuestras maldades.

3¿Pueden acaso dos ir juntos

sin estar de acuerdo?

4[9461]¿Por ventura brama el león en el bosque

si no tiene presa?

¿Alza su rugido el leoncillo desde su cubil

si nada ha apresado?

5¿Caerá el pájaro en el lazo sobre la tierra,

sin ponérsele cebo?

¿Quién levanta el lazo desde el suelo

sin estar de acuerdo?

6[9462]¿Se toca acaso la trompeta en la ciudad

sin que se estremezca el pueblo?

¿Habrá calamidad en alguna ciudad

sin disposición de Yahvé?

7[9463]Pues Yahvé, el Señor, no hará nada

sin revelar su secreto

a sus siervos los profetas.

8[9464]Si ruge el león, ¿quién no temerá?

Si habla Yahvé, el Señor,

¿quién no profetizará?

9[9465]Pregonadlo en los palacios de Azoto

y en los palacios del país de Egipto,

y decid:

“Congregaos en los montes de Samaria,

y ved la enorme inmoralidad en medio de ella,

y las violencias que allí se cometen.”

10No saben hacer lo justo, dice Yahvé;

amontonan en sus palacios rapiña y robo.

11Por lo cual, así dice Yahvé, el Señor:

“El enemigo rodeará el país

y te quitará tu fuerza,

y saqueados serán tus palacios.”

12[9466]Así dice Yahvé:

“Como el pastor arranca de la boca del león

dos patas o la punta de una oreja,

así serán salvados los hijos de Israel

que se hallan en Samaria,

en el ángulo del diván

o sobre un lecho damasquino.

13[9467]Oíd y dad testimonio contra la casa de Jacob,

dice Yahvé, el Señor,

el Dios de los ejércitos.

14[9468]Porque el día que Yo castigare

las prevaricaciones de Israel,

(lo) castigaré también

por los altares de Betel,

y serán rotos los cuernos del altar

y caerán a tierra.

15[9469]Destruiré las casas de invierno

juntamente con las casas de verano;

quedarán arrasados los palacios de marfil,

y desaparecerán muchas casas”,

dice Yahvé.

AMÓS 4

Desenfreno e idolatría de Samaria

1[9470]Escuchad esta palabra, vacas de Basán,

que vivís en el monte de Samaria;

que oprimís a los desvalidos

y holláis a los pobres,

y decís a vuestros señores:

“Traed y beberemos.”

2[9471]Juró Yahvé, el Señor, por su santidad:

“He aquí que os sobrevendrán días

en que os sacarán con ganchos,

y a las últimas de entre vosotras

con anzuelos de pesca.

3[9472]Y os evadiréis por las brechas,

una tras otra;

y seréis arrojadas a Harmón”,

dice Yahvé.

4[9473]Id a Betel a pecar,

y a Gálgala para aumentar las prevaricaciones;

ofreced cada mañana vuestros sacrificios,

y cada tres días vuestros diezmos.

5Haced con pan fermentado

sacrificios de alabanza,

pregonad ofrendas voluntarias, proclamadlas;

porque así lo queréis, oh hijos de Israel,

dice Yahvé, el Señor.

Impenitencia de Samaria

6[9474]“En todas vuestras ciudades

os he dejado con los dientes limpios,

y faltos de pan en todos vuestros lugares;

y con todo no os habéis convertido a Mí”,

dice Yahvé.

7[9475]“Yo detuve asimismo las lluvias

cuando aún faltaban tres meses para la siega,

hice que lloviese sobre una ciudad,

y que no lloviese sobre otra;

una parte del campo tuvo lluvia,

y la otra quedó sin lluvia y se secó.

8Iban dos o tres ciudades a otra ciudad

para beber agua, sin poder saciarse;

pero no os habéis convertido a Mí”,

dice Yahvé.

9“Os herí con tizón y con añublo;

la langosta devoró la multitud

de vuestros huertos y de vuestras viñas,

de vuestras higueras y de vuestros olivos,

y con todo no os habéis convertido a Mí”,

dice Yahvé.

10[9476]“Envié contra vosotros la peste,

como contra Egipto;

hice morir al filo de la espada a vuestros jóvenes;

fueron apresados vuestros caballos,

e hice subir el hedor de vuestros campamentos

a vuestras narices;

pero no os habéis convertido a Mí”,

dice Yahvé.

11[9477]“Os trastorné como trastornó Dios

a Sodoma y Gomorra;

y fuisteis como tizón arrebatado de un incendio:

y con todo no os habéis convertido a Mí”,

dice Yahvé.

12[9478]Por eso, así te trataré, oh Israel;

y ya que esto haré contigo;

prepárate para salir al encuentro de tu Dios, oh Israel.

13[9479]Porque Él es quien formó las montañas

y creó los vientos;

Él es quien manifiesta al hombre su pensamiento,

convierte la aurora en tinieblas

anda sobre los montes de la tierra.

Yahvé, Dios de los ejércitos, es su Nombre.

AMÓS 5

Nuevas amenazas contra Samaria

1[9480]Escuchad estas palabras

que profiero como lamentación

sobre vosotros, oh casa de Israel:

2Cayó, no volverá a levantarse más

la virgen de Israel;

echada ha sido sobre su tierra,

no hay quien la levante.

3Porque así dice Yahvé, el Señor:

“La ciudad que mandaba a la guerra mil hombres,

quedará reducida a cien,

y la que mandaba cien,

se quedará con diez en la casa de Israel.”

Exhortación a la penitencia

4[9481]Porque así dice Yahvé a la casa de Israel:

“¡Buscadme y viviréis!

5[9482]No busquéis a Betel, ni vayáis a Gálgala,

ni paséis a Bersabee;

pues Gálgala irá al cautiverio, sin falta,

y Betel será reducida a la nada.”

6[9483]Buscad a Yahvé y viviréis,

no sea que penetre como fuego

en la casa de José y la devore,

sin que haya en Betel quien lo apague.

7[9484]Vosotros tornáis el derecho en ajenjo,

y echáis por tierra la justicia.

8[9485]Él hizo las Pléyades y Orión;

Él convierte en aurora las más densas tinieblas;

y muda el día en noche;

Él llama las aguas del mar,

y las derrama sobre la tierra,

Yahvé es su Nombre.

9Él trae la ruina sobre los fuertes,

y la destrucción sobre la ciudad fortificada.

10[9486]Mas ellos odian al censor en la puerta,

y aborrecen al que habla rectamente.

11[9487]Por tanto, ya que pisoteáis al débil

y recibís de él tributo de trigo,

no habitaréis las casas

que habéis edificado de piedras talladas,

y aunque habéis plantado viñas deliciosas,

no beberéis su vino.

12Pues Yo sé la multitud de vuestros crímenes

y cuan graves pecados habéis cometido

vosotros, que oprimís al justo,

aceptáis cohecho y torcéis (el derecho)

de los pobres ante los tribunales.

13[9488]Por eso el sabio se calla en este tiempo,

pues es un tiempo malo.

14Buscad el bien, y no el mal, para que tengáis vida

y así Yahvé de los ejércitos;

estará con vosotros, como lo decís.

15Aborreced el mal, y amad el bien,

y restableced la justicia en el foro;

quizás Yahvé, el Dios de los ejércitos,

se apiade del resto de José.

16Por lo cual, así dice Yahvé,

el Dios de los ejércitos, el Señor:

En todas las plazas habrá llantos,

y en todas las calles dirán: «¡Ay, ay!»

Llamarán a duelo a los labradores,

y a hacer lamentación a los que saben plañir.

17[9489]En todas las viñas habrá llantos,

porque Yo pasaré por en medio de ti,

dice Yahvé.

El día del Señor

18[9490]¡Ay de los que desean el día de Yahvé!

¿Qué será para vosotros el día de Yahvé?

Será día de tinieblas, y no de luz.

19Será como si un hombre

huyendo de un león da con un oso;

o si entrando en una casa,

al apoyar su mano en la pared,

es mordido por una culebra.

20¿No es acaso tiniebla el día de Yahvé, y no luz,

densa oscuridad sin resplandor alguno?

Condenación del formulismo

21“Yo aborrezco y desecho vuestras fiestas,

y no me agradan vuestras asambleas solemnes.

22Cuando me presentéis holocaustos y oblaciones,

no los gustaré,

ni miraré vuestros sacrificios de (animales) cebados.

23¡Aparta de Mí el ruido de tus cantos!

No quiero escuchar las melodías de tu salterio.

24[9491]¡Corra, al contrario, el juicio como agua,

y la justicia como torrente perenne!

25[9492]¿Acaso me ofrecisteis sacrificios y ofrendas

durante los cuarenta años en el desierto,

oh casa de Israel?

26[9493]Antes bien, llevasteis a Sikkut, vuestro rey,

y a Quiyún, vuestras imágenes,

la estrella de vuestro dios,

que os habíais fabricado.

27[9494]Por eso os llevaré cautivos

mas allá de Damasco”,

dice Yahvé, cuyo Nombre es Dios de los ejércitos.

AMÓS 6

Vicios de los ricos y magnates

1¡Ay de los que viven tranquilos m Sión

y confiados en el monte de Samaria,

los magnates del primero de los pueblos,

a los cuales acude la casa de Israel!

2[9495]Pasad a Calné, y ved;

y de allí id adelante a Hamat la grande;

y bajad a Gat de los filisteos.

¿Superan ellas acaso a estos reinos?

¿o es más espacioso su territorio que el vuestro?

3Vosotros queréis alejar el día aciago,

y aceleráis el imperio de la violencia.

4Duermen en divanes de marfil

y se tienden sobre sus lechos;

comen corderos del rebaño,

y novillos sacados del establo.

5Cantan a gritos al son de la cítara,

e inventan, como David, instrumentos músicos.

6[9496]Beben vino en copones,

y se ungen con el óleo más exquisito,

sin compadecerse del quebranto de José.

7[9497]Por eso irán ahora al cautiverio,

los primeros de los deportados,

y desaparecerá la batahola

de los banqueteadores.

Castigo de los vicios

8Yahvé, el Señor ha jurado por sí mismo

—oráculo del Dios de los, ejércitos—.

“Aborrezco la gloria de Jacob,

y detesto sus palacios;

entregaré la ciudad y cuanto contiene.”

9Si quedaren diez hombres en una casa,

también ellos morirán.

10[9498]Llevará (al muerto) su tío,

el cual ha de quemarlo;

y sacando de la casa los huesos

dirá al que está en el fondo de la casa:

“¿Queda algún otro?”

11Y él responderá: “No hay más.”

Y (el primero) replicará: “¡Cállate!

porque no hay que mencionar el Nombre de Yahvé.”

12[9499]Pues he aquí que Yahvé da la orden,

y herirá la casa grande con hendiduras,

y la casa chica con quebraduras.

13[9500]¿Corren acaso los caballos por las peñas?

¿O se puede arar (allí) con bueyes?

Así vosotros trocáis en veneno el juicio,

y el fruto de justicia en ajenjo;

14[9501]os regocijáis en lo que es nada,

diciendo: “¿No nos hemos hecho poderosos

con nuestra propia fuerza?”

15[9502]“Mas he aquí que voy a suscitar contra vosotros, una nación,

oh casa de Israel —oráculo de Yahvé, Dios de los ejércitos—,

(un pueblo) que os oprimirá desde la entrada de Hamat

hasta el torrente del Arabá.

AMÓS 7

Tres visiones simbólicas

1[9503]Yahvé, el Señor, me mostró esto: He aquí que Él criaba langostas al comenzar a crecer la hierba tardía; la hierba tardía (que brota) después de la siega del rey. 2Y después que hubieron acabado de comer la hierba de la tierra, dije yo: “Yahvé, Señor, perdona, te ruego, ¿cómo podrá restablecerse Jacob siendo como es tan pequeño?” 3[9504]Y Yahvé se arrepintió de esto, y dijo Yahvé: “No será así.”

4[9505]Yahvé, el Señor, me mostró también esto: He aquí que Yahvé, el Señor, llamaba al fuego para ejercer su justicia; y este devoró el gran abismo, e iba a devorar la herencia (del Señor). 5Dije yo: “Yahvé, Señor, cesa, te ruego, ¿cómo podrá subsistir Jacob siendo como es tan pequeño?” 6Y se arrepintió Yahvé de esto, y dijo Yahvé, el Señor: “No será así.”

7[9506]También me mostró esto: Estaba el Señor junto a un muro hecho a plomo y en su mano tenía la plomada. 8Y Yahvé me dijo: “¿Qué es lo que ves, Amós?” Yo respondí: “Una plomada.” Y dijo el Señor: “He aquí que Yo aplicaré la plomada en medio de Israel, mi pueblo; ya no lo perdonaré más. 9[9507]Serán devastados los lugares altos de Isaac y destruidos los santuarios de Israel, y me levantaré con la espada contra la casa de Jeroboam.”

Castigo de Amasías

10[9508]Amasías, sacerdote de Betel, envió a decir a Jeroboam, rey de Israel: Amós conspira contra ti en medio de la casa de Israel; no puede la tierra soportar todo cuanto dice. 11Porque así dice Amós: “Jeroboam morirá al filo de la espada, e Israel será llevado al cautiverio, lejos de su país.” 12Y Amasías dijo a Amós: “Vete, vidente, y huye a la tierra de Judá; come allí tu pan, y allí podrás profetizar. 13pero no vuelvas a profetizar en Betel; porque es un santuario del rey y una casa real.” 14[9509]Respondió Amós y dijo a Amasías:

“Yo no soy profeta,

ni discípulo de profeta;

soy pastor de ganado, y cultivo sicómoros.

15Pero Yahvé me tomó de detrás del rebaño,

y me dijo Yahvé:

«Ve y profetiza a Israel mi pueblo».

16Y ahora, escucha la palabra de Yahvé: Tú me dices: «No profetices contra Israel, ni profieras oráculos contra la casa de Isaac». 17[9510]Por eso, así dice Yahvé: «Tu mujer será prostituida en la ciudad, tus hijos y tus hijas a espada caerán, tu tierra será repartida con la cuerda de medir, tú morirás en tierra inmunda, e Israel será llevado al cautiverio fuera de su país».”

AMÓS 8

Ruina de Israel

1Yahvé, el Señor, me mostró esto:

Veía un canasto de fruta madura;

2[9511]Y Él dijo: “¿Qué es lo que ves, Amós?”

Respondí: “Un canasto de fruta madura.”

Y Yahvé me dijo:

“Ha llegado el fin de Israel, mi pueblo;

ya no lo perdonaré.

3En aquel día los cantares en el palacio

se convertirán en aullidos

—oráculo de Yahvé—,

habrá muchos cadáveres,

y en todo lugar se los arrojará en silencio.

4¡Oíd esto, los que os tragáis al pobre,

y hacéis perecer a los humildes de la tierra,

5[9512]diciendo: «¿Cuándo pasará el novilunio

para que vendamos el trigo,

y el sábado, para que abramos los graneros?

Achicaremos la medida

y agrandaremos el peso,

y falsearemos la balanza para engañar.

6Así compraremos por dinero al pobre,

y al menesteroso por un par de sandalias,

y venderemos hasta las ahechaduras del trigo».

7Ha jurado Yahvé por la gloria de Jacob:

Jamás me olvidaré de cuanto ha hecho.

8[9513]¿No ha de estremecerse por esto la tierra,

y no se enlutarán todos sus moradores?

¿No se alzará toda ella como el Nilo,

se levantará y se abajará

como el río de Egipto?

9[9514]En aquel día, dice Yahvé, el Señor,

haré que se ponga el sol al mediodía,

y en pleno día cubriré de tinieblas la tierra.

10Convertiré en duelo vuestras fiestas,

y en llantos todos vuestros cantares;

echaré el cilicio sobre todos los lomos,

y haré calvas todas las cabezas;

traeré sobre el (país) luto,

como por un hijo único,

y su fin será como un día amargo.

Hambre de la palabra de Dios

11[9515]He aquí que vienen días,

dice Yahvé, el Señor,

en que enviaré hambre sobre la tierra;

no hambre de pan, ni sed de agua,

sino de oír las palabras de Yahvé.

12[9516]Andarán errantes de mar a mar,

y discurrirán del norte al oriente,

en busca de la palabra de Yahvé,

mas no la hallarán.

