Citas del Evangelio referentes a los Misterios del Santo Rosario. Y esquema sencillo de cómo se reza.

17 de febrero de 2021

Prólogo

Descárgelo en PDF y téngalo en papel. Lo importante siempre en papel. Y si le gusta súbalo a su web y compártalo. Siéntase libre de hacerlo. Contiene 31 páginas. A partir de la 6ª página vienen 25 páginas con los pasajes del Evangelio referentes a cada uno de los 15 Misterios y copiados de la Biblia Nácar – Colunga, 1ª Edición de 1944 (enlace).

Enlace: Santo Rosario – Esquema sencill, cómo se reza (corregido 14-octubre-2020).
(Copia, es el mismo): Santo Rosario – Esquema sencill, cómo se reza (corregido 14-octubre-2020).


Santo Rosario (Esquema sencillo, cómo se reza)

Este ábaco portátil de nudos o bolitas es sólo una ayuda para llevar la cuenta y se llama camándula. Y el Santo Rosario es el conjunto de oraciones donde un Ave María es una rosa para Nuestra Señora.

El Santo Rosario es un conjunto de oraciones donde se contempla y medita el Nacimiento, la Pasión y Resurrección de Jesucristo. El Santo Rosario es conocer a Jesús y la camándula es el instrumento con el que nos ayudamos, de nudos o bolitas, para llevar la cuenta de Avemarías. La camándula es como un ábaco de mano, nada más que una ayuda, no es el Santo Rosario. Es sólo la camándula.

El Santo Rosario consta de 15 Misterios (1 Misterio = 10 Avemarías). Se suele rezar un tercio al día, 5 Misterios más las Letanías Lauretanas. Se puede dividir en partes a lo largo del día si no disponemos de tiempo o si cuesta al ser primerizos. También se puede rezar entero pero un tercio está bien y es suficiente.

MISTERIOS GOZOSOS (Lunes y jueves)
1. La Encarnación del Hijo de Dios.
2. La Visitación de Nuestra Señora a su prima Santa Isabel.
3. La Natividad de Nuestro Señor Jesucristo.
4. La Presentación del Niño Jesús en el Templo y la Purificación de la Santísima Virgen.
5. El Niño Jesús perdido y hallado en el Templo.

MISTERIOS DOLOROSOS (Martes y viernes)
1. La Agonía de Nuestro Señor en el Huerto.
2. La Flagelación de Nuestro Señor Jesucristo.
3. La Coronación de espinas de Nuestro Señor Jesucristo.
4. Jesús con la Cruz a cuestas.
5. La Crucifixión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo.

MISTERIOS GLORIOSOS (Miércoles, sábado y domingo)
1. La Triunfante Resurreción de Nuestro Señor Jesucristo.
2. La Ascensión de Jesucristo a los cielos.
3. La Venida del Espíritu Santo sobre los Apóstoles y la Virgen María.
4. La Asunción de Nuestra Señora a los Cielos.
5. La Coronación de la Santísima Virgen como reina de cielos y tierra.

ORACIONES QUE COMPONEN EL SANTO ROSARIO

SEÑAL DE LA CRUZ

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

CREDO

Creo en Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, Señor nuestro, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la diestra de Dios Padre Todopoderoso, y desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos. Creo en el Espíritu Santo, en la santa Iglesia católica, en la comunión de los santos, en el perdón de los pecados, en la resurrección de la carne y en la vida eterna. Amén.

PADRE NUESTRO

Padre nuestro, que estás en los cielos, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo. El pan nuestro de cada día dánosle hoy; y perdónanos nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores; y no nos dejes caer en la tentación, mas líbranos del mal. Amén.

AVEMARÍA

Dios te salve, María; llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

GLORIA

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

ORACIÓN DE FÁTIMA

Oh Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego eterno del infierno y lleva al cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de tu infinita misericordia. Amén

SALUTACIONES A LA VIRGEN MARÍA

1. Dios te Salve María Santísima, poderosísima Hija de Dios Padre, Virgen purísima antes del parto, en tus manos, Señora, ponemos nuestra fe para que la ilumines. Llena eres de gracia, el Señor es contigo; bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.»

2. Dios te Salve María Santísima, amantísima Madre de Dios Hijo, Virgen Purísima en el parto, en tus manos, Señora, ponemos nuestra esperanza para que la alientes. Llena eres de gracia, el Señor es contigo; bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.»

3. Dios te Salve María Santísima, castísima Esposa de Dios Espíritu Santo, Virgen Purísima después del parto, en tus manos, Señora, ponemos nuestra caridad para que la inflames. Llena eres de gracia, el Señor es contigo; bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.»

Dios te Salve, María Santísima, Templo, Trono y Sagrario de la Santísima Trinidad, Virgen concebida sin la culpa Original.

SALVE

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra; Dios te salve. A Ti llamamos los desterrados hijos de Eva; a Ti suspiramos, gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos; y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clemente, oh piadosa, oh dulce siempre Virgen María!

Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las divinas gracias y promesas de Nuestro Señor Jesucristo.

Amén.

LETANÍAS LAURETANAS

Señor, ten piedad de nosotros, Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, ten piedad de nosotros, Cristo, ten piedad de nosotros,
Señor, ten piedad de nosotros, Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, óyenos, Cristo óyenos
Cristo, escúchanos, Cristo, escúchanos
Dios Padre celestial, ten piedad de nosotros.
Dios Hijo, Redentor del mundo, ten piedad de nosotros.
Dios Espíritu Santo, ten piedad de nosotros.
Santísima Trinidad, que eres un solo Dios, ten piedad de nosotros.

(A continuación, se responderá “ruega por nosotros”)

Santa María, ruega por nosotros.
Santa Madre de Dios, ruega por nosotros.
Santa Virgen de las Vírgenes, ruega por nosotros.
Madre de Jesucristo, ruega por nosotros.
Madre de la divina gracia,…
Madre purísima,
Madre castísima,
Madre sin mancha,
Madre incorrupta,
Madre Inmaculada,
Madre amable,
Madre admirable,
Madre del buen consejo,
Madre del Creador,
Madre del Salvador,
Virgen prudentísima,
Virgen digna de veneración,
Virgen digna de alabanza,
Virgen poderosa,
Virgen clemente,
Virgen fiel,
Espejo de justicia,
Trono de la sabiduría,
Causa de nuestra alegría,
Vaso espiritual,
Vaso de honor,
Vaso de insigne devoción,
Rosa mística,
Torre de David,
Torre de marfil,
Casa de oro,
Arca de la Alianza,
Puerta del cielo,
Estrella de la mañana,
Salud de los enfermos,
Refugio de los pecadores,
Consuelo de los afligidos,
Auxilio de los cristianos,
Reina de los ángeles,
Reina de los patriarcas,
Reina de los profetas,
Reina de los apóstoles,
Reina de los mártires,
Reina de los confesores,
Reina de las vírgenes,
Reina de todos los santos,
Reina concebida sin pecado original,
Reina elevada al Cielo,
Reina del Santísimo Rosario,
Reina de la paz,…
Reina de nuestra familia, ruega por nosotros.

Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo.
Perdónanos, Señor.

Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo.
Escúchanos, Señor.

Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo.
Ten piedad de nosotros.

Recurrimos a tu asistencia Santa Madre de Dios; no desprecies las súplicas que te hacemos en nuestras necesidades; antes bien, líbranos de todos los peligros, Virgen Gloriosa y llena de bendición. Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios. Para que seamos dignos de alcanzar las divinas gracias y promesas de nuestro Señor Jesucristo.

Te rogamos nos concedas, Señor Dios nuestro, gozar de perpetua salud de alma y cuerpo, y por la gloriosa intercesión de la bienaventurada siempre Virgen María, vernos libres de las tristezas de la vida presente y disfrutar de las alegrías eternas. Por Cristo nuestro Señor. Amén.

CÓMO SE REZA, CUÁL ES EL ORDEN

MISTERIOS GOZOSOS (Lunes y jueves)

Señal de la Cruz + Credo + Padre Nuestro + 3 Avemarías + Gloria.

1. La Encarnación del Hijo de Dios.
Padre Nuestro + 10 Avemarías + Gloria + Oración de Fátima.
2. La Visitación de Nuestra Señora a su prima Santa Isabel.
Padre Nuestro + 10 Avemarías + Gloria + Oración de Fátima.
3. La Natividad de Nuestro Señor Jesucristo.
Padre Nuestro + 10 Avemarías + Gloria + Oración de Fátima.
4. La Presentación del Niño Jesús en el Templo y la Purificación de la Santísima Virgen.
Padre Nuestro + 10 Avemarías + Gloria + Oración de Fátima.
5. El Niño Jesús perdido y hallado en el Templo.
Padre Nuestro + 10 Avemarías + Gloria + Oración de Fátima.

Padre Nuestro + Salutaciones a la Virgen María + Salve + Letanías Lauretanas + Señal de la Cruz.

MISTERIOS DOLOROSOS (Martes y viernes)

Señal de la Cruz + Credo + Padre Nuestro + 3 Avemarías + Gloria. 

6. La Agonía de Nuestro Señor en el Huerto.
Padre Nuestro + 10 Avemarías + Gloria + Oración de Fátima.
7. La Flagelación de Nuestro Señor Jesucristo.
Padre Nuestro + 10 Avemarías + Gloria + Oración de Fátima.
8. La Coronación de espinas de Nuestro Señor Jesucristo.
Padre Nuestro + 10 Avemarías + Gloria + Oración de Fátima.
9. Jesús con la Cruz a cuestas.
Padre Nuestro + 10 Avemarías + Gloria + Oración de Fátima.
10. La Crucifixión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo.
Padre Nuestro + 10 Avemarías + Gloria + Oración de Fátima.

Padre Nuestro + Salutaciones a la Virgen María + Salve + Letanías Lauretanas + Señal de la Cruz.

MISTERIOS GLORIOSOS (Miércoles, sábado, domingo)

Señal de la Cruz + Credo + Padre Nuestro + 3 Avemarías + Gloria. 

11. La Triunfante Resurreción de Nuestro Señor Jesucristo.
Padre Nuestro + 10 Avemarías + Gloria + Oración de Fátima.
12. La Ascensión de Jesucristo a los cielos.
Padre Nuestro + 10 Avemarías + Gloria + Oración de Fátima.
13. La Venida del Espíritu Santo sobre los Apóstoles y la Virgen María.
Padre Nuestro + 10 Avemarías + Gloria + Oración de Fátima.
14. La Asunción de Nuestra Señora a los Cielos.
Padre Nuestro + 10 Avemarías + Gloria + Oración de Fátima.
15. La Coronación de la Santísima Virgen como reina de cielos y tierra.
Padre Nuestro + 10 Avemarías + Gloria + Oración de Fátima.

Padre Nuestro + Salutaciones a la Virgen María + Salve + Letanías Lauretanas + Señal de la Cruz.


Dónde encontrar los Misterios en el Evangelio

Y luego, aparte del Santo Rosario conviene ir leyendo el Evangelio en los ratos de que dispongamos para conocer de qué tratan estos Misterios, ya que el rezo del Santo Rosario consiste en conocer a Jesús, en meditar sobre su Nacimiento, Pasión y Resurrección. Y conocer implica amar. No podemos amar y agradecer si antes no conocemos. Anímense. Todo el bien que hagan en este mundo tendrá eco en el venidero y durará para siempre.

MISTERIOS GOZOSOS

1. La Encarnación del Hijo de Dios.
(Lucas 1, 1-38), (Página 6 de este PDF).
2. La Visitación de Nuestra Señora a su prima Santa Isabel.
(Lucas 1, 39-56), (Pág. 7).
3. La Natividad de Nuestro Señor Jesucristo.
(Mateo 1, 18-25), (Mateo 2, 1-23), (Lucas 2, 1-20), (Pág. 8).
4. La Presentación del Niño Jesús en el Templo y la Purificación de la Santísima Virgen.
(Lucas 2, 21-40), (Pág. 9).
5. El Niño Jesús perdido y hallado en el Templo.
(Lucas 2, 41-51), (Pág. 9).

MISTERIOS DOLOROSOS

6. La Agonía de Nuestro Señor en el Huerto.
(Mateo 26, 30-57), (Marcos 14, 26-52), (Lucas 22, 31-53), (Pág. 10).
7. La Flagelación de Nuestro Señor Jesucristo.
(Mateo 26, 57-75), (Mateo 27, 1-26), (Marcos 14, 53-72), (Marcos 15, 1-15), (Lucas 22, 54-71), (Lucas 23, 1-25), (Juan 18, 1-40), (Pág. 12).
8. La Coronación de espinas de Nuestro Señor Jesucristo.
(Mateo 27, 27-31), (Marcos 15, 16-20), (Juan 19, 1-15), (Pág. 16).
9. Jesús con la Cruz a cuestas.
(Mateo 27, 32), (Marcos 15, 21-22), (Lucas 23, 26-31), (Juan 19, 16-17), (Pág. 17).
10. La Crucifixión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo.
(Mateo 27, 32-66), (Marcos 15, 21-47), (Lucas 23, 32-56), (Juan 19, 18-42), (Pág. 17).

