Nota
Se trata de una selección de lo más destacado de la Cuestión 108, a modo de resumen. Apenas intervengo excepto por alguna pequeña aclaración. (Ésta entrada en PDF), (SUMA completa en PDF).
CUESTIÓN 108 (pág.915)
SOBRE JERARQUÍA Y ÓRDENES DE LOS ÁNGELES
La Cuestión 108 consta de ocho artículos
“Esta cuestión plantea y exige respuesta a ocho problemas: 1. Todos los ángeles, ¿son o no son una sola jerarquía? — 2. En la jerarquía, ¿hay o no hay un solo orden? — 3. En un orden, ¿hay o no hay muchos ángeles? — 4. La distinción de jerarquías y órdenes, ¿es o no es por naturaleza? — 5. Nombres y propiedades de cada orden. — 6. Relación de los órdenes entre sí. — 7. Los órdenes angélicos,¿durarán o no durarán hasta después del juicio? — 8. Los hombres, ¿pertenecerán o no pertenecerán a los órdenes angélicos?”
ARTÍCULO 1
Todos los ángeles, ¿son o no son de una sola jerarquía?
“En cambio está el hecho de que Dionisio distingue tres jerarquías de ángeles,según indica en c.6 De cael. hier.
JERARQUÍA POR PRINCIPADO
Solución. Hay que decir: Jerarquía es lo mismo que principado sagrado. Pero el principado es el resultado de dos elementos: del príncipe y de la multitud puesta a sus órdenes. (…) Si se considera el principado por parte de la multitud puesta a las órdenes del príncipe, habrá un solo principado si la multitud puede recibir la gobernación del príncipe de un modo único y uniforme; mas las cosas que no pueden ser regidas del mismo modo por el príncipe, pertenecerán a diversos principados, como bajo un mismo príncipe están, por ejemplo, las diversas ciudades regidas por diversas leyes y diversos ministros.
JERARQUÍA POR CERCANÍA A DIOS
Por acepción universal del conocimiento o iluminación divina
Es evidente que las iluminaciones divinas son recibidas de diverso modo por los hombres y los ángeles, pues éstos las reciben en su pureza inteligible, mientras que los hombres las perciben bajo sus semejanzas de cosas sensibles, como dice Dionisio en c.7 De cael. hier. Por lo tanto, es necesario que se distingan la jerarquía humana y la angélica.
Por lo mismo, han de distinguirse en los ángeles tres jerarquías. Al tratar sobre el conocimiento de los ángeles, dijimos (q.55 a.3) que los ángeles superiores conocen la verdad de modo más universal (más completa o perfecta) que los inferiores. Esta acepción universal del conocimiento admite tres grados en los ángeles, puesto que pueden considerarse bajo tres aspectos las razones de las cosas a sobre las que son iluminados los ángeles.
- El primer aspecto es, en cuanto que tales razones proceden del primer principio universal, que es Dios, y este modo compete a la primera jerarquía, que se extiende hasta Dios directamente, y que está situada como en la antecámara de Dios, según la expresión de Dionisio, en c.7 De cael. Hier.
- El segundo aspecto es, en cuanto que tales razones dependen de las causas universales creadas, que en alguna manera ya son múltiples; y este modo de iluminación compete a la segunda jerarquía.
- El tercer aspecto, según que estas razones son aplicadas a las cosas singulares por cuanto cada una depende de sus propias causas; y este modo es propio de la ínfima jerarquía. Esto se aclarará más plenamente cuando tratemos en particular de cada uno de los órdenes (artículo 6).
Así, pues, la distinción de jerarquías se toma por parte de la multitud regida.
De donde resulta claramente que yerran e interpretan falsamente a Dionisio aquellos que extienden hasta las divinas personas cierto modo de jerarquía, que llaman supraceleste. En las personas divinas hay un cierto orden natural, pero no jerárquico. Pues, como dice Dionisio en c.3 De cael. Hier., el orden de jerarquía consiste en que unos sean purificados e iluminados y perfeccionados, y otros purifiquen e iluminen y perfeccionen. Esto es inaplicable a las personas divinas.
Respuesta a las objeciones: 2. (…) No se distinguen jerarquías en los ángeles en cuanto al conocimiento de Dios mismo, a quien ven todos de una misma manera, esencial, sino que se distinguen en cuanto a las razones de las cosas creadas,como dijimos (solución).
ARTÍCULO 2
En la jerarquía, ¿hay o no hay un solo orden?
En cambio está lo que dice el Apóstol en Efesios 1, 21: Dios constituyó a Cristo en cuanto hombre sobre todo principado, y potestad, y virtud, y dominación; que son diversos órdenes angélicos y que pertenecen varios de ellos a una misma jerarquía, como se verá más adelante (a.6).
Cita en dos Biblias distintas
“20 que obró en Cristo resucitándolo de entre los muertos, y sentándolo a su diestra en los cielos 21 por encima de todo, principado y potestad y poder y dominación, y sobre todo nombre que se nombre, no solo en este siglo, sino también en el venidero“. – Efesios 1, 20-21. (Biblia Platense de Mons. Straubinger).
“20 que Él ejerció en Cristo, resucitándole de entre los muertos y sentándole a su diestra en los cielos, 21 por encima de todo principado, potestad, virtud y dominación y de todo cuanto tiene nombre, no sólo en este siglo, sino también en el venidero.” – Efesios 1, 20-21. (Biblia Nácar-Colunga. Ed.1944).
Solución. Hay que decir: Como dijimos (artículo 1), una jerarquía es un principado, o sea, una multitud uniformemente ordenada bajo el gobierno de un príncipe. Pero la multitud no sería ordenada, sino confusa, si en ella no hubiese diversos órdenes. Luego el carácter mismo de jerarquía exige diversidad de órdenes. Esta diversidad se toma de los diversos oficios y funciones, como resulta evidente que en una misma ciudad hay diversos órdenes en conformidad con las diversas funciones, pues uno es el orden de los jueces, otro el de los militares, otro el de los agricultores, etc.
Sin embargo, aunque sean muchos los órdenes en una ciudad, todos pueden reducirse a tres, en cuanto que toda multitud perfecta consta de principio, medio y fin. Por eso hay también en las ciudades un triple orden de hombres: Uno, el de los que constituyen la clase alta, que son los magnates; otro, el de la clase ínfima, que es la plebe; y otro, en fin, intermedio, que es la clase media. Pues de igual modo hay también en cada jerarquía angélica diversos órdenes, según los diversos oficios y funciones. Toda esta diversidad se reduce a tres grados: El sumo, el medio y el ínfimo. Por lo cual Dionisio señala en cada jerarquía tres órdenes. (Nota personal: en total son nueve coros angélicos dividios en tres jerarquías de tres órdenes cada una).