13En aquel día desfallecerán de sed

las hermosas doncellas y los jóvenes,

14[9517]que juran por el pecado de Samaria diciendo:

“¡Por la vida de tu dios, oh Dan!”,

y: “¡Por el camino de Bersabee!”

Caerán y no se levantarán nunca jamás.

AMÓS 9

Ruina definitiva

1[9518]Vi al Señor junto al altar, y dijo:

“Da un golpe al capitel,

y se sacudirán los umbrales.

Y hazlos pedazos sobre las cabezas de todos ellos;

y a los que de ellos quedaren

los mataré Yo a espada.

Ninguno de ellos logrará escapar,

y de los que huyeren no se salvará hombre alguno.

2[9519]Si penetrasen hasta el scheol,

de allí los sacaría mi mano,

y si subiesen hasta el cielo,

de allí los haría descender.

3Aunque se escondiesen en la cumbre del Carmelo,

allí los buscaría y los sacaría;

y si se ocultasen a mis ojos

en el fondo del mar,

allí, por orden mía, los mordería la serpiente.

4[9520]Y cuando vayan al cautiverio

delante de sus enemigos,

mandaré allí la espada que los mate;

y tendré fijos sobre ellos mis ojos

para mal, y no para bien.”

5El Señor, Yahvé de los ejércitos,

toca la tierra, y ella se derrite;

se ponen de duelo todos sus moradores,

y se levanta toda ella como el Nilo,

para abajarse como el río de Egipto.

6[9521]Él edificó en el cielo su solio

y fundó su bóveda sobre la tierra;

Él llama a las aguas del mar,

y las derrama sobre la superficie de la tierra;

Yahvé es su nombre.

7[9522]“¿No sois acaso para Mí como los etíopes,

oh hijos de Israel? —oráculo de Yahvé.

¿No hice Yo subir a Israel

de la tierra de Egipto,

a los filisteos de Caftor,

y a los arameos de Kir?

Visión de los tiempos mesiánicos

8[9523]He aquí que los ojos del Señor Yahvé

se dirigen hacia el reino pecador.

Lo voy a destruir de sobre la faz de la tierra;

pero no destruiré del todo

la casa de Jacob, dice Yahvé.

9Pues he aquí que daré la orden

y zarandearé a la casa de Israel

en medio de todos los pueblos,

como se zarandea (el trigo) con la criba;

y no caerá por tierra un solo granito.

10Al filo de la espada morirán

todos los pecadores de mi pueblo,

los que dicen: «No nos tocará,

ni vendrá sobre nosotros el mal».

11[9524]En aquel día levantaré

el tabernáculo de David,

que está por tierra;

repararé sus quiebras y alzaré sus ruinas,

y lo reedificaré como en los días antiguos,

12[9525]para que sean dueños de los restos de Edom,

y de todas las naciones

sobre las cuales ha sido invocado mi Nombre,

dice Yahvé, que hace esto.

13[9526]He aquí que vienen días, dice Yahvé,

en que al arador le seguirá el segador,

y al que pisa las uvas

el que esparce la semilla;

los montes destilarán mosto,

y todas las colinas abundarán de fruto.

14Y haré que regresen

los cautivos de Israel, mi pueblo;

edificarán las ciudades devastadas,

y las habitarán,

plantarán viñas y beberán su vino;

harán huertos y comerán su fruto.

15[9527]Yo los plantaré en su propio suelo;

y no volverán a ser arrancados de su tierra,

que Yo les he dado, dice Yahvé, tu Dios.

ABDÍAS

# · 1

INTRODUCCIÓN

Son muy escasas las noticias que poseemos sobre Abdías, cuyo hombre hebreo Obadyah significa siervo de Yahvé. San Jerónimo lo identifica con aquel Abdías, mayordomo de Acab, que alimentó a los cien profetas que habían huido del furor de Jezabel (III Reyes 18, 2 ss.).

Los escrituristas modernos, en su mayoría, no se adhieren a esta opinión. Sea lo que fuere, el tiempo en que actuó el autor de esta pequeña pero muy impresionante profecía, debe ser anterior a los profetas Joel, Amós y Jeremías, los cuales ya la conocían y la citaban. Lo más probable parece que haya profetizado en Judá alrededor de 885 a. C, cuando Elías profetizaba en Israel. Véase v. 12 y nota.

Su único capítulo contiene dos visiones. La primera se refiere a los idumeos (edomitas), un pueblo típicamente irreligioso y enemigo hereditario de los judíos y que se unía siempre a sus perseguidores. “Pero el día del Señor se aproxima; Dios se vengará a Sí mismo y vengará a Israel, contra los idumeos y contra todas las naciones gentiles. Los israelitas, al contrario, serán bendecidos; se apoderarán del territorio de sus opresores, y luego Yahvé reinará gloriosamente y para siempre en Sión” (Fillion). A esta restauración de Israel y reino mesiánico se refiere la segunda parte de la profecía.

Contra Edom

1[9528]Visión de Abdías:

Así dice Yahvé, el Señor, acerca de Edom:

Hemos oído una palabra de Yahvé,

y un mensajero ha sido enviado entre las naciones:

“¡Adelante, levantémonos a hacerle la guerra!”

2He aquí que te he hecho pequeño

entre las naciones;

eres sumamente despreciado.

3[9529]La soberbia de tu corazón te ha engañado,

pues habitas en las cavernas de la peña,

en moradas muy altas,

y dices en tu corazón:

“¿Quién me hará descender a la tierra?”

4[9530]Si te remontaras cual águila

y pusieras tu nido entre las estrellas,

de allí Yo te derribaría, dice Yahvé.

5[9531]Si hubieran venido a ti ladrones

o bandoleros de noche,

¡cómo te habrían devastado!

Mas con todo, solo habrían robado

lo que les faltaba.

Y si hubieran venido a ti vendimiadores,

¿no habrían dejado por lo menos rebuscos?

6[9532]¡Cómo ha sido escudriñado Esaú!

¡Cómo han sido registrados sus escondrijos!

7Todos tus aliados te han rechazado

hasta los confines (de tu país);

te han engañado,

y han prevalecido contra ti tus amigos.

(Los que comían) tu pan

han tendido un lazo debajo de tus pies.

¡No hay en él entendimiento!

8[9533]En aquel día, dice Yahvé,

destruiré en Edom los sabios,

y los prudentes en la serranía de Esaú.

9[9534]Tus valientes, Temán, quedarán amedrentados,

a fin de que todos sean exterminados

en las montañas de Esaú.

Crímenes de Edom

10[9535]A causa de la matanza,

a causa de la violencia hecha a tu hermano Jacob,

te cubrirá la vergüenza

y serás destruido para siempre.

11El día en que te levantaste contra (tu hermano),

el día en que los extraños

llevaban cautivo su ejército,

y los extranjeros entraban por sus puertas,

y sobre Jerusalén echaban suertes,

tú también estabas entre ellos.

12[9536]No debías contemplar el día de tu hermano,

el día de su infortunio;

no debías regocijarte de los hijos de Judá,

en el día de su perdición,

ni agrandar tu boca en el día de su angustia.

13No debías entrar en la puerta de mi pueblo

en el día de su ruina,

ni tampoco mirar su aflicción

en el día de su calamidad,

ni apoderarte de sus riquezas

en el día de su infortunio.

14No debías apostarte en las encrucijadas

para matar a sus fugitivos,

ni entregar sus escapados

en el día de la tribulación.

15Porque está cercano el día de Yahvé

para todas las naciones;

según tú has hecho, así se hará contigo;

tus obras caerán sobre tu propia cabeza.

16[9537]Pues como vosotros habéis bebido

sobre mi santo monte,

así beberán de continuo todas las naciones;

beberán y apurarán,

y serán como si nunca hubiesen sido.

Triunfo de Israel

17[9538]Sobre el monte de Sión habrá salvación,

y será un lugar santo;

y la casa de Jacob

recuperará sus posesiones.

18[9539]La casa de Jacob será un fuego,

y la casa de José una llama,

mas la casa de Esaú será la paja.

La encenderán,

y la devorarán;

sin que quede sobreviviente alguno

de la casa de Esaú;

porque ha hablado Yahvé.

19[9540]Los del Négueb

ocuparán los montes de Esaú,

y los de la Sefelá

(el país) de los filisteos.

Poseerán el territorio de Efraím

y el de Samaria,

y Benjamín (se apoderará) de Galaad.

20[9541]Los cautivos de este ejército

de los hijos de Israel,

(poseerán el país) de los cananeos

hasta Sarepta;

y los cautivos de Jerusalén,

que están en Sefarad,

ocuparán las ciudades del Négueb.

21[9542]Subirán salvadores al monte Sión,

para juzgar a los montes de Esaú;

y reinará Yahvé.

JONÁS

# · 1 · 2 · 3 · 4

INTRODUCCIÓN

No hay motivo para dudar que Jonás es el mismo profeta hijo de Amati o Amitai (cf. 1, 1) que en tiempo de Jeroboam II (783-743 a. C.) predijo una victoria sobre los asirios (IV Reyes 14, 25). La tradición judía cree que fue también el que ungió al rey Jehú por encargo del profeta Eliseo (IV Reyes 9, 1 ss.).

Los cuatro capítulos del Libro no son profecía propiamente dicha, sino más bien relato —probablemente escrito por el mismo Jonás, aunque habla en tercera persona— de un viaje del profeta a Nínive y de las dramáticas aventuras que le ocurrieron con motivo de aquella misión. Sin embargo, tomados en conjunto, revisten carácter profético, como lo atestigua el mismo Jesucristo en Mateo 12, 40, estableciendo al mismo tiempo la historicidad de Jonás, que algunos han querido mirar como simple parábola (cf. 2, 1 y nota). San Jerónimo, empleando un juego de palabras, dice que “Jonás, la hermosa paloma (yoná significa en hebreo paloma), fue en su naufragio figura profética de la muerte de Jesucristo. El movió a penitencia al mundo pagano de Nínive y le anunció la salud venidera”.

La nota característica de esta emocionante historia consiste en la concepción universalista del reino de Dios y en la anticipación del Evangelio de la misericordia del Padre Celestial, “que es bueno con los desagradecidos y malos” (Lucas 6, 35). El caso de Jonás encierra así un vivo reproche, tanto para los que consideran el reino de Dios como una cosa reservada para ellos solos, cuanto para los que se escandalizan de que la divina bondad supere a lo que el hombre es capaz de concebir.

En cuanto a la personalidad de Jonás, para formarse de ella un concepto exacto ha de tenerse presente que Dios no se propone aquí ofrecernos un ejemplo de vida santa, ni de celo en la predicación, ni de sabiduría, como en Jeremías, Ezequiel o Daniel, sino, a la inversa, mostrarnos la lección de sus yerros. La labor profética de Jonás en este Libro, se limita a un versículo (3, 4), donde anuncia y repite escuetamente que Nínive será destruida, sin exponer doctrina, ni formular siquiera un llamado a la conversión. Y en cuanto a la actuación y conducta personal del profeta, vemos que empieza con una desobediencia (1, 3) y que no obstante la gran prueba que sufre y de la cual Dios lo salva (capítulo 2), termina con dos distintos accesos de ira (4, 4 y 8), uno por falta de misericordia hacia los pecadores (cf. 2, 9 y nota) y el otro por falta de resignación. Lejos de proponérnoslo Dios como tipo de imitación, la enseñanza del Libro consiste, al contrario, en descubrirnos al desnudo las debilidades del profeta; lo cual es ciertamente un espejo precioso para que aprendamos a reconocer que las miserias nuestras no son menores que las de Jonás, y lo imitemos, eso sí, en la rectitud con que se declara culpable (1, 12) y en la confianza que manifiesta su hermosa plegaria del capítulo 2.

La Iglesia conmemora a Jonás el día 21 de setiembre. Su imagen se usaba ya en las catacumbas como figura de Cristo, que fue “muerto y sepultado y al tercer día resucitó de entre los muertos”, y cuya resurrección es prenda de la nuestra. Jonás es también tipo de nuestro Salvador en cuanto Enviado que desde Israel trajo la salvación a los gentiles (Lucas 2, 32) y representa de este modo la vocación apostólica del pueblo de Dios. Véase Salmo 95, 3 y nota.

JONÁS 1

Vocación y desobediencia de Jonás

1Llegó a Jonás, hijo de Amitai, la palabra de Yahvé en estos términos: 2[9543]“Levántate y ve a Nínive, la ciudad grande, y predica contra ella, porque su maldad ha subido hasta mi presencia.” 3[9544]Pero Jonás se levantó para huir de la presencia de Yahvé, tomando el camino de Tarsis. Descendió a Jope, donde encontró una nave que se dirigía a Tarsis; pagó el pasaje, y se embarcó en ella para ir con los demás a Tarsis, lejos de la presencia de Yahvé.

4Pero Yahvé hizo soplar sobre el mar un viento recio, y se desencadenó en el mar una gran tempestad, de suerte que la nave estaba en peligro de ser deshecha. 5[9545]Por lo cual los marineros, llenos de miedo, clamaron cada cual a su dios; y echaron al mar el cargamento de la nave, a fin de aligerarla. Jonás, entretanto, había descendido al fondo de la nave. Allí se había acostado y dormía profundamente. 6Se le acercó el capitán de la nave y le dijo: “¿Qué te pasa, dormilón? Levántate e invoca a tu Dios. Quizás Dios piense en nosotros para que no perezcamos.”

7Entonces unos a otros se dijeron: “Vamos y echemos suertes, para que sepamos quién tiene la culpa de este mal que (ha venido) sobre nosotros.” Echaron suertes, y la suerte cayó sobre Jonás. 8Le dijeron: “Dinos, ¿por quién (ha venido) sobre nosotros este desastre? ¿Cuál es tu profesión? ¿De dónde vienes? ¿Cuál es tu tierra? ¿De qué pueblo eres?” 9[9546]Les respondió: “Soy hebreo, y temo a Yahvé, el Dios del cielo, el cual hizo el mar y la tierra.”

10Entonces aquellos hombres quedaron sumamente atemorizados; y le dijeron: “¿Qué es lo que has hecho?” Pues comprendían los hombres que huía de la presencia de Yahvé, ya que él mismo se lo había declarado. 11Y le dijeron: “¿Qué haremos contigo, para que se nos calme el mar?” Porque el mar iba embraveciéndose cada vez más. 12[9547]Él les contestó: “Tomadme y echadme al mar, y el mar se os calmará, pues bien sé que por mi culpa ha venido sobre vosotros esta grande tempestad.”

Jonás es arrojado al mar

13Entretanto los hombres remaban, para ganar tierra, mas no podían; porque el mar se embravecía cada vez más contra ellos. 14[9548]Entonces invocaron a Yahvé, diciendo: “¡Oh Yahvé, no nos hagas perecer por la vida de este hombre y no nos imputes sangre inocente! Pues Tú, oh Yahvé, has hecho como te plugo.” 15Y tomaron a Jonás y le echaron al mar; y el mar cesó de embravecerse. 16Se apoderó de aquellos hombres un gran temor de Yahvé, y ofrecieron sacrificios a Yahvé e hicieron votos.

JONÁS 2

Jonás en el vientre del pez

1[9549]Entonces Yahvé hizo venir un pez grande para que se tragara a Jonás; y estuvo Jonás en las entrañas del pez tres días y tres noches,

Oración de Jonás

2Desde las entrañas del pez oró Jonás a Yahvé, y dijo:

3[9550]“Clamé a Yahvé en mi angustia, y Él me oyó;

desde el vientre del scheol pedí auxilio,

y Tú has atendido a mi voz.

4Me arrojaste a lo más profundo,

al seno de los mares;

me circundaron aguas torrenciales,

todas tus olas y ondas pasaron sobre mí.

5Entonces dije:

«Desterrado he sido de delante de tus ojos,

pero volveré a contemplar tu santo Templo».

6Las aguas me han encerrado hasta el alma,

me rodea el abismo

y los juncos han enredado mi cabeza.

7[9551]He descendido hasta las raíces de las montañas;

los cerrojos de la tierra

me encerraron para siempre;

pero Tú sacaste mi vida desde la fosa,

Yahvé, Dios mío.

8Cuando mi alma desfallecía dentro de mí,

me acordé de Yahvé;

y llegó mi plegaria a tu presencia

en el templo santo tuyo.

9[9552]Los que van tras las mentirosas vanidades

abandonan su misericordia.