MISTERIOS GLORIOSOS

11. La Triunfante Resurreción de Nuestro Señor Jesucristo.
(Mateo 28, 1-20), (Marcos 16, 1-18), (Lucas 24, 1-43), (Juan 20, 1-32), (Pág. 20).
12. La Ascensión de Jesucristo a los cielos.
(Marcos 16, 19-20), (Lucas 24, 44-51), (Juan 21, 1-25), (Hechos 1, 1-14), (Pág. 23).
13. La Venida del Espíritu Santo sobre los Apóstoles y la Virgen María.
(Lucas 24, 52-53), (Pág. 24).
14. La Asunción de Nuestra Señora a los Cielos.
En construcción, sin terminar. Buscar en la Doctrina y Tradición de la Iglesia Católica de antes del Concilio Vaticano II (1962-1965), (Pág. 25).
15. La Coronación de la Santísima Virgen como reina de cielos y tierra.
En construcción, sin terminar. Buscar en la Doctrina y Tradición de la Iglesia Católica de antes del Concilio Vaticano II (1962-1965), (Pág. 25).


A continuación, texto extraído de una Sagrada Biblia Nácar – Colunga. 1ª Edición de 1944.

https://uncatolicoperplejo.wordpress.com/2018/10/11/cual-es-la-mejor-biblia-catolica-que-biblia-leer/

MISTERIOS GOZOSOS (Lunes y jueves)

1. La Encarnación del Hijo de Dios.
(Lucas 1, 1-38)

La Anunciación de Jesús (Lucas 1, 26-38)

26 En el mes sexto fué enviado el Ángel Gabriel de parte de Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, 27 a una virgen, desposada con un varón de nombre José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. 28 Y entrando a ella le dijo: Dios te salve, llena de gracia, el Señor es contigo. 29 Y ella se turbó al oír estas palabras y discurría qué podría significar aquella salutación. 30 Y el ángel le dijo: No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios, 31 y concebirás en tu seno y darás a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. 32 Será grande y llamado Hijo del Altísimo, y le dará el Señor el trono de David su padre, 33 y reinará en la casa de Jacob por los siglos, y su reino no tendrá fin. 34 Y dijo María al ángel: ¿Cómo podrá ser esto, pues que yo no conozco varón? 35 Y el ángel le contestó y dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la virtud del Altísimo te cubrirá con su sombra, y por esto el hijo engendrado será santo, será Hijo 

de Dios. 36 Isabel, tu pariente, también ha concebido un hijo en su vejez, y éste es ya el mes sexto de la que era estéril, 37 porque nada hay imposible para Dios. 38 Y dijo María: He aquí a la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra. Y se fué de ella el ángel.” (San Lucas 1, 26-38)

2. La Visitación de Nuestra Señora a su prima Santa Isabel.

(Lucas 1, 39-56)

La visitación de Isabel. (Lucas 1, 39-56)

39 En aquellos días se puso María en camino y con presteza se fué a la montaña, a una ciudad de Judá 40 y entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. 41 Y así que oyó Isabel el saludo de María saltó el niño en su seno, e Isabel se llenó del Espíritu Santo, 42 y clamó con fuerte voz: ¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! 43 ¿De dónde a mí, que la madre de mi Señor venga a mí? 44 Porque apenas sonó la voz de tu salutación en mis oídos ha saltado de gozo el niño en mi seno. 45 Dichosa tú que has creído, porque se cumplirá lo que se te ha dicho de parte del Señor. 46 Y dijo María:

Mi alma magnifica al Señor, 
47 y salta de júbilo mi espíritu en Dios, mi salvador, 
48 porque ha mirado la humildad de su esclava,
y por eso todas las generaciones me llamarán bienaventurada, 
49 porque ha hecho en mí maravillas el Poderoso, y cuyo nombre es Santo, 
50 y su misericordia de generación en generación, sobre los que le temen.

51 Desplegó el poder de su brazo,
y dispersó a los que se engríen con los pensamientos de su corazón.
52 Derribó a los potentados de sus tronos
y ensalzó a los humildes.
53 A los hambrientos llenó de bienes,
y a los ricos despidió vacíos.

54 Acogió a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia.
55 Según lo que había prometido a nuestros padres,
a Abraham y a su descendencia para siempre. (Amén)

56 María permaneció con ella como unos tres meses, y se volvió a su casa.” (San Lucas 1, 39-56)

“Bienaventurados los pobres de espíritu, porque a ellos pertenece el reino de los cielos”  (Mateo.5,3)

Nota de la Biblia Straubinger: Pobres en el espíritu, como observa Santo Tomás citando a San Agustín, no son solamente los que no se apegan a las riquezas (aunque sean materialmente ricos), sino principalmente los humildes y pequeños que no confían en sus propias fuerzas y que están, como dice San Crisóstomo, en actitud de un mendigo que constantemente implora de Dios la limosna de la gracia. En este sentido dice el Magnificat: ”A los hambrientos llenó de bienes y a los ricos dejó vacíos.”

Nota personal: Rico es aquel que cree que se vale por sí mismo y que no necesita a Dios. Rico es aquel que se cree fuerte y capaz él solo de dominar su destino. El rico no se ve desvalido y no quiere el amor de un Padre. El rico, de Dios sólo quiere sus riquezas (el fruto del árbol prohibido de Génesis 3, 1-7), pero no el amor de un Padre. La razón es que el rico se ama a sí mismo y al beneficio material más de lo que ama al Bien y a la Verdad, es decir, a Dios.

3. La Natividad de Nuestro Señor Jesucristo.
(Mateo 1, 18-25), (Mateo 2, 1-23), (Lucas 2, 1-20)

El misterio de la concepción de Jesús, revelado a José. (Mateo 1, 18-25)

18 La concepción de Jesucristo fué de este modo: Estando desposada María, su madre, con José, antes de que conviviesen, se halló haber concebido María del Espíritu Santo. 19 José, su esposo, siendo justo, no quiso denunciarla y resolvió repudiarla en secreto. 20 Mientras reflexionaba sobre esto, he aquí que se le apareció en sueños un ángel del Señor y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir en tu casa a María, tu esposa, pues lo concebido en ella es obra del Espíritu Santo. 21 Dará a luz un hijo a quien pondrás por nombre Jesús, porque salvará a su pueblo de sus pecados. 22 Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que el Señor había anunciado por el profeta, que dice: 23 He aquí que la virgen concebirá y parirá un hijo, Y le pondrán por nombre Emmanuel, Que quiere decir «Dios con nosotros». 24 Al despertar José de su sueño, hizo como el ángel del Señor le había mandado, recibiendo en casa a su esposa. 25 No la conoció hasta que dió a luz a su hijo, y le puso por nombre Jesús.” (San Mateo 1, 18-25)

La adoración de los magos. (Mateo 2, 1-23)

1 Nacido, pues, Jesús en Belén de Judá en los días del rey Herodes, llegaron del Oriente a Jerusalén unos magos, 2 diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? Porque hemos visto su estrella en Oriente y venimos a adorarle. 3 Al oír esto el rey Herodes se turbó, y con él toda Jerusalén, 4 y reuniendo a todos los príncipes de los sacerdotes y a los escribas del pueblo, les preguntó dónde había de nacer el Mesías. 5 Ellos contestaron: En Belén de Judá, pues así está escrito por el profeta: 6 «Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres ciertamente la más pequeña entre las principales de Judá, porque de ti saldrá un jefe que apacentará a mi pueblo, Israel». (Miqueas 4,2) 7 Entonces Herodes, llamando en secreto a los magos, les interrogó cuidadosamente sobre el tiempo de la aparición de la estrella; 8 y enviándolos a Belén les dijo: Id e informaros sobre ese niño, y cuando le encontréis, comunicádmelo, para que vaya también yo a adorarle. 9 Después de oír al rey, se fueron, y he aquí que la estrella, que habían visto en Oriente, les precedía hasta que, llegada encima del lugar en que estaba el niño, se detuvo. 10 Al ver la estrella sintieron grandísimo gozo. 11 Y entrados en la casa, vieron al niño con María, su madre, y de hinojos le adoraron, y abriendo sus tesoros le ofrecieron dones, oro, incienso y mirra. 12 Advertidos en sueños de no volver a Herodes, se tornaron a su tierra por otro camino. (San Mateo 2, 1-12)

Huida a Egipto y matanza de los niños inocentes.

13 Partido que hubieron, he aquí que el ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: Levántate, toma al niño y a su madre y huye a Egipto, y estáte allí hasta que yo te avise, porque Herodes buscará al niño para quitarle la vida. 14 Y levantándose de noche tomó al niño y a la madre y partió para Egipto, 15  permaneciendo allí hasta la muerte de Herodes, a fin de que se cumpliera lo que había pronunciado el Señor por su profeta, diciendo: «De Egipto llamé a mi hijo». [(Oseas 2, 1)] 16 Entonces Herodes, viéndose burlado por los magos, se irritó sobremanera y mandó matar a todos los niños que había en Belén y en sus términos, de dos años para abajo, según el tiempo que con diligencia había inquirido de los magos. 17 Así se cumplió la palabra del profeta Jeremías, que dice: 18 «Una voz se oye en Rama, lamentación y gemido grande: Raquel que llora a sus hijos, y rehusa ser consolada porque no existen» [(Jeremías 31, 15)].” (San Mateo 2, 13-18)

Vuelta a Nazaret.

19 Muerto ya Herodes, el ángel del Señor se apareció en sueños a José en Egipto, 20 y le dijo: Levántate, toma al niño y a su madre y vete a la tierra de Israel, porque son muertos los que atentaban contra la vida del niño. 21 Y levantándose tomó al niño y a su madre, y partió para la tierra de Israel. 22 Mas habiendo oído que en Judea reinaba Arquelao en lugar de su padre Herodes, temió ir allá, y advertido en sueños, se retiró a la región de Galilea 23, yendo a habitar en una ciudad llamada Nazaret, para que se cumpliese lo dicho por los profetas, que sería llamado Nazareno (Juan 1, 45).” (San Mateo 2, 19-23)

Nacimiento de Jesús. (Lucas 2, 1-20)

1 Aconteció, pues, en los días aquellos que salió un edicto de César Augusto para que se empadronase todo el mundo. 2 Fué este empadronamiento anterior al hecho siendo gobernador de Siria Cirino. 3 Iban todos a empadronarse, cada uno en su ciudad. 4 Y subió de Galilea José, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama de Belén, por ser de la casa y de la familia de David, 5 para empadronarse con María su esposa, que estaba encinta. 6 Y estando allí, se cumplieron los días de su parto 7 y dió a luz a su hijo primogénito y le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, por no haber sitio para ellos en el mesón.  8 Había en la región unos pastores que moraban en el campo y estaban velando las vigilias de la noche sobre su rebaño. 9 Y se les presentó un ángel del Señor, y la gloria del Señor los envolvió con su luz, y quedaron sobrecogidos de temor. 10 Dijoles el ángel: No temáis, os anuncio una gran alegría, que es para todo el pueblo: 11 os ha nacido hoy un Salvador, que es el Cristo Señor, en la ciudad de David. 12 Y esto tendréis por señal: encontraréis al niño, envuelto en pañales y acostado en un pesebre. 13 Y al instante se juntó con el ángel una multitud del ejército celestial que alababa a Dios, diciendo: 14 «Gloria a Dios en las alturas, y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad.» 15 Y así que los ángeles se fueron al cielo, se dijeron los pastores unos a otros: Vamos a Belén a ver esto que el Señor nos ha anunciado. 16 Y fueron con presteza y encontraron a María, a José y al niño acostados en un pesebre. 17 Y viéndole hicieron saber lo que se les había dicho acerca del niño. 18 Y cuantos lo oían se maravillaban de lo que les decían los pastores. 19 Y María guardaba todo esto y lo meditaba en su corazón. 20 Los pastores se volvieron glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían oído y visto, según se les había dicho.” (San Lucas 2, 1-20)

4. La Presentación del Niño Jesús en el Templo y la Purificación de la Santísima Virgen.
(Lucas 2, 21-40)

Circuncisión del Señor. (Lucas 2, 21-39)

21 Cuando se hubieron cumplido los ocho días para circuncidar al Niño, le dieron el nombre de Jesús, impuesto por el ángel antes de ser concebido en el seno.” (San Lucas 2, 21)

La presentación en el templo.