Respuesta a las objeciones: 2. A la segunda hay que decir: En la sociedad de los ángeles, todo se posee en común, pero algunas cosas unos las poseen más excelentemente que otros. Cualquier cosa es poseída más perfectamente por aquel que puede comunicarla que por el que no puede, como es más perfectamente cálido lo que puede calentar que lo que no puede, y posee de modo más perfecto la ciencia el que puede enseñarla que el que es incapaz de hacerlo. Por otra parte, cuanto más excelente sea el don que puede uno comunicar, tanto más perfecto es el grado en que está, como el que es capaz de enseñar una ciencia superior está en un grado más perfecto de magisterio. Así, pues, en conformidad con estos casos análogos, se ha de entender la diversidad de grados o de órdenes en los ángeles según sus diversos oficios y funciones.
ARTÍCULO 3
En un solo orden, ¿hay o no hay muchos ángeles?
En cambio está lo que se dice en Isaías 6,3: Los serafines se gritaban unos a otros. Por lo tanto, hay varios ángeles en el mismo orden de serafines.
“1[7302] En el año en que murió el rey Ocías, vi al Señor sentado en un trono alto y excelso y las faldas de su vestido llenaban el Templo. 2 Encima de Él había serafines, cada uno de los cuales tenía seis alas: con dos se cubrían el rostro, con dos los pies, y con dos volaban. 3 [7303] Y clamaban unos a otros, diciendo: “Santo, santo, santo es Yahvé de los ejércitos, llena está toda la tierra de su gloria. 4 [7304]Y los fundamentos de los umbrales se conmovieron a la voz del que clamaba; y la Casa (el Templo) se llenó de humo.” – Isaías 6, 3-4. (Biblia Platense de Mons. Straubinger).
“1 El año de la muerte del rey Ozías vi al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas henchían el templo . 2 Había ante él serafines, que cada uno tenia seis alas; con dos se cubrían el rostro, con dos se cubrían los pies, 3 y con las otras dos volaban, y los unos a los otros se gritaban y se respondían ¡Santo, Santo, Santo, Yave Sebaot! ¡Está la tierra toda llena de su gloria! 4 A estas voces temblaron las puertas en sus quicios, 5 y la casa (el Templo) se llenó de humo.” – Isaías 6, 3-4. (Biblia Nácar-Colunga. 1ª Edición 1944).
Solución. Hay que decir: El que conoce perfectamente algunas cosas, puede distinguir hasta en los más mínimos detalles los actos, las potencias y las naturalezas de las mismas. Pero el que las conoce imperfectamente, sólo puede distinguirlas en general, y tal distinción constará de menos partes. Así, por ejemplo, el que conoce imperfectamente las cosas naturales las distingue por órdenes generales, poniendo en uno los cuerpos celestes, en otro los cuerpos inferiores inanimados, en otro las plantas, en otro los animales; pero el que las conociese más perfectamente, podría distinguir en los mismos cuerpos celestes diversos órdenes, y así en cada uno de los demás.
Pues bien, nosotros conocemos imperfectamente a los ángeles y sus oficios, como dice Dionisio en c.6 De cael.hier. 14; de ahí que no podamos distinguir más que en general los oficios y los órdenes de los mismos, y así es como se contienen muchos ángeles en un mismo orden. Pero si conociésemos perfectamente los ministerios de los ángeles y las peculiaridades de cada uno, sabríamos perfectamente que, en realidad, cada ángel tiene su propio ministerio y su propio orden, en mayor grado incluso que cada una de las estrellas, aunque para nosotros sea ahora desconocido.
Respuesta a las objeciones: 1. A la primera hay que decir: Todos los ángeles de un mismo orden son en alguna manera iguales, en cuanto a la semejanza común, según la cual están constituidos en tal orden; pero, en absoluto, no son iguales. Por eso dice Dionisio en c.10 De cael. hier.15 que en un mismo orden de ángeles cabe distinguir primeros, medios y últimos.
ARTÍCULO 4
La distinción de jerarquías y órdenesen los ángeles, ¿es o no es por naturaleza?
En cambio está el hecho de que el Maestro en II Sent. d.9 19 dice: Se entiende por orden de los ángeles una multitud de espíritus celestes que se asemejan entre sí por algún don de gracia, como a si mismo convienen en la participación de dones naturales. Por lo tanto, la distinción de órdenes en los ángeles proviene no sólo de los dones gratuitos, sino también de los dones naturales.
Solución. Hay que decir: El orden de gobierno, que es orden de una multitud existente bajo un régimen, se hace por respecto al fin. Pero el fin de los ángeles puede entenderse de dos modos.
- Uno, según la condición de su naturaleza, a saber: que conozcan y amen a Dios con conocimiento y amor naturales, y por relación a este fin se distinguen los órdenes de los ángeles en conformidad con los dones naturales.
- Otro en que puede considerarse el fin de la multitud angélica, es según sus facultades sobrenaturales; y, en este sentido, su fin es la visión de la divina esencia y el disfrute constante de la bondad de la misma; fin que ellos no pueden conseguir más que por la gracia. Con respecto a este fin, los órdenes se distinguen en los ángeles completivamente, o sea, de un modo cabal y perfecto, según los dones gratuitos, y dispositivamente, según los dones naturales, porque a los ángeles se les dieron los dones gratuitos según la capacidad de sus dones naturales, lo cual no es así en los hombres, como dijimos (C.62, a.6). Por eso, en los hombres se distinguen los órdenes solamente según los dones gratuitos y no según la naturaleza.
Comentarista: (Pág.919): «La distinción entre «completio» y «dispositio» es frecuente en Sto. Tomás. La posesión completa de una perfección se opone a la posesión imperfecta. La primera es, además, firme; la segunda es, por el contrario, lábil. Con ello Sto. Tomás ordena gradualmente la marcha de un móvil, o de un proceso, hacia su meta. Cf. In Sent., 2 d.24 q.3 a.6 ad 6. En este caso concreto Sto. Tomás lo aplica para poner de relieve la armonía gradual de las perfecciones naturales y sobrenaturales en el ángel. Lo que no ocurre en el hombre; pero, de suyo, naturaleza y gracia no se oponen ni ofrecen mutua resistencia. Con todo, este texto no justifica una interpretación que implicara la necesidad de que la medida de la gracia sobrenatural venga delimitada por la naturaleza.»