Mas yo te ofreceré sacrificios

con cánticos de alabanza;

cumpliré los votos que he hecho,

pues de Yahvé viene la salvación.”

10Entonces Yahvé dio orden al pez, y este vomitó a Jonás en tierra.

JONÁS 3

Jonás en Nínive

1[9553]Por segunda vez llegó a Jonás la palabra de Yahvé, diciendo: 2“Levántate y ve a Nínive, la ciudad grande, y predica en ella el mensaje que Yo te diré.” 3[9554]Jonás se levantó, y marchó a Nínive, según la orden de Yahvé. Era Nínive una ciudad grande delante de Dios, de (una dimensión de) tres días de camino. 4[9555]Comenzó Jonás a penetrar en la ciudad, y caminando un día entero predicaba, diciendo: “De aquí a cuarenta días Nínive será destruida.” 5[9556]Y los ninivitas creyeron en Dios; promulgaron un ayuno y se vistieron de cilicios, desde los grandes hasta los chicos.

Nínive se convierte

6Llegó la noticia también al rey de Nínive; el cual se levantó de su trono, se despojó de su vestidura, se cubrió de saco y se sentó sobre ceniza. 7[9557]Y por decreto del rey y de sus grandes, se publicó en Nínive esta proclamación: “Ni hombres ni bestias, ni bueyes, ni ovejas gusten cosa alguna; no salgan a pacer ni beban agua. 8Cúbranse de saco hombres y bestias, y clamen con ahínco a Dios; y conviértase cada uno de su mal camino y de las injusticias de sus manos. 9[9558]Pues bien puede ser que Dios cambie su designio y se arrepienta, dejando el furor de su ira, de suerte que no perezcamos.” 10[9559]Y vio Dios lo que hicieron, cómo se volvieron de su mal camino y arrepintiéndose Dios del mal con que los había conminado, no lo llevó a cabo.

JONÁS 4

Queja de Jonás

1[9560]Entonces tuvo Jonás un pesar muy grande y se enojó. 2Y oró a Yahvé, diciendo: “¡Oh Yahvé! ¿No es esto lo que yo me decía estando todavía en mi país? Por eso me adelanté a huir a Tarsis; ya sabía que eres un Dios clemente y misericordioso, longánimo y de gran benignidad, y que te arrepientes del mal. 3[9561]Ahora, pues, Yahvé, quítame la vida: para mí es mejor la muerte que la vida.” 4Respondió Yahvé: “¿Te parece bien enojarte?”

5Y salió Jonás de la ciudad y se sentó al oriente de ella; allí se hizo una cabaña y se estableció debajo de ella, a la sombra, hasta ver lo que sería de la ciudad. 6[9562]Entonces Yahvé Dios, hizo crecer un ricino, el cual creció hasta por encima de Jonás, para hacer sombra a su cabeza, a fin de librarle de su mal; y concibió Jonás un gran placer por el ricino. 7Pero al día siguiente, al rayar el alba, mandó Dios un gusano, que picó el ricino, el cual se secó. 8[9563]Y cuando se levantó el sol, mandó Dios un viento abrasador del oriente; y el sol hería la cabeza de Jonás de tal modo que desfallecía, por lo cual pidió para sí la muerte, diciendo: “Mejor para mí la muerte que la vida.”

El señor reprende a Jonás

9[9564]Y dijo Dios a Jonás: “¿Te parece bien enojarte a causa del ricino?” Respondió él: “Sí, me parece bien enojarme hasta la muerte.” 10[9565]Y dijo Yahvé: “Tú tienes lástima del ricino, que ningún trabajo te ha costado, ni tú lo hiciste crecer; creció en una noche, y en una noche pereció. 11[9566]¿Y Yo no he de tener lástima de Nínive, la ciudad tan grande, en la cual hay más de ciento veinte mil almas que no saben discernir su mano derecha de la izquierda, y numerosísimos animales?”

MIQUEAS

# · 1 · 2 · 3 · 4 · 5 · 6 · 7

INTRODUCCIÓN

La Sagrada Escritura conoce dos profetas que llevan el nombre de Miqueas o Mica; uno que vivió en el reino de Israel (III Reyes 22, 8 ss.) en tiempos del rey Acab (813-854), y otro que profetizó en el reino de Judá (Jeremías 26, 18), reinando Joatam (738-736), Acaz (736-721) y Exequias (721-693). Este segundo nos dejó el presente libro. De su vida solamente sabemos que era oriundo de Morasti (Moréset), pequeño lugar situado cerca de Eleuterópolis (hoy Beit Dschibrin) al suroeste de Jerusalén. La Iglesia lo venera como mártir y celebra su fiesta el 15 de enero.

El marco histórico en que se encuadra la actividad de Miqueas es determinado por los tres reyes mencionados en 1, 1: apogeo de Judá bajo Joatam; humillación e invasiones enemigas en el reinado de Acaz y Ezequías; idolatría y vicios que provocaron la restauración del culto por este santo rey.

El libro se compone de tres discursos. El primero (capítulos 1-2) se dirige contra los reinos de Israel y Judá, a los cuales predice la ruina, pero también el regreso del cautiverio y la erección del reino mesiánico. El segundo discurso (capítulos 3-5) trae amenazas contra los príncipes y jueces, contra falsos profetas y malos sacerdotes, contra Sión y el Templo, el cual será destruido en castigo de las maldades, pero al mismo tiempo promete felicidad futura, gloria para Jerusalén como centro de todos los pueblos, la restauración del reino de David y la venida del Mesías que nacerá en Belén. El tercer discurso (capítulos 6-7) contiene exhortaciones al arrepentimiento, anuncia el perdón y muestra el camino de la salvación. Concluye el Libro con un himno rebosante de promesas y de esperanzas.

Miqueas se distingue por la belleza y sublimidad de su lenguaje, que es “terrible, desnudo y audaz en las conminaciones (3, 12), elevado y grandioso en las promesas (4, 1 ss.; 5, 1 ss.), tierno y patético en sus quejas y lamentos (6, 1 ss.)”. Tiene mucha semejanza con su contemporáneo Isaías, junto con el cual Miqueas inaugura el siglo de oro de la literatura hebrea.

MIQUEAS 1

1[9567]Palabra de Yahvé que llegó a Miqueas, morastita, en los días de Joatam, Acaz y Ezequías, reyes de Judá, sobre las cosas que vio en orden a Samaria y Jerusalén.

Amenaza contra Samaria y Judá

2¡Oíd, pueblos todos!

¡Atiende, oh tierra,

y cuanto en ella se contiene!

¡Sea el Señor Yahvé testigo contra vosotros,

el Señor desde su santo Templo!

3[9568]Pues he aquí que Yahvé

va a salir de su morada,

y bajará para hollar las alturas de la tierra.

4Debajo de Él se derriten los montes

y se hienden los valles;

son como la cera delante del fuego,

como las aguas que se precipitan por un despeñadero

5[9569]Todo esto por la prevaricación de Jacob

y por el pecado de la casa de Israel.

¿Cuál es la prevaricación de Jacob?

¿No es Samaria?

¿Y cuáles son los lugares altos de Judá?

¿No es Jerusalén?

6Haré de Samaria un montón de piedras en el campo,

un lugar para plantar viñas;

arrojaré sus piedras en el valle,

y descubriré hasta sus cimientos.

7[9570]Serán destrozadas todas sus estatuas,

y quemadas todas sus ganancias de prostitución.

Destruiré todos sus ídolos,

porque lo que ella ha acumulado

es salario de prostitución,

y en salario de prostitución se convertirá.

8[9571]A causa de esto me lamentaré

y prorrumpiré en alaridos;

andaré descalzo y desnudo;

plañiré como los chacales,

y gemiré como los avestruces.

9Pues es irremediable la llaga de ella,

puesto que ha penetrado en Judá;

ha llegado hasta las puertas de mi pueblo,

hasta Jerusalén.

Plagas sobre Jerusalén y Judá

10[9572]No digáis nada en Gat;

no vayáis a llorar en Acó;

revolcaos en el polvo de Betrafa.

11¡Pasa tú, oh moradora de Safir,

en vergonzosa desnudez!

No pueden salir

los habitantes de Saanán;

el llanto de Bet-Haesel

os priva del apoyo de ellos.

12La habitante de Marot espera salud,

porque de Yahvé ha descendido el mal

sobre la puerta de Jerusalén.

13¡Ata al carro el corcel,

oh moradora de Laquís!

Origen de pecado fue ella

para la casa de Sión,

pues en ti se han hallado

las prevaricaciones de Israel.

14Por tanto habrás de renunciar

a Moréset-Gat;

las casas de Acsib son para engaño

de los reyes de Israel.

15[9573]También a ti enviaré un heredero,

oh moradora de Maresá;

la gloria de Israel se retirará a Odollam.

16[9574]Pélate la cabeza y ráete

a causa de tus queridos hijos;

ensancha tu calvez como el buitre;

porque se han ido al cautiverio,

lejos de ti.

MIQUEAS 2

Vicios de los ricos y grandes

1[9575]¡Ay de los que maquinan iniquidad

y en sus lechos preparan el mal!

A la luz del día lo ponen por obra,

porque tienen el poder en su mano.

2Codician campos y los roban,

también casas, y se apoderan de ellas;

oprimen al dueño y su casa,

al propietario y su heredad.

3Por eso, dice Yahvé:

He aquí que tengo preparado

contra esta raza un mal,

del cual no podréis librar vuestras cervices;

y no andaréis ya erguidos,

porque será tiempo calamitoso.

4[9576]En aquel día se dirá sobre vosotros un proverbio,

y se entonará una lamentación.

Dirán: “Somos completamente asolados;

(Dios) entrega a otros

la herencia de mi pueblo.

¡Cómo me la quita a mí

y reparte nuestros campos a los infieles!”

5[9577]Por eso ya no tendrás

quien echando la cuerda (reparta) posesiones

en la congregación de Yahvé.

6[9578]“¡No profeticéis!”, así dicen ellos.

Pero si no se les profetiza,

no se apartará (de ellos) el oprobio.

7Dice la casa de Jacob:

“¿Se ha disminuido el espíritu de Yahvé?

¿Son estas sus obras?”

¿Acaso mis palabras no son buenas

para los que andan por el recto camino?

8[9579]Hace tiempo que el pueblo mío

se ha levantado (contra Mí) como enemigo;

después de la ropa robáis el manto;

hacéis la guerra a los que van pasando confiados.

9A las mujeres de mi pueblo

las arrojáis de sus queridas casas,

y a sus pequeñuelos

les quitáis mi loor para siempre.

10[9580]Levantaos y marchad,

pues no es este el lugar de vuestro descanso;

porque es inmundo,

será devastado con terrible tormento.

11[9581]Si uno anda tras el viento

y tras la mentira, (diciendo):

“Yo te profetizo vino y bebida embriagante”,

este es el profeta de este pueblo.

Promesa de restauración

12[9582]Yo te juntaré todo entero, oh Jacob;

recogeré los restos de Israel,

los pondré juntos como ovejas en un aprisco,

cual hato en medio del pastizal,

y habrá un ruido grande

por (la multitud) de gente.

13Va delante de ellos

aquel que les abre camino;

irrumpen y fuerzan la puerta,

y salen por ella;

y delante de ellos marcha su rey,

y Yahvé a su frente.

MIQUEAS 3

La culpa de los príncipes

1[9583]Dije yo: ¡Oíd, cabezas de Jacob,

y caudillos de la casa de Israel!

¿Acaso no os toca a vosotros

saber lo que es justo?

2[9584]Aborrecéis el bien y amáis el mal,

les arrancáis la piel y la carne

de encima de sus huesos.

3[9585]Pues devoran la carne de mi pueblo,

le arrancan la piel y le rompen los huesos;

lo hacen pedazos como lo que está en la olla,

y como la carne en la caldera.

4[9586]Entonces clamarán a Yahvé,

y Él no les responderá;

pues en aquel tiempo

ocultará de ellos su rostro

por las malas obras que hicieron.

Contra los falsos profetas

5[9587]Esto dice Yahvé contra los profetas

que seducen a mi pueblo,

que muerden con los dientes

y claman: “¡Paz!”,

y declaran la guerra

al que no les llena la boca.

6Por eso tendréis noche en lugar de visión,

y tinieblas en vez de adivinación;

se pondrá el sol para esos profetas,

y se les oscurecerá el día.

7[9588]Quedarán avergonzados los videntes

y confundidos los adivinos;

y se cubrirán la barba todos ellos,

porque no habrá respuesta de Dios.

8[9589]Yo, en cambio, estoy lleno de poder,

lleno del Espíritu de Yahvé,

de juicio y de fortaleza,

para decir a Jacob sus prevaricaciones,

y a Israel sus pecados.

9Escuchad, pues, esto,

cabezas de la casa de Jacob

y caudillos de la casa de Israel;

los que abomináis la justicia

y pervertís todo lo que es recto;

10[9590]que edificáis a Sión con sangre,

y a Jerusalén con injusticia.

11Sus jefes juzgan aceptando dádivas,

sus sacerdotes enseñan por salario,

sus profetas adivinan por dinero,

y se apoyan en Yahvé, diciendo:

“¿Acaso no está Yahvé entre nosotros?

¡Sobre nosotros no vendrá ningún mal!”

12[9591]Por eso, por culpa vuestra,

Sión será arada como un campo;

Jerusalén será un montón de escombros,

y el monte del Templo una colina cubierta de selva.

MIQUEAS 4

El Mesías y su Reino eterno

1[9592]Sucederá al fin de los días

que el monte de la Casa de Yahvé

tendrá su fundamento

en la cima de los montes,

y se elevará sobre las alturas.

Afluirán a él los pueblos,

2y vendrán numerosas naciones, que dirán:

“¡Venid, y subamos al monte de Yahvé,

y a la casa del Dios de Jacob!

Él nos enseñará sus caminos,

y andaremos por sus senderos.”

Pues de Sión saldrá la ley,

y de Jerusalén la palabra de Yahvé.

3[9593]Reinará Él sobre muchos pueblos,

y juzgará a fuertes naciones,

hasta las más remotas;

y harán de sus espadas rejas de arado,

y podadoras de sus lanzas;

no levantará la espada gente contra gente

ni aprenderán más la guerra.

4Estará sentado cada cual debajo de su parra,

y debajo de su higuera;

y no habrá quien (los) espante;

pues la boca de Yahvé de los ejércitos lo ha dicho.

5Porque todos los pueblos andan

cada uno en el nombre de su dios;

mas nosotros andaremos por siempre

en el nombre de Yahvé, Dios nuestro.

6[9594]En aquel día, dice Yahvé,

recogeré a la que cojea,

y congregaré a la desechada

y a la que he afligido,

7y haré de la que cojea un resto,

y de la arrojada una nación fuerte;

y reinará sobre ellos Yahvé

en el monte Sión,

desde ahora y para siempre.

8[9595]Y tú, torre del rebaño,

collado de la hija de Sión,

a ti llegará y volverá el antiguo poderío,

la realeza de la hija de Jerusalén.

Destierro y rescate

9[9596]¿Por qué, pues, gritas ahora tan fuerte?

¿No hay acaso rey en ti?

¿Ha perecido tu consejero?

¿Por qué te han atacado dolores

como de mujer que está de parto?

10¡Retuércete y gime, hija de Sión, cual parturienta!

Pues ahora saldrás de la ciudad

y habitarás en el campo,

y llegarás hasta Babilonia;

pero allí serás libertada;

allí te rescatará Yahvé del poder de tus enemigos.

11[9597]Ahora se juntan contra ti muchas naciones,

que dicen: ¡Sea profanada,

y vean nuestros ojos (la ruina de) Sión!

12[9598]Pero ellos ignoran los pensamientos de Yahvé,

no entienden sus designios;

pues Él los junta como gavillas de la era.

13[9599]Levántate y trilla, hija de Sión!

porque haré que tu cuerno sea de hierro

y tus pezuñas de bronce;

aplastarás a muchos pueblos,

y consagrarás a Yahvé sus bienes,

y sus riquezas al Señor de toda la tierra.

MIQUEAS 5

El Mesías Rey

1[9600]¡Fórmate ahora un ejército, ciudad atacada!

Nos han puesto sitio;

con una vara hieren en la mejilla al juez de Israel.

2[9601]Pero tú, Belén de Efrata,

pequeña (para figurar) entre los millares de Judá,

de ti me saldrá

el que ha de ser dominador de Israel,

cuyos orígenes son desde los tiempos antiguos,

desde los días de la eternidad.