22 Y así que se cumplieron los días de la purificación, conforme a la Ley de Moisés, le llevaron a Jerusalén para presentarle al Señor, 23 según está escrito en la Ley del Señor que «todo varón primogénito sea consagrado al Señor», 24 y para ofrecer en sacrificio, según lo prescrito en la Ley del Señor, un par de tórtolas o dos pichones. 25 Había en Jerusalén un hombre piadoso y esperaba la consolación de Israel, y el Espíritu Santo estaba en él. 26 Y le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de ver al Cristo del Señor. 27 Movido del Espíritu vino al templo, y al entrar los padres con el niño Jesús para cumplir lo que prescribe la Ley sobre Él, 28 Simeón le tomó en sus brazos, y bendiciendo a Dios, dijo: 29 Ahora, Señor, puedes dejar ir a tu siervo en paz según tu palabra; 30 porque han visto mis ojos tu salud, 31 la que has preparado ante la faz de todos los pueblos, 32 luz para iluminación de las gentes, y gloria de tu pueblo Israel. 33 Su padre y su madre estaban maravillados de las cosas que se decían de Él. 34 Y Simeón los bendijo, y dijo a María su madre: Puesto está para caída y levantamiento de muchos en Israel, y para blanco de contradicción; 35 y para que se descubran los pensamientos de muchos corazones, una espada atravesará tu alma. 36 Había una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, muy avanzada en años; casada en los días de su adolescencia, vivió siete años con su marido, 37 y permaneció viuda hasta los ochenta y cuatro. No se apartaba del templo, sirviendo con ayunos y oraciones, noche y día. 38 Y como viniese en aquella misma hora, alabó también a Dios y hablaba de Él (del Niño) a cuantos esperaban la redención de Jerusalén. 39 Cumplidas todas las cosas según la Ley del Señor, se volvieron a Galilea, a la ciudad de Nazaret.” (San Lucas 2, 22-39)

5. El Niño Jesús perdido y hallado en el Templo.
(Lucas 2, 41-52)

El niño Jesús, en el templo. (Lucas 2, 40-52)

40 El Niño crecía y se fortalecía, lleno de sabiduría, y la gracia de Dios estaba en Él. 41 Sus padres iban cada año a Jerusalén en la fiesta de la Pascua. 42 Y cuando era ya de doce años, al subir sus padres según el rito festivo, 43 al volverse acabados los días, el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que sus padres lo echasen de ver. 44 Pensando que estaba en la caravana, anduvieron camino de un día. Buscáronle entre los parientes y conocidos, 45 y al no hallarlo, se volvieron a Jerusalén en busca suya. 46 Y aconteció que al cabo de tres días le hallaron en el templo, sentado en medio de los doctores, oyéndolos y preguntándoles. 47 Y cuantos le oían se maravillaban de su inteligencia y de sus respuestas. 48 Cuando sus padres le vieron se maravillaron, y le dijo su madre: Hijo, ¿por qué nos has hecho así? Mira que tu padre y yo, apenados, te andábamos buscando. 49 Y Él les dijo: ¿Y por qué me buscábais? ¿No sabíais que conviene que me ocupe en las cosas de mi Padre? 50 Y ellos no entendieron lo que les decía. 51 Bajó con ellos, y vino a Nazaret, y les estaba sujeto, y su madre conservaba todo esto en su corazón. 52 Jesús crecía en sabiduría y edad y gracia ante Dios y ante los hombres.” (Lucas 2, 40-52)

MISTERIOS DOLOROSOS (Martes y viernes)

6. La Agonía de Nuestro Señor en el Huerto de los Olivos.
(Mateo 26, 30-56), (Marcos 14, 26-52), (Lucas 22, 31-53)

Predicción sobre la conducta de los discípulos. (Mateo 26, 30-57)

30 Y dichos los himnos, salieron camino del monte de los Olivos. 31 Entonces les dijo Jesús: Todos vosotros os escandalizaréis de mí esta noche, porque escrito está: Heriré al Pastor y se dispersarán las ovejas de la manada (Zacarías 13, 7). 32 Pero después de resucitado, os precederé a Galilea. 33 Tomó Pedro la palabra y le dijo: Aunque todos se escandalicen de ti, yo jamás me escandalizaré. 34 Respondióle Jesús: En verdad te digo que esta misma noche, antes que el gallo cante, me negarás tres veces. 35 Díjole Pedro: Aunque tenga que morir contigo, no te negaré. Y lo mismo dijeron todos los discípulos.” (Mateo 26, 30-35)

La oración de Getsemaní.

36 Entonces vino Jesús con ellos a un lugar llamado Getsemaní y les dijo: Sentaos aquí mientras yo voy allá a orar. 37 Y tomando a Pedro y a los hijos de Zebedeo, comenzó a entristecerse y angustiarse. 38 Entonces les dijo: Triste está mi alma hasta la muerte; quedaos aquí y velad conmigo. 39 Y yendo un poco más allá, se postró sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío, si es posible, pase de mí este cáliz; sin embargo, no se haga como yo quiero, sino como quieres tú. 40 Y viniendo a los discípulos, los encontró dormidos, y dijo a Pedro: De modo que no habéis podido velar conmigo una hora. 41 Velad y orad, para que no caigáis en la tentación; el espíritu está pronto, pero la carne es flaca. 42 De nuevo, por segunda vez, fue a orar, diciendo: Padre mío, si esto no puede pasar sin que yo lo beba, hágase tu voluntad. 43 Y volviendo, otra vez los encontró dormidos; tenían los ojos cargados. 44 Y dejándolos, de nuevo se fue a orar por tercera vez, diciendo aún las mismas palabras. 45 Luego vino a los discípulos y les dijo: Dormid ya y descansad, que ya se acerca la hora y el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los pecadores. 46 Levantaos, vamos; ya llega el que me va a entregar.” (Mateo 26, 36-46)

La prisión de Jesús.

47 Aún estaba hablando, cuando llegó Judas, uno de los doce, y con él una gran turba, armada de espadas y garrotes, enviada por los príncipes de los sacerdotes y los ancianos del pueblo. 48 El que lo iba a entregar les dió una señal, diciendo: Aquel a quien yo besare, ése es, prendedle. 49 Y al instante, acercándose a Jesús, dijo: Salve, Rabbí. Y le besó. 50 Jesús le dijo: Amigo, ¿a qué vienes? Entonces se adelantaron y pusieron las manos sobre Jesús, apoderándose de Él. 51 Uno de los que estaban con Jesús extendió la mano y sacando la espada, hirió a un siervo del Pontífice y le cortó una oreja. 52 Jesús entonces le dijo: Vuelve la espada a la vaina, pues quien toma la espada, a espada morirá. 53 ¿O crees que no puedo yo rogar a mi Padre, que me enviaría luego doce legiones de ángeles? 54 ¿Cómo van a cumplirse las Escrituras de que así conviene que sea? 55 Entonces dijo Jesús a la turba: ¿Como a ladrón habéis salido con espadas y garrotes a prenderme? Todos los días me sentaba en el Templo para enseñar y no me prendisteis. 56 Pero todo esto sucedió para que se cumpliesen las Escrituras de los profetas. Entonces todos los discípulos le abandonaron y huyeron”. (Mateo 26, 47-56)

Tristes predicciones. (Marcos 14, 26-52)

26 Y después de haber dicho los himnos salieron para el monte de los Olivos. 27 Díjoles Jesús: Todos os escandalizaréis, porque escrito está: Heriré al pastor y se dispersarán las ovejas; 28 pero después de haber resucitado os precederé a Galilea. 29 Mas Pedro le dijo: Aun cuando todos se encandalizaren de ti, no yo. 30 Y Jesús le respondió: En verdad te digo que tú, hoy, esta misma noche, antes que el gallo cante dos veces, me negarás tres. 31 Pero él más y más insistía: Aunque fuera preciso morir contigo, jamás te negaré.” (Marcos 14, 26-31)

La agonía de Getsemaní.

“Otro tanto decían todos. 32 Y llegaron a un lugar, cuyo nombre era Getsemaní, y dijo a sus discípulos: Sentaos aquí mientras voy a orar. 33 Y tomando consigo a Pedro, a Santiago y a Juan, comenzó a sentir temor y angustia, 34 y les decía: Triste está mi alma hasta la muerte; permaneced aquí y velad. 35 Y adelantándose un poco, cayó en tierra, y oraba que, si era posible, pasase de El aquella hora. 36 Y decía: Abba, Padre, todo te es posible; aleja de mí este cáliz; mas no sea lo que yo quiero, sino lo que quieres tú. 37 Y vino y los encontró dormidos, y dijo a Pedro: ¿Simón, duermes? ¿No has podido velar una hora? 38 Velad y orad para que no entréis en tentación; el espíritu está pronto, mas la carne es flaca. 39 Y de nuevo se retiró y oró haciendo la misma súplica. 40 Y viniendo otra vez, los encontró dormidos, porque estaban sus ojos pesados; y no sabían qué responderle. 41 Y llegó por tercera vez y les dijo: Dormid ya y descansad. Basta. Ha llegado la hora; he aquí que el Hijo del hombre es entregado en mano de los pecadores. 42 Levantaos; vamos. Ya se acerca el que me ha de entregar.” (Marcos 14, 31-42)

La prisión de Jesús.

43 Y en aquel instante, cuando aún estaba El hablando, llegó Judas, uno de los doce, y con él un tropel con espadas y garrotes, de parte de los príncipes de los sacerdotes, de los escribas y de los ancianos. 44 Y el traidor les había dado esta señal, diciendo: A quien besare yo, ése es; cogedle y conducidle con seguridad. 45 Y al instante llegó y se le acercó, diciendo: Rabbi, y le besó. 46 Ellos le echaron mano y se apoderaron de El. 47 Pero uno de los presentes, sacando la espada, hirió a un siervo del Pontífice y le cortó una oreja. 48 Y tomando la palabra Jesús, les dijo: ¿Como contra ladrón habéis salido con espadas y garrotes para prenderme? 49 Todos los días estaba yo en medio de vosotros en el Templo enseñando y no me prendisteis; mas para que se cumplan las Escrituras. 50 Y abandonándole, huyeron todos. 51 Y un cierto joven le seguía envuelto en una sábana sobre el cuerpo desnudo, y trataron de apoderarse de él; 52 mas él, dejando la sábana en sus manos, huyó desnudo.” (Marcos 14, 43-52)

La prueba de Pedro y el vaticinio de la negación. (Lucas 22, 31-53)

31 Simón, Simón, Satanás os busca para aecharos como trigo; 32 pero yo he rogado por ti para que no desfallezca tu fe, y tú, una vez convertido, confirma a tus hermanos. 33 Díjole él: Señor, preparado estoy para ir contigo, no sólo a la prisión, sino a la muerte. 34 Y Él dijo: Yo te aseguro, Pedro, que no cantará hoy el gallo antes que tres veces hayas negado conocerme.” (Lucas 22, 31-34)

La gran prueba que se acerca.

35 Y les dijo: Cuando os envié sin bolsa, sin alforjas, sin sandalias, ¿os faltó alguna cosa? Dijeron ellos: Nada. 36 Pues ahora el que tenga bolsa, tómela, e igualmente la alforja, y el que no la tenga, venda su manto y compre una espada. 37 Porque os digo que ha de cumplirse en mí esta escritura: Fué contado entre los malhechores; porque también lo que a mí toca llega a su término. 38 Dijéronle ellos: Aquí hay dos espadas. Respondióles: Es bastante.” [Basta, parad.] (Lucas 22, 35-38) [Nota: la buena espada es la Palabra de Dios]

La oración en Getsemaní.

39 Y saliendo se fué, según costumbre, al monte de los Olivos, y lo siguieron también sus discípulos. 40 Llegado allí, díjoles: Orad para que no entréis en tentación. 41 Y se apartó de ellos como un tiro de piedra y, puesto de rodillas, oraba, 42 diciendo: Padre, si quieres, aparta de mí este cáliz; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya. 43 Y se le apareció un ángel del cielo que le confortaba. 44 Y lleno de angustia oraba con más instancia. Y sudó como gruesas gotas de sangre, que corrían hasta la tierra. 45 Y levantándose de la oración, vino a los discípulos, y los encontró adormilados por la tristeza, 46 y les dijo: ¿Por qué dormís? Levantaos y orad para que no entréis en tentación.” (Lucas 22, 39-46)

La prisión.