Nota personal: A los ángeles de les dio más gracia que a nosotros porque pueden contenerla mejor, por decirlo así.
ARTÍCULO 5
Los órdenes de los ángeles, ¿están o no están nominados correctamente?
En cambio está la autoridad de la Sagrada Escritura, que los nombra así. Pues el nombre de Serafín consta en Isaías 6, 2; y el de Querubín en Ezequiel 1; el de Tronos en Colosenses 1, 16; los de Dominaciones, Virtudes y Potestades y Principados en Efesios 1, 21; el de Arcángeles, en la Canónica de Judas (v.6); y el nombre de Ángeles en muchos lugares de la Escritura.
Solución. Hay que decir: En la nomenclatura de los órdenes angélicos debe observarse que los nombres propios de cada uno de ellos designan sus respectivas propiedades, según dice Dionisio en c.7 De cael,hier. Pero para saber cuál es la propiedad de cada orden, hay que tener presente que en las cosas ordenadas puede encontrarse algo de tres modos: como propiedad, por exceso y por participación.
- Se dice que algo está como propiedad en una cosa cuando es adecuado y proporcionado a la naturaleza de la misma;
- se dice que está por exceso cuando lo que se atribuye a tal cosa es de condición inferior a ella, pero, no obstante, le conviene con algún exceso a la cosa a la que se atribuye, como se ha dicho (Cuestión 13. Artículo 2) de todos los nombres que se atribuyen a Dios;
- finalmente, por participación cuando lo que se atribuye a alguno no se encuentra en él en sentido pleno, sino de un modo empequeñecido, como se dice que los hombres santos son dioses por participación. (Nota personal: los hombres Santos van acompañados de Dios, de Su presencia en Espíritu, no que estos hombres sean dioses en sí mismos).
Así, pues, si se quiere nombrar alguna cosa con un nombre que designe su propiedad, no debe tomarse tal nombre de algo que sea participado imperfectamente por la cosa, ni tampoco de aquello que tiene por exceso, sino de aquello que es como al igual de ella.
Si se quiere, por ejemplo, nombrar con propiedad al hombre, dígase que es una sustancia racional, no que es una sustancia intelectual, que es el nombre propio del ángel, puesto que la inteligencia pura compete al ángel a modo de propiedad, mientras que al hombre por participación. Tampoco se le llame sustancia sensible, que es nombre propio del animal, puesto que los sentidos son de inferior condición que lo propio del hombre y le competen con exceso sobre todos los animales.
Así, pues, hay que tener presente en los órdenes angélicos que todas las perfecciones espirituales son comunes a todos los ángeles y que todas están de manera más espléndida en los superiores que en los inferiores.
Por otra parte, como incluso en estas mismas perfecciones hay grados, la perfección superior se atribuye al orden superior a modo de propiedad; y al inferior se atribuye amodo de participación; y al revés, lo inferior se atribuye al inferior como propiedad y al superior se atribuye como sobrepasándola éste (en exceso). Así es como el orden superior se denomina por la perfección superior.
Nota: Dos nomenclaturas angélicas
Según Dionisio y según GregorioSegún esto, Dionisio expone los nombres de los órdenes según la conformidad de dichos nombres con sus perfecciones espirituales.
Gregorio, en cambio, en la exposición de estos nombres parece atender más a los ministerios exteriores, pues dice: Se llama Ángeles a los que anuncian las cosas menos importantes; Arcángeles, a los que anuncian las cosas más sublimes; Virtudes, a los que obran milagros; Potestades, a los que reprimen y ahuyentan los poderes adversos; Principados, a los que presiden a los mismos espíritus buenos.
Respuesta a las objeciones: 1. A la primera hay que decir: Ángel significa mensajero, y por eso a todos los espíritus celestes se les llama ángeles, en cuanto que manifiestan las cosas divinas. Pero en esta misma manifestación tienen cierta excelencia los ángeles superiores, que es por lo que se les denomina órdenes superiores. En cambio, el ínfimo orden de ángeles no añade excelencia alguna sobre la común manifestación, por eso su nombre les es dado a partir de la simple manifestación. Así es como se les apropia el simple nombre común de ángeles, según dice Dionisio en c.5 De cael.hier. También puede decirse que se denomina especialmente orden de ángeles el ínfimo orden, por ser éstos los que inmediatamente nos anuncian las cosas directamente.
Virtud puede tomarse en dos sentidos.
- Uno, común, en cuanto designa algo intermedio entre la esencia y la operación, y en este sentido todos los espíritus celestes se denominan virtudes celestes, así como también esencias celestes.
- Otro sentido en que se toma es para indicar cierta superioridad de fortaleza, y en este sentido es nombre propio de un orden. Por eso dice Dionisio en c.8 Decael. hier. que el nombre de Virtudes significa cierta fuerza viril e inquebrantable, en primer lugar, para todas las operaciones divinas a ellos pertinentes; y, además, para recibir las cosas divinas, significa que sin ningún temor acometen las cosas divinas que se les encomiendan, lo cual parece pertenecer a la fortaleza de ánimo.
2. A la segunda hay que decir: Según dice Dionisio en c.12 De div. nom. 26, se alaba singularmente en Dios la dominación a modo de exceso; pero los textos sagrados llaman señores, por participación, a los órdenes principales, por cuanto de ellos reciben los inferiores sus dones. Por donde el mismo Dionisio en c.8 De cael. hier., dice que el nombre de las Dominaciones significa:
- En primer lugar, cierta libertad o exención de condición servil y de sujeción baja, como la de la plebe, y también de la opresión tiránica que incluso los mayores sufren a veces.
- En segundo lugar, significa cierto gobierno severo e inflexible, que no se rebaja a actos serviles ni propios de los sometidos a los tiranos o de los oprimidos por ellos.
- En tercer lugar, significa el apetito y participación del verdadero dominio tal como se encuentra en Dios.
Y, del mismo modo,el nombre de cada orden significa la participación de algo que está en Dios. Ejemplo: El nombre Virtudes significa participación de la virtud divina, y así de los demás.