3[9602]Por esto los entregará (a sus enemigos),

hasta el tiempo en que dará a luz

la que ha de dar a luz,

y los restos de sus hermanos regresarán

a los hijos de Israel.

4[9603]Él se mantendrá firme,

y apacentará (su grey) con la fortaleza de Yahvé,

y con la majestad del Nombre, de Yahvé, su Dios;

y ellos habitarán (en paz),

pues entonces será Él glorificado

hasta los términos de la tierra;

5[9604]y Él será la paz.

Cuando el asirio penetrare en nuestra tierra

y ponga su pie en nuestros palacios,

le opondremos siete pastores y ocho príncipes,

6que apacentarán el país de Asiria con la espada

y la tierra de Nimrod con sus cuchillos.

Él (nos) librará del asirio

cuando este invadiere nuestra tierra

y hollare nuestro territorio.

7[9605]Y el resto de Jacob estará entre muchas naciones,

como rocío de Yahvé,

como lluvia sobre la hierba,

que no aguarda a nadie,

ni espera (nada) de los hijos de los hombres.

8Y será el resto de Jacob entre las naciones,

en medio de muchos pueblos,

como león entre las bestias de la selva,

como leoncillo entre los hatos de ovejas;

el cual pasa, huella y despedaza,

y no hay quien salve.

9Se alzara tu mano sobre tus adversarios,

y todos tus enemigos serán exterminados.

Purificación de Israel

10[9606]En aquel día, dice Yahvé, extirparé

tus caballos de en medio de ti

y destruiré tus carros.

11[9607]Arruinaré las ciudades de tu tierra

y destruiré todas tus fortalezas.

12Quitaré de tu mano las hechicerías,

y no habrá más agoreros en ti.

13[9608]Cortaré de en medio de ti tus estatuas

y tus piedras de culto,

y no adorarás más la obra, de tus manos.

14[9609]Arrancaré de en medio de ti tus ascheras

y destruiré tus ciudades;

15y con ira e indignación tomaré venganza

de los pueblos que no escucharon.

MIQUEAS 6

Dios juzga a su pueblo

1[9610]Oíd lo que dice Yahvé:

¡Levántate, contiende con los montes,

y oigan tu voz los collados.

2Escuchad, oh montes, la querella de Yahvé,

vosotros también,

oh, inconmovibles fundamentos de la tierra;

porque Yahvé pleitea con su pueblo,

y entra en juicio con Israel.

3¿Qué te he hecho Yo, oh pueblo mío,

y en qué te he agraviado? Respóndeme.

4Pues Yo te saqué del país de Egipto,

y te redimí de la casa de la esclavitud,

y envié delante de ti a Moisés, a Aarón y a María.

5[9611]Pueblo mío, acuérdate

de lo que maquinó Balac, rey de Moab,

y de la respuesta que le dio Balaam,

hijo de Beor, entre Sitim y Gálgala,

para que reconozcáis las justicias de Yahvé.

6[9612]¿Con qué me presentaré ante Yahvé,

y me postraré delante del Dios excelso?

¿Me presentaré acaso ante Él con holocaustos,

con becerros primales?

7¿Le agradan a Yahvé los miles de carneros,

y las miríadas de ríos de aceite?

¿Daré acaso mi primogénito por mi prevaricación,

el fruto de mis entrañas

por el pecado de mi alma?

8[9613]Él te hizo conocer, oh hombre,

lo que es bueno y lo que te pide Yahvé:

practicar la justicia, y amar la misericordia,

y andar humildemente en la presencia de tu Dios.

Castigo de la ciudad impenitente

9[9614]La voz de Yahvé llama a la ciudad

—y es sabiduría temer tu Nombre—:

Haced caso de la vara, y de aquel que la mandó.

10[9615]¿Hay todavía tesoros de iniquidad

en la casa del impío,

y el abominable efa menguado?

11¿Por ventura podré considerarme por justo

teniendo balanzas falsas

y el saquillo de pesos fraudulentos?

12Los ricos de la (ciudad)

se han llenado de violencia,

sus habitantes hablan mentiras,

y la lengua de su boca es engañosa.

13Por eso, Yo también te heriré

de una llaga muy grave,

te devastaré a causa de tus pecados.

14[9616]Comerás, mas no te hartarás;

quedará en ti tu hambre.

Pondrás aparte (tus bienes), pero nada salvarás,

y lo que salvares, lo entregaré Yo a la espada.

15Sembrarás, mas no segarás;

pisarás la aceituna sin ungirte con óleo;

y la uva sin beber el vino.

16[9617]Observáis lo que os mandó Amrí,

y todas las obras de la casa de Acab;

y seguís los consejos de ellos,

para que Yo te entregue a la desolación

y al escarnio a sus habitantes.

Así llevaréis el oprobio de mi pueblo.

MIQUEAS 7

Arrepentimiento y perdón

1[9618]¡Ay de mí, que he llegado a ser

como lo que queda de la cosecha de verano,

como el rebusco de la vendimia;

no hay ya racimo que pueda comer;

mi alma desea los higos tempranos.

2Han desaparecido de la tierra

los hombres piadosos

y no hay ya justos entre los hombres.

Todos ponen asechanzas

para (derramar) la sangre,

cada cual tiende la red a su hermano.

3Sus manos hacen el mal en vez del bien;

el príncipe hace extorsión,

y el juez acepta soborno;

el grande manifiesta lo que desea su alma

y así urden la trama.

4[9619]El mejor de ellos es como cambrón,

el más recto peor que un cerco de espinos.

Es llegado el día

(anunciado por) tus centinelas,

(el día) de tu visita;

ahora les sobreviene la consternación.

5No confiéis en el amigo,

ni os fieis del mejor compañero.

Guarda la puerta de tu boca

ante aquella que duerme en tu seno.

6[9620]Pues el hijo trata al padre como loco;

la hija se rebela contra la madre,

la nuera contra la suegra;

y los enemigos del hombre

son los de su misma casa.

Promesa del perdón

7[9621]Mas yo fijaré mis ojos en Yahvé;

esperaré en el Dios de mi salvación

y me oirá el Dios mío.

8[9622]No te alegres de mí, oh enemiga mía.

Aunque caí, me levantaré,

y si me senté en tinieblas, mi luz es Yahvé.

9Sufriré la indignación de Yahvé

—pues he pecado contra Él—,

hasta que Él juzgue mi causa y me haga justicia.

Él me sacará a la luz,

y yo contemplaré su justicia.

10[9623]Lo verá mi enemiga, y quedará cubierta de vergüenza,

aquella que me decía:

“¿Dónde está Yahvé, tu Dios?”

Mis ojos la contemplarán;

cuando sea hollada como el lodo de las calles.

Restauración de Israel

11[9624]Llegará el día de la reedificación de tus muros,

en aquel día será retirada la Ley.

12[9625]Entonces vendrán a ti,

desde Asiria y las ciudades de Egipto,

y desde Egipto hasta el río;

de mar a mar, y de monte a monte.

13[9626]Y la tierra será devastada a causa de sus habitantes.

Este será el fruto de sus obras.

14[9627]¡Apacienta a tu pueblo con tu cayado,

el rebaño de tu heredad,

que habita solitario en la selva,

en medio del Carmelo!

¡Pazcan ellos en Basan y en Galaad,

como en los tiempos antiguos!

15[9628]Le haré ver prodigios como en los días

de tu salida del país de Egipto.

16Lo verán las naciones,

y se avergonzarán de toda su fuerza;

pondrán la mano sobre su boca,

y sus oídos quedarán sordos.

17Lamerán el polvo como la serpiente;

como los reptiles de la tierra,

saldrán temblando de sus escondrijos;

llenos de temor se llegarán a Yahvé, nuestro Dios,

y se sobrecogerán de temor ante ti.

Himno a la divina misericordia

18[9629]¿Quién es Dios como Tú,

que perdonas la iniquidad,

y olvidas el pecado del resto de tu herencia?

No guarda El para siempre su ira,

porque se complace en misericordia.

19Volverá a compadecerse de nosotros,

aplastará nuestras iniquidades,

y arrojará a lo más profundo del mar

todos nuestros pecados.

20[9630]Tú manifestarás tu fidelidad a Jacob,

y a Abrahán la misericordia,

que juraste a nuestros padres

desde los días de la antigüedad.

NAHÚM

# · 1 · 2 · 3

INTRODUCCIÓN

Nahúm vivió en el siglo VII a. C.; según la tradición judía, bajo el rey Manasés (693-639), o quizá Josías (638-608), y profetizó contra Nínive, capital del reino de los asirios. Fuera de este oráculo no poseemos nada de su actividad profética, la cual está colocada entre la de Isaías, de quien cita varios pasajes (cf. 1, 4=Isaías 33, 9; 1, 15 = Isaías 52, 7; 3, 5 = Isaías 47, 3 y 9); y la de Jeremías que, a la inversa, cita a nuestro profeta (cf. 1, 13 = Jeremías 30, 8; 3, 5, 13, 17 y 19 = Jeremías 13, 12 ss; 50, 37; 51, 30, etc.).

Lo único que acerca de la vida de Nahúm indica la Sagrada Escritura (Nahúm 1, 1) es el lugar de su nacimiento, pues lo llama elcesco (7, 1), es decir, de Elkosch, situada, según unos, en Galilea, según otros en Judea, y cuyas ruinas se veían allí todavía en tiempos de San Jerónimo. Menos fundada es la opinión de que naciera en Alkosch, situada cerca de Mosul, donde los nestorianos veneran su sepulcro.

Como Abdías se consagró esencialmente a anunciar la ruina de los idumeos, hijos de Esaú y enemigos envidiosos de Israel, aunque hermanos suyos según la carne, así el fin de la profecía de Nahúm es prevenir a sus lectores contra la poderosa capital asiria, y darles la seguridad de que será destruida la que un día pareció realizar la hazaña —única entre los pueblos gentiles— de convertirse al Dios de Israel (cf. Jonás 3) para caer luego en la apostasía y ser su más terrible enemiga (1, 11 y nota). En tal sentido las profecías de Nahúm y Jonás son correlativas, y cada una releva la gran importancia de la otra en el plan divino. En tiempo de Nahúm, Nínive había ya llevado cautivas a las diez tribus del norte (Israel) en 721, y amenazaba orgullosamente a Jerusalén bajo Senaquerib (IV Reyes 18, 15 s.), a cuya invasión de Judea, milagrosamente frustrada por un ángel (cf. Isaías 36-37), parecería aludir Nahúm en 1, 12 s.

NAHUM 1

1[9631]Carga sobre Nínive. Libro de la visión de Nahúm de Elkosch.

Castigo de Asiria

2[9632]Yahvé es un Dios celoso y vengador;

vengador es Yahvé y lleno de ira.

Yahvé ejerce la venganza

contra sus adversarios,

y guarda rencor a sus enemigos.

3[9633]Yahvé es longánimo y grande en poder,

y no deja impune (al impío).

Marcha Yahvé en el torbellino

y en la tempestad,

y las nubes son el polvo de sus pies.

4[9634]Increpa al mar y lo deja seco,

y agota todos los ríos.

Faltos de lozanía están Basán y el Carmelo,

y el verdor del Líbano se marchita.

5Delante de Él se estremecen los montes,

y se derriten los collados.

Ante su faz se conmueve la tierra,

el orbe y cuantos en él habitan.

6¿Quién podrá subsistir ante su ira?

¿Quién resistir el ardor de su cólera?

Se derrama como fuego su indignación,

y ante Él se hienden las rocas.

7[9635]Yahvé es bueno,

es fortaleza en el día de la tribulación,

Él conoce a los que en Él confían,

8[9636]Con inundación arrolladora

destruirá por completo aquel lugar,

y las tinieblas perseguirán a sus enemigos.

Sentencia contra Nínive

9[9637]¿Qué maquináis contra Yahvé?

El hace devastación completa,

no surge dos veces la tribulación.

10Pues bien atados entre sí, como espinos,

esos embriagados de su vino

serán consumidos cual paja enteramente seca.

11[9638]De ti salió el que piensa mal contra Yahvé,

el que traza designios de iniquidad.

12[9639]Así dice Yahvé:

“Aunque sean sanos y salvos y muy numerosos,

con todo serán cortados y desaparecerán.”

Te he humillado, pero no te humillaré más.

13Ahora romperé su yugo (que pesa) sobre ti,

y haré pedazos tus coyundas.

14Yahvé ha decretado respecto de ti:

“Ya no habrá más posteridad

que lleve tu nombre.

Exterminaré de la casa de tus dioses

las estatuas e ídolos de fundición;

y Yo te haré el sepulcro,

porque serás consumida muy pronto.”

15[9640]He aquí sobre los montes

los pies de aquel que trae buenas nuevas,

de aquel que anuncia la paz.

Celebra, Judá, tus fiestas,

cumple tus votos;

que ya no volverá a pasar por ti aquel Belial.

Ha sido completamente extirpado.

NAHUM 2

Destrucción de Nínive

1[9641]Está ya delante de ti el devastador;

guarda la plaza fuerte,

observa los caminos;

fortalece tus lomos,

aumenta mucho tus fuerzas.

2Pues Yahvé restaura la gloria de Jacob,

así como la gloria de Israel;

porque los saquearon saqueadores

que destruyeron sus vástagos.

3[9642]Los escudos de sus guerreros

están teñidos de rojo,

sus valientes vestidos de púrpura;

sus carros centellean como acero

en el día de la reseña,

y vibran sus lanzas.

4Los carros se precipitan por las calles,

atraviesan veloces las plazas;

parecen antorchas,

corren como relámpagos.

5Él (rey) llama a sus valientes,

que se precipitan por los caminos

y corren presurosos al muro;

se prepara la defensa.

6[9643]Pero ya se abren las puertas de los ríos,

y cae el palacio.

7[9644]Ha sido llevado a cabo;

(Nínive) ha sido desnudada,

es llevada (al cautiverio);

sus criadas gimen,

como con voz de paloma,

y se golpean los pechos.

8Nínive es desde la antigüedad

como un estanque de aguas,

las cuales se van.

¡Deteneos, deteneos!

pero nadie vuelve.

9[9645]¡Saquead la plata! ¡Saquead el oro!

no tienen fin los tesoros,

es inmenso el peso de toda suerte

de objetos preciosos.

10Queda vacía, devastada y desolada;

se desmayan los corazones

y tiemblan las rodillas;

se quebrantan todos los lomos,

y palidecen los rostros de todos.

11[9646]¿Dónde está la guarida de los leones,

el lugar de pasto de los leoncillos?

¿Adónde se han retirado el león,

la leona y el cachorro,

sin que nadie los espantase?

12el león que destrozaba lo que necesitaba

para sus cachorros,

y ahogaba para sus leonas;

llenaba sus cubiles de presa

y sus guaridas de rapiña.

13[9647]Heme aquí contra ti,

dice Yahvé de los ejércitos;

reduciré a humo tus carros,

y la espada devorará a tus leoncillos;

exterminaré de la tierra tu rapiña,

y no será oída más

la voz de tus embajadores.

NAHUM 3

Los crímenes de Nínive

1¡Ay de la ciudad sanguinaria

que está toda llena de mentiras y de robo,

y nunca suelta la presa!

2[9648]Estruendo de látigos,

y estrépito de ruedas.

Caballos que corren y carros que saltan.

3jinetes erguidos, fulgentes espadas,

lanzas relampagueantes.

Multitud de traspasados,

cadáveres en masa, muertos sin fin.

Tropieza la gente con los cuerpos muertos.

4[9649]Es a causa de las muchas fornicaciones

de la ramera, bella y encantadora,

maestra en hechicerías,

que con sus fornicaciones

esclavizaba a las naciones,

y con sus hechizos a los pueblos.

5Heme aquí contra ti,

dice Yahvé de los ejércitos;

descubriré las faldas de tu (vestido)

hasta sobre tu cara,

y mostraré a las naciones tu desnudez,

y a los reinos tu vergüenza.

6Arrojaré sobre ti inmundicias,

te cubriré de afrenta

y te pondré por espectáculo.

7Cuantos te vean, retrocederán de ti,

diciendo: ¡Destruida está Nínive!

¿Quién tendrá compasión de ella?

¿Dónde buscaré a quien te consuele?