47 Aún estaba Él hablando, y he aquí que llegó una turba, y el llamado Judas, uno de los doce, los precedía, y acercándose a Jesús, le besó. 48 Jesús le dijo: Judas, ¿con un beso entregas al Hijo del hombre? 49 Y viendo los que estaban en torno de Él lo que pasaba, le dijeron: Señor, ¿herimos con la espada? 50 Y uno de ellos hirió a un siervo del Sumo Sacerdote y le llevó la oreja derecha. 51 Tomando Jesús la palabra le dijo: Basta ya. Dejad. Y tocando la oreja le curó. 52 Dijo Jesús a los príncipes de los sacerdotes, oficiales del templo y ancianos, que habían venido contra Él: ¿Como contra un ladrón habéis venido con espadas y garrotes? 53 Estando yo cada día en el templo; con vosotros, no habéis puesto las manos en mí; pero ésta es vuestra hora y el poder de las tinieblas [que os mueve].” (Lucas 22, 47-53)

7. La Flagelación de Nuestro Señor Jesucristo.
(Mateo 26, 57-75), (Mateo 27, 1-26), (Marcos 14, 53-72), (Marcos 15, 1-15), (Lucas 22, 54-71), (Lucas 23, 1-25), (Juan 18, 1-40)

Jesús ante el Sanedrín. (Mateo 26, 57-75)

57 Los que prendieron a Jesús le llevaron a casa de Caifás, el Pontífice, donde los escribas y los ancianos se habían reunido. 58 Pedro le siguió de lejos hasta el palacio del Pontífice, y entrando, se sentó con los servidores para ver en qué paraba la cosa. 59 Los príncipes de los sacerdotes y todo el Sanedrín buscaban falsos testimonios contra Jesús para condenarle a muerte, 60 pero no los hallaban, aunque se habían presentado muchos falsos testigos. Al fin se presentaron dos, 61 que dijeron: Este ha dicho: Yo puedo destruir el Templo de Dios y en tres días reedificarlo. 62 Levantándose entonces el Pontífice, le dijo: ¿Nada respondes? ¿Qué dices a lo que éstos testifican contra ti? 63 Pero Jesús callaba. Y el Pontífice le dijo: Te conjuro por Dios vivo; di si eres tú el Mesías, el Hijo de Dios. 64 Díjole Jesús: Tú lo has dicho. Y yo os digo que un día veréis al Hijo del hombre sentado a la diestra del Padre y venir sobre las nubes del cielo. 65 Entonces el Pontífice rasgó sus vestiduras, diciendo: Ha blasfemado. ¿Qué necesidad tenemos de más testigos? Acabáis de oír la blasfemia. ¿Qué os parece? 66 Ellos respondieron: Reo es de muerte. 67 Entonces comenzaron a escupirle en el rostro y a darle de puñetazos, y otros le herían en la cara, 68 diciendo: Profetiza, Cristo, quién te hirió.” (Mateo 26, 57-68)

La negación de Pedro.

69 Entretanto Pedro estaba sentado en el atrio; y se le acercó una sierva diciendo: Tú también estabas con Jesús de Galilea. 70 Él negó ante todos, diciendo: No sé lo que dices. 71 Pero cuando salía hacia la puerta, le vió otra sierva y dijo a los circunstantes: También éste estaba con Jesús el Nazareno. 72 Y de nuevo negó con juramento: No conozco a ese hombre. 73 Poco después se llegaron a él los que allí estaban y le dijeron: Cierto que tú eres de los suyos, pues tu mismo hablar te descubre. 74 Entonces comenzó él a maldecir y a jurar: jYo no conozco a ese hombre! Y al instante cantó el gallo. 75 Pedro se acordó de lo que Jesús le había dicho: Antes que cante el gallo me negarás tres veces, y saliendo fuera, lloró amargamente.” (Mateo 26, 69-75)

Jesús, conducido ante Pilato. (Mateo 27, 1-26)

1 Llegada la mañana, todos los príncipes de los sacerdotes y los ancianos del pueblo tuvieron consejo contra Jesús para quitarle la vida; 2 y atado, le llevaron al procurador Pilato.” (Mateo 27, 1-2)

Fin desastroso de Judas.

3 Viendo entonces Judas, el que le había entregado, cómo era condenado, se arrepintió y devolvió las treinta monedas de plata a los príncipes de los sacerdotes y ancianos, 4 diciendo: He pecado entregando sangre inocente. Dijeron ellos: ¿A nosotros qué? Viéraslo tú. 5 Y arrojando las monedas de plata al Templo, se retiró, fué y se ahorcó. 6 Los príncipes de los sacerdotes tomaron las monedas de plata y dijeron: No es lícito echarlas al tesoro, puesto que son precio de sangre. 7 Y resolvieron en consejo comprar con ellas el campo del alfarero para sepultura de peregrinos. 8 Por eso aquel campo se llamó campo de la sangre, hasta el día de hoy. 9 Entonces se cumplió lo dicho por el profeta Jeremías: «Y tomaron treinta piezas de plata, el precio en que fué tasado, aquel a quien pusieron precio los hijos de Israel, 10 y los dieron por el campo del alfarero.».” (Mateo 27, 2-10) [Citas del Antiguo Testamento: (Jer.32,6 y ss), (Zac.11,12 y ss)].

Proceso de Jesús ante Pilato.

11 Jesús fué presentado ante el Procurador, que le preguntó: ¿Eres tú el rey de los judíos?. Respondió Jesús: Tú lo dices. 12 Pero a las acusaciones hechas por los príncipes de los sacerdotes y los ancianos nada respondía. 13 Díjole entonces Pilato: ¿No oyes todo lo que dicen contra ti? 14 Pero Él no respondía a nada, de suerte que el Procurador se maravilló sobremanera. 15 Era costumbre que el Procurador, con ocasión de la fiesta, diese a la muchedumbre la libertad de un preso, el que pidieran. 16 Había entonces un preso famoso llamado Barrabás. 17 Estando, pues, ellos reunidos, les dijo Pilato: ¿A quién queréis que os suelte, a Barrabás o a Jesús, el llamado Cristo? 18 Pues sabía él que por envidia se lo habían entregado. 19 Mientras estaba sentado en el tribunal, envió su mujer a decirle: No te metas con ese justo, pues he padecido mucho hoy en sueños por causa de él. 20 Pero los príncipes de los sacerdotes y los ancianos persuadieron a la muchedumbre que pidiesen a Barrabás e hicieran perecer a Jesús. 21 Tomando la palabra el Procurador, les dijo: ¿A quién de los dos queréis que os dé por libre? Ellos respondieron: A Barrabás. 22 Díjoles Pilato: Entonces, ¿qué queréis que haga con Jesús, el llamado Cristo? Todos dijeron: Que le crucifiquen. 23 Dijo el Procurador: ¿Y qué mal ha hecho? Ellos gritaron más, diciendo: ¡Que le crucifiquen! 24 Viendo, pues, Pilato que nada conseguía, sino que el tumulto crecía cada vez más, tomó agua y se lavó las manos delante de la muchedumbre, diciendo: Yo soy inocente de esta sangre; vosotros veáis. 25 Y todo el pueblo contestó diciendo: Caiga su sangre sobre nosotros y sobre nuestros hijos. 26 Entonces dió libertad a Barrabás; y a Jesús, después de haberlo hecho azotar, se lo entregó para que le crucificaran.” (Mateo 27, 11-26)

Jesús ante el Sanedrín. (Marcos 14, 53-72)

53 Condujeron a Jesús al Pontífice y se juntaron todos los príncipes de los sacerdotes, los ancianos y los escribas. 54 Y Pedro le siguió de lejos, hasta entrar dentro del atrio del Pontífice y sentado con los servidores se calentaba a la lumbre. 55 Los príncipes de los sacerdotes y todo el Sanedrín buscaban un testimonio contra Jesús para hacerle morir, y no lo encontraban. 56 Porque muchos testificaban falsamente contra Él, pero no eran acordes sus testimonios. 57 Y algunos se levantaron a testificar contra Él, y decían: 58 Nosotros le hemos oído decir: Yo destruiré este Templo hecho por mano de hombre, y en tres días levantaré otro, que no será hecho por manos humanas. 59 Y ni aun así, sobre esto era concorde su testimonio. 60 Y levantándose en medio el Pontífice preguntó a Jesús, diciendo: ¿No respondes nada? ¿Qué es esto que testifican contra ti? 61 Él se callaba y no respondía palabra. De nuevo el Pontífice le preguntó y dijo: ¿Eres tú el Mesías, el Hijo del Bendito? 62 Y Jesús dijo: Yo soy, y veréis al Hijo del hombre sentado a la diestra del Poder y venir sobre las nubes del cielo. 63 Y el Pontífice, rasgando sus vestiduras, dijo: ¿Qué necesidad tenemos ya de testigos? 64 Acabáis de oír la blasfemia. ¿Qué os parece? Y todos contestaron ser reo de muerte. 65 Comenzaron a escupirle, y le cubrían el rostro y le abofeteaban, diciendo: Profetiza. Y los criados le daban de bofetadas.” (Marcos 14, 53-65)

La negación de Pedro.

66 Y estando Pedro abajo, en el atrio, llegó una de las siervas del Pontífice, 67 y viendo a Pedro a la lumbre, fijó en él sus ojos, y le dijo (2): Tú también estabas con el Nazareno, con Jesús. 68 Y él le negó, diciendo: Ni sé, ni entiendo lo que tú dices. Y salió fuera al vestíbulo, y cantó el gallo. 69 Pero la sierva, viéndole, comenzó de nuevo a decir a los presentes: Este es de ellos. 70 Y él de nuevo negó. Y pasado un poco, otra vez los presentes decían a Pedro: Efectivamente, tú eres de ellos, porque eres galileo. 71 Pero él se puso a maldecir y a jurar: Yo no conozco a ese hombre que vosotros decís. 72 Y al instante, por segunda vez, cantó el gallo. Y se acordó Pedro de la palabra que Jesús le había dicho: Antes que el gallo cante dos veces, tú me negarás tres, y rompió a llorar.” (Marcos 14, 66-72)

Jesús ante Pilatos. (Marcos 15, 1-15)

1 Y en cuanto amaneció celebraron consejo los príncipes de los sacerdotes, con los ancianos y escribas; y todo el Sanedrín, atando a Jesús, le llevaron y entregaron a Pilatos. 2 Y le preguntó Pilatos: ¿Eres tú el rey de los judíos? Y Jesús le respondió, diciendo: Tú lo has dicho. 3 E insistentemente le acusaban los príncipes de los sacerdotes. 4 Pilatos de nuevo le interrogó, diciendo: ¿No respondes nada? Mira de cuántas cosas te acusan. 5 Pero Jesús ya no respondió nada, de manera que Pilatos se maravilló. 6 Por la fiesta solía soltárseles un preso, el que pedían. 7 Había uno llamado Barrabás, encarcelado con sediciosos, que en una sedición había cometido un homicidio. 8 Y subiendo la muchedumbre comenzó a pedir lo que solía otorgárseles. 9 Pilato les preguntó, diciendo: ¿Queréis que os suelte al rey de los judíos? 10 Pues conocía que por envidia se lo habían entregado los príncipes de los sacerdotes. 11 Pero los príncipes de los sacerdotes excitaban a la muchedumbre para que más bien les soltase a Barrabás. 12 Y Pilato de nuevo preguntó y dijo: ¿Qué queréis, pues, que haga de este que llamáis rey de los judíos? 13 Y ellos otra vez gritaron: ¡Crucifícale! 14 Pero Pilato les dijo: ¿Pues qué mal ha hecho? Y ellos gritaron más fuerte: ¡Crucifícale! 15 Pilato, queriendo dar satisfacción a la plebe, les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de haberle azotado, le entregó para que le crucificasen.” (Marcos 15, 1-15)

La negación Pedro. (Lucas 22, 54-71)

54 Y apoderándose de Él le llevaron e introdujeron en casa del Sumo Sacerdote, y Pedro le seguía de lejos. 55 Habla fuego encendido en medio del atrio y estaban sentados y Pedro se sentó también entre ellos. 56 Y viéndole una sierva sentado a la lumbre y fijándose en él, dijo: Este estaba también con Él. 57 Él lo negó, diciendo: No le conozco, mujer. 58 Y después de poco, le vió otro, y dijo: Tú eres también de ellos. Y Pedro dijo: Hombre, no soy. 59 Y transcurrido como una hora, otro insistió, diciendo: En verdad que éste estaba con Él, porque es galileo. 60 Dijo Pedro: Hombre, no sé lo que dices. Y al instante, hablando aún él, cantó el gallo. 61 Y vuelto el Señor miró a Pedro, y Pedro se acordó de la palabra del Señor, cuando le dijo: Antes que el gallo cante hoy, me negarás tres veces. 62 Y saliendo fuera lloró amargamente.” (Lucas 22, 54-62)

Jesús, escarnecido.

63 Los que le guardaban se burlaban de Él y le maltrataban, 64 y vendándole, le preguntaban, diciendo: Profetízanos: 65 ¿quién es el que te hirió? Y otras muchas injurias proferian contra Él.” (Lucas 22, 63-65)

El consejo y la condenación.