Dionisio
Serafines — Querubines — Tronos
Dominaciones — Virtudes — Potestades
Principados — Arcángeles — Ángeles
Gregorio
Serafines — Querubines — Tronos
Dominaciones — Principados — Potestades
Virtudes — Arcángeles — Ángeles
3. A la tercera hay que decir: Los nombres Dominación, Potestad y Principado pertenecen de distinta manera a la gobernación. Pues al señor pertenece solamente prescribir lo que se ha de hacer; por eso dice Gregorio: Ciertos coros de ángeles se llaman dominaciones, porque los demás están sometidos a obedecerlos. El nombre de Potestad designa cierta intimación, según aquello del Apóstol en Romanos 13, 2: El que resiste a la potestad, a la ordenación divina resiste; por eso dice Dionisio que el nombre Potestad significa cierta ordenación, tanto respecto a la recepción de las cosas divinas como respecto a las acciones divinas que ejercen los superiores en los inferiores encumbrándolas. Pertenece, pues, al orden de las Potestades ordenar las cosas que se han de hacer por los súbditos. Pero ser Príncipez, como dice Gregorio, es tener prioridad entre otros, como si dijéramos, ser los primero en ejecutar lo mandado. Por lo cual dice Dionisio en c.9 De cael. hier. Que el nombre de Principados significa guía con orden sagrado, y, efectivamente, a los que guían a otros, estando a la cabeza de ellos, se les llama propiamente Príncipes,según aquello del Salmo 67, 26: Precedían los príncipes juntamente con los cantores. (Nota mía: Canto, alabanza, oración. Los Ángeles son espíritus litúrgicos. Isaías 6, 3: Los serafines se gritaban (clamaban) unos a otros.).
4. A la cuarta hay que decir: Los Arcángeles están, según Dionisio, entre los Principados y los Ángeles. Ahora bien, lo que está en medio, comparado a uno de los extremos, parece el otro, en cuanto participa de la naturaleza de ambos. Ejemplo: Lo tibio es frío respecto de lo cálido, y es cálido respecto de lo frío. Pues, de igual modo, los Arcángeles son considerados como Ángeles príncipes, porque, comparados a los ángeles, son príncipes, y, comparados a los Principados, son ángeles. Aunque, según Gregorio, se llaman Arcángeles porque tienen prioridad sólo con respecto a los Ángeles, como mensajeros de las cosas grandes, mientras que los Principados se llaman así por presidir a todas las Virtudes celestiales que ejecutan los mandatos divinos.
5. A la quinta hay que decir: La palabra Serafín no encuentra su origen simplemente de la caridad, sino del exceso de caridad que implica la palabra ardor o incendio. Por eso Dionisio en c.7 De cael.hier. explica la palabra Serafín por las propiedades del fuego, en el que está el exceso del calor y en el que podemos distinguir tres cosas:
- Primero, el movimiento, que es hacia arriba y continuo, con lo cual se indica que los Serafines se mueven hacia Dios sin desviación posible.
- Segundo, su virtud activa, que es el calor, y que se encuentra en el fuego, no simplemente, sino con cierta intensidad, por cuanto es penetrante en su acción y trasciende hasta las partes más insignificantes, y, además, con un ardor rebasante, con lo cual significa la acción que estos ángeles ejercen potentemente sobre los súbditos, estimulándolos a un sublime fervor y purificándolos totalmente por el incendio.
- Tercero, se observa en el fuego su claridad, lo cual significa que estos ángeles tienen en sí mismos una luz inextinguible y que iluminan perfectamente a otros
Asimismo, también la palabra Querubín está tomada de cierto exceso de cienci, que por eso se traduce como plenitudde ciencia; y lo explica Dionisio por relación a cuatro cosas:
- Primero, encuanto a la perfecta visión de Dios;
- segundo, en cuanto a una plena recepción de la luz divina;
- tercero, en cuanto al hecho de que contemplan en Dios mismo la belleza del orden de las cosas derivadas de Dios;
- cuarto, en cuanto aque, inundados ellos plenamente con este conocimiento, lo difunden con largueza entre otros.
«22 Díjose Yave Dios: «He ahí a Adán hecho como uno de nosotros, conocedor del bien y del mal; que no vaya ahora a tender su mano al árbol de la vida, y comiendo de él, viva para siempre.” 23 Y le arrojó Yave Dios del jardín de Edén, a labrar la tierra de que había sido tomado. 24 Expulsó a Adán, y puso delante del jardín de Edén un querubín.» – Génesis 3, 22-24. (Biblia Nácar – Colunga. 1ª Edición 1944).
Nota personal: Ese querubín es Lucifer (Ezequiel 28, 11-19).
6. A la sexta hay que decir: La excelencia del orden de Tronos sobre los órdenes inferiores consiste en que los Tronos pueden conocer directamente en Dios mismo las razones de las obras divinas. Los Querubines, en cambio, tienen la excelencia de la ciencia, como los Serafines tienen la del amor. Y, aunque en estas dos excelencias de la ciencia y del amor esté incluida la de los Tronos, en ésta, sin embargo, no están incluidas las otras dos, por lo que es distinto el orden de los Tronos de los órdenes de los Querubines y Serafines. Lo común a todos es que la excelencia del inferior está incluida en la del superior, pero no viceversa.
Dionisio explica el nombre de Tronos por su semejanza con los asientos materiales, en los cuales se deben tener presentes cuatro cosas:
- Primera, el sitio, porque así como los asientos materiales se elevan sobre la tierra, así los ángeles llamados Tronos se elevan hasta conocer directamente en Dios las razones de las cosas.
- Segunda, la solidez, porque el que en ellos se sienta toma posición estable, aunque aquí sucede al contrario, pues los ángeles mismos son consolidados por Dios.
- Tercera, que el asiento recibe al que en él se sienta y éste puede ser llevado en él, e igualmente estos ángeles reciben a Dios en sí mismos, y en cierto modo lo llevan a los inferiores.
- Cuarta, la figura, porque el asiento está abierto por un lado para recibir al que en él se sienta, y así también estos ángeles están como abiertos por suprontitud para recibir a Dios y ser sus servidores.
ARTÍCULO 6
Los órdenes de los ángeles, ¿están o no están correctamente estratificados?
En cambio está el hecho que Dionisio supone en la primera jerarquía a los Serafines como primeros, a los Querubines como medios y a los Tronos como últimos. En la segunda, a las Dominaciones como primeros, a las Virtudes como medios y a las Potestades como últimos. En la tercera y última, a los Principados como primeros, a los Arcángeles como medios y a los Ángeles como últimos.
Dionisio
Serafines — Querubines — Tronos
Dominaciones — Virtudes — Potestades
Principados — Arcángeles — Ángeles
Gregorio
Gregorio
Serafines — Querubines — Tronos
Dominaciones — Principados — Potestades
Virtudes — Arcángeles — Ángeles
Solución. Hay que decir: En la asignación de los grados de los órdenes angélicos, Gregorio y Dionisio coinciden en todo, excepto en los Principados y Virtudes. Dionisio coloca a las Virtudes debajo de las Dominaciones y sobre las Potestades, y a los Principados bajo las Potestades y sobre los Arcángeles. Gregorio coloca a los Principados entre las Dominaciones y las Potestades, y a las Virtudes entre las Potestades y los Arcángeles.