8[9650]¿Eres tú acaso mejor que No-Amón,

que se sentaba sobre los ríos,

que estaba rodeada de aguas,

cuyo baluarte era el mar

y cuya muralla formaban las aguas?

9Grandes eran las fuerzas de Etiopía

e inmensas las de Egipto;

Put y Libia eran sus auxiliares.

10Pero también ella ha sido deportada,

ha sido llevada al cautiverio,

y sus niños también fueron estrellados

en las encrucijadas de todas las calles;

se echaron suertes sobre sus nobles,

y fueron cargados de cadenas todos sus grandes.

11[9651]Así también tú te embriagarás,

y desaparecerás;

también tú buscarás un refugio contra el enemigo.

Nínive no será restaurada jamás

12Todas tus fortalezas

son higueras con brevas maduras,

que sacudidas caen en la boca

del que las va a comer.

13He aquí que el pueblo

que está en medio de ti es como mujeres;

las puertas de tu país

se abren de par en par a tus enemigos;

el fuego devora tus cerrojos.

14[9652]¡Sácate agua para el asedio,

refuerza tus baluartes;

entra en el lodo, pisa el barro,

toma el molde de ladrillos!

15Allí te consumirá el fuego,

te destruirá la espada;

te devorará como devora la langosta.

¡Multiplícate como la langosta,

hazte numerosa como la langosta!

16[9653]Aumenta el número de tus traficantes

para que sean más numerosos

que las estrellas del cielo:

la langosta muda la piel y se va.

17Tus príncipes son como langostas

y tus funcionarios como una manga de langostas;

se posan en los vallados

en un día de frío;

mas cuando se levanta el sol,

se huyen, y no se conoce

el lugar donde están.

18[9654]Tus pastores, oh rey de Asiria, duermen;

tus nobles descansan (en el sepulcro),

tu pueblo anda disperso sobre los montes,

y no hay quien lo congregue.

19No hay remedio para tu ruina;

tu herida es gravísima;

cuantos oyeren hablar de tu (ruina),

batirán palmas contra ti;

pues ¿sobre quién no pasó

de continuo tu maldad?

HABACUC

# · 1 · 2 · 3

INTRODUCCIÓN

El libro de Habacuc no da detalles sobre la vida del profeta. Nada sabemos de su vida salvo el retrato psicológico que él mismo nos pinta en los tres capítulos de su Libro. Habacuc se muestra dominado por ciertas dudas respecto al porvenir de su pueblo y al reino de Dios, mas su confianza y su fe son mayores aún. Él es el justo “que vive de la fe” según esta profundísima sentencia que él nos dejó y que San Pablo cita tres veces. Cf. 2, 4 y los últimos versículos del capítulo 3.

Habacuc profetizó antes de la invasión de Judá por los caldeos (605) puesto que tal calamidad es objeto de su vaticinio, después de la cual Habacuc predice la ruina de Babilonia, como predijo Nahúm la de Nínive, ambos crueles enemigos del pueblo y del reino de Dios. La identidad de su persona con aquel Habacuc que se menciona en el libro de Daniel (Daniel 14, 32), no es probable por razones cronológicas, pues este último aparece unos cien años después.

El Libro comienza con un diálogo entre Dios y el profeta sobre el castigo de Judá, se dirige luego contra los babilonios y termina con un magnífico y célebre cántico (capítulo 3), que ha sido recogido en varias partes por la Liturgia y que por la riqueza de su estilo denota, como Miqueas y Joel, la edad de oro de la lengua hebrea. En él, Habacuc, que es el profeta de la fe, expresa la segura esperanza en la salvación que viene de Dios y la destrucción de los enemigos de su pueblo.

El martirologio romano conmemora a Habacuc el 15 de enero.

HABACUC 1

1[9655]Carga que vio Habacuc profeta.

Contra los caldeos

2¿Hasta cuándo, Yahvé, he de clamar

sin que Tú me escuches?

¿Hasta cuándo daré voces a Ti por la violencia

sin que me salves?

3¿Por qué me haces ver la iniquidad

y contemplas lo que sufro?

Devastación y violencia están ante mis ojos;

hay pleitos y surgen contiendas.

4Por eso se embota la ley,

y nunca sale sentencia justa;

el inicuo rodea al justo,

y así sale torcido el derecho.

5[9656]Mirad a las naciones y observad;

admiraos y llenaos de espanto;

pues voy a hacer una obra en vuestros días,

que no creeríais si alguien la contase.

6Pues he aquí que suscitaré a los caldeos,

ese pueblo cruel e impetuoso

que recorre las anchuras de la tierra,

para ocupar moradas que no son suyas.

7Es horrible y espantoso,

y crea él mismo su derecho y su grandeza.

8Sus caballos son más ligeros que el leopardo

y más feroces que el lobo nocturno.

Se lanza la caballería,

sus jinetes llegan de lejos;

vuelan cual águila que se da prisa para devorar.

9Vienen todos ellos para hacer violencia;

viento abrasador va delante de ellos;

toman cautivos tan numerosos como la arena.

10(Es un pueblo) que se burla de los reyes,

y se ríe de los príncipes;

se mofa de todas las fortalezas,

alza terraplenes y las toma.

11[9657]Luego, como el huracán, cambia de rumbo y pasa,

y se acarrea culpa (imputando) su fuerza a su dios.

Esperanza del profeta

12[9658]¿No eres Tú, oh Yahvé, desde la eternidad,

el Dios mío, mi Santo?

No moriremos, porque Tú, Yahvé,

hiciste (aquel pueblo) para ejercer tu justicia;

Tú, oh Roca, le has establecido

para aplicar castigos.

13[9659]Tus ojos son demasiado puros

para mirar el mal,

y no puedes ver la injusticia.

¿Por qué, pues, soportas a los pérfidos

y callas cuando el inicuo devora

al que es más justo que él?

14¿Por qué hiciste a los hombres

como los peces del mar,

como los reptiles

que no tienen quien los gobierne?

15A todos ellos los pesca aquel con el anzuelo;

los arrastra con su red,

y los reúne en su barredera;

por eso se goza y está alegre.

16[9660]Y por eso ofrece sacrificios a su red,

e incienso a su barredera;

pues gracias a ellos es pingüe su porción,

y suculenta su comida.

17¿Es posible que siga vaciando su red,

y continúe destrozando sin piedad a los pueblos?

HABACUC 2

Respuesta de Dios

1[9661]Estaré en pie sobre mi atalaya,

me apostaré sobre la muralla,

y quedaré observando para ver

que me dirá (Yahvé),

y qué responderá a mi querella.

2[9662]Y Yahvé me respondió, y dijo:

“Escribe la visión, gravándola en tablillas,

para que se pueda leer corrientemente.

3[9663]Porque la visión tardará en cumplirse

hasta el tiempo fijado,

llegará a su fin y no fallará;

si tarda, espérala.

Vendrá con toda seguridad, sin falta alguna.

4[9664]He aquí al soberbio,

que en su interior no tiene alma recta;

mas el justo por su fe vivirá.”

Castigo del pueblo orgulloso

5[9665]Así como el vino es engañoso,

así tampoco permanece el hombre orgulloso;

se ensancha como el infierno su apetito,

y es insaciable como la muerte;

junta consigo todas las naciones,

y reúne bajo su dominio todos los pueblos.

6[9666]¿No le tomarán todos estos

como objeto de sus fábulas, sátiras y refranes?

¿Acaso no dirán: “Ay de aquel que amontona lo que no es suyo”?

¿Hasta cuándo carga sobre sí las prendas (robadas)?

7¿No se alzarán improvisamente

los que te han de morder?

¿No se despertarán

los que te han de sacudir,

y serás presa de ellos?

8Por cuanto tú despojaste a muchas naciones,

todo el resto de los pueblos te despojará a ti,

por los homicidios y por las violencias

que cometiste contra la tierra,

contra la ciudad y sus habitantes.

9[9667]¡Ay de aquel que para su casa amontona

ganancias injustas

a fin de poner muy alto su nido,

y salvarse del poder del mal!

10Has ido trazando la deshonra de tu propia casa;

destruyendo a muchos pueblos

contra ti mismo pecaste.

11Porque desde el muro clama (contra ti) la piedra,

y desde el maderaje le responde la viga.

12[9668]¡Ay de aquel que edifica una ciudad con sangre

y cimienta una población sobre iniquidad.

13[9669]¿No viene esto de Yahvé de los ejércitos:

que los pueblos trabajen para el fuego,

y las gentes se fatiguen en vano?

14[9670]Mas (un día) la tierra se llenará

del conocimiento de la gloria de Yahvé,

como las aguas llenan el mar.

15[9671]¡Ay de aquel que da de beber a su prójimo,

vertiendo su saña hasta embriagarlo

para contemplar su desnudez!

16Te saciaste de vergüenza en vez de gloria.

¡Bebe, pues, también tú,

y muestra tu incircuncisión;

a ti se te dará el cáliz de la diestra de Yahvé,

e ignominia cubrirá tu gloria.

17[9672]Porque recaerá sobre ti

la violencia hecha al Líbano,

y el destrozo de sus animales te aterrará,

así como también la sangre humana (que derramaste),

y la violencia, que cometiste contra la tierra,

contra la ciudad y todos sus habitantes.

Contra la idolatría

18[9673]¿De qué sirve a la estatua

el que la haya tallado su autor?

¿a la imagen fundida

y al oráculo de mentiras,

el que confíe en él el artista

que hace ídolos mudos?

19¡Ay del que dice al leño: “¡Despierta!”;

y a una piedra muda: “¡Levántate!”

¿Acaso estos pueden ser sus maestros?

Aunque estén cubiertos de oro y de plata,

en su interior no hay espíritu alguno.

20Mas Yahvé está en su santo Templo.

¡Calla delante de Él la tierra entera!

HABACUC 3

Cántico de Habacuc

1[9674]Oración de Habacuc, profeta. Un ditirambo.

2[9675]He oído tu anuncio, oh Yahvé,

y quedé lleno de temor.

¡Ejecuta, Yahvé, tu obra

en medio de los años,

en medio de los años dala a conocer!

¡En tu ira no te olvides de la misericordia!

3[9676]Viene Dios desde Temán,

y el Santo del monte Farán. Sélah.

Su majestad cubre los cielos,

y la tierra se llena de su gloria.

4[9677]Resplandece como la luz,

y de su mano salen rayos,

en los cuales se esconde su poder.

5[9678]Delante de Él va la peste,

y a su zaga la fiebre ardiente.

6[9679]Se para y hace temblar la tierra,

echa una mirada y sacude las naciones.

Se quebrantan los montes de la eternidad,

se deshacen los collados antiguos;

suyos son los senderos eternos.

7[9680]Afligidas veo las tiendas de Cusán;

tiemblan los pabellones del país de Madián.

8[9681]¿Acaso se irrita Yahvé contra los ríos?

¿Va contra los ríos tu furor,

o contra el mar tu indignación,

cuando montas sobre tus caballos,

sobre tus carros de victoria?

9[9682]Aparece al desnudo tu arco;

tus dardos son los juramentos

que tienes pronunciados. Sélah.

Tú hiendes la tierra

por medio de los torrentes.

10[9683]Te ven las montañas, y se estremecen;

se desbordan las aguas como diluvio;

alza el abismo su voz

y levanta en alto sus manos.

11[9684]El sol y la luna se quedan en sus moradas;

desaparecen a la luz de tus flechas,

al brillo de los relámpagos de tu lanza.

12Enojado recorres la tierra

y trillas en tu ira a los pueblos.

13[9685]Saliste para la salvación de tu pueblo,

para salvación de tu ungido,

aplastando la cabeza de la casa del impío,

descubriendo totalmente el fundamento. Sélah.

14[9686]Horadas con sus propios dardos

al jefe de sus guerreros,

que se precipitan para dispersarme,

y saltan de gozo,

como para devorar al pobre ocultamente.

15[9687]Con tus caballos pisas el mar,

la masa de las grandes aguas.

Confianza del profeta

16[9688]Oí, y se conmovieron mis entrañas;

a tal voz temblaron mis labios.

Penetró la carcoma en mis huesos,

y mis rodillas empezaron a vacilar.

Mas espero tranquilo

el día de la aflicción,

que vendrá sobre el pueblo que nos oprime.

17Pues aunque no florezca la higuera,

ni haya fruto en la vid;

aunque falte el producto del olivo,

y los campos no den alimento;

aunque desaparezcan del aprisco las ovejas,

y no haya más ganado en los corrales,

18[9689]yo, con todo, me regocijaré en Yahvé,

y me gozaré en el Dios de mi salvación.

19Yahvé, el Señor, es mi fortaleza,

Él me da pies como de ciervo

y me hace correr sobre mis alturas.

Al maestro de música. Para instrumentos de cuerda.

SOFONÍAS

# · 1 · 2 · 3

INTRODUCCIÓN

Sofonías, contemporáneo de Habacuc, descendiente directo, según parece decirlo él mismo, del santo rey Ezequías (cf. 1, 1), profetizó durante el reinado de Josías (638-608), probablemente antes o en el curso de la reforma del culto que llevó a cabo este otro santo rey.

El profeta se dirige contra la idolatría y la injusticia reinantes en Judá, no obstante el aparente despertar de la piedad traída por aquella reforma, y anuncia, como Habacuc, la próxima desolación del país por los enemigos. Luego vaticina contra los pueblos paganos, en primer lugar los filisteos y asirios, y termina, como casi todos los profetas, prediciendo la salud mesiánica con palabras que denotan un asombroso amor de Dios por Israel.

La Iglesia celebra la memoria de Sofonías (el 3 de diciembre) como lo hace con los demás profetas y grandes santos del Antiguo Testamento. Así los llama Croisset, quien presenta, por ejemplo, solo en el Santoral de julio: el día 1º a Aarón, el 4 a Oseas y Ageo, el 6 a Isaías, el 13 a Joel y Esdras, el 20 a Elías (a quien los Carmelitas dedican como a Patriarca oficio de primera clase con octava por concesión de Gregorio XIII y Sixto V), el 21 a Daniel, etc. Sin embargo, ninguno de ellos, fuera de Elías y los Macabeos (19 de agosto) tiene misa.

SOFONÍAS 1

1[9690]Palabra de Yahvé, que llegó a Sofonías, hijo de Cusí, hijo de Godolías, hijo de Amarías, hijo de Ezequías, en los días de Josías, hijo de Amón, rey de Judá.

El día del Señor

2[9691]Haré desaparecer de la tierra

todas las cosas, dice Yahvé.

3Acabaré con los hombres y las bestias;

exterminaré las aves del cielo

y los peces del mar,

y los escándalos de los impíos;

y aniquilaré al hombre

de sobre la faz de la tierra, dice Yahvé.

4[9692]Extenderé mi mano contra Judá,

y contra todos los moradores de Jerusalén;

y exterminaré de este lugar los vestigios de Baal,

a los ministros (de Baal)

y a los sacerdotes (de Yahvé);

5[9693]también a los que en los terrados

se postran ante la milicia del cielo;

a aquellos que adoran a Yahvé

y juran por Milcom;

6a quienes han dejado de seguir a Yahvé,

y a los que no buscan a Yahvé,

ni procuran encontrarlo.

7[9694]¡Silencio ante Yahvé, el Señor!

porque el día de Yahvé se ha acercado,

pues Yahvé ha preparado un sacrificio,

ha santificado a sus convidados.

8[9695]En aquel día del sacrificio de Yahvé,

castigaré a los príncipes y a los hijos del rey;

y a cuantos se visten como extranjeros.

9[9696]En aquel día castigaré también a todos

los que saltan sobre el umbral,

a los que llenan de violencia

y fraude la casa de su Señor.

10[9697]En aquel día, dice Yahvé, se oirán

gritos tremendos desde la puerta de los Peces,

alaridos desde la (Ciudad) Segunda,

y un gran estruendo desde los collados.

11¡Aullad, habitantes del Mortero,

porque todos los traficantes han perecido;

desaparecieron todos los que pesan plata.

12[9698]En aquel tiempo escudriñaré Yo

a Jerusalén con linternas,

y castigaré a los gordos

sentados sobre sus heces,

que dicen en su corazón:

“No hace Yahvé ni bien ni mal.”

13[9699]Sus riquezas vendrán a ser saqueadas,

y reducidas a desolación sus casas.

Edificarán casas, y no las habitarán;

plantarán viñas, y no beberán su vino.