66 Y cuando fué de día se reunió el consejo de los ancianos del pueblo, y los príncipes de los sacerdotes, y los escribas, y. le condujeron ante su tribunal, 67 diciendo: Si tú eres el Mesías, dínoslo. Él les dijo: Si os lo digo, no me creeréis; 68 y si pregunto, no responderéis; 69 pero el Hijo del hombre estará sentado desde ahora a la diestra del poder de Dios. 70 Y todos dijeron: ¿Luego eres tú el Hijo de Dios? Díjoles: Vosotros decís, yo soy. 71 Dijeron ellos: ¿Qué necesidad tenemos ya de testigos? Porque nosotros mismos lo hemos oído de su boca.” (Lucas 22, 60-71)

Acusación ante Pilato. (Lucas 23, 1-25)

1 Y levantándose todos le llevaron a Pilato, 2 y comenzaron a acusarle, diciendo: Hemos encontrado a este que pervierte a nuestro pueblo, y prohíbe pagar tributo al César y dice ser Él el Mesías rey. 3 Pilato le preguntó, diciendo: ¿Eres tú el rey de los judíos? El respondió, y dijo: Tú dices. 4 Pilato dijo a los príncipes de los sacerdotes y a la muchedumbre: 5 Ningún delito hallo en este hombre. Pero ellos insistieron, diciendo: Subleva al pueblo enseñando por toda la Judea, desde Galilea hasta aquí.” (Lucas 23, 1-5)

Presentación a Herodes.

6 Oyendo esto Pilato, preguntó si aquel hombre era galileo, 7 y enterado de que era de la jurisdicción de Herodes, lo envió a Herodes, que estaba también en Jerusalén por aquellos días. 8 Viendo Herodes a Jesús se alegró mucho, porque desde hacía bastante tiempo deseaba verle, pues había oído hablar de Él, y esperaba ver de Él que hiciera alguna señal. 9 Le hizo bastantes preguntas, pero no le contestó nada. 10 Estaban presentes los príncipes de los sacerdotes y los escribas, que insistentemente le acusaban. 11 Herodes con su escolta le despreció, y por burla le vistió una vestidura blanca y se lo devolvió a Pilato. 12 En aquel día se hicieron amigos uno del otro, Herodes y Pilato, pues antes eran enemigos.” (Lucas 23, 6-12)

Jesús y Barrabás.

13 Pilato, convocando a los príncipes de los sacerdotes, a los magistrados y al pueblo, les dijo: 14 Me habéis traído a este hombre como alborotador del pueblo, y habiéndole interrogado yo ante vosotros no halle en él delito alguno de los que alegáis contra Él. 15 Y ni aún Herodes, pues nos lo ha vuelto a enviar. Nada, pues, ha hecho digno de muerte. 16 Le corregiré, y le soltaré. 17 Tenía que soltarles uno por la fiesta. 18 Pero todos a una comenzaron a gritar, diciendo: Quítale, y suéltanos a Barrabás, 19 que había sido encarcelado por un motín ocurrido en la ciudad y por un homicidio. 20 De nuevo Pilato se dirigió a ellos, queriendo librar a Jesús. 21 Pero ellos gritaban diciendo: Crucifícalo, crucifícale. 22 Por tercera vez les dijo: ¿Qué mal ha hecho? Yo no encuentro en Él nada digno de muerte: le corregiré y le soltaré. 23 Pero ellos a grandes voces instaban pidiendo que fuese crucificado, y sus voces prevalecieron. 24 Decidió, pues, Pilato acceder a su petición. 25 Soltó al que por el motín y el homicidio había sido puesto en la cárcel, según le pedían, y entregó a Jesús a la voluntad de ellos.” (Lucas 23, 13-25)

Prisión de Jesús. (Juan 18, 1-40)

1 En diciendo esto salió Jesús con sus discípulos al otro lado del torrente Cedrón, donde había un huerto, en el cual entró con sus discípulos. 2 Y Judas, el que le había de traicionar, conocía el sitio, porque muchas veces concurría allí Jesús con sus discípulos. 3 Judas, pues, tomando la cohorte, y los alguaciles de los pontífices y fariseos, vino allí con linternas, y hachas, y armas. 4 Conociendo, pues, Jesús todo lo que iba a sucederle, salió, y les dijo: ¿A quién buscáis? 5 Respondiéronle: A Jesús Nazareno. El les dijo: Yo soy. Y Judas el traidor estaba con ellos. 6 Así que les dijo: Yo soy, retrocedieron y cayeron en tierra. 7 Otra vez les preguntó: ¿A quién buscáis? Ellos dijeron: A Jesús Nazareno. 8 Respondió Jesús: Ya os dije que yo soy; si, pues, me buscáis a mí, dejad ir éstos. 9 Para que se cumpliese la palabra que había dicho: De los que me diste no se perdió ninguno. 10 Y Simón Pedro, que tenía una espada, la sacó e hirió a un siervo del Pontífice, cortándole la oreja derecha. Este siervo se llamaba Malco. 11 Pero Jesús dijo a Pedro: Mete la espada en la vaina; ¿el cáliz que me dió mi Padre no lo he de beber?” (Juan 18, 1-11)

Conducción a casa de Anas.

12 La cohorte, pues, y el tribuno, y los alguaciles de los judíos se apoderaron de Jesús, y le ataron, 13 y le condujeron primero a Anás, porque era suegro de Caifás, que era Pontífice aquel año. 14 Era Caifás el que había aconsejado a los judíos: «Conviene que un hombre muera por el pueblo.» (Juan 18, 11-14)

Negación de Pedro.

15 Seguían a Jesús Simón Pedro y otro discípulo. Este discípulo era conocido del Pontífice, y entró, al tiempo que Jesús, en el atrio del Pontífice, 16 mientras que Pedro se quedó fuera. Salió, pues, el otro discípulo, conocido del Pontífice, y habló a la portera e introdujo a Pedro. 17 Y dijo la portera a Pedro: ¿Eres tú acaso de los discípulos de este hombre? El dijo: No soy. 18 Los siervos del Pontífice y los alguaciles, habían preparado un brasero, porque hacía frío, y se calentaban, y Pedro estaba también con ellos calentándose.” (Juan 18, 15-18)

Jesús ante Caifás.

19 El Pontífice, pues, preguntó a Jesús sobre sus discípulos y sobre su doctrina. 20 Respondióle Jesús: Yo públicamente he hablado al mundo; yo siempre enseñé en las sinagogas y en el Templo, a donde concurren todos los judíos, y nada hablé en secreto. 21 ¿Qué me preguntas? Pregunta a los que han oído qué es lo que yo he hablado; ellos deben saber lo que les dije: 22 Habiendo dicho esto Jesús, uno de los alguaciles, que estaba a su lado, le dio una bofetada, diciendo: ¿Así respondes al Pontífice? 23 Jesús le contestó: Si he hablado mal, muéstrame en qué, y si bien, ¿por qué me abofeteas? 24 Anás, le envió atado a Caifás, el Pontífice.” (Juan 18, 19-24)

Negación de Pedro.

25 Entretanto Simón estaba de pie y calentándose, y le dijeron: ¿No eres tú también de sus discípulos? Negó él, y dijo: No soy. 26 Díjole uno de los siervos del Pontífice, pariente de aquél, a quien Pedro había cortado la oreja: ¿No te he visto yo en el huerto con Él? 27 Y de nuevo Pedro negó, y al instante cantó el gallo.” (Juan 18, 26-27)

Jesús ante Pilato.

28 Y llevaron a Jesús de casa de Caifás al Pretorio. Era muy de mañana. Ellos no entraron en el Pretorio por no contaminarse y poder comer la Pascua. 29 Salió, pues, Pilato fuera a ellos, y dijo: ¿Qué acusación traéis contra este hombre? 30 Ellos respondieron, diciéndole: Si no fuera malhechor, no te lo traeríamos. 31 Díjoles Pilato: Tomadle vosotros y juzgarle según vuestra Ley. Le dijeron entonces los judíos: En que a nosotros no nos es permitido dar muerte a nadie: 32 Para que se cumpliese la palabra que Jesús había dicho, significando de qué muerte había de morir. 33 Entró Pilato de nuevo en el Pretorio, y llamando a Jesús le dijo: ¿Eres tú el, rey de los judíos? 34 Respondió Jesús: ¿De ti mismo dices eso, o te lo han dicho otros de mi? 35 Pilato contestó: ¿Soy yo judío por ventura? Tu nación y los pontífices te han entregado, ¿qué has hecho? 36 Jesús respondió: Mi reino no es de este mundo; si de este mundo fuera mi reino, mis ministros habrían luchado para que yo no fuese entregado a los judíos; pero mi reino no es de aquí. 37 Le dijo entonces Pilato: ¿Luego tú eres rey? Respondió Jesús: Tú dices, que soy rey. Yo para esto he venido al mundo, para dar testimonio de la verdad; todo el que es de la verdad oye mi voz. 38 Pilato le dijo: ¿Y qué es la verdad? Y dicho esto, de nuevo salió a los judíos, y les dijo: Yo no hallo en éste ningún crimen.” (Juan 18, 28-38)

Expedientes para librarle.

39 Hay entre vosotros costumbre de que os suelte a uno en la Pascua: ¿Queréis, pues, que os suelte al rey de los judíos? 40 Entonces de nuevo gritaron, diciendo: ¡No, a éste no, a Barrabás! Era Barrabás un bandolero.” (Juan 18, 39-40)

8. La Coronación de espinas de Nuestro Señor Jesucristo.
(Mateo 27, 27-31), (Marcos 15, 16-20), (Juan 19, 1-15)

Jesús, escarnecido por los soldados. (Mateo 27, 27-31)

27 Los soldados del Procurador, tomando entonces a Jesús, lo condujeron al pretorio ante toda la cohorte. 28 Y despojándole de sus vestiduras le echaron encima una clámide de púrpura, 29 y, tejiendo una corona de espinas, se la pusieron sobre la cabeza, y en la mano una caña; y doblando la rodilla delante de Él, se burlaban de Él, diciendo: ¡Salve, rey de los judíos! 30 Y escupiéndole, tomaban la caña y le herían con ella en la cabeza. 31 Y después de haberse divertido con Él, le quitaron la clámide, le pusieron sus vestidos y le llevaron a crucificar.” (Mateo 27, 27-31)

La Flajelación. (Marcos 15, 16-20)

16 Los soldados le llevaron dentro del atrio, esto es, al pretorio, y convocaron a toda la cohorte, 17 y le vistieron una púrpura, y le ciñeron una corona tejida de espinas, 18 y comenzaron a saludarle: Salve, rey de los judíos. 19 Y le herían en la cabeza con una caña, y les escupían, e hincando la rodilla le hacían reverencias. 20 Y después de haberse burlado de Él, le quitaron la púrpura y le vistieron sus propios vestidos.” (Marcos 15, 16-20)

Expedientes para librarle (Juan 19, 1-16)

1 Tomó entonces Pilato a Jesús, y le hizo azotar. 2 Y los soldados, tejiendo una corona de espinas, se la pusieron en la cabeza, y le vistieron un manto de púrpura, 3 y acercándose a Él le decían: Salve, rey de los judíos, y le daban de bofetadas. 4 Otra vez salió fuera Pilato, y les dijo: Aquí os le traigo, para que veáis que no hallo en El ningún crimen. 5 Salió, pues, Jesús fuera con la corona de espinas y el manto de púrpura, y Pilato les dijo: 6 Ahí tenéis al hombre. Cuando le vieron los príncipes de los sacerdotes y sus satélites gritaron, diciendo: ¡Crucifícale, crucifícale! Díjoles Pilato: Tomadle vosotros y crucificadle, pues yo no hallo crimen en Él. 7 Respondieron los judíos: Nosotros tenemos una Ley, y, según la Ley, debe morir, porque se ha hecho Hijo de Dios. (Juan 19, 1-7)

Tercer interrogatorio.

8 Cuando Pilato oyó estas palabras temió más, 9 y entrando otra vez en el Pretorio, dijo a Jesús: ¿De dónde eres tú? Jesús no le dio respuesta ninguna. 10 Díjole entonces Pilato: ¿A mí no me contestas? ¿No sabes que tengo poder para soltarte y para crucificarte? 11 Respondióle Jesús: No tendrías ningún poder sobre mí si no te hubiera sido dado de lo alto; por esto los que me han entregado a ti tienen mayor pecado. 12 Desde entonces Pilato buscaba librarle; pero los judíos gritaron diciéndole: Si sueltas a ése, no eres amigo del César; todo el que se hace rey va contra el César.” (Juan 19, 9-12)

La condenación.