Ambas asignaciones pueden tener algún fundamento en la autoridad del Apóstol (San Pablo). El cual, enumerando los órdenes medios en orden ascendente, dice en Efesios 1, 20-21; que Dios constituyó a Cristo a su diestra en los cielos sobre todo Principado y Potestad y Virtud y Dominación. Aquí, las Virtudes están entre las Potestades y las Dominaciones, tal como hace Dionisio. Pero en Colosenses 1, 16, (San Pablo) enumerando los mismos órdenes en orden descendente, dice: Todas las cosas han sido creadas por él y en él, tanto los Tronos como las Dominaciones, los Principados y las Potestades. Aquí Principados están entre las Dominaciones y las Potestades, tal como hace Gregorio.
(Cuestión 108, artículo 5): Dionisio expone los nombres de los órdenes según la conformidad de dichos nombres con sus perfecciones espirituales. Gregorio, en cambio, en la exposición de estos nombres parece atender más a los ministerios exteriores.
Veamos, pues, primero las razones de la clasificación de Dionisio. En ella hay que tener presente, como dijimos (Artículo 1), que la primera jerarquía toma las razones de las cosas de Dios mismo; la segunda, las toma de las causas más universales; la tercera, según la determinación a los efectos especiales. Por otra parte, siendo Dios fin no sólo de los ministerios angélicos, sino también de toda criatura, a la primera jerarquía pertenece la consideración del fin; a la segunda, la disposición universal de las cosas que se han de hacer; a la tercera y última, la aplicación de la disposición al efecto, que es la ejecución de la obra, porque es evidente que estas tres cosas se encuentran en toda operación. Por eso Dionisio, deduciendo de los nombres respectivos las propiedades de los órdenes, coloca en la jerarquía primera aquellos órdenes cuyos nombres se imponen con relación a Dios: Serafines, Querubines y Tronos; en la segunda, aquellos cuyos nombres designan cierto gobierno o disposición común: Dominaciones, Virtudes y Potestades; y en la tercera, aquellos cuyos nombres designan la ejecución de la obra: Principados, Arcángeles y Ángeles.
Pero respecto del fin hay que tener presente: Primero se concibe el fin, después se tiene el perfecto conocimientode él, y, por último, se fija la intención en él. De esto, lo segundo es por añadidura a lo primero, y lo tercero, por añadidura a lo segundo y primero. Teniendo en cuenta, por otra parte, que Dios es fin de las criaturas, como el jefe es fin del ejército, según expresión de Aristóteles en XII Metaphys, puede verse una semejanza de este orden en las cosas humanas. Efectivamente, hay algunos de tal dignidad que, sin mediación de otros, pueden acercarse familiarmente al rey o al jefe; otros, además, pueden conocer sus secretos; y otros, aún más, permanecen siempre junto a él, como unidos a él.
1ª JERARQUÍA
Concepción
Pues según esta semejanza podemos tomar la disposición de los órdenes en la primera jerarquía. Porque los Tronos se elevan hasta recibir familiarmente a Dios en sí mismos, en cuanto ven en Él directamente las razones de las cosas, lo cual es propio de toda la jerarquía; pero los Querubines conocen de manera más eminente los secretos divinos; y los Serafines tienen la suprema excelencia, que es estar unidos a Dios mismo. De este modo, el orden de los Tronos se denomina por lo que es común a toda la jerarquía, como de lo que es común a todos los espíritus celestes se denomina el orden de los ángeles.
2ª JERARQUÍA
Gobernación
Hay también tres aspectos de la gobernación. Lo primero es la distinción de las cosas que se han de hacer, que es propio de las Dominaciones; lo segundo es dar el poder para realizarlo, que pertenece a las Virtudes; y, por último, el ordenar cómo deban realizarse las cosas prescritas o determinadas, para que alguno lo cumpla, y esto pertenece a las Potestades.
3ª JERARQUÍA
Ejecución
Por último, la ejecución de los ministerios angélicos consiste en anunciar las cosas divinas. Pero en la ejecución de cualquier acto hay algunos que lo comienzan y guían a otros, como los que entonan en el canto y los que guían y conducen a otros en la batalla, y esto pertenece a los Principados; otros, que simplemente ejecutan las órdenes, y esto pertenece a los Ángeles; otros, en fin,son como intermediarios entre los que guían y los que simplemente ejecutan, y éstos son los Arcángeles, como dijimos (a.5 ad 4).
Esta designación de los órdenes parece adecuada. Lo supremo de un grado inferior siempre es a fín a lo ínfimo del inmediato grado superior. El ínfimo grado, por ejemplo, de la vida animal dista muy poco de las plantas. Ahora bien, el primer orden es el de las divinas Personas, cuyo término es el Espíritu Santo, que es el amor que procede, con el que tiene alguna afinidad el orden supremo de la primera jerarquía (Serafines), denominado del incendio de amor. El orden ínfimo de la primera jerarquía lo constituyen los Tronos, que, por su mismo nombre, tiene relación con las Dominaciones, puesto que los Tronos son, según Gregorio, por los que Dios ejecuta sus juicios, por cuanto reciben las divinas ilustraciones como competentes para iluminar directamente a la segunda jerarquía, a la cual pertenece la disposición de los ministerios divinos. El orden de las Potestades tiene afinidad con el de los Principados, pues, perteneciendo a las Potestades el poner orden en sus súbditos, semejante ordenación está designada inmediatamente por el nombre de los Principados, que son los primeros en la ejecución de los ministerios divinos, puesto que presiden el gobierno de las naciones y reinos, que es el primero y principal entre los ministerios divinos, ya que el bien común es más divino que elparticular 44 bis.
Así se dice en Daniel 10, 13: El príncipe del reino de Persia se me opuso.