Terrores del día del Señor

14Cerca está el día grande de Yahvé;

próximo está y llega con suma velocidad.

Es tan amarga la voz del día de Yahvé,

que lanzarán gritos de angustia

hasta los valientes.

15[9700]Día de ira es aquel día,

día de angustia y aflicción,

día de devastación y ruina,

día de tinieblas y oscuridad,

día de nubes y densas nieblas;

16día de trompeta y alarma

contra las ciudades fuertes y las altas torres.

17Yo angustiaré a los hombres,

de modo que andarán como ciegos,

porque han pecado contra Yahvé;

su sangre será derramada como polvo,

y su carne como estiércol.

18Ni su plata ni su oro podrá librarlos

en el día de la ira de Yahvé;

el fuego de sus celos devorará toda la tierra;

pues Él hará una ruina total,

una destrucción repentina

de todos los moradores de la tierra.

SOFONÍAS 2

Exhortación a la penitencia

1Reflexionad sobre vosotros mismos,

y arrepentíos, oh nación sin pudor,

2[9701]antes que se ejecute el decreto,

y el día pase como tamo;

antes que os sobrevenga la ira ardiente de Yahvé,

y antes que caiga sobre vosotros

el día de la ira de Yahvé.

3[9702]Buscad a Yahvé, humildes todos de la tierra,

los que obráis rectamente.

Buscad la justicia, buscad la humildad,

por si podéis poneros a cubierto

en el día de la ira de Yahvé.

Castigo de los filisteos

4[9703]Porque Gaza será abandonada

y Ascalón asolada,

Azoto expulsada en pleno día

y Acarón desarraigada.

5[9704]¡Ay de los habitantes de la costa del mar,

del pueblo de los cereteos!

Contra ti se dirige la palabra de Yahvé,

oh Canaán, país de los filisteos;

te asolaré de modo que no quede morador.

6La costa del mar se convertirá en pastizales,

en refugios para pastores

y apriscos para ovejas.

7[9705]Y pertenecerá la Costa

a los restos de la casa de Judá;

allí apacentarán (sus rebaños),

y por la noche descansarán

en las casas de Ascalón,

pues Yahvé, su Dios, los visitará

y los traerá del cautiverio.

Castigo de Moab y Ammón

8[9706]He oído los insultos de Moab,

y los ultrajes de los hijos de Ammón,

que han afrentado a mi pueblo,

y se han engrandecido a costa de su territorio.

9Por eso, ¡vivo Yo!,

dice Yahvé de los ejércitos, el Dios de Israel:

Moab será como Sodoma,

y los hijos de Ammón como Gomorra,

campo de ortigas, mina de sal,

desierto para siempre.

El resto de mi pueblo los despojará,

y las reliquias de mi nación

los tomaran en posesión.

10Este será el pago de su orgullo;

pues han insultado y tratado con insolencia

al pueblo de Yahvé de los ejércitos.

11[9707]Terrible será Yahvé contra ellos,

pues acabará con todos los dioses de la tierra;

ante Él se postrarán,

cada cual desde su lugar,

todas las islas de las gentes.

Castigo de Etiopía y Asiria

12[9708]También vosotros, oh etíopes,

seréis muertos por mi espada.

13[9709]Y extenderá Él su mano

contra el Norte y destruirá a Asiria,

haciendo de Nínive un yermo,

un lugar árido como el desierto.

14[9710]Reposarán en medio de ella rebaños,

y toda clase de animales;

tanto el pelícano como el erizo

se alojarán en sus capiteles;

en los huecos se oirán voces que murmullan,

y la desolación estará en los umbrales;

pues ha sido arrancado el maderaje de cedro.

15[9711]¡Esta es la ciudad alegre

que habitaba en seguridad,

la que decía en su corazón:

“¡Yo y nadie más que yo!”

¡Cómo se ha convertido en desierto,

en guarida de fieras!

Cuantos pasen junto a ella

silbarán y agitarán la mano.

SOFONÍAS 3

Los pecados de Jerusalén

1[9712]¡Ay de la rebelde y contaminada,

la ciudad opresora!

2No quiere escuchar la voz,

no admite la corrección;

no pone su confianza en Yahvé,

ni quiere acercarse a Dios.

3[9713]Sus príncipes en medio de ella

son leones rugientes,

sus jueces, lobos nocturnos;

que no dejan hueso para mañana.

4[9714]Sus profetas son fanfarrones,

hombres pérfidos;

sus sacerdotes profanan el Santuario,

violan la Ley.

5[9715]Mas Yahvé es justo en medio de ella,

no hace iniquidad;

cada mañana manifiesta Él su justicia,

que nunca queda escondida,

pero el impío no conoce la vergüenza.

6[9716]Yo he destruido naciones,

han sido arrasadas sus ciudadelas,

he devastado sus calles,

de modo que nadie transita;

sus ciudades están devastadas,

han quedado sin nombre, sin habitante.

7Decía Yo: De cierto me temerás;

aceptarás la corrección;

y no será destruida su morada,

como tenía resuelto contra ella;

pero ellos se apresuraron

a multiplicar sus obras perversas.

8[9717]Por eso, esperadme, dice Yahvé,

hasta el día en que me levante para la presa;

pues he decretado congregar los pueblos

y juntar los reinos,

para derramar sobre ellos mi indignación,

todo el furor de mi ira:

porque el fuego de mis celos

devorará toda la tierra.

Promesas mesiánicas

9[9718]Entonces volveré a dar a los pueblos

labios puros,

para que todos invoquen

el Nombre de Yahvé,

y le sirvan de común acuerdo.

10[9719]Desde más allá de los ríos de Etiopía,

mis adoradores, mis hijos dispersos,

me traerán ofrendas.

11En aquel día no tendrás ya

que avergonzarte de todas tus obras,

con que prevaricaste contra Mí,

porque entonces quitaré de en medio de ti

a los que se alegraban con altanería,

y no volverás a engreírte en mi santo monte.

12[9720]Dejaré en medio de ti

un pueblo pobre y humilde,

que confiará en el Nombre de Yahvé.

13[9721]El resto de Israel no cometerá iniquidad,

no dirá mentira, y

ni se hallará en su boca lengua falaz.

Se apacentarán y reposarán,

sin que nadie los espante.

Glorificación de Israel

14[9722]¡Entona himnos, hija de Sión,

da voces de júbilo, oh Israel!

¡alégrate y regocíjate de todo corazón,

hija de Jerusalén!

15Pues Yahvé ha apartado tus castigos,

ha ahuyentado a tu enemigo.

El rey de Israel, Yahvé, está en medio de ti;

no temas ya el mal.

16[9723]En aquel día se dirá a Jerusalén:

¡No tengas miedo Sión;

no se caigan tus manos!

17Yahvé, tu Dios, está en medio de ti,

el Poderoso, el Salvador.

En ti hallará Él su gozo

en constante amor,

y se regocijará sobre ti

con gritos de alegría.

18[9724]Yo congregaré a los afligidos

(privados) de las fiestas;

porque tuyos son;

sufrían por ella humillación.

19[9725]He aquí que en aquel tiempo

acabaré con todos tus opresores;

salvaré a la que cojeaba,

y recogeré a la repudiada

y les daré gloria y nombradía

en toda aquella tierra en que sufrieron ignominia.

20[9726]En aquel tiempo os traeré,

y en aquel tiempo os congregaré;

porque os daré nombre y gloria

entre todos los pueblos de la tierra,

cuando ante vuestros ojos haga volver a vuestros cautivos,

dice Yahvé.

AGEO

# · 1 · 2

INTRODUCCIÓN

Con Ageo (en hebreo Haggai) empieza el periodo postexílico de la profecía de Israel, en el cual le acompañará Zacarías y le sucederá, casi un siglo más tarde, Malaquías. Como muchos otros de los profetas menores, Ageo no es conocido más que por algunas pocas noticias. Sus cuatro discursos se refieren todos al segundo año de Darío I (520 a. C.), y fueron pronunciados en menos de cuatro meses (cf. 1, 1; 2, 11 y 21).

Su nombre como el de Zacarías se menciona en Esdras 5, 1 y 6, 14, y allí vemos, como en los profetas anteriores, el ambiente decaído de los “restos” de Israel vueltos de Babilonia (tribus de Judá y Benjamín), que estos enviados de Dios trataron de levantar en aquel periodo, y que tan lejos estaba de la restauración soñada según los vaticinios de los profetas. En el orden político Israel estaba sometido a la tiranía extranjera; en el religioso y moral, reinaba la horrible decadencia que Malaquías enrostra a sacerdotes y pueblo, al que el mismo Ageo condena por su impureza (2, 10 ss.) y por su indiferencia en construir el nuevo Templo (1, 4 ss.), que debería haber sido el objeto de todas sus ansias, según las esplendorosas promesas del profeta Ezequiel (cf. Ezequiel 40, 1 ss.). Época “penosa y aun dolorosa, porque la teocracia hallaba, de parte de los hombres, muchos obstáculos para salir de sus ruinas, y el desaliento se había apoderado de los judíos, también del punto de vista religioso” (Fillion). Véase Esdras 1, 2 y nota.

En el primer discurso (1, 2-2, 1), Ageo exhorta a los judíos remisos en reanudar la reconstrucción del Templo; en el segundo (2, 2-10) consuela a ¡os que habían visto la gloria y magnificencia del Templo salomónico; en el tercero (2, 11-20), anuncia la bendición de Dios y la futura gloria del Templo; en el cuarto (2, 21-24), se dirige a Zorobabel prometiéndole recompensa divina y fortaleciéndole con la promesa del reino mesiánico futuro, “con lo cual se ve una vez más que esta restauración precaria de aquellas pocas tribus, que tanto había de sufrir aún en tiempos de los Macabeos, y caer luego en el deicidio y la total dispersión, no era sino figura de aquella otra que constituía la esperanza de Israel”. Véase Sofonías 3, 20 y nota.

La Iglesia conmemora a Ageo junto con el profeta Oseas el día 4 de julio.

AGEO 1

Exhortación a reconstruir el Templo

1[9727]El año segundo del rey Darío, en el mes sexto, el día primero del mes, llegó la palabra de Yahvé por medio del profeta Ageo, a Zorobabel, hijo de Salatiel, gobernador de Judá, y a Jesús, hijo del Sumo Sacerdote Josedec, en estos términos: 2[9728]“Así habla Yahvé de los ejércitos: Este pueblo dice: «No ha llegado aún el tiempo; el tiempo de reedificar la Casa de Yahvé».” 3Entonces habló Yahvé, por medio del profeta Ageo, diciendo: 4[9729]“¿Ha llegado acaso para vosotros el tiempo de habitar en vuestras casas artesonadas, en tanto que esta Casa está en ruinas? 5Pues, así dice Yahvé de los ejércitos: Reflexionad sobre vuestro proceder. 6[9730]Habéis sembrado mucho, y recogido poco; coméis, y no os hartáis; bebéis, y no apagáis la sed; os vestís, y no os calentáis; el que gana salario, lo echa en saco roto. 7[9731]Así dice Yahvé de los ejércitos: Reflexionad sobre vuestro proceder. 8[9732]Subid al monte, traed maderas y reedificad la Casa, y Yo me complaceré en ella y seré glorificado, dice Yahvé. 9Esperabais mucho, y he aquí que (cosechasteis) poco; y lo trajisteis a casa, mas Yo soplé en ello. ¿Por qué?, dice Yahvé de los ejércitos. Porque mi Casa está en ruinas, mientras cada uno de vosotros se da prisa para (reconstruir) su propia casa. 10Por eso, por vuestra culpa el cielo detiene el rocío, y la tierra no da su fruto. 11[9733]Pues Yo llamé la sequía sobre la tierra; sobre los montes y sobre el trigo; sobre el mosto y sobre el aceite; sobre cuanto produce la tierra; sobre los nombres y sobre las bestias, y sobre toda labor de manos.

Efectos de la exhortación

12[9734]Zorobabel, hijo de Salatiel, y el Sumo Sacerdote Jesús, hijo de Josedec, y todo el resto del pueblo, escucharon la voz de Yahvé, su Dios, y las palabras del profeta Ageo, todo lo que Yahvé, su Dios, le había encargado decir; y el pueblo temió a Yahvé.

13Entonces Ageo, enviado de Dios, habló por orden de Yahvé al pueblo, diciendo: “Yo estoy con vosotros”, dice Yahvé. 14Y despertó Yahvé el espíritu de Zorobabel, hijo de Salatiel, gobernador de Judá, y el espíritu de Jesús, hijo del Sumo Sacerdote Josedec, y el espíritu de todo el resto del pueblo; y vinieron y trabajaron en la reconstrucción de la Casa de Yahvé de los ejércitos, su Dios.

AGEO 2

Gloria del nuevo Templo

1[9735]Era el día veinticuatro del mes sexto del segundo año del rey Darío. 2El veintiuno del mes séptimo, habló Yahvé, por boca del profeta Ageo, en estos términos: 3“Habla a Zorobabel, hijo de Salatiel, gobernador de Judá, y al Sumo Sacerdote Jesús, hijo de Josedec, y al resto del pueblo, y diles: 4[9736]¿Vive entre vosotros aún un hombre que haya visto esta Casa en su gloria anterior? ¿Y qué tal os parece ahora? ¿No es a vuestros ojos como nada? 5Ahora, pues, cobra ánimo, oh Zorobabel, dice Yahvé. Cobra ánimo, oh Jesús, hijo de Josedec, Sumo Sacerdote; cobra ánimo, pueblo todo del país, dice Yahvé. ¡Y manos a la obra! pues Yo estoy con vosotros, dice Yahvé de los ejércitos. 6[9737]Por el pacto qué hice con vosotros cuando salisteis de Egipto, mi Espíritu está en medio de vosotros. No temáis. 7[9738]Porque así dice Yahvé de los ejércitos: Una vez más, y esto dentro de poco, conmoveré el cielo y la tierra, el mar y los continentes. 8[9739]Conmoveré todas las naciones, y vendrán los tesoros de todos los pueblos, y henchiré de gloria esta Casa, dice Yahvé de los ejércitos. 9[9740]Mía es la plata, mío el oro, dice Yahvé de los ejércitos. 10[9741]Grande será la gloria de esta Casa; más grande que la primera será su postrera, dice Yahvé de los ejércitos; y en este lugar daré la paz, dice Yahvé de los ejércitos.”

Causas de las calamidades

11El día veinticuatro del mes noveno del año segundo de Darío, habló Yahvé por boca del profeta Ageo, en estos términos: 12“Así dice Yahvé de los ejércitos: Propón a los sacerdotes esta cuestión legal: 13[9742]Si uno lleva carne sagrada en una falda de su vestido, y toca con esa su falda pan, o un guiso, o vino, o aceite, o cualquier clase de comida, ¿quedarán acaso santificadas estas cosas?” Respondieron los sacerdotes y dijeron que no. 14Luego dijo Ageo: “Si uno está inmundo por (haber tocado a) un muerto y toca alguna de estas cosas, ¿quedarán estas inmundas?” Respondieron los sacerdotes y dijeron: “Quedarán inmundas.” 15[9743]Entonces Ageo tomó la palabra y dijo: “Así es este pueblo, y así es esta nación, delante de Mí, dice Yahvé; y así son todas las obras de sus manos; inmundo es lo que me ofrecen en este lugar.

16Mirad ahora (lo que sucederá) desde este día en adelante: Antes de poner vosotros piedra sobre piedra en el Templo de Yahvé, 17[9744]cuando uno iba a un montón de veinte había solamente diez (medidas), cuando iba al lagar para sacar cincuenta, había solamente veinte, 18porque Yo os castigué con tizón y añublo y granizo, (destruyendo) todas las labores de vuestras manos; y con todo no os volvisteis a Mí, dice Yahvé. 19Pero mirad (lo que sucederá) desde este día en adelante, desde el día veinte y cuatro del mes noveno, desde el día en que han sido echados los cimientos de la Casa de Yahvé. ¡Miradlo bien! 20[9745]La semilla está todavía en el granero; la vid, la higuera, el granado, el olivo no han dado aún su fruto, pero desde este día haré Yo mi bendición.”