13 Cuando oyó Pilato estas palabras sacó a Jesús fuera, y se sentó en el tribunal, en el sitio llamado litóstrotos, en hebreo gabbata. 14 Era el día de Parasceve, preparación de la Pascua, alrededor de la hora sexta. Y dijo a los judíos: Ahí tenéis a vuestro rey. 15 Gritaron entonces ellos: ¡Quítalo, quítalo de delante! ¡Crucifícale! Díjoles Pilato: ¿A vuestro rey voy a crucificar? Contestaron los príncipes de los sacerdotes: No tenemos más rey que el César. 16 Entonces se lo entregó para que fuese crucificado.” (Juan 19, 13-16)

9. Jesús con la Cruz a cuestas.
(Mateo 27, 32), (Marcos 15, 21-22), (Lucas 23, 26-31), (Juan 19, 16-17)

Jesús con la Cruz a cuestas (Mateo 27, 32)

32 Al salir encontraron a un hombre de Cirene, de nombre Simón, al cual requirieron para que llevase la cruz (4).” (Mateo 27, 32)

Jesús con la Cruz a cuestas (Marcos 15, 21-22)

“Le sacaron para crucificarle, 21 y requisaron a un transeúnte, un cierto Simón de Cirene, que venía del campo, el padre de Alejandro y de Rufo, para que llevase la cruz. 22 Y le llevaron al lugar del Gólgota, que quiere decir lugar de la calavera.” (Marcos 15, 21-22)

Camino del Gólgolta. (Lucas 23, 26-32)

26 Y cuando le llevaban echaron mano de un cierto Simón de Cirene, que venia del campo, y le cargaron con la cruz, para que la llevase en pos de Jesús. 27 Y le seguía una gran muchedumbre del pueblo y de mujeres que se herían y lamentaban por El. 28 Vuelto a ellas Jesús, dijo: Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, llorad más bien por vosotras mismas y por vuestros hijos, 29 porque días vendrán en que se dirá: Dichosas las estériles, y los vientres que no engendraron, y los pechos que no amamantaron. 30 Entonces dirán a los montes: Caed sobre nosotros, y a los collados: Ocultadnos, 31 porque si esto se hace en el leño verde, ¿en el seco qué será? 32 Y con El llevaban dos malhechores para ser ejecutados.” (Lucas 23, 26-32) [Nota: Los versículos 29 y 30 hacen referencia a los Últimos Tiempos de Mateo 24, Marcos 13 y Lucas 21]

Camino del Calvario (Juan 19, 16-17)

“Tomaron, pues, a Jesús; 17 que llevando su cruz salió al sitio llamado Calvario, que en hebreo se dice Gólgota,” (Juan 19, 16-17)

10. La Crucifixión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo.
(Mateo 27, 32-66), (Marcos 15, 21-47), (Lucas 23, 32-56), (Juan 19, 18-42)

La crucifixión. (Mateo 27, 33-66)

33 Y llegando al sitio llamado Gólgota, que quiere decir el lugar de la calavera, 34 diéronle a beber vino mezclado con hiél; mas en cuanto lo gustó, no quiso beberlo. 35 Y así que le crucificaron, se dividieron sus vestidos echándolos a suertes, 36 y sentados hacían la guardia allí. 37 Y sobre su cabeza pusieron escrita su causa: Este es Jesús, el Rey de los judíos. 38 Entonces fueron crucificados con Él dos bandidos, uno a su derecha y otro a su izquierda. 39 Los que pasaban le injuriaban, moviendo la cabeza 40 y diciendo: Tú que ibas a destruir el templo y a reedificarlo en tres días, sálvate ahora a ti mismo; si eres Hijo de Dios, baja de esa cruz. 41 E igualmente los príncipes de los sacerdotes, con los escribas y ancianos, se burlaban y decían: 42 Salvó a otros y a sí mismo no se puede salvar. Si es el rey de Israel, que baje ahora de la cruz y creeremos en él. 43 Ha puesto su confianza en Dios, que Él le libre ahora, si es que le quiere, puesto que ha dicho: Yo soy el Hijo de Dios. 44 Asimismo los bandidos que con él estaban crucificados le ultrajaban.” (Mateo 27, 33-44)

La muerte de Jesús.

45 Desde la hora de sexta se extendieron las tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora de nona. 46 Hacia la hora de nona clamó Jesús con voz fuerte, diciendo: ¡Eli, Eli, lemma sabactani! Que quiere decir: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? 47 Algunos de los que allí estaban, oyéndole, decían: A Elías llama éste. 48 Y luego, corriendo, uno de ellos tomó una esponja, la empapó en vinagre y la fijó en una caña y le dió a beber. 49 Otros decían: Deja, veamos si viene Elías a salvarle. 50 Jesús, dando de nuevo un fuerte grito, expiró.” (Mateo 27, 45-50)

El duelo por Jesús.

51 La cortina del Templo se rasgó de arriba abajo en dos partes, 52 la tierra tembló y se rajaron las rocas,

se abrieron los monumentos, y muchos cuerpos de santos, que habían muerto resucitaron, 53 y saliendo de sus sepulcros, vinieron a la ciudad santa y se aparecieron a muchos. 54 El centurión y los que con él guardaban a Jesús, viendo el terremoto y cuanto había sucedido, temieron sobremanera y se decían: Verdaderamente, este era hijo de Dios. 55 Había allí muchas mujeres que desde lejos le miraban, las cuales habían seguido a Jesús desde Galilea para servirle; 56 entre ellas María Magdalena, y María, la madre de Santiago y José, y la madre de los hijos de Zebedeo.” (Mateo 27, 51-56)

Sepultura de Jesús.

57 Llegada la tarde, vino un hombre rico de Arimatea, de nombre José, que era discípulo de Jesús. 58 Se presentó a Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús. Pilato entonces ordenó que le fuese entregado. 59 Y tomando el cuerpo de Jesús, lo envolvió en una sábana limpia 60 y lo depositó en su propio sepulcro, del todo nuevo, que había sido excavado en la peña, y corriendo una piedra grande a la puerta del sepulcro, se fué. 61 Estaban allí María Magdalena y la otra María, sentadas frente al sepulcro.” (Mateo 27, 57-61)

La guardia del sepulcro por los judíos.

62 Al otro día, que era el siguiente a la Parasceve, fueron los príncipes de los sacerdotes y los fariseos a 63 Pilato y le dijeron: Señor, recordamos que ese impostor, vivo aún, dijo: Después de tres días resucitaré. 64 Manda, pues, guardar el sepulcro hasta el día tercero, no sea que vengan sus discípulos, le roben y digan al pueblo: Ha resucitado de entre los muertos. Y será la última impostura peor que la primera. 65 Díjoles Pilato: Ahí tenéis la guardia, id y guardadlo como vosotros sabéis. 66 Y ellos fueron y pusieron guardia al sepulcro, después de haber sellado la piedra.” (Mateo 27, 62-66)

La crucifixión. (Marcos 15, 20-47)

“Le sacaron para crucificarle, 21 y requisaron a un transeúnte, un cierto Simón de Cirene, que venía del campo, el padre de Alejandro y de Rufo, para que llevase la cruz. 22 Y le llevaron al lugar del Gólgota, que quiere decir lugar de la calavera. 23 Y le dieron vino mirrado, pero no lo tomó. 24 Le crucificaron, y se repartieron sus vestidos, echando suertes sobre ellos, para saber qué llevaría cada uno. 25 Era la hora de tercia cuando le crucificaron. 26 Y el título de su causa estaba escrito: El rey de los judíos. 27 Y crucificaron con Él a dos bandidos, uno a la derecha y otro a la izquierda. 28 Y se cumplió la escritura que dice: Fué contado entre malhechores. 29 Y los transeúntes le injuriaban moviendo la cabeza y diciendo: |Ah!, tú que destruías el templo de Dios y lo edificabas en tres días!, 30 ¡sálvate bajando de esa cruz! 31 Igualmente los príncipes de los sacerdotes se mofaban entre sí con los escribas, diciendo: A otros salvó, a sí mismo no puede salvarse. 32 ¡El Mesías, el rey de Israel! Baje ahora de la cruz para que lo veamos y creamos. Y los que estaban con Él crucificados le ultrajaban. 33 Y llegada la hora sexta hubo oscuridad sobre la tierra hasta la hora de nona. 34 Y a la hora de nona gritó Jesús con voz fuerte: Eloy, Eloy, lamma sabactani’! Que quiere decir: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? 35 Y algunos de los presentes, oyéndole, decían: Mirad, llama a Elias. 36 Y uno corrió, empapó una esponja en vinagre, la puso en una caña y se lo dió a beber, diciendo: Dejad, veamos si viene Elías a bajarle.” (Marcos 15, 20-36)

Muerte de Jesús.

37 Jesús, dando una voz fuerte, expiró. 38 Y el velo del Templo se partió en dos partes de arriba abajo. 39 Viendo el centurión, que estaba en frente a Él, de qué manera expiraba, dijo: Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios. 40 Había también unas mujeres, que de lejos le miraban, entre las cuales estaba María Magdalena, y María la madre de Santiago el Menor y de José, y Salomé, 41 las cuales, cuando Él estaba en Galilea, le seguían y le servían, y otras muchas que habían subido con El a Jerusalén.” (Marcos 15, 37-41)

La sepultura de Jesús.

42 Y llegada ya la tarde, porque era la parasceve, es decir, la víspera del sábado, 43 vino José de Arimatea, miembro ilustre del Sanedrín, el cual también esperaba el reino de Dios, que se atrevió a entrar a Pilato y pedirle el cuerpo de Jesús. 44 Pilato se maravilló de que ya hubiera muerto, y haciendo llamar al centurión le preguntó si en verdad había muerto ya. 45 E informado del centurión dio el cadáver a José, 46 el cual compró una sábana, lo bajó, lo envolvió en la sábana y lo depositó en un monumento, que estaba cavado en la peña y volvió la piedra sobre la puerta del monumento. 47 María Magdalena y María la de José miraban dónde se le ponía.” (Marcos 15, 42-47)

La crucifixión. (Lucas 23, 33-56)

33 Cuando llegaron al lugar llamado Calvario, le crucificaron allí, y a los dos malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda. 34 Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Y dividiendo sus vestidos, echaron suertes sobre ellos. 35 Y el pueblo estaba allí mirando. Y los príncipes mismos se burlaban, diciendo: A otros salvó; sálvese a sí mismo, si es el Mesías de Dios, el Elegido. 36 Y le escarnecían también los soldados, que se acercaban a Él ofreciéndole vinagre, 37 y diciendo: Si eres el rey de los judíos, sálvate a ti mismo. 38 Había también una inscripción sobre Él: Este es el rey de los judíos.” (Lucas 23, 33-38)

Los dos ladrones.

39 Uno de los malhechores crucificados le insultaba, diciendo: ¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y sálvanos a nosotros. 40 Pero el otro, tomando la palabra, le reprendía, diciendo: ¿Ni tú que estás sufriendo el mismo suplicio temes a Dios? 41 Y nosotros justamente, porque recibimos el digno castigo de nuestras obras; pero éste nada malo ha hecho. 42 Y decía: Jesús, acuérdate de mí cuando entres en tu reino. 43 Y le dijo: En verdad te digo, hoy serás conmigo en el paraíso. 44 Y era ya como la hora de sexta y las tinieblas cubrieron toda la tierra hasta la hora de nona, 45 oscureciéndose el sol, y el velo del templo se rasgó por medio. 46 Y Jesús, dando una gran voz, dijo: Padre, en tus manos entrego mi espíritu. Y diciendo esto expiró.” (Lucas 23, 39-46)

La hora de la verdad.

47 Y viéndolo el centurión glorificó a Dios, diciendo: Verdaderamente este hombre era justo. 48 Y toda la muchedumbre que había asistido a aquel espectáculo, viendo lo sucedido, se volvía hiriéndose el pecho. 49 Todos sus conocidos y las mujeres que le habían seguido de Galilea estaban a distancia y contemplaban todo esto.” (Lucas 23, 47-49)

La sepultura.

50 Un varón, de nombre José, que era miembro del Consejo, hombre bueno y justo, 51 que no había dado su asentimiento a la resolución y a los actos de aquéllos, originario de Arimatea, ciudad de Judea, que esperaba el reino de Dios, 52 se presentó a Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús. 53 Y bajándole le envolvió en una sábana y le depositó en un monumento cavado en la roca, donde ninguno había sido aún sepultado. 54 Era día de Parasceve, y estaba para comenzar el sábado. 55 Y las mujeres, que habían venido con Él de Galilea, le siguieron y vieron el monumento y cómo fué depositado su cuerpo. 56 Y a la vuelta prepararon aromas y mirra. Y durante el sábado se estuvieron quietas por causa del precepto.” (Lucas 23, 50-56)

Camino del Calvario. (Juan 19, 16-42)

“Tomaron, pues, a Jesús; 17 que llevando su cruz salió al sitio llamado Calvario, que en hebreo se dice Gólgota, 18 donde le crucificaron, y con Él a otros dos, uno a cada lado y Jesús en medio. 19 Escribió Pilato un título, y lo puso sobre la cruz; estaba escrito: Jesús Nazareno, Rey de los Judíos. 20 Muchos de los judíos leyeron este título, porque estaba cerca de la ciudad el sitio donde fué crucificado Jesús, y estaba escrito en hebreo, en latín y en griego. 21 Dijeron, pues, a Pilato los príncipes de los sacerdotes de los judíos: No escribas rey de los judíos, sino que Él ha dicho: Soy rey de los judíos. 22 Respondió Pilatos: Lo escrito, escrito está. 23 Los soldados, una vez que hubieron crucificado a Jesús, tomaron sus vestidos, haciendo cuatro partes, una para cada soldado, y la túnica. Era la túnica sin costura, tejida toda desde arriba. 24 Dijéronse, pues, unos a otros: No la rasguemos, sino echemos suertes sobre ella para ver a quién le toca, a fin de que se cumpliese la Escritura. «Dividiéronse mis vestidos, y sobre mi túnica echaron suertes.” [(Sal. 21, 19.)] Es lo que hicieron los soldados. 25 Y estaban junto a la cruz de Jesús, su Madre, y la hermana de su Madre, María la de Cleofás y María Magdalena. 26 Y Jesús, viendo a su Madre y al discípulo a quien amaba, que estaba allí, dijo a la Madre: Mujer, he ahí a tu hijo. 27 Luego dijo al discípulo: He ahí a tu Madre. Y desde aquella hora el discípulo la tuvo en su casa. 28 Después de esto, sabiendo Jesús que todo estaba ya consumado, para que se cumpliera la Escritura dijo: Tengo sed. 29 Había allí un vaso lleno de vinagre. Fijaron en un venablo una esponja empapada en vinagre y se la acercaron a la boca. 30 Cuando hubo gustado el vinagre, dijo Jesús: Todo está acabado, e inclinando la cabeza entregó el espíritu.” (Juan 19, 18-30)

La lanzada.