Dionisio
Serafines — Querubines — Tronos
Dominaciones — Virtudes — Potestades
Principados — Arcángeles — Ángeles
Gregorio
Serafines — Querubines — Tronos
Dominaciones — Principados — Potestades
Virtudes — Arcángeles — Ángeles
También la disposición de las órdenes que hace Gregorio es adecuada. En efecto, al ser las Dominaciones las que determinan y prescriben lo perteneciente a los divinos ministerios, los órdenes a ellas sujetos están dispuestos en conformidad con la disposición de los seres en que se ejecutan dichos ministerios. Pero,como dice Agustín en III De Trin.45, los cuerpos inferiores están regidos con cierto orden por los superiores, todos los cuerpos por la criatura espiritual, y el espíritu malo por el bueno<>/span. Así, pues, el primer orden, después de las Dominaciones, se dice que es el de los Principados, que imperan incluso sobre los espíritus buenos.Vienen después las Potestades, que alejan a los espíritus malos, como lo hacen las potestades terrenas con los malhechores, como se dice en Romanos 13, 3-4. Siguen a éstas las Virtudes, que tienen poder sobre la naturaleza corporal para obrar milagros. Después de las Virtudes vienen los Ángeles y Arcángeles, que anuncian a los hombres, y a las cosas grandes que rebasan la razón, ya las pequeñas que caen bajo su dominio.
Respuesta a las objeciones: 1. A la primera hay que decir:
En los ángeles es más importante su sumisión a Dios que su prelacía sobre los inferiores, y de aquélla les viene ésta; y por eso no son los supremos los órdenes que traen su nombre de la prelacía, sino que lo son los que se nombran por su mirar hacia Dios.
3. A la tercera hay que decir: Como dijimos (Cuestión 16, artículo 1; cuestión 27, artículo 3), el conocimiento se realiza en cuanto que lo conocido está en quien conoce. En cambio, el amor, en cuanto que el amante se une a lo amado. Por otra parte, las cosas superiores están en sí mismas de un modo más sublime que en las inferiores, en tanto que las inferiores están de manera más digna en las superiores que en sí mismas. De esto se sigue que el conocer las cosas inferiores es más sublime que el amarlas; pero el amor de las superiores, y principalmente de Dios, es superior a su conocimiento.
4. A la cuarta hay que decir: Si se mira bien a las disposiciones de los órdenes según Dionisio y según Gregorio, se diferencian en realidad muy poco o nada. Porque el nombre de Principados se toma, según Gregorio, del hecho de que presiden a los espíritus buenos; y esto mismo compete a las Virtudes en cuanto que su nombre implica cierta fortaleza que da eficacia a los espíritus inferiores para ejecutar los ministerios divinos. Asimismo, las Virtudes, según Gregorio, parecen ser lo mismo que los Principados según Dionisio, puesto que el primero entre los ministerios divinos es hacer milagros, por medio de lo cual se prepara el camino para el anuncio que hacen los Arcángeles y los Ángeles.
ARTÍCULO 7
Los órdenes angélicos, ¿permanecerán o no permanecerán después del día del juicio?
En cambio está lo que se dice enJueces 5, 20: Las estrellas conservarán su orden y su curso. Esto se dice de los ángeles según la Glosa (a Jueces 5, 20). Por lo tanto, los ángeles permanecerán siempre en sus órdenes.
Solución. Hay que decir: En los órdenes angélicos hay que tener presente la distinción de grados y el desempeño del ministerio. La distinción de grados se da según las diferencias de gracia y de naturaleza, como ya dijimos (artículo 4). Y estas diferencias permanecerán siempre en los ángeles. Porque no es posible que desaparezcan de ellos las diferencias de naturaleza sin que ellos dejen de existir, y la diferencia de gloria permanecerá también siempre en ellos, conforme a la diferencia de los méritos precedentes.
En cambio, el desempeño de los oficios angélicos, en parte permanecerá y en parte cesará después del día del juicio. Cesará en cuanto dichos oficios se ordenan a llevar a otros al fin, pero permanecerá en cuanto es compatible con la consecución última del fin; a la manera que, en el orden militar, unas son las funciones en tiempo de guerra y otras en el tiempo de la victoria.
Respuesta a las objeciones: 1. A la primera hay que decir: Los principados y potestades cesarán con la consumación final en cuanto a la misión de llevar a otros al fin; porque, conseguido éste, no se necesita tender hacia él. Esta solución está indicada por las mismas palabras del Apóstol, al decir: Cuando haya entregado a Dios Padre el reino, esto es, cuando haya conducido a los fieles al disfrute final de Dios.
ARTÍCULO 8
Los hombres, ¿pertenecerán o no pertenecerán a los órdenes angélicos?
En cambio está lo que en Mateo 22, 30; dice el Señor hablando de los santos: Serán como ángeles en el cielo.
«29 Y respondiendo Jesús, les dijo: Estáis en un error, y ni conocéis las Escrituras ni el poder de Dios. 30 Porque en la resurrección ni se casarán ni se darán en casamiento, sino que serán como ángeles en el cielo.» –Mateo 22, 29-30.
Solución. Hay que decir: Como dijimos (artículos 4 y 7), los órdenes angélicos se distinguen tanto según la condición de la naturaleza como según los dones de la gracia. Así, pues, si se consideran estos órdenes sólo en cuanto a los grados de naturaleza, es evidente que los hombres no pueden de ningún modo pasar a los órdenes de los ángeles, porque permanecerá siempre la distinción de naturalezas. Algunos, deteniéndose en esta distinción, afirmaron que de ningún modo pueden los hombres elevarse hasta ser igualados con los ángeles. Lo cual es erróneo, porque contradice la promesa de Cristo, quien dice (Lucas 20, 36) que los hijos de la resurrección serán iguales a los ángeles en el cielo. Pues lo que proviene de parte de la naturaleza, en el orden va referido a lo material; lo que es perfectivo en grado supremo es aquello que procede de la gracia, lo cual depende de la liberalidad de Dios y no de la naturaleza.
Por lo tanto, los hombres pueden merecer, mediante los dones de la gracia, tanta gloria que lleguen a igualarse con los ángeles en cualquiera de los grados angélicos; y en esto consiste el que los hombres sean elevados a los órdenes de los ángeles.
“34 Díjoles Jesús: “Los hijos de este siglo toman mujer, y las mujeres son dadas en matrimonio; 35 mas los que hayan sido juzgados dignos de alcanzar el siglo aquel y la resurrección de entre los muertos, no tomarán mujer, y (las mujeres) no serán dadas en matrimonio, 36 porque no pueden ya morir, pues son iguales a los ángeles, y son hijos de Dios, siendo hijos de la resurrección. 37 En cuanto a que los muertos resucitan, también Moisés lo dio a entender junto a la zarza, al nombrar al Señor “Dios de Abrahán, Dios de Isaac y Dios de Jacob” [10671]. 38 Porque, no es Dios de muertos, sino de vivos, pues todos para Él viven”. – Lucas 20, 34-38. (Biblia Platense de Mons. Straubinger).