Distinción de Zorobabel

21[9746]Habló Yahvé a Ageo por segunda vez, el día veinte y cuatro del mes, diciendo: 22“Habla a Zorobabel, gobernador de Judá, y dile: Yo conmoveré el cielo y la tierra; 23trastornaré el trono de los reinos y destruiré el poder de los reinos de los gentiles, volcaré los carros y sus ocupantes, y caerán los caballos y los que en ellos cabalgan, los unos por la espada de los otros. 24[9747]En aquel día, dice Yahvé de los ejércitos, te tomaré, oh Zorobabel, hijo de Salatiel, siervo mío, dice Yahvé, y te haré como anillo de sellar, porque Yo te he escogido”, dice Yahvé de los ejércitos.

ZACARÍAS

# · 1 · 2 · 3 · 4 · 5 · 6 · 7 · 8 · 9 · 10 · 11 · 12 · 13 · 14

INTRODUCCIÓN

El nombre de Zacarías, común a más de veinte personajes del Antiguo Testamento, tiene en hebreo el hermoso significado de “Dios se acuerda”, o “el recordado de Dios”, es decir que su sola enunciación significaba un acto de fe en el Dios vivo.

Zacarías, hijo de Baraquías, y nieto de Iddó (Esdras 5, 1 y 6, 14 le llama hijo de este en sentido lato), comenzó a profetizar en el mismo año que Ageo (520 a. C.). No parece ser, como muchos creyeron, el mismo sacerdote Zacarías que Jesús cita en Mateo 23, 35, y Lucas 11, 51, pues se considera que este fue asesinado unos 330 años antes, por orden del rey Joás (II Paralipómenos 24, 21), y que era hijo de Joiadá, siendo este nombre, según San Jerónimo, un apodo de Baraquías. La actividad profética de Zacarías abarca dos años (520-518). Según otros, algo más.

Mientras Ageo exhorta al pueblo principalmente a la restauración del Templo, Zacarías, con su autoridad de profeta y de sacerdote de la tribu de Leví (Nehemías 12, 16), y con un celo que se alaba en Esdras 6, 14, “tomando como punto de partida el estado de aflicción en que se hallaba entonces Jerusalén... anima, consuela, exhorta, mostrando el porvenir brillante reservado a Israel y las bendiciones abundantes que se unirán a la restauración del Santuario de Yahvé” (Fillion), para lo cual expone ante todo ocho visiones (capítulos 1-6). Los capítulos 7-8 que forman la respuesta a una consulta, contienen enseñanzas espirituales y son, como Isaías 37-39, un nexo entre la primera y la última parte de la profecía. En los restantes capítulos (9-14), cuya magnificencia es parecida a la de Isaías, el profeta vaticina el reino mesiánico, que es el fin y objeto principal de sus profecías, y muestra a Cristo en sus dos venidas: rechazado y doliente en la primera, triunfante y glorioso en la segunda. Véase y compárese Zacarías 9, 9 (el Mesías montado en un asnillo: cf. Mateo 21, 5); 11, 12 s. (traicionado y vendido: cf. Mateo 21, 9); 12, 10 ss. (traspasado por la lanza: cf. Juan 19, 37); 13, 7 (abandonado por los suyos: cf. Mateo 26, 31).

La crítica racionalista niega la unidad de este Libro, atribuyendo la última parte (9-14) a otro escritor anterior al cautiverio de Babilonia. A esto se opone la tradición constante de la Sinagoga y de la Iglesia, demostrando principalmente, no solo que no existe prueba alguna de ello, sino también que la vuelta de la cautividad es presentada en ambas partes de Zacarías como imagen de la felicidad futura prometida a Israel, y descrita de la misma manera. Véase en Vigouroux, Cornely, Knabenbauer, etc., los paralelismos importantes entre textos de Zacarías y los profetas Jeremías, Ezequiel, Sofonías, etc., que muestran que aquel se sirvió de ellos y no pudo por tanto ser anterior a la toma de Jerusalén por Nabucodonosor. Esos textos que fueron admitidos como argumento decisivo por un crítico racionalista como de Wette, haciéndole cambiar de opinión sobre la autenticidad del final de Zacarías, son los siguientes: 9, 2 y Ezequiel 28, 4; 9, 3 y III Reyes 10, 27; 9, 5 y Sofonías 2, 3; 10, 3 y Ezequiel 34, 17; 11, 4 y Ezequiel 34, 4; 11, 3 y Jeremías 12, 5; 13, 8 s. y Ezequiel 5, 12; 14, 8 y Ezequiel 47, 1-12; 14, 10 s. y Jeremías 31, 38-40; 14, 20 s. y Ezequiel 43, 12 y 44, 9.

ZACARÍAS 1

Indignación de Yahvé

1[9748]En el mes octavo del año segundo de Darío llegó la palabra de Yahvé al profeta Zacarías, hijo de Baraquías, hijo de Iddó, diciendo: 2“Yahvé se irritó con gran enojo contra vuestros padres. 3[9749]Diles: Así dice Yahvé de los ejércitos: Convertíos a Mí, dice Yahvé de los ejércitos, y Yo me volveré a vosotros, dice Yahvé de los ejércitos. 4[9750]No seáis como vuestros padres, a los que predicaron los profetas anteriores, diciendo: «Así dice Yahvé de los ejércitos: Convertíos de vuestros malos caminos, de vuestras malas obras». Pero ellos no escucharon, ni me prestaron atención, dice Yahvé. 5Vuestros padres ¿dónde están? y los profetas ¿viven acaso siempre? 6Mis palabras, empero, y mis ordenanzas que intimé a mis siervos los profetas, ¿por ventura no alcanzaron a vuestros padres? Y ellos se convirtieron y dijeron: “Así como Yahvé de los ejércitos ha resuelto tratarnos en vista de nuestros caminos y nuestras obras, así ha hecho con nosotros.”

Visión de los jinetes

7[9751]El día veinticuatro del mes undécimo, que es el mes de Schebak, en el año segundo de Darío, llegó la palabra de Yahvé al profeta Zacarías, hijo de Baraquías, hijo de Iddó, de esta manera: 8[9752] “De noche vi a un hombre que cabalgaba en un caballo bermejo y estaba entre los mirtos que había en una hondonada; y detrás de él había caballos bermejos, alazanes y blancos. 9Yo pregunté: «¿Qué son estos, señor mío?» Y me contestó el ángel que hablaba conmigo: «Te mostraré lo que son estos». 10Y tomó la palabra el hombre que estaba entre los mirtos, y dijo: «Estos son los que Yahvé ha enviado a recorrer la tierra». 11[9753]Y respondieron ellos al ángel de Yahvé que estaba entre los mirtos, y dijeron: «Hemos recorrido la tierra, y he aquí que toda la tierra poblada goza de paz».

12[9754]Repuso el ángel de Yahvé y dijo: «¡Oh Yahvé de los ejércitos! ¿Hasta cuándo no vas a compadecerte de Jerusalén y de las ciudades de Judá, contra las cuales estás irritado? ¡Son ya setenta años!» 13[9755]Y Yahvé respondió con palabras buenas, con palabras de consuelo al ángel que hablaba conmigo. 14[9756]Y el ángel que hablaba conmigo me dijo: «Clama, y di: Así dice Yahvé de los ejércitos: Estoy animado de celo por Jerusalén, y de muchísimo celo por Sión; 15y estoy muy irritado contra las naciones que viven con sosiego; pues ellas, cuando Yo estaba un poco irritado, agravaron el mal (de mi pueblo).

Gloria de Jerusalén

16[9757]Por tanto, así dice Yahvé: Volveré mi rostro compasivo hacia Jerusalén; en ella será reedificada mi Casa, dice Yahvé de los ejércitos; y la cuerda será tendida sobre Jerusalén. 17[9758]Clama otra vez, y di: Así dice Yahvé de los ejércitos: Mis ciudades rebosarán todavía de bienes, aún consolará Yahvé a Sión, y escogerá de nuevo a Jerusalén».

Destrucción de las potencias enemigas

18[9759]Levanté los ojos, y miré, y vi cuatro cuernos.

19Pregunté al ángel que hablaba conmigo: «¿Qué son estos?» Me contestó: «Estos son los cuernos que han dispersado a Judá, a Israel y a Jerusalén.» 20Luego me mostró Yahvé cuatro herreros. 21Y dije yo: «¿Qué vienen a hacer estos?» Él me respondió, diciendo: «Aquellos son los cuernos que han dispersado a Judá, de tal manera que nadie pudo ya alzar la cabeza, y estos han venido para aterrarlos, y para abatir los cuernos de los gentiles que alzaron su cuerno contra la tierra de Judá para dispersarla.»

ZACARÍAS 2

La nueva Jerusalén

1[9760]Alcé entonces mis ojos, y miré, y vi a un hombre que tenía en su mano una cuerda de medir. 2Le pregunté: «¿A dónde vas?» «A medir a Jerusalén», me contestó. «Quiero ver cuánta es su anchura, y cuánta su longitud.»

3Y he aquí que el ángel que hablaba conmigo salió fuera, y otro ángel vino a su encuentro. 4[9761]y le dijo: «Corre, habla a ese joven y dile: Sin muros será habitada Jerusalén, a causa de la multitud de hombres y animales que habrá en ella.» 5Porque Yo mismo, dice Yahvé, la circundaré como muralla de fuego; y seré glorificado en medio de ella.

6[9762]¡Ay, ay! Huid de la tierra del Norte, dice Yahvé; porque por los cuatro vientos del cielo os dispersaré, dice Yahvé. 7¡Sálvate, oh Sión, tú que habitas en Babilonia! 8[9763]Porque así dice Yahvé de los ejércitos, el cual me ha enviado, para gloria suya, a los pueblos que os despojaron: Quien os toca a vosotros, toca a la niña de sus ojos. 9[9764]He aquí que extiendo sobre ellos mi mano, y serán presa de los que fueron sus esclavos. Y conoceréis que Yahvé de los ejércitos me ha enviado.

Dios en medio de su pueblo

10¡Canta y alégrate, hija de Sión!

pues he aquí que vengo,

y moraré en medio de ti,

dice Yahvé.

11[9765]En aquel día se allegarán a Yahvé

muchas naciones y serán el pueblo mío.

Yo habitaré en medio de ti,

y conocerás que Yahvé de los ejércitos

me ha enviado a ti.

12[9766]Yahvé ocupará a Judá como porción suya,

en la tierra santa,

y escogerá de nuevo a Jerusalén.

13Calle toda carne ante Yahvé,

porque se levanta ya de su santa morada.

ZACARÍAS 3

Satanás acusa al Sumo Sacerdote

1[9767]Y me hizo ver al Sumo Sacerdote Jesús, que estaba en pie delante del ángel de Yahvé; y a su mano derecha estaba Satán para acusarle. 2[9768]Y dijo Yahvé a Satán: «Yahvé te increpe, oh Satán; Yahvé te increpe, el que ha escogido a Jerusalén. ¿No es este un tizón arrebatado al fuego?» 3[9769]Estaba Jesús vestido de ropas sucias, y permanecía en pie delante del ángel; 4el cual tomó la palabra y habló a los que estaban delante de él, diciendo: «Quitadle las ropas sucias». Y a él le dijo: «Mira que te he librado de tu iniquidad y te voy a vestir de ropas de fiesta». 5Y agregué yo: «Que pongan sobre su cabeza una mitra limpia». Y pusieron una mitra limpia sobre su cabeza, y le vistieron con las ropas. Entretanto el ángel de Yahvé estaba en pie.

6Entonces el ángel dé Yahvé hizo a Jesús esta promesa: 7[9770]«Así dice Yahvé de los ejércitos: Si sigues mis caminos, y observas mis preceptos, tú también gobernarás mi Casa y guardarás mis atrios, y te daré un lugar entre estos que están aquí presentes.

Profecía mesiánica

8[9771]¡Oye oh Jesús, Sumo Sacerdote, tú y tus compañeros que se sientan en tu presencia! pues son varones de presagio; porque he aquí que haré venir a mi Siervo, el Pimpollo. 9[9772]Mirad la piedra que he puesto delante de Jesús; sobre esta piedra única hay siete ojos. He aquí que Yo la labraré, dice Yahvé de los ejércitos; y en un día quitaré de este país la iniquidad. 10[9773]En aquel día, dice Yahvé de los ejércitos, os convidaréis unos a otros bajo la parra y bajo la higuera».

ZACARÍAS 4

El candelabro entre los dos olivos

1[9774]Vino de nuevo el ángel que había hablado conmigo, y me despertó como a hombre a quien se despierta de su sueño. 2Y me dijo: «¿Qué es lo que ves?» Respondí: «Miré y vi un candelabro, todo de oro, y encima de él su recipiente, y sus siete tubos para las lámparas que hay en el candelabro, 3[9775]y junto a él dos olivos, uno a la derecha del recipiente, y el otro a su izquierda».

4Entonces, dirigiéndome al ángel que hablaba conmigo; le pregunté: «¿Qué es esto?, señor mío». 5Respondió el ángel que conmigo hablaba, y me dijo: «¿Tú no sabes lo que es esto?» «No, señor mío», dije yo.

6[9776]Tomó él la palabra y me dijo así: «Esta es la palabra de Yahvé a Zorobabel: No por medio de un ejército ni por la fuerza, sino por mi Espíritu, dice Yahvé de los ejércitos. 7[9777]¿Qué eres tú, oh monte grande, ante Zorobabel? Serás reducido a una llanura; y él colocará la piedra de remate en medio de las aclamaciones (del pueblo): ¡Gracia, gracia sobre ella! 8Y me llegó la palabra de parte de Yahvé, diciendo: 9Las manos de Zorobabel echaron los fundamentos de esta Gasa, y sus manos la acabarán; por esto conocerás que Yahvé de los ejércitos me ha enviado a vosotros. 10[9778]Porque los que despreciaron el tiempo de los humildes (comienzos), verán gozosos la plomada en la mano de Zorobabel. Aquellos siete (ojos) son los ojos de Yahvé que recorren toda la tierra».

11Yo respondí (al ángel) preguntándole: «¿Qué significan estos dos olivos a la derecha y a la izquierda del candelabro?» 12[9779]Y pregunté de nuevo y dije: «¿Qué significan las dos ramas de olivo que por medio de los dos tubos de oro vierten de sí el dorado aceite?» 13Me contestó diciendo: «Pues qué, ¿no sabes tú qué son estos?» A lo cual respondí: «No, señor mío». 14[9780]Entonces dijo: «Estos son los dos ungidos que están ante el Señor de toda la tierra».

ZACARÍAS 5

El rollo de maldición

1[9781]Volví a alzar mis ojos, y miré, y he aquí un rollo que volaba. 2Y me dijo: «¿Qué es lo que ves?» «Veo, dije yo, un rollo que vuela; tiene veinte codos de largo, y diez codos de ancho». 3[9782]Y me dijo: «Esta es la maldición que se echa sobre la superficie de toda la tierra; porque todo ladrón será exterminado, según lo (escrito) en esta parte (del rollo) y todo perjuro será exterminado, según (lo escrito) en la otra parte. 4Yo soltaré esta (maldición), dice Yahvé de los ejércitos; e invadirá la casa del ladrón, y la casa del que jura en falso por mi Nombre; y quedará en su casa, y la consumirá hasta su maderaje y sus piedras».

La impiedad es trasladada a Babilonia

5Y salió fuera el ángel que hablaba conmigo, y me dijo: «Alza tus ojos, y mira qué es esto que aparece». 6Y pregunté: «¿Qué es?» Respondió: «Es un efa que aparece». Y agregó: «Esta es la iniquidad que cometen en todo el país». 7[9783]Y vi cómo alzaban una tapa de plomo, y (vi) también a una mujer sentada en medio del efa. 8[9784]Y dijo: «Esta es la impiedad». Y la echó al fondo del efa, y tapó la boca del mismo con la masa de plomo.

9[9785]Luego alce los ojos, y miré, y he aquí que venían dos mujeres. Soplaba el viento en sus alas, que eran como las de la cigüeña; y alzaron el efa entre la tierra y el cielo. 10Yo pregunté al ángel que hablaba conmigo: «¿A dónde llevan el efa?» 11[9786]Y me contestó: «A la tierra de Sinear, para edificarle una casa. Allí la establecerán, y quedará sentada sobre su base».