31 Y los judíos, como era el día de la Parasceve, para que no quedasen los cuerpos en la cruz el día de sábado, porque era día grande el de aquel sábado, rogaron a Pilato que les rompiesen las piernas y los quitasen. 32 Vinieron, pues, los soldados y rompieron las piernas al primero y al otro que estaban crucificados con Él; 33 pero llegando a Jesús, como le vieron ya muerto, no le rompieron las piernas, 34 sino que uno de los soldados le atravesó con su lanza el costado, y al instante salió sangre y agua. 35 El que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero, y él sabe que dice verdad, para que vosotros creáis. 36 Porque esto sucedió para que se cumpliese la Escritura: «No romperéis ni uno de sus huesos.» 37 Y otra Escritura dice también: «Mirarán al que traspasaron.»” (Juan 19, 31-37) [Citas del Antiguo testamento: (Ex. 12, 46; Nm. 9, 12; Sal. 33, 21) y (Za. 12, 10)].

La sepultura.

38 Después de esto rogó a Pilato José de Arimatea, que era discípulo de Jesús, aunque secreto por temor de los judíos, que le permitiese tomar el cuerpo de Jesús, y Pilatos se lo permitió. Vino, pues, y tomó su cuerpo. 39 Y llegó Nicodemo, el mismo que había venido a Él de noche al principio, y trajo una mezcla de mirra y áloe, como unas cien libras. 40 Tomaron, pues, el cuerpo de Jesús y lo fajaron con bandas y aromas, según es costumbre sepultar entre los judíos. 41 Había cerca del sitio donde fué crucificado un huerto, y en el huerto un sepulcro nuevo, en el cual nadie aún había sido depositado. 42 Allí, pues, a causa de la Parasceve de los judíos, por estar cerca el monumento, pusieron a Jesús.” (Juan 19, 38-42)

MISTERIOS GLORIOSOS (Miércoles, sábado y domingo)

11. La Triunfante Resurreción de Nuestro Señor Jesucristo.
(Mateo 27, 32-66), (Marcos 15, 21-47), (Lucas 23, 32-56), (Juan 20, 1-31)

La mañana de Pascua (Mateo 28, 1-15).

1 Pasado el sábado, ya para amanecer el día primero de la semana, vino María Magdalena con la otra María a ver el sepulcro. 2 Y sobrevino un gran terremoto; pues un ángel del Señor bajó del cielo y acercándose removió la piedra del sepulcro y se sentó sobre ella. 3 Era su aspecto como el relámpago, y su vestidura blanca como la nieve. 4 De miedo de él temblaron los guardias y se quedaron como muertos. 5 El ángel, dirigiéndose a las mujeres, dijo: No temáis vosotras, pues sé qué buscáis a Jesús el crucificado. 6 No está aquí, ha resucitado, según lo había dicho. Venid y ved el sitio donde fue depositado. 7 Id luego y decid a sus discípulos que ha resucitado de entre los muertos, y que os precederá a Galilea; allí le veréis. Es lo que tenía que deciros. 8 Y partieron ligeras del monumento, llenas de temor y de gran gozo, corriendo a comunicarlo a los discípulos. 9 Y he aquí que Jesús les salió al encuentro, diciéndoles: Dios os salve. Ellas, acercándose, le cogieron los pies y se postraron ante El. 10 Díjoles entonces Jesús: No temáis, id y decid a mis hermanos que vayan a Galilea, y que allí me verán.” (Mateo 28, 1-10)

El anuncio a los judíos.

11 Mientras ellas iban, algunos de los guardias vinieron a la ciudad y comunicaron a los príncipes de los sacerdotes todo lo sucedido. 12 Reunidos estos en consejo con los ancianos, tomaron bastante dinero y se lo dieron a los soldados, 13 diciéndoles: Decid que, viniendo los discípulos de noche, le robaron, mientras vosotros estabais dormidos. 14 Y si llegase la cosa a oídos del Procurador, nosotros le aplacaremos y estaréis seguros. 15 Y tomando ellos el dinero, hicieron como se les había dicho. se divulgó entre los judíos, hasta el día de hoy.” (Mateo 28, 11-15)

El sepulcro vacío (Marcos 16, 1-18)

1 Pasado el sábado, María Magdalena, y María la de Santiago, y Salomé compraron aromas para ir a ungirle. 2 Y muy de madrugada, el primer día después del sábado, en cuanto salió el sol, vinieron al monumento. 3 Y se decían entre sí: ¿Quién nos removerá la piedra de la puerta del monumento? 4 Y mirando, vieron que la piedra estaba removida, era muy grande. 5 Y entrando en el monumento vieron un joven sentado a la derecha, vestido de una túnica blanca, y quedaron sobrecogidas de espanto. 6 Y les dijo: No os asustéis. Buscáis a Jesús Nazareno, el crucificado; ha resucitado, no está aquí, mirad el sitio en que le pusieron. 7 Pero id a decir a sus discípulos y a Pedro que os precederá a Galilea, allí le veréis, como os ha dicho. 8 Y saliendo, huían del monumento, porque el temor y el espanto se habían apoderado de ellas, y a nadie dijeron nada, tal era el miedo que tenían.” (Marcos 16, 1-8)

Aparición a María Magdalena.

9 Habiendo resucitado Jesús, a la mañana del primer día de la semana se apareció primero a María Magdalena, de quien había echado siete demonios. 10 Y ella fue quien lo anunció a los que habían vivido con El, que estaban sumidos en la tristeza y el llanto. 11 Pero oyendo que vivía y que había sido visto por ella, no lo creyeron.” (Marcos 16, 9-11)

Aparición a los discípulos.

12 Después de esto se mostró en otra forma a dos de ellos, que iban de camino y se dirigían al campo. 13 Estos, vueltos, dieron la noticia a los demás; ni aun a éstos creyeron.” (Marcos 16, 12-13)

Aparición a los once.

14 Al fin se manifestó a los once estando recostados a la mesa y les reprendió su incredulidad y dureza de corazón, por cuanto no habían creído a los que le habían visto resucitado de entre los muertos. 15 Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda criatura. 16 El que creyere y fuere bautizado se salvará, mas el que no creyere se condenará. 17 A los que creyeren les acompañarán estas señales: En mi nombre echarán ¡los demonios, hablarán lenguas nuevas, 18 tomarán en las manos las serpientes, y si bebieren una ponzoña, no les dañará, pondrán las manos sobre los enfermos, y éstos recobrarán la salud.” (Marcos 16, 14-18)

El sepulcro vacío (Lucas 24, 1-49)

1 Mas el primer día de la semana, muy de mañana, vinieron al monumento trayendo los aromas que habían preparado, 2 y encontraron removida del monumento la piedra, 3 y entrando no hallaron el cuerpo del Señor Jesús. 4 Y aconteció que estando ellas perplejas sobre esto, se les presentaron dos hombres vestidos con unas vestiduras deslumbrantes. 5 Mientras ellas se quedaron aterrorizadas y bajaron la cabeza hacia el suelo, les dijeron ¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? 6 No está aquí, ha resucitado. Acordaos cómo os habló estando aún en Galilea, 7 diciendo que el Hijo del hombre había de ser entregado en poder de los hombres pecadores, y ser crucificado, y resucitar al tercer día. 8 Y ellas se acordaron de sus palabras, 9 y volviendo del monumento, comunicaron todas estas cosas a los once y a todos los demás.10  Eran éstas María la Magdalena, y Juana, y María de Santiago; y las demás que estaban con ellas, decían estas cosas a los Apóstoles. 11 A ellos les parecieron desatinos estos relatos, y no los creyeron. 12 Pero Pedro se levantó y corrió al monumento, e inclinándose vio sólo los lienzos, y se volvió a casa admirado de lo ocurrido.” (Lucas 24, 1-12)

En el camino de Emaús.

13 Y he aquí que, el mismo día, dos de ellos iban a una aldea, que dista de Jerusalén sesenta estadios, llamada Emaús, 14 y hablaban entre sí de todos estos acontecimientos. 15 Y mientras iban hablando y razonando, el mismo Jesús se les acercó e iba con ellos, 16 pero sus ojos no podían reconocerle. 

17 Y les dijo: ¿Qué razonamientos son estos que vais haciendo entre vosotros mientras camináis? Y ellos se detuvieron entristecidos. 18 Y tomando la palabra uno de ellos, por nombre Cleofás, le dijo: ¿Eres tú el único forastero en Jerusalén que no conoce los sucesos en ella ocurridos estos días? 19 Y les dijo: ¿Cuáles? Contestáronle: Lo de Jesús Nazareno, que fue un varón profeta, poderoso en obras y palabras ante Dios y ante todo el pueblo; 20 cómo le entregaron los príncipes de los sacerdotes y los magistrados para que fuese condenado a muerte y crucificado. 21 Nosotros esperábamos que sería El quien rescataría a Israel; mas, con todo esto, van ya tres días desde que todo esto ha sucedido. 22 Nos asustaron ciertas mujeres de las nuestras que, yendo de madrugada al monumento, 23 no encontraron su cuerpo, y vinieron diciendo que habían tenido una visión de ángeles que les dijeron que vivía. 24 Y algunos de los nuestros se fueron al monumento, y hallaron las cosas como las mujeres decían, pero a El no le vieron. 25 Y El les dijo: jOh hombres sin inteligencia y tardos de corazón para creer todo lo que vaticinaron los profetas! 26 ¿No era preciso que el Mesías padeciese y entrase en su gloria? 27 Y comenzando por Moisés y por todos los profetas les fue declarando en todas las escrituras las cosas tocantes a El. 28 Cuando se acercaron a la aldea a donde iban, y El fingió seguir adelante. 29 Y le obligaron diciendo: Quédate con nosotros, pues el día ya declina. Y entró para quedarse con ellos. 30 Puesto a la mesa con ellos, tomó el pan, lo bendijo y se lo dio partido. 31 Y se les abrieron los ojos y le reconocieron, y desapareció de su presencia. 32 Se dijeron uno a otro: ¿No ardían nuestros corazones dentro de nosotros, mientras en el camino nos hablaba y nos declaraba las Escrituras? 33 Y en el mismo instante se levantaron, y volvieron a Jerusalén y encontraron reunidos a los once y a sus compañeros, 34 que les dijeron: El Señor en verdad ha resucitado y se apareció a Simón. 35 Y ellos contaron lo que les había pasado en el camino, y cómo le reconocieron en la fracción del pan.” (Lucas 24, 13-35)

Aparición a los once.

36 Mientras esto hablaban, se presentó en medio de ellos, y les dijo: La paz sea con vosotros. 37 Aterrados y llenos de miedo, creían ver un espíritu. 38 Y El les dijo: ¿Por qué os turbáis y por qué suben a vuestro corazón esos pensamientos? 39 Ved mis manos y mis pies, que yo soy. Palpadme y ved que el espíritu no tiene carne ni huesos como véis que yo tengo. 40 Y diciendo esto les mostró las manos y los pies. 41 Y no creyendo aún ellos, en fuerza del gozo y de la admiración, les dijo: ¿Tenéis aquí algo que comer? 42 Y le dieron un trozo de pez asado. 43 Y tomándolo comió delante de ellos.” (Lucas 24, 36-43)

Ultimas instrucciones.