Otros dicen que no todos los hombres que se salvan son elevados a los órdenes angélicos, sino únicamente los que son vírgenes o los perfectos, constituyendo los demás hombres su propio orden, como en contraposición a la sociedad total de los ángeles. Pero esto va contra Agustín, quien, en XII De Civ.Dei51, dice que no habrá dos sociedades de hombres y de ángeles, sino una sola, porque la bienaventuranza de todos consiste en estar unidos a un solo Dios.
Respuesta a las objeciones: 1. A la primera hay que decir: La gracia se da a los ángeles en proporción de sus dones naturales, no así a los hombres, según dijimos (artículo 4; y en cuestión 62, artículo 6). Y, por lo tanto, como los ángeles inferiores no pueden pasar al grado natural de los superiores, así tampoco al gratuito. En cambio, los hombres pueden ascender al gratuito, aunque no al natural.
2.A la segunda hay que decir: Los ángeles, según el orden de naturaleza, están entre Dios y nosotros, y, por lo tanto, conforme a la ley común, son administradas por ellos no sólo las cosas humanas, sino también todas las corporales. Pero los hombres santos, incluso después de esta vida, serán de la misma naturaleza que nosotros, y, por lo tanto, según la ley común, no administran las cosas humanas ni se entrometen en los asuntos de los vivos, según dice Agustín en el libro De Cura pro mortuis agenda (C.13.16). Sin embargo, por una dispensa especial se concede, a veces, a algunos santos, vivos o muertos, realizar estas funciones, ya sea haciendo milagros, ya alejando a los demonios, o cosas parecidas, como dice Agustín en el mismo libro.
CUESTIÓN 109
SOBRE EL ÓRDEN DE LOS ÁNGELES MALOS
1. ¿Hay o no hay orden en los demonios?—2. ¿Hay o no hay prelacíaen ellos?—3. ¿Ilumina o no ilumina uno a otro?—4. ¿Están o no están sometidos a la prelacía de los ángeles buenos?
ARTÍCULO 1
¿Hay o no hay orden en los demonios?
En cambio está lo que dice el Apóstol en Efesios 6, 12: Nuestra lucha es contra los Principados y las Potestades, contra los dominadores de este mundo tenebroso.
Solución. Hay que decir: Como ya se dijo (Cuestión 108, artículos 4, 7 y 8), los órdenes angélicos son entendidos según los grados de naturaleza y según los grados de gracia. Pero en la gracia se dan dos estados: uno imperfecto, que es el estado de merecer; y otro perfecto, que es el estado de la gloria final.
Nota personal: Los hombres, después del Purgatorio… (donde Dios nos purifica y prepara para convertirnos en igualdad a los ángeles. Es decir, trabaja en nosotros como si pedazos de barro en el torno de un alfarero se tratase) … después del Purgatorio pasamos a ser sellados por Dios Padre, que es donde cambiamos de naturaleza y nos completamos en igualdad a los Ángeles del cielo, pasando a tener esas potentísimas mentes que tienen los Ángeles. A este momento se le llama la Coronación de la Gloria o Visión Beatífica, donde pasamos a ser hijos de Dios («Yo dije: «Sois dioses, sois hijos del Altísimo.» – Salmo 82, 6. Y Juan 10. 34) para siempre, y a tener su compañía y protección en nuestra nueva naturaleza o naturaleza completada. Porque en este plano físico donde ahora nos encontramos, somos el equivalente a un feto en el vientre materno. Estamos sin hacer por decirlo así, sin completar. Gran tesoro todo esto y de incalculable valor para nosotros y para los ángeles, que ellos ya han pasado por la Coronación de la Gloria, y cosa que los demonios rechazaron (ser Ángeles de Dios aunque sí conservaron la potencia cognoscitiva de sus mentes, ya que en rigen fueron creados de distinta forma a nosotros). Los Ángeles al ser creados tuvieron un período previo antes de decidirse (a este estado se le llama estado de merecer), al igual que nosotros los hombres estamos teniendo en este plano físico, y que al apostatar los ángeles rebeldes, de ahí, cayeron de lo alto ya que estaban llenos de gracia. Les recuerdo que Lucifer contra el Ángel de Dios más pequeño nada puede hacer, ya que hasta el Ángel de Dios más pequeño del Cielo tienen potestad sobre todos los ángeles caídos, poder que le viene de Dios.
- Si se atiende a los órdenes angélicos con respecto a la perfección de la gloria, de este modo los demonios ni están ni estuvieron nunca en los órdenes angélicos.
- Pero, si se consideran con respecto al estado imperfecto de la gracia, sí estuvieron en algún tiempo en los órdenes de los ángeles, de los cuales cayeron, según aquello que dejamos asentado (cuestión 62, artículo 3): todos los ángeles fueron creados en gracia.
- Si, por último, se consideran los órdenes por razón de la naturaleza, de este modo los demonios están todavía en los órdenes, puesto que no perdieron los dones naturales, como dice Dionisio.
Respuesta a las objeciones: 1.A la primera hay que decir: Puede darse el bien sin mezcla de mal, pero no el mal sin mezcla de bien, como dijimos (cuestión 49, artículo 3). Por lo tanto, los demonios están ordenados en cuanto tienen una naturaleza buena. (Nota personal: fueron creados buenos, y luego ejercieron su libre albedrío).
2. A la segunda hay que decir: El orden de los demonios, considerado por parte de Dios, que lo hace, es sagrado, pues Dios usa de ellos para sí mismo. Pero, por parte de la voluntad de los mismos demonios, no es sagrado, porque abusan de su naturaleza para el mal.
3. A la tercera hay que decir: El nombre de Serafín está tomado del ardor de la caridad; el de los Tronos, de la inhabitación divina; el de las Dominaciones implica cierta libertad. Todas estas cosas se oponen al pecado. Por eso no se atribuyen estos nombres a los ángeles que pecaron.
Nota personal: representa para mí una dificultad este párrafo en relación las Dominaciones, ya que no estoy de acuerdo con esto último sobre las Dominaciones. Es decir, que sí hubo Dominaciones que siguieron al ángel caído. Tengo que mirar si se trata de una errata de algún copista, o de la imprenta u otra razón, no lo sé.
Lo que yo creo es que no hubo ni Serafines ni Tronos que siguieran a Lucifer. Y cuidado, ni tampoco otro Querubín aparte de Lucifer. Es decir. De los tres órdenes o coros de la 1ª Jerarquía, el único integrante que hay entre los demonios es el mismo Lucifer. Ni Serafines, ni Tronos ni Querubines aparte del ángel caído siendo éste último un Querubín.
ARTÍCULO 2
¿Hay o no hay prelacía en ellos?