ZACARÍAS 6

Los cuatro carros

1[9787]Alcé de nuevo mis ojos y miré, y he aquí cuatro carros que salían de entre dos montes, y los montes eran montes de bronce. 2[9788]En el primer carro había caballos bermejos; en el segundo, caballos negros; 3en el tercero, caballos blancos, y en el cuarto, caballos manchados, vigorosos. 4Entonces tomé la palabra y dije al ángel que hablaba conmigo: «¿Qué son estos, señor mío?» 5A lo que respondiendo el ángel me dijo: «Estos son los cuatro vientos del cielo que vienen de la presencia del Señor de toda la tierra». 6[9789]El (carro) de los caballos negros se dirige hacia la tierra del Norte; el de los blancos va tras ellos; y el de los manchados sale hacia la tierra del Mediodía. 7Y salieron los vigorosos que anhelaban ponerse en marcha para recorrer la tierra. (El ángel les) dijo: «¡Id, recorred la tierra!» Y ellos recorrieron la tierra. 8[9790]Entonces me llamó, y me habló, diciendo: «Mira, los que van hacia la tierra del Norte han aplacado mi espíritu en la tierra septentrional».

Las coronas

9Y me llegó la palabra de Yahvé en estos términos: 10“Toma (las ofrendas) de los del cautiverio: de Holdai, de Tobías y de Idaías que han venido de Babilonia. En aquel mismo día irás y entrarás en la casa de Josías, hijo de Sofonías. 11Tomarás la plata y el oro, y harás una corona que pondrás sobre la cabeza del Sumo Sacerdote Jesús, hijo de Josedec; 12[9791]y le hablarás en estos términos: Así dice Yahvé de los ejércitos: He aquí el hombre cuyo nombre es Pimpollo, el cual germinará en su lugar y edificará el Templo de Yahvé. 13Él edificará el Templo de Yahvé, y será revestido de gloria; y se sentará para reinar sobre su trono. Él será sacerdote sobre su solio, y habrá espíritu de paz entre ambos. 14Y para Hélem, Tobías, Idaías y Hen, hijo de Sofonías, las coronas servirán de recuerdo (y quedarán) en el Templo de Yahvé. 15[9792]Vendrán los que están en lugares remotos y edificarán el Templo de Yahvé; y conoceréis que Yahvé de los ejércitos me ha enviado a vosotros. Esto sucederá si obedeciereis fielmente la voz de Yahvé, vuestro Dios».”

ZACARÍAS 7

Respuesta a una consulta

1[9793]El año cuarto del rey Darío llegó la palabra de Yahvé a Zacarías, el día cuarto del mes noveno, que es el mes de Casleu. 2Los de Betel habían enviado a Sarasar y a Rogommélec y a los hombres de este, para implorar el favor de Yahvé, 3[9794]y para preguntar a los sacerdotes que estaban en la Casa de Yahvé de los ejércitos, y a los profetas, lo siguiente: “¿Debo yo seguir la costumbre de llorar en el mes quinto, y ayunar como ya lo he hecho durante tantos años?”

4Entonces me llegó esta palabra de Yahvé de los ejércitos: 5[9795]“Responde a todo el pueblo del país y a los sacerdotes, diciendo: Cuando durante estos setenta años ayunasteis y plañisteis en el mes quinto y en el séptimo, ¿acaso ayunasteis para Mí? 6[9796]Y cuando (ahora) coméis y bebéis, ¿no coméis y bebéis para vosotros mismos? 7¿No proclamó esto Yahvé ya por los profetas anteriores, cuando Jerusalén estaba habitada y vivía tranquila, con sus ciudades circunvecinas, y el Négueb y la Sefelá estaban poblados?”

Justicia y misericordia

8Y llegó la palabra de Yahvé a Zacarías en estos términos: 9[9797]“Yahvé de los ejércitos habló de esta manera: Juzgad según la verdad y practicad la misericordia y la piedad cada uno para con su hermano. 10No oprimáis a la viuda, ni al huérfano, ni al extranjero, ni al pobre; ni maquinéis el mal en vuestros corazones contra vuestro prójimo. 11Pero ellos no quisieron escuchar; rebeldes volvieron la espalda y endurecieron sus oídos para no oír. 12Hicieron su corazón como un diamante, para no escuchar la Ley, y las palabras que Yahvé de los ejércitos les dirigía por su Espíritu por medio de los profetas anteriores; por eso fue grande la indignación de Yahvé de los ejércitos. 13[9798]Y así como ellos no escucharon cuando Él llamaba, llamaron luego ellos y Yo no los escuché, dice Yahvé de los ejércitos; 14[9799]antes bien los dispersé entre todas las naciones desconocidas de ellos, y tras ellos ha quedado desolado el país, por no haber gente que transite ni venga. Así convirtieron en un páramo la tierra de delicias.”

ZACARÍAS 8

Amor de Dios a su pueblo

1[9800]Y llegó esta palabra de parte de Yahvé: 2“Así dice Yahvé de los ejércitos:

Tengo grandes celos de Sión,

y un gran furor se ha apoderado de Mí en favor de ella.

3[9801]Así dice Yahvé: Me he vuelto a Sión, y moraré en medio de Jerusalén; y Jerusalén será llamada la ciudad fiel; y el monte de Yahvé de los ejércitos, monte santo.

4[9802]Así dice Yahvé de los ejércitos: Aún se sentarán en las plazas de Jerusalén ancianos y ancianas, que por su edad avanzada llevarán cada cual su bastón en la mano; 5y las calles de la ciudad estarán llenas de muchachos y muchachas que jugarán en ellas.

6[9803]Así dice Yahvé de los ejércitos: Si esto en aquellos días parece cosa imposible a los ojos del resto de este pueblo, ¿parecerá acaso imposible también a mis ojos?, dice Yahvé de los ejércitos.

7[9804]Así dice Yahvé de los ejércitos:

He aquí que salvaré a mi pueblo de la tierra del Oriente,

y de la tierra donde se pone el sol;

8[9805]y los traeré,

y habitarán en medio de Jerusalén;

y serán mi pueblo,

y Yo seré su Dios,

en verdad y en justicia.

Bendiciones por la reconstrucción del Templo

9[9806]Así dice Yahvé de los ejércitos: Confórtense las manos de vosotros, los que en estos días oís las palabras de boca de los profetas que (hablaron) en el día en que se echaron los cimientos de la Casa de Yahvé de los ejércitos para que fuese reedificado el Templo.

10[9807]Porque antes de ese tiempo

no había jornal para los hombres,

ni jornal para las bestias;

ni había paz para quienes salían o entraban,

a causa del enemigo;

habiendo Yo lanzado

a todos los hombres unos contra otros.

11Mas ahora no haré más con el resto de este pueblo

lo que hice en los días pasados,

dice Yahvé de los ejércitos.

12[9808]Porque la siembra prosperará,

la vid dará su fruto,

la tierra sus productos y el cielo su rocío;

y Yo daré al resto de este pueblo

todo esto como herencia.

13[9809]Y así como fuisteis objeto de maldición entre los pueblos, oh casa de Judá y casa de Israel, de la misma manera os salvaré y seréis una bendición. No temáis, antes bien confórtense vuestras manos. 14Pues así dice Yahvé de los ejércitos: Al modo que Yo había pensado haceros mal, cuando vuestros padres provocaron mi ira, dice Yahvé de los ejércitos, y Yo no me arrepentí, 15así, al contrario, he pensado en estos días hacer bien a Jerusalén y a la casa de Judá. ¡No tengáis miedo!

16[9810]Estas son las cosas que habéis de hacer: Cada uno hable verdad con su prójimo; juzgad en vuestros tribunales según la verdad y en favor de la paz. 17No maquinéis en vuestros corazones el mal contra vuestro prójimo, ni améis el juramento falso; porque aborrezco todo esto”, dice Yahvé.

18Y me llegó esta palabra de parte de Yahvé de los ejércitos: 19[9811]“Así dice Yahvé de los ejércitos: El ayuno del (mes) cuarto, el ayuno del quinto, el ayuno del séptimo, y el ayuno del décimo, se tornarán para la casa de Judá en gozo y regocijo, y en fiestas alegres, con tal que améis la verdad y la paz.

Vocación de los gentiles

20[9812]Así dice Yahvé de los ejércitos: Aún han de venir pueblos, y los habitantes de muchas ciudades; 21y los moradores de una irán a decir a la otra: «Vamos a implorar el favor de Yahvé, y a buscar a Yahvé de los ejércitos. Iré también yo». 22Y muchos pueblos y naciones poderosas vendrán a buscar a Yahvé de los ejércitos en Jerusalén, y a implorar el favor de Yahvé.

23Así dice Yahvé de los ejércitos: En aquellos días diez hombres de todas las lenguas de las naciones, se asirán, sí, se asirán de la falda (del manto) de un judío, y dirán: «Iremos con vosotros, porque hemos oído que con vosotros está Dios».”

ZACARÍAS 9

Vaticinio contra los reinos vecinos

1[9813]Carga.

“Palabra de Yahvé que (recaerá) sobre Hadrac

y se dirige contra Damasco,

pues Yahvé mira a los hombres

y a todas las tribus de Israel.

2(Se dirige) también contra Hamat,

que allí tiene su territorio,

como asimismo contra Tiro, y contra Sidón,

cuya sabiduría es tan grande.

3Aunque Tiro se construyó una fortaleza,

y amontonó plata como si fuese polvo,

y oro como lodo de las calles,

4he aquí que el Señor la tomará en posesión,

precipitará al mar sus muros,

y ella misma será devorada por el fuego.

5[9814]Lo verá Ascalón, y se llenará de espanto,

Gaza también, y se estremecerá,

lo mismo que Acarón,

pues falló su esperanza.

En Gaza no habrá ya rey,

Ascalón quedará despoblada,

6y en Azoto habitarán bastardos.

Así destruiré la soberbia de los filisteos.

7Quitaré de su boca su sangre,

y de entre sus dientes sus abominaciones,

y serán también ellos un resto para nuestro Dios.

Figurarán como una tribu en Judá,

y Acarón será como el jebuseo.

8[9815]Yo acamparé alrededor de mi casa,

(para defenderla) contra los ejércitos,

contra los que pasan y contra los que vienen;

el exactor no vendrá más sobre ellos;

porque ahora velo Yo con mis ojos.

El Rey de paz

9[9816]¡Alégrate con alegría grande, hija de Sión!

¡Salta de júbilo, hija de Jerusalén!

He aquí que viene a ti tu rey;

Él es justo y trae salvación,

(viene) humilde, montado en un asno,

en un borrico, hijo de asna.

10Destruiré los carros de guerra de Efraím,

y los caballos de Jerusalén,

y será destrozado el arco de guerra;

pues Él anunciará la paz a las naciones;

su reino se extenderá desde un mar a otro,

y desde el río hasta los términos de la tierra.

Triunfo de Israel

11[9817]En cuanto a ti,

en virtud de la sangre de tu alianza,

sacaré a tus cautivos de la fosa sin agua,

12[9818]¡Volveos, oh cautivos, a la fortaleza,

llenos de esperanza;

hoy mismo prometo

que te daré doblados bienes.

13[9819]Tomo a Judá como arco tendido,

y a Efraím lo pongo como saeta en el arco,

y despertaré a tus hijos, oh Sión,

contra los hijos tuyos, oh Grecia;

y te emplearé como espada de héroe.

14[9820]Aparecerá sobre ellos Yahvé,

y saldrán como rayos sus saetas;

Yahvé, el Señor, tocará la trompeta,

y marchará entre los torbellinos del Austro.

15[9821]Yahvé de los ejércitos

los protegerá como escudo;

y ellos devorarán, y hollarán con los pies

las piedras de la honda;

beberán con alboroto,

como (embriagándose) de vino,

y quedarán llenos como vaso de libación,

como los ángulos del altar.

16[9822]En aquel día Yahvé, su Dios, los salvará,

como ovejas del pueblo suyo;

porque serán como piedras de una diadema,

que brillarán sobre su tierra.

17[9823]¡Qué felicidad la de ellos!

¡Qué hermosura!

El trigo hará florecer a los jóvenes,

y el vino a las doncellas.

ZACARÍAS 10

Bendiciones divinas

1[9824]Pedid a Yahvé la lluvia

en el tiempo de las lluvias tardías:

pues es Yahvé quien hace los relámpagos;

Él os dará lluvia abundante,

y a cada uno la verdura del campo.

2[9825]Porque los terafim hablan vanidad,

y las visiones de los adivinos son mentirosas;

cuentan sueños falaces,

dan consuelos vacíos,

por eso andan errantes como ovejas;

están afligidos, porque no tienen pastor.

3[9826]Por lo cual contra los pastores

se ha encendido mi ira,

y castigaré a los machos cabríos;

pues Yahvé de los ejércitos

visita su rebaño, la casa de Judá,

y hará de él su mejor caballo en la batalla.

4[9827]De él vendrá la piedra, de él la estaca,

de él el arco de guerra;

de él saldrán todos los jefes juntos.

5Y serán como héroes

que huellan en el combate (a los enemigos)

como si fuesen barro de las calles.

Pelearán porque Yahvé está con ellos;

y quedarán confundidos

los que montan en caballos.

6[9828]Yo confortaré la casa de Judá,

y salvaré la casa de José;

los restableceré

porque tengo compasión de ellos;

y serán cual si no los hubiese desechado;

pues soy Yahvé, su Dios,

y los escucharé.

7Los de Efraím serán como héroes,

y estará alegre su corazón como de vino;

al verlo sus hijos se regocijarán,

y se gozará su corazón en Yahvé.

Vuelta del pueblo disperso

8[9829]Los llamaré con un silbido,

y los congregaré;

porque los he rescatado,

y se multiplicarán

como antes se multiplicaron.

9Los he dispersado, sí,

entre los pueblos,

pero aun en (países) lejanos

se acordarán de Mí;

y vivirán juntamente con sus hijos,

y volverán.

10Los traeré de la tierra de Egipto,

y de Asiria los recogeré;

los conduciré a la tierra de Galaad,

y al Líbano;

pues no se hallará lugar para ellos.

11[9830]Pasarán por un mar de angustia;

mas (Dios) herirá las olas del mar,

se secarán todas las profundidades del río;

será abatida la soberbia de Asiria,

la vara de Egipto desaparecerá.

12[9831]Yo los fortaleceré en Yahvé;

y en su nombre seguirán adelante,

dice Yahvé.

ZACARÍAS 11

Devastación de Palestina

1[9832]¡Abre, oh Líbano, tus puertas,

y devore el fuego tus cedros!

2¡Aúlla, oh abeto, porque ha caído el cedro,

porque han sido derribados

los (árboles) magníficos!

¡Aullad, encinas de Basán,

porque destruido ha sido el bosque inaccesible!

3[9833]Se oyen los lamentos de los pastores,

por la ruina de lo que era su gloria;

retumban los rugidos de los leoncillos,

porque ha sido destruida la gloria del Jordán.

El buen pastor

4[9834]Así dice Yahvé, mi Dios: “Apacienta las ovejas del matadero; 5[9835]cuyos compradores las matan impunemente, y cuyos vendedores dicen: «¡Bendito sea Yahvé, pues me he hecho rico!» y los pastores no les tienen compasión.

6[9836]Así tampoco Yo me apiadaré de los habitantes de esta tierra, dice Yahvé. He aquí que entregaré a los hombres, los unos en manos de otros y en poder de su rey; ellos desolarán la tierra, y Yo no (los) libraré de su mano.

7[9837]Apacenté las ovejas del matadero, porque eran las ovejas más pobres; y tomé dos cayados; al uno le llamé Gracia, y al otro Unión; y apacenté el rebaño. 8[9838]Y di muerte a tres pastores en un mes. Entonces perdí la paciencia con las ovejas, y también ellas estaban cansadas de mí. 9[9839]Y dije: “No os apacentaré más; la que debe morir, que muera; la que debe perderse, que se pierda. Y las restantes, que se coman unas a otras.” 10Y tomé mi cayado Gracia, y lo rompí, para anular mi alianza que había hecho con todos los pueblos. 11Y quedó anulado en aquel día; y así aquellos más pobres del rebaño que hacían caso de mí, conocieron que era palabra de Yahvé.

Rechazo del buen pastor

12[9840]Y les dije: “Si os parece justo, pagad mi salario; y si no, dejadlo.” Y ellos pesaron mi salario; treinta (monedas) de plata. 13Entonces Yahvé me dijo: “¡Tira al alfarero ese lindo precio en que me estimaron!” Tomé las treinta (monedas) de plata, y las tiré al alfarero en la Casa de Yahvé. 14[9841]Luego rompí el otro c