44 Les dijo: Esto es lo que yo os decía estando aún con vosotros: que era preciso que se cumpliera todo lo que está escrito en la ley de Moisés y en los Profetas y en los Salmos de mí. 45 Entonces les abrió la inteligencia para que entendiesen las Escrituras, 46 y les dijo: Que así estaba escrito, que el Mesías padeciese y al tercer día resucitase de entre los muertos. 47 Y que se predicase en su nombre la penitencia para la remisión de los pecados a todas las naciones, comenzando por Jerusalén. 48 Vosotros daréis testimonio de esto. 49 Pues yo os enviaré lo prometido por mi Padre [el Espíritu Santo]; pero habéis de permanecer en la ciudad hasta que seáis revestidos de lo alto.” (Lucas 24, 44-49)

La Magdalena encuentra removida la piedra. (Juan 20, 1-32)

1 El día primero de la semana, María Magdalena vino muy de madrugada, cuando aún era de noche, al monumento, y vio la piedra quitada del monumento. 2 Corrió, pues, y vino a Simón Pedro y al otro discípulo a quien Jesús amaba, y les dijo: Han quitado al Señor del monumento y no sabemos dónde le han puesto.” (Juan 20, 1-2)

Comprobación por Pedro y Juan.

3 Salió, pues, Pedro y con él otro discípulo, y fueron al monumento. 4 Ambos corrían, pero el otro discípulo corrió más aprisa que Pedro y llegó primero al monumento, 5 e inclinándose vio las bandas; sin embargo, no entró. 6 Llegó, pues, Simón Pedro después de él, y entró en el monumento, y vio las fajas allí colocadas, 7 y el sudario que estaba sobre su cabeza, no puesto con las fajas, sino envuelto en un sitio aparte. 8 Entonces entró también el otro discípulo, que vino primero al monumento, y vió y creyó; 9 porque aún no se habían dado cuenta de la Escritura, según la cual era preciso que El resucitase de entre los muertos. 10 Y los discípulos se fueron de nuevo para casa.” (Juan 20, 3-10)

Aparición a María Magdalena.

11 María se quedó junto al monumento, fuera, llorando. Mientras lloraba, se inclinó hacia el monumento, 12 y vió a dos ángeles vestidos de blanco, sentados, uno a la cabecera y otro a los pies, de donde había estado el cuerpo de Jesús. 13 Y le dijeron: ¿Por qué lloras, mujer? Ella les dijo: Porque han tomado a mi Señor y no sé dónde le han puesto. 14 En diciendo esto se volvió para atrás, y vió a Jesús que estaba allí, pero no conoció que fuese Jesús. 15 Díjole Jesús: Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas? Ella, creyendo que era el hortelano, le dijo: Señor, si lo has cogido tú, dime dónde lo has puesto, y yo lo tomaré. 16 Díjole Jesús: ¡María! Ella, volviéndose, le dijo en hebreo: ¡Rabboni!, que quiere decir: Maestro. 17 Jesús le dijo: No me toques, porque aún no he subido al Padre; pero ve a mis hermanos y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios. 18 María Magdalena vino a anunciar a los discípulos: He visto al Señor, y las cosas que le había dicho.” (Juan 20, 11-18)

Primera aparición a los discípulos.

19 La tarde del primer día de la semana, estando cerradas las puertas del lugar donde se hallaban los discípulos, por temor de los judíos, vino Jesús y, puesto en medio de ellos, les dijo: La paz sea con vosotros. 20 Y diciendo esto, les mostró las manos y el costado. Y los discípulos se alegraron viendo al Señor. 21 Díjoles aún: La paz sea con vosotros. Como me envió mi Padre, así os envío yo. 22 Y diciendo esto, sopló y les dijo: Recibid el Espíritu Santo, a quien perdonareis los pecados les serán perdonados, a quienes se los retuviereis les serán retenidos. 23 Tomás, uno de los doce, llamado Dídimo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. 24 Dijéronle, pues, los otros discípulos: Hemos visto al Señor. 25 El les dijo: Si no veo en sus manos la señal de los clavos, y meto mi dedo én el lugar de los clavos, y mi mano en su costado, no creeré.” (Juan 20, 19-25)

Segunda aparición.

26 Pasados ocho días, otra vez estaban dentro los discípulos, y Tomás con ellos. Vino Jesús, cerradas las puertas, y puesto en medio de ellos, dijo: La paz sea con vosotros. 27 Luego dijo a Tomás: Alarga acá tu dedo, y mira mis manos, y tiende tu mano y métela en mi costado y no seas incrédulo, sino fiel. 28 Respondió Tomás, y dijo: ¡Señor mío y Dios mío! 29 Jesús le dijo: Porque me has visto, has creído; dichosos los que sin ver creyeron. 30 Muchas otras señales hizo Jesús en presencia de los discípulos que no están escritas en este libro; 31 y éstas fueron escritas para que creáis que Jesús es el Mesías, Hijo de Dios, y para que creyendo tengáis vida en su nombre (5).” (Juan 20, 26-31)

12. La Ascensión de Jesucristo a los cielos.
(Mateo 28, 16-20),(Marcos 16, 19-20), (Lucas 24, 50-54), (Juan 21, 1-25), (Hechos 1, 1-14)

La aparición del Señor en Galilea. (Mateo 28, 16-20)

16 Los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les había indicado, 17 y, viéndole, se postraron; algunos vacilaban. 18 Y, acercándose Jesús, les dijo: Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra; 19 id, pues, enseñad a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, 20 enseñándoles a observar todo cuanto yo os he mandado. Yo estaré con vosotros siempre hasta la consumación del mundo.” (Mateo 28, 16-20)

Fin del Evangelio (Marcos 16, 19-20)

19 Y el Señor Jesús, después de haber hablado con ellos, fue levantado a los cielos y está sentado a la diestra de Dios. 20 Ellos se fueron, predicando por todas partes, cooperando con ellos el Señor y confirmando su palabra con las señales consiguientes.” (Marcos 16, 19-20)

Ascensión (Lucas 24, 50-53)

50 Los llevó hasta cerca de Betania, y levantando sus manos los bendijo, 51 y mientras los bendecía se alejaba de ellos, y era llevado al cielo. 52 Ellos se postraron ante El, y se volvieron a Jerusalén con grande gozo 53 y estaban de continuo en el templo bendiciendo a Dios.” (Lucas 24, 50-53)

Postrera aparición a los discípulos (Juan 21, 1-25)

1 Después de esto se apareció Jesús a los discípulos junto al mar de Tiberíades; y se apareció así: Estaban juntos 2 Simón Pedro y Tomás, llamado Dídimo, Natanael, el de Caná de Galilea y los de Zebedeo, y otros dos de sus discípulos. 3 Díjoles Simón Pedro: Voy a pescar. Los otros le dijeron: Vamos también nosotros contigo. Salieron y entraron en la barca, y en aquella noche no cogieron nada. 4 Llegada ya la mañana, se hallaba Jesús en la playa; sin embargo, los discípulos no se dieron cuenta de que era Jesús.5 Díjoles, pues, Jesús: Muchachos, ¿no tenéis a la mano nada que comer?. Le respondieron: No. 6 El les dijo: Echad la red a la derecha de la barca, y hallaréis. La echaron, pues, y ya no podían arrastrar la red por la muchedumbre de los peces.7 Dijo, pues, a Pedro aquel discípulo a quien amaba Jesús: ¡Es el Señor! Así que oyó Simón Pedro que era el Señor, se ciñó un zamarrón—pues estaba desnudo— y se arrojó al mar. 8 Los otros discípulos vinieron en la barca, porque no estaban lejos de tierra, sino como unos doscientos codos, tirando de la red con los peces. 9 Así que bajaron a tierra, vieron unas brasas encendidas y un pez puesto sobre ellas y pan. 10 Díjoles Jesús: Traed de los peces que habéis cogido ahora. 11 Salió, pues, Pedro y arrastró la red a tierra, llena de ciento cincuenta y tres peces grandes; y con ser tantos no se rompió la red. 12 Jesús les dijo: Venid y comed. Ninguno de los discípulos se atrevió a preguntarle: ¿Tú quién eres?, sabiendo que era el Señor. 13 Se acercó Jesús, tomó el pan y se lo dio, e igualmente el pez. 14 Ésta fue la tercera vez que Jesús se apareció a los discípulos después de resucitado de entre los muertos.” (Juan 21, 1-14)

La triple confesión de Pedro.

15 Cuando, pues, hubieron comido, dijo Jesús a Simón Pedro: Simón (hijo) de Juan, ¿me amas más que estos? El le dijo: Sí, Señor, tú sabes que te amo. Díjole: Apacienta mis ovejas. 16 Por segunda vez le dijo: Simón, hijo de Juan, ¿me amas? Pedro le respondió: Sí, Señor, tú sabes que te amo. Jesús le dijo; Apacienta mis ovejas. 17 Por tercera vez le dijo: Simón (hijo) de Juan, ¿me amas? Pedro se puso triste de que por tercera vez le preguntase: ¿Me amas? Y le dijo: Señor, tú lo conoces todo, tú sabes que te amo. Díjole Jesús: Apacienta mis ovejas. 18 En verdad, en verdad te digo: Cuando eras joven, tú mismo te ceñías e ibas a donde querías; cuando envejezcas, extenderás tus manos, y otro te ceñirá y te llevará a donde no quieras. 19 Esto lo dijo indicando con qué muerte había de glorificar a Dios. Y después de dicho esto, añadió: Sígueme.” (Juan 21, 15-19)

El discípulo amado.

20 Se volvió Pedro y vio que seguía detrás el discípulo a quien amaba Jesús y que en la cena se había recostado en su pecho, y le había preguntado: Señor, ¿quién es el que te ha de entregar? 21 Viéndole, pues, Pedro dijo a Jesús: Señor, ¿y éste, qué? 22 Jesús le dijo: Si yo quisiera que éste permaneciese hasta que yo venga, ¿a ti qué? Tú sígueme. 23 Y se divulgó la voz entre los hermanos de que aquel discípulo no moriría, mas no dijo Jesús que no moriría, sino: Si yo quisiera que éste permaneciese hasta que venga, ¿a ti qué? 24 Este es el discípulo que da testimonio de esto, que lo escribió, y sabemos que su testimonio es verdadero. 25 Muchas otras cosas hizo Jesús, las cuales, si se escribiesen una por una, creo que este mundo no podría contener los libros.” (Juan 21, 20-25)

Prólogo (Hechos de los Apóstoles 1, 1-14)

1 En el primer libro, ¡oh caro Teófilo, traté de todo lo que Jesús hizo y enseñó, 2 hasta el día¡ en que fue levantado al cielo, una vez que, movido por el Espíritu Santo, tomó sus disposiciones acerca de los Apóstoles que se había elegido; 3 a los cuales, después de su pasión, se dejó ver en muchas ocasiones, apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles del reino de Dios; 4 y comiendo con ellos, les mandó no apartarse de Jerusalén, sino esperar ta promesa del Padre, que de mí habéis escuchado; 5 porque Juan bautizó en agua, pero vosotros, pasados no muchos días, seréis bautizados en el Espíritu Santo. 6 Y los reunidos le preguntaban: Señor, ¿es ahora cuando vas a restablecer el reino de Israel? 7 El les dijo: No os toca a vosotros conocer los tiempos ni los momentos que el Padre ha fijado en virtud de su poder soberano; 8 pero recibiréis la virtud del Espíritu Santo, que descenderá sobre vosotros, y seréis mis testigos en Jerusalén, en toda la Judea, en Samaria y hasta los extremos de la tierra.” (Hechos 1, 1-8)

La ascensión.

9 Diciendo esto, y viéndolo ellos, se elevó, y una nube le ocultó a sus ojos. 10 Y estando mirando al cielo, fija la vista en El, que se iba, he aquí que dos varones con hábitos blancos se les pusieron delante 11 y les dijeron: Varones galileos, ¿qué estáis mirando al cielo? Ese Jesús que ha sido llevado de entre vosotros al cielo, vendrá así, del modo que le habéis visto ir al cielo. 12 Entonces se volvieron del monte llamado Olívete a Jerusalén, que dista de allí el camino de un sábado. 13 Y cuando hubieron llegado, subieron al piso alto, en donde permanecían Pedro y Juan; Santiago y Andrés; Felipe y Tomás; Bartolomé y Mateo; Santiago de Alfeo y Simón el Zelotes y Judas de Santiago. 14 Todos éstos perseveraban unánimes en la oración, con algunas mujeres, con María, la Madre de Jesús, y con los hermanos de éste.” (Hechos 1, 9-14)

13. La Venida del Espíritu Santo sobre los Apóstoles y la Virgen María.
En construcción, sin terminar. Buscar en la Doctrina y Tradición de la Iglesia Católica de antes del Concilio Vaticano II (1962-1965).

14. La Asunción de Nuestra Señora a los Cielos.
En construcción, sin terminar. Buscar en la Doctrina y Tradición de la Iglesia Católica de antes del Concilio Vaticano II (1962-1965).

15. La Coronación de la Santísima Virgen como reina de cielos y tierra.
En construcción, sin terminar. Buscar en la Doctrina y Tradición de la Iglesia Católica de antes del Concilio Vaticano II (1962-1965).


Notas aclaratorias

Nota 1: Faltan los tres últimos Misterios Gloriosos por completar en las citas del Evangelio (en construcción).

Cuídense mucho.