En cambio está lo que dice la Glosa a 1 Corintios 15 (Glossa ordin. (6,58B)): Mientras dure el mundo, ángeles presidirán a ángeles, hombres a hombres y demonios a demonios.
Respuesta a las objeciones: 1. A la primera hay que decir: La prelacía de los demonios no se fundamenta en la justicia de ellos, sino en la de Dios, que ordena todas las cosas.
2.A la segunda hay que decir: La concordia de los demonios, por la que algunos de ellos obedecen a otros, no procede de la amistad que tengan entre sí, sino de la maldad común con que odian a los hombres y contradicen a la justicia de Dios. Vemos, en efecto, que es propio de los hombres impíos, para ejecutar su propia iniquidad, unirse y someterse a aquellos que ven más fuertes y poderosos.
3. A la tercera hay que decir: Al serlos demonios desiguales en naturaleza, naturalmente existe entre ellos alguna prelacía. No sucede así entre los hombres, que son todos iguales en naturaleza. El estar los demonios inferiores sometidos a los superiores no es para biende éstos, sino para su mal, porque, como el obrar mal es signo de la máxima miseria, presidir a los malos es ser más miserable todavía.
Nota personal: a mayor potencia intelectual (más grande es el ángel malo) la caída es más profunda ya que ha sido más consciente, y por lo tanto, mayor es su maldad. Nota: A los ángeles de les dio más gracia que a nosotros porque pueden contenerla mejor, por decirlo así.
C.109, a.1: «según aquello que dejamos asentado (C.62, a.3): todos los ángeles fueron creados en gracia.»
Nota: Catalina Emerick: Los demonios que quedaron en este plano y no descendieron del todo a los infiernos es porque en algún momento de su apostasía, dudaron.
ARTÍCULO 3
¿Hay o no hay iluminación en los demonios?
En cambio, la iluminación va unida con la purificación y perfección,como dijimos (cuestión 106, artículo 1,sed contra; artículo 2 ad 1). Pero el purificar no puede atribuirse a los demonios, según lo que dice Eclesiastés 34, 4: De fuente impura, ¿puede salir cosa pura? Por lo tanto, tampoco se les debe atribuir el iluminar.
Solución. Hay que decir: No puede haber en los demonios iluminación propiamente tal. Dijimos (cuestión 107, artículo 2), que la iluminación es propiamente una manifestación de la verdad en cuanto ésta se refiere a Dios, que ilumina todo entendimient. Puede también tomarse la iluminación en el sentido de simple locución,como en el caso de manifestar un ángel a otro su pensamiento (nota: en cuanto se refiere a iluminar sobre las cuestiones de Dios). Pero la perversidad de los demonios lleva consigo el que no intenten llevarse unos a otros a Dios, sino más bien sustraerse del orden divino. Por lo tanto, un demonio no ilumina a otro, aunque sí pueden manifestarse unos a otros su pensamiento a modo de locución.
Nota personal: Iluminación es toda maniestación de la verdad en cuanto va encaminada a la ordenación a Dios.
Respuesta a las objeciones: 1. A la primera hay que decir: No toda manifestación de la verdad tiene carácter de iluminación, sino solamente la que hemos dicho (en el apartado solución de este artículo 3).
2. A la segunda hay que decir: Por lo que se refiere al conocimiento natural, ni los ángeles ni los demonios tienen necesidad alguna de que se les manifieste la verdad, porque, como dijimos (C.55 a.2; C.58 a.2; C.79 a.2), desde el principio de su creación conocieron inmediatamente cuanto se refiere al conocimiento natural. Y, por lo tanto, la plenitud mayor de la luz natural de los demonios superiores no puede servir de argumento de la iluminación.
Nota personal: todos los ángeles fueron creados con plenitud de conocimiento natural.
ARTÍCULO 4
Los ángeles buenos, ¿tienen o no tienen prelacía sobre los malos?
En cambio está lo que dice Agustín en III De Trin. 4: El espíritu de vida desertor y pecador es regido por el espíritu de vida racional, piadoso y justo. Y Gregorio dice: Las potestades son ángeles a cuyo dominio están sometidos los poderes contrarios.
Solución. Hay que decir: Todo el orden de prelacía está primera y originalmente en Dios, y es participado por las criaturas según que se aproximan más a Dios; de modo que las criaturas más perfectas y más próximas a Dios ejercen influencia sobre las demás. Ahora bien, la perfección máxima y por la que hay la aproximación mayor a Dios es la de las criaturas que disfrutan de Él, como son los ángeles buenos, de cuya perfección están privados los demonios. Por lo tanto, los ángeles buenos tienen prelacía sobre los malos y los rigen.
Respuesta a las objeciones: 1. A la primera hay que decir: Son reveladas por los ángeles buenos a los demonios muchas cosas acerca de los misterios divinos siempre que la divina justicia exige que se haga algo por los demonios, bien sea para castigo de los hombres malos o para ejercicio de los buenos, al modo como en lo humano los asesores del juez notifican a veces su sentencia a los verdugos. Sin embargo, tales manifestaciones son iluminaciones en lo que se refiere a los ángeles reveladores, que las ordenan a Dios; pero no lo son por parte de los demonios, que, lejos de ordenarlas a Dios, las utilizan para llevar a cabo su propia iniquidad.
2.A la segunda hay que decir: Los santos ángeles son ministros de la sabiduría divina, y por lo tanto, como ésta tolera que se hagan ciertos males por los malos ángeles o por los hombres, en atención a los bienes que de ello puede sacar, por esto mismo los buenos ángeles no impiden totalmente a los malos hacer daño.
Nota: los demonios están muy sujetos porque si no lo estuviesen nos despedazarían al instante.
3. A la tercera hay que decir: El ángel de condición natural inferior tiene dominio sobre los demonios, a pesar de que éstos le excedan en naturaleza, porque el poder de la divina justicia, a la que están unidos los ángeles buenos, es más fuerte que toda virtud natural de los ángeles. Incluso entre los hombres, el espiritual juzga de todo, como se dice en 1 Corintios 2, 15. Y el Filósofo en el libro Ethic.5 dice que el virtuoso es regla y medida para todos los actos humanos.”
De la SUMA de Teología de Sto. Tomás de Aquino
Gonzalo Carlos Novillo Lapeyra
uncatolicoperplejo.wordpress.com
uncatolicoperplejo.com
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Sobre Órdenes o Coros Angélicos en la Sagradas Escrituras
«… seréis como ángeles del cielo.» – Marcos 12, 25.
El modo de conocer de los Ángeles, por Sto. Tomás de Aquino.