Tres consejos de Teresita de Lisieux a una hermana que se sentía débil e impotente.
La espiritualidad de la santa de Lisieux sigue hoy más presente que nunca en pleno siglo XXI, haciendo de muro de contención ante las herejías de siempre, especialmente el jansenismo y el pelagianismo. El jansenismo es la infición de la vida de fe católica por el puritanismo y el moralismo luterano y calvinista. El pelagianismo regresión hacia la justificación por las propias obras.
La espiritualidad de Teresita de Lisieux es, posiblemente, lo más alejano a la herejía pelagiana que sigue hoy muy presente en la Iglesia. Su «pequeño camino de infancia espiritual» es una hoja de ruta actual para alejarse de ese pelagianismo que reclama poner la atención y energía en uno mismo para llegar a la virtud, contra-poniéndola con el abandono y confianza en Dios, Quien, como Padre nos engendra con su Espíritu Santo por la boca de Jesucristo su Hijo muy amado.
1) Más energía y más virtud
Una de las confidentes y amigas que tenía Teresita de Lisieux en el convento era Sor María de la Trinidad, que solía manifestar a la santa su deseo de tener «más fuerza y energía para practicar la virtud». Santa Teresita le respondió corrigiendo su perspectiva espiritual:«Si el buen Dios quiere que seas débil e impotente como un niño -le respondía Teresita de Lisieux-, ¿crees por ello que tienes menos mérito por ello? Acepta, pues, vacilar a cada paso, incluso caer, llevar la cruz débilmente, ama tu impotencia: tu alma sacará de ello su provecho que si, transportada por la gracia, cumples acciones heroicas, que llenarían tu alma de satisfacción personal y de orgullo».
2) Salirse del pequeño camino
En otra ocasión que Sor María de la Trinidad estaba triste por sus debilidades, le dijo la santa: «¡Te has vuelto a salir del pequeño camino! Una pena como la tuya, porque te abate y desalienta demuestra que procede del amor propio, Cuando la pena es sobrenatural, por el contrario, devuelve el valor, da un nuevo empuje hacia el bien; uno es feliz de sentirse débil y mísero, porque cuanto más se reconoce humildemente, esperándolo todo gratuitamente del buen Dios sin ningún mérito por nuestra parte, más baja el buen Dios hacia nosotros, para colmarnos con sus dones generosamente».
3) Un modelo de humildad
«Los privilegios de Jesús son para los pequeños», me solía repetir Teresita, cuenta Sor María de la Trinidad. «Era inagotable sobre la confianza, el abandono, la sencillez, la rectitud, la humildad del niño pequeño, y me lo proponía siempre como modelo».
Sí Jesucristo llama pequeños, hermanitos míos más pequeños a los que han creído en Él y por eso se han puesto en el camino de su seguimiento en la divina regeneración como hijos del Padre que siguen el ejemplo del Hermano Mayor, primogénito de muchos hermanitos.
Mi agradecimiento a elblogdelbuenamor.blogspot.com por este artículo.